capitulo 01 tomo ihistoria de los argentinos

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  • 8/18/2019 Capitulo 01 Tomo Ihistoria de los argentinos

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    Vo n ad o p o r l a

    Fundac ión de l Bco . :, :oroes le Coop . L to o .

    HISTORIA

    DE LOS

     ARGENTINOS

    '.',EDITORIAL

    :.K:.&.:E-ELVSZ '~OflEI'.IO   372 . BUENOS   A.RC~

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    Nota preliminar 

    ÍNDICE

    PÁG.

    7

    Estan prohibidas   '1   penadas por la ley la  reproducción   y la difusión lotal~S o .parciales de esta obra •.en cualquier forma, por medíos mecá~icos o el~trómcos, .

    inclusive por fotocopia, grabación "magnetofónica   y   ~u~lquler ol~O sistema deal macenamientq de informaci ón, s i n el   previo consentimiento   escnto del   edl.tor.

    \ISBN 950-13-3250-0 Edición completa enc~adernadai

    ISBN 9sD-1J..3253-5 Edición completa rústica

    ISBN 950-13-3251-9 Volumen 1 encuadernado

    ISBN 950-13-3254-3 Volumen 1 rústica

    T o do s l os d er e ch o s r es e rv a do s p o r    (@,   1971) E b' ITORIA L" K A P ELUS Z S .A .

    Buenos   Aires.   Hecho el depósito   que   establece la ley 11.723.

    Segunda edición,   se6embre   de 7975.

    LIBRO DE EDICION ARGENTINA - Prinled in Argentina.

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    P R IM E R A P A R T E ,   LA DOMINACIÓN HISPÁNICALA CONQUISTA

    1 España imperialEspaña en el mundo

    La situación- internacionalPolítica: experiencia   y   teoría

    ~ .~~,Religión, economía y culturaEspaña desde dentro

    La sociedad 

    El hombre.

    El poder, las ideas   y las creencias'

    La monarquía bicéfala de los Reyes CatólicosCarlos 1 y la concepción imperial ".La manocracia egocéntrica de Felipe IILa teoría política española del siglo   XVI

    2 la rula de las especiasEl  momento   histórico .La empresa descubrido;a

    Hacia el Plata .

    3 la ¡usticia, el poder   y  la feEl  ensayo   an~illanoEl gran examen de concienciaLos medios de la conquista

    Los apóstoles

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    EL SIGLO DE LAS LUCES

    4 Tierra   argentin.6

    Los dueños de la tierraLa ocupación de la tierra

    Vida social. y económica

    Jefes   y   caudillos

    PÁG.

    17 718 118 3

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    - -. v ~190,19 319 519 720 1

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    22 7 -23 6

    23 6

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    26 5? 68

    27 127 1

    27 828 7

    29 8

    . . 312

    31 2

    31 832 1

    Gobierno criollo .

    La crisis del sistema político españolRevolución en Buenos Aires .

    La autoridad y la legitimidad 

    La cuestión ideológica .Revolución por la independencia

    LA EXPANSiÓN REVOLUCIONARIA

    Los primeros pasos.

    La situación internacional entre 1810-1830Los grandes problemas

    De l 2 5 de ma y o a l 6 d e a b r i l d e 1 8 11 ,Hacia la organización del poder político

    16 la agonía de la revoluci6n"(._.

    Alvear en el podep

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    , , 1

    ~

    "f ,   J 7   La independenciaJ   La sociedad revolucionaria

    Alteraciones económicas .

    La lucha por la dominación

    La diplomacia revolucionaria hasta 1816):

    . .------El Congreso de Tucumán):( .'-'

    18   Pueyrredón   y   San Martín /

    La era pueyrredoniana .

    La epopeya de San Martín

    Ideas mon~fquicas y  diplomacia_::'>

    La evolución constitucional '".'

    La manzana de la discordia "

    El traspié del Litoral

    ¡ ER Cm P AR TE ,   LA NACIÓN INDEPENQ!ENTEEL ESTADO EN CRISIS

    19' Va disolución del Poder Nacio"al

    /El   fin   de un   sist.e!J13. . . . . . j   Hacia la "paz perpetua". . . . .

    ~

    ' ederalismo y   caudillos]s . . . .

    onclusión de   la   epopeya americana)-I.

    Las consolidaciones provinciales. . .

    r;j-¡La reforma rivadaviana ..+   20 ¿Estado federal o unitario?

    Hacia la unidad de régimen

    Guerra   y   paz con Brasil

    La revolución unitaria

    Orientación bibliográfica

    PAG.

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     Nota preliminar 

    Conviene repetir ahora la explicación de propósitos que encabezaba la pri-me"ra edición de este libro.

    En primer lugar hemos expuesto a través de una síntesis necesariamente

    selectiva, los aspectos que juzgamos más importantes de un' procesó histórico s~-tuado entre dos fechas: 1492 y .   195; .. El epílogo informativo, que.plantea algunosinterrogantes actuales,. ha sido prolongado -brevemente para incluir los últimosacontecimientos nacionales. Si bien éstos podrían afectar a algunas -.creemos que

     pocas- de las opiniones vertidas en la edición anterior, ,hemos preferido no in-troducir modificación alguna sobre lo ya escrito.

    Hemos procurado aportar perspectivas que proceden de otras ciencias queel historiador no debe soslayar: la ciencia política, la sociología, la economía, es-tudios "demográficos   y   -militares, enfoques religiosos. Pero el libro no es por esouna historia exclusivamente política, social," institucional o económica, si bien predominan algunos pumos de vista sobre otros según las épocas o el compor-tamiento de los actores relevantes. Nos proponemos, sencillamente, hacer inte-ligible el pasado adoptando el criterio de que, las ciencias del hombr:e no pueden

    cultivarse con provecho sin abrir sus diversas disciplinas a una colaooración recí- proca aun sabiendo las dificultades implícitas en la carencia de esquemas concep-tuales comunes o en la vigencia de hábitos opuestos a dicha apequra. El empleoo la adecuación de esos esquemas podrá ser discutible, pero no tratamos de buscar ~aadhesión o de neutralizar criticas, sino de vencer actitudes que suelen ser reaciasa ese tipo de colab9ración. Los progresos que el esp"Íritu-interdisciplinario hahecho en los últimos cinco años son notorios, v nos satisface haber contribuido,en modesta medida, a esta corriente. .

     Nuestra exposición de la historia nacional es precedida o acompañada por consideraciones sobre la situación internacional en. cada período. Esta referenciaconstante al contexto internacional se fun'damenta en el hecho de que todosistema político reconoce la influencia de otros sistemas que existen en su con-toCflO. En el caso de naciones como la Argentina, esa realidad es patente. por 

    cuanto sólo en un sentido muy restringido puede hablarse de un desarrollonacional literalmente independiente. Casi todos sus procesos han dependido ydependen de factores que proceden del contorno internacional, aun aquellos que

     parecieron relativamente autónomos a historiadores del pasado.Constreñidos por razones de espacio, hemos buscado cieno equilibrio entre

    el legado colonial   y   el sistema de dominación hispánico por un lado,   y   la expo-sición de la historia propiamente nacional por otro. Así como no se puede inten-tar una aproximación a b historia de los argentinos sin señalar los rasgos funda-mentales' del pasado español   y   americano, creemos necesario poner énfasis   _ydarle mayor extensión relativa- a la historia de la Argentina moderna.

    Al introducirnos en un pasado reciente nos alcanza la polémica renovadasobre si es posible la historia de lo contemporáneo. Tal vez testimonie la \'igenciadel problema el hecho de que los autores de esta obra disientan entre sí acerca

    de este punto. El historiador que pretende hacer una historia de los sucesos más

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    En 1492 Isabe! de Castilla   y   Feruando de Aragón toman Gra-

    nada, nace Juan Luis Vives   y' Cristóbal Colón descubre AméricaEs un año clave de la c;onología histórica, que resume buen~

     parte. de. ~a biografía española. La roma de Granada significa lacuJ.mIn?~lOn de _la Recon,uista y un hecho decisivo para la coo-sohdaclOn de la monarqma en "el proceso de formación del Estadoespañ?L Juan. Luis Vives evoca las ideas y las creencias del ti~mpoy   su mfluencla en Esp~ña. El descubrimiento de América sugiere,

     por fin, el ~ancharnientb del mundo, una revolución en el tiempq y  en e! espacio.

