crecimiento de hosteleria en españa.pdf
TRANSCRIPT
1
LAS DIRECCIONES DEL CRECIMIENTO EN EL SECTOR HOTELERO ESPAÑOL
Rosario Andreu Guerrero, [email protected], Universidad de Alicante.
Jorge Pereira Moliner, [email protected], Universidad de Alicante.
Diego Quer Ramón, [email protected], Universidad de Alicante.
ABSTRACT
En este trabajo se analizan las distintas estrategias de crecimiento que han seguido en los últimos años
las empresas del sector hotelero español como respuesta a los nuevos retos impuestos por el entorno en el que se
encuentran inmersas y a las peculiaridades inherentes a la propia estructura del sector turístico.
Se hace un breve repaso de los motivos que llevan a las empresas a crecer y de las direcciones que puede tomar
ese crecimiento. Tras la presentación de los principales cambios producidos y la forma en que afectan al sector
turístico, se analiza cómo las empresas hoteleras han tratado de adaptar sus estrategias corporativas a la nueva
situación.
1. INTRODUCCIÓN
Desde hace años, el entorno de las empresas se caracteriza por una mayor turbulencia. Los rápidos
cambios, la incertidumbre y la mayor competencia hacen cada vez más difícil la supervivencia de las empresas,
sobreviviendo únicamente aquellas que se adapten a los cambios de manera más eficiente. Para ello, es necesario
un replanteamiento de las estrategias a todos los niveles.
El crecimiento de la empresa es algo natural a la propia existencia de la misma. Si además tenemos en
cuenta la situación actual, se justifica que a nivel corporativo las empresas adopten estrategias encaminadas a tal
fin, es decir, a ser cada día más fuertes y a contar con más recursos y capacidades estratégicos en los que basar
su ventaja competitiva.
El sector turístico no es ajeno a lo anterior, sino que en los últimos años viene sufriendo toda una serie
de cambios que han llevado a las empresas, en especial a las del sector hotelero, a modificar su forma de
competir, adaptando sus estrategias competitivas, así como su ámbito de actuación, a través de las estrategias
corporativas.
Por todos estos motivos, el objetivo del trabajo es analizar la nueva situación y las estrategias
corporativas de crecimiento que han adoptado en los últimos años las empresas hoteleras españolas, como forma
de adaptarse a la misma.
Para nuestro propósito hemos estructurado el trabajo en cinco apartados. Tras este primer apartado
introductorio, en el siguiente se analizan los motivos que hay detrás del crecimiento de las empresas. A
continuación, se presentan algunos de los principales cambios que se han producido en el entorno y que han
alterado la estructura del sector turístico. En un cuarto apartado, señalaremos las direcciones que pueden seguir
2
las estrategias corporativas de crecimiento, haciendo especial referencia a las seguidas por las cadenas hoteleras
españolas. Y finalmente, acabaremos con un apartado de conclusiones.
2. EL CRECIMIENTO DE LA EMPRESA
Las estrategias de crecimiento han sido uno de los temas que más atención ha recibido en los últimos
años. En concreto, las distintas formas que éstas pueden adoptar y su influencia en el alcance o éxito de ventajas
competitivas, han sido objeto de una extensa investigación (Suárez, 1999).
Una de las pioneras en este ámbito fue Penrose (1962: 9), quien define el crecimiento de la empresa
como “la extensión continua del ámbito y naturaleza de las actividades de una organización en la cual el papel de
los propietarios puede no ser relevante, y la dirección central (o empresario) es solo una parte, si bien muy
importante”. La mencionada autora considera que la empresa se enfrenta al mismo tiempo a una serie de
estímulos y de dificultades para el crecimiento de la misma, tanto internas como externas.
Las estrategias de crecimiento pueden surgir de forma defensiva o pasiva, es decir, como una reacción
ante cambios del entorno o para dar respuesta a un determinado problema, pero pueden también hacerlo de
forma ofensiva o proactiva en busca de las “virtudes del tamaño y por lo tanto del crecimiento (…) arraigado en
nuestro sistema de valores” (Menguzzato y Renau, 1991: 251).
Los rápidos cambios que se producen en el entorno pueden provocar una rápida obsolescencia de las
tecnologías utilizadas, cambios en las necesidades de los clientes, la saturación del mercado del producto, etc.
“Las empresas tienen que crecer y desarrollarse continuamente, aunque sólo sea para mantener su posición
competitiva relativa a otras empresas que crecen. Si la empresa pretende mejorar su posición relativa, tendrá
entonces que crecer a tasas superiores a las de sus más cercanos competidores” (Navas y Guerras, 2002: 327).
El crecimiento de la empresa es considerado como “una señal de competitividad actual y futura de la
misma” (Medina y Correa, 1999: 9). Las organizaciones persiguen estrategias de crecimiento, en términos de
ventas, valor añadido, beneficios, personal y recursos. En un escenario sin crecimiento puede ser incluso difícil
sobrevivir ya que los competidores atacarán y sus áreas más vulnerables experimentarán un declive (Aaker,
1995: 238). Aquellas empresas que no presenten como mínimo un ritmo de crecimiento estable irán hacia atrás.
Las características de los entornos competitivos actuales provocan que las empresas tengan más
dificultades a la hora de asegurarse ese mínimo nivel de crecimiento estable. En determinados entornos
específicos la imposibilidad de seguir creciendo a través de los mismos ámbitos producto-mercado puede ser
especialmente difícil por lo que las empresas que operan en ellos pueden inclinarse hacia otras estrategias de
crecimiento que impliquen iniciar su actividad en un negocio distinto, es decir, hacia estrategias de
diversificación.
La idea de que toda empresa para ser eficiente debe alcanzar un tamaño mínimo óptimo, dependerá de
las características del sector y del entorno económico en el que actúe. Son muchas las ventajas que suelen
atribuirse a las empresas que presentan mayor tamaño, como su mayor poder de negociación con los proveedores
y clientes o para hacer frente a la competencia, en relación a las de menor dimensión que cuentan con un menor
poder de negociación, un menor acceso a los recursos tecnológicos, financieros,... Sin embargo, debemos tener
presente que el mayor tamaño también lleva asociado unos mayores costes y problemas organizativos que
pueden no presentar las empresas de menor dimensión que son, por lo general, más sencillas y flexibles. El
3
crecimiento sólo será sostenible si conlleva algún tipo de mejora de la eficiencia de las organizaciones. Uno de
los requisitos necesarios para que esto suceda es que “los ejecutivos responsables realicen un ajuste estructural
ya que sin él el crecimiento conducirá a una ineficiencia económica” (Chandler, 1962: 16).
En la decisión de emprender una estrategia de crecimiento, la dirección que se adopte y el éxito de la
misma va a depender tanto de las características del entorno, general y específico, como de las propias
características internas de la empresa.
