béjar, maría d._fin de una época. historia del siglo xx_2011

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María Dolores Béjar Historia del siglo XX Europa, América, Asia, África y Oceanía 1910 v Intluno dll I( e FUNDACION €I@)#§)I§:

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Page 1: Béjar, María D._Fin de una época. Historia del siglo XX_2011

María Dolores BéjarHistoriadel siglo XXEuropa, América, Asia, África y Oceanía

1910v Intlunodll I(

e FUNDACION€I@)#§)I§:

Page 2: Béjar, María D._Fin de una época. Historia del siglo XX_2011

siglo veintiuno editores argentina, s.a.Guatemala 4824 (C1425BUP), Buenos Aires, Argentina

siglo veintiuno editores, s.a, de c.v.Cerro del Agua 248, Delegación Coyoacán (°4310), D.F., México

siglo veintiuno de españa editores, s.a.Sector Foresta n" 1,Tres Cantos (28760), Madrid, España

Béjar, María DoloresHistoria del siglo XX. - la ed. - Buenos Aires: Siglo Veintiuno Edito-res, 2011.464 p. : il. ; 23x16 cm. - (Biblioteca Básica de Historia / dirigida porLuis Alberto Romero)

ISBN 978-987-62g-162-0

1. Historia Universal. 1. Título

CDD 909

© 2011, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Edición al cuidado de Yamila Sevilla y Teresa Arijón

Realización de mapas: Gonzalo Pires

Diseño de colección: tholón kunst

Diseño de cubierta: Peter Tjebbes

Impreso en Altuna Impresores / / Doblas 1968, Buenos Aires,en el mes de abril de 2011

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723Impreso n Arg>lItina / I Mad in Arg 'lItllI:'

A Juan Carlos Grossoy Hugo del Campo, dos amigos entrañablescuya compañía sigo extrañando.

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7. Fin de una época

Los tres órdenes que habían coexistido en la edad dorada fue-ron radicalmente cuestionados entre las décadas de 1970 y1980 por una crisis profunda que se desplegó en etapas distin-tas y a través de procesos particulares, pero con significativasinterrelaciones. En el capitalismo central, la caída de la produc-ción y el aumento de los precios -la estanflación de los añossetenta- anunció el fin de los años dorados. La crisis se hizoevidente en el Tercer Mundo con la agobiante deuda externa enla década de 1980. Y a fines de esa década, el derrumbe de laeconomía central planificada, la liquidación del bloque soviéticoy la desintegración de la URSS marcaron el fin de una época.En la década de 1990, por poco tiempo, se creyó que el capi-talismo global izado y la democracia homogeneizarían el mundoen torno a sus principios básicos. Sin embargo, ni la economfmundial retornó el alto crecimiento sostenido de los glorio oaños dorados, ni las oleadas "democratizadoras" en los dospacios más golpeados por la crisis -el del heterogéneo Terc rMundo y el del ex bloque soviético- avanzaron hacia socied . -des más justas ni tampoco hacia la construcción de estadocomprometidos con el bien público.A partir de la implosión del régimen soviético, los Estados Unido-única superpotencia en un mundo multipolar- creyeron poslblimponerse en un escenario mundial cada vez más compl Jincierto a fin de consolidar un orden capitalista de alcanc Ibal. Las sucesivas y extendidas crisis económicas, el d t rl rde las condiciones de vida y la proliferación de guerra e n unprofundo impacto sobre las poblaciones civiles, báslc m nten el Tercer Mundo, dejaron a la vista la inconslstencl dpropósito.

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306 Historia del siglo XX

El principio del fin

A fines de los años sesenta, una oleada de movilizaciones atravesó los"tres mundos" de entonces: las sociedades capitalistas centrales, las sa-ciedades comunistas y las sociedades del Tercer Mundo. Fueron muydispares: casi revoluciones en algunos casos, protestas en otros. En lospaíses capitalistas desarrollados, la mejora de los niveles de vida, el cre-ciente consumismo, la generalización de los sistemas educativos -conla consiguiente masificación de la universidad- y la incorporación delas mujeres al mundo laboral transformaron los valores y las formas devida, particularmente entre las jóvenes generaciones nacidas despuésde la guerra y educadas en el contexto de las sociedades opulentas.

Los motines universitarios, principalmente en el mundo no comunis-ta, ocuparon el centro de la escena revelando el debilitamiento de laautoridad de los profesores y de los adultos en general, y el deterioro delas instituciones educativas. Las formas de agitación universitaria fueronmuy distintas según los países. Los acontecimientos del Mayo francéspueden compararse con los movimientos de estudiantes en AlemaniaFederal, Italia o los Estados Unidos -es decir, con los de países econó-micamente desarrollados y democráticos- pero no con los del TercerMundo ni con los del campo comunista. En los últimos, casi como reglageneral, el pluralismo político era inexistente, y en los periféricos hu-biera sido impensable afirmar, como hicieron los estudiantes franceses,que se rechazaba "un mundo en el que la seguridad de no morir dehambre ha sido sustituida por el riesgo de morir de aburrimiento".

Desde el mismo momento en que los jóvenes universitarios hicieronsentadas en las calles, pintaron las paredes y removieron los adoquinesanunciando que estaba "prohibido prohibir", sus mayores reacciona-ron de manera muy diferente.

En un publicitado diálogo entre el líder de la protesta francesa Cohn-Bendit yJean-Paul Sartre, el viejo escritor exhortó a los jóvenes a seguirimaginando "la expansión del campo de lo posible". Simultáneamente,el historiador inglés Arnold Toynbee, en la revista Life, calificaba a loshippies de "buscavidas poscapitalistas, empachados de golosinas y sin ga-nas de trabajar".

"La imaginación al poder", frase acuñada en el Mayo francés, fuela expresión que mejor representó a quienes desde mediados de ] 960impulsaron la crítica cultural, la llamada contracultura, la 1 a 1::1de'movilizaciones en torno a la que más se ha escrito y qu mayor el halC'

ha suscitado.

