Conjunto Monumental de Santa Creu

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Conjunto Monumental de Santa Creu

Textos de Aina Pascual Jaume Llabrés

30 septiembre 2010

Conjunto Monumental

de Santa Creu

El barrio de Santa CreuUno de los barrios más tradicionales es el de Santa Creu, situado a poniente de la ciudad. Sus edificios se extienden desde el llamado Puig de Sant Pere hasta el límite marcado por el antiguo cauce de la Riera —ahora paseo del Born— y, desde el siglo XX, por la nueva traza de la avenida Jaume III. Su perfil sobre la bahía está definido por el imponente Baluarte de Sant Pere, construido a partir del siglo XVI, el templo parroquial y, en la parte baja, por los edificios monumentales de Can Chacón (siglo XVIII), Consulado del Mar (siglos XVI-XVII) y la antigua Lonja de la Mercadería (siglo XV). Sus construcciones medievales tienen una importancia capital para Palma: desde los vestigios militares islamistas como es la puerta del Almudí, en la calle del Mar, hasta casas tan notables como Can Weyler y el patio de Can Gradolí (siglo

XIV).

Un periodo de esplendor fue el de los siglos XVII y XVIII que coincidió con el apogeo del corsarismo, una actividad bélica legal que potenciaba el comercio. A través de él se enriquecieron nobles, capitanes y mercaderes de los que quedan su fama legendaria y sus mansiones: Can Solleric, Can Montenegro, Cal Capità Fletxes, Can Xambó, Can Massà, etc.

También es interesante recordar la presencia de la Orden de San Juan de Malta que tuvo una iglesia y un hospital cerca de la Lonja. Las relaciones entre las dos islas fueron intensas, tanto desde el punto de vista cultural como comercial. Algunos nobles mallorquines llegaron a ser grandes maestros de la Orden, como fue Frey Ramon Despuig i Martínez de Marcilla (1670-1741), hijo de los condes de Montenegro.

La iglesia parroquialEn el conjunto de las llamadas “parroquias viejas”, la de Santa Creu es una de las que mantuvo la edificación prototípica del gótico catalán en Mallorca. Es un templo de una sola nave con capillas laterales y otras radiales en torno al ábside. Éste tiene la particularidad de tener una capilla-cripta denominada de San Lorenzo y, detrás del retablo mayor, una capilla alta oculta.

El promotor de la parroquia fue Berenguer de Palou II, obispo de Barcelona (1212 - 1241), que acompañó el rey Jaime I de Aragón en la conquista de la isla (1229). Del primitivo templo no ha quedado ningún vestigio y la construcción de la actual comenzó durante el periodo final del reinado de Jaime II de Mallorca († 1311) y proseguía en tiempos de su nieto, Jaime III († 1349). De este segundo templo ha quedado solo la torre del campanario ya que a me-diados del siglo XV la nave fue reedificada. A causa de graves problemas técnicos y financieros las obras se prolongaron hasta el setecientos. A pesar de todo ello se mantuvo la unidad estilística y la iglesia puede considerarse como un ejem-plo del gótico monumental.

Durante la época del Barroco se llevó a cabo una

profunda reforma estética. Entre el 1642 y el 1645 se hizo el retablo del Santo Cristo, obra de Pere-Joan Pinya i Rafel Torres y, más tarde, la capilla fue decora-da con lienzos de Giuseppe Dardanone (1734). Otros retablos de interés son el de Santa Gertrudis, documen-tado como obra de Joan

Oms Bestard hacia 1680, el de San José (1756) y el del Sagrado Corazón, antes de San Antonio Abad (1754). El retablo mayor, presidido por una imagen de Santa Elena, fue patrocinado por el general Antoni Barceló y realizado por Joan Borràs y el carpintero Miquel Ripoll entre 1784 y 1793.

Otras obras de arte en el interior del temploAdemás de todo lo mencio-nado, la parroquia atesora un notable patrimonio artístico. Del estilo gótico destacan la talla de Nostra Dona de Santa Creu de Pere Morey y las tablas pintadas de la Mare de Déu de la Pau

del círculo de Joan Daurer, la de Nostra Senyora del Bon Camí de Rafel Mòger y la de San Cristóbal de Francesc Comes, todas ellas piezas de los siglos XIV y XV. Una talla importante es la Dormición de María, labrada en madera policro-mada hacia 1562.

Del periodo Barroco desta-camos el órgano, obra del maestro Damià Caimari comenzado en 1762 y finalizado por Pere-Josep Bosch. Muy notables son

varias pinturas de autor anónimo como la de San José de Calasanz y la de San Francisco de Borja, las dos en la capilla de San José. Del siglo XIX seña-lamos cuatro pinturas de fray Manuel Bayeau (1740 – 1809?), en la capilla del Sagrado Corazón, la talla de Santa Elena del céle-bre escultor catalán Adrià Ferran i Vallès, hacia 1815 y la espectacular custodia neogótica (1895).

La capilla de San LorenzoEste oratorio es una cons-trucción de planta absidal con cinco capillas alrededor de una girola que, de mane-ra atípica, se sitúa delante el altar. El espacio está cu-bierto con once bóvedas de crucería y es un auténtico dosel de piedra que contras-ta con las cuatro columnas centrales absentas. Las for-mas simples y geométricas de las molduras, impostas

y capiteles son una pura expresión del gótico cister-ciense. Se cree que es una construcción de principios del siglo XIV, vinculada tal vez a los que obraron el castillo de Bellver.

Después de una reestructu-ración del siglo XVI cuando la capilla original fue cer-cenada se colocó el retablo actual dedicado a San Lorenzo y a ambos lados

San Sixto II, papa, y San Gil. La pintura sobre tabla del santo titular fue sustituida por una versión del pintor Faust Morell i Bellet en el año 1921. En este año la capilla fue restaurada por el arquitecto Guillem Reynés. Sin embargo, queda por recuperar el portal princi-pal donde todavía se ven curiosos relieves escultóri-cos con figuras de bestiario maltratadas por el tiempo.

La sala de arte sacroEn este espacio el discurso de la exposición permanen-te se articula entorno a tres temas relacionados con la parroquia y su distrito. El primero trata del vínculo de Santa Creu con la Cartuja

de Valldemossa, el segundo hace referencia a la famosa cofradía del San Cristo de Santa Creu y el tercero está dedicado al impacto del corsarismo en la economía y la vida social del barrio.

Se muestran piezas de orfebrería, joyería antigua, exvotos, indumentaria litúr-gica, etc. De entre todas son

piezas singulares: la Creu procesional de plata que lleva en el revés el blasón de los cartujos y la custodia mayor barroca, obsequio del teniente general Antoni Barceló i Pont de la Terra (1716 – 1797), gran bene-factor de esta parroquia y que está enterrado en la ca-pilla del Sagrado Corazón.