clase obrera lucha armada peronismos

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    CLASE OBRERA,LUCHA ARMADA

    PERONISMOS

    Gnesis desarrollo y crisisdel Peronismo Original

    RAFAEL CULLEN

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    Agradecimientos

    A todos los que aportaron para que este trabajo fuese posible. GraciasA Yolanda, Coca Colom, porque el trabajo sobre Ezeiza que encara-mos juntos fue el puntapi inicial para estas pginas, que haba empe-zado a corregir antes que el cncer venciera sus ganas de vivir.A Eduardo Corbata Corbaln, un verdadero coautorque a travsde su historia de vida y sus reexiones aport a la losofa de estetrabajo y semanas antes de decirle basta a la vida, pregunt paracuando iba a estar terminado.A don Anbal Villaor que hace ya muchos aos me dijo: para enten -der lo que es el peronismo para el pueblo hay que empezar de antes yme regal su desvencijado ejemplar de Los Vengadores de la Patago -

    nia Trgica de Osvaldo Bayer.A Sebastin Borro siempre amable y agradecido por el inters en lahistoria de los luchadores.A Ral otro coautor que venci su resistencia para hablar de lo quetena muy presente y luego aport con amplitud sus combativas re-exiones.A Osvaldo Villaor porque aport su agudeza para el anlisis, que nopudo transformar en ganas de vivir.A Jorge Vzquez, a Juan Carlos Cena, a Chiche Pecorino, que antecada consulta aportaron reexiones y experiencias de sus vidas pre-adas de historia.ABeba Balv, porque pese a nuestras diferencias siempre respondicon calidez y precisin todas mis consultasA Juan Romero que aport su lucidez de clase con entusiasmo.Al negro Mario, al Negro ferroviario, al Chono, que no saben nada deeste trabajo, pero hace aos me ensearon que la realidad es ms com-pleja que algunos esquemas.A la barra de la villa, donde la poltica era una prctica cotidiana for-madora de conductas.A Delna que se entusiasm a medida que recordaba.

    A la Gallega preocupada hasta hoy por la tica que debe tener unapoltica transformadora.A Checha que particip de los inicios y se alegr por la continuidadA los que no quisieron seguir hablando y a todos los que no quisieronhablar, porque obligan a reexionar sobre la ecacia del terror.A Manuel que me alent con su inters por el nal.A Ana que estuvo siempre presente en mi necesidad de explicar.A Elvira que tambin estuvo presente en mi necesidad de explicarA Abril y a Lautaro, solo porque existen.A Viviana porque toler con innita paciencia mi analfabetismo infor-mtico, y porque todos los das con amor, sensatez e inteligencia mecompromete con la vida.

    Rafael Cullen

    Fecha de catalogacin: 04/03/2009

    Imagen de tapa:Diseo de tapa: E. Claudio AvellaArmado interior: Soledad Ramrez

    950, Adrogu, provincia de Buenos Aires en de 2008.

    Todos los derechos reservados.Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmi-tida por, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio,sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia o cualquierotro sin permiso previo por escrito de la editorial.

    Cullen, RafaelClase obrera, lucha armada y peronismos. - 1a ed. - La

    Plata : De la Campana, 2009.320 p. ; 15x23 cm.

    ISBN 978-987-9125-90-8

    1. Peronismo. 2. Clase Obrera. I. TtuloCDD 324

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    A LucaAl MostrencoAusencias siempre presentesA los miles de ausentes de cuya indignacin ca-recemos

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    Introduccin

    El error del intelectual consiste en creer que se pue-da saber sin comprender y, especialmente, sin sentir y

    ser apasionado (no solo del saber en s, sino del objetodel saber), esto es, que el intelectual pueda ser tal (y noun puro pedante) si se halla separado del pueblona-cin, o sea, sin sentir las pasiones elementales del pue-blo, comprendindolas y, por lo tanto, explicndolas y

    justicndolas por la situacin histrica determinada;vinculndolas dialcticamente a las leyes de la historia,a una superior concepcin del mundo, cientcamenteelaborada: el saber. No se hace polticahistoria sinesta pasin, sin esta vinculacin sentimental entre inte-lectuales y pueblonacin.

    Antonio Gramsci

    Este trabajo se inici como una investigacin colectiva acerca de lossucesos del 20 de junio de 1973 en Ezeiza. Las primeras conclusiones deesa tarea nos llevaron a investigar acerca de las fuerzas polticas surgi-das desde el peronismo posterior a 1955 que buscaron expresar los inte-reses obreros y populares.

    Ya como una tarea individual, pero dependiendo de mltiples testi-

    monios y aportes (por ello el uso de la primera persona del plural en estaspginas), encaramos el objetivo de avanzar sobre descripciones impreci-sas y escasamente fundadas del peronismo tales comopopulismo o bona-

    partismo. As llegamos a indagar acerca de sus orgenes, de su contenidosocial y poltico y de los elementos de continuidad y ruptura entre losperodos 19451955 y 19551973.

    La primera parte de este trabajo se inicia en 1930 cuando llega a sun el modelo nacional construido por la burguesa terrateniente agroex-portadora. Analizamos cmo se producen las condiciones sociales y polti-cas para la gestacin del peronismo y de manera particular, cmo la clasetrabajadora y el movimiento obrero organizado sindicalmente llegan aparticipar de este movimiento.

    La segunda parte analiza las transformaciones de este movimientodurante su proscripcin hasta el 20 de junio de 1973, cuando tiene lugar

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    el retorno denitivo de Juan Domingo Pern al pas y se produce el ata-que armado a la multitud que lo aguardaba.

    Nos parece apropiado plantear someramente algunos de los concep-tos bsicos utilizados en las reexiones que se presentan.

    La nuestra es una sociedad donde estn generalizadas las relacionessociales capitalistas; esto la divide en clases sociales. Los conictos alinterior y entre las clases sociales son factores centrales en la explicacindel origen de las luchas econmicas y polticas. Por lo tanto, estudiar losprocesos polticos que se producen en una formacin social implica com-prender la gestacin y el desarrollo de sus clases sociales y de las diferen-tes fracciones que las componen

    Las clases sociales estn constituidas por un conjunto de relacionessociales que no estn cristalizadas sino en constante movimiento y trans-formacin. As se producen transformaciones que llevan a confrontacio-

    nes y a alianzas segn el momento del desarrollo del capitalismo. Porejemplo, la burguesa nacional de 1945 no es la misma que la de 1973.Lo mismo podemos decir de la clase obrera. Tampoco los sectores medioso pequea burguesa de 1945 y 1955 son los mismos que los de 1966. Enestos procesos de confrontaciones y alianzas aparecen, integrados en unacompleja interrelacin, factores econmicos, polticos e ideolgicos quegeneran diferentes grados de conciencia acerca de la realidad, traducidosen una cultura de ideas, valores ticos, creencias, costumbres y expecta-tivas respecto al futuro.

    Precisar la preponderancia de cada uno de estos factores resultardel anlisis concreto de la realidad en cada momento histrico. Esto per-mite trascender, sin negarla, la subjetividad de los actores polticos in-dividualmente considerados. As el anlisis de esta subjetividad, de granimportancia si se analizan proyectos polticos, puede realizarse en unmarco de procesos sociales, prcticas polticas e ideologas que han gene-rado y generan esas conductas que inciden sobre la realidad.

    Desde esta perspectiva, se podr avanzar ms all de un relato des-criptivo de los procesos polticos y, al mismo tiempo, superar una visinabstracta de las clases sociales, donde estn ausentes los sujetos concre-tos, colectivos e individuales, que las conforman.

    Los hechos sociales son la materia prima de la historia; nadie sevincula a ella ingenuamente y libre de supuestos, lo reconozca o no. Elconocimiento sobre la sociedad se construye desde el anlisis y la inter-pretacin de esos hechos y de los procesos sociales en los cuales estninscriptos. Las preguntas y las respuestas para conocer el pasado y suconexin con el presente no surgen de manera natural y mecnica. Larealidad es interrogada desde hiptesis, que son el punto de partida plan-teado por quien las formula

    La hiptesis general con que se inici este trabajo es que la partici-pacin activa de la clase obrera result decisiva en la constitucin de laalianza social interclasista que se concret polticamente como peronis-mo y hemos denominado peronismo original. Sin embargo, el prota-gonismo con que los trabajadores defendieron sus intereses en 1945, noles result suciente para impedir el violento desalojo del peronismo del

    gobierno en setiembre de 1955. A partir de entonces debern enfrentarsolos la ofensiva del nuevo bloque de poder contra sus condiciones de viday de trabajo.

    Esto nos llev a analizar la relacin entre las diferentes fraccionessociales y polticas que formaron parte del peronismo y, principalmente,cmo se integr y cmo particip la clase obrera en la alianza peronista.Esto es lo que completa nuestra hiptesis para el perodo 19451955 yservir de gua para analizar el perodo siguiente. A partir de 1955 lostrabajadores son los nicos que se reconocen activamente en el peronis-mo. ste pierde su signicado como expresin de una alianza de clases.Pasa a ser la identidad poltica y social de los cabecitas o los negrosque resisten el avance del capital.

    La proscripcin de la fuerza poltica mayoritaria impide recomponerla legitimidad del sistema poltico institucional para ejercer el poder en

    nombre del conjunto social. Para mantener esta proscripcin, el nuevobloque de poder precisa un nivel de violencia creciente. Frente a estarealidad se evidencia la incapacidad de la dirigencia poltica y gremialdel peronismo original para encabezar la resistencia. Estos elementosconstituyen el punto de partida con el que muchos militantes van a resig-nicar su visin del peronismo.

    As se irn conformando en el peronismo post55 fuerzas polticasque, a partir de su propia experiencia y con diferentes miradas sobre larealidad nacional e internacional, construirn su propia visin de estemovimiento en un complejo y hasta contradictorio proceso de continuidady ruptura con el peronismo original.

    Iniciada la dcada del 60, comienza a conformarse la denominadaCorriente o Tendencia Revolucionaria Peronista. Los militantes de estaCorriente irn convergiendo con los provenientes de la peronizacin deamplias fracciones de los sectores medios. De esta convergencia se cons-tituyen fuerzas polticas que impulsan diferentes estrategias que se pro-ponen la disputa del poder con la clase dominante.

    En 1966, los intentos integracionistashan fracasado en resolver elproblema peronista. El sistema poltico institucional no era ya funcionalal desarrollo capitalista. Las reivindicaciones de los trabajadores movili-

    zados y las demandas de amplios sectores de la pequea burguesa, quehan sido sumados a la proscripcin poltica y estn amenazados por laconcentracin econmica, ya no podan ser resueltas institucionalmente.

    El logro de mejores condiciones de vida y de trabajo para los asala-riados, el n de la proscripcin del peronismo y reclamos democrticosvarios, comienzan a plantearse como un cambio en las relaciones de po-der por fuera de las instituciones de un Estado cada vez ms sustentadosolo por su fuerza militar y que comienza a perder legitimidad frente acada vez ms amplios sectores la sociedad civil. Los trabajadores ya noestn solos.

