crisis y regímenes de crecimiento

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ROBE, R T '1 mismo tiempo que emergen nuevos países industrializados, las economías de antigua industrialización no han recuperado el ritmo de crecimiento de los años sesenta. ¿Por qué? La teoría de la regulación fue conocida primero por haber aportado una respuesta en términos de auge y luego de crisis del fordismo. Pero para explicar los cambios a partir de los años setenta, no ha cesado de renovarse. En tanto programa de investigación, toma de Marx el concepto de capitalismo, de la Escuela de los Anales el sentido de la profundidad histórica y de los poskeynesianos los instrumentos de la macroeconomía. ¿Cuál es el origen de los diferentes modos de regulación? ¿Por qué las crisis se suceden sin parecerse? ¿Cuál es el papel de lo político en la construcción de las formas institucionales? Un régimen de acumulación impulsado por lo financiero ¿es viable y generalizable? Este libro presenta las bases y métodos de esta teoría, caracteriza los diferentes regímenes de acumulación y capta los modos de regulación emergentes. C E I L P I E T T E ISBN 978-84-9657 1-46-4 TRABAJO SOCIl 1(1 CONICET Crisis y regímenes de crecimiento: una introducción a la teoría de la regulación 1 C E I L P I E T T E CONICET

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Page 1: Crisis y regímenes de crecimiento

R O B E , R T

'1 mismo tiempo que emergen nuevos paísesindustrializados, las economías de antiguaindustrialización no han recuperado el ritmo decrecimiento de los años sesenta. ¿Por qué? La teoríade la regulación fue conocida primero por haberaportado una respuesta en términos de auge y luegode crisis del fordismo. Pero para explicar loscambios a partir de los años setenta, no ha cesadode renovarse. En tanto programa de investigación,toma de Marx el concepto de capitalismo, de laEscuela de los Anales el sentido de la profundidadhistórica y de los poskeynesianos los instrumentosde la macroeconomía.

¿Cuál es el origen de los diferentes modos deregulación? ¿Por qué las crisis se suceden sinparecerse? ¿Cuál es el papel de lo político en laconstrucción de las formas institucionales? Unrégimen de acumulación impulsado por lo financiero¿es viable y generalizable?

Este libro presenta las bases y métodos de estateoría, caracteriza los diferentes regímenes deacumulación y capta los modos de regulaciónemergentes.

C E I LP I E T T E

ISBN 978-84-9657 1-46-4

T R A B A J OSOCIl 1(1

C O N I C E T

Crisis y regímenesde crecimiento:una introducción a la teoría de la regulación

1

C E I LP I E T T E

C O N I C E T

Page 2: Crisis y regímenes de crecimiento

Crisis y regfmenes de crecimiento:una introducción a la teoría de la regulación

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Este libro ha sido publicado con la colaboración delMinisterio francés de la Cultura - Centro Nacional del Libro

Cet ouvrage a été publié avec le concours du Ministére francaisde la Culture-Centre National du Livre

colección

Nuevas teorías económicasdirigida por ]ulio C. Neffa y Héctor Cordone

Tftulo original: La théorie de la régulation I. Les fondamentaux

La edición original fue realizada por Editions La Decouverteen París en el año 2004.

© 2004-Editions La De'couverte© 2007-Míño y Dávila srl© 2007-CEIL-PIE7TE CONICET© 2007-Pedro Miño

Edición actual:I 5 edición en castellano, JUNIO de 2007

ISBN 978-84-96571-46-4

IMPRESO EN ARGENTINA

Prohibida su reproducción total o parcial, Incluyendo fotocopia,sin la autorización expresa de los editores.

Diseño de colección y portada:Gerardo Miño

Composición y armado:Eduardo Rosende

Traducción;Irene Brousse

Producción editorial:Irene Brousse, Héctor Cordone, Graciela Torrecillas

Page 4: Crisis y regímenes de crecimiento

En Madrid:Miño y Dávila editoresArroyo Fontarrdn 113, 22 A (28030)tel-fax: (34)91 751-1466Madrid • España

En Buenos Aires.-Miño y Dávila srlPje. José' M. Giuffra 339 (C1064ADC)tel-fax: (54 1 1 ) 4361-6743, Buenos Aires • Argentinae-mail producción: [email protected] administración: [email protected]

C E I LP I E T T E

C O N I C E T

www.ceil-piette.gov.arSaavedra 15 P.B y 4° piso (C1083ACA)telfax (54 11) 4953 7651/9853e-mail: [email protected] Aires, Argentina

R O B E R T B O Y E R

Crisis y regímenesde crecimiento:

una introducción a la teoría de la regulación

T R A B A ! (Tj oc ie l a ¿1

C E I LP I E T T E

C O N I C E T

Page 5: Crisis y regímenes de crecimiento

A la memoria de Jean-Paul Piriou,

que preguntó tantas veces por este manus-

crito sin tener el placer de verlo termi-

nado y finalmente publicado.

Mis agradecimientos van a Pascal

Combemale que supo estimularme para

volver a poner sobre la mesa este trabajo

diferido por demasiado tiempo, el que

tampoco habría podido ver la luz sin la

ayuda, la perseverancia y el talento de

Jacqueline Jean, en circunstancias sin

embargo difíciles.

fndice

Introducción 11Una filiación marxista 12Las siete cuestiones de la teoría de la regulación 13Una presentación sintética 14

1 / En la base de una economía capitalista:las formas institucionales 17Un retorno a la economía política 18Las instituciones ocultas de una economía de mercado... 22La cuestión central de la teoría de la regulación 34Las relaciones Estado/economía 35Conclusión: las cinco formas institucionales 40

2 / De las leyes de hierro del capitalismo a la sucesiónde modos de regulación 41Una lectura crítica de la ortodoxia marxista 41Elaborar conceptos intermedios: las formas institucionales 47Modos de regulación contrastados en la escala secular... 54Los modos de regulación contemporáneos 58Conclusión: equilibrio, desequilibrio... regulación 60

3 / Regímenes de acumulación y dinámica histórica 61De los esquemas de reproducción a los regímenesde acumulación 61

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Caracterizar los modos de desarrollo 65Formalizar el fordismo para estudiar su viabilidad ycrisis 71Un modelo general de varios regímenes 78Conclusión: el fordismo, concepto importante pero noexclusivo 84

4 / Una teoría de las crisis 85La dialéctica crecimiento/crisis 85El agotamiento endógeno de un modo de desarrollo 91La acumulación tiende a desbordar el espaciode la regulación 98La liberalización financiera desestabilizadorade los regímenes de acumulación 103Conclusión: recurrencia de las crisis, cambio de susformas 113

Conclusión 115Anomalías en busca de explicaciones 115Del buen uso del concepto "capitalismo" 116La paradoja del origen de las instituciones económicas... 116Una macroeconomía institucional e histórica 117El economista, moderno Sísifo 118

Cronología:orígenes y etapas de la teoría de la regulación 119

Referencias bibliográficas 123

Introducción

La mayoría de las teorías económicas contemporáneas seconcentran en los problemas de una economía de merca-

do. O bien se alaban sus irreemplazables virtudes, como hacela Escuela de Chicago a instancias de Milton Friedman, obien se propone corregir sus fallas según los preceptos de unneokeynesianismo del que Joseph Stiglitz sería un eminenterepresentante. Para estos dos programas de investigación, elmercado es la forma canónica de coordinación económicaentre agentes supuestamente iguales. Ciertamente, como en latradición keynesiana, el Estado puede corregir los límites delmercado, pero su intervención no es más que un mal menorrespecto del ideal de un mercado de competencia perfecta.

Referirse al capitalismo implica distinguir este modo deproducción del de una economía de pequeña producción mer-cantil, para retomar los términos de Karl Marx, El hecho deque sujetos mercantiles compitan no basta para caracterizar alcapitalismo. En efecto, las entidades de base son empresas, esdecir entidades que aplican una relación social muy diferente,la relación de producción en virtud de la cual los asalariadosse someten a la autoridad del empresario y/o los managers alos que se les delega la administración, a cambio del pago deun salario. Esta segunda relación social no se reduce a unapura relación mercantil, ya que implica la sumisión jerárquicapor oposición a la horizontalidad que se le presta al funciona-miento de un mercado típico.

