capital social, crisis de la democracia y … · la modernización de los estados latinoamericanos,...

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13 RESUMO Rev. Sociol. Polít., Curitiba, 21, p. 13-34, nov. 2003 Patricio Valdivieso O artigo faz um diagnóstico das dificuldades socioeconômicas e políticas na América Latina e sugere a necessidade de vincular os conceitos de “capital social” e “educação cidadã para a democracia”. Para o autor, é necessário um trabalho de educação na área da justiça, uma vez que aí existem grandes oportunidades para a participação, o fortalecimento do capital social e o enriquecimento da democracia participativa. PALAVRAS-CHAVE: capital social; educação; justiça; Chile. CAPITAL SOCIAL, CRISIS DE LA DEMOCRACIA Y EDUCACIÓN CIUDADANA: LA EXPERIENCIA CHILENA 1 1 Los resultados de este texto son parte integral del proyecto de investigación Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) n. 1030584, “Formación política en justicia para la participación de la sociedad civil” (2003-2006), del cual el autor es investigador responsable. Recebido em 14 de janeiro de 2003. Aceito em 17 de julho de 2003. I. PRESENTACIÓN Este estudio tiene la finalidad de presentar parte de los resultados de una investigación politológica de mayor alcance, cuyo propósito final consiste en generar instrumentos didácticos que signifiquen un aporte para enriquecer el desarrollo en democracia. En este artículo, el énfasis estará puesto en un diagnóstico sobre la difícil situación que atraviesan las sociedades latinoamericanas, concepciones sobre el capital social y la educación ciudadana en justicia para la democracia. El trabajo comienza por tratar el contexto social y político de América Latina, por ser éste el escenario donde emerge la demanda por concepciones alternativas y al mismo tiempo complementarias al mercado y a la democracia representativa como axiomas del desarrollo. Después presenta la génesis y el contenido de concepciones teóricas sobre el capital social en Chile y que emergen en el proceso de búsqueda de orientaciones para enfrentar los desafíos de la pobreza, la indigencia, la exclusión social y la falta de participación en el régimen político democrático. A continuación es abordado el tema de la educación ciudadana como vía de inversión en capital social para la democracia, donde se especifican enfoques didácticos y didácticas concretas. Finalmente se aborda el área de la justicia como ámbito de aplicación. II. PANORAMA DE CONTEXTO EN AMÉRICA LATINA A pesar de enormes progresos económicos y la modernización de los estados latinoamericanos, los problemas sociales que han caracterizado la historia contemporánea del continente siguen sin solución, y las estrategias ejecutadas para la superación de este desafío no han dado los resultados esperados. A continuación se harán algunas observaciones del contexto latinoamericano que justifican la apreciación expuesta. II.1. Contexto económico y social En las últimas décadas se han producido una serie de transformaciones económicas y sociales que constituyen condiciones de contexto para la actualidad que está adquiriendo la reflexión en torno al concepto de capital social en las políticas de desarrollo en América Latina (CEPAL, 2000). En los años noventa triunfaron a lo largo y ancho del planeta las tendencias y políticas que propician la internacionalización de las economías. Cabe destacar la aceleración de las innovaciones en transportes y tecnologías de las comunicaciones, el incremento de los mercados de bienes y servicios, la creciente movilidad de capitales y otros factores productivos, y las DOSSIÊ CULTURA POLÍTICA, DEMOCRACIA E CAPITAL SOCIAL

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 21: 13-34 NOV. 2003

RESUMO

Rev. Sociol. Polít., Curitiba, 21, p. 13-34, nov. 2003

Patricio Valdivieso

O artigo faz um diagnóstico das dificuldades socioeconômicas e políticas na América Latina e sugere anecessidade de vincular os conceitos de “capital social” e “educação cidadã para a democracia”. Para oautor, é necessário um trabalho de educação na área da justiça, uma vez que aí existem grandes oportunidadespara a participação, o fortalecimento do capital social e o enriquecimento da democracia participativa.

PALAVRAS-CHAVE: capital social; educação; justiça; Chile.

CAPITAL SOCIAL, CRISIS DE LA DEMOCRACIAY EDUCACIÓN CIUDADANA:

LA EXPERIENCIA CHILENA1

1 Los resultados de este texto son parte integral delproyecto de investigación Fondo Nacional de DesarrolloCientífico y Tecnológico (FONDECYT) n. 1030584,“Formación política en justicia para la participación de lasociedad civil” (2003-2006), del cual el autor es investigadorresponsable.

Recebido em 14 de janeiro de 2003.Aceito em 17 de julho de 2003.

I. PRESENTACIÓN

Este estudio tiene la finalidad de presentarparte de los resultados de una investigaciónpolitológica de mayor alcance, cuyo propósito finalconsiste en generar instrumentos didácticos quesignifiquen un aporte para enriquecer el desarrolloen democracia. En este artículo, el énfasis estarápuesto en un diagnóstico sobre la difícil situaciónque atraviesan las sociedades latinoamericanas,concepciones sobre el capital social y la educaciónciudadana en justicia para la democracia.

El trabajo comienza por tratar el contexto socialy político de América Latina, por ser éste elescenario donde emerge la demanda porconcepciones alternativas y al mismo tiempocomplementarias al mercado y a la democraciarepresentativa como axiomas del desarrollo.Después presenta la génesis y el contenido deconcepciones teóricas sobre el capital social enChile y que emergen en el proceso de búsquedade orientaciones para enfrentar los desafíos de lapobreza, la indigencia, la exclusión social y la faltade participación en el régimen políticodemocrático. A continuación es abordado el temade la educación ciudadana como vía de inversión

en capital social para la democracia, donde seespecifican enfoques didácticos y didácticasconcretas. Finalmente se aborda el área de lajusticia como ámbito de aplicación.

II.PANORAMA DE CONTEXTO EN AMÉRICALATINA

A pesar de enormes progresos económicos yla modernización de los estados latinoamericanos,los problemas sociales que han caracterizado lahistoria contemporánea del continente siguen sinsolución, y las estrategias ejecutadas para lasuperación de este desafío no han dado losresultados esperados. A continuación se haránalgunas observaciones del contextolatinoamericano que justifican la apreciaciónexpuesta.

II.1. Contexto económico y social

En las últimas décadas se han producido unaserie de transformaciones económicas y socialesque constituyen condiciones de contexto para laactualidad que está adquiriendo la reflexión entorno al concepto de capital social en las políticasde desarrollo en América Latina (CEPAL, 2000).

En los años noventa triunfaron a lo largo yancho del planeta las tendencias y políticas quepropician la internacionalización de las economías.Cabe destacar la aceleración de las innovacionesen transportes y tecnologías de lascomunicaciones, el incremento de los mercadosde bienes y servicios, la creciente movilidad decapitales y otros factores productivos, y las

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decisiones de los actores internacionales máspoderosos, como el Banco Mundial y el FMI (Fon-do Monetário Internacional). En el ámbito produc-tivo, se ha ido incrementando la segmentación dela cadena del valor, esto es, del proceso de pro-ducción y de distribución de los bienes (CEPAL,2001b, cap. 1-2). En fin, la globalización econó-mica pareciera ser una megatendencia de largoplazo que influye decisivamente en las posibilidadesy los límites del desarrollo (VALDIVIESO, 2000b).

Por las razones indicadas, resulta sercomprensible que los gobiernos latinoamericanoshayan optado por políticas liberales de equilibriosmacroeconómicos, especialmente control de lainflación, liberalización comercial y financiera conel objeto de mejorar la inserción internacional, yprivatizaciones, entre otras. En efecto, en unmundo crecientemente globalizado einterdependiente, y cada vez más regionalizado,donde las oportunidades para el desarrollo van dela mano con el grado de apertura e integracióneconómica, es natural que los gobiernos seesfuercen por alcanzar el mayor grado de insercióninternacional posible. En la práctica, ello se hatraducido en la introducción de reformaseconómicas que apuntan a una mayor apertura yliberalización de los mercados, y a la generaciónde mejores condiciones para atraer la inversiónextranjera. Los gobiernos latinoamericanos hantransformado drásticamente sus regímenescomerciales y cambiarios, reduciendo lospromedios arancelarios y la dispersión en torno alos mismos (FOXLEY, 1988; CARDOSO &HELWEGE, 1993). Asimismo, en la década de1990, ellos sumaron a sus políticas de liberalizaciónacuerdos bilaterales y una participación activa enlas negociaciones multilaterales. De este modosurgieron numerosos acuerdos bilaterales,plurilaterales e interregionales para liberalizar elcomercio, y ello favoreció la expansión del mismo.A mediados de la década de 1990, la CEPALdifundió la noción de un “regionalismo abierto”,donde se mezclarían la dinámica de losmovimientos subregionales con la aperturaunilateral y el movimiento hacia la integraciónhemisférica (CEPAL, 2001a, p. 35).

Durante el período se han verificado procesosde reestructuración productiva. El sector público,otrora de enormes dimensiones, ha ido cediendoespacios a otros protagonistas: las subsidiarias deempresas transnacionales, los grandesconglomerados de capital nacional, y también

pequeñas y medianas empresas de capital local.La aplicación del principio de subsidiariedad delEstado, en conjunto con el proceso deprivatizaciones, han dado por resultado lareducción de la participación de las empresasestatales en la oferta de bienes y servicios.

No obstante los magros resultados de losúltimos años, debido a un escenario de crisis, eltriunfo de la globalización en las últimas dosdécadas tiene su correlato en buenos indicadoreseconómicos: crecimiento promedio sostenido delas economías latinoamericanas; aumento de lainversión extranjera; incremento del comercio, enparticular avance del comercio intrarregional;notable diversificación y aumento de lasexportaciones, y, dentro de estas, especialmentede productos industrializados (actualmenterepresentan aproximadamente el 20% del total);caída de la inflación (CEPAL, 2000). Por lo tanto,todo indica que, una vez superada la crisis actual,las economías debieran retomar su ritmo decrecimiento.

