cámpora, discurso de asunción, 1973
TRANSCRIPT
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
1/39
CONGRESO DE L NACION
M E N S J E
EL P R E SI D EN T E D E LA N A C I O N A R G E N T I N A
Dr
HECTOR JOSE CAMPORA
AL INAUGURAR EL 98 PERIODO
O R D I N A R I O D E S E SI ON E S D EL
HONORABLE CONGRESO NACIONAL
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
2/39
CONGRESO DE L N ClON
M E N S J E
DEL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA
Dr HE TOR
JOS C MPOR
AL INAUGURAR EL 989 PERIODO
OR DI NA RI O DE SESIONES DEL
HONORABLE CONGRESO NACIONAL
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
3/39
Seores senadores seores diputados com-
paeros:
El juramento solemne que acabo de pronunciar
ante Dios y ante el Pueblo todo de la Repblica
embarga mi espritu de reconocimiento y de
orgullo ciudadano. Pero constituye asimismo
u
dramtico desafo que valoro en su plenitud.
Durante toda mi vida poltica no he sido otra
cosa ms que un modesto soldado de la causa
nacional
y
peronista. Pretendo seguir sindolo
en el futuro duran te el ejercicio del gobierno
y
despus que concluya el mandato para e
que he sido convocado y que servir hasta el
lmite de mis capacidades.
Abrigo la esperanza de dar trmino a mis
funciones acompaado por el afecto de mis com-
paieros y de mis amigos y el respeto de mis
adversarios. S que he de lograrlo como ha sido
hasta ahora porque trata r con honestidad de
hacer lo que el Pueblo quiere. Por eso deseo
en este primer contacto con la august4majestad
republicana qu e ustedes representan hacerlos
partcipes de mis emociones y de mis esperanzas
consciente de que el cambio revolucionario que
la Repblica espera slo podr llevarse a cabo
con vuestro concurso esclarecido. De mi parte
afirmo la decisin inquebrantable de cumplir
con mis deberes constitucionales hasta las lti-
mas consecuencias.
Mi reconocimiento en primer trmino al ge-
neral Pern el Conductor por antonomasia 1
brillante estratego el timonel sagaz
y
avezado
que encontr siempre los medios aptos para
orientarnos aun desde el exilio injusto y ago-
biante en los das ms turbulentos. Cuando
todo pareca derrumbarse cuando la desespe-
ranza sobrecoga nuest ros corazones cuando los
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
4/39
y su accin acertada disipaban nuestras inquie-
tudes, nos fortaleca en la resistencia
y
nos
animaba a seguir en la lucha, dndonos el
ejemplo de los grandes capitanes de la historia
Yo s que en aquellos momentos aciagos, tanto
en el rancho como en la casa pueblerina; en
la
crcel donde se aherrojaba y torturaba a nues-
tros compaeros como en la inmensidad de la
pampa, en torno al fogn y bajo la Cruz del
Sur, nuestros pechos descamisados se apretaban
junto al de Pern, dando gracias al Seor por-
que lo conservaba en la lucha y porque con l al
frente, la hora del triunfo final vendra alguna
vez. Por eso vala la pena hasta el sacrificio de
la vida. hemos llorado de emocin -cuntas
veces.. . - al reconocernos en las multitudes
fraternas , al conjuro de su palabra y su recuerdo.
ES que slo los hombres fuertes saben llorar
con la espontaneidad de los nios en el momento
sublime del sacrificio por la Patria
Esta hora augusta del reencuentro argentino.
Esta hora preada de esperanzas, acaso ingenuas
para algunos, pero nunca tan cerca de conver-
tirse en realidad, es la hora de Pern.
No vacilo en proclamarlo:
es la hora de
Pern s que interpreto el sentimiento que
anida en los hombres y mujeres de mi Patria.
ES la recompensa no buscada pero por nadie
ms merecida
Seramos ingratos con l, con la historia y
con las nuevas generaciones de argentinos si no
expresramos esta verdad que embarga nuestros
corazones y que ha de marcar a fuego la etapa
de la Reconstruccin Nacional junto con el fin
de la hipocresa y del ocultamiento culpable.
Tanto le debe nuestra Pa tria y nuestro destino
como Nacin que todo cuanto pudiramos ofre-
cerle para compensarlo por los agravios que le
fueron injustamente inferidos sera poco.
Sin embargo, hay un acto ignominioso que
nuestro Pueblo jams consinti y por eso, en la
hora de su triunfo, debe ser formalmente anu-
lado.
Por decreta del 31 de octubre de 1955 quienes
utilizaban sus armas contra el pueblo privaban
de su grado al Teniente General don Juan Pern
Les irritaba que en las filas del Ejrcito
Argentino militara un camarada que haba de-
fendido con apasionamiento y denuedo la sobe-
rana nacional
Como Presidente de los argentinos e interpre-
tando su sentimiento prcticamente unnime, he
de hacer todo lo que sea necesario para
reintegro formal del grado al General don
Juan Pern.
mos hasta nuestra vida para que pudiera eou
templar esta hora de triunfo que es tambin
el suyo.
Ella lo pronostic con el ardor de los elegidos
y la sublime intuicin de quienes saben leer
en el corazn de los humildes porque no hansido encallecidos por los prejuicios de la oli-
garqua y e l egosmo de los privilegios:
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
5/39
forman lo m ejor qu e tenemos. Patriotismo, aus-
teridad, resistencia, humildad heroica, sabidura
profunda, confianza en el Conductor y lealtad,
se han conjugado para llegar a esta hora feliz.
Contra su decisin inquebrantable de defen-
der nuestras tres banderas -Sob eran a poltica,
independencia econmica, justicia social- se es-
trellaron todas la s acechanzas arteras, todos los
intentos de soborno.
Y e n los momentos decisivos, una juventud
maravillosa supo responder a la violencia con
la violencia y oponerse, con l a decisiQn y el co-
raje de las ms vibrantes epopeyas nacionales,
a la pasin ciega y enfermiza d e una oligarqufa
delirante.
iCmo no ha de pertenecer tambin a esa ju-
ventud este triunfo, si lo dio todo -familia,
amigos, hacienda, hasta la vida- por el ideal
de una Patri a justicialista Si no hubiera sido
por ella, tal vez la agona del rgimen, se ha-
bra prolongado, y con l, la desintegracin de
nuestro acervo y el infortunio de los humildes.
Por eso, la san gre qu e fue der ramada, los agra-
vios qu e se hicieron la carne y al espritu, el
escarnio de que fueron ob jeto los justos, no se-
rn negociados. Todos fuimos solidarios en la
lucha c ontra e l rgimen y l a seguiremos siendo
en la cotidiana accin gubernativa.
La Patr ia h a adquirido un compromiso solem-
ne con nuestros hroes y con nuestros mrtires,
y nada ni nadie nos apartar de la senda que
ellos trazaron con estoicismo espartano.
X X
Llego a la primera magistratura del pas por
decisin del Conductor, del Movimiento y de su
Pueblo. d e aqu tambin la expresin d e mi
orgullo ciudadano, porque creo que a nada ms
excelso puede aspirar un hombre pblico que a
servir al pueblo, en base a un programa compar-
tido y por su voluntad, que es la nica que
cuenta en una democracia.
Y creo importante sealar que las condiciones
en que el Movimiento Justicialista asume las res-
ponsabilidades del Gobierno son bastantes simi-
lares a las que encontr el General Pern el
4
de junio d e
1946.
El pueblo arg entino se hallaba
postrado por la injusticia social, la dependencia
econmica y la marginalidad poltica. Un rgi-
men antinacional, aliado a los imperialismos do-
minantes, haba manejado la cosa pblica con
displicencia extranjerizante. Las principales he-
rramien tas del poder econmico volcaban nuestra
riqueza allende los mares, hacia otras latitudes,
mientras el campesino y el obrero argentinos,
que eran sus creadores, vegetaban en la miseria
sometidos al capricho de patrones feudales.
Las elecciones de aquel 24 de febrero fueron
una sorpresa para la oligarqua. No poda com-
prender que un pueblo sojuzgado
y escarnecido
hubiera podido reaccionar con altivez y decisin
al solo conjuro de una voz que se alzaba contra
el privilegio y la agresin imperialista y sin otro
apoyo que la comprensin d e los humildes.
Entre
1945
y
1955
el pas vivi un perodo de
renacimiento nacional.
El Gobierno Peronista incorpor al Pueblo
como protagonista d el proceso poltico. L a clase
trabajado ra s e organiz y estructur en sindica-
tos. La unidad de los trabajadores fu e la herra-
mienta que permiti forjar sucesivos avances en
el
terreno de la justicia social. La participacin
de los asalariados en el ingreso nacional se am-
pli hasta un nivel nunca conocido en el pas.
La educacin y la medicina social se exten-
dieron a todos los niveles y se consolid un
esquema d e seguridad social. Los planes d e vi-
vienda popular dotaron de moradas dignas a
amplias capas de la poblacin. El Estado estaba,
entonces, al servicio del Pueblo y del hombre
argentino.
La niez humilde adquiri una sonrisa que
nunca haba conocido. La restitucin de la dig-
nidad a todos los argentinos abri, en el corazn
mismo de la sociedad, una etapa de dicha. Los
ancianos vieron reconocidos sus derechos. Aque-
llos hombres que haban sido explotados hasta
el lmite mismo de sus fuerzas por el rgimen
oligarca, fueron reivindicados, al fi n de sus aos,
por el Justicialismo.
La mujer alcanz derechos que siempre le
haban sido negados. Bajo la inspiracin de Eva
Pern vot por primera vez en la historia ar-
gentina, adelantndose en esa conquista a mu-
chos pases. La labor d e la benemri ta institu-
cin que llev su nombre se orient a solucionar
los problemas de los hogares ms humildes. El
anacrnico concepto de l a beneficencia ejercida
por las clases privilegiadas, fue sustituido por
una solidaridad social que el pueblo comprendi
y defendi.