De lo anterior se desprende que igualmente importante es para la empresa conocer su entorno que
conocer cuáles son los recursos y capacidades internos con los que cuenta, ya que condicionarán las estrategias
alternativas que puede emprender, y detectar cuáles de esos recursos y capacidades pueden considerarse como
estratégicos, es decir, pueden garantizarle el logro de una ventaja competitiva sostenible si basan su estrategia en
los mismos. Las características que estos activos deben reunir para proporcionar esa ventaja competitiva
sostenible son las de ser valiosos, raros, imperfectamente imitables y no sustituibles (Barney, 1991).
En definitiva, un adecuado análisis del entorno en el que se detecten amenazas y oportunidades junto
con un reconocimiento de recursos y capacidades estratégicos internos, es esencial para la correcta definición y
selección de la estrategia a seguir.
En concreto, nosotros vamos a centrar nuestra atención en analizar las características del entorno
turístico de los últimos años que han llevado a que las empresas de este sector (haciendo especial referencia a las
del sector hotelero español) pongan en marcha distintas estrategias de crecimiento al mismo tiempo que adaptan
sus estrategias competitivas en cada negocio a las circunstancias actuales.
3. CARACTERÍSTICAS DEL ENTORNO TURÍSTICO ACTUAL
A pesar de su reconocida aportación a la riqueza del país (en el año 2002 supuso un 11,8 % del PIB
español, su saldo positivo en la Balanza de Pagos permitió cubrir un 65% del déficit comercial español y generó
el 10% del empleo en España), no ha sido hasta las décadas más recientes cuando ha empezado a surgir un
especial interés en este sector. Una posible explicación es el hecho de que no es hasta la segunda mitad del siglo
XX cuando podemos hablar del turismo como un verdadero fenómeno de masas, estando anteriormente esta
actividad al alcance de unos pocos colectivos privilegiados.
La evolución del turismo es un fenómeno que se ha disparado en los últimos años. La aparición de
formas alternativas de turismo, el uso de nuevos sistemas de comercialización del producto gracias al desarrollo
y aplicación de las tecnologías de la información y comunicación, el hecho de que hoy día sea una actividad más
al alcance de cualquier persona, la mayor apertura de los mercados y la entrada de España en la Unión Europea
(Calvo et al., 2000), han desembocado en el desarrollo de una serie de medidas estratégicas. Entre ellas, destacan
las siguientes: la ampliación de la oferta de servicios complementarios y más individualizada en función de la
demanda de cada cliente, una mejor relación calidad-precio fruto de una demanda cada vez más exigente, una
mayor diversificación de la oferta de productos, la creación de alianzas o acuerdos de cooperación entre distintas
empresas del sector para unir sus esfuerzos frente a la cada vez mayor competencia, etc. Todas ellas destinadas a
potenciar el desarrollo futuro de este sector que, a pesar de haber experimentado un crecimiento espectacular,
cuenta todavía con un desarrollo potencial prometedor.
4
Como señala Poon (1989: 91-94) se ha producido un cambio o “metamorfosis del turismo
internacional” que hace que podamos hablar hoy día de un “nuevo turismo” caracterizado por la segmentación,
flexibilidad y la integración diagonal1, diferente al anterior turismo de masas rígido y estandarizado.
En este sentido, Casanueva et al. (2000: 87 y ss.) puntualizan que el entorno en el que compiten
actualmente las empresas turísticas ha sido fruto en la última década de una serie de cambios que se concretan en
los siguientes: una desregulación y liberalización del sector turístico, alteraciones en la estructura del mismo
(clientes, proveedores, competidores actuales, potenciales, y productos sustitutos), un exceso de capacidad
(debido al aumento de la oferta en determinados destinos no acompañado de un aumento igual en la demanda), la
proliferación de fusiones, adquisiciones y alianzas, una mayor preocupación por el medio ambiente, un menor
proteccionismo, cambios en las expectativas de los consumidores, cambios tecnológicos (discontinuidades y
rupturas tecnológicas), la emergencia de grandes bloques comerciales a nivel mundial y la globalización del
turismo. En definitiva, los factores determinantes del cambio experimentado en el sector pueden resumirse, como
señala Fayós (1993: 164), en factores técnicos, económicos, sociales y culturales.
De forma más concreta, los cambios estructurales, que el sector turístico está experimentando en los
últimos años proceden, principalmente, de los siguientes fenómenos: la globalización, los avances tecnológicos y
los cambios en la demanda.
La globalización
El fenómeno de la globalización tiene una serie de impactos en la economía de los países que no deja de
ningún modo ajeno al turismo ya que, como señalan García et al. (1998: 560), “casi por definición el turismo
tiene un marcado carácter internacional”. La reducción de las fronteras entre los países, el acercamiento de las
culturas, de las preferencias de los consumidores y, en el caso de la Unión Europea, la unificación de la moneda,
son hechos que provocan un aumento en el turismo internacional2. Este aumento se ha visto al mismo tiempo
facilitado por el desarrollo de los medios de transporte, el surgimiento de grandes tour-operadores y los
espectaculares avances de las tecnologías de la información.
La globalización provoca un aumento de la competencia para las empresas turísticas españolas. Este
acercamiento a nivel mundial desemboca en la mayor entrada de turistas extranjeros y la mayor salida de turistas
nacionales junto con un mayor establecimiento de empresas extranjeras en nuestro país y una mayor
internacionalización de las empresas turísticas españolas, que ven aumentar las posibilidades de expansión más
allá de las fronteras nacionales.
Al mismo tiempo, este fenómeno provoca una mayor dependencia del turismo de la marcha de las
economías y la estabilidad política de otros países cuyo flujo de visitantes sea importante para España (como es
el caso de las economías alemana e inglesa cuyos habitantes fueron los visitantes más numerosos del turismo
1 Poon (1989: 96) define la integración diagonal, creada por las nuevas tecnologías de la información, como “el proceso por el cual las empresas de servicios se mueven a nuevas y diferentes actividades con importantes sinergias, sistemas de ganancias y economías de alcance derivadas de tal integración”. Consiste en la unión de empresas que proceden de industrias distintas pero entre las que existe interdependencia. Las empresas que se integran apoyan la demanda de un mismo producto pero pertenecen a distintos sectores como puede ser la integración con empresas de financiación y aseguramiento (Del Alcázar, 2002: 238). Existe complementariedad entre ellas pero no debe confundirse con la integración complementaria que es definida por Bull (1994: 99) como la integración de empresas de productos complementarios pero pertenecientes a una misma industria, lo cual adquiere una enorme importancia dentro del sector turístico donde los productos gozan de una gran complementariedad, ofreciendo conjuntamente al consumidor un producto más completo. 2 El turismo internacional de un país está formado por el turismo emisor (el realizado por los turistas nacionales fuera del país) y el turismo receptivo (el realizado por turistas extranjeros en el país) (OMT, 1998: 49).
5
receptivo en el año 2002, según datos del Instituto de Estudios Turísticos (IET), y donde la recesión de la
economía alemana en ese año se ha dejado notar en una ligera contracción de las cifras).
