boletín del servidor

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 1. Dirección dinámica En un encuentro europeo reciente de dirigentes de la Renovación Carismática, se hizo notar que en muchos países los grupos de oración parecen estar en declive. Existen un número de razones para esto y no todas son negativas. En Gran Bretaña, por ejemplo, mucha gente cuya fe se vio renovada a través de la Renovación Carismáti- ca, están ahora sirviendo a la Iglesia de muchas maneras en sus comuni- dades parroquiales, o sirviendo a nivel diocesano o nacional. Sin embargo una razón definitiva para que tantos proyectos de Dios no soporten la prueba del tiempo, es el fracaso de aquellos que dirigen para pasar el manto de la dirección a otros en el momento oportuno y de la manera correcta. Es imposible que cualquier grupo permanezca estático. O hay un proceso de crecimiento o uno de declive. Sin duda el momento más peligroso para cualquier grupo, comunidad o movimiento es cuando se ha "establecido". En esta fase las cosas suelen ir bien. Sin embargo, puede existir complacencia y una tendencia a caer en un instituciona- lismo rígido, por ejemplo: "siempre lo hemos hecho así". Con el tiempo, el grupo se va ahogando, se mata la creatividad y los dirigentes se vuelven rancios y se cansan. Todos estos son signos de que un grupo ha empezado a deteriorarse y decaer. Para evitar que esto ocurra es importante que los grupos se muevan continuamente hacia delante por un proceso de desarrollo de la visión constante. La dirección es vital y los buenos dirigentes se preguntarán con frecuencia ¿qué tipo/estilo de dirección necesita nuestro grupo en este momento?  Así como los grupos y comunida- des están cambiando siempre, la dirección debería reflejar esto, siendo dinámica y adaptándose a las necesidades del grupo. 2. Traspasar la direcc ión Una de las cualidades esenciales de un buen dirigente es que quieren ver que los dones y habilidades de otra gente se desarrollen. Estarán constante- mente observando a su grupo intentando reconocer los dones y liberar el potencial sin explotar. Un dirigente es una persona de visión que nunca se contenta con la realidad presente por muy buena que ésta pueda ser. Tienen ojos para ver "lo que es" y visión para ver "lo que podría ser". Los dirigentes sabios invierten tiempo en asesorar y preparar a otros. Reconocen que para el crecimiento sostenido y la longevi- dad es vital hacer que gente nueva llegue a la dirección y promocionar a  jóvenes dirigentes. El discernimiento es vital. El dirigente debe buscar constantemente la orientación de Dios y saber cuando es el momento oportuno para echarse a un lado y entregar la respon sabilidad a otr os. 3. Formar a nuevos dirigentes Es importante que aquellos que lleguen a ser dirigentes reciban una formación y apoyo adecuados. Algo de esto sucede de una manera natural y sin estructuras. - Un dirigente influye a otros. Los dirigentes naturales son gente influyente. Inspiran respeto y confianza y son buenos modelos a imitar. El dirigente que se toma en serio promocionar a otros invertirá tiempo en dirigentes potenciales. Estarán deseosos de compartir su sabiduría sin dar la impresión de que el suyo es el único modo de hacer las cosas. Por lo tanto, los dirigentes que deseen preparar a otros de este modo tienen que ser abiertos y flexibles. - Un dirigente moldea el comporta- miento de la gente. Un dirigente cristiano siempre está intentando cambiar a la gente por el poder del Espíritu Santo. Esto puede suponer cambios de comporta- miento, patrones de pensamiento, actitudes o cambios estr ucturales. No. 98 Abril 2009 Boletín mensual para los Servidores de la Renovación en el Espíritu Santo de Cuba El don de f orm ar a gente nueva para ser d irigentes Por Michelle Morán

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1. Dirección dinámica

En un encuentro europeo recientede dirigentes de la RenovaciónCarismática, se hizo notar que enmuchos países los grupos deoración parecen estar en declive.Existen un número de razones paraesto y no todas son negativas. En

Gran Bretaña, por ejemplo, muchagente cuya fe se vio renovada através de la Renovación Carismáti-ca, están ahora sirviendo a la Iglesiade muchas maneras en sus comuni-dades parroquiales, o sirviendoa nivel diocesano o nacional. Sinembargo una razón definitiva paraque tantos proyectos de Dios nosoporten la prueba del tiempo, es elfracaso de aquellos que dirigen parapasar el manto de la dirección aotros en el momento oportuno y de

la manera correcta.

