bibliografia comentada de textos sobre guadalajara · 2014-02-26 · bibliografia comentada de...
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BIBLIOGRAFIA COMENTADA DE TEXTOS SOBRE GUADALAJARA
P atricia A r ia s
S ilvia L a il s o n I g n a c io M e d in a
O I S -I N A H / El Colegio de Michoacán Alba, Garios. “El comercio en Guadalajara55, Guadalajara,
Jalisco (artículo mimeografiado), 1978, 43 pp.
El artículo consta de dos partes interrelacionadas; en ambas se hace hincapié en el papel que ha tenido Guadalajara como centro de control de una amplia región.
El desarrollo comercial de esta ciudad se remonta varios siglos atrás y el autor menciona algunos de los factores más importantes que lo hicieron posible: la apertura del puerto de San Blas, que amplía el mercado al norte y al noroeste del país; la introducción del ferrocarril y las carreteras, que acentúan este proceso, y finalmente la presencia de extranjeros (fundamentalmente franceses) que establecen rutas comerciales permanentes. A pesar de esto, el mercado se mantiene restringido por mucho tiempo.
En cuanto al comercio actual, señala dos tipos: el de la metrópoli que es diversificado en sus productos, de grandes dimensiones y con todo un sistema de organización; y e|l municipal, ligado a formas tradicionales y estrechamente vinculado con la metrópoli. En este tipo de comercio se da una transferencia como resultado del intercambio desigual, tanto de productos como de fuerza de trabajo, de la periferia al centro.
El comercio en la zona metropolitana es muy diverso: el comercio ambulante compuesto por migrantes; el abarrotero en pequeño que ha sido el canal más antiguo de distribución de mercancía en Guadalajara y además cumple una función básica en las colonias populares; los almacenes de autoservicio cuya aparición es paralela al surgimiento de una amplia clase media. Dos fenómenos de reciente aparición son los establecimientos comerciales con ventas a crédito, que han tenido mucho éxito en las colonias populares y cuyas consecuencias más importantes han sido la modificación de las necesidades de los consumidores y la penetración de cadenas comerciales foráneas en detrimento del comercio tapatío.
En la segunda parte, se busca explicar las razones por las que Guadalajara se convirtió en el segundo centro metropolitano del país y el más importante de occidente. Parte de la hipótesis de que el crecimiento de la ciudad no fue producto de factores económicos, ya que contaba con recursos no económicos, derivados de su papel como centro de poderes múltiples. Para desarrollar esta hipótesis, analiza y describe los factores que hicieron de Guadalajara un centro donde se concentraron las actividades políticas, religiosas, militares y económicas de la región.
El artículo tiene planteamientos interesantes en cuanto a la función que ha tenido y tiene Guadalajara como centro coordinador de una vasta zona y la limitación que ha impuesto la ciudad de México al crecimiento de la misma. Por otra parte, muchos puntos quedan sin desarrollar.
Alarcón Jorge, “Los grupos de presión, substitutos del sistema de partidos: el caso de Jalisco5’ Guadalajara, Jalisco (artículo mimeografiado), 1977, 27 pp.
El problema fundamental que se examina en el artículo es el de determinar quién ejerce el poder, cómo lo ejerce y cómo se llega a su ejercicio, para lo cual el autor parte de postulados generales en referencia al Estado nacional para finalizar con algunas proposiciones con respecto a la forma en que es ejercido el poder en Jalisco. Parte de la tesis de Cosío Villegas: “el poder público en México se reparte entre el gobierno y la iniciativa privada en mayor o menor proporción, de acuerdo con la personalidad del Presidente en tum o” (p-4), aunque Alarcón aclara que esta forma de poder no es sólo un “caso de personalidad, sino que hay condiciones de tipo económico que hacen que el poder tenga que com partirse ...” (p.4).
En el artículo hay una serie de consideraciones históricas que explican la tradición federalista de Jalisco, en donde se señala la participación de la iniciativa privada en el gobierno local, aunque el poder del gobierno estatal pierde cada vez más fuerza ante el robustecimiento del Estado nacional.
En Jalisco se puede constatar la existencia de un gobierno paralelo, en el que participan en la toma de decisiones, la iniciativa privada y los funcionarios públicos. El gobernador cumple la función de árbitro de los intereses de am-
bos grupos; su poder radica en la capacidad de negociación que tenga para evitar conflictos.
Los funcionarios del gobierno ejercen las funciones políticas y de servicio a través del aparato formal mientras la iniciativa privada ejerce algunos servicios y promoción de obras. El autor menciona algunos de los principales organismos en los cuales se da esta situación: la Junta de Pla- neación y Urbanización del Estado, el Instituto Jaliciense de Asistencia Social, etc,
Si bien el planteamiento del autor resulta ilustrativo para entender la forma en que se reparte el poder en Jalisco, pueden mencionarse dos críticas: por una parte subestima el poder que puede ejercer sobre el ejecutivo el gobierno central y asume que éste tiene una autonomía en cuanto a las decisiones a tomar; por otra parte no menciona la incidencia que tienen, en la toma de decisiones, los diversos funcionarios y organismos del gobierno central.
Aldana Rendón, Mario, Desarrollo económico de Jalisco. 1821-1940, Universidad de Guadalajara: Instituto de Estudios Sociales, 1978, 304 pp.
El autor señala el objetivo explícito de su libro: “presentar una visión general de los aspectos que determinaron las características propias del desarrollo económico del Estado de Jlajlisco, desde la independencia hasta 1940” (p. 37).
Desde esta perspectiva aborda los diferentes temas básicos para comprender la economía del estado: el marco político, los recursos naturales y humanos, la agricultura, las comunicaciones y los transportes, el comercio, la industria en el siglo X IX y en la primera mitad del siglo XX. Finalmente explica algunas concepciones que redondean su concepción básica de la economía jaliciense: “el proceso de industrialización de Jalisco no respondió durante el siglo X IX a una política nacional de crecimiento, y la implantación del modo de producción capitalista fue producto de esfuerzos del capital foráneo. Sin embargo, esta nueva concepción industrial se vió acompañada hasta 1940 aproximadamente de un gran número de pequeñas fábricas semiurbanas elaboradoras en su mayoría de productos alimenticios, tradición de trabajo que hasta el momento actual está presente” (p. 272).
La abundancia de datos en los distintos temas analizados enriquece notablemente el estudio, de tal manera que
esos mismos datos pueden servir de base a otras investigaciones. El prólogo de Manuel Rodríguez Lapuente (pp. 9-35) es particularmente importante por ubicar la perspectiva teórica global de interpretación en el contexto de las diferentes etapas de la historia de Jalisco. El nivel de acumulación de capital en las metrópolis industriales con sus enclaves en los países subdesarroHados provocan la “dependencia en cascada” y configuran así las diversas regiones de un país y su interre- lación. En este sentido, Guadalajara es un centro subordinado de dominación sobre una determinada zona de influencia.
