cabaÑeros y valle de alcudia: dos espacios … · tanto para usos agrarios como para usos...

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CABAÑEROS Y VALLE DE ALCUDIA: DOS ESPACIOS NATURALES PRIVILEGIADOS ENTRE LA DECADENCIA DEL SECTOR PRIMARIO Y EL DESARROLLO TURÍSTICO Carmen VÁZQUEZ VARELA José María MARTÍNEZ NAVARRO Oscar SERRANO GIL Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades Universidad de Castilla-La Mancha Introducción Desde los albores del pasado siglo XX los espacios rurales españoles se han visto invadidos por nuevos usos que han supuesto una alteración y un control significativo del suelo rural (Ortega Valcarcel, 2004). Por un parte, y con una incidencia territorial y social insoslayable, los derivados de la demanda hidráulica, tanto para usos agrarios como para usos industriales. En la actualidad existen en España embalses que ocupan algo más de 2.631 km 2 , o lo que es lo mismo, una superficie superior a la de algunas provincias españolas. Por otra parte, la demanda de espacios de calidad natural, estimulada por una nueva ideología naturalista y ecologista, pero también por un creciente interés social por los espacios con caracteres naturales sobresalientes, alarmado ante el riesgo de pérdida de estos valores naturales y paisajísticos, ha acelerado la declaración de espacios protegidos, mediante las distintas figuras existentes de carácter legal. Ahora bien, si estos espacios protegidos tienen, en principio, un carácter compatible con los usos agrarios preexistentes, no es menos cierto que su concepción y los criterios o filosofía con los que se crearon responden, en general, a principios de carácter naturalista y obedecen a demandas y formulaciones urbanas. De hecho, constituyen un espacio cuyos usos reales se orientan hacia la satisfacción de demandas culturales, no agrarias, generadas en la sociedad urbana moderna, como lo demuestra el uso de los mismos, y el tipo de actividades que se suscitan en su entorno. Por último, las demandas de suelo con destino residencial de baja o media densidad, así como las de suelo para actividades de ocio, industriales, de infraestructuras y otros tipos, que configuran la sociedad moderna, han supuesto una amputación creciente del espacio agrario tradicional. Del mercado de la tierra al mercado del suelo hay un cambio de filosofía, de actitud y económico. La debilidad cultural de la sociedad española, carente de una producción no oportunista de lo que son los valores, de lo que representa la herencia del pasado, de lo que es la continuidad histórica, en el desarrollo de una sociedad, y viciada por una interpretación deformada e ideológica del pasado ha facilitado esta pérdida progresiva y el desarme cultural de las comunidades rurales. El campo, en la actualidad, es contemplado desde formulaciones elaboradas fuera del propio mundo rural, sin continuidad con sus patrones, desde enfoques y filosofías clorofilas en unos casos, artísticas en otros, pero que ignoran los valores propios de esos territorios. La carencia de una cultura del territorio es un grave lastre en la actualidad que explica la deficiente valoración de lo rural, lo sesgado y viciado de la misma, y el escaso o nulo compromiso con él (Ortega Valcarcel, 2004). En la actualidad ya no interesa ocupar físicamente todo el territorio ni tampoco mantener a la población sobre él. Hoy la sociedad y la organización del espacio responden a un mundo urbano, donde lo rural sólo es una forma de hábitat. Así, los pueblos que se intuyen a cuarenta o cincuenta años vista no tendrán más que una minoría de campesinos, siendo los servicios y los trabajos ambientales las actividades que ocupen a la mayor parte de la gente. Europa ha puesto especial interés en conservar la actividad agraria para mantener el paisaje como expresión de la identidad regional. Pero ¿es posible conservar el paisaje sin mantener, tal cual era, la actividad económica? (García Merino, 2004).

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CABAÑEROS Y VALLE DE ALCUDIA: DOS ESPACIOS NATURALES PRIVILEGIADOS ENTRE LA DECADENCIA DEL SECTOR PRIMARIO Y EL

DESARROLLO TURÍSTICO

Carmen VÁZQUEZ VARELA José María MARTÍNEZ NAVARRO

Oscar SERRANO GIL Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades

Universidad de Castilla-La Mancha

Introducción Desde los albores del pasado siglo XX los espacios rurales españoles se han visto invadidos por nuevos usos que han supuesto una alteración y un control significativo del suelo rural (Ortega Valcarcel, 2004). Por un parte, y con una incidencia territorial y social insoslayable, los derivados de la demanda hidráulica, tanto para usos agrarios como para usos industriales. En la actualidad existen en España embalses que ocupan algo más de 2.631 km2, o lo que es lo mismo, una superficie superior a la de algunas provincias españolas. Por otra parte, la demanda de espacios de calidad natural, estimulada por una nueva ideología naturalista y ecologista, pero también por un creciente interés social por los espacios con caracteres naturales sobresalientes, alarmado ante el riesgo de pérdida de estos valores naturales y paisajísticos, ha acelerado la declaración de espacios protegidos, mediante las distintas figuras existentes de carácter legal. Ahora bien, si estos espacios protegidos tienen, en principio, un carácter compatible con los usos agrarios preexistentes, no es menos cierto que su concepción y los criterios o filosofía con los que se crearon responden, en general, a principios de carácter naturalista y obedecen a demandas y formulaciones urbanas. De hecho, constituyen un espacio cuyos usos reales se orientan hacia la satisfacción de demandas culturales, no agrarias, generadas en la sociedad urbana moderna, como lo demuestra el uso de los mismos, y el tipo de actividades que se suscitan en su entorno. Por último, las demandas de suelo con destino residencial de baja o media densidad, así como las de suelo para actividades de ocio, industriales, de infraestructuras y otros tipos, que configuran la sociedad moderna, han supuesto una amputación creciente del espacio agrario tradicional. Del mercado de la tierra al mercado del suelo hay un cambio de filosofía, de actitud y económico. La debilidad cultural de la sociedad española, carente de una producción no oportunista de lo que son los valores, de lo que representa la herencia del pasado, de lo que es la continuidad histórica, en el desarrollo de una sociedad, y viciada por una interpretación deformada e ideológica del pasado ha facilitado esta pérdida progresiva y el desarme cultural de las comunidades rurales. El campo, en la actualidad, es contemplado desde formulaciones elaboradas fuera del propio mundo rural, sin continuidad con sus patrones, desde enfoques y filosofías clorofilas en unos casos, artísticas en otros, pero que ignoran los valores propios de esos territorios. La carencia de una cultura del territorio es un grave lastre en la actualidad que explica la deficiente valoración de lo rural, lo sesgado y viciado de la misma, y el escaso o nulo compromiso con él (Ortega Valcarcel, 2004). En la actualidad ya no interesa ocupar físicamente todo el territorio ni tampoco mantener a la población sobre él. Hoy la sociedad y la organización del espacio responden a un mundo urbano, donde lo rural sólo es una forma de hábitat. Así, los pueblos que se intuyen a cuarenta o cincuenta años vista no tendrán más que una minoría de campesinos, siendo los servicios y los trabajos ambientales las actividades que ocupen a la mayor parte de la gente. Europa ha puesto especial interés en conservar la actividad agraria para mantener el paisaje como expresión de la identidad regional. Pero ¿es posible conservar el paisaje sin mantener, tal cual era, la actividad económica? (García Merino, 2004).