Por último, tiene un impacto sobre los gobiernos a la hora de diseñar las Políticas Turísticas (Martorell,
2002: 63), siendo cada vez más necesaria la coordinación de las actuaciones y la homogeneización de la
terminología utilizada en cada país a la hora de clasificar los establecimientos turísticos, de forma que se puedan
obtener unas estadísticas comparables entre países y disminuya la incertidumbre de los turistas en destinos
extranjeros (OMT, 1998: 90).
Los avances tecnológicos
Sin duda, el espectacular avance que en los últimos años viene produciéndose en las tecnologías de la
información y la comunicación ha sido uno de los grandes fenómenos influyentes en el sector turístico. Estos
avances, aplicados a dicho sector, han supuesto ventajas tanto para los consumidores finales como para las
empresas proveedoras del producto turístico. Los grandes cambios tecnológicos de las últimas décadas tienen
como exponentes principales, para el caso del sector turístico, el surgimiento de los CRS3 o Sistemas
Computerizados de Reservas, cuya evolución ha dado lugar a los hoy denominados GDS o Sistemas Globales de
Distribución, e Internet.
Entre otras mejoras, estos avances han supuesto para las empresas intermediarias4 una mayor
flexibilidad a la hora de elaborar los viajes para segmentos de mercado específicos, al tener acceso a un mayor
número de establecimientos turísticos y estar conectadas en tiempo real a los distintos proveedores de productos
turísticos a través de los GDS o de Internet.
Para las empresas productoras primarias5 ha supuesto la posibilidad de un abaratamiento de sus costes al
ser posible una “desintermediación” en el proceso de venta de sus productos al consumidor final. En este sentido,
Martorell (2002: 86) señala que recibir una reserva por el método tradicional supone para la empresa unos costes
de 10 $, una reserva vía GDS 3,5 $ y una reserva vía Internet 0,25 $.
Internet ha supuesto el desarrollo de un canal directo6 de comunicación con el cliente final pudiendo de
esta forma reducir los precios de sus productos o aumentar su margen de beneficios al desaparecer o disminuir la
comisión que era pagada a los intermediarios.
3 Los CRS son sistemas de información automatizados propiedad de una empresa o compartido por varias que participan mediante el uso de redes de telecomunicaciones. Su función consiste en interconectar a dichas organizaciones facilitando el intercambio electrónico de información, y reservas entre la oferta, intermediarios comerciales y demanda turística (Molés y Vilasaló, 1996: 427). Surgieron primeramente en el sector de vuelos aéreos, pero la incorporación de la información de otros tipos de productos turísticos como hoteles, alquileres de coches, etc. y de los servicios prestados, llevó a denominarlos GDS (Del Alcázar, 2002: 125-126). Los más importantes a nivel mundial son: SABRE, GALILEO, AMADEUS y, a cierta distancia, WORLDSPAN. En España los más importantes son: SAVIA-AMADEUS (nombre que recibe la sociedad que gestiona AMADEUS en España y Portugal), en segundo lugar GALILEO, en tercer lugar WORLDSPAN y por último SABRE. 4 Se consideran empresas intermediarias del sector turístico las agencias de viaje minoristas, las mayoristas, las mayoristas-minoristas (o mixtas) y los tour-operadores, aunque algunos autores no consideran a estos últimos como una categoría distinta a las agencias mayoristas. Para más información puede consultarse Montaner (1991: 119-121), Martín Rojo (2000: 324) y Blasco (2002: 97-99), entre otros. 5 Los productores primarios, o proveedores finales, son las empresas de transporte, de alojamiento, de restauración y las de servicios diversos (Vogeler y Hernández, 2000: 40). 6 El canal directo supone establecer un contacto directo entre proveedor y consumidor final, frente al canal indirecto donde la canalización de la demanda al cliente final se realiza a través de empresas de comercialización o intermediarias (Montaner, 1991: 106).
6
Además, estas nuevas tecnologías han facilitado una mayor cooperación entre las empresas, como
sucede entre las agencias de viaje y los hoteles a través de los GDS, o entre empresas de alojamiento que se unen
para realizar acciones comerciales conjuntas, creando centrales de reservas on line, de compras (como es el caso
del portal Hotelnetb2b creado en 2001, con unas 21 compañías hoteleras como asociadas), etc. En España
contamos como ejemplo de las agrupaciones de hoteles independientes, también denominadas cadenas
voluntarias o de cooperación (Camisón, et al., 1998: 297), a HOTUSA, SERCOTEL o GSM, entre otras que, a
pesar de que incluso pueden comercializar los establecimientos incorporados bajo una misma marca, cada uno de
ellos sigue manteniendo su gestión independiente.
Respecto a los consumidores, las nuevas tecnologías han permitido adaptar en mayor medida el
producto a sus exigencias, acceder a mayor cantidad de información que les ayude a tomar su decisión desde
cualquier lugar y en cualquier momento, pudiendo tomarse ésta de forma menos costosa, tanto en tiempo como
en dinero, al reducirse el número de intermediarios.
Sin embargo, respecto a las ventajas que Internet ha supuesto para el consumidor, no todos los autores
están de acuerdo. Como señala Blasco (2002: 109-110), las ventajas son relativas puesto que el consumidor
sigue prefiriendo comprar a través de agencias de viaje por motivos de seguridad, del tiempo que se pierde
buscando en Internet, muy valioso sobre todo si hablamos de empresas, de la mayor oferta que una sola agencia
de viajes puede poner a su disposición frente a la necesidad de visitar distintos portales de Internet si se quiere
acceder a mayor variedad de productos, del asesoramiento que recibe por parte de personal especializado, del
trato personalizado, de la posibilidad de cambiar posteriormente su decisión sin coste adicional, etc. Sobre todo
teniendo en cuenta, como señala el anterior autor, que esa reducción de costes que permite Internet, raramente se
traslada en forma de una reducción de precios para el consumidor sino que suele traducirse en unos mayores
beneficios para las empresas.
Independientemente del mayor o menor uso de Internet por parte de los clientes para adquirir el
producto turístico, es indudable que ha supuesto un cambio en las estrategias de comercialización de las
empresas. Cada vez son más las personas que cuentan con el acceso a esta red, por lo que es una vía muy
importante no sólo para aportar información sobre la empresa, sino también para efectuar ventas.
Cambios en la demanda
Junto a estos cambios tecnológicos que han alterado la relación de las empresas productoras primarias
con los intermediarios, con los clientes finales y con otras empresas de su mismo nivel, nos encontramos ante un
sector con una demanda que se ve afectada por muchos factores. Depende del nivel de renta disponible del
consumidor, del nivel de precios de los servicios turísticos, del tipo de cambio, de la posibilidad de financiar los
viajes, de la existencia de algún tipo de conflicto o inestabilidad política, del estilo de vida del demandante, de su
edad, cultura, sexo, del motivo por el que se viaje (negocios, ocio, salud, etc.), de cómo se viaje, de quién viaje
(solo, con pareja o en familia), de cuándo se viaje y a dónde se viaje. Es decir, la demanda, a diferencia de la
oferta turística, es muy elástica puesto que es muy sensible ante las variaciones de una serie de factores
económicos, políticos, sociales y culturales.
