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Curso de teleformación: “Producción Ecológica de Hortalizas”
Tema 7. Fertilidad del suelo y abonado en horticultura ecológica 1
CURSO DE TELEFORMACIÓN:
“PRODUCCIÓN ECOLÓGICA DE HORTALIZAS”
TEMA 7
MANEJO DE LA FERTILIDAD DEL SUELO Y ABONADO EN
HORTICULTURA ECOLÓGICA
Autores
Fernando Pomares, Marta Ribó, Victor Gonzálvez
Resumen
La fertilidad del suelo es fundamental para el cultivo ecológico de las hortalizas.
Para ello se debe conseguir un balance de nutrientes en la parcela. O sea,
compensar los nutrientes extraídos por las cosechas con los abonados que se
realizan, o el manejo que se realiza. Además resulta clave activar las reservas
del suelo y ponerlas a disposición de las plantas. Este es el concepto que se
desarrolla en el tema que nos ocupa.
Palabras clave: balance de nutrientes, equilibrio, enmiendas, extracciones.
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Tema 7. Fertilidad del suelo y abonado en horticultura ecológica 2
ÍNDICE
1. Introducción ................................................................................................. 3
2. El balance de nutrientes .............................................................................. 5
3. Necesidades de nutrientes en cultivos hortícolas ....................................... 8
4. Los fertilizantes ecológicos disponibles..................................................... 10
4.1 Estiércol .............................................................................................. 10
4.2 Compost o Abono Compuesto ............................................................ 12
4.3 Abonos verdes .................................................................................... 14
4.4 Vermicompost o humus de lombriz ..................................................... 17
4.5 Fertilizantes minerales naturales ......................................................... 18
4.6 Otras sustancias útiles como fertilizantes ........................................... 19
5. Bibliografía ................................................................................................ 21
Anexo I ............................................................................................................. 22
1. ¿QUÉ ES EL COMPOSTAJE? ........................................................ 22
2. PROPIEDADES DEL COMPOST .................................................... 22
3. LAS MATERIAS PRIMAS DEL COMPOST. .................................... 23
4. FACTORES QUE CONDICIONAN EL PROCESO DE
COMPOSTAJE ......................................................................................... 24
5. EL PROCESO DE COMPOSTAJE. ................................................. 25
6. FABRICACIÓN DE COMPOST. ...................................................... 26
7. TIPOS DE COMPOST. .................................................................... 29
8. APLICACIONES DEL COMPOST. .................................................. 29
9. Bibliografía ....................................................................................... 30
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Tema 7. Fertilidad del suelo y abonado en horticultura ecológica 3
1. INTRODUCCIÓN
La mejora del suelo es uno de los pilares de la producción ecológica.
Asimismo, el suelo debe entenderse como un sistema complejo con
propiedades físicas, químicas y biológicas que son de capital importancia para
el logro de un desarrollo óptimo de los cultivos.
El aumento o conservación de la materia orgánica es fundamental para que se
mantenga la fertilidad del suelo y en definitiva el sistema de producción
ecológico. Cuando se planifica el abonado en un cultivo ecológico, es
conveniente tener en cuenta, además de cubrir las necesidades del cultivo con
el abonado, plantearse como objetivo el mantenimiento de unos niveles de
materia orgánica mínimos en el suelo (entre 1,5 y 2,5%). La materia orgánica
es fundamental para mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del
suelo y, por esto, su mantenimiento tiene tanto interés en el cultivo ecológico.
La presencia de materia orgánica en el suelo, entre otras funciones, ayuda al
desarrollo o mantenimiento del complejo arcillo-húmico, fundamental para
garantizar una buena movilidad de los nutrientes, contribuye a mantener un pH
del suelo óptimo, fundamental para la asimilación de ciertos nutrientes en el
suelo, facilita el mantenimiento de una actividad biológica adecuada,
circunstancia que entre otras ventajas dificulta la proliferación de organismos
patógenos, evita la pérdida de algunos nutrientes en el suelo y favorece la
absorción de otros.
En un agrosistema agrícola podemos realizar un balance anual de pérdidas y
ganancias en elementos minerales. Los tres elementos principales (carbono,
hidrógeno, oxígeno), forman alrededor del 95 % de la materia seca de los
vegetales, pero las plantas obtienen estos directamente del agua o del aire. Lo
que nos interesa es el balance del 5 % restante.
En términos de balance de nutrientes hablaremos de extracciones (salidas) e
importaciones (entradas).
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Mediante la fertilización ecológica pretendemos cubrir el esperado déficit entre
entradas y salidas de nutrientes en el suelo, con el objetivo de mantener o
incrementar la fertilidad presente y futura del mismo, no malgastar recursos no
renovables ni energía y no introducir tóxicos o contaminantes en el
agrosistema. Por ello, el manejo ecológico del suelo debe tener como finalidad,
además de aportar los nutrientes que necesite el cultivo, aumentar o mantener
la fertilidad, del suelo.
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2. EL BALANCE DE NUTRIENTES
El balance de nutrientes resulta de la diferencia entre la cantidad de nutrientes
que entran y que salen de un agrosistema o unidad productiva determinado.
En general, estos balances se consideran para la capa de suelo explorada por
las raíces en períodos anuales. Esta definición permite estimar balances
nutricionales de una parcela en una campaña agrícola a partir de los nutrientes
que se extraen del suelo en los productos cosechados (granos, forrajes, frutos,
etc.) o en los productos animales, así como en los restos de cultivos que son
transferidos a otras parcelas.
