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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez Confesando a Jesús como Señor y glorificando a Dios Escritura: Escrituras Seleccionadas Código: 1386 John MacArthur Estamos estudiando el gran tema de crecimiento espiritual y realmente estamos estudiando las claves para el crecimiento espiritual. ¿Cuáles son los ingredientes vitales en el proceso de maduración espiritual? En nuestra primera lección la última vez, nos enfocamos en el concepto de la gloria de Dios basado en nuestro estudio de 2 Corintios 3:18, en donde vemos que conforme el creyente enfoca su vida y atención en la gloria de Dios, conforme hace eso, será cambiado a la imagen misma del Señor de un nivel de gloria al siguiente por el Espíritu Santo. Ahora, el Espíritu Santo, entonces, es la energía en el crecimiento espiritual. El crecimiento espiritual es volverse más y más como Cristo. Y lo que nos motiva, lo que nos empuja, lo da el Espíritu de Dios conforme vemos la gloria del Señor, conforme enfocamos nuestra atención en darle gloria a Dios; entonces somos llevados, impulsados en el proceso de la madurez espiritual. Y concluimos nuestro último estudio diciendo que queríamos compartir maneras muy prácticas en las que podemos glorificar a Dios. Si glorificar a Dios es la clave maestra para el crecimiento espiritual, ¿cuáles son las otras claves que constituyen a esa clave maestra? En primer lugar, glorificamos a Dios al confesar a Jesús como Señor. Ahí es donde todo comienza. Si mi vida debe enfocarse en glorificar a Dios, eso significa que inicialmente debo enfocar mi atención el Señorío de Cristo. Ahora, ¿qué quiero decir con esto? Bueno, Filipenses, capítulo 2 nos da la respuesta en los versículos 9 al 11. Después del gran pasaje de la kenosis o la humillación de Cristo, hablando acerca de cómo Él se volvió hombre y tomó forma de siervo y “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose 1

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Confesando a Jesús como Señor y glorificando a Dios Escritura: Escrituras Seleccionadas

Código: 1386

John MacArthur

Estamos estudiando el gran tema de crecimiento espiritual y realmente estamos estudiando

las claves para el crecimiento espiritual. ¿Cuáles son los ingredientes vitales en el proceso de

maduración espiritual? En nuestra primera lección la última vez, nos enfocamos en el

concepto de la gloria de Dios basado en nuestro estudio de 2 Corintios 3:18, en donde vemos

que conforme el creyente enfoca su vida y atención en la gloria de Dios, conforme hace eso,

será cambiado a la imagen misma del Señor de un nivel de gloria al siguiente por el Espíritu

Santo.

Ahora, el Espíritu Santo, entonces, es la energía en el crecimiento espiritual. El crecimiento

espiritual es volverse más y más como Cristo. Y lo que nos motiva, lo que nos empuja, lo da el

Espíritu de Dios conforme vemos la gloria del Señor, conforme enfocamos nuestra atención

en darle gloria a Dios; entonces somos llevados, impulsados en el proceso de la madurez

espiritual.

Y concluimos nuestro último estudio diciendo que queríamos compartir maneras muy

prácticas en las que podemos glorificar a Dios. Si glorificar a Dios es la clave maestra para el

crecimiento espiritual, ¿cuáles son las otras claves que constituyen a esa clave maestra?

En primer lugar, glorificamos a Dios al confesar a Jesús como Señor. Ahí es donde todo

comienza. Si mi vida debe enfocarse en glorificar a Dios, eso significa que inicialmente debo

enfocar mi atención el Señorío de Cristo. Ahora, ¿qué quiero decir con esto? Bueno,

Filipenses, capítulo 2 nos da la respuesta en los versículos 9 al 11. Después del gran pasaje

de la kenosis o la humillación de Cristo, hablando acerca de cómo Él se volvió hombre y tomó

forma de siervo y “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose

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obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Después, la Palabra de Dios dice esto: “Por lo

cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para

que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y

debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.”

Ahora escuche, la humillación de Jesucristo fue un acto de obediencia al Padre. En respuesta

a esto, el Padre glorificó a Jesucristo y lo exaltó. Y después Él llama que todo en el universo

confiese que Jesucristo es Señor. Y después, da esta declaración de conclusión: “Para gloria

de Dios Padre.”

La razón, entonces, por la que debemos confesar a Jesús como Señor es porque glorifica a

Dios el Padre.

Ése es el principio básico de la salvación. Debemos confesar a Cristo como Señor, eso es

salvación, para la gloria de Dios. Creo que la mayoría de la gente cree que debemos ser

salvos por razones diferentes a la de la gloria de Dios. Si usted le preguntara a la persona

promedio por qué comparte a Jesucristo, por qué comunica su fe, probablemente le dirían que

no quieren que la gente vaya al infierno. Que quieren que eviten el castigo eterno. Esa es una

razón válida, pero no es la principal. La razón principal por la que la gente debe ser salva no

es para evitar el infierno.

Alguien más podría decir que presenta a Cristo por amor. ‘Porque el amor de Cristo me

constriñe. Porque Dios me ama y porque yo los amo y les hablo de Cristo.’ Y esa es una

razón válida, pero no es la principal. Y alguien podría decir que habla del Evangelio porque se

le manda a hacer eso. Se le manda a ir a todo el mundo y predicar el Evangelio, a hacer

discípulos, a enseñarles todas las cosas que Cristo les ha mandado.

Se me manda, o yo amo o yo quiero evitar que la gente se vaya al infierno. Y todas esas son

válidas y todas son razones bíblicas para el evangelismo. Pero no llegan al ápice. La razón

principal por la que debemos predicar el Evangelio, la razón principal por la que alguien debe

volverse un creyente es para la gloria de Dios. Y se reduce a esto. Vivir sin la salvación es

negar a Cristo; y negar a Cristo es la afrenta más grande que podemos cometer contra Dios.

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Es el pecado que es imperdonable. Si una persona continúa en incredulidad, ése es un

pecado imperdonable.

De hecho, ése es el principal pecado del hombre. Jesús dijo en Juan 16 que Él enviaría al

Espíritu Santo para convencer al mundo de pecado. ¿Qué pecado? “Porque no creen en Mí.”

El pecado más grande que un hombre puede cometer es el rehusarse a creer en Jesucristo.

