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GEOUSP - Espaço e Tempo, São Paulo, Nº 18, pp. 213 - 232, 2005 CENTRALIDAD Y POLÍTICAS URBANAS REFLEXIONES SOBRE EL “DETERIORO”Y LA “REHABILITACIÓN” Luis J. Domínguez Roca * Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires. E-mail: [email protected] I- Introducción Este trabajo propone una discusión sobre la problemática de las áreas centrales de las grandes ciudades y sobre las políticas que los gobiernos (locales o nacionales) impulsan con relación a esos problemas, tomando como caso de referencia el proyecto de reconversión del antiguo puerto Madero, desarrollado en la ciudad de Buenos Aires a partir de 1989. Básicamente se plantea una discusión sobre la noción de “deterioro central” . Al respecto, se formulan las siguientes preguntas: - ¿Qué se entiende por “deterioro central”? - ¿Qué políticas han desarrollado los gobiernos para revertir esos procesos? -¿Cuáles han sido sus resultados? - ¿Qué factores son críticos en el desarrollo de esas políticas? En el punto 2 se efectúa una revisión histórica de la noción de “deterioro central” . En el punto 3 se considera el caso de Buenos Aires y se discute el alcance de este proceso. En el punto 4 se propone una distinción conceptual entre los aspectos físicos, funcionales y sociales del “deterioro” y de la “recuperación” . En el punto 5 se consideran los distintos tipos de políticas que se han aplicado para revertir los procesos de deterioro central, con especial énfasis en los proyectos de reciclaje de áreas portuarias obsoletas. En el punto 6 se discute el caso del proyecto Puerto Madero, en la ciudad de Buenos Aires, y en el punto 7 se resumen las principales conclusiones del trabajo. Este trabajo se propone ante todo como una discusión teórica (y política), aún cuando el contenido del punto 6 está basado en gran parte sobre resultados de una investigación empírica anterior (Domínguez Roca, 1993, 1997, 1999). II- La noción de “deterioro central” II.I- Antecedentes: Engels, Booth. El deterioro central es un proceso típico de la gran ciudad industrial de los siglos XIX y XX. En la ciudad preindustrial el centro era el lugar de residencia de los grupos sociales más privilegiados y allí se localizaban los principales símbolos de la riqueza y el poder (Sjoberg, 1969; Schnore, 1965). A partir de la revolución industrial, las fábricas y los comercios invaden el tejido urbano y se localizan en las áreas centrales de las ciudades, buscando las mejores condiciones de accesibilidad. Los burgueses migran hacia los suburbios, buscando espacio, silencio y salubridad. Los obreros se hacinan en cuartos de alquiler, lo más cerca posible de los lugares de trabajo, dado que las tarifas de transporte se encuentran fuera de su alcance. Este es el tipo de ciudad que describe Engels en “La situación de la clase obrera en Inglaterra” [1845]: “Manchester encierra en su centro un barrio comercial bastante extenso, de un largo y ancho de cerca de media milla, formado casi exclusivamente por oficinas y negocios (ware

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GEOUSP - Espaço e Tempo, São Paulo, Nº 18, pp. 213 - 232, 2005

CENTRALIDAD Y POLÍTICAS URBANASREFLEXIONES SOBRE EL “DETERIORO” Y LA “REHABILITACIÓN”

Luis J. Domínguez Roca

* Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires. E-mail: [email protected]

I- Introducción

Este trabajo propone una discusiónsobre la problemática de las áreas centrales delas grandes ciudades y sobre las políticas quelos gobiernos (locales o nacionales) impulsancon relación a esos problemas, tomando comocaso de referencia el proyecto de reconversióndel antiguo puerto Madero, desarrollado en laciudad de Buenos Aires a partir de 1989.

Básicamente se plantea una discusiónsobre la noción de “deterioro central”. Alrespecto, se formulan las siguientes preguntas:

-¿Qué se entiende por “deteriorocentral”?

-¿Qué políticas han desarrollado losgobiernos para revertir esos procesos?

-¿Cuáles han sido sus resultados?

-¿Qué factores son críticos en eldesarrollo de esas políticas?

En el punto 2 se efectúa una revisiónhistórica de la noción de “deterioro central”. Enel punto 3 se considera el caso de Buenos Airesy se discute el alcance de este proceso. En elpunto 4 se propone una distinción conceptualentre los aspectos físicos, funcionales y socialesdel “deterioro” y de la “recuperación”. En elpunto 5 se consideran los distintos tipos depolíticas que se han aplicado para revertir losprocesos de deterioro central, con especialénfasis en los proyectos de reciclaje de áreasportuarias obsoletas. En el punto 6 se discuteel caso del proyecto Puerto Madero, en la ciudad

de Buenos Aires, y en el punto 7 se resumenlas principales conclusiones del trabajo.

Este trabajo se propone ante todo comouna discusión teórica (y política), aún cuando elcontenido del punto 6 está basado en gran partesobre resultados de una investigación empíricaanterior (Domínguez Roca, 1993, 1997, 1999).

II- La noción de “deterioro central”

II.I- Antecedentes: Engels, Booth.

El deterioro central es un proceso típicode la gran ciudad industrial de los siglos XIX yXX. En la ciudad preindustrial el centro era ellugar de residencia de los grupos sociales másprivilegiados y allí se localizaban los principalessímbolos de la riqueza y el poder (Sjoberg, 1969;Schnore, 1965). A partir de la revoluciónindustrial, las fábricas y los comercios invadenel tejido urbano y se localizan en las áreascentrales de las ciudades, buscando las mejorescondiciones de accesibilidad. Los burguesesmigran hacia los suburbios, buscando espacio,silencio y salubridad. Los obreros se hacinan encuartos de alquiler, lo más cerca posible de loslugares de trabajo, dado que las tarifas detransporte se encuentran fuera de su alcance.

Este es el tipo de ciudad que describeEngels en “La situación de la clase obrera enInglaterra” [1845]:

“Manchester encierra en su centro un barriocomercial bastante extenso, de un largo yancho de cerca de media milla, formado casiexclusivamente por oficinas y negocios (ware

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houses). Casi todo el barrio está deshabitadoy, durante la noche, silencioso y desierto (...)Exceptuando este distrito comercial (...) todoes barrio obrero, que se extiende como unalarga cinta, en una milla y media alrededordel barrio comercial. Más allá de esta líneahabitan la opulenta y la media burguesía; lamedia, en calles bien trazadas, cerca delbarrio obrero (...) la opulenta, en las casaslejanas, con jardines en forma de villas (...)en una atmósfera libre y pura, enhabitaciones cómodas y suntuosas, frente alas cuales pasan (...) los ómnibus que llevana la ciudad” (Engels, 1974 [1845]:64)

Es notable la semejanza de estaconfiguración con la que describiría 80 añosdespués Burgess, con su famoso modelo dezonas concéntricas (ver punto 2.2). Pero lo queen Engels y Marx se presentaba como unaexpresión espacial del modo de produccióncapitalista aparecerá en la Escuela de Chicagocomo resultado natural de unos procesos“ecológicos”.

Entre tanto, 40 años después de Engelsy 40 antes de Burgess, los trabajos de CharlesBooth (1887, 1888, 1892) constituyeron laprimera investigación empírica sistemática sobrelas condiciones socio-habitacionales de lospobres en las ciudades industriales. La encuestase realizó en el East End de Londres. Boothclasificó a los pobres en cuatro clases, a las quecuantificó y cartografió cuidadosamente. Lascuatro categorías totalizaban el 35,2% de lapoblación. Quizás uno de los mayores aportesde esta investigación haya sido desmitificar lavisión estigmatizadora de los pobres queprevalecía en la Inglaterra victoriana, ya que laclase más baja, formada por “vagos, pequeñoscriminales, una parte de los vendedores ymúsicos ambulantes y otros” (Booth, 1887,citado por Hall, 1996:37) sólo representaba el1,25% de la población del East End. Las otrastres clases tenían ingresos “casuales”,“irregulares” o “regulares pero bajos”,respectivamente y no podían ser consideradoscomo delincuentes a priori. Esto fortaleció losargumentos de quienes opinaban que la

situación social no debía ser manejada concriterios meramente represivos y que el estadodebía tener un papel activo en la solución delproblema de la vivienda.