    En 1492 España vuelve, por decirlo así, a Europa, pero estavez con" álllmo   y   talante imperial. Hasta entonces había conocido

    varios dominadores. Hacia el siglo   11   antes 'de Cristo a los romanosque. hasta el 400 moldearon al pueblo de Hispani;; seis siglos, e¡deCIr: el do~le del domi~io ing~és sobre- América del Norte, en queel la."n llego a ser lengua hablada p.or el pueblo español   y  produjoe~cf1tores de la talla de Séneca. _El cristianismo penetró temprano

    : SIendo abrazado por la mayoría de la población. Luego sucedieroncasi tres siglos de dominación visigótica. Y a esos mil años en que~paña fue con los romanos   y   con los germánicos parte inte-grante de Europa, añádense después ocho siglos de contacto conla civilización no europea del mundo musulmán. Árabes, bere-

    "-beres   y   moros, "que desde el   711   habían ejercido una gran _in-.'.fluencia sobre la vida   y   la cultura peninsular, fueron vencidos

    . en Granada.

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    recientes, encuentra la dificultad de su compromiso con los hechos vividos y conla privación de fuentes importantes no consultables aún. Pero estas dificultadesson marginales frente a la de seleccionar los hechos con valor histórico" cuandose ignora buena parte de sus consecuencias, lo que torna esta selección conieturaly  significa, de algún modo, una predicción de efectos futuros. Ante la disyuntiva

     personal indicada y conscientes del interés del lector por hechos que le atañende cerca   y   cuyo relato no es fácil de obtener, hemos optado por exponer lossucesos e intentar su interpretación advirtiendo sobre lo mucho que queda por investigar y sobre el carácter provisional de las conclusiones que se extraen. Y a

     partir de  1955

      -año en que en nuestra opinión comienza la historia propiamentecontemporánea   q e   los argentinos~ hemos preferido plantear algunos de los in-terrog

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    A las puertas ?e ~n siglo ,ingular, prepara España su pre-sencia euro~ea: seran. tiempos de poder   y   de gloria. Pero el si-

    glo X~Ihab:l~ de ser tl~mpo de ensayo, gestación   y   cambio. Nada parcela definItIvo,   y   Sin embargo pocos lo vivirían como unaruptur~ ~(:tal de la c?otinuidad histbrica o como una quiehra dela tradlclon. En realidad no lo fue. Sucedió la apertura de unorbe cerrado   y   completo -el del medioevo-   y   la mezcla de co-

    rrientes contradicto~ias. Al mundo de la cristiandad europea se

    agrega el de las IndIas V a la atmósfera de las creencias tradicio-nales el intento, de un~ revolución ideológica que se fragua enromo del humanIsmo. del Renacimiento   ~T   del protestantismo.

    La situación internacional

    Hacia fines del siglo x\"ft--ª.--Situación~i-nteFnaeiooalera fluiday   t~~s~ El mun~o marchaba fu:cia nuevas formas de organización

     poh~lca   y   se artIculaban las grandes hegemonías del porvenir in-medIato. Quedaba atrás uno de los siglos más complicados   y  enig-mátic.os de la historia europea, como alguna vez se lo caÍificara.Un Siglo dual, pues persistía o sobrevivía la vida medieval   y  se

    -_avizoraba al mismo tiempo -la vida nueva del hombre---moderno.Oto~o de la Edad Media, al decir del holandés Huizinga   y   delespanol Ortega   y   Gasset, el hombre dejaba atrás convicciones quehll.bían sido firmes, sin haber anclado en otras.

    . Con el fin del siglo xv(dec~inaban)o se agrietaban"structuras   y~lStem.aspolítico~ iba hacia el recuerdo la formidable experienciaImpenal de Roma -otrora nervio de una organización de cuarenta   ycuatro provincias   y   casi cien millones de seres- e incluso el "sacer-dotalismo medieval", de que nos habla Marcel Prélot, poliarquía fe-cunda pero al cabo centrífug~, era por entonces una experienciasecular cumplida. En cambio 'cobran relieve las avanzadas de la

    mo~ernidad intelectual   y   sentimental -Italia-, de la religiosidad.-los Países Bajos-,   y  de la política -España-, donde curiosamenteasume dimensión precisa el Estado.

    El año   1492   está situado en el momento histórico de la decli-nación del feudalismo   y   del comienzo de la afirmación del poder monárquic~. La Edad Media -con nombre tan poco feliz- habíasignificado sin embargo mucho más que un mero tránsito entrelo antiguo   y   lo moderno. Edad notable, de ella nace Europa, unay   diversa. Ideas nuevas o renovadas presiden las relaciones entrelos hombres   y   las que vinculan a gobernantes   y   goberm dos. Elarte, incluso, expresa una técnica   y   un mensaje. 'Pe~o los Lonfinesde la época se advierten con las modificaciones de la realidad

    internacional.

    10

    En Europa occidental Inghiterra es sacudida por problemassociales   y   .p~d~ce la rebeli?n popular de 1381. Viven aún lasquerellas dmastlcas que hablan provocado la sangrienta guerra delas Dos Rosas   y   de todo ello surge la aspiración popular    y   bur-guesa por la paz. cuya imagen se creerá ver a través de un Tudor fuerte   y   dominador: Enriquf.   V ino   Alemania disfruta de un pe-dodo de. prosperidad econáiJiíca en el que la .liga de Hansa do-mina el comercio   y   su capital, Lübeck, se erige en competidora

    de Roma, Venecia   y   Florencia. Al sur, mientras los señores tratande liberarse de la tutela imperial, una dinastía nueva comienzaa edificar su fortuna   y   su poder político: los Habsburgos. Italiatiene   a   lombardos, florentinos   y   venecianos, ueducadores econó-micos" de Occidente, para quienes la búsqueda del provecho esel motor de   la   vida   y   el ideal cristiano secundario. Los clérigosy a   no tienen el monopolio educativo, los   condottieri   expresanuna nueva manera de hacer la guerra   y   los mecenas un génerodistinto de vida cultural. Las revueltas sociales estimulan el deseo

    ~ de un poder fuerte; abundan ...los tiranos locales, I~s hombresB enérgicos   y   con sentido de lo desmesurado; Italia es un conjunto

    de unidades poderosas   y   rivales:' Nápoles. los Estados pontificios,

    Venecia, Milán, Florenciacc. la inestabilidad   y   la-anarquía liqui-dan los principios. Se clama. en cambio, por el ¡¡príncipe". Prontosurgirá el teórico del poder para la Italia desmembrada.

    En Eu~opa oriental el proceso tiene también sus actores   r sus episodios premonitorios 4el fortalecimiento del poder: enMoscú el zar; en Estambul el sultán.

    España no será ajena a dicho proceso de consolidación del poder. La península ibérica, entonces dividida en cinco Estados-Navarra, Portugal, Castilla.• Aragón   y   Granada- será escenariodel litigio que terminará con la desordenada rebeldía de los seño-res en favor de un poder más firme   r   centralizado: él de los reyes.

    Política   Iexperiencia   y tearia

    En torno. al 1500 se desarrollan tres centros de la vida his-tórica occidental: Italia, los Países Bajos   y   España. Se elaborantambién las grandes hegemonías del siglo: se desarrolla el imperioespañol de Carlos 1, se afirma la potencia francesa   y   Flandes escentro de energía intelectual   y   literaria. Inglaterra, relativam.ente

     pobre   y   sin marina, carente de poderío material, tiene   y   exportaIdeas. Por ejemplo, la genial y profunda del "equilibrio del po-der". Como bien advirr~ó Ortega   y   Gasset, la teoría de   the balanceof power   sirvió a Inglaterra para usar su escaso poder allí donde

    le resultara conveniente.

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    RUSIA

    OC~ANO

     AHANTfCO

     AFRICA

    Mapa de Europa en el ano 1500.

    En   tO?3   Europa occidental se difunde la monarquía   ':lbsoluta

    co.mo el   tl~O  de gobierno deseable   y   funcional. Si en la Europaonental se Imponen el zar, el sultán o el káiser es porque el poder 

    adopta las fórmulas   y   la fisonomía que las diferentes culturassugJeren.

