construyendo nuestras teologías feministas

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CONSTRUYENDO NUESTRAS TEOLOGÍAS FEMINISTAS IVONE GEBARA

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Page 1: Construyendo Nuestras Teologías Feministas

CONSTRUYENDO NUESTRAS TEOLOGÍAS FEMINISTAS

IVONE GEBARA

RAÚL PEREYÉ DÍAZ

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A continuación se ofrece las exposiciones realizadas por Ivone Gebara en el desarrollo del curso “Caminos de la teología feminista en América Latina”. Se incluye además algunas intervenciones realizadas por ella en respuesta a las preguntas de las asistentes al curso. Finalmente se presenta la conferencia “Mujer e iglesia en América Latina: 500 años después” dictada por Ivone Gebara, al igual que el curso, en el contexto de la semana teológica, realizada en Santiago de Chile, en Marzo de 1993.

CURSO: “CAMINOS DE LA TEOLOGÍA FEMINISTA EN AMÉRICA LATINA”

LAS TRES FASES DE LA TEOLOGÍA FEMINISTA EN AMÉRICA LATINA

No son tres fases cronológicas muy precisas, sino en el sentido de que se puede reconocer en cada una de ellas, distintas características del pensamiento teológico.

Estas tres fases tienen más o menos 20 años en nuestro continente, surgieron después de la teología de la revelación, pero no se puede hacer un ordenamiento que diga, por ejemplo, la primera fase va desde 1970 a 1978, porque sería irreal.

La primera fase –el descubrimiento de la mujer como sujeto histórico oprimido- sigue desarrollándose hoy, no se ha superado esta fase. La segunda fase –la feminización de los conceptos teológicos- casi recién empieza, no tiene más de 10 años. Esta segunda no ha reemplazado a la primera. La tercera fase –de Ecofeminismo- recién empieza a desarrollarse en América Latina.

Ivone Gebara explica porque habla de teología “feminista” y no “teología femenina”: cuando se escucha la palabra “femenina”. Hay miedo a la palabra “feminista”.

Cuando se escucha la palabra “femenina”, las primeras ideas que se vienen a la cabeza son “tierna”, “maternal”, “elegante”, “coqueta”, “débil”,” trabajadora”, “sumisa”, “virginal”. Por otro lado, con la palabra “feminista” sería “luchadora”, “agresiva”, “hombruna”, “lesbiana”, “no quiere a los hombres”, “libertina”, “valiente”, “loca”. Estos últimos términos parecen mucho más conflictivos.

Es interesante observar que cuando hablamos de “femenina”, aparece un proyecto de sumisión al mundo patriarcal.

¿Es clara la diferencia entre estos términos? No, no es clara, pero es mejor usar la palabra “feminista” porque es indicadora de propuestas alternativas al comportamiento actual.

Lo importante no es esforzarse en introducir este vocablo, sino tener claro que no se quiere la continuidad de esta definición de lo” femenino” que hace la sociedad patriarcal.

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PRIMERA FASE: EL DESCUBRIMIENTO DE LAS MUJERES COMO SUJETO HISTÓRICO OPRIMIDO

El descubrimiento de las mujeres como sujeta histórica oprimida, en la biblia, en la teología y en las iglesias. Este descubrimiento no nació en las iglesias, sino en la sociedad civil. Nace de movimientos nacionales e internacionales de mujeres, por encontrar su lugar en la sociedad patriarcal. Viene de los movimientos seculares, de los distintos movimientos de reivindicación de los derechos de mujer que han existido estos últimos años, como por ejemplo la lucha de las sufragistas norteamericanas y de distintos países de América Latina. Estas empezaron a percibir que en la biblia se utilizaba a las mujeres como seres subalternos, como sometidas.

No podemos hablar de la biblia de la teología de las iglesias como realidades separadas de la sociedad. Se ha recibido la influencia directa o indirecta del movimiento feminista. Aunque no hubo en estos últimos años movimientos feministas en el interior de la iglesia, fueron tocadas por este movimiento secular.

SUPERVALORACIÓN DEL SER FEMENINO: UNA PERSPECTIVA DUALISTA

Se descubre que en la biblia, particularmente en el Antiguo Testamento, había mujeres. Se pensaba la historia de la salvación desde los patriarcas hasta Jesús y después los distintos sucesores, los obispos, y para las iglesia católica el Papa. La historia es masculina y jerárquica. En toda América Latina fueron muchos los trabajos y reflexiones que se realizaron en este sentido.

Este descubrimiento que se hizo en las distintas iglesias fue acompañado de un comportamiento de supervaloración femenino, de ser mujer. Esto fue más que nada una insistencia sobre las cualidades domésticas. Esto significó la entrada de lo doméstico en la historia hecha por los hombres.

Subrayan el rol de madre, de la prostituta en la biblia, de la mujer bellísima que ha sido salvadora de su pueblo. Todo esto se puede constatar en muchas canciones que cantan en sus poblaciones, donde alaban a la mujer que lava la ropa, que plancha y que es una compañera sexual para su compañero. Se empieza a valorar las cualidades del ser femenino, de ser mujer desde una perspectiva doméstica.

Las mujeres aparecen en la historia como mártires, por ejemplo, de la doble jornada de trabajo, y en esta frase subrayan su martirio. Las mujeres comienzan a aparecer como las oprimidas en un mundo opresor, y siguen haciendo en esta fase, un análisis del mundo muy dualista, similar a los de la sociedad patriarcal. En la sociedad patriarcal existen los buenos y los malos, el cielo y la tierra, Dios y los hombres, el opresor y el oprimido.

Se comenzó a hacer un análisis para subrayar el aspecto de la dimensión femenina. Se hace un análisis muy dualista, llegando a sostener que la redención de la humanidad va a venir de lo femenino bueno.

Es aquí donde las mujeres empiezan a embriagarse con su propia imagen buena y por otro lado a subrayar la debilidad del hombre. El análisis era en base a una oposición: buenos y malos.

Esta fase no sólo negativa. Hay muchos aspectos positivos, ya que constituye un paso a su despertar. Pero es un paso insuficiente. Al tomar de esta manera la posición feminista se tiene una actitud de revanchismo. Esta actitud parece que no conduce a cambios de comportamientos más amplios que tienen que empezar en las relaciones personales pero que tienen que ir más allá de éstas para tocar las relaciones sociales.

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LECTURA BÍBLICA: AUSENCIA DE UNA VISIÓN CRÍTICA

En esta fase se empieza a poner de relieve las actitudes de muchas mujeres en los relatos bíblicos. Se tomaban a unas mujeres como ideales de ser imitadas, pero sin hacer una crítica de las imágenes de estas mujeres. De repente descubren a las mujeres heroínas de la biblia, y muy contentas dicen que fue a las mujeres a quien Jesús se reveló primero: “a nosotras y no a ustedes, y ustedes no nos creían”.