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Hoy, una de las respuestas que las políticas agrarias aplican a estos problemas es el refuerzo, incluido el apoyo financiero, del concepto de desarrollo rural. La PAC lo ha considerado como su segundo pilar, y ha diseñado un modelo de espacio rural en el que la agricultura cede su protagonismo a otras actividades pero en el que, también, se pretende que aporte otras formas de prestaciones además de las puramente productivas (agricultura multifuncional) (Barbero Martín, 2004). Por su repercusión en las rentas, la mayor parte de los escenarios preconizan un incremento de las actividades para-agrarias y de otro tipo realizadas en las explotaciones o vinculadas a ellas (agroturismo, energía eólica, conservación y gestión de la naturaleza y el paisaje); nuevas vocaciones que permiten aumentar las posibilidades de desarrollo, aunque todavía tienen una incidencia modesta. No obstante, la realidad del mundo rural es muy variada y presenta muchos contrastes según los territorios y el tipo de ruralidad dominante. Globalmente, se puede hacer una distinción entre zonas rurales dinámicas, periurbanas o con un entorno natural atractivo, sometidas a un proceso de expansión que puede suponer una pérdida del carácter rural y exige el control del uso del suelo; zonas rurales intermedias, de economía diversificada o de perfil agrario modernizado y una población estable; y zonas rurales profundas, que conservan su carácter rural, constreñidas por el declive de la agricultura y la despoblación, en donde es necesario soslayar la excesiva dependencia respecto a estructuras monosectoriales arcaicas. Las perspectivas de renovación y dinamización de muchas zonas rurales parecen depender cada vez menos del sector agrario y cada vez más de nuevas actividades, como la industria o los servicios, cuya emergencia –considerada de otro lado ineludible-, supone una mayor diversificación de la base productiva y requiere el aprovechamiento del potencial de desarrollo endógeno. Ahora bien, la diversidad de espacios rurales exige el planteamiento de estrategias de desarrollo diferenciadas, basadas en sus recursos, en sus ventajas comparativas y en su dinamismo local, y apoyadas en actuaciones encaminadas a la dotación de infraestructuras y al fortalecimiento de la red de asentamientos, que permitan poner en valor su capacidad de desarrollo endógeno. Como elocuentemente señalaba Ortega Valcarcel (2004), una política de futuro para las áreas rurales debe contemplar no sólo la pluriactividad de los agricultores, sino más bien el complemento de rentas por la vía del empleo alternativo para otros miembros de la familia, al mismo tiempo que la posibilidad de desarrollar otros empleos fuera del marco agrario. Es esencial a este respecto tener en cuenta que sólo es viable un desarrollo sostenido y la estabilidad de población si se asegura el acceso al mercado de trabajo de las poblaciones jóvenes y de la población femenina, bien por la vía de la creación de empleo local, facilitando las iniciativas de carácter inversor o empresarial, bien por la vía del acceso al mercado de trabajo comarcal o regional, asegurando un grado de accesibilidad física suficiente para mantener desplazamientos diarios compatibles o equivalentes al desplazamiento metropolitano o urbano. El objetivo de esta comunicación es demostrar la interacción que puede y debe existir entre las políticas de desarrollo del turismo y la protección y gestión de los espacios naturales de alto valor medioambiental. Si las actividades agrícolas, ganaderas y forestales han contribuido y siguen contribuyendo al mantenimiento de los ecosistemas naturales, que son la base de la demanda turística en las comarcas interiores, la planificación del turismo rural no debería realizarse al margen de dichas actividades tradicionales, a las que se debe garantizar su viabilidad y permanencia para asegurar el éxito de la oferta turística. En este planteamiento se dan cita los principios de multifuncionalidad y sostenibilidad de la gestión de los espacios naturales y del turismo (Montiel Molina, 2003). También en este sentido, la Carta Europea del Turismo Sostenible en los Espacios Protegidos del año 2000 constituye un marco idóneo para la acción. La valoración turístico-recreativa de los ecosistemas mediterráneos debe integrarse en las estrategias de desarrollo local y rural, superando esquemas y marcos de gestión sectoriales y cerrados. Desde esta

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perspectiva se puede definir un modelo de planificación abierto y participativo con una base territorial y social. El análisis de las estrechas relaciones que existen entre el creciente desarrollo de la actividad turística y sus efectos sobre el desarrollo local en espacios caracterizados por la doble componente “rural-natural” cuenta ya con un significativo número de aportaciones (Valenzuela, 1997) que toman como punto de partida la hipótesis de que el impulso proporcionado al turismo en los espacios rurales –y más aún en zonas de montaña más limitadas ante otras posibles alternativas de diversificación de sus formas de utilización y de sus economías– se ha convertido en una de las principales fuerzas de cambio y transformación socioeconómica, paisajística y territorial. Los trabajos se apoyan, en ocasiones, en un hilo conductor que sirve como referencia y contexto básico, que es el binomio “territorio y patrimonio” (Delgado Viñas et alia, 2003) en torno al cual giran los otros elementos de análisis: recursos territoriales en que se traduce este binomio y puesta en marcha de procesos de desarrollo local que se sustentan en políticas, formas de planificación y estrategias precisas (regionales, estatales y europeas) adaptadas a las singularidades de los distintos espacios. El hecho es que muchos territorios, a lo largo de los últimos quince años, se han apoyado fundamentalmente en la utilización socioeconómica que, orientada hacia el turismo, se ha dado al patrimonio natural y cultural que encierran distintas comarcas, y que las singularizan respecto a otras áreas. Sin duda, queda un largo camino por recorrer, entre otros motivos por la tímida y reciente integración de los montes, desde un punto de vista económico y territorial, en las políticas de desarrollo rural y en las políticas turísticas, y ello pese a que, como subrayan diversos especialistas (Montiel Molina, 2003), el turismo puede contribuir a la recuperación demográfica y revitalización de las comarcas rurales interiores, a la educación ambiental y a la formación de una conciencia social que valore la necesidad de proteger el medioambiente, por no mencionar la propia recuperación de los montes a través de su reutilización. Tampoco habría que olvidar que la mayoría de las actuaciones realizadas hasta la fecha se han centrado excesivamente en la creación y cualificación del alojamiento rural. Otros factores que también inciden en el desarrollo del producto, como la gestión territorial o la cualificación de la mano de obra, no han recibido una atención comparable. Quizá, entre otras cosas, debido a que la normativa existente en materia de turismo rural se ocupa casi exclusivamente de la reglamentación del alojamiento. Como reacción a esta situación, el turismo se ha entendido en algunos casos con una fuerte carga deportiva, derivada de la “necesidad” de planificar y ofrecer actividades para entretener a los turistas. En cambio, han recibido menor atención las ofertas orientadas al “descubrimiento” de la naturaleza, cultura, tradiciones y gastronomía del lugar, que actualmente están adquiriendo un interés creciente, y que proporcionan no sólo un disfrute de la belleza paisajística sino que pueden ayudar a profundizar, al turista más interesado, en el proceso de evolución y configuración histórica y cultural del espacio visitado, combinando de este modo los aspectos puramente deportivos o de entretenimiento con un turismo educativo. Se trataría, en definitiva, de conseguir una progresiva recuperación de espacios y elementos de memoria e identidad social, cultural, económica y territorial de los pueblos y sociedades rurales; una recuperación del imaginario colectivo y de su historia (Delgado Viñas et alia, 2003), y todo ello generando flujos de visitantes, nuevos yacimientos de empleo e incrementando la obtención de ingresos por parte de la población local. Presentación de los estudios de caso: Cabañeros y valle de Alcudia Las comarcas analizadas en esta comunicación (ver mapa 1) representan dos casos modélicos de conservación del monte mediterráneo, ambas son ecosistemas naturales y culturales en los cuales la antropización secular ha dejado huellas paisajísticas que forman ya parte de su idiosincrasia. El paisaje forestal