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Este rasgo es reconocido por las nuevas teorías microeco-nómicas, que subrayan las asimetrías de información, la selec-ción adversa y el riesgo moral que caracterizan al contrato detrabajo. Pero este ámbito de análisis no vuelve sobre la carac-terización de las evoluciones macroeconómicas a mediano-largo plazo. Ahora bien, el interés de la noción de capitalismoes destacar cómo la interacción de la relación de competenciay la relación de producción asalariada pone en movimiento uncambio de perspectivas respecto de una economía sólo mercan-til. En efecto, el objetivo de la pequeña producción mercantiles la satisfacción de las necesidades mediante la producciónde mercancías y su circulación gracias a la intermediación dela moneda. En el capitalismo prevalece la ley de la acumula-ción de capital; la producción de mercancías es sólo la fasetransitoria de un circuito del capital, como "valor que se poneen valor", para retomar la expresión de Marx.

Una filiación marxista

La teoría de la regulación se inscribe en esta tradiciónteórica, pero pretende corregir y prolongar los análisis de ElCapital, tanto a la luz de los métodos modernos del econo-mista como gracias a las enseñanzas surgidas de las transfor-maciones del capitalismo desde fines del siglo XIX,

En efecto, la ley de la caída tendencial de la ganancia -ciertamente contrarrestada por muchas contratendencias- noresulta lógicamente de las hipótesis de Marx. La noción derégimen de acumulación y las diversas formalizaciones quese hicieron, desembocan en una diversidad de perfiles deevolución compatibles con los estímulos y restricciones quevehicula el capitalismo.

Una segunda fuente de inspiración no es otra más que lafrecuentación de la historia larga del capitalismo, Por unaparte, muestra evidentemente transformaciones fundamentalesen las relaciones entre el comerciante, el productor, el ban-quero, el financista, sin olvidar al Estado. Es difícil imaginaruna teorización que haga abstracción de semejantes transfor-maciones. Por otra parte, el siglo XX aportó muchas ense-ñanzas e interrogantes. ¿Cómo explicar el carácter atípico de

12 Robert Boyer / CRISIS y REGÍMENES DE CRECIMIENTO

la crisis de 1929? Por el contrario, ¿es posible dar cuenta delnotable cre-cimiento observado después de la segunda guerramundial? ¿Por qué este proceso virtuoso se frena y entra encrisis desde fines de los años 1960? Además, la gran diver-sidad de trayectorias seguidas desde entonces por EstadosUnidos, Europa, Japón, y más recientemente China, conducea desplazar el análisis de un modo de producción invariantea la tentativa de interpretación de la variedad de formas con-temporáneas del capitalismo.

Las siete cuestiones de la teoría de la regulación

Así, con respecto a la cuestión inicial, la de los orígenesdel freno del crecimiento de los "treinta años gloriosos", lateoría de la regulación progresivamente extendió su ámbito deanálisis bajo una doble influencia. Por una parte, el desarrollomismo de las nociones de base y de los métodos hace sur-gir nuevas cuestiones y dificultades. ¿Se puede, por ejemplo,formalizar simultáneamente un régimen de crecimiento y sudesestabilización? O bien, ¿cuáles son los instrumentos quepermiten delimitar los factores que explican la emergenciade nuevas formas de capitalismo? Por otra parte, la historiaeconómica y financiera del último cuarto de siglo no dejó deaportar su lote de sorpresas.

Así, el derrumbe de las economías de tipo soviético, luegoel recrudecimiento de las crisis financieras hicieron resurgiruna pregunta que parecía resuelta: "¿qué es el capitalismo?".Muchos actores se interrogaron sobre el tema de los méritos ydebilidades del capitalismo, desde financistas internacionales(Soros, 1998), grandes empresarios franceses (Bébéar, 2003),a especialistas financieros (Rajan, Zingales, 2003), Algunoseconomistas, como Joseph Stiglitz, tienen una mirada críticasobre el impacto de la globalización, y este último se preguntósobre la convergencia de los capitalismos (Stiglitz, 2002,2003). Todos interrogantes que se juntan con algunas de lascuestiones centrales de la teoría de la regulación.

1. ¿Cuáles son las instituciones de base, necesarias y suficien-tes para el establecimiento de una economía capitalista?

Introducción 13

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2. ¿En qué condiciones una configuración de estas institucio-nes engendra un proceso de ajuste económico dotado decierta estabilidad dinámica?

3. ¿Cómo explicar que se renueven periódicamente crisis en elseno mismo de regímenes de crecimiento que anteriormentehabían tenido éxito?

4. ¿Bajo el impacto de qué fuerzas las instituciones del capi-talismo se transforman: por selección, por eficacia, comolo suponen la mayoría de las teorías económicas, o debidoal papel determinante de lo político?

5. ¿Por qué las crisis del capitalismo se suceden y no son sinembargo la repetición idéntica de los mismos encadena-mientos?

6. ¿Se dispone de instrumentos que permitan examinar laviabilidad y la verosimilitud de diferentes formas de capi-talismo?

7. ¿Se pueden analizar simultáneamente un modo de regula-ción y sus formas de crisis?

Una presentación sintética

Tales son los temas que se abordan en los diferentes capítu-los de este libro, que presenta en primer lugar dos derivacionesdistintas de las formas institucionales en la base de los modosde regulación. La primera se inscribe en la línea directa dela tradición que parte de la economía política clásica paraculminar con las teorías del equilibrio general. Su propósitoes explicítar las instituciones ocultas de una economía de mer-cado (capítulo 1). La segunda derivación parte de una evalua-ción crítica de la herencia marxista en materia de esquema dereproducción. Es entonces posible definir un modo de regu-lación como resultado de la conjunción de cierto número deformas institucionales. Es la ocasión de insistir sobre el carác-ter abierto de la existencia o no de un modo de regulación, locual introduce la noción de crisis como complementaría a la deregulación. Además, el análisis histórico destaca la sucesiónde modos de regulación contrastados (capítulo 2).

14 Robert Boyer / CRISIS v REGÍMENÍS PE CRECIMIENTO

RECUADRO 1. Lo que la teoría de la regulación no es.A propósito de algunos malentendidos

Una advertencia originaria se impone para evitar un malentendidoque se ha vuelto cada vez más frecuente a medida que los economistasadoptan sin precaución las terminologías anglosajonas. En efecto, enla literatura internacional, la teoría de la regulación evoca actualmentelas modalidades según las cuales el Estado debería delegar la gestiónde los servicios públicos y colectivos a empresas privadas con la con-dición de instituir agencias administrativas independientes, calificadasde agencias de regulación. De hecho, estas agencias se multiplicaron,ya se trate del Conseil national de l'audiovisuel (Consejo nacional de loaudiovisual), de las autoridades de regulación de las telecomunicacio-nes o incluso de la autoridad de los mercados financieros.

El contrasentido llega al colmo cuando se confunde así un aná-lisis del capitalismo centrado en la cuestión: "¿cómo compromisosinstitucionalizados, a priori independientes unos de otros terminanpor definir un sistema viable?", con una recomendación normativa dedelegación de una prerrogativa de poder público a través de la ediciónde reglamentaciones o la negociación de contratos. Este es el origende la confusión ya que, en la lengua inglesa, "regulation" no es otracosa que reglamentación.

Este error se inscribe en un largo linaje. En Francia, la regulaciónfue con demasiada frecuencia interpretada como el resultado de laacción del Estado, concebido como diseñador y organizador, en resu-men, el ingeniero del sistema. Ahora bien, los trabajos regulacionistasmostraron que, incluso en los "treinta años gloriosos", las políticaseconómicas de inspiración keynesiana no eran más que uno de loscomponentes de los modos de regulación vigentes. Simétricamente,las políticas llamadas de desregulación -de hecho, en francés, de des-reglamentación- fueron interpretadas como favorables al regreso a losmercados de competencia perfecta.

Hay una última confusión que conviene disipar. El modelo decrecimiento de la posguerra estaba centrado en gran medida en com-promisos propios de cada Estado-nación, en un contexto internacionalpermisivo. Es la razón por la que muchas investigaciones se concentra-ron en el espacio nacional. Cuando la internacíonalización y la finan-ciarización hicieron notar su influencia, la teoría de la regulación noperdió por eso su pertinencia. En efecto, deja abierta la opción sobreel nivel pertinente de análisis: local, regional, nacional, mundial. Laconstrucción europea constituye a este respecto un notable campo dedesarrollo de la teoría.

