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ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE PRESUPUESTO PÚBLICO N° 42 Marzo - abril 2000 ASIP

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ASOCIACIÓN INTERNACIONALDE PRESUPUESTO PÚBLICO

N° 42Marzo - abril 2000

ASIP

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ASOCIACIÓN INTERNACIONALDE PRESUPUESTO PÚBLICO

Avenida Belgrano 1370, 5° Piso, (1093)Buenos Aires, Argentina

Tel / Fax: (5411) 4381-2139/9386E-Mail: [email protected]

www.asip.org.ar

NÓMINA DE AUTORIDADES

CONSEJO DIRECTIVO

Presidente: Mana Jesús Sáez López (España)Vice Presidente 1 ro.: Roberto Martirene (Argentina)

Vice Presidente 2do.: Angel Gelir Rodriguez Tello (Guatemala)Secretario: Jorge Cuevas Morales (Ecuador)Vocal Titular 1 ro.: Carlos González (Panamá)

Vocal Titular 2do.: Edmundo Conde Zamorano (Colombia)Vocal Suplente 1 ro.: María Virgen Pérez (Puerto Rico)

Vocal Suplente 2do.: Carlos Altamirano Toledo (México)Vocal Suplente 3ro.. Germán Molina Díaz (Bolivia)

Vocal Suplente 4 to.: Elio Amat Brache (Cuba)Vocal Suplente 5to.: Adrián Gómez (Honduras)

CONSEJO DELIBERANTE

Presidente: Antonio Amado (Brasil)Vice Presidente 1 ro.: Maria Cristina Urdaneta (Venezuela)Vice Presidente 2do.: Delfina Vargas Sanabria (Costa Rica)

Secretario: Expidio Palacios (Paraguay)

AUDITORES

Auditor Titular: Oscar Berrueta (Uruguay)Auditor Suplente: Gonzalo Valdivia (Chile)

SECRETARÍA EJECUTIVA

Secretario Ejecutivo: Eduardo Delle Ville (Argentina)Director de Capacitación: Marcelo Luis Acuña (Argentina)

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REVISTAINTERNACIONALDEPRESUPUESTOPUBLICO 42

Mareo / AbRil 2000AÑO XXVIIN° 42

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Revista Internacional dePRESUPUESTO PÚBLICO

Marzo -Abril 2000

Comité EditorialConsejo de Redacción:

ANTONIO AMADO, Asociación Brasileñade Presupuesto Público.

ROBERTO MARTIRENE, Asociación Argentinade Presupuesto Público.

OSCAR BERRUETA COLOMBO, Asociación Uruguayade Presupuesto Público

MARÍA JESÚS SAEZ LÓPEZ, Asociación Españolade Presupuesto Publico

Director:EDUARDO DELLE VILLE, Asociación Internacional

de Presupuesto PúblicoSecretario de Redacción:

MARCELO LUIS ACUNA, Asociación Internacionalde Presupuesto Público.

Propósito y objetivos: La Revista Internacional de Presupuesto Públicoes editada por la Asociación Internacional de Presupuesto Público (ASIP)y tiene como objetivos divulgar y fomentar las prácticas y los marcosteóricos que ayuden a aumentar la eficacia y estimular el desarrollo demodernas técnicas presupuestarias. Se publica periódicamente en for-ma cuatrimestral.Editor Responsable: Asociación Internacional de Presupuesto Público.Colaboraciones: La Revista Internacional de Presupuesto Público aceptacolaboraciones de autores vinculados a las asociaciones miembros de laASIP. Los artículos no deberán, en lo posible, exceder las veinte paginastamaño carta escritas a doble espacio y deberán ser remitidos a la sedede la ASIP en la ciudad de Buenos Aires.Suscripciones: La suscripción a la Revista Internacional de PresupuestoPúblico se realiza en la sede Buenos Aires de la ASIP consignando los si-guientes datos:

Nombre Números solicitados Ciudad Estado CódigoPostal País Teléfono

Números atrasados: Los números atrasados pueden ser solicitados a lasede de la organización en Buenos Aires conforme a las condiciones in-dicadas para las suscripciones.

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INDICE

Nota editorial 7

Artículos:

Capacidad Fiscal LocalFreda S. Johnson y Diana L. Roswick

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Un nuevo Pacto Fiscal: la propuesta de la CepalEugenio Lahera P. 49

Límites y potencialialidades del presupuesto participativoValdemir Pires 81

Estados demasiado grandes y demasiado chicosAlberto Alesina 123

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Nota editorial

El Estado provee bienes y servicios en función de las deman-das de la sociedad y esa' actividad está expresada en el pre-supuesto público. El equilibrio presupuestario es hoy defen-dido por progresistas y conservadores porque ambos coinci-den en señalar que ésta es una condición necesaria paraoperar con eficacia en una economía globalizada y altamen-te competitiva. Una segunda cuestión es analizar los casosen que los presupuestos pueden ser equilibrados con unagestión a la vez ineficiente. Es por eso que hoy en día existeuna gran preocupación por lograr que las prestaciones pú-blicas sean eficaces para que el Estado contribuya, de estamanera, a la productividad global de la economía.

Algunas cuestiones, tales como la capacidad fiscal de losgobiernos locales y nacionales, la necesidad de realizar acuer-dos políticos que mejoren el gasto, la gestión y la posibilidadde incorporar más activamente a la sociedad en las decisio-nes, son centrales para alcanzar los objetivos mencionados.Muchos de estos importantes factores son analizados en losartículos incluidos en la presente edición de la Revista Inter-nacional de Presupuesto Público.

El artículo de Freda Johnson y Diana Roswick, tituladoCapacidad Fiscal Local, tiene por objetivo examinar la capaci-dad de las jurisdicciones locales y las dificultades que éstasenfrentan para generar ingresos a través de sus propios me-dios, como un aspecto esencial de los esfuerzos que realizanlos gobiernos locales en los Estados Unidos para financiar susprogramas.

Eugenio Lahera, en un trabajo denominado Un NuevoPacto Fiscal: la Propuesta de la CEPAL, argumenta que la ro-bustez o la fragilidad de las finanzas públicas está vinculadaa la existencia de un acuerdo politico explícito o implícito en-tre los distintos sectores sociales, expresado a través de unpacto fiscal que refleje el consenso activo sobre la cantidad

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del gasto y la calidad de la gestión de los recursos del sectorpúblico.

Valdemir Pires es autor del trabajo candidato al PremioAnual ASIP al mejor ensayo sobre temas presupuestarios y definanzas públicas, que lleva por título Limites y potencialida-des del presupuesto participativo, en el que se analiza el sur-gimiento y la evolución del presupuesto participativo en Bra-sil, como así también los aspectos más promisorios y signifi-cativos de su metodología.

Alberto Alesina es el autor de Estados demasiado grandesy demasiado chicos, un incisivo trabajo en el que se analizanla composición y eficiencia de los programas gubernamenta-les en los países desarrollados y subdesarrollados para evitarlos niveles de desigualdad social inducidos por el mercado.

Este número de la Revista Internacional de Presupuesto Pú-blico contiene, sin dudas, material actualizado en el que se de-baten con lucidez y capacidad técnica muchos de los princi-pales temas que hoy preocupan a los especialistas en temaspresupuestarios y de finanzas públicas.

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Capacidad fiscal local*

Freda S. Johnson / Diana L. Roswick

La capacidad fiscal se puede definir en general como la capa-cidad de una jurisdicción para generar impuestos y otros in-gresos de sus propias fuentes. La capacidad fiscal es esencialpara todas las jurisdicciones, grandes y pequeñas, porque losgobiernos locales necesitan recursos financieros para llevar acabo sus funciones. Para tomar cualquier decisión política -yasea que la decisión traiga aparejado potenciales nuevas emi-siones de bonos, nuevos programas operativos, o ampliacio-nes de programas existentes- un paso clave en el proceso detoma de decisiones es evaluar la capacidad fiscal disponiblepara apoyar dicha decisión.

Para analizar la capacidad fiscal local, varios puntos de-ben tenerse en cuenta. Primero, los gobiernos locales soncriaturas de un Estado y los parámetros de la capacidad fis-cal de una comunidad son definidos por la Constitución, lalegislación y las reglamentaciones del Estado. Una diferenciaclave entre la capacidad fiscal de los Estados y la de las loca-lidades es el alcance; el Estado tiene a su disposición -como

" El presente artículo es una traducción del Capítulo 10 de la obra LocalGovernment Finance, editada por John Petersen and Dennis Strachota. Hasido incluido en esta edición de la Revista Internacional de PresupuestoPúblico con la autorización de la Government Finance Officers Association delos Estados Unidos y Canadá.

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mínimo en primera instancia- todas las bases impositivas yde ingresos dentro de sus límites. Una localidad tiene aque-llos que le han sido otorgados por la Constitución o la legis-latura estadual

Segundo, las diferencias en la capacidad fiscal entre lasentidades gubernamentales pueden reflejar sus distintos ro-les. Los gobiernos de propósitos generales, tales como conda-dos y ciudades, tienen a menudo más capacidad fiscal que lasjurisdicciones de función limitada, tales corno distritos esco-lares, distritos sanitarios, distritos bibliotecarios o distritos deparques. Esta disparidad refleja las responsabilidades de ser-vicios más amplias del típico gobierno de propósitos generalesy está basada en sus funciones históricas y mandatos esta-duales. Ciertos tipos de distritos de función especial, más no-tablemente los distritos escolares, reciben con frecuenciamontos sustanciales de ayuda estadual y necesitan basarsemenos en los recursos locales para proveer fondos.

Tercero, aun entre tipos de jurisdicciones similares, la ne-cesidad de capacidad fiscal es relativa; las distintas comuni-dades requerirán distintos montos. En consecuencia, la capa-cidad fiscal deberá evaluar en el contexto el papel económicode una jurisdicción, el alcance de sus necesidades operativasy de capital, y el costo de la prestación del servicio. Es típicoque un gobierno local que brinda una amplia gama de servi-cios necesitará más capacidad fiscal que otro que tiene un pa-pel más limitado. Siendo todo lo demás igual, es probable queuna comunidad que está creciendo rápidamente y que debeefectuar mejoras de capital sustanciales necesite más capaci-dad fiscal que aquella comunidad madura con una infraes-tructura bien mantenida que ya está en marcha

Deben considerarse muchas variables al medir la capaci-dad fiscal local, muchas de las cuales están interrelaciona-das. La capacidad fiscal surge directamente de la base de in-gresos e impositiva de una comunidad, y la mayoría de lasmedidas de capacidad fiscal están destinadas a cuantificaresta base. La base comprende formas de actividad económica-flujos de ingresos, operaciones y tenencias de activos- queconstituyen los objetos potenciales o reales de imposición ocargos. Existen, sin embargo, ciertos aspectos de la base im-positiva y de ingresos que no pueden ser medidos directamen-

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te sino que deben ser imputados de otros tipos de medidas.Más aún, es imposible comprender la base impositiva y de in-gresos sin comprender el marco económico y sociológico den-tro del cual existe esa base.

En consecuencia, algunas medidas de capacidad fiscal se-rán de naturaleza económica y socioeconómica. También ha-brá que acometer diversas limitaciones legales y prácticas pa-ra obtener acceso a las bases impositivas y de ingresos: éstaspresentan restricciones muy reales que reducen en forma sig-nificativa la capacidad de una comunidad para usar sus re-cursos.

Al medir la capacidad fiscal, no se puede enfatizar lo sufi-ciente la necesidad de datos corrientes. Dado que la capaci-dad fiscal debe ser analizada a lo largo del tiempo, los datosque se encuentran disponibles a intervalos regulares duran-te períodos de muchos años son los más útiles. Igualmenteimportante es la necesidad de que la información sea presen-tada en forma coherente de un periodo de presentación de in-formes al siguiente, o por lo menos que las incoherenciassean señaladas con claridad y tomadas en cuenta. Una de lasrazones claves para evaluar las mediciones de capacidad fis-cal a lo largo del tiempo es usar las tendencias pasadas pararealizar apreciaciones informadas acerca del futuro. Es pro-bable que tales apreciaciones sean más precisas si los datosson coherentes.

Hemos ofrecido más arriba una definición general de la ca-pacidad fiscal y un contexto para la discusión de la capacidadfiscal local. Sin embargo, la capacidad fiscal puede tener unagama de definiciones más especificas en otros contextos. Encada caso, la definición de capacidad fiscal será ajustada a lasnecesidades de los usuarios, la perspectiva de los analistas, yla naturaleza de los datos disponibles.

Gran parte de la investigación sobre la capacidad fiscaldel gobierno se ha concentrado en la capacidad fiscal relati-va de diversas entidades. Un objetivo clave de tales estudioses desarrollar una medida estándar que se pueda usar paradeterminar la necesidad de asistencia fiscal de cada entidad,de modo que la ayuda pueda distribuirse en forma equitati-va. También se han usado estudios de capacidad fiscal parasatisfacer otras necesidades de información en organismos

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normativos del gobierno, como así también para fines aca-démicos.'

El objetivo de este capítulo es servir como introducción a lacapacidad fiscal y como guía para una jurisdicción local quedesee evaluar y comprender sus recursos fiscales. El enfoqueestá en la comunidad individual y su capacidad para brindarrecursos que apoyen su conjunto particular de programasoperativos y de capital. De este modo, la definición de un"buen" nivel de capacidad fiscal variará con la naturaleza dela jurisdicción y sus cambiantes circunstancias a lo largo delos años.

Este capítulo no se ocupa de cuestiones de equidad ni tra-ta de encontrar un medio para clasificar a todas las comuni-dades en términos de su capacidad fiscal relativa. Por lo tan-to, no tratamos ni de desarrollar ni de abogar por una fórmu-la estándar que sea aplicada en forma uniforme a todas lasjurisdicciones. Dado que la capacidad fiscal de una comuni-dad es la suma de un conjunto complejo de factores que in-cluyen el cambio constante, componentes no cuantificablescomo la tolerancia del votante a los incrementos a las tasasimpositivas, tales fórmulas dejan de lado, por necesidad, cier-tas variables claves y sólo son válidas por un periodo muy li-mitado. El objetivo aquí es identificar factores claves que sonusados en general para evaluar la capacidad fiscal y para dis-cutir cómo son usados en tal análisis.

l Para una recopilación y debate de la investigación de la capacidad fiscal es-tadual, véase Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Oficina de Es-tado y Finanzas Locales, Relaciones Fiscales Federales-Estaduales-Locales:Informe al Presidente y al Congreso (Septiembre de 1985), págs. 207-43, y Do-cumentos Técnicos, volumen 1 y 2 (Septiembre de 1986), págs. 1-261 y págs.829-54, y Comisión Asesora sobre Relaciones Intergubernamentales, Medi-ción de la Capacidad Fiscal Estadual Métodos Alternativos y Sus Usos (Was-hington, D.C.: ACIR, Septiembre de 1986).Para ejemplos y debate de los estudios sobre la capacidad fiscal del gobiernolocal, véase Relaciones Fiscales Federales-Estaduales-Locales: Informe al Pre-sidente y al Congreso, pags.103-21 y págs. 244-48, y Documentos Técnicos,volumen 1, págs. 263-95.

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La economía local

Para comprender la base impositiva y de ingresos de la cualderiva la capacidad fiscal de una comunidad, debe compren-derse el contexto económico en el cual existe esta base. Pri-mero, los valores de la vivienda y otros valores inmuebles re-flejan las condiciones de la economía local. Segundo, otroscomponentes de la base impositiva y de ingresos, en particu-lar los impuestos a las ganancias y a las ventas, son sensiblesa los ciclos económicos. Por último, la capacidad de los resi-dentes para pagar cualquier impuesto o carga del usuario de-pende de sus activos e ingresos. Una comunidad pobre tienemenos capacidad para obtener ingresos que otra rica; una co-munidad en donde virtualmente todos los residentes estánempleados tiene mayor capacidad para pagar que la que

sufre un desempleo de dos dígitos.La relación entre la base económica de una comunidad y

su capacidad fiscal es compleja. Para evaluar plenamente elmarco económico en el cual debe funcionar una comunidad,deberá examinarse la economía de toda el área en donde seencuentra ubicada la comunidad. Dado que muchos residen-tes de una comunidad trabajan fuera de la misma, algunos delos flujos de ingresos y niveles de riqueza estarán íntegramen-te atados a las bases económicas de otras comunidades.

Un concepto clave que se debe mantener en mente al exa-minar la base económica es la distinción entre activos e ingre-sos. A excepción del impuesto sobre bienes inmuebles, los go-biernos locales no gravan los activos, y en definitiva inclusolos impuestos sobre los bienes inmuebles son pagados de losflujos de ingresos de los propietarios de bienes. Al evaluar lacapacidad fiscal, uno debe comprender el origen del ingresode la comunidad. Algunas comunidades tienen economíasque exportan ingresos devengados dentro de sus límites,mientras que otras comunidades tienen economías que im-portan ingresos. En general, una ciudad central exportará unmonto sustancial de ingresos devengados del empleo dentrode sus limites mientras que una ciudad de la periferia impor-tará ingresos devengados en otro lugar. Es por ello que, parala mayoría de las comunidades, la naturaleza de la mezcla delsector y la industria de su condado o área metropolitana es

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más esencial que las oportunidades de empleo reales dentrode los propios límites de la comunidad.

Muchas medidas se pueden usar para evaluar la economíalocal. El debate que figura más adelante se concentrará encinco áreas particularmente pertinentes para medir la capaci-dad fiscal. Estas son (1) la base del empleo, (2) las tasas dedesempleo, (3) otras medidas de la actividad económica, (4)las tendencias de la población, y (5) las características de vi-vienda y socioeconómicas de los residentes. 2

La base del empleo

Una manera de comprender la base económica a la cual seencuentra atada la capacidad fiscal de una comunidad esexaminar cómo están empleados los residentes de la comuni-dad, dado que es del empleo que los residentes devengarán suingreso. Una fuente clave de información sobre el empleo pro-viene de la Oficina de Censo de los Estados Unidos, que brin-da análisis por sector de las bases de empleo local junto conel censo tomado cada diez años.

Un análisis por sector más corriente y ciertos detalles adi-cionales sobre empleo por sector se pueden obtener de la Ofi-cina de Análisis Económico (BEA). Sin embargo, debido a lasdiferencias en la categorización y recolección de datos, estascifras no son directamente comparables con los datos del cen-so y no están disponibles para las jurisdicciones locales pordebajo del nivel de condado.

La Oficina de Censo de los Estados Unidos agrupa el em-pleo de los residentes en cuatro categorías generales. Estascategorías incluyen la construcción, fabricación, transporte,comunicaciones, comercio minorista, finanzas, seguro, bienesinmuebles y servicios educativos, entre otros. La categoría defabricación está dividida además en industrias de bienes du-rables y no durables.

Existen otras diversas estadísticas que se pueden extraerde los datos del Censo de los Estados Unidos. El coeficiente

2 Para una revisión útil de la base económica y la capacidad fiscal véase Ro-bert Berne y Richard Schramm, El Análisis Financiero de Los Gobiernos (En-glewwod Cliffs, N.J: Prentice-Hall, 1986), págs. 98-115.

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de retentiva, desarrollado por el Servicio a los Inversores deMoody, resulta particularmente útil. La retentiva es el porcen-taje de mano de obra que reside y trabaja dentro de un área.La retentiva puede ayudar a evaluar en qué medida la capaci-dad fiscal de los residentes de una jurisdicción está atada alas bases económicas fuera de los límites geográficos de la co-munidad. Como podría esperarse, la retentiva para los Esta-dos fue muy alta, o del 96% según cifras de 1980. Fue relati-vamente alta para las ciudades centrales -alrededor del 68%-,pero baja para las ciudades de la periferia -alrededor del 27%.

En general, cuanto más diversa sea la base de empleo deresidentes de una comunidad, menos vulnerable será esa ciu-dad a las recesiones nacionales o a los problemas cíclicosdentro de una industria en particular. Aquellas comunidadesque en 1980 tenían concentraciones por encima del promedioen la fabricación de bienes durables, en general, sufrieronmás durante la recesión de comienzos de la década del ochen-ta que aquellas con economías que se apoyaban menos en lafabricación. La concentración de una economía local en sub-sectores particulares de la industria también determinará có-mo le irá en épocas de tensión económica. Por ejemplo, no to-das las comunidades con pesadas concentraciones en la fa-bricación de bienes durables sufrieron en forma severa; aque-llas que dependían de empresas automotrices y del acero fue-ron más dañadas que las comunidades cuya fabricación esta-ba basada en la alta tecnología De este modo, un amplio aná-lisis sectorial de la base de empleo deberá estar complemen-tado por conocimientos acerca de los principales empleadoresdel área y la perspectiva de sus industrias.

También resulta importante comprender el contexto cam-biante en el cual existe la base de empleo de una comunidad.Lo que en un momento es una industria de crecimiento y unafuente de fuerza para un área puede en otro momento se unavulnerabilidad. Cabe señalar que hace muchos años, la pre-sencia de industrias automotrices y del acero constituía unafuerza económica. Ahora, el predominio de tales industriastiende a ser vista como una potencial debilidad. Del mismomodo, cuando los precios crecían a mediados y a fines de ladécada del setenta, las economías basadas en minerales amenudo eran consideradas fuertes. Desde entonces, con la

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declinación en los precios del petróleo, las medidas de con-servación, y una mayor producción de petróleo, las comuni-dades basadas en las industrias relacionadas con la energíahan sufrido.

Muchas comunidades están tratando de atraer firmas dealta tecnología para revitalizar sus bases económicas. No re-sulta claro, sin embargo, si la alta tecnología es la respuestaa todo. Sin duda, en algunos lugares, hay signos de que unasobre-concentración de firmas de alta tecnología ha creadoproblemas, en parte porque muchas de las tareas de armadode computadoras y otros trabajos tecnológicos ofrecen suel-dos más bajos que los antiguos trabajos de manufactura quehan reemplazado.

En el pasado, una economía local con un sector de servi-cios considerable ha sido en general menos vulnerable queotras durante periodos de recesión. La experiencia dirá, sinembargo, si esto continúa siendo así a medida que el predo-minio de los servicios se incrementa en muchas comunida-des. Más aún, la identidad de los receptores de los servicioses esencial; si las industrias atendidas están declinando, senecesitarán entonces menos servicios. Mientras que la pre-sencia de hospitales, gobiernos y universidades es a menudoun factor estabilizador, éstos se pueden ver afectados desfa-vorablemente por factores ajenos al control de la comunidad.Por ejemplo, los cambios en las políticas de reintegros de Me-dicare y Medicaid han dado como resultado la implementa-ción de medidas de control de costos que llevan a menudo auna reducción del personal del hospital. Un beneficio que amenudo tienen las grandes ciudades es un grado de diversi-dad posibilitado por su magnitud y sus roles como centros deservicio y comercio regionales. Inversamente, un riesgo paraalgunas ciudades más pequeñas está constituido por basarseen exceso en un empleador grande o en un tipo de industria.Las jurisdicciones más pequeñas que dependen de la agricul-tura enfrentan problemas especiales, dado que los precios delos productos agrícolas y el valor de la tierra han fluctuado.Las comunidades más pequeñas, que dependen de economíasbasadas en minerales, sufren a menudo más que la ciudadcercana más grande y diversificada.

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Tasas de desempleo

Las tasas de desempleo brindan datos que son útiles paramuchos propósitos, incluyendo la medición del nivel total dela actividad económica. Los cambios en las tasas de desem-pleo pueden indicar la dirección y el alcance de futuros cam-bios tanto en los niveles de ingreso de los residentes como, enel largo plazo, en los niveles de riqueza. Según sea su tamañoy tasa de crecimiento, un aumento en las tasas de desempleode los residentes podría ser motivo de preocupación, dado quees probable que presagie cambios desfavorables.

La Dirección de Estadísticas de Trabajo (BLS) de los Esta-dos Unidos pone a disposición estadísticas de desempleo enforma anual y mensual Desde1980, la dirección ha limitadola recolección de datos a ciudades con poblaciones de 50.000habitantes o más, aunque en forma reciente ha comenzado arecolectar estos datos de comunidades con poblaciones de25.000 habitantes como mínimo. Para otras jurisdicciones,deberán usarse datos de desempleo para el condado en don-de se encuentran ubicadas, a menos que haya informacióndisponible de otra fuerza, como por ejemplo el Estado.

Las tasas de desempleo siempre deben ser analizadas en elcontexto de tendencias de la población activa. Por ejemplo, silas tasas de desempleo son estables pero la magnitud de lapoblación activa está disminuyendo, entonces es probableque las tasas de desempleo conduzcan a error. Al usar los da-tos sobre desempleo de la BIS, es importante señalar queexisten frecuentes cambios en "el establecimiento de datos dereferencia"; es decir, la forma en que se reúnen y manipulanlos datos. Tales cambios pueden crear inconsistencias de unperíodo de informes al otro.

Otras medidas de la actividad económica

La naturaleza de la comunidad determina a menudo qué otrosindicadores económicos corresponde controlar. Los niveles deactividad económica se pueden medir por el nivel de ventasminoristas; el número de conexiones de servicios públicos; elnivel de consumo de agua; el monto de los gastos de flete, aca-rreo o transporte fluvial; el valor agregado por fabricación; el

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número de cuentas bancarias y el monto de depósitos banca-rios; la inscripción en instituciones de enseñanza superior; elnúmero de turistas; y las tasas de vacantes comerciales, en-tre otros. Un indicador de la actividad económica que resultamuy útil y está a disposición de la mayoría de las comunida-des son los datos anuales sobre el valor, número, y tipo depermisos de construcción. Tales cifras brindan una nocióndel nivel de actividad de la construcción y el incremento po-tencial en la base del impuesto a los bienes inmuebles que re-sultará de esta construcción.

Cualquier medida de actividad económica que se use debe-rá ser analizada cuidadosamente. Por ejemplo, los incremen-tos en las conexiones de servicios públicos pueden reflejar unnuevo ingreso de población o se pueden deber a que se hanconectado lineas de agua y de cloacas en zonas que no teníananteriormente este servicio. Los incrementos en el consumode agua se pueden atribuir a una mayor actividad industrialo simplemente a un verano caluroso y prolongado que requie-re más aire acondicionado y agua para riego de parques. Losincrementos de la inscripción en la universidad o el institutode enseñanza superior local pueden significar que la institu-ción se ha vuelto más competitiva o que más gente asiste por-que existen menores oportunidades de empleo.

Tendencias de la población

Las tendencias de la población son a menudo una clave parauna variedad de otras tendencias. Es más probable que unacomunidad con población en crecimiento refleje tal crecimien-to en la base de impuestos e ingresos que una población queestá declinando. Supuestamente, la población en crecimientotiende a reflejar nuevas oportunidades de trabajo y una atrac-tiva disponibilidad de viviendas, etc. Sin embargo, la pobla-ción también puede crecer por otros factores, en particular laanexión. La actividad de anexión agregó casi un cuarto de mi-llón de personas y más de 750 millas cuadradas a las muni-cipalidades en 1985 solamente. 3

3 Joel C. Miller. "Anexión Municipal y Cambio de Limites", EL Anuario Munici-pal, 1987 (Washington, D.C.: International City Management Association,1987), página 65.

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Características socioeconómicas y de viviendade los residentes

La Oficina de Censo de los Estados Unidos publica datos so-cioeconómicos y de vivienda que brindan información sobrelas características de los residentes de una comunidad y lanaturaleza de sus viviendas. Es probable que los datos máscomúnmente utilizados de estas estadísticas sean los datossobre el ingreso. Los niveles de ingreso de los residentes -quese pueden calcular sobre una base per cápita, por familia opor hogar- brindan un indicio de la capacidad total de los re-sidentes de una comunidad para pagar impuestos y cargas.Las mediciones de la distribución del ingreso brindan un in-dicio acerca de si la condición económica de los residentes eshomogénea o dispar, mientras que la porción de la poblaciónpor debajo del nivel de pobreza indica el tamaño de la pobla-ción dependiente.

El valor medio de las viviendas ocupadas por sus propieta-rios puede servir para medir los niveles de ingreso y de rique-za global. Otros datos sobre vivienda brindan informaciónadicional sobre la naturaleza de una comunidad en particu-lar. Por ejemplo, los datos sobre la proporción de viviendasconstruidas con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial yla proporción construida desde el último censo pueden indi-car cuánto tiempo hace que se desarrolló la comunidad y laedad relativa de las viviendas disponibles.

Además de los niveles de ingreso y las características de lavivienda, son importantes otras características de los residen-tes de una comunidad. La edad de la población, su educación,y sus niveles de capacidad indican cuántos están en edad detrabajar y los tipos de trabajo que pueden realizar. Esto es útilpara evaluar el ingreso que la población podría ganar poten-cialmente y su capacidad para adaptarse a los cambiantesmercados de trabajo. También puede resultar clave para ladecisión de ubicación de las firmas dado que brinda una eva-luación del conjunto de mano de obra potencial.

En razón de las diferencias en el costo de vida y otros fac-tores, las características socioeconómicas y de vivienda de losresidentes deben ser evaluadas en el contexto de las normasregionales. Por ejemplo, basado en los datos del Censo Esta-

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dounidense de 1980; el ingreso medio familiar era deUS$21.933 en el Lejano Oeste, US$17.136 en el Sudeste, yUS$19.011 en el Este Medio. Una familia con un ingreso deUS$22.000 hubiera sido promedio si viviera en California, pe-ro por encima del promedio si viviera en Carolina del Sur o enPennsylvania.4La ubicación dentro de un Estado tambiénmarca una diferencia, porque las áreas urbanas tienden a te-ner mayores ingresos que las áreas rurales.

Los datos que miden el ingreso y los niveles de riquezatambién deben ser considerados en el contexto de la comuni-dad. Por ejemplo, es típico que una ciudad universitaria ten-ga un ingreso per capita por debajo del promedio y un porcen-taje por encima del promedio de población por debajo de la lí-nea de pobreza en razón del gran número de estudiantes. Es-to tiene diferentes implicancias para la capacidad fiscal que loque seria el caso para una comunidad con los mismos nivelesde ingreso pero compuesta principalmente por familias en unárea con altas tasas de desempleo.

Una de las dificultades para evaluar los datos socioeconó-micos y de vivienda de los residentes es que la mayoría de lascifras están disponibles en intervalos de solamente diez años,fecha en que se lleva a cabo el Censo de los Estados Unidos.Por ejemplo, la falta de disponibilidad de datos sobre vivien-da más vigentes y nacionalmente coherentes puede crear di-ficultades para evaluar la existencia de viviendas de una co-munidad. Los datos del Censo sobre el verdadero valor de laspropiedades residenciales pueden ser particularmente pro-blemáticos para zonas como la ciudad de Nueva York, en don-de los valores de la vivienda subieron drásticamente durantegran parte de la década del ochenta -en muchos casos másque duplicándose desde el Censo de 1980. A menudo las es-tadísticas corrientes de las empresas inmobiliarias localesson más realistas. Sin embargo, dado que el método de reco-lección de datos no es homogéneo en todo el país, deberán to-marse precauciones al comparar comunidades en distintasregiones o Estados.

La BEA brinda datos más corrientes y más frecuentes so-

4 Servicio a los Inversores de Moody, Departamento de Finanzas Públicas.

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bre el ingreso personal para regiones, Estados, áreas estadís-ticas metropolitanas y condados. Si bien tales datos no soncomparables con los datos del censo en razón de las diferen-cias en las metodologías de muestreo y categorías de defini-ción, estas estadísticas pueden brindar información adicionalque resulte útil para analizar el contexto económico en el cualexiste una jurisdicción más pequeña.

La base impositiva y de ingresos

La base económica de una comunidad abarca todos sus re-cursos. La base impositiva y de ingresos -la fuente directa dela capacidad fiscal de una jurisdicción- define cuál de estosrecursos está potencialmente disponible para ser usado por lacomunidad para financiar sus necesidades. Los componentesde la base impositiva y de ingresos de una comunidad puedenclasificarse en cuatro amplias categorías. Estas son la basedel impuesto a los bienes inmuebles, la base del impuesto alas ventas y el impuesto al consumo, la base del impuesto alas ganancias y la base de cargas y tarifas del usuario. Si bienmuchas jurisdicciones se benefician con montos considera-bles de ayuda federal y estadual, tal ayuda no es incluida aquíporque no se genera de los propios recursos de la jurisdicción.

De algún modo, las diversas bases impositivas y de ingre-sos se superponen y duplican. Es decir, los contribuyentes deuna comunidad en particular tienen una capacidad limitadapara pagar programas de servicios y capital del gobierno poruna parte y su consumo privado por la otra. La capacidad pa-ra pagar un impuesto a la propiedad inmueble, un impuestoa las ganancias, un impuesto a las ventas y/o tarifa del usua-rio surge de la misma base de activos y flujo de ingresos. 5 Espor ello que, para algunos estudios de capacidad fiscal, unacifra como el ingreso per capita, es usada para representaruna estimación aproximada del conjunto de la capacidad fis-cal de una entidad. Sin embargo, el propósito de este capítu-lo es analizar por separado cada forma potencial de imposi-

5 Berne y Schramm, op.cit., capitulo 4.

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ción a fin de asistir a los gobiernos locales a ponderar qué as-pecto de la capacidad fiscal seria el más apropiado para unobjetivo particulares

La base del impuesto a los bienes inmuebles

La mayoría de los gobiernos locales tienen la capacidad degravar impuestos sobre los bienes inmuebles. En razón de sudisponibilidad casi universal, los datos sobre la base del im-puesto a los bienes inmuebles son tomados en cuenta con fre-cuencia para muchos propósitos, incluyendo determinar ladistribución de la ayuda estadual entre distritos escolares yotras jurisdicciones locales. Al analizar la base del impuesto alos bienes inmuebles a los fines de evaluar la capacidad fis-cal, se debe examinar la base del impuesto a los bienes in-muebles durante un periodo de tiempo, preferentemente cin-co años como mínimo.