El Justicialismo tambin luch exitosamente
contra la dependencia y el estancamiento. Con
audacia, imaginacin y vocacin de grandeza
para la Patria, el general Pern eligi el camino
que pareca ms difcil. Alent la conformacin
de una industria nacional que, en
1955
se mos-
traba pujante. Ya estaba prxima a dar un salto
cualitativo consumando otra etapa de sustitucin
de importaciones con industrias de base, sin las
cuales no culminara el ciclo de la independen-
cia econmica.
La poltica de nacionalizaciones y la protec-
cin a la industria argentina, inflexiblemente
aplicadas por el Gobierno, promovieron un em-
presariado nacional.
Se desarroll entonces una relacin armnica
entre trabajadores y empresarios. Ambos sec-
tores se comprometieron, conscientemente, en
un proceso nacional liberador que, en su avance,
fue haciendo retroceder la penetracin del im-
perialismo y de sus aliados verncdos.
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
6/39
En tanto esto suceda en el pais el imperia-
Iismo recobrado de las secuelas de la gue rra
se fartaleca en el exterior. La divisa precur-
sora de la Tercera Posicin levantada por el
general Pern se lanza a la areha internacional
como bandera de unin de los pueblos some-
.tidos. Pero an haba muchos paises del Tercer
.Mundo bajo el dominio colonial. Los que aso-
maban a la independencia recin daban sus
primeros pasos y todava era posible que
in-
cluso en nuestra Amrica el imperialismo qui-
tara y pusiera gobiernos llegando hasta la
intervencin directa si as lo requeran sus in-
tereses.
La intriga
que comenz al da siguiente del
triunfo popular del
46
logr sus designios al
cabo de nueve aos y trunc una revolucin
incruenta que trajo la felicidad para nuestro
Pueblo y ciment las bases de la grandeza na-
cional. Desde entonces se desand el camino.
El pais inerme contempl la instauracin de
todas las formas posibles de burla a la voluntad
popular: interdicciones inhabilitaciones anula-
cin de elecciones prepotencias y golpes de Es-
tado jalonaron ese negro camino reversivo que
se quiso imponer a trasmano de la historia.
As el 16 de junio de 1955 se inicia la etapa
ms despiadada de la historia argentina. La
metralla cae sobre el Pueblo que clama su rabia
y su impotencia. Tres meses ms tarde se ins-
taura la dictadura.
Comienza la sistemtica destruccin de una
comunidad organizada; el metdico reemplazo
de la solidaridad por el odio de la abundancia
por la miseria. Se borra la sonrisa y se crispan
los puos.
Todos los sectores sociales padecen sus con-
secuencias. Se desmantela l a industria se es-
tanca la ganadera se corrompe el salario. La
salud la educacin la vivienda se tornan pri-
vilegios inalcanzables.
En nombre de la libertad son encarcelados
miles de argentinos. Invocando l a justicia se
invierte la prueba y cualquier irresponsable
puede acusar a
un
ciudadano honorable sin pre-
ocuparse por fundar sus cargos. Comisiones in-
vestigadoras ilegales actan como tribunales
especiales guiadas por rencores y mezquin-
dades. Honras y bienes son sometidos a la arbi-
trariedad y al capricho.
En nombre de la democracia se disuelven el
Partido Justicialista y la Fundacin Eva Pern
y se saquean sus bienes que son del Pueblo.
En nombre de la razn se prohbe la palabra
con un decreto sin precedentes en el mundo
moderno. Decir Pern es un delito. Decir Evita
merece castigo. Pero el Pueblo sigue diciendo
Pern. El Pueblo sigue diciendo Evita.
Podr la dictadura disolver la Confederqin
General Econmica e intervenir la Confeddra-
~ i n eneral del Trabajo. Podr movilizar a los
sindicatos que la integran. Podr llenar las cr-
celes y los barcos podr gasear y apalear tor-
tur ar y fusilar pero no conseguir doblegar la
decisin de un Pueblo que quera la paz pero
que empieza a prepararse pafa la guerra que le
imponen.
El pueblo ha de tener conciencia de lo que
sucedi en estos aos porque sus consecuencias
pesan sobre el pas en ruinas que recibimos
como herencia.
La
Argentina se ha convertido en un campo
de saqueo de los intereses extranjeros. Al tiem-
po que los empresarios nacionales se hallan
postrados jaqueados por la quiebra y p
l
esigual competencia de los monopolios
e
Es-
tado asiste impvido al triunfo de lo extranjero
sobre lo nacional.
El ahorro de los argentinos dej de estar al
servicio del crecimiento propio del sostenimien-
to de la empresa nacional y de la multiplicacin
de las fuentes ocupacionales. La captacin del
ahorro nacional por sucursales de los bancos ex-
tranjeros aument notablemente y bancos de
capital argentino pasaron a ser controlados por
compaas externas.
Tenemos as al desnudo una de las facetas de
la dependencia. El control del sistema financie-
ro por el inters externo determina que los
planes de expansin de la economa argentina y
los planes sociales de asistencia popular queden
rezagados en favor de la penetracin del capital
extranjero. Se plantea as por una parte la es-
casez del ahorro interno para financiar el desa-
rrollo y por la otra ese magro ahorro va a in-
corporarse al capital de giro de empresas no
nacionales que eluden traer recursos financie-
ros genuinos. En la cspide del sistema los ar-
gentinos estamos financiando a las grandes
corporaciones multinacionales
el poder de las
cuales es a veces superior a l del propio Esta-
do. Todo ello se agrava con el elevado monto
de la deuda externa y la sangra en divisas que
significa a o por ao solventar el servicio de
la misma. Esa deuda ha alcanzado ya los siete
mil millones de dlares. Para decirlo en otros
trminos debemos al extranjero una cifra su-
perior a nuestras exportaciones de los tres
iil
timos aos.
Otra consecuencia de esa poltica ha sido la
cada vertical del valor de nuestra divisa. E l
peso argentino se envileci en su confrontacin
con otras monedas y tambin en su poder ad-
quisitivo interno. Esta parte del drama argenti-
no la conocen mejor que nadie las familias
trabajadoras.
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
7/39
El hombre argentino sabe, en carne propia, de
.la explotacin a que es sometido por el rgimen.
Mientras avanzaban la concentracin de la ri-
queza a desnacionalizacin de nuestra econo-
ma y el endeudamiento, la participacin de los
asalariados en el ingreso nacional disminua
drsticamente.
Los monopolios y las oligarquas fueron los
beneficiarios directos de esta explotacin del
trabajo humano. De la misma manera los bene-
ficios de la mayor productividad del trabajo no
fueron a manos de los trabajadores. Por duro
contraste, la productividad del tra bajo aument
y los salarios reales descendieron. Lo que s
creci fue la desocupacin.
De una economa de pleno empleo durante el
gobierno justicialista, se pas progresivamente
a una situacin de desempleo. En algunas zonas
del pas, como es sabido, el problema es ya
pavoroso.
h
materia educativa m s. de 200.000 nios
no tienen acceso a la escuela, y el ndice de de-
sercin supera el 50 por ciento en el ciclo pri-
mario, sobre todo en los primeros grados, lo qu e
da como resultado un pas de un relativo ndice
de analfabetismo pero uno muy elevado de se-
mianalfabetismo que contribuye al estancamien-
to y al atraso. La desercin en el rea d e la
enseanza media, excede el 57 por ciento y en
la Universidad acusa alrededor del 70 por
ciento.
La interrupcin de la poltica promocional de
vivienda a partir de 1955 determin que el Es-
tado abandonara paulatinamente su responsa-
bilidad en ese campo. El dficit actual de vi-
vienda es superior a 2.000.000 de unidades, lo
que significa que el 22 por ciento de la pobla-
cin carece de ella.
En el plano de la salud se repite el mismo
sombro panorama. La mortalidad infantil en
nuestro pais es cuatro veces superior a la de
los pases desarrollados, lo que seala una ver-
dadera regresin en el rea de la salud.
Veamos ahora la situacin de nuestro pais con
respecto al mundo. En 1950, tomando como in-
dicador la renta per cpita, la Argentina ocu-
paba el decimoquinto lugar y en 1969 habamos
retrocedido al vigsimo sexto. Hemos perdido
nuestra ubicacin entre las naciones ms avan-
zadas y ricas del mundo para asistir al progreso
de otras. El caso Argentina ya no es smbolo de
podero sino de estancamiento.
La subordinacin econmica del pas y la
prdida de su capacidad de decisin en lo eco-
nmico y financiero tienen su correlato en la
poltica exterior.
Hemos visto algunos de los sntomas de la
grave crisis que padece nuestra sociedad. Re-
sultara fatigoso detallar todos los indicadores
que expresan esta situacin. Dir solamente
que, en tales condiciones de anemia, no es ex-
trao que el pueblo carezca de vivienda, educa-
F
ib apropiada y asistencia mdica.
Es
qu
en
realidad l gimen
se
ha sustentado
sobre
ia
degradacin material y cultural de nuestro
Pueblo.
Pero la simiente del justici~lismohaba ger-
do en terr eno apto. Er a posible segar los
brotes, pero no las races q ue haban penetrado
con fuerza desesperada y vital.
La historia de la resistencia peronista no ha
sido escrita porque no hubo dnde o porque no
hubo quin. Su crnica tiene pocos nombres y
pocas fechas. Pero explotados y explotadores la
conocen. Est hecha de paros y huelgas, d e sa-
botajes y atentados, de coraje y sacrificio.
En vano se ha intentado atribuir le motivacio-
nes ideolgicas extraas.
La
resistencia peronis-
ta contra la dictadura es una etapa maraviliosa
de la lucha de un Pueblo contra e l colonialismo
y la opresin, contra la entrega y la brutalidad,
en defensa de la libertad y la justicia, de la
Nacin y de su grandeza. Es la continufdad his-
trica de las gestas de la Independencia, la
afirmacin de los valores ms puros de esta
tierra.
No ha habido atropello o argucia que se hayan
ahorrado para contener estas luchas. Con los
tanques en las calles o con elecciones tramposas,
el rgimen jug todas sus cartas. Cuando pudo
proscribir, proscribi. Cuando pudo anular elec-
ciones, las anul. Cuando pudo impedirlas, las
impidi.
Ante cada variante que imagin el rgimen
la respuesta fue siempre la misma: exigencia
de restitucin complete d e l a soberana popular.