Es imposible que cualquier grupopermanezca estático. O hay unproceso de crecimiento o uno dedeclive. Sin duda el momento máspeligroso para cualquier grupo,comunidad o movimiento es cuandose ha "establecido". En esta fase lascosas suelen ir bien. Sin embargo,puede existir complacencia y unatendencia a caer en un instituciona-lismo rígido, por ejemplo: "siemprelo hemos hecho así". Con el tiempo,

el grupo se va ahogando, se matala creatividad y los dirigentes sevuelven rancios y se cansan.

Todos estos son signos de que ungrupo ha empezado a deteriorarse ydecaer. Para evitar que esto ocurraes importante que los grupos semuevan continuamente hacia delante

por un proceso de desarrollo de lavisión constante. La dirección esvital y los buenos dirigentes se

preguntarán con frecuencia ¿quétipo/estilo de dirección necesitanuestro grupo en este momento?Así como los grupos y comunida-des están cambiando siempre, ladirección debería reflejar esto,siendo dinámica y adaptándose alas necesidades del grupo.

2. Traspasar la dirección

Una de las cualidades esenciales

de un buen dirigente es quequieren ver que los dones yhabilidades de otra gente sedesarrollen. Estarán constante-mente observando a su grupointentando reconocer los dones yliberar el potencial sin explotar. Undirigente es una persona de visiónque nunca se contenta con larealidad presente por muy buenaque ésta pueda ser.

Tienen ojos para ver "lo que es" visión para ver "lo que podría serLos dirigentes sabios inviertetiempo en asesorar y preparaa otros. Reconocen que para crecimiento sostenido y la longevdad es vital hacer que gente nuevllegue a la dirección y promocionar

 jóvenes dirigentes. El discernimien

es vital. El dirigente debe buscaconstantemente la orientación dDios y saber cuando es el momentoportuno para echarse a un lado

entregar la responsabilidad a otros.

3. Formar a nuevos dirigentes

Es importante que aquellos qulleguen a ser dirigentes reciban unformación y apoyo adecuados. Algde esto sucede de una manernatural y sin estructuras.

- Un dirigente influye a otros. Lo

dirigentes naturales son geninfluyente. Inspiran respeto confianza y son buenos modelos imitar. El dirigente que se toma eserio promocionar a otros invertirtiempo en dirigentes potenciales.

Estarán deseosos de compartir ssabiduría sin dar la impresión dque el suyo es el único modo dhacer las cosas. Por lo tanto, lodirigentes que deseen preparar

otros de este modo tienen que seabiertos y flexibles.

- Un dirigente moldea el comportmiento de la gente. Un dirigen

cristiano siempre está intentandcambiar a la gente por el podedel Espíritu Santo. Esto puedsuponer cambios de comportamiento, patrones de pensamientoactitudes o cambios estructurales.

No. 98 Abril 200

Boletín mensual para los Servidores de la Renovación en el Espíritu Santo de Cuba

El don de formar a gente nueva para ser dirigentesPor Michelle Morán

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A un nivel personal la meta esque toda la gente crezca más haciaCristo. Luego a nivel estructural esresponsabilidad del dirigente llevaral pueblo de Dios al lugar dondeDios quiere que estén. Ante todo undirigente forma y moldea a otros a lasantidad por el testimonio de suspropias vidas. Si una organización

es demasiado jerárquica entonceslos dirigentes se pueden volver

distantes de sus grupos.

Esto obviamente reduce su capaci-dad de influencia y testimonio. Enun grupo bien equilibrado, losdirigentes tienen unos niveles de

integración adecuados y buenos.

