arturo fernandez - las practicas sociopoliticas del sindicalismo/1 - ceal

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. Las prácticas sociopolíticas del sindicalismo /1 (1955-1985 ) BIBliOTECA POLITICA ARGENTINA e CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA --

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Arturo Fernandez - Las practicas sociopoliticas del sindicalismo (1955-1983) Tomo 1

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Page 1: Arturo Fernandez - Las practicas sociopoliticas del sindicalismo/1 - CEAL

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Las prácticassociopolíticas delsindicalismo /1(1955-1985 )

BIBliOTECA

POLITICAARGENTINA

eCENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA

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Page 2: Arturo Fernandez - Las practicas sociopoliticas del sindicalismo/1 - CEAL

Dirección: Oscar Troneoso. . .Secretaría de redacción: Marganta B. PontieriAsesoramiento artístico: Osear Díaz .Diagramación: Gustavo Valdés, Osear Sammart~noCoordinación Y produccíón: Natalio Lukaweeki,Fermín E. Márquez

INTRODUCCION*

© 1988 Centro Editor de América Latina S.A.Tucumán 1736, Buenos Aires

Hecho el depósito de ley. Libro de edición argentina. Impreso enjulio de 1988. Pliegos interiores compuestos por: GRAFICA ~E-LEM S.R.L., Sarmiento 2530,52 "502"; Películas MHILS, ~Iva~davia 1916 Buenos Aires. Impreso y encuadernado en RipariS.A., Juan 'G. Lemos 246, Buenos Aires. Distribuido.~es en laRepública Argentina: Capital.: Mateo C~ncell.aro e HiJo, Eche-yema 2459,52 "C", Buenos AIres. Interior: Dipu S.R.L., Azara225, Capital

ISBN 950 - 25 -1492-0

En una investigación anterior,' analizamos los efec-tos del llamado "Proceso de Reorganización Nacional"sobre el sindicalismo y concluimos afirmando:

"Los terribles sucesos que marcaron la vida nacionaly sindical entre 1976 y 1982 acentuaron los rasgos nega-tivos de la estructura político-ideológica del gremialismosurgido después de 1945, empujándolo a un maridaje nosiempre querido con grupos militares que conducían ladictadura y generando un discurso sindical ambiguo, aveces temeroso de las represalias (caso de los derechoshumanos) y puramente inmediatista. La imagen .de lacúpula gremial "moderada", seriamente deteriorada porsu accionar entre 1973 y 1976, empeoró en el seno de lapropia clase obrera y entre vastos sectores medios por loque no pudieron hacer y decir durante la dictadura y pe-se a todo lo que intentaron hacer y publicar'", "La repre-sión ... diezmó los cuadros intermedios y cortó la comuni-cación entre la cúpula dirigente y las bases obreras'v.;

Estas observaciones y otros estudios parciales que he-mos emprendido más recientemente", nos impulsaron apreguntarnos sobre las causas explicativas y profundasde las graves derrotas sufridas por el sindicalismo y elmovimiento obrero a partir de marzo de 1976.

Estas causas sólo pueden identificarse a través de unestudio socio-histórico global de la formación social ar-

*El autor es miembro del Consejo de Investigacionesde la Universidad Nacional de Rosario, en el marco decuyos Programas de Investigaci6n Social se realiz6 elpre-sente estudio. Su redacci6n final fue facilitada por la ina-preciable colabOraci6n encontrada en las autoridades ycolegas de la Facultad de Ciencia Política de esa Univer-sidad a quienes les hace presente su agradecimiento.

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en particular, es preciso analizar al conjunto del gremia-lismo surgido después de 1945, impulsado y reglamenta-do por el Estado y que, desde entonces, adquirió una ba-se social de masas, con un complejo aparato de dirección,importantes recursos económicos y desarrollo de unavasta red de Obras SOciales.

Precisamente el objeto de nuestro estudio consiste enrealizar una tarea de sfntesis y de esclarecimiento socio-lógicos sobre las prácticas sociales del sindicalismo entre1955 y 1985,a parth:de algunas hipótesis que den cuen-ta de sus principales tendencias y contradicciones.

Por otra parte, el período 1955-1985 está inserto enuna etapa de la historia sindical nacional que tiene un"momento" inicial (la "peronización" de la mayoría de laclase obrera entre 1944 y 1946) Yun "momento" de ago-tamiento,el cual se insinúa en 1974, con el inicio. de lacri-sis estructural del modelo de acumulación capitalista yla muerte del General Perón, y se manifiesta claramen-te durante la ofensiva anti-sindical devastadora del lla-mado "Proceso".

Sin embargo, dicho tiempo histórico registra un "cor-te" de singular importancia, cual es el período 1973-1976; durante el mismo el sindicalismo vuelve a ocuparel rol que le asignara "el peronismo en el gobierno" comoresultado de las particulares concepciones y prácticasdel propio Juan Perón. Será tarea significativa de nues-tra investigación determinar si las hipótesis que trata-mos de corroborar, se neutralizan o se mantienen en di-chaetapa.

N uestra óptica se corresponde conlos planteamientosy preocupaciones de la Sociología del Trabajo que, encierto momento, Michel Crozier resumía en forma de losinterrogantes siguientes:¿A qué necesidades responde el movimiento obrero, có-mo se ha desarrollado y por qué?¿Qué tipo de organización tiene el sindicalismo?¿Cuáles son sus funciones en la sociedad global y cómolas cumple? ...¿Por qué es considerable la importancia del resorte ide-ológico en toda forma de acción obrera?S

Dichos planteamientos sólo pueden resolverse me-diante estudios sobre realidades globales o parcialesque, sin perder de vista los fines del sindicalismo, evitenel riesgo de una aproximación puramente ideológica altema; y -creemos- dicha resolución puede ser facilita-da por el examen de materiales desplegados en períodoshistóricos suficientemente amplios.

Los elementos que nos ha provisto la Historia se refie-ren a los conflictos obreros, a las elecciones sindicales, alas formas jurídicas de organización de los sindicatos deprimero, segundo y tercer grado, a la tasa de afiliaciónsindical, a la forma de inserción política de la organiza-ción sindical, de sus dirigentes y de sus bases, etc.

1.Algunas consideraciones teóricas

La evolución del sindicalismo, generada en últimainstancia por las transformaciones del sistema capitalis-ta mundial, representa un fenómeno universal que ayu-da a comprender el "caso argentino"."

El análisis socio-histórico de la vida sindical se ha re-alizado a menudo con base en dos interpretaciones re-duccionistas: la meramente economicista (la protestaobrera como reacción contra el deterioro de su nivel de vi-da); y la estructuralista (la organización obrera "deter-minada" por su necesario carácter de sujeto privilegiadoy hacedor de cambios económico-sociales en virtud de supropia fuerza histórica).

Nuestra intención es intentar hacer un estudio con-creto del contenido de la acción obrera y sindical, inte-grando el factor económico determinante con las condi-ciones políticas que crean niveles diversos de solidaridadcolectiva y con el tipo de organización sindical que ema-na de esa solidaridad. La vida sindical esta determina-da por la relación dialéctica entre los tres planos siguien-tes:

• La situación general de laeconomíaysuinfluencia so-bre la composición de la población económicamenteactiva.

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• Las condiciones socío-polítícas de las que se derivanlas estructuras de poder global, en particular a niveldel Estado y de los partidos políticos.

• Los parámetros de la sindicalización y demás carac-teres de la vida interna de los gremios: formas de di-rección, mecanismos de relacionamiento entre la cú-pula sindical y las bases, ete.

Por otra parte, el movimiento sindical, y en general elmovimiento obrero.constítuyeuna fuerza socio-políticacon la que hay que contar en todo pros mínimamente in-dustrializado. -..

Pese a que, hasta "hoy", los obreros organizados nohan podido destruir el sistema capitalista y crear una so-ciedad mundial superior, sus luchas y su presencia hancontribuido a modificar las prácticas socio-políticas decasi todos los Estados y sociedades actuales. Quizá nun-ca se llegue a un predominio universal de la clase obre-ra tal como se 10 concibió a fines del siglo pasado y prin-cipios del presente; pero la dignificación del trabajo entodas sus formas y la democratización de las relacionessociales permanecerán corno conquistas del conjunto dela humanidad, atribuibles a las prolongadas y duras lu-chas libradas por los trabajadores organizados contrasus opresores en todos los países.

La clase obrera está conformada por hombres y muje-res que venden su fuerza de trabajo a cambio de un sa-lario, incorporándose así al proceso de valorización delcapital; en este sentido "la masa obrera se expande, sedescompone y recompone al ritmo de las crisis y restruc-turaciones de las unidades de capital "7. Por ello, la orga-nización de los trabajadores depende en última instan-cia de los vaivenes de la estructura económica.

Pero no existirían clase obrera ni siquiera sindicatos,si esos individuos, sometidos a la explotación capitalis-ta, nohubiesen tomado conciencia de su situación, reac-cionando y organizándose en sindicatos y partidos polí-ticos; sólo es a partir de la formación de los mismos, quelas luchas obreras abrieron importantes espacios demo-cráticos y, en los paises desarollados, contribuyeron de-cisivamente a superar o mitigar el "drama de la condi-ción proletaria" (miseria, hambre, ete.).

El movimiento obrero ha sido y continuará siendo unfactor dinámico esencial de las sociedades capitalistas"porque responde a una contradicción social fundamen-tal que atraviesa (esas sociedades), ...entre el desarrollode las fuerzas productivas, que tiende a incrementar elcarácter social de estas fuerzas ... ; y el carácter privadodel control de los medios de producción que impone el ré-gimen capitalista". Esta contradicción implica una lucha(consciente o no, explícita o implícita) entre el Capital yel Trabajo que modifica la vida social y explica múltiplesfenómenos políticos.

El sindicalismo apareció (en general antes que lospartidos políticos obreristas) corno la expresión organi-zada de la lucha obrera contra los patrones. Desde sus 'inicios, el movimiento obrero trató de superar la contra-dicción esencial que lo enfrenta al Capital, proponiendodiversas formas y métodos de socialización de la produc-ción. Por ello fue proscripto y reprimido durante déca-das, aún en los Estados industrializados democrático-li-berales. De estas luchas surgieron ideologías que lasjus-tificabany que proponían una Sociedad Futura Ideal, sinexplotadores y sin explotados.

La presión sindical y política y la crisis del sistemaca-pitalista condujeron a reformas sociales negociadas en-tre el Capital y el Trabajo ya una gradual transforma-ción de la estructura económica (con mayor intervencióndel Estado en el proceso productivo) y de las relacionespolíticas (con la instauración del sufragio universal, elacceso de los partidos obreros al gobierno, ete.).

Dichas transformaciones determinarían a su vez unaevolución de las prácticas y de las propias formas orga-nizativas del sindicalismo a nivel internacional y en ca-da pros. .

Las principales tendencias generales de esa evolu-ción, a partir de 1914-1930, fueron:

- La conformación de un sindicalismo de masas, corres-pendiente al desarrollo de la gran empresaindustrial,el cual se caracteriza por el surgimiento de una con-ducción obrera profesionalizada y burocratizada y elcrecimiento de su poder socío-pohtíco.

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El predominio numérico del "reformismo" sindical so-bre las posturas "revolucionarias", sea a nivel ideoló-gico, sea a nivel de la acción social; ello conduce a unacreciente aceptación de la sociedad capi talista y a ungradual abandono de las aspiraciones obreristas enorden a cambiarla radicalmente. La nueva existencialegal del sindicato "reformista" implica la de los patro-nes y la consiguiente desigualdad de roles y de ingre-sos; en este sentido las organizaciones sindicales es-tán cada vez más dedicadas a negociar con el sectorcapi tal y cada Vezmenos inclinadas a combatirlo fron-talmente. -El debilitamiento-del internacionalismo sindical y po-lítico del movimiento obrero, tanto a nivel ideológicocomo organizacional. Si esto condujo a un énfasis enlas luchas sociales de índole "local" y a una mejor com-prensión del fenómeno "nacional" por parte de los sin-dicalistas, su acción social se vio relativamente debi-litada por el paralelo incremento de la internaciona-lización del capital y la aparición de los grandes oligo-polios transnacionales, cuyo despliegue económico-político desborda ampliamente el poder acumuladopor los sindicatos "nacionales" o "locales".

la sociedad capitalista y de un horizonte utópicomovilizador; si bien estas actitudes ideológicas ypolíticas le quitan coherencia y fuerza a la acciónsindical, por otra parte le aportan flexibili~dy ca-pacidad negociadora frente a los empresanos y alEstado capitalista.

e) Una vinculación estructural con partidos obreris-tas y, en muchos países capitalistas periféricos,con movimientos nacionales de tipo popular; estavinculación es extremadamente variada en susformas organizativas e ideológicas pero, en todocaso, contribuye a una creciente presencia de lossindicatos en la escena política nacional.

d) Una interacción permanente con las institucionesestatales, transformadas en garantes de los pactossociales y en "puente-árbitro" de los conflictos en-tre el capital yel trabajo. Respecto a los países ca-pitalistas periféricos, cabe señalar que las peculi.a-ridades del desarrollo de sus mercados de trabajo,mediatizados por la acción estatal, generó una par-ticular relación entre sus movimientos obreros ylos Estados respectivos. La clase obrera pudo lle-var a construir sindicatos de masas en algunos pa-íses en vías de desarrollo donde el Estado, contro-lado por partidos o movimientos populares, patro-cinó su crecimiento y generó una ligazón estrecha,a veces de dependencia, entre el poder político y lasorganizaciones sindicales.

Estas tendencias se plasmaron en nuestro país a par-tir de la década de 1930 y de los profundos cambios quese operaron, particularmente en la vida gremial, hacia1945.

En consecuencia, surgen organizaciones y grupos di-rigentes sindicales con rasgos socio-políticos que los ha-cen, al menos potencialmente, más aptos para convertir-se en actores de un proceso de concertación social que im-plica, también potencialmente, la perspectiva de los"pactos sociales" con las burguesías respectivas.

A partir de entonces, los sindicatos adquieren:

a) Un considerable poder corporativo, que, sin em-bargo, no llega a amenazar la hegemonía del sec-tor capital sobre el conjunto de la sociedad.

b) Una ideología y una práctica social esencialmentepragmática ohasta "pragrnatistas" que se apartande las concepciones radicales de cambio global de

Al menos en sus comienzos, estos gremios "tercer-mundistas" se distinguían claramente de sus similaresfascistas o de los "sindicatos amarillos" porque la mayo-ría de los trabajadores participaban libremente en ellos,conscientes que, más allá de la acción patronal, estabaun Estado que los sostenía en sus demandas reivindica-tivas y que controlaba y mejoraba su nivel de ingresos y,sobre todo, la estabilidad del empleo.

En estos casos, como el de la Argentina entre 1944 y1\J55, se estableció una relación fluída entre el Estadonacionalista y popular y los sindicatos, aunque fuese endesmedro de la tradicional autonomía del movimientoobrero organizado. Gracias a ellas esos sindicatos crecie-

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ron numéricamente y desarrollaron el poder económicoy político que les permitió convertirse en actores deacuerdos sociales al igual que sus homólogos de los paí-ses desarrollados; ello implicó cierto grado de manipula-ción por parte del Estado que, en el corto plazo, alentó lanueva inserción del sindicalismo como protagonista delas negociaciones colectivas y de las conquistas sociales.

Sin embargo, a mayor manipulación estatal (caso bra-sileño y, en cierta medida, mexicano), las organizacionesobreras serían más débiles e ineficaces en el mediano ylargo plazo. .

- R.especto ~ I~ relacionesde íos Sindicatos con los par-tidos y motnrntentos politicos, cabe subrayar que ellasson consustanciales con la acción obrera y que hancontribuido a la ulterior interacción entre esos Sindi-catos y los Estados.

La base social de los sindicatos ha sido y será dema-siado limi tada para poder gobernar por sí sola una socie-dad industrial (también lo es para crear un modelo al ter-nativ~ al capitalismo). ~n consecuencia, el.sindicalismonecesitó trascender sus Intereses corporativos, sea paraenfre~~ar al capital, sea para negociar con él; para ellosus dingentes debieron proyectarse hacia la arena poli-tic.o-partidari~. Así fu~ que, desde el surgimiento de lospnmer~ partidos políticos de masas en Europa Occiden-tal (hacia 1875-1900), se estableció una variada perop,enI?anente vinculación entre ese tipo de partidos y losSIndicatos obreros que, a menudo, los antecedían histó-ricamente.

En algunos casos, fueron los propios sindicatos lasasociaciones que dieron lugar al nacimiento de un parti-do político; "muchos de los partidos socialistas han sidodirectamente creados por ellos, conservando por más omenos largo tiempo el carácter de brazo secular' de lossindicatos en materia electoral y parlamentaria. El Par-tido Laborista británico es el más típico; nació como con-sc:cu~ncia de la decisión tomada por el Congreso de losSIndicatos d~ 1899,de crear una organización electoral yparlamentaria ... CIertamente ya existía un 'Partido La-borista Independiente' ... Pero la acción decisiva (para

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generar una organización política de masas) fue la de lossindicatos: también el partido permanecería en una si-tuación de dependencia respecto de ellos. En este caso sepuede medir la influencia del origen sobre la estructura.Justamente James Bryce propuso distinguir dos catego-rías de partidos socialistas: los partidos obreros creadospor los sindicatos, y los partidos socialistas propiamen-te dichos, fundados por parlamentarios e intelectuales,siendo los segundos mucho más teóricos (e ideológicos):".

Luego algunos de los gremios de los principales paísescapitalistas se han desarrollado flexibilizando sus vincu-laciones con los partidos obreros; mientras tanto, apare-cían sindicatos -"correas de transmisión" de partidosrevolucionarios y, sobre todo en el caso norteamericano,sindicatos- "grupos de presión" que in ter-actúan espo-rádicamente con partidos policl asi stas inclinados a inte-grar los intereses de la clase obrera. Por lo tapto, son es-casos los dirigentes gremiales que, en la actualidad, ca-rezcan de toda vinculación con partidos polfticos de cla-se o policlasistas, sea en los países industrializados, seaen los subdesarrollados.

Para poder "determinar correctamente las vincula-ciones políticas (de los sindicatos) se debe analizar la es-tructura social característica, el origen específico de ca-da sindicalismo y, especialmente, la dinámica y la varia-ción de la relación político-sindical... teniendo presenteque las formas de vinculación cambian según las cir-cunstancias, aun cuando se trate de un mismo 'tipo' desindicalismo"¡ 0.

Por otra parte, hay gremios que actúan esencialmen-te como grupos de presión y sus vinculaciones con parti-dos políticos se reducen a los períodos electorales (laAFL-CIO Norteamericana se aproxima a este "modelo");pero todos los sindicatos ejercen tareas de grupo de pre-sión, particularmente a partir del momento en que el Es-tado actúa como garante del pacto social y "tercer suje-to" del diálogo social.

Algunas Centrales Obreras coordinan sus estrate-gias con las de antiguos partidos obreros (esencialmen-te los Socialistas); pero esas estrategias están creciente-mente orientadas a obtener el apoyo electoral del conjun-to de la sociedad para hacer posible el triunfo electoral

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del partido "propio", pues el "voto sindical" no alcanzaríapara constituir una mayoría suficiente. En este sentido,las prácticas de los sindicatos "social demócratas" tien-den a semejarse con las de los "social cristianos", tradi-cionalmente vinculados a partidos policJasistas. Tam-bién hay Centrales Obreras vinculadas a partidos alta-mente disciplinados y regidos por el principio leninistadel "centralismo democrático" (es el caso de los PartidosComunistas); sin embargo, la complejidad de las socieda-des capitalistas ha generado una creciente autonomía de

, , la organización sindicar que, en Francia o en Italia, agru-pa militantes y hasta dirigentes de otras orientacionespolfticas quela'délpartido "dirigente".

Esta visión comparativa no exhaustiva confirma lahipótesis que gran parte del sindicalismo se vincula a lospartidos políticos de forma cambiante y correspondien-te a las transformaciones estructurales y a las situacio-nes coyunturales de cada sociedad. Quizás una caracte-rística común actual, sobre todo en países subdesarrolla-dos, es el predominio del pragamatismo político e ideoló-gico, particularmente agudizado por los efectos de la ac-tual crisis estructural del sistema capitalista, ante lacual las respuestas sindicales son, hasta el presente, ti-tubeantes. Como consecuencia de ese pragmatismo lasrelaciones actuales sindicatos-partidos políticos tiendena hacerse más diluidas y confusas y menos sólidas que enel pasado.

Si nos referimos al área latinoamericana, existen enella tendencias sindicales (socialista, leninista, socialcristiana) que han tratado de reproducir y/o adaptar losesquemas de vinculación con partidos políticos caracte-rísticos del gremialismo europeo.

Pero también.surgieron sindicatos obreros que adhi-rieron al proyecto político-social del nacionalismo popu-lar, corriente aut6ctona que se desarrolla en la mayoríade los Estados de la región como una respuesta a las con-diciones de dependencia económica y política que carac-terizaron la evolución de las áreas periféricas del siste-ma capitalista a partir de 1880. Este sindicalismo tienerasgos originales correspondientes al carácter específicode los movimientos socio-políticos de los cuales formaparte; y sus formas de vinculación con los mismos suelen

corresponderse con el pragmatismo político e ideológicodel nacionalismo popular.

Estas observaciones de la realidad sindical interna-cional, en particular respecto a la preyección política dela acción obrera, 11 nos permiten distinguir tres "tipos" desindicatos y de grupos dirigentes sindicales, en funciónde BUS vinculaciones con los partidos:

Tipo N2 1-La vinculaci6n "estructural"

El sindicalismo practica una relación orgánica con unpartido político, la cual puede ser de coordinación o de su-bordinación. En este caso el movimiento obrero compar-te la ideología, los valores y las estrategias de la conduc-ción política, incorporándose a BU proyecto global y ade-cuando sus intereses corporativos a dicho proyecto. Ellosucedió con el gremialismo socialista y comunista desdesus orígenes hasta los años 20'; luego, la mayoritaria co-rriente sindical socialista ha conservado algunos de susrasgos originales pero se ha acercado al "tipo Nº 2", seapor sus crecientes relaciones con el Estado, sea por undistanciamiento gradual con las posturas ideológicas oestratégicas de sus partidos de referencia. (En menormedida. 1"110 también sucedió con importantes sindicatoscomu nistas)!".

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Tipo N~2 - La vinculaci6n "coyuntural"

El sindicalismo establece nexos esporádicos con unpartido político más o menos afín (por ejemplo, durantelos períodos electorales) y utiliza esos nexos para actuarcon mayor eficacia como grupo de presión. En este caso,el movimiento obrero comparte sólo parcialmente la ide-ología, los valores y las estrategias de la conducción po-lítica, por lo cual sus intereses corporativos pueden des-bordar los alcances del proyecto político global.

Esta fue la actitud de gran parte del sindicalismo nor-teamericano desde principios de siglo; después de la Se-gunda Guerra, ella se fue difundiendo entre una buenacantidad de gremios de ideología social cristiana y socialdemócrata. El relacionamiento frecuente con el Estado,controlado directa o indirectamente por la burguesía, fa-

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voreció cierta desvinculación de los sindicatos respectode "sus" partidos (sobre todo si estos eran obreristas) yacentuó el desarrollo de las tendencias corporativas la-tentes en toda organización gremial. Asimismo, la pérdi-da de atractivo y de vigor de los proyectos obreristas re-volucionarios reforzó la "autonomía sindical" respecto de106 partidos politicos'" y el pragmatismo ideológico de losgremialistas.

Tipo Ni 3 - La ,vinculaci6n "corporativa"

El sindicalismo antepone la defensa de sus interesescorporativos, actuando poco o nada ligado a partidos cu-yos proyectos globales no comparte porque no satisfacensus necesidades sectoriales. La propia confusión y/o de-bilidad de las propuestas de esos partidos contribuyen alreforzamiento de la vinculación "corporativa", por lacual los sindicatos se aislan y se debilitan, quedando ensituación de inferioridad para cualquier clase de relaeio-namiento con los sectores sociales dirigentes. Ello suce-dió con el anarco-sindicalismo y lo condujo a su decaden-cia; y, en medio de la actual crisis estructural del siste-macapitalista, constituye una peligrosa tentación de lasdiversas tendencias sindicales que habían apostado a laintegración socio-política con la mayor parte de las bur-guesías de los países desarrollados en el marco de los"pactos sociales" de la segunda post-guerra.

La vinculación "corporativa" va acompañada de unpragmatismo político e ideológico que -ya lo dijimos-se ha difundido en ciertas organizaciones sindicales ma-yoritarias, sobre todo en los países más golpeados por lacrisis, es decir 106 subdesarrollados.

Finalmente, cabe señalar que estos "tipos" de vincu-lación no se presentan en la realidad social de forma pu-ra. El comportamiento sindical suele generar vinculacio-nes "mixtas" con los partidos políticos de forma que aúnla vinculación" estructural" no ha estado exenta de com-ponentes "corporativos".

Por otra parte, una organización gremial puede trans-formar su tipo de vinculación predominante, debido amutaciones organizativas o ideológicas internas y/o a lasque sufran los partidos conexos.

En los paises subdesarrollados y de industrializaci6ndependiente, el movimiento obrero tiene caracteres sin-gulares,H de los cuales destacamos la relación con los Es-tados que regularon y alentaron el desarrollo del sindi-calismo, al menos en un periodo histórico que, en gene-ral, coincide con la superación de la crisis estructural delos años 30 y con el modelo de industrialización sustitu-tiva de importaciones.

Aún en los países que, como en el caso argentino, co-nocieron un importante nivel de industrialización, el de-sarrollo dependiente fue desequilibrado y generó fenó-menos de sub-proletarización y marginación socio-eco-nómica que se agravaron considerablemente después deiniciada la crisis de 1974-1975.

Por ello, la constitución de la clase obrera en movi-miento social se realizó y presurniblemente seguirá rea-lizándose 'bajo una modalidad obrero-popular"16 que re-coge una variada gama de reivindicaciones de las masasurbanas y rurales pauperizadas yoprirnidas. "Estas rei-vindicaciones tienen un profundo contenido nacionalis-ta y democrático",16 pues abarcan el control de los recur-sos naturales y de los seryicios públicos por parte de la co-munidad nacional, la lucra por el acceso de la educación,a la salud y, en general, a los derechos sociales básicos,de los cuales están privados sobre todo los grupos socia-les marginalizados; además, implican la demanda deigualdad social y política para sectores proletarizadosrurales, a menudo desprovistos de la práctica efectiva dela ciudadanía y obligados a emplear dolorosas estrate-gias de sobrevivencia.

2. Formulación de las hipótesis

Para analizar explíci tamente el comportamiento sin-dical entre 1955 y 1985, partiremos de la hipéteeis gene-ral siguiente:

El proceso de acumulación capitalista entre 1955 y1985 implicó el disciplinamiento de la clase obrera y su-cesivas ofensivas anti-sindicalss a cargo del Estado; ellofue resistido por el sindicalismo con éxito decreciente, enla medida que su capacidad de bloquear los proyectos so-

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ciales adversos fue disminuyendo y que el movimientoobrero y popular careció de fuerza para imponer su pro-pia alternativa política e ideológica de forma est:ahle ".

Esta hipótesis general se descompone en las hlp6teslsparticulares que detallamos a continuación:

a) La política laboral y sindical del Estado estuvoorientada a debilitar la organización obrera, fo-mentando Iadivísíón de la cúpula gremial y su ais-lamiento de las bases y favoreciendo el acatamien-to a las políticas gubernamentales por parte de lasfracciones més "dóeiles" de esa misma cúpula.Esas políticas, estatales estuvieron determinadaspor la 'cOnfiguración 'económico-social y político-militar del país.

b) Las conflictivas relaciones entre el Estado y lossindicatos generaron prácticas sindicales diferen-ciadas; por un lado, las hubo de "Participación" yde "Negociación" y, por otra parte, de "Lucha", locual dividió a la cúpula gremial y a sus bases, dis-tanciándolas política, ideológica y hasta organiza-tivamente; sobre todo, ello debilitó su vinculaciónpolítica "estructural".

e) El sector mayori tario de la cúpula sindical de nivelnacional ("negociadores" y "participacionistas") evo-lucionó desde una vinculación "estructural" con elmovimiento peronista hacia una vinculación "co-yuntural"; después de la muerte del General Pe-ron, el accionar "participacionista" adquirió rasgosde vinculación "corporativa", acentuados a partirde 1980.

d) El sector "confrontacionista" de la cúpula sindical,de ideología peronista, deterioró su vinculación po-lítica estructural a fines de los años sesenta, lo cualdificultó su desarrollo y maduración.

e) El sector minoritario de cuadros intermedios y debases sindicales de ideologías de tipo clasista y"nueva izquierda" fue exterminado por la repre-sión genocida del llamado "Proceso" (1976-1982);su exterminio fue facilitado por la escasa o nulavinculación política consistente de la mayorfa dedichos cuadros.

