coggiola osvaldo el trotskismo en américa latina

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Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMÉRICA LATINA Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMÉRICA LATINA El Trotskismo en América Latina Osvaldo Coggiola El Trotskismo en América Latina: Osvaldo Coggiola El Trotskismo en América Latina © El Viejo Topo, La Paz - Bolivia © Osvaldo Coggiola - [email protected] Primera Edición: Agosto 1993, Argentina, Ediciones Magenta Segunda Edición: Diciembre de 2006, Argentina, Ediciones Razon y Revolución Tercera Edición: Octubre 2012, Bolivia Cuidado de Edición: Cesar Choque Depósito Legal: ISBN: Impresión: Gráfica Book, Cel: 77533273 Impreso en Bolivia Printed Bolivia El Trotskismo en América Latina Osvaldo Coggiola El Topo Viejo

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    El Trotskismo en Amrica

    Latina

    Osvaldo Coggiola

    El Trotskismo en Amrica Latina:Osvaldo Coggiola

    El Trotskismo en Amrica Latina El Viejo Topo, La Paz - Bolivia Osvaldo Coggiola - [email protected]

    Primera Edicin: Agosto 1993, Argentina, Ediciones MagentaSegunda Edicin: Diciembre de 2006, Argentina, Ediciones Razon y RevolucinTercera Edicin: Octubre 2012, Bolivia

    Cuidado de Edicin:Cesar Choque

    Depsito Legal:ISBN: Impresin: Grfica Book, Cel: 77533273

    Impreso en BoliviaPrinted Bolivia

    El Trotskismo en Amrica

    Latina

    Osvaldo Coggiola

    El Topo Viejo

  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    PRLOGO A LA EDICIN BOLIVIANAEsta breve historia del trotskismo en

    Amrica Latina fue escrita a inicios de la dcada de 1980, y fue publicada origi-nalmente por la Editora Brasiliense, de San Pablo (Brasil). Fue luego publicada en Buenos Aires, donde mereci una segunda edicin fusionada con una bas-tante ms voluminosa historia del trotskismo en Argentina. Fue, despus, tambin publicada en Inglaterra e Italia. Los lmites cronolgicos aqu cubiertos estn indicados por esas fechas, o sea, el presente volumen cubre el medio siglo que va desde los orgenes del trotskismo en nuestro continente (1930, aproxima-damente) hasta los primeros aos 80.

    Nada ms oportuno que su pub-licacin en Bolivia, el pas donde el trotskismo lleg a tener mayor influen-

    cia poltica en el movimiento obrero y juvenil, y en la propia historia del pas. Este trabajo no tiene un carcter mera-mente acadmico, pues fue y es parte de una reflexin poltica militante que, a travs de la historia del trotskismo, intenta contribuir al esfuerzo de llegar a la raz poltica de los problemas de la revolucin latinoamericana.

    En los treinta aos que nos separan de su redaccin original, mucha agua ha corrido bajo los puentes. Algunas de las corrientes polticas aqu men-cionadas han desaparecido, otras con-tinuaron existiendo pero abandonaron toda referencia al trotskismo y la IV Internacional, otras se han fortalecido manteniendo su fidelidad al programa marxista-trotskista. Eso significa que el presente trabajo precisa ser actualizado, no slo en relacin a los ltimos treinta aos, sino en su conjunto, en funcin de todos los cambios polticos sufridos por nuestro continente. Esta es una tarea para historiadores y militante compro-metidos con la causa de la clase obrera.

    Una tarea que est bien lejos de ale-jarlos del campo de la accin poltica, en el verdadero y noble sentido del tr-mino, esto es, la poltica revolucionaria no como activismo ciego e inmediatista, sino como perspectiva de transfor-macin (revolucin) social basada en el balance y conocimiento amplio y pro-fundo de nuestra realidad. En Bolivia, en especial, la coalicin poltica actual-mente en el gobierno posee una verti-ente que defini su perfil poltico en funcin de la crtica, supuestamente marxista, al pasado trotskista del movi-miento obrero boliviano, calificado de obrerista; como otras, esa corriente concluy abandonando por completo el marxismo, en este caso para proponer un supuesto capitalismo andino, y para finalmente acomodarse en una con-ciliacin con las clases sociales y parti-dos otrora designados como adversarios y enemigos.

    Juan Pablo Bacherer, cuya temprana muerte es ms que nunca lamentada, haba iniciado la tarea de criticar los fundamentos terico/ideolgicos de esa

    corriente, junto a su ruptura con el POR y su incorporacin a la lucha por la refundacin de la IV Internacional. Sus escritos al respecto, as como otros de su autora, precisan hoy ser reeditados, como parte del esfuerzo de formacin de una verdadera vanguardia revolu-cionaria en el Altiplano.

    Que es parte de la lucha por estruc-turar a la clase obrera como alternativa poltica latinoamericana e internacio-nal, frente a la profunda crisis que recorre en todas partes al mundo capi-talista. El capital ha procurado, en las ltimas dcadas, valorizarse ficti-ciamente, llegando a un callejn sin salida: su crisis es la manifestacin de la vigencia de la ley del valor. La deva-luacin del conjunto de los capitales mundiales frente al oro (del orden del 85%) mide el nivel de desvalorizacin del capital que precedi la presente crisis: la bancarrota capitalista mun-dial representa el desenvolvimiento de una transicin histrica al socia-lismo o a la barbarie.

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Est, por eso, ms que nunca, plan-teada la construccin de una Interna-cional Obrera fundada en el programa de reivindicaciones transitorias. Varias corrientes trotskistas han cado en el ridculo de apoyar una Quinta Interna-cional promovida por el chavismo, o sea por el jefe de las fuerzas armadas de Venezuela, cuyos aliados son Kirch-ner, Lula, Mugabe y Amadihnead, el verdugo teocrtico del pueblo iran y de sus naciones oprimidas, como el pueblo kurdo. Y se olvidaron de ella junto con el propio Chvez. La carac-terizacin de la crisis mundial capita-lista y las tareas que se desprenden de ella son el eje de delimitacin poltica en la izquierda y el trotskismo. Sin otras condiciones que esta base terica y la correspondiente accin prctica est planteada la refundacin de la IV Internacional, cuya misin histrica no ha sido todava cumplida. Y tiene nueva vigencia en el terreno histrico de la revolucin socialista mundial, que ha ganado una amplitud sin pre-cedentes.

    Por la experiencia poltica sin par de su lucha revolucionaria, la vanguardia obrera, juvenil e intelectual de Bolivia tiene un lugar central en esa lucha. A ella va dedicada la presente edicin de este texto.

    Octubre de 2012

    Osvaldo Coggiola

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    El Trotskismo: Origen e ideas

    El trotskismo es un movimiento pol-tico surgido en los aos 20, en las luchas internas del Partido Comunista (bolche-vique) de la Unin Sovitica (P.C.U.S.). El trmino fue acuado por su princi-pal adversario: Stalin (secretario general del P.C.U.S.), quien lo lanz en diciem-bre de 1923 para condenar la Oposicin de Izquierda del P.C.U.S., liderada por Leon Trotsky. Cules fueron los moti-vos para la creacin de esa Oposicin, que se extendera por el mundo entero, dando lugar al movimiento conocido actualmente como trotskismo?

    Recordemos que el Partido Comu-nista o bolchevique tom el poder en Rusia en la Revolucin de Octubre de 1917. Cinco aos despus, su principal lder (Lenin) cay vctima de una enfer-

    medad incurable que lo apart de la direccin del P.C.U.S. hasta su muerte (1924). En su testamento, l advertir contra la creciente concentracin de poder en manos del secretario general, lo que podra llevar a la divisin del par-tido. Fue Justamente esa concentracin -y la poltica a ella ligada-lo que motiv el surgimiento de fracciones opositoras.

    La Oposicin de Izquierda se estruc-tur en octubre de 1923, contra la pol-tica interna y externa de la direccin del P.C.U.S., que ms tarde sera llamada estalinismo (del nombre de su dictato-rial ejecutor, Stalin). La de Trotsky no fue la nica oposicin a Stalin: otros diri-gentes organizaron diversas fracciones, como la de Zinoviev y Kamenev (con los cuales Trotsky se ali en 1926, en la Oposicin Unificada), o la de Bujarin, Rikov y Tomsky (la llamada Oposicin de Derecha, derrotada por la fraccin estalinista a comienzos de los aos 30). Lo que distingui a la fraccin trotskista fue: 1) su continuidad poltica y organi-zativa, que se mantuvo mucho despus de su completa derrota en el interior

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    del P.C.U.S.; 2) su proyeccin mundial, donde se constituyo en fraccin pblica de la Internacional Comunista. Varios de los principales dirigentes bolcheviques (Rakovsky, Radek, Sosnovsky, Muralov, Smilga) adhirieron a la Oposicin de Izquierda: todos ellos as como los diri-gentes de las otras fracciones antiestali-nistas, fueron asesinados por orden de Stalin en los procesos de la famosa crcel de Mosc (Lubianka), en los campos de concentracin de Siberia, o aun en el exterior, como aconteci con Trotsky en Mxico, en 1940 (de los 31 miembros que el Comit Central del P.C.U.S. tuvo entre 1918 y 1921, 18 fueron asesinados bajo terror estalinista). Y no slo ellos: milla-res de militantes de las diversas oposi-ciones fueron fusilados en los campos siberianos, especialmente en los aos 30. La dictadura estalinista se construy sobre la sangre de prcticamente toda la vieja guardia del partido bolchevique.

    Para explicar tamaa monstruosi-dad poltica (y humana), Trotsky y sus seguidores no renunciaron al marxismo. As, Stalin no sera sino la expresin

    de una nueva camada social (la buro-cracia del P.C.U.S. y del Estado Sovi-tico) que haba destruido, en funcin de sus propios intereses, el poder obrero resultante de la revolucin de octubre de 1917 (poder expresado en los Conse-jos Obreros o Soviets). La destruccin de toda democracia en el interior del pas y del movimiento obrero implicaba nece-sariamente la liquidacin de ella en el interior del partido que haba dirigido la revolucin, conquistando el apoyo de la inmensa mayora del proleta-riado. El estalinismo era la negacin del bolchevismo, del cual la Oposicin de Izquierda se proclam continuadora, adoptando la bandera del bolche-vismo-leninismo. Entretanto, la victo-ria de la burocracia haba transformado a la URRS en un Estado Obrero degene-rado, donde la clase obrera haba sido excluida del poder, pero sin que fuesen destruidas las conquistas econmicas de la Revolucin (nacionalizacin de la industria y del comercio exterior, eco-noma basada en la planificacin). La burocracia derrot a la Revolucin, pero

    no la destruy fue la conclusin de Trotsky.

