Febrero 28 de 2013

Personajes Célebres, frases memorables. Titulares El Postre Reflexivo (Soy Micaela)

(Lectura Aislada) “Crónica de un viaje ajeno”

Desempleo en enero bajó levemente al 12.1%

A un paso del TLC con la Unión Europea

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

La desocupación en el país afecta al 12,1% de la población económicamente activa, in-formó el Dane al indicar que en enero siguen buscando ingresar al mercado laboral alrede-dor de 2,7 millones de colombianos.

Febrero 28

Aunque el parlamento europeo le dio luz verde al Tratado de Libre Comercio con el país, en Colombia aún falta que el Congreso de la República lo ratifique. Además los paí-ses de la Unión Europea (UE) deben apro-barlo de manera individual.

Según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el TLC permitirá el ingreso inme-diato, sin arancel, del 99,9% de los bienes industriales colombianos, dentro de los cua-les se destacan productos de la pesca, pro-ductos químicos, plásticos y sus manufactu-ras, cueros, textiles y confecciones, calzado, entre otros.

El acuerdo es importante para Colombia porque la UE es el primer exportador mun-dial de bienes con 16,0% (US$1.952 miles de millones) y primer importador mundial de bienes con 17,3% (US$1.690 miles de millones), según cifras de 2011. En materia de bienes industriales, incluida la pesca, el 99.9% de las exportaciones de Colombia tendrán libre acceso sin aranceles a la UE desde la entrada en vigencia del Acuerdo.

Uno de los sectores más beneficiados, según el Gobierno, será el textil. En el acuerdo se incluyeron ventajas arancelarias indefinidas en el tiempo. Sumado a que las exportaciones colombianas hacia la Unión Europea, de aquellos tejidos que hoy tienen aranceles desde 0,0%, 2,0%, 2,9% hasta 7,5% y 8,0%, quedarán totalmente libres de gravámenes, una vez se ponga en mar-cha el acuerdo.

La totalidad de las ventas nacionales hacia la UE de prendas y textiles confeccionados, que hasta este momento responden por aranceles desde 6,3%, 6,5%, 6,9%, hasta 10,0%, quedarán también sin gravámenes cuando sea realidad la entrada en vigencia del TLC.

Febrero 28 Periódico El Espectador

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

Desempleo en enero bajó

levemente al 12.1%

A un paso del TLC con

la Unión Europea

El director (e) del Dane, Eduardo Freire, dijo que el año pasado la tasa de desempleo era de 12,5% y que para este año se registra un leve descenso de 0,4 puntos porcentuales. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, había anticipado que la desocupación en el primer mes de este año se mantenía estable.

Una de las cifras que se mantiene alta es el desempleo en las 13 áreas metropolitanas con 13,1% cuando un año atrás había sido de 13,3%, lo que indica que siguen desocu-pados 1,4 millones de personas. El nivel de desempleo del país sigue entre los más altos de la región, pese que la economía se man-tiene en terreno positivo.

Por ciudades, el desempleo en el país no muestra mucha variación. En el trimestre no-viembre de 2012 a enero de un año después la mayor desocupación se registró en Cúcuta con 17,8%, seguido de Popayán con 17,1% y Armenia con 16,9%.

En similar periodo, las regiones con el menor desempleo fueron Barranquilla con 8%, Bu-caramanga 8,6% y Cartagena con 8,7%.

En cuanto al desempleo en Bogotá, el direc-tor (e) del Dane dijo que para el trimestre noviembre-enero bajó de 9,8% a 9,5%, lo que indica que la capital colombiana tiene más de 422.000 personas buscando un tra-bajo formal.

Más tarde, un análisis del grupo Helm Bank destaca que la caída del desempleo en sectores intensivos en mano de obra mues-tra que puede ser "un indicio adicional de cómo la economía colombiana viene perdien-do tracción, con lo cual será imperante se-guir impartiendo políticas de orden moneta-rio y fiscal que tiendan a promover el creci-miento este año".

Revista Dinero

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

“He pasado tantos años aquí, que mi corazón cree que ésta es mi casa...” Quien nos narra sus sentimientos suspira mientras limpia el sudor que corre a chorros por su rostro, produc-to del cansancio por hacer con tesón su labor, todos los días, durante más de dos décadas, sin incapacidades, fatigas, desalientos o pretextos. A las 7:30 de la mañana, desde hace más de veinte años, toma posesión de su sitio, aquel que él considera de honor en la misma esquina de siempre, en el mismo barrio que lo ha visto envejecer o como él prefiere decirlo, las mismas calles que lo han visto madurar como los aguacates que le sirven de sustento.

Él está siempre sentado sobre la misma caja de madera donde horas más tarde transportó su valiosa mercancía, tiene siempre puesto un sombrero negro, de esos que ya no se ven-den, prenda que lo protege de ese sol que aunque escaso golpea fuerte a todos aquellos que viven bajo el “cielo roto”. Les hablo de don Alberto Maturana, un vigieño de 67 años de edad, que dedica sus días a vender aguacates y a contar historias a todo aquel que le permi-ta romper con su rutina para sentarse a escuchar viajes ajenos, eso son sus historias, inten-sas narraciones que transportan a aquellos que las escuchan.

Tengo que confesar que me resultó más barato y más interesante embarcarme en este viaje prestado, evitándome los molestos mosquitos y los niños vomitando a mitad de la carretera, en cambio no dejé de mirar los ojos de don Alberto, mismos ojos donde parecían proyectar-se los paisajes de la Ciénaga de Buchadó, las aguas majestuosas y lentas del rio Atrato, las manos prodigiosas de la indígena Rosa Domincó y la cara amable de la abuela Amalia al co-cinar unas deliciosas cocadas. Proyecciones que me permití robar para escribir la crónica de un viaje que no he realizado.