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mediterráneo cuenta con una fortísima componente humana de carácter histórico, de manera que su dinámica no es sólo natural, sino también social y cultural. La presencia humana en el monte mediterráneo, a pesar de los efectos negativos que también ha provocado, ha sido fundamental para garantizar la protección y restauración de estos ecosistemas. Por ello, el proceso de abandono de usos y aprovechamientos tradicionales en áreas forestales, unido al éxodo rural, es una de las principales explicaciones de la crisis y problemas que afectan en la actualidad a los montes mediterráneos. Mapa 1. Localización de las dos comarcas seleccionadas Elaboración: Óscar Serrano Gil La valoración que durante las últimas dos décadas ha recibido el monte mediterráneo está fundamentalmente relacionada con su significado paisajístico, con la conservación de la biodiversidad y con la demanda de espacios de ocio al aire libre. Los nuevos usuarios de estos espacios ya no proceden del ámbito local. De manera que el valor económico del monte no ha desaparecido, pero sí ha cambiado de naturaleza: frente a los rendimientos tradicionales, de carácter local y material, los beneficios actuales son indirectos y están deslocalizados. El patrimonio natural, magníficamente conservado, ofrece, pues, una serie de potencialidades que se concretan en: Espacios Naturales Protegidos, entre ellos el Parque Nacional de Cabañeros; los hábitats de la fauna que se encuentra bajo su protección; y un variado catálogo de paisajes eco-culturales que conforman un rico mosaico de vestigios y herencias ligados a la secular interacción que la ocupación y el aprovechamiento humanos han hecho de un espacio. Por su parte, las potencialidades del rico patrimonio cultural no le van a la zaga: el legado histórico, concretado en un conjunto de monumentos y recursos artísticos de un espacio de vieja ocupación; la arquitectura, el hábitat y el poblamiento vernáculo; y lo que habitualmente se denomina el patrimonio intangible, la memoria de los pueblos, sus tradiciones, oficios, usos y actividades. Tanto Cabañeros como el valle de Alcudia1 se corresponden con espacios rurales marginales asociados históricamente a la presencia de la gran propiedad y de la

1 En esta investigación se han tomado como unidades territoriales de análisis las comarcas o agrupaciones de municipios identificadas con un Grupo de Acción Local (Asociación “Concejo de la mancomunidad de Cabañeros” y Asociación para el desarrollo sostenible del valle de Alcudia), tal

CABAÑEROS

VALLE DE ALCUDIA

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ganadería extensiva, lo que junto con el abandono de los modelos de explotación tradicional y el éxodo rural (ver figuras 1 y 2) explica las bajísimas densidades de población actuales y la precaria viabilidad de estos espacios a medio plazo (ver cuadro 1). Aunque en líneas generales ambas comarcas podrían caracterizarse como de ruralidad profunda, amenazadas por el declive de la agricultura y la despoblación, lo cierto es que Alcudia se sitúa en la periferia de Puertollano, un núcleo urbano tradicionalmente asociado a la industria petroquímica y que después de un periodo de reestructuración ha conseguido modernizar y diversificar su estructura productiva, tal circunstancia explica que los municipios emplazados en el extremo septentrional del valle se hayan visto beneficiados por procesos de descentralización productiva y difusión residencial que claramente se reflejan en la estructura ocupacional de su población activa (ver cuadro 2), en la orientación sectorial de su tejido productivo y en el tamaño poblacional, no hay que olvidar que Almodóvar del Campo y Argamasilla de Calatrava son los dos únicos núcleos que

Figura 1. Evolución de la población en Cabañeros 1960-2005

Figura 2. Evolución de la población en el valle de Alcudia 1960-2005 superan los 5.000 habitantes, y presentan, al menos de forma teórica, cierta capacidad para generar actividades agroindustriales y de servicios a la actividad

decisión, que pudiera ser metodológicamente discutible, se apoya en la constatación de que las mismas se han articulado en comarcas funcionales, afectadas por políticas y proyectos de desarrollo rural y diversificación productiva, tanto de financiación europea como nacional, que han contribuido a crear espacios con dinámicas y expectativas notablemente diferenciadas.

Evolución de la población en los municipios de Cabañeros 1960-2005

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Alcoba Anchuras Arroba delos Montes

Fontanarejo Horcajo delos Montes

Navalpino Navalucillos(Los)

Navas deEstena

Población 1960 Población 1970 Población 1981 Población 1991 Población 1996 Población 2001 Población 2005

Evolución de la población en los municipios del Valle de Alcudia 1960-2005

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agrícola que diversifiquen las actividades, modernizándolas, y generen empleos alternativos a los directamente agroganaderos.

CABAÑEROS VALLE DE ALCUDIASuperficie Km2 1.583 3.422Densidad de población (hab/Km2) 4,2 6Población total 6.640 20.650Tasa de desempleo % 15,3 19,1

Cuadro 1. Datos básicos del territorio. Censo 2001 Fuente: http://redrural.mapya.es/web/default.asp

VALLE DE ALCUDIADatos de la estructura poblacional Hombres Mujeres Total % Hombres Mujeres Total %Población < 20 años 514 529 15,7 2.020 1.809 18,5Población 20 a 40 años 793 670 22 2.917 2.583 26,6Población 40 a 60 años 803 634 21,6 2.480 2.339 23,3Población > 60 años 1.274 1.423 40,6 2.958 3.544 31,5

VALLE DE ALCUDIADatos de empleo por sector Hombres Mujeres Total % Hombres Mujeres Total %Primario 507 53 29,5 741 56 13,4Secundario 450 115 29,8 2.069 153 37,4Terciario 454 317 40,7 1.640 1.275 49,1

CABAÑEROS

CABAÑEROS

Cuadro 2. Estructura de población y datos de ocupación por sector. Censo 2001 Fuente: http://redrural.mapya.es/web/default.asp El conjunto de municipios asociados en el concejo de la Mancomunidad de Cabañeros2 acogen dentro de sus límites el Parque Nacional de Cabañeros, uno de los 13 Parques Nacionales que existen en España, así como una Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA), ocupando toda la parte central de la comarca histórica de los Montes de Toledo. El parque se sitúa entre el noroeste de la provincia de Ciudad Real y el suroeste de la de Toledo, entre las sierras de Rocigalgo y el Chorito, al norte, y la sierra de Miraflores al sur. Dos afluentes del río Guadiana, el Bullaque y el Estena, señalan el límite del parque al este y al oeste, respectivamente. Su extensión actual es de 40.000 hectáreas, y su carácter de Parque Nacional data del 20 de noviembre de 1995. El Parque Nacional de Cabañeros está circunscrito por 6 pueblos que conforman su área de influencia socioeconómica, pertenecientes a las provincias de Ciudad Real y Toledo: Navas de Estena, Horcajo de los Montes, Alcoba de los Montes y Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), Los Navalucillos y Hontanar (Toledo). Los pueblos del entorno del Parque Nacional han tenido secularmente un modo de vida ligado a tradiciones como el pastoreo, el carboneo o la apicultura, ya que se dieron muchas restricciones de uso desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. Indiscutiblemente, la historia del Parque Nacional de Cabañeros está ligada a la historia de la comarca en la que se enclava: los Montes de Toledo. Las imposiciones de la ciudad de Toledo sobre los usos de la zona y el uso de los habitantes del entorno, permitieron conservar una naturaleza prácticamente virgen hasta bien entrado el s. XVIII. En el siglo XIX, con las desamortizaciones y las subastas de muchas tierras en grandes lotes de terreno, una pequeña cantidad de grandes propietarios se hicieron dueños de grandes fincas que dedicaron casi en exclusividad a la caza, impidiendo el paso a los habitantes de la zona y la entrada de maquinaria agrícola. El aislamiento de la

2 La Asociación “Mancomunidad de Cabañeros” está integrada por 7 municipios: Anchuras, Arroba de los Montes, Fontanarejo, Horcajo de los Montes, Navalpino, Navas de Estena, Alcoba de los Montes y Los Navalucillos.