En esta fase no se han hecho las preguntas críticas para saber dónde conducen estas lecturas, por eso la visión patriarcal de la historia se mantiene. No se toca la estructura patriarcal de la sociedad, no se toca la comprensión del ser humano, no se tocan las referencias teológicas y tampoco se toca el ejercicio del poder en las iglesias que excluye a las mujeres.

Empero, esta primera fase sigue siendo todavía, una fase muy importante para muchos grupos de América Latina. Aquí, lo importante es la valoración del mundo de las mujeres, pero el mundo determinado por una sociedad patriarcal.

En esta fase no se habla de crítica al patriarcalismo, lo que se descubres a la mujer como sujeto histórico oprimido.

Aquí no era posible hablar de las mujeres entre los pobres, ni de los negros entre los pobres, ni de los indígenas entre los pobres. Esto era así por la ideología de lectura era marxista y europea y desde ahí se hablaba de los oprimidos y no se podía decir algo distinto por miedos de las mujeres a ser acusadas de desertoras de la causa popular, de quebrar la unidad de lectura de los pobres. Muchas se callaron, y en esta fase solo pudieron decir que la mujer es oprimida sin hablar del patriarcalismo en América Latina.

LAS MUJERES ESTIRAN SU CUERPO

Las que estaban ubicadas en esta primera fase, es como si siguieran este movimiento que se hace cuando se prepara para salir de la cama. Se empiezan a hacer movimientos para estirar el cuerpo. Aquí estiran su cuerpo pero todavía no se levantan, todavía no miran el sol, tienen claro que los pasos son muy lentos porque las condiciones históricas no les permiten avanzar más.

SEGUNDA FASE: FEMENIZACIÓN DE LOS CONCEPTOS TEOLÓGICOS

Aquí hubo una participación de algunas mujeres en espacios donde antes las mujeres no entraban. En las distintas iglesias las mujeres participaban –un poco- en algunos espacios de decisión dentro de la organización patriarcal. Esta fase es característica de mujeres intelectuales, profesionales en general, que se interesan por la teología. Y está, también muy presente en las mujeres líderes de movimientos populares.

Esta feminización de conceptos teológicos es apreciada por los teólogos de la liberación, es decir, algunos hombres están contentos con la participación de las mujeres en el espacio teológico.

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EL GÉNERO DE LA TEOLOGÍA: MÁS ALLÁ DE LA INCLUSIVIDAD

Significa un esfuerzo por abrir los conceptos masculinos e introducir en ellos la perspectiva femenina.

Este trabajo ha sido hecho también por hombres como Leonardo Boff, que ha introducido la dimensión femenina en conceptos masculinos. Y esto también ha sido hecho por muchas teólogas de América Latina. Por ejemplo al hablar de Dios se intenta hablar con una imagen de hombre y mujer. Se intenta subrayar en la biblia textos que caracterizan la imagen de Dios como una madre –Isaías 49-, o la imagen de Dios triste por el sufrimiento que su pueblo le ha causado y ahí se dice que Dios sufre como una madre que está por dar a luz, se empieza a decir que Dios Padre también es Dios Madre.

Las teólogas van a incluir la cuestión del género en los conceptos de teología. No es suficiente entender la palabra “hombre” como inclusiva de hombres y mujeres. Esto ha sido un esfuerzo muy grande en América Latina y sigue siéndolo.

Las biblistas intentan recuperar la biblia y afirmar que ésta no es sólo una historia de hombres. Lo más interesante de esta fase, es que es al mismo tiempo crítica y mantenedora del patriarcalismo.

COSMOVISIÓN CRISTIANA TRADICIONAL: NECESIDAD DE UNA CRÍTICA ANTROPOLÓGICA-TEOLÓGICA

Aquí se abrió la posibilidad de pensar que la fe cristiana no es donde las mujeres tienen que estar siempre sometidas, pero se ha contribuido a conservar exactamente la misma estructura de comprensión del ser humano y de las relaciones entre los seres humanos y Dios. Se ha conservado la misma estructura jerárquica de poder, pero hay cambios al captar en la biblia los aspectos femeninos de la imagen de Dios. Es un cambio, dado que todo lo que toca el discurso sobre el hombre, debe tocar también a la mujer, no desde la perspectiva de la inclusividad, sino como una realidad donde la reciprocidad pueda existir. Pero esto ha sido hecho dentro de la misma antropología, de la misma cosmovisión, y así torna casi imposible llegar a la igualdad.

La comprensión que hay de ellos y ellas no ha cambiado. La perspectiva mítica –Dios todopoderoso está arriba, y por su libre voluntad creó el cielo y la tierra, y también creó primero al hombre y después a la mujer, y esta perspectiva se ha tomado la historia.

En la concepción del cristianismo está la idea de una disputa de poder entre el hombre y Dios y que cada vez que no obedecemos a Dios y obedecemos al hombre –o peor aún, a la mujer- hay una catástrofe histórica. Esta antropología subraya este aspecto negativo del ser humano, este aspecto de ruptura con un ser superior y esta ruptura se expresa como ruptura entre ellos, entre ellas. Entonces el esfuerzo del ser humano para volver a una amistad está en un antes, donde se ha vivido la unidad con Dios.

El imaginario religioso cristiano nos ubica en una perspectiva de comprensión del ser humano como un ser caído.

El padre todopoderoso es un rostro más o menos masculino, es expresión de los que lideran la vida social, la política, la historia con mayúscula de cinco o seis mil años de patriarcalismo.

La teología feminista de la segunda fase dice Dios Padre es una imagen de Dios, por eso podemos decir Dios Madre. Dios más allá del Padre o Madre. Pero se sigue afirmando que es Dios el que envió a su hijo único para salvarnos.

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Esta antropología teológica tiene la percepción que todo ha empezado por mandato de un ser arriba, que preside todo, de Dios que tiene una voluntad. El mundo patriarcal cristiano ha manipulado la voluntad de Dios que siempre ha privilegiado a los ricos en detrimento de los pobres, a los blancos y no a los negros e indígenas, a los hombres y no a las mujeres. Lo peor es que los hombres con puestos de poder religioso se dicen ser los más aptos para conocer la voluntad de Dios.

El patriarcalismo no es un fenómeno cristiano, sino que es un momento que ha involucrado la historia humana por más de cinco mil años.

TEOLOGÍA Y PODER: EN BUSCA DE LA IGUALDAD

La antropología teológica tiene también una visión del cosmos, una cosmología, quiere subrayar que todo lo que existe viene de Dios, Padre y todopoderoso y este se identifica con el cristiano. Como cristianos estamos condicionados a leer nuestra historia desde una perspectiva de superioridad en relación a otros pueblos, a otros aportes religiosos.

Aquí se está ante un esquema sustentado a partir de un cierto tipo de racionalización que sólo es conducida por los que tienen el poder religioso, pero si se busca desde la perspectiva de la igualdad, se descubrirá que al seguir con la dogmática tradicional, con la cosmología y la antropología teológica tradicional, la igualdad es casi imposible, sólo es teórica y no está en las relaciones. La igualdad se construye, es fruto de esfuerzo, para ella hay que comprender al ser humano y al mundo de otra manera.

