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| 124 Capítulo 8. ALGUNAS CONDICIONES DEL CLIMA EN RELACIÓN CON LA AGRICULTURA Teresa de Jesús Reyna Trujillo 1 Rosalía Vidal Zepeda 1 María Engracia Hernández Cerda 1 Guadalupe Rebeca Granados Ramírez 1 Gabriela Gómez Rodríguez 2 Introducción E l clima es un elemento fundamental en las políticas medioambientales y de desarrollo, el ejemplo más evidente es el actual reto de la humanidad ante el cambio climático global, el cual ocasiona impactos apreciables, que van desde los aumentos de la temperatura, el ascenso del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de los casquetes polares y los glaciares de montaña, pasando por sequías, incendios, tormentas más intensas e inundaciones, cada vez más frecuentes, como se vivieron en la última década del siglo xx (Beniston y Innes, 1998). Tradicionalmente se ha definido al clima como el estado medio de las condiciones de la atmós- fera. El ipcc (2007) lo considera como una descripción estadística del tiempo en términos de valo- res medios y variabilidad de las cantidades pertinentes durante periodos cortos (30 años) o largos. Las cantidades aludidas son, por ejemplo, la temperatura, la precipitación o el viento. Aunque en sentido más amplio, el clima es una descripción estadística del estado del sistema climático. Se ha dicho que lo característico del clima es que cambia continuamente. Sin embargo, la atmósfera en sus infinitas variaciones muestra cierta estabilidad. Si se eliminan las variaciones pe- riódicas (ciclos diurno y anual), se observa un comportamiento variable pero estacionario, es decir, fluctuaciones aleatorias en torno a un valor central. El sistema climático es un sistema en equilibrio y a su vez variable, dado que su equilibrio no es estático, sino dinámico (Von Storch y Navarra, 1995; Cuadrat y Pita, 1997). La variabilidad del clima se refiere a las variaciones en el estado medio y los datos estadísticos, en todas las escalas temporales y espaciales, más allá de fenómenos determinados. Se puede deber a procesos internos naturales dentro del sistema climático o a variaciones externas antropogénicas. En México, diversos autores han intentado comprender y conocer la naturaleza y causas de la variabilidad del clima en relación con los desplazamientos latitudinales de los grandes sistemas de circulación atmosférica de latitudes altas, aunado al impacto de la variabilidad climática en el país y su relación con algunos índices de circulación como el fenómeno de El Niño/Oscilación del Sur (enso), la Oscilación Decadal del Pacífico, la Oscilación Multidecadal del Atlántico, la temperatura del mar, por mencionar algunos. En síntesis, la importancia del clima como factor condicionante en la configuración del paisaje y su incidencia sobre el hombre, como en la interacción que juega en las actividades agrícolas, pe- cuarias y forestales entre otras, explica el interés de hacer un breve análisis del papel que juega en la 1 Departamento de Geografía Física, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Cir- cuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: [email protected]; [email protected]; [email protected]; [email protected] 2 Laboratorio de Análisis Geoespacial (lage), Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: [email protected]

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Capítulo 8. ALGUNAS CONDICIONES DEL CLIMA

EN RELACIÓN CON LA AGRICULTURA

Teresa de Jesús Reyna Trujillo1

Rosalía Vidal Zepeda1

María Engracia Hernández Cerda1

Guadalupe Rebeca Granados Ramírez1

Gabriela Gómez Rodríguez2

Introducción

El clima es un elemento fundamental en las políticas medioambientales y de desarrollo, el ejemplo más evidente es el actual reto de la humanidad ante el cambio climático global, el cual ocasiona impactos apreciables, que van desde los aumentos de la temperatura, el ascenso del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de los casquetes polares y

los glaciares de montaña, pasando por sequías, incendios, tormentas más intensas e inundaciones, cada vez más frecuentes, como se vivieron en la última década del siglo xx (Beniston y Innes, 1998).

Tradicionalmente se ha definido al clima como el estado medio de las condiciones de la atmós-fera. El ipcc (2007) lo considera como una descripción estadística del tiempo en términos de valo-res medios y variabilidad de las cantidades pertinentes durante periodos cortos (30 años) o largos. Las cantidades aludidas son, por ejemplo, la temperatura, la precipitación o el viento. Aunque en sentido más amplio, el clima es una descripción estadística del estado del sistema climático.

Se ha dicho que lo característico del clima es que cambia continuamente. Sin embargo, la atmósfera en sus infinitas variaciones muestra cierta estabilidad. Si se eliminan las variaciones pe-riódicas (ciclos diurno y anual), se observa un comportamiento variable pero estacionario, es decir, fluctuaciones aleatorias en torno a un valor central. El sistema climático es un sistema en equilibrio y a su vez variable, dado que su equilibrio no es estático, sino dinámico (Von Storch y Navarra, 1995; Cuadrat y Pita, 1997).

La variabilidad del clima se refiere a las variaciones en el estado medio y los datos estadísticos, en todas las escalas temporales y espaciales, más allá de fenómenos determinados. Se puede deber a procesos internos naturales dentro del sistema climático o a variaciones externas antropogénicas.

En México, diversos autores han intentado comprender y conocer la naturaleza y causas de la variabilidad del clima en relación con los desplazamientos latitudinales de los grandes sistemas de circulación atmosférica de latitudes altas, aunado al impacto de la variabilidad climática en el país y su relación con algunos índices de circulación como el fenómeno de El Niño/Oscilación del Sur (enso), la Oscilación Decadal del Pacífico, la Oscilación Multidecadal del Atlántico, la temperatura del mar, por mencionar algunos.