¿Por qué? Porque eso quiere decir que Él no es Dios, que Él no es el Salvador, que Él no

debe ser adorado, que Él no debe ser Señor. Y decir eso es deshonrar al Padre.

En Juan capítulo 5, versículo 23, por ejemplo, Jesús dice de una manera tan incisiva en el

versículo 23: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no

honra al Padre que le envió.” Usted no puede dar gloria a Dios a menos de que de gloria a Su

Hijo, quien es la plenitud de Su gloria. Entonces escuche, comenzamos entonces a dar gloria

a Dios cuando damos gloria a Cristo. ¿Y cómo hace usted eso? Al confesarlo como Señor y

eso simplemente significa salvación. Él no está hablando acerca de algún segundo acto.

Usted no dice que lo ha recibido como Salvador y después lo hará Señor. No, esas no son

dos cosas distintas. Cuando usted es salvo, usted confiesa a Cristo como Señor. Eso es

salvación. En Romanos 10:9 y 10 dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,

y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el

corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

En otras palabras, la salvación es cuestión de confesar el Señorío de Cristo: que Él es Dios,

que Él es soberano, que Él es Señor; y esa es una aplicación personal de esa realidad.

Alguien me preguntó no hace mucho tiempo atrás si era un salvacionista por Señorío. Y no

estaba seguro de lo que eso era. Pensé que supuestamente debías estar en una esquina y

tocar una trompeta o tocar un tambor si eras uno de esos. Pero es eso no es realmente lo que

él quiso decir. Salvacionista por Señorío, él quiso decir, es alguien que cree que usted debe

creer en Jesús como Señor para ser salvo. Él me preguntó si creía de esa manera. Yo le dije

que no conocía otra manera de aceptar a Cristo. Él es Señor y le acepto en Sus términos y no

en los míos. Y no redefino a Jesús como alguien menos de lo que es y lo tomo así. ‘¿Es el

señor?’ le dije a esa persona; y él dijo ‘sí’. Y yo dije entonces, ¿cómo lo toma usted? Usted

debe tomarlo como Él es. Si usted confiesa a Jesús como Señor es para la gloria de Dios.

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Ahora, dicho de una manera simple, nadie tiene la capacidad de ir más allá de eso en la

madurez espiritual. Nadie puede glorificar a Dios hasta que comience allí. Esa es la piedra

angular. Ahí comienza todo. Permítame dar un paso más hacia adelante para aquellos de

nosotros que somos cristianos. Yo creo que si Cristo es Señor en nuestras vidas, si lo hemos

recibido, si hemos nacido de nuevo y Él gobierna -y Él gobierna, por cierto, todas nuestras

vidas. Es sólo cuestión de si le obedecemos, no de si Él gobierna; y conforme Él gobierna en

nuestras vidas, debemos mantener en mente que la predicación del Evangelio es

primordialmente para que Él pueda gobernar en otras vidas para Su propia gloria. En otras

palabras, el gran pecado del hombre es vivir y no glorificar a Dios.

En Romanos, capítulo 1, Pablo dice que predicamos obediencia a las naciones por causa del

nombre. Él dice no predicamos el Evangelio por su causa, predicamos el Evangelio por Su

causa. En 3 Juan 7, él dice: salimos predicando por causa del nombre. Mismo pensamiento.

No por causa de ellos sino por causa de Él. Para que Él sea reconocido como Señor; ahí es

donde todo comienza.

Si usted no es cristiano, nunca ha confesado Cristo como Señor, no tiene capacidad dentro de

usted de vivir para Su gloria. Es una imposibilidad absoluta. No puede ser hecho porque ahí

comienza todo. Usted no puede decir ‘niego a Cristo, Él no es mi Salvador, Él no es mi Señor’

y después procede a tratar de crecer espiritualmente o procede a tratar de los de glorificar a

Dios de otra manera. Usted está dando una bofetada a Dios en el punto más vital. Si usted

deshonra al Hijo, deshonra el Padre.

Entonces, glorificar a Dios comienza como Pablo dijo en Filipenses 2, confesando a Jesús

como Señor para la gloria del Padre. Y entonces, decimos que la salvación es un comienzo

necesario para el crecimiento espiritual. El hecho es que usted no puede crecer hasta que

nace.

Ahora, segunda verdad. La segunda cosa que quiero compartir con usted en línea con este

pensamiento es ésta. Nosotros glorificamos a Dios en primer lugar al confesar a Jesús como

Señor y en segundo lugar al apuntar nuestras vidas para obedecer Su Señorío. En segundo

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lugar, al apuntar nuestras vidas para obedecer Su Señorío. Cuando permitimos que Dios nos

vista con la túnica púrpura de Su justicia, Él es glorificado. Cuando abrimos nuestros

corazones y recibimos al Hijo, Él es glorificado. Cuando Su Espíritu establece Su residencia

en nuestras vidas, Él es glorificado. Cuando llamamos a Jesús Señor, Él es glorificado. Pero

entonces, hay un segundo corolario. Habiendo recibido al Señor, debemos responder a Su

Señorío.

El versículo clave que quiero que entienda -y esto es 1 Corintios 10:31- es este: “Si, pues,

coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” Ahora, usted ha

confesado a Jesús como Señor para la gloria de Dios. Ahora todo lo que haga, coma o beba -

y por cierto comer y beber es simplemente simbólico de las funciones más insignificantes,

mundanas de la vida. Inclusive algo tan mínimo, tan rutinario, tan común, tan constante como

comer y beber debe tener como enfoque la gloria de Dios. Y entonces, eso realmente nos da

la plataforma para retroceder y hacer unos cuantos mensajes en cómo comer para la gloria de

Dios y cómo beber para la gloria de Dios, porque comienza inclusive al nivel más

insignificante, más elemental de la vida, las cosas rutinarias y asciende a partir de ahí. No

importa lo que usted haga, hágalo todo para la gloria de Dios. La idea, entonces, es que eso

se convierte en una actitud que abarca todo, sin importar lo que yo haga es para la gloria de

Dios donde debe estar mi enfoque.