Algunos de los cambios producidos y su influencia en las pautas de la demanda actual son los
siguientes:
7
- Las vacaciones hoy día suelen ser más fragmentadas, lo cual hace que los viajes sean más frecuentes a la vez
que suelen tener una duración menor.
- El aumento del nivel de renta provoca que el cliente demande productos de mayor calidad, una oferta más
individualizada y con más servicios complementarios.
- El aumento de su nivel educativo y cultural hace al cliente modificar sus preferencias a la hora de viajar
buscando destinos con mayores ofertas culturales y no sólo de sol y playa. Siendo además, un cliente mucho
más experimentado y más exigente en cuanto a la calidad requerida.
- La práctica de deportes por un cada vez mayor porcentaje de la población, sobre todo entre los jóvenes,
provoca que cada vez sean más demandados destinos donde se pueda practicar el esquí, los deportes de
aventura, los deportes náuticos, el golf, etc.
- El surgimiento de nuevos valores sociales provoca un cambio en el tipo de viaje y en los destinos
demandados. La mayor conciencia ecológica lleva a demandar destinos donde se fomente un respeto por el
medio ambiente. El deseo de estar en contacto con su entorno o la búsqueda de una mayor calidad de vida
conlleva un aumento en la demanda del turismo de naturaleza o el rural, aislado de toda civilización
huyendo del estrés de los destinos masificados, y del denominado turismo de salud y belleza ofertado por
ejemplo por los hoteles-balnearios7. En la búsqueda de esa mayor calidad de vida se dedica más tiempo al
ocio y a la familia lo que provoca aumento de la demanda de viajes familiares de fin de semana, o de
servicios turísticos que puedan ser disfrutados en familia como es el caso de los parques temáticos.
- También los cambios demográficos de la población alteran la estructura del sector turístico. La distribución
de la población por edades, sexo, estado civil, etc., condiciona los productos con mayor demanda. Una
muestra de ello es el alto porcentaje de personas pertenecientes al sector de la tercera edad en España, lo que
supone para las empresas turísticas un segmento importante de clientes potenciales, teniendo en cuenta
además que son éstos los que tienen una mayor disposición para viajar y que ayudan a compensar la
estacionalidad de los destinos de sol y playa.
Una vez señalados los anteriores factores, en el siguiente apartado haremos referencia a las estrategias
corporativas que han adoptado las empresas hoteleras españolas como respuesta a los cambios provocados por
los mismos.
4. ESTRATEGIAS DE CRECIMIENTO DE LAS CADENAS HOTELERAS
ESPAÑOLAS La alteración de las reglas del juego en el sector turístico ha llevado a las empresas a adaptar sus
estrategias para poder seguir siendo competitivas. Ante la nueva situación, para las empresas turísticas ya no es
suficiente competir mediante la estrategia de liderazgo en costes y con escasa segmentación de su oferta, como
hasta tiempos recientes, sino que deben basarse, cada vez más, en la diferenciación y segmentación de su oferta
debido al “considerable endurecimiento de la competencia después de décadas de crecimiento turístico
acelerado” (OMT, 1998: 200).
7 En este sentido, destaca la creciente incorporación en muchos establecimientos hoteleros del concepto de SPA (del latín “Salus Per Aquam”); un conjunto de tratamientos o técnicas basadas en las virtudes del agua.
8
Este cambio en las estrategias competitivas o a nivel de negocio se ha visto acompañado por un
replanteamiento de las estrategias corporativas.
En este sentido, como consecuencia de la coyuntura del entorno y de otras características inherentes a la
propia estructura del sector turístico, como son la estacionalidad de la demanda de determinados productos
turísticos, su gran dependencia del ciclo de vida de las economías de varios países (además del suyo propio), de
la situación política mundial, de fenómenos naturales no controlables, etc., en los últimos años las empresas
están adaptando al nuevo escenario también sus estrategias corporativas.
Las estrategias a nivel corporativo son aquellas que definen en qué negocios debería estar la empresa así
como la asignación de recursos entre ellos. Por tanto, los principales componentes de la estrategia corporativa
son la determinación del alcance o ámbito de actuación de la empresa y el despliegue de recursos entre los
negocios (Hofer y Schendel, 1978: 27).
Respecto a los ámbitos de actuación que pueden considerarse, Grant (2002: 375) propone que en su
nivel corporativo las empresas deben decidir su alcance en tres ámbitos: 1) el ámbito vertical, donde se incluirían
las estrategias de integración vertical; 2) el de producto, como las estrategias de diversificación; y 3) el de
mercado, como por ejemplo, las estrategias de internacionalización.
Entre las clasificaciones de las estrategias de crecimiento más utilizadas se encuentra la propuesta por
Ansoff (1976) en su conocida matriz de crecimiento, en donde las estrategias de crecimiento se clasifican en
base a los dos ámbitos o dimensiones que forman el vector de crecimiento: productos y mercados. Este vector
muestra las posibles decisiones sobre la dirección que seguirá la empresa respecto a su actual posición producto-
mercado, diferenciando dos grandes estrategias: las de expansión y las de diversificación.
Al mismo tiempo, Ansoff (1978) desagregó las estrategias de diversificación en diversificación
horizontal, vertical y lateral en base al grado de similitud tecnológica que guarden los nuevos productos con los
tradicionales y el grado de similitud entre los clientes. Mientras que las diversificaciones horizontal y vertical
son bastante restrictivas en cuanto al ámbito de actuación, la diversificación lateral supone un mayor alejamiento
del ámbito de actuación de la empresa y, por lo tanto, un mayor grado de diversificación. La diversificación
lateral consiste en traspasar los límites del sector en el que opera la empresa. Dentro de esta diversificación
lateral es donde diferenciamos entre diversificación concéntrica y diversificación conglomerada.
En esta clasificación propuesta por Ansoff, en ocasiones, la línea de separación entre las estrategias de
expansión y las de diversificación no está del todo clara. En concreto, la diferencia entre la estrategia de
desarrollo de producto y la de diversificación horizontal es un poco tenue. Como señala Strategor (1995: 136)
muchas veces la empresa puede haber traspasado los límites de la especialización y no ser consciente de ello. La
principal diferencia entre las estrategias de expansión o de especialización y las de diversificación es que estas
últimas suponen para la empresa la utilización de un nuevo conjunto de técnicas, la adquisición de competencias
adicionales y la modificación de los factores clave de éxito. Por lo tanto, para que realmente podamos hablar de
diversificación, la nueva actividad desarrollada por la empresa debe requerir el desarrollo de nuevas
competencias.