En síntesis, la importancia del clima como factor condicionante en la configuración del paisaje y su incidencia sobre el hombre, como en la interacción que juega en las actividades agrícolas, pe-cuarias y forestales entre otras, explica el interés de hacer un breve análisis del papel que juega en la

1 Departamento de Geografía Física, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Cir-cuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: [email protected]; [email protected]; [email protected]; [email protected]

2 Laboratorio de Análisis Geoespacial (lage), Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito de la Investigación Científica, Ciudad Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F. Correo electrónico: [email protected]

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 125

realización de éstas, que al final se puede traducir en fuertes pérdidas agrícolas y por ende, de alimentos, en daños mate-riales e implicaciones socioeconómicas en general.

Este capítulo tiene dos vertientes. La primera muestra en forma general aspectos de la variabilidad de la tempera-tura y la precipitación en el país. La segunda evalúa algunos índices agroclimáticos como los de sequía y horas frío, que ayudan a relacionar el potencial de producción y desarrollo de cultivos en el aprovechamiento óptimo de los sistemas agropecuarios, así como el manejo y utilización del agua de lluvia. Dichos índices permiten hacer una mejor planifica-ción de la agricultura, acorde con los recursos climáticos lo-cales y regionales disponibles, lo que da lugar a que ésta sea menos vulnerable y más rentable. Es importante considerar que el clima no es el único factor que determina el éxito de las actividades agrícolas, ya que los aspectos socio-económicos y políticos pueden ser de igual o de mayor importancia.

Fuentes de información

Con objeto de mostrar las variaciones climáticas en series históricas de temperatura y de la moda de la precipitación y particularmente para el análisis de sequía intraestival o canícula y de horas frío se utilizaron los datos de la Red Si-nóptica de superficie (observatorios), del Banco Nacional de Datos Climatológicos y de la Base de Datos clicom, median-te el Extractor Rápido de Información Climatológica (eric iii) del Servicio Meteorológico Nacional (smn; Conagua 2013 y 2014). Se procesaron y se actualizaron hasta la últi-ma década para obtener su distribución espacial y temporal.

El análisis de los elementos del clima en los periodos utilizados, en este caso como ejemplos, para mostrar la va-riabilidad, abarcan desde 1877 a 2012 para temperatura y precipitación, y de 1940 a 2014 para canícula y de 1980 a 2014 para el calculo de horas frío y se aplicaron las fórmu- las específicas para su cuantificación indicadas en los apar- tados correspondientes.

Clima

Por la ubicación del territorio mexicano en las regiones in-ter y extratropical del planeta, éste es afectado por fenó-menos meteorológicos provenientes de latitudes medias y altas, como las masas polares y los frentes fríos durante el invierno así como por fenómenos tropicales, ondas del este y ciclones, durante el verano y otoño. Lo que sumado a la compleja fisiografía del terreno ocasiona diversidad de tipos y subtipos climáticos.

Se utiliza el Sistema de Clasificación de Köppen Mo-dificado por García (2004) adaptado a las condiciones de México (Figura 1). El detalle que se obtiene al utilizar este sistema permite reconocer la variación espacial en distan-cias cortas, que dependen de factores como la altitud, el relieve, la latitud, la cercanía o lejanía al mar (continen-talidad), etc. Los climas resultan de la combinación de las condiciones de temperatura, humedad, régimen de lluvias y oscilación térmica principalmente.

Se hace notar que en el mapa de climas (Figura 1), se agruparon algunos tipos climáticos, que por su distri-bución espacial son muy difíciles de representar en la escala utilizada.

Por las condiciones de temperatura se presentan siete tipos: muy cálido con temperatura mayor a 26° C, cálido, de 22 a 26° C, semicálido de 18 a 22º C, templado de 12 a 18º C, semifrío de 5 a 12º C, frío de -2 a 5º C, y muy frío, menor a -2º C. Condiciones que se muestran con diferen- tes ashures.

El grado de humedad está indicado con los colores de fondo: desde los climas húmedos f, fm y m de los grupos A, A(C), (A)C y C en azul; los subhúmedos wo, w1 y w2, en tres tonos de verde; hasta los climas secos: semiárido BS1, árido BSo y muy árido BW en dos tonos de naranja y amarillo respectivamente. Los climas fríos E, se encuentran solo en las montañas de altitud superior a 4 000 msnm como el Pico de Orizaba, Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Nevado de Toluca y Nevado de Colima (García, 1998).

Zonas térmicas

Por influencia del relieve y de la continentalidad se observa una tendencia general a la disminución de las temperatu-ras hacia el interior del país, sobre la Altiplanicie Mexicana, mientras en las costas se suavizan por la acción termorregu-ladora de los océanos.

La región muy cálida con temperatura media anual mayor a 26º C, corresponde a la llanura costera del Golfo de México en los estados de Tabasco, Campeche y la porción oriental de la península de Yucatán, así como una angosta franja en la vertiente del Océano Pacífico que incluye la por-ción más baja de la cuenca del río Balsas. La región cálida con temperatura entre 22 y 26° C abarca ambas vertientes del país desde la llanura costera de Baja California y de So-nora hacia el sur, en Chiapas y en el Golfo de México desde Tamaulipas hacia el sur. Son las zonas de cultivos tropicales como mango, piña, plátano, caña de azúcar, cacao, etcétera.

La región semicálida corresponde generalmente a las laderas bajas de las principales cadenas montañosas, a una

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altitud entre 500 y 1 200 msnm sobre el nivel del mar. Son extensiones muy amplias del país, en donde se producen cultivos tanto de la zona cálida como de la templada, como por ejemplo algunas variedades de plátano, y de caducifolios de bajos requerimientos de frío.

La región templada incluye las laderas altas y mesetas en lugares donde la temperatura media de un mes, por lo menos desciende debajo de 18º C lo que acontece general-mente sobre los 1 200 msnm. Corresponde a vegetación de algunos bosques y cultivos de cereales como trigo, avena y frutales como manzana y pera, entre otros.