Ahora ciertamente éste es el modo en el que Jesús vivió. En Juan capítulo 8, versículo 50,

Jesús dice esto: “Pero Yo no busco Mi gloria; hay quien la busca, y juzga.” De regreso en el

versículo 49: “Honro a Mi Padre.” Jesús dice que está ahí por una razón, ‘no para Mi gloria

sino para Su gloria’. Y eso realmente es lo que estamos diciendo. Usted va a crecer

espiritualmente. Usted va a enfocarse en Su gloria cuando eso se convierta en el elemento

que absorbe su vida.

Ahora, ¿qué busca hacer un hipócrita? ¿Que buscan hacer los hombres? Oh, ellos buscan

robar la gloria de Dios y en lugar de eso, sustituirla por la suya. A modo de ilustración, en

Mateo capítulo 6, encontramos en el versículo 1 que el Señor dice: “Guardaos de hacer

vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis

recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.” En otras palabras, si usted está

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tratando de presentar una producción para que todos piensen que usted es espiritual, usted

no va a ser recompensado. “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de

ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los

hombres.”

Lo que siempre estorba el glorificar a Dios es que busquemos gloria de los hombres. Eso es lo

que acabamos de leer, ¿no es cierto? En el Antiguo Testamento, donde Jeremías dice “no

sean orgullosos, den gloria Dios.” Entonces, si voy a apuntar mi vida hacia esto, si voy a

someterme en obediencia al Señorío de Cristo, va a haber una actitud de humildad. Habrá

muerte del orgullo. Debemos estar conscientes de la adoración personal. Siempre debemos

de manera única apuntar a la gloria de Dios.

Ahora, ¿qué significa eso? Decir que me someto en obediencia a Su Señorío, decir que

apunto mi vida a eso, decir que coma o beba o lo que haga, hago todo para la gloria de Dios,

¿qué significa exactamente eso? Bueno, permítame decirlo de este modo; y simplemente le

daré algunos puntos aquí. En primer lugar, significa que le dará la gloria a Dios sin importar el

costo; sin importar el costo. No importa cuál sea el costo. Ahora esa es una declaración

bastante pesada, pero eso es en esencia lo que significa someterse a Su Señorío, apuntar su

vida a Su gloria. Usted lo va a glorificar sin importar lo que cueste.

En Juan capítulo 12, versículo 27, Jesús dice esto: “Ahora está turbada Mi alma; ¿y qué diré?

¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.” ¿Cuál debe ser mi

oración conforme pero la Cruz? ¿Padre, líbrame? Para esta hora es que vine. “Padre, glorifica

Tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: ‘Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez’.” Él

humanamente dice que le gustaría salir de eso. Que es un precio increíble que pagar: dolor,

angustia, cargar el pecado. Pero Padre, glorifica Tu nombre sin importar lo que me cueste.

¿Lo ve? Eso es lo que significa.

Conforme usted vive su vida satisfecho con hacer la voluntad de Dios sin importar el costo,

satisfecho con glorificarlo sin importar el precio, usted estará cumpliendo ese segundo gran

principio del crecimiento espiritual, esa segunda gran clave. Usted estará abriéndo esa área

de obediencia a Su Señorío.

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Permítame darle otra ilustración al pedirle que pase al libro de Juan, Juan capítulo 21. Y aquí

encontramos esta situación con el apóstol Pedro. Regresaremos a este mismo incidente en

nuestra historia porque ilustra varias grandes verdades de crecimiento espiritual. Pedro ha

sido marcado por Dios desde antes de la fundación del mundo para cumplir funciones muy

importantes. Pedro será la clave para los primeros 12 capítulos del libro de Hechos. Él es la

clave de la predicación apostólica de la cruz conforme la Iglesia nace en Jerusalén y se

extiende al mundo. Entonces, él será un líder móvil, dinámico y dotado. Y entonces, es muy

importante que él sea arraigado, establecido, colocado en el lugar que debe estar para la

tarea para la cual Dios lo ha llamado.

Pero desafortunadamente, Pedro es un poco inestable, diciéndolo de una manera

contemporánea, y es muy difícil para Pedro hacer ese compromiso. Él tiene todo tipo de

palabras. Simplemente no cumple. Cada vez que se le dio una prueba, reprobó. Si hubiera

sido un alumno del seminario, ya habría sido dado de baja. Sin embargo, el Señor sabe que él

es un hombre muy necesario. Y entonces, aunque Él ha ayudado a Pedro en el pasado, ha

tomado el tiempo para mostrarle Su poder, caminar sobre agua, él lo alimentó al punto de

alimentar a los 5000, estuvo ahí en la transfiguración, escuchó su gran confesión y realmente

salió de su propia boca, pero del corazón de Dios “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.”

Pedro estado en algunas aventuras tremendas con Cristo, en donde ha visto destellos de

poder, inclusive en el huerto conforme vinieron los soldados; y cuando Jesús habló, todos se

cayeron hacia atrás como fichas de dominó. Digo, Pedro ha visto algunas cosas grandes. Y lo

que es sorprendente es que hasta ha visto a Cristo resucitado en el aposento alto. Y ya para

este momento en Juan 21, él tuvo una audiencia personal con el Cristo resucitado.

Y sin embargo, a pesar de todo eso, él todavía es inestable. Creo que todavía se sentía

inadecuado. Que no podía. Y creo que se veía a sí mismo y decía Pedro, cada vez que has

tomado una prueba, has fallado. ¿Quién dice que ahora podrás pasar una? Y Jesús dice que

valga a Galilea y que vaya a un monte y espere.

Bueno, Pedro está ahí en el capítulo 21 pero está un poco inquieto, no va a poder sentarse y

esperar por mucho tiempo más. Para comenzar era un hombre hiperactivo, por lo cual era

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algo difícil para él sentarse y esperar. Y él estaba esperando y esperando y esperando y

Cristo no había aparecido y entonces, finalmente dice en el versículo 3 que va a ir a pescar.

Que va a volver a hacer lo que solía hacer. Que nunca creyó en sí mismo para este ministerio

de todos modos. Que de todos modos ha fallado en toda oportunidad de ministerio que se le

ha otorgado. Que hay algo que puede hacer; y eso es pescar. Y regresará. Y era un líder y,

por supuesto, entonces los otros seis hombres, como un grupo de patos de hule, que también

vinieron por el mismo monte dijeron que iban con él. Y todo se metieron en una barca y Pedro

era el líder. Ése es el punto. Dios quería usarlo.

