comentarios del libro de romanos jfb

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wWw.TiemposPeligrosos.TK

CAPITULO 1 INTRODUCCION (vv. 1-17). 1. Pablo(Vase nota, Act_13:9.) siervo de JesucristoLa palabra aqu traducida siervo significa esclavo, uno que est sujeto a la voluntad de otro y completamente a la disposicin del mismo. En este sentido se aplica a los discpulos de Cristo en general (1Co_7:21-23), as como en el Antiguo Testamento se aplica a todo el pueblo de Dios (Isa_66:14). Pero adems de esto, como los profetas y los reyes de Israel eran oficialmente los siervos del Seor (Jos_1:1; Salmo 18, ttulo), los apstoles se llamaban a s mismos, en este sentido oficial, los siervos de Cristo (como aqu, y en Phi_1:1; Jam_1:1; 2Pe_1:1; Jud_1:1), para expresar una absoluta sujecin y consagracin al Seor Jess las cuales nunca hubieran mostrado a criatura alguna. (Vase Nota, v. 7, Joh_5:22-23). llamado a ser apstolcuando primero vi al Seor; la condicin indispensable para el apostolado. Vanse notas, Act_9:5; Act_22:14; 1Co_9:1. apartado para [la predicacin de] el evangelioni tan tarde como cuando el Espritu dijo: Separadme a Bernab y a Saulo (Act_13:2), ni tan temprano como cuando le apart desde el vientre de su madre (Gal_1:15). Fu llamado en el mismo momento a la fe y al apostolado de Cristo (Act_26:16-18). de DiosEs decir, el evangelio del cual Dios es el glorioso Autor. As el cap. 15:16; 1Th_2:2, 1Th_2:8-9; 1Pe_4:17. 2. Que l haba antes prometido en las santas EscriturasAunque la iglesia romana era gentil de nacionalidad (vase nota, v. 13), sin embargo, consista mayormente en proslitos de la fe judaica (vase Introduccin). Aqu se les recuerda que al abrazar a Cristo, no haban arrojado de s a Moiss y a los profetas, sino que se haban entregado ms completamente a ellos (Act_13:32-33). 3, 4. Acerca de su Hijo Jesucristo Seor nuestrola gran carga de este Evangelio de Dios. hecho de la simiente de Davidcomo de conformidad con las Santas Escrituras fu menester que lo fuese. (Vase nota, Mat_1:1.) segn la carneEs decir en su naturaleza humana (comp. cap. 9:5, y Joh_1:14, quedando entendido, por cierto, que tena otra naturaleza, de la que el apstol en seguida habla. fu declaradolit., sealado, definido, determinado, esto es, demostrado o probado. Hijo de DiosNtese cun estudiosamente el lenguaje cambia aqu. Fue hecho (dice el apstol) de la simiente de David, segn la carne; pero no fu hecho, sino solamente declarado (o comprobado) ser Hijo de Dios. Como vemos en Joh_1:1, Joh_1:14 : En el principio era el Verbo y el Verbo fu hecho carne; y en Isa_9:6 : Un nio nos es nacido, hijo nos es dado. As que la filiacin de Cristo con respecto a Dios no es en el sentido correcto una relacin que se origin al nacer Cristo, como algunos, que en otros respectos son ortodoxos, la conciben. Por su nacimiento en la carne, aquella filiacin que era esencial e increada, meramente floreci en manifestacin palpable. (Vanse notas, Luk_1:35; Act_13:32-33.) con potenciaEsta frase puede ser que vaya unida a la anterior, fu declarado, siendo el sentido: declarado poderosamente [Lutero, Beza, Bengel, Fritzsche, Alford, etc.]; o (como creemos ms correctamente) unida a Hijo de Dios, y entonces el sentido es: Fu declarado Hijo de Dios en posesin de aquella potencia que le perteneca como el unignito del Padre, ya no ataviado como en los das de su carne, sino manifestando gloriosamente su potencia en su resurreccin de entre los muertos la cual de all en adelante se manifestara en nuestra propia naturaleza. [La Vulgata, Calvino, Hodge, Philippi, Mehring, etc.] segn el espritu de santidadSi segn la carne significa aqu en su naturaleza humana,

esta expresin no comn debe significar en su otra naturaleza, la que ya hemos visto que es la de Hijo de Dios: una naturaleza eterna, increada. Aqu esta naturaleza es denominada el espritu, como una naturaleza impalpable e inmaterial (Joh_4:24), y se llama tambin el espritu de santidad, probablemente en contraste absoluto con aquella semejanza de la carne de pecado que l asumi. Uno querr preguntarse por qu, si ste es el sentido, no est expresado en forma ms sencilla. Pero si el apstol hubiese dicho: Fu declarado ser Hijo de Dios segn el Espritu Santo, el lector hubiera pensado que l quera decir la tercera Persona de la Trinidad. Y parece que a fin de evitar precisamente esta comprensin errnea, us la expresin rara de espritu de santidad. 5. Por el cual [como medio ordenado] recibimos la gracia (toda la gracia que trae salvacin) y el apostoladoPara la propagacin de dicha gracia, y para la constitucin, de cuantos la recibiesen, en iglesias de discipulado visible. (Preferimos distinguir entre las dos cosas, y no tenerlas, como algunos buenos intrpretes, por una sola expresin: la gracia del apostolado.) para la obediencia de la feEs decir, para que los hombres se sometan a la creencia del mensaje salvador de Dios, lo cual es el ms perfecto tipo de obediencia. en su nombremejor, por su nombre: para que l sea glorificado. 6. Entre las cuales sois tambinEsto es, junto con los dems; porque el apstol no atribuye nada especial a la iglesia de Roma (vase 1Co_14:36). [Bengel.] Llamados(vase nota, cap. 8:30.) de JesucristoEs decir, llamados por l (Joh_5:25), o los llamados pertenecientes a l: los llamados de Cristo. Acaso este ltimo sentido es el mejor apoyado, pero uno apenas sabe cul preferir. [La forma sustantival de llamados y la omisin de la preposicin por en el griego requieren la segunda interpretacin. Vase el ejemplo idntico, amados de Dios. v. 7. Nota del Trad.] amados de Dios(Vase Deu_33:12; Col_3:12.) Gracia(vase Nota, Joh_1:14.) y pazLa paz que Cristo hizo por la sangre de su cruz (Col_1:20), y que refleja en el seno del creyente la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento (Refirase Phi_4:7) de Dios nuestro Padre, y del Seor JesucristoNada habla ms decisivamente a favor de la divinidad de Cristo que est yuxtaposicin de Cristo con el eterno Dios, que se haya en todo el lenguaje de la Escritura, as como la derivacin de influencias puramente divinas de parte de l. No se puede colocar el nombre de ningn hombre al lado del Todopoderoso. Aquel solo, en el cual el Verbo del Padre, quien es el mismo Dios, fu hecho carne, puede ser nombrado al lado de l; pues se ordena a los hombres que le honren a l, as como honran al Padre (Joh_5:23). [Olshausen.] 8. vuestra fe es predicada en todo el mundoEsto era bien posible por medio de las frecuentes visitas hechas a la capital desde todas las provincias; y el apstol, conocedor de la influencia que estos ejerceran en otros, as como la bienaventuranza que ellos mismos posean, gracias da por semejante fe a su Dios por Jesucristo, la fuente, segn su teologa de la fe, de toda gracia en los hombres. 9. testigo me es Dios, al cual sirvo [en ministracin religiosa] en mi espritu[en lo ms ntimo de mi alma] en el evangelio de su Hijo [al que estaban consagradas toda la vida y actividad religiosas de Pablo], que sin cesar me acuerdo de vosotros en mis oracionesLo mismo por los efesios (Eph_1:15-16), y por los Filipenses (Phi_1:3-4); y por los Colosenses (Col_1:3-4); y por los Tesalonicenses (1Th_1:2-3). Qu amor ms universal, qu espiritualidad ms comprensiva, qu devocin ms apasionada a la gloria de Cristo entre los hombres! 10. Rogando, si al fin algn tiempo haya de tener, por la voluntad de Dios, prspero viaje para ir a vosotrosPablo haba anhelado desde haca mucho tiempo visitar la capital, pero se haba encontrado con un nmero de impedimentos providenciales (v. 13; cap. 15:22; y vase nota Act_19:21; Act_23:11; Act_28:15); de modo que casi un cuarto de siglo pas, despus de su conversin, antes que se realizara su deseo, y eso solamente como preso de Jesucristo. Sabiendo pues que todo su futuro estaba en las manos de Dios, contina orando siempre para que sean quitados los obstculos que impedan una feliz y prspera reunin.

11, 12. Porque os deseo ver, para repartir con vosotros algn don espiritualNo algn don sobrenatural, como lo comprueba la frase que sigue (vase nota, 1Co_1:7). para ser juntamente consolado con vosotros por la comn fe vuestra y juntamente maNo deseando seorearse de la fe de ellos, sino ser ms bien ayudante del gozo de ellos, el apstol corrige sus expresiones anteriores: mi deseo es de instruiros y haceros bien; esto es, que nos instruyamos y nos hagamos bien mutuamente; pues, al dar, yo tambin recibir [Jowett.] Ni es insincero al hablar as, porque no hay ninguno en la iglesia de Cristo tan pobre que no nos pueda impartir algo de valor; es slo nuestra malignidad y nuestro orgullo lo que nos impide sacar algn fruto de cualquier fuente. [Calvino.] Cun marcadamente diferente es el estilo apostlico del estilo de la corte de la Roma Papal! [Bengel.] 13. muchas veces me he propuesto ir a vosotros he sido estorbadoPrincipalmente por su deseo de ir primero a los lugares donde Cristo era desconocido (cap. 15:20-24). para tener tambin entre vosotros algn fruto [de mi ministerio] como entre los dems GentilesEl origen gentlico de la iglesia Romana est aqu aseverado tan explcitamente, que los que concluyen, meramente por el tono judaico del argumento, que en ella predominaba el elemento israelita, lo hacen en oposicin al apstol mismo. (Pero vase la Introduccin a esta Epstola.) 14, 15. A Griegos [los instrudos] y a brbaros [los iletrados] soy deudor. As que, cuanto a m, presto estoy a anunciar el evangelio tambin a vosotros que estis en RomaSe siente bajo la obligacin ineludible de llevar el evangelio a todas las clases de la humanidad, adaptado como era a todos y ordenado para todos (1Co_9:16). 16. Porque no me avergenzo del evangelioEste lenguaje indica que era menester tener bastante coraje para llevar a Roma, la Seora del mundo, lo que era a los judos un tropiezo y a los griegos insensatez. Pero su gloria inherente por ser el mensaje vivificador de Dios para el mundo moribundo, tanto le llenaba el alma que, como su bendito Maestro, l tambin menospreci la vergenza. por que es potencia de Dios para salud [salvacin] a todo aquel que creeEn ste y el siguiente versculo el apstol anuncia el gran tema del argumento que sigue: LA SALVACION, la imprescindible necesidad de la perdida humanidad revelada en el mensaje evanglico; mensaje que es reconocido y honrado de tal manera por Dios que lleve en s, al ser proclamado, el mismo poder de Dios para salvar a toda alma que lo recibe, as griego como brbaro, as sabio como ignorante. 17. Porque en l [el evangelio] la justicia de Dios se descubreEs decir (como lo demuestra todo el argumento de la epstola), la justicia justificadora de Dios. de fe en feuna frase difcil. La mayora de los intrpretes (juzgando del sentido de otras frases similares que se hallan en otras partes) la entienden como de un grado de fe a otro. Pero esto concuerda mal con el designio del apstol, el que nada tiene que ver con grados progresivos de la fe, sino solamente con la fe misma como la manera ordenada para recibir la justicia que es de Dios. Por tanto preferimos entenderla as: La justicia de Dios es revelada, en el mensaje evanglico de (o por) fe, a (o para) fe, esto es, a fin de que sea por la fe recibida, [As creen substancialmente, Melville, Meyer, Stuart, Bloomfield, etc.] como est escrito [Hab_2:4]: Mas el justo vivir por la feEsta mxima del Antiguo Testamento se cita tres veces en el Nuevo Testamento: aqu, en Gal_3:11 y en Heb_10:38, lo que demuestra que el camino evanglico de vida por la fe, lejos de anular el mtodo antiguo slo era una continuacin del mismo. En cuanto a los versculos anteriores, ntese (1) Qu manera de personas deben ser los ministros de Cristo, segn la norma aqu establecida: absolutamente sujetos y oficialmente dedicados al Seor Jess; separados para el evangelio de Dios que contempla la subyugacin de todas las naciones a la fe de Cristo: deudores a todas las clases, a los eruditos y a los rudos, para llevar el evangelio asimismo a todos, haciendo desaparecer toda vergenza en la presencia de aqullos, as como todo orgullo delante de stos, por la gloria que ellos sienten en su mensaje; suspirando por todas las iglesias fieles, sin enseorearse de ellas, sino gozndose de la prosperidad de ellas, y hallando refrigerio y fortaleza en la comunin con ellas! (2) Los rasgos

