bernardo atxaga
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Bernardo Atxaga (Aesteasu, Guipuzcoa, 1951-)
"Hay muchas formas de ser escritor y yo he preferido siempre el movimiento, la
trashumancia, porque el problema del escritor es que cae en un cierto autismo.
(…) La literatura debe ser como un invento; prefiero al escritor inventor más
que narrador.”1
Hablar de Atxaga hoy, significa hablar del escritor en lengua vasca más
traducido y premiado de todos los tiempos. Autor de poemas, cuentos y
novelas, así como de una veintena de libros para niños.
Bernardo Atxaga, en realidad es un seudónimo de José Irazu
Garmendia. El deseo de emular a grandes autores de la literatura universal, y
la intención de esquivar la censura franquista son algunas de las razones que
le llevaron a adoptar el seudónimo en sus primeras publicaciones en euskera.
"En el sueño romántico de los 17 años me parecía imprescindible que un
escritor firmara con seudónimo".2
1 CAVESTABY, Juan. Bernardo Atxaga reniega de los lectores “dormidos a los que se puede engañar.” El País, 15 abril 1998 http://elpais.com/diario/1998/04/15/cultura/892591204_850215.html [consulta 26 enero 2014]
2 LARRAURI, Eva. La nueva identidad. El País, 1, junio, 1989 http://elpais.com/diario/1989/06/01/cultura/612655211_850215.html [consulta 26 enero 2014]
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Hijo de padre carpintero y madre maestra, ambos supieron inculcarle el
amor a la lectura y escritura desde niño. Su pueblo, sus gentes, su paisaje,
marcaron su infancia llena de relatos e historias cargadas de personajes
mágicos y fantasmas.
Estudió bachillerato en San Sebastián, y se traslada a Bilbao para cursar
sus estudios universitarios en Ciencias Económicas licenciándose en 1973, año
en el que cumple con el servicio militar obligatorio.
A su regreso a Bilbao, tras ejercer varios oficios (maestro de euskera,
guionista de radio, librero, economista…) y publicar varios escritos (en 1971 su
primer relato “Los que anhelamos escribir” en El Norte de Castilla, en 1972 su
primera obra en euskera Borobila eta puntua, una pequeña obra de teatro y en
1976 su primera novela De la ciudad) se marcha a Barcelona para estudiar
Filosofía y Letras y decide, con sólo 27 años, dedicarse profesionalmente a la
literatura porque, según sus propias palabras, el oficio de escritor exige un
modo de vida diferente.
Gabriel Aresti (1933-1975), escritor bilbaíno, fue quien le animó a
escribir; le aconsejó sobre lecturas de clásicos de la literatura euskera en su
juventud augurándole un gran futuro.
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Obaboak, (En un lugar llamado Obaba) que el año pasado cumplió 25
años, representó su consagración tanto en el ámbito vasco como en el mundo
hispánico. Esta obra, traducida a más de veinte idiomas, le ha reportado al
autor un merecido respeto y el Premio Nacional de Narrativa en 1989.
En esta obra, que el propio autor define como puzzle o mosaico de
textos, Atxaga reúne las historias, mezcla de realidad y fantasía, de los
habitantes de un territorio llamado Obaba: un ingeniero alemán, su hijo, hoy
profesor de geografía que recuerda su extraña relación amorosa con una chica
que sólo conoce a través de cartas, la joven maestra que tiene que aprender a
combatir la soledad a lo largo de un frío invierno, la relación de un canónigo
con un niño perdido en el bosque, el escritor que da un giro a su vida cuando
descubre un detalle asombroso en la ampliación de una vieja foto de la
escuela, los tertulianos sobre la buena literatura... Nos quiere mostrar Atxaga el
poder de la palabra: las viejas cartas donde se consignan los secretos y las
confesiones más íntimas, los recuerdos, los libros que nos llevan a otros
lugares y que nos tienden una mano para rescatarnos de la soledad.
Montxo Armendáriz llevó al cine algunos de estos relatos en la película
titulada Obaba.