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zona, aún hoy significativo, fue un factor más que intervino en la conservación de este espacio natural. Debido a este aislamiento y despoblamiento, se intentó crear un campo de tiro al que se opusieron los vecinos y colectivos de la zona. En la década de los ochenta del pasado siglo XX se declaró Parque Natural de Cabañeros por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y en 1995 le llegó el reconocimiento como Parque Nacional de Cabañeros. Dentro de la fauna del Parque Nacional de Cabañeros cabe señalar algunas especies en peligro de extinción o vulnerables como el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) o el buitre negro (Aegipius monachus), y entre los turistas que se acercan al parque tienen mucha aceptación los ciervos (Cervus elaphus) que pueblan las zonas llanas de la raña. Hay que recordar a todos los que visiten Cabañeros que éste es un parque eminentemente botánico donde, aparte de las magníficas dehesas de encina, se conservan especies de flora amenazadas o relictas como el abedul (Betula pendula ssp. fontqueri) o el tejo (Taxus baccata). A pesar, pues, de encontrar algunas especies animales de indudable valor, es mayor el interés botánico de este espacio protegido por los múltiples nichos ecológicos presentes que permiten la vida a plantas con requerimientos de lo más variado: turberas, estepas, rocas, cursos de agua,... Además de la fauna y la flora, Cabañeros cuenta con un tercer recurso singular: su geología. Localidades como Navas de Estena muestran recorridos geológicos que nos adentran en historias acontecidas hace más de 400 millones de años, en el Ordovícico, cuando este territorio era mar. Lamentablemente las excelencias del privilegiado medio físico antes descrito nunca han ido parejas con los niveles de desarrollo socio-económico y calidad de vida de la población local. Tradicionalmente, las actuaciones a favor del desarrollo en estos municipios las hacia la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, o bien los Ayuntamientos. En la zona no existía una estructura comarcal que tuviese una estrategia mínimamente diseñada. Sin embargo, las circunstancias de la comarca cambiaron con la creación del Parque Nacional y sus valiosos recursos permitieron orientar los programas de desarrollo hacia la elaboración de una estrategia ligada al nombre de Cabañeros. LEADER II supuso una herramienta para lograr estos fines, que en materia de turismo se concretaron en objetivos tales como: coordinación del turismo cultural con el turismo verde, contribución al desarrollo de infraestructuras apropiadas, fomento de la planificación de Proyectos de Turismo Verde, etcétera. Además, el amplio repertorio de apoyos a la actividad turística de las iniciativas comunitarias se completó con la aplicación de otros programas europeos de carácter transversal como NOW, con cuyos fondos, y contando con la asistencia de FOREM, se realizaron cursos de formación para mujeres entre los que destacan los de guía e interprete ambiental, alojamiento rural y ofertas complementarias. Otros proyectos de indudable interés incluyen la recuperación correcta del patrimonio arquitectónico, apoyada en la edición de un manual técnico, y gracias al cual se habían podido rehabilitar hasta el año 2002 unas 100 construcciones en toda la comarca. El manual reúne un estudio técnico sobre las características y tipología de la arquitectura popular y un catálogo de 20 construcciones tipo en la comarca, con el fin de poner al día la información al mismo tiempo que revalorizar el patrimonio. El resultado es un manual de buenas prácticas dirigido tanto a la población que pretende rehabilitar sus viviendas como a los promotores que emprenden un negocio de turismo rural. Un segundo proyecto digno de ser destacado consiste en la revalorización del patrimonio y la redistribución y aprovechamiento de la afluencia de turistas que se acercan al Parque Nacional de Cabañeros mediante la creación de una Red de Ecomuseos, que al mismo tiempo pretende implicar a la población, pues muchos de los fondos son aportaciones de sus vecinos. En la mancomunidad de Cabañeros ya estaban funcionando dos museos dedicados a la vida rural en Alcoba de los Montes y al vino de pitarra en Horcajo de los Montes. Con la puesta en marcha de la red se ha creado un punto de interés para completar la oferta turística del municipio de Retuerta del Bullaque, donde existe un Museo Etnográfico, y una sala sobre fauna

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autóctona. En Arroba de los Montes se ha abierto al público el museo José Ortega, que recoge todo lo relacionado con la vida del pintor arrobeño y disfruta de gran arraigo entre los vecinos de la comarca. Y en el municipio de Anchuras se va a crear un museo Etnográfico donde se pretende relatar la lucha del pueblo contra el campo de tiro que aquí existió hace años, y al mismo tiempo recoger y preservar las antiguas tradiciones a través de elementos de cultura material tales como utensilios domésticos, útiles de labranza y tejidos. Por su parte, y desde la administración central, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales se ha erigido en un importante instrumento financiero. Anualmente destina una parte de su presupuesto a subvencionar a instituciones y particulares3 integrados dentro de los límites de los Parques Nacionales, o sus zonas de influencia socioeconómica, en concepto de compensación por las limitaciones de uso que implica la protección de dichos espacios, y que vienen definidas en los Planes de Uso y Gestión. Estas ayudas económicas van destinadas principalmente a la mejora de infraestructuras, actividades culturales y sociales y a la creación de empleo en el ámbito local, y se regulan por una convocatoria anual. En suma, recursos económicos de procedencia comunitaria, nacional, regional y local que han contribuido a la financiación, creación y/o mejora de infraestructuras, equipamientos y servicios, y pretenden adecuar los componentes del medio natural, junto con los culturales, que intervienen en los procesos de producción y consumo del espacio turístico, al rango de recurso económico en la medida en que se les adjudica una valoración social y son objeto de explotación. No obstante, conviene recordar que hasta fechas recientes la política de parques nacionales respecto al turismo y su impacto ha sido la aplicación de controles y filtros para el desarrollo del ecoturismo o turismo verde. Los parques nacionales y naturales, ya sean de carácter nacional o internacional, se conciben principalmente como instrumentos y entidades de conservación y preservación de la naturaleza, a los que se suman las funciones de investigación y educación y, de forma secundaria, las turísticas y de desarrollo socioeconómico (Vera Rebollo et alia, 1997). Sin embargo, y pese a lo dicho, hoy día las autoridades de los parques han de afrontar el dilema que representa el mantenimiento rígido de su política de conservación ambiental y control de acceso o, por otro lado, su promoción turística, por no hablar del imprescindible desarrollo socioeconómico de los territorios en los que se inscriben, máxime cuando la población y los usos tradicionales han sido clave en su grado de conservación actual, no olvidemos que el medio natural en Europa es “jardinería”, dado su alto grado de humanización y la limitada dimensión de sus componentes (Vera Rebollo et alia, 1997), sobre todo si lo comparemos con la situación en que se encuentra la “naturaleza” en América o África. Los espacios naturales protegidos pueden suponer una limitación a las actividades que desarrollan los habitantes de la zona. Gran parte de las poblaciones que habitan en el interior o áreas de influencia de estos espacios dependen del sector primario, y la incorporación de restricciones de uso no suele ser bien recibida por sus débiles economías. A veces la gestión se resume en una lista de controles y restricciones, considerándose que los objetivos de conservación y los de estas comunidades son incompatibles. No son tenidos en cuenta factores como el grado de humanización, las características socioeconómicas de la comarca donde se inserta el área protegida, características y modos de relación de la población local y

3 Las ayudas van destinadas a:

• Las corporaciones locales de aquellos municipios situados en el área de influencia socioeconómica de los Parques Nacionales, así como agrupaciones de las mismas.

