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Referencia: Bernal Correa, L. O. (Sept, 2005) Hombre y verdad: Una interpretación del relativismo ético en los fragmentos de la obra de Protágoras. HITOS, REVISTA DE FILOSOFÍA. N° 1. UNIMINUTO - BOGOTÁ D.C. pp 14 - 25

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Page 1: Artículo: Hombre y verdad: Una interpretación del relativismo ético en los fragmentos de la obra de Protágoras

Referencia: Bernal Correa, L. O. (Sept, 2005) Hombre y verdad: Una interpretación del relativismo ético en los fragmentos de la obra de Protágoras. HITOS, REVISTA DE FILOSOFÍA. N° 1. UNIMINUTO - BOGOTÁ D.C. pp 14 - 25

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Hombre y verdad: una interpretación del relativismo ético enlos fragmentos de la obra de Protágoras

Luis Oswaldo Bernal CorreaEstudiante de Licenciatura en Filosofía de Uniminuto

RESUMENEl presente ensayo tiene por objetivo presentar al lector, en un primermomento, un análisis interpretativo de los fragmentos de la obra de

Protágoras relacionados con la ética, que a su vez son la base desde la cualse argumentará que las críticas más conocidas de Platón, Sócrates y

Aristóteles en contra del Homo Mensura enunciado por el sofista carecen devalidez, en cuanto que se fundan en una interpretación altamente sesgada

de las tesis de Protágoras.

PALABRAS CLAVEVerdad, Relativismo Ético, Protágoras, Interpretación sociológica, Homo

mensura.

Uno de los grandes interrogantes que surgen al estudiar la obra de un filósofo,es la pregunta por el sentido en que se utiliza tal o cual expresión. Frente aesta situación que surge en el lector siempre que se acerca a un texto, una delas opciones es buscar la respuesta en las obras del autor o indagar en algúncomentario respecto al tema en el que se tengan dudas; no obstante, la situaciónes distinta, y la pregunta se amplía a toda la obra cuando lo único que se tienede ella son fragmentos y testimonios. Para el caso de Protágoras en particular,lo ideal sería un acercamiento directo a los fragmentos originales, y a la vez,una evaluación de las interpretaciones que de éstos se tengan, si queremosresolver nuestras dudas. Sin embargo, la imposibilidad de llegar a losfragmentos originales limita el campo de trabajo a la evaluación de lasinterpretaciones, comentarios y traducciones de los fragmentos.

El presente ensayo se circunscribe en esta última posibilidad. De manera que,antes de adentrarnos en el análisis de los fragmentos con el fin de realizar unainterpretación del relativismo ético en la obra de Protágoras, se hace necesariopresentar el contexto en el que surgieron los fragmentos que se quiereninterpretar, es decir, presentar el contexto intelectual en el que la obra tuvoorigen. Para ello, recurro a una comparación entre Protágoras y Sócrates, esteúltimo, según cuenta Aristóteles, se ocupó sobre todo del tema ético,1 lo cualcomo se verá, ha llegado a convertirse en criterio de interpretación delpensamiento ético de la antigüedad.

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Sócrates en más de un texto, además de los de Platón, aparece representadocomo una gran figura en el campo moral e intelectual, confirmándose así eltestimonio de Aristóteles. Frente a esta figura se hallan los sofistas, de quienesnos ha sido trasmitida una idea bien particular, la idea de que fueron, enpocas palabras, unos charlatanes, dentro de los cuales se ubica Protágoras deAbdera. Mas, para no caer en visiones sesgadas, hay que decir de Sócrates yde Protágoras, que pertenecieron a dos tradiciones intelectuales diferentes, ados visiones cosmológicas y del Ser distintas; mientras que Protágoras erafiel a Heráclito, Sócrates lo era de Parménides; el primero a favor de lamovilidad del Ser y el segundo a favor de la inmutabilidad del mismo. Perotales visiones se hicieron efectivas tanto para el uno como para el otro en uncontexto social específico, precisamente cuando el ambiente intelectual habíapasado de la reflexión cosmológica a la reflexión antropológica, viviéndoseen Grecia tal cambio de manera clara.