Para evaluar las tendencias de la base del impuesto a losbienes inmuebles, la base debe ser cuantificada primero yluego ser considerada desde dos perspectivas. La primera esel fundamento económico de la base y las fuerzas que afecta-rán los valores de los bienes inmuebles. Naturalmente, sonclaves para el análisis desde esta perspectiva la estructura yla dinámica de la economía en cuestión. La segunda perspec-tiva es la de definir qué tipos de propiedad son evaluados a losfines impositivos y cómo se realizan estas evaluaciones. Ideal-mente, para analizar las tendencias de la base impositiva, de-berán identificarse las fuentes de todos los cambios que lle-van al cambio neto en las cifras de la base impositiva global.El crecimiento a la valuación de los bienes inmuebles se pue-de atribuir al agregado de nuevos bienes inmuebles, a la re-habilitación de bienes inmuebles existentes, a incrementos enel valor económico de los bienes inmuebles por factores talescomo la proximidad de la comunidad a los centros de empleoy a la inflación. Por otra parte, las disminuciones en la valua-ción de los bienes inmuebles pueden reflejar la eliminación de

6 Para un debate más teórico de fuentes de ingresos y sus características,véase Richard Musgrave y Peggy Musgrave, Finanzas Públicas en la Teoría yen la Práctica (Nueva York: McGraw-Hill, 1984).

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bienes inmuebles del padrón impositivo, la amortización debienes inmuebles existentes tales como plantas industriales,o una disminución general en el valor económico de los bie-nes inmuebles debido a la situación de la economía local.Tanto el crecimiento como la disminución pueden debersetambién a cambios en los tipos de bien inmueble incluidos enla base impositiva y la forma en que éstos son valuados a losfines impositivos.

Cuantificación de la base impositivade los bienes inmuebles

El valor del bien inmueble puede ser cuantificado usando unavaluación determinada, valuación compensada o cifras com-pletas de valuación. La valuación determinada, que se en-cuentra disponible en forma anual para virtualmente todaslas comunidades, es una medida legal de la base impositivadel bien inmueble. La valuación determinada de un bien in-mueble en particular es el valor asignado legalmente a unbien por el tasador local (o en algunos casos estadual) a losefectos impositivos. Las valuaciones determinadas compensa-das son cifras de evaluación local que han sido ajustadas, engeneral por el Estado, para establecer coherencia dentro y en-tre diversas localidades.

En algunos Estados, la valuación determinada o la valua-ción compensada puede ser igual a la valuación total de mer-cado, que es la medida más abarcadora del valor del bien in-mueble Las estimaciones del valor total (es decir, a qué pre-cio se vendería la propiedad si fuera a ser vendida en el mer-cado libre) son realizadas en general a través de estudios es-tadísticos que traen aparejado diversas metodologías demuestreo, en un esfuerzo por estimar el valor de mercado delbien inmueble en una jurisdicción en particular. Las cifras devalor completo deberían ser comparables entre Estados, porlo menos teóricamente. Este no es el caso, sin embargo, debi-do en parte a las diferencias en las metodologías de muestreo.Más aún, las estimaciones de valor total -como así también devaluación determinada y de valuación compensada- reflejansólo el valor del bien inmueble seleccionado para ser incluidoen estas cifras. Es por ello que el aspecto de definición de las

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cifras del valor del bien inmueble, discutido más adelante enesta sección, es tan importante.

Al examinar la base del impuesto a los bienes inmuebles alos efectos de evaluar la capacidad fiscal, las cifras a conside-rar en la mayoría de los casos son las de la valuación deter-minada o la valuación compensada -cualquiera se use para fi-nes impositivos. Aunque la valuación total rara vez mide lavaluación real que se puede gravar, es también una medidaimportante incluso con sus imperfecciones. Brinda un mejorsentido de la riqueza total del bien inmueble, por ejemplo, y laverdadera capacidad de una comunidad para pagar impues-tos a los bienes inmuebles para operación o deuda -si se de-be usar sólo una medida- que las cifras de valuación determi-nada o determinada compensada.

El fundamento económico de la base del impuestoa la propiedad inmueble

Se puede comprender la naturaleza de la base del impuesto ala propiedad inmueble de una comunidad y su relación con laeconomía local determinando qué porción de la base del im-puesto a la propiedad inmueble está representada por distin-tos tipos de bienes inmuebles y examinando a los principalescontribuyentes. Los bienes inmuebles comprenden una abru-madora parte de la valuación para la mayoría de las comuni-dades, que representa aproximadamente el 90% de toda la va-luación de bienes inmuebles gravada localmente en el ámbitonacional. Este porcentaje ha estado creciendo, reflejando laenorme escalada de los valores de bienes inmuebles como asítambién una tendencia a reducir la dependencia de los bienespersonales a los efectos impositivos.?

Los bienes inmuebles se pueden clasificar por el uso. Lamayoría de los bienes inmuebles serán usados para tines re-sidenciales, comerciales o industriales, si bien las bases delimpuesto a los bienes inmuebles de las comunidades ruralestiene a menudo un componente agrícola considerable, y aque-

7 Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Oficina de Censo, Valo-res de Bienes Inmuebles Imponibles y Coeficientes de Precio de Gravamen-Eva-luación, vol. 2, 1982 Censo del Gobierno, p. x.

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líos ubicados en áreas con base mineral tienen un componen-te sustancial de petróleo, gas y otros minerales.

En general, la diversidad en las clases de bienes agrega for-taleza a una base del impuesto a los bienes inmuebles. Sinembargo, existen muchos barrios de la periferia de clase aco-modada a lo largo de la nación que son predominantementeresidenciales y que tienen bases impositivas extremadamentefuertes. La riqueza de los bienes de estas comunidades derivadel alto ingreso de sus residentes, la mayoría de los cuales ob-tiene sus ingresos de fuentes externas a la comunidad.

Serán claves para evaluar el componente residencial de labase del impuesto a los bienes inmuebles la calidad y natura-leza de las viviendas disponibles. Algunas de las variables an-tes mencionadas -como el valor medio de las viviendas ocupa-das por propietarios y la distribución de las viviendas existen-tes entre nuevas y viejas- brindará un fundamento para esteanálisis. También significativos son los tipos de viviendas quese construyen como así también la cantidad de tierra que que-da para un futuro desarrollo residencial. La calidad de vida,vista por los residentes y las personas de afuera, también esimportante. ¿Es una comunidad con un buen sistema escolary otras comodidades la que continuará atrayendo a residen-tes e incrementando los valores de las propiedades? ¿O esuna comunidad que se percibe como teniendo problemas ysiendo poco atractiva para los potenciales recién llegados?

Por último, uno va a querer conocer la identidad de gran-des centros de empleo y la proximidad a los mismos por par-te de la comunidad -y esta es una de las muchas áreas endonde el vínculo entre el impuesto y la base de empleo esesencial-, porque el valor de la propiedad residencial depen-derá a menudo de la riqueza de la economía del área. Si unnuevo empleador grande se ubica en una ciudad cercana, lademanda de vivienda local puede incrementarse. Por el con-trario, si un empleador grande cierra, esto puede reducir lademanda y el valor de las viviendas en la zona, en particularsi la base de empleo de la comunidad surge primariamente dedicho empleador.

Para comunidades con sectores industriales o comercialesconsiderables, la apertura o cierre de una instalación importan-te afecta aún más directamente la base del impuesto a los bie-

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nes inmuebles de la comunidad. Cuando un contribuyentegrande es también un empleador grande, la comunidad es do-blemente vulnerable -se apoya en la compañía tanto por la par-te de impuesto a los bienes inmuebles que le corresponden a lacompañía como por el ingreso que ésta brinda a sus residentes.

Si la compañía representa una parte importante de la ba-se del impuesto a la propiedad inmueble de la comunidad pe-ro no es un empleador importante, como ocurre en generalcon una planta de energía, el impacto de la pérdida de esecontribuyente dependerá de la estructura total impositiva y deingresos de la comunidad. La pérdida de un gran contribu-yente requerirá a menudo que la comunidad incremente la ta-sa del impuesto a la propiedad inmueble para mantener elmismo nivel de servicios a menos que se encuentren disponi-bles fuentes alternativas de ingresos. Tener un gran emplea-dor o varios grandes empleadores todos en la misma industriaincrementa la vulnerabilidad de la base del impuesto a losbienes inmuebles ante cualquier reducción en ese tipo de ne-gocio. Por lo tanto, cuanto más diverso sea el sector comerciale industrial, más estable será probablemente la base del im-puesto a los bienes inmuebles.

Definición de la base del impuesto a los bienes inmuebles

Si bien la naturaleza de los bienes que componen la base im-positiva es esencial igualmente importante es la relación en-tre el verdadero valor de todos los bienes en una comunidady la valuación dada alas diversas propiedades a los efectos desu evaluación. Al analizar las tendencias en la base del im-puesto a la propiedad inmueble, se deberá tener en cuenta lanaturaleza arbitraria de muchos estándares de evaluación ylos cambios periódicos en la forma en que diversas clases debienes son valuados a los efectos de ser gravados. Deberán te-nerse en cuenta los cambios que pueden producir disconti-nuidad en la comparación de las cifras de valuación gravadade un ano a otro. Por ejemplo, al igual que ocurre con las ten-dencias en la población, cualquier evaluación de tendenciasen la base del impuesto a la propiedad inmueble deberá serajustada por el impacto de las anexiones.

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Bienes sujetos a gravamen

Es simple: una propiedad que puede ser gravada es la que noestá exenta de impuestos y, por lo tanto, del gravamen. Lasexenciones pueden tomar muchas formas.

Primero, ciertas clases de bienes estarán exentos por la le-gislación estadual. Los bienes personales intangibles rara vezse encuentran gravados debido a las dificultades para obtenerinformación. Asimismo, las comunidades en casi todos los Es-tados exceptúan de impuestos a ciertos tipos de bienes perso-nales tangibles. Los tipos más comunes de exenciones a losbienes personales son los de bienes del hogar y los automoto-res. En ocho Estados -Illinois, Hawaii, Delaware, New Hamps-hire, Nueva York, Pennsylvania, Dakota del Norte y Dakota delSur- virtualmente todos los bienes personales tangibles se en-cuentran exentos de impuestos. 8

Segundo, en toda comunidad, algunos bienes estaránexentos de impuestos por la naturaleza de la entidad que po-see la propiedad y el uso al que se destina la propiedad. El ti-po más significativo de propiedad en esta categoría es el bienperteneciente a entidades gubernamentales y a las organiza-ciones sin fines de lucro. Es probable que una comunidad queincluye una gran base militar o universidad tenga una basede bienes imponibles menor que su base económica. La ciu-dad de Boston es un ejemplo de tal comunidad por su grannúmero de instituciones educativas y su considerable sectorde atención de salud.

Tercero, las cifras de valuación gravadas para bienes in-muebles pueden verse afectadas por exenciones que surgende las políticas sociales, tales como dar desgravaciones fisca-les a ciertas categorías o residentes. Uno de los tipos más co-munes es la exención por bien de familia, por la cual la valua-ción gravada de la propiedad residencial de cada propietarioes reducida por un monto generalmente determinado por elEstado. También se pueden llevar a cabo ajustes más ampliosa la valuación gravada por cuestiones de política social. Porejemplo, en el área metropolitana de Minneapolis-St.Paul, el

8 ldem, págs. xvi-xvii.

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40% del crecimiento que tuvo lugar a partir de 1971 en la pro-piedad comercial e industrial de una comunidad es comparti-do con las otras comunidades en el área de siete condados.Por lo tanto, la comunidad en la cual tuvo lugar el desarrollocomercial o industrial se beneficia directamente sólo con el60% de la valuación adicional. Este compartir de la valuacióngravada es visto como un modo de compensar la disparidaden la capacidad fiscal entre las distintas jurisdicciones.

Cuarto, la valuación gravada puede verse restringida por eluso de exenciones para promover diversas políticas de desa-rrollo económico. A fin de otorgar incentivos a los promotoresinmobiliarios, muchas comunidades exceptúan a los bienesde impuestos o los rebajan durante cierto período. Al evaluarla capacidad fiscal, una comunidad deberá tornar en cuentael hecho de que estos nuevos proyectos no se agregarán a lavaluación gravada en el futuro inmediato.

Por último, si bien no es una exención impositiva, una he-rramienta de desarrollo relacionada que tendrá un impacto enla disponibilidad de la valuación gravada de una comunidada los fines impositivos generales es el uso de distritos de in-cremento de impuestos. Esta técnica, que es una opción paralocalidades en 35 Estados, implica seleccionar una zona par-ticular que se desea desarrollar y establecer un distrito de in-cremento de impuestos. La valuación incrementada, si bientodavía es parte de la base impositiva total de la comunidad.está restringida al uso del distrito de incremento impositivo.De este modo, si bien brinda capacidad fiscal para financiarun programa de incremento impositivo o conjunto de proyec-tos, la valuación incrementada no brinda capacidad fiscal dis-ponible para financiar las operaciones generales de una co-munidad o incremento de deuda no impositiva.

Antes de finalizar el debate sobre los bienes exentos, cabeseñalar que aun cuando un bien inmueble gubernamental osin fines de lucro está excluido de las cifras de valuación gra-vada, una comunidad podrá, no obstante, estar en condicionesde incluir a la entidad en su base de ingresos. Con frecuencia,se puede efectuar algún tipo de arreglo, en general los llama-dos "pagos en lugar de impuestos", para compensar a la loca-lidad, por lo menos en parte, por el hecho de que no puede gra-var y, por lo tanto, cobrar impuestos. De allí que, incluso si

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una entidad no está incluida en las cifras de valuación grava-da, su base de bienes inmuebles todavía puede contribuir a lacapacidad fiscal de una comunidad. Asimismo, los gobiernospueden a menudo gravar a tales entidades utilizando tarifas ycargas de usuario de las cuales no se encuentran exentas.

Prácticas de Gravamen

Las prácticas de gravamen varían ampliamente entre los Es-tados y, desde un punto de vista práctico (si no legal), inclu-so dentro de un Estado. Al examinar las tendencias de valua-ción gravada en el contexto de evaluar la capacidad fiscal, de-berán tenerse en cuenta los siguientes puntos:

Primero, los procedimientos de estimación y la oportunidadde nuevas estimaciones pueden afectar enormemente la va-luación gravada. Los gravámenes de bienes inmuebles que-dan a menudo rezagados detrás del valor real de mercado. Enalgunos Estados, los inmuebles individuales son estimadosnuevamente en forma anual, mientras que en otros, sólo pe-riódicamente. Uno de los casos más extremos es Nueva York,en donde algunos inmuebles no han sido revaluados durantedécadas. La oportunidad de las nuevas valuaciones tiene unimpacto significativo en la equidad entre inmuebles dentro dela misma jurisdicción. Si dos hogares tienen el mismo valor demercado, pero sólo uno de ellos ha sido valuado nuevamenteen forma reciente, el propietario del hogar revaluado estaráobligado a pagar impuestos a los bienes inmuebles más altos,a pesar del hecho de que el verdadero valor del bien inmueblees idéntico al de su vecino. La falta continua de nuevas valua-ciones a lo largo de los años hace cada vez más dificil resta-blecer la equidad a través de nuevas valuaciones, porque talnueva valuación dará como resultado un cambio sustancialen la forma en que se distribuye la carga del impuesto a losbienes inmuebles. Resulta claro que es preferible una nuevaevaluación regular.

Segundo, si bien el valor gravado está destinado a tenercierta relación establecida con respecto al valor total del bienen cuestión, en algunos casos el valor total de mercado no esel método para fijar los niveles de valuación. Por ejemplo, enla mayoría de los Estados, con la notable excepción de Texas,

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los gravámenes de las propiedades que poseen minerales es-tán basados en cuánto se extrae del suelo, no sobre el valorde mercado de las reservas. El valor del terreno agrícola estábasado a menudo en cierta medida de la productividad delsuelo más que en el valor estimado de reventa de la tierra.

Tercero, las diferentes categorías de bienes inmuebles seevalúan a menudo a distintas tasas. No resulta poco comúnencontrar que las propiedades residenciales son gravadas auna tasa que es menor -en relación con su valor total- que laspropiedades comerciales e industriales, trasladando, en efec-to, una porción más grande de la carga impositiva al sectorcomercial Mientras tales discrepancias pueden beneficiar a lamayoría de los contribuyentes (en general dueños de hogares),también puede desalentar el asentamiento de nuevos nego-cios en el área, en particular si las prácticas de valuación enlas comunidades vecinas son más favorables.

Cuarto, el crecimiento en el valor gravado puede verse limi-tado por las leyes estaduales. Por ejemplo, en California du-rante 1978, la valuación gravada fue "retrotraída" a los nive-les de 1975. Al mismo tiempo, el crecimiento futuro en la va-luación gravada de las propiedades existentes se limitó a nomás del 2% anual. En Iowa, los gravámenes locales en el ám-bito estadual pueden incrementarse en conjunto solamenteun 4%; cualesquier incrementos adicionales son retrotraídos.Bajo restricciones tales como las encontradas en California yIowa, la capacidad fiscal prestada por la base impositiva delimpuesto a los bienes inmuebles de una jurisdicción no pue-de crecer tan rápido como el valor económico de esa base. Porotra parte, por lo menos en el caso de Iowa, si los gravámenescrecen menos del 4%, las valuaciones retrotraídas previamen-te pueden ser devueltas a la base, sumando con ello a la ca-pacidad fiscal en años cuando el crecimiento de la base impo-sitiva del impuesto a los bienes inmuebles es mínimo.

Por último, aun después de todas las consideraciones an-tedichas, las cifras de valuación gravadas no pueden ser to-rnadas necesariamente a su valor nominal. Con frecuencia es-tas cifras incluyen una valuación que está siendo impugnadapor diversos contribuyentes. En consecuencia, una porción dela valuación existente así como la futura está sujeta a incerti-dumbre.

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Otros componentes de la base de ingresose impositiva local

En general, los impuestos a los bienes inmuebles correspon-den al ámbito de los gobiernos locales, y es de esta base quela mayoría de los gobiernos obtienen la mayor parte de su ca-pacidad fiscal. Existen otras fuentes potenciales de capacidada disposición de las comunidades locales, pero en la prácticamuchas de estas otras bases de ingresos e impuestos sonusadas por el Estado, dando con ello uso prioritario a la loca-lidad. Por ejemplo, la gran base mineral de un condado podríabrindar una fuente de capacidad fiscal; pero es típico que losEstados cobren impuestos por la extracción de petróleo y mi-nerales, mientras que las localidades no lo hacen. La mayoríade los Estados también gravan impuestos a las ganancias y/oa las ventas en el ámbito estadual, y en estos casos estaránusando algo de la capacidad fiscal brindada por las bases deingresos y ventas de todas las comunidades. No obstante, losgobiernos locales dependen cada vez más de fuentes que notienen como base el impuesto a los bienes inmuebles. En1957, los gobiernos locales obtuvieron alrededor del 87% delos ingresos por impuestos locales de los impuestos a la pro-piedad inmueble; para 1985 este porcentaje había disminui-do al 74%. 9

La mayoría de los componentes de la base impositiva y deingresos que no es la base del impuesto a la propiedad inmue-ble incluye el gravamen de la actividad económica. Cualquierevidencia de actividad económica implica una fuente poten-cial de capacidad fiscal. Por supuesto, si determinada comu-nidad está en condiciones de convertir esta fuente potencialen una que pueda usar realmente dependerá de varios facto-res, algunos de los cuales son comentados más adelante yotros en la sección referida a restricciones fiscales. La natura-leza de los servicios que prestan las respectivas jurisdiccionesayudará a determinar qué componentes de la capacidad fiscallocal son los más apropiados. Por ejemplo, es posible que los

9 Las cifras excluyen cargas e impuestos sobre servicios y licores. Véase Co-misión Asesora sobre Relaciones Intergubernamentales, Rasgos Significativosdel Federalismo Fiscal, 1987 ed. (Washington, D.C.: ACIR, 1987) pag. 44.

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distritos de aguas sanitarias tengan la facultad de gravar bie-nes, pero a menudo obtendrán capacidad fiscal principalmen-te de su base de tarifas al usuario.

La base del impuesto a las ventasy del impuesto al consumo

Después de la base del impuesto a los bienes inmuebles, lasegunda base de ingreso local más grande para muchas juris-dicciones es la base del impuesto a las ventas y del impuestoal consumo. Un impuesto al consumo puede ser gravado so-bre la fabricación, venta o consumo de un producto básico oservicio particular. Una definición más amplia del impuesto alconsumo también incluiría diversos impuestos sobre los pri-vilegios tales como los honorarios y licencias comerciales. Aligual que la base del impuesto a los bienes inmuebles, la for-ma en que se define el impuesto a las ventas y el impuesto alconsumo es clave para saber cuánta capacidad fiscal brindarealmente.

La capacidad fiscal que surge del impuesto a las ventas yel impuesto al consumo de una comunidad dependerá de lanaturaleza de la comunidad. Por ejemplo, la base de ventasminoristas de una comunidad con varios centros comercialesgrandes provendrá en gran parte de la compra de ropas, jo-yas, y otros artículos tangibles; la base del impuesto a las ven-tas y del impuesto al consumo de una comunidad turísticaprovendrá en principio del uso de hoteles, moteles y restau-rantes y tipos conexos de uso o consumo; la base del impues-to a las ventas y el impuesto al consumo de una comunidadcon un gran sector comercial e industrial podrá provenir engran parte de una gama de actividades de franquicia.

De los diversos tipos de impuestos al consumo, el impues-to a las ventas minoristas es, a nivel nacional, el que brindala fuente más grande de capacidad fiscal para las jurisdiccio-nes locales. En 1986, alrededor de 6.700 jurisdicciones loca-les en 28 estados impusieron un impuesto a las ventas mino-ristas general10. En conjunto, los impuestos a las ventas ge-

10 Idem, página 92.

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nerales representaban un poco más del 10% del cobro de im-puestos del gobierno local en el ámbito nacional.

La base correspondiente para un impuesto a las ventas mi-noristas puede ser extremadamente amplia. En el sentidomás amplio, la base de ventas minoristas incluye todos losbienes vendidos al por menor en una comunidad en particu-lar. Sin embargo, en realidad, ciertas clases de bienes estánhabitualmente exentas de impuestos. Estos incluyen en gene-ral artículos que son considerados necesidades básicas, talescomo alimentos y remedios, pero también pueden incluirotros elementos, tales como ropa. Comúnmente, los artículosincluidos en la base de ventas minoristas local son determi-nados a nivel del Estado.

Las comunidades también pueden cobrar impuestos a lasventas en forma selectiva sobre artículos específicos, ya sea enlugar de un impuesto general de base amplia o agregado almismo. Por ejemplo, se pueden cobrar impuestos sobre lascompras de productos elaborados con tabaco, bebidas alcohó-licas, o nafta y otros tipos de combustibles. Los impuestos alas ventas por el uso de hotel y motel, restaurante y consumode alimentos, y por entretenimientos son particularmente po-pulares en las comunidades y zonas turísticas, dado que par-te de la carga impositiva puede ser transferida a no residentes.

Algunas localidades gravan las primas de las pólizas de se-guro. Los impuestos a la transferencia de bienes inmueblesson utilizados por otras, a menudo ciudades grandes. Uno delos tipos más comunes de impuestos a las ventas es el aplica-do al consumo de servicios públicos como telecomunicacio-nes, gas, y electricidad prestados por empresas privadas deservicios. Esta es una base impositiva valiosa, porque, si bienel uso de los servicios varía con las condiciones del tiempo ylos ciclos económicos, la mayoría de los residentes y las em-presas necesitan cierto nivel básico de servicios públicos.Además de diversas clases de exenciones, el tamaño de la ba-se del impuesto a las ventas minoristas también puede verserestringido a operaciones por debajo de un monto específicoen dólares. Por ejemplo, la ciudad de Peoría, Illinois, tenía unimpuesto a la compra sobre operaciones de U$S500 o menoshasta hace poco. Tal límite puede brindar recursos fiscales auna localidad y desalentar al mismo tiempo la compra por

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parte de los residentes de artículos que impliquen grandes de-sembolsos, como, por ejemplo, automóviles o artefactos im-portantes fuera de los límites geográficos de la ciudad.

Cada vez más se ha considerado la posibilidad de incluirservicios en la base del impuesto a las ventas. A medida quelas economías posindustriales se orientan cada vez más hacialos servicios, esta fuente potencial de capacidad fiscal crece.Como ocurre con el impuesto sobre los bienes de consumo,saber qué servicios están incluidos es esencial para determi-nar el monto de capacidad fiscal disponible. Se pueden gravarservicios que van desde los cortes de pelo y la limpieza en se-co hasta el asesoramiento legal y financiero.

Los impuestos a las ventas y otros impuestos al consumoson muy sensibles a las tendencias económicas, y la capaci-dad fiscal brindada por tales bases impositivas fluctuará.Cuando sea posible, la actividad de la base del impuesto a lasventas y de la base del impuesto al consumo deberá ser ana-lizada en relación con las tendencias estaduales, regionales ynacionales. Por ejemplo, si el crecimiento en las ventas mino-ristas en una jurisdicción en particular hubiera disminuido,pero a una tasa más lenta que a la del Estado o la nación, esmás probable que la disminución en la actividad de ventasminoristas locales refleje el impacto de una condición cíclicaque un cambio fundamental en la base de ventas minoristasde la localidad.

El impacto de los ciclos económicos en la base del impues-to a las ventas y del impuesto al consumo reflejará en parte lacomposición de esa base. Una base de impuesto a las ventasque se sostenga demasiado en los artículos llamados "impor-tantes", tales como muebles y automóviles, será mucho másvulnerable a los descensos económicos que una más variada.Es más probable que los impuestos sobre hoteles, moteles yentretenimientos sean sensibles a los ciclos económicos quelos impuestos a los servicios. Sin embargo, los impuestos a losservicios están sujetos a otras fuerzas, tales como la disolu-ción de la American Telegraph and Telephone Company y loscambios en el costo del gas y del petróleo para calefacción. Pa-ra implementar cualquier nuevo impuesto o tasa -pero enparticular un impuesto a las ventas o al consumo- una juris-dicción necesita evaluar la capacidad de los residentes y otros

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para evitar el impuesto. Por ejemplo, los consumidores pue-den tratar de evitar el impuesto a las ventas minoristas reali-zando operaciones en efectivo, tornando más dificil la ejecu-ción del impuesto. Los consumidores pueden comprar tam-bién muchos artículos en otro lugar con relativa facilidad: enconsecuencia, la implementación de un nuevo impuesto a lasventas puede dar como resultado la pérdida de parte de la ba-se del impuesto a las ventas en beneficio de otras jurisdiccio-nes. Este riesgo se ve moderado a veces por acuerdos con ju-risdicciones vecinas para cobrar, cuando sea factible, el im-puesto a las ventas basado en el lugar de residencia y no enel lugar de la operación. Las jurisdicciones podrían tambiéncobrar un impuesto sobre la utilización de bienes basado endónde se usa el artículo en lugar de en dónde se compra.

La Oficina de Censo de los Estados Unidos publica datoscada cinco años sobre el número de establecimientos minoris-tas, el número de empleados minoristas, y el valor de las ven-tas minoristas. Los datos de ventas deberán ser ajustados porinflación para evaluar si el crecimiento ha sido real o nominal.Obviamente, son preferibles cifras más corrientes. Si un Es-tado cobra un impuesto a las ventas, estos datos pueden es-tar disponibles rápidamente a partir de fuentes estaduales.

Si bien el comentario que precede se ha concentrado prin-cipalmente en las ventas minoristas y en las bases de impues-to relacionadas, otros tipos de impuestos al consumo sonmuy importantes para algunas localidades. Por ejemplo, mu-chas jurisdicciones en el Estado de Washington se basan engran parte en los impuestos de franquicia comercial. Las co-munidades de rápido crecimiento de toda la nación obtienencon frecuencia un monto importante de capacidad fiscal dediversos permisos y tasas de construcción.

La base del impuesto a las ganancias

El ingreso tanto personal como de la empresa constituyen ba-ses impositivas potenciales para la mayoría de las comunida-des, aunque menos de un tercio de los Estados permiten a laslocalidades explotar estas bases. La actividad económica quehan generado estos flujos de ingresos puede provenir de lapropia base económica de la comunidad o, como ocurre a me-

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nudo con el ingreso de los residentes, de bases económicasvecinas. Cuando una jurisdicción tiene permiso para cobrarimpuesto a las ganancias, es probable que la base impositivase limite al ingreso personal. Si bien los impuestos a las ga-nancias de las empresas son una opción para algunas juris-dicciones, es común que los impuestos a las empresas localestomen la forma de impuestos de licencia o de privilegio.]

En general, la base del impuesto a las ganancias personales compartida con el Estado y esa base es vinculada a menu-do con la definición estadual de ingreso a los fines de los im-puestos estaduales. En Estados que permiten los impuestoslocales sobre el ingreso personal, la base impositiva puede es-tar limitada además a los sueldos, salarios y otros ingresosdevengados. Un número seleccionado de localidades cobra alos empleadores locales un impuesto sobre planilla de suel-dos, que, si se traslada a los empleados, se convierte en efec-to en un impuesto a las ganancias personal. En el ámbito na-cional, los impuestos a las ganancias representan aproxima-damente el 6% de todos los recursos impositivos del gobiernolocal. 12

Las localidades que tienen impuestos a las ganancias per-sonales gravan con frecuencia a aquellos que viven y trabajandentro de los límites de la comunidad a un nivel más alto queaquellos que están empleados en la comunidad pero que vi-ven en otro lugar. La ciudad de Nueva York, por ejemplo, tie-ne tasas de impuesto a las ganancias que son significativa-mente más bajas para los que viajan a diario a esa ciudad quepara los residentes. Los intentos por elevar los impuestos alas ganancias de los no residentes han enfrentado una fuerteresistencia. Por una parte, la tasa del impuesto más baja pa-ra los no residentes se puede justificar por el uso más limita-do de los servicios por parte de los no residentes y tambiénpor el papel que tales tasas impositivas podrían jugar para ex-pandir el conjunto de mano de obra para los empleadores lo-cales. Por otra parte, se puede alegar que la disparidad es de-masiado grande y que los que viajan a diario a la ciudad reci-

11 Idem, página 83, y Relaciones Fiscales Federales-Estaduates-Locales:,pags. 110-11.12 ACIR. Federalismo Fiscal, págs. 84-85.

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ben más servicios públicos que lo que pagan. Los funcionariospúblicos se ven obligados a equilibrar las necesidades de lasempresas y de los que viajan a diario a la ciudad con las ne-cesidades de los votantes locales.

Al igual que el impuesto a las ventas y otros impuestos alconsumo, el impuesto a las ganancias fluctúa con las condi-ciones económicas. Los aumentos de la inflación y los vaive-nes de la economía serán capturados más rápidamente por labase del impuesto a las ganancias que por la base del impues-to a los bienes inmuebles. Por otra parte, las altas tasas dedesempleo pueden estar acompañadas por disminuciones enlos ingresos del impuesto a las ganancias Comprender lasensibilidad de la base del impuesto a las ganancias de unacomunidad a los ciclos económicos permitirá una mejor eva-luación de la capacidad fiscal a largo plazo proveniente de es-ta base.

Al igual que con los impuestos a las ventas, implementarun nuevo impuesto a las ganancias provocará preocupaciónacerca de la competencia con las localidades vecinas; la impo-sición de un impuesto a las ganancias podrá alentar a los re-sidentes a mudarse a una jurisdicción sin impuestos a las ga-nancias. Asimismo, son pocas las localidades que tienen im-puestos a las ganancias o a las ventas en lugar de impuestosa los bienes inmuebles, y la implementación de un impuestoa las ganancias o a las ventas es considerada a menudo comouna medida mucho más significativa que un aumento en elimpuesto a la propiedad inmueble.

Bases de cargas y tarifas al usuario

La dependencia de las cargas al usuario por parte de los go-biernos locales -es decir, pagos por bienes y servicios especí-ficos que benefician a aquellos gravados- se ha incrementadosustancialmente en los últimos anos. En parte, esto refleja elimpacto de una mayor preocupación por parte del voto acer-ca de los crecientes impuestos a los bienes inmuebles y los co-rrespondientes intentos por incrementar la eficiencia de lasoperaciones del gobierno. Asimismo, se puede alegar en favorde la equidad que los consumidores que se benefician de losservicios públicos deben pagarlos.