• Empresas privadas cuya actividad principal se desarrolle o se pretenda instalar en el área de influencia socioeconómica de los Parques Nacionales, y cuya sede social esté radicada en la misma.

• Propietarios privados y personas residentes en el área de influencia socioeconómica de los Parques Nacionales.

• Instituciones sin fines de lucro que realicen actuaciones en materia de conservación y uso sostenible en el área de influencia socioeconómica de los Parques Nacionales.

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la capacidad económica y de gestión del propio espacio. Como consecuencia se produce una nueva ordenación de usos y actividades con la desarticulación del modelo territorial tradicional, con políticas impuestas desde el exterior, donde entran en juego nuevas fórmulas de utilización del suelo, que no han sido promovidas desde las áreas donde finalmente deben aplicarse. Se constata una marginación y aislamiento de la población local en la toma de decisiones sobre estos espacios (falta de información y de mecanismos de participación pública), como resultado el conflicto está servido (Seminario sobre cooperación y resolución de conflictos…, 1999). De todo lo dicho no debiera desprenderse una visión estrictamente negativa de lo que ha sido la evolución de la Mancomunidad de Cabañeros a lo largo de los últimos veinte años, por el contrario, el sector turístico ha experimentado un crecimiento en el número y calidad de sus infraestructuras y servicios difícilmente comparable con la de cualquier otro espacio natural-rural no protegido, a título de ejemplo ahí tenemos a la asociación Mancomunidad de Cabañeros como miembro adherido en la región al Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE)4 en el apartado de alojamiento turístico. No obstante, se impone una llamada de atención sobre los procesos sociales y territoriales que enmarcan las relaciones en este espacio, así como la realización de un minucioso estudio de análisis e identificación de las expectativas, necesidades y aspiraciones de la población que lo habita, sin olvidar la búsqueda de cauces de participación y gestión donde se escuchen y valoren las opiniones de los grupos sociales en torno a la gestión del espacio protegido, en otras palabras, una nueva cultura participativa, basada en la gestión compartida de los espacios naturales protegidos, para crear una conciencia colectiva, donde se asuman de forma colegiada las propuestas. Conviene recordar que las poblaciones que residen en espacio naturales protegidos tienen la esperanza de que éstos se conviertan en el motor generador de un nuevo desarrollo económico, tanto por medio de las ayudas de la administración como por el desarrollo de iniciativas privadas que utilizan como reclamo el propio espacio natural protegido (Seminario sobre alternativas de desarrollo económico…, 1997). Por otra parte, es imprescindible tener en cuenta la realidad enunciada por el profesor Troitiño (1995) sobre “las posibilidades reales de los espacios naturales protegidos para funcionar como instrumentos dinamizadores de recursos y promotores de desarrollo rural sustentable, en zonas que actualmente se caracterizan por tener bajos niveles de renta, dinámicas regresivas y relaciones bastante conflictivas entre protección y promoción”. Dos hechos producidos en los siglos XVII y XVIII condicionarán el valle de Alcudia hasta nuestros días: la creación de grandes latifundios en el valle con propietarios muchas veces no residentes en la zona y el desvío a finales del siglo XVIII del paso hacia Andalucía por Despeñaperros, lo que ha significado un fuerte aislamiento de

4 El Instituto para la Calidad Turística Española es una Entidad de Certificación de Sistemas de Calidad especialmente creados para empresas turísticas. Nace como seña de Calidad para distinguir el producto hotelero español respecto a otros destinos internacionales. Es un Organismo español, privado, independiente, sin ánimo de lucro y reconocido en todo el ámbito nacional. Las funciones básicas del ICTE, creado a iniciativa del Sector empresarial turístico y con el apoyo de la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo, son: Normalización: Creación, desarrollo, actualización, y revisión de las Normas de Calidad Turística, con la colaboración abierta a todas las partes interesadas. Certificación: Reconocimiento al esfuerzo realizado por las empresas turísticas en la implantación de Sistemas de Calidad mediante la concesión del sello de Calidad Turística Española. Implantación. Apoyo a las empresas turísticas, a través de las delegaciones territoriales, en sus trabajos para adaptar sus sistemas tradicionales de gestión a los sistemas de aseguramiento de la calidad, con la coordinación de cursos de formación, asistencia técnica y publicaciones. Promoción. De la Marca de Calidad Turística Española y de las empresas que la ostentan en campañas de publicidad, publicaciones, representación en ferias, notas de prensa, etcétera El Instituto para la Calidad Turística Española se constituyó en el año 2000, fruto de la fusión de los antiguos Institutos que cada sector había creado para la promoción de los sistemas de aseguramiento de la calidad en las empresas turísticas de su ámbito.

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la comarca5 que se ha visto así alejada de las grandes vías de comunicación. Sin embargo, la falta de equipamientos y el enclavamiento han permitido que determinados sectores presenten un elevado interés de cara al turismo verde, al turismo rural y al ecoturismo. De hecho, nos encontramos ante un espacio natural que hasta la fecha carece de una figura de protección de rango nacional o regional, a pesar de que atesora valores ecológicos y paisajísticos con gran capacidad de atracción. Tierra ganadera desde antiguo gracias a las grandes cañadas que la surcan, utilizadas por los pastores en la trashumancia. El paisaje vegetal, bien conservado en la parte meridional, está muy alterado en su parte central como consecuencia de las sucesivas deforestaciones que tuvieron lugar en siglos pasados para abastecer de madera a las minas de la vecina comarca de Almadén. Por otra parte, la gran cantidad de incendios que se produjeron a lo largo del siglo XVIII también han contribuido en gran parte a la degradación de su cubierta vegetal. Las sierras están ocupadas por bosques esclerófilos de encina (Quercus rotundifolia). Esta especie llega a alcanzar en algunos enclaves de la comarca edades superiores a los quinientos años. Desde el punto de vista demográfico la comarca se caracteriza por su escasa población, con una densidad muy inferior a la provincial. Los municipios que conforman la comarca son de pequeño tamaño. En ningún caso superan los 10.000 habitantes y, de hecho, ocho de ellos tienen menos de 1.000 residentes empadronados. La economía se ha basado siempre en el sector primario, predominando la agricultura extensiva y, ante todo, la ganadería, pues la comarca cuenta con un elevado número de cabezas de ganado. Este conjunto de circunstancias explica el amplio de repertorio de apoyos, planes y estrategias orientados a la actividad turística, desde el apoyo básico de las iniciativas comunitarias de desarrollo rural iniciadas en los años noventa, a los distintos medios, instrumentos financieros y planes locales y regionales aplicados con este fin. De forma específica, y desde el equipo técnico del Grupo de Acción Local, se ha trabajado según cuatro ejes creando identidad comarcal:

- Generación de un parque cultural - Cultura de la trashumancia - Minería y base arqueológica. - Red Natura 2000. En esta comarca una tercera parte de su territorio es

zona sensible y tienen diferentes figuras de protección. En el Valle de Alcudia, las primeras manifestaciones artísticas existentes se documentan en la existencia de numerosos yacimientos de pinturas rupestres, formando parte del arco mediterráneo. Durante la protohistoria, distintos poblamientos dejaron legados como la Cultura de las Motillas, los castellones y los fondos de cabaña6. Además, se han constatado yacimientos ibéricos. Legados de la presencia romana son el yacimiento de Sisapo (La Bienvenida, en Almodóvar del Campo) y restos de ingeniería civil, o las numerosas vías romanas que jalonan la provincia. A finales del siglo XIX empezó a generarse toda una infraestructura minera en la zona, siendo el hierro el material constructivo por excelencia. Sin embargo, por regla general, los porcentajes de inversión en Patrimonio Cultural han sido bajos y se han limitado a la reforma de bienes inmuebles o la creación de infraestructuras. Sólo en Fuencaliente puede hablarse de aprovechamiento turístico,

5 La Avocación para el Desarrollo Sostenible del valle de Alcudia está integrada por doce municipios: Abenójar, Almodóvar del Campo, Argamasilla de Calatrava, Brazatortas, Cabezarados, Cabezarrubias del Puerto, Fuencaliente, Hinojosa de Calatrava, Mestanza, San Lorenzo de Calatrava, Solana del Pino y Villamayor de Calatrava.

6 Las motillas son asentamientos fortificados situados en llanura que destacan sobre el terreno circundante, en forma de montículo cónico. Los poblados en altura o castellones se localizan en cerros altos y escarpados pero con fácil acceso por uno de sus lados. Los fondos de cabaña son peor conocidos por encontrarse en terrenos llanos, siendo muy difícil su localización.

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gracias a sus baños y balneario y a sus pinturas rupestres de Peña Escrita. Quizás por eso el pueblo ha mantenido un urbanismo y una arquitectura únicas, de claras influencias andaluzas dada su proximidad. Otros recursos son los molinos hidráulicos y los chozos que, hasta hace unos veinticinco años, eran la vivienda de los pastores trashumantes. Son de planta cilíndrica, algunos hechos de retama o paja en su totalidad, otros con base de mampostería y el resto de ramaje, de techo cónico, y solían tener el burrero (otro chozo totalmente de ramaje) al lado para los animales de tiro y los útiles. Si bien las inversiones y aprovechamientos turísticos están muy lejos de haber alcanzado su óptimo, también es cierto que la revalorización del patrimonio cultural de la comarca se ha visto reforzada entre sus propios habitantes a través de los diseños curriculares de los centros escolares. Un programa de interpretación medioambiental, en el que han colaborado once centros, permitió que los alumnos se beneficiaran de esta actividad complementando su formación académica y el conocimiento global del patrimonio medioambiental de su entorno a través de un proyecto de interpretación medioambiental y la elaboración de un Programa de Interpretación. El proyecto incluía el equipamiento de los centros escolares con el material didáctico específico necesario para que los alumnos participaran del programa de forma activa. Las infraestructuras, los equipamientos y los servicios destinados al turismo Con objeto de establecer las bases que permitan comprender la actual realidad y las posibilidades de desarrollo turístico futuro de las comarcas analizadas, nuestro estudio se orienta al análisis de la oferta turística, y más concretamente al de las infraestructuras, equipamientos y servicios que a su llegada encuentra el visitante. Obviamente, este análisis sectorial dista mucho de cubrir la amplia gama de estudios necesarios en la planificación territorial del turismo en espacios naturales privilegiados: estudios y análisis de capacidad de carga y acogida, análisis de la demanda turística (número de visitantes, edad, sexo y nivel de formación de los mismos, gasto medio por visitante, estancias medias, grado de estacionalidad, procedencia de los visitantes, medio de transporte utilizado, motivo de la visita, canales de distribución utilizados, etcétera), evaluación de políticas, proyectos y actuaciones en materia de turismo, etcétera. La tradicional pobreza de los registros de visitantes y turistas, que se traduce en insalvables lagunas estadísticas para el análisis a gran escala, y las limitaciones de tiempo y presupuesto para salvar dichas lagunas con un exhaustivo trabajo de campo, nos han obligado a centrar nuestra atención en una parte de la realidad: el análisis de los recursos y las infraestructuras, confiando en que las conclusiones que de ello extraigamos puedan actuar como indicador y punto de partida en futuros trabajos.

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Mapa 3. Casas rurales y otros alojamientos rurales en Cabañeros según tipo y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil Mapa 4. Casas rurales y otros alojamientos rurales en Alcudia según tipo y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil

Anchuras

Los Navalucillos

Navas de Estena

Alcoba

Horcajo de los Montes

Navalpino

Fontanarejo

Arroba de los Montes

Alojamientos de turismo rural

Casa rural alquiler completo Casa rural de alquiler por habitaciones Casa de labranza Cabañas rurales Camping Apartamentos Acampada libre

Almodovar del Campo

Abenojar

Mestanza

Fuencaliente

Brazatortas

Solana del Pino

Argamasilla de Calatrava

Villamayor de Calatrava

Cabezarados

Hinojosas de Calatrava

San Lorenzo de Calatrava

Cabezarrubias del Puerto

Alojamientos de turismo rural

Casa rural alquiler completo Casa rural de alquiler por habitaciones Camping Albergue

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Mapa 5. Hoteles y hostales en Cabañeros según categoría y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil Mapa 6. Hoteles y hostales en Alcudia según categoría y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil

Anchuras

Los Navalucillos

Navas de Estena

Alcoba

Horcajo de los Montes

Navalpino

Fontanarejo

Arroba de los Montes

Hostal*

Hostal**

Hotel****

Hoteles y hostales

Almodovar del Campo

Abenojar

Mestanza

Fuencaliente

Brazatortas

Solana del Pino

Argamasilla de Calatrava

Villamayor de Calatrava

Cabezarados

Hinojosas de Calatrava

San Lorenzo de Calatrava

Cabezarrubias del PuertoHoteles y hostales

Hotel* Hotel**

Hostales y pensiones

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Mapa 7. Restaurantes en Cabañeros según categoría y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil Mapa 8. Restaurantes en Alcudia según categoría y municipio Elaboración: Óscar Serrano Gil