Los dirigentes inspiran la visión.Cualquier grupo que quiera soportarla prueba del tiempo, necesita impli-

carse en el desarrollo de la visióncontinua. Esto supone fijar metas acorto y largo plazo y con regularidadactividades de supervisión, evaluan-do donde sea necesario. El grupotambién debería tener incorporadossistemas de responsabilidad que les

mantenga centrados en su visión.Los dirigentes tienen que aprove-char la energía de los individuos ymotivarles a conseguir sus metascomunes. Es importante que todoslos miembros del grupo conozcanla visión completa y hasta ciertopunto que se impliquen en ella. Sinembargo si el dirigente puede

invertir tiempo con los dirigentespotenciales, éstos pueden llegar aser instrumentos para desarrollarla visión y convertirse en los quemarquen la tendencia a seguir. Lavisión motiva y activa de modo queaquellos que están directamenteimplicados estarán preparadospara dar más y asumir responsabi-

lidades adicionales.

- Los dirigentes capacitan a otros para realizar su potencial. Los

dirigentes no hacen todo el trabajode ministerio sino que capacitan yequipan a otros para que tambiénse impliquen en el ministerio. Dele-gar es una habilidad clave de ladirección. Esto no quiere decir queel dirigente abdica o simplemente

reparte las tareas. Delegar eficamente implica reconocer la habilidade una persona y su potencial trabajar junto con ellos de maneque les de seguridad y consolide sconfianza. Cuanto más capaz experimentada sea una persona más implicada se vea en la visiónecesitará menos supervisión. L

meta total de delegar es facultar otros, liberando sus dones y spotencial. En esta fase los dirigenteexperimentados necesitan la madurez y la sabiduría para saber cuandes correcto que se echen a un lady permitan que nuevos dirigenteasuman o compartan la dirección.

____________

Michelle Morán es una predicadora, maestrformadora y orientadora que ha viajad

mucho. Es miembro fundador de la Comnidad Católica Sión para la Evangelizacióy es la Directora de Formación. Ha adquiridmucha experiencia al trabajar a tiempcompleto en la Iglesia nacional e internacinalmente, durante los últimos 15 años. Sespecialidad está en las áreas de evangezación, crecimiento eclesial y organización

El llamado del Espíritu Autor: Cardenal Renard 

El Papa vio en la Renovación “una suerte para la Iglesia y para el mundo” .

El grupo carismático se caracteriza especialmente por la espontaneidad de los participantes: Oraciones personales, lecturas

bíblicas, cánticos colectivos, imposiciones de manos, y aún el mismo hablar en lenguas se suceden en la mayor libertad... Los

grupos llamados carismáticos se multiplican como por generación espontánea. Inicialmente reúnen jóvenes, luego religiosas y

religiosos, y también sacerdotes. El Cardenal Suenens llama a esta invasión progresiva del Espíritu: “Nuevo Pentecostés?”. La

interrogación del título del libro parece anticipar una respuesta positiva.

Un hecho considerable y significativo: Pablo VI acogió a 10.000 participantes del “III Congreso de la Renovación Carismática

Católica”, el lunes de Pentecostés de 1975. En una benevolente exhortación, indicó positivamente tres principios para el

discernimiento del Espíritu: Fidelidad a la doctrina de la Iglesia, acogida de los dones espirituales para bien común, y

primacía del amor que no sólo supone el don de Espíritu, sino también la presencia activa de su Persona en el corazón del

cristiano. El Papa vio en la Renovación “una suerte para la Iglesia y para el mundo”.

Juan XXIII esperaba del Concilio un nuevo Pentecostés: El florecer de una primavera. Las consecuencias del Concilio son

muy diversas. A pesar de ciertas constataciones y en razón de las mismas, no es tarde para que los católicos se entreguen

resueltamente a una vida de oración y de renuncia, para seguir a Jesús con las obras y en verdad.

Entonces la necesaria “apertura al mundo” correrá menos el riesgo de “mundanización” por el mimetismo tentador, y hallará

la posibilidad de vivir sin glosa ideológica, como la sal y la luz del Evangelio, esto es, como Cristo Resucitado en el poder del

Espíritu.

El testigo es el hombre de Cristo, que ama e invoca a Jesús y vive de El en medio del mundo, y que encuentra su identidad

y su unidad sin buscarlas cerebralmente: el Espíritu actúa en él, con frecuencia sin que se de cuenta, para que testimonie a

Cristo. ¿No es esto ya bastante? (L’Appel de L’Esprit París, 1976; Sao Paolo 1984, Págs. 16-17).

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