caras y caretas (buenos aires). 1-4-1922, n.º 1.226.pdf

Upload: jacqueline-rajmanovich

Post on 19-Oct-2015

211 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

  • EL HROE DE LA CASA ROSADA Parece mentira que

    con estos soldados haya podido ganar tantas batallas!

  • La depresin nerviosa La anemia La debilidad general

    Causadas por condiciones climatolgicas o por exceso de trabajo, desgaste nervioso, intemperancias o con\'alecencias.

    Se \'encen rpidamente con la

    I P K R B I O T I N A M A L E S C I

    Regenerador de la nutricin y de la vitalidad nerviosa. V E N T A EN D R O G U E R A S Y F A R M A C I A S

    Preparacin patentada del Establecimiento Qumico Dr. Malesci, Firenze (Italia). In-cripta en la Farmacopea Oficial del Reine de Italia.

    nico Concesionario-Importador 1\/[ /"< 1 1 \ / / ^ M A f^'^ en la Repblica Argentina: IV l . V^. 0 6 I V I W N ' A L . V ^

    VI A M O N T E , 8 71 B U E N O S A I R E S

  • /

    IJ'TICO"

    Elpidio ser vice. Es justo. Elpidio

    vale ms que el iridio y el rubidio. Es valiente, abnegado y generoso. Es eso y, adems, es Elpidioso.

    Ser benigno y estar conforme con todo lo que sea Elpidiforme.

    Pronto, en vez de valemos del barmetro, deberemos usar el Elpidimetro.

    Basta de ser anglofilo o francfilo! Hoy se transforma el niundo en Elpidifilo.

    Al bello y elegante lepidptero le llamarn los sabios: Elpidptero.

    No huiremos del terrfico melmano, con tal que se convierta en Elpidimano. Saldr, ms conveniente y econmico que el rgimen actual, el Elpidimico. Vencido y aplastado el principista, aplaudir al partido Elpidionista.

    Quien se quiera lucir como psiclogo aspirar al diploma de Elpidilogo. Nadie tendr por bueno y por verdico lo que no sea radical y Elpdico. Horror inspirar lo oficinesco y slo se impondr lo Elpidinesco. > De imitarle un vulgar filosofastro, todos les llamarn Elpidinastro. Y aunque quiera imitarle algn neurtico,

    jams podr imitarse lo Elpiditicol En el cielo no faltan asteroides, y Elpidio va a estar lleno de Elpidoides,

    u G DIBUJO DE

    Pero Elpidio es prudente y es filsofo. Digalo usted mejor; es Elpidisofo, . [Ah! En la filosofa es un fenmeno o, ms exactamente, un Elpidimeno. Ya lo sabe la gente que es idlatra e intenta convertirse en Elpidilatra. No olvide usted que l odia lo bombstico y que, a lo sumo, acepta lo Elpidistico. La adulacin le pone melanclico;

    pero le gusta mucho lo Elpidilico. Y ante un hecho que trata de vandlico, se. refugia en lo idlico-Elpidilico. No ha de faltar u enemigo hidrfobo que le censure.

    Puede. Un Elpidifobo! Y que diga, creyndose sarcstico: "Cuan inocente es todo lo Elpidistico!" El hombre bien nacido y aristcrata siempre ser correcto y Elpidicrata. Y si alguno escribi "La Gatomaquia", alguno escribir "La Elpidiomaquia". Me parece magnifi-a la idea. Por qu no escribe usted la "Elpidiosea"? Porque no tengo dotes de lirforo o, en estas circunstancias, de Elpidiforo. No importa. Hay ciertos vates aeronuticos que se deben sentir Elpidifluticos^ y que, radiantes y sin miedo a nada, escribirn tan frescos "La Elpidiada". Mejor es regalarle el plesiosaurio, llamndole en su honor Elpidiosaurio.

    A R C I A

  • La nadadora argentina Lilyan C. Harrison A modo de eliz

    augurio de la hazaa de Maciel, una joven nadadora, la seori-ta Lilyan C. Harri-son, se a d j u d i c tambin hace pocos das, segn se recor-dar, su ttulo de campeona sudameri-cana.

    Desde el local del club nutico San Isi-dro nad animosa-mente hasta el puer-to nuevo de Buenos Aires, empleando en el largo recorrido lo horas y t minuto.

    1-a seorita Ha-rrison, que slo tiene 17 aos de edad, )u acompaada en al-gunos pasajes de su arriesgada travesa por el campen Ma-ciel, qae siente por

    ella, por sus excep- La seorita Harrison en la tiesta qne ofreci en su honor el olnb nutico San Isidro. Clnales condiciones de nadadora, una verdadera y sincera admiracin.

    Y no poda ser de otra manera. El deporte prac-ticado por alicin entraa sieiripre consideraciones de estmulo y aprecio que las iiguras destacadas no olvidan nunca. Por eso la admiracin que IMacicl siente por la seorita Harrison no necesita, ni

    siquiera para los espritus suspicaces, una explica-cin ajena al deporte mismo, aunque csacx])lica-cin se encuentre ms cilmente en motivos muy d i s t i n t o s , , ,

    ADOLFO L A N S .

    J~Q V:M O g : j 1^1 - - - -

    Bizcomos CHALE Ci7 s i m a DVS

    \V

    j3UUuanamumasamamamaMoui n m n M^-

  • Demostracin

    Cabecera del bantnete otecido al ex juez de paz sear Fraaoisco Soler, por sos amigos y el recindaria da la seccin 24, por el buen desempeo de sn alta misin.

    No sufrir su Estmago si toma usted media c u c h a r a d i t a de Magnesia BIsurada con un poco de agua caliente en cuanto haya terminado de comer. El noventa por ciento de los ca-sos de males del estmago se deben a la excesiva acidez o fermentacin de los alimentos. La Magnesia Bisurada neutra-liza el cido y detiene la fermentacin en cinco minutos, o de lo contrario se le devuelve su importe. Si sufre usted de dispepsia, gastritis, indigestin o simple-mente de dolores despus de las comidas, compre en cualquiera b u e n a farmacia p o r p e s o s 2 . m / n u n a b o t e l l a de Magnesia Bisurada, usndola de acuerdo con las instrucciones, y dele a su est-mago ocasin para funcionar sin dolor y de un modo normal. Recuerde el nombre Magnesia Bisurada o sea el remedio que facilita las funciones del estmago.

    Usad los Polvos Antiepil^ticos

    MONTI" El ms antiguo y eficaz de los productos contra la epilepsia, el histerismo y las

    enfermedades nerviosas.

    SE VENDE EN LAS BUENAS FARMACIAS Para menores de 20 aos, cajas de primer grado; para los adultos, segundo grado.

    FOLLETO EXPLICATIVO GRATIS Dirigirse a:

    A.MASS0NE-Junin,863.Bs.Aires F. GRECO - 25 de Mayo, 336. Montevideo

  • ^uc hacer para no toser? Tener siempre a mano una caja de

    Pastillas lodeina Nontagu

    y tan pronto sienta Vd. la gana de toser, pngase una pastilla en la boca y dje-la derretir.

    A pesar de su marcada r.ctiv-/^dad .pues cada pastilla con-tiene 5 mg. de lodeina {prodmto de cubierto por Montagu), estas pastilks son tan deliciosas al paladar que resulta un gusto curarse con ellas.

    De cuantas pastillas existen para curar la tos, las de lodeina Montagu son las ms rpid is y eficaces para quitar el cosquilleo de la garganta que molesta tanto.

    Las pastillas lodenaMontagu es remedio bueno para Resfro, Bonguera, Bronquitis, Ahogos, Asma, Ensema, Tu-berculosis, etc, etc.

    Montagu-49, Bd. de Port Royal-Paris

    DEPOSITO GENERAL!

    Farmacia Franco-Inglesa LA MAYOR DEL MUNDO

    Sarmiento y Florida Buenos Aires

  • De Avellaneda

    VILLA DOBUmCO. Concnnentes a la comida oftecida al alto personal de polica de esta localidad en ocasin de la inaogoiacin del local para destacamento policial donado por el seor Angusio S. Frin, a la toe asistieron varias personas de signiHcacin.

    El gran producto argentino.

    20 aos de xito creciente.

    loriota

    A l g o m u y p u r o , muy exquisito, muy grato al paladar, algo que en sabor y bondad

    nada iguala, es el

    KALISAY el mejor aperitivo vino-quinado que los m-

    dicos recomiendan. Seora, tome usted y dle a sus nios una copita antes de las comidas, si desea tener

    ^ siempre apetito. LAS ETIQUETAS DEL K A L I S A Y TIENEN VALOR.

    O MS D

  • kN

    EL JABN HENO DE PRAVIA

    POR SUS CUALIDADES EXCEPCIONALES SE HA HECHO EL JABN FAVORITO DE

    LAS MUJERES.

    ES MUY ESPUMOSO INTENSAMENTE PERFUMADO

    De venta en las principales perfumeras, bazares y farmacias.

    P E R F U M E R A G A L M A D R 1 D

    [&-

  • De Lomas de Zamora

    Interesante giupo de mascatitas qne dieron la nota festiva, por sus ingeniosas bromas, en el baile toe se realiz en el Club Espa&ol de esta ciudad.

    que sufra aquel desdichado, que com-prometa seriamente su salud y acaso su vida.

    Observndolo con atencin, el doc-tor pudo ver que el pobre hombre estaba obsesionado por la responsa-bilidad de su servicio. Sobre todo lo

    L A E N F E R M E D A D D E L O S N E R V I O S

    Una comisin de mdicos ingleses ha estudiado a fondo esta cuestin, yel"Evening Nows", al dar cuenta de los trabajos y los experimentos de preocupaba el temor de que algn esos doctores, expone, entre otros, el viajero se hiciese dao al subir o al siguiente curioso caso. bajar del tren que l conduca.

    n ferroviario lleg a tener tan El mdico comprendi que en eso desequilibrado el sistema nerviosso, radicaba toda la enfermedad, y dijo que se vio obligado a dejar su empleo, al paciente que era necesario que

    El mdico lo encontr fsicamente abandonase tales aprensiones, sano; pero era indudable la existen- Para ayudarlo en el esfuerzo men-cia del desquiciamiento de os nervios tal "i(ue haba que hacer, le dio cien

    habichuelas y le recomend que to-das las noches metiese una habichue-la dentro do una cajita colocada a la cabecera de la cama, diciendo al mismo tiempo en alta voz: "Mi preo-cupacin est en la habichuela, y la habichuela est encerrada en la caja".

    Y antes de que las cien habichue-las hubieran sido guardadas en la cajita el ferroviario vio restablecido el equilibrio de sus nervios y pudo volver a su empleo y reanudar eu servicio. El reposo y la cmica "re-ceta" lo haban curado por com-pleto. '

    GAS ACETILENO ALFA

    L 4 L U Z M A S B A R A T A

    L A M E J O R L U Z

    Instalacin con caeras, brazos y faroles:

    4 luces $ 68,80 m/n. 8 167,60 t,

    15 275,50 20 344,00

    Pidan Catlogos: VIAMONTE, 1051. Buenos Aires

    lliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMHiiii niiii

    QUERIS DIGERIR BIEN? BEBED:

    !|||||Hl]ji?^

    Liiiiiiijiliiiiiillilliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiliiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiil LA REINA DE LAS AGUAS MINERALES PARA LA MESA

    lliiHiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiinniiiiiiiiiiiniiill

    El Mejor PURGANTE LAXANTE

    DEPURATIVO

    SEDLITZ CH. CHANTEAUD

    laboratoirfi C H A N T E A U D , 5 4 , R u e d e i F r a n c B - B o u r g e o i s F a r i a ^ j

    Contra : Estreimiento Estado bilioso,!

    Jagneca Congestiones.

  • MALTA IMPORTADA

    ELABORADA CON CEBADA PROCEDENTE DE LOS MEJORES CULTIVOS

    IIIIHIIIIIII

    Este producto es importado, y fabricado con

    malta cuidadosamente preparada.

    Malta Urano es un verdadero tnico de eficacia y cualidades indiscutidas. ^^

    Los mdicos la recomdendan pre-ferentemente para las madres que

    cran, para los inapetentes, para los dbiles y los que padecen de insomnio.