Las historias de Obaba aparecerán en otras novelas hasta que Atxaga
da por concluido el ciclo con la novela El hijo del acordeonista.
ATXAGA, Bernardo. Recuerdos de “Obabakoak”. Cultura, 26 junio 2013.
Disponible en:
http://www.huffingtonpost.es/bernardo-atxaga/recuerdos-de-
obabakoak_b_3494810.html [consulta 7 febrero 2014]
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La lengua, el valor de las palabras siempre cobran una gran importancia
en su narrativa, incluso son el tema, de algunas de sus novelas.
"El escritor tiene siempre una comunidad lingüística natural que es suficiente"3
Su manejo exquisito del mundo interior le convirtieron en excelente e
insoslayable referencia de la expresividad y la solidez del euskera como lengua
culta. La soberbia transparencia de su estilo, la emocionante sencillez de sus
argumentos y la elocuente consideración de sus imágenes configuran a
Bernardo Atxaga como uno de los creadores de mayor hondura y originalidad
en el panorama literario hispánico actual. 4
No le gustan las etiquetas ni las visiones simplistas de la realidad.
Es miembro de pleno derecho de la Real Academia de la Lengua Vasca
desde 2006. En 2010 también fue nombrado miembro de Jakiunde, Academia
de las Ciencias, de las Artes y de las Letras.
En 2005 planifica un Parque infantil y juvenil dedicado a la literatura para su
pueblo natal: Ipapomamua, nombre que es el acrónimo de:
- ipuina = cuento
- poema
- marrazkia = dibujo
- mamua = fantasma
3 LARRAURI, Eva. La literatura infantil y juvenil domina la producción editorial en euskera. En: El País, 6 de enero de 1989.http://elpais.com/diario/1989/01/06/cultura/600044403_850215.html
4 http://www.escritores.org/biografias/459-bernardo-atxaga
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Su obra
"Un buen libro tiene que crear vida, de tal forma que el lector participe, sienta,
vea, escuche, se emocione, ría o llore con la historia".5
Narrativa
Las ciudades, 1976 (Ziutateak)
Dos hermanos, 1985 (Bi anai)
Obabakoak, 1988
Un hombre solo, 1994 (Gizona bere bakardadean)
“Es muy difícil declarar la propia verdad allí donde esa verdad tuya no va a ser
compartida. Por algo se da muerte al mensajero. Se le mata porque trae una verdad
solitaria, porque trae la verdad que, aunque todos sospechan, nadie quiere reconocer.
Eso es lo que pasa, que la gente no suele querer despertar, no suele querer
desprenderse de la mentira.”
Un traductor en París, (dentro de Cuentos apátridas), 1999
Historias de Obaba, 1995
5 ORMAZABAL, Mikel. Los trucos de un novelista. El País, 20 de agosto 2004http://elpais.com/diario/2004/08/20/paisvasco/1093030799_850215.html
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Esos cielos, 1996 (Zeru horiek)
“Llevas aquí tres años, diez meses y veinte días. Si sales en libertad el próximo martes,
será un total de tres años, diez meses y veintisiete días, le había dicho Margarita
apuntando la cantidad en el cuaderno. La memoria situaba la escena en su celda,
después del toque de silencio, en la hora que las reclusas, muy cansadas –cansadas de
moverse entre cuatro paredes, cansadas de pensar, cansadas de pegar gritos-, se
limitaban a fumar y a contemplar cómo se deshacía el humo…”
Recuerdo de mis abuelos, 1999
El hijo del acordeonista, 2003 (Soinujolearen semea)
Quizás la novela más personal del autor. En ella recorremos, como si
miráramos un mosaico hecho con distintos tiempos, lugares y estilos, la historia
de dos amigos: Joseba y David, el hijo del acordeonista. Desde los años 30
hasta finales del siglo XX, desde Obaba a California, de la infancia en la
escuela a los infiernos de la guerra, Atxaga aborda el tema de la memoria, la
nostalgia, la amistad y también la tristeza del que deja su tierra y sabe que no
volverá.