Introducción 15

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Pero las formas institucionales no condicionan sólo losajustes de corto o mediano plazo, ya que moldean también lascondiciones de la acumulación y, en consecuencia, los regíme-nes de crecimiento a largo plazo. De hecho, las institucionesno constituyen simples fricciones respecto de un equilibriode largo plazo determinado únicamente por las preferencias delos consumidores, confrontados con las potencialidades ofre-cidas por las tecnologías. Nuevamente, el análisis histórico delargo plazo destaca la variedad de regímenes de acumulación(capítulo 3).

Mientras que la mayoría de las teorías económicas otorganpoco o nada de lugar a la noción de crisis, la particularidadde la teoría de la regulación es examinar simultáneamentelas propiedades de un modo de regulación y los factoresendógenos de su desestabilización, Además, las crisis revis-ten por lo menos cinco formas que es importante distinguir.Sin embargo, es posible explicitar una pequeña cantidad demecanismos que están en el origen de las crisis de un modo deregulación o de un régimen de acumulación. Es la oportunidadde examinar la viabilidad de ciertos regímenes contemporá-neos emergentes (capítulo 4).

En primer lugar, como las grandes crisis manifiestan unaruptura de los determinantes económicos anteriores, otrosdeterminantes, en particular políticos, aparecen como esencia-les para que se desprendan los compromisos institucionales apartir de los cuales puede construirse eventualmente un nuevomodo de regulación. Otros instrumentos analíticos completa-mente diferentes deben movilizarse para delimitar los factoresque condicionan la emergencia de nuevos modos de regu-lación, En segundo lugar, la internacionalización, a menudocalificada de globalización, no implica una convergencia haciauna forma canónica de capitalismo, aquella dominada por losmercados. Implica también mencionar la cuestión de los nive-les de regulación, que se escalonan de lo local a lo mundialpasando por las zonas de integración regional.

Todas cuestiones que serán objeto del segundo tomo de lapresente obra.

16 Robert Boyer/ CRISIS v REGÍMENES DE CRECIMIENTO

1 /

En la base de una economía capitalista:las formas institucionales

Corresponde a un buen método interrogarse primero so-bre las instituciones básicas de una economía capitalista.

Ahora bien, las numerosas investigaciones institucionalistascontemporáneas propusieron una gran variedad de estas ins-tituciones: normas, valores, convenciones, reglas de derecho,organizaciones, redes, Estado, etc. Todas nociones que se acu-mulan sin que se perciban los rasgos comunes, salvo que cons-tituyen mecanismos de coordinación alternativos al mercado.¿Es posible encontrar bases más sólidas para una economíainstitucional?• Es el caso si se intenta responder una pregunta fundamen-

tal en el origen de la economía como de la mayoría de lasciencias sociales: ¿por qué la competencia entre individuosautónomos, preocupados sólo por su interés, no lleva al caos?Es a esta misma pregunta que la teoría del equilibrio generalintentó responder. La viabilidad de una economía de mer-cado no depende solamente de condiciones analíticas bienparticulares (ausencia de externalidad, de bienes públicos,separabilidad de la eficacia económica respecto de los juiciosen términos de equidad, etc.), sino de la existencia de institu-ciones ocultas referidas al régimen monetario, la calidad de losbienes, la organización de la competencia. Si se reintroducenprogresivamente estos componentes, es llamativo encontrar lamayoría de las formas institucionales que están en el corazónde la teoría de la regulación.

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Un retorno a la economía política

La economía emerge como disciplina al término de unproceso multisecular en el que la actividad económica seautonomiza progresivamente de lo político y de las relacionessociales heredadas de la tradición feudal. Emerge entoncesla figura de agentes individualistas que persiguen su interés,lo que no deja de suscitar un nuevo interrogante que está enel corazón de la modernidad y funda, en cierto sentido, lasciencias sociales: ¿no hay que temer que la competencia y losconflictos asociados con la prosecución del único interés indi-vidual desemboquen en el desorden, el caos, la anarquía?

Tanto la filosofía política como la economía política se cons-truyen sobre la tentativa de aportar una respuesta a una preguntaque sigue existiendo, implícita o explícita, para la mayoríade las investigaciones contemporáneas (cf. gráfico 1).

GRÁFICO 1. El devenir de la cuestión central de la economíapolítica

¿Por qué la competencia y el conflicto entre Individuos autónomos no llevanal caos?

La respuestatradicional

Las dudascontemporáne

"Homo homini lupus"

... pero el soberano mantieneorden yía paz mediante una

organización racional del bien común

Thomas Hobbes

La propensión natural alintercambio,.,

... que, gracias a la "mano invisible"vueíve compatible un conjunto de

comportamientos descentralizados

/ \Adam Smith

James M.Buc hartan

Friederich vonHayek

Jean-PascalBénassy

\Lesburóc ratasencargadosdel Estadodefiendensu propiointerés

Todoconstructivismoestácondenado alfracaso

Elsubas (adorwal rasanoes de hechounplanificadorcentralbenevolente

El tanteo enmercadosdescentralizadosconverge raravez hacia elequilibriowalrasíano

Kenneth Arrow-Frank Hahn

Ahora bien, desde el comienzo, los pensadores dan dosrespuestas fuertemente contrastadas.

18 Robert Boyer / CRISIS v REGÍMENES oc. CRECIMIENTO

De Thomas Hobbes a Adam Smith

Para Thomas Hobbes, la violencia de todos contra todoses la consecuencia directa de la competencia entre individuos.Sólo la delegación de la autoridad a un soberano permite paci-ficar tal sociedad. Así, el surgimiento de un Estado que garan-tiza el orden sería la primera de las condiciones de una socie-dad y, por vía de consecuencia, de una economía compuestade individuos libres para perseguir sus intereses.

La respuesta de Adam Smith es muy diferente, ya queinvoca una propensión natural del hombre a intercambiar yhacer trueque. En cuanto se profundiza la división del trabajo,y en la medida en que esté garantizado un orden monetario,el mercado tiene como propiedad permitir el enriquecimientode una nación, mientras todos siguen persiguiendo su propiointerés.

Así, desde el comienzo, la economía política pone en com-petencia dos interpretaciones opuestas: corresponde o bienal Estado, o bien al mercado asegurar la coordinación de lacompetencia a la que se entregan los individuos. Este debateadquiere toda su agudeza cuando al capitalismo comercial lesuceden el capitalismo industrial y, más tarde, un capitalismollamado financiero, para seguir la periodización marxista tradi-cional. En nuestros días, la polarización de las posiciones per-manece, pero el avance de las ciencias sociales lleva a poneren cuestión las soluciones simples atribuidas tanto a ThomasHobbes como a Adam Smith. Más aún en la medida en que elindividuo smithiano no es únicamente un homo oeconomicus,aunque sólo fuera porque es portador de principios morales.

El principio del individualismocontra el optimismo del mercado

Las teorías de la opción pública aplican los principios delindividualismo metodológico (cf. recuadro 2) a la esfera polí-tica, y concluyen con James Buchanan que los políticos y losadministradores de los que se provee el Estado son estimula-dos a perseguir su propio interés en detrimento de los objetivoscolectivos que deberían cumplir. Con la moda de los análisis

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RECUADRO 2. ¿Qué es el individualismo metodológico?

Se designa así la estrategia de investigación en ciencias sociales queapunta a explicar los fenómenos económicos y sociales a partir deacciones de los individuos, En las teorías contemporáneas, el enfoquedel individualismo metodológico dota a los agentes del principio deacción racional, y trata de hacer aparecer los resultados agregadoscomo propiedad emergente de las interacciones entre estos agentes,Utiliza modelos entendidos como simplificación formal y abstracción,y se propone así engendrar todas las entidades colectivas a partir deestas interacciones individuales. Este enfoque está especialmentepresente en economía, pero también se ha extendido a la sociología,las ciencias políticas e incluso la historia. En esta concepción,instituciones, convenciones, reglas y rutinas aparecen como elequilibrio de un juego a partir de agentes desprovistos de todaidentidad social. Pero se olvida que todo juego opera según reglasaceptadas por los jugadores, y por lo tanto está abierto a un colectivoimplícito supuesto ya presente, empezando por el lenguaje gracias alcual los jugadores se comunican.

Es por otra parte lo que reconocen algunas investigaciones quese fijan como tarea explicar la emergencia de ciertas instituciones apartir del establecimiento de ciertas reglas (Aoki, 2002) según unprocedimiento que puede repetirse en diversos niveles.

