consideraciones sobre el caracter social del movimiento bagáuda

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CONSIDERACIONES SOBRE EL CARACTER SOCIAL DEL MOVIMIENTO BAGAUDICO EN LA GALIA E HISPANIA A FINES DEL IMPERIO ROMANO M. PASTOR No pretendemos en esta comunicación hacer un estudio detallado sobre el movimiento bagáudico en la Galia e Hispania a fines del Imperio Romano, bien analizado, por otra parte, por diferentes autores l . Nuestra atención se va a centrar principalmente en serialar algunas puntualizaciones acerca del carácter social de dicho movimiento y de la condición social de los elementos que lo integraban. El movimiento bagáudico ha sido serialado 2 (juntamente con la presión de los pueblos bárbaros) como uno de los factores decisivos que determinaron el desmem- bramiento del Imperio de Occidente y alcanzó su período de máxima actividad a comienzos del siglo V (ario 407 aproximadamente) en el Sur de la Galia y en el Nordeste de Hispania. Dicho movimiento provocó una crisis interna en lás provincias de la Galia e Hispania contra el régimen político romano y repetidamente se viene considerando como un levantamiento de campesinos contra los latifundios imperiales mantenidos por el Estado romano 3 . Pero el problema no es tan simple y requiere algunos análisis más detenidos: Como ya indicaba E. A. Thompson 4 los levantamientos de los Bagaudae 5 y mucho más a ŭ n sus objetivos y organización fueron casi totalmente silenciados por los escritores coetáneos a su actividad. Ello es obvio, puesto que casi todas las fuentes que los mencionan pertenecían a las clases de propietarios del Imperio y, por consi- guiente, tenían grandes razones para temer a los Bagaudae. La mayor intensidad de estas revueltas campesinas conocidas con el Inombre de Bagaudas se produjo princi- palmente en la Galia e Hispania en aquellas regiones de escasa romanización como en la Armórica gálica y en el territorio de la Vasconia clásica. Se trataba evidentemente de uno de los frecuentes movimientos antirromanos promovidos por los campesinos empobrecidos y por los esclavos, a los que se unirían otro tipo de gentes como luego veremos, que desde finales del siglo III venían asolando la Galia e Hispania 6 . El Estado romano se vio obligado a enviar sus ejércitos repetidas veces contra ellos y a pesar de sus victorias no consiguieron acabar definitivamente con ellos7. Movimientos muy similares, aunque enmascarados religiosamente, se desarro- llaron también por otras regiones del Imperio, como los agonistici y circuncelliones del Norte de Africa muy relacionados con los donatistas que al mismo tiempo que se oponían a la Iglesia (la Iglesia Católica) se enfrentaban al orden económico y social 205

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Este documentos trata sobre los bagáudas, un grupo de hombres pertenecientes a las capas bajas en el Bajo Imperio Romanos que se rebelaron en la zona de Galia e Hispania a través de las armas ante el contexto turbulento el cual pasaba Roma.

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  • CONSIDERACIONES SOBRE EL CARACTER SOCIAL DELMOVIMIENTO BAGAUDICO EN LA GALIA E HISPANIA A FINES

    DEL IMPERIO ROMANO

    M. PASTOR

    No pretendemos en esta comunicacin hacer un estudio detallado sobre elmovimiento bagudico en la Galia e Hispania a fines del Imperio Romano, bienanalizado, por otra parte, por diferentes autores l . Nuestra atencin se va a centrarprincipalmente en serialar algunas puntualizaciones acerca del carcter social de dichomovimiento y de la condicin social de los elementos que lo integraban.

    El movimiento bagudico ha sido serialado 2 (juntamente con la presin de lospueblos brbaros) como uno de los factores decisivos que determinaron el desmem-bramiento del Imperio de Occidente y alcanz su perodo de mxima actividad acomienzos del siglo V (ario 407 aproximadamente) en el Sur de la Galia y en elNordeste de Hispania. Dicho movimiento provoc una crisis interna en ls provinciasde la Galia e Hispania contra el rgimen poltico romano y repetidamente se vieneconsiderando como un levantamiento de campesinos contra los latifundios imperialesmantenidos por el Estado romano 3 . Pero el problema no es tan simple y requierealgunos anlisis ms detenidos:

    Como ya indicaba E. A. Thompson 4 los levantamientos de los Bagaudae5 y

    mucho ms an sus objetivos y organizacin fueron casi totalmente silenciados por losescritores coetneos a su actividad. Ello es obvio, puesto que casi todas las fuentesque los mencionan pertenecan a las clases de propietarios del Imperio y, por consi-guiente, tenan grandes razones para temer a los Bagaudae. La mayor intensidad deestas revueltas campesinas conocidas con el Inombre de Bagaudas se produjo princi-palmente en la Galia e Hispania en aquellas regiones de escasa romanizacin como enla Armrica glica y en el territorio de la Vasconia clsica. Se trataba evidentementede uno de los frecuentes movimientos antirromanos promovidos por los campesinosempobrecidos y por los esclavos, a los que se uniran otro tipo de gentes como luegoveremos, que desde finales del siglo III venan asolando la Galia e Hispania 6 . ElEstado romano se vio obligado a enviar sus ejrcitos repetidas veces contra ellos y apesar de sus victorias no consiguieron acabar definitivamente con ellos7.

    Movimientos muy similares, aunque enmascarados religiosamente, se desarro-llaron tambin por otras regiones del Imperio, como los agonistici y circuncellionesdel Norte de Africa muy relacionados con los donatistas que al mismo tiempo que seoponan a la Iglesia (la Iglesia Catlica) se enfrentaban al orden econmico y social

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  • sostenido por el Imperio s , el monacato de Egipto, cuyos orgenes sociales fueron losmismos que los de estas herejas, y que se propag entre la poblacin indgena parahuir de la opresin y de las difciles condiciones de su existencia o , y el priscilianismoen la Gallaecia, secta rigorista que fue perseguida duramente como hertica por todala Tarraconensis y la Gallaecia hasta que su acrrimo defensor, Prisciliano, fuecondenado por el emperador Mximo lo . Movimientos religiosos que, como han seria-lado A. Barbero y M. Vigil, tuvieron tambin un marcado carcter social l 1.

