conducta yt depresion

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  • 8/6/2019 conducta yt depresion

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    Por: Jos Luis Cataln Bitrin

    E-Mail: su Correo Electrnico

    Indice:

    Desgana, Motivacin Apata, debilidad Procrastinacin Dudas, inseguridad Desapego de estmulos Fuga de la conducta Ritmos

    circadianos Auto-abandono Aislamiento Comer o no comer Auto-agresin

    DESGANA, DESMOTIVACIN

    El ser humano necesita 'motivos' para actuar, deseos, ilusiones, objetivos que den sentido a su vida. A ladepresin se llega, y una vez llegados, permanecemos en ella por una apata, una desgana, una desilusiny falta de sentido en nuestras vidas que nos parece 'vegetativa', absurda.Sin motivacin no estamos predispuestos a actuar, y ms bien la tendencia es a abandonarse en lainactividad, en un esperar sentir una motivacin positiva, que se transforma en desesperacin en lamedida de que nos cansamos de esperar.

    mailto:[email protected]://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001000000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001100000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001100000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001200000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001300000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001400000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001500000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001600000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001600000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001600000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001700000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001800000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001900000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#auto_agresionmailto:[email protected]://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001000000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001100000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001200000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001300000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001400000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001500000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001600000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001600000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001700000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001800000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#SECTION00001900000000000000http://www.cop.es/colegiados/A-00512/#auto_agresion
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    La motivacin, las nuevas ilusiones, cmo pueden aparecer en nosotros?. El hecho de que estando bienparecen existir espontneamente nos induce a creer que es algo 'natural', algo que -si funcionamos bien-debera estar ah como el ritmo respiratorio o el pulso del corazn. Pero lo cierto es que la motivacin no es

    constante e incombustible, no es seguro que est ahsiempre, y cualquier persona normal atraviesamomentos de vaco y desgana provocados por que las etapas acaban, los deseos se realizan, y porqueabundan los tropiezos y fracasos.Forma parte de las habilidades normales rehacerse, trabajar en nuevas direcciones, explorar nuevoscaminos, buscar nuevas motivaciones. Por consiguiente sera ms preciso considerar que el estarmotivados consiste en:

    [a] mantener los objetivos, las ilusiones si ya las tenemos, para que no languidezcan por cansancio, olvido, dispersin,tentaciones, etc.

    [b] buscar nuevas cuando ya se han acabado las anteriores, lo que requiere un comportamiento de exploracin, de bsqueda, de

    correr el riesgo de probar cosas nuevas.

    Con el apartado [a] entramos en el captulo de la madurez de una persona adulta, de su capacidad para perseverar ante lasdificultades, la firmeza de no caer en el derrotismo antes de tiempo, el ser capaces de reanimarnos, darnos nuevo aliento evocando las

    razones y las cosas que daban sentido a nuestros planes, re-vitalizar, limpiar las motivaciones que se han diluido o se han olvidado enel trajn del da a da (a esta operacin la podramos llamar el arte de auto- motivarse ).Estas capacidades son esenciales para combatir el cansancio, el olvido, las dudas y la tardanza irritanteque producen los obstculos y pegas que van surgiendo.La depresin se agarra muchas veces al ``no tengo fuerzas para seguir''. Parece que hayamos contradouna enfermedad que nos debilitase la capacidad de proseguir el conjunto de nuestras metas: esa falta de

    energa no es otra cosa que una motivacin negativa, que viene a ser todo lo contrario de lo que estamosdescribiendo como la capacidad de auto-motivacin exitosa: constantemente nos comportamos como lohara un enemigo que nos quisiera desanimar: "porqu no lo dejas?", "y no sera mejor renunciar a todoy descansar?", "seguramente todo ir a peor y los esfuerzos sern intiles". Igual que existe el arte deanimar el trabajo de un equipo tambin est el arte -menos til ciertamente- de desinflarlo, desanimarlo ydesmotivarlo.En cierto modo lo humanos tenemos un 'equipo' o conjunto de deseos, pero en ese cesto pude haber unamanzana podrida que se dedica a sabotear el al resto simplemente porque est lleno de rencor y

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    resentimiento por alguna cosa que le ha ido mal. Es como si pensara ese deseo, "si a mi me va mal, queninguno de mis colegas tenga tampoco xito y as compartiremos todos la pena".Es de suponer, que la persona hbil bajo el punto de vista de saberse auto-motivar, se plantea ms bien la

    estrategia constructiva contraria: "salgamos los dems adelante, y a cambio de esa colaboracinpodremos consolarnos mejor de la desgracia e incluso estaremos en mejor disposicin de buscaralternativas y compensar lo que fue mal".La educacin del carcter durante la infancia es muy importante para resultar buenos auto-motivadores. Silos educadores nos han transmitido confianza en nosotros mismos, nos han inculcado valor para resistirlas dificultades, nos han enseado a tolerar las frustraciones y las demoras en la realizacin de losdeseos, a ser tolerantes y prcticos con lo errores, a controlar el malhumor y la ira, y han estimulado ennosotros una buena imaginacin y capacidad de invencin, entonces seremos perfectamente hbiles pararesistir e imponerlos ante las desgracias. Si por el contrario nuestros educadores repriman nuestrasiniciativas, nos ridiculizaban en exceso, nos mimaban o facilitaban las cosas impidiendo el desarrollo de