Sin este prólogo, el estudio hubiera quedado desubicado, ya que en los diferentes apartados van apareciendo intentos de interpretación, hipótesis interesantes no desarrolladas suficientemente. Un problema que queda, a pesar de todo, sin solución y que persiste en la discusión actual es la cate- gorización teórica del momento en que penetra el capitalismo en México. ¿Siglo XVI?, ¿siglo XIX?, ¿siglo XX? AJdana Rendón parece insinuar una toma de posición al señalar que la industrialización del siglo X IX no fue efecto de la implantación del modo de producción capitalista en México, pero su marco teórico no es claro en el conjunto de su exposición.
Este estudio sobre el desarrollo económico de Jalisco ofrece ciertos elementos para la comprensión del Estado en el contexto nacional, pero se requieren todavía ulteriores y más profundas sistematizaciones y sobre todo interpretaciones más explícitas y fundamentadas.
Departamento de Planeación y Urbanización del Estado de Jalisco Estudio de Funciones Urbanas en el área metropolitana de Guadalajara. Funciones Industriales. Guadalajara, Jal.: Suárez Muños Ediciones, 1977, 105 pp.
Este trabajo es uno de los análisis particulares dentro del estudio general de funciones en el área metropolitana de Guadalajara. Se plantea que, dada la importancia de la función industrial en la economía urbana, es preciso conocer “sus características más determinantes y sus perspectivas para el futuro” y de esta manera “formular las previsiones necesarias” (p. 10).
Para lós autores las principales características de la estructura industrial de Guadalajara son: una estructura industrial tridicional que emerge en la década de 1950, v
que a partir de 1960 tiende a transformarse y dinamizarse, una industria artesanal que va perdiendo peso económico aunque mantiene una im portada estructural en fundón de su capacidad de absorción de mano de obra. La estructura industrial global presenta un desarrollo muy desigual y una fuerte supeditación al comercio. A pesar de ello, persiste Ja tendencia de un desarrollo industrial basado en el sector tradicional de bienes de consumo. Finalmente, consideran que las principales funciones de la industria tapatía son de orden externo.
Desde esa perspectiva, la función externa predominante es la “función industrial tradicional” productora de bienes de consumo final y orientada al mercado regional y nacional. Aunque Guadalajara presenta todas las ventajas de aglomeración para el desarrollo de la “función de centro industrial”, ésta se ha desarrollado muy débilmente. Las empresas que responden a este tipo de función “son ajenas a las necesidades de la ciudad” (p. 61) y no requieren del mercado interno local. En Guadalajara no existen “funciones industriales especializadas” de tipo agro-industrial o extractiva, aunque se advierte cierta tendencia a la especiali- zación en otras ramas (caJzado, oleaginosas).) Entr<e las “funciones industriales complementarias” destaca la industria de la construcción.
Una vez definidas las principales funciones industriales de la ciudad pasan a analizar las características de las industrias en el área metropolitana de acuerdo a la sectorización de la ciudad.
Aunque los autores plantean ciertas limitaciones en el uso de los criterios de sectorización, ésta ofrece resultados y pistas muy sugerentes para la elaboración e incluso para la corroboración de hipótesis respecto al desarrollo urbano-industrial de Guadalajara.
El trabajo se basa en informaciones censales, en trabajos de investigadores de la Universidad de Guadalajara y se complementa con dos investigaciones directas. La combinación de fuentes y sobre todo las investigaciones directas enriquecen notablemente el trabajo ya que permite integrar y combinar información cuantitativa y cualitativa.
Constituye también el primer trabajo donde se plantea de manera explícita —aunque sin profundizar en sus análisis— la articulación entre la actividad comercial y la produc-
cion, sobre todo en los casos de la pequeña industria y de la maquila, y la importancia de ambas en la economía urbana de Guadalajara.
Aunque los planteamientos teóricos más generales suelen aparecer como afirmaciones tajantes y sin matices, esto no le resta validez al trabajo en conjunto.
Departamento de Planeación y Urbanización del Estado de Jalisco, Estudio de Funciones Urbanas en el área metropolitana de Guadalajara. Funciones Portuarias. Guadalajara, Jal.: Suárez Muñoz Ediciones, 1977, 135 pp.
El volumen sobre las funciones portuarias es el último trabajo publicado de la serie de investigaciones sobre las funciones urbanas de Guadalajara.
La función portuaria —puerto áereo, rutero y ferrocarrilero— es concebida como un elemento de apoyo al desa- rollo de otras funciones, sobre todo económicas, que se llevan a cabo en la ciudad: industrial, comercial y turística, entre otras (p.6).
En el trabajo predominan los aspectos técnicos del funcionamiento de los diferentes puertos. Sin embargo, la investigación directa proporciona información concreta sobre los flujos de población y mercancías que pueden resultar de interés, sobre todo para un lector especializado que tenga preguntas y problemas concretos de investigación.
Junta General de Pleneación y Urbanización del Estado de Jalisco. Estudio de Funciones Urbanas en el área metro- politana de Guadalajara: Análisis Global, Guadalajara, Jal.: Suárez — Muñoz Ediciones, A. en P. 1976, 75 pp.
Esta investigación, llevada a cabo por una dependencia estatail, tiene por objeto “determinar las necesidades urbano-especiales del área metropolitana de Guadalajara, a fin de poder fundamentar la planeación de su desarrollo” (p .6 ). Se trata de una constatación más de la importancia tradicional que ha revestido para los gobiernos estatales la urbanización de la ciudad de Guadalajara. En este estudio se busca incluso trascender el ámbito estricto de la ciudad e incluir en el análisis y la planificación a los municipios aledaños de Tlaquepaque, Tonalá y Zapopan.
Para los autores, la ciudad cumple diferentes funciones: a) Externas o rales que ésta cumple en la división social del trabajo; b) Internas que garantizan la operacionalidad de la vida urbana. Aunque las ciudades suelen cumplir funciones múltiples, se pueden llegar a detectar las que son hegemónicas en cada caso concreto. Indudablemente son las funciones externas las que “determinan prácticamente la vida urbana en su conjuto” (p. 44).
Ua primera constatación respecto a Guadalajara es que no ha habido cambios radicales en las actividades que hayan modificado su naturaleza. Este hecho habría garantizado un crecimiento sostenido de la pob1 ación.
Los autores, en base a tres criterios —los datos de la población económicamente activa, los aspectos económico-estructurales (correlación de variables comparadas con otras ciudades del país) y la localización espacial de actividades en la ciudad—llegan a afirmar la existencia de tres funciones externas dominantes:1) La Industrial que ocupa a la mayor parte de la población económicamente activa (PEA) pero que registra un crecimiento vegetativo. Además ésta se encuentra “subordinada a ser elemento de articulación de relaciones económicas específicas entre México y Monterrey ( . . . ) por constituir un sector menos desarrollado que ellos” (p. 72).
2) La comercial9 considerada como la función dominante de la ciudad, reforzada por la función de “relevo” que cumple Guadalajara hasta la actualidad. En esta actividad las tasas de beneficio del comercio local superan notoriamente a las de otros estados. De allí la falta de interés d d capital por las actividades productivas y el “efecto desquiciante de la especulación urbana” (como forma peculiar de actividad comercial) “sobre el crecimiento urbano de la ciudad” (p. 52). Al parecer, los beneficios del comercio resultan también en un reforzamiento de actividades financieras fuera de Guadalajara.
