bhagavad gita

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1 El Gita de Sai Baba El camino de la autorrealización y la liberación en nuestra era. Compilado y editado por Al Drucker Publicado por Atma Press Subido a la Red el 22 de marzo del 2000 Traducción al español de Cinthia De Gortari ‘Ananda’ Chapala, 2012. Referencia o enlace de internet: http://askbaba.helloyou.ch/saibabagita/index.html

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El Gita de Sai BabaEl camino de la autorrealización

y la liberación en nuestra era.

Compilado y editado por Al DruckerPublicado por Atma Press

Subido a la Red el 22 de marzo del 2000

Traducción al español de Cinthia De Gortari ‘Ananda’ Chapala, 2012.

Referencia o enlace de internet:http://askbaba.helloyou.ch/saibabagita/index.html

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El Gita de Sai BabaEl camino hacia la autorrealización del Ser y

la liberación en esta era

Compilado y editado por Al DruckerPublicado por la Editorial AtmaColocado en la Red el 22 de marzo del 2000

PrefacioMensajesSai BabaIntroducción al GitaLa esencia del Gita

Primera Parte: El camino de la devoción

I. El Amor y el Deber: el camino de la perfección

Conocerse a sí mismo es conocer a DiosFe en ti mismo y fe en DiosEl sin-forma cobra formaConciencia divinaTrabajo, adoración y sabiduríaDesaparición de la ilusión

II. Entrega: Transformación de hombre a Dios

El UniversoEl camino de la devociónSu Yo supremo es DiosEl poder ilimitado de DiosEl devoto es mayor que DiosPueden dominar a Dios con el poder del amorDe la dualidad a la no dualidadCercano y caroNo muestren odio por ningún ser

III. Gánense el amor de Dios

El amor de DiosLa verdadera alegríaCoraje y firmezaAdoración a Dios con forma y sin forma

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La no-forma es el aspecto permanente del SeñorCentren su mente mediante la adoración a la divinidad con formaAdoren al Dios sin forma en su corazónPaz interior y contentoAmen a todos

IV. Indagación interior. El camino de la sabiduría

Las tres etapas del camino de la sabiduríaDios es amo del tiempo.El velo de la ilusiónEl mundo como un río de cosas verdaderas y no verdaderasAcójanse solamente a DiosConquisten sus sentidosDéjenle su carga a DiosEntréguense por completo a Dios

V. Encuentren a Dios en su corazón

El Dios internoDentro del cuerpo sólo hay conciencia puraVean a Dios en todoLos males de la humanidadBusquen al Señor dentro de su propio cuerpoArmonicen sus pensamientos, palabras y accionesTolerancia: la virtud espiritual fundamentalSolamente pueden experimentar a Dios a través del amor.

VI. Las tres etapas del camino espiritual

Sepan que Dios está aquí y experiméntenlo directamenteEl niño vaqueroAñorar ansiosos la presencia del SeñorLa visión del SeñorMás allá de la dualidad. Hacerse uno con el SeñorLas tres etapas de la vida seglarConocer, ver y hacerse uno con la divinidadAlcanzar la paz del Ser inmortalLos sagrados nombres de Arjuna

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VII. Restringir la lengua, tanto al comer como al hablar

El poder dual de la lenguaEl control de la lenguaCultiven el discernimientoLa pureza del alimento, la losa y el cocineroBendigan y ofrezcan la comida a DiosEl papel de la lengua en el hablaEl cuento del funcionario público y el maestroEl poder de las palabrasSacrificio y reciedumbreHablar es desperdicio de energía espiritualConfíen en ustedes mismosEliminen el egoísmo, la soberbia y los celos

VIII. Sólo podrán alcanzar a Dios a través del amor

La devociónLa meditación y la devoción son una y la mismaEl padre de familia y el monjeSoy DiosDe la forma a la no formaRíndanse a la Divinidad interiorTransformen los deseos en sabiduríaRenuncien al fruto de la acciónEl amor: base de toda práctica espiritualLlenen su corazón de amor y feEl amor es la más importante de las cualidades humanas

IX. El deseo y el enojo: gemelos maléficos

Destruyan los pensamientos impuros con pensamientos purosBuen carácter, buen comportamiento y conocimiento del serPoder divino y poder físicoDios yace más allá de los tres mundosLos tres mundos y Dios allende éstosDonde quiera que miren, verán su propio, único serNo son pecadores, son DiosEl dulce camino del servidorControl del deseo y el enojoAtracción y repulsiónEl carácter es lo importante, no las creencias

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X. Amor y sacrificio: la cura para el deseo y el enojo

El fuego del deseoHagan del amor la fuerza predominante en su vidaNaturaleza del enojoEl sacrificio conquista al deseoLa plaga del deseo y el odio Hagan que las nobles virtudes brillen en ustedesHay que reemplazar malos hábitos con buenos hábitosLa práctica regular es el secreto del logroHay que mantener los sentidos dentro de límites normales

XI. La verdadera renunciación se enfoca en Dios, no en el mundo

El control de la menteEl desapegoHagan el mejor uso posible de cada cosaHarischandra y BudaLos apegos mundanos son como un venenoEl sueño del rey JanakaLa angustia de estar separados de DiosLa verdadera renunciación vuelca su mente hacia Dios

XII. El desapego: unificación de pensamiento, palabra y acción

El desapego lleva a la autorrealizaciónEl apego a los objetos que creen ser de su propiedadRenuncien al fruto de sus accionesTodo atraviesa cambioLa práctica constanteLas tres austeridades: física, verbal y mentalEs mejor callar que mentirObserven un periodo de silencio todos los díasLibérense de toda atadura

XIII. Tiempo desperdiciado es vida desperdiciada

Comienza tu práctica espiritual siendo jovenNo desperdicien su juventud Empleen su cuerpo en aras de DiosNo pueden iniciar su vida espiritual cuando la muerte esté a la puerta La verdadera vida humana implica discriminación y renunciaciónManténganse firmemente enfocados en Dios

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Lleven su práctica con firmezaSean veraces pero usen palabras discretasLos cuatro tipos de enojo

XIV. Recuerden a Dios. Olviden el mundo

Descubran quiénes son realmenteLa juventud es el periodo más precioso de la vidaDesarrollen confianza en ustedes mismos y una firme determinaciónEl nacimiento es penoso, la vida es penosa y la muerte es penosaEl recipiente y el conocedor del recipienteEl mundo es ilusiónLos cuatro tipos de devotosLa historia del hombre rico y sus cuatro esposasDios responde a las solicitudes de cada unoNo son mortales; son inmortales

Parte Dios: Camino de la Sabiduría

XV. Salgan del engaño y conozcan su verdadero yo

Las pasiones y los apegos llevan al sufrimiento El apasionamiento destruye la valentía y la voluntadLa ignorancia es la causa de todo sufrimientoCómo se cura la ignoranciaLa guerra entre el egoísmo y el no egoísmoPrevisión y Compasión: cualidades de un corazón puroDe pariente o amigo a discípuloSean valientes, no tengan miedo, discriminen

XVI. Si erradican la ignorancia, nunca más se sentirán apesadumbrados

Su verdadera naturaleza es la dicha eternaUstedes son espíritus puros y su cuerpo, el ropaje exteriorEl actual es uno de los muchos cuerpos que han usadoIgnorancia es desconocer su verdadera naturalezaEl peligro de apegarse al cuerpo

Deben de vivir las enseñanzas La ignorancia debe de ser erradicada por completo

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XVII. Dominen los sentidos y el mundo estará a sus pies

La naturaleza transitoria de las cosasLos veinticuatro principios impermanentesEl ser inmortal. Más allá del sujeto temporalLo noble y lo innobleLa naturaleza de los sentidosQuien se apega a los sentidos, por ellos es destruido El rey que era dominado por sus cinco esposasEl señor de la mente y sus cinco esposas: los sentidosMantengan sus sentidos bajo controlTriunfen sobre los sentidos mediante la auto indagaciónControlar la lengua es el primer paso para controlar los sentidosEl hermano puro del impuro rey Demonio

XVIII. Son el morador interno. No son el cuerpo ni la mente

Son el atma. Son DiosMantengan su atención en el atma y nada podrá dañarlosControlar los sentidos es fácil cuando se entiende lo que sonDense cuenta de lo transitorio de objetos sensoriales.Enfóquense en la divinidad, su verdadero ser; y en su deberEl intelecto es superior a los sentidosEl hombre sabio jamás olvida el atmaDios no necesita los elogios de nadie

XIX. Control de los sentidos. La llave que abre el conocimiento supremo

El control de los sentidos: base del autoconocimientoEl goce sensorial es ilusorioToda dicha proviene del propio serLos objetos sensoriales sólo brindan dicha temporalLa conciencia corporal empaña el amor puro del serEl autoconocimiento es lo que brinda la mayor dichaLa luz del atma lo ilumina todoLa dicha del ser es la única dicha verdaderaNo conduzcan con el pie en el frenoDesapego, devoción y control de los sentidos

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XX. El conocimiento mundano es inútil sin autoconocimiento

La luz de la sabiduría despeja la oscuridad de la ignoranciaEl Atma no cambia; el individuo síLos dos estados de la mente: el puro y el impuroMantengan la mente en paz: diríjanla a Dios¿Cómo atravesar las turbulentas aguas de la vida mundana?Libertad exterior y libertad interiorSolo con la gracia del Señor podrán lograr las cosas que realmente valen la pena La gracia de Dios se gana con pureza de corazónExisten muchos seres, pero hay una sola divinidadSólo la sabiduría podrá someter a la ignoranciaDesarrollen sabiduría mediante la indagación interior

XXI. Conocer a la divinidad es convertirse en la divinidad

La impureza de los sentidos opaca la luz del AtmaVean la unidad en la diversidadSon seres humanos, no animalesEl deseo los hace fallar en sus resolucionesSe les ha dado el cuerpo para que realicen al morador internoTodo viene de la divinidad interiorAsociarse con la divinidad los torna divinos

XXII. Los tres mundos: el denso, el sutil y el causal

Los cinco elementos densos y los cinco sutilesLa vida es como una serie de oleajesEl mundo es completamente inerte, salvo por el principio divino que lo animaEl artista que intentó captar la imagen del SeñorAventúrense allende lo transitorio para tocar la realidad inmutableUstedes no son uno sino tresTras lo denso, yace lo sutil; tras lo sutil, lo causalSamadhi equivale a inmovilidad mentalUstedes son lo único realLos atributos del sabio verdadero

XXIII. Limiten sus deseos, siéntanse satisfechos y le serán caros a Dios

Siéntanse satisfechos; no se llenen de deseosConquisten el amor de DiosLa satisfacción es la verdadera riqueza

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El atma no nace. El atma no muerePongan techo a sus deseos y recuerden el atma

XXIV. La paciencia y la tolerancia son la base de la práctica espiritual

Realicen el Atma a través de su experiencia directaLas circunstancias difíciles enseñan la toleranciaEl árbol, el río y la vacaHay ocasiones en que no se debe de ser tan toleranteCuándo es adecuado ser tolerantes y cuándo no lo esLas prisas y las demoras son dos extremos que se deben de evitarAdherirse a la verdad es lo mismo que practicar la toleranciaQuizás tengan que levantar la voz un poco a decir verdadLas cualidades negativas tienen que ser extirpadas y destruidas

XXV. Los celos y el odio son dos plagas que destruyen su paz

Descubran al morador interno a través de su prácticaLos cinco elementos que constituyen todoCelos y odioCelos de la divinidadLa divinidad jamás alberga motivos egoístasSi conquistan los celos pueden conquistarlo todoLa tolerancia vence al odioBajo los celos y el odio sólo hay egoísmoDestruyan el egoísmo, los celos y el odio con amor y toleranciaSólo a través del amor podrán experimentar a DiosLos celos y el odio destruyen a quienes los sienten

XXVI. La verdad y el buen carácter son el aliento de vida..

La verdad y el dharmaLa verdad debe de establecerse desde temprana edadHasta una mentirilla puede acarrear desdicha más tardeCuando se elimina un defecto, el resto de la personalidad pronto cambiaEl dharma es inmutable, pero su práctica cambia en cada épocaDharma es no lastimar a los demásEl deber social, el deber obligatorio, y el deber familiarEl control de los sentidos es la clave para cumplir nuestro deber correctamente

XXVII. Bondad y compasión son el sello de un ser humano verdadero

El Ser es Uno. Es el alma del todo

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Sintonía entre pensamiento, palabra y obraLa bondad es el sello distintivo de un ser humano verdaderoLa niña que rebozaba bondad

Dios derrama su gracia en los buenosPureza interna y externaConquisten a sus enemigos internosLos dos márgenes del río de la vidaLos tres principios que conducen a la meta divina

XXVIII. Valentía es ver al Uno en todo

La divinidad es la base de todoLa valentía está más allá de la conciencia corporalEl temor a la muerte es el mayor de todos los miedosLa valentía está en la naturaleza humanaLa magna reunión de los animales¿En qué sentido son los humanos mejores que los animales?Los humanos pueden transformar su instinto mediante el esfuerzoLa diferencia medular entre humanos y animalesLa mayoría de los humanos se comportan peor que animales Cuando tengan firme fe en Dios, no sentirás miedo jamásCultiven las buenas cualidades y gánense la gracia del Señor

XXIX. Vuélvanse hacia Dios y Dios se volverá hacia ustedes

La visión sagradaFestival de carrozasEl cuerpo humano es la carrozaEl corazón es tierra de cultivoLa verdadera valentíaLa historia de Gajendra, el elefanteVuelvan su visión hacia Dios y véanse a ustedes mismosEl elefante de la arrogancia y el cocodrilo del apego

XXX. Para poder ser libres, entreguen su mente a Dios

Desenraicen la mala yerba que es tamas y rajasLimpien perfectamente su corazón para que Dios entre en élLa devoción, la sabiduría y el desapego los hacen purosCaracterísiticas de rajasEliminen los tres principios y obtendrán liberación

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El reto del rey Janaka para adquirir auto conocimientoJanaka alcanzó la auto realizaciónEs preciso entregar la mente para obtener el auto conocimientoOfrézcanle su mente al SeñorAquieten la mente y el cuerpo

Tercera Parte: El camino de la acción

XXXI. Cumplan su deber, sin ocuparse del resultado

El escudo de la devoción y la armadura de la sabiduríaRecurran a la sabiduría para conquistar a sus enemigosToda experiencia mundana puede acarrear karmaEl egoísmo se desarrolla cuando se olvidan del morador internoEl cuerpo es un objeto inerte hecho de cinco elementosDe la acción al sentimiento devocional, y de ahí a la dichaLa comida produce pensamientos, sentimientos y accionesEnfóquense en la acción, no en el frutoTiempo, acción, propósito y resultado sólo aplican al cuerpoDirijan el deseo hacia la sabiduría para obtener la luz divinaLos tres tipos de acciónAspiren al nivel supremo y jamás retrocedan

XXXII. El yoga de la acción y el fruto

Santifiquen sus acciones y libérenseConviertan sus acciones en yogaLa dicha de realizar el propio quehacer es mayor que la recompensaEl Gita trae sabiduría a la vida cotidiana.Janaka y SukaEl veneno debe de salir para que pueda entrar la enseñanzaEl fuego que hizo aflorar el apego de los discípulosKrishna le dio una lección al mundo a través de ArjunaAcciones ordinarias, acciones desapegadas y acciones sagradasEl Gita le brindará a cada uno lo que esté preparado para recibir

XXXIII. Cultiven la visión interior

No se puede huir de los enemigos internosTransformen toda acción personal en acción desinteresada

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Purifiquen sus acciones antes de ofrecerlas a DiosLas características de un ser iluminadoPor sus acciones, la persona revela su naturaleza interiorEl poder de la ilusión y sus dos fuerzas poderosasEl poder engañoso de maya puede ser eliminado para siempreUn corazón puro está libre de apego e ilusiónAcciones sin apego al frutoIr de la acción ordinaria al buddhi y de ahí al karma yogaAstavakra y la asamblea de eruditosSin la visión interior, los eruditos no eran sino zapaterosDejen que la persona expulse el veneno sin interferirLos seis tesoros espirituales

XXXIV. Eliminen la conciencia corporal. Realicen la conciencia divina

Lleven a cabo acciones para santificar su vidaHagan de sus acciones un sacrificio, no una batallaUstedes son el atma, no el cuerpoDios en forma humana no se limita a los AvataresExpandan su auto imagen y comprendan la divinidadVayan de lo individual a lo social y, de lo social a lo divinoLa naturaleza del dharmaSólo podrán encontrar paz dentro de ustedes mismosPara que haya matrimonio tiene que haber maridoUtilicen las asperezas del camino como pruebas y oportunidadesNo hay necesidad de cargar el equipaje sobre su cabezaIdentifíquense con la divinidad, no con el cuerpo

Prefacio

Me gustaría, querido lector, presentarte los antecedentes de cómo surgió este libro. En agosto y septiembre de 1984, hubo revueltas por toda la India. Los tiroteos campeaban cerca del ashram de Sai Baba, por lo que fueron cerrados los portones de acceso. Soldados armados escoltaban a los estudiantes universitarios hasta el ashram, a donde acudían a sus reuniones vespertinas.

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Durante treinta y cuatro días, en lo más álgido de las revueltas, Sai Baba les habló a los muchachos sobre El Gita, y lo hizo en télugu, su lengua natal. El presente libro consiste de dichos discursos.

A la sazón yo vivía en el ashram de Baba y daba clases en la Universidad. Durante todos estos años, y con el permiso de Swami, utilicé las poderosas enseñanzas del Gita en mis charlas protocolarias de bienvenida a los visitantes del ashram, provenientes de todo el mundo. He tenido la fortuna de trabajar con dicho material durante nueve años el cual, con el tiempo, ha aportado luz y expandido mi entendimiento. Como les ha ocurrido a otros, sus enseñanzas han transformado mi vida.

Hace cinco años tuve oportunidad de publicar El Gita en India, basado en las charlas ya editadas de Baba. Doce mil copias fueron impresas y publicadas en inglés, y numerosas traducciones se hicieron a lenguas europeas y orientales. El manuscrito original le fue presentado a Sai Baba en la navidad del ’87, en el foro del auditorio. Él lo bendijo y estampó su firma en la primera página. En el texto abundaban frases y referencias a aspectos tradicionales de la India, que le eran familiares a los devotos indos1.

Durante los años de la intervención, la edición en inglés realizada en India fue descontinuada. A fin de difundir las enseñanzas entre un público mayor, sin que el lector tuviese que estar versado en sánscrito y filosofía inda, ni estar familiarizado con los personajes e historias que Baba mencionaba en sus charlas, se elaboró la presente edición. En ésta los términos sánscritos fueron eliminados y reemplazados por su equivalente inglés en ese contexto. Los capítulos se editaron libremente para aclarar pasajes difíciles o referencias liosas, a fin de tornar la lectura fácil y fluida. Cada capítulo tiene una estructura independiente, así el lector puede dirigirse directamente al capítulo de su interés, sin necesidad de revisar los capítulos previos.

Motivó la presente edición, el anhelo de transmitir las enseñanzas de Baba con la mayor claridad posible al lector occidental, más que el realizar una traducción literal. Reconozco la enorme responsabilidad que conlleva el editar las palabras del Avatar, y recomiendo a los académicos estudiar directamente las cintas de los discursos de Baba en télugu, sobre El Gita.

Al DrukerCrestone, Colorado, October 1993

1 Como gentilicio usaremos ‘indo’ y no ‘Indio’ pues éste último también designa al nativo originario de América y puede crear confusión [Nota del traductor].

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Mensajes

Si les preguntaran “¿Quién creó la multiplicidad del mundo; quién es el responsable de tal variedad?”, ¿qué responderían? La respuesta correcta sería: “¡No hay tal multiplicidad!”… El único ser supremo sigue siendo el único ser que existe. Ustedes lo has tomado por varios. La falla está en ustedes. Corrijan su visión. Remuevan su ilusión. La divinidad no se convirtió en el mundo, así como la cuerda no se convirtió en culebra. En la oscuridad pensaron que la cuerda era una culebra, pero seguía siendo una cuerda. Del mismo modo, el ser supremo sigue siendo el ser supremo, aunque ignorar el hecho los haga percibirlo como mundo… El mundo de la diversidad se sostiene en una pierna llamada ilusión. Si cortan la pierna, el mundo se desploma… A menudo les advierto que no me identifiquen incluso a mí con este cuerpo. Pero no quieren entender. Me llaman sólo por uno de mis nombres y creen que sólo tengo una forma, mas no existe nombre que yo no porte, ni forma que no me pertenezca.

Tras largas búsquedas por aquí y por allá en templos e iglesias, finalmente retornan completando el círculo por donde comenzaron, y descubren que aquel que han estado buscando, aquel por quien han estado llorando y rezando en templos e iglesias, a quien veían como el misterio entre los misterios, es lo más cercano que existe… son ustedes mismos… es la realidad de su vida, su cuerpo y alma. ¡Afírmenlo! ¡Manifiéstenlo!

En tanto cuerpo, mente o alma, no son sino un sueño. Lo que realmente son es existencia pura, conocimiento, dicha. Son el Dios del universo. Están creando y dibujando el universo entero. Para llegar a su esencia infinita, la miserable prisión individual debe eliminarse… Sigan su corazón. El corazón que es puro busca más allá del intelecto. Se inspira… Dentro de ustedes se encuentra la verdadera felicidad. Dentro de ustedes está el océano de néctar divino. Búsquenlo dentro de sí. Siéntanlo. Siéntanlo. Está aquí, es su propio ser. No es el cuerpo, la mente o el intelecto. Éstos no son sino manifestaciones del ser, por encima de las cuales están ustedes. Ustedes son como una sonriente flor, una estrella rutilante. ¿Qué existe en el mundo que puedan codiciar?

De charlas y escritos de Sai Baba.

Sai Baba

Por el número millonario de devotos que forman parte de su redil, Sai Baba es el avatar de esta era. Se lo reverencia como la encarnación del todo-poder. Un evento tan auspicioso no había ocurrido desde que la divinidad tomó forma humana hace cinco mil años, en lo que fue otra gran era de la humanidad. Antes vino como Krishna, el avatar de aquella era. Hoy, la divinidad ha vuelto en el papel

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de maestro universal, para guiar y elevar a la humanidad actual en este tiempo crítico.

Así como no es posible comprender la dulzura por la sola descripción verbal, antes de ser degustada, el fenómeno Sai no puede ser entendido con tan solo leer acerca de Él o estudiando sus palabras, ni siquiera experimentándolo directamente. La verdad de Sai sólo puede ser entendida viviéndola a fondo y llevándola a la práctica en cada pensamiento, palabra y acción. Cuando se transforma nuestra vida, es que descubrimos nuestra propia verdad. Que el avatar haya venido para brindarse a nosotros es una rara joya. El mensaje más profundo para el cual encarnó es que: la divinidad camina entre nosotros para recordarnos nuestra divinidad. “Yo sé quién soy”, dice. “He venido a ayudarlos para que ustedes también sepan quién son.” En esencia, no somos menos que Él. Somos encarnaciones de Dios. Tal es la principal enseñanza del Gita. Baba ha venido como guía para ayudarnos a realizar nuestra verdad y a devolver la humanidad a su origen divino.

Las tres encarnaciones de Sai

Como Alá entre los musulmanes o Yavé entre los judíos, o el Padre Divino de los cristianos, o la Naturaleza de Buda de los budistas, o el Aura Mazda de los parsis, o el Ser Supremo de los vedantas, o el Gran Espíritu entre los indígenas americanos, Sai Baba es un nombre que designa a la realidad suprema y omnipresente, que en la mayoría de las religiones se conoce como Dios. La única divinidad existente toma innumerables nombres y se manifiesta en mil formas. Escogió un periodo de doscientos cincuenta años, que comenzó a inicios del siglo XIX, para manifestarse como avatar sucesivamente en tres formas, en la era de Kali, a fin de restaurar la rectitud de la tambaleante humanidad. Las tres encarnaciones se llaman Sai Baba, que significa madre y padre divino.

El Sai Baba actual, nacido en 1926, es la segunda de las tres encarnaciones del avatar Sai. Se lo conoce como Sathya Sai Baba. La primera encarnación fue Shirdi Sai Baba, quien abandonó su cuerpo mortal ocho años antes, en 1918. Shirdi Sai Baba transcurrió su vida dando ejemplo de la unidad de Dios y de la hermandad de los hombres, sirviendo tanto a la comunidad hindú como a la musulmana, en India central. Cada una lo reclamaba como propio. Durante años alternó sus días viviendo en el templo hindú o en la mezquita musulmana.

El avatar Sai seguirá presente en la forma de Sathya Sai hasta sus noventa y tantos, ya entrado el siglo XXI. Entonces, poco después de abandonar su cuerpo físico, volverá a nacer en el sur de India, en su tercera y última forma. A la sazón, será conocido como Prema Sai Baba, quien completará la misión del avatar Sai para acabar con la era de Kali y anunciar la era dorada de la humanidad.

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El ashram de Sai Baba. Prashanti Nilayam

Sathya Sai Baba tomó nacimiento en la remota aldea de Puttaparthi, en el sur de la India, cerca de Bangalore. Ahí surgió una villa llamada Prashanti Nilayam, morada de la paz suprema, su ashram principal. Ésta alberga a miles de peregrinos de toda India y de todo el globo terráqueo, que vienen a experimentar las apariciones cotidianas de Sai Baba para sus devotos, y las entrevistas que concede a los afortunados que son escogidos.

El ashram incluye un complejo educativo de amplia cobertura al que acuden estudiantes de toda India y del extranjero a vivir y estudiar. Los niños pueden incorporarse al internado de primaria, a los cinco años, para seguir después con secundaria, prepa y universidad y, finalmente, realizar estudios de doctorado y posgrado, completando así su educación al cabo de veinte años. El sistema educativo Sai, con planteles en todo el país, es totalmente no sectaria y gratuita. Los costes educativos estudiantiles son absorbidos directamente por el Fideicomiso Sathya Sai Baba.

Prashanti Nilayam también es sede de la red mundial de organizaciones Sai, involucradas en múltiples proyectos de servicio comunitario e impartición de educación en valores humanos en escuelas públicas y privadas de todo el mundo. Recientemente se inauguró el mayor hospital de especialidades de Asia. Independientemente de sus recursos, los pacientes de cualquier parte del mundo pueden venir a atenderse de cirugía de corazón abierto. Permanecen en el hospital sin costo médico, ni de medicamentos, ni de hospital, alimento o cama.

Sai Baba, el ser humano y el hombre bueno

El eje de toda actividad es Sai Baba, quien desde sus años tempranos atrajo multitudes con su singular presencia. Él sólo puede ser descrito como la personificación del amor puro y desinteresado, la encarnación de la paz perfecta y la dicha, la esencia de todo bien. Él manifiesta toda cualidad humana que el hombre admire, y posee todos los atributos característicos de un avatar. El poder total de la naturaleza se encuentra en su mano. Tiene el conocimiento total a su disposición. Conoce el pasado, presente y futuro de todo aquel que lo busca. Se puede manifestar en diversas partes del mundo en aras de sus devotos. Los atributos de la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia son el sello distintivo de una encarnación completa de la divinidad.

Sai enseña la hermandad de todos los credos y subraya la unidad de todas las religiones bajo la única divinidad. A su particular modo, Sai Baba derrocha majestad y gracia, a la vez que una exquisita alegría. En el complejo de su esplendoroso templo y ashram, Sai ocupa un cuarto sencillo y lleva una vida austera, atendiendo desde el alba hasta entrada la noche a quienes lo procuran.

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Al no estar limitado al plano físico, Sai Baba trabaja en todas las dimensiones densas y sutiles, apareciéndose en visiones, sueños o experiencias, así como en forma física. Como maestro divino que guía el desarrollo de sus devotos, Él inspira desde adentro y dirige desde afuera. Ilumina el corazón, transforma la mente y revela el mayor de los tesoros, el atma inmortal, el ser universal que mora en cada corazón.

El advenimiento de Sai

Los dos y medio siglos que abarca el advenimiento de Sai son un tiempo de significación espiritual única en la historia de la humanidad. Durante este periodo, santos y sabios también están haciendo su aparición en el mundo para llevar a cabo la misión divina de revivir los valores espirituales, para que se revierta la tendencia a la degradación moral que consume al mundo actual. En los milenios por venir, las futuras generaciones mirarán hacia atrás con gran admiración por quienes vivimos en este tiempo sagrado, así como nosotros miramos hacia atrás a los afortunados contemporáneos de Rama o Krishna, Moisés o Jesús, Buda, Mahoma o Zoroastro, quienes tuvieron el privilegio de gozar de su cotidiana presencia.

A lo largo de la existencia humana, raramente la divinidad tomó una forma humana que haya sido reconocida por muchos. Más raro aun es que la divinidad haya venido como avatar con plena gloria, como lo ha hecho hoy Sai Baba. Hoy por hoy, el poder total de Dios puede ser contactado y experimentado por cualquier persona; y sus enseñanzas - revestidas de autoridad por el que es la fuente de la sabiduría suprema- pueden ser escuchadas por cualquier persona, ya que Él nos viene hablando en un lenguaje accesible y actual.

Introducción al Gita

Gita significa canción. Pero el Gita no es una canción común. Es el canto divino a la emancipación, que nos es dado por Dios para librarnos de la ilusión que nos ha mantenido atados. El Gita celebra nuestra más excelsa verdad: el Atma.

Atma significa yo-mismo. Pero Atma también significa Dios. Atma es Dios-yo-mismo, nuestro verdadero yo. Puesto que Dios es siempre uno, el Atma es el verdadero ser de cada quien y cada cosa. La ilusión la hace aparecer como múltiple. Nuestro destino es despejar la niebla de la ilusión para que la verdad se revele y el Atma emerja a la conciencia. Atma es autoconocimiento.

Cuando el autoconocimiento tiene lugar, se despeja la ilusión de que hay seres y cosas separados, quedando reemplazada por la conciencia de la unidad. El autoconocimiento es el único conocimiento eterno y perenne, puesto que nos hace

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trascender las limitaciones del tiempo y el espacio, sumergiéndonos en la dicha del Atma.

En cada era significativa, Dios viene como avatar a enseñar el Gita para iniciarnos en el autoconocimiento y retirar el velo que oculta nuestra naturaleza divina. Hace cinco mil años, Dios vino como Krishna para brindarnos su canto a la verdad, en un periodo de declive moral. En aquel entonces entregó el Gita para rescatar a Arjuna -y con él a toda la humanidad- del humo de la ilusión y el apego. En nuestra era vino de nuevo como Sai Baba, para brindarnos sus sagradas enseñanzas en lo que es otro momento de turbulencia y degradación ética. La enfermedad que vino a curar es la misma; el remedio también; proviene de la misma fuente de sabiduría. Mas, siendo Él la fuente misma de la sabiduría, puede transmitirla de modo asaz vívido y significativo para nuestro tiempo.

A través del Gita, Baba nos enseña a trascender la falsa percepción de los sentidos y la mente, los cuales mantienen la ilusión de que hay una existencia separada. Paso a paso nos va llevando por el sendero interior hasta descubrir quién realmente somos. Cuando se erradica la ilusión, nos percatamos de que no somos los cuerpos ni las personalidades; no somos seres separados, individualizados por un nombre y una forma. En verdad -Él recalca una y otra vez- no somos diferentes de Dios. Nuestra realidad inmutable -la misma antes de tomar un cuerpo, que después de dejar el cuerpo- es el ser divino, el Atma. Por alguna razón, el Atma ha quedado oculto bajo los nombres y formas cambiantes que constituyen el velo de la maya o ilusión. Mas, bajo capas de oscurecimientos, y oculta a la vista, el Atma brilla en el interior de cada ser, con radiante divinidad.

Para poder percatarse de ello se requiere purificar la mente hasta quedar la conciencia pura, no empañada de basura mental. Baba afirma que cuando abandonamos la visión externa y soltamos la fascinación por el mundo, y en su lugar nos volcamos hacia el interior en busca de la visión total, nos sumergimos en la conciencia de la unidad. Al soltar la conciencia corporal, obtenemos conciencia divina. Cuando nos expandimos plenamente allende el alcance humano, nos volvemos lo que realmente somos. Trascendemos la ilusión de la separación entre Dios, hombre y mundo, y nos sumergimos en el principio divino. Tal es la enseñanza medular del Gita.

El Gita es el corazón mismo de la sabiduría ancestral, que subyace a la inmortal filosofía oriental. Es la base de toda espiritualidad. Se dice que tuvo una profunda influencia en Jesús, así como en Buda, y no se diga en las innumerables luminarias espirituales que han dado su saber al planeta en los milenios transcurridos desde que Krishna entregó el Gita en el campo de batalla.

El Gita contiene algo para cada devoto, se encuentre en el nivel que se encuentre. Baba nos habla desde el nivel para el cual estamos preparados, y desde ahí nos dirige hacia nuestro destino final. Si incorporamos el Gita a la vida cotidiana, no tendremos necesidad de leer ningún otro libro ni estudiar otra enseñanza. Con seguir los pasos aquí indicados, seremos conducidos de vuelta a nuestro hogar:

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nuestra verdad inmutable. Pero hay muchas etapas que atravesar. Se las conoce como yogas. El término sánscrito yoga significa unión y se refiere a la unión con Dios.

Existen tres yogas primordiales que Baba retoma aquí: el karma yoga o camino del servicio desinteresado; el bhakti yoga, o camino de la devoción en el que la divinidad de cada cosa se manifiesta ante nuestros ojos; y el jnana yoga, o camino de la sabiduría, que culmina la travesía espiritual y eleva nuestra vida a su más alta verdad. Los yogas son como el jabón: nos purifican y despojan de las capas de irrealidad que recubren el Atma. Por mucho tiempo, la ilusión y la irrealidad, en forma extraña más convincente, lograron erigirse como la única realidad, ocultando la auténtica realidad: el Atma. Los yogas, entonces, coadyuvan a devolvernos a la conciencia unitaria.

La gente se puede preguntar por qué si los versos del Bhagavad Gita de Krishna están a disposición, Baba elaboró una nueva versión del Gita. Él aclara que la era actual es distinta al tiempo de Krishna y diferente al de Rama. En tiempos de Rama, las fuerzas oscuras estaban encarnadas en las hordas demoníacas -enemigos externos- que perturbaban la paz y la tranquilidad. Rama, Dios encarnado como avatar, tomó él mismo las armas y se dirigió al bosque para destruir el mal. Decenas de miles de años más tarde, en la era de Krishna, las fuerzas inicuas no se encontraban afuera en el bosque, sino en el propio seno familiar. Entonces, el avatar no tomó las armas directamente, sino se convirtió en auriga de la carroza de Arjuna para que éste librase la batalla y obtuviese la victoria.

En realidad, la divinidad ya había decidido el desenlace. A fin de aclararle a Arjuna que él no era sino un actor en el drama, Krishna le entregó la visión de su forma cósmica. De pronto, Arjuna pudo contemplar el tiempo total -pasado, presente y futuro-. Pudo apreciar a los combatientes de ambos lados, enfrascados en su destino inexorable, personificando la obra del Señor. No obstante librar todas las contiendas, Arjuna se percató de que no era sino un instrumento de la voluntad del Señor, y que el ulterior desenlace del combate -el triunfo de la rectitud sobre el mal- ya había sido decidido incluso antes del primer enfrentamiento.

En aquel tiempo, la gente gozaba de una vida más longeva. Baba menciona que en tiempos del Mahabharata, Krishna y Arjuna cursaban sus ochentas. Ellos se conocían desde hacía más de setenta años. Eran amigos entrañable que pasaban la mayor parte del tiempo juntos, siendo además cuñados. Durante el tiempo que anduvieron juntos, el Gita nunca fue mencionado. Durante años, Arjuna y sus hermanos los Pandavas habían resistido todo tipo de insultos y ofensas por parte de sus malevolentes primos. Mas las fuerzas del mal eran implacables. El conflicto estaba destinado a culminar en guerra. Comenzaron los preparativos para el combate. De pronto, en la víspera, cuando Arjuna divisó a su amado abuelo y a su adorado maestro, en pie de guerra en el bando contrario, y vio a sus conocidos, desplegados en son de ataque, lanzó su arco al suelo en gesto pesaroso.

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Al mencionar el pasaje, Baba advirtió que Arjuna había enfrentado numerosas encrucijadas en su vida y tenía idea de cómo contornarlas, pero en ese momento se veía abatido ante la embestida de sus enemigos internos: el apego, el apasionamiento, la visión distorsionada y todo lo demás, que lo hicieron olvidar su propia verdad y su promesa de defender la rectitud a cualquier precio. Desesperado, se volvió hacia Krishna, reconociendo que sólo él podría sacarlo del escollo. Clamó: “Señor, ordéname; haré lo que me pidas.” Fue en ese momento que la relación de camaradas e iguales se convirtió en la de maestro y discípulo. Justo en ese momento, afirma Baba, Krishna decidió enseñarle el Gita a su discípulo. Al someter su voluntad individual a la divina, Arjuna quedó en forma para recibir el regalo de la sabiduría universal.

Baba señala que el sabio Vyasa captó el diálogo mediante su poder yóguico de omni audiencia, plasmando la enseñanza de Krishna en 700 versos sánscritos, que han sido preservados en el Bhagavad Gita a lo largo del tiempo. Empero, señala Sai, durante los veinte minutos aproximadamente en que Krishna se dirigió a Arjuna en el campo de batalla, éste no le entregó su arenga en forma poética; ya que su objetivo era muy específico.

Krishna -la divinidad encarnada- permanecía invariablemente contento. En cambio Arjuna, como el resto de la humanidad, experimentaba periodos de dicha que alternaban con otros de congoja. La víspera de la batalla, Arjuna se sentía desanimado, no obstante en la madrugada del mismo día, su pecho estallaba de ardor. Krishna sabía que los cambios de ánimo se debían a la ilusión. Arjuna había perdido contacto con su verdadera naturaleza -el atma-, sinónimo de dicha eterna. Krishna resolvió entonces disipar la vacilación de Arjuna, reforzando su coraje con el conocimiento del atma, para que experimentase su verdad y se sumergiese por siempre en la dicha interior.

En tales capítulos, Baba introspecciona los puntos sobresalientes del Gita de Krishna. Dado que el presente libro es el Gita de nuestro tiempo, Baba proporciona claves adicionales para el progreso espiritual, que aplican específicamente al turbulento tiempo actual y a nuestras necesidades modernas. Su objetivo es el mismo de Krishna: conducirnos hacia el ananda -el goce eterno-, nuestra verdadera naturaleza.

Nuestra era difiere de la de Krishna en muchos aspectos. Hoy, las fuerzas del bien y del mal no sólo combaten en la misma familia, sino que contienden dentro de un mismo individuo. Baba advierte que si el Señor viniese hoy, espada en mano, para deshacerse de todo rastro de perversidad, no quedaría una sola persona viva. En su lugar, ha venido como el conductor interno, para que con su guía libremos nuestra propia batalla interior, conquistemos a nuestros enemigos intrínsecos, y obtengamos la victoria final del despertar y la salvación.

La era de Kali en que vivimos, caracterizada por el materialismo salvaje y la falta de ley, y en la que los valores espirituales brillan por su ausencia- es en muchos sentidos la peor de todas. Mas, desde el punto de vista espiritual, es también la

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mejor época, dada la posibilidad de transformación del individuo. Es justamente en este tiempo que podemos desprendernos de la ilusión y realizar el atma. Mas ello exige nadar contra corriente, contra las fuerzas y escollos de la vida mundana que nos arrastran hacia el abismo y nos mantienen encadenados al interminable ciclo de nacimientos y muertes. Hoy, el avatar de esta era nos muestra con sus enseñanzas a navegar los escollos. Trabaja desde adentro, en tanto morador interno, ayudándonos a enfrentar a nuestros enemigos intrínsecos, para que el bien triunfe en nosotros.

En eras anteriores, señala Baba, el camino espiritual consistía principalmente de rituales y prácticas religiosas como la meditación, la penitencia, la recitación de mantras, la oración y la adoración. Dichas prácticas aún son importantes, mas no suficientes. A menudo Baba advierte: “Las manos que sirven a la sociedad son más divinas que los labios que oran.” Él desea que hagamos karma yoga, servicio desinteresado. Nuestro trabajo debe de ser puro y debemos de realizarlo a con excelencia, a nuestra capacidad máxima. Al mismo tiempo, no debemos de apegarnos al fruto del mismo, sino ofrecerle el resultado a Dios.

Cuando logramos ver la divinidad que mora en cada ser, y servimos a la divinidad omnipresente en cada uno de nuestras tareas, el karma yoga automáticamente se convierte en bhakti yoga, y nuestro trabajo se convierte en adoración. Mas todavía entre nosotros y Dios hay separación; aún existe dualidad. Baba no quedará satisfecho con nuestro progreso espiritual hasta que no nos sumerjamos en la no-dualidad y alcancemos nuestra más elevada verdad: la realización del ser inmortal. Es la etapa final.

Baba suele contar la historia de una mujer que se encontraba una noche en casa bordando un tapiz; en eso perdió su aguja. Como la luz de su casa era muy tenue, salió a buscarla a la calle donde el alumbrado del farol era más claro. Ahí acaba la historia. Cada vez que la cuenta, Swami se ríe de la simpleza.

Somos parecidos a esa anciana. Perdimos la aguja con la que bordábamos el tapiz de nuestras muchas vidas. La aguja es el conocimiento de la verdad, sin el cual no podemos concluir nuestro trabajo. Avanzando a tientas vida tras vida, y presos de la ilusión, presentimos que en nuestra vida falta un no sé qué. Entonces nos acercamos a los grandes maestros y acudimos a ashrams cuya luz se nos antoja elevada, esperando encontrar ahí lo que perdimos.

En su interior experimentamos ancho solaz, y se nos agudiza la noción de lo que estamos buscando, pero sólo caeremos en la cuenta de lo que perdimos cuando lo busquemos en el fondo de nuestro propio corazón. Ahí, allende el cuerpo y la mente, más hondo que el sentido de mismidad que yace en el núcleo del ser, más allá de toda envoltura sutil y causal que recubre nuestra verdad, se devela la luz más intensa de todas, la del atma. Cuando el atma -el verdadero ser- se revela, el tapiz de nuestra larga travesía por el mundo físico, en el que venimos luchando desde hace eones de vidas, finalmente se completa.

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Baba asevera que así como Arjuna tuvo una visión que le reveló el desenlace de la guerra, la conclusión de nuestro largo trasiego y lucha interior ya ha sido también decidida por la voluntad suprema. Estamos destinados a retornar a casa. No obstante, tendremos que recorrer el camino y librar las batallas para obtener la victoria final sobre nuestros enemigos. Iniciamos así el proceso, familiarizándonos primero con la divinidad que yace en el fondo de nuestro corazón, y conservándola para que ella guíe nuestro viaje interior.

A medida que avanzamos por el camino, el humo de la ilusión se hace más nítido y atisbamos el gran misterio. Percibimos que la travesía que creíamos estar siguiendo no era sino ilusión. No somos individuos que transitan un camino espiritual bajo la dirección de un guru interior. Somos el todo. Somos la divinidad misma. Somos y siempre hemos sido el atma. Ésta no nace, no renace ni muere jamás. En tanto atma, no vinimos de ninguna parte ni nos dirigimos a ningún lugar. Jamás hemos cambiado. Tan sólo ha cambiado la ilusión de la individualidad y la separación. A la postre, la ilusión desaparece y descubrimos la grandiosa verdad de que siempre hemos sido uno con Dios. Baba afirma: “Piensa que eres Dios, y lo eres. Piensa que eres polvo, y lo eres. Piensa que eres Dios. Sé Dios. Eres Dios. Date cuenta.”

Hace unos años en un discurso público, Baba dio la instrucción de que repitiéramos varias veces al día: “Soy Dios, soy Dios, no soy diferente de Dios. Soy el supremo inmortal. Soy el uno.” Si permitimos que tal aseveración impregne nuestras vidas y nos embeba del amor total de Dios, el poder de la palabra se volverá nuestraexperiencia interna. Acabaremos identificándonos con la divinidad, con nuestro verdadero ser, y cada vez menos con las efímeras personalidades que no son sino sombras del ser. Sólo entonces nos percataremos de quién somos realmente: el ser inmortal, la divinidad única, que es el amor mismo. Tal es el mensaje inspirador del Gita.

La esencia del Gita

Para los occidentales que no están familiarizados con este libro, he aquí un resumen del tradicional Bhagavad Gita, tal como lo captó el sabio Vyasa. Es el Gita que Krishna entregó a Arjuna justo antes del gran combate entre dos ejércitos de millones de combatientes, que provenían de reinos diseminados por todo el subcontinente indo. Tras colosales enfrentamientos que duraron diez y ocho días, las fuerzas del bien se midieron con las del mal. Fue una de las batallas más encarnizadas de todos los tiempos. Al término, tan solo habían sobrevivido unos cuantos combatientes.

Krishna -Dios encarnado- asumió en dicha guerra el papel de auriga de la carroza de Arjuna para conducir a éste y a sus hermanos pandavas a la victoria final. Mas, la víspera de la gran batalla, la guerra pareció perderse aun antes de dar inicio.

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Arjuna, el guerrero estrella del lado del bien, se sumió en la duda y, renuente a luchar, se resolvió a tirar su arco. La situación ocurrió cuando Krishna ya había conducido la carroza de Arjuna al campo de batalla, quedando apostada entre los dos ejércitos. Desde ahí, éste divisó a su amado abuelo, a su maestro y a su propia gente en el bando contrario, listos para pelear, pues se habían aliado con las fuerzas innobles.

Con gran desaliento, Arjuna se quejó: “¡Oh, Krishna, no puedo pelear, me siento impotente! ¿De qué sirve ganar la guerra si en ella perecerán parientes, maestros, héroes? ¡Ya no sé dónde está mi deber! Te suplico me indiques qué es lo que debo de hacer. Me rindo a tus pies; tu discípulo soy. ¡Por favor instrúyeme! Al punto, el Señor le entregó las sabias enseñanzas del Gita.

Krishna comenzó su lección con una advertencia: “Arjuna, deshazte de tu débil corazón. No es digno de ti. No te rindas con fragilidad. Largo tiempo te has venido preparando para luchar en aras de la rectitud.

“Del mismo modo que el hombre se despoja de la ropa usada para ponerse otra pulcra, el atma se deshace de unos cuerpos y entra en otros nuevos. Los cuerpos nacen; todo lo que nace debe de morir. Pero el atma eterna nunca nace ni muere jamás. Las armas no la pueden cortar, el fuego no la puede consumir, el agua no la moja, ni el viento la puede secar.

“El atma no es tu cuerpo finito. Es el ser inmortal que mora en cada ser. Una vez que lo reconozcas, ¿qué te puede preocupar? Los sabios jamás se acongojan… ni por los muertos ni por los vivos.

“Yo soy el atma, Arjuna. Soy el señor supremo que reside en el corazón de cada ser. Soy el padre y la madre del mundo, su sustento. Soy el comienzo, el medio y el fin. Todo se genera en mí. Todo está impregnado de mí. Ninguna criatura existe fuera de mí. Cualquiera sea el camino del hombre, es mi camino. A donde quiera que el hombre se dirija, ha de llegar a mí.

“Soy eternamente, no nazco; soy el ser inmutable que encarna de era en era. Siempre que declina la rectitud y se desborda la deshonestidad, tomo forma para proteger el bien y destruir la iniquidad.

Velado por el inescrutable poder de la ilusión -mi maya- el mundo no me reconoce. Aunque mis criaturas no me conocen, Arjuna, yo conozco a cada una de ellas. Conozco su pasado, su presente y su futuro. En verdad, soy inmanifiesto e imperecedero mas, al no comprender mi naturaleza trascendente, los ignorantes me ven como un simple mortal.

“Al desconocer mi realidad, me ignoran por dar rienda a sus afanes mundanos y vanos anhelos, vana labor, vano conocimiento. Perplejos y atónitos por mi maya, giran cual marionetas en un carrusel.

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“Mi divina ilusión es muy difícil de penetrar. Entre millones de humanos, unos cuantos luchan por conocer mi verdad; y entre éstos que luchan, uno sólo tal vez puede llegar a conocerme en verdad. Ese uno es un yogui, versado en la más alta sabiduría. Por lo tanto, Arjuna, ¡deberías de ser un yogui! Toma refugio en mí con todo tu ser, y haré que por mi gracia alcances la paz suprema.

“En lo venidero ubícame fijamente en tu corazón. Dedícate a mí, venérame, adórame. Sabe que estoy siempre en ti y pronto serás uno conmigo. Es mi promesa, Arjuna, porque eres en verdad muy amado por mí.

“Quien sabe de mi nacimiento y quehacer divino, no nacerá de nuevo tras morir. No me perderá de vista, ni yo a él.

“Arjuna, quien trabaja para mí y me tiene como su meta más alta; aquel que se dedica a mí sin apegarse, y está libre de malicia hacia ninguna criatura, pronto vendrá a mí. En verdad, ese ser me ve en todo, como el morador interno de cada ser, como la realidad perenne dentro de toda cosa transitoria.

“Para aquellos que me tienen presente en sus mentes y me sirven con firmeza, yo les digo que llevaré su carga y les daré lo que necesitan. Teniéndome como centro de su conversación se sienten encantados y felices. Por compasión, elevaré su poder de discriminación y destruiré la ignorancia que empaña su visión. Al meter sus sentidos en cintura, ellos trascenderán el reino de la muerte y la decrepitud, alcanzando así la inmortalidad.

“Arjuna, cuando alguien amorosamente me ofrece una hojita, una flor, una fruta o incluso agua… -si lo hace desde un corazón puro- acepto su ofrenda ciertamente. Lo que sea que hagas, lo que sea que comas, sacrifiques o dejes de hacer, sea cual fuere la austeridad que practiques, ofrécemela a mí en primer lugar. Entonces quedarás libre de las consecuencias de tus actos, y muy pronto tu mente se aquietará y se tornará sabia, embebida como está en la renunciación. Agraciado con una mente serena y habiendo abandonado el fruto de tus acciones, serás por siempre liberado de las cadenas del nacimiento y la muerte.

“Arjuna, renuncia a tus acciones por mí. Centra tu mente firmemente en mí. Yo obraré a entonces través de ti y te liberaré de todo pecado. No temas. Por mi gracia superarás los obstáculos.

“Mas, si por tu engreimiento me dejas de escuchar, perecerás con certeza. Puedes pensar “No voy a luchar”. Pero tu propio sentido del deber y tu naturaleza te conminarán a pelear. Lo que por tu aturdimiento te niegues a acatar, lo harás a pesar de ti. ¡Levántate, Arjuna! Toma la espada de la sabiduría que te he entregado y corta en pedazos la ignorancia que enturbia la verdad de que la divinidad está siempre presente en tu corazón. Arjuna, ¡yérguete y alcanza la gloria! ¡Empeñaste tu palabra en defender la rectitud! Las fuerzas de la injusticia han cundido. ¡Ubícalas y destrúyelas!

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“Toma refugio en mí, Arjuna. ¡Mantenme en tu pensamiento y lucha! No eres tú quien matará a estos héroes, sino Yo. Yo soy el creador y el sostenedor del mundo, pero también soy el poderoso tiempo que consume mundos a su paso. En verdad, estos guerreros en las filas enemigas ya han sido derribados por mí. No eres más que el instrumento a través del cual actúo.

“Te entrego la visión de mi forma universal para que en ella distingas la unidad de toda existencia. ¡Contempla mi poder divino! ¡Contempla el universo que, ya sea estático o en movimiento, es uno conmigo!”

Sobrecogido de asombro y embeleso, Arjuna se inclinó en adoración y exclamó con las palmas unidas: “¡Oh, Señor, alabado seas una y mil veces! Ni el destello de mil soles juntos en el cielo compararían su gloria con una milésima de tu esplendor infinito. Tú eres el Señor imperecedero, el guardián del perenne dharma invencible. Eres el que no puede ser conocido. Al contemplar tu forma arrolladora todos los mundos se ponen a temblar. También yo. Así como los numerosos ríos se precipitan al mar, los héroes del mundo de los hombres desembocan en tu refulgente ser.”

El Señor entonces retomó su dulce y acostumbrada forma de Krishna y expresó: “Por mi gracia te he mostrado mi forma primigenia. Es muy raro en verdad que alguien vea lo que a ti te ha sido dado ver. No es la erudición ni las austeridades, ni es la caridad o los rituales; tan sólo la devoción inquebrantable hará que puedan conocer mi forma cósmica. Ésta y el sagrado conocimiento que te he entregado son el tesoro más preciado que existe.

"Arjuna, ¿me has escuchado con plena atención? ¿Se ha disipado la ilusión emanada de tu ignorancia? Piensa en lo que aquí te he revelado y reflexiona detenidamente. Una vez hecho lo cual, haz como te plazca.”

Arjuna replicó: “Oh, señor del universo! Tus maravillosas y poderosas palabras contienen la más alta sabiduría, y las has pronunciado con gran compasión. Por tu gracia, mi ilusión fue destruida. Mis dudas han quedado despejadas. “¡Por favor dirígeme! Haré lo que ordenes!”

Parte uno: El camino de la devoción

I. El Amor y el Deber: el camino de la perfección

Si quieres paz y felicidadDebes de vivir en el amorSólo en el amor encontrarás paz interiorSólo en el amor encontrarás la verdadera dichaEl amor florece con dar y perdonar

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Desarrolla tu amorSumérgete en el amorLas palabras de Sai son un caudal de amorQue fluye hacia ti.

Encarnaciones del amor:

Existen muchas áreas del conocimiento pero sólo hay un conocimiento supremo: el conocimiento de sí mismo, el conocimiento del ser inmortal; el conocimiento de la realidad inmutable, tu verdadero yo que no nació ni morirá jamás. Existen muchos otros tipos de conocimiento. Hay distintos tipos de arte, ciencia, comercio y educación. Dichas áreas sólo los ayudarán a alcanzar objetivos transitorios mundanos y placeres materiales. Para realizar la dicha eterna que es su verdadera naturaleza, deben de conocerse a sí mismos. Este es el único conocimiento que los conducirá a la paz interior y a la dicha sin fin. Tal es su verdad y su auténtica identidad. Cuando el auto conocimiento brilla en ustedes, devienen en el amor mismo. Se vuelven puros y completamente desinteresados. Entran en armonía total con todo lo existente.

Conocerse a sí mismo es conocer a Dios

El conocimiento de sí mismos no es diferente al conocimiento de Dios. El sagrado conocimiento de Dios y el conocimiento del ser inmortal son uno y el mismo. Son parte de la sabiduría divina. Al tomar conciencia del único ser que mora en todo, se establecen en la conciencia unitaria. Entonces pueden ver el uno en la diversidad que se despliega a su alrededor. A partir de ese momento, trascienden la existencia material y obtienen la inmortalidad que buscaban.

¿Cuál es la base del conocimiento supremo? Su base es la mente pura. Para purificar la mente deben de saturar su vida de espiritualidad; involucrarse en acciones nobles; rodearse de personas espirituales. Observen una conducta ejemplar en su vida diaria. Traten de cumplir a la perfección con su deber. Llenen su vida de servicio desinteresado y acciones virtuosas. Estudien las enseñanzas del alto conocimiento universal; aplíquenlas en su vida diaria y hagan de ellas su referente básico. Entonces su mente se volverá pura. Teniendo una mente pura, podrán discriminar entre lo permanente y lo pasajero, entre lo que es benéfico y lo que va en detrimento de su progreso espiritual. Así, todas sus actividades cotidianas se volverán sagradas y Dios derramará su gracia en ustedes.

Ustedes pueden tener alto conocimiento secular, pueden ser grandes académicos, o renombrados expertos en diversas áreas. Sin embargo, ni sus títulos ni sus logros académicos podrán brindarles la verdadera sabiduría. Para ser auténticamente sabios y eliminar el dolor de su corazón, deben de saber quiénes son realmente. Deben de realizar su ser inmortal. El sufrimiento no podrá ser trascendido a través de ningún otro camino. Sólo el conocimiento de su verdadero yo los llevará a superar toda pesadumbre y desgracia. Este es el único

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conocimiento que otorga la dicha plena. Cuando llegan a dominar un área del conocimiento, obtienen el respeto de sus iguales. Pueden volverse famosos y llenar sus expectativas mundanas, pero sólo cuando lleguen a conocerse a sí mismos se harán merecedores de la gracia de Dios. Una vez obtenida, conquistan la dicha eterna y el disfrute de la mayor felicidad.

¿Quiénes merecen obtener el conocimiento sagrado? ¿Acaso está -como arguyen algunos- reservado a la gente mayor? ¿Acaso un niño puede alcanzarlo? ¿Le es dado sólo a los iniciados o también pueden acceder a él quienes nunca recibieron instrucción religiosa? ¿Es sólo para varones o también las mujeres pueden aspirar a él? En verdad, para obtener dicho conocimiento, la raza, el color, la edad, el género, la nacionalidad o el estatus social carecen de importancia. Al comienzo de su vida, el sabio Valmiki fue asaltante de caminos; el sabio Narada nació de una modesta sirvienta; entretanto, ambos llegaron a ser lumbreras espirituales. Todo individuo está acreditado para adquirir la visión suprema.

El Señor viene a quienes le rinden devoción; Él ve el corazón, no la sustancia externa. Incrementa tu devoción. La devoción es muy importante para la vida humana. El Señor indicó en el Gita: “Cuando te rindes a mi servicio de corazón, Yo te rindo mi amor.”

Fe en ti mismo y fe en Dios

Cuando el Señor nos aconseja incrementar nuestra devoción, no es que quiera que descuidemos nuestros deberes mundanos. Prepárense con esmero para realizar sus tareas en el mundo. Esmérense en aprender el conocimiento seglar que necesitan para desempeñarse bien en sus labores. Y lo más importante, tengan fe en ustedes mismos; y en que podrán cumplir con el papel que la vida humana les asigne. El gran secreto para alcanzar grandeza de espíritu radica en la fe en uno mismo y en Dios. En verdad son lo mismo. Tener fe en ustedes mismos es tener fe en su propia divinidad.

El conocimiento mundano a lo más los podrá abastecer de techo y comida, entretanto el auto conocimiento les aportará el mayor tesoro de todos: la realización de su propia divinidad. Sin embargo, si carecen de conocimiento mundano, no podrían alcanzar el conocimiento eterno. Hay que tener cuidado en lo tocante al conocimiento mundano. El conocimiento espiritual y el mundano deben de estar balanceados. Los sabios Valmiki y Vyasa fueron honrados por todos. Escribieron muchos textos sagrados, incluyendo las épicas universales, el Ramayana y el Mahabharata. Fueron grandes luminarias espirituales, pero también eran altamente versados en conocimiento mundano. De lo contrario, ¿cómo podrían haber escrito tan egregios volúmenes clásicos?

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Todo viene de Dios. Si todo viene de Él, ¿qué más podrían ofrecerle? Lo único que pueden ofrecerle es su amor. Eso es lo único que Él espera de ustedes. Por eso un gran poeta escribió:

Amado Señor,Eres la realidad que-todo-lo-inundaSi el universo todo está lleno de ti,¿Qué templo podría edificarte?Si resplandeces como millones de soles nacidos de millones de soles,¿Cómo osar encenderte una vela?Si eres el morador interno en cada ser,¿Cómo puedo nombrarte con un solo nombre?Si el universo entero cabe en tu vientre,¿Cómo puedo ofrecerte un bocado en adoración?Lo único que puedo ofrecerte es mi amor,A lo único que puedo aspirar es a vaciar mi ser en ti,Que eres el océano de Amor.

El sin-forma cobra forma

Para satisfacción de la humanidad, se le otorga un nombre y una forma al Señor. Mas Él carece de forma en realidad. Empero, toma forma para que las personas puedan expresarle su devoción y adorarlo, y con ello satisfacer algunos de sus anhelos espirituales. Sea cual fuere la forma que escojan, adórenlo con un corazón puro.

Ramakrishna no era un hombre ilustrado; mal sabía leer. Pero su mente estaba totalmente entregada a la adoración de la madre divina. Con el corazón rebosante de amor, dedicó su vida entera a la madre celestial. Con cinco rupias al mes cubría sus necesidades. Su devoción profunda y determinada lo elevó. Hoy Ramakrishna es un personaje conocido en todo el mundo; hay misiones Ramakrishna por doquier. Es universalmente honrado.

De igual modo, el ladrón Ratnakara se convirtió en el sabio Valmiki por su gran amor a Dios. Prahlada era hijo de un demonio, sin embargo, su devoción a Dios lo tornó puro y elevado. Hanuman, un simio, con repetir el nombre de Rama se volvió un ser lleno de gloria, reverenciado en toda India. Jatayu era un ave, que por su gran amor a Rama se fundió en el principio divino cuando abandonó la vida. La devoción por Dios no distingue raza, credo, género, ni ningún otro factor. Toda persona es igual candidata a conocerlo.

El capítulo dedicado a la devoción es el más importante del Gita. Por eso hemos comenzado por ahí. La devoción no sólo consiste en repetir el nombre de Dios. Es el amor puro e inquebrantable a Dios, que es desinteresado por naturaleza y libre de todo interés mundano. El amor a Dios debe de ser puro, permanente y eterno, y ser practicado con constancia.

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Conciencia divina

En primer lugar, tienen que saber quiénes realmente son. ¿Son el cuerpo? Si son el cuerpo, ¿entonces por qué afirman “este es mi cuerpo”? Si se refieren al cuerpo como “mi” significa que ustedes son algo diferente. Cuando pronuncian “mi corazón”, ello implica que es diferente de ustedes. El corazón es un objeto pertenece a su dueño, como cuando declaran: “Este es mi hermano; esta es mi hermana; esta es mi mente,..mi cuerpo,…mi intelecto”. Lo inmutable en dichas afirmaciones es el ‘mi’. Hay un yo real que subyace al pequeño ‘mi’ y le da sustento. Es la conciencia profunda que existe en cada ser y cosa. Es el yo universal, la conciencia suprema que todo lo impregna. La conciencia suprema está en ustedes, alrededor de ustedes, debajo de ustedes, arriba de ustedes, a su lado. En verdad es ustedes mismos.

La conciencia suprema está en todo lugar, en todas las cosas del mundo. Mas, a fin de alcanzarla, la mente debe de volcarse hacia adentro. Diríjanse hacia adentro para buscar su propia verdad. Deben de percatarse de que no son esto, ni lo otro… no son la mente, no son el cuerpo, no son el intelecto. Entonces ¿quiénes son? La respuesta surge “Soy Yo”. Tal es el camino correcto hacia la auto realización. Ello únicamente ocurre cuando siguen el camino del amor, el de la devoción. No hay otro camino hacia Dios.

Por doquiera que mires, el sin-forma tomó forma. Dios está presente en todo lugar. Pero para que lo comprendan tomó nombre y forma particulares. En tanto divinidad sin-forma, satura todo el espacio, pero para poder captarlo así, deben primero incrementar su amor y devoción hacia el Dios con forma. Por lo tanto, el primer peldaño es emprender el camino devocional, adorando al Señor con nombre y forma. Más adelante, paulatina pero firmemente, remontan el siguiente escalón: retirar la mente del exterior para adorar al Dios sin-forma. Por último, deben de reconocer ese mismo principio divino en ustedes mismos. A esto se le conoce como autorrealización.

Trabajo, adoración y sabiduría

Sin la flor no se puede obtener el fruto. La flor debe desabrochar, después pasar de fruto inmaduro a fruto maduro; tal es el camino de la autorrealización. El florecimiento simboliza el camino del servicio. Convertirse en fruto aún inmaduro equivale al camino de la devoción. Cuando el fruto madura y trasmina dulce néctar se vuelve sabiduría, convirtiéndose así en conocimiento de sí mismo.

En ese punto, las flores de las buenas acciones y el servicio se transforman mediante el amor y la devoción en los dulces frutos del conocimiento. Por lo tanto, las buenas acciones conducen naturalmente a la adoración y al desapego y, de ahí, al conocimiento. En el camino espiritual no basta la adoración, se tienen que

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realizar buenas acciones. Pero sus quehaceres se transforman en adoración sólo cuando le ofrecen cada uno de sus actos y de su esfuerzo al Señor.

Mientras estén en el mundo tendrán que trabajar. El trabajo es muy importante para el hombre. A través del trabajo y todas tus actividades, vas armonizando tus pensamientos, palabras y acciones. Para las grandes almas, pensamiento, palabra y acción es una cosa sola. Al comienzo, codiciarán el fruto de su trabajo. Cuando este deseo sea intenso aún, no podrán ejecutar su trabajo sin la firme intención de gozar los frutos. Sin embargo, más tarde se volverán totalmente inegoístas y desinteresados respecto de su actividad. Entonces su trabajo se convertirá gradualmente en adoración y, cuando menos lo esperen, estarán haciendo todo exclusivamente por amor a Dios.

La verdad es una, pero los sabios la nombran de muchas maneras. La divinidad es una, pero se usan muchos nombres para referirse a la realidad absoluta. Del uno devienen los muchos. Al nacer un niño, lo llamamos bebé. Al crecer, se vuelve un joven. En veinte años deviene en adulto, y más tarde, en progenitor. Más adelante, se convierte en abuelo; pero siguen siendo la misma entidad. De igual forma, la realidad última es siempre una y la misma. Cuando descubran la unidad y se establezcan firmemente en la única divinidad que subyace a todos los nombres y las formas, habrán logrado algo realmente valedero.

Desaparición de la ilusión

Instalen El Gita claramente en su corazón. ¿Qué es lo esencial de las enseñanzas del Gita? Unos dicen que es el camino del servicio y la acción; otros afirman que es el camino del amor y la devoción. También hay quien asevera que es el camino del conocimiento y la sabiduría. Mas todas éstas son verdades parciales. El Gita abre con un verso cuya primera palabra es dharma, que significa deber, rectitud. El verso final del Gita termina con la palabra ‘mi’. Si yuxtaponemos los términos, se volverá ‘mi deber’ o ‘mi trabajo’. Ello sintetiza toda la enseñanza del Gita. Significa que deben de llevar a cabo sus deberes a su máxima capacidad, procurando excelencia y perfección, de acuerdo a la etapa de la vida en que se encuentren.

Si son estudiantes, estudien bien sus lecciones. Si son amas de casa cumplan con sus responsabilidades de casa y de familia adecuadamente. Si están retirados hagan sus deberes de acuerdo a su condición, y si renunciaron al mundo para sumirse en la contemplación, deberán de apegarse a dicho camino. Si ejecutan sus responsabilidades lo mejor que pueden, a conciencia y con sinceridad, quedarán libres de confusión y pesadumbre.

Arjuna tuvo que acatar su deber en el campo de batalla. Su llamado fue el de ser un guerrero para combatir el mal y proteger el bien. Mas, cuando divisó a sus amigos y parientes a ambos lados del frente, se olvidó de su convicta resolución

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de pelear por la rectitud, para lo cual se había preparado largamente. Le surgieron apegos, lo nubló la ilusión, entonces tiró su arco y abandonó su deber, profundamente abatido. Krishna lo instó a superar su pesadumbre, en aras de su deber. Le enseñó la verdad del ser inmortal, y le mostró que su deber era apegarse a lo prescrito por el Señor que moraba en su corazón. Cuando terminó su enseñanza, Krishna le preguntó a Arjuna: “¿Cesaron tus apegos y tu ilusión?” Arjuna levantó su arco y respondió: “Mi desesperación ha desaparecido por completo, Señor. Mi ilusión se ha despejado. ¡Haré lo que me ordenes!”

Mientras permanezcan en la ilusión, vivirán cautivos. Si caen víctimas de la ilusión y el deslumbramiento, no podrán liberarse. La liberación nada tiene que ver con los placeres mundanos. No se trata de un carro con aire acondicionado ni una vida llena de comodidades. Se trata de la cabal destrucción de la ilusión; de la eliminación de todos los apegos mundanos, de la desaparición de todo deseo egoísta.

De ahora en adelante, realicen su deber a la perfección y conviértanse en ejemplo para la humanidad. Apliquen las enseñanzas del Gita en su vida cotidiana y sean bendecidos por mi gracia. Muchos de ustedes están perdiendo el tiempo. Comiencen hoy mismo a reformarse. ¡No pierdan tiempo! El tiempo es Dios. Ocupen cada día en las sagradas enseñanzas y desentrañen su significado intrínseco. Una vez que las comprendan, llévenlas a la práctica. Sólo de esta manera su vida podrá ser sacra, llena de pureza y perfección. Esta es la marca del auténtico ser humano.

II. Entrega: Transformación de hombre a Dios

Krishna declaró en El Gita: “Si te entregas por completo y te refugias en mí, Yo te protegeré. Redimiré tus pecados y te llevaré a la auto realización.”Conserven dicha aseveración en su corazón como un tesoro. Sigan con firmeza el camino de la entrega y el Señor verá por ustedes y los llevará hasta Él.

Encarnaciones del amor:

El poder de Dios es inconmensurable, ilimitado. La vasta diversidad que ven cuando contemplan el universo es resultado del poder ilusorio de Dios. El universo físico, visible a sus ojos humanos, es una minúscula parte del infinito poder del Señor. Todos los mundos podrían ser cubiertos por apenas la punta de su pie. Resulta imposible comprender su grandeza. Su éter satura el universo entero, tanto el denso como el sutil. No hay lugar donde Él no exista.

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El Universo

El universo es el cuerpo de Dios. Dios tomó cuerpo en su creación. Para poder comenzar a comprender el principio divino sobre el que descansa el universo, considera la inmensidad de su tamaño. La luna está a cientos de miles de kilómetros de la tierra. El sol se encuentra a varias decenas de millones de kilómetros. Incluso la estrella más cercana yace a cientos de billones de kilómetros de distancia; y en los confines más distantes del universo visible, hay estrellas billones de veces más lejanas aun. Todo lo que constituye el universo físico, que a nuestra limitada vista es casi infinito, no es más que una porción del universo sutil. Comparado con el universo sutil, el inmenso universo físico no resulta mayor que un átomo.

El universo sutil, tan indescriptiblemente inmenso en comparación con el físico, es una partícula microscópica de un universo infinitamente mayor, conocido como universo causal. Se lo conoce como universo causal porque es precisamente de este aspecto sutil que todos los mundos más densos emergen. Los tres mundos: físico, sutil (mental) y causal, son tan inmensos que la mente humana jamás podría concebirlos ni describirlos en palabras, afirman las escrituras. Están allende la imaginación, allende los alcances de la mente. Sin embargo, todavía más lejos, trascendiendo los mundos denso, sutil y causal, yace el principio divino: la causa última de todo.

El camino de la devoción

Dios mora más allá de lo denso, lo sutil y lo causal. Empero, como Señor del universo gobierna sobre ellos. Dios es rector del tiempo pasado, presente y futuro. Los seres humanos recibieron capacidades limitadas y les cuesta trabajo entender este principio divino. Por lo mismo, el camino más sencillo para el hombre es el de la devoción. Fue lo que Krishna le enseñó a Arjuna, describiéndolo en tres etapas.

Lo primero y fundamental es: Trabajar para Dios. Puede ser que no lo sepan, pero cada minúsculo trabajo que realicen ya está siendo para Dios. Él es el regente supremo de este mundo y todo lo que hay en él le pertenece. Si ya lo saben, ofrézcanle conscientemente cada una de sus acciones. Dedíquenle todos sus afanes y permanezcan conscientes de que Dios no está fuera de ustedes.

El segundo paso es: Hacer las cosas exclusivamente por Dios. Hasta ahora sólo han pensado en ustedes. ¿Pero quiénes son? ¿Quién es el yo con el que se refieren a ustedes mismos? Krishna afirmó: “Soy Yo el que resplandece en ti.” La palabra ‘yo’ no pertenece a su cuerpo, ni al de Krishna. El Yo emana del más alto Yo, del ser inmortal, del atma. Tal yo no debe de equipararse al cuerpo ni a la mente, ni siquiera a la intuición ni a ningún otro aspecto individual, pues trasciende el yo personal y limitado. El

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Yo pertenece al ilimitado e impersonal ámbito del ser, el ser divino, que es el verdadero Yo de todos.

El yo personal, limitado, al llamarse a sí mismo de ‘yo’ se asocia a lo universal. Pero el yo personal no es el yo real, sino apenas un reflejo del uno inmortal, del Yo divino. Lo que fuere que hayan estado haciendo, ha sido exclusivamente para satisfacción del Yo divino. Al no tomar conciencia de esta sagrada verdad, se han dejado apresar y engañar por la ilusión. Krishna le indicó a Arjuna: “Lo que sea que hagas, hazlo para mi satisfacción; hazlo por mí. Despliega tu actividad para mí. Sé mi agente.” El ‘mi’ o yo del que habla Krishna no es un Dios exterior a ustedes. Se refiere al atma, a su Yo divino. Lo que sea que hagan, realícenlo exclusivamente en función de Dios, que no es sino su Yo más elevado.

El tercer paso es: Dedicarse por entero a Dios. Entiendan el secreto profundo de dicha consigna. La devoción es la expresión del amor, y la emoción que ustedes llaman amor emana de Dios, que es su más alto Yo. El amor proviene de Dios y se dirige a Dios.

El amor nada tiene que ver con sentimientos mundanos y seglares. Amor -que es otra palabra para designar devoción- es el nombre de su más alto Yo. El principio del amor que emana del centro de su corazón debe de impregnar cada una de sus acciones, palabras y pensamientos. Ello ocurrirá cuando sepan que todo lo que hacen, dicen y piensan ocurre exclusivamente para la satisfacción de Dios.

Su Yo supremo es Dios

Durante la vigilia pueden pensar que están haciendo las cosas en función de su mente y su cuerpo. Mas en el sueño profundo no tienen conciencia de su cuerpo ni de su mente. ¿Quién es el que disfruta el esparcimiento de su descanso? Ustedes mismos. Dormir, alimentarse, todas las actividades de su vida diaria, las realizan para ustedes mismos. Pueden creer que las hacen por su yo personal, al cual conciben como separado de Dios, pero el yo con el que se denominan a ustedes mismos surge de su Yo supremo, que no es distinto de Dios. Lo que hagan por amor a ustedes mismos toca su Yo supremo y, por tanto, toca a Dios. De manera que deben de tomar conciencia de que sea cual fuere la acción que realicen, buena o mala, ciertamente tocará a Dios. La devoción implica santificar todas sus acciones, dedicándolas exclusivamente a Dios.

En las antiguas escrituras se relata una conversación en la que un sabio le explicaba su profundo significado a su mujer, diciéndole así: “Para quién me estás amando? Si analizas tu intención más profunda, te darás cuenta de que es para ti misma. Una esposa no ama a su marido por él, sino por ella misma, y ese yo es su Yo real, su Yo supremo. Puedes pensar que la madre ama a su hijo por el hijo,

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mas no es así. Es para sí misma que lo ama. De nuevo, lo hace por su Yo supremo. Pensarás que el maestro ama al estudiante por el estudiante, pero la realidad es que lo ama por sí mismo. De igual manera, el devoto no ama a Dios en aras de Dios, lo ama por sí mismo.”

Cuando el devoto experimenta la honda satisfacción de amar a Dios, piensa que es su yo personal quien experimenta esta dicha. Entonces su amor por Dios se tiñe de egoísmo. El amor de Dios por el devoto es totalmente distinto. Carece de egoísmo; es sólo en función del devoto. Aquí yace una verdad oculta que se observa en toda práctica espiritual. Dios carece del sentido de individualidad o separación. Él no percibe unas cosas como suyas y otras como no suyas. Cuando existe el sentido de diferenciación e individualidad existe, entran en juego el egoísmo y el sentido del yo individual y del “mío”. Pero Dios no se limita a una sola forma particular. En Él no entra el sentido de separación entre “lo mío” y “lo tuyo”. Él carece de egoísmo. Las tres consignas: “Trabaja para Dios….Hazlo exclusivamente por Dios… y Dedícate por entero a Dios…” son para su bien. No son para beneficio de Dios sino para el suyo. Están encaminadas a ayudarlos a realizar su verdadero yo, eliminando toda traza de egoísmo y separación que pudieran enturbiar la verdad e impedirles hacerse uno con Él.

El poder ilimitado de Dios

Si quieren un poco de aire, pueden agitar un abanico para que les eche aire. Entretanto, al formarse un poderoso ciclón, observan olas inmensas azotando contra la playa, e incluso arrancando árboles. El viento que echa un abanico es muy limitado, pero el poder de Dios es colosal; ilimitado. Consideren otros ejemplos. Al extraer agua de un pozo, sólo pueden sacar una poca. Pero en un chubasco el caudal que se junta forma ríos. El primer caso trata del limitado poder humano; el segundo, del ilimitado poder de Dios.

Ahora bien, cuando requieren de luz en casa, encienden una vela o conecten una lámpara. Al amanecer, sin embargo, la ciudad y el bosque entero se bañan de luz al despuntar el sol. La luz de su lamparita resulta tenue comparada con el brillo del sol destellando sobre la inmensidad. Así es el ilimitado poder de Dios frente al limitado poder humano. ¿Cómo podrían alcanzar el ilimitado poder de Dios? ¿Cómo puede la limitada capacidad humana transformarse en ilimitada capacidad divina? El secreto es: la entrega.

El Señor declaró en el Gita: “Destruiré tus pecados y te elevaré al nivel de mi supremacía.” ¿Cómo puede ello suceder? El mundo físico que perciben con su ojo humano no es sino el aspecto denso del universo. Cuando lo denso asume forma sutil en la mente, vislumbran el universo sutil. Y cuando lo mental toma una forma aun más sutil en el corazón, se despliega ante ustedes el universo causal. El Señor infinito está más allá de ello. Es lo mayor de lo mayor, pero puede tomar la forma más pequeña entre las pequeñas, e instalarse en el corazón del devoto, en

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su insondable aspecto causal. Lo maravilloso es que el vasto e ilimitado poder de Dios pueda hacerse prisionero del corazón del devoto. Lo ilustro con la siguiente historia.

El devoto es mayor que Dios

En una ocasión, Narada se allegó a la presencia del Señor. El Señor le preguntó “Narada, ¿en tus viajes por todo el mundo, has acaso descubierto el secreto medular del universo? ¿Has podido descubrir el misterio que subyace al mundo? Por doquiera que mires, sólo encontrarás los cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter. ¿Cuál crees que ocupe el primer lugar? De todo lo que se ve en el universo, ¿qué elemento es el más importante?”

Narada pensó un momento y al poco respondió: “Señor, de todos los elementos, el denso -la tierra- es el mayor y más importante”. El Señor entonces retrucó: “¿Cómo puede la tierra ser el mayor elemento, si tres cuartas parte de ella están cubiertas de agua, y sólo una cuarta parte es tierra firme? A la inmensidad de la tierra se la está tragando el agua. ¿Qué es mayor, lo que es tragado o lo que se lo traga?” Narada concedió que el agua tenía que ser mayor porque se había tragado a la tierra.

El Señor continuó su cuestionamiento: “Pero, Narada, reza una leyenda que los demonios escondieron las aguas, y a fin de encontrarlas, un gran sabio se bebió toda el agua del océano de un solo trago. ¿Quién crees que sea mayor, el sabio o el océano?” Narada tuvo que admitir que el sabio ciertamente era mayor que el agua que se había bebido. “Pero -continuó el Señor- se dice que cuando el sabio abandonó su cuerpo, se convirtió en una estrella del firmamento. El sabio es hoy una pequeña luz en la vasta extensión del cielo. Entonces, ¿qué crees que sea mayor, el sabio o el cielo?” Narada replicó: “El cielo es seguramente mayor que el sabio, Swami”, a lo que el Señor agregó: “Sin embargo, sabemos que en una ocasión el Señor vino como avatar y encarnó en cuerpo de enano, pero se expandió tanto que pudo cubrir tanto la tierra como el cielo con tan solo uno de sus pies. ¿Qué crees que sea mayor el pie de Dios o el cielo?” “Narada respondió “el pie de Dios es sin duda mayor”, a lo que el Señor volvió a preguntar: “Si el pie de Dios es tan grande, ¿qué me dices de su forma infinita?”

Narada concluyó entonces: “Sí, el Señor es lo mayor que existe. Es infinito e inconmensurable. En ninguno de los mundos existe nada mayor que Él.” Pero el Señor le tenía una pregunta más: “¿Qué piensas del devoto que ha logrado aprisionar el infinito dentro de su corazón? Dime, Narada, quién es mayor, el devoto que ha aprisionado a Dios dentro de sí o el Señor que ha sido aprisionado por el devoto?” Narada tuvo que admitir que el devoto era mayor que Dios, y por lo tanto en el rango de importancia ocupaba mayor lugar, rebasando incluso a Dios.

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Pueden dominar a Dios con el poder del amor

La capacidad de dominar a Dios está al alcance de cualquier devoto. Por inmensa y poderosa que sea una cosa; por magna que sea, si es dominada por otra entidad, dicha entidad tiene que ser más poderosa. El asombroso poder de Dios es dominado por el poder del amor, por consiguiente, en el camino de la devoción, puedes dominar al Señor y mantenerlo atado a tu corazón.

Si toman una gota de agua del océano y la colocan en la palma de su mano, parecerá sumamente pequeña. Pero si la colocan en el mar, se volverá parte del infinito océano. Si unen su pequeñez humana al vasto poder de Dios, se volverán infinitos y poderosos; se vuelves uno con Él. Dicen las escrituras: “Quien conoce a Dios, en verdad se vuelve Dios.” Es decir, el mismo proceso de llegar a conocer a Dios, los va fundiendo en uno solo con Él. El proceso que los va uniendo y haciendo uno con Dios se llama: camino de la devoción.

Desafortunadamente, mucha gente opta hoy en día por ni siquiera reconocer a Dios. En cambio prefieren apoyarse exclusivamente en sus fuerzas limitadas y sentirse deslumbrados sólo por el logro humano. Son capaces de inclinarse ante una autoridad municipal o caravanear a un funcionario, pero se rehúsan a mostrar humildad y obediencia ante el ser cósmico todo-poderoso, rector del universo. Dios, origen y causa de todo lo visible y lo invisible, es ignorado. Lo que ocasiona esta triste postura es que muy pocos han llegado a comprender la verdad que subyace al universo manifiesto. Si pudieran percatarse de que las cosas son apenas un reflejo de la divinidad, no seguirían el camino equivocado.

Teniendo el árbol de los deseos en su patio, ¿para qué buscar las frutas en el bosque? Si tienen la vaca de la abundancia en casa, ¿para qué ir a traer leche del mercado? Si reconocieran los ilimitados beneficios de poseer la vaca de la abundancia, jamás se tomarían la molestia de buscar lo que necesitan en otra parte. Las mentes pequeñas ven grande incluso lo que es chico. La gente obtiene lo que merece: si piensan en chiquito, se vuelven chiquitos. Los pensamientos pequeños forjan naturalezas pequeñas. Les atraen las cosas menudas porque tienen una idea muy limitada de su poder. Sin embargo, su poder es ilimitado.

De la dualidad a la no dualidad

Se quedan chiquitos cuando se identifican con el cuerpo, cuando dicen “soy el cuerpo”. Este pensamiento los mantiene en un estado de pequeñez. Expandan la visión de “soy el cuerpo” a “soy el alma, soy la chispa divina.” Elévense así desde la etapa dualista a la etapa intermedia del dualismo calificado. A partir de ahí tienen todavía que pasar de: “soy el alma, soy parte de la divinidad” a “soy la divinidad misma; no soy diferente de Dios; Dios y yo somos uno.” El nivel ulterior corresponde al máximo nivel espiritual alcanzable: el de la completa no dualidad. Así pues comienzan por la sensación de que son el cuerpo: es el dualismo duro, el origen de toda aflicción. Mientras permanezcan sumidos en la dualidad, no

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cosecharán más que aflicción y congoja. Si se identifican con su ser supremo, todo se volverá dicha y alegría para ustedes.

Deben de elevar su pensamiento e identificarse con su ser más elevado, dejando atrás la identificación con el cuerpo. Esta es la actitud correcta en la adoración. ‘Adoración’ en sánscrito se dice upasana, que significa sentarse a la vera de Dios. Mas no basta sentarse a su lado y quedarse cerca. La rana se sienta sobre el loto mas ¿acaso se beneficia de su néctar? No tiene ningún caso estar solamente cerca del Señor, deben de serle caros, y degustar esa miel.

Sus vecinos viven cerca de ustedes, sin embargo los problemas y dificultades de aquéllos no los afectan demasiado. Empero, si su marido o hijos están a medio mundo de distancia y no reciben carta de ellos durante una sola semana, ya comienzan a preocuparse. El cuerpo está lejos, pero el amor mutuo los torna cercanos y caros. Su relación con los vecinos no está revestida de la misma carga, por cerca de ustedes que se encuentren. He aquí otro ejemplo: Puede que en una casa haya hormigas y ratones crepitando por doquier. ¿Los consideras acaso tus amigos? Además de la cercanía debe de haber cariño. Debe de desarrollarse un profundo sentimiento de amor en la relación. Deben de estar cerca y serle caros a Dios.

Cercano y caro

¿Qué beneficio obtienen al estar cerca y serle caros? Si se sientan cerca de una lámpara obtienen su luz. Ayudados por la luz pueden llevar a cabo algunas tareas, por la noche. Si se sientan bajo un ventilador, les llegará una fresca brisa que despejará el calor que los sofocaba. Durante la estación fría del año, sentarse junto a la hoguera los protegerá del frío que los entumía. En ambos casos, una cualidad toma el lugar de la otra.

De igual modo, cuando estén cerca del Señor y le sean caros, recibirán su amor. Sus malas cualidades pronto desaparecerán y en su lugar brillarán las buenas cualidades de Dios. Desarrollen su amor para estar más y más cerca, y ser cada vez más caros a Él. La mejor manera de acercarse es recordarlo en todo lo que ven, dicen o hacen. Piensen sólo en Dios y en cómo estar más cerca y volverse más caros a Él.

En el camino de la devoción no basta amar a Dios; deben de involucrarse en actividades que lo complazcan, para que el amor de ustedes irradie, y a la vez sientan el amor de Dios por ustedes. Hay una serie de características que el devoto debe desarrollar para hacerse caro al Señor. Enfrenten la crítica y el elogio, el calor y el frío, la ganancia y el desfalco, la alegría y la pena, el honor y el deshonor…o cualquier otro par de opuestos-, con igual actitud. No se desanimen cuando los critiquen; ni se regocijen cuando los elogien. No se exalten cuando

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haya lucro, ni se acongojen cuando los desfalquen. Enfrenten el frío y el calor de igual ánimo, ya que ambos pueden representar un motivo de alegría.

En invierno la gente prefiere la ropa calientita y busca el calor de una hoguera para resguardarse del frío. Pero en verano prefieren la ropa delgada, y agradecen si hace fresco. A veces el calor los hace felices; en otras, es el frío. La manera como encaren ambos climas determinará su dicha o desdicha. Tanto el calor como el frío, la ganancia o la pérdida, y todos los pares de opuestos de la realidad, así como todo lo demás, tienen su utilidad. Cada cosa fue creada con un propósito, pero necesitan tomarlas de modo provechoso para su vida y para su nivel de conocimiento.

No muestren odio por ningún ser

Sería una locura poner una taza de oro en manos de un niño o una espada en manos de un demente. La taza de oro es muy valiosa y sólo debería de darse a quien aprecie su valor. Dicha persona sabría disfrutarla y darle el uso adecuado. Del mismo modo, quien conoce el valor de la devoción la usará para llenarse a sí mismo y colmar a otros de dicha. El amor auténtico jamás la causa problemas a nadie, ni hace que unos odien a otros. El duodécimo capítulo del Gita enumera las cualidades que se esperan de un devoto. Comienzan así: “Que no haya animadversión hacia ningún ser en el mundo.” Repetir “Señor, te amo; Señor, te amo…” como tarabillas, mientras le causan problemas a otros no es verdadera devoción.

Devienen amorosos y asiduos devotos cuando se rinden por completo y están dispuestos a acatar las órdenes del Señor. Por su orgullo y egoísmo, Arjuna se sintió desanimado, mas al escuchar al Señor, se rindió a sus pies diciendo: “Señor, tu discípulo soy. Enséñame tú lo que es bueno para mí. Me rindo por completo a tu voluntad.” Hasta entonces la relación entre ellos había sido de cuñados, ya que Arjuna estaba casado con la hermana de Krishna. Pero al momento de pronunciar “Haré lo que digas; obedeceré tus órdenes”, se convirtió en devoto. La transformación ocurrió en su mente, donde cambió la relación de cuñados por otra de discípulo ante el Señor su maestro. Dicha transformación mental es esencial en el devoto. No importa cuán cercanos hayan estado del Señor, mientras no se le rindan su devoción será estéril cuanto inútil.

Con tales principios en su mente, cumplan con su deber; mantengan su mente ecuánime, hagan bien su trabajo, y vean que sea pertinente a la ocasión. Los versos del Gita no tienen que ser memorizados sino puestos en práctica. Cuando comprendan perfectamente su significado y los practiquen diariamente, los contratiempos dejarán de asolarlos, y sus pesares desaparecerán.

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III. Gánense el amor de Dios

El Señor dijo en el Gita “Cultiven una devoción firme y resuelta por mí y me serán muy caros.”

Encarnaciones del Amor:

En el mundo pueden hacer dinero, adquirir riqueza y propiedades, obtener honor, prestigio, posición y poder. Todas las anteriores son formas con las que sus esfuerzos mundanos pueden ser coronados. Pero el Señor declaró en el Gita que éstas no son más que frutos temporales. Son pasajeros; carecen de valor duradero. Lo único que pueden obtener durante su vida terrenal, que posee valor real y permanece eternamente en ustedes, es el amor de Dios. El amor divino es extraordinario. No tiene precio. Es un tesoro inconmensurable. Tienen que desplegar todos sus esfuerzos para descubrir la manera de alcanzar el tesoro que es el amor de Dios.

El amor de Dios

El amor de Dios es incondicional, y es el mismo para todos. ¿Qué es lo que tienen que hacer para experimentar ese amor tan extraordinario? ¿Qué camino deben de seguir? Si plantan semillas sin haber desyerbado y barbechado el terreno, no obtendrán buena cosecha. Lo mismo ocurre en su corazón: a menos que remuevan las simientes egoístas, no obtendrán felices resultados. El Gita enseña que la primera mala hierba que hay que extirpar del terreno del corazón es el apego por e identificación con el cuerpo. En este momento pueden pensar que aman a Dios, mas el sólo abrigar tal pensamiento no basta para obtener resultado. Es como plantar buena semilla en terreno estéril. Lo más importante es descubrir si ustedes le son caros a Dios. Aunque lo amen, si no han transformado su vida para serle caros y así experimentar su inmenso e inmutable amor, su devoción no los llevará muy lejos.

¿Qué es pues lo que hay que hacer para serle caro a Dios? Encontrarán la respuesta en el Gita, en el capítulo que trata sobre el camino de la devoción. Dicho capítulo comenta sobre una serie de cualidades que complacen grandemente a Dios, e insta al devoto a comprometerse resuelta y firmemente con la práctica regular de las enseñanzas. Asimismo subraya la importancia de cultivar una mente imperturbable ante cualquier circunstancia, e insta al devoto a permanecer sereno y gozoso en todo momento y situación. ¿Qué nos quiere decir el Gita con este señalamiento?

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La verdadera alegría

Recuerden los sentimientos que experimentan al cantar bhajans en las ceremonias. Cuando el canto no les es familiar o la melodía no les es particularmente grata, o cuando no se sienten especialmente atraídos por la divinidad a la que se venera, su sienten exaltación. Se limitan a mover los labios mecánicamente. Pero qué diferencia cuando entonan un salmo conocido que les nace del corazón. Su fervor los lleva a cantar exaltados y su devoción los transporta y embarga.

De la misma manera, existe una diferencia entre las alegrías pasajeras que brindan los fenómenos mundanos, y la verdadera dicha que emana del fondo del corazón. Esta última es de naturaleza completamente distinta a la satisfacción que brindan los objetos mundanos. La dicha del corazón se relaciona con la verdad; es permanente y ajena a las gratificaciones transitorias. Representa la unidad del espíritu; no es susceptible de cambio. No hay nada que agregarle pues ya que es completa en sí misma.

La dicha real proviene del estado de ecuanimidad. No se dejen llevar por las cosas mundanas ni les den importancia. Empeñen su tiempo y esfuerzo en controlar los devaneos de la mente; antes desarrollen una actitud homogénea. Cultivar una mente ecuánime implica no verse afectados por la victoria ni la derrota, la pérdida o la ganancia, la alegría o el dolor. Acepten lo que les ocurra, lo que les toque vivir, y tomen de buen grado lo que Dios les dé, como un regalo de amor que les entrega por su bien. Cuando su corazón no sea sobresaltado por los eventos mundanos, y logren traten a todos por igual, experimentarán lo que es la verdadera dicha. Su corazón rebosará amor y conocerán la inconmensurable paz devocional.

Coraje y firmeza

Otras cualidades importantes que el devoto debe de mostrar son firmeza y coraje. Ser individuos resueltos y valientes es una cosa completamente natural. Pueden mostrar dichas cualidades en diferentes circunstancias de la vida. Pueden usarlas para escalar montañas. El espíritu de aventura y el coraje pueden llevarlos a cruzar océanos o a explorar espesas junglas. También pueden expresar su valentía y determinación adquiriendo propiedades y acumulando dinero. O pueden ser audaces y valientes, pero manifestar dichas cualidades en cosas sanguinarias. Son libres de escoger y en lugar de exaltar las nobles cualidades humanas y divinas se inclinen por las demoníacas. La firmeza y la determinación pueden usarse para bien o para mal. El uso que den a los atributos que recibieron de Dios, dependerá de ustedes.

En su juventud, el sabio Valmiki fue Ratnakara, un ladrón inveterado que dedicaba su valentía, audacia y determinación a hacer el mal. Gracias a que se relacionó

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con los siete sabios, escuchó su enseñanza y acató el consejo de repetir constantemente el nombre de Dios, pudo transformar su vida. A partir de entonces usó su determinación y poder para bien de la humanidad, manteniendo el nombre de Rama en sus labios. Fue así como se convirtió en el autor del Ramayana, la gran épica sobre la historia de Rama.

Por lo tanto, no usen su determinación y firmeza en cosas malas u ordinarias. Mejor, empeñen su coraje y determinación en merecer la gracia de Dios.

Adoración a Dios con forma y sin forma

En el capítulo sobre devoción, Krishna ahonda en la adoración de Dios con y sin forma. El Gita compara las dos modalidades y señala cuál es mejor, cuál es más fácil y segura en cada etapa de la trayectoria espiritual del devoto. El Gita declara que no es posible realizar el principio divino que carece de forma y atributos, sin antes pasar por la adoración de Dios con forma y atributos.

Mientras sigan apegados al cuerpo y permanezcan sumergidos en la conciencia corporal, no podrán comprender y abrazar el aspecto sin forma del Supremo. Las cualidades necesarias para adorar al Dios sin-forma sólo se adquieren a partir del momento en que superen el apego al cuerpo y al mundo, o sea todos sus apegos. Mientras se sigan identificando con la forma particular de su cuerpo físico, se sentirán compelidos a visualizar a Dios en una forma física. Así pues, inicien su jornada espiritual adorando a Dios en el aspecto físico de alguna de sus encarnaciones, dotada de las cualidades divinas que lo distinguen. Gradualmente, tras seguir dicho camino un tiempo, podrán comenzar a adorar al Supremo sin forma.

De hecho, el mundo entero es la forma de Dios. Cuanto ven a su alrededor no es sino la forma que Dios asumió. Pero al inicio ustedes centran su atención en alguna forma en particular: la de un avatar o la de alguna encarnación. Las encarnaciones divinas pertenecen al universo físico. En correspondencia a las formas físicas, las formas sutiles del Señor yacen en el sustrato mental o sutil del universo. El dominio físico y mental se relaciona con los sentidos y la mente. Allende los sentidos y la mente, se encuentra el universo causal. Éste está compuesto del aspecto más sutil de la materia, y contiene la semilla potencial de todos los nombres y las formas existentes. Cada noche durante el sueño profundo, experimentamos el aspecto causal y contactamos al Dios sin forma.

Durante la vigilia, el efecto de lo mental y los sentidos nos imana con fuerza, porque está asociado al mundo fenoménico. En el estado onírico, asociado al mundo sutil, los sentidos no los arrastran si bien que la mente se mantiene activa. En el sueño profundo, asociado al mundo causal, se disuelve la mente, desasociándose de las impresiones de los sentidos. Únicamente en dicho estado, cuando mente y sentidos están completamente inactivos, se puede experimentar

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el aspecto sin forma de la divinidad. También es posible experimentarlo en la vigilia, siempre que la mente alcance perfecto sosiego y ecuanimidad, y los sentidos se encuentren en reposo total. Sólo entonces, estando despiertos, pueden acceder al mundo causal y experimentar el aspecto sin forma de la divinidad.

Muchos devotos tienen cimentada su espiritualidad exclusivamente en el Dios manifiesto dotado de un nombre y una forma particular. Mas ambos, Dios con forma y sin forma, son esenciales para el devoto. Es equiparable a tener dos piernas para andar o dos alas para volar. Para poder alcanzar la meta espiritual necesitan ambas piernas -con forma y sin forma- para adelantar una, luego la otra, donde la que representa la forma se apoya en la que representa la no forma. Hay que tomar conciencia de que la manifestación del Señor con forma es transitoria, mientras que su aspecto sin forma es permanente; eterno e inmutable. He aquí un ejemplo para ilustrar.

La no-forma es el aspecto permanente del Señor

Cuando escuchen a Baba dando un sermón, serán uno entre miles en el templo. Ello ocurrirá en el dominio físico y durará entre una y dos horas. A dicha experiencia se asocia un tiempo y una actividad. Sin embargo, pueden re crear la experiencia ya estando en casa. Cada vez que la recuerden, se repetirá en su mente… miles de personas en la terraza y Sai Baba dando su discurso. En el plano exterior, y en su experiencia en el estado de vigilia, se ven sentados con la gente en el templo. ¿Pero qué ocurre cuando llegan a su casa? Descubren que el templo está en su corazón y lo pueden evocar cuantas veces lo deseen.

Estuvieron ahí tan solo una hora, pero ahora pueden atesorar la experiencia por siempre, incluso cuando se vayan del ashram. Una vez que tuvieron la experiencia física en el mundo fenoménico, queda registrada en el dominio más sutil de su mente, pudiendo ser evocada tiempo después. Mientras más veces rememoren la experiencia y repasen las enseñanzas de Baba, su mensaje irá quedando acuñado en su corazón.

Si no hubiesen vivido dicha experiencia en el templo, no habría quedado en ustedes una impresión que pudiesen recrear mentalmente más adelante. Una vez fijada en la mente, no hay necesidad de estar físicamente presente en el templo o de ver al Baba físico. De igual manera, si ya experimentaron a Dios con forma, podrán sin duda experimentarlo más adelante en su aspecto sutil. La forma es momentánea; la no-forma es perenne; mas la no-forma permanecerá en ustedes sólo después de haber experimentado la forma divina y de haberla fijado en su corazón a través de la adoración y la devoción.

He aquí otro ejemplo. Supón que desean enseñarle la palabra ‘silla’ a un niño. Con solo mencionar la palabra ‘silla’, no le quedará clara la forma que tiene. En

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cambio, pueden mostrarle una silla y pedirle que la mire con detenimiento. Mientras lo hace, le repiten la palabra ‘silla’. En lo venidero, cuando el niño vea una silla, recordará la palabra asociada a la forma que le mostraron, y repetirá el sonido ‘silla’. La forma particular de silla que utilizaron para enseñarle el significado del término es transitoria. Esa silla va a cambiar, mas la palabra ‘silla’ y el tipo de objetos que designa prevalecerán. Mientras el niño no vea la forma transitoria, no logrará aprender el término permanente ‘silla’. El elemento permanente se comprende a través del objeto impermanente. Por lo tanto, aunque la divinidad carezca de forma, tendrán que abordarla bajo una forma particular antes de poder entenderla.

Centren su mente mediante la adoración a la divinidad con forma

Para empezar, no toda la gente confía totalmente en la existencia de Dios. Casi todo el tiempo su mente da bandazos, y se preguntan “¿Existirá Dios realmente? ¿Será verdad que hay un Dios?” Se requiere una determinación de hierro para cultivar una fe firme en Dios. Podrán trocar su mente inestable por una mente firmemente centrada en la fe, únicamente a través del proceso de adorar al Dios con forma. Analicen el siguiente ejemplo.