    nuestra fortaleza, si nos hacan demasiado dependientes con el pretexto de protegernos, nos aterrorizabandemasiado o nos volvan excesivamente auto-exigentes, puede ser que estemos peor preparados para elarte de saber re- vitalizarnos, re-motivarnos positivamente (porque criticarnos y castigarnos por ello nosera precisamente un buen ejemplo de motivacin positiva) cuando el cansancio y la flaqueza aparecen.En el apartado [b], la bsqueda de nuevas objetivos, la habilidad de edificar nuevas vidas sobre las cenizasde las anteriores marca la diferencia entre la persona que se hunde ante el fracaso, la muerte o laenfermedad, y la que se remonta. En numerosas ocasiones podemos observar que por un lado la persona'derrotista' se abandona en exceso ante la auto-complacencia en la desgracia ("pobre de m", "he tenidomala suerte", "la vida me trata injustamente"), que es una suerte de dolor pasivo, un re-volverse sobre lamisma herida una y otra vez, para que el asombro y el dolor paralizante nos ofusquen y nos hagan sentir

    impotentes.Por otro lado, la persona por pudor, miedo, intolerancia u orgullo, no se atreve a buscar 'consuelo', abuscar una 'contencin al dolor', y sobre todo no se atreve a pensar en distintas soluciones que puedaintentar llevar a la prctica, una detrs de otra, hasta ver resultados prometedores.No se trata de que el dolor o la depresin agudas incapaciten totalmente para buscar salidas -porque aunla persona ms impedida puede buscar ayuda externa si ve que ella sla no puede- sino que lo que sequiere en esas circunstancias es ms dolerse por lo malo que buscar lo bueno que te repare.

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    La conducta de bsqueda, de exploracin, requiere desde luego cierta capacidad de aventura, de sabersalir de los caminos ya estriles o acabados, de alejarse de las vas muertas para explotar territoriosnuevos.

    Este salir de lo conocido da mucho miedo, sobre todo si a lo largo de nuestra vida hemos procurado irsobre seguro, por senderos convencionales, procurando no llamar la atencin, temiendo demasiado lareprobacin, buscando constantemente la aprobacin de los dems.Estas actitudes, aunque durante mucho tiempo nos han dado seguridad, tal vez nos preparan peor ante loscambios que aquellos que estn acostumbrados a los cambios de residencia, de pareja, de trabajo o depas, capaces de empezar de nada con confianza y fe en ellos mismos y en el resultado. El miedo alcambio, a la novedad es, por consiguiente, un gran obstculo para encontrar nuevas motivaciones.

    Tambin es muy comn encontrar gran dificultad a la hora de tener otros roles que implican lassituaciones nuevas (hacer de 'soltera' una persona que ha llevado muchos aos de casada, hacer dealumno alguien que hace mucho tiempo que no ocupa esa posicin, empezar un nuevo trabajo con la

    humildad del novato, buscar nuevas relaciones sociales como un recin llegado, nuevas actividades oaficiones en las que uno empieza de cero, etc.)La flexibilidad de la personalidad nos ayuda a 'ser de diversas maneras', aunque a veces la educacin, malentendida, parece que predique ms bien el 'ser siempre la misma persona', lo cual produce una rigidezpeligrosa, sobre todo en las situaciones excepcionales que estamos contemplando, y las que nuestrasociedad compleja se empea en proporcionarnos. Intelectualmente tambin se requiere de nosotros elarte 'activo' de buscar nuevas ilusiones, consistente en podernos imaginar acontecimientos agradables,historias posibles, nuevos caminos, nuevos parajes y por ello mismo tener ante los ojos una promesa degoce.Las personas que desarrollan esta facultad siempre estn buscando la manera de hacer que un fin de

    semana resulte algo memorable, una velada con amigos algo encantador, y una tarde lluviosa una ocasinpara combatir el aburrimiento con deliciosas sorpresas. Dirigen su mente hacia preguntas como qupodra hacer? y de qu manera podra realizarse mejor? y de qu forma tendra xito?. Por as decirlo, seganan a pulso, con el fruto de su esfuerzo mental el tesoro de una buena idea, magia que nunca se hubieraproducido cayendo en la pasividad, la queja, el lamento y la protesta airada.La bsqueda activa de ideas y propsitos es como hacer un crucigrama en el que las palabras que llenanun vaco hay que buscarlas en uno mismo ms que en una hoja de soluciones. Implica un ponerse a pensar

    productivamente, un hacerle arrancar al cerebro listas de propsitos que, en vez de contemplarlos con

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    frialdad maldispuesta y despreciativa, viramos con la luz de una posibilidad digna de explorarse a falta dealgo mejor, confiando en que este proceder, en alguno de los intentos, va a producir un enganche, unareaccin ms viva que de nuevo se transforme en categora de ilusin.

    Igual que la torpeza para hablar o la timidez se vencen practicando, en vez de sufriendo vergenza yretirndonos a nuestra cueva interior, as las motivaciones nuevas vienen, se quedan y se hacen'autnticas' en vez de forzadas con el empeo terco de intentar vivirlas lo mejor posible.Se parece esto a lo que sucede cuando aprendemos algo que se nos resiste (conducir con fluidez, tocar uninstrumento musical de forma que suene bien una cancin, saber utilizar el ordenador, etc.) pero que unavez superada la fase 'militar' se transforma en utilidad y goce. El volcarse, sumergirse en el mundoexterno, en actividades que al principio se nos aparezcan como formas inseguras y riesgosas de actuar, esla actividad que nos saca el ensimismamiento empobrecedor que nos ofrece la depresin.El desnimo, huyendo de la bsqueda en el mundo, se agrava y se muestra insuficiente para salvarnos delapuro, y ms bien nos invita a una destruccin desesperada.

