cómo vivir con un neurótico

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Cómo vivir con un neurótico del Dr. Albert Ellis – Apuntes Breves Posted by Raul Barral Tamayo en Lunes, 4 de agosto, 2008 En el mejor de todos los mundos posibles, las personas con las que vivimos y trabajamos (nuestras parejas, nuestros padres, hermanos e hijos, nuestros amigos, compañeros de trabajo y jefes) serían atentas, cariñosas, estables, fiables y racionales. En definitiva, seres humanos encantadores. Pero lo cierto es que en el mundo real tenemos que tratar a diario con personas problemáticas. Este libro le mostrará cómo relacionarse con aquellas personas que drenan habitualmente su energía y ponen a prueba su paciencia con sus fastidiosos, molestos o destructivos comportamientos, y obtendrá potentes herramientas psicológicas para aislarse de sus absurdos modos de comportarse. Aprenderá a: ayudar a las personas emocionalmente trastornadas para que descubran los motivos de sus sentimientos y sus comportamientos, aconsejar, dar apoyo y estímulo, lograr convencer a buscar terapia a aquellas personas que la necesitan, a pesar de sus resistencias, qué hacer con su propia ira, su frustación y su resentimiento, mantener la calma, controlando sus emociones, aun cuando las personas a las que pretende ayudar sigan comportándose de forme objetable. Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario: Entre un 30 y un 50 por 100 de las personas nos comportamos neuróticamente con cierta frecuencia. Cuando una persona se relaciona estrechamente con otra que tiene un trastorno severo puede hacer una de estas

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Gua sicoeducativa para ayudar a una persona con dificultades neuroticas.

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Page 1: Cómo Vivir Con Un Neurótico

Cómo vivir con un neurótico del Dr. Albert Ellis – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en Lunes, 4 de agosto, 2008

En el mejor de todos los mundos posibles, las personas con las que vivimos y trabajamos (nuestras parejas, nuestros padres, hermanos e hijos, nuestros amigos, compañeros de trabajo y jefes) serían atentas, cariñosas, estables, fiables y racionales.

En definitiva, seres humanos encantadores. Pero lo cierto es que en el mundo real tenemos que tratar a diario con personas problemáticas.

Este libro le mostrará cómo relacionarse con aquellas personas que drenan habitualmente su energía y ponen a prueba su paciencia con sus fastidiosos, molestos o destructivos comportamientos, y obtendrá potentes herramientas psicológicas para aislarse de sus absurdos modos de comportarse.

Aprenderá a: ayudar a las personas emocionalmente trastornadas para que descubran los motivos de sus sentimientos y sus comportamientos, aconsejar, dar apoyo y estímulo, lograr convencer a buscar terapia a aquellas personas que la necesitan, a pesar de sus resistencias, qué hacer con su propia ira, su frustación y su resentimiento, mantener la calma, controlando sus emociones, aun cuando las personas a las que pretende ayudar sigan comportándose de forme objetable.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

Entre un 30 y un 50 por 100 de las personas nos comportamos neuróticamente con cierta frecuencia.

Cuando una persona se relaciona estrechamente con otra que tiene un trastorno severo puede hacer una de estas tres cosas: divorcio o separación, animar a la persona a que reciba tratamiento psicológico o continuar la relación y aprender a soportar sus trastornos.

El autor ha desarrollado una técnica que dice exactamente qué hacer para vivir bien con un “neurótico”.

Una de las mejores maneras de conocerse a sí mismo viene de la comprensión y de la ayuda a los demás.

La premisa fundamental de este libro sostiene que es posible reconocer, comprender y ayudar en algunos de los problemas neuróticos con los que entramos en contacto.

El sentimiento de desesperanza del “neurótico” se sustenta en la creencia de su propia incapacidad.

Hay muchas maneras de ayudar a un “neurótico”, ninguna de ellas funciona fácilmente, algunas requieren un considerable esfuerzo.

Se puede calificar de “neurótico” a todo adulto que actúe constantemente de forma ilógica, irracional, inadecuada e infantil.

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Aunque, teóricamente, pueden pensar por sí mismos y planear sus días para vivir feliz y eficazmente, los “neuróticos” recurren en realidad a un comportamiento poco inteligente, frustrando así algunas de sus metas más ansiadas y saboteando sus mejores potencialidades.

Los “neuróticos” se alteran o se desconciertan irrazonable e innecesariamente. Muchos de ellos tienen más que suficiente de lo que necesitan para que les vaya

bien en este mundo, pero por algún motivo no les va bien. Ese “motivo”, ese “algo” que se interpone entre sus capacidades potenciales y sus consecuciones reales, eso es lo que llamamos “neurosis”.

Recurren a todo tipo de subterfugios y de defensas para evitar que se vena sus verdaderos colores sentimentales.

Mantienen su comportamiento neurótico en unos o dos aspectos importantes de su vida, mientras actúan con razonable normalidad en los restantes aspectos de su vida cotidiana.

O realizan rituales idiotas y ceremonias mágicas dentro de los confines de sus propios hogares, pero actúan después de un modo convincentemente cuerdo en el exterior.