Convergemos así con una concepción holindividualista. Se designade este modo una estrategia de investigación que apunta a articularlos niveles micro y macro, liberándose tanto del holismo estándar,que consiste en tratar lo macro como resultado del equivalentede una acción individual, como del individualismo metodológicopuro que rechaza toda referencia a lo colectivo y a lo social, "Laarticulación deviene aquella entre el nivel macro-institucional, enel que las acciones individuales producen instituciones, y el nivelmicro-institucional, en el que las acciones individuales operan enun contexto institucional dado; el nivel macro es así el de los actoresinstitucionales cuyas acciones se refieren a las reglas, mientras queel nivel micro es el de los actores simplemente, que actúan en elmarco de reglas dadas" (Defalvard, 2000:16). Este enfoque evita unaregresión infinita para encontrar un fundamento individualista atodas las formas de organización colectiva, no confunde los tiemposde constitución de las instituciones con el de su impacto sobre lasdecisiones de los agentes día a día.

20 Robert Boyer / CRISIS v REGÍMENES DE CRECIMIENTO

que asocian intervención del Estado, corrupción e ineficienciaeconómica, estas teorías no dejaron de tener influencia en lasconcepciones contemporáneas del capitalismo.

El desarrollo de las teorías del equilibrio general lleva auna desmentida de la intuición en la base de la mano invisiblecomo metáfora de una serie de mercados descentralizados. Enefecto, la matematización de las intuiciones de Walras permiteinferir las condiciones bajo las cuales un equilibrio de mer-cado existe y puede alcanzarse gracias aun proceso de tanteo.Ahora bien, el fracaso es doble.

Por un lado, cuando, más allá del rigor de las formalizacionesde los teoremas de punto fijo, se revelan las hipótesis de base,surge que un sistema de precios que descentraliza una serie decomportamientos individuales, existe sólo en la medida en quetoda información sea centralizada por un agente benevolentey que las transacciones entre agentes estén íntegramente rea-lizadas por su intermedio. En resumen, la teoría del equilibriogeneral formaliza un sistema centralizado. Paradójicamente,los trabajos de Kenneth Arrow, Frank Hahn y Gérard Debreumuestran de hecho la posibilidad de una economía socialistade mercado en la que la producción estaría coordinada por elsistema de precios.

Por otro lado, incluso en este marco extremadamente par-ticular, una economía no convergerá hacia un equilibrio demercado más que en la medida en que todos los productos seanllanamente sustitutos y/o que los mercados sean poco interde-pendientes. Condiciones cuya satisfacción no está garantizadaen las economías realmente existentes.

De estos dos siglos de reflexiones sobre las sociedadesindividualistas -y las economías de mercado- emerge unaviolenta paradoja. La aplicación del principio de indivi-dualismo metodológico no logra explicar la viabilidad y laresiliencia sin embargo observadas en la historia -en efectorelativamente corta- de sociedades dominadas por el capita-lismo. Pero este fracaso revela por contraste la importanciay variedad de las instituciones que, desde un punto de vistalógico, son necesarias para la existencia de una economía demercado, a fortiori capitalista. La historia económica con-firma la importancia de estas instituciones.

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Las instituciones ocultasde una economfa de mercado

En cuanto ningún secretario de mercado desempeña elpapel que le atribuyen los teóricos, sucesores de Walras, ¿cuá-les son las instancias susceptibles de asegurar una completadescentralización de los intercambios?

El régimen monetario, primera institución de base

Es claramente la moneda la institución de base de unaeconomía de mercado (cf. gráfico 2), Más precisamente, enlas economías contemporáneas, los bancos, organizados enredes, otorgan créditos a las empresas y los consumidores; estamoneda permite las transacciones que autorizan a cambio elreembolso progresivo del préstamo en el curso de los períodosulteriores. Sin embargo, en cada período, las cuentas entreagentes y su totalización parcial por medio de los diversosbancos no están equilibradas, de manera que para ajustar losdéficits y los excedentes de éstos, es posible crear un mercadode refmanciamiento interbancario, Es eficaz en la medida enque ningún shock global golpee simultáneamente los bancos,secando la liquidez del mercado,

GRÁFICO 2. Del subastador (S) a la descentralización de losintercambios por la moneda

Sin más subastador , ^- un método de compensación de crédito ... de ahí un régimen monetario

Neutralidad de la moneda- _ , ^ el comportamiento individual está condicionado por el régimen monetarioq' - volumen de bienes intercambiados por el agente !PV- precio del bien k

m- valor de la transacción monetaria

22 Robert Boyer / CRISIS v REGÍMENES DE CRECIMIENTO

Se puede pensar entonces en crear un seguro privado, pre-cisamente para proporcionarles a los bancos en dificultadesla liquidez necesaria. Si bien este mecanismo puede resultareficaz para bloquear un pánico bancario aislado, no está a laaltura de frenar la emergencia de una crisis sistémica ligadaa la sincronización de los malos resultados de los bancos. Eneste contexto, el principio de un banco central que desem-peñe el papel de prestamista de última instancia terminó porimponerse en la historia. Más todavía en la medida en que unaparte de la emisión monetaria corresponde tradicionalmentea operaciones de refmanciamiento que implican obligacionespúblicas.

El análisis de las condiciones de una estabilidad financiera,así como la historia monetaria, abogan por una organizaciónjerarquizada en la que los bancos emiten monedas de créditomientras que un banco central está encargado de la emisiónde la moneda legal. En este sistema, el banquero central esfinalmente el equivalente del secretario del mercado, porquetotaliza los desequilibrios que emergen en el nivel de la eco-nomía entera.

Convendrá llamar régimen monetario al conjunto de reglasque presiden la gestión del sistema de pagos y créditos. Eluso del término "régimen" supone que existen varias expre-siones de la restricción monetaria y de la resolución de losdesequilibrios del circuito de pagos: bancarrota de los bancosen déficit, creación de una cámara de compensación entre losbancos comerciales, o incluso política de compra de títulospúblicos por el banco central para alimentar la liquidez ban-caria.

Así, los sujetos mercantiles no pueden operar sino unavez creada y legitimada la institución monetaria, de maneraopuesta a la ficción que plantea que esta última emerge delas dificultades que los primeros tienen para intercambiar pormedio de operaciones de trueque (Aglietta y Orléan, 1998). Lamoneda aparece así, en el orden económico, como el equiva-lente del lenguaje. Pero no basta que se cree la moneda comoinstitución para que el interés bien entendido de los individuoslos conduzca a recurrir al mercado tal como lo formalizan lateoría walrasiana y después los análisis neoclásicos.

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El mercado es una construcción social

En efecto, la moneda permite la descentralización de losintercambios, de tal manera que la transacción elemental serefiere al movimiento de una mercancía a cambio de moneda,lo que elimina el problema de la doble coincidencia de nece-sidades que supone el trueque. Si a priori los intercambiosse refieren a una gran variedad de productos y calidades, enun período dado y en un lugar bien preciso, la conjunción deestos intercambios bilaterales no está gobernada en absolutopor el surgimiento de un precio único. En efecto, es necesarioademás que no haya ninguna ambigüedad sobre la calidad, quelos intercambios estén centralizados y que todos los mercadosa mediano plazo estén abiertos.

Tanto la historia de la formación de los mercados (Braudel,1979) como la microeconomía moderna basada en las asimetríasde información (Stiglitz, 1987) muestran las condiciones bajolas que se alcanza un precio único en un mercado.

Una condición previa: la definición de la calidad.- Esclaro que los oferentes tienen generalmente una mejor infor-mación sobre la calidad de sus productos que los compradorespotenciales. En algunos casos -el mercado de autos usados,por ejemplo- es posible que una apreciación imperfecta (por-que es estadística) de la calidad impida la apertura misma delmercado: los oferentes no presentarán a la venta más que losproductos de calidad inferior, que no encuentran comprador(Akerlof, 1984). En lo que concierne al trabajo, las represen-taciones que se forman las empresas de las competencias pue-den introducir una discriminación duradera entre individuosdotados ex ante, sin embargo, de las mismas características(Spence, 1973).