Sin embargo, Charles Booth prefería queesta solución fuera aportada por el sectorprivado, lo cual requería el desarrollo previo deun sistema de transporte público urbano. En1901 publicó un trabajo titulado “ImprovedMeans of Locomotion as a First Step Towardsthe Cure of Housing Difficulties of London”,donde se postulaba que era necesario

“Un extenso y completo servicio de metros ytrenes, y también una amplia red de tranvíasde superficie (...) Un sistema que,extendiéndose hasta los extremos de losactuales límites metropolitanos llegue a lasafueras de Londres, hacia donde la poblaciónhaya ido o decida ir más adelante” (Citadoen Hall, 1996:59)

A principios del siglo XX, un sistema detransporte comparable al propuesto por Boothse estaba desarrollando en Buenos Aires; en elpunto 3 de este trabajo analizaremos susconsecuencias en la configuración territorialmetropolitana y en las condicioneshabitacionales del área central de la ciudad.

II.II- El concepto de deterioro central en laescuela de Chicago

Podemos afirmar que laconceptualización del deterioro de áreasurbanas próximas al centro fue elaborada porla Escuela de Ecología Humana que se desarrollóen la Universidad de Chicago a partir de lasprimeras décadas del siglo XX. En particular fueErnest W. Burgess quien, en su modelo delcrecimiento de las ciudades, ubicó la llamada“zona en transición” o “área de deterioro” entorno al distrito central de negocios. De estemodo, el “deterioro” y la “desorganizaciónsocial” se localizaban espacialmente en un áreaespecífica, próxima al centro de las ciudades.

El factor principal que causaba el

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deterioro era la “invasión” de esta zona, antesresidencial, por las actividades industriales ycomerciales. Los ricos se mudaban hacia lossuburbios y el área era ocupada por los pobres,y en especial, por los inmigrantes. Burgessdescribía el proceso en los siguientes términos:

“Zona II: La Zona en Transición. Rodeando alDistrito Central de Negocios existen áreas dedeterioro residencial causado por la invasiónde negocios e industria desde la Zona I. Éstapuede por lo tanto ser llamada una Zona enTransición, con un distrito de fábricas en sucinturón interior y un anillo exterior devecindarios en retroceso, de colonias deinmigrantes de primer asentamiento, dedistritos de casas de inquilinato, de áreas dehombres sin hogar, de garitos, contrabandode alcohol, prostitución y criaderos del crimen.En esta área de deterioro físico ydesorganización social nuestros estudiosmuestran la mayor concentración de casos depobreza, mala vivienda, delincuencia juvenil,desintegración familiar, enfermedad física ymental. En cuanto las familias y los individuosprosperan, escapan de esta área hacia laZona III, dejando atrás como a náufragosabandonados, un residuo de derrotados,desorientados y desvalidos” (Burgess, 1929,citado por Schnore, 1965:349-350; traducciónnuestra)

Es interesante señalar que Burgess noutiliza términos como “deterioro social” o“deterioro moral”, pese a que su análisis de lazona en transición es ante todo social (y moral);el término “deterioro” se refiere ante todo a lofísico, al estado de los edificios. Pero el área dedeterioro [físico] es al mismo tiempo un área de“desorganización social”, que se manifiesta enmúltiples patologías: vicio, delincuencia,desintegración familiar, enfermedades, pobreza.

El área de deterioro en el metabolismo urbano

La ecología humana veía a la ciudad comouna “comunidad local”, análoga a lascomunidades vegetales y animales. A su vez, el

funcionamiento de la comunidad podía sercomparado con el metabolismo de un individuobiológico:

“El crecimiento urbano [puede ser visto] comoresultante de la organización ydesorganización, algo análogo a los procesosanabólicos y catabólicos del metabolismo enel organismo humano [...] Normalmente, losprocesos de desorganización y organizaciónpueden considerarse interrelativos, ycooperantes en un equilibrio inestable delorden social [...] En la medida en que ladesorganización [se] oriente a lareorganización y contribuya a un ajuste máspositivo, la desorganización habrá deconcebirse no como patológica, sino comonormal” (Burgess, 1925, reproducido enTheodorson, 1974:74)

En este metabolismo, la zona entransición aparece ante todo como un lugar de“desorganización”:

“En el área de deterioro que cerca la seccióncomercial central encontraríamos inevitableslos barrios bajos, con sus pústulas depobreza, degradación y enfermedad, y sussubmundos de crimen y vicio. En el seno delárea deteriorada se encuentran también losdistritos de viviendas miserables, elpurgatorio de ‘almas perdidas’” (Burgess,1974 [1925]:75)

Pero también es el lugar de lareorganización y la asimilación:

“En las proximidades, el ‘barrio latino’,manantial de espíritus creadores y rebeldes.Los barrios bajos están asimismo repletos decolonias de inmigrantes – el ghetto, la“Pequeña Sicilia”, la ciudad griega, el barriochino – que combinan fascinadoramentequerencias del viejo mundo y adaptacionesamericanas. Al margen, y tangencial, elcinturón negro, con su vida libre ydesordenada. El área de deterioro esesencialmente, además de una zona dedegeneración, con población estacionaria odeclinante, una zona de regeneración, como

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testimonian la misión o la colonia de artistas,fermentos radicalmente obsesionados por lavisión de un mundo mejor” (Ibídem:75)

De este modo (y llevando la analogíaorganicista más allá de los términos que enunciaBurgess), parecería que la zona en transiciónes el lugar donde los inmigrantes son digeridospor la comunidad local para su posteriorasimilación. Sin embargo, la visión “metabólica”del deterioro urbano asume a veces caracteresmás chocantes. Así, Mc Kenzie declara que elbarrio bajo

“por ser un área de posibilidades de elecciónmínima sirve de vaciadero de lossubproductos económicos de la ciudad. Estambién guarida de muchos serviciosprohibidos por costumbres, pero quesatisfacen los deseos de otros ciudadanosesparcidos por toda la comunidad” (McKenzie,1926:67).

De un modo quizás más brutal se hacíatambién referencia a

“[...] un montón de desechos humanos. Dehecho, los barrios degradados queinevitablemente se desarrollan justamente enlas márgenes del área comercial y de negociosde las grandes ciudades, zonas de casasfrancamente deterioradas, de pobreza, devicio y de delincuencia, son áreas devertedero social” (Park et alt., 1925:109,citado en Carter, 1983:484)

De este modo, la “zona en transición”es residencia temporal de los inmigrantes hastasu asimilación pero también es el destino(¿definitivo?) de quienes no encuentran su lugaren la comunidad.

II. III- La crítica culturalista

Los críticos de la ecología humanatambién se ocuparon del deterioro central, perocuestionaron que el mismo fuera resultado deun proceso “natural” y, por lo tanto, inevitable.

Firey (1974) [1945] considera que los procesosurbanos no son explicables a partir de una visiónpuramente economicista. Los valores de ungrupo social y los símbolos que los expresantienen un papel relevante. En su estudio clásicosobre Boston señala varios casos que parecenescapar a la lógica de los procesos estudiadospor la ecología humana. Dos de estos casostienen una relación directa con el “área dedeterioro”. En el caso de Beacon Hill, barrio declase alta situado cerca del área central, lossentimientos y acciones de los vecinosimpidieron la “invasión” por usos comerciales (e,implícitamente, por grupos sociales de nivelsocioeconómico más bajo):

“[Entre 1894 y 1905] los valores inmobiliariosen Beacon Hill comenzaron a depreciarse, lasviejas mansiones iniciaron su conversión a[inquilinatos] y la invasión de actividadescomerciales se insinuó en algunas calles. Peromuchas de las viejas familias permanecieronen la colina y algunas se impusieron parafrenar el deterioro gradual del distrito. Bajola égida de un agente inmobiliario, unarquitecto y un grupo de amigos, se desplegóun programa de compra de casas viejas, paramodernizar los interiores dejando intacto elexterior colonial. Estas moradas fueronposteriormente vendidas a familiasindividuales. Con frecuencia, los vecinos deestas casas en transformación colaborabanpara planificar sus mejoras con el objetivo deconseguir una armonía arquitectónica. Comoresultado del programa, las familias de clasealta iniciaron el retorno a la colina. De 1905 a1929 el número de familias en el distritoaumentó” (Firey, 1974:423).

