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BOLETIN DE ICCRS Sanación continua Sanación continua Sanación continua Sanación continua Sanación continua por medio del cuidado pastoral por medio del cuidado pastoral por medio del cuidado pastoral por medio del cuidado pastoral por medio del cuidado pastoral POR ORESTE PESARE Año XXVII, Número 6 Noviembre - Diciembre 2001 International Catholic International Catholic International Catholic International Catholic International Catholic Charismatic R Charismatic R Charismatic R Charismatic R Charismatic Renewal enewal enewal enewal enewal Services Services Services Services Services Sirviendo a la Sirviendo a la Sirviendo a la Sirviendo a la Sirviendo a la Renovación Carismática enovación Carismática enovación Carismática enovación Carismática enovación Carismática en la Iglesia Católica en la Iglesia Católica en la Iglesia Católica en la Iglesia Católica en la Iglesia Católica “C uando fueron priva- dos los discípulos de su presencia visible, Je- sús no los dejó huérfa nos. Les prometió quedarse con ellos hasta el fin de los tiem- pos, les envió su Espíritu. Por eso, la co- munión con Jesús se hizo en cierto modo más intensa: ‘Por la comunicación de su Espíritu a sus hermanos, reunidos de to- dos los pueblos, Cristo los constituye mís- ticamente en Su Cuerpo’ (CIC 788). “En la Iglesia es donde Cristo realiza y revela su propio misterio como la finali- dad de designio de Dios: ‘recapitular todo en Él’” (CIC 772). Sabemos muy bien como el Señor nuestro Dios confió a Su Cuerpo, la Igle- sia, la comunidad cristiana, la tarea de en- carnar Su amor en medio del mundo, para volver a modelar a la humanidad completamente a Su imagen y semejan- za, profundamente sanada de las conse- cuencias del pecado original, y de las ase- chanzas de la antigua serpiente: para vivir eternamente bendecida, con Él en el rei- no de Su Padre. De modo que la comunidad cristiana es el cuerpo al que Dios ha delegado la salvación de la humanidad. Es en Cristo “como un sacramento” – “instrumento de redención universal”, “sacramento univer- sal de salvación”, por medio del cual Cris- to “manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al hombre” (CIC 775-776). En este plan de salvación, los dones y carismas del Espíritu Santo caen abundantes sobre todos los fieles a través del bautismo y la confirmación, redescubiertos y revitalizados poderosamente a través de una nueva efusión, o bautismo, en el Espíritu Santo. Tienen un papel muy especial. En efecto, “extraordinarios o sencillos y humil- des”, son “gracias del Espíritu Santo que tienen directa o indirectamente, una utili- dad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo” (CIC 799). Es un gran placer recordar brevemen- te estas maravillosas enseñanzas encontra- das en el Catecismo de la Iglesia Católica. El amor de Dios está presente incluso en el mundo de hoy, encarnado en hermanos y hermanas salvados por Jesús y llenos de Su Espíritu. Están preparados para servir utilizando los carismas que han recibido. Libertad y madurez Libertad y madurez Libertad y madurez Libertad y madurez Libertad y madurez De modo, que es en el corazón de la comunidad cristiana donde Jesús sigue tra- bajando; para salvar y sanar a la humani- dad. El cuidado pastoral que cada comu- nidad cristiana debe desarrollar dentro de sí tiene ésto como su objetivo: hacer que la gente sienta que ya no están solos; que su pasado no les puede dañar con sus me- morias y traumas. Pero ante todo una co- munidad cristiana tiene que asegurarse de que los hombres y mujeres aprendan a to- mar decisiones libres y maduras en el Es- píritu Santo. Esta enseñanza importante se puede conseguir a través de las sanaciones físicas y psicológicas