Para don Alberto Maturana las mañanas siguen oliendo a plátano asado y jugo de borojó aún con los 303 kilómetros que lo separan del lugar que lo vio nacer hace casi siete décadas. Vigía del Fuerte sigue inamovible enclavada en el corazón del Atrato, sigue protegida por esa vegetación densa que parece resguardarla de los improperios que por años ha sufrido. Vigía sigue igual que siempre, los mismos pobres muriendo de hambre, los mismos ricos explo-tando los menos favorecidos, las mismas calles empolvadas donde juegan los niños que años más tarde verán sus nietos desde una vieja silla mecedora, así como lo hacía la abuela Amalia cuando don Alberto cazaba ranas en sus años de infancia, época que recuerda con especial nostalgia y con una lucidez increíble diciendo los nombres de las novicias españolas que como prueba viajaban a esa zona haciendo misiones caritativas, buscando ganarse el hábito y una habitación cómoda en el paraíso por el resto de la eternidad.

Por: Pablo A. Vélez E.

“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

Recuerda tener puesto el sombrero cuando co-noció en la plaza principal a Rosa Domincó, una indígena Embera Katia que vendía molas y otras artesanías cerca del templo del municipio, al principio la cuestión fue de mera admiración, Rosa era capaz de tejer una mola completa en menos de una hora, pero luego don Alberto se interesó en la menuda mujer de rasgos étnicos y apariencia juvenil, tuvieron un romance en se-creto porque estaba mal vista una relación entre un mulato y una indígena, pero eso poco le im-portaba a él. Ella poco entendía el español y él no entendía su dialecto Embera, debe ser por eso que no comprendió bien las razones que la llevaron a casarse con un señor que le doblaba la edad, dueño de unas plantaciones de plátano cerca del resguardo donde vivía.

Don Alberto Maturana a sus escasos 20 años entendió que las oportunidades se venden siem-pre al mejor postor, y desde ese día hasta hoy no ha dejado de trabajar para comprar mejores oportunidades, fue pescador, vendedor, mesero y agricultor, aprendiendo siempre bajo la mar-cha con una sonrisa expectante.

Don Alberto recuerda cabizbajo el mes de di-ciembre del año 1989, se acuerda con especial tristeza como en medio de balas y sangre tuvo que dejar de lado su vida y su pueblo.

Con rabia habla de los egos absurdos por los que han muerto millones de colombianos, víctimas de una guerra fratricida sin sentido ni razón, donde los más inocentes y vulnerables sufren la peor parte. Don Alberto solo se llevó consigo una ma-leta con 3 cambios de ropa y su sombrero.

en el éxodo no paró de pensar que estaba dejan-do atrás el recuerdo de la abuela Amalia y sus años de infancia, sus amantes fugaces incluyendo a Rosa Domincó, el olor inconfundible de la ciéna-ga, los tambores de los cantadores en noches de fiesta, el dulce de las cocadas colisionando con su paladar, el olor hediondo del pescado podrido, las misiones de las novicias españolas y sus historias del viejo continente, estaba dejando atrás toda su vida para volver a nacer en una nueva ciudad.

Por razones del azar llegó sin quererlo al departa-mento de Antioquia, lugar del que no se ha movi-do y del que afirma no quererse ir jamás. A sus 67 años siente que ese viaje largo que es la vida está llegando a su final, no sabe si le quedan kiló-metros, metros o centímetros, solo sabe que ha vivido cada instante con intensidad, aprendiendo de cada experiencia, cayendo para volverse a le-vantar con más fuerza.

Cuando don Alberto Maturana termina de contar una historia mira con profundidad a quién lo es-cuchó, no sé por qué lo hace, pero pienso que analiza el impacto de sus experiencias en la vida del otro, debe ser una de esas manías de viejo que no dejan de sorprendernos. En mi caso, des-pués de escuchar y de mirar a los ojos a don Al-berto Maturana, no pude contener mis ganas de querer conocer la tierra que lo vio crecer, pero pensándolo bien ya la conozco, ya sé a que hue-le, a que sabe y como se siente, pensándolo bien el viaje de don Alberto no es tan ajeno, ahora es un poco mío y también es suyo amigo lector.

Fotografía tomada de Identity Colombian Art.

Los ojos de don Alberto brillan con especial po-der cuando recuerda sus años mozos, esa época donde las hormonas y el jugo de borojó hacían de las suyas. Confiesa con una sonrisa pícara que no se arrepiente de las andadas y las pilatu-nas que protagonizó, sabe que él es producto de esas experiencias, todo lo que es y lo que sabe es la sumatoria de lo que ha vivido. Don Alberto usa sombrero desde los 20 años, cuando con esfuerzo y después de trabajar por meses pes-cando en el Atrato, pudo reunir lo suficiente pa-ra comprar el que según él era el sombrero más elegante de toda la región.

El Grupo MALCO ofrece un servicio integral de logística en comer-cio exterior basados en la calidad, seguridad, eficiencia, infraes-tructura, compromiso y profesionalismo del talento humano, bus-cando mejorar continuamente nuestros servicios por medio de la aplicación de un Sistema de Gestión Integrado, velando por la sa-tisfacción de las necesidades de nuestros clientes internos y ex-ternos, minimizando el riesgo, previniendo cualquier actividad ilí-cita en sus operaciones, con compromiso social y con el medio ambiente.

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“Pon tu sonrisa en el lugar más visible…”

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