Es así como Sócrates y Protágoras se presentan encarnando posicionesopuestas en una época donde la pólis era un lugar de debate público, imagenclásica que se ha difundido de la Grecia antigua. Para este momento y en estecontexto, Sócrates encarna un estilo de vida intelectual que privilegia lo privado,la reflexión, el diálogo y la esencia, mientras que Protágoras era la imagen deun estilo de vida intelectual que prefería lo público, en el que se valoraba laretórica, la disputa pública y la apariencia. Estas y otras distinciones las exponePlatón en sus Diálogos, donde Sócrates aparece buscando el conocimientoverdadero, y Protágoras centrado en el estudio de las apariencias y lassensaciones. Un aspecto final puede mostrar la clara diferencia entre estosdos personajes; mientras Sócrates mantenía la imagen ‘mística’ del daimon,Protágoras profesaba un abierto agnosticismo; el uno ve en la vida públicaun ambiente en el que se pierde en alguna medida la esencia de la sabiduríatradicional, mientras que para el otro es en la vida pública donde halla totalsentido el saber.

A pesar de contar con este paralelo, es claro que el mayor y el más difundidotestimonio que de los sofistas nos ha llegado, y que es difícil de apartar parahacer una exposición ecuánime, es el de Platón, gracias al cual, el términosofista, y en un primer momento sus derivaciones sofística y en especialsofisma, han sido ligadas a la mentira y el engaño,2 como formas de intentarhacer pasar por verdadero un argumento que es falso. Tanto es así, que losllega a llamar ‘mercaderes’, a raíz de la pretensión sofística de enseñar acercade todo y aún más acerca de la virtud, cobrando por ello no poco dinero.Pero junto a la crítica que Platón presenta, se halla la de Aristóteles, quien se

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dió a la tarea de mostrar en qué consistían esos argumentos sofísticos, esosllamados sofismas. Y son precisamente las críticas que estos dos filósofospresentaron contra Protágoras por su conocida frase del homo mensura, lasque se estudiarán a continuación, queriéndose mostrar en este ensayo, primero,que tanto Platón como Aristóteles han sido tomados como autoridades en lainterpretación de la obra del sofista bajo la perspectiva socrática; segundo,que desde esa perspectiva sus críticas al relativismo epistemológico han sidotomadas para refutar el relativismo ético de Protágoras, y tercero, que a partirde la interpretación platónico-aristotélica de la obra de Protágoras se haconsolidado una interpretación del relativismo ético que ha sido extendidaquitándole el lugar a un correcto y justo análisis del mismo.

Al presentarse dicha interpretación con juicios como: ‘si cada hombre es lamedida de todas las cosas, entonces, lo que para un hombre es bueno nonecesariamente lo será para otro’, posibilitan, sin duda, algunas expresionesextremas como ‘si algo es bueno según el parecer de cada cual y no hay másmedida que el hombre, entonces, todo vale’, llegando, quizá, a un ‘anarquismoético’. A propósito de esta interpretación del relativismo ético que apenas selogra vislumbrar desde lo antes apuntado, y que en este escrito se denominaráindividualista, es que se presenta a continuación una interpretación sociológicadel relativismo ético a partir de los fragmentos y testimonios que de la obrade Protágoras se han conservado. Fragmentos que amplían notablementelos elementos que se tienen para realizar la interpretación que se expone aquí,gracias a la ayuda del texto “Relativismo y racionalismo” que se encuentra enla obra de Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, y que nos permitirá llevaracabo un examen amplio de la postura relativista esperando, al finalizar, haberpodido mostrar qué significa hombre y qué significa verdad con relación alrelativismo ético de Protágoras.