Fin de una época 07

Manifestaciones de los estudiantes franceses en mayo de 1968, apoy ndo la lucha del pueblo vietnamita contra los Estados Unidos.

~~~~~~~~~~~~~~#Críticos de la contra cultura

En su artículo de 1969 "Las contradicciones culturales del capitalismo"(un texto clásico incluido luego en un libro con el mismo títuto), el sociólogo norteamericano Daniel Bell argumentó que el estado de bienestarproducía fuerzas que socavaban el orden capitalista desconectando a

los in~iv~duos de las limitaciones materiales y psicológicas de su posicl I1econorruoa- "La expansión de la educación superior y la ampliación deu~a atmós~era social permisiva ha extendido el ámbito del comporta-miento SOCial discrecional". Según el autor, los jóvenes de origen relatlvamente ~odesto se sentían libres de las restricciones de clase y creí n

que. t~~blen ~~r~ ellos la vida podría ser un terreno de participación yPOSibilidades Ilimitadas. Para Bell, era preciso restaurarla racionalidad f Imercado en el ciclo vital de cada individuo eliminando la dimensión so I 1I

de la gestió~ keynesiana, la oferta de servicios sociales y la redistribuclÓIl.~n 1975, el Informe de la Comisión Trilateral sobre la crisis de la demo r J

cia (The Crisis of Democracy) fue un hito en la identificación de los

problemas que afrontaba el orden dominante durante aquel período, II

autores -Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki- partían 1)1argumento de 11 d u I rlqu za relativa había creado un problem 11 Al

"síncrorn c1 v 1)1 ¡ ". IlItl! 111 I , m ndaciones del informe e

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308 Historia del siglo XX

rio reducir la "carga" de las deman-.~::t:~::~~á:~:~~::n:; ~:c::;iraciones niveladoras del abanico de

cuestiones encaradas por los gobiernos, I

, , el mundo desarrollado que adherían a laLa mayoría de los Jovenes d ied d i dustrial sin pretender por ellocontracultura rechazaba la s~Cle a ~n 1testimonio de Cohn Bendit,

, , E ran medIda, segun euna revoluClon, n g 1 ' puso fin al "mito revolú-

, 1 tra la mora puntanala extendIda revue ta con , , , íonaron como parte de la

, " b t estos Jovenes se pOSlClcionano ' No o stan e, "d" on marcados contrastes res-" d a "nueva izquier a , c , "lzqmerda, pero e un , d d treguerras, La "vieja izqmerda

1 ' ta del peno o e enPecto de a marxis , anu'fascista conocía al Marx

1 ' , b lcheviquc era 'adhería a la revo ucion o 1" 'o de la clase obrera y apo-

, l cará ter revo ucionande El capital, creta en e ca:ac , uierda desconfiaba de la ex-yaba la planificación estatal. L~bnueva,lu~cqareivindicaba al joven Marx

, b 1 h ' e era anu urocra ,perienCla o c eVlqu , , ' , había reemplazado las contra-que reflexionaba ,so~re la ahe~aCl~:~: al imperialismo para afirmar ladicciones del capltahsmo por a cn

ibilid d d un mundo diferente,pOSl 1 1 a e 1 bl 'etnamita estuvo presenteLa reivindicación de la lucha de lPue °dVl o comunista dado que

T iones de rnun o n 'en casi todas las movi izaci dí on el ideario de quienes

di , ue se correspon tan creunía dos con lClones q "h b nuevo": la superpotencia

, mundo y un om reProponlan un nuevo , 'a del pueblo unido con-, id h '11 da y la reslstenClcapitalista habla SI o urm a lib dor sobre la contundencia del po-firmaba la primacía del deseo 1 era ,

der material. , ' id nses se vincularon con elD de 1964 los universltanOs estadoum e , , r ' des _ efensa de los derechos civiles y po rncos

movimiento sureno de d , .' lazo' con la de oposición, Esa mlhtanCla se en

los afronorteamencanos, izad d chas propuestas radical s,Vi catahza ora e mu

a la guerra de íemam. W hi ton la primera prot staEl 17 de abril de 1965 tuvo lug,ar en as llnsgtudents for a Demo ni

1 a orgamzada por emasiva contra a guerr "1 t di'antes norteamericallo

, b ás de cien rm es utic SOClety,En octu ~e, m D Esta crítica política se conjugé fOilparticiparon en el Vletnam- ay, " de una contracultura q\ll

.' d en la promoclOn ,la de los hzppzes, centra a, ' nuevas formas de vld.11 d autondad Y propoma

rechazaba toda c ase e L beldía de los jÓVCIII" 11 ' d d de consumo, a re

al margen de a SOCle a, ta sus ídolos cinematográfi s y l' 1'1, , de su vestimen , I

expreso a traves , '1 tal punto qu los 1'('(' t •• •Y ritmos musica es, a

cialmente sus grupos ios d id tifi a i n col tiv;1 1'01 •1: en los espaclOs e 1 en 1 I

se trans~ormaron, d ]969, ('nOI'III('S 1111lit 1111 11 n ia. Durant tr s días d ag st

Fin de una époc 30

pernoctaron a cielo abierto para compartir el festival de Woodsto ikbajo el lema "Amor y Paz",Los estudiantes estadounidenses movilizados contra la guerra de

Vietnam intentaron acompañar, sin demasiado éxito, al movimientnegro, Si bien la situación legal de los afronorteamericanos había m -jorado tras la aprobación de la Ley sobre Derechos Civiles (1964), 1 savances en la igualdad legal hicieron más evidente y agraviante la des-igualdad real. En la década de 1960 ganaron presencia algunos gruposque cuestionaban los métodos no violentos de Martin Luther King y lasposibles alianzas con los blancos, entre otros, los Musulmanes Negros,en el que descollaría Malcolm X, y las Panteras Negras, encabezado porel caribeño Stokely Carmichael. Para Malcolm X, la marcha a Washing-ton en 1963 encabezada por Luther King había sido una farsa; estabaconvencido de que el pacifismo carecía de sentido y que era necesarioalcanzar la completa independencia de los afronorteamericanos y vin-cular la protesta radical de los negros con las luchas de liberación de lasnaciones del Tercer Mundo, En 1964, un año antes de ser asesinado,dio un giro de ciento ochenta grados: rompió con la Nación del Islamy manifestó su interés por trabajar con otros líderes de derechos civiles,Tres años después de su muerte fue asesinado Luther King ,y en 1969Carmichael se autoexilió en Guinea Conakry con su esposa, la cantantey activista Miriam Makeba.El Mayo francés alcanzó impacto mundial debido a que la radica-

lización estudiantil tuvo gran resonancia política y, sobre todo, a laconfluencia entre la protesta de los universitarios y la mayor huelgaobrera de la historia francesa, Sin embargo, cuando el presidente DeGaulle convocó a "la mayoría silenciosa", una impresionante multitudacudió el 29 de mayo de 1968 a los Campos Elíseos. Ya fines del messiguiente la lista de diputados del partido gobernante se impuso sobrelos candidatos de la izquierda, Los acuerdos de Grenelle -firmados porlas entidades sindicales, los empresarios y el gobierno, reconociendoaumentos salariales y algunos derechos sindicales en las empresas- pu-sieron fin a la oleada de huelgas, aunque hubo expresiones de rechazoen muchas asambleas de trabajadores, .En el resto delos países del Primer Mundo, excepto Italia, no hub

acciones obreras que permitieran imaginar un encuentro entre el mo-vimiento obrero y el estudiantil. En el caso italiano, la protesta obrera_u I otoño caliente" de 1969- se combinó con el debate en el campoizqui rdista sobre las condiciou 's que posibilitarían la creación d1111 pod r br r rapaz d.' q\ll'l>l'af la h p; m nía d 1 apital n la

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fábrica, pero no se discutió sobre la toma del gobierno por el partidorevolucionario.En el campo comunista, mientras en la URSS se consolidaba el neoe~-

talinismo de Brézhnev, en otros países -Checoslovaquia en 1968 y ChI-na durante la Revolución cultural de 1966- se cuestionaba el modelosoviético. Y, aunque lo hicieran desde razones y procesos muy diferen-tes, los jóvenes que se rebelaban en Occidente unificaron est~s pr.~tes-tas como expresiones de un mismo movimiento contra la dominación yla explotación de la burocracia comunista. . . .En Checoslovaquia, el cambio llegó desde arriba: las movilizaciones

se pusieron en marcha acompañando y luego rebasando las decisionesde un sector de la cúpula comunista. La elección de Alexander Dubcek,en enero de 1968, como secretario del Partido Comunista significó eltriunfo de los sectores dispuestos a incluir los mecanismos del mercadoy relajar los controles del partido sobre la socieda~. ~os dirigente,s .deEuropa Oriental, sobre todo en Polonia y la República DemocráticaAlemana, temieron el contagio de los aires de libertad que recorrían elpaís vecino, donde empezaban a fundarse clubes, asociaciones civilesy nuevos periódicos. Brézhnev, de visita en Praga en febr~~o de 1968,pr sionó a Dubcek para que cambiara el rumbo de su gesnon '.~o obs-tant " la dirigencia checoslovaca aprobó el Programa de ACClOnque<1:\1 ¡ti pas 1llamado "socialismo de rostro humano". Moscú temió que1'1'lga ,,1 and nas el Pacto de Varsovia y, la noche del ~1de .agosto, lastI ()pa~ d ,1 Pa lO d Varsovia ocuparon el país. La resistencra popular1'" 'V('lIód" rál id m int por los tanques soviéticos, que clausuraron enforlllíl s~\llgri nta I "Prirnav ra de Praga".La moviliza ión de los estudiantes en América Latina, en contraste

con las del Primer Mundo, se combinó más decisivamente con los con-flictos políticos y sociales, y que en algunos países de la región desem-bocaron en una crisis profunda y multidimensional.A diferencia de lo ocurrido en Europa, las protestas de los estudian-

tes latinoamericanos fueron reprimidas de manera sangrienta, comoocurrió en México en la plaza de Tlatelolco. En la mañana del 2 deoctubre de 1968, la policía secreta mexicana y los "halcones" del 11a-mado Batallón Olimpia tomaron las azoteas y departamentos de losedificios que rodeaban la Plaza de las Tres Culturas y desde allí, apoya-dos por tanques de guerra, masacraron a los jóvenes que protestaba~contra el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Diez días después, el presI-dente mexicano inauguraba las Olimpíadas en un estadio repleto quparecía haber olvidado que aún se desconocía el número de ví limas

Fin de una époc 311

del ataque a la plaza. En la ceremonia de entrega de premios, 1 s atletas afronorteamericanos Tommie Smith yJohn Carlos levantar n .)puño, símbolo del "poder negro".

Tanques del ejército mexicano controlan la movilización de los estudiantesen septiembre de 1968.

En la Argentina, estudiantes y obreros confluyeron en 1969 en el Cor-dobazo, que desató la crisis de la dictadura militar. Cuatro años d s-pués, los militares debieron aceptar el retorno del peronismo al gobi r-no tras las primeras elecciones presidenciales sin su proscripción desde1955. En 1970, el socialista Salvador Allende llegaba a la presiden itlen Chile y el movimiento minero en Bolivia lograba la creación d . laAsamblea Popular, desde la que pretendería disputarles el poder a lasclases dominantes. En la década de 1970, el terror instrumentado d sd 'el estado clausuró el ciclo de protesta social y política latinoameri ana.En el campo intelectual musulmán, desde fines de los sesenta s fu('

conformando un ideario basado en los principios del islam, que ofr ítl

un diagnóstico crítico sobre los países musulmanes y proponía la reformaradical del orden existente. Sus principales artífices fueron el periodistapaquistaní Abul Ala al-Mawdudi -que había rechazado el sesgo estatal 110

religioso de la Liga Musulmana-, el dirigente egipcio de la HermandadMusulmana Sayyid al-Qutb y el ayatoláJomeini en Irán. Cada uno d sd 'su ámbito avanzó hacia la construcción de un islamismo militant, s ':t,una vía en que la religión era el elemento clave para la lucha p Iftieap r ólo Jomeini n abczarí una r volución triunfant .

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312 Historia del siglo XX

Algunos intelectuales iraníes denunciaron la "occidentoxicación": elpueblo había sido contaminado por el materialismo occidental y habíaque forjar una identidad iraní basada en la apropiación revolucionariadel chiismo. Alí Shariati, doctorado en Letras en la Sorbona y porta-voz de un islam militante que había ganado la adhesión de laicistas eizquierdistas, buscó articular la relectura del credo islámico con el ter-cermundismo revolucionario de Fanon, el intelectual comprometidocon la revolución argelina. Shariati culpaba a los ulemas de muchosde los males que agobiaban al pueblo: la jerarquía religiosa, al ponerla religión al servicio de la monarquía, había despojado al chiismo desu mensaje revolucionario. Sus ideas tuvieron acogida entre sectoresde la burguesía y el clero iraní que rechazaban la política secular y pro-occidental del sah y reivindicaban el gobierno nacionalista de los añoscincuenta, derrocado con el apoyo de la CIA.En la ciudad santa de Qom, desde 1963, el ayatoláJomeini venía pro-

nunciándose contra el laicismo prooccidental y la política social de lamonarquía. Los servicios de seguridad reprimieron con brutalidad lasreuniones en las madrasas, donde se presentabaJomeini, y, después desu deportación en 1964, el ayatolá se estableció en la ciudad sagradachiita de Nayaf, en Irak. Jomeini se convirtió desde entonces en el sím-bolo de la oposición a la dinastía reinante, en medio de la generalizadarepresión a los sectores disidentes, que el sah inició en 1978.

Crisis y reorganización del mundo capitalista

El fin de la edad dorada fue producto de dos giros decisivos: el agota-miento del círculo virtuoso entre inversiones, productividad y consu-mo, y el declive de la hegemonía de los Estados Unidos. Los beneficiosdel capital cayeron por el desgaste de los principios tayloristas en quese había basado el incremento de la productividad y por las huelgasmasivas de 1968 y 1969, que desembocaron en una explosión salarial.La protesta obrera se produjo en el marco del pleno empleo y la sig-nificativa reducción de las reservas de mano de obra aportadas por lasmigraciones interiores, y fue protagonizada por una nueva generaciónde trabajadores, que, a diferencia de sus padres, no habían sufrido lostiempos duros de entreguerras.La crisis de rentabilidad se combinó con la crisis de legitimación. Las

políticas para el despegue y el mantenimiento de la expansión mundialdurante las décadas de 1950 y 1960 no reflejaban las nu vas tramas 50-

Fin de una époc 31a

ciales y eran ineficaces para remontar la crisis En un primer In. " . . om 1110,los gobiernos siguieron recurnendo a las medidas keynesiana I. . s, pero ,1crisis ya no residía en la debilidad de la demanda como en 1 .. , os tr uun,smo en el descenso de la tasa de ganancia. La demanda sost iden¡ a p("los gastos gubernamentales y el incremento salarial dio paso . 1fl ., a un 1 '1aCIOn galopante sin reactivación de la inversión El neolI'ber Ii

. • a 15mO N('Impuso a fmes de la década de 1970 cuando el keynesianisj-¡' o Y'I 110pudo responder al nuevo fenómeno de la estanflación.. La, primacía de los Estados Unidos en el escenario mundial s (" CI

SIOno en un doble sentido: como principal potencia indusrr¡ l. . . a y 01110poder militar, debido a la creciente ingobernabilidad del T 'l'n',Mundo. Algunos analistas vienen anunciando desde los años o h('III:t

el fin de la hegemonía estadounidense' otros en cambio se m" 'ti 'SII'HII

cautelosos respecto a los alcances de la crisis y prefieren di'estaca r ('papel protagónico de Washington en el afianzamiento del e 'l- l'apr <1 1.mo global.

El declive de los Estados Unidos remite en parte a la recu ." "pCnl('lOII

de las econormas de Japon y Europa Occidental, ya la reactiva i >11d('las finanzas internacionales, que desafiaron al patrón oro-dóls I

. . r ac Opl.ld~ en B~etton Woo~s. En Virtud de la exitosa recuperación d A/c'IIIarna yJapon, en los anos dorados se pasó de la complementariedad ('/111('las economías centrales hacia una competencia cada vez más d

'. , lira (1111'afecto la sohdez del dolar. La guerra en Vietnam financI'ada n l'

, leCIHIII('la emisión de dólares, acentuó el debilitamiento del patrón ( , _I I

. lúe (/ .11.que fue cuestionado por el capital financiero internacional. El ('1'('(j('/Ite volumen del capital líquido, al margen de los controles Sl"(' 1

, . " " ,1 ('N, , ()menzo a incidir sobre los tipos de cambio entre las distintas mOIl('cla ,el sobrevaluado dólar fue el primero en sufrir la presión d Ir)

s 111('1'"dos, que apostaron a su devaluación.

En 1971 el presidente Nixon decretó la inconvertibilidad 11(,1 dol,lIyen 1973 se ?uso fin a Bretton Woods, pasando del cambio n¡o.tI tllItanteo El gobierno estadounidense acompañó la devaluació Il (1 1 I I

l' I (/ .11con la aprobación de medidas proteccionistas reclamada" -11,

' ," 01.) 1''''los sectores industriales.

Desde la perspectiva de Washington, la devaluación y las r slI'lel 1111"a las i."?portaciones, al tiempo que daban un respiro a 1 s illd\L~11¡al( ,perrmtían adoptar una política monetaria laxa para at nd 'r ION ('1'('( "11tes gastos militares que acumulaba el gobierno debido ti h ill("( 1'11I I( ,,' iI 11 e ,1(en el Tercer Mundo, y S/ ialrn nte por la costosa gUCI'r'I ('11 VI

r ('111,1111Ant Id sarro rk-l el )1:11' haralO, curop os y jap n s 's :1(' 'PI[II'OIlI.Id

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314 Historia del siglo XX Fin de una época 316

minución de las tasas de beneficio a cambio de no perder posiciones enlos mercados. Pero, para los principales centros capitalistas, quedabapendiente el problema fundamental: cómo aumentar la productividady las tasas de ganancias para atraer inversiones.Visto desde la economía capitalista en su conjunto, el colapso del

régimen de tipos de cambio fijos, al aumentar los riesgos de las inversio-nes productivas, impulsó el avance del capital financiero. Ya fuera paraprotegerse frente a las incertidumbres o para explorar nuevos espaciosy formas de inversión, las multinacionales tendieron a incrementar suliquidez y favorecieron la expansión de los mercados monetarios ex-traterritoriales, como Bahamas, Singapur y otros, donde la libertad deacción era mayor.Frente a la devaluación del dólar y como medio de presión para debi-

litar el apoyo a Israel en la guerra de 1973, los países árabes productoresde petróleo reunidos en la OPEP cuadruplicaron el precio del crudo enpocos meses. El shock del petróleo, en las postrimerías de la explosiónsalarial, agravó el malestar económico. Entre 1974 y 1975, la mayoríade los países industriales padeció una aguda crisis que se caracterizópor elevadas tasas de inflación, retroceso de la producción y desempleocreciente. Por primera vez, desde el fin de la Segunda Guerra, cayó la.producción industrial y se disparó el desempleo.

Los petrodólares acumulados por los países de la OPEP comenzarona afluir hacia los mercados financieros internacionales, donde los bajosintereses permitieron una ampliación sin precedentes del volumen in-ternacional del crédito. Estos capitales ayudaron a superar la recesiónen los principales centros industriales y alentaron el endeudamiento delos países en vías de desarrollo y los que integraban el bloque soviético.Antes de este fenómeno todos los países, con la única excepción delos Estados Unidos, debían "ganar" el dinero que decidían gastar en elexterior. Ahora podían pedirlo prestado.Mientras los gobiernos impulsaban el consumo y lidiaban con la in-

flación, las empresas encaraban reestructuraciones para alejarse de las"rigideces del fordismo". Se exploraron dos vías que admitían diferen-tes combinaciones entre sí. Por un lado, se avanzó hacia nuevos tipos derelaciones laborales, entre ellas el trabajo temporal o de tiempo parcial,que liberaba a las empresas de las cargas y restricciones impuestas porlos pactos corporativos en los años dorados. Por otro lado, se explora-ron nuevas formas de uso de la fuerza laboral para incrementar la pro-ductividad desbloqueando las trabas asociadas a la cadena de montaje.Se buscó recup rar la apa idad r ativa d 1obrero aband nando 1 A

principios tayloristas para propiciar la recomposición de las tareas y larecalificación de los trabajadores. Frente a la "rigidez" del fordismo, S('

alentaba la "flexibilidad" del toyotismo.El núcleo Clavede la crisis residía en los decrecientes aumentos d 1(1

productividad y en la consiguiente retracción de la inversión produ 11·va. La gestión keynesiana había sido eficaz para sostener la demanda,pero era impotente para revertir el descenso de la tasa de ganancia.Este desafío despejó el camino para la "contrarrevolución monetarisru"de Ronald Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en C,'anBretaña. I

En 1979 el precio del petróleo en dólares se triplicó. Por un lacio, ('11virtud del impacto de la revolución iraní; por otro, debido al jfll('r~'de los países de la OPEP de contrarrestar la reducción de sus ingn'M(¡a causa del dólar y sus elevados gastos en importaciones. Frene' " ('MI.Inueva sacudida, el presidente demócrata Jimmy Carter y el j f d( 1:1Reserva Federal, Paul Volcker, dieron el primer paso hacia el moucturismo. Así lograron frenar la inflación y mantenerla por debajo d ·1'1%durante veinte años, pero a costa de aumentar los tipos de int rés, loque dio paso a la recesión: gran parte de las industrias quebraron, ("'('ció el desempleo y el ingreso medio familiar disminuyó. Inicialmr-uu-,el control de la inflación ganó adhesiones entre los trabajadores y losectores de clase media, que no imaginaron el alto precio gu ha\)IIi111de pagar.Cuando el republicano Ronald Reagan sucedió a Carter, omhiu 1('1

recorte de los gastos estatales propuesto por el monetarismo -awlqllcsólo en el plano de la seguridad social- con la reducción d 10M 1-\1:IVImenes a las empresas. Su objetivo era atraer las inversion S sin (\"1"1por ello de aumentar los gastos militares "para frenar la XP~IIISi)l1;1,,1comunismo". En consecuencia, propició un fabuloso cr in1i('lIlo rk-ldéficit presupuestario sin preocuparse por el desencanto de los 1110111'taristas ortodoxos.El nuevo rumbo seguido por los Estados Unidos obli y6 a 10M (\('111,1

países a abandonar la gestión socialdemócrata de la risis, (\(o\)ic\o 11,1escasez y el alto costo del crédito. Ante la atracción qu ' (*'1 rlillI 1••bonos estadounidenses, seguros y con altos interes s, 1011 Olro l' 1I•decidieron brindar condiciones de colocación tan atra livaN('011111111que Washington ofrecía al capital internacional. D lo OIlII":IIo, locapitales emigraban, orno O unió n Fran ía 1\ 1nao hl\io 111plC'sid 11 ia d 1 socialist« Fnllll;ojMMili .rrand. Los so("Íalisl:rs f'r:llI(('M('

abaudonurou (It- 11111\('(\110 ('\ PI'0I-\,':lnla ke Ill"siHIIO('011(,111111'Ir 1

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316 Historia del siglo XX

bían ganado las elecciones y aprobaron una política de ajuste en los

gastos públicos. .La mayoría de los gobiernos retomaron las propuestas del liberalismo

económico: las leyes del mercado premiarían a las empresas eficientesy barrerían de un plumazo a aquellas que subsistían gracias a la protec-ción de los gobiernos. La recesión era el precio a pagar para alcanzaruna economía futura eficiente. En la década de 1980 el neoliberalismotomó el timón y, aunque su objetivo explícito era "menos estado y mássociedad", tuvo que aplicar una contundente intervención estatal paraconcretarlo rebajando los impuestos a los más ricos, recortando los gas-tos sociales, privatizando las empresas y los servicios públicos y generan-do condiciones favorables para la explotación de los trabajadores. Todoesto se resumió en la exaltación de las bondades de la flexibilización,una aspiración que iría de la mano de la liberación de los poderes delcapital financiero. Este pasó a ser el agente capaz de crear nuevas ac-tividades para la inversión de capitales, relocalizar las plantas fabrilesy sustraer al estado la provisión de bienes básicos -agua, educación,salud- para que fueran comprados en el mercado.Aunque las medidas propiciadas por el programa neoliberal -dis-

ciplina antiinflacionista, liberalización y expansión de los mercados-eran económicas, el neoliberalismo era esencialmente una estrategiapolítica destinada a modificar las relaciones de fuerza entre las clases.Las reformas logradas por las clases subalternas durante la década de1960mediante presiones democráticas se presentaban ahora como obs-táculos para el crecimiento. Según el discurso dominante, antes de re-partir era imprescindible incrementar la productividad sin negociar las