En consecuencia, la definición previa de ¡a calidad esuna condición necesaria para la formación de un precio enun mercado. Si ese no es el caso, a precio indiscriminado, lasmalas mercancías echarán a las buenas, según el equivalentede la ley de Gresham para las monedas. Muchos dispositi-vos institucionales pueden cumplir esta función. En la EdadMedia, por ejemplo, los artesanos se agrupaban en guildas

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para garantizar la calidad de los productos que ofrecían yevitar el derrumbe del mercado bajo el efecto de un dete-rioro de la calidad. En el mundo contemporáneo agenciasindependientes pueden otorgar certificaciones de calidad oincluso algunas firmas forjarse una reputación mediante laprovisión regular de bienes de calidad elevada y mantenidaen el tiempo. En el caso del mercado de los autos usados olos bienes duraderos, el otorgamiento de una garantía por unperíodo más o menos largo aparece como un indicador de lacalidad del bien. Todas definiciones diferentes de la calidadque resultan de convenciones (Eymard-Duvernay, 1989). Porel contrario, en los países en los que estas normas de calidadno pueden aplicarse, los mercados pueden no existir, o tenerun tamaño mucho más reducido, a tal punto que esta lagunainstitucional se plantea como uno de los obstáculos para eldesarrollo (Akerloff, 1984).

Especificar las interacciones estratégicas entre los acto-res.- Una segunda condición concierne a la agregación delas ofertas y las demandas, de tal manera que se límite elimpacto del poder de negociación bilateral entre cada par deoferente y de demandante. Nuevamente, varios dispositivosinstitucionales son posibles. En la Edad Media se realizabanferias periódicamente en lugares precisos, y el equivalente delas autoridades contemporáneas de regulación de los mercadosse aseguraba de que todas las transacciones se realizaran a lavista del público, para evitar que tal oferente o demandanteutilizara su poder de negociación y su información en bene-ficio propio. Para algunos productos agrícolas, mercados desubastas regresivas por ejemplo, operan desde una centraliza-ción anónima de las ofertas y las demandas, por intermedio deun sistema informático que aisla a los oferentes de los deman-dantes (García, 1986). Los bonos del Tesoro estadounidenseson objeto de una cotización electrónica que permite confron-tar en permanencia una oferta a una suma de demandas. Lainformatización de los mercados bursátiles y las transaccionespor internet de las órdenes de compra y venta ilustran estanecesidad de centralización para que prevalezca el equiva-lente de la ley del precio único. La existencia de tenedores de

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mercado que garanticen la liquidez es igualmente importante.Finalmente, si las modalidades de interacción entre oferentesy demandantes se alteran, el precio del mercado cambia enproporciones a veces considerables (García, 1986).

Es por esto que el mercado es una institución que suponeacuerdo sobre la calidad, la organización de los intercambios,las condiciones de acceso al mercado y el modo de pago delas transacciones. Es entonces una construcción social y noel resultado de un estado de naturaleza, espontáneamenteengendrado por el habitus que los teóricos prestan al homooeconomicus.

La diversidad de formas de competencia

Esta presentación del mercado lleva a dudar de la posibi-lidad de considerar a la competencia perfecta en toda gene-ralidad como patrón y punto de referencia. En efecto, en estaconfiguración, aunque todos participen en la formación delprecio, el precio de equilibrio se impone a todos (Guerrien,1996). Esto es suponer que para el mercado considerado -peroya no en el nivel de toda la economía- existe un subastadorbajo la conducción del cual se intercambian informaciones quellevan al precio de equilibrio. Sólo entonces intervienen lastransacciones entre los agentes, coordinadas por el subastador.Si se excluye el procedimiento de subasta, que finalmentereviste varias formas, la mayoría de las transacciones no obe-decen a este modelo.

De hecho, corresponde a los agentes fijar los precios, paraque no se instaure un proceso de tanteo, ya queapriori nadieconoce el precio de equilibrio que podría calcular expost unteórico externo, si extraordinariamente dispusiera del totalde información pertinente. Así es como se introducen com-portamientos estratégicos, tanto más en la medida en que lacantidad de agentes en el mercado es limitada. Se puede ima-ginar, por ejemplo, que los demandantes agrupan sus comprasfrente a una serie de oferentes cuyos comportamientos sonindependientes o, de manera opuesta, que los productores seentienden sobre la fijación del precio. Pero existe una seriede configuraciones intermedias, cuando por ejemplo uno de

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los oferentes tiene la capacidad de fijar su precio al que seadaptan los competidores. La economía industrial, así comola actualidad económica cotidiana, sugiere entonces que lacompetencia llamada imperfecta es la regla, y la competenciaperfecta la excepción.

Llamaremos forma de competencia al proceso de forma-ción de precios que corresponde a una configuración tipo delas relaciones entre los participantes del mercado. En efecto,las formas son aún más variadas que las que acaban de men-cionarse cuando se distingue la competencia por precio enla producción de bienes estandarizados con respecto a unaestrategia de diferenciación por la calidad. O incluso, segúnque las barreras a la entrada sean elevadas o débiles. Por suparte, la teoría de la regulación puso en evidencia por lo menostres grandes regímenes de competencia.

Un régimen competitivo prevaleció por mucho tiempo a lolargo del siglo XIX. Es diferente de la competencia perfectapor que es un proceso permanente de ajustes que nunca con-verge hacia un precio de equilibrio de largo período.

Un régimen monopolista le sucede luego de la segundaguerra mundial, por lo menos para los bienes industriales,en cuanto se afirma la concentración de la producción y delcapital, lo que permite un mecanismo diferente de formaciónde precios. Se establecen entonces aplicando al costo unitariode producción una tasa de margen, a su vez calculada paraasegurar una rentabilidad promedio del capital sobre el totalde un ciclo. Como el precio ya no es la variable de ajuste,intervienen mecanismos de racionamiento de la demanda porla oferta, e inversamente. La teoría del desequilibrio (recua-dro 3) sacó las consecuencias macroeconómicas del hecho deque los precios podían apartarse duraderamente de los precioswalrasianos, haciendo aparecer, según los casos, un desempleoclásico (el salario real se fija demasiado elevado) o un des-empleo keynesiano si la demanda efectiva es insuficiente. Oincluso un estado de inflación reprimida cuando prevalece unexceso de demanda de bien y de trabajo (Bénassy, 1984).

Una tercera configuración es la de un régimen de competen-cia administrada. Fue por ejemplo el caso al salir de la segundaguerra mundial, cuando la amplitud de la escasez y un casi

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pleno empleo introdujeron tensiones inflacionistas a través delas interacciones precio/salario/precio. En este contexto, era fre-cuente que el Estado, en este caso el ministerio de Economía,aplicara un procedimiento de formación de precios que limitarala amplitud de los márgenes y la frecuencia de los reajustes deprecios,

Así surge la intuición -confirmada por estudios históricossobre el largo plazo realizados para Estados Unidos (Aglietta,

RECUADRO 3. Aportes y límites de la teoría deldesequilibrio

A comienzos de los años 1970 prevalecía una dicotomía completaentre la teoría microeconómica interesada únicamente en la señal delos precios relativos, y la teoría macroeconómica keynesiana basada enel papel de la demanda efectiva. El interés de la teoría del desequilibrio(Bénassy, 1984) es el de introducir modelos de equilibrio general aprecios fijos, que hacen aparecer la posibilidad de una variedad deregímenes, en cuanto la economía se aleja del esquema walrasiano. Eldesempleo keynesiano se explica entonces como la consecuencia deun racionamiento, resultado de una restricción cuantitativa (malventapara las empresas, desempleo para los trabajadores) debido a un salarioreal inferior a la productividad y a una política monetaria y presupues-taria restrictiva. Presentada como fundamento microeconómico de lamacroeconomía, la teoría del desequilibrio fue criticada por postularuna rigidez de los precios. Esta hipótesis era tanto más problemáticaen una época de desreglamentación y de retorno con fuerza de unamacroeconomía clásica (Lucas, 1984). Ahora bien, esta rigidez puedecorresponder, ciertamente, a la existencia de un control administrativode los precios, pero también a una competencia oligopólica: en cadaperíodo las firmas deben anunciar un precio teniendo en cuenta laanticipación de una demanda, incierta por naturaleza. En competenciaimperfecta, pueden encontrarse entonces efectos aparentemente key-nesianos, aunque John Maynard Keynes nunca invocó la competenciaimperfecta como origen del desempleo involuntario.