La resistencia popular, ms dura y heroica a
medida que ms injusto y represivo se haca el
sistema, frustr todas las maniobras del conti-
nuismo. Porque todas s e intentaron. Y todas
fracasaron.
Esta
s
la verdadera y nica razn de la vio-
lencia de los argentinos. Una violencia que cre-
ci a medida que creca la resistencia popular.
Una
violencia ciega intil. A este Pueblo, por
la fuerza, nadie podr imponerle nada, porque
sabe lo que quiere y c m conseguirlo, se opon-
ga quien se opusiera, cuente con los medios que
contare.
As
este pais conoci por primera vez suble-
vaciones populares de un vigor que estremece.
El mismo pueblo q ue l 17 de O ctubre de 1945
se manifest en paz, acepta la discusin en el
terreno en que se la plantean. Tiene la razn,
siempre la tuvo. Pero tambin tiene la fuerza.
Ha dicho basta y se har or, aunque no quie-
ran escucharlo. Dir su palabra en Corrientes
y en Rosario, en Tucumn y en Mendoza, en
Ro Negro y en Chubut, en Neuqun y en Cr-
doba.
La patria entera se pone de pie y pelea sin
temor. El rgimen agoniza. Sus cimientos tiem-
blan. Sus paredes se resquebrajan.
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
8/39
La dictadura se conmueve. Aprender que
su tortura es inservible, porque lastima pero
no somete; que sus tribunales son intiles, por-
que condenan pero no inl midan; que sus armas
son impotentes, porque matan pero no doblegan.
Porque su derrota es inevitable, el rgimen
medita. No renuncia a la violencia pero quiere
negociarla. No abdica de sus privilegios pero
imagina medios ms sutiles para preservarlos.
No reniega de su concepcin totalitaria, pero
concibe servirse de formas democrticas para
mantenerla.
Una ley se dict para proscribir a un hombre.
Todo un edificio legal se erigi para proscribir
a un pueblo, para profundizar los enconos y los
desencuentros.
Pero ese hombre y ese pueblo lo impidieron.
La espontnea renuncia a su candidatura fue un
dolor que el general Pern impuso a su pueblo
para devolverle la alegra de la paz.
Este es el clima y la intencin del proceso
electoral, plagado de artimaas y
condiciona-
mientos. El Movimiento popular acepta la con-
vocatoria porque confa en sus fuerzas, porque
ni eligi la violencia ni la desea como sistema
para dirimir posiciones polticas, porque repudia
la contumacia y cree en la convivencia.
La tarea de la reconstruccin nacional es po-
sible porque la unidad del Pueblo es un hecho.
Los intentos divisionistas del rgimen fueron
superados. Todas las pretensiones de socavar la
cohesin nacional, dispersar sus fuerzas, desviar
su cauce profundo, fracasaron.
En noviembre de 1972, despus de 17 aos de
extraamiento, el general Juan Pern concret
la
amplia convocatoria ciudadana que vena
ofreciendo desde su exilio. Ninguna fuerza na-
cional falt a la cita.
El general Pern y los lderes de los partidos
y organizaciones nacionales ratificaron, en tor-
no a una misma mesa, una firme voluntad de
entendimiento, mutuo respeto y vocacin demo-
crtica.
La Asamblea de la Unidad Nacional asumi
el designio de la liberacin y rechaz el rgimen
de dependencia. De tal manera se logr un cli-
ma de convivencia que sign el proceso elec-
toral, aniquil las trampas de la convocatoria y
se proyect ms all del comicio.
La actitud preelectoral fue una clara demoe-
tracin de esa voluntad de unidad. El debate
entre las fuerzas polticas se centr en los gran-
des problemas del pas y no cay en ningn
momento en la invectiva o el agravio.
Los partidos nacionales dieron al Pueblo una
prueba de madurez. El Pueblo respondi con
confianza. Ms del
8 por ciento de los votos
en los histricos comicios del de marzo res-
paldaron propuestas de liberacin, transforma-
cin y convivencia. Entre ellas, la del Frente
Justicialista de Liberacin obtuvo mayora ab-
soluta.
Para asegurar el futuro, convoqu hace tres
das, en mi carcter de Presidente electo de los
argentinos, a todas las fuerzas nacionales.
Tu
das acudieron a la convocatoria.
Esta renovada coincidencia servir de guia
para la accin de mi gobierno. El movimiento
poltico social mayoritario y todas las fuerzas
nacionales coinciden en el Acuerdo para la Re-
construccin Nacional expresado en estos cinco
puntos:
1) Afirmacin plena de los objetivos de libe-
racin y reconstruccin como fundamento
de,
nuestra participacin impostergable en el pro-
ceso de integracin latinoamericana, para al-
canzar la inde~endenciaeconmica. la justicia
social y la vigencia de una autntica cultura
nacional, lo que implica, todo ello, concretar la
revolucin que el pas reclama.
2 Plena vigencia de las garantas y coinci-
dencias suscriptas espontneamente en la Hora
del Pueblo, en el Frente Cvico de Liberacin
Nacional y en la Asamblea de la Unidad Na-
cional.
3 Acordar una .-tregua poltica y socialb cu-
yos alcances en el campo socio-econmico sern
trazados de comn acuerdo con las organizacio-
nes representativas de los trabajadores y del
empresariado nacional.
4)
Compromiso de respetar la Constitucin
Nacional, asegurar los derechos de las mayoras
y el respeto a las minoras, a fin de que las
instituciones previstas en la ley fundamental
de la Nacin funcionen sin que nunca ms el
orden jurdico argentino se vea sometido a he-
chos de fuerza.
5) Las Fuerzas Armadas han de contribuir en
el proceso de la Reconstruccin Nacional, den-
tro de las normas constitucionales y del respeto
de la tradicin americanista y emancipadora de
los ejrcitos libertadores del general San Mar-
tn.
Este pas debe retornar al camino de su gran-
deza. Ello no puede ser la obra de slo una
fuerza poltica aunque sea mayoritaria.
Puede
y debe ser tarea de todos, pues no cabe disenso
en la opcin entre construir la Patria grande o
admitir la Patria sojuzgada.
Tal es el sentido de la tregua poltica y de la
tregua social que, como Presidente, he propues-
to a la Nacin toda.
Ello no significa olvidar las diferencias que
nos separaron en el pasado. Implica superarlas
en una accin generosa, concertada, solidaria,
que d a nuestros hijos instituciones, formas de
vida y posibilidades de realizacin de las que
nosotros no pudimos gozar.
Somos conscientes de las dificultades del pro-
ceso. Cada medida transformadora que adopte-
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
9/39
mos habr de levantar las resistencias de los
intereses que desde afuera y desde adentro, se
oponen a la poltica de cambio. Prometemos al
pas un camino en el cual la voluntad de todos
los argentinos, vengan de donde vinieren, pien-
sen lo que pensaren, tengan el pasado que tu-
vieren, se temple en la batalla por un futuro
de independencia econmica y de justicia social.
Esta multitudinar ia confluencia de volunta-
des con forma un caudal revolucionari, en nuestra concepcin justicia-
lista no es el bien del Ektado, sino el bien co-
mn que una vez alcanzado ser justicialmente
distribuido a fin de que el hombre pueda lograr
en plenitud su destino humano.
\
De este modo el pueblo argentino podr vivir,
otra vez, la realidad de aquellas palabras tantas
veces repetidas por Pern, queremos que haya
menos ricos y menos pobre~w,y tendr tambin
vigencia plena la desesperada solicitud de Pau-
lo VI: @Es ecesario que el hom bre tenga ms,
para ser ms . el hombre argentino, reco-
rriendo las etapas de nuestro programa de Re-
construccin Nacional podr aspirar a su reali-
zacin porque e l capital, la propiedad, el dinero,
la cultura, etc., es decir, todos los bienes indivi-
duales, tendrn una funcin social que cumplir.
Contribuiremos as a crear un mundo nuevo
en el que cada argentino podr vivir la realidad
armoniosa de la materia y el espritu, del tiem-
po y la eternidad; vale decir, un mundo ade-
cuado para que en l realice su verdadera y ab-
soluta dignidad.
La independencia econmica, una de nuestras
banderas, constituye el sostn material en que
se apoya la justicia social porque nos permitir
aplicar y realizar efectivamente todos los prin-
cipios de la economa social sustentados por
nuestra doctrina. Entindase bien, de nada sep-
vira un Estado econmicamente libre y pode-
roso si no redistribuye equitativamente entre
los hombres y mujeres de su pueblo los bienes
de la libertad y de su potencialidad. Sera un
estado inmensamente rico en un pueblo
inmen-
samente pobre que acabara por reaccionar como
suelen reaccionar los pueblos destruyendo hasta
los fundamentos mismos del Estado, provocando
su ruina y decadencia.
a
riqueza es un bien
individual que debe cumplir, necesariamente,
una funcin social.
Esta concepcin constituye -como se sabe-
l
fundamento doctrinario de nuestra economa
social, cuya actitud constructiva enfrenta en sus
principios al capitalismo decadente y al colec-
tivismo deshumanizado. Siendo as no queremos
las enormes riquezas del capitalismo, que con-
tribuye a la felicidad material de un pequeo
grupo de hombres amasada en el dolor ajeno;
pero tampoco deseamos la inmensa riqueza del
Estado que no hace la felicidad de nadie. Pre-
ferimos, en cambio, la riqueza justicialista de
todos que llega a cada uno con su aporte de fe-
licidaC en la misma manera que contribuye a
la
felicidad de los dems.
Principios complementarios de los que acaba-
mos de
enunciar, son tambin en nuestra doc-
trina
como los sealara en su oportunidad el
gieneral
Pern, -el afianzamiento de las liberta-
de
fundamentales de las instituciones y de los
0s dentro del respeto y el acatamiento
a
l a
ley
el fundamento tico de todas las acti-
vidades humanas, el sentido de abnegacin y
sacrificio en beneficio de los intereses superio-
r s
de
la Nacin; la exaltacin de la responsa-
b s d a d
social que cada argentino ha de poseer
grado extraordinario; el ordenamiento equi-
mrado de los valores humanos; el concepto de
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
10/39
que la libertad que slo da derechos es negativa
y peligrosa; la norma de la colaboracin y la
solidaridad social para el logro del justicialismo
y, por fin, el respeto por los ciudadanos y las
instituciones cualesquiera que ellas sean, mien-
tras no atenten contra la seguridad del Estado
o el bien de los argentinos,.