La región semifría se presenta en laderas altas de la Sierra Madre Occidental de altitud superior a 2 500 msnm en donde la temperatura media anual es menor de 12° C y en la Sierra Volcánica Transversal situada en el paralelo 19° N, en las laderas altas entre 2 800 y 4 000 msnm en la sierras del Ajusco, Las Cruces, Nevada y en la región del Pico de Orizaba y Cofre de Perote. Las regiones fría y muy fría se encuentran sobre los 4 000 msnm en el Popo-catépetl, Iztaccíhuatl, Pico de Orizaba, Nevado de Toluca y Nevado de Colima (Vidal, 2007). La vegetación natural corresponde a oyamel y pastizal en las partes más altas. En los climas semifríos se han adaptado algunas variedades de maíz en los valles y laderas.

Otra variable térmica utilizada en el Sistema Mo-dificado, importante en el desarrollo de los cultivos, es la oscilación de la temperatura media anual, que es la diferen-cia entre el mes más caliente y el mes más frío (Figura 2). Esta variable tiene una distribución latitudinal, es inferior a 5° C en el sur y aumenta hacia el norte del país, donde los climas son más extremosos. García (2004) considera cuatro intervalos: isotermal, con oscilación menor a 5° C; con poca oscilación, entre 5 y 7° C; extremoso, entre 7 y 14° C; y muy extremoso, con oscilación mayor a 14° C. En las Sierra de Chihuahua y de Durango hacia el noroeste y norte de la Sierra Madre Occidental la oscilación diaria de la temperatura suele alcanzar rangos entre 20 y 30° C con temperaturas mínimas inferiores a cero durante las noches heladas de noviembre a abril.

Las temperaturas máximas y mínimas para la germi-nación de las semillas regulan la distribución geográfica de las plantas y la estación del año en que una especie deter-minada aparece en una región dada. Después de que la se-milla germina, y a medida que progresa la planta, hacia su madurez, la temperatura óptima e incluso las máximas y mínimas necesarias para el crecimiento, van cambiando.

Las invasiones de aire tropical ocasionan ondas de ca-lor que comienzan en abril y mayo en el centro y sur del

Figura 2. Oscilación de la temperatura media anual (Rosalía Vidal Zepeda y Gabriela Gómez Rodríguez).

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país, se extienden hacia el norte de la Altiplanicie Mexicana en junio y julio. Continúan en agosto en el noroeste de Mé-xico y en agosto y septiembre alcanzan la Península de Baja California. En el norte y noreste del país las temperaturas máximas del verano normalmente superan los 40° C y se han registrado valores mayores de 50° C en el valle de Mé-xicali (Vidal, 2007a).

Los descensos térmicos pueden generar efectos nega-tivos tanto en aspectos económicos (graves daños a las co-sechas) y de salud. Cuando ocurren temperaturas críticas o extremas, algunas plantas mueren, otras suspenden funcio-nes que no pueden ejercer bajo la acción de las bajas tempera-turas e, incluso pierden los órganos encargados de cumplirlas.

Las temperaturas mínimas tienen origen en las ondas frías que invaden el territorio por el noroeste y norte con-tinúan por la vertiente del Golfo de México hacia el sures-te. Los valores más bajos se presentan sobre las principales sierras y en los valles altos sobre los 2 000 msnm, como el de Toluca (2 638 msnm) que registra temperaturas inferio-res a 10° C en los meses invernales y temperaturas diarias inferiores a cero grados. En estas regiones se registran fre-cuentes heladas que ocasionan daños a la agricultura.

La serie histórica de la temperatura media de los in-viernos en la Ciudad de México (Observatorio de Tacubaya, 1877-2012) se muestra como ejemplo de la variación térmi-ca (Figura 3). El observatorio está situado en el centro del país y la serie de datos corresponde a uno de los periodos

más largos de observación, sin embargo, es necesario tomar en cuenta el efecto de la isla de calor de una de las zonas me-tropolitanas más grandes del mundo que puede ocasionar aumento de 2 a 2.5° C respecto a la temperatura de zonas rurales circundantes (Jáuregui, 1995). La variación térmica interanual registra tendencia al aumento en las últimas cua-tro décadas.

Lluvia

La lluvia se caracteriza por ser el elemento climático más variable, su distribución espacio temporal determina los ci-clos agrícolas y la distribución de las principales especies vegetales. La variabilidad natural de las lluvias, igual que la de la temperatura son esenciales para explicar la incer-tidumbre de la producción agrícola, lo que a su vez consti-tuye uno de los factores principales de la falta de seguridad alimentaria. Algunas zonas del mundo son particularmente proclives a dicha variabilidad, México, por ejemplo, es uno de los países en donde el comportamiento temporal y espa-cial de la lluvia se ve más influenciado por la orografía tan accidentada, a la cual este elemento climático está estrecha- mente ligada.

A la manera cómo se distribuye la lluvia en el año, se le llama régimen de lluvia, en México se presentan tres re-gímenes: de verano, intermedio e invierno. El de verano se

Fuente: smn.

Figura 3. Variación de la temperatura de los inviernos en la Ciudad de México (1877-2012) respecto al periodo normal 1951-1980.

Promedio de la temperatura de noviembre a febrero en el Observatorio de Tacubaya.

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Figura 4. Moda de la lluvia anual (María Engracia Hernández Cerda y Héctor Moya, 2007).

presenta en la mayor parte del territorio nacional; del inter-medio se tienen dos variantes, en el norte de Chihuahua, noreste del país, mitad oriente de la península de Yucatán, se tienen lluvias escasas uniformemente repartidas; en la porción de las Montañas del Norte de Chiapas y partes de la Sierra Madre Oriental se registran abundantes lluvias du-rante todo el año. El de invierno se presenta en el noroeste del país (Hernández, 2007), durante esta época, el paso de sistemas frontales provenientes de las latitudes medias son la principal causa de la lluvia registrada en esta zona. Du-rante el verano, los ciclones tropicales y las ondas del este, son los sistemas responsables de la presencia de lluvia.