Imaginemos una almohada rellena de algodón desmenuzado. ¿Qué recubre la almohada? Una tela. ¿De qué es la tela? De algodón. Así que en lo exterior hay un retazo de tela, y adentro hay algodón. En realidad, tanto en el exterior como en el interior, lo que hay es algodón. El algodón sin forma se transformó en hebra, la hebra devino tela, y ahora la tela recubre el algodón sin forma. El algodón tiene forma y el algodón crudo no la tiene. Ir de la no-forma a la forma, y de la forma a la no-forma son las transformaciones de las que está hecha la divinidad. Para tener una almohada no basta con tener algodón crudo. Tienen que convertirlo en tela y la tela con forma puede entonces recubrir el algodón sin forma que hay adentro.

Así pues, la divinidad con forma y sin forma son exactamente lo mismo. Ambos aspectos son esenciales. A través de la forma transitoria ustedes toman conciencia de la no-forma inmortal. Mientras se identifiquen con la conciencia corporal y sientan que son el cuerpo, les será imposible desprenderse del aspecto formal. A medida que su mente se centre en la fe, y trasciendan la conciencia corporal, podrán experimentar la esencia inmortal de la divinidad.

Adoren al Dios sin forma en su corazón

La adoración del Dios con forma sigue tradicionalmente una diversidad de rituales. Le pueden ofrecer flores al Señor, o bañar su estatua con agua bendita, pueden quemarle incienso o recurrir a otras formas de adoración. El ritual les proporcionará gran satisfacción. Adorar externamente la forma del Señor mediante

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el uso de objetos de culto brinda contento. Mas una vez que establezcan a Dios en su interior, deberán de adorarlo con las flores del corazón. Cuando la conciencia corporal y la ilusión asociada a ella son destruidas, la forma de la divinidad que adoraron externamente con flores y objetos sacros, se establecerá en lo sutil en ustedes, y se verán movidos a adorarla mediante las flores de su sentimiento. Esto es lo que trae la verdadera y permanente dicha.

Mientras continúen adorando la forma física del Señor, emplearán flores físicas -rosas, margaritas, jazmines-. Las flores son impermanentes y el adorador también lo es. Mas, si desean adorar al Dios sin forma en su interior, las flores que emplearán son otras. Son flores que no mueren. Son las nobles virtudes del corazón: las flores de la no violencia, la autocontención, la verdad, la paciencia y la reciedumbre, la perseverancia, el amor y la compasión, la caridad y el sacrificio. Son las flores del culto interior. Para llegar a la adoración de la no forma, deberán desarrollar las flores del corazón para venerar a Dios. Sólo entonces experimentarán la inefable dicha del espíritu, y emprenderán el camino a casa, hacia su origen divino.

Paz interior y contento

En el duodécimo capítulo del Gita, Krishna enseñó las cualidades esenciales que el devoto debe desarrollar para darse a querer por Dios. Si desean ser devotos de Dios, lo primero es desarrollar paz interior y una firme determinación. Deben de estar siempre contentos. No deben dar margen a preocupaciones ni permitir que el dolor los agobie.

La sagrada escritura del Bhagavatam coloca a Prahlada como el devoto ideal que exhibía todas esas cualidades. Cuando los demonios perturbaban a Prahlada -que era hijo del señor de los demonios mismo- él jamás se dejó abatir por el dolor, fueren cuales fueren las dificultades que hubo de pasar. Siguió repitiendo el nombre del Señor, y buscó en Él protección y salvación. No derramó una lágrima ni en sus peores vicisitudes. Por ello Prahlada es tenido como un devoto que se unió firmemente al Señor. No obstante estar viviendo en el mundo fenoménico y poseer una forma física, no permitió que apego ni deseo alguno entrasen en su corazón.

Ama a todos

En el verdadero devoto no deben de existir el odio, los celos, el enojo o la avaricia, ya que al entrar en la persona se convierten en los mayores obstáculos para su devoción. Deben de alcanzar el sentido de unidad del todo. Si sienten odio hacia alguien, estarán odiando al mismo Dios que dicen amar. Al inflamarse, el ego es el

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que arremete contra los demás, presa de odio, celos y rabia. Por lo mismo, el mensaje fundamental del Gita es: “No odien a nadie”.

Dijimos que al no desyerbar el terreno y prepararlo antes de cultivarlo, las semillas no dan buena cosecha. Del mismo modo, si no desenraizan el ego del terreno del corazón, la práctica espiritual resultará estéril. Lo más importante del camino de la devoción es comprender que no sólo hay que amar a Dios sino a todas las criaturas, y tratarlas como Dios mismo. Amar a Dios y lastimar a los demás no es devoción. Ello sólo pone de manifiesto su ignorancia. Quien así obra no podrá progresar en el camino espiritual.

En los días por venir, aprenderán nuevas maneras de desarrollar la fe, y a santificar sus días mediante buenas acciones. Cultivando y practicando las altas virtudes en su día a día, atraerán el amor y la gracia del Señor.

IV. Indagación interior. El camino de la sabiduría

La meditación es la práctica asidua e ininterrumpida de contemplar a Dios. Ésta es la acción espiritual más importante que enseña el Gita. Pensar en Dios de vez en cuando no es meditar. Meditar es pensar en Dios todo el tiempo, bajo cualquier circunstancia, haciendo de ello un proceso incesante, continuo.

Encarnaciones del Amor,

Recordar a Dios en todo momento es el método que los mantiene volcados hacia su interior, unidos al Dios interno. Es a esto que llamamos meditación. Las prácticas que realizan periódicamente son ejercicios de concentración. Dichos ejercicios se enfocan en un objeto y están asociados a un lugar y horario determinados. En cambio la auténtica meditación es continua. No tiene que ver con ningún objeto ni fenómeno, y se extiende más allá de un lugar y horario particulares. Por consiguiente, la descripción de la meditación en El Gita rebasa cualquier otro tipo de ejercicio que se realice periódicamente.

Existe sin embargo una práctica espiritual superior a la meditación. La máxima práctica es el desarrollo de la sabiduría. La sabiduría se deriva de la indagación interior y consiste en hurgar en la naturaleza profunda de las cosas. Si indagan con fe, se acercarán poco a poco al estado de paz y dicha supremas. Es la meta por excelencia de la vida humana, misma que un día toda la humanidad alcanzará.

Las tres etapas del camino de la sabiduría

Para alcanzar el estado de paz interior, comiencen por indagar lo que yace en el fondo de cada cosa. La indagación interior es la primera etapa del camino de la sabiduría. Más tarde deberán utilizar la profunda visión que han adquirido,

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aplicando la enseñanza espiritual en cada minúsculo aspecto de la vida. Esta sería la segunda etapa. Si continúan su práctica con determinación, en su momento alcanzarán la realización y podrán disfrutar de dicha eterna. Tal sería la tercera y última etapa del camino de la sabiduría.

La primera etapa se puede comparar al tiempo de estudiantes. Como estudiantes y buscadores espirituales están activos adquiriendo conocimiento. En esta etapa indagan las causas de todo lo que ocurre en el universo. Se empeñan en desentrañar el significado profundo de aseveraciones como: ‘Yo soy eso’, donde ‘eso’ se refiere al eterno principio que llamamos Dios; y ‘Yo’ hace referencia al ser inmortal, la realidad de cada ser. En la primera etapa intentan desentrañar la afirmación de que su Yo supremo y Dios son uno y el mismo, y buscan la unidad como trasfondo de todas las cosas.

Así, comienzan por buscar la unidad que subyace a todo lo existente. Una vez conscientes de ello, aplican esta gran verdad en cada una de las actividades que realizan. La segunda etapa puede compararse al periodo en que ejercen libremente su profesión. Si no se recibieron con calificaciones sobresalientes, no logran adquirir un estatus alto. Por eso en la primera etapa se dedican a adquirir una buena educación y a acumular conocimiento para, más adelante, llevarlo a la práctica en su trabajo. La tercera etapa puede equipararse a la última parte de la vida, cuando se jubilan y dejan de trabajar.

Reciben su pensión sólo después de completar cierto periodo de trabajo activo. Para empezar, no inician su vida de trabajo hasta después de completar su educación y adquirir un título. Esas son las tres etapas: la primera, cuando son estudiantes; la segunda, cuando ejercen su profesión, y la tercera y última, cuando se jubilan.

De manera semejante, en el camino de la sabiduría, comienzan como buscadores; después se vuelven practicantes, y finalmente llegan a ser iluminados. En dicha etapa, disfrutan de paz mental, pues toman conciencia de la unidad que subyace a la creación.

Para que su paz y dicha interior sean permanentes, primero tienen que pasar por la etapa de la indagación y eliminar todos sus apegos mundanos. Hoy en día, los que se llaman a sí mismos buscadores espirituales están en el apego; y sólo después intentan pasar a la etapa de la indagación. Se llaman uno a otro de ‘hermanos’ y aspiran a vivir la unidad, mientras al mismo tiempo continúan atándose a nuevos apegos. A lo mucho, pueden ser considerados devotos de medio tiempo. El Gita no consiente la devoción de medio tiempo; nos enseña a rendirnos totalmente, ofreciendo todo lo que tenemos y somos a Dios.

Dios es amo del tiempo

Para poder entregarse completamente deben de tomar conciencia del tiempo y cómo ejerce su poder cambiante sobre todas las cosas. Mas no tiene poder

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alguno sobre Dios, su amo. La divinidad no está supeditada al tiempo, ni existe bajo su influjo, antes mantiene el tiempo en su control. El único que está sujeto al tiempo es el ser humano. El que trasciende el tiempo es Dios. Mortal es el hombre; inmortal es Dios. Cuando se refugien en la divinidad, trascenderán el tiempo. El tiempo va consumiendo al hombre, en tanto que Dios consume el tiempo. Del tiempo depende el progreso o declive del hombre, a lo largo del cual éste se eleva hacia el bien o se hunde en el mal, con base en su merecimiento o demérito acumulado. De ahí que las antiguas escrituras recen lo siguiente:

Oh Dios, eres la encarnación del tiempo. Ayúdame a santificar mi vida y a transcurrir mi tiempo pensando en ti, para aspirar con certeza a alcanzar tus pies de loto.

El mundo entero está entrampado en las garras del tiempo, sin poder combatirlo. El tiempo no espera. El tiempo los ata y no lo pueden desatar. El tiempo es comparable a un río caudaloso, en el que todas las criaturas vivientes son arrastradas en su caudal. Si los arrastra la corriente, no pueden buscar protección o refugio en otra persona que también esté siendo arrastrada. Ustedes, así como las demás personas y objetos en quienes buscan afianzarse están siendo arrastrados por la corriente del tiempo. Si buscan seguridad en otra cosa que también es arrastrada, es como el ciego que guía a otro ciego. Al final, ambos se pierden. Pero si acude en su ayuda alguien que está a resguardo en la orilla, con seguridad se salvarán.

El que permanece en el margen y no es arrastrado por la corriente del tiempo es Dios. Si toman refugio en el Señor, quedan liberados de los problemas y dificultades asociados al tiempo. Dios se ha pronunciado sobre la entrega, enfatizando su importancia así: “¡Hombre!, el tiempo te está arrastrando irremisiblemente. El único que puede resguardarte soy Yo. Refúgiate en mí, y te salvaré.” Cuando acaten esta orden suprema y ofrezcan su persona, sus riquezas, sus propiedades, su familia entera a los pies del Señor, y se rindan por completo, serán salvados.

El velo de la ilusión

Al inicio resulta muy difícil aquilatar el fundamento de la entrega, porque existe un velo entre ustedes y Dios. Dicho velo hace que los asalten fácilmente las dudas y la confusión; lo que reduce su ardor para entregarse por completo. Es el velo es la ilusión. ¿Qué significa? La ilusión alude a aquello que no existe. Cuando están bajo el influjo de la ilusión, piensan que lo que no existe, existe, y que aquello que existe, no existe. La verdad es que todo aquello que cambia no existe realmente; no es verdad. Lo único que siempre existe, es verdadero e inmutable es Dios, el uno sin segundo. Cuando se percibe el mundo como separado de Dios, se ve como algo que cambia constantemente. Y puesto que cambia constantemente, no puede ser verdad. Ergo, no existe realmente. Pero la cosa no es exactamente así.

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Bajo el influjo de la ilusión, ven el mundo como algo separado de Dios. No ven que la divinidad es el principio inmutable que subyace a todo lo existente. En consecuencia, se asustan y se sienten incapaces de entregarse por completo. Es como ver una cuerda y tomarla por una culebra. Entonces se alteran pensando que hay una culebra, cuando en realidad no la hay. ¿Cuál es la razón de su temor? Lo que suscita el temor es imaginar que hay cosas cuando en realidad no existen. Dicho sentimiento es el responsable de todos sus problemas. Si vieran las cosas con la conciencia expandida, se darían cuenta de que no hay culebra, apenas una cuerda. Entonces no sentirían temor. No sentirían miedo de agarrarla y jugar con ella, porque se darías cuenta de que no es más que una cuerda.

Están sujeto a penurias porque se olvidan de que el mundo entero es el cuerpo de Dios, y no sólo se trata del mundo físico, tal como lo ven. Lo miran desde el punto de vista fenoménico; pero no bajo los ojos de la indagación. Si miraran el mundo correctamente, lo percibirían como un río de caudal continuamente cambiante. El fluir ininterrumpido de los cambios es lo que caracteriza al mundo fenoménico. Pero inmanente al cambio -y que lo gobierna- está el principio divino, inmutable.

Equiparémoslo a un río. El agua del río fluye continuamente, dando la apariencia de un estable e interminable caudal. Sin embargo, en cualquier momento, en cualquier sitio del río, las partículas que corren saltarinas son siempre diferentes; unas son lodosas, otras contienen piedritas, otras son espumosas, otras son agua pura. Aunque el caudal es continuo, la configuración del agua está en conste cambio. Vemos, pues, que el río es una combinación de elementos cambiantes con otros no cambiantes.

De manera semejante, los seres -que son expresión de la vida- nacen y mueren. Si bien ellos vienen y se van, el caudal de vida es un continum. La vida que corre en forma continua puede ser considerada verdadera, mientras que los seres que nacen y mueren, y cambian constantemente, representan lo no verdadero. Entonces, los elementos cambiantes de la vida no son verdaderos, pero la vida en sí -caudal perenne cuya esencia es la divinidad- es la verdad.

El mundo como un río de cosas verdaderas y no verdaderas

El mundo se compara con un río en el que la realidad se ha asociado a lo no real, lo cambiante. Lo puedes considerar un caudal de verdades cambiantes, verdades condicionadas que no son totalmente verdaderas. El mundo es una combinación de verdad pura -la que se mantiene inmutable, sin cambio- y de eventos no verdaderos, que es lo que cambia constantemente. Las sabias enseñanzas describen dicha circunstancia de verdad-y-no verdad, o sea, de fenómeno híbrido donde se mezclan lo verdadero y lo no verdadero. La práctica espiritual es un proceso por medio del cual logran discriminar lo verdadero de lo que no lo es, para quedarse con la verdad. Se dan cuenta de que percibir al mundo como algo separado de ustedes y de Dios es una ilusión, o sea, no es verdad. Cuando llegan

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a verlo como lo no verdadero, dejan de ser presa del engaño, y la verdad -de que todo está en la unidad de Dios- les queda revelada.

La ignorancia, la naturaleza, la ilusión, la mente, la maya, son todos sinónimos. Constituyen el poder ilusorio de Dios. Creer que existen cosas que realmente no existen, y vivir bajo su influencia, es todo ilusión. Un santo lo resumió así: “Dios es verdad, pero el mundo es falso”. Tienes que entender la aseveración correctamente. Lo que esto significar es que nuestra percepción equivocada y experiencia del mundo no es verdad. El mundo en sí, en lo esencial, es verdadero. Dios es la base inamovible del mundo cambiante. Cuando lo examinas con detenimiento, descubres que el mundo no es mundo realmente, es la divinidad misma.

Acójanse solamente a Dios

En el Gita, Krishna reconvino a Arjuna “Arjuna, te estás supeditando al elemento tiempo. Te estás dejando llevar por su corriente, y alejando más y más de mí. Entrégate a mí y tus pesares pronto desaparecerán.” Cuando se asocian con Dios y permanecen junto a Él, la ilusión no los puede afectar. Escuchen lo siguiente:

En casa de los ricos casi siempre hay un perro guardián a la puerta para que nadie se acerque. Éste no es como los perros de la calle, sino que fue criado y entrenado por sus dueños con gran cariño. No le ladra a lo tonto a cualquiera que vea pasar. Sólo ladra cuando alguien se aproxima a la puerta y trata de entrar. Al verlo y escuchar los ladridos, la mayoría de los visitantes se alejan rápidamente. Otros, sin embargo, empeñados como están en ver al dueño, permanecen frente al portón, llamando a voces para ser escuchados. A la larga, al escuchar el barullo, el dueño se asoma desde el segundo piso para ver de quién se trata. Si son conocidos, baja a abrirles y hacerlos pasar.

Si se trata de un amigo del dueño y éste lo escolta adentro, el perro para de ladrar o tratar de atacarlo. Entiende que la persona es aceptada por su amo. La ilusión se puede comparar al can que impide que la liberación y la dicha crucen el umbral. Si un desconocido insiste en cruzar la reja, es atacado por el perro. Por miedo al acoso del perro, la mayoría de las personas se retiran. De igual modo, en cuanto sienten dificultades en el camino espiritual, la mayoría de buscadores abandonan el camino en lugar de porfiar tenazmente en su empresa. En consecuencia, no alcanzan la meta y siguen siendo lastimados por la ilusión.

El verdadero devoto, que en nuestro ejemplo es el individuo determinado a ver al dueño de casa, no se amilana ante el can. Permanece a la reja llamando al dueño; y se planta a esperar hasta que aquél salga a recibirlo. Para los que porfían frente a la reja, los ladridos del perro y el dolor causado por la ilusión resultan incluso de ayuda, porque su pesar atrae la atención del dueño de casa, moviendo su compasión. Aquél vuelve la mirada hacia el devoto, lo reconoce y lo hace pasar.

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En suma, únicamente el que es valiente y está decidido a esperar aunque el perro ladre ferozmente, llegará a ver al dueño y podrá ingresar al palacio de la paz suprema.

Conquisten sus sentidos

Los cinco sentidos y objetos que perciben a través de ellos equivalen al can de la ilusión, que los distrae e impide llegar a Dios. Por eso Krishna le advirtió a Arjuna “Estás tan apegado a los objetos que te dejas llevar por las circunstancias. No has podido controlar los sentidos y lograr concentración. En consecuencia, no has podido establecer la divinidad en tu corazón. Sigue realizando tu práctica de volcarte hacia el Dios interno, que mora dentro. Conquistarás la concentración. Sólo cuando tu mente logre concentrarse, podrás entregarte a Dios. Piensa en Dios en todo lugar, a todas horas. Trabajes en lo que trabajes, piensa en Dios. Recuerda a Dios con amor. Recuérdalo con fe.

“Incluso en medio de una guerra, piensa primero en Dios, luego combate. Esta no es una guerra ordinaria, esta pelea no se libra entre individuos. Lo que estás combatiendo aquí son tus propias debilidades, tus malos hábitos, tus limitaciones y fragilidades. Con pensamientos de entrañable amor por la divinidad que mora en tu interior, libra tu batalla personal y gánala. Recuerda que no se trata de una batalla contra otros. Estás combatiendo tus propios sentidos. No cejes hasta no haber obtenido la victoria y conquistado tus sentidos hasta dominarlos.”

En una era pasada, Prahlada le comentó de su lucha interior a su padre, el poderoso rey demonio: “Padre, has ganado muchas batallas y sometido numerosos mundos a tu señorío, mas no has podido obtener la victoria sobre tus propios sentidos. Al dominar los mundos externos a ti te volviste un poderoso rey, pero sólo cuando puedas controlar tus sentidos te volverás rey del universo. Si tus sentidos te siguen dominando, ¿cómo podrías aspirar a obtener una victoria duradera sobre tus enemigos externos? Cuando doblegas a tus enemigos internos, vencerás fácilmente a los externos.”

¿Cuándo se hace esto posible? Cuando se rinden por completo a la divinidad. Ustedes suelen decir: ‘mis objetos’, ‘yo mismo’, ‘mi gente’. Mientras defiendan esta concepción, no les será posible entregarse, porque todo ello no representa más que apegos en el mundo físico. Primero tendrían que dominar no sólo el mundo físico sino también el mental. Finalmente deberán ganarse la entrada al reino espiritual. Una vez que se rindan por completo e ingresen al reino espiritual, cada cosa cuidará de sí automáticamente, y no tendrán que cargar con ningún lastre ni necesidad.

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Déjenle su carga a Dios

Cuando viajan en tren, además de llegar a la estación, deben pedirle a un maletero que cargue su equipaje o lo transporte de alguna manera. Si no hay nadie que ayude, lo deberán cargar ustedes mismos. Una vez en el tren, ya pueden soltarlo donde quieran y despreocuparse, pues el tren se lo llevará junto con ustedes. Pero hay tontos que se sientan en el tren portando la maleta sobre su cabeza. Así son los devotos a quienes Dios ya les dio su gracia, pero que aún dudan y prefieren hacer su propia voluntad. No se han entregado del todo.

Cuando se entreguen completamente a Dios y le ofrezcan absolutamente todo lo que tengan que hacer, incluyendo el cuándo y el cómo, el Señor se hará cargo. Para alcanzar dicho nivel de entrega, no puede haber traza de ego, ni puede quedar el mínimo ‘yo’. Lakshmana, hermano de Rama, lo muestra de manera particularmente clara en el Ramayana.

Vayamos a la parte de la historia en que Rama, Sita y Lakshmana, exiliados en el bosque, pasaban por un área montañosa. Como gran actor que el Señor es, le complace hacer jugarretas. Por su naturaleza, al Señor le gusta hacer jugarretas; es el perfecto actor. El no experimenta pena ni dolor, pero en ocasiones disfruta haciendo como si los estuviera sintiendo. Cada vez que Dios desciende en forma humana manifiesta sentimientos para comportarse como humano entre los humanos y, así, la gente pueda relacionarse con Él. Aquel día, Rama -la encarnación de Dios- simuló estar muy cansado. Se enjugaba el sudor de la frente y le comentaba a su hermano: “Lakshmana, me siento muy fatigado. No creo poder dar un paso más. Por favor, monta una carpa en algún lugar para que descansemos.”

Lakshmana entonces le preguntó: “Hermano, ¿dónde debo montar la tienda de campaña?”, a lo que Rama respondió: “Decide tú el lugar y ármala ahí.” Lakshmana, alterado, replicó: “¡Rama, Rama!, ¿qué hice mal; cuál fue mi error? ¿Qué pecado cometí para escuchar estas palabras? Dime, por favor, por qué me hablas así.” Rama conocía exactamente lo que había en la mente de su hermano mas, para que Sita viera el nivel de entrega de Lakshmana, continuó su simulacro y preguntó: “Lakshmana, por favor dime qué te está perturbando. ¿Qué fue lo que dije para que te sintieras tan lastimado?”

Lakshmana exclamó: “Renuncié a todo, a mi esposa, a mi madre, a mi padre, a mi reino, a todo. Vine contigo como si tú fueras mi padre y Sita, mi madre, y dondequiera que tú estés, para mí es la ciudad capital, Ayodhya. Vine para realizar tu voluntad; renunciando a la mía, ¿y ahora me pides que monte una carpa donde yo quiera? Tus órdenes son mi pensamiento. No tengo otro pensamiento. Haré lo que sea tu voluntad. Mi deber es obedecerte. Mi meta, mi todo eres tú. Dime dónde debo de montar la carpa.” Sita se percató entonces de la profunda devoción y entrega de su cuñado. Se volvió hacia Rama y le pidió liberar a Lakshmana de su congoja, designando el sitio para montar la carpa.

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Entréguense por completo a Dios

La moraleja de la anécdota es que el hombre no debería de tener otro deseo que no sea entregarse a Dios. Todo le pertenece a Dios y solamente a Dios. La entrega implica seguir las órdenes que el Señor les dé, y que son escuchadas cuando se lo ha instalado en el corazón. Entrega es lo que hay de fondo en la siguiente afirmación: “Ven; súbete al tren conmigo y Yo cuidaré de ti. Suelta tu ego y tus deseos. No sufras cargando tu equipaje.”

En este contexto, Krishna enseñó que la entrega es la fase más importante de la devoción. Cuando se rinden por completo al Señor reciben su gracia: “Dondequiera que estén, sea una ciudad, un pueblo, el bosque o el cielo, Yo seré su refugio. ¡Vengan y entréguense a mí!” Es la invitación del Señor, y es también su promesa. Cuando se hacen suyos, Él los cuida y protege de todo mal.

Ahora bien, entregarse no significa abandonar su discernimiento. Deben distinguir el deseo de la genuina voluntad divina, y entregar sus deseos mundanos, ofreciéndoselos a Dios. Esfuércense para poder rendirse y con ello santificar su vida y alcanzar la meta.

V. Encuentren a Dios en su corazón

El Señor aseveró en el Gita: “Sólo cuando renuncien al egoísmo y al apego, y encaren la pena y la alegría con equidad, y practiquen la entereza en toda circunstancia, se volverán mis devotos y me serán muy caros.”

Encarnaciones del amor:

Alcanzar la equidad y liberarse del apego y preocupación por su familia y por ustedes mismos, es muy difícil para los buscadores espirituales ordinarios. Para quien es cabeza de familia, la ecuanimidad y el desapego son casi imposibles. Logran adorar a Dios mediante las prácticas espirituales aprendidas, pero les resulta muy difícil destruir el ego y eliminar todo sentido del ‘yo’ y del ‘mío’. ¿Por qué? Es muy difícil abandonar el ego mientras tomen su voluntad como distinta de la del Señor. Les vienen dudas pero no se pueden entregar porque ven a las demás personas y al mundo como entidades separadas de Dios. Sólo cuando reconocen que Dios mora en cada persona, y está en todo lugar como una luz que brilla en el fondo de su corazón, podrán eliminar su egoísmo y rendirse por competo a Él. Una vez que reconozcan la unidad de Dios en todo, podrán seguirlo sin dificultad. Sepan que la refulgente presencia de Dios en cada ser también está presente en ustedes.

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El Dios interno

Desde tiempo inmemorial, la gente se ha preguntado si existe o no existe Dios. Tan pronto se convenzan de que existe, el siguiente paso es ver cómo alcanzarlo. La cuestión de cómo llegar a Dios ha sido hoy como ayer un tema desconcertante para el hombre. Innumerables sabios hicieron grandes esfuerzos y empeñaron su saber y penitencias en encontrar la solución. Ellos revelaron dónde y cómo llegaron a conocer la existencia de Dios. Así hablaron al mundo.

“Ciudadanos, hemos logrado descubrir el principio trascendente que yace allende el mundo creado y visible. No lo podrán hallar en el mundo exterior ni en el espacio sideral, sino dentro de ustedes mismos. Él radica en su ojo interno, en su alma, en el centro de su sagrado ser interior. Ahí es donde mora el Dios bienaventurado.”

El gran descubrimiento de los sabios fue que Dios mora en el cuerpo mismo. Es el ser imperecedero que mora en el cuerpo mortal. El cuerpo es cosa inerte que no se conoce a sí misma. El Gita llama de Dios al conocedor del cuerpo, que otorga conciencia al cuerpo. Deben de esforzarse por atravesar el velo de ignorancia que oculta su verdad, y descubrir al Señor inmortal que resplandece en el interior de su cuerpo mortal. No sólo están llamados a encontrar al Señor encarnado en ustedes y en las demás criaturas; también deben descubrirlo en cada cosa. Él es quien habita los cinco elementos: espacio, aire, fuego, agua y tierra. Es la base misma de todo lo creado.

Para encontrar un diamante deben de cavar la tierra. No lo hallarán colgando de un árbol. Tampoco hallarán el diamante más valioso -que es el Señor- expuesto allá afuera, a la vista. Apoyándose en la enseñanza de los seres elevados, tendrán que hacer un esfuerzo para encontrar a Dios dentro de ustedes mismos. El cuerpo no es una cosa ordinaria. Es el templo de Dios; es una carroza que porta al Señor. En el mundo -que puede considerarse un enorme pueblo- el Señor anda de un lugar a otro en esa carroza llamada ‘cuerpo’.

Dentro del cuerpo sólo hay conciencia pura

Puesto que el cuerpo es el templo del Señor, no es correcto sentir indiferencia por él o descuidarlo, o bien usarlo de un modo incorrecto o vil. Deben de utilizar el cuerpo únicamente para actividades sagradas e inegoístas. Deben de cuidarlo y santificarlo ocupándolo en tareas venerables. No cabe duda de que el cuerpo es cosa inerte, mas en él reside el principio de la conciencia pura. Se puede comparar a una barca que ayuda al hombre a cruzar el océano de la existencia mundana. El cuerpo no es algo que hayas obtenido fácilmente; te lo ganaste tras incontables méritos y nacimientos con otras formas. Usarlo incorrectamente significa desperdiciar los méritos ganados en tus innumerables vidas pasadas.

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Considérense inmensamente afortunados de haber nacido humanos en esta vida. Por ello, la sagrada barca en que viajan, debe de ser cuidada con esmero para poder cruzar a salvo el océano de la existencia mundana. Pueblan dicho océano amenazantes cocodrilos y criaturas terribles que podrían dañarlos. Los cocodrilos son los seis enemigos internos del hombre: lascivia, ira, avaricia, apego, soberbia y celos. Ellos habitan en todos los planos del inexpugnable mundo de la existencia.

El océano de la existencia mundana que alberga estas horrendas criaturas comprende el espectro de opuestos como la dicha y el sufrimiento, la atracción y la repulsión. Al navegar por el océano de la vida, resulta casi imposible determinar cuándo se estará contento y cuando se experimentará dolor. Rodeado de tantos cocodrilos, la única manera segura de llegar a feliz puerto es ver la unidad en todo. Tienen que creer firmemente en el principio divino de que el núcleo de Dios reside como flama viviente en todos y en todo. Cuando logren reconocer la presencia de Dios en cada ser, y vean la unidad en la diversidad, te les será imposible odiar a nadie. Por eso el Gita comienza con la sentencia “no muestres odio a nadie”.

La adoración ritual como los cantos sagrados y la recitación del nombre sagrado, que en un tiempo les fueron tan entrañables, les resultarán expresiones nimias una vez que reconozcan que Dios mora en su corazón. Mientras ignoran dicha verdad, las prácticas devocionales se les parecen de lo más esencial para elevar el espíritu. Mientras no dominen el arte de nadar, tendrán que usar flotadores. Pero una vez que aprendan a nadar, no les serán necesarias las ayudas externas. Del mismo modo, las prácticas ritualísticas son apoyos útiles en tanto no comprenden el significado del Gita. Pero una vez que asimilan su dulce esencia, los rituales vienen a ser triviales.

Ve a Dios en todo

El capítulo sobre devoción del Gita describe las características que tornan a un devoto caro a Dios. Éste subraya que una vez que los seis enemigos del hombre son controlados, las virtudes florecen en él. ¿Se puede lograr con facilidad? Sí; pueden conquistar los seis enemigos internos con tan solo reconocer que Dios reside en los cinco elementos que penetran todo, y que es Él quien activa a toda criatura viviente. Mientras no lo reconozcan ni lo puedan experimentar, no encontrarán real satisfacción en nada de lo que hagan.

Si ponen sal en su boca, aunque beban dulce néctar, seguirán sintiendo el sabor de la sal. Primero tendrían que deshacerse de la sal, enjuagándose bien la boca para, en su lugar, degustar lo dulce. Cuando eliminen el sabor salado, podrán paladear la dulzura impoluta del jugo. De igual manera, sólo cuando logran conquistar al ego, removiendo la negatividad que enraizó en ustedes, pueden

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disfrutar de la dulce compasión, de la bondad del sacrificio, de la caridad, la empatía y el amor divino.

Para comenzar, intenten profundizar en lo que significa la verdadera devoción. Devoción significa estar totalmente absorbidos en el amor a Dios. Cuando desarrollan ésta y vuelcan todo su amor en Dios, lo que necesitan les es dado. Desarrollarán entonces la capacidad de sacrificarse por otros, y su amor se expandirá. El amor es el aliento de vida para cada humano. Sin amor no pueden vivir. El amor es una virtud sagrada. Como ya se mencionó -y un gran y antiguo sabio le comunicó a su mujer: “Todo el amor que sientes proviene realmente de tu yo supremo. El amor que hay en ti es realmente para tu yo supremo; no para los demás.” Pero, con toda frecuencia, debido a la ilusión, el amor sagrado destinado al atma, el yo único, es desviado hacia el cuerpo. El mundo entero sufre el mal de identificarse con el cuerpo.

Los males de la humanidad

Muchos de los momentos gratos de la vida no son sino el descanso que se experimenta cuando un padecimiento cesa. Ustedes sienten, por ejemplo, que comer es la gran cosa, pero tan sólo es una medicina que cura la enfermedad del hambre. Al administrar la medicina, la enfermedad se olvida temporalmente. Cocinan una amplia variedad de exquisitos platillos de lo más deliciosos, mas ese no es el principal objetivo por el que los ingieren. Como saben, los medicamentos a veces están mezclados con edulcorantes que los tornan más agradables. Del mismo modo, para curar el mal del hambre, ingieren una mezcla de alimentos, algunos de los cuales son muy gratos al paladar. En último análisis, la comida no es más que un tipo de medicamento que cura el mal del hambre. Después de la comida, los síntomas del mal desaparecen. De igual modo, cuando beben agua, los síntomas del mal de la sed son eliminados.

Ya mencionamos los seis enemigos internos del hombre: lujuria, ira, avaricia, apego, soberbia y celos. También podemos describirlos como: deseo, odio, posesividad, deslumbramiento, arrogancia y envidia. Son enfermedades profundamente enraizadas en el humano. Sólo mediante acciones que hacen las veces de medicamento se pueden contrarrestar, disminuir o eliminar dichas enfermedades. Toda su vida se han engañado pensando que estaban disfrutando diversos placeres, cuando en realidad lo que los tenía preocupados eran las posibles enfermedades. Hasta que no reconozcan que el residente del cuerpo es Dios, seguirán sufriendo dichos males.

Busquen al Señor dentro de su propio cuerpo

Toda práctica espiritual tiene que ser realizada con ayuda del cuerpo. La educación que tienen la obtuvieron necesariamente por intermedio del cuerpo. La magnificencia y grandeza de Dios la han aprendido por gracias al cuerpo.

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Tomando el cuerpo como base, tienen que esforzarse a más no poder para descubrir al Señor dentro de él. No piensen que Dios vive en otro mundo. Él está presente en el cuerpo mismo. El pecado no proviene de un mundo distante; se deriva de las acciones realizadas en este cuerpo. Tanto su mérito como su demérito son el resultado de las acciones realizadas con el mismo cuerpo. Deben de indagar con ardor; realizar grandes esfuerzos para descubrir a Dios en ustedes.

Hasta que toquen a la puerta, el dueño de casa no les abrirá. Su misma madre les servirá la comida cuando se la pidan. Por lo tanto, tendrán que pedir y seguir pidiendo; tocar y seguir tocando, buscar y continuar buscando. Si buscan al Dios interno con porfía, lo encontrarán ciertamente. En un almacén lleno de mercancías, solamente podrán encontrar el objeto específico que desean, si buscan con mucho esmero. Si no se empeñan en la busca, jamás encontrarán lo que desean. Por eso se dice “El que busca, encuentra; el que persevera alcanza.”

Tal vez sientan que has estado tocando la puerta durante mucho tiempo y nadie te ha abierto. Pero reflexionen ahora si han estado tocando a la puerta correcta. ¿Tocaron la puerta de la liberación o la del apego? ¿Tocaron la puerta de la morada de Dios o estuvieron tocando a la puerta del demonio? ¿A quién se suelen acercar? ¿En quién buscan refugio? ¿Le ruegan al misericordioso que vino en forma humana y lleva su propia vida como ejemplo para otros? ¿Le ruegan a la madre del universo? ¿Le piden alimento a ella, o se lo piden al demonio?

Puede ser incluso que estén mirando al Señor mas no estén procurando la divinidad en sí. Sin duda le rezan a Dios, pero le ruegan por insulseces materiales y bienestares mundanos. Tienen junto al árbol de los deseos, ¡y le piden café en polvo! Le deben de pedir el don de la trascendencia que los llevará a la dicha eterna.

Su devoción debe de acrecentarse y progresar, con la firme convicción de que Dios mora en tu propio cuerpo. Si desean buscar y descubrir al Señor que mora en ustedes, tienen que volcar su mirada hacia adentro. ¿Cómo deben de procurar al Señor? Tienen que llorar como el becerro muge por su madre, entreverada en la manada. Tienen que llorar como una mujer casta llora la muerte del marido. Tienen que llorar como la pareja sin hijos implora a Dios por un hijo. Así deben rogarle al Señor, con profundo ardor, añorando experimentarlo en su interiorhttp://mx.noticias.yahoo.com/blogs/blognoticias/nacen-gemelos-saludables-con-un-cuerpo-y-dos-cabezas-en-brasil.html.

Armoniza tus pensamientos, palabras y acciones

Pero hoy, casi todas sus oraciones se llenan de palabras pomposas, carentes de emoción. En la mente sólo llevan una cosa, pero con sus labios dicen otra. Sólo cuando sincronizan sus pensamientos con las palabras que emite su boca, éstas se trocan en oraciones y son efectivas. Después deben de llevar sus oraciones a

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la práctica. Una vez que su actividad cotidiana se coordina con sus pensamientos y sus palabras, sus oraciones se vuelven adoración. Una vez que alcanzan la unidad de pensamiento, palabra y acción, ustedes devienen un alma grande.

Deben de examinarse a sí mismos para verificar si están siguiendo el camino de la armonía de pensamiento, palabra y acción. Cuando se observan a sí mismos con honestidad, reparan en que la mayor parte del tiempo su pensamiento, palabras y acciones se disparan en diversas direcciones, y no existe unidad entre ellas. Cuando sus pensamientos, palabras y acciones son disímbolos, ustedes adquieren las características de un demonio, no de un santo. Su falta de armonía no los beneficia en nada, ni los hace caros ante el Señor.

Tolerancia: la virtud espiritual fundamental

Según los pensamientos que abriguen, éstos atraerán el resultado que les corresponda. Sientan lo que sientan, su sentimiento se reflejará en su forma de hablar y proceder. En primer lugar, deben de aplicarse a purificar sus sentimientos, hacer que su amor sea puro. Para lograrlo deben de desarrollar tolerancia, lo que implica tener serenidad, paciencia y autocontrol bajo cualquier circunstancia, y hacer el bien a todos, incluyendo a quienes los han dañado. Éste es el aspecto más encomiable de la tolerancia. Ella equivale a la verdad misma; es la base de la rectitud, y la esencia de la antigua sabiduría. La tolerancia es la no violencia llevada a la práctica; es el contento, la compasión. En verdad, la tolerancia representa todo en todos los mundos. Sólo cuando alcancen paciencia y tolerancia podrán ganarse al Señor.

Al perder su temple y se agitan por insignificancias. El enojo y el mal carácter son peligrosos. Son capaces de arruinar su vida. Si albergan ira, no podrán lograr nada que valga la pena. Los demás los verán con enojo y repudio. Perderán su patrimonio. Los honores que hayan recibido se convertirán en cenizas. La ira los separará de su gente más cercana. Por ira la gente lo pierde todo y su vida se vuelve estéril. Por ello, en el Gita, Krishna enseñó el amor y la necesidad de cultivarlo en lugar de dar rienda suelta al odio, los celos, la ira y las demás emociones negativas.

El amor no conoce el odioEl amor carece de egoísmoEl amor es ajeno a la iraEl amor no toma, sólo da El amor es Dios.

Solamente pueden experimentar a Dios a través del amor.

Si desean llegar a Dios, tienen que desarrollar amor. Sólo a través de él podrán experimentar al que es el amor mismo.

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Para ver la luna no necesitan la luz de una vela o de una antorcha. La luz propia de la luna bastará para poder verla. Si desean ver a Dios, sólo tienen que llenarse de amor. Si se llenan de amor, se ganarán a Dios. Mas, mientras el amor no esté firmemente instalado en ustedes, necesitarán de prácticas espirituales tales como cantos devocionales, la repetición del nombre, y otras. Una vez que el amor puro haya enraizado en ustedes, toda práctica espiritual carecerá de sentido.

Aunque la luna brille intensamente, no podrán verla si mantienen los ojos cerrados. De igual manera, Si sus ojos están cerrados a la presencia de Dios en ustedes, las buenas acciones y los ejercicios espirituales los ayudarán a abrirlos y a aclarar su visión para que puedan experimentar al Señor. Ésta es la principal enseñanza de Krishna en el Gita.

Cuando sólo presten oídos a palabras elevadas, las entiendan claramente; y aun las practiquen, podrán alcanzar su meta espiritual. Aparten un lapso de al menos una hora al día para estudiar las enseñanzas e incorporarlas a su actividad cotidiana. Estarán empleando su tiempo sabia y santamente.

VI. Las tres etapas del camino espiritual

Saturen su corazón de firme devoción y Dios se revelará en ustedes. Entonces lo verán como es realmente. Con el tiempo, se fundirán y se harán uno con Él.

Encarnaciones del amor:

Son tres las principales etapas que deben de perseguir en su travesía espiritual para alcanzar su meta. El Gita las describe de diversas maneras. Al final del undécimo capítulo, en el que Krishna le brinda a Arjuna la visión de su forma cósmica, se describen dichas etapas, de la siguiente manera:

Primero hay que saber que ahí está Dios

Más adelante, hay que tener la visión directa de Dios

Finalmente, hay que fundirse con Dios

Son los tres pasos que llevan a la liberación.

Sepan que Dios está aquí y experiméntenlo directamente

En el primer paso -saber que ahí está Dios- se aprende lo que dictan las escrituras o lo que afirma algún maestro: que Dios existe. Pero sólo saberlo no les

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proporciona alegría ilimitada. Descubren que Dios está ahí, pero al mismo tiempo lo perciben separado de ustedes. El sentido de separación es un escalón para tener subsecuentes avances, mas no les proporciona satisfacción duradera.

Gradualmente, la angustia de separación respecto a Dios los lleva a dar el siguiente paso. Crece en ustedes el deseo de ver y experimentar directamente a Dios. Entonces rezan: “Quiero verte, Señor, ¿cómo puedo sentirte directamente?” Se dan cuenta de que ello no ocurre con sólo desearlo. Tienen que anhelar ardientemente la visión de Dios; aspirar a verlo constantemente. Sea cual fuere la forma a la que dirigen sus plegarias, deben de añorarla con todas sus fuerzas. Si su ardor es sincero, Dios se les presentará de un modo personal, y les concederá una visión de Él. La siguiente historia lo puede ilustrar.

El niño vaquero

Había un vaquerito de escasos recursos, cuya fe era tan grande como su anhelo de ver a Dios. Un día un predicador llegó a pronunciar sus sermones a su aldea. Solía reunir un auditorio para cantar la gloria y proezas del Señor. El vaquerito no podía dejar su trabajo para asistir a todas las reuniones porque tenía que cuidar sus vacas. Mas, al cerrar la tarde, ponía sus animales a resguardo y se iba a escuchar al predicador. Lo escuchaba con gran atención.

El predicador era seguidor del Señor Vishnu, de manera que relacionaba las características de Dios a la forma de Vishnu o Narayana, como también se lo llamaba. En su discurso, el predicador describía reiteradamente la imagen del Señor como la de un ser de piel oscura, que lucía una marca blanca en la frente y se trasladaba sobre un águila. El predicador explicaba que Vishnu siempre estaba prestes a rescatar a quienes buscasen refugio en Él, y que él aceptaba como una ofrenda todo aquello que le entregasen con amor y verdadera fe.

Como el predicador repetía incesantemente estas características del Señor, acabaron dejando una huella indeleble en el corazón del chico. El predicador también había mencionado que Dios es un gran amante de la música, y que uno podía ganárselo entonando sus plegarias con profundo ardor.

Pues bien, el vaquerito solía llevar consigo el almuerzo de medio día. A diario ofrecía su alimento a Dios con sincera devoción, rogando al Señor que comiera de él. Sus oraciones daban comienzo así: “O amado Señor, dicen que vuelas sobre un águila. Ven, ven a mí y acepta este alimento.” El chico le rezó así al Señor durante una semana, sin probar su alimento porque no lo había tocado el Señor. Al término de la semana, el vaquerito se había debilitado.

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Añorando ansiosos la presencia del Señor

Además de ver mermada su salud el fin de semana, el chico se inquietó sintiendo que por no cantar entonadamente, el Señor no le respondía. Estaba seguro de que la razón por la cual el Señor no venía a almorzar con él era la imperfección de su canto. Con determinación continuó entonando su rezo, en la esperanza de recibir la gracia del Señor.

Débil como se encontraba, el chico llegó al bosque. No obstante encontrarse exhausto, estaba resuelto a no comer a menos que el Señor aceptase su ofrenda. Las notas de su oración salieron de su pecho en forma por demás melodiosa y sacra. El niño continuó cante y cante todo el tiempo, implorando al Señor que aceptase venir a comer y beber lo que con tan profunda devoción le ofrecía. Cuando el sentimiento, la tonada y la lírica se armonizaron perfectamente, el Señor descendió. ¿Qué forma tomó para aparecérsele al vaquerito? La de otro niño de la misma edad, vistiendo la túnica ocre de sadu o santo mendicante.

El vaquerito le preguntó al chico que tenía enfrente: “Dime, amigo, ¿quién tú eres? ¿Eres acaso un viajero cruzando el bosque?” El santo niño respondió: “Soy el Señor Narayana. Me estuviste rezando así que he venido a darte la visión de mí.” Recordando que al Señor le gustaba la música, el vaquerito procedió con sus preguntas, entonándolas a manera de canción: “Pero no eres como se describe al Señor, que es de tez oscura, con una marca blanca en la frente, y volando sobre un águila blanca. El predicador asevera que esa es la faz del Señor, mas no parece ser cierto. Oh, querido, si realmente eres el Señor, por favor aclara mi duda y déjame verte en tu forma real.”

La visión del Señor

El chiquillo había escuchado la descripción del Señor y anhelaba verlo y experimentarlo directamente, tal y como él pensaba que era. Pero Dios no tiene un nombre ni una forma específicos; posee mil ojos, mil oídos, mil manos, mil pies. Mas, a fin de complacer a los devotos que aspiran a verlo, toma la forma particular a la que éstos le dirigen sus plegarias. Para satisfacer al niño vaquero, el Señor se manifestó bajo la radiante forma de Vishnu, aceptando la comida y bebida que éste tan amorosamente le ofrecía. El evento representa la segunda etapa, en la que el devoto añora tener la visión del Señor. Aun en ese caso, no se trata de la verdadera forma de Dios, sino de la forma escogida por el devoto. Dios ama los sentimientos sinceros, por consiguiente, para alentar el sentimiento del devoto, le dará a éste la visión de la forma que más le complace.

Cuando el Señor se retiró, el niño se quedó reflexionando: “Primero oí la descripción del Señor; después recé para que me brindara su visión. Entonces vino a mí y lo he visto directamente. Pero, ¿cómo puedo alcanzarlo y quedarme permanentemente en él?” Con solo saber que Dios existe, el devoto no queda

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satisfecho. Ni tampoco se contenta con obtener una visión de Él. Tras haber obtenido la visión directa, añora fundirse con Él, pues sólo entonces podría alcanzar la dicha eterna. En el caso del niño, el Señor le concedió una visión de sí y luego desapareció. Pero, de ahí en adelante, el niño conservaría la imagen del Señor bajo la forma de Vishnu, impresa en su corazón. Con la forma fija en su mirada interna, comenzó a cuestionarse y reflexionar cómo podría fundirse con Él. Apunta entonces a la tercera etapa.

Más allá de la dualidad

De igual manera, al escuchar a los sabios o leer las escrituras se pueden dar una idea de lo que es Dios. Mas a la larga no quedarán satisfechos sólo con esto. Aún están instalados en la dualidad, ya que en dicha etapa Dios sigue separado del yo individual. Por lo tanto, deberán de intentar superar la dualidad y pasar a la siguiente etapa: la dualidad no calificada. En ésta, ansiarán ver a Dios directamente. ¿Pero cómo pueden obtener una visión de Él? Visualizando la forma de Dios que les es familiar, y fijando su atención en dicha forma de ahí en adelante. Hagan lo que hagan, digan lo que digan, vean lo que vean, escuchen lo que escuchen, deben de volverse uno con dicha forma.

La forma específica de Dios que veneraron debe de transformarse en una idea fija en su mente. Dicha forma queda envuelta en la energía devocional, para más tarde transformarse en un sentimiento alojado en su corazón. Poco a poco, dicho sentimiento se profundizan y fortalece, hasta que un día obtienen la visión real de Dios. Resumiendo: primero escuchan hablar del Señor, luego lo procuran con intensa devoción y anhelo y, finalmente, Él les revela su forma y lo pueden experimentar directamente. En suma, el pensamiento deviene en sentimiento, que a su vez se transforma en experiencia real. Ello describe la segunda etapa del camino. No sólo obtienen la visión personal del Señor, a quien aspiraban conocer, sino reciben el privilegio de conversar con Él cara a cara.

Después de ver al Señor y hablar con Él directamente, se sienten más satisfechos. Pero si son verdaderos devotos, incluso esta bella oportunidad no les brindará alegría duradera. Ahora desean alcanzar a Dios y fundirse en Él. Piensan “He escuchado… he visto…, ahora debo alcanzarlo y ser uno con Él.” En la primera etapa, cuando toman conocimiento de Dios a través de lecturas y charlas, sienten que Él y ustedes son entidades aparte. Es la dualidad. Pero en la segunda etapa, al ver al Señor se sienten parte de Él. Es el estado de dualidad no calificada. Finalmente, llegan a tomar conciencia plena y afirman: “El Señor y yo somos uno y el mismo.” Es la no dualidad, bajo el pensamiento de que: “O yo me fundo con Dios o Dios se hace uno conmigo.” Existe identificación total.

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Haciéndose uno con el Señor

Mientras el río esté distante del océano, que es su origen y destino, mantendrá un nombre separado y una identidad individual. Pero en cuanto desemboca en el océano, recibe el sabor del mar, asume su forma y toma su nombre. Si desean volverse uno con el Señor, tienen que adquirir los sentimientos del Señor, asumir su forma y adquirir sus sagradas virtudes. Sólo entonces se volverán uno con Él.

Tienen que sentir que los atributos de Dios se manifiestan en ustedes. Decreten: “La imparcialidad del Señor está en mí. Los sentimientos desinteresados del Señor radican en mí. El ancho amor del Señor mora en mí.” Cuando pongan toda su fe en ello, llegarán a tomar conciencia de que ustedes y Dios son Uno y el mismo. Es la unión perfecta.

Deben de luchar continuamente por este sentimiento de unidad. Deben de hacer todo esfuerzo para ganárselo. Un día se sentirán realizados. Es la meta ulterior de la vida humana. Sólo cuando lleguen a ese lugar de donde salieron originalmente, alcanzarán la verdadera realización.

Las tres etapas de la vida seglar

Incluso en la vida seglar se pueden reconocer estas etapas progresivas en la consecución de cualquier meta. Consideren el siguiente ejemplo. Supongan que descargaron mangos en el mercado y que los mangos les encantan. Puede haber un tipo de mango que sea de su preferencia. Llega un amigo y les informa que están vendiendo el tipo de mangos que tanto les gustan. El sólo escucharlo ya les causa cierta satisfacción; se ponen contentos sólo de oírlo, aunque no los hayan probado siquiera.

Al momento de ser informados, corren al mercado para ver si todavía quedan algunos y comprarlos. Todavía quedan. Ahora los revisan bien. Ello les proporciona más satisfacción aun, pero todavía no están completamente felices. Toman unos mangos y los pagan. En lo que llegan a casa van pensando en las frutas, y no ven el momento de comerlas. ¿Por qué ocupan tanto tiempo pensando en los mangos? Porque es la fruta que aprecian de manera particular, y el proceso que demoró para conseguirlos refleja su gran apego por ellos.

Son capaces de obtener inmensa satisfacción cuando algo que les atrae se concretiza frente a ustedes. En realidad, vean lo que vean allá afuera no es más que un reflejo de su pensamiento interno. Cuando su deseo es suficientemente ardiente, lo que tanto anhelan puede llegar a manifestarse en el exterior. El deseo por los mangos los llevó hasta el mercado. Los compraron y los trajeron a casa. Ahora los lavan bien y los pelan. Se relamen anticipadamente, y se los comen con fruición. Al degustarlos, paladean el dulce jugo de la fruta. Pronto, el jugo ya no es

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algo exterior a ustedes, sino se vuelve parte de ustedes. Ello los hace inmensamente dichosos.

Conocer, ver y hacerse uno con la divinidad

¿Por qué tanta alegría? Recapitulemos el proceso. Primero se enteran de que la fruta que más les encanta está a la venta en el tianguis. Esto es saber. Al enterarse, lejos de desanimarse desarrollan un intenso deseo de adquirir la fruta para deleitarse luego. Entusiasmados, corren al tianguis, ansiosos por dar con ella. Finalmente, la encuentran y la revisan muy bien. Es la etapa de ver. Tras ver la fruta, la compran y se la comen. Es la etapa de acercarse y hacerse uno con el objeto de su deseo.

¿Su sentimiento por Dios es así de intenso? Es el único deseo que en realidad deberían cultivar. Tras escuchar muchos discursos y leer varias escrituras sagradas y descubrir que Dios existe, y después de pasar largo tiempo adorándolo, deberán de cultivar el ardiente anhelo de verlo. De otra manera, sus esfuerzos habrán sido en vano. Así pues, luchen ardientemente y hagan su máximo esfuerzo para alcanzar la visión directa de Dios.

Al cursar cierto grado escolar, estudiar asiduamente las materias durante el año, el alumno no obtendría ninguna satisfacción si se quedara en el mismo nivel al año siguiente. Su aspiración sería pasar al siguiente grado. Si un alumno permanece en el mismo nivel por dos años, se descorazona y desanima. No sólo se desilusiona sino se convierte en blanco de burlas por parte de sus compañeros. Del mismo modo, serías un rezagado si te quedaras en las primeras etapas de la adoración dual, sin progresar en tu trayectoria espiritual. Otros devotos dirían: “Mira a esta persona; después de tantos discursos y tanto estudiar las escrituras, no le sirvió de gran cosa, pues no ha progresado en absoluto.”

El desaguisado de quedar estancado en la primera etapa es típico de la pereza, causada por la inercia y la lasitud. Eliminen estos rasgos para superar la dualidad y pasar al siguiente estado, internalizando al Señor. Entonces, mediante la contemplación del Dios interno, obtendrán la visión directa de Él, bajo la forma que hayan escogido. Su intenso deseo será premiado con la añorada visión del Señor, para charlar con Él y servirle.

Alcanzar la paz del Ser inmortal

En ese punto tampoco deberán de sentirse satisfechos sino luchar por llegar al estado supremo. No deberán descansar, estar en paz ni saciados hasta no alcanzar el estado de fusión total con Dios, realizando la unidad. Hoy en día, la

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gente sólo aspira a obtener la comodidad del cuerpo y se contenta apenas con tantita paz mental. Mas eso no basta. Deben de aspirar a la paz interior del atma, que es su verdadero ser, el ser universal e inmortal. Contactándolo, devienen la paz misma. Su ser individual tiene que fundirse en el ser universal. Sólo entonces se completa la travesía y se obtiene la dicha perenne.

El río nace del océano y vuelve a desembocar en el océano. ¿Pero cómo se formó el río? Inicialmente, parte del agua oceánica se evaporó formando las nubes. Cuando el agua del océano se vuelve nube hay separación y dualidad. Las nubes flotan separadas del océano. El agua del océano es salada. Cuando se vuelve nube se torna dulce. Ahora el agua de la nube se precipita como lluvia. Puede decirse que es una lluvia de amor, porque el agua de lluvia viene del río, que con cascabelero entusiasmo se precipita al océano. Ello puede compararse a la angustia y ansiedad que surge por llegar al destino final.

Cuando se sienten así, desean ardientemente llegar a la tierra natal de la cual un día fueron separados. En el caso del agua del río, ella está destinada a retornar al océano del cual provino. Sólo entonces habrá alcanzado su meta. Tal es el estado de no dualidad, total fusión con el origen.

Nacieron humanos y han vivido parte de su vida como seres humanos comunes. Pero decidieron emprender el camino de la vida espiritual. De pronto se descubren procurando la compañía de gente espiritual, y escuchando los egregios relatos de las escrituras, que hablan de los atributos de Dios. Ahora se dan cuenta de que no les basta con ello. Hoy anhelan tener la visión directa del Señor. Pero incluso eso no los sacia. Aun habiendo tenido la oportunidad de ver y charlar con el Señor, su satisfacción no es duradera. Sólo cuando se funden y unen íntimamente con Él se sienten saciados. Sólo entonces se hacen uno con la paz y la dicha eternas. Esa fue la lección que Krishna le entregó a Arjuna en el campo de batalla.

Los sagrados nombres de Arjuna

En El Gita, Krishna utiliza varios apelativos para nombrar a Arjuna. Incluso en la vida mundana, se usan títulos y galardones para condecorar a la gente. En el Gita, fue Krishna -la mismísima encarnación de la divinidad- quien le otorgó diversos nombres a Arjuna. Le advirtió así: “Oh Arjuna, no eres hijo de la mortalidad. Eres la divinidad misma. Eres hijo de la inmortalidad.” En muchas ocasiones, Arjuna se vio en circunstancias que lo impelieron a luchar heroicamente. Como resultado, recibió varios títulos. Para obtener su arco -que era un arma sagrada-, realizó penitencia y superó una variedad de dificultades. Pero él se ganó el arma con fe, valentía y convicción.

La determinación con que enfrentó los obstáculos le fue recompensada pues se ganó la gracia del Señor Shiva, quien le obsequió el arco. En su recorrido para obtener el arma divina, incluso los elementos se pusieron en su contra, mas nada

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fue capaz de disuadirlo de su propósito. El hecho de haberse ganado el arco, le valió el epíteto de ‘El Víctor del arco’ por parte del Señor.

Desde el punto de vista mundano, también se podría decir que Arjuna salió victorioso por obtener riquezas. Hay una anécdota al respecto. El mayor de los hermanos Pandava -Djharmaraja- que era rey, decidió realizar un gran rito sacrificial, oficiado sólo por reyes en el trono. En ese tiempo los Pandavas eran opositores de los malvados Kauravas. Las arcas de los Pandavas estaban totalmente vacías; no contaban con ningún dinero. Con tantos obstáculos, habría sido casi imposible realizar dicha ceremonia. Pero Dharmaraja insistió en que se hiciera. Le avisó a Arjuna “Hermano, en esta ocasión se requerirá gastar mucho. y necesitaremos mucha riqueza. ¿Cómo levantaremos los fondos necesarios?” A lo que Arjuna replicó: “Dharmaraja, ¿por qué preocuparnos por dinero si tenemos de nuestro lado el árbol de los deseos en la forma de Krishna? ¿Por qué temer? Si Krishna nos bendice, tendremos lo que se requiere.”

Arjuna visitó a los reyes circunvecinos, para informarles acerca del deseo de Dharmaraja de realizar un gran sacrificio. Tan pronto escucharon que Dharmaraja planeaba una ceremonia, ofrecieron ayudarlo de su propio erario. Arjuna regresó con tantas riquezas que necesitó docenas de elefantes para trasladarlas. Había montones de oro, plata y joyas. Krishna, que había promovido todo, hizo como si no estuviera enterado y preguntó a Dharmaraja: “¿Cómo obtuviste tanta riqueza? ¿De dónde vino todo?” Dharmaraja, en su ignorancia y orgullo fraterno, replicó: “Obtuve todo por medio de mi hermano Arjuna.”

De ese día en adelante, Krishna se dirigió a Arjuna como el conquistador del mundo, ocultando el papel que había desempeñado en las donaciones, y anunciando al mundo que Arjuna había logrado reunir gran cantidad de riquezas. A raíz de ello, Arjuna recibió varios otros nombres, como “hijo de la tierra”. Pero no fueron nada más para Él. Cuando los escuchen pueden asignárselos a ustedes mismos, ya que cada uno guarda un significado más profundo y muestra la gracia del Señor para con sus devotos. Háganlos parte de ustedes y vívanlos a plenitud, intentando desentrañar su significado y llevándolos a la práctica en su vida cotidiana.

VII. Restringir la lengua, tanto al comer como al hablar

Una de las disciplinas imprescindibles para unirse con Dios es el control de la lengua. Ello aplica tanto a la comida como al habla. Si no se controla la lengua, resulta imposible seguir el camino de la devoción para hacerse uno con Dios.

Encarnaciones del amor:Al igual que la mayoría de los animales y las aves, los humanos tienen cinco órganos de los sentidos. Éstos deben de usarse con gran cuidado, atendiendo a sus capacidades y limitaciones. Deben de controlarlos igual que se controlan las poderosas energías y tecnologías en la vida cotidiana. Por ejemplo, usado con

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cuidado e inteligencia, el fuego puede servir a varios propósitos útiles. Mas, si sale de control puede resultar muy dañino. Piensen ahora en un cuchillo o en la electricidad; sabiendo utilizarlos, pueden ser de gran utilidad, de otra manera resultarían muy peligrosos. La enseñanza espiritual pone gran énfasis en enseñar el uso adecuado de los órganos de los sentidos y su aplicación en la vida cotidiana.

El poder dual de la lengua

Cada órgano sensorial posee un uso particular, pero la lengua tiene dos poderes: el del habla y el del gusto. En el Gita, el Señor recomienda que sean sumamente cuidadosos al usar la lengua. Ensalza al devoto que ha alcanzado total control de la misma, ya que dicha persona podrá cultivar un corazón firme y experimentar la continua presencia del Señor. Para llegar a tal control, los devotos deben de observar una serie de disciplinas como el silencio, la restricción de la dieta, o ayunos totales.

Ayunar coadyuva a la salud del cuerpo físico y confiere alegría y dicha a la mente. Comer sin límite ni regla es muy perjudicial para los devotos. Consentir en la ingesta de alimento impuro puede llevar al devoto a estados de aturrullamiento e inercia. Si creen que pueden comer con desenfreno, al tiempo que intentan complacer a Dios y disfrutar de su cercanía, se equivocan. Ambas cosas -comer en exceso y estar cerca de Dios- simplemente no son compatibles. Por lo tanto, desde el inicio deben de hacer el esfuerzo de mantener la lengua bajo control. Una vez que dominen la lengua, los demás sentidos resultarán controlables.

El control de la lengua

Hoy, los devotos se imponen todo tipo de reglas y restricciones a fin de llevar una vida espiritual disciplinada. Desafortunadamente, no resultan eficaces para el control de la lengua. Hablando claro, no es necesario realizar esfuerzos tan extenuantes para controlar los órganos de los sentidos. Basta con controlar la lengua, que los demás sentidos se alinearán por sí mismos. Como la gente no logra controlar la lengua, se llenan de dudas, inquietudes, contradicciones y confusión. El control de la lengua no sólo se refiere a la comida, sino también al habla. Tienen que reconocer que no existe nada más poderoso que el poder de las palabras. Por esta razón, deben de controlar su forma de hablar.

Han observado que para obtener hasta las cosas más pequeñas, se requiere mucho sacrificio. No pueden obtener nada sin pagar un precio por ello. Están dispuestos incluso a arriesgar su propia vida para obtener cosas insignificantes. Sin embargo, no buscan lo que es esencial, que incluye todo lo demás y es la base de todo aquello que vale la pena. Esto -que es el mayor de los tesoros- es el ser inmortal. Sólo cuando renuncian a algo, pueden obtener otra cosa en su lugar.

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¿No deberían entonces renunciar a todo excepto a la que es la más valiosa de todas las posesiones? ¿No deberían de sacrificarlo todo a fin de llegar al ser supremo?

Para obtener vegetales en el mercado, tienen que dar dinero a cambio. Si no pagan -sacrifican parte de su dinero- no pueden llevarse los vegetales. Dando una cosa, obtienen la otra. Del mismo modo, si desean obtener virtud, tienen que abandonar sus atributos negativos. Sólo renunciando a lo que les gusta y les disgusta podrán llegar a una mente ecuánime. Sólo deshaciéndose de sus defectos, podrán alcanzar cualidades nobles. Sólo abandonando sus malos pensamientos, hábitos y conductas, podrán obtener buenos pensamientos, hábitos y comportamientos.

Muchos sabios han descrito el gusto que la lengua tiene por las cosas sabrosas, y cómo toda práctica será fácil una vez que puedan controlar la lengua. La principal forma de controlarla es guardando silencio. El silencio no sólo se refiere a imponer restricciones a la lengua. También alude al pensamiento. Deben de mantener su mente libre de pensamientos. Ese es el verdadero silencio.

Cultiven el discernimiento

Si desean tener control sobre el alimento que ponen en su boca, no deberán darle a la lengua todo lo que gusta. Tienen que usar la discriminación. En cada actividad de la vida, tienen que aplicar el discernimiento para determinar si lo que están haciendo los beneficia espiritualmente. En cuanto a la comida, tienen que explorar e indagar si lo que comen es puro, o si exalta los sentidos y las pasiones, o bien, si los desgana, produciéndoles un insano torpor.

Según el Gita, controlar la lengua consumiendo alimento puro en cantidades limitadas es esencial para el devote. Usen su poder de discriminación ante cada alimento, preguntándose “¿Está puro este alimento o irá a perturbar o bajar mi conciencia con su impureza?” Si analizaran cada pedazo de comida de esta manera y comieran con buen juicio, su mente permanecería impasible. No les afectaría el elogio ni la crítica.

Pero si se permiten comer indiscriminadamente, sin indagar siquiera si es cosa buena o no, procurando tan solo satisfacer su hambre y antojos, entonces no podrán tener control sobre sus apegos y emociones. Se hundirán en la debilidad. Si alguien hiciera algún comentario negativo sobre ustedes, en seguida conjeturarían que el mundo entero está contra ustedes y se sentirían deprimidos. En cuanto alguien los criticase o acusase, su felicidad se disiparía; se sentirían agobiados y sentirían que la vida carece de sentido.

Por otro lado, si alguien los elogiase y admirase, de inmediato se les inflaría el ego y el orgullo; ¡imposible detenerlos! ¿Cuál es la razón de tal inestabilidad? La única razón para tales debilidades está en el tipo de comida que

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ingieren. Todos estos sentimientos adversos emergen por su falta de control y discriminación por cuanto a comida se refiere. El Gita ha enfatizado la necesidad de escoger cuidadosamente lo que comen. Tienen que tener continuamente presente la importancia de ingerir alimento puro para mantener la ecuanimidad en todas las situaciones, para que no se exalten ante el elogio ni se depriman ante la crítica.

La pureza del alimento, la losa y el cocinero

El Gita también afirma que las vasijas y utensilios con los que se cocina deben de estar puros, y puro debe de ser el proceso mismo de cocinar. En primer lugar, la losa debe de estar perfectamente limpia. Además de lo físico, la pureza de la losa se refiere a la forma en que fue adquirida. Tienen que ponderar si los utensilios fueron adquiridos por medios honestos o si fueron adquiridos deshonestamente. Los artículos adquiridos por medios deshonestos, usados para cocinar, no sólo producirán malos pensamientos sino los llevarán por el mal camino.

El siguiente paso para indagar sobre la pureza del proceso de cocinar es inquirir sobre los pensamientos y sentimientos de quien cocina. Son las tres cosas que se han mencionado y deben de ser cuidadosamente analizadas y controladas. Por lo general, ustedes sólo se fijan en la pureza de las vasijas, descuidando la pureza del cocinero y la del alimento. Desconocen los pensamientos que rondan en la cabeza del cocinero, e ignoran si el tendero adquirió por medios honestos o no los utensilios que ustedes acaban de comprar.

Por lo tanto, antes de tomar sus alimentos, sería bueno que rezaran y ofrecieran su comida a Dios a fin de limpiarla y purificarla. Dicha oración no es para Dios sino para su propio beneficio. Su alimento quedará purificado al evocar la bendición de Dios. Antes de comer, pueden emitir su oración sincera salida del corazón, pidiendo a Dios que purifique y bendiga la comida. O bien, pueden pronunciar los versos del Gita que tradicionalmente se refieren al alimento. Es el 24° verso del capítulo cuatro y el 14° verso del capítulo 15, que son particularmente efectivos.

Bendecir y ofrecer la comida a Dios

Los versos sánscritos del Gita que se rezan antes de comer son:

Brahmaarpanam, brahma havir,Brahmaagnau brahmanaa hutam,Brahmaiva tena gantavyam,Brahma karma samaadhinaha.Aham vaishvaanaro bhutvaa,Praaninaam dehamaashritaha,Praanaapaana samaa yuktaha,Pachaamy annam chatur vidham.

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que significan:

El alimento que se ofrece es Dios, el que lo ofrece es Dios,Lo que se ofrece será consumido en el fuego, que también es DiosAlcanza a DiosQuien en todas sus acciones se absorbe en Dios.

Soy la energía cósmica todo penetrante,Que habita el cuerpo de los vivos.Soy el mismo aliento que entra y sale de los cuerposEn mí, la consumación del alimento es total.

Dicha oración pronunciada antes de comer remueve los defectos e imperfecciones que pudiera haber en el alimento, así como toda influencia negativa que se haya agregado durante su preparación. Antes de la oración, la comida sólo era comida; una vez ofrecida al Señor, se torna alimento consagrado.

El papel de la lengua en el habla

El Segundo aspecto de la lengua es el habla. Como se dijo, la lengua tiene poderoso impacto sobre la mente y el proceso mental en su conjunto. Está dotada de un poder increíble. Puede arrobar tu mente o romperte el alma. Puede incluso matarte. También puede dar vida y aliento, y ayudarte a alcanzar tu meta suprema. Son dos resultados opuestos y contradictorios, ambos ejercidos a través de la palabra.

Mediante el uso de palabras adecuadas es posible transformar la mente de un individuo. Desafortunadamente, la gente no lo cree y lo rechazan diciendo: “¿Cómo es posible transformar la mente con palabras? ¿Acaso se han realizado experimentos que comprueben el poder de la palabra? Las palabras no son sino sonidos que entran por el oído.” También alegan que: “La mente es una cosa muy sutil. ¿Cómo pueden los sonidos transformar algo tan sutil y delicado?” De esta guisa discuten que no es posible transformar la mente con sólo palabras. He aquí una historia para ilustrarlo.

El cuento del funcionario público y el maestro

Había un funcionario público que no creía que las palabras tuviesen el poder de transformar la mente, especialmente en el ámbito espiritual. El funcionario era secretario educativo del municipio que abarcaba varias escuelas bajo su jurisdicción. Un día visitó una de sus escuelas. El instructor espiritual estaba enseñando las sagradas escrituras a unos alumnos. Los conceptos que abordaba eran muy profundos, tanto que al funcionario le vino un dolor de cabeza.

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Finalmente confrontó al maestro: “Querido amigo, los alumnos son apenas unos chiquillos; no cabe sobrecargarlos con tan profundos conceptos filosóficos. No los podrán aprovechar en absoluto.”

El maestro replicó que cuando los chicos están tiernos, en una edad en que todo absorben, es cuando pueden ser llevados al buen camino. Enseñarles las nobles verdades a temprana edad -dijo- despejará las dudas de su corazón y los orientará correctamente en la vida. El funcionario replicó: “No creo en las palabras; ¿cómo podrían ellas solas transformar la mente? Imposible.” Las explicaciones y argumentos del maestro no lo convencieron. Antes, el funcionario rehusó el menor cachito de sabiduría que el preceptor pudiera transmitirle. Su mente se cerró por completo. Tener cierta autoridad a menudo ingre al individuo tornándolo soberbio. De la soberbia surge la astucia; desaparece la virtud y el intelecto se entorpece.

Cuando el maestro se dio cuenta de lo inútil de sus esfuerzos para establecer su punto de vista, decidió darle una lección infalible al funcionario. Llamó a un alumno hacía sí y le dijo “Hijo, saca al oficial del salón ahorita mismo!” Al escuchar esto, el funcionario se indignó y comenzó a gritarle al instructor: “¿Pues quién cree que es? ¡Soy funcionario público; secretario educativo de distrito, y le está pidiendo a un niño que me saque del salón! ¿Cómo se atreve?”

El instructor le respondió: “Fíjese usted, señor, que yo no lo golpeé, ni siquiera lo toqué. A usted no le hice absolutamente nada. Pero con sólo escuchar ciertas palabras usted reaccionó muy mal. ¿Por qué razón se enojó tanto? Fue por la frase que pronuncié, ¿no es cierto?” De este modo, el instructor le demostró al funcionario que las solas palabras conllevan mucho poder, y que son capaces de perjudicar o de hacer mucho bien, de acuerdo al uso que se les dé. Tras la lección, el funcionario abandonó el salón, pero con más sabiduría y mayor humildad dentro de él.

El poder de las palabras

En las sagradas escrituras también se lee acerca del enorme poder que conllevan las palabras, que pueden incluso destruir el mundo. En ellas se dice que si tuvieran que cortar un árbol, éste aun podría retoñar, o si quebraran un trozo de acero en dos, un herrero podría, a base de calor y golpeteo, volver a unir las piezas en una. Mas, si destrozaran un corazón con palabras hirientes, jamás lo podrían reparar. Las palabras son capaces de ocasionar inmensos daños, pero también de proporcionar abundantes alegrías. Por consiguiente, deben de tratar de no dañar a otros con sus palabras.

Si resbalaran y cayesen, podrían lastimarse o quedar incapacitados un tiempo, pero sin graves consecuencias, a la larga. Quizás se harían una cortada que sanaría con un curita. Mas, cuando se les va la lengua y lastiman con ella a otra persona, causan una herida que ningún médico podría sanar. Por lo tanto, jamás

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usen palabras que pudieran herir la susceptibilidad de otra persona. Un día, sus palabras se volverán contra ustedes. Por ello, usen siempre un lenguaje amable.

Se ha dicho que a la lengua le agradan las cosas dulces. Uno podría entonces advertirle a la lengua “Mira lengua, si te gusta tanto lo dulce, ¿por qué no te quedas con el dulce nombre del Señor en ti? Tú sabes lo que significa el sacrificio; eres la encarnación misma del sacrificio. Ocúpate sólo de cantar el nombre del Señor. Cántale a Dios y conságrate a El.”

Sacrificio y reciedumbre

¿Por qué decimos que la lengua conoce el verdadero significado del sacrificio y carece totalmente de ego? ¿No se han dado cuenta de que lo ven todos los días? Cuando le ofrecen, por ejemplo, cosas dulces a la lengua, ésta las saborea, y en cuanto percibe que son deliciosas, se dice “pasemos el dulce néctar al estómago para que él también lo disfrute.” Mas, si lo degustado no es sabroso sino amargo, la lengua no lo pasa al estómago sino lo escupe inmediatamente, para ahorrarle el mal rato al otro órgano. Malo o bueno, dulce a amargo, la lengua no guarda nada para sí o para su propio disfrute. Vive desinteresadamente, con gran dignidad, pues conoce bien sus límites. Durante muchos años, permanece en silencio dentro de la boca. ¿Acaso sale fuera de ella alguna vez? No; sea cual fuere su trabajo, lo realiza sin queja dentro de la boca.

Pero la lengua tiene otra particularidad; posee gran reciedumbre. Sean cuales fueren sus dificultades, le causen las zozobras que le causen, la lengua permanece enfocada en sí misma, sin exceder sus límites, con entereza. Vive entre compañeros muy dañosos, a saber, los afilados y poderosos dientes. Con gran habilidad, se las arregla para no ser mordida o lastimada por sus “compañeros de habitación”. Su destreza y arrojo le ha permitido vivir entre sus temidos vecinos, sin sufrir daño alguno.

Por todo ello, la lengua puede darnos importantes lecciones que pueden ser de gran utilidad. Por ejemplo, ella muestra que se puede vivir entre personas bastante difíciles. Con resistencia y habilidad, y prestando atención, se puede disfrutar de la vida no obstante las duras circunstancias. Pero en el mundo de hoy hay muy pocos que siguen dicho ejemplo. La mayoría de los individuos, al acercarse a gente mala, se tornan malos. Sus buenos sentimientos, cualidades, pensamientos y conductas desaparecen al instante, perdiendo así su mérito y virtud. Para que no sufran dichas consecuencias, es preciso que adquieran el pleno control de la lengua.

Hablar es desperdicio de energía espiritual

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A menudo Baba le advierte a sus estudiantes: “Queridos alumnos, no deberían de hablar mucho. La energía divina que mora en ustedes se disipa en el proceso. Si se involucran en profusa charla, perderán retentiva, y su cuerpo se debilitará. Incluso envejecerán prematuramente, y de paso se harán mala fama.”

Ahora bien, vamos a suponer que tienen un radio y lo encienden para escuchar el noticiero; pero olvidan apagarlo al salir del cuarto. El radio sigue hablando a tontas, gastando costosa electricidad. Su cuerpo es como el radio, y el intelecto es equiparable al interruptor que lo enciende y, en esta ocasión, olvidó apagarlo. Extendiendo la analogía, la mente es el sonido de palabras incesantes que salen sin ton ni son a lo largo del día. La sagrada energía de su sistema se desperdicia con el chachareo.

Desde la madrugada en que se levantan hasta el anochecer cuando se acuestan, se la pasan hablando, ya sea en voz alta o por dentro. Tal vez le bajen al volumen, pero dentro de ustedes hay un incesante parloteo. El radio sigue encendido por dentro, constantemente, y su valiosa energía espiritual se desperdicia, como se consume la electricidad cuando dejan la radio encendida, ya sea bajito o alto. De todos modos se gasta electricidad.

La principal causa de envejecimiento prematuro es hablar y hablar como tarabillas. Esto no es bueno. Tienen que observar silencio. Nunca desde que nacieron han cultivado el hábito del silencio interior. Mas hoy tienen que hacerlo. De hecho, las dos funciones de la lengua están relacionadas. El hablar excesivo provoca hambre. Cuando el hablante siente hambre, ingiere más comida. Debido al exceso de comida, surgen emociones que a su vez se traducen en más charla. Entretanto, el control de los sentidos acaba siendo casi imposible.

Si a un caballo se le da comida pesada y luego es amarrado, se pondrá muy nervioso; experimentará malestar, por lo que no se estará sosiego. Tras alimentar a un caballo, deben de ejercitarlo. De igual modo, si comen mucho y su trabajo no es pesado ni hacen suficiente ejercicio, se pondrán nerviosos e inquietos, y crecerán en ustedes sentimientos egoístas y soberbios. El ejercicio fortalece su salud, y el alimento adecuado y en moderación los ayudará a controlar los impulsos negativos.

Uno de los principales objetivos de la práctica espiritual es que el alimento que ingieran sea consumido al servicio de la comunidad. Deben de tener la firme convicción de hacer el bien. No titubeen ante la adversidad, como la flama se menea con la brisa. Confíen en ustedes mismos.

Confíen en ustedes mismos

Imagínense un pajarito que está posado sobre una rama largo rato. Ahora imaginen que el viento sopla y sacude la rama de un lado a otro. El pajarito no se asusta con el vaivén. ¿Por qué? Porque no depende totalmente de la rama para sostenerse. Cuenta con sus alitas, por ello confía en que el estremecimiento de la

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rama no le va a afectar. Aunque aquella se quebrara, el pajarito no correría peligro de caer. Sin embargo, el ser humano se atemoriza ante las mínimas dificultades cotidianas. Carece de la confianza que hasta el pajarito posee. ¿Por qué razón? Por la excesiva comida. El hombre ingiere comida llena de impurezas, la cual a su vez da lugar a sentimientos rajásicos, o sea, energía nerviosa que lo acelera, y a la larga lo torna aprehensivo e iracundo. Como resultado, el hombre no tiene oportunidad de experimentar su verdadera naturaleza pura e imperturbable.

Los jóvenes están llenos de dudas. Ven que los animales y las aves gozan de gran libertad, y se preguntan por qué no pueden gozar de la misma libertad e independencia que aquéllos. La respuesta es sencilla: “Ustedes también tienen derecho a la libertad, pero a la libertad propia del hombre, no a la del animal.” Los animales gozan de una libertad connatural al reino animal. Ustedes deberán disfrutar de una libertad que es propia de los humanos.

Vivan como seres humanos verdaderos; cultiven las cualidades propias del ser humano. Llamarse a sí mismos de humanos, y querer vivir la libertad del animal no los llevará lejos. Los atributos humanos son: el sacrificio, el amor, la compasión, la generosidad, la solidaridad, la no violencia, entre otros. No desarrollen cualidades animales. Peor aún, no se dejen vencer por cualidades que son incluso inferiores al animal, o sea las cualidades de un demonio, a saber, el egoísmo, la ira, el odio, la lujuria, los celos. Tales rasgos diabólicos no tienen cabida en el hombre.

Eliminen el egoísmo, la soberbia y los celos

En particular, no deben de permitir que el egoísmo, la soberbia y los celos entren en ustedes. Estos tres son los peores defectos que asolan al hombre. Si sólo desean buenas cualidades -las humanas y no las animales o las diabólicas- tendrán que controlar la lengua, tanto en el habla como en la alimentación. Este es el camino magno para los seres humanos. El camino de la devoción exige que usen la lengua debidamente, lo que implica que coman y hablen con propiedad.

En particular, en la oscura edad del materialismo y el vicio, la lengua puede santificarse simplemente con la repetición del nombre sagrado. En lugar de perder su energía divina y su tiempo en charlas banales, usen la lengua para cantar alabanzas a Dios y repetir su nombre. ¡Canten el nombre del Señor! Así es como deben de pasar su vida. Aprovechen cada minuto del día para saturarse de la gloria y excelsitud de la presencia de Dios.

VIII. Sólo podrán alcanzar a Dios a través del amor

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El Señor declaró en El Gita: “Cuando piensen constantemente en mí con amor, los bendeciré con el don del discernimiento espiritual. Ello te los llevará a la unión permanente conmigo. Se lo prometo.”

Encarnaciones del amor:

El buddhi es la capacidad discriminatoria mediante la cual pueden diferenciar lo real de lo irreal, lo permanente de lo cambiante. Este discernimiento espiritual le viene sólo a quienes han cultivado la devoción por lo divino y están henchidos de amor por Dios. La devoción es el camino magno para llegar a la sabiduría. En verdad, es el único camino que conduce al auto conocimiento. La devoción clama por la gracia de Dios. El Señor declaró en el duodécimo capítulo del Gita: “El que es mi devoto, en verdad me es muy caro.”

Devoción

¿Qué es devoción? Es el amor que fluye de continuo hacia Dios. Cuando tu amor fluya hacia las personas o hacia las cosas pasajeras y mundanas, no se le podrá llamar devoción porque no es, en realidad, sino una forma de apego. Mas, cuando su amor fluya incesantemente hacia Dios -el principio inmutable subyacente al mundo cambiante- su amor se volverá devoción.

Inicialmente, desarrollan devoción acercándose y volcándose hacia Dios. Más adelante, refuerzan su amor fomentando el sentimiento de ser devotos o servidores del Señor y rindiéndose a su voluntad. A medida que su amor por Dios se fortalece, ingresan a la etapa en la que se sienten estrechamente vinculados a Dios y experimentan su presencia todo el tiempo. Por último, su travesía espiritual es coronada cuando realizan la verdad de que ustedes son Dios, y afirman: “Dios y yo somos uno.”

En el aspecto práctico, la devoción asume dos formas. La primera reviste la devoción en forma de actividades y rituales que realiza el practicante, tales como la tradicional adoración, ofrendas, peregrinaciones, asistir a ceremonias religiosas, entonar salmos, estudiar la liturgia, etc., que son formas ordinarias de devoción. El Señor enseña en El Gita que dichas prácticas pueden ser consideradas modalidades inferiores de devoción. Mas, cuando su adoración los absorbe por completo en Dios, y se manifiesta en cada acción que realizan en el día, y desarrollan un carácter impecable, entonces su devoción es muy elevada, y complace grandemente al Señor.

Por lo tanto, existe una clara distinción entre la devoción que le es particularmente cara al Señor, y la devoción común y corriente. Esta última recurre a objetos del mundo fenoménico para hacer adoración, como las flores, por ejemplo. Pero ¿de dónde vienen dichos objetos? ¿Acaso los construyeron ustedes? ¿Creaste ustedes las flores? No; las creó el Señor. ¿En qué, pues, radica, el sacrificio de

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ofrecerle al Señor lo que Él mismo ha creado? Dichas ofrendas no los llevarán demasiado lejos en su senda espiritual. Empero, ofrecer con profundo fervor las sagradas flores de su corazón -que nada tienen que ver con el mundo- al Señor, que mora en su corazón, es en verdad la más alta forma de devoción. Es el tipo de devoción a la que deben de aspirar.

La meditación y la devoción son una y la misma

Se puede también entender esta elevada forma de devoción como una meditación ininterrumpida, centrada sólo en Dios. En el saber popular, la meditación consiste en concentrarse en un objeto para, a través de él, alcanzar un mayor nivel de conciencia. Pero ésta no es la aproximación correcta. La verdadera meditación significa centrarse en Dios y sólo en Dios. Por lo tanto, la meditación y la devoción en realidad son lo mismo. Ambas son el proceso de concentrarse en Dios, con exclusión de todo lo demás. Sin la meditación o la devoción es imposible llegar a percibir a Dios en todas y cada una de las cosas existentes y, por consiguiente, de obtener el verdadero conocimiento espiritual.

La gente añora el fruto, mas no podrá alcanzarlo sin antes tener la flor. Primero aparece el botón, luego surgirá el fruto. La devoción es equiparable a la flor. Si no desarrollan primero la flor inquebrantable de su amor a Dios, y no la dejan desabrochar, les será imposible obtener el fruto de la sabiduría espiritual. La flor del amor puede expresarse de diferentes maneras, como se ejemplifica a continuación.

El padre de familia y el monje

Había dos devotos que profesaban el más completo amor a Dios. Uno de ellos era padre de familia y el otro, un monje renunciante. El padre de familia se sentía sirviente del Señor; continuamente practicaba la renuncia total. Lo magnífico de la etapa de servidor de Dios es que al practicar la humildad y la entrega, el ego desaparece rápidamente. Mientras haya egoísmo en ustedes, no podrán llegar al elevado conocimiento del ser supremo.

El egoísmo está en todas partes. Incluso Arjuna, con quien Krishna tuvo larga amistad, y a quien tanto alentó, tuvo sentimientos egoístas toda la vida. No fue hasta que Arjuna tiró su arco y se rindió por completo al Señor diciendo: “Ordena, Señor, haré lo que digas”, que Krishna le reveló la altísima sabiduría del Gita.

Pues bien, aquel hombre había comenzado su devoción aseverando humildemente: “Soy tu sirviente, Señor, no soy más que un instrumento tuyo”; así expresaba su inquebrantable amor a Dios. Por su parte, el monje manifestaba su amor a Dios viéndolo en cada lugar a donde iba, en cada persona y en cosa que veía a su paso. Se repetía de continuo: “A dondequiera que volteo solo veo a Dios.

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Todo lo que veo fue creado por Él y está penetrado ´por su espíritu. Toda persona con la que me topo es Dios. En verdad soy Dios.”

Por circunstancias diversas, aquellos hombres adoptaron distinto camino para superar el embrujo de la ilusión. El padre de familia, al asumirse como servidor de Dios, redujo más y más su ego, hasta que éste se adelgazó tanto que pudo escapar de las garras del tigre de la maya o ilusión, que lo aprisionaban. Al liberarse del ego se hizo libre. Por lo que al monje se refiere, los grilletes de ilusión que lo sujetaban se rompieron en pedazos en cuanto trascendió las limitaciones del ego, al absorberse en la convicción de que “Sólo hay Dios en todo lugar. Todo es Dios. También soy Dios. Soy Dios verdaderamente.” Por el amor que ambos le tenían a Dios, cada uno a su manera pudo trascender el poder de la ilusión.

Soy Dios

Si desarrollan la excelsa idea de que son Dios, nada los podrá perturbar; ni se interpondrá en su camino. Desde luego, no basta con repetir las palabras. Primero tienen que rebasar la conciencia corporal y alcanzar un firme control de los sentidos. Al mismo tiempo, deben desarrollar un intenso amor por Dios y vivir su amor identificándose con la divinidad. Ello los elevará a la suprema sabiduría. O bien, pueden expresar su amor a Dios asumiéndose como sus servidores. Ello removerá rápidamente el egoísmo de su corazón, llenándolo de dicha.

Son tres los peldaños que deberán remontarse en el camino para realizarse en Dios. Inicialmente dirán: “Soy devoto de Dios.” Aquí hay dos entidades: una es Dios, otra es el devoto. Aquí el devoto piensa en Dios como alguien que existe fuera de él; entonces su idea es llegar a encontrarlo, acercarse a Él y permanecer cerca de Él. Mas, a lo largo del camino, llegan a encontrarse con Dios cara a cara, y afirman: “Señor, te pertenezco.” En esta etapa, le declaran a Dios “Soy tuyo”; y se sienten cercanos a Él. En la última etapa, el devoto se reconoce uno con Dios y declara: “Dios mío, somos uno y el mismo.”

La etapa en la que declaran “Soy servidor de Dios”, y en la que conciben a Dios como una entidad exterior a ustedes, es llamada dualismo. La segunda etapa, en la que ven a Dios de frente y declaran: “Señor, soy tu devoto”, y lo sienten dentro de ustedes, corresponde a la etapa de dualismo no calificado. La tercera etapa, en la que la verdad última se revela y declaran: “Dios mío, yo soy Tú y Tú eres yo”, se considera el no dualismo. Queda eliminada la separación entre el devoto y Dios.

De la forma a la no forma

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Inician la travesía en la etapa dualista hasta desembocar en la etapa de no dualismo. Comienzan el camino espiritual practicando la forma tradicional de devoción, adorando al Dios con forma y atributos, mediante rituales y objetos externos. Pero no tardan en pasar a concebir al Dios sin forma, en su aspecto absoluto. Así pues, de inicio desarrollan su espiritualidad como servidores de Dios, para a la postre llegar a identificarse completamente con Él.

Piensen de momento en un gran círculo; e imaginen que pegado a él se encuentra otro de mucho menor tamaño. Tomen el círculo grande como Dios, y el menor como un alma individual. En el dualismo, el individuo es diferente de Dios. Si desplazan el círculo menor hacia adentro del círculo grande, ingresan al dualismo no calificado, donde el individuo es parte de la Divinidad; existe en Dios. ¿Qué significa entonces que el individuo se funda totalmente en Dios? En este caso el círculo pequeño tiene que expandirse más y más hasta alcanzar la dimensión del círculo mayor. Entonces, ya no es posible distinguir un círculo de otro; el hombre se ha fundido en Dios. Es el no dualismo cabal.

Ríndanse a la Divinidad interior

En el camino devocional, la entrega total es lo que expande el alma individual y la lleva a fundirse en Dios. No es sino cuando renuncian a su individualidad, rindiéndose a la Divinidad interior, que se despejan sus debilidades y pueden alcanzar una apertura de mente que culminará en su fusión con Dios. ¿Cómo pueden llegar a entender su naturaleza divina? ¿Cómo pueden reconocer la Divinidad interior para acatar sus instrucciones? Sólo mediante la práctica regular ella podrá revelarse a ustedes.

Para adquirir incluso las destrezas más básicas en el mundo, se requiere de práctica, se trate de leer, escribir, caminar o hablar. Todas las habilidades se adquieren practicando. Si comienzan a practicar tempranamente, podrán a la larga conquistar el último escalafón. Es decir, adquirirán el conocimiento supremo que los ha de liberar.

Hay dos tipos de conocimiento: uno es el conocimiento espiritual; el otro el conocimiento del mundo. El conocimiento ordinario indaga las propiedades de los objetos asociados al mundo. Pero la comprensión del principio último y el sentido profundo de cada objeto es el conocimiento espiritual, llamado también sabiduría. Se trata de una gran cualidad que debe de cultivarse. Para llegar a entender los aspectos más profundos de la materia, primero es preciso obtener sabiduría.

Para obtener sabiduría, el cuerpo debe de emplearse con inteligencia y se deben de mantener los sentidos bajo control. Sin el cuerpo no es posible desarrollar ninguna actividad. Para todo tipo de trabajo y actividad, se necesita el cuerpo, que es la base de cualquier práctica. Usen su cuerpo para alcanzar su meta y realicen actividades que beneficien a los demás. He aquí un ejemplo.

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Transformen los deseos en sabiduría

Consideren por un momento que salieron a un día de campo, y llevaron consigo los enseres necesarios para cocinar y preparar los alimentos. Antes de comenzar a preparar la comida, agarran tres piedras y las colocan debajo de la cazuela. Luego agregan agua a la cazuela y echan el arroz. Y entre las piedras, encienden el fuego.

¿Qué objeto tiene encender fuego bajo la cazuela? El calor del fuego cocinará el arroz que está dentro. Sin ésta, el arroz no podría cocinarse directamente al fuego, ni se podría guisar. El calor del fuego se transmite a la cazuela, de la cazuela se comunica al agua, y del agua llega finalmente al arroz. Es así como el arroz se cuece y pueden disfrutar del alimento.

En el bosque de la vida, buscan dicha. Ello puede compararse a la comida que preparan. Las tres piedras para la hornilla son las tres cualidades básicas: inercia, acción y pureza, que subyacen a toda fenomenología y actividad humana. Su cuerpo es la cazuela. Sus sentimientos y deseos son el agua y su anhelo espiritual y aspiraciones equivalen al arroz. El fuego que encienden es la práctica purificadora para adquirir sabiduría. El fuego, encendido cierto tiempo, debe de aplicarse al cuerpo, y a través del cuerpo, a los sentimientos y deseos; a su vez éstos se cocinan y transmutan en anhelos espirituales elevados. Finalmente, el proceso resulta en el producto ya cocinado, el alimento espiritual, el conocimiento del verdadero ‘yo’ al que aspiran. Dicho conocimiento les garantizará la dicha eterna.

Su corazón no podría llegar a la sabiduría espiritual directamente, ‘en seco’, sin atravesar antes el proceso de cocción. Con el cuerpo y mediante acciones meritorias deben de consumir sus deseos y transformarlos en anhelos espirituales. Ello los llevará a conquistar al fin el más alto conocimiento.

Renuncien al fruto de la acción

La manera correcta de meditar es llevando a cabo lenta pero firmemente el control de los deseos y practicando constantemente el amor a Dios. Al controlar los órganos de los sentidos y los deseos, se puede realizar toda actividad de manera natural y espontánea, sin esperar obtener nada a cambio. De hecho, no es posible realizar nada sin que algo suceda. Cada vez que emprenden una actividad, sobreviene alguna consecuencia o resultado necesariamente. Se trata del fruto de la acción. El Gita no enseña, pues, que no hay frutos, sino enseña a no apegarse a los mismos. Consecuencias siempre habrá, mas no deben de hacer las cosas por los frutos que obtendrán. Trabajen simplemente porque es su deber, y porque es la voluntad de Dios.

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Al realizar su deber, eventualmente sobrevendrán deseos y también habrá resultados o frutos. No hay problema con eso. Continúen cumpliendo con su deber. El Gita no dice que las acciones no alcanzarán ningún fruto. Quienes no han entendido lo que significa sacrificar los frutos de la acción están renunciando a la acción misma. Mas no es así; la acción debe de ser emprendida. Lo que El Gita enseña es la renuncia en la acción, y no renunciar a la acción. Mientras no se cueza la comida, habrá necesidad de fuego. Hasta que no comprendan el secreto del trabajo, y el de renunciar a los frutos del trabajo, tendrán que seguir emprendiendo acciones y llevando a cabo sus deberes.

El amor: base de toda práctica espiritual

El carácter noble y el buen comportamiento ponen de manifiesto la verdad interior de una persona; dicha verdad se basa en el amor. Ya sea que se esfuercen en sacrificar los frutos de sus acciones, o en contemplar la omnipresencia del Señor, o en practicar la indagación interior para llegar a la sabiduría, la base de todas esas prácticas espirituales es el amor. Hay cinco valores humanos fundamentales que distinguen a la persona noble y son: verdad, rectitud, paz interior, amor y no violencia. Dichos valores no están separados unos de otros. Todos derivan esencialmente de uno de estos cinco, el amor, que es el valor primordial.

Cuando el amor impregna los pensamientos, ellos se vuelven verdaderos. Cuando el amor se manifiesta en la acción, ésta se vuelve recta. Cuando los sentimientos están saturados de amor, traen consigo la paz interior. El significado mismo de la palabra paz es amor. Cuando su entendimiento está embebido de amor, deriva en no violencia. El amor es la corriente que subyace a dichas cualidades.

Otra manera de expresarlo es que cuando impregnan cada uno de sus pensamientos con amor, se sumergen en la verdad. Cuando practican el amor en su vida cotidiana, ésta se vuelve recta. Cuando experimentan amor de continuo, su vida transcurre con gran paz. Y cuando hacen propio el principio divino, se convierten en la no violencia misma. En el Gita, el capítulo sobre devoción reza: “Llénate de amor y usa el amor para alcanzarme. De este modo, me serás caro y cercano.”

Queridos devotos: sus manos son pequeñas, pero con sus manitas intentan servirme. Sus ojos son chiquitos, pero con sus ojos intentan abarcar mi vastedad. Sus orejas son pequeñas, pero con sus orejitas tratan de atender mi palabra sagrada. Sus pies son chiquitos, y con ellos intentan llegar hasta mí.

Sin embargo, servirme con sus manitas no les redituará gran cosa. Contemplar mi infinita forma no les será de gran beneficio. El escuchar mis divinas palabras no los llevará lejos. Y acercarse a mi presencia con sus piececitos no les aportará mucho. Pero existe algo que puede ser de gran impacto y tendrá un efecto

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significativo: Instálenme permanentemente en su corazón! Una vez que me guarden en su corazón, ninguna de las otras prácticas tendrá importancia.

Sea cual fuere el tipo de adoración que realicen, sepan que el uso que han dado a sus ojos, sus oídos, sus manos y sus pies, sólo les sirvió para controlar la mente. Mas, cuando invitan al Señor a entrar en su corazón, el control de la mente y los sentidos se torna sencillo. La mente y los sentidos se apaciguan por sí mismos. Entonces no tendrán necesidad de hacer un esfuerzo especial para sacrificar los frutos de su acción. Krishna afirmó: “Una vez que empiezan a pensar sólo en mí, y fijan sus pensamientos exclusivamente en mí, automáticamente Yo cuido de todo lo demás.” Para permanecer centrados exclusivamente en el Señor, deben desarrollar la firme determinación e inquebrantable fe en que el Señor siempre está presente en ustedes, y que su corazón es su morada.

Llenen su corazón de amor y fe

Dios siempre es pleno y completo. Para alcanzar la misma plenitud deben de alcanzar la fe total. Sean cuales fueren sus pensamientos, llénenlos de Dios. Piensen en Él con el corazón rebosante de amor y fe; y lo alcanzarán. En el Gita, el Señor declaró que le será caro al Señor quien lo adore con todas sus fuerzas. Eso significa verlo en todo y en todo lugar. El Gita nos instruye a no odiar nada ni a nadie en toda la creación, porque Él mora en cada nombre y en cada forma creados. Cuando sientan que el amor recorre su ser, se tornarán muy caros a Dios.

Todas las cualidades nobles ya existen con pleno esplendor en cada ser humano, pero muy pocos son los que hacen algún esfuerzo para reconocerlo. Pierden su tiempo a procura de acciones externas, en el mundo. También es preciso emprender la acción interior; ésta los ayudará a alcanzar su meta. Por ejemplo, hacen adoración mediante rituales externos, mas también deben de hacer adoración interior, ofreciéndole a Dos las flores de su corazón. Entonces su vida alcanzará unidad y armonía. Cuando realicen la unidad de toda su actividad, interna y externa, su vida será santificada y podrán sentirse plenos en todo lo que hagan.