Este es el meollo de nuestra doctrina. Esta es
la savia que nutre todo nuestro programa de
Reconstruccin Nacional. Ella nos permitir rea-
lizarlo porque tenemos a nuestro favor una con-
ciencia popular ya formada que no admitir
desviaciones en esta inexorable revolucin en
paz que vamos a hacer todos juntos. Los viejos
sistemas no podrn entroncarse de ninguna
manera en este proceso que se inicia. Han sido
derrotados por la decisin y la voluntad de ese
mismo Pueblo que quiere una Argentina sin
resabios de injusticia, de dependencia o de ex-
plotacin.
suntos Externos
Dirigimos nuestra clida palabra de recono-
cimiento a las brillantes delegaciones
y
a las
eminentes personalidades de pases extranjeros
que, junto a los diplomticos acreditados en el
nuestro, han querido asociarse al Pueblo ar-
gentino en esta hora de jbilo.
Por eso, me resulta particularmente grato en
este momento reiterar la firme determinacin
de mi gobierno de mantener relaciones cada vez
ms
estrechas con todos los pases del mundo,
sin exclusiones ni interf erencias. Afirmamos as
las tradiciones ms puras de nuestro pasado
histrico, porque el Pueblo argentino siempre
ha deseado vivir en paz, respetando la sobera-
na de los dems Estados y la autodetermina-
cin de sus Pueblos, pero reclamando a la vez
la no intervencin de los dems en sus asuntos
internos
y
externos.
Sobre estas bases, nuestra poltica exterior
ser amplia y generosa, pero al mismo tiempo
altiva y decidida a oponerse a toda suerte de
avasallamientos. Los pases que respeten nues-
tra decisin inquebrantable de ejecutar un pro-
grama de gobierno, que slo tiene en miras la
felicidad de nuestro Pueblo y la grandeza na-
cional, gozarn plenamente de nuestra amistad,
sin distincin de ideologas o potencialidades.
Como en las pocas mejores de nuestra his-
toria nos encontrarn invariablemente a su la-
do, poniendo
a
contribucin todo nuestro es-
fuerzo solidario en la hora de la adversidad, o
regocijndonos con ellos en
los momentos
del
triunfo de las causas nobles
El programa de la Reconstruccin Nacional
externo. En primer lugar, porque constituye
a
hefiamienta indispensable para asegurar e
16
interno la realizacin de la revolucin profun-
d
que hoy anunciamos. Lo expresa con reve-
ladora concisin una de las Verdades Justicia-
listas Internacionales: aLa poltica internacio-
nal no es un fin sino un medio para realizar la
felicidad de los Pueblos
y la grandeza de las
Naciones.. As como el siervo no puede lograr
la
plenitud de sus potencialidades porque est
sometido a las rdenes del amo, tampoco pue-
den los Estados desarrollarse en profundidad y
con justicia si el condicionamiento externo les
impone pautas que cercenan drsticamente su
libertad de accin. En segundo lugar, el nfa-
sis en la poltica exterior es el resultado de
nuestra misma voluntad de Liberacin. Que-
remos afirmarla, justamente, comenzando por
sealar que el
Gobierno de la Reconstruccin
Nacional implementar para la Argentina una
poltica exterior propia, fundamentada en las
grandes coincidencias nacionales.
Cabra expresarlo con menos palabras En
la etapa que hoy se inicia, la Argentina tendr
poltica exterior
y
no como ha ocurrido tantas
veces, a guisa de tal, un conjunto de compor-
tamientos ms o menos uniformados por la p-
tina de una diplomacia formalista, generalmente
inducidos allende nuestras fronteras.
Tenemos conciencia de los cambios proundos
que ha experimentado la comunidad interna-
cional en las ltimas dcadas, as como de las
transformaciones estructurales que se avizoran
en el horizonte predecible. El rgido mundo bi-
polar de posguerra, y aun la etapa de la
CO
existencia pacfica, han cedido su lugar a un
creciente multipolarismo que estimula, por su
propia dinmica, el accionar cada vez ms aut-
nomo de los restantes pases. De la escena mun-
dial ha desaparecido la distincin entre rpro-
bos y elegidos que envenen durante tantos
aos las relaciones internacionales, y una po-
ltica realista llevada a cabo por las mismas
Grandes Potencias ha hecho que el contexto
externo adquiera caractersticas de flexibilidad
suma.
Ciertamente, tales desarrollos no habrian po-
dido tener lugar si no hubiera sido, en primer
trmino, por la solidaridad activa que existe
entre los pases del Tercer Mundo y las heroicas
luchas que han mantenido por su Liberacin.
Dcadas y dcadas de sufrimientos indecibles,
crueldades inhumanas, de muerte y de desola-
cin, han demostrado que en la segunda mitad
del siglo de pada valen las acechanzas del
imperialismo frente a la voluntad altiva e in-
sobornable de Pueblos, que ya no estn dis-
puestos a resignar fcilmente la eleccin sobe-
rana de su propio destino.
Me permito recordar con emocin que, al
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
11/39
bierno Justicialista, saludaba al sufrido y va-
liente Pueblo vietnamita que desde haca va-
rias dcadas no viva otra cosa que los horrores
de una guerra insensata y cruel. Hoy mi cora-
zn exulta de gozo al ver que la paz ilumina
por fin la esperanza durante tanto tiempo pos-
tergada.
Una vez ms, sealamos que este tipo de
desenlaces fue pronosticado hace ya muchos
aos por el general Pern. As fue como el l o
de mayo de 954 anunci que haba llegado la
Hora de los Pueblos y que nada ni nadie poda
detener el avance progresivo de la marea de
los Pueblos que viene llegando desde el fondo
de la Historia. Cuntos sufrimientos y cun-
tas agonas habran podido evitarse si las Po-
tencias imperiales hubieran advertido a tiempo
el profundo contenido proftico de estas pa-
labras
Por eso, mi Gobierno ser invariablemente
solidario con las luchas antiimperialistas que
llevan a cabo los Pueblos para abolir las viejas
y nuevas formas de colonialismo y nunca to-
mar partido por los Gobiernos o Naciones
explotadoras.
Pero tambin han contribuido a la conforma-
cin d e esta nueva coyuntura internacional cir-
cunstancias de orden fctico derivadas del mis-
mo desarrollo de la tecnologa militar. Modernos
aprendices de brujos, las Grandes Potencias
crearon un arsenal tan sofisticado y mortfero
que en la prctica
~ es u lt a naplicable porque
su utilizacin traera consigo la destruccin del
mundo.
De
aqu que el mantenimiento de atadur as in-
ternacionales slo haya sido posible merced
a
la cooperacin de gobiernos poco conscientes de
la nueva realidad internacional y de la aspira-
cin profunda del Pueblo argentino. Pero noso-
tros tenemos adems una experiencia histrica
que demuestra la posibilidad real de implemen-
tar un accionar externo definidamente soberano
y en circunstancias an ms difciles que las
actuales. Anticipndose en muchos aos a los
acontecimientos que hoy asombran al mundo, el
General Per6n enunci y aplic desde su Go-
bierno la
tercera
Posicin, que marc fue -
go el propsito de Liberacin Nacional que lo
animaba, porque signific una actitud no com-
prometida y equidistante frente a los dos im-
perialismo~que, en la inmediata posguerra, se
disputaban el predominio mundial, sobre la base
del reparto de esferas de influencia que se con-
cert en Yalta.
Aunque el Gobierno Peronista pag muy caro
su audacia y recogi los sinsabores y la incom-
prensin de los precursores, la idea fructific
con el andar del tiempo y en la actualidad las
dos tercera s part es de los pases son no compro-
metidos o no alineados, conforman el .Tercer
Mundo, y afirman su volun tad protagnica den-
tro de un sistema que hasta hace muy poco era
dominado con exclusividad por las Grandes Po-
tencias.
Ahora se advierte con nitidez lo que en su
momento los incrdulos conceptuaban como una
grosera alucinacin: por encima de las ideolo-
gas que muchas veces han operado a manera.
de cortina de humo para disfrazar solapados
proyectos imperialistas de expansin, alas dife-
rencias entre el desarrollo y el subdesarrollo
-como ha expresado el genera l Pern- han
dividido prcticamente al mundo en dos secto-
res: uno que lucha por dominar y otro que trata
de defenderse contra la explotacin y el pre-
dominio de los fuertes.
Esta profunda aspiracin por la Liberacin
Nacional constituye un precioso hilo de Ariadna
que permite dar soluciones coherentes con nues-
tro Programa de Reconstruccin Nacional en to-
dos los aspectos del accionar externo.
Por de pronto, los grandes movimientos liber-
t a r i o ~ racasan generalmente cuando no lograq
concitar la adhesin y la solidaridad de todos
los Pueblos y las voluntades empeadas en la
misma lucha.
De aqu surgen dos lneas claramente defini-
das en materia de accin externa: la Argentina
propugnar una asociacin estrecha con los pa-
ses del Tercer Mundo y, particularmente, con
los de Amrica Latina.
Sin esta solidaridad, las diferencias con el
mundo desarrollado se acentuarn en el futuro
en progresin geomtrica. Los pases pequeos,
si persisten en su aislamiento, tendrn cada vez
mayores dificultades en resistir la presin que
aqul ejercer en bsqueda de alimentos, ma-
teria prima y lugares para la radicacin de sus
industrias sucias, para que sigan produciendo a
bajo costo, preservando su propio ambiente pero
a riesgo de contaminar el de las regiones peri-
f ricas.
Entiendo que nuestros pases no podrn rehuir
la responsabilidad histrica de preservar para
las generaciones futuras la pureza de nuestro
habitat que, debido a la explotacin irracional
a que
ha
sido sometido por las grandes Poten-
cias industriales, corre serios peligros de dete-
riorarse definitivamente. He aqu otro factor de
significativa importancia que empuja a un en-
tendimiento ineludible.
