Instituto universitario politécnico Santiago Mariño

extensión barinas.Facultad de Arquitectura.

Identificación de Elementos del Estilo Manierista

Materia: Historia de la Arquitectura 2.Tutor: Arq. Estela Aguilar.

Alumno: T.S.U. Carlos A. Silva T.C.I. 12704415

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Se prefiere el trazado serpentiforme, los abundantes y tensos escorzos, la distorsión como forma de expresar una dramática escisión en la conciencia y en el mundo.Las figuras está constreñidas en marcos estrechos, lo que acentúa las expresiones angustiadas.La utilización de fondos negros, en los que se representan las figuras como auténticos objetos-luz, nos anuncian en Barroco.

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La compañía de la sirvienta y la delicadeza de la figura femenina apuntan a identificar la escena como Judith. Las figuras se recortan ante un fondo neutro -de la misma manera que en el Concierto o Flora- mientras que un cielo se abre en la zona derecha de la composición. Una brillante luz dorada resalta la volumetría de las figuras y crea acertados juegos de claroscuro. Los rostros ovalados, el detallismo de las calidades en las telas y las tonalidades brillantes son un recuerdo de su maestro, Giovanni Bellini, mientras que los contrastes cromáticos entre verde, rojo y blanco son aportaciones características de la pintura de Tiziano. Los ritmos compositivos angulares de sus primeros trabajos serán sustituidos por otros curvilíneos con los que introduce mayor armonía. El rostro de la joven podía interpretarse con un retrato en la línea de otros trabajos de esta década, como Flora, Mujer mirándose al espejo o Venus Anadiomene, obras que tienen como temática fundamental la belleza femenina.

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La figura se sitúa en primer plano, envuelta en un amplio manto rojizo, mirando al crucifijo que se sujeta sobre una roca. Sus manos indican el arrepentimiento, se lleva la derecha al pecho y señala con la izquierda la calavera, símbolo indiscutible de los eremitas. Precisamente, las manos son una de las partes más interesantes del conjunto, con esos dedos largos y estilizados tan del gusto de Doménikos, uniendo el anular y el corazón en uno de los gestos más tradicionales del pintor. No aparece el tarro de los afeites con el que ungió los pies de Cristo y que simboliza su anterior vida como prostituta. Bien es cierto que esta imagen se aleja de otras representaciones en donde Magdalena aparece como una dama de alto postín, mostrándose aquí como una eremita que olvida su lujo y se dedica plenamente a la contemplación y la meditación. El paisaje es muy austero, sólo una referencia a las nubes, el cielo y las rocas de la cueva, junto a las ramas de un arbusto. Respecto al color, también destaca por su austeridad, destacando el manto rojo, que contrasta con la piel blanquecina de la santa y que se complementa con el anaranjado del cabello. Los grises hacen algo más fría la composición, recurriendo a una iluminación inspirada en la Escuela veneciana, que aplica mayor viveza a las tonalidades donde incide la luz, como en el caso del brazo izquierdo. Con estas escenas

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El rey viste coraza y amplia gorguera, siguiendo la moda de la época, portando en su mano derecha el bastón de mando mientras que con la izquierda sostiene las riendas del caballo, levantando el animal la pata delantera izquierda, en un ejercicio de alta escuela de equitación que simboliza el dominio ejercido por el monarca sobre el Estado.

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La obra podemos situarla en la última etapa del Renacimiento italiano, durante el llamado "Manierismo", en el último tercio del s. XVI. Se trata de un momento de ruptura y distorsión de los ideales clasicista del primer Renacimiento y un anticipo de las nuevas formas de expresión del Barroco, estilo que le sucederá en el tiempo.El rapto de las Sabinas o Las tres edades, de tensión serpentina y alargamiento manierista, según las recomendaciones teóricas de Lomazzo que Miguel Angel tanto contribuyó a consagrar.La obra constituye un grupo escultórico exento, que mide 410 cm de altura; está realizado en un solo bloque de mármol blanco, mediante la técnica de la talla y, posteriormente, pulido. El grupo lo componen tres personajes desnudos: un hombre joven (un romano) que levanta por encima de su cabeza a una mujer (la sabina) que parece querer desprenderse de su secuestrador, mientras, atrapado entre las piernas del joven, se encuentra un hombre mayor, (el padre de la joven) con evidentes muestras de desesperación e impotencia. Las tres figuras se hallan profundamente entrelazadas, tanto por la acción que desarrollan individualmente como por la escena que componen entre ellas.

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CELLIN

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La ninfa era primero de bronce a gran escala de la artista. Él utilizó la cire perdue o la cera perdida, el proceso, de fundición de la escultura en varias partes, que luego se montan. Contó con gran detalle las etapas memorables de la fundición de la obra, que casi terminó en un desastre. Confió las reparaciones necesarias y persiguiendo a un equipo de escultores franceses que incluyeron Pierre Bontemps. Pero en los rasgos faciales, estilo característico de Cellini es fácilmente reconocible: la boca acentuada por una clara línea debajo, el labio inferior curvada en el medio, las pupilas dilatadas, la forma en que se dibujan los párpados y las rayas pequeñas que indica el pelos del relieve eyebrows. que toma su imaginería de un fresco de Rosso Fiorentino (ahora destruido, sino que conoce a través de grabados) en medio de la galería de Francisco I. Representaba la leyenda que da nombre Fontainebleau: mientras cazaba, uno de los perros de caza real, llamado Bliaud, descubrió un manantial de ahí la "fuente de la Bliaud." Como en el arte greco-romano, la primavera fue personificado por una ninfa apoyado en una urna. Cellini enriquece la composición de numerosos animales del bosque. La ninfa tiene su brazo alrededor del cuello de un ciervo, uno de los emblemas de Francisco I, indicando así el placer experimentado por el dominio de dar la bienvenida al monarca. Por tema sinérgica de la composición, en Anet la ninfa fácilmente se convirtió en Diana, diosa de la caza, un modelo poético para la dueña del castillo. Durante la Revolución Francesa, el ciervo, visto como un símbolo del derecho feudal de la caza, fue mutilado. Cellini talló una firme, delgado, cuerpo flexible, de acuerdo con el canon manierista. Su extrema elongación fue un recurso decorativo adaptado al espacio semicircular del tímpano. La austera belleza de la cara recuerda la escultura antigua, sin embargo, esta desnuda estilizada está impregnado de sensualidad. Pliegues paralelos ajustados de cortinas y volutas que representan el agua partió el modelado suave de la carne. Se forma un fuerte contraste con los escudos de los animales. En contraste con la visión idealizada del cuerpo femenino, el escultor trata a los animales de una manera naturalista, mostrando el peludo cerdas de los jabalíes, los abrigos de pelo corto de los ciervos y los retratos individuales de los perros.

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Entre sus características destacan:-La arbitraria alteración de la correspondencia entre las partes y el conjunto del edificio, con lo que rompe la lógica de las relaciones espaciales y se provoca la desintegración de la estructura renacentista.-La preferencia por los espacios longitudinales y salas estrechas que favorecen la perspectiva.-La pérdida o debilitación de las coordenadas axiales, las que ordenan el edificio según un eje de simetría.

Palacio del Té

Villa Rotonda

Palacio Massimo alle Colonne.

Palacio Canossa, Verona.