experimentadas como res- puesta a oraciones, significativamente en la comunidad carismática, así como en otras. También procede del amor y el cuidado fraternos, especialmente el de los directo- res espirituales, con los que calladamente “llevamos mutuamente nuestras cargas” (Gal 6, 2). Estos trabajadores pastorales tan im- portantes (muchos de ellos seglares) acom- pañan a sus hermanos y hermanas en su camino espiritual, y les enseñan a mirar ha- cia Jesús; para recibir la dirección de Él so- bre cómo tratar situaciones de la vida y elec- ciones, a través de la oración, la profecía y buscando consejo. Con Jesús como guía, nuestros hermanos y hermanas no tienen necesidad de nadie más que les diga lo que deben o no deben hacer. Mientras van madurando se apoyan y confían en la vo- luntad de Dios. Este tipo de experiencia, una nueva vida en el Espíritu Santo, es la sanación más poderosa que cualquiera pue- de recibir. Pasos hacia la liber asos hacia la liber asos hacia la liber asos hacia la liber asos hacia la libertad tad tad tad tad ¿Cuáles son entonces los pasos que los directores espirituales se ven llamados a mostrar e indicar a aquellos que quieren ca- minar hacia la libertad en el Espíritu? Pode- mos destacar tres áreas fundamentales: - oración y los sacramentos; - Sagrada Escritura; - vida en la comunidad. Oración y los sacramentos “Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” (Jn 8:36). Es Jesús el que sana y libera. Es a Él a quien debemos acu- dir. Es de Él de donde recibimos vida cada día de nuestra existencia. La oración perso- nal, y en especial las oraciones de alabanza – los diálogos íntimos con Dios- nos llevan en confianza a la fe y la esperanza que des- tierran las sombras del miedo y la soledad. Los sacramentos, la presencia real de Jesús, cambia nuestros corazones y nuestro ser. Traen a Jesús a vivir verdaderamente dentro de nosotros; a reinar sobre nuestras vidas. Sagrada Escritura Por desgracia hoy hay muchos maes- tros que comercian con falsas doctrinas que, como fuera, han ido alejándose de la ver- dad y que no nos aportan vida. El apóstol Pablo bien nos advertía: “Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo” (Col 2, 8). Sólo en las Escrituras está la sabiduría que no es de este mundo, capaz de transformar la oscuridad y el su- frimiento de la humanidad en alegría, paz y libertad en el Espíritu Santo. La medita- ción diaria de las Escrituras ilumina el ca- mino de todos los que siguen a Jesús. Vida en la comunidad Los Hechos de los Apóstoles nos cuen- tan que “todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común” (Hch 2, 44). La vida diaria en la comunidad cristiana es una escuela de libertad y sanación. Es el lugar donde, aunque parece como el mundo, aprendemos a perdonar, a amar y a tolerar a aquellos hacia quienes sentimos una anti- patía instintiva. Es el lugar donde pode- mos probar nuestra liberación del egoís- mo y también a aprender del ejemplo de otros que “dad, y se os dará” (Lc 6, 38) es Su ley. El mundo nos enseña que para ser libre y feliz deberíamos tomar lo que que- remos, incluso con violencia, a cualquier precio. Jesús nos enseña que el camino ha- cia la verdadera libertad y la sanación inte- rior es el de dar. Da tu tiempo, tus bendi- ciones y tu servicio a los necesitados. La vida de la comunidad lleva a la gente a “que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquél que murió y resucitó por ellos” (2 Co 5, 15). Haciendo esto, el cuidado pastoral y la orientación en una comunidad de discípu- los de Jesús, mostrará a todos el camino de la vida. Sólo desde esta perspectiva po- demos comprender y saborear “¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos to- dos juntos!” (Sal 133, 1).