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Se pueden imponer cargas a una variedad de bienes y ser-vicios. Una ciudad u otro gobierno de utilidad general quebrinda muchos servicios tendrá el potencial más grande debase de cargas del usuario. Un distrito especial como porejemplo un distrito sanitario o un distrito de parques tendráuna base de carga al usuario limitada a sus propios serviciosparticulares. Ciertos otros tipos de jurisdicciones, en particu-lar los distritos escolares, no tendrán base de cargas al usua-rio significativas porque el servicio que brinda es consideradoun servicio básico, no dependiente de la capacidad para pa-gar. Incluso las jurisdicciones con grandes bases de cargas alusuario no podrán cobrar por todos los servicios. En generalno es factible, por ejemplo, cobrar por los servicios de protec-ción policial, aunque otros servicios "básicos", como el trata-miento de aguas de desecho, abastecimiento de agua y la re-colección de residuos sólidos están siendo gravados con ma-yor frecuencia.

En general, los ingresos generados por una base de cargaal usuario sólo se pueden usar para financiar el servicio porel cual se ha impuesto la carga. Estas cargas pagarán por laentrega del servicio y las mejoras en el capital del sistema.Por otra parte, algunas jurisdicciones se apoyan en sus ba-ses de carga al usuario para ayudar a financiar gastos de fon-dos generales. Esto es particularmente atractivo cuando elsistema de una empresa brinda servicios a entidades exentasde impuestos o a comunidades vecinas. En el último caso, labase de carga al usuario se extiende más allá de los límitesgeográficos de una jurisdicción y ésta puede usar el dineropagado por los no residentes para ayudar a financiar los ser-vicios básicos de los residentes. Pero existen límites: el abu-so por parte de un prestador de servicios puede llevar a lacreación de un nuevo proveedor local dispuesto a cobrar ta-rifas reducidas

Restricciones

Una comunidad puede tener una economía vibrante y unagran base de ingresos, pero si tiene restricciones legales uotras no podrá obtener pleno acceso a esa base Casi todos los

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gobiernos locales están sujetos como mínimo a ciertas limita-ciones impositivas impuestas por el Estado y a restriccionesde toma en préstamo. Incluso si las restricciones legales sonrelativamente pocas, como ocurre con las comunidades autó-nomas, una jurisdicción local está sujeta a menudo a diver-sas restricciones políticas, competitivas y administrativas so-bre su aptitud para realizar su capacidad fiscal.

Restricciones legales

El Estado impone una amplia gama de limitaciones legales so-bre las actividades tributarias y de toma en préstamo de losgobiernos locales. Primero, el Estado determina qué compo-nentes de la base impositiva y de ingresos de una comunidadestán disponibles para las distintas jurisdicciones que pres-tan servicios a la comunidad y cómo deberán definirse las res-pectivas bases impositivas. Segundo, el Estado tiene la auto-ridad para imponer límites a las tasas impositivas, los gravá-menes, contribuciones y cargas, gastos, e incluso requerir ba-lances de fondos a fin del ejercicio. Tercero, el Estado definequé recursos se pueden comprometer para el rescate de deu-da y fija límites de deuda para las tomas en préstamo tanto acorto como a largo plazo. Por último, el Estado impone ciertasrestricciones de procedimiento tales como requerir audienciaspúblicas antes de aprobar un presupuesto, la aprobación pre-via del cargo para un nuevo usuario por parte de una comi-sión estadual, o un referéndum de votantes antes de imponerun incremento en la tasa impositiva. Mientras estas diversaslimitaciones tienen la intención de proteger los intereses delos contribuyentes, casi siempre tienen un impacto desfavora-ble en la capacidad fiscal de una jurisdicción.

Las jurisdicciones locales a lo largo del país han operadobajo limitaciones impuestas por el Estado durante años. Sinembargo, hubo una mayor concentración en estas limitacio-nes con las revueltas de los contribuyentes de fines de la dé-cada del 70 y comienzos de la del 80. Como resultado de lasiniciativas de los contribuyentes, se implementaron limitacio-nes adicionales para los gobiernos locales en diversos Esta-dos. Por ejemplo, la Propuesta 2 1 /2 en Massachusetts, la En-mienda Headlee en Michigan, y la Enmienda Hancock en Mis-

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souri, todas limitaban el alcance de los incrementos anualesen los gravámenes del impuesto a la propiedad inmueble lo-cal. La Propuesta 2 1 /2 también ponía un tope al monto abso-luto en dólares del gravamen impositivo del 2 1 /2% de la va-luación total, mientras que la Enmienda Hancock congeló losimpuestos a la propiedad inmueble al nivel que estaba en vi-gencia en el arto 1982.

La mayoría de las limitaciones implementadas en años re-cientes han estado destinadas al impuesto a la propiedad in-mueble, que fue y sigue siendo la principal fuente de ingresospara la mayoría de los gobiernos locales. Sin embargo, en al-gunos casos hubo también implicancias para otras bases deingresos, como así también para la capacidad de los gobiernoslocales para emitir deuda. Por ejemplo, la Enmienda Hancocktambién afectó la capacidad para incrementar tasas y cargasrelacionadas con sistemas de empresa. La Enmienda Headleehizo virtualmente imposible emitir deuda tributaria de obliga-ción general ilimitada sin la aprobación de los votantes.

Una de las medidas de reforma tributaria iniciada por losvotantes más drástica y posiblemente más publicitada tuvolugar con la promulgación de la Propuesta 13 en California.Examinar cómo les fue a las localidades de California despuésde la aprobación de la Propuesta 13 sirve corno un útil estu-dio de caso de cómo se puede restringir la capacidad fiscal ycómo reaccionan los gobiernos.

Propuesta 13

La Propuesta 13, aprobada en 1978. impuso una gama de li-mitaciones a la aptitud de los gobiernos locales de Californiapara obtener ingresos y emitir deuda. Retrotrajo la valuacióngravada a los niveles de 1975 y limitó los incrementos anua-les en la valuación de los bienes inmuebles existentes al 2%.Retrotrajo las tasas tributarias y estableció una tarifa máximade US$10 por US$1.000 de valuación gravada. La Propuesta13 también requirió que las ciudades que no tuvieran Consti-tución obtuvieran la aprobación de los votantes para aumen-tar los impuestos sobre los servicios y otros impuestos espe-ciales. Por último, la Propuesta 13 prohibió el uso de impues-tos ilimitados para bonos de obligación general, a menos que

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los bonos ya hubieran sido autorizados o se encontraran encirculación.

Las comunidades respondieron a la Propuesta 13 de diver-sas maneras. Algunas de las respuestas más inmediatas in-cluyeron el uso de superávits acumulados para equilibrar lospresupuestos del año en curso, la postergación del manteni-miento de recursos de capital, y reducciones en niveles de ser-vicios y de personal. Sin embargo, en el largo plazo estos tiposde medidas no pudieron ocuparse plenamente de los proble-mas de la capacidad fiscal perdida. Aquellas jurisdiccionesque tenían la autoridad para depender en menor medida delos impuestos a los bienes inmuebles comenzaron a hacerlo.Después de la Propuesta 13, las localidades a lo largo del Es-tado instituyeron una plétora de tasas y cargas. Si bien lasmunicipalidades de California no tienen la autoridad para im-poner un impuesto a las ganancias, ha habido una dependen-cia creciente en el impuesto a las ventas. Aunque las ciuda-des con Constitución tienen la mayor flexibilidad para diver-sificar su base de ingresos, otros tipos de jurisdicciones tam-bién han diversificado sus ingresos. Por ejemplo, desde la pro-mulgación de la Propuesta 13, más distritos escolares hangravado tasas sobre los promotores inmobiliarios. En algunoscasos, el Estado dispuso nuevas formas de asistencia finan-ciera. Por ejemplo, en 1986, el Estado estableció una lotería,que se está usando para proporcionar fondos adicionales a losdistritos escolares.

Aunque las comunidades de California han reducido sudependencia de los ingresos del impuesto a los bienes inmue-bles, la base de este impuesto no se ha visto tan dañada co-mo muchos temieron en un principio, Esto es así porque losfactores económicos han mitigado el impacto de los limitespuestos al crecimiento de la valuación gravada por la Pro-puesta 13. Primero, la economía del Estado ha sido favorableen términos generales, dando como resultado mucho nuevodesarrollo. Dado que los nuevos bienes inmuebles se puedendeterminar a valor de mercado, la valuación de estos bienesno estuvo restringida por impuestos retrotraídos y otros lími-tes impuestos por la Propuesta 13. Segundo, la movilidad delos residentes durante la década del ochenta -y el consiguien-te gran número de reventas de hogares existentes- ayudó a

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muchas localidades, dado que los bienes pueden ser revalua-dos a la reventa sin tener en cuenta las limitaciones de la Pro-puesta 13. Por último, la inflación incrementó el valor de losbienes inmuebles, aumentando con ello sustancialmente elvalor agregado por nuevos bienes y reventas de los bienes in-muebles existentes.

Como la Propuesta 13 hizo imposible emitir deuda de obli-gación general, los gobiernos locales tuvieron que usar meca-nismos de financiamiento alternativo. Muchas jurisdiccionestomaron préstamos de capital celebrando convenios de arren-damiento con opción de compra con entidades ficticias y ven-diendo certificados de participación que demostraban unaparticipación en estos pagos de arrendamiento. La capacidadfiscal que soporta estas formas de deuda es significativamen-te inferior que el compromiso impositivo ilimitado de plena fey crédito que garantiza los bonos de obligaciones generales.En 1986, una iniciativa de los votantes permitió a las locali-dades emitir nuevamente deuda de obligación general. Sinembargo, dado que se requiere la aprobación de dos tercios delos votantes para emitir tal deuda, los gobiernos locales haninsistido en usar financiamiento de arrendamiento con opciónde compra y de distrito especial para las mejoras de capital.

La forma en que las localidades de California respondierona la Propuesta 13 ilustra diversos puntos. Primero, la necesi-dad de capacidad fiscal de las jurisdicciones locales no sepuede reducir fácilmente y si una fuente -en este caso, la ba-se del impuesto a la propiedad inmueble- es reducida, las lo-calidades buscarán otras fuentes, tales como las tarifas alusuario o los impuestos a las ventas. En segundo término, latensión financiera local causada por una reducción en la ca-pacidad fiscal pone más presión en el Estado tanto para dara las jurisdicciones locales más autoridad para obtener ingre-sos como para brindar ayuda directa de fuentes estaduales(tales como la lotería). Tercero, las jurisdicciones locales pue-den diferir las necesidades de capital en el corto plazo, perolas necesidades de infraestructura locales deben ser atendi-das La toma de préstamos tomará nuevas formas si las vie-jas han sido suspendidas.

Por último, la economía local juega un papel significativopara determinar el alcance del daño causado por los límites

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de ingreso y de toma en préstamo. En el caso de California, yluego de hacer un balance, las tendencias económicas han si-do favorables. Sin embargo, una disminución del crecimientoeconómico aparejado con baja inflación puede permitir que seexperimenten los efectos completos de la Propuesta 13. Másaún, la práctica de gravar las propiedades inmuebles existen-tes sólo a su reventa ha creado desigualdades que pueden serremediadas implementando retrocesos de precios adicionalesy poniendo restricciones adicionales a la valuación gravada.En cierto sentido, el verdadero poder de la Propuesta 13 no hasido probado todavía plenamente. Asimismo, la Propuesta 13fue seguida por la Enmienda Gann, que impone ciertos lími-tes de gastos y requiere que los ingresos que superen estos lí-mites sean rebajados a los contribuyentes. Hasta que hacepoco se la modificó, la Enmienda Gann había comenzado a li-mitar la capacidad fiscal local para varias localidades.

Restricciones políticas

Requerir la aprobación del votante para nuevos incrementosde deuda y de tasa de impuestos es una de las restriccionespolíticas y legales más limitativas que enfrentan muchas lo-calidades. Esta restricción es particularmente fuerte si laaprobación requerida por el votante es mayor que una simplemayoría. Cuando tales límites existen, las jurisdicciones loca-les tratan a menudo de evitarlos si es que hay un método le-gal para hacerlo. Por ejemplo, en Illinois, varias jurisdiccioneslocales usan las comisiones de edificios públicos para emitirdeuda en su nombre; esto evita la necesidad de obtener laaprobación con respecto a deuda del votante y al mismo tiem-po permite a la jurisdicción gravar un impuesto limitado quepague costos operativos como así también costos de serviciode deuda de las facilidades financiadas con los bonos de lacomisión.

Aun si un gobierno local no necesita la aprobación del vo-tante para un incremento de impuestos o una nueva emisiónde bonos, es probable que los sentimientos del votante jue-guen un papel clave en la posibilidad de que se incremente elimpuesto o se venda la emisión de bonos. Si bien es posibleque no haya una restricción formal sobre los impuestos o las

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tomas de préstamo, el clima político puede crear restriccionesprácticas.

Por otra parte, dado que en general los mismos contribu-yentes pagan impuestos a la propiedad inmueble a distintasjurisdicciones, es esencial una toma de conciencia de las ne-cesidades impositivas de otras jurisdicciones. Por ejemplo, lacapacidad de una ciudad para usar la base del impuesto a lapropiedad inmueble puede verse restringida en forma efectivasi el distrito escolar local hubiera elevado recién sus impues-tos para financiar un nuevo programa o construir una nuevaescuela. Esta es la razón por la cual cualquier evaluación debase de capacidad fiscal debe tomar en cuenta la carga totalen un área. En muchos casos, se deben considerar otras ba-ses además de las bases del impuesto a la propiedad inmue-ble. Por ejemplo, si un condado acaba de imponer un impues-to a las ventas, se le puede hacer dificil incrementar los im-puestos a la propiedad inmueble el año siguiente.

La existencia de distritos especiales sólo se agrega al nú-mero de jurisdicciones que explota la misma base impositiva.Por ejemplo, en Illinois, una comunidad puede recibir servi-cios no sólo de la ciudad y el condado, sino también de variosdistritos escolares, un distrito de parques, un distrito biblio-tecario, y un distrito sanitario. En Nueva York, distritos espe-ciales prestan diversos servicios a áreas especiales dentro deuna comunidad. Y varias áreas metropolitanas -por ejemplo,Atlanta, Chicago y San Francisco- tienen distritos de tránsitoque cubren amplias áreas geográficas y abarcan muchas co-munidades. A medida que se incrementa el número de distri-tos, puede disminuir el monto de ingresos a disposición decualquier jurisdicción.

Restricciones competitivas

Además de las restricciones políticas dentro de la propia co-munidad, los gobiernos locales también deben estar al tantode las cargas y políticas impositivas de las comunidades ve-cinas, en el sentido que las comunidades compiten por los re-sidentes y por la actividad económica. Tal como antes men-cionáramos, instituir un impuesto a las ventas local cuandoninguna de las comunidades vecinas lo tiene puede alentar a

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algunos residentes a comprar artículos en otro lugar. Los al-tos impuestos a los bienes inmuebles pueden disuadir a losresidentes y a las empresas de mudarse a una comunidad.En realidad, cualquier clase de impuesto, tasa o tarifa delusuario adicional puede tener un impacto económico y seráevaluado a menudo en el contexto de lo que hacen otras co-munidades.

Dada la capacidad de los residentes y empresas de "votarcon los pies" mudándose a otro lugar, las jurisdicciones conmuchas clases diferentes de impuestos son particularmentevulnerables a perder parte de su base de impuestos e ingre-sos en manos de las jurisdicciones vecinas. Si bien la políticatributaria no es el único ni siquiera el más importante crite-rio para determinar la ubicación de la empresa, juega su pa-pel. Las tasas impositivas y la composición de los impuestostambién serán uno de los factores tomados en cuenta cuandouna familia decide en dónde estará su próximo hogar y si pue-de afrontar una comunidad en particular. Cualquier éxodosignificativo de personas y empresas de una jurisdicción quecobra muchos impuestos y tasas puede ser el incentivo parareacondicionar la política tributaria local.

Restricciones administrativas

Por último, incluso si una jurisdicción local tiene la autori-dad legal para imponer una clase de impuesto o tasa parti-cular, tiene el apoyo del votante para hacerlo, y no se preo-cupa por la competencia de otras comunidades, dicho im-puesto o tasa pueden ser difíciles de imponer en razón de lasrestricciones administrativas. Estas restricciones pueden in-cluir limitaciones prácticas que tornen dificil la implementa-ción o limitaciones que conviertan en prohibitivo el costo dela implementación.

Las comunidades más pequeñas enfrentan a menudo res-tricciones administrativas en razón de su tamaño. Por ejem-plo, un pequeño pueblo puede proveer de agua a sus residen-tes pero no puede cobrar una tasa basada en el uso porqueno tiene los recursos para llevar a cabo un estudio de tasa quedeterminen cuáles deben ser los cargos apropiados ni tienelos medios para controlar el uso. Puede ser más simple para

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el pueblo cubrir cualquier costo de operar el sistema de aguaa través de otras fuentes de ingresos, como por ejemplo el im-puesto a los bienes inmuebles.

Si bien las grandes jurisdicciones pueden tener menos res-tricciones administrativas en razón de su tamaño, incluso lasciudades importantes pueden enfrentar restricciones admi-nistrativas en algunas áreas. Por ejemplo, una ciudad podríacobrar tasas por amarrar un barco en el muelle municipal; sinembargo, sería muy difícil cobrar por muchos otros tipos deuso de área de puerto, tales como la admisión a los parquesque corren a lo largo de la playa.

Y a veces es posible que el gravamen de un impuesto o ta-sa no sea efectivo con respecto a costos en razón del pequeñonúmero de personas afectadas. Por ejemplo, a una ciudaduniversitaria con muchos estudiantes le podría resultar útilimponer una tasa por registro de bicicletas, porque muchosestudiantes poseen bicicletas. Sin embargo, otra localidad conproporcionalmente menos ciclistas podría encontrar que elcosto de administrar tal tasa resulta mayor que los ingresosderivados de la misma.

En resumen

La capacidad fiscal es un componente integral del planea-miento financiero del gobierno local. Tiene un efecto sobre lasdecisiones de política operativa y de capital. La evaluación dela capacidad fiscal de una comunidad trae aparejado una se-rie de juicios analíticos basados en factores tanto cualitativoscomo cuantitativos.

Para determinar la capacidad fiscal, se consideran la eco-nomía local de la comunidad, su base de impuestos e ingre-sos y las diversas limitaciones que enfrenta la jurisdicción.Mediciones tales como el empleo y los ingresos de los resi-dentes, las tasas de desempleo, y las tendencias de la pobla-ción brindan un marco económico dentro del cual se puedeanalizar la capacidad fiscal. Las tasas de impuestos e ingre-sos se pueden cuantificar, pero es importante reconocer lasensibilidad de cada fuente de ingreso a las distintas varia-bles independientes. Asimismo, a menudo existen restriccio-nes legales, políticas, competitivas y administrativas que

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afectan la capacidad fiscal de una comunidad, y que debenser identificadas.

El proceso de evaluación es complejo, pero la conciencia deun gobierno local de su capacidad fiscal brinda una base só-lida para preparar las políticas financieras a corto y largo pla-zo. Tales políticas pueden ser planeadas luego, sobre la basede una determinación cuidadosa y minuciosa de la capacidaddel gobierno para apoyar sus metas relacionadas con servi-cios y capital.

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Un nuevo pacto fiscal:la propuesta de la Cepal*

Eugenio Lahera P.**

Introducción

Las finanzas públicas de la región han experimentado progre-sos significativos, si bien subsisten diversos problemas fisca-les y una extendida fragilidad de los logros alcanzados.

La robustez o fragilidad de las finanzas públicas refleja lafortaleza o debilidad del "pacto fiscal" que legitima el papel delEstado y el campo de las responsabilidades gubernamentalesen la esfera económica y social. En efecto, la ausencia de unpatrón generalmente aceptado de lo que deben ser sus objeti-vos erosiona cualquier grado de consenso sobre la cuantía yla gestión de los recursos que debe manejar el Estado. Por elcontrario, un acuerdo político explícito o implícito de los dis-tintos sectores sociales sobre qué debe hacer el Estado ayudaa legitimar el nivel, composición y tendencia del gasto públicoy de la carga tributaria necesaria para su financiamiento.

Así, una condición de la viabilidad de un proceso de trans-formación productiva con equidad es un nuevo pacto fiscal, al

* Este articulo se basa en el documento EL Pacto Fiscal. Fortalezas, debilida-des, desafíos, Cepal, LC/G.1997/Rev. 1, 3 de julio de 1998. Sin embargo, lasopiniones expresadas son personales y no necesariamente corresponden a lasde la institución.** Asesor en Políticas Públicas del Secretario Ejecutivo de la Cepal.

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que se llega mediante la institucionalidad democrática, cuyosdos objetivos sean la consolidación de las reformas en proce-so, impulsando así un entorno macroeconómico estable y lapromoción de la equidad, que comprometa al fisco a usar efi-cientemente los recursos y que contemple mecanismos trans-parentes de acción pública.

I. De la agenda pública a la política fiscal

El pacto fiscal forma parte de un acuerdo político de los dis-tintos sectores sociales, mediante el cual parte de la agendapública es convertida en programas y en políticas públicas. Lacapacidad de lograr dicho acuerdo es determinante de la es-tabilidad y el carácter reformista de la democracia.

Más que cualquier discusión de carácter abstracto sobre loque el sector público debiera hacer, son las políticas públicaslas que determinan papeles para el Estado y el gobierno en laestrategia de desarrollo. En consecuencia, dicho acuerdo tam-bién debe determinar la cuantía de los recursos públicos re-queridos, su origen y las reglas de su asignación y ejecución.Se configura así la demanda de intervención pública.

Corresponde al gobierno transformar las orientacionesprogramáticas en políticas públicas. De hecho, las políticaspúblicas son la unidad de transacción del sector guberna-mental• ellas deberían ser la base del análisis objetivo de lastareas y las posibilidades del sector público en el desarrollonacional. Así como los programas deben ser consistentes y fi-nanciables, las políticas públicas deben ser selectivas y se-cuenciales.

Las políticas están acotadas por márgenes políticos y fi-nancieros de acción; en cuanto a lo primero, las políticas nor-malmente corresponden a modificaciones de algo que ya exis-te; y en cuanto a lo segundo, ellas deben permitir el manteni-miento de los equilibrios macroeconómicos básicos, esto es,los que permiten que la necesaria consolidación del equilibriofiscal se haga sobre bases permanentes que no dañen los ob-jetivos de equidad y competitividad.

La autoridad debe asignar recursos para el mejor cumpli-miento de las políticas públicas, a partir de la jerarquización

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de las políticas y del uso de los recursos: se trata de una típi-ca decisión económica para satisfacer objetivos múltiples conrecursos escasos. Los recursos dependen de la situación de lacaja fiscal pero también de otros factores, incluyendo la rigi-dez de los procedimientos contables, las limitaciones del ma-nejo financiero de empresas y servicios públicos, y, en el casodel Presupuesto, de la periodicidad con la que debe ser discu-tido por el Parlamento.

Dicha demanda requiere una oferta proporcional del sectorpúblico en lo relativo a la capacidad del Estado y del gobiernopara realizar el aporte esperado. Pero tal capacidad no estáasegurada por la simple necesidad de su existencia, lo que esuna asimetría característica del subdesarrollo. De allí la nece-sidad de la reforma del Estado y el gobierno en la región. 1

II. La institucionalidad fiscal

Una adecuada instituclonalidad fiscal es parte importante dela institucionalidad democrática, ya que ella permite compa-tibilizar equilibrio macroeconómico y crecimiento, garantiza eluso de los recursos conforme al acuerdo social expresado enlas políticas del gobierno, y mejora la gestión fiscal, al estable-cer incentivos adecuados y métodos de control y evaluación.Para ello las instituciones fiscales deben tener en cuenta a to-dos los actores sociales que corresponde: poder ejecutivo na-cional, gobiernos subnacionales, entidades públicas autóno-mas, el parlamento, los organismos de control y la sociedadcivil, dando apoyo técnico a los actores más débiles del proce-so presupuestario.

Esta matriz de agentes y objetivos debe ser examinada enmás detalle, especialmente su dinámica, tipos de conflicto ymodalidades de resolución, en sus facetas analíticas de dise-ño, gestión y evaluación de la política fiscal. Entre los temasa ser considerados se encuentran: la coordinación de repre-sentantes políticos y funcionarios gubernamentales, que pue-

1 Eugenio Lahera, Las políticas públicas y el arte de gobernar. Una introduc-ción critica, versión preliminar, Departamento de Ingeniería industrial, Uni-versidad de Chile, 1999.

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de inducir una sobreutilización de los recursos comunes, di-sipación de ingresos extraordinarios o postergación de losajustes requeridos; la credibilidad de las decisiones económi-cas, especialmente cuando pueda plantearse una inconsis-tencia dinámica; y los problemas de agencia, especialmentecuando los políticos y funcionarios encuentran incentivos pa-ra actuar según sus propios intereses, más que según los delprincipal, quien diseñó el Pacto Fiscal. 2

Como lo comprueba la experiencia de diversos países de laOCDE, la reforma de la gestión pública se basará en la mayorflexibilidad en el uso de los recursos entregados a las agenciasque realizan el gasto, en un marco de mayor transparencia ymejor rendición de cuentas que las responsabiliza por sus re-sultados. En el mediano plazo, la reforma de la gestión públi-ca debe ser confiada a los ejecutivos más que a los diseñado-res de política. 3

La puesta en práctica de la flexibilidad con responsabilidaden el gasto requiere el reforzamiento o la reforma de diversosaspectos institucionales de la gestión del gasto público: pla-nes estratégicos y operacionales, objetivos y evaluación de de-sempeño, contratos para desempeño personal y organizacio-nes, la separación del diseño de políticas y de la provisión delservicio, nuevas medidas contables, uso más activo de las au-ditorias y evaluaciones, así como incentivos y sanciones fi-nancieras.4 La formulación de políticas debe atender de modoexplícito a las implicaciones financieras de éstas, precisandolos nexos costo-resultado

Un resultado que se debe evitar es la consolidación deagencias autónomas que configuren áreas de gobierno en lasombra, de baja transparencia o más allá de canales ade-cuados de control. Del mismo modo, la dependencia de tran-sacciones con terceras partes podría llevar a filtraciones ge-neradas en situaciones de azar moral, y la excesiva depen-

2 Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina tras una década de re-formas, Progreso Económico y Social en América Latina. Informe .1997, Was-hington, 1997.3 OECD, El Rol Cambiante de la Dirección Central de Presupuesto, OECD-GD/97/109, Paris, 1998.4 OECD, Presupuestación Moderna, París, 1997.

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dencia de contratos podría llevar a situaciones de colusión ycorrupción. 5

La autonomía del Banco Central debe ser específicamenteconsiderada. La evidencia académica al respecto indica quelos bancos centrales independientes típicamente producen ni-veles de inflación menores que sus contrapartes no autóno-mas, pero también contribuyen menos al crecimiento en lar-go plazo. 6

En definitiva en este terreno, las instituciones que se desa-rrollen deben cumplir con los tres objetivos señalados, permi-tir la participación de todos los actores y tratar de influir enlas normas y prácticas informales. Ello implica, en primer tér-mino, fortalecer las instancias del poder ejecutivo encargadasde velar por la coherencia entre la distribución de recursosfiscales y los programas de gobierno, e instaurar prácticasque contribuyan al buen manejo de los recursos. Implica, ensegundo lugar dar más apoyo técnico a los actores más débi-les del proceso presupuestario: los gobiernos subnaclonales,los parlamentos y la sociedad civil. Indica, por último, que nosólo se debe prestar atención a las instituciones formales si-no también al mundo de las reglas y prácticas informales, ám-bito en el que el debate público y la generación de consensosdemocráticos son insustituibles.

III. Consolidación del ajuste fiscaly la macroeconomía

El pacto fiscal tiene dos grandes orientaciones que puedenreforzarse recíprocamente. Una es la consolidación del ajus-te fiscal y de la situación macroeconómica; la otra es la decontribuir a la equidad. En cuanto al primer objetivo puedencaracterizarse dos grupos de acciones: uno referido a los in-

5 International Monetary Fund, "Temas y Nuevas Directivas en la Administra-ción de los Gastos Públicos", Trabajo del FMI, WP/96/123, Washington, no-viembre de 1996.6 Sobre este terna véase Ignacio Mas, "Independencia del Banco Central. UnaPerspectiva Critica ", Banco Mundial Trabajo sobre Investigación de PolíticasN° 1356, septiembre de 1994

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gresos públicos; el otro, a los desafíos en el terreno de la ma-croeconomía.

Como es evidente, el costo de los ajustes necesarios en laseconomías nacionales debe ser compartido con el sector pri-vado, para prevenir burbujas de consumo o procesos de so-breajuste fiscal, que debilitan el cumplimiento de las tareassociales y productivas especificadas en el pacto fiscal.

1. Ingresos públicos

Las reformas impositivas en la mayoría de los países, aunquemuestran importantes logros en los diversos ámbitos, todavíadistan de cumplir cabalmente los clásicos objetivos de sufi-ciencia recaudatoria, simplificación de normas y procedimien-tos, neutralidad en la asignación de recursos y equidad en ladistribución de la carga. En el agregado, el desempeño tribu-tario muestra, en particular, una mejora marginal en suficien-cia recaudatoria, la persistencia de elevados índices de eva-sión, elusión y renuncia fiscal, y una pérdida de presencia dela equidad vertical en el debate tributario. De ahí la necesidadde persistir en reformas orientadas a mejorar los ingresos pú-blicos. A continuación, se mencionan someramente algunoscampos de acción en esta materia.

a) Fortalecer los ingresos fiscales

Las comparaciones internacionales indican que el coeficientemedio de tributación en América Latina es bajo y que existeun amplio margen para mejorar los ingresos públicos en mu-chos países. En esta materia, tanto por razones económicascomo políticas, se debe privilegiar una estrategia de combatea diversas formas de evasión fiscal, mediante el fortalecimien-to de la administración tributaria. Ello constituye una señalclara a los agentes económicos y a la sociedad como un todo,en el sentido de que, así como el cumplimiento de la ley es unprerrequisito de la vida democrática, el cabal cumplimientodel código tributario es una condición necesaria para dar vi-da efectiva al pacto fiscal en que se apoya la gobernabilidadeconómica y política. Mientras la lucha contra la evasión in-crementaría la equidad horizontal, el fortalecimiento de la tri-

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butación directa (especialmente a las personas) contribuiría amejorar la equidad vertical.

A lo anterior se podría agregar la posibilidad de utilizar enmayor escala "impuestos verdes", los que generan ademásefectos positivos sobre la protección ambiental, y son aún in-cipientes en la región. A estas fuentes valdría la pena agregarotras derivadas de gravar algunas operaciones financieras,especialmente de carácter especulativo; sin embargo, éstasdeberían aplicarse en el marco de arreglos institucionales yprocedimientos internacionales que impusieran cargas simi-lares en todos los países, para evitar que dichos gravámenesden lugar a desviación de los flujos de recursos. Para dotar deviabilidad política a todos estos esfuerzos, es necesario que elmayor nivel de recaudación vaya estrictamente ligado a ma-yor productividad en el gasto y a prácticas institucionales queminimicen el espacio a las posibilidades de corrupción.

b) Simplificar el régimen y administración tributarios

Al reducir las bases imponibles, algunas de ellas de bajo ren-dimiento recaudatorio, se reducen los "costos de cumplimien-to" de los contribuyentes y, con ello, los incentivos para elu-dir o evadir el cumplimiento de las obligaciones. Un sistemacon bases amplias y alícuotas uniformes es menos vulnerablea intentos de evasión -básicamente por las mayores facilida-des de control por parte de la administración tributaria- queotro en el que existan múltiples exenciones, deducciones o ta-sas diferenciadas. Por otra parte, la simplificación del sistematributario reduce los requerimientos de información, limitan-do procedimientos administrativos más complejos, que tien-den a incentivar la elusión y la evasión. La simplificación de-be ir de la mano con la unificación de atribuciones legales so-bre una misma base impositiva, ya que cuando ésta se difun-de en diversos niveles de gobierno, tiende a dificultar las ope-raciones de control.

c) Reducir y racionalizar los incentivos tributarios

Este tipo de instrumentos genera opacidad en el diseño y eje-cución de la política fiscal, pues el gobierno generalmente no

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dispone de estimaciones actualizadas acerca de los volúme-nes que deja de recaudar, ni tampoco respecto de quiénes seapropian de los correspondientes beneficios. La falta de trans-parencia, característica de estos "gastos tributarios", estámuy vinculada a la considerable discrecionalidad con que losgobiernos asignan sus beneficios, lo que los transforma en unvehículo muy conveniente para diferentes modalidades decaptación de renta (rent-seeking) y corrupción. Por lo tanto, eluso de los incentivos tributarios no sólo afecta adversamenteel criterio de suficiencia recaudatoria, sino también el princi-pio de equidad. De hecho, la potencial regresividad de esteinstrumento puede contribuir a neutralizar los esfuerzos dis-tributivos que el gobierno realice a través de otros instrumen-tos de política, sean éstos tributarios o fiscales en general.

El argumento clásico que avala estas exenciones es el defavorecer, en la asignación de recursos, a sectores o regionesseleccionados por las autoridades económicas. Sin embargo,como habitualmente no se conocen los volúmenes de recursoscanalizados a los agentes favorecidos, ni tampoco se efectúanevaluaciones de los resultados, suele no quedar claro el cum-plimiento de dicho objetivo. Más aún, si se justifica la priori-dad concedida, resultaría más eficiente para lograr el mismoobjetivo una asignación explícita de recursos en el presupues-to, lo que además facilitaría la evaluación de la eficiencia delgasto. En ausencia de una decisión en tal sentido, debe al me-nos estimarse un presupuesto de renuncia fiscal, el cual de-be ser presentado, conjuntamente con el presupuesto ordina-rio, a consideración de los parlamentos, permitiendo, de pa-so, una mayor transparencia en la gestión fiscal.

d) Privatización e ingresos fiscales

Debido a su carácter no recurrente, la generación de ingresospúblicos no debe ser el objetivo principal de los procesos deprivatización. Es esencial, en particular, evitar que los ingre-sos por privatizaciones se utilicen para financiar gastos co-rrientes. La experiencia regional indica que el uso más eficien-te de dichos recursos es la recompra de deuda pública, condescuento, en los mercados secundarios, cuando dicha deu-da está disponible.