Paralelamente, las tendencias descritas hanestado acompañados por una serie de problemasque afectan las economías latinoamericanas. Laglobalización económica, al ir conformandomercados mundiales, tiene la desventaja de irrestringiendo la autonomía de las economíasnacionales, y puede dificultar las políticaseconómicas en tiempos de crisis. En las últimasdécadas, las economías latinoamericanas han sidomás vulnerables que en otros períodos históricosdebido a las inestabilidades producidas por factoresexternos, que inciden en el comercio internacionaly terminan por afectar las actividades productivasnacionales. La mayor vulnerabilidad queda demanifiesto en el hecho que el crecimientoeconómico de los países pase a depender del gradode intensidad y de la calidad de la inserción en laeconomía mundial (CEPAL, 2001a).

En el período contemporáneo se ha idoproduciendo una mayor concentración de podereconómico en manos de empresas internacionalesy acreedores financieros, en detrimento de laautonomía de los gobiernos latinoamericanos. Aesto han contribuido, entre otros factores, la faltade estabilidad de las políticas monetarias y de lastasas de interés, con alta volatilidad, un cierto gradode anarquía hobbesiana en el orden financierointernacional, particularmente en periodos deliberalización acelerada. Por otra parte, en elmercado financiero, progresivamente más

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segmentado, el acceso al crédito se ha idodificultando para los gobiernos de los países envías de desarrollo, y ello encuentra su reflejo enlas dificultades que tienen las pequeñas y medianasempresas para acceder al crédito en sus mercadoslocales. Por el contrario, las empresastransnacionales han aumentado su campo deacción, con gran capacidad de acumulación y demovimiento de flujos de capitales (idem, p. 18-94).

El proceso de eliminación de barrerasarancelarias en los países de América Latina,especialmente intenso entre fines de los años 1980y principios de 1990, causó que las importacionescrecieran más que las exportaciones, generándosecon ello desequilibrios, y en definitiva un incre-mento de la vulnerabilidad externa (ibidem).

La falta de regulación en los mercadosfinancieros se traduce en crisis globales que no sepresentaban desde tiempos de la depresión de losaños 1929-1932. El comportamiento financierointernacional es extremadamente volátil, es decir,registra ciclos de auge y de pánico financiero, loque puede resultar fatal para economías endesarrollo que demandan una alta tasa de inversión(piénsese en los ejemplos recientes de Brasil,Argentina y Uruguay). Adicionalmente, la mayorinterdependencia financiera se traduce en procesosde contagio de crisis financieras que afectannegativamente todos los sectores productivos yel crecimiento de los países (ibidem).

La abundancia de capitales internacionales nosiempre se traduce en inversión productiva. En ladécada de 1980 se produjo un brusco descensodel coeficiente de inversión fija de los países de laregión (de 23 a 21%), y en los anos 1991-99, lainversión fija creció a una tasa anual de 4,9%,desde un punto de partida relativamente bajo.Además, el esfuerzo de inversión parece nohaberse traducido en un aumento promedio de laproductividad de la mano de obra de la región(CEPAL, 1998, p. 34).

Es cierto que ha habido un crecimientopromedio sostenido de las economíaslatinoamericanas. Sin embargo, el productoregional se ha expandido entre 1990 y el 2002 aun ritmo de 3,2%, frente a un 5,5% promedio enla década de 1980. Asimismo, el desempeño delos países ha sido bastante heterogéneo, siendopocos los países (Chile, Guyana y RepúblicaDominicana) que han crecido a una tasa superior

al 5% anual.

El desarrollo social en las últimas dos décadasse ha caracterizado por la consolidación de latransición demográfica y el progresivoenvejecimiento de la población, el insuficientedinamismo de las economías liberalizadas para lageneración de empleo, una reducción moderadade la pobreza, y el claro aumento de lasdesigualdades.

Los niveles de fecundidad y de mortalidad soncada vez más reducidos, la esperanza de vida alnacer ha aumentado, la mortalidad infantil ha caído,y el crecimiento demográfico se sitúa entre el 1,6y el 2%. La tendencia al envejecimiento, rasgocomún, está dada por el aumento de la esperanzade vida y la disminución del numero de hijos. Lacaída en la fecundidad y la consecuentedisminución del ritmo de crecimiento de lapoblación en edad de trabajar es punto de partidade transformaciones importantes en lacomposición del mercado.

El gasto público social y diversas reformas delos servicios de salud, educación, previsión,justicia, y servicios sociales en sentido estricto,han sido, indiscutiblemente, medios relevantes paraavanzar hacia una mayor justicia distributiva, paraatacar las grandes distorsiones en la distribucióndel ingreso y combatir la pobreza (CEPAL, 1998,p. 183). Del incremento del gasto público, el 44%se destina a educación y salud (25% y 19%,respectivamente), y el 41% a seguridad social. Sinembargo, lo anterior no ha sido suficiente en lalucha contra la pobreza, la indigencia y las grandesdesigualdades, y existe un descontento generalizadocon respecto a la evolución de las condicionessociales (PNUD, 2000).

El desempleo y la precariedad en el mundolaboral continúan siendo fuentes de malascondiciones de vida y desigualdades. El empleoha crecido poco, en comparación con otrosindicadores, por un conjunto de procesos queafectan el mercado del trabajo, entre los que cabemencionar: efecto de crisis económicas, caída delempleo público debido a procesos de privatizacióny a políticas fiscales restrictivas (caída del gasto),baja demanda del sector empresarial privado debidoa la incorporación de nuevas tecnologías en laproducción (mayor capital, menos mano de obra).También ha influido en el aumento del desempleoformal la competencia de mujeres y niños. Elempleo asalariado se concentra principalmente en

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el sector de las medianas y pequeñas empresas,que resultan ser las más afectadas por las crisiseconómicas periódicas (TOKMAN &O’DONNELL, 1999; KATZ, 2000).

América Latina es un continente con grancantidad de población pobre, indigente, que cuentacon condiciones mínimas para cubrir necesidadesfundamentales, tales como son alimentación,vivienda, vestuario, salud, educación. En lasúltimas décadas ha habido algunos avances,gracias al crecimiento económico y algunaspolíticas públicas bien diseñadas, pero aún quedamucho por hacer. La pobreza es como un círculovicioso, pues hay mecanismos que favorecen sureproducción: elevado número de hijos, menoresoportunidades de acceso al empleo productivo, alos servicios de salud, y en general a los frutos delprogreso económico; trabajo infantil, maternidadtemprana; falta de oportunidades en educación(VALDIVIESO, 1998a).

La distribución del ingreso no ha mejoradosustancialmente. La concentración del ingreso sedebe a que los beneficios del crecimientoeconómico quedan en manos de pocos, a ladisminución de actividades productivas intensivasen mano de obra, a la persistencia de unaconcentración extrema de la propiedad, losingresos y las oportunidades educacionales enpocas manos. La mala distribución de los ingresosy de las oportunidades refleja, asimismo,importantes problemas de estratificación yexclusión social, que persisten de generación engeneración, sin que haya hasta ahora una solucióndel problema (ALTIMIR, 1999).

En síntesis, a pesar de notables avances en laeconomía y el Estado, las sociedades latinoameri-canas no han dado una respuesta adecuada pararesolver cuestiones fundamentales para eldesarrollo, como son la superación de la pobrezay la indigencia, la mala distribución del ingreso,los grandes desequilibrios del mundo del trabajo,y la falta de oportunidades para millones de sereshumanos en el continente. Desde la perspectivasocio-económica, aquí tenemos una importantejustificación para buscar conceptos e instrumentosalternativos para ayudar a salir de esta situación.

II.2. Crisis de la democracia

La democracia en América Latina atraviesa unperíodo difícil de crisis de legitimidad, al igual quela actividad política y numerosas instituciones. En

este contexto existe la necesidad de unareconceptualización de la democraciarepresentativa, y ello es convergente con lanecesidad de reconceptualización del desarrollosocio-económico.

Los cambios políticos mundiales de fines delos años ochenta otorgaron a la democracia unalegitimación casi universal como sistema político(HUNTINGTON, 1991). Dicha legitimacióncoincidió en América Latina con un proceso dedemocratización iniciado a fines de los setenta yconsolidado en los noventa. Los paíseslatinoamericanos transitaron desde regímenesautoritarios de distinto signo a regímenes políticosdemocráticos. A diferencia de otros períodoshistóricos, y no obstante las crisis políticas y degobernabilidad en algunos casos, el régimendemocrático tiende a consolidarse. Sin embargo,simultáneamente, existe una crecienteinsatisfacción de la población con los resultadosdel régimen democrático. ¿Por qué se produce estadisonancia entre el régimen político y laspercepciones de la población?

La democracia debiera ser un conjunto deinstituciones, normas y prácticas que promuevanel desarrollo del ser humano con el mayor gradode libertad y participación social posible. Esteimperativo se sustenta en el fundamento más básicode la democracia, el reconocimiento incondicionalde la dignidad esencial del ser humano paraautodeterminarse, ser responsable y desarrollarseen libertad junto a otros (VALDIVIESO, 2000a).Los principios de autodeterminación,responsabilidad y desarrollo social en libertadfundamentan la demanda por un alto grado departicipación en el régimen democrático, y laparticipación es un pilar esencial de la democracia,pues a mayor grado de participación ciudadana,mayor legitimidad y gobernabilidad tendrá elrégimen democrático (ibidem). Entonces, laparticipación debiera encontrar expresión en todaslas instituciones y las decisiones que se toman enel régimen democrático.

La participación democrática debiera ser laparticipación soberana que genera las principalesdecisiones. Pero las democracias latinoamericanasparecieran ser cada vez menos capaces de resolvercuestiones esenciales para las sociedades, ymuchas decisiones importantes parecieran estarresolviéndose fuera de ellas o dentro de ellas, peropor poderes fácticos que se imponen.