El amor es la más importante de las cualidades humanas

En el camino de la devoción, se ha dicho que el amor es la base de todo. Es la cualidad más importante que desarrollar. Todos sus pensamientos deben de inspirarse en el amor, así la verdad se fincará por sí sola en su corazón. Todas sus acciones deben de estar saturadas de amor, entonces la rectitud se manifestará naturalmente en todos sus emprendimientos. Sus sentimientos deben de estar impregnados de amor, entonces podrán disfrutar de inmensa paz. Su

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entendimiento debe de llenarse de amor, entonces no podrán odiar ni lastimar a nadie. Por lo tanto, el amor es la base fundamental para la paz mental. El amor es donde nace la verdad. El amor es el cimiento de la rectitud y la no violencia. Por eso Baba afirma a menudo “El amor es Dios. Dios es amor.”

La esencia de la enseñanza del camino de la devoción es desarrollar y practicar el amor desinteresado. Su entendimiento se abrirá y podrá florecer entonces su grandeza interior.

IX. El deseo y el enojo: gemelos maléficos

Sólo cuando sean capaces de aquietar su mente, podrán superar sus deseos, y sólo cuando logren controlar sus deseos, lograrán dominar el enojo. Por lo tanto, el primer paso para conquistar los deseos y el enojo es liberarse de la mente pensante.

Encarnaciones del amor:

Aquietar la mente es práctica esencial tanto de devotos como de gente ordinaria, pero tal y como el capítulo del Gita sobre devoción señala, acallar los pensamientos es especialmente importante para los devotos. Los pensamientos están cargados de energía y tienen vida propia. Pueden ser más poderosos que el material más fuerte. Comienzan a pensar desde el primer momento en el que nacen. El material del que están hechos los pensamientos es muy sutil; tiene que ver con lo que comen. Por lo tanto, si ingieren comida consagrada, les vendrán pensamientos elevados.

Destruyan los pensamientos impuros con pensamientos puros

Cuando los pensamientos que albergan son puros, sus acciones se santifican, y sus palabras también se santifican. Los pensamientos puros son como una espada filosa pues son capaces de desalojar los pensamientos, sentimientos y acciones impuras, cortándolos en pedazos. Por otro lado, si ingieren alimento no consagrado, florecerán en ustedes sentimientos, pensamientos y acciones impuras. Y no sólo sino, debido al alimento impuro, su cuerpo se debilitará y perderá su capacidad digestiva, y sufrirán todo tipo de achaques.

El Señor enfatiza en el Gita que para que el mundo avance y el potencial espiritual de las personas florezca, es preciso tener un cuerpo sano. Por ello es importante ingerir solamente alimento natural, y purificarlo ofreciéndoselo al Señor, antes de ser consumido.

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El pensamiento y los procesos mentales le dan forma a la mente. Si los pensamientos se dirigen al mundo fenoménico, el proceso mental girará en torno a la riqueza y la propiedad, ya que éstas son la base de la vida en el mundo material. Cuando se habla de riqueza, generalmente se habla de posesiones y apegos como el dinero, las casas y la tierra. Otra forma de riqueza es la fama y la posición social. Pero El Gita no considera las posesiones ni el estatus social como la verdadera riqueza. El Gita afirma que el carácter y el buen comportamiento es su verdadera riqueza y, sobre todo, que su mayor riqueza radica en el conocimiento de su verdadero ser.

Buen carácter, buen comportamiento y conocimiento del ser

Nombre y fama, propiedad y familia son bienes efímeros que pueden desaparecer incluso estando en vida. Las calamidades y la mala fortuna pueden acarrear la pérdida de nombre, fama, propiedad y familia. Lo que es más, no tendrán relación con ninguna de estas cosas después de la muerte. Entretanto, el buen carácter, el buen comportamiento y las virtudes que los acompañan, no solamente los ayudarán durante su vida sino más allá de esta vida. Serán sus fieles y eternas compañeras. Permanecerán en ustedes para que puedan alcanzar el conocimiento de su verdadero yo, y con esto, conocer al Señor y fundirse con Él.

Su auténtica fama no depende de su belleza física o de sus encantos personales. No depende tampoco de sus riquezas ni de su fuerza física. Depende exclusivamente de su buen carácter. En las sagradas escrituras encontrarán la historia de Vishvamitra quien, en tiempos pasados, fuera un rey cruel y poderoso que se vanagloriaba de sus proezas físicas. Un día, decidió tomar venganza del sabio Vashishta. Éste, desde luego, basaba su fuerza exclusivamente en la Divinidad. Era un alma elevada que vivía con la conciencia puesta en Dios. Contaba con una protección invisible que le venía por estar inmerso en la Divinidad.

Cuando fue atacado por las flechas y proyectiles letales de Vishvamitra, el sabio permaneció sereno. Las flechas que éste le lanzó a Vashishta perdieron poder, como si hubiesen sido lanzadas contra un muro de piedra. Los proyectiles lanzados se hicieron pedazos al momento de tocar el cuerpo de Vashishta, cayendo al suelo.

En efecto, la fuerza física expresa un tipo de debilidad. Sólo el poder que se basa en la Divinidad y está sustentado en la rectitud constituye la fuerza verdadera. Al darse cuenta de ello, Vishvamitra se entregó a severas penitencias para llegar al loable nivel espiritual de Vashishta. Tras realizar austeridades por un tiempo, Vishvamitra pudo alcanzar el conocimiento de la Divinidad, al punto de que el mismo Vashishta lo reconoció como un sabio consciente de su Divinidad.

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Poder divino y poder físico

Los Kauravas -primos malvados que Arjuna y los Pandavas enfrentaron en la ‘Gran Guerra’- ascendían a cien hermanos. Ellos basaron su fuerza en el poderío militar. Al final, todos los hermanos murieron en la guerra que ellos mismos habían propiciado; no quedó ni un solo hijo para llevar a cabo los funerales de sus padres cuando éstos fallecieron. ¡Terrible destino! En lugar de procurar la ayuda divina, los hermanos Kauravas se refugiaron en el poderío material, el dinero y la fuerza física de sus combatientes. Por su parte, los hermanos Pandavas se rindieron por completo a Krishna y se acogieron a su gracia.

Cuando Arjuna cayó rendido a los pies de Krishna, éste quedó muy complacido; irguiéndolo le dijo: “Levántate, Arjuna, el poder real radica en la fe. Al final, la justicia y la rectitud siempre triunfan y el egoísmo perece; es la inmutable verdad que se cumple en cada era.” El día de la batalla, Krishna le advirtió a Arjuna que aquel que se refugia en el Señor obtiene su gracia, y obtiene éxito en todo lo que emprende. Mientras que quien rehúsa la protección del Señor, no obtiene su gracia y, a la larga, fracasa y queda destruido.

Si aspiran a ganarse la gracia del Señor, tienen que controlar sus deseos mundanos. Todas las actividades que desarrollan en el mundo fenoménico ocurren en el estado de vigilia. Mas, lo que resulta de dichas actividades no es más real que lo que acontece en los sueños. Las mansiones y grandes recintos que ven en sueños se desvanecen en un tris al abrir los ojos. No son ni nunca fueron reales. Las experiencias del estado onírico desaparecen al ingresar a la vigilia, así como las experiencias del estado de vigilia se desvanecen durante el sueño. Pues bien, durante el sueño profundo ¡los dos estados anteriores desaparecen!

Dios yace más allá de los tres mundos

Krishna enseñó en el Gita que existen tres mundos: el físico, el mental y el causal. El mundo mental es una forma sutil del mundo físico, y el mundo causal es una forma más sutil del mundo mental. De estos tres mundos que intervienen en la vigilia, el sueño y el sueño profundo, el mundo causal es el más sutil; y penetra absolutamente todo. Más allá de estos tres mundos, se encuentra el Señor infinito, el principio divino. El principio divino es lo más sutil de lo sutil, lo más diminuto de lo diminuto, y también lo más inmenso entre lo inmenso. Dios es lo más poderoso de todo lo que es poderoso. Nada existe superior a Él. Búsquenlo e instálenlo en su corazón y sálvense. Sepan que lo más poderoso entre lo poderoso es su mismo ser. Esta es la verdad que subyace a la Divinidad. La verdad de ustedes mismos.

El día se compara con el proceso de cicatrización de una herida. Inicialmente sobre la herida se forma una capa de células protectoras. Al tiempo, la herida se

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cura y la capa protectora se desprende. Cuando tanto la sensación de ser el servidor del Señor como la de ser uno con Él -que nublan al verdadero yo- se desprenden, se ingresa a la etapa final del no dualismo. Es cuando se sumergen en la única verdad: “Yo Soy”.

Donde quiera que miren, verán su propio y único ser

Cuando afirman “Soy Él, soy Dios”, aún existe cierta dualidad porque se trata de dos entidades, yo y Dios. La no-dualidad no es completa. Al inicio, cuando afirman “Dios mío, soy tu servidor”, el Señor es ubicado fuera del servidor; su identidad es claramente distinta. Por otro lado, cuando afirman “Soy Dios”, si bien todavía existe traza de dualidad, la distinción no es la que existe entre un sujeto separado del objeto, sino la que hay entre el sujeto y la imagen de sí mismo en el espejo.

Siempre que haya personas distintas o existan entidades separadas, necesariamente se producirán diversas imágenes o reflejos. Pero en la etapa de no-dualismo calificado, ven su imagen en todo, porque ustedes son lo único que existe. Son el ser único, reflejado en distintas imágenes, del mismo modo que la imagen del sol produce múltiples reflejos en distintas vasijas con agua. Así, en la etapa de no-dualismo calificado, se encuentran solos; no hay nadie más. Lo único que aún se interpone entre ustedes y la Divinidad es el espejo. A cada paso perciben su propio reflejo, por eso se sienten cerca de y amados por el Señor, de frente a Él.

Empero, una vez que perciben al Dios único que todo lo impregna, ¿para qué necesitan más imágenes? ¿Puede haber algún lugar donde no se encuentre Él? Cuando el mundo entero se convierte en la morada del Señor omnipresente, ¿en dónde se podría buscar la puerta de entrada a su mansión? Si hubiese una calle separada de la casa, tendría que existir una puerta que da a la calle, pero en realidad no existe tal calle. Cuando el Señor penetra todos los rincones, ¿cómo podría haber un lugar particular en donde buscarlo? No; Dios no reside en ningún lugar en particular.

Una vez que se percatan de que Dios está en todo lugar, todo el tiempo, la percepción de la Divinidad ya no es la de un objeto que se refleja en distintos lugares, sino la percepción de que sólo existen el yo: el único ser inmortal, que mora en todo lugar, plenamente presente en todas las cosas. La percepción del Dios todo-abarcante, del uno sin segundo es lo que se llama no-dualismo.

No son pecadores, son Dios

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Como parte de su liturgia tradicional, la gente en ocasiones repite: “Señor, soy un pecador, mi alma está llena de pecado, he pecado.” Pero quién es ese que peca? ¿Puede una persona estar separada del Señor? ¿Puede haber una persona así? Tales afirmaciones sobre pecar y ser un pecador no son una práctica recomendable para el devoto. En su lugar deberían de pensar “En verdad, soy Dios. No soy diferente de Dios. Soy la paz misma. Soy el amor eterno. Soy la dicha pura sin fin.” Mantén dichas ideas y pensamientos en tu mente y alcanzarás tu meta.

En el Gita, el Señor habla de las cualidades que un devoto debería de tener, e instruye “No sientan odio hacia ninguna criatura viviente.” En efecto, si encaran la dicha y la desgracia de igual modo, no surgirá odio en absoluto. Si reconocen que el mismo principio trascendental ha encarnado en cada ser humano y en cada criatura, el odio no tendrá cabida. Si toman conciencia de que la divinidad reside en cada individuo, ¿cómo podrían sentir odio hacia nadie? Pero ¿dónde está ese “otro”? Se preguntarán a quién realmente se dirige la frase “No experimenten odio hacia nadie”. ¿Se dirigirá hacia quienes han tomado conciencia del principio trascendental que existe tanto en ellos como en los demás? Ciertamente no. El mandato es para los que no han descubierto la profunda verdad de la unidad que subyace a todos los seres.

El dulce camino del servidor

Experimentan inmensa alegría cuando abrazan la identidad de servidores del Señor. Pronto los inunda la dicha de estar inmersos en su dulzura, y no desean abandonar dicho estado jamás. A veces imaginan que si algún día tuvieran que dejar de ser servidores de Dios para ingresar al estado del ‘Yo Soy’, no podrían continuar disfrutando de su dulzura; después de todo el azúcar no conoce su propia dulzura. Les preocupa pensar que al volverse uno con el azúcar, no podrían seguir disfrutando de lo dulce. Puesto que en tanto sus servidores pueden paladear la dulzura del Señor, tal vez prefieran permanecer en dicha etapa para degustar su dulce néctar, en lugar de hacerse uno con Él.

Por ejemplo, Hanuman, el gran devoto de Dios, experimentó la suprema dicha por su determinación inquebrantable de servir a Rama. Pero, ¿cuánto tiempo puede durar dicho gozo? Durará mientras reciban la gracia del Señor y permanezcan junto a Él. Si por acaso llegaran a separarse de Él, seguramente se sentirían profundamente abrumados.

En la etapa de no-dualismo calificado, no surge la cuestión del sufrimiento, porque en ese estado de exaltación, permanecen continuamente en el Señor, y la sensación de separación o sufrimiento simplemente no tiene cabida. En la etapa de servidores aún cabe la posibilidad de que el Señor y el servidor se separen, pero en la segunda etapa -de no-dualismo calificado- su dicha ya no puede ser interrumpida, ya que la separación ya no puede tener lugar.

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Control del deseo y el enojo

Si desean alcanzar la verdad ulterior de su ser y sumergirse en la dicha de su propio principio divino, necesitan adquirir total control sobre sus deseos. En el momento que surja un pensamiento, tienen que indagar su naturaleza y preguntarse ¿este pensamiento es deseable o perjudicial para mi avance espiritual? Los devotos deben de ser muy cautelosos desde el principio, para que los pensamientos lóbregos no sedimenten en su mente. Para la mayoría de las personas es imposible no pensar. Mas, si acaso surgen pensamientos negativos, lo menos que pueden hacer es no albergarlos ni acogerlos.

Transformen inmediatamente los pensamientos negativos en sacros. De igual modo, emprendan solamente buenas acciones y aprovechen cualquier oportunidad para transformar sus acciones en adoración, consagrándolas al Señor. Al transformar todo pensamiento en un pensamiento noble, y todo trabajo en adoración, verán avances en su camino espiritual. Al controlar sus pensamientos, podrán asimismo ganar control sobre su ira.

Muchos individuos sufren accesos de rabia, y se preguntan cuál será la mejor manera de controlarla una vez que los domina. Lo mejor es hacer lo siguiente: una vez que se den cuenta de que están sintiendo rabia, sólo ríanse en voz alta; o vayan al baño y dense una ducha fría. También pueden tomarse un vaso de agua fresca y relajarse en un lugar fresco. Cuando estén enojados, es muy resulta muy efectivo salirse de donde se encuentran y cambiar de sitio. Si con las medidas anteriores aún no logran controlarse, párense frente al espejo y vean su cara. Al mirarse, sentirán tanto disgusto que en el momento podrán controlar su furia.

Otra cosa que pueden hacer cuando sientan enojo es indagar qué lo motivó y si se justifica Recuerden que si alguien va a salir lastimado con su enojo, estarán cometiendo un pecado, lo que no es bueno para ustedes. Recurrir a cualquiera de los métodos mencionados, les será muy difícil. Sólo recuerden detener la lengua antes de que, por la ira, se active y deje salir una andanada de palabras hirientes. Tómense su tiempo y piénsenlo dos veces. El enojo debilita de muchas maneras a la persona que busca superarse espiritualmente. Si se esfuerzan en controlarlo al momento, su esfuerzo fortalecerá su cuerpo y purificará su mente.

Atracción y repulsión

El Gita asevera que una persona débil jamás podrá auto realizarse. Por consiguiente, para llegar a conocer su ‘yo’ verdadero, es importante que logren el control de sus apegos y repulsiones, sus deseos y su enojo. Dichos pares de opuestos emergen del principio básico de atracción y repulsión inherentes al psiquismo humano, así como a los objetos fenoménicos. La atracción y la repulsión están implicadas en todo lo que constituye su mundo. Dichas pulsiones son las que los mantienen atrapados en él, y mientras se sigan ocupando del

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mundo, la luz de la verdad no ha de brillar para ustedes. Por lo tanto, tienen que eliminar de su corazón la atracción y la repulsión por las cosas externas, para que el conocimiento del ‘yo’ verdadero florezca en ustedes.

Cuando el conocimiento sagrado del atma se manifieste en ustedes, tendrán paz. La fragancia de la paz se esparcirá a su alrededor, abarcando a quienes los vean y los toquen. Empero, si hay en ustedes sentimientos, pensamientos y acciones negativas, empañarán su corazón e infectarán a otros con su veneno. Buenos o malos, los pensamientos que se alojan en su pecho, envolverán a quienes los rodean y pronto ellos emularán los mismos sentimientos.

A menudo es difícil distinguir entre lo bueno y lo malo. La verdadera diferencia no radica en la apariencia exterior ni en las etiquetas, sino en la pureza interior y las intenciones. Si sostienen una rosa en la mano derecha -que en Oriente es considerada la mano pura- la fragancia de la flor no sólo los envolverá a ustedes sino a quienes están alrededor. Si toman la misma rosa en su mano izquierda -que en Oriente es considerada la mano impura- la rosa seguirá esparciendo su aroma. Puede ser que hagan la distinción entre la mano izquierda y la derecha, mas la fragancia no hace tal distinción. La fragancia envuelve con la misma delicia a quienes están cerca, se tome con la mano impura que con la pura.

Del mismo modo, si son creyentes o ateos, eso es algo que alude a sus creencias personales. Mas para Dios, mientras sus pensamientos sean puros y hagan cosas buenas y pronuncien buenas palabras, ustedes le serán caros aunque sean ateos. El Señor declaró en El Gita “Quien alcance el control de sus deseos, aplaque su enojo y doblegue su atracción y repulsión por las personas y las cosas de este mundo, en verdad me es caro.”

El carácter es lo importante, no las creencias

La filosofía inda clasifica a la gente en dos: los creyentes y los no creyentes. Pero ante la Divinidad, más que las creencias, lo que cuenta es la virtud del hombre. Prahlada, hijo de un rey demonio, fue uno de los mayores devotos del Señor. Su padre y maestros lo pusieron en bastantes apuros al tratar de contaminarlo con atributos demoníacos. Sin embargo, a pesar de haber nacido demonio, Prahlada siempre exhibió un carácter noble y virtuoso. A pesar de las dificultades que atravesó, pudo disfrutar la dicha de su ser inmortal y reconocer la presencia de Dios en su corazón. Prahlada significa ‘el que es continuamente feliz’. Por eso, si piensan constantemente en el Señor, la dicha se expandirá en ustedes y se volverán uno con Él.

Al inicio de su travesía espiritual, tienen que hacer un esfuerzo particular para controlar sus deseos, su enojo, sus apegos y su odio. Esto hará que el principio de la Divinidad brille en ustedes. Controlar el deseo y el enojo es una práctica fundamental, y es la tarea primordial de todo devoto. Cuando lleguen a controlar el

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deseo, el enojo, el apego y el odio, podrán enderezar su vida y alcanzar su meta. Pero si permiten que dichos sentimientos permanezcan en ustedes, sea cual fuere la práctica espiritual que realicen, será en vano y habrán desperdiciado su vida.

X. Amor y sacrificio: la cura para el deseo y el enojo

El enojo nace del deseo, y el deseo, de los pensamientos. Por lo tanto, los pensamientos dan lugar tanto al deseo como al enojo. Así como no puedes obtener tela sin hilo, ni hilo sin algodón, no puede haber enojo sin deseo, ni deseo sin pensamientos.

Encarnaciones del amor:

En el Gita, el Maestro tipifica el deseo y el enojo como fuego. Si esto es así de intenso cuando el fuego está allá afuera, tanto más peligroso resulta cuando flamea dentro de nosotros mismos. El fuego del deseo y el enojo tiene el poder de destruir todas las cualidades humanas y de aniquilar la naturaleza divina del hombre, dejando sólo las pasiones demoníacas bullendo en su interior.

El fuego del deseo

La mayoría de las cosas mundanas son finitas, pero el fuego del deseo y el enojo es ilimitado. Le den lo que le den al fuego -sea madera, aceite u otro- jamás se saciará. Si hasta el fuego más intenso se acaba extinguiendo a la larga, el fuego del deseo y el enojo no conoce límite. Tiene un apetito voraz que nunca se agota; no puede ser saciado. Jamás está satisfecho. El fuego del deseo y el enojo no se contenta con nada.

Siendo esa su naturaleza, ¿existe alguna forma de controlarlo? El Señor declaró en el Gita “Puedes conquistar el enojo con amor, y puedes conquistar el deseo mediante la renunciación y el sacrificio.” Donde hay amor, no puede haber enojo. Si cultivan el amor, no habrá espacio en su corazón para que germinen el odio ni el enojo. El corazón es como una silla, sólo hay lugar para un ocupante. Por lo tanto, una sola cualidad puede asentarse ahí, y no deja espacio para que otra ocupe el lugar. Deben de hacer su máximo esfuerzo para establecer sólo el amor en su corazón y nada más. Jamás permitan que su corazón se comporte como en el juego de las sillas, ya dando lugar al amor, ya dando lugar al enojo y al odio.

Si quieren conquistar el enojo con amor, tienen que cultivar un tipo de amor elevado. El amor siempre está dispuesto a regalarse y a pasar por alto los defectos y las debilidades de los demás. El amor tiene esa extraordinaria cualidad; vive dando y perdonando, mientras que el ego vive tomando y olvidando. Donde

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hay amor, no hay cabida para el egoísmo, y donde hay egoísmo, no puede haber amor.

Hagan del amor la fuerza predominante en su vida

No hay absolutamente nada en el mundo que no puedan obtener cuando hay amor en ustedes. El amor puede vencer todos los obstáculos. Por lo tanto, para alcanzar la victoria sobre el enojo, sólo tienen que llenarse de amor y hacer que se vuelva la fuerza predominante en su vida. En cuanto reconozcan que el morador de su corazón es el morador de los demás corazones, que el amado Señor a quien adoran mora en su corazón, y está alojado en los demás corazones, no habrá ninguna posibilidad de que odien o se enojen con nadie. Si el Señor mora en cada corazón, ¿cómo podrían ver a otra persona con desprecio? Es por eso que deben de sumergirse en el amor y acogerlo cual prenda indeleble dentro de ustedes.

Como ha dicho Baba, cuando el amor está asociado a los pensamientos, se torna en verdad; cuando el amor entra en sus actividades, sus acciones se vuelven rectas; cuando sus sentimientos están saturados de amor, su corazón reboza paz interior; y cuando dejan que el amor guíe su entendimiento y razón, su inteligencia se llena de respeto y preocupación por la vida, y en ustedes se manifiesta la no violencia.

Así pues, el amor es verdad, es acción correcta, es paz interior, es no violencia. El amor es la corriente que subyace a todas las nobles cualidades. Si sus pensamientos no están llenos de amor, no hay verdad. Si el amor no inspira sus acciones, éstas carecen de rectitud. Si no experimentan amor, no pueden tener paz interior. Y si su entendimiento no está fincado en el amor, en su intelecto no podrá fijarse la no violencia.

Por ello, así como el azúcar es la base de diversos postres, el amor es el ingrediente básico para que haya verdad, rectitud, paz interior y no violencia. El amor es la Divinidad misma. El amor es Dios y Dios es amor. El amor es el poder divino que todo lo mueve. A través del amor pueden fácilmente conquistar el odio y el enojo. Por eso, vivan siempre en amor.

Naturaleza del enojo

El enojo es el causante de muchas dificultades y puede acarrear un sin número de problemas. Puede destruir su dignidad y minar su humanidad. El enojo entra primero de una manera sutil, y paulatinamente va invadiendo todo su ser. Al principio, sólo pide un poco de espacio; parece decir: “hazme aunque sea un lugarcito para sentarme”. Pero una vez establecido, sentencia: “Ahora me haré de holgado espacio para quedarme”. No le otorgues el más mínimo lugar a tal sentimiento. Una vez que el enojo entre en ustedes, les será imposible desalojarlo.

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Aunque se amisten con él y le entreguen toda su riqueza, no los dejará en paz. Es un veneno letal; no dejen que ponga ni un pie en ustedes.

Las luces traseras de un carro se encienden para avisar que el carro se va a detener. De igual modo, antes que el enojo explote, los ojos se ponen rojos, los labios tiemblan, y el cuerpo eleva su temperatura. Al experimentar cualquiera de estos síntomas, mejor abandonen inmediatamente el sitio donde se encuentran y permanezcan un rato alejados hasta que se disipe el enojo. Como ya se mencionó, también pueden tomar una ducha de agua fría.

Cuando el enojo llega a las palabras, generalmente lleva a complicaciones mayores. Incluso si su enojo es justificable y están protegiendo la verdad, de todas formas deben de hacerlo con dulzura y cariño para que la persona pueda aceptarla sin sentirse ofendida. Por lo tanto, los devotos deben de controlar el enojo cultivando el amor en su corazón.

El sacrificio conquista al deseo

Veamos ahora cómo manejar el deseo. Para conquistarlo tienen que cultivar el sacrificio, estar dispuesto a renunciar a cosas. Esto no significa que deban alejarse de su familia para irse al bosque; tampoco implica ceder sus propiedades. Cuando toman conciencia de que todas las cosas son defectibles, transitorias y de ayuda ineficaz para que alcancen su meta, dejarán de desearlas.

Aun viviendo como padres de familia inmersos en el mundo, pueden ver la falibilidad de las cosas. Digamos que les encanta el curry y le piden al cocinero que les prepare un guiso aderezado con él. Se sientan a la mesa, traen la comida y cuando están por comenzar a comer con gran deleite, llega corriendo el cocinero y advierte: “¡Cuidado!, no coma, señor, acabo de descubrir que una cuija venenosa cayó en la cazuela y yace muerta en el fondo.” Al escucharlo, y conociendo el peligro de comer, cancelan la idea de probar el alimento, por muchas ganas que tuvieran de disfrutarlo.

Del mismo modo, deben de reconocer la naturaleza de las cosas de este mundo, percatarse de que siempre están cambiando y un día dejarán de existir. Si ya lo saben, ¿por qué se hacen la ilusión de adquirirlas para disfrutarlas largo tiempo? La comida no es sino la medicina para la enfermedad del hambre. ¿Por qué habría de convertirse en artículo suntuoso de consumo? Cuando les recetan medicinas por estar enfermos, acaso se rehúsan a tomarlas porque sepan mal? No; entonces deben de admitir que lo que consumen en el mundo no son sino “medicinas” para las “enfermedades” que padecen.

Cuando la enfermedad remite, disminuye la necesidad de la medicina. Cuando se sienten bien, no hay necesidad de medicinas; pero cuando están enfermos se ven forzados a tomar el medicamento apropiado que curará su malestar. No se

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pueden rehusar a tomarlo sólo porque tenga mal sabor, y sin embargo pretender curarse. Hoy por hoy van tras comestibles sabrosos que en lugar de curar su mal, les hacen más daño. Celebran haber descubierto cantidad de delicias en el mundo y estar llevando una vida feliz, consumiendo cosas que aparentemente les brindan comodidad y dicha. Mas no representan el goce verdadero, ya que en un futuro pagarán las consecuencias de haber consentido su paladar.

La plaga del deseo y el odio

Imagínense un árbol gigante, frondoso, cargado de flores y frutos. El árbol es imponente y bello. Pero un día el árbol comienza a secarse y sus flores comienzan a caer. ¿Le habrá faltado agua o abono? ¿Lo cuidaron bien? No; se trata de una plaga que atacó la raíz y está destruyendo su belleza. Primero se come la raíz, y después sigue con el árbol. Del mismo modo, si permiten que el deseo y el odio entren en ustedes, un inesperado día se sentirán devastados. Esto es absolutamente cierto.

En el mundo material se toma al hombre rico como alguien importante, pero en el mundo espiritual, la riqueza material no tiene ninguna importancia. La caridad tiene mayor grandeza que todas las posesiones y riquezas del mundo. Sin caridad, la riqueza material no posee ningún valor intrínseco. Hagan de cuenta que tienen cuatro herederos y cada uno reclama parte de la riqueza del padre. El primero es la beneficencia, el segundo es el gobierno, el tercero es un ladrón, y el cuarto es el fuego. Cada uno espera su patrimonio. Si le dejaran toda su fortuna al primer heredero -la beneficencia- no les tocaría nada a los demás. Con todo, al favorecer a la beneficencia, notarán que los demás demandantes respetarán su decisión y no reclamarán nada para sí.

Sabemos, por ejemplo, que el gobierno exenta de impuestos a quienes donan dinero a la beneficencia. Hasta el fuego tendrá miedo ante ustedes, y los ladrones los dejarán en paz. Así que si donan dinero a la beneficencia -que en cierta forma es la hija mayor y natural heredera- los demás, que en otra circunstancia reclamarían lo suyo, respetarán su decisión y no se opondrán a ella. Con todo, si poseen riquezas y no las donan a la beneficencia, el ladrón los tendrá bajo la mira, y el gobierno tratará de sacarles alguna parte. Y si, por alguna razón, éstos los dejan en paz, vendrá el fuego y destruirá sus posesiones cualquier día.

Hagan que las nobles virtudes brillen en ustedes

El Gita ha declarado que la caridad es lo que realmente importa y no la riqueza. De igual modo, lo que cuenta en los seres humanos no es la habilidad para hablar con elocuencia, sino la verdad que se defiende. Si no hay verdad en su discurso, digan lo que digan carecerá de valor. El Gita también asevera que lo importante no es la vida en sí sino el buen carácter. Una vida si no se tiene buen carácter es fútil.

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Deben de cultivar el buen carácter y ganarse el respeto haciendo que las nobles virtudes brillen en ustedes.

Su deber principal es albergar buenos pensamientos, mostrar una buena conducta, hablar de cosas sanas y llevar una vida edificante. Deben de tener mucho cuidado con las palabras y acciones para no crearse mala fama. Vale más vivir corto tiempo como el cisne, de fama elevada y carácter impecable, que vivir cien años como el mal afamado cuervo, rapiñando a los demás. El Gita ensalza a las almas intachables cuyas vidas rebozan bonomía.

Las buenas acciones son mucho más importantes que la fuerza física. Un cuerpo no utilizado al servicio a los demás es cuerpo muerto. Usen el cuerpo para servir a la humanidad y no sólo en su propio beneficio, egoístamente. Para superar dicha tendencia, deben desarrollar la vocación de servicio y procurar siempre la oportunidad de servir a los demás. Al hacerlo, sus mismas buenas acciones elevarán el nivel del resto de la humanidad. Es muy difícil llegar a nacer humano. Dediquen, pues, tiempo en pensar cómo aprovechar la rara oportunidad que se les dio, y cultiven los buenos hábitos para superar fallas de carácter como el deseo y el enojo, que sólo los hacen desperdiciar la oportunidad de oro que tienen ahora en sus manos.

Hay que reemplazar malos hábitos con buenos hábitos

¿Cuál es la mejor manera de erradicar los malos hábitos ya enraizados y reemplazarlos por otros buenos? He aquí un ejemplo.

Imaginen que un día llega un hermoso perro a su casa, y no saben de quién es. Para que se quede más tiempo el lindo can le dan algo de comer. Al día siguiente, el perro vuelve más o menos a la misma hora; de nuevo le dan de comer, contento de que los visite. De esta suerte, el can regresa todos los días para que lo alimenten. Gradualmente aumenta el apego; ahora el perro entra en su casa, y pasa en ella cada vez más tiempo. Un buen día se dan cuenta de que el animal ya no se va, y a partir de ese momento se queda a vivir con ustedes.

La alegría que experimentaban ante su belleza física no les dura mucho. Cuando la belleza deja de ejercer fascinación, se vuelve una monserga. Pronto se sienten incómodos de que el perro esté ahí todo el tiempo y buscas la forma de deshacerse de él.

Lo primero que deberían de hacer sería preguntarse qué fue lo que hicieron para que el perro se quedara. La razón es que desde el principio lo alimentaron regularmente; lo acariciaron, jugaron con él, y le prestaron atención. La práctica cotidiana se convirtió así en apego entre ustedes y el can. Ahora deberán de idear una estrategia que disuelva el apego y los ayude a deshacerse del animal. Será lo

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mejor para revertir el proceso que dio lugar al apego y transformó al objeto en algo tan caro.

La práctica regular es el secreto del logro

Si dejan de alimentar al perro unos días y se muestran indiferente a él, sin prestarle atención, pronto el animalito agarrará su camino. Por lo tanto, la práctica es lo más importante. Es a través de la práctica que desarrollaron los apegos y cualidades indeseables, y sólo a través de ella podrán cambiarlos de nuevo. El Gita afirma que la práctica es la base de todo. En el duodécimo verso del capítulo sobre devoción, señala: “Por medio de la práctica podrán adquirir conocimiento, con el conocimiento podrán cultivar la meditación, a través de la meditación desarrollarán la auto renuncia, y cuando alcances la auto renuncia, conquistarán la paz mental.” Así pues, todo comienza con la práctica.

Durante muchos nacimientos, la belleza los ha cautivado; se entregaron al deseo y al enojo hasta que dichas pasiones enraizaron en ustedes. Hoy son ustedes esclavos de sus deseos. Las solas palabras no podrían liberarlos de ellos. Tras practicar el apego largo tiempo, dichos rasgos ya echaron raíces tan poderosas, que aun si las cortasen a ras, retoñarían una y otra vez. Cuando el deseo se vuelve parte suya, sólo revirtiendo el proceso, practicando el desapego y la auto renuncia, es posible deshacerse de tales lacras.

Al comienzo, los deseos resultan atractivos y dulces. Tras cierto periodo, les parecen disgustosos, pero para entonces es muy difícil o hasta imposible deshacerse de ellos. Por eso, es mejor cultivar desde el principio la auto renuncia y el desapego como parte de su naturaleza, sin dar lugar ni importancia a los deseos. A menos que practiquen la renuncia y puedan resistir a los deseos, no estarán listos para recibir la gracia de Dios.

Un buey o un caballo desbocados, un carro sin frenos o una vida sin control de los sentidos, son todos muy peligrosos. El control de los sentidos es muy importante. Deben de tener bajo estricto control la tendencia de la mente a dispersarse en todas direcciones, persiguiendo deseos. Mente y sentidos deben de estar bajo vigilancia dentro de ciertos límites. Incluso la alegría que se desborda allende ciertos límites puede resultar perjudicial. Para cada cosa existe un límite y un rango de funcionalidad saludable.

Hay que mantener los sentidos dentro de límites normales

La temperatura normal del cuerpo es de 36.5° centígrados, si aumenta incluso un grado es indicativo de posible infección. Sólo estando en el nivel normal, sabemos que el cuerpo está sano. Del mismo modo, la presión normal es 80 -120. Si ésta sube a 90 -150 hay anomalía y es probable que haya enfermedad. De igual

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manera, el ritmo cardíaco normal es de 75 latidos por minuto; si éstos aumentan, se considera una condición irregular.

Lo mismo rige para los sentidos. Existe un rango de luz adecuado para el funcionamiento de los ojos. Si la luz es demasiado intensa, los ojos no pueden ver y salen lastimados. En cuanto a los oídos; existe también un rango saludable para la audición. Si el nivel del sonido excede dicho rango -por ejemplo estando cerca de un avión, un tren o un amplificador- la audición se distorsiona. Es decir que los sentidos sólo pueden funcionar dentro de un rango normal de percepción.

Vemos que la vida funciona de modo equiparable a un negocio. Si desean que su negocio crezca ilimitadamente dentro de una compañía limitada, van a enfrentar mucha ansiedad. Por lo mismo deben de restringir su conducta, vivir dentro de ciertos límites. Podemos referirnos a esto como disciplina. La disciplina es indispensable para el progreso espiritual de un individuo. Sin disciplina es probable que la persona caiga al nivel animal. Pero su práctica también de realizarse con límites. Incluso para poder disfrutar de la vida se necesita de disciplina. Como pueden ver, para todo existe un límite, un tope. Si respetan los límites, no tendrán problema.

El Gita enseña que el deseo y la rabia son los principales obstáculos para la liberación, de manera que templarlos es de vital importancia. Tienen que estar muy al tanto de estos dos enemigos y llegar a controlarlos. Ellos no provienen del exterior; son sus enemigos internos. Si sus enemigos internos les presentan desafío, ¿cómo podrían aspirar a controlar los externos? Si logran mantener su deseo y su enojo bajo control, serán capaces de vencer a sus enemigos externos fácilmente. El Gita enseña que la manera de conquistar el deseo y el enojo es abonando su vida con renuncia, sacrificio y amor.

XI. La verdadera renunciación se enfoca en Dios, no en el mundo

Si verdaderamente desean ver al Señor, la virtud más importante que tienen que lograr es el desapego. El desapego vuelca la visión hacia adentro; les permite revertir la mente para vivir en la contemplación de la belleza interior.

Encarnaciones del amor:

Una vez que reconozcan la falibilidad y fragilidad de los objetos mundanos, perderán el deseo de poseerlos. La mente es muy fuerte, pero voluble. Es también muy obstinada; siempre se empeña en salirse con la suya. Arjuna le pidió lamentosamente a Krishna que lo ayudara a controlar su mente, diciendo “Oh, Señor, la mente es poderosa y voluntariosa.” A lo que Krishna le replicó: “Arjuna, si practicas el desapego podrás sin duda controlar tu mente.”

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El control de la mente

La mente se puede comparar a un álamo. Las hojas del álamo se agitan con viento y también en ausencia de viento. También la mente es inestable y fluctuante. Además de fluctuar, la mente es fuerte y obstinada. Imagina un elefante, por ejemplo. Es un animal muy fuerte, que también puede ser cruel. Sin embargo, mediante un acicate lo puedes meter en cintura. El caballo raramente está quieto. Constantemente mueve las patas, las orejas, la cabeza o la cola. Siendo inestable, avanza en una dirección, después en otra; pero con el freno lo puedes controlar y hacer que vaya en la dirección que deseen.

Otro ejemplo es el mono, que vaga de un lado a otro y es la imagen misma de la inestabilidad y la volubilidad. Mas, con entrenamiento, hasta un mono puede ser controlado. Por eso, así como el acicate puede meter en cintura al fuerte y cruel elefante, mediante el freno se puede controlar al nervioso y agitado caballo, y con entrenamiento se puede sujetar a un mono, del mismo modo la mente -poderosa y voluble- puede también ser controlada mediante la práctica constante del desapego.

El desapego

Desapegarse significa percatarse de la naturaleza temporal de las cosas, no permitiendo que la mente se apegue a ellas. Ello no significa que les tomen disgusto o repudio, necesariamente, sino tan solo que no se aferren a ellas. Renunciar a todas las cosas del mundo fenoménico no es posible, pero sí pueden renunciar a la posesividad y al sentido del “mío”. Una vez que renuncien a ello, podrán continuar disfrutando de las cosas del mundo; sin que éstas les hagan daño.

En el mundo fenoménico, cada cosa, persona y objeto están sujetos a cambio. En el mundo existen seis tipos de cambio: nacer, crecer, madurar, desmejorar, declinar y morir. Estos son los cambios a los que están sujetas todas las cosas. Eludirse pensando que este mundo transitorio e imperecedero es perenne, y apegarte a él es una cosa sumamente tonta en verdad.

En el templo de Vishnu verán estatuas y pinturas de Garuda, el águila. En el de Shiva, encontrarán estatuas y pinturas de Nandi, la vaca. Y en el templo de Rama, percibirán que hay retratos de Hanuman, el mono. En estas imágenes, los seres mencionados: Nandi, Garuda y Hanuman, se posan a los pies del Señor y sólo tienen ojos para Él, ya no para el mundo. Ellos exhiben el único apego prudente: el

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apego al Señor, que es lo único permanente. Y muestran desapego por el mundo, que es transitorio. El mensaje de tales representaciones simbólicas es que no se ocupen mayormente de lo transitorio, y se enfoquen en lo imperecedero, que es el Señor.

Una vez que reconozcan la falibilidad de las cosas, y su transitoriedad e impermanencia, irán perdiendo el deseo de poseerlas. Existen múltiples historias que nos hablan de la magra gratificación o paz interior que los emperadores -individuos acaudalados que gozaban de todo tipo de lujos- obtenían de éstos. Para gozar de un poco de paz interior, se iban al bosque a hacer penitencia. Sólo así obtenían la satisfacción y solaz que tanto añoraban.

Hagan el mejor uso posible de cada cosa

El desapego significa algo más que sólo reconocer los defectos y fragilidad de las cosas transitorias. Ser desapegado implica también tener la capacidad de extraer lo más positivo de cada cosa. Deben de esforzarse en sacar el máximo provecho de las cosas y apreciarlas tal como son. No tiene caso fijarse nada más en lo limitado de los objetos y el malestar que ello provoca; deben de usarlos adecuadamente para cumplir con su deber en el mundo. Entonces obtendrán satisfacción de ellos. En un sentido amplio, el desapego consiste realmente en dejar atrás las penas mundanas, abrazando la dicha del Yo supremo. Renunciar a su familia, su esposa, sus hijos y propiedades e internarse en el bosque no es el verdadero desapego. Desapego significa reconocer la naturaleza deleznable de los objetos, reconociendo a la vez su potencial y lados positivos.

Cuando se meten en dificultades, sean físicas, mentales, financieras o de otro tipo, es posible que se sientan desapegados de lo que ocasiona el trastorno. Es natural. Imaginen por ejemplo que muere una persona y se llevan su cuerpo a incinerar al crematorio. Cuando vez una cosa tal, se desapegan del cuerpo en cierta forma, abrazando la filosofía de que el cuerpo tiene que disolverse en algún momento. Tal desapego es tan solo un sentimiento temporal, mas no se puede considerar verdadero desapego.

Otro ejemplo es cuando una madre da a luz a su primer bebé. Al no soportar el dolor, grita que querría mejor morir. No se trata de un verdadero desapego. En cuanto nace la criatura -una niña supongamos-, comienza a desear ahora tener al varoncito. Algo similar ocurre cuando a alguien no se le cumplen sus deseos. También aquí se desarrolla cierto tipo de desapego. Pero las anteriores no son más que actitudes temporales. El desapego permanente es muy distinto.

El desapego permanente es contundente en comparación con el desapego leve. Vamos a suponer que una persona haya decidido hacer peregrinaje a un santuario de la India, pero suele postergar cosas. Cuando se trata de algo bueno como ir de peregrinaje, a veces uno pospone. Pero si se trata de hacer algo malo, uno

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prefiere llevarlo a cabo sin pérdida de tiempo. Por lo general, las personas no ponen mucho empelo en hacer cosas buenas. Ello puede considerase desapego leve, ya que se deja para después la realización de buenas obras. Este tipo de conducta no los llevará a alcanzar su meta espiritual. El desapego cabal es el que se requiere para avanzar en el camino espiritual.

Harischandra y Buda

Si creen que una actividad es sagrada y puede ser benéfica, no la posterguen. Llévenla a la práctica de inmediato y procuren que sea con éxito. Es el camino real que transmite Buda. Una vez que Buda Gautama se percató de que el cuerpo era impermanente y que ninguno de los objetos mundanos era duradero, se dio a la busca de las verdades inmutables. Renunció a su familia y a su reino, y se internó en el bosque para conocer la realidad última.

Hubo otro gran gobernante con un alto sentido de sacrificio y desapego: Harischandra. Fue emperador pero por una serie de eventos desafortunados perdió todas sus posesiones, su reino, su esposa y sus hijos, pasando el resto de sus días como cuidador de un crematorio.

Un día, al comenzar Harischandra su jornada de trabajo en el crematorio, unos hombres trajeron el cadáver de un amigo que había sido rico. Lo tendieron, le prendieron fuego y se retiraron en seguida a sus casas. Cuando se incinera un cuerpo, usualmente se le coloca peso encima, de lo contrario, en cuanto recibe los lengüetazos del fuego se dobla aparentando quererse levantar, para luego quedar tendido de nuevo. Sólo Harischandra permaneció en el sitio aquel día. Ni los amigos ni los parientes del difunto se quedaron a cuidar el asunto. Harischandra se fue a traer más combustible para la pira. De pronto, vio que el cuerpo se erguía. Se llenó de sorpresa y se acercó para ver mejor.

Ya cerca vio que el cuerpo se volvía a quedar tendido. Por un instante, pensó que el sujeto aún estaba vivo, y que se había levantado para otear por sus familiares y amistades. Pero Harischandra se dio cuenta de que el fenómeno en las llamas no era sino ilusión que hacía parecer vivo al cadáver. Entonces pensó: “Así como creí en un momento dado que el cuerpo estaba vivo, he creído que el mundo era real. Mas no lo es; sólo da la impresión de serlo.”

Harischandra lamentó que el cadáver de un hombre que había sido tan rico no fuera acompañado por sus familiares ni amigos hasta el último momento. Y reflexionó que sea cual fuere la posición o riqueza de un hombre, ni su mujer ni sus hijos conservan el apego una vez muerto. Como resultado de su experiencia, Harischandra desarrolló gran desapego hacia las cosas y formas mundanas.

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Los apegos mundanos son como un veneno

Todos los días y en todo momento, las cosas del mundo están atravesando cambios. Éstos no son artificiales, ni imaginarios; son cambios naturales e inherentes a la naturaleza de las cosas. En cuanto reconocen que el mundo es el escenario para el cambio natural y continuo de las cosas, y que el cambio es parte de la naturaleza de los objetos mundanos, quedan libres de sufrimiento. Quienquiera que sepa que las víboras venenosas tienen colmillos que expelen una toxina letal, permanece a resguardo de ellas. Si ven acercarse a un escorpión con la colita levantada, listo para atacar, ¿no se echarían a correr? Sólo un niño inocente o un ignorante se acercarían a él, so peligro de recibir un aguijonazo y morir.

Ustedes hacen su mayor esfuerzo para evitar al bicho venenoso, porque saben cuán dañino es. Del mismo modo, harían su mayor esfuerzo para evitar los apegos del mundo si conocieran su letal naturaleza. El Señor enseñó en el Gita que, en lugar de sufrir los coletazos de apegarse para después ser desilusionados por el giro de cosas, sería mucho mejor desde el principio no apegarse a las cosas mundanas. Sin embargo, continúan haciendo planes y apegándose a las cosas para experimentar placeres temporales. Se agotan pensando y planeando -“¿debería de hacer esto, o mejor debería de hacer aquello?, o bien, “mejor hago esto en lugar de aquello”-, y se involucran en mil proyectos y actividades. Sin embargo, pagarán las consecuencias en el futuro.

Las semillas plantadas que han plantado sus acciones, madurarán y ustedes cosecharán el fruto. Si las semillas son de un tipo, no pueden pretender recoger frutos distintos. Sea lo que fuere a lo que se dediquen, recogerán los frutos a manera de guirnalda invisible colgada al cuello. Cuando llegan al mundo, no se les ve ninguna guirnalda. En su cuello no luce collar alguno de perlas ni gemas preciosas, ni una gargantilla de oro. Sin embargo, ahí está ciertamente la guirnalda, hecha de las consecuencias de acciones, realizadas en vidas precedentes. La guirnalda entregada por el Creador adorna su cuello, aunque no sea visible al ojo físico.

Quien reconoce la verdad de que cada acción traerá una consecuencia, emprenderá exclusivamente buenas acciones y pasará su vida realizando sólo actos que le reportarán buenas consecuencias. El Gita lo enseña como una práctica de suma importancia para el devoto. Ello los llevará ulteriormente a desarrollar indiferencia y desapego por las cosas del mundo. Como resultado, obtienen la auténtica sabiduría. He aquí un ejemplo que muestra la naturaleza ilusoria del mundo y el desapego que debería infundirles.

El sueño del rey Janaka

El rey Janaka se había vuelto todo un maestro en asuntos divinos. Lo llamaban “el rey sin cuerpo” pues había logrado trascender la conciencia corporal. Una noche, después de la cena, se hallaba discutiendo asuntos administrativos con sus

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secretarios, después de lo cual volvió a sus aposentos. Se le había dejado su alimento en el umbral de la puerta pero no lo tocó. Se relajó en un sofá mientras la reina le masajeaba los pies. Pronto se durmió. La reina le pidió a los lacayos que abandonaran el cuarto y no permitieran que nadie perturbase el sueño del rey, pues éste se hallaba muy cansado. Luego le echó una manta encima y bajó la intensidad de la luz, permaneciendo a su lado en silencio. platos de hojas.

Un poco más tarde, el rey Janaka abrió los ojos repentinamente, se sentó, miró a su alrededor incrédulamente, y en tono peculiar preguntó: “Es esto real o aquello es lo real? ¿Es esto verdad o es aquello la verdad?” La reina se asustó ante tan rara pregunta. Intentó comprender exactamente lo que el rey preguntaba, pero él no respondía su indagatorio, sino seguía repitiendo “Es esta la verdad o la verdad es aquello?” La reina entonces mandó venir a los ministros, consejeros y oficiales del rey. Ya reunidos cuestionaron al rey: “Maharaja, ¿cuál es tu duda? ¿Qué exactamente deseas saber?” Pero el maharajá no les respondió. Al final, los ministros convocaron al sabio Vashishta a la corte. Éste le preguntó al rey “¿Qué es lo que te tiene preocupado?” A lo que el rey replicaba exactamente con la misma cuestión “¿Aquella es la verdad o esta es la verdad? ¿Es esta la realidad o aquella es la realidad?”

En ese momento, apareció un tigre y todos corrieron por sus vidas. El tigre devoró toda la comida. De nuevo, Janaka se encontró en el bosque, arrastrándose y gimiendo “Ay, qué hambre tengo. Me muero de hambre.” Cuando despertó descubrió que se hallaba en un palacio, recostado en un sofá real al lado de la reina, con una bandeja de plata llena de suntuosas viandas y ricos bocadillos en la mesita contigua. Y continuó preguntando si él era el hambriento desdichado que mendigaba comida a los ladrones en un amenazante bosque, o si era el rey, dueño del suntuoso palacio rodeado de excelsos lujos. “¿Esto es verdad, o es aquello? ¿Es esto real, o lo otro es lo real?”

Maharishi Vashishta inmediatamente reconoció la confusión del rey y exclamó “Rey Janaka, ni el mendigo ni el emperador son reales. Sólo tú eres real. Tú, tú mismo eres la verdad. El ‘tú’ que está presente como conciencia pura en el sueño, haciendo el papel de mendigo, y también está presente en el estado de vigilia, en el papel de rey. El ‘tú’ que contempla ambos estados es tu verdadera realidad.

La vida en el día es un sueño diurno, en la noche es un sueño. Ambos escenarios son ilusiones. Están llenos de fallas y defectos porque cambian constantemente a otra cosa, de modo que no son reales. Sólo tú, que permaneces inmutable a través de cada estado mental, eres lo real, libre de cambio e impermanencia.

Lo anterior también está enfatizado en el Gita, donde Krishna señaló la crucial verdad de que el mundo está en constante cambio y que sólo el atma es real e inmutable.

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La angustia de estar separados de Dios

El desapego no significa dejar su vida atrás para irse a vivir al bosque como renunciantes. Penitencia no es hacer contorsiones corporales y someterse a privaciones. Representa la intensa angustia de sentirse separados de Dios. Siempre que los aqueje la angustia de separación, donde quiera que estén, ya están haciendo penitencia. Todas las experiencias mundanas son una combinación de tres atributos: inercia o caos, acción o reacción, y ritmo o calma. La penitencia angustiante, con su ardiente deseo de ver a Dios, los lleva a un estado del ser que trasciende estas tres cualidades. Cuando lo alcanzan, experimentan gran serenidad y unidad de pensamiento, palabra y acción.

El pensamiento, la palabra y la acción causan el karma. Son los instrumentos de la acción. Es la unión de estos tres instrumentos de acción lo que se llama penitencia. Cuando se logra la unión, le sigue un estado inefable de dicha, que es la dicha del atma. De modo que la verdadera penitencia es el punto en el que los tres instrumentos de la acción se reúnen, y entonces experimentan la dulzura de su yo inmortal.

Escuchen el siguiente ejemplo. Todos los días disfrutan de los beneficios de la electricidad. Puede ser que en su recámara tengan un ventilador. El ventilador tiene tres aspas. Si rotaran en tres direcciones distintas, no producirían mayor brisa. Pero al rotar al unísono, como si se tratara de una sola aspa giratoria, producen una ráfaga de aire muy razonable. La agradable brisa sólo es posible cuando las tres aspas trabajan juntas, rotando como una sola. Del mismo modo, cuando los tres instrumentos de acción, pensamiento y acción, se funden y trabajan como uno solo, es cuando disfrutan de la dicha verdadera.

En la analogía, su corazón se puede comparar al cuarto donde está el ventilador. Los tres instrumentos de acción se equiparan a las tres aspas del mismo. Su intelecto es el contacto de la electricidad. El poder espiritual, o energía que emana del ser supremo, puede equipararse a la energía que enciende el ventilador. Su práctica espiritual es lo que despierta su intelecto, por ello se asemeja a encender el interruptor. Cuando los tres instrumentos de acción trabajan en sintonía como las aspas giratorias del ventilador, su angustia se transforma en dicha. Es así como pueden convertir su fuerza de vida y su poder espiritual en dicha.

La verdadera renunciación vuelca su mente hacia Dios

Los humanos han olvidado cómo se hace penitencia. Cuando dejan que su atención divague por el mundo temporal y transitorio, su camino espiritual decae por inercia y estancamiento. Cuando concentran su atención y conciencia en lo permanente, que es Dios, están haciendo penitencia, y su espiritualidad da un gran paso adelante. Si una puerta se cierra y la quieren abrir, tienen que introducir la llave en el cerrojo y girarla a la derecha. Si giran la llave a la izquierda, el cerrojo

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permanecerá cerrado. Se trata del mismo candado y la misma llave. La diferencia radica en cómo giran la llave. Su corazón es el cerrojo y su mente, la llave. Si dirigen la mente a Dios, obtienen liberación. Si la dirigen hacia el mundo sensorial, permanecen aprisionados. Con la misma mente se liberan o se esclavizan.

La auténtica renunciación encauza su mente hacia Dios. Significa que retira su mente de otros lugares y la hace descansar en el ser permanente. Tal desapego y sacrificio tiene que transformarse en un sentimiento muy intenso. No deben de posponer su práctica para mañana, y al otro día, postergarla para el siguiente.

Imaginen que van a asistir a una boda; seguramente prepararían su ropa desde unos días antes de la ceremonia. O imaginen que van a ir al cine; en ese caso se arreglarían al momento. Hasta para salir a caminar, se alistan un poco, previamente. Y si no pueden ir al cine hoy, lo pueden dejar para mañana. Si no sales a caminar en este momento, pueden hacerlo en otro momento. Pero la agenda del Señor no puede ser pospuesta o cancelada. Siempre tienen que estar preparados para aceptar lo que venga. El tiempo no perdona; no sigue los pasos del hombre. El hombre debe seguir los pasos del tiempo. El tiempo corre constantemente, arrastrando todo a su paso.

El Gita enseña que pueden disfrutar las cosas del mundo, mas no deberán apegarse a ellas, pensando que les pertenecen. El desapego o renuncia es uno de los puntos esenciales de la filosofía espiritual contenida en el Gita.

XII. El desapego: unificación de pensamientos, palabras y acciones

La mente en la rueda de la existencia es el núcleo, el eje central donde se genera toda la actividad mundana. Para poder penetrar ese núcleo y obtener la visión del Yo inmortal, deben de cultivar el desapego. Esfuércense al máximo para cultivar esta disciplina fundamental.

Encarnaciones del amor:

La renuncia o desapego puede considerarse también como no apego. No apegarse significa que la mente y los sentidos no son afectados por los objetos del mundo, permaneciendo así indiferentes a la atracción o repulsión hacia ellos. La mente recubre al verdadero yo, por eso puede ser descrita como un velo. Es un velo de ignorancia porque oculta al verdadero yo, privándolo de su magnífica presencia. Sin embargo, la mente está ligada a los sentidos, y los sentidos se ven atraídos a los objetos del mundo fenoménico, a los que se ligan. Por eso, el primer paso para realizar su verdadero yo es adquirir el control sobre sus sentidos. La práctica del no apego es esencial para lograrlo.

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El desapego lleva a la auto realización

Cuando se liberan del apego a las cosas, sus sentidos ya no pueden aprisionar su mente. Una mente no empañada por los sentidos se vuelve pura y transparente. Los sentidos dejan de imponer su influjo sobre el atma. Una vez que se disuelve el velo de la mente, su verdadero yo se hace consciente de sí mismo. Entonces se sumergen en la unidad de la existencia, y disfrutan la dicha que es su verdadera naturaleza. El yo verdadero es el mismo ser supremo.

El desapego o el no apego es subrayado en el yoga clásico de Patanjali, quien fuera un gran visionario de la antigua India. Él explicó que el desapego es la cualidad natural de una mente no alterada por los sentidos ni por los objetos que normalmente los atraen. Una mente no esclavizada por los sentidos ni por sus objetos es pura, por lo tanto la ilusión no puede afectarla. Adquieren una mente pura cuando contemplan los objetos del mundo como algo transitorio y cambiante. Las antiguas enseñanzas de la sabiduría afirman que, desde la criatura más humilde hasta la más excelsa del mundo fenoménico, es efímera y susceptible de cambio. Al saberlo, deberían abandonar todo apego a los objetos de los sentidos. Todo apego conduce necesaria y gradualmente a la esclavización.

Así como retirar la leña del fuego extingue la flama de inmediato, retirar los objetos de los sentidos los torna automáticamente impotentes. Las sabias enseñanzas recalcan que sólo quien no desea ninguna otra cosa más que la plena realización del Yo supremo, es el verdadero renunciante. Ni los objetos del mundo, ni la celestial morada del Señor podrían desviarlo de su empeño.

Las antiguas enseñanzas relatan la historia de un chiquillo sabio que, debido a un juramento que le había hecho a su padre, se encontró un día en el reino de la muerte. El dios de la muerte intentó ganarse al chico diciéndole:“Te haré amo y señor de todas las riquezas y poderes que hay en el mundo, y te concederé todos los placeres del cielo.” A lo que el chico replicó: “Tanto este mundo como todos los demás mundos son cosas transitorias, que no durarán gran cosa. No me interesa tener nada de lo que va y viene. Lo único que deseo es la visión del Yo supremo. Deseo realizar la verdad última, que no sufre cambio alguno. El mundo esclavizante y el pesar que lo acompaña es para quien se deja deslumbrar por los objetos de los sentidos. No me interesan en absoluto.”

El apego a los objetos que creen ser de su propiedad

Imaginen que han vivido en la misma casa por mucho tiempo, y un día tienen que mudarse. Empacan sus pertenencias, las meten en su vehículo y las transportan a su nueva casa. No sería raro que envolvieran sus viejas chanclas y sus destartalados palos de escoba para llevárselos consigo, porque ustedes consideran que les pertenecen. ¿Pero por qué lo hacen? La razón es que se

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apegaron a dichos objetos. Desean cargar con sus vejestorios porque se apegaste a ellos, entonces sienten que les pertenecen y les duele separarse.

Ahora consideren el ejemplo de un rector universitario o director escolar. En toda institución educativa hay cierta cantidad de objetos valiosos. Por ejemplo, en el laboratorio, hay equipos de mucho valor: mesas, sillas, mobiliario diverso, un reloj de pared, etc. Cuando transfieren al director a otro plantel, éste no siente apego hacia dichos objetos. Se retira con la misma cabeza fresca con la que llegó a ocupar su cargo el primer día. No siente empacho alguno en dejar atrás los valiosos objetos, porque sabe que son parte de la infraestructura del plantel, o son del fideicomiso escolar o del gobierno. Por lo tanto, el deja la escuela con total desapego e indiferencia hacia los inmuebles.

Siempre que hay el sentido del “mío”, hay sufrimiento. Si no tienen dicho sentido de posesividad, nada los atrapará y no sufrirán. Por lo tanto, sólo el “yo-mi-me” es responsable de las ataduras, el sufrimiento y la frustración. Igual que el director, pueden usar todos los objetos que deseen. No tienen que apartarse de ellos, ni tienen que dejar de participar en los escenarios. Renuncien tan sólo al apego que los vincula a las cosas, al mundo, a sus actividades.

Renuncien al fruto de sus acciones

Otra manera de decir lo anterior es: renuncien al fruto de sus acciones. Cumplan su deber con total desapego, percatándose de la falibilidad de las cosas. Una vez que comprenda las leyes que gobiernan al mundo y reconozcan las fallas inherentes a las relaciones y a los objetos mundanos, podrán rápidamente superar el apego que los vincula a ellos.

Antes de que nacieran, ¿quién era el progenitor y quién el hijo? Antes de casarse, ¿quién era el esposo y quién la esposa? Sólo a partir del nacimiento, hubo un progenitor y un hijo. Antes del nacimiento, no había tal vínculo y, tras la muerte, no habrá tal vínculo tampoco. Solamente durante la corta transición entre ambos, surge la relación de posesividad y apego. Y se debe a una visión y abordaje equivocados. La posesividad surge de la visión corta y la actitud pobre. Sólo sus sentimientos y actitudes son responsables de sus pesares. Cuando reconozcan la falibilidad de los objetos y las relaciones humanas, perderán interés en poseerlos.

Traten de entender el principio del desapego. Deben de cultivar un estado en el que no haya apego ni ataduras ni siquiera durante el sueño ni durante el sueño profundo. Si fomentan el apego durante la vigilia, éste se mantiene durante el sueño y el sueño profundo. El estado onírico puede compararse al reflejo del espejo. Sea lo que fuere que experimenten durante la vigilia, ello se adosará al estado onírico y aparecerá en él como reflejo. Por eso, la vigilia y el sueño se equiparan al objeto y su imagen. Si toman el camino correcto durante la vigilia, reconociendo la verdad y comportándose a la altura, hollarás el mismo camino

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correcto durante el sueño. Para salir avante, deben de reconocer las fallas de los objetos sensoriales y superar su apego hacia ellos.

Todo atraviesa cambio

Todo cambia al paso del tiempo. La comida del día es fresca y sabrosa. Cuando es fresca aporta fuerza y salud. Pero el mismo alimento se vuelve tóxico después de dos días. Sea lo que fuere que consideren sabroso, sano y benéfico, tras cierto lapso se vuelve dañino, inservible e insano. El cambio es inevitable.

Hablando de cambio, pueden también contemplar cuatro tipos de devotos: el afligido que busca consuelo, el que busca prosperidad material, el que procura conocimiento espiritual, y el sabio. A lo largo del tiempo, la misma persona puede atravesar las cuatro fases en su progresar.

Piensen ahora en los cambios que ocurren en la vida. Al nacer la criatura, se la considera un bebé; tras unos años, se la considera un niño; veinte años más tarde, el mismo individuo se considera adulto; y después de otros treinta años, se vuelve anciano. No se trata de cuatro personas distintas. El individuo ha sido el mismo a todo lo largo mas, debido al paso del tiempo, se le otorgan distintos nombres de acuerdo a la etapa de vida que esté cursando.

La vida de un ser humano -que es un privilegio difícil de obtener- atraviesa muchos cambios a lo largo del tiempo. Si esto es así en los humanos, ¿cuánto más no lo será en otros seres y objetos mundanos? Si se preguntan cuál es la peor falencia en un ser humano, verán que son los cambios del cuerpo físico. Buenos o malos, dichos cambios son inevitables. Puesto que mudar es inherente al mundo fenoménico, no deben de apegarse ni desarrollar un sentido de lo “mío” por nada ni nadie.

¿Quién es el padre? ¿Quién es la madre? ¿Quiénes son los hijos? ¿Quiénes son los miembros de la familia? ¿Quiénes son los amigos? Todas ellas son formas cambiantes, que no pueden definirse en sí por mucho tiempo. Cuando se percaten de que los cambios son inevitables en todas las relaciones, ¿cómo podrían seguirse apegando a ellas? El Gita enseña que es preciso admitir que el tiempo inflige cambios que aparecen como fallas o defectos. Por eso es preciso cultivar el desapego respecto de las formas falibles y cambiantes, que no tienen permanencia alguna.

La práctica constante

El desapego o el no apego es una de las primeras disciplinas que se deben de adquirir. La segunda es la práctica constante. ¿Qué tipo de práctica puede

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considerarse constante? Por ejemplo, la austeridad o penitencia. Al momento de escuchar la palabra ‘austeridad’, la gente se asusta un poco. Inevitablemente la asocian con recluirse en el bosque a comer frutos silvestres y a vivir con penurias, expuestos a los elementos naturales. A decir verdad, eso no es austeridad sino exponer el cuerpo a durezas y castigos.

No es el cuerpo el que tiene que sufrir, sino la mente. La mente tiende a la pereza y al caos, o a la actividad incesante, y es proclive a sentirse la hacedora y dueña de las cosas. La austeridad somete a la mente, cargada de tendencias negativas, a verdadera tortura hasta que abre mano de sus tendencias. Austeridad también significa remover los defectos inherentes a los sentidos. Esa es la verdadera austeridad. Existen tres tipos de austeridad: la física o corporal, la verbal o del habla, y la mental.

Las tres austeridades: física, verbal y mental

La austeridad física significa emplear el cuerpo en acciones buenas, lo que incluye adorar al Señor y expresar gratitud sirviendo a seres elevados. Si se ganan la gracia, el sentido del “yo-mi-me” se reduce paulatinamente. Una vez que se reduzcan las malas cualidades en ustedes, las cualidades y acciones positivas emergerán automáticamente. En ese momento, se sentirán naturalmente atraídos hacia personas espiritualmente afines, y hacia el estudio del Gita y de otros textos sagrados.

Además de lo anterior, querrán levantar fondos para educación, medicinas y hospitales, obtener despensas para los pobres, y otras buenas causas. Así como los actos tradicionales de caridad, como regalar oro, vacas y tierra eran maneras de ocuparse en acciones sagradas, hoy estarán también ocupando su cuerpo de un modo sagrado. Como no harán nada perjudicial ni prohibido, no correrán el riesgo de creerse hacedores, ni desarrollarán posesividad. Antes, se liberarán de las ataduras de ambos apegos. Todo lo anterior puede entenderse como penitencia corporal.

La penitencia del habla radica en el uso de buenas y nobles palabras. Aun cuando hablen la verdad, no deben de hablar con severidad ni mordacidad. Deben cuidar de no lastimar a nadie. En este sentido, el Gita señala que la verdad debe de ser dulce y no agresiva. Usen la sagrada boca que les fue dada para alegría y deleite de los demás, y para ayudarlos. No causen sufrimiento a otras mentes. Usen sus pensamientos en concentrarse en el Señor. Usen su lengua para hablar de los atributos del Señor. Empleen palabras que sean benéficas para otros. Hablen para mostrar el camino correcto a los demás. Platiquen de las maravillosas y buenas experiencias espirituales que han tenido. Corrijan a las personas que van en sentido equivocado, usando palabras gentiles y propicias. Asegúrense de que no haya una pisca de falsedad en su corazón, o en su discurso. Esa es la manera de convertirse en un adepto de la verdad y la no violencia.

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Es mejor callar que mentir

En su busca de la verdad podrán encontrar una serie de problemas. Hubo un sabio que juró seguir el camino de la verdad y la no violencia, pasara lo que pasara. Un cruel cazador que supo de esto, intentó hacer que el sabio rompiera su juramento. El cazador persiguió un venado y lo acorraló de modo que tuviera que pasar frente al sabio, quien estaba inmerso en sus austeridades. El sabio vio que el venado se escondía en el bosque. Entonces el cazador se acercó al sabio y le preguntó “¿Has visto pasar por aquí un venado?” La pregunta puso al sabio en un gran dilema. Si dijese la verdad, pondría al venado en peligro, y si no dijera la verdad, estaría rompiendo su voto. O pecaba dañando a un tercero, o pecaba al mentir.

El sabio atinó a salir del dilema, respondiendo a la pregunta de un modo enigmático: “Los ojos que ven no pueden hablar y la boca que habla no puede ver. No puedo hacer que lo que miró hable, ni lo que puede hablar, mire. Esa es la verdad.” La moraleja es que incluso en circunstancias tan comprometedoras, no se debe de mentir, aunque tampoco se pueda decir la verdad. Cuando estén siguiendo el principio de la austeridad del habla, pueden surgir situaciones complicadas, y deberán de esforzarse por salir del paso sin emitir un falso testimonio. Sean cuales fueren las circunstancias, no mientan. Si no puedes decir la verdad, es preferible guardar silencio, en lugar de incurrir en falsedad.

Analicen ahora la austeridad mental. En este tipo de austeridad, deben de cultivar virtudes y buenas cualidades. Les vengan los pensamientos que les vengan, su rostro los va a reflejar. Por eso se dice que el rostro es el espejo de la mente. Todo pensamiento se reflejará en su cara. Si se encuentran afligidos, su rostro reflejará su ánimo. Si hay pensamientos elevados en su mente, su rostro se mostrará sereno. Es fácil observar el efecto que la mente y los pensamientos pueden ejercer en ustedes.

Sólo cuando alberguen pensamientos divinos, sentimientos divinos e ideas divinas, podrán llevar una vida alegre y feliz. Si en un momento dado, los asedian malos pensamientos, y en eso llega alguien y les saca conversación, aunque intenten sonreír, su sonrisa será artificial y su estado mental los traicionará. No deben de caer presas de su estado mental. Manténganse contentos siempre. ¿Cuándo se llegarán a sentir contentos y felices? Cuando sus pensamientos sean buenos y santos. Para que su mente sólo albergue pensamientos buenos y puros, deben de mantener éstos bajo control.

Observen un periodo de silencio todos los días

Permanezcan en silencio al menos unas horas al día. Así su mente descansará un poco de la corriente de palabras y pensamientos que la recorren. También pueden repetir el nombre sagrado y concentrarse en el Señor para alcanzar pureza interior

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y exterior. De la misma manera que lavan su cuerpo todos los días y lo convierten en un instrumento externo pulcro, la mente también debe de ser regularmente purificada para renovar su frescura y santidad. Ahora les preocupa más la limpieza corporal, mas también deben de limpiar su mente, que es igualmente esencial. Los buenos pensamientos, sentimientos y acciones cuentan mucho para alcanzar la limpieza interior.

Austeridad significa en realidad unificar el cuerpo, el habla y la mente, haciendo que las acciones, las palabras y los pensamientos se vuelvan uno. La verdadera austeridad es esa. Un alma grande es la que logra la unión de las tres instancias. Mientras los pensamientos, las palabras y las acciones sean disímbolos, un individuo no podrá considerarse una gran persona.

Las experiencias mundanas están regidas por la combinación de tres atributos. La inercia y el caos, que dan origen a una naturaleza lerda; la acción y la reacción, que dan lugar a la naturaleza apasionada, y el ritmo y la calma, que dan origen a una naturaleza pura y armónica. La austeridad está encaminada a transformar las dos primeras: la naturaleza perezosa y la naturaleza apasionada. Ello puede lograrse controlando la pereza con ayuda del rasgo apasionado, y controlando la pasión mediante el rasgo puro y reposado. De esta manera, pueden disfrutar de las tres naturalezas en una. Al final, cuando sus acciones, palabras y pensamientos estén unificados, habrán superado los atributos mundanos y quedarán libres incluso de las limitaciones de la naturaleza pura y tranquila.

Por ejemplo, imaginen que se encajan una espina en el pie. Si desean sacarse la espina, no hay necesidad de un instrumento especial. Con otra espina pueden extraer la primera. Y luego se deshacen de ambas. Del mismo modo, las dos naturalezas inferiores que tanto trabajo les dan, pueden ser removidas con la espina de la naturaleza pura y reposada. Hasta que no remuevan las dos cualidades inferiores, necesitarán de la cualidad reposada. Esta última puede describirse como una cadena de oro, la cualidad apasionada como una cadena de cobre y la cualidad lerda, como una cadena de hierro. Las tres cadenas los atan por igual. El valor del metal puede ser diferente, pero las tres representan una atadura.

Libérense de toda atadura

Un individuo sujeto con una cadena de oro, ¿estará contento en su situación? ¡No! La atadura no deja de ser atadura, sea con una cadena de oro, con una de cobre o una de hierro. Así que incluso una naturaleza pura y reposada genera atadura, y al final tienen que deshacerse también de ella. Es preciso liberarse de toda atadura. Pero hasta que no alcancen la divinidad, necesitarán de la cualidad pura, calma y armónica. Una vez que se unes al Señor, no habrá cualidades distintivas de ningún tipo. En ese estado, la cuestión de las tres cualidades no viene más al

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caso. Cuando han ofrecido su todo y se vuelven uno con el Señor, se yerguen por encima de los atributos y se liberan por completo de toda cadena.

El Gita ha enseñado que para controlar la mente, la práctica constante y la renunciación resultan esenciales. La práctica no sólo se refiere a la observancia de los rituales diarios. Significa también emplear el cuerpo, la lengua y la mente de una manera que no genere apego. La práctica significa dirigir su vida hacia la única meta: alcanzar su divinidad. Cada palabra que emiten, cada pensamiento que piensan y cada acción que llevan a cabo deben de ser puros y estar asociados a la verdad. Es la base de toda austeridad. La verdad y la pureza son los instrumentos del éxito en el sendero espiritual. Es mi deseo que desarrollen dichas cualidades y santifiquen así su vida.

XIII. Tiempo desperdiciado es vida desperdiciada

El Señor declaró en el Gita: “Quien se acuerda de mí me es caro”. Por eso, recuerden siempre al Señor. Ofrézcanle su mente y su voluntad. Entréguenle su todo, y pronto lo podrán alcanzar.

Encarnaciones del amor:

En el Gita, el Señor enseñó que la dicha y el pesar, el calor y el frío, la ganancia y la pérdida, la crítica y el elogio, deben de ser encarados con igual actitud. La ecuanimidad es uno de los atributos centrales del verdadero devoto. El devoto tiene otras buenas cualidades, pero todas están contenidas en dos: la disciplina y la renunciación. La disciplina consiste en tres tipos de penitencia: la corporal, la mental y la verbal. La renunciación consiste en comprender los defectos que hay en los objetos y en llevar una vida sin apegarse a ellos; o sea, vivir únicamente como testigo. Si pueden asumir estas dos cualidades -la disciplina y la renunciación- en su vida cotidiana, no tendrán necesidad de ninguna otra práctica.

Comienza tu práctica espiritual siendo joven

Si desean cultivar estas dos cualidades, tienen que comenzar desde pequeños, ocupando este periodo de su vida santa y noblemente. Hoy en día, la gente asume la práctica espiritual ya mayor. Tras disfrutar holgadamente de cosas mundanas y comodidades, de atiborrarse y hartarse de placeres mundanos, la gente emprende el camino espiritual tardíamente. Una vez transcurridas sus vidas totalmente enfocadas en los objetos sensoriales: familia, hijos, dinero, propiedades, posición y fama, llegan a la madurez sintiéndose decepcionados. Descubren que no había nada real en esas cosas y que la paz interior y la dicha duradera no provienen del

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mundo físico y los emprendimientos mundanos. Al tocar el ocaso de sus vidas y experimentar un vacío, es cuando inician su práctica espiritual.

Cuando en edad avanzada padezcan todo tipo de achaques físicos y mentales, les será muy difícil llevar una vida espiritual rigurosa. Mas ni siquiera entonces deberán desanimarse, pensando que la gente mayor ya no puede progresar en lo espiritual. Por supuesto que tienen acceso a experiencias elevadas. Es mejor pensar en el Señor tardíamente, que nunca haber pensado en Él. Cuando de pensar en el Señor se trata, no existe restricción alguna de tiempo, lugar o edad. Por eso el Maestro divino declaró en el Gita: “En todo momento, en todo lugar, piensen en mí”, si bien declaró también que el mejor momento para determinada práctica espiritual es la juventud, o sea cuando están en la flor de su vigor físico, plenitud de sus sentidos y lucidez mental.

El proceso se compara con reservar un boleto de avión antes de emprender el viaje. Al llegar al aeropuerto, cuando tienen un lugar ya reservado, se disponen a su viaje con toda calma. Por el contrario, si se dirigen al aeropuerto en el último momento, sin reservación, puede ser que no logren subirse al avión, ya que ello dependerá de la suerte. Pueden acabar teniendo que viajar en un medio más lento, o postergar su partida. Es lo mismo para aquellos que comienzan a ponerle atención a la espiritualidad cuando son mayores. Pueden tener avances espirituales significativos o no a esa edad. Lo que sí es seguro es que de haber iniciado su práctica espiritual tempranamente, habrían podido obtener grandes logros espirituales a su edad avanzada.

No desperdicien su juventud

Si desperdician su juventud gozando la vida, malgastando su vigor físico y agudeza de sentidos, y aun pretenden fundirse con el Señor en las postrimerías de la vida, quizás no les sea posible. No tiene caso ofrecerle a los demonios los platos más abundantes, y una vez ahítos, ofrecerle las sobras al Señor. ¿Creen que ello pueda complacerle? ¡Claro que no! Cuando despilfarran su vigor y plena capacidad en los demonios del enojo, la avaricia, la lujuria y la soberbia, no pretenden ofrecerle a Dios lo que queda, pues Él no aceptará su ofrecimiento. El Gita subraya que la juventud es un periodo atesorado que debe de emplearse con gran cuidado para poder avanzar espiritualmente.

Cuando han gozado de algo por largo tiempo puede suceder que lo den por garantizado y no lo valoren. Sólo logran apreciarlo realmente cuando lo pierden. Mientras gozan de la vista, no valoran a fondo lo precioso de tener ojos. Sólo aprecian la grandeza de la vista cuando quedan ciegos. Del mismo modo, mientras gozan de buena salud y sus facultades están en su apogeo, no aquilatan su valor. Cuando su salud se quebranta y sus facultades desmejoran, se

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arrepienten y lamentan haber perdido sus capacidades. Mas entonces es demasiado tarde. En su juventud se entregaron a malos hábitos y conductas banales, y dejaron que enraizaran en ustedes. Despilfarraron y mal usaron las capacidades que les regalaron, por seguir ciegamente sus deseos carnales. Mas, al tiempo, los malos hábitos se transformaron en los peores enemigos de sus años maduros.

La mayoría de las personas no usan bien su capacidad de discriminación. No intentan descubrir quién es su verdadero amigo y quién su adversario. Si viven a merced de los sentidos y los bajos instintos, en lugar de aguzan la inteligencia para desentrañar el sentido profundo de la vida, ¿hay alguna razón para llamarse de humanos? ¿No deberían de considerarse tan solo animales? Únicamente cuando extraen el sentido de la vida y abrazan las nobles virtudes humanas, sus sentidos dejan de asolarlos.

Empleen su cuerpo en aras de Dios

Hasta hoy han usado a Dios a favor de su cuerpo. No han empleado su cuerpo a favor de Dios. Cuando enferman, rezan para recuperar la salud, sin embargo no usan sus atributos físicos que poseen para adorar a Dios. Piensan que les sobrará tiempo para eso en el futuro y, así, se dedican a desperdiciar el tiempo actual. Suponen que tras retirarse podrán abrazar la contemplación de Dios y la práctica espiritual. Prefieren gozar la vida y el mundo, mientras dura su juventud. ¿Pero cómo podrían pensar en Dios ya mayores, cuando hayan perdido sus facultades?

Si no están empleando su fuerza y capacidades para adorar al Señor ahora, después será demasiado tarde. Cuando los niños se burlen de ustedes y los llamen “viejitos”, ¿podrían entonces iniciar una vida espiritual en serio? Cuando peinen canas y se muevan con dificultad, y estén medio ciegos, y hayan decaído sus sentidos, ¿podrían entonces usarlos para adorar a Dios? No, no les sería posible. Las escrituras han subrayado enfáticamente lo fútil de iniciar una vida espiritual en la vejez. Se dice que cuando el dios de la muerte los encuentra y los llama a voces: “¡Ven, ven!”, y a sus allegados ya les anda por deshacerse del cadáver, y alegan: “¡ya sáquenlo de aquí!, ¡sáquenlo!”, mientras su mujer e hijos los lloran, ¿podrían en ese momento pensar en Dios? ¿Acaso podrían decirle a los suyos que no los lloren, y solicitarle a la muerte aunque sea un ratito más para pensar en el Señor antes de partir?

La juventud es el periodo en el que hay que acumular todo lo que vamos a necesitar, si deseamos un futuro feliz. ¿Creen realmente que es posible pensar en el Señor cuando se retiren? Pues no, no es posible. Es antes de retirarse cuando tienen que entregarse firmemente a su práctica espiritual. En su lugar, se dedican a hacer negocios para continuar en ello aún después de retirarse, o pierden el tiempo en clubes, despilfarrando su preciosa vida de mil maneras.

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No pueden iniciar su vida espiritual cuando la muerte esté a la puerta

Érase una esposa que reconvenía a su marido, diciendo: “¿No crees que al menos ya de viejo tendrías que pensar en Dios? No lo hiciste durante tu vida activa. Por favor, ¡hazlo al menos ahora!” El hombre de negocios replicó: “Ni siquiera tengo tiempo para morir, mucho menos para pensar en Dios.” ¿Ustedes creen que la muerte no le llega a quien dice no tener tiempo de morir? ¿Se comportará la muerte de acuerdo a sus deseos? No; el tiempo no perdona. Así que mientras les quede tiempo, hagan buen uso de él.

El enemigo llamado muerte, junto con sus fuerzas militares -las enfermedades-, esperan el momento de hacerle la guerra a su cuerpo. La gente muere de maneras horribles e inevitables ante enfermedades fatales. Mas no hay ejército que venza cuando se ha obtenido la gracia de Dios. Así que gánense la gracia de Dios en la juventud y prepárense para hacer frente a los adversarios que los asediarán más tarde. Sobre todo, convénzanse de que la travesía de la vida es larga. Otros viajes, ya sea en camión, tren o avión, duran poco; no requieren de mayores preparativos. En cambio necesitan estar bien preparados para la larga travesía de la vida, para poder enfrentar los contratiempos del viaje. De otro modo, la pasarán muy mal cuando surjan los verdaderos problemas.

Los contenedores con sustancias químicamente activas llevan una etiqueta con una fecha futura que se les adosó al tiempo de su producción. La fecha de caducidad señala que el contenedor usó su periodo útil de vida y deberá de retornar las sustancias al almacén para ser recicladas. Lo mismo ocurre con el contenedor de su cuerpo. En él también hay una fecha, la que Dios mismo les imprimió.

No recuerdan que tiene que retornar. La gente olvida esta verdad fundamental. Si de verdad desean disfrutar los placeres de la vida más tarde, gánense la gracia de Dios a edad temprana. Los periodos de la infancia y la juventud revisten gran importancia en el curso de la vida humana. Al no ponderar el peso de esta etapa, pierden su tiempo en la juventud. Utilizan una taza de oro, remachada con gemas preciosas, en afanes viles o despreciables. Para avivar el fuego de sus sentidos, emplean exquisita madera de sándalo. El recipiente es precioso, el combustible, de primera, pero la comida que guisan en ellos es insípida y pobre. Tan preciado cuerpo y tan sagrado combustible son despilfarrados, a favor de deleites triviales y sin sentido. Cosas sin valor son depositadas en el precioso recipiente para divertimento sórdido. Con un arado de oro aran el terreno de su corazón, y no cosechan sino yerbas inservibles.

La verdadera vida humana implica discriminación y renunciación

El recinto de su corazón es lo más sagrado que hay. El Maestro divino ha declarado que incluso ese rincón le pertenece. El Señor ha aseverado que Él es el

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corazón y el conocedor del mismo. Él es el verdadero poseedor de su corazón y de su cuerpo. Con un arado de oro, han estado levantando deleznables cosechas de placeres sensuales. Quien tenga idea del tesoro que es el corazón y los sentimientos de los que es capaz, jamás haría mal uso de ellos. La vida debería de ser empleada en el bien, en beneficio de los demás, en la enseñanza de las metas sagradas, en recorrer el sendero divino, y llenar el pecho y la mente de luz radiante. Deberían de usar esta vida para fundirse en la divinidad. Sólo entonces tendrán autoridad para decir que su vida es santa y genuina.

Se dice que es tan difícil que es casi imposible nacer como humano. ¿Qué tiene tan especial la vida humana? ¿Por qué es tan difícil de obtener? Los placeres que disfrutan las aves y los animales también son disfrutados por el hombre. ¿Qué caso tiene afirmar que la vida humana es tan preciosa y especial? Se debe a que ustedes son capaces de discriminar entre el bien y el mal. Y poseen la capacidad de soltar sus apegos y su odio. Por lo tanto deberían de emplear la inteligencia que les fue dada para distinguir entre el modo animal de vivir y el modo humano de vivir. Al no distinguir al ‘yo’ verdadero del pequeño ‘yo’, al no desarrollar una inteligencia superior, son presas de la zozobra y el pesar. No encuentran paz interior porque no toman el camino correcto.

Con firme determinación, los jóvenes deberían de asumir los tres tipos de penitencia -física, mental y verbal- y ser ejemplo para todo el mundo. Por eso deben de utilizar su naturaleza activa para someter a su naturaleza lerda. Al final, deberán utilizar su naturaleza armónica para someter a su naturaleza activa. No es posible estar armónicos mientras la naturaleza lerda o la activa estén actuando en ustedes. Si su cabeza está vacía, cabe la esperanza de llenarla con buenas ideas, pero si su cabeza ya está repleta de ideas banales, ¿cómo sería posible introducirle alguna idea elevada o excelsa? Han llenado su cabeza de verdadera basura mundana, así que primero tendrán que vaciarla de nuevo. Sólo entonces podrán llenar su cabeza con sentimientos e ideas elevadas.

Manténganse firmemente enfocados en Dios

Muchos de ustedes siguen caminos sin sentido; llevan vidas insulsas. Lloran cuando nacen y lloran cuando mueren. Y entre las dos, a lo largo de su vida, lloran por cuestiones banales. ¿Acaso lloran cuando declina la rectitud? Es por eso que debían de llorar; es en eso que debían de empeñar su vigor y sus talentos, en corregir el declive de la rectitud y en coadyuvar a sanar las heridas que ello deja a su paso. ¿Qué es vivir rectamente? Es la recordación constante y la contemplación ininterrumpida del Señor. Es cumplir con sus obligaciones pensando en el Señor. El Gita nunca dijo que deberían dejar a su familia, o abandonar su riqueza y propiedades e irse a vivir al bosque. ¡No! Cuiden de su familia. Cumplan con su deber; pero manténganse enfocados en el Señor. Hagan lo que hagan, no se olviden de su meta. Si se rinden, se extraviarán y tomarán el

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camino equivocado. Su meta suprema debe de estar consolidada en su mente. Realicen las tareas de cada día con la mirada puesta en su meta.

No permitan que nada contamine sus palabras. Adhiéranse siempre a la verdad. Algunos piensan que en tiempos difíciles se puede alterar la verdad. Incluso creen que en ocasiones es necesario mentir. Sin embargo, en situaciones comprometedoras pueden mantenerse ecuánimes y callar, en lugar de decir algo que es verdad o no lo es. Si dicen la verdad, díganla gentil y suavemente. No digan la verdad de una manera ofensiva, o presenten una no-verdad de manera agradable. Siempre que enfrenten una situación constreñidora, tienen que aprender a desembarazarse del compromiso sin tener que mentir. A veces deben de aprender a salir a flote con mucho tacto, aprendiendo a usar las palabras sin lastimar. Se suele decir “Afortunado es el que sabe expresarse sin herir a nadie.” No deben de lastimar a nadie ni dejar que ellos los lastimen. He aquí una historia que viene al caso.

Lleven su práctica con firmeza

Una mujer casada asistía a reuniones en las que un maestro espiritual explicaba las escrituras. Estaba muy concentrada escuchando con gran atención al maestro. Un día, el expositor contó la historia de Rama y Sita y, al respecto, puntualizó que para la mujer el esposo tiene que ser la única meta en su vida. “La responsabilidad de una esposa -dijo- es satisfacer al marido y hacerlo feliz. Debe de tratarlo como si fuese Dios.” Tras escuchar esto, la mujer se fue a casa. El discurso le hizo tanta mella que de inmediato resolvió ponerlo en práctica. En cuanto llegó su marido a la hora de la comida, ella sacó la tina con agua para lavarle los pies para prestarle reverente servicio. El marido quedó desconcertado. Luego entró a casa y se sentó para secarse los pies, pero su mujer insistió en hacerlo ella misma.

Tras ver esto y volver a la oficina, el hombre llamó a un médico para llevar a su mujer. Él no sabía que su esposa estaba asistiendo a unas charlas. Cuando el médico la revisó le recetó unas pastillas para dormir, pues le pareció que la mujer había tenido un ataque de histeria, y que descansando uno o dos días, seguramente se pondría mejor. Después de comer, el marido instó a su mujer a que fuera a descansar en lo que él regresaba a la oficina. En cuanto el marido se retiró, la mujer se fue a escuchar la siguiente charla. Esa tarde, el maestro expuso lo que es la relación ilusoria entre marido y mujer. Preguntó a los asistentes: “¿Quién es el esposo? ¿Quién es la esposa? Nada es permanente. Todo es transitorio. En realidad nada existe.” Y agregó “Sólo Dios es verdad. Él es la única verdad.” Tras esto, la mujer regresó a casa y se dirigió a su altar.

Esa noche el hombre regresó de la oficina media hora antes para atender a su mujer en caso de que ésta no se sintiera bien. Tocó a la puerta para que su esposa le abriera. Ella respondió desde adentro: “No hay madre, no hay padre, no existe casa; nada existe, ni siquiera el esposo.” Ahora sí el hombre se alarmó,

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pero logró que su mujer le abriera la puerta. En cuanto entró se dirigió al teléfono a llamar al psiquiatra. Éste llegó y en examinando detalladamente a la mujer, expidió el diagnóstico. Explicó que tras escuchar aquellos discursos, le habían sobrevenido actitudes disparatadas, pero que si permanecía en casa, pronto se recuperaría. En casa se dispusieron todas las medidas para evitar que ella asistiera a las charlas. Todo mundo quedó informado; se le pidió al chofer así como a la servidumbre que no dejaran que la mujer fuese ahí.

Tras las restricciones impuestas por el médico, la mujer dejó de asistir a las charlas por dos días, y su conducta volvió a la normalidad. El desapego que había desarrollado había sido momentáneo y superficial, y no duró gran cosa. Ahora el marido estaba contento. La vida había vuelto a su rutina normal. Tras una semana, la mujer retomó las charlas. Ese día, el expositor explicó las enseñanzas del Gita. Señaló que las palabras deben de usarse siempre con verdad pero sin poner presión en las personas. La mujer lo escuchó y regresó a casa. Su esposo le informó que había una boda esa noche y quería que fueran juntos. Ella se arregló y asistió a la boda con su marido.

La ceremonia comenzó. Según la tradición del lugar, el lazo auspicioso de la novia debe de llevarse a toda persona mayor, para que ésta lo toque y bendiga. Cuando el padre de la novia se acercó a la mujer, la reconoció y cortésmente le preguntó: “¿Cómo está su madre?, ¿bien? Se trataba de un educado intercambiar de palabras, en lo que él sostenía el lazo para que ella lo tocase y bendijese. Pero la respuesta de la mujer fue: “Mi madre está bastante bien en lo que cabe, pero resulta que hace una semana mi suegra murió repentinamente; llevaron su cuerpo al crematorio al día siguiente.”

La persona de al lado la reconvino “¿Por qué dijo algo tan poco auspicioso mientras tocaba y bendecía el lazo que se supone debe de brindar larga y feliz vida a la novia y a su futura familia?” La mujer replicó “¿Y acaso yo debería de mentir en aras del lazo? No, yo jamás diría una mentira. Lo cierto es que mi suegra murió y la cremaron al día siguiente.” Una inteligente joven que estaba cerca enmendó: “Madre, claro que debes de ser veraz, pero también debes de considerar las circunstancias y pensar si lo que vas a decir es oportuno.”

Sean veraces pero usen palabras discretas

Cada vez que escuchan enseñanza espiritual, se empeñan ese día en practicarla con gran devoción y convicción, mas sólo ese día. Esa no es la forma correcta de llevar el aprendizaje espiritual. Usen su intelecto para sondear el contexto donde se encuentran, antes de emitir una opinión tocante a la situación. Cuando hagan o digan algo, deben de saber que la verdad es la vía magna para alcanzar su meta ulterior. No manchen su lengua de falsedad. No mancillen su cuerpo infligiendo violencia. La mente no debe de ser empantanada con malos pensamientos ni feos

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sentimientos. No será hasta que santifiquen y armonicen su mente, lengua y cuerpo, que podrán obtener la visión de Dios.

Los estudiantes deben de poner gran cuidado en decir la verdad. Decirla sí, mas no seguir agregando argumentos hasta que lastimen a otros, innecesariamente. Deben de controlar la lengua. Si al sostener un altercado con alguien, le mientan sus defectos dizque porque están diciendo la verdad, las cosas se van a poner mucho peor. No deben de odiar jamás. Si hay amor en su corazón, sus palabras ciertamente saldrán con gentileza. Incluso si hay enojo, éste será pasajero.

Existen cuatro tipos de personas. El enojo de una persona serena es breve; se disipa rápidamente. Esa persona, afirma el Gita, tiene alma grande. El segundo tipo es de los que guardan el enojo unos minutos, mas luego lo olvidan. La tercera categoría es la de quienes permanecen enojados todo el día. Pero la categoría más baja es la de los que están enojados toda la vida.

Los cuatro tipos de enojo

El divino Maestro lo ha puesto en estos términos: “El enojo de una persona buena se compara con escribir sobre el agua; es impermanente. El enojo del segundo tipo de personas es como escribir en la arena; será barrido de un momento a otro. El enojo de la tercera categoría de personas es como grabar sobre piedra. Después de mucho tiempo, también se irá desgastando. Pero el enojo del cuarto tipo de personas es como grabar en acero, nunca se irá a menos que se funda el acero y se forme de nuevo. Sólo poniéndolo al fuego quedará destruido. Y sólo mediante intensa capacitación puede haber posibilidades de cambio.”

Las cosas esenciales de la vida diaria están contenidas en el Gita. Es muy difícil tomar todas las enseñanzas y practicarlas al mismo tiempo. Pero al menos se deberían de tomar las que aplican directamente a nuestra vida, y practicarlas. Así se obtendrán frutos de inmediato, y se avanzará rápidamente hacia la más alta meta espiritual.

XIV. Recuerden a Dios. Olviden el mundo

De todas las cosas preciadas que hay en el mundo, el tiempo es lo más precioso. Pongan atención a cómo están gastando su preciado tiempo. Su principal deber como seres humanos es ofrecer su cuerpo, su trabajo y su tiempo al Señor, que es la propia encarnación del tiempo.

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Encarnaciones del amor:

En ocasiones, es posible recuperar con medicamentos la salud perdida o desmejorada. Pero el tiempo perdido se perdió para siempre y no hay manera de recuperarlo para volverlo a usar. Deben de hacer su mayor esfuerzo para emplear su precioso tiempo santamente. El tiempo es infinito, dura toda la eternidad. Pero el tiempo que les fue asignado es una microscópica fracción de aquél. Muchos de ustedes desperdician sus vidas creyendo que el mundo fenoménico es real. En consecuencia, emplean su tiempo limitado en gozar los placeres del mundo. Si reflexionan por un momento acerca de qué han logrado y en qué han empleado su invaluable tiempo, se darán cuenta con pesar de que lo han desperdiciando por completo.

Descubran quiénes son realmente

Lloran cuando nacen porque has venido al mundo sin saber quiénes son y por qué están aquí. Su llanto es la angustiosa súplica por descubrirlo: “¿Quién soy?” Si desperdician su vida entera en lo físico, ¿cuándo van a poder comprender quiénes son realmente? Su vida entraña un significado mucho más profundo que atender el cuerpo. Tienen que comenzar su vida preguntándose “¿Quién soy?”, y deberían de terminarla exclamando “¡Yo soy eso! ¡Soy Dios!” Tienen que reconocer que ustedes son la divinidad y finalizar su vida en la paz suprema, que es su realidad. Desafortunadamente, la mayoría sólo presta atención a los satisfactores mundanos, y se conforman con placeres inmediatos, sin pensar en las consecuencias.

Cuando una rana ve moscas o lombrices frente a ella, se entusiasma tanto que le gustaría abalanzarse sobre ellas y tragarlas enteras. Mas, atrás de la rana está una culebra agazapada, lista para atraparla y engullirla. La culebra se alegra de haber encontrado su comida en forma de rana, la cual por el momento está entretenida con su propia satisfacción. La culebra ignora que hay un halcón alistándose para caer en picada sobre ella y atraparla con sus garras. El halcón está tan emocionado con la idea de cazar y comerse a la inadvertida culebra, que no se percata de que hay un hombre escondido entre los matorrales, listo para dispararle.

Ustedes también están tan entretenidos en satisfacer sus deseos y regodearse en los placeres por venir, que pierden de vista lo que los está acechando por detrás, a punto de abalanzarse sobre ustedes. Pierden su tiempo, sin empacho de los daños que pueden sobrevenirles en el futuro. No pueden conocer la hora, el lugar ni las circunstancias en que el peligro los podría asaltar. Por ello, tienen que santificar el tiempo del que disponen ahora y emplearlo adecuadamente, reconociendo que es precioso, e incluso sagrado.

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La juventud es el periodo más precioso de la vida

Puede ser que tengan la capacidad de gastar millones de dólares en comprar lo que les venga en gana, mas el tiempo perdido no se compra con nada. La juventud es el periodo más precioso y sagrado de la vida humana. Les brinda la excelsa oportunidad de emplear adecuadamente su tiempo y santificar su vida. El tiempo de juventud es como el agua de un río: corre y no se recupera jamás. La juventud tendría que reconocerlo. Empleen su tiempo adecuadamente, y sentirán gran satisfacción en la vida. Tomen plena conciencia de todos los aspectos que entraña el tiempo. Dense cuenta de cuán importante es. Anticipen lo que pueda ocurrir en el futuro y mantengan la mira en su meta, constantemente.

En el capítulo sobre devoción del Gita se dice que el tiempo es el elemento más importante de la vida, y que se debe de usar con sabiduría. El tiempo debería de emplearse para alcanzar a Dios. El Maestro divino enseñó en el Gita que aunque no se hayan desapegado de los objetos mundanos, si mantienen la imagen del Señor constantemente en su conciencia, y realizan su trabajo y sus deberes como adoración, ofreciéndoselo todo al Señor, tendrán una vida llena de beatitud.

Krishna le dijo a Arjuna: “¡Haz tu deber, Arjuna! Si tienes que luchar, lucha. Pero lucha pensando en mí; entonces no incurrirás en pecado. Si me ofreces tu todo y me instalas firmemente en tu corazón, no sufrirás las consecuencias de tus acciones. No se te está pidiendo que te vayas al bosque a hacer penitencia y abandones todo. No tienes que abandonar a tu familia, a tu esposa ni tus propiedades. Veas lo que veas, digas lo que digas, oigas lo que oigas, hagas lo que hagas, hazlo como parte de mi trabajo, y ofrécemelo. Ofréceme tu mente y tu inteligencia por completo. Es la manera correcta de santificar tu tiempo. Si llevas tu vida de esta manera, ¡te aseguro que estarás salvado!”

Desarrollen confianza en ustedes mismos y una firme determinación

Por desgracia, hoy en día no se ve en la gente la capacidad de renunciación: firme propósito, fe, compromiso profundo, y voluntad de ofrecer la mente y el intelecto por completo a Dios. La visión de la mayoría de la gente no está cimentada en la fe. Deben de cultivar la firme fe. No pueden saber qué tipo de vida les espera en el futuro, ni en qué circunstancias o en qué lugar se encontrarán mañana.

Nadie lo sabe más que el Señor. Si le ofrecen su todo, Él los protegerá en cualquier circunstancia. Tal nivel de renunciación requiere de gran confianza en sí mismos y de visión clara. Sea cual fuere su trabajo, deben de cultivar la determinación y una firme voluntad. Sin ello, no podrán lograr ni las cosas más simples.

