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1 BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA (1900 – 1930) Natalia Gómez López Directora Martha Herrera Ángel Maestría en Geografía Departamento de Historia Universidad de los Andes Bogotá D.C. 2017

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BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE

DEL DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA (1900 – 1930)

Natalia Gómez López

Directora

Martha Herrera Ángel

Maestría en Geografía

Departamento de Historia

Universidad de los Andes

Bogotá D.C.

2017

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Tabla de Contenido

Agradecimientos ……………………………………………………………………………………………………………………..3

Introducción ……………………………………………………………………………………………………………………………..4

I. Inicios de la industria bananera en el departamento del Magdalena …………………………………...15

A. De Santa Marta a los mercados extranjeros: oferta y demanda de banano……………………………...15

B. Ferrocarril: transporte para el monocultivo de banano ……………………………………………………………22

C. De la abundancia a la escasez: conflictos por el acceso al agua ………………………………………………..29

D. Tierra y trabajo: factores productivos para la industria bananera …………………………………………….39

II. Conflictos alrededor del auge de la industria bananera en la década del veinte …………..……………………49

A. Industria bananera: ocupación de tierras para apropiación de brazos ………………………………………50

B. Agua y banano: inclusión y exclusión sobre el uso del recurso hídrico ………………………………………60

C. Poder y resistencias: prácticas de inclusión y exclusión …………………………………………………………….70

Conclusiones ………………………………………………………………………………………………………………………………………….86

Bibliografía …………………………………………………………………………………………………………………………………............90

Anexos …………………………………………………………………………………………………………………………………………………..96

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Agradecimientos

Este trabajo fue posible gracias a la orientación, colaboración y apoyo de varias personas que

me acompañaron durante el desarrollo de esta investigación. Primeramente, quiero agradecer a

Marta Herrera, por todos sus comentarios y sugerencias. Por mostrarme la realidad desde otro

lente y permitirme cuestionarme a mí misma y lo que me rodea. Cada sesión de los diferentes

cursos que tomé con Marta, estuvieron llenos de aprendizajes que me formaron como

profesional y persona. En segunda instancia, agradezco a mis compañeros del Taller UMBRA

quienes leyeron una y otra vez mis escritos sin importar las largas jornadas de los martes. Cada

comentario, sugerencia y pregunta fueron aportes valiosísimos que me posibilitaron construir el

documento final. Asimismo, agradezco a cada uno de mis compañeros y profesores de la

Maestría en Geografía de la Universidad de los Andes, quienes en estos dos años me

permitieron compartir e intercambiar experiencias y aprendizajes para mi formación personal y

profesional.

A los trabajadores del Archivo General de la Nación, por tenerme paciencia en la búsqueda de

documentos y ayudarme en la consulta de las fuentes. Cada día en el Archivo estuvo cargado de

gestos de amabilidad que me dieron ánimo y energía para continuar con mi trabajo. A Jairo

Fonseca por su colaboración con los documentos en Estados Unidos, aunque mi tema no fue la

malaria, agradezco por los documentos los cuales serán insumos para nuevas investigaciones.

Para mi familia sólo tengo sentimientos de gratitud y amor para ellos. Les agradezco por el

apoyo y comprensión para la realización de mis estudios, sin ustedes no hubiera sido posible

estudiar y mucho menos lograr este documento.

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Introducción

“El miércoles llegó un grupo de ingenieros, agrónomos, hidrólogos, topógrafos y agrimensores que

durante varias semanas exploraron los mismos lugares donde Mr. Herbert cazaba mariposas... …Dotados

de recursos que en otra época estuvieron reservados a la Divina Providencia, modificaron el régimen de

lluvias, apresuraron el ciclo de las cosechas, y quitaron el río de donde estuvo siempre y lo pusieron con

sus piedras blancas y sus corrientes heladas en el otro extremo de la población. …Tantos cambios

ocurrieron en tan poco tiempo, que ocho meses después de la visita de míster Herbert los antiguos

habitantes de Macondo se levantaban temprano a conocer su propio pueblo. – Miren la vaina que nos

hemos buscado– solía decir entonces el coronel Aureliano Buendía –, no más por invitar un gringo a

comer guineo”1.

En Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez narró la historia de los pobladores de un

pueblo imaginario localizado en la Costa Caribe colombiana, Macondo. El pueblo estaba

habitado por personas provenientes de diferentes lugares del país que se asentaron tras

finalizar las guerras civiles vividas durante el siglo XIX. La tranquilidad del pueblo se vio

interrumpida por la llegada de una compañía bananera estadounidense que lo transformó para

siempre: se sembraron grandes extensiones de plantaciones, cambiaron el régimen hídrico y

construyeron un ferrocarril.

Macondo fue el nombre de una finca bananera que perteneció a la corporación multinacional

estadounidense United Fruit Company (UFC), durante los primeros años del siglo XX2. Ésta se

encontraba ubicada cerca de Sevilla, un pueblo situado al suroriente de la Ciénaga Grande de

Santa Marta, hoy conocida como la zona bananera del Magdalena3.

En 1901, la compañía estadounidense arribó a la región, la cual está conformada por dos

sistemas de hoyas que constituyen los ríos: Pararé, Córdoba, Manzanares, Gaira, Riofrío,

Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y Fundación. Estos ríos nacen en la Sierra Nevada de

Santa Marta y los cuatro primeros desaguan en mar abierto, mientras que los otros

1Gabriel García Márquez, Cien años de soledad (Bogotá: Literatura Random House, 2014), 278 – 281. 2Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 1- 2. 3Ver, Archivo General de la Nación – Colombia (AGN), Mapas y Planos, Mapoteca 2, Ref.: i52mg, plancha 11 R. Lado derecho inferior.

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desembocan en la Ciénaga Grande4 (ver mapa 1). Con el arribo de la empresa, la industria

bananera creció y se consolidó rápidamente. Buena parte de las tierras del departamento se

convirtieron en plantaciones de banano. Dado que el régimen de lluvias en la región se

caracteriza por una temporada seca y una húmeda, los cuerpos hídricos que desembocan en la

Ciénaga Grande fueron desviados para la operación de un sistema de riego. Asimismo, una red

ferroviaria se extendió entre los poblados de: Santa Marta, Gaira, Ciénaga, Riofrío, Sevilla,

Tucurinca, Aracataca y Fundación.

Mapa 1: Zona de influencia de la United Fruit Company en el departamento del Magdalena – Colombia.

4AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, Tomo (T.) 59, folios (f.) 71-77.

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Para el siglo XIX, la región se caracterizaba por la existencia de algunas haciendas que producían

tabaco y cacao para la exportación y el consumo local. Sin embargo, la mayoría de las tierras

eran consideradas por el Estado como tierras incultas o baldías, lo que no implicaba que

estuvieran despobladas. En sus poblados los moradores vivían del cultivo de pequeñas parcelas

y se dedicaban a la pesca, productos destinados para el consumo local5.

En este contexto, este trabajo de investigación tiene como objetivo analizar la manera en el que

el monocultivo de banano transformó el paisaje de la zona de influencia de la United Fruit

Company (UFC) durante las primeras décadas del siglo XX. Argumento que en los primeros años

del siglo XX, la industria bananera fue el arquetipo o modelo mediante el cual se transformó

esta región. La transformación del paisaje se enmarcó en relaciones de poder diferenciales que

implicaron distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el uso de los recursos y, por tanto,

cambios en las formas y proyectos de vida de las personas que habitaban la región.

Durante los primeros años del siglo XX, la organización socio espacial de los poblados se

estructuró alrededor de la industria bananera, hasta tal punto que hoy, los poblados alrededor

del ferrocarril de Santa Marta, son conocidos como zona bananera del Magdalena. A partir de la

categoría “zona bananera” se atribuyó una visión sobre el paisaje que promovió e impuso la

idea de englobar y homogenizar todo el territorio en torno al monocultivo de banano. De esta

forma, la vida económica y cultural de la región se redujo a todo aquello que se relacionara con

el banano para la exportación. El problema central de esta concepción radicó en la

naturalización de esta área como zona de producción bananera y, por ende, la existencia de

esta actividad económica fue casi incuestionable e inalterable. Su denominación “zona

bananera del Magdalena” naturaliza su producción y hace pensar que esta región del país

siempre ha sido un área destinada, principal y exclusivamente para el banano.

Para desarrollar el objetivo de esta investigación, presentaré un panorama general sobre el

concepto de paisaje mostrando la perspectiva que alimenta esta investigación. La estructura de

5Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 314. Y “Santa Marta y el Departamento del Magdalena”, Cromos, Vol. XXVI, no. 360, 30 octubre, 1928.

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este panorama se fundamenta en las líneas de análisis que propone Van Ausdal, las cuales

muestran desde un enfoque histórico las distintas tendencias en el estudio del paisaje que se

han desarrollado durante el siglo XX, en los países angloparlantes. Este autor distingue tres

periodos: la escuela clásica, la revolución cuantitativa y las nuevas direcciones de la geografía a

partir de 19806.

En la primera mitad del siglo XX, la escuela clásica surge en contraposición al determinismo

geográfico7. Carl Sauer, su principal representante, indagó por las formas en que las culturas

moldean históricamente el paisaje natural. Así, definió el paisaje como un producto de la

actividad humana que da forma al entorno natural8. Para finales de 1960 y hasta 1970, la

revolución cuantitativa instauró una forma positivista de ver la disciplina. Esta corriente estudió

las configuraciones espaciales, privilegiando el uso de modelos estadísticos sobre las

explicaciones históricas.

En las últimas décadas del siglo XX, se da un nuevo cambio en la manera de hacer geografía. A

partir de 1980, el concepto de paisaje es alimentado por la geografía histórica y cultural, así

como por la aproximación con el marxismo y el posestructuralismo. La noción de paisaje pasa a

ser interpretada no sólo como un área transformada por las actividades humanas, sino como un

producto cultural. Dentro de los principales exponentes de esta corriente se encuentra Denis

Cosgrove quien, indagó la idea de paisaje en la pintura para mostrar los modos en que ésta

ayudó a aceptar el desarrollo del capitalismo. Dentro de sus investigaciones, define los paisajes

como productos culturales y representaciones que expresan ideas acerca del entorno, en tanto

que ciertos grupos sociales establecen lazos de identidad con éste. Asimismo, considera que en

6Shawn Van Ausdal. “Medio siglo de geografía histórica en Norteamérica”. Historia Crítica, no. 32 (2006): 198-234. 7El determinismo geográfico plantea que las sociedades son el producto del clima, altura y relieve y evolucionaban culturalmente del mismo modo en que evolucionan las especies. Para el caso colombiano, ver: Agustín Codazzi, Obras completas de la Comisión Corográfica: geografía física y política de la Confederación Granadina, ed., Camilo Domínguez et al., (Colombia: COAMA Unión Europea: Fondo "José Celestino Mutis”, 1996). 8Carl Sauer, “The morphology of landscape”, en Life and Land. A selection from the writing of Carl O. Sauer, ed. John Leighly (Berkeley: University of California Press, 1969), 330 - 350. Sobre trabajos desarrollados por estudiantes de Sauer en el contexto colombiano ver: James Parsons, La colonización antioqueña en el occidente de Colombia., trad. Emilio Robledo (Bogotá: Ancora, 1997) y Robert West, Las tierras bajas del Pacífico Colombiano., trad. Claudia Leal (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2000).

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cada momento histórico, las sociedades tienen modos particulares de comprender el paisaje y,

en buena parte responden a los intereses de los grupos hegemónicos9. En esta línea, James

Duncan reconstruye los paisajes coloniales, mostrando cómo sus representaciones hacían parte

de un sistema más amplio de símbolos políticos y culturales. Duncan devela la ideología que

sustenta a los paisajes y los modos en que la organización del espacio, esconden relaciones de

poder10.

Para esta investigación, el paisaje será comprendido desde la definición de Duncan: “un paisaje

puede distinguirse del término más general entorno, el cual, está compuesto de los objetos que

nos encontramos en el mundo: colinas y valles, árboles y campos, ciudades y pueblos, casas y

calles. Un paisaje, sin embargo, es un modelo producido culturalmente de cómo debería lucir el

entorno11”. El monocultivo de banano será entendido como el modelo espacial, económico y

cultural bajo el cual se reinterpretó y transformó el entorno de la región. La transformación del

paisaje será analizada desde los cambios físicos del entorno, como del conjunto de ideas sobre

cómo la vida social debía estar organizada alrededor del banano.

La noción de paisaje parte de la geografía cultural y es nutrida por los aportes de la ecología

política. Desde ésta última, los paisajes son proyectos políticos, es decir, procesos inconclusos y

saturados de poder que se materializan en articulaciones concretas de naturaleza y sociedad12.

En este sentido, la zona bananera será comprendida no únicamente como el modelo espacial,

9Daniels Stephen y Denis Cosgrove, The iconography of landscape: essays on the symbolic representation, design and use of past environments (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), 1-8. Y, Denis Cosgrove. “Observando la naturaleza el paisaje y el sentido europeo de la vista”. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, no. 34 (2002): 63-89. 10James Duncan, The city as text: the politics of landscape interpretation in the Kandyan kingdom (Cambridge, N.Y: Cambridge University Press, 1990) 11“A landscape can be distinguished from the more general term environment which is composed of the objects that we encounter in the world: hills and valleys, trees and fields, towns and villages, houses and streets. A landscape, however, is a culturally produced model of how the environment should look”. (Traducción propia en: James Duncan, The power of place in Kandy, en: The power of place. Bringing together geographical and sociological imagination, ed. John Agnew y James Duncan (Boston: Unwin Hyman, 1989), 185-201. 12Ver, Donald Moore, Suffering for territory: race, place and power in Zimbabwe (Durham, NC: Duke University Press, 2005), 22 – 23. Y, Anna Tsing, “Blasted Landscapes (and the Gentle Arts of Mushroom Picking)”. En The Multispecies Salon, editado por Eben Kirksey (Durham, NC: Duke University Press, 2014), 87-109.

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cultural y económico de cómo debe ser el entorno, sino también como el sitio de lucha

constituido a partir del ensamblaje de naturaleza y cultura donde simultáneas disputas

materiales y simbólicas se expresan.

De esta forma, esta investigación recoge los aportes de Ojeda quien establece el concepto de

paisajes del despojo, entendidos como la demostración de procesos históricos de desigualdad,

muerte y sufrimiento que se reproducen en la vida cotidiana y se acumulan en el espacio, para

así, entender los conflictos alrededor de la concentración de los recursos13. En esta línea, el

trabajo de Sánchez y Vargas propone el concepto de acaparamiento territorial, como una

manera de centrar no sólo la atención en los cambios físicos sobre el entorno, sino también ver

cómo esos cambios afectan los estilos y proyectos de vida de las personas y comunidades. Así,

el autor critica la idea misma de acaparamiento de tierra, pues da cuenta que estos procesos no

acaparan únicamente la tierra – entendida como material de composición del suelo – sino que

transforma el entorno en su conjunto y los significados que las personas dan al lugar.14 Así, la

investigación tendrá en cuenta tanto las transformaciones del entorno físico, no únicamente

sobre la tierra, como las implicaciones que la industria bananera produjo sobre las

espacialidades cotidianas15.

Los territorios donde se instauró la UFC en América Latina han sido investigados desde el

estudio transnacional e interdisciplinario de la naturaleza e impacto de los “enclaves”, lo cual ha

13Diana Ojeda, “Los paisajes del despojo: propuestas para un análisis desde las reconfiguraciones socioespaciales”. Revista Colombiana de Antropología 52, no. 2 (2016): 19-43. 14Luis Sánchez y Gonzalo Vargas, “Acaparamiento Territorial. Impactos socioespaciales” (Bogotá: mecanografiado, 2017). Agradezco al profesor Luis Sánchez por facilitarme el documento que aún no ha sido publicado, sus aportes fueron una base importante para el desarrollo de la presente investigación. En esta línea ver, Kenneth R. Olwig, “Recovering the Substantive Nature of Landscape”. Annals of the Association of American Geographers 86, no. 4 (1996): 630-53. http://www.jstor.org.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/stable/2564345. 15Cabe resaltar que, en este trabajo no se usará el concepto de acaparamiento de tierras y territorios. Sin embargo, existe una gran literatura sobre el tema. Por ejemplo, véase, Saturnino Borrás et al., “Acaparamiento de tierras y acumulación capitalista: aspectos clave en América Latina”, Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrario 38 (2013): 75-103, Marc Edelman, Carlos Oya y Saturnino Borrás, “Global Land Grabs: historical processess, theoretical and methodological implications and current trajectories”, Third World Quarterly 34, no. 9 (2013): 1517-1531, doi http://dx.doi.org/10.1080/01436597.2013.850190 y “Conferencia tierras y territorios 2016”, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad Externado de Colombia, consultada 26 octubre, 2017, http://www.fcshexternado.com/tierrasyterritorios/videos_1.php.

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inducido a los investigadores a darle sentido a los efectos multifacéticos de las inversiones

extranjeras estadounidenses. Los primeros escritos sobre el tema mostraron dos tendencias. El

primer grupo de escritos presentó a las compañías estadounidenses como empresas

modernizadoras y civilizadoras16. Por el contrario, el segundo grupo resaltó los efectos negativos

de la inversión extranjera. Denunció las estructuras económicas y políticas de extracción y

subordinación que crearon las empresas y afirmó que los enclaves eran “un Estado dentro del

Estado” aislado de la economía nacional, que contribuía al subdesarrollo17.

Aunque las dos tendencias estaban en disputa, ambas presentaron los enclaves como lugares

dominados por el poder de las compañías extranjeras y las sociedades allí asentadas como el

resultado de la confrontación entre dirigentes extranjeros y el proletariado, que se destacó con

los movimientos obreros radicales. En esta línea, la mayor cobertura histórica de las

operaciones de la UFC en Colombia, se enfocó en las huelgas de trabajadores en contra de la

compañía extranjera, principalmente, se relató la huelga de 1928 conocida como la Masacre de

las Bananeras18. En consonancia, escritores y políticos denunciaron la explotación de

agricultores nacionales y del proletariado por parte de las grandes multinacionales19.

Los estudios recientes sobre las regiones bananeras, desafiaron el término de enclave.

Presentan una imagen más compleja, que relaciona a los “enclaves” foráneos con procesos de

formación del Estado y la constitución de identidades regionales y nacionales20. Chomsky y

16 Ver, Frederick Upham Adams, Conquest of the tropics: the story of the creative enterprises conducted by the United Fruit Company (Nueva York: Doubleday, Page and Company, 1914) y Stacy May y Galo Plaza, La United Fruit Company en America Latina (Nueva York: Library of Congress, 1958). 17 Ver, Judith White, Historia de una ignominia. La United Fruit Co. en Colombia (Bogotá: Presencia Ltda., 1978) y Charles Kepner, El imperio del banano: las compañías bananeras contra la soberanía de las naciones del Caribe (México: Ediciones del Caribe, 1949). 18Como Masacre de las Bananeras se conoce al asesinato masivo de los trabajadores de la UFC a manos del ejército

colombiano en el municipio de Ciénaga, Magdalena. Ver, por ejemplo: Carlos Arango, Sobrevivientes de las Bananeras (Bogotá: Ecoe, 1985); Mauricio Archila et al. Bananeras, Huelga y Masacre (Bogotá: Universidad Nacional, 2009) y Gabriel Fonnegra, Las Bananeras un testimonio vivo (Bogotá: Printer Colombia Ltda., 1986). 19 Ver, Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad (Bogotá: Random House, 1982); Jorge Eliecer Gaitán, El debate sobre las bananeras (Bogotá: Centro Jorge Eliecer Gaitán, 1928); Rafael Uribe Uribe, El Banano, conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de agricultores de Colombia (Bogotá: Congreso de la República, 1908). 20Ver, Joseph Gilbert, Catherine LeGrand y Ricardo D. Salvatore, Close Encounters of Empire: Writing the Cultural History of U.S. - Latin American Relations (Durham: N.C. Duke University Press, 1998); Steve Striffer, In the Shadows

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Putnam, han discutido la misión de UFC y su impacto social en los trabajadores. Putnam afirma

que la misión civilizadora de la UFC era principalmente una retórica vacía que no se constituía

como un esfuerzo sustancial en el cambio cultural. Contrario, Chomsky argumenta que las

políticas sociales que dieron lugar a un cambio en las zonas de producción. Sin embargo, los

trabajadores consolidaron mecanismos de resistencia y apropiación hacia éstas21. Por otro lado,

Soluri describe las actividades agrícolas y económicas de la UFC en Honduras. Desde la historia

ambiental, se centra en la manera en que la empresa alteró los ecosistemas de la región,

impactando el bienestar de sus trabajadores22.

Al explorar el desarrollo de la UFC en Colombia, LeGrand y Bucheli refuerzan la tendencia a

estudiar la industria bananera como un proceso multidimensional en el que las decisiones

empresariales no son simplemente imposiciones en las regiones bananeras23. Para esta

investigación dejaré a un lado la imagen monolítica del enclave empresarial y tendré en cuenta

la agencia de los otros actores que configuraron las dinámicas de la zona, construyendo sus

propios destinos y resistiendo los esfuerzos de control social de la compañía.

Para analizar la manera en que el monocultivo de banano transformó el paisaje en el

departamento del Magdalena, identifiqué, recolecté y analicé documentos y fotografías de

archivos históricos y fuentes secundarias. En un primer momento analicé los documentos del

fondo Correspondencia de Baldíos y el Archivo Histórico de Ferrocarriles Nacionales del Archivo

of State and Capital: The United Fruit Company, Popular Struggle and Agrarian Restructuring in Ecuador, 1900 -1995 (Durham: NC London Duke University Press, 2002). 21Ver, Lara Putnam, The Company they kept. Migrants and Politics of gender in Caribbean Costa Rica, 1870 – 1960 (Chapel Hill and London: The University of North Carolina Press, 2002); Aviva Chomsky, West Indian Workers and the United Fruit Company in Costa Rica, 1870 -1940 (Baton Rouge and London: Louisiana State University Press, 1996); David Aliano, “Curing the Ills of Central America: The United Fruit Company´s Medical Department and Corporate America´s Mission to Civilize (1900-1940)” E.I.A.L., 17 (2) (2006): 35-59 [Fecha de

consulta: 23 de octubre de 2016] 22John Soluri. Culturas bananeras. Producción, consumo y transformaciones socioambientales (Bogotá: Universidad Nacional, 2013) 23Ver, Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983): 235-250; Colonización y protesta campesina en Colombia 1850 – 1950 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1988); “Historias transnacionales: nuevas interpretaciones de los enclaves en América Latina”, Nómadas, 25 (2006): 144-154. Marcelo Bucheli, Bananas and Business: The United Fruit Company in Colombia, 1899 – 2000 (Nueva York: New York University Press, 2005)

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General de la Nación24. Seguidamente, consulté publicaciones de la compañía estadounidense

como informes anuales de la empresa e informes médicos. Y, finalmente, examiné los

documentos que realizaron políticos, investigadores y trabajadores de la época25.

