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Comphutum, 5, 1994: 97-138 ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA Rodrigo de Balbín Behrmann * J.Javier Alcolea González* Rrsuuyw. - El arte parietal de la Meseta española ha sido definido habitualmente como un fenó- meno disperso e influenciado por las más numerosas manifestaciones de las áreas costeras. En este trabajo se analizan tanto las evidencias conocidas como los nuevos hallazgos, proponiéndose una cronología “cortadentro de los estilos 111/1Vde Leroi-Courhan. ABSTRA ci. - Palaeolithic art of tite Spanish Meseta has been usual/y considered a sparse pheno- menon, its existence being ¿fue to the influence of richer peripherical regions. Evidence from pre- viovs or classic and new discoveries of parietal and porlable art are siudied itere, proposing a “short” chronological development between Leroi-Gourhan’s styles III and IV. PAtw~s Ci~vnv Paleolítico. Arte Parietal. Meseta española. Cronología. Krwo~ns: Palaeolithic. Parietal Art. Spanish Meseta. Chronology. 1. INTRODUCCIÓN Nos proponemos abordar aquí un tema po- cas veces tratado en su conjunto, como es el Arte Pa- leolítico de la Meseta Castellana, entendido habi- tualmente como mero reflejo de influencias del Norte y del Levante, y escasamente conocido en su dimen- sión total. Aunque el tema ha sido tratado por noso- tros recientemente (Balbín y Alcolea 1992), merece una revisión continua y actualizada. 2. EXTENSIÓN Y AMBIENTE Hemos tomado el término de Meseta como elemento definidor de carácter geográfico, aun cuan- do somos conscientes de que puede presentar proble- mas para delimitar comportamientos culturales, por- que las fronteras que se establecen son siempre arbi- trarias a la hora de traspasarlas al pasado. En cual- quier caso la Meseta parece tener una entidad sufi- cientemente definible, y definida en términos geográ- ficos como una extensión de buena altura media,en ¡ tomo a 500 m, elevada con respecto a las zonas peri- féricas de la Península Ibérica, y separada de ellas por cadenas montañosas o depresiones que le otorgan un cierto aislamiento y una identidad relativamente homogénea. La identidad es homogénea, pero siempre fuera de las imágenes al uso,que nos otorgan una versión de estepa seca y prácticamente desértica, donde predominan las extensiones llanas y despobla- das. Estamos aún muy lejos de poder reconstruir la presencia humana wiirmiense a lo largo de la Mese- ta, pero ésta se nos presenta relativamente bien dota- da de yacimientos artisticos, lo que indica que la investigación está empezando. Los yacimientos sue- len estar situados en lugares quebrados, montañosos y próximos a corrientes fluviales; su arte, como es normal, contiene una presencia mayoritaria de ani- males, variados y demostrativos de que la Meseta no era un desierto estéril en el último glaciar (Fig. 1). No es facil establecer una barrera de separa- ción entre la Meseta y Andalucía, ni entre la Meseta y Extremadura, pero hemos de hacerlo aquí para ce- ñir el objeto de nuestro estudio. Extíemadura posee una ligazón evidente con la Meseta sur, de la que es continuación casi insensible, pero es menor su altura y mayor la posible influencia atlántica, nunca excesi- va. A lo largo de toda su gran extensión sólamente Area de Prehistoria. Universidad de Alcalá de Henares. ClColegios, 2. 28801 Alcalá de Henares (Madrid).

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Comphutum,5, 1994:97-138

ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA

Rodrigode BalbínBehrmann*J.JavierAlcoleaGonzález*

Rrsuuyw.- El arte parietal de la Mesetaespañolaha sido definidohabitualmentecomounfenó-menodispersoe influenciadopor lasmásnumerosasmanifestacionesde lasáreascosteras.En estetrabajo se analizantanto lasevidenciasconocidascomolos nuevoshallazgos,proponiéndoseunacronología “corta ‘ dentrodelosestilos111/1VdeLeroi-Courhan.

ABSTRAci. - Palaeolithicart of tite SpanishMesetahasbeenusual/yconsidereda sparsepheno-menon,its existencebeing ¿fue to the influenceofricherperipherical regions. Evidencefrom pre-viovs or classic and new discoveriesofparietal andporlable art are siudieditere, proposinga“short” chronologicaldevelopmentbetweenLeroi-Gourhan’sstylesIII andIV.

PAtw~s Ci~vnv Paleolítico.ArteParietal. Mesetaespañola.Cronología.

Krwo~ns:Palaeolithic.ParietalArt. SpanishMeseta.Chronology.

1. INTRODUCCIÓN

Nos proponemosabordaraquí un tema po-casvecestratadoen suconjunto,como es el Arte Pa-leolítico de la MesetaCastellana,entendidohabi-tualmentecomo meroreflejo de influenciasdel Nortey del Levante,y escasamenteconocidoen sudimen-sióntotal. Aunqueel temaha sido tratadopor noso-tros recientemente(Balbín y Alcolea 1992), mereceunarevisióncontinuay actualizada.

