carlos gómez centurión. digo la cordillera, el viaje como obra

84

Upload: museo-provincial-de-bellas-artes-franklin-rawson

Post on 21-Jul-2016

229 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

La cordillera y el viaje atraviesan la obra que viene desarrollando Carlos Gómez Centurión desde hace más de diez años. En el cruce del motivo y la acción pone en juego desafíos e interrogantes, aventuras y búsquedas. Se mezcla una pasión, con una pregunta acerca del arte. Porque no hay certezas, es solo un camino donde las obras van dando cuenta de los pasajes. Curaduría de Fernando Farina.

TRANSCRIPT

Page 1: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra
Page 2: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra
Page 3: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

1

Carlos Gómez Centurión

Digo la Cordillera, el viaje como obra

Page 4: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

2

Curador Fernando Farina

Page 5: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

3

Page 6: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

4

Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson

Carlos Gómez Centurión : digo la cordillera, el viaje como obra. - 1a ed. - San Juan

: Gobierno de la Provincia de San Juan. Museo Provincial de Bellas Artes Franklin

Rawson. , 2014.

80 p. : il. ; 26x23 cm.

ISBN 978-987-98020-6-9

1. Catálogo de Arte. 2. Pintura.

CDD 759.82

Fecha de catalogación: 21/11/2014

Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson San Juan, Argentina / diciembre de 2014

Los textos tienen copyright de los autores. Ninguna parte de los textos puede ser

reproducido en ningún medio sin la autorización del Museo Provincial de Bellas Artes

Franklin Rawson o los autores.

Page 7: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

5

7 Palabras Preliminares Secretaria de Cultura, Arq. Zulma Invernizzi 9 Un viaje de más de diez años Fernando Farina

Digo la Cordillera, el viaje como obra

10 1. San Juan: Mercedario

24 2. Jujuy: Puna. Salinas Grandes

36 3. Jujuy: Yungas

42 4. Santa Cruz: El Chaltén. Fitz Roy

50 5. Mendoza: Las Leñas

75 Cronología

78 Créditos y Agradecimientos

Indice

Page 8: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

6

Page 9: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

7

El compromiso de Carlos Gómez Centurión con San Juan no sólo se evidencia en una obra pictórica y arquitectónica que indudablemente abreva en la cultura de la provincia, sino además, y fundamentalmente, en que se trata de un extraordinario creador que participa día a día en esta construcción colectiva de la cultura sanjuanina.

“Digo La cordillera. El viaje como obra”no fue para nada una tarea sencilla y resume más de diez años de trabajo. El proyecto constó de cuatro viajes, donde se incluyen la expedición al Mercedario, las expediciones del norte argentino: yungas y puna jujeñas, y al sur, El Chaltén. A su vez, la concreción del proyecto fue posible gracias al apoyo de la Unidad Bicentenario de la Presidencia de la Nación, Gobierno de San Juan, Gobierno de Jujuy, Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y numerosas instituciones privadas.

Es importante destacar que esta es una exposición que visitó los museos más importantes del País: Palais de Glace, Palacio Nacional de las Artes de Buenos Aires, Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza, Museo de Bellas Artes de Salta, Museo Castagnino de Rosario y Museo Caraffa de Córdoba.

Más allá de la cercanía y la familiaridad con este espacio, es de destacar el mérito de Carlos Gómez Centurión para realizar esta muestra que resume una de las experiencias más ricas en cuanto a abordar una temática que habla claramente de algo que es muy propio de la geografía y de la historia de San Juan: la Cordillera. El museo es hoy testigo del cierre del ciclo de itinerancia de la exposición.

Por supuesto que esta exposición, como todas las que hacemos, busca también convocar, desde este gran artista a que la gente se encuentre con el arte. La posibilidad de hablar de nosotros, a partir de nuestros propios artistas es, asimismo, la posibilidad de invitar a que todos los sanjuaninos se apropien del museo, que descubran la cercanía y lo importante que es poder disfrutar de lo nuestro. Porque las pinturas condensan todo un sentimiento, toda una cultura.

En definitiva, esta es la convocatoria a un encuentro con nosotros mismos, a través de la mirada de un artista.

Arq. Zulma InvernizziSecretaria de Cultura

Page 10: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

8

Page 11: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

9

Un viaje de más de diez añosPor Fernando Farina

Curador

La cordillera y el viaje atraviesan la obra que viene desarrollan-do Carlos Gómez Centurión desde hace más de diez años. En el cruce del motivo y la acción pone en juego desafíos e interrogan-tes, aventuras y búsquedas. Se mezcla una pasión, con una pre-gunta acerca del arte. Porque no hay certezas, es solo un camino donde las obras van dando cuenta de los pasajes.

En un sentido, pareciera que fuera la misma cordillera la que lo seduce y obliga a recorrerla. Es que se le presenta potente, ina-barcable, enigmática. Acaso lo invita a develar sus secretos, a que sea él quien se convierta en su interlocutor, quien la diga de alguna manera.

Pero si descubrirla en su totalidad es imposible, también lo es representarla. De allí que decir la cordillera es en realidad una serie de intentos, de aproximaciones, que a lo largo del tiempo van mutando. Por eso no es casual que Gómez Centurión aun busque las más diversas formas de abordarla.

La pluma, el lápiz, el pincel fueron herramientas fundamenta-les, pero él nunca se mostró conforme: necesitó caminarla, tocar-la, sufrirla, tratar de impregnar las telas con sal o embeberlas de las superficies rojizas de los cerros. Y también quiso invitar a otros a que vivan la experiencia, a que la digan de otra manera, con fotos, con películas, con palabras...

La relación de Gómez Centurión con la cordillera no siempre fue amigable -se trata más bien de un amor donde están en juego muchas pasiones-, y los resultados nunca fueron una pos-tal, sino una especie de conjunto de esbozos, como ensayos; obras que son procesos y que se continúan unas a las otras, pero que aportan siempre algo distinto.

Asimismo hay en sus pinturas un macro y un micromundo. Cada una tiene detalles que están entre la figuración y la abs-tracción, entre el registro y el invento, y para verlas hay que

sumergirse en ella, alejarse y volver a entrar, porque en ese ir y venir, aparecen otros universos.

El viaje le imprime algo adicional a esta búsqueda. Hay en él algo épico: subir a la montaña, con todos los riesgos que implica, aceptarlos y seguir a pesar del tremendo esfuerzo, de las dificul-tades. Pero además el propio viaje -la acción de pintar en la montaña- es una obra. Y acaso lo que siempre se termina mos-trando no son más que retazos de ella.

La referencia a la historia también está presente, seguramente porque es inevitable retomar el camino de los pintores viajeros, y la “fisionomía” resuena (esa creencia de que el artista puede decir algo que no puede registrar una cámara). Un misterio. Todos sabemos o al menos sospechamos que eso sucede pero no tiene explicación.

Tenemos la sensación de que quienes hicieron ese camino antes saben algo más que nunca revelaron. La idea romántica invade y aparece continuamente. Porque la obra no es un viaje que concluyó sino que es una pregunta que transcurre a lo largo del viaje, de tantos años, de muchas geografías.

Y hay otro mundo que se abre: el de las energías, de los colo-res, las sensaciones, las formas, los olores, que quedan guarda-dos en algún lugar (como impregnando la memoria, pero no necesariamente la retina) y que comienzan a pelear por aparecer en las telas.

Las obras ya no copian un referente sino que son otra historia. Una mezcla de sentimientos, de percepciones, de vivencias que quedaron en la memoria y reaparecen con o sin su voluntad.