3) La de transporte, Guadalajara cumple una función de transporte que no és discutida ni analizada en el texto.
Indudablemente este primer volúmen de análisis global es un valioso intento por operacionalizar conceptos y elaborar metodologías que permitan conocer, evaluar y planificar el desarrollo y la economía urbana. Pero el uso de un solo concepto —función— y presumiblemente cierta falta de ex
periencia en el uso de materiales históricos, lleva a inexactitudes notorias y a interpretaciones superficiales, además de muy discutibles respecto a la evolución histórica de la ciudad. Por otra parte, el análisis —sustentado en algunos casos en correlaciones muy débiles— parece ser un intento por corroborar las impresiones generalizadas que existen sobre el desarrollo industrial y urbano de Guadalajara, más que un esfuerzo por profundizar en él y en sus interrelacio- nes.
González, Fabián “Sociedad y política en el Estado de Jalisco,durante la Revolución Mexicana”, Controversia, I, 1. 1976, Guadalajara, Jal., pp. 43-74.
El regionalismo acendrado del Estado de Jalisco se ha expresado en la afirmación de posiciones propias a lo largo de la historia de México. Esta peculiaridad de Jalisco hay que entenderla a partir de lo que el autor llama la “formación social!”, es decir, la base económica regional y los elementos superestructurales que, en el caso de este estado, suelen presentar la apariencia de factores causales. Esta “formación social” va a ser ©1 resultado de un proceso de evolución que se remonta a la Colonia, particularmente a la segunda mitad del siglo X V III.
La ciudad de Guadalajara como entidad administrativa —civil y eclesiástica— con jurisdicción sobre un amplio territorio, apoya el desarrollo temprano de una capa burocrática y de servicios, entre los que destaca la actividad comercial. En las áreas rurales, la ausencia de población indígena y la precariedad de los mercados de consumo, limita el surgimiento de la gran propiedad latifundista y consolida a la región como un centro criollo fuertemente vinculado a la ideología y a las organizaciones católicas.
La introducción del ferrocarril en la región no sólo frena el proceso de industrialización que se había generado desde mediados del siglo pasado, sino que además viene a subrayar el carácter tradicionalmente comercial de la economía urbana de Guadalajara y el carácter agrícola-pecuario de las áreas rurailes del estado. La incorporación a la economía nacional “trajo necesariamente prosperidad” (p. 48). Esto aunado a la ausencia de grandes latifundios y a la fuerza de las organizaciones católicas en las áreas rurales y urbanas que defendían el “orden natural”, fueron algunos de
los factores que atenuaron la emergencia de tensiones sociales entre las clases.
De allí la escasa participación directa de la población en e! movimiento revolucionario y la ausencia de una base social sólida para el nuevo Estado Mexicano que emerge de la revolución. Los gobiernos de Jalisco transcurren en medio de una gran inestabilidad política y en estrecha dependencia del gobierno central. Esta nueva situación social implica “nuevas batallas e incluso una guerra regional formal en 1927-29” (p. 74).
La situación política del Estado de Jalisco durante 1900- 1920 da pie al autor para profundizar en un tema recurrente y controvertido: los contenidos del “regionalismo” jalis- ciense y sus expresiones políticas. Su énfasis en la formación social como factor explicativo del regionalismo y de sus expresiones políticas, le lleva a proporcionar una interesante información empírica, sobre todo en relación a la ciudad de Guada1 ajara. Quizá lo más novedoso del artículo sea la información e interpretación del contexto urbano y% sus manifestaciones políticas enfrentadas a coyunturas políticas nacionales.
Si bien en ocasiones los árboles no dejan ver el bosque de los argumentos presentados en el trabajo, resulta un material y una referencia necesaria para quienes están preocupados por la problemática social regional.
González Gortázar, Femando. “Guadalajara ¿casi el paraíso?”, Guadalajara, Jal.: Departamento de Bellas Artes, Gobierno de Jalisco, Noviembre 8, 1975. (Edición espe
cial: Día mundial del urbanismo).
En este artículo el autor menciona algunos de los problemas urbanos que presenta la ciudad de Guadalajara, los que se han agravado con el tiempo debido a la carencia de “un plan regulador, de jerarquización de prioridades, de planes a mediano y largo plazo, de legislación urbana adecuada y eficaz.. . ” (p. 10).
En primer término señala la marcada diferencia que hay entre la zona oriente y poniente de la ciudad, en donde el monto de Jas inversiones es inversamente proporcional a las necesidades de la zona: “en el lado de las mayores carencias menores inversiones; donde se está mejor, la atención y el interés constantes” (p. 7).
Guada1 ajara no puede seguir considerándose como un paraíso pues hay motivos para pensar lo contrario: el aumento constante de la contaminación auditiva y atmosférica y la escasez de zonas verdes; en el aspecto estético, la sustitución de construcciones antiguas por edificios modernos y la proliferación de anuncios comerciales en todas las zonas de la ciudad. Todos estos factores hacen de ésta una ciudad despersonalizada y cada vez menos habitable.
En el trabajo se presenta una atención especial a lo que el autor llama la “vegetación urbana” de Guadalajara. Dentro de esta categoría incluye los parques cuyas características principaes son su escasez, lo reducido de sus dimensiones v su localización ya que la mayoría se concentra más que nada en la zona poniente; los camellones y las banquetas en las que predominan árboles de diversa índole, sin orden, concierto ni- lógica, constituyendo en su conjunto un factor de desorden visual.
La ciudad tiene todavía la posibilidad de salvarse, si las autoridades toman una actitud responsable y permiten que las decisiones sean discutidas y compartidas por los ciudadanos, los cuales, a su vez, adquirirán de este modo una mayor conciencia, responsabilidad y valor civil
González Gortázar nos introduce en forma muy general a algunos de los que él considera aspectos claves dentro de los problemas urbanos de Guadalajara, aunque el artículo se queda en un primer nivel de impresión -—más que de análisis—• de los principales problemas a los que las autoridades deben dar prioridad. Si bien menciona lagunos de éstos (carencia de servicio, densidad demográfica, transporte colectivo deficiente), el mayor énfasis está puesto en el aspecto visual y estético.
Hernández Laos, Enrique. “El desarrollo industrial de la zona metropolitana de Guadalajara5’ en Guadalajara: Centro de desarrollo en el Occidente de México, Universidad de Guadalajara: Facultad de Economía, Centro de Investigaciones Económicas, 1974 pp. 56-90.
En base a la información estadística disponible, el autor presenta y discute el desarrollo industrial de Guadalajara desde 1955. A pesar de las deficiencias de la base estadística en que se sustenta, los diferentes indicadores lo
llevan a plantear la existencia de una cierta dualidad en la economía industrial de Guadalajara aunque con una tendencia hacia la configuración de una estructura industrial más compleja y dinámica.
