césar jones el director que revoluciona al cine ...lpsexxx.com.ar/prensa/prensa_2011/088-089 cesar...

2
[ Personajes ] 88 14 de abril de 2011 V ive en un departamento de dos am- bientes ordenado y a la vez despoja- do. Un equipo de música para nada moderno, una computadora nacida hace fácil una década, una mesa redonda que se tambalea, la cama de una plaza y la colec- ción de viejos cassettes que le da pena tirar. Ésas son sus pertenencias. Y no mucho más. Casi no mira a los ojos, pero se ríe fácil y cultiva una humildad extrema. Le gusta tomar té y es lo único que tiene para ofre- cerles a sus invitados. Habla suavecito pero decidido, y elige palabras medio rebusca- das. Tiene un modo spinetteano de expli- car las cosas: sus conceptos son extensos, levemente enredados, y sus ideas suenan mágicas, artísticas y sobreanalizadas. Flaquito, pequeño, con cara de niño a pesar de sus 39 años y despeinado, César Jones habla de cine, su gran pasión. ¿Es un direc- tor europeo que vino al BAFICI? ¿Acaso es el enfant terrible del indie local? No, es un pibe de La Plata que en sólo 10 años de actividad se convirtió en la renovación del porno en la Argentina. “Cine pornográfi- co”, aclarará él a lo largo de la charla. La excusa para el encuentro es el estreno –directo en DVD pero con avant premie- re en un bar de Caballito el jueves 14– de su nueva película, Zorra. Coincidencia numérica aparte, es la número 14. César no sólo es una rara avis dentro del por- no, sino que además filma poco para lo que es la costumbre en el Triple X y ni en sueños podría realizar la pre, el rodaje y la postproducción en apenas tres semanas, como sucede en la industria. Su ritmo de trabajo es de un film por año. Escribe el guión inspirado y febrilmente, hace un casting exhaustivo, se reúne varias veces con el elenco y el equipo técnico, ensaya y filma detenidamente. Después, edita y musicaliza durante cinco meses. Victoria Luna, actriz de tres de sus pro- ducciones – Temporada alta (2006), Teatro genital (2007) y Zona Cautiva (2008)– lo describe como “meticuloso” y, un rato antes de sacarse el vestido para lucir sus curvas en las fotos, dice: “Las películas de César no tienen nada que ver con las de otros directores con los que filmé, trabajar con él siempre tiene un plus”. Al mando de la productora LPsexx, César encabeza la tendencia de cruzar Triple X con arte y va por más: “Tengo buenos amigos en la protoindustria local, como Tony Panero, Alejandro de Marco y David Bellini. Con ellos navegamos las mismas aguas y ahora nos hemos transformado en un círculo de ayuda mutua. Tenemos el proyecto de poner online un megasitio web en el que los usuarios puedan descar- gar material nuestro y de otros directores. Queremos ser la cara visible del porno en el país”. Amante del cine pornográfico clásico de los 70 realizado en Europa, Estados Uni- dos y Japón, César logró un crossover que pocos podrían soñar. En noviembre del año pasado, el complejo Arte Cinema Sur realizó una retrospectiva de su obra y en agosto va a participar del Festival de Cine Inusual, que abarca todo tipo de temáticas, y se realizará en las salas del INCAA en Buenos Aires. “Lo que me importa del porno es su con- dición de vehículo inigualable para trasla- darnos por los elusivos meandros que con- ducen a nuestro deseo. El hecho de que el entronque entre goce y deseo sea la piedra angular de su práctica espanta a muchos puritanos, varios críticos entre ellos, que entonces le niegan su legítima condición de género”, explica César, autor de unos intrincados guiones que al maestro del cómic erótico Milo Manara, provocativo genio detrás de Click y El perfume de lo invisible, le fascinaría ilustrar. –¿De qué se trata Zorra? –Es la decodificación audiovisual de lo que se le ha extraído de la mente a un su- jeto al que se puso, en un experimento, en una ensoñación erótica continua a través de la administración controlada de ciertas drogas y al que se le restringe la posibili- dad de masturbarse o estar en contacto con otros. Vemos en pantalla todo lo que produjo esa mente caliente y manipulada. Es una celebración del goce, sin más, que tiene tan bajo rating. Hoy implica más coraje ir a ver algo con alegría que inter- Lo que me importa del porno es su condición de vehículo para trasladarnos por los elusivos meandros que conducen al deseo.” >> Jones. Y su imagen alejada del director porno. César Jones El director que revoluciona al cine pornográfico argento Es la contracara de Víctor Maytland, el otro referente local del género. Le da tanta importancia a la trama como al sexo. A punto de estrenar Zorra, su película número 14, quiere convertirse en el nuevo referente en el país. Escribe Daniela Pasik Fotos Juan Pablo Barrientos