    APATA,DEBILIDAD,CANSANCIO

    La reaccin que la experiencia nos dicta frente a las sensaciones de cansancio, debilidad, falta de energas,es descansar hasta volver a encontrarnos repuestos. Claro esta que este principio es vlido en la mayorade las ocasiones 'normales' de agotamiento por una causa fsica (trabajo, ejercicio, nmero de horas quellevamos activos). Efectivamente, un adecuado descanso repone la tensin muscular, regula elmetabolismo corporal y nos permite estar a punto para nuevas demandas.En el caso en el que la debilidad est provocada por una enfermedad (una gripe, por ejemplo), ms quereponer un exceso de cansancio conquistamos una normalidad perdida por un proceso patgeno

    excepcional.En el caso de la depresin el estado de 'debilidad', atona muscular, y en ocasiones pronunciadoenlentecimiento es ms el 'estado' de inactividad que fruto de cansancio o de proceso degenerativo. Setrata de un estado que la persona puede describir como 'falta de energa', y que predispone muynegativamente frente a los esfuerzos fsicos tales como levantarse de la cama, ducharse, vestirse,desplazarse, etc.

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    Como hemos mencionado antes la repuesta puede ser la de 'descansar a ver si me recupero' siguiendolos consejos de nuestro propio cerebro basados en la experiencia. Desafortunadamente esta estrategiasupuestamente reparadora y protectora produce el efecto contrario al deseado.

    Los fisioterapeutas conocen bien este problema estratgico: una persona ha tenido una lesin muscular,por ejemplo una tendinitis. Instintivamente deja de mover el brazo para ahorrarse dolor, pero esainactivacin a la larga produce involucin muscular y prdida de capacidad de movimiento, un retroceso.La solucin, por el contrario, exige paciente y activa colaboracin: ejercicios de recuperacin progresivos.Siguiendo este ejemplo, el sntoma de la falta de energa y apata provoca a menudo un crculo viciososimilar: contra ms descansada e inactiva est la persona menos energas y ms debilidad tiene; encambio, una recuperacin progresiva, a primera vista antiptica y penosa, produce sin embargo mejorasobjetivas. El cansancio por consiguiente mejora cansndose ms, fortaleciendo el sistema muscular con unejercicio progresivo (paseos ms largos, asumir mayor nmero de tareas, ocuparse ms tiempo enactividades manuales). La actividad es la conducta opuesta a la inactividad, y por ello mismo,

    indirectamente pone freno y mejora el estado depresivo y es una buena medicina natural.As mismo la paradoja de cmo recuperar las energas perdidas consiste en utilizar las pocas energas quenos quedan en producir a travs de una actividad forzada acopio de fuerzas.

    PROCRASTINACIN (Dejar para despus)

    El cerebro tiene que decidir continuamente qu hacer y cuando. Diversos criterios son tiles paraestablecer turnos y organizar los recursos:

    La vigencia de una necesidad.

    La prioridad que puedan tener diversos objetivos. Las posibilidades de xito.

    La oportunidad. La economa de medios que requieren

    Las recompensas que producen cada uno. Los costes y las preferencias.

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    Manejar todo este conjunto de variables hace que tomemos decisiones basadas en producir lo mximo almnimo coste como si de una empresa competitiva se tratase.La depresin produce una combinacin de estos tres factores:

    1. motivacin disminuda

    2. dificultad de start-up'' (puesta en marcha)3. intolerancia a la frustracin (mordacidad, irritacin que produce sentir lo desagradable de una forma ms intensa)

    Estos factores son los responsables de una tendencia a dejar para el ltimo momento la realizacin de ciertas acciones 'antipticas' talescomo hacer una llamada de telfono ingrata o que nos produce sentimientos negativos, hacer un trabajo pesado, actuaciones que nos

    exigiran tratar con personas ante las que no nos encontramos cmodos.La persona deprimida piensa ``no estoy de humor ahora mismo para hacerlo, lo dejar para otromomento''. Si, segn los fros clculos de la conveniencia, esa accin tendra un tiempo ptimo (pensemos,

    a modo de ejemplo, en enviar un curriculum laboral antes de que se hayan presentado demasiadoscandidatos o enviar una carta de reclamacin antes de que transcurra un plazo legal) entonces esthabiendo un grado de perjuicio, de riesgo de fracaso, que va aumentando en funcin de cuanto atrasamosindebidamente su ejecucin.La depresin no altera nuestra inteligencia al punto de ofuscarla completamente como en determinadostrastornos mentales en los cuales el enfermo no es consciente de estar enfermo, y por consiguiente,nuestra mente nos sigue avisando una y otra vez, con angustiosa insistencia, de que estamos a puntode perder una oportunidad, que todava estamos a tiempo de enmendarlo.Reaccionamos entonces? La respuesta es que mientras existe plazo de tiempo la procrastinacin esposible, y por tanto la persona deprimida, en contra de toda lgica de optimizacin, sigue demorando con

    ms temeridad, hasta llegar el ltimo da, el ltimo minuto, o llegando incluso a pedir aplazamientosexcepcionales, y entonces, con suerte, si no estamos tan mal que nos digamos con ira auto-lacerante que``ya es tarde'', podemos hacerlo finalmente de la peor, ms costosa y penosa de las maneras.Esta conducta es altamente ineficaz y ansigena -dicho sea de paso, a menudo la ansiedad en la depresinse genera de todas las maneras posibles- y la persona debe estar alerta de de su aparicin y correccinsino quiere verse arrastrada a las peores pesadillas.