peculiares del evangelio aqu destacados debieran ser estudiados fielmente por todos los que lo predican, y debieran guiar los puntos de vista y el discernimiento de todos los que tienen el privilegio de escucharlo regularmente: as entendern que el Evangelio de Dios es un mensaje del cielo, pero no absolutamente nuevo, antes al contrario, slo el cumplimiento de la promesa del Antiguo Testamento; que no slo es Cristo el gran tema de l, sino que lo es en la misma naturaleza de Dios como Hijo suyo propio, y en la naturaleza de los hombres como participante de ellos: el Hijo de Dios que ahora ha resucitado con poder y ha sido investido de la autoridad para dispensar toda gracia a los hombres y todos los dones para el establecimiento y la edificacin de la iglesia: Cristo la justicia proveda por Dios para la justificacin de todos los que creen en su nombre; y que en este glorioso evangelio, cuando se predica como tal, reside el mismo poder de Dios para salvar al judo as como al gentil que lo acepte. (3) Que, mientras que Cristo ha de ser considerado como el conducto ordenado de toda gracia de Dios a los hombres (v. 8), nadie se imagine que la propia divinidad de l sea en ningn respecto comprometida por este arreglo, puesto que est l expresamente asociado con Dios el Padre, en la oracin (v. 7) porque la gracia y paz (inclusive todas las bendiciones espirituales) reposen sobre esta iglesia de Roma. (4) Mientras que esta epstola ensea, de conformidad con la enseanza de nuestro Seor mismo, que toda la salvacin depende de la fe, esto es slo una verdad a medias, y sin duda dar aliento a la autojustificacin, si se desasocia con otro rasgo de la misma verdad aqu explcitamente enseado, a saber, que esta fe es el propio don de Dios, por lo cual conformemente, en el caso de los creyentes romanos, l da gracias a su Dios por Jesucristo (v. 8). (5) La comunin cristiana, as como toda comunin verdadera, es un beneficio mutuo, y como no es posible que ni los ms eminentes santos y siervos del Seor impartan refrigerio o provecho alguno al ms indigno de sus hermanos sin experimentar una rica recompensa dentro de ellos mismos, as exactamente en proporcin a su humildad y su amor sentirn ellos su necesidad de la comunin cristiana y se gozarn en ella. POR QUE ESTA GRACIA PROVISTA DIVINAMENTE HACE FALTA A TODOS LOS HOMBRES (v. 18). 18. Porque manifiesta es la ira de Dios del cieloSu santo desagrado y su justa venganza contra el pecado estn revelados en la conciencia de los hombres, y atestiguados por innumerables evidencias externas de un gobierno moral. contra toda impiedadEs decir contra toda su irreligiosidad, que significa el vivir sin estar conscientes de la existencia de Dios, y sin tener los debidos sentimientos para con l. e injusticia de los hombrestodas sus desviaciones de la rectitud moral en el corazn, el habla y la conducta. (As deben ser distinguidos estos trminos cuando se usan juntos, aunque, estando solos, cualquiera de ellos puede incluir el otro.) ESTA IRA DE DIOS, REVELADA CONTRA TODA INIQUIDAD, SE CIERNE SOBRE TODO EL MUNDO PAGANO. (vv. 18-32). 18. que detienen la verdad con injusticiaEl apstol, aunque empez este versculo con el propsito de incluir a todos los hombres en general, se limita en la ltima parte del mismo a una sola de las dos grandes divisiones de la humanidad, a quien quera aplicarla, entrando as suavemente a su argumento. Pero antes de enumerar las iniquidades de ellos, vuelve al origen de les mismas: el tratar de sofocar la luz que aun les quedaba. Como las tinieblas les ensombrecen la mente, as la impotencia toma posesin del corazn, cuando la voz apacible de la conciencia primero es desoda, luego contrariada, y por fin sistemticamente queda adormecida. As pues, la verdad que Dios dej con el hombre y en el hombre, en vez de tener libre espacio para desarrollarse, en este caso es obstruida (comp. Mat_6:22-23; Eph_4:17-18). 19. Porque lo que de Dios se conoce, a ellos es manifiesto; porque Dios se lo manifestEn el siguiente versculo el apstol explica el significado de esta aseveracin.

20. las cosas invisibles de l se echan de veres decir la mente contempla con claridad lo que el ojo no puede discernir. su eterna potencia y divinidadVe que hay un Eterno Poder, y que ste no es la mera fuerza ciega, ni el pantesta espritu de Natura, sino el poder de la Divinidad viviente. siendo entendidas por las cosas que son hechasAs que la creacin externa no es la progenitora, sino la intrprete de nuestra fe en Dios. Dicha fe tiene su origen primordial dentro de nosotros mismos (v. 19); pero viene a ser una conviccin inteligible y articulada slo por medio de lo que observamos en nuestro derredor (por las cosas que son hechas, v. 20). En esta forma, la revelacin interna y la externa de Dios se complementan la una con la otra, y ambas producen la conviccin universal e inmutable de que Dios existe. (Con esta notable declaracin apostlica estn de acuerdo las ms recientes conclusiones hechas por los ms profundos estudiantes especulativos del Tesmo.) de modo que son inexcusablesSiendo toda su depravacin un alejamiento voluntario de la verdad as tan brillantemente revelada al espritu no sofisticado. 21. Porque habiendo conocido a Dios[esto es, mientras aun retenan algn conocimiento real de l, y antes de que se hundieran hasta la condicin que se describe en seguida] no le glorificaron como a Dios, ni dieron graciasNi le rindieron la adoracin que le era debida, ni le mostraron la gratitud que su beneficencia demandabaantes se desvanecieron [comp. Jer_2:5] en sus discursosen sus pensamientos, especulaciones, acerca de Dios: vase Mat_15:19; Luk_2:35; 1Co_3:20, griegoy el necio [insensato, estpido] corazn [esto es, todo el hombre interior] de ellos fu entenebrecidoCon cuanta erudicin se traza aqu la degeneracin progresiva del alma humana! 22, 23. Dicindose [jactndose, pretendiendo] ser sabios, se hicieron fatuosEs la naturaleza invariable de la idea errnea en la moral y la religin, que los hombres se jactan de haberla inventado y que la ensalzan por sabidura. As como los paganos, 1Co_1:21. [Tholuck.] Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en [o por] semejanza de imagen de hombre corruptibleLa alusin aqu es sin duda al culto griego, y puede ser que el apstol tuviese presente aquellas exquisitas cinceladuras en forma humana que yacan tan profusamente en su derredor cuando l estaba en el Arepago y miraba sus santuarios. (vase nota, Act_17:29.) Pero como si aqulla no fuera degradacin bastante profunda del Dios viviente, se encontr con una an ms baja. y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientescuadrpedos y reptiles refirindose ahora al culto egipcio y oriental. Frente a estas declaraciones del descenso de la creencia religiosa del hombre, desde conceptos superiores del Ser Supremo hasta los ms bajos y degradantes, hay expositores de esta misma Epstola (como Reiche y Jowett) que, no creyendo ni en la cada de la inocencia original, ni en las nobles huellas de aquella inocencia que permanecieron aun despus de la cada y que fueron slo gradualmente borradas por la violencia temeraria contra los dictados de la conciencia, sostienen que la historia religiosa del hombre ha sido siempre una lucha por ascender, desde las formas ms bajas del culto a la naturaleza, propias de la niez de la raza, hasta la que es ms racional y espiritual. 24. Por lo cual tambin Dios [en justa retribucin] los entregEste abandono divino del hombre est notablemente trazado en tres grados sucesivos, sealado cada paso con la misma palabra, que se traduce por entreg (v. 24; v. 26; y v. 28). Como ellos desertaron de Dios, Dios a su vez los abandon a ellos: no dndoles leyes divinas (esto es, sobrenaturales), y dejndolos que corrompiesen aun las que eran humanas; no envindoles profetas, y permitiendo a los filsofos que siguiesen los mayores absurdos. Los dej obrar segn sus propias deseos, hasta que llegaron al grado ms vil, de modo que los que no haban honrado a Dios se deshonraron a s mismos. [Grocio.] 25. Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira [es decir, la verdad tocante a Dios la cambiaron en mentira idoltrica] honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Criador [Creador]Pretendiendo meramente adorar al Creador por medio de la criatura, pronto llegaron a perder de vista al Creador en la criatura. Cun agravante es la culpa de la