Mi Gobierno ~ropugnarambin una asocia-
cin ms estrecha con todos los pases de Am-
rica Latina que alienten esta misma vocacin
por su Liberacin. Tal fue en verdad, el man-
dato histrico de los Libertadores. En medio del
fragor de las batallas y de las preocupaciones
constantes del gobierno en Estados que en es-
fuerzo ciclpeo echaban las bases de sus respec-
tivas nacionalidades, soaban con una Amrica
confederada que pudiera emprender sin peligros
su desarrollo independiente. Sabemos que tal
esperanza no pudo cuajar en realidades signi-
ficativas debido a la presin de los centros im-
periales. Teman a una Amrica Latina unida
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
12/39
que pudiera oponer a sus acechanzas, junto al
carcter indmito de sus pobladores, la tremen-
da potencialidad de su riqueza exuberante
En este campo, tambin bastar retomar la
orientacin que el General Pern dio a su GO-
bierno. En ese momento, la Argentina pact li-
bremente uniones econmicas con algunos pases
latinoamericanos. Y como mejor demostracin
de que se trataba de una empresa solidaria, pro-
clam el ((Declogo Amer ican ista~ ,mediante el
cual comprometi al Gobierno, al Estado y al
Pueblo argentinos para arbitrar todos los re-
cursos y medios que contribuyeran a consolidar
en Amrica la Justicia Social, la Independencia
Econmica
y
la Sobe rana Poltica. Porque s-
tas son las nicas bases en que pueda asentarse
una unin fecunda
Esta orientacin, que tambin iluminar nueu
tras decisiones gubernativas, nos lleva sin duda
a replantear la posicin argentina ante los pro-
cesos de integracin latinoamericana Ya exis-
tentes.
Porque, como bien lo ha expresado el General
Pern la integracin continental de Amrica
Latina es indispensable porque el ao 2 nos
encontrar unidos o dominados. Pero esa inte-
gracin ha de ser obra de nuestros pases, sin
intervenciones extraas de ninguna clase, para
crear, gracias a un mercado ampliado, sin fron-
teras, las condiciones ms favorables para
s
utilizacin del progreso tcnico y de la expan-
sin econmica; para evitar divisiones que puc-
dan ser explotadas; para mejorar el nivel de
vida de nuestros
2
millones de habitantes;
para dar a Latinoamrica, frente al dinamismo
de los "Grandes" y el desper tar de los conti-
nentes, el puesto que debe corresponderle
e?i
los asuntos mundiales y para crear las bases par a
los futuros Estados Unidos de Latinoamrica.>
Somos fervorosos partidarios de la in tegra cii~ .
Pero de una integracin autonomizante, que
ample los horizontes nacionales con el objeto
de aumentar el potencial y el poder de decisin
y
de negociacin de los Estados componentes.
De ninguna manera estamos por la integracin
satelizante. fundamentaimente comercialista, que
slo persigue el propsito de crear iIn mercado
ampliado que aumente el pode? de decisin de
los oligopolios. y por tanto acreciente la depen-
dencia y la penetracin imperialista.
La Asociacin Latinoamericana de Libre Co-
mercio debera adecuarse a la nueva ptica que
orientar, en este campo, la accin de mi gobier-
no, tanto ms justificada cuanto que muchos
Estados latinoamericanos tambin sustentan esta
concepcin voluntarista. En particular y debida
a las carencias de ALALC, los pases hermano.:
del Pacfico se han comprometido en un pro-
grama integrativo de autntica Liberacin.
Aspiran, y han comenzado a concretar, una
unin econmica que no slo supone la supre
sin de las restricciones al comercio y a la movi-
lidad de los factores de la produccin, sino la
adopcin de polticas comunes como son las
correspondientes a inversiones extranjeras, 1i-
cencias, patentes, marcas y regalas. Mi gobierno
prestar el mximo apoyo a esta histrica ini-
ciativa
y
propondr a los paises hermanos del
Acuerdo de Cartagena frmulas adecuadas y
libremente pactadas para establecer una ntima
vinculacin con la Argentina.
En el Programa de la Cuenca del Plata, nues-
tra poltica exterior seguir las mismas pautas.
Es nuestro intimo deseo, que esperamos ver
compartido por los dems paises hermanos inte-
resados, que constituya un proyecto de autntico
desarrollo
y
promueva la utilizacin ptima de
la riqueza inconmensurable de la regin. Slo
de esta fo rma s e convertir tambin en una em-
presa fraterna de Liberacin solidaria.
Dentro de esta perspectiva, el Acuerdo de
Nueva York, as como otros compromisos asu-
midos en el seno de la Cuenca del Plata, slo
han servido para desviar al Programa de este
nico
y
magno propsito que lo justifica.
Pero, por sobre todas las cosas alentamos
la
esperanza de que
a
plazo corto los paises latino-
americanos puedan echar las bases de una unin
mucho ms amplia y generosa que nos com-
prenda a todos. Si afrontamos problemas cornil-
nes de seguridad, de desarrollo econmico, de
Fnsferencia tecnolgica, de asistencia financie-
ra,
de desenvolvimiento cultural, por qu no
tqenzar desde ahora a trabajar para que se
h k reaidad el sueo de los heroicos forjado-
r de nuestras patrias que pensaron en una
Amrica Latina nica, pero a la vez rica
y
fe-
h d n el esplendoroso panorama de sus ml-
tiples
individualidades?
No en vano es un hecho reconocido que la
Organizacin de Estados Americanos sufre unn
profunda crisis. Lo que ocurre, en el fondo, es
que no ha servido a los fines de la Liberacin
de
nuestros Pueblos, sino que por el contrario
ha
contribuido a mantenerlos en la dependencia
y
en el subdesarrollo. Surgida en los momentos
lgidos de la guerra fra, ni siquiera se justifica
ahora dentro de ese contexto, que debe consi-
derarse totalmente superado por la nueva per.;-
pectitra internacional de la coexistencia pacfica
y el multipolarismo creciente. Todo indica, com:,
atabamos de sealar, que los problemas latino-
americanos deben ser solucionados en nuestra
propia sede,
y
que de esa forma se sirve mucho
mejor a los fines de un autntico panamerica-
nismo fundamentado en bases reales de enten-
dimiento
y
respeto recprocos.
Trataremos por todos los medios de afianzar
el ejercicio de nuestra soberana en todo el
territorio argentino, especialmente en aquellas
regiones en que se encuentra cuestionada o
amenazada. Por eso, nos opondremos a que el
proceso de internacionalizacin de la Antrtidz.
s como las actividades de Estados que hasta
eh r
se han mantenido al margen de la accin
Que
on
tanto denuedo y sacrificio se ha venido
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
13/39
realizando en el continente blanco, se lleve11
a cabo en desmedro de nuestros derechos y de la
justicia de nuestra causa.
Asimismo, pondremos especial nfasis en la
defensa de nuestros legtimos intereses en el
mar epicontinental argentino y en la zona de
2 millas adyacentes a nuestras costas. Y ser
preocupacin fundamental de mi Gobierno la
recuperacin de ese jirn inmarcesible de nues-
tro territorio, que son las Islas Malvinas. Com-
prometemos nuestra decisin de informar debi-
damente a la opinin pblica argentina y del
mundo de todas las tratativas que se han venido
realizando en estos ltimos aos, aparentemente
sin ningn resu.ltado fructfero.
Las relaciones con la Iglesia se mantendrn
en el marco que le seala, por una parte, el he-
cho de que la inmensa mayora del pueblo ar-
gentino pertenece a la confesin catlica y, p o ~
la otra, las disposiciones constitucionales y los
acuerdos que se han concertado con la Santa
Sede en los ltimos aos
Mi reciente visita al Santo Padre y la con-
versacin con l mantenida, me confirman en
la idea de que nuestro Programa de Recons-
truccin Nacional, basado en la doctrina justi-
cialista por esencia humanista y cristiana e;
congruente con los lineamientos sustanciales de
la doctrina social de la Iglesia en cuanto pro-
mueve la dignidad de la persona humana, la
justicia social y la felicidad de los pueblos, sobre
todo a travs de lo expresado en sus ms re-
cientes actualizaciones.
Esto no significa desconocer la existencia de
otros credos, que seguirn gozando plenamente
de la libertad de cultos que garantiza la CBns-
titucin Nacional. Somos conscientes del plura-
lismo de la sociedad argentina que es expresin
de la riqueza de nuestra convivencia, y por eso,
en el marco del respeto recproco que ella mis-
ma impone, los habitantes de nuestra tierra go-
zarn sin retaceos de su derecho de expresar
libremente sus preferencias religiosas.
En los organismos internacionales, la Rep-
blica Argentina tambin actuar con arreglo
a
las pautas fundamentales que acaban de sea-
larse. Apoyaremos con decisin todas las inicia-
tivas que surjan en su seno en favor de la
Liberacin de los pueblos oprimidos y nos opon-
dremos a la acechanzas de las grandes Poten-
cias que disfrazan su voluntad de predominio
bajo la cobertura de la accin colectiva y orga-
nizada de la comunidad internacional.
Reitero que mi gobierno aspira
a mantener
relaciones diplomticas y econmicas con todos
los pases del mundo, porque propugna el res-
peto a la libre determinacin de los pueblos y
a la no intervencin en sus asuntos internos o
externos. Con todo la vinculacin con los pases
europeos merecer una atencin especial por el
profundo nexo ya existente en lo histrico, lo
cultural y lo econmico, en la medida en que,
sobre la base de la aceptacin de nuestras deci-
siones polticas, estn decididos a apoyarnos en
nuestra lucha por la liberacin.
Todo lo que hasta ahora hemos expresado
-solidaridad en la lucha antiim peria lista, anti-
historicidad de la O .E .A., principio de no in-
tervencin- fundamenta la decisin de mi Go-
bierno de restablecer relaciones con la hermana
Repblica de Cuba, y as la adoptaremos en el
momento en que su gobierno manifieste una
voluntad coincidente.