    La .exp~rien~ia es, sin ef!lbargo, convergente. Es desplazado

    el   ~O~S[JtucJOnahsmo   feudal   V   también las ciudades-estados libres pila~es en los que' se había ba~ad~ buena parte de la ~ultura   política'llledleval. La estructura de los gobiernos- cambia; .las ideas de   'lo; pensadores políticos también, así como la imagen que la gente

    se hace, de lo que debe ser el ejercicio del poder. En todas partes

    el poder crece.   y   como en toda sociedad su cantidad es limi-

    tada, todo aumento de poder de un grupo o de una institució~

    ocurr.e necesariamente' a expensas del de otros. En este caso, el

    P?der regio creció en desmedro de las instituciones rivales: pe.f-

    dieron, recursos   y   poderes la nobleza, los parlamentos, las ciuda-'des libres \' el clero ..

    Una idea clave servirá a la racionalización   y   la justificación   La soberan(a

    de este proceso: la idea de soberanía. La palabra no era n~eva. Su

    12

    sentido no era constante. El bajo latín de la Edad Media designaba

    con ella las atribuciones de Ucualquier funcionario investido de

    autoridad superior".l La expresión se ~cuñó en el francés medieval

    _souverain-   y   en general aludía hasta íos tiempos modernos auna autoridad superior dentro qe un ámbito determinado. En ese

    sentido, es suficientemente ilustrativa la célebre fórmula del legista

    del siglo   XIII   Beaumanoir: "cada barón es soberano en su baronía

    y   el reyes soberano por encima de todos".

    En cambio, la Edad Moderna echa las bases del Estado na-

    cional, magnitud política- qüe se aliment-a de nuevas concepciones

     jurídicas, que lucha por liberarse de lazos supranacionales   y   queestimula la defensa de una idea relativamente distinta de la

    autoridad. En rigor, durante los siglos   XVII   y   XVIII,   el debate entorno de la soberanía se concentrará en el tema de la   titularidad,

     porque el contenido   y   las condiciones de la idea nueva de sobe-ranía apenas se discuten. Es la época del ascenso del ,absolutismo.

    El momento es tan contradictorio como para contener, casi al

    mismo tiempo, a Maquiavelo   y   a los ideales políticos del   hU1ll;1-

    nismo, cristiano,   y   tan rica como para comprender las ideas o

    construcciones doctrinarias de Erasmo, Tomás Moro, Vives, Vi-toria, Suárez. Althusio oJean Bodin., Pero es suficiente para

    nuestro propósito señalar la presencia, en el mundo que circunda

    a España, de dos intelectuales que resumen bien los humores   y   los

    grandes temas políticos de ese tiempo: Bodin   y   Maquiavelo.Jean Bodi¡;l y   su doctrina. de la soberanía no se entienden sin

    una referencia a

    una pre~isa   y   concreta intención política, que ofrece unadoble faz. De un lado, sirve a la formación   y   consolida-

    ción de la nación francesa, perturbada por las trememlas.luchas religiosas entre católicos   y   hugonotes. Del otro,

    sirve a la implantación de la monarquía absoluta como ré-gimen político. En el caso francés, ambas fases estuvieron

    estrechamente entrelazadas.2

    En su obra   Six livres de la République   11576), Jean Bodinconcibe la soberanía como el poder supremo ejercido sohre   Súh-

    ditos   y   ciudadanos sin restricciones legales. La soberanía es el poder absoluto   y   perpetuo de una república. De tal modo, teoría política   y   experiencia se conjugan- en lo que se considera, con

    IConfr. Mario Justo López:   Introducción a los estudios políticos.Vol.   1,   Teoría política. Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1969, págs. l4R-H2 \'

     bibliografía indicada. .

    2 l,óPEZ,   Mario Justo,   La soberanía.-  Ed. Cooperadora de Dcret:!w   yCiencil!~.Sociales. Buenos   AireS".   1%7.   pá~.   u.

    13

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    i   general acuerdo,. la cabal exposición del concepto moderno desoberanía.

     Nicolás Maquiavelo encarna "la oposición al pensamiento

    medieval en el Occidente europeo. Sus ideas, que reclamarán,

    cuando se difundan, la atención de buena parte del pensamiento

     político español, demuestran que vio con claridad el rumbo de

    la Europa política, como bien dice Sabiue. Nadie aceptó con

    tanta naturalidad el arcaísmo   y   la decadencia de las institucionestradicionales que estaban siendo desplazadas ni percibió con ma-

    yor cinismo el papel de la fuerza en el proceso.3   N o parte de

    razones ético-filosóficas, sino de una realidad que pretende trans~

    formar, preocupado por la unidad italiana. El   unto,   palabra quecobra desde entonces significación decisiva, es para Maquiavelo

    algo tangible. Se interesa en que el poder político surja firme y

    sin grietas para unificar la sociedad italiana de su tiempo, anár-

    quica y corrompida. En su libro más famoso   -El   principe-   notrata del Estado como elemento constante, sino del príncipe como

    sujeto personal   y   concreto titular del poder. Por sus creencias.Maquiavelo es partidario del gobierno popular cuando   es   posible,

    y   del monárquico cuando es' necesario. Pues bien: Italia necesitade un gobierno eficaz, y Maquiavelo se inclina por la monarquía

    absoluta. Sabine advierte que el pensamiento de Ma'Iuiavelo, em-

     pírico'   y   asistemático, no es representativo .de todo el pensamientoeuropeo a comienzos del siglo   XVI.   Pero con el tiempo se irán

    difundiendo algunas de sus ideas como representativas de una

    manera europea de concebir    y   de hacer la política. La religión, por ejemplo, gran tema del tiempo y de los españoles, es acep-

    tada en este italiano local.ista porque favorece a menudo la fide-

    lidad a la ley, la concordia y la obediencia. Pero tiene para él un

    sentido instrumental: no es sino un medio para que se imponga

    • urazón de Estado". Porque para Maquiavelo sólo hay un punto

    t"me, el Estado, como objeto del hombre político activo.

    Religión, economía   y   cultura

    El. perfil del mundo que cirCunda a España, apenas esbozado.

    necesita ~e otros trazos fundamentales. Casi nada de lo que acon-

    o tece en .este siglo puede ser entendido si río se tiene en cuenta el

    factor religioso. La historia de la Iglésia Católica es, en ese senti-do, paralela. e insoslayable.

    Pedro Laín ..Entralgo distinguió alguna vez cuatro etapas que

    nermiten visuplizar mejor lo que entonces acontecía y_el oroceso

    •.3 SABINE,   George H.,   Historia de la teoría política.   l~   Ed. Fondo de

    Cultura Económica. México, 1965. págs. 249.264.

    14

     posterior. L~ primera etapa es I~,"del ciistianis.~o ••"insular", en

    que la IgleSia se presenta como Isla-en-expanslOn. Desde Pen-

    tecostés hasta Constantino los cristianos fueron. en cuanto grupo

    social, una minoría más o menos compacta. rodeada .por gen~es

    indiferentes, curiosas u hostiles. De hecho, las comumdades CrIS-

    tianas eran "islas. rodeadas por la infidelidad helénica   y   romana.La segunda es la etapa de la "Iglesia-continente"   o.   La conver-

    'o'n religiosa de los que mandan -desde Constantmo hasta laS I , .   di' .'poca de la Reforma, la acción apostohca e os mlSloneros-e   '1 . 1unificará cristianamente al orbe europeo y trocar} a   IS   a en con-

    tinente. Rodeado o invadido por árabes, mongoles o turcos, el

    undo cristiano medieval constituye una unidad religiosa. La ter-

    :ra es la etapa de la Iglesia como .uisl~, a la defensi~a". Es )a

    época en que la Iglesia   y   )a secular~zac~on expulsan esa desme-surada ilusión medieval. Aunque la iIdeltdad a Roma prevalezca,

    el cuerpo visible de la Iglesia es de nu~~o "isla". r~d~ada por 

    un número creciente de incrédulos, diSidentes e mfleles. La

    Iglesia vive a la defensiva. En parte porque formalmente se

    la despedaza o se trata de hacerlo. En parte 'porque. muchoscristianos siguen viviendo la etapa de la Iglesla-contmente,   ycaen --enla-tentación de pactar con el poder con tal de consegUir 

    la dominación. Esto culmina en la fórmula del trono   y   el altar.y   muchos cristianos tienden a convertir en mal encarnado ~ a.b-soJuto a los hombres contra quienes ellos. en cuanto tales cnstIa-

    nos, se ven obligados a comba~ir. La ~uarta eta.pa es la ?e nuestro

    tiempo. Es la Iglesia "isla envolvente . A partIr de Leon XIII ~e

    abre el diálogo directo con los hombres y con el mundo. La I?I~Sla

    sale de )a actitud defensiva y se hace verdaderamente ecumemca.