A veces los cielos y las aguas se revuelven y se confunden con la cordillera, en otros casos la roca o la selva pasan a ser protago-nistas, y siempre pervive cierta belleza y una desbordante inquietud.

Page 12: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

10

1.

Page 13: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

11

Page 14: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

12

Cerro Las Monjitas 180 x 600 cm, técnica mixta sobre tela, 2003

Page 15: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

13

Page 16: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

14

Sin Título60 x 190 cm, tinta sobre tela, 2011

Page 17: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

15

Page 18: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

16

A: En tu proyecto “Digo la cordillera”, se trasladan dos cuer-pos: el de la pintura, -el cuerpo de la pintura, su conocimiento técnico y los requerimientos operativos del plain air- y tu propio cuerpo. Es interesante, porque en los pintores viajeros se encuen-tra esa doble operación, como un antecedente ya lejano. Sé que te interesa tanto como el trabajo de los naturalistas del siglo XIX.

¿Existen diferencias y similitudes cuando estás en esos lugares tan distantes: el taller y la montaña?

C: No es lo mismo pintar en tu taller que meterte en plena cordillera, en la “Gran Naturaleza”; sortear los límites, meterte donde el hombre no vive.

Lo que sale ahí no lo podés reproducir en otras circunstan-cias. Porque pareciera que cuando estás en la alta cordillera con el sol que te parte en dos, con calor, con viento, tenés la necesidad de condensar rápidamente lo que estas viendo-sin-tiendo, porque realmente no te podés quedar mucho tiempo ahí. Sacás todo de adentro y esas tripas se vuelcan en la tela.

¿Por qué me voy a estos lugares tan desolados? Yo pienso que estos viajes tienen que ver con un viaje interno también. A lo mejor estoy buscando algo adentro mío, no sé que es, pero lo estoy buscando…. seguramente.

A: Y en ese paisaje, que es externo e interno al mismo tiempo, ¿hay algo indescifrable que no podés traer a la pintura? ¿O se puede traducir todo?

C: Hay algo indescifrable, algo que sólo se entiende situado en la inmensidad. Siempre he sostenido que la pintura es un modo de pensar el mundo, es un modo de pensarte a vos

Entrevista a Carlos Gómez Centurión

Por Alberto Sánchez Maratta

mismo. Y si en la ejecución de la obra de arte, podés concen-trarte en tu hacer, seguramente digas algo del orden de lo uni-versal. En este caso, concretamente, estar perdido en la inmen-sidad, te da claramente el sentido de finitud y el sentido de tu escala mínima en el universo. Yo normalmente cuando voy a la alta cordillera, por ejemplo, me gusta dormir al aire libre y cerrar los ojos con el cielo que se te cae de estrellas hasta que te vence el cansancio; entonces el sentido de ubicación con el que vas al día siguiente a pintar, es totalmente distinto de cuan-do estás en un centro urbano, colmado de ruidos, con la “pre-potencia” de la civilización. Tenés un acercamiento más sumi-so al universo.

A: Hablás de una cosa básica, que es el dormir. También está el comer en esos lugares. Comer, dormir, pintar, ¿se aproximan?

C: Se aproximan porque, en el taller o en tu cocina tenés miles de recursos y de tiempos. Y tenés distintos materiales, podés ir y volver, pero allá arriba tenés un tiempo determinado que es el que pautaste para la expedición y todo se hace con los pocos elementos que dispones para hacerlo. Y entonces nece-sariamente vas a lo mínimo en la expresión, en el uso de los materiales y además utilizas los productos que hay a mano. Yo muchas veces he metido desde bosta de guanaco a arenillas o incluso, casi como un sistema, cuando hace mucho frío y el agua está helada, al empastar con la pintura acrílica ésta se congela y los cristales del hielo van arrastrando los pigmentos y te arman distintas estructuras y texturas según haga más o menos frío. Es como hacer un trabajo en conjunto.

Continúa en pág. 20

Page 19: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

17

Pag. anteriorPolaco, Peine y Mercedario40 x 60 cm, acrílico sobre tela, 2004

Mercedario de noche145 x 200 cm, acrílico sobre tela, 2003

Page 20: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

18

Page 21: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

19

Altas Cumbres XIX60 x 200 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Pág. posteriorAltas Cumbres XVII184 x 230 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Page 22: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

20

Acá aparece el concepto de la “representación”, en este caso del entorno natural, y de “presentación” del concepto hecho materia.

También incorporo el concepto de “colaboración” por ejem-plo, al dibujar a la intemperie y que el garrotillo (esa nieve que es de un hielo pequeño) o la nieve misma, intervenga la línea y la corte, que participe ese fenómeno natural en el dibujo.

A: No estás hablando de la pintura entonces como de un pla-no-pantalla lejano, tu descripción no es esa. Cambia el cuerpo de la pintura. Aparecen técnicas alternativas, instantáneas, espontáneas.

C: …..y, además, el azar incorporado. Creo mucho en el azar. Creo que el verdadero artista le da lugar al azar, en el proceso creativo.

A: En esas palabras aparece un amigo importante en tu vida, Luis Felipe Yuyo Noé, quien es uno de los que precisamente siempre explica o pide esta incorporación del accidente o del azar.

C: Si. Antes de conocerlo a Yuyo, yo había reflexionado sobre el azar. Después de que lo conocí, hicimos reflexiones juntos, pero en realidad, esto del juego con el azar empezó cuando yo me decidí a sacar “el arquitecto” que tenía adentro a la hora de pintar, y empezar a jugar con la pintura y perderle el respeto.

Pienso que la arquitectura es una disciplina ordenadora, y debe ser así. La pintura, como yo la entiendo, es des-ordenado-ra, o debería serlo. Entonces fue todo un proceso de búsqueda consciente, viajé para eso. Y ahí fue como incorporé el concep-to del azar como un importante ingrediente en el hacer. Y lo sigo usando.

A: La palabra mito es muy importante en tu obra, ¿la atravie-sa hasta hoy?

C: Sí, la cruza hasta hoy. Porque, aunque no lo esté hacien-do de manera figurativa, para mi fue muy importante la expe-riencia de diez años de trabajo sobre mitos y leyendas de la cordillera, con Enrique Collar y Victor Quiroga.

Continúa en pág. 40

Page 23: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

21

Page 24: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

22

Altas Cumbres XVIII160 x 260 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Page 25: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

23

Page 26: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

24

2.

Page 27: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

25

Page 28: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

26

Page 29: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

27

Salar III240 x 140 cm, técnica mixta sobre lona, 2011

Pag. posteriorSalar II140 x 240 cm, acrílico sobre lona, 2011

Page 30: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

28

Page 31: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

29

Page 32: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

30

Page 33: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

31

Page 34: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

32

Pag. anteriorTres curces140 x 240 cm, acrílico sobre lona, 2011

Sin título VII35 x 50 cm, tinta sobre cartulina, 2012

Espinazo del Diablo I160 x 260 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Page 35: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

33

Salar I260 x 160 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Page 36: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

34

Sin título III35 x 50 cm, tinta sobre cartulina, 2012

Page 37: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

35

Sin título II35 x 50 cm, tinta sobre cartulina, 2012

Page 38: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

36

3.