Para implementar esta ambiciosa poltica ex-
terior que acaba de delinearse en apretada sn-
tesis, el Gobierno promover la formacin de
un Servicio Exterior profesionalizado, de alta
capacitacin, ntimamente compenetrado de los
grandes objetivos nacionales y dispuesto a asu-
mir con sacrificio, honestidad y patriotismo la
obligacin de servir al Pueblo argentino en uno
de los puestos de lucha ms importantes en la
magna tarea de la Reconstruccin Nacional. La
constante defensa de nuestra soberana y de la
dignidad de la Repblica as como la promocin
de nuestros intereses econmicos constituirn
presupuestos pragmticos ineludibles de su ac-
cionar.
b
nos interesa implemkntar una poltica de
falso prestigio en el mbito internacional, que
en la inmensa mayora de los casos slo significa
en la prctica asumir el papel de pen de las
Grandes Potencias. Si la Argentina debe enfa-
tizar al mximo la defensa de su soberana y de
sus intereses econmicos, la Cancillera deber
ineludiblemente desempear este papel con efi-
cacia, para lo cual tendr que dedicar el mxi-
mo de sus energas a obtener las decisiones que,
en este campo, exige nuestro inters nacional.
Por lo dems, nuestra diplomacia ser abierta
ica. Porque un gobierno que no har sino
el Pueblo quiera, no teme la publicidad,
de l a esencia del rgimen republicano.
contrario, aspira a mostrar siempre - e n
ltivas
decisiones soberanas o en la mesa de
negociacin- el apoyo de una opinin p-
ica informada y esclarecida.
Slo los que temen al Pueblo -porque con-
hen y ejecutan polticas generadas a sus es-
@das
se aslan en las trastiendas de los pa-
hcios gubernativos y se amparan en el secreto
y en la sorpresa para implementarla
I
Asantos institucionales
El Poder Ejecutivo asume, a partir de hoy,
la
responsabilidad de promover un orden jur-
dico para la Liberacin Nacional. Este orden ju-
rdico
ser la expresin legal d e una poltica
orientada a romper los lazos de la dependencia
&terna y a emancipar al hombre argentino, des-
arrollando
los
medios necesarios para l a realiza-
ein
de un orden social justo.
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
14/39
Los poderes del gobierno estatuidos en la
Constitucin asumen as un contenido definido.
Los temas de las funciones del Estad o quedan
vincula dos al proyecto nacional necesario para
el
desarrol lo integral y autnomo de la Repbli--
ca. Entendido esto como dice el General Pern
no como fin sino como medio para la instaura-
cin del orden social justo.
Es que el desarrollo es sobre todo desarrollo
poltico. En nuestra concepcin no basta un me-
ro aumento del producto. No alcanzan las refe-
rencias y propuestas a l cambio social o a l a
mayor asistencia tcnica. Debe coordinarse
el
crecimiento con la Liberacin del hombre.
Con acierto se seala que entre los motores
fundamentales del proceso de crecimiento estn
las fuerzas no econmicas.
En primer trmino es menester un Estado
eficaz. El Gobierno debe ser ante todo eso: GO-
bierno. Esto significa organizacin un marco
p
ltico y administrativo estable y en funciona-
miento instituciones polticas adecuadas y una
administracin pblica efectiva. Una Adminis-
tracin en la que cada servidor del Estado desde
el ms humilde hasta el Pi-esidente ofrezcan a l
Pueblo la prueba de una insospechable honra-
sdez. Porque no basta con extremar requisitos
para seleccionar a los que acceden sino que tam-
bin se impone instrumentar l a mayor informa-
cin de todo movimiento patrimonial que se
opere con intervencin de funcionarios o em-
pleados de la administracin.
En esta seremos inflexibles y someteremos a
la consideracin del Congreso la legislacin que
asegure ese propsito.
Pero como slo un poder legtimo organizado
con participacin puede producir cambios tras -
cendentes el principio jurdico fundamental que
sostiene nuestra concepcin del Estado es la afir-
macin de que todo Poder legtimo proviene del
Pueblo. Es por ello que en funcin del mandato
recibido ejerceremos el poder que legitima la
voluntad
pop~ilar.
Per o la legitimidad poltica que inviste a l
Gobierno no slo resulta de los pronunciamien-
tos electorales del de marzo y del 15 de
abri l de 1973 sino del explcito consentimiento
de la gran mayora al gnero de medidas que
deben tomarse para concretar la Liberacin Na-
cional. Con su invariable acierto ha dicho el
General Pern que el verdadero arte de go-
bernar estriba en relacionar dos objetivos apa-
rentemente divorciados en el tiempo que son la
felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nacin
de forma que sta no imponga sacrificios inti-
les a la comunidad.
Un poder legtimo da la validez ms slida a
la
legalidad. La ley volver a ser la expresin
de la voluntad comn manifestada por
el
cuerpo
legislativo que tiene constitucionalmente a su
cargo la elaboracin de las normas. Porque fue
pueril creer que mediante el arbitrio de califi-
car como leyes a las manifestaciones escritas del
poder desnudo se les confera ese carcter.
Aspira nuestro Gobierno a que con la dignt-
dad que en plenitud corresponde a este Congre-
so se elaboren leyes que sean expresin del de-
recho que rijan al Estado y a sus autoridades
encargadas de aplicarlas. As pacificaremos au-
tnticamente nuestro pas; slo a la ley se debe
obediencia. Slo frente a ella desaparece el de-
recho de resistencia.
El Congreso Nacional entonces modelar en
decisiones legislativas el mandato popular y da-
r origen al nuevo orden jurdico de la Libera-
cin Nacional. Y no hay duda que su papel his-
trico deber completarse superando las expe-
riencias del pasado en que fuera convertido en
pieza de una estrategia de parlisis del poder
poltico.
Este Congreso a diferencia de otros anterio-
res tiene la singular calidad de su origen. Ello
asegura la cohesin franca y legtima con las
tareas del Poder Ejecutivo a travs de la ma-
yora que comparte la doctrina comn del Jus-
ticialismo. En cuanto a la minora este Gobierno
no slo le reclama el ejercicio de la plena fun-
cin de control sino su participacin patritica
y responsable en la tarea legislativa con la con-
viccin de que su misin especfica se ejercita
tan cerca de la cooperacin como alejada de la
obstruccin. Estamos persuadidos que el xito
ser para las instituciones y para el prestigio
del Parlamento Nacional.
Ya hemos afirmado que el Poder Ejecutivo ha
de asumir con plenitud la direccin de la poli-
tica de Liberacin Nacional.
Su papel en el Estado de justicia social no
puede reducirse a la administracin del pas. En
relacin armnica con el Congreso y especial-
mente con la mayora legislativa empear to-
dos sus esfuerzos para recorrer el spero pero in-
citante camino de esa Liberacin. Esa accin se
ejercitar sin desmedro de las libertades p-
blicas.
El
Estado se propone asegurarlas y no
slo de manera formal. El Pueblo argentino tiene
necesidad de justicia de solidaridad y de liber-
tad; ste ser justamente el contenido material
de las garantas individuales.
Sin embargo no se trata slo de garantizar lo
que unos pocos puedan disfrutar sino brindar
los medios materiales adecuados para que todos
puedan hacer uso de los derechos que son inhe-
rentes a la condilcin humana. Esta concepcin
presidi la obra de Gobierno del general Pern
y
constituir orientacin fundamental para el
nuestro.
En u n Estado justo y que procura la Libera-
cin Nacional el ejercicio de la libertad supone
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
15/39
el disenso, que es fecundo cuando es honesto y
s fundamenta en las grandes coincidencias na-
cionales.
Nuestro pas ha vivido largos aos en su his-
toria reciente bajo toda clase de regmenes de
excepcin que afectaron principalmente los de-
rechas humanos.
El valor moral de la democracia y la sustanti-
vidad del Estado de Derecho residen justamente
en que sus principios deben aplicarse hasta sus
ltimas consecuencias. Nadie tiene el derecho
de suprimirlos con el pretexto de defender Iz
democracia o la libertad.
Nuestro sistema constitucional tambin consa-
gra el principio federal; reivindicamos la de-
fensa ardorosa de ese histrico valor.
La deformacin centralizadora enfatizada du-
rante los ltimos regmenes anticonstitucionales
no ha podido desarraigar en las provincias la
defensa de sus valores locales. El Poder Ejecu-
tivo favorecer su desarrollo.
Pero ni los localismos han de significar obs-
tculos para la diligente tarea de reconstruc-
cin, que reclama una poltica unificada y fir-
me, ni tampoco el proyecto nacional implicar
el avasallamiento de las autonomas provinciales.
Asimismo, con el ilustrado concurso del Con-
greso
considerarenws los medios ms idneos
para favorecer el regionalismo que tenga en
cuenta las afinidades econmicas y la continui-
dad geogrfica.
Con respecto a la formulacin de una poltica
legislativa debemos lamemiar tanto la devalua-
cin del concepto cie ley como la inflacin nor-
metiva que heredamos del reciente pasado.
Es menester que se siniplifique la legislacin,
porque e l nmero, la extensin y la misma com-
posicin de las leyes van haciendo cada vez ms
inaccesible para el Pueblo el conocimiento del
orden jurdico. Urge depurarlo de normas in-
justas o confusas, poniendo al alcance de todos
las razones y los fines que lo articulen con el
objetivo que perseguimos.
Es preciso tambin la modernizacin que se
ha proclamado como un valor esencial. Pero ello
no debc hacerse con sentido tecnocrtico, sino
basarse en las actuales condiciones econmicas,
polticas y sociales y en sus probables tenden-
cias futuras.
pesar de enfticas manifestaciones en sen-
tido contrario, l as leyes de fondo unen a la. ve-
tustez la desactualizacin de su filosofa liberal-
individualista, que ha sido reforzada por las
Durante los ltimos aos, el Cdigo Penal ha
experimentado repetidas reformas parciales. To-
das han tendido al aumento del mbito de la
punibilidad; sea creando nuevos delitos, sea
aumentando las penas con que se sancionan los
ya existentes. Sin embargo, el movimiento re-
formista no ha perseguido objetivos confesables.
Las verdaderas razones radican en el papel que
la represin ha cobrado como elemento principal
de la poltica social. Parecera que nuestra so-
ciedad fuera slo motivable por el castigo y slo
destinada la obeaiencia.