    En sus inicios, la Oposicin de Izquierda se estructur alrededor de una plataforma de lucha por la democratiza-cin del P.C.U.S. (por el derecho de las fracciones y tendencias a expresar libre-mente su punto de vista) y por un plan de industrializacin (el cerco imperia-lista contra la URRS y el hecho de que la mayora de las tierras continuaran bajo el rgimen de propiedad creaban una creciente desorganizacin y penu-ria econmicas). A partir de 1925-26, la lucha se ampli al plano internacio-nal, combatindose la poltica estalinista frente a la huelga general inglesa (Stalin mantuvo una alianza con la direccin sindical britnica, que intentaba liquidar la huelga) y, sobre todo, la poltica de la Internacional Comunista en China. La I.C. haba proclamado una alianza estra-tgica con la burguesa nacional china en el bloque de las cuatro clases. Los comunistas chinos fueron obligados a entrar en le movimiento nacionalista (Koumintang), cuyo lder, Chiang Kai-

    Shek, fue nombrado presidente honora-rio de la Internacional. Trotsky proclam la necesidad de una poltica indepen-diente del proletariado en la revolucin democrtica en curso en China, que le permitiese asumir la direccin de la revolucin frente a la inevitable traicin de la burguesa. La poltica propuesta era una aplicacin de su teora de la revolucin permanente en los pases atra-sados: la transformacin de la revolu-cin democrtica en socialista a travs de la direccin de la clase obrera. Esta teora se confirm de un modo nega-tivo: en 1927 Chiang Kai Shek arrasaba la insurreccin obrera de Shangai y arrojaba a los dirigentes sindicales y comunistas en las calderas de las loco-motoras

    El eslabn que una las diversas luchas de la Oposicin de Izquierda era el internacionalismo. Tanto las cuestiones de poltica interna de la URRS como las de poltica externa (y la orientacin de la Internacional Comunista) deban ser resueltas bajo el criterio de la unidad mundial de la lucha de clases. La preten-

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    sin de Stalin de construir la sociedad socialista en un solo pas (la URRSS), sin una revolucin en el mundo entero, o por lo menos en los pases adelantados, fue rechazada por la Oposicin como una utopa reaccionaria. Bajo Stalin, la I.C. se transformara en un instrumento de la poltica exterior de la URRS, hasta su disolucin en 1943. La propia victo-ria de la fraccin estalinista y la derrota de la Oposicin fueron consideradas por ella como un producto simultneo del desgaste del proletariado ruso (des-pus de varios aos de guerra civil), del reflujo de la revolucin obrera en Europa y de la derrota de la revolucin china, procesos stos que se alimenta-ban mutuamente. Este anlisis, basado en la interdependencia mundial de la lucha de clases, fue caricaturizado por el estalinismo, afirmando que el trots-kismo propona una revolucin simul-tnea en todos los pases.

    A partir de la segunda mitad de los aos20 la Oposicin comienza a orga-nizarse internacionalmente. Trotsky, expulsado de la URRS en 1929, toma

    parte directa en esa tarea desde 1930. Habiendo sustentado la necesidad de una revolucin poltica contra la burocra-cia en la URRS, la Oposicin propone la reforma de la poltica de la Internacio-nal y de los partidos comunistas. Varios dirigentes comunistas importantes adhi-rieron a ella: Chen Tu-Hsiu (fundador y ex secretario general del PC Chino), el cataln Andrs Nin, el checo Zavis Balandra, los belgas Abraham Leon y Leon Lesoil, el holands Sneevliet, el norteamericano Cannon, los Italianos Tresso y Leonei el chileno Hidalgo. Las organizaciones de la Oposicin (las que, an proclamndose parte de la I.C., son sumariamente excluidas de los partidos comunistas) son mayores que las seccio-nes oficiales de la Internacional en Polo-nia, Checoslovaquia, Grecia, Espaa, e incluso en dos pases latinoamerica-nos: Cuba y Chile. Una mayora de los partidos o grupos comunistas de esos pases adhiri a las tesis de la Oposi-cin. En conjunto, sin embargo, la Opo-sicin es extremadamente minoritaria. En los aos 1930-33, el eje de su lucha es

    Alemania. En las vsperas del ascenso de Hitler, Trotsky critica el rechazo de la I.C. en proponer un Frente nico Obrero de los partidos socialistas y comunistas contra el nazismo. Aprovechando la divisin, Hitler toma el poder y derrota al movimiento obrero, poniendo en la ilegalidad a sus partidos, persiguiendo y asesinando sus militantes. Constatando la ausencia de reaccin en el interior de la I.C. (o Tercera Internacional) frente a seme-jante desastre, Trotsky concluye: la I.C. est muerta, es preciso una nueva Inter-nacional. Poco despus (agosto de 1933) una conferencia que rene a tres parti-dos socialistas revolucionarios europeos y la Oposicin de Izquierda proclama la lucha por la Cuarta Internacional.

    La fundacin de sta slo ocurrira despus de una serie de discusiones internas y de conferencias internaciona-les, donde son reafirmadas las resolu-ciones de los cuatro primeros de la I.C. (celebrados entre 1919 y 1923) y discu-tidos diversos puntos del programa. El programa acabado de la nueva Interna-cional, entretanto, slo sera aprobado

    en su Conferencia de Fundacin (sep-tiembre de 1938, en Paris). Redactado por Trotsky, y conocido por Programa de Transicin, resume la situacin mun-dial de la poca en formulas lapidarias: La situacin poltica mundial se carac-teriza, fundamentalmente, por la crisis histrica de la direccin del proletaria-do Las afirmaciones gratuitas de toda especie, segn las cuales las condicio-nes histricas no estaran an madu-ras para el socialismo, no son ms que producto de la ignorancia o de una mis-tificacin consciente. Los requisitos obje-tivos de la revolucin proletaria no slo estn maduros, sino que ya han comen-zado a pudrirse. Sin revolucin social toda la civilizacin humana est ame-nazada de ser arrastrada a una cats-trofe.

    Cul era la tarea de la nueva Interna-cional? Superar la contradiccin entre la madurez de las condiciones objetivas de la revolucin y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia (confusin y acobardamiento de la vieja generacin, falta de experiencia de la

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    joven). Es preciso ayudar a las masas en el proceso de su lucha cotidiana en encontrar un puente entre sus reivindi-caciones actuales y el programa de la revolucin socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicacio-nes transitorias, partiendo de las condi-ciones actuales y de la conciencia actual de la mayora de la clase obrera, y con-duciendo invariablemente a una sola y misma conclusin: la conquista del poder por el proletariado.

    En este sistema de reivindicacio-nes, merece destacarse la consideracin de los pases atrasados. En ellos, el pro-letariado esta obligado a combinar la lucha por las tareas ms elementales de la independencia nacional y de la demo-cracia burguesa con la lucha socialista contra el imperialismo. En esta lucha, las reivindicaciones transitorias y las tareas de la revolucin socialista no estn sepa-radas en pocas histricas distintas, sino que, al contrario, se derivan inmedia-tamente unas de otra. La teora de la revolucin permanente indica que, en esos pases, la burguesa, llegada tarde al

    escenario histrico, es incapaz de dar verdadera solucin a los problemas de la constitucin de la nacin (democracia y liberacin nacional): stos slo pueden ser resueltos por la dictadura del prole-tariado, dirigiendo a la nacin oprimida, en especial a sus masas campesinas. Bajo la direccin del proletariado, la revolu-cin no se detiene en la etapa demo-crtica, pasando a atacar la propiedad privada y acometiendo la construccin del orden socialista. Sobre esta base, es posible la unin del proletariado de los pases atrasados con el de las metrpo-lis en el movimiento de la revolucin proletaria mundial.

    En la fundacin de la IV Internacio-nal, slo un latinoamericano estuvo pre-sente, representando todos los grupos trotskistas del subcontinente: el brasi-leo Mario Pedrosa, elegido para el Comit Ejecutivo, del cual formaron parte, entre otros, el propio Trotsky (miembro secreto), Pierre Naville, Cannon, Lesoil y Tresso, el vietnamita Ta Thu Thau. El ho de Trotsky -Len Sedov, asesinado poco tiempo antes-

    haba jugado un papel esencial en la fundacin de la IV. Pedrosa utilizaba el seudnimo de Lebrun.

    Amrica Latina se present desde el inicio como una de las preocupacio-nes polticas de la IV Internacional, en parte porque el propio Trotsky pas all sus ltimos aos de vida, exiliado en Mxico. Eso slo facilit las cosas: en verdad Amrica Latina ocupaba un lugar cada vez ms importante en la arena poltica mundial (su papel hasta la primera guerra mundial, inclusive hasta la crisis mundial del ao 30, haba sido relativamente marginal). En una resolucin de la Conferencia de Fundacin, se convocaba a la unidad del proletariado de nuestro continente junto al norteamericano, por una Am-rica unida y socialista (el proletariado yanqui atravesaba una etapa de gran-des luchas, consecutivas a la creacin de los sindicatos industriales). Ya el ltimo manifiesto redactado por Trotsky para la IV Internacional (en 1940, poco despus del comienzo de la Segunda Guerra, y poco antes de su asesinato)

    indicaba que Amrica Central y del Sud slo podrn librarse del atraso y de la esclavitud uniendo sus estados en una poderosa Federacin. Pero la atrasada burguesa sudamericana, no puede llevar a cabo esa tarea, que ser realizada por el joven proletariado sud-americano, como jefe escogido de las masas oprimidas. La consigna para la lucha contra la violencia y las intrigas del imperialismo mundial y la activi-dad sangrienta de las camarillas com-pradoras nativas ser: los Estados Unidos Soviticos de Centro y Sudamrica. La cuestin de la unidad Latinoamericana dejaba as de ser colocada en trminos retricos o de presin a los gobiernos (como haban hecho varios intelectua-les y polticos, desde el mexicano Vas-concelos hasta el peruano Haya de la Torre, pasando por el argentino Manuel Ugarte), para ser ubicada en el terreno de la lucha de clases, como unidad de los pueblos contra su comn opresor. La clase obrera era designada como la nica capaz de emprender realmente esta transformacin.

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Si la riqueza del acervo poltico de la nueva Internacional era innegable, tambin lo era su debilidad organiza-tiva, que ir agravndose con la des-truccin de numerosos cuadros durante la Segunda Guerra, especialmente en Europa y en Asia. Ese era el bagaje con el que los trotskistas de nuestro conti-nente comenzaron su itinerario, del cual pasamos ahora a ocuparnos.

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    Surgimiento y crisis de los partidos trotskistas

    (1929-1945)Los primeros grupos y partidos trots-

    kistas latinoamericanos surgieron como escisiones de los partidos comunistas. El primero en aparecer pblicamente fue el Comit Comunista de Oposicin de la Argentina (1929), encabezado por los hermanos Roberto y M. Guinney (ingle-ses) y por Camilo Lpez (espaol). El C.C.O. surgi como fraccin de una escisin del Partido Comunista Argen-tino: el P.C. de la Repblica Argentina, creado en 1927 a iniciativa del dirigente comunista Jos Peneln, que se opuso a subordinar la poltica del P.C. a la poltica externa del Kremlin. Peneln, sin embargo, quiso conservar el carcter nacional de la escisin (en verdad, dis-

    putaba con el P.C. oficial la representa-cin de la I.C. en la Argentina) evitando definirse a favor de la Oposicin de Izquierda Internacional: por esto ltimo se produjo la escisin que dio lugar al C.C.O.

    En verdad, las escisiones trotskistas ms importantes (Cuba, Chile, Brasil), tuvieron como base fracciones ya existen-tes en los partidos comunistas, esto es, creadas con independencia de la Opo-sicin de Izquierda. Una vez definidas formalmente a favor de la Oposicin, el desafo era asimilarlas realmente a la pol-tica desarrollada internacionalmente por la Oposicin, que continuaba siendo la del bolchevismo. El hecho de que la Oposi-cin Internacional convergiera con impor-tantes fracciones aparecidas en los P.C. (en los aos 30. en Amrica Latina, la Opo-sicin gan, en mayor o menor medida, casi todas las fracciones que se formaron dentro del comunismo) muestra que la formacin del trotskismo internacional no se debi a una simple lucha por el poder en la URRS, sino que se expres una ten-dencia de todo el movimiento comunista

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    y obrero internacional.