La igualdad no sólo entre el hombre y la mujer, sino una igualdad con el cosmos, con la tierra. Al seguir afirmando la dogmática tradicional, que es masculina, no habrá ningún cambio real.

Esta fase tiene mucho de positivo pero sigue ubicando los valores cristianos que tocan la experiencia humana global, en una cosmovisión, en una antropología, en una cosmología, que no permite la igualdad efectiva ni entre el hombre y la mujer, ni entre los pueblos, porque el patriarcalismo impone una comprensión del ser humano como superior a los otros.

TERCERA FASE: ECOFEMINISMO HOLÍSTICO

Esta fase plantea una crítica de la sociedad, de la teología y de las iglesias. Es una mirada hacia las consecuencias del patriarcalismo y también una propuesta distinta.

Esta tercera fase no nace en América Latina como original de este continente. Tampoco la teología de la liberación tiene su origen en América Latina.

UNA CRÍTICA A LA MODERNIDAD

Quiere decir que todas las certezas que la razón moderna, la ciencia moderna ha dado, no son certezas absolutas. Las mujeres comienzan a dudar de la seguridad que la ciencia ofrece.

Se pone en duda que la ciencia tenga la respuesta a todas sus necesidades, al sentido de sus vidas. En esta perspectiva, se hace también la crítica a la teología que nace de esta modernidad donde se presenta a un Dios

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que sabe todo sobre el ser humano pero a través de sus representantes. Ellos dicen como es Dios y cuál es su voluntad. Pero sus representantes cambian de derecha a izquierda, políticamente, entonces a veces Dios es de derecha y a veces de izquierda.

Las verdades absolutas no son absolutas sino ideológicas. No hay Dios puro porque no hay hombre puro. Lo que somos es una mezcla y a través de esta mezcla se busca lo trascendente. Lo puro no existe, es una abstracción usada para decir que se quiere salir de esta realidad conflictiva. Lo puro es pura imaginación, no tiene consistencia, solo nosotros, una mezcla. La ciencia, el conocimiento no puede apropiarse totalmente de la realidad.

El hombre no es propietario de Dios. La teología no puede hacer discurso cerrado sobre lo que es plan de Dios y lo que no es plan de Dios. Parece acabado sostener que hay un proyecto de Dios que gobierna al mundo desde siempre, que ha servido de aliento para mucha gente, sobre todo a los pobres. Dios no es algo muy seguro, muy claro, muy distinto, muy evidente. Un ser que todo comanda. Pero sucede que la desgracia de la destrucción del ser humano y la tierra por el ser humano sigue.

Esta crítica no significa afirmar que la modernidad fue mala. El mundo cambia constantemente y hoy la modernidad ha servido y sigue sirviendo, pero hay que pensar en vivir de otra manera.

LAS DESTINATARIAS DE LA TEOLOGÍA FEMINISTA EN AMÉRICA LATINA

Tiene una doble intención. La primera de esta teología es la preocupación fundamental por la gente oprimida. Se subraya a las mudas de la historia, que son tan numerosas. Son las más marginadas, las que nacen marcadas por la opresión de ser mujeres y por la opresión económica. Nacen excluidas por su condición de mujeres y por su condición económica.

El problema es articular esta primera teología feminista por la gente oprimida que en su mayoría siguen la religión patriarcal, para superar este patriarcalismo, que explota a la gente, pero al mismo tiempo les permite vivir.

En América Latina el feminismo es difícil de promover, porque la gente se alimenta diariamente del patriarcalismo. Hay múltiples devociones a los santos por la necesidad humana de protección. El tener miedo es humano, es normal. Entonces se necesitan crear sistemas de protección, pero no siempre se está capacitado para evaluar dichos sistemas. El patriarcalismo por cada migaja de alimento para los pobres, produce también, migajas de religión de consuelo, así todo sigue igual mientras parece que todo está cambiando. Pero los cambios no son tan radicales.

Incluye también una segunda intención de avanzar en la superación del patriarcalismo. Son las mujeres pobres las que están primeras en esta intención, las mudas, las oprimidas, pero también las teólogas están en primer lugar, al buscar el sentido de una teología distinta para cambiar el mundo de la marginación, de la exclusión.

LAS FUENTES DEL ECOFEMINISMO: SEMILLAS QUE NACEN DE LA BASURA

La elaboración del feminismo de esta fase no surgió solo de América Latina y no surgió ahora. Tiene varios elementos que vienen de distintos momentos de la historia y de la cultura. Este feminismo implica una crítica a la sociedad, a la teología y a las iglesias. Esta crítica tiene influencia de pensadores europeos como Feuerbach, de

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filósofos europeos, como Levinas, de un teólogo protestante brasileño, Rubén Alves, que tiene mucha influencia de muchas feministas, teólogas y no teólogas de Estados Unidos, de Europa y de América Latina. Tiene algo de la crítica que Dorothee Shile, teóloga alemana, ha hecho al patriarcalismo. Pero también de Mary Daly, teóloga norteamericana. Además tiene la contribución de un filósofo llamado Fritjof Cápra. Y También de cientistas físicos como Thomas Berry y Brian Swimme.

Estas personas, hombres y mujeres, están apuntando en direcciones distintas, no necesariamente –las mujeres sí, los hombres no necesariamente- hacia una revolución desde las mujeres. Pero las mujeres aprovechan su pensamiento para ubicarse desde su postura de mujeres.

La teología de la liberación está directa o indirectamente presente. El planteo desde los oprimidos sigue siendo el mismo, pero los estos ahora tienen sexo, y pertenecen a grupos culturales distintos. Ahora se puede hablar de mujeres indígenas, negras, mestizas, blancas. Sin duda que hay otros autores y autoras. Esta tercera fase no es solo de mujeres, hay una mezcla muy importante.

Esta teología feminista nace, entonces, de distintas semillas. Una de estas es un malestar con la forma en que los mitos cristianos son explicados siempre desde arriba, desde Dios Padre como justificador de todo. Hay un malestar con el discurso de la liberación que hace promesas de término de la injusticia en la historia, hace una promesa de una sociedad igualitaria, pero que, en definitiva, son sólo palabras. No es agua, sólo palabras y miles de documentos que hablan de libertad. Las mujeres están cansadas de los mismos discursos, discusiones y formas de poder.

Esta teología nace de la basura. Las mujeres están cansadas de creer que es por la violencia que va a llegar la liberación. Todas la luchas que el mundo patriarcal ha empezado hubo más víctimas que poblaciones victoriosas, hubo destrucción, muertos civiles, mujeres, niñas, niños, hubo mucha violencia contra mujeres. No va por allí lo que ellas quieren, ya que las guerras hacen de las mujeres enfermeras de heridos. Al mismo tiempo de esta basura, de repente las mujeres miran el cielo, los árboles, el agua, la tierra y perciben que “universo también soy yo”, “la tierra no es una cosa, es mi cuerpo”.