El concepto de balances de nutrientes se amplía en el tiempo cuando se
considera una rotación determinada que incluye más de un cultivo o un ciclo
agrícola. Dados los beneficios que resultan de la rotación de cultivos, es de
gran importancia considerar un ciclo de rotación, y no simplemente un cultivo,
al definir los balances de nutrientes. Por otra parte, la dinámica de los
nutrientes en el sistema suelo-planta implica transformaciones que en muchas
ocasiones exceden el período de crecimiento de un cultivo, por ejemplo el
efecto residual del fósforo (P).
Básicamente, el esquema del balance de nutrientes en la finca se refiere a las
entradas de éstos, ya sea de forma natural (precipitaciones en forma de lluvia,
el agua de riego, etc.) o por restitución (restos de cosechas, abonados
orgánicos, incorporación de biomasa, etc.) y salidas por la exportación derivada
de las cosechas que se venden o consumen en la propia finca, y las pérdidas
originadas por lavado, escorrentía, etc. También hay otros procesos, que
introducen nutrientes en la finca (mediante deposiciones y sedimentaciones) o
que suponen pérdidas de nutrientes (la erosión hídrica y eólica), pero éstas, en
general, son menos importantes y más difíciles de estimar.
Las entradas de nutrientes se estiman a partir de las cantidades de fertilizantes
o abonos orgánicos aplicados y su concentración en nutrientes. Las entradas
principales de nutrientes al suelo están constituidos por los aportados con los
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fertilizantes, abonos orgánicos (incluyendo residuos de cultivos no generados
en la misma parcela) y, en el caso del nitrógeno (N), por la fijación de N2 vía
simbiótica y asimbiótica del aire, cuyas cantidades varían según especie,
condiciones ambientales y de manejo.
Las salidas de nutrientes pueden ser estimadas a partir de las concentraciones
promedio en los productos cosechados. Las concentraciones indicadas en
tablas son referencias promedio, ya que existen variaciones importantes en la
concentración de nutrientes en las cosechas según las condiciones
ambientales y de manejo.
En resumen, esquemáticamente el balance de nutrientes se refiere a:
Las salidas o extracciones del sistema, constituidas por:
Las pérdidas por lavado del suelo por las lluvias y los riegos, de los
elementos nutritivos que son arrastrados por el agua infiltrada en el
suelo hasta profundidades que no pueden alcanzar las raíces o que van
a la capa freática, y posteriormente son transportados a los ríos y mares.
Estas pérdidas podrán reducirse mediante el aprovechamiento de los
procesos biológicos naturales de fijación del nitrógeno, y con la
aplicación eficiente del agua de riego.
Las pérdidas por la gestión humana podrán reducirse mediante la
reincorporación al suelo de los restos de la producción vegetal y animal
(rastrojos, pajas, purín, estiércol, etc.), y con la fertilización orgánica
Las entradas o importaciones comprenden:
La adición de nitrógeno (N), azufre (S) y otros elementos nutritivos
disueltos en el agua de las precipitaciones
El nitrógeno atmosférico fijado de forma biológica por medio de bacterias
(simbióticas o aisladas) y algas cianofíceas del suelo
La aportación de elementos nutritivos originados por la meteorización y
disolución de las partículas minerales del suelo
La aplicación de fertilizantes (orgánicos y minerales) en el abonado
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El balance de nutrientes, a nivel de finca o de parcela, es un aspecto
importante a tener en cuenta en la fase de conversión de las unidades de
producción.
Ilustración 1: Esquema del balance de nutrientes
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3. NECESIDADES DE NUTRIENTES EN CULTIVOS HORTÍCOLAS
Para planificar la fertilización de un cultivo determinado hay que tener en
cuenta tanto el estado de fertilidad del suelo como las extracciones de
nutrientes del mismo, que varían según la especie y cuantía de la producción.
Para conocer el estado de fertilidad del suelo en el aspecto nutricional, es
conveniente realizar con una cierta frecuencia un análisis químico del mismo.
Para lo cual, el muestreo debe hacerse con rigurosidad, procurando tomar
submuestras en bastantes puntos de la parcela con objeto de obtener una
muestra media representativa de la parcela. Y respecto a la época de
muestreo, es conveniente hacerlo al final de campaña, cuando el suelo todavía
está en tempero (humedad adecuada), para que los resultados analíticos
presenten la máxima fiabilidad y que se puedan disponer con tiempo suficiente
para planificar la fertilización de la campaña siguiente.
Respecto a la extracción de nutrientes, conviene distinguir entre la absorción
total de nutrientes del suelo por la planta (incluye los nutrientes contenidos en
la cosecha + los restos de cultivo), de la exportación o salida de nutrientes de
la parcela con la cosecha. La extracción total de nutrientes por los cultivos
puede expresarse por unidad de superficie, normalmente hectárea (ha), o por
unidad de producción, normalmente tonelada (t) (cuadro 1). En cambio, la
extracción de nutrientes de la parcela corresponde a la cantidad de nutrientes
contenidos en los productos cosechados. Y el cálculo de esta extracción (salida
o exportación) puede realizarse de dos formas: a) restando a los nutrientes
absorbidos por la planta los nutrientes que quedan en la parcela con los restos
de cosecha; y b) a partir de los datos del rendimiento y los contenidos tanto de
materia seca como de nutrientes.