    Primero, deba distinguirse de la I.C. y de sus partidos latinoamericanos. La I.C. se encontraba en plena lnea del tercer periodo, as llamado por continuar: 1) al primer periodo revolucionario, en que ocurri la Revolucin Rusa; 2) al segundo periodo de prosperidad capi-talista (los aos 20). El tercero era -para la I.C. -el de la crisis final y definitiva del capitalismo, por el cual la revolu-cin social estaba a la orden del da en todas partes. En los pases atrasados sin embargo, es revolucin no era la proleta-ria, como fuera el objetivo de la I.C. en los tiempos de Lenin, sino una revolu-cin intermedia, ni burguesa ni proleta-ria, que en nuestro continente era llamada revolucin agraria y antiimperialista. Este programa catastrfico -que combi-naba al mismo tiempo el ultraizquierdismo y el reformismo-fue minuciosamente ana-lizado y criticado polticamente por Trotsky y la Oposicin.

    En Amrica Latina, la orientacin de la I.C. significaba: 1) que todos los

    gobiernos burgueses reformistas o limitadamente antiimperialistas fueran identificados con el fascismo (es el caso del gobierno radical argentino de Irigo-yen), pues la burguesa es incapaz de colocar el problema de la democracia y de ganar circunstancialmente, sobre esa base, la direccin de las masas; est excluido el surgimiento de corrientes nacionalistas; 2) la denuncia de todas las corrientes obreras que no fuesen comunistas como social-fascistas: los P.C. crean sus propios sindicatos rojos, y se niegan a trabajar en los sindicatos legales, y an en los ilegales que no fuesen dirigidos por ellos.

    La Oposicin de Izquierda latinoa-mericana se forja en la lucha contra esta poltica. En los aos 30 nacen diver-sos grupos o partidos de la oposicin: Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Boli-via, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Mxico, Cuba, Panam y Puerto Rico. Hasta 1933, van a lucha por la reforma de los partidos comunistas y de la I.C. de la cual se consideran una fraccin excluida. A partir del ascenso del nazismo, y con-

    forme al balance efectuado por la Oposi-cin Internacional, se encaminarn hacia la formacin de la Cuarta Internacional.

    Cabe agregar que la poltica de la I.C., es an ms desastrosa si se tiene en cuenta que los aos 30 se carac-terizan, en la mayora de los pases latinoamericanos, por el desarrollo de corrientes nacionalistas que intentan al mismo tiempo apoyarse y regimentar al movimiento obrero, organizndolo en sindicatos paraoficiales.

    Chile: la Izquierda Comunista

    En Chile, la Oposicin nace de una lucha antiburocrtica en el interior del P.C., iniciada en 1929. Un grupo de dirigentes, entre los cuales se desta-can Jorge Lavin (Humberto Mendoza) y Manuel Hidalgo, entonces senador nacio-nal, reorganiza el Comit Central del P.C. severamente golpeado por la dicta-dura de Ibez. Frente a ese proceso que escapaba a su control, el Secretario Sud-americano de la Internacional Comu-nista (S.S.I.C.) envi un delegado para

    anular esa y otras decisiones. Bajo su orientacin, un nuevo C.C. se constituy, encabezado por Elas Lafferte y com-puesto de incondicionales de la I.C. estalinista. En 1931, en un Congreso del P.C. Hidalgo, Mendoza levanta ocho acusaciones contra el S.S.I.C., siendo las principales el burocratismo (no se convoca el Congreso del P.C., pero se envan delegados plenipotenciarios; no se comunican los documentos de la I.C.), y el ultraizquierdismo; no se aprove-chan las posibilidades de accin legal en Chile. Estas eran tan reales que en 1931 los dos P.C. presentan candidatos a la presidencia (Hidalgo y Lafferte). La gran popularidad del P.C. disidente (Hidalgo) queda demostrada por diver-sas fuentes: en septiembre de 1931 en Herald Tribune, de Nueva York, lleg a pensar en una victoria de Hidalgo en las elecciones presidenciales; poco tiempo despus, frente a una sublevacin de los marineros, el oficial de la Fuerza Area encargado de reprimirla se niega a ejecutar la tarea y pide que, para evitar un conflicto social, el gobierno sea

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    entregado al dirigente comunista, seor Hidalgo. Las divergencias se extienden al campo sindical: el P.C. Hidalgo pro-pone trabajar en los sindicatos paraofi-ciales creados bajo Ibez, que agrupan a la inmensa mayora de los obreros, mientras que Lafferte y la I.C. ordenan poner en pie la vieja F.O.Ch. (Federacin Obrera de Chile, presidida por Lafferte), que casi haba cesado de existir bajo la represin.

    El divisionismo del P.C. oficial cubre todos los aspectos: mientras el P.C. Hidalgo apoya los candidatos presen-tados por el otro P.C. en las elecciones de 1931 (lo que permite la eleccin de Lafferte para el Senado), Lafferte y su P.C. boicotean a los candidatos hidal-guistas (que reciben, por eso, una vota-cin menor, an cuando confirman a Hidalgo en el Senado y elevan a Emilio Zapata, organizador de los primeros sin-dicatos campesinos, a la Cmara de Diputados). Muy probablemente, el P.C. chileno haya inaugurado una de las prcticas favoritas del estalinismo contra la Oposicin, pues ya en 1931 el P.C.

    Hidalgo lo acusa de haber asesinado a Lus Lpez Cceres. Miembro de la Oposicin hidalguista y secretario gene-ral del sindicato de obreros de la cons-truccin.

    En la evolucin de los hidalguistas hacia la Oposicin de Izquierda influyo (adems, obviamente, del reconoci-miento de los laffertistas como seccin oficial de la I.C.) la difusin, en Chile y en toda Amrica Latina, de la revista Comunismo, editada por la Izquierda Comunista de Espaa bajo la direccin de Andrs Nin, en ese momento la organizacin ms importante del trots-kismo internacional. Los hidalguistas se informaron y comprendieron el alcance internacional de sus divergencias con la I.C., y a partir de 1933 se denominan Izquierda Comunista Chilena, y publi-can el diario Izquierda.

    Las divergencias con el P.C. nunca fueron ms claras que con la instaura-cin, en junio de 1932, de la Repblica Socialista de Chile, a travs de un golpe de Estado de la fraccin nacionalista

    de las Fuerzas Armadas, encabezado por el coronel Marmaduke Grove (funda-dor de la Fuerza Area). El P.C. calific su efmero gobierno (dur 12 das) de nueva variante de la reaccin fascista e impuls la creacin de un soviet fan-tasmagrico. Los hidalguistas lo caracte-rizaron como una revolucin pequeo burguesa con trazos de revolucin nacio-nalista, proponiendo transformarla en una revolucin democrtica en direc-cin a la dictadura del proletariado. El propio Grove invit a Hidalgo a parti-cipar del gobierno para luchar contra el golpe reaccionario en gestacin. Hidalgo rechaz la oferta, pero acept luchar contra el golpe en una posicin indepen-diente: su P.C. reclam del gobierno socialista el armamento del proleta-riado.

    El golpe no anul el ciclo nacio-nalista. En 1933, varios miembros del gobierno socialista (el propio Grove, Mae) y diversos grupos polticos crea-ron el Partido Socialista, de gran impor-tancia en la poltica chilena de all en adelante. La Izquierda Comunista con-

    tinu su trabajo en los sindicatos, inclu-sive en los campesinos, creando tambin el masivo Comit Unico de la Construc-cin. Este protagoniz una de las pri-meras experiencias de autogestin en la construccin del Hospital Policlnico: el Comit substituyo a los contratistas y organiz el trabajo, redujo la jornada laboral y socializ el producto. Impuls tambin el Bloque Parlamentario de Izquierda junto a los otros diputados y senadores obreros, en la lnea del Frente nico Obrero sustentada por la Oposi-cin Internacional.

    Cuando se produce el lanzamiento del Frente Popular por los comunistas, socialistas y radicales (1936), la Izquierda Comunista, socialista y radiales (1936,), la Izquierda Comunista se apart, sin embargo, de la lnea preconizada por Trotsky, coincidiendo, por otra parte, con la de la organizacin espaola de Andrs Nin (el P.O.U.M.), que lleg a la ruptura con Trotsky por este motivo. Al igual que el P.O.U.M., la Izquierda Comunista chilena ingres en el Frente Popular, argumentando que se trataba

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    de una etapa de la lucha por el Frente nico Obrero y por la dictadura del pro-letariado. Trotsky sostena que tal etapa era justamente la de la derrota del prole-tariado: el Frente Popular, alianza estra-tgica de los partidos obreros con la burguesa, era una trampa para impe-dir al proletariado arribar a sus propios objetivos; de all que la burguesa lo aceptara como recurso extremo. Los Frentes Populares por un lado, el fas-cismo por otro, son los ltimos recursos polticos del imperialismo en la lucha contra la revolucin proletaria (Pro-grama de Transicin). A partir de esto la Oposicin de Izquierda Internacional (ya rebautizada IV Internacional) pro-pone la ruptura de los partidos obreros con el Frente Popular, la lucha por el Frente Unico Obrero, admitiendo, como recurso tctico, que los revolucionarios participasen de los Comits de Base del Frente Popular, pero no de la coalicin poltica (deba ser destruida).

    La divergencia con la Izquierda Comunista Chilena no lleg a ser discu-tida, pues la mayora de esta decidi, en

    1937, ingresar en el Partido Socialista: el Ingreso en el Frente haba sido apenas un paso en esa direccin. Varios ex trots-kistas tuvieron un papel muy impor-tante en el P.S. (inclusive en el gobierno de Salvador Allende, tres dcadas des-pus): Emilio Zapata, Ramn Seplveda y Oscar Waiss. Cuando se produce la vic-toria electoral del Frente Popular, lle-vando a Aguirre Cerda al gobierno (1938), el propio Hidalgo fue nombrado emba-jador de Chile en Mxico

    Una minora de la Izquierda Comu-nista rechaz, entre tanto, la poltica de la mayora. Dirigida por Enrique Sepl-veda (Diego Henrquez), conquisto la mayora en la regin de Santiago y cons-tituyo, en 1935, el Grupo Bolchevique Leninista, que proclam su fidelidad a la IV Internacional. En 1937, el Grupo Fundara el Partido Obrero Revolucionario (POR).

    El destino de la Izquierda Comunista Chilena plantea, ms que el problema de la actitud de los trotskistas con respecto al Frente Popular, el de su actitud con

    respecto al nacionalismo: el P.S. chileno era ms una organizacin nacionalista que socialdemcrata (nunca perteneci a la Internacional Socialista).