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Las hipótesis enunciadas son otras tantas aproxima-ciones a la realidad histórico-social que nos interesa es-tudiar; para poder verificarlas a través de nuestra inves-tigación! seguiremos los pasos principales que pasamosa enunciar:- Una breve revisión del marco histórico-social global

que determina y condiciona la vida sindical.- La observación de la acción del Estado en relación al

desarrollo laboral y, en particular, gremial, con el finde precisar sus caracteres y, sobre todo, sus efectos so-bre el comportamiento de los grupos dirigentes y delas bases sindicales.

- El estudio analítico de los nucleamientos sindicalesde sus diversas prácticas sociales y de sus vinculacio-nes con otros actores sociales significativos, con el finde comprend~r las causas de su debilitamiento gra-dual (hipótesis general): la división del sindicalismo'y la pérdida gradual de su vinculación política "es-tructural" con un partido o movimien to político (hi pó-tesis particulares).

NOTAS

• 1 FERNANDEZ, Arturo, Las prácticas sociales del sindica-lismo (1976-19821 CEAL, Buenos Aires, 1985.

FERNANDE".t Arturo, op, cit., pág. 104.I FERNANDE¿, Arturo, op. cit., pág. 99.• .- "Sindicalismo y Concertación Social. La coyuntura ar-

g~ntma actual" en Concertocion Pdttico-eocial y Democratiza.ción, (M. DO SANTOS comp.), Ed. CLACSO Buenos Aires1987. "

- "La vinculación del Sindicalismo con la Iglesia Católica". I Los enfoques ~cro:8OCiales sólo pueden aportar, en el me:jor de los casos, explicacíonas causales superficiales y/o parcia-lea.

I C<,>IiformeCRO~R Michel en "TratacW de Sociologta delTrabajO (Vol. TI), MéXIco-Buenos Aires, 1968.. • Sobre los caracteres generales del sindiealiamn nos remi-

tunos a nuestro trabajo Las prácticas sociales del sindicalismo(1976-1982)

T SULMO~ :penis¡.,."EIcontenido social de la lucha obrerafrente a la CnB18 en Defensa Nacional CAEM ~ 3 Lima1983, á. 8. ' , , ,

• S~ONT Denís, op. cit. pág. 86.• DUVERGER Maurice, Les Partis Politiquee, Ed. Armand

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I

111,

Colin, París, 19W5KI Alberto y FERNANDEZ Arturo, E~i~-10 BIALAKO al t 'tarismo polttico CIAS, NI' 326, p.dicalismo frente au on ,

de 1983. xte d mos sobre aspect?s de la11 En el capítulo ID no~ e al n erestamos estudiando para-realidad sindical internacicn que e

lelamente a este trabajo. la "vinculaci6n estructu-1) Idealmente poldría Ildns~~¿:~sligados a partidos polí-

ral" sólo existe en e caso e SI lm nte contra el sistema ea-tices .clasistas y que. !uctr-~~c~t~o h~sido así; ha h!lbid? y haypitalista, EI'!-lapréctíéa cts :imente a partidos políclasietes ysindicatos ligados -edstru ~rl pitalista tanto en países desa-sostenedores del or en SOCIaea d '

.. rrollados como en 'lo~ subdesarrolla dio~l" es ambiguo. Histérí-11El Concepto de autonomía SID6e 1 "autonomía" fren-

camente el moYimien~ obrero PlllrP por r tIlo, luchó contra elte al Esta~o y)os partidos bd~S:dí~:as y/o Partidos ~v,?-orden capItalista, orgamza o 1 hablar de "autonomía sindi-lucionanos. Actualmente, se su'd e en eneral reclamando uncal" frente al Estado y IOS.PdrI ~: "de~tro deÍ sistema capita-rol político mayor de los 10 dca tonomía obrera? ¿O una nue-lista". ¿Es ésta una postura e au . ?

va fo~a debaacci6nlobt~rlaogfco::b~II:~ relaciones "Sindicatos-USlOem rgo, a ipo bd ladosPartidos" es aplicable. a los p~íses su esarro .u SULMONT Denis, op. ~t., pág. 89.11 SULMONT Denis, op. cít., pág. 89.

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1EL MARco HISTORICO-SOCIAL

Sin pretender internamos a fondo en él desarrollohistórico-social argentino del penodo 1955-1985, debe-mos partir de algunos de sus elementos explicativos pa-ra comprender la evolución del sindicalismo!.

En consecuencia, privilegiaremos tres factores quenos parecen los más significativos para nuestro estudioy cuya explicitación es una condición necesaria para lacorroboración de nuestras hipótesis; ellos son los si-guientes:

1. El factor económico determinante: los caracteres dela estructura capitalista

En este tema, esencialmente económico, cabe distin-guir el período anterior a la crisis estructural de 1974-1975 Yla etapa posterior aún en curso.

- Entre 1955 y 1975, cabe resaltar la influencia de loscaracteres económicos que pasamos a enunciar:

a) la vigencia del modelo de industrialización porsustitución de importaciones.

b) cierto predominio del capital industrial de origenextranjero después de 1955.

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.1

e) la existencia de crisis cíclicas de la balanza de pa-gos.

El "patrón" sustitutivo de importacio~s se desplegó1 ro'tud como consecuencia de la ensis general del

enpe . li ité l xsistema capitalista de los años treinta que mu al as e -portaciones a un 50% del volumen que habían canza-do en 1929. - . ..- oduci ti

Nuestro país necesitaba entonces pr ucir ma?,u aCíturas que no podía seguir im~rtando para eVltar ~-agravamiento de la situación SOCIaly ~ mantener m-veles aceptables de actividad seonémíca.

Por ello elEstaaó'estimu16, desde comienzos de la dé-cada de Hi30, la producción manufact~rera Y,se logróuna rápida expansión del sector. CreCIÓco~sl~et~-mente la industria liviana, sobre todo,a partir. ,e. e afecha, Yla inversión de capital extraruero se ~~ó ~a-cia la, instalación de empresas industriales subsidiaríesdedicadas a actividades nuevas o p~ de~oll~das:

Luego de 1943, el Estado multiplicó los mcen~vos m-dustrializadores e intentó ordenar Yhasta plamfic~r elvigoroso impulso alcanzado por el sect:or debido a la ue-rra Mundial; más aún se trató de reasl~arrec~rso~ pro-venientes de la producción agro-pecuarla, n~lOnahz~-do el comercio exterior, diversificando ~aacción eco~órm-ea del Estado Yampliando el mercado mterno, gracias alincremento del salario real. Hacia 19?0 se agr~góla pro-ducción de automóviles, metalmecánica, químíce, petro-

uímíca Y de bienes duraderos de con~umo e~ g~ne~al;~cluso se avanzó parcialmente en la mdustnalizaclónde bienes de capital. . '

'Cuáles fueron los mecanismos SOCIalesque explicanes~ proceso de industrialización?

Si bien la industria argentina fue fundada a~tes de1930 por pioneros, a menudo de o~ge~ i~tonoh' ell~no había podido "despegar" por la índíñrencía o la o~~-lidad del bloque social dominante, vínculado a la actíví-dad agropecuaria-exportadora, Con la crisis ~e 1930, es-te bloque dominante se vio obligado ~ p~cticar un e~-brión de política industrialista Yse eJerCIÓun, p~tecCIo-nismo de hecho, debido a la crisis del come~lo mte!lla-cional; pero el capital nacional volcado a la industria se

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fortalecía y generaba alternativas propias, contradicto-rias con los intereses de la antigua "oligarquía" ligada ala agro-exportación. Por la propia debilidad de la burgue-BÍaindustrial, ella necesitaba el apoyo del Estado paraconsolidarse; y ese apoyo se lo brindaría el "Estado nacio-nalista-popular" emergente del golpe de 1943, con ten-dencia dirigista y proteccionista.

Por lo tanto, el avance, de la industrialización en laArgentina (tal como en otros países del llamado TercerMundo) estuvo estrechamente ligado a la acción estatalya las vicisitudes políticas que se fueron sucediendo des-de la post-guerra. Luego hubo períodos en los cuales, através de la política fiscal, cambiaría o social, el Estadodesarrolló el mercado interno e impulsó la inversión di-rigida hacia la industrialización; y otros momentos his-tóricos en los cuales se la desalentó; este comportamien-to estatal estuvo condicionado: a) por la correlación defuerzas en la pugna entre las fracciones burguesas nacio-nales Ytransnacionales; b) por los condicionamientos ob-jetivos del sector externo, controlado por la "oligarquía".

Sob¡re este último aspecto, cabe citar el rol ambiguodel ca*tal extranjero industrial, que constituyó la frac-ción burguesa más dinámica a partir de 1955. A vecesasociados a grupos sociales agro-exportadores, las Em-presas Transnacionalee no jugaron un rol motor en la di-namización de las políticas industrialistas del Estadoyno pugnaron seriamente por doblegar los poderosos "in-tereses tradicionales" que, entre 1955 Y1975, trabaronlas posibilidades de un desarrollo industrial más acele-rado y más integrado".

En el citado período, naufragaron los proyectos indus-trialistas del primer gobierno peronista, del "desarrollis-IDO" frondicista, del ministro de la llamada "RevoluciónArgentina" Krieger Vassena y el del FREJULI, encarna-do por el ministro Gelbard, a todos los cuales los cercenóuna combinación de factores objetivos tales como las in-suficiencias del aparato productivo, la conflictividadsocial, la estrechez del mercado interno ...; y de factoressubjetivos tales como la oposición del bloque "oligárqui-co" materializada en sucesivos golpes militares y/o ma-niobras de desestabilización, la debilidad de la burgue-

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síaindustrial, el mencionado rol de las empresas y del ca-pital extranjero, ete.

Ello conduela de manera ciclica al estrangulamientodel sector externo, el cual se revela incapaz de proveer losinsumos necesarios para una sostenida expansión in-dustrial debido al rápido agotamiento de la capacidadexportadora-importadora del país en un período de cre-cimiento econémíeo.Porotro lado, como en los demás pa-íses periféricos, el.efec:to multiplicador que tiene la de-manda de bienes de capital se trasladó a los países desa-rrollados de los cuales inicialmente se los importaba ensu totalidad.

Después de 1975, la nueva crisis estructural del siste-ma mundial capitalista, de naturaleza y formas total-mente novedosas, se manifestó en la estructura capi-talista argentina a través de las características si-guientes:

a) El agotamiento del modelo de sustitución de importa-ciones y la dificultad para desplegar una alternativaviable.

b) Cierto grado de desindustrialización y una distribu-ción regresiva del ingreso.

e) Una colosal deuda externa que expresa el predominiode la fracción burguesa directamente asociada con elpoder financiero mundial.

El punto de partida -lo reiteramos- es la crisis ca-pitalista. Como señala Alberto Spagnolo, "las grandescrisis colocan necesidad de cambios. mutaciones, reorde-namientos, es decir, instauración de nuevas regularida-des y de nuevos mecanismos de uniformidad en las con-ductas'". Obviamente que las transfonnaciones en laconducta económica repercuten sobre loscomportamien-tos sociales y políticos y los condicionan.

"En torno a esta crisis que vivimos, podemos ahoraafirmar que tiene como característica esencial la desee-tructuración de las normalidades y automatismos deldenominado patrón modelo sustitutivo de importacionesy junto con él, desorganiza la cultura económica surgidadurante su vigencia. Como toda crisis, no es en sí misma

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~ueva regularidad, sino que más bien prepara las condi-eiones para el surgimiento y consolidación de ella" •.

Ese "patrón" ofrecía agudas contradicciones en el ca-so argentino pero se mantenía vigente hasta mediadosde 1975; en este momento histórico repercutió brutal-mente la crisis general del capitalismo sobre la sociedady el Estado y comenzó un largo período de modificaciónde aquellas normalidades y regulaciones que habían re-gido nuestra vida social. Tal como había sucedido desdefines de 1973 en el capitalismo "central" también en laArgentina "se agotaron las b!lBesde la industrializaciónde post guerra y dejaron de operar los mecanismos y cir-cunstancias que permi tían a algunos países del área pos-tergar el estallido de la crisis'",

Los signos del agotamiento señalado se habían mani-festado en la Argentina desde los años sesenta; pero al-can~aron mayor fuerza y claridad en la última parte delgobierno de Isabel Peró~. Los efectos de la crisis generaly local se refieren, en primer lugar, a la modificación dela morfología económica y social.

.La década 1975-1985 se caracterizó por el estanca-miento del des?,rrollo de las fuerzas productivas y por unproceso de des¡ndustrializaeión; "en 1982 el producto in-terno bruto por habi tante fue inferior en 1 8% al de 1975y ... la actividad industrial disminuyó en '3,2% duranteese período" ...•

~ dinámica contradictoria de la sociedad argentinase VIO trabada durante más de una década y nada indi-c~ que ello se vaya a ,modificar sustancialmente en el pro-ximo lustro. Pero aun, para postergar los efectos ineluc-tables de la crisis del modelo de acumulación el Estadoargenti~o iniciaba, en.1976, la aplicación de ~n plan derasgos liberamonetaristas, destinado a romper el es-trangulamiento del sector externo' este plan "casual-mente" idéntico al implementado ~n buena ~arte delárea periférica capitalista, generaría una colosal deudaexterna, inducida por la existencia de excedentes sobre-abundantes en los mercados financieros transnaciona-les; ... "además este .gran crecimiento de la deuda se pre-senta cuand? prácticamente han desaparecido los perí-odos de gracia, cuando se acortaron significativamentelos plazos de amortización y cuando las tasas de interés

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y otros cargos financieros se elevaron considerablemen-te","

La aplicación de politicae liberalmonetoristae propa-gó y amplió el endeudamiento externo, generador de es-trecha dependencia de cada Estado respecto a sus acre-edores privados y a los organismos internacionales queintentan conservar el equilibrio del sistema en favor delos actuales actores hegeménicos.

Alfredo Eric Calcagno puntualiza con claridad los as-pectos esenciales de iaque él califica como "perversa deu-da argentina":" ..

a) "entre fines de 1977 y 198·21~ deu~ se incremen-tó en casi 34.000 millones de dólares. En ese perí-odo, la salida de capitales no identificados de cor-to plazo tuvo un saldo negativo de 15.300 millonesy se esfumaron 8.600 millones, probablemente engastos militares y en intereses percibidos en elmercado financiero que no se incorporaron al cálcu-lo de los servicios financieros".

b) "el salario medio normal en la industria se redujoen 37% y el haber jubilatorio en 42%...; se redujo elconsumo por habitante que, en 198,il,fue 10% infe-rior al de 1974 "c.. En el otro extremo de la escala (seprodujo) una "concentración de la riqueza" en fa-vor de algunos grupos económicos "ligados a la ac-tividad petrolera y a los contratos con el Estado; ysobre todo, aquellos dedicados al negocio financie-ro'".

e) desde un punto de vista socio-político, Calcagno su-braya que el modelo económico del Programa del 2de abril de 197G "no surge ... de la actuación de lasfuerzas y reglas del mercado, sino de una enérgicapolítica gubernamental, en un Estado con un gra-do máximo de autorítarísmo'". Efectivamente, laadopción y el mantenimiento de las líneas econó-mico-sociales del llamado Proceso fueron posiblespor la acción represiva del Gobierno militar; sóloasí Martinez de Hoz pudo conservar el Ministeriode Economía durante cinco años, resistiendo cre-cientes muestras de descontento de diversos secto-res sociales; el "liberalismo" implantado implicaba

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un activo intervencionismo del Estado con el obje-to de fijar artificialmentela tasa de cambio o las re-glas del mercado financiero. (La ..tablita" ~e fu-nestas consecuencias-es la quinta esencia de unapolítica estatal ajena al desarrollo espontáneo delas leyes del mercado).

d) paradójicamente, "el hecho real es que los empre-sarios argentinos (como categoría socio-económi-ea ..), durante el período del gobierno militar, sededicaron a especular, con el estímulo de la políti-caeconómica vigente" ....IOconel objeto de maximi-nizar sus ganancias,los capi talistas acompañaronla acción estatal (aún oponiéndose verbalmente aella), beneficiándose de la gigantesca "bicicleta"montada (aquellos que "supusieron" usarla)yaban-donando sectores il¡nportantes de la actividad pro-ductiva'", Si ello fue beneficioso en casos indivi-duales yen el corto plazo, semejante abdicación delrol eminente de la clase capi talista --<lue es produ-cir bienes y servicios- puede encerrar los gérme-nes de destrucción de este tipo de sociedad; en to-do caso, este comportamiento colectivo provocabauna profunda mutación en los valores, las prácti-cas sociales argentinas, cuyos efectos son aún im-predecibles. (Conforme Alfredo Calcagno).

Lo cierto es que la deuda argentina no se tradujo enel desarrollo de actividades productivas, ni siquiera en laedificación de una infraestructura consistente yequiva-lente al monto de la misma. La deuda se asemeja a unaestafa promovida desde el Estado y consentida por el ca-pital dominante, estrechamente asociado a ese Estadoentre 1976 y 1983; si bien ciertos sectores medios parti-ciparon y se beneficiaron inmediatamente del festín dela "plata dulce", la mayoría de la sociedad se encontrómarginada de semejante derroche y, a la postre, se sumióen la más grave situación socio-económica que conocierael país desde la crisis de 1930-1935.

La cruel represión que acompañó este "experimento"monetarista evitó reacciones sociales y actuó como frenode la protesta airada de los grupos marginalizados por lalógica del llamado "Proceso".

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Por ello, la deuda externa argentina es el producto delos manejos de su clase dominante y de la misma no pue-de responsabilizarse al conjunto de la sociedad que ennada se ha beneficiado con ella. Si toda comunidad debeasumir su pasado, la Argentina tendría que deslindarlas responsabilidades de los fraudulentos grupos econó-micos nativos y extranjeros que usufructuaron y usu-fructüan delmaneje" de esa deuda y pagar sólo aquelloque se corresponde con su propio desarrollo colectivo.

En fin, un factor universal de la actual crisis capita-lista es el acentuado déficit/iBcal generado por el Estado"interoencionieto" en lo económÍCC>-social. Este fenómenose presentó desde 108 años cincuenta en países periféri-cos como la Argentina y, luego, se cónstituyó en un indi-cio de la crisis latente de los estados capitalistas desarro-llados a partir de 1965. En materia económico-social, es-te "factor" condujo gradualmente al desarrollo de la"nueva derecha", cuyas tesis centrales y sus "remedios"para la crisis consisten en "achicar" el Estado, reducir suaccionar económico en favor de las leyes del mercado yrecortar el gasto social a cambio del desarrollo de una hi-potética solidaridad espontánea y privada.

En los países desarrollados, pese a la presencia deuna robusta sociedad civil, la "prescindencia" relativadel Estado está generando mayor desigualdad y todavíamarginales estragos sociales; ello obliga a replantear elrol de todos los actores socio-políticos, incluido el propioEstado, para evitar el retorno a una sociedad capitalistta "salvaje", exaltada por el neo-conservadorismo elitista pero de infausta memoria para las mayorías popula-resu.

En los países periféricos, este replanteo político pre-senta profundas y dramáticas incógnitas.

El llamado ''Proceso'' argentino se propuso tambiénreorganizar el Estado y modificar sus roles para acabarcon más de 30 años de "dirigismo y derroche". Ciertossectores empresariales, representados por el (los) equí-po(s) económico(s) del gobierno militar, presionaron pa-ra lograr ese objetivo; sin embargo, no pudieron alean-zarlo plenamente porque las propias Fuerzas Armadas,aunque divididas sobre el tema, impidieron recortar elgasto público, quizá para conservar sus bases materiales

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de poder anteriores a 1976, quizá respondiendo a algu-nos antiguos reflejos nacionalistas. En todo caso, se ha-cía arduo y dificil modificar el comportamiento de un Es-tado como el argentino que, en el período nacionalista-popular, impulsó el desarrollo de la industrialización,apoyó y favoreció a la burguesía industrial, promovió elsindicalismo y construyó una ideología "nacionalista";América Latina se caracterizó, además, por la existenciade una sociedad civil endeble, muy a menudo desborda-da por Estados autoritarios y/o militarizados y, por cier-to, la Argentina no escapaba a esta caracterización socio-política.

El modelo de sustitución de importaciones había ge-nerado un marcado fortalecimiento del Estado, cuya in-tervención económica y social, esencialmente ambigua,era percibida positivamente tanto por la burguesía in-dustrial, favorecida por el proteccionismo y las leyes defomento industrial, como por los sectores medios, tam-bién beneficiarios del nuevo Estado Benefactor'. Y delas ventajes que proveía la incorporación de los valoresy las pautas características de la sociedad industrial.

. Más aún, "por su propia naturaleza, el Estado no po-día sino cumplir determinadas tareas o funciones histó-ricamente progresistas". Este esencialismo también hatenido una connotación social: por su esencia, las masasdominadas no pueden sino ser estatistas, en un sentidocasi ontológico'",

De hecho, los sectores subordinados argentinos, trasla década peronista, habían conservado una fuerte adhe-sión al estatismo de tipo nacionalista, que se reflejaba en .los programas de gobierno de los partidos políticos ma-yoritarios y en las orientaciones de la Central Unica delos trabajadores; asimismo ella aparecía. en la ideologíay en la acción de políticos y sindicalistas, de administra-dores públicos y de organizaciones sectoriales y de gru-pos de presión tales como la Federación Agraria Argen-tina, la CGE y la misma jerarquía católica.

Señalábamos que el llamado "Proceso" obtuvo resul-tados pococoncluyentes en materia de" desestatización",en la medida que los militares -principal actor políticodel período- carecían de unidad de concepción sobre eltema y, además, encontraban fuertes resistencias en la

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sociedad para emprender decididamente ese camino.Por ejemplo, trataron de evitar la desocupaeíón durante /los primeros años del "Proceso", lo cual hacía imposibleracionalizar en profundidad la Administración Pública olas empresas estatales. Asimismo, sufrieron activa pre-sión del sindicalismo contra la políticaanti-estatistay nobuscaron ni lograron-apoyo de la mayoría de la "clase-po-lítica" en favor de su Programa económico del 2 de abril(de 1976). Finalmente, afines de 1981, el General Galtie-ti produjo un "golpe dentro del golpe" para lanzarse ex-plícitamente a la tarea de "achicar el Estado", ya acosa-do por una imponentedéuda externa; para ello, nombróministro de Economía al hiper-liberal RobertoAlemann.

Simultáneamente, de la manera más contradictoria yveleidosa, el "nuevo General-dictador" se lanzaría, tresmeses después, a la aventura malvinense con laimplíci-ta esperanza de legitimizar el ''Proceso'' a costa de los in-gleses. El trágico resultado de esta jugarretaya lo cono-cemos y permitió echar por la borda los diversos objeti-vos del siniestro "Proceso".

Sin embargo, los efectos sustantivos de la crisis sobrela acción económico-social estatal se fueron desplegandodurante el período 1976-1983, generannuevas disfun-cionalidades en su estructura de funcionamiento y nue-vas percepciones sobre la naturaleza del Estado.

El derroche, la corrupción y la arbitrariedadguberna-mentales durante los años de ese "Proceso" fueron de talmagnitud que se fue creando la imagen de un Estadomonstruoso e ineficiente en sí y por sí mismo. Esta ima-gen ha logrado plasmarse en una corriente de repulsaanti-estatista innegable; pero que ella se correspondecon la necesidad de reestructuración del Estado, genera-da por la crisis general del capitalismo, también es cier-to. En este sentido, el Proceso logró cumplir parcialmen-te (por vías seguramente no planificadas ni pre-determi-nadas) su cometido. Los argentinos de diversa extrac-ción social han comenzado a desconfiar del Estado y loque están demostrando a través de su' apoyo directo o in-directo a grupos políticos que están descubriendo las re-glas de juego imperiosas de la nueva configuración socio-política del capitalismo mundial.

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Estos cambios en las funciones económicas y socialesdel Estado auguran mayor desigualdad y una cierta res-tauración del carácter esencialmente represivo del po-der político; éste abandonaría en parte la posición apa-rente de mediador y puente social y privilegiaría relati-vamente la tarea de resguardar el orden social en bene-ficio del bloque dirigente o dominante.

2. El factor socio-político condicionan te: la des-composición del Sistema de Partidos, la milita-rización de la vida política y los efectos socialesde la actual crisis estructural.

Ya señalamos que el Estado jugó un rol central en laconsolidación del proceso de industrialización o en su re-lativo estancamiento, según que fuese ocupado por sec-tores industrialistas o por grupos representativos de losintereses agro-exportadores. Por ello, el Estado -enfunción de su capacidad de dirección relativa del mode-lo de acwnulación- pasó a ser un preciado botín en laconfrontación entre fracciones burguesas. Pero aún lamayoría de estas fracciones prefirieron controlarlo ~nexclusión absoluta de la representación de las clases su-bordinadas, sobre todo a partir de 1955. ,

Al mismo tiempo, la industrialización generaba unatransformación social profunda, caracterizada por la ur-banización, la formación de una vasta clase obrera en lasprincipalesciudacks, la consolidación de una numerosa"clase media" y la introducción de pautas culturales eickológicas propias de la sociedad industrial. En la "so-ciedad civil" se creaban expectativas de ascenso social, sedaban oportunidades educativas y, al menos en los cen-tros urbanos principales, se accedía a niveles de consu-mo elevados, favorecidos por la creación y desarrollo no-table del "Estado Benefactor" durante el período 1944-1955. Aún después de esta fecha, se frustraron los inten-tos de disciplinamiento social riguroso, gracias a la ac-ción de un movimiento obrero fuerte y organizado que sehabía constituido en un actor social capaz de bloquearciertas políticas económico-sociales que redujesen sensi-blemente los niveles de ingreso de la clase trabajadora·pese a la proscripción del peronismo, los sindicalistas---':

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adscriptos mayoritariamente a esa línea política- con-seguían defender exitosamente dichos niveles entre 1955y 1973.

La correlación de fuerzas socio-políticas plasmó unaprolongada crisis de hegemonía en la cúpula de la socie-dad argentina, cuyos comienzos se remontan a la déca-da de 1920 Ya la gradual erosión del modelo agro-expor-tador. En ese entonces gobernaba la Unión Cívica Radi-cal, representativa de sectores medios políticamenteopuestos I!. la "aristoeracia" socio-económica a la cual lehabían "arrancado" el sufragio universal en 1912. Desdeentonces loaradiealeavencieron electoralmente al Par-tido Con~rvador, expresión política del bloque social do-minante, el cual tuvo que recurrir a las Fuerzas Arma-das para recuperar el gobierno ante la grave crisis que sedesató en 1930.

- .Apartir de entonces, y hasta 1973, la realidad socio-polftica nacional estuvo signada por los siguientes 00-

racteres, concatenados entre s(:

a) La permanente y creciente sub-representación po-lítica del bloque social económicamente dominan-te. A partir de 1945, ningún Partido ligado a losgrupos agrarios industriales y/o financieros másconcentrados y que se reclamase de una política"conservadora" y/o ''liberal'', obtuvo más del 20%de votos en una elección nacional.Esa sub-representacién tendió a acentuarse por labipolaridad de hecho "peronismo-radicalismo" queexiste desde la irrupción de Juan Per6n en el esce-nario político; y ella se prolonga hasta nuestros dí-as (Ver Apéndice 1).

b) La utilización de diversas formas de proscripcióndel partido popular mayoritario, impulsadas pordicho bloque social dominante, ejecutadas por lasFuerzas Armadas y consentidas por una parte sig-nificativa de los otros partidos políticos. Ello suce-dió con la Unión Cívica Radical en los años trein-ta; y, sobre todo, con el peronismo entre 1955 y1973. Semejante cortapisa a los más elementalesprincipios democráticos deterioró el nivel de la

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práctica política y generó violencia y/o frustraciónen vastos grupos sociales. Por otra parte, la pros-cri pción menoscabó el valor de las instituciones re-presentativas e introdujo el "arbitraje" militar ea-mo "ultima ratio" de los conflictos por el poder.¿Qué legitimidad podrían haber aducido los go-biernos surgidos de elecciones amañadas por la eli-minaci6n forzada de los candidatos mayoritarios?

e) La atomización de casi todos los Partidos "tradicio-nales": Conservador, Radical, Socialista y Comu-nista15• Ella fue provocada, en gran medida, por laproscripción del peronismo, sobre cuya naturalezay alcances se dividieron los partidos mencionadosy, en general, la opinión pública. Por otra parte, la"búsqueda" del votoperonista,supuestamente "va-cante", condujo a múltiples duplicidades yactitu-des sinuosas que desvalorizaron a los Partidos y alos políticos. En los últimos años, se observa unacierta recomposición del mosaico político, habién-dose reencontrado la mayor parte de los socialistasy de los demócrata cristianos. (Ver Apéndice 11).

d) El surgimiento de una suerte de "Partido Militar"y su ulterior consolídaciénts, "Llamadas" a arbi-trar los desencuentros políticos e influidas por in-tereses socio-políticos contradictorios, las FuerzasArmadas "se acostumbraron" a gobernar y perdie-ron el sentido de la profesionalidad castrense: sevieron divididas y "politizadas" al extremo y sólorecuperaron coherencia hacia 1963 alrededor de ladoctrina "de la seguridad nacional", inculcada des-de los Estados Unidos y difundida por asesoresfranceses y americanos, con el beneplácito del blo-que dominante.