    Venta en los almadenes y farma-cias, y si en alguno de ellos no la encuentra dirjase a sus nicos importadores:

    ESCALADA & Co. 1170 - BARTOLOM MITRE - 1174

    TELFONOS: Unin Telefnica 1990, Rivadavia Cooperativa Telefnica 133, Central

    ll l i l i . . . . . I f l

  • De San Isidro

    IHolaadi )

    Vnicos agentes

  • B A J O LA T I R A N A EL TRIUNFO DE LA BELLEZA

    .Alicia querida!...Mi buena Blanquita!... fueron las exclamaciones proferidag por dos elegantisimas nias de nuestra haute,' al hallarse en el tea rocm de moda.

    Qu es de tu buena vida, picarona! se apresur a agregar la segimda de ellas. Esperaba encontrarme conti-go para agradecerte el placer que me caus la lectura del libro recomendado por ti; pues aunqie la jjoca de Rosas os un tema por dems trilialo, puedo a.segurarte q\ie me proporcion momentos de singular emocin.

    Verdad? Cunto me alegro, querid a! Te lo insinu cauti\ac'a por la descripcin que hace el autor de la pro-tagonista principal, Leonor, en la que alude a una de las ms heimosas damas de la poca, cuya historia le sirvi de base'al argumento.

    Y realmente, Alicia, esa joven Unitaria resita encan-tadora; pero no me explico como pudo conservar su be-lleza al travs de tantas pe-ripecias, siempre acechada ella y su familia por los desalmados mazorqueros , hasta conquistar al desta-cado Fedeial que la hizo su esposa, abdicando de ideales que significaban el eclipse total de sus ambi-ciones y el peligro inminente de su vida.

    Pues a mi, hijita, no me extraa absolutamente nada. S por experiencia que la heimosura es muy fcil de conquistar y ms a n de retener, y no creo q'ie lo ignoraran nuestras antepasadas de los miri-aques y peinetones clebres, l a cera blanca, por eiemplo, es una substancia conocida desde los tiempos ms remotos; y si hoy tenemos la ventaja de que gracias a un procedimiento cienfifico acmirable, nos pueden vender en cualquier faimacia cera pura mer-colizada, no dudo qu tambin en aquellos nefastos tiempos la utilizaran, aunque no tan perfeccionada; pues recuerda cuan hermosas fueron Manuelita, Ama- -^ lia, Elvira Mansilla y tantas otras que a despecho de las iras de don Juan Manuel, conseguan al fin BUS propsitos amparadas por su dominante belleza.

    En eso estoy de acuerdo contigo, querida, pero qu podr hacer yo, pobre desdichada!, que me hallo bajo una tirana cien veces ms odiosa que la que sufrieron ellas, puesto que no la puedo vencer porque se trata de mi cutis, que est en condiciones deplo-rables, con manchas, arrugas, barrillos y puntos negros que no puedo extirpar aplicndome as ms costosas cremas y preparados?

    Pero Blanquita, parece mentira que seas tan inge-nua! No recuerdas la cara de Bertha'; Estaba en peor estado que la tuya, y slo lavndose con stymol y extendindose en el rostro cera pura mercolizada, consigui no slo ahuyentar todos los barrillos, puntos negros y manchas, sino tambin que el oxigeno con-tenido en la cera consumiera toda la cutcula gastada, desprendindola en partculas imperceptibles, y dejara al descubierto la nueva tez, con esplndidos colores naturales y de una frescura y suavidad magnficas.

    Oh, Alicia, si yo obtuviera tan extraordinario re-sultado, qu feliz sera! T orees que esas substancias

    tan sencillas me producirn loi3 mismos efectos que a Bertha?

    Y por qu no?, eterna desconfiada! Adems, no lo llevo experimentado en mi misma?

    Es verdad, preciosa, ciue cada da aumenta la belleza de tu cutis y el ensortijado, tan natural de tu cabellera. Posees realmente una her-mosura admirable!

    Pues si t no la tienes es porque no quieres. Compra esta misma tarde esas subs-tancias que te indiqu, sigue el mismo tratamiento qua Bertha, y muy en breve ha-brs triunfado de tu tau aborrecida tirana, al igual de nuestras distinguidas antepa-sadas; y entonces comprobar-ras cmo una mujer liermos no encuentra valla que se la resista, porque la belleza in-funde respeto y admiracin en todas partes.

    SI, pero cmo obtener esa ondulacin de tu cabello, tan suave y flexible? Esas son dotes naturales que no todas poseemos!...

    Eso te parece a ti, nia candida, pero dista mucho

    de ser exacto. Al propio tiempo que la cera pura mercolizada y el stymol, compra stallax granulado, y disolviendo una cucharadjta en una taza de agua tibia, te preparars el mejor y ms barato de los sliampoos, que usndolo dos o tres veces al mes, ta proporcionar una cabellera idntica a la ma que tanto te asombra.

    Pues ahora mismo me voy a la farmacia ms prxi-ma, ngel salvador, a proveerme de esos tres preciosos talismanes. De su resultado depende mi felicidad, hijita!, porque desde que me hallo en este calamitoso estado, estoy a mi vez bajo el poder del tirano da Osvaldo, que por el mismo cario que le profeso, me hace sufrir mucho ms con su desamor. Ha disminuido sus acostumbradas galanteras, y ello me tiene des-concertada, querida; pues t sabes si lo quiero! . . .

    Han^ranscurrdo dos meses desde la entrevista que tuvieron nuestras distinguidas protagonistas, y en el jardn de invierno de una seorial mansin, hallamos de nuevo a la hermosa Alicia, que sentada en cmodo silln, lee una misiva de su amiga Blanquita que se expresa en los siguientes trminos:

    Alicia querida, mi benefectora amiguita: Hoy, que me considero tan feliz como jams pude soarlo, siento el vehemente deseo de completar esta ilimitada dicha participndotela a ti, que fuiste la bondadosa providencia que me indic el sendero para llegar hasta ella; y es por eso que te envo estas lineas de recono-cimiento, para hacerte saber mi victoria del tirnico ])oder que me oprima, y que Osvaldo ha hecho pedir mi mano ayer noche. Tan intensa es mi alegra qua no recuerdo haber experimentado jams otra mayor! Creme, mi buena Alicia, que hay momentos en que temo estar soando. Tanta felicidad me parece impo-sible! Gracias a ti, al igual que a la hermosa Leonor en la hora suprema del triunfo, me ha sonredo la victoria lajo el poder del tirano.

  • JBIr ORS/^KlSTGC^: La nieve congelada era espesa, dursima, pero

    -no muy alta; Klen tena las piernas largas, y cami-naba con paso acelerado por la cai'retera que va de Zagrabia a Ponikly. Andaba as, tan de prisa, porque a medida que el crepsculo avanzaba haca-se el fro ms intenso; cosa poco agradable para quien, como l, llevaba vestidos tan ligeros. Una casaca corta, y encima un abrigo de pieles ms corto todavia; unos calzones negros que no le lle-gaban al tobillo, y un par de ""botas cuajadas de tajos y remiendos. Este era todo su equipo. En la mano llevaba un oboe; en la cabeza un sombrero, a travs del cual podan verse Jas estrellas, y en el estmago unas cuaritas copitas de ron.

    Su espritu vibraba presa de la serena emocin que nace de la alegra, y su corazn rebosaba de inmenso jbilo. Y a fe de que tena motivos sobrados para estar contento. Aquella misma maana haba firmado un contrato con el cannigo Krayewsli en virtud del cual entraba en posesin del destino de organista en la parroquia de Ponikly. Organista de Ponikly! El, que todava el da antes andaba como un gitano, de pueblo en pueblo, de nrereado en. mercado, de mesn en mesn, de fiesta en fiesta; l, que no dejaba escapar boda ni bautizo sin apa-arse para ganarse algunas monedas de cobre con su oboe o con el rgano, que manejaba mejor que todos los organistas de la comarca ! . . . Organista de Ponikly!

    Desde ahora iba a empezar para l una existen-cia metdica y tranquila; poseera casa propia, po-dra cultivar un huertecito todo suyo . . . Una casita, un huerto, un sueldo fijo de ciento cincuenta rublos anuales, amn de otros ingresos probables; un cargo honrossimo, ya que sus servicios estaban dedica-dos nica y exclusivamente a la gloria de Dios y podan, por lo tanto, equipararse con los de sus pro-pios ministros. . . Qu ms podia apetecer? Y pen-sar que tiempo atrs, siendo como era el mejor organista de la comarca, cualquier rstico de Zagra- . J)ia y de Ponikly, por el mero hecho de poseer dos yugadas de tierra, se crea con derecho a mirarle por encima del hombro No dejaran de saludarle ahora, ahora que desempeaba un cargo tan impor-tante ; porque no era cosa de tomarse a broma eso de ser organista de una parroquia tan grande como la de Ponikly.

    A decir verdad, Klen aspiraba a este destino desde mucho tiempo; mas viviendo todava el seor ^ Milnitzki, su antecesor, ni remotamente haba que pensar en la realizacin de aquel ardiente anhelo. Es verdad que a duras penas poda el buen anciano mover sus gotosos dedos sobre el teclao, por lo cual salanle las melodas horriblemente contra-hechas y desafinadas; pero por espacio de veinte / aos haba estado sirviendo a Dios al lado del seor cannigo, y ni por asomo se hubiera atrevido ste a pensar que poda ser substituido en vida.

    Pero un da la yegua del seor cannigo enfu-recida de pronto, y sin que nadie supiese por qu, dio al anciano organista una coz tan descomunal en

    pleno pecho, que lo mand al otro mundo en cosa de tres das. Y no se entretuvo Klen; presentse inmediatamente al cannigo, y le hizo en toda regla la demanda del empleo vacante por la muerte del seor Milnitzki. Y como quiera que el cannigo haba tenido ocasin infinidad de veces de admirar la destreza y la pericia -de Klen, y saba perfecta-mente lo difcil que hubiera sido encontrar quien rivalizar pudiera y ms digno sucesor de su difunto amigo fuera, ni aun buscndolo en la ciudad, no titube un segundo en concederle la prebenda.

    Pero cmo era que Klen supiese locar con tanta perfeccin, no slo el rgano, sino tambin el oboe y otros diversos instrumentos? i De quin haba heredado tan asombrosas aptitudes? De su padre, no por cierto. Este, sencillo campesino de Zagra-bia, despus de haber rodado medio mundo como soldado en sus mocedades, habase visto reducido a fabricar sogas y cordeles de camo, consoln-dose de la ruindad del oficio con el humo que todo el santo da sorba de su pipa, nico instrumento que con los labios saba manejar.

    Klen, por el contrario, ya de nio se meta siem-pre donde haba msica, quedndose absorto largas horas, cual si en xtasis estuviera. Ya mayorcito, habia hallado la manera de ser til al seor Mil-nitzki tirando del fuelle del rgano, y el anciano organista de Ponikly, que conoca la aficin del muchacho, ensele a tocar su instrumento. A los tres aos ya saba Klen ms que su maestro. Un da, inopinadamente, desapareci el joven msico del pas con una farndula de msicos ambulantes llegados a Zagrabia Dios sabe cmo.

    Muchos aos estuvo con ellos errando como un perro vagabundo por villas, pueblos y villorios, ga-nndose el sustento en las ferias, en los banquetes, en las iglesias, en todas partes donde habia posibi-lidad de embolsar unos centavos. Ms tarde, muertos o dispersados sus compaeros, volvise a Zagrabia, flaco, andrajoso, pobre como una rata, y desde entonces haba vivido libre como un pjaro, pidien-do al aire su sustento y poniendo su msica ora a servicio de Dios, ora al servicio de los hombres.

    De sta suerte fu su nombre, poco a poco, ad-quiriendo mucha fama, pese a algunos de sus pai-sanos, que le reprochaban su "liviandad". Se ha-blaba de l en Zagrabia, en Ponikly y en todas las cercanas. Decan las gentes: "Ser lo que queris; pero lo cierto es que cuando Klen coge su instru-mento y se pone a tocar, hasta Dios debe tenerle envidia, porque con su msica les hace saltar las lgrimas a los hombres".

    A veces le preguntaban: Oye, estimado Klen: i tendrs, acaso, dentro

    de ti un diablo que te inspire ? Y, en efecto, era muy de creer que un diablo se

    haba posesionado de aquel hombre enjuto, de tron-co anguloso y largas piernas.