iglesia de Roma, que, bajo este ftil pretexto, hace desvergonzadamente aquello por lo cual aqu se condena a los paganos, y lo hace teniendo la luz que los paganos nunca tuvieron! el cual es bendito por los siglos. AmnCon esta doxologa el apstol instintivamente alivia el sentido de horror que al escribir tales cosas se encendi en su pecho; ejemplo que debiera ser emulado por los que son llamados para condenar tal deshonra hecha al bendito Dios. 26, 27. Por esto Dios los entregVase nota, v. 24. pues aun sus mujeresAquel sexo cuya sin par joya y adorno ms hermoso es la modestia, y que, perdida sta, no slo se vuelve ms desvergonzado que el otro sexo, sino que ya vive solamente para arrastrar al otro sexo hasta su nivel. mudaron el natural usoLas prcticas aqu aludidas, abundantemente atestiguadas por los escritores clsicos, no pueden ser ilustradas ms que con lo dicho, sin tocar aquellas cosas que ni deben nombrarse entre nosotros, como conviene a los santos. Pero ntese cmo el vicio mismo est aqu consumindose y gastndose. Cuando las pasiones, azotadas por la violenta y continuada indulgencia en los vicios naturales, se volvieron impotentes para dar el goce deseado, se aprovecharon de los estmulos artificiales para la prctica de vicios antinaturales y monstruosos. Cun temprano estas cosas se desarrollaron plenamente en la historia del mundo, el caso de Sodoma lo revela patticamente; y a causa de tales abominaciones, siglos despus, la tierra de Canan vomit a sus antiguos habitantes. Muchsimo tiempo antes que fuera escrito este captulo, los lesbios y otros de la refinada Grecia estuvieron lozaneando en semejantes corrupciones; en cuanto a los romanos, Tcito, hablando del emperador Tiberio, nos dice que se tenan que inventar palabras nuevas para expresar las nuevas formas inventadas para estimular las pasiones debilitadas. No es de extraarse que, enferma y moribunda as como estaba esta pobre humanidad nuestra, bajo la ms adelantada cultura terrenal, su universal clamor por el blsamo de Galaad, y el llamado macednico, Pasa ac y aydanos, conmoviera el corazn de los misioneros de la cruz, e hiciera que no se avergonzasen del Evangelio de Cristo! recibiendo en s mismos la recompensa que convino a su extravoAludiendo a las muchas maneras fsicas y morales en que, bajo el justo gobierno de Dios, el vicio se vengaba de s mismo. 28-31. los entreg (vase nota, v. 24) para hacer lo que no convienees decir, lo indecoroso, lo vergonzoso. aborrecedores de DiosEl vocablo comnmente significa aborrecidos de Dios, sentido que algunos prefieren ya que expresa lo detestable que es el carcter de ellos delante de Dios (comp. Pro_22:14; Psa_73:20). Pero el sentido activo de la palabra, adoptado en nuestra versin y por la mayora de los expositores, si bien raro, concuerda mejor acaso con el contexto. 32. habiendo entendido [por la voz de la conciencia, cap. 2:14, 15] el juicio de Dios [la severa ley del proceder divino] que los que hacen tales cosas son dignos de muerte Expresin usada aqu en su ms amplio sentido conocido, como el clmax de la venganza divina contra el pecado: vase Act_28:4. no slo las hacenaquellas acciones que podran haber hecho bajo la presin de la tentacin y en el calor de la pasin. mas aun consienten [se complacen] a los que las hacenPoniendo deliberadamente su sello de aprobacin en tales acciones animando y aplaudiendo el hecho de que otros las hagan. Este es el punto culminante de las acusaciones del apstol contra los paganos; y si las cosas llegan al clmax de su negrura, esta determinada y vergonzosa satisfaccin, aparte de todos los efectos cegadores de la pasin presente, debe ser considerada como el rasgo ms negro de la depravacin humana. En cuanto a esta seccin, ntese: (1) La ira de Dios contra el pecado tiene toda la terrible realidad de una revelacin del cielo, la cual resuena en la conciencia de los hombres al contemplar las miserias en que se hunden los impos, y la venganza que el gobierno moral de Dios, tarde o temprano, enviar sobre todos los que lo violan; as que esta ira de Dios no se limita a los crmenes flagrantes, ni a las ms crasas manifestaciones de la depravacin humana, sino que se revela contra todas las violaciones de la ley divina de cualquier naturaleza: contra toda impiedad, as como contra toda injusticia de los hombres, contra cualquier caso omiso que se haga de Dios en el transcurso de la vida, as como contra toda

desviacin de la rectitud moral; y por tanto, puesto que ningn hijo de Adn puede pretender que no haya practicado la impiedad ni la injusticia, se sigue que, aunque en diferentes grados, todo ser humano est implicado en el terrible alcance de la ira de Dios (v. 18). El apstol coloca esta tremenda verdad a la cabeza de su argumento sobre la justificacin por la fe, a fin de que sobre la base de la condenacin universal pueda levantar el edificio de una libre salvacin universal; ni puede el evangelio ser predicado ni aceptado, salvo en su carcter de buenas nuevas de salvacin a los que estn igualmente perdidos. (2) No debemos engrandecer la revelacin sobrenatural que a Dios plugo hacer de s mismo, por medio de la familia de Abrahn, a la raza humana, en menoscabo de aquella revelacin anterior y, en s, lustrosa que Dios hizo a toda familia humana por medio de la misma naturaleza de ellos y la creacin que los rodeaba. Sin esta revelacin aqulla hubiera sido imposible y los que fueron favorecidos con la primera revelacin se hallarn sin excusa si son sordos a la voz, y ciegos a la gloria de la segunda (vv. 19, 20). (3) La tercera oposicin a la luz tiene una tendencia retributiva de entorpecer las percepciones morales y de debilitar la capacidad para entender y aprobar la verdad y la bondad; y de este modo se prepara el alma para entregarse, hasta un grado indeterminado, al error y al pecado (v. 21, etc.). (4) El orgullo de la sabidurael que es una evidencia convincente de la falta de ellade suyo hace imposible la recepcin de la misma (v. 22; y vase Mat_11:25; 1Co_3:18-20). (5) As como la idolatra, aun en sus formas ms plausibles, es el fruto de conceptos indignos de la divinidad, as sus efectos naturales son el viciar y rebajar aun ms los conceptos religiosos; y no hay profundidades de degradacin demasiado bajas y repugnantes para que las ideas humanas de la divinidad no se degeneren hasta ellas, si su temperamento natural y las circunstancias que les rodean son favorables a su desarrollo sin freno (vv. 23, 25). El apstol estaba pensando en Grecia y en Egipto mientras redactaba esta descripcin. Pero todos los paganismos del oriente en este da atestiguan la exactitud de ella, desde la idolatra ms refinada de la India y la practicada en China, que es ms simple y torpe, hasta los infantiles rudimentos del culto a la naturaleza predominante entre los salvajes. Ay! El cristianismo mismo ofrece una ilustracin melanclica de esta verdad; el constante uso de imgenes materiales en la iglesia de Roma y el carcter materialista y sensual de su culto entero (para no decir nada del servicio aun ms ofensivo y estpido de la iglesia griega), que adulteran las ideas religiosas de millones de cristianos nominales, rebajando todo el carcter y el tono moral del cristianismo as representado entre su inmenso gremio. (6) La corrupcin invariablemente sigue a la degeneracin religiosa. La grosera de la idolatra pagana est igualada solamente por el carcter repugnante y la extensin asombrosa de las inmoralidades que ella propagaba y consagraba (vv. 24, 26, 27). Y tan marcadamente se ve todo esto en el oriente hoy en da en todos sus rasgos esenciales, que (como dice Hodge) los misioneros muchas veces han sido acusados por los nativos de haber falsificado toda la ltima parte de este captulo, pues no podan creer que fuese posible que se escribiera dieciocho siglos antes una descripcin tan exacta de ellos mismos. Los reinos de Israel y de Jud dan una ilustracin notable de la conexin inseparable entre la religin y la moral. Israel corrompi y rebaj el culto rendido a Jehov, y los pecados de que fueron acusados fueron mayormente de la clase ms grosera incluyendo la intemperancia y la sensualidad. A Jud, que permaneci fiel al culto puro por largo tiempo, se le reproch mayormente el formalismo y la hipocresa; y slo cuando hubieron cado en la idolatra que practicaban sus vecinos idlatras, se hundieron en los vicios de ellos. Y no se puede hacer una distincin similar entre las dos grandes divisiones del cristianismo, la papista y la protestante? Para hacer la prueba de esto, no debemos mirar al papismo, rodeado como est de la presencia y el poder del protestantismo e infludo del mismo; ni al protestantismo bajo toda suerte de desventaja interna y externa. Pero examnese el romanismo desde el punto de vista de la libertad sin freno de que goza para desarrollar su verdadero carcter, a fin de ver si la impureza no contamina a la sociedad hasta el corazn, penetrando as a las clases ms altas como a las ms bajas; y luego que se mire al protestantismo desde este mismo punto de vista all donde goza de las mismas ventajas para

ver si no se distingue por su norma comparativamente alta de virtud social. (7) El tomar placer en lo que es pecaminoso y vicioso, por amor a lo mismo, y sabiendo que lo es, es el plano ltimo y ms bajo de la temeridad humana (v. 32). Pero (8) este conocimiento nunca qued del todo apagado en el pecho del hombre. Mientras le quede el poder del raciocinio, todava hay una voz apacible en el peor de los hombres, que protesta, en nombre de aquel Poder que la implant, diciendo: Que los que hacen tales cosas son dignos de muerte (v. 32).

Rom 2:1-29 CAPITULO 2 EL JUDIO BAJO LA MISMA CONDENACION QUE EL GENTIL. El apstol, despus de dirigirse a los de afuera, ahora vuelve a los que estn dentro del gremio de la religin revelada, es decir, a los judos, que se jactaban de su justicia, los cuales menospreciaban a los paganos considerndolos ajenos al pacto y excludos del gremio de las misericordias de Dios, dentro del cual se crean seguros, por inconsecuentes, sin embargo, que fuesen sus vidas. Ay! Cuntos abrigan semejante creencia fatal, y tienen una actitud similar en la iglesia cristiana! 4. su benignidad te gua a arrepentimientoes decir, se ha diseado y adoptado para este fin. 5. atesoras para ti mismo ira para [en] el da de la iraEs decir, la ira que te sobrevendr en el da de la ira. Qu idea ms terrible est aqu expresada: que el pecador mismo est acumulando como si fuese un tesoro, una abundancia siempre creciente de ira divina, que le irrumpir en el da de la revelacin del justo juicio de Dios! Y esto est dicho no de los temerarios, sino de los que se jactan de su pureza de fe y de vida. 7-10. A los que La substancia de estos versculos es que el juicio final se efectuar basndose en el carcter solamente. perseverando en bien hacervase Luk_8:15 : Mas la que en buena tierra, stos son los que con corazn bueno y recto retienen la palabra oda, y llevan fruto en paciencia; denotando el carcter duradero y progresivo de la vida nueva. Mas a los que son contenciosos, y no obedecen a la verdadIndicando la resistencia aguda y determinada en contra del evangelio, la que observ con pena que fu practicada de parte de sus connacionales. Vase Act_13:44-46; Act_17:5, Act_17:13; Act_18:6, Act_18:12; y comp. 1Th_2:15-16. enojo e iraen el pecho del Dios que venga el pecado. tribulacin y angustiao sea, el efecto de aqullas en el pecador mismo. el Judo primeramenteEl ser el primero en la perdicin, en caso de ser infiel; pero si obedece a la verdad, ser el primero en la salvacin (v. 10). 11, 12. Porque todos los que sin leyesto es, sin la ventaja de una revelacin positiva pecaronno todos los que alguna vez hayan pecado, sino cuantos se hallen en pecado en el juicio del gran da (como todo el contexto demuestra). sin ley tambin perecernexentos de la acusacin de haberla rechazado o descuidado. los que en la ley pecarondentro del gremio de una positiva revelacin escrita. 13-15. Porque no los oidores de la ley mas los hacedores, etc.Tocante a los judos, en cuyos odos la ley escrita continuamente resonaba, la condenacin de cuantos de ellos sean pecadores en el ltimo da, no envuelve dificultad alguna; pero aun con respecto a los paganos, que son extranjeros a la ley en su forma positiva y escritapuesto que ellos demuestran cun hondamente la ley est grabada en su naturaleza moral, y testifica dentro de ellos a favor de la justicia y en contra de la iniquidad, acusndolos o condenndolos segn hayan violado u