    Cuba: trotskismo y nacionalismo

    La Cuestin queda ms clara en el caso de Cuba. La Oposicin de Izquierda se form all bajo la accin de un notable dirigente obrero y comunista: el negro Sandalio Junco, que ya haba partici-pado de varios eventos de la I.C., e inclusive manifestado personalmente a Stalin su simpata por Trotsky. En ella converge tambin el Ala Izquierda estu-diantil junto con la cual la Oposicin constituy, en 1933, el Partido Bolche-vique Leninista. Con varias centenas de militantes (ms que el P.C.), el P.B.L., dirige las dos principales Federaciones Obreras de Cuba: las de La Habana y Santiago. Cuba atraviesa una gran agi-tacin poltica, de neto corte antiim-perialista. En septiembre, despus de una insurreccin de los suboficiales, se forma el gobierno Grau San Martn-Gui-

    teras, que deja sin efecto la enmienda Pla, smbolo de la sumisin cubana: ella establece el derecho de los Estados Unidos a intervenir militarmente en Cuba.

    El P.C., para variar, califica al gobierno Grau San Martn de social-fas-cista. El gobierno dura poco, pues es derribado en enero de 1934 por el coro-nel Batista, apoyado por los jefes milita-res y por los partidos tradicionales. El P.C. no solo sustenta el golpe (llegar a participar de un gobierno de Batista), tambin ataca a los sectores obreros que se oponen a l: en agosto, un comando del P.C. ataca la Federacin Obrera de La Habana, matando un dirigente. Gui-teras y los partidarios del gobierno Grau San Martn fundan, en octubre, la orga-nizacin nacionalista Joven Cuba, que organiza una lucha armada contra el rgimen pro-imperialista.

    El P.B.L. establece una alianza con Joven Cuba, correspondindole la orga-nizacin de una huelga general, mien-tras que Joven Cuba prepara una

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    insurreccin armada. Un delegado de los trotskistas Norteamrica (A. J. Muste), advierte al P.B.L. sobre su excesiva iden-tificacin con los planes putchistas de Joven Cuba, que suplantan el desarrollo de su propia influencia en los medios obreros. En verdad, el P.B.L. gasta la mayor parte de su tiempo organizando la huelga insureccional y definiendo un programa futuro de gobierno junto a Joven Cuba. En marzo, es lanzada la huelga general: si bien tiene un gran impacto, no es seguida por todos los sectores de la clase obrera, y termina siendo ahogada por el Ejrcito. Los pro-pios trotskistas norteamericanos reco-nocen que el P.B.L. no supo darle una direccin central a travs de la Fede-racin Obrera. El fracaso de la huelga general tambin pone en crisis los planes militares de Joven Cuba: en mayo, el propio Guiteras es muerto a tiros por el Ejrcito. Comienza entonces un periodo de terror, en el cual el P.B.L. pierde la mayora de sus militantes.

    Pero son sus propias contradicciones las que dan el golpe final al P.B.L.. Una

    tendencia interna se forma, aparente-mente mayoritaria, postulando una va externa para construccin de la IV Inter-nacional en Cuba. Esa va pasaba por el aprovechamiento de la gran popula-ridad de Joven Cuba. Otra tendencia, junto al secretariado general del P.B.L., G. Capablanca, sustentaba que tal idea slo poda explicarse por la escasa deli-mitacin poltica, desde sus orgenes, del P.B.L.. El P.B.L. deba criticar la con-cepcin puramente nacionalista y mili-tarista de Joven Cuba, manteniendo de todas maneras un Frente Unico con ella, pero desde una posicin independiente. Ninguna tendencia trotskista de la poca estuvo tan cerca de formular una tctica de Frente Unico Antiimperialista, aconse-jada por la I.C. en la poca de Lenin para los pases atrasados, donde predominan los movimientos nacionalistas, en lugar del Frente Unico Obrero, propia de los pases avanzados, donde las masas son dirigidas por partidos que se reclaman del proletariado.

    El P.B.L. se disgreg bajo el impacto de estas divergencias. Ya en 1934 su diri-

    gente Charles Simeon lo abandon por el Partido Autntico, creado por Grau San Martn, donde organiz las Juventudes Autnticas, en las cuales tendr su origen el Movimiento 26 de Julio, que en los aos 50 organizar las guerrillas para derro-car a Batista. En 1937, Sandalio Junco y Eusebio Mujal, los principales dirigentes obreros del P.B.L., arrastraran a la mayo-ra de ste hacia Joven Cuba. Junco ser en ella el secretario del sector obrero, hasta ser asesinado en 1942 en un mitin, por un comando armado del PC. Mujal evolucionar hasta transformarse en el principal burcrata sindical del rgimen de Batista, smbolo de la opre-sin de los trabajadores, hasta la cada de aqul en 1959.

    En 1940, un ex dirigente del P.B.L., Emilio Tr, organiza una especie de con-tinuacin estudiantil de Joven Cuba, la Unin Insurreccional Revolucionaria. En ella har sus primeras armas un joven estudiante de Derecho, llamado Fidel castro.

    El P.B.L., ya muy debilitado y orien-

    tado por Juan Ramn Brea, adhiere a la Cuarta Internacional en 1938. Tiempo despus cambia su nombre por el Par-tido Obrero Revolucionario (P.O.R.), y se hace fuerte entre los trabajadores ferro-viarios de Guantnamo, posicin que conservar hasta la revolucin castrista de 1959. En los aos siguientes, el P.O.R. ser una tendencia reconocida de la TCT (Confederacin de Trabajadores de Cuba) y participar de varias eleccio-nes.

    Brasil: la Liga Comunista Internacionalista

    La organizacin trotskista polti-camente ms fuerte en este periodo es, sin duda, la de Brasil. El ao 1928 estuvo marcado por algunas conmocio-nes serias en el Partido Comunista de Brasil. Joaquim Barbosa y Joao da Costa Pimenta, antiguos militantes, presentes en el Congreso de Fundacin y dirigen-tes de la Federacin Sindical Regional de Ro, lideran la Oposicin Sindical, que terminara por alejarse del P.C., acu-

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    sndolo de convertir a los sindicatos en su instrumento poltico. Por otro lado, un grupo de intelectuales, descontento con lo que consideraba exceso de nacio-nalismo y contrario a la propuesta de aproximacin con la Columna Prestes, rompi con el P.C.. Entre ellos, Livio Xavier, escritor, y Rodolfo Coutinho, miembro del CC que estudiar en Mosc entre 1924 y 1926, y miembro suplente de la Comisin Ejecutiva Central elegida en el Congreso de Fundacin (1922). Tenan mucha influencia en la Juventud Comunista y atrajeron para sus posi-ciones a Hlcar Leite, entonces con 16 aos, y Arstides Lobo. Cuando volvi de Europa. Mario Pedrosa (enviado a Mosc por el P.C., pero que se haba quedado en Alemania, tomando contacto con la Oposicin de Izquierda), logr reunir elementos de los dos grupos en la for-macin del Grupo Comunista Lenin, que a partir de mayo de 1930 edita el diario A Luta de Clase. Tiempo despus el grupo pasar a llamarse Liga Comunista Internacionalista(L.C.I.).

    A travs de los diarios y de los libros

    (traduccin de Trotsky, prologadas por militantes de la L.C.I., o trabajos de su propia autora), la L.C.I. realiza una tarea de difusin ideolgica sin parale-los en la poca, en nuestro continente, y que la coloca inclusive muy por encima del P.C.B.. Esto no se debe slo al hecho de que el pas, de lengua portuguesa, torna inaprovechables las publicacio-nes del trotskismo internacional (en su mayora hechas en francs, ingls y espa-ol). Cuenta sobre todo la calidad inte-lectual de los dirigentes de la L.C.I., no slo los ya nombrados, sino tambin el poeta surrealista francs Benjamn Pret y Salvador Pintaude (director de la Edi-tora Unitas, responsable de las primeras versiones de Trotsky al portugus).

    La audacia poltica tambin caracte-riz a la L.C.I.. En 1930, Arstides Lobo es enviado a Buenos Aires, a fin de ganar para la causa al exiliado Lus Carlos Pres-tes, el Caballero de la Esperanza. Pres-tes, durante un tiempo, prest odos a Lobo, hacindolo si consejero pol-tico. Existen versiones que atribuyen a Lobo el famoso Manifiesto de Mayo de

    Prestes, convocando a una insurreccin nacional antiimperialista. Lobo lleg a ser, junto con el teniente Siquiera Campos, uno de los cuatro dirigentes de la Liga Antiimperialista Revolucionaria creada por Prestes para consumar los objetivos enunciados en el manifiesto. Los rivales estalinistas de la L.C.I. apro-vecharon, aparentemente, una ausencia de Lobo (enviado por Prestes a estudiar la situacin en Rio Grande do Sul) para convencer a Prestes de unirse al P.C.B., no sin antes criticar el Manifiesto, repu-diar el trotskismo y disolver la L.A.R.. La participacin del trotskismo en la futura insurreccin nacional se desva-neci. Hasta qu punto las actividades de Lobo junto a Prestes formaban parte del trabajo orgnico de la L.C.I.?

    A diferencia del P.C.B., la L.C.I. rea-liz un verdadero anlisis de la revo-lucin de 1930: La economa nacional se expres, por primera vez, bajo una forma poltica bastante ntida, en octu-bre de 1930, con la sublevacin de sus fuerzas productivas contra la economa de la economa cafetera Sin caer en el

    error de la direccin burocrtica del P.C. (que identifica) cada uno de los grupos polticos en la lucha con los dos grupos imperialistas, que actan como un factor externo a la lucha de clases en el interior del pas () el proceso de diferencia-cin poltica de las clases que se deriv del movimiento reaccion a si vez sobre su propia base social, extendindola y preparando ocasiones para la interven-cin independiente del proletariado en la lucha partidaria. Despus de un an-lisis brillante del problema de la unidad nacional del Brasil, la L.C.I. levant la reivindicacin de Asamblea Constitu-yente, lo cual les vali el calificativo de lacayos del imperialismo por parte del P.C.B. (calumnias que el estalinismo igual habra levantado, aunque la L.C.I. hubiese dicho cualquier otra cosa). Para la LCI, las reivindicaciones democrti-cas dependan de la estructura misma del pas: El desarrollo combinado de la nacin que se industrializa, en el cuadro de la economa colonial, impide que las formas de dominacin poltica de la burguesa se realicen en los marcos

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    normales de la democracia, esto es, las consignas democrticas se transforman en armas en manos del Partido del Pro-letariado que congrega as a las masas oprimidas. El P.C.B. consider la revo-lucin de 1930 como un simple episodio de la lucha nter imperialista, lo que lo aisl totalmente de la situacin poltica y provoc una crisis en sus filas.