Page 39: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

37

Page 40: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

38

Calilegua (políptico)24 placas de 121 x 60 cm cada uno,363 x 480 cm, óleo sobre base vegetal, 2012

Page 41: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

39

Page 42: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

40

Hicimos un grupo, al que le pusimos El Mito Real. Fue preci-samente Noé quien me instó a formar un grupo. Y lo hicimos, él le puso el nombre, y fue quien de alguna manera nos juntó. El me decía que si yo trabajaba sobre el imaginario popular y sobre la religiosidad popular, mal podía, en esa época de los ’90, pelear solo en Buenos Aires. Convenía armar un grupo para enunciar un postulado. Mientras en la década del ’90, gran parte de la pintura argentina se dedicaba a “traducir” la transvanguardia italiana que estaba de moda en el mundo de la mano de Bonito Oliva. Nosotros éramos tres trasnochados que buceábamos en el imaginario popular tratando de encontrar nuestra identidad desde la pintura.

En esa época reivindicamos a Gertrudis Chale, reivindicamos a Juan de Dios Mera. Obvio que a Antonio Berni, pero también a pintores como Molina Campos, Policastro. En esa actitud estábamos a contramano de la moda.

A: ¿Eran incorrectos?

C: Absolutamente incorrectos. Por suerte, apareció Miguel Briante en el Centro Cultural Recoleta, a quien yo conocí. Nos hicimos muy amigos y cuando le presenté el proyecto para exponer en Recoleta obras del grupo El Mito Real, no sólo no lo dudó, sino que nos dio tres salas (4, 5 y 6) que, paradójica-mente, son las mismas salas que años después me dieron para la exposición individual Digo la Cordillera. Miguel entendió nuestra propuesta con total claridad. Otra persona que enten-dió fue Alberto Elia, quien, luego de una muestra que hicimos en el Palais de Glace, nos ofreció su galería, y la consigna que nos puso fue la siguiente: cada uno tenía que pintar un cuadro y escribir un manifiesto, a la manera de los manifiestos de los años ’40. (Ver en Anexos: pág. 73)

La muestra se llamó: “Tres proyectos escritos para un solo manifiesto pintado”.

A: Otra incorrección. Porque en esa época se suponía que tenías que des-ideologizar.

Continúa en pág. 52

Page 43: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

41

Pag. anteriorYungas I160 x 260 cm, acrrílico sobre lona, 2011

Yungas II660 x 160 cm, acrrílico sobre lona, 2011

Page 44: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

42

4.

Page 45: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

43

Page 46: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

44

Page 47: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

45

Page 48: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

46

Fitz Roy I160 x 260 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Pag. anteriorFitz Roy II160 x 260 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Pag. posteriorGlaciar160 x 260 cm, técnica mixta sobre tela, 2012

Page 49: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

47

Page 50: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

48

Page 51: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

49

Page 52: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

50

5.

Page 53: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

51

Page 54: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

52

C: En el discurso era desideologizarte para luego, el la prácti-ca, ideologizarte coningredientes ajenos. La Argentina ha esta-do mirando siempre para afuera. Vos lees los escritos de Berni de los años ‘40 y tienen total vigencia. En un momento él dice “no va a existir nunca una pintura argentina mientras toda la crítica y todo el mundo esté más pendiente del último resfrío de Salvador Dalí que de lo que está pasando adentro de uno”. Y en ese momento, la Argentina, vuelve, como toda la vida ha sido, a mirar para afuera y no para adentro.

Nuestra actitud, fue buscar las raíces, buscar para adentro y seguir esa línea que dijimos en nuestros manifiestos. Entonces cada vez estoy rescatando más eso en el contexto actual.

Adolfo Colombres en su momento dijo, en un texto que escri-bió, que precisamente nosotros nos acercábamos, sin la mirada regionalista, sino desde un punto de vista más universal.

A: Trabajaste bajo el auspicio -que no es menor- de una frase, un título de Yuyo que es paradójico: El Mito Real. Pero después vino tu proyecto “Digo la Cordillera”, otra paradoja: ¿cómo se dice la Cordillera? ¿Cómo verbalizar y pintar eso?

C: Bueno, en realidad eso parte del concepto filosófico que sostiene que las cosas no existen hasta que el hombre no las nombra. Yo estoy nombrando, haciendo y construyendo “mi” Cordillera. Pero también, hay ahí un homenaje soterrado a Antonio Esteban Agüero, un gran poeta puntano, que tiene un poemario en el que todas las poesías empiezan con “digo”, él nombra: “digo la tonada, digo la mazamorra, digo la luna llena”; y me pareció que era un homenaje “digo la Cordillera”.

A Leónidas Escudero también homenajeo cuando lo invité a ser parte de la primera muestra de la Cordillera en Recoleta. En esa oportunidad escribió un poema, “Aires de Cordillera” que estuvo en la muestra. Convengamos que si hay alguien que conoce la cordillera, o que la haya “dicho”, es él. (Ver en Anexos:

pág. 71)

A: Se nos anticipó mucho Escudero, en muchas cosas.

C: A mi me gusta esa mirada sin estridencia de él. Me identi-fico con esa manera. Yo digo que me siento cercano a Brahms y a Borges en el sentido de las no estridencias, de hacer lo tuyo callado y de a poco, y desde adentro.

A: ¿Así es que en la cordillera se pueden encontrar, entonces, Escudero, Brahms y Borges? ¿Y Gómez Centurión también?

C: Cuando vas a caballo estás mucho tiempo en fila india, de alguna manera solo, y el paisaje se va metiendo adentro tuyo. Después cuando llegás, siempre lo digo, sos otra persona. Pero, sobre todo, has podido entablar una comunicación con todo esto que te está pasando, sea cerro, sea el caso de la selva cuan-do estuve en las yungas o en la puna, todo ese paisaje o la esencia de ese paisaje te va atravesando, se te va incorporando, vas respirándolo.

A: En tu andar, has sido capaz de entablar relación con tu pro-pia experiencia. Como algunos místicos.

C: Precisamente estoy leyendo Las tentaciones de San Antonio de Gustave Flaubert, que justamente va al desierto para encontrarse.

A: Te has vuelto adicto a la experiencia.

C: Cuando está llegando el verano, empiezo a ver qué puedo inventarme para ir a la cordillera. Recordábamos a Nietzsche recién, y él hablaba de la creación en la alturas y que era fun-damental la inspiración, que lo que uno inspira, es lo que pene-tra en tu ser con la respiración. Desde el caminar te podés ale-jar de todos los “asuntos menores” de la civilización para poder encontrarte contigo mismo y con tu propio pensamiento. Como yo creo que la pintura es una manera de pensar, adhiero a ese concepto de Nietzsche.

Esta mañana estaba pintando sobre una gran mancha en un cuadro de 2.50 x 1.50. De pronto, en esa gran mancha se me ocurre hacer una línea mínima. Me alejé y corroboré lo que siempre me pasa: una mancha o una línea, puede modificar el todo.

Esta línea mínima en este cuadro en particular, separó dos mundos. Y a esos dos mundos empecé a tratarlos de maneras diferentes, pero en realidad la línea sigue estando allí. La expe-riencia de percepción es maravillosa en ese sentido: percibir desde lo mínimo.

A: Así que una línea puede hacer aparecer dos mundos. Es casi religioso ese pensamiento, un hacedor divide al mundo: luz de sombra, hombre de mujer...

Continúa en pág. 54

Page 55: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

53

Page 56: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

54

C: En realidad yo sí creo en esa potestad del artista, de seña-lar mundos, y también creo que uno se recibe de artista cuan-do se puede sacar de adentro, a la hora de pintar, el ojo del otro. Cuando vos podes prescindir del famoso “si va a gustar o no lo que yo hago”. Ese es un trabajo enorme, en una sociedad que está pendiente del halago.

