cielo rojo

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CIELO ROJO- ... y todo el grupo nado hacia la orilla. Bueno, continuaremos con el siguiente captulo despus, ok?- El hombre esper por una respuesta pero no consigui ms que silencio en medio de la abrumante penumbra que envolva el sitio. su mirada estaba fija en sus manos blancas y tersas, las cuales mantena frente a s, ambas apoyadas sobre sus muslos, paralelas entre s.- te parece bien? nuevamente no obtuvo respuesta alguna.Realizo un ademan juntando sus manos y mir hacia el lado derecho de la cama, en realidad no era una cama sobre lo que se encontraba, ms bien un montn de fierros alineados, encimados entre si y colocados cerca de un muro de tal forma que permitieran ser usados como tal. El semblante de su joven rostro que hasta entonces haba mantenido serio y frio se transformo en sereno mientras vea la tranquilidad que yaca al lado suyo. Te has quedado dormida- dijo en voz baja, mientras esbozaba un leve sonrisa. Agacho su cabeza y susurro - descansa, saldr a caminar un rato.Se levanto tom algunos trapos del suelo y se los coloco encima. En los pies calzaba una especie de sandalias viejas y rodas. Saba que no precisaba de esos rituales que haca tiempo debi haber dejado atrs, sin embargo, encontraba cierto confort al investirse con aquellos innecesarios accesorios, razn por la que no haba podido eliminar dicho habito. Camin hacia la entrada, mientras de a poco la penumbra iba siendo reemplazada por una intensa luminosidad. Sali y dirigi la vista al cielo, el rojo lo cubra totalmente, tal como haba permanecido durante tanto tiempo, un manto cuyo nico decorado era el disco gigante cuyo color y brillo destacaba mucho mas. Estuvo hipnotizado por el carmes hasta que le distrajo una corriente de aire que al chocar con unas grandes rocas cercanas produjo un silbido peculiar. Record vapor de agua escapando a travs de un delgado tubo metlico. Curioso- dijo para si mismo y entonces cay en cuenta de que ya se encontraba fuera, aproximadamente a diez metros del montculo de rocas y metales en el que habitaba, lo que consideraba su casa. Tal vez en algn tiempo habra sido una, era difcil de imaginar, tal vez fue algo ms grande pero ahora no era ms que un montn de ruinas que se sostenan de manera que dieron lugar a una especie de cueva la cual a l resultaba de bastante utilidad. Dentro, a pesar de no haber mucho espacio logr almacenar cosas que le servan de mucho, aunque la mayora las guardaba por razones que no lograba descubrir ya que no les poda dar uso. - Volver pronto dijo, dirigindose a la cueva, como si fuera una persona. Y comenz a recorrer el desierto aderezado de escombros por doquier. El paisaje prcticamente inmvil y silencioso, salvo por las corrientes de aire, se extenda sin fin cuando ya haba recorrido ms de veinte kilmetros desde la cueva. El escenario se repeta perpetuamente, el polvo color oxido se postraba sobre la superficie muerta y ver esto le hizo experimentar en su estomago una sensacin de vaco, nostalgia y melancola al mismo tiempo, entonces decidi sentarse justo donde se encontraba.Se percat de que ya no necesitaba concentrarse antes de salir de la cueva para mantener activa su proteccin contra la elevada temperatura del ambiente. Record como al principio le haba costado tanto controlar esa habilidad; ahora funcionaba en l como un acto inconsciente e involuntario, igual que la primera vez que lo manifest. Y pensaba en ojala nunca haber tenido esa capacidad.Cerr sus ojos y se concentro para deshabilitar la proteccin de su cuerpo. Entonces comenz a despellejarse, su ropa y sandalias se incendiaban, su cabello castao y piel blanca ardan para finalmente desintegrarse, dejando al descubierto sus msculos, escapando ligeramente sangre, aunque solo por unos segundos, ya que a la misma velocidad que se quemaban volvan a regenerarse. Entre tanto el dolor le hacia estremecerse y de sus ojos verdes, cuyos parpados se desvanecan y recreaban brotaron algunas lagrimas rojizas que se evaporaban justo al salir. Su indumentaria se consumi por completo quedando en una desnudez alternantemente sangrienta. Mientras El Ciclo de combustin-restauracin de piel y cabello continuaba, abri sus ojos y fij su mirada al horizonte, donde nicamente poda observar ese gran disco incandescente que abrigaba todo lo que era visible. Algo llamo su atencin por lo que volvi su vista a la derecha. Alguien estaba sentado junto a l. Una mujer. De cabello liso y negro, diminutos ojos oscuros, piel clara y complexin media, llevando un vestido blanco no muy largo y unos zapatos negros. Adems de un collar con un jade de forma circular. Le vea fijamente, mientras sonrea fervientemente. Que haces aqu?, no deberas estar aqu. dijo, y luego en voz baja susurrando para si mismo, en tono de lamento no deberas estar aqu. Quera estar contigo - le respondi la mujer - me he despert y no estabas. Lo siento, Quera caminar slo un momento, es todo.Se hizo el silencio por un instante al tiempo que la figura de la mujer se desvaneci de repente como una sombra cuando es acribillada por la luz. Volvi la mirada al suelo y suspiro. Reactiv la proteccin de su cuerpo, entonces dejo de quemarse.