De acuerdo a esto, las actividades que supongan la especialización en las competencias básicas ya
poseídas por la empresa, corresponderían a las estrategias de expansión. Entre estas, como primera vía de
especialización, se encuentra la penetración en el mercado, siempre que sea posible seguir creciendo en el
9
mercado actual a través de los mismos productos. Sería el caso de cadenas como AC8, NH, Zenit, Hoteles Center
o Silken, entre otras, especializadas en hoteles de ciudad, y Globalia, Fiesta Hoteles, H10, Hoteles Piñero,
Iberostar, Occidental, etc., especializadas en hoteles vacacionales, las cuales han incorporado en los últimos años
establecimientos del mismo tipo a los que ya operaban y dirigidos a los mismos segmentos de mercado.
En los últimos años, estas estrategias son las que más han predominado. Los motivos pueden ser el
aumento generalizado de la demanda turística y el tamaño relativamente pequeño que presentan las cadenas
españolas con respecto a otros países (Blasco, 2002: 61), por lo que pueden no haber alcanzado su tamaño
mínimo eficiente y aumentan su actividad siempre que el potencial de crecimiento de sus productos no esté
agotado, por el deseo de lograr economías de escala. Esta estrategia es, además, la alternativa seguida por
aquellas empresas que se encuentran en segmentos del denominado turismo emergente, como el turismo rural, de
golf, o el de salud y belleza, que presenta en los últimos años una demanda con tendencia creciente que hace
posible crecer a través de inversiones en establecimientos del mismo tipo.
Puede suceder que el mercado en el que basa su actividad la empresa, se encuentre en una fase de
estancamiento, de forma que le es imposible o muy difícil aumentar su participación en el mismo por la vía
anterior. Si el deseo de la empresa es seguir creciendo con los mismos productos y negocios donde ya opera, la
segunda vía de especialización será el desarrollo del mercado buscando nuevos clientes a los que ofrecer sus
productos, ya sean pertenecientes a otros segmentos, a otros lugares geográficos, o buscando nuevas funciones
para los mismos. Sería el caso de aquellos hoteles que dirigen sus productos a distintos clientes en función de la
temporada en que nos encontremos. Un hotel de sol y playa puede promover en invierno la realización de
congresos en sus instalaciones o un hotel de esquí puede promover en verano el turismo natural de montaña,
luchando de esta forma contra la estacionalidad de la demanda. Una empresa hotelera también puede intentar
captar clientes procedentes de otros destinos geográficos, o puede decidir entrar ella misma en nuevos mercados
internacionales en cuyo caso hablaremos de estrategia de internacionalización.
Esta última estrategia de internacionalización puede responder a diversos motivos: la búsqueda de
mercados nuevos donde invertir y seguir creciendo porque existe una saturación a nivel nacional que impide
mantener el crecimiento para determinados tipos de establecimientos, aun no existiendo saturación se puede
querer alcanzar unas tasas de crecimiento mayores a las que permite el tamaño del mercado nacional, puede
tener la finalidad de situarse en aquellos destinos más solicitados por los clientes más fieles a sus
establecimientos aprovechando así la imagen de marca, etc. En los últimos años las empresas españolas han
acelerado su ritmo de internacionalización con la apertura de establecimientos, no sólo en otros puntos de
Europa, sino también en zonas de la República Dominicana, Cuba, el norte de África, Túnez, etc., sobre todo por
parte de las cadenas hoteleras de sol y playa que, ante el estancamiento de la demanda de este segmento en
España (o en todo caso crecimiento de la demanda por debajo de la oferta), han visto como una alternativa
atractiva la entrada en destinos turísticos que están emergiendo y que apenas han empezado a ser explotados.
Cadenas como Sol Meliá o Barceló han basado una parte importante de su crecimiento en este tipo de
estrategias. Otras cadenas que han empezado su andadura en nuevos países han sido Fiesta Hoteles, que entró
por primera vez en el Caribe en el año 2002; Partner Hotels que ha crecido en los destinos de Egipto, Túnez y
Costa Rica; Renthotel que entró por primera vez en Latino América y consolidó su posición en Túnez con la
8 Los ejemplos de estrategias corporativas, que presentamos a lo largo de este apartado, proceden de las noticias recogidas en la web especializada en turismo: www.hosteltur.com
10
apertura de tres nuevos establecimientos en los últimos años o RIU, que entró en Jamaica por primera vez, en
México, en Madeira (Portugal) y en Túnez donde ya contaba con otros 9 establecimientos, además de Croacia,
Bulgaria y Chipre.
Aunque la internacionalización es presentada aquí como una vía de especialización, puede darse el caso
de que la empresa internacionalice y diversifique al mismo tiempo su actividad. Además, también podemos
considerarla como una estrategia de diversificación geográfica.
La tercera vía de crecimiento de las propuestas por Ansoff corresponde al desarrollo de producto.
Mediante esta estrategia la empresa busca relanzar su producto, introduciéndole mejoras o introduciendo
productos complementarios, etc. Este tipo de práctica por parte de las empresas hoteleras, teniendo en cuenta que
en nuestro caso el producto está formado mayoritariamente por un conjunto de servicios (aunque apoyados en
elementos tangibles), queda patente en la ampliación, cada vez mayor, del número de servicios complementarios
que se ofrecen en un hotel, como la incorporación de acceso a Internet en las habitaciones, de jacuzzi, gimnasio,
servicios de masajes, de alquiler de coches, de práctica de deportes en instalaciones del hotel o próximas al
mismo como campos de golf, pistas de tenis, etc. En ocasiones, esa mejora del producto y de la calidad con la
que son prestados los servicios, puede dar lugar a una recalificación de la categoría del hotel en cuanto a su
número de estrellas.
Como ya hemos señalado, la línea que separa la anterior estrategia y la de diversificación es tenue,
plasmándose en la necesidad o no de desarrollar nuevas competencias en la empresa. Sin embargo, en la práctica
tampoco este criterio simplifica demasiado las cosas. Pueden surgir dudas a la hora de determinar si la
introducción de los servicios anteriores en un hotel (que hemos considerado como estrategia de desarrollo de
producto) supone una estrategia de diversificación para la empresa. En realidad podríamos hablar de
diversificación de los servicios ofrecidos a nivel de hotel. Un hotel que ofrece sólo alojamiento y restauración
estaría menos diversificado que otro que presta además de alojamiento y restauración, todos los servicios
complementarios que hemos señalado antes. Quizás en otro contexto, una empresa que ofreciera todos estos
servicios se consideraría una empresa diversificada y además, de forma conglomerada. Sin embargo, en el
contexto hotelero no debemos olvidar que todos estos servicios no son productos distintos que sean ofrecidos por
la empresa a distintos clientes sino que todos juntos forman un único producto que va dirigido a un determinado
tipo de clientes.
