cómo los elogios pueden causar una pérdida de confianza stephen grosz

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Cmo los elogios pueden causar una prdida de confianza Stephen Grosz. Psicoanalista y escritorCuando llegu a la guardera a recoger a mi hija, al doblar la esquina que llevaba a su clase, o cmo la maestra le deca: Has dibujado el rbol ms bonito. Muy bien. Unos das ms tarde, seal otro de sus dibujos y le dijo: Vaya, ests hecha toda una artista!. En las dos ocasiones se me encogi el corazn. Cmo poda explicarle a la maestra que preferira que no elogiara tanto a mi hija? Hoy da, elogiamos en exceso a nuestros hijos. Es una creencia generalizada que los elogios, la confianza en uno mismo y el rendimiento acadmico van siempre de la mano. Pero investigaciones recientes apuntan en otra direccin. Durante la pasada dcada, varios estudios sobre la autoestima llegaron a la conclusin de que alabar a un nio dicindole que es muy listo no le ayuda en la escuela. De hecho, puede perjudicar su rendimiento. Con frecuencia, reacciona al elogio abandonando la tarea: por qu va a hacer otro dibujo si ya ha hecho el ms bonito? O puede que simplemente repita lo que ya ha hecho: para qu dibujar algo nuevo, o de una manera distinta, si con la anterior recibe siempre los elogios? En un estudio ya clebre realizado en 1998, las psiclogas Carol Dweck y Claudia Mueller pidieron a 128 nios de 10 y 11 aos que resolvieran una serie de problemas matemticos. Despus de completar el primer grupo de ejercicios sencillos, las investigadoras dijeron a cada uno de ellos una sola frase elogiosa. A algunos se les alab por su intelecto: Lo has hecho muy bien, eres muy inteligente. A otros, porque haban trabajado duro: Lo has hecho muy bien, te has esforzado mucho. Luego las investigadoras les pusieron una nueva serie de problemas. Los resultados fueron dramticos. Los estudiantes que haban sido elogiados por su esfuerzo mostraron una mayor voluntad para abordar los problemas desde nuevos enfoques. Tambin mostraron una mayor persistencia y tendan a atribuir sus errores a la falta de esfuerzo, no de inteligencia. Los chavales que fueron elogiados por su inteligencia estaban ms preocupados por el temor a fracasar, tendan a elegir tareas que confirmaban lo que ya saban, y se aplicaban con menor tenacidad en cuanto los problemas se complicaban. En ltima instancia, la emocin provocada en ellos al decirles eres muy inteligente, haba dado paso a un aumento de la ansiedad y una disminucin de la autoestima, la motivacin y el rendimiento. Cuando las investigadoras les pidieron que escribieran a compaeros de otras escuelas contndoles su experiencia, algunos de los nios inteligentes mintieron e inflaron su puntuacin. En suma, haba bastado una frase elogiosa para arrebatar su confianza y hacerlos tan infelices que se vieron impulsados a mentir. Por qu nos empeamos tanto en elogiar a nuestros hijos? En parte, lo hacemos para demostrar que somos diferentes de nuestros padres.En Making babies, sus memorias sobre la maternidad, Ann Enright observa: En los viejos tiempos como llamamos a los aos setenta en Irlanda, las madres menospreciaban sistemticamente a sus hijos. [...] Mi hija es un diablillo, deca una madre, o Un ngel en la calle, un demonio en la casa, o mi favorito: Es que me va a mandar pronto a la tumba. Todo aquello formaba parte de crecer en un pas donde cualquier forma de elogio era tab. Por supuesto que esto no es algo especfico de Irlanda. Recientemente, un londinense de mediana edad me coment: Mi madre me llamaba cosas que nunca llamo a mis hijos: listillo, insolente, pedante, sabelotodo. Cuarenta aos despus, me dan ganas de gritarle a mi madre: Qu tena de malo ser tan listo?. Hoy da, all donde hay cros pequeos en el parque, en el Starbucks, en la guardera, siempre se oye de fondo la msica del elogio: Buen chico, buena chica, eres el mejor . Admirar a nuestros hijos puede levantarnos temporalmente la autoestima, al hacer ver a quienes nos rodean lo fantsticos padres que somos y lo extraordinarios que son nuestros hijos; pero no ayuda mucho a desarrollar su personalidad. Al esforzarnos tanto por ser diferentes de nuestros padres, estamos haciendo prcticamente lo mismo que ellos: prodigamos elogios vanos de la misma forma en que la generacin anterior reparta crticas sin sentido. Si lo hacemos para evitar tener que pensar en el nio y en lo que significa su mundo, en lo que en realidad siente, entonces el elogio, al igual que la crtica, no hace ms que expresar nuestra indiferencia.Lo cual me lleva de vuelta al problema original: si el elogio no ayuda a desarrollar la confianza de nuestros hijos, cmo se logra?Poco despus de acabar mi formacin como psicoanalista, habl de todo esto con una mujer de 80 aos llamada Charlotte Stiglitz. Charlotte la madre del premio Nobel de Economa Joseph Stiglitz llevaba muchos aos impartiendo clases de refuerzo de lectura en el oeste de Indiana. Yo no elogio a los nios por hacer lo que son capaces de hacer me dijo. Los elogio cuando hacen algo realmente difcil, como compartir un juguete o ser pacientes. Tambin creo que es importante decir gracias. Cuando tardo en darles un tentempi o en ayudarlos con algo, y ellos se muestran pacientes, yo les doy las gracias. Pero nunca elogio a un nio por estar jugando o leyendo. Ni grandes recompensas, ni castigos terribles; Charlotte se centraba en lo que el nio haca y en cmo lo haca.Una vez observ a Charlotte con un chaval de 4 aos que estaba dibujando. Cuando el nio se detuvo y levant la vista para mirarla, probablemente esperando un elogio, ella sonri y le dijo: Hay mucho azul en tu dibujo. l respondi: Es el estanque que hay junto a la casa de mi abuela; y tiene un puente. Entonces cogi un crayn de color marrn y dijo: Te lo voy a ensear. Charlotte habl pausadamente con el nio, pero, an ms importante, le observ, le escuch. Estuvo presente.Esa presencia contribuye a desarrollar la confianza de los ms pequeos, porque les demuestra que merecen ser tenidos en cuenta. Sin esa presencia, los nios pueden llegar a pensar que su actividad es solo un medio para obtener un elogio, en lugar de un fin en s mismo. Cmo podemos esperar que un cro preste atencin si nosotros no se la prestamos a l?Estar presente, ya sea con los hijos, con los amigos o incluso con uno mismo, requiere siempre mucho esfuerzo. Pero no es esa atencin la sensacin de que alguien se interesa por nosotros algo que anhelamos ms que el elogio?Stephen Grosz, Cmo los elogios pueden causar una prdida de confianza, El Pas semanal, 20/10/2013