En el marco de la teoría de la regulación, salario, precio y tasa deinterés resultan de la configuración respectiva de la relación salarial,las formas de la competencia y el régimen monetario. Si se toma encuenta el impacto de estas reglas, se puede imaginar por qué los preciosconvergen rara vez hacia el valor que les atribuiría el teórico en unmodelo de equilibrio general. Es una lástima que una hibridación entrela teoría del desequilibrio y la regulación no se haya podido dar, a pesarde un comienzo prometedor (Bénassy, Boyer y Gelpí, 1979),

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1976) y luego para Francia (Bénassy, Boyer y Gelpi, 1979)-según la cual las formas de competencia cambian a lo largo deltiempo y desempeñan un papel en la dinámica económica,

De la demanda de trabajo a la relación salarial

En las teorías del intercambio, el trabajo es tratado como unamercancía más entre otras; la confrontación de oferta y demandadetermina el salario, en este caso real, ya que los bienes seintercambian por bienes sin intermediario monetario. Este tra-tamiento no deja de plantear un problema dentro mismo de lateoría, ya que el desempleo no puede así explicarse más que comovoluntario -frente a un salario real insuficiente, los individuosarbitran a favor del ocio- o resultante de la rigidez del salario,correspondiente por ejemplo a la institución de un salario mínimodemasiado elevado en relación con lo que implicaría un equilibriode mercado.

El trabajo no es una mercancía como las demás,- Enefecto, desde el origen de la economía política, el tratamientodel trabajo se distingue del de las mercancías. En primer lugar,porque concierne a la actividad de producción y por lo tanto nopuede tratárselo en una economía de intercambio puro, lo queafirman los autores clásicos desde Adam Smith y David Ricardo.Karl Marx prolonga esta tradición y funda su teoría del valorsobre la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo: el primeroes movilizado por los capitalistas en la producción, el segundo esobjeto de un intercambio a su valor de reproducción. La plusvalía,fuente de la ganancia, encuentra su origen en esta distancia entreel valor de las mercancías creadas por el trabajo y el valor de lafuerza de trabajo. Luego, porque la antropología económica deKarl Polanyi (1946) sugiere que el trabajo forma parte de las tresmercancías ficticias (las otras dos son la moneda y la naturaleza)cuya producción no puede confiarse sólo a los mecanismos demercado (recuadro 4).

Pero para los economistas, un argumento determinante fueplanteado por las "nuevas teorías del mercado de trabajo", quedistinguen un doble componente en la relación de trabajo.

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RECUADRO 4. El trabajo de Polanyi

Una investigación de antropología económica y de puesta en pers-pectiva histórica del desarrollo y de la extensión de los mercadosproporciona una distinción importante entre los diversos tipos deobjetos susceptibles de un intercambio mercantil. Es el aporte de laobra fundamental de Karl Polanyi (1983). Por un lado, las mercancíastípicas son aquellas cuya producción está orientada por la búsquedade la ganancia en respuesta a las demandas de la clientela. Pertene-cen a esta categoría las materias primas, los productos intermedios,los bienes de consumo y los equipos. Por otro lado, otras mercancíasson ciertamente valorizadas por los mercados, pero su oferta no estácondicionada por la misma lógica económica pura, Es el caso de lanaturaleza, de la moneda y del trabajo. Su existencia es la condiciónde una economía mercantil, pero estas mercancías ficticias no puedenproducirse según una lógica mercantil. Los episodios históricos enlos que el mercado invadió la naturaleza terminaron en catástrofesecológicas, la competencia de las monedas generalmente desembocóen crisis fundamentales. Finalmente, la mercantilización del trabajollevó en el pasado a episodios dramáticos en términos económicos ydemográficos.

Un conflicto estratégico en el núcleo del contrato de tra-bajo.- En un primer momento, los asalariados son contratadosa cambio de un salario, es decir, una remuneración liberadadel riesgo propio del empresario. Esta primera transaccióninterviene sobre lo que se ha convenido en llamar el "mercadode trabajo", pero la operación no se detiene en este estadio, yaque el trabajo no es una mercancia como las demás.

En efecto, en un segundo momento, los asalariados sesometen a la autoridad del empresario para efectuar las tareasproductivas a las que están asignados a iniciativa de esteúltimo. Esta relación de subordinación introduce un conflictoen el corazón de la producción: asalariados y empresarios tie-nen intereses contradictorios respecto de la intensidad y cali-dad del trabajo. Los primeros quieren minimizar su esfuerzopor un salario dado, los segundos maximizarlo. Este conflictono puede solucionarse sólo con la competencia en el mercadode trabajo.

Así, la historia social muestra y la teoría confirma, queeste conflicto propio del trabajo convoca una gran variedad

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de dispositivos jurídicos, organizacionales e institucionalesque permiten superarlo, por lo menos transitoriamente.En efecto, intervienen las normas de esfuerzo (Leibens-tein, 1976), dispositivos de control (las tarjetas, el cro-nómetro), remuneraciones incitativas (salario por pieza,participación en las ganancias, stock-options), y nego-ciaciones colectivas tendientes a canalizar los conflictosdel trabajo gracias a convenciones que encuadran el contenidodel contrato de trabajo. Este último precisa entonces las con-diciones de contratación, el salario inicial, los procedimientosque regulan la promoción, la duración del trabajo, las ventajassociales, las condiciones de expresión de los asalariados enlas escalas individual y colectiva.

Estos dispositivos de control y estímulo al trabajo dentrode la empresa se vuelven tan determinantes en las economíascontemporáneas que el componente mercantil del trabajoresulta afectado. Por ejemplo, puede convenirle a la empresafijar un salario superior al del mercado, si eso permite reducirlos costos gracias a un esfuerzo más intenso de los asalariados.Así, el "mercado de trabajo" ya no se equilibra por los preciossino por un racionamiento: a veces de desempleo, a vecesescasez de mano de obra, pero rara vez, cuando no nunca,formación del salario a partir de la confrontación de ofertas ydemandas walrasianas (Boyer, 1999).

Los aspectos colectivos del contrato de trabajo.-Así, laespecificidad misma del trabajo lleva a la noción de relaciónsalarial, que describe las modalidades según las cuales cadaempresa administra los componentes organización del trabajo,duración, salario, perspectivas de carrera, ventajas sociales yotros elementos del salario indirecto. Pero estos dispositivosse inscriben a su vez en el sistema jurídico e institucional queprecisa los derechos de los asalariados, las prerrogativas de losempresarios, las modalidades de resolución de sus conflictos.Las reglas generales que rigen el trabajo asalariado definenentonces, en el plano global, la relación salarial, Esta es, desdeun punto de vista lógico, la tercera forma institucional que,después del régimen monetario y las formas de la competen-cia, caracteriza una economía mercantil en la que la actividadsalarial es determinante.

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Del productor a la firma concebida como organización

En el marco definido por estas formas institucionales seinscribe la actividad de una de las entidades esenciales de laseconomías de mercado: la empresa, o incluso la firma. Estaúltima se analiza según una grilla que zanja la cuestión res-pecto del tratamiento de la teoría microeconómica estándar yde la del equilibrio general.

De un simple administrador de los factores de produc-ción.. .- En efecto, para estas teorías, los productores se limitana tomar como dado el sistema de precios relativos y a ajustaren consecuencia el nivel de producción y la demanda de facto-res, conociendo las técnicas de producción disponibles. En unextremo, puede plantearse que el productor podría ser reem-plazado útilmente por un programa informático que resolvierala maximización obligada en el núcleo de la microeconomíaestándar. De hecho, en cuanto se considera que los factoresde producción son productos como los demás, se observa unadualidad entre el programa del consumidor y el del productor(Varían, 1995), lo que tiene por efecto convertir una economíade intercambio en una economía de producción (Guerrien,1996).

...a la búsqueda de una organización compatible conlas formas institucionales en vigencia.- Por contraste,un enfoque en términos de economía política de la firma(Eymard-Duvernay, 2004), debe considerar las restriccionesy oportunidades asociadas con las formas institucionales enlas que opera la firma.

La empresa, para decidir su estrategia, debe primero con-siderar el tipo de competencia que prevalece en los mercadosen los que opera. Muy generalmente, dispone de más margende acción cuando el sector al que pertenece está concentrado.En una proporción significativa, los servicios comerciales yde marketing apuntan a mejorar la posición competitiva de lafirma, que ya no es un dato sino un resultado de la estrategia.

La empresa es también el lugar de producción y, porlo tanto, de gestión de la relación salarial. Ahora bien, esta

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última requiere de una gran variedad de dispositivos (sistemade remuneración y modo de control) que a su vez necesitan unaespecialización de una parte de los asalariados en la gestión depersonal. Una parte significativa de las decisiones de la empresase inscribe en reacción o en conformidad con las institucionesde conjunto que determinan la relación salarial vigente en laeconomía considerada.