Por este motivo, hemos considerado la incorporación de nuevos servicios complementarios al hotel no
como una diversificación sino como una especialización de la empresa en sus productos tradicionales,
incorporándole nuevas características o mejoras a los mismos. Quizás la estrategia de desarrollo de producto
deberíamos interpretarla, en mayor medida, como señala Martín Rojo (2000: 381) y que ya recogía Penrose
(1962: 3), como una estrategia de desarrollo económico, haciendo referencia no al incremento cuantitativo del
tamaño de la empresa sino al incremento cualitativo de la oferta. Nos inclinamos también a considerar esta
estrategia no tanto a nivel corporativo como a nivel competitivo, es decir, como una estrategia encaminada hacia
la diferenciación y mejora de la calidad del producto como forma de competir.
Volviendo a las estrategias de diversificación, algunas de las razones que puede haber detrás de la
adopción de esta estrategia por parte de las empresas hoteleras son las siguientes:
- Superar los problemas de la estacionalidad de la demanda y la rigidez de la oferta.
11
- Dar respuesta a la obsolescencia de los productos de la empresa (pérdida de cuota de mercado) o por la
madurez de los mercados en donde opera.
- Beneficiarse de las ventajas que puede suponer un mayor tamaño, en cuanto al logro de economías de
escala, de alcance, el mayor dominio de la curva de experiencia, etc. Aunque también debe tenerse en cuenta
que al aumentar la complejidad de la empresa aumentan los problemas y los costes de coordinación y
control.
- El mero deseo de aumentar el tamaño por parte de los directivos que ven de esta forma aumentar su
remuneración y estatus al estar al frente de una gran empresa (Jensen, 1986; Villasalero, 2000).
- Aprovechar las sinergias que puede obtener de operar en negocios distintos pero relacionados.
- Por la presencia de activos infrautilizados en la empresa, indivisibles o de difícil comercialización en el
mercado (Teece, 1980; Montgomery y Wernerfelt, 1988; Chatterjee y Wernerfelt, 1991).
- Reducir el riesgo9, es decir, aumentar la estabilidad de la corriente de beneficios.
- Porque la empresa detecta una mejor oportunidad de negocio en otro distinto al suyo, que la expansión en
este último (Ansoff, 1976).
- Mejorar la imagen de marca. Al ser una cadena presente en distintos negocios o tener establecimientos
hoteleros de distinto tipo puede aumentar la fidelidad de los clientes, ya que si viajan por motivos distintos,
o lo hacen a otros países donde la empresa cuente también con establecimientos, pueden decidir alojarse en
los mismos siempre que éstos cumplan sus expectativas de calidad.
- Internacionalizarse. En ocasiones puede ocurrir que, para la empresa que busca abrirse a nuevos mercados,
la mejor opción es no entrar con sus mismos establecimientos sino diversificarse. O también puede suceder
que una empresa quiera diversificarse pero considere que su mercado nacional no presenta las características
adecuadas para hacerlo con éxito. Sería el caso de una cadena especializada en hoteles urbanos que
persiguiera entrar en el negocio vacacional y decidiera hacerlo por primera vez en el Caribe o norte de
Marruecos donde piensa que hay menos competencia o más potencial de crecimiento.
En los últimos años nos encontramos con que cada vez son más las cadenas que, en busca de una
compensación de la estacionalidad de la demanda de sus productos, acuden a las estrategias de diversificación
frente a la tradicional estrategia de especialización. Un claro ejemplo se encuentra en las cadenas especializadas
en establecimientos vacaciones de sol y playa que han entrado en el negocio de hoteles urbanos, hoteles de golf,
etc. que presentan una “estacionalidad invertida” (Vogeler y Hernández, 2000: 276). Cadenas como Barceló,
NH, Stils Hotels, Hoteles Playa, Grupotel o H10, originariamente dedicadas a los establecimientos vacacionales,
entraron hace unos años en el negocio de hoteles urbanos. También Princess Hotels y Renthoteles están a punto
de dar ese salto. Rafael Hoteles, especializada en establecimientos urbanos, y Vincci Hoteles, tanto en
vacacionales como urbanos, se introdujeron hace pocos años en el segmento de la nieve; AC y Hoteles Elba lo
hicieron en el segmento de golf; Vista Sol Hotels, en el segmento rural, etc. Cadenas como Hesperia o High
Tech nacieron ya con una estructura dual de establecimientos vacacionales y urbanos. Actualmente, cadenas
como Sol Meliá, Husa y Confortel, entre otras, presentan una elevada diversificación de su oferta hotelera con
establecimientos de sol y playa, urbanos, de convenciones y congresos, de golf, de nieve, balnearios, rurales, etc.
9 Aunque no existe consenso sobre el poder de la diversificación para reducir el riesgo como puede verse en Bettis y Mahajan (1985) o Wiseman y Bromile (1991), entre otros.
12
En estos casos, cuando una cadena hotelera especializada en un determinado tipo de establecimientos
decide ofrecer un nuevo tipo dirigido a un nuevo segmento de mercado, estaremos ante una diversificación
simple u horizontal. La empresa ofrece un nuevo producto a un nuevo mercado, dentro del mismo subsector
turístico: el hotelero. Por lo tanto, las similitudes entre los negocios y los productos serán importantes y las
sinergias también.
Con esta denominación, sabiendo que puede no ajustarse completamente a lo que Ansoff y otros autores
han considerado como diversificación horizontal, sólo queremos hacer constar que aunque consideramos una
diversificación el entrar desde el negocio de hoteles de sol y playa al negocio de hoteles urbanos, no podemos
ponerlo en la misma esfera de lo que sería la entrada por parte de un hotel en el negocio de los campos de golf,
por ejemplo, que sería una diversificación mucho más pronunciada.
En este último caso, es decir, cuando la empresa hotelera entra en otro de los subsectores primarios del
sector turístico (transporte, restauración y oferta complementaria), se considera una diversificación lateral puesto
que se realiza fuera de su subsector de partida, siendo en este caso considerada como una diversificación
relacionada al ocurrir dentro del sector turístico. Esta diversificación dentro del propio sector turístico podría
considerarse incluso como una diversificación no relacionada, si atendemos a que poco tienen en común
gestionar un hotel y gestionar un parque temático, por ejemplo. Sin embargo, si tenemos en cuenta que ambos
son servicios turísticos, que pueden ofrecerse conjuntamente, que pueden ir dirigidos a los mismos clientes y que
pueden obtenerse sinergias distintas a las meramente directivas y financieras obtenidas de la diversificación no
relacionada, creemos más adecuado considerarlo como diversificación relacionada.
Casos como la adquisición por parte de Hoteles Silken de un porcentaje de la sociedad gestora del
parque temático Dinópolis, la compra de Atlantic Club & Resorts de un restaurante o la entrada en la gestión de
un campo de golf, la diversificación de Sol Meliá también hacia la gestión de campos de golf y la creación de
una empresa de catering, la apertura del centro de belleza Biomar Thalassa & Wellnes, por parte de Protur
Hoteles, etc., serían claros ejemplos de la estrategia de diversificación relacionada que han realizado las
empresas hoteleras.