obedecido sus severos dictadossu condenacin tambin por todo el pecado en que ellos viven y mueren, llevar su terrible eco en el propio corazn de ellos. acusndose y tambin excusndose sus pensamientosTal vez haciendo ambas cosas por turnos. 16. En el daAqu se resume y se concluye la declaracin incompleta del v. 12. que juzgar el Seor lo encubierto de los hombresSe refiere especialmente a las insondables profundidades de hipocresa de los fariseos con que tuvo que tratar el apstol. (Vase Ecc_12:14; 1Co_4:5.) conforme a mi evangelioa mi enseanza como predicador del Evangelio. 17-24.He aquPero si, es sin duda la leccin correcta aqu. (Difiere en una sola letra de la leccin del texto recibido. y el sentido es el mismo.) apruebas lo mejorVariante: pruebas las cosas que difieren. Los dos sentidos son correctos, y en efecto aqul no es sino el resultado de ste. Vase nota, Phi_1:10. tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la leyno siendo dejados, como los paganos, a la vaga conjetura tocante a las cosas divinas, sino siendo favorecidos con una informacin definida y precisa desde el cielo. T, que abominas los dolos [como hicieron los judos siempre desde su cautiverio, aunque los honraron antes] cometes sacrilegio?no, como algunos intrpretes excelentes entienden, saqueas templos? sino ms en general, como nosotros lo entendemos, profanas las cosas santas? (como en Mat_21:12-13, y de otras maneras). como est escrito(Vase Isa_52:5.) 25-29. Porque la circuncisin en verdad aprovechaes decir, el que uno est dentro del pacto del cual la circuncisin era el signo y el sello externos. mas si eres rebeldees decir: De otro modo, no eres mejor que el pagano incircunciso. De manera que, si el incircunciso guardare la leySe han dado, pensamos, dos interpretaciones errneas a estas palabras: la primera es, que el caso aqu supuesto es un caso imposible, y se da solamente como ilustracin [Haldane, Chalmers, Hodge]; la segunda, que se trata de los paganos que pueden agradar y agradan a Dios cuando obran, como lo han hecho y lo hacen, a la medida de la luz de la naturaleza [Grocio, Olshausen, etc.]. La primera interpretacin, a nuestro juicio, es forzada; la segunda contraria a las enseanzas propias del apstol. Pero el caso aqu presentado, opinamos, es como aquel de Cornelio (Hechos 10) quien, habiendo estado fuera del gremio externo del pacto de Dios, haba llegado al conocimiento de las verdades habidas en el pacto, y ahora manifiesta la gracia del pacto sin el sello del mismo, y da ejemplo del carcter y conducta de los hijos de Abrahn, aun cuando no son llamados por el nombre de Abrahn. De modo que, esto no es sino otra manera de anunciar que Dios estaba por demostrar la insuficiencia del mero distintivo del pacto abrahmico, llamando de entre los gentiles una simiente de Abrahn que nunca haba recibido el sello de la circuncisin (vase nota, Gal_5:6); y esta interpretacin est confirmada por todo lo que sigue. no es Judo el que lo es en manifiestoEn otras palabras, el nombre de judo y el rito de la circuncisin fueron designados como smbolos externos de una separacin del mundo irreligioso e impo a una santa devocin de corazn y vida al Dios de la salvacin. Donde se realiza este propsito, los signos son de significancia; pero cuando no, son peores que intiles. Ntese: (1) Es una triste seal de depravacin cuando todo lo que ha sido diseado para ablandar el corazn, solamente lo endurece (v. 4, y comp. 2Pe_3:9; Ecc_8:11). (2) No obstante las oportunidades religiosas desiguales que han sido dadas a los hombres y de la influencia misteriosa que ejercen las mismas en el carcter y el eterno destino de ellos, los grandes principios del juicio, de acuerdo con lo que corresponde a cada uno, sern aplicados a todos, y la perfecta justicia se ver reinar al travs de todos los aspectos de la divina administracin (vv. 11-16). (3) La ley escrita en los corazones (vv. 14, 15)o sea, la tica de la teologa naturalse puede decir que es el nico fundamento profundo en que descansa toda la religin revelada; y vase la nota del cap. 1:19, 20, donde tenemos lo que podemos llamar sus dems cimientos: la fsica y la metafsica de la teologa natural. El testimonio de estos dos pasajes es al telogo de valor inestimable, mientras que en el pecho de todo cristiano dcil despiertan ecos tan profundos que son inexpresablemente solemnes y preciosos. (4) Las profesiones religiosas hechas con

arrogancia, agravan ms las inconsecuencias de los que las hacen (vv. 17-24). Comprese 2Sa_12:14. (5) Por cuanto ningunos privilegios externos, ni el sello distintivo del discipulado, proteger al impo de la ira de Dios, tampoco la falta de tales cosas excluyen del reino de Dios a aquellos que, sin tales privilegios y sellos, hayan experimentado el cambio en su corazn, simbolizado a propsito por los sellos del pacto de Dios. A los ojos del gran Escudriador de corazones, el Juez de vivos y de muertos, la renovacin del carcter en el corazn y la vida comprende todos los aspectos. En vista de esto, no tienen necesidad aquellos discpulos bautizados y que toman la cena del Seor Jess, que profesan que conocen a Dios y con sus obras lo niegan, de temblar, los cuales bajo su capa de amigos, son enemigos de la cruz de Cristo? Rom 3:1-31 CAPITULO 3 1-8. LAS OBJECIONES JUDAICAS CONTESTADAS. 1, 2. Qu, pues, tiene ms el Judo?Es decir: Si el juicio final gira solamente sobre el estado del corazn, y ste puede ser tan bueno en el gentil, quien se halla fuera del santo recinto del pacto de Dios, como en el judo quien se halla dentro del mismo, qu mejores ventajas tenemos nosotros los judos? Respuesta: Mucho en todas maneras. Lo primero [la ventaja principal] ciertamente, que la palabra de Dios les ha sido confiadaEsta notable expresin, que significa comunicaciones divinas en general, se usa con respecto a las Escrituras para expresar su carcter autoritativo, divino y dogmtico. 3, 4. Pues qu si algunos de ellos han sido incrdulos?Es la incredulidad de toda la nacin como tal, lo que el apstol seala; pero como era suficiente para el argumento expresar la suposicin de una manera suave, emplea la palabra algunos para ablandar el prejuicio. la incredulidad de ellos habr hecho vana [anulado, invalidado] la verdad [o fidelidad] de Dios? En ninguna maneralit., No sea as (lo opuesto de amn), expresin favorita de nuestro apstol, cuando quera no slo repudiar un resultado supuesto de su doctrina, sino tambin expresar su aborrecimiento por dicha idea. antes bien sea Dios [tenido por] verdadero, mas todo hombre mentirosoSea Dios tenido por veraz, aunque por ello se entienda que todo hombre es falaz. cuando de ti se juzgareTenido por puro en tu juicio (Psa_51:4); segn la versin de los Setenta: cuando eres [o seas] juzgado; pero en el hebreo es: cuando t juzgas. El sentimiento general, sin embargo, es el mismo en todo caso; hemos de vindicar la justicia de Dios, custenos lo que nos costare a nosotros mismos. 5, 6. Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de DiosTenemos aqu otra objecin, o sea: Parecera, entonces que cuanto ms infieles somos, tanto ms ilustre se ostentar la fidelidad de Dios; y en tal caso, el que se vengara de nosotros por nuestra infidelidad sera (hablando profanamente como hablan los hombres) como si l obrara injusticia. Respuesta: En ninguna manera [lejos sea de nosotros tal pensamiento], de otra suerte cmo juzgara Dios el mundo?Pues tal cosa destruira todo juicio futuro. 7, 8. Empero [porque] si la verdad de Dios, etc.Aqu se halla otra ilustracin del mismo sentimiento, a saber: Tal raciocinio llega a esto (de lo cual se nos acusa calumniosamente de ensear a nosotros los que predicamos la salvacin por la gracia) que cuanto ms pecado hacemos, tanto ms gloria redundar a Dios; siendo ste un principio condenable. (As que el apstol, en vez de refutar este principio, cree que es suficiente exhibirlo para su execracin, ya que est en contra de la moral.) Sobre esta breve seccin, ntese: (1) La importancia que se da a las Escrituras. En respuesta a la pregunta, qu ventaja tiene el judo? o, qu provecho tiene la circuncisin?, los que abrazan las interpretaciones romanistas sin duda han puesto

mucho hincapi en el sacerdocio, como la gloria de la dispensacin judaica. Pero en la estimacin del apstol, los orculos de Dios eran lo ms valioso de la antigua iglesia (vv. 1, 2). (2) Los eternos propsitos de Dios y el libre albedro del hombre, as como tambin la doctrina de la salvacin por la gracia y las inalterables obligaciones de la ley, son temas que han sido acusados de inconsecuencia por los que no se doblegan a ninguna verdad que su propia razn no pueda profundizar. Pero en medio de las nubes y la oscuridad de que estn rodeadas, con este presente estado, la divina administracin y otras muchas verdades de la Biblia, se hallar que los principios tan anchos y tan profundos como los aqu asentados, que brillan con su propio lustre, son el ncora de nuestra fe. Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; y de cuantos creyentes en la salvacin por la gracia digan: Hagamos males para que vengan bienes, su condenacin es justa. 9-20. QUE EL JUDIO ESTA ENCERRADO EN LA MISMA CONDENACION QUE EL GENTIL ESTA PROBADO POR SUS PROPIAS ESCRITURAS. 9. Smos mejores que ellos? (les sobresalimos a ellos?) En ninguna manera(No es la misma expresin que se us en los vv. 4, 6.Nota del Trad.) Ciertamente los judos estaban en mejores circunstancias, por cuanto tenan la palabra de Dios con que instruirse mejor; pero como no eran mejores, aquello solamente agravaba su culpabilidad. 10-12. Como est escrito(Psa_14:1-3; Psa_53:1-3). El que el apstol citara estos dichos del salmista habr sido por causa de las manifestaciones particulares de la depravacin humana que ocurran delante de sus ojos; pero como ello no haca sino demostrar lo que es el hombre desenfrenado, en su condicin actual, resultaron bien pertinentes para el propsito del apstol. 13-18. Sepulcro abiertoDe lo general el apstol viene a lo particular, entresacando de diferentes partes de las Escrituras pasajes que hablan de la depravacin en cuanto a sus efectos en los diferentes miembros del cuerpo, como para demostrar lastimeramente cmo desde las plantas de los pies aun hasta la mollera no hay salud en nosotros. es su garganta(Psa_5:9), es decir: Cuanto sale del corazn y halla expresin por medio del habla o la accin de la garganta, es como la exhalacin pestilencial de una tumba abierta. Con sus lenguas tratan engaosamente(Psa_5:9): Esto es, Aquella lengua que es la gloria del hombre (Psa_16:9; Psa_57:8) queda prostituda para fines de engao. Veneno de spides est debajo de sus labios(Psa_140:3), es decir, Aquellos labios que debieran destilar como un panal de miel, y alimentar a muchos, y dar gracias a su nombre (Son_4:11; Pro_10:21; Heb_13:15), se emplean para secretar e inyectar veneno. Cuya boca est llena de maledicencia(Psa_10:7): Aquella boca que debiera ser la ms dulce (Son_5:16), siendo inflamada del infierno (Jam_3:6), se llena de ardiente ira contra aquellos a quienes debiera solamente bendecir. Sus pies son ligeros a derramar sangre(Pro_1:16; Isa_59:7): Es decir, Los pies, que debieran correr por el camino de los mandamientos de Dios (Psa_119:32), se emplean para guiar a los hombres a cometer el ms negro crimen. Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos; Y camino de paz no conocieron Este es un dicho suplementario acerca de los caminos de los hombres, sugerido por lo que se dijo de los pies, y expresa la maldad y la miseria que los hombres siembran en su camino, en lugar de aquella paz que no pueden difundir por no conocerla. No hay temor de Dios delante de sus ojos(Psa_36:1) Es decir, Si los ojos slo vieran al que es invisible(Heb_11:27), un temor reverencial hacia aquel con quien tendrn que verse, purificara todo gozo y elevara al alma de sus mayores depresiones; pero a todo esto el hombre natural es ajeno. Cun grfico es este cuadro de la depravacin humana, que penetra la vida al travs de cada uno de los varios rganos del cuerpo; pero cun pequea parte de lo perverso y engaoso que est dentro del corazn (Jer_17:9) sale fuera del hombre! (Mar_7:21-23; Psa_19:12). Empero sabemos lo que la ley [esto es, las Escrituras, consideradas como la ley del deber] dice a