A: Dice en algún lugar Roberto Amigo: ¿Cómo nominar aque-llo que ya no es arte colonial y que aún no se ha constituido en los parámetros formales desde los cuales será juzgado?.

Pensaba en tu trabajo sobre la Difunta Correa: en algún lugar hay una grieta, una línea importante que nos divide.

C: Esa fue la intención. Yo había pintado muchas Difuntas y que eran como madonnas, mujeres yacentes a la manera casi del renacimiento. Y un día quise pintar un cuadro de la Difunta Correa que mostrara lo dramático de la relación del promesan-te con ella. Todas las miserias humanas que aparecen expues-tas en el santuario, la gente, el verdadero promesante que se muestra sin pudores, o falsos pudores. Y ella, que tiene el brazo extendido, de alguna manera es el puente sobre esa

grieta entre lo divino y lo humano; la Difunta aparece como un personaje que une los dos mundos.

A: ¿La Difunta tiene un trasfondo de mito universal?

C: Yo pienso que es una versión local del “mito de la fuente inagotable” que trató tan bien Bergman en su película la “Fuente de la doncella”. En todas las culturas hay una injusti-cia social por la cual una mujer que es generalmente joven, muere y en el lugar nace un manantial. Para mí, la Difunta es la versión local de ese mito en esta tierra tan arisca.

A: Volvemos al tema del cuerpo en tránsito. La Difunta es un cuerpo en tránsito eterno.

C: Es un cuerpo en tránsito y la rescatan otros cuerpos en tránsito que son los arrieros que van pasando.

A: Y los pintores. En este caso, un pintor viajero.

C: Si. Parece que siempre debo viajar para nutrirme y encon-trarme. Nunca sabré. Tengo que seguir intentando.

De la Serie del Silencio XVI140 x 180 cm, acrílico y tinta sobre tela, 2014

Page 57: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

55

De la Serie del Silencio (díptico)50 x 150 cm cada unaacrílico y tinta sobre tela, 2013

Page 58: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

56

El oro de América. “La Topia”100 x 70 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

Page 59: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

57

El oro de América. “Pierina”

100 x 70 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

Page 60: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

58

El oro de América. “Veladero”190 x 65 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

El oro de América. “Gualcamayo”190 x 65 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

Page 61: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

59

El oro de América. “Yanacocha”

100 x 70 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

Page 62: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

60

El oro de América. “Casposo”100 x 70 cmtécinca mixta sobre tela, 2014

Page 63: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

61

Anexos

Page 64: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

62

Decir la Cordillera: un método y un conceptoPor Cristián Varela

Esta muestra de Gómez Centurión deja ver una sorprendente variación sobre el mismo tema que no deja de convocarlo: la Cordillera.

En esta etapa pareciera que el objeto en cuestión se acercara a un punto de superación, próximo al pasaje a un nuevo estado.

Pues en este momento la Cordillera, como tema, ya es algo más que el cordón monta-ñoso. Ahora abarca territorios colindantes como el salar, la yunga y el glaciar. También la planicie y el lago de altura.

La cuestión de la Cordillera se supera además porque ahora se evanece en formas, líneas y colores donde la geografía se abstrae. Pero no por ello deja de estar presente. Pues en las telas está la altura, la luz y la temperatura. Está la euforia, el riesgo, y el rosa-rio de incomodidades implicadas en la aventura de instalarse en los bordes de la vida para capturar la Naturaleza en su naturaleza.

En esto consiste el método de Gómez Centurión: capturar la realidad de esas geogra-fías mediante el expediente de ser capturado por ellas.

Expresar la Cordillera no significa entonces representar el cordón andino. Consiste antes bien en un método aplicable a cualquier geografía, y aún a cualquier realidad.

MétodoDel método en cuestión puede decirse que comenzó a desarrollarse de manera inci-

piente durante los años ’90, cuando recorriendo parajes y conversando con lugareños el artista se adentra en la realidad mítica de su provincia para trasladarla a la tela. El resulta-do es un paisaje cultural que se confunde con el paisaje natural, sin que se pueda discer-nir cuál tiñe a cuál. Cielos tremendos, desiertos luminosos, noches azules y el eterno hori-zonte quebrado son el trasfondo del drama local.

Luego, durante la primera década del 2000 el método se radicaliza. La técnica no con-siste ya en recorrer la campaña sino en escalar la montaña. Esto lo hace con expediciones cuya envergadura condice con el panorama: una veintena de mulas cargadas de baúles, tiendas de campaña, telas y bastidores, más equipos de filmación y provisiones, con baqueanos que asisten a un grupo que remeda en clave actual a los naturalistas del siglo XIX al estilo Humboldt, Darwin y Bonpland. La diferencia está en que el objeto de Gómez

Page 65: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

63

Centurión no es describir un mundo desconocido, sino instalarse en esa naturaleza para pintarla in situ, bajo las condiciones que ella determina: la Cordillera se expresa a través del artista que la goza y padece.

Como resultado de ese segundo momento los personajes míticos se esfuman para dar lugar a un mudo paisaje no menos fantástico, no menos real. El escenario ha ganado la escena. Lo que se expresa entonces es la contundencia de una geografía inmensa que anonada al espectador: habla la Cordillera.

ConceptoAhora, en la actual tercera etapa, lo que tiende a esfumarse es el paisaje mismo. Con

ello el método pareciera estar alumbrando un concepto: el de la abstracción como resul-tado de un proceso que va de lo concreto ‒la naturaleza‒ a lo abstracto de las imágenes. Una abstracción que no es mental, ideativa, sino la consecuencia de un proceso semejan-te a la sublimación físico-química donde lo sólido deviene etéreo.

Hay al respecto una aproximación con el romanticismo telúrico de Sarmiento, donde su implicación con la geografía le determina al hombre una conciencia facúndica. Pero no se trata aquí de una determinación atávica sino de una decisión consciente del artista de ale-jarse del mundo cultural para sumergirse en el natural. A la manera de Wagner. Pues para el músico alemán el arte verdadero es el que nace de la realidad natural y no de las ideas subjetivas o los mandatos culturales. La naturaleza es lo inconsciente y el artista es aquel que abandona su conciencia para entregarse al influjo de esa realidad. En su inconscien-cia el hombre es naturaleza. En su conciencia puede ser artista verdadero, es decir con-ciencia de la naturaleza, o artista de la cultura y sus instituciones.

En este sentido el concepto de arte que alumbra el método con que Gómez Centurión trabaja es wagneriano sin que él mismo lo aperciba. En esta doble condición ‒por lo que es y por la inconsciencia de serlo‒ es donde reside la calidad y autenticidad de su pintura.

Por un lado, entonces, un método de implicación concreta, existencial, con el objeto, para convivirlo y volverlo arte. Por el otro, como resultado, el concepto de un arte que si es abstracto no deja de ser real, porque es abstraído de una realidad vivida, querida.

Buenos Aires, Junio de 2012

Page 66: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

64

Memorial de los AndesPor Arq. Alberto Petrina*

“¡Ya están sobre las crestas de granitoFundidas por el rayo!