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2. Nuevos deseos macroeconómicosde la política fiscal

Estos desafios incluyen lo de morigerar al carácter cíclico delas finanzas públicas; prevenir las crisis bancarias y, en casode que se presenten, diluir los patrimonios de los accionistasde las entidades en crisis y asumir pérdidas por la vía fiscal;atender a los efectos macroeconómicos de la descentraliza-ción; y vigilar el impacto fiscal de las reformas a la previsiónsocial.

a) Morigerar el carácter cíclico de las finanzas públicas

Es necesario corregir el manejo excesivamente pro cíclico delas finanzas públicas, rescatando un enfoque estabilizadorque privilegie las tendencias de mediano plazo en la economíay las propias variables fiscales. 7 Por cierto, la validez de unenfoque anticiclico de las finanzas públicas depende de suconsistencia, es decir, de que opere en ambas fases del ciclo,ahorrando las holguras en la fase de auge, para poder acudira las reservas en períodos adversos. Con este fin es necesariocontar con algunas reglas sobre el gasto y con algún diseñoinstitucional que asegure la simetría fiscal en el ciclo. 8

En materia de reglas presupuestarias se ha sugerido aco-tar el crecimiento del gasto corriente a niveles estables y nosuperiores al crecimiento tendencial de la economía, dando alos impuestos un rol activo para atenuar las fluctuaciones delciclo económico. En materia institucional, junto a los conoci-dos fondos de estabilización del precio del café (Colombia) ydel cobre (Chile), se plantea la conveniencia de establecer unfondo de estabilización de la recaudación tributaria, donde secontabilizarían y acumularían los ingresos transitorios du-

7 Michael Gavin, Ricardo Hausmann, Roberto Perotti y Ernesto Talvi "Admi-nistración de la Política Fiscal en América Latina y El Caribe: Volatilidad, Pro-ciclidad, y Confiabilidad Limitada", Serie de Trabajos de IADB, N° 326, Was-hington, 1996.s Teresa Ter-Minassian y Gerd Scwartz, "El Rol de la Política Fiscal en la Es-tabilización Sostenible: Experiencias de América Latina" Fondo Monetario In-ternacional. Trabajo del FMI, WP/97/94, agosto de 1997.

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rante los períodos de auge, para evitar igualmente una exce-siva contracción del gasto durante la posterior fase descen-dente. Este manejo debe ser complementado con otro, tam-bién anticíclico, del endeudamiento público, en particular delcrédito externo.

En esta misma orientación, es importante que los gobier-nos de la región concedan mayor importancia a diferenciar elcomponente cíclico y el componente estructural del déficit pú-blico, al estilo de las economías de la OCDE. Por de pronto, laalta elasticidad-ingreso de las importaciones es un indicadordel marcado componente cíclico propio del actual patrón decrecimiento. Como la estructura tributaria ha acentuado sudependencia de los impuestos indirectos, la fluctuación de losingresos aduaneros, y del IVA por importaciones, indica quelos cálculos tradicionales pueden subestimar la magnitud delcomponente cíclico.

Realizar un seguimiento de los déficit cíclico y estructuraldel sector público, con información estandarizada y oportuna,facilitaría los debates fiscales de mediano plazo, evitando ade-más ajustes traumáticos en la coyuntura. Del mismo modo,dotaría de mayor estabilidad a los programas sociales, puespodría acudirse a los ingresos públicos o a la inversión públi-ca como variables de ajuste al ciclo. Ello ayudaría a mejorarel impacto de los programas sociales, ya que una vez corregi-dos los escenarios de vaivenes pronunciados en el gasto so-cial, es más factible concentrarse en el análisis de su impac-to y en las correcciones necesarias en su desempeño.

b) Crisis bancarias

Dados los elevados costos fiscales y cuasifiscales de las crisisbancarias, su prevención es una de las actividades de mayorrentabilidad social. La experiencia regional e internacional in-dica que una combinación de entornos macroeconómicos me-nos volátiles y una regulación prudencial fuerte son particu-larmente eficaces para dicha prevención. Lo primero puedeser apoyado con medidas financieras orientadas a elevar elcosto de la entrada de capitales de corto plazo (encajes a pa-sivos externos) o de captación de menor duración del sistemafinanciero (encajes mayores para captaciones de plazos cor-

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tos), así como con un manejo fiscal menos pro cíclico. Las me-didas de regulación prudencial deben estar orientadas a evi-tar que las entidades crediticias asuman riesgos excesivos du-rante la fase de auge, a cubrir adecuadamente los riesgosasumidos, adoptando incluso requisitos más estrictos que lospropuestos por el Comité de Basilea (dada la más alta volad-lidad financiera en la región) e incluyendo en la regulación afiliales y subsidiarias del exterior, así como al conjunto de losconglomerados financieros que constituyen una unidad em-presarial.

En caso de que se presenten crisis, es esencial que los pa-trimonios de los accionistas de las entidades disminuyan enfunción de las pérdidas acumuladas y que se evite a toda cos-ta salvar deudores que hayan participado en prácticas enga-ñosas o al borde de la legalidad. Asimismo, los gobiernos de-ben aportar los recursos necesarios para capitalizar directa-mente entidades en crisis si ello se considera conveniente, opara cubrir las pérdidas cuasifiscales del banco central, impi-diendo en este último caso que estas pérdidas se reflejen enuna expansión del crédito interno.

c) Controlar los efectos macroeconómicosde la descentralización

Para manejar los efectos macroeconómicos de la descentraliza-ción, la experiencia regional indica, en primer término, que esesencial una clara definición de las competencias entre el ni-vel central y el regional y local, y una estimación rigurosa delos costos necesarios para financiar las de estos últimos. Lastransferencias que se diseñen con este propósito deben estardesligadas de la recaudación de impuestos nacionales, y debenpreferir modalidades que concilien criterios de equidad interre-gional, eficiencia y esfuerzo fiscal. Para ello han de tenerse encuenta cuatro variables, cuya importancia relativa debe pon-derarse en función de las condiciones nacionales: poblaciónobjetivo (sistema de capitación), costo de prestación de los ser-vicios descentralizados, eficiencia y eficacia en su prestación ynivel del esfuerzo fiscal regional o local. La experiencia aconse-ja también diseñar mecanismos estrictos de seguimiento ycontrol del endeudamiento y del uso de las transferencias.

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Destaca igualmente la importancia de robustecer la capacidadde recaudación local, así como las capacidades técnicas degestión administrativa y financiera a nivel regional y local.

d) Atender al impacto fiscal de las reformasa la previsión social

En los últimos años, se ha adquirido en la región una con-ciencia creciente sobre un elemento generalmente olvidado dela deuda pública: la deuda previsional. Ello ha llevado a intro-ducir procesos de reforma en los sistemas de seguridad so-cial, limitando y redefiniendo la participación pública en di-cho ámbito. El impacto de tales reformas en las finanzas pú-blicas es considerable, tanto por la magnitud de la deuda in-volucrada como por las exigencias fiscales que impone latransición previsional.

El cambio total e instantáneo hacia cuentas de ahorro in-dividuales obligatorias implica reconocer dos componentes dela deuda previsional: a) el valor presente de las pensiones dequienes se encuentran pensionados a la fecha de vigencia dela reforma (la deuda previsional con los jubilados); y b) el va-lor presente de las contribuciones (o beneficios a los cualesdan derecho) que hasta la fecha de vigencia de la reforma hanrealizado (adquirido) aquellos que aún permanecen activos (ladeuda previsional con los activos). La suma de ambos valores,menos el valor de las reservas del sistema antiguo, constitu-ye una aproximación de la deuda previsional implícita.

Desde el punto de vista de las finanzas públicas, la viabi-lidad de realizar un cambio total e inmediato del sistema depensiones debe ser ponderada por las autoridades pertinentesen cada país. Un caso citado frecuentemente en el debate re-gional es la experiencia chilena, donde se transfirió al Estadola responsabilidad financiera por el costo total de la reforma.Este costo incluye: el pago por el déficit operacional (paraamortizar la deuda con los jubilados y pensionados), el pagode los bonos de reconocimiento (para amortizar la deuda porlas contribuciones pasadas que realizaron los activos al mo-mento de la reforma y que llegan a la edad de jubilación o sepensionan), el pago de los subsidios para pensiones mínimasa aquellos que, habiendo contribuido durante un período le-

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gal, no acumulan un monto que permita financiar la pensiónmínima, y el pago de las pensiones asistenciales para los in-digentes. Estos compromisos han significado hasta el presen-te, para las finanzas públicas, un esfuerzo muy superior a lasproyecciones originales, y parte de su financiamiento requirióen su oportunidad (1981-1987) de un importante ajuste en laestructura del gasto fiscal social, que redujo la disponibilidadde recursos para programas en educación, salud y vivienda.Aparte de estas consideraciones fiscales, es necesario tener encuenta los efectos distributivos, especialmente en lo que con-cierne al prorrateo del costo fiscal entre las diferentes genera-ciones de contribuyentes y jubilados.

Aun en ausencia de crisis financieras que pudieran afectarla rentabilidad mínima garantizada de los fondos de pensio-nes, es posible que la deuda previsional que se hace explícita,y las transferencias necesarias para cumplir con las pensio-nes mínimas y asistenciales, hagan necesario el aporte de re-cursos fiscales adicionales. La experiencia chilena confirmaesta apreciación. De ahí que la principal lección de esa expe-riencia sea que la transición de un sistema de financiamientode las pensiones a otro exige un enorme esfuerzo en las finan-zas públicas.

En la práctica han surgido modelos alternativos de refor-mas que buscan aprovechar las bondades del sistema de ca-pitalización pero a la vez minimizar la deuda previsional explí-cita. La forma de financiamiento no está prefijada en la mayo-ría de los casos, pero puede consistir en una combinación deimpuestos corrientes, deuda pública e ingresos de privatiza-ciones, entre otros. Basar el financiamiento sólo en los im-puestos significa una pesada carga para la mayor parte de lasgeneraciones actualmente activas; inversamente, basarlo endeuda (bonos del Estado) alivia a las generaciones presentesy traslada el costo de la transición hacia las futuras.

N. Resguardo de la equidad

Como ya se señaló, el Pacto Fiscal tiene como objetivos simul-táneos la consolidación de la macroeconomía y la promociónde la equidad; esta es la intuición de la estrategia de transfor-

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mación productiva con equidad propuesta por la Cepal, quebusca llenar el "casillero vacío", aquel de las economías quecrecen con rapidez y equidad. 9 En la región ha existido unamarcada asincronía al respecto, ya que el objetivo de la esta-bilización predominó ampliamente sobre el de la equidad.Nuevas rondas de restricciones externas podrían volver a pos-tergar el objetivo de equidad, poniendo en peligro la solidezdel pacto fiscal.

La experiencia demuestra que el crecimiento con equidades posible, pero que el crecimiento no conduce automática-mente a la equidad y la política social no puede compensar losefectos regresivos de numerosas políticas económicas. Es ne-cesario incorporar en la política económica tanto el objetivo dela equidad como el del crecimiento, y la política social debeotorgar prioridad no sólo a la equidad, sino también a la efi-ciencia. Por otra parte, un supuesto de la estrategia de trans-formación productiva con equidad es que existen áreas en lasque ambos objetivos se potencian recíprocamente; ellas son almenos cinco: el mantenimiento de los equilibrios macroeconó-micos, la inversión en recursos humanos, la generación deempleo productivo, la modernización tecnológica, y el desa-rrollo de la infraestructura. 10 En todas las áreas señaladas elgasto público tiene significación.

Por otra parte, es necesario consolidar la recuperación delgasto social, mejorar su focalización y estabilizar su financia-miento. A este último respecto es necesario reconocer, por ra-zones de equidad, la importancia de la tributación directa, es-pecialmente de las personas. También corresponde vigilar losefectos de la descentralización en términos de la equidad e in-cluir claros mecanismos de solidaridad en el diseño de esque-mas de participación privada en servicios sociales.

a) Incidencia distributiva de la política fiscal

La razonable inquietud por asegurar el saldo no inflacionario

9 Fernando Fajnzylber, "Industrialización en América Latina: de la "caja ne-gra" al `casillero vacío"". Cuadernos de la Cepal, N°60, 1990.10 Joseph Ramos, ¿Es posible crecer con equidad?", Revista de 1a Cepal, N°56, agosto de 1995.

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de las cuentas públicas debe complementarse con un interéssimilar por el impacto de las políticas públicas en lo que res-pecta a la equidad. Esto exige que se otorgue particular aten-ción al análisis de la incidencia distributiva de la política fis-cal, mediante estudios actualizados del impacto de la tributa-ción en distintos estratos socioeconómicos y la generalizaciónde los que analizan los efectos del gasto público, tanto globalcomo, muy especialmente, de los programas específicos desti-nados a los grupos de menores ingresos. Estos estudios de-ben servir de base para estimaciones de la incidencia presu-puestaria, es decir, de los efectos distributivos netos del pre-supuesto.

Así como los gobiernos y muchos analistas calculan losefectos macroeconómicos de la política fiscal, deberían esti-marse regularmente los efectos distributivos de dicha política.Este ejercicio es aún más necesario cuando el Parlamento seenfrenta a importantes decisiones en este frente, es decir, acambios importantes en la estructura tributaria o del gastopúblico. En estos casos, el análisis del impacto distributivodebería ser uno de los elementos fundamentales de la deci-sión. Estos análisis deben abarcar, además, todas las esferascuasifiscales, especialmente las renuncias tributarias y las re-gulaciones obligatorias.

En cuanto a la incidencia distributiva de la política tribu-taria en sí misma, no sólo por razones de suficiencia de la re-caudación, sino también de equidad, es conveniente otorgarun mayor peso a la tributación directa, especialmente sobrela renta personal, cuya incidencia distributiva es la más favo-rable. En cuanto a la tributación indirecta, y sujeto a un aná-lisis detallado de sus efectos que afectan desfavorablemente lasimplicidad del régimen y la administración, no debe descar-tarse el uso, por razones de equidad, de tasas diferenciadas(tarifas más bajas a algunos bienes básicos de la canasta fa-miliar de los sectores más pobres), siempre y cuando se cuen-te con resguardos técnicos y administrativos para evitar filtra-ciones o distorsiones marcadas en la asignación de recursos.Tampoco puede descartarse el uso de sistemas transparentesde subsidios cruzados de los servicios públicos, a condiciónde que no generen distorsiones en la fijación del precio bási-co del servicio ni conduzcan a una sustitución considerable

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del consumo por bienes o servicios más costosos desde elpunto de vista social.

b) Gasto social

Dada la importancia de los efectos distributivos del gasto so-cial, es necesario consolidar su recuperación en América La-tina y poner fin a la tendencia desfavorable que ha tenido enlos países del Caribe. Además de elevar su prioridad fiscal entérminos cuantitativos, hay que racionalizar los gastos, elimi-nando o reduciendo los de tipo administrativo que sean re-dundantes, y localizar mejor sus beneficios. Esto último nosólo exige otorgar la más alta prioridad a los que tengan ma-yores efectos redistributivos, sino también diseñar mecanis-mos que permitan reducir e incluso revertir la regresividad dealgunos tipos de gasto. No menos importante, para evitar lostraumas particularmente severos que se derivan del compor-tamiento pro cíclico del gasto social, los esfuerzos dirigidos aestabilizar el gasto público deben otorgar una prioridad espe-cial al gasto social.

c) Efectos de la descentralizaciónen términos de la equidad

El diseño de los sistemas de transferencia a los gobiernossubnacionales para el financiamiento del gasto social debe re-girse por criterios redistributivos explícitos. Igualmente, en laprestación de apoyo institucional a dichos gobiernos y en elseguimiento del proceso de descentralización se debe vigilarque este último no genere una mayor dispersión en la cober-tura y calidad de los servicios entre distintas áreas de un país.

d) Provisión privada de servicios sociales

Al diseñar los esquemas de participación privada en la provi-sión de servicios sociales, se debe otorgar atención prioritariaa los mecanismos de solidaridad, para evitar fenómenos deselección adversa de los que proteger a los usuarios. Ello de-be ir unido al diseño de mecanismos de información a losusuarios sobre las alternativas de prestación de servicios y de

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control de calidad, con el fin de proteger, en particular, a lossectores sociales de menores ingresos.

V. Productividad del gasto publico

La consolidación del pacto fiscal requiere elevar la productivi-dad del gasto público, cualquiera sea su nivel: con ello no sebusca atacar el gasto público, sino el mejor cumplimiento po-sible de los acuerdos programáticos y las políticas públicasque dieron origen a tal gasto.

Para ello deben satisfacerse dos condiciones; eficiencia enfunción de los costos y combinación óptima de productos a ni-veles sostenibles de gasto agregado. La primera conlleva el di-seño y la ejecución de programas o proyectos de gasto públi-co para generar niveles dados de producto o lograr objetivosespecíficos a un costo mínimo. La combinación óptima de pro-ductos, por su parte, implica que los beneficios sociales deri-vados de los programas de gasto público deberían igualarseen términos marginales.)

Las ganancias en la eficiencia y la eficacia del gasto públi-co permiten reducir los gastos improductivos o la porción im-productiva de éste, ya que los mismos corresponden a la dife-rencia entre el gasto actual en un programa y el menor gastoque produciría los mismos beneficios con la máxima efectivi-dad de costos. El efecto público sería un incremento de los re-cursos disponibles para inversión pública, programas socialeso reducción de déficit adicionales.

a) Nueva cultura de la gestión pública

La tendencia de muchos, tal vez la mayoría, de los agentes gu-bernamentales a solucionar los problemas de sus sectores me-diante mayores asignaciones demuestra lo poco desarrolladoque está el concepto de que los recursos públicos son escasos.La priorización de los objetos de gasto, tanto entre distintos

11 George Kopits y Jon Craig, "Gastos Públicos Improductivos. Una Aproxi-mación Pragmática al Análisis de la Políticas", Fondo Monetario Internacio-nal, Series de Folletos N° 48. Washington, 1995.

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sectores como al interior de ellos, debe ser, por lo tanto, obje-to de constante atención, así como la eficacia, eficiencia y ca-lidad de los servicios gubernamentales. La reorientación delgasto hacia los sectores sociales y de infraestructura debe pro-fundizarse, y centrarse en los que puedan tener mayores efec-tos en la equidad y crecimiento. En esta materia, vale la penaconsiderar las posibilidades de reducir el gasto militar, apro-piándose en mayor medida de los "dividendos de la paz".

Por otra parte, el nuevo paradigma de la gestión públicaorientada a resultados debe generalizarse. Esto exige no sólocambios institucionales que conduzcan al establecimiento demecanismos formales en virtud de los cuales las entidadespúblicas establezcan regularmente objetivos y metas de ges-tión y evalúen en forma periódica los resultados, sino tambiénuna alteración de las instituciones informales (normas, valo-res, usos y costumbres). Este proceso es esencialmente evolu-tivo y exige, por lo tanto, un esfuerzo persistente de varios go-biernos para que se arraigue firmemente en la práctica coti-diana de la gestión pública. Como es obvio, este proceso debeir acompañado de políticas de capacitación de los cuadrostécnicos del sector público, dentro de una política más gene-ral de modernización del Estado que establezca incentivosadecuados al mejor desempeño.

b) Empresas públicas

Todo gobierno debe determinar si para alcanzar sus metas-en materia de equidad, asignación de recursos y crecimientoeconómico, entre otras- es conveniente en determinados sec-tores mantener empresas productoras de bienes y servicios oacudir al sector privado para su manejo, sujeto a mecanismosindirectos de regulación. Si opta por la primera de estas ru-tas, las empresas deben ser ejemplos de eficiencia adminis-trativa y transparencia, de acuerdo con las mejores prácticasinternacionales de gestión moderna, tanto en el manejo de losrecursos humanos como financieros. Las empresas públicasdeben ser, por lo tanto, objeto preferente de la aplicación delos nuevos paradigmas de gestión pública orientada a resul-tados a los cuales hemos hecho alusión, y estar sujetas a con-tratos de desempeño y evaluaciones periódicas y públicas de

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Un nuevo pacto fiscal: la propuesta de la Cepal 67

su labor, ya sea de las entidades rectoras del sector al quepertenecen o de una unidad especial de empresas públicas al-tamente tecnificada. Sus gerentes y directorios deben ser se-leccionados conforme a criterios de excelencia profesional ydeben estar sometidos a un régimen de estímulos y sancio-nes, en función del grado de cumplimiento de sus conveniosde desempeño.

Un elemento esencial de la administración de dichas em-presas es el manejo adecuado de sus precios o tarifas. Si seconsidera adecuado otorgar subsidios a un sector, región o aun grupo social en particular, lo más conveniente es que lossubsidios sean transparentes y se incluyan en el presupues-to público, para que sean explícitamente evaluados por los re-presentantes elegidos por la sociedad. Una alternativa es eldiseño de sistemas transparentes de manejo de subsidios cru-zados, como el que se viene desarrollando en Colombia, segúnel cual los estratos más pudientes están sujetos a contribu-ciones, definidas por ley, que deben pagar en adición a la ta-rifa que cubre los costos de prestación del servicio; estas con-tribuciones alimentan un fondo de solidaridad, con el que sefinancian los subsidios, también explícitamente definidos, alos estratos más pobres.

Los criterios de manejo flexible, descentralización operati-va y autonomía relativa, combinados en dosis prudentes conla planificación y los controles, junto con más y mejor inver-sión, constituyen el marco estratégico para la administraciónde las empresas públicas. La normativa y obligaciones im-puestas a las empresas deben ser claras y transparentes.Desde otro punto de vista, es indispensable considerar la pro-yección de las empresas eficientes, con incentivos reales parabajar los costos.

Se debe establecer una política de inversiones plurianual,adecuada a la planificación estratégica de cada empresa, e in-dependizar este proceso de la discusión presupuestariaanual. Debiera ser política de las empresas públicas financiarsu desarrollo utilizando el mercado financiero nacional e in-ternacional, incorporando activa y mayoritariamente al sectorprivado al financiamiento del crecimiento de aquéllas, esta-bleciendo sociedades mixtas, coinversiones y otras formas deasociación.

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Lo anterior exige el compromiso de las empresas de gene-rar una cartera de proyectos que les permita aprovechar lasoportunidades. Por otra parte, el Estado debe asegurar a laempresa acceso al financiamiento directo o indirecto para eje-cutar las inversiones que cumplen con los requisitos inheren-tes a cualquier proyecto viable una rentabilidad superior alcosto de oportunidad del capital y coherencia con la estrate-gia corporativa- y que además aseguren la mantención decompetitividad estratégica.

Un instrumento útil al respecto es el contrato programa ocontrato de gestión. Se trata de compromisos gerenciales en-tre el gobierno y el directorio de una repartición pública, conobjetivos y metas periodizadas, cuya ejecución es supervisadapor el Estado. 12 Estos convenios son distintos de un plan cor-porativo, como lo es el presupuesto anual de la empresa.

En los convenios es útil precisar la misión de la empresa ounidad, sus orientaciones de carácter general, sus objetivosespecíficos, las metas que deben ser logradas en un períodopredeterminado y las acciones necesarias para lograrlas. Laempresa se compromete con el principal a determinados obje-tivos en materias de resultados económicos, producción fisica,productividad, calidad de servicio y otros, a cambio de que elgobierno se comprometa a facilitarle la financiación necesariay le ofrezca una compensación por obligarla a emprender ac-tividades no comerciales en beneficio del interés público.

En materia de responsabilidades, los convenios de desem-peño son un instrumento importante de clarificación de obje-tivos determinados y cuantificables, a cuyo cumplimiento laempresa pública se compromete en un periodo de tiempo es-tipulado.

Tales medidas facilitan la separación de los roles de dueñoy administrador, y permiten simplificar los controles y proce-sos externos a la empresa y reorientarlos al análisis de resul-tados. Además, ayudan a debilitar el poder de los grupos deinterés que presionan a las empresas para que asuman rolescontrapuestos a los convenidos explícitamente con el dueño.

12 Maristela De André, "Contratos de gestao. Contradisoes e caminhos da ad-ministrasao pública", Revista de administrasao de empresas, Sao Paulo, vol.35, N° 3, mayo-Junio, 1995.

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c) Descentralización de los servicios

El gran reto de la descentralización es cómo combinar el dise-ño de un buen sistema de financiamiento, que corrija los pro-blemas macroeconómicos ya señalados, con la entrega efecti-va de la administración de servicios a los gobiernos subnacio-nales. La autonomía administrativa debe extenderse a las ins-tancias proveedoras de servicios (centros de salud, escuelas yotros), para que puedan responder por sus resultados. La ex-periencia regional indica que un sistema excesivamente rígi-do, en el que las entidades territoriales y el proveedor directodel servicio no cuente con la autonomía necesaria, ni en la ad-ministración de recursos ni en el ámbito laboral, no permitelograr los avances que se esperan de la descentralización entérminos de eficiencia.

Lo anterior exige el diseño de esquemas institucionalesque, junto con otorgar autonomía, garanticen la orientación,el seguimiento y la coherencia entre el proceso de descentra-lización y las demás políticas y programas gubernamentales.El gobierno nacional debe reforzar su papel normativo, regu-lador y orientador del proceso, mientras los gobiernos subna-cionales deben mejorar la administración financiera de susrecursos y su capacidad técnica para asumir con mayor efica-cia la prestación de servicios básicos y promover la participa-ción de la comunidad. Este proceso de desarrollo institucionaldebe ir acompañado de programas de capacitación a los fun-cionarios públicos de distintas categorías y de un adecuadosistema de información, que permita el seguimiento y la eva-luación de las transferencias intergubernamentales y, en ge-neral, del logro de las metas establecidas en los programas dedescentralización.

Los criterios generales de un programa de descentraliza-ción incluyen la descentralización de la actividad del gobier-no, el principio de subsidariedad fiscal, la responsabilidad fis-cal, la coordinación fiscal y la movilidad de recursos y bienes.Ellos requieren un marco normativo que resuma los criteriossobre los cuales se establecen los vínculos entre los distintosniveles de gobierno. Esas normas deben tener alta previsibili-dad. Es imprescindible contar con un texto ordenado sobrelas obligaciones y tareas de los distintos niveles de gobierno,

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en materia de gastos y esencialmente de competencias en re-glamentaciones. Por otra parte, es indispensable clarificar lajerarquía de las normas. A nivel constitucional conviene fijarprincipios de carácter general para el tratamiento de las rela-ciones entre los distintos niveles de gobierno. Las leyes queregulan las relaciones de los distintos niveles de gobierno de-berían utilizar datos de tipo censal o de otra fuente que por sunaturaleza no sean susceptibles de manipulación por parte delos sectores. El margen de discrecionalidad debe quedar re-servado para catástrofes o episodios imprevisibles; en suma,se trata de establecer reglas del juego que limiten las deman-das permanentes para atender dificultades normales y previ-sibles de cualquier jurisdicción.i 3

Conviene distinguir entre descentralización administrativay fiscal. Esta última existe cuando los gobiernos subnaciona-les tienen el poder legal de imponer algunos impuestos y eje-cutar gastos dentro de criterios legalmente establecidos. 14 Esnecesario respetar el principio de la responsabilidad fiscal, yaque la autonomía implica capitalizar o asumir los resultadosde la conducta propia; así como el de coordinación fiscal, yaque la autonomía no implica extraterritorialidad: las políticastributarias y de endeudamiento deben poderse coordinar, tan-to espacial como temporalmente. 15

El fortalecimiento de las finanzas locales puede requerirvarias lineas de acción: 16

• mejoramiento de la capacidad administrativa y técnica delas localidades; fortalecimiento de los sistemas de informa-

13 Ricardo López Murphy, "Sugerencias de política", La descentralización fis-cal: La búsqueda de equidad y eficiencia, Banco Interamericano de Desarrollo.1994.14 Vito Tanzi, "Fiscal federalism and decentralization: A review of some effi-ciency and macroeconomic aspects", Annual World Bank Conference on. Deve-lopment Economics 1995, Washington, D.C., Banco Mundial. 1996.15 BID, Progreso económico y social en América Latina. Informe 1994. Tema es-pecial: descentralización fiscal, Washington, D.C., octubre. 1994.16 Gabriel Aghón, "El financiamiento municipal: principales desafíos y algu-nas opciones ", en Desafíos para el fortalecimiento municipal, José A. Abalos yotros, Documento de Trabajo N° 38/94, Santiago de Chile, Corporación dePromoción Universitaria, diciembre de 1994.

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ción fiscal y socioeconómica a nivel municipal para fines deseguimiento y evaluación,• cierta flexibilidad del sistema impositivo, que permita alos gobiernos locales tener autoridad para fijar sus propiastasas de impuestos y determinar los cobros a los usuarios.Complementariamente, es recomendable flexibilizar losgastos, de modo de responsabilizar cada vez más al gobier-no local en la definición y ejecución de los programas prio-ritarios de inversión local,• el impuesto inmobiliario puede organizarse a nivel muni-cipal, por su conocimiento y proximidad al bien. Ello re-quiere la uniformidad de los criterios de valoración e infor-mación catastral,• conviene plantear nuevas fuentes de ingresos a nivel lo-cal, tal corno los llamados cobros a usuarios y contribucio-nes especiales por beneficios específicos relacionados conel desarrollo urbano, contribuyendo así a su autofinancia-miento. En el caso de Colombia, la recaudación de estacontribución tiene como destino específico el financiamien-to de las obras correspondientes,• en cuanto a las transferencias intergubernamentales,conviene que el diseño sea simple y transparente, en vez deintroducir sofisticados criterios para su asignación. Dichastransferencias deben ser complementarias al esfuerzo re-caudador municipal y servir para la promoción de una ges-tión eficiente, responsable y autónoma, y• en cuanto al endeudamiento municipal, debe haber unaclara percepción de los beneficios o rentabilidad de las in-versiones y su respectiva recuperación.

d) Privatización

Lo ocurrido en la región indica que las privatizaciones debenorientarse fundamentalmente a mejorar la eficiencia de lossectores a los que pertenecen las empresas que se traspasanal sector privado. Por este motivo, aparte de la clara definiciónde objetivos y la transparencia que debe caracterizar al proce-so, es necesario fortalecer previamente el rol regulador y pro-motor de la competencia cuando las empresas que se privati-zan constituyen monopolios naturales o presentan significad-

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vas imperfecciones en sus mercados. De esta manera, se evi-ta que la mayor eficiencia interna de las empresas traspasa-das se obtenga a costa de un deterioro del funcionamiento delos mercados y del bienestar de los consumidores. Esto impli-ca tanto reducir barreras a la entrada, cuando sea posible, co-mo evitar modalidades de traspaso que puedan conducir auna integración vertical u horizontal.

En el caso de empresas públicas que operan en mercadosimperfectos, es factible en algunos casos reestructurarlas pre-viamente, identificando los segmentos potencialmente compe-titivos y privatizándolos. En los que sigan siendo estatales, sepuede incorporar capital privado minoritario, como una formade incentivar el mejoramiento de la gestión.

El problema de los pasivos contingentes generados por lasgarantías otorgadas en el marco de los nuevos esquemas departicipación del sector privado en obras de infraestructuraexige que las autoridades asuman la responsabilidad de con-trolar, evaluar y presupuestar los riesgos en que incurre elEstado. Esto supone, en primer término, diseñar esquemasde participación del sector privado que minimicen el otorga-miento de garantías, limitando los riesgos asumidos por el go-bierno a aquellos que no son asegurables en el mercado y queel sector privado efectivamente no pueda controlar, lo que de-sincentiva la demanda de garantías en estos casos y limita losriesgos gubernamentales. Las garantías que se otorguen de-ben ser valoradas, estimando tanto su costo, en caso que sehagan efectivas, corno la probabilidad de que ello ocurra. Lasestimaciones, aunque imperfectas, deben tomarse en cuentaen el debate anual sobre el presupuesto. Más aún, es preferi-ble que se incluya en el presupuesto el costo anual de dichospasivos, es decir del "seguro" que ha otorgado el Estado al in-versionista, y las reservas correspondientes deben traspasar-se a las entidades que han otorgado la garantía o depositarseen un fondo central administrado por la Secretaria o el Minis-terio de Hacienda. Esto evitaría, por lo demás, el uso excesivode garantías, dado que ellas implican la sustitución de ungasto público muy costoso, es decir, de la inversión equivalen-te en caso de que la realice el sector público, por un gasto queno tiene aparentemente costo alguno, la garantía.

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e) Participación de agentes privados solidarios y comunitariosen la ejecución de programas sociales

Los fondos de emergencia y de inversión social han demostra-do ser un mecanismo eficaz de complementación de los ámbi-tos público y privado. El fomento de estos fondos debe iracompañado de mecanismos que garanticen su financiamien-to a largo plazo, evaluaciones periódicas de impacto de susprogramas y una reorientación de sus acciones hacia progra-mas de superación de la pobreza estructural.