Con ella se creaba una especie de "Partido Militar"que ~piraba a clausurar la libre competencia por lasfunciones de mando en el Estado, ya que las elecciones ylos gobiernos electos permitían el desarrollo de posturasantagónicas a los "intereses dominantes" y fortalecían laacción.si~dical, opue~ta al disciplinamiento obrero y a laproseripcíén del partido popular mayoritario.

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Por ello, los gobiernos de Frondi zi e Illia fueron derro-cados por las Fuerzas Armadas al tratar de restablecerel libre juego democrático, en momentos históricos de bo-nanzaeconómica y de satisfactorio desarrollo industrial.

Así se llegó al golpe "institucional-militar" de 1966 yal intento (fallido) de reorganizar la Sociedad y el Esta-do autoritariamente . La reacción popular fue tan inten-sa y violenta que obligaría a una restauración democrá-tica sin limitaciones ni proscripciones en 1973.

, Sin embargo, el proyecto, del "Estado burocrático-au-toritario" no se había cancelado; simplemente se poster-gaba su puesta en práctica a la ~s~ra de una coyuntu-ra política favorable; en su diseño y concepción coincidí-an originalmente los sectores hegemónicos de la burgue-sía aliados con el "Partido Militar" y con capas tecnocrá-ticas civiles, todos ellos "bendecidos" por los planes es-tratégicos de los Estados Unidos para obtener un mejorcontrol del área latinoamericana! 7•

e) El desprestigio de la "clase política". No fue ajenoal ascenso del "Partido Militar" y a su consolida-ción, el desgaste sufrido después de 1945 por diri-gentes políticos que se afanaron por cortejar a je-fes militares afines para zanjar las diferenciasmás diversas; primero complotaron contra el pero-nismo en el gobierno; luego contra Frondizi y mástarde contra Dlia. Aello, se sumaban las pujas par-tidarias internas, a veces incomprensibles pareqelpueblo, y las denuncias contra políticos corruptés,mucho más estridentes durante los períodos demo-cráticos y silenciadas forzosamente durante lasdictaduras.

O La difusión de una cultura política marcada por elautoritarismo y la violencia.

La resultante ideológica de los caracteres enunciadoses una adhesión explícita o implícita a valores autorita-rios y un cierto desprecio a las instituciones y mecanis-mos democráticos de parte de diversos sectores sOCÍ0PO-líticos y, en particular, de las clases dominantes y de lasFuerzas Armadas. Desde la cúpula de la sociedad se di-fundió el autoritarismo, engendrándose un clima de vio-

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lencia social que eclosionó a fines de los años sesenta, co-mo respuesta de los sectores subordinados a los atrope-llos cometidos por el poder económico y militar.

- Respecto a los efectos sociales de la actual crisis es-tructural, ellos se confunden con las pautas impuestasautoritariamente porel"Proceso de Reorganización Na-cional"; como señala Juan Villarreal si los objetivos "ma-nifiestos" del programa económico 'de la dictadura ini-ciada en 1976 fueron "el desarrolJo'económico, eficienti-zar la economía y maximizar el uso de los recursos dis-ponibles ..... "hoy podemos decir que los planes económi-cos desembocaron en un rotundo fracaso't", Pero el lla-mado "Proceso" tuvo objetivos "latentes" que se refierena la recomposición del poder social, los cuales habrían te-nido un éxito relativo. Para Villareal se trató de homo-geneizar a los sectores dominantes, históricamente en-frentados y divididos en fracciones de clase con interesescontradictorios, y de heterogeneizar a los sectores subor-dinados, cuyo grado de unidad política y social habrtahecho ingobernable la formación social argentina. Ello serefiere al objetivo de la clase dominante de lograr "cam-bios en la estructura social que se desarrollan en silen-cio, sin espectacularidad, pero que devuelven su imagenal poder cambiando las relaciones de fuerza y creandocondiciones nuevas de juego político"! 9. En este sentidosi el "Proceso" realizó su cometido de manera profunda:generando una nueva configuración social perdurableno habría habido tal fracaso de su proyecto de fortalece;la clase dominante y su capacidad de conducir la so-ciedad.

Ahora bien, la restructuración social en curso no es unapuro producto de la acción política de la dictadura sinoque está dialécticamente conectada con la crisis del ca-pitalismo. Ello significa que esta crisis creó las condicio-nes p.ara el surgimiento del llamado "Proceso", cuyas de-tenmnaciones políticas fueron una respuesta de la clase~ominante a dichos condicionamientos. ¿La respuesta

'Implementada era la única posible? Obviamente que nolo er.a y probablemente se haya optado por solucionesparcialments desacertadas, desde el punto de vista de la

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clase ~ominante. Sin embargo, se trató de restructurarla SOCIedady ello se logró en cierta medida.

E~tas reflexiones aclaran dos aspectos: la debacle eco-nó~ca arg~ntina no es el simple resultado de los "erro-res del equipo de Martínez de Hoz, sino conscuencia aln:tenos parcial, de la crisis; para comprobar esta afi~a-cién basta echar una mirada hacia buena parte de los pa-íses del Tercer Mundo y de América Latina' en todosellos, las clases dominantes trataron de superar la crisisendeudánd~e de maneraméa o menos catastrófica' e~nues~. caso, los~~so~ "err~~ll" ,del gobierno militarmultiplicaron los efectos permcrosos del desajuste es-tructural y los amplificaron; pero el real fracaso de sup~ama económico se debe en parte a la situación eco-nomíca general del capitalismo y a los mecanismos porlos C?~es los países centrales transfieren los efectos dela cnSIS a los países periféricos. '

~almente su~ede en el ámbito de la configuraciónSOCIal;ésta se modifica tanto por la acción autoritaria delEst8:do com~ por la determinación de las relaciones eco-~ÓmI~ denvadas de la crisis. Aún sin la voluntad explí-CIta e Implfcita.de la dictadura'y la forma brutal de He-varla a la práctica, se hubieran registrado cambios pro-fundos en la.estructura de las clases; también este fenó-meno se ~enfica en muchos países capitalistas periféri-cos tan diversos como Egipto, México, Túnez o Brasil.

;¡En qué ~nsisten las transformacúmes de la tramaSOCIaLargenttna?

. En la cima de la pirámide, se ha producido un achica-miento del número de empleadores; comparando las ci-fras censales, entre 1973 y 1985, desaparecieron alrede-d?r de! 13,4% .de establecimientos, sobre todo en la acti-VI~d lOdustri~; este fenómeno, derivado de la concen-tración econémica, se había iniciado .antes de 1975 perose aceleró como resultado de la crisisl0.

Por otra parte, aumentó el número de empleados porempleador por efecto de la modernización empresarial; yse lO~orporaron cada vez más profesionales y técnicos, enr~lacrón al núm~ro de obreros, en las más variadas acti-vidadas productivas; esta tendencia se había insinuado

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•también antes de 1975 pero surge con nitidez del análi-sis del censo de 1980.

Como resultado de la desaparición de muchas mini-empresas y del perfeccionamiento tecnológico, se redujoel número de obreros": buena parte ~e la man~,de obrapoco Onada calificada engrosó el contingente de cuenta-propistas", los cuales aumentaron en casi 500 mil per~-nas entre 1970 y 1980 (según cifras censales). En reali-dad, un porcentaje considerable de los obreros expulsa-dos de la actividad industrial (quizás un 60%) pasó a te-ner una "relación salarial precaria", realizando ocupa-ciones obreras por cuenta propia en rubros tales como laconstrucción, los servicios personales, el servicio domés-tico, ete. Son minoritarios los "cuentapropistas" técnicosy profesionales que ascendieron socialmente y se inte-graron a los estratos medios; la mayoría pasaron a serpeones por cuenta propia, conformando una franja socialpróxima de la marginalidad ocon tendencia a sumirse enla mísms'".

Asimismo creció, hasta llegar a porcentajes alarman-tes, el núm~ro y la localización de sectores m~ginales,aún en las CIudades más prósperas y en las regiones másricas del pafs23•

Las políticas del "Proceso" tendieron a intensificar ladiferenciación salarial entre obreros y empleados y entrediversas categorías de obreros; disolvieron las solidari-dades de todo tipo; promovieron el "sálvense quien pue-da"; empujaron al obrero para que se transforme en "in-dependiente" y al técnico para que emigre; en fin, logra-ron romper la relativa "homogeneidad" del campo popu-lar que se atisbó pero no se concretó a fines de la décadade 1960-1970.

Coincidimos con Juan Villarreal en que el proyectodel bloque dominante tuvo resultados ambiguos.

La instauración de una hegemonía de clase que con-dujese de manera eficaz y estable la sociedad argentinay pusiese fin a las pujas interburguesas fue "dificil yefi-

, mera"; el sector financiero -"escogido" como piedra an-gular del "nuevo orden social" proyectado- fue dura-mente combatido desde fines de 1980 por las diversasfracciones de la burguesía y, guerra de las Malvinas me-diante, quedó aislado políticamente, con 10 cual la cues-

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tién de la hegemonía volvía a su punto inicial; sin lugara dudas, la propia crisis general impulsó en parte la de-sintegración del "Frente Social" que, en 1976, había apo-yado el retorno de los militares al gobierno; por su par-te, el régimen dictatorial, sobre todo entre 1976 y 1981,trató de plasmar políticamente la "nueva hegemoníafuncional" pero fue desbordado por las contradiccionesinter-burguesas y por las limitaciones del modelo socio-económico de dominación impuesto por la fracción bur-guesa más favorecida por la-concentración y centraliza-ción del capital. Sin embargo, "el reaseguro internacio-nal de los intereses-del t'establishment" tradicional hallegado a ser (gracias a la deuda externa) verdaderamen-te fabuloso, porque cuestionarIo sería como hacer tem-blar la estantería del sistema del capitalismointernacio-nal ... Cualquier posibilidad de expandir las fuerzas pro-ductivas no sólo tendría que vencer los intereses inter-nos ligados a la exportación y a la especulación ... sinotambién las presiones externas de la banca acreedora ydel Fondo Monetario Internadonal'f".

"Pero la fragmentación popular sí es la herencia fun- 'damental que deja este proceso social regresivo. La es-tratificación obrera, la desindustrialización, el creci-miento de sectores como los empleados terciarios, los in-dependientes y los marginales, dan testimonio de una vi-da popular heterogeneizada, desarticulada y distinta''25.

Este era el objetivo buscado y quizá más realizado porla dictadura militar; pero subrayamos que ello tambiénfue el producto de los abruptos cambios impuestos por lacrisis, una de cuyas características universales consisteen generar "bolsones" de economía "subterránea" en losmárgenes del desarrollo capitalista.

Estas formas de economía, cada vez más extendidasaún en los países desarrollados, constituyen una válvu-la de seguridad en coyunturas de recesión económica, decarencia de empleo o de baja rentabilidad empresarial.La sola existencia de "economía en negro" favorece la ex-plotación obrera y la atomización del" campo popular", esdecir del conjunto de los sectores subordinados. Sin em-bargo y sin pretender predecir el destino del sistema ca-pitalista, pareciera plausible que los efectos disociadoresy anti-igualitarios de las actuales políticas anti-crisis,

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acentúen la fragmentación social señalada, dentro y fue-ra del país y al margen de la acción voluntarista de los go-biernos. Es significativo observar cómo coinciden hoy laspolíticas sociales de Estados capitalistas desarrollados osubdesarrollados, democráticos o autoritarios, todas lascuales buscan disciplinar al movimiento obrero, dividiral sindicalismo, recortar el gasto social del Estado, diluirel conflicto capital-trabajo, desprestigiar a los grupos eideologías anti-capitalistas y fragmentar al cuerpo so-cial.

Cabe preguntarse si, en países como la Argentina, es-te giro político no producirá funestos enfrentamientossocio-políticos o, al menos, intolerables injusticias. ElEstado capitalista, representante de los intereses hege-mónicos, nunca fue un Estado al servicio de los sectoressubordinados en ninguna sociedad; pero a partir de193011945 sppo disimular su carácter de clase a travésdel Bienestar Social y ciertas políticas de producción devalores consensuales. ¿En qué medida podrán recortar-se esas tareas sin desatar duros conflictos socio-políticosen Estados dependientes y económicamente estancadosdesde hace 5 ó 10 años? ...

Finalmente, dice Carlos Abalo: "el bloque dominanteno pudo concluir la etapa de la dictadura militar con unaorganización (política) civil que expresara los interesesdel conjunto del bloque dominante y contara con ciertoapoyo social. La crisis no ofrecía perspectivas políticaspara hacerlo y el radicalismo podría completar esta ta-rea, si implanta una política económica que en cierta me-dida continúe la de la dictadura militar y afiance la in-ternacionalización del mercado ñnancíero'?".

El triunfo del Dr. Alfonmn fue percibido por el bloquedominante, en el mejor de los casos, como un mal menor;pero dicho bloque inició una campaña de desestabiliza-ción desde febrero de 1984, en la medida que el gobiernoradical trataba de cumplir su programa electoral, en-frentando al capital financiero nativo y transnacional.Esa campaña no cejó hasta lograr imponer algunas delas pautas exigidas por el poder capitalista, a través delPlan Austral. Sin embargo, la prolongada crisis estruc-tural acentúa las contradicciones entre un gobierno de-mocrático, que debe tener en cuenta el calendario electo-

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ral, y el bloque dominante "preocupado" por ", Del • mwamlZarsus gananCIas, desenlace de la citada crisis d drá en gran medida la transición democrática epe~, e-y las perspectivas de reestructuración estatal yargelíntiInapo ca,8. El factor político-ideológico condi . te

"fenómeno peroDista" Clonan : el

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Desd~ 1~45-1946, la gran mayoría de los dirigentes smdical~s y del conjunto d 1 !P'l;l~-

'. gremiales adhirió· al ..., e as ~rgamzaclOnesconcepciÓn y.una prác~~o;::,~~o, e~tendido como una

Hemos analizado las di ver .lea ,eIdeológic~.ha merecido el "fenómeno pero~~~rpretaciones queracteres principales en traba' y ,gunosdesusca_observamos que el movimien~ a~~nores27, En ellos,General Peróny su ideol ,pO, toic~que fundara elden ~ un tipo de hechos s:~ e11u~tiClahsmo, correspon_nonunar "nací ali po fticos que se pueden de-Ion smo popular"" li "merieano. Utilizamos de 1; , ~ p?pu smo latinoa-naciones, aunque preferi~:a ID stinta estas denomí.nalismo popular" porque el M~~~~ente ~a de.:·nac~o-rra connotaciones peyorati rod populismo encrs,realidades total di vas, p ucto de BU origen enrica Latina. mente ferentes a las que brinda Amé-

Como veremos en el "caso '"rasgos esenciales de los "n ~geftino, algunos de losrresponden a perÍodos histó8Cl,onaIS:r.nospopulares" co-

nco-socIales del n<>ft~~que seguramente no se reproducirán ' yaoauO ydad del área. en mnguna socíe-

Antes de abordar el "fenómeno peronista" taremos algunas r fl ' ,presen -

'al e eXlones sobre laglobalidad d III h~ que conforma el nacionalismo popular 1 ti? ec oncano y sus co' a noame-miento obrero ~:==nCldas sobre el desarrollo del moví.

Prácti D' za O.

vo Urugu~e3::1~) ~:r~~no de,l~ países del área (sal-tre 1920 Y1950 como un~ re mo~nuen,tos populares en-crísia económicas y líti 8CCI ~ SOCIalcompleja a lasfueron desarticulan: ell~~:o~stema ~apitalista quedor que las élites liberal' ,agro-nunero-exporta_pasado en toda Amé' eLasI~pU8Ieron afines del siglo

nca tina.

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-Por ello, estos movimientos y partidos nacionales y

populares se caracterizan por los siguientes rasgos co-munes: a) expresan los intereses de sectores sociales des-favorecidos por el esquema agro-minero-exportador o nointegrados al mismo; por ejemplo, representan a las in-cipientes burguesías industriales; a las clases medias; acampesinos desplazados por el desarrollo de las relacio-nes de producción capitalista; y, de acuerdo a la particu-lar estructura social de cada país, al proletariado urba-no y/o rural; b) pretenden superar la dependencia econó-mica sin apartarse del modo de producción capitalista, através del desarrollo de actividades industriales, de laampliación del mercado de consumidores interno y, engeneral, de la intervención del Estado por medio de laplanificación y la nacionalización de los recursos básicos;e) conforman una estructura partidaria interna dondepredomina la figura carismática del líder (civil o militar)fundador'"; d) en política externa, postulan una mayorindependencia frente a las potencias hegemónicas quepractican el neo-colonialismoen América Latina, llegan-do a formular algunas tesis propias del "no-alineamien-to" tercer-mundista, desarrolladas a partir de 1955 enMrica y Asia.

Hastaaquf tendríamos algunos rasgos comunes de to-dos los partidos nacionalistas y populares; sin embargo,sus expresiones son cambiantes y propias de cada país enel cual surgen, porque este proyecto poIftico-social bus-ca adecuarse con suma plastici dad al medio histórico enel que se desarrolla. Por ello, cuesta hablar de un "nacio-nalismo popular latinoamericano" y sería más precisoreferirnos a tantos partidos e ideologías de dicho cuño co-mo países que han experimentado esta forma de movili-zación socio-política.

Cabe subrayar que las grandes masas latinoamerica-nas comienzan a participar democráticamente en la vi-da política de sus países a través de los partidos o movi-mientos nacionalistas y populares, tal como las masaseuropeas 10habían hecho a fines del siglo pasado a tra-

. vés de los partidos obreros. Pero también es cierto que elproyecto nacionalista y popular solo tuvo una materiali-zación económico-social real y eficaz en Brasil, México yArgentina, donde gobiernos dirigidos por-partidos inepi-

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rados en esa visión de la sociedad pudieron realizar undesarrollo industrial por sustitución de importacionesen ~n m~dida favo~d~ por la coyuntura económi~mundial signada por la cnsis de 1930 Ypor la SegundaGu~rta ~undial. En otros países del área, 108partidosnaClo~~stas y popularesl1egarfan al gobierno "tardía-mente (en 19~O,~~70:..),cuandol~condiciones para undesarrollo capitalista mdependiente eran mucho menosfavorables que en la década de 1940.

Enñn, pueden.d,istinguirse por sus orígenes sus for-mas oraani ti 1 . ,

• 'b-~~ :-ras, 08 caracteres de sus dirigentes, etc.,d08 tipos pnncJ.Pme~ de naci~nalj.smo popular:

a) El "8OCia~democrático ", cuyos rasgos particularesson los 8lguJentes:

- fueron generados por intelectuales de clase mediaque ganaron la adhesión de los sectores urbanos enexpansión, y eventualmente de las élites ruralesorganizadas, los cuales se movilizaron para en-frentar a las oligarquías proscriptivas.

- ~~ sus líderes carisrnátiC08 fueron civiles que seInclinaron por fundar un partido político modernomáso~er.tosinspiradoen las formasorganjzativa~del SOClalismodemocrático europeo.propusieron ~ programa reformista más o menosprofundo, destinado a destruir el poder de las oli-garquías agr~minero-exPortadoras locales. den-tro del respeto de las formas democráticas libera-les; ~os.alcances de las reformas propuestas se irí-an limitando a medida que estos partidos consta-taban su importancia para llevarlas a cabo y fun-damentalmente, a medida que se transform~ laestructura económica de esos países.en política externa, propugnaron en los años 30una franca línea anti-imperialista que iría giran-do gradualmente hacia una postura pragmática,basada.en el reconocimiento de la hegemonía nor-team~ncana, a partír del cual se pretendería re-negociar 108Urmm08 de la dependencia, y en unmarcado anti-sovietismo. .

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b) El "kemalista" o de origen militar, cuyos rasgosperticulares son los siguientesé"

- surgieron en el seno de las Fuerzas Armadas, conel apoyo de los sectores sociales beneficiados porlas reformas impuestas desde el Estado, al cual losmilitares habían accedido a través de un golpe deEstado. .sus líderes más destacados fueron oficiales del

Ejército que, en general, se inclinaron por organi-zar partidos poco estructurados, de disciplina ver-tical y englobantes de todos los sectores sociales,incluidas fracciones oligárquicas desplazadas, es-tos partidos desarrollaron a veces, prácticas pococonformes a las criticadas formas democráticas li-berales.

- realizaron un programa reformista más o menosprofundo que cercenó el poder de las oligarquíastradicionales, con lo cual trataron de legitimar susgobiernos y crear un movimiento político perdura-ble; a menudo estas experiencias nacionalistas ypopulares concluyeron cuando las propias FuerzasArmadas se dividieron y se inclinaron por la "res-tauración oligárquica", vía el golpe de Estado.en política externa expresaron concepciones pro-pias del "no alineamiento", basadas en el principiode la Defensa Nacional gracias a la acción del "pue-blo en armas"; esas posturas "no alineadas" ibanacompañadas de una alta dosis de pragmatismo.

Pertenecen al "tipo social democrático" los PartidosAprista (Perú), Acción Democrática (Venezuela), Libe-ración Nacional (Costa Rica) y Revolucionario (Repúbli-ca Dominicana).

Corresponden al "tipo Kemalista'Tos Partidos que go-bernaron Argentina (el peronísmo), Brasil (el varguis-mo), Guatemala (durante el proceso revolucionario de1945 a 1954) y Panamá (el torrijismo); en alguna medi-da los Ejércitos del Perú, Ecuador y Honduras intenta-ron repetir ese modelo, a principios de la década de 1970.Además existieron movimientos de semejante origen mi-

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Jitar en Colombia y El Salvador que no llegaron a conso-lidarse como fuerzas gobernantes.

Es preciso subrayar que existieron ciertos nacionalis-~os populares que n? se corresponden estrictamente conmngu~o de los dos tl~S mencionados; nos referimos alque animé las revolucIOnes mexicana boliviana cuban

·"o ••••tril E " ' , ay.mcaraguense., n estos casos" se trataba de insurrec-cienes I;><>pulares,~on un fuerte componente de luchacampeSl~a porla distribución de la tierra, contra regí-menas olIgárqwcos autoritarios. Si bien la evolución deeso~ procesos ~evol~cionarios fue muy disímil, hoyexis-~ ~I~rta ap'~0~aCl6ndel PRI mexicano y del MNR bo-lívíano al tipo social demócrata.

El nacíonalísmo popular fue vaciándose de contenidoprogramático en la medida que la internacionalizaciónde la.economía capitalista hizo cada vez más diffcillapráctica de un ~esarroll? industrial (en general, de lasfuer~ productIvas) de tipo nacional; por ello el desarro-llo dirigido por las burguesías nacionales, auto.genera-do y auto-centrado, fue susti tuido por el "desarrollismo"basado e~ el pz:edominio del capital transnacionalizado:

~l. nacIon~Ismo popular se acercó gradualmente ap.osIClones :rocal demócratas después de 1960, produ-c~éndose la Integración de varios partidos de esa tenden-CIaa.la ~gunda I~te~a~on~; asimismo la mayoría delos SIndic~tos de InSpIraCIón nacionalista popular" seIhan aproximado ~ la CIOSL social demócrata.

Estos aa:r~entos se han registrado tanto en el ca-so d~ l~ naCIonalIsmos populares de "origen social demo-crático como en los de "origen militar".

.En la gran mayoría de los movimientos nacionalistaspopulares ~ operaron escisiones de grupos nacionalis-tas revoluCIonanos que, ante la imposibilidad de practi-car un desarrollo capitalista autónomo optaron por unproyecto ant}-capitalista, en nombre de las antiguasband~ras del nacionalismo y de la lucha anti-imperialis_ta. SIn embargo,. e~ ~acionalismo revolucionario ormperuano, MNRI boliviano, peronismo de izquierda, ete )no logró arrastrar al conjunto de los nacionalistas pop~-lares tras sus objetiv~, salvo el caso cubano y el nicara-güense que se caractenzan por la existencia de insurrec-ciones populares.

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El peronismose corresponde con los mencionados ras-gos del "nacionalismo popular" de origen militar; ade-más cabe atribuirle los caracteres que desarrollaremosa co¿tinuación, particularmente pertinentes para nues-tro estudio:

a) El predominio del "carisma" del General Juan Pe-ron. El Movimiento Justicialista fue creado y con-ducido por un militar de notables dotes "carismá-ticas": Juan Perén; su "carisma" era político y sig-nificaba capacidad de persuadir, de seducir y dehacer obedecer y seguir sus orientaciones socialese ideológicas.Grupos dirigentes de diversas clases y tendenciasy una mayoría de masas obreras y populares adhi-rieron al nuevo liderazgo personal entre 1944 y1946. Sobre todo esos sectores obreros y popularespermanecerían fieles al mismo hasta la muerte dePerén, acaecida casi 30 años después, pese a que élestuvo exilado más de la mitad de dicho período.Un dirigente sindical "peronista histórico", An-drés Framini, definía con precisión el predominiodel "carisma" de Perén: "El nuestro ha sido un granmovimiento gregario que respondió siempre alcaudillo ... Perén en los últimos años, cuando sabíaque por una cuestión biológica tenía que desapare-cer, quería que se institucionalizara el movimien-to y en una oportunidad me 10dijo. Pero yo le res-pondí: 'General, es imposible. Porque nosotros cre-amos una institución pero la gente pasa sobre ellay va al único que le ofrece garantías, y... (ese) úni-co... es usted ... Mientras viva, usted eclipsa insti-tución, usted eclipsa políticos, usted eclipsa todo' ...De PerÓDpara abajo todos éramos iguales, él era elúnico que decidía" ...3oEstas afirmaciones han sido reiteradas, crítica oacríticamente, por todos los dirigentes peronistas(políticos o sindicalistas, izquierdistas o derechis-tas) que se han referido al tema; y aún la propiaevolución del sindicalismo, relativamente autóno-mo y organizado, es una prueba de la subordina-ción que podía imponer Perón, aún proscripto y

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obligado a permanecer fuera del país, al conjuntode "8U" Movimiento y a cada una de 8U8 partes.

b) El escaso grado de organización del Movimiento ydel Partido Peronistas.Esta ~encia ~e org~zación del peronismo es uncorolano del tipo de liderazgo ejercido por Perón:pero también ella derivó de otros factores entre loscuales sel1~amos, de manera no exhaustiva:

• la cónfluen.cia alreded~r de la figura de Perón degrupo,s ~~polí~cOS héterogéneos y sin mayorexperiencia organizativa: Laboristas Nacionalis-~ i~dependientes, fracciones margi~ales del ra-dicalismo, del socialismo y del propio Partido Con-servador ...

• el derrocamiento de Perón en 1955, cuando tardí-ame?te ~omenzaba a afianzarse la organizaciónpartidaria, la cual, por otra parte, mostró en ese~omento ~aves falencias, producto del burocra-tismo y la inexperiencia.

• la ulterior proscripción del peronismo, cuya secue-!a fue s~ fragmentación en grupos y tendenciasínorgánícas.