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BOLETIN DE ICCRSSanación continuaSanación continuaSanación continuaSanación continuaSanación continuapor medio del cuidado pastoralpor medio del cuidado pastoralpor medio del cuidado pastoralpor medio del cuidado pastoralpor medio del cuidado pastoral

POR ORESTE PESARE

Año XXVII, Número 6 Noviembre - Diciembre 2001International CatholicInternational CatholicInternational CatholicInternational CatholicInternational Catholic

Charismatic RCharismatic RCharismatic RCharismatic RCharismatic Renewalenewalenewalenewalenewal

ServicesServicesServicesServicesServices

Sirviendo a laSirviendo a laSirviendo a laSirviendo a laSirviendo a la

RRRRRenovación Carismáticaenovación Carismáticaenovación Carismáticaenovación Carismáticaenovación Carismática

en la Iglesia Católicaen la Iglesia Católicaen la Iglesia Católicaen la Iglesia Católicaen la Iglesia Católica

“Cuando fueron priva-dos los discípulos desu presencia visible, Je-sús no los dejó huérfanos. Les prometió

quedarse con ellos hasta el fin de los tiem-pos, les envió su Espíritu. Por eso, la co-munión con Jesús se hizo en cierto modomás intensa: ‘Por la comunicación de suEspíritu a sus hermanos, reunidos de to-dos los pueblos, Cristo los constituye mís-ticamente en Su Cuerpo’ (CIC 788).

“En la Iglesia es donde Cristo realiza yrevela su propio misterio como la finali-dad de designio de Dios: ‘recapitular todoen Él’” (CIC 772).

Sabemos muy bien como el Señornuestro Dios confió a Su Cuerpo, la Igle-sia, la comunidad cristiana, la tarea de en-carnar Su amor en medio del mundo,para volver a modelar a la humanidadcompletamente a Su imagen y semejan-za, profundamente sanada de las conse-cuencias del pecado original, y de las ase-chanzas de la antigua serpiente: para vivireternamente bendecida, con Él en el rei-no de Su Padre.

De modo que la comunidad cristianaes el cuerpo al que Dios ha delegado lasalvación de la humanidad. Es en Cristo“como un sacramento” – “instrumento deredención universal”, “sacramento univer-sal de salvación”, por medio del cual Cris-to “manifiesta y realiza al mismo tiempo elmisterio del amor de Dios al hombre”(CIC 775-776).

En este plan de salvación, los dones ycarismas del Espíritu Santo caen abundantessobre todos los fieles a través del bautismoy la confirmación, redescubiertos yrevitalizados poderosamente a través de unanueva efusión, o bautismo, en el EspírituSanto. Tienen un papel muy especial. Enefecto, “extraordinarios o sencillos y humil-des”, son “gracias del Espíritu Santo quetienen directa o indirectamente, una utili-dad eclesial; los carismas están ordenadosa la edificación de la Iglesia, al bien de loshombres y a las necesidades del mundo”(CIC 799).

Es un gran placer recordar brevemen-te estas maravillosas enseñanzas encontra-das en el Catecismo de la Iglesia Católica.El amor de Dios está presente incluso en elmundo de hoy, encarnado en hermanos y

hermanas salvados por Jesús y llenos deSu Espíritu. Están preparados para servirutilizando los carismas que han recibido.

Libertad y madurezLibertad y madurezLibertad y madurezLibertad y madurezLibertad y madurezDe modo, que es en el corazón de la

comunidad cristiana donde Jesús sigue tra-bajando; para salvar y sanar a la humani-dad. El cuidado pastoral que cada comu-nidad cristiana debe desarrollar dentro desí tiene ésto como su objetivo: hacer que lagente sienta que ya no están solos; que supasado no les puede dañar con sus me-morias y traumas. Pero ante todo una co-munidad cristiana tiene que asegurarse deque los hombres y mujeres aprendan a to-mar decisiones libres y maduras en el Es-píritu Santo.

Esta enseñanza importante se puedeconseguir a través de las sanaciones físicas ypsicológicas experimentadas como res-puesta a oraciones, significativamente en lacomunidad carismática, así como en otras.También procede del amor y el cuidadofraternos, especialmente el de los directo-res espirituales, con los que calladamente“llevamos mutuamente nuestras cargas”(Gal 6, 2).

Estos trabajadores pastorales tan im-portantes (muchos de ellos seglares) acom-pañan a sus hermanos y hermanas en sucamino espiritual, y les enseñan a mirar ha-cia Jesús; para recibir la dirección de Él so-bre cómo tratar situaciones de la vida y elec-ciones, a través de la oración, la profecía ybuscando consejo. Con Jesús como guía,nuestros hermanos y hermanas no tienennecesidad de nadie más que les diga lo quedeben o no deben hacer. Mientras vanmadurando se apoyan y confían en la vo-luntad de Dios. Este tipo de experiencia,una nueva vida en el Espíritu Santo, es lasanación más poderosa que cualquiera pue-de recibir.