Siete casas en Francia, 2009 (Zazpi etxe Franztzian)
Los días de Nevada, 2014 (Nevadako Egunak) (de próxima aparición en
castellano)
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Narrativa infantil y juvenil
Aventuras de Nicolasa, 1979
Ramuntxo detective, 1979
La cacería, 1986
Los burros en la carretera, 1991
Memorias de una vaca, 1991 (Behi euskaldun baten memoriak)
“Yo también quería ser una vaca de verdad, y apartarme de la tontería lo más posible,
reunirme de nuevo con La Vache, mi primera y única amiga; pero el camino que llevaba
del grupo de las tontas hasta ella era un camino que cruzaba el desierto. Y el desierto,
en mi caso, tenía un nombre: Soledad. No Pobreza, Enfermedad o Cárcel, como se
llaman los desiertos de tanta y tanta gente, sino Soledad.”
Las bambulísticas historias de Bambulo. Primeros pasos, 1998
Las bambulísticas historias de Bambulo. Crisis, 1998
Las bambulísticas historias de Bambulo. Amigos que cuentan, 1999
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“He andado de ciudad en ciudad y de biblioteca en biblioteca, he caminado por medio
mundo, y al final, ¿con qué me encuentro? Pues, con el mismo hueso que enterré en mi
juventud (…) En su juventud, cuando aún vivía en Bilbao, Bambulo era una
individualidad desconocida, desconocidísima (…) pero (…) se trataba de una
individualidad importante, importantísima, que pertenecía a una familia
extraordinaria, presente en casi todos los acontecimientos de la historia.”
Shola y los leones, 2000
“-Entonces… ---Shola movió el rabo en señal de dudas--. Si soy como un león, ¿por qué
se empeña Grogó en llamarme peruccha ratonera?”
Un espía llamado Sara, 2001 (Sara izeneko gizona)
El antiguo marinero bilbaíno Martín Saldías se convierte en espía para servir
los intereses de don Carlos en la primera guerra carlista.
Shola y los jabalíes, 2001
La perrita Shola está empeñada en acompañar al señor Grogó a cazar jabalíes.
Ella piensa que los jabalíes son como ovejas, sólo que muy negros y muy
morrudo.
Gente de mi pueblo, 2005
Algunas personas de mi pueblo llevan boina para cubrirse la cabeza, en
cambio, Pedro lleva un turbante indio. Un misterio que hay que resolver.
Shola y angeliño, 2006
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PoesíaEtiopia, 1978
Poemas & Híbridos, 1990
Nueva Etiopía, 1996
Las gaviotas
Todas las tardes
se reúnen las gaviotas
frente a la estación del tren:
Allí repasan sus amores.
En su libro de memorias
dos flores de sándalo:
una señala la página de los puentes,
otra la de los suicidas.
Y también guardan una fotografía
del mendigo que, hace tiempo, transportaba
los despojos del mercado.
Pero su pequeño corazón
-que es el de los equilibristas-
por nada suspira tantocomo por esa lluvia tonta
que casi siempre trae el viento,
que casi siempre trae el sol.
Por nada suspira tanto
como por el inacabable
(cabalé, cabalá),
continuo mudar
del cielo y de los días.
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Ensayo
Lista de locos y otros alfabetos, 1998
“Aquel viaje a Vetusta sólo comenzó a tener sentido ante la visión de las piedras que se
amontonaban a espaldas de la catedral”. Estas eran las 23 palabras que, según
Violante, nuestro nuevo director literario, debían figurar a la entrada de la historia que
él mismo nos ordenaba escribir para mayor gloria de la literatura y en recuerdo de
Raymind Queneau, el hombre de los cien estilos, el patrón de todos los estilistas del
mundo.
Alfabeto sobre la literatura infantil, 2002
“Al hablar de literatura infantil, el peso de la balanza debería recaer en le primer
término de la expresión, en el aspecto estrictamente literario. De lo contrario, si se
comienza a separar terrenos, si se considera que el adjetivo infantil pesa mas que todo
lo demás y que escribir para niños es algo totalmente especifico, entonces mal asunto.”
