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BION Para definir el espacio mental, Bion se vale de la definición geométrica de la noción de espacio, en tanto cualquier lugar en el que antes hubo algo. Es decir que para que se pueda crear espacio, algo que ocupe lugar, debe previamente salir. Utilicemos un modelo de base kleiniana para poder entender mejor algunas implicancias de esto. Cuando el bebe nace, en el primer aullido que da al mundo, expulsa mediante un mecanismo de identificación proyectiva instinto de muerte permitiendo que en aquel lugar en el que antes hubo Muerte, ahora se genere el espacio adecuado para contener Vida (en forma de instinto de Vida) que debe ser capaz de entrar. Si el bebe es incapaz de llorar, entonces es incapaz de crear el espacio suficiente como para contener Vida, y muere. A esto que el bebe expulsa, Bion lo llama elementos beta. Defina a los elementos beta como aquello que es incapaz de ser procesado por la mente, son experiencia emocional pura sin metabolizar e inmetabolizable. Al salir dejan un espacio vacío que debe ser llenado con pensamientos que puedan ser pensados y tolerados. Estos pensamientos que traen el material para la vida (mental, anímica) lo hacen en forma de otro tipo de elementos a los que Bion llama alfa. Los llama elementos alfa y beta como un intento de evitar la penumbra de asociaciones que cualquier otro nombre podría tener dando cuenta de un intento de llevar la abstracción del modelo un paso más allá de las metáforas habituales en psicoanálisis (Complejo de Edipo, castración, perversión, etc...). Pero, cuál es el proceso mediante el cual estos elementos beta expulsados con violencia vuelven transformados en elementos alfa? Pues bien, estos elementos beta son contenidos por la mente de la madre (más evolucionada), que los metaboliza y transforma en elementos alfa mediante una función particular: la función alfa.

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BION

Para definir el espacio mental, Bion se vale de la definición geométrica de la noción de espacio, en tanto cualquier lugar en el que antes hubo algo. Es decir que para que se pueda crear espacio, algo que ocupe lugar, debe previamente salir.

Utilicemos un modelo de base kleiniana para poder entender mejor algunas implicancias de esto.

Cuando el bebe nace, en el primer aullido que da al mundo, expulsa mediante un mecanismo de identificación proyectiva instinto de muerte permitiendo que en aquel lugar en el que antes hubo Muerte, ahora se genere el espacio adecuado para contener Vida (en forma de instinto de Vida) que debe ser capaz de entrar.

Si el bebe es incapaz de llorar, entonces es incapaz de crear el espacio suficiente como para contener Vida, y muere. A esto que el bebe expulsa, Bion lo llama elementos beta. Defina a los elementos beta como aquello que es incapaz de ser procesado por la mente, son experiencia emocional pura sin metabolizar e inmetabolizable.

Al salir dejan un espacio vacío que debe ser llenado con pensamientos que puedan ser pensados y tolerados. Estos pensamientos que traen el material para la vida (mental, anímica) lo hacen en forma de otro tipo de elementos a los que Bion llama alfa.

Los llama elementos alfa y beta como un intento de evitar la penumbra de asociaciones que cualquier otro nombre podría tener dando cuenta de un intento de llevar la abstracción del modelo un paso más allá de las metáforas habituales en psicoanálisis (Complejo de Edipo, castración, perversión, etc...).

Pero, cuál es el proceso mediante el cual estos elementos beta expulsados con violencia vuelven transformados en elementos alfa?

Pues bien, estos elementos beta son contenidos por la mente de la madre (más evolucionada), que los metaboliza y transforma en elementos alfa mediante una función particular: la función alfa.

( Mucho se ha discutido este nombre entre los bionianos: se corresponde con los elementos que crea, se llama así por ser la función original del pensamiento y sus elementos fundamentales, ... Creo que para tener un respeto adecuado por el intento de Bion, bien vale entender que son nombres elegidos justamente con el afán de evitar este tipo de especulaciones. El término función alfa, al igual que el de elementos alfa y beta, se halla intencionalmente desprovisto de significado, de un significado que es esencial aprender a tolerar dejar de lado.