Para programar una fertilización ecológica altamente eficiente y sostenible es
muy conveniente utilizar el método del balance de nutrientes en el agrosistema,
incluyendo las salidas (pérdidas) y las entradas (aportaciones) (Gómez et al.,
2002; Pomares et al., 2003).
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Cuadro 1: Extracciones de nutrientes por cultivos
Fuente: Fertiberia, 2005
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4. LOS FERTILIZANTES ECOLÓGICOS DISPONIBLES
En agricultura ecológica lo que se pretende es una fertilización racional, un
suelo rico y fértil a largo plazo, buscando el mejor estado del suelo para la
correcta nutrición de las plantas.
Los fertilizantes ecológicos se pueden clasificar en tres grandes grupos:
Abonos para enriquecer el suelo en humus (ricos en carbono y pobres
en nitrógeno): estiércol, compost, residuos de cosechas, etc.
Abonos para suministrar nitrógeno a las plantas (pobres en carbono y
relativamente ricos en nitrógeno): desechos de mataderos, guano, purín,
gallinaza, etc.
Abonos verdes, cultivos de cobertura
Otros materiales
4.1 Estiércol
El producto más utilizado por su relativamente mayor abundancia es el
estiércol, que en agricultura ecológica debe provenir de ganadería extensiva y
estar sujeta a la autorización por parte del organismo de certificación. Este
estiércol debe ser compostado previamente a su uso para evitar la presencia
de gérmenes patógenos y hacer inviables a las semillas de hierbas que
contiene.
Los estiércoles son residuos orgánicos procedentes las deyecciones de
diversas ganaderías, pudiendo ser tanto sólidos como líquidos, mezclado con
el material de la cama. Estos se pueden clasificar según el calor que
desprendan en la fermentación o según la ganadería de la que provienen.
Según el calor que desprendan en la fermentación pueden ser:
Calientes: aves de corral, caballo, cabra, oveja.
Fríos: cerdo y vaca.
Según la ganadería:
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Bovino: los nutrientes que aportan son de lenta absorción,
prolongándose por varios años después de su aplicación. Mejora la
estructura del suelo. Será escaso para algunas plantas exigentes
como melón o fresas, siendo más asequible para leguminosas.
Ovino: es el más rico en nitrógeno y potasio. El 50% de los
nutrientes los proporciona el primer año.
Gallinaza y palomina: tienen un alto contenido en nutrientes de
rápida absorción. Aunque la gallinaza fresca tiene elevadas
concentraciones de nitrógeno, por lo cual es conveniente antes de
su utilización comportarlo. Son adecuados para cultivos precoces y
de ciclo rápido.
Porcino: Se llama purín. Es un abono de alta calidad, con un alto
contenido en materia orgánica. Es bueno en legumbres, además
ahuyenta los topos.
Conviene conocer en primer lugar su composición (analítica de laboratorio)
para determinar su contenido en nutrientes (N,P,K) para posteriormente poder
ajustar las extracciones de los cultivos con la aplicación total de fertilizantes.
Además hay que conocer las necesidades de nuestras hortalizas para poder
aportar el estiércol adecuado y en la cantidad recomendada.
En general no se recomiendan los estiércoles enteros, sin curar, directamente
en la huerta; éstos suelen provenir de cuadra o aprisco. Es conveniente
compostarlos ya que si no tardan mucho en hacer efecto, además de poder
transmitir patógenos.
Aplicar estiércoles más o menos hechos dependerá también de lo que dura el
ciclo de los cultivos; a más largo el ciclo más posibilidad de aplicar estiércoles
menos hechos.
La composición y textura del suelo es también importante y tendrá que tenerse
en cuenta, por ejemplo en suelos arenosos habrá que aportar el estiércol en
pequeñas cantidades ya que si no se perderán nutrientes debido al drenaje.
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El manejo de los estiércoles es básico para su calidad, un mal manejo
implicará:
Pérdidas de compuestos valiosos como nitrógeno, materia orgánica
y otros nutrientes, por el ataque de bacterias y hongos sobre la
materia orgánica fresca, por lo que se aconseja que ya tenga un
cierto grado de descomposición o incorporarla de 30 a 45 días antes
de la implantación del cultivo.
Incorporación al suelo de semillas de adventicias.
Incorporación de microorganismos patógenos.
Entrada de sustancias fitotóxicas.
La composición de los estiércoles es variable, va a depender tanto del ganado
como de la cama, está formado por las deyecciones sólidas y líquidas de
distintos animales.
Como características importantes a resaltar podemos citar que la relación de
nutrientes que aporta es de baja concentración y en forma no equilibrada.
Como su aporte en cantidades agregadas es grande, el aporte termina siendo
significativo. Además hay que tener en cuenta que al ser un material orgánico
dispone de elementos menores que se van liberando al suelo, que no poseen
los fertilizantes sintéticos tradicionales.
4.2 Compost o Abono Compuesto
El Compost es el producto procedente de la descomposición de la materia
orgánica (proveniente de nuestro huerto o de otras actividades) realizada por
los microorganismos en un ambiente aeróbico, cálido y húmedo. Durante este
proceso se produce una reorganización biológica de la fracción carbonada de
la materia orgánica suministrada.
Los materiales para realizar el compost pueden ser:
Materiales verdes o húmedos. Aportan nitrógeno. Estiércol, restos
vegetales, etc.
