cuento -un día diferente

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  • 8/17/2019 Cuento -Un Día Diferente

    1/3

    Un día diferente

     Amalia Jamilis

     Argentina

    Yo hubiese querido avisarles, sobre todo por papá, que tenía esa cosa negra y brillante en la

    mano, y también porque parecía afligido o enojado, y yo sabía que a él no le gustaría nada

    encontrarlo a Nonó en casa.

    esde la ventana había visto pasar a la se!ora "osa, la del tercero, con #emma, que

    aunque tiene die$ a!os como yo, parece mucho mayor, y mamá no me deja jugar con ella

     porque todos dicen que #emma es viciosa. Yo creo que si mamá me hubiese dado jarabe de

    %enadryl o supositorios de &ectobrón, hubiese podido jugar con #emma a escondernos enlos dormitorios o en la despensa de su casa y no me hubiera contagiado de eso.

    &ero mamá nunca me deja y la abuela dice' (otal ya la pobre )andela no puede aprender 

    nada peor con la clase de madre que le tocó en suerte. Y eso que mamá es muy buena y no

    le importa que yo coma de esas bolitas de pop*choclo antes del almuer$o, y además me

    levanto cuando quiero, porque total ominga nunca se da cuenta, ocupada como está con la

    limpie$a, la ropa para lavar y los planchados.

    + veces en lo de la abuela la veo a mamá en la televisión. )laro que eso pasa sólo una ve$

     por semana, precisamente el día en que también papá va a lo de la abuela, pero a ellos no

    les gusta que mire la televisión, porque justo cuando aparece mamá siento en el bra$o la

    mano de la abuela, y mamá está tan linda con esos vestidos llenos de lentejuelas y tengo un

    miedo horrible, vaya a saber por qué o a lo mejor es porque sé que la abuela me va a

    obligar a ir a la cocina, donde ya está preparado un vaso de leche y un buen peda$o de torta.

    &ero yo quiero ver a mi mamá, papá quiere ver a mamá, el (ío &oli quiere ver a mamá, y

    me hace mal verlo al tío ahí, en mangas de camisa mirándola y diciendo, flor de yegua, y

    yo no sé que quiere decir eso, pero igual la leche no la quiero.

    in embargo me acuerdo muy bien de cuando vivíamos con papá, todos juntos y la abuela

    también. -ntonces papá andaba siempre muy nervioso, y yo a veces lo veía subir la escalera

    corriendo y pasar al lado mío sin mirarme y después de entrar al dormitorio gritando ahora

    verá esa puta, y yo ya sé lo que eso, pero entonces no sabía porque tenía seis o siete a!os, y

    solamente me preocupaba porque papá había pasado al lado mío sin mirarme, y tenía unas

    rayitas rojas muy raras en los ojos.

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    e golpe oía llorar a mamá, como hace un rato con Nonó, pero era distinto y papá no se

    quitaba el saco, ni la corbata, y la mamá no le desprendía los botones mientras lloraba. No

    sé bien por qué, pero era distinto. #amá se tapaba la cara con las manos y papá tiraba

    contra la pared y le pegaba, y aunque sé que después ella se lavaba la cara en el ba!o y se

     ponía en los ojos unos algodones empapados con té, igual se le notaba que había estado

    llorando, y además esas marquitas a$ules en los bra$os.

    -sta tarde, no bien apareció Nonó, mamá me mandó acá y yo desde la ventana vi a la

    se!ora "osa y le dije que no a #emma. espués pasaron los tranvías y se veía una chica

    tomando un refresco. -ntonces me acordé de algunos veranos en una quinta de %ella ista,

    cuando íbamos todos juntos con papá y nos atendía un mo$o de saco blanco en el jardín y

    había unas mesitas con sombrillas y tomábamos refrescos. #amá estaba muy linda con una

    capelina con cintas a$ules. + veces, en otras mesas había se!ores y se!oras con chicos, que

    también tomaban refrescos. /os se!ores sobre todo, eran muy amables con mamá. /a

    miraban sonriendo y cuando papá se levantaba para comprar cigarrillos, alguno se acercaba

    y conversaba un rato con ella.

    espués ví pasar dos chicos con un perro y también tío &oli. e paró en la esquina y estuvo

    mirando para acá, y cuando pensé que iba a cru$ar y tocar el timbre, dio media vuelta y se

    fue. #enos mal, ya que mamá le dijo que no volviera más, y me e0tra!aba, porque una ve$

    escuché cómo él decía que no le pedía nada, que solamente quería ser bueno con ella,

    consolarla. eguro que eso lo decía por papá, que siempre le estaba pegando y gritando y

    yo empecé a decirle a mamá pero míralo que triste está, porque estaba muy triste de veras y

    daba lástima y por más que se parece un poco a papá, el tío &oli es más joven, aunque no

    tanto como Nonó.