    DUDAS, INSEGURIDAD

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    Tomar sencillas decisiones tales como qu prenda de ropa me compro,qu men elijo o en qu direccininicio un paseo es algo muy sencillo para una persona con un estado de nimo normal, aunque ello noexcluye que esa misma persona normal tendra pleno derecho a tener dudas sobre decisiones importantes

    (cambio de trabajo, una inversin sustanciosa, eleccin de pareja, etc.).En la depresin las ``grandes dudas'' y las ``pequeas dudas'' se conviertes ambas en el mismo tormento.A ello contribuye:

    [a] La dificultad de evaluacin, que en la depresin est alterada en el sentido negativo, esto es, en la direccin

    de exagerar lo poco como mucho, el a veces como siempre, una dificultad como una imposibilidad, de forma que unfallo que comete lo atribuye a que es ``una nulidad'' o un desaire que se le hace es evaluado como ``no soy digno de

    aprecio''. Esta apreciacin extrema es la que conduce a ver la pequea decisin de elegir el color de una camisa en una``prueba de mi inutilidad'' y que este test angustioso de paso se convierta en una ``prueba'' de la anormalidad de su

    estado. Se produce de este modo un agrandamiento artificioso del problema, que se transforma en ``juicio de dios'' sobresu porvenir.La misma angustia que se produce de vivir el pequeo problema como problema de primera categora, es percibido con

    extraeza y alimenta en buena medida la inseguridad, al observar que sentimos de forma anmala y por tanto cabratemer que podramos tomar decisiones absurdas.

    [b] La atribucin de capacidades: se puede sentir que hay un abismo entre la magnitud de una tarea y lasminsculas fuerzas que se atribuye el deprimido a s mismo. Para los dems es fcil sostener una conversacin o

    realizar una actividad rutinaria, pero para m -esgrime el deprimido- es una tarea titnica frente a la que me veo incapaz.

    Afortunadamente esta incapacidad es ms un a distorsin del auto-concepto de uno mismo que una verdaderaimposibilidad.

    [c] El proceso de toma de decisiones: replantear las decisiones que se han tomado continuamente,constantemente, hace que el actuar deje de ser fluido y parezca entorpecido a cada momento.

    Decidir es un trabajo durante el cual debemos paralizar, frenar los impulsos, ysin hacer nada considerar e imaginar

    alternativas para establecer la direccin hacia donde han de dirigirse los esfuerzos. Por ejemplo, nos quedamos quietosfrente al armario y nos imaginamos llevando una camisa, luego otra distinta, luego otra vez la primera, y as

    sucesivamente. Es fcil entender que decidir ha de tener una duracin prctica, porque de lo contrario en vez de ir aparar a una opcin -fuera buena o mala-, nos quedaramos con la peor de todas: la inaccin (que con toda seguridad no

    ofrece nada).

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    La forma en la que la depresin influye para que las decisiones se degraden en forma de parlisis es alargando

    innecesariamente las dudas, tejiendo y destejiendo las mismas ideas una y otra vez, pero si, pero no... Parece imposible

    decantarse, bien sea porque un impulso subterrneo est ms interesado en paralizarnos que en activarnos, o bien sea

    debido a una enigmtica dificultad para decantarse.Los dos fenmenos que acabamos de mencionar se dan en la depresin por distintos motivos:1) Por un lado el impulso, lo que nos apetece (no lo que nos conviene, criterio que est basado en que seguiremos vivos

    y entonces nos encontraremos con las consecuencias reales de las decisiones tomadas) es no hacer nada, claudicar,

    abandonarlos a la pendiente, dejarnos caer.2) Por otro lado no encontramos el resorte que hace disparar la decisin, sentir por ejemplo ms agrado con una camisa

    que con otra. Esperamos la emocin positiva que se supone provoca explorar hiptesis y escenas distintas y compararestos distintos placeres ``como si'' llevramos la camisa de turno y encontrar de este modo cual produce mayor

    recompensa. La dificultad de sentir placer -de cualquier tipo- vuelve muy difcil orientarnos, ya que la bsqueda delplacer -a corto o largo plazo- es una de las mejores guas que tenemos los humanos para actuar. Por esta razn la

    persona deprimida est muy confundida e indecisa acerca de qu decisin tomar hasta en las cosas ms nimias.

    Ayuda mucho en esta clase de problemas sustituir el sistema de decisiones habitual por otro provisional que solemosutilizar en algunas situaciones de supervivencia (por ejemplo al ser perseguidos): decidimos lo primero al azar, rpido,

    no volvemos atrs. Esto es, siguiendo el ejemplo anterior, cogemos la primera camisa al azar y aceptamos el riesgo dehabernos equivocado sin escrpulo ni remordimiento, comprendiendo que hasta estar recuperados ste es el sistema

    menos malo y el que combate mejor la inaccin (que es como el comportamiento negativo que agrava el desnimo).

    Poner a prueba cual es el mximo de funcionalidad de que se es capaz produce asombro y sorpresa en eldeprimido, al constatar que los hechos de-muestran un panorama en el cual quiz no pueda estar brillante,ocurrente y productivo como en sus mejores momentos, pero se puede hacer uperfectamentena actuacinmodesta, al punto de que no llame siquiera la atencin (aunque esto podra tener el inconveniente de quelos dems supusieran que ``no le pasa nada'' ya que puede comportarte con mediocre normalidad. Aveces la persona deprimida tiene que colaborar poco y ser renuente para ``ser tomado en serio'' ydemostrar la legitimidad de su trastorno en lo que respecta a cuidados y consideraciones). Sea como fuere,conviene apostar por mantener el rendimiento al mximo posible, ya que de este modo se est ms cercade una normalidad aceptable.