    El Concilio Vaticano   n,   Convocado por el Papa Juan XXIII esel signo relevante de esta etapa.

    A fines del siglo xv y eu el   XVI,   la Iglesia Católica aparece

    situada, a )a vez, sobre dos de las imág~n~s anteriores: uva d~Ja.ndo

    de ser "Iglesia-continente"   y   se va deflmendo como Igle.s~a-Isla-a-la-defensiva". De la primera es signo ta?to. )a lab.or 

    o

    miSIOnera

    como la relación de. la Iglesia con los 'prmclpes crIstianos. para

    cuy~ gestión política la Fe era una bandera   y   una suerte d.e.pro-~rama de lucha. De la segunda es, sobre todo, .el. Conc,h?de

    Trento, e(-más .Iargo de todos .Ios concilios,   .p~e~se eit.endió en-tre 1545 y 1563, logró definir los dogm.as c'tohc?s negados por 

    Jos protestantes,   y   corregir abusos denunCiados por estos   r   ~or mu-chos católicos. Pero tanto la época como la Reforma condlcJOnaron

    la mentalidad conciliar. Si la obra dogmática fue fundamental, laa~titud general fue de condena, de reprobación. de errores y de

    defensa de la Iglesia res~ecto de un mundo extenor y   hOS[I1.

    15

    Ubicaci6n de laconcepciónreligiosa en elsiglo XVI

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    9/16

    El 31 de octubre de   1517   el monje Martín Lutero había fija-Jo sobre la pue~ta de la cap.ma del castillo de Wittenberg noventay   cmc? propoSIciones ~endlentes a demostrar queJa indulgenciaconfena a los pecadores una falsa seguridad. Pocos previeron queel ~sunto motivaría ecos formidables. La Reforma protestantehabl~ comenzado,   y   al cabo, tanto o más que en la ,Edad Media,habr!a. de mezclar la política con el credo religioso   y   los dogmasteolog!cos. J~nto con las controversias sectarias a que dio .lugar,

    tomarla el mismo rumbo que el proceso general de consolidacióndel poder monárquico.

    Lo~ datos de la sociedad economlca de la época tampococontradIcen el proceso descrito. El comercio se convirtió .enuno de los factores de disolución del orden feudal. Las caracterís-ticas de la economía medieval favorecían el aislamiento. Recogidassobre sí mismas, las ciudades producían para el autocorisumo,como econ~mÍas cer~adas. No tenían. mercados exteriores   y   por lo tanto el mtercamblO con otras reglOnes era escaso. La agricul-tura era la base fundamental de la actividad económica   y   la

     pob~ación se concentraba casi totalmente en áreas rurales. Por" eso,la ~r?piedad de la tierra en manos de grupos reducidos gravitaba

    d~clslvamente en el orden político   y   social." La expansión comer-CIal de !o~ siglos XI al. xv cambió el panorama. Nota singular   ycaracteflStlca del cambIO fue el papel asumido por el riesgo: losmétodos de transporte primitivos, sobre todo terrestres, los aza-res de la navegación marítima, los, peligro~ de la piratería. Por eso las mercaderías .preferidas eran las de poco peso   y   muchovalor,   y   los' artículos suntuarios de Oriente, que reunían esas con-d~ciones, s~rían el núcleo principal del comercio medieval. El bajomve~ de Vida de una población predominantemente rural derivóel comercio de los artículos suntuarios   a   los pocos que tenían gran

    ":Boder económico. -terratenientes   y   Juego comerciantes- según. ,'dvanzaba el proceso de urbanización. . .   ~i '

    ... _~ El cambio se tradujo en la extensión de los teiri~orjos' queentraban paulatinamente bajo el .dominio del poder .real; en J3~ampliación   y   coordinación unificada de las comunicaciones; enél ensanchamiento del mundo que produjeron los descubrimient9sdel siglo xv. De la rigidez   y   el localismo municipal se pasó concierta violencia a la libertad anárquica   y   al mercado aventurero.Un tipo de comerciante desprendido de la tutela de los gremios

    iY    de las ciudades, con capital disponible para emplearlo, donde-~más rindiera   y   con espíritu de empresa. surgió como wta suerte

    4 FERRER,   Aldo.   La economía argentina.   Fondo de Cultura Económica..\léJCicn, 1963, págs. 17-21.'

    16

    Religión y pallUca .

    la .socledadeconómica

    de conquistador. de una más. amplia   y   abierta sociedad economlca.

    Roto el aislamiento de las cjudades, extendídas las fronteras delcomercio, éste no pudo ser dominado por aquéllas. La sociedadeconómica se haría, hacia el siglo   XVI,   a la medida de lós territoriosdominados por las monarquías. La relación entre los protagonistasde ]a sociedad económica   y   los de la sociedad política seríacuestión de tiempo, de necesidades, de intereses   y   recursos' con-currentes. El poder re~1 intervino deliberadamente en la explota-

    ción de los recursos nacionales con suerte diversa. Llevó a cabo políticas concreta~ .para incrementar .e,1comer~io. interior    y   exte-rior. El mercantdlsmo fue la verSlOn economlca del proceso

     político de consolidación del poder regio. Teoría nueva, segúnla cual la potencia de un Estado se funda sobre .la riqueza de sucomercio, justificó la intervención del poder real   y   dio lugar auna nueva clase de hombres con mucho dinero, espíritu de em-

     presa   y   una ética vinculada con el prov~cho económico, que alcabo los haría enemigos naturales de la nobleza   y   aliados del rey.

    El desarrollo de la monarquía como poder altamente centra-lizado, capaz de alentar   y   estructurar la formación de un aparato

    administrativo de apoyo,   y   la difusión del mercantilismo comoorientación fundamental de la economía de las grandes potenci.as,serían procesos convergentes.

    El mundo en el que se inserta la España i~perial no sólo   Vida y culturaalienta humores especiales en lo religioso, lo político, lo econó-mico   y   lo social. Es toda una vida cultural la que sirve de am-

     biente a esta época. El Renacimiento, que en un sentido denominaa un movimiento intelectual que comienza a fines del siglo xvy   se expande en el primer cuarto del   XVI,   buscó su inspiración en

    ..~la antigüedad clásica estudiada directamente por Jos humanistas   y:.no como consecuencia de la transmisión cristiana. Y en otro sen-

    tido vino a calificar todo el proceso que describimos, en el que lam~jestuosa construcción medieval, q.ue .repo~aba sobre la' doble

    autoridad del Papa en lo espiritual   y   del Emperador en lo tem-.poral, se agrieta primero   " Y   se derrumba después.~1 ' .): El Renacimi~nto tiene, por lo. tanto, manifestaciones distintas¡pero no divergentes. La expresión artística es una de ellas. Se'

    ,¡expande desde Italia a toda Europa. La influencia itali,na es' des- ' _igualmente comprendida   y   asimilada, pero es formidable porque

    el siglo, XVIes nada menos que la época de Miguel Angel, de Rafaely   de Ticiano. Menos rico que el italiano, el Renacimiento francés.

    r.   CHEVALLlEJI:.   Jean Jacques,   Les grandes oeu'IlTes politiques. De Ma-chitl'l.!elti nos jourr.   Ed. Armand Colino Paris, 1960 (hay edició~ castellana).

    17

    . .'~~-~~--------------

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    La sociedad

    España desde dentro

    e vuelca en castillos, residencias particulares, obras profanas. Laarquitectura religiosa permanece fiel al estilo gótico. Incluso Por-tugal aporta un estilo -el "manuelinó", desarrollado en el reinadode Manuel (1495-1521)-adaptando a los edificios góticos unadecoración plena de fantasía en la que elementos antiguos se mez-clan con plantas exóticas, motivos marinos   y   otros testimonios desu gran aventura nacional.° España vive, según veremos. su notable

    "Siglo de Oro".

    La descripción precedente brinda los elementos fundamen-tales de la situación europea, es decir, del contoroo de España.Ideas y creencias, conceptos del Estado y del poder, formas devida y expresiones culturales, litigios religiosos y valores de lasociedad económica procedentes del contorno, penetran la vidaespañola. .