Por una parte, la herencia de una estructura “tradicional” todavía predominante, basada en la proliferación de la industria artesanal y la pequeña industria. Su producción se orienta preferentemente, aunque no exclusivamente, hacia la demanda final. Sus bajísimos niveles de productividad, su insignificante aportación al vaTor de la producción, sus bajos índices de eficiencia y su escasa articulación industrial le asignan una función económica precaria y constituyen una base frágil para Ja generación de economías externas que ace^ren la modernización de la industria ta- patía. En base a lo anterior se explica el relativo rezago en su ritmo de crecimiento en la década 1960-1970 y la tendencia a la desaparición gradual de la industria artesa- nal y la pequeña industria.
A pesar de las deficiencias señaladas, el autor destaca la capacidad relativamente grande de estas unidades productivas para absorber mano de obra y constata la existencia en ellas de una mayor relación capital-producción.
Por otra parte, existe una estructura industrial moderna o “dinámica” que, a partir de 1955, registra un ritmo de crecimiento acelerado y una importancia creciente en la economía urbana de Guadalajara. Son las industrias que aprovechan el proceso de sustitución de importaciones de bienes intermedios semi-elaborados, materias primas y bienes de capital que dinamizan el desarrollo industrial.
Para el autor, Guadalajara no constituye un centro fabril propiamente dicho; es preciso incrementar la participación industrial de ésta en la economía nacional, que en la actualidad resulta insignificante. Las medidas con que el Es- todo ha tratado de promover el proceso de sustitución de importaciones, la descentralización industrial y el fomento a las exportaciones no han dado los resultados previstos. Por ello, es necesario elaborar un nuevo plan de desarrollo industrial que tome en cuenta las ventajas de localización, recursos e infraestructura urbana de Guadalajara, en estrecha relación con el Estado y con las instituciones públicas y privadas que existen a nivel local. En función de los objetivos nacionales, propone intensificar el apoyo oficial a la industria productora de bienes de capital, a la industria productora de bienes y ser
vicios intermedios de uso difundido con el objeto de concurrir competitivamente en los mercados regionales, nacionales é internacionales. Finalmente, sugiere el apoyo a las actividades que abastecen los mercados locales y regionales, es decir las actividades “tradicionales” que se justifican en función de su capacidad para generar empleos en la economía urbana.
El trabajo de Hernández Laos es una de las mejores síntesis sobre la realidad industrial de Guadalajara y, en este sentido, constituye un instrumento fundamental para un acercamiento a la problemática industrial local.
Sin embargo, la exclusividad de las fuentes que utiliza y su énfasis en los aspectos puramente económicos del desarrollo industrial lo conduce, por una parte, a hacer afirmaciones muy discutibles respecto al papel y viabilidad de las pequeñas industrias. Por otra parte, lo lleva a conclusiones que pueden implicar la profundización de los desequilibrios nacionales y regionales que critica. Es un hecho, por demás evidente, que las ramas “dinámicas” de la economía están cada vez más monopolizadas por los grandes capitales •ligados a intereses transnacionales. Un proyecto de indus- tralización que no tome en cuenta explícitamente consideraciones de orden político y social, corre el riesgo de favorecer las tendencias más monopólicas del capital que son, en definitiva, las que generan las desigualdades estructurales, en detrimento de los diferentes sectores sociales locales.
Meyer, Jean. “Perspectiva de análisis sociohistórico de la influencia de Guadalajara sobre su región” en Regionesy Ciudades de América Latina, México, D.F.: Sepseten-
. tas, 111, 1973.
Jean Meyer presenta un bosquejo sumamente interesante de los aspectos indispensables para un estudio, sociohistórico de la región de Guadalajara. Su campo de estudio lo define dentro de la antropología cultural, y expresa así su objetivo: “queremos constatar, probar la existencia de una personalidad regional antes de investigar la presencia de una personalidad urbana, la de Guadalajara, para desprender las relaciones establecidas entre las dos” (p. 148).
El trabajo toca tres puntos: a) unos aspectos metodológicos que definen el objetivo dentro de los diferentes aspectos por investigar: la geografía, la historia, la sociología religiosa, la economía, la psicología social y cultural; b) la
presentación sintética de un plan de trabajo sobre fuentes escritas, sobre películas como material simbólico, sobre los modos de actuar cotidianamente; c) las direcciones que deben tener la investigación, que es lo central y lo más amplio en el artículo.
Meyer muestra lo particular de esta región de Jalisco desde diferentes aspectos: la ausencia de una tradición indígena, el machismo jaüciense (“donde se nace con las piernas arqueadas y con la carabina en la mano”, p. 158), un individualismo feroz y belicoso, el ranchero y el charro, una región “tradicional y ferozmente católica” (p. 161) en Jalisco en general, pero especialmente en la zona de los Altos. En toda la región, resalta la personalidad urbana de Guadalajara, sobre todo la nueva Guadalajara que surge a partir de 1945, en que “Ja urbanización marcha aquí más aprisa que la industrialización” (p. 164), una ciudad que recibe la migración campesina y que ejerce un influjo comercial y administrativo sobre el oeste de México, una ciudad que crece tragando los poblados circunvecinos. Todas estas son las perspectivas presentadas para una investigación socio-histórica sobre la región.
Aunque ubicado en el marco de la antropología cultural, el autor señala acertadamente la importancia de los elementos materiales de la región en los últimos años (el proceso de industrialización), que condicionan en última instancia la concepción de la vida y las manifestaciones particulares de la zona. Un aspecto, sin embargo, que es omitido en el artículo pero que es indispensable para poder considerar globalmente las perspectivas socio-históricas de Guadalajara, es el elemento político. ¿Qué grupos y qué fuerzas políticas han predominado en la zona para mantener el espíritu conservador mencionado por Meyer? ¿Cuál ha sido el papel deí Estado para mantener el status quo y para mediar los conflictos a favor de la clase dominante? ¿Qué fuerzas de las clases sociales emergentes han aparecido en los últimos años para modificar la personalidad de la región?
Padilla, Cristina. “El trabajo capitalista domiciliar: Un estudio de caso en Guadalajara”, Controversia, 6, Guadalajara, Jal. 1980 (en prensa).*
Este artículo, que resume una investigación más amplia, “está centrado en la industria domiciliaria de maquila teniendo como sujeto fundamental a la trabajadora domiciliar” ubicada en un espacio urbano concreto: la colonia popular de Santa Cecilia. Es —que sepamos— la primera investigación sobre la industria tapatía que asume como sujeto a los trabajadores urbanos.
Pero no sólo el sujeto de investigación resulta novedoso. La interpretación de esta forma peculiar de trabajo y sus supuestos e implicaciones en la vida de .la colonia popular establecen un nuevo marco de referencia para la discusión de los problemas industriales y urbanos de Guadalajara.
En el trabajo se plantean dos grandes apartados de problemas: 1) la conceptualización y explicación de la industria domiciliar y de sus trabajadores en el contexto de una sociedad dependiente y subdesarrollada; 2) el rol, la dinámica y las implicaciones del trabajo capitalista domiciliar en una colonia popular.