condiciones de trabajo.Estos principios coincidían con el neo liberalismo de Friedrich Hayek y

Milton Friedman. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los liberalesse refugiaron en la Mont Pélerin Society para combatir lo que Hayekidentificaba como "la ruta hacia la servidumbre", impuesta desde elestado. La red Mont Pelerin sobrevivió marginada de la vida públicadurante casi tres décadas en los Departamentos de Economía de lasuniversidades de elite de Occidente, como la de Chicago y la LondonSchool ofEconomics, pero resurgió durante la crisis del keynesianismoa principios de la década de 1970, y sus representantes pasaron a ser losasesores de los gobiernos conservadores de los años ochenta.

Fin de una época 317

Nuevo Bretton Woods informalEl gobierno de Reagan no se ató a los preceptos de la ortodoxia mrnetarista, entre otras razones por sus objetivos de política exterior. J ,aderrota en Vietnam y la revolución iraní habían erosionado la posi i)1Ide los Estados Unidos en el mundo, y el equipo gobernante, decididoa restablecer su predominio internacional, se embarcó en "la guerra dilas galaxias" y disparó el déficit presupuestario.Esto fue posible porque el giro de la Reserva Federal, que acabé COII

la inflación y favoreció a la comunidad financiera, fue acompañadopor el fortalecimiento del dólar. La suba de los intereses provo IIlIare orientación masiva de los flujos de capital globales hacia los EstadoUnidos y el dólar. La superpotencia norteamericana, que había sido 1.1principal fuente de liquidez mundial e inversión directa extranj ra durante las décadas de 1950 y 1960, se convirtió en el país más end udaelodel mundo y en el principal succionador de liquidez desde la dé ada di1980 hasta la actualidad,Si la superpotencia pudo convertirse en el mayor deudor mit'IIII.\

el dólar continuaba operando como moneda de intercambi muucli.dfue porque, en los hechos, la crisis de Bretton Woods dio rig '11a 1111Bretton Woods informal. En un principio, los países de la OPF.P, 1'111,1bezados por Arabia Saudita, se abocaron a apuntalar un ord 11 illl('III,1cional centrado en el dólar: sus inflados ingresos eran dep sitadoM1'11Londres para ser reciclados por los principales bancos com r i"k, ,'11forma de créditos. Pero Japón acabó asumiendo el papel ntral ('111,1operaciones de apoyo al dólar: Tokio se convirtió en el prio ipal;\( 11l'

dor extranjero del gobierno estadounidense e indispensabl so, 1\'11disu déficit, ya fuera directamente, gracias a sus grandes mpras di' utulos de deuda pública, o indirectamente, mediante la bu na dispo,~111011del país a contabilizar la mayoría de sus títulos sobr '1 (' 1\'1101I 11dólares y no en yenes.Desde los años noventa, China se ha unido aJapón OIllO pll.u d,

este Bretton Woods informal. En el nuevo régimen, 1 !-;Ohi<'IIIO1 1.1dounidense es el único que expande la demanda sin prcor "1'.11( 11111el valor de su moneda, debido a que el dólar qu da r('sp:dd.ldll 11111aquellos países, sobre todo los de Asia Oriental, qu 1l('()lItl:1I011C'III tmercado estadounidense un motor clave para pr S rvar Sil <1111,111111111productivo. Dado I stan ami nto de los m r ad s dom('sti/'ONd. 11111sas y la n gativílare:\ttivarlosm('diant 1 asto públi 0,('1('1'1'( 1111IItlln la mayor »:11'1('111'11111111(10l':tpit:tlistH avanzado paR) a (I('llI'III1.'1• ,11111

v(''/, 11IriSdl·111111111'11111di 1" I )11111.111011('11,1':11('sI<'('IH ('1111io, (.1.010 ,ti

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318 Historia del siglo XX

aumento de la deuda de los Estados Unidos, combinado con el alza deldólar, posibilitó que el gigantesco mercado de consumo estadouniden-se se erigiese en principal motor de la economía mundial.El giro de la Reserva Federal reforzó al capital financiero, pero fue

catastrófico para grandes segmentos del sector industrial norteameri-cano. La fuerte reacción del Congreso y de muchos sectores empresa-riales indujo a Reagan a presionar a los gobiernos aliados y, en septiem-bre de 1985, las principales potencias se comprometieron a adoptarmedidas conjuntas destinadas a reducir el tipo de cambio del dólar.El Acuerdo del Plaza -celebrado por el Grupo de los 8 en el Hotel Pla-za de Nueva York- inauguró un decenio de devaluación más o menoscontinuada del dólar frente al yen y el marco alemán. Al mismo tiem-po, Washington denunció las prácticas comerciales desleales de otrospaíses y puso en marcha una nueva legislación destinada a bloquear elmercado estadounidense a los competidores extranjeros, sobre todo alos de Asia Oriental. La devaluación y el proteccionismo, acompañadospor la caída de los salarios reales, abrieron paso a la recuperación com-petitiva de la industria estadounidense, que se plasmaría en casi todoslos indicadores económicos durante los años noventa. Sin embargo,esta recuperación fue efímera y desembocó en una burbuja financiera

a fines de esa década.

La Unión EuropeaLa crisis del modelo de desarrollo bajo elliderazgo norteamericano im-pactó la integración económica europea. El nuevo escenario incorporónuevos objetivos: la Comunidad debía ser un medio para conservar lacompetitividad de Europa Occidental en un capitalismo cada vez mástransnacional. Los principales centros capitalistas europeos buscaronbrindar condiciones favorables para la acumulación de capital vía la

flexibilización de la producción y del comercio.Simultáneamente, la Comunidad abrió sus puertas a nuevos países:

tras la caída de las dictaduras militares en el sur, aceptó la incorporaciónde Grecia en 1981 y la de España y Portugal en 1986. En 1995 ingresa-ron Austria, Finlandia y Suecia. La Comunidad dejó de ser el ámbito dintegración de un grupo relativamente pequeño de estados modernosindustrializados, asociados en virtud de intereses económicos comuo S,

e incluyó a países con características económicas difer ntes.Ante el desorden m n tari , n la dé ada d 1 s S t nla l~ ,011)1t-

nidad establ ió la llamad» ":;('1'1 icnt .ur pea": la villculad 111 ti • 1:\

Fin de una época 319

distintas monedas en torno a la media establecida por la moneda másfuerte, con un margen de oscilación del 2,25%. En los años ochentael Pl~ Delors p,r~puso la creación de un Banco Central Europeo, par~defimr una, po~lt1ca monetaria común y establecer reglas oblígatoriassobre. ~os déficits presupuestarios. Su puesta en marcha implicaba lac::aClon de una moneda común y la transferencia del poder de d i-sion de las autoridades nacionales a las burocracias de la Comunid d.El proyecto, aprobado en 1991 en Maastricht, reconoció además la iu-dadanía ~,uropea a todos los ciudadanos de los estados miembros y S('

pronuncIO a favor de una política exterior y de seguridad común.La co~strucció~ d.e la UE fue parte de un proceso de ampliación de

10s.espaClos econormcos nacionales, cuyo propósito era sumarse al api-tal~s~o global a través de la formación de bloques regionales. Pero Sll~

objetivos y procedimientos abarcaban también dimensiones políticas ycultur~l:s, entre ellas, la construcción de una ciudadanía europea y laredacción de un texto constitucional común. La política económica fa-voreció la lógica del capital: la integración privilegió el libre movimi 11-

to d~ capi~~~s, servicios ymercancías, el avance de las grandes empresasy la ImposlClOn de la ortodoxia económica a las políticas nacionales.El "déficit democrático" de la Comunidad se hizo cada vez más evi-

dente desde el momento en que importantes competencias económi-~as y financieras -la moneda única o la creación de un Banco Central~nte.gra~o por miembros independientes e inamovibles- pasaron de lasinstituciones nacionales a manos de organismos europeos con escaso o~ulo aval electoral. Tanto el Consejo de Ministros como la Comisión,mtegrados por funcionarios designados por los gobiernos de los paí-se~, cuentan con a~plias facultades. En cambio, el Parlamento, cuyomiembros son elegidos cada cinco años por sufragio universal desde1979, carece de poder real. Para el europeo común, se trata de oficinasburocracias lejanas, donde no pueden hacerse escuchar. '. ,La profundización de la integración económica condujo a la politiza-cion del proceso en marcha. Las nuevas medidas debían ser confirma-das por los.estados nacionales a través de los Parlamentos o de plebisci-tos que ratificaran la creación de órganos supranacionales, depositariosde parte de la soberanía nacional. Dos temas claves ocuparon el centro dela discusión. En primer lugar, la primacía del enfoque neoliberal: Sil

defensores consideraban que la Comunidad era un mercado que dr-l ti I

adecuarse a los principios flexibles y competitivos del capital; sus V.IIII

dos d tra t r s propiciaban una Europa menos volcada al mer :ldll, \a 11 (\('[('11/1:1 dI' 1111 IIn< 11I1l\diN1110 x né f. bo o bi n n pos d 1'0111 1

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320 Historia del siglo XX

más comprometidas con el bienestar y los derechos sociales del conjun-to de la población. El segundo tema remitía a quiénes y cómo tomaríanlas decisiones en este ámbito supranacional. Para esto se Creó una co-misión encargada de redactar una Constitución, teniendo también encuenta la inclusión de los países de Europa del Este, ya que en mayo de2004 se incorporaron Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría,Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.

La aprobación del texto constitucional dividió la opinión en partida-rios de la Comunidad y escépticos, reclutados indistintamente en lasderechas o las izquierdas. En 2005 los franceses rechazaron el proyectode Constitución europea. Los analistas coincidieron en que el futuro deEuropa era incierto. Hubo tres grupos que consideraron el resultado dela votación en Francia como una victoria propia: los neo conservadores es-tadounidenses, las franjas antiglobalizadoras de la izquierda francesa y los"euroescépticos" derechistas. Para los primeros, el "no" francés y holan-dés había derrotado a las elites europeas, arrogantes y antinorteamerica-nas: era "un momento de esperanza para las perspectivas de una Europafuerte, pronorteamericana, defensora de la libertad". Para los segundos,el "no" representó en gran medida todo lo contrario: un rechazo al pro-grama neoliberal sostenido por la Comisión Europea. Para los último,s,el resultado había golpeado a la burocracia de Bruselas, que pretendíasubordinar a los estados nacionales. Los socialistas Y los verdes, aunquecon reservas, habían apoyado la aprobación del texto constitucional.

Dos años después, la Unión Europea se ampliaba con la inclusión de

Bulgaria y Rumania.

Niza o la Constitución: hay que elegirPara Alain Lipietz, diputado francés en el Parlamento europeo Y miem-bro del Grupo Verde, la Constitución adolecía de muchas omisiones,pero era mejor aprobarla que quedarse con las normas vigentes. Así lo

expresaba:"Fue hace doce años [1992]. Jacques Delors volaba en auxilio del Tratadode Maastricht ante el Consejo Nacional de los Verdes. 'Este Tratado -de-

cía-, que unifica a la Europa económica como un gran mercado con unamoneda única, es peligroso si no se completa con una Europa política,que fije reglas sociales comunes. Pero incluso así, vótenlo, pues la Europapolítica pronto vendrá. Si no es así, se lo garantizo, los pueblos de Europ

no lo soportarán.' [...]

Fin de una época 321

Hay que reconocer que la primera parte de la profecía de Delors se hacumplido: la Europa económica sin la Europa política ha visto cómose han desarrollado las desigualdades yel paro. [...] No solamente laindependencia del Banco Central no ha sido atemperada por un compromiso de responsabilidad, sino que la política presupuestaria restrictiva dMaastricht se encuentra grabada sobre el mármol del Tratado de Ámsterdam. [...] Librecambio, más parálisis de lo político: Niza es la Constituciónideal para el liberalismo económico.

Sobre este escenario debemos juzgar las inflexiones aportadas por elTratado Constitucional que se nos propone. Hay que decirlo hones-tamente: es la primera vez, después de Maastricht, en que se abre I

. esperanza de introducir, frente al gran poder del mercado, la voz delos ciudadanos en una Europa política. Nueva definición de los objetlvos de la Unión (art. 1-3), aumento de las competencias del ParlamentoEuropeo elegido por sufragio universal, derecho de iniciativa legislatlv 1

por petición de los ciudadanos, simplificación y ampliación de la ro Ide la mayoría en el Consejo, reconocimiento de un derecho espsclflcde los servicios públicos (art. 111-122), Carta de los derechos fundam 11tales, opción de alianza por fuera de la OTAN ... Estos avances esenciales permiten, por ellos mismos, decir que Europa, con el texto J

se nos propone, será más democrática, más soberana y, por lo t ni ,potencialmente más social y ecologista, que si nos mantenemos n lotratados actuales de Maastricht-Ámsterdam-Niza. [...]La Constitución es un 90% de lo que hoy tenemos (Maastricht-Niz ) yque no nos gusta, y un 10% de reformas que aprobamos. [...] H Y LJ

responder Sí ('tomamos el 90% que criticamos y el 10% de mejor ') ()No ('nos quedamos con el 90% que criticamos')".

Texto incluido en Iniciativa Socialista, España, inviemo de 2004 200' .6T

Las fuerzas políticas en Europa y los Estados UnidosEl comienzo del largo declive de la economía mundial n los "iíOM Nt·tenta apareció asociado con la incertidumbre en los partid s 1 olillcotradicionales. Surgieron partidos y movimientos centrados en élc-lIt:1l1das específicas. Las nuevas agrupaciones -Ios movimi nt s '('ologiNf.1 ,feministas y pacifistas- se destacaron por su magnitud y 1'111PI'OIOllg.ld,1gravitación. La prolif ra i )11d st s grup S af t) prillrip:t1I1I\'IIIc' ,1los partidos d izquierda It .ldkiol1al, CJII p r((it'rOI1 :t 1)11('11:1pal j(' dt·sus v tant s.

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322 Historia del siglo XX

La mayoría de los gobiernos de centroizquierda continuaron atado.sa las fórmulas del keynesianismo, sin lograr revertir la perversa combi-nación de recesión con inflación, pero a fines de esa década Carter enlos Estados Unidos y Callaghan en Gran Bretaña ya habían cambiadoel rumbo hacia la ortodoxia monetarista. En los años ochenta huboun giro del electorado, y los partidos de la derecha alc~nzaron el g~-bierno en todo el ámbito noratlántico: los Estados Umdos, Canada,Gran Bretaña, Alemania Occidental, el Benelux y Escandinavia. Losgobiernos más decididos a combinar las propuestas neoli~er~les en elplano económico y los valores neoconservadores en el ámbito de lacultura y las formas de vida fueron el de Thatcher y el de Reagan. Am-bos encararon una profunda reorganización destinada a modificar larelación de fuerzas entre capital y trabajo a través de la desregulación,la reducción impositiva, la privatización y el quiebre del movimientosindical. La doctrina del libre mercado fue acompañada, a la hora desumar votantes, con la re afirmación nacional: una fuerza movilizado-ra mucho más poderosa que la consigna del laissez faire. Reagan diobatalla contra el comunismo soviético, Thatcher contra el militarismoargentino en las Islas Malvinas, y ambos afianzaron así su capacidad

de convocatoria.Aunque con menos entusiasmo, fueron imitados por los gobie~n~s

de Europa Septentrional, incluidas las zonas tradicionales d~ do~mlOsocialdemócrata en Escandinavia. Ya no había dudas: el neohberahsmohabía desplazado al keynesianismo y pretendía desmontar el estado debienestar. Sumado a las derrotas electorales del laborismo británico y delos socialdemócratas alemanes, se fortaleció la hipótesis de la crisis

de la socialdemocracia.La socialdemocracia quedó enfrentada a un doble desafio: el de una

economía cada vez más internacionalizada, que le impedía recurrir a lasviejas recetas para frenar el fuerte incremento del desempleo, y el deuna base social cada vez más reducida, en parte porque la promesa demayor igualdad social no expresaba los intereses y las aspiraciones de laheterogénea clase media ni los de los obreros bien posiciona~~s en elnuevo mundo laboral flexible y segmentado. Frente a la rnovilidad delcapital financiero, la creciente competencia en el mercado mundial y lasdirectivas de instituciones claves del capitalismo -como el FMI-, los so-cialistas europeos desembocaron en algo parecido al Partido ~emócr~taestadounidense, aunque más atados a la preservación de los bi n s so la-les creados por el estado de bi n star urop ,mu h más nsist nI

qu Id la sup rpot n ia C::Ipilalisttl.

Fin de una época 323

Mientras la socialdemocracia del norte perdía apoyo electoral nel marco de la crisis, en el campo de la izquierda europea meridi nalavanzaban los socialistas y los comunistas declinaban.En Europa del Sur la industrialización fue más tardía, la clase obre-

ra generó tradiciones más combativas, forjó un fuerte vínculo con IONcomunistas y, al mismo tiempo, fue más débil en la confrontación 011el capital. En los años cincuenta y sesenta estas sociedades fueron rnodificadas por los avances en la industrialización, la expansión de la IaSI'media y la secularización de las formas de vida. Los comunistas S(' vil'ron afectados por estos cambios y, especialmente, por el desgaste dl'lrégimen soviético. A principios de los años setenta, a través d 1 uroc omunismo, los partidos comunistas francés, italiano y español r visa, 011su identidad distanciándose de la experiencia bolchevique.El eurocomunismo fue una reacción a la consolidación de la g'('tCu,

tocracia de la URSS encabezada por Brézhnev, que desde m diados dcla década de 1960 venía enterrando las inquietudes revisionisras p' nmovidas por la desestalinización. Si el punto de partida del 111'0(,011111nismo fue la invasión a Checoslovaquia en 1968, el golpe d 197:\ q\llderrocó al gobierno socialista de Allende en Chile marcó su ap,1II( C111pública. La propuesta eurocomunista fue formulada ini ialmt-nn- plllel Partido Comunista Italiano a través de los artículos d su 111:1111111dirigente, Enrico Berlinguer, sobre el golpe militar chil n ,B~'11i1l IIC'Idescartó la vía revolucionaria en los países desarrollados d ' ()('( Id,'lIlc'la transición al socialismo debía apoyarse en la democra ia :111111-\111el.imponer la dictadura del proletariado. La alternativa urorrunuu] 1.•insistía en que el socialismo debía preservar el abani el' lib('ILldc'civiles de la democracia capitalista. El nuevo orden polio o d('/'('II<lc'lloIlos derechos de las personas, la pluralidad de los partid s y las 111,1I11ciones parlamentarias, y evitaría la expropiación viol nta el . la I'lopil'dad privada de los medios de producción.Un factor clave para el surgimiento de esta propu sta Iu ,la SillliHICIII

política del sur europeo. A mediados de los años setenta abuutluhuu losignos a favor del cambio: el descrédito de la derecha n F'nlll( in, (·1,IKtItamiento de la Democracia Cristiana en Italia y el fin de hs dkl:HItIl,1en España con la muerte de Franco en 1975, en Portugal 011 I:t I{I' nlllción de los Claveles en 1974, Yen Grecia con el r tiro d ' h.i ti 11Ia m]] 1.11en 1974. En estos países, los partidos comunistas, arraigados en In ( 1.1Iobr ra, anun iaban dcrno ra ias s ial s más i ur litarias <lltl' 1,11,Ipltalisrn I bi 'll('sl!\!' 1-\1'lio":1élo por la s iald rn( ','¡¡eia rlr-l 110111',,'111(~ll1h:tr~(), c·lC'\II'ti 011111111IIIC1111111", ):1 plasll1:1l'1111:1:tlit'III:llivlI 11111(11,1,

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324 Historia del siglo XX

y sus propuestas remitían en gran medida al keynesianismo desgastadopor la crisis. El giro democrático del eurocomunismo, que se parecíacada vez más a la socialdemocracia, resultó escasamente creíble a la luzde su estrecha y prolongada vinculación con el régimen soviético. Aldistanciarse de la Revolución de Octubre y reivindicar la opción demo-crática, las señales de identidad de los comunistas se tornaron ambiguasy sus decisiones políticas fueron erráticas.El Partido Comunista Francés formó parte de la Unión de Izquierdas

que llevó al socialista Mitterrand a la presidencia, luego rompió la alian-za y terminó reingresando al gobierno en una posición subordinada. EnItalia, se desgastó buscando una alianza con la Democracia Cristiana,sin obtener la porción de poder que esperaba. En ambos países fueronlos socialistas quienes ganaron posiciones en el gobierno. En Francia,la confluencia de diferentes agrupaciones de izquierda posibilitó queMitterrand ganara las elecciones presidenciales de 1981 y conservarael cargo hasta 1995. En Italia, la coalición con la Democracia Cristianallevó al socialista Bettino Craxi a ocupar el cargo de primer ministroentre 1983 y 1987.En España, Grecia y Portugal la transición hacia la democracia estuvo

signada por severos desafios: una economía poco competitiva, profun-das desigualdades sociales, un estado con fuerte peso de los organismosrepresivos y un escenario político precario debido a la represión ante-riormente ejercida por los gobiernos autoritarios. En los dos primerospaíses, los socialistas llegaron al gobierno en la década del ochenta.El Partido Socialista Español (PSOE) ganó las elecciones en 1982 y sumáximo dirigente, Felipe González, estuvo al frente del gobierno has-ta 1996. Los socialistas griegos, encabezados por Andreas Papandreu,condujeron el gobierno entre 1981 y 1989 Yvolvieron a desplazar a lasfuerzas de centroderecha en 1993. En Portugal, después del fracasodel gobierno de izquierda encabezado por un sector de los militaresque había derrocado la dictadura, los socialistas o bien compartieron elgobierno con el centroderechista Partido Social Demócrata o bien estu-vieron en la oposición. Recién en 1995 obtuvieron la mayoría absolutaen la Asamblea.Las gestiones de los socialistas -con prolongado predominio en los

gobiernos de España, Grecia y Francia- tendieron a aceptar las condi-ciones impuestas por la reorganización del capitalismo y relegaron susobjetivos de reforma social. Los indicadores de crecimiento económide estos países tuvieron una curva ascendente, pero las tasas d d s 'm-pleo s mantuvi r n alt; s y I stado d . bi n srar no (1 anz6 la oxt '11-

Fin de una época 325

sión ni la calidad de la socialdemocracia del norte. El debate en torn aeste resultado, muy alejado de las promesas del socialismo, sigue abi r-to: todavía falta determinar cuánto peso corresponde a los contextos 11

que debieron actuar sus gobiernos y cuánta responsabilidad cabe a lal!decisiones de sus dirigentes.

En los años noventa, en la mayor parte de los países centrales, l Iir-lde la balanza política se inclinó a favor de la nueva socialdemo ra 'íaneoliberalizada. A fines de esa década, los partidos de centroizquierrludetentaban el gobierno en los Estados Unidos, Canadá y doc de l~),quince países de la Unión Europea: Gran Bretaña, Alemania, Fraru 1.1,Italia, los Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlaudiu,Portugal y Grecia. Los gobiernos del demócrata Bill Clinton n 10M ":

tados Unidos y del laborista Tony Blair en Gran Bretaña mar aron 1.1tónica y la dirección del nuevo período.La formación política estadounidense siempre ha diferid de 11

equivalentes europeos. La mitad de la población, integrada por lo, ,~'etores menos pudientes, casi nunca vota, y el conjunto del sp 'cl"1I )111

lítico se sitúa más hacia la derecha que en Europa: cabe r ordiu ClI"en los Estados Unidos no ha habido nunca un partido so ialistn '011sólido arraigo entre el electorado. En este contexto, Reagan obtuvo 1111consenso mucho más amplio para su línea conservadora que '1'11111,111'1para la suya.

Durante el New Deal hubo una gran diferencia entr los PI'OIo\,.III1.1políticos demócrata y republicano. En las últimas décadas cid siHlo . "debido al giro hacia el neoliberalismo de la socialdemo rada ('111(11)1',1\al desprendimiento de los ex demócratas sureños, el Partido IklllCi( 1.11.1es~adounidense se asemejó a las coaliciones socialdemó ralas \'1110l'e .1