    Con frecuencia. la perspectiva histórica sólo tiene en cuentadicho contorno   y   no expone las cons~cuencias de esa penetración,

    ni las transformaciones que sufre al adaptarse a la manera de vivir la vida, personal   y   social, que los españoles tenían. Se trata de ver ahora a España desde dentro.

    España llega a la esquina de los siglos xv y   XVI   con la expe-riencia ambivalente de )a guerra de la Reconquista. Granada fueconquistada rras dura lucha, que duró desde 1481 hasta 1492 yremató casi ocho siglos de guerra contra los musulmanes. Laguerra no fue, pues, un estado de excepción. Ocho siglos delucha habituaron al país a la vigilia de las 2rmas, y un .l?"aís..~narmas aspira tanto a la unidad del mando como a la paclflcaclonv a la unidad política. Mientras gran parte de Europa trataba deresolver el problema de su fragmentación en un mosaico decuerpos políticos diferentes, España ve crecer un poder real fa-vorecido por las consecuencias de la guerra, apoyado cada vezmás en una organización administrativa, preocupado en des~rro-llar las comuniCaciones -caminos   y   correo- y con un crecientey   concentrado poderío militar. Todo un sistema asentado sobredos reinos estratégicos: Aragón y Castilla. . . .

    La base de poder que significaban Castilla y Aragón fue cla-ramente ponderada por los reyes Isabel   y   Fernando: Castilla tenía

    . ti   AUBERT, André   y   o[ros. Confr.   Hirtoire. Le monde de   1128   «   1715.Ed.   Classiques Hachetre. Paris, 196$.

    18

    la   base territorialdel poder real

    "una superficie de 355.000 km' y una población de 7.000.000 de

    habitantes. AragéJO JI0.000 yo 1.000.000, respectivamente. Amhosreunían, pues, ocho millones de personas en 465.000 km:! de super-ficie. El relieve de esta base territorial y demográfica se adviertemejor comparándola con reinos   y   ciudades españolas -Navarratenía apenas 100.000 habitantes en veinte mil kilómetros cuadrados;Granada 7.00.000 en treinta mil   V   Madrid contaba con menos de

    10.000 personas-,   y   con reinos o. Estados europeos -Frllncia ente-ra se aproximaha a los 10.000.000 de habitantes e Inglaterra a los2.000.000.

    En el mundo español de los Reyes Católicos ocho de cadadiez habitantes eran campesinos.   j.   Sobrequés' perfila una pirá-mide social en cuva extensa base estaba situada la enorme mayoríacampesina   y   un i~portante número de menestrales o trabajadoresde las ciudades. Era posible distinguir todavía a los menestralesde los pobres, pues en las ciudades aquéllos vivían en un limicadoy relativo bienestar comparados con los campesinos, económica-inente muy débiles   y   aún en proceso de mayor empobrecimientoy todavía incapaces, en general, de reacciones sociales, salvo en~Igunas regiones de Cataluña y Aragón. En el nivel siguiente sehallaba lo que hoy llamaríamos la clase media -los sangradore.'i,los notarios, los artistas de nota, los patronos industriales, losmercaderes V corredores-o Pocos V de escasa influencia. como nofuera nmni¿ipal, pues dirigían co;poraciones gremiales   y   partici-

     paban del gobierno de la ciudad, en la que vivían Jos judíos. E.••ta burguesía tendría en España un sentido político más bien queun sentido económico apoyado en solidaridad de clase.

    A medida que se asciende hacia la afilada punta de la plra-mide social de la España de la época, se encuentra a la aristocracia,dividida en tres grupos principales: los grandes   y   barones -nobles

     por derecho propio-, que no eran más de cinco mil¡ los militareso gentilhombres -nobles por extensi6n-, que entre. infanzones.hijo~dalgo .Ydonceles no llegaban a cincuenta mil;   y   el -patriciadourhano, compuesto por unas sesenta mil personas.

    Se puede visualizar ahora la estructura de dicha pir'ámi~e .so-cial: una base enorme compuesta por seis miHones de personas,una franja media que apenas llegaba al millón y Un pequeño sector en la cúspide que no superaba las ciento quince mil y  qt,le duranteel reinado de Fernando e Isabel, cuando la población llegó a ser de diez millones de hahitantes, se limitaba al 1,6 '¡ '   de aquélla. La

    1VlqNSVIVES,   J.   Historia de E~patja y   América.   E~.   Vitens   Vives. B¡¡r-cc!{ma, 1961. Colalwracit' lIl Je San[Íago 5(1hrequés Vida) en el   ({lmll   11,p;i,!!s.   107   y   s iguienteS". .

    19

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    --====~~ __.__ 

    Particularismo

    21

    tiempo~era casI

    habría de tener, por muchohi.zo fuerte donde la' r:t0bleza

    cueocia a la lihertad,   se   ha multilJlicado con el coraje   y   exasperadocon la pasión.

    A su vez, la patente diversidad de España, como la calificaPedro LaÍn, se realiza a través de cinco motivos principales: el

    regional, el cron~lógico -ru~s com.o puebl.o ~i~jo conti~ne ":o~osde vivir pertenecIentes a dlstmtos nIveles hlstoncos-, el I?~ologlco

     _porque la disparidad en ocasiones se exaspera   y   pohtIZ3-:-, eltemático -porque la actividad creadora de Jos españolés se onenta

    hacia temas siempre plurales-,   y   el social -que según veremosse manifiesta desde los siglos   X\"I   y   X\"ll   en diferencias económicasy   culturales acentuadas entre los niveles más altos   y   más bajos-de la vida española. s. "¿Todos aparte o partes de un todo?", La feliz expresión deOrtega   y   Gasset en   España in'Verte~ad~   sugie~e dicha tendenciaal particularismo que agota ~n la hlstona espanola ~uchos gran-des programas de vida colectiva   y   se traduce en aCCltudes y   corn-

    Il '   purtamientos.

    l' '   Las partes del todo comienzat.t a ~jv~r. com3 tc.dos.J   aparte. A este fenómeno de la v.lda hlsto~lca lI~m~ yo

    !:   particularismo ( ... ) cada grupo deja de sentirse a  SI  mlsmo.• como parte   y   en consecuencia deja de sentir los sentimien-tos de los demás.

    En la nobleza, el honor, la gloria, el ejercicio guerrero,conviven con la tentación a la holganza. La fe religiosa favorecíauna visión optimista de la vida, estimulaba el instiQto gu~rre~oy   el desprecio del riesgo. El guerrero "se traga la existencta sm

     pestañear, con todo su dolor    y   su riesgo dentro'" diría Orteg~.Pero si la nobleza tuvo los mismos ideales que la de los demas

     países de la Europa occ~dental, no tuvo el mi~mo -recl?t.amiento.La baja nobleza se creo en Europa por el VInculo tlplcamentefeudal del vasallaje y luego por los "menestrales". En España se

    furOlé)por el servicio de la guerra. De allí también el movimientoentre las clases, desconocido en otros países medievales. No fue. pues, ~n sector cerrado, dado que el ascenso social- podía conquis-tarse con el servicio guerrero distinguido, por la famil.iaridad conla muerte. Los ideales   y   concepciones de la nobleza ter:tÍan así uncanal de comunicación "popular, pues cada uno era, potencialmente,un futuro hidalgo.

    En cambio. la burguesíadesarrollo anémico. Sólo se

    ~ L A í N   ENTRALGO,   Pedro,   Una   y   diversa España.   Ed. Eclhasa. Barce-lona, 1968, págs.   2S~46.   Sobre el tema: Menéndez PidaI, Gómez Moreno.

    América Castro, Dámaso Alonso, Pío Baroja, además de los nombradosLaio  y   Sánchez~Albornoz. De Onega   y   Gasset, ver O.   c.,   tomo   11I,   pág.   fiN.

    I

    Como dirigente o como parte del pueblo, el hombre españolfue protagonista. Escritores de todos los ~iempos añadieron seg-mentos a su fisonomía: espíritu áspero.   y   seco. sin términos me-diosj desinteresado   y   a veces apático. pero con energía inagotable

     para lo más complicado; humanitarista   y   fraterno. -llano en laaltura, digno en la pobreza-o tradicionalista -la adhesión a loantiguo le ha parecido lo más seguro   y   el estilo de vida más so-

     brio-, pero también idealista   y   religioso:Por la honra I pon la vida I  y   pon lor dor, I honra   y   vida, I por tu Dio s.