Una pajarita puso sus huevos en la orilla del mar. Quería tener una vida cómoda. Las olas azotaron la orilla muchas veces, barriendo sus huevos. La pajarita se

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desanimó y casi desesperó porque cada que ponía sus huevos, el mar se los llevaba. Al tiempo, acabó sintiéndose muy molesta contra el mar. ¿Y qué podría hacerle una pajarita al inmenso mar?, ustedes pensarán. Pero ella no dudó de sí, ni se vio como una vulnerable pajarita enfrentando el gigantesco mar. Con férrea voluntad, decidió vaciar las aguas del océano. Esa fue su decisión y a ella se aferró con toda determinación. Noche y día se paraba en la orilla del mar, sorbía tantita agua en su piquito y la aventaba tras una colina aledaña. Gota a gota, determinó vaciar el océano, poniendo su fe en que al final lograría doblegarlo.

Cuando se percató de que solita no llegaría lejos, pidió ayuda a Garuda, el águila, vehículo del Señor Vishnu y dotada de poderes. Por intermediación de Garuda, pudo ganarse la gracia del Señor Vishnu. Entonces, el océano se asustó y humildemente le pidió disculpas a la pajarita, y le aseguró que esta vez no destruiría sus huevos con su oleaje, y le aseguró que podría anidar con toda confianza en la orilla. ¡Tan pequeña la pajarita y tan grande el mar! Ustedes suelen considerarse muy pequeños, mas no se desesperen ni pierdan la esperanza. No se desanimen creyéndose insignificantes ante Dios, a quien ven como infinito y poderoso.

Quizás piensen “¿Y por qué habría Dios de molestarse en prestarme atención? ¿Con qué podría yo agradarlo, cuando todo el cosmos le pertenece? Si ni siquiera los ángeles ni los seres divinos pueden verlo, ¿cómo podría yo contemplar su forma?” Pensamientos de desdén y no reconocimiento hacia ustedes mismos les impedirán llegar lejos. Mientras piensen de esta manera, no podrán obtener la gracia del Señor ni estarán realmente aptos para servirle. No se permitan tales raptos de fragilidad. Debes de instalar al Señor en su corazón y decirle: “¡Amado Señor!, sé que resides en el Universo, pero también en mi corazón. Te mantendré firmemente en mí con todas mis fuerzas. Es verdad que eres lo más grande entre lo grande. Mas también eres lo más pequeño entre lo pequeño. En tu forma reducida, moras siempre en mi corazón.” Si cultivan la fe en ustedes mismos, y una voluntad firme de albergar a Dios en su corazón, ciertamente lo alcanzarán y, por ende, obtendrán todo su poder.

El nacimiento es penoso, la vida es penosa y la muerte es penosa

Gautama Buda alcanzó el estado de iluminación a base de voluntad y duras penitencias. Un día, al enterarse de que su hijo estaba mendigando, el padre de Buda le envió el siguiente recado: “Ay hijo mío, tu abuelo fue rey, tu padre es rey y tú también lo eres. Me enteré de que aun siendo rey de alto linaje estás mendigando por comida. No faltan propiedades ni riquezas en el reino. Sobran los lujos. Puedes tener lo que quieras. No sabes cómo sufro al saber que, pudiendo disfrutar de todas las comodidades en palacio, te has dado a la mendicidad, durmiendo sobre el yermo suelo, viviendo la desdichada vida de un limosnero. Por favor, vuelve a palacio. Te ofreceré una bienvenida y dispondré todo para tu retorno. El reino te pertenecerá.”

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Buda escuchó el mensaje de su padre con total desapego y le habló así al mensajero: “Por favor dile al rey que en efecto mi abuelo era rey; mi padre es rey, y también yo lo soy. Pero renuncié a este mundo y creo que mis verdaderos padres son renunciantes, así como mis verdaderos ancestros. Si realmente deseas que vuelva a ti, deberás contestarme las siguientes preguntas: ¿Puedes tú salvarme de la muerte? ¿Puedes alejar la enfermedad de mí y preservar mi salud? ¿Puedes evitar que yo envejezca y me dobleguen los achaques? ¿Tienes la capacidad de librarme de estos males? Si puedes responder a mis preguntas, volveré de inmediato a palacio.”

Buda observó que el nacimiento es penoso, la vida es penosa y el final de la misma también lo es. Respondió a su padre de la forma correcta. Tras contemplar las penurias de la vida y ver el sufrimiento de tanta gente, se negó a continuar atrapado en la ignorancia y la ilusión, lo que habría sido muy necio de su parte. La vida de Buda les puede servir de lección. En el limitado tiempo que se les ha dado, deben descubrir su verdadera naturaleza. Éste es el verdadero objetivo de la vida humana. Su cuerpo se compone de cinco elementos, que algún día habrán de fenecer. El que mora en su cuerpo es la única entidad eterna. Cuando indaguen la verdad, descubrirán que no existe tal cosa como la vejez ni la muerte para el morador interno. Cuando puedan comprender que dicho morador interno -que es su propia naturaleza- es la divinidad misma en todo su esplendor, conocerán la verdad y disfrutarán de infinita paz.

El recipiente y el conocedor del recipiente

Otra manera en que el divino Maestro explicó el asunto del cuerpo y el morador interno fue en términos de: el recipiente y el conocedor del recipiente. Se entiende por conocedor una persona consciente y dotada del más alto conocimiento, mientras que el recipiente carece de conciencia y de conocimiento. ¿Cuál es ese recipiente despojado de conocimiento elevado? El cuerpo, con sus aspectos bastos y sus aspectos sutiles, que es la morada del Señor. Sepan que el Señor -poseedor de todo conocimiento y sabiduría- reside en el cuerpo. Su residencia está aquí en la Tierra.

En la vida diaria, se refieren a su cuerpo como “mi cuerpo”. Lo que dan a entender con ello es que ustedes no son el cuerpo sino que el cuerpo es suyo; les pertenece. De igual modo, el morador interno sabe que no es el recinto, sino que el recinto le pertenece. Cuando afirman “esto es mío”, están declarando que ustedes y el objeto son distintos. Cuando aseveran “este es mi pañuelo”, están señalando que hay una separación entre ustedes y el pañuelo, que el pañuelo es diferente de ustedes. Cuando afirman “éste es mi cuerpo”, significa que ustedes son diferentes del cuerpo. Del mismo modo, cuando el Señor declara que el recipiente es suyo, es libre de deshacerse de él en el momento que guste.

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El cuerpo les es dado para que descubran quiénes son realmente, para que reconozcan al morador interno. Sin el cuerpo, no podrían conocerlo; no podrían realizar ninguna actividad ni seguir ningún camino espiritual. Todo el trabajo que llevan a cabo -mundano o espiritual- sólo es posible con ayuda del cuerpo. El cuerpo consiste de 20 principios; éstos son: los cinco órganos de la percepción, los cinco órganos de actividad, los cinco alientos vitales, y las cinco envolturas. Si a éstos le agregan la mente básica, la capacidad para discriminar, el asiento de las emociones y memoria del corazón, el ego y el yo interno, hacen un total de 25 principios que componen a un individuo. Poseer dicho conocimiento sobre el cuerpo y sobre el espíritu que lo habita constituyen el camino de la sabiduría.

El mundo es ilusión

Tontos son los que nacen en la ilusión y crecen en la ilusión, sin reconocer su naturaleza ilusoria. El mundo entero es ilusión, los apegos son ilusión, la vida familiar es ilusión, la muerte es ilusión, todo lo que ves y lo que piensas es ilusión. La vida misma es una ilusión. ¿Dónde quedaron aquellos reyes y emperadores que se sentían tan ufanos de sus conquistas? Todos ellos fueron sepultados bajo el peso del tiempo. Los días, meses, años y eras se funden unas en las otras. El tiempo es fluir continuo, y en este fluir todo y todos -personas y objetos- son barridos. Algo que está siendo barrido por el tiempo no puede volverse el sostén de otra cosa que también está siendo barrida.

¿Quién puede salvar a quién? La única entidad permanente que no se esfuma con el tiempo y que puede cuidar de todo es el Señor. Sólo Él puede cuidar de todos. Él es el cauce estable del interminable río del tiempo. Agárrense de Él. Ese es el secreto de la vida. Ese es el sello del humano verdadero. Crean en el Señor y no crean en el mundo, es el modo correcto de vivir su vida y disfrutarla. Recuerden siempre estos tres principios:

En primer lugar: no se olviden del Señor, en segundo lugar: no crean en el mundo, y en tercer lugar: no teman a la muerte

Estos son los tres principios rectores para toda la humanidad.

En el Gita encontrarán los 64 atributos de un devoto verdadero. Es imposible que un individuo los posea todos. Si pueden practicar uno o dos de ellos, con eso basta. Pongan su fe en el Señor. Cuando desarrollen una profunda fe, no necesitarán nada más. Puede haber 50 cerillos en una caja. Si necesitan fuego, con uno solo que enciendan será suficiente. No necesitan encender los 50 fósforos. De igual modo, si existen 64 atributos, con uno solo que practiquen a la perfección será suficiente. El atributo más importante es el amor desinteresado. Swami ha dicho a menudo: “El amor es Dios; Dios es amor”. Si viven en amor y se sumergen en la divinidad, el Señor cuidará de todos sus asuntos. Krishna le

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advirtió a Arjuna: “Cuando tengas total fe en mí, tu devoción sea completa, y dejes todo por mí, me serás muy caro.”

Los cuatro tipos de devotos

La verdadera devoción no nada más consiste en realizar rituales como entonar cantos sagrados, repetir conjuros, hacer oraciones comunitarias o personales, o sentarse a meditar. La devoción consiste en poner fe inquebrantable en el Señor. Hay cuatro tipos de devotos: los que buscan gracias que aligeren su sufrimiento, los que buscan bendiciones para tener una vida plena y dichosa, los que se cuestionan sobre el significado profundo de la vida, y los conocedores de la más alta sabiduría.

El primer tipo le reza al Señor cuando está en dificultades o atravesando un transe difícil. Sólo entonces se acuerda del Señor para adorarlo.

El segundo tipo es el que implora al Señor por riqueza, posición y poder. Le ruega al Señor le dé progenie y larga vida, y sueña con poseer casas, propiedades, ganado, oro, joyas y cosas por el estilo para servir a sus semejantes. La mayoría de las personas procuran bienes mundanos, sin darse cuenta de que la verdadera riqueza es la sabiduría; la posesión más valiosa es el carácter noble, y la joya más preciada es estar inmerso en el amor de Dios. Ellos están deseosos de objetos mundanos, mas no comprenden el significado sutil y profundo de estas riquezas externas.

El tercer tipo de devotos siempre indagan acerca de la verdad. Constantemente se preguntan dónde está Dios, quién es Dios, cómo puede alcanzar a Dios, cuál es su relación con Dios, quiénes realmente son ellos. Al ingresar en esta etapa dan rienda a su indagatoria a fin de obtener conocimiento espiritual. En primer lugar, deben de responderse ¿Quién soy? ¿De dónde viene el mundo? ¿Cuál es mi meta? Se preguntan sobre estos temas e intentan comprenderlos mejor. Se acercan a personas elevadas, escuchan sus enseñanzas, los sirven, y estudian las escrituras sagradas. En el proceso, el conocimiento indirecto se vuelve directo, ya que las enseñanzas recibidas se pasan a formar parte de su experiencia interna.

Finalmente, una vez que han hecho suyas las enseñanzas, dejan atrás dicha etapa para volverse el cuarto tipo de devotos: los conocedores de la verdad, los poseedores de la sabiduría interna. Tal es auténtico conocimiento espiritual, trascendente, que alude a la experiencia de la unidad, la contemplación del Uno sin segundo.

Fijarse sólo en las cosas externas puede causarles infinito pesar. Si basan sus experiencias exclusivamente en el conocimiento mundano inevitablemente los aquejarán las reacciones que resultan de dicho conocimiento. Imagínense que dan

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un golpe sobre la mesa con cierta altanería. Pueden jactarse de haberle dado un trancazo, lo que seguramente le habrá dolido. Mas, para su decepción, al instante descubren que el objeto también los golpeó a ustedes con exactamente la misma intensidad, resultando igualmente lastimados por él. En el conocimiento mundano siempre encontrarán este tipo de respuestas. Hagan lo que hagan, se les devolverá; digan lo que digan, les rebotará; piensen lo que piensen, se les reflejará. Todo en el mundo trae aparejada una reacción, un rebote, un reflejo.

Mas en el reino espiritual no existe reacción, rebote ni reflejo. En dicho ámbito sólo existe conocimiento trascendente, que es el verdadero. Ahí no encontrarán cosas separadas; objetos que reaccionan, ni nada que les pueda rebotar, porque en el ámbito espiritual no existe un segundo. Sólo está el Uno. Doquiera haya una segunda entidad, surgirá el deseo de poseerla o de escapar de ella. En suma, surgirá un sentimiento de deseo, o bien, de temor. Pero cuando se sumergen en el conocimiento verdadero, no experimentan nada ni a nadie más; no existe un segundo. Entonces no surge deseo ni temor. A tal estado se le describe mejor como sabiduría: el más alto conocimiento. En dicho estado de exaltación, no perciben ni escuchan nada separado de su ser. Tan solo se sumergen en la dicha suprema. Es la dicha eterna de la divinidad.

La historia del hombre rico y sus cuatro esposas

Hay una historia que ilustra bien los cuatro tipos de devoción que aquí se han descrito. Una vez un hombre rico que tenía cuatro esposas tuvo que viajar al extranjero para un asunto importante. Pasó varios meses fuera. Antes de volver a casa, envió una carta a cada una de sus esposas avisando que volvería a casa en unas semanas, y que si necesitaban algo de aquel país, le enviaran su lista, que con placer las complacería en sus encargos.

La primera esposa era una mujer descontenta que padecía muchos achaques. Envió a su marido una lista de nombres de medicamentos, explicando que su salud no era buena y que le gustaría que le trajese medicinas del extranjero, que fueran de calidad. Su segunda esposa era muy codiciosa. Ella escribió “Querido esposo, por favor tráeme joyas, saris de fina seda y objetos de moda que sólo se venden ahí”. El hombre recibió su carta y se determinó a traerle dichos enseres.

La tercera esposa era muy devocional. Le pidió al marido buenos libros espirituales y vidas de santos que estuviesen a la venta en aquel país. Siempre se allegaba a lecturas espirituales que la inspirasen, por eso solicitó ese tipo de libros a su marido. La cuarta esposa -la favorita del hombre- sólo le dijo: “Amado mío, no necesito nada para mí. Me hará feliz verte de nuevo en casa, sano y salvo.”

Cuando el hombre volvió a casa, trajo todo lo que le habían pedido. La primera mujer recibió los medicamentos y tónicos del extranjero. La segunda mujer recibió sus joyas y saris de seda. La tercera esposa obtuvo las mejores ediciones de las escrituras, y otros libros sagrados. Entregados los regalos, se fue a quedar con la cuarta esposa, quien tan solo le había encargado: “Sólo ven sano a casa; no

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deseo nada más.” Ella sólo lo quería a él. Las otras tres esposas, celosas de la favorita pues el esposo se había ido donde ella, le reprocharon así: “Después de tanto tiempo sin verte, ni siquiera te has parado en casa para vernos. ¿A qué se debe? El marido respondió: “A cada una le traje exactamente lo que me pidió. Una de ustedes me pidió medicinas, y se las traje. Otra me pidió joyas, y se las di. Una me solicitó libros sagrados y se los compré. Pero una de ustedes sólo esperaba ver mi persona, así que aquí estoy con ella.”

Dios responde a las solicitudes de cada uno

El marido es el Señor y las cuatro esposas son los cuatro tipos de devotos. El Señor les dará exactamente lo que buscan. Si lo que quieren es a Él, Él se quedará alojado en su corazón. Dios es como el árbol de los deseos que concede hasta los frutos más exóticos. Responderá a los requerimientos de todos. Es omnisciente. Está en todas partes. Sabe lo que quieren y se los dará. En realidad, el mundo es una especie de árbol de los deseos. El Señor se vale del mundo para satisfacer sus deseos y atender sus antojos. Pocas personas entienden esto. He aquí una historia que lo puede ilustrar.

Había un caminante que llevaba andando largo rato bajo el sol. Al fin encontró un árbol y se sentó a descansar a su sombra. Estaba exhausto después de su calurosa caminata, y la sombra del árbol le trajo gran alivio. En eso le entró mucha sed y se dijo: “¡Qué bien me vendría un gran vaso de agua fresca!” De pronto, de la nada, apareció un vendedor de aguas frescas. El caminante estaba sentado debajo de un árbol de los deseos, sin saberlo. Tras beber el agua, le vino otro pensamiento “¡Qué bueno sería tener una almohada y una manta para poder descansar a gusto.” De inmediato llegaron a él una cama y una almohada, de la mano del Señor. Ahora se encontraba realmente cómodo.

Después que obtuvo la cama y la almohada, pensó”¡Qué cómodo se está en esta cama! Si tan solo mi esposa estuviera aquí” Al momento apareció su mujer. En esta ocasión, al llegar su mujer él realmente se atemorizó, por no estar seguro si se trataba realmente de su esposa o de algún demonio haciéndose pasar por ella. Al momento de pensarlo, aquella se transformó en demonio. Esta vez, presa de terror, exclamó: “¡Ay, Dios! ¿Me irá a tragar este demonio? No bien pronunció dichas palabras, cuando el demonio saltó sobre él y lo devoró entero.

La moraleja de la anécdota es que cuando se encuentren bajo el árbol de los deseos, deben de tener mucho cuidado con lo que piensan, porque sean cuales fueren, sus pensamientos se volverán realidad. El mundo en su conjunto es como un árbol de los deseos. Si sus pensamientos son buenos, los resultados serán buenos; si tienen malos pensamientos, obtendrán malos resultados. Por lo tanto, no deben de albergar sentimientos ni pensamientos negativos. Por eso Swami ha dicho a menudo “Hagan el bien, vean el bien; hablen del bien. Éste es el camino a Dios.”

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No son mortales; son inmortales

El mundo entero es creación de Dios; está saturado de su voluntad. En todos lados está Dios. No piensen mal de nadie. Logren total control sobre sus sentidos y alberguen sólo pensamientos positivos. Sean jóvenes o de edad, sólo deben permitir que entren a su mente buenos pensamientos; y traten de llevar siempre una vida buena. Este es el verdadero significado de ser humanos. El término sánscrito para humano es nara, que significa lo que no puede ser destruido, lo que inevitablemente retornará al Señor. Nara es aquel que no puede ser aniquilado, que es inmortal. Las antiguas escrituras declaran: “No son criaturas mortales; son hijos de la inmortalidad.” También se le dice manava al ser humano. Se refiere a aquel que es libre de ignorancia. Sin embargo, hoy en día todos se comportan neciamente. Sus pensamientos, palabras y acciones no dan debida cuenta de su humanidad.

Se ha dicho que es mejor morir que permanecer ciegos en la ignorancia. Tienen que erradicar la ignorancia y lograr que no regrese a ustedes. Si quieren disolver la oscuridad, necesitan acercar la luz. Donde hay luz, no puede haber oscuridad. Si desean librarse de la ignorancia, tienen que volverse sabios. Una vez que se vuelvan sabios, la ignorancia no tendrá pie de apoyo en ustedes y podrá ser removida. Para obtener sabiduría se requiere la gracia del Señor. Un gran poeta cantaba así: “Dios mío, si tengo tu gracia, ¿a qué le puedo temer? ¿Qué puede el destino contra mí?”

Su vida no debe de estar regida por la lujuria, la rabia, la avaricia, el apasionamiento, la soberbia ni los celos. Ellos son los enemigos a los que hay que conquistar y someter. Son la oscuridad, producto de la ignorancia. Su vida debe de estar regida por la luz y la sabiduría. Debe de basarse exclusivamente en la gracia de Dios. Desde ya, anhelen obtener su gracia y su sabiduría. Para obtenerla, piensen en Él dondequiera que estén, todo el tiempo y bajo cualquier circunstancia.

En la era de oscuridad que atravesamos, no existe mayor práctica espiritual. Repitan constantemente el sagrado nombre del Señor e instálenlo permanentemente en su corazón. Su vida será bendecida y ustedes devendrán un ejemplo para toda la humanidad.

Parte Dos: Camino de la Sabiduría

XV. Salgan de su engaño y conozcan su verdadero yo

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Krishna reconvino a Arjuna: “¡Abandona tu flaqueza de corazón! ¡Agarra coraje y lucha! Tu corazón endeble no es propio de un héroe!”

Encarnaciones del amor:

¿Saben qué tornó pusilánime a Arjuna? La ignorancia. Por su ignorancia se apegó al cuerpo, y al apegarse al cuerpo se sintió confuso y débil; entonces perdió su determinación y valentía, y no fue capaz de llevar nada a cabo.

Las pasiones y los apegos llevan al sufrimiento

Krishna le dijo a Arjuna: “Mientras seas débil de carácter, no podrás llevar a cabo ni la tarea más insignificante, pues te vas a arredrar. ¿Sabes acaso lo que causa el amilanamiento? El apego. Te dejas engañar por la ilusión de: mi gente, mi grupo, mis amigos. La posesividad ignorante nace de la ignorancia. El apego y el enceguecimiento siempre debilitarán tu carácter y te hundirán en la el sufrimiento. Ellos son los verdaderos enemigos que hay que combatir y conquistar.

“Mientras experimentes posesividad, y sigas pensando en términos de: yo, mi familia, mi gente, mis cosas, puedes tener certeza de que tarde o temprano estarás sufriendo. Debes remontar tu atención más allá del yo-mi-me-conmigo. Alíate a la voluntad divina. Pasa del egoísmo al altruismo; del cautiverio ve hacia la liberación”.

Hoy en día tal enseñanza resulta pertinente. Recuerden por ejemplo cuando el fotógrafo escolar sacaba fotos de los alumnos. En cuanto llegaban las fotos del laboratorio, comían ansias por ver su imagen en el álbum, y no mucho se interesaban en los demás. O recuerden cuando su papá volvía a casa tras un largo viaje, con regalos para cada uno de los hijos. Se entusiasmaban más con lo les traía a ustedes que con lo que le traía a los demás. Son ejemplos del egoísmo que normalmente prevalece. Deben de abandonar dicha mentalidad pequeña y cultivar una mente más abarcativa y desinteresada.

El apasionamiento destruye la valentía y la voluntad

Antes de la gran batalla referida en el Gita, Arjuna había participado en mucha batallas, sin caer presa de desaliento o apego. Mas se llenó de pesar cuando supo que entre los adversarios se encontraban nada menos que su abuelo, sus amigos y su maestro. Entonces lo abrumó su amor posesivo pues cayó en la idea del “yo-mi-me…” Mientras más se exaltaba este sentimiento en él, más se apesadumbraba. Anteriormente, cuando Krishna visitó al bando contrario en son de paz, Arjuna lo había desalentado, instándolo a guerrear de inmediato. Había

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intentado convencer a Krishna de que la paz fracasaría y que las palabras resultarían fútiles, y que sólo mediante la guerra podría ser restituido el reino que sus hermanos le habían arrebatado a Arjuna.

A la sazón, Arjuna le soslayó a Krishna “La lucha por el bien no podrá resolverse por medios pacíficos. El enemigo jamás aceptará tus términos de paz. Su odio y avaricia son inaplacables. ¿Para qué gastar tiempo y palabras con ellos? El bien y el mal no pueden coexistir pues son frontalmente incompatibles y jamás se mezclan. Tu misión no tendrá éxito.” Arjuna estaba muy decidido porque no veía a su abuelo, a su maestro, a sus parientes ni a sus amigos en el bando contrario. Antes de experimentar apego, Arjuna estaba muy decidido. Pero una vez en el campo de batalla, la visión de Arjuna se obnubiló. Su mirada se ensombreció, se le hundió el corazón, cayendo en confusión. Cuando vio a sus familiares y amigos en el lado contario, listos para pelear, su ánimo decayó y clamó a Krishna: “No puedo pelear.”

Cabe recordar que Arjuna estaba por combatir por el bien; y que se había preparado durante años para dicho enfrentamiento. Ya estaban en el campo de batalla y la guerra estaba por comenzar. ¿Qué momento era éste para reconocer a sus oponentes como parientes? Cuando Krishna escuchó a Arjuna, se sintió irritado. Le reclamó “¡Qué debilidad de carácter es ese! ¡No te queda bien! Un hombre intrépido como tú, que siempre ha caminado con la cabeza en alto como un héroe, ahora se ve encogido. Una persona pusilánime no puede ser mi discípulo. La guerra está por comenzar. Los preparativos para la guerra han demorado tres meses, y ya se establecieron los términos del combate.

“Si hubieses titubeado de inicio, ciertamente no me habría ofrecido a conducir tu carroza. Te muestras dubitativo, una vez que convenciste a parientes y amigos de adherirse a tu noble causa. Y ahora que los tienes aquí reunidos, acuestas las armas y te rindes ignominiosamente. ¿Es así como se comporta un héroe? Demeritas el espíritu altivo de tu linaje, cuyo juramento es el de proteger el honor y la rectitud. Si te muestras tímido y pusilánime, las generaciones futuras se mofarán de tu cobardía. Tomaste el nombre de Arjuna, ¡pero no estás viviendo a la altura de tu nombre!”

La ignorancia es la causa de todo sufrimiento

¿Cuál es el significado de Arjuna? Significa santidad y pureza. Para que un noble personaje como Arjuna acueste sus armas y decida no pelear en aras de la rectitud, sólo puede deberse a la ignorancia. Reconociendo la naturaleza de su desazón, el Señor resolvió eliminarla.

Krishna pudo haber enseñado las bases de la devoción, el cumplimiento del deber y la pureza de la acción inegoísta al comienzo del Gita. Mas prefirió no hacerlo así sino sólo después que Arjuna hubiese terminado su lamentosa arenga. Así pues,

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no lo interrumpió mientras hablaba. Esperó pacientemente a que terminara su indecisa perorata, y. finalmente preguntó: “¿Ya terminaste, Arjuna? ¿Ya desahogaste todos tus sentimientos?” Sólo entonces dio inicio a su enseñanza.

Igual que el estudiante se siente ligero después de un examen, Arjuna se sintió desahogado tras ventilar sus inquietudes. Fue entonces que Krishna le dijo “Flaqueaste, lo que es una horrible falla. Pero sé cómo ayudarte; ¡Yo te puedo curar! La ignorancia es responsable de la ceguera, y es lo que te está haciendo titubear.” Al punto, Krishna comenzó a instruir a Arjuna en la más alta sabiduría: el conocimiento que distingue al Yo verdadero del falso yo, lo eterno de lo efímero, lo sensible de lo insensible.

Cuando una persona ignorante se siente abrumada por la angustia, ¿qué se puede hacer para liberarla de su engaño? La situación es equiparable a un paciente que está en grave peligro. Lo primero que el médico tiene que hacer es ver que el paciente supere el peligro. Superada la crisis, el médico puede aplicar tratamientos a mayor plazo. Si el paciente está en peligro de muerte, los tratamientos administrados serán inútiles hasta que no se lo saque de la crisis. Una vez fuera de peligro, se puede recurrir a una variedad de procedimientos terapéuticos. Por ejemplo, si la persona casi se ahoga en un río, lo primero es sacarlo del agua, tenderlo en la orilla, y darle respiración artificial. A continuación se pueden aplicar otros tratamientos para aumentar su circulación y superar la conmoción inicial. Dichos recursos ciertamente no serían aplicables cuando se acaba de sacar al paciente del agua, medio ahogado.

Cómo se cura la ignorancia

Krishna le dio valor a Arjuna, salvándolo de sucumbir ante su propia congoja. La primera lección que le dio fue para discriminar entre el verdadero Yo y el yo individual. Así le habló: “Arjuna, mientras te sobrecojan el temor y la ansiedad, no podrás lograr nada. ¡Sé valiente! Sabe que eres el atma y no el cuerpo, entonces dejarás de temer. No podré ayudarte a alcanzar grandes metas, a menos que bases tus acciones en el conocimiento verdadero y te libres de temor.” En este punto, Krishna sonreía, pero Arjuna sollozaba.

El Señor ríe siempre. Quien solloza es el hombre. Krishna es el yo verdadero, Arjuna, el falso yo. Uno es la encarnación de la sabiduría; el otro está lleno de ignorancia. Krishna aseveró: “Me gustaría explicarte algunas cosas muy importantes. Nuestro comportamiento es distinto en este momento. Yo río y tú lloras. Pero podríamos ser iguales; yo podría volverme como tú, o tú ser como yo. Si me vuelvo como tú, mi carácter flaqueará. ¡Pero eso es imposible porque la debilidad jamás podrá entrar en mí! Y si tú te volvieras como yo tendrías que seguirme y acatar mis instrucciones.” A esto, Arjuna replicó: “Swami, haré lo que me digas. Seguiré tus órdenes sin chistar.” Cuando Arjuna reunió suficiente valor y

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determinación, Krishna lo ayudó a recuperar su voluntad. Desde ese momento, Arjuna se entregó a la batalla, siguiendo sin chistar las instrucciones de su Señor.

Krishna dio comienzo a sus sabias enseñanzas hablando del cuerpo y la mente. Dijo así: “Arjuna, tú piensas que esta gente son tus familiares y amigos. ¿Pero qué significan los términos pariente o amigo? ¿Se refieren al cuerpo o al morador interno? Los cuerpos son pompas de jabón que vienen y se van. Todos estos parientes a los que te sientes tan apegado, han existido antes en incontable número de cuerpos. ¿Fueron en ese entonces tus familiares? No. Tú también has existido innumerables veces en el pasado, y yo también. El cuerpo, la mente y el intelecto no son sino vestimentas. Son como la ropa que usas; la cambias de vez en cuando. Son instrumentos. ¿Para qué encariñarte con estas cosas, engañándote al respecto, para luego sufrir tanto pesar?

“¡Haz tu deber!” Todo el honor que se te debe como príncipe que eres te será rendido. Mas, en el campo de batalla no se puede flaquear. La valiente lucha por preservar la rectitud es totalmente incompatible con la flaqueza de espíritu. Mostrar pusilanimidad en el campo de batalla no es propio de un héroe. Tu causa es justa y tienes que dar la batalla. Por lo tanto, ¡lucha!” Con estas palabras Krishna liberó a Arjuna de su desánimo y lo ayudó a reunir coraje. Cuando el maestro terminó de dar su enseñanza en el campo de batalla, Arjuna había recuperado sus nobles ideales y fue capaz de enfrentar la gesta con renovado valor.

La guerra entre el egoísmo y el no egoísmo

El campo donde se libraría la batalla era un lugar tenido como sagrado. Ahí se habían realizado sacrificios y rituales auspiciosos. También era el sitio donde la dinastía que engendró a los cien hermanos malvados había realizado sus fechorías. Por ello, este sitio era a la vez sagrado y cargado de mal. Se puede comparar con el cuerpo humano.

Cuando se nace, el cuerpo es puro y sin tacha, pues no ha sido tocado por los seis enemigos del hombre: el deseo, la ira, la avaricia, el engaño, la soberbia y los celos. Un recién nacido es naturalmente alegre. Quien quiera que lo vea -sea un truhán o un rey- lo verá feliz. El bebé le sonríe a quien quiera que se acerque, ya vengan a besarlo o a lastimarlo. Como el niño es puro, su cuerpecito puede describirse como el campo de la rectitud. A medida que crece, el cuerpo se va cargando de imperfecciones como celos, odio, apego, avaricia, egoísmo. Entonces se vuelve impuro. Es por eso que el cuerpo puede considerarse tanto puro como impuro. En el joven corazón existen tanto las semillas del bien como del mal.

Las cualidades impuras se asocian a quien dice ‘mío’, o sea, a la tendencia posesiva. El significado interior de la batalla entre el bien y el mal con los cinco Pandavas y Krishna, por un lado, y los cien malvados Kauravas, por otro,

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representa la batalla que se libra al interior de cada individuo, entre el bien y el mal, la rectitud y la inmoralidad, el altruismo y el egoísmo.

Los Kauravas representan a quienes se aferran a lo que no les pertenece. Simbolizan la naturaleza posesiva. Consideran que el cuerpo es su ‘yo’. Si lo ven, toda la gente de mentalidad posesiva, de Kaurava, se identifica con el cuerpo y los sentidos. La gran guerra entre Pandavas y Kauravas duró únicamente diez y ocho días, mas el enfrentamiento entre el bien y el mal del hombre dura toda la vida. No tiene fin. Dicha batalla se libra en el propio cuerpo.

Con estas palabras Krishna explicó a Arjuna algunos de los puntos medulares sobre la guerra.

Previsión y Compasión: cualidades de un corazón puro

Se preguntarán por qué el Gita le fue enseñado a Arjuna. Entre los Pandavas, Dharmaraja, el hermano mayor, auténtico pilar de la virtud, podría considerarse más sólido espiritualmente que Arjuna. ¿Por qué, entonces, el Gita no le fue entregado a Dharmaraja, que era conocido por su destacada autoridad moral? Por lo que se refiere a destreza física, Bhima, el mejor dotado de los hermanos, pudo ser mejor candidato para que Krishna le entregase el Gita, mas éste no lo hizo así. ¿Por qué no? ¿Por qué se lo entregó a Arjuna? Entendámoslo a fondo.

Dharmaraja era la encarnación de la rectitud, pero no precavía las cosas; no pensaba en las futuras consecuencias de sus acciones. Cuando ya habían ocurrido las cosas, reparaba en las consecuencias y lamentaba lo sucedido. Veía lo que ya se había hecho mas no lo que estaba por ocurrir. Ahora tomemos a Bhima; sabemos que contaba con increíble fuerza física, mas no tenía demasiada inteligencia. Podía arrancar un árbol de raíz, pero du discernimiento era corto. Arjuna, por su parte, tenía visión de las cosas. Fue él quien le confesó a Krishna: “Preferiría morir que luchar contra mi propia gente, pues más tarde sufriré enormidades, incluso si ganamos la guerra.”

Contrario a la angustia de Arjuna por el sufrimiento que le ocasionaba la guerra, Dharmaraja estaba ansioso por combatir. Empero, cuando el enfrentamiento hubo terminado, Dharmaraja se agobió profundamente ante la masacre. Años antes lo habían involucrado en un juego de dados en el que perdió todo: su riqueza, su reino e incluso a su esposa. Después de ello fue presa de angustia y remordimiento. Siempre que una persona sin gran discernimiento ni visión toma decisiones en circunstancias difíciles, acaba arrepintiéndose después. También el rey Dasaratha, padre de Rama -la encarnación divina de cinco mil atrás- careció de visión y discernimiento.

En su tiempo, Dasaratha también tuvo que hacerse en combate para defender y preservar la rectitud. Llevó a su joven esposa, Kaikeyi, con él. Ésta había sido

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princesa en un reino de guerreros y estaba bien entrenada en el arte del combate. De hecho, fue ella quien entrenó a Rama en la arquería y estrategias de guerra. En medio de la lucha, una rueda de la carroza de Dasaratha se comenzó a zafar. Con tan solo uno de sus dedos, Kaikeyi mantuvo la rueda unida al eje, salvando con ello la vida de Dasaratha y la suya propia.

Tras obtener la victoria, el rey Dasaratha notó que el dedo de su esposa sangraba profusamente, y se sintió tan abrumado por sus ayes a la vez que deslumbrado ante su sacrificio, que le dijo así: “Kaikeyi, puedes pedirme las dos gracias que desees; que yo haré todo lo que está de mi parte para concedértelas.” Le otorgó dos gracias por haberle salvado la vida. Mareado como estaba, no se le ocurrió pensar en lo que ella podría maquinar, y no especificó el tipo de gracias ni el ni el momento de concedérselas. A ciegas, les prometió dos gracias a su esposa, sin prever las consecuencias.

Kaikey esperó hasta el momento en que el rey Dasaratha convino para entregarle el reino a su hijo Rama. Fue en ese momento que Kaikey le pidió que desterrara a Rama al bosque, y en su lugar destinase el trono a su hijo Bharatha. Al punto, el rey lamentó desesperadamente haber concedido a su mujer las gracias, sin condición. Demasiado tarde; la pesadumbre que ello le ocasionó, precipitó su muerte.

Sabemos que Krishna sentía profundo amor por Arjuna, pero ¿fue esa la razón por la que le enseñó a él el Gita y no a alguno de sus hermanos? No. Krishna ponderó bien las posibles consecuencias e implicaciones de su decisión, y concluyó que Arjuna era el más indicado para recibirlo. Él sí había anticipado las terribles consecuencias de la guerra, y al vislumbrarlas, se había negado a pelear. No se sintió mal al término de la guerra, sino antes de que comenzara. La capacidad de anticipar las consecuencias de la acción es propio de un corazón puro. El corazón de Arjuna ciertamente era puro y sagrado, por eso Krishna lo amaba tanto.

De pariente o amigo a discípulo

En aquel tiempo la gente vivía mucho más tiempo que la gente de hoy. En el tiempo de la guerra, Krishna y Arjuna eran bastante mayores de edad, en comparación con la norma actual. Habían permanecido inseparablemente unidos por más de setenta años. A pesar del tiempo juntos, Krishna nunca le había enseñado a aquél. ¿Por qué? Durante todos esos años, la relación entre ellos fue de cuñados y amigos íntimos, pero Krishna no le enseñó el Gita a Arjuna mientras éste vivió en la conciencia corporal.

En el momento en que Arjuna se rindió y aceptó ser discípulo de Krishna, éste se convirtió en su maestro y él, en su seguidor. No fue sino hasta después que Arjuna se rindió a Krishna, que éste le enseñó el Gita. Si realmente deseas adquirir

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conocimiento espiritual de otra persona, tienes que dirigirte a ella de discípulo a maestro, para que el conocimiento pueda transmitirse fluidamente.

Hay una historia similar acerca de un gran maestro en las antiguas escrituras. No existía mayor maestro que él, en su tiempo, con todo, él envió a su hijo a otro maestro para que lo versara en espiritualidad, en lugar de enseñarle él mismo. Y es que en tanto el hijo lo viera como a un padre, no podría considerarlo propiamente su maestro. En este caso, el hijo no podría ser adecuadamente instruido por él en la más alta sabiduría. Lo mismo ocurría entre Krishna y Arjuna.

Mientras se siguieran tratando como cuñados, Arjuna no podría recibir instrucción de Krishna. Mas, una vez que el afecto de cuñado se disipó y Arjuna se sintió en presencia del Supremo ante Krishna, pudo aprender de él.

Una vez que Arjuna pudo ver la divinidad de Krishna y se rindió a él, le declaró:

Tú eres mi madre,

Eres mi padre,

Eres mi pariente más cercano,

Eres mi amigo más entrañable,

Eres mi sabiduría,

Eres mi tesoro,

Eres mi todo,

Eres mi Señor, mi amado Señor.

Sólo entonces Krishna aceptó a Arjuna como discípulo. Le dijo así: “Haz mi trabajo. Haz todo por mí, que yo cuidaré de ti.” Lo más poderoso que Krishna hizo por Arjuna fue sacarlo de la conciencia corporal. Mientras persistan en la conciencia corporal, no importa qué camino se siga, ya sea el del servicio desinteresado, el de la devoción o el de la indagación interior, no podrán seguir la disciplina que los llevará a la meta. La conciencia corporal y los consecuentes apegos contaminan su corazón. A menos que éste se despoje de toda escoria, no podrá ser llenado con sentimientos excelsos. Si un botellón está lleno de agua, ¿cómo podría ser llenado con leche? Es preciso vaciar el agua primero. Después, Krishna le señaló a Arjuna: “La conciencia corporal te satura. Primero debes de librarte de ella para que yo pueda llenarte de pensamientos sagrados.”

Sean valientes, no tengan miedo, discriminen

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La enseñanza de Krishna intentaba curar a Arjuna de su enceguecimiento, y del pesar que éste le acarreaba. Los dos pasos más importantes del proceso consistirían en rendirse y liberarse de la conciencia corporal. Cuando no hubo más conciencia corporal en Arjuna, Krishna pudo revelarle la más alta enseñanza espiritual del autoconocimiento. Fue entonces que Arjuna despertó del sueño de la ignorancia. Krishna le dijo: “Hay muchas cosas que te causan pesar, pero la más determinante es la ignorancia. No has reparado en tu verdadera naturaleza, y te fuiste llenando de preocupación. Mas ahora clamas por Dios. Hoy clamas por rectitud. Clamas por mí. Cuando tú me reclamas, yo me ocupo de ti y te doy todo lo que necesitas.”

Ustedes lloran por muchas razones, ¿pero acaso lloran por Dios? ¿Lloran por cierto cuando se deteriora la rectitud? Cuando ello suceda, el Señor se establecerá en su corazón, los llenará de sabiduría, y los convertirá en instrumento de su misión. Mas para ello, deberán de ser fuertes y valientes. Krishna instruyó a Arjuna “Jamás te permitas la debilidad de carácter. Sólo cuando superes tu flaqueza, el poder divino podrá entrar y permanecer en ti. Si careces de valentía, hasta una oveja te podrá asustar, ¡y no se diga un ser malvado! Tienes que ser capaz de enfrentar cualquier circunstancia. Si te echas a correr, hasta los monos te van a atacar. Pero si te haces de un palo y defiendes tu terreno, los monos no se acercarán. Sea cual fuere la circunstancia, enfréntala; no le des nunca la espalda. Entonces podrás lograr lo que sea que te propongas.

Lo esencial de la enseñanza de Krishna es: ser valientes; no tener miedo El valor es lo primero que se necesita para lograr cualquier cosa. Se requiere valor y determinación, pero sin enceguecimiento. La determinación debe de acompañar a la valentía; sólo entonces se podrá tener éxito.

XVI. Si erradican la ignorancia, nunca más se sentirán apesadumbrados

Para obtener sabiduría, deben de hacer de la indagación un hábito. Dicha práctica los lleva a disociarse por completo de su mente y sus pensamientos. Lo que causa el apego es identificarse con la mente y sus impurezas. Al respecto, Krishna le señaló a Arjuna: “La timidez, la congoja y el pesar… en fin, todas las flaquezas y temores que sientes, están relacionados con la mente. ¿Qué te hizo caer en dicho estado? Las impurezas de tu mente, Arjuna. Te identificaste con la mente impura, y el resultado es el sufrimiento.”

Encarnaciones del amor:

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Su verdadera naturaleza es la dicha eterna

Se puede ver la vida como un río en el que confluyen diversas energías, sentimientos y estados mentales, que luego se vuelven a disociar. Se trata de los momentos de transición en que un estado deviene su contrario, o bien, cuando un momento se transforma en otro. Por ejemplo, la fusión entre el día y la noche, o el lapso entre el sueño y la vigilia, o la transición entre salud y enfermedad, son periodos de transición. El hito en que la dicha se convierte en pesar es otro ejemplo de ello. Al momento de la transición, no experimentan tristeza ni alegría. Cuando transitan de un sentimiento a otro, su mente está equidistante y no se ligan a una emoción ni a la otra. Mas dicho estado no dura mucho tiempo. Pronto el sentimiento los inclina hacia el lado contrario, tornándolos dichosos o apesadumbrados. Desde luego, ustedes sólo quieren dicha y no pesar, pero para poder ingresar en dicho estado tienen primero que trascender el ámbito de los sentimientos efímeros.

Cuando toman conciencia de dichos estados transitorios, se percatan de que la verdad inmutable no está en ninguno de los dos polos de la vida. El camino de la sabiduría les revela que su esencia es la dicha eterna. Su verdadera naturaleza trasciende los estados temporales de alegría y pesar. En cuanto se identifican con su yo inmortal, los pares de opuestos no los afectan más. El camino de la sabiduría les señala la senda hacia la dicha eterna mediante la práctica del desapego y el discernimiento. Su práctica debe de estar cimentada en el amor inquebrantable que experimenten hacia la divinidad que está presente en todo lugar.

Ustedes son espíritus puros y su cuerpo, el ropaje exterior

En el Gita encontrarán referencia al amo de los sentidos, y a alguien que logró adquirir control sobre ellos. Krishna era el amo de los sentidos y Arjuna, el que llegó a controlarlos. Mas al principio Arjuna estaba inmerso en la conciencia somática, sobre la que no tenía ningún control. Su preocupación comenzó cuando pensó en las consecuencias que tendría la guerra contra sus parientes y amigos. Lo destrozaba pensar en lo que ocurriría tras la aniquilación de aquella gente. En otras palabras, el pensamiento de Arjuna se basó en la conciencia somática. Se puede concebir el cuerpo como una vasija o atuendo que el alma viste. Es natural quitarse una prenda de ropa sucia, reemplazándola por una limpia. Del mismo modo, uno se deshace de un cuerpo y se viste con otro. Krishna mostró que la muerte es semejante a quitarse una vieja prenda de vestir.

Piensa que te vas de peregrinación y en el viaje te compras una tela. Al regresar a casa, la guardas en el armario. Y después de diez años, metes mano en tu armario y te la vuelves a encontrar. Entonces te acuerdas de que la compraste hace diez años. Le llevas tu tela a un sastre para que te haga una camisa con ella. Un día, usando tu camisa, te agachas ¡y se te rasga por atrás! Pensaste que se

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trataba de una camisa nueva, ¡sin embargo se rasgó rápidamente! ¿Pero por qué duró tan poco? Es que la tela era vieja. La camisa era nueva pero la tela provenía de un surtido viejo. Usar el cuerpo poco tiempo puede dar la impresión de que uno se está deshaciendo de ropa aún nueva. Pero la tela proviene de un surtido muy viejo, que ahora tú usas tras muchos nacimientos previos.

He aquí otro ejemplo que te permitirá entender el punto. Tenemos dos personas, una joven y una de edad. El joven de diez y ocho años ha estado golpeando una piedra con un martillo. Tras veinte golpes aun no logra quebrarla, entonces se sienta a descansar. A continuación se acerca la persona de edad y con tan solo dos golpes de martillo la rompe. ¿A qué se debe el sorprendente resultado? La piedra no se pudo romper con veinte golpes que le asestó un musculoso joven, sin embargo se quebró con tan sólo dos golpes aplicados por un anciano de ochenta años. El engaño consiste en pensar que fueron los dos golpes aplicados por el anciano los que fragmentaron la piedra. En realidad, ésta cedió tras un total de veintidós impactos: los veinte del joven más los dos del anciano. ¡Fue eso lo que la acabó quebrando!

El actual es uno de los muchos cuerpos que han usado

En otras vidas tal vez realizaron algunas prácticas espirituales y quizás hasta tuvieron algunas experiencias extraordinarias, tras lo cual su vida terminó. Ahora, en su vida actual retoman su trayectoria espiritual, de modo que antes aun de llegar a la mayoría de edad pueden alcanzar cierta satisfacción interior. Al abordar el tema, quizás sólo tomen en cuenta lo que lograron o no lograron en la vida. Pero a los ojos del Señor, todos los esfuerzos que realizaron en vidas anteriores y sus consecuencias, son tomados en cuenta. Krishna le habló así a Arjuna: “Hijo querido, al final, todos los cuerpos son destruidos por el tiempo. Sabe que has habitado muchos cuerpos y has pasados por innumerables ciclos de nacimientos y muertes, tan antiguos como el tiempo.”

El significado de la palabra ‘cuerpo’ en sánscrito significa “lo que se gasta”. El cuerpo comienza como un pedacito de carne. Al crecer, se convierte en un hermoso y atractivo cuerpo, pero al final se aja, perdiendo fuerza y lozanía. El cuerpo en sí mismo es inerte e insensible. Atraviesa una serie de cambios que, a la larga, lo gastan. Ahora bien, se preguntan cómo puede el cuerpo ser inerte e insensible si habla, camina, vive, mira, escucha, siente, experimenta dolor, está lleno de actividades. ¡El cuerpo no puede ser insensible! Pero vean bien, una vez que le dan cuerda a un reloj, se echa a andar y comienza a trabajar. A partir de ese momento, las manecillas giran y el reloj da las campanadas cada hora. Mas eso no es suficiente para afirmar que el reloj esté vivo. Es sólo que la energía que le imprimió la cuerda le permite funcionar adecuadamente. Del mismo modo, la fuerza que Dios le imprimió a su cuerpo le permite hablar y realizar sus funciones. Sin el principio divino que lo anima, no podría funcionar, de igual modo que el reloj no podría funcionar sin cuerda.

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Pero ahora surge otra cuestión. Mientras el reloj trabaja, no cambia de forma y tamaño. En cambio el cuerpo vive creciendo. Si es una cosa inerte, ¿cómo se explica que crezca? Las cosas inertes no crecen. Sin embargo, si barren recogen el polvo en el recogedor, verán que hasta el polvo puede crecer. Cuando alimentan el cuerpo con alimento variado, el cuerpo también crece. A medida que el alimento se acumula dentro, el cuerpo se estira. Un montón de polvo puede crecer, lo que no significa que esté vivo. De igual manera, no porque el cuerpo crezca, deben de inferir que está vivo. El cuerpo no es más que una cosa inerte. Sin embargo está saturado de conciencia ya que su fundamento es la divinidad. Recuerden cuál es el fundamento del cuerpo. La conciencia divina es quien sostiene y activa el principio divino en el cuerpo y en todos los seres.

Ignorancia es desconocer su verdadera naturaleza

Cuándo Krishna llamó a Arjuna de ignorante ¿acaso quiso decirle que carecía de educación? No, de ninguna manera. Arjuna era diestro en diversas áreas: artes marciales, administración y muchas más. Pero carecía del conocimiento espiritual. En ello era ignorante. La gente utiliza sus talentos y se especializa en un área del conocimiento en la cual se vuelve experto. Unos colocan su talento en la música, otros en la poesía, otros desarrollan la pintura y la escultura. En ciencias, unos adquieren maestría en física, otros en química, otros en matemáticas, aun otros en biología. Así, cada quien puede hacer valiosas contribuciones al conocimiento en su área de especialidad, mas no tienen idea de otras áreas.

El único que domina perfectamente todas las áreas del conocimiento es Dios. De ahí que se lo considere omnisciente. Quien es omnisciente es también omnipotente y omnipresente. Solamente Dios posee las tres cualidades: omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia. Conociendo el pasado, el presente y el futuro, y sabiendo que Arjuna ya estaba listo, Krishna decidió transmitirle las grandes verdades espirituales. Le dijo así: “Reconoce la naturaleza efímera del cuerpo; no olvides que es cambiante. Teniendo esto en cuenta, cumple tus obligaciones. Para empezar, debes deshacerte de todos tus apegos. El apego al cuerpo te tiene abrumado. Es muy peligroso porque destruye tu discernimiento.” He aquí una historia que lo ilustra.

El peligro de apegarse al cuerpo

En una ocasión, Indra, el señor de los cielos, recibió una maldición que lo condenó a nacer como cerdo en la Tierra. Nacido cerdo, pasaba la vida retozando con su familia en el lodazal. El sabio Narada pasaba por ahí y reconoció a Indra reducido a esa indigna forma. Como lo amaba y sintió compasión; y le dijo: “Mira a qué baja forma te ves reducido. ¿Cómo vino a suceder? ¿Cómo puedes, siendo un dios tan poderoso, amo de todos los cielos, verte disminuido así? Mas no te preocupes, yo

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te sacaré del apuro. Te ayudaré mediante los poderes que acumulé con penitencias.” Narada le habló fraternamente, lamentando que alguien que podría estar disfrutando de los cielos, hubiese caído tan bajo. ¡Qué infortunio le había sobrevenido a este ser!, pensó. Entonces Indra, en su forma de cerdo, replicó: “Narada, ¿por qué te opones a mi felicidad? El goce que obtengo al batirme en el lodo es algo que no tendré en ningún otro lugar. La sensacional vida que llevo en el chiquero con mi esposa e hijos no la tendría ni en el cielo. ¿Por qué interfieres en mi dicha? Toma tu rumbo y déjame en paz, por favor.” Engañado por la ilusión del apego, Indra no se percataba de su situación. Narada entonces recurrió al arma del mismo Indra -el trueno- para disolver su forma de cerdo y hacerlo salir de su prisión de apegos y conciencia corporal.

Bajo el influjo del apego, fácilmente se engañan por completo. Se debe al poder irresistible de la maya, que vela la verdad y la oculta a la vista. Si desean destruir el poder de la ilusión, tienen que conocerse a sí mismos. Así pues, Krishna se propuso capacitar a Arjuna en el autoconocimiento. Las personas sólo podrán realizar su trabajo y cumplir con sus obligaciones correctamente cuando se conozcan a sí mismos. Sin dicho conocimiento, no podrán entender ni siquiera las actividades de la vida mundana.

Escuchar enseñanza espiritual los puede ayudar sólo hasta cierto punto. Al momento de escuchar el Gita se sienten bien, se llenan de dicha. Todo parece sencillo. Pero la exaltación es temporal. A la hora de llevar la enseñanza a la práctica es cuando surgen las dificultades. Es cuando deben de porfiar en su esfuerzo. La enseñanza no tendrá gran efecto a menos que la lleven a la práctica. Sea lo que fuere que hayan escuchado o leído, deben de compenetrarse y hacerlo suyo. Sólo entonces podrán sacarle provecho.

Deben de vivir las enseñanzas

Un gran sabio que iba de peregrinaje llegó a una aldea en el sur de India. Un grupo de personas se hallaban reunidas en el templo, donde un maestro erudito exponía sus enseñanzas sobre el Gita. El expositor leía el texto, los discípulos repetían los versos, y luego aquél hacía los comentarios pertinentes..En eso, un discípulo que estaba sentado en un rincón comenzó a llorar profusamente. Los demás sostenían su texto del Gita, repetían las líneas, y escuchaban atentamente las palabras del maestro. La expresión de sus rostros cambiaba a medida que se explicaba el texto. A veces se veían alegres, en ocasiones serios. Pero el discípulo del rincón no parecía estar experimentando nada parecido. Su expresión no variaba. Sólo lloraba.

El sabio lo observó, y dirigiéndose al hombre le preguntó. “¿Por qué lloras? Si el Gita se está exponiendo de un modo tan alegre, ¿por qué llorar?” El hombre replicó: “Maestro, no sé quién es usted; no entiendo el sánscrito, y no puedo pronunciar los versos. Como no hablo sánscrito, prefiero no intentar pronunciarlo,

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so pena de cometer errores graves de y pecar con ello. Entonces, me limité a visualizar a Krishna entregándole el Gita a Arjuna en el campo de batalla. Krishna iba sentado adelante, como auriga; Arjuna viajaba en la parte de atrás. Lloro porque me imagino a Krishna volteando a atrás todo el tiempo mientras convence a Arjuna de tan grandes verdades. Con la cabeza vuelta hacia atrás tanto tiempo su cuello debe de haberse adolorido. Si Arjuna se hubiese sentado al frente y Krishna atrás, no le habría sido tan difícil al Señor dar su mensaje. Sólo de pensarlo me da mucha pena.”

El sabio reconoció a un verdadero devoto en aquel hombre, que estaba completamente absorto en la charla, lleno de amor al visualizar a Krishna revelándole el Gita a Arjuna. Se había compenetrado tanto del relato, que él mismo se había vuelto parte de Krishna. El sabio puntualizó que experimentar dichos sentimientos era mucho más elevado que escuchar y repetir versos por sí mismo.

En este mismo momento en que estamos comentando el Gita, algunos de ustedes están escribiendo todo diligentemente en sus cuadernos, mientras otros sostienen el libro en sus manos, siguiendo las líneas para aprenderse los versos. Estas son actividades externas que no suscitan mayor devoción. Si realmente desean que su corazón capte la esencia de la enseñanza y reboce devoción, procuren llevarlo a la experiencia interior.

Háganlo poniendo en práctica los versos en su vida cotidiana. Con que practiquen uno solo de ellos será más que suficiente. ¿Qué caso tiene que contemplen cien? Si saturan su cabeza con todo el contenido del libro, ¡su cabeza se transformará en otro libro! Lo que cuenta es lo que llegue a imprimirse en las páginas de su corazón. Aunque una sola de las enseñanzas quede en ustedes, ¡será todo lo que necesitaban! Dejen que su corazón reboce amor. Con eso es suficiente. En lugar de llenar la cabeza de intelectualidades y conocimiento libresco, ¡es preferible llenar de amor su corazón!

La ignorancia debe de ser erradicada por completo

Krishna le dijo así a Arjuna: “No tiene caso que te lamentes y acongojes, si fincas tus sentimientos en el apego y las relaciones corporales. Vuélcate hacia el interior; vuélvete introspectivo. Entonces comprenderás lo que te expongo. Te estás apesadumbrando por quien no hay necesidad de apesadumbrarse. Te estás sintiendo miserable sin razón. No tienes que sufrir. Remueve por completo la ignorancia de tu corazón. Cuando no quede vestigio de ignorancia en ti, podrás alcanzar la sabiduría.”

La ignorancia es como el fuego. Supongan que el fuego se extinga casi por completo pero queden unos cuantos rescoldos. Si sopla brisa y saca chispas, éstas pueden reavivar los rescoldos y provocar enormes llamaradas. Por ello, no

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debe de quedar el mínimo remanente de fuego. La ignorancia también se compara a una enfermedad. Supongan que la enfermedad está prácticamente superada, mas no del todo. Si al llegar del hospital, abandonan su dieta médica, la enfermedad puede volver a cundir. Por eso deben de sanar por completo. La ignorancia también es comparable con estar endeudado. Supongan que ya saldaron sus deudas salvo una pequeña cantidad de cien dólares. Pero si dejan que se acumulen los intereses, ¿qué va a suceder? La deuda se comenzará a acumular de nuevo. Por ello, tienen que saldar sus cuentas de tajo. Por lo mismo, si quedan huellas latentes de apego y deseo en su corazón, el prurito puede avivarse de nuevo. Por eso Krishna le advirtió a Arjuna: “Si queda en tu corazón la menor traza de apego, todo lo que yo te enseñe será en vano. Tienes que destruir los apegos por completo, los cuales han sido largamente alimentados por la ignorancia que obnubila tu corazón. Te estoy enseñando el camino de la sabiduría para que logres tu objetivo.”

La enseñanza de la sabiduría es una parte extremadamente importante del Gita. Cuando comprendan la diferencia entre el verdadero yo -el atma divino- y el falso yo, asociado al mundo, todas las otras cosas resultarán fáciles de entender. Tienen que concentrarse durante varios días, a fin de distinguir en lo más profundo de ustedes la diferencia entre lo real y lo no real, para posteriormente desapegarse de lo que no es real. Es la parte medular del camino de la sabiduría.

Cada palabra de las enseñanzas es una rara gema. Sólo cuando comprendan a fondo la naturaleza del camino de la sabiduría, comprenderás el Gita en su totalidad y podrán llevar una vida libre de tristeza y pesadumbre.

XVII. Dominen sus sentidos y el mundo estará a sus pies

Dondequiera que busquen, dondequiera que escudriñen, ya sea que rastreen la tierra, los cielos o en el infra mundo, lo que van a encontrar son los cinco elementos y nada más que los cinco elementos. No hay nada más en ningún mundo. Todo lo que siempre han deseado, lo que siempre han usado, lo que se les había perdido…, toda la miríada de cosas no son sino expresiones múltiples de los cinco elementos fundamentales.

Encarnaciones del amor,

Todo en el Universo, todo lo que alguna vez fue creado, todo lo que pudiera ser concebido, está hecho de aspectos densos o sutiles de los cinco elementos, a saber: éter, aire, fuego, agua y tierra. Las incontables variaciones de dichos elementos están en perpetuo cambio a lo largo del tiempo. Son temporales, y se reciclan incesantemente, pasando de un nombre y forma a otros nombres y formas.

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La naturaleza transitoria de las cosas

La flor que desabrocha hoy, se marchitará mañana y entrará en descomposición más adelante. La comida guisada hoy se echará a perder mañana, y se volverá tóxica al día siguiente. Una vez que se eche a perder, no podrán devolverle su frescura. La hermosa forma de hoy, se tornará fea mañana. Incluso los átomos que hoy forman la materia de la luna pueden acabar en la tierra mañana, y átomos que son parte de la materia terrestre pueden acabar en la luna más adelante. Los átomos que forman el cuerpo humano, en siete años son relevados por completo. Sería tonto pensar que el cuerpo y los sentidos, hechos de los cinco elementos, sean permanentes, o que cualquier otro objeto hecho de dichos elementos pudiese tener larga duración. Sólo los sentidos siguen persiguiendo tales objetos externos y transitorios.

El Gita ha demostrado que el complejo formado por cinco elementos impermanentes que llamamos cuerpo, mente y sentidos, posee 24 principios. Los órganos de los sentidos son: orejas, piel, ojos, lengua y nariz. Los órganos perciben los objetos externos a través de los sentidos: oído, vista, olfato, gusto y tacto. Los órganos de los sentidos y los sentidos guardan estrecha relación. Sin los sentidos, los órganos de los sentidos no podrían funcionar. Por ejemplo, se puede tener ojos mas no vista; se puede poseer orejas, pero no oído; se puede tener lengua y sin embargo no tener gusto.

Los veinticuatro principios impermanentes

Además de los sentidos y sus órganos correspondientes, existen los cinco flujos que inyectan vida a las funciones corporales. Uno de ellos es la respiración, otro la evacuación, el tercero, la circulación, el cuarto, la digestión y el quinto es el flujo más elevado, que activa los centros superiores. Además de estos quince principios ya mencionados, se encuentran las cuatro facultades del “instrumento interno”. Éste se compone de los diversos aspectos de lo que llamamos “mente”. Comprende: la facultad de pensar, que analiza y reacciona; la facultad de intuir, llamada también buddhi, que reconoce el propósito profundo de la vida y es capaz de discriminar entre lo real y lo irreal; de la manifestación subjetiva e individual o ego, asociada a la personalidad; y del cúmulo de sentimientos y memoria en la que se acumulan los efectos de todas las acciones pasadas.

Los elementos mencionados están contenidos bajo lo que se puede ver como cinco envolturas concéntricas, donde cada una contiene a la anterior, y cuyo grado de sutileza va en aumento. La envoltura más densa es el alimento, que incluye al cuerpo físico, hecho de materia. Le sigue la primera capa sutil e intangible -la capa vital-, relacionada al aliento y a la energía física. A continuación está la envoltura media, relacionada a la mente inferior. La cuarta es la envoltura intelectual, asociada a la mente superior que contiene el buddhi -intuición, discernimiento-. Las tres últimas envolturas: la vital, la mente y el intelecto, constituyen el cuerpo

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sutil del ser humano. Por último, se encuentra la envoltura de la dicha, la más sutil de todas. Es conocida como cuerpo causal; ella se encuentra allende los aspectos mentales y es, de hecho, la fuente donde se origina todo el material mental. En ella sólo resta un delgado velo de ignorancia que oculta al verdadero Yo, que en sí es dicha pura.

El ser inmortal. Más allá del sujeto temporal

Estos 24 principios son los que configuran al ser individual. La enseñanza de la sabiduría los aborda con el fin de que realicen el principio trascendente que yace allende todos ellos. El atma, el ser inmortal, es la realidad que subyace a dichos principios, sin ser afectada por ellos. Es la verdad inmutable, en tanto que los 24 principios -que están en continuo cambio- son manifestaciones de la ignorancia. Los 24 principios dan lugar a la ilusión, la culpable de que ustedes se vean a sí mismos como seres separados. Si basan su vida en aspectos transitorios, ¿cómo podrían conocer la dicha eterna, que es su verdadera naturaleza y no se rige de ninguna manera por fuerzas inestables?

Las alegrías que experimentan a través de los sentidos, y que parecen tan placenteras en el momento, muy probablemente les causarán pesar más adelante. Son alegrías que van y vienen; no son permanentes. Krishna hizo hincapié en que no le den crédito a los sentidos, pues los pueden extraviar. Independientemente de su educación, su cargo, su posición social, si no llegan a controlar los sentidos, no obtendrán la paz mental. Ésta sólo se puede obtener teniendo control de los sentidos. Quizás piensen que controlar los sentidos sea demasiado difícil para ustedes, pero en el Gita, Krishna enseñó muchas maneras de dominarlos.

Lo noble y lo innoble

Krishna comenta en el Gita que hay dos tipos de personas, las nobles y las innobles. Las personas nobles siguen el camino recto, el camino sagrado. Procuran la compañía de gente elevada y practican las enseñanzas espirituales. Como resultado, experimentan las profundas verdades y disfrutan de la vida interior. En contraste, están los que albergan pensamientos no santos y cuyo corazón es impuro; dichas personas viven atrapadas en la ignorancia, y no llevan vidas correctas. Se puede decir que El comportamiento negativo de éstas es lo opuesto a la conducta ejemplar de las personas nobles, del mismo modo que la oscuridad es lo opuesto a la luz. Podemos describir estas dos categorías como la de los dioses y la de los demonios, o bien, la de los seres de luz versus los seres de oscuridad. Krishna reconvino a Arjuna: “Hasta ahora había creído que eras noble, un auténtico guerrero, pero veo que estás entrando en el camino equivocado. Te estás deslizando hacia la oscuridad. Te estás inclinando hacia lo

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no elevado. Sería inadecuado que te consideraras noble, pues estás dando muestras de lo contrario”.

Krishna amonestó así a Arjuna en varios ocasiones con el fin de azuzarlo para que realizara un esfuerzo sobrehumano y manifestara las cualidades de su verdadera nobleza. Le dijo así: “La principal causa de tu pesar es tu apego, y la raíz de tu apego es la ignorancia. Por ignorancia permites que tus sentidos gobiernen tus acciones. Si quieres liberarte de todo apego y pesar, tendrás que dominar tus sentidos, comprender claramente su naturaleza. Durante la travesía de la vida, los sentidos tienen su importancia; son como los caballos de la carroza que puede llevarte a la meta. Pero sólo cuando los caballos son enteramente controlados por ti, carroza y conductor están realmente a salvo. Si se desbocan, la carroza y su auriga la pasarán definitivamente muy mal. Por lo tanto, si deseas llegar sano y salvo a la meta, debes de controlar tus caballos. En otras palabras, tienes que alcanzar total dominio sobre tus sentidos.”

La naturaleza de los sentidos

Cuando Krishna habló de los sentidos, mencionó que éstos tienen la capacidad de medir. Por ejemplo, la lengua siente el gusto de la comida, y determina si algo es dulce o amargo. Lo hace midiendo la relativa dulzura o amargura del alimento. De manera similar, los oídos determinan si una música es melodiosa o no, y los ojos discriminan la belleza de las cosas que ven. Cada uno de los sentidos mide una cualidad diferente. Krishna también mencionó algunas limitaciones de las que adolecen los sentidos, así previstos por Dios para asegurar su buen uso. Por ejemplo, pueden usar la nariz para oler y respirar. Si la usan correctamente, están obedeciendo los mandamientos del Señor y ciertamente se beneficiarán de ello. Si en lugar de usar la nariz para oler cosas buenas, la usan para inhalar sustancias perjudiciales, no la estarán usando como Dios manda.

En cuanto a la lengua, tienen el suave recordatorio del Señor: “Hijo mío, usa la lengua para hablar con suavidad y no para lastimar a otros. Usa palabras que generen alegría.” La otra función de la lengua también debe de ser atendida. Hay que usar la lengua para ingerir comida pura y fresca, llena de proteínas y vitaminas. Por otro lado, si usan la lengua y sentido del gusto para fumar y beber, estarán haciendo mal uso de ella y estarían desobedeciendo las órdenes del Señor, al ocasionarse daño. Así pues, deben de emplear cada uno de sus sentidos para la tarea que les fue asignada por Dio. Entonces estarán cumpliendo con el propósito para el cual existen. El comportamiento así atemperado los ayudará a alcanzar la meta de su vida.

En función de los sentidos, a veces experimentan pesar y a veces alegría. Mas dicho sentimiento no proviene directamente de ellos. Sólo cuando los sentidos entran en contacto con el objeto externo es cuando surgen las emociones. Por ejemplo, hagan de cuenta que se quedan un tiempo en casa de un amigo, en una

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ciudad vecina, y durante su ausencia ocurre algo en su casa. Sea lo que fuere, bueno o malo, no les daría pesar ni felicidad, tristeza ni alegría, si sus oídos no escuchasen nada acerca del acontecimiento. Mas, en cuanto reciben un telefonema y se enteran de lo que ocurre, se alegran si se trata de algo bueno, y se apesadumbran, si son malas noticias. Únicamente cuando los sentidos acceden al objeto percibido, ustedes experimentan dicha o pesar.

Quien se apega a los sentidos, por ellos es destruido

Existe un gran número de objetos perceptibles en el mundo, pero cuiden que sus sentidos no entren en contacto con demasiados de ellos, pues son impermanentes. Al verse seducidos por boberas, su vida se torna mezquina e impura. Lo pueden ver en personas que cayeron víctimas de uno o varios de sus sentidos. Los venados, por ejemplo, son cautivados por ciertas melodías, entonces caen presa fácil de sus captores. Se puede decir que el venado cae por el oído. Un enorme elefante puede ser controlado mediante el tacto; cae por el tacto. Varios animales pueden ser controlados por medio de alguno de los sentidos. Las palomillas se sienten fuertemente atraídas hacia la luz, aunque ésta pueda destruirlas. El pez muerde el anzuelo; “por la boca muere”. La abeja entra en la flor, cautivada por su olor, quedando atrapada cuando ésta cierra sus pétalos en la noche.

Cada criatura es atrapada por alguno de sus sentidos. El hombre cae por sus cinco sentidos. En ese sentido es más vulnerable que cualquiera de los animales mencionados. Pon atención a la historia siguiente.

Hubo una vez un sabio que dio en pasear por el país. Veía en cada uno de los cinco elementos a un maestro. Cuando estuvo a la orilla del mar, disfrutó de ver las olas y la textura del mar. Estaba en contemplación cuando llegó una ola que descargó unos desechos sobre la playa. Notó que la basura que caía en el mar, era arrastrada fuera por éste. Entonces pensó,“¿Por qué será que siendo tan vasto y profundo, el mar expulsa cualquier basurita que le cae dentro? ¿No podría engullir siquiera una minúscula impureza?” Se quedó pensativo, y en su ensimismamiento comprendió que si el océano permitiese que se le quedara aunque sea la mínima suciedad dentro, los desechos se irían acumulando día con día, y al tiempo el mar estaría saturado de contaminación. Concluyó que seguramente desde el principio, el mar había decidido no quedarse ninguna impureza en su seno, para permanecer puro y cristalino.

Al igual que el mar, arrojen desde el primer momento todo pensamiento impuro de su mente, por pequeño que sea. No dejen que ni la mínima turbiedad manche su corazón. Arrójenla fuera antes de que enraíce. Si la alojan creyéndola insignificante y no digna de preocupación, comenzará a expandirse internamente.

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Por lo tanto, si entienden cómo funcionan los sentidos y logran darles exclusivamente el buen uso que se les asignó, podrán beneficiarse de ellos y no se perturbarán en absoluto. En cambio, si permiten que los sentidos los gobiernen y aten, no tendrán alegría ni paz interior. He aquí otra historia para ilustrar mis palabras.

El rey que era dominado por sus cinco esposas

Una vez hubo un rey que tenía cinco esposas, pero éstas nunca lo escuchaban. Podía ejercer su reinado sobre otros, mas no era señor de sus esposas. Esto lo hacía sufrir mucho. Su cabeza sostenía una corona, pero dentro de ella sólo había preocupaciones. “Me volví esclavo de mis esposas y la paso muy mal”, cavilaba. “¿Habrá alguien en el mundo que no le tenga miedo a su mujer? Si lo hay, ¿cómo es que la controla? ¿Me pregunto cómo logra no ser dominado por ella?” Cuestionar a cada persona sobre el tema no era prudente, así que decidió hacer una reunión pública a la cual invitaría a todos los súbditos varones del reino. En el sitio escogido, se colocaron dos carpas del tamaño de un estadio; una al lado de la otra.

El rey dispuso que la primera carpa fuese para aquellos que tenían control sobre sus esposas, y la segunda para quienes vivían controlados por ellas. De todas partes llegaron ciudadanos varones a la capital, y se fueron dirigiendo a la carpa de los que eran controlados por las esposas. El rey entró y constató que estaba llena a tope. Se animó un poco al darse cuenta de que no era el único hombre que era controlado por su mujer. Antes de comenzar la reunión, se percató de que en la carpa de los que ejercían control sobre la esposa se encontraba un caballero. ¡Semejante carpa para un solo hombre! El rey se regocijó de verlo ahí. Se le acercó y le expresó su contento de ver que al menos había en su reino un hombre que había logrado control sobre su mujer.

El rey le preguntó: “Dígame buen hombre, ¿cómo hace para controlar a su mujer?” Temblando de miedo, el hombre respondió “No, señor; no es que tenga control sobre ella. Al contrario, ella me tiene completamente a raya.” Entonces, el rey lo cuestionó: “¿Por qué entonces está en esta carpa?!” Con las rodillas temblando y trastabillando, el individuo replicó: “Mi mujer me ordenó entrar en esta carpa y me prohibió entrar en la carpa destinada a los que son controlados por sus esposas.” Furioso con el hombre, el rey le ordenó: “¡Salga de aquí inmediatamente! ¡No puede quedarse en esta carpa de ninguna manera! ¡Váyase con los demás a la otra!” El ciudadano perdió el color del susto; la sangre se le fue de la cara. Postrándose sobre sus rodillas imploró al rey con las manos juntas “Señor, escucha por favor! Castígame y hazme lo que quieras pero por piedad no me hagas irme a la otra carpa pues me aterraría desobedecer a mi mujer!” El rey entonces se dio cuenta de que no existía nadie en su reino que no fuese esclavo de su esposa.

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El señor de la mente y sus cinco esposas: los sentidos

El rey es la mente que nunca puede tener satisfechas a todas sus esposas, o sea, a los sentidos. La vista exige “Llévame a un lugar donde sólo vea cosas maravillosas.” La lengua manda que se le den a probar alimentos los más sabrosos. El oído ordena que lo complazcan con los sonidos más melodiosos. La piel sólo quiere sentir texturas agradables. Y el olfato desea oler los mejores aromas del mundo. ¿Quién puede satisfacer tales deseos? No existe coordinación ni cooperación entre ellos. Si se entregan a los sentidos, éstos les darán muchos problemas. Tienen que mantenerlos bajo control absoluto desde el principio. Entonces podrán decir que has logrado algo grande. El verdadero héroe es aquel que llega a adquirir absoluto control de sus sentidos.

Cuando los sentidos hagan sus reclamos, no los escuchen. Pongan su atención en la mente superior, y dejen que ésta decida lo que tiene que hacerse. Su mente inferior seguirá a aquella y girará a su vez órdenes a los sentidos. Y éstos la obedecerán. Tal es la manera de templar los sentidos. La persona que oriente su vida por los sentidos, la arruinará pues se volverá peor que un animal. El sabio orienta su vida con base en su mente superior -el intelecto-, en su capacidad de discriminación, de discernimiento e intuición. Aquel que se rige por su mente superior es un ser humano de excelencia. Si se rigen por su mente superior -el buddhi-, ésta los llevará directamente a la meta final. Mas, si orientan su vida por los sentidos y su mente inferior, enfrentarán continuas sacudidas. No podrían predecir lo que les ocurrirá y en qué acabarán metidos. Es como cruzar un río embravecido o un mar borrascoso en un barquito. No pueden saber en qué momento hará agua su embarcación y les ocurrirá un desastre.

Mantengan sus sentidos bajo control

Había un gran santo en la antigua India. Era un hombre sumamente virtuoso y sabio. Poseía completo control de sus sentidos. Un día se supo que su fin se acercaba. Sus discípulos se congregaron entonces en torno a su cama. Tenía un intenso dolor en la garganta. Haciendo un esfuerzo tremendo para superar el dolor, intentó decir algo, mas no logró emitir palabra. Los discípulos estaban ansiosos por conocer el mensaje póstumo que su maestro pretendía dejarles. Lo intentaron persuadir de mil formas; le imploraron: “Swami, quieres decirnos algo; estamos ansiosos por escucharte.” Tomando su último aliento, el sabio encontró voz para emitir: “Queridos hijos, todo este tiempo me vi envuelto en la maya, el poder de la ilusión. La ilusión me reveló: “Todos han caído en mis redes; nadie logró zafarse de ellas excepto tú. Lograste controlar tus sentidos por completo, y con ello pudiste conquistarme.” Entonces repliqué: “Maya, puede ser que te haya conquistado hasta ahora, mas tú sabes y yo sé que aún no te he conquistado del todo. Pero aún tengo vida y me queda aliento. No rendiré mi último resuello hasta

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no haberte conquistado por completo. Hijos, hasta ahora pude alcanzar el control de mis sentidos y conquistar la maya, pero no sé si seguiré triunfando sobre mí hasta rendir el último aliento. En estos mis últimos momentos, sólo pienso en Dios y le rezo desde el fondo de mi corazón para poder librarme de la maya por completo. Al terminar de hablar, quedó en silencio y su vida se extinguió.

Como lo muestra esta historia, deben evitar rendirse a los sentidos hasta exhalar su último aliento. Si desean realizar su ser inmortal, tienen que controlar sus sentidos. Así pues, el controlarlos es parte integral del camino de la sabiduría, tal como lo enseña Krishna. Una vez que los controlen por completo, podrán fácilmente recorrer el camino espiritual.

Al principio podrán tener algunas dificultades. Cuando están aprendiendo a manejar, tienen que practicar en un campo abierto. Sólo cuando controlan bien el carro y lo conducen con pleno dominio, pueden circular en avenidas centrales o en estrechas calles de la ciudad. Si intentan manejar en el tráfico citadino antes de tiempo, no sólo les será difícil sino riesgoso. De manera similar, cuando dominen los sentidos y no se vean atraídos por los encantos del mundo, podrán encarar cualquier situación sin ninguna preocupación.

Triunfen sobre los sentidos mediante la auto indagación

Deben de alcanzar una visión amplia de las cosas para poder dominar los sentidos. Asuman una actitud indagadora y descubran quién es el verdadero yo y cuál el falso. Cuando adquieran pleno poder de discriminación, podrán conducirse en el mundo y al mismo tiempo mantener la mira firme en su meta.

Los volubles sentidos jamás les darán dicha permanente. Hasta que no tomen conocimiento del verdadero yo -el yo inmortal- no experimentarán la dicha verdadera. Todo otro conocimiento y preparación, sólo les proporcionará un modus vivendi. La única educación real es el conocimiento de ustedes mismos. Con él podrán disfrutar de la unidad del todo. Cuando se identifiquen con la divinidad que reside en cada cosa, no habrá cabida para que las diferencias generen conflicto alguno. Cuando llegan a experimentar todo como parte de Dios y sólo ven a Dios en el mundo, incluso el distinguir las cosas pierde importancia. Cuando logren ver el uno en el todo, ya no será necesario aprender a distinguir.

Como Baba mencionó anteriormente, los sentidos pueden resultar muy peligrosos ya que pueden comportarse como caballos desbocados. Si no los controlan con las riendas, arrastrarán la carroza como les dé la gana. Ajústenle el arnés a los sentidos con el poder de la mente. Que el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto -todas las percepciones sensoriales-estén bajo su control. Swami ha dicho reiteradamente que no expongan la vista ni el oído a demasiados estímulos. En cuanto ven o escuchan acerca de algo, su pensamiento comienza a elucubrar sobre ello. Cuando elucubran sobre algo, lo atraen. Les viene el deseo de poseerlo. Cuando hablan sobre algo, ya comienza a tomar forma. Por lo mismo, sea cual fuere el objeto, lo primero que deben de preguntarse es si se trata de

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algo falible. Cuando percibas la falibilidad de las cosas y se percaten de que son efímeras, su apego será menos intenso. Si desean alcanzar a Dios, tienen que deshacerse de la falsa visión, la falsa palabra y el falso apego a la percepción de los sentidos.

Controlar la lengua es el primer paso para controlar los sentidos

La práctica espiritual comienza por controlar la lengua. Y es que, a diferencia de otros sentidos, ésta tiene dos funciones. Los ojos tienen sólo una: ver. Los oídos tienen la sola función de escuchar. Y la nariz sólo tiene la función de oler. Pero la lengua posee dos funciones: hablar y degustar. Por lo mismo, tienen que desplegar un esfuerzo extra para controlarla. No tienen derecho a criticar ni a pensar mal de los demás. Mejor reflexionen acerca de sus propias limitaciones. Miren lo bueno en los demás y remuevan la parte no real en ustedes. Si no han mostrado la capacidad de indagar sobre su verdadero yo, ¿por qué se arrogan el derecho de juzgar a los demás? Primero realícense ustedes mismos. Sólo cuando ustedes se hayan salvado, podrán salvar a otros. Por ello, no deben de usar palabras duras ni lanzar miradas desdeñosas a nadie, ni pensar mal de nadie. Llenen su mente de buenos pensamientos, escuchen lo que es bueno y hablen de cosas buenas.

Para llegar a adquirir auto control, deben de realizar algunos ejercicios espirituales. La práctica constante y el desapego son esenciales para alcanzar el control de los sentidos. Si entienden que todo es transitorio, podrán alcanzar el control sobre sus sentidos y cultivar el desapego. Su verdadera naturaleza es noble. No son viles e innobles. Procuren los caminos correctos y manifiesten su divinidad innata. Sólo cuando la inexorable luz de la sabiduría brille en ustedes, podrán ayudar a otros con sus pensamientos positivos, su visión progresista y su buen consejo. Quienes así lo hacen son dioses realmente. Quienes manifiestan lo contrario, no son sino demonios. Los demonios buscan la oscuridad. Mas deben de abandonar la oscuridad y llenarse sólo de luz. Si escogen el camino luminoso, sin reparo en lo que haya sido su pasado, el Señor los aceptará y derramará su gracia sobre ustedes.

El hermano puro del impuro rey Demonio

El hermano del señor de los demonios se rindió a los pies de Rama. Viendo esto, el generalísimo del ejército de Rama le advirtió a éste: “Se trata del hermano de Ravana. Es un demonio, igual que su hermano. Ama la oscuridad. Sólo porque se peleó con su hermano y le dio la espalda, no significa que debas de confiar en él y darle acogida. Aunque hoy proclame que es enemigo de su hermano, resultaría peligroso creerle.” Rama sonrió indulgentemente y le retrucó al general: “Él es un guerrero valiente. No lo acepto porque se haya opuesto a su hermano, sino

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porque se entregó a mí. Siempre estaré para proteger a quienquiera que declare: ‘Te pertenezco, Señor’.”

En seguida, el general le replicó a Rama: “Le diste protección a este demonio, y le aseguraste que al término de la guerra, cuando su hermano Ravana sea derrocado, lo harás rey de Lanka. Mas, supón que el inicuo de Ravana viene a ti y se rinde a tus pies. ¿Qué reino le entregarías?” Rama replicó: “Si Ravana albergara tan finas ideas y se me rindiera, le pediría a mi propio hermano Barath, que reina en mi nombre, abandonar el trono. Y erigiría a Ravana rey de la ciudad capital de Ayodhia. Nunca le he pedido nada a nadie; no suelo pedir favores. Pero si Ravana tuviese tan elevados pensamientos, le pediría a Bharath cederle el trono.”

A través de las eras, encarnaciones divinas han blandido pensamientos sagrados como el mencionado. Con ello sientan un ejemplo para toda la humanidad. El meollo de dicha historia es que, independientemente de su pasado o de lo impuro que haya sido el medio donde crecieron, si su determinación es pura y se rinden por completo a Dios, Él los tomará. Pero comiencen por dominar sus sentidos. Es el primer paso para llevar una vida noble y acercarse a su fuente divina. El control de los sentidos sirve de base para todo proceder santo y para disfrutar de una vida sin preocupaciones.

Krishna afirmó: “Arjuna, una vez que domines por completo los sentidos, no habrá nada que no puedas lograr; serás el amo del mundo. Pero si permaneces esclavo de los sentidos y el deseo te arrebata, el mundo te doblegará. Por ello es preciso que domines tus sentidos. Conviértelos en tus esclavos. Sólo entonces podrás ser instrumento de mi misión. ¡Levántate, Arjuna! Aprende a controlar tus sentidos. No te exaltes ni te desmerezcas ante el dolor. La principal razón de tu congoja es la ignorancia. No conoces la diferencia entre la verdad y la ilusión, entre la realidad y lo aparente, entre el Yo verdadero y el falso yo. Comienza a distinguirlos. Cultiva la discriminación para que tus sentidos estén bajo tu control. Entonces todo te pertenecerá.”

XVIII. Eres el morador interno. No eres el cuerpo ni la mente

Krishna dijo: “Arjuna, soy tu ser. Enfoca tu mente en mí, y así enfocado cumple con tu deber.”

Encarnaciones del amor:

Si hacen su deber, conscientes de su realidad, podrán realizar grandes cosas. Las acciones que se llevan a cabo en la conciencia de ser el Atma -su verdadero Yo-,

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carecen de ataduras. Para realizar su trabajo y al mismo tiempo tener plena conciencia de su identidad con el Atma, requiere de absoluto control sobre los sentidos. El control de los sentidos es condición previa para alcanzar la iluminación. Una vez que controlen por completo sus sentidos, se los podrá considerar como personas de altísima sabiduría.

Cuando consideren todos los pares de opuestos tales como la alegría y el pesar, la pérdida y la ganancia, el honor y el deshonor, sin exaltarse, y se ubican en su verdadera realidad, habrán alcanzado las características del sabio. Es de sabios encarar todo de igual talante. Cuando reconozcan la naturaleza de los sentidos, les será fácil recorrer el camino que lleva la auténtica sabiduría. Mas, si en lugar de identificarse con el Atma, continúan identificándose con su mente-cuerpo, les resultará imposible conquistar tan elevado nivel.

Son el Atma. Son Dios

Krishna le dijo a Arjuna: “Recuerda siempre que eres el morador interno, no el cuerpo. Eres el que viste el paño, no el paño mismo. Eres el residente de casa, no eres la casa. Eres el testigo, el que está consciente del individuo, no eres el individuo. Empero, Arjuna, estás ahora engañándote al tomarte por el individuo lleno de limitaciones. Disfrutar de las cosas pasajeras, sólo te puede brindar goces pasajeros. A la larga, todos los placeres momentáneos devendrán en pesar. Mantén tu mente firme y cumple con tu deber, recordando el Atma. No pienses ni dejes que te inquieten el nacimiento y la muerte, ni la alegría o el pesar que te sobrevengan. El nacimiento y la muerte sólo tiene relevancia para el cuerpo. No te afectan a ti. No eres el cuerpo. Eres el ser permanente que es libre de nacimiento y muerte. No tienes comienzo ni fin. Nunca has nacido y jamás morirás. Y jamás matarás. Eres el atma. Eres todo penetrante. Verdaderamente eres Dios. Tú eres Dios y Dios eres tú mismo.”

Al percibir que la naturaleza del fuego es producir calor, ¿podría alguien apesadumbrarse porque el fuego queme? ¿Acaso habría quien se acongoje de que el hielo sea frío? La naturaleza del fuego es quemar y la del hielo es enfriar, toque lo que toque. Del mismo modo, todo lo que nace ha de morir un día. Esa es su naturaleza. Lo que libremente llega, libremente se ha de ir. Por lo tanto, no deben alterarse ante los hechos naturales como el nacimiento y la muerte. Reconozcan las fallas y limitaciones inherentes a las cosas. Todo lo que existe en el mundo deberá en un momento dado sufrir algún cambio. Los cinco elementos que hay en todo lugar, existen en también en ustedes y en todo mundo.

Sea lo que fueres que deseas o persigues, aun si las buscas en los más remotos rincones del mundo, se darán cuenta de que lo que están buscando son siempre los mismos cinco elementos. Estos cinco elementos son lo único que van a encontrar en el mundo. Mas, si ya son parte se ustedes, ¿qué objeto tiene procurarlos allá afuera? Lo natural sería aspirar a tener aquello de lo que ustedes mismos carecen. Pero no es natural que busquen lo que ya existe en ustedes. Lo

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único que trasciende los cinco elementos es la divinidad. Eso es lo único a lo que deberían de aspirar.

Mantengan su atención en el atma y nada podrá dañarlos

Sabiduría es ver al uno en todo lugar. Aquello todo penetrante que une todo es el atma. Busquen dicha unidad y manténganla en la mira. Cuando todas sus acciones se basan en el atma, se tornan puras y sagradas. Cuando realizan todas sus acciones pensando en el atma o para complacer a Dios, se santifican y rebosan sabiduría espiritual. Desde los tiempos más antiguos, los grandes sabios han hecho colosales esfuerzos por llegar a sumergirse en el estado de la suprema sabiduría.

Hubo una vez que el rey de Grecia, Alexandro, arribó a orillas del gran río que bordea India por la frontera noroccidental. Pretendía conquistar la India y explotarla, para lo cual se había hecho acompañar de un poderoso ejército. En aquel tiempo no existían carreteras reales; los caminos que había más bien eran veredas. El rey vadeó el río e ingresó al bosque con su ejército. Los informantes que precedían al ejército se depararon con un yogui que yacía despatarrado durmiendo bajo un árbol. Había llegado a la iluminación; se trataba de un verdadero sabio.

Un soldado fue a despertar al yogui y le ordenó quitarse del camino, pero éste permaneció indiferente a la instrucción del soldado y no se movió de ahí. El soldado entonces amenazó al yogui con que Alexandro, el gran emperador de Grecia, se estaba avecinando con su ejército pues había decidido invadir India y saquear todo el país.

En lo que el soldado le gritaba al yogui, Alexandro arribó a la escena. El soldado griego se indignó al ver que incluso ante la presencia del emperador, el yogui se quedaba tan quitado de la pena. No le manifestaba el respeto y cortesía protocolarios al emperador. Ante el hecho, el soldado amenazó con cortarle la cabeza al yogui. Cuando éste escuchó que el indignado soldado pretendía cortarle la cabeza, se echó a reír y se puso de pie. En su rostro no había traza de miedo. Se lo veía entretenido pero sereno al mismo tiempo. Percibiendo el esplendor del yogui, el emperador se dirigió a él: “Mi soldado amenazó con cortarte la cabeza y sin embargo te has quedado impasible y contento. Si fueses un sujeto común y corriente, te habrías postrado a sus pies de inmediato suplicando perdón para salvar tu vida. En cambio, estás sonriendo. ¿A qué se debe tu conducta?”

El yogui replicó, “Yo soy la verdad eterna. Soy conciencia pura. Soy dicha infinita. Soy totalmente libre. Tus armas no pueden dañarme. El fuego no me puede quemar. El agua no me moja. El viento no puede barrerme. Nunca nací y jamás moriré. Soy el atma inmortal, el ser verdadero e indestructible. Tu soldado cree

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que soy sólo el cuerpo, y amenazó con eliminarme cortándome la cabeza; ¿no es hilarante? Eso fue lo que me hizo reír.”

Controlar los sentidos es fácil cuando se entiende lo que son

Desde tiempo inmemorial, grandes seres como éste yogui han existido en India, y por la manera como conducían sus vidas, le enseñaron a otras naciones acerca de las grandes verdades espirituales. Ellos mostraron qué tan alto se puede llegar tan solo controlando los sentidos. Quienes desconocen la manera de controlar los sentidos se extravían y entran a vagar por el camino errado. Pero controlar los sentidos es relativamente fácil. Cuando ignoras la naturaleza voluble de los sentidos, todo intento de controlarlos resulta muy difícil. Mas, una vez que comprendes sus limitaciones, controlarlos se torna fácil, porque entiendes que los placeres que de ellos provengan a la larga te acarrearán pesar.

Cuántos poderosos reyes ha habido que construyeron enormes mansiones y palacios, disfrutaron de suntuosas comodidades, paladearon exquisitos platillos, viajaron en lujosos vehículos y se gratificaron con todo tipo de banalidades, creyendo para sí que estaban disfrutando de los mayores placeres disponibles en el mundo? ¿Qué les pasó al final? Pregúntense si un rey que se regala de esa manera realmente disfruta de dichos lujos, o son los lujos los que lo están disfrutando a él? A decir verdad, los lujos lo están disfrutando a él. Él está siendo disfrutado por los órganos de los sentidos. Se lo están comiendo literalmente. Pronto se debilita, se enferma y se avejenta.

Si esos reyes realmente estuviesen disfrutando los sentidos, habrían gozado de una salud y fortaleza inquebrantables. Pero como eran ellos los que estaban siendo disfrutados por los órganos de los sentidos, perdieron toda su salud y su lapso de vida se acortó. Al no reconocer tal verdad, disfrutan temporalmente hasta cierto punto. Enfocaron su atención en los objetos sensoriales sin medir las consecuencias de lo que les sobrevendría al disfrutar indiscriminadamente los sentidos.

Dense cuenta de lo transitorio de objetos sensoriales

Cierta vez un hombre fue a un quiromante para que le leyera su futuro en las líneas de su mano. Extendió la palma de su mano. El quiromante le informó que una de las líneas indicaba que iba a llegar a ser muy rico. Cuando el hombre escuchó esto se emocionó mucho. Al ver su palma más detenidamente, el quiromante le comunicó que la línea indicaba también que iba a ser un hombre muy reconocido. El hombre se puso feliz.

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Al observar la mano con gran atención, el quiromante le señaló “Usted va a ocupar un alto cargo.” El hombre se mostró ufano como si lo hubiesen nombrado primer ministro ese mismo día. Más adelante, el quiromante le indicó que iba a tener muchos hijos. A una alegría se le sumaba otra. Pero al final, el quiromante le advirtió: “Pero su línea de la vida es muy cortita.” Al momento de escucharlo, la alegría se le vino abajo; se desanimó por completo y entró en desesperación.

No importa cuántas propiedades y riquezas poseas, qué posición ocupes, los honores que te brinden y el número de hijos que tengas, si tu lapso de vida es finito. ¿De qué les servirán todas estas cosas a la larga? Si no van a vivir para contarlo, ¿de qué les servirán tales cosas? ¿Cuántos reyes y emperadores ha habido? ¿En qué condiciones dejaron este mundo?

Hubo en la historia de India un emperador que gobernó los cientos de reinos que comprendían el territorio del país. Tenía muchísimo poder pero ¿acaso no tuvo que dejar este mundo? En la remota antigüedad, hubo otro emperador aún más poderoso que el anterior, que gobernó todo el mundo; ¿acaso pudo llevarse con él aunque sea un pedacito de tierra? El rey Rama construyó un puente colosal que unía el continente con la isla de Lanka. ¿Dónde está ahora ese puente? Numerosos reyes han venido y han partido. No hay una sola persona que pueda llevarse un puño de tierra consigo. Si se ponen a pensar en la historia de la humanidad, comprenderán lo impermanente de este mundo. Por lo tanto, hay que entender dos fallas importantes en los placeres mundanos: son impermanentes y heraldos de desgracia.

Todo lo que ven en el mundo exterior no es sino el reflejo de lo que llevan dentro. Sólo una cosa hay que es real, verdadera y todo penetrante. Dicha verdad siempre se encuentra dentro de ustedes. Es la verdad eterna, la auspiciosidad eterna, la belleza eterna. Esfuércense en alcanzar dicha verdad. Vivan la auspiciosidad. Sean uno con la divinidad, que es la encarnación de toda belleza.

Enfóquense en la divinidad, su verdadero ser; y en su deber

Tras explicarle las cualidades del hombre sabio a Arjuna, Krishna lo condujo al campo de batalla para que combatiera. Así le habló: “Mantén tu atención en mí y concéntrate sólo en mí. Obedece mis órdenes y cumple con tu deber. El cuerpo te fue dado para que cumplieras con tu deber. Por tus acciones pasadas te fue dado nacer. Ahora debes de santificar tus acciones de esta vida.”

La única luz en el mundo que no se extingue jamás es la del atma, la luz del ser inmortal. Mientras exista la corriente eléctrica, los focos encenderán. Cuando la corriente es interrumpida, los focos se apagan. Mientras la linterna tenga batería, su luz encenderá. Del mismo modo, cuando los sentidos no reciben “corriente”, cesan de funcionar. Incluso el sol y la luna que no requieren ni de aceite, baterías o electricidad, perderán su destello al final.

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Si hasta el sol y la luna pueden perder su luminosidad, ¿qué no ocurrirá contigo? Si ello se cumple con las enormes montañas, ¿qué no será de ti, que no eres sino una piedrecilla, engañado como estás respecto de la conciencia corporal? Krishna le dijo a Arjuna: “Por tu apego a tus amigos y parientes, estás permitiendo que la ignorancia te abata. Tus propias lágrimas te están ahogando. ¡Levántate! ¡Despierta! No te detengas hasta no alcanzar tu meta!” Así puso Krishna a Arjuna en el camino correcto.

El intelecto es superior a los sentidos

El sol y la tierra brillan en el mundo pero no pueden iluminar a Dios. La luz de casa puede iluminar los objetos que hay adentro pero no puede iluminar a Dios. ¿Cómo saben que el sol y la luna brilla y que el fuego quema? ¿Con base en qué pueden afirman que estas cosas brillan y tienen luz? Son sus ojos los que les permiten percibir la luminosidad de los objetos. Sin los ojos no percibirían el brillo del sol ni de la luna. Por lo que toca a los ojos, ¿qué es los que les permite ver? Incluso estando dormidos o con los ojos cerrados, existe una inequívoca percatación en ustedes. Es su intelecto superior, su intuición, su buddhi. De ahí, pueden concluir que el resplandor de su intelecto es aún mayor que el de sus ojos. Lo ilustraré con el siguiente relato.

Había dos amigos, uno ciego y el otro baldado. Iban mendigando juntos, de ciudad en ciudad. El ciego tenía buenas piernas, y el cojo tenía buena vista. El inválido se sentaba sobre los hombros del ciego, así podían ayudarse mutuamente en su peregrinar. Una ocasión llegaron a un sembradío de melones. El cojo le comentó al ciego: “Hermano, hay unos melones que parecen buenísimos en el sembradío; tomemos y comamos algunos, después descansamos tantito antes de seguir camino.” El ciego le dijo al cojo: “Cuidado, hermano, puede haber un vigilante en el sembradío.” El cojo replicó “No, no hay nadie.” El ciego procedió a preguntar: “Dime, ¿hay reja para entrar al campo o está cercado?” El cojo respondió: “No hay reja ni cerca. Podemos entrar y almorzar lo que queramos.” El ciego objetó de inmediato: “Hermano, seguro que los melones estarán agrios y nada comibles, ¡por eso no hay vigilante, reja ni cerca para protegerlos!”

Una persona puede no tener ojos para ver, mas si usa su intelecto está mejor parada que la que tiene ojos. El intelecto es en verdad el que recubre los ojos de un brillo especial. ¿Pero de dónde obtiene el intelecto su poder? El intelecto brilla debido at atma. El atma da luz al intelecto, y por el intelecto los ojos tienen brillo y miran, y porque los ojos ven pueden percibir el destello del sol y de la luna; y gracias a la luz del sol y de la luna el resto del mundo pueden ser percibidos. Entonces, vemos que la fuente última que ilumina todo es el atma, y es a ésta que deberían de adorar.

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El hombre sabio jamás olvida el atma

Solamente manteniendo la atención en el atma, en todo lo que hagan, podrán alcanzar la verdadera sabiduría. A veces se piensa que un hombre sabio es alguien que tiene relación con gente de mundo. La confusión se produce porque se dice que “Cuando todo mundo está despierto, el hombre sabio duerme, y cuando él despierta, todo mundo duerme”. De tal definición podríamos concluir que quienes trabajan turnos nocturnos mientras otros duermen y descansan cuando los demás están despiertos, como los serenos y jefes de estación, son todos sabios. Evidentemente, no es el sentido correcto del término.

Quienes fundamentan su vida en el mundo transitorio, están plenamente despiertos para las cosas de este mundo. Mas, el hombre sabio, duerme y siente indiferencia hacia las cosas del mundo. La gente común no vive para la belleza del atma, duermen en relación a ella. Pero en lo concerniente a las cosas de este mundo, están completamente despiertos y vitales. Por lo tanto, el hombre sabio es el que duerme para lo mundano y está plenamente alerta para lo del atma. El hombre sabio no es el que renuncia al mundo y se retira al bosque. Krishna aseveró: “Haz tu trabajo en el mundo. Vive entre las cosas que son necesarias en tu cotidianidad. Pero mantén tu atención y tu concentración en el atma. Sólo así podrás llegar a la firme sabiduría.”