En México, la lluvia total recibida al año, tiene una gran variabilidad temporal y espacial. La lluvia no tiene una fun-ción de densidad de probabilidad de tipo gaussiano, es por ello que Mosiño y García (1981) analizaron la variabilidad de este parámetro utilizando el coeficiente de variación y el parámetro de forma de la distribución gamma, encontran-do representaciones de las variaciones de lluvia en el país consistentes con otros análisis reportados. Debido a que la extrema variabilidad de la lluvia puede ser determinante en el fracaso de la planificación de la agricultura de temporal, especialmente si se espera contar con la cantidad media de la lluvia, en lugar de con la moda, porque al ser mayor que

ésta, se sobreestima su cantidad. En este apartado se em-pleó la moda de precipitación para mostrar la distribución espacial de este elemento (Mosiño y García, 1966; García et al., 1977).

En la Figura 4 se muestra la distribución espacio tem-poral de la moda anual de la lluvia (Hernández y Moya, 2007). Se observa que los valores más frecuentes de la pre-cipitación son menores a 800 mm en un área que cubre más de la mitad (60.3%) del territorio nacional. El valor de la moda es superior a 2 000 mm anuales en las sierras de Teziutlán y Zacapoxtla, las laderas boreales de las montañas del norte de Chiapas y llanura tabasqueña adyacente. En las laderas australes de la Sierra Madre de Chiapas y la porción sur de la Sierra Madre Oriental en Oaxaca, se alcanzan va-lores máximos de 4 000 mm.

La variabilidad temporal de la moda de la lluvia se muestra en los meses seco y húmedo del año, en abril lo más frecuente es que no llueva en casi la totalidad del país (Figura 5), en cambio en julio se observa el establecimiento de la temporada lluviosa en casi todo el territorio nacional. Lo más frecuente es que en el noroeste, norte y noreste del país no se reciba precipitación. (Figura 6).

En el Cuadro 1 se muestra el porcentaje de la super-ficie que recibe precipitaciones más frecuentes (moda) en

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Figura 5. Moda de la lluvia de abril (Hernández y Moya, 2007).

Figura 6. Moda de la lluvia de julio (Hernández y Moya, 2007).

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Cuadro 2. Superficie del país afectada por sequía meteorológica en porcentaje

Estados FuerteMuy

fuerteSevera

Muy severa

Extrema

Aguascalientes 1.6 1.3

Baja California 0.1 0.6 0.3

Baja California Sur 0.1 0.2 0.3

Campeche 1.4 0.3

Coahuila 1.3 1.4

Colima 0.6 0.2

Chiapas 1.4 0.6

Chihuahua 1.6 1.2 1.4

Distrito Federal 1.4 1.8

Durango 1.6 1.2 1.4

Guanajuato 1.4 1.6 1.3 1.4

Guerrero 1.4 0.7 0.3

Hidalgo 1.6 1.3 0.1

Jalisco 1.4 2.1 1.2 1.4

México 1.4 1.8 1.3

Michoacán 1.4 2.1 0.5

Morelos 1.4 0.2

Nayarit 1.4 2.1

Nuevo León 1.3 1.5

Oaxaca 1.4 2.3 0.7 0.3

Puebla 1.4 1.8 1.2

Querétaro 1.4 1.6 1.3 1.4

Quintana Roo 1.4 0.3 0.6

San Luís Potosí 1.6 1.2 1.4

Sinaloa 1.6 0.2 0.3 0.3

Sonora 1.6 1.5 0.3

Tabasco 1.4

Tamaulipas 1.4 1.7 1.3 1.5

Tlaxcala 1.4 1.8

Veracruz 1.8 1.3

Yucatán 1.4 0.3 0.6

Zacatecas 1.4 1.6 1.2 1.4

Total 25.7 37.6 20.1 15.7 0.9

Fuente: Hernández (2000).

Cuadro 1. Superficie del país con base en la moda de la lluvia anual (mm), en porcentaje

Intervalos (m) 0-200 200-400 400-800 800-1 500 1 500-4 500 > 4 500

Totales 8.0 21.4 30.9 28.9 10.6 0.2Fuente: Hernández y Moya (2007).

diferentes intervalos de altitud a nivel anual, en donde se pone de manifiesto la gran variabilidad espacial de la lluvia que se tiene en el territorio nacional. Resalta que es mayor la superficie (ocho por ciento) en donde lo más frecuente es recibir menos de 200 mm que en donde se reciben más de 4 500 mm al año.

La sequía es considerada uno de los eventos hidrome-teorológicos extremos más complejos que puede ocasionar más daños a la agricultura en México que cualquier otro. A pesar de que desde el punto de vista meteorológico, la sequía es definida como una característica normal y recurrente del clima (Hernández et al., 2007). Erróneamente se le consi-dera un acontecimiento raro y azaroso desde los puntos de vista agrícola, social y de los medios de comunicación debi-do, en parte, a que tiende a extenderse de manera irregular a través del tiempo y el espacio, sus efectos son acumulativos y pueden permanecer aun después de haber finalizado el evento (Wilhite, 2000). La sequía se clasifica en meteoroló-gica, hidrológica y agrícola.

La primera es una condición atmosférica caracterizada por un déficit en la cantidad de precipitación que normal-mente se presenta en una región y en un periodo de tiempo específico (Ibid.). Cuando esta carencia da lugar a insuficien-te humedad en el suelo para satisfacer las necesidades de un cultivo en particular en un tiempo específico, se habla de la sequía agrícola. La sequía hidrológica ocurre cuando la esca-sa precipitación afecta la recarga en toda la red hidrológica, superficial, incluyendo el subsuelo, así como de acuíferos, lagos y presas. Cada tipo de sequía no es independiente de las demás si no existe una cadena de causalidades en-tre ellas. Es por esto que los impactos de las sequías en los diversos sectores se presentan en cadena. Esto es, cuando el fenómeno inicia (sequía meteorológica), la agricultura es generalmente la primera afectada, debido a su dependencia directa con el agua almacenada en el suelo.