Respecto al primer punto, la autora señala que la industria domiciliar “es una forma distorsionada del capitalismo mexicano, que se puede considerar como estancada y permanente, pero que es, a la vez, la fuente de extraccción de una phisvalía absoluta”. La explicación de este fenómeno tiene que ver con la tendencia decreciente de la tasa de ganancia en los países centrales que transfieren la sobreexplo- ción de la mano de obra a los países dependientes como mecanismo de nivelación de la tasa de ganancia.
Por ello, mientras persista la dependencia y la lógica de la acumulación capitalista, el trabajo capitalista domiciliar persistirá como mecanismo permanente de acumulación y, en este sentido, no puede ser concebido como una etapa transitoria del desarrollo capitalista depediente.
Desde esta perspectiva, el trabajo capitalista domiciliar aparece como “una de las formas que adopta el proletariado en los países dependientes subdesarrollados”. Los trabajado
*N O T A : No se pueden citar las páginas por estar el artículo todavía en prensa.
res que participan en esta forma peculiar de trabajo productivo forman parte de lo que M arx llama el ejército industrial de reserva estancado o intermitente, es decir, cuya ocupación depende de los ciclos de trabajo que le impone el capital. Los trabajadores a domicilio son obreros, parte del proletariado “atrofiado y disperso” .
La autora descubre que en la colonia Santa Cecilia son básicamente las mujeres —ayudadas por niños—las que se dedican al trabajo capitalista domiciliar como actividad que complementa los ingresos de la unidad doméstica. La mujer, sin abandonar sus tareas familiares, se incorpora a la producción ofreciendo su fuerza de trabajo y sus medios de producción a cambio de un salario reducido, trabajo a destajo y sin prestaciones de ninguna índole.
La precariedad e intermitencia de sus ingresos, la abundancia de mano de obra y la inestabilidad laboral familiar favorece la conformación de familias extensas y obliga a la trabajadora domiciliar a desarrollar una serie de relaciones sociales — diádicas y grupales— como mecanismos de sobrevivencia en la economía urbana en relación a dos elementos centrales: el trabajo y el consumo.
En este sentido, las colonias populares no sólo son centros de consumo sino verdaderos territorios productivos. Allí, o en las cercanías, se localizan una multiplicidad de talleres que concentran la producción de las trabajadoras domiciliares. El sector Libertad —donde se encuentra la colonia estudiada— “es una enorme fábrica oculta y difusa” .
El trabajo de Padilla es una constatación de las ricas posibilidades que abre el trabajo de campo prolongado y en profundidad. Si bien en otras investigaciones se menciona la importancia de la producción “artesanal” y la “maquila” en Guadalajara y se insinúa su localización, éste es el primer trabajo que presenta una evidencia empírica contundente, cuyo análisis supera las interpretaciones y previsiones impresionísticas e inmediatas para integrarlas en un contexto que resulta explicativo.
Sin cuestionar el marco explicativo propuesto nos queda una preocupación: en ocasiones, la explicación macro- económica y sociológica puede llegar a obscurecer la heterogeneidad estructural existente entre las ramas industriales y sus diferentes características y posibilidades dentro del desarrollo capitalista dependiente. La heterogeneidad estructural es un elemento que puede ayudar a dar cuenta de
ciertas características locales y regionales de la industria que inciden en la configuración de diferentes formas de incorporación de la mano de obra al trabajo industrial y que definen las peculiaridades del desarrollo industrial tapatío.
Riviere D’arc, Hélene. Guadalajara y su región9 México, D.F. :S’epSetentas, 106, 1973, 228 pp.
El trabajo se divide en dos partes. La primera consta del análisis diacronico del desarrollo que ha tenido Guadalajara y su región, desde la Colonia hasta principios del siglo XX. En ella se subraya la importancia que tuvieron las minas, la agricultura y ganadería y el comercio en la economía de la región, siendo este último el factor más relevante por ser el motor de la formación de Guadalajara.
La ciudad es definida como capital provincial, distribuidora de servicios y productos tanto agrícolas como industriales y cuyo atributo más signifcativo es el de su autonomía frente a la metrópoli. El siglo X IX ve el nacimiento del comercio al mayoreo y la creación de industria en manos de exextranjeros, cuyo mercado se amplía con la apertura de nuevas rutas hacia el norte y noroeste y la introducción del ferrocarril, que se constituye como el medio más importante de integración regional.
En la segunda parte, se traza el desarrollo de Guadalajara desde 1940 (que es cuando se inicia el ascenso económico del país) hasta la actualidad. La autora empieza esta parte con una extensa exposición del crecimiento demográfico de la ciudad basándose en los censos de población. Este crcimiento es explicado en función del papel de Guadalajara como polo de atracción de la población rural, va que en ella se concentran gran parte de las actividades productivas generadoras de empleo.
Guadalajara es también donde se reúnen los servicios del centro-oeste del país, además de ser un centro de decisiones importante, hecho que se explica por la ausencia de ciudades cercanas (dentro o fuera del estado) que se le asemejen en tamaño e importancia. A su vez es influida por la ciudad de México, cuya centralización ha frenado las posibilidades de desarrollo de esta ciudad.
El comercio ejerce hasta la actualidad un papel significativo como actividad básica. Los problemas más graves a
los que éste se enfrenta son: la pérdida del mercado del noroeste, la estrechez del mercado interno y la introducción de empresas comerciales nuevas. A pesar de ello, Guadalajara sigue siendo “el principal centro de transformación y redistribución de los productos de su zona” (p. 182).
La autora concluye que, no obstante, Guadalajara sigue siendo una metrópoli importante en tanto es considerada el centro coordinador más relevante del occidente de México, donde se aglutinan casi todas las actividades regionales: en ella se encuentran grandes disparidades entre las necesidades reales de la población y los trabajos que se realizan para responder a las mismas. Además, la presencia de Guadalajara limita el crecimiento de ciudades menores cercanas a ella pues reproduce la relación metrópoli-satélite a escala regional.
El libro, aunque más descriptivo que analítico ■—una de sus principales limitaciones—, constituye una introducción básica para todo el que pretenda conocer alguno de los aspectos más representativos y generales de Guadalajara y la influencia que esta ciudad ha ejercido sobre el norte y occidente del país.
Riviere D’arc3 Hélene “La función comercial de Guadalajara”Controversia, 1̂ 2, 1977, Guadalajara, Jal., pp. 90-101.
El objetivo de este trabajo es describir cómo se ha dado y cuál es la función comercial de Guadalajara. El artícu1© se divide en seis partes. La primera se refiere a los antecedentes históricos de esta función. Desde el siglo X VI, Guadalajara tuvo un papel comercial importante debido a la “relativa facilidad de las vías de comunicación” , sin embargo, era dependiente de la ciudad de México. Los comerciantes se abastecían allá. A principios del siglo X IX , y gracias al mejoramiento de la infraestructura de caminos, Guadalajara se hace “capital relativamente autónoma” y “capital comercial determinante” .