En los programas regulares de política social existen tam-bién múltiples oportunidades para la participación de agentesprivados, solidarios y comunitarios. En muchos casos, sinembargo, la prestación de, servicios por parte del Estado no essustituible. Por lo tanto, deben desarrollarse, en forma prag-mática, sistemas mixtos en los que participen distintos tiposde agentes, sujetos a una regulación adecuada y común, y aexigencias de información a los usuarios y de control de cali-dad de los servicios prestados. Esto permitiría utilizar lasoportunidades que brinda la provisión competitiva de servi-cios sociales, creando al mismo tiempo instrumentos de ac-ción estatal que han sido poco desarrollados en el pasado. Enel diseño de estos sistemas se debe evitar, en particular quela oferta de servicios se concentre en los sectores más pudien-tes, dado que esto generaría problemas de equidad. Por lotanto, puede ser necesario el desarrollo de sistemas apropia-dos para garantizar que la oferta se oriente efectivamente a lossectores más pobres de la población, entre otras cosas me-diante acciones de fomento de organizaciones comunitariascon este fin.

f) Gasto militar

El gasto público militar se ha analizado poco en la región,principalmente por razones de orden político, las que tambiénlimitan el acceso a la información pertinente. Sin embargo, araíz de diversos acontecimientos, empieza a ser objeto de aná-lisis económico, tanto por los gobiernos como por los organis-mos multilaterales, sobre todo en lo que se refiere a cuál es sunivel apropiado (¿cuánto es suficiente?) y su costo de oportu-

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nidad (¿cuál es su impacto económico directo e indirecto?),así como a un sistema de adquisición de armamento que seaeficaz en relación con sus costos (,cuál es su efecto por uni-dad monetaria?).

Según la estimación más conservadora, basada en la infor-mación oficial sobre gastos en defensa de los países en queella está disponible, el gasto militar de América Latina y el Ca-ribe llegó a 1.3% del PIB (cerca. de 25 000 millones de dóla-res a mediados de los años noventa), y su participación mediaen el gasto de los gobiernos centrales en la región alcanzó a9.7%.

Al igual que ante cualquier otro gasto público, correspon-de abrir un debate sobre la eficacia y eficiencia del gasto mi-litar en relación con el proceso de desarrollo en general y a suimpacto económico en particular. El gasto militar y policialcontribuye a generar defensa y seguridad ciudadana, que sonbienes públicos que, según muestra la experiencia, pueden lo-grarse con niveles muy diferentes del gasto. Por otra parte, laconcertación internacional permite evitar aumentos del gastomilitar cuyo dinamismo simultáneo no incrementa la seguri-dad de país alguno. Ella también permitiría que en la regiónse diera el "dividendo de la paz", hasta ahora ausente, ya queAmérica Latina es la región en desarrollo en que el gasto mi-litar ha experimentado los mayores aumentos. 17 (Cuadro 1.)Si bien no existe una respuesta precisa a la pregunta de có-mo proveer la cantidad exacta del bien público que es la de-fensa, su provisión excesiva representa un gasto improducti-vo. Es dificil justificar la importación de armamento sofistica-do, si el equilibrio vecinal o regional se restablece, sólo que aun nivel de gasto más alto. Por otra parte, el costo de oportu-nidad del gasto militar es a todas luces elevado, mientras quelas externalidades positivas que genera pueden lograrse me-diante otro gasto público que lleve a cabo otro servicio, másespecializado.

17 Eugenio Lahera y Marcelo Ortúzar, "Gasto militar y desarrollo en AméricaLatina", Revista de la Cepa!, N° 65, Santiago de Chile, agosto de 1998.

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Cuadro 1

Variación del gasto militar por regiones, 1990-1997(En miles de millones de dólares)

1990-1995 1995-1997 1990-1997Todos los países -99.5 -18.3 -117.8

Economías avanzadas -10.3 -30.7 -41.0Paises industriales (-21.3) (-33.8) (-55.1)Economías asiáticasrecientementeindustrializadas (9.8) (2.3) (12.1)

Países en desarrollo 12.5 9.7 22.2Africa -2,3 -1.2 -3.5América 7.9 4.0 11.9Asia 8.5 2.9 11.4Oriente Medio* -1.5 4.0 2.5

Paises en transición -101.7 2.8 -99.9Ex Unión Soviética -97.7 3.6 -94.1Europa Central -4.0 -0.9 -4.9

Fuente: FMI, base de datos de Perspectivas de la economía mundial, publi-cado en el Boletín del FMI el 18 de mayo de 1998.

* Incluye Chipre, Malta y Turquía, de Europa continental.

VI. Transparencia del gasto público

La efectividad del pacto fiscal requiere también transparenciadel gasto público, ya que la misma facilita el diseño, aplica-ción, control y evaluación de acuerdos fiscales amplios y es-tables. También incluye la apertura al público con respecto ala estructura y las funciones del gobierno, las intenciones enmateria de política fiscal, la contabilidad del sector público,sus indicadores y proyecciones, así como la reducción de lasoperaciones extrapresupuestarias y los déficit cuasifiscales. ís

18 Fondo Monetario Internacional, 'Transparencia en las Operaciones Guber-mentales", Papeles Eventuales, N° 158, Washington, 1998.

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a) Prácticas cuasifiscales

Los presupuestos nacionales no toman plenamente en consi-deración actividades gubernamentales cuyos efectos sonequivalentes al cobro de impuestos y a la concesión de subsi-dios y que, por lo mismo, no son sometidas al examen y laaprobación del poder legislativo. Este tipo de operaciones, de-nominadas "cuasifiscales" en la literatura, conducen a unaconsiderable opacidad de las actividades financieras del sec-tor público, puesto que impiden conocer la magnitud real delgasto público, su distribución sectorial y, por ende, los efec-tos distributivos derivados de la acción pública. Igualmente,ocultan la verdadera magnitud de la carga tributaria y las dis-torsiones que puede provocar. 19 Violan, por lo tanto, los prin-cipios de unicidad y universalidad presupuestaria y dificultanel control macroeconómico que ejercen las autoridades fisca-les. Transgreden igualmente los principios de buena goberna-bilidad (transparencia, responsabilidad y predictibilidad) ypueden crear condiciones más proclives al desarrollo de prác-ticas de corrupción.

Algunas de las prácticas cuasifiscales más destacadas sonlas operaciones de salvamento en casos de crisis cambiarias yel otorgamiento de garantías a inversionistas privados. Igual-mente importantes son los gastos tributarios y las regulacio-nes obligatorias. Los primeros corresponden a gastos que rea-liza el sector privado y que generan distintos beneficios tribu-tarios: exenciones, tasas preferenciales, deducciones y prórro-gas de pagos. Por ser financiados con cargo a las obligacionestributarias, constituyen subsidios o gastos públicos indirec-tos. Las regulaciones obligatorias consisten en la sustituciónde un gasto público por la obligación legal que se impone aagentes privados de proveer o financiar directamente la ofer-ta de algún bien o servicio, por lo general una protección so-cial a los trabajadores o una intervención ambiental. A dife-rencia del gasto tributario, en este caso se impone un grava-

19 Vito Tanzi, "El Impacto de las Políticas Macroeconómicas sobre el Nivel deTribulación y el Equilibrio Fiscal de los Paises en Desarrollo", Trabajos deStaff del FMI, Vol, 36, N° 3, septiembre de 1989.

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men adicional al agente privado, con cargo al cual realiza elgasto estipulado por ley.20

Para realzar la transparencia de las finanzas públicas, esdeseable ir reduciendo el alcance de las prácticas cuasifisca-les e incluyéndolas en el presupuesto público. Eso permitiríaun mayor control macroeconómico, un adecuado análisis delos efectos sectoriales y distributivos de la política fiscal, unbuen control democrático y, en fin, tener una visión global delos costos de las múltiples actividades desarrolladas por el Es-tado y de los recursos necesarios para financiarlas. Una vezque se explicitan los apoyos fiscales que reciben determinadossectores sociales, productivos o regionales, también se puedehacer evidente la conveniencia de suprimirlos o proporcionar-los a través de otro instrumento de política. De este modo, do-tar de transparencia a estas operaciones, junto con evitar lasdifícilmente justificables, permite que el financiamiento de lasque tengan mayor legitimidad dé origen a una discusión so-bre la eficacia técnica de los instrumentos escogidos para con-seguir un determinado objetivo de política pública.

Una alternativa a la plena integración de esas operacionesen el presupuesto es la elaboración de presupuestos comple-mentarios, que se presenten al Parlamento como un anexo.Estos presupuestos complementarios abarcarían tres áreas:

• Presupuesto de renuncia fiscal incluyendo el monto, lasrazones y el destino de los "gastos tributarios" generadospor las exenciones, las tasas preferenciales, las deduccio-nes y el diferimiento de obligaciones tributarias. Esto per-mitiría, por lo demás, racionalizar estos beneficios. En to-do caso, ellos deben otorgarse bajo condiciones estrictas,por plazos determinados, sin derecho a renovación auto-mática y sujetos a evaluación de resultados.

20 Como señala Vito Tanzi, "a menudo los gobiernos que no pueden aumen-tar la recaudación tributaria a un nivel deseado no disminuyen su papel enla economía, sino que en cambio, ellos tratan de desarrollar tal papel median-te instrumentos no fiscales... principalmente, pero no exclusivamente, me-diante actividades y regulaciones, cuasifiscales". En "El Rol del Gobierno y laEficiencia de los Instrumentos de la Política", Trabajos del FMI, 95/100,1995.

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• Presupuesto de regulaciones obligatorios: habida cuentade que los objetivos de las políticas públicas pueden lo-grarse no sólo a través de la provisión presupuestaria di-recta de bienes y servicios públicos, sino también de la ac-ción del sector privado, en virtud de regulaciones obliga-torias, conviene estimar también el costo de estos últimospara dicho sector y considerarlos como gastos públicos fi-nanciados con contribuciones de destinación específica.Esto permite, por lo demás, un análisis explícito de los be-neficios que reciben directa o indirectamente de la acciónpública distintos sectores sociales, productivos o regiona-les, e incluso considerar su posible racionalización.

• Estimación de las garantías públicas otorgadas: las ga-rantías otorgadas por las entidades públicas en los pro-yectos de infraestructura deben ser objeto de estimaciónperiódica y, de ser posible, el monto actual del "seguro"equivalente debería presupuestarse explícitamente. Másallá de este caso particular, toda garantía pública debe serobjeto de estimaciones periódicas. En esta materia, ad-quiere particular relevancia la necesidad de estimar perió-dicamente el valor de los pasivos contingentes asociados alos sistemas de pensiones. Aunque la práctica de calcularlos valores actuariales de las pensiones otorgadas por elEstado ha recibido un impulso con las reformas en cursode los sistemas de seguridad social, esta práctica no se haextendido de la misma manera a la estimación de los pa-sivos contingentes que viene asumiendo el Estado endichas reformas, en particular las garantías de pensiónmínima.

Vale la pena destacar que el principio según el cual en el Par-lamento se debe discutir el conjunto de la política fiscal im-plica que el gobierno debe presentarle un análisis de todaslas finanzas públicas, incluidos los efectos de la acción de lasentidades autónomas, tanto las empresas públicas como losgobiernos regionales y locales. Por lo tanto, dicha prácticadebe ser adoptada en aquellos países en los que no se aplicatodavía.

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b) Información fiscal

Un elemento que tiende a generar una considerable opacidaden las cuentas fiscales es la falta de información o su deficien-te calidad. Aunque se ha avanzado considerablemente en mu-chos países, sobre todo como consecuencia de diversas co-yunturas de crisis macroeconómica, aún queda mucho poravanzar en este frente. Este problema afecta no sólo a las par-tidas cuasifiscales, sino incluso a las cuentas fiscales. Entrelos múltiples problemas que se presentan en este campo, con-viene señalar la inadecuada cobertura, consistencia y compa-rabilidad entre distintos períodos de las estadísticas disponi-bles; la tendencia a realizar mediciones de gasto sobre la ba-se de valores de caja en lugar de causación o valores deven-gados; la falta de una adecuada contabilidad de la deuda pú-blica y la ausencia casi total de estimaciones del patrimoniopúblico (activos, pasivos y patrimonio neto).

La relevancia pública de esta tarea es incuestionable, yaque de ella depende no sólo el control macroeconómico, sinola eficacia y eficiencia de la acción pública. Es, por lo tanto, untributo al fortalecimiento de valores democráticos que exige lapresentación a la comunidad de cuentas específicas, transpa-rentes y oportunas del quehacer del Estado. Como se ha se-ñalado, éstas deben abarcar no sólo el ámbito de las accionesfiscales sino también de las cuasifiscales, y no sólo las cuen-tas de resultados sino también la hoja de balance del sectorpúblico (activos, pasivos, patrimonio neto). Por supuesto, estodebe complementarse con la dotación de personal calificado yrecursos tecnológicos apropiados a las entidades responsablesde dicha información y con el fomento de debates académicossobre los grandes temas conceptuales que sirven de base a lasestimaciones fiscales (uso de criterio de caja por contraposi-ción a valores devengados; medición del valor agregado de lasactividades gubernamentales; selección de índices para de-flactar las series de gasto; definición clara de cierto tipo degastos, como el militar; diferentes definiciones de déficit y mé-todos de estimación; modo de inclusión de las privatizacionesen la contabilidad fiscal; métodos de estimación de los activos,los pasivos y el patrimonio público, y métodos de estimaciónde los pasivos contingentes del gobierno en ese contexto).

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c) Evaluación del gasto fiscal

La licitación de evaluaciones independientes o externas de po-líticas conforme a criterios explícitos contribuiría a fortalecerlas capacidades analíticas de universidad y centros de estu-dios. Estas evaluaciones podrían ser licitadas entre aquellasconsultoras calificadas inscritas en un registro.

Para ello es necesario definir una rutina del proceso deevaluación, la que debe incluir sus modalidades, el carácterpúblico de sus conclusiones y el tipo de opciones que puedenplantearse. Se requiere un esfuerzo para precisar insumos,procesos, productos y resultados y con ellos estimar la econo-mía (adecuada administración financiera de los recursos), efi-ciencia (el logro de determinados objetivos preestablecidos aun costo mínimo), y la eficacia (el cumplimiento de los objeti-vos) de las políticas públicas.

En suma, la eficaz articulación de las metas programáticasy las cotas presupuestarias es una de las dimensiones mássignificativas de la democracia. Es en el área fiscal donde seconjugan los programas, orientaciones y políticas con asigna-ciones de gasto particularizadas.

El gasto público debe ser asignado en conformidad con laspolíticas públicas: debe ser gestionado de conformidad conlas orientaciones establecidas, y evaluado para determinarsu eficiencia y eficacia. Este ciclo de la agenda pública sefunda en el valor intrínseco de la democracia y, a su vez, fun-damenta el valor instrumental de la democracia como méto-do de gobierno.

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Límites y potencialidadesdel presupuesto participativo*

Valdemir Pires**

Síntesis

El presente artículo constituye una reflexión sobre el Presu-puesto Participativo, considerándolo una práctica innovadoraen la gestión pública municipal brasileña, con potencial pararenovar el municipalismo en el país y, quizás, para arrojar unhaz de luz sobre la teoría de la decisión presupuestaria, queaún en la actualidad sigue marcada por serias debilidades.Luego de presentar esta última posibilidad, planteando im-portantes cuestiones que continúan sin resolverse, el textoavanza con un panorama del surgimiento y la evolución delPresupuesto Participativo en Brasil, para discutir despuéssus aspectos más promisorios y sus elementos metodológicosbásicos. Se concluye señalando la necesidad de continuar laexperimentación y profundizar la reflexión, a fin de removerlos obstáculos que todavía hoy impiden un cabal florecimien-to de la propuesta.

• Monografía presentada para el Premio Anual ASIP- Asociación Internacionalde Presupuesto Público- Octubre de 1999." Economista de origen brasilero, autor de numerosos artículos y libros en-tre los que se incluye Presupuesto Participativo: que es, para que sirve, comose realiza. Actualmente se desempeña como coordinador del curso de econo-mía de UNIMEP y como profesor del departamento de economía de dicha ins-titución y de la facultad de Gestión y Negocios. Es, también. Vicepresidentepara América del Sur de la AFEIAL (Asociación de Facultades, Escuelas e Ins-titutos de Economía de América Latina) y miembro del Consejo Comunitariode la Universidad Metodista de Piracicaba.

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Introducción

"Presupuesto Participativo" es una expresión que se populari-zó en algunos medios políticos brasileños a partir de los años'80, y significa la adopción de prácticas diferenciadas de ges-tión presupuestaria municipal, en las que el ingrediente inno-vador anunciado consiste en la apertura de canales y meca-nismos de participación popular en el proceso de asignaciónde los recursos públicos de las municipalidades. Según el dis-curso prevaleciente entre quienes conducen estas experien-cias, tales prácticas promueven mejoras en el nivel de eficien-cia de las asignaciones (al forzar la planificación y la transpa-rencia de las decisiones sobre gastos) y, al mismo tiempo, fa-vorecen el surgimiento de un patrón de relación entre el po-der público municipal y los ciudadanos que amplía y ayuda aconsolidar la convivencia democrática. Los argumentos cen-trales de este discurso vienen poniéndose en práctica en elpaís en forma creciente, desde las primeras tentativas deprincipios de la década del '80 hasta las más recientes, queincluyen ciudades cuyos intendentes pertenecen a corrientespolíticas bastante diferentes de las que gobiernan en los mu-nicipios pioneros, entre los que se destaca la capital de RíoGrande del Sur, con la experiencia más extensa y exitosa, ele-gida una de las cuarenta mejores prácticas del mundo en la IIConferencia de las Naciones Unidas para los AsentamientosHumanos (Habitat II) celebrada en Estambul en junio de1996. Además de Porto Alegre, muchas otras ciudades, conobjetivos y procedimientos bastante diversos entre sí, hanadoptado el Presupuesto Participativo. Entre ellas se encuen-tran Cosmópolis SP, Sao Bernardo do Campo SP, Diadema SP,Santo André SP, Jaboticaba SP, Santos SP, Piracicaba, SaoJosé dos Campos SP, Santa Bárbara d'Oeste SP, Belo Horizon-te MG, Ipatinga MG, Betim MG, Timotéo MG, Joao Monleva-de MG, Florianópolis SC, Blumenau SC, Joinville SC, Palmei-ra SC, Gravatal SC, Londria PR, Vitória ES, Vila Velha ES, RioBranco AC, Brasilia DF, Recife PE.

Recientemente, el análisis de algunas de estas experienciasha sido objeto de estudios y publicaciones (BAVA, 1990; MOU-RA & PEREIRA, 1990; DANIEL, 1991; AZEVEDO, 1994; FE-DOZZI, 1994 y 1997; UTZIG & GUIMARAES, 1996; RIBEIRO

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& SIMON, sin fecha; FIGUEIREDO & LAMOUNIER, 1996;GOULART, 1996), que representan a la vez un refuerzo de lapráctica y el inicio de una reflexión necesaria para identificarlos límites y potencialidades hacia la apertura de canales y laconstrucción de metodologías para la participación de los ciu-dadanos en la definición de los presupuestos públicos locales.Es notorio, sin embargo, el carácter narrativo y descriptivo dela mayoría de los textos, que en algunos casos se acercan a laapología.

La experimentación en curso se puede observar desde va-rios puntos de vista, con miras a su mejor comprensión teóri-ca y a la construcción de procedimientos y metodologías efi-caces. Uno de esos aspectos es de naturaleza histórica y polí-tica: se trata de indagar en qué contexto, por intermedio dequé fuerzas sociales y político-ideológicas, en busca de quéobjetivos, con la adopción de qué discurso y mediante qué es-trategias surge la experiencia del Presupuesto Participativo enBrasil. Otro punto de vista es de naturaleza eminentementetécnica: se intenta dilucidar de qué manera las metodologíaspropiciadoras de la participación de los ciudadanos comunesen la definición del presupuesto municipal puede contribuir ala sofisticación y mejoramiento de las técnicas consagradas deplanificación y ejecución presupuestaria. Desde el campo téc-nico-político se puede abordar el Presupuesto Participativocomo una innovación de la gestión urbana, que tiende puen-tes entre la planificación financiera y las demandas de in-fraestructura y servicios de la ciudad (estableciendo relacio-nes Presupuesto/Politica Financiera y Plan Director/Políticade Desarrollo).

Otra posibilidad adicional es la discusión teórica sobre lasexperiencias: es necesario analizar de qué manera, si existealguna, se pueden encuadrar las prácticas y discursos que ti-pifican el Presupuesto Participativo en el acervo teórico tantode la Ciencia Política como de la Ciencia Económica. En el ca-so de la Ciencia Política, algunas cuestiones interesantes pa-ra analizar son la dificultad para compatibilizar la democraciaparticipativa con procedimientos de decisión más cercanos ala democracia directa, y dentro de la especificidad de las ex-periencias elegidas (municipales) los limites impuestos por elpoder local a los cambios que se buscan mediante nuevos mo-

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dos de gestión de los recursos públicos. En el caso más direc-tamente relacionado con la Ciencia Económica, uno de los re-cortes posibles para el análisis es el que aborda el Presupues-to Participativo a la luz de la teoría económica de la determi-nación presupuestaria (un tema de lo que se conoce en la ac-tualidad como Economia del Sector Público, campo del cono-cimiento en el que se ubican las Finanzas Públicas).

El fundamento más elaborado y aceptado que existe en tér-minos de las Ciencias Económicas de la determinación presu-puestaria consiste en la admisión de que el mercado, a pesarde ser el mejor mecanismo de asignación de recursos, falla endiversas situaciones, y se revela incapaz o ineficiente paraproveer ciertos bienes y servicios o para enfrentar determina-das situaciones (asuntos externos y monopolios, por ejemplo).En tales circunstancias, el gobierno aparece como proveedorde bienes públicos, sociales y loables, aumentando así la efi-ciencia del sistema. Una vez aclarado esto, se busca funda-mentar los procedimientos eficientes tanto para obtener losrecursos para la financiación de los gastos, como para elegirlos rubros de egresos que serán cubiertos por estos gastos.

Consagrada por los manuales de Economía (SAMUELSON& NORDHAUS, 1992, por ejemplo), de Microeconomía (VA-RIAN, 1987 y BYRNS & STONE, 1996, por ejemplo) y especial-mente por los libros de texto de Finanzas Públicas y/o Econo-mía del Sector Público (ver, por ejemplo, LONGO, 1984; FILE-LINI, 1994; MUSGRAVE, 1974; MUSGRAVE & MUSGRAVE,1980; REZENDE DA SILVA, 1989; STARRETT, 1988; RIANI,1986; EKSTEIN, 1966) la visión vigente sobre el mecanismode decisión para la provisión de bienes públicos, sociales oloables, parte de la aceptación de la idea de que, a semejanzade las decisiones sobre el gasto privado, las decisiones sobreel gasto público importan una elección racional efectuada porel individuo, con miras a la maximización de ese gasto (segúnse expone en DOWNS, 1957, p. 3-20; BUCHANAN & TU-LLOCK, 1962, p. 17-39). En segundo lugar, intenta encontrary explicar los mecanismos sociales concretos a través de loscuales los individuos concretan esa elección racional-maximi-zadora. Se constata en MILLERON (1972) que fueron variaslas tentativas ensayadas por los economistas para arribar aesta explicación, desde la formulación de la idea de óptimo de

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Pareto l hasta los modelos de Lindahl y más tarde de Samuel-son, 2 pasando por las diversas acepciones de los principios detributación, de la capacidad de pagar y del beneficio. Todasellas chocan con un obstáculo delicado: la idea voluntaria delintercambio, según la cual el individuo revela sus preferen-cias por los bienes públicos no de la misma manera pero conigual claridad con que lo hace con respecto a los bienes priva-dos. Aceptando como más probable el comportamiento indivi-dual inverso -no revelar preferencias para no participar delprorrateo de los bienes públicos, que de todas formas seránofrecidos- todas las tentativas que se remontan a esta idea seconvirtieron en blanco fácil de variadas críticas.

Fruto de la contribución teórica de ARROW (1951), BU-CHANAM3 (1973), BUCHANAM & TULLOCK (1962), 4 DOWNS(1957) y otros, la teoría de la elección pública fue la que máscontribuyó, desde la segunda posguerra hasta la actualidad,en el sentido de considerar la determinación presupuestariacomo un proceso regido por una lógica racional-maximizado-ra mucho más cercana a la que caracteriza la decisión sobreasignaciones típicas del mercado. Elige las prácticas electora-les de la democracia representativa como el método decisoriomás cercano del quid pro quo practicado en el mercado y loaplica a las decisiones destinadas a definir el conjunto de bie-nes que debe garantizar la intervención del gobierno. De estaforma, es posible decir que la elección que realiza el individuomediante su voto de los candidatos que se presentan en laselecciones (con sus plataformas y planes de acción) es similara la que realiza, con dispendio de sus escasos recursos, conrespecto a una determinada canasta de bienes que se ofreceen el mercado.

1 Se logra el equilibrio cuando no se puede beneficiar más a un individuo sinque otro resulte perjudicado.2 Estos modelos representan tentativas de determinación presupuestaria quetienen en cuenta tanto el aspecto de los ingresos como de los gastos, asegu-rando que las pérdidas individuales representadas por el pago de tributos re-sulten compensadas con exactitud mediante más servicios públicos pagadoscon el gasto del gobierno.3 "Principal protagonista de ese movimiento científico" (SILVEIRA. 1996, p.38)4 Obra paradigmática de la teoría de la elección pública, según SILVEIRA(1996).

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En general, sin embargo, se admite que el mecanismo pú-blico de provisión de bienes también tiene fallas, oriundasprincipalmente en los siguientes grandes grupos de complica-ción (según WHYNES & BOWLES, 1981 y BYRNS & STONE,1992): el comportamiento apático del elector, la ignorancia delelectorado, ineficiencias e incoherencias de los sistemas elec-torales, búsqueda del elector medio por parte de los candida-tos (con promesas que no guardan relación con sus intencio-nes reales), la débil competencia entre los partidos, la forma-ción de grupos de presión por parte de los electores, la conni-vencia política entre partidos y candidatos, la actuación ina-decuada de las burocracias gubernamentales, etc. En conse-cuencia, la elección pública por medio de la democracia par-ticipativa es un sistema que sólo refleja en forma grosera laspreferencias de los electores, sembrando en algunos la sospe-cha de que las "fallas del gobierno" son más grandes que las"fallas del mercado".

El Presupuesto Participativo es claramente un elementonuevo (aunque en el caso que se analiza se refiera sólo al go-bierno local) en el escenario de la determinación presupues-taria. Después de verificar detenidamente en qué consiste enlos ejemplos concretos de algunas experiencias ya ejecutadaso en curso, es de interés teórico y práctico responder a cues-tiones tales como: ¿el Presupuesto Participativo perfecciona elmecanismo de elección auspiciado por las teorías económicasmás aceptadas? En caso contrario, ¿puede perfeccionárselode manera que ofrezca esta contribución? De ser así, ¿en quéaspectos y de qué manera?

1. El Presupuesto Participativo en la práctica

Antes de abordar la discusión sobre los limites y potencialida-des del Presupuesto Participativo, es conveniente proceder alrescate panorámico de la historia de su surgimiento y evolu-ción para caracterizar su efectiva existencia, pues sólo así se-rá admisible considerarlo como una posibilidad práctica, do-tada de ciertos límites y potencialidades, que serán analizadosa continuación.

Los vientos democráticos que comenzaron a soplar en Bra-

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sil a fines de los años setenta y comienzo de los ochenta, tra-jeron consigo un ímpetu participacionista bastante amplio,que tuvo origen en sectores sociales movilizados y en grupospolíticos que se consolidaron en el fragor de la lucha contra ladictadura militar. Este reclamo por una mayor influencia delos ciudadanos comunes en las decisiones del Estado fue am-pliado y difundido por la prensa, ya libre de las mordazas quese le habían impuesto anteriormente. En el afán de acortar labrecha que el régimen autoritario había creado entre el gobier-no y la sociedad civil, los sectores sociales y grupos políticosque forjaron la vuelta a la democracia siempre enarbolaron co-mo una de sus preocupaciones los derechos sociales y políti-cos cuya solución pasaba por tomas de posición y medidasque debían ser adoptadas y puestas en práctica por las dife-rentes esferas del gobierno. En ese clima, no pasó muchotiempo antes de que se erigiera en palabra santa una propues-ta de participación popular para la gestión de los recursos pú-blicos, especialmente en épocas electorales y cuando los gru-pos que tradicionalmente pertenecían a la oposición asumíandistintos gobiernos. Fue así que el llamado Presupuesto Parti-cipativo se convirtió, en los años ochenta, en una propuestacomún en el escenario político brasileño, retomando algunossectores políticos las tentativas municipales de planificaciónparticipativa que se habían esbozado desde mediados de la dé-cada del setenta hasta fines de la década siguiente.

Transcurrida la fase eufórica de las conquistas obtenidascomo resultado de las jornadas de lucha por la democracia,advino un nuevo periodo de experimentación, con el liderazgode unos pocos municipios gobernados por el Partido de losTrabajadores (PI), que enarbolaba el Presupuesto Participati-

vo como uno de los principales aspectos de su forma de go-bernar. Como después de mediados de la década del ochentacomenzó una retracción del movimiento social y un relativoescepticismo politico, estas experiencias no adquirieron grandifusión, hasta que, desde comienzos hasta mediados de ladécada del 90, se reavivó la cuestión de la descentralización yde la participación popular ahora en el marco de nuevos da-tos coyunturales, marcados por una perspectiva liberal de laeconomía. Al tiempo que los propagadores de la "reinvencióndel gobierno" y los comandantes y técnicos de los organismos

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internacionales de crédito y fomento "acordaban" sobre la im-portancia de una mayor participación de los ciudadanos enlas decisiones adoptadas por el poder público, muchos líderespolíticos nacionales incorporaron el Presupuesto Participativoen su plataforma electoral para las elecciones municipales de1996, como si recién entonces comenzaran a tener eco en lapolítica diaria las disposiciones constitucionales de incentivocreadas en 1988 5 y los artículos de diversas leyes orgánicasmunicipales.

A pesar de los diferentes abordajes que pueden haber ca-racterizado las discusiones y experiencias relativas al Presu-puesto Participativo, es un hecho que, en Brasil, en los últimosquince años, la participación popular en el gobierno ha desper-tado el interés de investigadores de distintas áreas de estu-dios, produciendo incontable cantidad de conferencias, libros,artículos, etc. Dei mismo modo, el tema ha despertado el inte-rés de los partidos políticos, transformándose en plataformaelectoral o en destacado componente de los programas de go-bierno. (MENDES, 1994, p. 44)

Tanto por ello como por el hecho de que, en forma más re-ciente, en ocasión de la 2a Conferencia de las Naciones Uni-das para los Asentamientos Humanos - Habitat II (Estambul,julio de 1996) el tema adquirió relevancia internacional, porhaber sido elegido una de las cuarenta mejores prácticas delmundo presentadas al Habitat II, resulta suficientemente in-teresante como para analizarlo con el debido cuidado, paraevitar abordarlo con la peligrosa liviandad con que lo tratanlos adeptos de los modismos de última hora.

Finalmente, ¿para qué ha servido el discurso y la prácticadel Presupuesto Participativo en la experiencia brasileña re-ciente? El resto del trabajo es, en gran medida, una tentativade responder estas preguntas, con miras a arrojar un haz de

5 La Constitución Federal de 1988, en su art. 29, inciso X, reza: "Art. 29: ElMunicipio se regirá por una ley orgánica votada en dos turnos, con intervalomínimo de diez días, y aprobada por dos tercios de los miembros del Conce-jo Deliberante, que la promulgará, de acuerdo con los principios establecidosen esta Constitución, en la Constitución del respectivo Estado y los siguien-tes preceptos: (...) X- Cooperación de las asociaciones representativas en laplanificación municipal.

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luz sobre la utilidad de las prácticas participativas que pare-cen tener hoy gran consenso entre partidarios de las más di-versas concepciones politicas e ideológicas.

Con esta denominación -Presupuesto Participativo- la ex-periencia de elaboración del presupuesto anual ganó ciertoespacio en la administración pública municipal brasileña enlos años '80, con el liderazgo del Partido de los Trabajadores(PT) que la defendió y difundió especialmente en los comiciosde 1982 y 1988, y en la gestión de algunos municipios, en elperíodo 1989-92. 6 Pero en aquello que la propuesta tiene deesencial -toma de decisiones con participación de los habitan-tes del municipio, rompiendo con el formalismo de la demo-cracia representativa, donde los intendentes y sus equipos,técnicos y concejales son los únicos responsables de la con-ducción del proceso presupuestario- el PT no fue pionero. Laplanificación participativa, de la cual el Presupuesto Partici-pativo puede ser considerado una derivación, fue defendidoanteriormente por otros grupos políticos y agremiaciones par-tidarias. La innovación petista consistió en centralizar la pla-nificación participativa en el horizonte de corto plazo y en uti-lizar la experiencia como instrumento de gerencia tanto de losrecursos materiales como de los recursos de poder. Tal afir-mación se irá aclarando a medida que se vaya presentandouna visión panorámica, como la que sigue, de la experienciabrasileña en temas de planificación participativa. Según OLI-VEIRA, 1989: La historia de la administración municipal brasi-leña presenta más ejemplos de planes de gobierno esporádi-cos, elaborados y seguidos de acuerdo con el estilo de cada go-

Algunas ciudades brasileñas que vivieron la experiencia petista fueron: Pi-racicaba, SP, Porto Alegre RS (ver UTZIG & GUIMARAES, 1996; NASSIF,1994; FEDOZZI, 1994; MOURA & PEREIRA, 1990; GENRO & SOUZA, 1997),Santo André SP (ver BAVA, 1990), Diadema SP (ver BAVA, 1990), JaboticabalSP (ver RIBEIRO & SIMON, sin fecha), Santos SP (ver RIBEIRO & SIMON, sinfecha), Sao Bernardo SP, San Pablo SP, Ipatinga MG, Betim MG (ver PREFEI-TURA MUNICIPAL DE BETIM, 1996; azevedo, 1994) Porto Alegre fue la quealcanzó más notoriedad, no sólo por la riqueza del proceso vivido sino tam-bién por su duración (mas de una gestión) y por el hecho de que la ciudad escapital de un expresivo estado de la Federación. La experiencia paulista notuvo mucho éxito, tal vez debido a la complejidad de una región que tiene ca-racterísticas de una megalópolis.