En el Cuadro 2 se puede observar la superficie afectada, a través del índice de severidad, el cual evalúa la sequía me-teorológica a nivel estatal en porcentaje (Hernández, 2000). Se observa que la sequía está presente en todo el territorio, es muy severa en los estados del norte y centro entre 0.2 y 1.5% de su superficie. En general las condiciones de sequía muy fuerte abarcan la mayor superficie (37.7%) del país.

Otro índice para determinar la sequía meteorológica, es el de la anomalía estandarizada de la lluvia. En la Figura 7

se muestra un ejemplo del comportamiento anual del fenó-meno a través de un periodo de más de cien años en dos ob-servatorios, el de Tacubaya, con información de 1877-2013 y de Monterrey de 1881-2013. En este último se tienen algunos periodos sin datos de lluvia. el primero con clima

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 132

templado subhúmedo, intermedio de los subhúmedos, y el segundo semiárido cálido, los dos con régimen de lluvia de verano. Tacubaya con el 46.3% de años con anomalía nega-tiva, muestra al inicio de sus registros de lluvia, que tienen condiciones de sequía y posteriormente va disminuyendo la frecuencia de las anomalías negativas; lo contrario resul-ta en Monterrey con el 52.5% de años con sequía, pues al inicio, las anomalías son positivas y posteriormente se van presentando negativas con más frecuencia. Se pone de ma-nifiesto que hay diferencias en la variabilidad de la lluvia a nivel espacial, ya que solo en algunos años en estos dos lugares coincidieron en las condiciones de sequía.

En los siguientes apartados se aplican dos índices agro- climáticos para evaluar la variación de la lluvia y la tempe-ratura: índice de canícula y de horas frío.

Sequía intraestival o canícula

Dentro de los agrosistemas los elementos y factores del tiempo y del clima son interactuantes y de éstos dependen en gran parte, junto con los edáficos y la carencia de plagas y enfermedades, la alta producción de las cosechas y la mejor calidad e inocuidad de los recursos vegetales.

Aproximadamente en el 78% de la superficie del país, la precipitación pluvial se recibe principalmente en el vera-no; sin embargo, la distribución no es homogénea a lo largo del año y se marcan en general, dos épocas: la seca y la llu-viosa. Y así la agricultura según la Secretaría de Agricultu-

ra (sag, 1967), en la década de los sesenta era la actividad primaria del país y por ello, importante fuente de ocupación nacional para el 47% de la población dedicaba a ésta, en los últimos años se ha visto afectada entre otras causas, por largos periodos de marcadas sequías o al contrario por gran-des inundaciones, comprobándose así la variabilidad de este elemento climático.

En gran parte del territorio mexicano la lluvia en el verano tiene un comportamiento bimodal, y se registran dos máximos de precipitación unidos por un mínimo secunda-rio. A esta disminución “relativa” en comparación con lo que podría esperarse si el verano lluvioso fuera modal, se le conoce como sequía intraestival, se le llama también “se-quía de medio verano” (midsummer drought), “sequía de agosto” y agrícolamente es más conocida como “canícula” (Reyna y Taboada, 1994), concepto empleado por la antigua sag y actualmente la Sagarpa (2014), coincidente con el de Conagua (2013) y con el Glosario emitido por el Observato-rio de Cambio Climático de Yucatán (occy, 2009).

La disminución de la precipitación anual y temporal como de la relativa por varios meses e intensidades fluc-tuantes, ha ocasionado fuertes decrementos en la producti-vidad agrícola. Por ejemplo según siap (2014) la superficie de agricultura de temporal sembrada fue 10 045 393 ha y la canícula representó un siniestro, ocasionando pérdidas en cultivos básicos como el maíz, arroz, frijol y cebada así como de hortalizas.

De acuerdo con Mosiño y García (1966), “la sequía intraestival se presenta frecuentemente a mediados de la

Fuente: smn.

Figura 7. Anomalía estandarizada de la lluvia anual de dos observatorios.

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 133

estación lluviosa, como un receso temporal en la cuantía de las lluvias de esta época, sobre la mitad oriental y sur del país”. Esta sequía se ha seguido estudiando en las zonas tro-picales del país con régimen de lluvias de verano. Este mé-todo también se ha aplicado en otras regiones de México al igual que en Centroamérica y el Caribe, donde se presenta este fenómeno aún en regímenes de lluvia intermedios (en-tre verano e invierno).

Derivados de estos estudios se han emitido diversas opiniones para conocer el origen de la canícula, concluyendo que éste es multifactorial y una causa parcial pueden ser los ciclones tropicales que se forman en el Golfo de México sin entrar al territorio mexicano y se asocian a la configura-ción de una gran celda de alta presión que los absorbe por el norte, propiciando la entrada de aire seco continental, altas temperaturas, nula formación de nubes, y por tanto, un re-ceso notable en la lluvia (Reyna et al., 2007). Otras causas podrían deberse a perturbaciones en la presión atmosférica que disminuyen la intensidad de los vientos alisios, o bien al aumento en la temperatura del mar y del continente a causa del calentamiento global occy (2009). Además, Peralta et al. (2008) mencionan el impacto de El Niño y su relación con

el inicio, duración e intensidad de la canícula que se ha ex-tendido al centro del país.

Para mostrar cartográficamente la distribución y los demás atributos de este fenómeno, se creó la base de datos estadísticos año por año de la precipitación de las estaciones que cuentan con registros completos en la última década (2000-2014) para conjuntarlos con los periodos históricos que se tenían cuantificados desde 1940-1980 y 1980-2000 (Reyna et al., 1989 y 2007). Para la actualización se utiliza-ron los datos de Eric III, Versión 3.2.