La segunda parte trata del comercio tradicional y el nacimiento del comercio de mayoreo. Las dificultades de comunicación a escala local y el bajo nivel de consumo de las pequeñas aglomeraciones y del campo hasta 1945-50, hacen de las pequeñas ciudades centros comerciales locales. Al mismo tiempo nace un importante comercio de mayoreo creado por franceses, españoles y libaneses, ya que durante la guerra
de independencia, Guadalajara adquiere una situación económica y política relativamente autónoma frente a México, aunada a la creación del ferrocarril México-Guadalajara en 1885.
La tercera parte habla del comercio en la época actual y se refiere a Guadalajara como una ciudad comercial tradicional a la vez que moderna, es decir que se mantiene una cierta forma de comercio tradicional como es el agrupamien- to de tiendas de mayoreo en ciertas calles, y paralelo a esto, aparecen los grandes almacenes de cadenas nacionales e internacionales.
La cuarta parte se refiere a la conservación del comercio regional de mayoreo. A pesar de que una gran parte de los principales comerciantes abandonaron casi por completo el mayoreo, hay agunos productos que todavía pasan por varios intermediarios, como son los textiles y los zapatos.
La quinta parte incluye los pequeños centros de tráfico comercial local que aún existen, a pesar de que Guadalajara “es el centro de una estrella hacia la que convergen todas las carreteras importantes del centro-oeste y noroeste.. . ” (p. 98) ya que la autora plantea que no es siempre la distancia geográfica lo que provoca la dependencia de un pequeño centro frente a la ciudad, sino viejas costumbres de intercambio.
En la sexta y última parte se mencionan algunos de los principales problemas que enfrenta la actividad comercial de Guadalajara: la estrechez del mercado interno, la competencia de empresas tanto industriales como comerciales foráneas, en detrimento de las locales, etc., lo que hace pensar que esta ciudad no puede seguir teniendo como base económica fundamental el comercio.
El artículo es un resumen, con escasos aportes novedosos, del libro que sobre el mismo tema ha publicado la autora.
Rodríguez Lapuente, Manuel. “El papel de la ciudad de Guadalajara en el desarrollo regional: un enfoque histórico estructural” en Guadalajara, centro de desarrollo del Occidente de México. Universidad de Guadalajara: Centro de Investigaciones sociales y económicas, 1974, pp. 4-19.
En este enfoque histórico estructural, Guadalajara se manifiesta desde sus orígenes como un centro comercial y un
centro distribuidor de servicios y coordinador de las actividades de la región. Resalta el papel importante del capital y la iniciativa de los extranjeros en el siglo X IX , que promovieron el inicio de una expansión comercial e industrial. Las élites económicas locales más bien se dedicaron a las actividades de crecimiento vegetativo: industria alimenticia, calzado, vestidos y, sobre todo, a la especulación, al comercio y al agio.
El artículo sintetiza muy claramente cómo Guadalajara con sus condiciones objetivas y subjetivas fue transformándose para desempeñar su papel comercial y de enlace a todo él occidente. Los elementos que estructuran la ciudad quedan expuestos: la especulación con bienes raíces urbanos, el refinanciamiento del comercio, la tendencia de la burguesía local hacia ramas no dinámicas de la industria, la penetración reciente de grandes cadenas comerciales y locales, las estrechas relaciones entre Estado e iniciativa privada, el surgimiento de un proletariado urbano. Todo ello forma un fenómeno altamente estructurado y estable que “difícilmente los grupos involucrados estarán dispuestos a modificar” ( p - 1 8 ) -
Muy iluminador resulta el enfoque tan sintético presentado por el autor, un enfoque que cumple con las premisas que él mismo señala: lo histórico y lo estructural. Sobre el aspecto histórico, sin embargo, hubiéramos deseado una mayor amplitud y fundamentación; varios de los rasgos que él va señalando —como conformadores de la estructura de la ciudad— solamente quedan enunciados.
Rodríguez Lapuente, Manuel. “Urbanismo y explotación”, Guadalajara, Jal: Departamento de Bellas Artes, Gobierno de Jalisco, noviembre de 1975. (Edición especial: Día mundial del urbanismo).
La explotación del individuo a través de la extracción de la plusvalía es sólo una de las formas que los capitalistas utilizan para incrementar su capital social. Con el acelerado crecimiento de las ciudades, se han encontrado nuevos medios para transferir el excedente económico hacia los centros de acaparamiento. Este ha sido uno de los mecanismos más importantes que se han usado en los países subdesarrollados para lograr el desarrollo del sistema capitalista.
U na de las formas más usuales y generalizadas para la transferencia del excedente es la especulación de los terrenos urbanos. El autor explica brevemente como se ha generado este proceso, el cual se acelera a partir de Cárdenas por el crecimiento demográfico y la migración rural hacia las ciudades con el consiguiente aumento de la presión sobre el terreno urbano, que llega hasta los ejidos que son vendidos en forma ilegal y con escasos beneficios para los campesinos, dado que no pueden pagar la infraestructura necesaria para el fraccionamiento de la tierra.
Los latifundistas urbanos utilizan toda una serie de mecanismos —en su mayoría ilegales— para la maximización de la ganancia con el menor riesgo posible. Entre las estrategias más usuales está la inflación artificial de los precios del terreno, el contrato de promesa de venta, a través del cual el dueño puede despojar al propietario si hay un atraso en los pagos y, finalmente, gracias al poder que tienen los especuladores, es posible hacer caso omiso de las leyes y fraccionar un terreno sin dotarlo de servicios.
Esta situación se explica en gran medida por la corrupción de los funcionarios públicos, pero aunque estos intentaran hacer respetar la ley, no es posible dado que en “el sistema político y económico en que vivimos, los fracciona- dores constituyen grupos de presión que tienen más poder real que el Ayuntamiento” (p. 14).
La explotación de los colonos a partir de los mecanismos arriba mencionados se lleva a cabo sobre todo en las colonias popu^res en donde los individuos, por su escasez de recursos, se encuentran imposibilitados de una defensa legal.
El autor concluye que la única vía posible es la compra o expropiación de los terrenos con lo que se daría un paso hacia la solución de uno de los problemas más graves del país.
A pesar de la importancia que reviste el fenómeno dé la urbanización, los estudios que se han hecho al respecto son eácasos y —parafraseando al autor— apenas si se ha señalado el papel que juegan ésta en el desarrollo capitalista de los países subdesarrollados. En este sentido, el artículo, aunque breve, constituye un intento importante de analizar uno de los problemas más graves de «la urbanización: la especulación de suelo urbano que en Guadalajara ha tenido un papel fundamental para la acumulación de capital.
Walton, John Elites and Economic Development. Compar a- tive Studies in the Political Economy of Latín American Ci-
tiesy University y Texas at Austin: Institute of Latin American Studies, 275 pp.
Walton, científico social interesado en los problemas comparativos del poder y la política asume en este trabajo una de las preocupaciones centrales de la sociología del desarrollo: el análisis de la variabilidad dentro del proceso de desarrollo y las circunstancias especiales a las que se enfrentan actualmente las sociedades en vías de industrialización en contraste con 'los estados más avanzados” (p. 10).