Ecofeminismo. “Eco” aquí quiere decir ecología. Es una nueva relación entre mujer y hombre y una nueva relación con la tierra y con el cosmos. La lucha contra el patriarcado es un cambio que tiene que hacerse en las relaciones sociales y políticas amplias.

¿POR QUÉ SE HACE TEOLOGÍA FEMINISTA?: LA BÚSQUEDA DE LOS CAMBIOS

Se ha llamado “teología de la mujer” –o desde la mujer- porque es un intento igualitario que está siendo trabajado, principalmente por mujeres. No es en un sentido absoluto que excluya a los hombres. Es desde la mujer porque interesa te cambio, ya que en el otro esquema no tienen lugar. En el otro esquema son siempre sometidas, las segundas, las hijas de los patriarcas, o sus madres, o sus esposas, o sus sirvientas. Si no se cambia la estructura de sustentación de la teología, no se puede hacer una teología igualitaria. El objetivo aquí no es hacer teología sólo de mujeres.

Se llama “feminista” a esta reflexión, porque a ellas les interesa, porque el grito viene primero de las mujeres.

Todo esto es un proceso. Los cambios no vienen por decreto, sino de distintas maneras. Al escuchar estas ideas hay un cambio en ellas, poco, pero hay nuevas dudas, al menos está la sospecha de que no pueden hablar de

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infalibilidad papal a los niños que enseñan. Son cambios pequeños, pero reales, donde se toma el tiempo para madurar.

¿Cómo hacer esto rápido?, no, esto no se hace, esto está haciéndose. Hay gente que a comienzos de siglo (XX) ha pensado en algo así y luego todo quedó dormido, ahora vuelve, muy mezclado. Y la gente lo rechaza, tiene miedo como Ivone Gevara.

Los cambios vienen de distintas maneras, y para descubrirlas hay que pensar en las historias pasadas. No se pueden cambiar las vida de las mujeres a partir de un curso de teología, a lo más se puede encontrar algo para pensar.

Actualmente, por todas, partes hay una ideología de la impotencia difundida por los medios de comunicación. Se ven guerras, hambre, por la TV, por un lado para dar la noticia, y por otro para decir “ustedes no pueden hacer nada”, solo los grandes, los de la ONU, los que envían tropas, los que sostienen conversaciones, etc. Y los demás están allí escuchando y asimilando la ideología de la impotencia.

LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA PATRIARCAL: DUALISMOS Y JERARQUÍAS

Hoy en día se habla de antropología física, antropología cultural y antropología filosófica. Aquí la autora trabaja la filosófica. No hace cultural, ubicándose desde la perspectiva de distintos grupos humanos, desde sus costumbres, sino una aproximación a la realidad desde una antropología filosófica. Quiere decir que tiene una preocupación por el sentido, por la ubicación, del ser humano el conjunto del universo, sin tomar las particularidades.

Aquí hay que tener presente que las antropologías tradicionales han comprendido al ser humano como el rey del universo, el centro de la creación. Su tarea es muy importante: conocer y dominar la tierra. Esta aparece como una orden del creador, o sea, este dominio de la tierra dentro de un mundo patriarcal está legitimado por Dios, hay una legitimización religiosa de esta capacidad. El ser humano ha reconocido tres verbos para su auto-conocimiento y conocimiento del mundo: dominar, poseer, controlar. Conocer es dominar, poseer y controlar. Quiere decir que el hombre, el que conoce, domina, posee, controla a la mujer, porque también es objeto de conocimiento., es parte del poseer del hombre. Esto en el mundo patriarcal, que tiene 5000 años más o menos.

Este dominio ha sido considerado como algo propio de la naturaleza humana y cuando se habla de naturaleza humana se quería decir que era algo que no se podía cambiar. Esta comprensión del ser humano ha sido legitimada afirmando que está escrito en al orden propio del creador, que el hombre es de una cierta manera y la mujer de una cierta otra manera. Está escrito que el hombre tiene que dominar, poseer, controlar.

Esta concepción filosófica comprende al ser humano a partir de una perspectiva dual, siempre en oposición a. El ser humano está en oposición a los animales, o sea, es distinto, es separado. El hombre está en oposición a la mujer, “yo no soy mujer y ella está sometida”. Por otra parte, se opone el cielo a la tierra. Desde esta comprensión, el lugar, el objetivo hacia el cual camina el ser humano es el cielo, no la tierra. Existe la oposición entre ángeles y demonios, o en otras palabras, entre el bien y el mal. Por esto un hombre puede ser totalmente bueno o totalmente malo. En esta antropología siempre hay la tendencia a excluir lo que está al otro lado. Es bueno, entonces no es malo. Es hombre, entonces no es mujer. Es una perspectiva siempre dual y excluyente.

La perspectiva dual marca la diferencia entre dos seres, pero no una diferencia complementaria o de reciprocidad, sino una diferencia jerárquica. Lo que está primero es el cielo y después la tierra y por eso hay que

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atender a las cosas del cielo primero, el alma, después el cuerpo. En este sistema de dualidades jerárquicas se considera una parte como la mejor, esta mejor parte está más cerca de Dios. Por eso los hombres están más cerca de Dios y por eso en el patriarcalismo cristiano ha habido una lucha para que las mujeres sean ordenadas, pero como no están tan cerca de Dios como los hombres, se considera que no pueden representar a Dios.

Hay una perspectiva aún vigente donde se piensa que si bien no hay la justicia de los hombres, va a haber la justicia de Dios, Él sabe todo, y si no vemos ahora el castigo de los malos, Dios sabe lo que está pasando y va a dar los castigos correspondientes.

Decir que van a ser castigados después no cambia nada, empero, sigue dando consuelo a los pobres, que piensan que los que los explotan, ahora no tienen castigo, pero lo van a tener después. Pero se empieza a tener sospecha de este esquema antropológico tradicional.

ABRIÉNDOSE A UNA NUEVA COMPRENSIÓN: LA PERSPECTIVA HOLÍSTICA

Es una nueva perspectiva de comprensión del ser humano, mujer, hombre. Cuando la autora ha intentado pensar sobre la imagen de Dios, descubre que esta imagen cambia porque cambia la imagen o la comprensión que hombre y mujer tienen de sí mismos. No hay que pensar que se ha cambiado la imagen de Dios sino se cambia la imagen, o la experiencia, o la comprensión que tienen de ellas o de ellos mismos. La experiencia de Dios es experiencia humana, la comprensión de Dios es una comprensión humana, es desde nuestros límites humanos, es de nuestra ubicación cultural y sexual, se tiene esto que se llama experiencia de Dios.

La palabra holística viene del griego “holos", que quiere decir “articulado”. La perspectiva holística puede ser muy limitada, por ejemplo, cuando se plantea que todo está tan articulado que ya no se puede hacer casi nada; se elimina así la responsabilidad social. No es en este sentido que se usa el término holística.