En el caso en que la empresa hotelera se diversificara entrando en un negocio ajeno al sector turístico
podríamos hablar de diversificación no relacionada. En los últimos años, encontramos pocos casos en los que
podamos hablar de una verdadera diversificación no relacionada. Suele darse en mayor medida la entrada por
parte de empresas de otros sectores, sobre todo del sector de la construcción y la financiación, en el sector
hotelero, y no al revés. Lo demuestra la fuerte apuesta de entidades bancarias como la Caixa, Sa Nostra, la CAM,
Bancaja, con participaciones en algunas de las principales cadenas hoteleras como Sol Meliá o NH. Las
empresas hoteleras, más que entrar en estos negocios, han establecido acuerdos de colaboración con ellas para
desarrollar proyectos conjuntamente. Por ejemplo, Occidental Hoteles & Resorts ha creado una empresa
conjunta con la constructora FADESA, denominada Citania Hoteles & Resorts, que se encargará de alquilar y
gestionar todos los hoteles que construya el grupo.
Por último, las empresas hoteleras que han crecido en el ámbito vertical lo han hecho sobre todo hacia
delante, es decir, asumiendo funciones que realizaban anteriormente sus intermediarios con el cliente final. Sol
Meliá creó en el año 2001 su propia agencia de viajes virtual (Melia.com) y en 2002 lanzó un nuevo tour-
operador al mercado (Meliá Tour). Recientemente el grupo Barceló también ha recuperado su negocio emisor de
viajes tras desprenderse de él en 2000, cuando se incorporó en el tour-operador europeo First Choice Holidays.
13
Respecto a las estrategias de integración vertical hacia atrás, aunque no podamos hablar de una verdadera
integración mediante la cual las empresas hayan asumido funciones propias de sus proveedores, sí encontramos
una tendencia a la cooperación vertical de las cadenas con estos últimos. Es el caso del ya mencionado portal de
compras Hotelnetb2b, denominado portal vertical de compras, que nació de la iniciativa de las cadenas Sol
Meliá, Barceló e Iberostar, junto con TelefónicaB2B y el banco BBVA y surgió con 100 acuerdos firmados con
los principales proveedores del sector hotelero. De esta forma, las empresas hoteleras asociadas, que suman unas
21, unen sus esfuerzos para negociar frente a proveedores estableciendo acuerdos con los mismos que benefician
a ambas partes.
Por su parte, la adopción de la estrategia de integración vertical hacia delante, puede ser una forma de
ganar control en la comercialización de sus establecimientos frente a tour-operadores o agencias mayoristas y
minoristas, conseguir economías de escala y de alcance, o aumentar sus beneficios al disminuir o suprimirse las
comisiones a los intermediarios. Sin embargo, como señalan Grande et al. (2001: 473), los procesos de
integración vertical en el sector turístico deben ser diseñados con precaución debido a que los rápidos cambios
en la demanda exigen que la empresa sea más flexible, mientras que la integración vertical puede añadir rigidez a
la oferta turística, que ya de por sí en el sector hotelero se caracteriza por ser rígida (Blasco, 2002: 20).
Como queda patente, trasladar el esquema tradicional de las estrategias de crecimiento al sector turístico
no es tarea fácil. En primer lugar, por tratarse de un sector de servicios donde se han hecho menos estudios sobre
las estrategias de crecimiento en general y de diversificación en particular, en comparación con los sectores
manufactureros. Y en segundo lugar, por ser calificado como un sector transversal en el sentido de que abarca un
conjunto de servicios que pertenecen a distintos sectores económicos como son, el de transporte, alojamiento,
restauración, actividades de ocio, etc., cada uno de los cuales ofrecen unos servicios que de forma conjunta
forman parte del denominado producto turístico.
En cuanto a las formas de crecimiento o de desarrollo de las estrategias corporativas, al crecimiento
interno (incorporación de establecimientos en propiedad mediante inversiones propias) y externo (incorporación
de establecimientos a través de fusiones o adquisiciones), se suman las modalidades de crecimiento intermedio o
cooperativo, cada vez más utilizadas por las empresas hoteleras en los últimos años. Dentro de esta última
modalidad caben mencionar los siguientes tipos de acuerdos: a) los contratos de gestión (management contract),
mediante los cuales la empresa propietaria del hotel lo cede a una cadena hotelera que se encarga de su
explotación a cambio de una contraprestación económica que puede estar en función de los beneficios obtenidos;
2) los contratos de franquicia, donde la empresa franquiciadora es una cadena de marca reconocida y concede al
franquiciado operar en un hotel bajo su misma imagen de marca y los mismos estándares de calidad y 3) los
contratos de arrendamiento, donde lo que se arrienda en este caso es el negocio y no el establecimiento en sí. La
cadena arrendataria suele ser una cadena cuyos establecimientos operan bajo una marca determinada, por lo que
este contrato suele suponer que el establecimiento pasa a tener la marca del arrendatario.
La creciente utilización de esta última modalidad de crecimiento se justifica porque es una vía que
permite solucionar los inconvenientes del crecimiento interno (elevado tiempo necesario para poner en marcha el
proyecto desde que se decide hasta que termina de construirse, para recuperar la importante inversión, el mayor
riesgo de grandes pérdidas en caso de fracaso, etc.) y del crecimiento externo (posibles problemas de
incompatibilidad de culturas entre las organizaciones, adquisición de activos innecesarios, etc.).
14
5. CONCLUSIONES
En este trabajo hemos analizado cómo las condiciones que presenta el entorno turístico actual más
globalizado, con una demanda más exigente, con el impacto de los avances de las tecnologías de la información
y la comunicación, y con todas las características inherentes al mismo (estacionalidad de la demanda,
dependencia del ciclo de vida económico, de la estabilidad política, de los cambios socio-culturales, de
fenómenos climáticos naturales, etc.), impulsa a que las empresas turísticas adapten sus estrategias para poder
seguir siendo competitivas en este entorno cada vez más turbulento e incierto.
A nivel de negocio, las estrategias competitivas pasan necesariamente por un cambio en el énfasis desde
las estrategias de liderazgo en costes para un turismo de masas hacia la diferenciación y segmentación de la
oferta en función de las características de cada tipo de cliente.
A nivel corporativo las empresas hoteleras buscan continuamente el crecimiento ya sea sostenido o
estable, o a unas tasas cada vez mayores. Este crecimiento puede seguir varias pautas en función de la situación
de la empresa, tanto interna como respecto a su entorno, y de los objetivos perseguidos.
Hemos comentado las peculiaridades del sector turístico, y en concreto el hotelero, que dificultan la
identificación del tipo de estrategias corporativas en los términos en que podría hacerse a nivel de cualquier
sector industrial.