Finalmente, el acceso al crédito es determinante en las deci-siones de producción y de inversión de la firma. En efecto, sipretende sobrevivir y prosperar, una firma debe invertir, desa-rrollar nuevos productos y procedimientos. Todas operacionesque hacen intervenir el régimen monetario, en la medida enque interactúa por una parte con la política de oferta de créditode los bancos, y por otra con la evolución de la valorizaciónbursátil. Se plantea así la cuestión de las relaciones entre elrégimen monetario y financiero (Aglietta y Orléan, 1998),pero sin olvidar el papel del crédito a corto plazo en la gestióndel fondo de circulación y la actividad día a día.

Así surge un análisis institucionalista de la firma (recua-dro 5). En primer lugar, su viabilidad depende de la calidadde la adecuación de su estrategia a las restricciones y estí-mulos transmitidos por la arquitectura institucional (Boyer yFreyssenet, 2000). Después, y sobre todo, la complejidad delas tareas de gestión que se desprenden de la inserción en esteambiente supone una especialización de las competencias, detal manera que la firma se convierte en el lugar de la divisióndel trabajo, bajo la dirección del empresario (Coriat y Weins-tein, 1995). A este respecto, mercados y firmas participan enel principio de la división del trabajo que está en el núcleo dela dinámica de las economías capitalistas (Boyer y Schméder,1990; Ragot, 2000).

Esta construcción presenta un último interés: mientras quecon demasiada frecuencia la corriente neoinstitucionalistacontemporánea (Ménard, 2000) asimila instituciones, orga-nizaciones y convenciones, distingue claramente entre tresentidades (ver gráfico 3) y adopta una concepción orgánica dela firma (Berle y Means, 1932). Se opone entonces término atérmino al enfoque jurídico estándar que hace de la sociedad

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por acciones la propiedad de los accionistas, concepción quetuvo un rebrote de interés con la moda del valor accionario. Dehecho, los mismos estatutos de la sociedad por acciones orga-nizan una separación entre la irreversibilidad del compromisoproductivo que administran los dirigentes y la liquidez de losderechos de propiedad de la que se benefician los accionistas(Blair, 2003).

RECUADRO 5. Una teoría institucionalista de la firma

La referencia a un régimen de acumulación fordista (ver capítulo 2) suscitólas investigaciones de los sociólogos, historiadores y economistas especia-listas de la industria automotriz. Estos trabajos realizados en el marco dela red internacional del GERPISA (www.univ-evry.fr/PagesHtml/labo-ratoires/gerpisa/index.html) desembocaron en una construcción teóricaque da cuenta de la evolución en un siglo de este sector y de la persistentediversidad de la organización contemporánea de las firmas.

Lejos de poder resolver el programa de maximización de gananciabajo restricciones, las firmas se limitan a implementar una estrategiade ganancia basada en una pequeña cantidad de palancas de acción(búsqueda de rendimientos de escala, diversificación, reactividad a lacoyuntura, calidad e innovación).

Esta estrategia de ganancia debe ser compatible con el régimende crecimiento y el modo de distribución del ingreso nacional, de talmanera que no siempre se pueden transponer las estrategias ganadorasde un espacio económico a otro.

Una segunda condición para la viabilidad de una firma no es otra quela existencia de un compromiso de gobierno que permita volver compati-bles las exigencias potencialmente contradictorias entre una política deproducto, la organización productiva y un tipo de relación salarial.

Así se observó la sucesión/coexistencia de una pequeña cantidadde configuraciones productivas: tayloriana, wollardiana, fordiana,sloaniana, toyotiana y hondiana (Boyer y Freyssenet, 2000).

La cuestión central de la teoría de la regulación

Frente a la multiplicidad de las formas institucionales enel núcleo de una economía capitalista, ¿cuáles son los meca-nismos susceptibles de asegurar su coherencia y viabilidaddurante un tiempo? Esta es la cuestión fundamental de la teo-

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ría de la regulación, por la que nunca está garantizado quesurja el equivalente del equilibrio en la teoría neoclásica.

Dos mecanismos principales contribuyen a la viabilidadde un modo de regulación. Por un lado, se puede observar expost la compatibilidad de los comportamientos económicosasociados con las diversas formas institucionales. Por otro,cuando por el contrario surgen desequilibrios y conflictos queno pueden superarse en la configuración presente, se imponeuna redefinición de las reglas del juego que codifican las for-mas institucionales. La esfera política es directamente movi-lizada en este proceso.

A partir de la presentación de los conceptos básicos apare-cen dos especificidades de la teoría de la regulación.

Considerando la diversidad y complejidad de las institucio-nes del capitalismo, nada garantiza que su conjunción definauna modalidad viable de ajustes económicos. Es la razón porla que la noción de modo de regulación (capítulo 2) introducesimultáneamente la posibilidad de un régimen económico perotambién de sus crisis, ya que son multiformes (capítulo 4). Asíse levanta la restricción postulada por la casi totalidad de losmodelos neoclásicos, a saber, la existencia de un equilibrioestable, incluso en el largo plazo.

No se puede concebir una economía pura, es decir des-provista de toda institución, de forma de derecho, o inclusode orden político. Las instituciones de base de una economíamercantil suponen actores y estrategias diferentes a las eco-nómicas. Estas intervenciones no tienen apriori por primerobjetivo estabilizar la economía, pero es sin embargo de lainteracción entre la esfera económica y la esfera jurídica/política que resultan los modos de regulación. Es volver aencontrar el mensaje de la economía política, enriquecido porlas enseñanzas sacadas de la observación de la historia delcapitalismo.

Las relaciones Estado/economía

La ilusión de una economía pura, es decir totalmenteindependiente de lo jurídico y de lo político, debe entonces

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abandonarse. En efecto, en las teorías del equilibrio general,en el mejor de los casos el Estado puede devenir la expre-sión de las elecciones colectivas que apuntan a hacer preva-lecer un óptimo de Párelo. Toda otra acción, por ejemplo unaintervención sobre los precios, no puede más que introducirineficacias.

Por su parte, la teoría de la regulación otorga una importan-cia determinante a las relaciones Estado/economía (gráfico 3).La presentación de las formas institucionales ya hizo apareceralgunas de esas relaciones.

GRÁFICO 3. Las interdependencias entre Estado, ordenpolítico y formas constitucionales

r •* c1,Decisiones políticas yreformasconstitucionales en estímulosrespuesta a conflictosentre principioscontradictorios 1

Esfera política/rden constitucional

A

f -\__ — — — _

""" (""Formas institucional

2. r ^VRodofmición do las estímulos ^reglas de derechobajo la presión de losgrupos de interés i

3. "'" - *•Innovaciones y estímulosreestructuración delas organizaciones ^

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restricciones

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restricciones

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N 4r*"'"

Del orden constitucional a la esfera económica:

Una clara jerarquíaA —H3 ->C

De la esfera económica a la esfera política: desequilibrios y conflictos requieren una redefinición de las regla;

1 -»? ...+3Grado da persistencia: Orden constitucional >

Formas Institucionales > Organizaciones >Comportamientos individuales

La elección de un régimen monetario es política

Si la moneda instituye la economía mercantil, no puedeser su consecuencia, lo que invierte la fábula neoclásica segúnla cual la suba de los costos de transacción vinculados con el

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trueque habría llevado a la invención de la moneda por partede los mismos agentes. De hecho, la historia económica mues-tra que los comerciantes inventaron la moneda privada (Brau-del, 1979) y los príncipes y reyes se arrogaron el derecho deacuñar la moneda de curso legal en circulación en su territorio(Le Rider, 2001), sin olvidar que muchas monedas empiezansiendo títulos de deuda pública. Otra enseñanza de la historia:ningún sistema bancario basado sobre la competencia entrediversas monedas privadas sobrevivió por mucho tiempo. Lainvención de los bancos centrales reconoce la necesidad de unactor que no está movido por la lógica de la ganancia comer-cial y que tiene como función cuidar la viabilidad del sistemade pagos, amenazado permanentemente por la crisis, inclusopor el derrumbe. Aún los bancos centrales contemporáneos,supuestamente independientes, siguen viendo su estatus deter-minado por el poder político. Así, la elección de un régimenmonetario (y de cambio en economía abierta) apela, necesa-riamente, a la esfera política.