• la act,it?d de Perón desde el exilio, consistente enpe~ tir el desarrollo de líneas políticas eontradíc-ton~ para poder sumar fuerzas cada vez más di-símiles entre sí, sin zanjar las diferencias entreellas. Si esta táctica pudo fortalecer el rol opositordel peronismo et;tre 1955 y 1973, al mismo tiempogeneré graves dificultades para organizarlo y enparticular, para gobernar "con él". Los enfre~ta-míentos intra-peronistas entre 1973 y 1976 fueronel r~sultedo de la multiplicación de fracciones pe-ronistas y de enconadas rivalidades entre las pos-turas irreconciliables de sus "alas".

• c~mo lo veremos más adelante, las fricciones y lasdisputas ~ntre la "rama sindical", cuyo desarrolloorgamza~vo era autónomo y de mayor envergadu-ra, y las diversas direcciones políticas, incluida lade Perón.

También afirmaba Framini, en el curso del repor-taje antes citado, realizado a principios de los añosochenta: "ahora orgánicamente el peronismo noexiste porque no hay caudillo para sustituir a Pe-rón ...", ni se habían podido edificar las institucio-nes que lo reemplazacen ...31

La debilidad organizativa del Movimiento Justi-eialista se evidenció patéticamente después de lamuerte de Perón y presentó ciertas facetas que aúnestán desplegando:

• el sindicalismo pasó a tener un rol político sobredi-mensionado, como resultado de su mayor estructu-ración y disciplina y de las falencias de la conduc-ción política; ello condujo al "desbordami~nto" de1975 que intentó cambiar el rumbo de gobierno deIsabel Perón; y al control de la campaña electoralde 1983.

• Esos "avances" gremiales c'oncluyeron en sendasderrotas para el peronismo por carencias de. lossindicatos pero, sobre todo, porque una orgamz~-ción gremial-por más podero~ que sea- nec~Sl-taba aliarse a otros sectores SOCIalespara negociardesde una posición de fuerza con el Capit~; y/o, "afortiori", para generar un modeloalterna~vo.d~~o-ciedad. El aislamiento socio-político del smdicahs-mo lo esteriliza Ylo conduce gradualmente a com-portamientos corporativos.

e) El carácter ambiguo de la ideología justicialista.

Hemos estudiado en profundidad el carácter ambiguode la ideología producida por Perón y afirI?am~ que esaambigüedad se puede explicar por l~ eXlste?CI~ de, .almenos un mecanismo de transformación de SlgroficaclO-nes el' cual consiste en reprimir el nivel económico deldis~urso. Esta represión "permite a diversos sectores ygrupos sociales reclamarse del justiciali~mo pese ~ laoposición de sus intereses Yde sus concepClone~ ~lítícasy económicas"32. Ello contribuye a la per~urab~hdad del"fenómeno peronista", más allá de la modificaCIón de las

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condiciones económicas y políticas que dieron lugar a sunacimiento.

Ese discurso esencialmente ambiguo fue retornadopor la mayoría de la conducci6n sindical, generando cier-ta confusión ideológica. Sólo Perón y el Partido podíanintentar ponerse "por encima" de las clases sociales pa-ra arbitrar sus conflictos; para ello trataban de satisfa-cer -a nivel ideológico-las 'expectativas encontradasde los actores sociales enfrentados en la arena económi-ca.

,Al contrarió, '¿puede 'un sindicalista identificarse conese rol de árbitro social sin menoscabar los intereses desus .bases obreras?" . ,

Por otra parte, el discurso sindical maYQritario, deraigambre peronista, se abstuvo de precisar los alcanceseconómicos reales de la integración social, la cual se ex-presa, en el pensamiento de Perón, "a través de la unióndel pueblo y una Central Obrera única alrededor de unadoctrica nacional y de un movimiento nacional"33. Elloquizá se deba a que el discurso justicialista asigna un rolrelativamente preciso al movimiento obrero organizadopara los períodos en que el peronismo ocupe las funcio-nes de mando del Estado; pero abre la posibilidad de di-versas interpretaciones para los momentos históricos enque dicho "movimiento nacional" sea excluido del gobier-no. Entre esas interpretaciones naveg6la dirigencia sin-dical predominante, sin asumir una postura definida yclara; con ello se amplificó el carácter ambiguo de la ide-ología peronista, sobre todo después de la muerte de suProductor y único intérprete reconocido.

Volveremos sobre este tema al analizar el comporta_miento sindical y su creciente pragmatismo politico-ide-ológico.

Los tres caracteres enunciados del "fenómeno pero-nista" van a jugar un papel muy importante en la confi-guración del sindicalismo, antes de 1955 y aún despuésde derrocado el primer régimen peronista. Ellos contri-buyen a la vigorosa resistencia que emprendió una nue-va camada de dirigentes obreros tras la intervención mi-litar de la CGTy, dialécticamente, a su ulterior debilita-miento. Esto será desarrollado en el capítulo IIl.

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50

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. analizaremos la acción del EstadoInmediat~;~~ 985, especialmente desde laperspec-

enelperíodo1. . Iíticas laboral y gremial.tiva de sus obJetIVOSy po

NOTAS

. h os abordado parcial y aislada-1 En trabajos antenores em

ente dichos elementos:, 1" estaban constituidos por elm ! Los "intereses tradicícna :r la Provincia de Buenos Airessector de grandes propletano~:doras que controlaban bu~na

r las empresas agro-expo VILAS Carlos La domina-y po del comercio cerealero. ('yer B enos Aires' 1974). Otro~::imperialista en la tr~ln:¿u: élites "tradicionales" y

~nfoqu: i~d~r:t~~:~,t:st;e,a e::ci~~~od~~:~~~í:=af.'heterogénea por arn~a ireÍ país desde, al mt;nos. loscrisis de .hegemon~ALJuan. en Crisis de la dlc~ur:años 30. (Cfme: VI ) Ed Siglo XXI. MéxICO,1985. pág.an1entina (Vanos Autores , . ., d

'" 226) , rt s funciones e217,~PAGNOLO Alberto. "En¡ayo r:n~P~~e~to". NQ1, Bue-la crisis (Argentina y e511~ K5azo

s Aires. nov. de 198 •P"'O' ; á 55. .no 4 SPAGNOLO Alberto~ oPáCit., p. ~~económica y financíe-

6 PAZ Pedro "Diagnóstj(:o e a CrlSl15ra actual" en P~oyecto(ya clt~do)'<fJ~'s E~nómica Argentina

• CALCAGNO Alfre~9~3" ~ Proyecto (ya citado). pág. 63.durante el período 1fi7 t temática en BU libro La perversa

El autor desarro a es a Buenos Aires, 1986 cuya segun-deuda argentín~, Ed. Le~'::81 ofrece elementos complementa-da edición, publicada en ,ríos de juicio, . á 14

7 PAZ Pedro, op. CIt.,p g. E' La Crisis EconómicaA11fen.•••• 10 CALCAGNO Alfredo .• ,

tina ...•ya citado, pá!f8. 67, 69 ~~O~áS favorecida por la políti-11 Cuál es la fracción b\~.rg¡ e lidera el bloque dominan-

ca económica del "Proceso Yaac:trovertido. Sin embargo, ca-te en la actuali~ad es un ~de las conclusiones a las queMIlega

lb b yar la tmll°rtancla O E M' KHAVISSE .•Ee su ra AZPIAZU D . BASUALD . ", 1986 Los ci-"la obra de . "Ed Legasa, Buenos Aires, . .

nueuopodereconóm,lCo.. tadamente a "grandes capi-tados autores identifican documen ieros que controlan la .pro-tales tanto nacionales como e:~r~bicadas en una diverslda~

ied~d de múltiples fin.nas}oc es dicha "fracción do~nante'~e actividades ~n?mI~:) E~:~ncentración del C~alPI.t~~~(ver pág. 189 y slgule~.. t sectores industn !S abría diluido las opoS!Clones en tre empresas transnacionalesagro-exporta~ores e, incluso, en rey capital nacional.

51

Page 25: Arturo Fernandez - Las practicas sociopoliticas del sindicalismo/1 - CEAL

11 En este trabajo usamos indistintamente las denominacio-nes "nueva derecha" y "neo-conservadurismo". Aunque se pu-diesen realizar diferenciaciones entre ambas, ellas identificana la respuesta económica, política e ideológica que las burgue-sías dirigentes han concebido para enfrentar la actual crisis es-tructural. En los Estados Unidos! esta respuesta la encarna elala mayoritaria del Partido Republicano y su líder el Presiden-te Reagan; esta concepción se ha desarrollado en el conjunto delmundo capitalista. """

lS Deñnimos i\l"Estado Benefactor" como "aquel que satis-face las necesidades primordiales de la sociedad a través de susD?-edidasso~iales y cuya meta ideal consiste en llegar a la So-ciedad de Bienestar, en la cual todos los grupos sociales eneon-trarían plenamente satisfeichas todas esas necesidades", enFERNANDEZ Artur:o y ROZAS Margarita, Polüicas Sociales yTrabajo Sociál;'Ed. Humánitas, "Buenos Aires, 1984, pág. 28.

En esa obra, resaltamos la relación entre el Estado de tipo"nacionalista po¡¡lUlar"latinoamericano y el desarrollo del "Es-tado Benefactor en esta región. (Ver págs 51 Y 52).

H FLISFICH Angel, LECHNER Norbert y MOULIAN To-más, "Problemas de la democracia y la política democrática enAmérica Latina" en Democracia y Desarrollo en América Lati-na, Grupo Editor Latin., Buenos Aires, 1985, pág. 94.

15 También se fracturó alrededor del eje peronismo-antipe-ronismo, el Partido Demócrata Cristiano, fundado en 1954.

11 Denominamos ''Partido Militar" a las Fuerzas Armadasque, tras un largo proceso degenerativo de politizacién, se con-vierten en un grupo socio-político con vocación de ocupar perió-dicamente los puestos de mando del Estado para satisfacer in-tereses propios ~ los de sectores sociales que las apoyan. Este"tipo" de FuerzaJ Armadas cuenta con técnicos y especialistas~ue las asesoran, con cuadros políticos militares y civiles, con.clientelas" y hasta con simpatizantes en la Sociedad Civil.

17 Sobre la Doctrina "de la Seguridad Nacional", nos remi-timos a FERNANDEZ Arturo, "Las prácticas sociales del sin-dícalísmo" ... (ya citado), págs. 36 a 42.

11 VILLARREAL Juan, op. cit., pág. 230.11 VILLARREAL Juan, op. cit., pág. 23l.10 Ver DORFMAN Adolfo, "Enseñanzas del Censo Indus-

trial de 1985· en Realidad Económica, N° 74, Buenos Aires,1er. Bimestre de 1987.

Jl Segun el citado artículo de DORFMAN: "En cuanto al per-sonal ocupado, la caída entre las fechas indicadas (1973-1985)es del 10%, cifra que encubre una notoria disminución de lajor-nada media laborada, ya que los índices de INDEC, para horasobrero, reflejan una caída de alrededor deun tercio", (pág. 116,117).

JJ Conforme reportaje a Susana Torrado, Clarln, Buenos Ai-res, 13 de julio de 1986.

JI Conforme Informe sobre la Pobreza en la Argentina, IN-DEC, 1983.

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" mí entina durante la crisis•• ABALO Carlos, La ecoJ.0 a ~Sur NO8 México - Bue-

h ta" en CuaU-"rnos del ,de los .ai'lOs.oc. e~etiembre de 1985, Vág.s 80 Y 81.nos

lf'ViLt:AitliEAL Juan, op. cit., pág. 263.JI ABALO Carlos, op. cit., ~~. 80~ FERNANDEZ Arturo,J7 En particular, n0dj.DU ~osindicales (1966-1973), Vol.

IcUologtas de losgrAire~pos1~1:nsobre todo en las págs. 4,2 a ~9.1 CEAL, Buenos s, , 1 estructuras partldanas

, JI Como analizaremos .destS?é8, as ular inspirado por líde-difiereD en el caso del naClon lS:aOreJ,D, Vargas u otros mili-res como Haya de la Torre o co roducírán formas orgamza-tares. En ~l primer modelo! sesSEcialistas; en elsegun.do, pre-tivas inspIradas e~dlodspa:do spontaneístas e inorgámcas, ~o-dominarán modali ~ es . s.e 110 rmite establecer una dis-bre todo en la práctlca soClal, e P ~ido y Movimiento; este ül-tinción, no siempre clara, entr ~uras políticas asentadas so-timo se corresponderf!l con es TU"bre la relación "Cau~'kllo-~!l~~~ •. por su semejanza con la ac-

SI Los llamamos ema ~s.. r Kemal Ataturk, que mo-tuación del Ejército tlíu~'f~pd~~ara intentar modernizar-nopolizó el poder po tíco elo. J.CALELLO O. yPARCERO D., De Vandora Ubaldini, Vol.

1, CEAL~ ~uenos Airep;&~ilJt.~~p. cit., págs. 64 y.55.J1 CALr.LLO O.y Ideol" tasdelosE11lposdmgentesu FERNANDEZ Art)vi' 2 CE1.L Buenos Aires, 1986, pág.

sindicales (1966-1973, o. " ..128¡J FERNANDEZ Arturo, Ideologtas de los grupos dmgen-tes ... (ya citado), Vol. 2, pág. 83.

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IILAS POLITICAS SOCIAL y LABORAL DEL

ESTADO Y SUS RELACIONES CONEL SINDICALISMO

A partir de las dictaduras sudamericanas de los _setenta, se está difundiendo una nueva perce ión ~~s:~sc~l~s del ~s~do, ~~cual coincide con el di:arrollo d:C n~s ~Pl~hsta. .Las experiencias autoritarias del

ono u: atinoamencano han puesto de manifiestohan St;dodPara constituir la conciencia de (un) hech:'~ue e sta o no está dispuesto por esencia al d .no de tareas históricamente progresistas ni ese:~r::~que, por su naturaleza, acompaña favorablemente 1dsarrollo y emancipación de los grupos dominados ~ ejfrndod todo depende de quien controla el Estado'; d~ 1:c1ee tareas que se definen para la actividad estatal.

n este punto no hay garantía ni certeza al na El

edesen~an~, la fru~tración y aún la reversión r!:pect;; dexpenenClas politicas pr . .

nutrido hi to .al ~~sonas, es no sólo algo con unconstan s n ~n érica Latina sino una lecciónsal condtemendaterelte

lrada por la historia politica univer-

, ensa en a máxi dchoso"¡ . ma que to o poder es sospe-

ad Lo: autores citados expresan una realidad socialle eÜr:; de su propia opinión aplicable sobre todo a Chi~

y guay. Señalan que los sectores obreros y popula-

54

res han descubierto, como nunca desde los años cuaren-ta, la faz opresiva del Estado y agregar que ello habríagenerado "dos efectos.impo~ntes: 1) Incorporóa.1os do-minios cultural, político y orientaciones sub-políticas, laidea de que la sociedad civil tiene que poseer la capacidadde generar respuestas defensi vas fren te a la agresión es-tatal; 2) Ha socializado a vastas masas en experienciasprácticas de defensa antiestatal (movimientos de dere-chos humanos ...)"2.

En la Argentina, la marginación del movimientoobrero y popular había comenzado en 1955, a partir delmomento en que el Gobierno volvió a ser controlado porel bloque dominante. Sin embargo, entre 1955 y 1976(hasta el llamado Proceso y su represión genocida) la ac-ción del Estado nacional fue 10suficientemente ambiguacomo para generar reacciones populares contradictoriase indefinidas.

1.Consideraciones generales

En primer lugar, cabe recordar que las actitudes delEstado en relación al movimiento obrero, a partir de no-viembre de 1955, significaron una abrupta ruptura conel período inmediato anterior (1944-1955), iniciándoseuna larga y sinuosa involución social que, efectivamen-te, culminó durante el llamado "Proceso"; muchas de lasprácticas desplegadas intensamente después de 1976 sehabían insinuado en el comportamiento estatal frente alos sectores obreros y populares entre 1955 y 1973. (In-clusive se observaron algunas de ellas durante una par-te del segundo período peronista).

¿Cuáles fueron esas prácticas y actitudes "anti-obre-ras" del Estado, desplegadas antes de 1973/19761

a) La exclusión política del movimiento obrero orga-nizado; ella se materializaba a través de la pros-cripción del peronismo (total o parcial) y dificulta-ba seriamente cualquier proceso de concertaciónsocial que se intentase llevar a cabo. Esta exclu-sión cesó entre 1973 y 1976 Yello posibilitó la con-creción de un "pacto social" de corta duración.

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b) La búsqueda de una "integración corporativa" dela organización. si,?-dica1;ello implicaba una per-manente ne~ocI.acIón con los grupos dirigentesobreros, vehiculizada a través del Ministerio deTrabajo, y ciertas "concesiones" que fortalecieron.el poder gremial. ~s gobiernos de Frondizi y delGral. Onganfa pusieron el acento en esta actitud?el Esta~ofrente al sindicalismo, la cual suporuaintroducir gérmenes de división en él mismo.

e) La búsqueda de una división horizontal (a nivel de. . ..la cúpula)y/overtical (entre la cúpula y las bases)

'de la estructura sindical. Ello se intentó a través de. lalegi.slación-y/o del-simple fortalecimiento de los

~ctores diri~entes más burocratizados. Los go-b~e~os de m,~ay d~ Lanusse se inclinaron por pri-vilegiar este trato con la CGT, sin abandonar 10-talmente los canales de "integración corporativa"eXIstentes en el Ministerio de Trabajo.

d) La represión del descontento obrero y popular ge-nerado por la men~~na~ exclusión política y porlos planes de estebilizecíon económica que impli-caban grados crecientes de disciplinamiento labo-ral.

Esta repre.si~n fue de dos tipos: 1)la legal, fundada ennormas que hmI~~ los derechos de los trabajadores;2) la extralegal, ejerCIda por aparatos represivos del Es-tado. con~a.algunos grupos dirigentes y cuadros inter-medios SIndicales. Hasta 1976 prevaleeío la represión le-gal de los sectores más combativos del gremialismo' engeneral, dicha represión fue más dura y frecuente duran-~ l.osgobiernos militares que durante los "interregnos"CIV1les.

Sin embargo, paralelamente a estas prácticas el Es-ta~o buscaba legitimarss ante los sectores popul~s, in-c~w~o el movimíento obrero, por medio de las actitudessiguientes:

a) El incremento tendencial del Gasto Público Socialpor habitante, sobre todo entre 1964 y 1975; elloImplicó el mantenimiento del "Estado Benefactor"creado durante 'la década peronista", y hasta ur:

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cierto perfeccionamiento de algunas de sus políti-cas sociales"

Aunque las cifras globales disimulen la existencia degrupos sociales, regiones y provincias muy por debajo delos índices generales, no hay dudas que, entre 1955 y1976, la tasa de mortalidad infantil decreció, la expecta-tiva de vida aumentó y los niveles de escolarización (preescolar, primaria, secundaria y universitaria) se incre-mentaron considerablemente. No obstante, el mejora-miento social no fue lineal; hubo períodos (por ejemplo,el gobierno de Illia de 1963 a 1966 o la segunda gestiónperonista de 1973 a 1975) que significaron un notablecrecimiento del gasto social, el cual repercutió en el con-junto de las políticas estatales; ellos contrastan con el es-tancamiento operado entre 1956 y 1963 (salvo los prime-ros meses del gobierno de Frondizi).

Por otra parte, los índices analizados mejoran ten-dencialmente pero sufren, a menudo, avances y retroce-sos,' en fin, algunas políticas sociales (sobre todo la d~ vi-vienda) se orientó hacia los sectores de ingresos medios,por lo menos hasta 1967 5.

b) Una política salarial redistributiva en favor de laclase obrera tendencialmente estable, debido a laacción del sindicalismo y a la propia dinámica ca-pitalista que necesitaba mantener un mercado in-terno suficientemente amplio para asegurar supropio desarrollo.

Entre 1955 y 1973, sólo está probado el retroceso delos grupos sociales de menor nivel económico (conside-rando como tales al 15% inferior del total del la pobla-ción), entre las cuales se incrementó la desocupa~ión ydisminuyó el consumo. (Estos sectores se beneficiarán1uego con la política redistributiva aplicada entre 1973 y1975). Sin embargo, el grueso de la clase obrera pudomantener relativa y tendencialmente su nivel de ingre-sos reales, aunque los veía restringirse en los períodos enque se expandía la producción de bienes de consumo sun-tuarios (1959-1962 Y1966-1971) en detrimento de la debienes de consumo masivo.

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"En el funcionamiento del modelo sustitutivo basadoen la expansión del consumo suntuario, el crecimientoindustrial está centrado en la producción de bienes deconsumo durable s demandados por el reducido sector deal tos ingresos. Para ello la transferencia de ingresos des-de el sector agropecuario hacia los sectores urbanos esacompañada por una redistribución dentro de estos últi-mos en detrimento del grueso de los asalariados".6Elloexplica el retroceso del salario real durante parte de lagestión de Arturo Frondizi y durante la primera etapa dela:Ilamada "Revolución Agentina".

Sin embargo, ~.estos períodos de sustitución de im-portaciones' "coneentradotés"'sucedieron etapas" distri-bucionistas" durante los primeros meses del gobierno deFrondizi (1958) y los mandatos democráticos de los radi-cales (I 963-1966) Yde los peronistas (I 973-1976). "En ladinámica 'distribucionista' el aumento del salario realgenera fundamentalmente un incremento en la deman-da de los bienes de consumo masivo. Se trata de produc-ciones como la de alimentos o textiles, cuya expansión,por un lado, acarrea una baja demanda de in sumos im-portados y por otro un significativo requerimiento demano de obra'".

La alternancia entre estas dos variantes del modelosustitutivo de importaciones (ella se corresponde con lamayor o menor influencia del bloque social dominantesobre el Estado) explica que, en el conjunto del período1955-1975, el ingreso real de los trabajadores se hayamantenido relativamente estable8, Esta estabilidad con-tribuyó a calmar las tensiones socio-políticas y a generarmárgenes de legitimidad en favor de gobiernos surgidosgracias a la proscripción del peronismo o a la fuerza delas armas.

Después de marzo de 1976, el Estado acentuó las prác-ticas anti-obreras, limitó el gasto social y disminuyóabruptamente el salario real, pugnando por superar unasituación económica que, a nivel nacional, reflejaba lacrisis estructural del sistema capi talista. Ninguno de losanteriores "planes autoritarios" de disciplinamiento obre-ro (1955 y 1967) habían tenido el rigor y el sentido regre-sivo que trató de aplicar el llamado "Proceso".

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a) Ante todo, las Fuerzas &:nadas proscribieron dehecho a los partidos polític.os en marz? de 1976,después de derrocar al gobierno peroms~ por lafuerza. Luego en noviembre de 1979~ se .dictó ,!naLey Sindical que establ~c~ó que los SI~dica~s nopodrán participar en actividades p?líticas, ~ pres-tar apoyo directo e indir~~to a partid~, ~didatoso a quienes realicen actividades políticas (Artícu-lo 8 de la Ley 2~105). . , .

b) Se trató de integrar al. sector de la ~~g~nCl~ gre-mial más proclive a la "complacencia e.mchn~do

, a aceptar la omnipotencia del ~s~do .dictatonal.Para ello se subalternó a esos SIndicalistas, a tra-vés de la humillación y la m~rginación, y se los se-dujo por los consabidos medios de las prebend~ yla corrupción, particularmente en los grandes sin-dicatos intervenidos por las Fuerzas ~adas.

e) Seacentuóladivisiónhorizontalyverticalde~B:0r- ,ganización gremial par~ ~o.nsumar. su. debilita-miento. Por un lado, se dividió a los SIndicatos en-tre aquellos que fueron intervenido~ y aquellos queconservaron sus autoridades (los pnmer?B eran losmás importantes por su volumen numéI?-co o p?reltipo de actividad que englobaban); ~ nnsmo tie:-po se extirparon las posiciones clasistas y com a-ti~as eliminando físicamente o encarcelando a losdirig~ntes que las encarnaban. Por otra parte, seatacó a las bases sindicales a través del desmante-lamiento de las comisiones internas sobre las cua-les se cebó la represión del Estado, logrando la pa-ralización de los cuadros medio: y poste.rgando elrelevo de las cúpulas gremiales : Así se mte~~aislar la dirigencia de sus rep,?ctiva? bas~s y des-contaminar" al sindicalismo autonzado de todotipo de postura contestaria. .

d) La mencionada represión estatal, e.n ~ .medidadirigida contra la clase obrera y el SIndicalismo! sebasó en normas legales y, sobre todo, en la acciónde comandos anti-subversivos .que secuestrabanmilitantes sindicales (la amplia mayoría de ,loscuales no tenía ninguna relación con las o~amza-ciones armadas), los torturaban y los asesinaban

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para generar un terror paralizante entre supañeros. s com-

J:>.ecíamosen un trabajo anterior: "ParticularmprecIs~ subr~yar la importancia psico-social d ente e.sias ~ Vl?len~~ acompañado de una instrume~::¿~ :~ti' m~ e_~.guerra psicológica anti -subversiva Se

a imposible comprender el período 1976/1982' . -sar adecuadamente el rol de te' sm sope-conformeción de las prácticas r;::;:;n0 de Esta~o en laclases y fracciones decÍase nacionales~':a:poclas dilversasríamosacomprend 1 did ' oa canza-cia . di r '.'" ner o s~ce, o entonces en la dirigen-pre;~n :ti:~~~:';~~~:=~~ fad:u~daddedl falc~r 're-ral guerra sucia?", enva a e a mmo-

Observada en per ti l f¡do "Proceso" f spec va a eroz matanza del llama-dominante ~=::;:~:tácticas que empleó la clasedo la resistencia política q grberabl~ el país, doblegan-to a sus proyectos Q' ue a e ase o rera había opues-cisivo de la acció~ an~~~:l::rror no fue ~l elemento de-suasivo muy significativo. Sob':~ cU::IP~óun ~~l di-sultó el paroxismo de m h - dO, c. ogenocidiore-di . uc os anos e odio de clasenas sI~ulado y de antiguos hábitos de las mi a~-tes dominantes. e as rmsmas éli-

Si nuestro análisí d .1945-1985 d be scomp~n e el conjunto del períododebilitar y/o ene:;s ~onclwlrlqlueel E~~do se esforzó portra a zar e amado poder sindical"

vés de tres cursos de acción principales!'. a

• la maryPnación política del movimiento obrese aplícó durante 25 de los 30 añ . ro que

• las ofensivas anti- . di al os ~nSIderados.d SIn e es represrvas practicaas por tres regímenes autoritarios 1 al -

prolongaron durante cerca de 11 ar: as cu es se• las maniob' os.

y/o dividir r:~~gOCIl;ldo:as ~estinadas a integrartuyen una const!~~Cl;erndical, las c.uales consti-desde 1959. comportamiento estatal

¿Cómo se explican to .E . es s comportamíentos políti ?'lti' s Cl~rtoque el Estado capitalista "debe" d f¡ d cosu ma mstancia los inte d 1 bl e. en er enreses e oque SOCIalque lo

60

controla y que define su naturaleza; pero, desde los añostreinta, en los países capitalistas desarrollados Yen al-gunos subdesarrollados, el propio Estado ejerce una fun-ción de arbitraje en el conflicto Capital-Trabajo, siemprey cuando la mayoría del movimiento obrero organizadohaya aceptado las reglas básicas del sistema económicoasentado en la propiedad privada de los medios de pro-ducción.En el caso argentino, s610a fines de los años sesentaaparecieron expresiones obreras minoritarias que recla-maban la abolici6n del capitalismo; por el contrario, lamayoría de los sindicalistas había adherido, desde 1945,a posturas que, como el peronismo, demandaban refor-mas al interior de dicho sistema social.

Existen pocos Estados que hayan proscripto política-mente a un movimiento obrero esencialmente reivindi-cativo por un período prolongado Yque, al mismo tiem-po, 10hayan hostigado perdurablemente12

• En la mayo-ría de los países capitalistas, la adopci6n de prácticas so-cio-políticas "moderadas" por parte de los dirigentesobreros fue acompañada de su reconocimiento como in-terlocutores políticos "responsables"; esto no sucedió enla Argentina a partir de 1955.

Gran parte de este capítulo está dedicado a explicaresta "paradoja nacional": ¿qúé impulsó al Estado paraque marginase Ydebilitase al "sindicalismo"? ¿Qué fac-tores determinaron ese comportamiento anti-democrá-tico y generador de frustración y violencia políticas?

2. La marginación política del movimiento obrero

Producido el golpe militar de septiembre de 1955 Ytras el desplazamiento del sector nacionalista católico,en noviembre de ese año, se decretó la proscripción delPartido Peronistay su líder, Juan Perén, fue enjuiciadopor diversos delitos y separado de las Fuerzas Armadas.