    En el terreno sindical, la L.C.I. desa-rrolla la lnea del Frente Unico, llegando a tener fuerzas bien superiores a las del P.C.B. en San Pablo, donde la L.C.I. con-centr sus fuerzas, por considerarla el centro obrero de Brasil. Fue fundamen-tal la actividad de Joo da Costa Pimenta en la direccin del sindicato de los grfi-cos (Joo, adems de haber participado de la fundacin del P.C.B., era una de los principales dirigentes obreros de Brasil), pero los trotskistas contaban tambin con una enorme fuerza en los emplea-dos de comercio, ferroviarios, qumicos. Junto a los anarquistas, pusieron en pie una Coalicin de Sindicatos, en 1934. En el mismo ao, fue gracias al impulso de los trotskistas que surgi la Coalicin de

    las Izquierdas -reuniendo tambin a los anarquistas, los socialistas, los grupos obreros de extranjeros e inclusive al Comit San Pablo del P.C.B., dirigido por Paulo (Herminio Sacchea) -para luchar contra el fascismo camisa verde: el integralismo. Este fue el principal trabajo de la L.C.I.. Varios trotskistas (Pedrosa, Flvio Abramo) ya venan participando de la redaccin de un diario democr-tico antifascista, O Homem Livre, donde Pedrosa haba realizado un anlisis del fascismo a partir del film de Howard Hawks, Scarface. Las izquierdas unidas convocaron una contramanifestacin al mitin integralista del 7 de octubre de 1934, en la Plaza da S. Abramo fue el orador de la izquierda: poco pudo decir, pues estallo una batalla campal, armas de fuego incluidas. Un estudiante comu-nista muri, y Pedrosa recibi un dis-paro en las nalgas, pero los integralistas tambin sufrieron sus prdidas y, sobre todo, cubrieron las calles de San Pablo de camisa verdes, aterrados frente a la reaccin antifascista de las organizacio-nes obreras (si pocos aos antes, en

    Europa, un Frente Unico semejante se hubiese concretado, habra cambiado el rumbo de la Historia).

    En 1935, sin embargo, la L.C.I. entra-ra en crisis, disgregndose. Esto se debi, en primer lugar, a la violenta represin contra toda la izquierda des-atada despus de la tentativa insu-rreccional del P.C.B.. Casi todos los dirigentes trotskistas fueron detenidos: slo Pedrosa consigui huir del pas. En la prisin, muri el dirigente obrero trotskista Medeiros. Pero previamente hubo una escisin poltica: algunos mili-tantes (Lobo, la novelista Raquel de Queiroz, Vitor de Azevedo) objetaron el aventurerismo y el militarismo de la L.C.I. rompiendo con ella. De hecho, el proceso poltico fundamental no pasaba por el integralismo sino por la consolida-cin de un gobierno (Vargas) que haba surgido oponiendo resistencia al impe-rialismo y apoyndose en las masas, para despus pasar a reprimirlas y a negociar la incorporacin del Brasil en el sistema panamericano liderado por los EE. UU.. La Orientacin poltica de

    la L.C.I. debera haber surgido de un anlisis a fondo de esta tentativa nacio-nalista de la burguesa, incluyendo su poltica externa, lo que no fue hecho. Poco tiempo despus, Trotsky, buscando un ejemplo de su tctica antiimperia-lista, afirmaba que en caso de conflicto l estara con el Brasil de Vargas contra la Inglaterra democrtica. La cuestin del nacionalismo y de la lucha antiim-perialista se planteaba tambin para los trotskistas brasileos: poner el eje de la poltica de la L.C.I. slo en la lucha antifascista significaba, por lo menos, pretender reproducir en Brasil las coordenadas polticas de Europa. Entre tanto, el P.C.B. lanz la Alianza Nacional Libertadora (A.N.L.), suscitando una vasta movilizacin a su alrededor.

    La notable lucha poltica de la L.C.I. contra el P.C.B. le permiti, mientras tanto, capitalizar todas las crisis de ste. As, en enero de 1937, la reconstruida L.C.I. con Pedrosa a la cabeza y la Opo-sicin Clasista del P.C.B., crean el Partido Operrio Leninista (P.O.L.). El P.O.L. rea-liz, a diferencia de los otros partidos,

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    incluyendo a la historiografa actual, un anlisis del programa del levantamiento de la A.N.L. como causa de su fracaso (y no solamente de su inoportunidad militar): Cales son las causas de la derrota de Noviembre? Por un lado, la impotencia para movilizar a los traba-jadores exclusivamente con consignas democrticas vulgares. Por el otro, la hostilidad no slo de la gran burguesa sino asimismo de la mayor parte de la pequea burguesa hacia el A.N.L. y su golpe En Recife, algunos sectores de las masas llegaron a participar del levan-tamiento, aceptando las armas que les eran ofrecidas; con todo, no se mostra-ron dispuestas a una lucha a fondo En Natal, ciudad tpicamente pequeo burguesa, a pesar de que los boletines del Comit Revolucionario pretendieran que las fuerzas revolucionarias se man-tendran en la mayor fidelidad y res-peto a la propiedad privada y al hogar los seores comerciantes no quisieron saber nada, y conservar sus puertas cerradas Con el apoyo de soldados y trabajadores en armas, el esquema

    aliancista-prestista (revolucin nacional popular) no consigui ahogar las con-tradicciones de clase y no sirvi para abrirles las puertas de la burguesa.

    Sob Nova Bandeira (Bajo Nueva Ban-dera), rgano del P.O.L., hace un examen del integralismo: (en Europa) el movimiento fascista no poda dejar de producirse con entera autonoma de los gobiernos no poda colocarse en dependencia directa del aparato del Estado, sin condenarse a un aislamiento inevitable Aqu pasa precisamente lo opuesto. El integralismo ha configurado ltimamente apenas una renovacin del viejo y archiconocido clavel rojo que tuvo su gloria en el cuatrienio de Ber-nardes sin las camisas, los gestos y los desfiles y discursos, esos auxiliares de segundo orden de la Polica, esos delatores profesionales, matones de los poderosos y mercaderes de manifes-taciones, ya habran sido identificados hace mucho tiempo como simples agen-tes pagos de polticos sin popularidad Las tesis del P.O.L. demuestran que el integralismo tiene escasas posibilidades

    de llegar al poder por sus propias fuer-zas.

    Para las elecciones de 1938, el P.C.B. apoy una de las candidaturas burgue-sas presentes, la de Jos Amrico. El P.O.L. proclam la candidatura simb-lica de Prestes, convergiendo con una nueva e importante oposicin interna del P.C.B., la del Comit de San Pablo, liderada por Sacchea. Esta tendencia cuestionaba tambin el papel dirigente que el P.C.B. atribua a la burguesa nacional. El grupo, bautizado Disiden-cia Pro Reagrupamiento de la Vanguar-dia, se acerca al trotskismo y, unindose al P.O.L., forma un Comit Pro Reagru-pamiento de la Vanguardia Revolucionaria de Brasil. La fusin se dar en agosto de 1939, siendo constituido el Partido Socialista Revolucionario (P.S.R.), que va a garantizar la continuidad del trotskismo durante el Estado Nuevo. La vieja lucha de la L.C.I. por arrastrar al P.C.B. de San Pablo al Frente Unico antiintegralista haba rendido sus frutos. En prisin, varios ex militantes del P.C.B. adhirie-ron al P.S.R., entre ellos la poetisa Pagu

    (Patricia Galvo).

    Argentina: la liberacin nacional

    En la Argentina, el trotskismo no llega a constituir ninguna organizacin importante, a pesar de la presencia en sus filas de uno de los principales diri-gentes sindicales: Mateo Fossa, que pre-sidi en 1936 el Congreso de Fundacin de la C.G.T.. Pequeos grupos se unen y se separan, en medio de polmicas de marcado tono personal, completamente desligados del movimiento obrero. Una de esas polmicas, sin embargo, ser de las ms importantes: la Liga Obrera Revo-lucionaria (L.O.R.), encabezada por Libo-rio Justo (ho del entonces presidente argentino, Agustn P. Justo), proclama la consigna de liberacin nacional, enten-diendo que la Argentina es un pas oprimido por el imperialismo. Justo Ya haba participado de un movimiento antiimperialista: la Reforma Universitaria. Frente a la Segunda Guerra, la L.O.R. sustenta la neutralidad argentina. Los otros grupos trotskistas se oponen, argu-

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    mentando que slo la revolucin socia-lista se corresponde con la presente fase de desarrollo de las fuerzas pro-ductivas del pas, y que ningn sector burgus est dispuesto a encabezar un movimiento nacionalista (los argumen-tos para esta posicin eran sacados de los escritos del marxista peruano Jos C. Maritegui). Durante la guerra, se incli-naba por el derrotismo revolucionario, sin preocuparse mucho del hecho de que la Argentina no haba entrado a la guerra (an cuando los EE.UU. la pre-sionaban en ese sentido). Un delegado del Comit Ejecutivo de la IV Internacio-nal, el americano Sherry Mangan, inter-vino directamente en la polmica, dando la razn a los grupos que postulaban una revolucin puramente socialista, y unindolos en el Partido Obrero de la Revo-lucin Socialista (P.O.R.S.), en diciembre de 1941. Homero Cristalli (J. Posadas), Este-ban Rey, Jorge A. Ramos son los dirigen-tes del P.O.R.S., donde tambin milita el entonces estudiante de fsica Ernesto Sbato, posteriormente famoso escritor. El P.O.R.S. dur poco: cuando en 1943

    el pas entra en un ciclo nacionalista (el episodio mayor ser el surgimiento del peronismo) que el P.O.R.S. estaba empe-ado en negar, el partido ya haba explo-tado en diez grupos (!) diferentes. Desde 1942 los EE.UU. boicoteaban comercial-mente a la Argentina, por la negativa de sta a entrar en guerra junto a los aliados. Pero para el P.O.R.S., apoyado por la direccin de la IV Internacional, el conflicto entre Estados Unidos y la Argentina era interimperialista

    Bolivia: el Partido Obrero Revolucionario

    En 1937, varios trotskistas brasileos (Flvio Abramo, Marino Ins Besouchet), huyendo de la represin, se exiliaron en Bolivia. All entraron en contacto con varios jvenes trotskistas de ese pas: Walter Asbun, Guillermo Lora. Era la segunda generacin del trotskismo boliviano. La primera. Liderada por Jos Aguirre Gainsborg (ex dirigente del par-tido comunista en Chile), la Izquierda Comunista Boliviana. En 1935, sta se

    fusion en Crdoba (Argentina) con el Grupo Tupac Amaru, creando el Partido Obrero Revolucionario (P.O.R.). El exilio se originaba en la posicin antiblica que los dos grupos haban asumido en ocasin de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. El primer lder del P.O.R., fue el legendario escritor y publi-cista Tristn Marof (Gustavo Nava-rro), del grupo Tupac Amaru. De vuelta en Bolivia, el P.O.R. sufri las contra-dicciones entre sus dos componentes, Mientras Aguirre pretenda un partido bolchevique, por su doctrina y organiza-cin, Marof quera un P.O.R. amplio, que le permitiese llegar al poder, basado en su gran prestigio personal. Marof acab separndose del P.O.R. y fundando su propio Partido Socialista Obrero de Boli-viano, el cual, despus de una trayec-toria espectacular, acab disolvindose (Marof termin como secretario perso-nal de Hertzog, uno de los presidentes ms reaccionarios de Bolivia). Aguirre encabez una lenta tarea de penetracin del P.O.R., lo que lo llev a escribir una columna diaria en el principal diario

    de La Paz, militar en los sindicatos y an formar parte de la Agrupacin Socia-lista Beta y Gama (en la cual militaba el dos veces presidente de Bolivia, Hernn Siles Zuazo), para la cual redact un programa orientado por la consigna de liberacin nacional (junto con la L.O.R. argentina y el P.O.R. cubano, fueron los nicos grupos trotskistas latinoamerica-nos que la levantaron en este periodo). El P.O.R. boliviano fue el primer grupo trotskista que impuso su programa en una organizacin de masas: la Federa-cin Universitaria (1938) con el entonces trotskista Ren Ayala Mercado. El trots-kismo se va convirtiendo en una de las principales vertientes polticas bolivia-nas, gracias al P.O.R. y a Aguirre, pero ste muere en un accidente en 1938. El P.O.R. queda muy debilitado durante varios aos, hasta que una segunda generacin de militantes, encabezado por el joven estudiante de derecho Gui-llermo Lora lo llevase a trabajar princi-palmente entre el proletariado minero. En este marco el POR recibir su bau-tismo de fuego en la masacre de Catavi

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

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    Trotsky en Mxico y la direccin de la IV

    InternacionalEl trotskismo en Mxico surgi a

    partir de las actividades de Russell Blackwell, militante del P.C. americano enviado para organizar las Juventudes Comunistas y que termin adhiriendo a la Oposicin de Izquierda. En 1933 se organiza la Oposicin Comunista de Izquierda, luego transformada en Liga Comunista Internacionalista (LCI) de Mxico, con la participacin de dos ex dirigentes comunistas (Octavio Fernn-dez y Luciano Galicia) y del futuro famoso novelista Jos Revueltas. Pero el trotskismo mexicano se distingue por haber reclutado a uno de los mayores artistas del siglo: el muralista Diego Rivera, maestro de la escuela de pin-

    tura post revolucionaria. Fue, en gran parte, gracias a la intervencin directa de Rivera que el gobierno nacionalista del general Crdenas decidi permitir la entrada del hombre para el cual el mundo era un planeta sin visado, el jefe de la IV Internacional: Len Trotsky.