Cabe resaltar que mi principal fuente fueron los documentos del fondo Correspondencia de

Baldíos, en lo que analicé las denuncias que los cultivadores realizaron alrededor de los recursos

para la producción del banano: tierra y agua, los informes estatales sobre los conflictos y las

publicaciones de los diarios de la época. Sin embargo, se debe tener en cuenta que esta fuente

no suministra respuestas definitivas sobre los conflictos por la tierra o el agua. Únicamente se

consignan los denuncios, pero las respuestas y fallos de éstos no se encuentran. Sin embargo,

esta fuente me permitió dilucidar las posiciones que las instituciones estatales y los funcionarios

de la zona bananera, tomaron frente a estos conflictos.

El texto está dividido en dos partes que corresponden a dos periodos de la industria bananera

en el Magdalena. El primer capítulo tiene como objetivo analizar las condiciones sociales,

económicas y ambientales que posibilitaron el establecimiento del monocultivo de banano en la

región a finales del siglo XIX e inicios del XX. Muestro que en este periodo se construyó la

infraestructura que posibilitó el desarrollo de la producción de la fruta a gran escala. Con ésta se

introdujeron importantes cambios en el paisaje, al construir la línea central o principal del

ferrocarril, modificar los cauces de los cuerpos hídricos e integrar el suelo y la tierra dentro del

mercado del cultivo de banano. En este período fue el problema del agua el que generó

mayores conflictos con la población, a pesar de lo cual la transformación del paisaje liderada por

la UFC continuó.

En la segunda parte, analizo el periodo de auge de la producción del monocultivo del banano

para la exportación en el departamento, centrando el análisis en los conflictos que se generaron

24Específicamente consulté: de la Sección República, Ministerio de Fomento, Fondo Baldíos, Tomos: 45 – 66 y, de la Sección República, Archivo Histórico de Ferrocarriles Nacionales, Tomos 801 – 806 25Por ejemplo, Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909), Carlos Arango, Sobrevivientes de las Bananeras, (Bogotá: Ecoe, 1985), William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses. (Londres: Duckworth and Co., 1918), entre otros.

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a partir de la consolidación de esta industria. Este proceso tuvo lugar en la década de 1920,

período en el cual la producción alcanzó los mayores niveles de exportación y transformó

vertiginosamente el paisaje. Se ampliaron las plantaciones, se incrementaron los trabajos de

modificación de los cauces de los cuerpos de agua y se construyeron ramales de ferrocarril que

conectaron las plantaciones con su línea principal. Las acciones legales e ilegales de la Compañía

y otros empresarios nacionales tendientes a despojar a otros propietarios y colonos de los

predios, agudizaron los conflictos por la tierra y el agua. Pero al parecer no fueron esas

presiones las que llevaron a transformar la situación. En 1930 la UFC disminuyó sus actividades

en el departamento debido a la crisis derivada de la denominada Gran Depresión y a una serie

de huracanes que azotaron la región Caribe.

Los dos apartados del trabajo de investigación me permiten argumentar que durante los

primeros años del siglo XX, la UFC y las compañías nacionales impusieron un modelo

económico, cultural y espacial basado en la industria agroexportadora del monocultivo del

banano. Esta imposición transformó profundamente el paisaje y estuvo marcada por relaciones

de poder asimétricas entre campesinos, colonos, empresarios terratenientes, compañías

nacionales e internacionales y el Estado. Los sectores locales de mayores recursos económicos y

las empresas multinacionales tuvieron una mayor capacidad de injerencia sobre el Estado,

situación que les permitió apropiarse de los recursos (tierra y agua) de la región y excluir a

buena parte de los colonos y campesinos de su disfrute. A través de estas prácticas de exclusión

numerosos campesinos y colonos migrantes fueron transformados en asalariados, este cambio

posibilitó que fueran despojados de su independencia económica y convertidos en mano de

obra para la industria. Fueron las condiciones de estos asalariados, más que las

transformaciones en el paisaje, las que integraron los intereses de colonos, campesinos y

trabajadores y los llevaron a denunciar las acciones de los empresarios bananeros. Pero en

contra de lo que parecería a primera vista, estas denuncias también tenían que ver con la

transformación del paisaje en la medida en que abogaban por el mantenimiento de sistemas

productivos tradicionales, que eran los que les podían asegurar su subsistencia.

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Sin embargo y a pesar de estas resistencias y de que la UFC se trasladó al Urabá a finales de

1950 y principios de 1960, la región sigue siendo, aún hoy en día, reconocida como la zona

bananera del Magdalena. Esta denominación permite evidenciar que el proceso histórico de la

industria bananera de inicios del siglo XX generó hondas transformaciones en el paisaje, en la

forma como éste era concebido por sus habitantes y en sus prácticas cotidianas. Así, se

naturalizó una estructuración del entorno que centraba la atención en el banano, dejando de

lado otros productos de importancia para la alimentación de sus pobladores.

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I. INICIOS DE LA INDUSTRIA BANANERA EN EL DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA

El siguiente capítulo tiene como objetivo analizar los factores sociales, económicos y

ambientales que facilitaron la consolidación de la producción de banano a gran escala a finales

del siglo XIX e inicios del XX. Argumento que durante este periodo, se impulsaron obras de

infraestructura para la industria que transformaron el paisaje y desencadenaron conflictos

alrededor de la tierra y el agua. Estos conflictos se enmarcaron en relaciones de poder

diferenciales que desplegaron distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el acceso y uso

de los recursos.

El capítulo está dividido en cuatro partes: en un primer momento, analizo el crecimiento de la

oferta de bananos exportables de la región hacia los mercados extranjeros. Seguidamente,

describo cómo era la zona antes de la llegada de la compañía, para luego analizar la forma en la

que la construcción del ferrocarril posibilitó el arribo de la industria de la fruta al Magdalena.

Posteriormente analizo los conflictos alrededor de la competencia por los recursos: agua y

tierra. Cabe resaltar que el paisaje se transformó vertiginosamente en la década del 20, periodo

de auge de la industria bananera en el departamento, por lo que estos conflictos se agudizaron.

A. De Santa Marta a los mercados extranjeros: oferta y demanda de banano

Durante las primeras décadas del siglo XX, la United Fruit Company (UFC), compañía

conformada en 1899 por empresas norteamericanas e inglesas26, fue la firma encargada de

concentrar los negocios bananeros en Centroamérica y la cuenca del Caribe. Los negocios de la

compañía respondían a la creciente demanda de banano en los mercados estadounidenses,

como lo señaló en el reporte anual de 1901, Andrew Preston, presidente de la compañía:

“Por medio de su departamento de distribución, Fruit Dispatch Company, su compañía

ha organizado un método totalmente minucioso y sistemático para ubicar sus productos

a lo largo de todos los Estados Unidos, habiendo establecido agencias de mercadeo en

26La UFC se conformó a partir de la fusión de las empresas: Colombian Land Co., Boston Fruit Co., Snyder Banana Co, Fruit Dispatch Co. y Tropical Trading and Transport Co y, fue fundada por Lorenzo Dow Baker, Andrew Preston y Minor Keith. (En: Joaquín Viloria “Banano y revaluación en el departamento del Magdalena, 1997 – 2007”, Documentos de trabajo sobre economía regional. No. 105 (2008): 20-22).

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todas las ciudades principales del país. Aunque ha transcurrido sólo un lapso corto de

tiempo desde que esta organización se perfeccionó, los resultados han sido

extremadamente gratificantes y no sólo se le ha hecho posible al consumidor adquirir

bananos a un precio menor que nunca, sino que también se ha aumentado el consumo

de la fruta. Durante el año de 1901, Fruit Dispatch Company distribuyó 18.906

contenedores de productos tropicales contra 16.197 el año anterior, un aumento de

2.709 contenedores o casi del 16%”27.

El aumento de la demanda estuvo acompañado por intensas campañas de mercadeo que

favorecieron el consumo de banano en los Estados Unidos, popularizando la fruta y

convirtiéndola en parte de la dieta básica de la clase trabajadora urbana28. Las campañas

promocionaron la fruta como un alimento saludable que debía ser incorporado en la dieta diaria

de los estadounidenses. Se publicaron diferentes libros de cocina con el objetivo de que las

amas de casas incluyeran en los platos diarios el banano (ver imágenes 1 y 2). Cabe resaltar que

las campañas no fueron promocionadas únicamente a inicios de siglo, éstas se mantuvieron y

continuaron aún después de que la empresa “desapareciera”. En 1970, la UFC se asoció con la

empresa Zapata Petrolum Corporation y pasó a llamarse United Brands Company, cambiando su

nombre en 1990, por el de Chiquita Brands.

27Traducción propia en: United Fruit Company, Annual Report 1990 (Boston: 1990), consultado 27 octubre, 2016, https://archive.org/stream/annualreport1899unit#page/n8/mode/1up/search/2709 28Ver, Virginia Jenkins, Bananas: An American History (Washington: Smithsonian books, 2000) y Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 25 – 27.

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Imágenes 1 y 2: Campaña de mercadeo – United Fruit Company29

La demanda creciente de banano exigió una oferta constante de fruta durante todo el año. Para

inicios del siglo XX, el monocultivo de banano dependía, principalmente, de cinco factores:

clima, tierras para el cultivo, oferta hídrica (por lluvias periódicas o regadío posible), facilidades

de transporte y abundancia de brazos.

El clima adecuado para el cultivo de banano oscila entre temperaturas que van desde los 18.5 °C

a 35.5 °C, fuera de este rango la planta no puede acumular el coeficiente de calor que le es

indispensable para su desarrollo y fructificación. Por tanto, en lugares con estaciones no era

posible mantener una oferta constante a lo largo del año30. El banano de exportación requiere

de lugares bajos y húmedos, en especial las vegas de formación aluvial, siempre que no sean

muy pedregosas31. Para el cultivo de la fruta era y es fundamental un nivel de agua regular: no

seco, no abundante. La carencia de agua atrofia el desarrollo de las hojas, dificultando la salida

de las inflorescencias. El exceso de agua acidifica el suelo, impidiendo que la planta crezca32.

29Imágenes tomadas de: “Vintage Advertisements”, Pinterest, consultada 25 septiembre, 2017, https://co.pinterest.com/antiquesc/vintage-advertisements-actorteam/ 30Rafael Uribe, El banano. Conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de Agricultores de Colombia. Oficina de estadística de Costa Rica. (San José de Costa Rica: Imprenta de Avelino Alsina, 1908), 9 – 10. 31Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 45. 32William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses (Londres: Duckworth and Co., 1918), 27.

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Dado que los bananos son alimentos que se pudren fácilmente, la UFC desarrolló una red de

producción y distribución entre el Caribe y Estados Unidos. Esta red se caracterizó por el

desarrollo de un sistema de transporte que permitió el traslado de la fruta entre los centros de

producción y de consumo en el menor tiempo posible. La compañía desarrolló redes ferroviarias

en Centro América y el Caribe para transportar la fruta desde las plantaciones a los puertos de

embarque. En los muelles, la fruta fue traslada por barcos de vapor que contaban con un

sistema de refrigeración propicio para el mantenimiento del banano. Los barcos eran conocidos

como la Gran Flota Blanca, una vasta flota de buques mercantes de la UFC (ver imagen 3). Esta

red posibilitó una coordinación entre los centros de producción, los transportadores y la

distribución final a los mercados estadounidenses. Así, la empresa estadounidense consolidó

una estructura de producción y distribución que le permitió controlar las fases del proceso33.

Imagen 3: Barco de la Flota Blanca cargando banano en el puerto de Santa Marta, Colombia.34

La empresa llegó al departamento del Magdalena en 1901 y operó en Colombia con el nombre

de UFC hasta 1934, cuando se transformó en la Magdalena Fruit Co., la cual tuvo actividades en

33Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 29. 34Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909), 38.

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Año

EXPORTACIÓN DE BANANOS, Magdalena (1892 - 1935)

la región hasta la década de 1950, momento en que la compañía empezó a vender sus

propiedades. Para finales de la década del 50 y principios de los años 60, la empresa desplazó

sus actividades agrícolas a la zona del Urabá antioqueño35.

La UFC impulsó la industria del banano en el país. Ésta incrementó durante las tres primeras

décadas del siglo XX, teniendo como punto de auge la década de los 20. Para comprender la

magnitud de esta industria, el gráfico 1 muestran los racimos exportados de banano

anualmente desde el puerto de Santa Marta a los mercados extranjeros, principalmente

estadounidenses y europeos.

Gráfico 1: Exportación anual de racimos de bananos (1892 – 1935)36

A finales del siglo XIX, los niveles de exportación eran bajos producto de los huracanes que

azotaron el Caribe. Las plantas de banano no tienen tronco, su tallo está compuesto,

35Viloria, “Banano y revaluación en el departamento”, 10 – 11. 36Para ver los datos desagregados, véase anexo 1. La gráfica fue elaborada a partir de los datos de: Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 75. Y, Manuel Díaz Granados, Geografía Económica del Magdalena Grande (1946 – 1955) (Santa Marta: Fondo de Publicaciones de Autores Magdalenenses. Instituto de Cultura del Magdalena, 1996),286-290.

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principalmente, por agua y la carnosidad de sus hojas37. Al no tener una consistencia tan fuerte

como la madera, los fuertes vientos que acompañan a los huracanes, destruyen fácilmente las

plantaciones de banano. Al finalizar el año de 1894, un fuerte huracán golpeó a Ciénaga y Santa

Marta, destruyendo los rieles del incipiente ferrocarril, casas de habitación e inundando las

tierras propicias para los cultivos38. Entre 1899 y 1902, el país vivió uno de los enfrentamientos

más crueles y devastadores, la Guerra de los Mil Días que, tuvo como resultado el

establecimiento en el poder estatal del Partido Conservador. Al finalizar la guerra la economía

de la Nación quedó arruinada, posibilitando que se proporcionasen algunas de las condiciones

necesarias para la posterior separación de Panamá39. Cabe recordar que, Panamá fue un

antiguo departamento de Colombia el cual se separó del país en noviembre de 1903. A

principios del siglo XX, La UFC se instaló en la provincia de Bocas del Toro, Panamá, donde

consolidando una industria para la exportación de bananos. Producto de la Guerra de los Mil

Días, las exportaciones de banano disminuyeron notablemente. La situación que se vivía en la

zona durante la Guerra de los Mil Días, es descrita por el escritor José Valdeblanquez, en el

siguiente aparte:

“Perjudicado como quedaba el tráfico de bananos de exportación, puesto que la vía

férrea desde el terminal desde Guacamayal hasta Riofrío quedaba dominada por la

revolución, el General Arbeláez hizo saber al jefe revolucionario, que lo era el General

Wenceslao Miranda la disposición que se estaba en atacar al enemigo y destruirlo a fin

de despejar la vía…”40

En 1902, la Guerra de los Mil Días llegó a su fin. El tratado de Neerlandia, por el cual se firmó la

paz para la Costa Atlántica, fue pactado en la “zona bananera” por los Generales Urbano

Castellanos en nombre del General Florentino Manjarrés y Carlos Adolfo Urueta, delegado por

37“Morfología de la planta del banano”, ProMusa., consultada 20 noviembre, 2017, http://www.promusa.org/Morfolog%C3%ADa+de+la+planta+del+banano 38Díaz, Geografía económica del Magdalena…, 284-285 e Ismael Correa, Anotaciones para una historia de Ciénaga, Magdalena. (Medellín: Leanlo, 1996). 39Jesús A. Bejarano, “El despegue cafetero (1900 – 1928), en Historia económica de Colombia, ed. José A. Campo Gaviria (Bogotá: Planeta, 2007), 195 – 227. 40José Valdeblanquez, Historia del departamento del Magdalena y del territorio de la Guajira (Bogotá: Voto Nacional, 1964),10.

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el General Rafael Uribe, dentro de la finca de bananos que lleva el mismo nombre del tratado41.

La reconstrucción del país después de la guerra estuvo a cargo del presidente Rafael Reyes,

quien continúo con la consolidación de una república conservadora. El gobierno de Reyes, en su

intento por impulsar la economía nacional, proporcionó incentivos importantes para la

inversión extranjera en forma de subsidios y exenciones tributarias para productos como:

hidrocarburos, café, banano, entre otros. Éstos fueron usados por la UFC para la adjudicación de

tierras y la construcción del ferrocarril de Santa Marta42.

En la primera década del siglo XX, la industria bananera experimentó un alza en la exportación

de la fruta. Sin embargo, las exportaciones disminuyeron considerablemente entre 1914 y 1918,

a consecuencia de la I Guerra Mundial. Durante la década de los 20, ésta alcanzó los mayores

niveles de exportación, pero para la década de los 30, la UFC disminuyó sus actividades,

golpeada fuertemente por la contracción de los mercados mundiales y por una serie de

huracanes que azotaron la región de Santa Marta (ver, imagen 4) 43.

41Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 338 – 337. 42Bucheli, Marcelo “Después de la hojarasca…”, 98 – 99. 43Sobre los huracanes hay varios señalamientos: Correa afirma: “El huracán de diciembre de 1894 por su parte, arrasó con la precaria infraestructura de transporte y de canales existente para la época en la Zona Bananera, cobró numerosas vidas, e interrumpió por 4 meses el embarque de bananos hacia el exterior” (Ismael Correa, Anotaciones para una historia de Ciénaga, Magdalena. (Medellín, Leanlo, 1996)). Fawcett describe: “Una fuerte tormenta de viento se produjo el 10 de abril de 1913 en Santa Marta, Colombia, y se estima que 750.000 plantas de banano fueron derribadas, lo que resultó en una pérdida de la UFCo de alrededor de $ 200.000“(Traducción propia, en: Fawcett, The Banana Its Cultivation…, 161). Judith White narra: “A principios de mayo de 1927, un violento huracán destruyó entre doce y catorce millones de plantas en el área de Sevilla, avaluadas alrededor de seis millones de dólares” (White, Historia de una ignominia…, 59). El gerente del ferrocarril relata: “El 5 de noviembre de 1932, un huracán azotó el departamento. Los daños ocasionados por los diferentes huracanes fueron: imposibilidad de tráfico por derrumbamiento o daños en puentes por desbordamiento de ríos, inundaciones, destrucción de terraplenes y destrucción de cultivos de banano” (AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, tomo 801, folios 124-143)

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Imagen 4: Daños del puente del río Riofrío después del huracán de 193244

B. Ferrocarril: transporte para el monocultivo de banano

A mediados del siglo XIX lo que comúnmente se denomina zona bananera del Magdalena se

caracterizaba por la existencia de algunas haciendas que producían, con mano de obra esclava,

tabaco y cacao para la exportación45. No obstante, la mayoría de la extensión del territorio era

considerado por el Estado como tierras baldías o incultas. Aunque el Estado colombiano

caracterizó la zona bananera del Magdalena como una región baldía, la región no era un

territorio despoblado. El gobierno colombiano no estaba informado sobre cuánta tierra poseía y

cuáles eran sus límites46.

A finales del siglo XIX, el auge del tabaco y el cacao se vio impulsado por la llegada de la

compañía extranjera Immobilière et Agricole de Colombie, que se estableció en el Magdalena y

44AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, tomo 801, folio 143. 45El 21 de mayo de 1851 con la presidencia de José Hilario López, la abolición de la esclavitud se instauró en el país. Esta decisión se cristalizó en la Ley de Manumisión, que entró en vigor el 1 de enero de 1852. Ese día todos los esclavos fueron declarados libres oficialmente y se comenzaron a entregar bonos de compensación a los propietarios de las grandes haciendas. Algunos hacendados y esclavistas no quedaron del todo complacidos con la decisión y atacaron al gobierno, desencadenado conflictos a lo largo del territorio nacional. 46Por ejemplo, en el artículo 47 de la Ley 110 de 1912 (Código Fiscal) el Estado no garantizaba la calidad de baldío de los terrenos que adjudicaba, por el contrario, era responsabilidad del solicitante verificar que los predios a que aspiraba eran realmente de dominio público y no privado. (SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Ley 110 de 1912 (Código Fiscal)”, consultada 23 agosto, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1643363).

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llegó a tener cerca de 20.000 hectáreas de tierras en su propiedad. Con las actividades de esta

empresa las exportaciones de banano, especialmente dirigidas a Francia, alcanzaron un gran

crecimiento47. Al mismo tiempo, prosperaron una serie de cultivadores nacionales que

completaban los embarques de la compañía con productos de agricultores colombianos.

En 1872, un grupo de samarios solicitó la adjudicación de 18.000 hectáreas para atraer inversión

extranjera. Dentro de este grupo se encontraban las familias: Díaz Granados, Noguera Maza,

Riascos, García, Vengochea, quienes fundaron con éxito industrias y negocios en países

extranjeros, especialmente en París48. Asimismo, en 1883 se constituyó una sociedad agrícola

denominada El Apostolado, conformada por doce empresarios colombianos. La sociedad

adquirió un terreno de 360 hectáreas en la margen izquierda del río Riofrío, para dedicarlo al

cultivo de cacao y plátano49.

El crecimiento de estos cultivos impulsó iniciativas estatales de inversión dirigidas a agilizar el

transporte y comercio entre el río Magdalena y Santa Marta50. La preocupación de los

agricultores y comerciantes, fue construir un ferrocarril que comunicara los centros de mercado

y exportación (Barranquilla y Santa Marta). Aunque las primeras gestiones para la construcción

del ferrocarril se hicieron en 1846, sólo en 1881 a través de la Ley 53 del 17 de junio, se firmó el

contrato con Robert A. Joy y Manuel J. de Mier, para la construcción y explotación de un

ferrocarril desde la ciudad de Santa Marta hasta la laguna del Cerro de San Antonio u otro lugar

próximo a la ribera oriental del río Magdalena51.

47Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”,316. 48Pedraza, República de Colombia…, 2. 49 Joaquín Viloria, “Historia empresarial del guineo: empresas y empresarios bananeros en el departamento del Magdalena, 1870 - 1930”, Cuadernos de historia económica y empresarial, No. 23 (2009), 13 – 14). 50En la mitad del siglo XIX, algunas de las iniciativas propuestas para comunicar el río Magdalena y Santa Marta fueron: a) En 1866 la Secretaría de Hacienda y Fomento creó una comisión para investigar la posibilidad de comunicar el río Magdalena y Pueblo Viejo. b) En 1863 y 1870, la Convención Nacional aprobó 200.000 pesos para la limpia de caños y ciénagas de Santa Marta y c) La Ley 8 de mayo de 1869 ofreció el 7% durante un año sobre el capital de 80.000 pesos a quien mantuviera en regular comunicación por buques de vapor que pasaran por Bocas de Ceniza a Santa Marta con Barranquilla (En: José Alarcón, Compendio de historia del departamento del Magdalena desde 1525 hasta 1895 (1898), 181). 51Fueron varios los intentos por construir el ferrocarril, la falta de crédito y rentabilidad del mismo impidieron que la obra se realizara. En 1846, el gobernador de la antigua provincia de Santa Marta, Gregorio Hoyos, formó una sociedad que, entre sus objetivos, contemplaba la construcción de un ferrocarril para agilizar el transporte por el

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Sin embargo, el transporte de tabaco, cacao y caña no fue suficiente para justificar la inversión

privada directa de nacionales o extranjeros en la construcción del ferrocarril, por lo que el

gobierno nacional realizó unos aportes económicos para su edificación. Los giros irregulares de

dinero por parte del gobierno retrasaron la obra, lo que conllevó, a través de la Ley 51 de 1887,

a la modificación del contrato inicial52. A partir de los cambios en el contrato, se les concedió a

los concesionarios el derecho a recibir una subvención anual. Asimismo, se les otorgó un auxilio

de 100.000 hectáreas baldías adjudicables y se modificó la cláusula en la cual al gobierno le

correspondía recibir una cuota de utilidades53. A través de las facilidades a los concesionarios,

las modificaciones del contrato inicial, pretendían atraer inversión privada que posibilitara la

construcción de la red ferroviaria.

Las prebendas otorgadas por el gobierno tuvieron como resultado el arribo de la inversión

extranjera para la construcción de la vía férrea. En 1887, se constituyó en Londres una sociedad

anónima denominada The Santa Marta Railway Company que protocolizó sus escrituras y

estatutos en Santa Marta el 10 de abril de 188054. La empresa tenía como dueño y

representante a Minor Keith, quien era a su vez, socio de la compañía frutera Colombian Land

Company55. Ambas empresas, Santa Marta Railway Company y Colombia Land Company,

contribuyeron eficazmente a lo que más adelante sería la United Fruit Company (UFC).

En 1885 el empresario samario José Manuel González, en asocio con el colombiano Santiago

Pérez Triana, residente en Nueva York, formaron la casa comercial Pérez Triana, con el objetivo

de exportar bananos al mercado estadounidense. Para finales de la década, los empresarios

río Magdalena. En 1871, la Ley 69 del 5 de junio manifestó el interés de comunicar el río Magdalena con Santa Marta a través de una vía férrea, resaltando la importancia nacional de comunicar el interior del país con el Estado del Magdalena y, de esta manera, darle una salida al comercio hacia el extranjero. (Archivo General de la Nación (AGN), República, Ferrocarriles Nacionales, T. (T.) 805, f. (f.) 307). 52Para la obra el gobierno realizó una serie de contratos e invirtió 80,000 pesos para iniciar con las obras. No obstante, los contratos fueron incumplidos. (Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 319 – 322). 53AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 801, f. 081 – 086. 54Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 323. 55Minor Keith fue un comerciante estadounidense, conocido como el magnate de los ferrocarriles, plantaciones de banano y el transporte marítimo, durante el siglo XIX y principio del XX en Centro América y el Caribe. Gran parte de su vida, fue vicepresidente de la United Fruit Company (UFC).

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realizaron su primer embarque, exportando 1.500 racimos de banano. La falta de experiencia en

el transporte y almacenamiento de la fruta causó que los primeros embarques llegaran dañados

al mercado norteamericano56. Los problemas del transporte del banano ocasionaron el fracaso

comercial de varios empresarios agrícolas de la región, que arriesgaron su capital en un nuevo

producto de exportación57.

La familia González perdió una cantidad considerable de dinero, producto de las quiebras

ocasionadas por la pudrición del banano, y en 1893, algunas de sus propiedades pasaron a

poder de la empresa Colombian Land Company. Entre las compras importantes que realizó la

Colombia Land a González, se destacan las 3.000 hectáreas de tierras por la suma de 25.000

pesos en Sevilla58. Este caso, demostró la importancia del ferrocarril como elemento

fundamental para el monocultivo de banano. Las características de la fruta – su carácter

perecedero –, requerían de una red de trasportes que posibilitara la entrega del producto en los

muelles de embarque en un corto lapso de tiempo. En palabras de los voceros de la UFC:

“La construcción de líneas férreas fue parte integral e indispensable en el desarrollo de

los cultivos bananeros en regiones que no gozaban antes de transporte terrestre. La UFC

estuvo interesada en la construcción de ferrocarriles para el transporte del banano, y

esas vías lógicamente debían seguir la ruta más corta desde el puerto o línea principal,

hasta la plantación de banano. Estos ferrocarriles fueron en suma importancia para los

países de la América tropical ya que ellos abrieron brechas en terrenos inexplorados e

hicieron posible su transformación en productivos bananales”59.

La rentabilidad del ferrocarril dependía de una fuerte industria que posibilitara una entrada

económica que justificara este medio de transporte. Así, la llegada de la Santa Marta Railway

Co, no tuvo únicamente como objetivo tomar la concesión de Joy y Mier, sino consolidar una

economía de exportación alrededor del cultivo de banano.

56Viloria, “Banano y revaluación en el departamento…, 8). 57Otros agricultores del departamento del Magdalena que entraron en la exportación de banano fueron: los integrantes de la sociedad del Apostolado, Clemente Ropaín, Pedro Segovia, Antonio Elías, José Garizábalo, Rodrigo Pantoja y las familias Dávila Pumarejo, Lombana Barreneche, entre otros. (En: Viloria, “Historial empresarial del guineo…”, 15). 58AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, T. 59, f. 305 – 318. 59Stacy May y Galo Plaza (traducción María Cristina Cabezas), La United Fruit Company en América Latina, (México: National Planning Assosiation, 1958), 10.

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Los primeros cinco años de la década del noventa se caracterizaron por el esfuerzo que se hizo

de llevar el ferrocarril hasta el corazón mismo de la región. En 1894 se inauguró el tramo entre

Santa Marta y Sevilla. Para 1898, la compañía Santa Marta Railway Co. había construido cuatro

grandes estaciones en Santa Marta, Ciénaga, Gaira y Riofrío y, como se puede ver en las

imágenes 5 y 6 unos quince puentes de hierros y más de cuarenta construcciones de menos

magnitud. Para 1906, la construcción de la línea principal fue terminada (recta de Santa Marta a

Fundación) con un kilometraje ferroviario de 94 kilómetros 693 metros (ver mapa 2).

Imagen 5 y 6: Puentes sobre ríos Aracataca y Fundación en el Magdalena60

Durante las primeras décadas del siglo XX, los ingresos del ferrocarril provinieron de la industria

bananera. Para 1898 de los 100.998,55 pesos que ingresaron a la compañía ferroviaria,

66.778,83 pesos (66,1%) fueron por transporte de banano, seguido de la venta de pasajes

19.928,30 pesos (19,7%) y transporte de otras mercancías ordinarias 13.751,80 pesos (13,6%).

Finalmente, por muelles, por servicios de taller y transporte de materiales de construcción

ingresaron 539,62 pesos (0,6%)61.

60Imágenes 1 y 2 en: Pedraza, República de Colombia…, 32-33. 61Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 331.

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De esta manera, como se evidencia en la imagen 7, el ferrocarril de Santa Marta estuvo al

servicio de la industria bananera. Los ingresos económicos de la industria de la fruta

posibilitaron el funcionamiento y sostenimiento de este medio de transporte en el

departamento. Con el crecimiento de la agricultura exportadora, el avance de la construcción

del ferrocarril y la llegada de una empresa extranjera, muchos de los llamados baldíos

empezaron a adquirir un valor económico en el mercado, precipitándose movimientos

importantes de colonización y apropiación de los recursos como el agua y la tierra62.

62 Véase, Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales de las migraciones en la Zona Bananera del Magdalena (Bogotá: Colcultura, 1996).

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Mapa 2: Ferrocarril de Santa Marta, Magdalena

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Imagen 7: La actividad ferroviaria y su relación con la economía bananera63

C. De la abundancia a la escasez: conflictos por acceso al agua

La “zona bananera del Magdalena” está conformada por las llanuras aluviales de los ríos que

descienden desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la Ciénaga Grande64. Las llanuras

aluviales son planicies inundables asociadas a las dinámicas de desborde de los ríos. Estas

inundaciones periódicas son provocadas por las crecientes de los ríos producto del

comportamiento de las lluvias a lo largo del año65.

El régimen de lluvias en la región se caracteriza por una temporada seca y una húmeda, con un

periodo intermedio de verano, conocido como “veranillo”. Los días de lluvia están distribuidos

de forma desigual durante toda la temporada de lluvias y son más frecuentes durante los meses

de mayo y octubre. En junio y julio se encuentra un breve período intermedio de escasa

precipitación, conocido como veranillo. Mientras tanto, la estación seca es frecuente durante

63Colección fotográfica United Fruit Company caja 31, No. 111. Fotografía del 27 de abril de 1927. Baker Library

Historical Collections, Harvard Business School, consultada 11 abril, 2017,

https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html 64Gladys Bernal y Julliet Betancur, “Sedimentología de lagunas costeras: Ciénega Grande de Santa Marta y Ciénega de Pajarales”, Boletín de Investigaciones Marinas y Costeras – INVEMAR 25, no. 1 (1996): 49-76. 65Carlos Castaño Uribe et al., Río Grande de la Magdalena, Colombia. (Banco de Occidente Credencial, Cali, 2003), 71-72, 120, 132-135.

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los meses de diciembre y abril66. En este sentido, las llanuras de la región se inundan en la época

lluvias y sus aguas escasean en los meses más secos.

A principios del siglo XIX, el régimen de lluvias fue catalogado por políticos y escritores

internacionales como un impedimento para clasificar la región como zona bananera. Este

régimen bimodal, no posibilita tener una oferta de agua regular durante todo el año,

dificultando la salida de las inflorescencias del banano. En este mismo sentido, los fuertes

huracanes que azotaban la zona, fueron otro impedimento que obstaculizó considerar la región

como zona apta para el monocultivo de banano. Los fuertes vientos que acompañaban a los

huracanes causaban enormes daños a los cultivos, lo cual acarreaba grandes pérdidas

económicas a los productores67. Por ejemplo, en 1906 el cónsul de los Estados Unidos en

Barranquilla afirmó que las condiciones climáticas y geológicas de la zona no eran las adecuadas

para consolidar en Santa Marta una zona bananera, debido a que las tierras necesitaban drenaje

y los vientos causaban daños en las plantaciones68.

En consonancia, Frederick Upham estableció que el régimen de lluvias de la zona no era apto

para el desarrollo del banano69. Las afirmaciones apuntaban a que el sistema de irrigación

utilizado no podía basarse en el régimen de lluvias de la región, pues éste no era propicio para

mantener la cantidad de agua necesaria para la producción de banano. Como mencioné al

principio de este capítulo, para el cultivo de la fruta era y es fundamental un nivel de agua

regular: no seco, no abundante. La carencia de agua atrofia el desarrollo de las hojas,

dificultando la salida de las inflorescencias.

Pese a las malas condiciones que caracterizaban a la región para el monocultivo de banano, ésta

está conformada por dos sistemas de hoyas que constituyen los ríos: Pararé, Córdoba,

66James Krogzemis, A Historical Geography of the Santa Marta Area, Colombia. (Berkeley: University of California, 1967), 31. 67Sobre los huracanes en la zona ver nota al pie 41 de esta investigación. 68Fawcett, The Banana Its Cultivation…, 235-236. 69Frederick Upham, Conquest of the tropics; the story of the creative enterprises conducted by the United Fruit Company (Nueva York, 1914), 234 – 235).

Page 31: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

31

Manzanares, Gaira, Riofrío, Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y Fundación. Estos ríos nacen

en la Sierra Nevada de Santa Marta y los cuatro primeros desaguan en mar abierto, mientras

que los otros desembocan en la Ciénaga Grande, después de prestar una abundante irrigación a

los cultivos de la región70. La topografía de la región – llanura – y la presencia de varios cuerpos

hídricos que nacen en la Sierra Nevada, se presentaron como condiciones que posibilitaban

desviar el agua y consolidar un sistema de riego para el monocultivo de banano.

El geógrafo Griffith Taylor diseñó un diagrama de la Sierra Nevada de Santa Marta y la describió

como un bloque triangular en el que cada lado medía aproximadamente 121 kilómetros de

largo y se elevaba a una altura de 19.000 pies. Resaltó que, la Sierra Nevada está

completamente aislada de la cordillera de los Andes, por el sistema de valles que forman los ríos

Cesar y Ranchería (ver imagen 8)71.

Imagen 8: Diagrama de la Sierra Nevada de Santa Marta del geógrafo Griffith Taylor72

70AGN, República, Ministerio de Fomento (MF) - Baldíos, tomo 59, folios 71-77. 71Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 539 – 540. 72Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 540.

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32

A finales del siglo XIX y principios del XX, la Sierra Nevada de Santa Marta fue caracterizada

como un lugar de abundantes aguas. Alrededor de esta zona se tejieron discursos sobre la

abundancia del recurso hídrico, como una condición favorable para la expansión económica del

banano. Por ejemplo, en 1908 Rafael Uribe afirmó:

“Tengamos por cierto que es una posición única en el mundo la de esta ubérrima región

tropical, en las inmediaciones del mar y al pie de una mole montañosa, coronada de

nieves perpetuas que alimentan en todo tiempo los manantiales de las corrientes

aplicables al regadío, sin permitir que se agoten nunca”73.

En 1907, Andrew Preston, presidente de la UCF, aseveró que la ubicación de la llanura al

costado occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta constituía una condición deseable para

el banano, ya que de la Sierra descendían ríos de abundantes aguas, los cuales debían ser

aprovechados para la construcción de canales de irrigación que posibilitaran el riego de las

plantaciones de bananos74. Más adelante, en 1914, el mismo Frederick Upham aseguró que la

nieve derretida que descendía de la Sierra Nevada era un seguro adicional contra el

agotamiento de la oferta de agua75. Asimismo, en 1919, el geógrafo estadounidense Clarence

Jones, afirmó que durante los meses secos, existía un buen suministro del recurso hídrico,

producto de los grandes campos de nieve ubicados en las partes más altas de las montañas de la

Sierra Nevada76.

Las anteriores afirmaciones coincidieron en que la abundancia de aguas existente en la región

era capaz de sustentar la demanda para la irrigación de banano. La Sierra Nevada representó

una fuente inagotable del recurso hídrico, principalmente, por los glaciares de esta formación

montañosa. Los discursos sobre la abundancia consolidaron una imagen alrededor de la Sierra

Nevada como fuente inagotable de agua, posibilitando construir una representación de la

73Uribe, El banano. Conferencia…, 82 74Pedro Pedraza, República de Colombia…, 7. 75 Frederick Upham, Conquest of the tropics…, 234 – 235 76Jones Clarence F. "Agricultural Regions of South America. Instalment VI." Economic Geography 5, no. 4 (1929): 408. doi:10.2307/140201).

Page 33: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

33

formación montañosa como condición necesaria y favorable para el monocultivo de banano y,

así consolidar el cultivo de la fruta como un renglón de la economía regional y nacional.

El recurso hídrico de los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y bañan la llanura

fue usado para abastecer los sistemas de riego de la región. A finales del siglo XIX, la clase

dirigente y los productores locales de la zona construyeron algunas obras de irrigación, con el

objeto de desarrollar la vocación agrícola de la zona y mejorar los niveles de productividad.

Dentro de las obras construidas se destacaron las acequias de la familia González, el Apostolado

y el canal Goenaga.

La acequia de la familia González fue mandada a abrir por José Manuel González, para riego

exclusivo de una finca suya. La acequia el Apostolado fue costeada por doce socios de una

sociedad agrícola del Magdalena, de la cual se derivó su nombre y, posteriormente, sus

derechos de explotación fueron traspasados al gobierno local77.

La construcción de la acequia Goenaga fue autorizada por la Asamblea de 1868 y el 30 de enero

de 1886 la obra fue finalizada. A finales de 1895, producto del crecimiento de las plantaciones

bananeras, el Estado Soberano del Magdalena en cabeza del gobernador Ramón Goenaga,

amplió el canal – razón por la cual la acequia lleva su nombre –. Para este año, la acequia estaba

dividida en dos ramales, uno llamado del norte y otro del sur78. Sin embargo, para 1924, la

acequia estaba fragmentada en tres ramales: el del norte con 1.125 metros, el del centro con

8.760 metros y el del sur con 8.460 metros. Esta obra fue de carácter público y beneficiaba a

varios agricultores de las fincas: Manantial, Loba, Naranjos, Enano, Manglares, Sevillano, Ollita y

Caritas79.

77Como mencioné anteriormente, José Manuel González fue socio de Santiago Triana, y formaron la casa comercial Pérez Triana, quienes realizaron su primer embarque, a finales de 1890, exportando 1500 racimos de banano. Por otro lado, el Apostolado fue una sociedad agrícola constituida en 1883, conformada por 12 empresarios colombianos. La sociedad adquirió un terreno de 360 hectáreas en la margen izquierda del río Riofrío, para dedicarlo al cultivo de cacao y plátano. 78Alarcón, Compendio de historia…, 216, 361-363. 79AGN, República, FM – Baldíos, T. 59, f. 71 - 77

Page 34: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

34

Con la llegada de la industria bananera, el número de obras hidráulicas aumentó (ver imagen 9).

Tanto el Estado como la élite de la región y la empresa norteamericana, construyeron canales

de riego para irrigar los cultivos de banano. Por ejemplo, en 1909 el gobierno concedió a

Francisco Dávila un permiso para la construcción de una acequia en el río Sevilla80.

Para las dos primeras décadas del siglo XX, la UFC había construido 148.000 metros de canales

de irrigación que se extendían a través de la nueva zona bananera81. Al respecto, Rafael Uribe

Uribe expone cómo el 20 de noviembre de 1907, por escritura pública número 800 de la Notaría

Segunda de Bogotá, la compañía se comprometió a construir el canal de Fundación, donde el

Gobierno destinó a la obra $ 4.000 oro mensuales. Adicionalmente, describe la proyección de

cuatro canales:

“Los canales proyectados son cuatro. El canal A, tomado del río Fundación para regar la

región comprendida entre dicho río y la quebrada de Maracaquilla, de tierras de primera

calidad. Tendrá 2.500 metros de longitud por 3 de anchura en el fondo, con dos ramales.

El canal B, también tomado del río Fundación, con 4.800 metros, destinado a regar la

zona comprendida entre Maracaquilla y Cataca. El canal C, destinado a regar la faja

comprendida entre Cataca y el Tucurinca. Tiene 2,000 metros de longitud por 2 en el

plan, y dos ramales. Y el canal D, entre Sevilla y el Latal, de 4,000 metros por 2 en el

fondo, sin ramales”82.

80Sobre construcciones de particulares, ver, AGN, República, FM – Baldíos, T. 51, f. 26; T. 52, f. 353; T. 55, f. 99; T. 59, f. 285-286 81Ver, AGN, República, FM – Baldíos, T. 52, f. 421-422; T. 59, f. 21-22,80-82,330. 82Uribe, El banano. Conferencia…, 104 – 105.

Page 35: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

35

Imagen 9: Construcción de canal para riego, Tucurinca - Colombia83

Pese a la abundante oferta de agua que caracterizó a la región, el recurso fue limitado por la

UFC. El acceso a los sistemas de riego adquiridos y construidos por la compañía fueron

fuertemente controlados. Se restringió a los productores locales, el acceso a las obras de

irrigación. Por ejemplo, en el documento de contratación entre la empresa y los agricultores

locales, para la compra de fruta, se explicitaba:

“En cualquiera de los casos siguientes, la compañía quedará librada de todo compromiso u

obligación contraídos en el presente contrato, o podrá cancelarlo por completo, o

suspender sus efectos cuantas veces o por el tiempo que ella crea necesario, previo aviso

oportuno a los productores: …cuarto: si las plantaciones de la compañía en la región

denominada El Tablazo, a juicio de su representante, sufrieren prejuicios por falta o

escasez de agua, debido a la represa del río Riofrío arriba de la acequia Tablazo, o debido

al empleo de otros medios que puedan privar a dicha acequia de su proporción equitativa

de agua en tiempo de verano”84.

La acequia del Tablazo fue construida a mediados del siglo XIX, por la clase dirigente y los

empresarios locales para regar la región del Tablazo en el área de Riofrío. Posteriormente, la

83United Fruit Company. Annual Report, Medical Department – UFC (Boston, UFC, 1928), 74. 84 Uribe, El banano. Conferencia…,91 – 92.

Page 36: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

36

UFC adquirió derechos sobre ésta y pasó a ser propiedad de la empresa85. Arriba de la acequia

del Tablazo, se encontraban sobre el río Riofrío otros tres canales: el de la Colonia, Neerlandia y

el canal Goenaga. Según Rafael Uribe Uribe los ramales de los tres canales y el canal del

Apostolado, servían para regar las tres cuartas partes de las tierras de Riofrío.

A través de la cláusula cuarta del documento de contratación para la compra de fruta entre la

UFC y los productores locales, la compañía se precavía contra el agotamiento de aguas del río

Riofrío, antes de llegar a su acequia – la acequia del Tablazo –. Los productores aguas arriba

eran responsabilizados por la escasez de agua y, en caso de que el recurso hídrico no fuera

suficiente en la región del Tablazo, lugar donde la UFC tenía fincas de su propiedad, la empresa

podía cancelar o suspender el contrato para la compra de fruta86. La situación se agravaba si se

tiene en cuenta que Riofrío era la zona que albergaba mayor número de agricultores

particulares87.

En este sentido, los agricultores locales ubicados aguas arriba de la acequia El Tablazo, fueron

obligados a tomar medidas sobre el agua, se les forzó a disminuir su uso, a fin de que no

perjudicaran la disponibilidad del recurso aguas abajo, lugar donde se encontraban ubicadas las

fincas de la UFC. Estas medidas fueron adoptadas por los agricultores con el objetivo de que no

se desconocieran los contratos suscritos para la compra de la fruta por parte de la empresa a los

productores locales. El documento mediante el cual se contrataba para la compra de fruta fue el

mecanismo mediante el cual la compañía norteamericana restringió el uso del recurso hídrico88.