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Materiales marrones o secos. Aportan carbono. Hojas secas
(excepto las de nogal, actúan como antibiótico), ramas, cartón, etc.
La realización de un buen compost sufre varias fases:
a) Descomposición de compuestos solubles (fase de calentamiento -
mesófila).
b) Destrucción de hongos (pico máximo de temperatura - termófila).
c) Restablecimiento de hongos (fase de enfriamiento).
d) Entrada de insectos y animales, formación de humus (fase de
maduración).
El reglamento pide que el compost no sea enriquecido con compuestos
minerales de síntesis, pero permite la aportación de materiales minerales
naturales y oligoelementos.
Aunque no es compleja su elaboración, requiere de tiempo, esfuerzo y
planificación que en algunas ocasiones falta en los establecimientos hortícolas,
si el proceso o algunas de sus etapas no están mecanizados. Por eso, es
común la compra del mismo o el uso localizado para cultivos sensibles o
invernáculos, pero su uso es fundamental para suelos pobres o desgastados y
especialmente en invernáculos.
Se utiliza como:
Abono por su aporte de nutrientes y materia orgánica.
Mejorante de suelos ya que frena la erosión, ayuda a la retención de
agua y minerales, mejora la estructura del suelo, evitando la
formación de costra y facilitando la aireación de las raíces, mejora la
textura y facilita el laboreo.
Ayuda a controlar la producción de residuos, así podemos
aprovechar desperdicios de materia orgánica para convertirlos en
productos útiles.
El uso del compost, permite la revalorización y reciclaje de materia orgánica de
origen vegetal o animal, dando como resultado un producto final semejante al
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humus natural, solucionando la eliminación de determinados residuos agrícolas
problemáticos, como los purines y valorizando otros que normalmente quedan
abandonados.
Por su alto contenido en poblaciones microbianas, además de su papel como
fertilizante, se considera que el compost tiene un papel destacado como
activador biológico del suelo.
4.3 Abonos verdes
Es la utilización de cultivos de vegetación rápida, que se cortan y se depositan
en el mismo lugar donde han sido sembrados para mejorar la fertilidad y
estructura del suelo aumentando la materia orgánica, evitando además la
erosión. El corte se realizará, por lo general, en el momento de la floración ya
que tendrán más nutrientes.
Los cultivos empleados acumularán en sus tejidos elementos minerales
absorbidos de la tierra, pero al descomponerse una vez cortados, vuelven a la
tierra, en muchos casos de forma asimilables, sin serlo antes.
La acción mecánica de las raíces mejora el estado físico de la tierra,
aumentando su permeabilidad, cohesión y establecimiento de la fauna.
Dejamos que mueran donde se desarrollaron, y así continúan mejorando la
estructura del suelo. Las raíces las dejamos en la tierra, mientras que los tallos
y las hojas se descomponen sobre la tierra y no dentro de ella.
Al cortar las plantas es aconsejable dejar seguir creciendo alguna de ellas, para
mejorar la acción de los micro y macro organismos. Los microorganismos
esponjan y aumentan la tierra, además de sintetizar minerales. Los
macroorganismos aumentan la materia orgánica.
Cuando los restos vegetales terminan su descomposición sobre la tierra, se
forma el humus, que es lo que dará a la tierra la fertilidad a largo plazo, con una
relación carbono/nitrógeno adecuada.
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Se trata de cultivos de leguminosas, gramíneas o crucíferas especialmente
implantadas para su destino como abono al suelo, ya sea como aporte de
nutrientes, o como mejorador de la estructura física, corrector de impedancias o
recomponedor de la actividad biológica del suelo.
Elección de las variedades:
Las plantas vivaces tendremos el problema que volverán a brotar,
sin embargo las plantas anuales, además de desarrollar antes su
sistema radicular, no rebrotarán.
Plantas de raíz carnosa, se emplean en tierras muy compactadas y
duras, descompactando el terreno. No tendrán un gran desarrollo de
la parte aérea, pero aportarán nutrientes ya que muchas se
“romperán” por la compactación de la tierra.
Las leguminosas fijan el nitrógeno atmosférico a través de los
nódulos de sus raíces. Alfalfa, haba, vicia, etc.
Las gramíneas mejoran la estructura del suelo gracias a sus
numerosas raíces, además de aportar fósforo. Avena, cebada,
centeno, etc.
Las crucíferas tienen un sistema radicular muy profundo y efectos
sanitarios, crecen muy rápido, incluso en dos meses podemos tener
listo el abono. Mostaza blanca, rábano forrajero.
Según el clima, rábanos o zanahorias forrajeras se pueden emplear
a principios de primavera, y en climas con inviernos muy fríos como
el nuestro, las colzas forrajeras, las vezas o la avena se pueden
sembrar en otoño.
Según el tipo de suelo que tengamos: La remolacha azucarera se
dará mejor en tierras arenosas, pero sin pH bajos. En las tierras
pobres, es mejor emplear plantas de la familia de las crucíferas ya
que pueden crecer en tierras pobres de humus.
Si es un terreno con mucha cantidad de hierbas adventicias, el
centeno las sofoca. Se siembra en otoño, hasta la primavera no se
corta, y 2 semanas después se cultiva.
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La facelia, que pertenece a la familia de las hidrofiláceas, entre sus
beneficios produce un descenso de los nematodos y muchos otros
parásitos.