Durante el año 1956 se "purgó" a la AdministraciónPública y en particular al Ejército, de simpatizantes jus-ticialistas Y se derogó por bando la Constitución de

194913•Casi sinmaticeselconjuntodelosPartidos Políticos apo-yó estas medidas con la íntima convicción de que el l'ero-

61

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nismo, tal como el nazismo alemán o el fascismo italia-no, "debía" desaparecer y, sobre todo sería masivamen-te "olvidado" por sectores sociales que habrían adheridoa la demagogia de un líder corrupto.

En las sucesivas elecciones de 1957 (para designaruna Asa~blea C?~stituyente) y de 1958 (para restable-~er el ~obIerno civil), el conjunto del peronismo estuvImpedi~o de participar pero "ganó" con el voto en blanc~en la pnm~r~ cons~lta; y dio la victoria al partido de Ar-turo Frondizi, .elprimero de los políticos anti-peronistasqu~ comprendió. que el justicialismo no era "cosa acaba-da y pac~con el líder exiliado su apoyo electoral.

,~partIrd~Jmto.nces, el.gobierno constitucional per-~tló la gra~ual reIr.tc()~nu:ión de los dirigentes pero-nistas a la vida políeica bajo siglae diversas; quizás exis-tía el pro~~to de fo~entar la atomización deljusticialis-n:oen multIples partidos provinciales ... Por ello, las elec-cienes pa~ ~obernadores de 1962 fueron una prueba defuerza decisiva; sobre todo, Buenos Aires, Santa Fe yCórdoba entraban en disputa y el "frondicismo" creíader enterrar electoralmente al peronismo. Al contra:-éste m~t';Ivo ~u u~dad en los distritos claves, ganóe~10 p:oVlncIas, incluida Buenos Aires, y condenó al derro-camíento al Presidente Frondizi.

Las Fuerzas ~adas, apoyadas por el bloque domi-nante ypo~ los ~dicales, no permitieron ni siquiera unagradua~ remsercíon del peronismo a la vida política de-mocrática.

Tras~nárquicasdisputasintra-militaresseconvocóala~ elec~lOne.sgenerales de julio de 1963; los partidos po-líticos, mclUId? el ;a~calismo, se habían comprometidoa no aceptar rungun tipo de proscripción y el justicialis-mo había formado un Frente cuyo candidato era el con-servado~ popular Solano Lima; sin embargo, tras el en-frentamIento de abril de ese año, los militares acordaronent:e sí pros?ibir una vez más a los candidatos del pe-ro~smo, cedie~do a las presiones del bloque dominan-t;e1 ,.y los partidos políticos acataron mansamente esamedida.

. En cumplímísm¿ de sus promesas electorales, los ra-dicales, triu~fa~tes en las elecciones de 1963, levanta-ron la prosCTIpC1óndel peronismo, salvo la de su líder ,

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quien fue impedido de retomar al país a fines de 1964. Enlas elecciones legislativas parciales a mediados de 1965volvía a ganar el justicialismo en gran parte del país; ysimultáneamente, los militares ponían en marcha unplan destinado a desprestigiar al gobierno de Illia, a lospolíticos ya las instituciones democráticas.

Las Fuerzas Armadas decidieron tomar el gobiernoen 1966, a semejanza de las brasileñas, porque aún susector de origen nacionalista (relativamente comprensi-vo frente al peronismo) consideró que no "era posible"permitir un gobierno justicialista bajo dirección directao indirecta del "ex-General" Perón; por otra parte, nadiedudaba, a esa altura, que el peronismo "sin Perón" erauna utopía.

La violenta reacción popular contra la dictadura deOnganía, cuyo símbolo fue el "Cordobazo" llevó al gene-ral Lanusse (un acérrimo anti-peronista y golpista des-de 1951) a la convicción que era preciso negociar con el lí-derproscriptoparaevitarunaradicalizacióngeneraliza-da del peronismo y de sus bases popularos'", Así expre-só claramente el coronel Cornichelli, enviado por Lanus-se para tratar de obtener el apoyo de Perón a un proce-so de democratización integral.

Lanusse, Comandante en Jefe del Ejército transfor-mado en Presidente, llevó a cabo elecciones libres en1973, excluyendo a Perón pero no a sus candidatos, yfra-casó en su intento de dividir, neutralizar o derrotar enlas urnas al peronismo de Perén; sin embargo, una par-te importante del bloque dominante y de las Fuerzas Ar-madas no ocultó su profundo fastidio por semejante"apertura" que, finalmente permitió al mismísimo Pe-rón, ser aclamado por millones de argentinos, elevado alrango de Teniente General y votado por cerca del 70% pa-ra un tercer período presidencial. En ese momento, el an-ciano líder, tan profundamente odiado por las clases do-minantes, significaba una barrera de contención contralas tendencias revolucionarias que tanta arbitrariedadpolítica y tan larga humillación habían desatado en al-gunos grupos sociales, peronistas o izquierdistas, esen-cialmente juveniles'",

Muerto Perón, cuyo Plan Económico fue resistido so-lapadamente por la fracción más concentrada de la bur-

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guesía, se preparó la continuación del régimen militarauto-denominado "Revolución Argentina"; poco impor-taba al bloque dominante que el peronismo estuviera ono en condiciones satisfactorias de gobernar al país o quela sucesora de Perón fuera más o menos capaz.

La nueva crisis mundial urgía una restructuración dela sociedad que ningún partido político con posibilidadesde ganar elecciones podría garantizar; por ello, el golpeque derrocó a Isabel Perón se produjo seis meses an tes denuevas elecciones presidenciales y después que el pero-nismo había aceptado muchas demandas de los gruposeconómicosinfluyentes y de las Fuerzas Armadas'",

. Nuevamente sé "suspendió" al peronismo, se encarce-ló a sus dirigentes y se mató a sus militantes; corno en1966, todos los demás partidos políticos debieron cesarsus actividades. De esta forma, entre 1955 y 1985, el par-tido que representaba a los trabajadores estuvo pros-cripto total o parcialmente, de hecho o de derecho, 25años. Los demás partidos sufrieron 14 años de una mar-ginación semejante, en cierta medida causada por su in-capacidad para derrotar al peronismo ..

fabe preguntarse ahora por las causas de este hechoan1malo para un país con el grado de desarrollo social al-canzado por la Argentina. (En América del Sur sólo unmovimiento de tipo "nacionalista popular" sufrió un os-tracismo mayor que el peronismo: el APRA peruano. Elanti-peronismo de las clases dominantes y de las Fuer-zas Armadas sólo fue superado por el anti-comunismo,impulsado por los Estados Unidos después de 1947).¿Por qué se proscribió tan obstinada y prolongadamen-te al peronismo? .

La respuesta a esta pregunta es compleja e implicadistinguir diversos niveles de causalidad,

12Causas a nivel poUtico-ideológico:

a) El rechazo a las prácticas autoritarias del períodoperonista 1946-1955.

El gobierno de Juan Perén, elegido democráticamen-te en 1946, tendió a cercenar las libertades y los derechosde la oposición política; además permitió el desarrollo deun "culto de la personalidad" (con formas no siempre es-

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pontáneas) impropio de un sistema político democráti-col8. Influyentes sectores sociales que nunca aceptaronde buen gusto las reformas propugnadas por el justicia-lisrno encontraron un argumento válido (el recorte de "lalibertad") para difundir su postura de condena ~l()bal alrégimen liderado por Perón; las clases medias fueron re-ceptivas a esta crítica, sea por sus condiciones liberales,marxistas y, finalmente, católicas. Asimismo, los parti-dos políticos representantes de los citados grupos socia-les se vieron limitados en su facultad de ejercer la oposi-ción, sea por la creciente monopolización de los medios decomunicación de parte del Estado, sea por ciertas discri-minaciones contras sus afiliados y simpatizantes 19.A to-do ello, se sumaba la fuerte concentración del poder enmanos de Perón, la corrupción y las tendencias burocra-tistas que imperaban en el Partido y en el sindicalismo ...

Quienes sinceramente identificaron al peronisrno conel fascismo y/o con una dictadura sudamericana milita-rista no pudieron superar fácilmente su encono ni su re-pudio a los excesos autoritarios de un gobierno electo de-mocráticamente. Ello los condujo a hacer el juego de lasminorías económico-sociales que reclamaban libertad(sobre todo económica) para volver a oprimir sin límitesa las clases subordinadas. En esta situación se encontra-ron la casi totalidad de los partidos políticos con vocaciónpopular.

Debieron pasar muchos años y ahondarse el conflictosocial para que la mayoría de las capas medias compren-diese que el autoritarismo peronistaera, por naturaleza,menos grave que el ejercido por el bloque dominante des-pués de 1955. El "punto de ruptura" fue el golpe de 1966que desalojó del gobierno a la' Unión Cívica Radical,quintaesencia del repudio anti-autoritario al peronismo.El posterior acercamiento y diálogo de Perén y RicardoBalbín simbolizó esta tardía relativización de los agra-vios objetivos (pero no siempre infundados) que el pero-nismo gobernante propinó a sus adversarios en desme-dro de las libertades políticas.

El temor a una nueva" dictadura peronista" perdura-ba aún en 1973 en grupos sociales significativos; por ello,condicionó el accionar del último gobierno de Perón,quien personalmente se comprometió a no reeditar epi-

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~os antipluralistas nada felices de su primera ges-tió~. Pero, en efecto, el peronismo tenia componentes au-to?tanos que reaparecieron con fuerza tras el falleci-nuento del.líd~r; aunque fuesen minoritarios, esos com-ponentes sirvieron como una de las justificaciones delgol~ de 1976, el cual atrajo muchos adeptos en las capasmedias.

b) El graveenrrentamiento militar y su desenlace.En 1955, la." Fuerzas .Armadas se dividieron profun-

damel!te; el grupo ~e oficiales de Ejército anti-peronista,apoyado ~o~ ~l conjunto de la Marinaé? era minoritarioy estaba diVldido-en un ala "nacionalista" y otra "liberal'"la llamada "Revolución Libertadora" triunfó gracias a u~acuerdo con los generales leales al orden constitucionalpor el cual ~e ~spu~o respetar la estructura política cre~a.da por el JUsticIalIsmo (Constitución de 1949, leyes so-~~les, ete.) y se estableció el principio de que no habríam vencedores ni vencidos". Ello significaba mantener

en sus puestos a gran parte de los Jefes y oficiales que sehabían declarado dispuestos a sostener al gobierno legaly, de hecho, lo habían defendido con éxito.21. ~l Gen~ral Lonardí y los "nacionalistas" militares y

CIVIlesse dispusIeron a cumplir lo pactado y quizás pro-yectaban un acuerdo con un "peronismo sin Perón" de-pur~~o de ~~s ?i.rigentes "corrompidos". Sin embargo, elala hberal militar (pese a ser una fracción del Ejérci tom~ la Marina), gracias al apoyo de todos los partidos po-lí?cos "democráticos", logró desplazar al General Lonar-di y a sus adictos en noviembre de 1955

Así se inició una profunda persecución anti-peronis-~ en todos los ámbitos del país y, en particular, al inte-rior de la~ Fu?rzas Armadas, donde se habían incremen-tado las ~valIda?es y enfrentamientos debido a la rein-COrporaCIónmasiva de oficiales "anti-peronistas duros"que habían .estado presos desde el fallido golpe de 1951." El ~enclOnado acuerdo suscripto por los generalesleales y las fuerzas rebeldes fue desconocido en todos

sus aspec~s; po~ ~llo, hubo "vencedores y vencidos" en-tre los propIOSnulItares. Esto condujo a una nueva in ten-tona golpista que prepararon Jefes y oficiales peronis-tas; el Gobierno del general Aramburu y del almirante

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Rojas, seguramente temeroso de verse desbordado poruna insurrección cívico-militar, dictó y aplicó la LeyMarcial, hecho absolutamente inusual en los frecuentesenfrentamientos castrenses que, por motivos políticos,sucedieron desde 1930.

El pequeño "baño de sangre" de junio de 1956 desin-tegró al peronismo militar y generó en la fracción triun-fante la profunda convicción que ello también "debería"suceder en el conjunto de la sociedad. Por otra parte, es-te grupo de oficiales se vió beneficiado por rápidas pro-mociones y ascensos, gracias a las "purgas" realizadas enel Ejército; por lo tanto, un retorno del peronismo se tor-nó un peligro inaceptable para la -estabilidad del conjun-to de la nueva estructura de mandos.- Asimismo, la oficialidad comprendió el peligro quesignificaba la politización que el propioPerón había sem-brado entre los sub-oficiales, la cual atentaba contra lapropia unidad de las instituciones castrenses y el man-tenimiento de sus rígidas jerarquías.

La vieja división entre militares en actividad "libera-les" y "nacionalistas" se prolongó más allá de 1956; perola segunda tendencia se fue convirtiendo en una expre-sión del catolicismo vernáculo de tendencia ultra-monta-na o franquista." /

Finalmente, la doctrina "de la seguridad nacional"iría diluyendo las antiguas ideologías militares y gene-rando una nueva perspectiva política para el conjunto delas Fuerzas Armadas. En ella, el "populismo" era consi-derado un camino demagógico hacia diversas formas desubversión, por lo cual nuevas camadas de oficiales fue-ron educadas en la firme convicción que el peronismo"debía ser" justa y definitivamente proscripto. . -

e) La debilidad de los Partidos Políticos"tradicionales".

Como consecuencia de sus orígenes y prácticas "clien-telistas" los conservadores y aún los radicales tenían es-tructuras partidarias débiles. Ello se agravó por la per-secución anti-radical posterior al golpe reaccionario de1930 y por la crisis de dirección que sufrió la UCR tras lamuerte de Yrigoyen."

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Esa debilidad explica que Perón haya podido armare?- ~os meses una estructura política, basada en lossindicatos, capaz de ganar limpiamente las eleccionesnacionales de 1946 a una coalicíon de todos los partidos"tradicionales".

La relativa marginación de los mismos, impuesta porel pe~msmo go!>emante, incremento el descrédito desus dingentes y su relativo aislamiento respecto de sóli-das bases populares. Por ello, dichos partidos no pudie-ron. fI:enarlos~e~bordes autoritarios del gobierno de Pe-ron m competir electoralmente con él; en consecuencia

. concluyeronJ:>~~c!lndo.un ~olpe militar "democrático':que les devolVIese protagomsmo politico.

Después de 1955, esa debili9.ad histórica se manifes-tó de diversas formas:

• el diyisionismo r el oportunismo que condujo a lospartidos a atomlZarse, a enfrentarse de manera in-tolerante y a buscar el "arbitraje" militar. Ello su-ce~ió~en Particular, ~on la Unión Cívica Radical,principal fuerza OpoSItora al peronisma, de la cuals~~gIe~n dos fracciones irreconciliables: el "fron-dicismo (UCRI)yel"~l~i~smo"(UCRP);yadiji_mo~ que ésta y otras diVISIones partidarias eran

. atribuíbles a la perplejidad que causaba el "fenó-meno peronista"; .pero ellas también expresabanl~c?as entre caudillos politicos, intolerancia ideo-lo~~ y, sobre todo, la fragmentación de las clasessoclale~ en un período de crisis prolongada de he-gemoma.

• l~incapacidad de formar alianzas políticas que hu-bieran compensado la atomización partidaria y lacreciente influencia de las Fuerzas Armadas' esta.falta de ductilidadd de los partidos para tra~r en-tre ellos, contrastaba con su proclividad a negociarc?n .losmili~es, en quienes se fomentaba la con-VICCIónde su destino manifiesto" de "salvadoresde la patria". Se multiplicaron los oficiales con in-tenciones de repetir la trayectoria de Perón peromuy pocos se sumaron a los partidos o a la luchapartidaria (Una excepción fue el marino Manri-que).24

• la falta de imaginación y creatividad políticas quehubieran hecho posible la reforma de un sistemainstitucional (el presidencialista) muy poco aptopara resolver el "intríngulis" que gen~raba la fue~-te presencia del peronismo. La adhesión generali-zada a una forma de gobierno basada en el predo-minio de un Poder Ejecutivo "fuerte" y unicéfalo,reflejaba la tendencia al "personalismo" de granparte de la "clase política" y seguramente la de susrepresentados; ello no contribuía a combati~ unade las causas del autoritarismo que se le atribuíaunilateralmente al peronismo"

d) El contexto internacional . .Es posible que, en 1955, el pero~smo no fuera de~-

bado por presión de los Estados Unidos; per? su g~bIer-no nunca había sido del agrado de las potencias OCCIden-tales hegemónicas; al principio, éstas confundieron a Pe-rón con un discípulo del fascismo y luego les preocupó supráctica y discurso nacionalistas. Por ello,. el golpe "de-mocrático" de 1955 fue visto con general SImpatía en elOccidente aún en los medios progresistas que habíancriticado ~l carácter autoritario del régimen depuesto ysu supuesta demagogia. . . ...

Luego, paradójicamente, la apa~CIón. de u~a ReSIS-tencia" peronista radicalizada y la identificación de .he-cho entre esa "Resistencia" y la clase obrera condujo aconsiderarla como un hecho subversivo, de naturalezaparecida al comunismo. .

Esta postura tuvo su orige.n ~acional e?-las fr~cclOnesde clase dominantes de convicciones antí-peronístas ce-rriles y se difundieron en las Fuerza~ArmadB:s. Pero f~e-ron confortadas por la doctrina de 'la segun dad n~cIo-nal" y la creciente desconfianza de los Es~dos Um~oshacia todo tipo de nacionalismo popular la~~oamenca-no y tercermundista. (En los años 60, ~osmIh~es bra-sileños y bolivianos derrocaron a partid~ eqmvale?~sal peronismo y los norteamericanos invadieron Repúl;>h-ea Dominicana para impedir que gobernase el partido"nacionalista" popular" de Bosch).

Además, ningún país occidentaljam~ presio.nó paraque se restableciese un sistema de elecciones SIDpros-

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·(

, I.1

"

cripciones en la Argentina. Perón quizás no buscó ni ob-tuvo apoyos internacionales significativos para facilitarsu retorno al país,26 su misma permanencia en la Espa-ña franquista, rémora del fascismo totalitario, era unsímbolo de su aislamiento y de su escasa audiencia en losmedios democráticos europeos y americanos influyentesque podrían haberse preocupado de la "paradoja argen-tina".

22. Causas a nivel económico-social.

. ,Las descriptas.realídadeapolñíeas e ideológicas ayu-dan a comprender la proscripción tan prolongada del pe-ronismo pero no llegan a explicar por qué un partidoesencialmente reformista, de base obrera, fue excluidode la vida política durante dos décadas de relativo bie-nestar económico y social (1955-1973).

Sin embargo, cabe subrayar que' esa proscripción tu-vo bases políticas, ideológicas y aún afectivas. (Por ejem-plo, el odio, irracional a Perón ya Evita de figuras polí-ticas y militares, compartido por sectores. sociales me-dios objetivamente favorecidos por las políticas justicia-les). Esas causales inter-actuaban dialécticamente conlas deltipo económico-social que las determinaban y ex-plicaban en última instancia. Pasamos a analizar los fac-tores que hacen comprensible en profundidad el anti-pe-ronismo proscriptivo.

a) La crisis de hegemonía y las pujasintra-burguesas. .

La alianza de clases y de fracciones de clase que, en1955, se unió con el fin de derrocar al peronismo duró po-cas semanas tras el logro de ese objetivo. Por un lado es-taban los sectores medios y por el otro, el bloque domi-nante con intereses opuestos.

Aún al interior del bloque dominante, los conflictos notardaron en estallar, enfrentando al sector agro-expor-tador con el industrial y a la burguesía nacional con losgrupos oligopólicos ligados al capital transnacional. Elsector agro-exportador predominó durante el gobiernodictatorial de Aramburu' y buscó aliados en el radicalis-mo balbinista. Frondizi' se apoyó sobre la burguesía

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industrial y, a fines de 1958, apost6el éxito de su gestióna una consolidación (lograda) del capital industrial deorigen transnacional. Sectores de la burguesía indus-trial nacional, defraudados, lo enfrentaron y ejercieronuna oposición desleal, acompañados por el sector agro-exportador (la "oligarquía").

Con el triunfo del radicalismo balbinista, esa burgue-sía nacional, marginada desde 1955, recuperó porcionesde poder; por ello, Illia practicó políticas económico-so-ciales destinadas a favorecer el desarrollo del mercadointerno.

Estas pujas intra-burguesas no cesarían con el golpede 1966 y ni siquiera con el de 1976, revelando una pro-funda crisis de hegemonía social y generando una vidapolítica sumamente inestable. Esas pujas eran favoreci-das por los ciclos de expansión-recesión que se sucedie-ron entre 1952 y 1975, como consecuencia del estrangu-lamiento periódico de la capacidad de importación delpaís, generado por su escasa capacidad exportadora.

El ensayo de un Estado Burocrático-Autoritario (se-gún la caracterización de G. O'Donnell) fracasó (tanto en1970 como en 1982) por diversas causas; pero una de lasmás importantes explicaciones de ambos "derrumbes"reside en una lucha intra-burguesa.

A esta evidente crisis de hegemonía del bloque domi-nante se le sumaba su imposibilidad de generar un par-tido propio capaz de ganar las elecciones, lo cual hacíamás difícil la solución de esa misma crisis." Si el proce-so político de 1955 a 1973 fue tan inestable con la claseobrera proscripta, ¿qué grado de gobernabilidad hubie-ra tenido el país sin esa proscripción? El bloque domi-nante pensó que mejor era marginar a la clase obrera quearriesgarse a compartir el Estado con un peronismo hos-til, por 10menos hasta que apareció un peligro mayor, en-carnado por la "generación del 69". En esa década de losaños sesenta se gestó el proyecto de una restructuraciónglobal de la sociedad y del Estado argentinos, inspiradopor las fracciones más poderosas de ese bloque dominan-te Yejecutado por las Fuerzas Armadas; obviamente queel mismo exigía la marginación política, la división y eldebilitamiento de la base obrera del peronismo; pero elintento de superar la vieja crisis de hegemonía social sé-

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lo tuvo un, éxito escaso y temporario, tal como fue seña-lado anteriormente.

b) La presión sindical en la puja distributiva sobre elingreso

"La inflación secular que caracterizaba a la economiaargentina ha servido para crear en ciertos grupos socia-les los antí-cuerpos necesarios que contribuyen a evitarque los gérmenes regresivos de la inflación los afectennegativamente, 'En elsector laboral este proceso se hadado sin necesidad de inocularle una dosis explícita deindexación{ajuste porinflaeién) en los salarios moneta-rios.Elcoeficienteunitariodeadaptaciónmuestralaim-posibilidad de engañar ¡)ersistentemente a los asalaria-dos a través de una tasa inflacionaria creciente ... Esa ca-pacidad de los asalariados para transferir el aumento es-perado de precios a los salarios, unida a la presión alcis-ta que ejerce la militancia sindical, sugiere que la expli-cación inflacionaria argentina escapa a la tradicional in-terpretación de exceso de demanda como factor desenca-denante ... Por el contrario, (esa) inflación ... se acercamás a una explicación basada en la influencia que sobreel nivel de precios tiene la existencia de aspiraciones in-dividuales sobre la distribución del ingreso nacional queexceden la capacidad global del país para satisfacer-las".28

La dura lucha por la distribución delingreso en la cualel sindicalismo jugaba un papel significativo, genero unrelativo estancamiento en el proceso de acumulación decapital. Señala otro estudio económico que, en el período1955-1963 (época de ofensivas anti-sindicales), "mien-tras la tasa de plusvalía aumenta en un 32% ... la tasa deganancia disminuye porque la proporción del capital va-riable dentro del capital total varía en sentido opuesto ala tasa, de plusvalía y en mayor propcrcíón'v"

El Plan Krieger Vasena trató de revertir esta situa-ción, logrando el descenso del salario real y el aumentode los beneficios de las empresas. La violenta reacciónsocial de 1969 puso un límite político a esa experienciapero, desde una perspectiva económica, también se ha-bía agotado (una vez más) el ciclo expansivo por falta deinversiones productivas y, sobre todo, porque no había

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forma de continuar pagando con las exportaciones la cre-ciente cantidad de insumos industriales.

En el período ulterior y, en particular, dw:ante los go-biernos peronistas de 1973 y 1974, los traba?~dor~s me-joraron el nivel del salario real y el de su participación enel Producto Bruto Interno, con lo cual confirmaron su no-table vigor para imponerse en la puja distríbutiva."

La crisis de 1975 agudizó hasta el paroxismo este fe-nómeno económico, generando ten~encias hipar-infla-cionarias, una justificación económica para el golpe de1976 y la más dura ofensiva anti-sindical yanti-popular.

Las clases dominantes pensaron antes y después de1955 que un sindicalismo vinculado a un fuerte pa~dode gobierno (o con vocación de gobern~) ~ra un peligroinaceptable para sus intere~s porque lirm~ría s~ c~pa-cidad de acumulación de capital; además, Sl un sindica-lismo políticamente marginado podía sostener una largapuja distributiva sin sufrir mayores retrocesos entre1955 y 1975, ¿qué hubiera sucedido de no mediar la pros-cripción del peronismo?

Sin embargo, la experiencia histórica ~uestra qu.e unsindicalismo fuerte, integrado a un partido reformista,colabora en los procesos de concertación social,particu-lamente cuando "su" partido está en el gobierno. (Es cier-to que ello sucede sobre todo en los países desarrollados).Esto no lo aceptaron (no lo aceptan) las fracciones hege-mónicas del bloque dominante, quizás porque ell~ s?nconscientes del carácter endeble del desarrollo eapitalis-ta argentino a lo cual se suma su soberbia despótica, ca-racterística de los sectores opresores de los países peri-féricos, cuya ideología está cargada de matices semi-feu-dales.

Aún así existen indicios para afirmar que el estanca-do capitali~o nacional, antes. y ~esp.ués de la ~risis de1975 no podía integrar a un sindicalismo propio de lospaís~s desarrollados; la causa de esta impotencia es lamisma que explica el "milagro argentino al r~vés"; sóloun bloque dominante dilapidador de sus propias ganan-cias y altamente incompetente puede haber hecho de laubérrima Argentina un país "pobre" y subdesarrolado.Esta dirigencia socio-económica, inepta para cumplir lastareas propias del desarrollo capitalista, se negó (y se

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niega) a concertar con un sindicalismo moderno, y por lotanto vinculado a un partido político, porque sólo puedeprosperar en condiciones de explotación de la mano deobra que no se corresponden con el nivel de organizaciónsocial alcanzado por la Argentina

e) El desarrollo de una "solapada" lucha de clasesLas condiciones generales de la formación del movi-

miento obrero en nüestro país incidieron para que el cla-. sismo-anarquista o marxista se fuese diluyendo, en par-

te por la represión implacable del Estado; pero también,por fenómenodales como la-alta movilidad social, la di-fer~nciación entre el trabajador de origen europeo y elnativo (llegado de las provincias a los centros urbano-in-dustriales sobre todo después-de 1930) y, en fin la pre-sencia de partidos "nacionalistaS populares" que atraje-ron el voto obrero. (Primero apareció el radicalismo llde-rado por Yrigoyen y luego el peronismo)., Justamente, Perón inculcó entre sus seguidores laIdea que la lucha de clases había sido superada por susreformas sociales y por la integración del movimientoobrero organizado al Estado justicialista. i ¡

Desp~és de 1955, el bloque dominante se encargó dedesmentir a Peróny de generar una singular forma de lu-cha de clases; en efecto, mientras el movimiento obrerono cesó de reclamarmayoritariamente la necesidad de la~on~e~ción social, ese bloque dominante lo hostigó, leimpidió expresarse políticamente y cerró todas las víasde negociación durante el 80 por ciento del período ana-lizado.