    En la Galia el movimiento bagudico se desarroll principalmente por lasregiones de la Armrica, el tractus armoricanus o las orae armoricanae 12 , situadasentre los bosques del Loira y del Sena, entre Britania y Normanda, y cuyos habitan-tes haban secundado la rebelin de Constantino en Britania en el 407, que tuvo comoconsecuencia la separacin de Britania de Roma. Constantino, a causa de la subleva-cin de los brbaros asentados en la Galia lanzados contra l por Geroncio, no fuecapaz de resistir el ataque de los nuevos brbaros que haban atacado el Rin ysaqueaban la Galia. De esta forma, los britnicos y otros pueblos se apartaron deldominio de Roma, mataron a los magistrados romanos que haba en sus territorios yvivieron de forma independiente sin obedecer ms a las leyes romanas. Entre estaspoblaciones, Zsimo nombra expresamente a los que habitaban las regiones de laArmrica13 . Esta situacin de manifiesta separacin de Roma y de desobediencia a lasleyes romanas comienza aproximadamente hacia el ario 408 d.d.C. y ha sido confir-mada por un curioso pasaje del Querolus sive Aulularia, comedia latina, segn parecede comienzos del siglo V, de un autor desconocido 14 . De acuerdo con todas lasinterpretaciones del pasaje de esta comedia, tales desrdenes se pueden localizar en laregin del Loira hasta la que se extenda probablemente la autoridad del dux tractusArmoricani et Nervicani como se deduce de la Notitia Dignitatum Occidentis 15 . Laorilla del Loira designa el centro del territorio que est bajo la jurisdiccin del dux dela Armrica y entre estos territorios situados entre el Loira y el Sena se encontraba lalocalidad de la Auvernia que estaba comprendida en la Aquitania I, una de las cincoprovincias por las que se extenda la autoridad del dux armoricani. En la Auverniaresistieron a ultranza los partidarios del usurpador Jovino y all fueron masacradosmuchos nobles galos que le seguan. En la poca del viaje de Rutilio Namaciano,Exuperantius enseriaba a los armoricanos entre los que se encontraban los auvernien-ses a desear el retorno a la paz (pacis amare docet), es decir, a la autoridad delImperio (segn el punto de la vista de la clase dirigente galo-romana a la que pertene-ca Rutilio, pues haba desemperiado en Roma el cargo de Praefectus Urbis) y en estesentido, restituy las leyes (leges restituit), es decir aboli las leyes de los bosques(iura silvestria), restaur la libertad (libertatem reducit) es decir, aboli la libertad dehacer lo que se quisiera (ibi totum licet) y, por ltimo, restableci el justo orden entrelas clases sociales no tolerando ms que los propietarios fueran los esclavos de suspropios esclavos (servos famulis nos sinit esse suis) 16 . Como ya serialaba E. A.Thompsom" el texto rutiliano es prcticamente el nico que nos informa de laspretensiones sociales de los Bagaudae y apunta la idea de que los Bagaudae habanexpropiado con anterioridad a los propietarios y terratenientes hacindoles cultivar loscampos que antes les haban pertenecido. Por ello, las leyes y la libertad que Exupe-rantius haba restablecido eran las leyes y la libertad de la antigua clase poseedora detierra, la de los antiguos latifundistas, honestiores o potentes, como veremos msadelante. La fecha de esta restauracin del orden por Exuperantius no la podemosprecisar con exactitud dado las escasas fuentes de que disponemos, pero posiblementedebi tener lugar despus de haber acabado con los usurpadores y una vez que los

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  • visigodos dejaran de asolar las regiones de la Galia, hecho que tuvo lugar aproxima-damente a comienzos del 415 d.d.C. 18 . Las palabras de Rutilio Namaciano son con-firmadas tambin por el testimonio del poeta Merobaudes, quien nos dice que despusde la supresin del jefe de los Bagaudae, Tibatn, en el 437, se restauraron las leyesen la Armrica y los cultivadores de la tierra no se escondieron ya ms en los bosquespara cometer actos de rapiria.18.

    En Hispania la revuelta campesina estall poco antes de mediados del siglo V yest en relacin con el movimiento bagudico de la Galia. Su radio de accin seextendi principalmente por la Tarraconensis y ms concretamente por el territoriovascn. Probablemente ya hubo antes revueltas de este tipo en la Pennsula 28 como sededuce de una ley de Constantino, recogida despus en el Cdigo de Justiniano 21 ydirigida al comes Hispaniarum, Tiberiano, que alude a esclavos fugitivos. La fuenteprincipal de estos movimientos es el hispano Hidacio, contemporneo de los sucesosque narra22.

    La importancia del movimiento bagudico debi ser tan grande y alcanz talpeligrosidad para los dueos de los grandes latifundios, para los grandes propietarios ypara la administracin romana que el emperador Valentiniano 111 se vio obligado aenviar a la Tarraconense a dos generales con el cargo de magistri militum utriusquemilitiae para poner fin a este movimiento 23 . Sin embargo, no debieron resolvertotalmente la situacin, puesto que, como nos informa Hidacio, en el ario 441 se envia la Tarraconense a Asturius, dux utriusque militiae, que debi dar muerte a una granmultitud deBagaudae 24 , aunque tales muertes no aminoraron el peligro y la intensidaddel movimiento, toda vez que en el ario 443, de nuevo nos informa Hidacio, queAsturius fue sucedido en el cargo de magister utriusque militiae en su lucha contra losBagaudae por el poeta de origen espariol Merobaudes, quien derrot (antes de serllamado de nuevo a Roma por el Emperador) a los Bagaudas en Aracelli 25 , lugarprximo a Pamplona, en el territorio de los vascones; de lo que se infiere, seg n A.Barbero y M. Vigil 26 , que la actividad de los Bagaudas en Hispania estaba centradaen la parte occidental de la Tarraconense. Pero tampoco estas victorias fueron decisi-vas, puesto que en el ao 449 los Bagaudae aparecen de nuevo a las rdenes de un talBasilio saqueando una amplia zona del valle del Ebro. En esa misma poca atacaronTyriasso (Tarazona) y mataron a unos federados germanos y al obispo de la ciudad, denombre Len27 . A continuacin, el mismo Basilio, hizo causa com n con Rechiarius,rey de los suevos y saquearon juntos la regin de Zaragoza apoderndose a traicin deIlerda (Lrida), donde se apoderaron de un gran nmero de cautivos 28 . Pero la luchacontinu en los arios sucesivos; y as en el ario 454, nos informa tambin Hidacio, elrey visigodo Teodorico, como federado del Emperador, envi a su hermano Fredericoa luchar contra los Bagaudas de la Tarraconense 28 . En los arios sucesivos los Bagau-dae ampliaron su campo de accin extendindose incluso hasta el Noroeste de laPennsula y as en el 456 operan en la Galaecia saqueando parte del ConventusBracaraugustanus". Es posible tambin que por la misma poca toda la zona inter-media de Norte de la Pennsula entre los vascones y los galaicos, es decir, vrdulos,berones, caristios, trmogos, cntabros, vaceos y astures, fuera tambin teatro derevueltas campesinas de tipo bagudico, pero las fuentes no recogen ning n movi-miento de este tipo en estas regiones31.

    La revuelta bagudica como han demostrado A. Barbero y M. Vigil arraig enEspaa en regiones poco romanizadas y donde predominaban los gandes latifun-dios 32 . Actuaron en la Tarraconense y principalmente en el territorio de la Vasconiaclsica; y as, en la rebelin del 443 se menciona como centro de accin a Aracelli, en

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  • Navarra, en el pais de los vascones, o en las regiones del alto y medio valle del Ebro,donde las excavaciones arqueolgicas nos han proporcionado ricas villae bajo imperia-1es33 , lo que nos demuestra que el latifundio tenia una gran importancia en estasregiones y que los Bagaudae se movian en zonas que correspondian a regiones de granpropiedad. Tales regiones debian albergar en sus latifundios una gran cantidad decolonos y esclavos que vivian en precarias condiciones y casi en la miseria, lo cualchocaba con el escandaloso lujo de los duerios de las villae puesto de manifiesto en losesplndidos mosaicos que nos proporcionan las excavaciones de estas villae. Talesregiones superficialmente romanizadas, como las de los vascones o las de Bracara(donde tambin arraig el priscilianismo) era el principal teatro de operaciones delmovimiento bagadico que, probablemente, controlaba una zona que iba desde el vallemedio del Ebro hasta el Atlntico. Aunque no disponemos de testimonios, es posibleque la revuelta tambin azotara toda la parte Norte de la Meseta, donde el rgimen delatifundio estaba muy extendido, pero repetimos no poseemos ninguna mencinhistrica que haga referencia a Bagaudae por estas zonas.