    Sin embargo pocas notas características de los españoles hanconseguido tan general coincidencia corno su individualismo   yla proyección. política y social de éste: el particularismo. En laEspaña una   y   diversa, el individualismo no es filosófico. ClaudiaSánchez-Albornoz señaló bien que los españoles no hubieran es-crito- nunca los derechos del hombre frente a la sociedad,. sinoconcretos derechos de la sociedad sobre los individuos.   UNo   sereglamentan los riegos sino donde escasea,e1 agua". La Carta Mag-na define libertades; la de León fija normas de justicia. Afirmado

    en el orgullo   y  en la pasión ibérica, el español se ha unido con fre-

    El hombre

     base ecanamlca del poder de dicha aristocracia, que servía desoporte al poder político   y   social   que tales recursos permitían.era la tierra, distribuida en proporciones inversas a las ~ecién des-critas:" los pocos tenían muchísimo   y   los más tenían muy poco .El 97 %   de la tierra estaba en propiedad de aquel 1,6 %   de la

     población, y el 98,4  %   de ésta poseía algo del   J   %   de tierra restante.Los.grandes y barones tenían el 49  %   de la tierra; la nobleza

    de segundo grado, los obispos y el patriciado urbano el 47 %  Y al-

    gunos componentes de los sectores medios el 4  'fr.

      La distancia so-cial se reflejaba también en los recursos. Los ingresos anuales deun miembro de la nobleza :-el marqués de Villena, por ejemplo-eran de 100.000 ducados; los del obispo de Santiago 60.000. Peroel médico   real   ganaba 240 en el   año, y   un jornalero nueve.

    Ancha en su base   y   afilada en su vértice, la pirámide socialno era sin embargo tan rígida e inmóvil como la imagen sugiere.El acceso a la nobleza estaba abierto en "todas las direcciones, ha-

     bía continuidad entre el noble   y   el no noble, mientras el cleroaparece como un estamento con" sentido corporativo.

    En dicho escenario social operó hábilmente el poder de Fer-nando e Isabel, circularon ideas   y   creencias con suerte diversa   V

    mostró su fisonomía singular el hombre español.

    20

    "

    'I

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    El poder, las Ideasy las creencias

    inaccesible -Cataluña, 'por ejemplo-   y   creclO a diferente compásque en el resto de Europa. La infancia de la burguesía castellanacoincide con la madurez   y   el triunfo de la italiana, de la flamenca,de la francesa. Oríginalmente halló tres cenrros de desarrollo:Burgos en el norte, Sevilla en el sur, Medina en el centro.9

    Entreranto, el desarrollo del hidalguismo fue notable y conconsecuencias. Celoso de sus }lrerrogativas. sus pautas culturales,

    ideales   y   ritos fueron semejantes a los de la nobleza. así como sudesprecio por el trabajo manual. Ja industria   r   las' finanzas. Su poder social derivaba de las gracias reales por vía de privilegiosy..en las guerras -de la Reconquista aquéllas fueron acompañadas por cesiones de tierras, con lo que el relativo poder económicode los hidalgos rambién procedía del poder\-egio.

    Los únicos ricos situados entre el puebió por un lado   y   )anobleza y la burguesía por el otro, eran los judíos. Hábiles paramultiplicar su riqueza, se dice que su aporte .al desarrollo del paísfue relativamente escaso. Su poder económico estimuló la envidia.ra xenofobia   y   al cabo el asedio de los demás sectores españoles.Fueron quizás esos motivos, más bien que Ja diferencia religiosa

    Jos que inspiraron su expulsión, que Claudio Sánchez-Albornozcalifica de demagógica y tardía.lo

    Pero España tenía además otra categoría, social: la de loshombres uJibres". Eran libres los caballeros, los burgueses   y   loscampesinos sin caballo de las tierras nuevas. o que habían reci-

     bido privilegios; los hombres de behetda o pequeños propietariosque rendían homenaje al señor que quisieran   y   que podían cam-

     biar de señor a su arbitrio; y los colonos. que' no estaban afectadosa tierra alguna   y   en consecuencia podían, por el abandono deaquélla. cambiar de señor.

    .   .

    Si España fue siempre una   y   diversa, el hombre español expo~

    ne en todo tiempo una imagen polifacérica. Ella explica qúe llevaraa España a una de sus posiciones más brillantes   y   fuera asimismo

     protagonista de sus más notables empresas nacionales e interna-.cionales. Y que fuera juzgado, elogiado o condenado, con argu-. menros extraídos de su acción   y   su pasión polivalentes.

    n Barcelona, en Cataluña, representa una excepción en el proceso, pues penenecía :a la única región española que tuvo un   sistema   feudal paraleloal ~d resto de Eurap,a. _ .

    .•" SÁNCHl":z-AL~RNOZ. Claudio,   ESpa'1ia, 7111enigma   hist6rico.   Ed.   SuJ:-:uI~erlCana.~uenos   Aires,   J9~~•. tomo 11,págs. 258-60y   págs. J63-298,si S~qUiere   ampltar el   tema.   de difiCil   acceso   y   ponderación.

    22

    El período comprende tres grandes reinados: el de los ReyesCatólicos Fernando e Isabel (1474-1517), el de Carlos l (1517-1556) yel de Felipe 1I (1556-1598).

    La política de los reyes es uno de los caminos posibles para

    describir la é!,oca, pues apretados unos contra otros, hechos dedistinto relieve adquieren la fisonomía de un gran gesto históricotlue se revela hasta Felipe JI como un formidable proceso incor- porativo de comunidades hasta entonces separadas. como Una his-toria ascendente   y   acumulativa,   y   desde   f 580 como un procesode decadencia   y   desintegración. ~ta visión impresionista dela historia españoJa no es desdeñable: permite ver situados en la

     parte ascendente del, gesto hechos   y   procesos sensacionales, comoel Descubrimiento, la Conquista   y   la Colonización.   y   en la partedescendente hechos que conciernen directamente a la historia delos argentinos, como la Revolución   y   ,la Independencia. Menéndez

    Pidal coincide en que "las altas dotes de Felipe II y la grandezade su concepción política mantienen el imperio en creciente, perose prevé que el menguante comenzará en seguida".

    Expresión cultural de la historia ascendente de España es elllamado "Siglo de Oro", que en rigor comprende los últimos añosdel siglo xv, todo el   XVI   y  la primera mitad del   XVII.   Es decir .que

     precede al "gran siglo" francés -desde CorneiJle a Saint-Simon,.y   que en realidad contiene sólo setenta años brillantes-   y   superalargamente la centuria que lo bautiza -pues comienza en Colóny culmina en Calderón y MuriIJo-. Su fama no alcanza quizásal del francés, pero no es injusto decir que lo supera en esplendor.y   tampoco es dato desdeñable comprobar que en la relativa mini-

    mización histórica del "Siglo de Oro" español mucho tuvo quehacer el éxito del proselitismo político europeo contra el prose-litismo político español: aquél logra plasmar la denominada "l~~yenda negra". :este deberá esperar la objt;tividad histórica, siem-

     pre relativa, para neutralizarla .El inventario 'cultural del "Siglo de Oro" es, en efecto, im-

     presionante. Movilizado por el factor religioso y por las empresasde expansión colonial, contiene a los humanistas, como,. Franciscode Vitoria, Juan Luis Vives, Juan de Ávila, fray Luis de Granada,fray Luis de León. ES el tiempo de la poesía del catalán Boscán y desu amigo Garcilaso de la Vega. De la arquirectura de Alonso Berru-guete, animadór del plateresco, y del arte singular de Miguel deCervantes, que publica la primera parte del  Quijote  en 1605, y des-cribe,hasta su muerte en 1616, la epopeya de España y de sus hom-

    23

    Expresión culturaldel ascenso:El Siglo de Oro

    '

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     bres. Incluye asimismo a talento s como Francisco de Quevedo, Lope

    de Vega, Góngora   y   Gracián.   Y   todavía resta por señalar lo queconstituye para algunos el núcleo de la fama del arte español:

    sus pintores. Porque la pintura española bastaría por sí sola para

    rev~lar. alojo avizor, _el esplendor creciente de la España singular 

    que dcscribi~nos. 1.:3 generacir'1O decish.a nace preci!'amente en

    el siglo XYIy   alcanza el   XVII.   Incluye a Ribera. Hega hasta Ve-

    lázquez -nacido en Sevilla en 1599-,   y   también a Zurbarán, aCano, a Murillo y a Valdés Leal. Y pertenece a ese siglo la audazreni?vación plástica de El Greco. ,

    La monarquía bicéfala de

    los Reyes Católicos

    El proceso unificadnr de España, que venía operando desde

    la época del Cid, se consolida Con los Reyes Católicos. La unidad 

    no fue expresión .unilateral de Ja aspiración de los grandes   y   delos nobles, sino también del pueblo. El matrimonio de Isabel y

    Fernando estaba en Ja línea de las aspiracionés pop.ulares. con-

    trarias a matrimonios extranjeros reinantes en la 'península,   .y   di-

    cha línea reaparece en manifestaciones distintas, hast~ el p'unto

    que se revela en los juegos infantiles   y   en la literatura de su tiempo.