Y lo que sucedió en el versículo 3 es que “entraron en una barca”, dice en el griego, lo cual

puede indicar que regresaron y tomaran la misma barca de Pedro. Él estaba regresando a su

antigua profesión y ellos iban con él. Eran todos sus compañeros de pesca. Pero si había algo

que no podían hacer era pescar, porque el Señor había cambiado la ruta de todo pez en el

mar de Galilea para que no pudieran atraparlos; y así entendieran lo que Él les quería

enseñar.

Entonces, ellos pescaron toda la noche y no pescaron nada. El Señor apareció en la mañana.

Él tuvo una confrontación con Pedro, revisó su amor, entraremos a ese texto más adelante. Y

entonces después, cuando Pedro le dijo a Él tres veces que lo amaba, Él regresa con esto en

el versículo 18: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde

querías.” Ahora detengámonos.

Pedro, tú hiciste lo que quisiste. Has determinado lo que ibas a hacer, te ceñiste a ti mismo y

fuiste donde querías ir. “Ceñirte a ti mismo” era una descripción de preparación para un viaje.

Cuando tú querías hacer lo que tú querías hacer, lo hiciste. “Mas cuando ya seas viejo,

extenderás tus manos,” y esa misma frase es utilizada en la literatura extra bíblica para hablar

de una crucifixión. “Extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.”

Versículo 19, ahora observe esto: “Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de

glorificar a Dios.”

Ahora observe esto. Pedro llegaría al punto en su vida en el que glorificaría a Dios al morir.

¿Cómo? Porque él estaría dispuesto a pagar cualquier precio antes de negar la voluntad de

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Dios, inclusive la muerte. Ahora, esas eran noticias para Pedro, porque casi cada vez que

enfrentaba la muerte, él negaba su testimonio. En una ocasión, cuando lo confrontaron con el

hecho de que él era un seguidor de Jesucristo, él maldijo y tomó el nombre de Dios en vano y

juró que no era e hizo un juramento que nunca guardó. Entonces, estas son noticias para

Pedro. Pero lo que el Señor está diciendo es esto: ‘Pedro, vendrá un día en el que morirás por

mí y al morir, me glorificarás. ¿Por qué? Porque esa será Mi voluntad y estarás satisfecho con

morir por Mi causa.’

Y ese es el modo que fue con Pablo, “porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

Si vivo, vivo para el Señor y si muero, muero para el Señor. Entonces, viva o muera estoy en

el Señor. Soy del Señor. ¿Y cuál es la diferencia? Soy del Señor.” Como puede ver, apuntar

mi vida para la gloria de Dios ahora que soy cristiano, enfocarme en hacer lo que hago, sea

comer o beber para la gloria de Dios, significa que si tiene que ser muerte por Su causa, que

así sea, que así sea.

Pienso en la historia tremenda de los misioneros a lo largo de historia de las misiones

cristianas, historia, tras historia, tras historia volviéndose en una historia compuesta de

personas dispuestas a morir por Cristo. Pienso en Hebreos, capítulo 11, los héroes de la fe

que son enlistados ahí que murieron esperando la gloria y la resurrección de la cual este

mundo no era digno. No hubo un precio demasiado alto para ellos. Pienso en Latimer and

Ridley quienes ardieron en la estaca por su fe, cantando alabanzas a Jesucristo. Pienso en

Savonarola, el gran predicador en Italia, quien había predicado el Evangelio de Jesucristo y el

sistema lo tomó y lo quemó en la estaca. Una y otra vez a lo largo de la historia ha habido

aquellos que estaban dispuestos a hacer lo que sea por causa de Cristo.

Y siempre regreso a la historia de John Paton, el gran misionero que fue a las Nuevas

Hébridas. Él se graduó y fue enviado a las Nuevas Hébridas junto con tu esposa. Y allí sólo

había caníbales que comían hombres. Y ellos llegaron a ese pequeño lugar, tuvieron que

remar llegando con una pequeña balsa inflable. El barco ni siquiera se acercaba a la costa. Y

remaron hasta la costa, no hablaban el idioma, no conocían a nadie. Lo único que sabían es

que los que habían ido ahí, nunca habían regresado. Se habían convertido en la comida de

alguien. Y llegaron a la costa. Bastante difícil, llegar a la costa de un lugar visitado por

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caníbales cuyo idioma usted no habla y tratar de pensar cómo comenzar. Digo, usted no

coloca un letrero que dice ‘Escuela dominical, clase los domingos a las 9:30. Todos son

bienvenidos.’ Eso no es lo que usted hace.

¿Qué hace usted? Usted no conoce el idioma, no conoce a las personas y su vida está en

juego. Me acuerdo leer en un libro en particular algo de la historia de eso. Y más adelante, el

jefe de la tribu en esa área fue salvo; y se acercó al señor John Paton y le dijo que quería

hacerle una pregunta. “En esos primeros meses en los cuales usted estaba aquí, ¿quién era

ese ejército que cuidaba su lugar de morada cada noche y lo protegía? Aparentemente, los

santos ángeles de Dios inclusive se volvieron manifiestos al protegerlos en ese momento.

Pero Paton se quedó allí. Después de unas pocas semanas, su esposa dio a luz a un bebé. El

bebé murió. Unos pocos días después, ella murió. Él durmió en su tumba durante tres o

cuatro noches para evitar que los nativos escarbaran y sacaran sus cuerpos y se los

comieran. Él se quedó allí solo; y se quedó durante 35 años. Él dice en su biografía que al

final de esos 35 años, no supo de un nativo que no hubiera hecho al menos una profesión de

fe en Jesucristo. Él fue allí con grandes esperanzas. Lo único que él realmente amó en el

mundo era su esposa y después, ese bebé. Él tuvo que dormir sobre sus tumbas y se quedó

solo, pero Dios lo usó porque estaba satisfecho con hacer la voluntad de Dios sin importar el

costo. Y eso es lo que significa apuntar tu vida para cumplir Sus propósitos.