Un primer elemento con el que hay que contar, para comprender lainterpretación aquí ofrecida del pensamiento de Protágoras, a propósito de laética, es la tradición intelectual ya nombrada en la que se enmarca supensamiento, ésta es la tradición heraclitea. Comprendiéndose así por qué elhombre y la realidad para Protágoras están en constante devenir, evidenteconsecuencia de la pluralidad y de la movilidad del ser que defendiera Heráclito.Siendo Protágoras el iniciador del renacimiento dentro de la filosofía del pàntareí (todo fluye), por lo que en el pensamiento de Protágoras no puede admitirsenada inmutable, universal ni necesario.

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Consecuencia directa de la postura heraclítea de Protágoras, es el segundoelemento que surge en su pensamiento al considerar la idea de la divinidad,que por lo antes dicho es imposible de aceptar para Protágoras, de modo quesu postura tocante a los dioses es una postura agnóstica, como lo revela elfragmento que acerca de esto nos ha llegado por manos de Diógenes Laercio:“con respecto a los dioses no puedo conocer ni si existen, ni si no existen, nicual sea su naturaleza, porque se oponen a este conocimiento muchas cosas:la oscuridad del problema y la brevedad de la vida humana.”3 Esta posturaagnóstica es a su vez causa del tercer y último elemento para comprender lainterpretación del pensamiento protagórico en el tema ético, a saber, la frasedel homo mensura, testimoniada por Sexto Empírico: “el hombre es medida detodas las cosas, de las que son, en cuanto que son, y de las que no son, encuanto que no son.”4 Dicha sentencia es una conclusión necesaria en elpensamiento de Protágoras, pues ya que la divinidad carece de validez en sudoctrina ontológica, entonces el hombre pasa a ubicarse en la cúspide detodo ordenamiento, siendo así, la medida de todas las cosas.

No obstante, para precisar este último elemento, hay que indagar más acercadel sentido en que Protágoras utilizó el término ‘hombre’ (Anthropos). En elcampo de las interpretaciones, las posturas son muy variadas, y más en elcaso presente, pues de la obra de Protágoras se han conservado escasostestimonios y fragmentos que hacen difícil la tarea de realizar una acertadainterpretación y de obtener un claro conocimiento del pensamiento de dichoautor. Aunque esto sea así, las posibilidades de interpretar una obra a partirde los fragmentos conservados son de suma importancia para la reflexiónfilosófica.

Por ello, respecto al sentido en que Protágoras utilizó el término ‘hombre’ sehan construido varias tesis de las que aquí se exponen sólo tres grandesinterpretaciones5: la individualista, la sociológica y la de género. La primera,la individualista, plantea que el término ‘hombre’ ha de entenderse referido aun individuo particular determinado, a un hombre concreto como Sócrates oAristóteles. La segunda, la sociológica, plantea el término ‘hombre’ entendidoa partir de la condición de todo hombre de ser social,6 aquella condición delindividuo que hace parte de una sociedad concreta y que es determinado porella, así que, el término ‘hombre’ equivaldría al ‘hombre en sociedad’, a ‘pólis’.La tercera, la de género, considera el término ‘hombre’ no entendido comoindividuo ni como sociedad particular, sino como humanidad, como el génerode los hombres, como humanos. De estas tres interpretaciones, la primerafue ampliamente difundida por Aristóteles y por Platón, la segunda fue asumida

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por Eugéne Dupréel, profesor de la universidad de Bruselas, y la tercera fuedefendida por Goethe. En la presente interpretación se ha asumido una posturaparticular que comprende tanto la individualista como la sociológica, lo quepermitirá ampliar el horizonte para una comprensión de la obra Protágoras.

Las razones en las que me apoyo para tal elección son las expuestas por JoséBarrios Gutiérrez en la introducción a la obra Protágoras y Gorgias, fragmentos ytestimonios, exposición de la que se recogen sucintamente dos grandes razones,a saber:

1. La interpretación de hombre considerado como humanidad no es ilógica,pero en el momento de justificarla con base en los fragmentos de la obra deProtágoras, se muestra débil, pues carece de fragmentos que le den solidez.