mientras que los republicanos se acercaron más a 1 S nS('1vado\('Las di~erencias programáticas entre ambos se redujer n ti 111(,(11<1"qllC

las deSIgualdades sociales se intensificaban. Sin embargo, los do 1'.111dos expresan diferencias. Los demócratas siguen in linadoa a ~Oll(('d.'1beneficios sociales a los pobres y los republicanos prop n(\('1I :101\( , e 1un liberalismo económico más coherente a los ri s,El Partido Demócrata llegó al gobierno en 1992 y Clinton 1('\d lo \1

victoria cuatro años después. Presidió el país durant la ' pall, i,," I'e ti

nómica más prolongada desde los años setenta, ra ias a la 1('(\11(.1011de las tasas de des mpleo, el boom del consum y un mer <Idodi' v.dollfloreci nt . La d 'sl'('gllh i6n, tanto del mer ad fimlllcic'I'p (011111d, 1m r ado la\)oHd. ('/11 \lVII .\( (III'p:uiada p r g si s d 'collciliadOIl 11( ddisn i\)11(iOIl 1 ( d. e11.111111d, '·lIlpl(·o. refo 1":\ (·dll<.:alív;l,(:IiIlIOIl

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326 Historia del siglo XX

su equipo presentaron estos cambios como el fruto de una nueva políti-ca económica: la "tercera vía" entre "los que decían que el gobierno erael enemigo y los que decían que era la solución". Desde esta perspectiva,un buen gobierno era aquel que propiciaba un desarrollo favorable a"la era de la información", generaba nuevas ideas y reorganizaba el esta-do en un sentido menos burocrático y más disciplinado en los gastos.La tercera vía, entendida como alternativa entre el neoliberalismo y

la socialdemocracia tradicional, fue también asumida por otros gobier-nos: desde Blair en Gran Bretaña hasta Fernando Cardoso en Brasilrecurrieron al mismo lema, cuyo principal teórico fue el sociólogo bri-tánico Anthony Giddens. Desde esta perspectiva, los nuevos gobiernosde centro-izquierda evitaron todo extremismo ideológico.Mientras la socialdemocracia tradicional insistía en la justicia social

-aun a costa de recortar la libertad de los dueños del capital-, los de-fensores de la tercera vía enfatizaban las oportunidades que ofrecíala libertad para desarrollar la iniciativa individual y las posibilidadesque brindaban las nuevas tecnologías y la educació.n para ~u~entarel bienestar, siempre y cuando las personas aprendiesen a lidiar conlos riesgos e incertidumbres de la posmodernidad. La mejor prue~apresentada sobre sus bondades fue el balance práctico de la econormaestadounidense.Mientras los políticos argumentaban en favor de la tercera vía, el ám-

bito académico y periodístico anglosajón acuñó el concepto de "nuev~economía" para designar el proceso de acumulación de capital que Vi-vía la economía norteamericana. El despegue económico tuvo entresus pilares la exitosa proliferación de las empresas vinculadas con lainformática, las "punto com", Aunque el aumento de la productividadsiguió siendo lento, el crecimiento del PIB fue sostenido y el dese.~pleoy la inflación disminuyeron simultáneamente. Duran.te la gesnon deClinton no se produjo ninguna recesión, en parte debido a la reestruc-turación previa de la industria -recuérdese que las restricciones crediti-cias impuestas a comienzos de la década de 1980 habían. eliminado a lasempresas y los bancos menos eficientes- y en parte graCias a las tenden-cias impulsadas por el acuerdo del Plaza en 1985, que al desvalorizarel dólar confirió a los Estados Unidos cierta ventaja competitiva sobreAlemania yJapón. Pero el gobierno de Clinton también profundi~ó ladesregulación bancaria abriendo paso a los "supermercados financIe.rosintegrados", que podían combinar, con gran aumento de sus beneficios,las tareas -hasta entonces separadas- de la banca comercial, la ban a dinversiones y los s gur s. T das las t nd n ias n miras y I olíti 'IS

Fin de una época 327

importantes de la década de los noventa jugaban a favor de las finanzas,aunque en ese momento quedaran veladas por la euforia en torno a lasactividades vinculadas con la informática y las telecomunicaciones.Mientras la posición de la economía norteamericana se deterior6

desde mediados de los sesenta para recuperarse en los años novental~ de Japón co~oció un significativo avance hasta 1990 y un pronull~ciado es~ncamIento a partir de entonces. La economía europea os ilbcomo la Jap~nesa, pero creció menos en la primera etapa y cono i )un estancamIento menos pronunciado en los años noventa. Desd laperspec~va estadounidense, el estancamiento europeo se debía a quelos trab<IJadores, empleadores e instituciones carecían de la flexibilidadlograda por sus homólogos en los Estados Unidos. Como contraparlida,para gran parte de los europeos, los Estados Unidos tenían demasiadosproblemas: la insaciable búsqueda de riqueza y el consumo desm didode su ~oblació~ eran eStéticamente desagradables y ecológicam 'lit\'catastroficos, mIentras que las diferencias sociales eran cada v z Ill.l,~

profundas. Aunque el índice de desempleo estadounidense era inf 'riOIal de muchos países europeos, las brechas en los ingresos eran may )I'('N,En Gran Bretaña, por ejemplo, a principios del siglo XXI, una millOría privilegiada tenía acceso a los mejores tratamientos médi os (klmundo, pero había cuarenta y cinco millones de estadounid ns 's sillninguna clase de cobertura médica.

La crisis de la socialdemocraciay el ascenso de la derecha radical

El repunte d~ la soci~ld.emocracia fue efimero. Una semana desplI('de que los pnmeros mIlllstros de Gran Bretaña yAlemania, IlabOI i.~LIAnthony Blair y el socialdemócrata Gerhard Schróder, firmaran [111documento donde sostenían que "la socialdemocracia había 11 ollll'adonu~va ~ceptación", el resultado de las elecciones europeas d 1J O Yd 1.1de JUlllO de 1999 contradijo esa afirmación. En ocho país s blllvi('I'OIlel 20% de los votos, o menos, yen otros cuatro rondaron l 3%. S ,loen España y Portugal conservaron índices de alrededor d 140% :'Iwnas en cuatro la socialdemocracia fue el partido más votado.Varias razones explican el debilitamiento de los sociald 1116('1';11:.,a

principios del siglo XXI. En primer lugar, la erosión d I m '(lío sod,rIen el que había pr sp .ra lo la so iald mo racia: los br 'ros clllilkadoarticulad s por IIl1a1'('11 d(' 01K,'lti~a('Í(ln 's I partido, losNi"dirafOM,l.,'as ia iOI Il (tllf""rI!' 1111/'111.1 qlf(' ('ol1ft'1 ;111icl<-lIlidad:1la (1.1('

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328 Historia del siglo XX

obrera. Su cohesión dependió también del ideal compartido de una so-ciedad futura más justa. Los cambios en el mundo laboral bajo el dobleimpacto de la crisis y la globalización impulsaron trayectorias y condi-ciones laborales diferentes, y se diversificaron las formas de vida. El in-dividualismo ganó terreno y se debilitó la percepción de un "nosotros".En segundo lugar, debido a las reglas económicas de la ComunidadEuropea, quedó cada vez menos margen para las diferencias entre lasgestiones de los socialdemócratas europeos y sus rivales conservadoresy democristianos. Por último, la crisis del socialismo estatista del bloquesoviético arrasó con la ilusión, que muchos conservaban, de sociedadesmás igualitarias y justas que las capitalistas y deslegitimó la intervencióndel estado en la vida social y económica.El ocaso de la socialdemocracia no supuso el ascenso de sus opositores

históricos: tanto los democristianos como los conservadores perdieronelecciones y cargos gubernamentales. Paralelamente, los partidos verdescrecieron y los liberales tuvieron una etapa de renacimiento. Pero antetodo ganó peso la derecha radical que impulsaba el "nacionalismo so-cial", es decir, la reivindicación de una identidad nacional homogéneaque alentaba la expulsión de los habitantes procedentes de otros países.En los primeros años del siglo XXI, esta opción incrementó su caudalelectoral en Bélgica con el Vlaams Block, en Portugal vía el Partido Na-cional de Derecha, en Dinamarca con el Partido Nacional, en Noruegacon el Partido Progresista, en Austria con jórg Haider a la cabeza delPartido de la Libertad, en Italia con la Liga del Norte, de Umberto Bossi,fuertemente xenófoba, y que integra la victoriosa coalición de centrode-recha encabezada por Silvio Berlusconi, mientras en las presidencialesde Francia los socialistas obtenían menos votos que el Frente Nacional,liderado por jean-Marie Le Peno Únicamente en Alemania los partidosde la nueva derecha no cosecharon éxitos en el ámbito nacional y sólolograron resultados significativos en'a~gunos parlamentos regionales.

La derecha radical europeaEs posible advertir algunos principios básicos de este sector de la escenapolítica a través de las opiniones de FilipDewinter, secretario general delVlaams Blok, partido ultranacionalista de Flandes, en la entrevista queconcedió, en 1995, al diario español El Mundo:"Pregunta: ¿A qué clase social pertenec n I 1m tlzantes de upartido?

Fin de una época 32

Respuesta: Es un partido popular. Las clases obreras, los trabajadores, muchos jóvenes y quizá también parados. Esta es la clase domlnante, pero tenemos gente de todos los estratos sociales. [...]P: ¿Definiríasu partido como conservador y de extrema derecha?R: No, de derecha nacional. Somos un partido nacionalista que no eracista ni fascista. Ni es un partido conservador, porque eso suele qu t( t

decir liberal y capitalista. Somos la cuarta fuerza política del país. Re rsentamos entre el 13% y el 15% del electorado. Eso quiere decir quno somos extremistas. Sólo tendríamos entonces un 2% de los votoSomos un partido democrático, apoyado por mucha gente.P: ¿Expulsaría a todos los inmigrantes?R: No a todos. Los ilegales, los que están en paro y los criminales 1>1IIvolver a su país de origen. No las otras categorías. Pero decimos undebemos dar trabajo y prestaciones sociales primero a nuestro pr I)Ie)pueblo. Eso es normal.

P: ¿Aspiran a un Flandes independiente y fuera de la Unión Eur p /I't

R: Sí a la independencia, pero no a dejar la UE. Pero no quer mla Europa de Maastricht ni la de Schengen. Maastricht no re p I 1111soberanía de los estados. Y hay que resguardarla, y hay qu r 1" 1111/11también las fronteras porque hay inmigrantes, droga y crimln Ilcllld<1"1pueden entrar. [...]P: ¿Cuáles son sus socios en el exterior?R: El Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen en Francia. n I 01 I IlO

tenemos aliados, porque el Frente Nacional es demasiado fr )) lul 1/1,11I1demasiado vinculado al pasado y no mira la política actual. I n u 1l11e)/11País Vasco, estamos en contra de la violencia. No tengo Iml 111111pl"ETA ni por Herri Batasuna. Pero sí por la lucha del pueblo v ( , e11111es justa. Hay que comprender que los vascos quieran m lH( 11011111En Flandes también la queremos, y creemos que la poc m , ,0111)(11111democrática y pacíficamente.P: ¿Acabará con el cobro vitaliciode paro?R: Los parados de larga data tienen la obligación de tr b J r y 111)'I 11hI

debe organizar empleos en hospitales u otros servicios p r !lo,"

DiarioEl Mundo, Madrid, 21 de mayo de 1995. ¿¡JT

La actual derecha radical maneja hábilmente los miedos 11"(' 11' 1.1un mundo in i rro (' idcnt if a " nemi os" para cxplicn¡ 10M III,tllqu aqu .ifl/l a ION "1)('1111'«01 "M" ('/1 '1 apitalismn glohal: aNO( i.1 ,,1 d,s('lnpl(,() :t 1:1illlll KI,II 1111,Idill(l;(:t 1'1 1('rrOl'islIlO :t le" /1111,11111,1111•

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330 Historia del siglo XXFin de una época 331

vincula la criminalidad y el vandalismo a un exceso de extranjeros,denuncia la corrupción como rasgo distintivo de la clase política, yatribuye las peores condiciones de vida a las decisiones de los tecnó-cratas, sobre todo aquellos que están "arriba", en la lejana Bruselas.Esgrime su nacionalismo xenófobo como una salida viable a la crisissocial y de valores que es producto, según ella, de la globalización y laUnión Europea. No es la expresión política de una determinada claseo sector social porque su propuesta encuentra eco en diferentes estra-tos de la sociedad, incluidos los obreros. El ascenso de estas fuerzas dederecha radical se basa en la aceptación, por importantes sectores dela sociedad europea, de la exclusión y la represión de quienes no sonde origen europeo.Sin embargo, los "otros" no sólo son rechazados por el francés Le Pen

o el flamenco Dewinter, sino que el conjunto de la dirigencia políticaeuropea, acompañando y promoviendo los sentimientos de gran partede la población de sus países, ha decidido impedir que los hombres, mu-jeres y niños de sus ex colonias ingresen al Primer Mundo. A mediadosde 2008 los ministros del Interior de los estados miembros de la UniónEuropea aprobaron la polémica ley que determina los procedimientospara expulsar a inmigrantes sin papeles. A través de esta sanción se ins-titucionaliza el encierro de los extranjeros por vía administrativa hastaun máximo de dieciocho meses en los cerca de ciento setenta centrosde retención para inmigrantes. El mismo destino les espera a los meno-res que no estén acompañados por adultos. Dentro de ese período, losdetenidos son deportados a sus países de origen.

En la última década del siglo XX el escenario asiático sufrió el im-pacto acumulado de una serie de hechos: el fin de la Guerra Fría, qur-eliminó las líneas de separación ideológica que dividían al contin rue:la globalización, la crisis financiera de 1997-1998, el ascenso de Chinuy el más reciente ascenso de la India, y la profundización de la int g'/'ación económica. Aunque la mayoría de los analistas reconocen el advenimiento de un nuevo orden mundial, el significado y las repercusione,de los cambios en curso en esta parte del planeta son motivo de d b:t("

¿Está en marcha una globalización asiática que acabará con la h gelllOnía estadounidense? Si hubiese una globalización asiática, ¿en qué 111('dida y en cuáles sentidos podría significar un proyecto contrapu 'Slo :1la globalización occidental? ¿La creciente interdependencia econ mI/e ,1de los países asiáticos supone la efectiva construcción de un p lo ('011intereses compartidos? ¿Qué peso tienen la competencia económlrulas rivalidades entre los principales estados -sobre todo, aunqu ' 110('clusivamente, en el caso de China yJapón-, cuyo pasado está atr<lVl'~;¡clopor prolongados y sangrientos enfrentamientos?

Japón: de la euforia al estancamiento prolongadoDurante un breve período, entre fines de la década de 1980 y pl 11cipios de los años noventa, Japón pareció haber superado H ION1':tados Unidos en todos los índices significativos de la nonun, Silempresas dominaban en ramas industriales importantes y sus 1>:111111superaban con creces a sus rivales extranjeros. Tokio n s )10 11:11",1sorprendido al mundo por su capacidad para recup rarse d('/lI)lI('de la Segunda Guerra Mundial, sino también por haber ilHplds,lIl1Ila prosperidad del este y el sudeste de Asia. En estas zonas Sil1'101 IC'I011nuevas economías industrializadas capaces de competir n el 111('1( ,lile1mundial: primero los "tigres" y, siguiendo sus paso, Malasia, 'J'nil.lllcli"e Indonesia. '

En el espectacular crecimiento de la región también in('lvilllc'IOIIlos empresarios de la diáspora china. La población étni am('III\' ( lilll,lresidente fuera de su tierra ancestral alcanzaba los tr inta y ('11:1(101111llones de personas, de los cuales más del 82% se encontraba eu A~I... l..mayoría en el sudeste del continente. Excepto en Tailandia y Itilipill,l ,donde contraen matrimonio con la población local y se ill(<:¡.:rall,r-u I Ir sto de los país s los hin s s n "los forastero p r ix clcucla": (¡¡pU,1listas vin ulados al ('()III(,.'C'io las finanzas qu 011' '((\n ('sas ('('011011",1'011 '1 1nl'InIClo 111111111,d

Asia: milagros económicos, crisis y globalizaciónEn los últimos decenios se produjeron espectaculares expansiones eco-nómicas en Asia: Japón, desde la década de 1960; los tigres asiáticos-Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur- en los años ochenta;China en los noventa y la India a principios del siglo XXI. Estos países,con índices de. crecimiento superiores al 8% durante décadas, han lo-grado en pocos años lo que Europa y los Estados Unidos alcanzaron enun siglo de crecimiento material. Pero también existe otra Asia, la delos países pobres y en muchos casos desgarrados por guerras internas:desde Nepal, Bután, Camboya, Pakistán, Bangladesh, Mganistán, Myan-mar, Sri Lanka y Timor Oriental en el sur y el sudeste, pasando por Co-rea del Norte, hasta los nuevos estados de Asia Central: Turkm nistán,Tayikistán, Kazajistán, Uzb kistán y Kirguistán.

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332 Historia del siglo XX Fin de una época 333

A mediados de los años ochenta, imposiciones procedentes de losEstados Unidos dieron lugar, sin que fuera un objetivo esperado, al cre-ciente vínculo económico entre Japón y el Este y Sudeste asiático.En 1985 el gobierno de Reagan presionó a las autoridades japonesas

para que aceptaran la revaluación del yen. Se esperaba que la desvalori-zación del dólar, a partir de la firma del acuerdo del Plaza, mejorara eldéficit comercial de los Estados Unidos y que Tokio simultáneamenteincrementara sus importaciones.Pero Japón no se convirtió en un gran importador y las empresas

exportadoras siguieron expandiéndose mediante la transferencia de laproducción a los países asiáticos vecinos. Como las monedas de estospaíses estaban en su mayor parte vinculadas al dólar, su devaluaciónaumentó la capacidad competitiva de las exportaciones asiáticas frenteaJapón. En consecuencia, las empresas japonesas se vieron impulsadasa trasladar una parte cada vez mayor de sus operaciones productivas alos países asiáticos de la región. En un primer momento, esas inversio-nes sólo tuvieron en cuenta el mercado asiático para el ensamblaje delos productos finales aprovechando la mano de obra barata y abundan-te. Con el paso del tiempo, esos puntos se convirtieron en bases de unacadena interregional de fabricación con altos niveles de tecnología yproductividad.El alza del yen fue acompañada por la expansión del crédito. Las

autoridades no intervinieron cuando los bancos empezaron a distribuirgenerosamente préstamos a agentes inmobiliarios de menor calidad y aespeculadores bursátiles. Esta conducta creó las condiciones propiciaspara la formación en torno de los valores inmobiliarios de una enormeburbuja financiera. Según las leyes del mercado, debía sobrevenir unacrisis: el colapso de las empresas sobre endeudadas y de los bancos enriesgo, acompañado por fusiones. Sin embargo, en un principio el go-bierno japonés se negó a retirar la garantía que brindaba a las empresasfinancieras. Así fue creciendo la nube de la incertidumbre, con quie-bras de los más chicos hasta la caída, en 1997, de Yamaichi Securities,la cuarta firma de valores deJapón. Esto fue totalmente novedoso: tam-bién en Japón, a pesar de que la burocracia estatal había resguardadosu destino, las grandes empresas podían entrar en bancarrota.El problema de Tokio era más grave, ya que conllevaba la pérdida de

su liderazgo tecnológico. En los años noventa el optimismo de la elitejaponesa se transformó en hondo pesimismo cuando las cifras indica-ron que su país, la segunda economía y el primer acreed r n to dImundo, era víctima d un g-r~vc stan ami nto. del, live fue r sultado

del repunte económico de los Estados Unidos, pero, además, se combi-nó con la brutal caída de las economías del Sudeste asiático y Corea cidSur tras la revisión del acuerdo del Plaza en 1995,Frente a las nuevas empresas estadounidenses -Apple Computer, Mi

crosoft, Intel, Sun Microsystems, Advanced Micro Devices- líder S ('1\

casi,todas las tecnologías de la información en la década de 1990,Japtlllpaso a ocupar una posición de segunda categoría tras dos gloriosas (\1'

cadas de liderazgo tecnológico, El éxito norteamericano en Int rru-¡en las industrias de software se había gestado en la cultura empr sal ¡al~~n amp~io ~argen para la iniciativa individual de Silicon Vall y, ¡\1l1Jovenes científicos, con el apoyo de mercados de capital altam II\(' de'sarrollados y decididos a afrontar la incertidumbre de las nuevas íllV('1

siones, inauguraron negocios de miles de millones de dólares. Nadu de'aquello era posible, ni siquiera concebible, en el marco del dirigi.~IIlnburocrático de Tokio. Los burócratas japoneses no estaban dispucsru .1

admitir que algo tan corrosivo para el orden establecido como ('\ (,(Iroliberal de Silicon Valley echara raíces en su país ..La reactivación estadounidense se había producido, en part " :r e'

pensas de sus rivales enJapón y Europa Occidental. Diez años de (lll

del acuerdo del Plaza, el dólar seguía subvaluado en un 40% 1'("1)('( loal yen. En abril de 1995 se alcanzó un tipo de cambio r 'COI <1 e11 711yenes por dólar, lo que afectaba seriamente la produc i611 ('XIIIH 1.11111japonesa, Tokio presionó a los Estados Unidos subrayando qll(' (' (' I ti

sobrevaluado agotaría la capacidad de Japón para sost 11('1' (·1 d -I I11por cuenta corriente de Washington, lo que provocaría '11 lo. Jt: (,Ido~nido~ déficit y recesión, Clinton, atento a las cercanas I e('ioll(' 1"1sidenciales, acordó con las principales potencias el llamado ":r(11('11111del Plaza inverso" para forzar el aumento del dólar. Entr Ifwdi:rtllll, d.1995 Y fines .de 1997 el dólar subió de 79 a más de 130 y 'J)('S y./.qllllltuvo un respiro.

Pero en una economía global, cada decisión que afe ta ti lIllO ,11- .11eslabones repercute inmediatamente sobre toda la ad '11,1. 1 •.1 ell' ,1

luación del yen afectó a los países asiáticos vecinos porque l'('ellI¡O1,1

capa~idad competitiva de sus exportaciones; sin mbargo, sus golltc Inos, mmersos en la euforia del momento, continuaron (, pallel (-"11,,~l crédito, En el marco de esta política, los capitales C:iI)('('lIlativo qtll

mgresaron en las economías emergentes de Asia alcnturou (.1 II1 I

miento de la burbuja n el sector inmobiliario y fimIlIe'i!-I'O,1,;1 ( IIi nt distancia ('1111'(' los movimi ntos d apital <'1"(' C'Ollellll,111 dnd llrlallli('Il(o 1.1 pll llilid:I(!c-s ada v '1. rn:ís 'SC:lsas lit- (oloe .11

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334 Historia del siglo XX Fin de una época 336

productos en el mercado impidió que el valor de las monedas localescontinuara sujeto al dólar. Si bien el primer ministro de Malasia acu-só al empresario y financista norteamericano George Soros de haberprovocado la crisis monetaria al retirar grandes volúmenes de capitalde Asia Sudoriental por motivos políticos, la teoría de que la crisis fueproducto de una conjura no tiene demasiado asidero. La especula-ción no creó los problemas económicos que condujeron a la debaclemonetaria, antes bien, dejó al descubierto que las expectativas sobreel futuro económico de la región eran exageradas y dio lugar a nue-vas expectativas de signo negativo. Lo que sí hizo la especulación fueintensificar dramáticamente las circunstancias críticas y agravar suscostos sociales.

La crisis asiática estalló en Tailandia con la caída del baht a fines dejunio de 1997. Cuando se hizo evidente que las deudas superaban am-pliamente la capacidad de pago, el gobierno retiró la garantía estatalpara los bancos y empresas excesivamente endeudados. La fuga masivade capitales fue acompañada por una serie de devaluaciones: al baht lesiguieron el peso filipino, el ringgit malayo y la rupia indonesia. El valorde las deudas externas se disparó, muchas empresas quebraron y crecióel desempleo. Las experiencias exitosas, cuyo ejemplo supuestamentedebía seguir el resto de los países periféricos según los neoliberales,desembocaron en el derrumbe económico y la crisis social.