Si usted está trazando su propio curso, su propia ruta y está diciendo ‘Señor esto es lo que

voy hacer y esto es lo que no voy a hacer’; si usted está diciendo ‘Señor, lo tengo todo

bosquejado aquí, lo tengo todo planeado’; si usted no está dispuesto a pagar el precio con un

poco de vergüenza, si no está dispuesto a pagar el precio en humildad, por ser difamado o

deshonrado por el mundo, si no está dispuesto a pagar el precio de tener menos posesiones

en esta vida, entonces usted quizás nunca conozca lo que es estar satisfecho con Su voluntad

a cualquier precio. Y quizás usted realmente nunca conozca lo que es crecer espiritualmente,

porque usted no estará apuntando a Su gloria. Es cuando usted está consumido con Su gloria

y no con su comodidad, no con lo que es cómodo para usted y no con sus propios planes y su

propia voluntad.

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Y entonces, si voy apuntar mi vida hacia Su gloria, sin importar lo que sea, desde comer y

beber hasta morir, significa que debo estar satisfecho con Su voluntad, sin importar lo que me

cueste. En segundo lugar, si yo apunto mi vida hacia Su gloria, significa que Su gloria se

vuelve algo que me consume de tal manera que me duele cuando Él es deshonrado. Y éste

es un concepto muy importante.

Normalmente, puedo saber cuándo alguien está apuntando su vida para la gloria de Dios por

cómo reaccionan cuando Dios está haciendo deshonrado. Por ejemplo, David en el Salmo 69,

versículo 9, vio el templo y vio la adoración de Israel; y su corazón fue despedazado. Dijo

esto: “Porque me consumió el celo de Tu casa.” En otras palabras, David dijo “tengo un amor

tan tremendo por Ti y un odio tan tremendo por lo que te deshonra que me preocupo por Tu

templo y Tu presencia y Tu adoración de tal manera que literalmente me despedaza. Y

después, en el resto del versículo, él dijo lo siguiente: “Y los denuestos de los que Te

vituperaban cayeron sobre mí.” En otras palabras, cuando Tú eres deshonrado, me duele.

Ahora le voy a decir algo, yo entiendo es un poco como padre. Ustedes lastima a mi hijo y me

lastima a mí. Usted lastima a mi esposa y usted me lastima mí. Usted lastima alguien a quien

yo amo; y a mí me duele. He llorado más en mi vida por cosas que le han pasado a otras

personas que me preocupan de lo que jamás he llorado por cosas que me han pasado a mí.

De hecho, es bastante difícil para mí llorar por cosas que me pasan a mí. Es mucho más fácil

para mí llorar por alguien cuyo corazón está despedazado y quien me preocupa. Y eso es

porque me identifico con ellos en amor. Y cuando usted se ha identificado con Dios, las cosas

que rompen su corazón no son las cosas que le suceden a usted, sino las cosas que

deshonran a Dios. Y ése es el tipo de mentalidad que realmente está diciendo ‘estoy tan

enfocado en la gloria de Dios que lo que rompe el corazón de Él, rompe mi corazón’. ¿Usted

vive su vida de ese modo? Eso es apuntar hacia la gloria de Dios. Eso es enfocarse en la

gloria de Dios.

Número uno, a usted no le importa lo que cuesta y número dos, usted está consumido con

cómo las cosas le afectan a Él. Una de las declaraciones más grandes hechas en el libro de

Apocalipsis es pasada por alto fácilmente. Está hecha en el capítulo 2, en referencia a la

Iglesia en Éfeso. Es una palabra muy pequeña, pero es una palabra muy, muy importante

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para mí. De la Iglesia de Éfeso se dijo que no puede tolerar a los que son malos. Esa fue una

de las grandes características de esta Iglesia. No podían tolerar a la gente que era mala. ¿Por

qué? Porque ellos sabían que la maldad atentaba contra la santidad de Dios y Su voluntad.

Me impresiona cuán pocos cristianos entienden esto. Me asombra cuantos cristianos están

consumidos con su propia voluntad, tan consumidos con su propia comodidad, tan inmersos

en sus propios problemas que realmente no sienten el dolor cuando Dios es deshonrado. Lo

sienten primordialmente cuando ellos son deshonrados; y ése es el enfoque equivocado. Pero

de vez en cuando, alguien entiende el mensaje y, ¡hombre!, es emocionante.

Me acuerdo de una joven que vino a California unos años atrás. Ella vino aquí para vivir con

un hombre en UCLA, donde él era estudiante. Ella no era cristiana. Él no era cristiano,

obviamente. Simplemente estaban viviendo juntos. Era una niña de preparatoria. Después de

un tiempo, él decidió expulsarla. Ella había venido de una pequeña ciudad en la parte oeste

de Virginia. Y él estaba cansado de ella y entonces, como un trapo usado, viejo, simplemente

se deshizo de ella. Ella estuvo dando vueltas un poco y trató de quitarse la vida, se había

tratado de cortar las venas en muchos lugares, en sus manos y sus brazos con navajas, y

sangró. Y siempre había sido liberada de la muerte de una u otra manera. Y nos encontramos

con esta niña, tuvimos la oportunidad de guiarla a Cristo.

Nunca olvidaré esa ocasión, mi hermana y yo hablando con ella. Y ella abrió su corazón a

Cristo. Y esa dijo que su vida había sido cambiada y quería regresar a su ciudad natal y

contarle a su mamá cerca de Cristo y contarle a sus amigos acerca de Cristo y que todo fuera

corregido en su vida. Y yo le pregunté si había una iglesia donde podía ir. Si había alguien

que la podía discipular. Y ella contestó que no, que no conocía una iglesia en su pequeña

ciudad excepto una iglesia católica. Y ella dijo que realmente no conocía a ningún otro

cristiano allí, pero iba a regresar.

Y le di la Biblia como usted sabe, con gran temor de dejársela al Espíritu Santo, ¿verdad?

Asegurarme de que Él pudiera hacer el trabajo sin mí. De cualquier manera, se fue. Y lloré por

ella. Y decidió asistir a la preparatoria católica porque sabía que si regresaba a su antigua

preparatoria, tenía una reputación tan terrible que probablemente caería en los mismos

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modelos. Entonces, ella quería conocer a nuevas personas. Y bueno, se había ido; y tres o

cuatro meses después, me escribió una carta. Conforme vi la carta me preocupé mucho por lo

que podría decir, temeroso de que ella probablemente se hubiera desviado y estaba

escribiendo para pedir consejo en medio de una situación terrible.