PPPPPasos hacia la liberasos hacia la liberasos hacia la liberasos hacia la liberasos hacia la libertadtadtadtadtad¿Cuáles son entonces los pasos que los

directores espirituales se ven llamados amostrar e indicar a aquellos que quieren ca-minar hacia la libertad en el Espíritu? Pode-mos destacar tres áreas fundamentales:

- oración y los sacramentos;- Sagrada Escritura;- vida en la comunidad.

Oración y los sacramentos“Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis

realmente libres” (Jn 8:36). Es Jesús el quesana y libera. Es a Él a quien debemos acu-

dir. Es de Él de donde recibimos vida cadadía de nuestra existencia. La oración perso-nal, y en especial las oraciones de alabanza –los diálogos íntimos con Dios- nos llevanen confianza a la fe y la esperanza que des-tierran las sombras del miedo y la soledad.Los sacramentos, la presencia real de Jesús,cambia nuestros corazones y nuestro ser.Traen a Jesús a vivir verdaderamente dentrode nosotros; a reinar sobre nuestras vidas.

Sagrada EscrituraPor desgracia hoy hay muchos maes-

tros que comercian con falsas doctrinas que,como fuera, han ido alejándose de la ver-dad y que no nos aportan vida. El apóstolPablo bien nos advertía: “Mirad que nadieos esclavice mediante la vana falacia de unafilosofía, fundada en tradiciones humanas,según los elementos del mundo y no segúnCristo” (Col 2, 8). Sólo en las Escriturasestá la sabiduría que no es de este mundo,capaz de transformar la oscuridad y el su-frimiento de la humanidad en alegría, paz ylibertad en el Espíritu Santo. La medita-ción diaria de las Escrituras ilumina el ca-mino de todos los que siguen a Jesús.

Vida en la comunidadLos Hechos de los Apóstoles nos cuen-

tan que “todos los creyentes vivían unidosy tenían todo en común” (Hch 2, 44). Lavida diaria en la comunidad cristiana es unaescuela de libertad y sanación. Es el lugardonde, aunque parece como el mundo,aprendemos a perdonar, a amar y a tolerara aquellos hacia quienes sentimos una anti-patía instintiva. Es el lugar donde pode-mos probar nuestra liberación del egoís-mo y también a aprender del ejemplo deotros que “dad, y se os dará” (Lc 6, 38) esSu ley. El mundo nos enseña que para serlibre y feliz deberíamos tomar lo que que-remos, incluso con violencia, a cualquierprecio. Jesús nos enseña que el camino ha-cia la verdadera libertad y la sanación inte-rior es el de dar. Da tu tiempo, tus bendi-ciones y tu servicio a los necesitados. Lavida de la comunidad lleva a la gente a “queya no vivan para sí los que viven, sino paraaquél que murió y resucitó por ellos” (2Co 5, 15).

Haciendo esto, el cuidado pastoral y laorientación en una comunidad de discípu-los de Jesús, mostrará a todos el caminode la vida. Sólo desde esta perspectiva po-demos comprender y saborear “¡Oh, québueno, qué dulce habitar los hermanos to-dos juntos!” (Sal 133, 1).

El Boletín de ICCRS es el Boletíninternacional publicado bimensualmente eninglés, francés, alemán, italiano, español yportugués para la Renovación CarismáticaCatólica. Su propósito es proveer informaciónsobre el crecimiento y desarrollo de laRenovación Carismática Católica de todo elmundo.

Se garantiza permiso para reimprimirartículos del Boletín de ICCRS, siempre quese mencione la fuente. Donativorecomendado: $20 EE.UU. por año. Chequea nombre de ICCRS. Giro y eurocheque:utilice su propia moneda.