En contraste con el patrón de bancarrotas del Tercer Mundo, la crisisasiática no se debió a un gasto gubernamental irresponsable sino a lasobreinversión irresponsable del sector privado. A lo largo del boom, se-gún el Banco Mundial, los gobiernos de Asia Oriental se comportaronen forma ejemplar: siguieron una política monetaria y fiscal orientadaa la estabilización, fomentaron las exportaciones en lugar de sustituirlas importaciones, y crearon condiciones favorables para la inversiónprivada. A causa de este diagnóstico previo, era dificil atribuir la res-ponsabilidad del desastre a una clase gobernante corrupta y populista,como se hacía en América Latina. No obstante, el influyente semanariolondinense The Economist acuñó el concepto de "capitalismo de campode golf'. Las redes flexibles de cooperación informal entre los políticos,la burocracia y las elites económicas -hasta entonces vistas como instru-mentos para promover consensos- pasaron a ser consideradas semille-ros del clientelismo y el nepotismo.

Con el derrumbe de sus vecinos, Japón perdió un mercado clave parasus exportaciones. La crisis financiera de los países asiáticos se tragócientos de miles de millones de dólares en inversiones directa O indi-

rectamente financiadas a través del sistema bancario japonés, asestandoun nuevo golpe a un conjunto de instituciones que ya tambaleaba acausa de las dificultades internas. Desde fines de 1997, el crédito m-pezó a escasear en Japón, especialmente para las empresas pequeñas ymedianas, y se generalizó un círculo vicioso de retracción de créditos,quiebra de empresas y más restricción crediticia. El enfermo sist 'lilabancario japonés parecía ser el ojo del huracán, pero en realidad ('1':1el síntoma de una crisis estructural más profunda: décadas de inv rsi )tI

sin atender a la rentabilidad habían cargado aJapón con una s ]:)r('('1I

pacidad productiva mayúscula. Además, había quedado rezagado ('11(·1nuevo escenario capitalista, donde la pujanza económica se traslad » de'los sectores que fabricaban objetos a los que suministraban compk-]useries de servicios.

Para los economistas ortodoxos de gran parte del mundo, 011Washington a la cabeza, los problemas japoneses se solucionarían adoptando las instituciones del capitalismo liberal: depuración de gn\lI(I¡'fabricantes y bancos no rentables, eliminación de acuerdos orpo. al ivos entre empresas y trabajadores, desmantelamiento de cárt 'I('s, IihlCcomercio y fijación de precios por los mercados y no por los bur )(·I'.ILI •

Pero esta fórmula sigriificaba la pérdida de puestos de trabajo y 1:1'ItI I

bra de empresas. Implicaba reconocer que los depósitos que h••III.I"financiado gran parte de la capacidad productiva a través d('1 NiNIe111,1bancario no valían lo que la gente creía. Si todo esto salla " la 1111,1.1crisis económica tendría un correlato de ira social y pérdida (1(,etI·dlbilidad para la elite gobernante. Los dirigentes japones S no pod1.111aceptarlafórmula estadounidense. Lo que el resto del mundo l"t\'1 PII'taba como un problema principalmente económico conll v<lh" ('11elfondo un desafio político: hasta qué punto y cómo el régirn 'nj"poll .debía reconfigurarse frente a un capitalismo global qu arl'asaha ( 011los pactos de los años dorados a través del movimiento in 'ollll'Oladodel capital financiero.

En este contexto, el ascenso de China fue decisivo para la 1'('('lIlh1,1ción deJapón. La avidez china de bienes de capital permitió a los lunductoresjaponeses elevar la tasa de utilización de la capa id.nl (. INt('11te, hasta el punto de volver a ganar produciendo bien s. Las ('1111'1(' ,1japonesas comenzaron a invertir seriamente en China d í!lk pl ¡IIe¡p ode los años noventa, tendencia que se vio fortal cida d 'sde fill:tle', dt'sa misma década d bído a la crisis asiática. Del sólido víll('lIlo 11)1¡.l(lo

con los Estados U"i(lOM duranu- la Gu rra fría, Jap6n p:IS) a 1111011(,1,1d6n triall/J,ul!!1(.11K.leI,1ele'.lIl1h1f'l'kdad 's y el 'sílflos.

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336 Historia del siglo XX Fin de una época 337

La incorporación de China comunistaal capitalismo globalEn los primeros años del siglo XXI, cerca del 20% del crecimiento de laeconomía internacional dependió del empuje de China. Con su espec-tacular demanda de cemento, carbón, acero, aluminio, níquel, petró-leo y soja fue una verdadera "locomotora" que arrastraba a la economíamundial. ¿Qué había ocurrido en este país, al que la "revolución perma-nente" de Mao había conducido a costosas encrucijadas?En 1978 el Comité Central del Partido Comunista Chino había apro-

bado las reformas propuestas por Deng Xiaoping: el apodado "PequeñoTimonel" introdujo medidas encaminadas a desmantelar la ingenieríasocial de la era de Mao, el "Gran Timonel". Dos años antes, la muerte deMao había dado paso a un breve período de incertidumbre en cuanto ala sucesión del poder. Por un lado estaba la llamada Banda de los Cuatro,encabezada por la viuda de Mao. Sus integrantes, comprometidos conla Revolución cultural, se presentaban como continuadores de la líneamaoísta. La Banda de los Viejos, liderada por Deng Xiaoping, una de lasvíctimas de la Revolución cultural, se interesaba por las experiencias eco-nómicas de Corea del Sur y Taiwán, donde las reglas del mercado asocia-das a la intervención estatal habían derivado en un notable crecimientoeconómico. Este grupo acabó tomando el control del partido.Afines de 1978 el Comité Central aprobó el programa de las Cuatro

Modernizaciones -agricultura, industria, defensa e investigación cientí-fica-, propuesto por Deng Xiaoping, y dos años después Deng designóa dos de sus hombres, Hu Yaobang y Zhao Ziyang -mucho más com-prometidos con las reformas que él mismo-, como secretario generaldel partido y primer ministro, respectivamente. El nuevo rumbo incluíala gradual apertura de la economía china al exterior, la disminuciónde las regulaciones del estado, la creación de un mercado laboral y decapitales, y la fijación de precios a través del mercado, empezando porel sector agrícola. Este giro redujo notablemente la dependencia dela población respecto del estado para su subsistencia. En 1980 Chinaingresó al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.En un primer momento, el reemplazo de las comunas agrarias por un

sistema de "responsabilidad familiar" que permitía la comercializaciónprivada de los excedentes no vendidos al estado derivó en el aumentode la productividad y posibilitó el enriquecimiento de los campesinosen un medio cada vez más desigual. Pero las cosas cambiaron desdemediados de los años ochenta. El mundo agrario quedó marginaddel proceso de desarrollo cuando los inc ntiv s, I infra stru tura y la

inversión extranjera se concentraron en las zonas costeras. Al mismntiempo, el gobierno decidió subsidiar los consumos urbanos medianu-la rebaja de los precios reales de los alimentos. En la década de 1990, 1:1población campesina excedía la superficie de tierra disponible y la 1\10

dernización impulsada por los comunistas había subordinado el 1111111

do rural al crecimiento industrial.En el plano industrial se ·otorgó mayor autonomía a las empr S'IS (',

tatales y se establecieron zonas económicas especiales: espacios doud«se autorizaba el ingreso de empresas extranjeras que producían n ( 011diciones fiscales privilegiadas disponiendo de trabajadores con íntilllo

salarios. La radicación de capitales foráneos en estos territorio preu-ndía ingresar nuevas tecnologías, capacitar mano de obra y avanzar ha( 1,\

la producción de bienes exportables. En 1980 se abrieron cuatro ",0110.

económicas especiales, todavía bajo observación central, y una di'caclamedia después llegaban casi a diez mil.Las empresas estatales fueron incorporando los criterios cid IIIC'I

cado, entre ellos, la competitividad como principio orientador d(' l.decisiones de sus directivos, desplazando las normas de la burrx 1 ,Ic j,I

planificadora. El crecimiento económico basado en el patr)1I de' 1,1

competitividad tuvo costos sociales diferentes de los del plan c',I.It.lI'

entre otros, el cierre masivo de fábricas y el consigui ntc (\(N('lJlpll'P

El progresivo desmantelamiento de la regulación públi al' ION 1)/ C'C 11.fue acompañado por el encarecimiento de los bienes d 'OJlN\lIIIP,

La reforma económica se combinó con un aumento n rable dc' l.. 11111

vilidad social, ocupacional y residencial, y también con el sUl'gilllic'Jlh Id,una nueva elite económica, el afianzamiento de una pequ ña clasc' 1111

dia urbana y una mejora palpable en el nivel de vida de la uarta pOli tI' ell

la población china. Asimismo, dio lugar a la profundiza ión de las ch' 1

gualdades, ya que la lógica del mercado agrandó la brecha sial ('lltl e''''mundo urbano y el rural y entre las provincias costeras y las el I illtn 101,En 2005 el promedio de ingresos del 10% del segmento el la pohlac iuumás rica era ocho veces superior al promedio de ingresos cid 1 (lI,V¡¡ C 1111

el nivel de renta más bajo. El estado se ha desentendido el' sus :llIfi 110

compromisos, empujando a las personas hacia el empr ndimicuu: 111 ,1

do, el autoempleo o la migración interna más o menos ¡I'gil!.El movimiento migratorio campo-ciudad produjo un r 'ÓIllil-lIto ,ICI

lerado y a gran escala de las ciudades, con grandes Jlting' 'lIte's dI' población flotant. i 1 arnp no e ha vuelto in b rnahlc {'S, ('11 ¡..p,1I1

m dida, p r hl> r('ll\e"~i\N dc' dinero qu 1 s hij SY hcruumo» 1('sldc'lIfc'en las iu ladc's dc' 1,1111 (,11'11 1.111,1 liS Ihmilias., in '111 hm 1,\,0,I'l JlI illt P CI

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338 Historia del siglo XX

de que todo habitante está obligado a residir en su lugar de nacimiento(hukou) se ha mantenido esencialmente inalterado, aunque haya incor-porado la figura del residente temporal. La mayoría de los trabajadoresde la construcción y gran parte de los de la industria son jóvenes campe-sinos que gozan de permisos temporales o bien residentes ilegales a quie-nes los ciudadanos consideran "gente de afuera". No hay cifras fiables yconcretas sobre este segmento de migración ilegal, pero las estimacionescalculan que son de entre treinta y cincuenta millones de personas. En laúltima década, el rechazo a la invasión del "bárbaro rural" ha crecido enlas grandes ciudades. La "gente de afuera" se asocia con la prostitución,la enfermedad y la delincuencia: es "el otro", que exorciza los temores eincertidumbres generados por los drásticos cambios sociales.A partir de la reforma, las ideas y símbolos distintivos del maoísmo

quedaron relegados a meras ceremonias rituales. Si bajo Mao la legiti-mación de las decisiones del partido remitía al compromiso ideológicocon la igualdad social a través de la lucha de clases, ahora los comunis-tas asignan una orientación pragmática a sus acciones. Para demostrarque son capaces de mejorar las condiciones de vida de la gente, deci-dieron acelerar el crecimiento económico, aceptando la desigualdadsocial como un costo ineludible para sacar al país de su retraso. El nue-vo rumbo se ha perpetuado en el tiempo, en gran medida debido al in-negable éxito económico de vastos sectores beneficiados que convivencon innumerables perdedores.La reforma china tuvo su gran crisis en 1989. Cuando una moderada

liberalización en el plano cultural posibilitó que las voces disidentes sehicieran escuchar en el espacio público, especialmente las de los jó-venes y los intelectuales, la represión instrumentada para silenciarlosdesembocó en la masacre de Tiananmen. Tras la muerte del ex secre-tario del partido, un dirigente abierto a los planteos liberalizadores delcampo intelectual, los universitarios salieron a las calles con pancartasy banderas rojas y entonando marchas, entre ellas la Internacional, yfinalmente ocuparon la plaza de Tiananmen.No era la primera vez que los estudiantes asumían un papel central

en la historia del país. Habían gestado el Movimiento del 4 de mayo d1919 cuando, indignados por el trato que se le había dado a China nla conferencia de Versalles, organizaron revueltas y manifestaciones nPekín, que luego se propagaron a otras ciudades.A fines de mayo de 1989 el gobierno proclamó la 1 ymar ial n 110

distritos de Pekín, pero los jóvenes siguieron ontr land la plaza, dOI1-

de colocaron la statua el la di sa de la d rnocra i,l {'IlI'r('llt:1I1c!O (,1 1('

Fin de una época 339trato de Ma E 1. o. n a madrugada del 4 de . .Ingresaron a Tiananmen y ar jurno, los tanques y la infanterfaLa dirigencia comunista rasfiaro~a los manifestantes.

, . Con rmo sangrieconomIca seguiría afirmándose bai fé entamente que la aperturaralo Deng encontró en Jiang Z .<Uo;u erreo control político y cult t.r-

deslindaría la liberalización ecemI~ ~ nuevo dirigente partidario que. '. onomIca de lapnnCIpIOS del siglo XXI. apertura política h sla

La plaza de Tiananm ..•.en Ocupada por los estudiantes en mayo de 1

La economía de mercado y laapertura al e t . hcontrol exclusivo del partid b x error an re o/"lado (,1

lib . o go ernante sob 11 erahzación económica posI'b'l' , 1 re a esf ra pllhli( ,1, I ,1

. 1 ItO a ap .. , .Información y el debate d id anCIon de nll('V(),~ 1':III,tI(" di

, , e 1 eas en forma ' bizaCIon requirió una mayor e' , ,mas a I rl:I, I,íl 11101/('11111 ' pr01eSIOnahzacIón d /. Io que se pnorizó la calificac" fi e a )III'OCI';('ia, 1'01

1 Ion rente a las ra 'os nombramientos y pro ' zon S Ideo/ wicas /),\1",mOCIOnes'Ade ' n' •de las elite s mediante la s ,,' mas, se [ay r .ió ,/ r ambio1 upresIOn del rang italia tos cargos, el establecimie t d o vita laso iado a los

, , n o e una edad fi ' 1 d 'conOCImIento de límites t 1 o 1 la r tiro y el re-N empora es al' "o obstante, no debe conf di eJerCICIOde cargos directivos

un Irse el pr de J¡ 'uno de democratización D d oceso e hberalización con, ' entro e esta Ií "

mstas mantienen el pri " "nea contInUlsta, los comu-1 " nCIpIOorgamzatlvo tr di ,emmstas: un centralism d ' " a IClOnal de los partidos

, o emocratIco que d'nonas. Pero los posmaoístas' ,no eja espacio a las mi-, " qUIeren evitar la ' ,

maxImo: desde Mao aJia 1 ' restauracIOn de un jefed ' ng, a autondad de 1 .,errva cada vez más de su " , ., os pnnCIpales dirigentesh " pOSICIOnInstItuc' 1

sus abIhdades personales El iona y cada vez menos de" . precedente qu '

Con su alejamiento voluntarI'o dIe sentó Deng Xiaoping1" e os cargo di ,na Izado ti, Ildo ('/ XIV Cono+ s lTIgentes fue institucio-

, ngreso del Partido Comunista limitó a dos

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340 Historia del siglo XX Fin de una época 341

mandatos el ejercicio de poderes desde los más altos puestos del par-

tido y el estado. , . .Una de las preguntas más reiteradas sobre el actual reglmen chmo

remite a esa extraña coexistencia, vista desde Occidente, de una econo-mía cada vez más abierta -que supone y alienta una creciente ~eteroge-neidad social- junto a un escenario político y cultural snpervisado porun partido único que detenta el control de los organismos estatales. ~Esfactible que esta situación se prolongue a largo plaz.o? ¿O los. cambioseconómicos y sociales necesariamente traerán aparejado un CIerto gra-do de apertura política que afectará el poder d: los c~munistas? C~bedestacar que su legitimidad deriva en gran medida de Ideas y expenen-cias de larga data, que apuntalan el derecho automático a gober~ar dela clase educada y reconocen la autoridad de los gobernantes ~~gun losresultados de sus decisiones: la prosperidad y el orden los legitIman; lapobreza y el desorden habilitan que sean derrocados ".

La ampliación de este espacio y la reformulación de sus objetivos ,~IIlos años noventa se conjugaron con la crisis económica y la creci IIWfuerza arrolladora de China.Cuando la ASEAN se disponía a celebrar su trigésimo aniversario,

el derrumbe económico tuvo un fuerte impacto social y político. I,ON

gobiernos del Sudeste asiático, que habían pretendido legitimar SUR 1l'gímenes autoritarios con el fuerte crecimiento económico de las del

últimas décadas, se debilitaron profundamente. En Tailandia 1 s Ini!tares fueron obligados a iniciar un proceso de reforma constitu i(III:\!a fines de 1997; en Malasia el movimiento de la Reformasi condi iOllola actuación del ministro Mahathir, y la prolongada dictadura d 1f.\'('11('ral Suharto en Indonesia cayó arrastrada por las movilizacion s masiv.I,contra la corrupción y el autoritarismo.La crisis económica y financiera puso de manifiesto la dep IId('II( ,1

del Sudeste asiático respecto de las grandes potencias. Los mi rnhroa dI'la ASEAN consideraron entonces que una relación formal COIlhls ( '111solidadas economías de Japón y Corea del Sur y con el dinámico 11\('1,'.1do emergente chino aseguraría su crecimiento y los fortale rÍ'! 1'1'('11'"a una posible crisis futura. Los líderes de China, Japón y r ':1(1(.1,'111coincidieron con la propuesta, teniendo en cuenta que la illl('gnl/ 011reforzaría la competitividad y evitaría el aislamiento de Asia 1''''1111'.1los bloques regionales en ciernes: el de la ampliada Un i)1I 1';11101'('.1l'el proyecto de creación de un Área de Libre Comercio de las 1\111'1¡, ,1impulsado por los Estados Unidos.Así surgió la ASEAN+3, cuyos objetivos son reforzar la al add¡1(1II(

gociadora de las naciones asiáticas respecto de los Estad s Ultido/4 1.1Unión Europea, minimizar el papel del FMI, y mejorar su (,ollllH'1 IIVIdad para atraer el comercio y las inversiones de los país s ()('('i(kltl.,il'sin someterse a las fórmulas del neoliberalismo. La formad )11d,' l' 1"bloque regional no cuestiona la globalización sino que es m(¡s hic-n IIII.!forma de incorporarse, en mejores condiciones y con mayores I'('('UI o ,al nuevo orden capitalista. La mayor parte de las naci o s de la 1('~ 011no puede prescindir del comercio, las inversiones y la 1'('110101011,1d,Occidente. A pesar de esta interdependencia económi a, se . pIIIII.1.11.1construcción de una comunidad asiática que condici ne ,1pl"OI.IgOIImo de los Estados Unidos. Los actores locales comienzan a ('1'('.1110111de diálogo y cooperación en los que Washington no slti pn's('lIh'.China paree s r I país ("00 mejores posibilidad 's 1ara ílSlIlllil IIlIlhl

pel d mi nan 1('('11la ti'gitlll. Iksfk 2004 ha sup rado ~I10M1':slnc!os11111dos ('(lIIIO11111111'1111IOIIlIlH'I( .rl d('las Olras Ires ('('OIl/lJlli:IIIIII.1011'

Las mascotas oficiales de los Juegos Olímpicos, Beijing 2008.

Luces y sombras de la integración asiática .El avance del capitalismo global en Asia está asoci~do al.afianzamlentode los espacios regionales, un proceso cargado de mcer~dumbres y de-safíos debido a las rivalidades interestatales, a los cambios en el papeldesempeñado por los Estados Unidos en la regió~ y a un pasado deguerras que, a diferencia de lo ocurrido en el continente europeo, no

obligó a rendir cuentas a sus responsables. .A los países fundadores de la Asociación de NaCIones ~el Sude~te

Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) en 1967 -Indonesla, ~alasla,Filipinas, Singapur y Tailandia- se sumaron Brunéi. (1983),. Vletn~m(1995), Laos y Myanmar (1997) YCamboya (1999~. Tlm~r Oriental, 10-

dependizado a principios del siglo XXI, es un posibl mi rnbro futuro.

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342 Historia del siglo XX

de la zona: Japón, Corea del Sur y Taiwán. Después de mucho tiempode haber actuado como intermediaria entre el capitalismo occidentaly las economías locales, la diáspora china desempeña ahora un papelindispensable a favor del capitalismo chino, profundizando sus com-promisos con el Sudeste asiático. Pero dado que China aún carece dela fuerza económica y la capacidad militar necesarias para ejercer unaverdadera influencia global, deberá consolidar sus relaciones con losotros estados asiáticos -sobre todo con Japón- para alcanzar un equili-brio estratégico con los Estados Unidos.Hasta la renovación Meiji de 1868, era considerada la mayor poten-

cia continental, pero el giro modernizador impuesto por la dirigen-cia japonesa hizo que Japón ocupara la posición dominante en Asia.Durante medio siglo, después de la guerra chino-japonesa de 1895, lapolítica exterior de Japón se orientó a impedir el ascenso de una po-tencia china independiente. El deseo de equipararse con las grandesmetrópolis europeas indujo a Tokio a adoptar una política agresivahacia Corea, Rusia y la propia China, antes de lanzarse a la confron-tación directa con los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.Los resultados fueron catastróficos para sus vecinos y para el propiopueblo japonés. Sin embargo, al concluir el conflicto mundial, Japónmantuvo su predominio. Su inserción en las estructuras de seguridadoccidentales y su espectacular "milagro" económico, combinados conla azarosa trayectoria seguida por China bajo Mao, contribuyeron aconseguir pacíficamente lo que elJapón militarista no había podidoobtener con las armas. Esta situación duró casi cuarenta años, perodesde fines de la década de 1980 Japón entró en un período de estan-camiento y China comenzó a despegar gracias a las reformas internasy la inversión extranjera. Pese a la reciente y todavía incierta recupe-ración nipona, Tokio está obligado a convivir con un poderoso vecinoal cual se encuentra ligado por importantes lazos económicos.Un factor clave en los recelos que provoca Japón entre sus vecinos,

especialmente en China, proviene de la negativa japonesa a reconocersus crímenes de guerra: gesto que han agravado las recurrentes visitasde dirigentes japoneses, entre ellos los dos últimos primeros ministros,al templo sintoísta de Yasukuni, donde yacen los restos de reconocidoscriminales de guerra. Yasukuni aparece como la expresión más visiblede un estado escasamente reformado, y su condición de símbolo ame-nazante deriva de su inscripción en el marco de una cultura políti aque todavía no tiene mecanismos institucionales qu impong-an la r n-dición de cu ntas.

Fin de una época 34

Hasta el momento Japón haguridad con los Estad'os Unid °LPtad~ p~r reforzar sus vínculos d ,~(,

os. a pnnCIpal' " .ha sido la firma, en mayo de 2006 d IDIClatIvaen este sentidoción de un centro de m d '1" e ~n acuerdo que establece la fea

an o rruntar mtegrado dTokio. Después del 11 d . b ' con se e al oest d(

e septIem re el Partid D ' .envió tropas a Irak a pesar dI' o emocratIco Lib ',':d

e que a mayoría de los :contra. En esta misma tend . e osjapones-, estaba ("1encia, en febrero de 2005J '

dos Unidos afirmaron que 1 . id apon y los ESlaa segun ad de T' , ,naciones, lo que provocó . d aiwan concernIa a amh ••

una aira a respuesta de PekínCorea del Sur también está definiendo s . ., .

cenario mundial tendiente al '1'" u pOSlClOnen el nu vo (.." ' a conCllaCIon con C d 1NdIalogo con Pekí S' b orea e rtc v uln. m em argo, como teme d b .

potencia, mantiene su rel " que ar su ordinaria ti ('/ltaacion con los Estad Unid '

unen importantes intereses e '. os DI os -palS al qll(' 1.1conomlcos- y bus h'con la India el otro país '" ea estrec ar vin ulo,

, aSlatIco con aspiracion d .protagónico en el rumbo d 1bl es e asumir un P:llwl. . e oque.SI bien los Estados Unidos si uen siend .

región, han dejado de ser el .g. di o una potenCIa clav ('" 1.1SOCIOm Ispensable fu

y los países del Sudeste asiáti d que eron para Jn" )11ICO urante la G F ' .Foro de Cooperación Eco ' . As' ,uerra nao Los lowos (/(,1. nomica la-PaCIfico (APEC .mglés) -integrado po 1 . , ,por SUs RIH'I:r.~C'II

r os seis paises de la ASEAN 'Japón, Australia Nueva Zel d 1 mas r a c/d ."1111•

, an a, os Estados Unid T'Kong, China Canadá M" P , m os, <I'W,I11, IIIIIIH, ,eXlco, apua-Nueva G . hi

muy modestos. El APEC uinea y rI - 11:111doaparece concentrad bá

tura, tan rápida como se ibl d o asicam n t • ('111:1 .t11/1a po SI e, e los mercados asiáti s.

El colapso del bloque soviético

La economía central planificada -con su rí . " ,trabajadores y su devastación de los r gida SubordIn<lclon d(' loindustrialización del bloq ',. ecursos natural s- posíbt II1() l... ue SOVIetlCopero no 1 'ntmo que las potencias . li ogro avanzar ;d 'lIisllIO

capita istas Indepe dide la carrera armamentI'sta c 1 E' n ientem nt d I ,¡flo lO, 111