2. La interpretación individualista fue defendida por Platón y por Aristóteles,el primero en su Diálogo Teetetes:

“...Pero me sorprendieron sus palabras iniciales, porque alcomienzo de [su obra titulada] Sobre la verdad, no dijo que «el cerdoes la medida de todas las cosas» o «el cinocéfalo» o algún otroanimal de los que tienen percepción. Si así lo hubiese hecho, elinicio de su discurso habría sido espléndido y arrogante en un altogrado. Nos habría mostrado que, mientras nosotros lo admiramoscomo un dios por su sabiduría, no es superior en inteligencia a unsimple renacuajo, ni a cualquier otro hombre.”7

El segundo, por su parte, hace lo propio en algunos de sus textos como en elde la Metafísica. Por otro lado, la postura sociológica halla solidez en los escritosplatónicos y en los de Cicerón, entre otros, a partir de las consideraciones deDupréel: “el sofista de Abdera fue con seguridad el menos individualista y elmás social de todos los pensadores de la antigüedad... la frase del hombremedida lejos de expresar una teoría de la percepción y de la simple apariencia,encierra también- y esto es esencial- una concepción sociológica delconocimiento y de su valor.”8 Esta interpretación recibe su fuerza de textosplatónicos como el siguiente: “pues lo que a cada ciudad [Estado] le parecejusto y recto, lo es, en efecto, para ella, en tanto lo juzgue así.”9

Así que, para Protágoras, cada hombre, individualmente considerado, es eldeterminante existencial de lo real, pero a su vez, la medida y la última instanciade los valores es la pólis, que tiene por función ser medida de la perfección yde la conveniencia10 de las representaciones y de los valores. Contando con lo

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que hasta aquí se ha dicho, se puede adelantar ahora una exposición sintéticadel relativismo en general y sus críticas, para posteriormente establecer larelación de esta exposición con Protágoras.

Para llevar acabo el análisis del relativismo ético de Protágoras, acudo a unapresentación del relativismo en general seguida de la crítica al mismo, ofrecidapor Ortega y Gasset, en la obra El tema de nuestro tiempo, especificamente en lasección tercera titulada “Relativismo y racionalismo.”11 Lo que está en juegoal analizar el relativismo, es el problema que origina el término ‘verdad’,situación que puede explicitarse, como lo muestra Ortega y Gasset, en lasiguiente pregunta, “¿cómo avecindar la verdad, que es una e invariable, dentrode la vitalidad humana, que es, por esencia mudadiza y varía de individuo aindividuo, de raza a raza, de edad a edad?.”12 Se muestra aquí una claraenunciación del relativismo que líneas más abajo es expresada, “<La> verdadpues no existe: No hay más que verdades relativas a la condición de cadasujeto. Tal es la doctrina relativista.”13 Se hace entonces necesario, paraproseguir, poner en claro lo que se entiende por verdad: “bajo el nombre deverdad se oculta un problema sumamente dramático. La verdad al reflejaradecuadamente lo que [todas] las cosas son, se obliga hacer una e invariable(...)14 siendo la verdad una, absoluta e invariable no puede ser atribuida anuestras personas individuales, corruptibles y mudadizas.”15

Claramente se nota que el relativismo desemboca en una serie de problemasque revelan su inconsistencia, “en primer lugar, si no existe la verdad, nopuede el relativismo tomarse a sí mismo en serio. En segundo lugar, la fe enla verdad es un hecho radical de la vida humana: si la amputamos queda éstaconvertida en algo ilusorio y absurdo.”16 A partir de la exposición que ofreceOrtega y Gasset se llega a una sentencia final respecto al relativismo, lasentencia de que es un “ensayo fracasado.”17

Ahora, lo primero que hay que indagar a la luz de lo escrito por Ortega yGasset, y en relación con el pensamiento de Protágoras, es el problema de laverdad y su relación con la validez o invalidez del relativismo ético; lo segundo,es ver si la fe en la verdad se ve amputada dentro de la interpretación aquíexpresada del relativismo ético. El problema de la verdad en el relativismo haconsistido en la postura dogmática del mismo. La crítica apunta a mostrarque el relativismo se contradice, ya que si el relativismo postula que ‘todo’ esrelativo, éste postulado se muestra dentro de ese ‘todo’ que es relativo comola única verdad, y por tanto, el relativismo sería imposible de concebir, puescae en una evidente contradicción, que a modo de reducción al absurdo

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constituiría una prueba a favor de la verdad absoluta, universal y necesaria.Así que, si el relativismo planteado por Protágoras se postula de la formaanterior, está claro que Ortega y Gasset tenía razón, pero de no ser así, elrelativismo ético de Protágoras representaría un relativismo diferente.

