aula digital

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eleducador Abril 2010 35 TECNOLOGíA M IENTRAS SUPERAMOS LA primera década del siglo XXI, denominada de la revolución digital, podemos reconocer en las di- ferentes instituciones educativas de Latinoamérica la instalación de las ya conocidas aulas digitales, las cuales prometen ambientes de aprendizaje más dinámicos y motivadores para los estudiantes, al poseer en una infra- estructura de portátiles, videobeam y tableros digitales. Al igual que la implementación de los computado- res portátiles o del celular en la vida cotidiana, el proceso de inclusión de las TIC -Tecnologías de Información y Comunicación- en los salones de cla- se, ha sido tan rápido e imperceptible que resulta difícil determinar dónde y en qué momento comenzó exacta-

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Page 1: AULA DIGITAL

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2010

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TECNOLOGíA

MIENTRAS SUPERAMOS LA primera década del siglo XXI, denominada de la revolución

digital, podemos reconocer en las di-ferentes instituciones educativas de Latinoamérica la instalación de las ya conocidas aulas digitales, las cuales prometen ambientes de aprendizaje más dinámicos y motivadores para los estudiantes, al poseer en una infra-estructura de portátiles, videobeam y tableros digitales. Al igual que la implementación de los computado-res portátiles o del celular en la vida cotidiana, el proceso de inclusión de las TIC -Tecnologías de Información y Comunicación- en los salones de cla-se, ha sido tan rápido e imperceptible que resulta difícil determinar dónde y en qué momento comenzó exacta-

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mente; sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que dicha inclusión surgió de la transfor-mación de los salones de clase tradicionales y la exigencia de los estudiantes o “nativos di-gitales”, como los llama esta era, de lenguajes diferentes que desarrollen sus capacida-des cognitivas a través de he-rramientas tecnológicas.

Con las aulas de clase tra-dicionales podemos identificar nuestros salones actuales en la disposición del tipo parisino de finales del siglo XVIII, típico del auge de una revolución in-dustrial que concretó las pro-fesiones tal como las conoce-mos hoy en día y describió e implementó nuestro sistema educativo actual a partir de ellas. El problema es que ya no estamos en la revolución industrial, sino en la revo-lución digital, donde las instituciones educativas preparan a estudiantes para trabajos que aún no existen, por lo que conservar las mismas estructu-ras de educación resulta insuficiente para los nuevos alumnos que se están formando, quienes demandan la nece-sidad de acceder a una gran cantidad de información a través de mecanis-mos novedosos.

Teniendo en cuenta las caracterís-ticas de un nativo digital como el rea-lizar varias tareas a la vez – multitarea -; manejar una agilidad única con sus pulgares; consumir información de ma-nera masiva, no en contenidos com-pletos, sino en párrafos y/o oraciones concretas sobre un tema; ser intuitivo con cualquier tipo de interfaz; tomar decisiones rápidamente y no impresio-narse fácilmente, gracias al contacto permanente al internet, la televisión, los videojuegos o el celular, se impo-nen cambios en el salón de clase que logren atender los requerimientos pro-ducto de estas cualidades, específica-mente respecto a las metodologías de enseñanza, ya que los contenidos

que actualmente se ven en un libro

o en internet pueden ser más accesi-

bles para ellos si son presentados en

un tablero digital. Así mismo, estas

características son reconocidas tam-

bién por los padres, quienes al esco-

ger la institución óptima para sus hijos, no sólo se preocu-pan por las certificaciones o los idiomas que enseñen, sino también por los mecanismos tecnológicos que faciliten los procesos de aprendizaje de estos.

Sin embargo, el reconoci-miento de esta exigencia debe ser progresivo y la decisión de implementación de estas nue-vas tecnologías, gradual, pues los cambios abruptos pueden causar que las instituciones no reconozcan completamen-te las ventajas de inclusión de las TIC y no sean capaces de afrontar las dificultades que la modernidad depara. Por esta razón, lo primero que

deben hacer los establecimientos educativos frente a estas transforma-ciones es identificar las condiciones en las que se encuentran, analizar las reflexiones de los docentes ante la in-novación, sus temores y motivaciones al respecto, las capacidades de éstos frente al uso de herramientas tecno-lógicas y la disposición de contenidos para usar con las mismas. Una vez de-terminado lo anterior y al reconocer que la implantación de la tecnología en el salón de clase es inevitable, el éxito en el proceso está garantizado, así como asegurada la posibilidad de dejar de ser un migrante para devenir en un nativo digital que entienda y utilice el idioma de la tecnología para el mejor provecho de la educación contemporánea.

En conclusión y en el peor de los casos, las aulas digitales pueden ser vistas como una moda que a corto plazo se convertirá en necesidad, pero depende totalmente de la institución educativa la forma y la velocidad de implementación, según las caracte-rísticas propias de los actores que la componen (infraestructura, docentes, estudiantes).

Estas características

son reconocidas por los padres,

quienes se preocupan por

los mecanismos tecnológicos que faciliten

los procesos de aprendizaje