Estos elementos alfa devueltos al bebe dan la matriz adecuada para que se forme dentro de su mente una función homóloga a la de la madre que le permita comenzar a pensar sus propios pensamientos.

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Esta idea en principio básica contiene en sí una gran originalidad: implica que no es el pensar lo que origina los pensamientos sino que por el contrario son los mismos pensamientos los que desarrollan dentro de la mente la capacidad de pensar (estudiaremos este fenómeno en detalle en futuras entregas).

A la capacidad de la madre de devolverle al bebe su experiencia emocional sin metabolizar (elementos beta) en forma de pensamientos adecuados para ser contenidos y pensados por él (elementos alfa), Bion la llama Capacidad de Reverie (reverie: del francés, ensueño). La llama Reverie en alusión al estado mental requerido en la madre para estar en sintonía con las necesidades del bebé.

Si la madre falla en esta sintonía, es decir, si es incapaz de metabolizar la experiencia emocional y la devuelve en forma de beta (incapacidad de reverie) la madre producirá un bebe psicótico.

Pero hay otra forma de incapacidad de reverie tanto peor, un madre incapaz de contener la experiencia emocional de su bebe, por lo que el contenido proyectado por este queda literalmente perdido en el aire: estas madres crueles producen bebes fanáticos o autistas.

Veamos un ejemplo cotidiano con el objeto de poder clarificar un poco más estos conceptos y procesos.

El bebe, hambriento, llora reclamando al pecho que lo frustra por no estar en este momento dentro de su boca. La madre llega con el pecho gratificando las necesidades de su bebe. Cuando éste deja de tener hambre, como el pecho sigue estando allí, lo vivencia como persecutorio con ansiedades de aniquilación y se defiende del ataque fantaseado mordiéndolo (con proyección de esta experiencia emocional en forma de beta).

Si la madre abraza al bebe permitiéndole aferrarse a ella visualmente y envolviéndolo mentalmente con un piel protectora que lo protege y abraza (al decir de Bick) y lo sostiene en su ansiedad (Winnicott), entonces el bebe comprende que era un hecho que se correspondía sólo-una-fantasía y vuelve a sentirse a salvo.

Ahora bien, si la madre en cambio aleja al bebe gritándole, lo que hace es reafirmar su fantasía de aniquilación y lo deja inerme ante su ansiedad.

La primera es una madre con capacidad de reverie; una madre suficientemente buena capaz de devolverle al niño en forma de alfa lo que él expulsó en forma de beta. Por su parte, la segunda madre, con incapacidad de reverie, deja en el niño una sensación de vacío que alimenta sus más atroces fantasías rellenándolo de infinitas cantidades de nada.

Digamos entonces uno de los pilares del pensamiento biónico: el espacio mental es el continente adecuado para contener pensamientos. El espacio formado en el lugar en el que antes hubo beta será el continente de alfa.

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De esta forma, Bion realiza una analogía con el sistema digestivo. Dice que si la mente no se alimenta adecuadamente de elementos que puedan ser digeridos, muere de inanición. Este alimento, el alimento mental, es para Bion la Verdad.

Como vimos en la entrega anterior, no podemos tener conocimiento directo de la Verdad tal-cual-es, sólo podemos tener noticia de dimensiones evolucionadas de ella o de lo contrario nos veríamos cegados por su iridiscencia.

Dijimos también que Bion llama O a esta Verdad desconocida e incognoscible.

El proceso mediante el cual diversas dimensiones de O evolucionan de manera de poder ser captadas por nuestras mentes recibe el nombre de Transformación. Bion describe tres tipos básicos de transformaciones: transformación en pensamiento, transformación en alucinosis y transformación en sabiduría.