. Como.re~cción, gran parte de esos obreros y su movi-~ento SIndical no se expresaron ideológicamente en tér-mI.nos de.lucha de clases pero practicaron una acción po-lftico-social socavadora del Estado capitalista, haciéndo- ' ,.i

lo relativamente ingobernable hasta 1976.31

Hablamos de "solapada"lucha de clases porque su ori-gen fue un agudo enfrentamiento generado por la accióndel bloque dominante contra la clase obrera en nombrede la libertad y la democracia, el cual dividió profunda-mente al país y lo puso al borde de una "guerra social" 32

al estilo de las de ciertos países europeos. Quizás hastael golpe de 1976 no se explicitó claramente el contenido

74II•

de clase de las diversas formas de mar~~ación polític~del movimiento laboral pero siempre ,e~s~ó ese contem-do; sólo una profunda nece,sidad de disciplinar a la claseobrera y de aumentar los mveles de pl~svalía p~e~en ha-cer ahora comprensibles la estrategIa pr?SCn~tIva delbloque dominante y ~u per~stente neg~tlVa a integrarpolíticamente a un SIndicalismo no-c~a~sta. ,

La habilidad de dicho bloque consistió en aislar a laclase obrera de otros sectores sociales, restán~ole sus-tento y apoyos al peronismo en .las clases medias, en laburguesía nacional en la Iglesia y fundamentalmenteen las Fuerzas ~adas. Ello le permitió recuperar elcontrol del Estado; desarticular parte ~e las transforma-ciones que el justicialismo hab~~ realizado en ese Esta-doy desde el mismo; y, en fin, utilizar sus ap~atos re~re-sivos e ideológicos para tratar de neutralIzar ~lí~ca-mente a la clase obrera, tratando, de generar un sindica-lismo apolítico, dividién~ol,? y debilitándolo. , , '

Para realizar estos objetivos, los grupos más privile-giados y reaccionarios contaron, durante más de ~na dé-cada con el apoyo total o parcial de sectores medios queadherlan a posturas nacionalistas y populares no tanalejadas de las postuladas por el justicialismo (~s ~l ca-so de diversas fracciones del radicalismo, del SOCIalIsmOy de la democracia cristiana). , ,

Como será analizado en el capítulo sI~ente, la ~es-puesta obrera a la agresión del bloque dominante fue ~ns-trumentada por el sindicalismo, al interior de los límIt:esderivados de toda acción gremial pero sin ~rder de VIS-ta una concepción política global. ParadÓJIcamente, ~lmovimiento obrero argentino, que se proclama,mayon-tariamente no clasista, desarrolló diversas fOW1asde lu-cha de clases contra las agresiones sufridas, enfrentan-do al Estado y a los capitalistas en la empresa y en l~a:e-na política. Al mismo tiempo, por táctica y por conVI~CIónideológica, ese enfrentamiento "cl~e contra clase era"disimulado" por el discurso peromsta y se transforma-baen objetivos políticos puntuales como el de lograr el re-torno de Perón. ,

Quizás nadie se favoreció con la ~rácti~ de tan smuo-sas formas de enfrentamiento SOCIal;quizás ell~ res-pondían al carácter periférico del capitalismo nacional y