los que estn en la leyPor supuesto, refirindose a los judos. para que toda boca [abierta en la justificacin propia] se tape, y que todo el mundo se sujete a DiosQue llegue a ser, o se reconozca sujeto a juicio y expuesto a condenacin. 20. Porque por las obras de [obediencia a] la ley ninguna carne se justificarEsto es no ser justificada, o considerada y tratada como justa, como est patente por todo el alcance y tenor del argumento. delante de lEs decir, en su tribunal (Psa_143:2). por la ley es el conocimiento del pecadoVase nota caps. 4:15 y 7:7; 1Jo_3:4)Ntese: Cun amplia y profundamente asienta aqu el apstol los fundamentos de su gran doctrina de la justificacin por la graciaen el desorden de toda la naturaleza del hombre, la consiguiente universalidad de la culpa humana, la condenacin de todo el mundo por causa de la violacin de la ley divina y la imposibilidad de la justificacin delante de Dios por la obediencia a aquella ley violada! Slo cuando se aceptan y se sienten estas humillantes conclusiones, estamos en condicin de apreciar y de abrazar la gracia del Evangelio, la cual es revelada en los versculos siguientes: 21-26. LA JUSTICIA JUSTIFICADORA DE DIOS, POR LA FE EN JESUCRISTO, ADAPTADA A NUESTRAS NECESIDADES Y, A LA VEZ, DIGNA DE EL MISMO. 21-23. Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios(Vase nota, cap. 1:17), esto es, una justicia a la cual nuestra obediencia a la ley no contribuye absolutamente nada (v. 28; Gal_2:16). se ha manifestado, testificada [atestiguada] por la ley y por los profetaso sean las Escrituras del Antiguo Testamento. As que esta justicia que justifica, si bien nueva, por no estar antes plenamente manifestada, es en verdad una justicia antigua, predicha y prefigurada en el Antiguo Testamento. por la fe de [eso es en] Jesucristo, para todos (y sobre todos) los que creen en lEsto es, acaso, dado a conocer el Evangelio a todos, pero en efecto sobre todos los creyentes, como cosa suya poseda [Lutero, etc.]; pero la mayora de los intrpretes entienden que ambas frases tratan de los creyentes, como una manera enftica de decir que todos los creyentes, sin excepcin ni distincin, llegan a poseer esta justificacin gratuita, puramente por la fe en Cristo Jess. porque no hay diferencia; por cuanto todos pecaronAunque los hombres difieren grandemente en la naturaleza y la extensin de su pecaminosidad, absolutamente no hay diferencia entre los mejores y los peores, en el hecho de que todos pecaron, y as estn bajo la ira de Dios. y estn destitudos de la gloria [alabanza] de Diosesto es no han merecido su aprobacin (comp. Joh_12:43). Esta es la opinin de la mayora de los intrpretes. (Estn destitudos no es una traduccin feliz del verbo griego, el que significa carecer. Nota del Trad.) Siendo justificados gratuitamente [sin hacer nada de nuestra parte para merecerlo] por su gracia [por su puro amor] por la redencin que es en Cristo JessUna frase importantsima, que nos ensea que aunque la justificacin es bien gratuita, no es un mero fat de la voluntad divina, sino que se basa en una redencin, es decir, en el pago de un rescate, en la muerte de Cristo. Que ste es el sentido de la palabra redencin, cuando se aplica a la muerte de Cristo, aparecer claro a todo estudiante imparcial de los textos en donde se emplea. 25, 26. Al cual Dios ha propuesto en [para] propiciacin [o sacrificio propiciatorio] por la fe en su sangreAlgunos de los mejores intrpretes, notando que la frase comn es fe sobre, en el griego, y no fe en, quisieran colocar una coma despus de fe, y entender las palabras como si estuviesen escritas as: en propiciacin en su sangre por la fe. Pero fe en Cristo se usa en Gal_3:26 y en Eph_1:15; y fe en su sangre es el sentido natural y propio aqu. para manifestacin de su justicia, atento a haber pasado por alto [por la pretermisin de] los pecados pasadosNo los pecados cometidos por el creyente antes de abrazar el cristianismo, sino los pecados cometidos bajo la antigua dispensacin, antes que viniera Cristo para quitar el pecado por el sacrificio de s mismo. en su pacienciaen la paciencia (o longanimidad) de Dios. Dios no los remita, sino solamente se abstena de castigarlos, pasndolos por alto, hasta que fuese hecha adecuada expiacin por ellos. Al no imputarlos as,

Dios era justo, pero no apareca como justo; no haba habido manifestacin de su justicia al hacerlo bajo la antigua dispensacin. Pero ahora que Dios puede proporcionar a Cristo en expiacin por el pecado por fe en su sangre, la justicia de su proceder en haber pasado por alto los pecados de los creyentes antes, y en remitrselos ahora, queda manifestada, declarada, hecha plenamente notoria a todo el mundo. Con la mira de [para] manifestar su justicia en este tiempo [por vez primera, bajo el evangelio]: para que l sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de JessGloriosa paradoja! El que sea justo al castigar, y misericordioso al perdonar, el hombre puede entender; pero que Dios sea justo al justificar a los culpables, esto les sorprende. Pero la propiciacin por la fe en la sangre de Cristo resuelve la paradoja y armoniza los elementos discordantes. Porque por cuanto Dios ha hecho pecado por nosotros a aquel que no conoci pecado, la justicia goza de plena satisfaccin; y por cuanto nosotros somos hechos justicia de Dios en l, la misericordia alcanza el ms alto deleite de su corazn!Ntese: (1) Un solo medio de justificacin para el pecador se ensea asimismo en el Antiguo Testamento como en el Nuevo: slo que ms veladamente durante el crepsculo de la revelacin; para despus revelarse a la luz sin sombras en su da perfecto (v. 21). (2) Como no hay diferencia en la necesidad de la salvacin, tampoco la hay en la libertad de apropiarse de la que est provista. Los mejores necesitan ser salvados por la fe en Jesucristo; y los peores no necesitan ms que eso. Sobre esta base comn se hallan todos los pecadores salvos, y en ella quedaremos firmes para siempre (vv. 22-24). (3) De la sangre expiatoria de Cristo, el solo sacrificio propiciatorio que Dios ha propuesto ante los ojos de los culpables, la fe del pecador convencido se ase para la liberacin de la ira. Aunque l sabe que es justificado gratuitamente, por la gracia de Dios, slo por la redencin que es en Cristo Jess l puede hallar paz y descanso (v. 25). (4) La interpretacin exacta del estado de los creyentes bajo el Antiguo Testamento, no es el de una compaa de hombres perdonados, sino de hombres cuyos pecados, tolerados y pasados por alto en el nterin, esperaban una futura expiacin en el cumplimiento del tiempo (vv. 25, 26; vanse notas, Luk_9:31; Heb_9:15; Rom_11:39-40). 27-31. LAS INFERENCIAS DE LAS DOCTRINAS PRECEDENTES, Y UNA OBJECION REFUTADA. Inferencia primera: La jactancia est excluda por ste y no por otro medio de justificacin. 27. Dnde pues est la jactancia? Es excluda. Por cul ley? [basndose en qu principio o plan?] de las obras? No; mas por la ley de la fe. As que, conclumos, etc.Es la tendencia inevitable, cuando dependemos de nuestras propias obras, en menor o en mayor grado, para nuestra aceptacin ante Dios, el engendrar un espritu de jactancia. Que Dios alentara en alguna maana tal espritu en los pecadores, es increble. Esto pues declara como mentira toda forma de justificacin por las obras, mientras que la doctrina de que Nuestra fe recibe la justicia Que hace justo al pecador, manifiesta y enteramente excluye la jactancia; y esto es la mejor evidencia de su verisimilitud. Inferencia segunda: Este plan de salvacin, y ste solo, se adapta igualmente a judo y a gentil. Es Dios solamente Dios de los Judos? El plan de salvacin debe ser uno que se adapte igualmente a toda la familia del hombre cado; la doctrina de la justificacin por la fe es la nica que pone las bases de una religin universal; sta pues es otra prueba de su verisimilitud. Porque uno es Dios, el cual justificar [es decir que inalterablemente ha determinado que l justificar] por la fe la circuncisin, y por medio de la fe la incircuncisinTal vez esta variacin de diccin (de fe, y por fe) tiene por fin el expresar la misma verdad con mayor

nfasis (vase nota, v. 22); aunque Bengel piensa que se dice ser de fe la justificacin de los judos, por ser ellos herederos nacidos de la promesa, y se puede expresar que es por (medio de) la fe la justificacin de los gentiles, por haber estado ellos previamente ajenos a los pactos de la promesa, y haber sido admitidos a una nueva familia. Objecin: Luego deshacemos la ley por la fe?Es decir, Esta doctrina de la justificacin por la fe disuelve la obligacin de la ley? De ser as, no puede ser de Dios. Pero no abriguemos semejante pensamiento! Pues resulta precisamente ser lo contrario. En ninguna manera; antes establecemos la leySe observar aqu que, importante como era esta objecin, pues abra un amplio campo para ilustrar la gloria peculiar del evangelio, el apstol aqu no hace ms que rechazarla con indignacin, aunque tiene el propsito de reasumirla y discutirla en extenso, posteriormente en el argumento (cap. 6).Ntese: (1) Es un requisito fundamental de toda religin verdadera el que tienda a humillar al pecador y exaltar a Dios; y todo sistema que engendra el farisesmo y alienta la jactancia revela falsedad (vv. 27, 28). (2) La adaptabilidad del evangelio para ser una religin universal, bajo la cual se invita a los culpables de todo nombre y grado y se les garantiza amparo y reposo, es evidencia gloriosa de su veracidad (vv. 29, 30). (3) La gloria de la ley de Dios, en sus obligaciones inmutables y eternas, es plenamente comprendida por el pecador y entronizada en la profundidad de su alma solamente cuando, creyendo que aqul que no conoci pecado fu hecho pecado para salvarle, y vindose a s mismo hecho la justicia de Dios en Cristo. As que no invalidamos la ley por la fe; al contrario confirmamos la ley. (4) Este captulo, y en particular la segunda mitad de l, es la propia sede de la doctrina paulina de la justificacin, as como es donde se halla el gran texto que comprueba la doctrina protestante de la justificacin no a causa de la fe, sino slo por medio de la fe. [Philippi.] Asegurar esta doctrina y restablecerla en la fe y el afecto de la iglesia, ha valido todas las luchas sangrientas que cost a nuestros padres, y ser la sabidura y la seguridad, la vida y el vigor de las iglesias, el estar firmes en la libertad por la cual Cristo las ha libertado, y no volver a estar sujetas, ni en lo ms mnimo, a ningn yugo de servidumbre.