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Precisamente porque todo lo anterior no ocurreen América Latina, ha ido en aumento el desencantoy desinterés de la población por la política y lademocracia (GARRETÓN, 1994). Entre losfactores que afectan la dignidad de las personas,el ethos de autodeterminación y responsabilidad,cabe tener presente los problemas socioeconó-micos ya indicados en este trabajo. Además, entrelos factores que restringen la participación o limitanel efecto de la participación en los procesos detoma de decisión, se debe considerar los siguientes(MOLS, 1987): falta de autonomía nacional(económica, tecnológica, política); bajo nivel deintegración nacional (pobreza, indigencia, altogrado de marginalidad, exclusión social); factoressocioculturales y legados históricos (conserva-tivismo social, legalismo y formalismo, mentalidadtrascendentalista y bajo sentido de responsabilidad,entre otros). A todo lo anterior se suman factoresinstitucionales y legales, heredados de otrostiempos, que impiden el ejercicio de las libertades,y por lo tanto restringen la participación y lasoberanía popular. En los países de América Latinahay una serie de limitaciones al régimen políticodemocrático, cuya persistencia afecta el funcio-namiento del Estado. A modo de ilustración,pensando en el caso chileno, cabe mencionar lassiguientes: prerrogativas y autonomía de lasFuerzas Armadas; existencia del Consejo deSeguridad Nacional, senadores designados,quórum requerido para reformar o aprobar ciertasleyes. Todas esas disposiciones limitan el principiode la soberanía popular y generan dudas respectoa la calidad de la democracia en América Latina.

En los casos más críticos existen seriasdificultades para alcanzar una gobernabilidaddemocrática, pues faltan consensos esenciales.Hay países con un escenario de crisis recurrente,donde los gobiernos no tienen capacidadessuficientes para cumplir sus funciones de gobierno(capacidades de control del territorio y de laeconomía, para ejercer la soberanía, ejecutarpolíticas económicas y sociales, ampliar laparticipación).

En síntesis, todas las observaciones expuestas,en relación a la difícil situación que atraviesan laeconomía, la sociedad y la política en AméricaLatina, constituyen un fundamento sólido parabuscar conceptos e instrumentos que ayuden amejorar. En efecto, hay que construir una sociedadmás democrática, cohesionada, con el mayor grado

posible de autonomía e integración nacional, dondelos grandes problemas de pobreza y exclusiónsocial puedan ser superados. Para que lademocracia sea viable como proyecto, es necesarioque la sociedad y el estado tengan la capacidad detomar decisiones con alto grado de legitimidad.

III. CAPITAL SOCIAL EN LA DISCUSIÓNCHILENA

III.1. Los enfoques del desarrollo en perspectiva

El ejercicio de situar cronológicamentedistintos modelos y estrategias de desarrollo enAmérica Latina muestra el siguiente hecho: losmodelos del período de la post-independencia y elsiglo XIX, principalmente ilustrados y liberales, ymás tarde, en el siglo XX, los modelos socialistas,corporativos, desarrollistas y los modelosestructuralistas (economicistas o institucionalistas)pusieron su énfasis exclusivamente en lascondiciones normativas y estructurales para eldesarrollo. Por esta vía, hubo diagnósticos errados,experiencias complicadas, fracasos, y retrocesosen algunos casos. En América Latina, en la décadade 1980, se llegó incluso a diagnosticar la crisisde los modelos de desarrollo (SUNKEL & PEREZ,1991).

La experiencia chilena ilustra bien la situacióndescrita. En las décadas de 1960 y 1970, lasvisiones sobre la modernización y el desarrollo –desarrollistas, estructuralistas, marxistas yneoliberales – enfatizaban la centralidad de lasestructuras y leyes sociales y económicas, y lanecesidad de planificaciones y reformas globalespara salir del subdesarrollo. Las visiones podíandiferir en cuanto a las etapas de la modernizacióny en cuanto a las prioridades, y de hecho losgrandes debates se centraban en esas diferencias.Pero coincidían en una perspectiva general queenfatizaba la necesidad de llevar a cabo reformasestructurales, especialmente en el ordensocioeconómico, y situaban al aparato estatalliderando el desarrollo. En las décadas de 1980 y1990, adquirió gran fuerza el enfoqueneoinstitucionalista, que, dejando de lado visionesextremadamente economicistas o sociológicas,puso su acento en las instituciones y su reformapara alcanzar la meta del desarrollo (NORTH,1990). Muchos acontecimientos, que sería largode enumerar y tratar aquí, tales como el enormeimpacto de la crisis del endeudamiento, el fin de laGuerra Fría, y la crisis del modelo de

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Industrialización por Sustitución de Importaciones(ISI), ayudan a explicar el cambio de visión. Engeneral, a la luz de la experiencia, los centrosacadémicos y de decisión política en todo el mundocoincidieron en la idea que las reformasestructurales en economía y en sociedad no erancondición suficiente para emprender el camino deldesarrollo. Era necesario, asimismo, realizarimportantes reformas institucionales, quegeneraran condiciones políticas e institucionescoherentes con los procesos de modernizaciónsocio-económica. En este contexto, adquirieronnuevo brío aquellas visiones y paradigmas quevinculaban y correlacionaban estrechamente eldesarrollo económico con el desarrollo político yde las instituciones. Más concretamente, en el casode muchos países latinoamericanos, el desarrolloeconómico comenzaba a ser enfocado en relacióncon el gran tema de las transiciones desde elautoritarismo al régimen político democrático, ynumerosas reformas institucionales que seríanecesario abordar, tales como la reforma del estadoy del sistema de administración de justicia. En lapráctica, en casi todos los países de AméricaLatina, el cambio de paradigma se operacionalizóen forma de políticas de desarrollo que integraronreformas económicas, sociales e institucionales(CASTRO, 2001).

En los últimos años, el fracaso de numerosasreformas y nuevos desafíos inducen a poner elénfasis en nuevos elementos para el desarrollo,particularmente la centralidad de la sociedad civilen todas sus dimensiones (productores yconsumidores, pequeños y grandes grupos,ciudadanía, etc.). En la actualidad, según se haobservado, nos enfrentamos a un escenario decrisis recurrente, en economía, sociedad y tambiénen los sistemas políticos. Fuera de las presiones ydemandas socio-económicas, en la gestión y en laadministración, los gobiernos latinoamericanos seven enfrentados a la necesidad de buscar vías queinvolucren y hagan corresponsable a la sociedadcivil en las políticas públicas. Y así va surgiendoun consenso en torno a la urgente necesidad demejorar las condiciones de gobernabilidaddemocrática.

En América Latina, el gran desafío depromover la sociedad civil y modernizar al Estadoen la dirección descrita, se conecta con un granmovimiento internacional, que promueve eldesarrollo de la sociedad civil organizada, la re-

definición del Estado y de las políticas públicas.En numerosos lugares del mundo se hadiagnosticado que las organizaciones de lasociedad civil son expresión de la sociedad civilorganizada, que le representan, y por tanto puedenhacer aportes relevantes en la promoción de laparticipación y el desarrollo, y en consecuenciahay una voluntad política de apoyo al sector(OXHORN, 1995; DEL VALLE, 2000). Losprogramas de Naciones Unidas, el Banco Mundial,y otras organizaciones internacionales, hanapoyado muy decididamente los proyectosorientados a promover la participación de lasociedad civil en las tareas del desarrollo. En estamisma línea, en Chile, el Programa de NacionesUnidas para el Desarrollo ha elaborado diagnósticosy propuestas para la promoción del desarrollohumano y la participación (PNUD, 2000).Agencias internacionales han operado en la mismadirección: la Fundación Ford, por ejemplo, ha co-diseñado y auspiciado estrategias de diagnósticoy propuestas en la materia. El gobierno de Chile,por su parte, con la intención de fortalecer la“sociedad civil”, adoptó diversas medidas con elobjeto de promover al sector de las organizacionesno gubernamentales.

En síntesis, los enfoques del desarrollo enAmérica Latina han ido cambiando con el tiempo.En la actualidad, el desarrollo es percibido comoun proceso dinámico, que requiere la interaccióndel Estado, el mercado y la sociedad civilorganizada. La inversión social es un factorfavorable para el mayor protagonismo de lasociedad en la gestión y la implementación demodelos políticos y socio-económicos dedesarrollo. Las sociedades latinoamericanasnecesitan mejores condiciones para el desarrollohumano y la gobernabilidad democrática. Eldesafío consiste en buscar medios que signifiquenmayor inversión en sociedad civil, capital social,y, por cierto, paralelamente avanzar en lademocratización de la sociedad y el Estado.

III.2.El capital social: dimensiones socio-económicas y políticas

En otros estudios ha sido demostrada lapertinencia de buscar en el concepto de capitalsocial un apoyo teórico e instrumental para poderenfrentar los desafíos expuestos, focalizar mejorla inversión social y promover el desarrollohumano (BAQUERO, 2001; LIN, 2001). En esteapartado, nos limitaremos a presentar una

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aproximación de la perspectiva chilena respectoal capital social. Aquí serán citados autores e ideasque encuentran difusión en Chile, y que por ciertoparticipan en los debates actuales en torno a ladefinición de lo que es el capital social.

a) Génesis

En Chile, la conceptualización del capital socialno es nueva, pues se ha dado en la Sociología y laEconomía. En la Ciencia Política, en cambio, ladiscusión se está iniciando recién en los últimosdos años, en relación con otros conceptosrelevantes para el desarrollo, tales como sondesarrollo humano, redes sociales y educaciónciudadana.

El concepto de capital social entra con granfuerza en la discusión chilena durante el períodode transición desde una economía mixta, con unacentuado perfil de planificación central (modalidadchilena del Estado de Bienestar), hacia unaeconomía regulada por los principios del mercado,en las décadas de 1970 y 1980. La transicióneconómica ocurrió bajo el gobierno de un régimenmilitar (1973-1989), y fue liderada porrepresentantes del pensamiento neoliberal, quieneslograron el control de las políticas económicasdurante la mayor parte del período2. En la visiónneoliberal chilena, el imperio de ciertos axiomas,postulados como principios naturales del ordeneconómico, aproximarían a un mayor bienestar ya la justicia social. Complementariamente a laacción del mercado, una focalización eficiente delgasto público en políticas sociales debería reducirla pobreza y la indigencia. En el plano político, un

gobierno fuerte sería necesario para generar unnuevo sistema político garante de la libertad, unavez que la sociedad funcionara según las reglasdel mercado. En la práctica, bajo el imperio depolíticas neoliberales, el problema de la pobreza,junto a otras numerosas dificultades sociales yaseñaladas en este estudio, no mejoraronsustancialmente en Chile. En el contexto indicado,los críticos del modelo económico neoliberalchileno, en su mayoría economistas y sociólogosde oposición al régimen militar, buscabanalternativas de política económica, y entraron enun debate con los neoliberales.