Vamos a dedicar las próximas columnas a estudiar los procesos matriciales y elementales que subyacen y posibilitan cada una de éstas. En esta oportunidad estudiaremos las transformaciones en pensamiento.

Llamamos transformaciones en pensamiento a aquellas transformaciones que guardan amor y respeto por la Verdad como alimento mental. Son aquellas que nos permiten construir modelos, armar analogías, pensar pensamientos abstractos y desarrollar la capacidad figurativa.

Las mismas se producen cuando la iridiscencia de O entra en contacto con una barrera (que bien puede ser la función alfa de la mente en cuestión) desprendiendo cierto tipo de elementos de su impacto: los alfa.

Cuando la Transformación se da en pensamiento (es decir, con amor por la Verdad y utilizando elementos alfa) el vínculo que se entabla con la Verdad se llama de Conocimiento y Bion lo simboliza con la letra K (del inglés, knowledge).

El vínculo necesario para crecer mentalmente, según la analogía del sistema digestivo, es el vínculo K que guarda amor por la Verdad, alimento de la mente por excelencia.

En este sentido, la capacidad de reverie implica la capacidad del bebe y la madre de establecer vínculos de conocimiento K.

Es interesante explorar un poco el sentido que la palabra vínculo tiene dentro de la obra de Bion. Usa el término vínculo con la idea de describir una relación con la función más que con el objeto en sí. En este sentido, el vínculo K se refiere a la relación particular que el sujeto tiene con la Verdad.

Pero esto son solo los primeros pasos de un largo flanêur En nuestro próximo encuentro, profundizaremos un poco más en la inteligencia de las transformaciones en pensamientos y de la capacidad de reverie con sus múltiples implicancias.

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Bion :Wilfred R. Bion (1961, 1962, 1963, 1967, 1974, 1977, 1981), uno de los psicoanalistas posfreudianos más creativos, sitúa los afectos en un estado de conexión con el pensamiento. La función alfa transformaría los datos sensoriales y emocionales en elementos alfa que pueden ser utilizados en el pensamiento inconsciente, los sueños, los recuerdos, y en la represión (Grinberg y col., 1972). La función alfa (función psicoanalítica de la personalidad) se desarrollaría en el infante con la ayuda de la función de reverie de la madre, en una relación de contenido y continente que implica principalmente una comunicación emocional. Bion describe el “terror sin nombre” como el tipo de angustia que puede tener un bebé que ha proyectado su miedo a morir en su madre y ésta, en lugar de metabolizar este temor con su función de “reverie” devolviéndoselo mitigado, despoja al sentimiento del niño de su significado específico y le devuelve un “terror sin nombre”, que es mucho más grave que el miedo a morir que antes sentía el bebé.

Los fenómenos sensoriales y emocionales que no se transforman en elementos alfa se sienten como “cosa en sí”(elementos beta) y no pueden reprimirse ni utilizarse al servicio del pensamiento, sino son evacuados por identificación proyectiva patológica, acting outs individuales o actitudes grupales de supuestos básicos, alucinosis, objetos “bizarros”, y por trastornos psicosomáticos (De Bianchedi, 1998).

Según Bion, la parte psicótica de la personalidad se refiere más a un estado mental que a un diagnóstico psiquiátrico, ya que para él (como M. Klein) cualquier individuo posee en potencia aptitudes mentales y reacciones derivadas de la parte psicótica de su personalidad. Las partes psicóticas de la personalidad se deben, de una parte, al predominio de la pulsión de muerte, y de otra, a la incapacidad de la madre de cumplir con su función de reverie, o sea recibir, contener y modificar las emociones violentas proyectadas por el lactante. La personalidad psicótica implica un recurso masivo del mecanismo de identificación proyectiva que se convierte en patológica, con el cual se expulsa todo lo que se refiere a la frustración y al dolor. La parte psicótica de la personalidad proyecta montos masivos de afecto y sus objetos “bizarros” y reintroyecta utilizando identificación proyectiva inversa, que inunda y altera el desarrollo del pensamiento, porque este giro se vive como una penetración agresiva y dolorosa del objeto en represalia al ataque inicial.