Así, puedo manifestar que la escasez de agua en la zona “aguas arriba” de Riofrío fue producto

de la dinámica económica, impulsada con diferenciales de poder de la UFC frente a los

productores locales. Las diferencias entre la empresa y los productores locales constituían un

85AGN, República, FM – Baldíos, T. 59, F. 71 - 77 86 Uribe, El banano. Conferencia…,92. 87 En un informe al Ministerio de Industria se afirma: “De todos los cursos de agua que bañan la zona reservada es el Riofrío el más importante donde la propiedad se encuentra más dividida y proporcionalmente más cultivada” (En: AGN, República, FM– Baldíos, T. 59, F. 73). 88Sobre producción de escasez de agua, ver: Jessica Barnes, Cultivating the Nile. The everyday politics of water in Egypt. (Durham and London: Duke University Press, 2014), 36.

Page 37: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

37

agravante, si se tiene en cuenta que la compañía era el único comprador de la fruta en la región,

puesto que era el único actor que contaba con los medios para exportar la fruta.

Aunque las fuentes no me permiten establecer si las restricciones sobre el acceso y uso al agua

por parte la empresa, causaron desplazamientos de los agricultores nacionales, si puedo afirmar

que las limitaciones impuestas implicaron un deterioro en el bienestar de las personas que

habitaban aguas arriba de la acequia El Tablazo. Afirmo que hubo un detrimento de los

proyectos de vida de los habitantes en el sentido que su relación experiencial con el uso del

agua debió transformarse, al ser restringido el uso del agua se negó a las personas una

necesidad básica y el acceso a este elemento indisoluble para la existencia de los seres

humanos, el uso del recurso se redujo en pro de los intereses de la UFC.

El punto sobre restricción del uso de agua en el documento de contratación entre al UFC y los

agricultores nacionales no fue el único punto que generó conflictos entre ambas partes. El

contrato en sí mismo representó un detrimento en las condiciones de los cultivadores

nacionales ya que éste favorecía a la compañía. La empresa tenía el monopolio para la

exportación de la fruta, por lo que ésta decidía en primer término, el lugar donde se podía

sembrar guineo, de otra forma si la compañía no aceptaba el lugar de siembra, ésta no

celebraba el contrato y, por tanto, no se aseguraba la venta de la fruta. Al respecto, el político

Rafael Uribe Uribe manifestó: “Mr. Carr, manager de la United hace o no el contrato,

empezando por decidir si se puede o no cultivar en tal terreno, según los intereses de la

compañía. Esta es la causa de que las tierras a la izquierda del río Riofrío, permanezcan

incultas”89.

En este sentido, puedo suponer que el proceso de privatización de la infraestructura de riego

trajo consigo cambios significativos en las formas de acceso al agua. La estructura, que en el

pasado servía para los pobladores rurales de la zona, pasó a ser de uso casi exclusivo del

89Uribe, El banano. Conferencia…, 93.

Page 38: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

38

banano. El agua en la zona estuvo restringido y destinado, en su mayoría, a la producción

agroindustrial de la fruta.

En segunda instancia, una vez firmado el contrato, los agricultores colombianos no podían

vender la producción a una empresa diferente a la UFC. Tercero, una vez cosechado el banano,

la compañía decidía si compraba o no la fruta de acuerdo a criterios propios de clasificación. En

caso de no comprarla, el agricultor perdía su trabajo y, no podía vender la fruta a otra empresa.

En múltiples ocasiones las decisiones de la compañía sobre la compra de la fruta dependían de

la demanda en los mercados estadounidenses. En caso de que ésta no fuera alta, el banano no

era aceptado por la compañía, por lo que las pérdidas eran asumidas por los agricultores

nacionales.

En relación con los contratos, el general Benjamín Herrera, político liberal dueño de una finca

bananera en Aracataca, se quejó de las imposiciones que se suscribían en los contratos con la

UFC:

“El mensaje telegráfico era preciso: cuando se comunicaba desde Estados Unidos

escasez, se recibía toda la producción. Cuando decía abundante, se aceptaba el producto

según una rigurosa clasificación... En casos excepcionales se permitió el derecho de

"apelar", pero cuando la decisión llegaba, un jueves, el banano ya estaba quemado por

el sol. De cada tres o cuatro racimos, uno era rechazado por ser muy delgado o muy

grueso, por estar magullado, por presentar picaduras de avispa, porque sí, porque no.”90

A pesar del poderío que tenía la UFC sobre la compra o no de los bananos, no se puede

comprender a los empresarios nacionales como títeres sumisos ante las operaciones de la UFC.

Como analizaré en el capítulo siguiente, los productores bananeros establecieron acuerdos con

la compañía, siempre y cuando los beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar

sistemas propios de producción y comercialización de banano. Asimismo, los colonos,

campesinos y trabajadores de la empresa no deben ser analizados únicamente como víctimas

de la empresa. Es necesario reconocer las formas de resistencia que estos actores construyeron

en contra de los esfuerzos de control social de la compañía.

90Luna Cárdenas Alberto, “Un año y otros días…”, 135 – 136.

Page 39: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

39

En esta línea, los esfuerzos de los trabajadores del puerto y el ferrocarril de Santa Marta frente

a la UFC se consolidaron, en 1915, mediante la formación de la Sociedad de Artesanos y

Obreros. A principios de 1918, la organización de la clase obrera de la empresa y el ferrocarril

posibilitó la primera huelga de que se tenga noticias en el departamento, los trabajadores

exigían mejoras salariales91. Como resultado de la huelga, ellos lograron un aumento de jornales

de entre el 20% y 30%. Y para mediados de 1919, consiguieron un nuevo aumento de los

salarios. Posteriormente, en 1920 la UFC aceptó incrementar los sueldos de los trabajadores del

muelle, con el objetivo de evitar nuevas huelgas92. Las huelgas fueron el mecanismo mediante el

cual trabajadores del puerto, ferrocarril y plantaciones, agricultores nacionales y comerciantes

de la región resistieron a las formas de control de la UFC. Las huelgas fueron realizadas los

últimos meses del año, periodo que correspondía a la temporada más grande de cosecha de

banano. Interrumpir los trabajos en época de cosecha implicaba que la fruta se podía pudrir

fácilmente y, por tanto, no podía ser exportada a los mercados extranjeros, lo cual perjudicaba

enormemente las finanzas de la empresa estadounidense93.

D. Tierra y trabajo: factores productivos para la industria bananera

A inicios del siglo XX, una vez finalizada la Guerra de los Mil Días, la UFC se dedicó a comprar

tierras para intensificar los cultivos de banano. Las primeras compras en el país fueron producto

del traspaso de tierras adquiridas por la Colombian Land Co94. La compañía Colombia Land fue

una de las empresas que se fusionó para conformar la UFC. Andrew Preston, presidente de la

UFC, afirmó que la Colombia Land llegó a tener en las décadas finales del siglo XIX

aproximadamente 5.500 hectáreas de tierra en el departamento del Magdalena95.

El carácter de baldíos que según el Estado, caracterizaba a los terrenos de la región fue

considerado por la UFC como una ventaja para el desarrollo de la industria. Nuevamente, en

91Viloria, “Historial empresarial del guineo…”, 30 – 31. 92White, Historia de una ignominia…, 75. 93Carlos, Arango. “Sobrevivientes de las Bananeras” (Bogotá: Ecoe, 1985), 52. 94Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 290 – 318. 95United Fruit Company, Annual Report 1990 (Boston: 1990), consultado 27 octubre, 2016, https://archive.org/stream/annualreport1899unit#page/n8/mode/1up/search/2709

Page 40: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

40

1907, Andrew Preston presentó un informe económico a los accionistas de la empresa, en el

cual afirmó:

“En cuanto a las condiciones excepcionalmente buenas de los terrenos que recorre el

ferrocarril de Santa Marta en el Departamento del Magdalena, para el cultivo del

banano, anotamos las siguiente: dichos terrenos son en gran parte de propiedad

nacional, y por consiguiente los industriales pueden obtenerlos fácilmente”96.

Las declaraciones de Preston evidencian el carácter que los terrenos baldíos suponen. La

definición misma de baldío admite que las tierras al ser propiedad del Estado, son incultas y, por

tanto, nadie habita en éstas. Así, se invisibiliza y desprotege a la población que las esté

ocupando. No obstante, la región no era una zona despoblada, por el contrario, estaba habitada

por colonos, campesinos y empresarios nacionales. De acuerdo con LeGrand, el término colono

ha sido usado para designar una variedad de campesinos, la jurisprudencia colombiana definió

en el siglo XX al colono como “aquellos individuos que cultivaban la tierra o criaban ganado en

tierras baldías sin disponer de un título escrito al territorio explotado”97.

Aunque el departamento del Magdalena no era una región densamente poblada, existía

población asentada en la región. Como se evidencia el gráfico 2, para finales del siglo XIX, el

número de habitantes era 88.928. A inicio del siglo XX, la población no tuvo un crecimiento

significativo, la Guerra de los Mil Días causó una reducción. Sin embargo, entre 1906 y 1912 la

población incrementó significativamente, de 90.000 habitantes pasó a 149.547, es decir una

tasa anual de crecimiento de 8.8%. Según la investigadora Judith White, el incremento de

población de los primeros años del siglo XX, se concentró mayormente en Santa Marta, Ciénaga

y la “zona bananera”, producto del desarrollo de la industria de la fruta. La industria bananera

impulsó movimientos importantes de colonización98.

96Pedraza, República de Colombia…, 6 – 7. 97En: Catherine LeGrand, Colonización y protesta campesina en Colombia 1850 – 1950 (Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1988), 43). 98White, Historia de una ignominia…, 42 – 43.

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Gráfico 2: Cifras de población en el departamento del Magdalena (1863 – 1928) 99

Cifras de población en el departamento del Magdalena

Años 1863 1870 1906 1912 1918 1928

Número habitantes 62.000 88.928 90.000 149.547 211.365 276.000

El origen de los campesinos y colonos de la región es muy variado. Algunos habían vivido

durante muchos años en la región y otros, atraídos por la llegada del banano, arribaron a la

zona. Alberto Luna Cárdenas, trabajador de la finca bananera del General Benjamín Herrera,

político liberal, dueño de una plantación de bananos en Aracataca, manifestó que para la época

la zona atraía personas que buscaban fortuna. Arribaba a la región gente pobre de varias zonas

del país que había sido desalojada de sus tierras natales, buscando instaurar pequeños negocios

en las poblaciones que crecían a lo largo del ferrocarril. Igualmente, declaró que habitaban en la

99Los datos de la gráfica 2 y la tabla 1 fueron extraídos de la publicación de Judith White quien afirma que corresponden a las cifras de población tomadas de los censos nacionales. Cabe resalta que las cifra de 1906 y 1928, corresponden a estimativos realizados, por cuanto no hubo censo en esos años. (En: White, Historia de una ignominia…, 42).

0

50.000

100.000

150.000

200.000

250.000

300.000

1850 1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940

mer

o d

e h

abit

ante

s

Años

Cifras de población departamento del Magdalena (1863 - 1928)

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42

región indios escapados de las tribus guajiras, koguis y tunebos, los cuales estaban bajo la

dirección y vigilancia de los intendentes, generalmente, negros jamaiquinos100.

La migración de jamaiquinos a la zona se empleó para la construcción y mantenimiento de la

línea férrea. Sin embargo, ésta no fue tan masiva como en otros países en donde la UFC tenía

negocios. Parece ser que el consulado colombiano limitó el ingreso debido a que los

jamaiquinos eran considerados migrantes no deseados para el país y portadores de una

enfermedad denominada tracoma (ver anexo 2)101. A pesar de los flujos migratorios que

arribaron a la zona, parece ser que había una escasez de mano de obra. En 1906, el funcionario

e historiador británico, Francis Loraine Petre, describió el florecimiento de la industria

bananera. Sin embargo, afirmó que ésta estaba restringida por la escasez de brazos que vivía el

país102. En este sentido, puedo afirmar que más que una escasez de brazos, la dinámica de la

industria bananera transformó la manera de ver la cantidad de personas en la región. La

exportación de bananos requirió de un número elevado de trabajadores dedicados a las

actividades propias de las plantaciones, el ferrocarril y el muelle, probablemente los habitantes

asentados en la zona no eran suficientes para suplir la demanda de la industria, razón por la cual

se declaró escasez de trabajadores en la región.

Para 1908, el gobierno nacional decidió crear La Colonia Agrícola y Penal del Magdalena, creada

bajo el decreto 472 de 1908 que, trasladó la migración de personas para vincularlas como fuerza

laboral a la creciente industria bananera. El decreto estableció:

“Que por la reducción que se ha hecho en el Ejército y en el personal de empleados

civiles de la Nación, muchos individuos se han quedado sin empleo, y es deber del

Gobierno no solamente procurarles ocupación sino facilitarles el modo de que en aquella

industria puedan formarse una vida independiente y decorosa… Que al mismo tiempo

que los empleados cesantes trabajen en aquellos terrenos puede destinarse una porción

100Alberto Luna Cárdenas, Un año y otros días con el general Benjamín Herrera en las bananeras de Aracataca (Medellín: Bedout, 1960), 189 – 190. 101Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales, 320 – 321. 102Francis L. Petre, The Republic of Colombia. And account of the country, its people, its institutions and its resources (London: Edward Standford, 1096), 273.

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43

de estos para individuos sanos, robustos, que soporten bien el clima ardiente de aquellas

regiones y que hoy cumplen condena por delitos comunes, que no sean atroces, en los

presidios de los Departamentos del Magdalena, Atlántico, Bolívar y otros” 103.

A medida que se consolidó la producción bananera varios campesinos y colonos se emplearon

como trabajadores asalariados en el puerto y red ferroviaria de Santa Marta. Otros tantos

trabajaron en las plantaciones de bananos de cultivadores nacionales o de la UFC. Por otro lado,

algunos decidieron mantener su independencia, cultivando alimentos para el consumo propio y

el mercado local104.

Con la llegada de la industria bananera las dinámicas socioespaciales cambiaron. Los recursos

productivos estuvieron al servicio de la producción de la fruta, transformando las relaciones

productivas en la zona. La tierra como factor indispensable para la producción agrícola, fue un

eje constante de conflictos entre los diferentes productores y formas agrícolas en la zona.

En las primeras décadas del siglo XX, la legislación de tierras conservó una continuidad con las

últimas normas expedidas durante el siglo anterior. La Ley 61 de 1874 y la Ley 48 de 1882

expresaron los fundamentos para la política de baldíos. Estas leyes postularon como criterio

para la tenencia y propiedad de la tierra: el cultivo y establecimiento de habitación105. Por

ejemplo, La ley 61 de 1874 promulgó que todo individuo, que estableciera habitación y labranza

en terrenos incultos pertenecientes a la Nación, adquiría derecho de propiedad sobre el terreno

ocupado, sin importar su extensión. Adicionalmente establecía que al cultivar plantaciones

permanentes, tendría derecho a que se le adjudicara gratuitamente una porción de terreno

adyacente, igual en extensión al terreno cultivado106. En este mismo sentido, la Ley 48 de 1882,

103Pedraza, República de Colombia…, 46 – 50. 104Adicional al cultivo de banano, existían otros cultivos como: yuca, maíz, arroz y pastos artificiales para la cría de ganado y producción de carne que servían para el consumo local. (Ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291). Para ver listas de colonos en la región, véase: AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 116-118; T. 61, f. 82-85, 280-282. 105Sobre legislación de tierras ver, Absalón Machado y Julián Vivas, Ensayo para la historia de la política de tierras en Colombia. De la Colonia a la creación del Frente Nacional. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009). 106Los cultivos permanentes son aquellos con ciclos de producción mayores de un año. Estos cultivos tienen un prolongado periodo de producción que permite cosechas durante varios años, sin necesidad de ser sembrados después de cada cosecha. El banano se encuentra clasificado dentro de esta categoría. (Ver: Organización de la

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44

mantuvo el principio de cultivo y habitación sobre la propiedad de las tierras baldías. Sin

embargo, esta ley limitó a cinco mil hectáreas, el número máximo de tierras adjudicadas a un

mismo individuo o compañía. Asimismo, decretó dejar entre una y otra porción de terreno

adjudicado, lotes alternados de igual tamaño a los adjudicados que, según la ley serían

reservados exclusivamente para cultivadores107.

De acuerdo con las leyes de 1874 y 1888, los conflictos entre propietarios y colonos debían ser

resueltos a través de un juicio. El propietario debía presentar el título que acreditase la

propiedad del terreno. Los colonos no podían ser desalojados aún si el título era legítimo, el

dueño debía reconocer económicamente las mejoras realizadas por los colonos. Por ejemplo, la

ley 48 de 1882 decretó:

“en el juicio plenario de propiedad del terreno, único admisible contra los cultivadores

de terrenos baldíos, establecidos en ellos con casa y labranza, el actor deberá exhibir los

títulos legales de propiedad de la tierra que reclama, que tengan una antigüedad de 10

años… Aún en el caso de que el cultivador pierda el juicio de propiedad, no será

desposeído del terreno que ocupa, sino después que haya sido indemnizado del valor de

las mejoras puestas en el terreno, como poseedor de buena fe”108.

Mediante la legislación se garantizaban los derechos de los colonos ante el despojo y ocupación

de los empresarios nacionales e internacionales. Las concesiones a baldíos fueron limitadas. Las

legislaciones a la política de tierras exigían 3 testigos que declararan la no presencia de colonos

en el área solicitada. Se le exigía al agrimensor incluir las parcelas de colonos en el

levantamiento de planos de la zona a adjudicar. Aparentemente la legislación de tierras ofrecía

a los cultivadores la oportunidad para adquirir gratuitamente terrenos. Sin embargo, había

muchos costos ocultos, como los denomina LeGrand, que impedían a los cultivadores pobres

hacerse a un título de propiedad. Entre los costos estaban: honorarios del agrimensor, pago de

Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, “Un sistema integrado de censos y encuestas agropecuarios. Programa Mundial del Censo Agropecuario”, Colección FAO: Desarrollo Estadístico 1, no. 11 (2010), 95. 107Para el texto completo de estas leyes, ver: Memoria de Industrias, 1931. Vol. 3, pp. 120-150. 108Ver: Artículo 6 de la ley 61 de 1874 y artículos 2,4 y 5 de la ley 48 de 1882.

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abogado para redactar el memorial, costos del papel sellado, estampillas de correo, registro de

la propiedad y transporte de los testigos109.

Los costos ocultos no podían ser cubiertos por los campesinos y colonos pobres. En varias

ocasiones los terratenientes y empresarios nacionales aprovecharon las prebendas de ley para

solicitar en adjudicación varios terrenos o extender los que ya venían ocupando. Dentro de las

listas de solicitantes de baldíos en la “zona bananera”, se encontraban políticos, generales y

terratenientes. En los documentos del fondo de Correspondencia de Baldíos hallé los nombres

de familias de políticos influyentes del departamento como: Díaz Granados, García, Vengochea,

Campo y Dávila Pumarejo, la última prominente familia terrateniente de la costa Atlántica,

antepasados de Alfonso López Pumarejo. Asimismo, se encuentra el general Florentino

Manjarrés, quien firmó el tratado de Neerlandia, tratado que puso fin a la Guerra de los Mil Días

(ver anexo 3)110.

Los empresarios territoriales eran familias de estratos medio y alto de la sociedad colombiana

que se interesaron por la adquisición de tierras públicas aptas para la producción bananera. Los

empresarios nacionales se caracterizaron por contar con un alto capital económico y conexiones

políticas, lo que les facilitó establecer derechos privados de propiedad sobre grandes

extensiones de tierras baldías. A medida que se fue consolidando la economía bananera, las

élites locales buscaron antiguos títulos de entre las genealogías familiares, con el objetivo de

revivir viejos derechos de propiedad que les posibilitara usufructuar los terrenos propios en la

región111. Otros con tendencias más empresariales, se incorporaron a la producción de la fruta a

través de contratos con la UFC.

Para ampliar y consolidar la actividad bananera, la UFC estableció alianzas con algunas familias

poderosas de la región. Para afianzar las alianzas la empresa norteamericana empleó dos

109Catherine LeGrand, Colonización y protesta, 57. 110AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 160 – 164; T. 61, f. 36 – 41. 111AGN, República, MF – Baldíos, T. 61, f. 2-5, 17-19, 92-94. 132-137.

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estrategias: primero, otorgó puestos en los altos mandos de la compañía a miembros de estas

familias y, segundo estableció coaliciones con las empresas nacionales.

Entre los puestos de alto mando en la compañía se encuentran los nombres de: Pablo García,

recomendado especial de la UFC, Florentino Goenaga e Ismael Noguera, abogados de la UFC112.

A finales del siglo XIX, Manuel Dávila Pumarejo en asocio con otros empresarios de la región

fundaron la Santa Marta Fruit Company, con la cual explotaron los terrenos de La Santísima

Trinidad de Aracataca. Esta empresa tuvo estrechas relaciones con la Colombian Land y,

posteriormente con la UFC. En 1908, Dávila Pumarejo celebró un contrato con la UFC, en donde

se resaltaban las alianzas existentes entre ambas partes y la capacidad de la familia Dávila de

influir en la política nacional. Dentro de los puntos del contrato se acordaba:

“Si el día primero de febrero de 1909 el gobierno de Colombia no hubiere hecho la

concesión de no gravar los guineos con derecho de exportación, durante veinte años

más o menos, este contrato y el primitivo, celebrado en Boston, el 4 de abril del

presente año quedan anulados y sin ningún valor”. Otro punto estipulaba: “la United

Fruit se obliga a dar a Manuel Dávila P. en préstamo, después de firmado este contrato,

la suma de 20.000 pesos oro al seis por ciento de interés anual”113.

Al parecer las relaciones políticas de la familia Dávila influían en la política nacional. Para 1909,

el gobierno de Rafael Reyes declaró libre de todo impuesto al banano de exportación por veinte

años114. Aunque las fuentes consultadas no permiten afirmar con claridad la influencia de la

familia Dávila en las decisiones del gobierno de Reyes, es claro que el momento en que Reyes

declaró la exención tributaria al banano, coincide con uno de los puntos pactados entre los

Dávila y la UFC. De otro lado, los préstamos otorgados a los Dávila, eran el capital necesario

para adquirir terrenos que luego eran traspasados a la Santa Marta Fruit Company y,

112AGN, República, MF – Baldíos, T. 56, f. 35, 84-87; T. 59, f. 333-335; T. 60, f. 67-70; T. 61, f. 59-63, 263-265. 113Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 345-347. 114Ver, SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Ley 6 de 1909”, consultada 26 agosto, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/clp/contenidos.dll/Leyes/1561006?fn=document-frame.htm$f=templates$3.0

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posteriormente, vendidos la UFC, como ocurrió con los terrenos denominados de La Santísima

Trinidad de Aracataca115.