Aquí puede surgirles una duda. ¿Por qué habría de trabajar una persona sabia? Un sabio no tendrá interés personal en el trabajo y no alberga aspiraciones laborales. Mas, por el bien de la humanidad, emprende un trabajo. Si el sabio no hace como si necesitara trabajar, ¿cómo podría inspirar a los demás en el trabajo? El sabio debe de sentar el ejemplo para que las personas comunes lo sigan. “Por eso, Arjuna”, señaló Krishna, “conviértete en un ser humano ejemplar. Eres muy cercano a Krishna. Estás emparentado con él y le eres muy caro. Guarda el significado de las enseñanzas en tu corazón. Intento enarbolarte como un ejemplo para todo el mundo. Te tomaré como mi instrumento. Serás el instrumento que realice grandes cosas en el mundo.”

Lo que sea que Krishna haya dicho, lo dijo por el bien de todos y para sentar un alto ejemplo a la humanidad. Todos los avatares emprender actividades totalmente sagradas, mas la gente común no será capaz de reconocerlas como obra divina. En esta contexto, Krishna le señaló a Arjuna: “No he aceptado ser el auriga de tu carroza porque me encante dicha actividad. Ni es por mi amor a los caballos que lo tomo. ¿No crees que tengo mis propias carroza y corceles? La conciencia corporal que posees satura todo tu ser. Está en tu sangre. Participo en la escenificación conduciendo tu carroza para que puedas curarte definitivamente de la dolencia de la conciencia corporal.”

Dios no necesita los elogios de nadie

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Arjuna a menudo llamaba a Krishna con una frase afectuosa que lo denotaba como su pariente más caro y cercano, la luz de su corazón. Krishna le dijo a Arjuna una vez que estaban sentados a orillas de un río sagrado: “No deseo ser reverenciado por ti como tu parientes más entrañable, sin motivo.”

Hay mucha gente en el mundo que alabarían libremente a Dios, ya sea usando términos formales o familiares, mas Dios no acepta adulaciones. La gente es muy dada a encomiar a otros para obtener sus favores. Es como quien se amista con un alto oficial para obtener palancas. Pero el elogio sin bases, es como derramar perfume en el agua. Huele pero no nutre. Entonces podrán escuchar cuantos elogios quieran, mas no conmoverán su corazón. Dios sólo acepta los sentimientos que emanan con ánimo sincero.

Krishna le aclaró a Arjuna: “No es que quiera que dejes de llamarme tu pariente más cercano, mas lo vienes diciendo por adular y o porque realmente lo pienses. Por ello, deseo volverme tu pariente para que lo que dices sea sincero y que tu corazón sepa que es la verdad.” Poco después, Krishna le ofreció su hermana a Arjuna en matrimonio y fue así que se hicieron cuñados.

Balarama, hermano de Krishna, no aprobó el matrimonio y ni siquiera acudió a la boda. Se fue al bosque en su lugar. Desde ese momento, Balarama dejó de sentir cariño por Krishna. Mas, por congruencia entre pensamiento, palabra y obra, Krishna estuvo dispuesto a arriesgar la relación con la persona más querida, su hermano mayor, el cual, siendo un ser divino había tomado cuerpo sólo para asistirlo en su misión.

El proceder de Krishna de anteponer los principios a las consideraciones de parentesco es verdaderamente extraordinaria. Sus acciones siempre estuvieron a la altura de sus palabras. La naturaleza divina representa la integración entre pensamiento, palabra y obra. Es también la verdadera naturaleza de un ser humano. Lo que fuere que pienses debe de ser congruente con lo que dices; y lo que sea que digas, es lo que debes de hacer. La congruencia entre pensamiento, palabra y acción es el significado más profundo de la frase a menudo repetida por Swami: “La medida correcta de la humanidad es el hombre.”

Krishna le advirtió a Arjuna: “Quiero erigirte como modelo para el mundo; por eso te estoy mostrando las cualidades del ser iluminado, aquí en el campo de batalla. Primero, te haré un hombre sabio y después, mediante tu ejemplo, le enseñaré a los demás. Lo primero que debes de entender es el principio fundamental de que no eres el cuerpo sino el morador interno. Cuando lo comprendas, no te volverá a afectar la conciencia corporal.

El cuerpo es temporal. Dios es eterno y permanente. No eres el traje sino el que viste el traje. El cuerpo es el templo de Dios, pero el morador interno es Dios mismo. El mundo es impermanente y está saturado de dolor. No vale la pena refugiarse en él. Toda la gente que conoces cambiará. Dios es lo único que no cambia. Él es la lámpara que nunca se apaga. Toma refugio en Él. Él es la luz

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suprema. El es la luz del alma. Él es la luz pura de la conciencia que jamás se atenúa. Es la luz única, sin segunda.”

Con estas palabras inspiradas, Krishna transformó el corazón de Arjuna que estaba lleno de impurezas. Al explicarle los nobles principios, Krishna tornó el corazón de Arjuna luminoso y puro; transformó a Arjuna en un hombre sabio, que manifestaba todas las cualidades divinas.

XIX. El control de los sentidos, la llave para la más alta sabiduría

Una vez que alcancen el verdadero desapego, incluso la conquista de los mundos más elevados les parecerá desabrida e insignificante. Arjuna aseveró: “Krishna, incluso si me entregaran el dominio de los tres mundos y me hicieran señor de la creación, no significaría nada para mí. No me interesa nada de esto.”

Encarnaciones del amor:

Arjuna había se había fortalecido mucho a través de la renunciación en el momento en que se entregó y estuvo listo para recibir las enseñanzas del Gita. Ya para entonces se había desapegado del mundo, y se había apegado fuertemente al principio trascendente manifestado ante él en la forma del Señor Krishna. También ustedes deben de hacer del despego respecto de las cosas del mundo, y el apego al principio divino -que es su esencia verdadera- su meta. Es el destino de todo ser humano. En el curso de su evolución espiritual, y ello ocurrirá con todas las personas, renunciarán y se desapasionarán respecto de las cosas materiales, y al mismo tiempo desarrollarán un intenso anhelo por realizar el atma.

El control de los sentidos: base del autoconocimiento

Si fueses a construir una casa, por simple y ordinaria que fuese, ¿acaso no la apuntalarías con cimientos sólidos? Si vale para una pequeña casa, tanto más cuidado se debe de poner en edificar cimientos firmes para construir el gran tesoro del autoconocimiento. Con el fin de brindar dichos cimientos, Krishna, al enseñar el Gita, subrayó la relevancia de controlar los sentidos, desarrollando el desapego respecto de las cosas del mundo. Es requisito esencial para echar cimientos firmes. Si los cimientos no son suficientemente resistentes, la mansión del autoconocimiento no se sostendrá por mucho tiempo, sino corre el peligro de desmoronarse.

La renunciación no surge de improviso para cimentar el autoconocimiento. El firme desapego no ocurre en un hito, sino tiene que cultivarse y practicarse con asiduidad, junto con la devoción y el control de los sentidos. Si quieres encender

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un quinqué, necesitarás aceite, un soporte y una mecha. Del mismo modo, para encender la lámpara de la sabiduría, es preciso desapegarse, practicar la devoción y el control de los sentidos. Podemos comparar el desapego con el soporte y la devoción con el aceite. El control de los sentidos puede compararse a una mecha. Si juntas los tres elementos, el Señor mismo encenderá la lámpara del autoconocimiento en ti. Antes de encender dicha lámpara en el corazón de Arjuna, Krishna le advirtió que tenía primero que tener perfecto control de sus sentidos.

El estricto control de los sentidos no es algo que cualquiera pueda lograr. Aunque se esforzaran tanto que obtuvieran cierto control, la gente común no daría continuidad a sus esfuerzos porque estarían convencidos de que sin el disfrute sensorial su vida se acabaría. Ese tipo de gente considera que el goce sensorial es la única fuente de felicidad. Lo creen así día tras día. Empero, la dicha sin límite del autoconocimiento es algo que no han experimentado jamás. Si tuvieses un pájaro en la mano, lo dejarías volar para intentar agarrar otros dos que podrían no estar en la enramada? Dicho tipo de razonamiento los hace sentir que es una locura renunciar al placer de los sentidos que disfrutan todos los días, para obtener la dicha del atma a través del autoconocimiento, experiencia que en sí desconocen.

El goce sensorial es ilusorio

Por todo lo anterior, verán que la gente critica la doctrina del desapego y el control de los sentidos enseñada en el Gita. Aducen que no es útil ni viable para la vida de las personas comunes. La crítica surge porque ignoran el proceso real que está teniendo lugar. Los placeres momentáneos de los que gozan no son sino el reflejo de la dicha verdadera que yace permanentemente en el corazón. Al quedarse pensando en alguna persona u objeto, la mente abandona su natural lugar de descanso, y se dirige a dicha persona o lugar, asumiendo su forma. Luego se engaña pensando que está disfrutando dicho objeto. Pero eso no es disfrute verdadero, sino un tipo de dicha imaginada por la mente, un reflejo de la verdadera dicha interior que es la fuente de todos los goces. Ahondemos con un ejemplo.

El bebé se chupa el dedo y se traga su propia saliva, y obtiene placer de ello pues cree que está tomando leche que sale de su dedito. Sin embargo, la saliva que el bebé toma por leche está saliendo de su propia boca y de su dedo. El se engaña al pensar que la fuente de su gozo es exterior a él. Ahora piensen en este otro ejemplo.

Un perro se encuentra un viejo hueso. El perro se aferra a su hueso y no desea compartirlo con ningún otro perro, así que se va con su hueso a un lugar solitario donde puede mirar su tesoro, admirarlo y roerlo un poco. Como es viejo, el hueso está muy duro. Con gran avidez y fuerza, el perro muerde su hueso hasta que se disloca un diente. La encía le sangra un poco y mana sobre el hueso. El perro está

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convencido de que la sangre viene del hueso y se deleita con el sabor. Pero la sangre no salió del hueso sino de su boca. No se percata de la realidad. Igual que en el caso del bebé, es engañado por lo que imagina su propia mente.

Toda dicha proviene del propio ser

De igual modo, el ignorante piensa que disfruta los órganos de los sentidos, pero su limitado goce no proviene del exterior. La auténtica dicha existe eternamente en su corazón. Esta dicha inalterable recubre los objetos externos, dando la impresión de ser ellos la fuente del goce. Entonces, el individuo cree estar obteniendo su dicha de las cosas del mundo, mas ésta no es sino un reflejo de la dicha ilimitada que yace al interior de ellos mismos. Cuando se engaña pensando que los placeres que le proporcionan los objetos mundanos son reales, y la dicha que obtiene del mundo interior es ilusión, pierde interés en practicar el desapego. Abandonan la búsqueda de la dicha trascendental y persiguen los placeres mundanos que provienen de los sentidos.

Si un objeto pudiese realmente proporcionar dicha, todo mundo experimentaría la dicha en exactamente la misma medida. Si la dicha fuese inherente al objeto mismo, entonces la dicha derivada del objeto tendría que ser igual para todos. Mas este no es el caso. Un objeto que brinda dicha y placer a algunos, resulta repulsiva para otros. Por ejemplo, a muchos les encantan las calabacitas, mientras que a otros no les gustan para nada. Si el deleite fuese parte integral de las calabacitas, todos experimentarían lo mismo con ellas. Las calabacitas no le proporcionarían dicha a algunos y disgusto a otros. ¿Qué hace que la gente reaccione diferente? ¿Por qué a unos les gustan unas cosas que a otros les disgustan? Significa que la dicha que experimentan no está directamente asociada al objeto sino proviene de adentro. Lo que experimentan no era sino un reflejo de su inagotable fuente interior de dicha.

Los objetos sensoriales sólo brindan dicha temporal

Las afinidades y no afinidades que ustedes experimentan son fenómenos temporales, no permanentes. Imagínense que tienen mucha hambre, y les sirven una comida suculenta. ¿Qué hace que la comida esté tan deliciosa? Si lo ven bien, verán que fue su hambre lo que hizo que la comida supiera a gloria. En cuanto sienten hambre, la comida que les sirven les parece la más deliciosa, pero una vez que su hambre está satisfecha, así les ofrecieran las viandas más sabrosas, no se les antojarían. Cuando están hambrientos, alimentos comunes y corrientes saben a gloria y brindan mucho placer. Mas, cuando no sienten hambre, hasta los platillos más exquisitos parecen desabridos. La única manera de entender este cambio es asumiéndolo como algo que nace dentro de uno, del

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individuo. No proviene de los objetos como tales. Todo sentimiento de alegría o pensar emana del interior, no de los objetos externos.

Las personas comunes tienen la idea de que la alegría o disgusto que sienten con la gente que les gusta o disgusta provienen de la gente misma, mas no es así. Son las afinidades o no afinidades de uno las que determinan nuestro sentimiento de gusto o disgusto. Es fácil de ver que cuando a la gente le caen muy bien ciertas personas y las tienen en gran estima, hagan lo que hagan les siguen cayendo bien. ¿Cuál es el por qué de tan devota fidelidad y consideraciones no obstante las actitudes de muy mal gusto que dichas personas puedan exhibir? El caso es que cuando les gusta alguien, todo lo que la personas diga o haga les parecerá simpático. Cuando una persona les es cara, sienten que la amas mucho. Esto que ustedes llaman “amor” es en realidad un sentimiento de apego que diriges hacia cierta persona. Cuando hay apego, tanto el amor como el disfrute que ocurren emanan directamente de ustedes. Si la otra persona comparte o no sus sentimientos, lo que ustedes experimentan proviene exclusivamente de su propio interior. Para nada son parte de la otra persona. En las antiguas escrituras, un sabio le advirtió esto mismo a su mujer.

El sabio habló así a su mujer: “Amada mía, tú no me amas por mí mismo sino por ti. Todo lo que tienes en gran estima, se debe a tu atma, tu más alto ser. El atma es lo más amado, y es por ella que una persona puede sernos cara. Los sentimientos que dispensas a otros no son sino manifestaciones del gran amor que le tienes a tu verdadero ser.”

La conciencia corporal empaña el amor puro del ser

Aquí y en China, se trate de quien se trate, todos los que aman a otra persona lo hacen por ellos mismos. Si aman un objeto, lo aman por ellos mismos y no por el objeto en sí. El ser es el atma, el verdadero ser. Mas, cuando el amor puro del atma queda empañado por la conciencia corporal e intervienen los sentidos, surge apego y egoísmo, lo que inevitablemente lleva al sufrimiento.

El cuerpo es impermanente. La muerte es segura. Aun si alguien llegase a vivir cien años, tendría que morir algún día. Es sabido de todos. Pero, ¿no es extraño que los que han de morir lloren y penen por los que han muerto? Puesto que todos han de morir, pueden ya contarse entre los que están muriendo. Mas, aunque ellos mismos están muriendo, se acongojan cuando alguien muere, como si la muerte fuese algo totalmente inusual e inesperado, y no el destino natural de todos los vivos. El pesar que sobreviene cuando alguien cercano y querido se nos va, surge precisamente del apego. Sabiendo que la muerte es segura, si se apesadumbran por la muerte de alguien, se debe tan sólo al apego que desarrollaron por dicho cuerpo. El apego es la causa de su congoja. Por lo tanto, ante la muerte de alguien, la única causa del sufrimiento es el apego, no el amor.

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Cada ser humano es esencialmente un buscador de felicidad que reclama dicha y no desea sufrimiento. El hombre siempre aspira a ganar, no a perder. Esa es su naturaleza. Ganar, estar alegre y ser dichoso son la pasta de la que está hecho; yacen en la base de su ser. Toda persona siempre desea desde el principio ganar, no perder. Un hombre de negocios lo que desea es tener ganancias. Aquí en India, cuando se mide una mercancía como por ejemplo arroz, si el peso es más de seis, el tendero no dirá “siete”, dirá “seis más uno” y es que el término que designa siete también significa sollozar. El tendero utilizará una alocución equivalente antes de pronunciar un término desdichado. Así pues, el hombre jamás desea enfrentar la desdicha. Sólo desea ganar, sacar provecho y sentirse feliz con ello.

El autoconocimiento es lo que brinda la mayor dicha

De todas ganancias y beneficios, el mayor y que proporciona la más grande dicha es el autoconocimiento, conocer el atma. Esa es la dicha a la que deben de aspirar para hacerla suya.

Piensen en una rosa, por ejemplo; al momento de verla experimentan dicha en su corazón. De igual modo, cuando contemplan a una persona hermosa o cualquier objeto que sea bello, inmediatamente sienten contento. Hay gente que hace viajes sólo para ver el paisaje. ¿Por qué? Porque les causa placer. Por lo tanto, pueden contemplar la belleza en la naturaleza y en la gente y sentir enorme placer en lo que ven. ¿Pero cuánto dura este tipo de placer? La rosa que cortaron hoy, comienza a marchitarse mañana y a perder su belleza. Cuando se acaba la belleza, el placer que sentían también se disuelve. Lo mismo ocurre con las etapas de la vida: infancia, juventud, madurez y vejez.

Se puede decir que la niñez emana divinidad. En este periodo, el individuo no sufre mucho de odio, celos, ira, etc. Jesús señaló que como los niños no tienen rasgos verdaderamente malos, pueden considerarse divinos. Los niños no albergan malos pensamientos o rasgos malvados, ni en su mente ni en su cuerpo. Los niños pequeños son hermosos porque no tienen pensamientos impuros que les generen sentimientos impuros. A medida que crecen desarrollan cualidades mezquinas. Cuando los aspectos negativos aparecen en ellos, los pequeños pierden su hermosura. Por lo tanto, es el surgimiento de pensamientos negativos lo que da lugar a palabras y acciones impuras, con la subsecuente pérdida de hermosura en el niño.

Belleza y Alegría

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Vemos que la belleza de una persona es transitoria. Se extingue pronto; no puede por lo tanto brindar bienestar duradero. Un borrico recién nacido es hermoso, pero cuando crece se le abulta el estómago, el pelaje se le hace pelambroso y se vuelve feo en general. Mientras no haya cualidades negativas, las cosas se ven bonitas. Con todo, se trate de quien fuere o sea lo que sea, vemos que la belleza es limitada, por lo tanto, la dicha que ella brinda es también limitada. Belleza y dicha siempre caminan juntas. ¿Cuál es el único principio que encierra dicha y belleza permanentes? ¡El atma! Nunca cambia, nada la modifica. De hecho carece de forma. La belleza y la dicha son su forma.

No obstante la dicha emanar del corazón, ustedes piensan que emana de los objetos y de los órganos de los sentidos. Mas no es así. La dicha viene de adentro y se engañan al pensar que proviene del exterior.

Las escrituras hablan de la dicha etérea que emana del mundo celestial del Creador. La dicha que surge del contacto de los sentidos con los objetos es muy limitada si la comparamos con la dicha creadora. La dicha sensorial es como una gota en comparación al océano de dicha del Creador. Mas, incluso el vasto océano de esperanza experimentado por el Creador del universo es pequeña al lado de la dicha ilimitada que irradia del corazón espiritual del devoto. El corazón es la máxima fuente de dicha. Es la dicha de toda dicha. El corazón se puede parangonar a una luz esplendorosa y refulgente que brilla por doquier. Intenten comprender esta destellante luz espiritual, que es eternamente luminosa y todo penetrante, y es su verdad interior.

La luz del atma lo ilumina todo

Durante el día, el sol ilumina los múltiples objetos del mundo; por la noche, la luna hace un papel similar si bien menor. Por ello, pueden afirmar que al sol y a la luna se debe la luminosidad del mundo y las cosas. Empero, durante la vigilia también ven muchas cosas; ¿dónde se encuentran el sol y la luna entonces? El sol que ven ahí en la vigilia no está durante el sueño; ni lo está la luna ni ninguna otra fuente que pudiese iluminar los objetos. Sin embargo, pueden ver todo un mundo: el mundo de los sueños. ¿Qué es lo que lo hace visible? En el estado de sueño profundo hay oscuridad absoluta. Ahí no hay ni conocimiento ni sabiduría. ¿Cómo saben entonces que hay oscuridad? ¿Qué es lo que les permite percibirla?

Al estado de sueño profundo se lo conoce como estado inconsciente; el estado del sueño corresponde al subconsciente, y la vigilia equivale al estado consciente. Existe un cuarto estado de conciencia que trasciende los ya mencionados, llamado supra consciencia. En dicho estado se puede ver todo, en todo lugar y disfrutar de la dicha suprema. ¿Cuál es la luz que revela esta dicha y les permite disfrutar de inagotable alegría? Se trata del resplandor del atma. Es la luz que revela todos los demás estados y hace posible el percibirlos.

Los sabios hablaron en los Vedas del estado supra consciente: “Se puede percibir un estado que trasciende todos los demás, inclusive la oscuridad absoluta del no

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sueño. Más allá del no sueño, se encuentra la luz del atma que da sustento al estado de vigilia, de sueño y de sueño profundo.” Para entenderlo un poco mejor, vean este ejemplo del estado de vigilia. Cuando cierran los ojos por un minuto, ¿qué ven exactamente? Dirán que no hay nada, sólo oscuridad total. Entonces surge la cuestión “¿Cómo es que puedo percibir dicha oscuridad? Si la veo y la puedo describir, tiene que estar presente la luz de la conciencia que la revela y me permite percibirla incluso en la oscuridad total.” Es la luz del atma. Es precisamente esta luz fundamental la que permite percibir todos los demás niveles de luz.

Aquí tenemos un festival de la luz en el cual encendemos una vela, y con ella se encienden muchas otras velas y lámparas. La primera luz es la base para encender muchas otras. Gracias a esta primera luz, podemos encender muchas más. Para los seres vivos, la primera luz es la luz divina del atma suprema. Con ella, todas las lámparas individuales que representan a cada uno de los individuos, pueden encenderse. Gracias a esta luz divina, los ojos pueden ver. Brilla desde adentro iluminando a todos los seres que hay afuera. Mas, no sólo es la fuente de todos los seres vivos, también es la fuente de todos los objetos y todos los cuerpos luminosos del exterior como lo son el sol y la luna.

Quizás se pregunten cómo se puede tener certeza de que ella ilumina todos los objetos y fuentes de luz puesto que la luz divina no se ve. Aquí nos puede ser útil pensar en una batería. Uno no puede ver la fuerza eléctrica que hay en cada célula, pero al encender la corriente vemos el foco que se enciende. Si no hubiese electricidad en las células, no se encendería el foco. Se puede comparar el cuerpo con una lámpara eléctrica activada por la batería que equivale a la mente; los ojos son el foco y la inteligencia es el interruptor que la controla. En la batería de la mente se almacena un tipo especial de energía que deriva del atma. En las pilas eléctricas normales la batería se acaba bastante rápido, pero la corriente del atma fluye continuamente por la mente. Los Vedas afirman que la mente es el depósito de la energía átmica. Esta fuente inagotable proporciona el flujo temporal de placer cuando percibimos un objeto que nos gusta.

La dicha del ser es la única dicha verdadera

Toda dicha y placer que disfrutas en el mundo son temporales, y no son más que el reflejo de la dicha inconmensurable que llevan dentro. Por su ignorancia, piensan que la dicha proviene de los objetos y que esta dicha momentánea es verdadera. Mas, sólo lo que es permanente es verdadero. Los placeres temporales asociados a las cosas del mundo no son la dicha verdadera. únicamente la dicha del atma es verdadera; todo lo demás va y viene. Todo lo que ven en la vigilia desaparece en el sueño. Las alegrías y pesares que experimentan en el sueño quedan atrás cuando vuelven a la vigilia. Las personas y cosas que ven en la vigilia aparecen como reflejos cambiantes en el sueño, y pasan a ser

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absorbidos por completo en el sueño profundo. Por lo mismo, tu alegría cambia a medida que los estados de conciencia cambian.

Las alegrías mundanas que les parecen tan sólidas les darán mucho trabajo a la larga, y les causarán pesar. “Por lo tanto -le advirtió Krishna a Arjuna- pon sólo atención a tu verdad interior, la base a partir de la cual todo se manifiesta. Entonces, las apariencias externas y la impresión de los sentidos dejarán de afectarte.” La base no cambia, mientras que las manifestaciones que dependen de dicha base cambian continuamente. Si la base cambiara junto con las manifestaciones, sería imposible incluso vivir. Vean el siguiente ejemplo.

Has utilizados diversos tipos de transporte, coches, trenes, autobuses, para viajar de un lado a otro. Un carro puede ir bastante rápido, y también un autobús; incluso si van a pie pueden ir bastante rápido. En cada caso, el camino permanece inmutable y fijo. Pero ¿qué pasaría si a medida que avanzan, el camino también se moviera rápidamente, como en un terremoto. Ustedes se moverían, pero podrían terminar en cualquier lugar. Sería poco probable que llegaran a su destino a pesar de sus esfuerzos. Para que lleguen a su destino, es preciso que el camino esté fijo.

Dado que la fuente átmica -el morador interno- es permanente y fijo, las personas pueden disfrutar de las cosas del mundo, que son impermanentes y cambiantes. Krishna le advirtió a Arjuna “No te sientas satisfecho con los placeres efímeros, que crees que provienen del mundo. El mundo es fugaz, cambiante y lleno de pesar. Su manifestación externa cambia de continuo. No representa la base permanente. Por lo tanto, no puede conducirte a la verdad. ¿Cómo puedes tomar como referencia al mundo si éste sufre continuos cambios y modificaciones? ¿Podrías acaso extraer dicha permanente de él? Deja las cosas del mundo y vuélcate hacia el principio trascendente. Vuélcate hacia el atma, que es firme e inmutable. Ahí encontrarás la dicha inquebrantable que has estado buscando en el mundo.”

No conduzcan con el pie en el freno

Algunos de ustedes pueden pensar que si a niños pequeños se les enseña a controlar sus sentidos, se convertirían en seres humanos inertes y desvalidos. Pero nadie les está diciendo que no hagan uso de sus sentidos. Únicamente que deben de usarlos adecuadamente. Los carros tienen frenos, y cuando hay peligro detienen el carro. Cuando Swami les pide que controlen los sentidos y su mente, se preguntan si podrían seguir viviendo y llevar a cabo sus rutinas. Swami no les está pidiendo que conduzcan con el pie sobre el freno, sino que usen los frenos siempre que sea necesario, si hay algún peligro. Hay peligro cuando vienen pensamientos impuros, surgen sentimientos impuros, ocurren visiones impuras, se escuchan cosas impuras, etc., que se tiene que ejercer control. Si no se usan los frenos para nada, pronto se verán en problemas. Un toro incontrolable, un caballo

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desbocado, un carro sin frenos, una persona sin control de sus sentidos se tornan peligrosos y su suerte va hacia el desastre.

“Por ello -le dijo Krishna a Arjuna- controla sentidos y mente y reconoce los defectos que son inherentes a todas las cosas mundanas. Cuando te quitas de todo lo que es cambiante y te estableces en lo que es el cimiento inmutable, vives en paz donde sea porque te estableces en la fuente misma de la felicidad, el atma, que es dicha eterna.”

Las sabias enseñanzas no te instan a abandonar a tu familia y olvidar tus deberes mundanos. Está en el mundo. Usa tus sentidos. Pero hazlo de una manera ética y apropiada para cada circunstancia, sin olvidar tu propósito principal. El Gita enseña la importancia de la disciplina y la observancia de límites para cada actividad. Los frenos del carro se usan para beneficio y protección de los pasajeros, para que lleguen a su destino sanos y salvos. Del mismo modo, los sentidos deben de mantenerse bajo control para salvaguarda del individuo y que concluya sano su travesía. Es por eso que Krishna insistió en que Arjuna mantuviera los sentidos bajo control.

Desapego, devoción y control de los sentidos

El control de los sentidos es como la mecha de la lámpara de tu corazón. Sólo con la mecha no es suficiente. También se necesita aceite para combustible de la lámpara; esa sería su devoción. Y se requiere de un recipiente para el aceite; que sería el desapego. Con tener el recipiente, el aceite y la mecha, podrán encender fácilmente la lámpara. Sólo falta quien venga a encenderla. Ese sería Dios. Teniendo desapego, devoción y control de los sentidos, la divinidad vendrá y encenderá la lámpara de su corazón. En el caso de Arjuna, fue Krishna quien realizó el acto sagrado de encender la lámpara y revelar el esplendor del atma en el corazón de Arjuna.

Imaginen que tienen unas flores, una aguja e hilo. ¿Podrían automáticamente convertirse en guirnalda? No. Tiene que haber alguien que confeccione la guirnalda. Pueden tener oro y piedras preciosas, pero sin un joyero no podrían obtener una hermosa joya de dichas piezas. Pueden tener gran inteligencia y poseer libros del más alto saber; pueden incluso tener una aguda visión para verlos, pero sin un instructor de lectura, los libros les resultarían totalmente inútiles.

El atma está siempre presente, nunca cambia, no va y viene. La enseñanza espiritual también es perenne; está ahí esperando que estén listos para recibirla. En su interior, puede ser que sientan un gran anhelo de iluminarse. Todo lo anterior puede ser cierto mas, a menos que el guru auténtico -el maestro espiritual- les transmita el conocimiento eterno, no podrán iluminarse. Si se sienten listos para comprender la realidad subyacente en las cosas mundanas y descubrir

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el principio divino en ustedes, entonces están listos para que el maestro auténtico -la mayor fuente de sabiduría- venga a instruirlos. El maestro que les entrega el conocimiento del ser es el maestro universal. Es Dios mismos que desciende a guiarlos para que alcancen su meta. Puede asumir diversas formas. En el caso de Arjuna, el maestro divino era Krishna, el avatar de aquella era, que comenzó por enseñarle a Arjuna el control de los sentidos.

Tómense su tiempo para reflexionar en el significado profundo de las enseñanzas sobre el control de los sentidos que Krishna le dio a Arjuna, no en el ámbito del ashram sino en el campo de batalla, en la víspera de una magna batalla que se libraría para preservar el bien, combatiendo las fuerzas de la injusticia y la mentira que a la sazón prevalecían.

XX. El conocimiento mundano es inútil sin autoconocimiento

Krishna enseñó en el Gita que una vez que adquieran el verdadero conocimiento espiritual sus problemas, dificultades y pesares desaparecerán.

Encarnaciones del amor:

Mientras se identifiquen con el cuerpo, estarán expuestos a innumerables problemas y pesares. La principal razón para que obtuvieran el cuerpo que tienen fue para atravesar las consecuencias de sus acciones pasadas. Este es su karma, el resultado de acciones pasadas, en las que aun no fructificaban. Por que acumularon dicho karma en primer lugar? Por que se involucraron en actividades que les acarrearían consecuencias a futuro? Lo que genera karma es el deseo o apego que tienen por ciertas cosas y la aversión o repulsión hacia otras. Y de donde viene dicha atracción o repulsión? De que su mente está inmersa en la dualidad. Ustedes piensan que el mundo es real y está lleno de cosas y objetos separados de ustedes. Pero de donde sale tal visión falsa, tal dualidad? Lo que da lugar a la dualidad es su estado de ignorancia, el oscurecimiento de la conciencia bajo un velo que obnubila el conocimiento de su verdadera realidad.

La luz de la sabiduría despeja la oscuridad de la ignorancia

Se han olvidado de la unidad de todos los seres. Dejaron de considerar la base divina de todas las cosas. Perdieron de vista el atma, su verdadero ser. Y es por ignorar esto que los aqueja la congoja y el pesar.  Si desean librarse del velo de ignorancia, deben de obtener la luz de la sabiduría. Lo único que puede remover la oscuridad es la luz. De igual modo, lo único que puede remover la ignorancia es la sabiduría o conocimiento espiritual. La ignorancia les impide conocer su divinidad, manteniendo oculta la verdad. Igual que los rescoldos de una hoguera son

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cubiertos por la ceniza, su luz de verdad ha sido cubierta por la ignorancia impidiéndoles acceso a su propia realidad.

Pueden tener capacidad visual en los ojos pero si tienen una catarata que nubla se los nubla, no podrán ver. Solo mediante una operación podrían recuperar la vista. De manera similar, solo retirando el velo de ignorancia mediante una operación espiritual el sol de la sabiduría podría expandir su luz. Es como cuando entran de lleno los rayos de sol al correr la pesada cortina clareando la ventana. El principio de la divinidad existe en todo mundo, de manera que es imposible que una persona carezca por completo de sabiduría. No cabe ninguna duda de que en su momento, toda la humanidad quedara libre del velo de ignorancia, y la luz de la sabiduría brillara libremente. Todo mundo realizara su divinidad.

Cuando la vida humana se expande infinitamente, se convierte en el principio divino. Ser humano mas infinito igual a divinidad. Cuando la mente humana se expande hacia el infinito se vuelve mente divina, deviene el principio creativo que dio lugar al universo. El atma, el ser del hombre, y la divinidad que mora en el, son uno y el mismo. Agreguen el infinito a ustedes mismos y se volverán la propia divinidad. Se fundirán en el atma. Desgraciadamente, al estar encarnados en un cuerpo olvidaron su divinidad, su ser infinito. Solo están conscientes de su limitada individualidad. Si desean alcanzar su realidad infinita, deben cuestionar a fondo la divinidad que les es inherente.

El Atma no cambia; el individuo sí

Piensen en una persona que se haya construido una casa. En cuanto la termina, la considera “su” casa. Al morir la persona, la casa pasa a un heredero quien ahora la considera “su” casa. Supongan ahora que a medida que pasa el tiempo, el dueño de la casa se ve forzado a venderla para solventar sus deudas. Otra persona compra la casa y comienza a llamarla de “su” casa. Ahora bien, ¿a quien realmente le pertenece la casa? ¿Le pertenece a quien la construyo, al que la heredo o a quien la compro? La casa no cambia. En otras palabras, el objeto permanece siendo el mismo. Solo cambia la persona que reclama la casa como suya. La casa sigue estando ahí mismo, lo que cambia continuamente es el reclamo de propiedad.

De manera similar, existe la entidad inmutable –el atma- que, al igual que la casa, no se ve afectada por los propietarios que van y vienen. Cada uno reclama como suya la casa interna a la que le llama ‘yo’. Cada persona considera el ‘yo’ como su ser personal, pero en realidad se trata del atma inmutable. El sentido del ‘yo’ va cambiando constantemente, pero el atma, que es reclamada como una propiedad privada, lo que se expresa cada vez que alguien dice ‘yo’, permanece inalterado por dichas aseveraciones.

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Existe alguna medicina para curar la enfermedad del yo-yo? Tanto el conocimiento revelado como las escrituras aseveran que la mente es la responsable de esta naturaleza posesiva. Se dice que la mente puede, junto con los cinco órganos de la percepción, considerarse como un sexto órgano. Pero no es un órgano igual que los otros cinco. Es la reina de los órganos de la percepción.

Los dos estados de la mente: el puro y el impuro

Si no hay mente, los órganos motores ni los órganos sensoriales podrían desarrollar su función de ninguna manera. La mente ocupa la posición de controladora de los demás órganos. Funciona como puente hacia la vida interior de la persona. Estando en un auditorio, tus ojos y oídos pueden estar percibiendo lo que ahí ocurre mas, si la mente no está ahí, y anduviese divagando en algo que está sucediendo en su pueblo, no registrarían nada de lo ocurrido en el auditorio. Más tarde, podrían preguntarle a su vecino sobre que trato la conferencia, porque su mente no estuvo presente. ¿Cómo es que no escucharon si sus oídos estuvieron ahí? ¿Cómo es que no vieron, si sus ojos ahí estaban? A causa de su mente.

Si su mente está ausente, aunque tengan los ojos aquí, no se darán cuenta ni quien es su vecino; aunque tengan los oídos aquí no se percataran de lo que se dijo. Lo que esto significa es que la mente es el ama de los sentidos. Todos los sentidos están supeditados a la mente. Cuando la mente está totalmente quieta, los sentidos no pueden funcionar de ninguna manera.

La mente tiene dos estados. Uno de ellos corresponde a la mente impura, la facultad de pensar, y el segundo es la mente pura que es el asiento de los sentimientos más profundos, equivalentes al corazón espiritual. Cuando la mente se supedita a los sentidos, se vuelve impura. Pero cuando ejerce control sobre los sentidos y sigue los dictados de su más alto conocimiento, es pura. En otras palabras, cuando la mente inferior sigue al buddhi, la mente superior, que conoce los dictados del corazón, es pura. Pureza a impureza son apenas aspectos de la misma mente. En su estado natural, la mente es pura.

En el proceso de pensar y asociada a los sentidos, la mente se vuelve impura. Piensen en el siguiente ejemplo.

Un pañuelo es naturalmente blanco. El color blanco le es natural. Cuando usan el pañuelo se ensucia; entonces lo describen como un pañuelo sucio. Una vez que lo lava la lavandera, lo vuelven a considerar limpio. El paño sucio y el paño limpio son uno y el mismo. El mismo paño, al ensuciarse, se vuelve el pañuelo sucio. Una vez que se lava el paño y se remueve la mugre, se vuelve puro y ahora lo llaman de pañuelo limpio. Afirman que la lavandera puso blanco el pañuelo; la blancura es su estado natural. Pero solamente removió la mugre. De la misma manera, cuando la mente absorbe impurezas de los sentidos, puede describirse

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como una mente impura. Pero cuando se quitan las impresiones recibidas por los sentidos y la mente ya no está volcada hacia los sentidos, se vuelve pura de nuevo.

Es en este orden de ideas que se habla de una mente pura y una impura. Cuando la mente está estrechamente asociada a los sentidos es impura, en cuyo caso no es sino un cumulo de pensamientos. Puede concebirse de hecho como el proceso mismo de pensar. En el proceso de pensar, en su girar en torno a la polaridad dual de atracción y repulsión, la mente se polque. Recibe las impresiones impuras de los sentidos y se vuelve impura. En este punto, ella carece de forma propia; es simplemente una cosa pensante.

Mantengan la mente en paz: diríjanla a Dios

Cuando la mente inferior está libre de contaminación e impurezas provenientes de los sentidos y se vuelca hacia la mente superior, se vuelve pura nuevamente. La mente superior siempre está consciente de la divinidad inherente. Cuando vuelcan su mente hacia la divinidad, esta queda libre de congojas y pesares asociados a pensamientos impuros generados por la impresión de los sentidos. Por lo tanto, hagan el esfuerzo de retirar su mente de lo sensorial y volcarla hacia Dios. Ello puede describirse como meditación o yoga, unión con Dios. Es el procedimiento a través del cual pueden limpiar su mente de impurezas y tornarla pura nuevamente.

La mente requiere de cierto nivel de paz. Así como el cuerpo requiere descanso, la mente necesita paz. ¿Cómo puede adquirir paz la mente? Solo cuando controlan el pensar y reducen el flujo de pensamientos, la mente puede adquirir cierta paz. La tendencia de la mente es salir en busca de objetos para saciar los sentidos. Y ello da lugar al proceso de pensar. Si ustedes logran controlar dicha tendencia de la mente de ir hacia afuera y la mantienen adentro en Dios, los pensamientos impuros irán disminuyendo. Entonces podrán utilizarla adecuadamente, y podrán darle descanso. Esto se ha descrito como la práctica yóguica de dirigir la mente hacia adentro. Veámoslo más detenidamente.

¿Cómo atravesar las turbulentas aguas de la vida mundana?

Cuando van viajando por un ancho y acaudalado rio, ¿Qué es lo más importante que deberían de saber? Tendrían que saber nadar. Eso sería lo primero, y todo lo demás se supeditaría a dicho conocimiento. Si se encontrasen en un gran rio y no supieran nadar, todo lo que hubiesen estudiado importaría poco, pues correrían el riesgo de ahogarse. Escuchen la siguiente anécdota.

Erase un gran académico que debía cruzar el rio para asistir a una importante reunión. El viento y la corriente del rio corrían en dirección opuesta, de manera

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que la travesía se hizo muy lenta aquel día. Los pandits tienen la costumbre de de hablar continuamente, ya sea repitiendo versos de las escrituras para sí mismos, o con quienes tengan cerca. Este día, el barquero estaba muy concentrado en mantener el barco en timón sobre el rio. El pundit era el único pasajero que viajaba aquel día y no tenia con quien hablar, así que trabo conversación con el barquero.

“¿Sabes leer y escribir?”, pregunto el pandit, a lo que el barquero respondió: “No, no sé leer ni escribir”

“Pareces una persona muy peculiar”, le señalo el pandit, “el gobierno ha establecido escuelas en cada aldea estos días, deberías de saber al menos leer y escribir un poco”.

Para pasar el tiempo, el barquero continuó hablándole al barquero. Lo siguiente que le pregunto fue si tocaba algún instrumento musical, a lo que el barquero respondió: “Swami, nunca tuve oportunidad de aprender a tocar un instrumento musical.” Bueno, ¿te sabes alguna canción popular?”, insistió el erudito. “No, ni siquiera se eso”, replico el barquero.

“¡Que persona extraña eres. Hay un cine en cada esquina con amplificadores para que se escuche la música de moda. Y la radio difunde todo el tiempo las canciones que están de moda. ¿No crees que deberías ahorrar un dinerito para comprarte aunque sea un radio de transistores barato para escuchar música?”

El barquero retruco: “Ni siquiera sé lo que es un radio de transistores”.

El pandit le indico: “Si en estos tiempos modernos, ni siquiera sabes lo que es un radio de transistores, se ve que has desperdiciado buena parte de tu tiempo; has tirado al menos una cuarta parte de tu vida.”

Entonces, el pandit le hizo una pregunta más al barquero: “Tienes un periódico?” El barquero replico: “No recibí ninguna educación; para que habría de tener un periódico, Swami?” El pandit continuo: “Sin una educación ni saber leer, has malgastado tu vida. Has tirado al menos la mitad de tu vida al agua.”

Tras unos minutos, el pandit volvió a preguntar: “Tienes reloj? ¿Puedes darme la hora?” Swami, la verdad es que ni siquiera sé leer la hora; entonces para que tener un reloj?”, respondió el barquero. El pandit reconvino: “Mira cómo has desperdiciado tu vida. Si no tienes un radio para escuchar música, y no puedes leer el periódico para enterarte de lo que ocurre, y ni siquiera sabes qué hora es, has tirado tres cuartas partes de tu vida a la basura.”

En eso, se soltó un fuerte viento que pronto se transformo en ventisca. La barca se zarandeo de lado a lado; el caudal del rio llego a tope, tanto que el barquero perdió control del timón. Entonces, le pregunto al pandit: “Swami, ¿sabes nadar?” El pandit replico: “No, nunca aprendí a nadar.”

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Estando a punto de tirarse por la borda, el barquero arengo al pandit: “Oh, Swami, que pena, ¡Que desperdicio no saber nadar! Ahora tiraras la totalidad de tu vida al agua.”

Si están navegando por un rio turbulento, deberían de saber nadar. Si no saben nadar, todos sus otros conocimientos –filosofía, física, química, botánica, comercio, matemáticas, ciencias políticas, etc.- no les servirán de nada. En la travesía de la vida en que van por un rio agitado e impredecible, más les valdría saber mantenerse a flote y avanzar por el rio. Para poder surcar el rio de la vida a salvo, deben de tener el conocimiento del atma, y deben de tener agudo sentido de discriminación para saber lo que es útil y lo que no lo es al cruzar el rio. Si no se han desarrollado en este sentido, difícilmente obtendrán alguna satisfacción de la vida. Se ahogaran en el rio de la vida.

Libertad exterior y libertad interior

Mientras bases tu vida en la riqueza, las propiedades y las cosas mundanas, jamás podrás ser realmente feliz. Hay dos cosas que toda persona debe de alcanzar: libertad exterior y libertad interior. La libertad exterior alude a independencia, estar libre de lazos externos o limitaciones. La libertad interna habla del deshacerse de la sujeción de los sentidos, manteniéndolos bajo control. Todo individuo debería de tener ambos tipos de libertad.

En el mundo exterior, mientras se encuentren bajo el dominio de gente que no les resulte grata, como un rey o gobernante, no podrán ser realmente felices. En el mundo interior, mientras seas un esclavo de los sentidos, tampoco podrán disfrutar de verdadera libertad. El control de los sentidos es importante incluso para la libertad exterior. Pero a fin de tener el dominio en su mundo interior, la cualidad fundamental que deben de conquistar es el control de los sentidos y, por ende, el control de la mente. Cuando controlen su mente podrán retirarla del mundo y dirigirla a Dios. Entonces, serán felices, tanto externa como internamente, porque apreciaran a la divinidad en todo.

El control de la mente y el de los sentidos es la gran victoria a ser obtenida por el ser humano. Hasta ahora han añorado cierto tipo de gozos y placeres; viven rezando para ser felices, mas no realizan ningún tipo de esfuerzo para descubrir el origen de dicha felicidad. Krishna le advirtió a Arjuna: “Te engañas si piensas que puedes obtener dicha y paz de la vida cotidiana. No podrás obtener dicha de ahí. Los objetos sensoriales no pueden proporcionar la dicha que buscas. Solo cuando logres controlar tus sentidos podrás alcanzar dicha y paz.”

Sean creyentes o no, deben de aprender a controlar los sentidos. Tengan el dominio de sus sentidos. No les permitan excitarse y correr atrás de los objetos sensoriales. Si sus sentidos se descontrolan y corren tras los objetos, su voluntad se debilita y se olvidan del Señor. Mantengan los sentidos bajo control y

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mantengan la mente fija en el Señor. Sigan su enseñanza e instrucciones. Sin su gracia, no tendrán fuerza y no serán capaces de emprender ningún trabajo útil.

Sólo con la gracia del Señor podrán lograr las cosas que realmente valen la pena

Mientras Arjuna conto con la bendición y compañía de Krishna, actuó como un gran héroe y pudo realizar grandes hazañas. Cuando Krishna dejo su cuerpo mortal, Arjuna cayó en postración y lastima de si mismo debido a su apego y conciencia corporal. Sintió que Krishna lo había abandonado y como resultado perdió todo su valor. Arjuna, el gran héroe, perdió fuerzas y se sintió incapaz de realizar la menor tarea. Cuando estaba conduciendo a las mujeres y niños sobrevivientes de la casa de Krishna al refugio, los ladrones lo atacaron en el bosque. Arjuna lucho a más no poder para salvaguardar a las mujeres y los niños del asedio de los ladrones, mas no lo logro.

En las muchas batallas trabadas en la guerra del Mahabharata, Arjuna pudo pelear y defender a muchos héroes. Era inconquistable, por más que los hados estuviesen en su contra. Mas, el mismo Arjuna no pudo vencer a unos cuantos ladrones en el bosque para salvaguardar a las mujeres y niños que estaban bajo su tutela. ¿Cuál fue la razón? Hasta entonces, con Krishna a su lado, Arjuna había experimentado enorme fuerza. Al no reconocer de donde le venía dicha fuerza, creyó que había sido su propio valor lo que le había dado el triunfo. Dicho engaño derivaba de su ignorancia. La fuerza de Arjuna no vino de ahí. Provenía de la divinidad que se la había concedido.

Aunque una persona esté dotada de fuerza divina, se engañan si piensan que su fuerza le viene de su capacidad humana. Eso le ocurrió con Arjuna. Pero al perder contacto con la divinidad, no pudo lograr ni siquiera algo insignificante. Si el hombre ha podido desarrollar todo tipo de actividades es gracias a la divinidad inherente en el, que le ha otorgado su fuerza, sustento y poder. Sin tal poder divino, el hombre no habría podido realizar nada. Sin el sello de la divinidad, ni sus afanes más insignificantes habrían podido dar fruto. Dicho sello es de vital importancia. Reflexionen en el siguiente ejemplo.

Imaginen que han confeccionado un sobre hecho con grueso papel artesanal. Escriben al frente la dirección de Swami con letra artística a color; meten en él una hermosa carta, escrita con letra preciosa y en papel estampado. Los bordes del sobre también están adornados con finos dibujos. Una vez metida la carta, sellan el sobre y lo llevan al correo. Mas, a pesar de todo su arte y esmero, la carta no le llega a Swami. ¿Por qué creen? La razón es que no colocaron un timbre en el sobre. Ni los detalles decorativos ni su preciosa letra hicieron que la carta le llegara a Swami.

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Ni siquiera una carta que se eche en el buzón del internado de la universidad llegara aquí al templo, a un kilometro de distancia, si no está timbrada. Ya con su timbre, la carta podía haber viajado a kilómetros de distancia hasta alcanzar su destino final. La oficina de correos no se fijara en los estampados del sobre, la hermosa letra o los colores. No repararan en su trabajo artístico. Solo pondrán atención a la dirección y verificaran que la carta este debidamente timbrada. Entonces, lo más necesario era obtener el timbre y escribir claramente la dirección en el sobre.

La gracia de Dios se gana con pureza de corazón

Tal como en el ejemplo anterior, Dios no prestara atención a sus elaborados esfuerzos, a menos que los dirijan correctamente y coloquen el sello de la divinidad en todo trabajo que realicen. ¿Cómo se obtiene dicho sello? Con pureza de corazón. Alineando todos sus esfuerzos con los valores humanos. A Dios no le importa su erudición, sus logros, su riqueza y posición social. Solo a la gente volcada hacia lo mundano le importa, mas no a Dios. A Dios solo le importa el corazón. ¿De qué sirve obtener títulos y adquirir gran erudición en ciertos temas, si dicha educación no ha purificado su corazón? Son los valores practicados día a día en la verdad y la honestidad los que los acompañaran toda la vida, y representaran su gran inversión. Por eso subrayamos la gran importancia de los valores dentro del sistema educativo del asuran.

¿Acaso un hombre hambriento satisfaría su hambre con tan solo mostrarle ricos tipos de comida? ¿Acaso un indigente dejaría de ser pobre si tan solo le contasen historias de abundancia? ¿Se curaría un enfermo si solo le describieran los distintos tipos de medicamentos que le harían bien? No. Del mismo modo, tan solo con escuchar acerca de las grandes enseñanzas del Gita, no bastaría para obtener un beneficio de ellas. Han atendido muchas conferencias y escuchado grandes verdades. Ahora tienen que llevar a la práctica al menos una o dos de estas verdades. Entonces podrán experimentar dicha verdadera.

Para que sus esfuerzos se vean coronados y realmente valgan la pena, necesitan el sello de la divinidad. La pureza de corazón les aportara dicho sello. Ello significa practicar los nobles valores que el Gita ha estado ensenando. Pero antes incluso de que se puedan llevar dichos valores a la práctica, tendrán que controlar la mente y aprender a dirigirla. Esto solo es posible si adquieren el dominio sobre sus sentidos. Por lo tanto, la lección fundamental de la enseñanza es el control de los sentidos. Krishna le dijo a Arjuna: “Si deseas lograr algo que realmente valga la pena, primero debes de alcanzar el control sobre tus sentidos.” Lo mismo le dijo Prahlada a su padre, el rey demonio, “Padre, has podido conquistar cantidad de mundos, pero no has logrado aun la victoria real. ¡No te has conquistado a ti mismo!”

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Existen muchos seres, pero hay una sola divinidad

Si una persona no ha conquistado su mente y sentidos, ¿Cómo podría jamás probar el néctar de la divinidad? Para lograr conquistar la mente y los sentidos es preciso conocer la razón profunda de todos sus esfuerzos. La meta ulterior de la vida es realizar la divinidad subyacente a todo y todos. Deben de contactar el único principio átmico que existe en cada corazón.

El sol sale para todos. No hay un sol separado para los distintos seres y especies de cada parte del mundo. Puede haber mil tipos de vasijas llenas de agua sobre el suelo. Una puede ser de barro, otra de bronce, otras de plata o cobre. Sobre todas ellas está el único sol, reflejándose en ellas. Por los múltiples reflejos, se diría que hay muchos soles, sin embargo, aunque hay muchas vasijas y cada una refleja al sol de distinta manera, el sol que en ellas se refleja es uno solo. El valor de cada vasija también varía; el de plata es más caro que el de barro, mas el sol que se refleja en ellas sigue siendo el mismo sol.

De igual modo, desde el más alto académico hasta el ignorante mas romo, desde el hombre más rico hasta el pordiosero mas menesteroso, desde el mayor emperador hasta el ciudadano más humilde, los cuerpos y moldes en que se presentan son distintos, pero el ser que reside en todos ellos, el atma que se revela en cada cuerpo, es una y la misma. La tela que visten y las joyas que los adornan puede ser caras. Un pobre no podría aspirar a algo tan costoso. Mas ello es como las diferencias entre las vasijas. La divinidad interior de cada cuerpo sigue siendo una sola.

Cuando toman conciencia de esta verdad y reconocen la unidad de todos los seres, podrán ejercer el control sobre sus sentidos fácilmente. En lugar de querer controlar a otros, procuraran tener control sobre sí mismos. En lugar de andar corrigiendo a los demás, se harán cargo de su propia mente y sentidos. Todo mundo adolece de fallas y defectos. ¿Entonces quién puede tener autoridad sobre alguien más? Si alguien comete un error, ustedes podrían mostrarle el proceder correcto, pero deben de permanecer enfocados en ustedes mismos. Cumplan con su deber, hagan su tarea, pero recuerden siempre la divinidad que hay en cada quien.

Sólo la sabiduría podrá someter a la ignorancia

La ignorancia está muy enraizada; recubre la verdad interna. Es imposible remover la gruesa capa de ignorancia embistiéndola de frente. A las siete de la mañana, no obstante su estatura sea un metro con sesenta, su sombra se alzara a unos quince metros. ¿Cómo podrían achicar su sombra? Podrían acaso combatirla? Si la reprehenden, ¿acaso los escuchara? Si la critican, ¿acaso se empequeñecerá? Hagan lo que hagan, no se va a reducir su estatura. Mas, a medida que el sol se eleva, la altura de la sombre irá disminuyendo

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automáticamente. Cuando el sol se encuentre sobre su cabeza en el cenit, la sombra bajara hasta sus pies por sí sola, borrándose y desapareciendo.

Su estatura puede ser solo un metro sesenta, pero su ignorancia mide ¡quince metros! Por ello deben de practicar la indagación interior para que su sabiduría crezca. A medida que la luz de su sabiduría se expande, la ignorancia irá disminuyendo y así podrán llegar a eliminarla por completo. Esta es una manera de hacerlo.

Hay otra manera de lidiar con la sombra que se eleva a quince metros. Comprenden que no pueden vencerla embistiéndola y tratando de pasar sobre ella. Hacerle frente no la acortara ni un centímetro ni la hará desaparecer del mapa. Mas, si en lugar de voltear hacia ella, voltean hacia el sol, su sombra se posicionara automáticamente atrás de ustedes, y ya no la podrán percibir, independientemente de su tamaño. Quedara fuera de vista de continuo. Por eso, en lugar de pensar en esta ignorancia, piensen en el sol de sabiduría. Así, la ignorancia quedará atrás de ustedes y el sol, adelante, en cuyo caso la sombra no podrá molestarlos más. Ello significa dirigir su mirada hacia Dios.

Deben de recurrir a ambos métodos. Volteen siempre hacia Dios, y utilicen sus facultades intelectuales e intuitivas para expandir su sabiduría. Existen dos yogas o caminos espirituales primordiales: el de la devoción y el de la sabiduría. Si no dirigen su mirada a Dios y expanden su sabiduría, y continúan con la mirada en el mundo, entonces como ocurre con la sombra y el sol poniente, su ignorancia seguirá alargándose y ustedes se extraviaran. “Por lo tanto –Krishna le advirtió a Arjuna- usen su buddhi, su inteligencia superior, para aumentar su sabiduría. De esa forma, su ignorancia quedara eliminada. En el momento en que la ignorancia sea destruida, la dualidad desaparecerá. Cuando se disipa la dualidad, la atracción o repulsión hacia las cosas también desaparece. Una vez que los apegos o aversiones se eliminan, también se desvanece la conciencia corporal. Si no hay conciencia corporal, el dolor cesa de existir.”

Desarrollen sabiduría mediante la indagación interior

Hemos visto que si desean superar la conciencia corporal, primero deben de superar la atracción o repulsión hacia las cosas. Una vez que así sea, ocurre la destrucción de la dualidad. Y cuando desaparece la dualidad, la ignorancia queda eliminada. Ello ocurrirá cuando se expanda su sabiduría. Por lo tanto, el Gita dice que solo a través de la sabiduría lograran destruir la ignorancia y alcanzar su realidad ultima.

¿Cuál es la sabiduría que tienen que cultivar? ¿Pueden obtenerla adquiriendo conocimiento mundano? No; no tiene que ver con los fenómenos externos en absoluto; únicamente con la experiencia interior. Solo cuando desarrollen confianza en sí mismos, confianza en el interior átmico, podrán experimentar

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fuerte confianza en el Señor. Si no creen en sí mismos, no pueden realmente creer en Dios. Cuando tengan fe en sí mismos, entonces podrán desarrollar fe en Dios. Para desarrollar una firme fe en ustedes mismos, y realizar la divinidad interna que es la misma en todos, deberán de asumir la constante práctica de indagación de sí mismos.

Desde el momento en que se levanten hasta que se vayan a la cama en la noche, se la pasan en el “yo, mi, me, conmigo”. Mas, cuando pronuncian yo, ¿saben acaso quien es este? Dicen “este es mi cuerpo”, “es mi inteligencia”, “este es mi sentimiento”, “estos son mis sentidos”, pero se han preguntado alguna vez “Quién soy?” Si nunca se han cuestionado sobre su propia verdad, ¿de qué les sirve toda la educación que han recibido? Si no quieren hacer el esfuerzo de conocer su propia verdad, entonces ¿Quién vendrá a retirar las consignas acunadas en su mente? ¿Quién retirara el karma ahí escrito? En lugar de analizarse a sí mismos, permiten que entren pensamientos impuros en su cabeza, lo cual la empana y empantana.

Deberían de entender que cuando afirman “este es mi pañuelo”, el yo que habla es diferente del objeto pañuelo. Aseveran “este es mi cuerpo”; no dicen “soy este cuerpo”. Al afirmar “este es mi cuerpo” están declarando que ustedes y su cuerpo son cosas diferentes y separadas. Si indagan sobre el yo que afirma tal, su indagación los llevara al morador interno. Deben de indagar quien es ese morador interno, en otras palabras, quien es el poseedor de todas esas cosas. Solo si hay un propietario, tiene caso decir algo como “esta es mi propiedad”, “esta es mi tierra”. Solo el amo que posee dicha propiedad tiene el derecho de afirmar “esta es mi propiedad”. El amo de la mente-cuerpo es el morador interno. El amo no sufre cambio. Nunca los va a dejar. Por lo tanto, mediante la indagación interna, deberían de tratar de descubrir y reconocer la inmutable divinidad interior que es su verdadera realidad.

Todo aspirante espiritual debería de emprender la indagación interna. Deberían de dedicar tres cuartas partes de su práctica espiritual al auto indagación. Entonces podrán obtener resultados. Solamente usando su tiempo adecuadamente, santificando su cuerpo y sus acciones, podrán alcanzar su meta. La principal causa de los pesares que tienden a padecer es la debilidad que desarrollan debido a que no controlan sus sentidos. Usen su fuerza para mantener sus sentidos bajo control. Encaucen su mente en el camino correcto y cultiven una determinación firme. De ahí les vendrá gran fuerza.

El Gita afirma que deben de controlar sus sentidos, no que los destruyan. El Gita no dice que deberían de renunciar a la acción, sino renunciar al fruto de la acción. Por consiguiente, deben de realizar su trabajo. Si bien el Señor no tiene ninguna necesidad de realizar un trabajo en particular, verán que trabaja todo el tiempo. Si El trabaja constantemente, ¿no deberían ustedes de trabajar también?

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Ejecuten su trabajo y utilicen sus sentidos correctamente. Úsenlos dentro de los límites razonables para aquello que fueron creados. Jamás los usen en un sentido equivocado. Tal es el mensaje del Gita.

XXI. Conocer la divinidad es volverse la divinidad

Krishna dijo “Si caes esclavo de tus deseos, te volverás un esclavo de todo mundo. Mas, si tus deseos se vuelven esclavos tuyos, el mundo entero te pertenecerá.”

Encarnaciones del amor:

Tengan fe en la divinidad interior, el atma, que es la base de la verdadera felicidad y alegría que experimenten en el mundo. La gente sufre inmensidades por creer equivocadamente que el placer de los sentidos y las delicias de los objetos mundanos son reales y duraderas; más son temporales y no duraran gran cosa. Las personas no se han cuestionado cual es la base del gozo asociado a las cosas y suntuosidades mundanas.

La impureza de los sentidos opaca la luz del Atma

El Gita compara el cuerpo humano con un recipiente que tiene diez agujeros, y dentro del cual existe una luz inextinguible. Si cubrieran el contenedor con un paño grueso, no podrían ver la luz que sale de él.  Si retirasen gradualmente el paño que cubre el recipiente, podrían apreciar la luz que se proyecta a través de los hoyos. A la sazón, parecerían ser diez luces. Pero si retiran el recipiente y dejan la luz, se darán cuenta de que siempre hubo una sola luz. La única luz que brilla dentro del recipiente del cuerpo es la destellante atma.

La esplendente luz del atma ha sido cubierta por el cuerpo y los sentidos. Existen cinco sentidos gruesos y cinco sentidos sutiles asociados al cuerpo, que se pueden entender como los cinco agujeros del recipiente a través de los cuales destella el atma. El recipiente del cuerpo, a su vez, ha sido cubierto por el grueso paño del yo-mi-me-conmigo y el apego, que nubla la luz pura del atma. Primero que nada, deben de retirar el paño del egoísmo y el yo-mi-me-conmigo. El yoismo proviene de la ignorancia. Es un tipo de engaño que los hace sentirse separados y los mantiene sumidos en la dualidad. Surge de la ilusión cósmica o maya. Esta puede concebirse como la vestimenta externa de Dios. Se ha descrito a Dios como aquel cuya forma externa es la ilusión. La ilusión lo camufla y mantiene fuera de vista. Al retirar el paño de la ilusión, queda revelada la luz interior, que brilla radiantemente a través de los órganos de los sentidos.

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La luz que ven con los ojos no es sino reflejo del resplandor de la luz divina que hay en su interior. Toda sensación que les entre por la piel u oídos no es sino una reacción a su luz interior. Y todo sonido que emitan por la boca no es sino resonancia de su divina luz interior. Todo lo que experimenten a través de los sentidos solo es un reflejo o reacción al esplendente destello de su ser inmortal, su atma. Mas, en la medida en la que se identifiquen con el recipiente que es el cuerpo, no podrán reparar en la luz átmica. Solo cuando se identifiquen por completo con el atma, podrán experimentar su luz única, en lugar de percibir innumerables luces.

Vean la unidad en la diversidad

Hasta ahora ustedes han percibido diversidad y separación en lo que realmente es unidad. Pero es el momento de corregir su visión. La sabiduría de las sagradas escrituras subraya que no podrán ser puros hasta que no vean la unidad en la ilusión de la diversidad que los rodea. ¿Cuándo podrán ver y experimentar directamente esta unidad? Cuando se identidad con el cuerpo sea destruida. Entonces podrán experimentar todo como Uno. La maya es quien da lugar a la ilusoria experiencia de estar viendo muchos donde solo existe uno. La experiencia universal de sabios y místicos es que no hay más que unidad en la vasta multiplicidad del orbe.

La unidad es lo que subyace a todo. Es el atma. Tiene que ser experimentada en cada cosa y cada ser. Es la síntesis y meollo del Gita, que a su vez es la esencia de la antigua sabiduría. El Gita describe la experiencia de la unidad como yoga, el proceso de unirse y sumergirse en la divinidad. Exploren ejemplos de su vida cotidiana para ver cómo pueden experimentar dicha unidad en medio de tanta diversidad y, por tanto, descubrir la divinidad inherente en todo.

Tomen como ejemplo la preparación del alimento. Por ejemplo, ustedes incluyen golosinas como galletas, pasteles, caramelos, postres o alguna otra cosa dulce que les guste. La forma y nombre de cada alimento es diferente pero la sustancia común que los caracteriza es lo dulce.

La dulzura que tienen proviene del azúcar. Dado que todos estos alimentos contienen azúcar, tienen sabor dulce. La harina no es dulce en sí misma; tiene sabor insípido. Pero el combinar la harina con el dulce hace que ustedes puedan paladearlo como un postre. No importa que harina usen, si es de arroz, de trigo u otros granos. Al mezclarla con azúcar se vuelve dulce. De igual modo, las cosas del mundo son insaboras e insípidas, pero al combinarse con el azúcar de la divinidad, se tornan disfrutables, deseables y dulces a su ver.

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Son seres humanos, no animales

No desperdicien su vida persiguiendo diversiones. Dense cuenta de que no nacieron a esta vida con el fin de comer, dormir y perder el tiempo en entretenimientos banales. Si otean a su alrededor, verán cantidad de animales, pájaros y lombrices que solo viven para comer. ¿De qué sirve tener vida de humano si solo la usan para disfrutar lo que disfruta un animal, un ave una lombriz? ¿De qué sirve cursar educación superior para después entregarse a placeres que incluso sin estudios los animales, las aves y las lombrices disfrutan? ¿A qué aspira realmente la humanidad? ¿Cuál es el significado profundo de la afirmación que dice que es sumamente difícil obtener una vida como humano?

La vida humana no se otorga para vivan como animales. Tampoco se les concedió para que actuasen como demonios. El hombre tomo nacimiento humano para realizar su esencia divina. La vida humana les fue otorgada para que lleguen a la expansión divina de su conciencia. Lo mismo enseno Jesús cuando señalo “No solo de pan vive el hombre”.

Están llamados a lograr algo poderosamente significativo. Les fue dada la vida para que realicen la divinidad inherente en ustedes. Su principal deber como seres humanos es renunciar a las cosas pasajeras y aspirar a aquellas que son permanentes. Sin embargo, hoy día nadie aspira a ellas. Están desperdiciando sus vidas llenándolas de apegos. De esta manera Krishna reprendió a Arjuna. Le dijo “!Arjuna!, la conciencia corporal y el cuerpo te están atando. Estas desperdiciando tu vida. Renuncia a tus apegos corporales ahora mismo!”

Deben de indagar que los hace crear dependencia a lo corporal. Vean el siguiente ejemplo. Todo mundo sabe que no es correcto decir mentiras. Muchos, en determinado momento, prometen no volver a mentir de ahí en adelante mas, en cuando se lían en una conversación vuelven a mentir. O piensen en un hombre de negocios que sabe que no hay que engañar, y se propone conformarse con una ganancia modesta y justa, pero al día siguiente ya está recurriendo a medios ilícitos. O bien, una persona decide que no tiene que echar chisme, sin embargo en menos de minutos ya lo olvido y esta criticando a un tercero.

El hombre no tiene una mente estable de ninguna manera, y sin una mente estable y firme no es capaz de controlar sus acciones. Un día santo se propone no pensar más que en el Señor y no tomar alimento, pero al rato pide licencia diciendo “Déjame tomarme aunque sea unas galletitas con te.” Cuando el hombre se aleja constantemente de sus mejores resoluciones, es porque debe de haber dentro de él una entidad muy poderosa que lo vence. Si no existiese un instinto o compulsión tan fuerte dentro de él, seguramente no cambiaría su resolución y podría cumplir su disciplina con la sola fuerza de voluntad.

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El deseo los hace fallar en sus resoluciones

Existe, pues, en el hombre una fuerza oculta que el mismo no comprende ni logra controlar. Si lo piensa a fondo e intenta descubrir de qué se trata este poder, vera que se relaciona con las tres cualidades inherentes a la condición humana. Estos tres atributos que componen la vida mundana le dan sus características a la mente y al pensamiento. Ellas son: lo apagado y lerdo, lo activo y apasionado, y lo sereno y tranquilo. Estos son los atributos que en diversa combinación dominan la vida de las personas. Son intensificadas o disminuidas con el tipo de alimentos que se ingieren y con la condescendencia o restricción de las horas de sueño.

De dichos atributos, las primeras dos que se mencionaron –lerdez y agitación-, pueden fácilmente llevarlos por el camino equivocado. La lerdez precipita el disgusto, la repulsión y el enojo. La naturaleza excesivamente activa estimula la atracción, el deseo y el apego por las cosas mundanas. El deseo es la compulsión más fuerte en el hombre, capaz de alejarlo de sus buenas resoluciones. Funge como cabecilla de todas las demás cualidades negativas.

Pueden seguir programas con el fin de vencer a sus enemigos externos, mas sus planes y estrategias no les servirán de nada hasta que no hayan conquistado a sus enemigos internos. Si se rinden a sus enemigos internos, ¿como pretenden conquistar a los externos? Cuando los enemigos internos han quebrantado su fuerza de voluntad y doblegado las mejores de sus intenciones, ¿Cómo podrían entonces desafiar y conquistar a sus enemigos externos? El cabecilla de las malas cualidades –el deseo- abrió un agujero y se metió en la casa. Los otros rasgos como el odio, la ira, la avaricia y los celos se acaban entonces metiendo también. En el momento en que dichos enemigos entran en ustedes, pierden su buen juicio y discernimiento. Al perder el buen juicio pierden asimismo su determinación. Por lo tanto, la razón principal para que no puedan cumplir sus resoluciones es la acumulación de deseo. Ahondemos en esto un poco.

Cuando se construyen los palacios donde han de residir los reyes y emperadores, generalmente se levanta un muro en torno al palacio, que lo protege de los intrusos. En el muro hay cierto número de rejas de seguridad. De igual modo, un templo esta normalmente situado como parte de un complejo resguardado por una barda dotada con algunos canceles o portones. Se puede ver el cuerpo humano como un complejo que contiene a Dios, que reside dentro del templo del corazón como el atma. Toda fortaleza o templo es construido con ladrillos, cemento, arcilla y mortero, pero el templo del cuerpo se forma de carne y sangre. En dicho cuerpo hecho de carne hay un número de accesos: los sentidos. Es a través de los sentidos que el deseo y otros rasgos negativos penetran, invadiendo el santuario interior.

Se les ha dado el cuerpo para que realicen al morador interno

El cuerpo recibe su lustre del morador interno que es Dios. Mientras el morador interno permanezca en el cuerpo, este estará lleno de vida y fragancia. Cuando el

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morador interno abandona el cuerpo, este se corroe y torna ofensivo. Sin el morador interno, el cuerpo resulta algo repudiable. Lejos de emanar fragancia, arroja más pestilencia cada momento. El proceso de transformar un cuerpo de tan repugnantes atributos en un instrumento de servicio a la humanidad y realización de la divinidad, proporciona inmensa alegría y profunda satisfacción. Pero el hombre piensa que su cuerpo solo sirve para proporcionarle placeres físicos, y por tanto lo usa primordialmente en formas auto degradantes. Krishna advirtió a Arjuna que ello no era el signo de un verdadero ser humano. Señalo: “Se les ha dado el cuerpo para que comprendan lo que es el morador interno. Arjuna, usa tu cuerpo solo con fines sagrados. El poder de discriminación aun no les ha sido concedido a las aves y a los animales.

Tienen la capacidad de experimentar grandes cosas a través de la exclusiva habilidad de indagación y auto análisis. Tienen que usar todos sus poderes para entender los principios que conforman la naturaleza humana. Lo primero es entender el poder del deseo mundano que los hace fallar a sus resoluciones. Desde luego cierto deseo debe de existir. Sin deseo no podrían vivir ni un momento. Deberían de tener el deseo de ayudar a otros. En eso consiste vivir como verdadero ser humano. Si no tienen como fin el bienestar de la sociedad en su conjunto, no pueden ser llamados de seres humanos.

Dado que la gente nace en una sociedad, vive en sociedad y obtiene tantos beneficios por parte de la sociedad, cada uno debe de servirla. Al rendir servicio a la sociedad sirven al Señor. Desempeñen un trabajo menor o un gran trabajo, sea lo que fuere que hagan, debe de hacerse en nombre del Señor. Realicen el trabajo que realicen, deben de convertirlo en trabajo sagrado y transformarlo en adoración. Cuestionen todas sus acciones y pregúntense “Esto me conducirá a la meta?” Cuando vean al Señor en todo y todos estarán haciendo todo en la conciencia divina.

Todas las energías del cuerpo se originan de la única luz divina proveniente de Dios. Son todo el reflejo de la luz interior del atma, que es el destello del ser supremo. De igual modo, la luz que brilla en cada individuo proviene de la divinidad, la luz átmica que todo lo penetra. Deben de estar siempre conscientes de ello. Pueden ver el cuerpo exterior con todos sus rasgos, pero dado que no pueden ver el atma directamente, no han logrado entender el infinito esplendor de Dios, que mora en todos los seres. Vean el siguiente ejemplo.

Todo viene de la divinidad interior

Supongan que hay una tormenta. Grandes torrentes de agua estarán corriendo entre los arboles; caerá agua de los techos y por las coladeras; chorreara de los cobertizos; se derramara desde los techos vecinos a sus casas; anegaran los suelos ocasionando arroyos y remolinos. Saldrá agua de todas partes y parecerá

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que viene de lugares diversos, sin embargo cada gota de dicha agua tiene un mismo origen: el cielo.

De manera parecida, este discurso, esta fuerza, esta belleza y estos talentos, se manifiesten en quien se manifiesten, provienen todos del mismo origen único: la divinidad que todo lo penetra. Tienen que reconocer la unidad que subyace a todas las cualidades. Cuando tengan noción clara de dicha unidad, desaparecerá la diversidad, y cuando desaparezca la diversidad, los deseos también desaparecerán. Entonces, cuando se haya extinguido el deseo y la atracción hacia las cosas del mundo, no quedara espacio para el repudio o el disgusto que mueve al enojo. Por lo tanto, cuando adquieran sabiduría divina, podrán conquistar el deseo así como el enojo.

Es a través de la práctica espiritual, particularmente de la indagación interior, que podrán realizar la unidad y disfrutar de la divinidad que tienen dentro de sí. El gran anhelo de llegar a la sabiduría divina y poder ver al uno en los muchos se expresa en la oración que dice:

De lo irreal llévame a lo realDe la oscuridad condúceme a la luzDe la muerte guíame a la inmortalidadOm, paz, paz, paz.

Asatoma satgamaya,Tamasoma jyothir gamaya,Mrityorma amritam gamaya,Om shanti, shanti, shantihi.

Sea cual fuere su trabajo, si lo hacen en nombre del Señor y se lo ofrecen a Él, adquirirá un valor sagrado. Todo lo que se relacione al Señor se vuelve sagrado y de gran poder. Piensen, por ejemplo, en una rata, que es un animal repugnante. Si vieran una rata en su casa, agarrarían un palo para tratar de ultimarla o colocarían una trampa para eliminarla. Al verla sienten repulsión. Sin embargo, en la India, la rata ha sido tradicionalmente asociada a cierta forma de la divinidad, el Señor Ganesha, que es la encarnación de la sabiduría. La rata viene siendo el vehículo que transporta a Ganesha. Si fuesen devotos del Señor Ganesha y vieran imágenes de la rata a su lado, la adorarían como instrumento sagrado de dicha divinidad. ¿Por qué es así? El alto valor que dicho instrumento se ha ganado se debe a su asociación con dicha divinidad.

De manera similar, cuando se encuentran con una serpiente sienten miedo y van por un palo para expulsarla de ahí. O se van a buscar a un encantador de serpientes para que la atrape. Mas, cuando idéntica serpiente adorna el cuello de Shiva, le rinden adoración y ofrecen sus salutaciones. ¿Por qué razón lo hacen? Porque la serpiente se ofreció al Señor para servirlo sólo a Él. Por ello se ha vuelto divina como el Señor mismo. No obstante ser una serpiente venenosa, una vez que se ofrece por completo a Dios, adquiere su altura y nobleza.

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Asociarse con la divinidad los torna divinos

En una ocasión, el señor Vishnu le envió un mensaje al señor Shiva, y lo hizo a través del águila Garuda, que era el vehículo de Vishnu. Garuda voló hasta Shiva, batiendo sus alas. Cuando la serpiente que adornaba a Shiva sintió el airecito producido por el batir de alas de Garuda, comenzó a sisear. Si bien las águilas son enemigo mortal de las serpientes, y una serpiente normalmente se escurriría ante la vista de un águila, en esta ocasión comenzó a sisearle a Garuda. Osó hacerlo por la posición de poder que había adquirido estando en el cuello del Señor. Al ver que la serpiente insistía en sisearle, Garuda le dijo: “Mira serpiente, estás en el cuello del señor Shiva, así que te perdonaré. Pero apártate tantito de ahí por un solo momento.” Al momento de abandonar su posición, la serpiente se convertiría en la comida del águila. Mientras permanezca en su posición, gozará de gran fuerza dada su cercanía con la divinidad.

En verdad, el único “yoismo” aceptable es el que los vincula al Señor, cuando afirman “Soy uno con Dios”. Si en su lugar, abandonan la intimidad y afectividad a Dios y el ego los envuelve, se tornan viles, débiles y vulnerables. Aunque sea una cosa pequeña y sin valor, al refugiarse en el Señor ve su valor totalmente incrementado. Una piedra que yace en la calle es algo ordinario, pero si un escultor le da una forma sagrada, será reverenciada en el templo. Reflexionen en el valor extraordinario que adquirirán cuando se entreguen a Dios y se vuelvan uno con Él.

La pequeñez no tiene ninguna cabida al encontrar lugar en la divinidad. En la historia de Rama, está el pasaje de cuando Sita, esposa de aquél, fue secuestrada por el demonio Ravana, quien la tuvo cautiva en palacio. A la sazón, Ravana padeció gran desasosiego y angustia. Aunque ya habían pasado diez meses de su rapto, Sita no cedía a sus insinuaciones. Ni siquiera le dirigía la palabra, a pesar de las amenazas que Ravana le lanzaba. El hecho no pasó desapercibido a la esposa del demonio, quien intentó disuadirlo. Le dijo: “Ravana, tienes poderes infinitos. Has hecho muchísima penitencia. Eres un gran devoto del señor Shiva. Has adquirido grandes poderes para disfrazarte. Te hiciste pasar por un mendigo para secuestrar a Sita. Tienes la capacidad de ocultarte bajo cualquier forma. Si puedes asumir cualquier forma, ¿por qué no se te ha ocurrido tomar la forma de Rama? Así te habría aceptado Sita de inmediato. ¿Por qué no lo has hecho?” Ravana replico “Si tomase la forma sagrada de Rama, ¡no habría podido albergar más mis lascivos deseos!”

Cuando se vuelven uno con la divinidad, sus pensamientos mezquinos desaparecen. Éstos ya no pueden perturbar su tranquilidad. “Por lo tanto -Krishna le dijo a Arjuna- cuando libres la batalla, pelea, pero hazlo pensando en mí. Es así que debes de cumplir tu deber. De ese modo, podrás enarbolar la rectitud protegerla, sentando un buen ejemplo para los demás. También obtendrás gran renombre. Si le ofreces todo a la divinidad, tendrás éxito en todas tus empresas.

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Para lograrlo, debes de adquirir control sobre tus sentidos. Gradual pero firmemente deberás ir logrando el control de tus sentidos hasta que éstos queden perfectamente en cintura. Sólo entonces podrás realizar tu pleno potencial como ser humano. Habrás desarrollado ecuanimidad, y se te considerará un hombre sabio.

“Hoy todavía estás lleno de apegos; teniendo tan fuertes lazos, ¿cómo podrías desarrollar ecuanimidad? Alejas de ti la paz interior. Todas las relaciones y vínculos que cultivas están en permanente cambio. Son pasajeros y al final no pueden ayudarte. Reconoce la verdad inmutable. Apégate a la divinidad que siempre yace en ti, y jamás te abandonará.”

XXII. Los tres mundos: el denso, el sutil y el causal

Todos los objetos que ven en el mundo no son sino producto de la combinación de cinco elementos. Todo sin excepción está hecho de cinco y solamente cinco elementos. No encontrarán un sexto elementos en algún lugar.

Encarnaciones del amor:

Existen tres tipos de lugares que pueden también considerarse universos o mundos. Son: el universo físico, el universo mental sutil, y el más sutil y penetrante de todos, el universo causal. Más allá de esto yace el mundo trascendental, el principio divino, el atma, el yo supremo, como base de todo.

Los cinco elementos densos y los cinco sutiles

Un devote que anhele conocer el principio divino y fundirse con él debe de estar al tanto de estos tres universos. El primero, el universo físico y denso, está hecho de los cinco grandes elementos, esto es: éter, aire, fuego, agua y tierra. El éter, también llamado espacio, es el primero y más penetrante y sutil de los elementos. No tiene atributos específicos excepto el sonido. Después viene el aire. El aire puede sentirse mas no verse. Tiene dos atributos: el sonido y el tacto. Le sigue el fuego. Éste puede ser visto. Es más denso que el aire. Contiene tres atributos: el sonido, el tacto y la forma. En seguida viene el agua. Ésta es aún más densa; como el fuego, puede ser vista al ojo desnudo, y también degustada. La tierra, el más denso de los elementos, contiene cinco atributos: sonido, tacto, forma, gusto y olor. Pueden ver que los últimos tres elementos -fuego, agua y tierra, tienen forma. Los dos primeros -éter y aire- tienen otras cualidades mas no forma.

Todas las cosas del mundo físico son impermanentes y están sujetas a continuo cambio. Al tiempo, todos los objetos sufren una modificación total, pasando de un nombre y forma a otro y a otro, y así sucesivamente. En el universo físico, todo

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está en constante movimiento. Ahondemos más profundamente en la naturaleza de los objetos hechos de estos cinco elementos. Piensen en los incontables átomos que existen en un lugar y momento dado. Ellos conformarán los diversos objetos que a la sazón están ahí. Las formas cambian en la medida en la que los átomos se mueven y van cambiando de posición. Los átomos que hay en las cosas cambian rápidamente de posición, tanto que es difícil determinar el momento en que ocurre un cambio en el objeto. El proceso de cambio es incesante. Todas las cosas hechas de átomos móviles cambian continuamente de forma a lo largo del tiempo. Los átomos que conforman el cuerpo humano, como los átomos en cualquier otra forma, cambian en todo momento, produciendo modificaciones en el cuerpo. Los cambios semejan mucho a las olas que se encuentran en el océano. Las olas del mar no tienen principio ni final. Las gotas de agua de una ola se diluyen en la siguiente ola. Las olas en las que las gotas se diluyeron, se convierten en otras olas, y así sucesivamente. El proceso de las formas cambiantes continúa incesantemente. Esa es la naturaleza del universo físico.

La vida es como una serie de oleajes

La humanidad también puede ser descrita como una serie de olas, y los otros seres animados como las aves y los animales pueden ser vistos como otras olas. Las plantas también son olas, así como los insectos y las alimañas. Las fuerzas demoníacas pueden verse como otras olas, y las fuerzas divinas también lo son. Por naturaleza, no es posible decir qué aspecto de una ola se diluirá en otra. Por lo tanto, así como las gotas de una ola del océano se diluyen en otra, también las olas que portan atributos humanos pueden mezclarse en otras que portan características de otros seres vivos. Se trata de un solo proceso continuo de cambio y modificación. De tal modo que la vida en sí puede ser descrita como una serie de olas.

Igual que el cuerpo atraviesa cambios, la mente lo hace también. La naturaleza humana está asociada al proceso de pensamiento que es el resultado de una ilación de pensamientos. Los procesos de pensamiento son impermanentes. Atraviesan continuo cambio. Vemos que todo lo que constituye la vida humana sufre cambio. Si no reconocen los seis tipos de cambio que conforman la vida, a saber: nacimiento, crecimiento, maduración, declive, degeneración y muerte, se engañarán creyendo que la vida es permanente. La causa fundamental de la falta de entendimiento es la ignorancia, que da lugar al ego, a los sentimientos egoístas y a la ilusión.

El universo físico comprende billones de soles, cada uno con su propio mundo. Existen innumerables planetas, grandes y pequeños, e incontables seres. En el vasto universo, la tierra es más pequeña que un grano de arena. En la tierra, la India no es sino un país. En este país existen varios estados. En cada estado hay distritos. En el distrito hay una ciudad, y en ella está una casita. En la casita está

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sentado un cuerpecito. ¿No es ridículo que tan minúsculo cuerpo se llene de ego y se dé aires de importancia, con tan insignificante tamaño comparado al del universo? Si visualizan el mundo y el lugar que ustedes ocupan en él, podrán ver que no son sino una manchita en todo el orbe. ¿Podría tal manchita aspirar a comprender la totalidad? ¿Podría una hormiGita aspirar a medir todo el océano? Con todo, el océano mismo está en perpetuo cambio…, así como la tierra entera…, y todo lo existente en dicho universo físico.

El mundo que habitan es completamente temporal y transitorio. ¿Cómo podría una cosita insignificante que habita un mundo impermanente aspirar a comprender el espacio infinito, ilimitado e inmutable? Para comprender lo inmutable tendrían que ocupar un lugar inmutable dentro de ese espacio inmutable. El cuerpo, la personalidad y la individualidad son cosas son entidades pasajeras, que pueden ser comparadas a un espejismo. El hombre intenta saciar su sed a partir de un espejismo. El espejismo está hecho de agua, ¡pero en él no hay agua! No se puede humedecer un paño en un espejismo, ni una cubeta puede extraer agua de él. Jamás podrán calmar su sed en él. Del mismo modo, su cuerpo y su naturaleza individuales jamás podrán satisfacer la sed de dicha real que buscan.

El mundo es completamente inerte, salvo por el principio divino que lo anima

Todo el orbe físico es como un átomo en el universo mental, así como el cuerpo representa un átomo infinitesimal en el universo existente. Empero, el inmenso universo mental resulta del tamaño de un átomo dentro del mundo causal. El mundo físico, hecho de cinco elementos básicos, puede ser percibido por los cinco sentidos biológicos. Mas, puesto que todo lo que hay en el mundo físico está hecho de cinco y sólo cinco elementos, este mundo es totalmente inerte no sensible. Pero el principio divino es inmanente en él. También se encuentra el principio divino en el mundo mental. Dado que el mundo mental también está hecho de los mismos cinco elementos (en su aspecto sutil), dicho mundo también es inerte y no sensible. Pero así como el principio divino en tanto morador interno es inherente al cuerpo inerte, al cual activa, y es inherente a la mente, a la que da vida, también es inherente al mundo físico y mental externos, a los cuales aporta energía y vitalidad.

El principio divino que aporta energía y vitalidad al mundo mental y físico, emite su brillo esplendente desde el universo causal, el más sutil de todos. Para comprenderlo, piensen en los reflejos de un espejo. La imagen o reflejo no tiene existencia independiente por sí misma. Solamente puede ser vista cuando el objeto reflejado es luminoso, y se mueve únicamente cuando dicho objeto reflejado se mueve. El lustre aparente de los objetos mundanos surge del mundo causal, el cual es reflejado por el mundo mental y físico, a manera de espejos. De igual manera en que el resplandor del sol es reflejado por la luna, el resplandor del estado causal se refleja en el estado mental sutil y en el estado físico denso.

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Ahora imaginen que desean decorar su propio reflejo en la imagen del espejo. ¿Podrían hacerlo de modo que la imagen perdurara por siempre? Cuando ven su cara en el espejo, ¿podrían colocar un punto en su frente, sobre la imagen del espejo, y que éste perdurara en ella? No, su esfuerzo sería fútil. Si dibujaran un punto en el espejo en el centro de la frente de su imagen, en cuanto se movieran, la imagen también lo haría y el punto que estaba en el centro de su frente quedaría ahora sobre su oreja. Al girar hacia un lado, la imagen también lo haría y el punto ya no quedaría en el centro de su imagen. ¿Existe alguna manera de colocar un punto en la frente de la imagen y hacer que se quede ahí, pase lo que pase? Sí, colocando el punto sobre ustedes, sobre el objeto que se está reflejando en el espejo. Pueden entonces moverlo en cualquier dirección, incluso poner el espejo de lado o del otro lado que el punto no se moverá de lugar en la imagen. He aquí una historia para ilustrarlo.

El artista que intentó captar la imagen del Señor

Hubo una vez un artista famoso. Tenía un extraordinario talento para pintar figuras y retratos. Un día visitó a Krishna en la ciudad capital de Dvaraka, pues deseaba hacer el retrato de Krishna. Con amplia sonrisa Krishna le dijo “Puedes ciertamente hacer mi retrato. Dime qué debo de hacer.” El artista entonces le solicitó que permaneciera quieto en su lugar durante una hora para hacer el bosquejo y, más tarde, completaré los detalles. Krishna se sentó frente al artista sin moverse. Éste realizó algunos trazos. Después de un rato, se postró ante Krishna y le dijo: “Swami, ya terminé.” Sonriendo, Krishna preguntó “¿Cuándo me vas a mostrar el dibujo?” El artista respondió: ”Mañana a estas horas lo habré terminado.”

Por la noche, el retratista trabajó afanosamente en la difícil tarea de retratar al Señor sobre la tela. Cuando terminó su trabajo al día siguiente, se sintió muy satisfecho. Cubrió la pintura con un hermoso paño y se lo llevó a Krishna. Pero al remover el paño, percibió que la forma de Krishna había sufrido considerable cambio en un lapso de veinticuatro horas. El pintor colocó el retrato a un lado de Krishna. Miró la pintura, luego a Krishna. Se dio cuenta de que había poco parecido entrambos. Krishna también miró la pintura y señaló: “Querido, aquí parece haber varios defectos.” El artista replicó: “Disculpa, Swami, dame otra oportunidad. Déjame intentarlo de nuevo para hacerlo mejor.” Así transcurrieron diez días.

Cada día, el artista rehizo su trabajo una y otra vez, sin lograr un retrato adecuado. Entonces se sintió apenado. Decidió que lo mejor sería simplemente desaparecer del lugar, así que se fue de la ciudad. En el camino, Narada le preguntó: “Pareces preocupado. ¿Qué te tiene tan desasosegado?” El artista le explicó lo que había sucedido, a lo que Narada le comentó: “Bueno, Krishna es un actor de primera y un director de primera. Está actuando todo el drama. Con ninguna de tus técnicas lograrás obtener un retrato que se le parezca. Pero si de verdad deseas tener éxito, escúchame y sigue mis palabras.

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El artista accedió a hacer exactamente lo que Narada le dijo. Regresó a Dvaraka, y al día siguiente se fue a ver a krishna, llevando consigo un cuadro cubierto con fino lienzo. Le avisó a Krishna: “Swami, ya pude finalmente traerte tu retrato exacto. Míralo, por favor. Esto siempre se te parecerá. Cambie lo que cambiare en tu expresión o forma, la imagen que se ve aquí te reflejará con toda fidelidad.” Disponiéndose a retirar el lienzo que lo cubría, dijo: “Por favor acepta esto como mi mejor retrato de ti.” Cuando el lienzo cayó, lo que apareció fue un límpido espejo.

Si desean pintar al Señor, que es inmutable, con materiales perecederos como pinceles, pintura, etc., no lo lograrán. En el universo físico todo es temporal. Todas las formas atraviesan cambio constante. Tales formas cambiantes no pueden proporcionar una visión adecuada del Señor inmutable. Si desean tener una visión limpia e inmutable del Señor, podrán obtenerla sólo en el claro espejo de su corazón puro.

Aventúrense allende lo transitorio para tocar la realidad inmutable

Intentar conocer al Señor a través de las formas que se hallan en el universo físico es un tipo de engaño. La entidad permanente e inmutable no puede ser conocida a través de las formas pasajeras y cambiantes. El conocimiento que así obtengan será impermanente. Sea cual fuere la dicha que obtengan al intentar conocerlo así, será apenas temporal. La naturaleza de estos cinco elementos es el cambio constante. Para llegar al estado permanente, tienen que ultrapasar estos cinco elementos y sus formas cambiantes.

Imaginen que se van de peregrinación al templo para obtener una visión del Señor. Para ir tienen que atravesar azarosas dificultades. Al llegar y poder finalmente entrar al templo, se ponen de pie ante una representación del Señor, con corazón anhelante. Contemplan la imagen sagrada, pero de inmediato cierran los ojos al experimentar la sensación de estar ante la presencia divina. De manera espontánea cierran los ojos para dirigir su mirada hacia adentro. Atravesaron todas las dificultades para mirar la imagen sacra, pero ¿por qué cierran los ojos y miran hacia adentro al llegar ahí? ¿Cuál es la explicación? Dirigen su mirada hacia adentro pues para obtener una visión verdadera del Señor, tienen que asomarse dentro de su corazón. Saben de manera intuitiva que las representaciones proyectadas a través de los ojos no son sino impresiones efímeras, montadas en pensamientos cambiantes. Una vez registradas las imágenes en los pensamientos, tienen que ser fijadas para poder volverse impresiones inmutables en su corazón.

Aunque no puedan obtener una experiencia directa de la divinidad en el universo físico, la visión indirecta que éste les dé puede devenir en una experiencia sagrada. No deben de renunciar a su sentimiento y conexión con la divinidad por el hecho de que el mundo físico sea transitorio, aunque sea efímeramente. Dichos

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sentimiento les proporcionarán cierta dicha temporal. De inicio, tendrán que consolidar esta dicha pasajera y a partir de ahí desarrollar gradualmente la dicha permanente. La travesía los llevará a través de los tres mundos: el físico, el mental y el causal, pasando de lo más denso a lo más sutil. Únicamente en el plano causal podrán encontrar la imagen de la verdad. Lo causal emana del estado trascendente que satura los tres mundos, excediéndolos. La fuente trascendente que ilumina el plano causal es la luz inmutable del atma.

Ustedes no son uno sino tres

Pueden adentrarse más en esto reflexionando en algo que Swami afirma a menudo: “No son una persona sino tres: el que creen que son, el que otros piensan que ustedes son, y el que son realmente.” El que ustedes creen que son -el cuerpo- es falso y efímero. Sea cual fuere la vida que llevan o las experiencias que estén atravesando, son todas pasajeras. Tanto el cuerpo como sus experiencias son temporales y están asociadas al mundo físico. El que los demás creen que ustedes son se basa tanto en su apariencia como en su carácter y personalidad. Tienen una imagen un tanto más mental de ustedes. Por lo tanto, el que los demás creen que ustedes son se relaciona a la mente y al mundo mental, que también es falso y cambiante. Pero el que realmente son es el atma, la verdad inmutable que resplandece en el plano causal.

Un cubo de hielo en la mano se derrite hasta convertirse nuevamente en agua. ¿Por qué? Porque la naturaleza del hielo es derretirse. De igual modo, el cambio y la transitoriedad es la naturaleza de todas las cosas del mundo físico. Incluso al intentar comprender el universo físico tienen que pensar en los mundos finos y más sutiles. El mundo físico pertenece al nivel más denso. Lo pueden experimentar en el estado de vigilia. Las mismas cosas en su forma sutil están asociadas al mundo mental que experimentan durante el sueño. Durante la vigilia logran ver los objetos debido a la luz emitida por el sol y la luna. Pero el sol y la luna de la vigilia no están presentes en el sueño. Solamente la luz proveniente del mundo mental les permite percibir las cosas de ese mundo.

Al momento de dejar de lado lo que es denso, la luz sutil se revela por dentro. En el día no pueden ver las estrellas. Pero no porque no las vean ellas dejan de existir. Las estrellas siguen brillando en el día, mas el destello del sol es tan fuerte que no les permite verlas. A medida que el sol amaina en el anochecer, comienzan a percibirlas de nuevo.

Tras lo denso, yace lo sutil; tras lo sutil, lo causal

En la base de las experiencias externas más densas, yacen las más finas y sutiles de las que surge lo externo. Y dentro de lo sutil se encuentra la rejilla del plano denso. En el niño que de grande será un maestro espiritual ya se vislumbran

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señales de la misión que realizará al traer luz a la humanidad. Si captan la esencia sutil de este ser, verán cómo ella moldea cada uno de los aspectos de su vida, mismos que cobran forma externa en los momentos más cruciales de su existencia.

Existe otro plano que trasciende tanto el plano denso como el sutil. Es el plano causal. El plano causal carece de movimiento; no sufre cambio. En él brilla la luz del atma. Al resplandor del atma en el plano causal se debe que puedan experimentar el mundo mental y físico. Si no existiera el mundo mental y sutil no podría existir el mundo físico y denso. Mas, si no existiese el plano causal, no podría tener lugar el mundo mental ni el mundo físico. Para alcanzar el estado de divinidad, su travesía debe de conducirlos del mundo físico al mental y de ahí al causal. Su verdad fundamental está enraizada en el plano causal. Deben de valerse del plano físico para alcanzar el mental, y valerse del plano mental para alcanzar el causal.

En última instancia, la luz del atma es el morador interno que activa y da vida a cada uno de estos niveles de experiencia. El atma es la fuente y sustrato de los tres mundos. En el océano pueden apreciar olas, crestas y espuma en la superficie, corrientes voluminosas bajo la superficie y densa quietud en las profundas regiones del fondo marino. Tanto las olas, como las corrientes y las aguas del fondo son lo mismo. Todas están hechas del elemento agua. Sin embargo, las olas, las corrientes y el fondo marino aparentan ser cosas distintas.

También en el mundo fenoménico, tienen que descubrir el elemento común que subyace a toda experiencia y reúne en uno solo el mundo físico, el mental y el causal. Cada uno de estos tres universos puede asociarse a cada uno de los tres niveles de conciencia. Pueden relacionar el estado de vigilia con el mundo físico; el estado onírico con el mundo mental, y el sueño profundo con el nivel causal. Allende los tres estados, que los atraviesa y les es común, existe un cuarto estado. Es el estado supra consciente: el estado trascendental. El estado inconsciente del sueño profundo está asociado al mundo causal. Lo caracteriza un profundo estado de paz. Mas, por sí mismo, el sueño profundo no es capaz de proporcionar dicha real y permanente. La dicha está ahí, pero no están conscientes de ella. Sólo cuando vuelven del sueño profundo al estado de vigilia recuerdan la sensación de serenidad y descanso total que disfrutaron. Con todo, en el estado supra consciente podrán disfrutar paz eterna y dicha, y estar plenamente conscientes de ello.

Samadhi equivale a inmovilidad mental

Experimentar dicha es lo que se conoce como estado de Samadhi. ¿Qué significa samadhi? Se ha entendido equivocadamente como un estado emocional en el que la persona actúa de manera anormal como estando en un trance. Pueden pensar que el samadhi es diferente al estado de vigilia, de sueño o de sueño profundo,

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mas no es así. El samadhi es algo común a los tres estados. Su significado está en las raíces de la palabra: sama -inmutable- y dhi -mente. Unidas significan mente inmutable [ecuánime]. Haga calor o frío, haya pérdida o ganancia, se reciba elogio o crítica, la mente permanece inmutable. Eso es samadhi. Por lo tanto, la persona en Samadhi, cuya mente es ecuánime, está siempre dichosa, ya se encuentre despierta en su rutina diaria, o esté soñando o sumergida en sueño profundo. Todos anhelan gozar de dicho estado beatífico. Para alcanzarlo se requiere de mucha práctica espiritual. También tienen que ganarse la gracia del Señor llevando una vida virtuosa que lo complazca.

Tras describir las nobles características del hombre sabio, Krishna le dijo a Arjuna: “Carece de mérito basar tus acciones exclusivamente en consideraciones corporales. Sigue mis instrucciones. Cumple tu deber pensando en mí. Entonces podrás experimentar y disfrutar la divinidad que está en todas partes. La divinidad es la unidad que subyace a la gran diversidad que hay en el universo. Basa tus acciones en ella. Enfócate de continuo en la divinidad. Yo soy la divinidad y me eres muy caro. Cuando te concentres de lleno en mí, yo me concentraré de lleno en ti.” Los pensamientos y sentimientos de la persona sabia, sea cual fuere el estado en que se encuentra, no sufrirán cambio. Su actitud será inquebrantable, enfocado como está en el principio divino de su interior.

¿A quién le sorprendería escuchar que el fuego es caliente? Quemar es la naturaleza del fuego, así como el frío es el estado natural del hielo. Igualmente, todo aquel que nace, morirá. Se considera completamente natural. Todo aquel que reconozca la verdad, no estará sujeto al pesar. Cultiven una mente ecuánime en todo lugar y circunstancia. Pase lo que pase, mantengan la mente firmemente en la divinidad que es su verdadero yo. Para desarrollar la habilidad de pensar en el atma -su naturaleza divina- en todo tiempo y lugar, deberán comprender en lo profundo las características de los tres mundos: el físico, el mental y el causal.

En la noche toman su alimento y poco después se van a la cama. Más tarde, cuando están dormidos, les vienen muchos sueños. Muchas cosas les ocurren en el sueño, sin embargo, al levantarse, nada de eso queda en ustedes. Durante la vigilia emprenden una serie de actividades y tienen muchas experiencias, pero después, al dormirse de nuevo, toda la actividad de la vigilia queda suspendida debido a los eventos de sus sueños. ¡Cuántos cambios ocurren en tan solo veinticuatro horas!