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Miembros del Consejo de ICCRS:Allan Panozza, Australia (Presidente)Matteo Calisi, Italia (Vicepresidente)Nikol Baldacchino, MaltaCathy Brenti, FranciaObispo Joe Grech, AustraliaHenri Lemay, CanadáJames Murphy, USAMark Nimo, GhanaP. Bart Pastor, FilipinasP. Rufus Pereira, IndiaJean Pliya, BeninP. Michael Slavik, República ChecaTelésforo “Chiquito” Villalba, ArgentinaErni Wiethaeuper, Brasil

Director oficina ICCRS:Oreste Pesare, Italia

Consejeros de ICCRS:Financiero: Charles Whitehead, InglaterraAdministrativo y de eventos: Mr. Claude Lopez, AustraliaPresidente de CFCCCF: Brian Smith, Australia

Página 2 Boletín de ICCRS

Conservar los dones del Espíritu SantoConservar los dones del Espíritu SantoConservar los dones del Espíritu SantoConservar los dones del Espíritu SantoConservar los dones del Espíritu SantoNoviembre - Diciembre 2001

por P. Bart Pastor

El Catecismo de la Iglesia Católica afir-ma:

“Extraordinarios o sencillos y humildes,los carismas son gracias del Espíritu Santo,que tienen directa o indirectamente, una uti-lidad eclesial; los carismas están ordenados ala edificación de la Iglesia, al bien de los hom-bres y a las necesidades del mundo. Loscarismas se han de acoger con reconocimien-to por el que los recibe, y también por to-dos los miembros de la Iglesia. En efecto,son una maravillosa riqueza de gracia para lavitalidad apostólica y para la santidad detodo el Cuerpo de Cristo; los carismas cons-tituyen tal riqueza siempre que se trate dedones que provienen verdaderamente delEspíritu Santo y que se ejerzan de modoplenamente conforme a los impulsos au-ténticos de este mismo Espíritu, es decir,según la caridad, verdadera medida de loscarismas” (799, 800 CIC).

¿Qué sería la Renovación CarismáticaCatólica sin los carismas? ¿Acaso con el tiem-po la Renovación Carismática Católica, queempezó hace casi 35 años con tanto poderen el Espíritu Santo, desaparecerá simplementeporque sus miembros ya no son conscientesde que tienen que conservar los dones espiri-tuales?

¿Cómo conservamos los carismas delEspíritu Santo en la RCC? ¿Cómo podemosmantener nuestro vigor y vitalidad comomovimiento espiritual que ha de ocasionaruna Iglesia renovada y un mundo transfor-mado?

Con respecto a los dones espirituales, existeun “diálogo” continuo entre el Espíritu San-to y la persona “carismática”. Este diálogoconsiste en (1) la llamada inicial del EspírituSanto, que es respondida libremente por (2)la consagración del individuo mismo a Dios.El Espíritu Santo entonces proporciona (3)los carismas necesarios, que la persona aceptacon gusto y en seguida ejercita en (4) confor-midad con los dictados del Espíritu. Conser-

var los dones espirituales, por lo tanto, exigeesta constante “sintonía” con el Espíritu San-to, que es el inspirador original y el construc-tor de la Iglesia.

En este contexto de “diálogo. ¿cuáles sonlos pasos necesarios que tenemos que tomarpara apropiarnos y ejercitar los carismas?

(1) Discernir la llamada de Dios. Diosllama a determinados individuos al servicioen la inmensidad de sus planes. En tiempospasados, llamó a los patriarcas y a los jueces, alos profetas y a los reyes, a la Santísima VirgenMaría y a los apóstoles. En nuestros días, to-davía llama a incontables individuos a su ser-vicio. Esta llamada la inspira e implanta en lasprofundidades de nuestros corazones, y dealguna manera muestra esto a través de losdiversos acontecimientos y circunstancias denuestras vidas. Normalmente esta llamada seoye más fuertemente en el silencio de la ora-ción. También buscando el consejo de per-sonas maduras espiritualmente discernimosnuestra vocación.

(2) Descubrir los dones de Dios. ¿Cuá-les son nuestros talentos naturales y dones es-pirituales? ¿Nuestros recursos físicos, emo-cionales, intelectuales y materiales? ¿Dóndeyacen nuestras habilidades innatas y se dirigennuestras inclinaciones? ¿Qué buenos hábitosy virtudes hemos adquirido y desarrollado?Enumerar nuestros talentos y reconocerloshumildemente como dones de Dios nospuede conducir fácilmente al siguiente paso.