    En las principales festividades del ao, o en las grandes solemnidades habale llamado alguna vez el seor cannigo para que substituyera provisional-

  • mente al anciano Milnitzki. En semejantes ocassio-nes olvidbase por conrpleto de s mismo y de cuan-to le rpdeaba; y cuando los corazones de los fieles palpitaban recogidos en la devocin; cuando suba el incienso hacia la bveda del templo, extendin-dose en nubes olorosas; cuando el rgano mezclaba sus voces a las voces del pueblo que cantaba a Dios sus alabanzas, l puede decirse que no e-.'..ita. Los cantos y los himnos de los feligreses, el taido de las campanas, el flamear de los cirios en el altar, el ureo centelleo de los candelabros y de los re-licarios, el perfume de la mirra, del mbar y otras esencias tropicales, le embriagaban, haciendo' volar su espritu ms all de las regiones terrestres. Y cuando el cannigo, entornando los ojos, alzaba la custodia, resplandeciente de lliz, para bendecir al pueblo, entonces Klen, desde su puesto, inclinaba tambin la cabeza, y en el inefable arrobamiento de su espritu parecale que el rgano tocaba solo, que las voces de sus caones se elevaban como olas, fluan como ros, chorreaban como manan-tiales ; que llenaban la iglesia toda, flotando bajo la bveda, junto al altar, mezcladas con el humo de los incensafos, con los rayos del sol y con las al-mas de los fieles prosternados; unas, potentes y ma-jestuosas como truenos; otras, como cantos huma-nos, llenas de palabras vivas, y otras, aun suaves, menudas, sueltas como lentejuelas o como trinos de ruiseor.

    Acabada la misa, bajaba Klen por la angosta e s -calera del rgano con el alma todava vibrante de entusiasmo y los ojos encantados y llenos de es-tupor, cosa que l, hombre sencillo, atribua al cansancio. En la sacrista, el cannigo le pona unos groszy en la palma de la mano, mientras cuchi-cheaba al odo una alabanza, y ya entonces se mar-chaba Klen, mezclndose con los fieles, que se estru-jaban en el umbral de la iglesia para salir. Y la gente le saludaba siempre por ms que no tuvie-se ni tierras ni choza. . . con inequvocas mues-tras de estimacin.

    Pero no era la consideracin de sus paisanos lo que a Klen ms le interesaba. Era otra cosa, una cosa que Klen antepona a todo: a Zagrabia, a Po-nikly, al mundo entero, y esta cosa era Olka, la hija del ladrillero de Zagrabia. Aquella muchacha se le haba puesto en el corazn como una garra-pata, valindose de sus ojos azules como dos acia-nos, de sus blancas nrejillas y de sus labios rojos cual cerezas. En los momentos de sangre fra raros, en verdad bien comprenda Klen que ja-ms el ladrillero habra de darle su hija por espo-sa, y decase entonces, viendo claro en la cuestin, que ms le valdra no pensar ms en ella. Pero tam-bin comprenda, lleno de espanto, que jams, ja-ms podra el muy cuitado olvidar a la muchacha,

    - y triste, cabizbajo, pensaba para sus adentros: " De-monio, y cmo se me ha colado en las entretelas.del corazn ! Ni con tenazas sera posible arrancarla !"

    Por ella abandon su vida trashumante; por ella viva, respiraba, y cuando tocaba el rgano, con slo pensar que Olka tal vez le estaba escuchando salanle las tocatas de un modo magistral.

    Y ella, ella le empez a querer por lo bien que tocaba; pero luego psose a amarle por lo que va-la en s y con toda su alma. Nada haba en el mundo para Olka como aquel hombre, a pesar de su cara estrambtica y aceitunada, de sus ojos errabundos, de su casaca rada, de su menguado abrigo de pieles, que no alcanzaba a taparle la ca-saca, y de aquellas piernas tan largas que ms bien parecan las de una cigea.

    Quien no comparta este mismo modo de pen-sar era el padre de la muchacha, el ladrillero de Zagrabia, el cual, por cuanto se encontraba mu-chas veces sin un centavo en el bolsillo, no hubiera consentido jams en dar su Olka a Klen, "A la nia", decase el ladrillero, "todo el mundo la pre-tende. Para qu, pues, uncirla al carro de ese azotacalles de Klen?" Y apenas si le dejaba tras-pasar de vez en cuando al pobre msico la puerta de su casa.

    Pero con la muerte del viejo Milnitzki y el sub- siguiente nombramiento de organista de Ponikly, ya tomaban las cosas un diverso aspecto. Aquella mis-ma maana, apenas firmado el contrato, haba vo-

    ^lado Klen a casa del ladrillero, que le haba acogido con las siguientes palabras:

    No quiere decir esto que ya te d mi consen-

    timiento ; pero, vamos, un organista ya no es un azotacalles,

    Y hablndole asi, habale hecho entrar en casa, obsequindole luego con unas copitas de buen ron, tratndole con toda clase de miramientos. Y al presentarse Olka. mucho se haba regocijado el viejo en presencia de los dos jvenes de que Klen fuese ya todo un seor, de que poseyese una casita propia y un huertecito, todo suyo, y de que despus del seor cannigo fuese el ms notable personaje de Ponikly.

    El joven organista se haba quedado all toda la tarde, con gran regocijo suyo y de su adorada Olka, y regresaba ahora a Ponikly por la carretera cubierta de nieve, envuelto en la prpura del cre-psculo. El fro se iba haciendo ms y ms intenso; pero andaba Klen con paso acelerado, sin reparar en ello, absorto y embelesado por el recuerdo de los acontecimientos de aquel da.

    Y en verdad que haba sido aquel da un da bien feliz, como jams recordaba haber pasado otro igual en su vida.

    Por la carretera, desnuda, sin un rbol, serpen-teando a travs de los prados cubiertos de nieve congelada, que tomaba a la luz del ocaso reflejos rojos y azulados, llevaba Klen su felicidad, cual diminuta linterna luminosa que deba ya para siem-pre iluninarle en las,tinieblas. Mientras caminaba volva a vivir con el recuerdo los episodios del da aquel. Una a una venansele al pensamiento las palabras que el cannigo le dirigiera por la maana, al conferirle el nombramiento suspirado, y la firma del contrato, y la amistosa acogida del ladrillero, y, ms que todo, las palabras que Olka le haba cu-chicheado en un momento en que haban quedado solos:

    Para mi eres siempre el mismo. Yo te hubiera seguido a todas partes, con los ojos cerrados, hasta ms all de los mares. Pero es mejor as, porque asi padre estar contento.

    Entonces Klen, emocionado y con el corazn hen-chido de gratitud, habala besado en el codo, sin acertar a decir otras palabras que las siguientes:

    i Que Dios te lo pague, Olka, por toda la eter-nidad ! Amn.

    Ahora, al recordarlas, parecale que haba estado un poco ridiculo, y se avergonzaba de haberle be-.sado el codo y de haberle contestado tan lacnica-mente. Arrepentase de ello tambin porque no le caba duda alguna de que en aquel momento le ha-blaba Olka con la mayor seriedad, de que era cer-tsimo de que le hubiera seguido ms all de los mares,! si el padre se lo hubiera permitido. Oh, querida, querida Olka! i Qu delicioso sera caminar en este momento, apoyado en tu brazo, por esa carretera triste, desierta, sepultada bajo la nieve!

    i Oh, corazoncito mo, duea y seora ma! raurmuralja Klen, acelerando ms y ois el paso.

    Y cruja ms fuerte la nieve bajo .sus plantas. Al cabo de un instante pens: Una muchacha como Olka es imposible que

    mienta ! Y, de repente, un sentimiento de inmensa gra-

    titud le inund el corazn. Si en aquel instante hubiese tenido a Olka a su lado, de seguro que no hubiera podido resistir la tentacin de abrazarla y estrecharla con todas sus fuerzas contra su pe-cho. Eso es lo que hubiera debido hacer por la tarde al despedirse.. . Pero acaso no sucede siem-pre as ? Es precisamente en el momento de obrar o de hablar con el corazn en la mano cuando el hombre se pone ms torpe y se traba la lengua i Oh. cunto ms fcil resulta tocar el rgano !

    Mientras tanto, las fajas purpreas y doradas que cerraban el horizonte banse transformando po-co a poco ^'en doradas cintas de color de mbar. Llegaba la noche, y las estrellas aparecan en el firmamento, mirando desde lo alto a la tierra, con la glacial suavidad con que acostumbraban a mirar en las heladas noches del invierno.

    El fro iba siempre en aumento, y el nuevo or-ganista de Ponikly senta que le penetraba hasta los huesos y le quemaba las orejas. Como saba tan bien el camino, decidise a ir a travs de los prados, para acortar el trayecto y llegar ms pronto a casa. Muy pronto encontrse, pues, en el espacio que la nieve haba puesto liso y uniforme, y en el cual se destacaba en negro su silueta larga y es-trambtica.

  • Entonces le vino la idea de echar una tonadilla con su oboe para matar el tiempo, al par que para mover los dedos, cuyas yemas se le iban helando. Y cosa singular: aquellas notas, cual si tuvieran miedo de la inmensa llanura, blanca y solitaria, salan del instrumento tinridas y temblorosas, y la cosa era ms de extraar toda vez que tocaba Kien alegres melodas. Eran las canciones que ha-

    -liia tocado aquella misma tarde en casa del ladri-llero, entre dos copitas de ron, y que Olka haba ido siguiendo con su linda vocecita. Haba queri-do empezar por la que haba escogido primero Olka, y que deca:

    Iguala, Dios mo, valles y montaas, a fin de que todo, todo sea Kual; haz. Dios mo, que hasta mi llegue mi amada 6in tardanza, para consolar m mal

    Pero la tonadilla no le haba agradado al la-drillero, por demasiado sencilla y pastoril, pues gustbanle coplas ms rnfinadas. Entonces haban escogido otra que Olka haba aprendido en la casa seorial de Zagrabia:

    Ludovico, el buen infanzn, sale de caza; Elena, bella como un sol, queda en la cama. Vuelve el infanzn; chilla y late la jayra; clarines suenan... Duerme Elena todava.

    Esta si que le haba gustado al ladrillero; pero la mejor, sin disputa, haba sido la "Cancin de la jarra verde", que haba provocado en los tres sonoras carcajadas. En esta cancin, una moza se lamenta amargamente ante los tiestos de su jarra rota:

    I Roto me has, seor, la jarra verde I Y el caballero, qurindola

    consolar, la replica inmediata-mente:

    Cesa, mi nia, no llores, no: la jarra verde te pago yol

    Olka, al cantar, alargaba cuan-do poda las palabras: "La ja-a-a-rra ve-e-er-de", y estallaba luego con grandes risotadas; entonces Klen, soltando el oboe, le contestaba en tono pattico, como el caballero de la cancin:

    I Cesa, mi nia, no llores, no!

    Y ahora, en medio de la no-che, volva a tocar la "Cancin de la jarra verde", y al evocar la alegra y el holgorio de la tarde, ponase a rer, cuanto se lo permitan los labios, atarea-dos en tocar el instrumento.

    Pero el fro se haca ms y ms intenso; poco a pocof los labios se le pegaban, ateridos, al oboe, y los dedos, en lugar de ablandrseles, se le ponaii ms tiesos. Pronto ya no le fu posible tocar, y continu cami-nando, algo jadeante, con la ca-a envuelta en niebla.

    Al cabo de un rato experimen-t una gran fatiga. No haba pensado en que en los prados Be acumulaba la nieve nruclio ms que en las carreeras, y que fe sera ms penoso sacar sus largas piernas de aquel espesor. Aqui, all, por. la inmensa lla-nura blanca, habia siircos y zan-jas que la nieve haba colmado, disimulndolos, y en los que se

    hunda Klen hasta las rodillas. Cunto se arre-penta el pobre organista de haber dejado la ca-rretera ! All, por lo menos, poda haber encontrado algiin carro que lo hubiera llevado hasta Ponkly.

    En el firmamento brillaban las estrellas con cre-ciente fulgor; el fri aumentaba cada vez ms, y Klen prosigui su camino de prisa, muy de prisa, baada en sudor la frente. De vez en cuando se alzaban unos soplos de viento que desde los prados corran hacia el ro, que le penetraban al pobre Klen hasta los huesos.