La historia de los terrenos de la Santísima Trinidad se remonta a finales del siglo XVIII, cuando

Basilio García, bisabuelo de Dávila Pumarejo, solicitó la adjudicación de una parte éstos

terrenos. La petición fue admitida, pero el incumplimiento con el pago de los derechos

correspondientes imposibilitó la adjudicación. Según parece, sus descendientes lograron que un

juez de hacienda les concediera el título de propiedad por medio de un juicio ficticio. Dávila

Pumarejo logró concentrar gran parte de la propiedad original a través de compras hechas a

varios herederos de su bisabuelo. En 1910, la Santa Marta Fruit Company adquirió de Manuel

Dávila Pumarejo más de 8.000 hectáreas del terreno que en 1917 fueron vendidas a la UFC. Para

1922, Dávila vendió 800 hectáreas del predio por un valor de 90 mil dólares a la empresa

norteamericana116.

Asimismo, la compañía Alzamora Palacios y Co, fundada por José Alzamora Herrera y el

comerciante alemán Carl Hauer Simmonds que, según Viloria para 1862 tenía la segunda

fortuna más grande de Santa Marta117, vendió varios terrenos a la UFC. En un informe para el

Ministerio de Industrias de los títulos en las tierras de Orihueca se describe: “José María Leyva,

apoderado general de la casa Alzamora Palacios y Compañía vendió a la UFC, 800 hectáreas

pertenecientes a un globo de terreno inculto concedido con el nombre de Orihueca y

Cañabobal”118.

Así, puedo afirmar que los empresarios territoriales no estaban atraídos únicamente por el

negocio del banano, también estaban interesados en la especulación con la tierra. Algunos

adquirían grandes extensiones que no lograban poner a producir. Su preocupación no era poner

115Ver, Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 345-347. 116AGN, República, MF – Baldíos, T. 50, f. 77; T. 60, f. 71-72; T. 61, f. 92-94. 117Joaquín Viloria, Empresarios del Caribe colombiano: Historia económica y empresarial del Magdalena Grande y del Bajo Magdalena, 1870-1930 (Bogotá: Banco de la República, 2014), 19. 118Para ventas entre Alzamora y Co. y la UFC, ver: AGN, República, MF – Baldíos, T. 60, f. 19-20; T. 61, f. 116-118; 204-205, T. 66, f. 60-62

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a producir la tierra, ésta era vendida a quien estuviese en capacidad de comprarla119. Al

convertirse la tierra en un bien especulativo que se acumula para obtener rentas, los

terratenientes de la región se apropiaron de extensos terrenos, esperando que los precios

incrementaran para venderlos. Como se explicará en el capítulo 2, en varias ocasiones, la

apropiación de tierras por parte de los terratenientes nacionales y la UFC, se tradujo en

procesos de despojo y desplazamiento de campesinos y colonos pobres120.

119Para ventas entre empresarios territoriales nacionales y la UFC, ver: AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 14-18, 80-82; T.60, f. 213-215; T. 66, f. 42. 120AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 661; T. 59, f. 139, 275-279; T. 61, f. 96-97, 189-191, 286-291.

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II. CONFLICTOS ALREDEDOR DEL AUGE DE LA INDUSTRIA BANANERA EN LA DÉCADA DEL

VEINTE

A finales de la década del 20 y principios del 30, el geógrafo Griffith Taylor describió la región

como una zona dedicada casi exclusivamente al cultivo de banano. En su descripción detalló la

forma en que los cultivos de banano predominaron en el paisaje.

“Desde Ciénaga hasta Fundación el ferrocarril atraviesa plantaciones de banano casi

todo el camino. Miles de hectáreas de bananos en la región tienen la misma apariencia.

Las plantas miden alrededor de doce pies de altura y crecen en filas con trincheras poco

profundas. Numerosos canales y esclusas los vinculan con los ríos, que a su vez son

abastecidos por las frecuentes lluvias del cinturón selvático y por el derretimiento de las

nieves de más de 15.000 pies. El corte del plátano se realiza casi continuamente en toda

la región. La fruta se transporta en carros de bueyes al ferrocarril y desde allí al muelle

de Santa Marta. De Santa Marta la mayor parte de la fruta va a Nueva York”121.

Su descripción correspondía a la transformación del paisaje de la zona de influencia de la United

Fruit Company (UFC), producto del auge que la industria de la fruta alcanzó en el siglo XX. Como

mencioné en el capítulo anterior, la exportación anual de racimos a los mercados

estadounidenses y europeos, alcanzaron los mayores niveles en la década del 20. Para este

periodo la industria bananera fue el modelo mediante el cual se transformó esta región. La

transformación del paisaje se enmarcó en relaciones de poder diferenciales que implicaron

distintas prácticas de inclusión o exclusión sobre el uso de los recursos y, por tanto, cambios en

las formas y proyectos de vida de las personas que habitaban la región. Aunque en 1931, la

exportación de la fruta disminuyó considerablemente, producto de la contracción de los

mercados mundiales y los huracanes que azotaron la región (ver anexo 1)122, aún hoy en día

este arquetipo se mantiene, esta zona del país se naturalizó como zona de producción bananera

y, por ende, la existencia de esta actividad económica fue casi incuestionable e inalterable.

En este contexto, el siguiente capítulo tiene como objetivo analizar el periodo de auge de la

producción intensiva de banano para la exportación, teniendo como eje central los conflictos

121Traducción propia en: Griffith Taylor, “Settlement Zones of the Sierra Nevada de Santa Marta”, Colombia. American Geographical Society 21, no. 4 (1931): 548. 122Sobre huracanes en la región ver nota al pie 42 de este documento.

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que se generaron a partir de la consolidación de esta industria. En el periodo de auge se

transformó vertiginosamente el paisaje, esta transformación agudizó los conflictos entre

campesinos, colonos, terratenientes y empresas nacionales e internacionales por el acceso y

disfrute los recursos en la región. En este sentido, argumento que los conflictos fueron producto

de las dinámicas materiales impulsadas por fuerzas internacionales y nacionales con

diferenciales de poder que desplegaron distintas prácticas alrededor de los recursos

productivos: la fuerza de trabajo, la tierra y el agua. El capítulo está dividido en tres apartados:

en un primer momento analizo la relación entre ocupación de tierras y mano de obra, para

luego analizar las disputas frente a la cantidad y calidad del agua. Seguidamente, doy cuenta del

papel que tuvieron los diferentes funcionarios de las instituciones estatales dentro de las

problemáticas que se generaron en torno a la tierra y el agua y, finalmente, describo los

diferentes mecanismos de resistencias que los diferentes sectores de la población construyeron

en contra de los esfuerzos de control social de la UFC.

A. Industria bananera: ocupación de tierras para apropiación de brazos

Al igual que en los primeros años del siglo XX, el ferrocarril de Santa Marta continúo estando al

servicio de la industria bananera. Para 1934, el transporte de la fruta continúo siendo la entrada

económica más importante del ferrocarril. En un informe sobre los productos brutos

provenientes del transporte de carga y pasajeros, el inspector del ferrocarril, Leonardo Lourido

Vásquez, afirmó que el renglón más importante era el flete de guineo, a éste le correspondía el

80,85% del producido bruto123.

Asimismo, la ampliación del ferrocarril respondió a los intereses de la industria de la fruta. Para

la década de los 20, la construcción de los nuevos ramales de la red ferroviaria estuvo a cargo

de la UFC. La empresa construyó ramales que conectaban las plantaciones de bananos con la

línea principal del ferrocarril. En el diario El Estado, el antiguo ingeniero del ferrocarril, M.

Romero Barrios, escribió:

123AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 802, f. 179.

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“En el año de 1925, esta empresa tenía el siguiente kilometraje ferroviario: de Santa Marta a Fundación 94 693 40 km, espuelas y apartaderos en muelles, estaciones y recta 24 355 05 km., y ramales por 67 461 10 km, para un total de 186 509 55 km. En aquella época la United Fruit, era propietaria de varios ramales que ascendían a 43 915 94 km. En el año de 1929, la Santa Marta Railway Co, sigue con el mismo kilometraje de la United, aumenta el suyo con la construcción de los ramales las Flores, San Joaquín y Antioquia, obteniendo en agosto de 1929 una extensión de vía de 50 613 71 km”124.

Los terrenos ubicados al lado de la línea ferroviaria adquirieron un mayor valor económico. Esta

localización valorizó las tierras por encontrarse en un punto de fácil y rápido acceso a los

centros de mercado y exportación. En su mayoría, las tierras adquiridas por la UFC estaban

situadas cerca del ferrocarril125. La compañía estimuló una rápida alza en los valores de la

propiedad y un movimiento inusual del mercado de tierra. La compra, adquisición y ampliación

de los terrenos de la compañía generaron conflictos con colonos, campesinos y agricultores

locales por el acceso a los recursos como la tierra y el agua.

La UFC y los terratenientes nacionales utilizaron varios mecanismos para adquirir grandes

extensiones de tierras en la región. Como mencioné en el capítulo 1, la compañía compró varias

cantidades de tierra mediante alianzas con los grupos empresariales de la región. No obstante,

la compra y los derechos herenciales no fueron los únicos mecanismos que se emplearon en la

adquisición de terrenos. Con cada herencia, venta, compra o adjudicación se ensancharon los

límites de las propiedades. En todas las áreas donde se entregaban concesiones se solía

124Las cifras están escritas textualmente. los espacios entre los dígitos corresponden a las diferentes unidades de medida. Por ejemplo, 94 km 693 m y 40 cm. (En: AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 801, f. 148; T. 803, f. 167 – 169) 125Para 1932, gran parte de las fincas ubicadas al lado de la vía ferroviaria eran propiedad de la UFC. En el inventario del ferrocarril se describe: “los linderos al oeste de la vía desde el punto en donde termina la población de Ciénaga, y el puente de Riofrío, son los siguientes: playones, baldíos; terrenos de Manuel Varela, de Pedro Pablo Salcedo, de los herederos de Pedro Polo; la finca de San José de la United Fruit Company, la finca San Antonia de la United Fruit Company, la finca Colonia de la familia Campo; la finca Ester de la United Fruit Company la finca Santa Marta de Manuel Gracia y finca de Jorge Op den Boach; potreros de la United Fruit Company; pueblo de Riofrío; tierras de la United Fruit Company; terrenos de los hermanos Orozco y terreno de Donaciano Pérez” (AGN, República, Ferrocarriles Nacionales, T. 803, f. 024-028).

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esconder una extensión mayor a la adjudicada. Los límites de las propiedades no eran definidos

con exactitud, con la intención de modificarlos y, así aumentar el tamaño de las propiedades126.

Para los ensanchamientos de las propiedades las empresas nacionales y la UFC se valieron de

terceras personas para ampliar la ocupación de terrenos con cultivos de banano o pastos

artificiales. Como se evidencia en la imagen 10, la compañía consolidó alianzas con

terratenientes nacionales, los cuales empleaban cuadrillas de colonos pobres o personas que se

hacían pasar como colonos independientes para realizar el trabajo. Éstas se encargaban de

realizar los desmontes y luego cercar con alambre de púas los terrenos, para así poderlos

cultivar. Entre las alianzas establecidas por la UFC con terratenientes se encuentran los nombres

de: Roberto Castañeda y Juan B. Calderón, ambos miembros del Concejo Municipal de Ciénaga y

Samuel Pinedo, sobrino del gobernador del Magdalena, Joaquín Campo Serrano127. Como

explicaré más adelante, para los primeros años de la década del 30, los dos primeros intentaron

consolidar una cooperativa bananera independiente de la UFC.

126Por ejemplo, mediante oficio fechado el 2 de febrero de 1925, se le informaba al Ministerio de Industria sobre el exceso de terrenos dentro las propiedades en la Zona Bananera: “En las tierras de Orihueca y Cañabobal, compradas por la United Alzamora Palacios & Cía. Y a José A. Miranda, hay un sobrante de más de 2.000 hectáreas que tiene abarcadas la compañía y que pertenecen a la Nación” Continúa “Del estudio de los títulos del señor Francisco de Labarcés se deduce que hay un excedente de 1000 hectáreas de tierra, poco más o menos” (En: AGN, República, MF – Baldíos, T. 60, f. 19-20). Sobre denuncios por modificación de los linderos y aumento en el tamaño de propiedades, ver AGN, República, MF – Baldíos T. 51, f. 1-3; T. 52, f. 48, 285-286, 289, 660; T. 57, f. 432; T. 59, f. 14-18, 21-22, 258-260, 275-279, 351, T. 60, f. 18, 35, 140; T. 61, f. 249, 251-252, 289-296; T. 64, f. 161. Para exceso en propiedades de empresario nacionales, ver AGN, República, MF – Baldíos T. 50, f. 177; T. 51, f. 2-3, 632-633; T. 59, f. 80-82; 93-95, 258-260; T. 60, f. 213-215; T. 61, f. 221, 223, 244, 251-252, 268, 274-275, 286-291, 292-296. 127AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 86; T. 60, f. 17; T. 61, f. 59-63; 92-94, 113, 132-142, 237, 238, 240, 245, 258-259, 263-265, 274-275, 278,

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Imagen 10: Trabajo preliminar en el desarrollo de una plantación de banano128.

Los ensanchamientos de las propiedades implicaron, en muchas ocasiones, el desmonte de

bosques. Para el cultivo de banano se debía preparar el terreno, ésta consistía en realizar

desmontes de la selva o rastrojo, luego repicar, recoger y quemar el material forestal. Los

derribes se realizaban a principios del verano, para que el bosque derribado tuviese tiempo de

secarse y pudiese ser quemado antes de la llegada del invierno129. La consolidación de la

industria del banano requirió de la tala de grandes extensiones de bosques. Tanto en los

testimonios de los trabajadores de la compañía130, como en el pie de página de la imagen 10 se

puede evidenciar que efectivamente se talaban bosques “vírgenes” en la región.

La deforestación de los bosques en la región provocó un cambio en el uso del suelo que

posiblemente, alteró negativamente las condiciones físicas del mismo, generando problemas de

128United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 129Rafael Uribe, El banano. Conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de Agricultores de Colombia. Oficina de estadística de Costa Rica. (San José de Costa Rica: Imprenta de Avelino Alsina, 1908), 46. 130Arístides López Rojano, maquinista de la UFC atestiguó: “la United en su afán por extender las plantaciones de

banano, buscaba contratistas para descuajar las montañas. Los obreros que trabajaban en esto muchas veces eran

mordidos por serpientes que abundaban en las selvas vírgenes a las cuales se proponían descuajar” (En: Carlos

Arango. “Sobrevivientes de las Bananeras” (Bogotá: Ecoe, 1985),43.

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erosión y encharcamientos. La tala de bosques pudo modificar el clima de la zona al quedar con

menor cantidad de retención de humedad, provocando de esta manera sequías. Asimismo,

puedo suponer que durante los procesos de siembra y producción de quemas de residuos de la

superficie forestal, existió una pérdida del hábitat de algunas especies, lo que posibilitó un

desplazamiento de algunos animales de la zona. El cambio de la vegetación producto de la tala

de boques modificó el paisaje, atribuyéndole una visión donde la idea de englobar y

homogenizar todo el territorio en torno al monocultivo de banano fue impuesta. Así, la vida

económica y cultural de la región se redujo a todo aquello que se relacionara con el cultivo de

grandes extensiones de banano para la exportación.

En muchas ocasiones las extensiones de terrenos era el resultado de actividades de despojo que

realizaba la compañía a los colonos. La UFC realizó una campaña de terror para poder extender

su dominio en terrenos hábiles para el cultivo de guineo. Los mecanismos empleados para la

apropiación ilegal fueron: incendio de casas o habitaciones y cultivos, inundación de sementeras

y soltura de ganado con detrimento de los sembrados. En un informe al Ministerio de Industrias

se consignan varias declaraciones de los despojados:

“Fui despojado por la United del terreno que ocupaba, que no era baldío de la Nación,

sino terrenos con dueños como lo compruebo con el título que presento. Las

autoridades de Aracataca y Pivijay, de consuno estuvieron en el lugar donde me despojó,

teniendo establecido mi corral de ganados y casa de habitación, la que me fue quemada

y arrasada y aún existen como testigos de esos hechos varias madrinas que testifican el

incendio”. Más adelante, otro colono atestigua: “Yo tenía en “Buenavista” mi casa de

habitación que había construido en un lote de terreno, que era montaña y que yo con mi

propio esfuerzo y mi trabajo personal socolé, tumbé, quemé y sembré de maíz y paja, en

él tenía corral y ganado desde hacía algo más de tres años, cuando llegaron a mi

posesión el señor Alcalde Foliaco, el inspector de policía de Fundación, señor Rafael

Romero, como autoridades de Aracataca y Pompeyo Fontalvo y Manuel Campo Herrera,

como autoridades de Pivijay, a poner en posesión a la United por venta de dichos

terrenos le habían hecho las autoridades del Distrito de Pivijay y en representación de la

United fue el señor Gustavo Bureau. Me destruyeron la casa que habitaba y acosaron

mis animales. Más tarde el general Foliaco con el Dr. Antonio Borda metieron un desvío

del río Fundación, que ocasionó la inundación de todo el terreno, acabando, por

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consiguiente, con mi sementera y pastos sin siquiera reconocérmela. El año pasado volví

a ocupar mi terreno y un señor Jubiano se presentó a nombre de la compañía y me hizo

desocupar nuevamente”131.

El establecimiento de una idea de paisaje uniformado acarreaba consigo mismo la “eliminación”

u anulación de otras formas de paisaje. Las tierras aptas para el cultivo de banano eran

despojadas para incorporarlas dentro del esquema de ordenamiento del paisaje propio del

monocultivo de la fruta. A la par que se despojaba la tierra, se suprimían otras formas de

relacionarse con ésta, por tanto, otras maneras de relacionarse con el paisaje.

Como lo señalan estudios recientes relativos a otras áreas del país en otros períodos históricos,

los despojos y desplazamientos forzados de campesinos y colonos no se pueden comprender

únicamente como pérdidas materiales, se trata de procesos más complejos que afectan los

referentes socio espaciales de las personas. Éstos involucran una pérdida de las formas de

sustento, por lo cual se ven desprovistos de los medios para obtener un ingreso económico. Los

campesinos y colonos deben transformar los lugares donde habitan o en muchas ocasiones,

trasladarse a un nuevo lugar. Los cambios a los que se ven enfrentados implican un

empobrecimiento económico y rupturas en las formas de cohesión social y de identidad

colectiva. Igualmente, se ven enfrentados a efectos psicológicos importantes, en la medida que

los despojos y desplazamientos ocasionaron un deterioro de las formas cotidianas en las cuales

se organizan sus planes de vida132.

Según Botero y LeGrand, la UFC consolidó gradualmente un total de 60.000 hectáreas de

propiedades privadas en la región de Santa Marta133. Para comprender la magnitud de tierras

acumuladas, comparé la extensión actual del municipio de Aracataca (1.755 km²) con el número

131Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 59 – 63. Sobre despojos y desplazamientos forzados a colonos ver: T. 52, f. 661; T. 59, f. 139, 275-279; T. 61, f. 96-97, 189-191, 286-291. 132Luis Sánchez y Gonzalo Vargas, “Acaparamiento Territorial. Impactos socioespaciales” (Bogotá: mecanografiado, 2017). 133Fernando Botero y Álvaro Guzmán, “El enclave agrícola en la Zona Bananera”, Cuadernos Colombianos, Vol. 11, T. III (1977), 349 y Catherine LeGrand, Colonización y protesta, 85. Y Catherine LeGrand, “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta. 1900 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, no. 11 (1983): 239.

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de hectáreas que la compañía consolidó. La empresa norteamericana adquirió un tercio de lo

que actualmente es el municipio de Aracataca (600 km²).

No obstante, los dos autores afirman que la mayor parte de las tierras que poseía la compañía

permanecían incultas. Según Botero, sólo el 7% de las tierras de la compañía eran dedicadas al

cultivo de banano. El autor interpreta este fenómeno como un mecanismo de la compañía para

monopolizar la producción de fruta. La acumulación de grandes extensiones de tierras no

empleadas en la producción de banano, significó un control del volumen de fruta que se debía

producir en toda la zona, anulando la competencia a través de la apropiación de un mayor

número de las mejores tierras. De esta forma, la UFC decidía cuándo ensanchar o restringir la

producción de acuerdo a los mercados internacionales y a los intereses de la compañía134.

Por otro lado, Le Grand sostiene que de las 60.000 hectáreas sólo 16.000 estaban cultivadas de

banano. Según la autora, los empresarios que se proponían constituir propiedades en zonas

económicamente dinámicas, trataban de acaparar terrenos mucho más grandes de los que

podían explotar, así privaban a los campesinos y colonos de las mejores tierras situadas y los

forzaban a emplearse como trabajadores en las plantaciones135.

Pese a las diferentes hipótesis que cada autor plantea, ambos afirman que a través de la

acumulación de tierras por parte de los empresarios bananeros, la figura de colono se fue

reemplazando, paulatinamente, por la de arrendatario. Los contratos de arrendamiento

suponían que el productor “vendía” la tierra a la compañía, pero seguía gozando de los cultivos

de banano, con la obligación de conservar sin desmejoras la finca y tratar exclusivamente con la

UFC para la compra y venta de la fruta de exportación136.

Para el sector empresarial, la instalación de colonos en carácter de arrendatarios fue favorable

por varias razones. La posesión de tierras en la región se caracterizó por la ausencia de títulos

134Botero y Guzmán, “El enclave agrícola…”, 349 – 351. 135LeGrand, Colonización y protesta, 67-68. 136 Uribe, El Banano. Conferencia dictada por…, 90.

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legítimos, muchas propiedades no poseían título o carecían de un origen legal137. El

establecimiento de contratos de arrendamiento reconocía explícitamente los derechos al

arrendador de la tierra. Los tribunales aceptaban los contratos como prueba de posesión

legítima, éstos se presentaron como pruebas para reforzar títulos discutibles138.