Ya tienen frente a frente el infinito (…)”Olegario Víctor Andrade

En la exposición aquí presentada, Carlos Gómez Centurión se enfrenta –y nos enfren-ta– con un nuevo punto de inflexión en su travesía artística. Recordemos que durante la segunda mitad de la década de1990, y hasta inicios de la actual, su trabajo se concentró fuertemente en el insondable universo de la mitología americana. Unido al tucumano Víctor Quiroga y al paraguayo Enrique Collar, fundirían sus respectivas búsquedas en el grupo “El Mito Real”, auspiciado por Luis Felipe Noé.

Aquella propuesta común –que ostentaba un visible propósito de manifiesto– fue exhi-bida en cuatro muestras de notable suceso: la primera en el Centro Cultural Recoleta (1994); la segunda y tercera en el Palais de Glace y en la Galería Alberto Elía (1996) y la cuarta, nuevamente en el Recoleta (1998). Adolfo Colombres señaló por entonces la intención de los artistas de “dar cuenta de una atmósfera cargada de sentidos, y también de misterios, de una realidad donde resulta tan difícil como estéril escindir lo sagrado de lo profano”.

Sumergido en las tradiciones populares de su San Juan natal, Gómez Centurión las tra-duciría a través de obras como “El Familiar”, “La Viuda Negra”, “El Milagrero” o “El entierro de Nazario Vega”. Sus personajes, ensimismados en sus poderes sobrenaturales o alucinados por las revelaciones, se imponen claramente al contexto que los enmarca pero, aun así, éste se erige en una referencia insoslayable: la cegadora luz exterior en dra-mático contraste con la sombra de aleros e interiores, las nubes arracimadas o dispersas, los cerros de esa vigilante avanzada de los Andes que es la Precordillera.

Pues bien, ese panorama majestuoso logra al fin conquistar por completo el ánimo del pintor, abarcando toda su atencióny reteniéndola hasta hoy. Es como si los seres que lo habitaban se hubiesen replegado hacia las entrañas de la tierra que los originara y nutrie-ra. Duendes, curanderas, aparecidos, serán finalmente reabsorbidos por la montaña, por esa matriz inmensa en la que reside, como en un magma iniciático, elnúcleo mítico de la geografía andina y sus criaturas. Al inicio de esta etapa irá reduciendo la incidencia de las imágenes humanas a los íconos fundamentales de la región –la Virgen de Andacollo, la Difunta Correa–, para terminar por recalar en la vibrante energía de la naturaleza, resu-mida en el mero marco cordillerano y en las especies de la fauna y la flora autóctonas.

Será entonces que el artista incluirá asimismola nómina del bestiario local: desde los cóndores –soberbios señores de los Andes suspendidos en su vuelo inmóvil de animal mayestático y heráldico– hasta las humildes y laboriosas mulas cargadas con albardas y costales, acarreando provisiones, abrigos y pinceles; más todas las alimañas que

Page 67: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

65

mimetizan su peligro real o imaginario con el suelo: víboras,lagartos, arañas, alacranes. Como coronación de esta sucinta iconografía zoológica, el signo vegetal asomará en ace-rillos y pencas, o en el espléndido estallido multicolor del cactus, emblemático símbolo natural y cultural que enhebra todo el dilatado horizonte americano.

En esta nueva etapa de su desarrollo artístico, Gómez Centurión se aplicará a un evi-dente ejercicio de concentración. La masa multiforme de los Andes abandona su estatis-mo de fondo para irrumpir como figura poderosa y dinámica, adquiriendo el carácter de una presencia viva: ahora respira, late, se sacude como un inmenso animal prehistórico que despertara de un sopor de milenios. Estos movimientos no son nunca uniformes, ni mucho menos previsibles, sino que exhiben toda una extensa gama de registros: desde el moroso, imperceptible derrame de los glaciares a la fulminante velocidad de los aludes, pasando por el cegador estremecimiento de las ventiscas o la convulsión atroz del sismo.

Pero para atrapar el mundo andino al que pertenece, el artista debe fundirse literalmen-te en él. Tras dos primeros viajes al volcán Olivares (2001) y al Valle del Cura (2002), en enero de 2003 y en marzo de 2004 organizará sendas expediciones al Valle Alto del Río Colorado, en San Juan, estableciendo campamento a 4.000 metros de altura. Junto con él subirán el semiólogo Cristián Varela, el poeta Gusta Romero Borri, el ingeniero en minas Xavier Ochoa, el coordinador logístico Ramón Ossa, el camarógrafo Gustavo Muñoz y el sonidista Mauricio Savoca. Una recua de casi cuarenta mulas cargará los bas-timentos necesarios para una permanencia de entre diez y veinte días. Algunas de las obras producidas entonces –como “Polaco”, “Peine” y “Pared sur del Mercedario”– serían realizadas al pie de dichas cimas, a 4.500 metros sobre el nivel del mar

Agreguemos también que el pintor acaba por dotar a su paleta de una extensión más amplia y violenta. El blanco y el negro actúan, así, como extremos de un arco abierto a todos los matices del ocre, del terracota, del habano, del marrón y del rojo. A veces echa-rá mano a un colorado intenso para figurar la contundencia de un farallón gigante; otras, aplicará un efecto de veladuras blancas que nos permite avizorar la soledad helada y fan-tasmagórica de las altas cumbres, o definirá el inesperado perfil de osamenta de un cerro bajo la forma de gruesas costillas verticales negras. A su vez, los cielos que cubren estas alturas pétreas incorporarán sus azules pálidos o intensos, puros o salpicados por nubes.

Plantado finalmente frente a su circunstancia andina, Carlos Gómez Centurión profun-diza ahora esta elección sobre la que no actúa sólo la voluntad consciente, pues lo atra-viesa el sentimiento de que en ella reside su destino como hombre y artista: es esa tierra abrasada por el sol y arduamente domada por su gente la que forja su carácter; y si la maravilla y los terrores que pueblan el primer tramo de su pintura provienen de consejas

Page 68: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

66

y mitos populares, elrenovado sentido del color y del espacio que domina la siguiente y la actual emana de estos cerrosque lo circundan, omnipresentes.

Ahora bien, a una década de transitar la presenteetapase producen dos importantes transformaciones. La primera de ellas señala la extensión del escenario abarcado a todo el largo de nuestra cordillera. Es así que a la frecuentación asidua del Mercedario, Gómez Centurión incorpora en diciembre de 2011la extraordinaria diversidad de formas y mati-ces propios de ese territorio de contrastes que es Jujuy: desde la austera metafísica de la Puna –Tres Cruces, Salinas Grandes,Espinazo del Diablo–hasta la lujuria selvática de las yungas, en Calilegua, deteniéndose en la magia de la Quebrada de Humahuaca (Cerro Las Señoritas, en Uquía). Pocos meses después, en abril de 2012, se lanza al extremo aus-tral del mapa para registrar los picos helados del sur de Santa Cruz –el Torre y el Fitz Roy–, en El Chaltén.

En cuanto a la segunda mudanza, ésta reviste una dimensión estrictamente concep-tual, pues marca un rotundo giro de nuestro artista hacia la abstracción.No se trata de un proceso inesperado ni repentino, sino de un lento ejercicio de aproximación que ya se preanuncia tanto en su última exposición en la sala mayor del Museo Sívori (2011) cuan-to ensus recientes presentaciones en Arte BA. ¿Es que estamos enfrentándonos a la fase final de un fenómeno de paulatina apropiación del paisaje? ¿O, por el contrario, es el autor quienqueda preso de su asunto?

