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6 al 8 de Mayo. – Viaje a MURCIA, CARAVACA DE LA CRUZ y ALCANTARILLA.

En este viaje participamos 45 personas: 39 asociados, con sus acompañantes y 6 invitados.

Desde Madrid a Murcia hay una excelente autovía, que nos permitió llegar a esa capital a la hora de comer. Recogimos las llaves de nuestras habitaciones en el Hotel NH Amistad, pasando inmediatamente a sus comedores para el almuerzo de ese día. Poco después, salimos a pié a hacer la visita de la ciudad, atendiendo a las indicaciones y explicaciones del guía. La lluvia deslució esta parte del viaje, pero no impidió que disfrutásemos con la contemplación de las importantes obras de arte que encierra Murcia.

Nos dirigimos en primer lugar al Museo Salzillo, que visitamos detenidamente. Se accede al museo a través de la puerta renacentista del antiguo palacio de Riquelme, con lo que el recorrido se inicia en la segunda planta, desde la que divisan las cúpulas del antiguo convento y de la propia iglesia de Nuestro Padre Jesús, que alberga la parte principal del museo.

Éste ha sufrido recientemente una profunda remodelación, terminada en 2002, a manos del arquitecto Yago Bonet Correa. El museo contiene lo más importante de la obra del genial escultor, que incluye a los célebres pasos de Semana Santa, que son sacados a la calle cada Viernes santo y un monumental Belén.

Los que no conocíamos el museo quedamos impresionados, tanto por las maravillosas imágenes de Salzillo, como por la espectacular presentación que de ellas hace el museo en su actual disposición. Sin embargo, los que lo conocían en su disposición anterior, echaban de menos la cercanía con que antes podía contemplar el público las imágenes, especialmente en el caso del Belén.

Desde allí, callejeamos, a través de la plaza de las Flores, hasta la zona monumental, que comprende el

Ayuntamiento, el Palacio Episcopal y el de la Comunidad Autónoma, a orillas del Segura, así como la Catedral, cuyo exterior contemplamos detenidamente, especialmente su fachada del siglo XVIII, que sustituyó a otra anterior, de la que se han conservado algunas esculturas y la esbelta torre de cinco cuerpos, de variados estilos. A pesar de la lluvia, que no nos abandonó, paseamos por la popular calle de la Trapería, parándonos a visitar el ostentoso interior del Casino, así como el moderno teatro Romea. Después, cada uno aprovechó a su manera el tiempo libre restante, hasta volver al alojamiento.

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El miércoles, la lluvia había cesado e incuso se insinuaba el sol. Después de desayunar, salimos hacia Caravaca de la Cruz, por una flamante autovía recién inaugurada. El motivo de este viaje, además de su indudable interés turístico, era de ganar el Jubileo, según el privilegio concedido por S. S. Juan Pablo II para que Caravaca celebre un Año Santo o Jubileo de la Vera Cruz cada siete años, a partir precisamente de éste. Esta concesión, que antes sólo ostentaban Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana, se debe a que Caravaca guarda también un “lignum crucis”, o sea un trozo del leño donde fue crucificado Cristo, que se conserva en el interior de un relicario en forma de cruz de origen oriental y aspecto patriarcal, con dos brazos horizontales.

La semana anterior a nuestra llegada habían concluido las

fiestas de “Los Caballos del Vino”, curiosa celebración que pudimos estudiar con detenimiento en el “Museo de la Fiesta”.

La Santísima y Vera Cruz se guarda en el Santuario de la Vera Cruz, situado en el interior de un castillo que fortificaron los templarios en el siglo XIII, aprovechando los restos de una construcción árabe. El santuario se comenzó a construir a principios del siglo XVII y se concluyó en el XVIII. Tanto el interior como el

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exterior son singularísimos y de gran belleza, y fueron minuciosamente explicados por nuestro guía.

El acto religioso se inició en Iglesia de El Salvador, magnífica construcción, aunque no llegó a terminarse con las dimensiones proyectadas inicialmente, desde donde subimos procesionalmente hasta el Santuario. Allí se celebró la eucaristía y se impartió la bendición del Jubileo. Nuestro Presidente hizo un ofrecimiento en nombre de la Asociación. Reproducimos a continuación el texto de la ofrenda:

Asociación de Personal Docente Jubilado

de la Universidad Politécnica de Madrid

7 de mayo de 2003

Jesús Sacramentado y Venerado Lignum Crucis

de Caravaca de la Cruz:

Estamos aquí, postrados a tus pies, con el cariño y humildad que los hijos de la Iglesia te deben.

Todos los componentes de la Asociación de Profesores Jubilados de la Universidad Politécnica de Madrid, los presentes y los que por cualquier causa no pueden estar aquí, te rendimos fidelidad, amor y pleitesía.

A ti, Señor Jesucristo, te damos gracias por habernos dado la alegría de llegar a esta Ciudad, distinguida por el pontífice nuestro Santo Padre el Papa Juan Pablo Segundo para poder celebrar cada siete años un Año Santo Jubilar.Al reunirnos aquí, en comunión de fe con los demás peregrinos llegados de todas las tierras del mundo, damos, públicamente, testimonio de nuestra fe y nuestro agradecimiento porque, después de tantos años de docencia, podemos estar a tus pies solicitando las gracias del jubileo.

Danos, Señor Jesús, para nuestras familias, nuestra Patria, la Universidad española y para todos los educadores del mundo, la Paz y Justicia que tu predicaste y que con la mediación de tu madre María y madre nuestra solo tu puedes darnos.

Que el regreso a nuestras casas sea feliz para cantar tus glorias entre todos. Amén

A todos los que quisieron ganar el Jubileo les fue extendido un diploma que les servirá como recuerdo. Reproducimos en la página siguiente uno de los diplomas.

Hicimos una completa visita a la agradable población de Caravaca, incluyendo, por ejemplo, el Templete, donde nos explicaron la ceremonia de bendición del agua que se realiza cada año.

La comida la realizamos en un restaurante situado en “Las Fuentes del Marqués”, un paraje delicioso situado en las inmediaciones de Caravaca, que debe su nombre a unos generosos manantiales de agua que fueron propiedad de los Marqueses de San Mamés y que convierten el lugar en un oasis con variada y bella vegetación. En un torreón atribuido a los templarios, se visita hoy día un “Centro de Interpretación de la Naturaleza”, con

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atractiva presentación de la geología, flora y fauna de la zona. Las nubes nos respetaron esta vez y pudimos dar un agradable paseo. El restaurante resultó también grato para todos los asistentes. Regresamos a Murcia a tiempo para dar una vuelta por la ciudad y retirarnos a nuestras habitaciones.

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El Jueves comenzaron de nuevo las lluvias. Tras el desayuno, nos dirigimos a la Base Aérea de La Alcantarilla, situada en las inmediaciones de Murcia.

Nos recibió el Jefe de la Base Aérea Coronel D. Gonzalo Fernández Curbero, que nos proyectó un video con la actividades de la Unidad y lamentó que la visita hubiera que reducirse las instalaciones, sin la demostración aérea, que era imposible realizar con el tiempo de lluvias que nos había tocado.

Durante la visita fuimos atendidos por los dos Ingenieros destinados en la Base (Teniente Coronel y Comandante del Cuerpo Militar de Ingenieros Técnicos del Ejército del Aire) Al final de la visita, se nos hizo una fotografía de familia bajo el ala de un Junker, JU 52, y se nos sirvió un aperitivo.Con este acto terminó nuestra visita y volvimos al hotel para comer y salir para Madrid.

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