Al despojar a los campesinos e imposibilitarles trabajar la tierra para su propio beneficio, se

veían forzados a vender su trabajo. Así, al aceptar los contratos, perdían su independencia

laboral y se veían obligados a dar parte de su trabajo. Los contratos de arrendamiento no fueron

otorgados únicamente para promover el cultivo de banano, se suscribieron contratos en fincas

no destinadas al cultivo de la fruta. Por medio de este tipo de contratos se les prohibía cultivar

bananos a los arrendatarios y se les obligaba a cuidar las tierras de ocupaciones de terceros. Al

respecto, el escritor Augusto Cesar describió:

“Si el arrendatario usare el predio arrendado para la siembra de bananos terminará el

arriendo por este sólo hecho, y quedará el arrendatario en la obligación de hacer entrega

inmediata a la United del potrero y pagarle la suma de peso americano por concepto de

pena. El arrendatario se obliga a cuidar las tierras que se le arriendan contra la

ocupación de colonos y a iniciar, seguir o terminar a su costa, las acciones policivas y

judiciales que con ese objeto fueren necesarias”139.

La descripción de Augusto Cesar permite afirmar que efectivamente la UFC controló la

producción de fruta en la región. Como mencioné anteriormente, la compañía se apropió de las

mejores tierras de la zona, ésta adquirió las tierras cercanas al ferrocarril, lo que le posibilitó

137Por ejemplo, en un informe la oficina de la Comisión de Baldíos del Magdalena, afirmó: “La adquisición de copias de documentos y expedientes relacionados con tales titulaciones, ha sido una de las labores parasitarias de ese despacho y puede decirse que hoy posee la oficina un acervo considerable que permitirá en no lejana hora demostrar el ningún valor legal de ciertos títulos de propiedad con que se ha querido arrebatar a la Nación el dominio de miles de hectáreas que nunca fueron adjudicadas ni por la Corona Española ni por el Gobierno de la República” AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 96-97. Sobre títulos dudosos en la “zona bananera”, ver T. 51, f. 2-3; 9-15; T. 52, f. 661; T. 56, f. 70-73; T. 59, f. 46-48, 258-250; T. 60, f. 18-20, 161, 213-215; T. 61, f. 92-94, 155-160, 189-191, 310. 138Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 146 – 150. Y, Catherine LeGrand, “De las tierras públicas a las propiedades privadas: acaparamiento de tierras y conflictos agrarios en Colombia. 1870 - 1936”, Lecturas de Economía, no. 13 (1984): 30. 139Augusto Cesar, Cuestiones político sociales (Ciénaga: Escuela Complementaria de varones, 1937), 276. Citado en: Botero, Guzmán “El enclave agrícola…”, 351.

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transportar fácil y rápidamente la fruta desde las plantaciones al puerto de Santa Marta – una

enorme ventaja para esta industria, si se tiene en cuenta que la fruta se pudre fácilmente –. No

obstante, considero que la acumulación de tierras no destinadas al cultivo del banano, no

respondió únicamente al control de la producción de la fruta. Como mencioné en el capítulo 1,

la UFC tenía el monopolio para la exportación de la fruta, por lo que ésta decidía en primer

término, el lugar donde se podía sembrar guineo, de otra forma no celebraba contratos de

compra y venta con los agricultores nacionales. Asimismo, la compañía decidía, según criterios

propios de clasificación, si compraba o no la fruta.

Al parecer, para la década del 20 la escasez de mano continuaba siendo un problema en el

departamento del Magdalena. Como mencioné anteriormente, en 1908 se creó una colonia

agrícola y penal que promovió la migración de personas para vincularlas como fuerza laboral a

la creciente industria bananera. Pese a los esfuerzos del gobierno, en julio de 1925, un informe

dirigido al Ministerio de Industrias describió los inconvenientes sobre los trabajos en la región,

producto de la falta de brazos que aquejaba la zona: “las trochas y trabajos consiguientes para

el levantamiento del plano son más costosas que en cualquier otra parta de la zona por la

distancia a la que están situados los terrenos y la dificultad de conseguir peones en esa

región”140. En este contexto, la tesis de LeGrand cobra sentido. Los empresarios nacionales e

internacionales se apropiaron las mejores tierras aptas para el cultivo de banano y, a la par que

los campesinos y colonos eran desposeídos de la tierra, se les forzaba a convertirse en

arrendatarios y vender su fuerza de trabajo.

Así, puedo afirmar que la apropiación de grandes extensiones de tierras por parte de la UFC

sirvió como un mecanismo para monopolizar la producción, aunque no fue el único, ni el más

efectivo. Los contratos de compra y venta y la escogencia de la fruta a la hora de exportar el

banano, fueron mecanismos que le permitieron a la empresa controlar la oferta del guineo. La

acumulación de tierras produjo un cambio en la figura jurídica de las personas que habitaban la

140AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 128.

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zona – instalación de colonos en carácter de arrendatarios –. La figura de arrendatarios permitió

que colonos y campesinos fueran doblemente despojados, se les despojó de su tierra,

entendida no como la porción de suelo, sino como un territorio socialmente construido y, de

una parte de su trabajo. De esta forma, considero que el cambio de figura (de colonos a

arrendatarios) puede ser comprendido como la transformación de los habitantes en mano de

obra para la industria bananera. Esta transformación es un mecanismo que permite la

imposición de una forma de trabajo casi exclusiva de la zona y, por tanto, se instaura la

existencia de la producción a gran escala de la fruta como una actividad económica casi

incuestionable e inalterable que naturaliza el modelo de paisaje destinado a todo aquello que se

relaciona con el banano.

Los campesinos “productores” se comprometen a sembrar banano o eran subcontratados como

trabajadores en las plantaciones. A pesar de los supuestos ingresos para los pobladores locales

por la venta de la fruta, éstos ingresan al negocio, pero pronto descubren que UFC es la que fija

el precio de compra, muchas veces por debajo de los costos de producción. El cambio de colono

a arrendatario no sólo tuvo efectos económicos en la vida de las personas.

Los contratos de arrendamiento suponían una organización del espacio de acuerdo con los

intereses de los empresarios. A través de los contratos, el arrendador determinaba que

producto(s) se podían cultivar. Asimismo, se le exigía al arrendatario cuidar las propiedades de

ocupaciones de terceros. Considero que estas dinámicas resultantes de estos procesos de

privatización de la tierra irrumpen drásticamente en los arreglos tradicionales de préstamo de

mano de obra y uso colectivo de la tierra. Por lo que puedo suponer que la obligación de cuidar

las propiedades de ocupaciones de terceros pudo repercutir en las relaciones sociales entre los

miembros de las comunidades, puesto que arrendatarios (antiguos colonos) debían iniciar las

acciones policivas y judiciales necesarias para expulsar a colonos de las tierras, de lo contrario,

se les cancelaría el contrato de arrendamiento. Es probable que las expulsiones de colonos

implicaron una afectación en el tejido social, puesto que imposibilitaron el establecimiento de

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60

redes de apoyo entre cultivadores y, posiblemente, potenció los conflictos por el acceso a los

recursos entre ellos.

En este contexto, el despojo va más allá de la pérdida de posesión de un bien o una serie de

bienes. Lo que se despoja, no es sólo un bien, sino el entramado de relaciones socioespaciales

que se habían y estaban configurando en la zona bananera. Siguiendo los planteamientos de la

investigadora Diana Ojeda, en últimas, “no solo se despoja lo que había, sino los anhelos y los

planes para el futuro: lo que los hijos e hijas no van a conocer, lo que ya no se puede hacer, a

donde ya no se puede volver, lo que ya no se va a ser”141.

B. Agua y Banano: inclusión y exclusión sobre el uso del recurso hídrico.

Al igual que la tierra, el agua fue un eje de constantes conflictos en la región. Para la década de

los 20, se continuó con la construcción de obras hidráulicas para regar los cultivos de banano

(ver imagen 11 y 12). Los agricultores nacionales y la compañía construían represas con la

finalidad de embalsar el agua y elevar su nivel para derivarla mediante canalizaciones de riego y,

así, aprovecharla para el regadío de los cultivos142. El embalsamiento de aguas representaba una

amenaza de inundación, especialmente, en épocas de invierno. Para prevenir las inundaciones

de los terrenos aledaños se construyeron diques. Como explicaré más adelante, en muchos

casos, estas obras no impidieron las inundaciones de los terrenos143.

141Diana Ojeda, “Los paisajes del despojo: propuestas para un análisis desde las reconfiguraciones socioespaciales”. Revista Colombiana de Antropología 52, no. 2 (2016): 34. 142AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 182; T. 59, f. 143 – 145; T. 60, f. 98-100, 105 – 108, 111-112. 143AGN, República, MF – Baldíos T. 52, f. 2-3; T. 59, f. 143 – 145; T. 60, f. 60-61, 98-99, 114, 143.

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Imagen 11: Construcción canal de riego para cultivo de banano144

Imagen 12: Puente y dique sobre el río Aracataca en San Joaquín145

144United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 145AGN, República, FM-Baldíos, tomo 59, folio 136.

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Las obras hidráulicas implicaron la desviación de varios cuerpos hídricos. En el mapa 3 localicé

algunos de los cuerpos de agua que fueron desviados. A través de los documentos del fondo de

Correspondencia de Baldíos pude identificar y localizar algunos de los ríos y quebradas

desviadas y canales construidos146. Sin embargo, estos documentos no me permitieron

establecer el punto exacto de desviación, se nombran las fuentes de agua, pero no su ubicación

exacta. Algunos de los cuerpos hídricos nombrados no se encontraban en el mapa, lo cual

dificultó la localización de los mismos. No obstante, puedo afirmar que los principales cuerpos

hídricos que riegan la zona: Riofrío, Sevilla, Tucurinca, Aracataca, Fundación y la quebrada de

Orihueca fueron desviados en algún punto de su cauce, como algunas quebradas que los

alimentan.

Sin importar el punto de las desviaciones de las fuentes hídricas puedo afirmar que estas

alteraciones implicaron fuertes transformaciones del paisaje en la región147. El agua fue

considerada como un factor integrado al sistema territorial que requería de un manejo especial

a través de una carga técnica que permitiera modularla, manejarla y “hacerla propia”, es decir,

las desviaciones de los ríos a través de la implementación de técnicas como diques y represas

expresan una transformación creciente del paisaje mediante el incremento de la carga técnica

que convierte al paisaje en espacio homogéneo y fragmentado simultáneamente. La

homogeneidad expresada en el establecimiento de zonas tecnificada para la producción de

banano. La región como una isla de “modernización” que se articuló a redes hegemónicas de

alcance mundial a través del monocultivo de la fruta. Y fragmentado, por la desigual

concentración de la técnica en el espacio y en la ruptura de las continuidades que expresaban

otras formas de ser y vivir el paisaje, por ejemplo, las actividades económicas alrededor del

agua como la pesca.

146Las fuentes para la identificación y localización de los cuerpos hídricos fueron: AGN, República, MF – Baldíos T. 45-66 y AGN - Colombia, Sección: Mapa y Planos, Mapoteca 2, Ref.: i 52mg, Plancha 18, 1953. 147Sobre desviaciones de cuerpos hídricos para la construcción de obras hidráulicas ver: AGN, República, MF – Baldíos T. 51, f. 26; T. 52, f. 2-3, 10, 14, 72, 81, 182, 218, 239, 241, 353, 384, 388, 421-422; T. 55, f. 99; T. 59, f. 21-22, 47-48, 71-72, 80-83, 93-95, 110-112, 143-145, 275-279, 330, 333-335, 351; T. 60, f. 17, 60-61, 98-99, 107-108, 111-112, 142-143, 198-204, 210-212; T. 61, f. 59-63, 310; T. 64, f. 395, 429-430; T. 66, f. 161.

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Mapa 3: Cuerpos desviados para construcción de obras hidráulicas para irrigación

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Aunque en las fuentes consultadas no se describan los daños ambientales producto de la

construcción de diques y represas, puedo suponer que estas obras tuvieron impactos directos

sobre los suelos, la vegetación y la fauna silvestre. Como lo señalan estudios recientes relativos

a otros períodos históricos, el represamiento de los cuerpos hídricos impide las dinámicas

propias de inundación los ríos que forman la llanura aluvial. El impedimento de esta dinámica

imposibilita el arrastre de sedimentos en los terrenos inundables, modificando las

características físicas del suelo. La alteración de estas características repercute en la vegetación

aledaña a los cuerpos hídricos que necesita para su desarrollo grandes cantidades de agua148.

Como mencioné anteriormente, las obras hidráulicas empleadas para represar los ríos pudieron

afectar la pesca de la región. Después del inicio de los periodos de sequía que generalmente se

presentan en julio y en diciembre, los peces migratorios como el bocachico remontan el río y

desovan en la parte alta y media de la cuenca, a la par suben poblaciones de peces predadores

en busca de alimento como el bagre, este suceso se conoce en el Magdalena como subienda. Al

empezar la creciente las crías de peces son obligadas por las corrientes a regresa río abajo –

proceso conocido como bajanza – y cuando los ríos se unen con la Ciénaga Grande de Santa

Marta, los alevinos ingresan a ésta. Las represas y diques impiden que los peces suban y bajen a

través de los ríos, lo cual dificulta el ciclo de desove de los peces migratorios y, por tanto, afecta

tanto a las especies migrantes como predadores de peces en la zona. La disminución de las

poblaciones de peces tiene efectos directos sobre la pesca, lo cual se traduce en la disminución

de ingresos económicos de las personas que se emplean en esta actividad económica y a largo

plazo, puede afectar la seguridad alimentaria de la población asentada en la región149.

Igualmente, las desviaciones causaron en algunas áreas inundaciones y, en otras, escasez del

recurso hídrico. Las desviaciones de las fuentes hídricas causaron que los canales de riego u

otros cuerpos de agua (ríos, quebradas, caños) aumentaran el caudal, generando

desbordamientos en los terrenos adyacentes. Los desbordamientos destruyeron varios cultivos

148Carlos Castaño Uribe et al., Río Grande de la Magdalena, Colombia. (Banco de Occidente Credencial, Cali, 2003), 46, 71-72, 120-121 149Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios de Colombia (Cali: Banco de Occidente, 2007), 71 – 72, 123.

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y anegaron algunos terrenos de particulares y de la Nación150. Sobre inundaciones y daños a

cultivos en la región, un informe dirigido al Ministerio de Industrias en 1924, describió:

“La quebrada desviada se llama del Limoncito, nace en la Sierra y corría antiguamente de

este a oeste. Actualmente desagua en virtud de un desvío hecho por la UFC… La

quebrada Limoncito ha sido conectada artificialmente con el caño o quebrada los

Sábalos, recibiendo este por mano del hombre las aguas que corren por la primera, que

estas aguas unidas a las que naturalmente corren por los Sábalos y no pudiendo el cauce

de éste contenerlas todas, se desbordan sobre los terrenos adyacentes de propiedad de

la Nación, dañándolos, así como también los cultivos allí establecidos”151.

Las inundaciones de los terrenos causaron desplazamientos forzados de las personas que vivían

en el área. En varios casos, las inundaciones de terrenos de colonos por parte de la UFC, fue un

mecanismo empleado para el despojo y apropiación de tierras152. En este sentido, las obras

hidráulicas no sólo tuvieron impactos ambientales, sino también sociales. Su construcción

implicó el desplazamiento forzado de varios agricultores. Como mencioné anteriormente, los

procesos de despojo y desplazamiento forzado implica un empobrecimiento económico y

rupturas en el tejido social.

En 1924 un estudio de aguas de la vertiente occidental de la Sierra Nevada, realizado por

funcionarios del Ministerio de Industrias, estimó que los principales ríos de la región producían

en su conjunto unos 30 mil litros de agua por segundo y se distribuían en 16 canales, la mayoría

de los cuales beneficiaban los cultivos de la compañía norteamericana153. En base al estudio de

aguas, el cuadro 1 muestra la relación entre el caudal y la cantidad de agua de cada río

empleada en la industria bananera:

150Para ver denuncios sobre inundaciones de terrenos, véase: AGN, República, FM-Baldíos, tomo 52, folios 213, 218, 384; tomo 59, folios 83,143-145,330,351. 151AGN, República, FM-Baldíos, tomo 59, folios 93-95. 152Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 59 – 63. 153AGN, Sección República, FM-Baldíos, T. 59, Folios 71 – 77.

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Cuadro 1: Gastos de los ríos de la Zona Bananera, 1924154.

RÍO CAUDAL LITROS POR SEG.

AGUAS UTILIZADAS

LITROS POR SEG.

No. CANALES

PLANTACIONES BENEFICIADAS

Fundación

9.000

2.000

2

De las aguas del río se beneficiaron: la finca denominada Corralito, propiedad de la UFC, toda la región comprendida entre Fundación y Maraquillo y la región de Santa Ana, en donde existían varias plantaciones de la compañía estadounidense.

Aracataca

6.000

3.500

3

Las aguas fueron aprovechadas en la margen izquierda por las fincas Ojo de Agua, Macaraquillo y Cacao y, en la derecha propiedades de la familia Dávila.

Tucurinca

6.000

4.000

2

La UFC tomó las aguas para dos canales que beneficiaron únicamente los terrenos que la compañía poseía en aquella región.

Sevilla

3.500

Usadas en su totalidad

4

Las aguas eran apropiadas en su totalidad por las acequias Marconia, Gabulla y Macondo. Las dos primeras regaron exclusivamente terrenos de la UFC y, con aguas de la Marconia se regaron terrenos de la región de Orihueca, cuyas aguas daba la compañía en arrendamiento a particulares. La acequia Macondo regó las fincas: Macondo, Paulina (propiedad de la UFC) y fincas de Pedro Dávila.

Quebrada Orihueca

1.000

Usadas en su

totalidad

2

Las aguas fueron usadas para regar las fincas de propiedad de la familia Noguera, la finca Dalia Estér de la UFC, y una finca de la familia Guerrero.

154El cuadro lo realicé a partir de la información consignada en un informe dirigido al Ministerio de Industrias, en: AGN, Sección República, FM-Baldíos, T. 59, Folios 71 – 77.

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Riofrío

4.000

Usadas en su totalidad

4

El agua del río Riofrío, se dividió en 4 acequias que beneficiaron a: de la acequia Elías se regaban los terrenos de Juan Robles Samper, Clemente Papai y la UFC. Del canal Colonia se beneficiaban las fincas de la UFC y de las familias Campo Serrano y Salcedo Ramón. De la acequia el Tablazo, se regaban propiedades de la compañía norteamericana. Y del canal Goenaga, se empleaban en el riego de las fincas Manantial, Loba, Naranjos, Enano, Manglares, Tablazo, Sevillano, Ollita, Caritas.

TOTALES 29.500 11.500 16

De acuerdo con el cuadro 1, las aguas de los ríos de mayores caudales fueron las menos

demandas para el cultivo de banano, contrario con las aguas de los ríos de menor caudal. Es

decir, los ríos Fundación, Aracataca y Tucurinca lo cuales tenían los mayores caudales

disponibles (9.000, 6.000 y 6.000 litros por segundo, respectivamente) fueron los de menor

demanda hídrica para las plantaciones de banano. Paradójicamente, los cultivadores de banano

demandaron mayores cantidades de agua de los ríos de menor caudal (Riofrío, Sevilla y

Orihueca), empleando la totalidad de los caudales y, de esta manera, generando una escasez de

agua en estos sectores. Es probable que se empleara el agua de estos tres ríos debido a que se

encontraban a menor distancia del puerto de Santa Marta, lugar donde se embarcaban los

bananos para ser exportados a los mercados extranjeros. Así, se generó una escasez del recurso

hídrico en una zona caracterizada por la abundancia de sus aguas.

Cabe recordar que la región está conformada por dos sistemas de hoyas que constituyen los

ríos: Pararé, Córdoba, Manzanares, Gaira, Riofrío, Orihueca, Sevilla, Tucurinca, Aracataca y

Fundación. Estos ríos nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y los cuatro primeros desaguan

en mar abierto, mientras que los otros desembocan en la Ciénaga Grande, después de prestar

una abundante irrigación a los cultivos de la región. Los cuerpos hídricos de la región fueron

empleados como sistema de riego para los cultivos del banano y sus aguas estuvieron

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restringidas a la industria de la fruta. La escasez o abundancia del agua en la zona fue una

cuestión de distribución y acceso, más que una falta o abundancia del recurso mismo.

La disminución de los caudales, producto de la captación de aguas para riego de estos ríos pudo

tener efectos negativos sobre la Ciénaga Grande. Ésta es un complejo de cuerpos de agua

interconectados entre sí, en donde se encuentra el continente con el océano, que permite el

intercambio de flujos de agua salada y dulce, creando un ambiente acuático particular que se

caracteriza por el crecimiento de algunas especies vegetales que soportan aguas salinas y una

inusitada abundancia de recursos pesqueros155. La reducción del flujo de agua dulce

proveniente de los ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y desembocan en la

Ciénaga, causa un aumento en la salinidad de los cuerpos de agua y los suelos que la

conforman. Con el tiempo, este incremento se traduce en la mortandad de varios organismos

acuáticos que no toleran altos niveles de salinidad156.

El monocultivo de banano no modificó únicamente la cantidad, sino la calidad de agua de los

cuerpos hídricos. Los fertilizantes empleados en el cultivo de la fruta contaminaron el agua

alterando su calidad. En los documentos de la Correspondencia de Baldíos no encontré

referencias sobre contaminación de aguas, por lo cual no puedo afirmar que se hubiese

utilizado fertilizantes en la zona bananera del país. Sin embargo, el investigador William

Fawcett, quien describe las acciones de la UFC en Centro América y la cuenca del Caribe, sugiere

el uso de fertilizantes químicos en la obtención de mayores rendimientos para la producción del

banano157. En caso de que los fertilizantes hubiesen sido empleados en la industria bananera

colombiana, las aguas de los cuerpos hídricos de la zona hubiesen sido enriquecidas con

nutrientes, causando un crecimiento inusitado de flora acuática, que ocasionaría trastornos en

el equilibrio biológico158.

155Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios, 130 – 135. 156Juan Manuel Díaz et al., Deltas y estuarios, 133. 157William Fawcett, The Banana Its Cultivation, Distribution & Commercial Uses (Londres: Duckworth and Co., 1918), 60 – 82. 158Bernal y Betancur, “Sedimentología de lagunas costeras”, 57-59.

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En esta misma línea, durante las primeras décadas del siglo XX, la UFC desarrolló campañas de

salud frente a las enfermedades transmitidas por mosquitos, especialmente, la malaria o

paludismo. Las medidas sanitarias que se adoptaron en la lucha antipalúdica para prevenir el

aumento de los casos de malaria fueron: drenar – o en caso de no ser imposible, rellenar –

adecuadamente los pantanos para eliminar los criaderos de mosquitos. Por ejemplo, Rafael

García, médico en la zona bananera, anotó:

“En la población de Aracataca se efectuó, en asocio de la Compañía Frutera, el dragado

de una laguna permanente, que tenía una extensión aproximada de cinco hectáreas. El

desagüe de esa laguna creó un canal de unos 12 kilómetros de extensión y permitió que

las aguas de esa laguna cayeran a una acequia de riego de las inmediaciones. Después de

esto el porcentaje de morbilidad y mortalidad palúdica descendió en forma notoria”159.