Pero esto es lo que leí. “Espero que todo esté bien. Realmente, he comenzado a entender las

cosas en la Biblia. Al leer el Antiguo Testamento, he podido ver cómo Dios merece mucho

más reconocimiento del que está recibiendo. Puedo ver cómo le dio a la gente tantas

oportunidades y cómo continuaron rompiendo Su corazón al adorar ídolos y al pecar. Dios

quería que el mundo le perteneciera a Él. Dios también quería que Israel sacrifique corderos y

bueyes y cosas así como expiación a Él por los pecados. Él es Dios, después de todo; y Él

tenía que recibir algún pago por los terribles pecados de los hombres.”

Permítame mencionar en este punto que ella no tuvo ningún tipo de cinta o libros de estudio -

que yo sepa. Esto simplemente fue algo que ella llegó a ver a partir de su lectura de las

Escrituras. Ella continuó diciendo: “Pensar que de hecho Dios habló y estuvo en la presencia

visible de estas personas y sin embargo siguieron quejándose y pecando. Escuche, casi

puedo sentir la tristeza intolerable que Dios siente cuando alguien lo rechaza y no lo glorifica.”

¡Qué asombroso principio para una creyente tan joven! Él es Dios, dijo ella. “Él nos hizo. Él

nos dio todo. Continuamos dudando y rechazándolo. Es horrible. Cuando pienso en cómo lo

lastimo, espero que pueda compensar lo que he hecho.”

Y al final, ella prosigue diciendo “Ahora tengo una debilidad en mi corazón por Dios. Puedo

sentir Su celo cuando veo a la gente adorando ídolos y a otros dioses. Todo es tan claro para

mí. Dios debe ser glorificado. Dios debe ser adorado. Él lo merece. Desde hace mucho

tiempo. Y no puedo esperar simplemente decirle a Jesús y decirle a Dios indirectamente que

lo amo; y besar el piso donde Él camina, porque Él debe ser adorado. Y quiero que Dios sea

Dios y tome Su lugar apropiado y estoy cansada de la manera en la que la gente continúa

menospreciándolo.”

Es sorprendente, ¿no es cierto?, que alguien tan nuevo la fe comprenda el panorama

completo de vivir para la gloria de Dios de tal manera que usted se duele cuando Dios es

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deshonrado. Ahora escuche, yo glorifico a Dios confesando a Jesús como Señor y luego

glorifico a Dios sometiendo mi voluntad a ese Señorío sin importar lo que me cueste y

después, de tal manera que yo siento el dolor que Dios siente.

Hay un tercer elemento en este segundo punto y es éste: usted apunta su vida hacia la gloria

de Dios, escuche este, cuando está satisfecho en que otros estén por encima de usted.

Escuche eso. Usted siempre puede identificar quién es el que realmente está viviendo para la

gloria de Dios porque están satisfechos con estar por debajo de alguien que hace

exactamente lo que ellos hacen, nada más que lo hacen mejor. Esto es difícil.

¿Usted sabe que alguien dijo? Que cuando Satanás aterrizó, lo hizo en el coro. Ahora,

realmente no sé si eso es verdad; pero usted sabe que de vez en cuando, entra al coro y todo

el mundo quiere ser solista. Y cuando alguien no es el solista, todos comienzan a quejarse,

¿se da cuenta? No están tan preocupados con que Dios sea glorificado. Ellos están

preocupados con ser oídos. Conozco a un pastor que tiene tantas personas que lo molestan

por ser solistas y cantar solos, que una vez al año, en un domingo por la noche, tiene una

noche de solistas. Y todos los que quieren cantar tienen una estrofa y desfilan por la

plataforma, cantan su estrofa y viene el que sigue, y el siguiente. Y así cubre todo en una

noche.

Ahora, eso no es solo verdadero en el coro, no es solo verdad acerca de las personas en la

banca, sino también de las personas en el púlpito. Recuerdo dos pastores que tuvieron un

concurso para ver quién podía tener más personas en la escuela dominical y el que perdió se

enfermó y vómito. Él no quería perder ante otro pastor.

El celo es un factor en la vida cristiana. ¿Y sabe por qué? Porque estamos más preocupados

por quién recibe el crédito que con que Dios sea glorificado. Cuando usted se puede regocijar

porque alguien hace mejor que usted para el Señor, entonces usted está apuntando a Su

gloria. Cuando puede regocijarse cuando alguien puede predicar mejor, cuando alguien puede

enseñar mejor, cuando alguien puede hacer mejor lo que usted hace y hacerlo con una mayor

bendición, mayor respuesta, entonces usted está apuntando a Su gloria.

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Permítame darle una expresión de esto que creo que es muy, muy maravillosa. Está en

Filipenses, capítulo 1. Filipenses, capítulo 1. Y ésta es una verdad tremenda, ilustrada en la

vida de un hombre maravilloso que todos conocemos y amamos, el apóstol Pablo.

Ahora, para que usted entre un poco a la escena aquí, permítame recordarle esto. Conforme

Pablo escribe Filipenses, lo más probable es que fuera prisionero. Pero fue en ese tipo de

contexto que el apóstol Pablo estaba llegando a su fin. Él había vivido todos esos años de

gloria, las grandes aventuras a lo largo de la expansión de la Iglesia en Asia Menor y en

Grecia y la maravilla de predicar en Atenas en el Areópago, los grandes logros en Corinto y la

bendición de Tesalónica, el gozo tremendo de los de Berea, quienes indagaban las Escrituras,

todas las aventuras de regresar a Jerusalén y viajar de nuevo por el Mediterráneo, el

naufragio, las victorias y todas las cosas que vinieron a su vida. Este hombre vivió una gran

vida pero ya está en la repisa aquí. Digo, tuvo una influencia tremenda como ningún otro

hombre que vivió en ese entonces en el mundo gentil. Era el héroe de todos.

De hecho, cuando iba a predicar un sermón, podía predicar toda la noche; y la gente lo

amaba. Un hombre podía caerse de la ventana y morir. Y ellos tan sólo bajaban las escaleras,

lo resucitaba de los muertos, regresaba donde estaban y predicaba el resto del sermón. Me

recuerda de una ocasión, usted sabe, que Pablo predicó toda la noche aun cuando las

personas como usted sabe, morían, él seguía predicando. Y me dijeron: “Bueno, cuando

usted puede resucitarlos de los muertos también puede seguir predicando.”