on os stados Unid 1economía planificada idi I os, e gran scollo d,· 1.1resl 10 en que su pro . di , .rreras casi insalvables par 1d . p~a marrn a g '1I('l':Iha h,l

a e esarrollo CIentífico tccnokí .una mayor productividad E . d d Y n ogl('o /1.11,1

. n virtu e esto bstá 1nes de vida de la pobla ., ,s o sta u s, IflS(,()II(lic111'on -que hablan dado ' I ' ,

desde aqu IIa ,~oci('(htl '¡IoI" " un sa to ('<1SI 111('1c'/lIlc. ',."" '.• con arados d dcr ,sian aron ('11II ,,1,. ti ma ra y <llIallal>,.t,1 «

« «11111I1I1t)IIll1ym d' . " 1'1iocres, " d 'spla:'-,:lIlIi('lIlo

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344 Historia del siglo XX Fin de una época 34

El principio del fin: la perestroikaEn marzo de 1970, tres prestigiosos intelectuales soviéticos -los físicosAndrei Sajarov yValentín Turchin y el historiador Roy Medvedev- diri-gieron una carta-programa a Brézhnev reclamando la "democratizaciónde toda la vida social" y advirtiendo que, si la dirigencia no emprendíaeste camino, el país se transformaría en una potencia provincial desegundo orden y simultáneamente se agravarían todos los problemasnacionales, "ya que la aspiración a la democratización tiene inevitable-mente un carácter nacionalista".A partir de 1985, el secretario general del Partido Comunista, Mijaíl

Gorbachov -que coincidía en parte con el anterior diagnóstico y pensa-ba que el partido reformado podría liderar el cambio-, puso en marchauna modesta reforma económica. Pero la explosiva combinación de larelativa democratización, el ineficaz desempeño de la economía y lasdivisiones facciosas o pro gramáticas entre los principales dirigentes co-munistas condujeron a la bancarrota del llamado socialismo real.Cuando Gorbachov ocupó la secretaría general del partido n marzo

de 1985, el Politburó que lo eligió estaba ompu sto n más d 110 0%

por hombres del círculo de Brézhnev y la mitad de los altos dirigent 'shabía iniciado su carrera con Stalin. El primer paso del nuevo secr 'ta-rio fue renovar el personal de máximo nivel. Al año siguiente, el 60%de los miembros del Politburó y del secretariado del Comité Centra!había sido nombrado por Gorbachov.Las medidas impulsadas entre 1985 y 1987 Ylas campañas contra ('!

alcoholismo y la corrupción apuntaron a modificar las conductas SOI'Í:1

les sin cuestionar las bases de la economía central planificada ni las d.,!orden jurídico y político vigente. El discurso del equipo reformista NI'

centró en la necesidad de modificar las actitudes negativas para dar 1111nuevo empuje a la vida social e incrementar la productividad inclllstll:tIen el campo económico. Pero casi todo siguió igual.A partir de 1987 se encaró una reestructuración económica (la IH'I('

troika) que consistía en preservar la economía planificada ac p(tllHlo 1.,incorporación de elementos capitalistas en dosis menores y con troblll.IM,De acuerdo con este sistema, determinadas empresas podría u e1:11)(H ,11sus propios planes según los pedidos estatales y de otras mprcsas 1,1demanda del consumidor. Estas unidades productivas comprar i;lll 11in sumos en los departamentos de comercio mayorista adrninisu ,Id"por el estado y podrían asociarse con empresas extranj ras. COII la di'centralización, las empresas que se independizaban debían r('spIIIIN:II,1lizarse por sus decisiones y asumir la posibilidad de qu sus fr;lCaso 1.1condujeran a la quiebra. El afán principal de la perestroika ('1:110\,111.11eficiencia y superar la brecha tecnológica que separaba al bloqu« , OViltico de los países capitalistas. Las nuevas atribuciones d hM l'llIpl (' ,1incluyeron cambios en la situación de los trabajadores: la b(IMII"('d,1dImayor productividad tuvo como correlato la diferencia i' 11(k lo ;11.1rios según el desempeño de los trabajadores y las ganan 'iaN(lbl!'" ;1.1por la empresa, erosionando la inamovilidad del pu .sro (1(- II'nh,lj" I

el salario garantizado, y haciendo que la posición dios (1';11>:\j:lllol('dependiese cada vez más de la suerte de la unidad productiva,Las prácticas del mercado en los márgenes del plan .xaccrburuu lo

elementos más negativos de cada uno y profundizar n la ('fi¡¡/sN(H ,tieconómica. La puesta en tela de juicio de la eficien ia de la plun f • "

ción, unida al recorte de las atribuciones de los rganisllIOM('('IIII.tll'y el desprestigio de su personal, dio lugar a la indis ipliua Inblll.tI, 1,1descenso de la producción, la escasez de bienes d 'onSUIIHI (·1III( 1('mento de los pr íos. Fr 11I ' ~I r squebrajarni nto d )O~('UIIIIIIII'M,1I1mpr sas y laR aUIOIhhlcl,'s cI" J:IS distintas región Ss :'1)1):11'011('1111red 'Ij inrol'IIl:II, d., I1 ('( 011011111('11IlI'gro -()f'tal('cid:.,~ .111I:1111('1,11.1t

de Kruschev y la invasión a Checoslovaquia en 1968 congelaron las ini-ciativas reformistas dando paso a la consolidación de una gerontocraciainmovilista en el plano interno, pero embarcada en riesgosas aventurasen el exterior, difíciles de explicar sólo a partir de su rivalidad con los

Estados Unidos.El hundimiento del comunismo como alternativa al capitalismo no

fue el resultado inevitable de un proceso de decadencia económica.De hecho, tuvo una peculiaridad paradójica: tanto en la Unión Sovié-tica como en China el principio del fin estuvo dado por una oleada dereformas internas radicales e inesperadas. En la Unión Soviética, loscambios económicos impulsados desde 1985 terminaron por abarcarlas dimensiones política, cultural e ideológica, y, en un breve período,el Partido Comunista perdió la conducción del estado, y ese complejoentramado de naciones que era la URSS se fracturó en numerosos paí-ses nuevos. En China, en cambio, el giro de los comunistas a fines delos años setenta trastocó de raíz la política económica del maoísmo,pero manteniendo el respetuoso reconocimiento del Gran Timonely sin que el Partido Comunista perdiera el control del poder a pe-sar de las profundas transformaciones sociales asociadas al avance del

mercado.

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346 Historia del siglo XX Fin de una época 3'17

go y corrupto gobierno de Brézhnev- para abastecerse de los productosque necesitaban. Así, para la mayor parte de la población, la perestroikaquedó asociada al incremento de los precios, las largas colas para conse-guir alimentos de primera necesidad y la inseguridad laboral.Para entender la encrucijada de la perestroika, es necesario anali-

zar el escenario político gestado al calor de la glasnost (la apertura ytransparencia), el segundo principio del cambio encabezado por Gor-bachov. Lo más significativo en este terreno fue que el enfrentamientoentre los reformistas encabezados por Gorbachov y los conservadoresreacios al nuevo rumbo se complicó tras la división del grupo impulsorde la perestroika. A partir de 1989, se hizo evidente el avance hacia elpoder del carismático Boris Yeltsin, quien cuestionaba el estilo modera-do del gobierno de Gorbachov.A estos factores se sumaron las reivindicaciones de las minorías na-

cionales, una dimensión muy compleja debido a la heterogénea com-posición del campo nacionalista y el entrecruzamiento de diferentesdemandas. La bandera del nacionalismo fue sostenida tanto por losgrupos oprimidos como por los jefes políticos regionales, que, amena-zados por la depuración de Gorbachov al inicio de su gestión, decidie-ron encabezar las resistencias contra el centro. También muchos de losjefes políticos otrora leales a Moscú pasaron a ser dirigentes nacionalesde los países en vías de constitución cuando las reivindicaciones nacio-nalistas ganaron creciente peso en el marco de la glasnost.Pero los reclamos no sólo fueron dirigidos desde las poblaciones lo-

cales hacia Moscú: los enfrentamientos entre comunidades que com-partían un mismo territorio ocuparon el centro del escenario desde unprimer momento. Estos conflictos fueron especialmente intensos en lazona del Cáucaso. En los países bálticos fue donde las reivindicacionesautonomistas se plantearon más clara y decididamente como un con-flicto con el poder del Kremlin.

Glasnost y democratizaciónLa resistencia de la nomenklatura a las reformas indujo a Gorbachovy su círculo a dirigirse directamente a la sociedad para transformar laosificada estructura soviética. Según los reformistas, la mayor eficien-cia económica requeriría el compromiso activo de los trabajadorespara incrementar la productividad y la participación del conjunto dela población para erradicar las prácticas corruptas. Con el propé sitode alcanzar una aprecia ié n más r 'alista de las cosas, d idic 00 an i-

mar a los ciudadanos a que hablasen y se involucraran personalm ntr-en la reforma. Se decidió avanzar hacia la glasnost. En cierta m dirlu,el momento decisivo de esta apertura fue un resultado indirecto dl'l

accidente en la central nuclear de Chernobil, ocurrido en 1986, qlll'

aceleró la liberalización de los medios de comunicación y alent Inconfrontación política.Entre los objetivos de la glasnost se incluyó el fortalecimiento de 11.

organismos gubernamentales desvinculándolos de su sujeción al purtdo. En 1989 Gorbachov llamó a elecciones para crear el Con r 'SI) di'los Diputados del Pueblo. La principal función del nuevo or aníSlIlP

era designar a los miembros del Sóviet Supremo, que dejaría d I\{'" unorganismo honorífico para actuar como un parlamento en funciom-durante todo el año. La reforma pretendía deslindar las corn¡ t('lIt adel partido de las del gobierno, avanzar hacia la división d I odt'l t'e imponer un marco jurídico a los poderes del estado. Todo ('ljto N 11

abrir las puertas al multipartidismo: el PCUS mantendría su oudk 1111

de único partido reconocido y además, para que los cambios ftlC'MI'1I

-aprobados por sus miembros, Gorbachov asoció las reformas ti uun NI'

rie de recaudos que limitaban los alcances de la consulta ele torn 1, S .111dos terceras partes de los miembros del Congreso serían Iq~iclilM PIII

sufragio universal, el resto sería designado por el Partido omuu] 1.1 I

las organizaciones públicas que dependían de él. Más allá d(' C'Nt.. 11

tricciones, los comicios de marzo de 1989 propiciaron el rCHlIl'g 111 ('1110

de la vida política a través de la competencia entre distintos ('illld <llItll

en algunos distritos, el derecho a la libertad de palabra y la PIIH ¡, lid 111

de acceder a los medios de información.Con la apertura de las sesiones del Congreso y sus debat s tdt'vlN.1

dos, cobró consistencia el sector dispuesto a radicalizar 1 pltlllt('ON 'dl'

Gorbachov. El Grupo Interregional de Diputados -entre cuyos mir-rulu 1 1

se encontraban Yeltsin, el dirigente de Moscú Gavril Pop v, y ('1 PI'('1I1oNobel de la Paz yveterano disidente Andréi Sájarov- dernand ) la dl'NC 1'11

tralización económica y el pluralismo político. La división inir'Inl \'lItl\'

conservadores y reformistas dio lugar a un escenario triparuro ('111'111'11

Gorbachov, ubicado en el centro, fue quedando cada v z más aj,~l:td(l.

la caída del MuroEl nuevo giro d M ~ (1 tuvo una repercusión inm diata y d ,/\~,/\t:th 1 :/.,1

d ra sobr lOA('Hlndll :Itl'lItl'/\ dc Enropa d 1Est , La rcli:H'1I1:¡ pUl' t,l'\1 marchn illdll!.\ 1 t di ti t i\1 111de la .lIel'ra 10'1':1 I:t lit) 1"¡I'n'1I1 \

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348 Historia del siglo XX

del Kremlin en la suerte que pudieran correr las democracias populareseuropeas. Aunque en un principio Gorbachov creyó que los gobiernoscomunistas europeos aplicarían su propia perestroika y que el Pactode Varsovia se mantendría en pie, la ilusión se desvaneció poco des-pués. Cuando las presiones sociales, más o menos consistentes segúnlos países, se combinaron con la división de las cúpulas gobernantes, yse hizo evidente que Moscú no intervendría, los gobiernos de Europadel Este se desplomaron y la mayoría de las dirigencias comunistas vira-ron hacia la socialdemocracia. En el caso de Alemania, el estado comu-nista desapareció y su territorio fue anexado por la República Federal

Alemana.La transición del socialismo real al capitalismo y la democracia sorpren-

dió a todos: nadie había pensado jamás en esa posibilidad, y mucho me-nos en cómo llevar a cabo la transición del comunismo al capitalismo.Si el giro de Moscú fue clave para estas "revoluciones" sin teoría

previa, el otro factor decisivo para la caída de los gobiernos soviéti-cos en 1989 fue la presencia de fuerzas sociales y políticas dispuestasa abandonar el bloque soviético. En relación con este factor, aun acosta de simplificar un escenario más complejo, pueden deslindarsedos ámbitos: el de los países de Europa Centrooriental y el de losBalcanes. En el primer caso, Polonia, Checoslovaquia y Hungría com-partían un pasado de repudio activo contra el orden soviético: loshechos de 1956 en Varsovia y Budapest, y de 1968 en Praga. En 1989ya existían fuerzas disidentes con cierta experiencia política, y en ladirigencia comunista había grupos dispuestos a abrir el juego políticoe interesados en utilizar sus recursos y relaciones para aprovechar lasposibilidades de hacer negocios que ofrecía la economía de mercado.En estos tres países, la caída del comunismo fue negociada, en última

instancia.A fines de los años ochenta Polonia contaba con una sólida oposición

organizada en torno al sindicato Solidaridad, que mantenía fuertes la-zos con la iglesia católica y recibía el apoyo de los intelectuales comu-nistas que habían roto con el partido a mediados de los años sesenta.A lo largo de toda la década este bloque había jaqueado al gobierno,que, encabezado por un general comunista, pretendía frenar la protes-ta del movimiento obrero y al mismo tiempo tranquilizar a Moscú paraimpedir que los tanques soviéticos entraran en Varsovia. A principiosde 1989 se iniciaron las negociaciones de la Mesa Redonda, que cul-minaron con el reconocimiento legal del sindicato y la celebración delecciones semicompetitivas para un nu v Parlarn nto.

Fin de una época 349

En Hungría, los sectores reformistas del Partido Comunista ya habíanpuesto en marcha algunos cambios significativos. Después de la dura re-presión de octubre de 1956, el gobierno húngaro dio paso a una ecorumía mixta y concedió un mayor grado de libertad al mundo académi /)e intelectual. En la primavera de 1989 el equipo gobernante recon cióel multipartidismo, yel Partido Socialista Obrero Húngaro se convn tinen el Partido Socialista Húngaro. A treinta y tres años del ingr so d('los tanques soviéticos, la República Popular Húngara se convirtió '111;1República Húngara. Esta revolución fue la única en la que el pasaje dl'lrégimen comunista al sistema multipartidista se hizo desde ad otro,El giro en Hungría tuvo una inmediata repercusión sobr AII'III.I

nia. Cuando las autoridades de Budapest abrieron la front ',a (011Austria, en septiembre de 1989, miles de habitantes de la Rcpuhlir aDemocrática atravesaron esa brecha en la "cortina de hi rro" 111111bo a Occidente. Todas las declaraciones de la dirigencia d 1 «1'('1111111dejaron en claro que no defenderían el Muro. El 9 de n vi 'mhl'(' 111comunistas alemanes autorizaron los viajes al exterior y, sin 1)1l' 111aviso, abrieron el paso. A continuación se aprobó el multipartirli. 1110.parte de la dirigencia comunista organizó el nuevo Partido SO( i.di ttlDemocrático y convocó a una mesa redonda al Nuevo F ro, ('! f.\I\1I"1opositor más visible. En este caso, la caída del comunismo si~'I"n( 11 I 1fin del estado alemán del este.El derrumbe de la República Democrática de Alemania «('( ¡diO d

canciller alemán occidental Helmut Kohl a embarcars '11 IIlIa 1('\111111cación lo más rápida posible, en parte para detener I flujo d('IIIO~ltlllco hacia Occidente. Los alemanes orientales favorabl s a la IIl1inc.1I 1111fuerori la primera minoría (48%) en las elecciones d marzo d(' 1110,0La decisión de unificar las dos Alemanias necesitaba contar ('011c'l vi tobueno de los cuatro países vencedores de la Segunda 11 rra M\llIdl.dLas conversaciones llamadas 4 + 2 culminaron, en epti rnhre el!- \qqO,con un documento firmado en Moscú que reconoció mo f 1011t( 1.1de la futura Alemania unificada las de los estados al manes (' L tC'1I11.Ypuso fin a la división de Berlín. La reunificación fu UII "ron'so ( 0111plejo y cargado de desafíos, tanto por los fuertes contrast 's ('('0110111eCI

y sociales entre las dos Alemanias como por las dif r 'nI 'I! 111('11111I,1 ,olvidos y expectativas con que ambas sociedades in rr saball al e' 1,1110omún.La caída d 1Muro dc' f\ .rlín prsl vaquia, En ('01111.1te (Oll hlll

terciopelo" ('111'1.1 11tll( 11pc lit II C

cipitó los a nt imi('II(ON C'I\ (:111'asos ant r ior 'S, "la 1'('VI,1t1e011 el,tfllTl ) dcspl'('v('"ida :\ 1:\In:1 01 1'.11

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350 Historia del siglo XX

te de la nomenk.latura. En gran medida, el impacto de lo que sucedíaen los países vecinos llevó a la gente a ocupar las calles sin exigenciasconcretas, sólo para romper la pasividad y el silencio. A fines de no-viembre, pequeños grupos opositores y algunos intelectuales -entrequienes se destacó Václav Havel, varias veces preso y promotor de Carta77- formaron el Foro Cívico, una red informal que, a falta de partidospolíticos, canalizó el proceso contestatario. El gobierno comunista, queen principio había aceptado la formación de un gabinete de transicióncon los disidentes, cayó en pocas semanas. El dramaturgo Havel ocupóla presidencia a fines de diciembre de 1989.Cuando en 1990 se iniciaron los procesos electorales, las coaliciones

que otrora habían enfrentado a los gobiernos comunistas -Solidaridaden Polonia y el Foro Cívico en Checoslovaquia- dieron paso a los nue-vos partidos de centroderecha. Simultáneamente, se formaron parti-dos socialdemócratas integrados, aunque no de manera exclusiva, porex miembros de los partidos comunistas. El Partido SocialdemócrataCheco, a diferencia de sus pares afines en Polonia y Hungría, no fueresultado de la re conversión del Partido Comunista, que siguió en pie.Los dirigentes socialdemócratas reivindicaron una tradición propia, ladel Partido Socialista que existiera hasta la instauración del régimencomunista en 1948.En los tres países, el cargo de primer ministro rotó entre la nueva

socialdemocracia y el principal partido de centroderecha; casi siempre,en su condición de primeras minorías, debieron formar gobiernos decoalición dado que la gran fragmentación de los partidos hacía muydificil obtener quórum propio.Los políticos, los medios de comunicación y el grueso de los intelec-

tuales occidentales aprobaron la reconversión de los antiguos miem-bros de la nomenk.latura y del aparato burocrático de la economíacentral planificada en dinámicos empresarios y dirigentes de fuerzaspolíticas capaces de atraer a buena parte de los nuevos ciudadanos.Sin embargo, el electorado socialdemócrata era paradójico: algunosapoyaban a la socialdemocracia porque creían que frenaba el alcancey la profundización de las reformas en favor del mercado, y otros larespaldaban precisamente por lo contrario. Los inversores de capitalno temían a la socialdemocracia porque estaban convencidos de que,bajo su conducción, las reformas de mercado no serían menoscabadas.Todos los líderes de la nueva dirigencia ex comunista europea -desdeGyula Horn en Hungría hasta Milos Zeman en la República Ch a yAleksander Kwasniewski en Polonia- fav r i r n la in lusión d sus

Fin de una época 351

países en las estructuras euroatlánticas, políticas (Unión Europea) yde seguridad (OTAN). El retorno de las viejas elites políticas, vía lostriunfos de la socialdemocracia en los comicios, no supuso una vuelta 111

pasado, ya que los socialdemócratas sólo pretendieron moderar el im-pacto social negativo de las reformas neo liberales sin negar la primar ade los mercados.La transición hacia la economía de mercado requería la interven i )11

política, y quienes estaban mejor posicionados para concretar esa 1<II'('a

eran los directivos de las empresas y los gestores estatales de la economíuplanificada. A través de la "privatización espontánea" y de la inv rsiO/lde capital extranjero, los antiguos miembros de la nomenk.latura 11 'g.1ron a conformar un importante sector de la burguesía en ascenso.En un primer momento, ante la emblemática caída del Muro, Illll

chos celebraron "las gloriosas revoluciones de 1989". Sin embarg-o, dtérmino "revolución" perdió consistencia poco tiempo después Ir '111c' 11

ciertos interrogantes claves aún sin respuesta. ¿Quiénes protagoniza. 011

esas revoluciones? ¿A quién o a qué grupos habían beneficiad ? ¿e1/:1

les eran los procedimientos y los resultados de las profundas trallNf(,1

maciones en marcha?Los estados del sur -Rumania, Yugoslavia, Albania y Bul aria- lIe

garon a 1989 sin una experiencia contestataria previa y prá ticílllle'/I"

sin actores sociales preparados para la transición. Los tr s prinu-r l' ',1habían cuestionado su subordinación al Kremlin a través d ' g-oble'lltllque defendían un comunismo nacional. Mientras Bucar 'SI. s ¡lo ,~C' h.tbía distanciado del hermano mayor, Belgrado y Tirana habían I'ole, C()II

Moscú: Tito enfrentándose con Stalin, los albanos aliándos on (:1.1".1contra la desestalinización. Sin embargo, el grado de consist n ia CIc' Ic)estados nacionales balcánicos era disímil y todos siguieron trayccroi i.1diferentes a partir de la crisis del bloque soviético.Albania -cuya sociedad se caracterizaba por la persisten ia d ' la ( 1/1

tura agraria tradicional y las redes de poder familiares o láni as C').I

el país más aislado del área soviética europea. Después d la mUn le' de'

Mao había roto el vínculo con China, su único aliado d sd In dC'Me'

talinización. En principio, Tirana siguió la senda del conunuismu 1"poder frenar el deterioro económico y social, que llevó al staclo alllalll)

al borde del derrumbe, con gran parte de su población Ianzándo: l' ,11

mar en condiciones precarias para llegar a Italia.Bulgaria fue el úni o p(\ís bal ánico donde la caída d 1 Olllll,,1 1110

r sultó tan 1 (\ í/ica {'OIIIO e'/I los rY1ís s d l ntr uropco: lo. 1'011111

. . l' I I •• 1 "I1llltas re 01111 ,1.1 C ('10111111 HO 111' pal':! npart •.•r '1 la (,l'l)\II:l <Id 1'''1 f do

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352 Historia del siglo XX

gobernante, crearon el Partido Socialista Búlgaro y aprob~on el multi-partidismo. Pero Occidente desconfiaba de esta reconve~slOn y pensabaque los socialistas búlgaros se parecían más a l~s ~omumstas ort~doxosde Rusia o de la República Checa que a los socialistas de Hungna o dePolonia. En Bulgaria, el europeísmo, el pro atlantismo y el aceleradoavance hacia una economía de mercado fueron sostenidos por el cam-po opositor, la Unión de Fuerzas Democráticas, .inic.ialmente una amal-gama de numerosos partidos y diferentes orgamzaclOnes. .'Las jornadas de 1989 fueron violentas en Bucarest, pero sm g~ros

drásticos tras la caída de la dictadura. En diciembre, el Conducator Nico-lae Ceaucescu fue abucheado durante una manifestación que supues-tamente iba a cantar sus loas. Inmediatamente estalló una insurrecciónen la que participaron sectores del Partido Comunista, el ejército y elpueblo. La Securitate, la temida policía secreta del régimen, no p~docontrolar la situación y Ceaucescu y su esposa Elena fueron detenidoscuando intentaban huir, juzgados sumariamente y ejecutados el 25 dediciembre. Las jornadas revolucionarias son objeto de debate en rela-ción con el papel asumido por los diferentes actores que, siendo inte-grantes del régimen, aparecieron encabezando o bien consintiendo elderrocamiento de la pareja gobernante.El Frente de Salvación Nacional se desintegró y, bajo la jefatura de

los ex comunistas, se creó el Partido Demócrata Socialista Rumano. Latransición a la economía de mercado fue mucho más gradual que enlos países del centro europeo, ya que el nuevo gobierno no compartíalos afanes procomunitarios y proatlantistas de sus homólogos polacos,húngaros o checos. También aquí, como en Bulgaria, a med~a~os de ladécada de 1990 la socialdemocracia perdió terreno y la oposlClOn orga-nizada en la Convención Democrática Rumana emprendió el rumbohacia la integración en las estructuras euroatlánticas.El desmantelamiento de la economía central planificada requería