Pensamos en ambas situaciones como igualmente válidas. Tras un primer –¿cautelo-so?– acercamiento al tema a través de su horizonte mítico, el soporte geográficoacaba por exigirle un compromiso de absoluta concentración y exclusividad; así, este estado de creciente ensimismamiento conduce a Gómez Centurión a una fusión prácticamente físi-ca con el núcleo mismo de sutemática. En suma, estamos ante un acto de posesión en el que quien conquista resulta, a su vez, casi literalmente devorado por su objeto. El artista no quiere ni puede ya mantener distancia alguna con ese escenario majestuoso queaho-ra se manifiesta como una extensión natural de su persona, y que pareciera dominar los resortes mismos de su inconsciente.

Así, una elección que podría haber sido pasajera ha terminado por transformarse en unextenso y obsesivo viaje, una suerte de travesía fatal cercada por maravillas y amena-zas. Eludiendo la sabia prudencia de Ulises, Carlos Gómez Centuriónpareciera no haber sabido atarse a ningún mástil salvador, por lo que esas sirenas pétreas que se resumen en la mole andina lo han envuelto en las redes de su hechizo. Hasta tal punto llega su cerca-nía que ha absorbido su esencia más recóndita y secreta: ya no hay lugar ahora para el distanciamiento que otorgan la perspectiva y el registro de rasgos distintivos; en su

Page 69: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

67

pintura y su dibujo apenasresta la síntesis abstracta, sólo sujeta al fragor –sordo o bri-llante– del color y al rigor ascético de la línea desnuda.

Quisiera agregar, por último, que aunque mi larga amistad conCarlos nace en los leja-nos años de nuestros estudios de arquitectura y he seguido muy de cerca su trayectoria plástica, no tuve la percepción cabal de su medida y su proyecto hasta ir descubriéndo-losen cíclicas visitas a su casa-taller del Valle de Zonda. Allí pasamos días en compañía de amigos, o recibimos juntos algún año ya perdido en el tiempo. Detrás de las venta-nas inmensas veíamos abalanzarse el atardecer sobre la lineal disciplina de las viñas y el cinturón oscuroy riguroso de los Andes, hasta que todo se volvía oscuridad y silencio. Ni una luz en la noche, salvo el errático zigzag de las luciérnagas. Ni un sonido exterior, apenas algún ladrido huérfano y lejano.

Adentro, las pinturas de nuestro anfitrión estaban desplegadas sobre caballetes y paredes. En contraste, allí todo era luz y calidez; con la cínica pasión de Don Giovanni como única y perfecta compañía musical y el terciopelo espeso de un Syrah sanjuanino abrigando las gargantas. La escena, tan distinta, mostraba sin embargo un rasgo de inquietante permanencia, que residía en la persistente, obsesionante presencia de las-montañas. Es que ahora ellas nos rodeaban como un fantástico panorama, recreando un paisaje artificial que impedía el menor asomo de olvido o indiferencia. Se habían adueñado del taller y de todos los que en él nos refugiábamos. Y ahora regían el mundo del pintor y el de sus huéspedes como huacas poderosas y exigentes. Como, por otra parte, ha sido desde el inicio de los tiempos. Como es hasta este día. Como será mien-tras la tierra exista.

*Director Nacional de Patrimonio y Museos

Buenos Aires, Junio de 2012

Page 70: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

68

¿Qué nos dice la ciencia acerca de la Cordillera?Por Ing. Xavier L. Ochoa

La ciencia nos dice que la cordillera no es más que la expresión física del proceso de cambio de la corteza terrestre. Es la expresión instantánea de un ciclo de la naturaleza congelado en el instante en que nosotros nos encontramos presenciándola.

Ese ciclo de la naturaleza tiene una duración milenaria que hace que en la escala huma-na una eternidad sea nada más y nada menos que un instante geológico. Este ciclo es constante, repetitivo y en la cordillera puede repetirse en distinta etapa en distintos luga-res a lo largo de ella. Es decir, en el instante en que uno experimenta la cordillera uno ve este ciclo en varias de sus etapas al mismo tiempo. Es como una sinfonía en la que distin-tos instrumentos tocan al unísono. Por esto entender la historia de la cordillera es como escuchar a todos los instrumentos de una sinfónica tocar juntos - cada uno con su partitura

Simplificando la génesis de la cordillera, podemos pensar en una sinfonía llamada "Sinfonía Tectónica: Colisión De Las Placas" cuyo primer movimiento es: "Creación de Nuevo Subsuelo Marino". En este primer movimiento se crea en medio del fondo del Océano Pacífico nueva corteza terrestre al haber erupción de lava en fracturas en las pro-fundidades que hace que el resto de la corteza se mueva hacia el este y oeste respectiva-mente. La cordillera se ubica encima del borde oriental de la corteza, o Placa del Pacífico, que se desplaza hacia el este.

El segundo movimiento, "Colisión y Subducción Continental" comienza cuando la Placa del Pacífico choca contra la Placa Sudamericana, que viene en la dirección opuesta en la costa sudamericana del pacífico. En el borde de colisión, la Placa del Pacífico arruga el borde de la Placa Sudamericana y se mete por debajo de ella. Conforme la Placa del pacífico se hunde, por fricción se produce calor y se derrite a profundidad. A este fenó-meno se le llama subducción continental.

El tercer movimiento, "Expansión Cordillerana", comienza cuando la subducción causa que roca derretida o magma ascienda y cause un levantamiento de la Placa Sudamericana y que haya vulcanismo. Durante la expansión de la cordillera, las grandes cumbres se levantan. Tal como en una olla a presión, los volcanes a través de sus cataclismos dejan

Page 71: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

69

salir la presión acumulada y dan forma y color al terreno. Aunque estos cataclismos son instantáneos, el proceso de expansión es constante a razón de milímetros por año. Esencialmente se puede decir que la cordillera está creciendo todo el tiempo.

El cuarto movimiento, "Congelamiento y Erosión", es el más visible y el más expresivo ya que es el que imparte la forma conocida de la cordillera y es el que percibimos cuan-do estamos en la cordillera. En este movimiento es cuando el agua y el viento comienzan a tocar su música sobre la cordillera. Así como la cordillera crece, también es reducida. Los hielos de la alta montaña, en su máxima expresión durante glaciaciones a través de los milenios, dieron forma a los grandes valles y laderas aplastando y arrasando las rocas con el inmenso peso de los grandes hielos de los glaciares. Esta poderosa fuerza helada dio formas y creó las fuentes de los sedimentos, que con el tiempo se han petrificado, o que las aguas de deshielo y las escasísimas lluvias han arrastrado por toda la vida de la cordi-llera. Este acarreo de sedimentos lo vemos en los ríos de hoy. El incesante, fuerte, seco, y helado, viento de la cordillera en todo momento desgasta las rocas, sedimentos y hielos de la montaña impartiéndoles su actual forma de agujas, aristas y penitentes en la nieve.

La naturaleza ha marcado un ritmo al ciclo de vida de la cordillera que es constante y perfecto como el de un gran maestro de música, pero que posee una sorpresiva mezcla de nuevos elementos como los de un compositor que nunca deja de asombrar, a través de sus múltiples cataclismos, como son los sismos, avalanchas y volcanes, a aquel que enmudecidamente observa a la orquesta y escucha la sinfonía…

San Juan, agosto de 2004

Page 72: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

70

a Carlos Gómez CenturiónPor Manuel Cuautle

Deja que el vientose amamante del abismo de tus colores

carga sobre las mulasal mundoy a los seres vivos

haz polvo ocrelas rocas eternas

transgrede la blancura del hieloy su aparente quietudcon la lava ardiente de tus pinceles camina por las nubescon la trama de tu pupila

derrama la sangrede tus sueños

traza el espíritude tu pensamiento

y cuando veas volar al cóndorsusurradigola cordillera

08 de septiembre de 2004, 19:17 hs.

Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina.

CordilleraPor Gustavo Romero Borri

La montaña perfora mi miradaHasta rozar lo inerte que me habita:También mi cuerpo es temploDe soledad, de piedra, de silencios y miedos,De escarcha acariciada por el cieloY de vientos en fuga.La montaña es lo otro...Pulveriza tu voz para que un hiloDe tu voz se haga cielo:Cielo para medirteCon todo lo que siendo territorio del ojoHuye hacia las estrellas alejadasAjeno a la semilla y la paloma.Estas piedras están sobre la tierraAtadas por su peso:Su vocación es abrazar el cosmosNo el efímero soplo de lo humano.Soy un breve latidoQue un breve tiempo acuna.Frente a tus grandes aguasParidas por tus piedras como úterosSoy apenas la sed:Soy la pequeña sed de un labio enormeLlamado Humanidad.Soy esta inmensidad que me levantaAbandonándome.Soy apenas el Hombre,Hijo de un parto enormeEngendrado en la noche más noche de mi especie.Soy un grano de arena ante tu piedraDonde livianamenteViaja la eternidad.

Page 73: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

71

Aires de cordilleraPor Jorge Leonidas Escudero

Para las cumbres voy donde los guanacoscruzan cogote con las nubes,donde si se me cruza un pájaro en la miradasea la mejor idea que se me ocurra.Estarán saludándome cuando lleguecerros amigos de arrugada cara, cejas nieve,rumor de viento y lo que nos decimospor boca de un arroyo de todo eso.Cambiaré como víbora este cuerode pavimento por subir quebrada,carrera el corazón dando patadasa lo caballo que ha cortado lazo.Seguiré siempre arriba en aire puromoviendo la cabeza reverente,fina la oreja, cariñoso el ojo,la mano alta para sutiles saludos.Por eso voy a San Juan rumbo al oestecomo a salirme ventanilla afueraa que me vean aquellos, los nevados,Cordillera bravadonde dejé por la mitad un canto.Es a que me apuntalen esas cumbres.Ver si prendido de sus crines punay pataleando por sus costillarespueda sacar cabeza por encimay juntarme con todo un instante.

Page 74: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

72

Page 75: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

73

Manifiesto

El presente manifiesto fue presentado en Alberto Elía -Galería de Arte de Buenos Aires, en el mes de octubre de 1996 en el marco de la Exposición "Tres proyectos escritos para un solo manifiesto pintado" por el grupo El Mito Real conformado por los artistas Enrrique Collar, Víctor Quiroga y Carlos Gómez Centurión.

Creo en la pintura como forma de entender el mundo y como una forma de pensamiento.

Creo en la capacidad de la pintura para transmitir emociones profundas, el sentido de la vida y las grandes incógnitas del ser humano.

Creo que la pintura puede rescatar sus potencialidades narrativas, tomando como objeto situaciones cotidianas que lleguen a manifestar pensamientos, dudas, temores y certezas del orden de lo universal. Para ello me baso en los mitos populares que le dan una dimensión sagrada a lo cotidiano y plasman la imaginación y deseos más genuinos de todo grupo humano. Los mitos y el arte son las formas más primitivas de comunica-ción y comparten la misma estructura expresiva.

Incorporo el paisaje, el suelo, las particularidades locales en el convencimiento que es el marco que sustenta los hechos que organizan la cultura. Considero que los produc-tos de la tierra y la tierra misma, no son solamente un dato de la economía, sino el espa-cio donde se funda la cultura y la reserva simbólica, donde se gestan las primeras intui-ciones del ser humano.

Creo en los "mundos mágicos" y en los modos del "pensamiento mágico" como sistemas confiables para entender el mundo. Pretendo advertir sobre el misterio que subsiste, aún hoy, en la vida cotidiana.

Me considero seguidor de la línea pictórica y de pensamiento de Alfredo Gramano Gutierrez, Ramón Gómez Cornet, Florencio Molina Campos, Enrique Policastro, Juan de Dios Mena y Antonio Berni quienes entendieron las claves para enunciar un arte y una sensibilidad propia.

Carlos Gómez Centurión

Page 76: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

74

Page 77: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

75

Cronología Carlos Gómez Centurión

Principales Exposiciones Individuales

1988 Cité Iternationale des Arts, París, Francia.

1989 Instituto Cultural de Providencia. Santiago de Chile.

1990 Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires, Argentina

Galería Jaime Conci. Córdoba. Argentina.

Galería Expresiones. Guayaquil, Ecuador.

1991 Galería Altos de Sarmiento Buenos Aires, Argentina.

Palais de Glâce. Buenos Aires, Argentina.

Galería Raquel Real. Rosario. Argentina.

1994 Galería Expresiones. Guayaquil. Ecuador.

Galería L'Art. Quito. Ecuador.

1997 Galería David Pérez Mac Collum. Guayaquil. Ecuador.

1998 Galería Art Forum. Quito. Ecuador.

Centro Cultural Flavio Vitria. Univ. Nac. Tucumán. Arg.

Carlos Gómez Centurión. Diez años de pintura. Auditorio Juan Victoria. San Juan. Argentina.

1999 Museo Dora Ochoa de Masramón. San Luis. Argentina.

2001 Centro Cultural Islas Malvinas. La Plata. Buenos Aires. Argentina.

2004 Museo de Bellas Artes de Tandil. Argentina "Digo la cordille-ra" Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires. Argentina.

2005 "Digo la cordillera" Centro Cultural La Estación, San Juan, Arg.

"Digo la cordillera" Auditorio Juan Victoria. San Juan, Argentina.

Galería del Museo Marítimo. Ushuaia. Argentina.

2010 Galería Bodega Viniterra. Mendoza. Argentina.

2011 Galería Sasha D. Córdoba. Argentina “Cordilleras” Museo Sívori. Buenos Aires. Argentina.

2012 “Digo la Cordillera. El viaje como obra” Palais de Glace, Buenos Aires. Argentina. Curador: Fernando Farina.

“Digo la Cordillera El viaje como obra”. Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza. Mendoza. Arg. Curador: Fernando Farina.

2013 “Digo la Cordillera. El viaje como obra” Museo de Bellas Artes, Salta, Argentina. Curador: Fernando Farina.

Exposición en el CCR con Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía.

Primera exposición individual en París, con Mme. Bruneaux, directora de la Cité Internationale des Arts.

En la Amazonia ecuatoriana.

Page 78: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

76

“Digo la Cordillera. El viaje como obra” Museo Castagnino, Rosario, Argentina. Curador: Fernando Farina.

“Digo la Cordillera. El viaje como obra” Museo Caraffa, Córdoba, Argentina. Curador: Fernando Farina.

"Serie del Silencio". Galería Arcimboldo. Buenos Aires, Argentina.

2014 "Cordilleras: EL oro de América". Palacio Duhau, Hotel Hyatt. Presentado por Galería Rubbers Internacional, Buenos Aires, Arg.

“Digo la Cordillera. El viaje como obra” Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson, San Juan, Arg. Curador: Fernando Farina.

2015 Galería Rubbers Internacional, Buenos Aires, Argentina.

Principales Exposiciones Colectivas

1988 180 Graveurs et Peintres. Cité Internationale des Art. París, Francia.