    De esta concentracin de las pequerias propiedades en manos de los latifundis-tas y del aumento del latifundio asi como de la desaparicin de las pequerias propieda-des es una prueba evidente un verso de Rutilio Namaciano en su De reditu de Italia ala Galia. El verso, aunque se refiere concretamente a las regiones de la Etruria italianapodria aplicarse del mismo modo a las regiones glicas e hispanas. Nos hace verRutilio cmo donde antes habia una pequeria ciudad con un puerto, defensa de lavecina Caere, ahora no hay ms que enormes propiedades y extensiones de terreno,como se deduce de la lectura de este verso: Nunc villae grandes, oppida parva prius34que, a nuestro juicio, debe ser interpretado asi: lo que antes eran pequerias aldeascampesinas (pequerias propiedades), ahora slo son grandes extensiones de terreno(grandes propiedades o latifundios). Vemos por ello, que las ciudades pequerias, confincas pequerias que existian antes, en poca republicana y alto imperial y donde lastierras estaban repartidas entre los numerosos pequerios propietarios que habianconstruido alli soberbias residencias estivales o villas de recreo donde pasaban eltiempo libre que les dejaban sus ocupaciones politicas 35 , habian desaparecido ya, enpoca de Rutilio (comienzos del siglo V), para dejar paso a enormes extensiones deterreno acaparadas por algunos latifundistas. Teniendo en cuenta todo esto y apli-cando sus palabras a las regiones de la Galia e Hispania la situacin debia ser muydiferente a la que encontrbamos en poca republicana e imperial. En poca de Rutilioestas regiones habian sufrido la invasin brbara, estaba en pleno apogeo el movi-miento bagudico y se habian destruido las fincas de los possesores. Las pequeriaspropiedades con sus casas de recreo habian desaparecido quedando convertidas eninmensas propiedades de terreno acaparadas por ricos latifundistas que, o bien contra-taban a colonos para que las trabajasen, o bien no las cultivaban dejndolas enbarbecho. Este verso rutiliano nos est anticipando claramente la situacin en la quese encontraban las regiones de Italia, Galia e Hispania a fines del Imperio (a partir delario 407 aproximadamente). Situacin que era de gran similitud con la que se encontra-rn despus en la Alta Edad Media, con su sistema de explotacin de las tierras y supeculiar distribucin, asi como con la situacin de los colonos adscritos a la tierra.

    Una vez visto, grosso modo, el desarrollo del movimiento bagudico en laGalia e Hispania a fines del Imperio, pasemos ahora a analizar el carcter social dedicho movimiento y la condicin social de los elementos que lo integraban.

    Todos los autores modernos que se han ocupado hasta el momento del movi-miento bagudico y de su rechazo del orden establecido por Roma, han insistido

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  • repetidamente en que, de acuerdo con los calificativos con los que se les menciona enlas fuentes, su verdadero carcter social se nos presenta como una revuelta decampesinos contra los propietarios de las tierras que ellos trabajaban 36 ; sin embargo,aunque esto parece claro, para nosotros lo ms importante es determinar cul era lacondicin social de estos campesinos y la situacin en la que debian encontrarse paraverse obligados a dejar sus aperos de labranza y a tomar las armas para luchar porconseguir una situacin ms digna y concorde con sus necesidades materiales yespirituales.

    Las fuentes contemporneas que se han ocupado de los Bagaudae unas veceslos denominan esclavos agricolas y colonos y otras como campesinos pobres ylibres. Asi, en el Panegirico de Maximiano 37

    se les menciona como ignari agricolae,campesinos incultos y en el texto se especifica adems que los labradores formabanla infanteria y los pastores la caballeria de ese ejrcito devastador rstico (rusticusvastator). Este carcter de revuelta campesina ha sido sealado tambin por otrasfuentes como por Eutropio 39

    que al referirse a la campaa de Maximiano contra losBagaudae nos dice que formaban un ejrcito de hombres rsticos y agrestes (cumtumultum rusticani... agrestes domuit...) a las rdenes de Amando y Eliano y quefueron vencidos por Maximiano Herculeo que consigui restaurar el orden en la Galiaen el trascurso de un solo verano (ario 286); tras su victoria tuvo que mostrarseclemente contra ellos puesto que matar a los Bagaudae era desposeer a los terrate-nientes de una de sus escasas fuerzas de trabajadores 39 . De la misma manera otrasfuentes como Aurelio Victorw

    los llama hombres agrestes y ladrones (manu agres-tium ac latronum) o incluso salvajes atracadores; y Orosio41

    se refiere a ellos comorsticos y agrestes (collecta rusticanorum manu...agrestium hominum...). En otrasfuentes se nos dice que toda la esclavitud glica se uni a los Bagaudae en lasublevacin mandada por Tibatn42 . Serialando tambin su carcter de esclavos cam-pesinos y como vimos con anterioridad, el nico texto que nos indica ms claramenteel verdadero carcter social de este movimiento campesino es el del poeta galo RutilioNamaciano que en su panegirico a Exuperantius al triunfar sobre los Bagaudae de lasregiones de la Armrica y expresando la postura de la clase dirigente galo-romanaescribi: Exuperantius restituy las leyes, restaur la libertad y no permiti que lospropietarios fueran esclavos de sus propios esclavos (et servos famulis non sinit essesuis)43.

    En consecuencia, todos estos testimonios en general manifiestan claramente elcarcter social del movimiento bagudico: se trata de una rebelin de campesinos,colonos y esclavos, contra los grandes latifundistas defendidos por el Estado. Ahorabien, a pesar de que los esclavos tuvieran un papel muy importante en la revuelta, sinembargo, la fuerza esencial de estos movimientos fue el campesinado en vias de caeren la servidumbre de aqui que se les mencione repetidamente como esclavos agrico-las o colonos indistintamente. Los esclavos tuvieron una participacin activisimaen el movimiento bagudico pero no fueron su fuerza principal, puesto que en granmedida ya se encontraban fusionados en el colonato. Pero no hubo slo esclavos ycampesinos entre los Bagaudae, tambin se les unieron gentes de otros sectores de lasociedad como miembros de las profesiones que hoy podriamos Ilamar liberales:mdicos, profesores, arquitectos, etc., representantes de la clase media acomodada ycon un nivel socio-econmico superior al de la mayor parte de los restantes trabajado-res, aunque tambin estarian integrados, como recientemente ha sealado R. Teja",dentro del grupo de los humiliores. Este es el caso del mdico Eudoxius (medicus arte)que primero se uni al movimiento bagudico y ms tarde, en el 448, huy entre los

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  • Hunos45 . Del mismo modo, tambin una gran parte de brbaros cada en la situa-cin de esclavos y colonos fue la aliada de los Bagaudae 46 , aunque otros brbarostomaron partido ms tarde por las clases superiores del Estado 47 . Ello indica quebrbaros y Bagaudae podan ser aliados o enemigos segn sus simpatias por la clasedominante senatorial, dueria de los latifundios.