    Trotsky lleg en enero de 1937, y vivi en Mxico hasta su asesinato (agosto de 1940). Como refugiado pol-tico, se comprometi a no participar de actividades polticas mexicanas. Pero no tard en impulsar la publicacin de una revista en espaol -Clave-que deba orientar al movimiento trotskista latino-americano. En los 18 nmeros publica-dos entre 1938 y 1940, Clave incluy 168 artculos sobre Amrica Latina (adems de muchos otros sobre la situacin inter-nacional, cuestiones tericas, etc.), de una calidad tal que la colocaron como un patrimonio del pensamiento marxista latinoamericano. Clave vino a llenar el vaci dejado por la ya mencionada Comunismo.

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    (diciembre de 1942), cuando los obre-ros de las minas Catavi protagonizaban una huelga masiva, salvajemente repri-mida por el gobierno de la Rosa. Hacia la misma poca, Lora publica un libro-folleto. Sobre la Revolucin Permanente, que ser un clsico del trotskismo lati-noamericano, mereciendo varias reedi-ciones.

  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    La atencin de Trotsky se dirigi hacia los procesos nacionalistas encabe-zados por sectores pequeo burgueses o militares, que conquistaban apoyo de masas (como el A.P.R.A. peruano o el cardenismo mexicano) tratando de defi-nir la actitud a adoptar por el proleta-riado revolucionario. Un trabajo notable es el llamado La administracin obrera en la industria nacionalizada, redac-tado despus de la nacionalizacin de las compaas inglesas de petrleo durante el gobierno de Crdenas (la gran prensa sugiri que Trotsky haba aconsejado a Crdenas en esa ocasin). Trotsky susten-taba que el proletariado deba colocarse en el campo nacional, defendiendo las expropiaciones de Crdenas contra los ataques imperialistas, pero manteniendo su independencia poltica, reclamando para sus sindicatos independientes el derecho de administrar y controlar las industrias nacionalizadas. As, la lucha antiimperialista se transformaba en una escuela de lucha por la revolucin pro-letaria.

    Fue por la misma causa que Trotsky

    se vio obligado a intervenir en la vida de la L.C.I. mexicana. Los trotskistas afirmaban que las expropiaciones no pasaban de una maniobra del imperia-lismo americana, del cual Crdenas era una agente. Contra la poltica salarial del gobierno, la L.C.I. llamaba a luchar mediante la accin directa y los sabota-jes (esto en un momento en que la clase obrera mexicana apoyaba a Crdenas). Trotsky cuestion pblicamente la pol-tica de la L.C.I. y la concepcin cons-pirativa de la historia en la cual ella se basaba. La L.C.I. se dividi en dos secto-res (Galicia y Fernndez) y acab disol-vindose. Una delegacin del partido trotskista norteamericano, el Socialist Workers Party (S.W.P.), fue encargada de reorganizarla, lo que finalmente suce-di: hasta los enemigos de Galicia y Fer-nndez volvieron a trabajar juntos.

    El Comit Ejecutivo de la IV Inter-nacional trabaj con sede en Europa hasta el estallido de la Segunda Guerra, cuando fue transferido a los EE.UU.. El S.W.P., entre tanto, fue encargado de organizar un Bur Americano-Oriental,

    para encauzar y dirigir la actividad trots-kista en Asia y en Amrica. Cuando el C.E. de la IV se estableci en los EE.UU., se cre un Departamento Latinoameri-cano, liderado por A. Gonzles, que no era otro que Abraham Golod, es dele-gado de la Internacional Juvenil Comu-nista en Mxico, que se haba pasado al trotskismo. Golod era ruso ucraniano.

    El Bur Americano-Oriental celebr una Conferencia en mayo de 1938, en Nueva York. Fueron aprobadas unas Tesis sobre Amrica Latina (el primer documento de la IV Internacional espe-cfico sobre nuestro continente) que sor-prenden por su primitivismo terico y poltico. El modo de produccin colonial es definido como subfeudal, las naciones latinoamericanas como subnaciones, la burguesa como sub-burguesa. Etctera. Excepto el proletariado, todas las clases sociales son definidas como vehculo de la pene-tracin imperialista, incluyendo tanto a las dictaduras como a las democra-cias. La verdadera poltica local se desarrolla dentro de una organizacin

    militar policaca, de all que los pases latinoamericanos son gobernados por generales. Cualquiera que sea la fachada demaggica asumida por las organiza-ciones polticas civiles (sub-burguesas, pequeo burguesas, obreras y campe-sinas), ellas son slo cortinas de humo creadas por el aparato policial-militar para esconder su verdadera poltica. En suma, el imperialismo hace y des-hace como a l le place, pues Amrica Latina est llena de agentes suyos. En consecuencias, las Tesis llaman a luchar, en Amrica Latina, contra: el fascismo, el subfascismo, la subburguesa, el imperialismo, el estalinismo, el refor-mismo sindical y hasta contra el refor-mismo pseudos-socialista de la pequea burguesa. Todos en la misma bolsa y en el mismo nivel. Cualquier intento de comprender la dinmica social y pol-tica latinoamericana a partir de esa tesis estaba condenada al fracaso. Varios tes-timonios coinciden en que las Tesis pro-vocaron carcajadas entre los trotskistas latinoamericanos

    Sorprende tambin el hecho de que,

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    en la misma poca, Trotsky se orientaba de un modo totalmente diferente para analizar los gobiernos y los movimien-tos polticos latinoamericanos: La debi-lidad de la burguesa nacional, la falta de tradiciones de gobierno local, el cre-cimiento mas o menos rpido del pro-letariado, amenazan los fundamentos de todo rgimen democrtico estable. Los gobiernos de los pases atrasados asumen un carcter bonapartista o semi-bonapartista y difieren unos de otros en el hecho de que algunos tratan de orientarse en una direccin ms demo-crtica, intentando buscar apoyo entra los trabajadores y los campesinos, mien-tras otros instauran una forma de dicta-dura militar y policial. Esto determina igualmente el destino de los sindicatos La paternidad del Estado est dictada por dos exigencias que se contradicen: la necesidad del estado de acercarse a la clase obrera como un todo y ganar de esa forma un apoyo para resistir las preten-siones excesivas del imperialismo, y dis-ciplinar a los trabajadores colocndose bajo el control de una burocracia-

    En estos anlisis divergentes se encuentran focalizado el problema de la madurez poltica de la direccin de la IV Internacional, que no estaba garantizada por la influencia personal de Trotsky. La actividad del viejo revolucionario fui importante no slo en el plano terico: l personalmente incorpor al movimiento a varios dirigentes obreros latinoameri-canos (por ejemplo, el argentino Mateo Fossa, en ocasin de su participacin de un Congreso Sindical Latinoamericano en Mxico). Pero la direccin de la IV Internacional tendra que pasar por su propia experiencia, sufriendo contradic-ciones originadas en las bases y en su propio interior. Estas determinaron que dos fracciones se formasen en el trots-kismo latinoamericano.

    1). Mario Pedrosa, miembro del C.E. de la IV Internacional, se traslad a los EE.UU. donde milit tambin en el S.W.P.. Una Fraccin de ste, encabe-zada por Max Shachtmann, cuestion la defensa incondicional de la U.R.S.S., por considerarla un estado imperialista (la polmica de Trotsky contra esa fraccin

    se encuentra en su libro En Defensa del marxismo). Pedrosa y otros miembros del C.E. (James, Trent) adhirieron a las tesis de Shachtmann. Pedrosa recorri Amrica Latina en 1941 buscando adep-tos entre los trotskistas: consigui la adhesin de varios militantes del P.S.R. brasileo (lo que debilit a este partido), algunos bolivianos, el dirigente obrero Pedro Milessi en la Argentina y la Liga Bolchevique Leninista del Uruguay.

    Estos grupos hicieron una Conferen-cia Latinoamericana en Lima, en la casa de Haya de la Torre (1942). Algunos schachtmannistas terminaron volviendo a la IV Internacional (la LBL uruguaya, James), y otros se fueron hacia la social-democracia: Schchtamann acab como miembro del P.S. americano, y Pedrosa trat de organizar un P.S. en Brasil (1945).

    2). La L.O.R. argentina, de Liborio Justo, marginalizada del P.O.R.S. orga-nizado por la direccin de la IV Interna-cional, trat de poner en pie una fraccin latinoamericana de los grupos trotskis-

    tas partidarios de la liberacin nacional: los P.O.R. chileno y cubano, la L.O.R. uruguaya, dos grupos bolivianos (en Oruro y Potos) y un grupo brasileo (Rodrigues). La tentativa, no desprovista de bases, fracas por dos motivos: 1) Justo trat de organizarla no como frac-cin de la IV Internacional, sino como una nueva IV Internacional Revolucio-naria, para lo que contaba con la colabo-racin de grupos americanos y franceses que haban roto con el trotskismo; 2) la propia L.O.R. se disolvi en 1943. Aos despus, Justo acabara acusando al propio Trotsky de haber sido un agente de Wall Street y proponindose como dirigente de una V Internacional.

    Con la Segunda Guerra Mundial y las dificultades en las comunicaciones con los pases beligerantes, la direccin del movimiento trotskista latinoamericano y mundial recay sobre el S.W.P. nor-teamericano. Su intervencin en Am-rica Latina fue por momentos positiva (Mxico), por momentos desastrosa (Argentina). La guerra, mientras tanto, aflojo tambin los lazos con Amrica

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

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    Bajo el signo de Bolivia (1945-1960)

    Desde la posguerra, el trotskismo argentino se fue transformando en una especie de centro latinoamericano. La Argentina era, en esa poca, el pas ms desarrollado del continente. Adems, el peronismo la coloc en el centro del escenario poltico. Los grupos trotskis-tas argentinos se dividieron en torno a la caracterizacin y la actitud a adoptar con respecto del peronismo:

    1). El grupo Octubre, liderado por Jorge Abelardo ramos, considera la pero-nismo como una revolucin democr-tica-burguesa, por lo tanto progresiva, y le da apoyo crtico (en verdad, apoyo liso y llano). Para Octubre, la burguesa argentina, a travs del peronismo, plan-te el problema de la unidad latinoa-mericana: por primera vez dentro de la

    IV Internacional, Ramos concibe a sta como la formacin de un gran Estado nacional, y no como una Federacin de Estados Obreros. Se trataba de un retro-ceso a las ideas de Haya de la Torre. Ramos estrech relaciones con la bur-guesa argentina y con el gobierno pero-nista. Finalmente en 1948 rompi con la IV Internacional (acusndola de impe-rialista) y con toda idea internacionalista, tratando de proyectarse como tendencia latinoamericana.