2. EXTENSIÓN Y AMBIENTE

Hemos tomadoel término de Mesetacomoelementodefinidor decaráctergeográfico,aun cuan-do somosconscientesde quepuedepresentarproble-maspara delimitarcomportamientosculturales,por-que las fronterasqueseestablecensonsiemprearbi-trariasa la horade traspasarlasal pasado.En cual-quier casola Mesetapareceteneruna entidad sufi-cientementedefinible,y definidaen términosgeográ-ficos como una extensiónde buenaaltura media,en

¡ tomoa 500 m, elevadaconrespectoa las zonasperi-féricas de la PenínsulaIbérica, y separadadeellas

por cadenasmontañosaso depresionesquele otorganun cierto aislamientoy una identidad relativamentehomogénea.

La identidad es homogénea,pero siemprefuera de las imágenesal uso,quenos otorgan unaversión de estepaseca y prácticamentedesértica,dondepredominanlas extensionesllanasy despobla-das.Estamosaún muy lejos de poder reconstruirlapresenciahumanawiirmi ensea lo largo de la Mese-ta, peroéstase nospresentarelativamentebiendota-da de yacimientosartisticos, lo que indica que lainvestigación estáempezando.Los yacimientossue-len estarsituadosen lugaresquebrados,montañososy próximos a corrientesfluviales; su arte, como esnormal, contieneuna presenciamayoritaria de ani-males,variadosy demostrativosde quela Mesetanoeraun desiertoestéril enel último glaciar (Fig.1).

No es facil establecerunabarrerade separa-ción entrela Mesetay Andalucía,ni entrela Mesetay Extremadura,perohemosde hacerloaquí parace-ñir el objeto de nuestroestudio. Extíemaduraposeeuna ligazón evidentecon la Mesetasur, de la que escontinuacióncasi insensible,peroes menorsu alturay mayor la posibleinfluenciaatlántica,nuncaexcesi-va. A lo largodetoda sugran extensiónsólamente

AreadePrehistoria.UniversidaddeAlcalá deHenares.ClColegios,2. 28801 AlcaládeHenares(Madrid).

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98 RODRIGODEBALBÍN BEI-IRMANN Y J. JAVWR ALCOLEA GONZALEZ

Fig. 1.- Mapa de distribución de yacimientos de arte paleolítico en laMeseta:1. Ojo Guardia; 2. Penches; 3. Alapuerca; 4. La Hoz; 5. LosCasares; 6. El Reguerillo; 7. La Griega; 8. Domingo García; 9. Ma-zouco; 10. Siega Verde; II. El Niño; 12. Villalba; 13. Jarama II.

conocemosun peculiaryacimientorupestre,como esla cuevade Maltravieso,en la mismaciudadde Cá-ceres(AlmagroBasch1960 a y b; Callejo 1970; Jor-dáCerdá1970; RipoIl y Moure 1979).Mal estudiadaaún,contienerepresentacionesde manosy muy pecomas.

Algo máslejos, en el Alentejo portugués,seencuentrael casiúnicodocumentorupestrepaleoliti-co del pals hermanotambién como el anterior fl]eradel presenteestudiopor motivos geográficos,quenode interés.Se tratade la cueva de Escoural(Farinhados Santos1964 y 1967;Farinhados Santos,VarelaGomes,Pinho Monteiro 1980)mal conocidahastaelmomento, queestásiendo revisadaen la actualidadpor un equipoluso-belga.

Andalucía poseeuna serie de zonasmuypróximasa lo quellamamosMeseta,como sonlas deJaén,dondese encuentrael yacimientopaleolíticodeEl Morrón (Sanchidrián1982),y otrasmás lejanasyclaramentediferenciadascomosonlas de mayorcon-centraciónculturaly artísticade Málaga. Sin embar-go loshallazgostambiénse multiplicanen el sur in-cluyendolas manifestacionesal aire libre (MartínezGarcia 1986),por lo que la situacióntotal de la re-giónno parecetan lejanade la de Castilla. Esto esaúnmásnotoriocuandotratamosde realidadescomola queofrecela cuevadel Niño en Albacete,nexo deunión entre las manifestacionesde ambaszonas.Encualquiercaso,el presentearticulotienesuslímitesy

éstossonlos impuestospor la geografia.Másadelan-te, enalgún momento, trataremosde parentescosy

proximidades.La mesetaposee una identidad bastante

marcada,aúnno demasiadoconocidapor problemasde avanceen la investigación,peronotableen cual-quier caso. La mesetacastellanaposeeuna alturamediasuperiora los 500 m.,y además,las altitudesalas que se encuentranlas cuevascon arte son supe-riores con mucho a la mediamesetaria,pues todasellas se hallan por encimade los 700 m., sobrepa-sandoalgunalos 1.000, como La Hoz, y encontrán-dose otras cerca, como los Casares,La Griega, OjoGuarefia,Penchesy El Niño. Estasituación es siem-pre muy superior a la que conocemosen el norteCantábrico.