    DESAPEGO DE LOS ESTMULOS

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    Lo que induce la depresin al deprimido frente a los estmulos es la actitud de pre-concebir, de dar porhecho, derrotndose por anticipado, que no le ``sentarn bien''.A primera vista podramos argir que acercarse a lo agradable producira consuelo y por ello mismo sera

    una apetecible medicina para nuestro lnguido estado. En cambio el deprimido desconfa de ese acercarsea lo bueno que antes le reconfortaba, y ms bien renuncia preveyendo sentirse todava ms defraudado.Se vuelve fro y escptico, y ante la posibilidad de un placer conocido prefiere desilusionarse y as confirmacon toda su crudeza, sin paliativos ni falsos consuelos, la amarga realidad que le atenaza.

    Tambin contribuye a esta actitud el rencoroso desaire que produce haber esperado mucho y haberencontrado poco en algunos momentos en que hemos probado, y haber sacado la precipitada conclusin``ya no me anima nada'', ``ser mejor resignarme a este malestar insoportable''.Sin embargo, pese a esas conclusiones ms fruto de la impaciencia que de otra cosa, la exposicin a losestmulos agradables resucita los sentidos y las capacidades de goce obturados por la depresin.La estrategia adecuada es acercarse y permanecer periodos cada vez ms largos haciendo 'como si'

    disfrutramos de productos alimentarios exquisitos, regalsemos el odo con msica cuya belleza nosconmova, nos atreviramos -a pesar de la poca conviccin- a poner ante los ojos la belleza visual delmundo natural (la antigua medicina de la ``naturaleza cura'') y artstico.Se trata de dejar que la curiosidad nos cosquille y provoque a pesar de nuestra inicial indiferencia, en unapalabra, ir hacia el inters en vez de pretender estar interesados porque s, sin habernos re-vitalizador abase de habernos auto-estimulado con la persuasin e insistencia necesarias.Aparecer en vez de desaparecer, volver al ser que ramos en vez vaciarnos perdidos en nada: he aqu uncambio de actitud que busca y espera la reanimacin de su paciente acercarse al habla, la expresin y laaccin como el camino que crea lo que practica en vez de lamentar lo que ha perdido.Practicar vida social, producir manual e intelectualmente, acercarse de puntillas a los placeres para

    saborearlos aunque fuera de refiln, todo ello hace mover la dinamo y produce el rayo de luz con el queirnos iluminando.

    FUGA DE LA CONDUCTA

    Este es un fenmeno ms propio de los estados ansiosos, cuando el desasosiego que nos produce algo esdesviado haciendo otra cosa aparentemente correcta, perteneciente al repertorio de loables propsitosque tenemos, pero cuya oportunidad y urgencia son ms que discutibles, lo que la convierte precisamente

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    en ``accin tapadera''. Ejemplo de esto es el furor limpiador u organizador -loable, quien lo duda- que leentra al estudiante precisamente cuando tena que ponerse a estudiar: las incertidumbres y agonas queentraa el ``forzarse a aprender'' son aparentemente sustituidas por una actuacin til y menos

    agobiante.Claro est que lo rechazado retorna ms tarde de nuevo con dosis de desagrado crecidas al socaire delsilencioso invernadero en el que estuvo temporalmente sepultado.Hacer lo que no toca, lo que no se debe, incluso lo desaconsejable (por ejemplo, ponerse a comer fuera dehorario), pueden ser tentaciones para fugarse con sucedneos de lo que en el fondo sabemos que``deberamos'' hacer.Actuar para no hacer lo que se evita hacer, es una buena coartada para convencernos a nosotros mismosde que somos quizs saboteadores, si, pero inocentes y bien intencionados. As, por ejemplo, debemosacudir a una cita importante, pero antes convendra regar las macetas y de paso dejar fuera delcongelador la comida y claro est, no olvidemos coser ese botn que estaba medio suelto, y ciertamente,

    sera inapelable lavarse antes los dientes, y ya que estamos en la zona del bao podramos aprovecharpara recoger los frascos vacos que hace das que estn pendientes de retiro, ah, y sacar la ropa delicadaque estaba en remojo, no se vaya a desteir demasiado, y as sucesivamente. La persona es consciente deque se est haciendo tarde, que no llegar a tiempo, y no obstante no puede dejar de lado ms tareas deltima hora que exacerban la ansiedad tanto que resulta tragicocmico la forma en que, vaya fatdicacasualidad, llegar a tiempo es ya imposible.Esta penosa desorganizacin aparece aumentada en la depresin por otros factores aadidos tales comolas dificultades de memoria, concentracin y la evitacin de lo desagradable o incluso por un oscuroimpulso de ``echarlo todo a rodar'', como complacindose en una degradacin de las cosas acorde a laconfusin interna de los sentimientos.

    RITMOS CIRCADIANOS

    Hay un tipo de insomnio, un conjunto de costumbres diarias, que consiguen que la persona deprimidatenga un ritmo ``contracorriente'' de los dems. Cuando los otros estn frescos y despejados, el deprimidoest en la espesa de las brumas matutinas, cuando los otros sucumben al cansancio y la modorra, elresucita cual vampiro en la ciudad solitaria.