    As, en la coyuntura de 1968/69, el poder del Estado comienza a serpuesto en cuestin. Esto signica un punto de inexin producido por uncambio en el carcter de las luchas de resistencia iniciadas en 1955.

    Analizar en toda su complejidad y riqueza las luchas sociales y las

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    propuestas polticas que estuvieron puestas en juego en nuestro pasadoreciente implica superar los obstculos que se presentan desde diferentesdistancias ticas e intereses de clase.

    Puede armarse que los protagonistas de las luchas populares nohan sintetizado todava una interpretacin del proceso donde insertaronsus esfuerzos por una sociedad justa y humana. El dolor por los ausen-tes y el respeto que merecen quienes no pueden analizar sus prcticas yresignicarlas para hoy, estn presentes y obligan a un anlisis riguro -so. Hay que realizar lo que Pilar Calveiro ha llamado la necesidad deescracharse. Avanzar en un anlisis poltico riguroso de las prcticasde ese perodo que, simplicadamente, se conoce como los 70. Es nece-sario tambin extraer conclusiones para el presente, de los lmites queevidenci el peronismo en 1955 y de su relacin posterior con las luchasobreras y populares. Superar el fetichismo (tanto en un sentido positivo

    como negativo) del Lder popular y de los diferentes protagonistas. Haceremerger lo que pide una protagonista el debate poltico de fondo (Roblesp.156).

    Las razones de esta carencia no son menores: el terrorismo de Estadoha sido ecaz.El terror que tan cuidadosamente ha diseminado el meca-nismo concentratorio produce en la sociedad el mismo efecto anonadanteque el desaparecido en los campos (...) Este efecto del terror diferido (...) esquizs uno de los mayores logros polticos del mecanismo concentratorio.(Calveiro, Pilar Poderp. 158). Este triunfo poltico del terror diferidoaparece en el proceso de construccin del conocimiento de diferentes ma-neras. Entre quienes reivindican los objetivos de las luchas popularesprevalecen, en general, las narraciones testimoniales que destacan la ti-ca de los militantes individuales o reivindicados generacionalmente. Deesta manera, en muchos casos, se atribuye su explicacin slo a la picao la voluntad individual y/ o grupal sin tener en cuenta los procesos so -ciales y las prcticas polticas donde esas voluntades se integraron. Estodiculta el anlisis sobre los proyectos polticos que confrontaron y per -mite que la reivindicacin sea utilizada por polticas alejadas de las queimpulsaron los reivindicados.

    Solo pretendemos aportar a esta imprescindible resignicacin que

    necesariamente deber ser colectiva y ser heterognea un conjuntode reexiones acerca de cmo fueron esas prcticas, su relacin con elpresente y sus diferentes lecturas. En este sentido, hacemos nuestro loque ha escrito Gregorio Levenson, un protagonista de todo el perodo queanalizamos, rindiendo homenaje a sus familiares y compaeros ausen -tes: ningn reconocimiento sera completo si no nos esforzamos en una

    profunda autocrtica que desentrae los errores y ayude a encontrar elcamino que conduzca a nuestra Patria a la liberacin que ellos anhelaron

    y por la cual ofrendaron sus vidas.(p.195)A partir de 1970/71, se concretan las propuestas polticas ms desa-

    rrolladas, surgidas de la identidad peronista, que disputaron el poder delEstado desde diferentes visiones del peronismo y de la sociedad. Estu-vieron construidas en forma no exclusiva pero s mayoritaria, dentro, enla periferia o bajo la inuencia de dos organizaciones polticomilitares.

    Proponemos para la discusin elementos parciales pero poco conocidos desus debates polticos y estratgicos a partir de testimonios de algunos desus protagonistas.

    Nos acercamos a ambas propuestas indagando cmo su composicinsocial y poltica, su visin de la sociedad y del peronismo, sus debatesinternos y principalmente su prctica, conformaron una concepcin delpoder con la que se relacionaron con los trabajadores y el pueblo. Paraesto partimos de la hiptesis de que cada una de ellas encontr diferenteslmites que no pudieron resolver en la construccin de un movimiento demasas que impulsara la transformacin revolucionaria de nuestra orga-nizacin social.

    Pretendemos aportar al necesario anlisis de las causas de esos lmi-tes y de las prcticas con que intentaron superarlos.

    Partimos de la concepcin de que la construccin de un poder contra

    hegemnico tiene lugar en el mismo proceso cotidiano de construccin delos instrumentos polticos con que se disputa el poder instituido. Enton-ces, las preguntas con las que interrogamos a las fuentes son: cmo seplanteaba la cuestin del poder o, qu clase de poder construyeron esasfuerzas polticas?.

    Las fuentes primarias utilizadas en las dos partes del trabajo sonentrevistas a protagonistas directos (obtenidos por nosotros o de otrasinvestigaciones) y documentos internos y pblicos de diferentes organiza-ciones y agrupaciones. Toda fuente, sea cual fuere su carcter, reeja soloaspectos parciales de la realidad. Las testimoniales se enfrentan con elcarcter selectivo (conciente o no) de la memoria. Las documentales nosofrecen las propuestas polticas tal como fueron elaboradas por diferentesactores, generalmente colectivos, lo que no siempre coincide con como sellevaron a la prctica.

    Las reexiones que aqu se presentan surgen de ambos tipos de fuen-tes. Sin embargo hemos priorizado las testimoniales. De las entrevistasrealizadas, citamos aquellas que por su nivel de reexin nos permitenavanzar en el camino de nuestras hiptesis; queremos dar voz a prota-gonistas cuyos testimonios han sido fundamentales para reconstruir lasprcticas que analizamos.

    Algunas de las hiptesis y reexiones que se presentan en estas p-ginas han sido publicadas en forma resumida, en los aos 2000 y 2001,en los Cuadernos de Debate del Tallerde HisToriadesde abajo, nuestroespacio de investigacin y debate sobre ciencias sociales.

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    PRIMERA PARTE

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    Captulo I1930 1943LAS RELACIONES DE FUERZAPREVIAS AL PERONISMO

    Durante la dcada del 30 y los primeros aos de la del 40, las relacio-nes de fuerzas al interior de nuestra sociedad, desarrolladas en el marcode la lucha interimperialista que llevar a la Segunda Guerra Mundial(1939/45), producen las condiciones para que surja la alianza social y po-

    ltica que denimos como el peronismo original.En el siglo XIX, la burguesa agraria construy su nacin, insertada

    en la divisin internacional del trabajo del imperio Britnico como pro-veedora de alimentos y materias primas. Este modelo nacional llega a sun con la crisis capitalista mundial de 1929/30. Entonces, en la historiaargentina puede establecerse un corte alrededor de estos aos.

    Esta crisis plantea al conjunto del mundo capitalista la necesidad deajustarse a una nueva realidad: el laissez faire econmico no resolvael derrumbe del comercio internacional. El proteccionismo de los pasescentrales provoca, para la mayor parte de los pases dependientes, la im-posibilidad de continuar con su actividad econmica.

    En nuestro pas, la crisis poltica, consecuencia de esta realidad in-ternacional, se concreta con el golpe militar del 6 de setiembre de 1930.La defensa del monopolio estatal en materia petrolera por parte de Yri -goyen lo enfrentaba tanto con los grupos agroexportadores como con losintereses de Inglaterra y de Estados Unidos en la materia. Al mismotiempo, los compromisos con su base popular por ambiguos y contradic-torios que fuesen no lo hacan conable para contener la crisis generaldel sistema.1

    1 Inglaterra equilibraba, con la venta de carbn, el dcits comercial con la Argentinapor la compra de granos y carnes. El petrleo era el reemplazante insuperable de estecombustible que, adems, se haca imprescindible con el avance del trco automotor.El autoabastecimiento de nuestro pas en esta materia (sea por YPF o por la Sta ndardOil) obligara a los ingleses a disminuir sus compras de carnes y cereales o a buscarotra forma ms costosa de nanciarlas. Al mismo tiempo, los intereses de los gruposagro exportadores se veran afectados en caso de una disminucin de las compras dela Gran Bretaa. Por su parte, a Estados Unidos le interesaba explotar los yacimien -tos argentinos para proveer al mercado interno y exportar combustible y ganancias.

    Aunque la rivalidad anglonorteamericana en materia de combustibles apareci en ladcada del 20, ambas potencias y los intereses agroexportadores locales coincidanen su oposicin a los objetivos del gobierno de Yrigoyen en esta materia. En los deba -tes legislativos de 1927/28 sobre la nacionalizacin delpetrleo, el futuro ministro deUriburu, Matas Snchez Sorondo, se alarmaba con los proyectos de ley del yrigoyenis-mo: Ayer fueron los alquileres, hoy es el petrleo, maana ser la propiedad rural,amenazada con ser redistribuida. En el fondo la guerra es a la estructura socialy

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    Al respecto, seala el historiador Alberto J. Pl: El radicalismo ha-biendo funcionado como vlvula de contencin social al ensamblarse conel poder poltico estructurado por la oligarqua cuando asciende en 1916,se muestra incapaz en 1929 de contener la crisis general del sistema, yel ejrcito acompaado de un sector concentrado de la oligarqua sale aponer orden(..)( Pl p.143)

    Con Uriburu, las fracciones ms poderosas del capital local e inter-nacional las compaas petroleras y ferroviarias, el capital ligado a laexportacin agropecuaria y la burguesa terrateniente recuperan el con -trol directo del poder del Estado (cuatro ministros y el vicepresidente erandirectivos o abogados de esas empresas y socios de la Sociedad Rural).

    Se inicia una restauracin oligrquica en la que la puja entre losdiferentes intereses internacionales y locales sehar cada vez ms incon-trolable para los mismos que la impulsaron.

    Uriburu triunfa pero este triunfo signica la politizacin de las fuer-zas armadas. El ejrcito se constituye en una fuerza poltica asociada conlas fracciones polticas ms poderosas de la burguesa: el antipersona-lismo radical2 y los conservadores. Esto no signica que haya logrado suhomogeneidad interna. Su politizacin lo lleva a participar del fracciona-miento que a partir de la crisis se produce en la burguesa local.

    El ejrcito interviene por primera vez para decidir el curso poltico. Ydecimos por primera vez desde que se ha convertido en ejrcito profesional(...) En 1930 ya es un nuevo factor de poder, como no lo fuera nunca en lahistoria Argentina. Pero ese ejrcito se ha formado, se ha estructurado du-rante los aos del siglo XX, ha crecido durante el gobierno radical. Alvearha sido un puntal para defender sus privilegios, y a travs de su ministro

    Agustn P. Justo ha conseguido compensar su falta de apoyo popular que sigue monopolizado por el peludo por la tolerancia y convivenciacon la nueva fuerza que se estructura: el ejrcito (...) En 1930 el ejrcitointerviene con renuencia, se fracciona ()( Pl p.143 ) Ejemplos de estoson la represin desatada por Uriburu alcanz a Mosconi (detenido e in-comunicado junto con otros generales y altos ociales) y en la primeramitad de la dcada habr varios intentos de militares yrigoyenistas pararecuperar el gobierno por medio de las armas.3 Pero, como veremos en el

    calicaba a las propuestas como revolucionarias y anrquicas(Puiggrs t.III p.235)Aprobado en la Cmara de Diputados, el proyecto fue al Senado que nunca lo trat yluego la Corte Suprema lo declar inconstitucional.