agentes vinculados con la economía de mercado, una especie casi ~nexis-ten te en Rumania y Bulgaria. La ausencia de una clase empresanal y elescaso atractivo para los inversores extranjeros constituían severas limita-ciones para la reestructuración del sistema económico. En principio, am-bos países conformaron una periferia atrasada proveedora de pro.ductosagrarios o artículos industriales estandarizados a los m~rcado~ occidenta-les y con un volumen moderado de inversiones extranjeras dIrecta;.La caída del comunismo en la Federación Yugoslava fue la mas dra-

mática y acabó con la desintegración del estado.

Fin de una épo I

La República Federal YugoslavaEstaba integrada por seis repúblicas: Serbia, Bosnia-Herzegovin, lO I

cia, Eslovenia, Macedonia y Montenegro, junto con las provincias ul()JH Imas de Kosovo y Voivodina. incluidas en la república de Serbia. n I )(I Iellas convivían poblaciones con credos e identidades étnicas dif r 1110',

aunque con distintos grados de heterogeneidad. A partir de madi (lo l/tl1991 los distintos gobiernos aprobaron declaraciones de indap n It IU Ique las desvinculaban de Yugoslavia:-En junio de 1991 lo hicieron Croacia y Eslovenia.-En septiembre del mismo año lo hizo Macedonia.-En marzo de 1992 se aprobó en Bosnia-Herzegovina.-En abril de 1992, Serbia y Montenegro crearon la Federación YII 10lavia (no reconocida por la comunidad internacional). ~

La crisis económica y los fuertes contrastes entre las más pr )81)('1dN 11públicas del norte (Eslovenia y Croacia) y las más pobres d 1SUI, ¡ltllllta la división de la Liga Comunista Yugoslava en fracciones on <Ilsllllloproyectos, se combinaron con la irrupción del nacionalismo ('11(,,, •étnica y religiosa, Las guerras que asolaron Yugoslavia no dcriv.u 011d.odios ancestrales entre diferentes grupos que compartían 11111111IIlttterritorio. En el marco de una crisis económica, ideológica y polllll.l,parte de los nuevos dirigentes -el serbio Slobodan Miles .vic y (" ( 111,1ta Franco Tudjman, entre otros- recurrieron al patri tismo \'lIololHIpara afirmarse en el poder. La separación como estados indqwll(!lfollH'de Eslovenia primero y de Croacia y Bosnia poco despu "s -n'fOIlO( idoprecipitadamente como tales por las potencias occid males- «('MI'III""

có en una espiral de violencia, En el campo de batalla s '11I1'('('1 111.,111111diferentes enfrentamientos. Hubo guerras entre los gobil'llIll, d, 1,\repúblicas que abandonaban la Federación y el gobierno de SI'IIII.I,que intentaba impedir la fragmentación de la qu nc 'hía ('0111111.1nación yugoslava sujeta a su predominio. Hubo feroc 's luchas, Ivll,entre serbios, croatas y bosnios a raíz de los miedos y las in crtirhuulu «generados por la creación de los nuevos estados y su manipulación plllparte de dirigentes políticos y grupos paramilitar s qu '11('111:11>:\111"apropiación de t rrit rios on propósitos homog n izadores, o «.\ ,\través d la sang-rklll:1 "lilllpi"l.iI ('Ini a';. Una v Z pu sla '1111liI1'(' h.1 11nfrontaci n, Illlle hll • dI ¡.IIIIII nrrastrar y otros s(' ('11('011111111.\11111

dl'ddidallll'lIl«' ('111111t r 1 d.ld.\ II1 od" V('IIf.{aIlZ:t,Ik ('/111' 1I\lIdo, (,111,1

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354 Historia del siglo XXFin de una época 3

el a~=esor serbio por un lado y todas las demás fuerzas por el otro, \IIn\ve~sIOn que soslayaba los episodios de cooperación entre Serbia y " l'acia .para el desmembramiento planificado de Bosnia-Herzegovina. 1.1,

serbios Radovan Karadzic y Ratko Mladic y el croata Mate Boban idl'II

tificados co~o ~ro~otores claves de las más brutales y masivas prác, icnde ~epuracIOn etníca en Bosnia, fueron acusados por el Tribunal 11111'1

nacional como responsables de crímenes de lesa humanidad.

vez hubo menos espacio para reconocer en el enemigo de hoy al veci-no de ayer. Y esto ocurría tanto entre quienes pertenecían a distintosgrupos nacionales o religiosos como en el seno de una misma etnia oconfesión. En situaciones extremas, todo aquel que rechaza el naciona-lismo xenófobo se convierte en un antipatria para sus pares.Primero fue el ataque yugoslavo a Eslovenia, que sólo duró unas se-

manas, hasta que el nuevo estado concretó su separación. Después vinola sangrienta contienda entre Croacia y las milicias serbias, que procla-maron -contando con el apoyo del gobierno de Serbia- la Repúblicade Krajina en una zona croata donde eran mayoría. Después de que loscroatas y los bosnios votaran la independencia de Bosnia-Herzegovina,la más heterogénea de las repúblicas federadas, los serbios que allí resi-dían se levantaron contra el nuevo estado y decidieron fundar la Repú-blica Srpska, nuevamente con apoyo del ejército nacional. En paralelocon estas luchas, en enero de 1993 los croatas, apoyados por el gobier-no de Croacia, se lanzaron contra los bosnios para crear el miniestadode Herzegovina, donde eran mayoría.

La limpieza étnica en Bosnia

Juan Goytisolo, escritor español y corresponsal en Bosnia del dlarl 11País, denunció la posición de las democracias occidentales frente I1

tragedia de la política etnicista y reconoció su impacto en la radie ll/lIli "1del mundo islámico:

"En las semanas precedentes a mi tercera y última visita a Saraj vdurante sus cuarenta meses de asedio, la ofensiva croata en la Kr 1)1i 1 1,

con la consiguiente expulsión o huida de la minoría serbia, hab! r d",tado la respuesta de los ultranacionalistas de Karadzic y Mladle: I t (tiloy conquista de los últimos enclaves bosnio-musulmanes teórie rn 1110

protegidos por la ONU. Se intentaba así poner al día, conform I1 111111

vas realidades creadas por la fuerza de las armas, el acuerdo pr 1 ¡Iti 11111

entre Milosevic y Tudjman en lo tocante al reparto de Bosnl II uo ¡ovlll 1

a costa del gobiemo legítimo de Sarajevo. [...]

Como dice la antropóloga belga Christiane Stallaert, 'desd IIVIIIIcimiento de que el propio pueblo es el que mejor responde I h TIH ¡I 11de Dios sobre la tierra, los responsables de la política etniel I so , hlllllllinvestidos de una misión mesiánica de alcance universal qu I f Ir1<11/( 11 11

imponer su propio orden étnico al mundo entero'. La retórle : 1101111 I 1

e identitaria lleva consigo, en efecto, el desbordamiento n r101110 1I1 I11

limpieza étnica o ideológica por parte de los supuestos h r 'O (./11/( 11I1111

las diferencias étnicas, religiosas o lingüísticas, una vez e nv 111<111 /111 1111

r:nuro insalvable, transforman al compatriota diferente en un t/ 'POI 1/11

no. Los españoles rojos no eran españoles rojos, sino rol ,(,(1 : lomusulmanes bosnios, deseslavizados de un plumazo, p 1101111 11

parte del aborrecido invasor turco de 1389. [...].

No quiero terminar esta evocación del genocidio de I p II 1611 11111 111

mana de Bo ni ,In r r rlrm sus previsibles con eu n Iu'. 1111 1 1" 1 11

qu I b 1 tlrll, .nl 1 Ipllllltl IcJ(Imr l' nel de lo p r leIOIlI Iln (jlllJI n()1 t 111 1/1 1111111 1 h 1 : '/1111)/ v y (J I m 11 .I(lv! I/Pl/II' I 11111111

La guerra civil yugoslava provocó un altísimo número de muertesentre la población,

En Bosnia la guerra arrasó con todas las "minorías" que residían en losterritorios conquistados por las "mayorías", aunque sin lugar a dudaslos bosnios musulmanes fueron las principales VÍctima. Gran part dlos m di s d muni a iÓII polarizó a los hlU1(\OS bC'lig- f::\IlI('S nt r

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te protegidos no iban a pasarles factura es vivir fuera de la realidad. [...]Conversé con algunos en Split y Sarajevo, y advertí su creciente radica-lismo religioso Y convicciones yihadistas. Fueron ellos, junto a los comba-tientes árabes de Chechenia, la punta de lanza de un proyecto estratégico

global que fraguaría en Afganistán Y culminaría con la creación de AlQaeda y los monstruosos atentados del 11-S Y eI11-M. Como escribí enaquellas fechas al denunciar la pasividad de las democracias occidentalesy su indiferencia a cuanto ocurre en zonas ajenas a sus intereses econó-micos y estratégicos, sus secuelas iban a salpicamos a todos. Una vez

abierta la caja de Pandora, ¿quién alcanzaría a cerrarla?"

Texto publicado en El País, 3 de julio de 2005.' .

Cuando los bombardeos de la OTAN y las negociaciones politicas enDayton pusieron fin a la bárbara conúenda en Bosnia a fines de 1995,Kosovo pasó al primer plano. En el momento en que la Asamblea deSerbia, marzo de 1989, aprobó una drástica reducción de la autonomíade esta república, estallaron violentos disturbios, y en julio de 1990 losdiputados albaneses declararon "la independencia de Kosovo dentrode la Federación Yugoslava". Mientras los serbios rechazaron de planoesta posibilidad, algunos líderes kosovares -tanto los de partidos radica-les como los coaligados al gobierno moderado- comenzaron a hablarde separación total por todos los medios posibles, e incluso anuncia-ron una "Gran Albania", que incluiría a los albaneses de Macedoniay Montenegro. A lo largo de la década de 1990 los enfrentamientosarmados crecieron en intensidad y nivel de brutalidad. En 1997 el hastaentonces nebuloso Ejército de Liberación de Kosovo se dio a conocerpúblicamente, llamando a la población a abandonar la resistencia pa-siva sostenida por el presidente Ibrahim Rugova y alzarse en armas. Alaño siguiente, este grupo anunció la "lucha armada por la unificacióncon Albania" y las fuerzas serbo-yugoslavas lanzaron una ofensiva mili-

tar desúnada a "restaurar la seguridad".Para gran parte de los albano-kosovares, que conforman la may ría

de la población en Kosovo, el predominio de los serbios signifi ah;1marginación social, económica y políúca; ellos no eran eslavos d l SUI'su memoria histórica era distinta de la de los serbios. Para los s rbios ('11general, no sólo para el grupo que compartía el mismo territorio ('01\los albanos, Kosovo constituía un símbolo central en la onstru i)1I dIsu idenúdad nacional. Si bien el factor religioso- ultural ti 11(' uu 111'11destacado en la ele ción d \In arnino político, no pOI'('110lo ti lI'lllI

Fin de una époc r

na; ~tro componente importante es el entramado de acontecimi ntopenodos que, a través de procesos donde los intelectuales desempcñunun ~apel relevante, los pueblos reconocen como hitos de su con i lIt l.,nacional. Yesta conciencia condiciona las acciones que se llevan a ';11111~n el presente. A mediados de 1989, Milosevic recordaba ante una multitud de serbios que ."e~ este lugar, en el corazón de Serbia, en el Ctllllpllde Kosovo, hace seis SIglos, hace seiscientos años exactos, tuvo IlIg.1Iuna de las mayores batallas de la época (contra el imperio otomanoEl Kosovo ~e~oico ha alimentado nuestro orgullo y nuestra creativirl.uldurante sels~~entos años, y nos impide olvidar que hace tiempo /'1 hl,\era una nacion grande, valiente y orgullosa, que permaneció imburul.raun en la derrota".La conferencia celebrada a principios de 1999 en Rambouillet /' ,d P , ,,111 \e aris, fracasó: Serbia, apoyada por Rusia, no aceptó que la se \11id ,,1

del te~ritorio quedase a cargo de una fuerza militar de la OTAN. 111'11gu~rnlla albano-kosovar estaba dispuesta a postergar la declara iou tll

la mdependencia. Desde marzo hasta junio de ese año la OTAN 1, . ' ,\"

zo un mtenso bombardeo sobre Serbia, sin autorización expresa dI' 1IONU, que destruyó puentes, fábricas, centrales eléctricas e insuil.u 1.1nes de ~elecomunicaci~ne~ y golpeó duramente a la población. Sq~"1Ilo~ gobiernos de los principales países occidentales, este era el lil('dlllmas eficaz para poner fin a los crímenes de Milosevic. No bSI:\l11tIalgunos observadores d.enun~iaron estas acciones, que agredían iujutamente a~~~eblo serb~o y VIOlaban las leyes internacionales. D('SIIIIíd~ ~arendición de Serbia, la ONU autorizó el despliegue de una hll'll \militar terrestre integrada por la OTAN y Rusia para mantener 101dI 11Y la paz en Kosovo. Los albaneses desplazados durante la guerra I'\W I

saro~ a ~ushogares y la mayor parte de los serbo-kosovares abandono 1.\provmCIa en virtud de las acciones de venganza.Milose~c fu~ acusado P?r el Tri.bunal Penal Internacional para 1.1,

Yugosl~Vlade haber plamficado, instigado, ordenado y efectuado 1111.1campana de terror, violencia y limpieza étnica sistemática, ef 1\1\111.1por las fuerzas yugoslavas en Kosovo". Fue arrestado en 2001 tras S('I ,1"rrotad~ en las elecciones presidenciales y murió en prisión cin 0"1111,d.espues. Faltaban ~pe.n~s cincuenta días para que el Tribunal pr 111111-crara s~ fal~o. A pnnCIpIOs de 2008, el gobierno provisional de Kosovodeclaro umlateralmente su independencia.El c~ácter heterogéneo de los procesos de transformación ocurridos

a p.arar de la .ri~~sd los regímenes soviéticos europeos impide carac-t rizar la 1rHIISI('IOII(0111 un r. .nómeno único No ob t t fi d, . s an e, a Ines e

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358 Historia del siglo XX

los años noventa se reconocía una coincidencia: una parte importantede la nomenklatura había ingresado en las nuevas elites, tanto en lospaíses de Europa Central, donde las reformas capitalistas avanzaronmás, como en los de Europa Oriental, que tenían una economía másestancada. Mientras en los primeros surgían nuevas clases dominantesasociadas a la configuración de un orden capitalista, en los segundoslas elites aparecían asociadas a mafias que pugnaban por consolidar susprivilegiadas posiciones.

Caos económico y fractura de los reformistas en la URSSEn la segunda mitad de 1989, en la URSS los indicadores económicosno dejaban lugar a dudas: la perestroika se encontraba en estado deemergencia. En este contexto ganaron terreno los argumentos que en-salzaban las virtudes del mercado presentándolo como la panacea quepermitiría superar el caos económico. Según este enfoque, sólo se re-quería la voluntad política de liberar los precios y suprimir los controlesburocráticos. Gorbachov rechazó este giro y siguió apoyando un rumbocauteloso, que, en medio de la crisis, tuvo escaso eco en la población.Yeltsin, por su parte, optó por el cambio radical y simultáneamenteafianzó su poder en la Federación Rusa, la república que tenía el 72%del territorio y e152% de la población total de la URSS. En el plano eco-nómico se declaró a favor de la liberación de los precios y la propiedadprivada, y en el político hizo campaña para recortar las atribuciones delPCUS e impulsar el multipartidismo.

En marzo de 1990 el Congreso de Diputados del Pueblo aprobó unanueva Constitución cargada de ambigüedades: creó el cargo de pre-sidente para fortalecer a Gorbachov, avanzó hacia el reconocimientode la propiedad privada y propuso limitar el monopolio del PCUS sinaceptar el pluralismo político. Tras esta medida siguieron las eleccionesde los sóviets locales y supremos de las repúblicas, que significaron unadura prueba para los candidatos del partido gobernante.

Aunque los partidos políticos seguían ausentes, estos comicio s asu-mieron un sesgo más democrático debido a la presentación de listas decandidatos con programas y plataformas ideológicas dispares. Ya estose sumó el hecho de que, a diferencia de las elecciones del Congreso,no hubo escaños reservados para la votación indirecta. En siete repúbli-cas el poder pasó a manos de fuerzas de distinto signo que compitieroncon las listas comunistas. En la Federación Rusa, los candidatos de Ru-sia Democrática -otrora el Grupo Interregional n 1C ngreso d >1. Pu -

Fin de una época 359

blo- ganaron en las grandes ciudades. Yeltsin fue electo diputado porSverdlovsk, su región natal, con el 84,4% de los votos. A fines de mayopor escaso margen de votos, alcanzó la presidencia del Sóviet Supr mode Rusia. Su triunfo fue clave debido a su decisión de imponer la s b '.ranía de las autoridades rusas sobre el gobierno de la URSS encabezadopor Gorbachov. En junio de 1990 el Sóviet Supremo ruso declaró quelas leyes de esta república tenían prioridad sobre las soviéticas.

Los comunistas de la vieja guardia resolvieron frenar el ascens dcYeltsin reconstituyendo el Partido Comunista de la Federación RlIIm,disuelto por Stalin en 1925, e incorporando a sus militantes al PCUS.A partir de esta medida, Rusia pasó a ser la única república s vi'·t¡e:,sin una organización partidaria propia. En 1990, el Partido ComunistaRuso salió en defensa del unipartidismo y se opuso a la despolirizari )11de las fuerzas armadas impulsada por Yeltsin.

En el28º Congreso del partido, celebrado a mediados de 1990, C:OIbachov quedó entre dos fuegos cruzados: los conservadores lo niti •. 1ron con dureza y expulsaron del Comité Central a uno de sus olal>.1radores, y el grupo encabezado por Yeltsin le pidió que abandona r" 1'1partido, y, ante su negativa, se retiró del recinto. Los reformistas radic'ales dejaron de ser una fracción rival en el seno del partido gobcrnaut 'para convertirse en una fuerza política opositora, y Yeltsin OlUl'III'.):1rivalizar abiertamente con Gorbachov por el control del pod .r. 1':11-\0bierno de Rusia entró en una guerra de decretos con el gobierno dI' 1.1URSS, reclamando el control de las reservas bancarias, los diamantes, \,1oro y otros minerales estratégicos en su territorio. Gorbachov 1'('('1111(Jal veto presidencial para evitar que las maniobras rusas lo onvirí iC'1¡IIIen jefe de un estado soviético nominal.

En septiembre de 1990 los dos dirigentes acordaron una tn'I-\II:1p.II,1consensuar medidas de emergencia frente al caos económico, 1':1"1'1.111Shatalin de los quinientos días" contemplaba la privatiza iÚIId(' !:tI! ('111presas 'estatales y las granjas colectivas, la liberalización de los (11'('(10M,la reforma del sistema bancario para la creación de lín 'as ek ('I'('dltoprivado y la conversión del rublo. Como los revolucionarios (k (1111cipios del siglo XX, volvieron a caer en la utopía d qu Ii, voluut,ulpolítica era condición necesaria y suficiente para salvar la br(·('lta ('lItl (los datos del mundo material y las metas propuestas. L s novatos 1'( (111(1mistas soviéticos que apostaban a la panacea del libr , mercado 1111'11111alentados y ases rados (lOI'los ncoliberales d O id ntc, CJII(' 11111di'('11'n.tas ran ('('01111111Nt,1c' (lc l'tOSpero tan ruodamelltalist:ls 1'0111011

par' :s sovi(,til'o .

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360 Historia del siglo XX

Gorbachov descartó el Plan Shatalin y optó por una alternativa cen-tralista que no fijaba plazos concretos para las reformas y sustituía laliberación de los precios por un incremento aprobado por el gobierno,descartando asimismo la privatización acelerada. Este proyecto fue apro-bado por el Sóviet Supremo de la URSS en octubre de 1990, mientras lasautoridades rusas ponían en marcha el ''Plan de los quinientos días".

La desintegración de la URSSLa liquidación de la URSS y los enfrentamientos armados en la Federa-ción Rusa, básicamente en la zona del Cáucaso, no fueron consecuencialineal del "despertar de las nacionalidades" en el marco de la glasnost.

Comunidad de Estados Independientes

11

Esta comunidad inicialmente estaba integrada por Armenia, AzerbaiyánBielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán,Uzbekistán, Ucrania y Rusia. Georgia se incorporó en 1993 y se retiró en2009. Turkmenistán se convirtió en miembro asociado en 2005.

Al inicio de la perestroika, la URSS estaba integrada por quince repú-blicas: las tres eslavas -Ucrania, Bielorrusi y I F deración Rusa-, las

Fin de una época 361

tres del Transcáucaso -Azerbaiyán, Armenia, Georgia-, las cinco de AsiaCentral-Kazajistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán- y,por último, las creadas en la Segunda Guerra Mundial: Moldavia y las trbálticas -Lituania, Letonia y Estonia-. Casi todas englobaban unidadespolíticas y administrativas menores, parte de las cuales se correspondíancon una nacionalidad reconocida como dominante. El caso extremo,en este sentido, era el de la Federación Rusa, un estado multinacionalintegrado por ochenta y nueve entidades con diferentes estatus: veintiúnrepúblicas, seis territorios (kral), cuarenta y nueve regiones (ob/ast), unregión autónoma, diez territorios autónomos (okrug) y dos ciudades f drales, Moscú y Leningrado.

"Divisiones administrativas de la Federación Rusa", en Revista C/DOd'Afers /nternaciona/s, nO59,2002. Disponible en: http://www.cidob. r J/es/publicaciones/revistas/revista_cidob_d_afersjntemacionals/num_rusia_10_anos_despues . .1

Es indudable que los grupos nacionales reprimidos por Stalin o 1,. Si'gunda Guerra Mundial y subordinados política y cultural m ni' b:!jl'el régimen soviético encontraron en el nuevo clima de apertura un ,'.cenario propicio para expresar sus reclamos. Pero la crisis d 1 enll .1

lizado y multinacional estado soviético fue producto de una ompk-j.,combinación de factores, en la que desempeñó un papel d cisivlI 1,1desintegración del Partido Comunista: organización y agent que, r-nforma cada vez menos eficiente, articulaba las diferentes pi zas (I¡- c' "rompecabezas que era la URSS.

Las reformas introducidas por Gorbachov dieron lugar a una ('a ,líe ,1

situación económica, que a su vez fue acompañada por la pari ióu el,'grupos y facciones que alentaron y promovieron demandas onflic ti .1

que socavaron las bases del estado multinacional. La decisié n (\(- los 1('

formistas a favor de la liberalización política, asociada 00 '1 (,II,'NI onamiento a los dirigentes de las repúblicas consolidados al alor dI' 1,1

estabilidad de los cuadros sostenida por Brezhnev, hizo posible «111'logobernantes comunistas de las repúblicas y las figuras d I Cfllllp" dllldente se lanzaran a la arena política esgrimiendo las consignas dd 111I1!t1

partidismo y el nacionalismo. Pero el resquebrajamiento d 1 'nll':II,,:ul! I

soviético también dio paso a la explosión de conflictos horizoutulo . "decir, entre los dif r nt('s grupos étnicos y lingüísti s que Ilw/,rl:tdll

n una misma rep¡'lIllie a, l('lvi"di aban la r a ión el nuevas III,lehul.·p líti as ('''I,clllcI,1 !" I I 1'1 II! ip 11de' las pc I lacioncs hOlllo!{ '11(',\11. ,': 1,1

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362 Historia del siglo XX

aspiración desembocaría luego en feroces combates armados y en el des-plazamiento de cientos de miles de familias de sus hogares.

En el marco de la perestroika los movimientos nacionalistas perifé-ricos asumieron diferentes fisonomías, dado que no había un conjun-to de pueblos que compartiesen homogéneamente la subordinacióna un centro dominante arbitrario. El entramado de la URSS era máscomplejo. Las repúblicas que la componían tenían diferentes niveles dedesarrollo económico, distintos grados de cohesión interna y sus pobla-ciones habían transitado disímiles trayectorias. Por ejemplo, si los bálti-cos recordaban que desde Versalles hasta el pacto Ribbentrop-Mólotovhabían contado con estados soberanos, los kirguises y los turkmenos ca-recían de un pasado como nación. Si la URSS se desmoronó fue porqueentre las reivindicaciones nacionalistas se destacó la de la FederaciónRusa, esgrimida por Yeltsin para derrocar a Gorbachov; porque en elmarco del caos económico los gobiernos locales pudieron y tuvieronque encarar la gestión de sus propios recursos; y porque, frente a ladecisión de Gorbachov de reformular la relación entre el centro y lasrepúblicas en un sentido federativo, los comunistas de la vieja guardiaresolvieron dar el golpe del 19 de agosto.