Rom 4:1-25 CAPITULO 4 LA PRECEDENTE DOCTRINA DE LA JUSTIFICACION POR LA FE ILUSTRADA POR EL ANTIGUO TESTAMENTO. En primer lugar: Abrahn fu justificado por la fe. 1-3. Qu, pues, diremos que hall Abraham nuestro padre segn la carne?Esto es, (como ensea el orden en el original) hall, en cuanto a (segn, o por medio de) la carne, es decir, por todos sus esfuerzos naturales o por su obediencia a la ley. (Es la opinin del Traductor que nuestra versin es ms correcta: segn la carne rige el padre, y no el verbo hall. Nota del Trad.) justificado por las obras, tiene de qu gloriarseSi las obras fueran la base de la justificacin de Abrahn, tendra de qu gloriarse; pero por cuanto es absolutamente cierto que ninguna de ellas tiene valor ante los ojos de Dios, se sigue que Abrahn no podra haber sido justificado por obras. Y con esto concuerdan las palabras de la Escritura. Porque qu dice la Escritura? Y crey Abraham a Dios, y le fu atribudo [es decir, su fe] a justicia(Gen_15:6.) Los expositores romanistas y protestantes arminianos hacen que esto signifique que Dios acept el acto de creer de parte de Abrahn, como substituto de la completa obediencia. Pero tal cosa est en contradiccin con todo el espritu y la letra de la enseanza del apstol. Al travs de todo su argumento, la fe est contrapuesta directamente a las obras, en el asunto de la justificaciny asimismo en los dos versculos siguientes. El sentido, pues, no puede ser que el mero acto de creerel cual en s es tanto una obra como cualquier otro caso de obediencia exigida (Joh_6:29; 1Jo_3:23)fuera imputado a Abrahn como equivalente a toda obediencia. El sentido claramente es, que Abrahn crey en las promesas que comprendan a Cristo (Gen_12:3; Gen_15:5, etc.), as como nosotros creemos en Cristo mismo; y en ambos casos, la fe es tan solamente el instrumento que nos pone en posesin de la bendicin gratuitamente impartida. 4, 5. Empero al que obra [cual jornalero], no se le cuenta el salario por merced [como asunto de favor], sino por deudacomo asunto de derecho. Mas al que no obra [el que deja de confiar en que Dios le aceptar de acuerdo con las obras], pero cree en aqul que justifica al impoSe arroja en brazos de la misericordia de aquel que justifica a los que merecen slo la condenacin. la fe le es contada por justiciaVase nota, v. 3. En segundo trmino: David canta la misma justificacin. 6-8. David dice ser bienaventurado el hombreLit., habla de la bienaventuranza del hombre al cual Dios atribuye justicia sin obrasA quien, aunque carece de buenas obras, sin embargo lo tiene por justo y le trata como justo. diciendo: Bienaventurados, etc. (Psa_32:1-2.) David aqu canta en trminos que expresan solamente las transgresiones perdonadas, el pecado encubierto, la iniquidad no imputada; pero como la bendicin negativa necesariamente incluye la positiva, lo dicho es pertinente. 9-12. Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisin?No debe decirse que todo esto se refiere a los circuncidados, y que por tanto no hay evidencia alguna de una manera general de parte de Dios de justificar a los hombres; porque la justificacin de Abrahn se efectu muchsimo tiempo antes de que fuera circuncidado, y no pudo haber tenido dependencia alguna de aquel rito; ms bien, la seal de la circuncisin le fu dada como

sello de la justicia (justificadora) que tena antes que fuera circuncidado, a fin de que se destacara en todas las edades como el padre de los creyentesel hombre modelo de la justificacin por la feconforme a cuyo tipo, como el primer ejemplo pblico de ello, haban de ser amoldados, fuesen judos o gentiles, todos los que desde entonces creyesen para vida eterna. 13-15. no por [medio de] la ley [en virtud de la obediencia de la ley] fu dadaEsto no es ms que una ampliacin del raciocinio anterior, aplicndose a la ley lo que se acababa de decir de la circuncisin. que sera heredero del mundoo, que todas las familias de la tierra sern bendecidas en l. sino por la justicia de la feEn virtud de su sencilla fe en las promesas divinas. Porque si los que son de la ley son los herederosSi la bendicin ha de ser ganada, o merecida, por la obediencia a la ley. vana es la feTodo el mtodo divino sera desvirtuado. 15. Porque la ley obra iraNo tiene nada que dar a los que la quebrantan sino la condenacin y la venganza. donde no hay ley, tampoco hay transgresinEs precisamente la ley que obra transgresin, en el caso de los que la infringen; ni puede existir la una sin la otra. 16, 17. Por tanto etc.Tenemos aqu un resumen general que significa que: La justificacin es por la fe, a fin de que su carcter puramente de gracia sea revelado, y que todos los que siguen en las pisadas de la fe de Abrahnsean o no de su simiente natural estn seguros de la misma justificacin de que goz el padre de los creyentes. Como est escrito(Gen_17:5.) Se cita este texto para justificar el que l llame a Abrahn el padre de todos nosotros, y debe ser tomado como un parntesis. delante [esto es, en la estimacin] de Dios, al cual creyAsmismo Abrahn, en la estimacin de aquel en quien crey, es el padre de todos nosotros, a fin de que a todos se les diese la seguridad de que si obran como l obr, sern tratados tambin como l. el cual da vida a los muertosLa naturaleza y la grandeza de aquella fe de Abrahn que hemos de emular estn aqu notablemente descritas. Siendo superior a la naturaleza lo que l debi creer, su fe tuvo que asirse del poder que Dios tiene para superar la incapacidad fsica a fin de crear lo que entonces no exista. Pero por cuanto Dios hizo la promesa, Abrahn crey a pesar de estos obstculos. Esto est ilustrado aun ms en lo que sigue. 18-22. El crey en esperanzaEsto es, alentaba la confiada expectacincontra esperanzacuando no haba nada en qu basar su esperanzapara venir a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que le haba sido dicho: As [como las estrellas del cielo Gen_15:5] ser tu simienteNo hizo caso de aquellos obstculos fsicos, en s mismo o en Sara, que hubieran hecho flaquear la fe en el cumplimiento de la promesa. no se enflaqueci en la fe [no vacil] antes fu esforzado en fe, dando gloria a DiosReconociendo su poder para cumplir su palabra pese a todos los obstculos. plenamente convencido Es decir, la gloria de la fe de Abrahn consista en que, estando firme en la persuasin del poder de Dios para cumplir su promesa, no vacilaba frente a todas las dificultades. Por lo cual tambin le fu atribudo a justiciaEs decir: Dense cuenta pues todos de que esto no fu a causa de nada meritorio que hiciese Abrahn, sino solamente porque en la promesa de Dios crey. 23-25. Y no solamente, etc.He aqu la aplicacin de todo el argumento acerca de Abrahn: Estas cosas no estn escritas como meros datos histricos, sino como ejemplos para todos los tiempos, del mtodo de Dios para la justificacin por la fe. Sino tambin por nosotros, a quienes ser imputado, esto es, a los que creemosLos que confiamos en aquel que ha hecho esto, as como Abrahn crey que Dios despertara simiente en la cual todas las naciones seran bendecidas. fu entregado por [a causa de] nuestros delitosa fin de expiarlos por su sangre. y resucitado para [a causa de] nuestra justificacinYa que su resurreccin fu la divina garanta de que l haba quitado el pecado por el sacrificio de s mismo, y la coronacin de toda su obra, nuestra justificacin se relaciona propiamente con acto tan glorioso. Ntese: (1) La doctrina de la justificacin por las obras, por cuanto genera el

ensalzamiento egosta, es contraria a los principios ms sobresalientes de toda religin verdadera (v. 2, y vase nota, cap. 3:21-26). (2) El mtodo usado para la justificacin del pecador ha sido el mismo en todo tiempo, y el testimonio del Antiguo Testamento sobre el particular es el mismo que el del Nuevo (v. 3, y vase nota, cap. 3:27-31). (3) La fe y las obras, en el asunto de la justificacin, son opuestas e irreconciliables, as como la gracia y la deuda son contrarias. (vv. 4, 5; y vase nota, cap. 11:6). Si Dios justifica al impo, no pueden las obras, en ningn sentido ni en ningn grado, ser la base de la justificacin. Por la misma razn, el primer requisito para la justificacin, debe ser (bajo la conviccin de que somos impos) el perder toda esperanza de lograrla por medio de las obras; y el segundo, creer en aquel que justifica al impo, es decir, en aquel que tiene una justicia justificadora que impartir, y est pronto para impartirla a aquellos que, sin merecerla, estn dispuestos a aceptarla as. (4) Los ritos de la iglesia nunca se destinaron ni fueron establecidos con el fin de conferir gracia, ni las bendiciones propias de la salvacin, a los hombres. Su debida funcin es el poner un sello divino en un estado ya existente, presuponiendo as que ellos (los ritos) no crearon este estado (vv. 8-12). As como la circuncisin meramente sell la aceptacin de Abrahn, ya existente de parte de Dios, as tambin los ritos del Nuevo Testamento desempean esta misin. (5) As como Abrahn es el heredero del mundo, al haber sido bendecidas en l todas las naciones, por medio de su simiente Cristo Jess, y justificados solamente segn el modelo de la fe que l tuvo, as la transmisin de la religin verdadera, y toda la salvacin que el mundo jams experimentar, sern trazadas con admiracin, gratitud, y gozo all hasta aquella maana cuando el Dios de la gloria apareci a nuestro Padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Charn, Act_7:2 (v. 13). (6) Nada glorifica a Dios ms que la sencilla fe en su palabra, especialmente cuando todas las cosas parecen hacer imposible su cumplimiento (vv. 18-21). (7) Todos los ejemplos de la fe en las Escrituras, estn escritos con el fin de engendrar y alentar fe semejante en toda edad sucesiva (vv. 23, 24, comp. con el cap. 15:4). (8) La justificacin, en este argumento, no puede ser entendidacomo los romanistas y otros erroristas insistenen el sentido de un cambio operado en el carcter de los hombres; porque adems de eso, significa confundirla con la santificacin, doctrina que tiene su debido lugar en esta epstola; y todo el argumento del presente captuloen casi todas sus clusulas ms importantes, expresiones y hasta en sus palabrassera en tal caso incompatible y apto slo para engaar. Fuera de toda duda, la justificacin significa exclusivamente un cambio del estado o condicin del hombre para con Dios; o en lenguaje cientifico, es un cambio objetivo y no subjetivo: cambio de culpa y condenacin a absolucin y aceptacin. Y la mejor evidencia de que esto es la clave de todo el argumento, es que explica muchos de los asuntos complejos enriqueciendo as esta epstola.