La Figura 8 representa la distribución de la canícula del periodo estudiado, la intensidad media (en %) y la du-ración de la misma, siguiendo las fórmulas propuestas por Mosiño y García (1966) que consideran de mayo a octubre como meses veraniegos. Este método es muy práctico para evaluar la sequía en forma expedita.

A = Área del polígono funicular

Figura 8. Sequía intraestival o canícula (Teresa de Jesús Reyna Trujillo, Guadalupe Rebeca Granados Ramírez y Gabriela Gómez

Rodríguez).

OC

ÉA

N

O

PA

CÍ F I C O

GO

LF

OD

EC

AL

I FO

RN

I A

G O L F O

D E

M É X I C O

MA

RC

AR

I BE

E S T A D O S U N I D O S D E A M É R I C A

G U A T E M A L A

H O N D U R A S

B E L I C E

Text

88°

88°

92°

92°

96°

96°

100°

100°

104°

104°

108°

108°

112°

112°

116°

116°

30° 30°

26° 26°

22° 22°

18° 18°

0 250 km

SEQUÍA INTRAESTIVAL

O CANÍCULAINTENSIDAD (%)

Sin canícula

de 1 a 10

de 11 a 20

de 21 a 30

de 31 a 40

de 41 a 50

Mas de 50

Fórmula Duración (meses)

A 1,2,3=(1/2)Y1-Y2+(1/2)Y3 2

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 134

Sequía relativa % =Área del polígono × 100

∑ Precipitación mayo-octubre

Promedio sequía relativa =Sequía relativa de cada año

∑ Número de años

Algunos investigadores han calculado el índice de la canícula con el método Peralta et al. (2008) y también se han utilizado modelos matemáticos complejos para cons-truir escenarios que muestran su variabilidad y su pronósti-co (occy, 2009).

La zona afectada por canícula cubre la llanura Costera del Golfo, la Región del Sureste y la península de Yucatán, así como casi toda la llanura Costera del Pacífico excepto en parte de las costas del Golfo de California y de Sonora, vuel-ve a manifestarse en el extremo sureste de Baja California Sur desde Bahía de La Paz hasta Los Cabos, así como en la Altiplanicie Mexicana.

No se presenta en el noroeste y centro de la Península de Baja California, dado que en esta región las escasas llu-vias anuales caen en el invierno o son intermedias entre el invierno y el verano.

Los intervalos de intensidad media de la sequía re-lativa (%) que se muestran en la Figura 8 abarcan de uno hasta más de 50%, el menor a diez por ciento se tiene en la vertiente del Pacífico hasta las costas de Jalisco, luego se incrementa a 20% en algunas áreas de las costas de Coli-ma, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas así como en una amplia cuña que penetra a la parte central de Oaxaca, Chiapas, gran parte del Altiplano, sur de Veracruz, Región Sureste y áreas de la península de Yucatán.

Las intensidades más altas 30-40 y hasta más de 50%, se registraron en los veranos de 1940-1968 en gran parte de las regiones semiáridas y áridas del Altiplano desde el NE-Centro y NW de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, todo Tamaulipas y NE del Golfo de México, en esta últi-ma zona, ya en los límites con los Estados Unidos, destacan localidades como Reynosa, Matamoros, Burgos y San Fer-nando entre otras, donde por ejemplo la canícula en el pe-riodo 2000-2011 presentó su mayor variabilidad y la mayor intensidad, así por ejemplo en Burgos ocurrió en siete de los once veranos, con intensidad mayor de 70%, son excepcio-nales los casos extremos de 2008 a 2010 en que fue superior a 98%, e inclusive con una doble sequía dentro del mismo verano. En esta misma época en la vertiente del Pacífico la intensidad media se mantuvo más o menos estable, aun en algunas localidades con valores muy bajos, como en el caso de Culiacán que el fenómeno no se presentó en seis años y el valor medio del periodo fue de cuatro por ciento (Figura 9).

En 1982 y 1983 los meses más secos fueron agosto y julio respectivamente. A partir de esa fecha hubo una mayor frecuencia de meses secos y los patrones de distribución de

Fuente: smn, Conagua (2011).

Figura 9. Intensidad de la sequía (%), (Teresa de Jesús Reyna Trujillo).

A 1,2,3,4=Y1-Y2-Y3+Y4 3

A1,2,3,4,5=(3/2)Y1-Y2-Y3-Y4+(3/2)Y5 4

A 1,2,3,4,5,6=2Y1-Y2-Y3-Y4-Y5+2Y6 5

Page 12: Capítulo 8. ALGUNAS CONDICIONES DEL CLIMA

SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 135

la lluvia presentan más fluctuaciones y la canícula ha dura-do de tres a cinco meses, siendo junio y septiembre inclusive los más secos. En veranos muy específicos, la lluvia inició en mayo, decreció en junio, aumentó un poco en julio, bajó nuevamente en agosto y solo a fines de septiembre y prin-cipios de octubre se rompió la canícula, como en 2014 ante la precipitación del huracán “Odile” en la porción austral de la Península de Baja California Sur.

Se presentan algunos ejemplos de las pérdidas ocasio-nadas por la canícula en la agricultura de temporal del país. En varios años de la década de los ochenta el occidente de Michoacán sembrado con variedades seleccionadas de maíz, fue dañado hasta en un 45% ante la canícula (15-18% de intensidad), dado que ésta se registró principalmente du-rante el llenado de grano de maíz y frijol, época en que el cultivo requiere de mayor cantidad de agua disponible para continuar el ciclo productivo. El rendimiento óptimo espe-rado era de 1 200-1 500 k/ha y solo se lograron entre 300 y 700 k/ha, situación similar a la que padeció el noreste y sur-sureste de Morelos en la década de 1990, donde además se perdió la cosecha de cacahuate.

La Prensa (2014) comunicó:

Canícula en 16 estados de México Conagua 2013, con

probables pérdidas en el sector agrícola. Pérdida en el sur de

Chiapas de más de 2 000 ha de soya provocada por canícula,

con duración de más de 44 días sin lluvia, se hizo recambio

con sorgo pero este ni siquiera germinó.