    2 En 1924 el radicalismo se haba dividido entre los partidarios de Yrigoyen y deAlvear. Estos ltimos, desde entonces aliados de los conservadores en el parlamento,toman el nombre de antipersonalistas en oposicin al personalismo que criticabana Irigoyen.

    3 En la primera mitad de la dcada, los intentos de los militares yrigoyenistas porrecuperar el gobierno por medio de las armas fueron protagonizados por: subocialesde Crdoba (noviembre de 1930); teniente coronel Gregorio Pomar (Corrientes, juliode 1931); general Severo Toranzo Montero ( Tucumn, noviembre de 1931); hermanosKennedy (enero de 1932); teniente coronel Atilio Cattneo, (uno de cuyos seguidoresfue fusilado) que en un comunicado denunciaba a Justo como heredero de la nefastatirana de Uriburu, nacida con el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930, patro -

    captulo siguiente, esta fractura militar aparecer con toda su fuerza en1943, signada de manera decisiva por la Segunda Guerra Mundial, cuan-do un sector industrialista y neutralista cumpla un papel decisivo en laformacin del naciente peronismo.

    Con el control del gobierno nacional, Uriburu se siente seguro comopara llamar a elecciones provinciales y legitimar su poder con las urnas.El 5 de abril de 1931 se realizan en la provincia de Buenos Aires. Los des-pidos de ms de 200.000 empleados pblicos en la provincia, la drsticareduccin del gasto pblico, los fusilamientos y la feroz represin que nose detena en los militantes obreros comunistas y anarquistas, e inclua afuncionarios y simpatizantes yrigoyenistas, se hicieron sentir: el triunforadical fue contundente. Quedaron descolocados los conservadores, lossocialistas y los antipersonalistas de todos los matices. El ejrcito apare-ca con fuerza como el factor decisivo de poder pero no haba logrado dotar

    a su dominacin coercitivade una mnima apariencia de legitimidad yUriburu se ve forzado a llamar a elecciones presidenciales.En noviembre de 1931, proscripta la frmula radical encabezada por

    Alvear, se inaugura el fraude a nivel nacional con la competencia elec-toral entre la frmula de la Concordancia (llamada por los proscriptos, delContubernio) encabezada por Agustn P. Justo y la formada por Lisan-dro de la Torre y el socialista Repetto (que haba calicado el monopolioa la criolladel petrleo como funesto error). Queda entonces instaladoen la presidencia el general Agustn P. Justo (1932/38), ex ministro deguerra de Alvear. A partir de ese momento, para ganar una eleccin, ala oligarqua le queda slo un camino: el fraude. Fracasada la grandilo -cuencia clerical y patriotera de Uriburu, se pasa al fraude, reivindicadopblicamente como patritico por algunos de sus protagonistas. Losadmiradores de las jerarquas aristocrticas e imitadores del Duce 4 ennuestro pas dependiente, deben dejar paso a los que van a dedicarse a lacompra de votos para intentar recomponer su sistema poltico.

    Paralela a la impunidad en el fraude electoral y en los negociadospblicos y privados, se extiende la miseria; aparece la primera Villa

    cinado por el imperialismo petrolero norteamericano (diciembre de 1932); el levanta-

    miento de la Armada en Puerto Nuevo (1933) y el coronel Roberto Bosch (1933). Esteltimo, convertido en un movimiento cvicomilitar, fue descalicado por Alvear comoirreexivo motn aislado, en carta a Justo desde su connamiento en la isla MartnGarca.

    4 Acerca de la discusin sobre el facismo: Es necesario insistir que el fascismo solopuededarse en un pas metropolitano y nunca en un pas dependiente. Es una conse-cuencia de la alta concentracin monopolstica en las grandes metrpolis industria-lizadas y surge en tanto y cuanto, en una situacin de crisis generalizada la pequeaburguesa, desmoralizada es arrastrada por el gran capital para enfrentar el peligrode la revolucin social. Es clsico el anlisis de las situaciones de Alemania e Italia,donde despus de la primera guerra mundial la alternativa que se plante fue o revo-lucin social o fascismo, (a partir del xito del Partido Comunista en la U.R.S.S, comoltima frontera de defensa del imperialismo (Pl p.144) No era esta la situacin en la

    Argentina en 1930: la crisis no se haba producido por el avance de la clase obrera, erasolo la manifestacin de la crisis capitalistamundial y la incapacidad de la burguesadependiente de resolverla a nivel local

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    Desocupacin en la costanera de Bs.As.; al grito de queremos comer, loshambrientos saqueanlas GrandesDespensas Argentinas de Canning yParaguay. Esta poltica es respaldada por la represin legal e ilegal. Sesuceden las desapariciones, el crimen poltico y las deportaciones a laItalia fascista.5 La Seccin Especial de la Polica Federal, formada porUriburu para combatir el comunismo, contina con la tortura de presospolticos y gremiales y dirigentes de los sindicatos de panaderos, choferesy lavadores de autos fueron procesados por asociacin ilcita. Al mismotiempo, matones aliados y/o protegidos por los polticos conservadores,como el clebre Ruggerito, participaban de la represin parapolicial y ma-nejaban negocios como el juego y la prostitucin.

    La recordada con justicia como Dcada Infame mostraba sin tapu-jos su verdadera cara. La lista de los negociados sera interminable; algu-nos pintorescos como el de los nios cantores que cambiaron las bolillas

    del premio mayor en 1940, o el de las tierras de El Palomar destinadasal Colegio Militar que comprometi a jefes militares y legisladores en1942, aportaron al clima de poca que contribuy para que en 1943 elrgimen no tuviese recambios que presentar; y es recordado en la memo-ria popular por tangos como Cambalache, Yira Yira o Al mundo lefalta un tornillo. Pero los ms importantes eran (como son hoy) negociosque tuvieron beneciarios precisos: las diferentes fracciones del capitallocal y extranjero ms poderoso.6

    5 A los fusilamientos del obrero Joaqun Penina por redactar un volante anarquistay de los anarquistas expropiadores Di Giovanni y Scarf por Uriburu, le siguieron nu-merosos crmenes polticos durante el gobierno de Justo. Los militantes anarquistasRoscigna, Vzquez, Paredes y Malvicini, segn seala Osvaldo Bayer, fueron entrega-dos en secreto por la polica uruguaya a la argentina y nunca aparecieron, presumien-do sus compaeros que fueron arrojados al Ro de la Plata. Fue fusilado el cabo delejrcito L. Paz y asesinados: el mayor Regino Lezcano en 1932, el diputado socialistacordobs Jos Guevara en 1933, el senador santafecino Enzo Bordabehere en 1935 (enel recinto del Senado Nacional, en pleno debate de las denuncias de Lisandro de laTorre sobre las maniobras monoplicas de los frigorcos ingleses, cuando se habansecuestrado los libros de contabilidad que estos pretendan sacar del pas en cajasrotuladas como corned beef) y el dirigente martimo anarquista Antonio Morn, cr-menes realizados por matones a sueldo y desconocidos. En 1937 se aplic la ley de

    Residencia y se deport a la Italia fascista donde fueron condenados a prisin a losdirigentes del gremio de la construccin: Guido Fioravanti, Emilio y Pedro Fabretti,Jos Pierruccione y M. Pini. Las muertes tambin acompaaban a los comicios: enel del 3 de noviembre de 1935 en Crdoba (donde se impuso A. Sabattini) hubo sietepolicas y dos militantes radicales muertos y en las del 1 de marzo de 1936 hubo cincomuertos y otros tantos heridos. (Iigo Carrera pp. 43,50,111,149 y 154)

    6 Repasemos brevemente los ms importantes de estos negocios que impulsaron el pro-ceso de concentracin del capital desde el gobierno del Estado:1) El de la Sociedad del Puerto de Rosario: en su concesin, el ministro Pinedo impulsauna reliquidacin, en contra del contrato que la otorgaba, por la cual el Estado en vezde recibir seis millones de pesos, reconoce una deuda de 96 millones a favor del grupoBemberg con el que estaba vinculado el autor de la maniobra.2) El del transporte de la ciudad de Bs.As. Se trataba de salvar a los tranvas inglesesde la competencia con los colectivos en manos de propietarios individuales. El Estadoexpropia los colectivos por la fuerza a cambio de promesa de acciones, y los aporta comoactivo para una sociedad mixta angloargentina donde las tres cuartas partes queda-

    Los trabajadores fueron los principales afectados en sus condicionesde vida por estos negocios, pero no los nicos; tambin las fracciones msdbiles de la burguesa y las capas medias urbanas y rurales, amena-zadas por la concentracin econmica, a partir de 1935, llevan adelantediferentes reclamos contra los monopolios.7 Esta contraposicin de inte-reses no permite a los sectores ms poderosos del capital contar con gru-pos aliados con los cuales formar un bloque de poder para gobernar conconsenso. Slo as hubieran podido presentar estos negocios sectoriales

    ban en manos de accionistas ingleses. El 21 de setiembre de 1936 se produjo un parogeneral llamado por la Comisin Intersindical contra el Monopolio de los Transportesdonde se participaban taximetristas y colectiveros expropiados. Cont con la adhesinde varios sindicatos y una declaracin de la CGT contra toda forma de monopolio. Lapolica clausur todos loslocales adheridos y el paro concluy.3) El de la renovacin de las concesiones elctricas al consorcio: Compaa Hispano

    Argentina de Electricidad CHADE (luego argentinizada como CADE para evitarimpuestos) SOFINA CITRA fue el mayor negocio (ado) que requiri de la complicidaddel radicalismo luego de levantar su abstencin electoral. En este grupo se reunan: elMidland Bank de Inglaterra, el Deutsche Bank y AEG (lial de Krupp donde Goering yGoebbels tena sus representantes) de la Alemania nazi y Morgan y la General Electricde Estados Unidos. En su directorio guraban nobles ingleses, belgas, espaoles (entreellos el duque de Alba, embajador de Franco en Londres), junto a Giuseppe Volpi miem-bro del gran Consejo Fascista. Tres ministros de Justo tenan intereses en empresas delgrupo (Federico Pinedo asesor tcnico y jurdico de la CADE, Carlos Saavedra Lamasdirector de CITRA y Alberto Hueyo vicepresidente de la CADE). Los contratos vencanel 31 de diciembre de 1957 y 1962 y prevean la incorporacin a las tarifas de un 2%anual de amortizacin para que a su vencimiento el patrimonio de las empresas pasaraa propiedad de la Municipalidad portea. En 1936, cuando faltan 21 y 26 aos para suvencimiento, las concesiones son renovadas hasta 1997 y 2002 quedando los bienes, queya haban pagado los usuarios, en poder de las empresas. Ante la repercusin pbli-ca del escndalo en 1940 la Cmara de Diputados design una comisin presidida porel historiador radical Emilio Ravignani que no encontr irregularidades. El gobiernosurgido del golpe militar del 4 de junio de 1943 nombr otra Comisin presidida por elcoronel Matas Rodrguez Conde que realiz una exhaustiva investigacin. Las empre-sas elctricas sobornaron a los concejales radicales y conservadores con $100.000 cadauno. La UCR recibi $600.000 y los conservadores seis o siete veces ms. El presidenteJusto intervino activamente y recibi y visit a los directivos de CADE aunque no se lecomprob cohecho. Alvear orden a los concejales radicales la aprobacin del proyecto.