Ustedes son lo único real

Existen una serie de diferencias entre las experiencias del estado onírico y las de la vigilia. Teniendo ello en cuenta, ¿qué deberían de creer y qué no deberían de creer? Podrían preguntar “¿Cuál es la verdad y cuál no lo es? ¿Seré el único al que le ocurren estas cosas en el estado de vigilia? ¿Soy yo el que vive todas esas experiencias durante el sueño? He aquí la respuesta de las sabias enseñanzas.

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“No son esto ni lo otro. No son los que tienen las experiencias durante la vigilia ni durante el sueño; ni son el que duerme el sueño profundo. Ustedes trascienden los tres estados. ¡Son la realidad trascendente misma!”

Lo que creen que existe, no existe en realidad. Lo que no creen que existe, en realidad existe. Al adquirir sabiduría se percatan de que sólo existe el Uno: la única realidad existente y eterna. Ese es el atma, el principio trascendente. Mas el atma no es tan accesible a la gente común. Todo lo que leen, escuchan y experimentan no son sino atributos del estado físico. Partiendo de ahí, tienen que esforzarse en alcanzar la meta. De la forma, deben de avanzar hacia la no-forma; de lo cambiante, tienen que dirigirse hacia lo inmutable; de lo mesurable, tienen que ir hacia lo no mesurable. Más allá de estos calificativos, al trascenderlos e ir más allá incluso de lo que carece de calificativos, yace el estado inmutable, inexorable y supra consciente. Esta es la meta de todo aspirante espiritual. Quien se sumerja en dicho estado, puede considerarse un sabio. Se preguntarán si Arjuna alcanzó dicho estado. Sí, Krishna mismo le concedió dicho estado a Arjuna. Lo transformó en instrumento divino, convirtiéndolo así en un ser verdaderamente sabio.

Si el sabio no realizara actividad ninguna, no podría servir de ejemplo para la gente ordinaria. Las escuelas cuentan con un director de educación física y un maestro de gimnasia. El maestro de gimnasia sigue las instrucciones del director. Durante los ejercicios calistécnicos, el director se mantendrá en silencio, mientras que el maestro de gimnasia gritará: “¡uno, dos, tres…!” para ejecutar los movimientos. Él tiene que poner el ejemplo. Sólo así los demás podrán seguirlo. De manera similar, el hombre sabio pone el ejemplo mientras recibe instrucciones del director interno, para que la gente común lo siga.

Al momento de entregarle el Gita a Arjuna, Krishna lo convirtió en un ser ideal. Le advirtió: “Te convertiré en mi instrumento para que realices mi trabajo y seas un ejemplo para el resto de la humanidad.” ¿Qué significa en el fondo que Krishna haya hecho esto por Arjuna? El nombre de Arjuna significa ‘el del corazón puro’. Él siempre vivía en Krishna. Más de una vez éste se refirió a Arjuna como ‘aquél que vive en el fulgor de Dios.’ Los aspectos de la relación entre Krishna y Arjuna pueden deducirse a partir de los nombres que aquél le otorgó. El deber de Arjuna sólo consistía implícitamente en seguir las órdenes de Krishna.

Los atributos del sabio verdadero

Arjuna se rindió diciendo “Swami, obedeceré tus órdenes sean cuales fueren. Haré lo que me pidas. No haré nada por mi cuenta, nada que tú no hayas dirigido.” Esta es la auténtica actitud del hombre sabio. Carecerá de cualquier sentido del yo o el mío. En él no habrá egoísmo ni apegos. Cada una de sus acciones eliminará cualquier traza de ego o posesividad. Aceptará y acatará únicamente las instrucciones del Señor, que no es otro que su propio guía interno. Dado que estas

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nobles cualidades son tan esenciales para el desarrollo espiritual, los atributos del sabio se exponen en profundidad en el segundo capítulo del Gita.

Sin embargo, la sola descripción de las características del sabio no sería de gran provecho, de manera que Krishna explicó las cualidades de los tres estados y los aspectos de los tres mundos. Arjuna tenía inteligencia suficiente para captar el verdadero significado de aquello. Una vez que recibió la visión de la forma cósmica del Señor, comprendió inmediatamente su profundo significado. Comprendió que se trataba de la unión de lo físico, lo mental y lo causal. A partir del momento en que obtuvo la visión de la forma cósmica, cada vez que cerraba los ojos, Arjuna conservaba indeleblemente la imagen de Krishna en su corazón.

Arjuna era el hombre ideal. Pero a fin de poder servir de ejemplo para la humanidad, se involucró en actividades comunes y corrientes como cualquier persona. Mantuvo firmemente la mente puesta en el Señor Krishna, quien no era sino la expresión tangible de su propio yo interno, su atma. Arjuna sabía que el cuerpo tiene como único propósito el obedecer las instrucciones del guía interno, que se le manifestó a él en la forma de Krishna. En el Gita, Krishna sostuvo la entrega como la cualidad ideal y signo inequívoco del hombre sabio.

XXIII. Limiten sus deseos; siéntanse satisfechos, y le serán caros a Dios

Todo lo que nace pasa por seis etapas de la vida, a saber: nacimiento, crecimiento, madurez, declive, degeneración y muerte. Sin embargo, lo que nunca nace, nunca muere. Las seis etapas no aplican en este caso.

Encarnaciones del amor:

El segundo capítulo del Gita se refiere al camino de la sabiduría. El principio que subyace a las enseñanzas de la sabiduría es que todo lo que nace tiene que morir, pero lo que nunca nace, no puede morir. ¿Lo que nunca nace y nunca muere? El atma. Ésta no atraviesa nacimiento ni muerte. No sufre modificaciones. El atma es permanente. Es inmutable. Es por siempre. Carece de atributos. Es su verdadera naturaleza. El cuerpo nace y atraviesa diversas fases de la vida y luego muere, pero el morador interno del cuerpo no es afectado por los cambios de éste. El morador interno es el atma, que no sufre engaño, y es libre de maya. Una vez que entiendan este principio divino, lo reconocerán como la única cosa que tiene verdadero valor, lo único que vale la pena conocer. Todo lo demás es efímero e impermanente. Deben de poner todo su esfuerzo en conocer el atma y, con ello, obtener la dicha duradera.

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Siéntanse satisfechos; no se llenen de deseos

No fomenten la expansión de sus deseos. Estén satisfechos con lo que se les ha dado. En el capítulo sobre devoción, Krishna enumeró las veintiséis nobles cualidades que inclinan a Dios hacia su devoto. De éstas, la satisfacción es una de las cualidades más importantes del devoto. Significa no correr tras los placeres mundanos. Muchos son los lujos y goces sensoriales que han disfrutado en la vida, mas es claro que no han obtenido paz y satisfacción profunda de ellos. Dejen de perseguirlos, y se sentirán satisfechos.

El corazón de una persona sin llenadero es como un cesto de bambú, lleno de hoyos. Al intentar sacar agua del pozo en ese cesto, para cuando llegue al borde, se habrá derramado toda el agua. No quedará ni una gota para calmar la sed. De igual modo, cuando sufren ardiente deseo y avidez de algo, su sensación de satisfacción se pierde antes incluso de cumplir sus deseos. Cuando su corazón no se siente satisfecho, en su lugar sólo queda insatisfacción.

El deseo general más deseo aún. Quien no tiene nada de nada, se siente más feliz y satisfecho que cuando obtiene cien rupias. Cuando consigue cien rupias, sólo piensa lo bonito que sería obtener mil. Si por un casual obtiene las mil rupias, irá ahora por un millón de rupias. Le nacería la aspiración de volverse propietario. Al ser propietario, le nacería el deseo de ser gobernante, y después diputado y ejecutivo. Finalmente, querría aprovechar su status y riqueza para alcanzar el nivel de divinidad. Pero la divinidad no se obtiene mediante el poder y la riqueza. Cuando los deseos de las personas rebasan todos los límites, se tornan insatisfechos y su bonanza no les proporciona paz ninguna. Deben de sentirse satisfechos con lo que tienen, y con la riqueza que les fue dada. Es su responsabilidad cuidar de las cosas que Dios les dio, y ser felices con ello.

Conquisten el amor de Dios

Todo mundo alaba a Dios, pero es mucho más importante que Dios los alabe a ustedes. Declaran su amor por Dios, pero tienen que descubrir si Dios ha declarado su amor por ustedes. Consideran que Dios les pertenece, pero acaso Dios les ha dicho que ustedes le pertenecen? Supongan que envían una carta registrada a alguien. Sólo se sentirán satisfechos cuando reciban el acuse de recibo por parte del destinatario, aclarando que se leyó la carta. Declarar su amor por Dios y aseverando que Dios es lo máximo se puede comparar al envío de una carta registrada. El sólo hecho de enviarla no los va a satisfacer. Se sienten profundamente contentos sólo en el momento en que Dios les declara su amor y les dice que Él también los considera lo máximo. Únicamente cuando Él afirma “Ustedes me pertenecen. Son lo más querido que tengo” que ustedes se sienten plenamente felices.

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Arjuna recibió gran confirmación por parte del Señor una vez que él le dijo a Krishna “Swami, eres mi todo. ¡Te pertenezco! “¡Te doy mi todo!” Antes de eso, Arjuna tenía algunos deseos, pero cuando le entregó todo al Señor, renunció a todos sus antojos y deseos. Entonces se ganó la declaración del Señor: “Amado, ¡eres mío!” Para merecer tal pronunciamiento, tienen que comprometerse con su práctica espiritual. La esperanza y fruto de su práctica espiritual es que el Señor les avise que le pertenecen. Será su mayor tesoro y consumación de su vida.

Aun si tienen altos estudios u ocupan una posición relevante en la vida, o si son muy adinerados, sea cual fuere su estatus, cuando viajan al exterior tienen que sacar pasaporte para viajar en otras tierras. Alguien podría decir “tengo altos estudios. Soy muy rico. Tengo grandes propiedades. Quiero un pasaporte.” Mas solo por decirlo no obtendrán su pasaporte. Todas estas cosas se refieren a logros personales, mas si desean viajar al exterior existen procedimientos específicos a seguir. Dicho procedimiento no puede variar según se trate de una persona con estudios o no, con o sin dinero.

Incluso en algo tan insignificante como subirse a un autobús o a un avión, nadie preguntaría por su posición o logros personales. Mientras muestren su boleto, nadie les preguntará por su riqueza, ni por su educación ni por la posición que ocupan. Bastará con que muestren su boleto, para que los lleven a su destino. Pero no los llevarán a ningún lado si no tienen boleto, independientemente de sus credenciales.

De igual modo, si desean entrar al reino de la liberación, necesitarán la gracia de Dios. Eso es que se les pide para entrar. La gracia de Dios es su pasaporte. Pero incluso esto no basta. Si tienen su pasaporte, todavía podrá haber algunos requisitos y obstáculos. También deberán de tener visa para poder ingresar a su lugar de destino. Además de la gracia de Dios, deberán merecerla por su esfuerzo y anhelo.

El dador puede estar listo para entregar el regalo, pero el destinatario también tiene que estar listo para recibirlo. Dios está dispuesto a dar, pero tienen que estar dispuestos a recibir. Su entrega y esfuerzo espiritual es lo que los alista para recibir la gracia de Dios. Así pues, para entrar el reino de la liberación deben de obtener el amor de Dios y también deben de tener su propio mérito espiritual. Cuando ambas cosas se junten, estarán en condición de obtener la liberación.

La satisfacción es la verdadera riqueza

El Gita enseña que si desean entrar al reino de la liberación, existen veintiséis cualidades que deberán adquirir. Con todo, realmente basta con que adquieran una sola cualidad. Una sola los certificará para entrar. De todas las virtudes mencionadas en capítulo devocional del Gita, una de las más importantes es la satisfacción. Sólo quien se muestra satisfecho es considerado grande. Swami pregunta seguido: “¿Cuál es el mejor ser humano en todo el mundo?” La

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respuesta es: “Aquel que siempre está satisfecho.” Por lo tanto, traten de sentirse siempre satisfechos.”

No se pierdan en placeres pasajeros en este mundo, riquezas transitorias, posiciones y lujos impermanentes. No hay objeción en que disfruten las alegrías que vengan a ustedes. Mas, nunca olviden que el mundo está hecho nada más que de los cinco elementos. No tiene carácter eterno. Su cuerpo también está hecho de los cinco elementos. Mientras consideren que el mundo es real, desarrollarán apego al cuerpo y a los lugares. Es mejor no perder su tiempo al quedar atrapados en tales apegos. Tengan su meta siempre presente. Vean un ejemplo.

Había un hombre que había viajado por todo el mundo. Resolvió construirse una mansión palaciega sin parangón. Sería una casa de un lujo más allá de toda imaginación. Decidió construir tal edificio aunque le costara decenas de millones de rupias. Ingenieros y arquitectos de diversas partes del mundo fueron convocados para ese fin. Al fin, terminó su mansión, que levantó admiración en todos sentidos y en personas de diferentes culturas. Decenas de miles de personas vinieron a admirarla. El acaudalado hombre organizó una magna inauguración para su palacio, pero antes llamó a varios expertos y les preguntó: “¿Encuentran ustedes algún defecto o falla por pequeños que sean en el edificio?” No vieron ninguno pues les pareció perfecto.

El hombre invite a todo tipo de gente al evento, incluyendo a ricos ciudadanos y alta gente de gobierno. También solicitó la presencia de sabios para que se lo bendijeran. Se hicieron arreglos para hospedarlos. Ya reunidos, les rogó así: “Humildemente les pido que me indiquen si ven algún defecto o malhechura en el edificio.” Los ingenieros constructores hicieron eco de su sentimiento y pidieron a la concurrencia: “¿Alguien podría acercarse e indicar si el edificio tiene algún defecto? Creemos que es una estructura impecable y magnífica; única, funcional y perfecta al mínimo detalle.”

En este punto, un yogui que estaba parado en un rincón, se adelantó y se dirigió al anfitrión que daba el evento. Dijo: “Estimado señor, veo dos defectos grandes en la construcción.” Todos los presentes se sorprendieron. Ingenieros y arquitectos se turbaron. Todos sintieron gran curiosidad de saber qué defectos serían esos. El rico dueño de la casa, uniendo sus manos, suplicó así al sabio: “Swami, dime qué defectos tiene mi casa. Todos están ansiosos por saber.”

E yogui respondió: “Rico hombre, son defectos de los que no tienes culpa, ni tus ingenieros ni arquitectos ni trabajadores. Ni pueden ser corregidos por ti ni por nadie. Uno de los defectos es que con el paso del tiempo, el edificio y todo lo que contiene, se derruirá y reducirá a cascajo. Dicho defecto no puede ser corregido. La segunda falla es que la persona que construyó el edificio también perecerá y será olvidada. Tampoco ello puede cambiar. Si bien pasará cierto tiempo para que ambas cosas ocurran, ciertamente ocurrirán. Al ignorarlo, piensa que has logrado

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una obra impecable y sin tacha, que será permanente. Mas no es así. Los defectos que te mencioné prevalecerán a la larga.”

Así son las cosas para aquellos que olvidan la muerte y creen que ellos, sus obras o su reputación durarán por siempre. Sólo cuando mantengan su atención en el atma permanecerán satisfechos y gozarán de una dicha inquebrantable. Cuando experimentan paz y satisfacción duraderas, habitarán una mansión imperecedera, porque estarán morando en el atma, su yo permanente e inmutable. Sólo ella es de naturaleza duradera. Nada se le puede comparar a dicha morada. A diferencia de las moradas que se ven en el mundo, es perfecta y permanente, libre de defecto. Por lo tanto, deben de reconocer que todo en este mundo es impermanente. Manténganse concentrados en el atma permanente. Realicen prácticas espirituales para alcanzar la visión interior y estar siempre satisfechos, e inafectados por las cosas del mundo.

El atma no nace. El atma no muere

Para despejar toda duda en Arjuna sobre su papel exterior y su verdadera identidad, Krishna le aclaró: “Arjuna, estás alterado por qué crees que vas a matar gente. Has perdido la perspectiva de la verdad que subyace a todos los seres. Sabe que eres el ser inmortal y tu parentela, si bien incurrieron en malas acciones, son en esencia el mismo ser inmortal. Entonces, ¿quién es el que va a morir y quién es el que va a matar? Tú que eres el atma no matas, y tus parientes que son la misma atma, no serán muertos por ti. El atma nunca nace, ni nunca muere. Cuando entiendas y practiques esta verdad estarás siguiendo las sabias enseñanzas y realizando tu deber, sin dejarte perturbar por el resultado. Reconoce la inmortalidad del arma y pelea para defender la rectitud. Entonces estarás viviendo en armonía con la voluntad divina; y tendrás paz incluso en el fragor de la batalla. Cuando reconozcas el principio del atma, y te percates de su naturaleza perenne, sabrás que ella no puede albergar defecto ni falla alguna. Así pues, nada podrá perturbar tu mente, ni podrá confundirte ninguna duda.”

Esto tiene que ser comprendido en mayor profundidad. Esto de que uno no mata y uno no es muerto, es aceptado por encima por quienes leen el Gita. Mas ellos no intentan comprender el significado más profundo de afirmaciones basadas en la naturaleza inmortal e inmutable del atma. Si se fijan cómo la gente está practicando la enseñanza, verán que no la están practicando en absoluto, aunque repitan los versos a saciedad e incluso den charlas sobre ellas. Vean el siguiente ejemplo.

Había un cazador, un hombre muy malo que había matado a gran cantidad de animales. Su costumbre de matar pronto incluyó a seres humanos. Comenzó por matar a todo aquel que atravesara el bosque, para despojarlos de todas sus cosas. Cuando lo atraparon y declararon culpable, el juez lo sentenció a muerte en la horca, por los horribles crímenes que había cometido. Se anunció que el juicio

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se llevaría a cabo al día siguiente. Cuando trajeron al criminal a la corte para leerle la sentencia, aquél trajo consigo una copia del Gita, que guardó en su bolsillo. El juez declaró que para las 7 de la mañana, el hombre habría sido ahorcado. Entonces, el criminal tomó la palabra con audacia y dijo: “Señor, ¿por qué me aplicas un castigo tan severo?” El juez replicó: “Se te dio esta sentencia por haber asesinado a tanta gente inocente.”

Al punto, el convicto extrajo el Gita de su bolso, y mostrándoselo al juez, dijo: “De acuerdo a las escrituras, Señor, ¡ni yo soy el asesino, ni esa gente fue asesinada!” Y tuvo la osadía de agregar: “¿Cómo te atreves, Señor, a negar las declaraciones que Dios mismo hizo?” El juez, que era tan astuto como el criminal, retrucó: “Si, es verdad que ni tú has matado, ni esa gente murió. De igual modo, hasta donde entiendo, yo tampoco te estoy matando, ni tú vas a morir. Pero el ahorcamiento tendrá lugar a las 7 del día de mañana.”

Pongan límite a sus deseos y recuerden el atma

No pueden usar el Gita para cambiar las circunstancias a su conveniencia. Tienen que practicar las verdades contenidas en el Gita, una vez que comprendan su alto significado. El Gita no sólo se le enseñó a Arjuna. Sus sagradas enseñanzas están consagradas a todo humano que nazca en la tierra. El Gita se le entregó a Arjuna como intermediario. Él representa a la humanidad, por lo tanto lo que él recibió va dirigido a toda la humanidad.

Para poder seguir dichas enseñanzas es preciso que reduzcan gradualmente sus deseos y anhelos, y entiendan cada vez mejor lo que es el atma. Ello les aportará un estado permanente de satisfacción. Revisen su vida para ver si están incorporando las enseñanzas a su vida cotidiana. Sólo con memorizar los setecientos versos del Gita, no podrán experimentar las grandes verdades que encierra. Estas profundas verdades se revelarán en las circunstancias de su día a día. Es precisamente en las situaciones cotidianas que podrán experimentar tales verdades directamente. Tienen que entender claramente las cualidades que deberán practicar al cumplir con sus obligaciones. Primero tienen que reconocer la utilidad de estas veintiséis cualidades en la consecución de su meta, y después deberán de aplicarlas en su vida diaria.

Por eso, mantengan sus deseos y avaricia bajo control y siéntanse siempre satisfechos. Ello los hará merecedores del amor de Dios. Asumir la misión de amar a Dios no basta. Amar a Dios no les será de gran utilidad, a menos que Él dirija su amor a ustedes. Deben de aprender a ganarse el amor y la gracia divinos. De lo contrario, no tiene caso gritar que Dios les pertenece. Deben de aspirar a escuchar que Dios les declara que son suyos. Esto es lo más importante que hacer en su vida.

Cultiven de ahora en adelante las sagradas cualidades, que transmitirán la invaluable declaración de amor del Señor y, con ello, santificarán su vida.

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XXIV. Paciencia y tolerancia: la base de la práctica espiritual

De todas las nobles cualidades que un devote debe poseer, ninguna es tan esencial como el tolerancia. Éste les brinda la paz necesaria para perdonar y permanecer imperturbables ante cualquier circunstancia. Cuando el corazón tiene tolerancia, ya sea que los demás les muestren afecto y consideraciones, o bien, hostilidad e indiferencia, el corazón es capaz de devolver sólo cariño.

Encarnaciones del amor:

El tolerancia es la base de la práctica espiritual. Es la gran cualidad que el aspirante espiritual debe de conquistar. La tolerancia es la luz del hombre sabio y de las grandes almas; es su penitencia, su sacrificio, su rectitud. Es su sabiduría y su inconmensurable amor. La tolerancia les permite no mostrar violencia, sino compasión y sólida dicha. El tolerancia es el rasgo característico de los grandes seres. En verdad, lo es todo. Sin tolerancia, no es posible percatarse de la verdad que es el atma, ni manifestar la imperceptible y radiante presencia divina, que brilla en su interior.

Realicen el Atma a través de su experiencia directa

Mientras crean que su cuerpo es real y su divinidad no lo es, no serán capaces de comprender el principio del atma. Y mientras se sigan identificando con el cuerpo y no con su verdad esencial -su verdadero yo- no podrán experimentar directamente su divinidad interior. Se ha hablado del atma de muchas maneras, pero sólo se la podrá entender a través de la experiencia directa.

Puede ser que alguien quiera describirles la deliciosa dulzura del mango, con gran detalle y entusiasmo. Pero, a menos que lo haya probado y degustado directamente, no podrán conocer su exquisito sabor. Cuando el gusto del néctar aún está en la boca y se están regodeando con su sabor, es cuando pueden entender la delicia que se les estaba describiendo. De igual manera, jamás podrán saborear la dulzura que emana del atma, a menos que lleguen a experimentar a Dios directamente, adoptando prácticas espirituales, y cultivando las nobles cualidades que el Señor ama.

¿Cuál es el camino a la inmortalidad? El que remueve la inmoralidad. Swami habla de ello a menudo. Sólo cuando remuevan toda inmoralidad en ustedes -celos, odio, ira, soberbia y demás perfidias que opacan su verdad- podrán gozar la fuerza de la inmutable presencia de Dios es ustedes. Sólo cuando asimilan al menos una de las veintiséis virtudes mencionadas en el Gita; cuando comprendan su significado profundo, las practiquen y las incorporen a su vida diaria, les será posible percatarse de la naturaleza inmortal del atma. De las virtuosas cualidades que un devoto puede cultivar, la tolerancia está en la base de todas ellas.

Las circunstancias difíciles enseñan la tolerancia

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La tolerancia no se estudia en los libros. Ni tampoco puede aprenderse a con la enseñanza de un gurú. No es nada que pueda comprarse en un bazar. Sólo cuando la fe los mantenga firmes en su práctica espiritual, ante circunstancias difíciles, podrán desarrollar tolerancia. Cuando enfrentan pruebas y situaciones problemáticas, es que la tolerancia se manifiesta. En las circunstancias complicadas, las debilidades que yacían no latentes en ustedes, emergen a la superficie. Aparece entonces el enojo, el miedo, la arrogancia, el odio y muchos otros males que opacan su verdad esencial. Es cuando deben de reconocer sus lados débiles y superarlos. Sea cual fuere lo que tengan que hacer conforme a la situación, deben de permanecer ecuánimes y firmes en su amor y su paz interior. Eso es practicar la tolerancia.

Mientras no desarrollen tolerancia, sufrirán de falta de paz y amor en su vida. Sin tolerancia, es posible que les dé por hacer cosas malas y perjudiciales. Por ello es fundamental que reconozcan la importancia que tiene la tolerancia. La educación, fuerza y renombre que han adquirido, no les servirá de nada si no tienen tolerancia. Ha habido mucha gente buena que adquirió poderes por medio de penitencia, mas no pudieron disfrutar el fruto de su penitencia porque les faltó tolerancia. La falta de tolerancia ha hecho que grandes eruditos pierdan su prestigio. La ausencia de tolerancia es una de las razones más frecuentes por las que reinos les han sido arrebatados a reyes gobernantes. La tolerancia es la refulgente joya que adorna al ser humano. Si tan importante cualidad se pierde, enfrentarán cantidad de problemas y penalidades. Por lo tanto, cultiven la tolerancia. Es esencial para su progreso espiritual. Sin dicha cualidad, irán a la ruina.

Cultiven la tolerancia aplicándose a ustedes mismos la prueba de colocarse en situaciones particularmente difíciles. La tolerancia será su protección. Si su escudo es la tolerancia, ni las pruebas y vicisitudes, ni los problemas y situaciones inesperadas podrán alterarlos. No hay nada extraordinario en devolver bien por bien, sin embargo, hacer bien por mal es una cualidad excepcional. ¿Qué significa hacer el bien todo el tiempo, se hayan portado bien o mal con ustedes? Cuando están bien fincados en su verdad, cuando están en contacto con su realidad, no pueden sino dar la respuesta apropiada en cualquier circunstancia, y ella proviene de la reserva infinita de amor y bondad de su naturaleza inmutable. Manifestar dicha virtud requiere mucha habilidad y valentía, y un fuerte compromiso con la divinidad esencial que está en cada ser.

Sin importar que otros los critiquen, los sobajen o condenen, no deben de perder su tolerancia; deben de permanecer imperturbables y continuar disfrutando su paz interior. Si otros los reprenden, ¿qué pueden perder…, si en el fondo son inmortales? ¿Qué les pueden hacer? Si tienen tolerancia y están centrados en su naturaleza divina, ¿quién puede reprenderlos? ¿Quién podría afectar su verdad esencial, la cual es imperturbable bajo cualquier circunstancia? Pero si pierden su tolerancia, debido a su fragilidad, y se olvidan de su verdad, quedarán sujetos a mucho sufrimiento y todo lo perderán.

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El árbol, el río y la vaca

Hay tres aspectos inmortales de la naturaleza, que son sumamente importantes para el hombre. Son el árbol, el río y la vaca. Sin los árboles, los ríos y las vacas, los humanos no podrían funcionar muy bien. Por más que traten al árbol con violencia, cortando sus ramas y llevándose partes de su madera, el árbol continúa brindando resguardo de la lluvia y del sol a quienquiera que se guarezca debajo, y brindándole alegría. Los árboles han estado beneficiando a la gente con sus frutos, flores y combustible, no obstante la gente pueda estarlos dañando.

En el caso de los ríos, por mucho que se los haya contaminado, sin importar el mal uso y abuso que la gente haga de ellos, sin mostrarles la menor gratitud, ellos continúan sirviendo a la gente, bajando el agua fresca proveniente de las montañas. Aunque sirven a todos, su atención está puesta en alcanzar el océano, que es su hogar y meta. Las aguas de los ríos llevan vida a la humanidad. Le den buen o mal uso a sus cristalinas aguas, el río no se inmuta. Sirve dando su servicio, en su camino de regreso a casa

Por su parte, las vacas llegan a negar la leche a sus terneros para dárselo a los humanos. Dan su alimento rico y nutritivo libremente a la humanidad. Le pueden dar todo tipo de tribulaciones a la vaca, pero ella siempre les regala su dulce leche, no su leche agria. Así pues, las vacas sólo le han hecho bien a la humanidad, no obstante los humanos les den todo tipo de maltratos. Los hombres a veces las golpean o confinan, las hambrean o abusan de ellas, pero las vacas conservan du apacible disposición y continúan sirviendo, en toda circunstancia. Los tres -el árbol, el río y la vaca- son ejemplos de la excelsa virtud de la tolerancia.

Hay ocasiones en que no se debe de ser tan tolerante

A veces se deben de modular los signos externos de la tolerancia para adaptarse a determinadas situaciones. Si bien en todo momento su corazón debe de ser aguantador, no tienen que mostrarse tolerantes en cualquier circunstancia que surja. Cuando practiquen la tolerancia, tienen que examinar detenidamente las situaciones y aplicar la discriminación. Es conocida en la India la historia del perverso invasor que amenazó a un bondadoso rey del norte, ocasionándole muchas dificultades. El despiadado atacante invadió el país diez y siete veces. Cada vez que venía, causaba destrucción, y se llevaba consigo riquezas. El malvado causó a la comunidad serias dificultades y pérdidas. A pesar de ello, cuando el rey lo capturó, exoneró sus culpas y le permitió retornar a su país de origen.

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Al bondadoso rey, debido a su corazón compasivo, le faltó sentido de discriminación frente a su inicuo adversario. Cada vez que vencía a su agresor y el villano le suplicaba perdón, el benévolo rey lo perdonaba y le permitía volver a casa sin castigo alguno. Lejos de sentirse agradecido, el malvado se mostraba irredento y cruel. Continuó odiando al rey, y mostrando avidez por conquistar su reino. Cada vez que era liberado y volvía a su tierra, intentaba una y otra vez invadir aquel país. Finalmente, con engaño, logró tomar preso al rey y, sin piedad, le sacó los ojos. Con los ingratos que son vengativos cual serpientes, no deben de tener tolerancia. Tienen que discriminar y responder adecuadamente.

Cuándo es adecuado ser tolerantes y cuándo no lo es

En la gran épica del Mahabharata, que relata la batalla de la rectitud, entre los hermanos Pandava y sus primos malévolos, se cuenta que Arjuna arrastró hasta Draupadi, la esposa de los Pandavas, al que había asesinado a todos sus hijos. Los Pandavas acababan de ganar la guerra cuando el terrible hecho tuvo lugar. No obstante, estar abrumada de dolor, Draupadi le indicó a Arjuna las circunstancias en las que un malvado debe de ser exonerado. Señaló que no era correcto ejecutar a una persona que está sobrecogida de miedo, o a alguien que humilde y penitentemente clama piedad, o a quien ha perdido su sano juicio y delira, o a quien ha procedido así por una inconsolable congoja, ni a mujeres o niños, en general, aun si mereciesen ser castigados. Lo correcto es tener tolerancia y mostrar misericordia para con ellos.

Mas, con gente que es recurrentemente ingrata y malvada, irredenta y no confiable, no procede mostrarse tolerantes. Se tiene que ser firmes con ellos, como exigen las circunstancias. Pero recuerden que dichas acciones sólo se refieren a su vida mundana, exterior. En el fondo, no tienen que perder la paz interior que brinda la tolerancia. Ésta es la cualidad esencial que se necesita para alcanzar el estado de divinidad. Y tienen que practicarla regularmente.

En Jesús también pueden ver la inmensa tolerancia que tuvo. Hubo doce discípulos que vivieron y se desplazaron junto con él. Jesús les extendió su amor y compasión, su protección y su abrigo. Mas, uno de ellos, Judas, fue comprado con dinero y traicionó a su Señor. A pesar de su infidelidad, Jesús permaneció imperturbable y continuó dando su amor a Judas. No es preciso pedirle a Dios que castigue a esas personas. Fue el caso de Judas, pues sus propios actos lo llevaron a la ruina. Sean cuales fueren las malas acciones de una persona, ésta tendrá que pagar por ellas. Nadie puede escapar al fruto de sus acciones. Puede ser que no sepan cuándo y cómo sufrirá las consecuencias, pero lo cierto es que enfrentará su sufrimiento.

En las dos grandes épicas indias, el Ramayana y el Mahabharata, se ven ejemplos del sufrimiento que enfrentaron quienes no practicaron la tolerancia. Vean por ejemplo el sufrimiento de los cinco hermanos Pandavas, que tuvieron

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que irse al mato y vivir de raíces y hojas, a causa de la precipitada actitud del hermano mayor, Dharmaraja, que aceptó el reto de un juego de dados. Dharmaraja, como rey, sintió que debía de responder al desafío y, no obstante saber que el juego estaba marcado en su contra, se vio tan urgido en defender su honor, que olvidó la instrucción que le había dado Krishna y los consejos de sus hermanos. Determinado a mantenerse firme en sus principios, se lanzó a apostar en el juego, y pronto tuvo que sufrir las consecuencias. Como resultado, él y sus hermanos perdieron el reino y fueron lanzados al bosque durante catorce años, viviendo ahí grandes dificultades y severas privaciones. Por la prisa y falta de tolerancia de Dharmaraja sobrevinieron tales consecuencias.

Se puede ver que ni siquiera Rama, un alma tan grande, tuvo siempre paciencia. Al final del Ramayana, se cuenta el incidente en el que, al escuchar comentarios peyorativos de un intendente insignificante, Rama decidió de inmediato expulsar a Sita del reino. Más adelante, sufrió el golpe de la separación. Pero Rama fue el avatar de su tiempo, la encarnación de todos los principios divinos. En el caso de la divinidad, siempre existirá un sentido, un significado más profundo en las acciones del avatar. Con todo, al intentar comprender el proceder de Rama desde el punto de vista mundano, se vio que por perder la paciencia, corrió a Sita, lo que tuvo que sufrir posteriormente. Desde luego que la gente que sólo hace el bien y únicamente vive por el bien de los demás, al enfrentar contratiempos, los sufrirá con dignidad. Ellos obran para dar ejemplo y enseñar el valor de la paciencia y la tolerancia al enfrentar los reveses del mundo.

Las prisas y las demoras son dos extremos que se deben de evitar

Las cualidades de la paciencia y la tolerancia deben de aplicarse con buen criterio, dependiendo de las circunstancias. Existen situaciones en las que se justifica actuar rápidamente. Adelántense a las cosas y tomen conciencia de las consecuencias que sus actos tendrán. En ciertas condiciones, aplicar la tolerancia irrestricta puede acarrear serias dificultades más tarde. En casi todos los casos, la prisa ocasiona problemas. Pero si son más morosos de lo debido, también puede causarles problemas. Se dice que la dilación indebida puede tornar néctar en veneno.

La lentitud y la prisa son dos extremos. Si, por un lado, son demasiado apresurados, sus acciones pueden ser fatales, pero si son demasiado lentos, también pueden ser letales. Tienen que saber discriminar y ejercer la paciencia como corresponda a las circunstancias. Si primeros auxilios deben darse urgentemente, o si están atendiendo a un enfermo grave cuya vida pende de un hilo y no hay medicamentos, tienen que actuar rápidamente. No pueden demorar ya que podría ser fatal. Tienen que ser rápidos y certeros.

Hay otro tipo de situaciones en que se enfrentan a gente muy malvada que intenta perjudicar de alguna manera. Ahí ustedes tienen que advertirles y corregirlos, o

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bien, manejar la situación. En tal caso, aparentar estar perdiendo la paciencia puede ser un recurso eficaz. A menudo, basta con levantar ligeramente el tono de voz. No significa que perdieron su tolerancia. Aun cuando levantan la voz y dan la impresión de estar molestos, pueden conservar la pureza de corazón, sin perder su paz interior.

Adherirse a la verdad es lo mismo que practicar la tolerancia

Si siguen el camino de la verdad, estarán practicando la tolerancia de manera natural. Apéguense a la verdad en toda circunstancia. Puede ser que tengan que alzar la voz y la intensidad de su arenga, para adaptarse a la exigencia de la situación. Hay un pasaje conocido del Mahabharata. Ashvattama, el hijo del maestro de los Pandavas y de sus primos malvados, y uno de los guerreros sobrevivientes del bando contrario, había hecho un juramento sagrado de que usaría todas sus fuerzas y la energía acumulada a raíz de sus penitencias para destruir a los hermanos Pandava antes del amanecer.

Krishna desde luego sabía de la decisión sanguinaria de Ahvattama y conocía bien el inmenso poder espiritual que poseía para llevarla a cabo. Entonces Krishna, por su gran amor por los Pandavas, tomó algunas medidas para protegerlos. Era cerca de medianoche y Ashvattama no había podido encontrar a los Pandavas. Krishna sabía que Ashvattama acudiría al sabio Durvasa para preguntarle por el paradero de los Pandavas. Un sabio como Durvasa jamás mentiría. Su enojo era bien conocido, pero él lo usaba exclusivamente para defender la rectitud y para apagar el fuego de la perfidia. Aun en la ira, él se apegaba a la verdad, mas a menudo levantaba el tono de voz cuando hablaba de ella.

Quizás tengan que levantar la voz un poco a decir verdad

Una noche, Krishna fue a ver a Durvasa, el cual se sintió muy contento de recibir la visita de aquél. Durvasa le dijo que era una bendición recibir la visita del Señor. Y le preguntó cuál era el propósito de su visita, a lo que Krishna respondió: “Durvasa, necesito tu ayuda”. En su corazón, Durvasa se sintió rebosante de que Krishna, protector y señor de todos los mundos, le solicitara ayuda. Pero incluso en esto existía un límite. Durvasa que era inteligente y sabía todas las cosas, le dijo así a Krishna: “Swami, puedo brindarte cualquier ayuda que me pidas, pero no puedo mentir.” Krishna retrucó: “Soy el morador interno de todos los seres. Nazco una y otra vez para proteger el dharma y salvaguardar la rectitud. ¿Cómo podría pedirte que mintieras? Dharma significa rectitud y su base es la verdad. Jamás te pediría que mintieses.” Durvasa replicó: “En ese caso, haré lo que me pidas. ¿Cuál es tu plan, Swami? Lo acataré.”

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Krishna pidió que se escarbara un foso donde cupiesen cinco personas, tras lo cual pidió a los Pandavas que se introdujeran en él. Sobre el foso se echaron unas planchas de madera para cubrirlo perfectamente. Encima se colocó un tapete y sobre éste la silla de Durvasa. Krishna le pidió a Durvasa que tomara asiento y le advirtió que Ashvattama vendría a preguntarle dónde estaban los Pandavas. Le indicó “Deberás decir la verdad, sólo tendrás que alterar un poco el tono de tu voz.” Como predijo Krishna, Ashvattama llegó. Le rindió su saludo al sabio y le preguntó: “Swami, conoces todo lo que hay en los tres mundos. Por favor dime dónde puedo encontrar a los Pandavas.” Durvasa hizo lo que Krishna le había instruido. Dijo la verdad: “Ashvattama, ¿Pandavas?, ¿los Pandavas? Sí, aquí están. Ciertamente están aquí. ¡ESTÁN AQUÍ BAJO MIS PIES!”

Cuando Durvasa, fingiendo estar molesto, le dijo a Ashvattama que los Pandavas estaban debajo de él, aquél se asustó. La iracundia de Durvasa era cosa conocida que la gente temía. Ashvattama pensó que en lugar de matar a los Pandavas, Durvasa podría eliminarlo en un santiamén con sus poderes yóguicos. Embargado de miedo, huyó. Durvasa había dicho la verdad. Para conservar su integridad y estar a la altura del gran sabio que era, procedió a proteger a los buenos, apegándose a la verdad, como le había instruido el Señor. Tan solo manejó el impacto producido levantando ligeramente el tono de voz.

Las cualidades negativas tienen que ser extirpadas y destruidas

Deben de tener paciencia y tolerancia, pero al mismo tiempo tienen que saber cuándo y cómo aplicarlas. Como se ha demostrado, hay situaciones en las que deben de modular la manifestación exterior de su tolerancia. Necesitan saber discriminar para saber cuándo y cómo aplicar la tolerancia, que tiene que estar instalada permanentemente en su corazón.

La tolerancia y la paciencia son indicadores del estado mental interior. Son los recursos de los que deben de echar mano para contrarrestar sus características negativas, los rasgos impuros de carácter que se interponen en la realización de su divinidad. Pongan a prueba su tolerancia, aplicándola en circunstancias difíciles. Entonces que los rasgos negativos que llevan dentro, aflorarán y tenderán a manifestarse en acciones indebidas. Denle la bienvenida a dichos retos pues son oportunidades para detectar y destruir los rasgos negativos. Lo lograrán mediante la tolerancia, la paciencia y la contención, en lugar de que su reacción diera lugar a palabras o acciones hirientes. Únicamente cuando hayan asimilado firmemente la paciencia y la tolerancia, podrán aspirar a la paz y la ecuanimidad que se requieren para comprender los verdaderos principios de la espiritualidad y la divinidad.

Hay ciertos rasgos negativos que deben de ser completamente erradicados en los devotos. En especial, no deberán de tener ningún apego, ningún odio, ni celos. Si conservan apego, odio y celos, aunque sea mínimamente, no podrán progresar espiritualmente. El apego, el odio, los celos y su acompañante, la ira, son los grandes enemigos de los devotos. Son lo opuesto a la paciencia y la tolerancia. A

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continuación abordaremos dichos rasgos negativos para aprender a desenraizarlos por completo.

XXV. Los celos y el odio son dos plagas que destruyen su paz

La divinidad es una. Es eterna, inmutable y perenne. Es el morador interno de cada cuerpo. En tanto morador interno de todo ser vivo, recibe el nombre de atma, ser inmortal. En tanto morador interno del mundo, se llama Dios. Es la divinidad única, presente en todas las formas. Así como el ser físico puede considerarse el cuerpo del atma, así también el mundo puede verse como el cuerpo de Dios.

Encarnaciones del amor:

El cuerpo es impermanente; va y viene, pero el morador interno del cuerpo permanece siempre el mismo. Su otro nombre es atma, ser inmortal, espíritu universal. Éste está en la base de todo aquello que pueda ser nombrado o mentado. Es la entidad permanente e inmutable que permea el espacio y la materia, y es la base de todo ser vivo. Puede llamársele Dios, el atma, o morador interno. Atma, Dios o morador interno, es lo mismo. Son la divinidad única.

Descubran al morador interno a través de su práctica

Las sagradas escrituras proveen las pautas para buscar y reconocer al morador interno, pero las enseñanzas sagradas no bastarán para reconocerlo. No se puede alcanzar la divinidad únicamente estudiando las escrituras. Usando las declaraciones como la base, tienen que esforzarse por desarrollar su propia visión interna. Las escrituras sólo muestran el camino; son señales que indican direcciones. Pero para arribar a la meta tienen que recorrer el camino ustedes mismos. Siguiendo las señales, deberán de emprender la sagrada travesía con denuedo hasta alcanzar la meta. Es para eso que el Gita señaló el camino.

En el Gita, las señales de la travesía inician con el onceavo verso, en el segundo capítulo. Es donde comienza la enseñanza de Krishna. Empieza con el señalamiento de no penar por quienes no hay que penar. ¿Por quiénes no hay que penar? ¿Cómo prevenir la pena? El Gita declara que no tiene caso penar por los seres impermanentes y pasajeros. Los cuerpos y las personalidades son impermanentes y pasajeros. Todas las cosas del mundo son impermanentes y pasajeras. Krishna dijo “Arjuna, no tiene ningún caso tu pena.”

Los cinco elementos que constituyen todo

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Cada una de las millones de cosas que puedan encontrarse en el universo manifiesto está hecha sobre la base de cinco características:

1. Cada una de ellas es. Existe. Tiene ser.2. Cada una brilla con luz propia. Tiene su destello. Su vida innata fulgura de

energía.3. Cada una tiene un propósito profundo; tiene una razón de existir. Es cara y

es fuente de dicha.4. Cada una posee un nombre específico, categoría o designación.5. Cada una tiene una forma dada, sea sutil o tangible. Posee un rasgo

distintivo.

Estas son, pues, las cinco características que se encuentran en todas las cosas mencionables. Tangible o intangible, una vez que algo es concebido, se puede decir que existe; tiene un propósito, un nombre, y una forma particular.

Las primeras tres características conforman la verdad universal que no cambia. Es la realidad permanente. Es el atma, Dios, el morador interno, la divinidad. En sánscrito se le conoce como sat-chit-ananda, que significa existencia, conciencia, dicha. Sat-chit-ananda no nace ni muere. Puede entenderse como el sello de la divinidad. Las otras dos características aluden al cuerpo de la divinidad. Nombre y forma son temporales e ilusorios. No son más que imaginación. Así que, de las cinco características que constituyen todo, tres conforman la divinidad subyacente que no cambia, y las otras dos se refieren al nombre y la forma que conforman el mundo.

Dense cuenta de que todas las cosas creadas que ven en el mundo son artificiales. Todas han aparecido en un momento dado y dejarán de estar en otro momento. En otras palabras, están sujetas al nacimiento y la muerte. Se parecen a los parientes. Los parientes te visitan un rato y luego se retiran. No se quedan en casa permanentemente. Igual que los parientes, la dicha y la pena vienen y se van. De igual modo, todo lo que tiene un nombre y una forma es impermanente. Para entender la espiritualidad, tienen que darse cuenta de que las cosas son pasajeras, temporales. Un día todas ellas desaparecerán, y están sujetas a continuo cambio. Penar respecto a tales cosas impermanentes es realmente tonto.

Si quieren entender las tres cualidades esenciales que son permanentes, tienen que desarrollar ciertas nobles virtudes. Como declaró Krishna en el capítulo sobre devoción, el aspirante que alcance las 26 nobles virtudes le es muy caro al Señor. Mas, no es preciso poseer las 26 cualidades. En una caja de cerillos, verán gran cantidad de ellos. Si quieren hacer fuego, no necesitan encenderlos todos; basta con que froten uno para que se produzca todo el fuego que desean. Con que desarrollen una o dos de estas virtudes en ustedes, las otras se desplegarán por ellas mismas. Pero tendrán que volverse parte indeleble de ustedes mismos antes de que puedan comprender el principio del atma. En su lucha por adquirir dichas virtudes, descubrirán ciertas cualidades negativas en ustedes. Son sus enemigos internos. Ellos tratarán de que dichas virtudes no despunten en ustedes.

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Celos y odio

En el capítulo anterior, se discutió el tema de la tolerancia y la paciencia. Ahora hablaremos de sus opuestos virulentos: los celos y el odio, que son ladrones gemelos. Uno no puede vivir sin el otro. Existe una relación inextricable entre ellos, de modo que uno siempre estará al lado del otro. El odio se puede comparar a una peste subterránea, y los celos, a una peste exterior. Juntos pueden destruir un árbol. Piensen en un árbol muy verde que florece y da fruto, y es hermoso de ver. Cuando una peste ataca al árbol, éste pronto se seca. Una de las pestes se dirigirá a las ramas y hojas de arriba, mientras que la otra atacará la raíz. En lo que una arruina la belleza del árbol, la otra aniquilará su vida. Siempre trabajan juntas.

Lo mismo ocurre con los celos y el odio. Dondequiera que haya celos, existirá odio, y donde haya odio a la vista, habrá celos apoltronándose tras ellos. El odio asume una forma particular. Se manifiesta de diversas maneras. Los celos carecen de forma; permanecen ocultos bajo la superficie. Se dice que no hay nadie en el mundo que no experimente celos, aunque sea en una pequeña dosis. Para garantizar que los celos ni el odio penetren en ustedes, tienen que cultivar el amor desinteresado. Donde hay amor desinteresado, no hay cabida para que los celos o el odio se impongan. Siempre que el odio y los celos se mantengan al margen, se podrá experimentar la dicha divina.

La belleza es una forma de dicha. Donde quiera que haya belleza, se encontrará dicha. Lo que es hermoso es dicha para siempre. ¿Qué es la belleza? ¿El mundo le imprime belleza a las cosas, o la belleza es inherente a las cosas? Hemos visto que todo atraviesa cambio. Piensen en todo aquello que sufre cambio, ¿cuánto tiempo puede durar hermoso? Sólo lo que es permanente puede ser hermoso. Y lo único permanente es Dios, de manera que sólo Dios es bello. No hay nada en el mundo que sea más bello que Dios. El deber más importante de un devoto es sorber el néctar de dicha que emana de tal belleza. Para embeberse hasta colmarse de dicha divinidad que es toda belleza es preciso adquirir ciertas virtudes. Para desarrollar dichas virtudes tendrán que destruir las debilidades y deficiencias que hay en ustedes.

Celos de la divinidad

Los celos pueden incluso entremeterse en su relación con la divinidad. Es una forma de arrogancia en la que piensan más en ustedes mismos que en el Señor, y se encelan de las atenciones, exageradas según ustedes, que se la dan a Dios. En el Mahabharata se ve un ejemplo de ello. Ésta es la gran épica entre las fuerzas del bien y del mal, en la que Arjuna peleó en el bando de los buenos, con Krishna como su auriga. En esa guerra, Arjuna se sentó en la carroza, atrás de

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Krishna, que iba dirigiéndola. La víspera del enfrentamiento, Arjuna recibió todas las enseñanzas de Krishna que constituyen el Gita, pero no estaba aún preparado para seguirlas. Sentía que Krishna era una magnífica persona y maestro divino, mas no comprendía cabalmente su divinidad.

La gran batalla se desató involucrando algunas de las armas más temibles que existían. Ese día en particular, Arjuna luchaba contra su abuelo, Bishma, que era el general en mando del otro bando y era considerado una de los mayores guerreros de su época. En la pelea, Bishma le lanzó tremendos proyectiles a Arjuna, que dañaron su carroza más no a él. Éste libró brillante batalla todo el día, tensando su arco y disparando mientras dirigía la carroza, empujando el hombro de Krishna con los pies para que dirigiese a los caballos a izquierda o a derecha.

El combate rugió furioso sin que ningún bando obtuviera ventaja sobre el otro, hasta que al final del día Bishma desfalleciente, se retiró del campo de batalla en su carroza. Al momento, Arjuna, exhausto pero triunfante, tocó su caracola proclamando victoria sobre la terrible batalla de ese día. Si bien tenía depositada su fe en la divinidad, en ese momento le ganó un tanto la arrogancia. En el momento de gloria, se arrogó la victoria ya que, después de todo, Krishna no había peleado, tan solo había dirigido su carroza.

No fue hasta la puesta de sol que volvieron la carroza a casa. En cuanto la carroza llegó al campamento de los Pandavas, Krishna la estacionó a cierta distancia de la carpa y, volviéndose a Arjuna, le dijo, “bájate por favor y entra en la carpa.” Arjuna que estaba algo pagado de sí mismo pensó para sí “Pelée y gané la batalla de hoy. Krishna tan sólo condujo mi carroza. En realidad, le tocaría a él bajarse y abrir la puerta para que yo entre. Así va el protocolo.” Entonces Arjuna instó a Krishna “creo que tú deberías de bajarte primero.” Pero Krishna insistió “No, Arjuna, baja tú primero”. El intercambio continuó y Arjuna comenzó a albergar ideas y cierto resentimiento hacia Krishna. Pensó para sí “Todo este tiempo he pensado que Krishna era tan grandioso, y seguro como lo estuve elogiando y expresándole mi admiración, ahora él está actuando como si fuera más importante. En realidad es mi culpa. Pero la guerra continúa y tenemos que enfrentarla, para lo cual necesito a Krishna, así que sería mejor no meter tensión entre nosotros. Si discuto con él ahora será en perjuicio de ambos.” Renuente, Arjuna descendió de la carroza, y se quedó parado a un lado de ésta. Krishna volvió a presionarlo “No te quedes ahí parado. Entra en la carpa.” Sin alternativa, Arjuna tuvo que entrar a la carpa. De inmediato, Krishna dejó la carroza de un gran salto, y al momento de hacerlo, ésta explotó; las llamas la consumieron y la volvieron cenizas.

La divinidad jamás alberga motivos egoístas

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Arjuna y Dharmaraja, su hermano mayor, que observaban a la distancia, se asombraron. Arjuna le preguntó a Krishna “¿Qué ocurrió? ¿Qué ocasionó el descalabro?” Krishna respondió “Arjuna, nadie puede entender mis acciones. La divinidad carece de egoismos o egocentrismos. Mi única preocupación es proteger a mis devotos. Mi único deseo es beneficiarlos y alentarlos. Mantuve las terribles armas con las que Bishma impactó la carroza, a resguardo bajo mi pie. Mientras tuviera mi pie sobre ellas, no podrían hacerte ningún daño. Si me hubiere apeado de la carroza primero, las armas te habrían destruido junto con la carroza, y te habrían reducido a cenizas. Inadvertido de ello, me pediste que bajara primero.”

Cuando oyó estas palabras, Arjuna se percató de su actitud arrogante e ignorancia. Había mostrado todos los signos de los celos. Verle defecto a la divinidad y verse más grandioso que Krishna fue sin duda una forma de celos.

Son varios los aspectos que presentan los celos. Los celos aparecen cuando ven una persona que alcanzó más fama que ustedes. Surgirán también cuando alguien tenga más riquezas que ustedes. También asomarán los celos cuando estén en presencia de alguien más apuesto y hermoso que ustedes. Los estudiantes sienten celos de que otro alumno saque mejores calificaciones que ellos. La debilidad de los humanos comunes hace que sientan celos en presencia de gente que tiene más riqueza o mejor posición que ellos, es más bello o inteligente, u otras cosas.

Los celos no pueden vivir sin consecuencias en ustedes. Al entrar en ustedes, todas las bellas cualidades que cultivaron durante largo tiempo, son destruidas. Los celos arruinan su naturaleza, exacerbando su naturaleza animal; instiga su naturaleza demoniaca. Carecen de escrúpulos. No miran hacia adelante ni hacia atrás. Es una fuerza tan inicua que tiene que cuidarse de que nunca entre en ustedes. Gocen con la prosperidad y el progreso de los demás. Disfruten que otros tengan riqueza. Disfruten su belleza. Esto es lo realmente virtuoso. Esta es una de las enseñanzas más importantes del Gita. Desear el bien de los demás es una cualidad encomiable que todos deberían de tener.

Si conquistan los celos pueden conquistarlo todo

Hay una historia acerca de una devote que tenía fama de ser totalmente ecuánime y libre de celos. Su nombre significaba incluso ‘libre de celos’. Cuando los tres aspectos de la divinidad -Brahma, Vishnu y Shiva, que son el principio creador, el preservador y el destructor- la pusieron a prueba, por su pureza de corazón se los enredó en el dedo meñique. Se volvió una madre para ellos. Estando con ella, las divinidades se acurrucaban en sus brazos.

Los tres aspectos de la divinidad también representan las tres cualidades de la naturaleza: la activa, la pasiva y la cíclica, que rigen el mundo fenoménico. De estas tres cualidades, depende la experiencia que tengamos en el mundo, y los

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tres aspectos de la divinidad constituyen el sustrato de dichas cualidades. Por lo tanto, el sentido profundo de esta historia es que cuando estén libres de celos, todo lo que hay en el mundo se volverá como un bebé que tuvieran en brazos. Ustedes serán su madre; éste confiará en ustedes y los seguirá. En verdad, cuando estén libres de celos, podrán conquistar lo que sea.

No podemos enfatizar lo suficiente que cuando se experimentan celos, éstos destruyen todas las buenas cualidades en uno. Uno podría pensar que destruirá a otros, pero en realidad los destruyen a ustedes no a los otros. Los enfermarán. No podrán dormir ni comer bien. Incluso si están totalmente sanos, cuando los celos hagan presa de ustedes les ocasionarán todo tipo de achaques. Es como si algo los consumiera por dentro. Igual que la tuberculosis cunde y consume por dentro, también los celos los debilitan sin que se den cuenta. Pueden entrar en ustedes de mil maneras y a la larga los destruirán.

Los celos son una enfermedad severa que no hay que dejar que se propague. Deben de sentir que Dios siempre los bendice con su gracia. Incluso si ocupan un rango menor al que creen merecer, tienen que gozar con la dicha de los demás. Debería causarles satisfacción escuchar de lo los logros de otros, en lugar de entristecerse porque ellos obtienen cosas que ustedes no poseen. Los celos han cundido en esta era de inmoralidad, y prevalecen en gente de todo tipo, tanto espiritual como mundana. Los celos son la razón principal de que la gente pierda su paz mental y echen a perder su vida. Donde hay celos, el desquite y el odio van a la saga. Si ustedes son el blanco de dicho sentimiento en otros, su mayor protección será mostrar la gran virtud de la tolerancia. Escuchen la siguiente historia.

La tolerancia vence al odio

Caminaba Buda en el mato viviendo de limosnas. Se acercó a una aldea. Mucha gente de la aldea le tenía gran afecto. Pero justo antes de llegar a orillas del pueblo, unos rufiancillos que holgazaneaban en el camino lo comenzaron a cucar. Sorprendido de la recepción, Buda se detuvo para sentarse sobre una roca. Les dijo así: “Y díganme, caballeros, ¿cuál es el gusto que encuentran en criticarme?” Sin dar razón, continuaron provocando a Buda. Éste les dijo: “Sigan todo lo que quieran.” Ellos lo fastidiaron y lo humillaron a hasta cansarse ellos mismos de sus malevolencias. La tolerancia de Buda era tal que el odio de los malandrines no lo tocó. Al principio, éstos se divirtieron pero, viendo que no obtenían la reacción que esperaban, dieron en irse.

Cuando se retiraban, Buda los llamó “Chicos, quiero decirles algo. En la aldea de enfrente, hay mucha gente que me ama. Si se enteran que ustedes me estuvieron fastidiando vilmente, los podrían hacer pedazos. Para evitarles tal peligro, me quedé sobre la roca permitiendo que me criticaran. Fue una especie de regalo. Sin gastar un centavo ni hacer ningún esfuerzo, les brindé la enorme satisfacción de

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zaherirme. Lejos de sentirme apesadumbrado por su crítica, me siento contento por haberles brindado un deleite y aun evitarles un serio peligro.”

Todavía Buda les dio otra explicación que hizo gran mella en el corazón de los rufianes. “Supongan que un monje va a su casa pidiendo limosna. Le sacarían algo de comer. Pero supongan que el tipo de alimento que le ofrecen es ritualísticamente impuro e inaceptable para el monje. ¿Qué ocurriría entonces? Como no ha aceptado su ofrecimiento, tendrán que tomarlo de nuevo y quedarse con él. De igual manera, ustedes me están ofreciendo su mofa. Ésa es la limosna que me están dando. Pero como no la he aceptado, tendrán que quedársela. Así que, véanlo bien, realmente han re dirigido sus críticas a ustedes mismos. ¡A mí su crítica no me hace absolutamente nada!”

Se puede enviar una carta registrada a una amistad. Si su amigo no acepta la carta registrada, ¿qué hace la oficina postal con la carta? La devolverá al remitente. Si ustedes critican a alguien, pero la persona no acepta su crítica, inevitablemente la crítica regresa a ustedes. No crean que por vocear los celos y odio que sienten, estarán afectando a aquellos a quienes dirigen dichos sentimientos. En realidad, sólo se estarán fastidiando a ustedes mismos. Los celos y el odio causará grandes dificultades a la persona que los padece. Los celos y el odio nacen del egoísmo. He aquí un ejemplo.

Bajo los celos y el odio sólo hay egoísmo

Había un devote muy pío a quien le encantaba cuidar su jardín lleno de hermosas flores y árboles frutales. No obstante ser muy entendido en espiritualidad, tenía cierto rasgo de egoísmo en él. Cuando surge egoísmo, los celos le van a la saga. Donde hay egoísmo y celos, automáticamente se les suma el odio. Dios se interesó en este devoto extraviado. Vio que, no obstante estar adornado de correctos rasgos religiosos externos, su corazón se había llenado de veneno. Dios decidió corregirlo dándole una buena lección, para lo cual se le manifestó en la forma de un mendigo que paseaba por su jardín.

El mendicante caminó hacia un árbol que se había plantado recientemente y elogió su belleza. Viendo que dueño del jardín andaba cerca, le preguntó: “¿Quién es el jardinero que sembró tan hermoso árbol?” El dueño muy ufano respondió: “Señor, soy yo quien ha hecho todo el jardín. Sembré este árbol y todos los demás que ve. Con mis propios esfuerzos, tendí los agradables caminitos y edifiqué todo el bello jardín. Yo solo lo cuido. No contrite a ningún jardinero. Yo mismo acarreo el agua y esparzo el abono; remuevo la mala yerba y elimino la plaga. También aseo los caminitos. Cultivo estas hermosas flores y árboles frutales para satisfacción de los demás.” En este tenor continuó su perorata.

Aparentando estar admirando el jardín, el viejo mendigo anduvo por el lugar un rato mientras el dueño acicalaba el jardín por ahí cerca. Tras un rato, el mendigo

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partió. Poco después, una vaca entró al jardín. Estaba tan débil que estuvo a punto de colapsarse y aplastar con su cuerpo las flores. El dueño entonces le aventó un palo a la vaca para echarla del lugar. Pero al momento de tocarla el palo, la vaca cayó muerta. En la religión del hombre, las vacas son consideradas sagradas y jamás se las debería de molestar. Habiendo lanzado el palo asesino, el hombre tendría que sufrir el pecado de haber matado una vaca. Se sintió abrumado por el giro de los acontecimientos.

No pasó mucho antes de que el viejo mendicante volviera al jardín. Al caminar se encontró con la vaca muerta y, conmocionado, buscó al dueño para que viniera a ver. Preguntó “¿Quién cometió el atropello de matar a esta vaca?” Al no responder el dueño de inmediato, el mendigo preguntó más directamente: “Dígame, ¿usted sabe quién mató a esta vaca?”, a lo que el dueño replicó: “Seguramente fue la voluntad de Dios. Sin su voluntad, ¿usted cree que la vaca habría muerto así como así? De no estar destinada, cree que habría caído muerta sólo por ser tocada por un palo?”

Al escucharlo, el mendicante le dijo al hombre: “Hace un rato, me dijo que usted solito es responsable del arreglo de todo el jardín, de plantar, regar las plantas y tender los caminos. Se arrogó todo el crédito de las cosas buenas que aquí hay. Mas, de lo que está mal o no es auspicioso, culpa a Dios. Es un tonto arrogante y pagado de sí mismo; y se le subieron los aires tan alto que ni siquiera reconoce la mano del Creador que dio lugar a todo lo bello que aquí hay. Se está arrogando el crédito que pertenece a Dios. Tiene celos hasta de Dios. Si no fuese por su voluntad, no habría nada en su jardín.”

En ese momento, el viejo mendicante reveló su verdadera identidad. Dijo: “Soy el Señor mismo, que vino a destruir tu egoísmo.” El devoto descarriado cayó contrito a los pies del Señor, reconociendo que el egoísmo se le había metido a hurtadillas y había acabado por dominarlo. Ahora comprendía el significado profundo de la espiritualidad de la que tanto había hablado tiempo ha. Se percató de que absolutamente todo está imbuido de divinidad y, por lo tanto, debería de ver divinidad en todo y de vivir bajo la idea de que hasta el más mínimo detalle existe bajo el control de Dios.

Destruyan el egoísmo, los celos y el odio con amor y tolerancia

Cuídense del egoísmo y sus secuaces, el odio y los celos. Si llegan a enraizar en ustedes, será muy difícil deshacerse de ellos. Si permiten que dichos defectos los invadan, pueden no ser tan afortunados como el devoto anterior y no sean atendidos directamente por el Señor para ayudarlos a erradicarlos. No podrán eliminar los celos tan sólo con leer textos sagrados y practicar rituales. Mas, realizando cierto esfuerzo para transformar sus pensamientos y desarrollar el amor desinteresado, podrán destruir esta plaga. Pongan sus pensamientos negativos a los pies del Señor y llénense de amor y tolerancia inquebrantables.

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Mientras haya celos en ustedes, no podrán brillar. Todas sus virtudes desaparecerán. El Gita enseña que la práctica espiritual fundamental es cultivar las virtudes y aplicarlas en la vida diaria. De este modo se crean circunstancias favorables para uno. Cuando se lleva una vida virtuosa, se puede llegar a experimentar el principio del atma. Pero si no se cultivan las grandes virtudes ni se aplican cotidianamente, nunca se podrá realizar la divinidad.

La luz del atma destella en todo lugar. No se limita a una sola persona o forma. Su fulgor llena el universo entero. Puede tomar cualquier nombre o forma. Es la base de todos los nombres y de todas las formas. Piensen por ejemplo en la luz de un foco, o en la brisa que sopla un ventilador, o en el calor que despide una estufa, o en el trabajo que desarrolla un motor eléctrico. Los efectos son diferentes. El trabajo que hace un motor es diferente de la brisa que viene del ventilador. La luz del foco es diferente de la comida que se cocina en la estufa. Los efectos son diferentes, las máquinas son distintas, pero en todas ellas corre la misma corriente eléctrica. Lo mismo ocurre con el principio del atma. Se manifiesta de distinta manera en los diferentes cuerpos, pero lo que hay en el fondo de ellos es la misma unidad.

La luminosidad de la luz eléctrica es proporcional a la corriente que fluye en los focos. La luz que da el foco puede compararse al atma que refulge en las personas. La luz carece de contorno o forma, pero los focos vienen en distintas formas e intensidades. Un foco incandescente tiene forma particular, una luz fluorescente tiene distinta forma. El foco del comedor puede ser muy brillante, el de la recámara puede ser opaco. Por ignorancia, alguien se puede preguntar por qué si la corriente eléctrica que alimenta el foco de la recámara y el del comedor es la misma dan diferente intensidad de luz. La diferencia la hace el tipo de foco.

De modo similar, la expresión del amor difiere en los distintos corazones. Si su amor es puro y pleno, la luz de su atma emanará una luz plena y brillante en ustedes. Si su amor es estrecho y egoísta, la luz de su atma se manifestará como la luz tenue de un foco de alcoba.

No se trata de la corriente; la capacidad de proporcionar cualquier cantidad de corriente está a disposición. Pero se tiene que cambiar el foco para obtener una luz más brillante. Si están llenos de celos, la intensidad de su luz será opaca. Si en ustedes brilla el amor desinteresado, la corriente en ustedes será como de mil watts. Conclusión, desarrollen su amor. Sólo es posible reconocer la divinidad a través del amor.

Sólo a través del amor podrán experimentar a Dios

Para ver la luna, no hace falta aluzarla con una linterna. La pueden ver por su propio fulgor. Si desean ver y captar a Dios que es amor, entonces sólo a través

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del amor lo podrán ver. No es posible verlo si hay odio en ustedes. El odio es lo opuesto al amor. El odio es una especie de ceguera.

No importa qué tan intense sea la luz que le echen a un ciego, no podrá verla. Mientras haya rasgos negativos en ustedes, aunque cercana, no podrán percibir a la divinidad. Cuando no tengan más celos, odio ni egoísmo, podrán experimentar directamente el resplandor de la divinidad. La presencia de Dios brillará en aquel a quien se le haya abierto el ojo de sabiduría. A quien la ignorancia le haya cerrado los ojos no podrá captar a Dios. Si cierran los ojos, van a buscar una toalla por toda la casa, que puede estar en un estante justo arriba de ustedes. Si abren los ojos, podrán estirar el brazo y tomarla fácilmente. El sabio, cuyos ojos están abiertos a la divinidad, que no está obnubilado por la ignorancia, percibe a Dios y lo alcanza directamente.

Se vuelven sabios cuando rebozan virtud. Mas, si exhiben rasgos negativos, tienen dudas, celos y odio, no podrán entender nada en absoluto. Por eso se ha señalado: “Es más dulce la muerte que la ceguera de la ignorancia.” Tienen que liberarse de la ignorancia. Los celos son un mal que aumenta la ignorancia. Por lo tanto, los estudiantes de corazón tierno, que tienen todo un futuro frente a ellos y mucho que aprender, no deberán jamás darle lugar a los celos.

Si una persona en su salón saca mejor calificación que ustedes, no deberán sucumbir a los celos. También pueden intentar mejorar su calificación. Si no lo logran, puede ser que experimenten celos y entonces estarán cometiendo dos errores y no uno. En primer lugar, no estudiaron lo suficiente, de lo contrario les habría ido mejor; y en segundo lugar, han dejado que los celos nublen su corazón. Llorarlo sería su tercer error. No deben de dar paso a estos sentimientos negativos que son causa de tantos problemas; pueden incluso destruir a una familia que era feliz y disfrutaba de las bondades de la vida.

Los celos y el odio destruyen a quienes los sienten

Krishna le explicó estos principios a Arjuna diciéndole así: “Para tus malvados primos -los cien hermanos que tramaron destruir la paz y dicha de los Pandavas, fueron sus malas cualidades las que los hicieron perpetrar su malas acciones. La gente celosa atrae malas compañías. Los primos malevolentes tenían a su lado a tío malvado que los enemistó con los Pandavas. Estaba lleno de celos. Los celosos son gente ciega. Su padre era ciego físicamente, y los cien hermanos eran mentalmente ciegos. Se unieron y se aliaron en su intención. Pero puedes tener certeza, Arjuna, que sus rasgos negativos los destruirán.” Tal como predijo Krishna, ninguno de los cien primos sobrevivió a la guerra para enterrar a sus parientes. Es la tragedia de quienes caen en odio y celos.

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Si verdaderamente desean entender el Gita, deben de empezar por cultivar las buenas cualidades y virtudes que se han mencionado. Cuando las hagan suyas, podrán experimentar la divinidad directamente.

Pueden obtener todo lo que desean del árbol de los deseos. El Gita es el árbol de los deseos. Les puede conceder todo lo que tengan capacidad de recibir. Les concederá el nivel de entendimiento en el que se reflejan sus propios deseos. Hoy en día, la gente malinterpreta el Gita porque está llena de deseos inadecuados. De poco les ha servido el Gita. Tienen que cultivar su virtud y llenarse de amor. Entonces el encomiable mensaje del Gita resplandecerá en ustedes y los inspirará para que alcancen su divinidad. Llegar a su divinidad es su derecho de nacimiento. Es su realidad inmutable, su verdad imperecedera.

XXVI. La verdad y el buen carácter son el aliento de vida

Krishna dijo: “Donde quiera que conducta sea ejemplar, donde haya rectitud y santidad, donde quiera la gente se apegue a la verdad y al deber, habrá victoria. Cuando se comportan de manera honorable, y viven bajo los principios de una conducta correcta, esos principios los protegerán. ¡Arjuna!, lleva siempre una vida santa y honorable, y estarás llevando una vida que realmente vale la pena.”

Encarnaciones del amor:

Llevar una vida santa comporta siete facetas, que son como los siete colores en que se descompone al luz solar. Ellos establecen las normas de lo que es una conducta virtuosa y moral, y que son el sustrato de la vida espiritual. La primera faceta es la verdad. La segunda faceta es el buen carácter. La tercera es la buena conducta. La cuarta, el control de los sentidos. La quinta, vivir con conciencia y haciendo hincapié en poner límite a los deseos. La sexta es la renuncia o desapego, y la séptima es la no violencia. Todos los principios de llevar una vida correcta han sido establecidos para protección del individuo y bienestar de la sociedad. Al conjunto de ellos se le llama Dharma o Rectitud.

La verdad y el dharma

La verdad es la base de la rectitud. Igual que quemar es la naturaleza del fuego, enfriar es la naturaleza del hielo, la fragancia es la naturaleza del botón floral y la dulzura, la del azúcar, de igual modo, la veracidad es la naturaleza del ser humano. La verdad y el buen carácter son como su aliento de vida. Cuando

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reconozcan la verdad innata de su naturaleza más profunda, comprenderán su realidad.

Para obtener éxito en el área espiritual, un buen carácter resulta esencial. Se puede decir que el buen carácter reviste tres aspectos. El primero puede ser descrito por las palabras: sacralidad, santidad y bonomía. El segundo aspecto puede describirse como tolerancia, compasión y resistencia. Y el tercer aspecto puede ser descrito bajo los términos de decisión, determinación y compromiso.

Sea cual fuere su educación, tengan la riqueza que tengan, ocupen él la posición que ocupen, sean estudiosos u hombres de estado, si no poseen estos tres rasgos de carácter, valen tan poco como un muerto. No importa lo que hayan alcanzado, sin estos tres rasgos de carácter, sus logros y éxitos no valen nada. La gente se fija en la belleza externa, pero Dios sólo ve la belleza interior. En verdad, es el carácter prístino lo que hace la auténtica belleza de un ser humano. Una persona que carece de buen carácter no vale más que una piedra. Tienen que observar las siete facetas del dharma y hacer que cada una brilla en ustedes, puesto que todas ellas son algo natural en ustedes.

El escalón fundamental es la verdad. La verdad no sólo implica no mentir. Tienen que tomar la verdad como su misma esencia, la base de su vida. Tienen que estar preparados a renunciar a todo en aras de la verdad. El mundo se guía por el temor a la verdad y está supeditado a la verdad. Cuando no hay verdad, el hombre experimenta temor y siente miedo hasta de vivir. Por otro lado, la verdad hace al hombre audaz. La verdad protege al mundo y hace que éste funcione. La verdad retira el miedo. Es una cualidad tan importante, que cuando se observa rigurosamente, se puede alcanzar la divinidad. El carácter alienta la verdad. La virtud y el buen comportamiento hacen el carácter. La humanidad no podrá resplandecer si no sigue un buen comportamiento. Las virtudes, las buenas cualidades, el buen comportamiento, llevan todos al esplendor de la humanidad.

La verdad debe de establecerse desde temprana edad

Para poder servir a la humanidad y realizar su divinidad, tienen que tomar como base la verdad, el carácter y el buen comportamiento. Desde la infancia hay que hacer el esfuerzo por adherirse a estas nobles virtudes. A edad temprana, es común que los niños cometan pequeños errores, a sabiendas o no. Por temor a que los descubran los adultos y los vayan a castigar, los niños tratan de ocultar sus faltas.

Es así como a edad temprana, los niños desarrollan el hábito de alejarse de la verdad y sacarle la vuelta a la culpa. A la larga, este hábito destruye los cimientos de la vida. La falsía destruye su humanidad. Por eso a los niños debe enseñárseles enfáticamente a decir siempre la verdad, pase lo que pase, sin temor a las consecuencias, ya sean alegres y provechosas para el niño, o deriven

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en reprimenda y castigo. Así como la cimiente es muy importante para una casa, y las raíces son el fundamento del árbol, de igual manera, la verdad es la base a de la vida de un humano.

Si titubean en la verdad, no encontrarán seguridad ni protección en su vida. Ejemplo de observancia de la verdad es la vida de un gran rey de la antigüedad. Por su compromiso inquebrantable con la verdad, el rey fue forzado a separarse de su esposa, su hijo y su reino. La verdad fue su penitencia. Incluso en las circunstancias más difíciles, no dejó de decir la verdad ni se alejó del dharma. Al final, perdió su reino. Expulsado y solo, se puso a trabajar en un crematorio. Cuando murió su hijo, su esposa trajo el cadáver a cremar. Aunque el hombre sabía que se trataba de su esposa y que el cadáver era el de su hijo, él cumplió con su deber como encargado del crematorio. Ni ante las pruebas más duras, el rey dejó de decir la verdad o alejarse de dharma. Consideraba la verdad y el dharma como dos ojos o las dos ruedas de una carroza, o como las dos alas de un ave, siendo una indispensable a la otra.

Hasta una mentirilla puede acarrear desdicha más tarde

Desde el inicio, corresponde a los adultos enseñar a los más jóvenes a decir la verdad. He aquí un ejemplo de cómo inventar historias por hacerle la broma a un hermanos menor, puede traer tristes consecuencias al niño. Erase un padre que quiso darle un regalo a su hijo en su cumpleaños. Por el amor que sentía por su hijo, el hombre le obsequió a su muchacho una moneda de oro y le dijo que le pidiese a su madre mandar hacer un anillo con el metal. Al día siguiente, el chico presentaba exámenes. Mantuvo la moneda sobre el escritorio en el que estudiaba.

El chico tenía una hermanita que era muy curiosa y traviesa. Cuando entró al cuarto la niña tomó la moneda en su mano y preguntó: “Hermano, ¿qué es esto?” El respondió “Es una moneda de oro”. La niña entonces preguntó: “¿De dónde la sacaste?” De broma, el chico respondió: “Salió de un árbol.” Insistente, la niña inquirió: “¿Cómo puede una moneda de oro salir de un árbol?” Al punto, el chico comenzó a engarzarle una serie de mentirillas. Dijo así: “Si tratas la moneda como una semilla y la plantas en la tierra, le echas agua y la cuidas, pronto nacerá un árbol. Y de este árbol saldrán muchas más monedas de oro.”

La niña cuestionó más aún, pero él respondió: “Mira, no tengo tiempo de seguir hablando; tengo que estudiar, luego seguimos.” El chico se volvió a ocupar de su estudio y la niña se embolsó la moneda y lo dejó. En el patio, cavó un hoyo; colocó la moneda de oro adentro y la cubrió con tierra y le puso agua al montículo. Todo el tiempo, tuvo presente lo que su hermano le había contado del árbol que puede dar monedas de oro si lo riegas.

Una empleada doméstica vio por una ventana cómo la niña metía la moneda en el hoyo. Cuando la chiquilla entró a la casa, la empleada desenterró la moneda y se

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la llevó. Después de un tiempo, la madre vino y le ordenó al hijo prepararse para irse a la escuela. El chico quiso darle la moneda a su madre para que le mandara hacer un anillo, como había sugerido su padre, pero no encontró la moneda en ningún lugar. Fue donde su hermanita para preguntarle si había visto su moneda, a lo que ella respondió: “Hermano, pensé que si podíamos plantar un árbol de monedas, podríamos obtener muchas, así que hice un hoyo y planté ahí la moneda.” Fueron al sitio y escarbaron, ¡pero no encontraron nada!

El chico se frustró enormemente. Pudo estar feliz en su cumpleaños, pero en su lugar se puso a llorar. Le contó todo a su madre. Ella le preguntó: “Dime hijo, ¿por qué tu hermanita se llevó la moneda y la plantó en el jardín?” El chico no lo sabía, así que llamaron a la niña y le preguntaron por qué había hecho eso. Ella respondió: “Mi hermano me explicó que plantar la moneda produciría un árbol de monedas; así que la planté.” La madre reconvino al chico diciéndole: “Como inventaste esta historia y le dijiste algo falso a tu hermanita a sabiendas, ahora en lugar de disfrutar felizmente tu cumpleaños, estás llorando. Encima, perdiste la moneda de oro que tu padre te había obsequiado.”

Si se le permite decir mentiras a los niños y andar con falsedades a temprana edad, se les hará hábito y éste crecerá con los años. Por otro lado, si les enseñas desde el inicio que tienen que tomar la verdad como el cimiento de su vida, les estarán forjando carácter y podrán luego realizar grandes cosas.

Cuando se elimina un defecto, el resto de la personalidad pronto cambia

Hubo un gran maestro que ayudó al progreso espiritual de muchos. Siempre que alguien le pedía iniciarlo, les preguntaba sobre su conducta y su carácter para determinar el tipo de cualidades que poseían. De acuerdo a sus cualidades y nivel de evolución, les daba una invocación sagrada, un mantra. Había un ladrón que, al ver a un gran hombre en el maestro, se le acercó para pedirle un mantra. El guru le dijo: “Bien, hijo ¿qué cualidades tienes? ¿Cuáles son tus defectos?” El ladrón respondió: “Mi defecto e sir de casa en casa por la noche, metiéndome a las casas para robar. Como paso la noche robando, en el día bebo hasta quedarme dormido. Beber es mi segundo peor defecto. Cuando me pesca la policía, invento una bola de mentiras y doy información falsa para salvar el pellejo. Esa sería mi tercer defecto.”

El maestro espiritual entonces le preguntó: “Bien, hijo, dices que robas, bebes y dices mentiras. ¿Podrías renunciar a alguno de estos defectos?” El ladrón pensó un momento, “Si no robo, ¿cómo podré cuidar de mi familia, mis hijos y mi esposa? No, no puedo dejar de hacer eso. Sólo si mi cuerpo está fuerte y sano podré escapar si me agarran. Tengo que dormir bien, y beber me ayuda a dormir en el día. Sin embargo, no es muy probable que la policía me pesque muy seguido. Entonces, dejaré de decir mentiras”. El hombre sabio le preguntó,

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“¿Prometes que de mañana en adelante siempre dirás la verdad?”, a lo que el ladrón respondió “Claro que sí. Incluso a partir de este momento.” Esto es lo que resolvió hacer la familia. En efecto, desde ese día, mantuvo el hábito de decir la verdad a dondequiera que fuese.

Un día de verano, el ladrón estaba merodeando un pueblo buscando dónde hacer de las suyas. El alcalde, un hombre acaudalado, se hallaba descansando en la terraza de su casa. En aquel tiempo, no había aire acondicionado ni ventiladores eléctricos. No podía dormir a causa del bochorno. El ladrón logró trepar a la terraza, pero en cuanto llegó arriba, el hombre de casa lo divisó, dándose cuenta de que se trataba de un ladrón. Entonces lo increpó “¿Y tú quién eres?” Dado que el ladrón sólo decía la verdad, respondió: “Soy un ladrón”. A fin de descubrir sus planes, el hombre le dijo: “¿Ah, sí?, pues yo también soy un ladrón.”

Decidieron entonces atracar la casa juntos para sacar algunas de las cosas valiosas que ahí había. El hombre le dijo al ladrón: “Habrá muchas cosas valiosas en la caja de seguridad de la casa, pero será muy difícil abrir la caja a menos que encontremos las llaves. Déjame entrar y ver si puedo sacar las llaves”. Y el hombre continuó: “Había estado esperando encontrar a alguien que me echara las aguas. Lo bueno es que apareciste. Deja que voy adentro.”

Entró en la casa y fingiendo estar irrumpiendo, se tomó su tiempo haciendo como que estaba haciendo algo aquí y allá. Entonces tomó las llaves y salió de la casa a hurtadillas. Le informó al ladrón “ya tengo las llaves, pero busqué por todas partes y no encontré la caja de seguridad. Ahora yo vigilo y entra tú para ver si puedes encontrar la caja y sacar todo lo de valor que tiene el rico.” Resulta que el hombre guardaba tres diamantes grandes en su caja de seguridad. El ladrón entró y pronto dio con la caja. La abrió y tomó los tres diamantes.

Al instante, un problema le cruzó por la mente. ¿Cómo repartir los tres diamantes entre los dos? Como el ladrón se apegaba a la verdad, cierta dosis de rectitud había automáticamente entrado en él. Sacó los tres diamantes y le dijo así al hombre rico: “Hermano, puedes quedarte un diamante. Yo conservaré el otro. El tercer diamante no puede ser partido, así que lo volveré a colocar en la caja, para que el dueño de la casa lo conserve.” Así decidido, el ladrón volvió a entrar para colocar uno de los diamantes en la caja de seguridad, y volvió a salir a la terraza.

Tras realizar la transacción, el ladrón se dispuso a irse cuando el hombre rico le dijo: “Mira, hermano, tal vez podamos ser socios ahora y de nuevo en el futuro. Dame tu dirección para que te pueda contactar.” Como estaba comprometido con la verdad, proporcionó su dirección. La mañana siguiente el rico, que también era el funcionario más alto en la región, tomó la dirección y dio órdenes de que se diera parte a la policía de la ausencia de los diamantes en su caja de seguridad. Instruyó a la policía que fueran a la dirección mencionada en el pueblo y arrestara a quien ahí viviera.

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El ladrón era bastante bien conocido en esa aldea. La policía no tuvo mayor problema para encontrarlo. Lo capturaron y se lo trajeron al alcalde. El ladrón no pudo reconocer en el oficial que tenía enfrente a su compañero de fechorías de la noche anterior. El alcalde, entonces, le preguntó: “Y bien, ¿cómo entraste en la casa? ¿Cómo obtuviste el diamante?”

El ladrón narró en detalle su aventura. Contó cómo subió al techo, se alió con otra persona, entró en la casa, abrió la caja de seguridad, extrajo tres diamantes, le dio uno a su socio, se guardó uno para sí y volvió a la casa para devolver un diamante a la caja. El alcalde llamó a su comandante en jefe y le dijo: “Ve y verifica si hay un diamante en la caja.” El comandante llevó las llaves, y pensó para sí: ‘¿Será posible que un ladrón devuelva un diamante?’ En pensándolo, abrió la caja, vio el diamante que el ladrón había devuelto, se lo echó al bolsillo. Al llegar con el alcalde reportó que no había ningún diamante en la caja de seguridad. Entonces, el alcalde escudriñó el bolsillo del comandante y recuperó el diamante, y de inmediato retiró al funcionario de su servicio.

Ahora el alcalde se dirigió al ladrón. Le dijo: “Sé que todo el tiempo me has estado diciendo la verdad. Por consiguiente, de ahora en adelante, te nombro mi director administrativo. Sólo alguien veraz tendría que desempeñar un cargo público. Desafortunadamente te volviste ladrón, pero esa no es tu naturaleza.” El hombre entonces dejó de robar y se volvió alto funcionario. Siguió su práctica de decir la verdad y automáticamente, en el proceso, dejó también de beber y de robar, y se volvió una persona recta y honrada.

De inicio, al apegarse a la verdad pueden meterse en una serie de problemas. Pero si persisten en seguir la verdad a pesar de las dificultades, su naturaleza veraz los llenará de satisfacciones y les brindará dicha y éxito en todos sus emprendimientos. Por lo tanto, para promover el bienestar de la humanidad, en el Gita, Krishna enseñó a decir siempre la verdad. Estableció que la verdad es el camino real y es la única manera de llevar una conducta social recta.

El dharma es inmutable, pero su práctica cambia en cada época

Se suele decir que la rectitud ha declinado y el dharma ha menguado. Mas no es así. El dharma se basa en la verdad. La verdad es absoluta, no puede sufrir cambio o ser menguada. Sin embargo, la práctica del dharma puede cambiar en determinada era. Dios encarnó como Krishna, no para restablecer el dharma, sino para re establecer su práctica. El dharma nunca se fue, ni cambió, sólo quedó fuera de uso.

Las siete facetas del dharma han estado presentes en las pasadas eras. Sin embargo, las prácticas corresponden a lo más apropiado para cada era. Por ejemplo, en los tiempos antiguos en que había mucha conciencia, la práctica espiritual adecuada era la meditación. En la era en la que Rama encarnó, la mejor

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práctica era la penitencia y el sacrificio. En la era de Krishna, la práctica por excelencia fue el ritual y la adoración. Y en los últimos cinco mil años de nuestra era materialista, en que la conciencia del mundo está en su nivel más bajo, cantar el nombre de Dios es la práctica más apropiada. Pero así como en eras pasadas hubo creyentes que repetían mantras y evocaban el divino nombre, en esta era hay gente que practica la meditación, otros hacen penitencia y los hay que practican la adoración. Pero las prácticas primordiales dependen del carácter general de los tiempos.

Las distintas prácticas le dan diferente forma al dharma, por decirlo así. Pero la energía interna del dharma es siempre la misma. La verdad jamás cambia. Siempre es una, no dos. En los tres tiempos -presente, pasado y futuro-, en los tres mundos -la tierra, el cielo y el inframundo-, en los tres estados -vigilia, sueño y sueño profundo-, y en las tres cualidades del mundo -pasiva, activa y equilibrio-, la verdad siempre será una. Dado que la verdad es una y es la base del dharma, éste no podrá cambiar. No se tambalea ni sufre modificación. Pero el deber y las prácticas sí cambian intermitentemente.

Por ejemplo, piensen en una persona que desarrolla un trabajo. ¿Durante cuánto tiempo tendrán que trabajar? Hasta que renuncien a dicho trabajo. Mientras no lo hagan, deberán ir a la oficina todos los días. Una vez que renuncien, todo cambiará. Tras retirarse, puede ser que pongan un negocio. Entonces dirán que su deber es atender su negocio. En su negocio, puede ser que les entren ganas de hacer dinerito extra por medios fraudulentos, engañando y haciendo trampa. No obstante hayan dado en mentir y trampear con fin de lucro, el hombre seguirá considerando su actividad como su ocupación y deber. Si tantos cambios pueden imbricarse en el deber, ¿cómo puede éste ser descrito como dharma? Las actividades cotidianas en las que se ocupan con el propósito de cubrir sus necesidades, no pueden ser descritas automáticamente como dharma. El deber se vuelve dharma cuando brilla con las virtudes que conforman éste.

Dharma es no lastimar a los demás

El término dharma tiene un significado sencillo. Toda acción que no se interpongan en los intereses de los demás, ni les resta libertad, puede ser descrita como dharma. He aquí un ejemplo.

Supón que están sosteniendo un palo largo con el que juegan blandiéndolo, mientras caminan por una avenida. Se trata de una vía pública muy transitada. Ustedes pueden pensar “tengo todo el derecho de moverme a donde quiera.” Si lo consideran su derecho, deberán de reconocer el derecho que la persona que viene en dirección contraria tiene de defenderse de su palo. Ustedes incurren en una acción que pone en peligro a las personas que vengan por la calle. Empero, sería conducta correcta no interferir con la libertad de quienes caminan por la misma avenida.

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Si pueden comportarse de un modo que no vaya en detrimento de otros o que no interfiere con su libertad, entonces se estarán comportando conforme al dharma. Más adelante, recurriremos a la enseñanza de Krishna que nos dice que no basta con abstenernos de hacerle daño a otros; deberíamos de mostrar solidaridad y compasión por todos los seres. Si al menos todos consideraran tener el deber de comportarse de manera de no dañar a los demás, habría paz, prosperidad y alegría abundante en el mundo. Actuar así es su verdadero deber, el cual tiene que llevarse a cabo para dar ejemplo a los demás, y para enarbolar los ideales esenciales del dharma.

El deber social, el deber obligatorio, y el deber familiar

En ti vida diaria con la familia, existen tres tipos de deberes que pueden considerarse como tres aspectos del dharma. Están el deber social, el deber forzoso y el deber familiar. Tales deberes se expresan de diferentes maneras. Consideremos primero un ejemplo de deber social. Supongan que mañana es domingo, que para ustedes es un día festivo. Quizás deseen invitar a alguien a su casa para el té. De pronto, en la noche les da fiebre. Sintiéndose enfermos, se percatan de que si tienen visitas al día siguiente, no podrán recibirlos adecuadamente y, por lo tanto, no se sentirían bien ni ustedes ni ellos. Por lo tanto, en vista de sus obligaciones para con sus invitados -con las que no podrían cumplir estando enfermos-, deciden posponer su reunión. Debido al cambio de circunstancias y a sus obligaciones para con sus invitados, pasan la reunión para el domingo venidero. Son libres de hacer los arreglos que satisfagan tanto sus deseos como sus obligaciones sociales.

Ahora piensen en un ejemplo de deber forzoso. Digamos que ustedes atienden una universidad. Con vista a los venideros exámenes, el director instruye que todo el personal docente se reúna. Como se trata de una reunión departamental, tendrán que asistir. Aunque tengan fiebre alta, tendrán que tomarse unas aspirinas e ir a la reunión. Es un deber forzoso que no pueden cancelar. La programación de la reunión no estuvo en sus manos, y una vez que se anuncia, son obligados a comparecer.

Ahora consideren el ejemplo de un deber familiar. Se encuentran en su casa y se suscita una querella entre el marido y la esposa. Los cónyuges están teniendo un altercado en sus habitaciones. Ella está furiosa. De pronto, suena la puerta y él sale a abrir. Resulta que es un compañero de trabajo que cayó de visita. En cuanto lo ve, el hombre le brinda una afectuosa sonrisa al visitante. Le pide tomar asiento. Su comportamiento con el visitante es muy cordial. Al entrar en la recámara donde se encuentra su furiosa esposa, retoma el tono ácido. Pero al volver a la sala con su colega, le hace amistosa conversación. Es su deber proteger la reputación de la familia y conducirse de tal manera que un extraño no pueda saber que peleó con su mujer.

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Si alguien que está molesto con la esposa saliese a la sala y malhumoradamente le pidiese al visitante retirarse, el huésped se sentiría arrasado. Es, pues, importante lavar los trapos sucios en casa. Es el deber de un hombre de familia. Tiene que salvaguardar el honor de la familia. Si por su indiscreción, el honor de la familia queda destrozado, no habrá más dicha para él ni para su familia en esta vida.

El control de los sentidos es la clave para cumplir nuestro deber correctamente

Para proteger la reputación de su familia deben de permanecer alertas y al tanto de las necesidades de los demás. Para ello se necesita controlar los sentidos. Si no controlan sus sentidos, como se explicó en el capítulo precedente, se vuelven arrogantes. Una persona arrogante, sin control de los sentidos no es más que un demonio. Si desean practicar y proteger el dharma, tienen que aprender a controlar los sentidos. Si hay algo valioso en la vida es aprender a controlar los sentidos. Krishna le dijo a Arjuna: “Sé sabio y alcanza al dominio total de tus sentidos. No caigas en sus volubles apetitos. Debes de tener tus sentidos bajo control. No debes de volverte esclavo de tus sentidos. Hazlos tus esclavos. Sé su amo. Sólo cuando adquieras el dominio de tus sentidos te ganarás el derecho de estar cerca del que dio origen a los sentidos y tiene dominio absoluto de ellos.”

En el Segundo capítulo del Gita, se explican todas las cualidades del hombre sabio. De todas ellas, el control de los sentidos es la más importante. En el presente capítulo hemos ahondado en diversos aspectos del dharma, los cuales poseen, como los rayos del sol. siete colores o facetas. Como se señaló al inicio, el haz del dharma contiene el rayo de la verdad, el carácter, la rectitud, el control de los sentidos, la penitencia, la renunciación y la no violencia. Tiene que hacerlos suyos.

Intenten comprender el significado de las enseñanzas del Gita y llevarlas a su vida cotidiana. Es el deseo de Swami que ya que se interesan tanto en estudiar estas enseñanzas, también muestren interés en practicar su significado y, así, alcanzar todas las virtudes que ellas transmiten.

XXVII. Bondad y compasión son el sello de un ser humano verdadero

Amen a todos. No guarden enemistad u odio hacia ningún ser. La divinidad reside plenamente en el corazón de cada ser. Esta es la enseñanza fundamental del Gita.

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Encarnaciones del amor:

Cuando odian a alguien, es realmente a Dios a quien están odiando, porque Dios mora en cada ser. Cuando critican o reprenden a alguien, es al mismo Señor a quien adoran a quien están criticando o difamando. Ese mismo Señor es el residente de todos los corazones. Estar conscientes de la esencia divina de cada ser es la base de la enseñanza sobre la fraternidad universal que aparecen en las escrituras de la India, desde tiempos remotos.

El Ser es Uno. Es el alma del todo

El Gita proclama que la divinidad está presente en todas partes y en toda persona; es el Dios todo-penetrante. Empero, el Gita declara que hay un nivel aun más alto que éste. Asevera que Dios no sólo está presente en todas partes, sino que la verdad intrínseca que subyace al ‘yo’, cuando se refieren a ustedes mismos, es su ser inmortal, su más alto yo, es uno y el mismo que Dios. Y ese alto yo en ustedes es el mismo alto yo en cada persona. Es el atma, que es una con la divinidad. En esencia, ustedes, los demás y todas las cosas son Dios.

Por lo tanto, además de enseñar la unidad de todo en Dios, expresada en la hermandad universal, el Gita también enseña la unidad del atma, el único ser que hay en todo. El Gita señala que el atma -que es su yo verdadero- existe como el único ser en los demás seres humanos, en los animales y aves así como en todos los demás seres. Como el Gita los conmina a ver la felicidad y la desdicha de igual manera, también los lleva a reconocer el atma única que existe por igual en todos los seres, sean humanos, animales o plantas.

Tienen que estar convencidos de que desde las criaturas microscópicas y los insectos hasta el creador, la misma divinidad lo permea todo. Por eso un gran poeta, con ardiente devoción, rezó así:

“Oh Señor, has morado en la hormiga así como en el Creador. Viniste como Krishna y Rama. Pero en verdad, moras en todas las formas. Te veo en todas partes, en cada ser que encuentro.”

Sintonía entre pensamiento, palabra y obra

Hoy, la naturaleza humana es tal que cuando ven hormigas y cucarachas, no les importa matarlas. Al mismo tiempo, cuando entran en el templo y ven la imagen de una de las formas de Dios, le rinden culto. Actúan de modo diferente en ambas situaciones, incluso sabiendo y profesando que Dios está presente en todo lugar. Decir una cosa y hace otra es una enfermedad común de la humanidad actual. Por

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ello, en lugar de alcanzar el estatus de un mahatma o un ser divino, la gente de hoy no rebasa apenas su naturaleza más básica. El Gita enseña la verdad en acción, que es armonizar pensamiento, palabra y obra. Es el verdadero sello de un ser humano. Es la forma en que manifiestan su naturaleza divina cada día.

Incrementen su fe y vean la misma divinidad existente en cada ser. Expandan su amor, que es la verdadera esencia de su naturaleza divina y de la naturaleza divina de todos los seres vivos. Miren a toda persona con amor y compasión. A menos que asuman esta actitud para con los demás, todos sus ejercicios espirituales se habrán desperdiciado. Adorar a Dios y lastimar a sus iguales jamás los llevará a su meta. El Gita enseña que el hombre mismo es Dios y Dios es el hombre. La unidad hombre-Dios ha sido reiteradamente subrayada en el Gita. “Sólo el que trata a todos por igual es un verdadero ser humano”, proclamó Krishna.

Sea cual fuere la educación que hayan recibido, si no son conmiserativos, toda su escolaridad y logros no servirán de nada. La bondad hacia todos los seres vivos es una de las principales virtudes de un ser humano. Deben de usar su discernimiento para desarrollar bondad y aplicarla en su vida diaria. La bondad hacia los seres vivos consiste en ver dónde hay gente y seres vivos en desgracia para ir a su rescate. Tienen que esforzarse para reducir su dolor, su pena y su desgracia. No tiene ningún caso repetir “amor, amor, amor” un sinnúmero de veces. Tienen que actuar con amor y bondad en todo lo que hacen. La bondad debe de ser parte integral de su vida. Entiendan que bondad es la misma cosa que divinidad. Tengan por cierto que el corazón que alberga bondad es el templo de Dios.

La bondad es el sello distintivo de un ser humano verdadero

El hombre ha incurrido en una serie de debilidades. Como resultado, pierden su bondad innata y se tornan crueles. Se comportan más como animales salvajes que viven en la selva. Mas no es ciertamente la verdadera naturaleza del ser humano. Es exactamente lo opuesto a lo humano. El término de humano, humanidad denota bondad. De todas las flores de la devoción, Dios acepta .la flor de la bondad humana con su máximo amor. Ofrecer flores ordinarias y adorar a Dios con pensamientos ordinarios y sus correspondientes intenciones, no evoca el amor de Dios. Esto no lo complace, y no acepta tales ofrecimientos.

¿Qué ofrecimientos acepta Dios? ¿Qué es lo que aprecia? Aceptará las flores de la bondad humana, las flores del amor, la compasión que germina en el corazón. ¿Cómo expresar este sentimiento de bondad? No basta con hacer bien. Tienen que transformar su corazón. La fe tiene que crecer. Tienen que creer profundamente en la omnipresencia de Dios. Deben de tener la convicción de que el mismo Dios mora en todo corazón. Entonces podrán identificarse con el dolor y la pena de los demás. Escuchen la siguiente historia.

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Había una pareja que vivía en una aldea y tenía una niña. Era una familia de tres. No era familia acomodada, de hecho eran muy pobres. Mas, pobres como eran, la familia decidió darle buena educación a su hija. En su aldea no había escuela, así que tuvieron que enviar a la chica al pueblo vecino. Ella tenía que atravesar un bosque todos los días para llegar a la escuela. Esto puede asustar a los citadinos, pero a la gente de campo no le preocupa pues es parte de su vida. De manera que la niña pasaba su tiempo yendo a escuela en el otro pueblo, estudiando allá y regresando a casa al cerrar la tarde.

La niña que rebozaba bondad

A lo largo del camino, se edificó un albergue en medio del bosque para descanso de los viajantes. Al pasar por ahí un día, la niña encontró un anciano en el albergue. Parecía estar sufriendo de algo. La chica se dio cuenta de que el hombre no podría alcanzar el siguiente pueblo para obtener ayuda médica y protección. Su cuerpo languidecía por la falta de alimento y la chica vio que su estado no era nada bueno. Ella siempre llevaba comida para ella y a partir de ese día, le entregó su comida al enfermo, que permaneció acostado en el albergue. Cada día, en su camino a la escuela, ella dejaba la comida, y en la tarde, de regreso a casa, pasaba a recoger el recipiente vacío. Tras diez días de ocuparse del hombre, éste recuperó algo de fuerzas.

Un día, camino a casa, tomando las manos de la pequeña, el anciano le preguntó: “Cara niña, me has estado alimentando todos los días. Dime de dónde sacas la comida. ¿Tus padres saben acaso que me la estás entregando o acaso la tomas a hurtadillas de ellos? ¿Se trata acaso de tu refrigerio escolar y en lugar de comerlo me lo estás dando? Dime qué estás haciendo; por favor responde mi pregunta.” La niña respondió: “Honorable señor, a mí me educaron en el sentido de tomar todo con permiso, y le puedo asegurar que mis padres sabes que le entrego la comida. Mi familia es muy pobre, casi no tenemos dinero, pero nos alcanza para comer y dar a los necesitados. Así que vengo trayéndole comida de mi familia especialmente para usted.”

El hombre todavía preguntó: “Pero si tienen tan poquito dinero, cómo logran adquirir esta comida?” Ella respondió: “Más adelante en el bosque hay un árbol frutal. Cuando paso por ahí, cosecho unas frutas y las vendo antes de ir a la escuela. Con el dinerito, compro alimento. Al día siguiente, lo prepare y se lo traigo.” El anciano se admire del sacrificio, inteligencia y honestidad de la chica. Y siguió inquiriendo: “¿De dónde sacaste una mente tan noble?” Ella aclaró: “Todo el bien que hay en mí lo recibí de la manera en que me educaron mis padres. Hasta donde yo recuerdo, mis padres siempre me han dicho que hay que compartir lo que tenemos y servir a los demás. Nosotros somos pobres pero siempre tratamos de ayudar a los demás, y es para nosotros una bendición el poder ser de ayuda a otros. Nos llena de satisfacción.” Así habló la niña de su familia; después partió para casa.

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Poco a poco el hombre recuperó su salud y pudo caminar a la aldea donde vivía la familia de la niña. ¿Cuál fue el resultado de las buenas acciones que la niña tuvo para con el anciano enfermo? El hombre le contó a la familia cómo le había rezado a Dios “Oh, Señor, dale salud y prosperidad a los padres de esta niña. Estando enfermo y desvalido, no podía ser de utilidad al mundo. Ahora me siento mejor y puedo ayudar a otros. Te ruego con el corazón henchido de gratitud que bendigas a esta familia.” Compartió con ellos su oración a Dios para que bendijese a las buenas familias que ayudan a los necesitados. Y partió.

Dios derrama su gracia en los buenos

Sea lo que fuere que la niña hizo de bueno, lo hizo sin esperar recompensa. Sin esperar ningún fruto de sus acciones, ella sirvió al enfermo todos los días. Ahora Dios derrabaría su benevolente gracia sobre ella. Una tarde, el Señor vino a casa de su familia con un cofre lleno de oro, y preguntó: “¿Esta es la casa de la chica que dio de comer y beber a quien había caído en desgracia?” El Señor continuó: “Fui yo quien asumió la forma de aquel hombre enfermo que languidecía en el albergue, hasta que su hijita llegó a cuidarme. Ahora les dejó este presente para que la chica pueda recibir una buena educación. Viví en el albergue por diez días para poner a prueba a la niña. Su corazón es muy santo y puro, lleno de bondad. Su corazón es mi morada y mi templo.” Entregó el cofre a los padres instándolos a que aseguraran un futuro dichoso y próspero para su hija.

Los padres no se pusieron eufóricos al recibir tanta riqueza. Cayeron a los pies del ser divino que los había bendecido con su visita. Le dijeron así: “Señor, nosotros no tenemos necesidad de tanta riqueza. Tener más riqueza de la necesaria es dañino; puede acabar con la paz mental. Puede aumentar ego y hacer que uno se olvide de Dios. No queremos mucha riqueza”. Bendiciéndolos, el divino visitante desapareció, dejándoles el tesoro. Este hombre no era meramente un gran hombre. Los familiares lo reconocieron como el mismo Señor. No utilizando el dinero para sí mismos, lo empeñaron a favor de toda su comunidad. Y les pidieron comportarse bajo la creencia de que Dios está plenamente presente en cada ser. Mostraron a través de sus propias vidas cómo alcanzar a Dios, dando cariño y manifestando compasión y bondad a todos los seres carentes.

No estrechen su visión de Dios, pensando que sólo está presente en cierto lugar. Tienen que experimentar a Dios en todo lugar. ¿Cómo podrán cultivar tal emoción? Dios existe tanto dentro como fuera. Si solo existiese adentro, bastaría con tener pureza interior. Mas, como existe afuera también, se requiere asimismo pureza exterior. Por lo tanto, dado que Dios existe dentro y fuera, necesitan alcanzar pureza tanto interior como exterior. Sólo entonces podrán tener plena conciencia de la omnipresencia de Dios.

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Pureza interna y externa

¿Qué significa pureza externa? Desde luego que pureza externa significa mantener el cuerpo pulcro y usar ropa limpia. Pero implica mucho más que eso. Tienen que mantener limpio el lugar que habitan. Los libros que leen deben de mantenerse prolijos, sin mácula. Sea su cuerpo o su mente, no deben dejar que se acumule la mugre ni las malas cualidades. La afirmación que sugiere tomar baño todos los días significa que debe desecharse toda impureza que haya en el cuerpo o la mente. Donde hay suciedad, puede haber gérmenes que traigan enfermedad. Por lo tanto, no permitan que quede ninguna impureza en ustedes.

Todos los días en la mañana, tienen que cepillarse los dientes y limpiar su lengua. Que no queden impurezas en la entrada. Donde quiera que haya agua al aire libre, pueden proliferar mosquitos, lombrices y bacterias indeseables. Del mismo modo, donde quiera que exista suciedad en el cuerpo, se pueden acumular todos estos gérmenes e insectos. Y no sólo eso, tienen que mantener limpio el entorno de su casa. Hay un dicho que reza: “Por la casa conocerán al residente”; en otras palabras, la limpieza de la casa es un reflejo de la limpieza de sus moradores. Es preciso ser limpios por su propio bien. Sea la casa o su entorno, si el lugar se mantiene limpio, estarán contentos. Deben de mantenerse limpios ustedes y su entorno para gozar de buena salud. Si tienen buena salud, tendrán felicidad.

Puede ser que solamente tengan dos cambios de ropa, pero al usar uno deben asegurarse de que el otro se lave. Luego usarán el limpio y lavarán el primer cambio. De hecho, ni siquiera necesitan dos cambios de ropa; pueden usar uno todos los días, cuidando de mantenerlo limpio. Lo que sea que tengan, deben de mantenerlo limpio; no permitan que se ensucie. Sin embargo, limpiar lo externo, lavar la ropa mientras su corazón está impuro no servirá de gran cosa. Deben de esforzarse para mantener la pureza interior también. Para ello, deberán de conservar santos sus pensamientos y sentimientos. Que sus pensamientos vayan en el sentido de servir a los demás. No permitan que los celos y el odio entren en ustedes. Cultiven siempre en ustedes sentimientos alegres.

No necesitan preocuparse más allá de lo necesario por asuntos ajenos. Solamente piensen siempre bien de los demás. En este sentido, las antiguas enseñanzas aseveran: “Que todo el mundo esté feliz”. Fomentar la dicha y el bienestar universal es la base de la enseñanza espiritual y el objetivo de practicarla. Por lo tanto, el sagrado nombre de Deben de contemplar a Dios de continuo para purificar su corazón. Sólo cuando se esmeren en mantener su pureza exterior e interior podrán evitar los pensamientos impuros y los defectos dañinos como los celos y el odio.

Conquisten a sus enemigos internos

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Prahlada, aquel gran devote del Señor, afirmó que sólo cuando se conquistan los enemigos internos el individuo se vuelve realmente grande. Él dijo así a su padre, el rey demonio: “Por ahora sólo eres un rey, pero si puedes vencer a los enemigos internos que te han invadido, podrás llegar a ser un gran emperador.” Estos enemigos internos -el odio, la avaricia, la soberbia y los celos- crean la ilusión que asola a los humanos. No deben jamás de permitir que estos enemigos entren en su corazón. Si los mantienen fuera de ustedes, estarán libres de dificultades y problemas. Para lograrlo, deberán permanecer incólumes ante la dicha así como ante la pena, ante la ganancia como ante la pérdida, ante el frío así como ante el calor. Cuando alcancen tal ecuanimidad, dichos enemigos internos no los podrán tocar.

Pero será difícil tratar la dicha y la pena, la desdicha y la felicidad con igual talante, a menos que estén firmemente establecidas en la creencia de que Dios mora en todo corazón. Cuando lo puedan reconocer, entonces podrán conquistar todos los pares de opuestos y éstos no volverán a afectar su ecuanimidad. Estarán sumergidos en la gracia divina y, sin importar cuán desfavorable pueda ser su destino, su látigo ya no podrá tocarlos.

Cuando estén firmemente convencidos que la misma divinidad existe en cada corazón, toda dificultad podrá ser superada. Cuando crean totalmente en la divinidad interna, todas y cada una de las cosas se vuelven suyas. La fe es la clave. Es la raíz de la vida espiritual. Reparen en ello. Esa es su meta. Si necesitan derribar un árbol, no es preciso que corten primero sus ramas y hojas. Corten el tronco y todo el árbol se vendrá abajo. Una vez que se establezcan firmemente en la divinidad, todo estará bajo su control. Para lograrlo, tienen que cultivar la compasión por todas las criaturas, hasta que su preocupación por el bienestar de todos esté presente en todas las acciones de su vida. También deben de cultivar la pureza interna y la externa, manteniendo el cuerpo y la mente refulgentemente limpios. Sólo entonces podrán reconocer la divinidad, eternamente presente en todas partes.

Necesitan percatarse de que cuando le rezan a Dios y le ofrecen obediencia, se trata del mismo Dios que mora en cada corazón. Así que no critiquen a los demás. Convénzanse de que cada crítica que dirijan a otra persona, le llegará directo a Dios, el residente de su corazón.

Los dos márgenes del río de la vida

Se puede comparar la vida con un río. Si dejan que el río de la vida siga su curso sin revisión ni fronteras, podrá destruir muchos poblados. Tienen que tomar todas las medidas posibles para que el río permanezca dentro de su cauce hasta alcanzar el océano. Solamente el océano puede abarcar al río y absorberlo. ¿Cómo hacer para que el río de la vida alcance el océano? El Gita afirma que

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deben de construir dos barreras. Así, podrá avanzar con seguridad hasta el océano.

¿Cuáles son las dos barreras del río de la vida? Los han descrito como dos poderosos mantras. De un lado hay un mantra que dice:

El que duda, perecerá.

Del otro lado, hay un mantra que reza:

Quien tiene fe, obtendrá la sabiduría.

Las dos barreras del río de la vida tienen que ver con la renunciación a la duda y el florecimiento de la fe. Cuando estas dos barreras encauzan su vida, alcanzan su meta y se funden en el océano. Esta enseñanza profesada por Krishna constituye la esencia de la devoción. Les permite alcanzar el océano de infinita gracia.

Los tres principios que conducen a la meta divina

Krishna afirmó: “Hijo, el océano de la divina gracia es la meta de la humanidad. Es la meta ulterior de la vida. No lo olviden. No crean en el mundo y no le teman a la muerte; pero recuerden siempre la divinidad que es el único motivo por el que nacieron. He aquí los tres principios que les entrego:

Nunca se olviden de Dios.

Nunca crean en el mundo.

Nunca teman a la muerte.

Tómenlos e imprímanlos en su corazón. Recuérdenlos siempre, porque ellos santificarán su vida y los traerán a mí.”

XXVIII. Valentía es ver al Uno en todo

Experimentan miedo cuando ven a otra persona como separada de Dios. Pero cuando toman conocimiento de que la divinidad única es la base de todo lo que ven, el miedo los abandona por siempre. Una vez que toman firme conciencia de que la divinidad está presente en todo y en todos, quedan permanentemente libres de la sombra del miedo.

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Encarnaciones del amor.

Tienen que fincar firmemente en su corazón la creencia de que todo nombre y forma que pueda concebirse en el universo es apenas una combinación de los cinco elementos, y que el fundamento de ellos necesariamente es Dios. Entonces el miedo jamás podrá poner un pie en ustedes.

La divinidad es la base de todo

Todo sin excepción está hecho de los mismos cinco elementos. No se verá nada más en el universo manifiesto; no existe un sexto factor en absoluto. Piensen en los objetos que hay en este cuarto. Hay una mesa, una silla y un podio; allá hay una ventana y una puerta. La única diferencia entre ellos son los diferentes nombres y formas, el contenido -la madera- es la misma en todos ellos. De igual modo, las montañas son rocosas, los árboles son de madera, la tierra es de arcilla, el cuerpo es carne, el océano está hecho de agua. Todos ellos son nombres y formas distintos. Pero la composición en todos ellos son diversas combinaciones de los únicos cinco elementos básicos.

Estos cinco elementos son cinco aspectos o manifestaciones de la divinidad única. Ella es la base que los ilumina y les da existencia. Excepto por estas cinco manifestaciones de la divinidad, no existe absolutamente nada en el universo entero. La divinidad es siempre la misma en los cinco. Ella es una. No existe un segundo más allá de ella. Cuando lo sepan sin lugar a duda, desaparecerá el temor en ustedes.

De todas las grandes virtudes, el arrojo es de importancia capital. Es la virtud ideal. Hasta que no eliminen el temor, no podrán vivir cómodamente. Sea en lo religioso, en las lides de la vida en el mundo, o en su lucha personal en el plano espiritual, no permitan que el miedo los invada. No le den cabida. Si se dejan asolar por el temor, se volverán extremadamente tímidos. No podrán desempeñar ni el menor trabajo. Cuando el temor los inunda, nada puede brillar en ustedes. Por lo tanto, el Gita enseña que deben de liberarse totalmente del temor.

La valentía está más allá de la conciencia corporal

Valentía no es solo ausencia de temor. Tanto el temor como la ausencia de temor están asociadas a la conciencia corporal. La ausencia de temor puede en ocasiones ser tonta, por ejemplo cuando el cuerpo está en peligro. Pero la ausencia de temor está más allá de la conciencia corporal. Sólo puede ser experimentada una vez que se reconoce la verdad de que la divinidad reside plenamente en su corazón.

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Se dice que la persona con miedo, muere a cada rato, mientras que la persona sin miedo muere una sola vez. Krishna le indicó a Arjuna: “Deshazte de todo tu miedo y sé totalmente valiente.” Sólo la persona valiente puede alcanzar éxito en grandes emprendimientos. El que es realmente valiente puede desapegarse de todas las cosas del mundo e impregnarse del amor de Dios. Por otro lado, el que es egoísta en lo corporal y en sus logros mundanos, vivirá siempre con miedo. El apego a las cosas del mundo y el egoísmo no pueden alojarse en quien carece de miedo.

Entre las épicas, encontrarán la historia del rey demonio que sufría de temor, mientras que su hijo era muy valiente. El rey había puesto su confianza en el mundo. Su hijo, Prahlada, lo había colocado en Dios. Los maestros fueron donde el rey demonio y le dijeron: “Majestad, su hijo no tiene ningún temor. A pesar del trabajo que le damos, él nunca se queja o lloriquea de nada. En lugar de soltar siquiera una lágrima cuando algo le duele, alaba al Señor y canta contantemente su gloria y magnificencia.” ¿Por qué carecía de temor el chico? Porque tenía la firme convicción de que no había nada en el mundo excepto Dios. Su convicción le transmitía gran valentía.

Otro texto clásico habla de un guru que elogia a su discípulo por su valentía. El maestro insta a su discípulo Janaka a ser un gran emperador y yogui, “Estoy muy complacido contigo. Careces completamente de temor y no tendrás que preocuparte de más nada. Te entregaste por entero al Señor. Estás en el mundo exclusivamente como un instrumento del Señor, sirviéndolo en todo cuanto haces. No tienes apego a las cosas del mundo. Crees firmemente que todas las cosas del mundo son diversas manifestaciones de la forma de Dios, y están imbuidas de divinidad. Ves unidad en lo que otros ven como diversidad. Tener conciencia de ello, te ha quitado el miedo por completo.”

El temor a la muerte es el mayor de todos los miedos

De todos los temores que asolan a la humanidad, el miedo a la muerte es el mayor. Por valientes e intrépidos que sean, por grande que sea su educación, por más riquezas que posean, por mucho talento y habilidades con que cuenten, el temor a la muerte los asolará a hurtadillas, aniquilando sus logros y doblegando su confianza. La mayoría de la gente se impacta cuando ve a alguien muriendo. Escuchar que alguien murió, es considerado de mal agüero, entonces cierran sus oídos al asunto. Gente que incluso tiene más de cien años, al oír de la muerte se asusta. Quieren vivir aunque sea un poquito más. Pero por más que la gente quiera vivir, lo que es seguro es la muerte.

El temor a la muerte no los salvará de ella. Distraer la mente en los placeres pasajeros de la vida no los podrá salvar tampoco. Ni sus parientes y amigos los podrán salvar. La muerte barre con todas las cosas y personas del mundo. ¿De qué les podría servir refugiarse en quienes también están siendo arrastrados?

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Tanto el que busca refugio como el que lo brinda están ambos siendo arrastrados. Sólo cuando recurran a la divinidad, que es la orilla inamovible del río de la muerte, podrán ser salvados. Cuando estén convencidos de que lo único que existe realmente es la divinidad, no habrá más que temer. Estarán salvados. Habrán conquistado el temor a morir.

La valentía puede compararse a una montaña, mientras que el miedo no es más que un soplo de su aliento. ¿Podría acaso el airecillo de su aliento cimbrar una montaña? ¡Claro que no! El pequeño soplo de temor no podría jamás quebrantar la valentía. Cuando la inamovible e inquebrantable montaña de la valentía se instale en su mente limpia y pura, libre de ilusión, y more en su corazón lleno de dicha, estarán realmente manifestando su naturaleza divina. Entonces se instalará en ustedes la verdad de que la divinidad es la única realidad existente. Cuando se percaten de que la divinidad todo-penetrante es su misma esencia, reirán de la muerte y no les impondrá más.

¿Por qué habría nada de asustarlos? ¿Qué cosa podría asustarlos? La muerte no es más una especie de broma en el juego de la vida. Si el papel exige que caigan muertos en el escenario, ¿acaso ustedes, los actores, se verían afectados? ¿Qué tendría que espantar tanto si muere un cuerpo que nació para morir? El cuerpo, hecho de los cinco elementos, tendrá que ser destruido algún día. ¿Por qué habrían de preocuparse por algo que de suyo es transitorio? “Arjuna, no eres tú quien va a matar, ni tus oponentes son los que van a morir. Lo único que puede ser muerto es el cuerpo. Tú eres el ser inmortal. No eres el cuerpo.” Tal es la verdad que Krishna le enseñó a Arjuna, y que a partir de ese momento lo llenó de valor. La ausencia de miedo es una cualidad tan vital e importante como su propio aliento. Es la virtud primaria enseñada en el Gita.

La valentía está en la naturaleza humana

En verdad, los humanos son criaturas divinas y valientes por naturaleza. Ese es el significado de lo que es ser humano. ‘Humano’ se refiere a su esencia divina. He aquí una historia para ilustrar en qué sentido los humanos no están viviendo a la altura de su naturaleza divina, mientras que sus acciones los están colocando por debajo de los animales.

Hubo una vez un bosque asustador. En él vivían gran cantidad de animales. Donde hay leones, no viven elefantes, y donde habitan los elefantes, no hay leones merodeando. En este bosque, sin embargo, vivían todo tipo de animales: leones. elefantes, chacales, perros, changos…, todo el reino animal habitaba ahí. Un día, un astuto zorro pensó: “Los humanos se precian de tener una naturaleza sumamente especial y única. Aseveran que es muy difícil que alguien nazca como ser humano. Pero los humanos nacen del mismo modo que los animales. Todos nacen del vientre del su madre. El asunto es: ¿por qué a todos nosotros nos

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aglutinan bajo el nombre de animales, mientras que al ser humano lo clasifican aparte? ¿En qué sentido somos inferiores a él?

El zorro esgrimió todos los argumentos y contra argumentos posibles en torno a la cuestión que lo inquietaba, y así llegó a la conclusión de que no existía real diferencia entre humanos y animales. A partir de ese día, comenzó a ventilar el problema frente a todos los moradores del bosque. Buscó a los demás animales y les dirigió estas palabras: “¿Por qué deberíamos de aceptar el actual estado de cosas? Las personas consideran la vida de un animal inferior a la vida humana. Deberíamos de hacer algo para cambiar tal equívoco.” Comenzó a difundir la idea y a entusiasmar a todos los animales. Explicó cómo se habían difundido las falsas creencias y habían sido aceptadas por los animales, incluso por los poderosos elefantes que eran los más fuertes, y por los leones que eran los reyes.

La magna reunión de los animales

El zorro decidió convocar a todos los animales a una reunión para discutir dichas cuestiones y establecer algunas resoluciones consensuadas universalmente. El nombre propuesto de la reunión fue “la gran reunión de los de cuatro patas.” Se decidió entonces que en cierto día a determinada hora todos se encontrarían en un área abierta para celebrar la reunión especial.

Inicialmente, se llegó a un acuerdo en tres cuestiones. La primera fue que los seres humanos, al igual que los animales, nacen del vientre de una madre y por lo tanto debería haber un solo nombre para humanos y animales. O se le llama animales a los humanos, o se le llama humanos a los animales, pero no deberían de existir dos nombres y dos títulos diferentes. Fue la primera resolución que quisieron refrendar en la reunión. La segunda cuestión fue que a los animales se les ha considerado no conocedores, mientras que los humanos se jactan de estar dotados de sabiduría. Pero los animales no deberían de aceptarlo. ¿En qué sentido tienen los humanos más sabiduría que los animales? El zorro puso mucho hincapié en este punto y preguntó: “¿Cuál es el conocimiento que el hombre posee y nosotros no? Tenemos que concluir que humanos y animales tienen el mismo conocimiento.”

La tercera cuestión de la agenda que el zorro propuso fue: “Los humanos son considerados animales parlantes, mientras que a nosotros se nos considera tontos, lo que se ve como una gran desventaja para nosotros, y ellos señalan como nuestra gran diferencia. Y si acaso somos tontos, ¿qué nos falta? ¿Acaso por haber adquirido la habilidad del habla son muy felices los humanos? Postulemos que el habla y la estulticia sean más o menos lo mismo.”

“Y queda un cuarto punto a considerar -agregó el zorro- los humanos nos consideran inquietos y excitables, mientras ellos se precian de tener una naturaleza tranquila y pacífica. Pero no deberíamos estar de acuerdo con esto. La

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naturaleza pacífica que poseemos, no la tiene el hombre. Mereceríamos ser reconocidos como infinitamente más serenos que los humanos.” Acordaron, pues, que los cuatro puntos se discutirían en la reunión. Entonces cavilaron sobre quién debería de presidir la reunión.

El zorro indicó que había varios sabios que habían penitencia en el bosque. “¿Por qué no elegimos a un gran sabio para que presida nuestra reunión?”, sugirió. Acordaron enviar al zorro a buscar un sabio confiable y justo para pedirle que presidiera su reunión. Tras larga búsqueda, el zorro llegó a una cueva donde se hallaba un sabio hacienda penitencia. Su instinto le indicó que había encontrado al santo hombre que buscaban. Con reverencia, se acercó al sabio y le oró: “Swami, los del reino animal hemos decidió celebrar una reunión muy importante, y nos gustaría que la presidieras.” El sabio, que reconocía a la divinidad en todo, dijo: “Me sentiré complacido en presidir su reunión.” Así que llegado el momento, se establecieron en un gran claro.

A la reunión llegaron desde los animales más pequeños hasta los más grandes acompañados de sus hijos y, muchos, hasta con nietos. Estaban muy animados y felices de participar en tan magna reunión. Y todos mostraron profundo respeto por el presidente, al que se le colocó un foro. Al lado del presidente, se dispuso una silla para el león. El sabio que presidía también estaba con muy buen ánimo y no tuvo ningún miedo del león que tenía al lado. Reconocía la presencia de Dios en cada ser viviente y, con base en ello, mostraba gran arrojo. Cuando se hubieron sentado los animales, se dio la debida bienvenida a tan augusta congregación. El secretario de la gran reunión fue el zorro, quien abrió con el discurso de bienvenida.

“Honorable presidente, su excelencia el rey, respetable ministro, hermanos: Este día será recordado en letras doradas en los anales del bosque y sus habitantes, pues hoy celebraremos la importante reunión que aquí nos congrega, con gran éxito. Todos ustedes hicieron algún sacrificio para llegar aquí; renunciaron a otras actividades y se hicieron espacio en sus apretados horarios para asistir a la reunión. Así que, en primero lugar, déjenme expresarles mi más sentida gratitud por estar aquí.” El secretario procedió a explicar los puntos a discutir. Una vez presentada la agenda, el león se levantó para dirigirse al auditorio.

¿En qué sentido son los humanos mejores que los animales?

El león habló así: “Ya escucharon todos lo que dijo mi hermano. Quiero que sepan que sus enormes cualidades tales como el arrojo y la valentía, no las tienen los humanos realmente. Yo soy la prueba viviente de ello. Si se fijan en las magníficas proezas que hago y la fuerza que poseo, y ven mi arrojo y valentía, ¿cómo podrían encontrarse a un humano que se me equipare? Aunque soy el rey de los animales, jamás hago cosas erradas o injustificadas. No mato a animal ninguno sin razón, a menos que esté con hambre. No mato por diversión ni desperdicio

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comida. Fíjense en nuestra valentía, nuestro código de ética, nuestras normas morales. ¿Se ven acaso estas cualidades en los humanos? ¡No! No las poseen.

Entonces, ¿por qué temerles?¿Por qué debemos ser considerados inferiores? Dispongámonos a borrar tal mácula sobre nuestra reputación.” Cuando el león terminó su arenga, tronó gran ovación y los aplausos resonaron en todo el bosque.

Cuando volvió la calma, el elefante, sentado a un lado del león, se levantó y dijo: “Los humanos no son mayores que una de mis patas. Mi envergadura es ciertamente poderosa y magnífica. Mi inteligencia ha alcanzado estatura proverbial. Reyes, emperadores y líderes descollantes, me han tenido profundo respeto. Si se estaba por celebrar una coronación y yo no estaba presente, se debía de posponer. Si soy tan grandioso, ¿cómo pueden decir que los humanos son superiores? Mi inteligencia es extraordinaria. Aun considerando sólo mi inteligencia y mi tamaño físico, tienen que conceder que un humano jamás podrá igualarse conmigo.” El auditorio volvió a concordar con gran aclamación.

El zorro se puso de pie y dijo: “El león -nuestro ilustre rey- les acaba de hablar, y el gran elefante -nuestro distinguido ministro- nos dio su parecer. Ahora nos gustaría que un representante de los animales más pequeños subiera y nos brindara su punto de vista. En eso, un perro que vagaba en el bosque y que tenía mucha experiencia entre humanos, fue invitado a hablar. Hizo su humilde salutación al presidente, al rey, al ministro, al secretario y a todo el tumulto ahí congregado. Entonces dijo: “Aunque soy pequeño y débil, nadie cuenta con una fe que se compare con la mía. Tengo una fe inamovible y lealtad ilimitada hacia quien me cría y me cuida. Siempre le daré mi gratitud y fidelidad, incluso con mi vida. Aun si mi amo me hiriese o lastimase, no lo lastimaré a mi vez. Todos saben que los humanos carecen de la lealtad que un perro sabe mostrar. Por la calidad de mi lealtad, jamás podría ser considerado inferior a los humanos.

“Entre ellos, los humanos suelen causar muchos problemas a quienes cuidan de ellos y los educan, por ejemplo a sus propios padres y maestros. Los humanos no titubean en devolver mal por el bien que reciben. Critican y urden planes para engañar y lastimar a aquellos que los cuidaron esmeradamente. Los humanos no muestran ninguna gratitud; carecen de lealtad. Pretenden mostrar obediencia tan solo mientras se cumplen sus propósitos, pero una vez que sus intereses han sido satisfechos, son capaces de darles problemas a sus propios maestros. Si los humanos actúan de tal manera, ¿cómo podríamos los perros ser considerados interiores a ellos?” El auditorio concordó contundentemente; se vio cómo todas las cabezas consentían y se escuchaba un “Sí, sí” general a cada cuestión mencionada por el perro. Uno a uno, otros animales se levantaron para dar su parecer. Según su estatus y su experiencia, emitieron discursos, ensalzando las grandes cualidades de los animales, que eran llanamente ignoradas por los humanos. Por último, el presidente hizo su alocución.

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Los humanos pueden transformar su instinto mediante el esfuerzo

El sabio se dirigió al auditorio. “Queridos animales: todo lo que han mencionado es verdad. Todo lo que los maestros espirituales hacen o dicen es por nuestro bien. Su intención es que desarrollemos nuestro interior y mejoremos nuestra camaradería y entendimiento con los demás. Mas, cuando florece una amistad y el entendimiento mutuo se consolida, los humanos anidan sospechas y piensan que les están haciendo daño. Saludarán aventándoles flores, mientras que a sus espaldas los criticarán y sobajarán. Al obrar con tales contradicciones y astucias, desperdician su inteligencia y su vida. Los defectos humanos aquí expuestos están realmente presentes en los humanos. Por lo que compete a la comida, el descanso y la respiración, no existe diferencia ninguna entre humanos y animales.”

El sabio continuó: “Quiero, sin embargo, apuntar que en el humano existe algo único, con lo cual no pueden compararse los animales. Los animales pueden heredar cierto toque de crueldad. Una vez que lo tienen, no lo pueden cambiar. Un tigre, por más hambre que tenga, no comerá arroz y curry. Sólo quiere carnero. No se conformará con te y galletitas. Por más que intente cambiar sus hábitos, no lo logrará. Por otro lado, si un humano se esfuerza lo suficiente, son capaces de cambiar su naturaleza cruel y erradicar sus hábitos malosos. La diferencia más destacada entre humanos y animales es que los humanos, con esfuerzo, pueden llegar a transformarse por completo, mientras que los animales no podrían hacerlo. La capacidad y habilidad para transformarse es propia exclusivamente del ser humano.”

El zorro se levantó y dijo: “Swami, concedemos que el humano tiene la capacidad de transformarse a sí mismo, pero si no hace uso de sus recursos, ¿merecerían acaso el alto estatus del que hoy gozan?” El presidente declaró: “Un ser que teniendo los recursos para transformarse a sí mismo, no los usa, es mucho peor que un animal.” Al escucharlo, los animales aplaudieron con furor. El jolgorio siguió y siguió hasta que el presidente llamó al orden. El sabio entonces repitió la declaración que acaba de hacer… que un ser humano que contando con la capacidad e hacer el bien, no utiliza sus recursos para mejorar su conducta y desarrollar su virtud es sin duda peor que un animal. Y agregó: “¿Qué caso tiene que los humanos acumulen conocimiento?¿Acaso modificará su fe? En cuanto las malas ideas entran en su cabeza, su entendimiento se nubla y se vuelven como idiotas. Los humanos han alcanzado gran estatus en lo que a aprendizaje y habilidades se refiere. Pero dirigen todo su conocimiento a procura del pan de cada día. Usan su educación sólo para llenar la panza y suplir su sustento.”

En eso, el zorro se levantó y ahondó en lo que el presidente acababa de señalar: “En el proceso de ganarse el sustento, los humanos utilizan todo tipo de medios poco éticos. En ese sentido, los animales somos mucho mejores que ellos.” El zorro se picó con su arenga y se alargó un poco más. “Nosotros nos ganamos el sustento de modo justo. Comparados con los humanos, somos, en todos los

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sentidos, mejores que ellos. En realidad, ¡somos lo MEJOR que hay! El zorro entonces se ganó una rotunda ovación de la congregación de los de cuatro patas.

Todos concordaron plenamente con lo expuesto y elogiaron al zorro y le solicitaron decir más. El furor se salió de control y el presidente tuvo que golpear el mallete para llamar al orden. El sabio se levantó e hizo unas observaciones. Explicó la segunda gran diferencia y que hace a los humanos seres únicos: “El hombre ha sido capaz de conquistar la maya, y superar la ilusión. Una vez que lo logra, le es posible experimentar el atma, su verdadero ser. Entonces puede alcanzar el nirvana, el estado de exaltación y dicha eterna. Esta es la diferencia fundamental entre humanos y animales.

La diferencia medular entre humanos y animales

“Los humanos tienen la capacidad y la autoridad para conquistar la maya y liberarse completamente de la ilusión. Si el hombre se toma el trabajo y hace el esfuerzo, podrá experimental el atma directamente y, así, conocer la divinidad que lo constituye. Con ayuda de ejercicios espirituales puede llegar a alcanzar el nirvana, sumergiéndose en la dicha suprema. En aras de la verdad, debo decirles que ustedes los animales carecen de los poderes y potencial con los que se dotó al ser humano.” Y agregó el sabio: “Queridos niños, en el idioma inglés, a los seres humanos se les llama ‘humanos’ (mankind), con el término genérico ‘man’. En sánscrito se usa el término manava. El significado profundo de m-a-n es que los seres humanos son capaces de discriminar y remover la ilusión, maya, y obtener la visión del atma, sumergiéndose en la sabiduría y la dicha del nirvana. Y ese es el significado de las letras m-a-n, donde la ‘m’ representa la remoción de maya, ‘a’ representa el atma realizada, y la ‘n’ el nirvana alcanzado. Alcanzar nirvana significa que el hombre se hace uno con la alegría y la dicha. De modo que un ser humano verdadero es el que remueve la ignorancia de maya; que ha tenido la visión del atma, y que se ha fundido en el estado de la dicha suprema.”

Una vez que terminó de hablar el sabio, los animales lo reverenciaron y hubo un momento de silencio en el que cavilaron sobre las palabras que éste había pronunciado. Admitieron que se trataba de tres posibilidades que ellos, en su forma actual, no podían aspirar a alcanzar. Mas, en eso, un macho cabrío preguntó “¿acaso todos los humanos han alcanzado este estado?” El sabio respondió con un contundente “¡No!” y subrayó “Muy, muy pocas personas se interesan en estos tesoros que son su derecho de nacimiento. La mayoría de las personas malversan su tiempo sin jamás aprovechar las invaluables oportunidades de sus vidas. Sus aspiraciones rebozan egoísmo y se tratan unos a otros peor que animales. No obstante tener gran capacidad de sabiduría y dicha, los humanos no avanzan en esa dirección y, por lo tanto, no logran tocar jamás la verdadera dicha de su vida.”

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La mayoría de los humanos se comportan peor que animales

Los animales llegaron a la conclusión de que quienes no hacen ningún esfuerzo en el sentido mencionado son exactamente igual que ellos y, por lo tanto, no tiene caso trazar distinción ninguna que los distinga de los animales. El sabio concordó con ellos. Luego, a guisa personal, el presidente explicó las razones por las que él se había adentrado en el bosque a vivir: “A los humanos nos les importan mucho estas nobles cualidades. Los animales sólo le dan problemas a quienes los molestan, de otro modo, viven plácidamente unos con otros. Pero los humanos lastiman a quienes no les hacen absolutamente nada. Culpan a otros sin motivo y le ocasionan problemas a quienes nada han hecho ni los han provocado en absoluto. Los humanos también se involucran en trabajos indebidos sin ningún derecho.”

Para concluir, señaló: “Por todo lo anterior, muchos buscadores espirituales auténticos se han vuelto renunciantes, y evitan la compañía de los humanos internándose en el bosque a vivir. La humanidad se está volviendo más egoísta cada vez. Digan lo que digan, hagan o piensen, entraña motivos ególatras. Los animales no albergan tal egoísmo. Los animales no acumulan riquezas a base de dañar a otros. Y en ese sentido, muchos humanos se comportan peor que animales.”

A este respecto, Krishna le dijo a Arjuna: “Sé un auténtico ser humano, no uno que es peor que un animal. Elévate tu naturaleza humana por encima de la naturaleza animal. Existen dos rasgos animales que jamás deberás de tener. No eres un borrego, miedoso y timorato, ni eres un tigre, con rasgos de crueldad. Eres un hombre. Eres digno de cosas más elevadas. ¡Sé valiente! Jamás permitas que te domine el miedo. En verdad, tu naturaleza es divina. La pesadumbre y el temor no pueden contra ti.”

Cuando tengan firme fe en Dios, no sentirás miedo jamás

Existe infinito poder en el corazón humano. A pesar de tal poder, no tienen fe en ustedes mismos. ¿Por qué razón? Es porque se sienten separados. Creen que son diferentes a la divinidad. Pero en realidad, la divinidad está en el centro mismo de ustedes. Esa misma divinidad permea el universo entero. Cuando alcancen firme fe en Dios, no volverán a conocer el miedo. Reconocerán que el Dios que adoran está presente en todo y todos, así como en ustedes. Tal visión removerá todo vestigio de temor en ustedes.

Mas, si carecen de tal fe, el temor los oprimirá. Cada momento, a cada paso, sentirán miedo. Cuando presenten un examen, sentirán miedo. Cuando viajen en avión, tendrán miedo. Cuando se acerque un ómnibus en sentido contrario, se asustarán. Desde el momento mismo de levantarse de la cama hasta volverse a acostar, sentirán miedo. E incluso ya en la cama, tendrán miedo de que entren los ladrones a robar. Transcurrirán el lapso de su vida con temor. Mas, no es así que

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un humano debería de vivir. Tendrían que vivir convencidos de que la divinidad está presente en todo lugar y alcanzar así la total ausencia de miedo.

Su fe en la omnipresencia divina es la llave para desarrollar valentía. Es sólo cuando pierden la fe que sienten miedo. Únicamente cuando olvidan su verdadero ser, emerge el temor. Han olvidado su verdadera naturaleza. Se olvidaron del atma. Creen ser esta criatura de metro setenta, pero lo cierto es que su forma es infinita y su poder, ilimitado. Cuando se esfuerzan en remover las falsas nociones y alcanzar la visión interior del atma, se sumergen en la dicha de nirvana. Es entonces que pueden ser llamados de verdaderos seres humanos.

Si no se esfuerzan en recorre el camino hacia la auto realización, y se degradan en aspiraciones egoístas y conductas degeneradas, se vuelven más como demonios que como seres humanos. No caigan tan bajo. Compórtense de manera que puedan ser llamados de seres humanos; vivan a la altura de los ideales que heredaron al momento de tener el privilegio de nacer humanos.

Cultiven las buenas cualidades y gánense la gracia del Señor

Uno de los nombres con que Krishna llamaba a Arjuna era ‘El que ama el trabajo’. Cuando alguien les da trabajo que hacer, la mayoría de ustedes se ponen de malas. Cuando el domingo llega y están libres de trabajo, se ponen felices. En cambio, el día que Arjuna no tenía trabajo, se sentía mal. Él se sentía encantado cuando tenía trabajo que hacer. Los diferentes nombre que Krishna le puso en el Gita están asociados con grandes cualidades y virtudes. Podrán entender la naturaleza de la divinidad si un día escogen una virtud e intentan incorporarla a su vida.

En estos capítulos ya se ha hablado de la paciencia, la tolerancia, la compasión y la no violencia. Ahora también aprendieron lo que es la valentía. Hay un sinnúmero de cualidades importantes. Cuando incorporen dichas cualidades a su actividad cotidiana, obtendrán la gracia del Señor. Sin cultivar estas nobles cualidades no podrán ganarse un lugar en la casa de Dios, independientemente de la educación, posición o riqueza que posean. A nadie se le permite viajar a otro país sin pasaporte. De igual manera, para ganarse la gracia de Dios, sus buenas cualidades les servirán como pasaporte. Cultívenlas.

A la par de su educación, tienen que adquirir buenos hábitos y un carácter impecable. Sin esto, su educación será inútil. La educación que ahora procuran no es más que para ganarse el sustento en el mundo físico. No los llevará a Dios. En el mundo de hoy, los científicos han podido espigar algunos secretos de la naturaleza. Pero acaso han obtenido paz interior? ¿Han podido obtener dicha y felicidad de las máquinas que han inventado? La felicidad y paz interior no puede emanar de ellas. Solamente pueden obtener paz de la divinidad.

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La dicha y la paz mundanas que obtienen es transitoria, impermanente. No puede llevarlos al estado de dicha permanente. El capítulo sobre sabiduría del Gita subraya la práctica de reconocer a la única divinidad todo-penetrante que existe cerca de uno. Es un capítulo largo, que contiene 72 versos. Mas, no podrán librarse de su pesar sólo con aprenderlos y recitarlos cada día. Eso no les será de gran utilidad. Tendrán que realizar un esfuerzo enorme para practicar su sentido interno y aplicarlo continuamente en su experiencia cotidiana. Cuando los practiquen en su vida diaria y los hagan propios, podrán obtener la gracia de Dios y unirse por siempre a Él.

XXIX. Vuélvanse hacia Dios y Dios se volverá hacia ustedes

Cuando cultiven su discriminación y se tornen plenamente conscientes de su divinidad interior, no padecerán más sufrimiento ni estarán sujetos a ningún temor. Mas, mientras conserven el apego al cuerpo y a las cosas, el temor y el pesar serán parte de ustedes. Por eso Krishna le instruyó a Arjuna que cultivase la discriminación y se librase de la conciencia corporal. Le señaló que una vez libre de conciencia corporal, estaría en posibilidad de alcanzar la visión integral.

Encarnaciones del amor:

El hombre de hoy tiene tres tipos de visión. La primera es la visión orientada a lo corporal, que es totalmente superficial. Con esta visión sólo se ve la apariencia externa de los demás, como la ropa, los atavíos, las facciones faciales y las características físicas, la forma de hablar, etc. Este tipo de visión está volcada exclusivamente al mundo fenoménico.

El segundo tipo de visión es la visión interior. En lugar de enfocarse en las características externas de los demás, se enfoca en los sentimientos internos, particularmente en su manifestación conductual y expresiva. Aquilatan los pensamientos y sentimientos que hay en el corazón de los demás, observando minuciosamente lo que hacen y dicen. Este tipo de visión se ocupa primordialmente de los sentimientos y motivaciones más profundas de las personas.

La visión sagrada

El tercer tipo de visión es la visión integral. Esta visión no se interesa en los rasgos externos de los demás ni en sus sentimientos. Quien tiene la visión integral ve la conciencia divina que satura por completo a cada persona, la unidad interior que

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existe en todo, sin importar las diferencias físicas ni el revestimiento de las diversas expresiones emocionales. Se percatan de que los sentimientos, los pensamientos y los comportamientos sufren cambio y transformación. No se ocupan de los aspectos que cambian con el tiempo. La visión integral los vuelca por completo hacia la divinidad interior inmutable. Se trata de una visión divina. Quien la tiene, está en manos de Dios. Más aun, no sólo están en manos de Dios, se vuelven Dios mismo.

Los sabios afirman que aquel que conoce a Dios se vuelve Dios. Te vuelves lo que percibes. Por ello, al alcanzar la visión integral, asumen la naturaleza sagrada de la misma divinidad. Para volverse un ser de la más alta sabiduría, tienen que cultivar la visión integral. Tienen que instalarse en la unidad interior que constituye el núcleo de toda la diversidad exterior. Por esta razón, Krishna ordenó a Arjuna a volcar firmemente su visión hacia su alto yo, y mantenerla todo el tiempo, bajo toda circunstancia.

Festival de carrozas

En India existe una tradición antigua en que templos, aldeas y ciudades organizan festivales de carrozas. En ellos, se lleva en procesión la deidad patrona de cada templo. Se ornamenta profusamente la carroza en la que viajará la deidad. En el día auspicioso, se traslada la deidad desde el templo hasta la carroza con gran protocolo ritual. Después la carroza recorre las calles en colorida procesión, tirada por devotos y seguida de grupos de danzantes, músicos y cantantes. En su curso, mucha gente le rinde adoración a la deidad encendiendo faroles y blandiéndolos en alto cuando pasa la carroza.

Los festivales congregan a miles de personas que vienen de todas las aldeas circunvecinas. Acuden tres tipos de gente: los que conforman el grueso de los asistentes, cuya mayor atención se centra en el atavío exterior de la carroza; luego están los que se concentran más en el fervor del evento, por ejemplo la devoción de los que tiran la carroza, el éxtasis de los danzantes y músicos, y la reverencia de los sacerdotes y adoradores. Por último, están unos cuantos que reconocen el verdadero propósito que entraña la celebración del festival. Son los únicos interesados en alcanzar la visión del morador interno: la deidad que viaja en la carroza.

Desde luego que el festival se celebra con el propósito de instalar la imagen de Dios en la carroza. Sin la representación de Dios, el festival carecería de sentido. La sagrada figura que va en la carroza representa al morador interno, que es Dios mismo. Mas, son raros aquellos que vuelcan su atención en la divinidad. La mayoría ven solo el atavío físico de la carroza, los ornamentos y el ajuar de la imagen, las vestimentas de los danzantes y músicos, y todo el colorido y sonido de la festividad. La mayoría de la gente se fijan exclusivamente en estas cosas externas. Habrá, sin embargo, gente que se fije también en los rituales de

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adoración y las ofrendas como la quiebra de los cocos, el blandir de lámparas e incensarios, y la devoción suscitada por los rituales. Son menos los que participan de este última visión que los que se fijan más en la decoración, los bailes, las escenificaciones y toda la parafernalia exterior auspiciada por el festival.

Con todo, la deidad que viaja en la carroza y la conduce y es su residente será vista por muy poca gente de gran devoción, que ansían recibir la visión sagrada de la deidad. Dentro de la turbamulta que participa en el festival, ellos pueden contarse con los dedos de una mano. Para ellos, los adornos externos, el sonido y la excitación de la procesión incluso resultan un estorbo para poder obtener la visión interior de Dios. Lo único que anhelan es ver a su amado Señor, cuya imagen viaja en la carroza.

El cuerpo humano es la carroza

¿Cuál es el significado interno de la carroza? ¿Cuántas carrozas de ese tipo hay? La carroza de la que aquí hablamos es el cuerpo humano. De modo que no solamente hay una sino millones de millones de ellas. Cada día, dichas carrozas van de una calle a otra, y de casa en casa, conduciendo al morador interno en una procesión. La visión que ustedes han cultivado es la que les permite ver tan solo el cuerpo y sus aspectos externos, o los sentimientos y estados emocionales que ellos expresan, pero no han desarrollado la visión interior que percibe al morador interno de la carroza que es el cuerpo, comprendiendo quién realmente es. Raro es el individuo que aspira a ver en profundidad, más allá de los aspectos externos y superficiales del físico, y allende los rasgos emocionales y mentales del sujeto, e intenta descubrir el principio divino ahí presente.

Los cuerpos humanos no son las únicas carrozas. Los cuerpos de animales como los perros, tigres o elefantes también son carrozas. De hecho, el cuerpo de cada ser es una carroza. Por ejemplo, al señor Shiva se lo representa montado en el buey Nandi. Él es el vehículo de Shiva. Cuando ven un buey no piensan en el señor Shiva, pero de todos modos, va montado en él. Cuando ven una rata no piensan en Ganesha, el dios elefante que representa la protección y sabiduría divinas. Pero Ganesha estará montado en la rata. La rata es su vehículo yes, por tanto, una carroza en la que Dios está instalado. De igual manera, los leones, los cuervos, los perros, las serpientes, las águilas y tantos otros animales y aves son los vehículos portadores de muchos aspectos diversos de la divinidad. En verdad, cada ser viviente es una carroza que lleva a Dios en procesión.

Ustedes han desarrollado la visión que solamente ve la carroza. Se enfocan exclusivamente en el decorado externo. En esta era, las personas dedican todo su tiempo a ataviar la carroza y procurar sólo las comodidades y placeres del cuerpo. Como resultado, solo se fijan en las diferencias exteriores y no dedican ni un ratito a descubrir al morador interno.

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“Por esta razón -le dijo Krishna a Arjuna- sepan que toda esta gente que tanto te preocupa son sólo carrozas. Pueden ser abuelos, hermanos, primos, pero sean quienes fueren son sólo carrozas. De verdad, todo lo que ven son carrozas en la forma de parientes y maestros. Han mantenido nublada su visión que sólo mira el cuerpo. Pero una persona sagrada como tú no debería de prestar tanta atención a lo externo. Te tienes que concentrar en el morador interno que va sentado en cada cuerpo humano. Sólo entonces, tu visión se volverá sagrada. La visión sagrada puede por sí misma ser la base de tu victoria.

“Únicamente una persona que tenga visión sagrada puede salir airoso en grandes emprendimientos. Arjuna, la gente le confiere el mismo valor a la sombra proyectada que a aquello que la proyecta; le dan el mismo valor al reflejo que a la persona cuyo reflejo están mirando. No es lo correcto. El principio inmutable y sagrado que ha dado lugar a todas las sombras y reflejos es el ser eterno. Es el atma. Su valor es ilimitado allende toda medida. Por otro lado, las bellezas exteriores de los cuerpos, los pensamientos, los sentimientos y las conductas que estos cuerpos manifiestan son apenas imágenes. Son sombras y reflejos sin sustancia real ni valor duradero.”

Al dar Arjuna tanto valor a lo que eran meros reflejos, ponía de manifestó su ignorancia. Mas no era un tipo de ignorancia mundana, sino ignorancia relativa al espíritu. No había desarrollado la visión interna. Aún era incapaz de discriminar entre lo que es real y lo que es irreal. Para sacarlo del engaño y confusión que surgen necesariamente cuando falta visión interna, Krishna se dispuso a transmitirle a Arjuna el conocimiento sagrado. Lo instruyó en ejercicios espirituales que tendrían que ser practicados a fin de alcanzar la más alta sabiduría.

El corazón es tierra de cultivo

Antes de poder levantar cosecha en un terreno, el campesino tiene que prepararlo muy bien. Antes de plantar la semilla, se tiene que desbrozar la tierra, las piedras y la mala yerba se deben de retirar; por último tiene que ablandarse y removerse pasando el arado y regándola. El ranchero también tiene que decidir qué tipos de semillas son óptimas para ese tipo de tierra, y qué nutrientes requerirá como fertilizantes. Una vez completada la preparación, podrá plantar las semillas. Así pues, antes de poder cultivar, el terreno tiene que recibir ciertos cuidados para la siembra. Se escarba para retirar piedras y mala yerba. Y no será sino después de eso que el terreno podrá sembrarse para asegurar una buena cosecha.

De manera similar, el aspirante espiritual debe de prepararse con esmero el terreno de su corazón. Aquí se aplican los mismos principios que para la tierra. Primero se deben de remover los pensamientos negativos y hábitos nocivos. Se desentierran y se desechan. Después, se tiene que regar el terreno del corazón

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con el agua del amor. Estas aguas lo suavizan y tornan cultivable. A base de prácticas espirituales, deben de arar el terreno de su corazón y rociar fertilizante de fe para que el suelo sea rico y nutritivo para las semillas que habrán de crecer ahí. Cuando todo esto se hay realizado, el terreno de su corazón estará listo para la siembra. Si el corazón está plagado la maya yerba de pensamientos, o es yermo, duro, seco e infértil, ¿cómo podrían crecer buenas semillas con posibilidades de madurar y dar buen fruto?

En este sentido, Krishna le dijo a Arjuna: “Debes de cultivar y transformar el terreno de tu corazón. Debes de desenraizar tu visión externa. Cultiva un amor puro y firme a Dios. Planta las semillas del hombre de Dios en tu corazón y obtendrás una buena cosecha de conciencia unitaria, que es lo que mejor crece en ese tipo de terreno. Esa es su naturaleza. Te convertirás en un hombre de gran sabiduría y llegarás a tu meta espiritual. En el jardín de tu corazón podrás disfrutar el sagrado fruto de la liberación. Una vez que lo hayas hecho, el miedo jamás te volverá a abatir.

La verdadera valentía

Cuando su fe es firme y su visión, integral, y piensan de continuo en la divinidad inmanente, no se dejarán extasiar por la dicha ni se vendrán abajo por el pesar. Sólo entonces se volverán completamente valientes. La valentía no significa ausencia de temor. La verdadera valentía transciende el temor por completo. Es diferente y mucho más elevada que la sola eliminación del temor. Esta última es una experiencia momentánea que va y viene. Por ejemplo, si viesen una cuerda en el suelo al anochecer, podrían pensar que se trata de una culebra. Temiendo que los atacase, encenderían su linterna para poder observarla mejor y ver si es venenosa. Mas, al alumbrarla se percatan de que no es ninguna culebra sino un pedazo de cuerda, con lo que desaparecen de inmediato sus temores. En un momento dado sintieron miedo y luego su miedo desapareció; ambas fueron experiencias transitorias.

El temor es una ilusión creada por la mente; la ausencia de temor también es un engaño creado por la mente. Tomar una cosa por otra puede causarles temor; rectificar el error elimina dicho temor. Pero la auténtica valentía no se relaciona con ninguna de estas dos. La valentía es un estado permanente en el que bajo ningún concepto se experimenta temor. Cuando están imbuidos de valentía, están de continuo conscientes de su propia realidad. En ese caso, sería imposible volver a ser presas de temor. No consideren la valentía simplemente como la ausencia de temor. El temor los abandonará por completo cuando no perciban una segunda entidad de ninguna manera. Sólo es posible sentir miedo cuando se percibe un segundo objeto que los hace sentir amenazados. Pero la ausencia de miedo se asocia necesariamente a la conciencia unitaria. Se refiere a la no dualidad, donde no puede haber dos sino uno. Solamente en el estado de no dualidad quedarán totalmente libres de miedo.

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Cuando se olvidan de su verdadero yo, son presas de miedo. Cuando sólo recuerdan el mundo y no a Dios, sufren de miedo. Cuando están llenos de deseos y apegos, padecen miedo. Cuando se dejan engañar por los objetos, el miedo los asola. Por otro lado, cuando se sumerjan en la realidad trascendente, quedarán libres de miedo; jamás le temerán a nada. Carecerán por completo de miedo.

Krishna afirmó así: “Arjuna, sólo tienes que desarrollar una cosa. No tienes que ampliar tu visión del mundo fenoménico; ni necesitas desarrollar más aun tu mente. Sólo tienes que expandir tu visión del que mora en todo y en todos. Si lo sabes y lo recuerdas, no estarás sujeto a los ciclos de miedo y ausencia de miedo. Pero mientras persistas en la idea equivocada de que el mundo es real y los objetos, separados, tu visión será obnubilada y quedarás presa de miedo. Pero si reconoces la unidad en la creación, serás por siempre libre de miedo. Alguien como tú se vuelve sabio y nunca vuelve a sentir miedo.”

La historia de Gajendra, el elefante

Tienen que controlar su tendencia a fijarse en el cuerpo y sus acciones, y en la mente y sus pensamientos y sentimientos. En lugar de eso, cultiven la visión interior del yo divino. Esa es la verdadera visión, la visión integral. Existe un excelente ejemplo de ello en el texto clásico del Bhagavatam. Es la historia de Gajendra, un ejemplo que cayó presa de un cocodrilo. Gajendra tenía un gran ego y estaba convencido de que siendo tan fuerte podría luchar y librarse del cocodrilo. Mas, se tienen que conocer dos factores: los elefantes son muy poderosos en tierra; los cocodrilos lo son en el agua. Cuando un elefante entra al agua, no es tan fuerte; y cuando un cocodrilo sale a tierra es menos fuerte que en su hábitat natural, el agua. En este caso, el cocodrilo -que estaba en el agua- pudo desplegar su enorme fuerza. Pero Gajendra, el elefante, era arrogante y con el ego inflado sintió que un cocodrilo no podría nunca más que un elefante, que era el amo del bosque. Ignoraba que un cocodrilo en el agua sería mejor contendiente para un elefante, lejos de tierra.

Pelearon agotadoramente largo tiempo. Finalmente, el elefante quedó exhausto física y mentalmente. Había puesto su confianza en su arrojo mental y físico mas, al agotar sus recursos, le rezó al Señor. Mientras su visión estuvo dirigida al cuerpo, no pensó en Dios. Mientras confió en sus propias fuerzas mentales y físicas, ni se acordó de Dios y la gracia del Señor no descendió a él. Cuando el elefante perdió su capacidad mental y física y se volcó hacia Dios, de inmediato el Señor Vishnu lanzó su disco sagrado y liberó a Gajendra del percance en el que se hallaba metido. Ahora bien, el disco del que aquí se habla no era nada más un arma usada por Dios, sino se refiere también a su gracia. Evocan la gracia del Señor al volver su visión hacia Dios. Entonces Dios vuelve su visión hacia ustedes.

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Vuelvan su visión hacia Dios y véanse a ustedes mismos

¿Cuándo obtendrán la visión de Dios que los mantenga bajo su gracia? Cuando renuncien a sus creencias egocentristas en torno a lo que es su mente y su cuerpo. Se ganan la gracia de Dios cuando vuelcan su visión hacia Dios. Pónganse de lleno en sus manos, como lo hizo el elefante Gajendra, ríndase por completo a su voluntad. Cuando vuelcan su visión hacia el maestro que aman, el maestro se vuelca hacia ustedes. Aunque la visión del maestro se pose en ustedes, si ustedes no vuelven su mirada hacia él, no podrán experimentar su mirada benéfica. Por ahora, su visión está concentrada en el cuerpo. El resplandor del sol puede estarlos rodeando, pero su luz no entraría al cuarto en que ustedes se encuentran. ¿Cuál es la razón? Ustedes colocaron cortinas y persianas en las ventanas, impidiendo que entraran los cálidos rayos del sol. Pero si abren de lleno cortinas y persianas, el destello del sol podrá penetrar en el recinto.

Es así como ustedes han obstruido su visión con persianas de dudas y ego, y con gruesas cortinas de conciencia corporal. Entonces los rayos de la gracia no entran ni penetran su corazón. Ustedes podrían decir “No he obtenido la gracia de Dios.” Mas, ¿cómo podrían obtenerla si no vuelven su mirada hacia Él?

Si no miran hacia Dios, seguramente no podrán ver a Dios. Si yo me paro frente a ti, y tú te paras frente a mí, y nos miramos uno al otro, ¿qué vamos a ver? ¿A quién verás reflejado en mis ojos, a quién miraré reflejado en los tuyos? Nos veremos uno al otro en los ojos del otro. Cuando estamos frente a frente, puedo ver mi reflejo en ti y tú puedes ver tu reflejo en mí. Pero si te paras atrás o volteas a otro lado, ¿cómo podría ver mi reflejo en ti, cómo podrías ver tu reflejo en mí? Sería imposible. Del mismo modo, si quieren que sus ojos se encuentren con los ojos de Dios, deben de posicionarse justo frente a Él y concentrar su mirada en Él. Cuando lo hagan, Él volverá su benevolente mirada hacia ustedes, y ustedes tendrán una visión de su más alto yo.

Cuando el elefante Gajendra volvió su mirada hacia Dios, Dios se encontró con ella, porque su mirada en ese momento se volvió hacia Gajendra. Cuando ello ocurrió, todo problema se solucionó.

El elefante de la arrogancia y el cocodrilo del apego

¿Quién es el elefante? El orgulloso elefante es todo arrogancia y soberbia. Cuando el hombre es arrogante y soberbio, se llena de deseo. El deseo es como la sed. Cuando el hombre soberbio siente sed, busca las aguas del mundo para beber. Aun antes de hundirse por completo en estas aguas, el apego hace presa de él. Apego y posesividad son el poderoso cocodrilo que les robará su fuerza y los hará llorar desconsoladamente. Antes de entrar en las aguas del mundo y llenarse de apegos, habían llorado raramente. Antes de casarse, por ejemplo, un joven se siente libre, sin lastres, pero una vez que se casa, se llena de apegos:

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tiene que cuidar de la esposa, los hijos, los padres, la familia política y otros, y pronto siente que trae el mundo encima y que se hunde en las aguas.

Una vez que se llenan de egoísmo y orgullo, le sigue el deseo. Ahí vienen los apegos, y a partir de los apegos se desarrollan todos los vínculos. Atado por tantos vínculos, estarán tan distraídos que no podrán volverse hacia Dios y verlo. Sólo cuando se vuelven hacia Dios lo pueden ver. Entonces Él los verá a ustedes; entonces podrán percibir su propia imagen. Krishna advirtió: “No caigas víctima de tus ataduras, Arjuna. Mantén la mente limpia y pura. Mira siempre al ser inmortal, el principio universal. Es la divinidad inmanente en todo. Cultiva la visión sagrada en tu mente. No permitas que la mala yerba del ego y la conciencia corporal se expanda en ti. En su lugar, cultiva el árbol de la gracia de Dios en ti. Vuélvete hacia Dios. Que ese sea tu objetivo. Haz de ello tu meta.”

XXX. Para poder ser libres, entreguen su mente a Dios

El mundo entero está hecho de tres cualidades. Dichas cualidades conforman la ilusión. Se puede decir que son: la densidad o inercia, la acción o reacción, y el equilibrio o armonía. Si bien sus efectos son muy diferentes, las tres obnubilan su entendimiento. Mientras ellas permanezcan en su mente, ustedes estarán prisioneros.

Encarnaciones del amor:

De las tres cualidades mencionadas, las primeras dos -la inercia y la actividad profusa- son responsables del pesar, la angustia, las dificultades y problemas que enfrentan. Cuando los invade el torpor, la pereza, la flojera o la lasitud, o los invade el miedo, la rabia o el odio, están sucumbiendo bajo la inercia o densidad, que en sánscrito se llama tamas. Cuando predominen en ustedes fuertes deseos, actividad profusa, impaciencia, pasión, emocionalidad y actividad auto complaciente, entonces la cualidad llamada en sánscrito rajas los está arrastrando. Cuando estas dos cualidad no están bajo control, su verdadera naturaleza humana queda olvidada. Ellas extraen su naturaleza animal y demoníaca. Por consiguiente, tamas y rajas deben de ser erradicadas de ustedes.

Desenraicen la mala yerba que es tamas y rajas

El campesino que desea obtener una buena cosecha empieza por remover la mala yerba de su terreno. La mala yerba que cubre el terreno lo despoja de nutrientes y energía, impidiendo que se dé la cosecha. Por lo tanto, remover el

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producto indeseado es pre requisito para lograr una buena cosecha. Del mismo modo, si desean iluminarse y realizarse en la beatitud del yo eterno, si desean alcanzar la dicha del atma, deberán de remover la mala yerba de rajas y tamas del terreno de su corazón. Ésta ha echado raíz en forma de deseo, ira, avaricia e ilusión, celos y orgullo, los nefastos enemigos internos que tienen que ser conquistados. Dichos enemigos son los hijos de rajas y tamas. Los mantienen presos en la ilusión. Mientras la mala yerba permanezca en ustedes, no podrán cosechar la beatitud del atma.

El primer capítulo del Gita trata de la angustia y lamentaciones de Arjuna. Habían invadido su corazón los principios de rajas y tamas, causando su congoja y pesadumbre. Krishna le advirtió a Arjuna que en primer lugar tenía que erradicar rajas y tamas de sí para poder manifestar su naturaleza humana. Mas, para manifestar su verdadera naturaleza divina, incluso la tercera de las tres cualidades que conforman la ilusión, satva -caracterizada por el modo equilibrado y pacífico- tendría que trascenderse. Ésta también es una limitación que cubre su naturaleza divina, si bien con un velo muy fino. Las tres cualidades los mantienen encapsulados en una personalidad individual, y les impiden realizar plenamente su yo divino. Krishna instruyó a Arjuna: “Ofréceme las tres cualidades, rajas, tamas y satva. Quedarás libre de timidez y pesar, y podrás salir victorioso en el mundo.”

Limpien perfectamente su corazón para que Dios entre en él

Si convidan a un ser elevado, sea un sabio o un maestro reverenciado, a su casa hay una serie de arreglos que tendrán que realizar como limpiar, adornar y decorar. Tendrán que limpiar dentro y fuera y ordenar el entorno antes de que llegue el invitado. Una persona elevada no entrará en una casa llena de mugre, donde falte un tono sagrado. También si invitan a un gobernador o alto funcionario a su ciudad, mandan limpiar las calles y decorar las avenidas y tienen todo listo para recibir al distinguido personaje. Aunque dicha persona ocupe un puesto temporal, de todas maneras se esmerarán en tener limpia la casa y ordenar los preparativos para honrar a su invitado.

Si se esmeran tanto en recibir a un oficial del mundo, deberían de esforzarse más aun en preparar su casa para la venida del mismo creador y protector del mundo. Es claro que para honrar a Dios en su corazón, tienen que limpiarlo esmeradamente. Cuando su corazón esté puro, Dios se complacerá en entrar en él. Krishna le dijo así a Arjuna “Hasta ahora me has tomado apenas como el auriga de tu carroza, ¡pero debes de tomarme como el auriga de tu misma vida! El asiento que ocupo en la carroza está limpio y bien decorado. Ahora piensa cuán limpio y espléndido tiene que estar su corazón para que yo tome asiento en él, si desean que me instale en él como el auriga de su vida.”

Si van a un parque y desean sentarse en el suelo, colocan una colchoneta o un periódico o un paño para sentarse encima. Si cuidan tanto dónde van a sentar su

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cuerpo, que está lleno de impurezas, ¡cuánto más deberían de cuidar su corazón si están invitando a Dios a entrar en él!

Mientras los principios de rajas y tamas permanezcan en ustedes, su corazón estará impuro. Dichos aspectos pululan y ensucian continuamente su corazón. Mientras estén sucios, la divinidad no entrará en su corazón y no podrán captar la presencia de Dios en él. Por ello tienen primero que eliminar la densidad o inercia -tamas-, una vez hecho lo cual deberán de eliminar rajas. Al hacerlo, satva se destacará en ustedes y se volverán seguros de ustedes mismos, estando en contacto con su fuente interior. Comiencen ya a esforzarse para retirar toda brizna de mugre acumulada en su corazón. Les daré un ejemplo.

La devoción, la sabiduría y el desapego los hacen puros

Cuando una mujer sale, casi siempre lleva consigo un espejito, un peine y un pañuelo para poder arreglarse en caso necesario. ¿Para qué llevan estos artículos en particular? Es muy probable que se les desarregle el pelo en el día, y llevan un peine para volvérselo a acomodar. Para ver si les quedó bien, portan un espejito. Y cargan un pañuelo para limpiarse la cara. Si no cuentan con cualquiera de estos enseres, no podrán tener una apariencia impecable. De manera que un espejo, un peine y un pañuelo son fundamentales para tener la cara limpia y pulcro arreglo personal.

Del mismo modo, si desean recuperar la mermada belleza de su corazón, necesitarán algunos apoyos. El espejo les indicará si su pelo está o no desarreglado. Lo que les indicará si su corazón está o no desaliñado será su devoción, que funciona como un espejo. Este espejo tiene que ser puro. Si su espejo está limpio, podrán percatarse si su corazón y su mente son puros o si están empañados de impurezas. Si ven que su corazón está desaliñado, tienen que arreglarlo. Para ello, necesitarán el peine de la sabiduría. Ésta devuelve el corazón a su orden y belleza. Después, tal y como limpiaron la mugre del rostro con el pañuelo, deberán de remover al mugre de su mente con el pañuelo del desapego. Con desapego podrán retirar toda la suciedad que se ha acumulado en su mente.

Así como las señoras portan el espejito, el peine y el pañuelo a dondequiera que van en la vida, ustedes también deberán de portar consigo devoción, sabiduría y desapego para mantener su mente y su corazón puros.

Caracterísiticas de rajas

Ya analizamos el principio de tamas que los ata a su naturaleza más baja. Examinemos ahora las características de rajas que también los aprisionar en los reinos del ser más bajos, y les impide expresar su verdadero potencial humano. La persona contaminada de rajas siempre andará a las carreras; le faltará paciencia y

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tolerancia. No estará sosegada ni un minuto. Y mostrará mucho enojo. Mas no sólo eso, sino que estará llena de deseos. Todos estos son aspectos del principio de rajas. Esto es muy claro en los animales que se ven en un zoológico. Se trate de un chita, un tigre o un zorro, no se estarán quietos un minuto, y es que están saturados de rajas.

Cuando rajas contamina su corazón su cuerpo y su mente se tornan inestables y se muestran desasosegados. Esto no sólo los mantiene desbalanceados sino engañados. Al vivir en el engaño, sienten gran deseo por las cosas del mundo. Cuando los deseos se manifiestan, ustedes toman acción para procurarse las cosas que están añorando. Es así como del engaño pasan al deseo y del deseo, a la acción. El engaño, el deseo y la acción son los tres aspectos poderosos que caracterizan a rajas.

La razón por la que se mueven constantemente es rajas. Por ejemplo, cuando están sentados en determinado lugar, sienten que no podrán estarse quietos mucho tiempo; alguna parte de su cuerpo se estará meneando. Puede compararse a un álamo. Aunque no haga viento ni brisa, las hojas del árbol se mueven. Lo mismo ocurre con los caballos. La palabra que designa caballo en sánscrito se refiere a aquello que no está quieto. Percibirán que en el caballo, siempre alguna de sus partes se estará moviendo, ya sea la cabeza, las patas o la cola. Por eso antiguamente, el sacrifico de un caballo se celebraba como ritual para pedir a los dioses el aquietamiento de la mente.

Eliminen los tres principios y obtendrán liberación

El prototipo de rajas es Ravana, el rey de los demonios. Es prototipo de tamas es otro demonio bien conocido del saber popular que podía dormir durante décadas de un tirón. Hubo un tercer demonio de buen corazón que se rindió a los pies de Rama. Él es el prototipo del principio sátvico porque, si bien era un demonio, optó por el bien. Los tres eran hermanos. Si dejan que los dos primeros entren en ustedes, encontrarán únicamente perjuicio y congoja. Si permiten que el tercero los domine, éste los conducirá a un modo bueno de vivir. Pero también los mantendrá inmersos en la ilusión y olvido de su verdadera naturaleza divina.

Si desean entrar en el reino de la liberación, deberán de extirpar a los tres demonios de su ser. Todos ellos forman parte de la misma familia demoníaca. Y es por ello que el Vedanta ha venido enseñando que es preciso trascender las tres cualidades y ofrecerlas al señor Shiva. Él las estará vigilando con su tercer ojo y las tornará inocuas con su tridente divino.

¿Cuál es la mejor manera de eliminar dichos principios? Si se encontraran en la maleza y se les encajara una espina en el pie, no necesitan retirarla con un cuchillo bien filoso. Únicamente tomen otra espina y con ella saquen la primera. Cuando terminen, desháganse de ambas espinas, sin hacer distinción entre ellas.

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Del mismo modo, deberán de remover tamas, con ayuda de rajas. Luego, deberán remover rajas, con ayuda de satva. Y finalmente deberán renunciar asimismo a satva. Antes de poder ingresar en el reino de la realización divina, deberán deshacerse de los tres principios que los mantienen atados a la ilusión. Fue por ello que Krishna llevó a Arjuna a trascenderlos. Le advirtió a Arjuna que tendría que hacer un esfuerzo enorme y permanente para desechar los tres principios de su persona.

Tras enseñarle a Arjuna a reconocer dichas cualidades, le enseñó entonces a elevarse más allá de los límites de aquellas. Así fue como Krishna lo transformó en un verdadero hombre sabio. La causa fundamental de dichas cualidades es la mente. Resultaría imposible trascender la naturaleza humana y realizar la divina, a menos que la mente se deshaga de su volubilidad y deviene más estable. Por eso, la mejor manera de trascender dichas cualidades es ofreciendo la mente al Señor. Al ofrecerle su mente a Dios, Él cuidará de ustedes en todos sentidos. Déjenme ilustrarlo con una historia.

El reto del rey Janaka para adquirir auto conocimiento

En una ocasión, el rey Janaka envió un mensaje a los habitantes de su reino, y decía: “Si acaso hay entre ustedes un erudito, un pandit, un mahatma, un yogui, un sabio, sea quien fuere, que venga y me enseñe a conocer el atma.” Daba a entender en su mensaje que esperaba adquirir el auto conocimiento tras un rato de ser adecuadamente instruido. Antes aun de terminar de montarse en su caballo, él tendría que haber alcanzado la auto realización. Y dijo “Si la persona que se ofrece a enseñarme el auto conocimiento no me garantiza la iluminación instantánea, será borrado de mis dominios, aunque sea el mayor erudito o la persona con mayor sapiencia o con la mejor formación en esta tierra.”

Pues bien, los pandits y sabios se amedrentaron un tanto con la advertencia. Se percataron de que ésta resultaría una dura prueba para su formación y conocimiento, de manera que nadie se ofreció a instruir al rey, satisfaciendo las condiciones que impuso.

A la sazón, el joven Astavakra ingresó al reino. Estando en la carretera, camino a la ciudad capital, se topó con cierto número de personas que de ahí venían, incluyendo algunos eruditos y pandits. Todos traían caras largas y se veían preocupados y pesarosos. Astavakra quiso saber la causa de su pesar. Ellos le explicaron la situación que había tenido lugar. Astavakra no comprendió por qué habrían de estar tan preocupados por la declaración del rey, si es que tenían dominio de las enseñanzas y habían realizado su verdad. Les habló asó: “Con gusto resolveré el problema del rey.” En diciéndolo, se dirigió a la corte del rey Janaka.

Astavakra le habló así al rey: “Amado rey, estoy dispuesto a enseñarte el conocimiento del atma. Pero este conocimiento sagrado no es fácil de enseñar. El

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palacio está lleno de rajas y tamas. Debemos salir de aquí y entrar en un lugar sátvico.” Entonces, dejaron palacio y cabalgaron por el camino en dirección al bosque. Como era costumbre, cada vez que el rey se alejaba más allá de los muros de palacio, lo debía seguir de cerca su ejército. Mas, cuando llegaron cerca del bosque, Janaka pidió a sus soldados que permaneciesen fuera del bosque y no lo siguieran.

Astavakra y Janaka se internaron en el bosque. Aquél le había advertido al rey “No te enseñaré el conocimiento del atma, a menos que aceptes mis condiciones. Puede ser que yo sea sólo un joven, pero ya que voy a enseñarte, ocupo la posición del maestro. Tú eres un poderoso emperador, pero puesto que vas a aprender de mí, ocupas la posición de discípulo. ¿Estás dispuesto a aceptar esta relación? Si estás de acuerdo, deberás ofrecerle el tradicional obsequio al instructor, que normalmente le entrega el discípulo al guru. Una vez que me hayas dado tu ofrenda, comenzaré a instruirte.”

El rey Janaka le respondió así a Astavakra: “Alcanzar a Dios es lo más importante para mí, así que estoy dispuesto a entregarte absolutamente todo lo que me pidas. Puedes tener mi corona y el reino, si quieres.” Astavakra replicó: “No deseo nada material de ti. Sólo deseo tu mente. Me tienes que entregar tu mente.” El rey asintió: “Muy bien, te ofrezco mi mente. Hasta ahora pensé que se trataba de mí mente, pero de ahora en adelante será sólo tuya.”

Janaka alcanzó la auto realización

Astavakra le pidió a Janaka apearse del caballo y amarrarlo a un lado; luego le pidió que se sentara en medio del camino. Astavakra caminó bosque adentro un poco y se sentó plácidamente bajo un árbol. Afuera del bosque, los soldados esperaron largo tiempo. No aparecían ni el rey ni Astavakra aunque ya había transcurrido el tiempo en que éste comía normalmente. Tanto oficiales como soldados, quienes amaban fielmente al rey, se pusieron ansiosos por descubrir lo que ocurría. Uno a uno, a hurtadillas se internaron en el bosque para indagar sobre Janaka y el chico que con él se encontraba, sospechosos de que pudiese tratarse de una jugarreta.

A medida que caminaron hacia el bosque, se alegraron de descubrir al rey sentado en medio del camino, con su caballo a un lado. El rey tenía los ojos cerrados y estaba sentado sin hacer movimiento alguno. No se veía a Astavakra por ahí. Los oficiales le hablaron al rey, pero éste no respondió. Temieron que Astavakra hubiese encantado al rey haciéndolo perder su conciencia. Entonces fueron a buscar al primer ministro.

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Cuando llegó el primer ministro se dirigió a Janaka así: “¡Rey, oh rey!” Pero éste no abrió los ojos, ni se movió en absoluto. El primer ministro se asustó, y los demás oficiales de palacio que habían acudido también quedaron consternados. El rey siempre se había apegado rigurosamente a un horario. Tomaba su almuerzo a la misma hora todos los días. Ya se le había pasado la hora y el rey seguía sin moverse. Así transcurrió el día hasta caer la noche, pero el rey no cambió de posición, y se quedó ahí sentado en el suelo.

Sin otra opción, el primer ministro envió la carroza a la ciudad para mandar traer a las reinas, pensando que si ellas le hablasen, él respondería. Acudieron las reinas y llamaron al rey: ¡Maharajah, Maharajah!” El rey no chistó ni emitió señal alguna. Entretanto, los soldados mandaron buscar a Astavakra por todo el bosque. Finalmente lo hallaron bajo un árbol, ensimismado en divino trance.

Los soldados le hablaron y lo exhortaron a responder sus preguntas. Astavakra llegó transportado en estado de beatitud. Le rogaron acercarse a donde estaba el rey. Astavakra les preguntó: “¿Por qué están tan preocupados? El rey está a salvo y todo está bien.” Mas ellos insistieron en llevar a Astavakra hasta el rey, quien estaba sentado en medio del camino. El rey tenía los ojos cerrados, y su cuerpo estaba completamente inmóvil. Los soldados los instaron así: “¡Vean por ustedes mismos lo que le ocurrió al rey!” Ya se tratase del primer ministro, otros oficiales, las reinas, algún cortesano, soldado o gente común que lo llamase, el rey no abrió la boca para contestar ni los ojos para reconocer a nadie. Ahora era Astavakra quien le habló al rey. De inmediato, éste abrió los ojos y exclamó: “¡Mi amo!”

Astavakra lo cuestionó: “Han venido los ministros, los soldados y mucha gente más. ¿Por qué no respondiste a su llamado?” Janaka replicó: “Los pensamientos, las palabras y las acciones están asociadas con la mente y yo te entregué mi mente por completo. Por ello, antes de usar la mente en lo que fuere, requiero de tu permiso. ¿Qué autoridad tengo yo para dirigirle la palabra a alguien o emplear la mente en alguna cosa? Sin tu permiso u orden, no haré nada.” Astavakra invitó a Janaka a poner el pie en el estribo y subirse al caballo. No bien se hubo montado o había colocado el otro pie en el estribo, tuvo la experiencia el atma. Entonces Astavakra le informó: “Has obtenido el estado de realización divina.”

Es preciso entregar la mente para obtener el auto conocimiento

Una vez que la persona ofrece su mente y, con ella, sus palabras, sus acciones y sus pensamientos, no le será permitido proceder sin autorización de aquel a quien le entregó su mente. Igual que el caso de Astavakra y Janaka fue el de Krishna y Arjuna. Krishna instó a aquél: “Arjuna, ofréceme tu todo. Entrégame todas tus acciones. Yo te cuidaré y te guiaré hacia tu liberación.” De igual manera, ustedes deben de ofrecer sus deberes físicos, mentales, espirituales y mundanos, todas sus acciones, palabras y pensamientos al Señor, que es el coreógrafo interno que mora en su corazón.

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Tal vez se pregunten, si ceden cada uno de sus deberes y deseos y los ofrecen al Señor, ¿significa que también el deseo de liberarse tiene que ser entregado? Después de todo, también ese es un pensamiento.

No; significa que una vez que le ofrecen al Señor sus deseos y responsabilidades, y le permiten tomar todas sus decisiones, Él llevará todas sus cargas. De ese modo, podrán dirigir su atención hacia la sola meta valedera de su vida: la auto realización.

La educación que adquieren y el aprendizaje que tanto procuran, está asociado a los tres principios de la ilusión. Cuando transciendan estas tres cualidades podrán obtener la auto realización. Cuando se celebra un matrimonio, se le da la bendición a la pareja para que tengan una carrera exitosa, abundancia material y una hermosa familia. Son las tres metas fundamentales de un humano. La primera se relaciona a los deberes, responsabilidades y posición; la segunda tiene que ver con la acumulación de riqueza, y la tercera responde al deseo de tener familia y continuar la línea de la vida. Todo lo anterior se relaciona a la vida mundana. Mas, existe una cuarta meta en la vida humana. La meta ulterior y más importante es la liberación. Ésta se refiere a la vida espiritual. Las tres primeras no se pueden comparar a la cuarta, que es la liberación. Ofrezcan los primeros tres tipos de acciones. Entréguenselas al Señor, y obtengan a cambio el tesoro invaluable que Él les dará: la liberación. Vean el siguiente ejemplo.

En la moneda india, la denominación más pequeña es la paisa, que es una monedita de metal. Cien paisas equivalen a una rupia, Inversamente, cien rupias son diez mil paisas. Si tuviesen que cargan diez mil paisas con ustedes, sería un lastre muy pesado, y resultaría muy difícil esconder y proteger tantas monedas. Si guardaran las diez mil paisas envueltas en un paño, éste pronto se rasgaría bajo el peso y las monedas se desperdigarían.

Krishna le dijo a Arjuna: “Te daré un billete de cien rupias y tú me entregas el montón de cambio que andas cargando, equivalente a diez mil paisas. Las cien rupias y los diez mil paisas son equivalentes en valor, pero la gran diferencia es el peso que van a cargar. Es lo mismo que ocurre con los deberes y preocupaciones de diverso tipo que los abruman. Ofrézcanme los diez mil a mí y yo les entregaré el billete de cien mil rupias para liberarlos de la carga.”

Sus pensamientos, deseos y antojos son pequeños deseos comparables a los paisas. Cuando cargan demasiados paisas, no equivalen a un billete de una rupia. Krishna le advirtió a Arjuna: “La cantidad de sus pequeños deseos jamás igualarán la gracia que yo puedo derramar en ti. Mejor entrégamelos.” Fue así que el rey Janaka pudo alcanzar la liberación al entregar su mente, su pensamiento y sus acciones a Astavakra.

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Ofrézcanle su mente al Señor

La conclusión y esencia de todo esto es que deben de ofrecer su mente al Señor. En todo lo que hagan y piensen, sigan su instrucción desde el fondo de su corazón. Eso es lo que significa volverse sin-mente. No permitan que su mente persiga deseos. Ofrézcanle sus deseos al Señor y sigan sus dictados. Mientras no lo hagan, el placer y el dolor, la felicidad y el pesar, y todos los pares de opuestos estarán presentes en ustedes. Si desean quedar libres de opuestos y poder enfrentar todo por igual, deben perder su mente. Por eso el Vedanta afirma que de la mente depende la liberación o la atadura. Mientras permanezcan con mente, los seguirán persiguiendo rajas y tamas. Y mientras en ustedes haya rajas y tamas, no podrán ser estables. ¿Por qué la mente es tan desasosegada, saltando siempre de un lugar a otro? Debido a los deseos. Todos los deseos existen en función del cuerpo.

Supongan por un momento que pusieron agua en un recipiente; cuando éste se mueve, el agua también se menea. Si el recipiente está estable, el agua permanece estable. En el agua quieta, ustedes pueden ver su reflejada su propia imagen. En agua en movimiento, su imagen se disipa y se hace borrosa. Se deduce que si desean ingresar en un estado sosegado de meditación, y obtener la visión de su yo real, deben de mantener el cuerpo quieto. El cuerpo es como un recipiente; se parece al movimiento del recipiente; hace que se la mente se agite. Por ello, si desean mantener la mente estable, tienen que mantener el cuerpo sosegado. Si el cuerpo se mueve tanto, imagínense cuánto más se agita la mente.

Si arrojan una piedra en un pozo, se harán ondas. Las ondas causadas por el golpe de la piedra en el agua, se esparcirán hasta el tope del pozo. Del mismo modo, cuando entra un pensamientos en su mente, se extiende por todo su cuerpo. Sean cuales fueren sus pensamientos, éstos influirán sobre sus acciones. Por eso, mantengan pensamientos buenos y positivos en su mente. Si tienen buenos pensamientos, sus sentimientos serán buenos. Pero si pensamientos negativos entran en su mente, entonces en todo lo que sean, escuchen o digan, y a dondequiera que vayan, dichos pensamientos los llevarán a acciones nocivas y agraviantes.

Aquieten la mente y el cuerpo

Cuando se sienten, mantengan la espalda recta, no doblada como la de un anciano. Deben de permanecer derechos y firmes. No se vayan tampoco al extremo de levantar la cabeza; tampoco deberán dejar caer la cabeza de lado. En meditación, es importante mantener una postura erecta. Imaginen que una línea baja verticalmente desde la coronilla hasta la base de la columna, que es el centro de su energía vital. De ese modo, la columna está perfectamente alienada. La

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energía kundalini podrá entonces remontarse libremente desde el sacro hasta la coronilla.

Mantengan, por tanto, el cuerpo derecho y firme. Si lo encorvan desde jóvenes, cuando sean viejos, estarán completamente chuecos. Nada debe de estar chueco, ni la cabeza, ni el cuello ni el torso. Es importante que los estudiantes lo entiendan, y también los devotos. Por ello, se los estaré recordando seguido.

¿Para qué estudian? ¿Qué propósito persiguen con sus estudios? En verdad, estudian para mantener su mente y su cuerpo estables. Excepto cuando están jugando, no deberían de moverse demasiado. Incluso cuando hablan o cantan, deberían de permanecer quietos. De este modo, si logran mantener el cuerpo bajo control desde niños, les será muy útil después para lograr el estado de meditación. Krishna instruyó así a Arjuna en el Gita, para transformarlo en un representante ideal de la humanidad y un ser ejemplar para la posteridad. Krishna le dijo así: “Arjuna, te estoy erigiendo en mi instrumento para que la humanidad pueda aprender mediante tu ejemplo.”

Arjuna se volvió una persona idónea. Dado que su mente era voluble debido a rajas y tamas, Krishna lo instó a deshacerse sistemáticamente de ambas cualidades y ofrecerlas al Señor. Al final, también tendría que renunciar a la tercera cualidad que lo controlaba: satva. En el segundo capítulo del Gita, sobre las enseñanzas de la sabiduría, Krishna explicó varias maneras de conquistar los tres principios mencionados. Una vez que los hayan expulsado totalmente de su mente -explicó- se volverán sabios, entendidos, seres de la más alta sabiduría.

Tercera Parte: El camino de la acción

XXXI. Cumplan su deber, sin ocuparse del resultado

Krishna dijo: “Arjuna, tienes trabajo que hacer. ¡Hazlo! Pero olvídate del fruto de tu trabajo.” Krishna no dijo que no habría resultados. Ciertamente habrá resultado. Cada acción tiene su consecuencia o fruto. Mas, el fruto no es de su incumbencia, ni deben de aspirar a él. Por eso, la esencia de la enseñanza es que tienen que hacer su deber, pero sin tener el rédito en mente.

Encarnaciones del amor:

Cada acción tiene su consecuencia, así, también el resultado dará lugar a otra acción. El ciclo interminable de acción y resultado, resultado y acción, se manifiesta de manera similar al ciclo de la semilla y el árbol. La semilla y el árbol se siguen uno al otro; la semilla da lugar a un árbol y el árbol da lugar a la semilla. Sin semilla, no se puede tener árbol. Sin árbol, no se obtiene semilla. Lo mismo aplica sobre la acción y el resultado. Se trata de ciclos naturales que hay en el

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mundo. Puesto que esto es así: un evento siempre siguiendo al otro, ¿qué interés podrían tener en el resultado? Tu deber y responsabilidad es realizar la acción correcta, mas no preocuparse con el resultado. Krishna instruyó a Arjuna así: “En esta batalla, tendrás que ser indiferente a lo que le ocurra a tu gente o a ti. Tú cumple con tu deber y quita tu mente de cavilar en el resultado.

El escudo de la devoción y la armadura de la sabiduría

En las batallas, los guerreros usan escudo y armadura. Ello los protege contra los proyectiles que sus enemigos les disparan. En la batalla espiritual que tienes que pelear, también deberán de usar cierto tipo de escudo y armadura. En este caso, el escudo es la devoción y el amor a Dios, y la armadura es la sabiduría. Un combate mundano puede que sólo dure unos días, o bien puede prolongarse unos meses o hasta años. Mas, la batalla espiritual es continua, jamás termina. Ha sido desplegada por la humanidad sin cesar, desde los más remotos tiempos. Desde la obscuridad de los tiempos ha existido la lucha entre el bien y el mal, entre virtud y pecado, entre apego y desapego.

La humanidad ha librado una batalla sin fin con su sentimiento de yo-mi-me-conmigo, con su sentimiento de odio y celos y con otras cualidades malvadas que alberga en sí. En particular, el egoísmo y el apego tienen enorme fuerza. Son terribles. En comparación con ellos, ustedes, que los combaten, no son tan fuertes. En realidad ustedes son muy débiles. De hecho, estas cualidades negativas los han dominado de tal manera que, al igual que Arjuna, ahora se identifican con ellas. Ahora bien, para combatir a tan poderosos enemigos, tienen que seguir las instrucciones del Dios interno, y deben de usar un escudo y armadura muy resistentes. Las protecciones poderosas que tienen que usar en la batalla espiritual son la devoción y la sabiduría. Ellas los protegerán de tan formidables enemigos.

Cuando cuentan con una sombrilla, no les molesta que haya un fuerte sol. Si traen sandalias o zapatos, no les preocupa pisar una espina. Cuando usan escudo y armadura, no les afectan demasiado los proyectiles arrojados contra ustedes. Krishna le dijo a Arjuna: “Por lo tanto, en la batalla que libran internamente tienen que portar su escudo y armadura.” Cuando Krishna sacó a Arjuna de su desánimo al comienzo del Gita, le entregó la armadura de la sabiduría. Fue la primera enseñanza de Krishna para él.

Recurran a la sabiduría para conquistar a sus enemigos

Krishna le dijo a Arjuna: “Los apegos que ahora tienes, tu deseo de poseer cosas, no son tendencias que hayas adquirido ayer o antier. Te han acompañado durante innumerables nacimientos, y son la causa de tu dolor. No tienes cómo saber

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cuándo podrás deshacerte de una vez por todas del dolor que te han causado. Empero, no puedes hacer nada respecto al pasado, así que no te preocupes de ello. Mejor enfócate en cómo eliminar el dolor que te sobrevendría en el futuro, si tus apegos y deseos te siguen dominando.

“En la batalla que estás por librar, te procuraste una armadura física. Ella protegerá tu cuerpo de enemigos externos, pero ¿cómo te protegerás de los enemigos internos que combates en tu propio interior? Para protegerte de ellos, deberás de usar la armadura de la sabiduría. Te preocupan tus enemigos externos, pero no piensas en los internos. Si sucumbes a tus enemigos internos jamás podrás conquistar a los enemigos externos. Conquista primero a tus enemigos internos.”

Cuando están enfermos y sintiéndose mal, lo normal es buscar un médico, pero más importante aun es cuidarse de no contraer una enfermedad, en primer lugar. Se dice que una onza de prevención vale más que una libra de curación. Desde el inicio de los tiempos, los enemigos internos han dominado a la humanidad y llenado de pesadumbre a los humanos. Mientras estén llenos de egoísmo y apego, no podrán liberarse del dolor y la congoja. Se embarcaron en acciones equivocadas y ellas son ahora la causa de su dolor. ¿Significa ello que deben de abstenerse de toda acción? No. No les queda otra más que actuar. Deben de actuar y pueden incluso disfrutar de sus acciones. Pero de ahora en adelante, deben de actuar adecuadamente, de modo que no les acarree consecuencias y más dolor en el futuro. Si lo cumplen, es muy importante que entiendan los principios de lo que es la acción correcta.

Toda experiencia mundana puede acarrear karma

A la acción se le llama karma. Ustedes nacen en karma, se desarrollan en karma y mueren en karma. El bien o el mal, el pecado o la virtud, la ganancia o la pérdida, la alegría o el pesar, se deben todos al karma, o acciones realizadas. En verdad, al karma se debe incluso que hayan nacido. Karma es el creador de la humanidad. Le da forma a la vida. Entonces, no deben descuidar las acciones de ninguna manera. Su vida entera tiene relación con la acción. Por ello, reconozcan la importancia de actuar correctamente y comprométanse firmemente en ello.

No crean que la acción es cosa menor. Puede comenzar como un brotecito, pero luego se convierte en un gran árbol. Para que una semilla se convierta en un árbol, debe primero de abrir la tierra para poder crecer. Y ya que se convierte en árbol, puede ofrecer su fruto. Si el fruto les va a acarrear alegría o tristeza dependerá de la semilla que plantaron. Para obtener el mejor fruto, la semilla de la acción realizada tiene que ser de la más alta calidad para abrir la tierra del egoísmo y poder crecer. Entonces la acción puede transformarse en yoga. Yoga es la unión con Dios.

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El egoísmo se desarrolla cuando se olvidan del morador interno

¿Cuál es la raíz del egoísmo? ¿Por qué la gente siente egoísmo? El egoísmo surge por la ignorancia inherente en ustedes. Piensen qué es lo que puede estar generando el egoísmo, de dónde proviene y en qué va a parar? Piensen en los siguientes principios del universo físico: la luz viaja a 670 millones de millas por hora. A esta velocidad, la luz viaja un trillón de millas al año. Se considera que el sol está relativamente cerca; la distancia entre el sol y la tierra es aproximadamente 90 millones de millas. Para nosotros la luz solar es excepcionalmente brillante. Sin embargo, es la luz proveniente de un solo sol. Existen billones de soles y estrellas. La distancia a la estrella más cercana es casi cuatro años luz, o sea, algo así como 23 a 24 trillones de millas.

Las estrellas parecen estar muy cerca unas de otras, mas la distancia entre dos de ellas es decenas de trillones de millas. Se ven como si se hubiese derramado leche en el firmamento. Las estrellas que ven con el telescopio se cuentan por billones. Y existen muchos, muchísimos más objetos en el universo que ustedes no pueden ver. ¿Qué tamaño tiene la tierra en la vastedad del universo, donde existen billones de billones de estrellas desparramadas sobre distancias de trillones de trillones de millas? ¿Y cuál es el lugar que ocupa el pequeño planeta Tierra, en relación al sol, el cual no es sino una estrella menor de las incontables que tachonan el firmamento?

En la tierra, ¿de qué tamaño es el país del que eres ciudadano? ¿De qué tamaño es el estado en el que vives? Y dentro del estado, ¿qué tan grande es el municipio que habitas? Y en el municipio ¿cuánto más chica es la ciudad que llamas tu hogar? Y luego, ¿cuánto más pequeños son ustedes dentro de la porción de tierra que ocupan? Si las escalas del universo son tales así como su tamaño dentro de él, ¿de qué se esponjan como pavo reales? Si conocieran a fondo la vastedad del universo, no se llenarían de egoísmo. Sólo cuando se olvidan de su diminuto tamaño en comparación con la infinitud del universo son capaces de albergar semejantes aires de grandeza.

Tal vez se sientan orgullosos de su cuerpo. Pero su cuerpo no tiene más que cinco elementos. Y cualquier día perecerá. Sólo el morador interno es eterno. Carece de nacimiento o de muerte; no crece ni decae. Brilla por doquier. Es la única entidad imperecedera que brilla en el mundo entre las múltiples formas cambiantes. Yace en la base de cada forma; es la refulgencia que anima todas las cosas. Está ahí incluso en la noche más oscura, pues es lo que les revela la oscuridad misma. Dicha refulgencia todo-penetrante es el morador interno, la eterna flama que brilla, inmanente, en cada cuerpo. Miren al morador interno, vuélvanse hacia él, y jamás podrán confundirlos el orgullo ni el egoísmo.

El cuerpo es un objeto inerte hecho de cinco elementos

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Tomen refugio en el Señor, que mora adentro. No vean más el cuerpo con orgullo. El cuerpo está sujeto a enfermedades y sufre innumerables cambios. Apenas está apto para sobrevivir a la travesía en las aguas del mundo. El cuerpo es un objeto inerte; no más que siete cubetas de agua, el hierro que cabría en cuatro uñas de dos pulgadas, el fósforo que habría en mil cien cerillos, el carbono que se encuentra en cuatro lápices y dos jabones. Si a esto le mezclan una que otra sustancia más, tienen un cuerpo. El cuerpo no es más que materia inerte. Pero puede moverse y manifestar vida porque hay un ser que lo habita.

Consideren un reloj de pared. Tiene tres manecillas: el segundero, el minutero y la hora. En cuanto le dan cuerda, las manecillas comienzan a moverse, cada una a su ritmo programado. ¿Cuánto tiempo se seguirán moviendo? Se moverán lo que dure la cuerda del resorte que las activa. Cuando se agote la cuerda, se detendrán marquen lo que marquen. Su cuerpo puede compararse a una reloj. Su respiración equivaldría a la cuerda. Sus acciones son como el segundero; sus emociones, el minutero; y su alegría sería la hora. La energía divina es la que le imprime vida y poder a todo el mecanismo.

De acuerdo al ejemplo del reloj, podrán responder a la pregunta de cómo es que pueden realizar acciones para empezar. Vean que el segundero que representa sus acciones se mueve bastante rápido y pronto completa una vuelta de sesenta segundos. Entretanto, el minutero -que representa las emociones- habrá avanzado un sesentavo de vuelta. Sólo cuando el segundero completa sesenta vueltas de sesenta segundos cada una y el minutero completa una vuelta, es que la manecilla que da la hora -y que representa aquí la dicha y la alegría- avanzará una marquita. La hora se mueve tan lentamente que no pueden detectar su movimiento, pero sí el del minutero y el segundero.

Pero existe un secreto. Cada hora, las tres manecillas se encuentran. Cuando la acción, que está asociada al cuerpo y la naturaleza, las emociones, asociadas a la persona interior, y cuando la dicha suprema, que está asociada a la divinidad, se reúnen, naturaleza, persona y Dios se hacen uno.

De la acción al sentimiento devocional, y de ahí a la dicha

La naturaleza puede describirse como el campo de acción; les brinda la oportunidad de santificar su trabajo y alcanzar su meta. Cuando realizan sesenta buenas acciones, surgirá un sentimiento positivo. Es, pues, preciso realizar muchas buenas acciones para hacer surgir un buen sentimiento. Y sólo cuando se acumulan sesenta buenos sentimientos, la manecilla de la hora se moverá levemente, lo que representa experimentar dicha interior. Por eso fue que Krishna instruyó a Arjuna a realizar buenas acciones. Cuando realicen innumerables acciones buenas, obtendrán muy probablemente una o dos emociones buenas profundamente satisfactorias y duraderas. En el momento en que experimenten innumerables sentimientos positivos, podrán obtener la dicha que es el estado

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eterno del atma. Por consiguiente, tienen que comenzar realizando muchas buenas acciones.

El cuerpo les fue dado con el propósito específico de que realizaran acciones con él. Resulta imposible que transcurra siquiera un momento sin estar activos. Por eso los Vedas -las sagradas escrituras de la india- le dan tanta importancia a la celebración de actividades sacras como la adoración y el ritual. Empero, las acciones sacras no son sólo los sacrificios, la penitencia, hacer caridad, los cuales persiguen ciertos resultados. Hay acciones que se pueden llevar a cabo sin esperar ningún resultado. Las acciones ejecutadas sin preocupación por el resultado se llaman karma yoga.

Cuando se realiza una acción sin ningún deseo egoísta, se considera karma yoga. Es la acción más elevada y más sagrada de todas, y es la que pueden llevar a cabo en todo momento de su vida diaria. Remuevan su egoísmo. Échenlo fuera. Eliminen el deseo por el fruto. Cuando realizan una acción con esta actitud, su acción lleva el verdadero espíritu de sacrificio, se vuelve penitencia, se vuelve yoga. Los tres -el sacrificio, la penitencia y el yoga- conllevan la misma idea. Toda acción realizada debe de estar consagrada así. Incluso inhalar y exhalar son acciones y, en ese sentido, son karma. Sin karma, el hombre no podría vivir ni un minuto en el mundo. Pero el karma asociado al ego es chato y nocivo.

La comida genera pensamientos, sentimientos y acciones

Por todo lo anterior, realicen sus acciones en el espíritu de sacrificio, no para servirse a sí mismos. Los resultados pueden ser buenos o malos, benéficos y perjudiciales, según el tipo de acción que hayan emprendido. Las acciones en sí dependen del sentimiento egoísta o inegoísta con el que fueron realizadas. Los sentimientos, a su vez, dependen de los pensamientos que alberguen. Y éstos dependerán del tipo de alimento que ingieran. He ahí la secuencia que va del alimento a los pensamientos, de los pensamientos a los sentimientos, de los sentimientos a las acciones y de las acciones a los resultados. Los resultados, sin embargo, dan lugar a más sentimientos, sean de dolor o alegría, dependiendo de la naturaleza de las acciones, sentimientos, pensamientos y alimentos. Con lo anterior, pueden darse cuenta de la enorme importancia que tiene comer alimento puro e impecable.

Imaginen que un sabio hace un ritual védico encendiendo una pequeña hoguera, como prescriben las escrituras. El humo resultante dependerá del tipo de hoguera que se encendió. Se formará una nube del humo que surge. Al condensarse la nube, se forma vapor de agua y entonces caen unas gotas de lluvia. La cosecha depende de la lluvia, y el alimento que se consuma dependerá de la cosecha que se obtuvo. Por último, el cuerpo físico, siendo lo mismo que la comida, depende del alimento que se ingiera. Por consiguiente, incluso se puede rastrear la comida

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por el tipo de acciones, en este caso, la hoguera que se encendió para el sacrificio.

Enfóquense en la acción, no en el fruto

Si sus acciones son buenas, su nacimiento será bueno. Sus acciones son la causa originaria, su nacimiento, el resultado final. A este respecto, Krishna advirtió: “Pon toda tu atención en hacer cosas buenas; no te fijes en el resultado.” El resultado vendrá por sí mismo, pero ustedes fíjense en la acción.

En el pasado, ustedes incurrieron en cierta cantidad de acciones buenas o malas; como resultado, hoy tienen alegría o sufren con pesar las consecuencias. ¿Cómo librarse del dolor que resultó de sus acciones pasadas? Solamente pueden eliminarlo involucrándose en acciones buenas. Es por ello que los Vedas le dan tanta importancia a la acción. Las malas acciones deben de ser remplazadas por otras buenas, las cuales al tiempo los conducirán a hacer acciones totalmente desinteresadas, sin interés por el fruto. Su acción devendrá en karma yoga, que los unirá inexorablemente a la divinidad.

Si descuidan o desperdician sus acciones, toda su vida se volverá un desperdicio. Se les dio la vida para que acarreen buen karma, realizando actividades idóneas. Karma no significa realizar acciones únicamente con el cuerpo. El nombre mismo del cuerpo es karma. Puesto que incluso su cuerpo es el resultado de sus acciones precedentes, uno de los significados de karma es cuerpo.

El cuerpo es consecuencia de acciones; está relacionado con el tiempo, la circunstancia y la causalidad. Mas, ello sólo aplica al estado de vigilia. Durante el sueño, el cuerpo permanece inactivo, de manera que no hay ninguna acción, sólo la ilusión de la acción o maya. En los sueños, los sentidos están en reposo. En el sueño profundo, llamado estado causal, ni siquiera hay mente. Allende este estado se encuentra la fuente ulterior llamada la causa suprema, la causa original, que trasciende el estado causal. La causa original es la divinidad. He aquí un ejemplo para ilustrar.

Los estudiantes caminan hasta aquí desde el hostal, que está aproximadamente a un kilómetro de distancia. A las cuatro quince de la tarde, salen del hostal y antes de las cuatro y media llegan a la puerta del ashram. Les lleva más o menos quince minutos trasladar su cuerpo desde el hostal a este predio. Lo que los trae es el propósito de estuchar la charla de Baba. En cada acción que emprendan, habrá siempre los cuatro factores siguientes: tiempo, una actividad, una causa o propósito y un resultado. El tiempo aquí fueron quince minutos. La actividad consistió en caminar del hostal al salón de oración. El propósito fue escuchar la charla. El resultado será que santifiquen más su vida. De esa manera, pueden aprovechar el estado de vigilia para su progreso espiritual.

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Tiempo, acción, propósito y resultado sólo aplican al cuerpo

Ahora piensen que después de esta charla volverán al hostal. Después de cenar, se meten a la cama y se duermen. Entonces tienen un sueño. En el sueño se encuentran caminando en un boulevard de Paris. ¿En qué momento salieron del hostal para viajar a Paris y cuánto tiempo se tardaron en llegar? La pregunta no puede ser contestada. No hay un tiempo específico aquí. ¿Cómo viajaron a Paris para empezar? ¿Por barco o en avión? Tampoco hay respuesta. Ir allá no involucró ninguna acción específica. ¿Por qué fueron a Paris? No lo saben; no hay ninguna razón evidente. ¿Qué disfrutaron del viaje? ¿Cuál fue el resultado de la acción de ir? No se puede responder. Viajar allá no arrojó ningún resultado del que aquí se pueda discutir. Por lo tanto, en el estado del soñar no existe tiempo, acción, propósito ni goce de resultados. Nada de esto hay en el sueño.

Ahora, supongamos que poco después de conciliar el sueño, alguien viniera y los despertara; se levantaran y se percataran de que apenas estuvieron dormidos durante cinco minutos. En esos cinco minutos soñaron que iban a Paris. ¿Es esto posible? No es posible. Fue tan solo una experiencia mental. Nunca realizaron dicha acción, ni con el cuerpo ni con los sentidos. Dicha experiencia mental tiene que ver con su forma sutil, mientras que el cuerpo denso se relaciona con los cuatro factores: tiempo, acción, causa y circunstancia. Han visto que ninguno de ellos está presente en su experiencia mental o sutil del soñar. Gracias a los trucos de la mente, han creado todo un mundo ahí adentro.

La mente creó todo ese barullo de gente en el boulevard de Paris, todo el tráfico, y tantos otros objetos. La mente posee tal poder excepcional. Posee la extraordinaria capacidad de crear cualquier cosa, o destruir lo que sea, no sólo en el sueño sino en el mundo de la vigilia. Su mente es la responsable de todas sus acciones. Cuando le ofrecen tan poderosa mente al Señor, no sólo la mente sino todas sus acciones, todo lo que hacen van incluidos en su ofrecimiento. Cuando usan su mente para pensar en el Señor, todas sus acciones se vuelven sagradas.

Dirijan el deseo hacia la sabiduría para obtener la luz divina

Un gran sabio solía decir: “Si le cantas alabanzas al Señor y le ofreces una luz, dicha luz resplandecerá en el mundo entero.” Usan la flama de una lámpara para ofrecerle luz al Señor. Su mente, hecha de múltiples deseos, puede compararse al aceite, la mecha equivaldría a la sabiduría que han adquirido. Cuando juntan los dos, y usan su sabiduría para volver los deseos hacia Dios, obtienen la luz divina que se desprende de dicha unión.

Se necesita un sostén para el aceite y la mecha. Se puede ver el cuerpo como el recipiente que sostiene el aceite de los deseos y la mecha de la sabiduría. La

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dicha que experimentan es la luz que desprende la lámpara. Si sólo tienen la mecha e intentan encenderla, no se prende. Si desean encender sólo el aceite, tampoco lo lograrán. Pero cuando la mecha se junta al aceite, se puede prender para producir luz.

Otra manera de ver el aceite y la mecha es ver la acción o el trabajo, que se relacionan con la mente y los deseos, como el aceite. El buddhi o intelecto intuitivo, relacionado a la sabiduría, puede concebirse como la mecha. Cuando combinan los dos, la acción y el buddhi, en suma, cuando consagran todas sus acciones siguiendo los dictados del motivador interno, se destella luz. Es la eterna luz del atma. Cuando todas sus acciones se vuelven sagradas, tomarán conciencia de su propia verdad eterna y quedarán bañado por la luz del alto ser inmortal.

Ahora bien, la flama de la lámpara tiene ciertas características. Con la brisa, la flama titubeará. Cuando le cae agua, va a chisporrotear haciendo un ruidito. Si hay impurezas en el aceite, va a producir humo. También emana calor; si se la toca, quema. Y, dependiendo del tipo de aceite y del flujo de aire, la flama tendrá cierta coloratura. La flama posee todas estas características, pero no tienen relación con el fulgor que de ella emana.

El fulgor posee una sola característica, y es que envuelve todo lo que toca con su destello. La flama tiene ciertos atributos, pero el fulgor del arma sólo tiene uno: iluminar y retirar la oscuridad. La luz inmortal del atma baña por igual a las personas. Es una cualidad integradora. Mas, la flama de la vida exhibirá cantidad de cualidades individuales. Ello va a general cantidad de problemas.

Los tres tipos de acción

Existen tres tipos de actividades de acuerdo a los distintos aspectos de la flama de la vida. Están las acciones comunes que llevan a resultados comunes, los cuales a su vez darán lugar a más acciones y así sucesivamente, sin fin. Esto es como la vela que se consume normalmente un momento y al otro chisporrotea, o que destella distintos colores a diversas temperaturas.

Están también las buenas acciones que siempre dan buenos resultados. Son como la flama inmutable que brilla firmemente y sin titubeo. Corresponde a las actividades mediante las cuales cumplen correctamente con su deber mundano, empeñado en buenas causas, prácticas devocionales, etc. Todas ellas son buenas acciones pero acompañándolas habrá un claro interés de obtener resultados. En los Vedas se dice que incluso las más excelsas acciones realizadas con interés no los llevarán más allá del cielo. No se vayan con la impresión de que los cielos les concederán la inmortalidad; una vez que el mérito de sus acciones se agote,

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tendrán que regresar a la tierra. Así que el segundo tipo de acción a la larga también perpetúa el ciclo de nacimientos y muertes.

Por último, hay acciones que no tienen que ver con las características de la flama. Este tercer tipo de actividad es refulgencia pura, luz átmica. En ellas no hay ningún interés en el resultado. Ellas emanan de su naturaleza interna, su verdad más profunda que es divina. Aquí realizan todas sus acciones como ofrenda a la divinidad, reconociendo que la divinidad está en cada ser. Estos actos se consideran yoga y su práctica es karma yoga. La acción es pura pues no hay apego ninguno a las consecuencias.

Dense cuenta de que cuando hay interés en los frutos, su rédito pronto se agota y nuevas acciones deben de ser emprendidas una y otra vez en ciclos sin fin. Tomen por ejemplo un miembro del congreso que se postula. Si gana la elección, formará parte del congreso por cinco años. A medida que corre el tiempo, su puesto público expira y al término de cinco años regresa a casa. De manera semejante, los méritos que acumulan con sus acciones pueden compararse a este plazo de duración limitada. Al término del periodo tienen que volver a nacer.

Mientras duran los méritos acumulados disfrutan del cielo, pero en cuando se consumen tienen que descender a un nuevo nacimiento. Cuando Krishna le dictó su doctrina a Arjuna, le dijo: “En lugar de aspirar a resultados temporales de acción, lo que te mantiene atado al ciclo de nacimiento y muerte, aspira a la realización de tu divinidad suprema que es tu propio yo. Cuando sepas que la divinidad es el ser inmortal de todos y actúas en consecuencia, tus acciones estarán acordes con la voluntad divina y serán sagradas. Entonces no tendrás que volver a nacer. Pero en cambio, si tus acciones buscan los resultados, los que a su vez te conducen de vida en vida, y te perpetúas en el ir y venir, ¿cuándo podrías entonces alcanzar tu meta divina?” He aquí una historia para ejemplificar.

Aspiren al nivel supremo y jamás retrocedan

Un ladrón irredento fue atrapado cuando estaba robando y puesto en prisión. La corte dictaminó encerrarlo por seis meses. Pasó el tiempo y llegó el momento de volverlo a liberar. El carcelero le anunció: “Mañana en la tarde completarás tu castigo y habrás cumplido tu sentencia. Podrás prepararte para irte de aquí. Recoge todas tus pertenencias en la administración y disponte a salir.” El ladrón no quedó ni fascinado ni a disgusto al oír esto. Permaneció indiferente porque sabía lo que iba a suceder. Nada más dijo: “Que las cosas se queden aquí.”

El carcelero le preguntó “¿No quieres llevarte tus cosas?”, a lo que el ladrón respondió “No tiene caso que me las lleve. En uno o dos días estaré de regreso. Antes de lo que creen me verán aquí de vuelta. ¿Para qué me las llevo?” El ladrón sabía que iba a volver a robar, que sería atrapado y castigado nuevamente y, con certeza, volvería a caer en prisión.

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Sus acciones pueden compararse a las de este ladrón. Hacen cosas en la vida terrenal. Al tiempo deciden hacer puras cosas buenas, y obtienen resultados positivos. Se van al cielo. Cuando expira su tiempo regresan a la tierra. Krishna expresó: “El proceso de subir y bajar no es cosa buena.” Fue cuando le dio las enseñanzas sagradas a Arjuna para que éste buscara la verdad eterna y se quedara en ella. Una vez establecidos en el lugar permanente, establecidos en su ser inmortal, las acciones no podrán atarlos, ni habrá necesidad de que regresen. Se habrán establecido en la dicha permanente del atma. Las alegrías terrenales y celestiales no son sino pequeños átomos, comparados al estado permanente de exaltación.

XXXII. El yoga de la acción y el fruto

Krishna solía repetirle a Arjuna “Cumple con tu deber. Haz cosas que sean correctas. Pero no aspires a obtener el fruto de tu acción.” La intención de Krishna era la de convertir las acciones de Arjuna en sagradas, en karma yoga y así ayudarlo a alcanzar su meta espiritual.

Encarnaciones del amor:

En este mundo, todas las acciones se realizan en busca de recompense, o, dicho de otra manera, del fruto. Si las acciones no tuviesen algún resultado o fuesen compensadas de alguna manera, la gran mayoría de seres humanos no realizarían prácticamente ningún trabajo. ¿Qué objeción pone Krishna a que Arjuna aspire a obtener el fruto de su esfuerzo? Si casi todo mundo hace lo que hace esperando algo a cambio, ¿qué significado hay en que Krishna instruya a Arjuna a realizar sus acciones sin esperar recompensa? El único interés de Krishna es que todas las acciones de Arjuna se transformasen en yoga; en otras palabras, que Arjuna se alienase con la voluntad divina. Esto ocurriría al momento en que Arjuna se rindiese a Dios y le ofreciese todas sus acciones, y pusiera todos sus apegos en manos del avenir. Fue cuando su karma se volvió karma yoga.

Santifiquen sus acciones y libérense

Mientras obren con conciencia corporal, es decir, mientras se identifiquen como el hacedor de la acción, ésta no podrá ser karma yoga. Toda acción realizada en el ego -el sentido de “yo lo hice”- o en el apego -ese acto es mío-, sólo les traerá pesar a la larga. Dichas acciones resultarán en ataduras más fuertes. Sin embargo, cuando transforman sus acciones en yoga, se liberan de toda atadura. ¿Cómo es que la acción o karma se vuelve yoga? Toda acción llevada a cabo como ofrenda a la divinidad, sin un sentido protagónico y sin esperar resultados, se transforma en yoga.

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Numerosos problemas surgen cuando se actúa en el egoísmo. Por dentro pueden sentir “yo hice esta acción así que tengo que recoger los frutos de la misma. Lo trabajé así que merezco la paga. Estoy ciertamente autorizado a recibir la recompensa por mi esfuerzo.” Dichos sentimientos sólo refuerzan el ego, el yo-mi-me-conmigo. Y esto sólo tiende a aumentar, mientras el atma se va opacando y la dicha del atma, va disminuyendo. A fin de destruir por completo su egoísmo, Krishna mandó a Arjuna a transformar sus acciones en yoga.

¿Cuál es el mérito de transformar sus acciones en yoga? Tienen que ser impersonales; no identificarse con sus acciones o con los resultados de las mismas, sino concentrarse por completo en la acción misma, permaneciendo neutrales al resultado. En suma, obran porque es su naturaleza el hacerlo, ofreciendo todos sus esfuerzos a la divinidad interna, y sin ocuparse del fruto sino permanecer desapegados de él. Si se mantienen desapegados, su acción se volverá sagrada.

Está el ejemplo del rey Janaka quien demostró que si se llevan a cabo acciones sin codiciar el resultado y sin algún interés personal, los logros pueden de hecho ser grandiosos. Mientras gobernaba y cumplía responsabilidades en su reino, el rey Janaka hacía su trabajo como mero testigo. Como no tenía apego ninguno a los resultados, fue un rey sacro y, además, yogui.

Conviertan sus acciones en yoga

Toda acción que se ofrece al Señor y se realiza sin ningún interés se convierte en sacrificio y puede considerarse yoga. Pero cuando las acciones se llevan a cabo con un interés personal en los resultados, no es más que roga, que en sánscrito significa enfermedad. La raíz de toda enfermedad es el apego. Del apego sale el odio y la ira. Son los demonios que oscurecerá toda tu virtud humana.

Es igual para todo mundo; cuando el apego y el odio hacen su aparición en tu vida, exaltan todas tus tendencias demoniacas haciendo que olvides tu naturaleza humana. Por ello, Krishna instruyó a Arjuna “Realiza tu trabajo sin apego. Sé impersonal. Si llevas a cabo tu quehacer sin interés personal, el fruto de las acciones no te tocará. Es así como gobierno los tres mundos. ¿Podrás gobernar aunque sea un cuerpecillo de esta manera?

“Cultiva la firme fe en que al no ambicionar resultados podrás realizar grandes tareas. Pero si te apegas a los resultados de su trabajo, estarás expuesto a decepciones. Si obtienes los frutos que esperabas, te exaltarás. Si no, te vendrás abajo. Controla tus sentimientos de decepción así como de exaltación. Vuélvete sabio. No te quedes atrapado en ninguno de estos sentimientos.”

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Todo ser humano hace cosas. Todo mundo tiene un cuerpo justo para realizar trabajos. Para santificar su cuerpo deben de hacer sólo cosas buenas. Toda acción dará fruto. Dense cuenta de que la alegría de llevar algo a cabo es mucho mayor que la alegría que obtienen con el fruto de la acción.

Por ejemplo, durante un festival religioso una familia puede contemporizar y entonar cánticos con otros devotos, parientes y amigos. Mientras realizan su práctica y hacen su ceremonia no reparan en fatiga. Algunos que tenían fiebre ni siquiera se inmutaron, absortos como estaban en su práctica. Pero, una vez que se ha terminado el evento, se ve a la familia con claras muestras de cansancio.

La dicha de realizar el propio quehacer es mayor que la recompensa

Se sienten bien al realizar una acción, pero su satisfacción no es tan grande una vez que la tarea está completada. Se dejan engañar por la ilusión de que la dicha del fruto es grande, pero a decir verdad, no sienten ninguna alegría ante el resultado. La dicha que creen al obtener un resultado es un mero reflejo, una sombra de la verdadera dicha. Es una dicha fantasma. No es la dicha permanente que anhelan. Si las acciones son transitorias, ¿cómo podrían sus frutos ser más que sombras pasajeras?

Tal vez piensen que haciendo actos de caridad, haciendo el bien e involucrándose en buenas causas o participando en ceremonias auspiciosas o haciendo sacrificio, obtendrán la recompensa espiritual. Sin embargo, Krishna afirmó que el cielo es temporal. Así le habló a Arjuna: “Hay algo mucho más grandioso que el cielo. Desde luego, tienes que hacer el bien siempre. No digo que abandones tus buenas obras, sacrificios, austeridades, rituales y demás. No sólo es tu derecho sino tu deber continuar haciendo cosas buenas, pero hazlo teniendo tan solo el bienestar de la humanidad en tu mente. No albergues motivaciones egoístas. Haz todo desinteresadamente, preocupándote sólo de que todos los seres en todos lados tengan paz, bienestar y prosperidad.

“No te preocupes de llegar al cielo. Ponte una meta mucho más alta, allende el cielo. El cielo no durará más que lo que duran los méritos de sus acciones. Una vez que se agoten, tendrán que regresar a la tierra. De manera que dejen de anhelar el cielo, que es algo temporal. Cultiven la cercanía y cariño del Señor. Fúndanse con él; eso es lo que realmente importa. El principio de la divinidad es algo más grande que el cielo. Cuando entiendan el secreto de la acción y realicen todas sus acciones en el sentido correcto, podrán alcanzar la divinidad.”

El Gita trae sabiduría a la vida cotidiana

El Gita no les pide que renuncien a toda actividad mundana y volverse un sanyasin, un mendicante. Algunos creen que el Gita no debería de enseñarse a

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los niños, porque los jóvenes podrían querer renunciar al mundo e irse al bosque. Mucha gente tiene esta idea equivocada. Pero piensen en la cantidad de gente que ha estado enseñando el Gita. ¿Son acaso sanyasins? ¿Han renunciado a todas las cosas del mundo? ¿Acaso Arjuna, que escuchó el Gita directamente de Krishna, se volvió sanyasin?

El significado profundo del Gita debe de ser entendido en el contexto de la naturaleza humana, tal como éste se manifiesta en el mundo, en las actividades cotidianas. El objetivo más importante del Gita es poner la sabiduría antigua en el nivel de lo mundano, y elevar la vida mundana al nivel de la más alta sabiduría. El Gita trae el Vedanta a la vida cotidiana y eleva la vida diaria al nivel del Vedanta; no solamente introduce la filosofía y la espiritualidad a la vida de todos los días, sino lleva la vida diaria al nivel de la filosofía y la espiritualidad. Reconcilia espiritualidad con cotidianidad.

La existencia humana no solo involucra actividades ciudadanas diarias; no solamente consiste en ganarse la vida. El Gita enseña la santidad de la vida humana; lleva al hombre a su meta última. Le enseña cómo ganarse la vida de un modo que trascienda la condición humana y no lo conmine a nuevos nacimientos. No quedarán atados a sus acciones cuando se realizan inegoístamente, sin interés en los frutos. El Gita enseña cómo no apegarse a las actividades, deberes y posesiones. Lo que ocurre cuando viven en una actitud desapegada es que sus acciones se vuelven sagradas. El Gita no les pide que renuncien al trabajo; por el contrario, los anima a cumplir con su deber y llevar a cabo todas las actividades propias de su situación de vida. Mas, deben de consagrar su trabajo, ofreciéndoselo al Señor.

Tomen, por ejemplo, el trabajo de un cocinero. Los cocineros cumplen con su deber y hacen bien su trabajo si mantienen la mente en cocinar. Si, por el contrario, hicieran su trabajo sólo pensando en el dinero que van a ganar, no tendrían mayor interés en su trabajo y la comida no quedaría sabrosa. Se tiene que cocinar con amor y concentración en el trabajo y pensando en el bienestar de todos, sin reparo en la recompensa monetaria. Entonces la acción de cocinar se vuelve un servicio puro que a la vez nutre y santifica.

Del mismo modo, cuando llevan a cabo sus deberes, sean cuales fueren, concentrados en su trabajo, ofreciéndoselos a la divinidad, y sin interés en los frutos, sus acciones quedan revestidas de grandeza y santidad. En una actitud de desinterés por los resultados, su trabajo se vuelve firme, y ustedes progresan inexorablemente hacia su meta. Mas, cuando albergan un interés personal en el trabajo que hacen, tendrán altibajos, se sentirán frágiles y aumentarán sus deseos.

Krishna puso al rey Janaka como ejemplo ideal, ya que éste reinó sin un sentimiento de apego, alcanzando así la perfección. Algunas personas sólo ven lo de afuera. Pero otros han desarrollado la visión interior. Los que ven hacia afuera sólo se fijan en el mundo ilusorio. Los que tienen visión interior transforman la

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mente y llenan su corazón con sentimientos sagrados. Para obtener la visión interior, tienen que absorberse en su trabajo pero desapegándose del resultado, y ofrecer su tarea a la divinidad. He aquí una historia que ilustra el gran poder que tiene esta elevada práctica.

Janaka y Suka

En tiempo anterior a Krishna y Arjuna, el gran sabio Suka había entrado al reino de Janaka, y se hallaba viajando por la ciudad capital. El rey Janaka supo que Suka andaba por ahí mas no conocía el lugar exacto donde había acampado. El rey envió varios mensajeros en todas direcciones para obtener información sobre el paradero de Suka. Lo encontraron en un albergue en el bosque, cerca de la ciudad. Janaka fue junto con sus ministros a visitarlo, mas no se avecinó en calidad de rey o mandatario, sino como servidor del Señor. Hacía tiempo que Janaka había eliminado de sí toda traza de ego y, por tanto, se allegó en calidad de humilde buscador espiritual. Suka se encontraba dando una charla sobre cierto tema a sus discípulos

Durante la plática, Janaka se mantuvo de pie, escuchando con gran concentración. Cayó la noche. Antes de partir, Janaka fue a Suka y le preguntó: “Swami, ¿puedo venir todos los días para escuchar tu inspiradora palabra?” Suka replicó: “Janaka, la espiritualidad y la filosofía no son propiedad privada de nadie. Quien sea que se interese y disfrute la enseñanza, quienquiera que anhele alcanzar la meta, tiene derecho de recibir este conocimiento. Claro que puedes venir. Eres muy bienvenido.” Janaka volvió a palacio y regresó cada día a escuchar las pláticas.

Suka quiso demostrarle al mundo que el rey Janaka tenía visión interior, mientras que la mayoría de las personas sólo veían el exterior. Con ello en mente, se dirigió a un paraje sobre una colina, desde donde se veía la ciudad, y acampó. Ahí continuó sus pláticas sobre el Vedanta. Un día, el rey Janaka llegó tarde por atender sus responsabilidades de administración. Suka detuvo su discurso hasta que Janaka hubo arribado.

Suka no paró mientes en la gran audiencia que se había congregado y esperaba pacientemente que comenzara la charla. Para demostrar su interés, Suka preguntó por el rey Janaka e intentó indagar por qué no había venido. Asimismo, pidió a unas personas que fueran a buscarlo, mientras él mismo se paró en la carretera para otear si se aproximaba el cortejo real.

En eso, la gente comenzó a murmurar. Los discípulos, los ancianos y los jóvenes ahí reunidos comenzaron a susurrar entre ellos: “Miren a Suka. Se supone que es un gran sabio que ha renunciado a todo, pero no parece ser así. Está esperando al rey Janaka porque es un alto gobernante, y a nosotros no nos presta atención ni parece importarle mayormente su prédica.”

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Otro dijo: “Miren qué curioso el proceder de Suka. ¿Por qué le da tanta preferencia al rey? Para un sabio, ¿acaso debería haber diferencia entre un rey y los demás?” Por su parte, Suka se percataba de los decires de la gente. De hecho, se había conducido de este modo para darle a la gente una gran lección. Había transcurrido media hora. Luego una hora. Dos horas. Suka continuo esperando que llegase Janaka sin intentar siquiera dar comienzo a su plática.

El veneno debe de salir para que pueda entrar la enseñanza

Entretanto, aquellos cuyo corazón estaba algo contaminado dieron rienda suelta a sus celos y enojo. Todos los sentimientos negativos que yacían latentes en ellos comenzaron a salir. Era justo lo que quería Suka, pues las enseñanzas del Vedanta sólo podrían entrar en ellos una vez quedara desalojado el veneno. Cuando no hay nada en la cabeza, ésta puede llenarse con las sagradas enseñanzas. Mas, si la cabeza está llena de todo tipo de negatividades, ¿cómo podría entrar en ella lo sacro y puro?

Si no se vacía la cabeza de basura, jamás podrán entrar las enseñanzas. Suka pretendía que se manifestaran los sentimientos bajos. Quería que los estudiantes echaran la escoria fuera de su mente, pues sabía que mientras albergaran apego y sentimientos negativos, sus enseñanzas no podrían tener cabida en ellos. Entonces los hizo pasar por un proceso de purificación.

Entretanto, con gran ansiedad, Janaka se apresuró a escuchar la plática. Desde lejos, Suka supo que Janaka se aproximaba, pues nunca venía solo. Si bien a Janaka no le interesaba traer a ministros y sirvientes, éstos invariablemente lo acompañaban por razones de seguridad y protección a su rey. Pronto, todo mundo supo que el rey Janaka venía en camino. Al entrar al auditorio donde se impartía la charla, Janaka se postró ante el guru y humildemente se disculpó por llegar tarde. En seguida, extendió su tapetito y se sentó.

En cuanto esto ocurrió, Suka dio inicio a su discurso. Entonces el odio apareció en el corazón de los jóvenes discípulos. Sus rostros cambiaron por las emociones que contrajeron contra Suka y Janaka. “Miren a este Suka -pensaron para sí- sólo le interesa complacer al rey. Hasta ahí llega su tal Vedanta.”

El fuego que hizo aflorar el apego de los discípulos

Suka decidió darle una lección a todos los ahí reunidos que albergaban algún sentimiento negativo. Tras un rato, interrumpió intempestivamente su discurso y dijo: “Janaka, mira tu reino. ¡Prendió fuego!” El rey Janaka que, de ojos cerrados,

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estaba totalmente absorto en las sagradas enseñanzas, no reparó en las palabras. Había puesto toda su atención en el Vedanta, y de ello no se apartó.

Los demás presentes vieron las llamaradas y el humo que se elevaban por encima de la ciudad. Algunos discípulos, pensando en sus parientes y pertenencias, corrieron a la ciudad. Los apegos que habían permanecido ocultos, afloraron ahora manifestándose claramente.

Minutos más tarde, Suka le advirtió al rey Janaka: “El fuego se extendió ahora a todo tu palacio.” Pero el rey Janaka permaneció impasible ante la información, sin siquiera moverse de su lugar. Vivía un verdadero sentimiento de desapego e indiferencia a las cosas del mundo. Sólo abrazaba interés por el atma, y aparte de este embeleso, carecía de algún otro interés.

Entre quienes atendían la charla, se encontraban algunos maestros de reputación mundial. Suka deseaba demostrarles que podían ser grandes eruditos pero aún eran víctimas de sus apegos. Cuando los estudiantes vieron las llamas, se llenaron de preocupación y, volviéndose a Janaka, le rogaron: “¡Oh, Señor rey!, haz algo respecto a la terrible desgracia que tiene lugar más abajo!” Mas, Janaka había entrado en samadhi y estaba disfrutando de la beatitud del atma.

Por las mejillas de Janaka corrían lágrimas de alegría. Su mente, concentrad como estaba en pensamientos sacros, no se apartó de ellos un ápice. Observando el éxtasis de Janaka, Suka se sintió muy complacido. Tras un tiempo, los discípulos que se habían ido de la capital regresaron e informaron que en realidad no había habido incendio ninguno. Entonces Suka les dio la explicación de lo que había ocurrido.

Suka le habló así: “Miren, chicos, no dilaté mi charla dos horas por el hecho de que Janaka sea el rey, una figura importante. Postergué mi charla porque es una persona meritoria, un buscador verdadero, por quien vale la pena esperar. Es un hombre cuya ausencia de ego y orgullo, y verdadera humildad, dedicación y desapego, le dan el derecho a posponer un discurso.

“En lugar de dirigirme a cientos de personas que no se han esforzado en llevar la enseñanza a la práctica, prefiero hablarle a una sola persona que realmente merezca ser instruido, dado que ha incorporado los sagrados preceptos a su vida diaria. ¿Qué caso tiene enseñarle a gente adolece de apego y egoísmo? Es como arrojar una piedra en el agua. La piedra puede permanecer años dentro del estanque, mas no por eso absorberá una sola gota de agua

“Aunque sólo tuviese un alumno como Janaka, sería suficiente para que yo siguiese enseñando. ¿De qué sirven un montón de piedras brillantes? Con una sola gema auténtica que encontrase, bastaría. ¿Para qué tener diez hectáreas de tierra infértil, si se puede tener un terruño que es fértil y de producción abundante? Si un rey como Janaka puede alcanzar divinidad, podrá transformar todo su reino en un reino sacro y ejemplar para el resto del mundo.” Con esto, Suka convirtió a

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Janaka en rey divino a la vez que dio una valiosa lección a sus discípulos llenos de soberbia.

Krishna le dio una lección al mundo a través de Arjuna

Krishna tuvo la misma intención cuando le enseñó el Gita a Arjuna. Éste también era una persona sacra que se había hecho merecedor de la enseñanza debido a su carácter y elevados ideales. Él tenía control de sus sentidos y había adquirido gran poder espiritual mediante la penitencia. Había eliminado en buena medida los apegos mundanos. Tenía un intelecto desarrollado y era diestro en muchas artes. Y se había rendido a Krishna con auténtica humildad.

Krishna decidió que Arjuna estaba listo para obtener el conocimiento supremo, y resolvió convertirlo en un ser de gran sabiduría. Sabiendo que si Arjuna se corregía, el mundo entero se beneficiaría con ello, Krishna tomó gran cuidado en transmitirle las sagradas enseñanzas. Arjuna tenía el potencial y virtud para alcanzar gran estatura espiritual. Es por ello que ha recibido muchos nombres. Arjuna en sánscrito significa ‘el que es puro’.

Otro nombre que recibió Arjuna fue ‘el de corazón sacro’; otro fue ‘la joya de los hombres’. Él era una persona tan poderosa que podría, si lo quisiera, emprender acciones que aterrarían al mundo entero. Pero su pureza siempre lo mantuvo del lado del bien. Por su mérito, recibió el derecho de portar un arma que ningún otro hombre sobre la tierra sería capaz de empuñar. Originalmente, el arma le perteneció al Señor Shiva. Esta arma temeraria que le perteneciera a Shiva y más tarde al rey Janaka, en tiempos de Krishna devino el Gandhiva, el formidable arco de Arjuna. Por la gracia de Shiva, Arjuna obtuvo esta magnífica arma. En muchos sentidos, Arjuna fue un héroe notable. Por su nobleza y rectitud, Krishna lo escogió para transmitirle el Gita y beneficiar con ello a toda la humanidad.

Es a través de la boca que el alimento llega al estómago. Luego, a través del estómago, los nutrientes llegan a todo el cuerpo. Del mismo modo, así como el alimento llega a los miembros del cuerpo cuando se le ofrecen al estómago, el Gita fue entregado a una persona pura e inegoísta como Arjuna para luego llegar a toda la humanidad. Uno de los nombres de Arjuna es Parthiva, que significa tierra. Todos ustedes son hijos de la tierra. Dado que Arjuna representa a toda la humanidad, Krishna sintió que en su momento todo el mundo se transformaría al convertir a aquel en una persona sacra.

Acciones ordinarias, acciones desapegadas y acciones sagradas

Son más grandiosas las acciones que la persona realiza sin el sentimiento de ser el hacedor que aquellas en que la persona se siente el hacedor. Más grandiosas aun son las acciones que se realizan con total ausencia de egoísmo, ánimo impersonal y actitud totalmente indiferente o desapegada. Mas, cuando la acción

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se ofrece por completo al Señor, se vuelve ofrenda sacrificial y es aun más sagrada que todas las anteriores. Por ello, Krishna le ordenó a Arjuna ofrecer todas sus acciones al Señor. Cuando alcanzó dicho estado de evolución, esto es, proceder inegoístamente y ofrecerle toda acción al Señor, Krishna comenzó a transmitirle el Gita.

Al inicio, todo ser humano debe de realizar acciones y trabajar en las tareas para las que se ha preparado. Se tiene que estar activo para no cultivar la pereza. Un perezoso es alguien completamente inútil a la sociedad. Swami no acepta la pereza ni la fomenta. En el comienzo hay que llevar a cabo acciones comunes. Después tienen que pasar a la etapa de hacer sin un interés personal. Paulatinamente van transformando sus acciones en yoga; convierten el trabajo en adoración. Esta es una de las enseñanzas medulares del Gita.

El Gita le brindará a cada uno lo que esté preparado para recibir

El Gita ha difundido la verdad con el fin de destruir el egoísmo, el yo inflado, el orgullo, la posesividad, el apego, el odio y otros rasgos venenosos. A lo largo del proceso ha ayudado a todo tipo de gente a contactar su naturaleza sagrada. El Gita es como el árbol de los deseos; les dará lo que sea que deseen. El sentido que extraigan del Gita dependerá de su perspectiva personal y su nivel de desarrollo espiritual. Nadie puede decir que conoce el sentido correcto de un verso, ni tiene autoridad para afirmar que su interpretación sea la única verdadera.

Las enseñanzas del Gita pueden ser aplicadas por buscadores de todos los niveles. Por ello, el Gita puede describirse como el corazón del Vedanta. Es su esencia misma. El Gita es oro en polvo; es un camino tachonado de flores; es un apoyo para todo buscador y aspirante sincero; el Gita les permite permanecer a flote en el mar de la vida; los ayuda a superar los obstáculos y alcanzar su meta. Aquel a quien no le interese el Gita se pierde del verdadero propósito de la vida.

Sean cuales fueren sus sentimientos, el sentido que extraigan del Gita estará en correspondencia con su desarrollo espiritual. Por ejemplo, muchos devotos aquí conocen el canto sánscrito que se usa para invocar al Señor. El primer verso reza “al Señor de blanco”. El Señor Vishnu es el que es inmanente a todo. Él es omnipresente. Se lo describe de color cenizo. También se dice que tiene el color de la luna, blancuzco, que es lo mismo que decir cenizo. También se dice que tiene cuatro manos y un rostro encantador y sagrado, en el que no se dibuja ningún sentimiento de exaltación o repudio. Éste es el sentir de los creyentes, y en esta guisa le rezan al Señor. Los no creyentes pueden usar las mismas palabras, si bien la imagen descrita en tales términos puede ser completamente diferente.

La palabra sánscrita que da inicio a la invocación también podría referirse a alguien ataviado de blanco. Sea la situación que fuere ven al mismo ser, que no expresa sentimientos, de color cenizo y con cuatro miembros. Se podrían tomar dichos atributos y pensar que se está describiendo a un borrico. El animalito

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podría vestir jaez blanco; tiene cuatro miembros, es de color cenizo y una cara muy paciente. No está atado a ningún lugar; vaga libremente por las calles, frente a la casa, por doquier. Es el sentido que los no creyentes podrían darle a dicha descripción. Ya sea el alabado Señor o un modesto burro, depende de cómo lo vean, sean ustedes devotos o no creyentes, y ya sea que les interese o les resulten indiferentes tales expresiones.

De igual modo, el Gita tiene diferentes significados para distintos tipos de personas. Basados en sus sentimientos, ustedes interpretarán el sentido que resulte apropiado al nivel que han alcanzado en su camino espiritual. De modo que el Gita es un gran árbol de los deseos. Es una vaca celestial que da leche libremente. Pueden tomar de él el significado que gusten, la enseñanza que estén preparados para asimilar. Hay abundante agua en el océano, pero la cantidad de agua que puedan sacar de él dependerá del volumen del recipiente que traigan. El agua será la misma; la diferencia estará tan solo en el tamaño de la vasija. Entonces, pueden tener todos sentimientos diversos, pero el Gita sigue siendo uno.

El mensaje fundamental del Gita es el mismo para todos; su propósito sagrado es llevar a la humanidad a su divinidad. No se debe de tomar un libro sagrado a la ligera. Deberán abordar el Gita con profunda devoción y compromiso. Deben de cantar sus versos con sentimiento y comprensión auténticos. Y deberían de practicar diariamente al menos uno o dos de los preceptos que él da. Sólo entonces podrán sentirse completamente plenos en su vida.

XXXIII. Cultiven la visión interior

Ya sea que estén trabajando activamente en el mundo o se hayan retirado de él, lo más importante a tomar en cuenta no es el trabajo que están o no haciendo, sino hasta qué grado han sido capaces de desenraizar y eliminar las tendencias negativas arraigadas en ustedes.

Encarnaciones del amor:

El objetivo principal de todas las prácticas espirituales es eliminar las formas de pensamiento negativas, los hábitos impuros, las tendencias y predisposiciones, que en sánscrito se llaman vasanas, que han quedado profundamente arraigadas. Éstas se manifiestan en sus pensamientos y acciones como los demonios gemelos del odio y el apego, o la atracción y la repulsión. Tienen que liberarse de toda traza de estos daños que se fueron implantando en ustedes.

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No se puede huir de los enemigos internos

Si pretenden esconderse en el bosque o en una cueva sin haber eliminado a los enemigos internos entonces, les guste o no, sus tendencias latentes seguirán suscitando pensamientos negativos y provocando acciones perjudiciales. Las impurezas permanecerán cual semillas en su corazón, propiciando un río de pensamientos de gusto y disgusto, deseos e ilusiones. Resultado: acabarán olvidando su verdadera naturaleza humana.

El Gita nos enseña que es posible extirpar las tendencias arraigadas, en cuyo caso podrán realizar cualquier acción sin empacho del resultado. En ese sentido, las acciones en que incurran no podrán atarlos más. En suma, quedarán completamente libres del fruto de sus acciones. Quienes no comprendan dicho principio, y renuncien en cambio a cualquier actividad externa, se reducirán a la pereza más absoluta. El Gita ha advertido repetidamente que no hay cabida para la holgazanería en el mundo del espíritu.

Lo que el Gita desea enseñar es el yoga de la acción impersonal, que los desapega y libera de todo interés personal en sus afanes y los respectivos resultados. Implica trabajar a su máxima capacidad, con excelencia, pero orientando su acción en la conciencia divina y manteniéndose en ella. No podrán alcanzar tan alto nivel de desinterés en sus acciones ni renunciación a los frutos de su trabajo mientras las vasanas suscitadas por sus acciones pasadas no sean favorables a su progreso espiritual.

Transformen toda acción personal en acción desinteresada

Lo primero que necesitan es eliminar las tendencias negativas que motivaron sus acciones pasadas de beneficio personal, y los mantuvieron atados, y remplazarlas por cualidades nobles y positivas, relacionadas al trabajo desinteresado, no egoísta. Entonces, cuando hayan ingresado firmemente a la etapa del servicio desinteresado, y hagan sólo cosas buenas, podrán remontar otro escalón en el que renuncien a los frutos de sus acciones. De ahí, sólo queda elevarse al nivel de la ausencia total de ego, o yoga impersonal. En esa etapa, cuiden que sus acciones sean perfectamente puras para, así, ofrecerlas a la divinidad y seguir sus designios.

¿Cuál es el secreto de realizar trabajo? El Gita sostiene que solamente realizando acciones positivas y encomiables pueden eliminarse las tendencias negativas. Su enseñanza aconseja involucrarse exclusivamente en buenas cosas para purificar en definitiva el corazón. Aun más, la verdadera pureza de corazón sólo puede alcanzarse ofreciendo todas sus acciones al Señor. Deben de ofrecer a Dios todo cuanto hagan; sólo así quedará limpio su corazón. Escuchen el siguiente ejemplo.

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Cuando toman alimentos preparados a la usanza, son comida normal, y al ingerirlos ustedes quedan expuestos a sus daños o beneficios. Mas, si toman especial cuidado en su preparación para mantenerlo puro y entero, y lo ofrecen a Dios de todo, éste se vuelve alimento consagrado. A partir de ese momento, no será más comida ordinaria. Tomarla aportará bendiciones especiales como regalo sagrado del cielo que es.

De manera similar, todo lo realizado durante el día cae en la categoría de acción ordinaria. Mas, en la medida en la que ofrezcan sus acciones a Dios, por pequeñas que éstas sean, no para agradarse a sí mismos sino al Señor, se convertirán en actos consagrados. En suma, el karma deviene en karma yoga. Sólo a través del karma yoga podrán liberarse de toda tendencia negativa y purificar su corazón.

Purifiquen sus acciones antes de ofrecerlas a Dios

¿Qué tipo de acciones deben de ofrecerse a los pies del Señor? ¿Qué tan sagradas deben de ser? Cuando le regalan un objeto común a alguien, ven previamente que tenga alguna utilidad o valor, que sea puro y deseable. En suma, procuran que sea recibido con júbilo por la persona. Si tienen esas consideraciones para regalarle a una persona, ¡cuánto mayor cuidado deberían de tener al ofrecerle algo al Señor! ¡Qué puro y satisfactorio tendría que ser su ofrecimiento! No todo objeto o acción resulta digno de ofrecerse al Señor. Antes de ofrecerle algo, deben de constatar que sea puro y consagrarlo para tornarlo meritorio. Entonces será propicio como ofrenda.

Por ejemplo, si desean ofrecer una rosa a Dios, deben primero de escoger un botón hermoso y fragante. Lo limpian de insectos; le quitan las espinas, y podan las hojitas mustias, haciendo que su ofrenda sea lo más pura y hermosa posible. Sólo entonces la ofrecen al Señor. Cada acción que realicen debe de ser como la flor que le ofrecen a Dios. Así como la fragancia es inherente a la flor, sus acciones también deben de estar saturadas de la fragancia del amor y lo sacro. Tal como la flor que ofrecen es bella y pura, sus acciones deben de ser buenas y puras. A eso se le llama karma yoga. El Gita insta a las personas a ofrecer solamente dicho tipo de acciones al Señor.

Tienen que saber discriminar las acciones sabias de las no sabias; para ello deben de comprender la diferencia entre sabiduría e ignorancia. Tienen que expandir su sabiduría hasta que se funda en la sabiduría cósmica y divina. Quien quiera experimentar a Dios deberá desarrollar esa sabiduría, junto con otras importantes cualidades.

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Las características de un ser iluminado

Las cualidades que una persona dotada de sabiduría espiritual debe de tener son: paciencia, determinación, pureza de cuerpo y mente, amor desinteresado, permanente lucidez y anhelo de divinidad, así como las seis cualidades conocidas como el tesoro espiritual: control de la mente, control de los sentidos, renunciación a los deseos egoístas, perseverancia e indiferencia a los opuestos como dolor y placer, fe inquebrantable en las sagradas enseñanzas y satisfacción personal, basadas en una mente firme y sólida.

Paciencia y tolerancia están entre las cualidades más importantes que una persona debería de practicar y conquistar. Muchos reyes fueron destruidos porque pusieron de lado la paciencia. Incluso hay grandes sabios que perdieron todo su mérito espiritual por descuidar esta cualidad. Innumerables eruditos se vinieron abajo porque pasaron por alto tan invaluable atributo. Puede decirse que la paciencia es el escudo y armadura más importante para enfrentar las batallas de la vida. Pueden perder rápidamente sus otras cualidades humanas si pierden la paciencia. Como han visto, la paciencia es un signo fundamental de grandeza; sin paciencia sería imposible llegar a iluminarse.

Para poder llegar a tener paciencia, la condición previa es ser de naturaleza resuelta, es decir, tener determinación y firme decisión. Ahora bien, la naturaleza resuelta no debe de entenderse como necedad estúpida. En cuestiones espirituales, firmeza y naturaleza resuelta se refieren a tener la mente libre de ilusión e inestabilidad.

Encuentren los obstáculos que encuentren, surjan los problemas que surjan, si tienen una naturaleza resuelta no cejarán en las tareas que se han propuesto hasta cumplir su meta final. Si carecen de determinación, no hay base para desarrollar paciencia y expandirla. La paciencia y la determinación trabajan juntas; una no puede existir sin la otra. Sin determinación, la paciencia no tiene pie, y sin paciencia, la determinación deriva en arrogancia.

Ahora consideremos la pureza. Así como realizan una serie de actividades para purificar el cuerpo, tienen que llevar a cabo múltiples acciones para purificar su mente. A través de estos actos pueden remover los apegos y deseos que han contaminado su mente de egoísmo. Cuando logren eliminar estas fallas de carácter podrán tener auto control. Del mismo modo en que una tortuga puede sacar sus miembros y salir de su concha o permanecer retraída dentro de ella, ustedes tendrían que ser capaces de controlar sus sentidos y usarlos sólo cuando sea necesario. El Gita afirma que estar en control es también cualidad fundamental de una persona sabia.

Por sus acciones, la persona revela su naturaleza interior

Es en la acción o área del karma que se revela de manera más patente el carácter y el tipo de ser humano que la persona es. Por eso reviste tanta importancia que

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realicen todas sus acciones sin apego al resultado. Igual que un espejo revela la fisonomía de su cara, sus acciones revelan el tipo de sentimientos que llevan dentro. Al tratar a la gente, pueden fácilmente descubrir el tipo de personas que son, a partir de sus acciones.

La gente puede dar la impresión de ser justa, serena y ser de talante suave; es decir, pueden aparentar ser de naturaleza sátvica. Pueden dar la impresión de estar dispuestos a sacrificar sus intereses personales, haciéndoles creer que están dotados de gran corazón; y sin embargo sus acciones pueden revelar lo contrario al carecer de amor, compasión y consideración por los demás. Las acciones de la gente pueden revelar una naturaleza animal o incluso demoníaca. Las acciones delatan la verdadera naturaleza de un individuo.

Algunas personas pueden dar la primera impresión de ser crueles. Pueden parecer toscas, tajantes, carentes de civismo y buenos modales. Pueden aparentar ser muy rajásicas o incluso tamásicas, que corresponden a las cualidades animales mencionadas previamente. Mas, si en sus acciones, muestran compasión y otras grandes virtudes humanas, ustedes deberán concluir que realmente son de naturaleza sátvica. Entonces si desean evaluar si una persona es de naturaleza sátvica, rajásica o tamásica, si su interior es sereno y desinteresado, o ávido de deseos y con tendencia a la negatividad, perezoso, vicioso y perverso, sólo observen sus acciones. Las acciones de las personas inexorablemente revelan su naturaleza.

El Gita señala el tipo de acciones que deben de llevarse a cabo en la vida. No les pide renunciar a todo asumiendo el sanyasa, desapegándose de absolutamente toda posesión mundana y retirándose al bosque. El Gita más bien muestra que es deber y responsabilidad de cada ser humano dedicarse a cosas útiles para los demás. Más aun, el Gita proclama que el secreto de la vida humana es reconocer y seguir el camino del dharma, lo que significa involucrarse en acciones desinteresadas y sacras que promuevan el bienestar del prójimo.

El Gita afirma que la vida humana involucra acción necesariamente; ni siquiera podrían tenerse en pie si abandonaran toda acción. Por lo tanto, el ser humano, así como el aspirante, deben de tomar parte en el campo de la acción y del trabajo. Empero, sus acciones deben de ser sagradas y apegarse al principio del dharma.

Deben de convertir sus actividades en karmas que sean útiles a otros. Tienen que realizar acciones que sean ideales, y practicarlas sin ningún interés personal. No deben de actuar por impulso o deseo compulsivo, sino con afán desinteresado y desapegado. Sólo entonces sus actividades podrían considerarse sátvicas. Las personas comunes no saben llevar a cabo acciones completamente desinteresadas. Por eso tienen que orientar su actividad en el sentido de experimentar a Dios. Cuando este propósito se vuelve la base de su actividad cotidiana, el karma deviene en yoga. Ello los conducirá directamente hacia la meta ulterior: hacerse uno con la divinidad.

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El poder de la ilusión y sus dos fuerzas poderosas

Entreverada en todas sus actividades está la maya o ilusión, prestes a frustrar sus esfuerzos por alcanzar su meta espiritual. Dos son las fuerzas que constituyen la maya: el poder de velar y el poder de proyectar. Éstos mecanismos no tienen una forma particular. Consideren primero el poder de velar o encubrir. ¿Cómo encubre la maya?¿Con qué oculta? ¿Cómo pueden ustedes conocer lo que ha sido ocultado? Si el mecanismo no tiene forma en sí, ¿cómo oculta las cosas? ¿Cómo puede ser removido? Son todas preguntas sin respuesta.

Maya es misteriosa e inexplicable. El engaño y la confusión son parte de su naturaleza. Imagínense un pedazo de cuerda sobre el suelo. En la oscuridad, ustedes la pueden tomar por una serpiente. ¿Qué es lo que oculta la cuerda? Intenten descubrir lo que ocurre. De pronto se llenan de miedo pues creen que hay una culebra en el suelo, frente a ustedes. No fue mas que su mente la que transformó la cuerda en la serpiente que causó su miedo. ¿Cómo es que una cuerda se puede convertir en algo que no existe y nunca ha existido? Ese es el engaño.

¿Bajo qué circunstancia influye en ustedes la ilusión? ¿Es en la penumbra o en la oscuridad cuando creen ver una culebra en lugar de cuerda? En la oscuridad son presas del engaño. En realidad, no hay tal serpiente, pero la ilusión obnubila la mente y distorsiona la percepción. La ilusión es maya. Al aluzar el área se dan cuenta de que no hay ninguna serpiente, sólo una cuerda en el suelo. En la luz, la ilusión desaparece y el objeto verdadero se revela.

Lo que existe siempre va a existir y nunca dejará de existir. Permanece sin cambio por siempre. No puede haber ni la menor variación en su existencia. Lo único que varía es la ilusión que va y viene. La forma que toma la ilusión es la segunda poderosa fuerza de maya, el poder de proyectar, que pone cosas imaginarias sobre el telón perenne. En este caso, lo que se proyectó fue la serpiente. En otro momento será otra cosa.

Estados de ánimo, penas, placeres, van y vienen. Son como los parientes que vienen a visitarlos mas no se quedan en definitiva. Del mismo modo, la maya va y viene como una ilusión en la mente de los seres humanos. La ilusión mental que encubre la cuerda es el poder de velar. La ilusión mental que transforma la cuerda en serpiente es el poder de proyectar. En la luz, la cuerda se ve como cuerda, entonces desaparece la serpiente. Los dos aspectos de maya tienen lugar en la oscuridad, y se esclarecen en la luz.

El poder engañoso de maya puede ser eliminado para siempre

¿Estos dos mecanismos de la ilusión se presentan al unísono, o surgen en distinto momento? La capacidad de velar y la capacidad de proyectar pueden darse al

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mismo tiempo u ocurrir en distinto momento, como sucede en el sueño profundo cuando sólo está activa la velación. La maya es inexplicable. No tiene comienzo, pero puede terminar en cualquier momento. Cuando la luz de sabiduría brilla sobre ella, maya desaparece. Entonces la realidad inmutable y fundamental queda revelada. Al transmitirle esa gran enseñanza a Arjuna, Krishna pudo liberarlo de la ilusión para que su propia luz interior pudiese resplandecer.

Por el momento, ustedes sólo pueden abarcar el entendimiento superficial y la visión exterior. Sin embargo, lo que es importante es la visión interna, que es real y sagrada. Pierden de vista la verdad, que es su propia realidad, pues sólo prestan atención a la visión externa y se olvidan de la visión interna y perenne. La misión de Dios es restaurar la visión interna y sagrada. Y es lo que hace cuando encarna como avatar.

Krishna señaló a Arjuna: “Querido, sean cuales fueren las acciones que realices mientras estás en la tierra, recuerda que son impermanentes. Con el tiempo, descubrirás que todo en esta vida es temporal. Tanto tus relaciones, como tus apegos, tus logros, el sentido de individualidad que han desarrollado, todo va a desaparecer. Todo es barrido en el fluir del tiempo. Si tratas de atrapar las cosas y aferrarte a lo que de suyo está siendo arrastrado por la corriente, ¿cómo podrías salvarte? ¿Qué posibilidades tendrías de alcanzar la perfección que no es afectada por la corriente, y que no sólo no es tocada por el tiempo, sino que lo domina?

"Arjuna, las cosas a las que te aferras son arrastradas por la corriente. Convéncete de que al apegarse a las cosas temporales estás desperdiciando tu vida, y echando a perder la sagrada oportunidad que se te ha dado para que alcances el estado supremo que es tu verdadera realidad. Ríndete a la divinidad, céntrate en el ser que mora permanentemente en tu corazón, y seguramente alcanzarás la dicha eterna.”

Un corazón puro está libre de apego e ilusión

En ese tenor Krishna instó a Arjuna a liberarse de los apegos e ilusión que lo obnubilaban. Señaló: “Arjuna, tienes que purificar tu corazón y retirar el velo de ignorancia que te obnubila. Emprende el camino de la rectitud, trabaja en beneficio del mundo, y ofréceme todos tus actos y tu ser mismo.”

No existe otro camino real para que la vida humana tenga un despertar espiritual que el karma yoga, que es consagrar las propias acciones. Podrán ingresar al camino devocional únicamente después de haber echado fuertes cimientos a base de acción correcta.

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Sólo tras haber purificado sus sentimientos y cultivado la devoción, podrán ingresar al camino de la sabiduría y, de ahí, alcanzar el nivel supremo que es la realización en Dios. El campo de la acción es donde se realiza el trabajo de base para aspirar a los más excelsos niveles del espíritu; o bien precipitarse a las profundidades más hondas. Sus buenas o malas circunstancias están inextricablemente ligadas a sus acciones.

Pueden llevar a cabo sacrificios y rituales prescritos por la liturgia. Mas, como se dijo, lo más lejos que éstos los llevarán será el cielo. Krishna le señaló a Arjuna que existía un nivel allende el cielo y mucho más sagrado; le dijo: “No consideres el cielo como un lugar permanente.”

“Cuando el fruto de tus méritos se te agote en el cielo, aún tendrás que regresar a la Tierra. El cielo es un espacio temporal en el que no se puede vivir permanentemente. Tal vez pienses que en el cielo podrías disfrutar de placeres mentales y corporales. Mas, en realidad, los placeres que se obtienen allí son apenas mayores que los que se pueden obtener en la Tierra.

Existe un lugar infinitamente más sagrado. Lo puedes alcanzar identificándote con Dios, asociándote con el atma, fundiendo tu ser individual con tu yo supremo y eterno. Para remontarte a este nivel, deberás liberarte de todo deseo y sentido del yo; deberás realizar todas tus acciones sin contemplar el fruto.”

Acciones sin apego al fruto

Siempre que realicen una acción, habrá una consecuencia o resultado. Mas, no hay una regla que dicte que sólo ustedes podrán disfrutar el fruto de sus acciones. Un abuelo puede plantar una semilla que, a la larga, se convertirá en árbol. El anciano muere antes de que el árbol dé fruto. Pero el fruto del árbol será disfrutado por sus nietos, tiempo después. He aquí el caso de una persona que no disfrutó del fruto de su acción, sino fue su descendencia quien viene a disfrutarlo.

Puede ser que el abuelo haya plantado el árbol sin ninguna expectativa de disfrutar personalmente el fruto; asume la tarea de plantarlo con la visión magnánima de que generaciones por venir puedan obtener su fruto. Así, el fruto de su acción magnánima es cosechado por futuras generaciones.

¿Qué fue lo que motivó al anciano a plantar el árbol? Pudo haberlo hecho con la motivación ligeramente egoísta de que miembros de su familia lo disfrutaran. Mas el egoísmo de hacer las cosas sólo para su goce personal es mucho más básico y nocivo que el matiz egoísta de la acción del abuelo. El impulso que los lleva a realizar acciones fundamentalmente para el beneficio de los demás es mucho más noble que el sentimiento estrecho y egoísta de hacerlas en beneficio propio. En ese sentido, la acción del abuelo es muy superior a la de un individuo que obra para sí mismo.

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Claramente, existe una acción aun superior que rebasa toda consideración personal y es aquella que se le ofrece a Dios. Es la mayor de las acciones a la que deberían de aspirar. Habrían de realizar todas sus acciones desinteresada e inegoístamente, ofreciéndolas a Dios, sin esperar recoger ninguno de los frutos. Ese es el verdadero yoga.

Ir de la acción ordinaria al buddhi y de ahí al karma yoga

Usar su intelecto para planear una acción que va a beneficiar a otro, como era el caso del abuelo al plantar el árbol que disfrutarían generaciones futuras, puede llamarse de buddhi yoga. En buddhi yoga, las personas se cuestionan sobre las consecuencias de sus acciones, en ese sentido basan sus acciones en la capacidad de razonar. El intelecto se eleva más allá de la mente básica y los sentidos. Mas, en él existe todavía un toque de egoísmo.

Cuando estén completamente libres de egoísmo, y el resultado de sus acciones les sea indiferente, y trabajen con eficacia y esmero pero sin apego ni deseo, ofreciendo su esfuerzo a Dios, estarán practicando karma yoga; que es muy superior al buddhi yoga. Es difícil que gente común y corriente alcance este nivel. Ello no significa que deberán renunciar al intento. Si lo hacen de corazón, poniendo todo su esfuerzo, con la gracia de Dios, podrán lograr lo que aparentemente es imposible. Si persisten en su esfuerzo, podrán con la práctica alcanzar el nivel del karma yoga en todas sus actividades.

Para lograrlo, tienen que cultivar la visión interior. Para poder alcanzarla, deben de mantener el firme principio en la mente de que: por intensa que sea la búsqueda -en este mundo o en el mundo de su imaginación, o en cualquier otro mundo- lo único que verán es la variada combinación de los cinco elementos, sea en su forma sutil o densa. En el lugar que fuere, esto es lo único que podrán encontrar. Jamás podrá haber nada más; no existe ningún sexto elemento.

Los cinco elementos son reflejo del ilimitado resplandor de Dios. Son el aspecto de Dios, que tiene por base el principio divino. Por ello, realicen todas sus acciones plenamente conscientes, contemplando las cosas del mundo no como las múltiples y variadas formas y nombres que aparentan ser, sino como meras combinaciones de los cinco elementos fundamentales, activados e iluminados por el principio divino. Cuando lo sepan, y contemplen las cosas del mundo como la manifestación de la divinidad, sus acciones se volverán automáticamente ofrendas a Dios.

Si tienen esta elevada idea en mente al actuar, estarán desplazando su mirada de la limitada visión exterior a la visión interior y liberadora. Reflejar de esta manera a la divinidad omnipresente es la mejor manera de cultivar la visión interna, la cual los conducirá al karma yoga. Dicha visión interna ocurre raramente en las

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personas; incluso los grandes pandits y eruditos sólo están versados en la visión exterior. He aquí una historia para ilustrarlo.

Astavakra y la asamblea de eruditos

En una ocasión, el rey Janaka convocó a una asamblea de grandes eruditos. En ella participaron académicos de lo más destacado. Pandits famosos vinieron de todo el reino. Renombrados eruditos altamente versados en la palabra acudieron también. Se dieron cita gran número de personas, capaces de impresionar al mundo con sus proezas intelectuales y verbales, en el salón de palacio. En la asamblea se codeaban tan colosales gigantes del saber que no había lugar para las personas ordinarias.

El mismo rey Janaka presidió las reuniones diariamente. Entre los notables asistentes, sólo a los más destacados se les concedió la palabra para que expusieran sus ideas. Mientras se llevaba a cabo la augusta asamblea, Astavakra -un muchacho de cuerpo contrahecho- intentaba ser admitido. ¿Pero quién lo dejaría entrar? Su nombre no tenía credenciales ni recomendación ninguna. No contaba con el respaldo de algún alto maestro o tutor. Sólo contaba con su enorme fe en Dios.

Quien quiera que haya puesto profunda fe en Dios no tendrá que enfrentar dificultades insuperables. Puede ser que de momento haya algunos obstáculos pero al final siempre tendrá éxito. Tres días Astavakra esperó a la reja del palacio de Janaka por la que desfilaban los que iban a participar en la asamblea. En lo que aguardaba, Astavakra observó a los eruditos que se allegaban a la reunión. Si bien, sólo reconocidos hombres de conocimiento eran admitidos, Astavakra no estaba dispuesto a declinar su deseo de participar en las deliberaciones. “También tendré mi oportunidad” se dijo, y continuó esperando pacientemente a la puerta, día tras día.

Un erudito había estado observando a Astavakra parado frente a la reja, cada vez que salía de o entraba a palacio, en la mañana como en la tarde. El bondadoso letrado le avisó al rey Janaka que hacía días había un muchacho a la puerta esperando poder entrar a la asamblea, si bien no tenía las calificaciones para ser admitido. Le informó al rey que no se trataba de un anciano sabio, ni de mediana edad, sino de un joven que no parecía tener mucha experiencia ni portaba algún distintivo de mérito académico, ni había sido personalmente recomendado por ningún pandit. En suma, nada se sabía de él o sobre su preparación excepto que se la pasaba esperando afuera.

El rey Janaka mandó a sus empleados a traer al chico. Poco después que el rey Janaka tomara asiento, dio comienzo la reunión en el mayor aire de solemnidad y sacralidad. Astavakra entró al salón. Cuando los eruditos ahí reunidos repararon

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en el muchacho de tan deforme traza, dieron en reír. El rey Janaka, que miraba a Astavakra entrar, no rió.

Astavakra, barriendo la cabeza, echó un vistazo a todo el auditorio, tras lo cual, inesperadamente, comenzó a reír más fuerte aun que los presentes. Las carcajadas de Astavakra eran inadmisibles en el lugar y causaron gran sorpresa, lo cual los puso en situación difícil. “¿Y por qué ríe de nosotros este joven granuja? -pensaban- ciertamente nosotros tenemos razón de reír de su pinta, mas no hay nada raro en nosotros, así que ¿de dónde viene toda esa risa?” Estaban francamente desconcertados y molestos ante lo que consideraron impertinencia por parte del muchacho.

No es poco común que cuando la gente común y corriente ve a alguien con un defecto físico que le da aire contrahecho, o bien, inusual, sueltan la risa. Tan baja conducta sólo puede ser considerada un signo de ignorancia. Es totalmente diferente de la risa inocente de un niño. Un pequeño le puede sonreír a cualquiera, sin importar su apariencia. Si el pequeñín sonríe, las personas al verlo se sonríen con él. La sonrisa infantil, que contagia a todo aquel que la mira, radica en la sacralidad de la inocencia. Mas, en aquel auditorio, las risas con las que se deparó Astavakra eran bien distintas de lo que sería la inocente risa de un niño. El auditorio estaba a reventar de distinguidos académicos y personas de logro excepcional; mas entre ellos no se veía nada parecido a la inocencia infantil.

Los sabios asambleístas estaban ansiosos por descubrir por qué el chico de tan extraña catadura que acababa de entrar reía tan desenfadadamente. Uno de los académicos osó dirigirle la palabra a Astavakra: “Oye, extraño, ¿tú quién eres? No te conocemos. Cuando entraste y vimos tu aspecto nos movió a risa. En respuesta, tú reíste más fuerte aun. ¿Cuál es la razón? ¿Qué es lo que te parece tan irrisorio de los letrados que aquí estamos congregados, pues no has parado de reír siquiera un momento?”

Sin la visión interior, los eruditos no eran sino zapateros

Astavakra replicó: “Entré aquí pensando que se trataba de una asamblea convocada por el famoso emperador Janaka para discutir las sagradas escrituras. Si hubiera sabido qué tipo de gente asistiría a la reunión, no me habría molestado en venir. Esperé pacientemente varios días para entrar pensando encontrarme con los más excelsos eruditos vivos. Me había hecho la ilusión de poder departir con tan grandes almas. Pero desgraciadamente no veo aquí más que zapateros remendones, pega-suelas y trabajadores del cuero.”

Cuando escucharon esto, los eruditos se enfurecieron e indignaron, al sentirse ofendidos por Astavakra. Mas éste continuó su arenga: “’Zapatero’ es una palabra que los describe bien. Sólo quien trabaja con cuero se preocupa de la calidad de la piel; a otros les daría igual. Ustedes se están riendo de mi cuero y han decidido

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que no vale gran cosa. Con todo, ninguno puso el menor empeño en enterarse de mi preparación espiritual. Un pandit debería de saber que el trabajo es interno, pero ustedes parecen estar más preocupados por el forro que por la cosa. Si no han desarrollado la visión interna y sólo les preocupa la vista superficial de las cosas, no pueden considerarse sabios de ninguna manera. Por lo tanto, no son más que zapateros remendones, especialistas en cuero.” Así habló Astavakra.

Los letrados, avergonzados, bajaron los ojos. El rey Janaka, que había entendido muy bien las palabras de Astavakra, lo invitó a tomar asiento en la asamblea y más tarde le dedicó varios honores. Lo mismo que ocurrió entonces, ocurre en la actualidad en todo el mundo; por estudiada que sea la gente, sólo han cultivado la visión exterior. No se molestan en cultivar la visión interna. Cuando ven a una persona, reparan en sus facciones físicas, su riqueza, su estatus, su educación. Pero cuando Dios analiza a una persona, se fija en su pureza interior y en la paz que alberga en su corazón. Debe de cultivar visión y paz interior. Sean cuales fueren las circunstancias, no se enojen; den tiempo a que afloren los sentimientos más nobles que hay en ustedes.

Dejen que la persona expulse el veneno sin interferir

Supongamos que alguien los insulta. ¿Qué tienen que perder con el insulto? No respondan airados ni alterados a los insultos. Si mantienen la calma, la ira de la otra persona puede disolverse. Mas, si intentan contravenir sus fuertes emociones, impidiéndoles desahogar su rabia, puede desembocar en una situación hasta peligrosa. Por ejemplo, si alguien está enfermo y siente náusea, depone el contenido de su estómago. ¿Para qué vomita la gente? Se debe a las impurezas y sustancias tóxicas que ingresaron en su estómago. Dondequiera que haya impurezas, habrá gérmenes o sustancias venenosas y, con ellos, sobrevendrá la enfermedad o la merma de la salud. Por ello, lo más importante es que no entren impurezas a su sistema.

El cuerpo está diseñado para expulsar inmediatamente cualquier toxina que ingrese al organismo. Cuando el cuerpo reacciona naturalmente vomitando las sustancias venenosas, sería contraindicado dar medicamento para detener el vómito. Si se administra medicamento, las toxinas no serán expulsadas; se quedarían en el estómago y pronto invadirían todo el organismo.

Por eso, debemos de permitir que salgan todas las impurezas en lugar de obstruirlas con medicamento anti náusea. Una vez arrojadas las impurezas, se podrán administrar los medicamentos.

Tras vomitar, las personas se suelen sentir muy débiles. Es entonces cuando obedecen cualquier cosa que ustedes les pidan. De manera que éste es el mejor procedimiento cuando alguien esté arrojando veneno. Lo mismo aplica cuando alguien está sumamente enojado y está vomitando el veneno que lo enfurecía. No

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se lo impidan. Déjenlos decir lo que quieran decir. Hasta que no saquen todo, ustedes deberán permanecer calmos. ¿Para qué exponerse al estado perturbado de la otra persona? En lugar de molestarse, su paciencia fomentará paz y sosiego en ustedes. Esto es lo que se llama experimentar el cielo, esto es, mantener la ecuanimidad y la compasión en toda circunstancia. ¿Por qué negarse a sí mismos tan dichosos sentimientos?

La paciencia es una cualidad sumamente importante. De todas las buenas cualidades que alguien pueda tener, la paciencia y la tolerancia ocupan el primerísimo lugar. Baba ha repetido a menudo que la tolerancia es la verdad, es rectitud, es no violencia; la tolerancia es felicidad. La tolerancia vale por todo lo que puedan encontrar en todos los mundos. Si una persona es tolerante, podrá adquirir todas las otras cualidades importantes como el control mental, el control de los sentidos, la renunciación, la entereza, la fe y el equilibrio. Todas ellas conforman la pureza interior.

Usan agua y jabón, polvos y perfumes varios para mantener su pureza exterior. Del mismo modo, cultiven estos seis tesoros espirituales en la práctica diaria para purificarse internamente. La pureza interior es sumamente importante, más aun que la exterior. El Señor está presente tanto adentro como afuera. El lugar donde mora el Señor debe de mantenerse puro tanto dentro como fuera. De ese modo, el Dios interno se proyectará en el lugar donde se encuentren.

Los seis tesoros espirituales

Krishna le enseñó a Arjuna todas las cualidades que pueden tornar a una persona un ser ideal y lleno de sabiduría. Se han mencionado anteriormente, pero analicémoslas de nuevo. Son:

1. paz mental2. control de los sentidos3. renunciación a los deseos4. entereza a toda prueba significa que sea cual fuere la circunstancia, se

mantendrán centrados, claros y firmes5. firme fe en las antiguas enseñanzas así como en las palabras del guru y los

sabios, quienes ya han recorrido el camino espiritual antes que ustedes, y6. satisfacción en toda circunstancia, con una mente siempre ecuánime

Solamente conquistando la ecuanimidad podrán obtener firmeza y entereza. Sólo con entereza pueden alcanzar fe. Sólo cuando tienen profunda fe logran desarrollar sentimientos espirituales y renunciar a los deseos. Sólo cuando repudien las cosas del mundo podrán alcanzar el control de los sentidos. Entonces, cuando controlen los sentidos, podrán obtener paz interior. Donde hay paz interior, hay pureza interior y exterior. Y donde hay pureza interior y exterior, la paciencia se convierte en su segunda naturaleza y pueden permanecer

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automáticamente en un estado apacible. Por eso deben de hacer un esfuerzo por cultivar estas cualidades básicas, que son vitales para el progreso espiritual.

Sólo leyendo o escuchando las enseñanzas del Gita, o incluso memorizándolas, no llegarán muy lejos. Junto con esto, deberán de poner al menos una o dos preceptos en práctica. Sólo entonces podrá la fragancia del Gita entrar en su corazón. El deseo de Baba es que estas grandes enseñanzas que han estado disfrutando sean llevadas a la práctica por ustedes, para volverse un tesoro interior y parte integral de su persona en todas las actividades del día.

XXXIV. Eliminen la conciencia corporal. Realicen la conciencia divina

El mundo está saturado de Dios totalmente. También está penetrado por el karma o acción. Karma es el poder creativo, el poder de vida; es un poder que proviene directamente de Dios. Los humanos nacen para recoger los frutos de sus acciones precedentes. Las acciones propician un nuevo renacimiento y acarrean más acciones, de tal manera que los individuos quedan concatenados al ciclo de nacimientos y muertes. Para liberarse de dicha atadura, ¿deberán involucrarse en la acción o abandonarla? El Gita es claro en su respuesta: El camino de la liberación es a través del karma, la acción. Conmina a las personas a transformar sus acciones en karma yoga, acción sagrada que los conducirá ulteriormente a la unión con Dios.

Encarnaciones del amor:

Cuando el poder de la vida se manifiesta, toma corporeidad. La vida, que viste todos los trajes, también se llama karma. El término sánscrito karma significa trabajo o acción; pero karma no sólo se refiere a la acción sino también al ciclo de acción-reacción, de trabajo y frutos resultantes. Su cuerpo está conformado sobre la base del karma, es decir, de las acciones que llevaron a cabo en nacimientos previos. Han obtenido este cuerpo y esta vida para poder disfrutar y sufrir las consecuencias de las acciones en las que incurrieron en vidas pasadas.

Este cuerpo está directamente relacionado con el karma; fuera del karma no tiene ningún significado. Cuerpo significa karma, y karma significa cuerpo. Es a través del cuerpo que se realizan todas las acciones que se puedan concebir. El lugar y momento en que ellas ocurrirán pertenecen a la naturaleza del mundo. Cuando las acciones se vuelven santas, rectas y desinteresadas, y están revestidas de gran pureza y se ofrecen a Dios, se vuelven yoga. Ellas los conducirán a la unión con Dios. Pueden ver, entonces, que en la acción Dios, el hombre y la naturaleza confluyen en una cosa sola.

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Lleven a cabo acciones para santificar su vida

Todo en la vida es el resultado del karma. Por eso las antiguas enseñanzas rezan: “Ofrece tus postraciones al karma”. Lo que sea que ocurra es consecuencia de una acción previa, en otras palabras, es resultado del karma. Sean buenos o malos, virtuosos o inicuos, todos los karmas, todas las acciones, vienen del poder de Dios. Su manifestación puede variar, pero en el nivel más profundo, todo viene de Dios. Es por eso que un yogui, sean favorables o no las cosas, acepta todo lo que le ocurre como proveniente de la voluntad del Señor, y tiene como prioridad realizar siempre la acción correcta.

El propósito para el cual deben de llevar a cabo todas sus acciones es para santificar su vida. Sólo por la gracia de Dios se ganan el privilegio de realizar acciones correctas. A través de las enseñanzas del Señor, ustedes reciben la sagrada oportunidad y la guía. Por esta razón, estas sagradas escrituras se llaman Gita, que significa canto. Es el canto del Señor. Todo aquel que escucha este canto podrá superar el dolor y la congoja. Ya sea en el campo de batalla o en otra área, doquiera se entone este canto, la pena y la congoja serán disipadas. Cuando las acciones se realizan como ofrendas a Dios, se vuelven yoga. La oración de un gran santo lo revela diciendo así:

“O amado Señor, tú eres el atma, mi ser mismo. Mi cuerpo es tu casa. Todos mis quehaceres son ofrendas para ti. El aliento de mi vida es en tu alabanza. Doquiera yo vaya estoy cerca de ti. Pronuncie lo que pronuncie, es como rezar un mantra de adoración a ti. Cada uno de mis karmas es de adoración a ti.”

Aquel santo había purificado cada una de las acciones realizadas a través de sus sentidos, y las ofrecía al Señor, por eso, todos sus actos se volvían adoración. Cuando transformen sus acciones en acciones sagradas, dignas de ofrecerse a Dios, ellas los sintonizarán con Él, y se volverán yoga.

Tienen que reconocer la grandeza que entraña dicho yoga, al purificar sus acciones y ofrecerlas al Señor. En la víspera de la gran guerra, Krishna instruyó a Arjuna: “Debes de librar esta guerra. Mas, mientras lo haces piensa continuamente en mi, ofréceme tus acciones y realízalas con pureza. Esto es lo que me complace.” En obediencia al mandato de su Señor, Arjuna libró la guerra para preservar el bien, manteniendo a Krishna todo el tiempo en su mente.

Hagan de sus acciones un sacrificio, no una batalla

Para alcanzar sus metas espirituales, necesitan ganarse el amor de Dios. De hecho, para un devoto, complacer al Señor es en sí la meta. Ello se vuelve el

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deber principal. Deben de ver que cada acto realizado por ustedes satisfaga al Señor. Krishna enseñó: “Obedezcan mis órdenes y cumplan con su deber.” Al obedecer las instrucciones del Señor y librar su guerra, Arjuna hizo de sus acciones un yagna sagrado, ritual de alabanza a Dios que envuelve al practicante en un halo de gracia. Por el contrario, está la historia épica de Daksha, quien pretendió realizar un yagna o sacrificio ritual, mas desobedeció y faltó al respeto al Señor Shiva; también violó los mandamientos de los santos sabios. Con ánimo egoísta y lleno de apego, Daksha procedió a celebrar su sacrificio, pero éste, ofrecido sin pureza, se convirtió en una guerra.

Noten que debido a que Arjuna acató las órdenes del Señor, participando en la guerra, su batalla se tornó en sacrificio sagrado. Mas, para Daksha, que realizó su sacrificio violando las instrucciones del Señor, su sacrificio desembocó en guerra. ¿Qué es una guerra y qué, un sacrificio? Toda acción pura e inegoísta realizada como ofrenda al Señor, se vuelve sacrificio. Pero las acciones que violan las órdenes del Señor, que son contrarias a las escrituras y están realizadas con ánimo egoísta y pomposo, y son llevadas a cabo con el sólo propósito de fomentar el deseo y el odio, se transforman en una guerra, aunque se pretenda con ellas celebrar un sacrificio. Cuando la tensión y el odio de una persona llega a las palabras, y éstas se vuelven argumentos y contra argumentos, se sabe que una batalla está pronta a suceder. La raíz de ello está en el apego y el deseo que surgen de la identificación con el cuerpo.

Ustedes son el atma, no el cuerpo

Krishna dijo “Arjuna, obedece mis instrucciones. Abandona la conciencia corporal por completo. No te identifiques más con el cuerpo. El cuerpo está lleno de mucosidades y mugre. No eres el cuerpo; él es temporal y pasajero. Tú eres el testigo, el morador interno, el atma que asoma al cuerpo. Esa carrocería de uno setenta no eres tú. Tú eres el ser cósmico e ilimitado que la habita. El cuerpo está sujeto a nacer y morir. Pero tú, el atma, no sabes de nacimiento ni muerte. No eres un individuo limitado, sujeto al tiempo. Eres el ser precioso que ha conquistado y dominado al tiempo mismo. ¡Distingue lo permanente de lo impermanente. Indaga sobre la sabiduría y la ignorancia. Distingue la verdad de lo que no es verdad!”

Krishna continuó: “¡Arjuna, reconoce tu verdadera naturaleza! La censura y el elogio se relacionan con el cuerpo; no son permanentes. La ganancia y la pérdida también están en función del cuerpo. Son resultado de actividad, de karma, pero no son lo que caracteriza tu esencia, el atma. Permanece indiferente a dichas polaridades. Haz frente a la dicha y a la pena con igual actitud. Sólo cuando desarrolles serenidad, podrás realizarte plenamente y volverte auténticamente sabio.” Fue así que Krishna le enseñó a Arjuna la más alta sabiduría, a discriminar entre lo verdadero y lo no verdadero, y a reconocer lo permanente, que yace bajo el velo de lo impermanente.

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Dios en forma humana no se limita a los Avatares

Dios está en todo lugar. El conoce todo; todo lo satura, todo lo puede. No se limita al cuerpo ni al karma que arrastra el cuerpo. La divinidad no es sólo el cuerpo particular llamado Rama, nacido en determinada época, u otro cuerpo llamado Krishna, nacido en otra época. Dichas encarnaciones sirvieron de individuos modelo para la posteridad. Mas, el principio divino no se limita a un cuerpo en particular. La divinidad es omnipresente y omnisciente.

Esta verdad le ha sido dicha una y otra vez a la humanidad. Krishna le dijo a Arjuna: “En la remota antigüedad, hace muchas eras, le enseñé el Gita al dios sol. Más tarde, el sol lo transmitió a los grandes sabios de aquellos tiempos y así fue como seres de diversos linajes tomaron conocimiento del mismo. Mas, poco después, lenta y gradualmente, dicho conocimiento fue quedando oculto hasta perderse. El conocimiento sagrado que te vengo enseñando es aquel mismo conocimiento.”

Cuando Arjuna escuchó esto, le sobrevinieron una serie de dudas. Primero pensó: “El sol es una entidad muy antigua, pero Krishna nació en nuestra era, no hace mucho. ¿Cómo pudo él enseñarle al sol que es tan antiguo? En cuanto a Arjuna le surgió esta duda, Krishna, que conoce lo que hay en la mente y el corazón de cada uno, le dijo: “Arjuna, conozco tus dudas.” Y, sonriendo, prosiguió “Yo no soy sólo este cuerpo que ves. Soy el que no nace. Trasciendo el tiempo y el espacio. No estoy limitado a una circunstancia en particular. Existo en todas las eras y en todos los tiempos. Al formar tu concepto de mí sobre la base de este cuerpo, deduces que soy de este tiempo. Mas, todas las eras y los eones están en mí. No intentes limitarme al cuerpo ni a un tiempo dado. Los cuerpos cambian, mas yo jamás cambio. Asumo diferentes cuerpos en distintos tiempos para realizar karma y cumplir diversas misiones.” Cuando escuchó esto, le vino de golpe a Arjuna la comprensión del principio atemporal e inmutable inherente a la divinidad.

Expandan su auto imagen y comprendan la divinidad

No todos pueden comprender la omnisciencia de Dios. Incluso personas espirituales se forman una idea de Dios con base en sus acciones externas, y lo identifican como una entidad individual caracterizada por cierta forma. Como ellos se identifican con su propio cuerpo, tienden a identificar al Señor con una forma física en particular. Hacen suposiciones sobre el futuro de dicha encarnación divina, sin siquiera comprender su omnisciencia. Eso no está bien. Krishna instruyó a Arjuna: “Cultiva una mente amplia y expande tu visión. Puedes comenzar con el concepto de persona individual, pero no te empantanes en eso. No desperdicies toda tu vida pensando en términos de individualidades.

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“Debes de trascender el concepto de individualidad para desembocar en lo social. Individuo y personalidad están asociados a un nombre y a una forma limitados, mas permite que tu mente explore más allá del nombre y la forma. Alcanza y experimenta el principio divino que constituye tu esencia. Todavía estás viendo las cosas en la dualidad, de manera que tu vida expresa sólo dualidad. Estás atrapado en el nombre y la forma, en las entidades sujeto y objeto. Haz un esfuerzo por desplazarte de la dualidad y la ilusión a la fusión con la divinidad, y ten contantemente como meta la elevada sabiduría del principio de no dualidad. Esfuérzate en ver el mismo principio divino en todas y cada una de las cosas, hasta que realices la verdad ulterior de que sólo el atma -que es tu verdadero yo- es real, es lo único que existe.”

Buddha enseñó la misma verdad, si bien no hacía referencia a los Vedas ni usó términos vedantas. Sin embargo, él experimentó y demostró el espíritu esencial de los Vedas. De inicio dijo buddham sharanam gacchami, que significa: ‘me refugio en el buddhi, la capacidad de discriminar’. Esto se asocia al individuo; hace, por tanto, referencia a la personalidad limitada. Gradualmente, Buda agregó sangham sharanam gacchami, que significa: ‘Me refugio en la comunidad, en la familia extensa conformada por personas afines’. Buda reconocía los sentimientos que emanan de actitudes individualistas, que no llevan muy lejos.

Vayan de lo individual a lo social y, de lo social a lo divino

No tomen al individuo como la totalidad; el individuo es apenas una gota en el océano. En este orden de ideas también dictaminó: “Arjuna, abre tu corazón y expande tu mente. Que tu visión abarque a toda la humanidad.” La sociedad no adolece de una forma en particular; está hecha de individuos. Cuando un gran número de individuos conviven, forman una sociedad. Baba asevera a menudo “La expansión es mi vida”. Cuando expandan su vida individual al infinito, se volverá divina; por eso expándanse y ensánchense hasta ver la divinidad en todo, entonces alcanzarán la divinidad. Por eso Krishna le advirtió a Arjuna “Vive en la sociedad, y sírvela, pero ensancha tu mente. Reconoce la divinidad que está presente en todo y en todos.”

Expandirse desde lo individual hasta lo social no significa meramente desplazar su lealtad a un grupo, parentela, región, comunidad o país en particular. Ese es sólo el primer paso. Deben de ir más allá. Las particularidades los seguirán limitando y no los conducirán hasta su verdad última, que es la divinidad. Por ello Buda agregó un paso más: dharmam sharanam gacchami, que significa ‘Me refugio en el dharma, en la verdad, en la rectitud.’

Dharma debe de entenderse aquí en un sentido muy amplio, en referencia a aquel que sostiene el universo entero. Si investigan el significado general del término dharma, verán que se refiere a la naturaleza esencial de las cosas, a su verdad intrínseca. Se refiere al atma inmortal, a la divinidad interior. Por ello, el significado más profundo de dharma yace en la verdadera naturaleza de las cosas, que es la

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divinidad. Tomar refugio en el dharma significa volverse uno con todos los atributos de la divinidad. Se dice que la maya o ilusión es el cuerpo de Dios, pero es más correcto afirmar que el dharma es el cuerpo de Dios; es la forma misma de Dios. Por eso Krishna declaró: “A restablecer el dharma he venido una y otra vez.” El dharma revela la amplia naturaleza de Dios en sus excelsos aspectos.

Krishna instó a Arjuna: “Supera tu miope sentido de individualidad. No bases tu vida en el cuerpo, que es sólo una cubierta, un instrumento. Es lo que ves a través de tus ojos mortales. Amplía tu visión. Desarrolla la visión interna; adquiere la visión divina. Cuando tu visión esté saturada de Dios, toda la creación se volverá Dios para ti. Haz del dharma tu visión, y tu visión se volverá divina; entonces podrás ver la creación entera como Dios.”

Krishna continuó aclarándole a Arjuna el significado correcto de la práctica del dharma “En tanto individuo, eres un príncipe, afiliado a la clase guerrera. Guerrear para proteger el dharma y preparar batallas es tu deber; es tu dharma. No sería correcto que fueras por ahí instigando guerras mas, en este caso, tus malvados primos te declararon la guerra. Mi instrucción es que honres tu deber, y al hacerlo me recuerdes continuamente. De esa manera, todas tus acciones estarán embebidas en el dharma.”

La naturaleza del dharma

Al instruir a Arjuna Krishna le reveló la forma esencial del dharma: “La naturaleza del fuego es quemar; si no quema no es fuego. De manera semejante, la naturaleza del hielo es la frialdad. Si no es frío, no se puede decir que sea hielo. Lo dulce es la naturaleza del azúcar. Si no es dulce, puede ser que no sea azúcar, sino sal o harina mas no azúcar. Del mismo modo, la muerte es la naturaleza del cuerpo humano. Que el cuerpo avance hacia su consumación, ¿acaso tiene algo de preocupante?

“Igual que quemar le es connatural al fuego, el frío es connatural al hielo y lo dulce es connatural al azúcar, la muerte es connatural al cuerpo humano. Libra tu lucha, sin preocuparte del cuerpo de tus parientes, pero hazlo manteniendo en alto los atributos de un sabio. Si deseas obtener paz, tendrás que destruir tu ego y tus apegos. También deberás deshacerte de tus ilusiones. ¡Pero no te deshagas de Dios! Él está en ti. Es la fuente misma de tu ser. Sintonízate con él y acata sus instrucciones; entonces conocerás la verdadera naturaleza de la humanidad.”

El dharma, la cualidad divina, connatural e inherente al hombre, es capaz de destruir la maya, la ilusión del mundo, la individualidad, la separatividad. Se ha dicho que las letras en la palabra ‘man’ [hombre] --que aquí se entiende como el verdadero humano, independientemente del género- la letra ‘m’ alude a ‘la maya eliminada’, la ‘a’ alude al ‘atma percibida’, y la ‘n’ representa el ‘nirvana alcanzado’. En otras palabras, remuevan el ego, el ‘yo’, obtengan la visión del Dios interno y

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fúndanse en la dicha de su ser divino, el atma… Eso es dharma, el deber esencial del hombre. Atiendan esto de continuo, una y otra vez.

Sólo podrán encontrar paz dentro de ustedes mismos

La paz no es algo que puedan adquirir en un mercado. No se puede comprar ni ganar como parte de un reino. No es nada que les puedan obsequiar sus familiares. La paz es inherente a su naturaleza. Sólo cuando la busquen dentro de ustedes, podrán encontrarla. Por ello, desháganse de su visión externa y cultiven la visión interior. La visión externa es propia de un animal, no de un ser humano. Un verdadero ser humano tiene visión interior. “Por lo tanto -Krishna le advirtió a Arjuna- santifica tu vida cultivando el potencial único del ser humano que es volcarse hacia la visión interior.”

Cuenta la historia que desde el inicio de su camino, Narada enfrentaba preocupación tras preocupación. El había aprendido muchas cosas. Dominaba 64 tipos de aprendizaje y había practicado 64 destrezas; pero no lograba obtener paz interior. Entonces pensó: ‘¿cuál será la razón de mis preocupaciones y mi falta de paz? Domino todas las áreas del saber y todo aprendizaje; sin embargo, no he podido superar mi sufrimiento.’ Entonces fue a visitar a un gran sabio para pedirle una explicación a sus desvelos y falta de paz interior.

Lo primero que el sabio le preguntó a Narada fue: “¿Qué has estudiado?” Narada respondió: “Domino todas las áreas educativas; no existe un área del saber humano que yo no haya aprendido.” El sabio retrucó: “Eso está muy bien. Entonces debes de haber aprendido el conocimiento de tí mismo. Narada replicó: “He recibido todo tipo de enseñanza salvo la del auto conocimiento.” El sabio le señaló entonces: “Sólo podrás alcanzar paz mental conociendo el atma. Cuando obtengas el conocimiento supremo que te abrirá las puertas a todo otro conocimiento, podrás decir que te has ilustrado. De otro modo, permanecerás ignorante aunque domines muchas áreas del saber. ¿De qué sirve aprender tantas cosas si no entienden la única cosa que es verdaderamente esencial?” He aquí un ejemplo.

Para que haya matrimonio tiene que haber marido

Se iba a celebrar un matrimonio en una aldea. La mujer de la casa donde se iba a celebrar la boda le comentó a su vecina: “Amiga, estamos planeando celebrar una boda en grande. Invitamos una gran banda de Bombay. Y convocamos a varios cantantes destacados. Vendrán grandes cocineros a preparar las viandas especiales para la ocasión. Pensamos colocar una enorme carpa para la ceremonia. Será todo un evento. No dejen de venir; lo van a disfrutar en grande. Será una fiesta única.” Tras escuchar la reseña, la vecina exclamó: “¡Maravilloso!;

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no faltaré.” En eso, se le ocurrió preguntar “¿Y quién es el novio?” A lo que la mujer replicó: “Eso no lo hemos decidido aún.”

En una boda es fundamental que haya un novio. Si no lo han escogido, ¿quién se casará en la carpa? ¿De qué sirven la banda, los cocineros, los cantantes y los sacerdotes oficiantes si no hay nadie a quien casar? Primero se tiene que escoger al novio, entonces todos los demás aspectos adquirirán importancia. Del mismo modo, si no hay paz mental, ¿de qué sirve haber aprendido tantas cosas? El sabio Narada aprendió que: “Únicamente conociendo el atma se puede conquistar la paz mental.”

El hombre de hoy es presa fácil del apego y del odio, porque su naturaleza es posesiva y egoísta. ¡Nada más vean el estado en que se encuentra y lo que anda haciendo! Se considera el ser más importante de la tierra. Se engaña al pensar que no existe nadie más grande que él. Su engaño lo ha hecho perder su capacidad de discriminación, por ello no ha sido capaz de reflexionar acerca de su estado de confusión. El se cree el hacedor de todas las cosas. Cree que puede rentar el planeta y hacer de él lo que le plazca. Mas no es él quien gobierna el mundo. El hombre no tiene ese poder, ni para bien ni para mal. Sólo el que creó el mundo, el que lo protege, el padre y la madre del mundo, su amor y Señor, tiene el poder y autoridad para gobernarlo. En este mundo, estático o en movimiento, hay un solo amo. Es una verdad básica que todo ser humano debería de reconocer.

Utilicen las asperezas del camino como pruebas y oportunidades

No cedan a los exabruptos y corajes momentáneos, perdiendo con ello su paz interior. La congoja, la pérdida, el dolor, las preocupaciones, no son más que pruebas para que superen sus debilidades. Ponen de manifiesto si lograron o no cultivar la firme fe y la paciencia para soportar las asperezas, y hacer que no les afecten. No tiene caso pasar los exámenes de las instituciones educativas. Tienen que pasar los exámenes que les depara la vida. Ya se ha dicho: “Tras adquirir todo tipo de conocimientos, sólo un tonto no conoce su propia mente.” Sea cual fuere el conocimiento adquirido, una mala persona no se volverá mejor persona a través de sus estudios. Entonces, ¿qué caso tiene estudiar? Tras adquirir una cantidad de conocimiento vano, aquel individuo sólo aprendió el arte de meterse en argumentaciones y más argumentaciones.

¿Para qué estudiar una porción de cosas que carecen de valor? Mejor hagan el esfuerzo de aprender acerca de lo que nunca muere; ese es el estudio que tiene valor duradero. ¿Cuál es el conocimiento que les permite saber acerca de lo que nunca muere? El conocimiento del atma; la educación átmica. Quien no muere, no nace tampoco. Todo lo que nace y tiene existencia, sufre modificaciones y morirá a la larga, perdiendo, por tanto, su forma original. El mundo entero y todo lo que hay en él tienen una forma particular. Por lo tanto, deberán de sufrir

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modificaciones. Percátense del estado donde no se atraviesan más cambios. Para lograrlo es preciso conocerse a sí mismos, realizar el atma.

No hay necesidad de cargar el equipaje sobre su cabeza

Había una vez un viejo ignorante que salió de su aldea natal para emprender un largo viaje. Nunca había viajado en tren; de hecho, ni siquiera había visto uno en su vida. Estaba en la estación, aguardando su tren cuando ingresó al andén un ferrocarril que tiraba varios vagones. El aldeano se quedó admirado al verlo. ‘Tiene muchos carros - pensó- y va tan rápido! Qué bien que se balancea sobre los estrechos rieles, en los cuales ni una persona caminaría fácilmente’.

Había cientos de pasajeros esperando en el andén. Traían consigo mucho equipaje. El aldeano entonces pensó para sí: ‘¿Cómo es que el tren va a poder cargar tanta gente y equipaje? No sé para qué traen tanto equipaje las personas.’ Al fin, el aldeano abordó el tren junto con los demás. Tras colocar sus maletas en el perchero o en el suelo, los pasajeros se relajaron y comenzaron a charlar.

El aldeano pensó: ‘¡Qué crueldad de esta gente subir tanto equipaje al pobre tren, y luego desentenderse y ponerse a platicar tan quitados de la pena!’ En cambio, el viejo conservó el equipaje sobre su cabeza. Con que el tren lo cargara a él ya era suficiente; lo menos que podía hacer era cargar su propio equipaje en lugar de poner más peso sobre el atiborrado tren. Un compañero de viaje le preguntó “Oiga, ¿por qué está cargando la maleta en la cabeza? ¿Por qué no la baja y se pone cómodo?” El viejo replicó: “El tren ya está cargando bastante y no le quiero poner más peso. Por eso prefiero cargarla.”

En realidad, pongan donde pongan el equipaje, el tren lo transportará de todas maneras. Sosteniendo la maleta en la cabeza no le están ayudando en nada. De manera que más vale soltarla y disfrutar del viaje. Ahora bien, aquel viejo pecó de inocencia pero tenía bondad y compasión, aunque no gran capacidad de discriminación.

Krishna le dijo a Arjuna: “Aunque tienes altos estudios y control de los sentidos, has realizado heroicas hazañas y desarrollado diversas destrezas, ahora enfrentas serias dificultades. Es porque no has podido comprender lo que es la divinidad. Mientras no la entiendas, no quedarás libre de sufrimiento. Si deseas liberarte del dolor y ganarte la gracia de Dios, tienes que obedecer mis órdenes.

“En primer lugar, recuerda que no eres el cuerpo. Los sentidos no tienen conexión contigo; se relacionan con el cuerpo. Usa el cuerpo para realizar trabajo, pero no te identifiques con el cuerpo, ni con tu trabajo. Naciste con este cuerpo como resultado de tus pasadas acciones -tu karma- y tienes que usar el cuerpo para realizar karma. Así que, ¡levántate, Arjuna; cumple con tu deber! Ponte a hacer cosas y ofréceme todas tus acciones. Deja que yo me quede con la consecuencia

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de tus acciones. Pon de lado el egoísmo, enarbola la justicia, permanece en la fe! Ese es el dharma que actúa de era en era. Si obedeces mis instrucciones, yo cuidaré de ti.”

Identifíquense con la divinidad, no con el cuerpo

Krishna continuó: “Quiero decirte otra cosa, el ciego padre de tus primos malvados tuvo 100 hijos, sin embargo no quedó ni uno de ellos para enterrar a su padre. ¿Cuál fue la razón? Estos jóvenes eran hijos de Dios, pero el enceguecido rey pensaba que eran suyos. Arjuna, te estás pareciendo a tu tío pues crees que el cuerpo te pertenece, cuando en realidad no es tuyo. Al pensar que eres el cuerpo, te estás encegueciendo también. Es muy ignorante de tu parte. A menos que elimines tu ignorancia, no podrás adquirir sabiduría. Tienes que cultivar la discriminación y la auto indagación para volverte sabio.

“En tu cuerpo yace el corazón espiritual, y en ese corazón mora Dios. También en tu cuerpo se encuentra el alma individual. Los dos, Dios y el individuo, si bien parecen morar por separado en tu cuerpo, actúan juntos, desempeñando cada uno su magno drama. Se juntan y luego se separan de nuevo, bajo la dirección del autor del gran drama humano. Él asigna los papeles del bueno y del malo, la virtud y el pecado. Mas, en el fondo, sólo existe el Dios único que hace todos los papeles.

“Desde el punto de vista del cuerpo, existe el alma individual que se manifiesta en el cuerpo y mente de esa persona en particular, y existe Dios, que mora dentro del corazón. Mientras permanezcas en la ilusión del cuerpo, Dios y el alma estarán como entidades separadas, disfrutando el drama en el que interactúan una con la otra. En cuanto la ilusión queda eliminada, ellos se manifiestan como una cosa sola, en el principio divino todo-penetrante. Una vez que eliminen la falsa ilusión de la conciencia corporal, realizarán la unión del individuo con Dios. Entonces se establecerán en la conciencia divina para gozar de dicha eterna.”

De este modo, Krishna pudo impartirle a Arjuna el conocimiento que lo tornaría sabio y le permitiría alcanzar la dicha de la no-dualidad. Le advirtió: “Arjuna, ten por seguro que todo cuanto existe es una y la misma entidad. No permitas que los sentidos te alejen de la unidad y la ecuanimidad. Libera tu corazón del dolor y la euforia, del apego y el odio. No dejes que te afecte la crítica ni el elogio. Trata a todos por igual.”

Krishna agregó: “Cuando tengas la firme creencia de que todo en este mundo es manifestación de la divinidad, te volverás sabio y quedarás libre de ilusión. Entonces estarás realizando el verdadero propósito con el que naciste como ser humano. Arjuna, ¡acata mis instrucciones! ¡Veme en todo! ¡Reconóceme como tu propio yo, el atma, y queda libre por siempre!”

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