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bernante, que una tradición de proceso de planificación siste-mática, continua y con la efectiva participación de la población.(...) Hasta la década del '70 muchos municipios -especialmen-te los considerados grandes y medianos- elaboraron planesdirectores, con la asistencia de técnicos de sus cuadros o deconsultores externos. Aunque incluían estudios de la situaciónsocio-económica y administrativa local, tales planes se centra-ban principalmente en los problemas fisicos de la ciudad, elcontrol de su evolución y crecimiento en un plazo relativamenteextenso. (...) Se admite que tales planes -aplicados con resulta-dos positivos en países que lograron un nivel relativamente es-table de crecimiento urbano- en general no resultaron eficacesen las ciudades brasileñas. La otra experiencia brasileña deplanificación municipal es más reciente y fue auspiciada prin-cipalmente por el Servicio Federal de Vivienda y Urbanismo(SERFHAU) creado en 1964 y disuelto en 1975. Esa experien-cia enfatizó un tipo de planificación integrada... Dentro de esaóptica de planificación local (...), muchos municipios brasileñosadoptaron planes y programas de desarrollo de largo plazo, enbase a estudios y relevamientos minuciosos sobre los proble-mas del propio municipio y sobre su relación con la microrregiónen la que está ubicado, llevados a cabo por equipos de admi-nistradores y especialistas en diversas áreas. Gran parte deestos planes no llegó a ser implementada, y pocos alcanzaronuna repercusión expresiva en la evolución de los municipios alos que estaban destinados. (...) A mediados de los años '70,con el desarrollo de los movimientos sociales urbanos, comen-zaron a circular con frecuencia noticias sobre experiencias inno-vadoras y exitosas de gobiernos municipales, basadas en laparticipación de la comunidad en las decisiones y la soluciónde los problemas públicos. Surgieron entonces formas de plani-ficación democrática, a nivel municipal, sustentadas por la con-sulta popular, que suponía la organización de la comunidad yla voluntad política de descentralizar el poder de decisión.

En la época en que el movimiento participativo adquirió re-levancia en Brasil, materializándose en algunas experienciasmunicipales? (lo que ocurrió en el período que va desde 1975

7 Se acostumbra citar entre las experiencias de esa fase: Piracicaba SP (verPESSOA, 1988), LaJes SC (ver ALVES, 1980), Campinas SP (ver PESSOA,

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a 1986, aproximadamente), un ingrediente fundamental de lacoyuntura fue, en un comienzo, la lucha contra la dictaduramilitar que se había instaurado con el golpe de 1964, y mástarde la recuperación del poder de maniobra de las fuerzasdemocráticas victoriosas. En ese contexto, dos ingredientes seconstituyeron en formidables obstáculos para la manifesta-ción popular, especialmente acerca de cuestiones que impli-caban recursos financieros y materiales: inicialmente el cer-cenamiento de las libertades políticas individuales (manteni-da con dureza por la represión) y la excesiva centralización delpoder en manos de la Unión, transformando al municipio enuna entidad de la federación prácticamente sin ninguna ex-presión. En un segundo momento, continuó el problema delos defectos del federalismo en Brasil y la represión, comoobstáculo, fue reemplazada por la relativa falta de experienciade gobierno de la oposición que iba asumiendo las intenden-cias, obligada a saltar al ruedo en una coyuntura económicafrancamente desfavorable.

Enfrentado a las dificultades del régimen militar y comoúnica agrupación partidaria opositora, el antiguo MovimientoDemocrático Brasileño (MDB) estuvo al frente de las experien-cias de planificación participativa en la primera fase del perío-do que va desde mediados de la década del setenta a media-dos de la del ochenta. Tanto en este frente como en el frentemunicipalista, en el que también actuaba incisivamente, estepartido pretendía ejercer una oposición centrada en la luchapor la recuperación de los derechos politicos, de la democra-cia. Siendo así, encaraba la planificación participativa comoun instrumento, entre otros, de profundización de la lucha.Mientras el gobierno federal, en manos de los militares, cen-tralizaba y formaba una casta de burócratas para tomar deci-siones, el segmento progresista del MDB proponía e intenta-ba ejercer la descentralización y decidir junto con la poblaciónde las ciudades que gobernaba. Ejercida de esta forma y des-de esta perspectiva, la planificación participativa, en manosdel antiguo MDB -después PMDB-, sirvió para llevar a cabo el

1988), Vila Velha ES (ver BOSSOIS, I.L., 1987), Boa Esperanza ES, Rio Bran-co AC (ver RESTON & ROCHA, 1985), Toledo PR, Prudente de Morais y Juizde Fora MG, Pelotas RS.

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enfrentamiento al régimen militar. Como el MDB era un par-tido nacional, con fuerte representación a nivel federal y go-bernaba gran número de intendencias, su estrategia de luchase trazaba teniendo en mente el escenario nacional. Las accio-nes a nivel municipal se sumaban a las demás, originadasprincipalmente en el Congreso Nacional, formando un con-junto cuyo destino era poner en jaque al régimen militar.

En el PT otra fue la historia. Este partido comienza a refor-zar la lucha en 1982, año en que participa por primera vez enlas elecciones municipales, alcanzando poca expresión en tér-minos numéricos (representación en el Congreso Nacional,concejales, intendentes). Adquiere alguna expresión, en tantodefensor de la planificación participativa, a partir de los go-biernos que asume en 1989. Desde entonces, fruto de la ex-periencia que una estructura de núcleos de base y la gestiónde unas pocas intendencias le permitió acumular, formulóuna propuesta con características que permiten diferenciarlade aquellas presentadas por otras agrupaciones políticas.

Partido fuertemente enraizado en las clases populares (sin-dicalistas y líderes de las comunidades de base), nacido comofruto de la articulación de sectores marxista-leninistas, el PTse constituyó como agrupación que, a diferencia de las demás,tenía propuestas y una disciplina que lo convirtieron en unaverdadera máquina partidaria: 8 operativo y eficaz en la defen-sa e implementación de propuestas progresistas originadas (ypor ello apoyadas) por los sectores sociales política y económi-camente marginados. Con esta historia, el PT tenía razonesdistintas de las del PMDB para defender la participación po-pular. Para el primero esa participación no era sólo un frentede lucha que se agregaba a las luchas libradas en el plano es-trictamente institucional. Para el PT la participación era unareivindicación de origen, genética: el PT declara en su mani-fiesto fundacional ser el instrumento de lucha de los que has-ta entonces no habían tenido oportunidad más que de votar.

Como ya se mencionó, el PMDB era un partido nacionalcuando se acercó a las experiencias participativas. El PT, no.Desde el punto de vista institucional, se construyó a nivel na-

8 Esta condición era reconocida por sus propios adversarios.

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cional a partir de su paulatina inserción municipal y en lasasambleas legislativas. Por eso, su propuesta de planificaciónparticipativa recayó exactamente sobre el presupuesto muni-cipal. Fue a partir de algunos municipios que inició su prác-tica concreta de gobierno, en un contexto en el que ya no setrataba de enfrentar a la dictadura, sino de construir expe-riencias de gobierno que respondieran a los intereses popula-res, partiendo de un contexto más democrático, con especialénfasis en una perspectiva redistributivista típica de un par-tido declaradamente socialista.

Es en este sentido que las experiencias lideradas por el an-tiguo MDB, después PMDB, se diferencian de las implemen-tadas por el PT. En primer lugar, se desarrollaron en coyun-turas distintas; en segundo lugar, sus objetivos estaban ins-pirados en diferentes estrategias de lucha. Por consiguiente,se basaban en metodologías también diferentes.

Lo que ambas experiencias tuvieron en común fue el hechode crear un caldo de cultivo de una práctica innovadora y aus-piciosa. De esta forma, ninguno de los dos partidos se puedearrogar el derecho de ser considerado el "padre de la idea",puesto que tanto la propuesta como los propios partidos queintentaron implementarla fueron fruto de diferentes etapas dela correlación de fuerzas que se estableció en la coyuntura po-lítica brasileña de los últimos 20-25 años. Además, la idea departicipación popular, de planificación y de Presupuesto Partí-cipativo no nació aquí, y quienes procuraron implementarla sebeneficiaron con sus resultados y, en muchos casos, tambiéngeneraron beneficios para las poblaciones alcanzadas. Final-mente, se trata de una propuesta que todavía está en una fa-se embrionaria, tanto en lo que respecta a la concepción comoen lo relativo a su implementación. Por lo tanto, una eventualpelea declarada pública, entre supuestos padres, sólo podráprovocar problemas para el desarrollo de la "criatura". Lo másconveniente para todos en este momento es tomar la propues-ta de Presupuesto Participativo como patrimonio colectivo dela sociedad civil brasileña, construido a lo largo de las jorna-das de lucha por la democracia y de la experiencia reciente dela administración municipal para resolver la deuda social delpaís y llevar nuevamente al movimiento popular y sindical alcentro del proceso público y estatal de la toma de decisiones.

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En síntesis, la práctica de la planificación participativa yde su vertiente más específica -el Presupuesto Participativo-sirvió en el Brasil reciente para diferentes estrategias de luchapolítica. En manos del MDB/PMDB fue instrumento de com-bate contra la centralización y la burocratización instauradaspor los gobiernos militares. Fue uno de los ingredientes de unmovimiento de carácter nacional, centrado en la tentativa desuperación de un problema nacional -la dictadura militar. Enmanos del PT, se reveló como arma de lucha contra el predo-minio político de las oligarquías locales. Fue ingrediente deuna estrategia de consolidación del partido a nivel nacional, apartir de los espacios que le fue posible conquistar en los pri-meros comicios. Debe haber servido, muy probablemente,también como oportunidad para el ejercicio de la ciudadaníapara muchas personas, anteriormente completamente ajenasa las cuestiones públicas, por omisión típica de un periodo desilenciamiento y cercenamiento de la participación y/o por eltotal desprecio de los gobernantes por la opinión popular. Sir-vió también, ciertamente, para sustentar un nuevo tipo de po-pulismo, que en lugar de ser paternalista, como en la tradi-ción popular, era falsamente participacionista, aprovechandola cooptación, y como justificativo de la falta de atención a rei-vindicaciones crecientes en un contexto económico de recur-sos menguantes, de manera de mejorar las condiciones de go-bernabilidad. En la actualidad aparece como signo autorizadode modernización tanto entre progresistas como conservado-res, por cierto con argumentos distintos, que puede compren-derse por el conocimiento de la lucha que se traba hoy en elescenario internacional entre un liberalismo exacerbado yfuerte y una resistencia de izquierda tímida y debilitada.

1.1 Las experiencias recientesy las experiencias en curso

Hoy "Hasta el PFL adhiere al Presupuesto Participatívo". 9 Se-gún informa la gran prensa nacional, "Actualmente alrededor

9 Titulo de "Folha de Sao Paulo", en un reportaje de Patricia de Andrade demarzo de 1999.

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de 70 municipios adoptan el mecanismo (de Presupuesto Par-ticipativo] mediante el cual la población elige las obras priori-tarias que deben ser incluidas en el proyecto de presupuesto.Hace diez años, cuando la Municipalidad de Porto Alegre de-cidió implantar el sistema, sólo 20 ciudades siguieron ese ca-mino. En la tanda de intendentes electos de 1992, que ejer-cieron sus mandatos hasta 1996, alrededor de 40 municipiosimplantaron la experiencia. (...) En la campaña electoral de1998, varios candidatos incluyeron la idea en su lista de pro-mesas. (..) Las intendencias del PMDB también apuestan alPresupuesto Participativo" 10 además de un grupo de gober-nadores, que incluyen hasta al PFL, corno señala el titular.Sumado a las ciudades anteriormente citadas, el acervo deexperiencias se enriquece con las siguientes: Porto Alegre delNorte, Fortaleza CE, Rio Branco AC, Timoéto MG, Angra dosReis RJ, Sao José dos Campos SP, Londrina PE, Recife PE, Pe-nápolis SP, Camaçari, Palmeira SC, Joinville SC.

Por el lado de la sociedad civil, también se ha incentivadoel mecanismo de participación popular en el proceso de deci-sión presupuestaria. Comienzan a aparecer cada vez más ins-tituciones que defienden y toman iniciativas en ese sentido.Merece mención el Consejo Regional de Economía (CORE-CON), tanto el de San Pablo (que constituyó una comisión es-pecial para tomar iniciativas y movilizarse sobre la cuestión,y está preparando cursos de reciclaje para economistas) comoel de Río de Janeiro, ciudad en la que existe un Foro Populardel Presupuesto. La FASE (Federación de Organismos de Asis-tencia Social y Educativa) ha promovido eventos, estudios ypublicaciones sobre Presupuesto Participativo. El InstitutoPolis viene auspiciando foros de debate para interesados en eltema desde hace años. También se enrolan en este movimien-to la ABOP (Asociación Brasileña de Presupuesto Público) y elINESC (Instituto de Estudios Socioeconómicos). Una búsque-da en Internet permite localizar varias páginas sobre el tema,entre las que existen algunas mantenidas por Universidadese Institutos de Investigación.

10 Ídem.

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1.2 Experiencias internacionales

En las dos últimas décadas se desarrollaron varias experien-cias en el mundo, a nivel local y en el ámbito de las intenden-cias con miras a la descentralización, a lograr una mayor pro-ximidad entre gobierno y comunidad, a la planificación parti-cipativa, al rescate del espacio público como esfera importan-te de la vida social, etc. En muchas de ellas la cuestión pre-supuestaria fue objeto de preocupación, propuestas y accio-nes, permitiendo afirmar que de cierta forma la idea de Pre-supuesto Participativo estuvo siempre presente. Varias deesas experiencias se constituyeron en vidrieras de un nuevomodo de gobernar. Entre ellas cabe citar a Bolonia (Italia),Barcelona (España), Yokohama (Japón), Ontario (Canadá),Portland, Auburn y el Estado de Minessota (EE.UU.).

Más recientemente, y de manera más directamente relacio-nada con el Presupuesto Participativo, se están generandonuevas experiencias. En Paraguay, por ejemplo, las ciudadesde Asunción (desde 1995) y Villa Elisa (1997) adoptaron lapráctica de Audiencias Públicas de Presupuesto, con el apoyoy asesoramiento de organismos norteamericanos interesadosen combatir la corrupción en el sector público. El 20 de ene-ro de 1999, un grupo de periodistas franceses llegó a PortoAlegre para producir textos y videos sobre la experiencia deesa capital, que serán difundidos en Europa para ampliar lavisibilidad internacional de una práctica premiada por la ONUen 1996.

Debe señalarse que de la lectura de los informes y análisisde las experiencias internacionales se desprende una gran di-ferencia de abordaje con relación a las prácticas brasileñas (ytal vez latinoamericanas). En los paises desarrollados, con so-ciedades ricas y constituidas por ciudadanos más familiariza-dos con la democracia, con gobiernos dotados de burocraciasprofesionales, la concepción que rige las innovaciones es bá-sicamente liberal: el objetivo es asignar mejor los recursos,evitando el derroche y la corrupción. En Brasil, país pobre,con una alta concentración del ingreso, recién salido de unadictadura militar y luchando con el problema del subdesarro-llo, el argumento central en defensa de nuevas maneras degestionar los recursos públicos recae sobre la importancia de

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desprivatizar el Estado y reformular las prácticas del poderpúblico, introduciendo prácticas democráticas y transparen-tes en una relación históricamente populista y paternalista.

2. Presupuesto participativo:perfeccionamiento de la elección colectiva

La práctica presupuestaria gubernamental es a la vez un ins-trumento para incrementar la eficiencia / eficacia del uso delos recursos públicos y una forma de garantizar el control delingreso y gasto público por parte del Poder Legislativo. Unatécnica bastante difundida en la actualidad para la gestión delas finanzas públicas es el Presupuesto Programa que consis-te en una forma de organizar las previsiones y controles deejecución presupuestaria capaz de enlazar entre si los planesde gobierno y los recursos para implementarlos. El paso delPresupuesto tradicional (que no permitía más que un controlcontable) al Presupuesto Programa representó una conquistade los poderes públicos rumbo al mejoramiento técnico delproceso presupuestario. A su vez, el Presupuesto Democráti-co (que permite mayor injerencia del Poder Legislativo) repre-sentó un mejoramiento político: la planificación pasa a tomaren cuenta las aspiraciones, evaluaciones y visiones de ungrupo más amplio de actores (concejales, diputados, tambiénelegidos).

El Presupuesto Participativo significa avanzar un paso másen el sentido del perfeccionamiento político. En él, no son só-lo los legisladores quienes participan en las decisiones sobrefinanzas y políticas públicas: en una población organizada, lasociedad civil asume un papel activo; pasa a ser agente y nomero paciente. Se produce una radicalización democrática.En esa transformación, la democracia pasa a ser encarada nosólo como medio para alcanzar el objetivo de una mejor asig-nación de recursos, sino también como fin en sí mismo. En elescenario en que transcurre la disputa por los escasos recur-sos públicos, los ciudadanos ejercen su derecho y su deber departicipación en la definición de los rumbos de la acción degobierno. La práctica continuada de la cogestión lleva a que,por un lado, el gobierno vaya abandonando paulatinamente la

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tentación de imponer siempre su punto de vista, y, por otrolado, la población va adquiriendo una visión de conjunto so-bre la escasez de recursos y sobre la infinidad de demandasque se le presentan al gobierno. Una nueva idea sobre el mo-do de gobernar comienza a disputar la hegemonía con la vi-sión tradicional, de un gobierno legitimado exclusivamentepor el voto y por el uso de la buena técnica.

El Presupuesto Participativo no implica el abandono de lasmetodologías del Presupuesto Programa o del PresupuestoDemocrático. Sólo es incompatible con el presupuesto tradi-cional. Para adoptar el Presupuesto Participativo es necesa-rio que se utilicen las técnicas del Presupuesto Programa, afin de que el lenguaje de los fines aunados a los medios, con-figurando planes viables, sirva de base para las decisiones yevaluaciones. Tampoco existen motivos para abandonar lacontribución que ofrece el Presupuesto Democrático al per-mitir una mayor participación del Poder Legislativo sobre lasdecisiones que involucran una definición de fuentes y usosde los recursos. Los representantes del Poder Legislativo y dela comunidad y sectores organizados deben interactuar en elproceso.

Es en este sentido que tal vez el Presupuesto Participativopueda resultar un ingrediente capaz de perfeccionar la visiónque se tiene hasta hoy sobre la intervención gubernamental.Gran parte de las imperfecciones del proceso decisorio queconduce a la elección colectiva, ya mencionadas, pueden re-ducirse mediante la participación popular organizada en eseproceso.

3. Aspectos promisoriosdel presupuesto participativo

Son muchos los aspectos del Presupuesto Participativo quepueden hacer de su metodología un factor de cambio, capazde perfeccionar el proceso de elección colectiva y, quizás, lateoría de la elección pública. A continuación se comentan losmás significativos:

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3.1 Presupuesto Participativo y poder local

Las razones esgrimidas por la izquierda para defender la par-ticipación popular son de fondo predominantemente político,en tanto que las razones de los neoliberales son fundamental-mente económicas Cuando la izquierda propone que la socie-dad civil ejerza un mayor control sobre el Estado, se preocu-pa por la democracia, por la separación de poderes (y, en con-secuencia, por la política). En la estrategia de la fracción ma-yoritaria de la izquierda que abandonó la tesis de tomar el po-der por la fuerza y optó por la vía institucional y el respeto alas normas de la democracia representativa, existe una con-frontación cotidiana por la hegemonía de ideas que se desa-rrolla en las luchas politicas diarias que se plantean en formasimultánea en los movimientos sociales, en las instituciones yen los organismos del Estado. Los agentes de esta lucha, porel lado de la izquierda, tendrían que desarrollar acciones enestrecho contacto con los movimientos sociales, con miras atransformar las aspiraciones populares en reivindicacionessustentadas por un intenso movimiento en las calles y los es-pacios formales de poder. La confrontación, tanto de las ideascomo de los métodos que caracterizan a los diferentes gruposen conflicto, generaría un clima de saludable politización delos agentes, siendo las masas las mayores beneficiarias tantode la politización resultante (que las deja mejor armadas) co-mo de los beneficios inmediatos conquistados a costa del di-nero público. Es fácil ver dónde encaja la propuesta. de Presu-puesto Participativo en esa estrategia. Se trata de una oportu-nidad singular para trasladar las contradicciones de una so-ciedad de clases al ámbito de uno de los centros neurálgicosdel Estado capitalista, aunque esto deba hacerse por interme-dio de la fracción menos dotada de poder en los regímenes fe-deralistas: el municipio.

La idea que la izquierda pretende hegemonizar a través deesta propuesta de intervención de la sociedad civil es la de unEstado cuyas decisiones favorecen a la mayoría, de un Esta-do distributivista, en detrimento de un Estado claramentecomprometido con los intereses inmediatos de los empresa-rios, especuladores inmobiliarios, oligarquías, etc. Por eso, elPresupuesto Participativo se define como la herramienta de la

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"desprivatización de lo público", palabra autorizada de granconvocatoria en un país en que, como Brasil, "la vida públicadel político se confunde con la privada", según reza el saberpopular.

En un texto que adquirió bastante difusión entre militan-tes del partido (DANIEL, 1991), uno de los ideólogos del PT de-ja translucir la estrategia mencionada. Según ese autor: unapropuesta de acción para las administraciones democráticas ypopulares que no se agote en si misma debe apuntar a un nue-vo modelo de sociedad que permita vislumbrar los contornos deuna estrategia transformadora: un socialismo que, negando si-multáneamente la opción capitalista -el status quo brasileño, elneoliberalismo o la socialdemocracia- y el estatismo del "socia-lismo real", afirme el camino de la construcción de una socie-dad radicalmente democrática -donde la democracia asuma unvalor estratégico, medio y fin a ser logrado. (...) En esa disputa-que como está planteada supone una ruptura con el poder eco-nómico- lo fundamental es asumir el embate a los valores quesustentan la hegemonía conservadora a nivel local, negándolosal afirmar los términos de una nueva cultura política. (p. 5-6)

El espacio de poder local se presenta como el más adecua-do para construir paulatinamente ese tipo de estrategia. Poreso, el presupuesto municipal elaborado con la participaciónpopular es un instrumento que adoptan con particular énfa-sis las denominadas administraciones populares: pone endiscusión y en el centro de la disputa los recursos financierosde la municipalidad, que son siempre insuficientes para ha-cer frente a todas las demandas. Con ello, no sólo el ejerciciodel poder local pasa al dominio de un conjunto más grande deindividuos y grupos, sino que además aumenta la importan-cia de ampliarlo (disminuyendo en consecuencia el peso delpoder estadual y federal sobre las decisiones que afectan a lalocalidad).

Son muchos los motivos por los cuales el poder local dis-fruta en muchas áreas de acción e intervención de cualidadessuperiores a las del poder de las esferas de gobierno más al-tas, y se encuentran identificados en la vasta literatura histó-rica, sociológica e incluso económica.

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3.2 Presupuesto Participativo y ciudadanía

El rescate de la ciudadania como bien en sí mismo, y la utiliza-ción de la condición ciudadana como instrumento para trans-formar las relaciones Estado-sociedad son banderas que ac-tualmente enarbolan diversos sectores sociales y politicos entoda América Latina. Naciones recién salidas de dictaduras mi-litares, que instalaron el terror, acallaron todo tipo de oposicióny sembraron nacionalismos miopes (a partir, entre otros me-dios, de sistemas educativos que adulteraron la historia y lapolítica, y de medios de comunicación obsecuentes) y se trans-formaron, con el arribo de la democracia, en el escenario deuna lucha política en la que de un lado se alinean grupos opo-sitores modelados en la lucha contra la dictadura, y del otro la-do agentes del gobierno favorables a una apertura lenta y gra-dual, apenas observados, unas veces más de cerca y otras másde lejos, por una vasta masa popular desposeída y desconten-ta, empujada hacia las ciudades y vulnerable al accionar decaudillos y de toda clase de oportunistas. ¿Cómo pensar en ciu-dadanía en ese contexto? En el mejor de los casos, esa ciuda-danía debe ser rescatada, restaurada. En el peor de los casos,debe ser construida de la nada, ya que en sus primerísimasetapas fue enterrada por la fuerza. Hay que erigir la polis almismo tiempo que se forjan sus operadores: ni la mentalidadciudadana, ni las instituciones que dan vida a la ciudadaníaestán listas. La forma de responder a ese desafio es hacer ha-ciendo, aprender haciendo. El Presupuesto Participativo es unaoportunidad para ese ejercicio, porque permite al individuo res-catar la idea de que es sujeto, de que es lo suficientemente dig-no como para ser respetado por el poder público, de que formaparte de un todo social regido por normas y no por voluntadesindividuales o grupales superiores, de que el espacio públicotambién le pertenece, de que no existen seres iluminados capa-ces de brindarle una vida mejor, de que su destino está parcial-mente en sus manos y parcialmente en manos de un "ser co-lectivo" cuya voluntad no puede estar completamente subordi-nada a intereses ajenos a los suyos. El Presupuesto Participa-tivo es, entonces una oportunidad para la toma de concienciaque despliega las alas de la ciudadanía, así como para exorci-zar al populismo. que tanto mal hizo y hace a esa ciudadanía.

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3.3 Presupuesto Participativo y corrupción

La corrupción arraigada en el interior de los organismos pú-blicos es un mal que parece cobrar cada día nueva dimensión,en todos los lugares del mundo. Una vez cae un ministro lati-noamericano, otra vez aparece un primer ministro japonés pi-diendo disculpas a la nación, en otro momento Italia se ve sa-cudida por la operación maní pulitti que arrastra a un grannúmero de altos funcionarios públicos. En Brasil es de tristey reciente memoria el caso Collor / PC Farias, y cada día apa-recen nuevos casos (mafia de las administraciones regionalesde San Pablo, corrupción en los Tribunales Regionales delTrabajo). Se trata, en los ejemplos dados, de la corrupcióngruesa, de grandes proporciones. Por debajo de ella, muchomenos visible, quizás de menores proporciones financieras,pero ciertamente tanto o más nociva, se desarrolla la peque-ña corrupción: alimentos desviados del comedor escolar,aranceles cobrados por prácticas médicas no realizadas, pro-pinas para la expedición de documentos, desvío de partidas,cobros de "peajes", creación de dificultades para vender faci-lidades, etc. Se dice que la falta de control y la impunidad eslo que permite una proliferación tan grande de procedimien-tos ilícitos. Pero es probable que no se trate únicamente deeso. A todo corrupto le corresponde de alguna manera un co-rruptor. O sea, la corrupción es parte de un todo con un fuer-te componente cultural. La búsqueda de sacar provecho de to-do ("ley de Gérson") es un dato de la realidad que tiñe confuerza la relación de un gran número de brasileños con el po-der público: ser nombrado empleado público es (todavía hoy)un objeto de deseo, ya que significa poco trabajo y dinero fá-cil, con estabilidad en el empleo; los cargos electivos se trans-formaron en un camino para obtener ventajas del manejo o dela proximidad al poder; ser amigo o pariente del intendente odel concejal favorece la atención de reivindicaciones... El es-pacio público es considerado, en fin, como tierra de nadie, ala espera de ser ocupada, posible botín de los más hábiles. Noexiste la noción de valor de una esfera pública de la vida quese centre en la garantía de igualdad de derechos, de la paz pú-blica, de los contratos, de la oferta de bienes públicos y de lapromoción del bienestar colectivo.

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El Presupuesto Participativo es un espacio, un momento,un canal, una forma politico-institucional que ofrece unaoportunidad (no la única ni suficiente, con seguridad) para re-vertir esa cultura nociva. La discusión sobre los ingresos (decuánto deben ser y quién debe aportarlos) y de los gastos(quién será beneficiado y con cuánto) en un escenario de es-casez de recursos y de partición del poder engendra con eltiempo la percepción de los límites y potencialidades de lamunicipalidad para promover el bien común. Al mismo tiem-po deja en claro que la escasez puede ser más pronunciadapara la mayoría cuando una minoría privilegiada por la proxi-midad con el poder tradicional decide el destino de los recur-sos de manera poco transparente, sin preocuparse por la vi-gilancia popular, con total libertad para actuar como mejor leparezca.

En un escenario como el que existe en el interior de la bu-rocracia pública brasileña, ni aun el más incorruptible de losgobiernos es capaz de asegurar que su gestión sea inmune alos ataques y asedios del batallón de Gérson. La vigilancia po-pular, la exigencia de transparencia, la rendición constante decuentas, el diálogo entre los actores interesados: estos son losingredientes que el Presupuesto Participativo puede traer con-sigo y que resultan mejores aliados en el combate contra lacorrupción que cualquier grupo de fiscales, cualquier "geren-te de la ciudad", cualquier intendente bien intencionado.cualquier guardián de la moralidad.

3.4 Presupuesto Participativo y planificación

El Presupuesto Programa es (o debería ser, por lo menos) uninstrumento de planificación a corto plazo que, aunado aotros instrumentos de planificación de más largo plazo, comoel Plan Director, el Plan Plurianual, el Plan de Gobierno, etc.,ayude a colocar al municipio en la ruta del desarrollo susten-table y del bienestar social (tanto cuanto sea posible, en elcontexto más amplio de la economía y de la política regional,estadual y nacional). La planificación, tan alabada y tomadatan poco en serio, no es ninguna garantía de éxito económicoy de tranquilidad social, pero su ausencia representa con cer-teza la pérdida de oportunidades, riesgos más altos, mayores

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costos y una ampliación de las incertidumbres, con las an-gustias psicológicas y psicosociales que se asocian a ellas.

Para que las prácticas serias y consecuentes de planifica-ción sean realmente concretadas, es necesario que los benefi-ciados por esa práctica presionen para que así sea. Como esevidente que las decisiones gubernamentales se toman pa-sando por una serie de filtros (que incluyen los intereses delos políticos, de los técnicos, de los funcionarios, de grupos depresión y de la población en general), es claro que llevaránventaja los actores que se organicen en defensa de sus intere-ses y de la adopción de los medios que consideran más efica-ces para alcanzarlos. Desde el punto de vista de la poblaciónen general, el Presupuesto Participativo es un medio extrema-damente adecuado para hacer valer sus voluntades en la pla-nificación municipal. Además es:

• un instrumento de presión para la implantación de laplanificación de largo plazo;• la puerta de entrada de la planificación participativa a ni-vel municipal (y esto es importante, ya que no basta la pla-nificación; es mejor que sea participativo).

3.5 Presupuesto Participativoy "reinvención del gobierno"

Desde mediados a fines de la década del setenta, los paísesdesarrollados comenzaron a enfrentar serias dificultades pa-ra sustentar el modelo, hasta entonces dominante, de gastoen políticas sociales. Comenzó allí el ocaso del estado de bie-nestar (welfare state). En una coyuntura en que la crisis fis-cal se fue aunando al creciente desempleo, la respuesta ini-cial a nivel práctico fue la retracción de las políticas sociales,bajo la bandera del neoliberalismo,11 que tuvo su apogeo con

11 Se define aquí como "... cuerpo de doctrina coherente, autoconsciente, mi-litante, lúcidamente decidido a transformar el mundo a su imagen, en su am-bición estructural y su extensión internacional." (ANDERSON, Per ry. Balan-ce del neoliberalismo. En: SADER, E. & GENTILI, P. (org.). Pós-neoliberalismo- As políticas sociais e o Estado democrático. Río de Janeiro: Paz e Terra,1996, p. 22).

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los gobiernos de Reagan, en Estados Unidos, y Thatcher, enInglaterra. En el plano teórico la respuesta se dio a través deuna avalancha de cuestionamientos a la teoría intervencionis-ta de cuño keynesiano, adoptada por la mayoría de los paísesdesde la segunda posguerra.