De otra parte, la parte psicótica se manifiesta con actitudes de ataques al vínculo, crueldad, perversión, esterilidad, curiosidad obstinada, estupidez y orgullo transformado en arrogancia en lugar de autorespeto y autovaloración.

La experiencia emocional llamada “pánico psicótico” (Bion, 1967) puede ser concebida como el fracaso de una parte de la mente para actuar como continente de emociones muy violentas (terroríficas) que no pueden ser toleradas. Otro concepto de Bion sobre los afectos es la “turbulencia psicológica” que corresponde al sufrimiento doloroso que puede experimentarse al pasar de la “transformación en K”, que otorga un conocimiento intelectual de una situación dada, a las “transformaciones en cero (O)”, que llevan a un insight o experiencia vivencial (emocional) mucho más profunda y abrumadora.

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Cambio catastrófico es un término elegido por Bion para describir los eventos que desequilibran demasiado (con violencia) a un sistema (continente) en equilibrio relativo por la introducción de nuevas fuerzas (nuevos contenidos, nuevas ideas, nuevas creencias, nuevas interpretaciones…). El sistema puede ser la mente de una persona, un grupo o una sociedad. El cambio catastrófico puede dejar el sistema en desorden total o en caos, o puede también favorecer el crecimiento posterior cuando el sistema se reorganiza incluyendo las nuevas fuerzas.

La pasión, para Bion, al contrario de muchos otros que la consideran como una emoción primitiva y violenta, es una emoción expresada con intensidad y calidez pero sin violencia, entre dos mentes vinculadas, que derivan de los vínculos L (amor), H (odio) y K (conocimiento). La contraparte de la pasión es la falta de emocionalidad. El odio a las emociones genera vínculos lógicos y desapasionados, pero sin vida, perversos, crueles y estériles (De Bianchedi, 1998).

Para Bion, el terapeuta debe tener una función de reverie y de continente para recibir, contener las emociones violentas proyectadas de su paciente y devolverlas desintoxicando, mitigando y dando sentidos. Su consejo en la sesión de “no memoria no deseo” se refiere a tener nuestra mente abierta en cada sesión para poder recibir, contener y dar sentidos a las nuevas emociones del paciente, y no condicionarnos con nuestras representaciones anteriores y nuestros deseos personales. De otra parte, las angustias y las actuaciones de los pacientes durante las separaciones de su analista se explican por la pérdida de la función continente auxiliar del analista.

Verdadero y Falso Self winnicott

El falso self es producto de una mala adaptación al medio ambiente, medio que se personifica por la madre y después el padre, que debe tener un sostén suficientemente bueno y permitir la ilusión primero de crear el mundo y después desilusionar. Esto se hace gradualmente por lo que hay un componente de frustración, principio de realidad frente al Ello freudiano que vive mediante objetos subjetivos. Si la madre está demandando al bebé todo el tiempo se encuentra con que éste pierde espontaneidad y vitalidad. Pierde la gracia de su self ("la persona que soy yo y solamente yo" diría DWW). Hay relación con el psiquesoma, unidad que se disocia en el falso self mente/ psiquesoma. El bebé pierde creatividad para crear el mundo, el pecho y la ilusión se desvanece para venir dada por la madre, que tal vez, corre demasiado.

La terapia en años avanzados de estos pacientes, postula Winnicott, es a través del jugar conseguir un medio ambiente suficientemente bueno que le permita ser, expresión que algunos han entendido como propia de un psicoterapeuta humanista.

El verdadero self, es el encuentro con las potencialidades innatas del individuo, con el crecimiento mental y esto, en un medio ambiente facilitador, propicia la curación, el encuentro y la aceptación del self, dejando al margen la disociación y los problemas psicosomáticos. Véase "Realidad y Juego" del autor.