Pero bueno, Pablo era tan amado por todo el mundo que ellos escuchaban. Y cuando Pablo

llegaba la ciudad, ellos lo abrazaban. Cuando él se iba, Hechos 20, los ancianos efesios lo

abrazaban, caían sobre su cuello y lo besaban y lloraban sobre él porque ya no verían su

rostro. Y lo amaban tanto.

Ahora, le voy a decir algo. Usted sabe que al vivir en el mundo con ese tipo de aceptación y

vivir en el mundo con ese tipo de afecto, al vivir con ese tipo de amor, sería una experiencia

tremenda, ¿no es cierto? Tremenda. Ser tan amado, tan aceptado, que todo el mundo esté

ahí buscándolo y enviándole regalo de amor así como los filipenses le enviaron. ¡Oh, él era

amado! ¿Pero sabe lo que está pasando? Él ahora estaba siendo dejado en la repisa y un

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grupo de jóvenes predicadores venía detrás de él. Y hombre, ellos estaban cautivando a la

gente; y lo hacían de nuevas maneras. Ellos habían aprendido de lo mejor de lo que Pablo

tenía y quizás habían mejorado un poco la técnica. Y usted sabe, eran buenos en la nueva

época; y estaban siguiendo a Pablo.

Y ahora, Pablo está prisionero. No puede moverse. Perdió su movilidad. Y estos hombres

están atrayendo la atención de las multitudes y la gente está comenzando a oírlos. Y ellos han

olvidado a estos hombres de la antigüedad, los apóstoles y Pablo. Esos son recuerdos.

Usted sabe, yo con frecuencia me encuentro con un hombre así. Recuerdo conocer a un

querido nombre de Dios ya de edad, en la parte oeste de Estados Unidos de Norteamérica. Él

tenía 96 años de edad. Él no había podido predicar durante unos 15 años, pero había

predicado desde que tenía 20 años hasta que tuvo 81. Y se sentó en la congregación y me

escuchó predicar con su Biblia ya vieja. Y en cierta manera, temblaba un poco y sus dientes

no funcionaban muy bien. Se golpeaban entre sí, no sé si podía masticar muy bien. Y nunca

nadie supo quién era; él tenía un viejo traje negro y una corbata, y tenía que preguntarse

acerca de los días de gloria y todos los grandes años cuando era una espada refulgente en

uso del Señor.

Bueno, en cierta manera, Pablo ya estaba en esa etapa de su vida en la que ya estaba en la

repisa. Y no tardaría mucho tiempo antes de que colocara su cabeza sobre un bloque y un

hacha cayera y la separara de su cuerpo. Y así terminaría su vida en este mundo. Y detrás de

él, vinieron estos jóvenes; y como los jóvenes tienden a hacer, para encontrar su propio lugar

en el sol invariablemente, critican a la generación que vino antes de ellos. Bueno, usted sabe,

estos niños grandes no lo entendían y decían cosas como que Pablo estaba prisionero porque

el Señor de manera gentil ya lo había aislado. Digo, él no era contemporáneo. Él pudo haber

fallado en su vida. No sabemos todas las cosas que podían haber estado pasando. Y hay un

motivo por el cual el Señor lo guardó como lo hizo.

Y entonces, Pablo dice acerca de ellos en el versículo 14: “Y la mayoría de los hermanos,

cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin

temor.” Algunas personas, como ustedes saben, ahora que estoy prisionero, se han vuelto

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más valientes. Están diciendo que si Pablo puede ser prisionero para Cristo, también

nosotros. Él es nuestro modelo. Él es nuestro ejemplo. En otras palabras, algunos todavía me

están siguiendo. Algunos todavía creen en mí. Y hombre, se están volviendo valientes aunque

soy un prisionero.

Pero, versículo 15: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros

de buena voluntad.” ¿Qué quieres decir, Pablo? Bueno, algunos están ahí predicando a

Cristo, pero es por envidia. En otras palabras, tienen envidia de lo que Dios ha hecho en mi

vida. Tienen envidia de mi reputación. Tienen envidia de mi lugar en la Iglesia. Tienen envidia

del amor que yo tengo. Y entonces están creando contienda en el cuerpo por su envidia.

Versículo 16: “Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir

aflicción a mis prisiones.”

No es suficiente que sea prisionero sino que están atacándome y entonces me están

lastimando doblemente. ¿Se puede imaginar eso? ¿Puede imaginar a jóvenes que vengan y

ataquen el apóstol Pablo? Yo sí. Es fácil para un joven. Es fácil pensar que el sol sale y se

oculta en base lo que usted hace y que la generación de antes ya desapareció, ¿qué saben

ellos? Ese es el motivo por el cual Dios exalta a las cabezas canosas. Ése es el motivo por el

que Dios habla acerca de los ancianos, porque hay algo que ellos saben que los jóvenes

necesitan aprender bien. Ellos no tienen todas las respuestas. En cuanto más vivo, tengo

menos respuestas de las cuales estoy seguro y más busco la sabiduría de los que tienen más

edad.

Pero estaban predicando a Cristo y estaban demoliendo a Pablo. ¿Pero cuál es su actitud?

Me encanta esto. Versículo 18: “¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por

pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.” En otras

palabras, lo que Pablo está diciendo es que si Cristo es predicado, ¿a quién le importa lo que

dicen acerca de mí? ¿No es eso maravilloso?

Le voy a decir algo. Ese es un nivel de madurez espiritual. Cuando usted confiesa a Jesús

como Señor, eso es el comienzo. Cuando usted somete su voluntad a Su Señorío al punto en

el que está satisfecho con darle gloria sin importar lo que cueste, cuando usted comienza a

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sentir las cosas que lo deshonran y cuando no le importa ser deshonrado si Él es honrado,

usted está apuntando su vida hacia Su gloria; y usted está moviéndose hacia la madurez.

Ahora, aquí es donde tiene que comenzar con una vida de obediencia, de sumisión obediente

a Cristo. ¿Puede invitarlo a que me acompañe por un momento a 1 Pedro? Y quizás podemos

resumir esto en 1 Pedro 4, versículo 14. Primera de Pedro 4, versículo 14. Simplemente

escuche esta gran verdad. Y recuerde que Pedro le está escribiendo a creyentes que están

pasando por momentos difíciles. Quiero decir que están siendo perseguidos. Están siendo

probados por su fe. Es difícil soportar lo que ellos están soportando. Están sufriendo. Están

siendo confrontados por personas que quieren conocer las respuestas acerca de lo que ellos

creen.

