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COMUNIDAD DE SANTA CLARA
SANTA KLARA KOMUNITATEA
Web Santa Clara: www.parroquiasantaclara.com
DONATIVOS EN CUENTA PARROQUIA. 2095 3188 03 1094524625 Hoja Dominical nº 227 15 de febrero de 2015
Lectura del santo evangelio según san MARCOS 1,40-45 En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: —Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: Quiero: queda limpio. La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abier
tamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a Él de todas partes.
Palabra del Señor
Comentario: Ayudar sin juzgar Los milagros son «signos» del amor de Dios. Están colocados en el evangelio para orientar la misión y tarea de las primeras comunidades cristianas. El cristiano deberá, a ejemplo de Jesús, construir un tiempo positivo donde las personas se sientan libres y realizadas.
El texto relata la curación de un leproso que, debido a las leyes del Antiguo Testamento, era un excluido social y religioso. Jesús, movido a compasión, se aparta de las prescripciones legales y cura al enfermo, comprometiéndose con él y dándole la posibilidad de reintegrarse de forma plena en la vida del pueblo.
Conviene conocer las situaciones de marginación en las que se hallan muchas personas. Debemos conocer los lugares del sufrimiento para echar una mano y ayudar sin pedir nada a cambio.
No debemos juzgar. Jesús no pidió explicaciones al leproso sobre su lepra, ni le recriminó nada. Solo le ofreció lo que tenía: su cercanía, su contacto y su salvación. Todo un modelo para nosotros.
Sabías que… ¿Leprosos de verdad?
La ciencia médica se ha interesado por la lepra mencionada en la Biblia. Muchos de los consi
derados como «leprosos» tan solo estaban afectados por una simple y común enfermedad de la piel
denominada «psoriasis vulgaris». Esta enfermedad no es contagiosa, pero al enfermo se le apartaba
de la población y de los actos religiosos: vestido de harapos, con la cabeza descubierta y la cara tapa
da, debía tocar una campanilla y gritar a todos: «i Soy impuro!». Vivían fuera de las poblaciones.
Cuando Jesús curaba a un leproso, junto con la salud, le devolvía la dignidad personal y social.
Oración Señor, cuando se apaga el ruido de las cosas, y me quedo a solas conmigo, descubro que solo pienso en tener. Estoy tan lleno de cosas, que en mi corazón no hay cabida para los demás. Tengo casi de todo… pero me siento vacío. Señor, dame valor para echar fuera de mi corazón lo que me impide ser feliz. Haz de mí una persona desprendida, generosa, servicial y leal. Que yo aprenda a ser para todos un lugar de amistad y acogida.
Próximo miércoles comien-
za la Cuaresma con la Ceni-
za. Venid y sino podéis os la
damos el domingo al final
de las misas. Inauteriak y con la despedida y
la quema de la sardina damos comienzo el miércoles a la Cuaresma
El carnaval es una celebración que tiene lugar inmediata-mente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable (entre febrero y marzo según el año), y que combina algu-nos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. Por extensión se llaman así algunas fiestas similares en cualquier época del año. A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol. En la noche del Carnaval todo vale y dice la leyenda que por eso se ponen máscaras.
El origen de su celebración parece probable de las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se expandió la cos-tumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses a partir del siglo XV.
A comienzos de la Edad Media la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma).
Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que se podía comer.
Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un
ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí).
Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular de carácter lúdico. El tér-mino «Carnaval» se aplica también a otros tipos de festividades que no están situadas en el tiempo de las carnestolentas (tiempo previo a la cuaresma), pero que comparten elementos similares, tales como los desfiles de las comparsas
Las cabezas gigantes de Maguncia (Alemania
La dignidad de las personas
“A veces sentimos la tentación de
ser cristianos manteniendo una pru
dente distancia de las llagas del Se
ñor. Pero Jesús quiere que toque
mos la miseria humana, que toque
mos la carne sufriente de los de
más…. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivi
mos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de pertenecer a un pue
blo” (Evangelii Gaudium 270)
UN TESTIMONIO
“El Señor me dio de esta manera a mí, hermano Francisco, el comenzar a hacer peni
tencia:porque, como estaba en pecados, me parecía extremadamente amargo ver a
los leprosos. Y el Señor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con
ellos. Y al apartarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me convirtió
en dulzura del alma y del cuerpo” (del Testamento de san Francisco de asís). Un día,
cuando el joven Francisco montaba a caballo cerca de Asís, se le acercó un leproso.
Normalmente Francisco sentía horror hacia los leprosos, y por eso tuvo que hacerse
violencia; bajó del caballo y le dio una moneda de plata besándole al mismo tiempo la
mano. Después de recibir del leproso un beso de paz, volvió a montar al caballo y si
guió su camino. A partir de este momento fue superándose cada vez más hasta llegar
a una completa victoria sobre sí mismo por la gracia de Dios. Unos días más tarde,
habiéndose provisto de muchas monedas, se dirigió al hospicio de los leprosos y, ha
biéndolos reunido a todos, dio a cada uno una limosna besándole la mano al mismo
tiempo. Al regresar, fue exactamente así: lo que antes se le hacía amargo –es decir,
ver y tocar a los leprosos- se le había convertido en dulzura. Ver a los leprosos, tal
como él mismo lo había dicho, le era hasta tal punto penoso que no tan sólo rechaza
ba verlos sino que ni tan sólo podía acercarse a su habitación; si alguna vez los veía o
pasaba cerca de la leprosería… giraba su rostro y se tapaba la nariz. Pero la gracia de
Dios hizo que los leprosos le fueran hasta tal punto familiares que, como dice él mis
mo en su Testamento,vivía entre ellos y les servía humildemente. La visita a los lepro
sos le había transformado