Si bien la postura individualista del relativismo ético ha sido ampliamentedifundida, ella misma constituye su mayor crítica porque la interpretaciónindividualista toma como modelo el relativismo epistemológico de Protágoras.Este relativismo epistemológico se halla justificado en que si la realidad esmutable, lo mismo que el hombre, cuando este último pretenda conocer aquellarealidad va a hallar que su conocimiento es único, ya que si las condicionesdel encuentro entre el objeto del conocimiento y el sujeto cognoscente seenmarcan en el continuo devenir en el que ambos se hallan, como lo postulaProtágoras, se hace imposible que, por un lado, el conocimiento que tenga unsujeto x, sea igual al que tenga un sujeto y, y por otro lado, el mismo sujeto xnunca se encontrará en las mismas condiciones respecto al objeto deconocimiento, haciendo imposible que un determinado conocimiento conuna serie de características puntuales se vuelva a repetir.

Si se toma esta postura epistemológica y se aplica en ética, como se ha hecho,carecerá de sentido, porque la justificación epistemológica es inherente sóloal ámbito del conocimiento, ya que la verdad en Protágoras respecto a loético no es un objeto de investigación epistemológica, de modo que lainterpretación individualista del relativismo ético carece de fundamentos enla parte ética. Además, ésta sufre desde el inicio de su divulgación una falla, lade la incomprensión que ha tenido la obra de Protágoras, aunque esto sólo sevino a notar tiempo después, ya que quienes defendían la interpretación, ypor tanto, el rechazo del relativismo ético individualista, con el que se creíarechazar también todo el relativismo en Protágoras, eran Aristóteles y Platón,quienes muestran su incomprensión de la obra de Protágoras en la maneracomo pretendían refutarla.

Un ejemplo de ello ya citado, es respecto al homo mensura y la comparacióncon el cerdo como medida de todas las cosas. Aristóteles por su parte tambiénse dispone a refutar a Protágoras, como lo dije anteriormente, en su textoMetafísica,18 donde acerca del homo mensura cree que Protágoras infringe elprincipio de contradicción, ya que una cosa no puede ser y no ser al mismotiempo, o ser buena y mala a la vez, pero está claro que para que Protágorashubiese infringido el citado principio tendría que haber afirmado que unacosa podía ser buena y mala al mismo tiempo y bajo la misma relación, lo que

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sin duda él no hace, pues una cosa será buena o mala al mismo tiempo perocon relación a distintos hombres.19

A esto debe sumarse una consideración final, ya que al parecer, a los interpretesdel relativismo ético individualista se les pasó por alto de manera evidente unelemento, y es que olvidaron tomar en cuenta los fragmentos en los que seplantea de forma clara que la postura ética de Protágoras es distinta de laepistemológica, error que se ve aún en el mismo Platón, como se notará másadelante.

Una vez terminado el análisis de la interpretación individualista del relativismoético, queda una pregunta, pues si la interpretación individualista sucumbeante una crítica a su fundamento ¿podrá la interpretación restante, es decir, lainterpretación sociológica del hombre resistir las críticas y arrojar una adecuadapresentación de la postura ética de Protágoras? Hasta el momento, elrelativismo ético de tipo individualista ha sido descartado sin necesidad desometerlo a la crítica acerca de la verdad enunciada por Ortega y Gasset.¿Cómo resistirá la crítica la interpretación del relativismo ético sociológico?Antes que nada, hay que recordar que en la interpretación sociológica delrelativismo ético de Protágoras, el hombre como individuo no es quiendetermina qué es y qué no es en el campo ético, sino que es la sociedadparticular, el Estado, la pólis, la que lo determina, es decir, la colectividad es laque aparece como la medida en el campo ético, de lo que es en cuanto que es,y de lo que no es, en cuanto que no es.