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    El aturdimiento tiene a veces cierta ventaja, porque amortigua la angustia que producen las tareas diarias-especialmente cuando el origen de la depresin tiene mucho que ver con esas tareas- y permite un ciertovivir adormecido, un ``matar el rato'', un lograr que el tiempo exista menos, una disculpa perfecta par quelas cosas tengan un pobreza digna de repulsa y asqueada contemplacin.El apetito desaparece especialmente en las horas de comida, favorecido en esa ausencia por la presenciadel picoteo extemporneo, igual que apetece dormir en las horas ms intempestivas y aparecen algunasrfagas de deseo ertico cuando nadie parece estar a tiro.La regulacin de los ritmos de vigilia y sueo ayudan a encontrarse en el mismo camino que las personasque nos rodean. Las actividades fisiolgicas y los impulsos naturales se ven favorecidos por el ordenadaptativo en vez de verse perjudicados -disminuidos- por el desorden.Regular las horas de sueo, de comida, de ejercicio, de lectura, etc. facilitan enormemente larecuperacin. No quiere decir esto que nos tengamos que volver rgidos e inflexibles, sino que laflexibilidad es un lujo que uno se puede permitir slo en el supuesto de que primero tenga una normalidad

    de funcionamiento.

    ABANDONO

    Cuando abandonar un empeo? Es de suponer que no vamos a movilizar recursos ni ejercer una costosatenacidad por bagatelas insustanciales, sino por aquello que tiene categora. Por mejorar merece la penaesforzarse y, hasta el ltimo resquicio de esperanza contiene enjundia como para arriesgar.Apostamos por algo que queremos que suceda, identificndonos con el Yo que seramos una vezconseguido lo que queremos. Los objetivos, los proyectos nos definen, nos hacen anhelar, nos sacan de deun aptico pasmo que, en su aparente tranquila serenidad, ocultara el horror del vaco.

    Por estas buenas razones el abandono no ha de facilitarse, sino resistirlo hasta que sea imposiblecontinuar.En un estado normal tenemos esa fortaleza y resistencia necesarias para proseguir. En cambio, ladepresin cambia considerablemente la intensidad de la lucha por mejorar, y podemos llegar a contemplaren ese estado, con blanda auto-comparecencia y frialdad, cmo una pulsin oscura de pronto reniega, serebela, ya no juega a ganar, y ya no le importa ver el espectculo de nuestra degradacin.

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    [Estado_1] La cosa puede iniciarse por seales sutiles, como desinteresase por la imagen pblica, ponindonos cualquier

    prenda, descuidando la higiene, dejando de lado la exquisita educacin y no nos afanamos en resultar simpticos o seductores:

    ya no queremos decorar el mundo, brillar en l como si tuviramos una disposicin amorosa hacia el exterior donde los bienesse consiguen, donde los afanes se siembran y dan fruto.

    [Estadio_2] Una vez oscurecidos, afeados y hoscos, el siguiente paso es el boicot y el sabotaje pasivo: dejar de hacer lo quesabemos que no podemos permitirnos.

    Para llevar a cabo este silencioso abandono se requiere un mtodo sibilino: resistencia pasiva, omisin, olvido malintencionado,

    autoengao, dejadez, ritmo insuficiente.Esta segunda etapa genera un perjuicio claramente perceptible, esto es, una degradacin angustiosa del conjunto de asuntos que

    llevamos entre manos (manos obreras, sea dicho de paso, que evitan la tendencia de los asuntos a empeorar si los dejamossolos)

    [Estadio_3] La preparacin de las dos primeras fases es el requisito necesario para dar el paso decisivo: el abandono activo, eldescolgar el telfono para que no nos llamen, faltar al trabajo, dejar de tomar medicinas, no salir de casa, no levantarse de la

    cama o rebajar nuestras actividades a un mnimo de elemental sobrevivencia (o en su expresin mxima la persona puede

    ``dejarse morir'').Quienes rodean al deprimido se escandalizan ``No se da cuenta del grado de dejadez al que ha llegado?''. La respuesta es que

    s. Lo ve con escalofriante asco y rechazo de si mismo. Pero este verse piltrafa impresentable, lejos de suscitar una urgenterespuesta para remediarlo, ms bien justifica aflojar una vuelta de tuerca ms al abandono, soltando las migajas de accin

    positiva que quedaban como si uno que se viera cayendo no se le ocurriera cosa peor que empujar hacia abajo creyendo trepar

    hacia arriba. [Estadio_4] El mayor grado de abandono conduce a la inanidad, a una muerte por tristeza o a la tentacin del suicidio.

    Aunque ste proceso que describimos es de un empeoramiento progresivo, ello no significa que un curso depresivo tenga que conducir

    a este final de forma inexorable.

    La depresin vive del autoengao de pensarse como ``imparable'', dando a entender que la persona estnegada, imposibilitada para reaccionar. Esta es la ``pelcula'' que proyecta -para espantar y paralizar- en lapantalla de la conciencia.Pero la reaccin es siempre posible, y hasta milagrosamente eficaz. Alguien al borde del suicidio puederecapacitar y escandalizarse por haber ido tan lejos en su desesperacin. Sin esos extremos dramticos,siempre es posible combatir el abandono activo, ``portarse bien'', cumpliendo -aunque fuera a

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    regaadientes- con los compromisos bsicos, hasta notar al cabo de un tiempo una modesta mejora que irmejorando lentamente produce.Lo ideal en cuanto a abandono es disciplinarse de forma preventiva: no dar los primeros pasos del desalioy descuido personales y, es ms, cultivar a modo de escudo protector un mimo y una delicadeza exquisitasen el cuidado propio, reflejo de un quererse a uno mismo, de un amor primero desde el que ir a un amorsegundo, cultivando la simpata, la cortesa, la dulzura seductora y la osada de hacer un placer de nuestroactuar en el mundo, alejndonos tanto de la pereza timorata como del exceso de sensibilidad frente a lasimperfecciones y debilidades humanas.