“Holos” quiere decir todo, o sea, esta antropología ubica al ser humano, mujer, hombre, dentro del todo, no como un ser que domina el todo el todo sino como un ser que es parte de todo, de ser parte , de ser parte de, de vivir en. Esta nueva perspectiva empieza a captar la extraordinaria articulación de todo con todo.

Esta articulación se comienza a percibir al sufrir de agua sucia, aire malo, de tierra que da frutos que al comérselos se enferma del estómago. Los niños y niñas se enferman con facilidad, los alimentos tienen otro sabor, el agua de la llave sale sucia. Los ríos, el mar y todo está sucio, la tierra comienza a tornarse basura. Miles de grupos humanos han sido destruidos. En los últimos 500 años lo que se ha destruido de humanidad, no puede ser comparable a los 4000 años de antes. Proporcionalmente, el ser humano ha destruido muchísimo.

La conciencia de que hay algo que cambiar llegó desde el dolor de la destrucción. Y llegó por una reflexión muy organizada de científicos que han denunciado que la manera de relacionarse con la tierra desde una perspectiva de poder, de dominación, va a tener como consecuencia la destrucción de la vida humana y de toda la vida, que puede desaparecer por los seres humanos.

Aquí, los seres humanos siguen siendo importantes, pero no va a vivir si él se destruye por la dominación del aire, del mar, del agua, de otros grupos humanos. El ser humano no sobrevive en la perspectiva continua de conquista. Conquistar va a significar cada vez más destruir la vida.

Se está hoy empezando a tener la visión extraordinaria de la articulación de todo, se puede observar la interrelación , la interdependencia esencial entre todos los fenómenos físicos, biológicos, sicológicos, culturales, sociales y políticos. La vida humana no es un estado de vida superior que puede existir sin las otras vidas.

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UNA ANTROPOLOGÍA HOLÍSTICA

Es esta comprensión que ubica al ser humano dentro de un gran organismo vivo que es el cosmos, que es la tierra, un organismo que está en interdependencia, en interrelación continua.

En esta antropología hay que pensar que todo está en evolución, social, religioso, etc. Todo está en evolución, el universo y las mujeres, todo se articula, con todo, y todo interdepende de todo. El cuerpo maltratado y enfermo de pobres, mujeres, niños y niñas, es también mi cuerpo. El mundo patriarcal me ha inculcado que el otro es el otro, la perspectiva holística, en cambio, me abre a algo muy importante: el otro soy yo también, aunque no sienta todo lo que siente, aunque no viva todo lo que vive, él es mi cuerpo.

IGUALDAD A PARTIR DE LA DIFERENCIA

La visión holística insiste en esta articulación de todo y en particular en la igualdad. Plantea que la igualdad entre el hombre y la mujer no es igualdad sin diferencia, es igualdad a partir de la diferencia. Igualdad no es homogeneidad o uniformidad. La igualdad es algo que se construye, no es un valor dado. No hay igualdad entre mujeres por el hecho de serlas. Por lo mismo no se puede decir que dentro del patriarcalismo y del mundo cristiano nunca se ha intentado la igualdad. Claro que se ha intentado.

Se va a insistir en el amor y en la justicia, pero la autora quiere sitiar la igualdad de una manera distinta. No una igualdad formal, de derecho teórico, sino una igualdad de hecho. Ésta en el mundo patriarcal es muy teórica: “somos todos iguales , tenemos los mismos derechos, iguales delante de Jesús, pero la historia dice que no es así. Unos deciden y otros obedecen. Esta visión antropológica holística no va a crear nuevos valores humanos, sino que va a intentar situarlos dentro de una perspectiva del comprensión del ser humano, donde el ser humano no se ve a sí mismo como rey del universo, sino como parte de éste.

La igualdad entre hombres y mujeres se construye, pero también hay que pensar en una igualdad como reciprocidad con la tierra, con la naturaleza.

REUBICANDO LA TEOLOGÍA Y LA EXPERIENCIA CRISTIANA.

En esta perspectiva lo que llamamos Dios no puede seguir siendo identificado con un ser en sí mismo, todopoderoso y que está por sobre los demás. No puede seguir siendo identificado con un ser que tiene una voluntad –dentro del patriarcalismo- que quienes mejor la conocen son los hombres, los que tienen el poder del conocimiento de los planes, de los deseos de Dios. Esto ya no sirve. Hay que cambiar esta idea de que tenemos que ser obedientes a un ser que está arriba de todo, hay que salir de esta obediencia propia del mundo patriarcal, de sumisión, no de libertad. Esta ha tenido consecuencias muy destructivas en la historia.

Hacer teología, entonces, es no hacer más un discurso sobre los designios de Dios sino que es percibir que habitamos el misterio mayor y somos parte de este, de esta energía vital que evoluciona. El cosmos se desarrolla y evoluciona en esta realidad que llamamos divina.

No es un ser sentado en su trono arriba de todo, no es un juez que nos juzga, quienes nos juzgan son nuestros hermanos y hermanas, el juicio es un juicio de la historia. Es fundamental comprender que lo que llamamos Dios

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está más allá de la palabra –Dios-. No se puede expresar lo inefable, lo que es tan grande, lo importante es que las mujeres son parte de este gran misterio.

En esta perspectiva, la visión cristiana es una entre otras búsquedas humanas de sentido. De sentido para la vida, una respuesta al dolor, al sufrimiento. Jesús da una respuesta a la pregunta por el sentido de la vida y lo ubica en la resurrección, en devolver la vida. La experiencia cristiana en esta visión, es una entre otras, mientras que en la otra, la experiencia cristiana es la mejor, la mayor, la universal, aquella a la que otros tienen que ser sometidos.

La experiencia cristiana es una búsqueda de sentido, es una respuesta al dolor, al sufrimiento, a la marginación. Es en esta herida que hay que buscar el sentido de la vida, desde la experiencia, es la resurrección, no como vida después de la muerte, sino como vida en la vida, vida en la historia.

EXPERIENCIAS DE TRASCENDENCIA

Dentro de la experiencia cristiana se hace la experiencia de la trascendencia de distintas maneras. Se hace en un nivel ético, es decir, el otro, la otra, llama, interpela a salvar la vida. Esta experiencia es a nivel ético porque se invita a salir “de mi yo”, a salir de los intereses personales, del mundo doméstico y escuchar los gritos de la vida gritando por la vida. Lo que el evangelio de Jesús hace percibir es la trascendencia ética: el otro, la otra, que convoca a “salir de”. Y se sale por la convocación, no porque voy a recibir el premio del cielo después. Por eso es una experiencia de la trascendencia hecha dentro de los límites de la historia.