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1'"'. 11

~~~:::::minadas por las prácticas del bloque domi-ha exi~tido (y' nau~npeosPdafsesdel llamado Tercer Mundo

r ura) un ta Iási . 'plfcito e implfcito) entre el bl bu c ICOconflICto (ex-'. oque urguésylacl bra organizada; SIn el análisis del . as.eo re-

prensible el desarrollo de la ti ml~mo se.tornaIncom_durante las últimaS décadas. o~aclón social argentina

No se puede explicar la .tícas de esa class obrera si~:~~te?te mar~~ación poli-

. - turaleza S""" I d -1E '. .. . rnr al anélisís de la na- . "".a e stado -a t" d -lación por el bloque dominani:r Ir e 1955, .su manipu-cularpor"Ad-' }".-.... - .--- __ ysu telldenclaa desarti-•.•.•os osmediosla-org' . 'ólar; sobre todo no se puede e lizacII n obrera y popu-litamiento del' sindicali xp car e proyecto de debi-Estado, sin hacer al smo, Inst:umentado por dichola lucha de clases. guna referenCIa al modelo clásico de

3. La acciones puntuales del Estado

1r! Las ofensivas ti '_.J'

Y sus limites. an -8l'<alcales autoritarias

La acción anti-sindical del E dtoa" cu=m'nantes entre 1955 y 1s~5~ Wvo tres "mom~n-ron a o tantos pe-"od ,e os corres pon die-I u osautoritari des los gobernantes milita tra os, urante los Cua-tructura sindical creada dres te~n de socavar la es-

No pretendemos cOnfun':uranI a década 1945-1955.ra aut<>-denominada "Re 1 r.e pr?yecto de la dictadu-la llamada "Revolución ~ uc: ~lbertadora" con el de

"Proceso de R . .en a y su continuación el -primer caso, el btoz:~~za?ón Naci?~al" de 1976. En elcon el apoyo activ~e I ~nante u~hzó el golpe militarjusticialismo y restaur: e lase~ .medias, para derrocar almocráticos" que se habf e ~o rernn de los pat:tidos "de-rismática de Perón des:~~:~ocontralahegemonfaca_

Por su Parte, el Estado b' .c0n.cebido por ese mismo bl U~á~co autoritario fueceSlV08fracasos de I oque onunante ante los su-tíva y el predominio C::e:r:.o~o~de de~ocracia proscrip-raban el disciplinamiento ~ I elPartldos que no asegu-

e a e ase obrera; por ello, se

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utilizó a las Fuerzas Armadas y éstas asumieron el rolpolítico de garantizar el desarrollo de la sociedad capita-lista y de eliminar los obstáculos sociales que impedíansu florecimiento.

Pese a esta sensible diferencia, tanto en 1955 como en1966 y 1976 encontramos enfrentados a dos sectores so-ciales principales: el citado bloque dominante, en el cualsu composición interna y sus alianzas varían; y la claseobrera, cuyas modificaciones la tornaron más combatí-va, o bien, más replegada y aislada.

También existen paralelismos en el comportamientode estos actores sociales: .

a) Las tres ofensivas militares contra el sindicalis-m033 habían sido precedidas por períodos de altaconflictividadd laboral que incrementaron el te-mor del bloque dominante a un desborde populary que, objetivamente, significaron una moviliza-ción obrera importante que justificaba dicho te-mor.

b) En los tres "momentos" que analizamos la dirigen-cia sindical nacional de mayor nivel no supo y nopudo contrarrestar la acción represiva del Estadoy fue derrotada; pero las bases sindicales y los di-rigentes intermedios reaccionaron y, en diferentesformas y medidas, generaron contra-ofensivas gre-miales que trataron de revertir los respectivos pro-yectos autoritarios y renovaron la propia estructu-ra sindical.

e) Asimismo, las tendencias prevalecientes en el blo-que dominante y en las Fuerzas Armadas no pre-tendieron destruir el sindicalismo sino doblegarlo,despolitizarlo y debilitarlo. Para ello extremaronla violencia y la selectividad de la represión duran-te el llamado "Proceso", tratando de evitar que-sereeditase el relevo de la dirigencia reprimida y unaulterior contra-ofensiva gremial.

A partir de estos caracteres generales nos referiremosa las peculiaridades de cada ofensiva anti-sindical auto-ritaria.

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a. L~ ofensiva de la "Revolución Libertadora"• Vlembre d~ 1955 a mayo de 1958). (no-

Esta ofensiva tuvo como a tec dd.ela situación económica haci~ :~;.~s e~dete~oroCIaobrera a aceptar el plan d ~ . Y ~ reticen-do a cabo por el gobierno. e estabIlIZaCIón lleva-

En 1953 y 1954 hubo má hüel . 'hu~lgas que desde 194834y a: due gtnstas y número deantiburocráticas en ciertos . di~sarrol.Iaron tendencias. 1 " SIn eatos Importante (,eJemp 0, enla Unión Obrera Metal' . s por

tores del movimiento ob . urgíca), algunos sec-de la CGT dem "''':'''-''0'' t:er~ clle}lltlOnabanla conducción

, ao.aUI sunusa a os di tadgobierno y durante 1955 1 e os políticos dele '. , e contrato petrolmpresa amencana que im 1 b ero con una

Además, aunque el clim:~ sa tboelPo~er Ejecutivo.tronal y de paz social .e co a raCIón obrero-pa_ta, desde la óptica e:;;Vale~ en la d~cada justicialis-cindible recortar el poderes.a~ se conSIderaba impres-tivi~ad; ello parecía impo~~le ~ p~ra elevar la produc-ré~men presidido por Perón e . e. di~anzar durante unhesíon de casi todas las fr . InCI en la gradual ad-ción golpista" de 1955. aCCIonesburguesas a la "solu.

• La dirección nacional de la CGT . . .convocar una huel a m SIqwera osócién militar de se;ti ge~eral frente a la insurrec_desmembrada tras lae.~ re y.quedó paralizada y

renunCIa" d Pterior alejamiento del aí C e erón y su ul-la ofensiva anti-sindiJ~' ~ndo se concretizóral" de noviembre la re'. as e. nuevo golpe "libe-dirección de la CGT fue ~ste!l~a ensayada por lafácilmente por el Estado. eprímídn y neutralizada

• Entonces se intervino la central . .sus asociaciones afiliada . SIndical y todasres de sindicalistas se ~e e!l~arceló a centena-habían ocupado car~os dir ~Ihtó ~ todos los quetar se hizo cargo de los e. vos. ersonal mili-yoría, actuó desp6tic~:::r Yfi en ~u gran ma-entidades con un cuartel, con ~ndiendo estasellos vaciaron las arcas si ~ pe~r aun, muchos devecho, estas actí tudes ca~ ea es ehnsu propio pro-

renses undieron en el

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desprestigio a la casi totalidad de sindicalistas so-cialistas, comunistas o radicales que habían apo-yado el golpe militar y la intervención a la CGT pa-ra tratar de recuperar su perdida influencia en elmovimiento obrero.

En abril de 1956, el gobierno del General Aramburudeclaró voluntarias las cuotas sindicales de los sindica-tos que, según la ley sindical del régimen peronista, erande descuento automático; y, en mayo de 1956, dictó el de-creto-ley 9.270 que estableció un nuevo régimen legal delas Asociaciones Profesionales, derogatorio de la ley12.921.

En nombre de la "democracia sindical" se prohibió alos gremios cualquier tipo de actividad política y, por elartículo 32, se trató de favorecer la constitución de sin-dicatos paralelos que compitieran con el mayoritario decada rama o actividad profesional, al cual se le despoja-ba de la personería gremial. La nueva ley fomentaba elpluralismo sindical y sólo reconocía personería jurídicaa estas entidades, retrotrayendo su "status" al existen-te antes de 1945.

Aunque el grueso de la legislación laboral se mantu-vo, su aplicación volvió a ser relativizada por jueces la-borales proclives a simpatizar con las posturas patrona-les·35 En fin, tanto a nivel estatal como en muchas empre-sas, se cesanteó o se hostigó a personas que habían mi-litado en el peronismo, generando un clima de grave re-sentimiento socio-político.

En 1955, había bases obreras peronistas que habíantenido algunas dudas sobre las calidades del "régimendepuesto" o que habían estado confundidas por el conflic-to "Estado peronista-Iglesia Católica", no siempre bienmanejado por el gobierno consti tucional. En 1956 y añossiguientes, esos sectores y la casi totalidad de las masaspopulares habían experimentado tal clima de revanchasocial que los claroscuros de la época peronista se diluye-ron para siempre y sólo quedó el recuerdo de un "paraí-so social" arrebatado por clases dominantes voraces, so-berbias y vengativas. Esta fue la base de la perdurabili-dad del justicialismo como acciones de protesta social y

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de repudio popular a la dictadura, como ideología y enfin, como organización sindical y polftica. '

En agosto de 1957, la intervención militar trató denormalizar la CGT, convocando a un Congreso Normali-zador. Este se fraccionó antes de entrar a tratar el ordendel día y se disolvió porque la mayoría de los sindicatosparticipantes ('1as 62") había sido recuperada por unanueva generación de dirigentes peronistes surgidos de la"Resistencia" y que no fueron alcanzados por las inhabi-litaciones. Meses después, el "pacto Frondizi-Peron" ani-'quilaba las últimas' posibilidades de éxito de la ofensiva~~sindical de)~,,~,c~dll!a militar; por el contrario, seinsinuaba un VIgoroso avance del peronismo, encabeza-do por su ala gremial y dispuesto a hacer respetar lascláusulas del acuerdo con Frondizi que aseguro la Presi-dencia al líder de la UCRI.

b. La ofensiva de la "Revolución Argentina" (enero de1967 a mediados de 1969).

• El antecedente de laofen~vaanti-sindical del nue-vo Estado Burocrático-Autoritario formalmentepre~~do por las Fuerzas Armad~, fue la granmovílizaeíén obrera de 1964, durante el Plan deLucha propiciado por la CGT.

Sobre todo las ocupaciones de las fábricas (en mayo yjunio de ese año) preocuparon mucho al sector patronalpor su valor simbólico. Aunque la intención de los líderessindicales mayoritarios no era cuestionar la propiedadde los medios de producción, el hecho de "usurparla tem-pora;iamente" cor:tstituía un ejercicio que la burguesíaconSIdero subversivo, La tolerancia y el clima de libertadque reinaban durante el gobierno de lllia y la posibilidadde un ulterior triunfo peronista fueron inaceptables pa-ra.el.bloque dominante, sensibilizado por las muestrasobjetivas del poder sindical. Aún así, la CGT se dividiódurante 1965 y su sector más influyente había entradoen conflicto con Perón, después de la fracasada "opera-ción retorno".

• Los.mi~itares capitalizaron esa división de la cúpu-la SIndical y lograron atraer al sector mayoritario

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*

de la misma ("el vandorismo':), qu1z~s co~prOme-tiéndose a realizar una gestión nacionalista querestableciese la unidad "Pueblo-Ejército" conse-guida por Perón. Sin embargo, tras ocupar el go-bierno las Fuerzas Armadas (convertidas en un"cuasi:partido único") no cumplieron el programaprometido y, más aún, lo alteraron profundame~-te a partir de enero de 1967, al ser nombrado mi-nistro de Economía Krieger Vasena.

La CGTintentó llevar a cabo un Plan de ~ucha ~ero,tras la huelga del 1º de marzo de 1967, el gobierno dicta-torial aplicó medidas represivas que desarticularon laprotesta sindical. Se suspendió ~a perso~ería de los gre~mios textil, metalúrgico, telefónico, químico y azucare:o,y se aplicaron sanciones de diversa índole a los huelguis-tas de reparticiones y empresas ~el ~stado: . .

Frente a este despliegue auton~no, ~a~n~encIa ce-getista nacional se paralizó y perdió la I~CI~tiva. Estapasaría a manos de grupos sindicales radicalizados quese enfrentarían con la dictadura.

• Los alcances de la acción anti-sindical del Es~~ofueron limitados pero prolongados. Se reprimiópuntualmente toda acción huelguística, se ~o~en-tó coactivamente la división de la cú~ula sindicaly fueron apresados los dirigentes reaCI~ ~ aceptarla nueva disciplina laboral que pretendió Imponerla dictadura de Onganía, Ello debilitó a la conduc-ción "vandorista"· por primera vez desde la perse-cución anti-sindi~al de la "Revolución Libertado-rato, la línea "negociadora" de la CG~ se ve.ía en-frentada a un gobierno que no tenía intención deceder frente a los reclamos sindicales, hab~en~ocongelado los salarios y suspendido las negOCIaCIO-nes pariterías." (No hay que olvidar que, además,esa misma conducción, encarnada por Vandor, erala que había apoyado con más en.tusiasmo el gol~de 1976'10 menos que puede decirse es que los mi-litares l~ "usaron con astucia").

Surgió entonces la "Nueva Corriente de Opinión" (o'participacionistas"), formada por gremios dispuestos a

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seguir conviviendo con el Estado autoritario con tal queéste respetase sus estructuras organizativas. Si bien es-ta tend~ncia sindic~ fue el producto de las perseveran-tes m.amobras negociadoras del Estado, apareció y se for-talecié durante los períodos autoritarios porque su pos-tura aparecía como la única "realista" frente a las dicta-duras inspiradas en la doctrina "de la seguridad nacio-nal". - . ...

Asimismo, desde 1967, el sindicalismo generó una du-ra con.tra-ofensi.Ya sustentada en el profundo desconten-

, to social y político que' había despertado el régimen deOn~aní~; de ~s~ Yn.ea':rup~l}rista" y con matices revo-lueionarios emer~eron las ínsurreccíonss populares deCórdoba y Rosano que debilitaron decisivamente a la"Revol ución Argentina" y dividieron al Ejército (mayo de1969).

La cúpula sindical "negociadora" (privada de Vandorquien fu~ "ejecutado" por un misterioso comando en ju~mo) ~e alineé en la oposición al declinante gobierno die-~toI?al, pese ~ l?s cambios operados en el gabinete (sus-titución del mínístro de Economía) y a la convocatoria delas comisiones paritarias. Se producirían nuevas escaramuzas entre el Estado y el sindicalismo (la más grave fueen octubre de 1969) pero, de hecho, se había entrado enuna etapa de mutuo acercamiento.

El movimiento sindical había sido humillado frecuen-temente y quedaba más dividido que nunca lo estuviera~sde 1945; su.direcciÓfo1aparecfaatomizada, doce sindi-ckto~ seguían mterv~~dos y muchos de sus dirigentes~rmmaron desprestig¡ándose por su convivencia con la~ctadura; pero ~~llamada "Revolución Argentina" tam-bién estaba ,deblh.tada y necesi taba apoyos sociales; porello, el propio ~oblerno de Onganía negoció nada 'menos.que. el otorgamient« de la Ley de Obras Sociales en 1970;al tiempo que promovía una nueva normalización de laCGT.87

c. La ofensiva del llamado "Proceso" (marzo de 1976a abril de 1982).

• Una nueva gran movilización obrera había alar-madoal bloque dominante durante 1975; se trata-ba de las huelgas y manifestaciones callejeras de

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ese año, destinadas a resistir el plan de estabiliza-ción del ministro de Economía Rodrigo y socavar elpoder de López Rega.

La cuestionada cúpula de la CGT supo "recuperar"esas movilizaciones y ponerse al frente de ellas; con ellotuvo el mérito de acelerar la caída del siniestro grupo po-lftico-esotérico que encabezaba el citado Ministro y Con-sejero presidencial López Rega; en agosto, el sindicalis-mo llegaba al punto máximo de su ascenso politico, con-trolando el sector económico-social del gobierno de Isa-bel Perón. Pero ni antes ni después de esa fecha los diri-gentes cegetistas pudieron evitar la verdadera trampaque constituyó una exacerbada puja por el ingreso quegeneró una espiral hiper-inflacionaria.

A este avance del poder sindical se sumaban la irrup-ción de minorías gremiales clasistas y la violencia desa-tada por las dos organizaciones político-militares enton-ces actuantes (Montoneros y ERP); el bloque dominanteno vaciló mucho en magnificar el desarrollo de las luchaspopulares y lanzó una acusación genérica contra las ac-ciones de todas las vertientes del movimiento obrero:ellas serían parte de la "guerrilla industrial". Por lo tan-to, la acción sindical en las empresas pasaría a ser con-siderada "subversiva" y "digna" de ser exterminada porel brazo armado de ese bloque dominante.t"

• El desgaste de la conducción nacional de la CGThabía sido importante durante la llamada "Revo-lución Argentina" por sus incoherencias frente a ladictadura, sus profundas divisiones y su falta deagresividad políticas en la compleja "pulseada" Pe-rón-Lanusse que concluyó con el retorno del líderjusticialista al país y a la Presidencia. '

Ese desgaste continuó después de la muerte de Perénpor el sectarimo y la intolerancia que evidenci61a mayo-ría de los más influyentesjerarcas sindicales; por ello, ensindicatos nacionales importantes se discriminó y persi-guió a cuadros intermedios y de base clasistas y/o pero-nistas de izquierda, utilizando los recursos del Estadoque estaban a disposición de dirigentes nacionales. La

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práctica envilecedora de marginar por la fuerza a sindi-calistas de la talla de Ongaro, Tosco o Piccinini expresóuna profunda división horizontal y vertical del movi-miento obrero y, sobre todo, desmovilizó y confundió alconjunto de los trabajadores y, en particular, a los secto-res más combativos, los cuales asistieron impotentes a lainstauración de un régimen autoritario, elitista y repre-sivo.

• La ofensiva anti-síndícal del llamado Proceso fue.. la más global y pr.olongada, la más sanguinaria y

lamas exitosa de las registradas en el período ana-. }izado. ~ó)QJ:esumire~s sus principales aspectos

y algunos de sus efectos en el seno del movimien-to obrero.P"

- La dictadura militar instaurada en marzo de 1976intervino la CGT, los principales sindicatos nacio-nales y la mayoría de las Delegaciones Regionales.En todos los casos, se hicieron cargo de esas inter-venciones jefes militares nombrados por el PoderEjecutivo. Se prohibieron por ley las elecciones sin-dicales, las asambleas y, en general toda actividadgremial (julio de 1976). Se facultó al ministro deTrabajo para intervenir discrecional e ilimitadamente las asociaciones profesionales. (En total elMinisterio usó de esta atribución contra 171 sindi-catos, incluidos muchos de primer grado y locales).Se eliminó por la ley el fuero sindical que había si-do consagrado por la Ley de Asociaciones profesio-nales de 1973, ete.

- A fines de 1979, se dictó una nueva Ley Sindical (la20.615) tras un largo debate interno en la cúpulacívico-militar del "Proceso". Esta norma y su regla-mentación adoptaron posturas extremadamenteregresivas que revelaban el "proyecto social" desus autores pero que, de hecho, sólo se aplicaronparcialmente. Había normas destinadas a dividiry.a debilitar totalmente la estructura sindical; porejemplo, no se otorgaba personería gremial a lasentidades de tercer grado, es decir a la interveni-da CGT; se limitaba y controlaba el patrimonio de

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los sindicatos; se les quitaba su derecho a dirigir ylo administrar las Obras Sociales; se limitaba elmandato de los dirigentes gremiales; se circunscri-bía el accionar de cada gremio al ámbito de cadaprovinciaode la Capital (con la intención de atomi-zar el movimiento obrero); en fin, se dictó, la con-sabida prohibición de participar en actividades po-líticas directa o indirectamente ... Una posteriorley de Obras Sociales (agosto de 1980) confirmó lavoluntad dictatorial de desmantelar las organiza-ciones obreras y de reducirlas a pequeñas expre-siones reivindicativas bajo estrecha tutela del Es-tado.

En materia de legislación laboral el "Proceso" cercenóuna gran cantidad de derechos conquistados por los tra-bajadores desde décadas atrás; ello se logró modificandoregresivamente la ley de Contrato de Trabajo Nº 20.744;suprimiendo las cláusulas especiales de las convencio-nes colectivas de trabajo, con lo cual fueron eliminadaslas ventajas logradas, sectorialmente, por diversos sin-dicatos nacionales, locales o de empresa; suspendiendo"sinedie" las negociaciones de las comisiones paritarias;y prohibiendo la huelga o toda medida de acción directa,bajo amenaza de drásticas penas de prisión para quienespromoviesen o participasen en esas formas de protestasocial.

- Este arsenal legislativo anti-obrero fue respalda-do por la represión mili tar basada en el terrorismode Estado, consistente en el encarcelamiento, laeliminación física y/o las desaparición de los sindi-calistas más consecuentes.

A nivel de la cúpula nacional, un conflicto "duro" pro-tagonizado por el sindicalismo de Luz y Fuerza fue "re-suelto" con la desaparición de Oscar Smith, importantefigura gremial y líder honesto pero "moderado" (enero/fe-brero de 1977).Ese trágico hecho sirvió de advertencia alresto de la conducción sindical acerca de las siniestrasreglas de juego impuestas por el régimen de Videla: uobedecían los dictados dictatoriales o correrían la suer-te de los subversivos.

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Respecto de los dirigentes y militantes clasistas ycombativos se buscó eliminarlos sea encarcelándolos (enel mejor de los casos), sea matándolos o desapareciéndo-los.

El llamado "Proceso", al contrario de anteriores ofen-sivas anti-sindicales, no descuidó la neutralización delas bases sindicales, ubicadas en las comisiones internasde fábrica; al contrario, contra ellas se dirigió conparti-cular saña el terrorismo de Estado, pretendiendo arran-car de cuajo la radicalización observada en los jóvenes

.activistas sindicales desde fines de los años sesenta. Asi-mismo, la liqUidación de esas importantes células vita-les dela eBtruc~ragremial aseguraba que no hubiese unpronto relevo de las capas sindicales burocratizadas, lascuales quedaron profundamente aisladas de las masasobreras y populares.

La implacable. persecución contra las comisiones in-ternas e.xplica q~emás de la mitad de los desaparecidoshayan SIdode ongen obrero. Como dice Adolfo Oilly; "In-teresa aquí analizar la empresa central de las Fu~rzasArmadas al ocupar el aparato del Estado: la "solución fi-nal" a la endémica crisis de dominación, a la permanen-te amenaza de la dominación celular" (es decir de la or-ganización d~ fábrica de los trabajadores) ... T~ la po-tencia reprasiva ds] Estado~jército marina aviaciónpolicía, servicios de inteligencia, cuetÍ>os arm~dos de l~burocracia sindical, policías privados de las empresas-se concentró furiosamente sobre las fábricas los traba-jadores y sus aliados con todos los medies a su alcance:secuestros, desapariciones de los activistas o de sus fa-miliares, asesinatos, cadáveres en la vía pública camposde concentración y de muerte, etc" ...'o '. El mi sIl'!-oautor subraya el principal efecto de la geno-

cida ofensiva del "Proceso" ... los "años de terror anti-obrero llevado a ~us últimas consecuencias legales, ex-tralegales, matenales y morales pudieron hacer sufrir alos trabajadores argentinos una derrota sangrienta y deconsecuencias tanto más duraderas cuanto que la crisisno es la cOYU!1turamás favorable para su reorganización;p~ro no pudieron resolver el enigma que continúa ase-diando la dominación burguesa en el Estado Argenti-no .....'1

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Por ello aún antes que la "aventura malvinense" pu-siese de h:cho un punto final a los designios del "Proc~-so", el golpeado movimiento obre:o se ~staba reorgarn-zando e intentando una cierta reSIstenCIa a los embatesantisociales de la dictadura militar.

d) Los límites de las ofensivas anti-sindicalesautoritarias.

Ya dijimos que las descriptas ofensivas B!1ti-sindic~-les tuvieron un cierto lími te Ynunca pretendieron abolirtotalmente la actividad sindical.'2 Ello se debió a diver-sos factores permanentes:

• en el bloque dominante y en las Fuerzas Armadasprevaleció casi siempre la postura "realista" deconservar el modelo de vinculaciones entre el Es-tado y los sindicatos creado por el peronismo por-que esos vínculos generaban po~bilidad~s de I?a-nipulación de las clase obrera; dicha m~pulac~ónse ensayó reiteradamente con muy rel~~vo éxito.

• los grupos sociales dominantes y los IDlli~res. te-mieron que la abolición de las estructuras SIndica-les existentes produjeran una radicalización ma-yor de las bases obreras y el revivir de posturasmarxistas en la conciencia social de la mayoría delos trabajadores argentinos.

• las Fuerzas Armadas tuvieron sectores proclives ala conformación de un Estado corporativo (parte delos militares "nacionalistas") que creyeron posiblela integración del sindicalismo peronista a ese pro-yecto de corte fascistoide.

• el sindicalismo de base resistió perdurable y has-ta heroicamente todas las ofensívas anti-sindica-les aún abandonado o traicionado por sus dirigen-ci~ nacionales; contra esta asombrosa solidaridadclasista se estrelló hasta el terrorismo de Estado.

• en fin, la vinculación política del sindicalismo conel peronismo que declinó sensibleme~te ~espuésde la muerte de Perón pero no se ha extingwdo; esavinculación le dio al gremialismo (a nivel directivoy de base) una perspectiva global de su accionar,ciertas consignas movilizadoras y, sobre todo, una

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preocupación inculcada por el propio Perón: "pre-servar Ycuidar la organización sindical".

Por otra parte, cada ofensivaanti-síndical autoritariatuvo limites específicos:

a) en 1955-1958, la clase dominante, los militares ylos políticos anti-peronistas creyeron posible des-truir sólo el sindicalismo de orientaciénjusticíalis-ta; de esta forma "renacería" el existente antes de1943, condicionado por sus viejas debilidades: ca-rencia de personería gremial, "pluralismo" políti-

,co-ideológico y fraccionamiento de la CGT, escasopoder económico y político, ete. Antiguos sindica-listas socialistas y comunistas participaron de es-ta "ilusión", hundiéndose en el desprestigio y ahon-dando el abismo entre la mayoría peronista de laclase obrera y el "zurdaje" marxista.

Aun cuando el ideario de muchos esforzados militan-tes socialistas, comunistas o trostkistas fuera muchomás esclarecedor y democrático que el del militar JuanPerón, ¿qué credibilidad podían generar los "favoritos"de la antidemocrática "Revolución Libertadora", trama-da y ejecutada para combatir y aplastar las conquistasobreras? ,

Por ello, el proyecto "democratizador" del sindicalis-mo fue un fiasco y el peronismo gremial, practicando unaresistencia "dura", salió renovado e indemne de la seve-ra agresión sufrida entre fines de 1955 y las elecciones de1958.

b) La llamada "Revolución Argentina" tuvo un ala cor-porativista, encarnada por el Genera:1 Onganía ymuchos de sus asesores militares y civiles, que in-tentó integrar el sindicalismo a su proyecto de Es-tado "nacional-católico". Hubo sindicalistas de al-to nivel que aceptaron la propuesta pero, a partirdel, Plan de estabilización de Krieger, se vieronobligados a denunciar el costo económico-social dela dictadura.

Esta ~o vaciló en reprimirlos pero siempre buscó do-blegar e integrar al mayor número de gremialistas "res-catables". El régimen de Onganía nunca postuló la su-

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presión del sindicalismo sino su disciplinamiento y suaceptación de las reglas impu~s~as por el Es~do; porello, hizo cesar la ofensiva anti-smdical.B: mediados d.e1969 sacrificando parcialmente la establlidad eeonémi-ea y reiniciando fluidas negociaciones con la cúpula ma-yoritaria de la CGT.

e) El golpe de marzo de 1976 tuvo ~n profundo conte-nido anti-sindical y, en sus eomienzos, encarceló aparte de la cúpula gremial y diezmó a los cuadrosmedios y a las bases sindicales; p~ro ~mF. sebuscó destruir totalmente la organización smdicalo abolir completamente sus actividades sino redu-cirlas a su más mínima expresión, tal como quedóreflejado en la Ley Sindical de .1979. .

Había fracciones del bloque dominante que aspl~a-ban a liquidar las vinculaciones entre el Estado y los 810-

dicatos y a proscribir a toda la dirigencia ~br~ra; estosgrupos pugnaron por dictar una ley de Asoclaclones Pro-fesionales más regresiva quela de 1956. . .

Sin embargo, prevaleció la opinión de civiles y mlh~-res que argumentaron, tal como la propia~úpul~ gremla~peronista "moderada", que no era convemente r~galarel campo sindical a un presunto ene,migo marxista 'l/osubversivo; a mediano plazo, la plausible reco~st;uCClónde sindicatos autónomos del Estado podría significar elavance de posturas clasista.s y la,,~parición ~e una nue-va élite obrera más combativa e mtratable .

En el corto plazo, los militares, preocupados po; c?m-batir la subversión armada, se inclinaron por no irritarinúltilmente al conjunto de la clase obrera, temerososque las organizaciones guerrilleras pu~eran encon~arbases sólidas en el seno de los grupos sociales subordina-

dosLos límites de la ofensiva antí-sindical del llamado"Proceso" no se definieron con claridad al i~ciarse elmismo; en gran medida, ellos fueron estable~d08 por larelación de fuerzas al interior del bloque dommante y delas propias Fuerzas ~adas; y po~ o~a p?,rte, por la ac-titud más o menos sumisa de los sindicalistas.

Frente a la eventualidad de una resistencia sindicalactiva, el golpe del 24 de marzo estaba preparado para

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exterminada; por ello, liquidó a los dirigentes clasistasy de base. La falta de orpniz':l~ón y de preparación pa-ra enfrentar una agresíén militar masiva ha sido unaconstante de la vida sindical (no sólo en la Argentina).E1lo~rr6 un~ vez más ';Dl enfrentamiento social de pro-porciones, en CIerta medida por la incapacidad de la ma-yoría de l~ dirigente. s gremiales para enfrentar al apa-ratorepreSIyoy ~bIén por su sagacidad para evitar seraplastados mútilmente por el mismo.

. ~n fin, el "Pr~80", profundizando una táctica de la.. llamada "Revolución Argentina", intentó y logró humi-

llar a la dirigencia sindical "autorizada" a través de susubordinació!l ,'de sú corrupción; en esta línea de acciónno había limites ...

22La. maniobras negociadoras del Poder Políticoy de la Administración del Trabajo

Durante cerca de 19 años del total del período anali-za~o la relación predominante entre el Estado y el sindi-calismo fue l~ negoci~ón; é,ilta existió aún durante par-te de los gobiernos dictatonales y durante los diversosperíodos constitucionales.

El Estado instrumentó esas negociaciones, sea a tra-vés de los compromisos del Poder Político sea a través deuna Administración del Trabajo que m:mtuvo una es-tructura y un cuerpo de funcionarios estables e inclina-dos al diálogo con la cúpula sindical. Analizaremos am-bas vías de acción.

A Las maniobras negociadoras del Poder Político

~versos gobiernos mili tares y civiles entraron en tra-tativas directas o indirectas con el eíndícalísmo para di s-tende~ la situación social y, en algunos casos, generar lasc~nd1CIones que permitieran instaurar algunos meca-msmos de concertación social. Todos esos gobiernos cre-yeron posible dividi~ a l~ diri~encia sindical y lograr que,a v~s, una parte, signífícativa de ella rompiese su vin-cul8Cl~ estruc:,tur~ con el peronismo. Para esto se usó laeedueeíén de todo tipo y, a semejanza de los empresarios~ se trató de corromper a sectores claves de la con:dueeién obrera.

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a) El período del frondicismo (1958-1963)Elliderazgo de Arturo Frondizi, político de posturas

progresistas en sujuventud, significó una renovación ge-neracional en el ya viejo Partido de Leandro Alem, laUnión Cívica Radical, el cual trató de llenar el vacío de-jado por la desaparición de Yrigoyen y los ulteriores fra-casos políticos de sus sucesores.

Por ello, a partir de 1956, los radicales yrigoyenistasbuscaron "integrar" al peronisIOO con el cual tenían mu-chas cosas en común; pero una parte importante de suscorreligionarios (cerca del 40%) se opusieron terminan-temente y dividieron al partido.

Esta división condujo necesariamente al "pacto Fron-dizi-Perón" que otorgó el triunfo a la UCRI en 1958. Esepacto fue de enorme significación para el sindicalismo.

Durante la campaña electoral Y en los primeros mesesde su gestión, el Presidente Frondizi había sostenido unplan económico-social que continuase el modelo practi-cado por el peronismo: desarrollo del mercado interno através del incremento de salarios e industrialización in-tegral, poniendo el acento en la producción de acero, enla petroquímica Y en el impulso de todas las áreas manu-factureras que no habían podido "despegar" durante lasdos décadas anteriores; por ello, apenas instalado el nue-vo gobierno constitucional, se aumentaron los salariosun 60%, se amplió la circulación monetaria y el crédito yse incrementó el déficit fiscal para activar la economía.

Desde el punto de vista político, Frondizi había pro-metido e hizo votar a mediados de 1958 una ley de am-nistía (que no abarcó a Perón) y la derogación del ultra-represivo decreto-ley 4161. (Este "legalizó" la persecu-ción e inhabilitación de centenares de dirigentes pero-nistas durante la "Revolución Libertadora").

Desde la perspectivasindica1, se promulgó la Ley deAsociaciones Profesionales 14.455 que tenía caracteressemejantes a las de la legislación de la era peronista y de-volvfaal gremialismo la casi totalidad de las estructurasy de las funciones que le conferían poder social y políti-co. Entonces, interventores civiles sustituían a los mili-tares en los sindicatos, anticipando la pronta normaliza-ción de las organizaciones gremiales y de la propia CGT.

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Estas medidas, sustentadas en las as ir .fracciones de la burguesía nacional ligada ~ aclOn~s, deterno y en las de los sectores medios pr m~rc~ OIn-acompañaron la experiencia frondicista i~~ ~uemadamente a los sectores hegem6nicos del bloqu~ ~ ~-nante y ~ las Fuerzas Armadas que comenzaron a o~-~a~r qwzás a c?mplotar contra un Presidente naa:C:~=q~e:ls:: :~~t~~gase.sores, presidido por un ex-iz.

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emás, la crisis cíclica de 1por la debilidad del sector te a ec(onomía, detez:ninada

'. sectoi~o-exPortador) Co~~1rno cuyo con~l eJerda elnacionalista popular de Fron~~ por hacer trizas el.plande losdese '. Tb·······.. ". ,Zl. Ante el agravanuento

~~5I~~~:~~~=:~:~~te~:~~6'o~odfi::; ::~::Mrr:,~:~b al nci n e un crédito stand-Z:c1Ónd~~~~~anas, anunció un Plan de Estabili-1u6 bruscam te I ureza para aquella época·3 se deva-de precios qu:nper;u~:::Je s~ eli;mnaron !os ~~trolesse restringi6 el crédito s e e. períodoJusticlalista,una Ley de í • y se anuncl61a promulgación demaban co: InVerSIones extranjeras al tiempo que se fir-gético, (Fr{J~~: pe~:¿~ros para resolver el déficit ener-Pernn h se a opuesto a los proyectados rda" d lYse t /lb

lfa populari zado por su defensa "apasionpoa

e con ro estatalyn' Id I . -Sem' te b 1 aciona e a nqueza petrolera)

eJan ur a a la progr áti 1 .7 ~eses después de asumida :~ Pr ca,~ ect.oral, apenas~enzo del deterioro de la credíbílíd edsIdeArnCla,fue el c~-zi y 1 I I a e turoFrondimOC::::cf:.I!e gravísimo a las reglas elementales de la de=

vanLos tr~adores y los sindicalistas se pusieron a latore~~~~sd; ;::ha~ populaz:es, aislados de los sec-lucha anti-dictatorial o:~ar~~ aun he~?os propios de laEnelaño19591aJ ••ri~'6 OClba como la ResIstencia".mentos" d ;:>. I n o rera tuvo uno de sus tomoe mayor mtensidad -

El Estado respo di6 d .lUego el Plan Conin~s'l e~etan.do .el estado de sitio yd?S mili tarmente y la c~;~l::~~:os ~ero~ moviliza-ruda u obligada a clande ti . pe .segw~ y dete-frondicismo, obligado a :a~r;:~f:::~~:~=::i~::92

bloque dominante, no perdía de vista algunos de sus ob-jetivos iniciales; entre éstos, el principal era el desaroBoindustrial, entregado al predominio del capital transna-cional tal como lo exigían los sectores sociales hegem6ni-cos y los Estados Unidos; otra meta era la "integraciónsocial", para lo cual el Presidente aspiraba a contar conparte del sindicalismoy del propioperonismo, Por lo tan-to, sigUi6 negociando con los dirigentes más moderadosy mantuvo su decisi6n de normalizar la CGT, apenas sedepusiesen las actitudes "insurreccionalíatas".

La propia necesidad de legalizar los organismos gre-miales en un capitalismo moderno empujaba al gobierno"desarrollista" a esa negociación. A su vez, en 1959/1960,la mayoría de los dirigentes y de las bases obreras prac-ticaron una actitud pendular que oscilaba entre el en-frentamiento desestabilizador (sabotaje, terrorismo"blando", ete.) y el diálogo; al fin, fue prevaleciendo lapostura deseada por el Poder Político. También a los sin-dicalistas les seducía la perspectiva de recuperar la ple-na legalidad y aprovechar los recursos que proporcionanlas estructuras gremiales para "ganar poder" .Por ello, sepudo negociar la devoluci6n de los gremios y la normali-zaci6n definitiva del régimen de las Convenciones Colec-tivas de Trabajo en 1960.

Aunque en marzo de 1962, esos sindicalistas -bajo laconducci6n de Per6n-liquidaron electoralmente al fron-dicismo, éste había logrado introducir el germen de la di-visi6n en la conducci6n obrera peronista; durante losaños 1959-1962 el Estado "negociador" desarrollé unacorriente sindical "negociadora", encarnada por Augus-to Vandor, líder metalúrgico y de la "Resistencia" pero-nista y principal figura gremial de la generación surgi-da después de 1955. El "Lobo" Y la mayoría de sus cole-gas emprenderían el camino de una ininterrumpida re-lación con el Estado, aún durante períodos econ6micosrealmente adversos, como el generado por el nuevo Plande Estabilizaci6n de 1962-1963.

Por el contrario, la unidad peronista =-encarnada porla casi mítica figura del líder exiliado-> impedía la absor-ción de ese sindicalismo por el Estado o por otras fuerzaspolíticas.

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Esa unidad les permitió derrotar los planes de Fron-dizi y sumir al bloque dominante en una agudísima cri-sis política; ésta tuvo como expresión manifiesta másgrave la división de las Fuerzas Armadas entre "azules"y "colorados" (o sea entre anti-peronistas "moderados" y"ultras"46; y com? realidad estructural, la impotencia delES,~do p~ra ar,?ltrar las 'pujas intra-burguesas duranteel ~-goblerno d,:l Presidente formal Guido con los su-ceSIVOS~om~ndantes en Jefe delEjército, de tendenciascontradictonas. .

, .. Lanueva.s~tuación económica desfavorable y la semi-di.ctadura :nuli~r que sevivía en 1962-1963 (además delcli~a ~~ VI?leI}c~!!prQpic;jadopor los militares) alentó laradi<;allZaCIónde las bases obrerasy de parte de su diri-genera que h~bí~ vuelto a un estado de semi-ilegalidad.Uno de los obietívos del Ejército "azul", liderado por On-gama, fue controlar y descomprimir la situación social.Por lo tanto, se mantuvieron duras normas anti -sindica-les di~tadas en 1962 (sobre todo, el decreto 8946/62 queprácticamente anulaba el derecho de huelga) y se le su-maron otras medidas anti-sindicales y represivas (el de-creto 37~0/63 que le permitía al Estado intervenir en laadministra~ón de los fondos sindicales y el decreto 788163 de Segun dad del Estado). Todas estas disposicionesestaban destinadas a contener el alza de las luchas obre-r~ durante un período de ajuste económico." Al mismotien:tpo, los escombros del frondicismo que detentaban elgO?Iern~y'laAdminis~ción del Trabajo~egociaban conla ComISIÓn de los 20 la norma1izació~r de la CGT lacual se concretó en el Congreso Normalizador de fine~ deenero y principios de febrero de 1963. Desde su prisiónFrondizi veía cumplirse una de sus pocas promesas elec-torales que llegaron a término. ,

b) El período de mia (1963-1966). Ya hic,imos referencia a las particulares circunstan-

cias políticas que dieron el gobierno al radicalismo lide-rado por Ricardo Balbín, el cual había roto con Frondizien 1956 (por su apertura al cambio social y al nacionalis-mo popular); la UCR del Pueblo, representante de lasclases medias anti -peronistas, llegó a la Presidencia conpocos votos y apoyos sociales difusos en el bloque domi-

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nante que había apostado al triunfo de la candidaturadel General Aramburu- El Presidente Illia, gobernó en-tonces con una clara definición en favor de la burguesíanacional 10 cual fue simbolizado por la anulación de loscontrato~ petroleros firmados du!ante la gestión d~Frondizi; además restableci61as Iíbertades y la legali-dad. Sin ~mbargo: sus relaciones con el movimiento obre-ro fueron deteriorándose rápidamente.

¿Por qué sucedió ésto?En primer lugar, se vivía un perío~o ~e alza de l~ lu-

chas populares iniciadas en.19?2 y di~íCIlesde ca~allzarpor los propios dirigentes SIndicales. mod~r~dos .