El esdiariopopular (2014) publicó: “sagarpa, 100 000 ha de maíz se pierden por canícula, también se perdieron cose-chas de frijol, soya y cacahuate, entre otros cultivos”.

Horas frío

La mayoría de las plantas, principalmente aquéllas de regio-nes templadas y cercanas a latitudes altas, experimentan en algún momento de su ciclo vital periodos durante los cuales su crecimiento queda temporalmente suspendido, es en-tonces cuando se dice que se encuentran en letargo, lo cual representa un medio de defensa ante los factores climáticos adversos (Hopkins y Hüner, 2009).

En los frutales caducifolios, propios de regiones tem-pladas y frías, el periodo de letargo empieza a principios del otoño, manifestándose externamente por la pérdida del follaje. Cuando esto ocurre, las yemas están en un estado de reposo del que no salen hasta que han acumulado suficiente cantidad de frío invernal (Granados et al., 2012). Las horas frío se definen como el número de horas que pasa la planta,

durante el periodo de reposo invernal, a temperaturas igua-les o inferiores a un umbral, siendo frecuente de 7° C. Los requerimientos de frío según Agusti y Fonfria (2010) son propios de cada variedad frutal más que de una especie.

El método más exacto para cuantificar las horas frío es el directo, pero no es viable debido a la carencia de termó-grafos en la gran mayoría de las estaciones meteorológicas. Para estimaciones cercanas a la realidad de México se pre-fiere aplicar métodos indirectos. Entre éstos, el más utiliza-do es el método Da Mota, y fue el que se aplicó para calcular las horas frío en este apartado. La fórmula es:

HF= 485.1 – 28.52 X

donde HF = horas-frío X = temperatura media mensual.485.1 = intercepto de la línea de regresión con el eje de las Y’s.-28.52 = pendiente de la línea de regresión (valores constantes).

Distribución de las horas frío en el periodo 1980-2014Debido a la ubicación geográfica de la República Mexicana y principalmente a la topografía, es frecuente que en invierno se presenten temperaturas inferiores a 7° C. Se ha cuantifi-cado a las horas frío en diferentes intervalos de 0-200 hasta más de mil (Figura 10).

0-200 horas frío. Esta acumulación se localiza en su tota-lidad en la Llanura Costera del Golfo y la península de Yu- catán; en la Llanura Costera el Pacífico desde el norte de Sonora hasta Nayarit, Cuenca del Balsas, la Mixteca y Valles de Oaxaca, Depresión y Mesa Central de Chiapas, Llanura Tabasqueña y Región Lacandona, además de Baja California Sur. Climáticamente ocupa áreas que tienen condiciones cálidas y semicálidas; generalmente situadas a altitudes in-feriores a 1 200 msnm y en donde se practica la fruticultura tropical y algunos frutales con bajo requerimiento de frío.

200-400 horas frío. Se distribuyen al norte de la llanura sonorense, parte de las Grandes Llanuras de Norteamérica, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, Costas de la Penín-sula de Baja California. Áreas pequeñas que se distribuyen bordeando el rango de 401-600 que corresponden a las in-mediaciones de las sierras Madres Oriental y Occidental, además de la Sierra Volcánica Transversal (svt) y sierras Madre del Sur y de Chiapas.

La acumulación de frío propicia la producción de vid de mesa, en las llanuras de Sonora se producen las varieda-des de importancia frutícola (Cuadro 3). En Baja Califor-nia ha proliferado el desarrollo de plantaciones de vid, ge-

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO| 136

nerándose una sólida industria vitivinícola de importancia nacional. En Ensenada, Mexicali, Tecate y Tijuana, sobresa-len entre otros los Valles de Guadalupe, San Vicente, Santo Tomás y Tecate, cuya producción mayor es destinada para la elaboración de vino, le sigue en importancia las uvas de mesa y pasas. También figuran por la superficie ocupada: Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Querétaro y Zacate-cas (Vinífera, 2010).

401-600 horas frío. Ascendiendo hacia la Sierra de Juárez en Baja California se ubican diversos viñedos que se carac-terizan por ser de altura y son cinco las variedades más cul-tivadas. Esta acumulación de horas frío también se localiza de norte a sur bordeando las sierras Madre Oriental y Occi-dental, mesas y valles en las inmediaciones del Sistema Vol-cánico Transversal (svt) en el sur de Hidalgo, sur-este de Tlaxcala, centro de Puebla y norte de Guanajuato, lomeríos de la Sierra Madre del Sur en el centro de Guerrero y sur de Oaxaca, zona central de Chiapas y sur-este en la región de los Altos de Chiapas. Esta acumulación se tiene en las regiones productoras de manzana (Pyrus malus) como en: Huejotzingo, Zacatlán y Teziutlán, Puebla; con variedades predominantes. Los frutos de la manzana panochera son

Cuadro 3. Requerimientos de horas frío

Nombre VariedadRequerimientos

de horas frío

Manzana

Panocha, Rayada 400-600

Golden aguanueva, Rojaro,Rayada temprana, Cambray, King Royal, Sweet

500

Golden Brotador, Golden Mario, Cameo, Corail

550

Topred, Oregon 600

Agua nueva II, Red Delicius 600-800

Durazno

O´Henry, Baby Gold, Elegant Lady, Fairtime o Catarina

200

Oro de San Juan 275

Diamante, Diamante especial, Colegio 2005, Azteca, Oro Azteca, Robín

250-600

Criollo 400-750

Uva

Flame Seedless, Sugraone, Perlette Red Globe Misión, Grenache, Cariñana, Tempranillo

200-400

Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot y Malbec,

400-600

Fuente: cictamex (2009); Agustí y Fonfría (2010); Sagarpa (2010a y b); Vinífe-ra.com (2010); cies (2013).