También se reconoce la trascendencia en un nivel ético, que tiene que ver con la belleza. La experiencia de la trascendencia, la experiencia del sentido no es sólo lucha. La trascendencia es el sentido y se vive este sentido desde la experiencia de la belleza. La belleza que es el cuerpo, el cuerpo de la gente, el de la tierra, el del cosmos del que se es parte. La belleza que se celebra en las fiestas. Todo se mezcla. El sentido de la vida está también en los momentos de gratuidad.

Esta experiencia de la trascendencia de Dios, en el nivel estético, tiene que ver con sentirse conectado con lo que es más grande: los otros, las otras, el universo. Muy ligado a este nivel estético está el nivel personal, donde el ser humano busca personalmente el silencio, el comprenderse en todo esto, acogerse, aceptarse, perdonarse, amarse para luego descentrarse y salir a la experiencia ética.

IMÁGENES DE DIOS: LO UNO Y LO MÚLTIPLE

¿Quién es Dios en la experiencia cristiana? Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y ¿Cómo se sabe que es así? Algunas dicen que la iglesia lo ha dicho, o en el colegio, o lo han dicho los teólogos, o la tradición. Pero ¿cuál es más o menos Dios? ¿es un ser?, por allí dicen que es solo un espíritu, otros que es un hombre con barba blanca, pero ¿cómo se puede conciliar esto de puro con ese hombre?, ¿por qué es padre y no madre, hijo y no hija y porqué espíritu santo y no espíe santa?.

Cuando se habla de un hombre con barba blanca, es muy fácil reconocer que esto es imagen, ha nacido de los artistas. Es este arte el que ha fijado ciertas imágenes. Padre, Hijo y Espíritu Santo es doctrina, pero es también una imagen, es patriarcal, y no quiere decir que sea una imagen hecha por los hombres. El patriarcalismo nació del vientre de los hombres y de las mujeres. Si no se percibe la complicidad, en muchos aspectos, no podrán las mujeres salir del mundo patriarcal.

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Es muy compleja la producción de imágenes religiosas. No caen del cielo a la tierra, nacen de los seres humanos.

La trinidad no es primero una realidad religiosa, es primero un símbolo de plurales del mundo, de la sociedad, el tres existe en todas las civilizaciones. El número tres es símbolo de multiplicidad, quiere decir que el hecho de vivir es el hecho de encontrar gente diferente. Somos iguales pero no somos iguales. Hay hombres y mujeres, niños y niñas, plantas, terremoto y la brisa, y hay animalitos. El tres quiere decir que el mundo es múltiple, plural. En todas las grandes civilizaciones se toma el tres como número sagrado para indicar que esta multiplicidad convive, vive junta. Es sagrada porque es lo que somos, somos múltiples. En el interior de cada uno, de cada una, se vive esta realidad de multiplicidad pero al mismo tiempo se aspira a la unidad. Es una experiencia humana muy profunda.

Es como encontrarse con alguien, con tal profundidad , sean dos o tres o más, y es como que fueran un solo corazón, o un solo cuerpo. Sentir que casi no hay diferencias, pero las hay. Todos los filósofos antiguos han hablado de esto, pero la teología clásica no lo explica.

De la realidad divina se dice que es tres en uno. Es múltiple aspirando a la unidad, es movimiento por la unidad, no es unidad. Se ha masculinizado esto, Dios es una imagen masculina. La experiencia cristiana redujo esta experiencia amplia a una triple imagen: Padre, hijo y E. Santo.

DIOS PERSONAL Y PAN-EN –TEÍSMO

La concepción del Dios personal: cuando se ubica a Dios sin ubicarlo, pues no se ha dicho que Él está en el cielo, se puede entender como Panteísmo, que quiere decir, pan=todo, teísmo=Dios, es decir, que todo es Dios.

Lo que se ha dicho no es fundamentalmente Panteísmo. ¿Cuál es el miedo al Panteísmo? Es que el teísmo único, universal, masculino, no importa, significa que hay uno sobre los otros. Pero si se dice pan=todo, se elimina el centro, sino que hay múltiples centros y todos son divinos. El patriarcalismo empezó a hacer una contra-propaganda en todo lo que no era teísmo llamado mono, monoteísmo, teísmo único.

La iglesia católica ha hablado que los grupos africanos (1800), que eran todos panteístas, llamándolos animistas, juzgándolo como algo malo, idólatra. Muchos teólogos decían que con sus dioses no pueden ir lejos por no poder enfrentar el mundo capitalista, por eso deben hacerse cristianos. Se quiere decir que el teísmo único y universal, masculino es eminentemente político, poderoso y dominador. Por esto tienen miedo al panteísmo.

Las teologías femeninas no hablan de panteísmo, sino de “pan-en-teísmo”, es decir, Dios en todo, no todo Dios. Quiere decir, todo sagrado, todo divino, Dios en todo. Es una versión inspirada en Juan, Dios todo, en todo. Se sale de una visión mono, universal, única, para abrirse.

Al asumir esta perspectiva, dicen, cuidado, porque Dios es persona y entienden el Dios patriarcal. Persona quiere decir “ser autónomo, ser en sí mismo, ser que vive independiente de ellas y ellos. Así se aprende que Dios no necesita del ser humano para vivir, Él vive en sí mismo. Por eso es todopoderoso, está arriba de todo, sabe todo, es autónomo, es en sí mismo, independiente, domina todo, está arriba de todo y está incluso arriba de la vida, por eso se dice: Dios de la vida. En el patriarcalismo, esta es una fórmula muy reciente, muy utilizada por la teología de la liberación, por ellos y ellas. Como si Dios se ubicara más arriba de toda la vida.

La autora subraya que “personas somos nosotras, nosotros”. Por este hecho se relacionan con todo como personas y por esto, por ejemplo, al personalizar una estrella, se puede mirar su estrella, pueden hablarle, pero ella no es persona, no contesta. Persona significa abrir diálogo histórico. Por esto se personaliza todas las

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relaciones y analógicamente se habla de Dios como persona, pero es un lenguaje, una analogía desde mi propia realidad.

Distinto es el caso de Jesús que es persona histórica. Isaías, Jeremías, son personas. Pero de Dios decimos que es persona sólo por analogía. Y por eso se dice: “Dios no es persona como yo, pero mi relación con Él es personal” y de hecho se personaliza. Por eso no hay que temer al panteísmo o al pan-en-teísmo. Si fuéramos un poco panteístas, quizás habría un poco más de respeto a la gente, a la naturaleza, a los ríos, a los mares. Habría más contemplación.

Desgraciadamente, el mundo patriarcal cree que la única manera de ser cristianos es dentro del patriarcalismo. Lo que propone el cristianismo no son valores que sólo se pueden vivir dentro del patriarcalismo. El amor a sí, al prójimo, el sentido de la vida desde la vida de los otros no son en sí valores patriarcales.

La estructura patriarcal no es dato revelado, no es revelada la identidad sexual de Dios, no es revelado que Él está sentado a la derecha o a la izquierda de Dios Padre. Y ellos llaman datos revelados a las estructuras de poder. El dato revelado es el dato cultural, es que la propia evolución es revelación. El dato revelado es que el ser humano se revela como ser que ama, que espera, pero también como destructor del otro, en una mezcla de amor, de odio. Lo que es revelado es que hay posibilidades de superarse como destructores.