    Cuando el joven diputado Arturo Frondizi le critic la donacin del consorcio, su res-puesta fue: Quin me va a dar la plata para la campaa, usted? La suma fue destinadaa la campaa radical de 1937 y a la construccin de la sede partidaria de la calle Tu-cumn. Pinedo, por su parte, dijo a un concejal: Hay que arreglar el problema porqueel gobierno necesita de la CHADE para arreglar sus problemas nancieros (InformeRodrguez Conde, Comisin Investigadora de Servicios Pblicos de la ciudad de Bs.As.,Imprenta del Congreso, 1959 pp.112,131 y 132); Galasso De la Baring alpp.150 a 156.Puiggrs t. III pp. 252 a 262)

    7 Expresin de estos reclamos de los pequeos y medianos ganaderos son las denun-cias realizadas por el senador Lisandro de la Torre cuando se concreta la alianza entrelos frigorcos ingleses y los ganaderos invernadores, que exclua los criadores del surde Santa F y otras zonas de los benecios del Pacto Roca Runci man. Tambin fraccio-nes de pequeos productores rurales de las provincias Misiones, Chaco y sur de SantaFe se organizaron entre 1933 y 1936 contra los monopolios que controlaban el comer -cio de los granos y el algodn. Estos movimientos agrarios fueron desarticulados pormedio de la represin policial. (Iigo Carrera p.54) Ver llamada 17 de este captulo.

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    como necesarios o tiles para el conjunto de la sociedad y, por lo tanto,respetables.

    Justo y Pinedo, antecesores del peronismo?

    El hecho de que, en la dcada del 30, la industria se convierta en elelemento dinmico de la economa y las medidas anticrisis ha llevado aalgunos historiadores a presentar el gobierno de Justo como antecesorde la poltica industrialista del peronismo.8 Habr que analizar las ca-ractersticas ms importantes de la industrializacin que se produce enel perodo y las fracciones del capital que la impulsan para saber si sonlos mismos sectores sociales beneciados con la poltica del peronismo.

    El intento de recomponer la situacin anterior al crack capitalista

    mundial se encontr con el proteccionismo de los pases compradores deproductos agropecuarios. Esto provoc una cada del alrededor del 40%de los precios con el consecuente deterioro de los trminos de intercam-bio para nuestro pas. Para poder importar la misma cantidad de bienesindustriales, era necesario exportar alrededor de un 65% ms en trmi -nos fsicos. Al mismo tiempo, se produce el cierre del aprovisionamientoexterno de bienes manufacturados lo que obliga a sustituir los productosimportados por la produccin local. Esta necesidad es la que requiere deuna industria local que sustituya a las importaciones.

    Esta industrializacin sustitutiva se da en el marco de la puja en -tre los capitales de Estados Unidos e Inglaterra por penetrar en nuestraeconoma. Lucha iniciada en la dcada del 20, que se agudiza luego del

    8 El conocido historiador Tulio Halpern Donghi, en un lenguaje elegante que ngeprofundidad de pensamiento, ha armado: El rgimen de Justo fue el que arm elsistema econmico y nanciero de que vivimos hasta hace poco. Incluso las reformas

    peronistas fueron reformas que modicaron, en algo, lo que Justo haba armado(P-gina 12 16/4/95 en Galasso N. de la Baring al FMI p.151). Para presentar la historiacomo una continuidad sin conictos a cargo de la clase dominante, en este caso, hayque desconocer quines fueron los beneciarios de la poltica de Justo y quines losbeneciados por la poltica distribucionista del peronismo, cuyo desmantelamientoimplic un largo proceso de disciplinamiento social (represivo, econmico e ideolgi -co) entre 1955 y 1989, al que el mismo Halperin ha llamado la larga agona de la

    Argentina peronista.. Tampoco un anlisis riguroso debera ignorar las transforma-ciones cualitativas producidas en el desarrollo del capitalismo mundial a partir de ladcada del 50 y en particular en nuestro pas a partir de 1955 donde implicaron, comoveremos, el inicio del Terrorismo de Estado. Este anlisis, si se limita a los aspectosestructurales de la macroeconoma, podra, con cierta habilidad, eludir las luchassociales que, con vencedores y vencidos, fueron parte de esas transformaciones. Estoparece ser el objetivo de este historiador. Pero, an as, debera explicar por qu aninguno de los intereses beneciados por Justo se le ocurri llevar la distribucin delPBI a favor de los asalariados a niveles inditos en nuestra historia, desarrollar laindustria siderrgica, nacionalizar el Banco Central, el sistema de seguros, implantarel monopolio estatal del comercio exterior para nanciar la industria de origen local,crear una ota mercante del Estado y nacionalizar los ferrocarriles por tomar solo losprincipales ejemplos que demuestran la existencia de un modelo de acumulacin condiferentes beneciarios.

    parntesis producido por la crisis.9Desde agosto de 1933, el gobierno de Justo, ahora con Federico Pi -

    nedo como ministro de economa, llev adelante una poltica que apare-ca como contradictoria porque oscilaba entre los diferentes intereses enpugna, teniendo en cuenta los cambios que se estaban operando a nivelmundial entre las potencias centrales: la declinacin de Inglaterra comopotencia imperial y el surgimiento de EEUU como nuevo patrn de laexpansin imperialista.

    Su primera medida fue rmar con Inglaterra el pacto Roca Runcimanque, en 1933, entrega el 85% de la exportacin de carne a seis empresasfrigorcas, en su mayora inglesas. Este pacto recompone y fortalece laalianza entre el capital britnico y la fraccin ms poderosa de la burgue-sa agraria: los ganaderos invernadores de la pampa hmeda que lograngarantizar su mercado amenazado por la preferencia imperial a sus colo-

    nias y socios de la Comunidad Britnica de Naciones.El pacto no se limitaba al negocio de la carne. Todas las empresasinglesas reciben subsidios, garantas de ganancias mnimas, exencionesimpositivas y franquicias aduaneras. Las navieras, el total monopolio deltransporte de la carne que deba realizarse en buques de esa bandera ylas ferroviarias, donaciones de miles de leguas de tierra. Adems, nuestropas contrae un emprstito de algo ms de trece millones de libras esterli-nas. Es un emprstito llamado de desbloqueo, destinado a liberar utili-dades de empresas inglesas en la Argentina que no podan girarse por fal-ta de divisas. As las libras pasaban directamente de la Bolsa de Londresa las arcas de las casas matrices de las empresas inglesas que operabanen la Argentina y van a engrosar nuestra deuda pblica. Con razn, elvicepresidente y rmante del pacto Julio A.Roca (hijo del conquistadordel desierto) poda armar que la Argentina: es, desde el punto de vistaeconmico, parte integrante del Imperio Britnico(J.A.Roca (h) Discur-sos y homenajes Bs.As. 1943 p.55)

    Se crea el Banco Central mixto quedando centralizado el manejo dela banca, y el crdito controlado por los bancos privados extranjeros y seorganiza el salvataje de los bancos nacionales y extranjeros.10

    9 La disputa entre los capitales norteamericanos e ingleses se inicia en la dcada del20, por el control de la industria frigorca. Su primera expresin en los aos 30 serla lucha por el transporte entre el camin y los ferrocarriles con su trasfondo petrolero.En 1932 se aprueba la Ley de Vialidad que permitir que los caminos alcancen prontola magnitud de la red ferroviaria, en trazados que compiten con ella en el acceso a losprincipales puertos. Una pequea muestra de que el capital norteamericano tampocose propona modicar la estructura agroexportadora.

    10 El gobierno nombra una comisin formada por los representantes de los consorciosnancieros Baring Brothers, Leng Roberts, y Morgan para que, junto con abogados ytcnicos del pas, elaboraran el proyecto del Banco Central. La ley que lo estableca fueaprobada el 18 de enero de 1935, segn un proyecto presentado por Sir Otto Niemeyer,vicegobernador del Banco de Inglaterra. Los doce directores se elegan as: dos por losbancos extranjeros, cuatro por decisin de la asamblea de bancos donde no participael Estado a pesar de su aporte de capital similar a los bancos; tres por los bancos pri-vados nacionales (el Espaol del Ro de la Plata, el Francs del Ro de la Plata , elde Italia y Ro de la Plata y el de Galicia y Bs.As. eran considerados nacionales pero

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    Se estableci un sistema de control de divisas de manera que per-mita orientar discrecionalmente el comercio exterior y una sustancialdevaluacin que beneci a los exportadores de siempre y facilit la pe-netracin del capital extranjero.11

    Como medida anticrisis, a travs de la creacin de Juntas Regulado-ras de la Produccin, se establecieron limitaciones a la produccin parasostener los precios. Estas medidasregularon la actividad de diferenteseconomas regionales favoreciendo la concentracin econmica favor deempresas que, apuntaladas y salvadas de la quiebra por el Estado avan-zaron en el control de la economa.12

    Al mismo tiempo, la devaluacin del peso disminua el costo laboral yprovea a estos capitales de mano de obra, abundante, barata y competente.

    Esta primera etapa de la industrializacin sustitutiva de bienes de

    estaban controlados por el capital extranjero), uno por los bancos provinciales, unopor el Banco de la Nacin y uno por el poder ejecutivo. El presidente de la Cmarade Diputados se enter en Londres que Ral Prebisch (consultor de la CADE y asesorde Pinedo) iba a ser el gerente general del banco. (Rapoport p.252 y Galasso de laBaringp.147 y sig.)Con la crisis, la cartera crediticia de los bancos se carga de deudores morosos. Me-

    diante la revaluacin del oro que posee la Caja de Conversin, el ministro Pinedo creauna masa nanciera con la que el Estado adquiere los crditos incobrables. Luego seotorgan amplias nanciaciones a numerosas estancias hipotecadas. El programa desaneamiento del sistema bancario resulta un antecedente de la estatizacin de ladeuda externa privada realizada por Domingo Cavallo dcadas despus.