Versículo 14: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.” Ahora

espere un momento. La mayoría de los cristianos no experimentaría esa felicidad. La mayoría

de la gente, si son vituperados, aún por el nombre de Cristo, se enoja, busca reaccionar,

busca vengarse. Usted no me puede hacer eso. He visto a gente en el trabajo ser

menospreciada en el nombre de Cristo. He visto a atletas en equipos profesionales ser

menospreciados por el nombre de Cristo. Ha habido gente que se burla de mí por el nombre

de Cristo. ¿Y puedo decir estoy feliz, estoy feliz?

Esos lo que Pedro dice. Debe estar feliz. Esa es una bendición especial. Eso significa que

Cristo es lo suficientemente visible como para que usted sea menospreciado por Él. Y observe

lo que dice: “Porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.” En otras palabras, si

usted está viviendo su vida en obediencia a Su voluntad que el mundo no puede tolerar ese

tipo de vida, entonces créalo, el Espíritu de gloria es evidente en su vida. Y obviamente está

viviendo para la gloria de Dios. ¿No es eso maravilloso?

Ahora, si el mundo quiere estar con usted y usted simplemente fluye con el sistema, usted no

está apuntando a Su gloria. Usted no está progresando. Versículo 14: “Ciertamente, de parte

de ellos, Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” Usted sabe, él dice que cuando

sean vituperados, ellos pueden hablar mal. Ése es su punto de vista. El punto de vista de él es

que está siendo glorificado.

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¿Y sabe una cosa? Eso en ningún lugar es mejor ilustrado que en la Cruz. Mientras que todo

el infierno estaba teniendo un carnaval y Jesús estaba desangrándose y se estaban burlando

y escupiendo y menospreciando, Dios estaba siendo glorificado. Porque Jesús mismo oró

‘Padre, glorifícame’. Y Él estaba esperando la Cruz como parte de esa gloria. Juan 13, Él dijo:

‘Seré glorificado,’ y Él estaba apuntando a la Cruz.

Pero el versículo 15 dice, y esto es importante, 1 Pedro 4:15: “Así que, ninguno de vosotros

padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno.” ¿Cómo es

posible que se entremeta alguien en lo ajeno y este con un ladrón o un malhechor? Pero lo

que él está diciendo es ‘Miren, van a sufrir’, versículo 16: “Pero si alguno padece como

cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.” Debe estar contento de sufrir junto

con Él, de llevar el menosprecio de Cristo.

Escuche, así de simple es. Y voy a resumirlo para concluir. Si quiero crecer espiritualmente, y

si no quiero crecer espiritualmente hay una buena razón para dudar de que realmente sea

salvo. Porque creo que una de las características de la vida es que se reproduce, madura,

progresa. Si he confesado a Jesús como Señor y soy redimido, he nacido de nuevo, estoy

vivo espiritualmente, ahora quiero crecer más allá de ese punto. Y entonces, voy apuntar mi

vida hacia ese crecimiento. Me voy enfocar en ese crecimiento no desde el punto de vista de

cómo voy a crecer sino desde cómo va a ser Dios glorificado. Y conforme yo esté satisfecho

con que otros estén por encima de mí, siempre y cuando Él sea glorificado; y conforme estoy

satisfecho por llevar las ansiedades de Él y Su menosprecio, conforme estoy satisfecho con

sufrir sin importar el costo, estaré viviendo para Su gloria.

Y el resumen de lo que eso significa aquí es muy simple. Lo que eso significa es que usted va

a confrontar al sistema. Usted va a chocar contra el sistema. Usted no puede crecer

espiritualmente y estar cómodo en el mundo. Eso no puede suceder. Ahora, con esto yo no

quiero decir que usted tiene que ser alguna persona rara que no puede encajar en ningún

lugar. Con eso no quiero decir que tiene que ser menos que amable. No quiero decir que

usted tiene que ser raro. Pero lo que quiero decir es que si usted vive una vida semejante a la

de Cristo, usted va a llevar el menosprecio de Cristo.

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Ahora escuche, vivimos en un día en el que todo el mundo quiere tener un cristianismo fácil.

La Biblia siempre quiere hacerlo difícil. Vivimos en un día en el que todo el mundo quiere

hacer que los cristianos sean aceptados. Dios quiere que los cristianos sufran. ¿Por qué?

Porque ellos confrontan, porque chocan contra el sistema, porque pelean contra el sistema.

Ellos tienen una manera diferente de pensar y vivir que el sistema. El cristianismo debe ser

tan distinto que señala el pecado antes de que pueda traer un remedio. Esa es la razón por la

que no queremos gracia fácil, esa es una creencia fácil, ‘ama a Jesús y estarás bien’.

Debemos confrontar a un mundo malo y hay un precio que pagar, un menosprecio que llevar.

Un escritor lo dijo de una manera hermosa y concluyo nuestro estudio con esto. Él dijo: “Que

mi vela se apague si en eso el sol de justicia va a levantarse con sanidad en sus rayos.”

Oremos juntos.

Padre nuestro, al haber compartido de nuevo estas grandes verdades de vivir para Tu gloria,

nos hemos dado cuenta de que el enfoque del crecimiento espiritual debe encontrarse en esta

área misma. Padre, que reconozcamos que no hay una fórmula mágica para el crecimiento

espiritual, que no hay un secreto, que no es algo instantáneo. No es ningún tipo de

transformación divina instantánea. Sino que el crecimiento espiritual es un proceso de

enfocarnos en Tu gloria hasta que seamos atraídos, llevados a Tu misma semejanza. Y todo

comienza cuando venimos a Cristo y nos sometemos a Su Señorío en obediencia sin importar

lo que cueste.

Nuestra oración, Padre, es que ponemos podamos comenzar ahí. Y después, muévenos

Señor, conforme tomamos en nuestras manos más de las claves para el crecimiento espiritual

para abrir lo que Tú tienes para nosotros en la madurez en Cristo; y nosotros te alabaremos

en Su bendito nombre. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

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