La idea, al referirse al concepto de Dios personal y del panteísmo, o pan-en-teísmo, es que, “es por el hecho de ser nosotros, nosotras, personas, que todas las relaciones que tenemos las ubicamos desde nuestra realidad personal”.

LA BIBLIA ¿PALABRA DE DIOS?

En la perspectiva tradicional, se tomaba la biblia como palabra de Dios, tanto el antiguo como el nuevo testamento. Esta es la visión tradicional, y cuando se hablaba de Dios se decía que es un ser en sí mismo. En la visión patriarcal, Dios existe arriba de todo, y por esto tiene una palabra que es Él mismo. Esta palabra es escuchada y descubrimos que los cristianos son los únicos que tienen el conocimiento de la palabra de Dios, con la biblia. Con este argumento dominan a otros.

Además afirman que la palabra de Dios nos juzga. La autora cree que eso ya no sirve más. Hay que entender la palabra en sentido figurado, que en realidad es palabra humana. Pero en esta palabra humana hay experiencias tan profundas, tan indispensables para la vida que decimos que esto es palabra de Dios. Es tan esencial que es palabra de Dios.

Palabra que quiere decir acción, no bla, bla, bla. Esto es el sentido cuando en la biblia se escribe “palabra de Dios”, es acción de Dios. La palabra de Dios es acción.

Desde esta visión ya no se absolutiza la biblia. Es importante pero no absoluta. La biblia es la historia religiosa y política de un pueblo, también la historia del movimiento de Jesús.

En América Latina no se puede echar fuera a la biblia, aunque sea un libro patriarcal. Se vive en una sociedad patriarcal, con tradiciones patriarcales. Hubo otras tradiciones anteriores al judeo-cristianismo que se pueden llamar matricéntricas. El sistema Patriarcal no es eterno, no hace parte de lo esencial del ser humano. El ser humano es un ser que evoluciona, que cambia.

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La perspectiva holística nueva, no significa la negación de lo que ha sido antes, sino que es la afirmación de que lo de antes no sirve hoy. Sirve, pero no todo, y no sirve ubicado en esta estructura jerárquica del mundo y de la ideología patriarcal.

Entonces la biblia, desde la visión del feminismo crítico, donde se ubica de otra manera, no es palabra de Dios. Es palabra humana sobre Dios. Es palabra humana porque es relativa.

Hay distintas maneras de leer la biblia. La autora cree que la respuesta no viene de Jesús, sino de ellas. Es muy peligrosa la utilización de la biblia, en el sentido de decir que Jesús dijo tal o cual cosa. Ella, leyendo los textos bíblicos, percibe que es por allí, pero el “por allí” quiere decir: desde su tiempo, desde sus interrogantes. “Soy yo quien interrogo la biblia”. Así se ha dicho siempre: la biblia ilumina sus vidas, y ella dice que no: “es mi vida la que ilumina la lectura de la biblia”.

JESÚS: UNA LECTURA SIMBÓLICA

Desde esta perspectiva, Jesús ya no es comprendido como el hijo de Dios en el sentido tradicional de Dios Padre Todopoderoso. Hay que reubicar la comprensión del cosmos y del ser humano y al hacer esto hay que reubicar a Jesús. Él no es el hijo de Dios enviado por este Dios que está arriba de todos. Jesús es un personaje de un cierto momento de la historia: fue un judío pobre, líder de un movimiento religioso y político.

De esta manera se devuelve a Jesús su característica, su realidad profundamente humana y no se hace de Él una entidad divina ubicada arriba de todo. Jesús fue una persona que tuvo una historia, no se pone en duda que murió en una cruz asesinado. Entonces, es persona, pero también símbolo y que sea símbolo no quiere decir que no exista o que no sea verdadero. Es símbolo porque ellos y ellas se encuentran en su postura ética, en el sentido, en la orientación que dio a su vida. En esta relación entre persona y símbolo, el símbolo es algo real, más amplio, más inclusivo, menos limitado en el tiempo, menos aislado, menos circunscrito que la persona.

Se dice algo que es totalmente distinto de la dogmática y de la cristología tradicional. No se está afirmando que es hombre y Dios al mismo tiempo, que nació de una mujer virgen biológicamente, que Jesús resucitó con su cuerpo, con su divinidad y con su humanidad y está sentado a la derecha de Dios. Aquí no se dice nada de eso. Se busca una coherencia con la manera como se percibe el mundo hoy, como se experimenta a Dios, la manera como se ubica el respeto a hombres y mujeres, a las distintas culturas, a sus creencias, se ubica aquí una postura de respeto a la vida, no se puede relacionarse con Jesús de otra manera.

Es importante tener presente que Jesús es símbolo para hombres y mujeres de la misma manera que María. El símbolo respeta la diferencia sexual, pero es más abarcante.

LOS SÍMBOLOS: FENÓMENOS CULTURALES

Jesús ¿no es más que un símbolo como Rigoberta Menchú, Luther King, Nelson Mandela, Ghandi, o la madre Teresa de Calcuta?.

Una persona símbolo puede ser positivo o negativo. Negativos por ejemplo: Pinochet o Hitler, aunque posiblemente, ellos también tuvieron cosas buenas. Entonces, no siempre las personas símbolos son símbolos del bien, pueden ser también expresión de algo malo. Una persona es transformada en símbolo por su historia, por sus cualidades, etc.

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Una persona puede ser símbolo en su pueblo, en su ciudad, en su país, pero también más amplio. El símbolo se abre en el sentido de que la gente no solamente los reconoce, sino que además, se incluye en este símbolo. La diferencia con Jesús es que es un símbolo que tiene dos mil años, empezó en Judea después de su muerte y luego se amplió a otros sitios. Luego lo fue para el Imperio Romano, y posteriormente, por la política expansionista del Imperio se difundió aún más.

Pero a Jesús no solamente lo han presentado como símbolo, sino que desde la teología patriarcal lo han presentado como Dios.

Cuando una persona se torna símbolo se olvida todo lo que es debilidad en él y se acentúa el carácter heroico, sus cualidades. Esto es muy interesante como fenómeno psicológico. Se hace lo mismo en las relaciones familiares. Después que una persona se muere, se vuelve mejor que cuando vivía y se insiste mucho más en sus cualidades que en sus límites. Como Cristiano choca afirmar que Jesús es igual que Ghandi o a otras personas como símbolo. No se es, en este sentido, iguales, ya que cada uno realiza un aporte. Para ellas Jesús es sus referencia, pero para el mundo budista, Buda es más importante. Mahoma es más importante para los musulmanes, y así sucesivamente. Hay que ubicar los símbolos como fenómenos culturales.