El otro caso analizado por Fireycorresponde a la otra punta de la escala social,y se refiere a una comunidad de inmigrantesitalianos asentada en un barrio ya deterioradopróximo al centro de la ciudad, el North End:

“La residencia en el North End parece ser, portanto, corolario espacial de la integración avalores italianos. Paralelamente, la emigracióndel distrito significa asimilación de los valores

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norteamericanos, y así es concebida por losmismos italianos. De esta forma, si bien elárea no es objeto consciente de afecciónsentimental [...] se ha transformado en todocaso en símbolo de solidaridad étnica entreitalianos [...] Parece, pues, razonable sugerirque el barrio de deterioro es mucho más que‘un área de posibilidades de elección mínimas’”(Firey, 1974:432).

La última frase reproduce explícita ytextualmente la afirmación antes citada de McKenzie, a la cual Firey critica por sueconomicismo. En cualquier caso, el trabajo deFirey muestra que el deterioro de las áreaspróximas al Centro no es un proceso universal,inexorable y homogéneo. Es interesante ver eneste texto los antecedentes de procesos queluego serían llamados “rehabilitación”.

II.IV- La crítica marxista: la cuestión urbanasegún Castells

A principios de la década de 1970 ManuelCastells elabora su propuesta teórico-metodológica para el análisis de la cuestiónurbana desde una perspectiva marxistaestructuralista. Castells señala que hasta esemomento la escuela de Ecología Humana seguíadominando la aprehensión de los procesosurbanos, a tal punto que incluso sus críticos(culturalistas e historicistas) invertían la relaciónnaturaleza-cultura, sin cambiar los términos dela cuestión.

Castells critica el excesivo empirismo dela escuela de ecología humana, así como susbases biologistas y organicistas. Al mismotiempo, rescata su capacidad (por ejemplo, enel modelo de Burgess) para caracterizar y, hastacierto punto, interpretar los procesos que sedesarrollan en las ciudades capitalistasavanzadas de principios del siglo XX,especialmente en el caso de las ciudadesnorteamericanas.

En relación a la crítica historicista a lasupuesta universalidad del modelo de Burgess,Castells destaca la importancia de especificar

las condiciones de validez de este modelo; estaespecificación ya había sido desarrollada porQuinn (1940) y por Schnore (1965).

Castells también señala como rasgopositivo de la EEH el intento de buscar una basematerialista (aunque vulgar) para explicar ladinámica de los procesos urbanos. En estesentido, la ecología humana sería más científicaque sus críticos culturalistas e historicistas,incluyendo a marxistas como Lefebvre. Alrespecto, llega a afirmar que

“Al frente común ideológico del culturalismo ydel historicismo conviene oponer un frenteteórico que integre la problemática ecológicade base materialista en un análisis sociológico(...) En este esfuerzo, los resultados obtenidospor la ecología tienen más valor para fundaruna teoría del espacio que las correlacionessocio-culturales acumuladas, pues aquellosremiten a esta primera determinación por lasfuerzas productivas y a las relaciones deproducción” (Castells, 1986 [1972]:150)

Así, Castells presenta sureinterpretación del modelo de Burgess:

“En el Chicago estudiado por Burgess laocupación del centro urbano (zona I) por lassedes de las grandes empresas y los centrosadministrativos (...) es consecuencia deldominio social ejercido por las empresas (...)Las zonas II y III (...) son el resultado (...) delas ventajas enormes que le da a la industriade la primera época su incrustación en eltejido urbano y (...) la posibilidad social dedominación e incluso de destrucción del marcourbano por la implantación industrial. La zonaIV, residencia de las clases superiores, esproducto de la consiguiente deteriorizaciónurbana y expresa la distancia socialmaterializada en la creación de un nuevoespacio residencial más allá de la ciudad (...)La zona V comprende los satélitesresidenciales y productivos (...) y expresa eldominio progresivo que la ciudad ejerce sobresu hinterland” (Castells, 1986:142-143)

De este modo, en la medida en que se

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explicitaran sus condiciones de validez, elmodelo de Burgess podía explicar parcialmenteel crecimiento de varias ciudadesnorteamericanas y europeas, aunque en estasúltimas debía introducirse una importantediferencia: “la existencia de una residenciaprivilegiada de las categorías superiores en elcentro de la ciudad, espacios cargados de lazossimbólicos y de lugares de consumo cultural”(Castells, 1986:143)

En otras palabras, en una perspectivamaterialista histórica, el deterioro de las áreasresidenciales próximas al centro no sería una“ley natural” ni tampoco dependería de la“cultura” entendida como un arbitrarioinexplicado, sino más bien el resultado deprocesos sociales concretos en unascircunstancias históricas concretas,determinadas en última instancia por lasrelaciones sociales propias del modo deproducción capitalista.

III- Deterioro central en Buenos Aires?

No se puede decir que la ciudad deBuenos Aires represente un ejemplo típico dedeterioro central. Los turistas suelen admirarla buena calidad de las construcciones del áreacentral y su buen estado de conservación, asícomo la animación de sus calles y la posibilidadde caminarlas con un aceptable grado deseguridad a cualquier hora del día o de la noche.

Las principales funciones terciarias nohan abandonado el área central tradicional, aúncuando han experimentado ciertodesplazamiento hacia el norte. El crecimientode centros secundarios y la aparición de nuevasmodalidades comerciales, tales como losshopping-centers y los centros deentretenimiento, no han redundado en un éxodogeneralizado de las funciones centrales. Es más,algunos centros representativos de estasnuevas modalidades (y en especial, los máscaros) han buscado localizaciones próximas alárea central tradicional, aunque siempresesgadas hacia el norte: Galerías Pacífico, Patio

Bullrich, Village Recoleta.

Esta situación contrasta con los modelosclásicos basados en ciudades anglosajonas ytambién con los procesos que se desarrollan enlas áreas centrales de muchas ciudadeslatinoamericanas, donde las principalesfunciones terciarias han migrado, alejándose delcentro tradicional.

Por otra parte, en Buenos Aires haexistido siempre una cuota de uso residencialen el área central (excepto en el llamado“microcentro”, donde el predominio de lasactividades bancarias, administrativas ycomerciales es casi absoluto). La poblaciónresidente ha sido heterogénea, incluyendogrupos de variados niveles socio-económicos.

La evolución de las condiciones habitacionales

Las investigaciones realizadas porHoracio Torres a lo largo de varias décadas (verTorres 1977, 1993, 1999, 2001) permitenapreciar los cambios en la organización socio-espacial de Buenos Aires a lo largo de más deun siglo, desde fines del siglo XIX hasta finesdel siglo XX. A partir de censos nacionales ymunicipales, y utilizando el mayor nivel dedesagregación espacial posible en cada caso,Torres emplea el promedio de habitantes porcuarto como indicador de nivel socio-habitacionaly socio-económico (NSE), simultáneamente. Estopermite obtener el “mapa social”correspondiente a cada fecha censal y visualizarlos cambios que se dan entre cada par de fechas.De este modo se aprecian distintos procesossocio-espaciales, tales como expansión,concentración, desconcentración,suburbanización, mejoramiento oempeoramiento de las condiciones socio-habitacionales, etc.

En este contexto, el “deterioro central”equivale al empeoramiento de las condicionessociohabitacionales en el área central,expresado por el indicador ya mencionado.Nótese que los cambios en los valores de esteindicador pueden deberse tanto a cambios en

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la situación socio-económica de la poblaciónresidente como al reemplazo de un grupo socialpor otro.