Toda la década del ochenta estuvo marcada por un inten-so debate sobre el papel del gobierno en la economía, confranca ventaja para las tesis anti-intervencionistas, favoreci-das no sólo por la crisis del welfare state sino también por elcolapso de las experiencias socialistas y por el fortalecimien-to de la teoría económica del lado de la oferta (supply side eco-nomics o Reaganomics). Pasada la euforia del aparente "fin dela historia" (Francis Fukuyama), en los años noventa vuelve aaparecer la discusión sobre el papel del gobierno en la econo-mía y en la sociedad, ahora bajo el impacto de evaluacionesno tan positivas con respecto a los resultados de las experien-cias norteamericana e inglesa de retracción de la política so-cial Es en este contexto que surge la discusión sobre la rein-vención del gobierno, cuyo significado está muy bien sistema-tizado en el best seller mundial La reinvención del gobierno, deDavid Osborne y Ted Gaebler, autores norteamericanos que,a pesar de no hacer más que recopilar en un solo volumenuna serie de conceptos sobre lo que la opinión pública entien-de por buen gobierno en una buena sociedad, lo hacen sinte-tizando adecuadamente esa visión.

De acuerdo con ellos, el gobierno reinventado se apresta adar respuesta a un mundo en rápida transformación, 12 con-

12 Afirman Osborne & Gaebler (1993):"Vivimos en una era de cambios rápidos; en un mercado global, que ejerceenorme presión competitiva sobre nuestras instituciones económicas. Vivi-mos en la sociedad de la información, en la que el pueblo tiene acceso a la in-formación casi tan rápidamente como sus líderes. Vivimos en una economíabasada en el conocimiento, donde los trabajadores con buen nivel de educa-ción se resisten a las órdenes y exigen autonomía. Vivimos en una era de ni-chos de mercado, con consumidores habituados a una alta calidad y ampliavariedad." (p. 16)"Nuestros padres hacían cola durante horas para tramitar la patente del au-to y no se quejaban. Nosotros, hoy, nos ponemos furiosos si nos toca esperarpara esa gestión. Nuestros padres aceptaban la escuela pública como algo da-do. que no era pasible de cambios. Nosotros, hoy, organizamos comisiones.exigimos nuevos programas, conseguimos recursos y hasta nos ofrecemos co-

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vertido rápidamente en escenario de experimentación en loque respecta al acto de gobernar. Las reglas se tornaron im-precisas en los últimos 20 años, instaurando una crisis de pa-radigmas en el arte de gobernar. Esta crisis tiene su origen enla rápida obsolescencia de los gobiernos tradicionales, buro-cratizados, provocada por el desarrollo acelerado de nuevastecnologías que están permitiendo, en todo el mundo y en to-das las actividades, un inusitado aumento de la productivi-dad, transformando el mundo empresario y las institucionesen general, así como la propia manera de actuar de las insti-tuciones.

El gobierno reinventado es, en síntesis, aquel que cambiasu forma de funcionar, que elimina las fallas que lo hicieronineficiente (estando la ineficiencia centralizada en sus mediosy no en sus fines). Es el gobierno emprendedor, renovador,maximizador de la productividad y la eficiencia, creador deoportunidades, delimitador de riesgos, promotor de la compe-tencia (interna y externamente). Es el gobierno que utiliza lossiguientes principios de manera integrada, en todas sus áreasde actuación:

• disminuye los esfuerzos que invierte en las actividades deprestación de servicios (en general terceriza o gestiona de for-ma no tradicional) y se concentra en las actividades de regu-lación y catalización;

• enfrenta los problemas en forma conjunta con la comu-

mo voluntarios para dar clases en unidades educativas experimentales. Y sitodo esto no da resultado, mandamos a nuestros hijos a una escuela priva-da." (p. 183)"En una era en que los cambios se suceden con una rapidez pasmosa, la ce-guera con respecto al futuro es una falla mortal." (p. 242)"En la aldea global contemporánea, sucesos que ocurren en Kuwait o Japónpueden dar vuelta nuestro mundo súbitamente." (p..243)"Hace 50 años, las instituciones centralizadas eran indispensables. Las tec-nologías de la información eran primitivas, la comunicación entre lugaresdistintos era dificil, y la mano de obra disponible era relativamente poco ins-truida. No había otra alternativa más que juntar a todos los profesionales dela salud en un mismo hospital, a todos los funcionarios públicos en una mis-ma organización... Había tiempo de sobra para que la información subieralentamente por toda la cadena jerárquica y para que luego bajase, por el tra-yecto inverso, en forma de decisiones." (p. 274)

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nidad, y no creando estructuras asistencialistas profesionali-zadas;

• introduce la competencia en la prestación de servicios,luchando contra las prácticas monopólicas en todos los fren-tes, incluso en los organismos públicos;

• opera persiguiendo sus misiones y no limitándose a obe-decer normas y reglas rígidas;

• evalúa los resultados de sus políticas, premiando resul-tados en lugar de suministrar recursos en forma aleatoria;

• se centra en la atención de las necesidades del "cliente" yno de la burocracia;

• emprende, muchas veces transformando fuentes de gas-to en fuentes de recursos y escapándose así del dilema tradi-cional planteado por la crisis fiscal: ampliar la base de tribu-tación o no hacer;

• planifica y actúa de manera de evitar o prepararse paracontrolar la aparición de problemas, logrando con eso actuaren forma preventiva y no curativa;

• descentraliza, no opera con jerarquía rígida, incentiva laparticipación y la constitución de equipos;

• practica la regulación estructurando el mercado, en lugarde adoptar programas que lo suspenden.

En un gobierno con estas características, la utilidad del Pre-supuesto Participativo es evidente: ayuda a aumentar la pre-sión en pos de la eficiencia, fuerza la transparencia de los ac-tos administrativos (disminuyendo el riesgo de desvío de re-cursos), impone una lógica al gobernante, sujeta a los funcio-narios públicos a controles más estrictos, fuerza una planifi-cación más centrada en los intereses inmediatos de la pobla-ción, etc.

El ciudadano participante aparece, en este abordaje, comocliente del sector público, atento al destino de los recursosque salen de las arcas públicas cargadas a partir de sus bol-sillos, de la misma manera en que vigila los gastos para lacompra de bienes que le ofrecen las empresas, a través delmecanismo de mercado. El gobierno, supuestamente, no sóloes presionado para gastar mejor (con más criterio) sino quetambién se reduce su tamaño por las presiones de la eficien-cia del mercado (que realiza mejor muchas de las actividades

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que el gobierno no vigilado sigue realizando) y por la colabo-ración de las entidades comunitarias y no gubernamentalesen la lucha contra los males sociales. Las razones del cliente,aquí, no tienen nada que ver con las cuestiones del poder, pe-ro sí con los diversos aspectos de la eficiencia en las asigna-ciones, cuya referencia óptima es el sistema de trueques prac-ticado a través del mercado, con precios regulados fundamen-talmente por la ley de la oferta y la demanda.

3.6 Presupuesto Participativoy nuevo municipalismo

Combinando las razones de los seguidores de la "reinvencióndel gobierno" y los motivos de los defensores de la ampliacióndel alcance del poder local, y teniendo en cuenta la historiadel federalismo en Brasil (en que hasta hoy en día se planteala necesidad de articulaciones politicas y movimientos socia-les en defensa de la autonomía y de mayor amplitud del po-der municipal) y la historia de la administración pública bra-sileña (que todavía vive una fase de profesionalización a nivelfederal y sigue siendo bastante precaria en otros niveles, en lamayoría de los casos) es posible encarar la propuesta de Pre-supuesto Participativo como una experiencia extremadamen-te promisoria, ya que se trata de una metodología para lidiarcon una de las cuestiones de gobierno más importantes (sugestión financiera) que acarrea un fuerte potencial para:

• llevar al gobierno los beneficios de la presión y de la vigi-lancia populares para promover mejoras en la racionalidad yen la democratización de la maquinaria gubernamental;

• fortalecer, a partir del poder local, los eternos deseos deconstrucción de un federalismo más justo y eficiente, capazde mejorar la actuación del sector público en todo el país;

• ampliar la calidad de la gestión pública a través de la in-novación en los métodos de trabajo adoptados por los equiposde gobierno y por los funcionarios.

Desde esa perspectiva, el Presupuesto Participativo se levantacomo elemento central (en tanto medio y en tanto fin) de unmunicipalismo renovado, del tipo que el país necesita en estemomento: que no sea un municipalismo de ocasión, enarbola-

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do por líderes que ven en él una mera munición para sus pro-pios proyectos, y que no sea parte de proyectos populistas quese limitan a cooptar liderazgos populares para alcanzar sus fi-nes. Que sea un municipalismo centrado en la construcciónde un poder local políticamente democrático y microeconómi-camente eficiente, en que tales características se encuentrenintrínsecamente imbricadas, produciendo un potencial en lasadministraciones locales con voluntad política y competenciatécnica para promover el desarrollo social y económico.

4. Elementos metodológicos básicosdel presupuesto participativo

Para que se lo pueda clasificar como propuesta con efectivapotencialidad para mejorar la gestión pública y, eventualmen-te, para contribuir al perfeccionamiento de la teoría sobre ladecisión presupuestaria pública, el Presupuesto Participativodebe revestirse de características propias, capaces de diferen-ciarlo de otras técnicas.

4.1 Presupuestos metodológicos

La elaboración del presupuesto con participación popular sebasa en las más diversas metodologías. No existe un modeloque sirva para todas las realidades. Además, el mismo muni-cipio puede adoptar diferentes metodologías a lo largo de ca-da gestión, variando de un año a otro según la experiencia ad-quirida y las conveniencias. Antes de iniciar la práctica es ne-cesario, siempre, realizar un diagnóstico de la realidad. Cier-tas premisas (que se sintetizan a continuación) tienen queservir de referencia para la elección de las estructuras y me-canismos de participación.

4.1.1 Geografia y forma de ocupación

La geografia de la ciudad y la forma en que las áreas estánocupadas determinan en gran parte el modo según el cual losciudadanos participan en el proceso, y el mecanismo de tomade decisiones que debe ser observado. En una municipalidad

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con una extensa zona rural y un reducido núcleo urbano, conpoblación predominantemente rural, las discusiones deberántener lugar en los núcleos de residencia y trabajo de las per-sonas. Con una población predominantemente urbana, sepuede dividir la ciudad en zonas por densidad demográfica yelegir lugares de preferencia comunes para los debates. Unametrópolis tiene sus especificidades en ese sentido, y quizáslo mejor sea confeccionar presupuestos regionales y luego su-marlos. En contrapartida, una ciudad constituida por un pe-queño núcleo urbano y una zona rural con baja densidad depoblación puede admitir que los grupos de debate trabajendentro de la propia intendencia, simplificando procedimientosy ahorrando reuniones.

4.1.2 Naturaleza de los principales problemas

El volumen, naturaleza y alcance de los problemas pueden fa-vorecer o entorpecer la movilización popular. Si la vivienda esel principal problema que debe enfrentar la intendencia, exis-te un incentivo para movilizar todos los solicitantes de techodeben ser convocados para su registro, discusión, adhesión,etc. Si, por otro lado, el problema es el tratamiento de los re-siduos, fuera de las regiones afectadas por los tradicionalesdepósitos de basura será dificil tener éxito con la movilización. .

Lo mismo ocurre con las rutas rurales: los residentes de laszonas beneficiadas se movilizan, pero los habitantes de las de-más permanecen apáticos.

Existen también situaciones en las que la solución de unproblema redunda en la creación de otro, que a veces afecta aun grupo diferente. En estos casos, la polémica y el enfrenta-miento acaban produciendo una visibilidad movilizadora. Porejemplo, la erradicación de villas de emergencia y la creaciónde núcleos habitacionales para acoger a las familias afecta-das. Muchas veces el cambio implica distancias prohibitivasentre vivienda y trabajo para los trasladados, que se resistena pesar de la oferta de mejores condiciones habitacionales.Otro ejemplo: la construcción de sitios especiales para losvendedores callejeros, que mejora la infraestructura y liberalos espacios públicos, pero generalmente dificulta las condi-ciones de comercialización.

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4.1.3 Historia política y económica

La actividad económica predominante ejerce gran influenciasobre la vida cotidiana de las personas, y moldea en parte elcomportamiento social y político. Una metrópolis industrial esun polo de movilización sindical; una pequeña ciudad agríco-la genera relaciones de trabajo cuya proximidad entre patróny empleado transforma al sindicato en un cuerpo extraño. Lainteracción entre la actividad económica y política genera con-diciones históricas específicas que dan como resultado dife-rentes "caldos de cultivo" para la adopción de mecanismosparticipativos de gestión de lo público. El grado de concienciapolítica y la voluntad de participación en actividades extrafa-miliares varía según se van desarrollando las prácticas políti-cas. Algunas ciudades brasileñas que fueron el centro de pro-yectos políticos progresistas en los últimos años tienen unapoblación más politizada que otras, y presentan una ventajacomparativa para iniciar prácticas de cogestión de los recur-sos públicos. Otras, víctimas de años ininterrumpidos de po-pulismo y cooptación, ofrecen muchas dificultades. Existenincluso otras que, por caracterizarse como "ciudades dormito-rio", tienen una población que no echa raíces y lleva una "do-ble vida".

4.1.4 Objetivo, voluntad política y preparación del gobierno

El objetivo de participación popular que se fija un gobierno (oque acepta, en caso de que el proceso sea forzado por la po-blación, como sucede a veces) moldea en gran medida las for-mas y los resultados. Si el objetivo es la mera tentativa decooptar liderazgos para fortalecer al Poder Ejecutivo frente aun Legislativo opositor, los procedimientos y los resultadosaceptados serán unos; si el objetivo es construir un nuevo ti-po de relación entre el municipio y la población, para romperlos cerrados círculos de poder que caracterizan principalmen-te a las intendencias de las ciudades pequeñas y medianas,serán otros.

Además del objetivo, es de suma importancia la voluntadpolítica del gobierno. Existen gobiernos que dan a la partici-pación popular un lugar central en su planificación y accio-

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nar, haciendo que penetre a través de todos los sectores de ac-tuación. Otros, sin embargo, gastan poca energía en esto, yencaran la participación popular como una tarea adicional, enpugna con otras para obtener atención.

Objetivos y voluntad política de nada sirven, o de poco ayu-dan, si el gobierno no está preparado para hacer valer sus de-signios. Incluso el mejor intencionado y aguerrido gobiernoprogresista no irá muy lejos en cuestiones de participaciónpopular si no sabe llevarla a cabo de manera adecuada yoportuna. Aunque no muchos lo crean, promover una formade participación popular que dé resultados no es cosa de afi-cionados. La falta de preparación puede causar incluso frus-traciones que destruyen oportunidades, las cuales bien apro-vechadas, representarían saltos cualitativos espectaculares

4.1.5 Recursos materiales disponibles

En una intendencia pequeña, de una ciudad pequeña con ba-ja densidad de población, son muy pocos los recursos adicio-nales que se requieren para cambiar el proceso decisorio en loque respecta a los ingresos y gastos públicos. En las ciudadesde tamaño mediano en adelante, sin embargo, cambiar el me-canismo de elaboración presupuestaria de manera de con-templar la opinión de los ciudadanos exige un volumen con-siderable de recursos, asignados a la contratación de perso-nal, la divulgación de informaciones a través de los medios decomunicación, la adquisición de material gráfico y de compu-tación, etc. En consecuencia, el volumen de las disponibilida-des para ese fin es un fuerte condicionamiento del proceso ysus resultados.

4.1.6 Coyuntura

La coyuntura económico-social y politica general alterna mo-mentos favorables con otros desfavorables para la moviliza-ción popular. De igual manera lo hacen las variables internasde la coyuntura local. En la fase de inicio de la apertura poli-tica en Brasil (desde fines de la década del setenta hasta me-diados de la década del ochenta) incluso pequeñas localidadesdominadas por los "coroneles" tuvieron atisbos de moviliza-

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ción social; a comienzos de los noventa, década predominan-temente neoliberal, marcada por un bajo crecimiento econó-mico, grandes ciudades progresistas, con intensa actividadsindical, fueron escenario del congelamiento de la moviliza-ción política de base. Sólo basta imaginar la situación en pe-queños municipios con escasas oportunidades laborales.

La lista de factores condicionantes de aspectos a ser toma-dos como presupuestos, para llevar a cabo con posibilidadesde éxito en base a los objetivos preestablecidos, una experien-cia participativa en la gestión de los recursos públicos de unmunicipio, podría ser mucho más extensa, pero el incremen-to de la cantidad de factores intervinientes tendría escaso va-lor si no quedara claro lo que es posible comprender con loselementos ya mencionados, es decir, que cada ciudad debeconstruir su propio modo de gestión participativa, respetandolas especificidades de su realidad. Esto no significa que debandespreciarse las oportunidades de absorber parcialmente ex-periencias exitosas de otros lugares. Cuando se trate de me-todologías que fueron aplicadas en un lugar en situaciones si-milares a las existentes en otro, no hay por qué "volver a in-ventar la rueda".

4.2 Principios conductores de la metodología

Cualquiera sea la metodología elegida para su implementa-ción, el proceso participativo debe respetar algunos principiosbásicos si el objetivo propuesto está relacionado con la am-pliación de la calidad de la democracia ejercida por los gobier-nos locales. Los más importantes se sintetizan a continua-ción.

4.2.1 Principio del carácter pedagógico del proceso

La cultura establecida, en lo que respecta a la administraciónpública, es la de ausencia "natural" de los ciudadanos en elproceso decisorio, dada su falta de preparación y la baja dis-ponibilidad de tiempo para ello. El Presupuesto Participativodebe luchar contra ese concepto, al hacer evidente el carácterfundamentalmente politico (y no técnico) de las decisionesque se adoptan sobre la recaudación y el destino de los recur-

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sos públicos. Se sabe, sin embargo, que ese cambio de cultu-ra politica no se procesa del día para la noche. La metodolo-gía que se adopte debe contemplar la necesidad de un apren-dizaje paulatino, continuo, y abandonar cualquier pretensiónde éxito total al cabo de la primera experiencia.

4.2.2 Principio de la autonomía de los movimientos sociales

Este principio tiene por objeto evitar que los movimientossean cooptados y se integren pasivamente a la voluntad delgobierno. Establecidas las reglas para la elaboración del pre-supuesto, de común acuerdo entre el gobierno y los movi-mientos, éstos deben desarrollar las actividades previstas conabsoluta autonomía: las reuniones, asambleas y plenarios de-ben estar coordinados y dirigidos por los propios líderes po-pulares: los lugares y horarios de los debates deben definirsede común acuerdo entre los grupos y sus coordinadores, quedeben atender además a la movilización de la comunidad (di-vulgar, constatar, etc.). El gobierno puede y debe prestar ayu-da ofreciendo cursos de preparación para lideres, brindandoaclaraciones, subsidiando la producción de material de divul-gación, etc. Nunca debe tomar la iniciativa ni adoptar conduc-tas que impliquen asumir la dirección de las discusiones y /o iniciativas.

4.2.3 Principio de la cogestión

Este principio tiene por objeto evitar el surgimiento de falsasexpectativas con respecto a los limites de la participación po-pular en los procesos decisorios, en los marcos instituciona-les de la democracia representativa. En las condiciones actua-les, no es posible hablar de autogestión. Las asambleas y con-sultas populares no pueden tener carácter deliberativo, ni lamaquinaria pública está preparada o abierta para cambiostan radicales. Pero un gobierno democrático puede, evidente-mente, someterse al juego de las presiones populares, y acep-tar como deliberativas decisiones adoptadas por grupos orga-nizados bajo ciertas normas, que no choquen frontalmentecon el sistema jurídico. Así, en la medida en que la sociedadcivil se va organizando y movilizando, y el gobierno va apren-

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diendo a lidiar con esa organización y movilización, el avancede la cogestión irá ampliando el grado y la calidad de la demo-cracia que se ejerce en la realidad. Pero siempre se estará na-vegando entre dos extremos: gobierno autoritario y centraliza-do (que decide todo solo) y autogestión (población que decidepor sí misma). La mayor cercanía a uno u otro de los extre-mos dependerá del éxito del proceso participativo, que cierta-mente avanzará y retrocederá periódicamente.

4.2.4 Principio de la sustitución de las reivindicacionespor prioridades

Este principio tiene por objeto politizar los movimientos, en elsentido de una toma de conciencia de que los recursos públi-cos son extremadamente escasos y deben ser gastados en ba-se a criterios de prioridad definidos en el espacio de la luchapolítica. Los grupos que participen en los debates no debensimplemente enumerar los temas que reivindican para su ba-rrio y para lá ciudad, sino además ser capaces de elegir, entretodas las reivindicaciones, aquéllas que consideren priorita-rias.

Se entiende por reivindicación un simple pedido (formula-do con o sin el empleo de presión). Se entiende por prioridaduna reivindicación destacada en un conjunto de otras, por serconsiderada más importante y/o urgente. La prioridad puedeo no coincidir con una reivindicación. Por ejemplo, el gobier-no puede considerar prioritario asfaltar las calles de un ba-rrio, hecho reivindicado por sus habitantes. En ese caso, es-tamos delante de una prioridad que es al mismo tiempo unareivindicación.

4.2.5 Principio de organización y movilizacióncomo forma de disputa de los recursos

Durante todo el proceso debe quedar en claro que las comu-nidades que se organizan y se movilizan en defensa de sus in-tereses tienen más oportunidades de lograr sus objetivos, in-cluso porque mediante la propia organización esos objetivosse aclaran para el colectivo, y porque con la movilización laspresiones sobre el poder público tienden a surtir más efecto.

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4.2.6 Principio de la transparencia y de los limitesde las decisiones

Es imposible para la población discutir la totalidad del presu-puesto desde el comienzo. En un primer momento, se puedepermitir la intervención en el tratamiento del gasto de inver-siones. En un segundo momento, avanzar sobre los gastos deampliación del gasto. En una tercera etapa, evaluar la calidadde los gastos no discutidos, a fin de averiguar si pueden serreducidos sin perjuicio para los bienes y servicios ofrecidos. Yasí sucesivamente. Lo fundamental es dejar en claro cuálesson los pasos que se están dando, sin escatimar ni distorsio-nar la información. Y, obviamente, sin volver atrás - una vezdados- nuevos pasos: si en un año ya se discutió la inversióny la ampliación de determinados gastos, no tiene lógica políti-ca que al ano siguiente se acepte únicamente la discusión delos gastos de inversiones, a no ser con una justificación claray ampliamente aceptada.

Es fundamental explicitar los principios y pactarlos en for-ma democrática, pues de ese modo quedan claras las inten-ciones y el "espíritu" de las acciones y decisiones, creando unclima de confianza mutua entre el gobierno y la población,que es ingrediente esencial en los momentos críticos genera-dos por las incomprensiones y divergencias que lo nuevosiempre trae a escena.

5. Conclusión

Todavía son muchos los obstáculos que debe superar el Pre-supuesto Participativo para universalizarse como metodologíade decisión de asignaciones y distribución en los gobiernosmunicipales. Sólo el tiempo y la experiencia podrán dar res-puesta definitiva sobre esta posibilidad, así como sobre suampliación a niveles superiores de gobierno. Proseguir la ex-perimentación dependerá de la capacidad de los agentes polí-ticos para difundir la idea, conquistando la hegemonía frentea otras técnicas y visiones sobre la elección colectiva. Latransformación de la experiencia en elementos para una nue-va teoría sobre el proceso decisorio gubernamental acerca de

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los ingresos y los gastos dependerá de la diligencia de aque-llos que se ocuparán de las reflexiones sobre el tema. De la ex-periencia y la reflexión bien conducidas y exitosas podrá sur-gir y fortalecerse un conjunto de elementos para el abordajenovedoso sobre el papel de la intervención del gobierno en uncontexto democrático que supere los limites de la democraciarepresentativa.

En el caso especifico de Brasil, si el Presupuesto Participa-tivo contribuyera a gestar y dar a luz un nuevo municipalis-mo, repensado y renovado, del tipo anteriormente menciona-do, habrá prestado una gran contribución a la profundizaciónde la democracia y a la disminución de los graves problemassociales que enfrenta el país.

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Estados demasiado grandesy demasiado chicos*

Alberto Alesina**

I. Introducción

En el mundo actual, la intervención del Estado en la econo-mía es amplia y multifacética. Uno de los roles importantesdel Estado es, sobre todo, proveer redes de protección social yevitar los niveles excesivos de desigualdad social que generael mercado.

En un extremo, en la mayoría de los países industriales,los Estados tratan de hacer demasiado; sus intentos excesi-vos de brindar seguridad social están tomándose contrapro-ducentes; de hecho, la carga tributaria que hace falta parasostener estos programas generalizados de transferencia dis-minuye el crecimiento y aumenta el desempleo. En el extremoopuesto, muchos Estados de países con bajos ingresos no ha-cen lo suficiente, ni para proveer infraestructuras ni para re-ducir la desigualdad, y lo que hacen en general resulta inefl-

Preparado para la Conferencia sobre Política Económica y Equidad, 8 y 9 deJunio, 1998. Washington, D.C. Fondo Monetario Internacional." Quiero dar las gracias a Silvia Ardagna, Olivier Blanchard, Ke-young Chuy Andrei Shleifer por sus útiles comentarios. Este trabajo forma parte de unprograma de investigación patrocinado por una Beca NSF a través del NBER(National Bureau of Economic Research). Mi agradecimiento tanto al NSF co-mo al NBER por su apoyo. No debe citarse este trabajo sin la autorización delautor. Las opiniones expresadas en él son las del autor y no representan ne-cesariamente las del FMI o sus instituciones.

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124 Asociación Internacional de Presupuesto Público - ASIP

caz y corrupto. En estos países, los Estados a menudo nopueden producir ni los bienes públicos más elementales ni lainfraestructura necesaria para el desarrollo.

En ambas situaciones los Estados se equivocan. Esta po-larización en los extremos opuestos del espectro es conse-cuencia de una tendencia a oscilar entre dos equilibrios polí-ticos. En la economía industrial avanzada, una fracción cadavez mayor de la población -sobre todo, los desocupados, losjubilados y, naturalmente, los empleados públicos- dependenmás y más de transferencias o salarios estatales como fuentede ingreso. Cuanto más grandes son estos grupos, más fuer-te es la demanda politica de programas públicos: pero cuantomás grandes son los programas, mayor es la carga tributarianecesaria para sostenerlos. A su vez, una carga tributaria ex-cesiva frena el crecimiento de la economía, lo cual lleva a unaumento de la porción de población que depende de transfe-rencias estatales. Como consecuencia de ello, tenemos un cír-culo vicioso, que contribuye en gran medida a explicar la de-nominada Euroesclerosís.

Muchos países en desarrollo, sobre todo en América Latinay África, se mueven en un círculo vicioso contrario. Sistemasfiscales ineficaces y una falta de capacidad o voluntad pararecaudar impuestos desembocan en una evasión impositivarampante y el desarrollo de una economía en negro que ope-ra fuera del sistema legal, sin infraestructuras y ejecución pú-blica de los contratos. A su vez, la falta de ingresos impositi-vos genera malas infraestructuras estatales, lo cual reducelos incentivos para que quienes participan en la economía ennegro salgan y aprovechen las infraestructuras estatales, ad-hieran al sistema legal y a la "ley y al orden" y paguen impues-tos. Es así como las políticas estatales deficientes traen apa-rejada una evasión impositiva y la reducción de los ingresosfiscales empeora aún más las políticas estatales. Además, losingresos tributarios (y la ayuda extranjera) relativamente pe-queños no están bien orientados o se despilfarran y no llegana los verdaderos necesitados ni respaldan el desarrollo de in-fraestructuras eficientes. La muy mala calidad de las institu-ciones y las políticas estatales en los paises en desarrollo, su-mada a la dimensión excesiva pero con una eficiencia relati-vamente más alta de los Estados en los países de la OCDE po-

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Estados demasiado grandes y demasiado chicos 125

nen en evidencia una consecuencia empírica interesante: larelación entre el tamaño del Estado y el crecimiento puede sercompleja y no lineal. Esta es precisamente la conclusión de LaPorta, y otros (1998).

En resumen, el panorama que emerge en cuanto al rol delEstado como proveedor de seguridad social es bastante som-brio. En muchos casos, los Estados hacen demasiado -neu-tralizando su propio objetivo- o son incapaces de brindar unmínimo de infraestructura o un sistema de seguridad socialbien dirigido, lo cual trae aparejados los abrumadores fenó-menos de pobreza y desigualdad de ingresos, especialmenteen América Latina y África al sur del Sahara.)

El presente trabajo está organizado de la siguiente mane-ra. La Parte II presenta algunas pruebas sobre la dimensión,la composición y la eficacia de programas estatales en algu-nos países desarrollados y en desarrollo. La Parte III da cuer-po a la discusión sobre los "dos equilibrios" señalada en estaintroducción. La Parte IV trata de las derivaciones ligadas alas politicas, sobre todo para el FMI.

H. Dimensión y composición del sector público

En las últimas décadas, el tamaño del Estado en general au-mentó.2 El fenómeno más espectacular es la expansión acele-rada de los programas de transferencia en las economías in-dustriales, el llamado estado benefactor. A decir verdad, des-de comienzos de los sesenta hasta hoy, la composición de losdesembolsos estatales en las economías industriales pasó delconsumo de bienes y servicios a transferencias a unidades fa-miliares y salarios estatales. 3

1 Se trata, naturalmente, de una conclusión convencional. El nivel de ingre-so no es el único determinante de la calidad institucional y la eficacia esta-tal. Subsisten importantes diferencias respecto de este punto dentro de lospaises desarrollados y en desarrollo. Para una discusión reciente esclarece-dora de este tema, véase a La Porta, y otros (1998).2 Sobre este punto, véase, sobre todo, a Tanzi y Schuknecht (1997).3 Otro componente de las desembolsos estatales que aumentó en las últimasdos décadas es el pago de intereses, debido a la acumulación de grandes deu-das públicas en varios paises de la OCDE.

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La Figura 1 presenta la evolución de los desembolsos esta-tales totales, los gastos primarios y los ingresos totales comoparte del PBI para un promedio de 20 países de la OCDE des-de comienzos de los sesenta hasta 1994. 4 La dimensión delEstado aumentó considerablemente. Más impactantes aúnson los cambios en la composición de los desembolsos estata-les. La Figura 2 presenta varios componentes del gasto esta-tal como parte del PBI: transferencias, salarios estatales, con-sumo estatal no salarial e inversión pública. Las Figuras 3 y4 muestran, respectivamente, la relación de las transferenciasy los salarios estatales con el gasto primario total. El panora-ma que emerge de estos diagramas habla por sí mismo: losEstados de los países de la OCDE están volviéndose másgrandes y transformándose cada vez más en máquinas de re-distribución. En tanto la inversión pública exhibe una ten-dencia descendente, las transferencias muestran un movi-miento marcadamente ascendente. Como consecuencia deello, en la década del noventa alrededor de 3/4 del gasto sontransferencias y salarios públicos. Esto implica que una frac-ción cada vez más grande de la población deriva sus principa-les fuentes de ingreso (salarios, jubilaciones, compensacionespor desempleo, subsidios de la seguridad social) del sectorpúblico y depende de él.

La contrapartida de este sector público cada vez más re-distributivo es una carga tributaria mayor, lo cual disminuyeel crecimiento y por ende aumenta la desocupación, tal comolo documentan algunos trabajos recientes. Por ejemplo, De laFuente (1997) presenta pruebas empíricas convincentes delefecto negativo que tiene una dimensión mayor del Estado enel crecimiento de los países de la OCDE. 3 Alesia y Perotti(1997) muestran el efecto negativo sobre los costos unitariosrelativos del trabajo (competitividad internacional) de las al-tas tasas impositivas, sobre todo en países con mercados de

4 Los países son: Alemania, Australia Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca,España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia,Japón, Noruega, Portugal, el Reino Unido, Suecia y Suiza. Todos los datosson del ODEC.5 En Barro (1991), Alesina (1997) y las referencias allí citadas pueden encon-trarse evidencia coincidente referida a un muestreo más amplio de paises.

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Fig. 1 - Gastos e ingresos en paises de la OCDE

Fig. 2 - Composición de los gastos en paises de la OCDE

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Fig. 3 - Transferencias en paises de la OCDE

Fig. 4 - Transferencias y gasto salarial de los paisesde la OCDE

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trabajo con sindicatos. Estos autores demuestran que aun-que los efectos de los aumentos del impuesto al trabajo en laoferta de trabajo pueden ser pequeños en mercados de traba-jo competitivos, en los mercados de trabajo con sindicatoscon ciertos rasgos institucionales típicos de Europa occiden-tal podrían ser mucho más altos. Se calcula que un aumen-to del uno por ciento en los impuestos a la renta del trabajopuede llevar a un aumento de hasta dos por ciento en loscostos relativos del trabajo. La desocupación se incrementaaún más con regulaciones laborales y políticas públicas quetienden a sobreproteger a los afiliados a gremios de emplea-dos, los que "están adentro". El número cada vez mayor delos que están "afuera" queda en manos del Estado y del con-tribuyente medios

Para los países en desarrollo, no se dispone fácilmente deun desglose confiable y comparable de la composición del gas-to estatal, similar al presentado anteriormente para los paísesde la OCDE. No obstante, la tendencia a una gran expansióndel estado benefactor no es frecuente en el mundo en desarro-llo. En este gran grupo de países, el tamaño y la composicióndel Estado varían y resulta dificil hacer comparaciones inter-nacionales; pero en muchos países la dimensión del Estadoes, con frecuencia, muy pequeña. Pero Estado chico no signi-fica Estado eficiente, al menos no necesariamente. En reali-dad, la "calidad" del gasto en muchos países en desarrollo esmuy baja. Como consecuencia de ello, ni siquiera los tipos degasto supuestamente "a favor de los pobres" contribuyere engran medida a disminuir la pobreza y la desigualdad de ingre-sos. Ya en 1974, Tanzi señaló que en América Latina "... pri-mero se observa que hasta el tipo de gasto supuestamente afavor de los pobres tiene escaso efecto en la distribución delingreso. Segundo, el grupo que parece sacar la mayor ventajadel gasto público es la clase media urbana..." (p. 87).