Un símbolo nunca es igual, aunque se conserve la exterioridad del símbolo o a las historias que se han construido alrededor de este. Además, las historias nunca son interpretadas de la misma manera. Por eso el símbolo es algo dinámico.

La estructura misma del símbolo invita a distintas interpretaciones. Por eso es que, el símbolo es más real que los hechos, porque permite englobar los hechos. Desde esta visión no se puede decir que la biblia es feminista. Las feministas son ellas y es su mirada.

Desde el punto de vista del feminismo crítico, se quiere subrayar que Jesús es su realidad histórica, un hombre del primer siglo, judío, líder religioso y a partir de este liderazgo se han construido distintas interpretaciones, hasta llegar a decir que Él era hijo de Dios y de Él se han elaborado muchos dogmas.

UN MOVIMIENTO DE RESURRECCIÓN

Bajo esta comprensión se les dice: “ustedes ya no son cristianas”. Sin embargo, la teología feminista quiere rescatar el movimiento de Jesús como un movimiento de resurrección. Y cuando se habla de resurrección quiere decir más bien hablar de acciones de resurrección. Todo el movimiento de Jesús ha sido preocupado por devolver la vida de distintas maneras, a distintas personas, a distintos grupos. Y esto da una identidad humana, religiosa, entrega un sentido de vida de las personas hecho en el amor a sí mismo y al otro.

Empezar por las acciones de resurrección es percibir por donde va el sentido de la vida, desde una visión ecofeminista, quiere decir, los pueblos de la tierra, la tierra, todas las formas de vida.

El movimiento de Jesús es un movimiento “dulce”. Existen condiciones para entrar a este discipulado ético. Estas condiciones son duras, son muy fuertes: hay que odiar a su padre, a su madre ,a sus esposa, a sus amigos. La propuesta es el odio a los cercanos y el amor a los enemigos.

El odio a los cercanos no quiere decir el odio malo de la pasión, sino que significa estar cerrados a los intereses pequeños de los hogares, de los amigos. Abrirse al amor, a los enemigos, quiere decir, abrirse para cambiar el comportamiento de las estructuras de opresión, del patriarcalismo.

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Los textos del evangelio hablan de resurrección, o sea, hablan de la vuelta a la dignidad, a la vida, a compartir.

El niño Jesús que se ve aquí no es un niñito de sexo masculino, sino se habla del niño como símbolo de un movimiento desde los pobres, que incluye a mujeres y a hombres. Hay que empezar a ampliar la comprensión, a mostrar que allí, en la debilidad de un niño, cada uno está naciendo para ser mujer nueva, hombree nuevo. Este rescate de las tradiciones humanas, cristianas, es perfectamente correcto.

MARÍA: EMBARAZADA DE NOVEDAD

Se refiere ahora al tema del nacimiento y la anunciación. Lo que caracteriza al movimiento de Jesús son las acciones de resurrección, y estas son hechas no solamente por Jesús, sino que también por las mujeres y hombres que participaron de dicho movimiento. Lo importante desde esta perspectiva es rescatar lo son las acciones de resurrección y no quedarse en discusiones dogmáticas. Por eso el movimiento de Jesús es el nacimiento es el movimiento de éste dentro de un imperio, dentro de la dominación. Significa que dentro de una dominación puede siempre haber un niño, una señal de que el futuro está allí, que el futuro será distinto.

Se tomará el texto de Lucas 1:26-38, el texto de la Anunciación. Este ha sido muy utilizado para aplastar a la mujer, al hombre, al cuerpo, a la sexualidad, desde el registro patriarcal. La tradición ha tomado este texto tan radicalmente anticuerpo, más que el texto bíblico, se ha interpretado el embarazo, el parto como algo extraño, tan especial de maría. Hay muchas interpretaciones, hay mucho de las mitologías griegas y romanas también, y aquí se propone una lectura teológica distinta. La Anunciación quiere decir que para que la novedad nazca hay que prepararla, y esta es como un texto poético, para hablar de esta preparación.

En el texto, Lucas no hace una lectura biológica, sino teológica. Quiere decir que María no es solamente una persona de sexo femenino. Ya se ha dicho que lo que nació fue el movimiento de Jesús, de hombres y mujeres, y nació de María que es al mismo tiempo figura de hombre y mujer, es humanidad, es grupo humano. María también es persona individual y símbolo inclusivo.

Es de María como símbolo de un pueblo, de los fieles a las tradiciones proféticas que va a nacer algo. Este pueblo, para estar embarazado, tiene que ser virgen, pero no biológica como en las mitologías y como en la dogmática, donde se dice que se trata de una virginidad física. Entonces, el movimiento de Jesús nace del pueblo mismo, simbolizado por María.

El texto permite una doble posibilidad de interpretación, una biológica, pero se puede leer también de otra manera. La pregunta de María al ángel se refiere a como el pueblo puede estar embarazado de novedad, la respuesta es que es por el espíritu: por las fuerzas que están dentro de él mismo, por creer que la última palabra no es la dominación del imperio.

Todo esto está entonces contextualizado históricamente. Aquí el movimiento se organiza, pero también es un tiempo histórico hablado teológicamente, que el ángel dice: así vas a ser madre. La madre de las acciones de resurrección es el mismo pueblo y este no es solo mujer, es hombre y mujer. La cara de novedad no es sólo masculina o femenina, es la cara de las acciones de mujeres y hombres, en el niño-hombre están incluidos hombres y mujeres y en la madre-mujer están incluidos hombres y mujeres. En los símbolos inclusivos lo importante es no percibir lo que está simbolizando, es lo que “uno quiere ser”. Y en este caso se quiere, es estar como hombre y como mujer, embarazada de relaciones distintas, de novedad, de vida, llena de vida.

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Se hace también una interpretación simbólica del ángel y el hombre. Desde la intención teológica de Lucas, quiere decir que la novedad del movimiento de Jesús no viene de un varón. Por eso no es algo biológico. Por eso María dice: no conozco hombre. Y el ángel contesta: no se trata de algo que venga de un hombre, es del Espíritu. El movimiento de Jesús es interpretado como fruto del espíritu en el pueblo, ya que María es símbolo del pueblo.

Y en cuanto al ángel, es el que mantiene la conversación con María, como si el ángel fuera una persona que viene desde afuera. El ángel es la conciencia, es el diálogo interior, y este es siempre como si fueran dos, y por eso siempre hay ángeles. Los ángeles son la expresión misma de “nuestro yo”, y en este caso colectivo, puesto que María es símbolo colectivo.

Hay un esfuerzo de recuperación de “nuestra” tradición desde una perspectiva política, integradora, articuladora, en al cual quizás algunos textos no van a servir, pero esto siempre ha sido así. Siempre se ha sido selectivo y se seguirá siéndolo. Hay que aceptar que la biblia es una producción cultural y que esto no siempre sirve para hoy. Hay textos que hay que leerlos para decir “esto no sirve”. Y hay otros que hay que leer y reinterpretarlos desde la realidad teológica feminista.

CONCLUSIÓN: