biblia profana
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Poemario crítico del mundo posmoderno, donde la autora reflexiona sobre la realidad y busca una salida que parece imposible.TRANSCRIPT
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Biblia
Profana
Silvia Rivas
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BIBLIA PROFANA
Silvia Rivas
Ilustracin de portada:
Autor: Oscar vila (artista plstico argentino
contemporneo)
Contacto con la autora: [email protected]
Edicin de la autora. Noviembre 2015.
Repblica Argentina.
Se permite y agradece la reproduccin o
incorporacin a bibliotecas digitales y difusin
parcial o total por cualquier medio, citando la
fuente.
mailto:[email protected] -
Biblia Profana
Silvia Rivas
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Entre la bala que impuls mi ojo
y su muerto reciente:
La cada del mundo en una calle,
el giro de una rueda de un carro
atravesando el da.
El ltimo tren alejndose a la muerte.
Carlos Eduardo Gallegos
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Nmeros Como si en la ciudad de los bandidos y los jazmines arcanglicos Los nmeros fuera
el inicio del desastre.
Mara Melleck Vivanco
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Dios no alcanz a llorar. LEN GIECO
PROFECAS
Sol ambiguo.
Pjaros de silencio.
El olvido numera das de futuros fuegos.
En la carta,
barro caliente,
al ras de la carne,
del afn,
del arma tarda,
intil.
Sol ambiguo.
Pjaros de silencio.
Numerados para el olvido.
-
Corazn sin dios, dame un lugar.
WALTER GIARDINO
BALDOS
Anda Dios
de fango y de ceniza,
sangrando muertes olvidadas.
Porque ya no quedan guerras.
Y el tiempo
es un sueo que otros inventaron para
nombrar el dolor.
Abril ha perecido con el ltimo loco.
Sin pecadores.
Sin asombro.
Nadie sabe de esos barcos que nacen baldos
en los brazos de un profeta despoblado.
-
Ya no hay fbulas en la ciudad de la furia.
GUSTAVO CERATI
SUICIDIO
Son de olvido las vsperas del espejo.
Bajo los robles,
un hombre pierde alondra y alba
pero nada cruje detrs de la mira.
De estopa,
una luna amarillenta
silencia el despojo.
-
Qu pasa en la tierra que el cielo cada vez es ms
chico?
FITO PEZ
COTIDIANO
Amarillos falaces
profanan la siesta
de otro da sin rumbo.
La primavera
exhausta
perece de gemas cautivas,
pero nadie lo ha notado.
Extraviada
en los anzuelos de sus pasos solitarios,
la humanidad
olvida los cntaros y el cielo.
-
Pero hay dos manos que el hombre hace tiempo ya
olvid.
ROBERTO SNCHEZ
MORADA
Alguien se pregunta
donde queda la puerta de Dios.
La busca entre jardines,
navidades y escrituras.
Pero no la halla.
Y es que Dios
desanda los pasos de los locos
para llegar a un lugar
en donde nadie espera.
-
Pero es mejor ser muerto que nmero que viene y va
CHARLY GARCA
UN LOCO
Tocar locura, olvidar las manos del mendigo
y seguir,
olvidando los contornos.
Los del hombre,
los del mar,
los de los das que golpean en la miseria
de la msera noche
que hace a los convictos.
Y seguir olvidando.
Olvidar la verdad enlutada,
la miserable,
la que se pone a mendigar en las veredas
como cristos deshabitados.
-
Profetas A cada cual su fe pequea,
su regocijo de agua breve en la
continua inmensidad de pramo.
Gustavo Romero Borri
-
Ese hombre trabaj; quin escribir su historia.
ADRIN ABONIZIO
PRIMER PECADOR
I
En crculo,
caen lluvias extraviadas
de otras muertes.
Ausente la piedra.
Ausente el sudario.
Los maderos, verdes.
II
Un rostro de incienso
lo atraviesa en apocalipsis.
Hay luces de purgatorio.
El ngel oscuro
prueba su ltima mscara.
III
Lo reconozco de a vrtices,
de a carne inconclusa,
de a espartos.
Por su sangre olvidada
y su nativa intemperie.
IV
Siempre por el revs del sol,
para burlar la ira de las piedras.
-Los nufragos,
cantan por voces de una tempestad-.
-
V
Para beber,
una encrucijada y una criba.
Mas...Quin es capaz de morir por heridas de la
lluvia?
VI
Enarenados de xodo,
hombres polvorientos
regresan a sus mscaras.
Sin ocasos.
Sin huesos.
Slo de sombras.
VII
Suenan muertes distantes, antiguas.
Pero la escritura separa aguas
para multiplicar el pan.
-No puede entender las armas de esta guerra-.
VIII
Se quiebra de palomas,
de trmulas voces que reclaman arcilla.
Desata el jagel
y empieza a preguntar por los locos.
IX
Es que ya nadie fabrica balsas?
-Nadie conoce a los pecadores.
Ni a sus tinieblas-.
-
X
Respira por esos peces, que,
de barro,
va inventando de sus heridas.
No aprende a morir de olvido.
XI
La memoria es de paja,
a orillas de aldea y de mirra.
XII
Quedan de polvo las marionetas.
Del otro lado del mundo.
Como piedras vacas.
XIII
Y l, sin aprender a morir.
Sigue creciendo,
de barro,
para ser del mar.
Pescador.
Y profeta.
XIV
...Pero las manos de un judas
siguen traicionando el agua.
-
DELATOR
Cuervos en el pndulo.
Das despiertos en astas.
Casta de circo:
arena imperturbable,
un hombre desnudo
y nada.
Hay muecas de un reloj
en nmeros de sangre ajada.
Y un ngel de fuego
secando barro.
-Nadie ve a ese falso labriego caer en la tentacin-.
Nada ms que escombros en la plegaria,
rancios,
de tanto perforar el vaco de las ruinas.
Se auscultan migajas hurfanas,
como si no hubiese muerte ms exquisita que la
de la vspera.
-Para aprender a beber, se anudan de par en par las
cuencas-.
Son monedas sin fondo
las que purgan esas borras de mentido incienso.
-
Dos pociones para el sacrificio;
y arrojado,
el fruto de la serpiente.
Y en la tentacin,
monedas sin fondo.
Fosas,
que, con creces,
se ahogan de cuervos.
-
SIN COORDENADAS
Voy sin atavos, liviano de huesos, con slo
la orilla de un ro por memoria.
Busco un pueblo de hombres que los mapas
no han acertado a habitar,
no s si por desdn o por espanto.
Voy sin enseres, ya desat las acequias.
El agua cabe en las cuencas de las manos.
Hay una colina
donde no se conoce el tiempo de la prisa
porque las vertientes van abiertas,
siempre tribales, hacia el mundo.
Voy sin aposento. Un racimo
no es ms que un palmo de sol a la siembra.
No llevo calendario. Todas las vidas
invocan el mismo rastro del espejo.
Voy al pueblo de los hombres sin mapa.
Quiero aprender a andar con los pies desvelados.
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Hay un siempre para la batalla y la razn que te demora.
GUSTAVO NPOLI
DE ARENA Y SIEMPRE
Cada vez, llegas ms a la herida, al pudor,
al desenfado.
Olvidando al culpable y al pecador.
Porque ya lo has inventado tantas veces....
Has credo que eras el vencedor,
que eras el vencido, el devoto, el hereje...
Y hoy no te reconoces ni en el espejo ni en el revs
de los astros.
Eres t acaso? Has sido alguna vez?
Quieres volver a la sangre pura, abierta,
quieres quebrar la mala fe de este ocaso.
Y solamente hallas un pjaro endeble
que te pregunta por el paraso.
A ti, que lo has demorado tantas veces,
seguro de tenerlo justo a la altura
de tus dos o tres certezas...
Te recuerdas en batallas, en palacios, intemperies...
todos, dando a la arena...
Y siempre el sueo termina al sol,
de alba o de ocaso.
Pero abierto.
Y siempre juras que no habr otra vez.
Que te has quedado sin huesos, y sin razones para
buscarlos en las ruinas.
Seguro de que la arena sigue all...
porque slo una vez ms-
necesitars volver a ella.
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Qu ves cuando me ves, cuando la mentira es la verdad. RICARDO MOLLO
QU VES
Te vas cansando de tu locura,
de esa brevedad que te has adivinado,
que puede sostener apenas tus ltimos fantasmas.
Y ahora,
te parece feraz el ocano,
y ese sol,
incalculable.
Ahora,
todos los barcos estn ahorcados en la cruz
de esa moneda irredenta.
Y vuelves a mirar tu mapa por el cerrojo de un
calendario intil.
Y aquellos titanes que hicieron a la gloria de tus
osadas,
te miran para burlar el trofeo,
para reclamarte el barro, para vaciar el plinto.
Ya te es inverosmil ese rostro en el espejo.
Y reclamas tu mapa al letal ocano.
Y vas por tu lluvia en las corolas...
Pero del tiempo no quedan ms que fauces
de geometras oscuras,
y cascos de palomas acribilladas.
Ahora
la quilla pende de una efigie.
Y t
de tus fantasmas.
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Proverbios Algo muere, y por necesidad se busca otra
ceniza
Diego Rado
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Si tu moneda hablara ms de la cuenta CARLOS SOLARI-EDUARDO BEILINSON
MSCARAS
Otra vez, equivoca el profeta su coartada.
-O acaso finge,
para inventar el dios de otra era de mscaras.
Para cremar la rosa,
la indefensa, la vulnerable, la de inocencia posible-
En cada artesana,
hay algo de redencin y de pecado.
No se desangra el barro bajo el rostro la arcilla?
No se olvidan las corolas
en la estacin de arndanos?
Tambin los ngeles caen en la tentacin.
Tambin los apstatas caen con su cruz.
Qu ro invoca el profeta
cuando se anudan las aguas?
Qu rostro revela el sol
cuando lo acua la espada?
En cada artesana, hay algo de redencin
y de pecado.
Dnde queda el redimido? Dnde el pecador?
Solamente conocemos sus mscaras.
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CALENDARIOS
Un caminante de polvo
se ha puesto a habitar mis pasos para cobrar
destino.
A ahuecar la marea
donde pjaros invisibles enmudecen
de infinitud, o acaso, trivialidad
y empiezan a trazar las lluvias de otro calendario.
En todas las vidas del sol, siempre amenazan
borrajas
pero no he de consentir ese color para una muerte.
Ninguna que absuelva iras, piedades o asombros.
Es del mismo velero la cruz
cuya sombra vuelve a caer de naufragio?
Es que hemos inventado tantas mscaras
nada ms que para amarrar los mares?
No hay fondo en la tentacin, la intemperie o el
olvido.
Cmo anudar el pecado, las lgrimas?
Ya encendidos, ya rupestres,
habremos de ir desnudos cada vez,
y volver al ras del da,
cuando agua y sangre puedan reconocer las mismas
voces en el ro.
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TRAVESAS
Siempre regresamos por la ltima muerte,
la que creamos eterna.
Pero breves a las derivas, nos perdemos entre
mscaras,
equivocamos jagel, numeramos piedras,
mientras el olvido va doblegando nuestra amapola
cardinal.
Breve es la carne y la sed
del tiempo que aprendimos a medir con cbalas.
Ni tan siquiera al desguace de un ocaso podemos
pertenecer.
Somos slo de olvido.
Con esa hereja de ignorar el color que asume la
lluvia entre los pinares,
y correr,
huir de la balsa,
por no abrir la sangre, bestial o sumisa,
-y nunca atreverse a saber-.
Frente al ro, otra vez, perder orilla. Ignorar el
lgebra de la corriente.
No entender del viento el olor a sal,
y slo poder repetir al otro lado del espejo,
que hubo alguna vez un naufragio.
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DESPUS DEL DESIERTO
Al decir de los plebeyos,
son pocos los huesos que caben en la muerte de un
hombre.
Pocas lluvias bastan
para borrar del polvo la ltima puerta.
Slo aprendemos a amonedar la sed.
A ir en caravanas para vaciar el desierto.
Y en la partida cuando entendemos definitivamente
el juego,
nos sorprende que la hogaza supiera siempre
a aquel color...
Y cuando el dios de trapo nos mira desde el
mendrugo
escondemos la mano
que separa las zarzas de la espiga.
-
ANTIGUAS ESCRITURAS
Todos inventamos un dios para nombrar la ceniza,
para quedar, de piedra o de naufragio,
como sueo de algn arcngel.
Todos regresamos, de a soles,
hasta esa primera luz,
donde la vida nos cabe en una sola lgrima.
Pero arrancamos libertades a flores de escaparate
sin atrever el poema que perece de acostumbrada
catstrofe
en el fondo de los das.
Si saliramos a buscar ese nombre,
el que se fue con el ro,
tal vez hallemos en las cinagas una visin de
arcilla
y empecemos a acampar en las piedras,
a recobrar de los caminos
las puertas donde siempre queda golpeando la
lluvia.
Acaso entonces, hallemos al forastero que vena de
la madera,
y podamos comprender el mensaje en las cenizas.
Acaso seamos menos mortales, menos breves para
leer el agua.
-
EXTRAA LUZ
Extraa luz la que aquieta las sombras...
La que puede nombrarnos con la voz de ese
arcngel que se nos disolva en la niebla
que se haca naufragio
antes del temporal,
de la barca,
antes de la brjula.
Extraa luz,
que conjura los metales del sol
y recuerda de las piedras,
capullos que an no abren su pudor a las espinas.
Siempre buscando la marejada,
para abrir el agua
hasta la carne, la madera.
Extraa luz no tocada por las
-
ESPEJOS
Visten con esa flor que nos inventa rastros en el
polvo.
Nos intuyen vidas que an no presentimos,
o que ya habamos olvidado.
Habitan palabras que ceimos en las sombras;
se elevan de sus endebles osamentas.
Regresan a viejas muertes ensayando nuestras
mscaras.
Nos anudan en marionetas para prodigarnos un
creador de astros y de ros,
y aguardarnos en las ruinas de un paraso
conjurado.
-
Epstolas Toco el filo de un ngel y sangro pjaros
hacia lo incierto.
Marcelo Fredes
-
Y no hay ningn zoolgico de gente
CHICO NOVARRO
CACERA
I
Tigre nutrido de sombras,
desnuda tus cruces, como yo, abre tu sangre.
Desafa con tus certezas mi fe avara.
Dispone a voluntad de mis armas en herrumbre.
Vstete con mis huesos, tan olvidables
que no sern polvo a ningn tiempo.
Atrvete a ese cazador que nadie conoce tanto
como mis vigilias,
porque somos el mismo par de fugitivos.
No dejes de agazapar la geografa de mis pasos;
sabes como nadie dnde se cien nuestros acechos.
Desata ira sobre mi carne; soy el ms mortal
bajo esta vida.
Guarda en un escaparate mis rastrojos.
Para no volver sobre m, ms trofeo que tu olor
untado de batalla.
II
Fatigado por el sol y por la lluvia,
un poste,
tibio de ira, an,
clavado en el centro de la tierra.
Y yo,
olvidado de mi nombre y sus guaridas,
sin poder regresar a ninguna muerte.
-
MORTAL
Le crees al nmero de esa muerte
marcada en la mira de tu acecho
y pierdes vigilias que nadie ha descubierto
en el revs de las fieras.
Lejos te quedan caceras o fronteras...Muy lejos...
Puedes acaso reconocer el camino de la lluvia
virgen?
Le has pedido a la oscuridad nada ms que un olor
para seguir,
como se siguen las orillas de los ros?
Tu horizonte atreve algn astro,
mapas sin sentido, cierto calendario.
Pero la carta que no conoces queda detrs del cielo.
Y te agitas en este mundo,
y lo cies en coordenadas
para nombrarle solamente cuatro o cinco estrellas.
-
Pido un poema de hierros y de filos de hombres sin
sueos, altos, sin sombras...
JOS CAMPUS
PIDO UN POEMA
Pido un poema de hierros y de filos de hombres
sin sueos,
altos, sin sombras,
desterrados de sus rboles de infancia.
Pido un poema de hierros y trincheras de carne
tibia,
sin maderos ni sudarios,
altos, annimos, sin regreso.
Pido un poema de filos y sangres de lodo
harapiento,
de batalla invisible y castrada sed,
pertrechados, altos, sin rostro.
Pido un poema de hombres sin sueos,
inocencias herrumbradas en flancos ambiguos,
consumibles, fugaces, sin profetas.
Pido un poema de hombres.
Pido un poema.
-
Quiero atrapar el sol en una pared desierta ALEJANDRO DE MICHELE
AMURALLADO
Y te has ceido a esos muros;
insistes en que es parodia la luz de los neones.
Vas al fondo de las veredas, a hundirte en las calles
para que nadie descubra tu da vulnerable.
No haces ms que creer en el cristo harapiento de
tus pesadillas.
Lee, por una vez, las noticias de los peridicos!
Olvida ya tu mapa en el pergamino el mundo va
muy de prisa-;
a nadie le queda tiempo para desafiar naufragios ...
Aprovecha el sol posible;
-jams podrn atraparlo ni tu ansiedad ni tu
obsesionada vigilia-.
El prcer de la moneda no salva vidas,
pero las demora
en el cuidado de astrolabios y playas verosmiles.
Para un calendario de astros sin guerra.
Las paredes
son relojes que, en vano, quieren enmudecer el
polvo.
No existen las paredes!
No existen los relojes!
Y t ceido a esos muros, para atrapar el sol!
-
Hechos La sombra de una cruz resbala,
hiere la carne.
El silencio, el tcito silencio lo ejecuta.
Un hombre sangra y es la noche.
Pablo Strika
-
Slo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente.
LEN GIECO
PAISAJE DE GUERRA
La tarde
se crema, sin ngelus,
en el polvo de un sol ciego.
Ecos sin destino
dispersan la voz de un cristo solitario.
Es el fin de la genista.
-
Imgenes paganas se desnudan en sueos
FEDERICO MOURAS
OTRO DA NOVENO
Borracho
de tanto apedrear el alba,
de esa gula
por los desguaces
que dejen rendido al arcngel
sin ltima piedad.
Esa codicia de soles cidos...
Bebe del pozo amarillo.
Chorrea pjaros negros,
hambrientos
de insistir con los rastrojos del agua.
Numera calendarios de hogazas turbias.
Tentado
de espadas
desgarra sarmientos
y se pone a quemar el vino para borrarle la tierra.
Famlicas,
de pan agrio,
circulares y oscuras,
caen las horas.
-
Alfiles que descomponen das
en sepulturas
negras,
blancas,
blancas,
negras...
En el vicio, equivocan batalla.
Vacan hasta los hedores de la guerra.
Pero los rastrojos no cuajan.
Y el arcngel,
que no se rinde.
Y esas piedras,
que ya vacas,
se derrumban de sombra.
-
NUFRAGO
Nadie que sepa de mundos atados a hojarascas.
De pjaros desenclavados de una ventisca.
Todos equivocando el mar.
-Historias hay que prodigan nombres olvidables,
irreconocibles, premeditadamente absurdos-.
Hombres numerados con falso norte
y brjula robada a bucaneros de viejos naufragios.
Sin travesa.
En vano,
busco el ro que supo nombrar mis silencios.
Todos habitando marionetas.
Repitiendo antifaces.
Fugitivos.
Pero hubo alguna vez un arpegio que enmudeca las
sombras.
Un ro que llevaba mi rostro.
Un sol que conoca mis guerras.
Pero hubo un sol.
-
ESTADO DE SITIO
Tantos huesos
no bastan
a la sustancia de esta muerte.
Por vaciar
quedan yelmos, quijadas, rocines.
Vaciarlos de hombres.
Hasta la hembra.
Vaciar el hambre.
Queda.
Circunvalar
nanas, molinos, aldeas.
Queda
vaciar el sol.
Hasta la liza.
Vaciar la arena.
Queda
ceir la luna.
Hasta las rosas
Vaciar desvelos, profecas, poetas.
Tantos huesos,
no bastan.
Sustancia, son, de la tierra.
-
Slo la emocin me mantiene vivo.
ALEJANDRO LERNER
VAGABUNDO
Busco mi olvidada forma de aguardar el sol,
el rastro que tenan mis silencios
entre el puro transcurrir de octubre bajo las trtolas.
Busco mi rostro ms antiguo, el de antes del
pecado.
Descienden, de vez en vez, sentencias, redenciones,
patbulos.
Pero quiero frente a m al ngel de fuego.
Desafiarlo con mi cosecha prohibida.
Asirlo a musgos acantilados.
Y hallarle en la intemperie, un rostro blando.
Sin salvadores. Sin esfinges.
Y desnudarlo hasta tocar el da,
ese que hace quebrar el agua bajo la carne turbia.
Busco mi olvidada forma de aguardar el sol.
Lejos, se va borrando cada piedra y cada sombra.
Voy perdiendo hasta las cifras del caos.
En esta extraa emocin, que an me mantiene
vivo...
-
HAMBRUNA
Hoy, el acero est en el sol.
Amordazada,
la zafra no habr de parir en tierra.
Han ceido las hogazas
y el da se muere
de semillas sin alumbrar.
El pan de los nios
arde
en la hora que el hambre
duele adentro de los huesos.
-
Indice
Nmeros.............................................................. 4
PROFECAS ................................................... 5
BALDOS ....................................................... 6
SUICIDIO ....................................................... 7
COTIDIANO .................................................. 8
MORADA ...................................................... 9
UN LOCO..................................................... 10
Profetas ............................................................. 11
PRIMER PECADOR .................................... 12
DELATOR.................................................... 15
SIN COORDENADAS................................. 17
DE ARENA Y SIEMPRE ............................ 18
QU VES ..................................................... 19
Proverbios ......................................................... 20
MSCARAS ................................................ 21
CALENDARIOS .......................................... 22
TRAVESAS ................................................ 23
DESPUS DEL DESIERTO ........................ 24
ANTIGUAS ESCRITURAS ........................ 25
EXTRAA LUZ .......................................... 26
ESPEJOS ...................................................... 27
-
Epstolas............................................................ 28
CACERA ..................................................... 29
MORTAL ..................................................... 30
PIDO UN POEMA ....................................... 31
AMURALLADO .......................................... 32
Hechos .............................................................. 33
PAISAJE DE GUERRA ............................... 34
OTRO DA NOVENO ................................. 35
NUFRAGO ................................................ 37
ESTADO DE SITIO ..................................... 38
VAGABUNDO ............................................ 39
HAMBRUNA ............................................... 40
Biblia ProfanaNmerosPROFECASBALDOSYa no hay fbulas en la ciudad de la furia.SUICIDIOSon de olvido las vsperas del espejo.Qu pasa en la tierra que el cielo cada vez es ms chico?COTIDIANOPero hay dos manos que el hombre hace tiempo ya olvid.MORADAUN LOCO