(3) Dedicar a Dios. Ofrecemos humil-demente y consagramos con alegría todo loque somos y tenemos a la Fuente y Dador delos dones, para que los utilice según su volun-

tad soberana. Reconocemos que en la acep-tación del Señor de nuestro ofrecimiento, Élbendice nuestros dones y los santifica convir-tiéndolos en carismas que estarán a su servi-cio en la Iglesia y en el mundo.

(4) Desarrollar los dones. En respuestaa los dictados del Espíritu, damos un paso enfe y nos comprometemos conscientementeen actividades que sirven para desarrollar eintensificar los dones naturales y espirituales.Al principio con titubeos y tímidamente, peropoco a poco hacemos un hábito de utilizarlos dones en diversas situaciones y circunstan-cias, “a tiempo y a destiempo”.

(5) Demostrar el poder. Extraordina-rios y espectaculares, o sencillos y humildes,los dones, cuando se ejercitan en una coope-ración activa con la unción del Espíritu, de-muestran el poder de Dios, y edifican conefectividad el Cuerpo de Cristo. Es el Espíri-tu de Dios el que nos capacita a servir utili-zando la nueva habilidad de los carismas; esÉl también el que produce resultados mara-villosos a través nuestro.

(6) Negarse a sí mismo. En el ejerciciode los carismas, se debe recordar el principiode la instrumentalidad. Somos sencillamenteinstrumentos complacientes y disponibles enmanos de Dios todopoderoso. Por noso-tros mismos no somos nada. Pero pode-mos llegar a ser algo sólo por la acción pode-rosa del Espíritu de Dios. Por lo tanto no nosatribuimos nada, y con razón no reivindica-mos ningún poder nuestro.

(7) Hacerlo todo con amor. La cari-dad es la verdadera medida de nuestro servi-cio. Incluso el más pequeño acto de serviciocuando se hace con un gran corazón cuentamucho delante del Señor. “El amor de Cris-to nos apremia” (2 Co 5, 14) se supone quees nuestra motivación suprema. Sólo segui-mos el modo de amar de Cristo al servirnosunos a otros. Por último, nuestro objetivo esdar gloria sólo a Dios en nuestro serviciocarismático.

¿Conservar los dones espirituales? ¡Sí,podemos! Pero sólo si estamos siempre vi-vos en el Espíritu, “pues en él vivimos, nosmovemos y existimos” (Hch 17, 28).

“El pueblo“El pueblo“El pueblo“El pueblo“El puebloque andaba a oscurasque andaba a oscurasque andaba a oscurasque andaba a oscurasque andaba a oscurasvio una luz intensa”vio una luz intensa”vio una luz intensa”vio una luz intensa”vio una luz intensa”

Is 9, 1Is 9, 1Is 9, 1Is 9, 1Is 9, 1

¡Jesús está con nosotros!¡Jesús está con nosotros!¡Jesús está con nosotros!¡Jesús está con nosotros!¡Jesús está con nosotros!¡Feliz Navidad!¡Feliz Navidad!¡Feliz Navidad!¡Feliz Navidad!¡Feliz Navidad!

Boletín de ICCRS Página 3Noviembre - Diciembre 2001

Participación de la RCC en la JMJ de 2002por Henri Lemay

La Jornada Mundial de la Juventud esuna iniciativa del Papa Juan Pablo II através del Consejo Pontificio de los Lai-

cos. Cada dos años hay un encuentro únicointernacional en diferentes lugares, mientrasque, en los años intermedios, se celebran acon-tecimientos locales por separado en cada dió-cesis. Es una experiencia pentecostal incom-parable donde el Espíritu Santo se derramasobre enormes cantidades de jóvenes reuni-dos. Es una ocasión única para evangelizar ala juventud católica. La JMJ fomenta el de-seo profundo en muchos jóvenes de con-vertirse en discípulos de Cristo. De aquí, elSeñor llama a algunos al sacerdocio, a otros ala vida consagrada y a muchos a servirle comolaicos. La JMJ origina diversos ministerios dejóvenes.