Las leyes penales de un contenido incompati-
ble con nuestro sistema de garantas como, por
ejemplo, las que implantan claramente el delito
de opinin, sern derogadas en forma inmediata.
Sern erradicadas todas
las normas cuya fi-
nalidad esencial ha sido coartar tanto el plura-
lismo ideolgico, cuanto las reacciones produci-
das en nuestro medio social como directa con-
secuencia d e un rgimen injusto.
La pacificacin del pas requiere el olvido de
odios y la aplicacin de las energas hasta hoy
consumidas en la lucha fratricida, para la in-
gente tarea de la Reconstruccin Nacional. En
esto radica el primer fundamento de la amnis-
ta amplia y generosa que promovemos.
El Poder Ejecutivo no comparte el criterio de
utilizar como remedio para la violencia poltica
el empleo de la violencia adicional de la pena.
La
multiplicar sin obtener la paz. Muestra in-
equvoca es nuestra reciente experiencia. Bajo
la vigencia de penas terribles, incluso la de
muerte y con tribunales especiales, el proceso
d e la violencia ha i do en aumento. Al parecer
la regla e s que a mayor represin corresponde
un incremento de la violencia poltica.
Jvenes, obreros y estudiantes que no han
encontrado razones para creer en un sistema
democrtico, ni oportunidad par a ejerci tar el
sufragio como medio de expresin de la volun-
tad popular estn poblando las crceles. Ha
sido vano y an contraproducente el remedio
del rgimen. Se impone cambiar el tratamiento
del problema.
Partimos de una verdad evidente: la violen-
cia es el sntoma de una sociedad injusta. En-
tonces, removamos la injusticia, pero no pon-
gamos en la crcel a nuestros jvenes. Que no
sean ellos los que paguen con el bien precioso
de su libertad el precio por los privilegios que
quieren ser mantenidos.
Seor Presidente: En este acto
y
ante la
Asamblea Legislativa aqu reunida, hago entre-
ga del proyecto de Ley de Amnista que propone
l Poder Ejecutivo. sus fundam entos me re-
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
16/39
el Congreso ha de dar a esta iniciativa con que
significativamente se inicia el perodo legislativo
de esta nueva e tapa de la Nacin el urgente tra-
tamiento que merece. El Poder Ejecu8tivocon-
sidera que la cuestin de la pacificacin nacio-
nal es el problema prioritario que debe resol-
verse sin dilaciones para encarar bajo el signo
de la conciliacin nacional la gran tare a de
reconstruir la Patria.
usticia
Con clarividencia y
sencillez acaba de decir
el General Pern: ala libertad y la justicia son
los remedios q ue deben preferirse a la represin
y compresin del pueblo .
No hay duda qu e padecemos dficit de justi-
cia. No hay confianza popular en que las solu-
ciones del legislador sean justas. Tampoco se
cree que las decisiones del gobernante se ins-
piren en esa virtud y no estn al servicio del
privilegio. No se confa en que la administra-
cin de justicia l a discierna rpida y equita tiva-
mente.
La poltica del Estado debe hacerse cargo de
esta situacin.
Es sabido que la prdida del respeto por la
actuacin de los tribunales implica el ms grave
detrimento para el prestigio de la ley. Ms que
cualqu ier otr a deficiencia pblica el pueblo
percibe los defectos de la administracin d e
justicia. Aqu tambin la falta de confianza en
los magistrados resiente gravemente la imagen
del Estado y deteriora sensiblemente la del Go-
bierno.
La preocupacin por este problema debe fi-
gurar entonces entre los asuntos prioritarios a
resolver por el Poder Ejecutivo.
Sin duda que la independencia de los jueces
en el ejercicio de sus funciones y su libertad
frente a las interferencias de otros poderes debe
ser plena y asegurada. Pero el reconocimiento
del principio en su doble carcter personal y
funcional no implica un concepto estereotipado.
La independencia del Poder Judicial tanto
como la del Legislativo o la del Ejecutivo es en
realidad problema de cada Poder.
La Constitucin seala en forma precisa l a
extensin y los lmites de la esfera de actividad
de cada uno de ellos.
El Poder Judicial no puede ser ajeno a la ta -
rea d e Libnracibn Nacional q ue d efinir la ac-
cin concreta de la nueva orientacin del Es-
tado. Pues en la medida en que el nuevo orden
jurdico ser el orden jurdico de esa Libera-
cin el Poder Judicial ser el encargado de rea-
lizar esos nuevos valores en las decisiones de
los conflictos particulares. Desde este punto de
vista el Poder Judicial ser tambin e l custodio
de la legalidad de ese nuevo orden de valores
pues esa es la funcin que le encomienda la
Car ta Magna. Como ya se ha dicho la legalidad
del Estado tiene un nico origen la voluntad
popular y un fin definido el respeto de la per-
sona humana en su proyeccin individual y so-
cial.
Resumiendo la Liberacin Nacional es tarea
de la totalidad del Estado y por tanto tambin
del Poder Judicial.
Necesitamos no slo jueces calificados por sus
conocimientos sino tambin versados en la com-
prensin d e la naturaleza humana imbuidos de
sentido nacional independiente humildes pa-
cientes e incansables para buscar la verdad que
sean honestos y tenidos por tales por la ciuda-
dana. Que perciban la tica prevaleciente y los
valores de la Argentina en reconstruccin par-
ticipando en sta con su funcin creadora. Que
sientan la demora en admin istr ar justicia como
un dolor intolerable y que inclusive preserven
las libertades pblicas contra cualquier exceso
aun si proviniera del mismo Gobierno.
Tambin se ha de contemplar reconociendo
la jerarqua d e su cometido el trascendente pa-
pel de los abogados y dems auxiliares de la
justicia asegurando junto con el rgimen previ-
sional que el foro reclama la colegiacin nece-
saria para garantizar la presencia de normas
ticas y el perfeccionamiento de sus integrantes.
La Justicia entonces debe tener todos los a tri-
butos necesarios para ejercer en libertad su mi-
nisterio frente a los otros poderes pero no pue-
de estar apa rtad a de los ideales los propsitos
y el destino del Pueblo expresados categrica-
mente a travs del proceso electoral que cul-
min el de marzo y el
15
de abril. Indepen-
diente s pero no ajena o contraria a sus deci-
siones. El Poder Judicial y los Poderes Ejecu-
tivo y Legislativo integran un mismo Gobierno
que tiene una senda trazada por el Pueblo y
debe seguirla sin desvo.
Independiente s de los otros poderes pero
sin ignorar las expectativas creadas a los senti-
mientos de un Pueblo ilusionado y decidido.
Pero independiente tambin en especial de los
poderes ocultos que son hoy los ms sutiles e
implacables instrumentos de sometimiento de
una nacin.
La Justicia defensora de la libertad pero no
de la libertad para amparar injustamente a los
fuertes y sojuzgar sin razn a los ms dbiles;
defensora insobornable de las libertades pbli-
cas en un mbito y sen tido social. El Pueblo
debe ve r en ella su imagen su proyeccin en
los conflictos cotidianos de intereses.
No es posible una justicia que se detenga en
el pasado y no comprenda la evolucin del
constante presente y del cercano futuro. Debe
avanzar con la vida social y nutrirse no slo
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
17/39
en persona y decisiones pretritas, sino en
hombres n o nteresa su origen- que ajusten
sus decisiones a normas jurdicas pevo a la
nueva luz que despierta cada da.
Lo dijo ya con palabras precursoras, qu e son
hoy, con honor, mi palabra, el General Pern,
al dirigirse a la Asamblea Legislativa, al asu-
mir por primera vez la Presidencia de la Re-
pblica: apareja a la honradez ha de marchar
la ecuanimidad en el gobernante reflejada en
su amor a la justicia. En lo que a m hace
pongo el espritu de justicia por encima del
Poder Judicial, que es requisito indispensable
para la prosperidad de las naciones; pero en-
tiendo q ue la Justicia, adems de independiente,
ha de ser eficaz y que no puede ser eficaz si
sus ideas y sus conceptos no marchan a com-
ps del sentimiento pblico.
,De otro modo se frustrarn respetables an-
helos populares y se entorpece el desenvolvi-
miento social con grave perjuicio para las cla-
ses obreras. Estas, que son naturalmente las
menos conservadoras en el sentido usual de la
palabra, al ver cmo se cierran los caminos
del derecho no tienen ms recursos que poner su
fe en los procedimientos de la violencia.,
Palabras premonitorias que continan te-
niendo plena vigencia en esta hora en que asu-
mo el Gobierno de la Nacin y han sido inspi-
radoras, en la materia, de las Pautas Progra-
mticas que anunci el da 20 de enero del ao
en curso.
Los Tribunales de Justicia deben integrarse
con arreglo a las normas constitucionales. El
Poder Ejecutivo no puede declinar ninguna de
las atribuciones o mejor an de las responsa-
bilidades que ellas le confieren. No est tampo-
co en l hacerlo.
Carecen de vigencia constitucional las dispo-
siciones que las menoscaban, y el Poder Ejecu-
tivo, como cualquiera de los tres poderes del
Estado, no est autorizado para eximirse del
cumplimiento de sus deberes.
Respetamos a los hombres, sin distincin, a
sus ideales y a sus derechos pero reclamamos
igual respeto por los nuestros en el ejercicio
de nuestras responsabilidades.
Escucharemos todas las opiniones, acogere-
mos toda informacin, comprenderemos pru-
dentes aspiraciones, pero la decisin ser del
Poder Ejecutivo que tiene la responsabilidad
de someter una justa eleccin de sus integran-
tes al Senado de la Nacin, juez final de este
problema.