Anchuras

Los Navalucillos

Navas de Estena

Alcoba

Horcajo de los Montes

Navalpino

Fontanarejo

Arroba de los Montes

Restaurantes

Restaurante 1T

Restaurante 2T

Almodovar del Campo

Abenojar

Mestanza

Fuencaliente

Brazatortas

Solana del Pino

Argamasilla de Calatrava

Villamayor de Calatrava

Cabezarados

Hinojosas de Calatrava

San Lorenzo de Calatrava

Cabezarrubias del Puerto

Restaurantes

Restaurante 1TRestaurante 2TRestaurantes sin categorización específica

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La capacidad de atracción ejercida por los espacios naturales protegidos está fuera de toda duda, de manera que fácilmente pueden convertirse en el cebo turístico-recreativo de una comarca. A pesar de ello, ciertamente el aprovechamiento recreativo del Parque Nacional de Cabañeros es bajo, en buena medida debido a una política por parte de sus gestores en la que han primado los valores conservacionistas, lo que impide que su potencial esté lejos de haber alcanzado el techo de su capacidad de carga. De hecho, el índice de presión turística (visitantes/superficie protegida), con un valor medio de 31,5 en el 2003 para la red de parques nacionales, pone de relieve la realidad de Cabañeros pues frente a un índice de 361 en el Parque Nacional de Timanfaya, Cabañeros se alzaba con un valor de 2 (Troitiño et alia, 2005). Y ello es más grave por cuanto ningún otro recurso ni equipamiento turístico de la comarca parece ser capaz de generar por sí mismo desplazamientos recreativos de carácter generalizado entre la gran mayoría de la población. La lógica, pues, parecería conducir a la necesidad de integrar recursos y de ofertarlos de manera conjunta, mediante la confección de recorridos atractivos fuera del propio parque. Epur si muove, que diría Galileo, a pesar de todas las barreras y frenos descritos la dinámica de creación de infraestructuras de alojamiento, restaurantes y equipamientos de apoyo al turismo no deja de crecer. En una comarca con una densidad que apenas supera los cuatro habitantes por kilómetros cuadrado y con una población total de poco más de seis mil seiscientos residentes han surgido en la última década veintiocho casas rurales que ponen a disposición del público 244 plazas de alojamiento, veintiuna de ellas en la modalidad de alquiler completo (179 plazas) y seis en la de alquiler por habitaciones (53 plazas). Sus pautas de localización se ajustan a los dos municipios más poblados: Los Navalucillos (Toledo) y Horcajo de los Montes (Ciudad Real), si bien este último se ha visto beneficiado por la creación de infraestructuras de alojamiento mucho más allá de lo que le correspondería por peso poblacional. El nivel de profesionalización alcanzado en la comarca queda demostrado por el hecho de que 13 de las 28 casas existentes poseen página web propia, además de aparecer reflejadas en otros servidores especializados (http://www.hortur.com/; http://www.toprural.com/; http://www.geocities.com/; http://www.ruralgest.net/; etcétera) alternativa, esta última, a la que recurren las 15 restantes. La oferta de alojamiento se ve completada por los hostales y hoteles abiertos al público en la comarca, entre los que cabe destacar un hotel de cuatro estrellas en el municipio de Horcajo de los Montes, con una oferta de 60 plazas. Parece evidente que un hotel de semejantes características está destinado a una clientela de nivel adquisitivo medio-alto, en este caso relacionada con la práctica de la caza y las monterías en los espacios situados fuera de los límites del Parque Nacional. La oferta se completa con dos hostales de una estrella y tres de dos estrellas que suman 52 plazas, a los que se añaden cabañas rurales, apartamentos rurales, un camping y una zona de acampada libre. La oferta de restauración se concreta en 26 restaurantes que disponen de 1.470 plazas de comedor, repartidos entre 23 restaurantes de un tenedor y tres de dos tenedores. Por último, existen 16 comercios al por menor de productos típicos, entre los que se cuentan artesanía y productos alimentarios, 9 empresas que elaboran productos artesanales (miel, alfombras, aceites, alfarería y, nos menos significativo, dos talleres de taxidermia), 13 empresas de turismo verde y/o activo (cicloturismo, rutas 4x4 y senderismo, rutas guiadas con quads, senderismo ecuestre, paint-ball, rutas con buggies, arco, paseos en burro y bicicletas, guía de la naturaleza, clases de equitación, rutas en todo terreno por la Reserva del parque y rutas a pie por la finca La Gargantilla y el Boquerón de Estena) y, para finalizar, y no menos importante, una red de seis equipamientos pensados para el turismo y los visitantes en general (Centro de Interpretación Casa Palillos, dos Museos Etnográficos, Museo de José Ortega, Punto de Información de la Comarca de la Jara en el municipio de Los Navalucillos y Centro Administrativo del parque nacional en Pueblo Nuevo de Bullaque).

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Del análisis de la infraestructura hotelera, hostelera y pensiones en el valle de Alcudia destaca su escasez y austeridad, así como la elevada concentración territorial, con Fuencaliente como principal centro. La caza y las propiedades curativas del balneario han generado una elevada capacidad de atracción de este centro, que sobrepasa con creces las dimensiones del municipio, convirtiéndolo en el principal centro turístico de todo el valle. La carencia de alojamientos es aprovechada por pensiones de baja calidad que deben ser remodeladas. En concreto, y en lo que respecta a las casas rurales, existe un total de ocho, dos de alquiler completo y seis de alquiler por habitaciones, todo ello en una comarca que supera los veinte mil habitantes, poniendo a disposición de los turistas que se acercan a Alcudia 93 plazas de alojamiento. Cabe destacar que ni Almodóvar del Campo, capital comarcal y uno de los términos municipales más grandes de la península, ni Argamasilla de Calatrava, los dos núcleos más poblados, ofertan una sola plaza de alojamiento rural, lo que confirma la orientación de sus economías a la agricultura y ganadería tradicional y la pequeña industria descentralizada desde el próximo municipio de Puertollano. De las ocho casas rurales antes mencionadas, la mitad disponen de página web propia mientras la otra mitad comercializa su oferta a través de otros servidores especializados, antes mencionados. El nivel de profesionalización es, pues, aceptable dentro del peso casi testimonial de este tipo de oferta de alojamiento. La oferta se completa, como ya hemos mencionado, con nueve pensiones y hostales, cuatro hoteles de una estrella y otros cuatro de dos, ubicados en más de un sesenta por ciento en el municipio de Fuencaliente. Y, para finalizar el apartado de alojamiento, habría que mencionar el camping de Fuencaliente y un complejo turístico de 63 plazas en Brazatortas al borde del embalse de Carboneras, donde se ofertan habitaciones dobles, cabañas de madera y chozos para una clientela básicamente escolar y juvenil. Sólo existen diecinueve restaurantes en Alcudia, doce de la categoría de un tenedor y siete de dos tenedores, con una pauta de localización totalmente distorsionada y concentrada en el municipio de Argamasilla de Calatrava, que indudablemente se dirige a una clientela que poco tiene que ver con el turista tradicional y mucho con los empleados y movimiento de negocios de las distintas empresas implantadas en los polígonos industriales de Puertollano y de la propia Argamasilla de Calatrava. En lo que respecta a la infraestructura comercial dedicada al ocio y tiempo libre (deportes, caza y pesca) casi el 100 % está ubicada fuera del valle, en Puertollano, hecho que se repite en el caso de la comercialización de servicios turísticos a través de las agencias de viaje. Además, Puertollano actúa como centro organizador de las comunicaciones, debido a que las líneas de autocares existentes están dirigidas hacia este núcleo y al hecho de que actúa como centro de paso hacia otras ciudades de mayor entidad. Mayor trascendencia tiene el hecho de que el tren de alta velocidad (Ave), posibilite una elevada accesibilidad a este centro con respecto a otros de mayor entidad. El atractivo de la artesanía y la gastronomía ejercen en buena parte de la población está fuera de toda duda, sin embargo, resulta lamentable que apenas existan en la comarca tiendas, restaurantes o bares que difundan y aprovechen las oportunidades que ofrecen estos variados productos gastronómicos de cara al turismo. Por su parte las instalaciones y servicios creados en la zona para el turismo se limitan a un museo en el término de Almodóvar del Campo, y un conjunto de equipamientos (aula de la naturaleza, museo etnológico, granja-escuela y centro de interpretación) reunidos dentro del complejo turístico localizado al borde del embalse de Carboneras, que dispone de página web propia (http://www.alcudiacomplejoturistico.com/). Los estrangulamientos que pueden apreciarse proceden de la escasa tradición turística de la zona, solamente rota por las actividades cinegéticas, que atraen a unos visitantes de altos ingresos, pero que se concentran en cortos períodos de tiempo, motivando que la infraestructura de acogida se vea limitada. A su vez, presenta una fuerte concentración en el espacio, desaprovechándose las