¿Dónde radica la justificación de ésta interpretación? Para responder a estacuestión hay que mostrar que para Protágoras una cosa era el ámbito delconocimiento y otro muy distinto el ámbito ético, como lo revelan susfragmentos. En este último ámbito, la medida es la colectividad, es el conjuntode los hombres de la pólis, que con sus diferencias naturales, pero con sucondición de seres sociales, hacen posibles los acuerdos, ya que basados en lacondición de igualdad de los hombres griegos, el hombre está en condicionesde determinar lo que es bueno o malo, como lo expresa el fragmento que aeste respecto evidentemente no fue considerado por Platón a la hora deinterpretar y refutar a Protágoras:

“Pero en el ámbito al que yo me refiero, tanto en lo justo y loinjusto, como en lo piadoso y en lo impío, están20 dispuestos aafirmar que nada de esto tiene por naturaleza una realidad propia,sino que la opinión de una comunidad se hace verdadera en el

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momento en que ésta se lo parece y durante el tiempo que se loparece”21.

Un fragmento más al respecto puede sin duda evidenciar que la interpretaciónsociológica en el campo ético es la que mejor expresa el pensamiento deProtágoras al respecto, prueba de ello nos la da Cicerón22 quien se opone aProtágoras:

“Así pues, si el derecho tuviera fundamento en el deseo de lospueblos, en los decretos de los gobernantes y en las sentencias delos jueces, sería conforme al derecho el robar, el adulterio y elfalsificar los testamentos en el caso de que fuera aprobado por losvotos o los decretos de la mayoría; y, si es tan grande el poder delas sentencias y deseos de los estúpidos que pueda mutar lanaturaleza de las cosas, ¿Por qué no establecer que lo que es maloy pernicioso se tenga por bueno y saludable? O, si la ley puedehacer justo lo que no es, ¿no va ha poder transformar el mal enbien? Pues no podemos distinguir la ley buena de la mala porninguna otra norma que no sea la naturaleza, la cual discrimina lojusto y lo injusto, así como lo moral y lo inmoral.”23

Es claro que Cicerón se opone radicalmente a la postura de Protágoras, yaque el relativismo ético basado en la colectividad es para el pensador romanouna postura antinatural dada su íntima relación con el derecho; pero paraProtágoras “las cualidades naturales se derivan de la naturaleza misma; lasvirtudes y los vicios deben juzgarse con otro criterio. Lo moral y lo inmoralno tienen que ser referidos a la naturaleza.”24 De la reflexión que surge apartir de la oposición que entre Cicerón y Protágoras se presenta, se retomaránmás adelante algunos puntos y bastará por el momento con decir que Cicerónse opone al relativismo ético entendido como sociológico y no al relativismoético individualista.

Finalmente, para poder responder la pregunta de si el relativismo se erige ono como ‘La Verdad’, hemos de recapitular lo dicho hasta aquí respecto a lasdos interpretaciones que han sido consideradas. La interpretación individualistadel relativismo ético ha sido expuesta a una crítica que no ha soportado, puessu falta más grave es que, en el fondo, considera a la verdad bajo la posibilidaddel conocimiento, es decir, a la verdad como alcanzable y que la verdad acercadel bien o el mal, lo bello o lo feo, es considerada como algo independiente yexterna a la voluntad del sujeto, consideración que implica que la verdadrespecto a los juicios de valor no es contingente ni particular; ya que si se

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puede decir con verdad que algo es bueno independientemente del sujeto, laverdad sería conforme a la definición planteada por Ortega y Gasset ydefendida antes por Platón. Pero considerar la interpretación individualistaen el campo ético como acorde al pensamiento de Protágoras, es incorrecto,pues para él no hay nada absoluto ni necesario, por ende, tal consideraciónrespecto a la verdad se halla fuera de toda justificación, de modo que esincompatible con la interpretación individualista, la conjugación entre la verdadinmutable postulada por los intérpretes a partir de Platón y la postura relativistaen el terreno epistemológico que era sostenida por Protágoras.