    Una vez ms prob de llevarse el oboe a los la-bios ; mas el andar con la boca tapada le causaba enorme fatiga. Entonces se sinti rodeado de una terrible soledad.. . Qu impregnado estaba todo de quietud, de nTsterio, de extraa y sorda ca lma! . . . y no ya a Ponikly, donde le aguardaba su tibia casita sino a Zagravia vol su pensamiento: ''A es-tas horas ya debe estar Olka preparndose para acostarse pensaba; pero, gracias a Dios, es bien caliente su choza!" Y la certeza de que Olka estaba bien guardada del fro en su aposento, era para su corazn un gran consuelo, consuelo tanto mayor cuanto ms intenso era el fro que el senta.

    Finalmente, lleg al lmite de los prados, all donde empiezan los pastos, que estn salpicados de matorrales de enebro. Sentase Klen tan fati-gado, que la sola idea de descansar un rato bajo uno de aquellos espesos matorrales le daba una graa alegra. Pero pens: "Me voy a quedar hela-do", y continu andando.

    Por desgracia, en derredor de las matas de ene-bro, como tam'bin al pie de los setos, la nieve se amontona, y forma como unos alzamientos de te-rreno. Klen franque algunos de estos alzamien-tos, pero con enorme fatiga; luego, sintiendo que

    le abandonaban las fuerzas, d-jose : "i Voy a sentarme ; mien-tras no me duerma no hay pe-ligro de que me quede helado!"

    Sentse, y para ahuyentar el Euen volvi a tocar la "Can-cin de la jarra verde". Otra vez las notas salan del oboe tristes y miedosas y resonaban lgubremente por a llanura con-gelada ; pero los prpados del pobre msico pesaban como pie-dras sobre sus pupilas, y la me-loda de la jarra verde decre-ca poco a poco, hasta que, por ltimo, se estingui. Pero toda-va luchaba Klen con el sueo, conservando su lucidez; toda-va pensaba en Olka . . . nica-mente cada vez se senta ms solo, ms abandonado en aquel inmenso espacio vacio, y, por fin, una gran estupefaccin pa-reci invadirle todo al ver que Olka no estaba all con l. en medio de aquella noche y de aquel yermo. . . E n t o n c e s ex-clam :

    i Olka ! i Dnde ests t A] poco rato volvi a excla-

    mar, como si la llamara: Olka ! . . . Y sus manos crispadas de-

    jaron caer el oboe. Al da siguiente, los primeros

    albores del amanecer ilumina-ron el cuerpo de Klen: sentado sobre la nieve, con el oboe a sus pies, sus largas piernas pare-c a n petrificadas y su c a r a , amoratada; pareca asombrada y atenta a la vez a las ltimas notas de la "Cancin de la ja-rra verde".

    ^IET2IvIEX5C/lC:Z

  • Faro Giratorio

    EL PARO DE USO UNIVERSAL

    Modelo 139 C Con espejo al reverso

    QUE placer se siente teniendo un faxo giratorio STEIWART en sn coche! Es un penetrante rayo de luz blanca %ue

    usted puede lanzar en cualquier direccin. Muchos automovilistas usan dos faros giratorios STEWART

    como luces movibles. Es mucho ms eficaz que la luz fij^ El espejo que tiene al reverso hace ver con claridad el

    trfico detrs del coche.

    W C O O P E R & MAIPU, 87 - BUENOS AIRES

    '''--''''^^^'''':;iv;]'"-ili!^^mht.

    N E P H E W S Ltd. UBUGtTAY, 880 - MONTEVIDEO

  • De Bnfield

    Aceite puro de oliva

    Quien prueba,aprueba.

    Qu fdicidadl Ahora s que podr contentar a n marU dito. Aunque gaste unos centavos ms que antes, vale la pena, pues preparo nuestras comidas con eV rico

    AceiteCuvillas (El aceite de primera presin)

    Como su elaboracin se efecta exclusiva-mente con olivas selec-cionadas de las que se extrae la primera pre-sin, resulta el ms nutritivo y ms lino de todos los aceites.

    Importadores:

    NaredoCuvUlas&Cia. Bjn. IttitrB, 2010-Bs. Aitea

    Nuestro lema: \CaVidad ante todo!

    Conjunto de nios y seoritas cuyos vistosos disfraces llamaron justamente la atencin, obteniendo una de las nias el premio

    en el concurso celebrado en el teatro Universal.

    ' D e Merlo ^

    Las seoritas de Lncbillo, Milano y Ferreiione disfrazadas de 'Voche" se destacaron por so gentileza en el corso.

    De Lincoln

    Las seoritas Guisamburo, Batta, Coronel, Oorcia y Gokovsky formaron el grupo "Locura", uno de los ae ms lucieron.

  • De Baha Blanca

    "iantnete dado en el teatro Coln por miembros dirigenfes del comit local del Partido radical en honor de los doctores Valentn Tei-gaia y Mario M. Guido, lesteiando la reeleccin de los citados caballeras.

  • AROMTICOS YFINOS son sin excepcin todos los

    PERFUMES ^ ^ ^

    Entre stos se hallan las a f amadas lociones, res- / t a u r a d o r a s del cabello:

    BAY RUM EXCELSIOR QUININA EXCELSIOR

    LOCIN ECALIPTUS EXCELSIOR

    J A B N

    ECALIPTUS EXCELSIOR Para la higiene y cuidado del

    cutis y del cabello. Ideal para perfumar y suavizar el cu-tis de las damas,

    Polvo de Belleza "PEBA"

    Grasoso e Invisible

    Precio de la caja $ 1.50

    BAY-RUM EXCELSIOR

    Frascos: grande $ 4.20 medio 2.60 cuarto ,,1.70

    QUININA EXCELSIOR

    LOCKMM ECALIPTUS EXCELSIOR

    Tinacos: grande $ 4 chico $2.70

    Frascos: grande $3.80 chico $2.60

    Se prepara en los tonos Blanco, Rosa y Rachel y en los perfumes de-Jazmn, Bouquet, Violeta, Hehotropo y Rosa.

    f^l^^eriat Cxcelsior GretrC'^

    I La valle. 717 Buenos Aires

  • ISfOTA"

    E N L A . C I U D A D D E C . . . 4 Marzo 20 de 1922.

    En este luminoso otoo nuestro, que es para mi nuestra verdadera primavera, cunto nos place, amigas mas, el vagabundear libremente, abandonando el mar,

    . las viejas quintas porteas, o las estancias de nuestra prodigiosa provincia, para trepar sierras ajTba, en un anhelo, nunca satisfecho, de admirar un paisaje nuevo, participando a la vez del veraneo elegante en otra de BUS interesantes fases. Y all vamos, tierra adentro, rumbo a la ms interesante de nuestras viejas ciudades, la de las costumbres monsticas, la de las casonas Bolariegas, cuyo portal consagra la antigua imagen venerada en el hogar . . . En sus amplios corredores parecime que vibrara an la voz del pasado, para contamos cual era el hondo misticismo de la sociedad de antao. All vamos pues,' no con ese febril apresu-ramiento de los que tienen sus minutos contados, para no desperdiciar ni un da siquiera de la socorrida cura de aire, en tal o cual riUeggiattitra en plena sierra, sino con el sereno arrobamiento de los que profesamos el culto de la tradicin y que despus de largos aos de ausencia sentimos el anhelo de revivir lejanas, refundas impresiones, envolvindonos en aquel halo uminoso que como emanacin de una intensa vida espiritual nos sobrecogiera el alma al pasar por pri-mera vez el dintel de la catedral o de la iglesia de la Compaa. . . Pero siempre que volvemos atrs en nuestro camino, con e! anlielo de admirar nuevamente el cuadro que impresionara hondamente nuestro esp-ritu, la vida nos impone algn nuevo desencanto. . . y el ahna se sobrecoge dolorida al ver como desapa-recen las escasas reliquias que nos ha legado el pasado: tenemos que convencernos por desdicha que estamos deletreando an las primeras lecciones de nuestra cultura art s t ica. . .

    Entre los monumentos de ms puro gusto se destac siempre en la docta ciudad su vieja catedral. Tal vez alguno de sus defectos de estUo pueda achacarse a refacciones modernistas? Pero no es posible confor-marse con que se haya limitado la amplitud del atrio tradicional, levantando en uno de sus lados una casita moderna para renta!

    Dominando la impresin que nos hiere siempre cuando vemos primar el inters sobre la belleza de las, obras que ennoblecen la vida, quise admirar nueva-mente el antiguo fresco representando a San Juan Bautista, fresco que acompaaba a la pila bautismal, de mrmol obscuro y tallada madera; pues bien, el fresco ha sido substituido por una ilustracin yrlica.,. u n a dama vestida de negro sostiene en brazos al nene que bautiza gravemente el sacerdote, mientras el caballero que les acompaa viste modernsimo traje de jcujuet. Qu comentario podra acompaar a esta descripcin?

    Las antiguas pinturas que evocaban con un arte primitivo la Va-Crucis de Nuestro Seor han sido reemplazadas implacablemente por figuras de yeso coloreado.. . Slo nos queda el maravilloso taber-nCTilo de plata trabajada, y se ha salvado, indudable-menle, porque brilla, 5 no era entonces necesario cambiarlo por algo ms vistoso. He visto tales aberra-ciones. . . Los clavos de la antigua puerta han dismi-nuido sensiblemente; los coleccionistas han pasado por a 'J l . . . Slo pude hallar algn atenuante para la osafiie de la tupida mata silvestre que emerge del viejo,campanario; suavemente se balanceaba, mirando las riubes que velan por un instante la luz deslumbra-doradel medio d)a, o lai estrellas que andan su miste-rioso timino; la tupida mata silvestre emerge del viejo campanan- como vivo smbolo de nuestra infinita aspiracin bac.. la beileza d iv ina . . .

    Qu decir de mi -risita a la Compaa, la soberbia obra de los jesutas g aquellos espritus cultsimos que saban tanto c ^rte y de armoniosa belleza?

    'OCIALEJ' Existen an, a Dios gracias, las magnficas puertas de bronce macizo de su entrada, el techo de artesonado esculpido, e! pulpito de madera calada y tallada como una filigrana; bien dorado, eso si, con oro tan deslum-brador como el del techo, cuyo resplandor perenne hiere la vista, porque los conservadores de tanta mara-villa no conciben que adquieran los dorados la ptina del t i empo. . . Deben brUlar como el primer da, y para realzar an sus destellos cortando la armona del aboved ado corre en hileras el alumbrad o elctrico.. . Y pensar que llegu a creer en mi ingenuidad incorre-gible que la docta ciudad hubiera salvado sus monu-mentos tradicionales de tal profanacin! Pero no; para que no quepa la menor duda sobre nuestro moderno refinamiento,- en las horas en que el templo no sufre la obligada iluminacin, el cuerpo del delito, o sea el enorme tablero de mrmol blanco con su batera de llaves y fusibles, ocupa sitio de preferencia a la derecha del altar mayor, entre un grupo de telas de verdadero mrito.

    En otro tiempo la puerta y el vestbulo de entrada eran tallados en madera, ostentando las insignias de los Padres Jesutas; all por el ao 4S, cuando la expulsin de los que erigieron la iglesia de la Compaa, se tras-lad tan primorosa obra a la catedral, y como no le fuera posible a la comunidad el rescatarla a su regreso, el vestbulo que la reemplaza y que contemplamos hoy con verdadero estupor es de latn estampado y pin-tado hasta cierta altura, unido al techo tambin'de latn, formando cielo por vidrios de colores.. . Ser posible que la despreocupacin vaya borrando lenta-mente las huellas del arte y la belleza en esos viejos monumentos que levantara en la docta ciudad su fer-"iente catooismo? Cunta profanacin. Dios mo! En Santo Domiogo han desaparecido tambin cuatro telas antiguas de sujeto religioso, reemjjlazndolas con imgenes de bulto! Sumida en una meditacin profun-da, en el silencio del sagrado recinto, me pareca per-cibir la palpitacin d olorosa de las cosas que mueren en nuestro deiTedor... *

    ^iiiiiijuamitiiiiiiiiiiiiiiii iiiMimiimiiuiiiiiiiiiMittriiiuriiiiiiiiiiMi'.