Lugares, 2005
Marcas. Gernika 1937, 2007
PremiosPremio de la Crítica por Dos hermanos, 1985
Premio Euskadi por Obabakoak
Premio Nacional de Narrativa por Obabakoak, 1989
Premio de la Crítica por Obabakoak, 1989
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Prix Millepages Obabakoak
Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral de Humanidades, Cultura, Artes y
Ciencias Sociales, 2002
Premio Grinzane Cavour, 2008
Premio “Don Luis a la excelencia literaria, 2013”
Premio Literario Internacional Mondello-Ciudad de Palermo (Italia)
Saber másSitio oficial
http://www.atxaga.org/es/
Noticias sobre el autor en El País
http://elpais.com/tag/bernardo_atxaga/a/
Entrevista con Bernardo Atxaga con motivo del estreno en Madrid de la
adaptación al teatro de la novela El hijo del acordeonista
http://www.rtve.es/television/20130326/bernardo-atxaga-escritor-debe-escribir-
tiene-cerca/621826.shtml
El mundo de Obaba6
6 Texto completo en: http://www.atxaga.org/testuak-textos/el-mundo-de-obaba
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Hay muchos lugares dentro de este planeta que gira en el espacio, y yo nací allí donde
se asientan los pueblos de Alkiza, Albiztur, Asteasu y Zizurkil, y donde la montaña, la
reina de ellas, la que se levanta por encima de otras diez o quince, recibe un nombre
que parece italiano: Ernio. En los años sesenta, los cronistas que pasaban por allí
camino de la costa o que, más frecuentemente, acudían a cubrir algún acontecimiento
deportivo, se referían a él llamándolo "la Guipúzcoa olvidada"; años más tarde, cuando
me convencí de que se trataba de un mundo, y no sólo de un territorio, yo lo bauticé de
otra manera: "Obaba". (…)
Cuatro historias y un paisaje no hacen, sin embargo, un mundo. Pueden marcar un
espíritu, darle un carácter determinado a nuestra forma de estar en el mundo,
ayudarnos a comprender la sociedad que nos ha tocado en suerte; pero se requiere
algo más. Se requiere que esas cuatro historias -y las cuatro mil o cuarenta mil
siguientes- tengan una misma cualidad y estén todas ellas en consonancia, que
respondan a una única forma de sentir y de pensar. Ésa era, ciertamente, mi impresión:
que los habitantes de Alkiza, Albiztur, Asteasu o Zizurkil bailaban todos al mismo
compás y con la misma melodía. (…)
Rural, ésa fue la palabra que en un primer momento me pareció clave; la que mejor
definía el lugar donde me había tocado nacer. Parecía una buena palabra: bastaba con
pronunciarla para que en la mente del interlocutor se formara la imagen de un paisaje
en el que se sucedían los manzanales y las praderas verdes, los bueyes y los carros, los
hombres con boina y las mujeres con el pañuelo atado en la cabeza. Pero había un
problema. Lo supe nada más llegar al colegio, al ver el trato que los chicos de la ciudad
nos daban a los de los pueblos. (…)
Un pintor alemán escribió: "no voy hacia la luz, es la obscuridad lo que me empuja". La
necesidad de nombrar y definir bien mi lugar natal tuvo quizás ese primer impulso, el
de zafarme de aquel "rural" que tantas connotaciones negativas arrastraba. A nadie le
gusta estar expuesto al insulto fácil, a la agresividad de quienes "por nacer en París" -
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que diría Colette- "se sienten marqueses"; no es agradable andar por la vida con un
estereotipo clavado en la espalda. Cuando, todavía hoy, me preguntan por alguno de
mis primeros libros y nombran el adjetivo -"usted habla en ellos del mundo rural"-, yo
suelo responder: "Lo de rural está bien para el Ministerio de Hacienda, porque de
alguna manera tiene que diferenciar el ámbito de los contribuyentes. Pero, en
literatura, no significa absolutamente nada" (…)
Nadie se atreverá a negarlo: los lugares son mucho más de lo que parecen.
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