Ante la JMJ, la RCC de cada país deberíapromover la oración de modo que « el Due-ño de la mies envíe obreros a su mies ». Mt 9,37. Nuestras oraciones se deberían centrar enconseguir ministros de jóvenes centrados enCristo. También, la RCC en todas partes de-bería implicarse de todas las maneras posi-bles principalmente con los mismos jóvenes.Primero, atrayendo, reclutando, preparando,financiando y acompañando a los jóvenes ala JMJ. Segundo, reuniendo fondos para losjóvenes que deseen asistir. Por lo tanto se ani-ma a las Coordinadoras Nacionales, Comu-nidades, etc. a abrir cuentas bancarias donde

los grupos de oración y otros participantesde la RCC puedan depositar dinero para dis-tribuir a los jóvenes que quieran asistir a laJMJ. Tercero, animando a nuestra gente a ayu-dar como voluntarios. Para la JMJ de 2002,se necesitarán 15.000 voluntarios en Toronto.Ésta es una forma excelente de estar presen-te, de ayudar y de evangelizar a la juventuddía tras día. Información en la Web:

[email protected] Cuarto, se animaa la RCC del país que alberga la JMJ a com-prometerse a un nivel diocesano de todas lasmaneras posibles y siempre como medio paraevangelizar.

Durante la JMJ, la RCC co-patrocinaráacontecimientos. El Vaticano anima a que losmovimientos eclesiales sean visibles durantela JMJ. Primero, las organizaciones y movi-mientos de la RCC que patrocinen un acon-

tecimiento antes o durante la JMJ deberíancontactar con el ICCRS, que luego anunciaríaeste acontecimiento a escala mundial y ani-maría a una mayor participación. Youth AriseInternational (YAI) ha hecho esto y el ICCRSanima a todos a apuntarse y asistir al FestivalYAI que se celebrará en Ottawa del 18 al 21de julio de 2002. De hecho, algunos miem-bros del Consejo del ICCRS y de la Coordi-nadora canadiense participarán en el FestivalYAI como servidores, y acompañarán a es-tos jóvenes a Toronto para la JMJ. Segundo,la RCC de cada país debería ofrecer a su Con-ferencia Episcopal los servicios de ministe-rios de jóvenes (para alabanza, testimonios,etc.) para las sesiones catequéticas de las tresmañanas precediendo a la JMJ.

Después de la JMJ. Las actividades deseguimiento son igual de importantes. Lasvocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa, alos ministerios de laicos, y las vocaciones a lasantidad surgen durante la JMJ y no deberíanperderse. Primero, la RCC está en una buenaposición para ofrecer días o semanas de re-flexión, discernimiento, formación dediscipulado, Seminarios de Vida en el Espíri-tu, asambleas juveniles, etc.. Segundo, las Coor-dinadoras Nacionales, comunidades, etc..deberían crear y promocionar Escuelas deevangelización, Cafés cristianos, grupos deoración de jóvenes y otros ministerios juveni-les. Tercero, la RCC debería facilitar los inter-cambios internacionales de jóvenes de la RCCde diferentes países y continentes.

“¡Jesús más vivo en mi vida!”: perfil del P“¡Jesús más vivo en mi vida!”: perfil del P“¡Jesús más vivo en mi vida!”: perfil del P“¡Jesús más vivo en mi vida!”: perfil del P“¡Jesús más vivo en mi vida!”: perfil del P. Michael Slavík. Michael Slavík. Michael Slavík. Michael Slavík. Michael Slavík

La Renovación Carismática llegó a la República Checa a finales de los se-tenta a través de cristianos no católicos.

Luego, gracias a contactos ecuménicos, losprimeros católicos conocieron la Renova-ción. Sin embargo, los orígenes protestantesde la Renovación y su reputación algo infa-me ocasionaron algo de desconfianza entrelos sacerdotes y muchos otros católicos.