Más adelante, en la década de 1990, lacombinación de un conjunto de factores da nuevoimpulso a la búsqueda de conceptos tales como elcapital social para enfrentar de mejor modo lascuestiones del desarrollo. La combinación delmodelo económico liberal, la globalización, el estilode la transición política chilena – gradual, deconsensos, con ganadores y perdedores –, y lasreformas modernizadoras de los gobiernos de laConcertación de Partidos por la Democracia,aceleran una serie de transformaciones socialesque se insinuaban desde antes, y ello tieneprofundas repercusiones socio-culturales(VALDIVIESO, 2001). En este período, lastensiones ya habituales en la historiacontemporánea de Chile, entre el crecimiento y eldesarrollo socio-económico, el régimen políticodemocrático y la falta de participación democráticareal, las presiones de la vida moderna y la culturatradicional resistente al cambio, mejoresposibilidades económicas y creciente grado deinsatisfacción, entre otras, se manifiestan cada vezcon mayor nitidez. Estas circunstancias, sumadasa otras, motivan a los críticos del modelo liberalde desarrollo, y, en general, han alimentado unacreciente preocupación en sectores del mundopolítico, intelectual y académico chileno en tornoal futuro.

Aumenta la conciencia colectiva en torno a lanecesidad de encontrar propuestas y víasalternativas para superar los déficits en laaplicación del modelo de desarrollo liberal, lanecesidad de robustecer un orden socio-políticoestatal que de un marco de dirección nacional alas dinámicas de la globalización y los mercados,y la necesidad de reconocer el impacto de aspectossocio-culturales y político-institucionales en eldesarrollo. El crecimiento económico y el régimen

2 El pensamiento neoliberal encontró representación enChile a través de un grupo de profesionales con estudios depostgrados en universidades anglosajonas, en especial en laUniversidad de Chicago. Los autores de mayor influenciaentre los chilenos que hacían una lectura autoritaria delneoliberalismo fueron Milton Friedman y Friedrich A. vonHayek. En la visión neoliberal, las leyes de la oferta y de lademanda están destinadas a ser los principios de orden enlos mercados. Los individuos se relacionan para lasatisfacción de sus necesidades, interactúan en los mercados,participando en las decisiones centrales (qué producir, cómohacerlo, cómo distribuir). Los individuos, en la búsquedadel máximo grado de satisfacción de sus necesidades, sesocializarían en mercados, entablando relaciones deintercambio, actuando según las leyes de la oferta y de lademanda, participando del sistema de la división del trabajoy de la competencia.

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político democrático son condiciones necesarias,pero en ningún caso suficientes para avanzar haciaun desarrollo humanamente sustentable. Esnecesaria la incorporación de conceptos decooperación, confianza, amistad e identidad en elproceso mismo del desarrollo. Entonces adquierenueva actualidad el concepto de capital social comouno de los conceptos que puede ayudar a superarla encrucijada que no logran trascender el mercadoy la democracia por si solos.

b) Contenido

Numerosas ideas filosóficas, antropológicas ysociológicas sirven de antecedente al concepto decapital social (BAQUERO, 2001). Básicamente,ellas subrayan el hecho que entre los sereshumanos los intercambios no se limitan a bienes yservicios de mercado, pues incluyen gentilezas,festines y ritos, y por cierto pequeños aportes parala realización de valores comunes o la protecciónde bienes colectivos. Las relaciones entrepersonas, en pequeños, medianos y grandesgrupos, son mucho más ricas que la dimensióndel intercambio económico entre individuosaislados que pretenden maximizar sus intereses, ydan lugar a compromisos colectivos que equivalena un contrato más general y permanente. Piénsesepor ejemplo en las relaciones en el ámbito de lasfamilias, formas de relación que atraviesangeneraciones, donde hay bienes individuales ycolectivos que están en juego al mismo tiempo,donde se despliegan valores sociales de enormeimportancia, tales como son la confianza, el sentidode cooperación y de reciprocidad.

Hay algunos autores destacados que se hanocupado con el capital social y que encuentrandifusión en Chile durante las últimas dos décadas.Entre ellos cabe mencionar a Pierre Bourdieu,James Coleman, Robert Putnam, John Durston yNan Lin (LIN, 2001). Bourdieu entiende el capitalsocial como el conjunto de los recursos reales opotenciales ligados a la posesión de una red durablede relaciones más o menos institucionalizadas dereconocimiento mutuo. En Coleman (2000), elcapital social son los recursos socioestructuralesque constituyen un activo de capital para elindividuo y facilitan ciertas acciones. En este autor,el capital social puede ser individual, en cuantoconsiste en cierto grado de integración social, redde contactos y expectativas de reciprocidad, ypuede ser colectivo en tanto sea actos, acuerdoso normas colectivas. Putnam (1994) entiende el

capital social como aspectos de las organizacionessociales, tales como las redes, las normas y laconfianza que facilitan la acción y la cooperaciónpara beneficio mutuo. Las colectividades con altonivel de asociativismo tendrían capacidades paraactuar cooperativamente, armar redes,concertaciones y sinergia de todo tipo en su interior.En Durston (2000) el capital social es un conjuntode normas, instituciones y organizaciones quepromueven la ayuda recíproca, la confianza y lacooperación. Lin (2001) plantea más o menos lasmismas ideas. En síntesis, los autores indicadosidentifican el capital social como recursos deindividuos y colectividades, que incluyen redessociales, confianza, normas comunes, accionescooperativas, entre otras cosas. Estos recursosdarían lugar a oportunidades (también existe laposibilidad de coacciones), y el acceso o el controlde los mismos condicionaría la posición de cadaactor en la estructura y su margen de maniobrarespecto a los demás.

Al promover la ayuda recíproca, la confianzay la cooperación, entre otros, el capital social puedecontribuir a la reducción de los costos detransacción, la producción de bienes públicos yfacilitar la constitución de organizaciones degestión de base efectivas, de actores sociales y desociedades civiles saludables (DURSTON, 2000).El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo,interesado en el desarrollo humano, es una de lasorganizaciones que mayor énfasis ha ido dando aestos aspectos en Chile (PNUD, 2000).

Según se ha indicado, en el contexto desíntomas de crisis de la democracia representativa,el concepto de capital social ha ido encontrandodifusión en Chile también como un concepto válidopara abordar problemas de naturaleza política. Ladifusión se ha verificado a través de los trabajosde R. Putnam (1994; PUTNAM & PHARR, 2000),quien ha realizado un esfuerzo por relacionar lasideas de democracia, ciudadanía, virtudes cívicasy niveles de asociatividad. La tesis es que existeun espiral, una interacción positiva, entre actividadciudadana, la participación de personas en gruposde diversa naturaleza, y la confianza de losciudadanos. Por lo tanto, donde hay mayoresgrados de asociatividad y de participación es mayorla satisfacción con el sistema democrático, y sonmenores los grados de corrupción. En este sentido,el recurso capital social (entendido comoasociatividad, confianza) promueve la democracia.

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No obstante algunas diferencias conceptuales,Norbert Lechner (1999) argumenta en Chile deun modo similar, al reconocer el potencial delcapital social para mejorar los flujos de informacióny disminuir la incertidumbre en las relacionesinterpersonales, favorecer la coordinación deactividades y así reducir comportamientosoportunistas, dotar de continuidad a las relacionessociales, favorecer la cooperación, y facilitar latoma de decisiones colectivas que beneficien atodos. En relación con la perspectiva política, elconcepto de capital social está siendo usadotambién en el campo de la educación y en lahistoriografía marxista que, en su versión de lahistoria del movimiento popular, sus luchas yvaivenes, incorpora enfoques de la historia oral.

En cuando a la aplicabilidad del concepto capitalsocial para describir, diagnosticar, proponer yevaluar, Durston (2000) sugiere distinguir losniveles de lo abstracto y de lo concreto. El primeroestaría centrado en la búsqueda de medios parainvestigar normas, creencias y valores (niveles másabstractos del capital social). El segundo en laobservación de relaciones sociales que incorporanactitudes de confianza, reciprocidad ycooperación. El estudio de redes sociales y suscaracterísticas constituiría otra forma deaproximación para la observación del capital social(asociatividad, estrategias individuales y grupalescon racionalidad económica para la movilizaciónde recursos, etc.). En el nivel de lo concreto cabríaobservar también las características locales yregionales como escenarios promotores deidentidad y capital social (BOSSIER, 2001).

Durston considera que una política pública deempowerment puede traducirse en la construcciónde capital social, y ella debiese tener la intenciónde la igualación de oportunidades. Se trata depotenciar recursos ya existentes en individuos ygrupos, promover la autogestión y eliminar elpaternalismo. En la misma dirección, la promociónde redes sociales es considerada como vía válidapara favorecer la generación de capital social encomunidades, pues ella potenciaría los recursossociales a través de los cuales los agentes socialeselevan su nivel de vida y/o se integran en lasociedad, en la economía y la cultura. Por otraparte, la combinación de acceso a las instituciones,incentivos de las instituciones, y descentralizacióncomo vía para evitar el clientelismo, el paternalismoy todo tipo de trabas que inhiben la participaciónen el desarrollo con autonomía, podría generar

capital social para la promoción de la participaciónciudadana.

En síntesis, concluyendo este apartado, loexpuesto hasta el momento evidencia que, noobstante los debates, los matices y las diferenciasen torno a la conceptualización, hay un contextoeconómico, social y político en América Latinaque justifica plenamente la investigación del capitalsocial, y el uso de este concepto como unacategoría analítica válida en la búsqueda derespuestas frente a los difíciles desafíos queenfrentan los distintos países de la región en laactualidad (WORLD BANK, 2003). En el caso deChile, en particular, existe una correlación entreproblemas socio-económicos no resueltos,dificultades de la democracia representativa, porun lado, y el creciente interés en torno al conceptode capital social. Estamos ante un concepto ricoen matices, operacionalizable en forma deconceptos de observación, y que puede brindaruna buena base de apoyo para enfrentar problemasde la pobreza, indigencia, exclusión social y déficitsde ciudadanía democrática. Obviamente, tanto laconceptualización como la operatividad del capitalsocial pueden mejorar, en la medida que las políticaspúblicas y la investigación científica, en conjunto,arrojen mayores resultados. Por otra parte, lainvestigación científica de los últimos años encapital social refuerza una visión del desarrollocomo proceso integral, con dimensioneseconómicas, sociales, políticas y culturales. Hayuna sinergia entre capital social, desarrollo socio-económico y democracia; a mayor grado deconfianza, cohesión, integración y participaciónsocial, mayor será el capital social de una sociedad,y viceversa.