    2). El Grupo Cuarta Internacional (despus rebautizado como POR), lide-rado por J. Posadas, sostiene anlisis muy perecidos a los de Ramos, aunque man-teniendo la necesidad de una organiza-cin independiente del proletariado y la fidelidad a la IV Internacional.

    3). El Grupo Obrero y marxista, lide-rado por Nahuel Moreno, sostiene que el peronismo es un movimiento reac-cionario de derecha, compuesto por las ms diversos sectores sociales y sirviente del imperialismo ingls. El proletariado lo apoy porque est castrado y sin

    Latina. En la posguerra, el trotskismo latinoamericano se desenvolvi con un grado muy superior de independencia. Y sobre bases organizativas ms res-tringidas: ya haba pasado la poca en que, gracias al prestigio personal de Trotsky, se pudieron capitalizar escisio-nes numerosas en los Partidos Comunis-tas. Ahora, el grado de endurecimiento estalinista era mucho mayor.

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

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    mpetu y narcotizado por el estado. Los sindicatos peronistas son semifas-cistas: el G.O.M. llama a la destruc-cin de la C.G.T. y tiende una alianza con el P.C. y el P.S. o, mejor dicho, con lo que qued de ellos despus de la explosin peronista. La caracte-rizacin del peronismo se extiende tambin a los otros movimientos nacio-nalistas latinoamericanos (el M.N.R. de Bolivia, el varguismo de Brasil, etc.). Para Moreno, el nico movimiento revolu-cionario de la posguerra fue la moviliza-cin que derrib al gobierno nacionalista de Villarroel en Bolivia (para reinstalar, digamos de pasada, un gobierno de la Rosca, la oligarqua boliviana del estao).

    Los dos ltimos grupos se disputan la representacin de la IV Internacional en Argentina y, de hecho, la direccin del movimiento trotskista en el conti-nente. El II Congreso de la IV Interna-cional (celebrada en Pars, en 1948, bajo la presidencia honoraria de Guillermo Lora, entonces en prisin) no resuelve la cuestin, ni aprueba ningn texto rela-

    tivo a Amrica Latina, existiendo una gran confusin en torno a fenmenos como el peronismo. De cualquier modo, un militante uruguayo, Ortiz, es incorpo-rado al Comit Ejecutivo, y va a recorrer Amrica Latina buscando reorganizar y coordinar a los grupos trotskistas del continente.

    Bolivia: el trotskismo y la revolucin

    Pero las grandes novedades ven-dran del olvidado POR de Bolivia. Ais-lado, vena trabajando pacientemente dentro del proletariado de las minas, que desde 1944 organizado en la Federacin Minera (F.S.T.M.B.), creada a instancias del gobierno nacionalista de Villarroel, apoyado por el MNR. En el III Con-greso de la F.S.T.M.B. (en Catavi, marzo de 1946) era ya visible la crisis del pro-ceso nacionalista, que culminara pocos meses despus. Para gran sorpresa del gobierno y del M.N.R. (que, de hecho, diriga la F.S.T.M.B.) y de los trotskistas de todo el mundo, el Congreso aprob gran parte del Programa de la IV Inter-

    nacional: control obrero de la produccin, milicias obreras, escala mvil de salarios y de horas de trabajo. El joven Guillermo Lora fue llevado en hombros por los mineros despus de derrotar en un debate al Ministro de Trabajo (Monroy Block, del M.N.R.), mientras varios trots-kistas eran elegidos para la direccin del F.S.T.M.B..

    La Federacin Minera no tuvo fuer-zas para impedir el golpe de Julio de 1946: los mineros estaban dispuestos a marchas sobre La Paz armados de dina-mita (mientras los trotskistas argentinos liderado por Moreno celebraban la caa da del gobierno nacionalista!). Pero a fin de ao se rene un nuevo Congreso de la F.S.T.M.B., en una situacin explosiva: 1) los mineros estn dispuestos a luchar contra el gobierno de la Rosca, 2) la direccin nacionalista est dando prue-bas de su incapacidad de defenderse de la reaccin. Resultado: el Congreso aprueba integral y unnimemente la tesis presentada por la delegacin de Llallagua, redactada por Guillermo Lora. Las desde entonces famosas Tesis

    de Pulacayo le muestran al proletariado un camino independiente del naciona-lismo para luchar contra el imperia-lismo.

    *caracterizan a Bolivia como pas capitalista atrasado, integrante de la economa mundial, superando la tesis de pas feudal del M.N.R. y del estalinismo para justificar la revolucin por etapas (primero democrtica, en alianza con la bur-guesa);

    *fija la estrategia de la revolucin y dictadura proletarias, posibles en la medida en que la clase obrera asuma la direccin de los oprimidos a travs de la alianza obrero-campesina. El pro-letariado, lder de la nacin oprimida, transforma las tareas democrticas (reforma agraria, independencia nacional) en tareas de la revolucin socialista a travs del gobierno obrero y campesino.

    *fija los mtodos de lucha del proleta-riado (movilizacin y accin directa), y propone la creacin de una Central

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Unida de Trabajadores, con direccin obrera.

    El P.O.R. se va transformando en par-tido de masas, y celebra un acuerdo con al F.S.T.M.B. para la presentacin electo-ral de un Bloque Minero. En las elecciones de 1947, el Bloque consigue la eleccin de seis diputados (de los cuales tres son trotskistas: Guillermo Lora, Humberto Salamanca y Javier Aspiaze) y dos sena-dores: Juan Lechn y Lucio Mendivil (ste ltimo del POR).

    Para la Rosca las cosas estn yendo demasiado lejos. El gobierno pone al Bloque en la ilegalidad, interviene en las minas y persigue los dirigentes obreros: Lora y sus compaeros van a para a la crcel. En esa poca, el POR venda 10 mil ejemplares de Lucha Obrera, es decir ms que el diario de mayor circulacin (El Diario).

    La represin impide al P.O.R. trans-formarse en una efectiva direccin obrera. Pero la situacin va cambiando: en 1951, el candidato presidencial del M.N.R. (Paz Estenssoro) gana las elec-

    ciones: nuevo golpe a la Rosca para impedir su asuncin. El impasse se pro-longa hasta abril de 1952, cuando los mineros bajan a las ciudades y a los cuarteles para destruir definitivamente el gobierno rosquero, dinamita en mano. Todos los trabajadores se movili-zan: el Ejrcito es derrotado y disuelto. Es lo que se llam la primera revo-lucin obrera de Amrica Latina. Las milicias obreras garantizan la asuncin del MNR. Se construye de inmediato la Central Obrera Boliviana (COB): Juan Lechn y Miguel Alandia Pantoja (mili-tante del POR), ocupan los puestos prin-cipales. El entusiasmo masivo por el gobierno del M.N.R. arrastra al propio P.O.R., que define su poltica como apoyo al ala izquierda del MNR (Juan Lechn). Este sera el origen de la futura divisin.

    La divisin de la IV Internacional: el pablismo

    Mientras tanto, se rene el III Con-greso Mundial de la IV Internacional

    (Paris, 1953), que definir un gran viraje. Se imponen las tesis del dirigente Michel Pablo (el griego M. Raptis), que implican una revisin total del programa trots-kista. Surge as el llamado pablismo, que va provocar la crisis y la divisin de la IV Internacional. Se parte de constatar que los principales procesos de transfor-macin social (Europa del este, la Revo-lucin China) han sido dirigidos por el estalinismo (el P.C. chino no escapa a esta caracterizacin). Se prev una guerra inminente entre la U.R.S.S. y los EE.UU. (se estaba viviendo en plena guerra fra). Conclusin: no hay tiempo histrico para la construccin de par-tidos revolucionarios (trotskistas); la burocracia estalinista har la revolu-cin a su manera (previndose siglos de transicin en direccin al socia-lismo, durante los cuales reinar la buro-cracia estalinista). La tarea principal ser empujar a las direcciones existen-tes (estalinistas en los pases avanza-dos, estalinistas y/o nacionalistas en le mundo colonial) lo ms rpido posible en direccin a la toma del poder, ingre-

    sando, en la medida de los posible, en esas organizaciones. A estos se le llamo integracin en el movimiento real de las masas.

    El impresionismo del nuevo pro-grama es brutal: se toman algunas de las tendencias de la situacin de la posgue-rra, transformndolas en absolutas. Pero haba otras tendencias, que conspiraban contra la guerra y contra el fortaleci-miento de las direcciones estalinistas. De hecho, como las previsiones pablistas se verificasen por su contrario -no hubo guerra mundial y el bloque socialista entr en crisis-- Pablo fue repudiado aos ms tarde por todas las fracciones del movimiento trotskista.

    En relacin a Amrica Latina, el Con-greso resolvi el debate Posadas vs. Moreno a favor del primero: la pro-puesta de Posadas de un trabajo privi-legiado en direccin a los movimientos nacionalistas congeniaba mejor con el nuevo programa. El grupo de Posadas fue declarado seccin argentina de la IV Internacional, y l mismo fue encargado

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    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    de organizar el Bur Latinoamericano (B.L.A.) de la Internacional. Moreno acept las resoluciones.

    Nadie, dentro del trotskismo mun-dial, opuso un programa completo al pablismo. Pero la discusin se fue pro-cesando por medio de graves crisis. El P.S.R. brasileo, por ejemplo, desapare-ci; sus militantes, como Jos Stacchini y Florestan Fernndez, siguieron rumbos muy diversos. La direccin de la IV Internacional excluyo del Congreso a la mayora de la seccin francesa (el Par-tido Comunista Internacionalista) opuesta al programa de Pablo. Esa fue la base de la escisin: el P.C.I. se ali, a fines de 1953, al S.W.P. norteamericano, alar-mado por los mtodos burocrticos de Pablo. Junto con las secciones suiza e inglesa, el P.C.I. y el S.W.P. constituyeron el Comit Internacional de la IV Internacio-nal (C.I.). El P.O.R. boliviano, enterado de la escisin, neg su apoyo a cual-quiera de las fracciones internaciona-les. La destruccin organizativa de la IV Internacional estaba consumada, consti-tuyndose dos fracciones independien-

    tes: el S.I. (Secretariado Internacional, dirigido por Pablo) y el C.I..

    En Amrica Latina, el C.I. recibi el apoyo de la fraccin de Moreno. Este se manifest independientemente del B.L.A. de Posadas y constituy, en 1954, el S.L.A.T.O. (Secretariado Latinoameri-cano del Trotskismo Ortodoxo), con base en tres pases: Argentina, Chile y Per. De hecho, Moreno y Posadas enviaran delegados al resto del continente y con-sumaran la divisin de los grupos trots-kistas latinoamericanos.