1989 Bienal Chandon de Pintura. Museo de Arte Moderno. Buenos Aires, Argentina.

1990 LXXIX Salón Nacional de Artes Plásticas. Museo Caraffa. Córdoba, Argentina

1991 LXX Salón Nacional de Artes Plásticas. Museo Fader. Mendoza, Argentina.

ArteBA 91. Galería Alvaro Castagnino. Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires. Argentina.

1993 Premio Ottium. Centro Cultural Recoleta. Bs As. Arg.

Gente de la Tierra. Biblioteca Nacional. Buenos Aires, Argentina.

1994 El Mito Real. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires. Arg.

LXXXI Salón Nacional de Artes Plásticas. Auditorio Juan Victoria, San Juan. Argentina.

1995 a: e,i u o. Instalación "La Intolerancia Argentina". Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires. Argentina.

1996 El Mito Real. Palais des Glace. Buenos Aires. Argentina.

Manifiestos del Mito Real. Galería Alberto Elía. Buenos Aires.

1998 El Mito Real. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires, Arg.

LXXXV Salón Nacional de Artes Plásticas. Paraná. Entre Ríos, Argentina. Primera Mención.

1999 Arte de Cuyo. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires. Arg.

XLIV Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano". Museo Eduardo Sívori. Buenos Aires, Argentina.

El Siglo XX Argentino: Arte y Cultura. Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina.

2004 Premio Banco Nación, Rosario. Argentina.

2005 Arte BA. Galería Isabel Anchorena. Buenos Aires. Argentina.

Expo-Trastiendas. Galería Arte y Antigüedades Buenos. Aires. Arg.

“El Desnudo” centro de Arte Contemporáneo Chateau Carreras. Córdoba. Argentina.

Primera expedición a la Cordillera a los 18 años.

Page 79: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

77con Felix Pineda.

2007 “La Cordillera” Centro Cultural Killka. Mendoza. Argentina.

2008 “Pertenencia” Fondo Nacional de las Artes. Bs As. Arg.

2009 arteBA. Galería Isabel Anchorena. Buenos Aires. Argentina.

Premio Salón Manuel Belgrano, Museo Sívori. Buenos Aires, Arg.

2010 “Moda + Historia”, Palais de Glace, Buenos. Aires. Argentina “Serás... lo que debas ser. Bicentenario de la Patria” Museo Sívori. Buenos Aires, Argentina.

2011 arteBA. Galería Isabel Anchorena. Buenos Aires. Argentina.

2012 “Bicentenario Batalla de Tucumán” Museo Casa Histórica de la Independencia, Tucumán.

“Donaciones”. Colección del Museo de Bellas Artes de Neuquén

en el Cabildo de Córdoba, Argentina.

“EGGO”, Galería Alvaro Castagnino. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires, Argentina.

“Artistas por la 21 Barracas” Casa del Bicentenario. Buenos Aires, Argentina.

2013 "EGGO" .Galería Alvaro Castagnino. Córdoba. Argentina

"Artistas por la 21 Barracas” Casa del Bicentenario en Villa 21. Buenos Aires, Argentina.

MAC. Museo Arte Contemporáneo Salta. Ejecución de un mural por el Bicentenario de la Batalla de Salta. Obra realizada en forma con-junta con los artistas Roberto Rey, Julia Andreasevich y Miro Barraza. Por invitación del CFI. Argentina.

2014 "EGGO" .Galería Sasha D. Córdoba. Argentina.

Art Miami. Galería Sasha D. Miami. EEUU.

Participación como Jurado

2003 “Premio Federal” Consejo Federal de Inversiones. Bs. As., Arg.

2004 Bienal de Acuarela. Viña del Mar. Chile.

2008 XXXVI Salón de Arte Sacro. Tandil. Provincia de Bs. As., Arg.

2009 V Salón Provincial de Pintura. Miguel Dávila. La Rioja, Arg.

2010 Mendoza Pinta, Mendoza, Argentina.

2011 Salón de Julio. Guayaquil. Ecuador.

2012 Salón Bicentenario del Éxodo Jujeño. Jujuy. Argentina.

Festival Internacional de Cine Unasur. San Juan. Argentina.

Page 80: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

78

Staff Museo Franklin Rawson

Dirección Virginia Agote

Producción Natalia Segurado

Educación María Elena Mariel / Natalia Quiroga

Investigación y Patrimonio Emanuel Díaz Ruiz / Berny Garay Pringles

Comunicación y Registro Ina Estévez

Diseño Ana Giménez / Mercedes Cardozo

Administración Carmen Pereyra

Conservación Guillermo Guevara / Facundo González

Montaje Daniel Orellano / Ariel Aballay / Leonardo Arias

/ Néstor Sánchez

Asistente de dirección Melisa Gil

Tienda Graciela Calvo

Guías Eliana Femenía / Rocío Pérez / Carla Monguilner

Orientadores de Sala Natalia Molina / Paola Alaimo / Daniela

Morón / Ayelen Salinas / Pablo Sayres / Carla Raschella / Lorena

Figueroa / Belen Vilanova / Florencia Echenique / Gabriela Ruiz /

Joel Salinas / Gabriela Pinto

Mantenimiento Gerardo De los Ríos

Libro Catálogo

Dirección y Producción

Virginia Agote

Co-producción

Natalia Segurado

Fotografías obras

Ina Estévez, Ivan Zabrodski

Diseño Gráfico

Ana Giménez

Fotocromía e Impresión

Imprenta 2.0

AgradecimientosA Fernando Farina, por su entrega y compromiso con este

proyecto.

A Cristián Varela compinche desde siempre.

A Alberto Sanchez por su colaboración permanente.

A Gustavo Romero Borri, poeta exquisito.

A Jorge Leónidas Escudero que apoyó este proyecto desde la

naciente.

A Xavier Ochoa por su ayuda y comprensión.

A Javier Grosman, que creyó desde un principio en esta aven-

tura y ayudó a concretarla.

A Ezequiel Ezkenazi por su apoyo desinteresado.

A Andrés Rodriguez por su colaboración siempre presta.

A Carmen Manolio que nos brindó logística y amistad.

A Rodolfo Medina por su confianza y fe en las cordilleras.

A mi familia toda.

Créditos y Agradecimientos

Carlos Gómez Centurión · Digo la Cordillera, el viaje como obra

Exposición realizada de diciembre de 2014 a marzo de 2015 en el Museo Provincial de Bellas Artes

Franklin Rawson. Curaduría Fernando Farina

Fotos y videos de expediciones

Adrian Quiroga - Verne Producciones

Huevo Muñoz - HGM contenidos

Rodolfo Medina

Page 81: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

79

Autoridades Gobierno de San Juan

Gobernador

Ing. José Luis Gioja

Vicegobernador

Dr. Sergio Mauricio Uñac

Ministro de Turismo y Cultura

D. Dante Raúl Elizondo

Secretaria de Cultura

Arq. Zulma Virginia Invernizzi

Dir. Museo Prov. de Bellas Artes Franklin Rawson

Prof. Virginia Agote

Museo Provincial de Bellas Artes Franklin RawsonAv. Libertador Gral. San Martín 862 oeste, San Juan, Argentina+54 (264) 4200598 / 420 [email protected] / www.museofranklinrawson.org

Page 82: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra

80

Page 83: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra
Page 84: Carlos Gómez Centurión. Digo la Cordillera, el viaje como obra