Excentricidad y neurosis son cosas diferentes. La casi totalidad de los “neuróticos” se comportan excéntricamente, pero no todos

los “excéntricos” se comportan neuróticamente. Los “neuróticos” suelen actuar con indecisión, vacilaciones y dudas. Se niegan a comprometerse o a asumir la responsabilidad en casi cualquier cosa. Casi todos los “neuróticos” tienenun miedo irracional a algo. Suelen sentirse incapaces, poco valiosos o, incluso malvados. Tienen, normalmente, unos códigos morales muy estrictos. Condenan a los demás y

a sí mismos por innumerables deseos y acciones. Suelen comportarse de forma recelosa, creen que les resultan antipáticos a todos,

que le detestan. Muchos se comportan de forma hostil y con resentimiento, se odian a sí mismo y

tienden a odiar a los demás. Muchos buscan lastimeramente el favor de los demás a expensas de su propia

aceptación. Aun cuando alcancen un elevado nivel, actúan de una forma ineficiente. Casi todos se mienten a sí mismo y se niegan a aceptar la realidad. Se sienten inseguros y, en un esfuerzo por alcanzar un mayor grado de seguridad,

suelen adoptar una serie de normas arbitrarias a las que aferrarse. Al creer que pueden equivocarse con facilidad y que los demás van a percartarse de

sus errores, actúan de un modo tímido y buscan diversas formas de soledad. Muchos se rebelan desde un principio e intentan compensar sus sentimientos de

incapacidad subyacentes comportándose como “chicos duros” o cínicos. Muchas dolencias físicas tienen un componente neurótico (hipocondría). Tienen una fuerte tendencia al pesimismo y a compadecerse de sí mismos. La mayoría tiene un deseo desmedido de recibir, y una disposición infinitesimal

para dar amor. Están tan preocupados consigo mismos y con sus propios problemas que no tienen tiempo, ni energía, ni sienten la inclinación para querer de verdad a otra persona.

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Rara vez se relajan, debido a su preocupación constante por lo correcto o erróneo de su comportamiento.

hay “neuróticos” que en vez de deprimirse se emocionan en exceso. Tienen tendencia a sentirse faltos de energía y a carecer de intereses vitales

definidos. Algunos compensan su autoflagelación haciéndose trabajar prácticamente hasta

morir. Se niegan a asumirlas responsabilidades normales de la vida, si pueden huir de ella

lo hacen. Con frecuencia utilizan el alcohol y las drogas para escapar de la realidad y para

reducir temporalmente la ansiedad. La neurosis es una especie de dolencia social. En parte la cogemos de nuestros

padres y de aquellos que nos rodean. Nos educan otros seres humanos, y son ellos los que nos enseñan a conducirnos de

forma neurótica. A los niños, que generalizan en exceso con suma facilidad, les hacemos llevarles a

aceptar algunas ideas falsas. o Que deben actuar bien y, por tanto, ganarse su “bondad”.o Que, si se comportan mal, deberían considerarlo un desastre.o Que tienen que ganarse el amor y la aceptación de casi todo el mundo.o Que deberían sentirse terriblemente mal si no lo logran.

Si los niños aceptan a pies juntillas estas premisas y crecen sin modificarlas, estarán condenados casi irremisiblemente a la neurosis.

Son muchas las fuerzas que potencian el desarrollo de sentimientos severos de incapacidad y alteraciones emocionales: los modelos paternos torpes y pusilánimes, el rechazo temprano, las críticas, perfeccionismo, competividad, tabúes innecesarios, los mimos, la sobreprotección, frustración indebida, hostilidad reprimida.

Para vencer una neurosis, convendrá que la comprenda y que ataque las ideas que hay detrás de ella, y también que trabaje sobre los hábitos que la componen.

Suelen conducirse de un modo poco fiable, iracundo, ingrato, egoísta y poco cariñoso.

Recuerde que rara vez optan deliberadamente por su desagradable modo de proceder.

El primer paso para ayudar a un “neurótico” es aceptar plenamente el hecho de que él o ella se conduce de forma alterada, y resistirse a condenarle de ningún modo por conducirse así.

Ponga énfasis en su cualidades, saque a relucir sus puntos fuertes en los momentos adecuados.

Por encima de todo, anímeles a hacer las cosas que temen absurdamente, y que creen equivocadamente que no van a hacer bien.

A veces quieren a alguien que les pueda servir de modelo, alguien con quien identificarse y de quien poder sacar fuerzas.

El siguiente paso importante para ayudarles implica hacer algo para aliviar su vergüenza o su culpabilidad. Suelen ser poco indulgentes consigo mismos en muchos aspectos.

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Es probable que todo los “neuróticos” puedan mejorar pero muchos de ellos no lo harán.

Por desgracia, en nuestra sociedad, los “neuróticos” abundan. Nuestra sociedad actual potencia al menos, si no genera plenamente, los trastornos.

Si a usted le resulta imposible aprender y aplicar las técnicas del libro acerca de la neurosis, convendrá que empiece a sospechar de sus propias tendencias neuróticas.