Una buena opción es asociar especies de distintas familias, para evitar el
monocultivo, además tendremos diferentes aportaciones.
Son cultivos de vegetación rápida que se cortan y entierran en el mismo lugar
donde se han sembrado, y que están destinados, especialmente, a mejorar las
propiedades físicas del suelo y enriquecerlo de materia orgánica joven de
evolución rápida; así como a mantener o mejorar la actividad microbiana del
suelo.
A continuación se describen los beneficios que aporta al cultivo y al suelo la
aplicación de abonos verdes:
1. Acumulan y mantienen Nitrógeno y Carbono
2. Reducen el lavado y pérdida de nutrientes.
3. Disminuyen en gran manera la erosión del suelo.
4. Incrementan la vida microbiana presente en el suelo
5. Sombrean el suelo y lo protegen del impacto de la lluvia
6. Airean el suelo y lo dejan más estructurado
7. Ayudan en el control de hierbas adventicias
Cuadro 2: Contenido de nutrientes en plantas utilizadas de abono verde
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8. Incrementan la presencia de fauna útil y ayuda en el control de
plagas
4.4 Vermicompost o humus de lombriz
El vermicompost es una técnica de compostaje, en la cual las lombrices son las
encargadas de transformar los residuos orgánicos que ingieren en un producto
utilizable a partir de las deyecciones.
El sustrato de partida proviene de materia orgánica de diferentes orígenes,
preferiblemente con altos porcentajes de celulosa. Después de una fase de
maduración del material se incorpora la masa de lombrices, las que generarán
un humus biológicamente activo y rico en flora microbiana, mejorando la
fertilidad de la tierra. Otra de sus propiedades es que mejora la estabilidad
estructural de los agregados del suelo, facilitando la conductividad hidráulica, el
drenaje y la porosidad. Respecto las cantidades de minerales aportados son
muy variables en función de los materiales de partida y del manejo del
producto.
El humus de lombriz es un fertilizante orgánico. Enriquece con una elevada
carga enzimática y microbiana que aumenta la solubilización de los nutrientes,
haciendo que puedan ser inmediatamente asimilables, además de proteger a
las plantas de bacterias patógenas y de nematodos. Es muy rico en
oligoelementos, además de contener sustancias reguladoras del crecimiento y
promotoras de las funciones vitales de las plantas. Su pH es neutro, por lo que
no daña a las plantas.
Su aplicación puede ser desde el trasplante, para ayudar a la planta en sus
primeras fases como en aplicaciones periódicas.
La cantidad recomendada es de 8 a 10 t/ha para suelos medios y de 10 a 20
t/ha para suelos fuertes.
La incorporación se realiza como para el resto de abonos, pero algo importante
es no mezclarlo con estiércol, ya que si no se produce una pérdida por
volatilización de nitrógeno amoniacal.
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Por lo cual si vemos alguna lombriz en nuestro huerto la dejaremos que siga
realizando su beneficiosa labor.
4.5 Fertilizantes minerales naturales
Los abonos minerales de fuentes naturales, tales como los fosfatos naturales;
las rocas silíceas, el cloruro potásico, la dolomita, la magnesita y el sulfato de
magnesio se pueden usar como complemento al aporte de materiales
orgánicos. Estos tienen menor interés debido a que con un buen manejo del
suelo y aportes de diversas fuentes de materia orgánica no suelen ser
necesarios, son el sulfato de magnesio (kiserita), sulfato de calcio (yeso
agrícola), sal de magnesio y carbonato cálcico, azufre elemental, sulfato de
potasio que puede contener sal de magnesio, fosfato natural blando (roca
fosfórica) y fosfato aluminocálcico (limitado su uso en suelos básicos con
pH>7,5).
El uso de oligoelementos se podrá realizarse, pero siempre que se presenten
síntomas carenciales. Todas estas enmiendas deberán ser de origen natural y
sin que hayan sido sometidas a procesos químicos, excepto en el caso de los
correctores de micronutrientes, que podrán utilizarse quelatos de síntesis, con
la autorización del organismo de control correspondiente.
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Cuadro 2. Abonos minerales en agricultura ecológica
Fuente: (Pomares & Gonzálvez, 2009)
4.6 Otras sustancias útiles como fertilizantes
Otras sustancias como los restos de matadero, ricos en nitrógeno, pueden
también complementar la fertilización en Agricultura Ecológica, en casos
determinados.
EL uso de este tipo de sustancias queda regulado por el Reglamento CE
1774/2002 sobre normas sanitarias aplicables a subproductos animales no
destinados al consumo humano.
En los cultivos hortícolas intensivos los principales elementos demandados son
el nitrógeno y el potasio. Para cubrir las necesidades de estos elementos
podrán usarse también los siguientes fertilizantes:
— Harina de sangre
Procedente del tratamiento de la sangre desecada, formada en un 95% de
materia seca, tiene una relación C/N entre 4 y 5, el 98% de la materia seca es
materia orgánica, con un 12% de nitrógeno, un 0,5 de fósforo y un 1,5% de
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potasio. Existen actualmente productos comerciales que pueden presentar
unos contenidos en nitrógeno de hasta un 14%, siendo interesantes en
fertirrigación, aportados de forma directa a dosis bajas y siempre teniendo en
cuenta las necesidades del cultivo.