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potencialidades de otros núcleos, con necesidades de impulso. Otro inconveniente es la tendencia a limitar la entrada de visitantes, con la finalidad de preservar la actual orientación cinegética de la sierra sur. En general, se percibe una excesiva competencia en un mismo segmento de la oferta, generalmente de baja calidad, problema que no contribuye a mejorar la falta de infraestructuras y unas comunicaciones por carretera realmente dificultosas. Como alternativa posible al aprovechamiento turístico de la zona del Valle de Alcudia, está el incremento de la oferta de alojamientos, pero partiendo de la base de la necesidad de diversificación de los mismos en el espacio. El impulso del turismo orientado al uso del medio natural como recurso, implicaría una canalización de éste a las áreas de mayor potencialidad compatible con la limitación de los impactos medioambientales. De este modo, las entidades menores de población se destacan como los puntos más idóneos para incrementar la oferta del sector servicios de cara al desarrollo del turismo. En cualquier caso, no todo está por hacer y el Grupo de Acción Local ya ha subvencionado con fondos PRODER algunas infraestructuras turísticas que podrían funcionar como ejemplo demostración: un centro ecuestre, reconstrucción de chozos, casas rurales, un centro de interpretación de la naturaleza, un museo etnográfico, señalización de recursos temáticos, señalización de patrimonio urbano, campo de tiro, red comarcal de miradores, etcétera. Otros proyectos acogidos a subvenciones destinadas a la diversificación productiva son el programa de interpretación ambiental para los colegios, antes mencionado y el de formación; una panadería donde se elaboran dulces tradicionales de la zona y diversos proyectos de dinamización turística. Entre los recursos turísticos de esta zona hay que profundizar en el desarrollo del turismo cinegético y el turismo termal (Cano y Pulido, 1991; Martínez Garrido, 1991a y 1991b; Campos Romero y Sánchez, 1999), que en la actualidad están infravalorados y explotados bajo formas no adecuadas en muchos casos. La gran demanda de alojamiento rural provoca un estrangulamiento que debe ser corregido, pero faltan emprendedores y habrá que recurrir a promotores foráneos. Dentro de esta Comarca es de destacar el paso de la red AVE con las posibilidades que esto supone por ser una puerta al mercado, que debe ser estudiada y aprovechada para el desarrollo de la zona. Otras oportunidades aparecen vinculadas a la tradición balnearia de Fuencaliente y la presencia de núcleos de población con buena dotación de servicios, como Argamasilla y Almodóvar, sin olvidar el auge del turismo de naturaleza. Se apuesta por una política de diversificación, en esta línea el turismo es un pilar más pero no debe entenderse el turismo en sí como fuente de diversificación económica. La industria agroalimentaria también tiene su relación con el turismo y debería ser potenciada. Asimismo, debería aprovecharse el patrimonio turístico disponible creando nuevos itinerarios de visita con diferentes especialidades: minas de carbón, Turismo de Salud, creación de áreas recreativas, con servicios integrales, para colectivos que buscan un turismo alternativo y peculiar dentro de la provincia, dotación de infraestructura a parajes de interés natural, etcétera, en algunos casos ya se cuenta con cierta infraestructura, pero se impone una mejora de los establecimientos de alojamiento, dando la posibilidad de mayor calidad para el visitante. En promoción y comercialización se ha hecho poco, se está trabajando desde la base con el fin de evitar el impacto negativo de una promoción cuando aún no está articulada la comarca para su explotación turística. No obstante, el Valle no puede considerarse un destino turístico pese al alto valor medioambiental y cultural de la zona. En Alcudia, la dependencia funcional de Puertollano, con la omnipresencia de las actividades industriales, es un hecho constatable así como el desconocimiento de

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las potencialidades del territorio 7 y el desaprovechamiento de las posibilidades aportadas por las políticas públicas de desarrollo regional. A modo de conclusión Desde instancias europeas se viene insistiendo, básicamente a partir de finales de la década de 1980, en que el desarrollo rural no tiene porqué coincidir con el desarrollo agrario (Porcal Gonzalo, 2003) sino que, particularmente en los territorios rurales marginales, ha de sustentarse en el aprovechamiento de todos los recursos y, en suma, en la diversificación de las actividades económicas. La promoción del turismo como estrategia de desarrollo rural sostenible (Gotilla Prat, 1999) reviste particular interés en espacios naturales privilegiados que, indudablemente, cuentan con un valioso patrimonio turístico cristalizado en paisajes naturales y culturales cada vez más apreciados por la población urbana. Hasta qué punto la actividad turística puede erigirse en un instrumento de revitalización económica y social para estas zonas es algo que los datos manejados en esta comunicación sólo permiten intuir, pero que posteriores investigaciones ratificarán o refutarán. En este contexto, se comprende que el turismo se identifique como un instrumento capaz de generar rentas y empleos, máxime teniendo en cuenta los siguientes factores: por un lado, la oportunidad que ofrece la creciente revalorización turística del campo entre una demanda esencialmente urbana a la que ya no satisfacen los destinos de turismo “masivo”; y, por otro, las grandes potencialidades recreativas que presentan buena parte de estas áreas rurales en virtud de la riqueza del patrimonio natural y cultural que albergan. Ello, a su vez, se imbrica con las tendencias recientes de organización turística que persiguen la diversificación de la oferta y la promoción de nuevos modelos. Obviamente, el turismo rural no es la panacea universal, ni aporta la solución definitiva a los problemas de marginación económica y social de muchas zonas rurales pero si que tiene una triple función: genera ingresos y empleos, promueve infraestructuras y sirve como vector de intercambios y sinergias entre el medio rural y urbano (Millán Escriche, 2002). Por lo tanto, adquiere un papel relevante como dinamizador de los espacios rurales. Sin embargo, el desarrollo del turismo rural no está exento de riesgos y todos los especialistas coinciden en señalar la necesidad de desarrollar el empleo en conexión con las nuevas necesidades ligadas a la calidad de vida y protección del medioambiente y el patrimonio arquitectónico. La clave parece encontrarse, si nos atenemos a las múltiples experiencias registradas a lo largo y ancho del territorio de la Unión Europea, en la comercialización de productos de calidad que consigan una presentación eficaz del producto mediante su clara denominación y la elaboración de una imagen atractiva que capte la atención. La calidad supone huir de una sobreestimación de la dimensión turística y dirigir los esfuerzos de comercialización hacia la gama de alto nivel, demasiado turismo es perjudicial y puede conducir al estancamiento, e incluso a un retroceso de la rentabilidad económica, así como a la pérdida de la peculiaridad y autenticidad de la oferta turística local. Obviamente nuestras dos zonas de estudio están muy lejos de haber llegado al techo y la saturación de sus posibilidades. No obstante, también parece indiscutible que el marchamo de calidad aportado por la declaración de un espacio protegido de rango nacional en Cabañeros, junto con un mayor cuidado y generosidad en la oferta de alojamiento rural, marcan la diferencia a favor de este espacio. El turismo rural-natural precisa la integración respetuosa con su entorno y sus gentes, porque el turista especializado busca más allá de un mero alojamiento impregnarse del paisaje, los sabores y olores del medio rural que visita. El equilibrio entre los sistemas ecológicos, socioeconómicos y

7 Por lo que respecta a los recursos naturales, existen aguas termales en Cabezarrubias del Puerto sin ningún tipo de explotación.

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