    La crisis del P.O.R. boliviano

    La divisin del P.O.R. boliviano reco-noci, en parte, causas diferentes. En junio de 1953, el X Congreso del P.O.R. estableci: 1) la existencia de un reflujo del movimiento obrero, despus del ascenso revolucionario; 2) la necesidad, para consumar la revolucin obrera, de independizar a las masas del naciona-lismo (M.N.R.), ganndolas para el POR. Se cuestion la poltica de apoyo crtico al ala izquierda del M.N.R..

    El B.L.A., de Posadas, se opuso a esa Tesis. De acuerdo con el programa pablista, se trataba de empujar a las masas hacia la toma del poder, pues stas se encontraban siempre dispuestas para tal empresa: segn la nueva lnea, las direcciones tradicionales no eran ms que un obstculo. Con esto se ve hasta qu punto el programa pablista era una revisin en referencia al programa redac-tado por Trotsky, para quien la crisis de direccin del proletariado era el pro-blema central de nuestra poca.

    En medio de la discusin, una pri-mera escisin se produjo en 1954: un sector del POR inspirado por el argen-tino J. A. Ramos, quiso llevar a fondo el apoyo al ala izquierda del M.N.R., incor-porndose a este movimiento. Encabe-zado por Edwin Moller (secretario de prensa de la C.O.B.) y por su mujer, Lidia Gueiler (que llegara en 1979, a al presidencia de Bolivia), este sector rompi definitivamente con el trots-kismo, abandonando la revolucin pro-letaria y adhiriendo a la revolucin nacional, teorizada desde la Argentina

    por el ex trotskista Ramos.

    La ruptura de los pablistas se pro-dujo en 1956: inspirados por Posadas y dirigidos por Hugo Gonzlez Moscoso, se quedaron con la mayora de los militan-tes e inclusive con el diario, Lucha Obrera. Durante los aos siguientes, y sin pre-ocuparse mayormente con los cambios de la situacin poltica, el P.O.R.-Gon-zles Moscoso levantara la consigna Todo el poder a la C.O.B.!, sin mayo-res consecuencias.

    La continuidad del P.O.R. trotskista, muy debilitado, fue asegurada por la fraccin liderada por Guillermo Lora, que comenz la publicacin de Masas. El trabajo sistemtico en las minas, sin embargo, fue favorecido por la diver-sificacin de sus pronsticos sobre el M.N.R.. En 1958, el P.O.R. (Lora) ins-pira las tesis del Congreso Minero de San Jos-Colquiri, las cuales denuncian al gobierno del M.N.R. como antiobrero y proimperialista. De esta forma se asen-taba las bases del crecimiento futuro, y del balance ms completo de la trayec-

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    toria del nacionalismo latinoamericano, resolviendo de ese modo la cuestin en la cual se haba mostrado ms dbil el trotskismo desde los aos 30.

    Y fueron efectivamente bases de un crecimiento futuro, pues el gobierno del M.N.R., despus de un primer periodo de histeria anti-yanqui, lleg a un enten-dimiento con los EE.UU. y consigui reconstituir el Ejrcito, luego de varios aos de vigencia de las milicias obreras y campesinas. El terreno qued pre-parado para la contrarrevolucin, que actu en 1964 a travs del golpe del general Barrientos, que volvi a colocar a los trotskistas en la ilegalidad y en el calabozo.

    El S.L.A.T.O. y el B.L.A.

    El S.L.A.T.O. no consigui asentarse en Bolivia en este perodo revoluciona-rio: el apoyo dado por Moreno a la con-trarrevolucin de 1946 no era una buena carta de presentacin. Su mayor actua-cin se produjo en Argentina, despus del golpe gorila que derrib a Pern

    en 1955. Los morenistas ingresaron en 1956 al peronismo (una aplicacin de la tctica entrista), editando el diario Palabra Obrera, que se coloca bajo la disciplina del general Pern y del Consejo Superior Peronista. La mimetizacin lleg al punto de que los morenistas editaron un lbelo anticomunista de Pern (una forma curiosa de entender la ortodoxia). La tctica tuvo en su inicio buenos resul-tados: P.O. abri varios locales y agrup centenas de militantes, con basta influen-cia en los medios obreros, especialmente del sindicato metalrgico. Pero las posi-bilidades de influir decisivamente sobre el sector obrero y combativo del pero-nismo fueron desaprovechadas en 1958. Pern, desde el exilio, dio la orden de votar al candidato gorila Frondizi. P.O. la acat. Los grupos peronistas de izquierda no: un tercio del electorado peronista vot en blanco, voto que fue mayoritario en las barriadas proletarias. El entrismo de los trotskistas orto-doxos se prolong hasta 1964, sin mayo-res progresos.

    El B.L.A. de Posadas se desenvolvi

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    con bastante independencia de su direc-cin internacional (el Secretariado Inter-nacional de la IV Internacional, dirigido por Michel Pablo y Ernest Mandel). Sus grupos adquiriran cierta fuerza en el movimiento sindical argentino (meta-lrgicos y textiles) y chileno (metalrgi-cos de Huachipato).

  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Bajo el signo de la Revolucin Cubana

    (1960-1970)La Revolucin Cubana alter todos

    los equilibrios e provoc nuevos reagru-pamientos polticos en los pases latinoamericanos. Continuacin del nacionalismo radical, ella fue al mismo tiempo, la primera revolucin declara-damente socialista de Amrica Latina. Para el movimiento trotskista, signific un desafo en todos los planos posibles, y era esperable que provocase nuevas transformaciones en sus filas, como efec-tivamente ocurri.

    La nica tendencia trotskista pre-sente en Cuba en el momento de la toma del poder por Castro y el Movimiento 26 de Julio era el ya citado P.O.R., adhe-rido al B.L.A. de Posadas y al S.I. de la

    IV Internacional. El trotskismo no fue ajeno a la revolucin: Pablo Daz, que en los aos 40 haba sido editor del diario del P.O.R. (Revolucin Proletaria) form parte de la expedicin del Granma como administrador; varios trotskistas participaron de la guerrilla; R. Alexan-der sostiene que uno de los principales comandantes guerrilleros (Camilo Cien-fuegos, muerto misteriosamente en 1959) haba sido militante del P.O.R. en los aos 40.

    Durante los primeros aos posterio-res a la revolucin, el P.O.R. tuvo bas-tante libertad de accin. El B.L.A. haba establecido en Cuba un representante acreditado ante el gobierno; el P.O.R. tena varios locales, y sus representan-tes intervenan como tendencia en las asambleas obreras y campesinas. Mili-tantes de otros pases fueron enviados por el B.L.A.: el argentino Jos Lungarzo, Ortiz, Miranda. El P.O.R. tuvo la pala-bra varias veces, el Che Guevara pole-miz, en radio y en televisin, contra las posiciones de los camaradas trotskistas. La IV Internacional y el B.L.A. partici-

    paron con delegaciones propias en los diversos Congresos Internacionales (de arquitectos, de intelectuales), organiza-dos por el gobierno cubano. A pesar de esta participacin, no se hicieron espe-rar las provocaciones del P.C. cubano (llamado Partido Socialista Popular), pero varios de los viejos militantes del P.O.R. tenan hos ocupando puestos impor-tantes en la militancia revolucionaria, lo que les sirvi de proteccin.

    El peridico del P.O.R. fue el primero en postular la transformacin de la Revo-lucin Cubana en socialista. Cuando Fidel Castro se pronunci pblicamente en ese sentido, comenzando el proceso de nacionalizacin de las tierras y de la industria, el P.O.R. reclam el funciona-miento democrtico de las cooperativas agrarias y la creacin de una red de Con-sejos Obreros, a la vez que denunciaba los obstculos a la libre expresin de las tendencias revolucionarias, impues-tos en forma creciente por el P.S.P.. Cual-quiera hayan sido los errores tcticos del P.O.R., fue por sustentar esas posi-ciones que acab siendo puesto en la

    ilegalidad. Hubo varios episodios: un delegado del B.L.A. (Heredia), habiendo criticado pblicamente al P.S.P. y a la orientacin del gobierno, fue condenado a muerte. Fue necesaria la intervencin de su compatriota, el argentino Che Guevara (entonces ministro de indus-tria), para sacarlo del calabozo y ponerlo en un avin con destino a Honduras. Con el proceso de fusin del P.S.P. con el Movimiento 26 de Julio (que dio origen al P.C. Cubano), realizado al comps de la creciente integracin econmica de Cuba con la U.R.R.S., las provocaciones contra el P.O.R. ganaron fuerza. El P.S.P. y los castristas acusaban al P.O.R. de no haber participado de la Revolucin: argumento muy dbil, pues el P.O.R. haba participado en la medida de sus escasas fuerzas, mientras que el P.S.P. se haba opuesto a las guerrillas de Castro y haba apoyado al gobierno de Batista, derribado por ellas. Sea como fuere, hacia fines de 1963 circul en Cuba una edicin apcrifa del peridico del P.O.R. (Voz Proletaria), preparada, sin duda, por el P.S.P., convocando al pueblo a tomar

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  • Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    Osvaldo Coggiola EL TROTSKISMO EN AMRICA LATINA

    por asalto las bases militares yanquis de Guantnamo, situadas en un extremo de las isla cubana. Provocacin!, fue el grito. Los locales del POR fueron cerra-dos y su actividad prohibida (nunca ms fue retomada, por lo menos pblica-mente). Los dirigentes del P.O.R. fueron detenidos: Idalberto Ferrara (secretario general), Andrs Alfonso, Manuel Yero, Roberto Tejera, Ricardo Ferrara (que era oficial de las milicias y miembro del Comit de Defensa de la Revolucin). Las penas -impuestas por la acusacin de haber llamado a derribar al gobierno de Fidel Castro-fueron hasta nueve aos. Segn parece, los detenidos no lle-garon a cumplirlas.

    Hasta muchos aos despus, Posadas continuaba hablando misteriosamente de la tendencia trotskista-guevarista del P.C. cubano, lo que tal vez deba ser puesto a cuenta de sus famosas fanta-sas. Posadas acus tambin a Castro de haber eliminado al Che por divergencias polticas (la muerte de ste en Bolivia, en 1967, no habra sido ms que una teatra-lizacin). Fidel Castro denunci pbli-

    camente al trotskismo en la Conferencia Tricontinental de 1966: lo caracterizo como contrarrevolucionario al servicio del imperialismo, se defendi de las acusaciones que los trotskistas le hacan de no haber sustentado a los rebeldes de Franklin Caamao contra la invasin de los marines yanquis (en la Repblica Dominicana en 1965), y los acus de haber infiltrado la guerrilla guatemal-teca del teniente Marco Antonio Yon Sosa. Muchos de los intelectuales simpatizan-tes de la Revolucin Cubana protesta-ron contra esta actitud de Castro: lo menos que se poda decir era que las cr-ticas hechas por los trotskistas no bas-taban para designarlos como agentes del imperialismo; el procedimiento de Castro fue, en esa ocasin, tpicamente estalinista. Algunos dirigentes del actual Secretariado Unificado de la IV Internacio-nal afirmaron que Castro haba sido mal aconsejado en esa intervencin, lo que coloca a esos trotskistas detrs de los intelectuales independientes en defensa del trotskismo. En cuanto a lo afirmado respecto de Guatemala, los trotskistas

    mexicanos orientados por Posadas