    &ero mamá parecía no escuchar lo que yo le decía. #iraba al tío &oli como enojada por 

    algo y parecía que le hablaba con los ojos. -ntonces me mandó que me fuera a mi pie$a,

    como hace un rato con Nonó y se encerró con el tío &oli en la salita.

    +í estuve como una hora, porque aunque me hubiera gustado estar más con mamá y con

     Nonó, yo veía pasar los tranvías y veía los árboles, con esas hojas plateadas por un lado,

    casi blancas, y de un verde muy claro por el otro. (ambién pasó una vagabunda con

    anteojos a$ules, que siempre pasa por las tardes a esa hora, hasta que sentí hambre y fui a la

    cocina para buscar algo de comer y volví con las %ay %iscuit.

    )uando pasé por el dormitorio vi que la puerta estaba un poco abierta y todo muy oscuro,

    aunque todavía no era de noche. 1ue entonces que oí que mamá lloraba y me asomé. #e

    asomé y me enderecé y tuve que frotarme los ojos. #e costaba creer que Nonó, tan bueno,

    tan lindo, con esa cara de chico 2 y eso que es un hombre* con sus ojos a$ules y esos

    dientes que de puro blancos parecen casi tan a$ules como los ojos, pudiera hacerle eso a

    mamá.

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    Yo pensaba, y mientras pensaba veía la cama con la colcha a cuadros, y había un revoltijo

     bárbaro 33 en el suelo. #amá estaba medio tirada en el sofá donde duermo yo y decía

     pero aquí, donde duerme )andela estaría mal.

    * #al, muy mal 2 repetía Nonó con una vo$ rara, un poco ronca, como si se estuviera por 

    resfriar. Y le veía solamente la mano correr por el cuerpo de mamá, hacia abajo y pensaba' 4+hora la va a tirar, la va a golpear como papá5, y mamá que lloraba y

    empe$aba a desabotonarle el pantalón y a Nonó se le veía una punta de la camiseta

    encima del cinturón de cuero amarillo. espués la mano de mamá andando por entre el

     pelo de Nonó, como haciéndole cosquillas. +unque no debía ser eso, sino otra cosa,

     porque Nonó no se reía, más bien hacía unos ruidos muy raros y parecía que se iba a

    ahogar.

    +hora Nonó se había corrido un poco y estaba justamente encima de mamá, aplastándola.

    Yo iba a gritar, porque sentía mucho miedo. #e parecía, por momentos, que era todavía

     peor que cuando le pegaba papá porque ella estaba blanca como una muerta y parecía queno le quedaba ni una sola gota de sangre en la cara, y luchaba por soltarse. &ero enseguida

    comprendí que me había equivocado y volví a mirarlos sin entender lo que pasaba, porque

    mamá tenía los bra$os del cuello y a fuer$a de apretarlo debía estar lastimándolo, aunque

    igual él sonreía. -ra algo terrible y yo miraba con la garganta apretada. +hora veía el espejo

    cuadrado, la mesa de lu$ y el velador, la cómoda con los frascos, la cama con la fotografía

    de mamá vestida de novia encima, y por las paredes, por todos lados otras fotografías, todas

    de mamá arreglada para la televisión. -n ese momento oí el coche y aunque desde allí era

    imposible que supiera que era papá, igual lo supe y corrí hasta la ventana.

    #e hubiese gustado tirarle una piedra para avisarle desde arriba que no subiese, que estaba Nonó en casa. (ambién quería avisarles a ellos, sobre todo porque de repente estaba

    asustada debido a esa cosa oscura y brillante que papá llevaba en la mano. &ero la tarde

    estaba tan linda. -n el suelo se recortaban las hojas de los árboles y arriba, muy alto, había

    una nube que sin ning6n esfuer$o, se parecía al ratón aerodinámico de los jueves en el

     Novedades, cuando vamos con ominga. #ejor seguir mirando por la ventana, mejor sacar 

    del bolsillo las %ay %iscuit y comerlas bien despacio. )errar la puerta y seguir mirando por 

    la ventana, seguir mirando tranquilamente esa nube que ahora tenía la misma forma de una

    mala palabra.

     Amalia Jamilis en varios autores, El cuento argentino 1959-1970, Buenos Aires, Centro

     Editor de América Latina. 191.