    11 La reforma consisti en un desdoblamiento del mercado cambiario con un mercadoocial y otro libre. Se devalu el peso en el mercado ocial un 20% y se estableci unsistema de permisos para la compra de divisas. Quienes careca n de ellos estaban obli-gados a comprarlas en el mercado a libre a precios mayores del ocial.Esto permita reorientar discrecionalmente el comercio exterior adems del (...)

    poderoso estmulo que representaba para las inversiones extranjeras que podan liqui -darse en el mercado libre a un precio mayor que el ocial. () en el mercado libre fuedel 65% lo que beneciaba al capital extranjero el que era beneciado en sus impor -taciones de bienes de capital a la hora del otorgamiento de los permisos para obtenerdivisas en el mercado ocial (Rapoport p.247/8) La agroexportacin beneciada poresta poltica ya estaba concentrada en cuatro rmas: Bunge y Born, Luis Dreyfus, La

    Plata Cereal y Luis de Ridder (Puiggrs p270)12 Dos ejemplos: en Mendoza se derram vino, se arrancaron y abandonaron viedos yse enterr uva para mantener los precios. En 1935, ha ba 1515 bodegas pero la terceraparte de la inversin corresponda a doce grandes bodegas. Desde 1929, estas se sos -tenan gracias a un millonario crdito de bancos privados y el Banco Nacin. La JuntaReguladora del Vino se hizo cargo del crdito, salv las inversiones y la quiebra delas grandes bodegas cuando las cadas de los precios y la regulacin de la produccinimpuesta por el Estado llevaba a la quiebra a pequeos y medianos bodegueros sinasistencia nanciera.En Tucumn la Compaa Azucarera Tucumana deba al banco Tornquist 40 millonesde pesos y este banco le deba al Banco de la Nacin 60 millones. Cuando estaba apunto de quebrar, el Estado, a travs del Instituto Movilizador de Inversiones Banca-rias (otra creacin de Pinedo), se hizo cargo de este crdito incobrable. As se nanciel proceso de concentracin regional de la produccin a favor de esta Compaa y elbanco Tornquist tambin evit su posible quiebra. (Rapoport p.252 y Puiggrs t.IIIp.509).

    consumo estaba en consonancia con la acumulacin de capital industrialen Estados Unidos y de algunos pases de Europa continental. Esta acu-mulacin haca ms rentable exportar equipos, capitales y tcnicos queel producto terminado. De esta manera, se da el avance de inversiones decapital industrial, en su gran mayora de origen norteamericano y euro-peo continental, que va a tener gran incidencia en el desarrollo del mer-cado interno de bienes de consumo. De esta poca data la radicacin degrandes fbricas textiles (Sudamtex 1934, Anderson Clayton 1936, Du-cilo 1937), de empresas dedicadas a la produccin de electrodomsticos (General Electric 1919, Philco 1931, RCA Vctor 1929, Philips 1935, Os-ram 1934), alimentos y bebidas (Nestl 1930, Suchard 1933, Bols 1933,Quaker Oats 1936, Adams 1936), farmacuticas y qumicas (Abbot 1937,Ponds 1939, Coty y Lever hnos. 1933 Gillette 1942), de maquinarias yneumticos (Firestone 1931, Good Year 1931, Michelin, Pirelli 1930, Oli-

    vetti, 1932) y muchas otras menos conocidas.Hasta la crisis, para Inglaterra la forma de expandirse consista enla inversin en los sectores de materias primas, en infraestructura parasu comercializacin y en las nanzas. La exportacin de su capital haciaestas reas estaba organizada para dejar libres los recursos ingleses parala produccin industrial en su propio pas. Su incapacidad estructural deadaptacin a nuevas oportunidades de inversin la coloca en desventajafrente a EEUU cuyas inversiones industriales tendrn una importanciacada vez mayor, lo mismo que las del capital europeo continental. Al res-pecto, los datos del censo industrial de 1935 indican que la mitad msconcentrada de la inversin industrial en la Argentina es realizada por elcapital extranjero. En 1937, el 57,6% de la produccin industrial se desa-rrollaba en el 1,4% de los establecimientos, la casi totalidad de ellos ex -tranjeros o asociados al capital extranjero (Peralta Ramos pp.69/71). Eneste contexto, una industrializacin limitada a la sustitucin de importa-ciones de productos manufacturados extranjeros y abastezca el mercadointerno sin modicar fundamentalmente la estructura econmica es laalternativa donde coinciden los diferentes sectores de la clase dominantey el capital extranjero

    En 1940, el Plan de Reactivacin Econmica presentado ya bajo

    la presidencia de Castillo por el nuevamente ministro de economa Fe-derico Pinedo y su asesor Ral Prebisch es el intento de adecuarse lanueva realidad internacional integrando al pas bajo la rbita de EstadosUnidos. Su fracaso demuestra la incapacidad de la burguesa dependien-te argentina de encarar un proceso de industrializacin que modiqueestructuralmente la situacin anterior a 1929. Esta incapacidad no esproducto de alguna tara congnita. El acuerdo patritico que reque -ra Pinedo a radicales y conservadores fue un fracaso poltico debido alfraccionamiento interno de la burguesa argentina. Esto le impidi a lasdiferentes fracciones del capital resolver la crisis de legitimidad, y sin unbloque de poder que la impulse ninguna poltica econmica es posible.13

    13 Considerado por algunos un New Deal local, el Plan propona una industrializacinlimitada y el incremento de la demanda interna para reactivar el aparato productivoy absorber los stocks de cereales que no tenan destino externo a causa de la guerra.

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    No existi alianza de clases entre la burguesa terrateniente y laburguesa industrial, sino que la crisis mundial impuso una poltica di-versicada en lo econmico. Junto a la alianza con Inglaterra los gobier-nos conservadores deben permitir el desarrollo industrial limitado paraabastecer el mercado interno y evitar la crisis de la balanza comercial porel drenaje de divisas por las importaciones. Entonces, en la industriali-zacin sustitutiva de importaciones de bienes de consumo no duraderocoinciden la fraccin ms poderosa de los terratenientes (ya garantizadossus negocios con el Pacto Roca Runciman) con los intereses de los in-dustriales de la UIA ligados al capital extranjero, y del capital extranjeroen general y norteamericano en particular. Esta coincidencia permite lainstalacin de industrias livianas que no signiquen una transformacinradical del proceso productivo y aseguran una inversin lucrativa al capi-tal extranjero radicado en el pas. Esto demuestra que la penetracin del

    capital extranjero permitira explicar por qu la fraccin ms poderosade la burguesa industrial es incapaz de proponer un modelo de indus-trializacin que entre en contradiccin con los intereses de la oligarquaterrateniente (Peralta Ramos pp.63/73)

    Al mismo tiempo; favorecido por la existencia de materia prima local,mano de obra barata y un mercado interno de consumo en expansin;surge un nuevo actor social decisivo en el surgimiento del peronismo: elsector de pequeos y medianos industriales de origen local que adquierenuna gran importancia sobre todo en algunas ramas de la industria quecuentan con materia prima local como la textil14 y de la metalrgica livia-na. Segn el Censo Industrial de 1935, el 42,4% de la produccin indus -

    Propona un control selectivo de las importaciones que resolviera el dcit de la balanzacomercial y al mismo tiempo ayudara al sector industrial. Para desarrollar el comerciocon Estados Unidos, ya de nuevo el principal acreedor de la Argentina, se proponanmedidas para impulsar las exportaciones hacia ese destino. A cambio se estimulabala penetracin de productos norteamericanos y se trataba de nanciar una parte deesas importaciones con un crdito de ese pas. La diplomacia inglesa consider el planresultado de fuerzas polticas irresponsables y acus a Pinedo de ser ms amigo deEstados Unidos que del Reino Unido El plan fue apoyado por la UIA que nucleaba alas empresas ms poderosas ligadas al capital extranjero (Luis Colombo su presidente

    entre 1926 y 1946 estaba ligado al grupo ingls Lengs Roberts y haba sido gerente dela gran bodega Tomba ) y con alguna reticencia por la Sociedad Rural. Se opusieron lasorganizaciones rurales del interior que representaban los ganaderos criadores, exclui-dos del pacto Roca Runciman. El proyecto fue aprobado en el Senado por el apoyo de losconservadores y en diputados no lleg a tratarse. (Foreign Ofce, A 1670/79;A 818/201/2en Rapoport pp. 256/265)

    14 Por ejemplo: el cultivo del algodn abasteci de materia prima a la industria textillocal que creci a una tasa anual del 11% ente 1929 y 1939. Lo mismo sucedi con di -ferentes ramas de la produccin alimenticia. En 1929, nuestro pas importaba 39.000toneladas de aceite comestible y produca 19.000 al iniciarse la guerra, en 1939 laimportacin haba descendido a 9.300 toneladas y la produccin nacional llegaba a85.000.En otras ramas de la produccin como la del cemento las cifras son tambin ilustrati -vas. En 1930 se importaron 430.000 toneladas de cemento, mientras que en el pas seproducan 260.000. En 1939, la importacin haba bajado a 20.000 toneladas y la pro-duccin nacional haba subido a 1.130.000 toneladas (Calello, Peronismo y... p.13).

    trial era producida por el 98,6 % de los establecimientos de origen local.Los establecimientos sin personal o con hasta 10 operarios constituan el85% del total y los considerados como empresas pequeas el 11%.15

    Citar algunos de los ms conocidos permite apreciar su importanciaen el desarrollo del mercado interno: Quaretta (Volcn), Di Tella (Siam),Miranda primer ministro de economa de Pern (Talleres Metalrgi -cos Miranda), Campomar (textil), Pagani (Arcor), Fortabat (Loma Ne-gra), Saccol (heladeras), Rocca (Techint), Madanes (FATE), Bachkellian,(Gatic), Pescarmona ( Impsa), Vainer (Oro Azul), Cao Saravia (Emepa),Minetti (cemento), Maroglio (aceite), Vasalli (cosechadoras) Protto (meta-lrgico), Roggio, (construcciones), Heynequen (calefones), Salvo (Eslabnde Lujo), Podolsky (dentfrico)

    Con el Banco Central controlado por la banca extranjera, y el cr-dito orientado hacia los sectores agroexportadores e industriales ms

    poderosos, este sector debe abrirse paso a empujones en una competenciadesigual con el capital extranjero. Para su subsistencia y desarrollo ne -cesitar que las polticas estatales se modiquen y lo protejan y aliarsecon quienes coincide en el desarrollo del mercado interno nacional: losasalariados consumidores.

    Sintetizando: interesa destacar que ya antes de la Segunda GuerraMundial, nos encontramos con una diferenciacin entre los propietariosdel capital que llevan adelante la industrializacin de bienes de consu -mo. Este dato es central para analizar el surgimiento del peronismooriginal, nos muestra dos sectores industriales con intereses diferencia-dos que participan de este proceso: a) el capital extranjero, en particularel norteamericano; b) los pequeos y medianos industriales locales cuyasubsistencia y desarrollo en esta etapa requiere de alianzas con otrasfracciones sociales.

    Los trabajadores en la dcada del 30

    En la bsqueda de elementos que aporten a la comprensin de lasituacin de los trabajadores y el movimiento obrero en los aos previos

    al peronismo debemos tener en cuenta:a) los cambios cualitativos y cuantitativos producidos en la composi-

    cin de la clase obrera a partir de la crisis y cules eran sus condicionesde vida y de trabajo.

    b) la relacin del movimiento obrero organizado sindicalmente conel Estado.

    c) la prctica de las organizaciones polticas y gremiales que se pro-ponan representar los intereses obreros y populares.