El punto se puede ilustrar, asimismo, desde unaperspectiva antropológica que debiera estarexplícitamente formulada en la conceptualicacióndel capital social. El ser humano es individuo,unidad indivisible, y al mismo tiempo un ser quesólo se desarrolla en coexistencia con otros, comoser social. Como persona individual, cada serhumano es único, ningún individuo es totalmenteigual en sus características corporales yespirituales, pero nosotros nos desarrollamos comoindividuos sólo en el contexto de relacionessociales. Y esta dimensión social de las personasno es reducible a la dimensión de la interpretaciónque ellas dan a sus necesidades biológicas ymateriales, también comprende las dimensionesmás subjetivas, culturales y espirituales. Del

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reconocimiento de estos principios antropológicosse puede seguir que mientras más deficitarias seanlas condiciones socio-económicas, político-institucionales y culturales, mayor dificultad tienenla personas para desarrollar su propiaindividualidad, y viceversa, y ello condiciona lasposibilidades de desarrollo del conjunto.

IV. EDUCACIÓN CIUDADANA COMOINVERSIÓN EN CAPITAL SOCIAL

Este apartado tiene el propósito de presentar laeducación ciudadana como una vía de inversiónen capital social, en la medida que ella tiene lossiguientes propósitos: estimular el discernimientode los ciudadanos en las esferas política,económica y social; cultivar competenciascognitivas, procedimentales y asociativas en laspersonas, para que ellas sean protagonistas en susrelaciones sociales, con el Estado y el Mercado;sumarse a otras actividades y políticas que apuntena fortalecer el capital social. Primero seránpresentados elementos centrales de la educaciónciudadana, incluyendo sus modalidades de trabajoen la práctica.

Chile, al igual que otros países de AméricaLatina, está transitando por una etapa de aceleradamodernización, y en la actualidad se dan pasos enel campo de las reformas económicas, políticas einstitucionales para avanzar hacia la meta deldesarrollo con equidad en democracia. Laeducación y la capacitación, en todos los niveles,han pasado a ser temas prioritarios. Si lassociedades latinoamericanas quieren progresar,deben contar con una población integrada,cohesionada, bien educada y capacitada paraasumir un rol activo en los procesos de desarrollosocio-político y económico del siglo XXI. Por lotanto, la mayor parte de los gobiernos de la regiónha adoptado el compromiso de mejorar sussistemas educacionales y de capacitación,mediante reformas y numerosos programasespeciales. Aquí se va abriendo un espacio quedemanda la cooperación de todos los agentes deldesarrollo (organizaciones e instituciones públicas,mercado, organizaciones de la sociedad civil, etc.)para invertir en capital social y democracia. En talcontexto se sitúan una ambiciosa reformaeducacional y numerosos programas y actividadesde educación ciudadana para la democracia.

¿Qué es la educación ciudadana? En sentidoestricto es una actividad educacional o decapacitación que tiene por finalidad fomentar el

despliegue de ciudadanos con competencias paraintegrarse en sus comunidades y ordenes socio-económicos y participar activamente en el régimenpolítico democrático. Esto es entendido así en lamayor parte de los países del mundo.

Si las personas deben recibir educación ocapacitación para tomar conciencia de su papelde ciudadanos y para cumplirlo en democracia,¿en qué consiste ese papel? ¿Qué se espera delciudadano promedio en democracia? Lo mínimoconsistirá en informarse sobre política y participaren ella, y defender ciertos principios esencialesdel régimen político democrático. Para ello sonnecesarios ciertos procesos cognitivos yhabilidades de pensamiento (informarse, analizar,evaluar con autonomía). Además son necesariasciertas disposiciones para actuar, en función de loque se piensa, y a ello corresponden determinadoscomportamientos democráticos en el propio medioambiente (comunicación, apertura, tolerancia,reconocimiento de los demás etc.). También seespera del ciudadano participación en distintasinstancias que afectan la vida cotidiana suya y desu comunidad. En síntesis, todo lo anterior apuntaal discernimiento autónomo de las personas, sucapacidad de actuar, de demandar derechos ycumplir deberes, y su disposición para identificarsecon la democracia y sus principios.

La educación ciudadana deberá estimular todaslas competencias indicadas (información, análisisautónomo, evaluación razonada, acción conresponsabilidad), y de esta forma será un vehículopara la reflexión viva sobre el significado delibertad, asociatividad, confianza, cohesión ydemocracia, y sobre las condiciones necesarias yposibilidades de la participación política. En estesentido, no cabe duda que se trata de una actividadde inversión en capital social.

¿Cómo se hace? ¿Cómo debe ser la clase deeducación ciudadana adecuada para estimularcompetencias de ciudadanos en democracia? Ennuestro tiempo, dada la magnitud y profundidadde los desafíos ya expuestos en este trabajo, esnecesario partir por la reflexión en torno a losenfoques metodológicos que son más útiles paracumplir el objetivo de promover ciudadanos condiscernimiento, competencias para la intervencióny participación.

En las didácticas contemporáneas el paradigmaobjetivista del conocimiento ha ido dando paso aun paradigma constructivista, cuyo principal

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postulado es que el conocimiento se adquiere enel proceso mismo de la práctica intelectual, esdecir, pensando en nuestro tema, participando enese proceso informativo, analítico, evaluativo yproductivo, y no por medio de la transferencia decontenidos objetivos desde un emisor a un re-ceptor. Dados los objetivos de la educación ciuda-dana, el paradigma constructivista debiera tomarla forma de una didáctica que forme para eldiscernimiento, la participación y la acción. Lameta de la educación ciudadana, del aprendizajede lo político (ver, informarse, evaluar, actuar)consistirá en promover la formación de unaorientación política propia, que sirva de apoyo paraintervenir y actuar en el medio sociopolítico local,regional o nacional. En consecuencia, se trata deuna didáctica que facilite el despliegue decapacidades cognitivas de lo político, comoactividad práctica junto a otros, y que promuevael trabajo autónomo, responsable, por ejemplomediante juego de roles, planificaciones y/oactividades productivas. La experiencia enseña,aquello que se aprende y experimenta se entiendecon facilidad y se retiene. Por esta razón, lasconcepciones sobre didácticas orientadas a laacción, con su acento en la actividad, hanadquirido gran difusión y actualidad.

Hay muchas posibilidades de poder lograr lameta, por ejemplo simulaciones que tocanproblemáticas cotidianas (mercado, participación,medio ambiente, trabajo, etc.), donde losparticipantes asumen roles, con una planificaciónprevia participativa, que considere las fasesnecesarias para llegar a la acción responsablemente(información, análisis crítico, juicio razonado), yque incluya formas de evaluación del impacto dela actividad didáctica (impacto en relación con losobjetivos). Otra posibilidad, por ejemplo paraentender bien las dimensiones centrales de unproblema político (polity, policy y politics),consiste en preparar una demanda ciudadana, enrelación a un tema importante para la comunidadlocal (municipio) y trabajar en base a unaplanificación didáctica que incluya una fase deinformación en el grupo, otra en la mismamunicipalidad (en función del tema de interés),otra de análisis grupal, de elaboración depropuesta, consulta a expertos (representantes delEstado, de la empresa, de organizaciones de lasociedad civil, en fin, expertos en relación al temade interés), votación, y finalmente presentaciónde la propuesta a las autoridades municipales.

Pueden abordarse temas muy relevantes para lavida cotidiana de las personas en la comunidad,por ejemplo la planificación de la construcción deuna calle y el proceso de toma de decisión sobreel plan. Existen asimismo otras opciones, porejemplo directamente actividades de produccióncreativa y en grupo, donde los participantesproducen algo que tiene relación con el desarrollolocal, que demanda creatividad de cada uno, trabajoen grupo, y la propia obra puede ser presentada aotros en una exposición, lo cual constituye unincentivo para la autovaloración, la autoestima.

Estas didácticas demandan mayor trabajo quela transmisión de contenidos. Tienen la ventaja deser motivantes, dinámicas, aproximar a lacomplejidad de los problemas que se dan ensituaciones cotidianas, motivar para superar latendencia a la pasividad y el conformismo. Lasactividades didácticas persiguen responder a lacuestión fundamental: ¿cómo inducir en losparticipantes el trabajo autónomo, lacomunicación, la cooperación, la producción y laexploración? En relación con los objetivos de laeducación ciudadana (¿para qué?), estas didácticasson más próximas que otros métodos paravivenciar la democracia, experimentar serciudadano activo, practicar la autodeterminacióny la participación. Aquí radica, asimismo, su altopotencial de inversión en capital social.

Ciertamente, las didácticas indicadas puedencombinarse con métodos tradicionales que hansido muy exitosos en la educación ciudadana. Sepiensa en el trabajo con conceptos o categoríasde análisis y la evaluación de asuntos políticos, yel camino de lo concreto a lo general, del caso a lapolítica. En conjunto con didácticas ad hoc, porestas vías se puede motivar a quienes participanen actividades de educación ciudadana, y al mismotiempo se puede alcanzar las metas indicadas.

V. EDUCACIÓN CIUDADANA: EL ÁREA DE LAPROMOCIÓN DE LA JUSTICIA

En este acápite, la atención se centra en el áreade promoción de la justicia, donde existe unademanda por educación ciudadana y donde esposible canalizar los esfuerzos.