Upload: duongnga

Post on 07-Nov-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

[ Personajes ]

88 14 de abril de 2011

V ive en un departamento de dos am-bientes ordenado y a la vez despoja-do. Un equipo de música para nada

moderno, una computadora nacida hace fácil una década, una mesa redonda que se tambalea, la cama de una plaza y la colec-ción de viejos cassettes que le da pena tirar. Ésas son sus pertenencias. Y no mucho más. Casi no mira a los ojos, pero se ríe fácil y cultiva una humildad extrema. Le gusta tomar té y es lo único que tiene para ofre-cerles a sus invitados. Habla suavecito pero decidido, y elige palabras medio rebusca-das. Tiene un modo spinetteano de expli-car las cosas: sus conceptos son extensos, levemente enredados, y sus ideas suenan mágicas, artísticas y sobreanalizadas.Flaquito, pequeño, con cara de niño a pesar de sus 39 años y despeinado, César Jones habla de cine, su gran pasión. ¿Es un direc-tor europeo que vino al BAFICI? ¿Acaso es el enfant terrible del indie local? No, es un pibe de La Plata que en sólo 10 años de actividad se convirtió en la renovación del porno en la Argentina. “Cine pornográfi-co”, aclarará él a lo largo de la charla.La excusa para el encuentro es el estreno –directo en DVD pero con avant premie-re en un bar de Caballito el jueves 14– de su nueva película, Zorra. Coincidencia numérica aparte, es la número 14. César no sólo es una rara avis dentro del por-no, sino que además filma poco para lo que es la costumbre en el Triple X y ni en sueños podría realizar la pre, el rodaje y la postproducción en apenas tres semanas, como sucede en la industria. Su ritmo de trabajo es de un film por año. Escribe el guión inspirado y febrilmente, hace un casting exhaustivo, se reúne varias veces con el elenco y el equipo técnico, ensaya y filma detenidamente. Después, edita y musicaliza durante cinco meses.Victoria Luna, actriz de tres de sus pro-

ducciones –Temporada alta (2006), Teatro genital (2007) y Zona Cautiva (2008)– lo describe como “meticuloso” y, un rato antes de sacarse el vestido para lucir sus curvas en las fotos, dice: “Las películas de César no tienen nada que ver con las de otros directores con los que filmé, trabajar con él siempre tiene un plus”.Al mando de la productora LPsexx, César encabeza la tendencia de cruzar Triple X con arte y va por más: “Tengo buenos amigos en la protoindustria local, como Tony Panero, Alejandro de Marco y David Bellini. Con ellos navegamos las mismas aguas y ahora nos hemos transformado en un círculo de ayuda mutua. Tenemos el proyecto de poner online un megasitio web en el que los usuarios puedan descar-

gar material nuestro y de otros directores. Queremos ser la cara visible del porno en el país”.Amante del cine pornográfico clásico de los 70 realizado en Europa, Estados Uni-dos y Japón, César logró un crossover que pocos podrían soñar. En noviembre del año pasado, el complejo Arte Cinema Sur realizó una retrospectiva de su obra y en agosto va a participar del Festival de Cine Inusual, que abarca todo tipo de temáticas, y se realizará en las salas del INCAA en Buenos Aires.“Lo que me importa del porno es su con-dición de vehículo inigualable para trasla-darnos por los elusivos meandros que con-ducen a nuestro deseo. El hecho de que el entronque entre goce y deseo sea la piedra

angular de su práctica espanta a muchos puritanos, varios críticos entre ellos, que entonces le niegan su legítima condición de género”, explica César, autor de unos intrincados guiones que al maestro del cómic erótico Milo Manara, provocativo genio detrás de Click y El perfume de lo invisible, le fascinaría ilustrar.–¿De qué se trata Zorra?–Es la decodificación audiovisual de lo que se le ha extraído de la mente a un su-jeto al que se puso, en un experimento, en una ensoñación erótica continua a través de la administración controlada de ciertas drogas y al que se le restringe la posibili-dad de masturbarse o estar en contacto con otros. Vemos en pantalla todo lo que produjo esa mente caliente y manipulada. Es una celebración del goce, sin más, que tiene tan bajo rating. Hoy implica más coraje ir a ver algo con alegría que inter-

Lo que me importa del porno es su condición de vehículo para trasladarnos por los elusivos meandros que conducen al deseo.”