De otro lado, se encuentra la interpretación sociológica del relativismo éticoque se basa en la noción de verdad no como algo que puede ser determinadoindependientemente de la voluntad del sujeto o algo que se ignore, pero quesea propio de su naturaleza, sino como el término con el que se denomina elacuerdo social que respecto al campo ético tenga un cierto Estado. De maneratal que la verdad en el campo ético se presenta como un acuerdo entre hombres,como algo que, por consiguiente, es contingente y que no tiene necesidadabsoluta, ya que su validez está restringida al grupo de hombres que considerea determinada sentencia o determinado juicio de valor como verdadero, loque Protágoras también llama conveniente.

Así las cosas, la pregunta por la verdad en el relativismo sería una preguntaque necesariamente tiene que recontextualizarse, ya que preguntar por la verdaddesde el supuesto de su necesidad y universalidad es un error que puedellevar a falsas interpretaciones, porque la verdad en el relativismo éticoprotagórico, desde la interpretación sociológica, es totalmente opuesta a lanoción de verdad universal; de allí que si se formula de nuevo la preguntabajo ésta perspectiva, entonces la respuesta será afirmativa. ¿Acaso no cae encontradicción el relativismo a pesar de esta nueva postura respecto a la verdad?No. El relativismo aparecería como contradictorio sólo si la verdad se piensacomo absoluta, pero para Protágoras la verdad es el producto del acuerdo delos hombres en una sociedad dada, y el relativismo en Protágoras sería, portanto, el nombre con el que se designa esta nueva noción de verdad y susconsecuencias.

A partir de esta última consideración, las críticas lanzadas contra el relativismoque presentó Ortega y Gasset y aplicadas al relativismo ético de Protágoras,carecen de sentido por hallarse fuera de contexto, restando sólo aquella críticaque alude al hecho de la fe en la verdad que, según Ortega y Gasset, es algoradical en la vida humana. Como se ha visto, el relativismo ético de Protágoras

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no elimina la noción de verdad, tan sólo le da otra significación, de allí que alconsiderarse ésta como acuerdo entre los hombres de una sociedad dada enel campo ético, los valores y las tradiciones no dejarán de ser verdaderas yválidas para las sociedades, sino que en el relativismo ético de Protágoras seacentúa más su carácter contingente sin que por ello la vida llegue a ser ilusoriao absurda como sostiene Ortega y Gasset.

Aún queda por tratar la cuestión que Cicerón planteó respecto a la relaciónPhysis-Nomos, o en palabras de Guthrie, la relación entre nómimon (ley positiva)y díkaion (moralidad). La relación se pone en un primer plano al considerar alEstado como el regulador de las normas éticas al igual que de las leyes, lo quesupone una serie de preguntas que aquí se espera lograr responder en algunamedida. Es claro que, para el sofista, la política y la ética no son camposdiferentes de la vida, no es la cara pública del ciudadano la que se opone alquehacer privado del hombre, pues, por un lado, la ética y las leyes son camposque no se pueden separar, debido a que las leyes son la expresión del sentir deun pueblo mediante un acuerdo; y por otro lado, las leyes son expresiónes decambio y de progreso de un pueblo, que aunque estables, no son eternas niinmutables, tan sólo expresan el querer de un grupo dado de personas quedesean hacer duradero un estilo de vida favorable para ellos.

No obstante, las generaciones pasan, y mal se haría al creer que las leyes nocambian si ya han perdido su utilidad o conveniencia aunque en el Estado sepresenten innumerables problemas por ello. Se debe aclarar que lo que enProtágoras posibilita que una ley exprese un acuerdo de los ciudadanos, sontres condiciones, a saber, la libertad, la igualdad y la participación, condicionesimportantes para el desarrollo de la democracia en el pueblo griego. Estascondiciones se ven expuestas en el mito de Prometeo25 que da cuenta delorigen del hombre y de su imposibilidad natural para progresar, por lo cual,es necesario la enseñanza de la virtud que fortalece y desarrolla el sentido derespeto y de justicia como elementos fundamentales que hacen posible eldesarrollo de una pólis. Pero tales elementos, ni siquiera el mismo Zeus lospuede asegurar como universales. Así que el relativismo ético es una formade ver e interpretar el mundo y sus acontecimientos a partir de la aceptaciónde las diferencias e igualdades de los hombres.