    AISLAMIENTO

    Una medida de vitalidad de una persona podra consistir en averiguar la calidad y cantidad de susrelaciones sociales. Cuando estamos animados tendemos a estar ms expansivos, nos comunicamos ms y

    mejor con las personas que nos rodean, tenemos inters en cuidar y mejorar el trato humano. Por elcontrario, la reaccin ms comn estando desanimados es disminuir la bsqueda activa de contacto ydesimplicarnos (estar sin estar) en las relaciones que tenemos por costumbre.La tristeza invita a un repliegue hacia un intimismo, hacia el Yo herido, mientras que la alegra busca un to un nosotros con los que compartir, aumentar y difundir la onda expansiva de la vitalidad interna.El contacto humano, especialmente en un ambiente acogedor y armnico, realiza necesidades muyimportantes de los seres humanos (condenados a ser una especie social, mal que nos pese) tales como lanecesidad de apego, seguridad, integracin, reconocimiento, valoracin e incluso de identidad (pertenecera un grupo, no ser un ``don nadie'' annimo). Por consiguiente, alejarse es una forma de dar la espalda aestas necesidades, estar ausentes, perder el amarre que "ser alguien para alguien" nos ata al mundo.

    Con cierta frecuencia este aislamiento no slo es un sntoma de depresin, sino que tambin ha sido enbuena medida su causa. La falta de habilidades sociales, especialmente para intimar y hacer amigos, lasdificultades de carcter y maduracin, hacen que nuestras relaciones resulten problemticas oinsatisfactorias, pobres y decepcionantes. En otras ocasiones nos hemos visto obligados a empezar de ceropor cambios de residencia, estado civil, trabajo, muertes de seres queridos, las etapas que acaban y hastalos cambios culturales que no hemos podido digerir, todo ello puede producir en nosotros prdidas deidentidad y vinculacin que conllevan dosis de frustracin, duelo y tristeza.

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    La persona deprimida es consciente de no estar en su mejor momento y por ello no resulta tan agradable alos dems. y no quiere ``hacer el papeln'' o ``ser pesada'' o aburrida a los dems. Pero en cambio, entrminos de egosmo personal, es una de las cosas que ms le pueden ayudar a recuperarse. Para seratrevidos cabe tener en cuenta que el grado de ``deslucimiento'' no es quiz tan impresentable comoparece a primera vista -porque los dems tampoco son tan exigentes que nos pidan estar arrebatados enun aura de genialidad constantemente-, y que nuestra capacidad de esfuerzo -aceptemos que sea costosay trabajosa para nuestro estado depresivo- es sin embargo posible, y podemos afanarnos al punto de``parecer'' normales. Esta teatrillo de hacer de normales tiene la inmensa virtud de normalizarnos, deactivar nuestro cerebro en la buena direccin.Seguramente la capacidad de disfrute est disminuida, y la dificultad de concentracin haga que enocasiones perdamos viveza y capacidad de coger las cosas al vuelo, pero no obstante el contacto humanonos calma y nos reconforta. No debemos ser tan escrupulosos ante nuestros amigos y conocidos que nonos permitamos abusar un poco de ellos, imponindoles con la mayor normalidad posible nuestra

    presencia algo sombra: a cambio nos podemos comprometer a devolverles lo que les quitemos cuandoestemos recuperados, guardando una deuda de gratitud y reciprocidad en las ocasiones futuras en las queellos necesiten nuestro apoyo.

    COMER O NO COMER

    La alteracin del apetito suele ser otro de los sntomas de la depresin. A unos lo que les sucede es quetienen prdidas alarmantes de peso y a otros se les descontrola la necesidad de ingesta. Este dobleposibilidad coincide con el efecto de la ansiedad sobre el apetito, quitndolo o exacerbndolo.Cuando lo que experimentamos es prdida de apetencia, la tentacin es rechazar la comida,

    especialmente si tiene apariencia de copiosa o energtica. La comida, por aadidura, es como un smbolode amor a uno mismo (por lo que comer tiene de autocuidado) y tambin de ese amor universal que setraduce en ``estar presentable'', ``tener buen aspecto'' para alagar y agradar la vista de los dems.Obviamente, la depresin es un agonista del amor, lo enfra y reduce a una mnima dimensin.Cuando hay una prdida de peso preocupante se deben tomar medidas correctoras, y en vez de esperar arecuperar el hambre para asumir las costumbres habituales, como alternativa provisional conviene haceringesta de pequeas dosis de alimentos (un vaso de leche, una fruta, un yogourt, una pequea racin)