    En Hispania el movimiento bagudico presenta adems algunas caractersti-cas especiales. Al desarrollarse por las zonas menos romanizadas de la Tarraconensecomo era el territorio vascn, los esclavos y colonos fugitivos encontraron fcilmentela ayuda de los indgenas vascones que fueron tambin un elemento activo delmovimiento. Ello ha dado pie a C. Snchez Albornoz para identificar a los Bagaudaehispanos con los vascones 45 y vincular la aparicin de los Bagaudae en el Ebro comouna explosin temperamental del viejo pueblo vascn, aunque en otro trabajo seexpresa de una forma menos tajante: que estuvieran integrados por vascones nopuede afirmarse con certeza pero s sospecharse y no sin razn. 49 . Por nuestra parte,slo podemos decir que de acuerdo con las fuentes de que se dispone hoy da, lo nicocierto es que fuesen parte de su territorio (la Vasconia clsica) dnde actu elmovimiento bagudico y que los vascones participaron activamente en el mismo.

    Debemos subrayar tambin la hostilidad del movimiento bagudico de la Tarraco-nense a los miembros del alto clero, toda vez que una de sus vctimas fue el obispo deTarazona, lo que da al movimiento adems un carcter de oposicin a la Iglesiaoficial. Este hecho prueba, segn A. Barbero y M. Vigil 5 0 , que tanto el priscilianismo(contra el que se opona la Iglesia oficial por voluntad de Len), como los Bagaudae,aunque se expresaran fundamentalmente de forma distinta, tenan un mismo origen ycombatan a la misma clase social: la de los grandes propietarios, de la que formabaparte, sin duda alguna, el episcopado urbano. Por ello, la Iglesia oficial, la IglesiaCatlica, era un obstculo al movimiento bagudico de Hispania y ste tuvo queluchar en algunas ocasiones contra ella.

    Ahora bien, para comprender las causas fundamentales por las que todo estetipo de gentes de tan diversas capas sociales esclavos agrcolas, campesinos pobres,colonos endeudados, desertores del ejrcito, bandidos y ladrones e incluso indgenassin romanizar se alzaban contra los grandes propietarios, terratenientes y contra elorden establecido por Roma hay que tener muy presente la transformacin de laestructura social que se haba operado en las provincias durante el Bajo Imperio yconcretamente en las regiones de la Galia e Hispania. El cambio de la concepcineconmica, motivado por el progreso del latifundismo, constituy la base y al mismotiempo el elemento dinmico para la transformacin de su estructura social. A estos seunieron adems otros factores: la profunda transformacin de la situacin poltica, elabsolutismo, con sus medidas dirigistas, y los intentos de oposicin contra el sistemade prestaciones de servicios obligatorias. Todos estos elementos estn en estrecharelacin e interaccin unos con otros y es arbitrario intentar desligarlos como sepretende hacer en la actualidad. De este proceso de relaciones e interacciones surgiuna nueva estructura social que se mantuvo durante mucho tiempo en sus rasgosfundamentales en las provincias occidentales. De la transformacin de los grupossociales existentes naci un nuevo sistema de relaciones entre clases, diferenciadaspor su posicin jurdica, su poder y sus posesiones, formndose as una sociedadcerrada en la que la posicin social del individuo estaba establecida de antemano y nopoda salir de ella puesto que resultaba inmutable sustancialmente51.

    El empobrecimiento de la burguesa y el campesinado dividi a la sociedadprovincial del Bajo Imperio en dos grupos opuestos: un reducido n mero de domina-

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  • dores cada vez ms influyentes en el plano poltico y econmico honestiores o poten-

    tiores que se contraponan a la gran masa de dominados humiliores o tenuiores que

    se empobrecan 'cada vez ms oprimidos por el peso econmico de los m ltiplesmunera e impuestos. Por su parte, el latifundio, protegido por las amplias exaccionesde impuestos, se apoderaba de una manera cada vez ms absoluta del poder econ-mico, concentrando todas las tierras y el capital en el restringido crculo de losgrandes propietarios terratenientes. Pero estas capas sociales no eran del todo homo-gneas. Entre los humiliores se englobaban diversos grupos profesionales y las dife-rencias entre los hombres libres empobrecidos, los colonos y los esclavos desaparecie-ron tanto en el plano jurdico como en el econmico y nicamente sus actividades y susituacin determinaban su posicin social y su rango52.

    Este proceso de reestructuracin en la escala social hizo que tambin disminu-yera el nmero de esclavos y que perdieran significacin econmica; de este modo elstatus de los esclavos se va a ir acercando cada vez ms al del proletariado semilibrecampesino, al estar ocupados preferentemente en la economa agraria. Tambin en elcampesinado se produjeron transformaciones decisivas: el n mero de campesinoslibres disminuy, aunque no lleg a ser tan pequerio como el de los esclavos. Lapoltica estatal les haca perder cada vez ms su independencia y los impuestosfiscales les obligaban a buscar proteccin eficaz en las grandes propiedades rurales,contribuyendo as a la formacin de grandes latifundios. Los duerios de estos latifun-dios para proveerse de cantidad suficiente de trabajadores recurrieron, a partir delsiglo III, a todas las medidas posibles: compraban e instalaban en sus tierras aprisioneros y a hombres libres que se haban vendido como esclavos y tomaban a losprisioneros en calidad de colonos, atraan a los colonos de otros latifundios (imperialeso particulares), tomaban a los colonos y campesinos bajo su patrocinio e inclusoestablecane

    en sus dominios a sus deudores insolventes que deban pagar sus deudastrabajando en la tierra de su acreedor, no pudiendo abandonar la tierra mientras l osus descendientes no hubieran pagado la dedua. Estas circunstancias hacan quemuchos campesinos, obligados por la necesidad, se convirtieran en colonos 3.

    Es precisamente en esta poca de transicin del campesinado libre al colonatodonde podemos encontrar las causas del movimiento bagudico, toda vez qu estepaso no se produjo sin resistencia. As, el movimiento campesino bagudico de laGalia e Hispania, que se produjo en regiones donde el rgimen del latifundio tenagran importancia 54

    nos est manifestando claramente la rebelin de este nuevo esta-mento social contra su propio destino. Por ello, la aparicin de los colonos semilibresque, a nuestro juicio, seran los que proporcionaban el mayor n mero de elementos almovimiento bagudico, como representantes de un nuevo grupo social, junto a lossupervivientes del campesinado libre, de las capas sociales inferiores de las ciudades yde los esclavos, es el envs de la evolucin hacia el sistema feudal y constituye el otroextremo de la reestructuracin. Por muy diferentes que fueran sus razones en su luchacontra los ltifundistas, sus acciones iban encaminadas hacia el mismo resultado, esdecir, a la instauracin de nuevas formas polticas y a fin de cuentas a la consolidacinde los elementos del feudalismo55.