    Como dijimos, la industria se convierte en el factor dinmico de laeconoma. Los datos censales nos indican que el crecimiento industrialentre 1935 y 1937 iguala aproximadamente al logrado entre 1914 y 1935.

    15 Cuando decimos empresas de origen local o nacional nos referimos al capital no ala nacionalidad de sus dueos muchos de los cuales son inmigrantes o hijos de inmi-grantes.

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    Tomados por quinquenio, los datos nos muestran cifras signicativas decrecimiento industrial en relacin al PBI: entre 193034 crece un 6% yentre 193539 un 25%.

    En 1935 el 25% de los establecimientos industriales censados se ha-ban fundado despus de 1931 y la proporcin era mayor an en las ra -mas del caucho y sus derivados (65%) y en textiles (34%). Esta ltima,tena 37.000 personas empleadas en 1932 y 63.000 en 1939.

    Es un capitalismo con una organizacin poco compleja tecnolgica-mente que no requiere de grandes inversiones de capital. Crece incorpo-rando mano de obra al proceso de trabajo; entre 1935 y 1946 los em-pleos industriales pasaron de 396.303 a 899.032.

    A lo largo de la dcada, este crecimiento cuantitativo se va a traduciren un creciente protagonismo de una clase obrera de reciente incorpora-cin al proceso de trabajo, lo que implica trascendentes cambios cualita-

    tivos en su conformacin. ...la clase obrera concluye un perodo formativoy comienza una etapa de transicin: de los obreros inmigrantes extranje-ros se pasa a constituir un proletariado nativo cada vez ms determinante(...) se ha producido una migracin campociudad favorecida por la crisisde 1929 (Pl.142/53).

    Los sucesivos gobiernos de la dcada tuvieron una poltica restrictivade la inmigracin europea que desde 1930 se reduce a cifras insigni-cantes y es reemplazada por las migraciones internas como proveedorasde mano de obra obra industrial.16 Entre 1921 y 1930, llegaron 878.000extranjeros. Entre 1931 y 1940, esta cifra descendi a 72.700, volviendo acaer entre 1941 y 1946 a 33.000 inmigrantes.

    La migracin interna esta constituida por los peones rurales, arren-datarios y pequeos propietarios expulsados del campo por los tradicio -nales problemas derivados de la tenencia de la tierra, agudizados por lacrisis y el avance de la ganadera sobre la agricultura.

    16 En diciembre de 1930, Uriburu establece que los inmigrantes deban pagar unarancel de diez pesos oro, en sus lugares de origen, para lograr el visado de sus certi-cados de buena conducta y salud. En 1932, cuando un censo de desocupados arrojaun total de 333.997 personas en esa condicin, Justo promulga un decreto llamadoDefensa de los Trabajadores Argentinos. Por l se ordenaba a los cnsules argen -tinos en el extranjero la suspensin de los permisos de desembarco y de los visadosde documentos a los inmigrantes que no tuviesen ocupacin garantizada. A partir de1936, con el alza de los conictos y una huelga general donde se produjeron fuertesenfrentamientos con muertos y heridos, se producen cambios en los fundamentos delas restricciones a la inmigracin. Un decreto de octubre de ese ao expresaba en susconsiderandos que las circunstancias actuales exigen extremar las medidas de control

    y vigilancia del movimiento de pasajeros con destino al pas, tendientes a evitar inl-traciones en el mismo de elementos que pueden constituir un peligro para la salud fsi-ca o moral de nuestra poblacin o conspiren contra la estabilidad de las institucionescreadas por la Constitucin Nacional.En julio de 1938 bajo la presidencia de Roberto Ortiz se establecen restricciones anms fuertes. En un decreto se ordena reprimir el ingreso clandestino de refugiadosmayoritariamente judos centroeuropeos procedentes de la Europa nazi. Se estableceun sistema de control policial y administrativo a la inmigracin que est fundamenta -do explcitamente en la desocupacin y la cada de la produccin agrcola.

    Al mismo tiempo, la industria se encuentra en el momento del proce-so de trabajo donde se produce el pasaje de las artesanas y las manufac-turas a la produccin en serie. Los trabajadores pierden el control del pro-ceso de trabajo y no se requiere de mano de obra altamente especializada.

    As estos migrantes de origen rural se transforman con relativa facilidaden obreros industriales lo que da lugar a una importante transformacinen la composicin de la clase obrera.

    Entre 1914 y 1947 (fechas de los censos de poblacin realizados) losextranjeros pasaron del 47% de la poblacin al 22%. A su vez, el por -centaje de nativos censados fuera de su lugar natal aument entre esosaos del 14 al 25%. Siendo la mayora de esos migrantes, peones rurales,chacareros arrendatarios, pequeos propietarios rurales y comerciantesarruinados que van a formar parte del nuevo proletariado urbano.

    Alrededor del 50 % de estos migrantes provenan de las zonas ce-

    realeras (Buenos Aires, Santa Fe, Crdoba, Entre Ros, La Pampa) y suprincipal destino era la Capital Federal y su periferia que recibieron,entre 1936 y 1943, un promedio de 85.00 nuevos habitantes por ao. Esteconglomerado y la provincia de Bs. As. reunan, en 1935, el 59% de losestablecimientos industriales, con el 71% de los obreros ocupados, el 70%de la fuerza motriz y el 65% de las inversiones (Del Campo p.35/37).

    Jos Peter, dirigente comunista del gremio de la carne hasta 1945,hablando de migracin de su provincia natal, dice en sus memorias: Noresultaba fcil alejarme de todo aquello que me era tan querido y entra-able. Pero no haba ms remedio, el hambre y la pobreza son crueles y noadmiten trminos medios: o se muere de hambre o se lucha contra l bus-cando otros horizontes () harto de dormir bajo los talas, sobre la paja delas trilladoras o sobre sucios cueros en las estancias () ya se haba hechocarne en m, de incorporarme al trabajo del frigorco. Donde supona:tendran otros problemas () que el hambre y la miseria del campo en-trerriano.Al describir la situacin de la poblacin trabajadora rural dice:Las crisis del 20 y 30 fueron las ms terribles y devastadoras. Nuestratierra se vio cubierta literalmente por legiones de desocupados, que vaga-ban sin rumbo ni destino, no ya en busca de trabajo, que eso era quimricoe imposible; esos miles y miles de hermanos y compaeros trashumantes

    constituan una caravana interminable en constante movimiento porqueno tenan siquiera la posibilidad de habitar un lugar en forma duradera,porque en ningn lado haba qu comer () El pasaje de pen rural aobrero fue para l un gran acontecimiento. Estaba tan contento, dicho-so quiz tal era la alegra que senta. Ahora ya me consideraba un obrerode los frigorcos. (Peter p. 2024)

    La alegra que trasmite Peter por su nuevo empleo, solo puede expli-carse por la mejora comparativa que signicaba en la vida de un pen ru-ral. Las condiciones de vida de los asalariados industriales estaban lejosde ser dignas. Los salarios nominales disminuyeron un 19% entre 1929 y1932, en 1934 representaban un 77% del nivel de 1929, para comenzar asubir en forma lenta y solo en 1942 superaron los niveles de 1929.

    Hasta 1942, el salario real qued siempre por debajo del de 1929.Entre 1942 y 1944 subi un 17 %. En 1945, a la par de la confrontacin

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    social y poltica, hubo una gran inacin y el salario se mantuvo gracias ala introduccin del aguinaldo para tener un leve aumento en 1946. Haciael nal de la dcada cuando los salarios tendan a mejorar tuvieron estarelacin con el costo de la canasta bsica:

    193943: precios + 87 % ; salarios + 36 %; diferencia 51.

    En los inicios del peronismo la relacin es favorable al salario:

    194346; precios + 13 % salarios + 19 %; diferencia + 6.(Del Campo p.42)

    La insuciencia del salario para cubrir necesidades bsicas era re -conocida por organismos ociales. Por ejemplo: en 1933 el Departamen -

    to Nacional del Trabajo calculaba el presupuesto de una familia tipo en130,15$ mientras el salario medio era de 119,89 $. En 1937 los mismosrubros se estimaban en 164,19 $ y 127,26 $, respectivamente. Otras es -timaciones amplan an ms la brecha: para la Revista de Economa Ar-gentina en 1940, el 50% de los trabajadores ganaba menos de 100 $ y el80 % menos de 150 $ (Del Campo pp. 41/45). El dcit del presupuestofamiliar bsico era cubierto por el trabajo de las mujeres y los nios querepresentaba el 21 % de la mano de obra industrial y un porcentaje anmayor en varias ramas de la industria (Direccin Gral. De Estadstica yCenso 1941 p.46/68).

    Otro indicador que revela las condiciones de vida obreras es el altoporcentaje del presupuesto destinado a alimentacin 57% y vivienda

    20% en 1937. Si el rubro vivienda no es muy alto, se debe a que el 59% de las familias obreras viva ese ao en una sola pieza de 16 a 20 m2,sin otra abertura que la puerta. El 64% de las familias que ocupaban unasola pieza estaba compuesta por ms de cuatro personas, el 77% no tenabao exclusivo y el 46 % careca de agua corriente. Solo un 30% de lasfamilias obreras ocupaba dos piezas.

    En cuanto a las condiciones de salubridad y seguridad del trabajo enla casi totalidad de los casos, eran jados unilateralmente por la patro -

    nal. Respecto a la jornada de trabajo: el censo de 1935 nos dice que msde la mitad de los trabajadores cumplan 48 horas de trabajo semanalreconocido. Este dato debe ubicarse en el contexto de lo que signicabareconocer una situacin de explotacin a un censista del Estado de esadcada.

    La rma de convenios colectivos comenz a extenderse durante lasegunda mitad de la dcada. Entre 1936 y 1943, se rmaron 82 conveniosen la Capital Federal y 660 en la provincia de Buenos Aires; en su mayo-ra, se trataba de convenios por empresa o de carcter local que abarca-ban a escaso nmero de trabajadores. An en el caso de que existieran,era escaso el cumplimiento por parte de las patronales lo mismo que laleyes laborales.

    Hasta 1943, la disposicin del Estado para hacer cumplir las leyesfue escasa. La Federacin de Empleados de Comercio luch para que en

    el Cdigo de Comercio se incluyera el derecho a indemnizacin por despi-do y a licencia por enfermedad. Habiendo logrado su sancin parlamen-taria, la ley fue vetada por Justo en 1932 y promulgada dos aos despusnalmente como Ley 11.729. La reaccin de la UIA consigui que la CorteSuprema declarara inconstitucional uno de sus artculos.