Figura 10. Horas frío (HF). (Guadalupe Rebeca Granados Ramírez, Teresa de Jesús Reyna Trujillo y Gabriela Gómez Rodríguez).

OC

ÉA

N

O

PA

CÍ F I C O

GO

LF

OD

EC

AL

I FO

RN

I A

G O L F O

D E

M É X I C O

MA

RC

AR

I BE

E S T A D O S U N I D O S D E A M É R I C A

G U A T E M A L A

H O N D U R A S

B E L I C E

88°

88°

92°

92°

96°

96°

100°

100°

104°

104°

108°

108°

112°

112°

116°

116°

30° 30°

26° 26°

22° 22°

18° 18°

HORAS FRÍO(MÉTODO DA MOTA)

Sin HF

200 - 400

401 - 600

601 - 800

801 - 1,000

Mayor a 1,000

0 250 km

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SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 137

usados para la industria de sidra. La Rayada para el con-sumo en fresco; también se produce en Chiapas, Distrito Federal, Hidalgo, Estado de México, Oaxaca y Zacatecas.

601-800 horas frío. Se distinguen tres zonas, la más ex-tensa se ubica en la Sierra Madre Occidental (Chihuahua y Durango); la siguiente corresponde a zonas altas del svt centro-occidente del Estado de México, este de Tlaxcala y Puebla, límites con Veracruz, inmediaciones del Nevado de Toluca, Sierra Nevada, Cofre de Perote y Pico de Orizaba. La última en los valles aledaños a las sierras de Juárez y San Pedro Mártir en Baja California.

La zona de la Sierra Madre Occidental se caracteriza por la producción de manzana que es uno de los frutales importantes del estado de Chihuahua, donde se distribuye en seis zonas: Cuauhtémoc, Guerrero, Casas Grandes, Gua-chochi, Bocoyna y Chihuahua. También hay producción en Durango, Coahuila, Nuevo León y Puebla.

801-1 000 horas frío. Ocupan áreas al norte del país: la-deras altas de la Sierra Madre Occidental, principalmente en Chihuahua y Durango e inmediaciones de las sierras de Juárez y San Pedro Mártir al norte de la Península de Baja California y en la porción centro-occidente del Estado de México, inmediaciones del Nevado de Toluca, al oriente del Estado de México y suroeste del Distrito Federal en las mon-tañas que forman la Sierra de las Cruces y al sureste del Es-tado de México límites con Tlaxcala y Puebla en las laderas de la Sierra Nevada.

Además la producción de durazno (Prunus persica) es alta en la zona de Chihuahua y centro del país; en la prime-ra sobresale los constantes avances tecnológicos aplicados y destacan también algunas variedades (Cuadro 3). En el centro del país, en general, se tiene un manejo deficiente de los sistemas de producción frutícola, siendo común el uso de variedades criollas de durazno y es frecuente inter-calar cultivos anuales y forrajeros entre las hileras de ár-boles. En reducidas superficies se hace un buen manejo de algunas variedades.

Mayor a 1 000 horas frío. En la cima de las sierras y vol-canes estas últimas con altitudes superiores a 4 000 msnm. Esta región no es relevante para la fruticultura.

Frutícolamente en México por la superficie planta-da, la manzana (Pyrus malus) ocupa el primer lugar con 652 561.81 ha y una producción de 858 607.87 toneladas. Trece estados registraron alta producción en 2013, los prin-cipales productores fueron: Chihuahua, Durango, Coahuila y Puebla. El consumo anual por persona fue reportado de 5.2 kg (Sagarpa, 2013; siap, 2014).

Los cultivos de durazno y uva ocupan una superficie de 2.6 y 2.0%, respectivamente. El durazno (Prunus persica) ocupa una superficie de 37 984 12 ha plantadas. En 2013 el consumo anual de este frutal fue de 1.5 kg. por persona. La uva (Vitis vinífera) es importante también por su consumo en fresco y para la industria vitivinícola.

En la fruticultura comercial por la aplicación de avan-ces tecnológicos se cultiva aun en zonas con deficiencias de frío, pues se han aplicado los compensadores de frío para suplir esta exigencia fisiológica.

El tema de la variabilidad climática es muy amplio y en este capítulo solo se han incluido algunos aspectos que dan una visión general de su importancia en las activida- des agrícolas.

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Page 16: Capítulo 8. ALGUNAS CONDICIONES DEL CLIMA

SECCIÓN II. LA NATURALEZA Y SU INTERACCIÓN CON EL SER HUMANO | 139

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Glosario

Clima. Tradicionalmente se ha definido al clima como el es-tado medio de las condiciones de la atmósfera. El ipcc (2007) lo considera como una descripción estadística del tiempo en términos de valores medios y variabi-

lidad de las cantidades pertinentes durante periodos cortos (30 años) o largos.

Horas frío. Se definen como el número de horas que pasan los frutales caducifolios (manzana, durazno, uva u otros) durante el periodo de reposo invernal o letargo a temperaturas iguales o inferiores a un umbral, siendo frecuente el de 7° C. La acumulación de frío es especí-fica para cada variedad frutícola.

Moda. Se considera como el valor más frecuente de la serie de datos de precipitación en un periodo dado: mensual, anual, etcétera.

Sequía intraestival o canícula. La lluvia de verano suele te-ner un comportamiento bimodal, es decir, registra dos máximos unidos por un mínimos secundario, a esta disminución ”relativa” se le conoce también como se-quía de medio verano, relativa o canícula. Puede oca-sionar fuertes pérdidas en la productividad agrícola temporalera (maíz, frijol, chile, calabaza u otros).

Variabilidad. El clima cambia constantemente y la variedad de éste se refiere a las variaciones en el estado medio y los datos estadísticos, en todas las escalas tempo-rales y espaciales, más allá de fenómenos determi-nados. Se puede deber a procesos internos naturales dentro del sistema climático o a variaciones externas antropogénicas.