A grandes rasgos se podría decir queBuenos Aires presenta una configuraciónopuesta a la representada por el modelo deBurgess. Tradicionalmente, los sectores de altosingresos han mantenido una presenciadestacada en barrios próximos al centro (porejemplo, Recoleta), mientras que la localizaciónde los sectores de bajos ingresos ha variado alo largo del tiempo. En determinados períodoshubo concentración de estos grupos en áreascentrales (como los barrios de Montserrat yBalvanera); durante otros períodos estosgrupos se localizaron mayormente en áreassuburbanas. En términos generales esta últimatendencia fue la más marcada, dando lugar a laformación de un patrón de segregación urbanaen el cual los niveles socioeconómicosdescienden desde el centro hacia la periferia (ensentido inverso al modelo de Burgess), a la vezque existen marcadas diferencias entre losdistintos sectores o “tentáculos” de laaglomeración, con niveles más altos en el sectornorte.

A partir de 1980 se manifiesta unatendencia hacia la suburbanización de gruposde clase alta y media alta, en diversasmodalidades de “urbanizaciones cerradas”(barrios privados, country clubs, etc.), de maneracoincidente con procesos semejantes queocurren en otras ciudades latinoamericanas (DeMattos, 2002). Al mismo tiempo se verifica unempeoramiento de las condiciones socio-habitacionales en áreas centrales, que semanifiesta en el aumento del índice de personaspor cuarto, el aumento de la población en lasvillas de emergencia de la Ciudad de BuenosAires y en el aumento de la población que resideen tipos de vivienda deficitarios (ranchos ycasillas, piezas de inquilinatos, hoteles ypensiones, etc).

Torres destaca la importancia que hantenido en los sucesivos procesos desuburbanización las políticas de transporte y

vivienda, así como otras políticas de alcance másgeneral, que han actuado de hecho como“políticas urbanas implícitas”. Entre los censosde 1947, 1960 y 1970, el ferrocarril estatalsubsidiado, con tarifas bajas (aunque con unservicio ineficiente), combinado con facilidadespara el acceso a la vivienda de grupos de bajosingresos en áreas periféricas, pleno empleo ysalarios relativamente altos, favoreció lasuburbanización de grupos de ingresos bajos ymedio-bajos. Por el contrario, en las décadasde 1980 y 1990, la construcción de una red deautopistas con peaje, el aumento de las tarifasdel transporte público y las nuevascaracterísticas de los créditos hipotecarios (sóloaccesibles para grupos de nivel alto y medioalto), promovieron la suburbanización de estosúltimos sectores, mientras aumentó lapresencia de grupos de bajo nivelsocioeconómico en las áreas centrales,buscando mejores oportunidades desupervivencia con menores costos detransporte. En este sentido, los cambiosrecientes en los procesos socio- espaciales hantendido a una mayor semejanza con el esquemade Burgess, aún cuando esta semejanza essolo tendencial, ya que la configuración socio-espacial de la aglomeración está fuertementecondicionada por los procesos anteriores.Cabría preguntarse en qué medida esta inerciade procesos anteriores explica algunasdiferencias entre Buenos Aires y otras ciudades.

Crisis y deterioro urbano

La recesión que se instaló en laArgentina a partir de 1998 y desembocó en lagravísima crisis económica, política y social de2001-2002 tuvo efectos visibles en el espaciourbano de Buenos Aires, incluida el área central.

Decenas de miles de “cartoneros”recorren cada noche la ciudad revisando labasura para extraer elementos que tenganalgún valor de venta (cartones, plásticos, etc).Miles de vendedores ambulantes se instalancada fin de semana en los parques formandoextensas ferias informales para vender los

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objetos más insólitos. Los espacios verdes sontambién el lugar donde duermen muchaspersonas sin techo. En algunos casos, elGobierno de la Ciudad ha optado por rodearlos parques con una reja que se cierra durantela noche.

En las fachadas del Centro y en losmonumentos de las plazas han desaparecidolas placas de bronce, robadas o retiradas paraprevenir el robo.

La protesta social también deja susmarcas en el paisaje urbano. Algunas de estasmarcas fueron impresionantes pero de cortaduración, tales como los autos quemados ylos vidr ios rotos al día s iguiente de losdisturbios y la brutal represión del 20 dediciembre de 2001, que concluyeron en larenuncia del presidente De la Rúa; o losdestrozos en la Legislatura de la Ciudad deBuenos Aires, en julio de 2004. Otras seincorporaron en forma permanente a lpaisaje urbano, como las cortinas metálicasque tuvieron que instalar los bancos paraprotegerse de la furia de los ahorristasdefraudados y como los cortes de calles queperiódicamente realizan las organizacionesde desocupados (“piqueteros”).

Al mismo tiempo, Buenos Aires recibeun número creciente de turistas (incluyendo,por ejemplo, unos 60 cruceros de lujo conunos 60.000 pasajeros en cada verano). Apartir de la devaluación de enero de 2002el turismo se ha convertido en un factorimportante de la economía nacional y de laeconomía urbana. En las calles del centrose escuchan múltiples idiomas. Y no pareceque los turistas perciban a Buenos Airescomo una c iudad pe l igrosa. La mismaprotesta socia l se ha incorporado comoatracción, como una nota pintoresca en unac iudad con fachada europea y rea l idadlatinoamericana.

Los signos de deterioro social, tanevidentes para los porteños, se inscribensobre un fondo físico construido en épocasmejores, sobre unas “rugosidades” cuya

“inercia geográfica” (Santos, 1978) resistee l paso de l t iempo y of rece nuevasposibil idades de recuperación económica,social y territorial.

IV- Un esquema conceptual para el análisisdel “deterioro” y la “recuperación”

En un trabajo anterior (DomínguezRoca, 1998) hemos propuesto a lgunascategorías conceptuales para el análisis delas llamadas operaciones de recuperación deáreas urbanas abandonadas o deterioradas.Aquí retomaremos a lgunas de esascategor ías y añadiremos otras a f in deana l i zar lo que se sue le denominar“deterioro central”.

Una primera dificultad tiene que vercon precisar qué entendemos por “áreacentral”. La cuestión es menos obvia de loque parece.

En el modelo de Burgess no apareceel término “área central” sino otros dostérminos que corresponden a áreasd i fe renc iadas: e l D is t r i to Cent ra l deNegocios (Central Business District, CBD) y,a su a l rededor, la Zona en Trans ic ión,también llamada Área de Deterioro. La zonaen transición es un área residencial que estás iendo invadida por usos comerc ia les eindustriales y es esa invasión de nuevosusos lo que desencadena el deterioro.

En otras oportunidades se utiliza eltérmino “área central” en un sentido másamplio, que abarca tanto el CBD como elárea res idenc ia l que lo rodea,independientemente de que ésta seencuentre en deterioro o no. Por ejemplo,para Roberto Lobato Correa:

“O processo de centra l i zaçao aoestabelecer a Área Central configurou-a demodo segmentado, com dois setores: de umlado o núcleo central (core, Central BusinessD is t r i c t , ou CBD) e , de out ro , a zonaperiférica do centro (frame, zone in transition,zona de obsolescênc ia)” (Correa, 1993:40)

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En este sentido también lo ut i l izaTorres en los artículos citados, aún cuandoen algún momento va más lejos y utiliza eltérmino “área central” para referirse a laCiudad de Buenos Aires en su total idad,como área central del área metropolitana (locual resulta aceptable en el caso de dichostrabajos, ya que si bien no toda la Ciudades el área central, sin duda la incluye , demodo que la un idad ter r i tor ia l resu l taprocedente como primera aproximación alanálisis de los procesos socio-espaciales enuna escala metropolitana; de todos modoseste uso debe entenderse en un sentidooperacional sin que pueda atribuirse al autorla intención de convertir al área central y laciudad jurídicamente definida en sinónimosdesde el punto de vista conceptual).

Una segunda dificultad (que en parteestá vinculada con la anterior) se refiere ala propia noción de “deterioro”. Como hemosvisto antes, la Escuela de Ecología Humanaut i l i zaba e l término “deter ioro” en unsentido físico, para referirse al estado de losedi f ic ios, y e l término “desorganizac iónsoc ia l” para re fer i rse a l conjunto de“patologías urbanas”. Ambos fenómenos seencontraban asociados en el espacio: dehecho, la zona en transición era al mismot iempo un área de “deter ioro” y de“desorganización social”. El análisis de lavinculación entre ambas fue, quizás, uno delos principales aportes de esta escuela.