    Por ltimo, podemos decir que la capa social de los humiliores, entre los que seencontraban los campesinos pobres, los esclavos agrcolas y los colonos, as como losmiembros pertenecientes a profesiones que podemos llamar liberales, no se integr debuen grado en el orden establecido por Roma y, por ello, en diversas ocasiones ysiempre que la ocasin les era propicia (debilidad del poder imperial, presin de lospuebloS brbaros, levantamientos de usurpadores contra el poder imperial, etc.) mani-

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  • festaba su disconformidad, rebelndose a su vez y formando esas unidades paramilita-res y anrquicas en cuanto a su composicin que pusieron en jaque repetidamente alEstado romano en las regiones glicas hispanas y que correspondan a las revueltasconocidas con el nombre de Bagaudae. En estas rebeliones abiertas contra el sistemaestatal romano, verdaderas excepciones a la pasividad general de las capas inferioresde la poblacin glica e hispnica a fines del Imperio, puede verse el gran descontentosocial reinante entre los humiliores. Y ste se traduca a la vez en un acto de rebeliny de legtima defensa de su precaria situacin social, actuando no slo contra lasinvasiones de los pueblos brbaros, sino tambin contra el estado de fuerza romano-tardo. Otra parte de la poblacin reaccion de diferente manera seg n nos muestraSalviano quien nos dice que los campesinos para librarse de la opresin romana huande sus tierras para refugiarse no slo entre los brbaros, sino tambin entre losBagaudae, pues no queran seguir siendo ya romanos 58 Esta situacin era general entodo el Imperio 57.

    Por todo ello, frente al orden de clases, aparentemente bien conexionado, noexista un situacin de consensus general de las clases inferiores (humiliores), sino decontinuo conflicto latente, que se manifestaba abiertamente contra el Imperio unasveces en forma de revueltas bagudicas, como en la Galia e Hispania, y otras enforma de revueltas de carcter religioso, como se produjo en otras regiones delImperio 58.

    De todo lo expuesto en el presente trabajo, podemos llegar a las siguientesconclusiones:

    1) Que el movimiento bagudico en la Galia e Hispania a fines del Imperiotuvo un carcter social marcadamente campesino.

    2) Que los elementos que lo integraban eran principalmente campesinos, es-clavos agrcolas y colonos, pero que tambin se les unieron todas aquellas gentes quepor su condicin social se integraban en el trmino humiliores de la sociedad bajoimperial.

    3) Que todos estos elementos se encontraban en una situacin de semilibertady eran los representantes genuinos de un nuevo grupo social que culminar en lasociedad feudal con los denominados siervos de la gleba.

    4) 'Que las revueltas bagudicas arraigaban principalmente en las zonas degrandes latifundios y de escasa romanizacin, se dirigan contra los grandes propieta-rios de tierras y rechazaban el orden establecido por Roma.

    5) Que el resultado del movimiento bagudico fue la barbarizacin de la Galiae Hispania de la que hablaba Salviano 9 y la desaparicin, a partir del siglo V, de laestructura administrativa, econmica y social tpica del imperio romano-tardo con ladestruccin de villae y latifundios.

    6) Y, por ltimo, que el significado del movimiento bagudico slo podrverse en su totalidad cuando sea estudiado juntamente con las invasiones brbaras,como ya apuntaba E. A. Thompson 69.

    NOTAS

    1 Entre los muchos autores que se han ocupado del movimiento bagudico pueden verse principal-mente: C. Julian, Histoire de la Gaule, Pars, 1926, t. VII, pp. 51 ss.; Idem, Notes Galo-romaines: legionthebaine, Revue des Etudes Anciennes, XXII, 1920 pp. 41 ss.; IDEM, Castrum Bagadaurum, REA,XXII, 1920, pp. 107 ss.; J. J. Hatt, Histoire de la Gaule romaine; Paris, 1959, pp. 361 ss.; E. A. Thompson,

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  • Peasant Revolts in Late Roman Gaul and Spain, Past and Present, 2, 1952, pp. 11 ss. con traduccinespafiola: Revueltas carnpesinas en la Galia e Hispania Bajo Imperial, en Conflictos y estructuras socialesen la Hispania Antigua, Madrid, 1977 (citamos por esta ltima), pp. 61 ss.; A. D. Dmitrev, DvizhenieBagaudov, Vestnik Drevnei Istorii, 1940, III, IV pp. 101-104; B. Czuth y S. Szadesky-Kardoss, Abagauda mozgalmak Hispaniban, Antik Tanulmnyok, 3, 1956, pp. 175-180; S. Szadesky-Kardoss, en RE,supp., XI, 1968, pp. 352 ss.; A. R. Korsunskij, Dvi2enie Bagaudov, en Vdi, 1957, 4, pp. 71 ss.; Idem,Gotskaja Ispanija. Ocherki social noekonomicheskoj i politischeskoj istorii, Mosc , 1969, pp. 240-244; A.Barbero y M. Vigil, Sobre los origenes sociales de la Reconquista: Cntabros y xascones desde fines delImperio romano hasta la invasin musulmana, BRAH., CLVI, 1965, pp. 292-298, (reproducido en Sobre losOrgenes sociales de la Reconquista, Madrid, 1974, pp. 13-104, por la que citamos); Idem, Algunosproblemas sociales del Norte de la Peninsula a fines del Imperio Romano, Comunicaciones a la I Reuninde Historia de la Economia Antigua de la Peninsula Ibrica, Valencia, 1968, pp. 81-89; J. M. Blzquez, ElImperio y las invasiones. Desde la crisis del siglo III al ao 500, en Historia Econmica y social deEspari, I, Madrid, 1973, pp. 345 ss.; Idem, La Romanizacin, II, Madrid, 1975 pp. 310 ss.; Idem, Rechazoy asimilacin de la cultura romana en Hispania, siglos IV-V, Trabaux du Vl e `" Congrs Internationald'etudes classiques, Bucarets-Pars, 1976, pp. 84-87.

    2 Cfr. A. Barbero y M. Vigil, Sobre los origenes... p. 34; Idem, Algunos problemas sociales....p. 81.

    3 Vid. principalmente, E. A. Thompson, Art. Cit. p. 63; A. Barbero y M. Vigil, Sobre losortgenes... p. 34; S. Mazzarino, Aspetti sociali del quarto secolo. Ricerche di Storia Tardo-Romana,Roma, 1951, pp. 306 ss.; Idem, L'Impero Romano, III, Roma-Bari, 1973, pp. 787 ss.

    4 Art. Cit. p. 62.5 Normalmente aparece en las fuentes la forma Bacaudae y slamente en un manuscrito aparece la

    palabra Bagaudae (que ser la que nosotros empleemos a lo largo del trabajo por haber sido aceptada deforma general por casi todos los historiadores). Hasta el momento se desconoce el sentido etimolgico deltrmino. Los historiadores antiguos unas veces utilizan el trmino para referirse a las gentes que integrabanel movimiento y otras al nombre del movimiento en general. Su raz parece cltica (Cfr. Holder, AltcetischerSprachschate Leipzig, 1907, 1925, I, pp. 329 ss.) y, tal vez, si conocieramos el significado de la mismatendramos una idea ms clara sobre los elementos que lo integraban.

    Los antecedentes de estos movimientos podran remontarse a fines del siglo II d.d.C. con larevuelta de Materno, en poca de Commodo, revuelta formada por bandidos y soldados desertores que tuvoun fuerte apoyo entre la poblacin. Cfr. E. A. Thompson, Art. Cit. pp. 63 ss.; A. D. Dmitrev, Art. Cit. pp.101 ss.