    Sebastin Borro protagonista de la poca, militante y dirigente sindi-cal durante dcadas, conrma esta realidad: all por el ao39, cuando

    yo empec a trabajar en un taller mecnico a aprender el ocio de tornero() apareca un aliado al gremio y tena miedo de mostrar el carnet

    porque ese carnet signicaba apaleo () yo me haba aliado en el ao41 () yo tambin esconda el carnet porque poda ir preso () Pero vie-ne esa transformacin ( se reere al golpe de junio de 1943 que dispusola libre aliacin sindical) donde se comienza la aliacin en el ordennacional () Alfredo Palacios dio a este pas una ley la 11.729 donde se

    garantizaban los derechos de los trabajadores. Esta ley no se cumpla, fueaprobada en 1928 y no se cumpla en forma total porque, parcialmente,algo se cumpla a travs de ese movimiento que haba tomado el poderen 1943. Se ampla esa ley y se garantiza el derecho a las vacaciones, elderecho a pago de enfermedad. Mi padre trabajaba conmigo en el taller;despus de haber trabajado desde la Semana Trgica de Vasena en elao 19 y hasta esa poca, el ao43, 44, tena 25 aos trabajados y jamsle haban dado un da de vacaciones y siempre que se enfermaba tenaque ir a trabajar enfermo porque sino no perciba el jornal () (Centro deEstudios J.C.Maritegui pp.73/77)

    Los aos entre 1930 y 1935 son de extrema debilidad para la claseobrera. Su capacidad de resistencia para mejorar sus condiciones de viday de trabajo se ve duramente golpeada por la alta tasa de desocupacin yla represin del gobierno de Uriburu, continuada en forma selectiva porJusto.

    Como muestra el primero de los cuadros siguientes, las huelgasse redujeron al mnimo en 1931 para llegar a sus ms bajos niveles en1933/34. Estas son las cifras de conictos ms bajas desde 1907, lo queindica la situacin de retroceso de la resistencia de los trabajadores. A

    partir de 1934/35 el ritmo de la ocupacin crece en forma sostenida. Conesta recuperacin del empleo, aumenta el nmero de huelgas que llega alpico mximo de la dcada en 1935/36 y son ms prolongadas como mues-tra el cuadro siguiente. Tambin en 1935 (debido en gran parte, al n dela abstencin electoral del radicalismo y de los intentos de los militaresyrigoyenistas por recuperar el gobierno) se levanta una vez ms el Estadode Sitio y vemos un aumento de los trabajadores participantes en huelgasy en reuniones sindicales.

    Pero nos interesa destacar cul fue el resultado de esa mayor con-frontacin con las patronales. Esto nos lo muestra el segundo cuadro.

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    Cuadro 1Cantidad de huelgasNmero ndice 1929 = 100

    Ao Huelgas Huelguistas Das de huelga Reuniones sindicales

    1930 111 104 153

    1931 38 16 12 nmero ndice:

    1932 93 132 284 1935 = 100

    1933 46 12 9

    1934 37 92 162

    1935 61 184 573 100

    1936 96 302 294 142

    1937 73 177 113 126

    1938 39 31 50 129

    1939 43 70 53 125

    1940 47 45 49 109(Fuentes Direccin Nacional del Trabajo, Investigaciones sociales

    1939 pp. 4950 y Direccin de Estadstica Social Investigaciones sociales,194345 pp. 13 y 15 en Del Campo Hugo, p.48)

    Cuadro 2

    Resultados obtenidos por los huelguistas sobre el total deobreros en huelga

    Segunda mitad de la dcada (en porcentajes)

    Ao Ganadas Perdidas Transigidas

    1934 2,41% 55,93% 41,66%

    1935 55,81% 7,76% 36,18%

    1936 14,72% 11,15% 74,07%

    1937 8,23% 3,57% 88,20%

    1938 11,33% 13,81% 74,68%

    1939 18,39% 6,30% 75,31%(Fuente: Direccin Nacional del Trabajo, Estadsticas de las huel-

    gas, 1940 p. 32 en Portantiero y Murmis opus cit.p. 89)

    Desde 1935, con el aumento del empleo hay mayor cantidad de huel-gas, de trabajadores participantes y de reuniones sindicales. Aumentael nmero de huelgas y el nivel de enfrentamiento. En enero de 1936se produce una gran huelga general de solidaridad con una prolongadahuelga de los obreros de la construccin iniciada a nes del 35 que lleva aviolentos enfrentamientos con muertos heridos, y numerosos detenidos.

    Sin embargo, la violencia callejera y la extensin de los enfrentamientos

    con las fuerzas policiales no llevaron a la formacin de una fuerza de ma-sas que articulara ese enfrentamiento con una propuesta poltica dirigida acuestionar radicalmente las relaciones sociales capitalistas Como indican lascifras del cuadro anterior aumenta el porcentaje de las huelgas que aparecenresueltas como transigidas. Esto supone la negociacin con intervencinde algn organismo estatal. Segn los criterios del DNT (presentados enpublicaciones anteriores a 1930), el concepto de transigida diferenciado delde perdida, supona la resolucin del conicto a travs de la negociacin,con intervencin del organismo estatal y donde al menos una parte de lasdemandas de los trabajadores haban sido obtenidas en esta negociacin.

    Junto con esta alza de la resistencia obrera, desde 1933 se llevan acabo conictos impulsados por sectores sociales no asalariados, urbanosy rurales, afectados por las condiciones monoplicas 17 que imponan losgrandes capitales en el comercio o los servicios pblicos.

    La restauracin oligrquica haba reemplazado el deterioro de lasmediaciones polticas partidarias, como garantes de la dominacin; pri -mero slo con la represin. En la segunda mitad de la dcada, cuando laresistencia obrera aumenta y conuyen con ella otras fracciones sociales,frente al conicto social surgen otras formas de participacin estatal. Asaparece activamente la intermediacin de un organismo estatal como laDireccin Nacional del Trabajo (DNT). Esta reparticin creada en 1912,que hasta entonces se haba dedicado a elaborar material estadstico am-pla su accin. Inspirada en la necesidad de evitar la agudizacin de lasluchas sociales su participacin en los conictos se convierte en una prc-tica cada vez ms frecuente.18

    En 1935, con su intervencin en una huelga del gremio de la confeccin,logr por primera vez que patrones y trabajadores se comprometieran aaceptar obligatoriamente su resolucin arbitral. En el prolongado conic-

    17 Desde 1933 se desarrollaron luchas en que los trabajadores tuvieron como aliadosa pequeos propietarios o arrendatarios rurales: en el sur de Santa Fe (1933 y 1935),Chaco (1934 y 1936), Misiones (1936), stos organizaron Juntas de Defensa de la Pro-duccin contra los monopolios que controlaban el comercio de granos y del algodn. EnChaco y Misiones hubo fuertes choques con la polica y las protestas fueron desarticu-ladas por la represin. El 21 de setiembre de 1936 se produjo un paro general decla -

    rado por el Comit Intersindical contra el Monopolio del Transporte (impulsado porlos comunistas) que tuvo la adhesin de los gremios de madereros, pintores, yeseros,albailes, metalrgicos, gastronmicos, Luz y Fuerza, expendedores de nafta y asocia-ciones de pequeos propietarios afectados por las leyes que entregaban el transporteal monopolio ingls; colectiveros y taxistas, que la declararon por tiempo indetermina-do. Los locales sindicales fueron clausurados por la polica. (Iigo Carrera, p.54)

    18 El jefe de la Divisin de Estadstica del Trabajo Jos Miguel Figuerola antiguofuncionario de la dictadura de Primo de Rivera en Espaa luego asesor tcnico dePern en la organizacin de la Secretara de Trabajo y Previsin expone claramentela doctrina que gui a ese organismo: escriba el 18 de marzo de 1943: De la dosis de

    justicia con que se equilibran las fuerzas que interviene en la produccin, cambio yconsumo de riqueza depende el bienestar de los ciudadanos y la paz y el progreso de los

    pueblos() Si las reglas que garantizan los derechos y exigen el cumplimiento de lasobligaciones no son aceptadas de modo espontneo, debe imponerse imperativamentesu acatamiento(), la legislacin del trabajo ha hecho menos agudas las luchas socia-les encauzando las divergencias (...)(Del Campo52)

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    to del gremio de la construccin y la violenta huelga general de enero de1936 este organismo logra que las empresas que se negaban a concertarun convenio colectivo aceptaran registrar sus ofertas salariales en unRegistro de Salarios Mnimos y a integrar una comisin que controlara elcumplimientos de los acuerdo logrados.

    La intervencin del Estado en la cuestin social, no se limitaba anegociar las huelgas. En 1937, por ejemplo, se proyect un sistema nacio-nal para la jacin de salarios mnimos y, aunque no lleg a concretarseese proyecto, dos aos despus se estableci por decreto que los salariosjados en los convenios colectivos deban ser considerados como los mni-mos en las respectivas ramas. En 1939, la Comisin Nacional para Com-batir la Desocupacin propona la creacin de un ministerio de Trabajo y

    Accin Social y, desde 1940, el gobierno comenz a dictar leyes, decretosy resoluciones ministeriales reglamentando las condiciones de trabajo en

    diferentes actividades.El gobernador de Buenos Aires Manuel Fresco (1936 40)19 lleva la prctica esta tendencia intervencionista en forma decidida. En elmensaje a la Legislatura acompaando un proyecto de reorganizacin,el Departamento del Trabajo provincial expona su visin de cmo en -carar el conicto social: Los dos factores que concurren a la economa ya la produccin el capital y el trabajo no deben ser considerados como

    fuerzas esencialmente contradictorias y en pugna permanente por fatali-dad histrica, sino destinadas a la armona y el equilibrio () El Estadodebe intervenircon sus instrumentos legales de autoridad toda vez queel equilibrio sea roto() y toda vez que el abuso de alguna de las partesamenace, o bien el sentido de justicia() o bien el sentido de nacionalidad

    y el orden socialEn cuanto a las organizaciones sindicales, armaba el proyecto que

    el gobierno estaba lejos de ser enemigo de los trabajadores y su organiza-cin en sindicatos. La invitacin al dilogo iba acompaada de amenazasque ponan claros lmites a los reclamos gremiales; en 1937, le deca auna de las CGT que lo visitaba: ... mientras los trabajadores, como eneste caso (un reclamo de aumento salarial para los textiles) me presentensituaciones de justicia, los apoyar con toda resolucin. Pero les preven-

    go que mi gobierno no tolerar perturbaciones ni desrdenes de ningunaespecie. Las reprimir con la misma energa con que apoyar las causasjustas de los obreros. (El Da 26237, en del Campo p.55)

    Frente a esta combinacin de represin y dilogo ante mo-destos reclamos econmicos que llev adelante el gobierno con-servador, cmo respondi el movimiento obrero?

    La respuesta a esta pregunta nos ubica en la real relacin del movi-miento obrero con el Estado en los inicios de la dcada del 40 y permitedesmentir las versiones de una sbita vinculacin del sindicalismo con elEstado a partir de 1943.

    La declinacin de las polticas obreras que impulsaban la confronta-

    19 Fresco apoy la candidatura presidencial de Pern en 1946 y Armando Spinelli,jefe del Departamento provincial del Trabajo durante su gobierno, fue colaborador dePern en la Secretara de Trabajo como Director General de Trabajo.

    cin frontal y sin mediaciones con el Estado se inicia en 1919 y se profun-diza a partir de 1930 y en 1936 luego de la huelga general de solidaridadcon los obreros de la construccin ya es denitiva.