- Se que piensas que no debera hacer esto, pero, que importa. Despus de todo aun sigo aqu igual que esta tierra estril, igual que ellos dijo dirigindose al suelo aunque han olvidado lo que solan ser, sus ancestros se vanagloriaban de s mismos, de su gran brillantez. Pero, despus de todo ellos fueron los causantes de todo esto - extendi los brazos sealando todo a su alrededor - si pudieran verse hoy, si pudieran ver a sus herederos, viviendo en las oscuras profundidades con nicamente la inteligencia suficiente para permitirse sobrevivir. Quiz algn da vuelvan a ser como antes, es decir, tardaron, pero ya lo hicieron una vez. Yo seguir aqu escuchando y esperando. Se puso de pie y escuch la voz de la mujer que volva a estar a su lado T podras cambiarlo, puedes traerme contigo Sabes tan bien como yo que no puedo hacerlo dijo un poco irritado Por qu no quieres ir por m? Por qu no intentas corregirlo? As o estaras aqu solo No basta solo quererlo, no insistas apretaba los dientes mientras hablaba, su enojo iba aumentando con cada pregunta No tenemos que quedarnos aqu, tal vez podemos ir mas atrs y as estar ms tiempo juntos la mujer mantena la gigantesca sonrisa siempre. Era una sonrisa un tanto inquietante, que no haca otra cosa que incrementar la ira de l. Basta! exclam pero sin gritar, con el rostro lleno de furia crees que no lo he intentado? crees que no lo deseo? No se puede. por qu no se puede?! he viajado tantas veces y a distintos puntos para cambiar todo pero no se me permite hacerlo! Por qu?! en esta ocasin grito mirando al cielo, liberando toda la furia que haba acumulado, mientras un fuerte viento emanaba desde l por un momento. se llev las manos a la cara mientras un par de lagrimas se precipitaban. no puedo repeta una y otra vez con la voz entre quebrada por el llanto.As estuvo durante horas, quizs das pues no poda percatarse del transcurrir del tiempo, pues pareca esttico. El cielo no cambio en lo absoluto durante su suplicio. Lo nico que ambientaba ese paraje era el viento y el tenue ruido que los seres que habitaban bajo tierra hacan, mientras transitaban en sus tneles en busca de sustento. Al fin ceso el llanto, busco a la mujer pero no hizo aparicin, respiro profundamente y aliviado mientras observaba a su alrededor los escombros y segua escuchando el movimiento subterrneo.- es hora de regresar se dijo a si mismoDurante su regreso se lamento de ser el nico que poda ver ese escenario tan deprimente. Finalmente llego a la cueva, al entrar fui directamente al fondo donde tena un montn de prendas, tomo dos, pens en ponrselas pero opt por no hacerlo. Se dirigi a la cama y se sent con los ojos fijos al frente, completamente inmvil por un largo rato.Entonces apareci frente a l una pared amarilla, con una ventana que dejaba ver un suelo verde con un olor muy reconfortante, y enfrente una hilera de casas. Todo estaba iluminado por una luz muy clara. Se levant y dio unos cuantos pasos, por un pequeo corredor que le llevo a un sitio donde a su izquierda un aroma muy atrayente le sedujo y su estomago se exalt. A la derecha ms paredes con cuadros sobre ellas, en el centro un juego de asientos que figuraban ser cmodos, que apuntaban a un aparato parecido a una ventana, luego record el nombre del artilugio. Parpadeo, la luz se hizo tenue y el sitio fresco. Ahora estaba sobre una cama de verdad, con un colchn grande y azul, cubierto por sabanas con estampados extraos, pero agradables a la vista. Complementaban el conjunto dos almohadas blancas. Se sent en la cama apoyndose en el respaldo ponindose lo ms cmodo que pudo. se dio cuenta que ya no estaba desnudo. Luego Escuch los autos, personas charlando, gatos, perros - as se llamaban, pens- y las risas de nios. Vio en la ventana un disco de un color blanquecino y brillante. la luna - se dijo en voz alta y sonri, cuando de pronto percibi el movimiento de un bulto sobre la cama al lado suyo.- vas a seguir leyendo mucho tiempo? le pregunto el bulto, que observo con mayor claridad y Por que no me lees un poco? Yo, no creo Por que no?, asi me puedo dormir escuchando tu voz. No mi amor, porque no mejor te traigo un libro para que tu tambin leas? No, yo quera que tu me leyeras.- ella, un poco enojada, le dio la espalda mientras deca secamente - no te duermas muy tarde, buenas noches. Yo buenas noches - te amo - dijo susurrando para consigo- Entonces una luz amarilla cubri completamente todo en un instante impidiendo ver algo. La confusin se apoder de su mente. Entonces se despert. Se encontraba nuevamente en la penumbra de la cueva. Sostena el libro en las manos. Y escucho: - por que no me lees un poco? Claro respondi l, al tiempo que las lgrimas emanaban de sus ojos. Y comenz.Capitulo 2.

CARLOS FRANCISCO RAMOS LPEZ jata -