    7 Paneg. Lat. VII (6), 8, 3; XI (3), 5, 3; Eutrop. IX, 20; Aurel. Vict. Caes. XXXIX, 17; Oros. VII,25,2; Rut. Nam. I. 214-216; Hydat. 125, 128, 142, 158; Cfr. E. a. Thompson, Art. Cit., pp. 61 ss.; A.Barbero y M. Vigil, Sobre los origenes... pp. 41 ss.

    8 Sobre estos movimientos Cfr. principalmente: W.H.C. Frend, The Donatist Church. A movementof protest in Roman North Africa, Oxford, 1952; J. P. Brisson, Autonomisme et Christianisme dansl'Afrique romaine de Septime Sv&e l'invasion vandale, Paris, 1958. E. Tengstrom, Donatisten undKatholiken, Gteborg, 1964.

    9 Para los orgenes del monacato en Egipto, cfr.: J. Gribomont, Chiesa e vita monstica, StudiaMonastica, 6, 1964, pp. 409 ss.; J. Danielou, Nouvelle Histoire de l'Eglise, I, Des origenes 'a Sant Gregoirele Grand, Pars, 1963, pp. 175 ss.; Aspectos generales del mismo en E. Stein, Histoire Du Bas Empire, I, Del'Etat Romain l'Etat Byzantin (284-476), Pars, 1959, pp. 146 ss.; A.H.M. Jones, The later RomanEmpire (284-602), Oxford, 1964, II, pp. 929 ss.; Sobre los problemas sociales del monacato Cfr. R. Teja,Organizacin econmica y social de Capadocia en el siglo IV segn los Padres Capadocios, Salamanca,1974, p. 78; y A. M. Gonzlez-Cobos, Sobre los condicionamientos sociales de los orgenes del monacato,Hispania Antiqua, III, 1973, 135 ss.

    1 Es muy abundante la bibliografa sobre el Priscilianismo; Cfr. entre otros: C. Ch. Babut,Priscillien et le presicilianisme, Paris, 1909; S. J. A. Ales, Priscillien et l'Espagne chretienne a la fin du IVsicle, Pars, 1936; M. Macias, El priscilianismo y los Godos en Galicia a mediados del siglo V, Orense,1931; J. Ramos Loscertales, Prisciliano. Gesta rerum, Salamanca, 1952; A. Barbero, El priscilianismoi,herejla o movimiento social?, Cuadernos de Historia de Esparia, 37-38, 1963, pp. 5 ss.; (reproducido enConflictos y estructuras sociales de la Hispania Antigua, Madrid, 1977, pp. 77 ss.); R. Lpez Rueda,Prisciliano, su pensamiento y su problema histrico, Santiago de Compostela, 1966; Idem, Prisciliano. Suideoloda y su significado en la historia cultural de Galicia, Revista de la Universidad de Madrid, XIII,1969, pp. 65

  • Vessereau, Claudius Rutilius Namatianus, Pars, 1904, pp. 253 ss.; J. Vessereau y F. Prechac, RutiliusNamatianus. Sur son retour, Pars, 1933, p. V ss.; I. Lana, Rutilio Namaciano, Torino, 1961, pp. 74 ss.; L.Castorina, De Reditu (Introduzione, testo critico, traduzione e commento), Sanzone-Firenze, 1967, pp. 72ss.; M. Pastor, Cuestiones en torno a Rutilio Namaciano, Hispania Antiqua, III, 1973, pp. 200 ss.

    En esta comedia, el protagonista, Querolus, pide al Lar de su familia que le d un lugar en la vidaque le haga feliz, pero no puede decidir cul ha de ser ste. El poema est escrito en estos trminos:Querolus: facito ut sim privatus et potens. Lar: potentiam cuiusmodi requiris? Querolus: ut liceat mihispoliari et caedere. Lar: ha, ha, he, latrocinium, non potentiam requiris. Hoc modo nescio, edepol,quemadmodum praestari hoc possit tibi... tamen inveni: habes quod exoptas: vade, ad Ligerem vivito.Querolus: qui tum? Lar: illic iure gentium vivunt homines, ibi nullum est praestigium. ibi sententiae capitalesde robore proferuntur et scribuntur in ossibus: illic etiam rustici perorant et privati iudicant, ibi totum licet.Si dives fueris, patus appellaberis: sic nostra loquitur Graecia! 0 silvae, o solitudines, quis vos dixit liberas?multo maiora sunt quae tacemus. Tamen interea hoc sufficit. Querolus: neque dives ego sum neque roboreuti cupio. Nolo iura haec silvestria. Que el pasaje se refiere a los Bagaudae es opinin de todos loshistoriadores y tambin la nuestra. Sobre la comedia Querolus y sus diversas interpretaciones, cfr. princi-palmente: P. Thomas, Le Querolus et les justices de villages, Melanges L. Haves, Pars, 1909, pp.531 ss.;Idem, Observationes ad scriptores latinos, Mnemosyne, XLIX, 1921, pp. 1 ss.; C. Jullian, Op. Cit. VIII,p. 176, n.. 3; F. Lot, La Gaule, Parts, 1947, pp. 472 ss.; E.A. Thompson, Art. Cit. pp. 73 ss. donde da unatraduccin de algunos de estos prrafos as como su interpretacin. Cfr. tambin, S. Cavallin, Bemerkun-gen zu Querolus, Eranos, 1951, pp. 141 ss. que trata de probar la identidad del Rutilius a quien se dedica elQuerolus con Rutilio Namaciano; y G. Boano, Sul de reditu suo di Rutilio Namaziano, Rivista diFilologa Classica, 1948, pp. 77 ss.

    19 Not. Dig. Occ. XXXVII, 13-23 pp. 204-5; y XXXVII, 24-29 p. 205, donde se nos informa detodos los destacamentos de tropas que estaban a sus rdenes y de las provincias sobre las que se extendasu autoridad; es decir, las dos Aquitanias, I y II y las Lugdunense Senonia, II y III y, evidentemente, son aestas regiones a las que se rfieren las orae armoricae de Rutilio Namaciano en las que Exuperantiusrestableci las leyes, restaur la libertad y no permiti que los propietarios fueran esclavos de sus propiosesclavos (Rut. Nam. I, 213-216).

    16 Rut. Nam. I, 213-216:cuius Aremoricas pater Exuperantius orasnunc postliminium pacis amare docet,leges restituit libertatemque reducitet servos famulis non sinit esse suis.

    Art. Cit. p. 74.19 Por el contrario E. Stein, Op. Cit. I, p. 268 y E. A. Thompson, Art. Cit. p. 74, piensan que la

    accin pacificadota de Exuperantius en las regiones de la Armrica debi tener lugar en el ario 417,habiendo comenzado la revuelta 10 arios antes. Sobre las discusiones de la fecha cfr. M. Pastor, Cuestio-nes... pp. 199 ss.

    19 Merob. Paneg. II, B, 9 f.29 Para una visin de conjunto, cfr. principalmente: A. Barbero y M. Vigil, Sobre los orgenes...

    pp. 33 ss.; Idem, Algunos problemas sociales... pp. 81 ss.; y E. A. Thompson, Art. Cit. pp. 61 ss.21 Cod. Iust. VI, 1, 6.22 Sobre Hidacio cfr. principalmente: C. Torres Rodrguez, Hidacio, el primer cronista espaol,

    Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 62, 1956, pp. 755 ss.; F. Giunta, Idazio ed i barbari Anuariode Estudios Medievales, I, 1964, pp. 489 ss.; A. Tranoy, Hydace. Chronique. Introduction, texte critique,traduction, Pars, 1974; L. A. Garca Moreno, Hidacio y el ocaso del poder imperial en la PeninsulaIbrica, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 79, 1976, pp. 27 ss.