    I M O M E N T O S

    I Ayer fu el verso y la ilusin florida; la dulce angustia que agitaba el alma, esperando el instante de la cita en la glorieta azul de la E s p e r a n z a , . .

    Hoy es la loca sensacin del beso que dan los labios encendidos de ansias; uno ms, y otro ms, y siempre es poco, porque somos oh. Amor! como dos l lamas-. . .

    M a a n a . . . Pobre corazn amante, saber no puedes que ser maana! Tal ve 1 beso que florece en rosa, quizs la perla que se torna en l g r i m a . . .

    R A L G A B R I E L G A U N A ItlHtUIHHtlIMIl IHNlIMHHIIHHtlHmillUH' lIllItlIllllllllllIlHDlUItlUUKIliniUIIIIIUIIIlDIItlIlItttttlIflIllllllUlllUItlIlJir

  • avedad! elo Militar

    BUSCH Modelo oficial del Ejr-cito Alemn, a prueba de polvo y agua. ptica y mecnica superior con enfoque por los oculares. Con estuche y correa de suela $ 3 0

    Oferta E^special Aparato Fotogrfico

    Plegadizo ICA

    para pelculas de 8 x lo J cms. o placas 9 X 12 cms. Objetivo Helios Rpido Aplantico F i : 8 de 13 cms. de distancia focal, velocidad desde 1/25 a i/ioo de segundo, disparador metal .co. Es un aparato slido y de re-sultados sorprendentes que ofre-cemos al reducido precio de $

    ANTEOJOS Y LENTES Para cualquier detecto de la vista. Exactamente los que su mdico receta. La casa cuenta con talleres de precisin para componer o ajustar anteojos o lentes sin prdida de tiempo. Los que nos enven desde el interior son atendidos sin un minuto de demora.

    Primer Instituto ptico OcuKstico

    LUTZ. FERRANDO y Ca. F L O R I D A . 2 4 0 BUENOS A I R E S

    SUC: ROSARIO. CRDOBA, TUCUMAH LA PLATA, MAR DiX PLATA

  • Enlaces

    Seorita Teresa Dalmac con el seor Edasi-do Baireti. Colonia Bonneent (F. C.

    C. A.). E L C A T E C I S M O

    Decidme nia, sois amante? S, seor, por obra y gracia de

    mis pocos aos. iQii cosa es ser amante? J5s querer mucho a im sujeto

    que lleva patillas y bigotes, que es-cribe copla? en los peri.licos, que tiene los ojos negros y el chaleco blanco, y que se llama hombre.

    Cuntas clases de hombres" hay?

    Tres: e! pollo, el gallo y el oso. Son tres hombres? No, seor. Pues qu son? Son tres osos distintos y una

    Bola calaraidal verdadera.

    Seorita Bosa Rosantlml con el seoi Luis Mayer. Rosario.

    Se le eonoce otro nombre? SI, tambin se llama mari-

    do. Cmo es el marido! Es un ser infinitamente grande,

    muy amigo do nuestras amigas e interminable.

    Decidme las bienaventuranzas. Bienaventurados los hombres,

    por que ellos hacen lo que les da su gana.

    bienaventuradas las mujeres, porque hacen lo que les da la gana a los hombres.

    Bienaventurados los que no creen de buena fe, porque ellos ee tienen la culpa.

    Bienaventurados los mansos, porque ser que les conviene.

    Seorita Enriiineta M. Lupi con el seoc Enrigiue Garbagnati. Rosario.

    Bienaventurados los tontos, porque abundan.

    Bienaventurados los que bus-can miier porque ellos se casarn.

    Bienaventurados los solteros, porque ellos sern jierseguidos.

    Bienaventurados los casados, por eso.

    Biennaventurados los pobres porque no encontrarn mujer.

    Perfectamente. Ahora conclu-yamos oon las preguntas ms difi-oulto.'as.

    Cundo sern juzgadas las mujeres mal gastadoras?

    El da del juicio de los dbiles. Y cundo llegar ese da? Nadie lo sabe.

    EusEBTo BLASCO.

    SIGNOS PELIGROSOS

    i El m mnimo esfuerzo lo cansa a uted? i No se siente preocupada sin causa aparente? Sufre usted de penosos dolores de espalda: dolores de cabeza y mareos?

    Muclias mujeres culpan a eetos molestosos sntomas que se deben a "desrdenes femeninos" en vez de debilidad a lo rones, lo cual muy a menudo ,es la causa.

    Estci sntomas son signos peligrosos; des-cuidarlos acarrea desrdenes ms serios, porque si se descuida !a debilidad de los rones sta puede desarrollarse en reumatismo, hidropesa o mal de Bright.

    Proceda a tiempo usando las PILDORAS DK FOSTER. El-as han ayudado a miles de mu eres dbiles y cansadas y se usan y son ieco.mendadas en todo e! mundo.

    PILDORAS DE FOSTER P A R A L O S R I O N E S

    De venta en todas h% Boticas

    No Olvide de proveerse de

    T a b l e t a s de

    B a v c r '

    Calrnante ideal y eficaci-simo en casos de mareo en el tren, cambio de cli-ma, esfuerzos exagerados, insomnios nerviosos etc. Pueden tomarse con ple-na confianza pues proce-den de la renombrada ca-s a ' O a y e r ' d e Alemania.

  • S H I

    B

    Ser un verdadero acontecimiento Nacional la produccin de paos y casimires del pas para la prxima estacin.

    Las grandes novedades Ingle-sas y Francesas estn repro-ducidas con una exactitud tal en colores, dibujos y calidad, que superan casi a los impor-tados, con la ventaja que los vendo a mitad de precio.

    Mi casa garante a todo com-prador que los paos y casi-mires no pierden el color por la accin del tiempo como tampoco encogen un mil-metro.

    Por lo tanto, aconaejo a todos los comerciantes de la Ciudad y campaa que quieran servir bien a sus clientes con mer-caderas de primer orden, a precios econmicos, visiten mi casa, donde encontrarn gran-des oportunidades.

    Los comerciantes que no com-pran en mi casa no pueden

    competir con los dems.

    Mi frazada de pura lana, " L A SIBERIANA", es la que ms se vende en toda la Repblica.

    nico importador del exquisito A c e i t e da Oliva " CONDAL .

    FERNANDO SANJURJO A L S I N A . 1000

    Coop. Telef. 23 (Central) Unin Telef. 4862 (Rivadavia)

    ^llglll m

  • Nuestros pequeos visitantes

    Blanca Julia Te- Juancito Graoi: Juan Ferranti: AidaBahamonde: Maria Luisa Pa- A.H.P.:Ianta3a. Borneo Canfl: sa soa: San Juan bun ie gala. baturro. bailarina. larca: salaman- mana.

    Bautista. ania.

    Mercedes Antonia Miguel Garca: Delia Arguelles: Vctor Manuel Elba Esther Ba- Delia Arguelles: Zulemita Reste-Alonso: conejo. ganadero. griega. Fernndez: baila- gera: hada do baturro. lli: arol chinesco.

    ria. Carnaval.

    Estos son W TOO

    cupones que flevan los envases de nuestros afamados productos PAULISTA.

    Cafs, Ts, Verbas,' Chocolates y Cacao. RENA usted 50 cupones y canjelos por un boleto numerado que

    , - da derecho a tomar parte en el s

    ^ 1 2 3 6 2 0 - P'^ 'WER GRAN CONCURSO * P e n premios de lOS prodUCtOS

    PIDA BASES, CONDICIONES Y LISTA DE PREMOS Visite la Exposicin de Objetos: AVENIDA DE MAYO, 864

  • VJVwrf"."Vin.".n 1

    Una ligera capa de dulce sobre un "Bay Biscuit" constituye afeo tan sabroso que quienes lo han hecho una vez lo repiten to-dos los das a la hora del t.

    Se venden en toda la Repblica

    A i H ESTABLECIMIENTO MODELO I X 5 ^

    ESTABLECIMIENTO S/VN v J O S E ( O O O - JB.. .^Ia.E:S 1

    i.-JV^'vu"V^ruV".'W-

  • Los romanos fue-ron sin duda los pri-meros en organizar de una manera me-tdica y universal el veraneo en playas y montaas, imp lan -taron el uso medici-nal de las aguas ter-m a l e s ; t e n a n s u s balnearios, moraban en villas suntuosas, y crearon por ltimo la ciudad de placer. Pompeya era la Niza o el Montecarlo de la Roma cesrea.

    N u e s t r a civiliza-cin ha renovado es-t a s costumbres ro-manas, y hoy media humanidad vive bajo la preocupacin de saber en qu balnea-rio se le a l i v i a r n ms fcilmente sus i m a g i n a r i a s dolen-cias, o en qu parte del mundo podr pa-sar ms 3ulccmente el invierno, o en qu playa e n c o n t r a r m a y o r n m e r o de comoc'idades, diver-

    L A S C B L

    El casino.

    P L A Y A S B B R E S

    S a n S e b a s t i n

    Entrada a la bahia, de noce.

    siones y elegantes vi-cios.

    San Sebastin es una de las ms ilus-tres ciudades de pla-cer de Europa. Co-mo en toda

  • La babia.

    reina Mara Cristina, al quedarse viuda, en sus pri-meros aos de inquietud y de penosas responsabi-lidades, se refugiaba todos los veranos en San Se-bastin con el rubio herfanito, aquel Alionso X I I I infantil cuyos ojos vivaces asomaban por la porte-zuela del carruaje y sonrean al cielo, al mar, a las verdes colinas, a los pacficos y respetuosos tran-sentes.

    Los que han vivido la mayor parte de sus aos en una poblacin grande ignoran la emocin que ofrece ese fenmeno del crecimiento casi mons-truoso de una urbe afortunada. En mi edad infan-til, San Sebastin era ya una capital de provincia algo importante y un lugar de veraneo preferido por las personas aristocrticas de Madrid. Pero entonces la vida tena un aire ms reposado en toda Europa, y Espaa no pensaba en que pudiera apa-recer una generacin de nuevos ricos. San Sebas-tin conservaba un aspecto femiliar, virtuoso, hon-radamente alegre y desde luego encantador. Dos o tres cafs algo grandes y alguna sociedad de re-creo donde poder bailar y jugar (nunca a la ruleta), bastaban para las expansiones del veraneo. En cambio se tocaba msica todo lo posible. Y un tea-tro no del todo muy amplio ni lujoso, pareca sufi-ciente a las necesidades de la poblacin.

    Cuando se construy el Gran Casino, el tono fa-miliar y honesto que imperaba en la ciudad dio al nuevo y lindo establecimiento la orientacin mora! convenida. Las salas de juego permanecan ocultas y disimuladas; las mujeres de vida lcil no tenan acceso a los salones; tormbanse tertulias de seo-ras burguesas y rancias; y el Gran Casino,- en suma, era una cosa con un nombre pecaminoso donde el pecado apenas exista.

    Actualmente es San Sebastin una playa muy a la moderna, lo que quiere decir que no se asusta de nada. Se ha puesto a tono con el ritmo de la moral del mundo en estos instantes algo caticos de la post guerra, y posee todos aquellos elemen-tos de diversin que un hombre o una mujer a la moda y con algunos billetes ce a mil en la cartera pueden ambicionar. Desde las mesas de ruleta, ro-deadas de elegantes cocottes y tipos cosmopolitas, hasta los cabarets donde se sirve cocana y otras voluptuosidades mortales por el estilo, en San Se-bastin no falta ningn elemento de civilizacin. Sin que esto signifique qu sea una ciudad corrompida, es, cuando menos, una esplndida metrpoli de placer.

    Y al escuchar los elogios que se le prodigan, yo confieso mi estado de espritu espec ia l . . . Porque es tanto lo que am, y tan intenso lo que viv en aquella modesta y encantadora capital de provincia de antes, que siento una secreta rabia por toda esa prosperidad que me ha cambiado, que me ha ro-bado al San Sebastin de mis aos adolescentes. El progreso ha hermoseado la ciudad, dotndola de magnificas ventajas; las calles lujosas, los gru-pos de palacios se extienden por los arenales y marisfnas donde nosotros jugbamos de nios; el fu-nicular escala la col'.na, desde cuya altura se con-templa uno de los panoramas verdaderamente ms deliciosos y grandes; la animacin, el lujo y la ele-gancia reinan por todas partes. Sin embargo, el alma busca en la memoria el recuerdo de los para-jes tal como eran, para buscar en ellos el encanto que tal vez ahora no t i e n e n . . .