V.1. Modernización de la justicia, ciudadanía ycompetencias

Determinados temas de prioridad social sonespacios naturales para la educación ciudadana.Tal es el caso del sector justicia en la actualidad,

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puesto que los sistemas judiciales latinoamericanosestán modernizándose aceleradamente, y se abrenoportunidades importantes a nivel local, regionaly nacional para un mayor grado de actividad eintervención ciudadana (VALDIVIESO &VARGAS, 2003). Las siguientes reflexiones sobreel particular se fundamentan en la experienciachilena, pero aspiran a ser generalizables en otroscontextos latinoamericanos:

Los sistemas judiciales latinoamericanos estánexperimentando transformaciones importantesdesde hace dos décadas, y en particular el sistemade administración de justicia penal. Por lo tanto,hay desafíos similares en países como Brasil yChile, no obstante numerosas particularidades.

La posibilidad que las reformas judiciales enmarcha signifiquen realmente un cambio cualitativodepende no sólo de innovaciones normativasreferentes a los procedimientos y nuevos actoresdentro del sistema de administración de justicia.Una demanda particularmente importante es lamayor comprensión del sistema de administraciónde justicia en la sociedad (organizaciones de lasociedad civil, periodistas, abogados, entre otros).Son necesarias vías efectivas de educaciónciudadana para la comprensión y el discernimientoen la justicia, para entender bien el papel de lasinstituciones del sistema de administración dejusticia, el papel que cabe a los ciudadanos y susorganizaciones. Las acciones de interés públicoque se resuelven en los tribunales deben encontrarsu complemento en actividades y métodos decapacitación y evaluación de resultados, queefectivamente se traduzcan en aportes a la mayorsintonía entre sociedad y sistema de administraciónde justicia.

Es necesaria una ciudadanía capacitada parainteractuar con el nuevo sistema de administraciónde justicia, informarse, evaluar e intervenir, yparticipar activamente en el proceso de mayoracceso a la justicia. Una ciudadanía progresiva-mente más capacitada para la intervención podráir generando fuertes impulsos para que el sistemade administración de justicia cumpla su funciónde herramienta democrática y garante del estadode derecho. En este orden de cosas, hay desafíosy posibilidades: un desafío central, al medianoplazo, consiste en alcanzar la meta de la adecuadacomprensión ciudadana del proceso de reformas,en particular sus objetivos, contenidos, los nuevosprocedimientos y actores, y muy especialmente

el importante papel que cabe a la ciudadanía en elnuevo sistema de justicia; las reformas judicialesofrecen grandes posibilidades para la formaciónciudadana y democrática, para la valoraciónpráctica de bienes esenciales del estadoconstitucional democrático (representación dederechos y debido proceso, entre otros).

En el período actual hay buenas condicionesde aprendizaje y de apertura para las intervencionesque procedan de organizaciones de la sociedadcivil; por ejemplo, se piensa en espacios para quelas organizaciones cumplan funciones derepresentación y servicio social en el ámbito de lajusticia – en particular, sistemas de mediación yresolución de conflictos, medidas alternativas aprivación de libertad, desarrollo comunitario, entreotros-, en general en todo al servicio de asistenciajudicial gratuito; para el trabajo en torno a losinterlocutores del sistema de administración dejusticia, especialmente defensoras y fiscalías; enrelación a sistemas de seguimiento y evaluación;en procesos de capacitación y aprendizaje sobreel funcionamiento del sistema de administraciónde justicia; en relación a la modernización deservicios auxiliares del sistema de administraciónde justicia penal; en seguridad ciudadana, entreotros. En particular, en el área de educaciónciudadana orientada a potenciar las competenciaspara la participación activa en el sistema de justiciase detecta un gran espacio de intervención social.

Queda abierta, así, una gran oportunidad paraesfuerzos que tengan el propósito general de haceraportes para actividades educacionales y decomprensión de las reformas judiciales en lasociedad. De modo muy concreto, hay unademanda en las organizaciones que trabajan en elsector justicia por didácticas e instrumentosmetodológicos de educación ciudadana en justicia,fundamentados en una base científica sólida, quecontribuyan a un buen impacto en sus actividadesde promoción de la participación en la justicia.Aquí es pertinente vincular conocimientospolitológicos, ético-políticos y didácticos deeducación ciudadana con aprendizajes adquiridosde la praxis, y ponerlos al servicio de la educaciónciudadana en justicia. Estos debrerán incluir:aclaraciones conceptuales, enfoques metodoló-gicos y didácticos, metodologías y didácticasconcretas, estudios de casos y sugerenciasfundamentadas concretas de unidades didácticas,procedimientos de evaluación y validación de

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resultados. Estos modelos debieran beneficiar alas organizaciones de la sociedad civil (OSC) ypersonas que directa o indirectamente se ocupancon el tema.

En el caso chileno, hasta ahora, los principalesactores del sistema de administración de justiciano han transmitido a la ciudadanía una visión clarade las reformas que experimenta el sector, y en lamedida que el proceso avanza resulta ser muynecesario que lo hagan, y ello justifica esfuerzospara apoyar esa actividad. En este sentido, lasorganizaciones de la sociedad civil dotadas deinstrumentos didácticos para la educación y lainformación podrán cumplir una función clave,sin perjuicio de los esfuerzos oficiales de difusiónque se hagan desde el Estado y el propio PoderJudicial (por ejemplo, recientemente se creó unaoficina de comunicaciones, llamada a cumplir unpapel muy relevante). Aquí los conocimientospolitológicos sobre las reformas, la sociedad, ético-políticos, en forma de didácticas, métodos ysistemas de evaluación, pueden ser de gran ayuda.

¿Cuáles son las competencias que podríanestimular la educación ciudadana en democracia?¿Cuáles son las competencias ciudadanas quegenerarían una mejor interacción de la sociedadcon sus sistemas judiciales? Aquí se aplica todolo indicado más atrás, respecto a objetivos ydidácticas de la educación ciudadana en general.Si se piensa en el objetivo de educar ciudadanoscon competencias para intervenir en el sectorjusticia, cabe tener presente que los resultados deinvestigación normativa y empírica conducen alreconocimiento de por lo menos tres competenciasesenciales para la intervención de los ciudadanosen el orden institucional3: competencias cognitivasrelacionadas con el contenido de asuntos ydecisiones; competencias procedimentales oprocesales, en relación con los medios y

procedimientos que conducen a decisiones;competencias afectivas habilitantes relacionadascon confianza, sentido de responsabilidad respectoal propio interés y al interés común con otros4.La competencia cognitiva consiste en tenerinformación técnica sobre contenidos de asuntos,por lo tanto capacidad de entender la naturalezade los problemas, complejidades; en cierto modo,es comparable con la competencia del consumidoren la vida económica. A ella corresponde lacapacidad de informarse sobre temas técnicos endiscusión, de pronunciarse sobre los mismos conconocimientos, objetivamente. La competenciaprocedimental dice relación con conocimientos ycapacidades estratégicas necesarias para poderalcanzar las propias metas en el contexto de reglas,normas y actores vigentes; pensado esto enrelación con el sistema de administración dejusticia, se trata de conocimiento sobre actores,procedimientos, cómo se toman decisiones,instancias y espacios con los cuales se puedeinteractuar. Los resultados de la investigaciónsugieren que la formación y práctica en estacompetencia genera la capacidad de desarrollarun ethos estratégico, y, asimismo, la capacidad

3 Dicho sea de paso, ha habido un debate importante sobreel particular: hay varias aproximaciones sobre lascompetencias ciudadanas, entendidas éstas como virtudes,numerosas variantes de diagnostico sobre crisis de moralindividual, ligadas a efectos de instituciones, efectosnegativos de individualización de aspectos esenciales deorientaciones comunes. Hay quienes ven las virtudes(competencias) como complemento necesario deinstituciones democráticas (Robert Dahl por ejemplo), otroscon valor en si mismas para la buena vida (siguiendo latradición aristotélica Jürgen Habermans, Benjamin Barber,

y anteriormente Hannah Arendt). Asimismo, lasaproximaciones sobre hacia quién está dirigido el discursode las virtudes varían: ciudadanos, pedagogos, miembrosde organizaciones de la sociedad civil, y lo mismo ocurrecon las imágenes de ciudadanos (ciudadano conformista,reservado, informado, responsable, reflexivo, activo etc.).El esfuerzo de sistematización de competencias ciudadanas,desarrollado en este trabajo descansa fundamentalmente enresultados arrojados por la ejecución del proyectoFONDECYT n. 1030584.

4 El concepto de competencia política es un tópico trabajadoen la Ciencia Política, y con resultados de investigaciónempírica. En la década de 1990, la discusión politológica endistintos lugares del mundo, especialmente Estados Unidos,estuvo concentrada en las cualidades o capacidadescaracterísticas que debían tener los ciudadanos en lademocracia; el término clave en esa discusión era civic virtue,virtudes públicas (la discusión se encuentra ya en la tradiciónpolitológica europea desde la década de 1950, en la discusiónanglófona de la década de 1990). El motivo, en buenamedida, radicaba en resultados arrojados por la investigaciónpolitológica empírica, según los cuales una gran parte delos ciudadanos, especialmente las generaciones jóvenes,progresivamente tomaban distancia del sistema político yno participaban. En Chile se desarolla el tema y lainvestigación politológica tanto normativa como empíricadesde fines de la década de 1990 (VALDIVIESO, 1998).

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para poder evaluar la actividad funcionaria y deotros actores intervinientes en las instituciones yorganizaciones, y por cierto optimizar lasinteracciones con ellos. En síntesis, ambascompetencias son necesarias para un actorciudadano, esenciales para que pueda intervenir einfluir, y para que de este modo se vayacomprometiendo con el orden común. Lascompetencias afectivas habilitantes consisten encapacidades y disposiciones necesarias pararealizar aquello que se reconoce como correcto ycuya realización se reconoce como posible. Setrata, por ejemplo frente a una situaciónproblemática, del sentimiento que se debeintervenir, hacer algo, cuando se tienenconocimientos y capacidad estratégica. Base deesta competencia son la convergencia de metas eintereses más inmediatos de los ciudadanos, laexperiencia de participación en unidadesinterpersonales de relación social y la mayorconfianza, comprensión y voluntad decompromiso con ciertos valores esenciales parala coexistencia. En otras palabras, se trata decapacidades y disposiciones (motivaciones) de losindividuos para penetrar en lo público, con sentidode deber y responsabilidad. Para esto, será de sumaimportancia que dicho deber y responsabilidad noestén alejados del interés real de la persona, pues,de lo contrario, la intervención será tenue o,simplemente, no se realizará. De esta forma, seráfundamental que la acción de las personas dentrode la público esté íntimamente relacionada con susintereses y expectativas; el deber ser no se debecontraponer al ser, al interés.