Mi primer contacto con la RenovaciónCarismática fue en 1984 cuando era un jo-ven sacerdote. Durante una reunión infor-mal en una casa parroquial de la campiñacheca uno del grupo habló de una nuevaexperiencia que había tenido. Su historia(por supuesto no mencionó la “Renova-ción Carismática”) me atrapó. Era muypositiva y me di cuenta de que este herma-no había descubierto una nueva dimensióna su fe y un nuevo ímpetu en su ministerio.(Hoy, este sacerdote es el vicario episcopalpara el ministerio pastoral en la arquidiócesisde Praga).

Poco después fui nombrado párroco

en una parroquia muy grande (80.000 habi-tantes) en Praga. Una de mis primeras tareasfue la de preparar a jóvenes entre 15 y 25años para el sacramento de la confirmación.Después de anunciarlo en la iglesia, se pre-sentaron un número de candidatos. Peroentonces la pregunta era - ¿cómo preparar-los? ¿Qué método debería utilizarse?

Yo no tenía mucha experiencia, y re-cordad que era la época comunista demanera que muchas opciones pastorales noeran posibles. Entonces, un laico de miparroquia me vino a ver. Era un profesoruniversitario y me recomendó que utilizaraalgunos materiales de seminario de Vidaen el Espíritu como manual para la for-mación del grupo de confirmación. Yo es-tuve de acuerdo, aunque no tenía experien-cia en ese tema. Afortunadamente, este hom-bre también ofreció su ayuda personal yde hecho me proporcionó supervisióndurante el programa. Al final del progra-ma, oró sobre mí y yo también fui bauti-zado en el Espíritu y entregué mi vida aJesús. Después organizamos seminarios

parecidos cada año durante los siguientesocho años. A estos asistieron cristianos, tantojóvenes como mayores, no sólo de mi pa-rroquia sino también de otras partes dePraga y sus alrededores. (Muchos de losparticipantes han formado grupos de ora-ción que siguen hasta hoy y muchos otrosestán profundamente comprometidos enel ministerio de la Iglesia).

La Renovación Carismática cambió mivida de dos maneras. Primero, Jesús se hizomás vivo y presente. Aumentó mi confian-za en Él y mi relación personal con Él. Se-gundo, me aportó un nuevo aliento a miministerio; una nueva visión: descubrí unpoder nuevo del Espíritu en mi trabajo pas-toral. Desde entonces he sentido el mismoaliento en mis siguientes puestos en la Igle-sia. Naturalmente, siempre he trabajadotanto para carismáticos como para otrosfeligreses como párroco, y he mantenidoesta amplia perspectiva en mis posteriorespuestos como Director Espiritual de unseminario y, en este momento, como suRector.

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y pronto eny pronto eny pronto eny pronto en

portuguésportuguésportuguésportuguésportuguésPara la versión española, por favor, contactar“Editorial Kyrios”:

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Para la versión francesa, por favor, contactar

“Pneumathèque-Editions des Béatitudes”:

[email protected]

Para la versión italiana, por favor, contactar

Edizioni “Rinnovamento nello Spirito”:[email protected]

Para la versión portuguesa, por favor, contactar

“Editora ComDeus”:[email protected]

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“Then Peter Stood Up…” Recopilación de los discursos de los Papas a laRCC desde su origen hasta el año 2000, ICCRS, 2000, 136 páginas. Ofertaespecial hasta diciembre de 2001: 8 $US (8.70 Euro, o el equivalente en$Can o $Aus), incluido envío por correo vía terrestre, cada libro.

“The Vocation of a Leader: Called, Gifted and Sent”, ICCRS, 1998, 128páginas. Oferta especial hasta diciembre de 2001: 6$US (6.50 Euro o

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“Charismatic Renewal: a Grace, a Challenge and a Mission”, ICCRS,2000, 160 páginas. Oferta especial hasta diciembre de 2001: 6$US(6.50 Euro o el equivalente en $Can o $Aus), incluido envío por correovía terrestre, cada libro.

Robert Faricy – Lucy Rooney “Lord, Teach Us to Pray”, ICCRS, 1998, 150páginas. Oferta especial hasta diciembre de 2001: 6$US (6.50 Euro o

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