En cambio, cuando Torres analiza elcaso de Buenos Aires y se ref iere a losprocesos de “deter ioro centra l”, hacereferencia ante todo a un empeoramiento delas condiciones de habitabi l idad, que serefleja en un indicador específico: el númerode personas por habitación. Se trata de unindicador socio-económico y habitacional almismo tiempo, aunque no se refiere en forma

directa al estado físico de los edificios. Ahorab ien, e l “deter ioro” de las condic ioneshabitacionales en una determinada zona dela ciudad podría estar indicando tanto el“deterioro” de las condiciones materiales devida de sus habitantes como el reemplazode un grupo social por otro más pobre. Enun caso estar íamos hab lando de lempobrecimiento de un determinado gruposoc ia l y en e l o t ro de un proceso de“invasión-sucesión”, según la terminologíade la Escuela de Chicago.

Otras veces , términos como“degradación” o “deterioro” se utilizan enreferenc ia a la pérd ida de func ionesespec í f i camente cent ra les (es dec i r,terc iar ias) o a su reemplazo por o t rasfunc iones terc iar ias , pero que soncons ideradas de menor categor ía . Porejemplo, la transformación de c ines delcentro de Buenos Aires en casas de juegos,loca les ba i lab les , templos oestacionamientos. Obsérvese que en estecaso los términos indicados implican un juiciode va lor acerca de las act iv idadesinvolucradas, lo cual tiene un componenteideológico y, eventualmente, de clase.

La importancia de estas distincionesconceptuales no es entonces un mero juegode pa labras ya que puede tenerconsecuencias importantes en la forma deconcebir y aplicar las políticas urbanas.

El siguiente cuadro presenta algunosde los contenidos que podrían correspondera l término “deter ioro centra l”. Se hanconsiderado aspectos físicos, funcionales ysociales. Asimismo, para cada aspecto del“deter ioro” se han incorporado a lgunaspos ib les causas. Por ú l t imo, la cuar taco lumna ha s ido ut i l i zada para inc lu i ralgunos comentarios.

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Figura 1

Los aspectos de la “recuperación”

Hemos señalado que el término“deterioro” tendría distintos significados segúnel aspecto que estuviéramos considerando(formal, funcional, específicamente social). Lomismo podría decirse de las acciones queintentan revertir ese deterioro; de este modo,la “recuperación” de una determinada áreapuede entenderse de varias manerasdiferentes:

-Desde el punto de vista de la forma, larecuperación haría referencia a la restauraciónfísica de los edificios deteriorados;

-En un sentido funcional, se trataría dela recuperación de actividades perdidas, o dela adquisición de otras nuevas, o incluso del

reemplazo de actividades existentes por otrasconsideradas “mejores”, lo cual implica juicios devalor acerca de las actividades;

-En un sentido específicamente social (quesiempre está explícito o implícito en la propia ideade recuperación) esta última puede ser entendidade modos diversos: por un lado, como unmejoramiento de las condiciones de vida de lapoblación de un área; por otro, como larecuperación de ciertas áreas para ciertos grupossociales o incluso como el reemplazo de ciertosgrupos por otros considerados “mejores”, con lasimplicancias ideológicas que esto tendría.

En consecuencia, el modo en que seentienda la recuperación de las áreas centralesdeterioradas incidirá fuertemente en el significadosocial de las políticas urbanas para estas áreas

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y en sus resultados, tanto espaciales comosociales.

Por último, cabe señalar que lasposibilidades de deterioro o de recuperación delas áreas centrales no dependen sólo de laspolíticas urbanas explícitas dirigidas a esasáreas sino también (e incluso en mayor medida)de políticas de alcance más general, tales comolas políticas de transporte urbano, las políticasde vivienda popular y, en términos aún másgenerales, de las políticas económicas, laboralesy salariales. Los trabajos de Torres sobreBuenos Aires son un ejemplo elocuente delmodo en que estas políticas urbanas implícitaspueden tener efectos significativos en laestructura socio-territorial de las ciudades y enlos procesos que se desarrollan en sus áreascentrales.

V- Las políticas para las áreas centralesurbanas y el reciclaje de puertos comoestrategia de rehabilitación

Entendemos por “políticas urbanas” alconjunto de acciones que tienen por objetoincidir en los diversos aspectos de laorganización espacial urbana (configuraciónsocio-territorial, uso del suelo, transporte,vivienda, etc.).

En los países capitalistas avanzados, lasáreas de deterioro que rodean al centrocomercial y de negocios han sido objetoprivilegiado de las políticas urbanas, con mayoro menor éxito según los casos.

No siempre fue así. De hecho, laconformación de esas áreas de deterioro fue elresultado del “laissez faire” que caracterizó laevolución de las ciudades industriales duranteel siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.Peter Hall (1996:375) resume las principalesetapas del desarrollo de las políticas urbanas,especialmente en Gran Bretaña y EstadosUnidos. De la absoluta prescindencia del estadoen la Inglaterra victoriana se pasó a uncreciente nivel de intervención, que desembocóen las grandes operaciones de renovación

urbana de los años ’50 y ’60.

Estas operaciones, típicas del urbanismo“progresista” (Choay, 1965), se caracterizaronpor la destrucción masiva de edificiosdeteriorados, la relocalización de la poblaciónde bajos ingresos en complejos habitacionalesy la expansión de actividades centrales(principalmente sedes empresariales yfinancieras) en las áreas renovadas.

Estas operaciones fueron objeto decríticas diversas durante las décadas de 1960 y1970. En tales críticas convergieron puntos devista antagónicos:

-Por una parte, la crítica culturalista ehistoricista al urbanismo moderno, desarrolladadesde varias décadas antes por autores comoLewis Mumford, se vio reforzada por críticashumanistas como las de Jane Jacobs (1961),que alcanzaron una amplia difusión. Estascríticas consideraban tanto la destrucción delpatrimonio arquitectónico como ladesarticulación del tejido social local, así comola construcción de un hábitat monótono einhumano, dañino para la salud mental.

-A fines de los años ’60 y principios delos ’70 tuvo su auge la sociología urbanamarxista; autores como Castells (1986) [1972]mostraron el modo en que las grandesoperaciones de renovación urbana, a pesar desus justificaciones “progresistas” (en el sentidode Choay o en el sentido político de la palabra),resultaban funcionales al capital monopolista,al cual suministraban tierras de óptimalocalización, mientras desplazaban a los pobreshacia complejos habitacionales mal construidosy mal situados.

-Por último, desde mediados de los ’70,la crítica neoliberal a la planificación en generaly a la planificación urbana en particular comenzóa atacar a estas intervenciones por loscuantiosos gastos que implicaban.

Así, el urbanismo “progresista” engeneral y las operaciones de renovación urbanaen particular, atacados por izquierda y porderecha, fueron perdiendo legitimidad. A esto

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se sumó la crisis del estado intervencionistakeynesiano y el surgimiento de nuevos modeloseconómicos y culturales que comenzarían a tomarforma durante la década del ’70 y se volveríandominantes durante la década de 1980.

Harvey (1998) considera que existe unarelación significativa entre el modelo de acumulaciónflexible y los movimientos culturales posmodernistas.En cierto sentido, el posmodernismo sería laexpresión cultural de la experiencia de “compresióndel tiempo y del espacio”, asociada con las nuevasformas de producir y con las nuevas tecnologías deltransporte, la información y las comunicaciones. Elmodelo de acumulación flexible no constituye unnuevo “modo de producción” en el sentido marxistadel término, sino una nueva etapa en el desarrollodel modo de producción capitalista. Del mismo modoel posmodernismo, con su celebración de lo efímero,lo fugaz y lo fragmentario, no sería totalmentediferente de movimientos culturales modernistasanteriores.