No hay competencia sin intervención pública

La competencia, dejada a los comportamientos estratégi-cos de las empresas, tiende a desembocar en la concentración,la entente, el oligopolio, e incluso el monopolio, en cuantose introducen costos fijos, rendimientos crecientes, efectosde red y de reputación. Los compradores/consumidores sonentonces las víctimas de este proceso, lo que no deja de sus-citar su reacción a través del proceso político y legislativo.En su casi totalidad, las economías desarrolladas fueron lle-vadas a instituir autoridades encargadas de cuidar las reglasde la competencia. A tal punto que se puede leer la historiade la concentración del capital y de la organización de lasfirmas como la consecuencia de las estrategias de las grandesempresas para adaptarse a las reglas y barreras implementadaspor la legislación a su conquista de un poder excesivo en elmercado (Fligstein, 1990). Así, la forma de competencia operauna mediación entre esferas privada y pública.

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Relación salarial y ciudadanía

Sobre la relación salarial, la intervención del Estado es, apriori y desde un estricto punto de vista lógico, menos nece-saria. Ahora bien, aunque en grados diversos, la mayoría delos estados intervienen en el derecho de trabajo, llegando aasimilarlo al derecho comercial (tendencia de Estados Uni-dos [Buechtemann, 1993]) o, en el otro extremo, a hacer delderecho colectivo de los asalariados uno de los fundamen-tos de una economía social de mercado (caso de Alemania)(Labrousse y Weisz, 2001). Más aún, la experiencia histó-rica francesa muestra que una intervención estatal fuerte fuenecesaria a comienzos del siglo XIX para liberar las fuerzascompetitivas vinculadas con el trabajo (Boyer, 1978). Es tam-bién el caso para algunos países en vías de desarrollo (Chile,Argentina, Brasil) en los que gobiernos autoritarios realiza-ron reformas radicales del derecho laboral (Ominami, 1986;Neffa y Boyer, 2004). La intervención directa o indirecta delEstado es más evidente aun en la cobertura social; las luchasde los asalariados por el reconocimiento de los accidentes detrabajo, de sus derechos de jubilación, salud, desembocan encaso de éxito en derechos sociales que afectan tanto la natu-raleza de la ciudadanía como el modo de regulación, ya seaque el Estado intervenga directamente en el fmanciamiento deuna cobertura social de tipo beveridgiano, o que enmarque lanegociación entre empresariado y sindicatos, como es el casopara el sistema bismarckiano. Así, bajo una forma u otra, larelación salarial hace intervenir la esfera política.

Un Estado sometido a lógicas contradictorias

Para la teoría de la regulación, la acción del Estado distade ser monolítica, ya que en sus diversas ramas pueden mani-festarse contradicciones y tensiones entre principios alternati-vos. El derecho comercial ¿debería ganarle al laboral? ¿Cómoarbitrar entre financiamiento de la cobertura social por losimpuestos y financiamiento por los asalariados y los empre-sarios? La igualdad jurídica y política ¿se da en conjunto conun principio de democracia industrial en la empresa? Todas

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estas son preguntas a las que el poder político da respuestasdiferentes según el contexto y las fuerzas presentes. Esta fuerteinterdependencia entre las formas institucionales y el papel delEstado no es otra que la expresión de la imbricación de lasesferas política y económica.

Un Estado-nación inserto en la economía internacional

Esta concepción no es válida más que dentro del espacioterritorial definido por una soberanía estatal. Por contrastecon las teorías de la economía pura, la teoría de la regulaciónes incitada a elegir el Estado-nación como punto de partidadel análisis. En efecto, régimen monetario, relación salarialy, en menor grado, forma de la competencia, siguen estandodeterminados en gran medida en el marco del espacio nacio-nal, incluso en una época de interdependencia creciente entrelos Estados-naciones, Pero esto no significa que los Estados-naciones sean totalmente soberanos, ni por el contrario queestén desprovistos de todo poder sobre las fuerzas vehiculadaspor el régimen internacional.

En consecuencia se introduce una quinta y última formainstitucional: las modalidades de inserción del Estado-naciónen la economía internacional. En efecto, para la teoría delcomercio internacional neoclásica, la única opción abiertaconcierne a las tarifas aduaneras que introducen distorsionesrespecto de un sistema de libre cambio. Por lo tanto, desdeun estricto punto de vista económico, el Estado no deberíaintervenir, dejando jugar el mecanismo de la formación deprecios en la escala internacional. En cambio, para la teoríade la regulación, el Estado-nación puede controlar los diversoscomponentes de las tarifas aduaneras, definir las modalidadesde recepción de la inversión directa, fijar reglas en materia deinversión de portfolio o incluso controlar la inmigración. Nue-vamente, se introducen numerosas instituciones para adminis-trar las relaciones con el resto del mundo (Mistral, 1986). Estasinstituciones son transformadas y redefínidas, pero no destrui-das, por el proceso contemporáneo de internacionalización(Boyer, 2000a).

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Conclusión: las cinco formas institucionales

Así, la economía capitalista de la teoría de la regulación sedistingue de la idealización planteada por la teoría neoclásica.Esto no significa por eso que las formas institucionales corres-pondan a la intuición que cada quien pueda tener del mundoeconómico en el que opera cotidianamente. Son abstraccionesque se inscriben en un enfoque teórico inspirado por los padresfundadores de la economía clásica. Responden además a lasobjeciones dirigidas a la falta de realismo de las hipótesis dela teoría del equilibrio general (TEG) (cuadro ]), mientras ledejan al análisis institucional, estadístico e histórico el cuidadode dar la caracterización exacta de las formas institucionales,y por lo tanto de la viabilidad de un modo de regulación.

CUADRO 1. Las instituciones ocultas de una economía capi-talista: de la teoría del equilibrio general (TEG)a la teoría de la regulación

Hipótesis de la TEG

1. La moneda no es másque un numerario

Un subastador centralizatodas las transacciones

2. Todos los agentes consid-eran los precios como dados

3. Los servicios de trabajo seintercambian en un mercadode igual naturaleza al de losproductos

4, Ausencia de Estado

5. Ausencia deEstado/nación

Coherencia y pertinenciade estas hipótesis

La moneda es también unaforma de intercambio y dereserva de valor

No es una economía de mer-cado: de hecho, un planifi-cador de tipo Gosplan

Muy generalmente iosagentes tienen un compor-tamiento estratégico

El doble componente del tra-bajo, transacción mercantil yluego relación de subordi-nación

Una autoridad externa almercado se necesita paraadministrar la moneda, lacompetencia, los bienespúblicos

Todo Estado no es soberanomás que en un territoriodelimitado

Papel de las formas institu-cionales

Necesidad de las reglas parala creación y destrucción dela moneda

Un régimen monetario y decrédito define los su etosmercantiles y permite ladescentralización de ¡astransacciones

Variedad de formas de lacompetencia que difiere dela competencia perfecta

fcl contrato de traba o estáinserto en una red de institu-ciones que definen larelación salarial

La configuración de rela-ciones Estado/economía

Las modalidades de inser-ción en el régimen interna-cional

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De las leyes de hierrodel capitalismo a la sucesiónde modos de regulación

T Tno de los trabajos fundadores de la teoría de la regulaciónLJ (Aglietta, 1976) partía de una apreciación muy crítica

sobre la teoría neoclásica de la época, ya que ésta parecíaincapaz de analizar ni la coyuntura estadounidense ni las trans-formaciones del capitalismo norteamericano desde la guerra deSecesión. Pero también criticaba la teoría marxista de la épocaen su variante de capitalismo monopólico de Estado (CME),en tanto ésta ofrecía una descripción inadaptada de una eco-nomía de grandes empresas conglomeradas, de convencionescolectivas y de políticas monetarias keynesianas, y se mostrabaincapaz para pensar el cambio cuando el capitalismo se carac-teriza por innovaciones y transformaciones estructurales. Elesfuerzo teórico apuntaba a revelar las leyes de transformaciónendógena del capitalismo. Este era el sentido dado a la palabraregulación (ver cronología al final del libro).

Una lectura crftica de la ortodoxia marxista

El aporte de la teoría propuesta por Marx en El Capital estratar al capitalismo como modo de producción y revelar susfuncionamientos así como su dinámica de larga duración. Lossucesores de Marx trataron de actualizar su teoría en función

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