Con todo ello, la principal contribución de nuestro trabajo ha sido la propuesta de identificar las
estrategias corporativas que pueden adoptar las empresas hoteleras, teniendo en cuenta las particularidades de los
productos que ofrecen y los mercados a los que se dirigen. Asimismo hemos descrito algunos de los
movimientos recientes en el sector lo cual nos ha permitido ilustrar cada una de las estrategias corporativas
identificadas.
Por otra parte hemos justificado que, para el desarrollo de estas estrategias corporativas, la vía de la
cooperación (contratos de gestión, de franquicia o de arrendamiento) ha ganado terreno en los últimos años al
desarrollo interno y externo.
Nuestro propósito es seguir profundizando en el conocimiento de las estrategias de crecimiento que
siguen las empresas del sector hotelero, realizando algún tipo de análisis empírico. Para ello, mediante la
aplicación de técnicas estadísticas, pretendemos analizar las pautas de comportamiento, detectando las causas así
como las posibles consecuencias asociadas a cada una de ellas.
BIBLIOGRAFÍA AAKER, D.A. (1995): Strategic Market Management, 4ª edición, Wiley & Sons, Inc., Nueva York. ANSOFF, H.I. (1976): La estrategia de la empresa, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona. ANSOFF, I. (1978): “Estrategias de diversificación”, Harvard Deusto Business Review-Selección de artículos, nº 30, pp. 3-17. BARNEY, J.B. (1991): “Firm Resources and Sustained Competitive Advantage”, Journal of Management, vol. 17, nº 1, pp. 99-120. BETTIS, R.A. y MAHAJAN, V. (1985): “ Risk/Return performance of diversified firms”, Management Science, vol. 31, nº 7, pp. 785-799. BLASCO, A. (2002): La empresa y el producto turístico. Civitas. Madrid. BULL, A. (1994): La economía del sector turístico. Edición en castellano. Alianza. Madrid. CALVO, M.; GONZÁLEZ, Z.; CHINEA, A. y PÉREZ, P. (2000): “Comportamiento estratégico de las empresas hoteleras”, Ponencia presentada al XIV Congreso Nacional / X Congreso Hispano Francés de AEDEM.
15
CAMISÓN, C.; MOLINA, F.J. y MARTÍNEZ, M.T. (1998): “Vinculación entre configuración, entorno y desempeño: una aplicación empírica a la actividad hotelera”, Ponencia presentada al XII Congreso Nacional / VIII Hispano Francés de AEDEM, pp. 297-303. CASANUEVA, C.; GARCÍA, J. y CARO, F.J. (2000): Organización y gestión de empresas turísticas. Pirámide. Madrid. CHANDLER, A.D. Jr. (1962): Strategy and Structure: chapters in the history of the American Industrial Enterprise, MIT Press, Cambridge. CHATTERJEE, S. y WERNERFELT, B. (1991): “The link between resources and type of diversification: theory and evidence”, Strategic Management Journal, vol. 12, pp. 33-48. DEL ALCÁZAR, B. (2002): Los canales de distribución del sector turístico. ESIC. Madrid. FAYOS, E. (1993): “El turismo como sector industrial: la nueva política de competitividad”, Economía Industrial, nº 292, pp. 163-172. GARCÍA, F.; MARCO, B.; MOLINA, J.F. y QUER, D. (1998): “La globalización y su impacto sobre la estrategia de la empresa turística”, Comunicación presentada al XII Congreso Nacional / VIII Congreso Hispano-Francés de AEDEM, pp. 557-566. GRANDE, F.; ARANDA, M. y GARCÍA, E. (2001): “Estrategias de crecimiento de las empresas turísticas”, Comunicación presentada al XV Congreso Nacional / XI Congreso Hispano Francés de AEDEM, pp. 471-476. GRANT, R.M. (2002): Dirección estratégica: conceptos, técnicas y aplicaciones. 1ª edición, 4ª reimpresión. Civitas. Madrid. HOFER, C.W. y SCHENDEL, D. (1978): Strategic Formulation. Analytical Concepts. West Publishing Company. St Paul. Minnesota. JENSEN, M.C. (1986): “Agency Costs of Free Cash Flow, Corporate Finance, and Takeovers”, American Economic Review, vol. 76, pp. 323-329. MARTÍN, I. (2000): Dirección y gestión de empresas del sector turístico. Pirámide. Madrid. MARTORELL, O. (2002): Cadenas Hoteleras. Análisis del Top 10. Ariel Turismo. Barcelona. MEDINA, U. y CORREA, A. (1999): “El crecimiento empresarial: una síntesis”, Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa, vol. 8, nº 4, pp. 9-32. MENGUZZATO, M. y RENAU, J.J. (1991): La Dirección Estratégica de la Empresa. Un enfoque innovador del management. 1ª edición. Ariel. Barcelona. MOLÉS, V.J. y VILASALÓ, E. (1996): “Glosario de términos turísticos”, en PEDREÑO, A. y MONFORT, V.M.: Introducción a la economía del turismo en España. Civitas. Madrid, pp. 425-436. MONTANER, J. (1991): Estructura del mercado turístico. Síntesis. Madrid. MONTGOMERY, C.A. y WERNERFELT, B. (1988): “Diversification, Ricardian rents, and Tobin's q”, RAND Journal of Economics, vol. 19, nº 4, pp. 623-632. NAVAS, J.E. Y GUERRAS, L.A. (2002): La Dirección Estratégica de la Empresa. Teoría y aplicaciones. 3ª edición. Civitas. Madrid. OMT (1998): Introducción al Turismo. Organización Mundial del Turismo . Madrid. PENROSE, E.T. (1962): Teoría del crecimiento de la empresa, 1ª edición. Ed. Aguilar, Madrid. POON, A. (1989): “Competitive Strategies for a new turism”, en COOPER, C.P. (Ed.): Progress in tourism, recreation and hospitality management, vol. 1. John Wiley & Sons. Chichester, pp. 91-102. STRATEGOR (1995): Estrategia, estructura, decisión, identidad: política general de la empresa. Edición en castellano. Masson. Barcelona. SUÁREZ, I. (1999): “El análisis de crecimiento de la empresa desde la dirección estratégica”, Papeles de Economía Española, nº 78-79, pp. 78-100. TEECE, D.J. (1980): “Economies of scope and the scope of the enterprise”, Journal of Economic Behaviour and Organization, vol. 1, pp. 223-247. VILLASALERO, M. (2000): “Un marco conceptual para el análisis de la estrategia de diversificación empresarial como fuente de ventaja competitiva”, Boletín de Estudios Económicos, vol. LV, nº 169-abril 2000, pp. 61-80. VOGELER, C. y HERNÁNDEZ, E. (2000): El mercado turístico. Estructura, operaciones y procesos de producción. Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. WISEMAN, R.M. y BROMILE, P. (1991): “ Risk-Return associations: paradox or artifact? An empirically tested explanation”, Strategic Management Journal, vol. 12, nº 3, pp. 231-241.