    J O S M.=^ S A L A V E R R i A S J O S e b a s t i a n , 19 2

  • Necrologa

    Seora Msria T. Oaissani, vinda de Eeiissi. CapitaL

    Seora Laura M. de D'Alessandro.

    Capital.

    Seora Ana Weish de Crome. Ca-

    pital. ' Seor Anaoleto Pa-

    cifico.Santa Teo-dora (P. 0. P.).

    C E N T E N A R I A INGLESA Inglaterra es el pas de los longe-

    vos. Hace ])oco tiempo todos los peridicos hablaron de un seor qie ha alcanzado la resjietable edad de ciento diez aos; ahora hablan de una seora de Harrow, en el Middles-Bex, que ha cumpado ciento cuatro.

    Desde que cumpli los noventa la , seora Betsy Wotton, que as se llama la centenaria, se levanta todos los das a las 7 y cuarto e inmediata-mente se desayuna con huevos, ja-mn y pan tostado. Ya entrada la maana, sale a paseo, acompaada por su hija; no se atreve a ir sola

    porque est

  • Ideal para los profesionales y hombres de negocios de la ciudad y campaa.

    RPIDO, ECONMICO Y SUMAMENTE BARATO. Soliciten prospectos y PRECIO ESPECIAL.

    Concesionarios exclusivos:

    HENRY W. PEABGDY & Ca. Saln de ventas:

    1746, Bm. mitre, 1758 BUENOS AIRES Talleres y Repuestos:

    BOLIVAB, 1650

  • Nuestros pequeos visitantes

    Ralael Blotta: Luisa Fiessero: claro de NUda y Clara Bool&n ; Adolfo Ili- ngel y Mercedes Domin- Angelita Oi Qi-baturro. luna. lae: aroma, baanna y pierrot. guez: chulos andaluces. como: maia.

    YolandaBrito: Uanolo y Gerardo Cores: Carlos Emilio Carranza, Beatriz Loisay Julio Garca: cale- Zalema Martnez: manla. estudiante y capitn. Nlida y Roberto IrUla: dama y. ca- sita y gallego. reina mora.

    balleros antiguos.

    PARFUMERIE

    L. T. PIVER PARS

    flSRAMyt POMPEiA Estampilla de una SOLA TIRA

    SUCURSAL EN BUENOS AIRES ALSINA, 1501

  • Por$ MENSUALIDADES S I N NTERES; NI COMISIN

    un lote de terreno en

    1V I la Virginia En la futura capital de la Provincia, a 25 minutos de la estacin de Baha Blanca

    6600 LOTES EN VENTA PARTICULAR Rodeados de cinco estaciones: Caldern, Bajo Hondo, GrQmbein Norte, General

    _ Arias del F. C. S., y Bajo Hondo del F. C. R. ai P. B. Con pocos centavos diarios, usted aseg^ura el porvenir de su familia. Son terrenos altos y los mejores situados de Baha Blanca, rodeados de futuros pueblos, y cuya; subdivisin en lotes, al edcance de todos, har que VILLA VIRGINIA sea dentro doi

    poco un emporio de comercio e industria. Donde el Gobierno Nacional levantar los edificios para cuarteles de la regin.

    NO SON MEDAOS NI CANGREJALES! Garantizamos tierra vegetal.

    Administracin: Bartolom Mitre, 383. Buenos Aires

    Condiciones de venta H H

    $ 1que se pagarn del I al 8 _ de cada mes, en nuestra A d m i n i s t r a c i n . li-odo comprador entregar como sea 6 mensualidades adelantadas por cada lote.

    Kgcrituras una vez abonadas y tran^niTila'^ 40 menciinliHar'p';.

    SE NECESITAN AGENKES

    PARA LA VENTA DE

    ESTOS TERRENOS

    M A N D E ESTE

    CU P O N

    Seor Adtrnistrador de Villa Virginia: 4 Bartolom Mitre, 383, Buenos Aires.

    Srvase remitirme planos y datos de VILLA VIRGINIA.

    Nombre r..-r >.' Direccin

  • I 8 3 0

    m LUIS DUFAURJ 15? SUCCC6SOR ^ ^ BUENOS AI]

    l experimentar una sensacin agradable se sitte usted bajo la impresin de la alegra

    de vivir. Esto es lo que el

    Oporto DOM LUIZ le da a Vd. juntamente con un verdadero deleite del paladar. Pdalo a su proveedor indicndole:

    p o r t o D O M L U I Z " marca "Ancla" _

  • AO XXV BUENOS AIRES, 1." DE ABRIL DE 1922

    CARA5YCARETA5 N.o 1226 !

    JOS S. . \I , \ 'AREZ F U N D A D O R

    C O N C E N T R A C I N N A C I O N A L P R O C L A M A C I N P U B L I C A DE SUS C A N D I D A T O S PARA S E N A D O R Y D I P U T A D O S N A C I O N A L E S

    L doctor yorbcrto Pinero, candidato a la riresidcncia do la rc]iblca, con el doctor Matas Sincliez Serondo, presidente del "';!c di la capital, el candidatos a senador doctor, Francisco Beazley, doctor Julio Kaffo de la leta y miembros de la Junta j!.jecutiva, al terminar el entusiasta acto verificado en el Principe Jorge. J.a enorme concurrencia que asisti a la proclamacin escuch con el mayor inters los discursos prouuneiados, ovacionando a cada orador asi como a los candidatOB E

  • L A S E M A N A

    El vicepresidente del comit de la capital, can-didato a diputado nacional doctoi Juan B. Boti-nelli, proclamando el nombre de los candidatos

    a senador y diputados.

    PROCLAMACIN D E L O S

    C A N D I D A T O S A

    D I P U T A D O S P O R LA

    U N I O N C V I C A R A D I C A L

    (S Toca ya a ira t r m i n o la

    p r o p a g a n d a electoral cele-b r a d a en es ta capi ta l con mot ivo de las p rx imas elec-ciones de abril . Las procla-maciones pbl icas celebradas ])or los pa r t idos Rad ica l y Socialista han sealado sin d u d a a lguna los actos ms i m p o r t a n t e s t a n t o por el n-mero de los concurrentes co-mo por represen ta r esos par-t idos las fuerzas m s organi-zadas que e n t r a r n a la lucha.

    Doctor Manuel Pinto (hijo), cnyo nombre ob-tuvo la mayora de votos en la convencin, pro-

    nunciando su discurso.

    El candidato a diputada coronel Felipe S. Alfonso hablando desde su tribuna.

    Doctor Andrs Ferreyra (hijo), diputado nacional y nuevamente candidato.

    El doctor Bmulo B. Trueco, candidato a diputado, dirigiendo la palabra a sus corre-

    ligionarios.

    Diputado nacional y elegido candidato doc-tor Jos F. Tamborini

    El candidato a diputado doctor Obdulio Siri ocupando la tribuna.

    Doctor Leopoldo Bard, presidente del comit de la 14.*, hablando ante sus partidarios.

    FOTOS DE DELL.

  • P O L T I C A

    LOS SOCIALISTAS PROCLAMAN SUS CANDIDATOS

    eleffid J^sn 5. Justo, hablando en la reunin pblica despus de haber hecho la proclamacin de los nombres acuH' ^ P^^^ senador y diputados nacionales. Demostrando una cultura honrosa los afiliados, que en inmenso nmero acuaieron al acto, escucharon la palabra de los oradores, desfilando despus por frente al comit general del partido.

    FX3TO DE ARSOYO

  • E S P A A

    M' . ; ^ '

    ^ ^ ^

    ^^pK ^ ^ ^ ^ ' ' ^ j ^

    ^w: |P'

    ^ jf ' -.^^ m : - . i ^ - " - - ;"t5

    E N

    ^^

    Wk^m^M ' SW'^

    . :r W^

    iH &V:^,"- .^ "' ^'-''^

    M A R E C D S

    W'Mi Wi:m

    ^ ^ i - ^^^K ' J F J ^ ^ H ^ ^ ^ ^ K ' S B H H H H

    ' - / J ,ia*'i(liP^

    Los ieies Kaid Ben Chel'lal, Muley Al, Kel Keri y Lemerid dirigindase, guiados por oQciales pemnsularDS, a solicitar e peidin de Espaa.

    El famoso Kaid Ben Chel'Ii;! pidiendo al coronel Riciaelme, para La marcLuesa del Mrito conversando con el Kaid Busfia, jefe de la l y su tribu, ser perdonado. kabila de Qnebdana.

    Se ofrecido por el Kaid Busfia en obseinio de la niaranesa del Mrito, quien vis ta la zona de M-lilla paia la redizacin de oi.ras ben ica?.

    FOTOS DE NUESTRO CORRESPONSAL VIDAL.

  • Firpo en su juarda avorita.

    Ultimo retrato del campen, obtenido en el vapor que lo candujo a Norte Amrica.

    DOS GRANDES TRIUNFOS

    DEL DEPORTE ARGENTINO LOS CAMPEONES FIRPO Y MACIEL

    F IRPO ha vencido a Maxtcd por knok out a mitad de la pelea. La noticia ha repercutido jubilosa-mente entre los aficionados al deporte

    y aun la apata de los pocos indiferentes ha sido dominada por los entusiasmos de una manifestacin callejera.

    En estas noches de proclamaciones pol-ticas y de augurios ms o menos estruen-dosos en favor de tantos candidatos de perspectivas remotas, la ciudad ha sentido tambin, gratamente sorprendida, el voce-ro de la muchedumbre que pregonaba un triunfo.

    Y los vtores han resonado en las calles cntricas con juvenil espontaneidad, como que exteriorizaban el sano regocijo moti-vado por el buen xito de Firpo en centros deportivos constituidos principalmente por gente joven. Entusiasmo que afluye a los labios y pone viva luz de alegra en los ojos, por la victoria de un compatriota que ha prometido traernos el ttulo de campen universal de boxeo.

    Vencer? Los que han voceado su nom-bre cuando acaso el marinero Maxtod no se haba an repuesto del recio golpe recibido en la mandbula abrigan, ms que fundada esperanza, la conviccin optimista de estre-char la mano que golpee dura y noblemente a Dempsey. De cumplirse el feliz augurio, cimentado por la derrota infligida en gran estilo al primer competidor que con el pugi-lista sudamericano midi sus fuerzas en Estados Unidos, celebraremos la gloria de un luchador nacional y el mundo habr de aceptar la superioridad de la raza latuia afirmada con el argumento indiscutido dt un formidable castaazo*...

    Tiene ahora por delante el hbil pugihsta argentino un vasto programa de lucha, pr( nado de peligros, sobre los que intentan salir airosa su bien ganada fama.

    N casa he odo decir que una tarde, cuando cumpl los cinco aos, dej de mamar y me tir al r io . . .

    As comienza Maciel contndome su vida de campen universal. Fu en 1902, en su pueblo natal, Santo Tom, sobre la costa del ro Uruguay. AI evocar el recuer-do, Horneo Maciel, sonre jovialmente, se golpea el ancho trax y aade:

    Por eso soy tan gordo, porque fui como ternero hasta los cinco aos . . .

    Explicada tan naturalmente la razn fun-damental de su robusta complexin, el jo-ven nadador, cuya hazaa reciente ha re-percutido en todos los centros deportivos, rememora su niez y con ella los antece-dentes de su brillante carrera coronada con tanto xito.

    No sera correntino si no fuera nada-dor y de familia de nadadores.

    En 1919 realiz un raid* de Santo Tom a San Borja (Brasil), cubrindola distancia de 15 kilmetros que media entro ambas poblaciones en 1 hora y 5i2 minutos. En L921 nad de Tac Cu (Paraguay) a Posadas y de sta a Ibajay, 11 kilmetros, en 1 hora y 15 minutos. De este ltimo raid, cumplido en mayo 1 de 1921, existen constancias firmadas por las autoridades consulares y los correspondientes representantes de la Prefectura general de puertos.