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    cada dos o tres horas, hasta comprobar que el peso se mantiene. Si este plan se acompaa de ejerciciofsico (que aumentar la demanda de nutrientes) la estabilizacin ser mucho ms rpida y eficaz.En el caso opuesto, el de que se despierta una voracidad insaciable, el descontrol se ve favorecido por laindiferencia por el aspecto fsico, por la falta de autoestima, que aumenta a su vez perdiendo la figura,contribuyendo con ello al apocamiento y aumentando el deseo de aislamiento para no ser vistos de esaguisa ni arriesgarse a que fueran conocidas nuestras debilidades impresentables.Ideas que pueden ayudar a mejorar el control son las de ``prevenir la debilidad'', anticiparse suprimiendolas tentaciones, analizando las ocasiones en las que se estimula ms el furor por comer y buscandoremedios y argucias para no caer. Si la dificultad es el aumento de la ansiedad en determinadas horas delda hemos de utilizar formas ms inocuas de relajacin (por ejemplo msica apaciguadora, ver pelculasreconfortantes, pasear, leer, etc.). Si podemos contar con alguna ayuda externa sin que ello causeincomodidad o situaciones problemticas, puede ser til pedir vigilancia y control para el acceso a lacomida (poner un candado el la nevera, supervisar la cantidad de alimentos, aparecer a ciertos intervalos

    para comprobar la situacin, etc.)En algunas ocasiones especiales comer o no comer puede ser un mtodo indirecto de fastidiar a un serquerido ante el cual estamos resentidos o reprochantes. Al no comer lo angustiamos o comiendo ms de lacuenta le privamos de ``don de amor'' que es la esttica. Claro est, estas formas pasivas de agresinpueden tener el efecto de perjudicarnos a nosotros mismos ms que a la persona a la que van dirigidas,que adems, en vez de sentirse aludido y cambiar a favor, puede vernos como ms desquiciados yenfermos de lo que estamos, distancindose como quien tiene que tratar con un ``bicho raro'' al que hayque soportar, reaccin que dista del amoroso celo que provoca quien se considera que se gana laesforzada dedicacin por sus actitudes colaboradoras.

    AUTO-AGRESINMientras que la depresin, produce una dificultad para sentir sentimientos positivos (alegra, placer, goce,entusiasmo, deseo), por el contrario, deja intacta la capacidad de sentir lo desagradable (un ruido molesto,una contrariedad, lo penoso y trabajoso, el trato hostil o spero de los dems).La modulacin emocional est basada en un juego de pesos y contrapesos que nos ayudan a dar larespuesta justa: nos pisan el pie, eso nos molesta, pero si evaluamos al responsable como inocente, conapariencia de buena persona, ello frena la reaccin airada. En la depresin faltan unos ``frenos'' esenciales

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    para la ira y la rabia: sentir amor por uno mismo y por los dems. Vivimos las situaciones como si loscostes fueran mucho ms pesados que los beneficios, y por ello dignos de la palabra ms fcil y abundanteen el depresivo: NO. No me gusta, no me interesa, no quiero.La irritacin que produce el ms pequeo incidente o feo que nos hagan dispara en el deprimido unareaccin desmesurada. Si la persona, antes de deprimirse, era una persona bien educada, con unosprincipios morales y un comportamiento ejemplar, no la veremos agresiva en el sentido ms burdo deponerse intemperante y ofensiva, ni menos an pasar a la accin de agredir fsicamente. En cambio, otrosdeprimidos, con dificultades previas a la depresin de control del mal humor y que entraban en estadorabioso a la primera de cambio, duplicarn estas conductas estando deprimidos (al igual que esas mismaspersonas tienden a sobrepasarse en estados alterados de conciencia como estando ebrios o cansados).Cuando la persona, por su talante anterior, guarda las apariencias y no dirige la rabia hacia el exterior, lavuelve:

    [a] Un comportamiento auto-lesivo, auto-punitivo. [b] Un comportamiento agresivo-pasivo

    El comportamiento [a] auto-agresivo consiste en hacerse dao a uno mismo. Cuando uno se daa hace a la vez de sujeto irascible, deverdugo ejecutor, y al mismo tiempo de vctima pasiva -que es la parte que en realidad hace que la ira se transforme en dolor y tristeza.

    La autoagresin consiste en:

    insultarse y despreciarse constantemente (``soy imbcil'', ``estoy hecho un asco'')

    auto-crticas destructivas (``nunca ha valido para nada'', ``no soy capaz de reaccionar'') auto-evaluaciones negativas (``lo hago todo mal'', ``no doy pie con bola'')

    dejar de hacer cosas agradables (elegir el alimento menos sabroso, sentarse en el asiento ms incmodo, no ir a ver la pelcula

    que tenamos intencin de ver, renunciar a una visita o a un favor, consuelo o ayuda que nos ofrecen) llevar a cabo acciones de ``autodegradacin'' tales como cortarse el pelo, ir con la ropa ms lgubre, poner msica fnebre en el

    tocadiscos, complacerse en los estmulos que proporcionan pena y dolor (determinadas fotos y cartas, evocar recuerdosdesagradables, traer a colacin viejas ofensas)

    autolesiones (golpes, pellizcos, quemaduras) e intentos de suicidio.

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    El comportamiento [b] pasivo es una forma indirecta -y por ello mismo, generalmente inadecuada- de protestar y vengarse de los que

    han suscitado en nosotros la ira desatada. Dejar una ventana abierta por descuido en pleno invierno, quemar la comida, ponerle

    demasiada sal o elegir el men que sabemos que menos le gusta a la persona diana, no hacer o hacer mal lo que habamos prometido oen lo que nos habamos responsabilizado (por lo tanto el no hacer ni dejar hacer), olvidar tomar la medicacin o no colaborar en la

    recuperacin para que los dems se preocupen y no se vean aliviados o se vean ``castigados'' con nuestro empeoramiento, son algunosejemplo de tcticas que la mayor parte del tiempo se llevan a cabo con nuestro sacrificio y nuestro dolor, y por ello mismo nos quitan

    ms que nos dan.Volver al centro de Asistencia Psicolgica Ramn LLullVolver a pgina de Psicologa Cognitiva

    Problemas de conducta en la depresin

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    Jose Luis Catalan Bitrian 2003 05-20

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