Rom 5:1-21 CAPITULO 5 LOS EFECTOS BENDITOS DE LA JUSTIFICACION POR LA FE. Habiendo concludo la comprobacin de esta doctrina, el apstol contina tratando acerca de los frutos de la misma, pero reserva la plena consideracin del tema para otra fase del argumento (cap. 8). 1. [Habiendo sido] Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios, etc.Si hemos de ser guiados por la autoridad de los manuscritos, la leccin correcta aqu, fuera de duda, es: Tengamos paz: leccin que la mayora rechaza, sin embargo, porque piensa que es ilgico exhortar a los hombres a que tengan lo que le toca a Dios darles, y porque el apstol no est dando exhortacin aqu sino expresando una verdad. Pero como parece arriesgado hacer a un lado el testimonio decisivo de los manuscritos, referente a lo que el apstol en efecto escribi en preferencia a lo que opinamos que debi haber escrito, hagamos una pausa y preguntmonos: Si es el privilegio de los justificados tener paz para con Dios, por qu no pudo el apstol empezar la enumeracin de los frutos de la justificacin invitando a los creyentes a realizar esta paz que les pertenece, o a aprovechar el gozoso conocimiento de ella al hacerla suya propia? Y si esto fuera lo que l hizo en efecto, no sera necesario que continuara en el mismo estilo, y los dems frutos de la justificacin los podra enumerar como simples hechos. Esta paz es primeramente un cambio en las relaciones de Dios para con nosotros; y luego, a consecuencia del mismo, es un cambio de nuestra parte para con l. Dios, por una parte, nos ha reconciliado a s por Jesucristo (2Co_5:18); y nosotros, por la otra, poniendo nuestro sello a esto, somos reconciliados con Dios (2Co_5:20). La propiciacin es el lugar de reunin; y as termina la controversia de ambas partes en una honorable y eterna paz. 2. Por el cual tambin tenemos [conseguida] entrada por la fe a esta gracia [o favor para con Dios] en la cual estamos firmes(lit., puestos en pie)Es decir, Por la misma fe que primero nos da paz para con Dios, debemos nuestra entrada a este estado permanente que en el favor de Dios los justificados gozan. Como es difcil distinguir esta gracia de la paz antes mencionada, conclumos que es solamente otra fase de la misma [Meyer, Philippi, Mehring], ms bien que cosa nueva. [Beza, Tholuck, Hodge.] y nos gloriamos en la esperanza de la gloriaVase nota, esperanza, v. 4. 3, 4. mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulacin produce pacienciaLa paciencia soporta con calma aquello que quisiramos fuera quitado, ya sea esto la privacin del bien prometido (cap. 8:25), o la continuada experiencia de males positivos (como aqu). Existe en realidad una paciencia que proviene de la naturaleza no regenerada, y que tiene en s algo de nobleza, pero que es en muchos casos engendro del orgullo, si no de algo aun ms bajo. Se ha conocido a hombres que han padecido toda forma de privacin, de tortura, y de muerte, sin murmurar y aun sin demostrar emocin visible, sencillamente porque sera indigno de ellos hundirse ante el mal inevitable. Pero este orgulloso valor estoico nada tiene en comn con la gracia de la paciencia, la que es, o la mansa aceptacin del mal porque

es de Dios (Job_1:21-22; Job_2:10), o la tranquila espera del bien prometido hasta el tiempo conveniente que Dios disponga (Heb_10:36); en el pleno convencimiento de que todas esas pruebas son ordenadas de Dios, que hacen falta para la disciplina de los hijos de Dios, que no son sino por un tiempo determinado, y que no son enviadas sin abundantes promesas de canciones en la noche. Y la paciencia, pruebaNo experiencia, como en la versin inglesa. Es el mismo vocablo traducido prueba en 2Co_2:9; 2Co_13:3; Phi_2:22; esto es, una evidencia experimental de que hemos credo por la gracia. y la prueba, esperanzaEs decir, la esperanza de la gloria de Dios preparada para nosotros. As tenemos esperanza en dos sentidos distintos y en dos fases sucesivas de la vida cristiana: primero: inmediatamente despus de creer, junto con la realizacin de la paz y del acceso permanente a Dios (v. 1); en seguida, despus de que la realidad de esta fe haya sido probada, particularmente al soportar las pruebas enviadas para probarla. La esperanza la conseguimos primero con dirigir la mirada all al Cordero de Dios; y luego con mirarnos a nosotros mismos transformados por aquella mirada a Jess. En el primer caso, la mente obra (como se dice) objetivamente; en el otro, subjetivamente. El uno es (segn dicen los telogos) la seguridad de la fe; el otro el convencimiento de los sentidos. 5. Y la esperanza no avergenza [como una esperanza vana]; porque el amor de Dios No nuestro amor a Dios, como lo interpretan los expositores romanistas y algunos protestantes (siguiendo a algunos de los Padres); sino que es el amor de Dios a nosotros, como la mayora de los expositores concuerdan. est derramadocopiosamente (comp. Joh_7:38; Tit_3:6). por el Espritu Santo que nos es [mejor dicho, fu] dadoEsto es, en la gran difusin pentecostal que se contempla como la donacin formal del Espritu a la iglesia de Dios, para todo tiempo y para cada creyente. (Por vez primera se introduce al Espritu Santo en esta Epstola.) Es como si el apstol hubiese dicho: Cmo nos podr avergonzar esta esperanza de la gloria, que como creyentes alentamos, cuando sentimos a Dios mismo por el Espritu que nos est dado, hinchindonos el corazn de dulces e irresistibles sensaciones del maravilloso amor de Dios en Cristo Jess? Esto lleva al apstol a extenderse sobre el asombroso carcter de aquel amor. 6-8. Porque Cristo, cuando aun ramos flacosEs decir, impotentes para salvarnos, y al punto de perecer. a su tiempo [a la sazn ordenada] muri por los imposTres rasgos sealados del amor de Dios se dan: Primero, Cristo muri por los impos, el carcter de los cuales lejos de merecer una interposicin a favor de ellos, era del todo repulsivo a los ojos de Dios; segundo, l hizo esto, cuando ramos flacos, sin que nada hubiera entre nosotros y la perdicin sino aquella divina compasin propia de Dios; en tercer lugar, lo hizo a tiempo, cuando ms propiamente deba acontecer. (comp. Gal_4:4). Sobre los dos rasgos primeros el apstol sigue discurriendo. apenas muere alguno por un justoPor uno cuyo carcter es excepcional. podr ser que por el [uno] buenoquien, adems de ser excepcional, se distingue por su bondad, es decir, un benefactor a la sociedadosara morires decir: Apenas ocurre el caso de que haya uno que se sacrifique a s mismo a favor de uno meramente justo; sin embargo, por uno que es una bendicin para la sociedad, puede ser que se halle un ejemplo de tan noble entrega de la vida. [As Bengel, Olshausen, Tholuck, Alford, Philippi.] (Hacer que el justo y el bueno aqu se refiera a la misma persona, y que todo el sentido sea que aunque raro el caso puede ocurrir de uno que haga el sacrificio de su vida por uno de carcter digno [como Calvino, Fritzsche, Jowett], es excesivamente insulso. Mas Dios encarece [manifiesta, patentizaen glorioso contraste con todo lo que los hombres hacen, o no hacen unos por otros] su caridad [su amor] para con nosotros, porque siendo an pecadoresEsto es, en una condicin no de bondad positiva ni aun de justicia negativa, sino al contrario, en una condicin de pecado, la cual su alma aborreceCristo muri por nosotrosHe aqu la imponente inferencia, enfticamente reduplicada. 9, 10. Luego mucho ms ahora, [habiendo sido] justificados en su sangre, por l seremos salvos de la ira, Porque si siendo [cuando ramos] enemigos, fuimos

reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho ms, estando reconciliados, seremos salvos por su vidaEs decir, Si ya est consumada aquella parte de la obra de nuestro Salvador que le cost su sangre, y que fu realizada en bien de personas que son incapaces de la ms mnima simpatia para con el amor de Cristo y de sus labores en favor de ellas mismas, o sea, su justificacin y su reconciliacin, con cunta ms razn terminar lo que resta hacer, puesto que ha de hacerlo no ya con las agonas mortales, sino en la vida imperturbable, ya no a favor de enemigos, sino a favor de amigosde los cuales recibe a cada paso el reconocimiento agradecido de almas redimidas que le adoran? La expresin seremos salvos de la ira por l, denota aqu toda la obra de Cristo en favor de los creyentes, desde el momento de la justificacin, cuando la ira de Dios se aleja de ellos, hasta que el Juez del gran trono blanco descargue aquella ira sobre los que no obedecen al Evangelio de nuestro Seor Jesucristo, y aquella obra puede ser recapitulada en guardarlos de caer y en presentarlos sin mancha ante la presencia de su gloria con grande gozo (Jud_1:24): as son ellos salvados por l de la ira. 11. Y no slo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Seor nuestro Jesucristo, por [medio de] el cual hemos ahora recibido la reconciliacinLos efectos susodichos de la justificacin eran en favor nuestro y evocaban la gratitud; este ltimo puede ser denominado un efecto puramente desinteresado. Nuestro primer sentir para con Dios al experimentar la paz en l, es el de una gratitud entraable por una salvacin tan costosa; pero no bien hubimos aprendido a clamar Abba, Padre, al sentir la dulce emocin de la reconciliacin, cuando el hecho de gloriarnos en l toma el lugar del terror que sentamos hacia l, y ahora nos parece ser enteramente deseable.Sobre esta seccin, ntese: (1) Con cunta gloria el evangelio proclama su origen divino, basando toda obediencia acepta a Dios en la paz para con Dios, asentando los cimientos de esta paz en una justa justificacin del pecador por medio de nuestro Seor Jesucristo. y haciendo que esto sea la entrada a un estado permanente en el favor divino, y una triunfante expectacin de gloria futura! (vv. 1, 2). Otra paz, digna del nombre de paz, no la hay; y como los que son ajenos a esta paz no ascienden a tan alta comunin con Dios, no tienen ni el gusto ni el deseo de ella. (2) Como slo los creyentes poseen el verdadero secreto de la paciencia bajo las pruebas, y aunque stas son en s no de gozo, sino de tristeza (Heb_12:17), cuando son enviadas por Dios y ofrecen la oportunidad al creyente para manifestar su fe por la gracia de la paciencia al soportarlas, debieran tenerlo por sumo gozo (vv. 3, 4; vase Jam_1:2-3). (3) La esperanza, en el sentido neotestamentario de la palabra, no es un grado menor de la fe ni de seguridad (como muchos dicen: Tengo esperanza del cielo, pero no la seguridad de l); sino que invariablemente significa la confiada expectacin del bien futuro. Presupone la fe; y aquello que la fe nos asegura que ser nuestro, la esperanza confiadamente lo aguarda. Al alentar esta esperanza, la mira del alma dirigida objetivamente a Cristo como la base de la misma, y la dirigida subjetivamente a nosotros mismos como la evidencia de su realidad, deben accionar y reaccionar la una en la otra (vv. 2 y 4 cotejados). (4) Es el oficio propio del Espritu Santo el engendrar en el alma la plena conviccin y el gozoso conocimiento de que Dios ama, en Cristo Jess, a todos los pecadores, y a nosotros en particular; y donde existe esta conviccin, lleva consigo tal seguridad de la salvacin final que no puede ser defraudada (v. 5). (5) La justificacin de los impos no es obrada en virtud de su reformacin moral, sino en virtud de la sangre del Hijo de Dios; y mientras que esto se afirma en el v. 9, nuestra reconciliacin con Dios por la muerte de su Hijo, afirmada en el v. 10, no es sino una variacin de lo dicho. En ambos versculos la bendicin a que se hace referencia es la restauracin del pecador a un estado de justicia delante de Dios; y la base meritoria que se menciona es el sacrificio expiatorio del Hijo de Dios. (6) La gratitud a Dios por el amor redentor que no tuviera gozo en Dios mismo, sera un sentimiento egosta y sin valor; pero cuando la gratitud se confunde en este gozocuando el exttico sentir de la eterna reconciliacin se torna en el gloriarse en Dios mismo, entonces el sentir inferior es santificado y sostenido por el superior, y cada uno es perfectivo del otro (v. 11).