Cuando no era posible drenar los cuerpos hídricos se efectuaron rellenos de los mismos. Los

rellenos de los cuerpos hídricos se realizaban básicamente con dos sustancias: petróleo y

acetoarsenito de cobre, comúnmente denominado Verde París (ver imagen 13)160. Al derramar

petróleo sobre el agua, se presenta una disminución del oxígeno disuelto en los cuerpos

hídricos, debido a que se impide la entrada de luz al medio, lo que inhibe el crecimiento de

ciertas especies. Los derrames no sólo impactan las aguas superficiales, también pueden

contaminar las aguas subterráneas o incluso pueden ser transportadas por escorrentía a otros

cuerpos hídricos, extendiendo aún más el daño. Igualmente, el petróleo puede ser absorbido

por los suelos, su filtración altera las características químicas de los suelos, afectando los

nutrientes que se encuentran en éstos161.

El uso de acetoarsenito de cobre tiene efectos sobre la salud humana. Según el departamento

de salud y servicios de New Jersey, el contacto con la piel puede causar irritación, picazón y

salpullido. Por otro lado, el contacto con los ojos puede causar quemaduras e irritaciones. A

159Rafael García. “Higiene, Saneamiento y Asistencia Social en la Zona Bananera del Magdalena. Centro Mixto de Salud” (Bogotá: Lumen, 1940), 66. 160García Rafael, “Higiene, Saneamiento y Asistencia”, 68 – 69. 161Johana Velásquez, “Contaminación de suelos y cuerpos de agua por hidrocarburos en Colombia Fitorremediación como estrategia biotecnológica de recuperación” (Especialización en Biotecnología Agraria, Universidad Abierta y a Distancia, 2016), 15 – 17.

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largo plazo, éste puede ser cancerígeno para las personas. Asimismo, éste es identificado como

una sustancia tóxica para la reproducción humana. También, es posible que una exposición alta

o repetida cause daño a los nervios, debilidad y poca coordinación en brazos y piernas162.

Aunque el informe del médico Rafael García no menciona las cantidades de las sustancias

empleadas, sí indica la frecuencia de su uso: la petrolización debía hacerse cada 15 días y para el

acetoarsenito de cobre cada semana. El uso de estos larvicidas contaminó el agua, el suelo y el

aire. Es factible que estas sustancias causan una escasez de la disponibilidad de agua para el

consumo humano y representaron un riesgo para la salud de los pobladores asentados en la

región.

Imagen 13: Trabajos antipalúdicos, uso de París Verde en cuerpos de agua163

C. Poder y resistencias: prácticas de inclusión y exclusión

El 20 de febrero de 1924, el ministro de industrias, Diógenes Reyes, al mando del presidente,

Pedro Nel Ospina, creó una reserva y dictó unas disposiciones sobre baldíos, bosques nacionales

162“Hoja informativa sobre sustancias peligrosas”, Departamento de Salud y Servicios New Jersey., consultada 29 octubre, 2017, http://www.nj.gov/health/eoh/rtkweb/documents/fs/0529sp.pdf. 163United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112.

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71

y aguas de uso público en el departamento del Magdalena. Las disposiciones se plasmaron en el

decreto 338 de 1924, el cual tenía como objetivo realizar una investigación estadística sobre los

terrenos baldíos adjudicados o sin adjudicar, a fin de ampliar la frontera de colonización a través

de la agricultura, la ganadería y la explotación de frutos naturales164. Para la ejecución del

decreto se creó la Comisión Especial de Baldíos del Magdalena, como una dependencia del

Ministerio de Industrias en la región165. Para finales de febrero de 1931, la Comisión dejó de

funcionar producto de las denuncias sobre las irregularidades que funcionario de esta entidad

cometieron en la región166.

Parece ser que el decreto 338 de 1924 fue promulgado por las continuas denuncias que hizo el

gobernador Joaquín Campo Serrano, sobre los abusos que cometía la UFC en la región167. Los

esfuerzos de la gobernación para detener los desmontes de baldíos, la apropiación y despojo de

terrenos y aguas, fueron apoyados por el alcalde de Aracataca, Luis Manjarrés Delgado. Para

junio de 1924, el alcalde redujo a prisión a un alto empleado de la UFC, el señor Mr. Pearson,

por haber infringido las órdenes sobre la suspensión de trabajo de tumbas, cercas y

construcciones de canales en aquel Distrito168. Pese a las iniciativas de denuncia contra la

compañía estadounidense por parte de miembros de las instituciones gubernamentales locales,

el gobernador Campo Serrano renunció a su cargo como gobernador169.

En las fuentes consultadas no se hacen explícitos los motivos por los cuales el gobernador

renunció. Ante la renuncia, el ministro de industrias, Diógenes Reyes, declaró que el gobernador

se había excedido en las órdenes dadas por el gobierno, adoptando procedimientos violentos

164Ver texto completo del decreto en: SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Decreto 338 de 1924”, consultada 3 septiembre, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1077219) Y AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 72, 237-238). 165Ver artículos 5, 11- 20 del Decreto 338 de 1924. 166Sobre casos de corrupción de los funcionarios de la Comisión de Baldíos del Magdalena ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 51-54, 57-59, 63, 71-72, 242-243; T. 61, f. 92-94, 146-150. 167Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310 168AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 351; T. 61, f. 310. 169La gobernación y las alcaldías municipales fueron partícipes dentro de las disputas por los recursos (tierra y agua) en la región. A pesar de que todas estas instituciones representaban el Estado, cada una tomó diferentes decisiones sobre un mismo problema, lo que produjo pugnas entre éstas. Sobre disputas interinstitucionales ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 92, 104, 140; T. 61, f. 132-137.

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72

contra la compañía, lo cual había perjudicado los intereses de la Nación170. Pese a las

declaraciones, el diario La Pluma apuntó en el editorial de fecha 14 de julio de 1925 que, las

calumnias hacia el gobernador eran una estrategia de algunos funcionarios estatales para

acaparar tierras en la zona reservada por el decreto ejecutivo171.

Para septiembre de 1924, el mismo año en el que se proclamó el decreto 338, el ministro de

industrias, visitó la zona bananera. La visita tuvo como resultado la firma del pacto Doswell-

Reyes, un contrato entre la empresa UFC y el gobierno nacional. El convenio estipuló que la

compañía suspendería los desmontes, talas de bosques y siembras que realizaba en los terrenos

baldíos, especialmente, en los terrenos denominados Cañabobal, Orihueca y Santísima Trinidad

de Aracataca. A pesar de que se prohibían los desmontes y siembras, el gobierno le permitió a la

compañía continuar con éstos en las tierras llamadas Santa Ana (municipio de Aracataca), con la

condición de no extenderse a una porción mayor de 4.500 hectáreas172. No obstante, este

apartado no fue divulgado y, tampoco de conocimiento público173. Las razones por las cuales no

se divulgó no las pude establecer. No obstante, es posible suponer que este apartado no fue de

conocimiento público porque respondía a intereses económicos que beneficiaban tanto a la

compañía estadounidense, como a miembros de las instituciones gubernamentales locales y

nacionales.

En enero de 1925, Nicolás Dávila, miembro de una de las familias más poderosas de la región, se

posesionó como gobernador del Magdalena. Como mencioné en el capítulo 1, la familia Dávila

(Manuel Dávila Pumarejo) consolidó la empresa Santa Marta Fruit Company, la cual tuvo

estrechas relaciones con la Colombia Land y la UFC. Aparentemente, Dávila era amigo íntimo del

170AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 309. 171AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310. 172Ver texto completo del pacto Doswell-Reyes en: AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 333-335. 173Al respecto, el diario El País afirmó: “esta era la parte reservada del pacto que no se podía conocer, y no se podía conocer porque era una verdadera parte, la parte que contenía el busilis de la fábula, porque en ella estaba el amargo de la píldora, el ruido apagado de las alas que habla Mr. Dowsell confirmado por el gobernador en el siguiente telegrama: “Oficial No. 1250 – Gobernación – Santa Marta, octubre 9, 1924 – alcalde Aracataca. Conforme pacto celebrado con Ministerio Industrias, Gobierno se ve obligado a permitir continuar desmontes y siembras en terrenos denominados Santa Ana. Contestó telegrama de hoy. José M. Núñez Roca” (En: AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 157).

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73

ministro Diógenes Reyes174. El ministro estaba interesado en adquirir terrenos aptos para el

cultivo de banano en la región y hacer parte de lo que los diarios locales denominaron la “rosca

de Tucurinca”, un grupo de altos mandatarios del Estado, interesados en el acaparamiento y

explotación de tierras aptas para el monocultivo de banano175. Los altos miembros de las

instituciones tenían conocimiento sobre el valor económico que representaban las tierras de la

región. Ellos reconocían que las tierras de la ya consolidada zona bananera del departamento

del Magdalena era una fuente ingreso económico que no debía dejarse al dominio de otros. En

el apartado “considerando” el decreto 338 de 1924, promulgado por el ministro, se estableció:

“por razones de utilidad que por razones de utilidad, conveniencia y seguridad públicas la

Nación no debe desprenderse del dominio de los baldíos situados en la Zona Bananera del

departamento del Magdalena, en donde el alto precio de las tierras aplicables a la referida

industria y a la prosperidad de ésta aconsejan retenerlas para hacer de ellas una fuente de

riqueza del Estado”176.

Aunque en las fuentes consultadas no encontré compras efectuadas por el ministro Diógenes

Reyes, las denuncia realizadas por la prensa me permiten comprender la capacidad de la clase

política del Magdalena de influir en la política nacional. Asimismo, puedo suponer que los

motivos por los cuales el apartado del pacto Doswell-Reyes, mediante el cual se autorizó a la

compañía de realizar siembras y desmontes en Santa Ana, no fue de conocimiento público,

respondió a intereses pactados entre la compañía estadounidense y “rosca de Tucurinca”, para

el cultivo y exportación de la fruta. A través de esta autorización se empleaban las mejores

tierras de la zona de Tucurinca para ser destinadas al monocultivo de banano por parte de la

UFC y miembros de las entidades gubernamentales tanto nacionales como locales.

174Diógenes Reyes fue nombrado ministro el 2 de enero de 1924. Seguidamente, en junio de 1925, Carlos Bravo tomó el puesto como Ministro de Industrias. (Ver: “Ministros bajo la presidencia del General Pedro Nel Ospina”, Banco de la República. Biblioteca virtual Luis Ángel Arango, consultada 4 septiembre, 2017, http://www.banrepcultural.org/node/28056) 175AGN, República, MF - Baldíos, T. 61, f. 310; T. 66, f. 42. 176SUIN Juriscol. “Congreso Nacional, Colombia. Decreto 338 de 1924”, consultada 3 septiembre, 2017. http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1077219) Y AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 72, 237-238

Page 74: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

74

De esta manera, puedo afirmar que detrás del decreto 338 de 1924 y el pacto Doswell-Reyes,

existían intereses por la explotación de terrenos para la producción de banano a manos de la

clase política que, representaba los intereses de la clase terrateniente de la región. El Estado y

sus funcionarios promovieron y participaron de la industria de la fruta, transformando esta zona

del departamento en una zona exclusiva para el monocultivo de banano177. La expedición del

decreto 338 y el pacto Doswell-Reyes fueron los mecanismos mediante los cuales el Estado

argumentó el modelo paisajístico de zona bananera, justificando las profundas

transformaciones ambientales y sociales producidas por el monocultivo de guineo en la región.

No obstante, el negocio alrededor de la apropiación de tierras de la clase política empezó a

tener problemas cuando Diógenes Reyes dejó su cargo y fue sustituido por Carlos Bravo, quien

fue nombrado ministro de industrias, el 8 de junio de 1925. En cabeza de Bravo, el Ministerio

envió a un investigador secreto a la zona bananera, con el objetivo de indagar sobre los

desmontes en la zona reservada por el decreto 338 de 1924. El investigador corroboró las

acusaciones sobre apropiación de tierras a manos altos funcionarios estatales, especialmente,

de la Comisión de Baldíos del Magdalena178.

Los conflictos alrededor de la apropiación de tierras iban más allá de las acusaciones a altos

funcionarios de la Comisión de Baldíos. La alianza entre la clase política y la empresa

estadounidense se vio fragmentada por conflictos alrededor del agua. Dentro de los terrenos

apropiados por altos funcionarios de las entidades gubernamentales, existían lotes ocupado con

fincas de arrendatarios de la empresa norteamericana. Entre febrero y abril de 1925, los

arrendatarios de la compañía perdieron varias siembras de banano por deficiencias del

177No se puede homogenizar el papel de todos los funcionarios estatales en esta afirmación, existieron diferentes posiciones alrededor de los conflictos por tierra y agua en la región. Algunos denunciaron los actos de corrupción que cometieron los altos funcionarios de la Comisión de Baldíos, relacionados con desmontes en la zona reservada establecida por el decreto 338 de 1924. Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 53 – 54; T. 61, f. 247-249, 253-254, 256-259, 263-265, 268, 274-275, 278. 178Entre los altos funcionarios estatales denunciados por corrupción se encuentran: Rafael Abello Salcedo, jefe abogado de la Comisión, Valerio Convers, ingeniero de esta entidad y el señor Esparragoza, secretario de la misma. Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 60-66, 71-72.

Page 75: BANANO Y CAMBIO EN EL PAISAJE DEL DEPARTAMENTO DEL

75

regadío179. Tal parece que al iniciar los desmontes en los terrenos apropiados por la clase

política se generaron conflictos por el acceso al recurso hídrico. Las pugnas alrededor del acceso

por el agua desembocaron en una ruptura de las alianzas establecidas entre algunos miembros

de la clase política de la región y la compañía norteamericana. En este sentido, afirmo que la

clase política que, reflejaba los intereses de la clase terrateniente de la región, estableció

acuerdos o alianzas con la compañía siempre y cuando éstos los beneficiara.

Como mencioné en el capítulo 1, la empresa estadounidense forzó a través de despojos de

tierras a campesinos y colonos a convertirse en arrendatarios para obligarles a vender su fuerza

de trabajo. En 1931, un informe sobre las actuaciones de la extinguida Comisión de Baldíos,

acusó a varios funcionarios de facilitar la acumulación de terrenos mediante los contratos de

arrendamiento. Las acusaciones evidenciaban que la instalación de colonos en carácter de

arrendatarios no era una táctica exclusiva del sector empresarial, el Estado promovió las

solicitudes de contrato de arrendamiento excluyendo a los sectores con menos capacidades

económicas (campesinos pobres y colonos) del acceso y disfrute de los principales recursos para

la producción agrícola: tierra, agua y trabajo180.

El establecimiento de contratos de arrendamiento reconocía explícitamente los derechos al

arrendador de la tierra. Los tribunales aceptaban los contratos como prueba de posesión

legítima, éstos se presentaron como pruebas para reforzar títulos discutibles181. Pese a que el

informe de 1931, estableció que el cambio jurídico de colono a arrendatario dentro de terrenos

reconocidos como de propiedad nacional, era una táctica buena y prudente, éste no reconocía

el costo adicional que implicó el cambio. Dentro de los documentos consultados no encontré

descripciones y cifras sobre el pago que debían hacer los colonos al Estado. Sin embargo, la ley

119 de 1919 ordenaba: “en toda explotación de bosques nacionales el Gobierno adoptará como

179AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 71-72. 180AGN, República, MF - Baldíos, T. 60, f. 198-204. 181Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 61, f. 146 – 150. Y, Catherine LeGrand, “De las tierras públicas a las propiedades privadas: acaparamiento de tierras y conflictos agrarios en Colombia. 1870 - 1936”, Lecturas de Economía, no. 13 (1984): 30.

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76

canon de arrendamiento un porcentaje del producto bruto de dicha explotación, que no sea

menor de 3%”182. En este sentido, el cambio jurídico de los colonos benefició a las arcas del

Estado en detrimento de los colonos.

A pesar de las coaliciones que forjó la UFC con los otros actores de la región (funcionarios

gubernamentales, empresarios nacionales y grupos de colonos), colonos, campesinos,

trabajadores asalariados del ferrocarril y el muelle y las élites regionales, tuvieron la capacidad

de defenderse y negociar frente a la compañía estadounidense. Las luchas empleadas por los

diferentes sectores de la población respondían a diversas demandas según sus intereses. Los

campesinos y colonos agrupaban sus demandas alrededor del problema de la tierra, la

nacionalización de los canales de riego y a la abolición de los almacenes de la compañía. Los

trabajadores asalariados buscaban mejorar sus condiciones de trabajo a través del aumento de

los salarios, de la sanción de leyes laborales y de facilidades de salud y vivienda. Y, finalmente,

algunos de los empresarios nacionales buscaban independencia de la compañía norteamericana

para exportar la fruta a mercados internacionales.

Según LeGrand, las primeras protestas dirigidas contra la UFC fueron realizadas por pequeños

núcleos de colonos, lo cuales se resistían a ser desalojados de las plantaciones183. Las familias de

campesinos y colonos amenazadas de ser despojadas, dirigieron peticiones al Ministerio de

Industrias en Bogotá, describiendo su situación y reclamando protección184. Los denuncios de

colonos que revisé, evidencian un conocimiento y uso de la legislación colombiana para

defender sus intereses. Probablemente, estos denuncios eran realizados por terceros

contratados para impedir el despojo de los colonos y el reconocimiento de las mejoras

realizadas en terrenos baldíos. La apelación de los colonos a la legislación en defensa propia,

182Biblioteca Virtual del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible., consultada 7 septiembre, 2017, biblovirtual.minambiente.gov.co:3000/DOCS/.../1919/Leyes/LY01191919.pdf 183Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983), 242 184Sobre denuncios ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 20, 661; T. 59, f. 51, 275-279; T. 60, f. 227-228; T. 61, f. 189-191; T. 64, f. 572-573; T. 65, f. 457.

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evidencia la afirmación de LeGrand, la cual manifiesta que la aprobación de las reformas

legislativas de 1870 y 1880 tuvieron un efecto profundo en la forma como los colonos

percibieron su propia situación.

Asimismo, los colonos rechazaban los desalojos decretados por los funcionarios públicos de la

Comisión y se empeñaron a defenderse a través reclamaciones de propiedad de la tierra en

juicios ante los tribunales de justicia o actos violentos contra funcionarios del Estado185. Los

campesinos y colonos no denunciaron únicamente los atropellos a los cuales eran sometidos

por la UFC, este sector de la población dirigió varios telegramas al Ministerio de Industrias en

Bogotá, denunciando los sobornos y apoyos hacia la compañía estadounidense por parte de

altos funcionarios de las alcaldías municipales186.

Según LeGrand, la resistencia de los colonos comenzó a tomar una forma organizada por la

presión a la que fueron sometidos para dejar sus tierras y, en parte, por las nuevas corrientes

políticas y sociales existentes en el país. Hacia mediados de la década del 20, los trabajadores

asalariados y la población rural de la zona de influencia de la UFC se unificaron y organizaron,

bajo la influencia del Partido Socialista Revolucionario (PSR)187. En 1925, se creó la Unión

Sindical de Trabajadores del Magdalena (USTM), la cual congregaba campesinos y colonos,

proletariado rural y asalariados del ferrocarril y el puerto. Aunque la Unión Sindical apoyó las

peticiones de colonos despojados, sus esfuerzos estuvieron encaminados a organizar una huelga

en contra de la compañía estadounidense188. Como mencioné en el capítulo 1, las huelgas eran

organizadas estratégicamente los últimos meses del año, periodo que correspondía a la

temporada cosecha de banano. Interrumpir los trabajos en esta época implicaba que la fruta se

185Sobre conflictos y mecanismo de defensa ante despojos de tierra de funcionarios de la Comisión y colonos ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 59, f. 47 – 48; T. 60, f. 213 – 215; T. 61, f. 234, 257; T. 64, f. 572-573. 186AGN, República, MF - Baldíos, T. 52, f. 661. 187Catherine LeGrand “Campesinos y asalariados en la Zona Bananera de Santa Marta 1990 – 1935”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 11 (1983), 243. 188Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 82.

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podía pudrir fácilmente y, por tanto, se dificultaba la exportación de los bananos a los mercados

extranjeros, lo cual perjudicaba enormemente las finanzas de la empresa estadounidense189.

El 12 de noviembre de 1928, estalló una huelga en el departamento del Magdalena. Varios

trabajadores de las plantaciones se negaron a cortar los bananos producidos por la UFC y por

productores nacionales bajo contrato con la compañía190. Los trabajadores, representados por

la Unión Sindical, presentaron un pliego de peticiones en el cual consignaban las demandas de

los trabajadores de las plantaciones: aumentos salariales, mejor atención médica, viviendas

dignas, entre otras. El pliego presentado a la compañía no mencionaba los problemas alrededor

de los despojos de tierras y restricción del uso de aguas para riego. A excepción de la abolición

de los comisariatos o almacenes de la compañía, ninguna de las demandas favorecía

directamente a los campesinos y colonos de la región. Sin embargo, el pliego estaba firmado por

varias organizaciones de colonos y campesinos quienes apoyaron los movimientos huelguistas

en contra de la UFC191. A pesar de los esfuerzos por los trabajadores, no se logró un acuerdo

colectivo con la compañía estadounidense. La huelga terminó con el 5 de diciembre, con una

masacre de los huelguistas por parte de los soldados colombianos.

La abolición de los comisariatos o almacenes de la compañía era una petición que favorecía a los

colonos y campesinos. Al tiempo que los cultivos de banano fueron ganando peso en la región,

en muchos casos sustituyeron paulatinamente a los cultivos para el consumo local como: yuca,

maíz y pastos artificiales para cría de ganado destinado a suplir la oferta de carne de la región.

Pese a que existió una sustitución de cultivos, varios colonos continuaron cultivando alimentos

para el consumo local192. No obstante, es probable que sus ingresos por la venta de dichas

mercancías disminuyeran en la medida en que la UFC se instaló en el departamento. Para el

pago de los empleados, la compañía utilizó vales que sólo podían ser intercambiados por

mercancías en los comisariatos o almacenes de la empresa (ver imagen 14). Estas tiendas eran 189En: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 52. 190Sobre la huelga ver, Mauricio Archila et al. Bananeras, Huelga y Masacre (Bogotá, Universidad Nacional, 2009) 191Para ver pliego de peticiones ver: White, Historia de una ignominia…, 124 – 126. 192Ver: AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291

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abastecidas por los barcos de la UFC que traían mercancía y la vendían en sus almacenes por

debajo del precio comercial193.