Luego, el peronismose había sentido traIcI?nado, unavez más por la casi totalidad de.la clase polí?~ que ha-bía aceptado participar en eleCCIonesproscnptivas, t~shaber prometido 10 contrario en la Asamblea de la CiVI-lidad.

En fin, el balbinismo entregó el Ministerio de Traba-jo a dirigentes que, como .~rmá~ López, estaban dema-siado encerrados en su VIeJOanti-peromsmo para podertransfonnarse en interlocutores dúctiles y respetuososde la conducción cegetistaP

Esta llevó a cabo un Plan de Lucha de una virulen~iaexcepcional y quizás desestabilizadora (por la ocupacIónde fábricas). .'

Pero ese Plan fue la consecuencia del desinterés eVI-dente mostrado por el gobierno de Illia para negociar u~petitorio de ocho puntos presentado por la CGT en di-ciembre de 1963' más aún, también fue una respuesta aldecreto reglame~tario de la Ley de ~aciones Prof~-sionales que creaba un mecanismo es~u~.l en la Ad~-nistración de Trabajo (a cargo de la DIreCCIónde Asocia-ciones Profesionales) para investigar el manejo de losfondos sindicales (abril de 1964).

El radicalismo derogó la legislación represiva pree-xistente y devolvió la legalidad al peronismo bajo la sigla"Unión Popular"; pero no permitió el retorno de Perón afines de 1964. .

Tras las elecciones legislativas de 1965 y ante las di-visiones del sindicalismo peronista, se abrió un períodonegociador más activo a nivel de fuerzas ~lí?~as. Peroel radicalismo creyó posible explotar esas dívisíonee del

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peronismo y dictó el decreto re lam .LeydeAsociacionesProfesional~s Eer:etario 969/66 de launa verdadera atomización or .. s . pretendía lograrmovimiento obrero; por lo tant!~zatlva r política delconsideran dos) constituyó un tÍ 1 text:o (Incluidos sUssindicalismo peronista de cuaf ~ ro:aclón de guerra aldo p?r las dos vertientes cege¿: 8llfTloy fue repudia_

Firmada por el presidente Illi eXIstentes.ta norma contribuyó d '. laen febrero de 1966, es-tre el "vandorismo" y 1~~81~Ell?anteal acercamiento enplotando contra el régi go PIS~ q~e ya estaban com~

Es cierto . '1 .men constltuclOnal,4S. que e gobIerno de Illi hab

esfuerzos para reactivar 1 a fa hecho loablesad . a economía am li dc o mterno á ttávés de'un' . ' p an o el mer-gr . h a meJor redistrib 'ó d .eS?, y ubo fracciones de la bu uc~ n el m-

tendieron puentes para 1 rguesfa naCIonal quecolaboración social en el ogr~r restablecer Un clima defase expansiva del CI'1 país, ello era favorecido por la

e O económico 1 1P~de!agestióndelaUCRP P , acua abarcógranVIndic8CIones socio-económi . r~las postergadas reí-Proscripción de su lideraz:as ~ a clase obrera y laavanzar en el camino del a g ~lftic~ hacían imposible~omo los dirigentes sindicafuer o SOCIal;tanto las baseslIbertad imperante e '. es, aprovechando el clima dechos y conquistas ~i~~e;on Ú~otorgamiento de dere-no quería ni podía conceder po c~ que .el radicalismoel mérito de no apelar a la ;:a pr,eSldencla de Illia tuvoner las demandas obreras preSIón brutal para conts,car de "gobierno negociado;':' por ello, ~ la puede ca1ifi-rar reales mecanismos de n ' pe:o ~blén supo instau_hostigando al sindical' egOClaclónválidos y terminód d d ismo a través de .e u osa eficacia prácti una arguCIa legalea.

. c)ElperíododelallamadaR .diados de.1969 a mayo de 197;)voluclón Argentina (me-

A partir del mutuo de teno de Onganfa y las or~:Ci que s~~eron el gobier-les, desbordadas por el clima de ?nes SIn~cales naciona_~ul~r que se vivió en 1969 co InSurrecCIón obrera y po-claCIón en la cual el Estad~ men~ó una etapa de nega-les a ~acúpula cegetista a c=~~dió ventajas sustancia_una CIerta paz social' co 10 que ésta garantizase

, mo veremos más adelante ", pa-

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ticipacionistas" y "negociadores" confluyeron en este"acuerdo" con el Estado autoritario, aunque tuviesenperspectivas políticas distintas.

En los últimos meses de la dictadura de Onganfa (pri-mer semestre de 1970), se dejó sin efecto el "temible" de-creto 969/66; se dispuso un aumento de salarios; se im-pulsó la normalización de la cuasi-acéfala CGT, nom-brando un Delegado oficial; y, sobre todo, se dictó la LeyNº 18.610 de Obras Sociales que fortalecería considera-blemente laa finanzas sindicales.

Durante la corta dictadura de Levingston (junio de1970 a marzo de 1971), ·el ministro de Economía Ferrerimpuso una concepción de desarrollo "nacionalista" queimplicaba una reactivación del mercado interno; por ello,se dispuso restablecer la libre discusión de las convencio-nes colectivas de trabajo y la dirigencia sindical, que ha-bía logrado normalizar la CGT, pudo desconocer las pau-tas salariales sugeridas por la conducción económica delEstado.

Luego, Lanusse abrió una etapa esencialmente polí-tica que implicaba la primera negociación formal entre elEstado y el líder del peronismo, tras cerca de 16 años deagravios e incomunicación." Al mismo tiempo, el nuevodictador trataba de dividir a las huestes sindicales jus-ticialistas (ya su mismo Partido) a través de un ciertoacercamiento con los gremialistas "participacionistas" y

.con los peronistas "sensatos" (Paladino). Perón supo con-servar el apoyo de la mayor parte de la cúpula cegetistay frustró los planes de Lanusse.

Para facilitar la "apertura" política los sectores hege-mónicos de la conducción sindical nacional, seguramen-te orientados por Perón, amainaron la presión social yes-tablecieron una tregua informal con el' gobierno; elloahondó las diferencias entre la dirigencia cegetista yciertas bases obreras radicalizadas.

Hoyes fácil comprender que el retorno de Perón fuefacilitado, en parte, por las garantías que él pudo haberbrindado en el sentido de evitar toda la revancha por losagravios que recibiera como persona y como líder políti-Co'50y, sobre todo, por la actitud "moderada" de la con-ducción de la CGT, encarnada por José Rucci, cuya dis-posición al Pacto Social y acercamiento ideológico a la

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Doctrina Social de la Iglesia garantizaban la perspecti-va de una negociación no del todo desfavorable al bloquedominante. Sin embargo, los sectores más reaccionariosde este bloque desconfiaban de esta "indeseable dupla":Peron-CGTy, por lo tanto, se abocaron a neutralizarla'"y/o a preparar "su derrota final".

d) El período peronista (1973-1976)Durante la sucesión de gobiernosjusticialistas, emer-

gentes de las elecciones de marzo de 1973, se produjerondos hechos contradictorios:

e. lapuesta en. práctica de un "pacto social", promo-. vido desde el Estado, el cual fue el más serio pro-

ceso de C91~~.ración soci.alentre el capital y el tra-. bajo desde 1955. ..

• una desmesurada puja de ingresos de 1975, deter-minada por la radicalización de significativos sec-tores de las bases obreras; ella condujo a un proce-so hiper-inflacionario y contribuyó a desestabili-zar el gobierno de Isabel Perón.

RespectoaZ"Pacto Social" de 1973, el mismo había si-do concebido por los dirigentes empresariales reunidosen la CGE, quienes prepararon el Plan Económico del go-bierno justicialista; los dirigentes de la CGT aceptaronen principio y en general su implementación y, en 1972,llegaron a firmar una declaración conjunta CGE-CGTque implicaba la puesta en marcha de algunas medidasde concertación social.

Cuando Cámpora asumió la Presidencia en mayo de1973, nombró ministro de Economía al presidente de laCGE José Gelbard, al tiempo que la CGT "recuperaba" elMinisterio de Trabajo. Cinco días después y, en aplica-ción del programa de gobierno del "empresariado nacio-nal", se firmaba el "Acta de Compromiso Nacional" o"Pacto Social", inicialada por la CGE, la CGTy el Gobier-no Nacional. Si bien este "Pacto" no había sido debida-mente negociado por los actores sociales sino impuestopor la autoridad partidaria (el propio Perón), sus carac-teres formales correspondían al diseño de una políticacontractual derivada de los mecanismos de concertaciónexistentes en algunos países desarrollados.

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El Estado se comprometió a restablecer la legislaciónsindical y laboral semejante o idéntica a la vigente h~-ta 1955; así es que se dictarían una nueva ley de ~a-ciones Profesionales y otra de Contrato de Trabajo.

Por otro lado el llamado "pacto social" era parte de unprograma de reformas ~e las es~cturas económico so-ciales mucho más ampho. El mismo comprendía, entreotras medidas, a) una reforma fiscal que incrementase elcarácter progresivo de la iI?posición.; b~una reglamenta-ción de la inversión extranjera que límitaba los derechosdel inversor en materia de transferencia de dividendos yde localización de nuevas inversiones importantes; e)una ley agraria que sancionaba la propiedad de tierrasimproductivas por medios fiscales y hasta con.la ~etodo-logia de la expropiación prevista en la ConstitUCIón na-cional' d) un mayor control por parte del Estado respec-to del comercio exterior y de la política comercial; e) la"nacionali7.~.ción" del crédito a través del control ejerci-do por el Banco Central sobre el conjunto.del sistema cre-diticio. Al interior de este cuadro de medidas reformado-ras se inscribía un plan de estabilización. basad.o ~breuna acuerdo obrero-empresarial en matena de distribu-ción del ingreso; los precios fueron conge~ados, lo ~smoque los salarios, con el objetivo de reducir al máximo elnivel de la inflación que alcanzaba un 25% anual.

El congelamiento de precios implicó la disminuciónde los que habían alcanzado 57 productos seleccionados,entre ellos la carne y los textiles; en el resto de los casosse respetó el nivel existente en mayo de 1973. Los sala-rios debían ser congelados por dos años a partir de un au-mento inicial del 20%, con lo cual se quería compensar lapérdida de valor del salario real durante la llama?a Re-volución Argentina Se establecía que, tran.scun:do unaño, se deberían hacer estudios para determIn~ SIel ~-der adquisitivo del sector laboral había sufrido pérdi-das.u

Emprender un estudio en profundidad sobre el rápi-do fracaso del "pacto social" y, más aún, d~l Pla~ Ec~nó-mico de la CGE de 1973 sería tema de otra ínvestigacién;pero al menos, debemos realizar un breve análisis yeva-luación de ese período para poder comprender con más

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~,claridad la relación entre sindicalismo y Estado entre1973 y 1976.

El "pacto social" de 1973 se deterioró rápidamente pordiversas causas económicas y políticas. Entre ellas enu-meramos las más relacionadas con el sindicalismo:

- la imposibilidad o incapacidad de los gobiernos pe-ronistas para realizar algunas de las propuestas

. reformas de la estructura económica que habrían.facilítado elfuneionámiento del "pacto social" gra-cias al proceso de redistribución que ellas ~pli-

. .can. Esas reformas no realizadas fueron, al menos,una profunda revisión del sistema fiscal y una par-cial transformación del régimen de tenencia de latierra.la actitud de la mayoría de las fracciones de la bur-guesía industrial que acataron temporalmente elcontrol de precios como un mal menor; y, al pocotiempo, lo fueron saboteando a través de las másvariadas formas: acaparamiento, contrabando, do-ble facturación, ete·53

la creciente incapacidad de la dirigencia sindicalpara contener por medios democráticos las insatis-fechas expectativas de las bases obreras, algunasde las cuales habían operado una sensible radica-lización desde 1968 y habían adoptado posturasclasistas, opuestas a los principios de la concerta-eién.las incongruencias del propio Plan Económico re-ducido cada v~ más a un plan de estabilización ba-sado en el artificial congelamiento de precios y sa-larios que conducía gradualmente a una feroz pu-ja por el ingreso entre obreros y empresarios yen-tre sectores y ramas de la producción, en particu-lar entre el sector agro-exportador y el industrial.A medida que se prolongaba el control de precios,éste desalentaba la inversión privada y promovíaprácticas de "mercado negro" que deterioraban elvalor del salario real; a su vez, la excesiva prolon-gación del congelamiento de los salarios multipli-ca las protestas obreras y la insatisfacción social.

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_ el propio carácter "estatista" de la concertación .puesta en marcha en 1973; ella. se ~ba, en .granmedida en la capacidad de arbitrsje del Presiden-te Peró~ y en su autoridad para imponer "salidas"de corte político más bien que económico. Por ello,muerto Perén, el "pacto social" y su propulsor, elministro Gelbard, duraron menos de tres meses;tanto los empresarios, reticentes desde el comien-zo y poco dispuestos a sacrificar sus tasas de ga-nancia, como los dirigentes de la CGT, sólo preocu-pados del nivel salarial e incapaces de promoverun plan de reformas económicas globales que com-pensasen los sacrificios obreros inmediatos, deser-taron de la tarea de concertación, iniciada en 1973.En realidad, esa tarea no había sido preparada nidebatida por la mayor parte de los 1fde~es en;tpre-saríales que, aparentemente, nunca se ~dentifica-ron con ella. Por parte de la cúpula cegetlsta la con-certación social como metodología había sido teóri-camente asumida; pero la carencia de una prácti-ca previa prolongada y rigurosa de la misma con-dujo a improvisaciones Yvacilaciones; al fin, fue-ron los sindicatos quienes transformaron el llama-do "pacto social" en un agrio debate sobre salarios.

Respecto a los sucesos de 1975, ellos eonñrmaron lascarencias de un proyecto sindical viable, unitario y sufi-cientemente vigoroso para liderar la sociedad y controlarel estado.54 .. Pero ellos también sirvieron para desnudar las falen-cias del gobierno de Isabel Perón que oscil~ e!ltre Plane.sde Estabilización mal ejecutados (el del ministro Rodrí-go) y el enfrentamiento con el Fondo Monetario Interna-cional. En el momento en que el ministro de Economíaera Antonio Cafiero, apoyado por la CGT, el gobierno senegó a contener la inflación por "medios ortod?xos" (com-primiendo los salarios y equilibrando el défi~t ~sca1), locual le cerró la posibilidad de acceso al crédito interna- .cional y aceleró su derrumbe. Asimismo, el ministro Ló-pez Rega y el "entorno" de la Presidente jugaron a la di-

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visión y a la marginación de la CGT hasta las moviliza-ciones de julio. Luego, en 1976, tras el relativo fracaso deCafiero, el "isabelismo" reanudó sus maniobras divisio-nistas en el ámbito gremial. Sobre todo, la tradicionalpuja por el ingreso, habi tualmente canalizada por el Es-tado, se había convertido en una lucha sin cuartel en elseno de las Comisiones Paritarias que se reunieron aprincipios de 1975. El Estado pareció perder el control dela situación y ello inerementó el temor y el odio de clasedel bloque dominante; "Sólo las Fuerzas Armadas y ungolpe extremadamente represivo podrían y deberíanrestablecer el orden yterminar con el caos democrático",pensó ese grupo social "oligárquico".

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e) El período alfonsinista (Junio de 1984 ...)El debilitado sindicalismo emergente del llamado

"Proceso" sufrió una dura derrota política el 30 de octu-bre de 1983, ya que había jugado un rol destacado en laacción pre-electoral del Partido Justicialista y que lafuerza política rotundamente vencedora en los comicios(la UCR) cuestionaba la legitimidad del mandato de granparte de la dirigencia sindical, además de haber denun-ciadocon éxito sus presuntos vínculos con el régimen dic-tatorial (el "pacto sindical-militar").

Luego, durante los primeros meses de 1984, eljusti-cialismo consiguió bloquear en el Senado un proyecto de"normalización sindical" orientado a controlar rigurosa-mente las anunciadas elecciones gremiales a partir de laacción del Ministerio de Trabajo. Entretanto, "participa-cionistas" (CGT de la calle Azopardo) y "confrontacionis-tas" (CGT de la calle Brasil) ponían entre paréntesis susno pocas diferencias para hacer frente al nuevo contrin-cante radical y al proceso eleceionario en curso ...

. Cuando el gobierno nacional logro firmar con el pero-msmo y otras fuerzas políticas un "pacto de unión nacio-nal" (el 7 de junio), se iniciaba un profundo viraje en suaccionar social conducente a elaborar un proyecto de con-certación, en alguna medida inspirado en el programadel propio justicialismo y que involucraba al conjunto delsindicalismo.

A partir de junio, el nuevo ministro de Trabajo, JuanManuel Casella, establecía un fluido contacto con los di-

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rigentes de la CGT reunificada con vistas al proceso ~n-certativo. La dirigencia sindical presentaba el 27 de J~-nio un documento de ocho puntos que entregó al Pres~-dente Alfonsín durante un encuentro celebrado en OlI-vos. id ~El primer logro del diálogo soci~l establecí o rue cre-ar un mecanismo de pre-concertacIón en el orden ~ la fi-jación del salario mínimo vital y móvil y del salario mí-nimo convencional, a partir del mes d~ ~osto; además s.easeguró la participación de los gre~alIstas en el análi-sis pormenorizado de los factores de incrementos de cos-tos, de forma que mensualmente pudiesen d~r s~lOpiniónsobre los aumentos salariales para el mes siguiente, asícomo sobre los aumentos de precios autorizados para elsector empresarial. Luego se formó un <?o~té de Traba-jo gubernamental integrado por los ministros de ~nte-rior, Economía, Trabajo y Acción Social y el secretano?ePlanificación con la finalidad de mantener conversacio-nes con los sectores empresariales y del trabajo.

Este Comité ingresó, el 7 de agosto? ~n la "etap~ pú-blica" de la concertación con una exposición del mIms~ode Interior Tr6ccoli, quien propuso a los sectores SOCla-les present~s55fonnar siete c~misiones56 par:a llevar a~e-lante el proceso de concertacIón: ésta tendna ~omo ?bJe-tivo inmediato coadyuvar a la lucha contra la Infl~CIÓnyconseguir paralelamente. u~ aumento de los salarios :e-ales y una política de crecimiento por el estímulo de la In-versión privada. Un segundo cometido de dicha concer-tación sería, a más largo plazo, el tratamiento de.los ~e-sequilibrios reales de la economía y de las deficIen~asque impiden un crecimiento ordenado, ,en.la ~rspectJvade elaborar" entre todos" un plan econormco Integral. Almismo tiempo, la cartera de Economía entregaba a losdirigentes empresariales y sindicales .un extens~ docu-mento que contenía un proyecto de acción econóIIl!ca.pa-ra el corto plazo. Durante el me.s de agos~, los SIndica-tos rechazaron la política salan al del gobierno, lo cualcondujo a la huelga general del 3 de ssptiembrej'" a suvez la UIA afirmaba que el proceso de concertacién debe-ría ser global, sobre la totalidad de las :--ariables ec?nó-micas y no limitado a la discusión del mvel del preCIOSy.salarios.

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La mencionada huelga genero un nucaramuzas entre elsindica1ismo 1 ~,vo período de es-cual aparecieron c1aray pública~:n~ ~~m.o, ~entro dellíneas pre-existentes' una cu ti d erencíadaa dos, ,es ona orad l di'tes sindicales peronistas y de sus métod e os ngen-to, descreída y hasta opuesta os y, por lo tan-ciónquecontasecon "ese" , dia~n proceso de concerta-sideró viable el proceso e;~~rsc smo; y la otra que con-gen~ con la CGT "tal-como-es"~ y se mostró más indul-

SIn embargo a los pocos di: (l 7 'volvió a réllnir ia mesa de la:S e de,septiembre), sev~z) en el Ministerio del interio~ncertaClón (por terceraeión deun diagnóstiéOsóCi81 eomi yse acordó la elabora-némieo concertado tal co d o base para un plan eco-

, mo emandaban Ipresanal y los propios gre 'al' e sector em-A' mi 1stas,

partir de esta fe h d. 1985, se sucedieron neCgoca"u;ante el resto de 1984 y enh lacrones tripartitas

uelgas generales de la CGTy te' E ' rupturas,tos La l nsionea stad 'di, s e ecciones sindicales di o-SIn ea-predominio de conducciones nací ero;¡ como. resultado eltas y el diálogo-enfrentamientol~~~sde81gnoperOnis-CGT" se transformó en I " le~o alfonsinista_oposición peronista allíd::na1ClPal, manIfestación de larrotado en las urn ~ Partido que la habían de-

Du te as por pnmera vezran este período todaVÍa· ,

dos hechós aparentemente contr e~ ctour~se regIstraronmentaríos: a e nos pero comple-

• Por pri mera vez, un gobierno no- ' ,fiesta una perdurable vol peromsta mam-concertación social I al untad de promover lad ta ' o cu es verbalmente a;; nti~porlosempresariosdela UniónInd~ala-, gen na como por el eoni to dI' ,smdicales,58 ruun e as direccIones

• Pese a algunos acuerdos 'aly los sindical' tas parer es entre el EstadoIS o entre éstos y Ino se ha podid os empresarios"Pacto Social". o avanzar en la concreción de un

Ellosedebióalatradi· I . .dominantes a realizar Clon~ reticencIa de los sectoreslas dificultades intern::ceSl~nes a!os trabajadores y a

ue VIven aun el peronismo y la

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CGT. (Volveremos sobre este punto más adelante). Perotambién el Estado careció de recursos para generar unareactiviación económica suficientemente intensa que fa-cilite un entendimiento obrero-patronal; ello es conse-cuencia de la crisis estructural del sistema capitalista,cuyo signo visible es la enorme deuda externa que hipo-teca el destino de la Argentina. A partir del momento queel alfonsinismo aceptó en parte las reglas de juego "rea-listas" impulsadas por la comunidad financiera interna-cional se ha hecho muy improbable la concreción del"pacto social" deseado por el gobierno democrático y aúnpor los actores sociales.

Aún así no ha cesado el clima de negociación entre Es-tado y sindicatos. El símbolo de ese clima es que, tal co-mo en épocas peronistas, la cartera de Trabajo fue ocu-pada por un sindicalistano-peronista, Barrionuevo, quientenía una vieja relación con la dirigencia peronista. 59

B. Las maniobras negociadoras de la Administracióndel Trabajo

Una parte importante de las tareas negociadoras delEstado en su relación con los sindicatos corrió por cuen-ta de la Administración del Trabajo, cuyas principalesestructuras fueron creadas durante la década perOnis¡y fueron mantenidas con ulterioridad a 1955.

Desde la gestión frondicista se fue formando un "equi-po" deadmínistradores del trabajo propenso al diálogocon el sindicalismo y partidario de la concertación tripar-tita propugnada por la OIT. En ese equipo se distinguie-ron San Sebastián, Villaveirán y eljuristaFerro, los cua-les fueron realizando una carrera técnico-administrati-va en el Ministerio de Trabajo, vinculados permanente-mente con sus homólogos de los organismos equivalentesde la región, a través de la cooperación proporcionadapor la citada OIT.

Este "equipo", cuya conducta (huelga decirlo) no ha si-do lineal ni sin serios claroscuros, fue el interlocutor per-manente de los sindicalistas justicialistas a través detan variados avatares políticos; y supo establecer conellos acuerdos y "complicidades" que contribuyeron aamainar las ofensivas anti-sindicales autoritarias y a fa-cilitar las negociaciones de los diversos gobiernos cons-

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titucionales o "de facto".Es curioso señalar que los militares recurrieron a

hombres de ese "equipo" para reiniciar el diálogo con lossindicalistas tras el agotamiento de las ofensivas dicta-toriales. La declinante "Revolución Argentina" entrególa cartera de Trabajo a San 'Sebastián y, tras la derrota~alvine~~, el ~ónico."Proc~so" designó en el último ga-bmete ministerial a VIllaveIrán para que restablecieserelaciones con el movimiento obrero. 60. E.n 1~70,la Ley de Obras Sociales, tan favorable a los

sindicalistas, fue potencjadapor la Administración delTrabajo en.un "mom.entoen el cual se había producido unalza de su mfluenma-"ante-la crisis política imperamen-te.

La normalización de los gremios intervenidos en1955, en 1967 y durante el Proceso también fue fiscaliza-da por esa Administración del Trabajo, lo cual le dio unaingerencia quizás indeseable y poco democrática en la vi-da gremial; pero esa ingerencia existió y se fue incremen-tando.. Una proporción dificil de medir de los "éxitos" nego-

cIad~~es del Estad~ son atribufbles a la experiencia yductilidad del mencionado grupo de administradores delTrabajo, quienes, como tales, vieron desfilar diversos re-gímenes políticos y a todos sirvieron lealmente.

Desde la gestión de Arturo Frondizi el Estado buscóp~r ~iver~ VÍas no siempre éticas la promoción de sin-dicalistas dispuestos a dialogar y a integrarse social-men~ ~n el marco de una actividad sindical apolítica. Elsurgimiento del llamado "participacionismo" (hacia 1967/1968) ~e el logro más a~bado de tal empresa; ella llegóa término, en buena medida, por la capacidad manipula-dora desarrollada en el Ministerio de Trabajo.

Esta estructura administrativa fue también el esce-nario de las negociaciones paritarias, ámbito en el cualse engrandece el rol del sindicalismo y se perfeccionanlos ta~en~s de sus dirigentes. Por ello, en cada períodoautoritarío, el Estado suspendió "sine die" esas negocia-ciones,61 bajo la presión del bloque dominante temerosodel diálogo tripartito.

E~ fin, toda administración sólo tiene una autonomíarelativa respecto al poder político y no puede engendrar

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-alternativas totalmente propias. Lo más preciso quepuede decirse del Ministerio de ~ajo es que ej~rció elmáximo de autonomía relativa posible en su relación (nosiempre transparente) con los dirigentes cegetistas en elperíodo 1959-1985.

NOTAS:

1 FUSFISCH Angel, LECHNER Norbert y MOUIJAN To-más, op. cit.,jlág. 95. .

J FLISFISCH AnJ!el, ete ... ; op. cit., pág. 96.s Conforme LLACH J.J. YSANCHEZ C.E., Los determinan-

tes del salario en la Argentina: Un diag7Wstico de largo plazo ypropuestas polüicos en Estudios, ~ 29, Córdoba 1984. En ~s-ta trabajo se incluyen los gastos realizadce por el Estado N aCl<~-nal y las provincias, especialmente en tres sectores: salud, VI-vienda y educación. .

• La tasa de mortalidad infantil había descendido hasta el52,2%0en 1966 pero aumentó al65 por mil hacia 1971. Deepuésvolvió a bajar bruscamenteJ. eproximándoae al 35%0en 1976.

I Conforme AMADASI J!j. y PANTANO L., Polüica SocialArgentina, Ed. Humánitll;.sl ~uenos Ai~.!~ ~986, Ilág. 45. .

• ASPIAZU D., BASU.l\LUO E.M. Y1U11\ VISSE M. op. cit.,pág. 41. .

1ASPIAZU D., BASUALDO E.M. y KHA VISSE M., op. cit.,pág. 42y42.

• Ello fue sostenido por LLACH J.J. y GERCHUNOFF P."Capitalismo industrial desarrollo asociado y distri.bución delingreso", en Desarrollo EconóIDlco, NO75, Buenos Aires, Juniode 1975.

• Como veremos en detalle más adelante, el citado "Proce-so" actuaba de manera distinta 1más "inteligente" q?~ la ll!l-mada "Revolución Libertadora ; ésta decapl~ la dirig~nclasindical pero no pudo impedir que BUSeuadroe lDterme~os lareemplazasen rápidamente, aportando Juventud, honestidad ycombatividad. En 1976, la dictadura respetó pareíalmente a lacúpula "moderada" y trató de liquidar a BU8.po~iblerelevos: di-rigentes jóvenes y, en general, delegados sm<;licales. . .

10FERNANDEZ Arturo, Las práchcas sociales del sindica-lismo (1976-1982), ya citado, pág. 60. . .

11 Sólo en el período 1973-1975 y !l p~lr de m~ados de1984 el Estado buscó concertar con elsmdicalismo un pacto ~o-cial", reconociendo gran parte de BUSderechos como actor 8OClO-político.

11Después de 1945, se proscribió de hecho o de derecho a mo-vimientos obreros reformistas sólo en los Estados del llamadoTercer Mundo que no habían tenido experiencias de democra-cia política por BUescaso y/o reciente desarrollo econémico y so-cial.

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11 En junio de 1956, el gobierno militar reprimió con unainusitada crueldad la preparación de un golpe militar que pre-tendía reatablecer el orden constitucional sin ningtin tipo deprolC:ripción; los particulares efectos de este hecho serán ana-liIadoll en el ~afo b)l.

u J!:lJ!:jéJ'Clto"azul" parecía dispuesto a restablecer eíeccío-neslibres; la insurrección de la Marina diluyó ese plan porquela represión del foco "rebelde" (Puerto Belgrano) era costosa; ylos Estados Unidos y la Iglesia "intercedieron" ante el GeneralOnganía, para que evitase una mayortlivisión al interior de lasFuerzas Armadas.

11El General Aramburu habría llegado a la misma conclu-sión antes.de su "ejecución" en 1970 y, por ello, se.habrta entre-·vistadó con PeJ:Ónen Europa. Su tardía voluntad de reconcilia-ción fue arrasada por el nuevo tipo de violencia juvenil emer-gente ... ,. . ... ".... ,--.... .: _ '

11No hay que olvidar que el Partido Comunista estuvo tam-bién proacnt>to desde 1959 hasta 1972; esta marginación afec-taba a las minoríaa que adhirieron al mismo, sobre todo prove-nientes de sectores medios e intelectuales.

11En realidad; desde la óptica de estos factores de poder, elgobierno peronista había cumplido la función para la que fue-ra "convocado": desprestigiar a los grupos político-militares.Estos cayeron en la trampa jugando a la destrucci6n del gobier-no democrático y aislándose de los sectores populares que ha-bían lle~ado a simpatizar con su lucha anti-dictatorial.

1.Asunismo la libertad cultural fue limitada ya que impor-tantes grupos intelectuales eran opositores acérrimos al pero-nísmo.

1t A su vez, dichos partidos políticos anti-peroniatas asumie-ron prácticas opositoras desleales desde que asumiera la Pre-sidencia Juan Peren en junio de 1946; y algunos propugnaronun golpe de Eatado desde 1950, es decir desde que percibieronla imposibilidad de derrotar electoralmente al peronismo.

10 En la Fuerza Aérea, la oficialidad anti-peronista pasó aser IUleramente mayoritaria durante el golpe de septiembre.

11'Las posibilidades de éxito del movimiento militar insur-gente eran harto dudosas al momento de concluirse un armis-ticio Y..ulterior acuerdo entre las facciones militares.

11 Este grave conflicto intra-militar agravó la desconfianzade los uniformados hacia los políticos. Aún el sector "liberal" delaa Fuerzas Armadas, proclive al contacto con los Partidos, sesintió defraudado por su comportamiento; quienes habían azu-zado el golpe y la represión anti-peronista fueron políticos que,,poco después, pasaron a negociar con el mismo General degra-dado (Frondizi, Solano Lima, ete.). Esto fue incomprensible pa-ra la mentalidad militar.

11Los partidos ideol6gicos (socialistas y comunistas) critica-ron la "política criolla" pero no consiguieron superar sudimen-sión minoritaria, aün en el seno de la clase obrera.

uEn los MOS posteriores a 1955, las Fuerzas Armadas nosólo fueron políticamente cortejadas por la derecha econ6mica.

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Casi todos los partidos (incluido el peronismo) buscaron apoyosen su interior; sin embargo, no los lograron y, al contrano, fa-cilitaron la consolidaci6n de esa suerte de Partido "armado" yamencionado; sólo la derecha económica captó gradualmente lavoluntad de poder de los oficiales politizados, con la "ayuda" desectores de la Iglesia ..

uEstas reflexiones son también aplicables a los nuevos par-tidos surgidos des~és de 1950, al margen de los "tradiciona-les": el Demócrata Cristiano, los que fund6 Alsoragay y el deManrique (Federal).

11 Las relaciones internacionales que practicó el peronismoy su líder tuvieron as~s erráticos, tanto antes de 1955 co-mo durante la proscnpci6n; ellos les quitaron credibilidad enlos medios progresistas y democráticos de Occidente. Por ejem-plo, la amistad de Per6n con el dictador Stroessner o sus exiliosen países gobernados por dictadores y tiranos de derecha (Ve-nezuela, República Dominicana, España) no ayudaban a difun-dir el carácter popular y obrerista del peronismo.

n La decadencia del Partido Conservador y su fracciona-miento en partidos locales poco influyentes (salvo en Mendozay Corrientes) es una expresi6n de la crisis de hegemonía men-cionada; y dialécticamente ello impide o traba la superación deesa. crisis.

18BRODERSOHN Mario, "La curva de Phillipo y el conflic-to entre el pleno empleo y la estabilidad de precios en la econo-mía a!K~~tina 1964-1974" en El empleo en América Latina, Ed.Siglo XXI, México, ~976,J>..á~ 441 y 442.

UPERALTARAMOSM. Etapasdeacumulacwnyalianzasde clases en la Argentina, Ed. Siglo xx, Buenos ..tires, 1972,pág. 37 Y 39.

lOEntre 1964 y 1972 el ajuste de los salarios básicos de con-venio de un peón industrial se mantuvo por encima del incre-mento del índíce del costo de vida en la mayor parte de los años.

Sólo en 1968,1969 y 1972 el porcentaje de incremento delcosto de vida fue superior al del salario nominal, según cifraselaboradas por Mano Brodersohn sobre la realidad <fe la Capi-tal Federal (ver obra citada, pág. 448 Y 450).

11 En el período ulterior las derrotas del movimiento obre-ro lo han debilitado pero, desde una nueva JlOsici6n de mayorfragilidad, el sindicalismo continúa ejerciendo una cierta obs-trucci6n al Eatado capitalista. -

SI El momento de mayor tensi6n sucedió en 1955; si el pero-nismo hubiera organizado una resistencia obrera armada enseptiembre de ese año se habría producido un gran enfrenta-miento social, con miles de muertos. '

uEatas ofensivas militares se dirigieron contra todo tipo demovimientos y organizaciones pot>ulares; pero, en nuestro es-tudio, nos detendremos en el análisis de la ofensiva anti-sindi-cal.

se Movimientos huelguistas en Buenos Aires:1948 - 103 huelgas y 278.179 huelguistes1949 - 36 huelgas y 29.164 huelgulatas

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1950 - 30 huelgas y 97 .048 huelguistas1951 - 23 huelgas y 16.356 huelguistas1952 - 14 huelgas y 15.815 huelguistas1953 - 40 huelgas y 105.106 huelguistas1954 - 18 huelgas y 119.701 huelguistasFuente: ROTONDARO Rubén, Realidad y cambio en el sin-

dicolismo, Ed. Pleamar, Buenos Aires, 1971, pág. 24011 Durante el período peronista quizás hubo excesiva com-

placencia de los JUeces hacia las demandas obreras. -La inveraión de esta equivocada actitud atentó gravemen-

te contra el espíritu del derecho laboral." 11Además, la díctadure de Onganía 'suspendió (pero no de-rogó) el deéreto'969/66 qué iunenazaba desmembrar al sindica-lismo, como lo veremos más adelante. Ese decreto recién refor-mado en mayo de1970; cuando habíli cesado la ofensiva anti-sindical, restableciéndose plenamente la jurisdicción nacionalde los sindicatos de primer grado.

nLa conducción de la central obrera había quedado virtual-mente acéCala después de los sucesos' de octubre de 1969.

la Sobre la importancia de la acción sindical en las empre-sas hablaremos en el plÓximo capítulo.

•• Hemos desarrollado esta temática en "Las prácticas so-cialu del sindicalismo (1976-1982)", ya citada, pág. 48 a70 y 95a 104.

• 0 GILLY Adolfo, "La anomalía argentina" en "Cuadernosdel Sur~ ND 4, Buenos Aires, mano-mayo de 1986, pág. 33.

n GlLLY Adolfo, op. cit., pág. 35.uAl contrario, en 1966 las Fuerzas Armadas disolvieron to-

dos los partidos políticos; y en 1976 se "suspendió" la actividadpolítica y se declaró ilegal a la mayoría de los partidos de ins-piración marxista.

uEl anterior Plan de Estabilización, ooncebido por el minis-tro Cafiero en 1953-1954, había sido más gradual e indoloro.

uPara pero, en octubre de ese 1958, Frondizi "cumplió" unasuerte de "pacto" con la Iglesia: otorgarle la llamada "enseñan-za libre" que multiplicaría la influencia clerical en el país. Conello el Presidente desafió la oposición activa de los sectores me-dios e intelectuales progresistasgue lo habían apoyado, obli-gando a los legisladores de la UCRI a votar contra su concien-cia laicista.

H Esta división también es atribuible a las maniobras delPresidente Frondizi; "desgraciadamente" ellas dieron resulta-do cuando él ya había sido derrocado y el ¡,>aísse hundía en unclima político de "republiqueta bananera .

uNo faltó la represión ilegal anti-sindical que secuestraba_y torturaba; en 1962, ella le oostóla vida al dirigente metalür-gíeo, Felipe ValIese aseeínado en una cámara de torturas .

., Aunque la UCR &eguía dirigida por Ricardo Balbín, nun-ca hubo desaveniencias graves entre el caudillo partidario y elPresidente Illia.

. •• El decreto 969/66 'viola al menos el espíritu de la Ley Sin-dical14.455, dictada por el gobierno de Arturo Frondizi; con esa

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-reglamentación se prohibía la actividad política de los sindica-tos (sobre lo cual guardó silencio la ley frondicista); se otorgóamplias facultades de control sobre los fondos sindicales al Mi-nisterio de Trabl\io; sobre todo, se desconocía la personerfa gre- .mial de los sindicatos de primer lrrado de escala nacional (es de-cir la UOM, la UF la AOT, la ATE, la UOCRA que tenían enor-me cantidad de ;mjados y peso polítioo), disponiéndose su "fe-deralización" o división en sindicatos de Capital Federal y decada provincia. Por otra parte, se autorizaba el otortramientode personeríagremial a sindicatos paralelos minoritanos "cuan-do existan intereses gremiales diferenciados que justifiquen sudefensa".

•• Cabe subrayar que esa negociación incluyó la devolucióna Peren y (simbólicamente) a sus seguidores obreros del cadá-ver embalsamado de Evita, el cual había sido secuestrado, pro-fanado y expatriado a Italia ¡¡or las Fuersas Armadas duran-te la dictadura de Aramburu. Este bárbaro hecho fue una prue-ba macabra del odio irracional y el temor del bloque dominan-te a los simples símbolos del poder popular.

10 Por ellol Perén anunció a fmes de 1972 que retornaba co-IDO "p.renda de paz".

11Una forma de neutralización fue infiltrar el peronismo po-lítico y sindical, lográndose promover como figuras dirigentesa personas conservadoras, fascístoídes y hasta miembros de losservicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. (Ello volvióa suceder en 1982-1983) .

51 Cfme. DI TELLA Guido, The Economie Policies o{Argen-tina's Labor-based goverment (1973-1976), Sto Anthony's Co-ll~, Oxford University, 1979.

J La persecución que, a partir de marzo de 1976, sufrieronlos principales dirigentes de la CGE (Gelbard, Broner) es unaprueba evidente del repudio de esas fracciones de clase domi-nantes hacia los mentores burgueses del "Pacto Social".

uEn el próximo capitulo analizaremos tanto las carenciasdel proyecto político de la cüpula nacional como las del emer-gente de las bases obreras radicalizadas.

11 Concurrieron a esta reunión la CGT y la Comisión de los20 po~el sector laboral; la UIA, la Sociedad Rural, eRA, FAA,CONINAGRO, Cámara Argentina de Comercio Cámara Ar-gentina de la Construcción y UDECA por el ,;;;bito empresa-rial.

.•• Las siete comisiones propuestas se referían a política deingresos; abastecimientos y sector interno; sector externo; sec-tor publico de inversiones; desarrollo regional; seguridad socialy salud; y ley de asociaciones profesionales.

., Con este enfrentamiento, dejó de funcionar el mecanismode concertación salarial; luego del acuerdo con el FMI, el go-bierno modificaría sus criterios iniciales sobre elevación delsa-lario real, haciendo más improbable aün el restablecimiento deese mecanismo.

•• Salvo raras excepciones, antiguos sectores oombativos yanti-burocráticos de los años 70 han pasado a aceptar, al me-nos, el principio de la concertación.

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u La designación del sindicalista Muoci, en octubre de 1983,no puede ser contabilizada como un acto de acercamiento a losgremialistas peronistas. Mucci, honesto e íntegro, tema unaantigua militancia anti-peronista y demasiado resentimientohacia 108 manejos autoritarios y poco limpios de la burocraciacegetista mayoritaria.

"•• En 1983l.el gobierno de Bignone no tuvo una actitud ne-gociadora explícita con las dos CGT pero trató de lograr, a tra-vés de la ~rmaliz~ciºnde los gre~o"~ .in~rvenidos, que éstospermaneciesen bejo el control de sindicalistas que habían coa-perado de alguna forma con el "Proceso". Esta tarea se enco-mendó al Minis,teri<,lde 'fr.abajo. •

" el EIIa$ funcionarcn CQn.normaJidad a610entre 1959 y 1966Yentre 1971 y"1976. " "

(C~ntfuaáy concluye en el tomo 2)

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INDICE

Introducción

l. El marco histórico social

11.Las políticas social y ~~ral. del Estadoy sus relaciones con el sindicalismo

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