    La época de los Reyes Católicos comprende cuarenta   y   tresaños, pues aunque Isabel murió a fines de 1504 y Fernando al em-

     pezar el 1516, los cortos períodos de gobierno de Felípe el Her-

    moso y del cardenal Cisneros en Castilla no alteran la política

    monárquica promovida por aqu~Uos. Esa política se encaminó a

    realizar la unidad española. a robustecer la autoridad real, a dar 

    importancia internacional a España   y   a continuar la expansión tra-dicional de sus dos Estados fundamentales: Aragón en el Medite-

    rráneo y Castilla por el Magreb y el Atlántico. La monarquía deJos Reyes Católicos tuvo las caracterIsticas de los cambios políti-

    cos generales de la época, según lo expuesto: centralización buro-

    crática, consolidación del poder regio, intervención en la sociedad 

    económica. Esto se' produjo sin desmedro de la autonomía relativ~

    de Aragón   y   de Castilla, que permanecieron con administración,leyes   y   Cortes. propias. La estructura del Estado, cuyo vértice es-

    taba ocupado por los reyes, tenía como organismo principal el

    Consejo Real, reorganizado en 1480 y desde entonces eje del com-

     portamiento moná~quiéo hasta bien entrado el siglo   XVI~.  Lo com-

     ponían un prelado, tres caballeros   y   hasta ocho o nueve letrados.

    Predominio de los juristas, contención de la nobleza. El Consejo

    24

    leal entendíal~n secciones   y   salas diferentes, de asuntos de p.olítica"terJor:dejusticIa;

    ie impuso sobre la nobleza, logró un dominio suficiente sobre las

    ciudades, organizó la burocracia   y   las comunicaciones para el ser-.'c',o   más eficiente de la conducción   V   el más efectivo alcance delv I . .

     poder regio hasta los confines.

    Si la guerra favoreció, según se dijo ya, la consolidación del

    der estimuló la formación de un ejército "nacional".   Y   todos po ,   d" . b"os instrumentos   y   formas de con UCclon tuvieron tam lenes   d l' . ,

    f ecros en la economía. Se elaboró una suerte e po Itlca econo-e   b .,mica con intervención deliberada de la monarquí~. que a no

    oertos. trazó caminos.   y   cuidó -con relativo aClerto- de la~ida industrial castellana. Favoreció la organización gremial con

    el propósito de mejorar el trabajo de los menestrales y dictó prag-

    máticas para reglamentar la jn~ustria textil, J~~e1 bord~d~, la zapa-

    tera, la jabonera   y   la de arm~rla. Pero la pol.lt~c~economlca de l~sReyes Católicos no pudo salvar _el retraso l~lclal de .Ia econOffila

    española frente a la de .otros pueblos de Occlden.te,   01  pud.o cam-

     biar la mentalidad española respecto del comercIo   y   las fmanzas.

    El viaje de Colón trasladó el centro de interés económico del

    Mediterráneo al Atlántico. Las consecuencias de dicho desp~aza-

    miento fueron vigiladas por la monarquía española, pero gravitó

    en el porvenir de su economía algo más profundo   y   constante:

    la estructura sociopoJítica de la península Ibérica. Tres elementos

    étnico-religiosos coexistían: el católico español,.el moro ~ el j~d.ío.

    La coexistencia veríase afectada tanto por la, mtolerancla relIgIO-

    sa como por Jos éfectos de la guerra de la Reconquista. Con la

    conquista de Granada se firmó .el edicto que daba   : J .   los judios

    cuatro meses de tiempo -desde el   30   de marzo de 1492- para

    elegir entre la expulsión   y   el bautismo, sin posibil~dades de sal-

    var el oro, pues la exportación de los metales precIosos era cosa

     prohibida. .

    El problema judío se transformó, así, en cuestión desencade-

    nante de efectos económicos   y   sociales. En regiones como Anda-

    lucía, tanto el movimiento bancario como buena parte del comer-

    cio internacional eran realizados por los judíos. También mucho

    de la vida industrial. Los .moros se reclutaban como a'ttesanos o

    agricultores especializados. Las conversiones atenuaron parcialmen-.

    te el daño, pero no lo compensaron con suficiencia, por la actitud 

    de nobles e hidalgos, que despreciaban el trabajo manual, y la

     prevención del español respecto del manejo del dinero. La vigilan-

    cia del Estado y del Santo Oficio hizo el resto. Al cabo, esta   CIll"-

    25

    Una polfllcaeconómicaintervencionista

    Católicos, morosy jud[os

  • 8/18/2019 Capitulo 01 Tomo Ihistoria de los argentinos

    14/16

    Carlos I Y la concepción imperial

    R   R A N

    Posesiones del Santo tm~rio Romano-Germánico . ~

    Reino de Bohemia (Fernando de Habsburgo) ...•.. ~

    M   A R

     AFR ICA

    OctANO

    27

    [reine a su antigua tesis de que era necesario reunir enuna sola mano todos Jos dominios de la Casa de Austria

     para sostener el Imperio del mundo, acepta ahora la exis-

    Mapa de los dominios españoles en la época d.eCarlos I con indica-

    ción de los correspondientes a la época de los Reyes Católicos.

     ATLANTICO

    Reinos pertenecientes a los Reyes Católicos   mReino d~ ,~a~arra. incorporado a Castilla en 1513 .  W i:;',~:::J

    La trayectoria entera de Carlos [ de España estará marcada por el esfuerzo COnstante tendiente a imponer una idea imperial

    que concibe nue\'a, sin lograr zafarse de una idea imperial que enrigor era tradicional.

    Cuando en 1548 dicta sus últimos consejos a Felipe, su hijo.la pretensión de insertar los reinos españoles en un único imperiose habrá frustrado. Por eso

    1 :

    "I

    III

    tión hirió de gravedad la formación de una burguesía artesana   ymercantil en esa época en que España no vivía en la abundancia.

    La obra unificadora de los Reyes Católicos hubiera podido

    continuar bajo el mando de un príncipe españolo extranjero, a pe~ar de la prevención española hacia los gobernantes extraños.Pero Carlos de Gante, quien setÍa Carlos I de España, complicólas Cosas cuando inserró los dos reinos ayuntados por la diarquíade Fernando e Isabel en una gran estructura imperial, gobernandocomo Carlos V de Alemania.

    Carlos, nacido en Gante en el 1500, recibió los dos reinos enun ambiente de pacificación y de concordia, en el que pocos avi-zoraban grandes crisis. La época parecía propicia para alianzas ycoincidencias. Príncipes educados en una mezcla de humanismo   ycaballería podían emprender una suerte de "política de la cris-tiandad", estructurada en torno de cuatro líderes regios: Enri-que VIII, Maximiliano 1, Francisco I y Carlos I de España.

    Cuando Carlos llega a España, se clausura el concilio de Le-trán. Maravall, que subraya 0PQrtunamente la influencia que en-tonces tenía la Iglesia Católica en el ambiente y entre los hombresde poder, destaca las líneas trazadas por el concilio para ser segui-das en empresas políticas: asegurar la paz entre los príncipescristianos, reformar la Iglesia corrigiendo abusos que por todas

     partes se denunciaban, reducir las herejías que amenazaban la uni-dad del cristianismo y hacer la guerra al infiel.

    Esa cuádruple recomendación es importante para entender elcomportamiento de los reyes, la marcha de la conquista   y   el de-

    rrotero imperial de España.En Carlos I dicho encuadramiento tiene expresión singular.