NOTAS.1 Cf. Aristóteles. Metafísica. Madrid: Gredos, 1990. Parágrafo: A6, 987B,1.2 Cf. Ferrater Mora, José. Diccionario de filosofía abreviado. Madrid: Sudamericana,1978.p. 475.

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Luis Oswaldo Bernal Correa

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3 Laercio, Diógenes. Vidas y sentencias de los más ilustres Filósofos. IX, 51. En: BarriosGutierrez, José. Protágoras y Gorgias. 1980. p. 73.4 Sexto Empírico. Contra matemáticos. VII, 60. En: Ibid. p. 52.5 Respecto a esta división sigo a José Barrios Gutiérrez.6 Para Protágoras el hombre no era un ser social por naturaleza, sino que lo era pornecesidad, haciendo énfasis en la unión social más por interés que por disposicióninterior.7 Platón. Teetetes. Gredos, 1994. Parágrafo: 161c.8 “Le sophiste d’Abdère fut, à coup sûr, le moins <individualiste>, le plus <social> de tous lespenseurs de l’Antiquité... la phrase sur l’Homme Mensure, loin de n’exprimer qu’une théorie de lapeception et de l’apparence brute, enveloppe aussi- et c’est l’essentiel- une conception sociologique de laconnaissance et de sa valeur”: Duprèel, Eugène. Les Sophistes. 1948. citado por, BarriosGutierrez, José, Op. Cit. p. 19.9 Platón. Teetetes. Gredos, 1994. Parágrafo: 167c.10 La palabra conveniencia es para Protágoras la palabra que encierra toda la distinciónrespecto al término verdadero el cual es usado por los hombres que Protágoras llamainexpertos; ya que lo que hay son posturas más convenientes que otras y no másverdaderas que otras, de modo que la conveniencia se da en pos de la pólis. c.f.:Teetetes. Parágrafo: 166 D y sigs.11 Se usa el texto de Ortega no con el ánimo de una confrontación con Protágoras,sino que se recurre a él por encontrar allí una exposición general y básica que iluminael proceso de análisis aquí planteado, además de ver en dicha exposición general laidea del relativismo íntimamente ligada con la postura del subjetivismo ético aquíllamada relativismo ético individualista.12 Ortega y Gasset, José. El tema de Nuestro tiempo. Sección III.1958. p. 24.13 Idem.14 Ibíd., p. 23.15 Ibíd., p. 25.16 Ibid., p. 24.17 Idem.18 Cf. Aristóteles. Metafísica. Madrid: Gredos, 1990. Parágrafo : K6, 1062B, 12.19 Sigo en ésta consideración a José Barrios.20 En algunas traducciones aparece la expresión en primera persona del sofista así,« estoy dispuesto a », sin que esto altere el sentido del fragmento.21 Platón. Op. Cit. Parágrafo: 172b.22 Aquí se acude a Cicerón no por considerarlo una autoridad infalible eninterpretación sino que es dentro de los fragmentos que revelan la postura sociológicasostenida en este escrito, uno de los que cuenta con mayor claridad.23 Cicerón. Sobre las leyes. I, XVI, XVII, 43-47. En: Barrios Gutierrez, José. Op. Cit.p. 57.24 Barrios Gutiérrez, Jose. Protágoras y Gorgias. BuenosAires: Orbis, 1980. Pág.:92. Nota62. Texto reconstruido que provocaría en Cicerón la respuesta que él presenta.25 Cf. Platón. Protágoras. Madrid: Aguilar, 1990. Parágrafo: 320c y sigs.