Walton adopta una posición crítica frente a los planteamientos evolucionistas y estructural-funcionalistas y a la perspectiva de la dependencia respecto a estos problemas y propone un análisis integrado “que vincula la estructura social y el desarrollo económico mediante los procesos intermedios de poder y toma de decisiones” (p. 78)., lo que él llama “la economía política del desarrollo” (p. 13). Porque para Walton “el proceso político no es un “factor” adicional que contribuye a la explicación del desarrollo, sino una parte integral de la totalidad de influencias procesuales y estructurales que reciprocamente producen patrones distintivos de desarrollo y subdesarrollo” (p. 125). Siguiendo explícitamente la tradición estadounidense para el estudio del “poder comunitario” el autor privilegia el análisis de las élites o “responsables de la toma de decisiones” en el proceso de desarrollo.
La unidad de análisis para este estudio comparativo es la región, entendida operacionalmente como “un centro u rbano grande y sus alrededores, que coincide más o menos con el estado o departamento al que la ciudad le sirve de capital” (p. 19). Las regiones seleccionadas “denominadas según los nombres de sus ciudades centrales” (p. 19) son los centros industriales de Monterrey, en el Estado de Nuevo León, México; Medellín, en el Departamento de Antioquia, Colombia, y las ciudades transicionales de Guadalajara, en el Estado de Jalisco, México, y Cali, en el Departamento del Valle del Cauca, Colombia.
En lo que se refiere a Guadalajara el autor ofrece una interesante síntesis de la evolución de la ciudad desde su fundación hasta la actualidad. En la descripción histórica del desarrollo de 'la ciudad aparece una relación consistente entre ésta y el ambiente social agrario del Estado de Jalis-
co. Sin embargo, después del reparto agrario este último desaparece de la configuración y dinámica de la ciudad. Aparte en un estudio regional hubiéramos esperado que se mencionara el papel que juega actualmente la ciudad en relación al resto del Estado de Jalisco (por lo menos) y viceversa. De otra manera se corre el riesgo de asumir que el contexto regional fue un hecho del pasado y que los diferentes grupos económicos y políticos regionales ya no son significativos en la toma de decisiones en Guadalajara y presumiblemente hay otros niveles y grupos sociales que los han desplazado. Si esto es asi para el autor, cuestión muy dudosa, debería haberlo explicitado y analizado ya que supondría cambios notables en toda la región.
Los datos sobre Monterrey, el otro caso mexicano estudiado, ofrecen materiales e intuiciones muy sugerentes para una comparación sistemática entre ambas ciudades, quizá muy difícil de realizar dada la amplitud del presente estudio. U na de ellas nos parece importante de destacar. Según Walton, Monterrey sufre durante el siglo pasado una serie de crisis que amenazan la viabilidad de los capitales comerciales locales. Ante ellas, frente a un mercado limitado y competitivo y ligado a un fuerte apoyo estatal se desarrolla una industria pesada, orientada al mercado nacional y basada en la asociación de capitales. La industrialización temprana proporciona las bases materiales para el mantenimiento de una ideología y organizaciones —económicas y políticas— independientes del"Estado.
Guadalajara, por el contrario, no tiene un proyecto económico local que pueda enfrentar la penetración del Estado en lo político y de capitales extralocales en lo económico. El reparto agrario, aunque tardío, logra destruir la base económica y organizativa de uno de los sectores sociales más significativos de Jalisco como eran los hacendados. Para Walton la estrecha colaboración entre el sector público y privado en Jalisco no es el resultado de una opción sino la única alternativa posible de desarrollo local (p. 43).
La economía industrial de Guadalajara se desarrolla a partir de la década de 1940 y en la actualidad las principales actividades industriales se refieren a la producción de bienes de consumo y algunos productos metálicos. El “ambiente hospitalario’5 y la infraestructura adecuada han atraído a un número creciente de empresas extralocales (p. 38). El tamaño reducido (pequeño y mediano) y la dispersión de
los propietarios es otra característica de la industria tapatía. Finalmente en la economía urbana persiste la importancia de las actividades comerciales, administrativas y de servicios (p. 41). Estas características de la Guadalajara actual Pevan al autor a plantear la existencia de una estructura de clases que resulta relativamente abierta e igualitaria en relación a los estándares nacionales (p. 42). Esta impresión es reafirmada por los indicadores “cualitativos” con que el autor se propone medir el desarrollo: habitación y servicios urbanos, salud, empleo, distribución del ingreso, control local. Guadalajara destaca sobre todo en el aprovisionamiento de habitación y servicio, nivel del empleo y distribución del ingreso.
Pero el argumento va más allá. Walton encuentra que la élite local está constituida por representantes de diferentes sectores del aparato de Estado y de la iniciativa privada, lo que lo lleva a sugerir que el poder y las posiciones de influencia están más ampliamente distribuidas en Guadalajara y se puede hablar de una estructura de poder más competitiva que en los otros casos analizados.
Indudablemente la inclusión del aspecto político dentro del análisis sobre los problemas del desarrollo abre una perspectiva de investigación muy sugerente. Sin embargo, la orientación teórica propuesta por el autor y la metodología consecuente amenazan seriamente la validez explicativa de sus conclusiones.
Para Walton la actividad política y la toma de decisiones respecto al desarrollo se restringe a las acciones y percepciones de un grupo reducido de la sociedad: las élites “y las bases clave institucionales del poder por medio del cual operan” (p. 19). El criterio utilizado para la identificación de la élite local se basa, a pesar de Jos matices que trata de introducir, en métodos “reputacionales”, es decir, en entrevistas con “actores reconocidos de la comunidad” que le sugieren los nombres de las personas e instituciones más “influyentes” . Las nominaciones reiterativas y consensúales constituyen la élite o estructura de poder local (p. 77).
La influencia (y por lo tanto los ^influyentes” ) para Walton se distingue del poder en cuanto involucra la “habilidad para movilizar recursos pero sin tener el recurso de la aplicación de sanciones (p. 80). Sin embargo, en el análisis concreto se asume de hecho que los influyentes son la estructura de poder. Nos parece que en economías urbanas complejas esta conceptualización del poder y el uso de me
todologías y técnicas únicas y estáticas proporcionan los mejores elementos para un análisis de los procesos de toma de decisiones reales y de la estructura de poder operante y significativa. Sólo mencionaremos algunas de sus limitaciones. En el caso de Guadalajara la omisión del papel que juegan las organizaciones sindicales, personas, grupos e instituciones como las universidades, por ejemplo, y la sobrevaloracilón de otros limita la validez del análisis y sus generalizaciones.
La constatación de una élite dispersa es uno de los principales argumentos del autor para construir la hipótesis de una estructura de poder distributiva y competitiva. Pero estas son cuestiones que necesitan ser probadas con otros indicadores. La dispersión en realidad sólo permite constatar la existencia de una economía urbana muy diversificada y compleja. El carácter competitivo de la estructura de poder supone una definición de quienes compiten, en dónde y para qué. En el caso de Guadalajara, el mismo Walton destaca el hecho de que no parece existir una transferencia de personal entre la élite política y la élite propiamente económica.