    Básicamente cristiano   y   de su tiempo, cree en el universalismo político y moral. Hombre de poder, acepta las técnicas apropiadasa   su conservación, maneja los matrimonios dinásticos, se interesa

     por la nueva técnica militar. Tiene una concepción patrimonial dela dominación política y cree en el "derecho del Imperio" parareglar las relaciones de manao y obediencia. Su concepción semueve en dos planos que gravitan también sobre su acción po-lítica: el del Imperio Alemán -o sea la organización política delos príncipes alemanes- y el del Imperio Cristiano -es decir el

    que debía expresar e institucionalizar la organización política dela cristiandad.

    26

    l.

  • 8/18/2019 Capitulo 01 Tomo Ihistoria de los argentinos

    15/16

    tenda de un Imperio germánico   y   junto a ,él un complejo

    de poder hispánico-flamenco-italiano, que hace del rey

    dc Esp~1I1a el poseedor de l1n~ potencia \Trdadcralllcllt~imperial."   -

    Sus instrucciones serán decisivas. Fe.Jipe hallará trazado el ca-

    mino para una hegemonía internacional. En él culminad el ade-

    mán ascendente de la historia imperial   cspaJiol:l.

    La   monocracia egocéntricade Felipe 11

    Felipe supo utilizar el cálculo dinástico con singular pragm:l-

    tismo político. El matrimonio entre dinastías cs. par;l   él, ante todo.

    una so!uci(m de conflictos \ ' un medio de acrecentamiento de su

     poder. En la vida de Felipe"1I figuran varias reinas.

    Sin ironía podría hahlarse de Hmatrimonios geopolíticos", tan

     pronto corno se compare el mapa   y   la relación de fuerzas de los

    reinos de entonces   y   se tenga presente el ol"igen geográfico de   hlS

    esposas de Felipe:. Portugal, Jnglaterra, Francia, Austria e indirec-

    tamente ltalia ..Con la paz de Cateall-Cambréssis, que dio cierta ventaja a

    Enrique 11y   fue base de la "paz católica", como se llamó al fin de

    la larga lucha entre España)' Francia, terminó la primera parte del

    reinado de Felipe, epilogo si se quiere del de Carlos 1, y   señalóel comienzo de la política .de la Contrarreforma   y   del predominio

    cspailol en Europa. Las líneas maestras del concilio .de Leerán

    todavía son patentes. Porque los devaneos amorosos de Felipe Il

    no excluyen la prudencia, la escrupulosidad    y   el cuidado en el

    ohjetivo de la rest:mraciém o de la expansión del catolicismo. Estas

    razones explican en parte el Tllatrimonio de Felipe con María

    Tudor, la "Sanguinaria", a q'uien

  • 8/18/2019 Capitulo 01 Tomo Ihistoria de los argentinos

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    ,

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    I :

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    mas capitales del Estado: la autonomía   y   la jerarquía de su poder.La concepción española del siglo   XVI   tiene su fuente en Fran-

    cisco de Viraria,   y  éste no piensa en el vacío, sino muy a propósitodel problema histórico planteado por el descubrimiento de Amé-rica: si el Emperador o el Papa eran señores temporales de todoel orbe.

    En Viraria, el Estado es una ucomunidad perfecta", un todoautosuficiente que no es parte de otro ser político superior,   y   por lo tanto independiente respecto del Imperio, lo que nos recuerdaaquel dilema imperial de Carlos I.

    En la concepción del Estado como   IIcuerpo   místico", encambio, se advierte la influencia de la doctrina de San Pablo. Lasociedad es pensada como un orden jerárquico   y   orgánico cuyo

    vértice natural es el príncipe. Domingo de Soto dirá, en ese sen-tido, que  Uel príncip,e   no está fuera de la comunidad sino dentrode ella, aunque en puesto preeminente, como cabeza". El poder sin   embargo, se atribuye a la comunidad con independencia delos sujetos que lo ejerzan. Lo que ocurre e~ que los príncipes tie-nen el poder en virtud del oficio, como deber y no co~o prerro-

    gativa. La potestad es la Upotencia" de la comunidad, que se realizao se actualiza en el oficio. Su, justificación procede del derecho

    Según el excelenre estudio de Sánchez A~esta, los orí2'enes de dichateoría se reducen a cinco principios fundamentales: primero, la humanidad esrá compuesta por un pluriverso de comunidades perfectas -es decir,   :llas que nada falta para cumplir su fin:- que son los Estados. Segundo, cadacomunidad perfecta o Estado es un todo que se concibe como una unidad;orgánica, que implica panes armónicamente entrelazadas como en un orJJa-nismo natural, cuya razón de ser es la realización de un fin, el bien comun.Por eso el Estado es concebido como un "cuerpo místico". Tercero, la

     potestad real -cabeza y poder supremo del Estado~ es un "oficio" por élque se pone en ejercicio la potest2d ~ue posee la comunidad pana r~alizar sus fines. Cuano, "la convivencia pohtica es una necesidad natural y, eneste sentidb; se dice que el poder del Estado procede de Ojos, que lo cons-

    tituyó en el acto mismo de .Ia Creación, como condición del desenvolvi-miento de la naturaleza humana". Quinto, el Estado tiene su razón de ser en su fin, que es el bien común. De donde se deduce que la supremacíadel poder del Estado se define por el bien común. El descubrimiento detal arquitectura teórica es importante, porque pone en evidencia cienatoma de distancia entre el pensamiento español del siglo   XVI   y el que seelabora en Europa, distancia que se hará patente en el siglo siguiente. Cadauno de los principios enunciados tiene, .~n el pensamiento europeo, unaexpresión relativamente distinta. Para éstt:, especialmente desde Bodin, lahumanidad es también un conjunto de Estados. Pero cada Estado es con.cebido como un poder absoluto, indivisible e ilimitado, no dependiente deotro poder. En segun(to término, la indivisibilidad del poder se concibecomo un dogma que expresa la unidad del Estado. En tercer término, lavoluntad soberana del rey o del pueblo no esci sometida a la ley, por cuantoésta emana de aquella ,,"oluntad.En cuarto té::1]lino,el Estado es el frutode la convención de los hombres o de una imposicion del poder. Y por 

    último, en cuanto recto Robierno de los hombres  y   de: lo que res es común, ,el Esrado se hace singular por el ejercicio de un poder supremo o soberano.

    natural, que reconoce a Dios como autor,   y   el príncipe está por todo ello sometido al derecho, no sólo divino   y   natural sino hu-mano, propio de la comunidad en la que cumpl~ su oficio. Últimaconsecuencia: el oficio se define y justifica por el fin, que es el

     bien común.El pensamiento político español del siglo   XVI   contiene una

    concepción ética del Estado, la supremacía del poder; la so-

     beranía está determinada y medida por su fin. Jean Bodin, encambio, al otro lado de los Pirineos y por razones históricas   r teóricas distintas, pondrá el acento en el carácter incondicionadodel poder. Pero cuando Vitoria expone que "el príncipe no reco-noce superior", usa en rigor una fórmula con casi diez siglos deexistencia para discutir el dominio universal del Emperador y delPontífice. Se dice del principado que es Uexento, inmune o libre"

     para significar tanto la independencia como la preeminencia del príncipe. La Umaiestas", majestad o mayoría, señala lo mismo.u

    Suárez, a principios del siglo   XVII,   epígono de la escuela es- pañola del   XVI,   dará acabada definición de la suprema potestad.sU1111110 potestas   o supremacía:

    J ,

    ~ ,   Una potestad se denomina suprema cuando no reco-noce una potestad superior, pues esta voz usuprema" in-dica la negación de una potestad más alta a la que tengaque obedecer aquel de quien se dice que posee la supre¡na

     j ' ,   SÓIOP:::t::~~ diría Vitoria, "gobernar es la facultad o de-recho de dirigir o impulsar.la comunidad política al bien común",y   si bien el príncipe puede legislar   y   dispensar. el legislador queno cumple su propia ley injuria a la república.

    1

    I

    1Ií'•it   13  Bodin considerará equivalentes "maiestas" v "sobennía":   la   soU'Ue~

    • F am et é en   la   puissance   absoJu~ et perpetueUe d'une RépubJique,   que   lesI L/l tm s   appellrot "maiestatem" 

    ,30 31