>> Jones. Y su imagen alejada del director porno.

César Jones

El director que revolucionaal cine pornográfico argentoEs la contracara de Víctor Maytland, el otro referente local del género. Le da tanta importancia a la trama como al sexo. A punto de estrenar Zorra, su película número 14, quiere convertirse en el nuevo referente en el país.

Escribe Daniela PasikFotos Juan Pablo Barrientos

8914 de abril de 2011

narse en cualquier recoveco de angustias. A la gente con un poco de pretensión in-telectual, el dolor los llama más. A mí eso me parece una gran falacia. Por eso Zorra es el antídoto a todo eso y una respuesta, también, a mi película anterior.–¿Qué es lo que responde?–Mi película anterior se llama Y el sábado, sexo. Tiene un título engañoso, como de Olmedo y Porcel, pero es todo lo contrario. Es muy sórdida y bastante árida para ver. Está filmada con un estilo documental, crudo, nervioso, y se trata de una chica aislada en un pequeño cubículo en la gran ciudad que sólo se comunica con el mundo a través de la espectralidad de un ordena-dor. No puede sostener ninguna relación genuina, mucho menos sexual, y entonces sus ansias, que se potencian por la ingesta de cocaína, le suben la libido y todo de-canta en un continuum de relaciones con acompañantes pagos de todo tipo. Ella vive sumida en una realidad calamitosa y no atisba la salvación, un punto de fuga para poder salir de allí.Cuando César narra las tramas de sus pe-lículas, sí mira a los ojos al interlocutor y gesticula, pierde todo atisbo de su aparente

timidez. Uno quiere saber de dónde salen esas fantasías y él contesta con simpleza: “De mi mente”. No era el plan decirle “¡Qué mente más enferma!”, pero el comentario se escapa sin ninguna mala intención y el guionista infernal larga una carcajada cristalina y contesta con indisimulable or-gullo: “Sí, lo sé”.No existe nada más alejado que César Jo-nes de la imagen que cualquiera podría ha-cerse de un director de cine pornográfico. Es casi improbable que use anteojos negros o espejados todo el tiempo, su boca no pa-rece acostumbrada a mascar chicle y es, de-finitivamente, imposible que se enfunde en camisas hawaianas con botones desabro-chados, pelo abundante en el pecho, cadena dorada y musiquita chingui chingui. César parece un primo lejano de Federico Moura, tiene un look punky The Clash y en su casa suena música electrónica, Luis

Alberto Spinetta, PJ Harvey y Serú Girán, entre otros extremos alejados que salen del rándom de su equipo de música.Cuando terminó la carrera de Comunica-ción Audiovisual en la Facultad de Bellas Artes de La Plata, en el 2000, casi jugando –pero seriamente– entró en el mundo del porno y, con todas estas características, no para de hacer la diferencia.Si Víctor Maytland, que tiene más de 100 películas con títulos poderosos pero argu-mento cero, es el Enrique Carreras del por-no, César Jones vendría a ser el Jean-Luc Godard. Hoy, cada uno en su vereda, lide-ran el mercado local. Pero ojo. El platense no es un chico moderno experimentando cosas locas: es un director que se interesa y especializa en el género, pero que además vive de él. Es su arte y su negocio.–¿Qué es el porno? –El porno es el medio y el fin. Excitar al es-pectador es sólo el punto de partida. Debe lograrse, pero el propósito del realizador no se tiene que agotar ahí. Tiene que ser la base sobre la que después estallen mil y una resonancias.

[email protected]

Excitar al espectador es sólo el punto de partida. Eso debe lograrse pero el propósito del realizador no se tiene que agotar ahí.”

>> César y una de sus musas. Victoria Luna, de espaldas, fue actriz de tres de sus films y confie-sa que trabajar con Jones tiene un plus.