En dos trabajos recientes (Alesina 1997, 1998) analicé unaabultada bibliografía posterior a la revelación de Tanzi de1974. Llegué a conclusiones muy similares y decepcionantes:

6 Para una discusión clásica del problema "estar adentro/afuera", véase aLindbeck y Snower (1984).

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en América Latina, los paises africanos al Sur del Sahara e in-cluso en varios paises asiáticos (por ejemplo Filipinas e Indo-nesia) el consumo público y las transferencias en general noestán bien orientados, no reducen la desigualdad de ingresosy en gran medida sostienen un interés especial definido so-cialmente, geográficamente o por ocupación.7 A esta conclu-sión decepcionante se llega analizando varios estudios sobreel gasto público en salud, educación y seguridad social. Porejemplo, Pradhan (1996) pone de manifiesto que en un mues-treo de varios países en desarrollo, 8 el gasto, tanto en saludcomo en educación, no alcanza la porción inferior de la esca-la de ingresos. En casi todos los paises, la mayor parte de losbeneficios de estos items del gasto social beneficia al 40 porciento más rico de la población. Graham (1994) muestra có-mo el apoyo público a la educación resulta sumamente regre-sivo e ineficaz en Senegal. Ange ll y Graham (1995) llegan a si-milar conclusión para Venezuela. Estos últimos escriben que"el problema en los sectores sociales de Venezuela deriva másde décadas de una mala asignación de recursos que de laspresiones fiscales" (p. 212). El trabajo de Aspe y Sigmud(1984) pone de relieve la inclinación pro urbana en el gastopara asistencia social en México, lo cual generó una enormediferencia geográfica en la cobertura y la calidad de los servi-cios públicos y la infraestructura.

Un reciente volumen editado por van de Walle y Nead(1995) reúne varios estudios sobre los efectos del gasto enprestaciones sociales, dedicando especial atención a Indone-sia, Perú, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka, India y Malasia Engeneral, la conclusión de todos estos estudios es que hasta elgasto para prestaciones sociales está mal orientado en estospaíses y, además de ser administrado en forma ineficaz, noes particularmente progresivo -cuando no visiblemente re-gresivo. Por ejemplo, en el caso de Indonesia, en la página145 de este volumen, leemos que el gasto en distintos progra-mas de educación pública en el país "no explica gran parte

7 Dos volúmenes recientes excelentes sobre este punto son Graham (1994) yvan de Walle y Nead (1995)8 Los paises son Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Domini-cana, Uruguay, Indonesia, Irán, Malasia, Filipinas y Sri Lanka.

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del aumento de capital humano en Indonesia en los ochenta(Pitt, Rosenzweig y Gibbons en este volumen). En lo que res-pecta al gasto destinado a salud en Indonesia, en la página283 leemos que "la evidencia indica que el mayor gasto esta-tal se asocia en realidad al menor uso de los servicios de sa-lud por parte de los hijos de los pobres" (Deolalikar, en estevolumen). En la página 249 del mismo volumen leemos quelos programas de salud en Indonesia "no están particular-mente bien orientados. De hecho, la previsión uniforme delas transferencias a tanto alzado para toda la población, sinobjetivos, habría sido mucho más progresiva" (van de Walle,en este volumen). La evidencia referida a todos los demás paí-ses cubiertos en este volumen lleva a conclusiones igualmen-te desalentadoras.

Además del problema de la "mala orientación", la situaciónse ve agravada por una corrupción abyecta y una ineficaciaburocrática. Asi como todas las mediciones disponibles de lacorrupción están inversamente relacionadas con el ingreso percapita, todas las mediciones de la ineficacia burocrática, el im-perio de la ley y la aplicación de los contratos están directa-mente relacionadas con el ingreso per capita (Mauro, 1995, yBarro, 1997). La Tabla 1 muestra algunas correlaciones de va-rios países para un promedio del período 1960-92 entre nivelde ingreso, tasas de crecimiento e índice de la calidad del sec-tor público. El nivel de ingreso se relaciona de manera categó-rica con la calidad de la burocracia y las mediciones del impe-rio de la ley y la democracia. Los países más ricos también tie-nen niveles más bajos de corrupción, 9 y un nivel más bajo dedivisión etnolingüística e inestabilidad politica (revoluciones).La estabilidad política y la calidad institucional también seasocian categóricamente con el crecimiento.

Tanzi (1998) sostiene de manera convincente que la co-rrupción impone costos económicos significativos, oponiéndo-se al argumento de algunos economistas según el cual algo decorrupción facilita las transacciones entre los sectores priva-do y público de la economía. Este autor reconoce no obstante

9 Nótese que en la tabla el indice de corrupción se define de tal manera quevalores más altos del indice implican menos corrupción.

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la dificultad de erradicar la corrupción, argumento que coin-cide con el punto de vista del presente trabajo, según el cualun alto grado de corrupción y evasión impositiva constituyeuna forma de equilibrio ineficaz.

Tabla 1.Correlaciones entre ingreso, crecimiento

y eficiencia estatal

Crecimiento Ingreso per capita(1960)

Crecimiento 1,00 --Ingreso per capita (1960) 0,21 1,00División étnica -0,23 -0,54Imperio de la ley 0,45 0,75Corrupción 0,36 0,77Calidad burocrática 0,44 0,77Democracia 0,22 0,75Revoluciones -0,27 -0,36

Nota: Número de observaciones: 78.Fuentes: Crecimiento: la tasa de crecimiento porcentual en el PBI real per ca-pital (Summers y Heston, 1991), el ingreso por capita 1960; registro del PBIper capita real en 1960; fracción étnica: indice de división etnolingüística(Mauro, 1995); imperio de la ley: indice de aplicación del imperio de la ley de1 a 6; un número más alto significa mayor imperio de la ley (IRIS-ICRG); ca-lidad burocrática: indice de eficiencia de las divisiones: mayor valores signi-fican más eficiencia (IRIS-ICRG); democracia: índice que mide el alcance delos derechos civiles y politicos: valores más altos significan más derechos;(Freedom House) revoluciones: número de revoluciones y golpes (Banks). Pa-ra mayores detalles sobre los datos, véase a Alesina (1998).

En un importante trabajo realizado hace poco, Gupta, Davoo-di y Alonso-Terme (1998) tratan de medir estadísticamente elimpacto de la corrupción en una amplia muestra de países.Demuestran, sobre todo, que niveles más altos de corrupciónaumentan la desigualdad del ingreso. Una conclusión sor-prendente es que "un agravamiento del nivel de corrupción deun país por una desviación estándar... se asocia al mismo au-mento en el coeficiente Gini como una reducción de 2,3 añosen la enseñanza secundaria promedio." Este resultado es muy

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fuerte, desde el momento que la enseñanza secundaria es unade las variables que más se asocian a la desigualdad (Perotti,1996). Nótese que una amplia bibliografía empírica ha esta-blecido que los niveles altos de desigualdad de ingresos sonperjudiciales para el crecimiento. 10 Por lo tanto, al aumentarla desigualdad, una mayor corrupción también tendría unefecto negativo en el crecimiento.

En suma, los países pobres tienen programas de gastomal orientados, un nivel relativamente alto de corrupción yuna burocracia ineficaz. Estas observaciones, vistas en con-junto, sugieren una interesante consecuencia empírica en elefecto económico de la dimensión del Estado. Los Estadosmás grandes de los países de la OCDE son, en promedio, máseficientes que los Estados más chicos de los países en desa-rrollo; no obstante, los primeros imponen una carga tributa-ria más alta. Por ende, la relación empírica entre dimensióndel Estado y éxito económico (digamos crecimiento económi-co) se ve complicada por esta relación directa entre eficienciay tamaño del sector estatal. 11

III. Dos circulos viciosos

En las economías industrializadas, los jubilados viven másaños, son más numerosos y reciben una fracción cada vezmás alta del PBI como jubilaciones. En varios países -de loscuales un ejemplo básico es Italia- el peso de las jubilacio-nes constituye el mayor obstáculo para alcanzar una conso-lidación permanente del presupuesto; no sólo debido a quelas jubilaciones bloquean otras formas de seguridad social.Los sistemas de pagos con cargo a los ingresos corrienteshan creado una gran clientela de ancianos que se oponesiempre a cualquier reforma de la jubilación. Los individuosmás viejos en general son relativamente opulentos y tienenmás tiempo para dedicarse a la acción política; como conse-

10 Véase Perotti (1996) para un análisis de esta bibliografía11 La Porta, y otros (1998) desarrollan este punto y aportan evidencia deapoyo.

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cuencia de ello, su influencia politica puede en realidad irmás allá de su proporción de votos en la población. Este efec-to se ve reforzado en situaciones en que los jubilados sonmiembros activos del movimiento sindical, influyendo por en-de en las políticas de los sindicatos ligadas a las reformas delos servicios sociales. 12

Argumentos similares se aplican a los empleados públicosy a las burocracias. En muchos casos, el empleo público seutiliza como un medio indirecto para distribuir recursos agrupos de interés politicamente influyentes. 13 En muchospaíses industrializados, el empleo público prácticamente esvitalicio y a menudo resulta muy dificil despedir a empleadospúblicos.

Observaciones casuales indican que los sindicatos del em-pleo público, al igual que los jubilados, tienen una influenciapolítica que va más allá de su proporción de la población vo-tante. Algunos resultados recientes de Alesina. Perotti y Ta-vares (1998) son coherentes con esta hipótesis. Estos autoresanalizan los efectos electorales de la política fiscal y llegan ala conclusión de que los Estados de los países de la OCDEque emprenden ajustes fiscales normalmente no son castiga-dos por los votantes. ¡Además, las contracciones fiscales ba-sadas en recortes a las transferencias y los salarios públicosse ven recompensadas electoralmente! 14 Estos resultados di-fieren mucho de las ideas convencionales de que las reduc-ciones de los cargos son políticamente costosas. Una inter-pretación es precisamente que los grupos de países que másse benefician con un sector público y un sistema de serviciosocial muy grande tienen influencia suficiente como para blo-quear cualquier reforma del servicio social y los ajustes fisca-les; pero los gobiernos que "no se amilanan" y corren el ries-

12 Un caso extremo es el de Italia, donde la mayoría de los afiliados sindica-les con tarjeta son jubilados.13 En Italia, por ejemplo, el empleo público es mucho mayor per capita en elsur que en el norte. Se reconoce ampliamente que la mayor parte de ese em-pleo público en el sur es una compensación disfrazada de un desempleo per-manente.14 Es interesante observar que resultados muy similares surgen del estudiocentrado en estados de Estados Unidos (Peltzman, 1992) y en paises de Amé-rica Latina (Kraemer. 1997).

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go no son castigados en el cuarto oscuro, al menos no de ma-nera sistemática.

La existencia de una "coalición de bloqueo" de los sindica-tos del sector público (a menudo apoyados por otros sindica-tos) y los jubilados puede resultar particularmente perjudi-cial; la bibliografía reciente llega de manera persistente a la si-guiente conclusión: 15 los ajustes fiscales que llevan a unaconsolidación más permanente de los presupuestos públicosson los que dependen principal o exclusivamente de los recor-tes en el gasto y especialmente recortes en los programas detransferencia y los salarios estatales. Por lo tanto, una coali-ción de los jubilados y los sindicatos del sector público blo-queada exactamente el tipo de recortes al gasto que realmen-te son necesarios.

En suma, una coalición más grande y con mayor influen-cia política deriva su ingreso de las transferencias y los sala-rios públicos. A su vez, la dinámica interna de los programasde derechos a prestaciones trae aparejado un aumento de lacarga tributaria. Este último lleva a una reducción de la tasade crecimiento, empeorando aún más el problema de las pres-taciones sociales (desocupación y jubilación anticipada), locual, a su vez, genera el círculo vicioso. Hasta la "cultura" ylas actitudes tienen su incidencia. En muchas economías dela OCDE, una cultura de las prestaciones sociales genera laexpectativa de que los contribuyentes tienen que sostener auna amplia fracción de no trabajadores. En la medida que es-to pasa a formar parte de la "norma", tiene efectos incentivosperversos. Cuando resulta "normal" que una amplia fracciónde la población disfrute de un empleo público para toda la vi-da, que las jubilaciones no estén en relación con sus aportesy que haya compensaciones generosas al desempleo, se tornadificil erradicar esta actitud de dependencia.

Un círculo vicioso opuesto se produce en varios países endesarrollo. En muchos casos una fracción considerable de laeconomía opera en negro o, por lo menos, en una zona gris.La razón es que muchas empresas e individuos prefieren elu-

15 Véase, en particular, Alesina y Perotti (1997), Alesina, Peroth y Tavares(1998), Fondo Monetario Internacional (1996), y McDermott y Wescott (1996)

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dir los impuestos y las regulaciones, incluso al precio de nopoder utilizar muchas infraestructuras públicas disponiblespara el sector formal de la economía. Cuanto más ineficaz esel sector público, menores son los beneficios para el sectorformal y más atractivas resultan las opciones informales.

Loayza (1996), por ejemplo, estudia un modelo bisectorialde economías con los sectores formal e informal. Muestra que,según los valores de parámetro, la economía puede llegar a unequilibrio con un amplio sector informal, bajos ingresos tribu-tarios, baja aplicación de la recaudación impositiva y serviciospúblicos malos, o a un equilibrio con las característicasopuestas. El sector informal es menos productivo que el for-mal y se especializa en actividades con bajo valor agregado.Por lo tanto, los dos equilibrios con una participación alta obaja de la economía informal pueden clasificarse en términosde eficiencia.

Cuanto más grande se vuelve el sector informal, más difi-cil resulta para el Estado recaudar impuestos. Con bajos in-gresos tributarios, el Estado se ve forzado a mantener el gas-to bajo. Muchas veces, los programas de gasto que se recor-tan no son los más ineficaces, sino los que no tienen gruposde interés que se hagan oír apoyándolos. Como consecuenciade esto, los bajos ingresos tributarios disminuyen aún más laeficiencia de los bienes y las infraestructuras públicos. Por lotanto, obtenemos un círculo vicioso de bajos ingresos, que ge-neran un Estado ineficaz creando un incentivo aún mayor pa-ra que la economía se vuelva informal, reduciendo aún máslos ingresos tributarios. Johnson, Kaufm an y Shleifer (1997)presentan un modelo útil de esta interacción y lo aplican pa-ra analizar la emergencia de una economía en negro en Euro-pa del Este. Entre las infraestructuras que no puede aprove-char la economía informal, estos autores ponen el acento enla provisión de "ley y orden". En la medida que resulta inefi-caz la forma en que se provee ley y orden a la economía for-mal, mayor es el incentivo para volcarse a la informal.

La evasión impositiva no es prerrogativa de los países endesarrollo; está también presente en los países de la OCDE. 16

16 Sobre esta cuestión, véase Tanzi (1982) y Tanzi y Shome (1995).

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No obstante, también las dinámicas de la evasión y la recau-dación impositiva exhiben rasgos de equilibrio múltiple. Si laevasión impositiva es baja, la probabilidad, para la ley, decapturar al evasor es más alta, lo cual reduce aún más el in-centivo a evadir. Si la evasión impositiva es generalizada, laprobabilidad de ser detectado es menor, con lo cual aumentael incentivo a eludir el impuesto. Por lo tanto, esta es otrafuerza que empuja hacia dos equilibrios polarizados. Cornoocurre con el caso de la "cultura de las prestaciones sociales",las actitudes culturales son importantes también aquí. Si elpueblo está acostumbrado a eludir el pago de impuestos, laevasión impositiva pierde toda connotación socialmente ina-ceptable y pasa a ser simplemente una práctica empresariaastuta. Si esto ocurre, perseguir a los evasores impositivospasa a tener un costo político particular, aun para el Estadocon buenas intenciones. Cuando los evasores impositivos seconvierten en mayoría, o casi, no hay apoyo político para re-formas impositivas.

En suma, varios Estados "fallan" porque son demasiadograndes, otros porque son demasiado chicos e ineficaces. Lasfuerzas político-económicas autónomas empujan las adminis-traciones hacia esos dos `rincones", pudiendo ser ambosequilibrios ineficaces.

IV. Derivaciones en las políticaspara el fondo monetario internacional

El FMI muchas veces colabora asesorando a países para re-ducir los déficits presupuestarios. Con frecuencia, las estabi-lizaciones fiscales son componentes esenciales de los progra-mas de un país. Aun países donde el FMI no está prestandodirectamente, toman su criterio sobre ajustes fiscales comouna evaluación esencial del avance de los países hacia la es-tabilidad fiscal.

Tradicionalmente, el FMI acordó una importancia casi ex-clusiva al logro de un presupuesto equilibrado; le interesamucho menos cómo se alcanza este objetivo, a saber, aumen-tando los ingresos o recortando el gasto, y sobre todo, en quéprogramas de gasto. La evidencia abordada anteriormente

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muestra que el "cómo" se logra un ajuste fiscal puede ser tanimportante como la dimensión misma del ajuste, medida porla cantidad de reducción de los déficits presupuestarios. ElFMI debería concentrarse igualmente (o incluso más) en la di-mensión de los impuestos y el gasto respecto del PBI antesque en el tamaño del déficit respecto del PBI. Abed (1988)analiza las características de los ajustes fiscales respaldadospor el FMI en varios países en desarrollo en los últimos diezaños. Este informe ilustra realmente cierto esfuerzo por abor-dar problemas de composición, pero admite que "algunos pai-ses con un bajo esfuerzo inicial en cuanto a los ingresos fue-ron incapaces de mejorar el comportamiento de los ingresos."Por el lado del gasto. "persistieron las deficiencias en el mane-jo del gasto."

En los países de la OCDE, un volumen considerable de evi-dencia, recientemente reunida, indica que los ajustes fiscalesque son duraderos y no tendientes a la reducción de la activi-dad comercial son, aun en el corto plazo, los que se basan ex-clusivamente en recortes al gasto, especialmente a las trans-ferencias y los salarios estatales. 17 Por ejemplo, Alesina, Pe-rotti y Tavares (1998) estudian los efectos de los ajustes fisca-les en 19 países de la OCDE desde comienzos de los sesentahasta 1995. Definen un ajuste fiscal como un año en el que eldéficit presupuestario básico ajustado cíclicamente cae por lomenos un 1,5% del PBI. 18 A continuación, definen como "exi-toso" al ajuste en que durante los tres años siguientes la re-lación de la deuda con el PBI baja por lo menos un 5 por cien-to del PBI. Los ajustes exitosos y no exitosos tienen aspectosmuy diferentes. En los casos exitosos, más de 2 /3 de la reduc-ción de los déficits proviene de recortes al gasto; en los casosno exitosos, sólo 1 /4 del ajuste se ubica del lado del gasto. Encuanto a los recortes al gasto, en los casos no exitosos afec-tan prácticamente todos a inversiones públicas, mientras queen los casos exitosos más de la mitad de los recortes al gastoafectan las transferencias y los salarios estatales. Los autores

17 Véase, por ejemplo, Alesina y Perotti (1997), McDermott y Wescott (1996),y Alesina y Ardagna (1998).is Sucede que los resultados no se ven afectados por el tipo específico de co-rrección cíclica utilizada

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también demuestran que los ajustes exitosos no están asocia-dos a recesiones, mientras que los casos no exitosos generanbajas en el corto plazo y no traen aparejada una consolidaciónpermanente del presupuesto con lo cual se torna inevitableotro ajuste.

Un ejemplo particularmente esclarecedor es el de Irlanda.A comienzos de los ochenta, este país realizó un intento de re-ducir los déficits presupuestarios en base a los impuestos queen gran medida fracasó. Consecuentemente, a fines de losochenta fue necesario un segundo intento. Esta vez todo elajuste se realizó del lado del gasto: la relación del gasto bási-co con el PBI cayó del 43 por ciento al 35 por ciento. La car-ga tributaria se redujo en realidad en 1 punto de PBI. Los re-cortes al gasto se centraron en las transferencias y la partici-pación estatal. Por ejemplo, en alrededor de tres años (1987-89), el empleo público se redujo en aproximadamente 10 porciento, de 300.000 a 270.000 empleados. Desde el comienzode este segundo ajuste, la economía irlandesa experimentó latasa de crecimiento más alta en la OCDE, y fue apodada "ti-gre de Europa". En alrededor de 10 años, la relación deuda-PBI casi se redujo a la mitad, de 110 por ciento del PBI en1987 a aproximadamente 60 por ciento actualmente.

Pueden no aplicarse conclusiones similares sobre la com-posición de los ajustes fiscales exitosos a países en desarrollocon "Estados chicos" que tienen dificultad en recaudar ingre-sos. En estos casos, los ajustes fiscales podrían brindar laoportunidad de que los Estados mejoren su capacidad de re-caudar impuestos y reduzcan la evasión fiscal mediante refor-mas impositivas y regulatorias, haciendo que una mayor pro-porción del sector informal pase al formal, que paga impues-tos. Resultados preliminares de Gavin y Perotti 19 llegan a laconclusión de que los ajustes fiscales latinoamericanos conmás posibilidades de tener éxito y ser duraderos se basan enel impuesto; esta conclusión es exactamente opuesta a la al-canzada por la bibliografia empírica sobre los países de la OC-DE. Estos resultados preliminares coinciden con el argumen-

19 Estos resultados preliminares todavía no publicados se obtienen utilizan-do los mismos datos planteados en Gavin y Perotti (1997), pero no están pu-blicados en ese trabajo.

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to de que, si bien la mayoría de los Estados de los paises dela OCDE gastan mucho, muchos Estados de países latinoa-mericanos no recaudan suficientes impuestos debido a la eva-sión impositiva.

No obstante, la conclusión de que muchos paises en desa-rrollo deben recaudar más ingresos no implica que simplemen-te deban aumentar el gasto en programas existentes. Al con-trario, una tarea más audaz, aparte de recaudar más ingresos,es la de reformar y reorientar los programas de gasto. Porejemplo, en muchos países el empleo público (componentemuy importante del gasto) es una forma indirecta (e ineficaz)de transferir el ingreso a ciertos grupos y no una forma de pro-ducir servicios públicos. 20 De hecho, La Porta y otros (1998)consideran que la proporción de los salarios públicos en el delgasto total está inversamente relacionada con varias medidasde calidad de las políticas y los rendimientos públicos.

En realidad, la evidencia disponible sobre la ayuda extran-jera indica que no basta con aumentar simplemente los ingre-sos de los Estados en los países en desarrollo. Los resultadosde Boone (1996) y Burnside y Dollar (1997) muestran que laayuda exterior en gran medida se malgastó, aumentó el con-sumo estatal en vez de la inversión y no promovió la adopciónde políticas macroeconómicas "mejores". 21

De manera más general, un mejoramiento de la capacidaddel Estado para reducir la pobreza y la desigualdad social, ymejorar el comportamiento del crecimiento, debe adoptar for-mas distintas en distintos grupos de países. En los países dela OCDE es indudable que estos objetivos se alcanzan mejora través de una reducción considerable del alcance y la cober-tura del Estado benefactor.22 Dos áreas son particularmenteimportantes: los sistemas de jubilaciones y los beneficios pa-

20 En Kenya, por ejemplo, la mitad de la mano de obra en la economía formalestá empleada por 93 organismos estatales (Alesina, Baqir y Easterly, 1998).21 Para ser justos, como aparece en Alesina y Dollar (1998), los paises donan-tes comparten cierta responsabilidad por los fracasos del esfuerzo de la ayu-da exterior.22 La dimensión de la reducción aconsejable puede variar de un país a otro ypuede depender de las condiciones iniciales. Por ejemplo, es bien sabido quela dimensión del Estado benefactor es menor en Estados Unidos que en lamayoría de los paises europeos.

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ra eI desempleo. En muchos países ya tendría que habersepasado de los sistemas con régimen de pagos con cargo a losingresos corrientes a sistemas con capitalización total. Estareforma no sólo mejoraría la eficiencia económica, sino quetambién sería más equitativa en un sentido ínter-generacio-nal. Deben resolverse problemas de transición para nada tri-viales y los aspectos específicos pueden variar de un país aotro, pero el principio general es el mismo. La segunda áreafundamental son las políticas del mercado de trabajo. La pro-tección excesiva a la mano de obra empleada, junto con altosniveles de compensación por desempleo, crean rigideces en elmercado laboral. Si los Estados intervinieran menos en elmercado laboral y redujeran la carga tributaria, no sólo seríamejor el comportamiento del crecimiento sino que no hay nin-guna razón para que no mejorara la distribución del ingreso.

Muchos países en desarrollo enfrentan problemas aún másdificiles. En ese caso, una mejor performance del Estado pa-ra alcanzar los objetivos sociales implica pasar de una econo-mía de evasión impositiva sin ninguna infraestructura y conredes de seguridad mal orientadas, a una economía formalque pague los impuestos con redes de seguridad social relati-vamente chicas pero eficientes. El verdadero problema radicaen el hecho de que muchas de estas reformas probablementeno alcancen el éxito sin una reducción de la cantidad de co-rrupción y un aumento de la eficiencia burocrática. Por esoprecisamente el FMI y el Banco Mundial ponen tanto énfasisdesde hace unos años en la "calidad del gobierno".

Como señala Tanzi (1998), mejorar la "calidad de gobierno"no es tarea fácil, y supervisar el proceso desde una organiza-ción externa resulta sumamente dificil. No obstante, como sedijo anteriormente, el mejoramiento de estas dimensiones esesencial tanto para reducir la desigualdad como para mejorarla eficiencia y el crecimiento. ¿Qué pueden hacer el FMI y elBanco Mundial al respecto? Una posibilidad, tratada con másdetalle en Alesina (1997) es imponer requisitos institucionalesmás estrictos a países que requieren la asistencia del FMI y elBanco Mundial. Estas organizaciones deberían considerar laposibilidad de retirar la asistencia técnica y financiera a losEstados que no cumplan con los criterios mínimos de eficien-cia y transparencia y que sean excesivamente corruptos. Es-

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te enfoque podría generar incentivos domésticos para la refor-ma y el mejoramiento de la calidad de gobierno. La opción decontinuar la asistencia puede simplemente ser equivalente aposponer el necesario "cambio de régimen".

En resumen, las reformas fiscales necesarias en los distin-tos países difieren mucho entre sí. El FMI fue acusado recien-temente, a veces con razón, de dar siempre la misma recetapolítica a cada país. Si bien algunos de los críticos del FMIhan sido demasiado severos, la acusación es hasta ciertopunto válida. 23 Este trabajo presenta argumentos que defien-den la tesis de que el FMI debería apoyar programas fiscalesdiferentes en países diferentes, tanto en el caso de la estabili-zación fiscal como de las reformas fiscales estructurales amás largo plazo.

Además, la insistencia del FMI en las políticas de reduc-ción del déficit, si bien en la mayoría de los casos resultanperfectamente adecuadas, no deberían ser más importantesque el nivel del gasto y los impuestos. En algunos casos, lacura para el mal del déficit puede ser peor que la enfermedaden sí. Consideremos, por ejemplo, el caso de los criterios deconvergencia para la Unión Monetaria en Europa. Todos loscriterios fiscales se basaron en objetivos ligados al déficit. Es-tos criterios estimularon (o forzaron) reducciones retrasadasen los déficits. No obstante, una fracción abrumadora de es-tos ajustes fiscales recientes se produjo del lado del ingreso.aumentando aún más la alta carga tributaria. 24 Un caso queviene a cuento es el de Italia, donde casi todo el ajuste fiscalse hizo del lado del ingreso: la relación impuesto-PBI aumen-tó del 42 por ciento en 1992 a aproximadamente 49 por cien-to en 1997. Del lado del gasto, la relación transferencia-PBIsiguió aumentando a lo largo de todo el ajuste y la relación sa-lario público-PBI no cayó. En Italia, al igual que en muchospaíses de la OCDE, la reducción de la dimensión del Estadoes tan importante, si no más importante, que las reduccionesde la relación deuda-PBI. En la próxima década deberían ser

23 No me refiero en particular a la reciente discusión acerca de la interven-ción del FMI en el Asia oriental. Mi planteo es más amplio.24 Además, varios comentaristas pusieron de relieve el uso de la contabilidadcreativa para alcanzar los objetivos.

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prioritarios los recortes presupuestarios sustanciales equili-brados en los impuestos y el gasto.

Otra consecuencia política de estos argumentos referidos alos equilibrios múltiples e ineficaces sobre la dimensión delEstado tiene que ver con la discusión sobre la "velocidad" delas reformas fiscales. Tanto para las economías de la OCDEcomo para los países en desarrollo con grandes economías in-formales, tal vez sea mejor un enfoque "de abstinencia". Am-bos tipos de Estado necesitan converger en un equilibrio dis-tinto. En el caso de los países de la OCDE, el cambio de régi-men debe señalar una reducción significativa del rol del Esta-do como proveedor de ingreso garantizado a los que no estánen la población económicamente activa o que están desocupa-dos. El Estado benefactor, tal como se lo veía en los sesenta ylos setenta en muchos países europeos, sencillamente nopuede sobrevivir. En cuanto a los países en desarrollo, hacefalta un cambio de régimen fiscal de manera que se reviertanlos incentivos por elegir la economía formal en oposición a lainformal. Esto requeriría un gran esfuerzo por mejorar la re-caudación impositiva, posibilitando que los miembros infor-males de la economía en negro pasen al sector formal.

Esto exige un esfuerzo coordinado: los Estados deben au-mentar su eficiencia en la provisión de servicios y a la vez re-ducir la evasión fiscal, ampliando de esa forma la base impo-nible sin aumentar las tasas impositivas. Esto no es fácil dehacer y requiere un "cambio de régimen" que haga creíble quelas reformas se mantendrán.25 Así como organizar un cambiocreíble en el régimen fiscal dista de ser fácil, la buena noticiaes que, si el mismo se produce, la convergencia hacia un nue-vo equilibrio podría ser relativamente rápida. En otras pala-bras, cuando se revierte el círculo vicioso de servicios públicosdeficientes, evasión fiscal, servicios públicos aún peores, eco-nomía en negro, y así sucesivamente, puede convertirse en uncírculo vicioso con una mejora rápida en la eficiencia estata1.26

25 Argentina, por ejemplo, mostró un éxito significativo en su reciente esfuer-zo por aumentar la recaudación impositiva en el contexto de las recientes po-líticas de estabilización.26 Véase Johnson, Kaufman y Shleifer (1997), donde se trata la economía in-formal en Europa del Este y la ex Unión Soviética dentro de esta linea.

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La implementación de reformas fiscales drásticas puederequerir el mejoramiento de redes de seguridad social ade-cuadas. Ante todo, no deberíamos cometer el error de sobres-timar los costos de las reformas Reformas políticas bien ela-boradas pueden empezar a producir resultados sociales rela-tivamente rápido, como lo muestran muchos ejemplos tantoen América Latina como en Europa del Este. Por lo tanto, nodebemos "obsesionarnos" con las redes de seguridad social:las oportunidades del mercado trabajan muy bien y muy rá-pido. Dicho esto, es necesaria cierta cantidad de redes de se-guridad social para asegurar un buen paquete de reformas.La economía del diseño de las redes de seguridad social se en-tiende relativamente bien; véase por ejemplo el reciente volu-men editado por Chu y Gupta (1998). Las cuestiones de eco-nomía política son mucho más difíciles. Por ejemplo, Graham(1994) documenta que incluso programas sociales bien inten-cionados terminaron sosteniendo a unos pocos grupos relati-vamente privilegiados en vez de a los realmente pobres. Esteautor muestra que en muchos países latinoamericanos, a me-nudo las burocracias estatales y la clase media baja urbanafueron excesivamente protegidas, en relación con los pobresrurales. Chu y Gupta (1998, Capítulo 2) definen este fenóme-no como la "captura" de las redes de seguridad social por par-te de la clase media.

En principio, una orientación adecuada podría resolver elproblema; pero en la práctica, la elección de los objetivos tie-ne varias limitaciones. En primer lugar, precisamente debidoa esta captura por parte de la clase media, la orientación a losrealmente pobres puede resultar políticamente poco factible.Es decir, los programas que apuntan a las pequeñas minoríasdesfavorecidas pueden no ser factibles, especialmente en pre-sencia de una diversidad étnica y lingüística dentro del país.Segundo, identificar y llegar a los muy pobres, sobre todo enzonas urbanas y en países con una gran economía informal,puede resultar muy dificil. Programas muy complicados y conobjetivos muy marcados también pueden resultar técnica-mente dificiles de implementar y crear incentivos a las distor-siones y la corrupción porque son más dificiles de controlar.De hecho, la simplicidad en los programas de impuestos ygastos es fundamental y en definitiva más eficaz. La elección

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adecuada entre programas simples de base amplia y con ob-jetivos puntuales puede variar de un país a otro. Pero la elec-ción no puede basarse sólo en factores puramente económi-cos sino que debe tener en cuenta el equilibrio político, quedebería apoyar e implementar los programas propiamente di-chos. En otras palabras, es posible que algunos programasdeban aplicarse en forma más amplia y con un objetivo me-nos puntual de lo que seria "idealmente" óptimo para asegu-rar el apoyo politico.

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