En lo que se refiere al urbanismo, elposmodernismo rechaza los grandes planes dealcance metropolitano y prefiere los proyectos

puntuales. La escala preferida de acción en la ciudades el fragmento urbano. El plan es reemplazado porel proyecto y la planificación por el diseño. Al mismotiempo, en su rechazo a la idea modernista deprogreso, el posmodernismo prefiere conservar lasherencias del pasado, aunque no vacila en mezclardiversas épocas o en reproducir obras fuera de sucontexto original. En cualquier caso, resulta máspropenso al reciclaje que a la sustitución devolúmenes edificados y prefiere la “rehabilitación”urbana antes que las operaciones de “renovación”propias de los años ’60.

Muchos de estos temas posmodernistasserán retomados por las nuevas formas deplanificación urbana que se desarrollarán en lasdécadas de 1980 y 1990. Estas nuevas formas deplanificación suelen auto-adjetivarse con términostales como “estratégica”, “flexible” y “participativa”e implican cambios importantes respecto de losplanes directores propios de la planificacióndesarrollista y funcionalista. Uno de sus exponentesmás conocidos, Jordi Borja, resume estas diferenciasen el siguiente cuadro (Borja y Castells, 1998:242):

En la misma línea, podríamos añadir:

Figura 2

Figura 3

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Uno de los espacios privilegiados parala acción del nuevo urbanismo es el espaciocostero de las ciudades (waterfront ) y enparticular, los antiguos puertos consideradosobsoletos y reciclados para otros usos urbanos(comerciales, administrativos, culturales,recreativos y residenciales).

De este modo, los antiguos puertosaparecen como un problema y como unaoportunidad. Un problema, porque las áreasportuarias obsoletas dan una imagen deabandono y degradación; una oportunidad,porque estas áreas constituyen reservas detierras únicas que pueden ser destinadas anuevos usos, considerados estratégicos parael desarrollo de la ciudad (o al menos, para unconjunto de actores con capacidad de decisióno de presión en las políticas urbanas). Estasoperaciones pueden justificarse también comouna acción dirigida a la rehabilitación de lasáreas centrales deterioradas, ya que lospuertos antiguos suelen estar localizados cercade ellas.

A las operaciones pioneras de Boston yBaltimore, en los Estados Unidos, siguió eldesarrollo de los Docklands de Londres y lasintervenciones en el frente marítimo deBarcelona, por citar algunos ejemplosimportantes. Cada uno de estos casos sedesarrolló en un contexto histórico y geográficoespecífico y tuvo características profundamentediferenciadas.

En Londres, el desarrollo de losDocklands, realizado durante el gobiernoconservador de Margaret Thatcher, fue elprototipo de urbanismo neoliberal. El uso delsuelo fue librado en gran parte a la voluntad delas empresas. No hubo un esquema definido deespacios públicos ni de inversión eninfraestructuras. Los resultados han sidoduramente criticados (Barnes et alt., 1996;Gordon, 1996; Hinsley & Malone, 1996).

El nuevo urbanismo catalán supocapitalizar tanto la crítica posmoderna a laplanificación funcionalista como lasconsecuencias negativas de la no-planificación,

pregonada por los urbanistas posmodernos ylos economistas neoliberales. La necesidad dedesarrollar una práctica política y urbanísticaprogresista (en el sentido político de la palabra,y no en el sentido que le da Choay) en uncontexto económico, cultural y políticocompletamente nuevo llevó al desarrollo del“nuevo urbanismo” y de la planificación urbanaestratégica.

En el caso del Frente Marítimo y del viejopuerto de Barcelona se manifestó una voluntadde síntesis superadora entre los temasplanteados por el posmodernismo (crítica de laplanificación funcionalista, preservación delpatrimonio, actuación a escala local, flexibilidad,participación de la sociedad civil y del capitalprivado, etc.) y una voluntad de reafirmación delo público, tanto en lo que hace a la orientaciónde los procesos como en lo que se refiere a laorganización de los espacios, a la provisión desistemas viales y espacios públicos y al uso delsuelo.

El modelo catalán tuvo influencia en laconcepción teórica del proyecto de PuertoMadero, en Buenos Aires; pero éste sedesarrolló en un contexto político nacional mássemejante a la Inglaterra de Thatcher que a laBarcelona del PSOE.

VI- El caso de Buenos Aires: el área central yel proyecto Puerto Madero

Según vimos en el punto 3, durante lasdécadas de 1980 y 1990 se verificaron algunastendencias incipientes de deterioro de áreascentrales en la Ciudad de Buenos Aires. Durantela década de 1990 se elaboró un conjunto depolíticas urbanas orientadas a revertir esastendencias. En este trabajo comentaremosespecialmente el proyecto de reciclaje yurbanización del Antiguo Puerto Madero.

En 1989 Carlos Grosso fue designadoIntendente Municipal de la Ciudad de BuenosAires por el presidente Carlos Menem1 . Durantesu gestión, que duró hasta 1992, puso enmarcha una serie de programas para el área

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central de la ciudad, como el Programa deRevitalización de la Avenida de Mayo y el reciclajede la manzana de San Francisco, entre otros.Estos programas tuvieron muchas de lascaracterísticas del nuevo urbanismo, a lo cualno fueron ajenas las vinculacionesinstitucionales con el Ayuntamiento deBarcelona, establecidas durante la década de1980. Sus resultados fueron diversos. De todosmodos, el proyecto más importante iniciadodurante esa gestión fue sin duda el de PuertoMadero, impulsado en forma conjunta por laMunicipalidad de Buenos Aires y el gobiernonacional. Este proyecto, suele ser consideradoun ejemplo de operación urbana exitosa, pesea las polémicas que suscitó y sigue suscitando.

Puerto Madero ocupa una superficie de170 hectáreas, ubicada en forma contigua alárea central de la ciudad. Fue construido a finesdel siglo XIX con asistencia técnica y financierainglesa. Sus características de diseño generarondificultades operativas desde su inauguración,lo que llevó a la construcción del llamado PuertoNuevo en la década de 1920. Desde entoncescomenzaron a elaborarse propuestasurbanísticas para el antiguo puerto. Hacia finesde la década de 1980, con la generalización deluso de contenedores, Puerto Madero resultabadecididamente obsoleto y era poco utilizado.

En 1989 un decreto del presidenteMenem creó la Corporación Antiguo PuertoMadero cuyos accionistas eran, en partesiguales, el estado nacional y la municipalidadde la ciudad de Buenos Aires2 . Las tierras delviejo puerto fueron transferidas a laCorporación, la cual debía elaborar un PlanMaestro para su urbanización. El primer PlanMaestro fue elaborado en el marco de unconvenio con el Ayuntamiento de Barcelona porun equipo conjunto. Las críticas posteriores, enparte urbanísticas y en parte corporativas,impidieron que este plan llegara a aprobarse.Posteriormente se realizó un Concurso de Ideasy se formó un nuevo equipo, en el queparticiparon integrantes de los estudiospremiados en el concurso y técnicos de la MCBA.Este equipo elaboró un nuevo Plan Maestro que

fue presentado en 1992 y aprobadodefinitivamente en 1997, aun cuando eldesarrollo del área ya se había iniciado en 1991,con la venta y reciclaje de los antiguos depósitossituados en el Sector Oeste (es decir, en la franjamás cercana al área central de la ciudad)(Domínguez Roca, 1993, 1999).

En la presentación del primer PlanMaestro, realizada a mediados de 1990 en laSociedad Central de Arquitectos, losresponsables del proyecto subrayaron que elmismo formaba parte de una estrategiaorientada a revertir los incipientes procesos dedeterioro que se observaban en el área centralde la Ciudad, junto con los programaselaborados para la Avenida de Mayo y los barriosde Montserrat y San Telmo. Se suponía que eldesarrollo de Puerto Madero serviría para“recentralizar” a Buenos Aires, es decir pararetener actividades cerca del área centraltradicional de la ciudad y contrarrestar latendencia a desplazarse hacia la zona norte.De este modo, se contribuiría a “reequilibrar” elnorte y el sur de la ciudad. Por otra parte, seplanteaba el carácter “democrático” del centro,accesible a la totalidad de la población.