    33 Cf. A. Barbero y M. Vigil, Sobre los ortgenes... p. 41 y su nota 55 bis; y E. A. Thompson,Art. Cit. p. 69.

    24 Hydat. 125: Asturius dux utriusque militiae ad Hispanias missus Tarraconensium caedit multitu-dinem Bacaudarum.

    35 Hydat. 128: Asturio magistro utriusque militae gener ipsius succesor ipsi mittitur Merobaudes,natu nobilis et eloquentiae merito vel maxime in poematis studio veteribus conparandus: testimonio etiamprovehitur statuarum. Brevi tempore potestatis suae Aracellitanorum frangit insolentiam Bacaudarum. Moxnonnullorum invidia per urgente ad urbem Roman sacra praeceptione revocatur.

    26 Sobre los orgenes... pp. 41 y 44.37 Hydat. 141: Basilius ob testimonium egregii ausus sui congregatis Bacaudis in ecclesiam Tyrias-

    sone foederatos occidit, ubi et Leo eiusdem ecclesiae episcopus ab isdem qui Basilio aderant, in eo locoobiit vulneratus.

    Hydat. 142: Rechiarius mense Iulio ad Theodorem socerem profectus Caesaraugustanam regio-nem cum Basilio in reditu depraedatu. Inrupta per dolum Ilerdensi urbe acta est non parva captivitas.

    39 Hydat. 158: per Fredericum Theuderici regis fratem Bacaudae Tarraconenses caeduntur exaitctoritate Romana.

    284:

  • 38 Hydat. 179: in conventus parte Bracarensis latrocinatum, depraedatio perpetratur.31 Son muchos los trabajos que se han realizado en los ltimos aos sobre estos pueblos. Cf.

    principalmente: F. Wattenberg, La regin vaccea. Celtiberismo y romanizacin de la cuenca del Duero,Madrid, 1959; J. Gonzlez Echegaray, Los Cntabros, Madrid, 1966; J. M. Solana, Los Autrigones a travsde las fuentes literarias, Vitoria, 1972; IDEM, Los Turmogos durante la poca romana. Fuentes literarias,Madrid, 1976; A. Barbero y M. Vigil, La organizacin social de los cntabros y sus transformaciones enrelacin con los orgenes de la Reconquista, Hispania Antiqua I, 1971, pp. 197 ss. F. J. Lomas Salmonte,Asturia prerromana y Altoimperial Sevilla, 1975; L. Garca Moreno, La romanizacin del Valle del Dueroy del Noroeste peninsular, ss. I-VII p. C. Algunos problemas y perspectivas de su estudio, HispaniaAntiqua, V, 1975, pp.

    ss.; L. Sagredo San Eustaquio, Los Vrdulos y vardulia: su nombre, Burius,1977, pp. ss.; A. Llanos, La romanizacin de Alava. Elementos arqueolgicos, 11 Semana deantropologa vasca (1971), Bilbao, 1973; M. Pastor, Los Astures durante el Imperio romano (Contribucin asu historia social y econmico), Oviedo, 1977; Idem, Consideraciones sobre la romanizacin de losAstures Transmontanos, Cuadernos de la Fundacin Pastor, (en prensa); Idem; Los Astures Augustanosy su romanizacin, Hispania Antiqua VI, 1976 (en prensa).

    32 Sobre los orgenes..., pp. 43 ss.33 Entre las villae ms importantes de esta zona destacan: la villa de Lidena (Navarra), la del

    Ramalate, trmino de Tudela y la villa Fortunatus de Fraga (Lrida) y algunas ms que se encontraban porlas zonas de Navarra y Alava. Sobre estas villae, Cf. J. De C. Serra Rafols, La villa Fortunatus de Fraga,Ampurias, 1943, pp. 5 ss.; B. Taracena, La villa romana de Lidena, Navarra, Prncipe de Viana, 1949,PP 353 ss.; ibidem, 1950, pp. 9 ss.; Idem, La villa romana de Lidena y el campo espaol en el BajoImperio, Crnica del I Congreso Nacional de Arqueologz'a y del V Congreso Arqueolgico del SudesteEspaol, Almera, 1949, Cartagena, 1950, pp. 215 ss.; B. Taracena y L. Vzquez de Parga, La villa romanadel Rarnalate, trmino de Tudela, Prz'ncipe de Viana, 1949, pp. 9 ss.; Cf. tambin: A. Barbero y M. Vigil,Sobre los orgenes... pp. 44 ss.; y J. Caro Baroja, Los pueblos de Espaa, Barcelona, 1946, pp. 236 ss.

    34 Rut. Nam. I, 224; Cf. M. Pastor, Cuestiones... 202 ss.35 Sobre algunas de las villas de recreo que posean los romanos por estas zonas en poca

    republicana y altoimperial, cf. I, Lana, Op. Cit. 109-110; M. Pastor, Cuestiones... pp. 202-203.36 Cf. entre otros: E. A. Thompson, Art. Cit. pp. 70 ss.; A. Barbero y M. Vigil, Sobre los

    orgenes... pp. 42 ss.; Idem, Algunos problemas sociales... pp. 85 ss.; J. M. Blzquez, El imperio y lasinvasiones... pp. 346 ss.; IDEM, La Romanizacin, II, pp. 310 ss.; Idem, Rechazo y asimilacin.. pp. 84ss.; Cfr. adems la biliografa de la nota 1.

    37 Paneg. Lat X (II), 4, 3: cum militaris habitus ignari agricolae appetiverunt, cum arator peditem,cum pastor equitem, cum hostem barbarum suorum cultorum rusticus vastator imitatus est.

    38 Eutrop. IX, 20: ita rerum Romanorum potitus cum tumultum rusticani in Gallia concitassent etfactioni suae Bacaudarum nomen imponerent, duces autem haberent Amandum et Aelianum, ad dirigendoseos Maximianum Herculium Caesarem misit qui levibus proellis agrestes domuit et pacem Galiae reforma-vit.

    39 Paneg. Lat. X (II), 4, 3; ibidem, XI (III), 5, 3; Cf. E.A. Thompsom, Art. Cit. p. 71. 49 Aurel. Vict. Caes. XXXIX, 17: namque ubi comperit Carini discessu Helianum Amandumque

    per Galliam excita manu agrestium ac latronum, quos Bagaudas incolae vocant, populatis late agrisplerasque urbium temptare.

    41 Oros. VII, 25, 2: dehinc cum in Gallia Amandus et Aelianus collecta rusticanorum manu quosBacaudas vocabant, pemiciosos tumultus excitavissent. Ibidem: qui facile agrestium hominum imperitiamet confusam manum militari virtute composuit.

    42 Chron. Min. I, pp. 660: Gallia ulterior Tibattonem principem rebellionis secuta a Romanasocietate discessit, a quo tracto initio omnia paene Galliarum servitia in Bacaudam conspiravere.