Sobre estrategias para el desarrollo decompetencias, hay propuestas a nivel teórico yempírico (DETJEN, 2000a; 2000b). Una propuestapara tener buenos resultados consiste en unaestrategia de pirámide, bajo el supuesto que losciudadanos adquieren sus experiencias políticascentrales en el nivel local y después,progresivamente, van ganando interés en laparticipación hacia las estructuras nacionales; otraestrategia consistiría en generar condiciones quepromuevan experiencias ciudadanas asociativo-participativas, generadoras de confianza ciudadana(PUTNAM, 1994).

Las didácticas y métodos para educaciónciudadana consisten en estrategias elaboradasdesde la Ciencia Política para el trabajo enformación de competencias. En la segunda mitadde la década de 1990 y entre el 2000-2002, las

propuestas de literatura especializada con baseempírica – diseños de investigación con gruposde control, por ejemplo –, se han idoincrementando (VALDIVIESO, 2001). El centrode interés radica en encontrar vías válidas yreplicables para formar una ciudadanía concompetencias, con capacidad de intervención enel ámbito público5. La didáctica de la educaciónciudadana es entendida como educación para laparticipación en democracia, aspirando a laautonomía de cada persona. Las didácticas,además, requieren de una permanente interacciónen el marco de la democracia y de unaparticipación activa y constante.

Fuera de los ejemplos didácticos ya indicados,al introducir en la educación ciudadana, cabe hacernotar que hay numerosos programas destinados afomentar la participación ciudadana con métodosespecíficos de estímulo y de aprendizaje encomunidad que favorecen una variedad deaproximaciones hacia el conocimiento, por ejemploestrategias de deliberación y argumentaciónsimples y replicables (PALLOF & PRATT, 1999;SHAPIRO & LEVINE, 1999). Hay estrategias queincluyen el aprendizaje a distancia vía computadorcomo un mecanismo de educación y formación,incluyendo uso de internet y de video-conferencias(PALLOF & PRATT, 1999), otras que ponen suénfasis en técnicas simples de practicar quepromuevan la apertura, tolerancia y capacidad dedeliberación (SODER, 1996; BANKS, 1997;GUARASCI, CORNNEL & GRANT, 1997), en laconstrucción de redes de apoyo para resolverproblemas, estímulo de compromisos, manejo conderechos y deberes (PEARL & KNIGH, 1999).Otras didácticas privilegian directamente lacomprensión de lo que es la ciudadanía al igualque el entendimiento e importancia de los valoresdemocráticos (AMADEO, 2002), diversas formasde simulación y producción que hacen las vecesde laboratorio en formación ciudadana(MOSHER, KENNY & GARROD, 1994; LAKES,1996; HAHN, 1998). Todas estas técnicas y

5 En este punto encontramos una gran literatura emergente,sobre todo en Estados Unidos y Alemania. Los trabajosofrecen orientaciones útiles sobre procedimientos para lacomprensión de la política en el proceso de aprendizaje,entregando didácticas concretas aplicables a la educación yformación ciudadana.

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métodos son susceptibles de ser adaptadas alobjetivo de la educación ciudadana en justicia.

Los enfoques metodológicos y didácticos soncoincidentes en favorecer ciertas competenciastales como el manejo de compromisos, tolerancia,racionalidad ante principios de mayorías, elprincipio de apertura y de la transparencia, actitudde deliberación, administración de conflictos, entreotros (OETINGER, 1951; DAHRENDORF, 1963;PARSONS, 1964; HABERMAS, 1981). Entérminos de contenido de las unidades didácticas,algunos autores señalan que la educaciónciudadana debe dar prioridad al análisis deconflictos actuales, analizando los intereses yperspectivas en juego, pues de esta forma losparticipantes comprenderán la importancia de losmecanismos de toma de decisiones en el ámbitopúblico y privado (GIESECKE, 1974). Hayejemplos prácticos de modelos didácticos deformación política aplicados y evaluados.

Finalmente, respecto a las estrategias, el trabajoen redes tiene muchas potencialidades. Una redsocial es un espacio dentro del que coexisten variasvisiones de mundo y experiencias, que tienencapacidad de enriquecer el proceso de aprendizajeindividual y en común (GRIBAUDI, 1998).Respecto al uso concreto que se le da a la redsocial, existe una tendencia a establecer relacionesde distintos actores para intercambiar opinionessobre un tema determinado, reemplazando elmecanismo del lobbying, que se limita a intentarpersuadir a un determinado actor, por elnetworking, que implica la existencia de redes detrabajo entre distintas organizaciones, donde losforos y debates ocupan un lugar central. Estafundamentación es muy relevante al momento deoptar por participar mancomunadamente condistintos actores, organizaciones e institucionesde la sociedad civil que estén interesadas en laempresa de educación ciudadana en justicia.Existen experiencias notables de trabajo conjuntoen el área del derecho, con muy buenos resultados(GONZÁLES & VIVEROS, 1999).

En fin, hay una buena base de conocimientospara ser incrementados y operacionalizados enforma de instrumentos didácticos y metodológicosal servicio del trabajo de educación y de laciudadanía en la justicia. Esos instrumentos puedendar un servicio para la gran tarea común de reforzarel sentido del efecto de la acción individual en lopúblico, y son considerados como recursos para

la inversión en capital social y la promoción deuna cultura democrática.

V.2. Papel de las organizaciones de la sociedadcivil

Las organizaciones de la sociedad civil han idoincrementando su importancia en los procesos dedesarrollo, en relación al Estado y sus instituciones,y algunas de ellas han demostrado estar encondiciones de asumir liderazgo en los procesosde articulación y canalización de intereses ydemandas desde la esfera extra-estatal hacia laesfera pública. En efecto, ellas han sido actoresrelevantes en los procesos de modernización socio-económica, en el período de las transiciones desderegímenes autoritarios hacia la democracia, y hantenido una destacada participación en la génesis yejecución de diversas políticas públicas. EnAmérica Latina hay una experiencia de emergenciade movimientos sociales y ciudadanos que handesempeñado un papel importante en procesos deampliación de derechos civiles y sociales. Estasexperiencias asociativas han tenido un rolespecialmente relevante en situaciones conflictivasy de cambio social, por ejemplo la lucha por ladefensa de los derechos humanos durante elperíodo de los regímenes autoritarios – décadasde 1960, 1970 y 1980 (OXHORN, 1995).Asimismo, en tiempos más contemporáneos, lasorganizaciones de la sociedad civil han demostradocapacidad de desempeñar un papel importante endiversos países en torno a temas que movilizan elinterés público y la ciudadanía (VALDIVIESO,2003). Por lo tanto, reconocer que ellas tienen unpapel en la educación ciudadana, y, asimismo,preguntar por sus condiciones actuales y lasperspectivas futuras de intervención, resulta serpertinente y necesario.

Las organizaciones de la sociedad civil tienenun papel destacado en la generación de capital socialy la promoción de la democracia. En Chile, porejemplo, hay un conjunto de organizaciones quetiene por finalidad hacer aportes para la promociónde la democracia6 por medio del cumplimiento deobjetivos muy concretos, tales como son los si-

6 Algunas de ellas: Casa de la Paz; Centro de Estudios parael desarrollo (CED); Centro de Estudios para el desarrollode la mujer (CEDEM); Centro de Estudios de la Mujer(CEM); Centro de Estudios Sociales y Educación (SUR);

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guientes: cooperación público-privada; promociónde participación ciudadana en el desarrollosustentable; la exigibilidad de derechos ciudadanosy el control ciudadano de la institucionalidadpública; promoción de la asociatividad; toleranciay la no discriminación; desarrollo de accionesfilantrópicas; despliegue de valores democráticos;innovaciones curriculares en la educación y mayorcalidad y equidad a la educación misma; capacidadde reflexión y de debate crítico. Se trata deorganizaciones que realizan intervencionessociales, con el objeto de fortalecer la ciudadaníaactiva, la participación y la democracia. Dado quelos objetivos de las intervenciones apuntan a influiren valores, actitudes y conductas ciudadanas, sepuede afirmar que ellas trabajan en educaciónciudadana para el fortalecimiento de la democracia.En otras palabras, ellas centran sus esfuerzos enhacer un aporte muy concreto en la educaciónciudadana, pues educan para la cooperaciónpúblico-privada, la participación ciudadana, eldesarrollo sustentable, la exigibilidad de derechosciudadanos y la fiscalización ciudadana de lainstitucionalidad pública, la asociatividad, latolerancia y la no discriminación, el desarrollo deacciones filantrópicas, valores democráticos,innovaciones curriculares en la educación formal,la mayor calidad y equidad a la educación misma,la reflexión y el debate crítico. Todos estospropósitos y objetivos encuentran su correlato enprogramas e intervenciones. En síntesis, ellasconstituyen una vía de inversión en capital socialy de desarrollo de la democracia y por lo tantoellas pueden desempeñar un papel muy importanteen tareas de educación ciudadana.

Las organizaciones de la sociedad civil han idoincrementando su importancia en los procesos dedesarrollo, en relación al Estado, las instituciones,y el mercado, y algunas han asumido liderazgo enlos procesos de articulación y canalización deintereses y demandas desde la esfera extra-estatalhacia la esfera pública. Por lo tanto, ellas sonactores que pueden desempeñar una funciónrelevante en la promoción de una ciudadaníaparticipativa y competente para interacciones conel sistema de administración de justicia. Además,al igual que en otros países de América Latina,donde se están verificando procesos demodernización, en Chile hay organizacionessociales que se han ido especializando en temasde la justicia. Desde hace más de una década,algunas organizaciones han hecho de los temasjudiciales el eje central de sus actividades deinvestigación, formación y capacitación, extensióne intervenciones (centros de estudio enuniversidades, corporaciones, fundaciones,institutos, entre otros). En ellas hay recursoshumanos altamente calificados, determinadosénfasis, métodos de trabajo, conocimientos yexperiencia acumulada, entre otros, y, enconsecuencia, un gran potencial de intervenciónpara una mejor articulación entre demandas yaportes de la sociedad civil y sector justicia.