Muchas de las opciones del proyectoPuerto Madero fueron definidas en el primerMaster Plan y se mantuvieron en el que seelaboró a partir del Concurso:

-Ante todo, el modelo de gestión: unacorporación constituida como entidad pública dederecho privado, que, aún siendo de propiedadestatal (del estado nacional y de lamunicipalidad) tenía todas las características deuna empresa privada; una sociedad anónima,que no recibe aportes monetarios del estado yque tiene absoluta autonomía de gestión

-También se mantuvieron algunosaspectos básicos de la propuesta urbanística,que de alguna manera son típicos del “nuevourbanismo”: la existencia de una mezcla(“mixing”) de usos terciarios y residenciales, porcontraposición a la zonificación monofuncional(“zonning”) de la planificación funcionalista; lapreservación de los antiguos depósitos y otros

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edificios característicos del área, así como delos espejos de agua (dársenas o “diques”,donde operaban los buques); la definición deun esquema de espacios públicos, tanto verdescomo viales, en el cuál se insertan los módulosde inversión a desarrollar por los promotoresprivados.

Ahora bien, más allá de estasdefiniciones básicas del proyecto hubo cambiosimportantes en el diseño propuesto, tales comouna reducción sustantiva del volumen edificable(de 3 millones de metros cuadrados cubiertosen el primer plan maestro a 1,5 millón en elsegundo); un aumento del área destinada aespacios verdes; y una modificación del trazadourbano, pasando de una propuesta queintentaba asemejarse al damero típico deBuenos Aires a otra estructurada a lo largo deun boulevard lineal principal, en sentido norte-sur y varios bulevares transversales depenetración, en sentido oeste-este.

A 15 años de iniciado este proceso, laCorporación se encuentra cerca de completarsu cometido: las tierras han sido vendidas ensu mayor parte, las construcciones privadas sehan realizado o se encuentran avanzadas, lasinfraestructuras viales se han completado,algunos parques se han inaugurado y otros seencuentran en obra. En el llamado Sector Oestehay una intensa actividad, vinculada con localescomerciales (especialmente gastronómicos),oficinas, una universidad privada y algunasviviendas tipo “loft”. En el Sector Este, cuyodesarrollo fue posterior, existe también unacreciente actividad, con una proporción mayorde oficinas y viviendas. Puerto Madero se haintegrado en los circuitos turísticos de BuenosAires y también en los paseos de la poblaciónde la ciudad. Por otra parte, la acción conjuntadel Gobierno de la Ciudad3 y de la CorporaciónPuerto Madero permitió la recuperación de losespacios verdes de la Avenida Costanera Sur,que se encontraban sumamente deteriorados.

De este modo, podríamos decir que laoperación Puerto Madero ha resultado exitosacomo proyecto inmobiliario y como proyecto

urbano, en cuanto a la generación de nuevosvalores de uso para la Ciudad, los cuales porotra parte estarían contribuyendo a lacompetitividad de la ciudad a escala regional.

Ahora bien, cabe preguntarse en quémedida el proyecto ha contribuido a consolidarel área central de la ciudad y a revertir losprocesos de deterioro que supuestamente sehabían comenzado a detectar en ella.

Responder cabalmente esta preguntarequeriría disponer de una serie de indicadoresque permitieran evaluar los distintos aspectosdel “deterioro”, según se consideraron en elpunto 4, y su evolución a lo largo del tiempo.No contamos con esos indicadores. Sinembargo, en una aproximación cualitativa ytentativa podríamos decir que Puerto Maderoha logrado retener en las proximidades del áreacentral tradicional a algunas actividades que deotro modo hubieran tendido a desplazarse haciael norte de la ciudad y del área metropolitana;desplazamiento que igualmente se ha verificadoaunque quizás en una medida menor a la quese hubiera dado en caso de no existir esteemprendimiento.

En contrapartida, la adición de estanueva área al centro tradicional, puede enalgunos casos, haber generado cierta“absorción” de actividades de este último. Esuna cuestión de escalas: a escala de la ciudad,o del área metropolitana, el desarrollo de PuertoMadero puede haber servido para retener en elárea central (ampliada por este proyecto)actividades que de otro modo hubieran podidodesplazarse hacia zonas más alejadas; almismo tiempo, al interior del área central, sehabría producido cierto desplazamiento desdeel centro preexistente hacia el nuevo sectorlocalizado en Puerto Madero. Ahora bien, todolo dicho queda planteado en términoshipotéticos y requeriría una investigaciónempírica basada en indicadores adecuados que,por otra parte, debería enfrentar el siguienteproblema: ¿cómo aislar en el análisis al “efectoPuerto Madero” de otros “efectos” de la

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evolución general de la economía nacional y dela ciudad?.

En cuanto a los efectos de “derrame” enlas zonas próximas al área del proyecto, cabeseñalar:

a) La construcción de edificios de oficinas,muchos de ellos “inteligentes”, en las áreas deCatalinas Norte y Plaza Roma, contiguas aPuerto Madero, en el norte del área central dela ciudad;

b) La recuperación ya mencionada delárea de Costanera Sur, sobre la base de unconvenio entre la Corporación Antiguo PuertoMadero y el Gobierno de la Ciudad de BuenosAires.

c) La localización de actividades talescomo empresas de software y universidadesprivadas en una franja cercana a Puerto Madero,en el sur del área central.

d) El auge del turismo en San Telmo y laBoca, que si bien no tiene relación directa conel proyecto de Puerto Madero (sino más biencon los efectos de la devaluación de 2001)presenta la posibilidad de importantes efectossinérgicos, en la medida en que se establezcancircuitos turísticos que vinculen entre sí estosdistintos barrios.

Cabe preguntarse por la apropiaciónsocial de los beneficios de esta operación, tantodesde el punto de vista del valor de uso comodesde el punto de vista del valor de cambio.

En cuanto al valor de uso, es necesariodistinguir entre el uso del espacio urbano comomedio de producción y su uso como medio deconsumo. En este sentido, los nuevos valoresde uso urbanos radicados en Puerto Maderopresentan una apropiación diferencial, como seejemplifica a continuación:

-las oficinas administrativas, queconstituyen medios de producción para lasrespectivas empresas;

-los restaurantes, hoteles y otros localescomerciales, que son al mismo tiempo medios

de producción (desde el punto de vista dequienes prestan los servicios) y medios deconsumo (desde el punto de vista de quieneslos utilizan); en este caso se trata de un usolimitado a sectores de ingresos altos y medioaltos, debido a los precios elevados;

-las viviendas, medios de consumoprivado, destinados también a una demandasolvente;

-los espacios de uso público, y enespecial los espacios verdes y peatonales,medios de consumo colectivo intensamenteutilizados por amplias franjas de población,aunque de características socio-económicasvariables según los días y horarios.

En cuanto al valor de cambio:

-La mayor apropiación de beneficioshabría sido lograda por las empresas privadasque han participado en la construcción ycomercialización de los edificios einfraestructuras, y en distinta medida, por lasque se han localizado en el área para ofrecerbienes y servicios;

-Otra porción de valor de cambio ha sidoapropiada por el estado nacional y por elGobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a travésde su participación en los dividendos de laCorporación Puerto Madero. En el caso de laCiudad de Buenos Aires, la ordenanza Nº44.945, que en 1991 habilitó el reciclaje de losprimeros depósitos, estableció que los ingresosobtenidos por la participación en dichosdividendos se destinarían en un 50% a planesde vivienda, 23% a obras en el área deeducación, 25% a obras en salud y 2% a obrasen el área de la Reserva Ecológica de CostaneraSur; no contamos con información que nospermita establecer si esta disposición se hacumplido estrictamente.

-Por último, deberían considerarse lossalarios, sueldos y honorarios percibidos porobreros, empleados, técnicos y profesionalesque han trabajado para las diversas empresas,involucradas en el proyecto, incluida la propiaCAPM.