    Cmo no haba de alcanzar entonces, con tan lucidos antecedentes, el ttulo de campen mundial de natacin, en distancia y permanencia en el agua?

    E

    Romeo Maciel paseando al da siguiente de su hazaa.

    Diante la notable prueba el campen se nutre con uvas.

    Firpo desayunndose antes de comenzar su entrenamiento diario.

    A U L D O R I FOTOS DE ARROYO Y VARGAS.

    Maciel con el director del instituto donde cursa sus estudios, y que fu ituien patrocin

    el "raid".

  • Inauguracin Dr. J. M. Carro Campos

    Grupo de conocidas personalidades de nuestros crculos bancarios y comercia-les, que asistieron al ac';o inaugural del local definitivo que ocupar el Banco

    Americano del Ro de la Plata.

    Distinguido y joven facultativo cu-yo fallecimiento acaecido en forma trgica ha causado penosa impre-sin. El doctor Carro Campos ha-ba logrado en su corta y brillante carrera alcanzar un alto concepto, especialmente como mdico legista, ocupando actualmente uno de los cargos de ese carcter en los tribu-

    nales de la capital.

    Demostracin a Francisco Grandmontagne

    El obsequiado ocupando el sitio de honor en el "xantar" que le ofreci la Casa de Galicia, como un aplauso de la colectividad para su labor literaria desarrollada en el ltimo viaje a Galicia, de cuya regin escribi pginas ma-gistrales. Hizo el elogio del conocido y vigoroso escritor el doctor Mario Senz, decano de la Facultad de Derecho.

    En la Sociedad Argentina de Autores

    Autores y artistas en la fiesta que con motivo de inaugurar su amplio y confortable local social ofreci la comi-sin de la citada institucin en obsequio de sus asociados, figuras destacadas de la escena y amigos de ia caaa.

  • B A L A Z O S P R O P A G A N D I S T A S P O R S I R I O

    ' ^

    Si se halla en la metrpoli un qumico dispuesto a analizar la atmsfera, nos va a decir, quizs,

    que el aire est compuesto de oxgeno, nitrgeno y balas adems.

  • ACTUALIDADES DE CHILE

    El presidente de la repblica, doctor Alessandri, con el embajador de Mjico, seor Gonzlez Martnez, el personal de la embajada y algunas personalidades chilenas, despus de la recepcin oficial del diplomtico mejicana, en la casa presidencial de Valparaso.

    Los miembros de la Corte Suprema que asistieron a la inaugu-racin del ao judicial. Parte de los concurrentes a la demostracin eieotuada en honor del seor Armando Quezada Acharan, con motivo de su nom-

    bramiento de ministro de Chile en Pars.

    El vicealmirante seor Joaqun Muoz Hurtado rodeado por les jefes superiores de la armada, que lo fueron a saludar con motivo de su retiro de la marina despus Oe haber prestado 50 aos de servicios.

    FOTOS DE NUESTSO ::ORRESPONSAL.

  • F I G U R A S D E

    A C T U A L I D A D

    P O R

    S I R I O

    S E O R

    E N R I Q U E G O N Z L E Z M A R T N E Z NUEVO MINISTRO D E M J I C O

    Vean, parece mentira que maneje como l solo el protocolo y la lira, la lira y el protocolo!

    S!"K0

  • Es una de )a5 numerosas y bellas ahijadas artsticas del clebre Cecil B. De Mille, el director ms acreditado en la difcil eni])resa de encontrar actri-ces lindas y de talento. Miss J
  • ss^ I

    ^]| ABEL se encontr a los veinte aos con el camino del querer . . . Tenia unos ojos azules suaves y tris-tes, un rostro plido y una cabellera rubia que ella ondulaba como el cabello de aquella hero-na que viera en una tricroma ro-mntica del siglo XIX.

    Su corazn do pajarillo dorado latia en las emo-ciones ms dulces y hondas. Tena sed do amar, sed do querer. Todas .aqvieUas historias do amores profun-dos y tristes que leyera en las largas noches de invierno, iluminada por la lmpara familiar de pantalla azul, haban tonificado su psiquis, excitado su imagi-nacin y enriquecido su emocin liasta el punto de hacer de ella un tesoro sensitivo, un alma vibrante como un hilo de oro, un montoncito de nervios di-vinos . . .

    No faltaban a Jlabel festejantes: Su vecino Lorenzo la miraba siempre de un modo extrao. Aquel joven estudiante de medicina, que conoci en casa de su amiga Julia, le haba hablado muy bajo, muy dulce-men te . . . l'elipe Ibarra, joven abogado de porvenir, dejaba ver a las claras que Mabei le inspiraba un inters ms jirofundo que el de ganar un pleito con costas. Sin embargo, olla no corresponda a esa sim-pata que inspiraba. Su cabecita rubia amasaba en la gloria del ensueo la figura de un hroe. La vulgaridad de los hombres la exasperaba hasta el punto de sen-tirse, a su contacto, molesta, fastidiada. Careca de ese don de la coquetera que hace que la mujer vea en cada hombre un amante de minutos u horas. Mabel era una mujercita singular, un alma vibrante como un hilo de oro, un montoncito de nervios divinos. . .

    Y as, D\ival y el hroe de las Cartas amorosas de Stendhal, el dulce amador de la Julia de Lamartine, el conde de Camons de Feuillet, el personaje de Tirso y el lord de Gautier, desfilaban por su cerebro en una procesin magnfica de amores lejanos. Sentase inma-, terial, alada a travs de un mundo de visiones como una de aquellas infantas que elogian los romanceros, espcradoras del eterno caballero errante por villas y campos. Mabel, a no dudar, hubiera deseado vivir en la edad del beso a flor de dedos. Este siglo de f-bricas, automviles y ferrocarriles la entristeca. Su imaginacin comparaba las pocas y, en pleno siglo

    XVII, oa como en un murmullo velado el fraseo gentlico del Louvre y el cuchicheo suave del Buen

    Retiro, Bellos y nobles tiempos aquellos en que existan los capitanes de Flandes y los mer-

    cenarios do aples, los tudescos del Rhin y los reitres de Suiza! Comparaba la aureola

    de ncar, marfil, oro y azur que rodeaba a Nin de Lelos, a Diana de Poitiers,

    a Luisa de la Valliere y a MUe. Poi-son en los salones gloriosos de Pars,

    con el actual bon goutsde las jvo-^ ^ nes modernas, y sonrea. Evoca-flB .^. ba el romanticismo que envol-^ , va los palacios de Fouqiiet,

    do madame Recamicr, de la seorita de Briex, las gavotas

    lentas, los aires de Hungra, las msicas que se adormecan sobre las

    cabezas empolvadas, los puos de encaje de los abates y las cadenas de oro de los vizcon-

    des, y, comparando todo ello con la vida ac-tual, montona, fra, estril de visiones, Mabel sen-ta tristeza, mucha tristeza.

    Viva en una modesta casa de Flores. Pocas habi-taciones de paredes agrietadas por el tiempo, revoque virulento y puertas descoloridas. Un pequeo jardn, al frente, era su nico adorno, y Mabel lo cuidaba con esmero. Todos los das empuaba la regadera, daba agua a la tierra resoca y lim])iaba las hojas de parsitos. Las plantas, bien cuidadas, florecan frescas y vistosas, y Mabel haca de ellas, junto con sus libros, los nicos consuelos de su vida de soadora.

    Su padre era un hombre rstico, hombre de trabajo, curtido en las intemperies, acostumbrado a or el ruido brutal que late al lado de las grandes calderas negras y grasosas, embrutecido en medio de los aceros sonoros de las fbricas. Su madre era una buena mujer, hacendosa, simple, muy de su casa, muy de su familia.

    Ambos amaban a Mabel, hacan sus gustos, satis-facan todos sus caprichos; pero les entristeca las inclinaciones un poco extravagantes de su nica hija. Era Mabel tan cara, tan seorita, tan poco oomu- nicativa! Fuera de sus libros y de sus flores, hubiraso dicho que nada existia para ella. Ni tomaba una aguja, ni un repasador, ni un carretel. Era, verdaderamente, una criatura rara.

    El padre iba muy temprano a su trabajo y volva ya entrada la noche; la madre atenda los quehaceres ele la casa; Mabel lea Su madre observndola, no deca nada, pero mova la cabeza esopticamente. Su ])adre, en cambio, cuando volva de la fbrica, arrojaba el saco y el sombrero sobre una silla, se alisaba el cabello con sus dedos callosos y, no viendo a su hija, preguntaba:

    Y Mabel? La madre, madre al fin, responda entonces despacio,

    calladamente, casi con miedo, como si temiera que ella la oyera:

    Lo de siempre: leyendo. . . Y el buen hombre, mova entonces la cabeza, y

    exclamaba: Leyendo, leyendo, siempre leyendo.. . Mala edu-

    cacin has dado a tu hija, mujer. Esa muchacha va a volverse loca.

    Pero, Manuel, la pobre . . . La pobre eres t, que tienes ciue coci-

    narle y coserle la ropa. Es hijp- de trabajado-res y no d e . . . Cuando yo te deca que hacas mal en ensearle a leer!.. .

    La buena mujer, con la cabeza baja, callaba haciendo pliegues en el de-lantal; y su mar ido t e rminaba :

    En fin, en f in . . .

    El padre de Mabel enfer- ^m m. Fu una enfermedad lar- W ,

    j % " - ^ 1 * ' '

    /r^"^/iS*

    ^^^cZc-^^

    ^ ^ ^

    v/^x^ '^v^ '

    ? ^ ^ ^ ^ ^

    !>*t~||tJ-'*^-^^ fr^r^f/fh

    ^n^t^IaiL^p

    ^^m J/V^'^v

    P^^^~^^^ ^rr^^'.^..

  • ga, febril, que lo debilit hasta el pnnto de imp.osi-uilitarlo por mucho tiempo para el trabajo. Los recursos se agotaron. El mdico, la farmacia, el casero, el mercado completaron la ruina. La miseria se anunci, entonces, en la figura del hambre. Fue necesario vender algunas cosas para cubrir las necesidades ms apremiantes. Se empearon otras. Da a da, la madre sala de la casa con los ojos enrojecidos por el llanto y un bulto debajo del brazo. Mabel que la vea salir, no preguntaba nada y, adivinndolo todo, sufra. Su padre callaba, pero la miraba como reprochndole algo que senta muy hondo. ]h, si ella le hubiera hecho el gusto, si le hubiera obedecido! Sera, lo menos, maestra, y de ose modo la miseria no los amenazara como los amenazaba. Pero Mabel no haba querido. Maestra, maest ra . . . Para qu maestra si era tan vulgar, tan fuera d e ? . . .

    Lleg el invierno tro, implacable, saudo como nunca. La enfermedad del padre continuaba y los recursos se haban agotado. Deban tres meses do alquiler, y el casero los amenazaba con arrojarlos de la casa. El fro era crudo, y en las largas noches invernales carecan del consuelo bienhechor de unos lefios. El hambre, jior otra parte, se insinuaba con su eterna figura brutal y dolorosa. Faltaba hasta el p a n . . .

    Mabel se resolvi. Algo fuerte, poderosamente inte-rior, la oblig a ello, a una resolucin noble y generosa. Su madre sufra; su pobre padre se mora por falta de recursos. No haba tiempo para vacilar. Era nece-sario, necesario.

    Y as, una maana se levant muy temprano, compr el diario, lo abri con manos temblorosas, luego se puso su vestido azul y, sin decir nada a nadie, sali. Al cabo de dos horas volvi alegre, contenta, orguUosa de s misma. Dando grandes voces traspas la puerta; lleg al lecho de su padre y bes al enfermo en la frente; abraz a su madre y dijo:

    Bueno, se acab la miseria: desde maana tra-ba jo . . .

    Sus padres la miraron asombrados. S, mamita continu la muchacha abrazando

    y besando de nuevo a su madre desde maana trabajo. Era necesario.. .

    La buena mujer no dijo nada. Sus ojos se llenaron de lgrimas y estrech entre sus brazos a su hija ms fuerte, ms fuerte que nunca.

    I I I

    En sxi trabajo Mabel conoci a Luis. Era ste \m muchacho soador de grandes ojos negros, y des-empeaba, en la casa de comercio donde ella^trabajaba, el puesto de tenedor de libros. Trabajador, activo, inteligente y honrado, mereci la confianza de sus superiores. Decidor, servicial y afable, habase captado, tambin, la simpata de todos sus compaeros.