    Esto no signica que desaparezca la resistencia de los trabajadoressino que el crecimiento cuantitativo de la clase obrera con un peso cre-ciente en el proceso productivo se traduce como sealan los datos dehuelgas negociadas en una fuerte tendencia a resolver los conictos ins-titucionalmente. Aumenta la capacidad de negociacin del movimientoobrero lo que ubica a las organizaciones sindicales en un creciente prota-gonismo frente a los poderes pblicos.

    Los dirigentes sindicales surgen como interlocutores de unEstado que esta perdiendo a los sectores medios como su basesustentacin y se plantea atemperar el conicto con una claseobrera a la que el nuevo desarrollo del capital precisa como pro-

    ductora y consumidora. La prdida de legitimidad del sistemapoltico institucional y la escasa insercin de los trabajadores enla vida polticoelectoral potenciaban ese rol sindical de interlo-cutor privilegiado del poder estatal.

    Para ubicarnos en la real relacin de los trabajadores con el sistemapolticoinstitucional, recordemos que Yrigoyen el gobierno ms popu-lar hasta ese momento haba sido elegido con el 8% de los votos del totalde la poblacin argentina.20 Teniendo en cuenta que la mayor parte de losextranjeros no nacionalizados pertenecan a la clase obrera puede inferir-se que la cantidad de trabajadores que lo haban votado era menor a eseporcentaje. Por lo tanto que esta exclusin del sistema poltico institucio-nal tena un sesgo de clase denido.

    Por otra parte, con los gobiernos radicales los dirigentes sindicaleshaban aprendido que la ms brutal de las represiones para unoscomolas matanzas masivas de la Semana de Enero (Trgica) de 1919, los fu-silamientos de la Patagonia en 1921, las matanzas de peones indgenasen el Chaco en 1924 y la represin en el campo bonaerense en la dcadadel 20, poda ir acompaada de concesiones para otros, y comenzaban aadecuarse a esa realidad.

    Veinte das despus del golpe de estado, el 27 de setiembre, se cons-

    tituy la CGT. Producto de gestiones de unidad iniciadas en 1928 entrela Confederacin Obrera Argentina (COA) donde conuan gremios diri-gidos por independientes y por socialistas, y la Unin Sindical Argentina(USA) de tendencia sindicalista; este grupopropona la independenciade los trabajadores de los partidos polticos, el sindicato como su herra-mienta poltica y a la huelga como el mecanismo para desarrollar la con-

    20 En las elecciones de 1928, no votaban los habitantes de los territorios naciona -les, los menores de 18 aos, las mujeres y los extranjeros. Sobre una poblacin de10.563.597 personas, votaron por la frmula Hiplito Yrigoyen Enrique Martnez839.140 ciudadanos, lo que representa el 8%. A falta de censo de poblacin en 1928,el clculo de la poblacin de ese ao fue realizado con los datos de los censos de 1914y 1947, segn la hiptesis de crecimiento geomtrico a una tasa anual del 20.5%, porla Direccin Nacional de Investigaciones Demolgicas de Ministerio de Salud de laNacin. Buenos Aires, marzo de 1951. (Documento archivo INDEC M.813)

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    ciencia obrera21.Esta nueva CGT, dirigida por el sector sindicalista durante la pri-

    mera mitad de la dcada, se comprometa en su acta fundacional a ser:independiente de todos los partidos polticos y agrupaciones ideolgicasy plantea un programa mnimo que reclama, entre otros puntos: 1) Re-conocimiento de los sindicatos () sern considerados como institucionesde bien pblico. 2) Jornadas de trabajo y vacaciones. 8 horas de trabajo

    para adultos en trabajos diurnos y 6 en trabajos nocturnos y en las in-dustrias insalubres. () Vacaciones anuales con goce de sueldo. 3) ()Salario mnimo jado peridicamente por comisiones integradas por re-

    presentantes de los sindicatos obreros y de organizaciones patronales deindustria o regin. Establecimiento del seguro nacional sobre desocupa-cin, enfermedad, vejez y maternidad. 4) Intervencin obrera. Interven-cin y contralor de la organizacin obrera en diferentes organismos del

    Estado. () Otros puntos se referan a proteccin a la maternidad, laparticipacin sindical en las agencias de colocacin. Caresta de la vida.Estabilidad para los empleados pblicos. Accidentes de trabajo y deroga-cin de la ley 4144 de Residencia.

    La modestia de los reclamos muestra la situacin de debilidad enque el movimiento obrero debi actuar durante esos primeros aos de

    21 La Federacin Obrera de la Regin Argentina (FORA), en su IX Congreso de 1915,se haba dividido entre los que se reivindicaban anarco comunistas y niegan la in-termediacin del Estado en las relaciones obreropatronales, y los que formarn elanarco sindicalismo o sindicalistas. Esta tendencia del movimiento obrero nace comoun desprendimiento del Partido Socialista (PS) en 1906 con la consigna: t odo el podera los sindicatos. Toma de George Sorel (18471922) pensador y militante francsla idea del sindicato y la huelga como los medios para desarrollar la conciencia de laclase obrera. Sus militantes llaman a los trabajadores a mantenerse lejos de los quellaman los intelectuales y los profesionales de la poltica. Proclaman a la huelgageneral como el mtodo para lograr la muerte momentnea del capitalismo y renun-cian a toda accin parlamentaria. De esta manera el sindicato se convierte en la nicaorganizacin capaz de representar a la clase obrera en su enfrentamiento con el Es-tado. La prescindencia poltica que en la primera dcada del siglo les haba servidopara combatir el parlamentarismo evolucionista del PS, a partir del primer gobiernoradical, se convierte en la explicacin que justica la negociacin desde la estructurasindical con los diferentes gobiernos del Estado. La herencia de esta prctica negocia-dora, iniciada con el primer gobierno de Yrigoyen reaparecer en las nuevas condicio-nes del capitalismo que hemos reseado. Esta tendencia disputa con los socialistas laconduccin de la CGT durante la dcada del 30, lo que lleva a la divisin de sta en1935. Como veremos, muchos militantes de esta liacin (Anbal Villaor, Luis Gay,Cipriano Reyes) participarn desde la Unin Sindical Argentina (USA) en la organ iza-cin de las movilizaciones del 17 de octubre (Cuando la palabra sindicalista aparezcaen negrita en este trabajo se estar reriendo a esta tendencia sindical) . En 1915, lafraccin minoritaria se niega a abandonar la denicin de anarcocomunismo que sehaba adoptado en el V Congreso de 1905. Fuertes diferencias entre ambas aparecenya en la Semana de Enero de 1919. En la huelga general de enero de 1936 pretendenmantener condiciones sociales que ya no existen, las del predominio del ocio en la

    produccin y la relacin directa entre obreros y patrones sin injerencia gubernamentalen las disputas por el precio de la fuerza de trabajo (...)(Iigo Carrera, p281) y perde-rn todo peso en el movimiento obrero.

    represin generalizada. Vemos adems que el reconocimiento de lossindicatos como instituciones de bien pblico y la participacinsindical en los organismos estatales aparece como una de las rei-vindicaciones planteadas. Objetivo que slo ser logrado plenamentea partir de 1945.

    Ya con Justo elegido (noviembre de 1931), en enero de 1932, en elprimer nmero de su Boletn mensual informativo, la CGT haca un resu-men de la obra realizada y no se engaaba acerca de su tarea: sealandolos difciles momentos en que se haba desempeado; deca textualmente de ah que ella no resulte en extremo abultada. Sus principales logros ha-ban sido obtener la libertad de 225 presos gremiales y lograr la conmuta-cin de la pena de muerte para tres choferes del sindicato anarquista quese haban tiroteado con la polica. Para lograr esta conmutacin, reconoceque no se vacil en prescindir de ciertos principios. La nota impuesta

    por Uriburu para acceder a la peticin deca: La CGT,() convencida dela obra de renovacin administrativa del gobierno provisional y dispuestaa apoyarlo como est en su obra de justicia institucional y social() Con-vencida esta Confederacin de que el gobierno provisional no mantiene envigencia la ley marcial sino para asegurar la tranquilidad pblica y parahacer respetar el prestigio y la autoridad del gobierno, an ms, enten-diendo que los procedimientos y sentencias se han ajustado en absolutoa los reglamentos militares promueve esta gestin invocando como nicarazn que los condenados no registran antecedentes (Del Campo p.71)

    Otro de los triunfos obtenidos era la anulacin de la exigencia delcerticado de buena conducta para trabajar en el puerto. Infructuosa -mente haba solicitado la anulacin del estado de sitio y haba fracasadoen impedir que Uriburu se despidiera del gobierno, deportando a la Italiafascista a 150 trabajadores.

    El 15 de febrero de 1932, el segundo nmero de Boletn cegetista de-ca: El gobierno surgido del levantamiento del 6 de septiembre de 1930()ha hecho caer sobre las espaldas de los trabajadores organizados, que notenan vnculo alguno con el depuesto (), todo el peso de su fuerza coer-citiva. Como consecuencia de las medidas adoptadas para asegurar elorden el nivel de vida de los obreros ha descendido hasta el punto de ser

    hoy limtrofe con el hambre () Por millares se cuentan los que sin causareal han deslado por las crceles del pas; varios centenares de ellos per-manecen an detenidos o han sido connados en el presidio de Ushuaia,recluidos en desguarnecidos galpones de zinc, y suman numerossimoscontingentes los que han sido desterrados del pas. Y cuando por la proxi-midad de la vuelta al rgimen constitucional era lgico que la innidadde los trabajadores que llevan largos meses de detencin esperaran ser

    puestos en libertad () el gobierno, en una muestra de renada e intilcrueldad, ordena su expulsin del pas para ser entregados a regmenescondenados por la opinin libre del mundo.(Del Campo pp.72/73)

    La comprobacin de que la brutalidad represiva de Uriburu estabadirigida principalmente contra los trabajadores, no solo hace a los diri-gentes sindicalistas considerar al gobierno fraudulento y conservadorde Justo como rgimen constitucional, sino tambinolvidar su rechazo

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    a los profesionales de la poltica. El 18 de junio de 1932 ante los ru-mores de un golpe militar la CGT participa, por primera vez deun acto en busca de alianzas polticas: un mitn de la libertad con-vocado por el Partido Socialista y otros partidos. Uno de sus dirigentesdijo en su discurso: la clase trabajadora que haba observado con indi-

    ferencia el golpe de Estado del 6 de septiembre, no permitira en estas cir-cunstancias la ejecucin de un hecho igual o parecido. ( del Campo p.73)

    En diciembre, la FORA anarquista aunque minoritaria lanza unahuelga general que es apoyada por el Comit de Unidad Sindical Clasis-ta, dirigido por los comunistas. La respuesta de Justo fue declarar nue-vamente el estado de sitio. La central sindical se limit a declarar queesperaba que la medida no se prestara a la reaccin patronal. Al mismotiempo participaba junto con la Direccin Nacional del Trabajo, la UIA, laSociedad Rural y otras organizaciones empresarias de una comisin para

    estudiar la jornada de 40 horas semanales y la posibilidad del trabajodiurno en las panaderas.Esta moderacin que les abra las puertas del despacho presidencial

    llev a muc