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Otro punto de vista en la discusión sobrelos costos y beneficios del proyecto plantea lacomparación imaginaria con los beneficiossociales que podría haber generado otro tipode uso, por ejemplo viviendas de interés social.Esta objeción es obviamente contrafactual,especialmente si se tiene en cuenta que cuandose discutió el proyecto prácticamente noaparecieron voces planteando esta posibilidad;de hecho, quienes se oponían al proyecto dereciclaje y urbanización planteaban la necesidadde destinar Puerto Madero a espacios verdes(por ejemplo, los Amigos de la Ciudad) o acontinuar con actividades vinculadas a laoperación portuaria (esto último, con menosénfasis).

Por último, también se ha señalado unconjunto de conflictos no resueltos en relaciónal transporte y la circulación (Domínguez Roca,1997).

VII- Recapitulación y conclusiones

-En la escuela de Chicago, el término“deterioro” se refiere a una situación física,espacialmente asociada con una situación dedesorganización social

-Los usos posteriores son variados yrequieren prestar atención al sentido que se leda en cada caso. En el esquema queproponemos se diferencian los aspectos físicos,funcionales y sociales del “deterioro central”.

-La noción de “deterioro”, en susaspectos funcionales y sociales, implica juiciosde valor en los que subyacen prejuicios de clasey posiciones ideológicas explícitas o implícitas.

-El modo en que se concibe la“recuperación” depende en gran parte del modoen que se entiende el “deterioro”.

-Esto incluye los diversos “aspectos”(formal, funcional, social) de la recuperación ylas distintas visiones ideológicas subyacentesen relación a cada aspecto, especialmente enlos aspectos funcionales y sociales.

-Las políticas de renovación urbana delos años ’50 y ’60 implicaron en muchos casosla destrucción de un patrimonio arquitectónicovalioso, el reemplazo de usos residenciales poractividades terciarias y el desplazamiento degrupos sociales de nivel socioeconómico bajopor grandes capitales privados.

-Las políticas de rehabilitación de losaños ’80 y ’90 han tendido a preservar las formasconstruidas, manteniendo sus funcionesanteriores o cambiándolas por otras nuevas(reciclaje); desde el punto de vista de laapropiación social del espacio muchas veces hanimplicado el desplazamiento de grupos de bajosingresos por otros de clase media o alta(gentrification); en otros casos se ha intentadogarantizar la permanencia de los antiguosresidentes.

-Los proyectos de reciclaje de puertossuelen presentarse como estrategiasdestinadas a revertir los procesos de deteriorode las áreas centrales de las ciudades. En lamedida en que la concepción de la“rehabilitación” es subsidiaria de la concepcióndel “deterioro”, sería necesario especificar quétipo de “deterioro” se pretende revertir en cadacaso y de qué manera podría incidir en esesentido el reciclaje del espacio portuario. Estaespecificación resulta necesaria para laevaluación de los resultados de las operacionesya realizadas y para el análisis crítico de nuevosproyectos.

-Las características y resultados de losproyectos de reciclaje de áreas portuariasobsoletas presentan diferencias significativasentre sí. Estas diferencias dependen de variosfactores, entre los cuales podemos mencionar:el contexto político y económico, a escalanacional y local; las características del áreaobjeto del proyecto; el modelo de gestiónadoptado; y las características del proyectopropiamente dicho (propuesta de usos delsuelo, esquema de transporte y circulación, etc.).

-Estos factores no actúan aisladamente:los resultados de un proyecto concretodependen en gran parte de las relaciones de

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estos factores entre sí (por ejemplo, de laadecuación del modelo de gestión al contextonacional y local y a las características del área, etc.).

-En cualquier caso, el factor crítico parece serel modelo de gestión, ya que éste es el que definela relación y la mutua adecuación (o no) entre losdemás factores; en este sentido, es especialmenterelevante cómo se define la relación entre lo públicoy lo privado, tanto en lo que se refiere a lasmodalidades de participación de los distintos actorescomo en lo que hace a la configuración del espacio(vías de circulación, espacios verdes, parcelasedificables, etc).

-En el caso del proyecto Puerto Madero, enla ciudad de Buenos Aires, uno de los argumentosempleados en su justificación lo consideró comoparte de una estrategia orientada a revertir losincipientes procesos de deterioro central que sehabrían manifestado durante la década de 1980,así como a restablecer el equilibrio entre el norte yel sur de la ciudad.

-El proyecto Puerto Madero ha sido exitosoen muchos sentidos (especialmente en cuanto adesarrollo inmobiliario y en cuanto a la generaciónde nuevos valores de uso, incluyendo una cuotasignificativa de espacios de uso público y gratuito) .En lo que hace al tema específico de este trabajo sepuede señalar que el proyecto habría logradoretener en el área central actividades que de otromodo hubieran podido desplazarse hacia la zonanorte de la ciudad y del área metropolitana. Tambiénha favorecido mejoras físicas y funcionales en zonasaledañas, tales como Costanera Sur, Catalinas Norte,San Telmo y la Boca. En cambio, no hay indicios deque haya contribuido de un modo significativo amejorar las condiciones socio-habitacionales de lapoblación residente en el área central (excluida lapropia zona del proyecto, antes deshabitada y ahorapoblada por grupos de altos ingresos).

- Por último, no está evaluado el impactode este proyecto en cuanto a la generación deactividad económica y empleo; se puede suponerque ha sido positivo, aunque resulta difícil estimar lamagnitud y la localización espacial de estos impactos.Tampoco se conoce con precisión el monto y eldestino de los ingresos generados para el sector

público local y nacional por esta operación.

-En el caso de Buenos Aires la evidenciadisponible permite afirmar que la mejora oempeoramiento de las condiciones socio-habitacionales en el área central durante diversosperíodos históricos no ha dependido tanto de laspolíticas urbanas específicas para dicha área comode otras políticas más generales (macroeconómicas,salariales, de vivienda y de transporte, entre otras),las cuales han tenido una incidencia decisiva en laorganización socio-espacial metropolitana y en lasdiversas áreas que la constituyen.

-Las ya conocidas críticas a la planificaciónurbana funcionalista y a las operaciones derenovación urbana asociadas con ella (su caráctertecnocrático y autoritario, su falta de respeto alpatrimonio arquitectónico y a las diferenciasculturales, etc.) dieron lugar por algún tiempo a unavisión posmodernista que tendió a negar la utilidadde la planificación.

-Las nuevas políticas urbanas que sedifundieron desde fines de los años ’80, y enparticular la “planificación urbana estratégica” puedenser consideradas como la búsqueda de una síntesissuperadora de, por un lado, la planificación urbanafuncionalista y, por otro, de la negaciónposmodernista de toda forma de planificación. Dehecho, las operaciones urbanas exitosas de lasúltimas décadas (entre las cuales se podría contarPuerto Madero) pueden ser consideradas comoavances hacia esa síntesis.

-Sin embargo, la visión estratégica es unacáscara vacía si no se especifican los objetivos y losdestinatarios de las políticas que se proponen. Enese sentido, si se entiende que el “deterioro” asuperar es el de las condiciones materiales de vidade la población y que la “rehabilitación” a lograres una mejora generalizada de dichascondiciones, el centro de atención deberádesplazarse de las “áreas centrales” a lossujetos sociales que las habitan. En ese sentido,los geógrafos pueden colaborar con un análisiscrítico y estructural del espacio urbano y de losprocesos socio-espaciales que lo configuran.

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Centralidad y Políticas UrbanasReflexiones sobre el “deterioro” y la “rehabilitación”, pp. 213 - 232 231

Notas

1 Hasta la reforma constitucional de 1994 elintendente de la capital federal era designado porel presidente de la Nación.

2 Sin embargo, la capacidad de decisión no eraigualitaria, ya que el directorio de la Corporaciónestaba formado por 2 representantes delmunicipio y 4 del Poder Ejecutivo nacional.

3 A partir de la reforma constitucional de 1994 laciudad de Buenos Aires adquiere autonomía yelige a sus propias autoridades; la Municipalidadde la Ciudad de Buenos Aires (MCBA) esreemplazada por el Gobierno de la CiudadAutónoma de Buenos Aires (GCBA) y elIntendente por un Jefe de Gobierno.

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??Trabalho enviado em julho de 2005

Trabalho aceito em agosto de 2005

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