    4 P Vid. Las notas 13 y 16.44 R. Teja, Economa y sociedad en el Bajo Imperio, Historia de Espaa Antigua, t. II, Hispania

    Romana, Madrid, 1978, p. 574.45 Chron. Min. I, pp. 662: Eudoxius arte medicus, pravi sed exercitati ingenui, in Bacauda id

    temporis mota delatus ad Chunos confugit. Pueden deducirse tambin diferentes tipos de adhesiones a losBagaudae en Salviano (De Gub. Dei, V, 21: itaque passim vel ad Gothos vel ad Bacaudas vel ad aliosubique dominantes barbaros migrant...)

    46 Cf. la nota 28.47 Cf. la nota 29.48 C. Snchez Albornoz, En torno a los orgenes del feudalismo, III, Mendoza, 1942, pp. 62-64, na.

    83; Idem, El noroeste hispano hasta la crisis del poder romano en Espaa, El Reino de Asturias (Orgenesde la Nacin Espaola), t. I, Oviedo, 1972, pp. 36-37.

    49 C. Sanchei Albornoz, Los vascones vasconizan la depresin vasca El Reino de Asturias, t. I,Oviedo, 1972, p. 101.

    50 SObre los orgenes... p. 47.Para l situacin poltico-social del Bajo Imperio, Cf. en general: E. Stein, Op. Cit. passim; A.

    215

  • M. Jones, Op. Cit. II, caps. 15, 19-21; J. Gage, Les Classes sociales dans l'Empire romain, Pars, 1964,pp. 366 ss.: R. Remondon, La crisis del Impcuo romano. De Marco Aurelio Anastasio, Barcelona, 1967,pp. 96 ss.; F. G. Maier, Las transformaciones del mundo Mediterrneo, siglo.s (Historia UniversalSiglo XXI), Madrid, 1972, pp. 72 ss.; E. M. Schtajermann, Die Krise der Sklavenhalterordnug im Westerndes rmisches Reiches, Berln, 1964; S. Mazzarino, Aspetti soziali... pp. 306 ss.; Idem, Impero romano...III, pp. 651 ss.; M. I. Finley, La Economa de la Antigriedad, Mxico, 1975; M. Bloch et alii, La Transicindel esclavismo al feudalismo, (Ed. Akal), Madrid, 1975.

    Concretamente para Hispania, Cf. A. Balil, Aspectos sociales del Bajo Imperio ss. IV-VI. Lossenadores hispnicos, Latomus, 24, 1965, pp. 886 ss.; J. M. Blzquez, Estructura econmica y social deHispania durante la Anarqua militar y el Bajo Imperio, Madrid, 1964; Idem, El Imperio y las invasio-nes... I, pp. 345 ss.; Idem, La Romanizacin... II, pp. 255 ss.; A. TOVAR y J. M. Blzquez, Historia de laHispania romana, (Alianza Editorial), Madrid, 1975, pp. 319 ss.; M. Vigil, La Edad Antigua, en Hstoriade Esparia Alfaguara, I, Madrid, 1973, pp. 358 ss.; y especialmente, R. Teja, Economa y sociedad en elBajo Imperio, Historia de Espaa Antigua, t. II, Hispania Romana, Madrid, 1978, pp. 529-575.

    52 Vid. la nota anterior, y principalmente, F.G. Maier, Op. cit. pp. 84 ss.; y R. Teja, Economa ysociedad... pp. 555 ss.

    53 En general cf. la bibliografa de la nota 51 y, en particular sobre el colonato, cf. principalmente:P. Pallase, Orient et Occident, 'a propos du colonat dans l'Empire romain au Bas-Empire, Lyon, 1950,(donde se recoge toda la bibliografa anterior); Idem, Notes complmentaires... sur le colonat dansl'Empire romain, Recueil de la Societ J-Bodin, Bruselas, 1959 pp. 122 ss.; F. Lot, Op. Cit. pp. 95 ss.; L.Ruggini, Economa e societ nell Italia annonaria. Raporti jra agricoltura e commercio del IV al VIsecolo di C, Miln, Giuffr, 1961; E, M. Schtayerman, La cada del rgimen esclavista en M. Bloch et aliiOp. Cit. pp. 59 ss.; El segundo coloquio de Historia Antigua de Oviedo est dedicado precisamente a estetema: Formas de dependencia no esclavistas y colonato, y entre algunos de los trabajos ms significativospueden consultarse: G. Bravo Castaeda, El estatuto socio-poltico del colono en la gnesis de la sociedadbajo-imperial; A. Gonzlez, Sobre el colonato en la Antigedad tarda; J. Fernndez Ubia, Deesclavismo al colonato en la Btica del siglo III; etc.

    54 Ut supra, Cf. las notas 32 y 33.55 Cf. en general los artculos que recoge el libro de M. Bloch et al, Op. cit. passim; y de entre

    ellos, principalmente: M. Weber, La decadencia de la cultura antigua. Sus causas sociales, pp. 35-57; E.M. Schtayerman, Art. Cit. pp. 59-107; S. I. Kovalioff, El vuelco social del siglo III al V en el ImperioRomano de Ocidente, pp. 109-129; S. Mazzarino, :,Se puede hablar de revolucin social al fin del mundoantiguo?, pp. 131-158; M. Bloch, Cmo y por qu termin la esclavitud antigua, pp. 159-194; y Z. V.Udaltzova y E. V. Gutnova, La gnesis del feudalismo en los pases de Europa, pp. 195-220. Cf. adems,E. Werner, De l'esclavage a la feodalit: La periodisation de l'Histoire mondiale, Annales, 17, 1962; J.Vogt: La Decadencia de Roma, Madrid, 1968; A. Barbero y M. Vigil, Algunos aspectos de la feudalizacindel reino visigodo en relacin con su organizacin financiera y militar, en Sobre los orgenes... pp. 107-137;A. Bernardi, Los problemas econmicos del Imperio romano en la poca de su decadencia, La decaden-cia econmica de los Imperios, Madrid, 1973, pp. 25-92; M. I. Finley, La mano de obra y la cada deRoma, La decadencia econmica de los Imperios, Madrid, 1973, pp. 93-100.

    58 Salv. De Gub. Dei, V, V, 22: itaque passim vel ad Gothos vel ad Bacaudas vel ad alios ubiquedominantes barbaros migrant, et commigrasse non paenitet; malunt enim sub specie captivitatis viverequam sub specie libertatis esse captivi; Idem, V, VIII, 37: unum illic Romanorum votum est, ne umquameos necesse sit in ius transire Romanum, una et consentiens illic Romanae plebis eratio ut liceat eis vitamquam agunt agere cum barbaris. Et miramur, si non vincuntur nostris partibus Gothi, cum malint apudhos esse quam apud nos Romani. Itaque non solum transfugere ab eis ad nos fratres nostri omnino nolunt,sed ut ad nos confugiant, nos relinquunt.

    52 Cf. A. Barbero y M. Vigil, Sobre los orgenes... pp. 40-49 donde citan el texto de Prisco (FHG,IV, 1851, pp. 86-87) donde explica las razones por qu la gente prefera vivir entre los brbaros a volver conlos romanos. Al parecer las condiciones de existencia entre los romanos eran insoportables para las gentesde todo el Imperio en general.

    58 Cf. la bibliografa de las notas 8,9 y 10. Ut supra.59 Cf. la nota 56; y, adems, Salv, De Gub. Dei, IV IV, 21; Idem, VI, VII, 38; XII, 67.68 E.A. Thompson, Art. Cit. p. 76.

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