— Sal potásica natural o kainita
Existen actualmente productos comerciales que pueden presentar contenidos
en potasio de hasta un 52% y que pueden aplicarse en fertirrigación, aunque la
pureza y solubilidad deben cumplir los siguientes criterios mínimos:
10 % K2O Potasio expresado como K2O soluble en agua
5 % MgO Magnesio en forma de sales solubles en agua, expresado
como óxido de magnesio
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5. BIBLIOGRAFÍA
Centro de Formación de la Asociación CAAE. (2006). El cultivo de hortícolas en Producción Ecológica. (A. para el D. S. del P. Granadino, Ed.)
Alonso, A. M., & Guzmán, G. I. (2008). Buenas Prácticas en Producción Ecológica. Cultivo de Hortícolas. (Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Ed.) (p. 30)
Herráez, N. D. (2007). Horticultura Ecológica (p. 70)
Pomares, F., & Gonzálvez, V. (2009). La fertilización y el balance de nutrientes en sistemas agroecológicos. (Junta de Andalucía & S. E. de A. Ecológica, Eds.) (p. 31)
Labrador J. 2004. Conocimientos, Técnicas y Productos para la Agricultura y la Ganadería Ecológica. Ed. SEAE.
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ANEXO I
EL COMPOSTAJE
1. ¿QUÉ ES EL COMPOSTAJE?
El compostaje es el proceso biológico aeróbico, mediante el cual los
microorganismos actúan sobre la materia rápidamente biodegradable (restos
de cosecha, excrementos de animales y residuos urbanos), permitiendo
obtener "compost", abono excelente para la agricultura.
El compost o mantillo se puede definir como el resultado de un proceso de
humificación de la materia orgánica, bajo condiciones controladas y en
ausencia de suelo. El compost es un nutriente para el suelo que mejora la
estructura y ayuda a reducir la erosión y ayuda a la absorción de agua y
nutrientes por parte de las plantas.
2. PROPIEDADES DEL COMPOST
– Mejora las propiedades físicas del suelo. La materia orgánica favorece la
estabilidad de la estructura de los agregados del suelo agrícola, reduce la
densidad aparente, aumenta la porosidad y permeabilidad, y aumenta su
capacidad de retención de agua en el suelo. Se obtienen suelos más
esponjosos y con mayor retención de agua.
– Mejora las propiedades químicas. Aumenta el contenido en
macronutrientes N, P, K, y micronutrientes, la capacidad de intercambio
catiónico (CIC) y es fuente y almacén de nutrientes para los cultivos.
– Mejora la actividad biológica del suelo. Actúa como soporte y alimento de
los microorganismos ya que viven a expensas del humus y contribuyen a
su mineralización.
– La población microbiana es un indicador de la fertilidad del suelo.
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3. LAS MATERIAS PRIMAS DEL COMPOST.
Para la elaboración del compost se puede emplear cualquier materia orgánica,
con la condición de que no se encuentre contaminada. Generalmente estas
materias primas proceden de:
– Restos de cosechas. Pueden emplearse para hacer compost o como
acolchado. Los restos vegetales jóvenes como hojas, frutos, tubérculos,
etc. son ricos en nitrógeno y pobres en carbono. Los restos vegetales
más adultos como troncos, ramas, tallos, etc son menos ricos en
nitrógeno.
– Abonos verdes, siegas de césped, malas hierbas, etc.
– Las ramas de poda de los frutales. Es preciso triturarlas antes de su
incorporación al compost, ya que con trozos grandes el tiempo de
descomposición se alarga.
– Hojas. Pueden tardar de 6 meses a dos años en descomponerse, por lo
que se recomienda mezclarlas en pequeñas cantidades con otros
materiales.
– Restos urbanos. Se refiere a todos aquellos restos orgánicos
procedentes de las cocinas como pueden ser restos de fruta y hortalizas,
restos de animales de mataderos, etc.
– Estiércol animal. Destaca el estiércol de vaca, aunque otros de gran
interés son la gallinaza, conejina o sirle, estiércol de caballo, de oveja y
los purines.
– Complementos minerales. Son necesarios para corregir las carencias de
ciertas tierras. Destacan las enmiendas calizas y magnésicas, los
fosfatos naturales, las rocas ricas en potasio y oligoelementos y las
rocas silíceas trituradas en polvo.
– Plantas marinas. Anualmente se recogen en las playas grandes
cantidades de fanerógamas marinas como Posidonia oceánica, que
pueden emplearse como materia prima para la fabricación de compost
ya que son compuestos ricos en N, P, C, oligoelementos y
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biocompuestos cuyo aprovechamiento en agricultura como fertilizante
verde puede ser de gran interés.
– Algas. También pueden emplearse numerosas especies de algas
marinas, ricas en agentes antibacterianos y antifúngicos y fertilizantes
para la fabricación de compost.
4. FACTORES QUE CONDICIONAN EL PROCESO DE COMPOSTAJE
Como se ha comentado, el proceso de compostaje se basa en la actividad de
microorganismos que viven en el entorno, ya que son los responsables de la
descomposición de la materia orgánica. Para que estos microorganismos
puedan vivir y desarrollar la actividad descomponedora se necesitan unas
condiciones óptimas de temperatura, humedad y oxigenación.
Son muchos y muy complejos los factores que intervienen en el proceso
biológico del compostaje, estando a su vez influenciados por las condiciones
ambientales, tipo de residuo a tratar y el tipo de técnica de compostaje
empleada. Los factores más importantes son:
– Temperatura. Se consideran óptimas las temperaturas del intervalo 35-
55 ºC para conseguir la eliminación de patógenos, parásitos y semillas
de malas hierbas. A temperaturas muy altas, muchos microorganismos
interesantes para el proceso mueren y otros no actúan al estar
esporados.
– Humedad. En el proceso de compostaje es importante que la humedad
alcance unos niveles óptimos del 40-60 %. Si el contenido en humedad
es mayor, el agua ocupará todos los poros y por lo tanto el proceso se
volvería anaeróbico, es decir se produciría una putrefacción de la
materia orgánica. Si la humedad es excesivamente baja se disminuye la
actividad de los microorganismos y el proceso es más lento. El
contenido de humedad dependerá de las materias primas empleadas.
Para materiales fibrosos o residuos forestales gruesos la humedad
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máxima permisible es del 75-85 % mientras que para material vegetal
fresco, ésta oscila entre 50-60%.
– pH. Influye en el proceso debido a su acción sobre microorganismos. En
general los hongos toleran un margen de pH entre 5-8, mientras que las
bacterias tienen menor capacidad de tolerancia ( pH= 6-7,5 )
– Oxígeno. El compostaje es un proceso aeróbico, por lo que la presencia
de oxígeno es esencial. La concentración de oxígeno dependerá del tipo
de material, textura, humedad, frecuencia de volteo y de la presencia o
ausencia de aireación forzada.
– Relación C/N equilibrada. El carbono y el nitrógeno son los dos
constituyentes básicos de la materia orgánica. Por ello para obtener un
compost de buena calidad es importante que exista una relación
equilibrada entre ambos elementos. Teóricamente una relación C/N de
25-35 es la adecuada, pero esta variará en función de las materias
primas que conforman el compost. Si la relación C/N es muy elevada,
disminuye la actividad biológica. Una relación C/N muy baja no afecta al
proceso de compostaje, perdiendo el exceso de nitrógeno en forma de
amoniaco. Es importante realizar una mezcla adecuada de los distintos
residuos con diferentes relaciones C/N para obtener un compost
equilibrado. Los materiales orgánicos ricos en carbono y pobres en
nitrógeno son la paja, el heno seco, las hojas, las ramas, la turba y el
serrín. Los pobres en carbono y ricos en nitrógeno son los vegetales
jóvenes, las deyecciones animales y los residuos de matadero.
– Población microbiana. El compostaje es un proceso aeróbico de
descomposición de la materia orgánica, llevado a cabo por una amplia
gama de poblaciones de bacterias, hongos y actinomicetes.
5. EL PROCESO DE COMPOSTAJE.
– El proceso de compostaje puede dividirse en cuatro períodos,
atendiendo a la evolución de la temperatura:
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– Mesolítico. La masa vegetal está a temperatura ambiente y los
microorganismos mesófilos se multiplican rápidamente. Como
consecuencia de la actividad metabólica la temperatura se eleva y se
producen ácidos orgánicos que hacen bajar el pH.
– Termofílico. Cuando se alcanza una temperatura de 40 ºC, los
microorganismos termófilos actúan transformando el nitrógeno en
amoníaco y el pH del medio se hace alcalino. A los 60 ºC estos hongos
termófilos desaparecen y aparecen las bacterias esporígenas y
actinomicetos. Estos microorganismos son los encargados de
descomponer las ceras, proteínas y hemicelulosas.
– De enfriamiento. Cuando la temperatura es menor de 60 ºC,
reaparecen los hongos termófilos que reinvaden el mantillo y
descomponen la celulosa. Al bajar de 40 ºC los mesófilos también
reinician su actividad y el pH del medio desciende ligeramente.
– De maduración. Es un periodo que requiere meses a temperatura
ambiente, durante los cuales se producen reacciones secundarias de
condensación y polimerización del humus.
6. FABRICACIÓN DE COMPOST.
6.1 Compostaje en montón
Es la técnica más conocida y se basa en la construcción de un montón formado
por las diferentes materias primas, y en el que es importante:
a) Realizar una mezcla correcta.
Los materiales deben estar bien mezclados y homogeneizados, por lo que se
recomienda una trituración previa de los restos de cosecha leñosos, ya que la
rapidez de formación del compost es inversamente proporcional al tamaño de
los materiales. Cuando los restos son demasiado grandes se corre el peligro de
una aireación y desecación excesiva del montón lo que perjudica el proceso de
compostaje.
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Es importante que la relación C/N esté equilibrada, ya que una relación elevada
retrasa la velocidad de humificación y un exceso de N ocasiona fermentaciones
no deseables. La mezcla debe ser rica en celulosa, lignina (restos de poda,
pajas y hojas muertas) y en azúcares (hierba verde, restos de hortalizas y
orujos de frutas). El nitrógeno será aportado por el estiércol, el purín, las
leguminosas verdes y los restos de animales de mataderos. Mezclaremos de
manera tan homogénea como sea posible materiales pobres y ricos en
nitrógeno, y materiales secos y húmedos.
b) Formar el montón con las proporciones convenientes.
El montón debe tener el suficiente volumen para conseguir un adecuado
equilibrio entre humedad y aireación y deber estar en contacto directo con el
suelo. Para ello se intercalarán entre los materiales vegetales algunas capas de
suelo fértil.