Según la investigadora Judith White, la importación de mercancías a través de los comisariatos o

almacenes modificó la dieta y los patrones alimenticios de la población local: “el maíz y la yuca

que antes eran un alimento suplementario local, fueron sustituidos por la harina de trigo y los

enlatados importados”194. Sin embargo, los documentos del fondo de Correspondencia de

Baldíos muestran que los colonos y campesinos en la década del 20, cultivaban productos como

el maíz y yuca195. En este sentido, si bien pudo haber un cambio en la dieta de algunos

pobladores, producto de la venta a menor precio de varias mercancías, no implicó una

modificación absoluta del régimen alimenticio. A pesar de la oferta del mercado y de

fenómenos como el despojo y desplazamiento forzado, los colonos y campesinos continuaron

sembrando cultivos propios de la región, promoviendo usos y prácticas alimenticias propias de

su identidad cultural.

Imagen 14: Bodega y almacén o comisariatos de la UFC en Ciénaga196

193Marcelo Bucheli, Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899 – 2000 (Colombia: Uniandes, 2013), pp. 134 – 135. 194Judith White, Historia de una ignominia (Bogotá: Presencia Ltda, 1978), 43 195Ver, AGN, República, MF - Baldíos, T. 51, f. 1,2,3,9,10,12-15; T. 52, f. 2,3,20; T. 59, f. 258-260, 275-279; T. 61, f. 189-191, 280-282, 286-291 196Colección fotográfica United Fruit Company caja 30, No. 643. Fotografía del 14 de marzo de 1929. Baker Library

Historical Collections, Harvard Business School, consultada 25 abril, 2017,

https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html.

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80

El banano para exportación tampoco se incorporó plenamente en la dieta de las personas de la

zona de influencia de la UFC. Según Álvaro Girón, empleado de la empresa norteamericana, la

fruta que no era seleccionada o no cabía en los barcos no se les daba a las personas porque

éstas casi no la comían. Ese banano se denominaba popularmente cayeye y cuando se quería

insultar a alguien, se le decía que era un come cayeye197.

La venta de mercancías por debajo de los precios comerciales generó disputas entre la UFC y los

comerciantes locales. La compañía norteamericana se convirtió en un competidor directo del

comercio, lo que conllevó a que este gremio apoyara la huelga de 1928. Su apoyo consistió en

suministrar dineros y víveres a los huelguistas para mantener en pie la huelga, a cambio se

incorporó en el pliego de peticiones presentado por los trabajadores a la UFC, la suspensión de

los comisariatos dentro del perímetro de la zona bananera198.

Además de la cesación de los comisariatos, los trabajadores exigieron la construcción de

hospitales y la indemnización por accidentes de trabajo. También exigieron la posibilidad de

tener acceso a instalaciones de vivienda adecuadas, porque según ellos, las condiciones de vida

en las plantaciones eran insalubres y miserables. Según White, los trabajadores que no tenían

vivienda propia y permanecían en la zona o habían traído a sus familias se les asignaba una

pequeña habitación en un campamento, de 25 metros cuadrados, sin las condiciones higiénicas

adecuadas199 (ver imagen 15).

197Testimonio Álvaro Girón (En: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 43). 198Para apoyo de comerciantes a la huelga ver: Arango. “Sobrevivientes de las” …, 55. Y, para ver pliego de peticiones ver: White, Historia de una ignominia…, 124 – 126. 199White, Historia de una ignominia…, 51.

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81

Imagen 15: Campamento de trabajo en las plantaciones de banano del Magdalena200

En contraste, la UFC construyó en varios poblados de la zona, viviendas exclusivas para los

trabajadores de primera clase (ver imágenes 16 y 17). Como se mencionan en los reportes

médicos anuales de la compañía, los trabajadores eran divididos en tres categorías de acuerdo a

su procedencia y actividad e ingreso económico: empleados de primera y segunda clase y no

empleados. Los primeros, eran trabajadores blancos, en su mayoría extranjeros que

desempeñaban labores administrativas. Leandro Meriño, trabajador de la empresa, describió las

viviendas para trabajadores de primera clase:

“Los campamentos que la compañía construyó para los altos empleados extranjeros y nacionales eran verdaderas fincas de recreo, rodeadas de malla como una fortaleza militar. El más importante estaba situado en las afueras de Sevilla y era conocido con el nombre del Prado. Comprendía unas cincuenta viviendas, de un piso, construidas en material, pintadas de blanco y dotadas de servicios modernos” 201.

200Colección fotográfica United Fruit Company caja 30, No. 600. Fotografía del 10 de octubre de 1928. Baker Library

Historical Collections, Harvard Business School, consultada 25 abril, 2017,

https://www.library.hbs.edu/hc/pc/large/united-fruit.html. 201Gabriel, Fonnegra. “Las Bananeras un testimonio vivo”, (Bogotá, Printer Colombia Ltda, 1986), 55

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82

Imágenes 16: Casa de Mr. Bradbury, trabajador de origen sueco de la UFC en Riofrío202.

Imagen 17: Área de recreación en un distrito agrícola en Colombia203

202Pedro Pedraza, República de Colombia, excursiones presidenciales. Apuntes de un diario de viaje (Norwood, EE. UU: The Plimpton Press, 1909, 31. 203United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112.

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83

Los diferentes tipos de vivienda que edificó la UFC en la región segregaron espacialmente a

trabajadores de primera, segunda clase y no trabajadores. Los trabajadores de segunda clase

fueron hacinados en sitios que no contaban con las condiciones propicias para vivir. En

contraste los de primera clase se establecieron en grandes complejos de vivienda que contaban

con todas las comodidades para desarrollar sus estilos y proyectos de vida. Estos dos espacios

diferenciados posibilitaron la construcción de límites físicos que eran empleados para

diferenciar a la población según su procedencia, ingreso y actividad económica. Esta

diferenciación facilitó las oportunidades para la construcción de proyectos vida a los

trabajadores con mayor ingreso económico, mientras que limitó las de los trabajadores de

menor ingreso204.

Por otro lado, los documentos del fondo de Correspondencia de Baldíos muestran que los

productores bananeros establecieron acuerdos con la compañía, siempre y cuando éstos los

beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar sistemas propios de producción y

comercialización de banano. Para 1931, momento en el que la exportación de bananos

disminuyó producto de la contracción de los mercados mundiales, Manuel Dávila Pumarejo,

representante de la Santa Marta Fruit Company y “aliado” de la UFC denunció los atropellos a

los que los industriales nacionales eran sometidos a manos de la empresa estadounidense. En

un documento dirigido al presidente de la República, demostró como la UFC se beneficiaba

mediante la explotación de los agricultores nacionales y, en contravía, del desarrollo de la

industria nacional205.

Los empresarios nacionales acusaron a la UFC de monopolizar la industria bananera a través del

acaparamiento de: tierras, agua y el único medio de transporte para sacar la fruta al puerto de

Santa Marta: el ferrocarril206. Como respuesta a estos hechos, se consolidaron varias iniciativas

204United Fruit Company, “Annual Report, Medical Department – UFC” (Boston, UFC, 1929), 112. 205AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 230-233. 206Ver, AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 105-106, 122, 126, 134, 210-212.

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84

nacionales para competir contra la compañía estadounidense207. En 1930, Juan B. Calderón,

miembro del Concejo Municipal de Ciénaga y antiguo aliado para los desmontes de la UFC,

consolidó la Cooperativa Bananera de Colombia. Ésta pretendía formar una base independiente

de la UFC que posibilitara el desenvolvimiento de capitales distinto en una misma actividad, con

el objetivo de evitar un monopolio de la industria208.

La Cooperativa inició con el cultivo de 1.000 hectáreas ubicadas en la margen izquierda del río

Fundación. Su ubicación estuvo determinada por la cercanía a los ramales del ferrocarril y por el

acceso al agua del río. Los primeros embarques de banano fueron realizados a Inglaterra,

mediante un convenio con la compañía Robert Brinning de Liverpool. A inicios de 1931, la UFC

impuso un embargo sobre la fruta que llegó a Inglaterra, aduciendo que era de su propiedad.

Como respuesta a los señalamientos de la UFC, los miembros de la Cooperativa solicitaron la

intervención del Ministerio de Industrias. Al parecer la UFC inició una campaña para demeritar y

obstaculizar la producción bananera de la Cooperativa209. Como resultado de la campaña

iniciada por la empresa estadounidense, la casa comercial Robert Brinning canceló el contrato

celebrado con la Cooperativa Bananera Colombiana, lo que imposibilitó que ésta mantuviera sus

exportaciones. De esta manera, la UFC se mantuvo como la única compañía compradora de

fruta hasta 1930, momento en el que sus actividades disminuyeron producto de la Gran

Depresión y de una serie de huracanes que azotaron la Costa Atlántica.

De esta forma, puedo concluir que la forma de producción del monocultivo de banano incidió

de forma dominante en las esferas de la vida económica, social y política de los diferentes

sectores de la población que habitaban en la región. A partir de esta producción se transformó

abruptamente el paisaje generando conflictos por el acceso de los recursos productivos – tierra,

agua y fuerza de trabajo –. No obstante, colonos, campesinos, trabajadores asalariados del

ferrocarril y el muelle y empresarios nacionales construyeron diferentes mecanismos de

207Sobre otras iniciativas, ver: Marcelo Bucheli, Bananas and Business: The United Fruit Company in Colombia, 1899-2000 (Nueva York: New York University, 2005); The United Fruit Company in Colombia: Labor, Local Elite, and Multinational Enterprise, 1900-1970 (California: Stanford University, 2002) 208AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 134. 209AGN, República, MF – Baldíos T. 60, f. 198-204.

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resistencia en contra de los esfuerzos de control social ejercidos por la UFC, principal promotor

de la transformación de la región en zona bananera. Fueron las condiciones de los trabajadores

asalariados y de los empresarios nacionales, más que las transformaciones en el paisaje, las que

posibilitaron articular los intereses de estos sectores de la población y los llevaron a denunciar y

organizarse en contra de las acciones de la UFC. Aunque los denuncios iban dirigidos

principalmente hacia las pésimas condiciones laborales a las que estaban sometidos, éstas

también tenían que ver con la transformación del paisaje en el sentido que defendían el

mantenimiento de sistemas productivos tradicionales, que eran los que les podían asegurar su

subsistencia.

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Conclusiones

Entre 1900 y 1930, la industria bananera fue el modelo económico, cultural y espacial mediante

el cual se transformó lo que hoy se denomina zona bananera del Magdalena. La transformación

de este paisaje se inscribió en relaciones de poder desiguales que implicaron prácticas de

exclusión sobre el acceso y uso de la tierra y el agua. La United Fruit Company (UFC) y los

sectores locales de mayores recursos económicos (empresarios y terratenientes nacionales)

excluyeron a los colonos y campesinos del goce de estos recursos.

La instauración de un modelo paisajístico basado en el monocultivo de banano favoreció la tala

de grandes extensiones de bosques. La deforestación provocó un cambio en el uso del suelo

que posiblemente alteró negativamente las condiciones físicas del mismo y de su entorno.

Durante los procesos de siembra y producción de quemas de residuos de la superficie forestal,

existió una pérdida del hábitat de algunas especies, lo que afectó negativamente la flora y fauna

de la región.

Asimismo, este modelo posibilitó que la compañía estadounidense y los empresarios nacionales

se apropiaron de grandes extensiones de tierra en el departamento. La apropiación de terrenos

estuvo acompañada de prácticas de despojo y desplazamiento forzado de los sectores más

empobrecidos de la región. A través de estas prácticas, numerosos campesinos y colonos

migrantes fueron transformados en trabajadores asalariados. Este cambio en la figura jurídica –

de colonos a arrendatarios – implicó un doble despojo, se les despojó de la tierra, entendida no

sólo como la porción de suelo, sino como un territorio socialmente construido, y de una parte

de su fuerza de trabajo. Asimismo, el monocultivo de banano se tradujo en una transición de la

agricultura de subsistencia basada en cultivos para el consumo local como: yuca, maíz y pastos

artificiales para cría de ganado destinado a suplir la oferta de carne de la región, a la producción

comercial de bananos para exportación a los mercados extranjeros. Es de suponer que los

cambios a los que la población se vio sometida, acarrearon un empobrecimiento económico,

rupturas en las formas de cohesión social y efectos psicológicos importantes a nivel individual.

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Dado que el régimen de lluvias en la región se caracteriza por una temporada seca y una

húmeda y el banano requiere constantemente un nivel de agua regular: no seco, no abundante.

Los cuerpos hídricos que desembocan en la Ciénaga Grande fueron desviados y represados para

consolidar un sistema de riego basado en canales que posibilitara continuamente el transporte

de agua a las plantaciones. De esta manera, se adecuó el paisaje en función de la producción a

gran escala del banano. Las obras hidráulicas construidas por la UFC, empresarios nacionales y

el Estado causaron escasez de agua en ciertos lugares e inundaciones en otras, lo que impactó

negativamente los suelos, la vegetación, la fauna silvestre y la vida de los habitantes en la

región.

El acceso y disfrute del recurso hídrico entre los diferentes sectores poblacionales de la región

estuvo mediado por las dinámicas materiales impulsadas por los requerimientos de la industria

bananera. Paradójicamente, los cultivadores de banano demandaron agua de los cuerpos

hídricos de menor caudal (Riofrío, Sevilla y Orihueca) empleando la totalidad de éstos. Es

factible que se empleara la totalidad del caudal de estos tres ríos debido a que se encontraban a

menor distancia del puerto de Santa Marta, lugar donde se embarcaban los bananos para ser

exportados a los mercados extranjeros. Esta práctica generó una escasez hídrica en la región, la

cual había sido caracterizada a inicios del siglo XX, por la abundancia de sus aguas.

Del mismo modo que sucedió con el suelo y la tierra, los actores de mayores recursos

económicos excluyeron a los de menores del goce de este recurso. La UFC restringió el acceso y

uso del agua a colonos, campesinos y empresario nacionales. A estos sectores de la población se

les limitó la cantidad de agua empleada para sus actividades cotidianas a cambio de mantener el

contrato de compra de la fruta. Asimismo, la compañía norteamericana usó las obras hidráulicas

para inundar terrenos de colonos y campesinos con el objetivo de dañar sus cultivos y, de esta

manera, apropiarse de la tierra. Las diferentes prácticas alrededor del agua entre empresarios

internacionales y nacionales, campesino y colonos, evidencia que no todas las personas sufren

la escasez o abundancia de agua de la misma manera. En la zona de influencia de la compañía,

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los procesos de escasez o abundancia de agua no respondieron únicamente a la cantidad de

agua presente en la región, sino al uso que se le dio a la misma. La cantidad de agua no fue el

único factor que transformó las fuentes hídricas de la región, la calidad del agua se vio alterada

producto de las campañas y de salud desplegadas por la compañía estadounidense y,

posiblemente, por el uso de fertilizantes para el aumento y aceleración de la producción de

banano.

Los conflictos por el acceso y uso de la tierra y el agua se incrementaron en la década del 20,

momento en el que la industria tuvo un auge en la producción intensiva de fruta para la

exportación. A pesar de las prácticas de exclusión ejercidas, principalmente, por la UFC, los

habitantes resistieron a los esfuerzos de control social de la industria bananera. Durante este

periodo colonos, campesinos, trabajadores asalariados del ferrocarril y el muelle y empresarios

nacionales consolidaron diversos mecanismos de resistencia en contra de los esfuerzos de

control social ejercidos por la UFC. Estos mecanismos adoptaron diferentes formas: primero, los

colonos y campesinos resistieron contra el desalojo y pérdida de sus tierras a través de los

constantes denuncios dirigidos al Ministerio de Industrias en Bogotá, en estos describían su

situación y reclamaban protección. Igualmente, varios de ellos continuaron cultivando

productos como yuca y maíz para el consumo local, lo que implicó una doble resistencia: por un

lado, la homogenización del paisaje bajo el cultivo de banano y, por otro, el mantenimiento de

las prácticas alimenticias propias de la región. Asimismo, colonos, campesinos y trabajadores

asalariados constituyeron sindicatos y organizaron diferentes huelgas exigiendo mejores

condiciones de trabajo. Finalmente, los empresarios nacionales establecieron acuerdos con la

compañía, siempre y cuando éstos los beneficiara. Cuando no los favorecía, buscaron consolidar

sistemas propios de producción y comercialización de banano.

En este sentido, la zona de influencia de la compañía no puede ser analizada como un enclave

donde se desarrollan formas enquistada y con vida propia al margen del contexto nacional. A

pesar del poderío que la compañía estadounidense consolidó en la zona, los colonos,

campesinos, trabajadores asalariados y empresarios nacionales desplegaron prácticas en busca

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de sus intereses que, en varias ocasiones, iban en contravía de los intereses de la compañía

norteamericana. Los diferentes grupos sociales de la zona escogieron estratégicamente a qué

autoridades estatales acudir para lograr materializar sus intereses en relación con la apropiación

o defensa sobre el acceso y uso de los recursos. El papel de las autoridades locales varió de

acuerdo a los intereses que cada funcionario tenía. Aunque en las fuentes consultadas se

denuncian los sobornos que la UFC realizó a funcionarios públicos, en diversas ocasiones el

accionar de la empresa norteamericana estuvo limitado por los funcionarios de las instituciones

estatales (Ministerio de Industrias, Comisión de Baldíos, gobernación del Magdalena y alcaldías

municipales). De esta manera, el Estado funcionó como un espacio de negociación de intereses

de la sociedad donde los actores tuvieron mayor o menores capacidad de incidir en la actuación

estatal de acuerdo a sus capacidades económicas y relaciones con la clase política local y

nacional. Como sea, la operación de la UFC no se caracterizó por su aislamiento del entorno,

sino por su profunda vinculación con el mismo. Los enclaves no operan en el vacío, es

precisamente su necesidad de transformarlo lo que los caracteriza. Pero ese entorno tampoco

es arcilla dúctil. Es el conflicto y la negociación, en últimas, una intensa interrelación, lo que

caracteriza la relación del entorno con el enclave.

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Anexos

Anexo 1: Exportación racimo de banano, departamento del Magdalena (1892 – 1935)210

210Rafael Uribe Uribe, El Banano, conferencia dictada por Rafael Uribe Uribe ante la Sociedad de agricultores de Colombia (Bogotá, Congreso de la República, 1908),75. Y, Manuel Díaz Granados, Geografía Económica del Magdalena Grande (1946 – 1955) (Santa Marta, Fondo de Publicaciones de Autores Magdalenenses. Instituto de Cultura del Magdalena, 1996),286-290.

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Anexo 2: Limitaciones a migraciones de jamaiquinos al país

Consulado de Colombia – Kingston, 6 octubre de 1910. 20 East Street

Señor Jefe del Resguardo, Santa Marta.

Señor:

Debo poner en conocimiento de usted que la United Fruit Company empieza a establecer

una corriente de inmigración entre esta isla y este puerto. Lleva trabajadores para

emplearlos en sus plantaciones de bananos en esa región. He informado al

superintendente de dicha compañía aquí que los emigrantes a Santa Marta deben ir

provistos del respectivo pasaporte de este consulado, pero este señor me ha contestado

por teléfono, que no cree que la inmigración deba llenar en este consulado requisito

alguno, desde el momento mismo que en Santa Marta no existe ni vigilancia ni sanidad.

He escrito al Señor Ministro sobre el particular, y espero sus instrucciones por cable. El

asunto es de vital importancia; 1. En esta ciudad existe una enfermedad muy contagiosa

conocida bajo el nombre tracoma, por lo cual se hace necesario que todo inmigrante de

éste a ese puerto, vaya provisto de un certificado médico debidamente legalizado en este

consulado, sin el cual no se le permitirá su desembarque. 2. Como esta inmigración es la

que menos le conviene fomentar a nuestro país, por componerla – gentes de pésimas

costumbres que apenas van a esta región a abaratar el jornal con perjuicio del trabajador

colombiano –, debe exigírseles a cada inmigrante la presentación del pasaporte de este

consulado. No se extenderá dicho pasaporte a individuos que hayan sufrido condena, por

lo cual cada inmigrante tendrá que presentar en este consulado un buen testimonio de

buena conducta, de personas conocidas en esta isla.

Es verdad que nuestro país necesita de inmigración, pero gente sana, blanca, de buenos

hábitos, que se establezcan en el país con sus familias y que desarrollando nuestras

riquezas naturales y estableciendo industrias útiles, formen una corriente de circulación

monetaria.

Es bueno que usted informe al superintendente de la United en ese puerto de los

requisitos que debe llenar en este consulado la inmigración.

De usted muy atento y seguro servido,

F. López Pomareda211.

211Carta transcrita en: Venancio Bermúdez, Aportes socioculturales, 320 – 321.

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Anexo 3: Adjudicación baldíos nacionales. Zona Bananera del Magdalena, 1892 –

1931212.

Año Adjudicatario Municipio Hectáreas

1892 Gregorio Beltrán San Juan del Córdoba 22

1895 M. Concepción de Durán San Juan del Córdoba 3385

1896 Luis Porto Aracataca 410

1897 Teotiste Maya San Juan del Córdoba 190

1899 Sergio Rosellón San Juan del Córdoba 1000

1904 Sergio Rosellón Puebloviejo 1003

1908 Ulpiano Valenzuela & Cía. San Juan del Córdoba 285

1913 David Ferrero Aracataca 1921

1913 Luis Castañeda Aracataca 50

1914 Roberto Guerrero Aracataca 2010

1915 Luis Díaz Granados Aracataca 595

1916 José Páez Castro Aracataca 1050

1916 Julio Correa Aracataca 1002

1916 Ramón Demetrio Morán Aracataca 1000

1916 Manuel Vengochea Aracataca 764

1916 Francisco Campuzano Puebloviejo 150

1917 Manuel Pérez Aracataca 2399

1919 Carlos Ferrero Aracataca 831

1920 Charles Gautier Aracataca 587

1920 Ricardo Correa Puebloviejo 450

1920 Anastasio Escorcia San Juan del Córdoba 289

1921 Francisco Dávila Aracataca 1968

1923 Gral. Florentino Manjarrés Puebloviejo 2397

1923 Lorenzo Arrieta San Juan del Córdoba 1285

1923 Daniel Robayo Aracataca 571

1923 Heliodoro Pinilla San Juan del Córdoba 301

1923 Manuel Gómez San Juan del Córdoba 300

1924 Alberto Zúñiga Aracataca 2035

1929 García & Cía. San Juan del Córdoba 183

1931 José de la Cruz Aracataca 20

TOTAL 28453

212AGN, República, MF – Baldíos, T. 59, f. 160 – 164; T. 61, f. 36 – 41