12-21. COMPARACION Y CONTRASTE ENTRE ADAN Y CRISTO EN SU RELACION CON LA FAMILIA HUMANA. (Esta profundsima e importantsima seccin ha motivado mucha discusin crtica y teolgica, en la que cada punto, y casi cada frase, ha sido disputado. Aqu podemos exponer solamente lo que nos parece la nica interpretacin sostenible de ella como un todo, con algunas indicaciones de las bases de nuestro criterio.) 12. De consiguienteSiendo as las cosas; con referencia a todo el argumento precedente, vino la reconciliacin por uno(Estas palabras, en bastardillas en nuestra versin, no concuerdan con el texto griego.Nota del Trad.) as como el pecado Considerado aqu en su culpabilidad, en su criminalidad, y en su penalidadentr en el mundo por un hombre [Adn], y por el pecado la muerte [como pena del pecado], y la muerte as pas a todos los hombres, pues que todos pecaronEs decir, al cometer el primer pecado el primer hombre. As la muerte alcanza a todo individuo de la familia humana, como la pena que a l mismo le corresponde. [As, en substancia lo interpretan Bengel, Hodge, Philippi.] Aqu hubiramos esperado que el apstol concluyese la oracin gramatical (que principia con as como ) con palabras semejantes a stas: As tambin por un hombre entr la justicia en el mundo, y por la justicia, la vida. Pero, en lugar de eso, tenemos una digresin, que se extiende al travs de cinco versculos para ilustrar el importante dicho del v. 12; y es slo en el v. 18 donde se reasume la comparacin y se concluye. 13, 14. Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundoEsto es, durante el lapso desde Adn hasta que la ley de Moiss fu dada, Dios continuaba tratando a los hombres como pecadores. pero no se imputa pecado no habiendo leyEsto significa que: Como el pecado era imputado debi haber una ley durante aquel perodo, lo cual est demostrado. No obstante, rein la muerte desde Adam hasta Moiss, aun en los que no pecaron a la manera de la rebelin de AdamPero quines son? Esta es una pregunta muy disputada. Los prvulos (dicen algunos), siendo inocentes de pecado en efecto, se puede decir sue no pecaron como Adn. [Agustn, Beza, Hodge.] Pero por qu debieran los prvulos estar conectados en especial con el perodo desde Adn hasta Moiss, puesto que mueren asimismo en toda edad? Y si el apstol quiso expresar aqu la muerte de prvulos, por qu lo hizo en forma tan enigmtica? Adems, la muerte de los prvulos se comprende en la mortalidad universal a causa del primer pecado, como se expresa tan enfticamente en el v. 12; qu necesidad hay de especificarla aqu? y por qu, si no fu necesario especificarla, hemos de presuponer que aqu se quera expresar, a menos de que el lenguaje inequvocamente lo indicara (lo que por cierto no es el caso)? El sentido pues debe ser: que la muerte rein desde Adn hasta Moiss, aun sobre aquellos que no haban transgredido, como Adn, un mandamiento positivo que amenazara con la muerte a los desobedientes. (Esta es la opinin de la mayora de los intrpretes.) En este caso, la frase aun en los que , en vez de especificar una clase particular de los que vivieron desde Adn hasta Moiss (como supone la otra interpretacin), meramente explica aquello que fu lo que hizo digno de especial nota el caso de los que murieron entre Adn y Moiss: a saber, que aunque eran diferentes de Adn y todos los que existieron hasta Moiss, los que vivieron entre los dos no tuvieron amenazas positivas de la muerte por la transgresin, sin embargo, la muerte rein aun sobre ellos. el cual es figura [o tipo] del que haba de venir [el Cristo]Esta frase fu aadida a la primera mencin del nombre de Adn, el hombre de quien el apstol habla, para recordar el motivo por el cual de l est tratando, es decir, para presentarlo como la figura de Cristo. [Alford.] El punto de analoga aqu propuesto entre Cristo y Adn, es claramente el carcter pblico que los dos sostenan, ninguno de los dos siendo considerado en el proceder divino hacia los hombres como meros individuos, sino como representativos ambos. (Algunos entienden que el apstol habla de su propio punto de vista, de que el que ha de venir se refiere a la segunda venida de Cristo. [Fritzsche, De Wette, Alford.] Pero esto est forzado,

puesto que la analoga del segundo Adn con el primero ha estado en pleno desarrollo desde cuando Dios lo ensalz por Prncipe y Salvador, y slo ser consumada en su segunda venida. El sentido sencillamente es, y en esto concuerdan casi todos los intrpretes, que Adn es un tipo de aquel que haba de venir despus de l en el mismo carcter pblico, y as sera el segundo Adn.) Mas no como el delito, tal fu el don [gratuito]Los dos casos presentan puntos de contraste as como de semejanza. porque si por el delito [transgresin] de aquel uno murieron los muchos , etc.(es decir, en el primer pecado de Adn), mucho ms abund la gracia de Dios y el don de la gracia de un hombre, Jesucristo, a los muchos. El trmino los muchos significa la masa de la humanidad representada respectivamente por Adn y por Cristo, en contraste, no con pocos, sino con el uno que los represent. El don gratuito significa (como en el v. 17) el glorioso don de la justicia justificadora; ste se distingue de la gracia de Dios, como el efecto se distingue de la causa; y las dos cosas se dice que abundaron para con nosotros en Cristo (en el sentido que aparece en los dos versculos siguientes). Y el trmino mucho ms, en el segundo caso, no significa que recibamos mucho ms de bien por parte de Cristo que el mal recibido por parte de Adn (porque no es un caso de cantidad en absoluto); ms bien, es que tenemos mucha ms razn para esperar, o que est ms en consonancia con nuestras ideas acerca de Dios, el que los muchos recibiesen beneficio por los mritos de uno, que el que muchos sufriesen por el pecado de uno; y si esto ha acontecido, cunto ms podemos estar seguros de aquello. [Philippi, Hodge.] 16. Ni tampoco de la manera que por un pecado [ms bien, por uno que pec], as tambin el donEs decir, se puede mencionar otro punto de contraste. porque el juicio [la sentencia] vino de [a causa de] un pecado [u ofensa] para condenacin, mas la gracia [el don de la gracia] vino de muchos delitos para justificacinEste es un punto glorioso de contraste que significa que: La condenacin de Adn fu por causa de un pecado; pero la justificacin por Cristo es la absolucin no slo de la culpa de aquella primera ofensa, que se adhera misteriosamente a cada individuo de la raza humana, sino tambin de las ofensas innmeras en las cuales aqulla, cual microbio incrustado en el pecho de cada individuo, se desarrolla en la vida. Este es el significado de aquella gracia que abund para con nosotros en la abundancia del don de justicia. Es una gracia rica no slo en su carcter, sino tambin en los detalles; es una justicia rica no slo en una completa justificacin de los culpables y condenados pecadores; es rica en la amplitud del terreno que abarca, que no deja por cancelar ni un solo pecado de ninguno de los justificados, sino que hace que l, por cuanto ms cargado est de la culpa de miles de ofensas, sea la justicia de Dios en Cristo. 17. Porque, si por un delito [por la falta de uno] rein la muerte por [medio de] uno, mucho ms reinarn en vida por [medio de] un Jesucristo los que reciben la abundancia de la gracia, y el don de la justicia [justificadora]Tenemos aqu las dos ideas de los vv. 15 y 16 sublimemente combinadas en una, como si el tema se hubiera apoderado del apstol mientras avanzaba en su comparacin de los dos casos. Aqu, por primera vez en esta seccin, habla de aquella VIDA que surge de la justificacin, en contraste con la muerte que surge del pecado y sigue a la condenacin. La idea correcta de ella es pues: el derecho de vivirla vida justavida que se posee y se goza con benevolencia, en conformidad con la eterna ley de el que est sentado en el trono; vida pues, en el sentido ms ampliovida en todo el ser del hombre y al travs de toda la duracin de la existencia humana: vida de una relacin bendita y amorosa con Dios en alma y cuerpo, para siempre jams. Es digno de notar. tambin, que mientras que Pablo dice que la muerte rein sobre nosotros por Adn, no dice que la vida reinase sobre nosotros por Cristo, no sea que el apstol parezca investir esta nueva vida del mismo atributo de la muerteel de cruel tirana maligna, de la que ramos vctimas infelices. Ni dice que la vida reinase en nosotros, lo que tendra una idea bastante escritural; sino lo que es mucho ms fecundo: Nosotros reinaremos en vida. Mientras que la libertad y el poder estn includos en la figura de reinar, la vida est representada como el glorioso territorio o atmsfera de aquel reino. Y volviendo a la idea del v. 16, en cuanto a las muchas ofensas

cuyo completo perdn demuestra la abundancia de la gracia y del don de la justicia, todo lo dicho es a este efecto: Si la ofensa de un hombre arroj en contra de nosotros el poder tirnico de la muerte, para hacernos vctimas suyas en impotente esclavitud, mucho ms, cuando nos presentemos enriquecidos con la abundante gracia de Dios y en la hermosura de una completa absolucin de innmeras ofensas, nos gloriaremos en una vida divinamente poseda y legalmente asegurada, reinando en la exultante libertad e invencible poder, por medio de aquella persona sin par, Jesucristo. (En cuanto a la importancia del tiempo futuro en esta ltima frase, vase nota, v. 19 y cap. 6:5.) 18. As queAhora por fin, reasumiendo la comparacin del v. 12, que se dej sin terminar, y a fin de concluirla formalmente, lo que se ha hecho una y otra vez substancialmente en los versculos intermedios. de la manera que por un delito vino la culpao el juicio; interpolacin de las versionesa todos los hombres para condenacin, as por una justicia vino la gracia a todos los hombrs para justificacin de vida[As lo entienden Calvino, Bengel, Olshausen, Tholuck, Hodge, Philippi). Pero mejor, como juzgamos: Como por una ofensa (vino) sobre todos los hombres para condenacin, as tambin por una justicia (vino) sobre todos para justificacin de vida (As Beza, Grocio, Ferme, Meyer, De Wette, Alford). En este caso el apstol, reasumiendo la declaracin del v. 12, la expresa en una forma ms concentrada y vvidasugerida acaso por la expresin del v. 16, de por un pecado, la cual representa toda la obra de Cristo, considerada como la base de nuestra justificacin, como una justicia. (Algunos han querido traducir la palabra aqu empleada, por un acto justo [Alford, Versin Revisada, etc.], entendiendo por ello la muerte de Cristo como el acto redentor que anul aquel acto ruin de Adn. Pero esto es limitar demasiado la idea del apstol; porque as como la misma palabra se traduce justicia en el cap. 8:4, donde significa que la justicia de la ley es cumplida en nosotros, que no andamos segn la carne, sino segn el espritu, de la misma manera aqu denota toda la obediencia de Cristo hasta la muerte, considerada como la sola base meritoria que anula la condenacin que vino por Adn. Pero sobre esto, y la expresin todos los hombres, vase la nota sobre el v. 19. La expresin justificacin de vida es la vvida combinacin de dos ideas ya comentadas, y significa justificacin que imparte el debido derecho as como la posesin efectiva de la vida y el goce de la misma). 19. Porque etc.Tradzcase: Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron hechos pecadores, as tambin por la obediencia de uno los muchos sern hechos justos. Sobre este gran versculo observemos: 1. Que por la obediencia de Cristo aqu, es claro que no se entiende otra cosa sino lo que los telogos llaman su obediencia activa, en distincin de su padecimiento y muerte; se r