La ubicación del montón dependerá de las condiciones climáticas de cada lugar
y del momento del año en que se elabore. En climas fríos y húmedos conviene
situarlo al sol y al abrigo del viento, protegiéndolo de la lluvia con una lámina de
plástico o similar que permita la oxigenación. En zonas más calurosas conviene
situarlo a la sombra durante los meses de verano.
Se recomienda la construcción de montones alargados, de sección triangular o
trapezoidal, con una altura de 1,5 metros, con una anchura de base no superior
a su altura. Es importante intercalar cada 20-30 cm de altura una fina capa de
de 2-3 cm de espesor de compost maduro o de estiércol para la facilitar la
colonización del montón por parte de los microorganismos.
c) Manejo adecuado del montón.
Una vez formado el montón es importante realizar un manejo adecuado del
mismo, ya que de él dependerá la calidad final del compost. El montón debe
airearse frecuentemente para favorecer la actividad de la oxidasa por parte de
los microorganismos descomponedores. El volteo de la pila es la forma más
rápida y económica de garantizar la presencia de oxígeno en el proceso de
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compostaje, además de homogeneizar la mezcla e intentar que todas las zonas
de la pila tengan una temperatura uniforme. La humedad debe mantenerse
entre el 40 y 60%.
Si el montón está muy apelmazado, tiene demasiada agua o la mezcla no es la
adecuada se pueden producir fermentaciones indeseables que dan lugar a
sustancias tóxicas para las plantas. En general, un mantillo bien elaborado
tiene un olor característico.
El manejo del montón dependerá de la estación del año, del clima y de las
condiciones del lugar. Normalmente se voltea cuando han transcurrido entre 4
y 8 semanas, repitiendo la operación dos o tres veces cada 15 días. Así,
transcurridos unos 2-3 meses obtendremos un compost joven pero que puede
emplearse semienterrado.
6.2. Compostaje en silos
Se emplea en la fabricación de compost poco voluminosos. Los materiales se
introducen en un silo vertical de unos 2 o 3 metros de altura, redondo o
cuadrado, cuyos lados están calados para permitir la aireación. El silo se carga
por la parte superior y el compost ya elaborado de descarga por una abertura
que existe debajo del silo. Si la cantidad de material es pequeña, el silo puede
funcionar de forma continua: se retira el compost maduro a la vez que se
recarga el silo por la parte superior.
6.3. Compostaje en superficie
Consiste en esparcir sobre el terreno una delgada capa de material orgánico
finamente dividido, dejándolo descomponerse y penetrar poco a poco en el
suelo. Este material sufre una descomposición aerobia y asegura la cobertura y
protección del suelo, sin embargo las pérdidas de N son mayores, pero son
compensadas por la fijación de nitrógeno atmosférico.
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7. TIPOS DE COMPOST.
El compost se clasifica atendiendo al origen de sus materias primas, así se
distinguen los siguientes tipos:
De maleza. El material empleado es vegetación de sotobosque,
arbustos, etc., excepto coníferas, zarzas, cardos y ortigas. El material
obtenido se utiliza generalmente como cobertura sobre la superficie del
suelo (acolchado o “mulching”).
De maleza y broza. Similar al anterior, pero al que se le añade broza
(restos de vegetación muertos, evitando restos de especies resinosas).
Es un compost de cobertura.
De material vegetal con estiércol. Procede de restos de vegetales,
malezas, plantas aromáticas y estiércol de équidos o de pequeños
rumiantes. Este tipo de compost se incorpora al suelo en barbecho,
dejándolo madurar sobre el suelo durante varios días antes de
incorporarlo mediante una labor.
Compost tipo Quick-Return. Está compuesto por restos vegetales, a
los que se les ha añadido rocas en polvo, cuernos en polvo, algas
calcáreas, activador Quick Return, paja y tierra.
Compost activado con levadura de cerveza. Es una mezcla de restos
vegetales, levadura fresca de cerveza, tierra, agua tibia y azúcar.
8. APLICACIONES DEL COMPOST.
Según la época en la que se aporta a la tierra y el cultivo, pueden encontrase
dos tipos de compost:
Compost maduro. Es aquel que está muy descompuesto y puede
utilizarse para cualquier tipo de cultivo pero para cantidades iguales
tiene un valor fertilizante menos elevado que el compost joven. Se
emplea en aquellos cultivos que no soportan materia orgánica fresca o
poco descompuesta y como cobertura en los semilleros.
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Compost joven. Está poco descompuesto y se emplea en el abonado
de plantas que soportan bien este tipo de compost (patata, maíz, tomate,
pepino o calabaza).
La elaboración de mantillo o compost está indicada en los casos en que la
transformación de restos de cosechas en el mismo lugar es complicada, debido
a que:
Existe una cantidad muy elevada de restos de la cosecha anterior, que
dificultan la implantación del cultivo siguiente.
Se trata muchas veces de residuos muy celulósicos, con una relación
C/N alta, lo que se traduce en un bloqueo provisional del nitrógeno del
suelo.
Se trata de suelos con escasa actividad biológica y en los que el proceso
de humificación va a resultar lento.
9. Bibliografía
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Cerisola, C. I. 1989. Lecciones de Agricultura Biológica. Ed. Mundi-Prensa. Madrid.
García Sans, A. 1987. Diez temas sobre agricultura biológica.
Guiberteau, A.; Labrador, J. 1991. Técnicas de cultivo en Agricultura Ecológica. Hoja
Divulgadora Nº 8/91 HD. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Madrid. 44pp.