V.3. Experiencias prácticas para concluir

Este apartado tiene el objeto de describir uncaso ejemplar, de los que se están dando en Chile,donde los conceptos de capital social ycapacitación en justicia para la democraciaencuentran una aplicación práctica, y desde dondees posible ganar aprendizajes importantes paraactividades de educación ciudadana. Se trata deexperiencias que están referidas al trabajo con lasuperación de la pobreza y la exclusión social, ylo hacen a través de programas sociales yextensionismo jurídico, incluyendo, por cierto,capacitación en justicia.

La Fundación Nacional para la Superación dela Pobreza (FNSP), que funciona desde 19957,es una organización social privada sin fines de

Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación(CIDEM); Comisión Chilena Pro Derechos Juveniles(CODEJU); Corporación de Derechos del Pueblo(CODEPU); Corporación Forja; Corporación Justicia yDemocracia; Corporación Participa; Corporación dePromoción Universitaria (CPU); Educación yComunicaciones (ECO); Fundación Eduardo Frei M.;Fundación Jaime Guzmán E.; Fundación Nacional para laSuperación de la Pobreza (FNSP); Fundación Ideas;Instituto Chileno de Estudios Humanísticos (ICHEH);Instituto de Ecología Política (IEP); Instituto de la Mujer;Programa de Acciones de Interés Público-Universidad DiegoPortales; Programa de Economía del Trabajo (PET);Programa Interdisciplinario de Investigación en Educación(PIIE); Programa de Investigación para la promociónhumana (PROHUMANA).

7 En 1995 se crea la Fundación Nacional para la Superaciónde la Pobreza, continuadora del Consejo del mismo nombre,dotada de una institucionalidad para la gestión y realizaciónde programas y acciones de carácter social; mayorinformación sobre la entidad véase sitio web; Síntesis

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lucro, con intereses públicos, que asumeproactivamente la construcción colectiva de unacultura solidaria, para el desarrollo humanosustentable de las personas que viven encondiciones de pobreza y exclusión social. El“Servicio País” es el programa más conocido dela Fundación y consiste en que profesionalesjóvenes realizan un año de trabajo en zonas pobresdel país (sobre todo con las Municipalidades).“Adopta un Hermano” es otra experiencia de estaFundación, que apunta al apoyo de adolescentesen condiciones de riesgo social. Por su parte, elprograma “Redes” busca la generación y elfortalecimiento de redes sociales para la superaciónde la pobreza. Sus objetivos fundamentales son:1) la creación y fortalecimiento de redes con elmundo de la pobreza en torno a líneas de acción,la discapacidad, la infancia, las mujeres, y la pescaartesanal (las primeras tienen un carácter de apoyoy derivación, mientras que las segundas seríanmayormente productivas); 2) apoyar la gestión deServicio País a través de archivadores temáticosy cartillas que nacen para ser aplicados en lapráctica concreta, y 3) creación de un fondoconcursable para iniciativas de desarrollo local.En relación a su aporte para la generación de capitalsocial, es interesante destacar que el programa ensus acciones enfatiza las ideas de articulación,autogestión y autoevaluación, tratando de evitarcualquier tipo de imposición desde fuera de lasmetas y mecánicas de cada red, pues se trata detrabajar con la idea que la pobreza tienepotencialidades.

El área de Estudios y CoordinacionesTemáticas de la Fundación y el Programa deServicio País han dedicado especial atención a losproblemas que afectan a las comunidades ruralespobres en materia de justicia. Se pretende lograrun mayor acceso a la justicia de personas deescasos recursos. A través de la práctica se trabajaen dirección de una reingeniería de la forma decómo se accede a la justicia. Además, se trabajapor una mayor educación de las personas en cuantoa las leyes y sus derechos, y por lo tanto porgenerar mayor conciencia ciudadana. Los recursosy capacidades principales son el voluntariado,

profesionales de Servicio País existentes en laFundación. Junto a otras organizaciones, desde1997 impulsa el Programa “Acciones Ciudadanaspor la Justicia y la Democracia”, cuyo objetivoespecífico es la formación jurídica para dirigentessociales en el territorio de las comunas conmayores dificultades de acceso a la justicia. Losextensionistas son capacitados en profundidad porprofesionales Servicio País en siete temas básicos(familia, bienes, herencia, trabajo, ciudadanía yjusticia comunitaria, políticas sociales, seguridadsocial) y en todas aquellas materias específicasde relevancia local o regional. La Asociación deExtensionistas Jurídicos realiza, además, encoordinación con las municipalidades, programasde difusión de derechos y programas sociales entrelas organizaciones sociales y comunitarias,escuelas y en la comunidad en general. La líneade voluntariado profesional está destinada aconvocar profesionales que cedan un poco de sutiempo en apoyo a estas asociaciones,transformándose en fuentes de consultas, deactualizaciones de los extensionistas jurídicos, quea la vez otorguen materiales de difusión de derecho.Otra línea está destinada a los universitarios, através de la práctica.

Para la intervención o más bien para realizar elprograma en una comuna o en un conjunto decomunas, deben estar dadas las siguientescondiciones básicas: deficiencias importantes enel acceso a la justicia de las personas,especialmente las más pobres; baja capacidad deatención del sistema de asistencia jurídica gratuita;lejanía de tribunales e instituciones relacionadascon la administración de justicia; falta deinformación y orientación jurídica; existencia delocalidades y centros poblados que permitan yjustifiquen el futuro funcionamiento deconsultorios jurídicos vecinales; compromiso yapoyo de los municipios donde se realizará lacapacitación y de aquellos que enviaránpostulantes, compromiso que se formaliza en unconvenio entre la Fundación Nacional para laSuperación de la Pobreza y la Municipalidad8;existencia de al menos 15 a 25 personas

Reunión con Programa Redes de la Fundación Nacionalpara la Superación de la Pobreza (03.jul.2000) y Taller deRedes Sociales en http://www.puc.cl/icp/eticapolitca.

8 Específicamente se requiere que la Municipalidad faciliteun lugar adecuado para realizar las sesiones de capacitación(una o dos semanales), que costee la movilización necesariapara trasladar a los extensionistas desde y hacia suslocalidades para que puedan asistir a las sesiones de

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interesadas y comprometidas para realizar lacapacitación y que cumplan los requisitos dehonorabilidad, espíritu de servicio, liderazgo yescolaridad exigidos, quienes deberán sometersea un proceso de evaluación y selección del equipoa cargo y de funcionarios municipales con amplioconocimiento de la comunidad local; condicionesy requerimientos para mantener en la comuna unequipo profesional adecuado que realice lacapacitación de los postulantes y el seguimientodirecto de la asociación una vez constituida (dosaños).

En síntesis, estas experiencias son vías muyconcretas de inversión en capital social y lapromoción de una cultura democrática, y son unbuen fundamento práctico para el desarrollo deactividades de educación ciudadana en justicia. Enefecto, el concepto “extensionismo jurídico”ilustra lo anterior muy bien: es una experiencia degran éxito, y se usa para identificar una manerade conocer y ejercer derechos, con el sentido deun aporte a los otros (individual y colectivo). Elefecto esperado de la intervención no es sólo lacalificación técnico-jurídica de personas víacapacitación, sino que esos individuos formen unaasociación con existencia legal y jurídica.Actualmente hay treinta asociaciones deextensionistas, con más de 340 personas dedicadasa esta actividad en varias regiones de Chile. Deeste modo, se está haciendo un aporte concretode inversión en capital social, participación y unacultura democrática.

VI. A MODO DE CONCLUSIÓN

En este trabajo hemos hecho un recorrido queparte por un contexto socioeconómico y políticopreocupante, continúa con la recapitulación de

alternativas de desarrollo que han sido practicadasen América Latina, sin éxito, en la lucha contra lapobreza, la exclusión social, y la baja participaciónde la población en el régimen político democrático.

Lo anterior ha dado lugar a reconocer elenorme valor que tiene la búsqueda de conceptospara enfrentar los problemas del subdesarrollo ygarantizar la estabilidad democrática. Hemosexplorado, de modo muy concreto, por lossignificados del concepto de capital social.

Ante la pregunta por formas concretas deinversión en capital social, entendido esto comola inversión en un desarrollo más sustentable ydemocrático, hemos vinculado al tema con laeducación ciudadana, en base a los conocimientosadquiridos por medio de la investigación normativay empírica. La educación ciudadana es una vía deinversión en capital social, en cuanto tiene elpropósito de formar ciudadanos condiscernimiento, responsabilidad, y capacidad deasociatividad. No sólo es complementaria a otrasactividades de inversión en capital social, sino queella es un importante recurso. Aquí se ha puestoel énfasis en el enorme potencial que tienen lasdidácticas para fortalecer el capital social enindividuos y comunidades.

Finalmente, centrando la atención en áreastemáticas y de políticas públicas, donde esnecesario el trabajo en educación ciudadana, hemosidentificado el área de la justicia, una dimensiónesencial de la sociedad, por existir grandesoportunidades para la participación ciudadana, elfortalecimiento del capital social, y elenriquecimiento de la democracia participativa. Lasobservaciones hechas en torno al importante papelque cabe cumplir a las organizaciones de lasociedad civil, y los ejemplos observados en elcontexto chileno de organizaciones que estántrabajando en el tema, constituyen argumentosadicionales para reconocer que en el trabajo eneducación ciudadana en justicia hay enormesposibilidades de inversión en capital social y enuna cultura democrática.

capacitación, sin lo cual es imposible realizar el programa,y otorgue las facilidades y apoyo necesarios para que laAsociación de Extensionistas Jurídicos pueda cumplir sufunción una vez que se la constituya.

Patricio Valdivieso ([email protected]) é Professor Adjunto do Instituto de Ciência Política da PontificiaUniversidad Católica de Chile.

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