    Mabel y Luis simpatizaron hasta el punto de inti-mar. Contbale Mabel sus lecturas; Luis, sus

    esperanzas; ella, sus ambiciones y, l, sus pro-yectos de porvenir. A la salida, Luis la acom-

    paaba hasta la esquina de su casa. Iban despacio, alargando, diremos as, el cami-

    no diario. All se despedan despus de sonrerse dulcemente y de estrecharse

    las manos con mucho de ternura. Y los vecinos, al verlos, decan con

    picarda burlona: Miren a la orguUosa. Al fin - tiene novio. Y tan pobrecito

    el muchacho!.. .

    Naturalmente que el muchacho no tenia nada de Adonis ni de Amads; pero hay hombres, al parecer insignificantes, que ocultan un alma ms grande que las de dos hroes. Por lo dems, a Mabel nunca le haba preocupado la vecindad, y ahora menos que nunca. El corro de porteras y las murmuraciones de prctica no le interesaban lo suficiente para tenerlas en cuenta. Era demasiado orguUosa para no desdear la vulgaridad de su alrededor y demasiado seorita, como decan sus padres, para fijarse en pequeneces de barrio.

    Y sin embargo, ese orgullo, esa ambicin sin lmites que la dominaban, se haban acostumbrado a su jiobre oficina de trabajo. Sus primeros das haban sido de tortura; pero ahora miraba casi con cario su carpeta de charol negro, su lapicera roja, los grandes libros comerciales y su almohadn de cretona. ;Qu haba influido en ello? El amor? Naturalmente. El amor es el regenerador de todos los espritus, el filtro de todas las almas. Y Mabel amaba . . .

    Mabel amaba a Luis. Era l tan bueno, tan carioso y tan triste! No tena, es verdad, los ribetes de un hroe de novela ni la aureola de un caballero de antao, pero un alma pura y grande le baaba los ojos, le palpitaba en los labios. Luis, por su ])arte, adoraba a esa muchacha blanca, suave, deliciosa como el ritmo de un poema de Francia. La adoraba, y aunque sus labios no se atrevan a confesrselo, sus miradas se lo decan a cada momento. Sin embargo, para dos personas que se quieren y tienen la dicha de ver.sc y de hablarse todos los das, las circunstancias para una confesin buscada y anhelada, se ofrecen a cada instante; y esa confesin l leg. . .

    IV

    El padre de Mabel mejor tanto que pudo levantarse del lecho. Su convalecencia fu rpida y progresiva. El rostro plido se le colore, sntoma de una leuco-citosis franca; sus manos huesudas se cubrieron de carne, sus pmulos se rellenaron, sus mejillas hundidas borraron la sombra del enflaquecimiento. Pudo cami-nar, al principio con un poco de dificultad; despus, quizs debido al fortalecedor aliento de un vnito aejo y generoso mezclado con metales coloidales, con ms libertad. Todos los das haca un paseo ma-tutino por los alrededores. El pobre hombre estaba tan cansado del leclio! Y as, el apetito, el sueo reparador y las fuerzas volvieron. Pudo ir de nuevo

    a su trabajo. Mabel, no por eso dej su oficina, su ya querida*

    oficina. Puntualmente concurra a ella, dichosa, remo-zada, y volva contenta, sonriente. De grave que era, habase cambiado en alegre y dulce. Por un milagro del amor, una transformacin completa se operaba en el alma de la muchacha.

    Su madre que la observaba, nada comprenda. Le extraaba aquel modo de ser de su hija, que haba sido siempre seria y contemplativa, l'or-que debemos agregar que ahora Mabel la ayu-daba en sus quehaceres domsticos: bordaba, teja, cosa, remendaba. . .

    Un da el padre vino ms contento que nunca de su trabajo: sus patrones le haban aumentado el sueldo, cam-bindolo de puesto. Era, ahora, capataz y ganaba casi el doble de lo que ganara antes.

    Lleg, bes a su mujer, y sentando sobre sus ro- I

    ^Jvjfc

    ^ ^ ^

    ^ ^ ^

    p * \ Ijg:- 7 j 7 /'9'^t-^M U/j^

    y3 jl_b:^

    uS^^^^v?5S l f t ^ ^ ^ V ^

    K^ ^^

    ^ ^ ^ ^

    3 J^PLJ

    *^^-S

  • dillaa a su hija le dijo acaricindole la mejilla: Bueno, chiquita, ya no tienes necesidad de tra-

    bajar. Somos ya ricos... Y viendo que su hija lo miraba sorprendida, con-

    tinu: Si, Mabel, somos casi ricos. Mis patrones, Dios

    los bendiga!, me han cambiado de jiuesto. Ahora ganar muclio dinero, mucho dinero. Con que j 'a sabes: deja de trabajar.

    Pero pap. . . Qu? Acaso te molesta que te diga eso? No,

    liija; t ya has hecho demasiado. No es ese tu oficio. Q\idate en casa. Ayuda a tu madre.

    Pero, pap! Si estoy bien y muy contenta. Si m a m . . .

    Eh? Contenta? Vamos, hija! Confiesa q u e . . . Qu, pap? En el alma de todo obrero hay siempre un rescoldo

    de duda y desconfianza hacia sus amos. El buen hombre iba, quizs, a decir alguna injusticia; pero se call.

    Apart a Mabel de sus rodillas. Bueno, Mabel termin, haz tu gusto,

    pero no fuerces tu voluntad. Ya sabes cuales son mis deseos.

    A la maana siguiente, muy temprano, Mabel se levant como de costumbre. En puntillas

    de pies se dirigi a la alacena; prepar ella misma su desayuno y, muy calladita, co-

    mo si temiera despertar a sus padres, o como si cometiera una accin mala,

    se visti y sali silenciosamente con el sigilo de una culpable.

    Sin embargo, sus padres, por la sugestin o el instinto de todos

    los madrugadores, se hallaban despiertos. Oyeron el ruido

    que hacia el pestillo do la puerta al cerrarse y, com-prendiendo, se miraron.

    Ya ves dijo el padre de Mabel dirigindose a su mujer como nos obedece nuestra hija.

    Pero Manuel, djala que trabaje. Antes rezon-gabas porque no hacia nada y ahora . . .

    Es que antes habia necesidad y ahora no. Con toda seguridad q u e . . .

    Su mujer le tap la boca con la mano. Cllate le dijo no seas injusto. Nuestra

    hija es demasiado seorita para que la confundan. Sabe portarse. Que tenga un novio, no te lo discuto, porque est en la edad de tenerlo; pero de eso a lo que t imaginas. . .

    En fin concluy el buen hombre escptica-mente mientras se pona los botines, ustedes las mujeres. . .

    Y Mabel continu j-endo a su oficina sin faltar un solo da, sin retrasarse un minuto. Ella, cuya idealidad estaba muy por encima de todas esas cosas, se habia acostumbrado ahora a tal punto a esa nueva vida, que le pareca muy familiar, muy suya, muy acos-tumbrada. Era feliz y, para una persona feliz, el alre-dedor tiene tambin contornos de dicha. Amaba a Luis y era amada por l. Qu ms poda desear? Sus lecturas, sus hroes, sus visiones de personajes fabulosos, eran slo el resabio de un pasado de mu-chachita soadora. Su hroe viva, lo tena a su lado, oa su voz, lo amaba . . . La dicha era suya. Nada mayor odia apetecer.

    Y era que Mabel, por un milagro del amor, haba comprendido que las mejo-res novelas, muchas veces, no son aque-llas que se leen, sino aquellas que se viven, porque las novelas que en-tretienen nuestra imaginacin y excitan nues t ra f a n t a s a , hay que soarlas en el sueo, pe-ro tambin hay que vivirlas en la vida.

    I ^ a r t I m a I I n

    - Qn dice, amigo; hay muchos peces? -Si que hay, pero. . . hay tamliin mucha agua.

    Por qu no volvi Jones a su oficina despuds de sus guiee dias de vacaciones...

  • El baile en todo su esplendor. Salones que desbordan de gracia y de belleza. Mujeres, luces, joj-as y manjares; alegre danza al son de las orquestas, y un jardn que se carga de perfumes en el atardecer de prima\'era.

    En eso, pasos leves que rpidos se acercan; una suave inanita cjue me toca, que me electriza, con tocarme apenas; miradas que se cruzan anlielantes y hasta el fondo del alma se penetran y dos grandes palabras: esta noche, sofocadas y trcnrulas.

    El corazn me salta por la boca. . . Mi cabeza da v u e l t a s . . . Desfallezco... Los ojos se me n u b l a n . . .

    _'' Mi "sangre es una hogue ra . . . Esta noche!repito, como un loco, mientras gente que danza me atrepella. Esta noche! . . . Una noche que vale ms que toda mi existencia! Oh, noche, ven Hgero! Noche, no te entretengas! Y s larga, s larga, oh, noche ma, aunque lloren de envidia las estrellas!

    A L E J A N D R O I N Z A U R R A C A

    Has sorprendido alguna vez a tn marido "flirteando"? Solamente una vez! Qu hiciste? I Me cas con l!

    La,noche mansa mi dolor sosiega Sobre la paz de este rincn amigo, Donde la trilla del dorado trigo En el instante a su final ya l l ega . . .

    La pobre madre, bondadosa ciega, Dice los versos que con fe le digo; Y el perro blanco, como buen testigo. Sus prpados por nada nos despliega.

    La yegua zaina vase lentamente Hacia la orilla, donde la corriente Pasa cantando su cancin ufana;

    Y veinte peones, apurando el tranco. Por la calleja limpia del barranco Van repitiendo la protesta humana .

    S C A R A L B E R T O

    I B A R

    NOTICIA "Las representaciones de los elefantes de Mr. Brown pronto

    tendrn lugar en este pueblo."

    - Hubiera deseado vivir bajo el reinado de Carlomagno! - dPor qu? -Toma! Para tener menos historia que aprender!

  • P A R A L O S N I O S

    [k.tem E apuesto un cartucho de caramelos, estudioso lectorcito, a que no has odo nunca hablar de la surnia. Hasta hace una semana yo no conoca la existencia de este pajarraco. Durante mis largas exploraciones y peli-grosas caceras por.las bibliotecas nunca encontr a tiro de lpiz o de pluma a esta ave. Por fin quiso la suerte que entre las hojas de un rbol

  • viera dibujada una surnia muy linda. Como es bueno que vayas conociendo algunos animales nuevos, te hablar hoy de la surnia. Te la presento, pues. Pertenece al orden de las rapaces y a la distinguida familia de las estrgidas. Por lo tanto es parienta de las seoras Lechuza y Le^hucita de las Vizcacheras, y de los seores Cabur, Carancho, Lechuzn de Iglesia, acutur, Chimango y otros ladrones conocidos.

    La surnia tiene el honor de ser, entre todas las estrgidas (ya sabes que la palabra latina sfrix significa lechuza) la ms parecida a las rapaces llamadas falcnidas {falco quiere decir halcn). Tiene de 41 a 44 centmetros de altura y el largo de sus alas llega a 0,85, y luce una cola de 0,19. Habita durante el verano en las tierras cercanas al crculo polar rtico. Al llegar el invierno emigra a pagos mejores, visitando la Amrica del Norte, Siberia, Finlandia, Suecia, Noruega, Alemania y Rusia. Se la conoce tambin por los apodos de caparacoch y mochuelo de cola larga de Siberia. Prefiere habitar en los bosques de pinos, donde hace su nido. Si el bosque es pantanoso, mejor para ella.

    La surnia no es ave nocturna. Comienza a cazar a eso de las 13. Como cazadoi-a ladrona resulta un prodigio. Persigue a los ratones, insectos y otros bichos perjudiciales. Si nicamente se limitara a estos bichos, tendran que darle las gracias los agricultores. Pero como se mete con los lagpodos y los musgaos se la persigue con encarnizamiento. Lagpodos y musgaos, preguntars t, nio? La verdad es que hoy te estoy hablando en difcil. Lagpodos son unas gallinceas muy apreciadas por los cazadores de aquellas tierras, y musgaos unos roedorcitos cuya piel se utiliza