Uno de los indicadores utilizados para probar el carác- ter más distributivo de la estructura de clases tapada es el énfasis que parecen tener en ésta los aspectos de infraestructura urbanos. Esto en el caso de Guadalajara-parece tener más que ver con las alternativas de acumulación de la burguesía local que con intenciones redistributivas.
El análisis propuesto homogeniza las opiniones de la clite sin tomar en cuenta realmente su diferente origen social y su posición en contextos específicos de la economía y la política que constituyen el contexto y las condicionantes reales de los actores. Esta manera de proceder quizá sea la más acertada en contextos como Monterrey donde la burguesía industrial ha desarrollado una hegemonía política-cultural y una orientación económica, pero este no es el caso de Guadalajara. La homogenización de la élite le lleva a hablar de consenso e inexistencia de conflictos entre las burguesías locales y extralocales y el Estado para esto es más bien una limitación de su metodología que un hecho que fluya de su información empírica. Por ello pierde fuerza su análisis de las implicaciones de la penetración extra- local y la dependencia regional: éstas aparecen como una discusión general del autor y no como hechos que son vividos y confrontados por los actores locales.
Finalmente una duda que persiste a través de todo et libro es el significado y las implicaciones de su definición de Guadalajara como una sociedad “transicional” . El concepto supone direccionalidad y descuida el análisis cuidadoso de las características, implicaciones y articulación de la economía taparía actual.
Walton, John. Guadalajara: Creating the Divided City; Northwestern University: Sage Publications, 1976, 64 pp.
El autor ofrece en este artículo una síntesis de la experiencia histórica de urbanización de Guadalajara, fruto de un trabajo de campo que se extendió por cerca de diez años.
través del desarrollo urbano de la ciudad en cuatro grandes etapas (La Colonia, 1530-1810; la Independencia, 1810- 1910; de la épica revolucionaria, 1910 a la segunda guerra mundial; la época contemporánea, 1950—. . . ) , John Walton ofrece una síntesis rica en datos e interpretaciones, manifiesta sus críticas para intentar “explicar y predecir algunos de los problemas serios que se vislumbran para una ciudad como Guadalajara” (p. 2).
La ciudad, desde la Colonia tenía una predominancia de funciones comerciales y distributivas, dependiendo de la producción agrícola en el campo. Después de la Independencia, la ciudad y la población iniciaron un acelerado crecimiento, se expandió la producción, se acentuó la comercialización pero siguió el mismo patrón de dependencia económica regional. El Estado se unió definitivamente a las clases privilegiadas para darles los recursos públicos, propiciando una distribución geográfica de las diversas clases sociales en zonas localizadas de la ciudad. Para 1940, ésta se extendió en todas direcciones: el centro, área comercial y de servicios; el área intermedia con la clase media, la parte occidental con la gente rica y el oriente con los artesanos, trabajadores y pequeños talleres manufactureros.
El incremento dramático de la población se dio entre 1940 y 1960, tanto por el crecimiento natural como por la migración. La ciudad contemporánea se ha visto penetrada por la monopolización de cadenas comerciales, muchas de ellas extranjeras. La industrialización presenta una herero- geneidad marcada, en que conviven un sinnúmero de propietarios locales con pequeños y medianos negocios, y una
gran cantidad de empresas monopólicas de la ciudad de M éxico, Monterrey y capital extranjero.
En este contexto, Walton va presentando muy claramente los problemas urbanos como el transporte, la vivienda, el drenaje,.., que afectan gravemente a la poblasión y que no tienen solución de fondo desde la perspectiva de los actuales grupos sociales dominantes. El capital comercial, la especulación de la tierra y la industria local y extralocál son las fuerzas potentes que conforman la estructura urbana y condicionan la acción del Estado.
El artículo logra rastrear los efectos urbano-estructurales producidos por la economía capitalista y expone cómo éstos han cambiado en distintas etapas y cómo el Estado media y regula el proceso. El autor manifiesta sus críticas a varios planteamientos teóricos actuales sobre el urbanismo, pero su propia visión no queda suficientemente explici- tada para poder ubicar a Guadalajara como una economía regional subordinada a un capitalismo nacional en relación a las metrópolis capitalistas desarrolladas.
La economía, la política estatal y la estructura urbana de Guadalajara quedan en el artículo claramente interrela- cionadas. Pero la futura trayectoria de Guadalajara no queda delineada con lucidez. Se agudizarán las contradicciones, ciertamente, pero el papel del Estado se torna ambiguo, v por otro lado, queda fuera de escena en el artículo la clase obrera y los movimientos populares en las colonias que pueden en el futuro influir determinantemente en la estructura urbana,
Winnie, William W., Jr. “Areas de influencia de la zona metropolitana de Guadalajara” en Guadalajara: centro de desarrollo en el Occidente de México, Universidad de Guadalajara: Centro de Investigaciones Económicas, Facultad de Economía, 1974, pp. 20-43.
En este artículo el autor pretende desarrollar un marco teórico adecuado para el estudio de Guadalajara. Considera que esta ciudad juega un papel importante y fundamental como centro de atracción de una amplia área, ligada a través de una red de interdependencias económicas. Elabora un modelo con el que busca sentar las bases para un estudio a largo plazo.
Los conceptos básicos que se van a emplear en el mo-
délo son los de: 1) funciones urbanas, que define como cualquier actividad que desarrolle la ciudad para la sociedad en general; 2) la base económica de la ciudad que ex- pTica en función del tipo de actividad, de donde se hace .una distinción entre actividades básicas y no básicas; y 3) la estructura de grupos locales y lugares centrales que se establecen de acuerdo a las interdependencias e interacciones que hay entre un centro subordinado y otro de un nivel más amplio. De este modo, se considera a la estructura territorial de la sociedad como una serie de grupos jerarquizados.
El autor postula la existencia de varios niveles de organización socioterritorial a los cuales integra las tres nociones fundamentales del modelo. También introduce el concepto de “anillos” de influencia que se determinan de acuerdo al área de influencia que abarca cada centro mayor de un sistema y que dependen de la distancia que haya entre este y los centros de niveles menores.
En la segunda parte del artículo se aplica el modelo a la realidad de una región concreta —la zona metropolitana de Guadalajara—, para lo cual se intenta establecer los límites y barreras naturales de la región, para continuar con un resumen de las rutas existentes que pueden ser lazos entre diferentes zonas; y para finalizar, se establece la base económica y las funciones urbanas de los diversos centros que incluye el área de influencia de Guadalajara. Para definir la base económica de la región, se consideran los sectores de la industria de transformación, comercio, transporte y otros servicios.
El modelo que el autor propone es una contribución interesante al estudio de los sistemas de interdependencia en una región determinada, aunque el sistema de clasificación resulta ambiguo y poco claro. Su intento de adaptación del modelo a la región de Guadalajara es muy limitado y se queda, como él mismo afirma, en un nivel impresionístico. Las fuentes que utiliza para el análisis son escasas y poco precisas (usa básicamente el IX Censo de población), de ahí que las conclusiones sean, más que nada, el resultado de la improvisación del autor.