Mi gobierno ha d e procurar alcanzar, entre
otros, los siguientes objetivos y ha de lograrlos
con empeo y sin pausas:
a Revitalizar el Ministerio de Justicia,
reintegrando a l organismos que, por
derecho o de hecho -no interesan sus
motivaciones- se han sustrado a su
jurisdiccin;
b
Vigorizar en profundidad las tareas de
otros organismos que permaneciendo an
dentro de su jurisdiccin, agonizan en
su inaccin. Por ejemplo la Direccin
Nacional de Personas Jurdicas;
c Plan ificar y construir los edificios ne-
cesarios para el ejercicio de las tareas
judiciales, con el objeto de poner fin a
la intolerable situacin de hoy, permi-
tiendo a los magistrados, funcionarios
y personal desempearlas en un medio
decoroso;
d Organizar la polica judicial que est a
las rdenes directas de los seores Jue-
ces e investigue cumpliendo sus instruc-
ciones. Se evitarn
as los abusos y vio-
laciones a derechos individuales, por los
que se reclama a diario con razn;
e Transformar el servicio penitenciario
federal para que cumpla ajustadamente
las disposiciones de la Constitucin Na-
cional y en lugar de ahondar la frecuen-
t e inclinacin potencial hacia e l delito
de los que cumplen una condena, los
restituya a la sociedad como elementos
tiles;
f Modificar el sistema previsional para la
Justicia, que facilite el retiro de los Ma-
gistrados en reconocimiento de sus fun-
ciones y renovar as, sin desmedro per-
sonal, los cuadros de la Magistratura;
g Adecuar los cdigos a la s exigencias de
la hora;
h
Legislar sobre agremiacin, Colegios de
Abogados y Procuradores, matrcula y
Caja Forense;
i
Perfeccionar las disposiciones legales di-
rigidas a proteger los derechos de pro-
piedad intelectual y los de extraordina-
ria trascendencia, de nuestra industria,
modificando las antiguas leyes sobre pa-
tentes de invencin, modelos industria-
les y marcas, para impedir que sean
tambin medios de dominacin econ-
mica y nos conviertan en mero taller;
j Ajustar las tareas del Registro de la Pro-
piedad Inmueble y funcionamiento de
catastros territoriales;
k Considerar la posibilidad de establecer
iin Tribunal de Casacin que unifique la
jurisprudencia en materia civil, comer-
cial, penal, minera, de trabajo y leyes
que dicte la Nacin;
1
Reorganizar el Ministerio Fiscal, que es
actualmente una figura hbrida, asig-
nndole funciones y responsabilidades
en la defensa d e los intereses de la Na-
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
18/39
cin. El Estado est desvalido e inde-
fenso frente a acechanzas y acciones que
procuran someter a la Nacin y cuando
reacciona por transgresiones demasiado
torpes es tarde para evita r graves con-
secuencias.
Prensa
Como ya hemos dicho la libe rtad de expre-
sin es inseparable de la democracia. El go-
bierno popular asegurar la vigencia y el ejer-
cicio de ese derecho inalienable.
Quiero afirmar con ello que el gobierno Jus-
ticialista de Liberacin no slo garantizar la
liber tad d e opinin sino que velar porque a
la misma accedan todos los grupos sociales que
hasta ahora se han visto marginados de ella. El
ideal que nos proponemos consiste en abrir
cauces de expresin tan variados que canalicen
toda la riqueza de opiniones que posee el pue-
blo argentino.
En tanto se respeten la s leyes nadie ver li-
mitado su derecho a opinar. La derogacin de
la legislacin represiva e ideolgica as lo de-
terminar. Un pueblo maduro y lcido como el
argen tino con conciencia social y poltica pro-
bado en una larga y heroica lucha por imponer
su destino ha de ser respetado en su derecho
a definir por si mismo sus preferencias y pa ra
ello a informarse sin trabas ni censuras.
Mi Gobierno cumplir con su deber facilitan-
do todos los canales de comunicacin y de de-
bate.
As como en el plano de la produccin eco-
nmica daremos mayor participacin a todos los
trabajadores lo mismo haremos en el rea de la
prensa y difusin. Lo contrario significara
aceptar que la libertad de expresiin pueda ser-
vir con exclusividad a los grupos econmica-
men te poderosos convirtiendo en un privilegio
lo que es un derecho.
h/li gobierno har un uso moderado de los
recursos oficiales para publicidad. Ellos han si-
do frecuentemente digitados para obtener de la
prensa una imagen favorable de quienes deten-
taban el poder. Este procedimiento as como
una propaganda abrumadora por parte de los
medios oficiales son polticas que nos absten-
dremos de emplear.
En cuanto a la publicidad privada deber
encu adrar se en metas de bien pblico hacien-
d a valer tres conceptos:
l
El ciudadano argentino no debe ser
blanco de una propaganda sistemt.ica
que lo induzca a transformarse en un
consumidor obsesivo de bienes
a
menu-
do superfluos;
2 Los modelos propuestos por la propa-
ganda no podrn ser ni directa ni indi-
rectamente modelos de penetracin im-
periaiista ni de pautas adversas al ser
nacional; y
3
Tampoco se consentir la degradacin
de valores humanos trascendentes y su
manipulacin con fines comerciales. La
publicidad ser ajustada a dichos cri-
terios.
Los medios de comunicacin de masas deben
ser primordialmente vehculos de autntica
cultura. A travs de los rganos que estn en la
esfera estatal mi Gobierno ser el primero en
da r el ejemplo jerarquizando los valores nacio-
pales. Todos los centros de creacin cultural del
pas hallarn en ellos sus cauces naturales.
En suma: Propiciaremos la cultura popular.
No admitiremos que a travs de los medios de
comunicacin se introduzcan modelos y concep-
ciones lesivas de los valores que hacen al ser
nacional.
Ninguna frontera estar abierta a la pene-
tracin directa o indirecta de culturas que pre-
tenden formar mentes dciles a los centros
hegemnicos de poder mundial.
Tambin en este terreno el dilema es depen-
dencia o Liberacin. El pueblo argentino ha vo-
tado por la Liberacin. El Gobierno Justicialista
se compromete a ejecutar ese mandato.
Fuerzas rmadas
En mis
bases
para lograr el acuerdo de la
Reconstruccin Nacional dij e el 8 de este mes
refirindome a la Defensa Nacional: las Fuer-
zas Armadas han de contribuir en el proceso
de la Reconstruccin Nacional dentro de las
normas constitucionales y del respeto de la
tradicin americanista y emancipadora de los
Ejrcitos Libertadores del General San Martnn.
Dije entonces y repito hoy con nfasis y en
la seguridad de interpretar la hora que vive
nuestro pas que nunca ms e l orden jurdico
argentino se ver sometido a hechos de fuerzan.
Posteriormente ampli este pensamiento ex-
presando que ello significaba:
l
La misin de las Fuerzas Armadas es
defender la soberana nacional v hacer
respetar la voluntad popular. Agregu
entonces aue las armas de la Re~blica
no se dan para ejercer una suerte de
tutel aje sobre el pueblo argentino por-
que son armas que el pueblo entrega
para que la Patri a sea protegida y pueda
avanzar sin pausa hacia su destino his-
trico.
2
Para que las Fuerzas Armadas puedan
cumplir la obligacin que les impone la
Constitucin es necesario consolidar su
nivel tcnico-profesional y evitar que la
estabilidad de los cuadros sea amena-
zada por influencias polticas ajenas a
sus misiones especficas.
-
7/23/2019 Cmpora, Discurso de asuncin, 1973
19/39
3
Las Fuerzas Armadas estn subordina-
das al Gobierno Nacional por expresa
disposicin constitucional y deben por
lo tanto aline arse con los intereses na-
cionales que el pueblo vot el 11 de
marzo. Esos intereses nacionales se ex-
presan en la empresa de la Liberacin
que en el orden militar significa opo-
nerse enrgicamente a toda tentativa de
limitacin de nuestro poder de decisin
dictada por conc.epciones estratgjcas
forneas en cuanto a las caractersticas
de los armamentos instruccin de cua-
dros y tropas y misin de las Fuerzas
Armadas.
Expres tambin que el 25 de mayo asumira
el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas
convencido de sus contribuciones a la formacin
de nuestra nacionalidad. Anticip por ltimo
que a parti r de ese momento el pueblo las sen-
tira nuevamente a su lado como part e en la
Reconstruccin Nacional.
Hoy me dirijo a las tres Fuerzas como su
Comandante en Jefe y ratifico todos y cada uno
de esos conceptos.
No podemos suponer a las Fuerzas Armadas
como una entidad distinta del Pueblo.
No existen en tre nosotros como ocurre en
otras naciones castas militares que puedan arr o-
garse el privilegio de orientar a la comunidad;
o de gobernarla exclusivamente. Nuestros solda-
dos son ciudadanos de una Repblica y se es
su mejor galardn. Una Repblica de iguales
donde cada uno cumple la misin que se le ha
confiado sin que nadie prevalezca sobre otro.
No existe ms superior entre nosotros que la
comunidad el conjunto de los argentinos el
Pueblo y sus Instituciones.
No puede entenderse a las Fuerzas Armadas
sino como parte de ese gran todo que es el
Pueblo Argentino. Ejrcito Armada y Fuerza
Area no son otra cosa que el Pueblo hecho
milicia; y estn sujetos como todos nosotros a
la organizacin constitucional.
Empleadas en defensa de la comunidad las
armas son nobles; pero viles y mezquinas si se
las hace servir a otros propsitos. Nos hemos
equivocado muchas veces para no compren-
derlo. Los gobernantes en una democracia son
elegidos por el Pueblo en comicios limpios; im-
ponerlos por la fuerza de las arma s es una usur -
pacin de los atr ibu tos del soberano desacre-
dita la milicia y niega el derecho.
Lo ha dicho un soldado por excelencia un
Gran Capitn que saba lo que es Patria y lo
que es Milicia: el General Jos de San Martn.
Quiero evocarlo recordando la frmula del ju-
ramento d e la Logia Lautaro fundad a por l
en 1812: Nunca reconoceris pm Gobierno le-
gtimo de la Patria sino aqul que sea elegido
por libre y espontnea voluntad de los Pue-
blos
D
Juntamente con su misin primordial de man-
tener la paz las Fuerzas Armadas han merecido
el reconocimiento de todos los argentinos en
cuanto contribuyeron al progreso y desarrollo
de nuestra Pat ria . Quiero recordar en este sen-
tido la obra realizada en los que fueron terri-
torios nacionales debida en gran parte a los
ncleos de civilidad formados junto a los des-
tacamentos militares y navales. La labor del
General Pa blo Ricchieri y e l servicio obligatorio
por l establecido que adems de su funcin
militar permit