En el proceso de desintegración de la URSS coexistieron diferentestrayectorias. Por un lado, la de las repúblicas del ámbito occidental -Iastres del Báltico y las dos eslavas, Ucrania y Bielorrusia-, donde la refor-mulación del vínculo con el centro a través de la guerra de leyes primeroy con las declaraciones de independencia poco después no fue atravesa-da por conflictos internos. No obstante hubo marcados contrastes entreel curso de las repúblicas bálticas y el de las eslavas. Estonia, Lituania yLetonia encabezaron la oleada nacionalista, y las decisiones separatistasde sus dirigentes -incluidas algunas figuras del Partido Comunista comoAlgirdas Brazauskas, primer secretario del Comité Centrallituano- fue-ron un factor decisivo para el desgaste del gobierno de Gorbachov. Elnacionalismo ucraniano, en cambio, surgió un año después que los delBáltico yArmenia, posiblemente porque el parentesco con lo ruso com-plicaba la afirmación de una nacionalidad diferente. El movimiento na-cionalista más fuerte se dio en Ucrania occidental, incorporada reciéndurante la Segunda Guerra Mundial, y fue un caso complicado, dadoque los fuertes sentimientos antisoviéticos convergían con la falta de unatradición estatal autónoma y con un significativo vínculo nacional conel resto de Ucrania. La tragedia de Chernobyl fue un factor determi-nante de la activación de los disidentes y en 1989 hizo su aparición 1Movimiento Popular Ucraniano por la Per str ika (Ruj), fundad p r

Fin de una époc '1

comunistas y nacionalistas que reivindicaban una mayor autonomía ('( ()nómica y política. Bielorrusia aprovechó la descentralización indurid.rpor la perestroika, pero la sociedad no se movilizó en torno a r iviudlcaciones nacionalistas. En Ucrania y Bielorrusia, los comunistas 10(':11(,

que ganaron las elecciones de marzo de 1990 se sumaron a la ola dI

cuestionamiento al poder central. A mediados de 1990 el Sóvi t tJ( 1,1

niano proclamó la soberanía de la República: tendría derecho a po ,"-1su propio ejército y sus leyes prevalecerían sobre las del gobi rno c ""tral. Los comunistas de Bielorrusia siguieron el mismo camino.

En el Cáucaso, en cambio, las reivindicaciones de mayor autououitadesataron una compleja y sangrienta escalada de conflictos, que C'lItl Ilazaron los reclamos contra Moscú con las protestas que conduje¡ IlIt .1

la lucha armada entre comunidades que disputaban el control ell' 11"

mismo territorio. Un proceso similar se desencadenó en Moldavl.i,

El Cáucaso y MoldaviaEl Cáucaso es un territorio de algo menos de medio millón de kllóIIH 110cuadrados, ocupado por un abigarrado mosaico de pueblos, n j( 11

entrelazaron las guerras civiles desatadas en las repúblicas d I I 11\

cáucaso no ruso con los conflictos armados de la zona norte IvlcIIdll 1111distintas repúblicas (Chechenia, Daguestán, Osetia del Nort , In ¡II (lit,Karachayevo-Cherkesia, Adigea y Kabardino-Balkaria) integr I n ItFederación Rusa.En la Transcaucasia, entre las comunidades más numerasarmenios y azerbaiyanos- se distinguen fuertes diferencl s n t tlnlmeconómicos y sociales, destacados contrastes culturales, di lInl ( I l/n'con Moscú, y fronteras variables y artificiales impuestas por l. It IIICInexistía la URSS, Tiflis, la capital de Georgia, tenía más pobl 161 lIIlUlIl1 I

que ninguna otra ciudad, yel desarrollo de la burguesfa d t nuolon tlidad había cargado al nacionalismo georgiano de un profun O 11111nlrII1to antiarmenio. Gran parte de los azerbaiyanos, que adherf n 11'lrun,se sentían más próximos a los turcos que a los cristiano ,con Il/Iollocompartían el territorio. Las rivalidades entre estos "vecino" 1 111111111Iyolvisibilidad que el rechazo a un poder central que los ruso J r f 1111111distancia.Esta región fu n rl d I primer enfrentamiento nrio I un I (Itlll ( le n n6 entre armenld I 11\( viII, Idl 11111dI ItI I11Ir nI r n r br ro d I

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364 Historia del siglo XX

provincia autónoma de Alto Karabaj, incluida en la república de Azerbai-yán, fuera parte de Armenia. Durante años, una guerra civil singular, en laque se enfrentaron quienes habían convivido en un mismo territorio peroreivindicaban dos estados diferentes, asoló a esta zona.En Georgia, después del triunfo electoral de los nacionalistas, se declaróla independencia en abril de 1991 e inmediatamente los osetios y losabjazios, temiendo quedar como minorías en el nuevo estado nacional,exigieron mayor autonomía.La república de Moldavia fue creada en 1947 vía la fusión de la Besa-rabia rumana -anexionada en 1940 por la URSS en virtud del pactoMólotov-Ribbentrop- con las tierras situadas al este del río Dniéster, elllamado Transdniéster. Mientras la población de la antigua Besarabia de-bate su identidad nacional entre la especificidad moldava y el regreso aRumania, la que ocupa la estrecha franja del Transdniéster -la zona másindustrial y próspera- es predominantemente eslava (rusos y ucranianos)y nunca formó parte de Rumania.Cuando, al iniciarse la perestroika, el nacionalismo prorrumano se convir-tió en la tendencia dominante en detrimento de la diversidad histórica ycultural de sus habitantes, se puso en marcha un proceso secesionista.Las autoridades rusófonas del Transdniéster proclamaron su indepen-dencia luego de que la República Moldava abandonase la URSS días des-pués del golpe del 19 de agosto.En junio de 1992, los habitantes del Transdniéster recibieron a tiros a lostanques moldavos que querían someterlos. Hubo centenares de muertos,hasta que intervino el ejército ruso. Desde entonces el conflicto estácongelado. Mientras Chisinau reclama el retiro de los militares rusos, laRepública Moldava del Transdniéster espera que Rusia, con la que carecede fronteras, sea la locomotora de su desarrollo. ,1

Por último, en las cinco repúblicas de Asia Central la secesión fue con-secuencia directa de la caída del gobierno de Gorbachov. Sin embargo,en el marco de la perestroika hubo estallidos de violencia que afecta-ron, básicamente, a los grupos caucasianos desplazados a esta regióndurante el período estalinista.Las declaraciones de soberanía aprobadas por las dirigencias republi-

canas entre 1989 y 1990 intensificaron el caos económico y cuestionaronla existencia de la URSS al transferir el control de los recursos básicosde Moscú a los gobiernos republicanos. Las dirigencias republicanastomaron medidas para apuntalar la identidad nacional, entre ellas larecuperación de las lenguas maternas que habían qu dado p st r~a-

Fin de una época 36

das por el ruso. Pero la construcción identitaria nacional asumió UII

fuerte tono xenófobo, no necesariamente antirruso: en muchos caso. f

el principal enemigo pasó a ser el "vecino". Este fue el caso, entre lro. f

de los osetios y los abjazios, que defendieron a punta de pistola y 011

ayuda rusa su decisión de separarse de la república de Georgia cuandolos nacionalistas georgianos rompieron el vínculo con Moscú.Para frenar la descomposición del estado multinacional, Corbachuv

propuso renegociar las relaciones entre el poder central y los r puhlcanos. Convocó a un referéndum en marzo de 1991 para pregunuu k-a la población si consideraba necesario mantener la URSS. El 0% dl'lelectorado asistió a la votación y el 58% de los inscriptos se pr 111111( io

a favor. Pero la consulta fue boicoteada por los gobiernos d las u e'

repúblicas bálticas, Georgia, Armenia y Moldavia. Al mes sigui 111(', elpresidente soviético se reunió en Novo Ogarevo con los gob flla'l!e

de las nueve repúblicas que habían llevado a cabo el referéndum I'ill \1

acordar las pautas de un nuevo régimen más federalista. En princi 1,le) e'resolvió detener la "guerra de leyes" y Gorbachov se mostró dixpuestu .,conceder una fuerte reducción de las competencias del Kr rnlin ('" l.,recaudación impositiva, el uso de los recursos naturales y 1 01111 01 dI

las fuerzas de seguridad.Mientras los conservadores del PCUS calificaban com "acta de' de

función de la URSS" el documento suscripto en Novo garcvo, e·l!sin -presidente de la Federación Rusa desde junio de ]991- (11111'11.,11.1

sus competencias en desmedro de Gorbachov y eliminaba la h\jl'l ('!le 1.1

del Partido Comunista sobre el aparato administrativo y las ''''1)1 e' il

La plana mayor del PCUS decidió recurrir a la fuerza p ra Ih'II:11 ( teproceso.Mientras Gorbachov pasaba sus vacaciones en Crim a, I(lN e'I'I"oI,1

del poder ejecutivo, el ejército y la KGB -con el r paldo 1.11 jlo tle 1Politburó y el Sóviet Supremo- declararon el estado de m('I'f.\('11I 1,1 e 11

todo el territorio de la URSS y crearon un Comité Estatal q\l(' ,1 11111111

plenos poderes "en virtud de que el estado de salud d ' M!jall (:ell 11,1

chov le impedía cumplir con sus funciones". El vicepr 'SiO('"I(' O( IlpO e Isillón presidencial para "evitar el caos y la anarquía" qu ' ;1111('11:11,,111.11,

la seguridad de los ciudadanos y la "integridad territ rial" de 1:11JI .', ""salvar la economía de la ruina y evitar la escalada d ,1 p< lif.\lo de' 1111

amplio conflicto civil", El golpe del 19 de agosto de 1991 1'1\'( iplto (.,

d sintegración d 1 'st (Ido s vi' tico.y. ltsin reH (iOlle) iunu-dintumcnt . O nun ió I ami io d '.\11101 eI.1

d('s 0'"011" HI,IJle tll e 1,1110 Co if.\i6 1'11 ',. ,,('('ellO a <:(11 1>:1( huv p.lI"

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366 Historia del siglo XX

comprobar su estado de salud. De todas las repúblicas soviéticas, sóloRusia y las tres bálticas condenaron el golpe. El asalto de la Casa Blancapor las tropas especiales de la KGB, que parecía inminente en la nochedel martes 20, no se produjo. El presidente ruso tomó el timón de losacontecimientos, despojando de todos sus poderes al Partido Comu-nista, y el vendaval anticomunista iniciado en Rusia estimuló similaresmedidas en toda la URSS. Gorbachov dimitió como secretario generaldel PCUS, reprodujo los decretos anticomunistas de Yeltsin y ordenó ladisolución del Comité Central del partido.A comienzos de diciembre de 1991, Rusia, Ucrania y Bielorrusia -sin

atenerse a la ley vigente que regulaba las condiciones para que una re-pública abandonase la URSS, pero invocando su condición de firmantesdel tratado constitutivo de la Unión Soviética en 1922- declararon quela URSS había dejado de existir "como sujeto de derecho internacionaly como realidad geopolítica". Sin nación que gobernar, Gorbachov leentregó a Yeltsin el maletín que contenía los códigos de lanzamientode los misiles nucleares, y la bandera roja con la hoz y el martillo fuearriada del Kremlin a fines de diciembre.

El espacio postsoviético

El gobierno encabezado por Yeltsin no dudó en arrastrar a la sociedadrusa a un drástico salto hacia el capitalismo. La economía quedó libradaa las reglas de juego del mercado a través de las intervenciones estatalesa favor de los grupos económicos que se enriquecían y apoyaban alnuevo jefe político. Los efectos del "capitalismo salvaje" sumieron enla pobreza a millones de habitantes, la inflación se disparó, los sueldoscayeron, los ahorros se esfumaron, y el mercado negro y los sobornospasaron a formar parte de la economía cotidiana.La privatización de la economía rusa favoreció a la llamada "oli-

garquía" rusa, que a su vez la fomentó, con Boris Berezovsky, Vladi-mir Gusinsky y Borisovich Khodorkovsky a la cabeza. Su gran podereconómico fue reforzado mediante la entrega de la propiedad de losmedios de comunicación a los partidarios del gobierno: así se creóun "círculo virtuoso", para la minoría beneficiada, entre gobierno,poder económico y medios de información. El puñado de oligarcasfavorecidos por el Kremlin consiguió el control de los grandes polosfinancieros, industriales y mediáticos y se sumó a la especulación in-ternacional en desmedro del desarrollo de una base productiva quefuera más allá de los sectores tradicionalm nt pr d minantes d 1 s

, I

Fin de una époc 3 ,

cuales procedían (hidrocarburos, complejo militar-industrial, I1W(.1lurgia). En medio de los profundos cambios surgió un gran númoiude empresas más modestas, cuya privatización fue controlada P(H 1;1autoridades regionales. También en este ámbito gravitaron el J~\VOItismo y los lazos poco transparentes entre políticos locales iudutriales, pero la lógica del funcionamiento empresarial en 1 plallllregional fue mucho más sensible a los problemas y las preSiOIH'1Id.la población.Yeltsin tuvo su peor enfrentamiento político en el otoño de 1!)q'l

cuando la Duma, todavía heredera de las últimas eleccione sovi(·t¡(.\de 1990, desafió ~biertamente las medidas de la presidencia. La pl ¡11( I

palfuerza opositora era el cada vez más nacionalista Partido Comunl 1.1,dirigido por Gennady Zyuganov. El choque culminó con la sangl ¡,·1I1.1toma del edificio de la Duma por los militares, que produjo un :¡I(o 1111mero de muertos sin perjudicar por ello la figura de Yeltsin.El presidente contó con el apoyo internacional y, en el plano ill('IIIII,

ganó el referéndum de reforma de la Constitución en dici rnbn- (1<-l' "mismo año. Aunque Yeltsin retuvo la presidencia hasta 1999, Sil lid('IMgo se deterioró de manera drástica. En su primera elección OItIO¡tll' idente de Rusia enjunio de 1991, cuando todavía existía la RSS, h.III .\obtenido más del 50% de los votos compitiendo con varios (;lIIdl.l.lIocomunistas. Cinco años más tarde, con una sociedad rusa inmr-rsu C'II1.1crisis y el desencanto, fue necesario convocar una segunda vIII'lId, "11l.,que Yeltsin obtuvo el 53,8% de los votos, mientras qu su prillfip¡d 11 ,d,el comunista Zyuganov, recogió el 40,3%.En el transcurso de los años siguientes la figura de y¡ ltxin Il'l('do ••ltI,1

vez más asociada a la corrupción, la incapacidad y el autorit:u iSIIICl. 1".11diciembre de 1999 presentó como su sucesor a VIadimir Putin, qllit'I\ "11los comicios de marzo de 2000 se impuso cómodament on d :,'I,!III:••11nuevamente opositor Zyuganov, que obtuvo menos d 130% d(' lo. VllloLos principales desafios a Moscú en el seno del estado multiu,« lc111.11

ruso provinieron del Cáucaso norte. En esta zona, I s h(·( Iac'II" ,1 11mieron las reivindicaciones independentistas más radi 'I\(-S y las d. Ic11dieron con las armas en dos cruentas guerras: la d 199'1-1 DIH¡, I 11"11tlolos rusos fracasaron en subordinar la región, y la ini i da '111\HIO, • 11.1etapa de combates activos finalizó en 2002 con la d HOla (k lo • hcchenos. No obstante, Moscú mantuvo hasta abril d 2009 r-l ('.1.1110d.guerra con el pr t xto el ombatir la "amenaza d II rrorisruu".La nu va RlIsia ¡IIHn'S!) r-u las rganiza i n s int 'rn,\('ioll;tI(, .1 1.\

que la URSS 011cll.1 "11.1111.1 0J"I(,,~tO: n abril de 191) IH'. UIIII).rl 1'. 11

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368 Historia del siglo XX

do Monetario Internacional, que empezó a concederle créditos; enju-nio de 1994 pasó a integrar la Asociación por la Paz, impulsada por laOTAN; y un mes más tarde fue admitida en las reuniones de carácterpolítico del G-7, dando paso al G-8.En el momento de la disolución de la URSS, en diciembre de 1991, los

presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia dispusieron la creación deun organismo que siguiera coordinando las actividades fundamentalesdel estado que estaba a punto de desaparecer. Al proyecto de creaciónde la Comunidad de Estados Independientes (CEI) se unió rápidamen-te el resto de las repúblicas, a excepción de las bálticas y. de Georgia,que se integraría más tarde. Sin embargo, la CEI tuvo serias dificultadespara consolidarse. Por una parte, los nuevos estados se mostraban másinteresados en reforzar sus propias instituciones que en mantener lascomunes preexistentes. Por otra parte Rusia, la principal interesada enmantener la cohesión del conjunto, vivía una crisis que la incapacitabapara atraer a las otras repúblicas hacia su esfera de influencia.La perspectiva acariciada por Yeltsin de colocarse al frente de una

comunidad organizada como un espacio económico integrado y asumirel control centralizado del poderoso arsenal militar no pudo materiali-zarse. Una expresión clave del enrarecido clima que enmarcaba las rela-ciones entre los nuevos estados fue la rivalidad entre Rusia y Ucrania. Elgobierno ucraniano decidió contar con fuerzas armadas propias y que-darse con parte de la flota del mar Negro, que, según Moscú, constituíauna fuerza estratégica y por lo tanto debía mantenerse bajo el mandoconjunto de la CEI. Estas tensiones, sumadas al separatismo de las auto-ridades rusófonas de Crimea, alejaron significativamente a los dos paísesque habrían podido motorizar una entente eslava en el seno de la CEI.La consecuencia inmediata de la desintegración de la URSS fue la

aceleración del desplome económico. En todas partes se levantaron ba-rreras arancelarias y algunas repúblicas acuñaron moneda propia, pro-vocando de ese modo la desarticulación de los sectores productivos y losmercados internos. En casi todos los nuevos países el hundimiento delos viejos gigantes industriales de propiedad pública, combinado con laausencia de instituciones y códigos reguladores, posibilitó la apariciónde compañías privadas, gestadas, en gran medida, por los miembrosde la elite soviética que habían logrado acumular fabulosas gananciasapropiándose a bajos costos de los bienes estatales y también gracias a laproliferación de actividades ilícitas, en algunos casos criminales.Simultáneamente, los conflictos nacionales desatados al calor de la

perestroika se prolongaron en el tiempo y la intervención militar rusa

Fin de una éooc 38

desempeñó un papel protagónico en la mayoría de ellos. Rusia ha pl't'tendido, y en parte conseguido, mantener su influencia en lo que Ju '1'iel espacio soviético. También ha querido preservar una posición privilegiada en la esfera internacional, en un nivel parecido al de la antíguuURSS. Tras la disolución de la Unión Soviética, Moscú ocupa el pu 'Slnpermanente de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU 011laaquiescencia de los países de la CEI.A pesar del vendaval que arrasó con los pilares del orden sov] '

tico, en las cúpulas dirigentes de la mayoría de los nuevos eSladoprevaleció la continuidad de los funcionarios y el marcado sesgo HIItoritario de sus gobiernos. En casi todas partes, el pregonado "dV!'nimiento de la democracia desembocó en la anarquía, y en al~llIlopaíses "los señores de la guerra" llegaron al poder. En la mayoll:1de los casos hubo un fuerte reclamo pidiendo orden y la r 'lcdollcontra el caos condujo al fortalecimiento del poder presid 'lId:II,Los presidentes, elegidos por sufragio popular, se distanciaron d( Indemocracia asociada al desorden sin negarla discursivam n le; pOI

el contrario, conservaron sus formas mientras la vaciaban d . (',)lit"

nido. Con la excepción de los estados bálticos, las "demo nl('ias d"imitación" se propagaron por casi todo el territorio postsoviét ico, 1':11casi todos los países hubo intentos de manipular el proceso elt-('tol,d,apelando para ello tanto a la inhabilitación de los partidos "pdiglosos" como al fraude liso y llano. A todo esto se sumaron las l'('llc'llldas reformas constitucionales destinadas a limitar las pr('I'\'o/o\:lt iIdel poder legislativo. Además, casi todos los presiden e 's ('1111('111.1ron violentamente al Parlamento o bien lo relegaron a UII s('gulldoplano, recurriendo a las consultas populares para legitimar el 1-\1(1

hacia el presidencialismo. A lo largo y a lo ancho del espacio pn,~tsoviético hubo una oleada de conflictos entre presidentes y pal'!;rIlH'"tos -muchos de ellos elegidos por sufragio popular antes el J ('ol:rp usoviético- que no desembocaron en el uso de la fuerza armada, ('01110ocurriera en Moscú.En Azerbaiyán y Georgia hubo un momento inicial de gobj('rllo ,'11.

cabezadas por antiguos disidentes, seguido por un largo p 'riodo "1\el que el poder político ha sido ejercido por figuras prov ni( 111('11d,'1régimen soviético. Los nacionalistas azerbaiyanos que d rr aron ul He,bierno prorruso en mayo de 1992 fueron desalojados n s 'Plj, 1111111'd 1993, Y el viej norn nklaturista miembro de la K B I i<'ydHIAl C'

- u stionado por (:'lI'hllrhov 1'1)1985- ocupó la pr sid "d:1 hasta \1mu rl ('1) ( OO,! Y 1\1, IU l'" el •• 1'''1 Sil hijo Ilham,

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370 Historia del siglo XX

El dirigente georgiano Shevardnadze, canciller de Gorbac~ov h,asta1990, ocupó la presidencia de su país tras el golpe que derroco al hdernacionalista y anticomunista Zviad Gamsajurdia en 1992. Shevardnadzerenunció a fines de 2003, presionado por las movilizaciones de la opo-sición, la llamada "revolución de terciopelo", frente a unas eleccioneslegislativas calificadas como fraudulentas.Armenia, en cambio, se destaca como un país relativamente estable

y seguro pese a la guerra de 1992-1994 en to~no al ~to ~rabaj. Sueconomía ha mantenido un crecimiento sostenido gracIas al mgreso decapitales privados atraídos por la desnacionalización d~, las empresas.También en este país, la perestroika dio lugar a la creacion en 1989 dela primera organización política de oposición, el Movimiento Naciona~Panarmenio, que se centró en reivindicar la anexión del Alto Karabajsin cuestionar a Moscú. En el plano internacional, Armenia cuenta conapoyos amplios y variados: aunque debido al co~f1~ctolatente, en el AltoKarabaj sufre el bloqueo decretado por Azerbaiyán y Turquía, no obs-tante recibe el apoyo de Rusia y de los Estados Unidos y mantiene muybuenas relaciones con Irán.En Ucrania los dirigentes comunistas, entre ellos el primer secretario

del partido Leonid Kravchuk, muy tempranamente se mostraron dispues-tos al diálogo con el movimiento nacionalista. La nomenklatura ucra-niana dio pasos pragmáticos para adecuarse al nuevo clima y Kravchukfue el primer presidente del nuevo estado nacional ucraniano. Aunqueintentó gobernar un segundo período, en 1994 fue derrotado por su exprimer ministro, Leonid Kuchma.En contraste con el sesgo cada vez más europeísta de Kuchma, el

gobierno del comunista Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia s~ alineódecididamente con Moscú. Su larga y autoritaria permanenCIa en lapresidencia contó con el aval de dos plebiscitos -cuestionados en elplano internacional- que extendieron los plazos de su mandato. Desdela campaña presidencial en 1994 Lukashenko se definió a favor ~e lavuelta a los métodos de control administrativo sobre la econorrua, ladesaceleración de las privatizaciones, la imposición de controles sobrelos precios y los salarios, y el establecimiento de una unión aduanera yeconómica en el seno de la CEI.En Asia Central se produjeron las continuidades más consistentes

y prolongadas, con la excepción de Tayikistán. En este país, la .desti-tución del presidente comunista por un bloque de fuerzas OposIt~r~scon acentuado predominio musulmán condujo a una larga guerra CIVIl,desde 1992 a 1997. No obstante, tras el ingreso del ejércit rus "para

Fin de una época 371

mantener el orden", el nuevo jefe de gobierno provino del aparato omunista -aunque de una fracción diferente de la de su antecesor-o EJI

el resto de las repúblicas, los secretarios generales del PCUS pasaron :1ser los nuevos presidentes: Nursultán Nazárbayev en Kazajistán, ap:umurad Niyasov en Turkmenistán, Askar Akáyev en Kirguistán e IshuuKarímoven Uzbekistán. Aunque confirmados en sus cargos medianu-elecciones, estas fueron calificadas como muy irregulares en Occid '111 C',

Casi todos se han convertido en "presidentes vitalicios": el úni O qllc'

perdió su puesto a raíz de una corta revuelta en marzo de 2005 (lit' C'Ikirguiso Akáyev.

El derrumbe de la economía central planificada fortaleció al n '01i I)e'ralismo en casi todo el mundo. En los años noventa, el cuestionaruíeuu,al libre mercado fue descalificado como generador de falsas ilusion«en torno a la capacidad de la voluntad política para incidir positiviImente en el rumbo de la economía. La crisis del partido m nolítkoque encabezó las reformas en la URSS condujo a la desintegra ión ddúnico imperio multinacional del siglo XIX que había prol ngado ,~II

existencia durante el Xx. La desaparición del bloque soviéti O I lIW /111

a la Guerra Fría, pero en lugar de la esperada paz, las luchas arnuuluen los países del Tercer Mundo y las guerras entre algunos de diola única superpotencia sobreviviente pasaron a ocupar el prim '1' ))1:111"

del escenario internacional.