Esto quieredecirmuchascosas,la primerade ellas, quenuestrosyacimientosse encuentranenzonasfrías dela actualidad,y por tanto muy Frías enel pasado.Los criterios ambientalesal uso para laszonasnorteñasno parecendemasiadoaplicablesanuestrarealidadinterior.El ambientemeseteñodebióser muy frío en la segundaparte de la glaciaciónWOrm, y probablementedesprovistode comporta-mientoglaciar de granmagnitudpor escasezde pre-cipitaciones;el comportamientoperiglaciar, sin em-bargo, debióserrelevante.

Siendocierto lo anteriormentedicho, la Me-setaposeeotra importantecondición,como es la dela abundanciaderios encajadosensu cursoalto, tan-to en fondoscalizos comode otra índole.Los micro-climas atemperadosexistieroncon amplia frecuenciaen la última glaciación,ofreciéndonosla presenciagráficade formasanimalesaparentementeadaptadasal frio, junto a otrasindiferentesa los cambioso cla-ramente termófilas. Esta posibilidad se compruebaampliamenteen las representacionesque conocemos,y no debesignificarningúncriterio cronológicoderi-vado de las alternanciasclimáticasdel momento,si-no más bien la realidadmismade un territorio biendotadoenposibilidadesdistintasdefaunay flora.

3. EL PALEOLíTICO SUPERIOR ENLA MESETA: LA CULTURAMATERIAL

Otra de las condicionesoriginalesde la Me-setaes la escasezde yacimientosorganizadoscorres-pendientesal PaleolíticoSuperior.Salvoexcepciones(Moure y López 1979; Fabián 1985: 9-10; Adán,García. Jorday Sánchez1989; JordáPardo 1993),sólo tenemosnoticiade prospeccionesy recogidasdesuperficieantiguas,como las del valle del Manzana-res. En generalsepuedehablardeunapobrezaextre-

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ma en hallazgos,que en la actualidadse vienepa-liando progresivamente,como es normal, pero muypoco a poco.Hayotra normacompositivaqueconsis-te enquelosyacimientosrupestressonprácticamentelos únicos documentosindicadoresde la existenciadePaleolíticoSuperioren la Meseta,por lo quesabe-mos hasta el momento, lo que empobrecenotable-mentenuestroconocimientodel comportamientohu-manode la época.

Dentro de las cuevasconocidasconarteru-pestre, se ha desarrolladoalgunaexcavaciónparaconstatarlos nivelesde moradarelacionablescon lasformasartísticas(Barandiarán1973; Higgs, David-sony BernaldodeQuirós 1976),en las dosocasionescon el mismo resultado:materialesanterioresy pos-teriores,pero nadade lo pretendido.Nosotrosmis-mos hemosexcavadoen la entradae interior de lacueva de La Hoz, encontrandomaterialespertene-cientesal PaleolíticoSuperior, como placasdecora-das y piezaslíticas pero sin una ordenaciónestra-tigráfica adecuada.Tenemosnoticia de sondeosrea-lizadosa la entradade la grancuevade Ojo Guareñapor SoledadCorchón,sin publicarhastael momentopresente,y por tanto inutilizablesparaestetrabajo.

Esnormageneral,sinembargo,quelas cue-vas hayansido conocidasdesdeantiguo,y presentenmaterialespostpaleoliticosen abundancia,apartederestosgráficosrelacionablesconesasépocas,a vecesdi.ficiles de diferenciarde ciertas formaspaleolíticas,comoes el casode La Griega.Los graflitti actualesosubactualesson muy frecuentesen todos los yaci-mientosqueconocemos,algunode ellos fechableenlos siglos XVI y XVII de nuestraera. Pareceque laafición a las cuevasno seacosaexclusivade gruposespeleológicosactuales,y que ya desdeantiguo lasgentessehanaventuradoen el interior de las caver-nas,dejandohuellacasisiempredesgraciadade sí.

La reutilizaciónde las cuevascon Arte Pa-leolítico en épocassucesivas,pero dentrode la Pre-historia, indica una especialvaloración de las cavi-dadessubterráneasbajo el punto de vista simbólico,pueslos enterramientospostpaleolíticossonfrecuen-tes en estosambientes.Hay quedestacartambiénelposible interés gráfico de los espacioscavernarios,pues formas gráficas siguen repitiéndosea lo largodetoda la historia siguiente,y tambiénel posibleres-petoy valoracióndel arte preexistente,que sin dudaconocieronlos sucesores,y habitualmenterespetaron.Las superposicionesde formas claramentepertene-cientesa la Prehistoriarecientesobrelosobjetosgrá-ficos paleolíticossoninfrecuentes,y las quecon ma-yor o menorclaridadpuedenadscúbirsea estosmo-mentosacompañana las figuras antiguas,peronor-malmente no las destruyen.Algo haydeescuelaar-

tísticasobreel terrenoy de veneracióny plasmacióndc lo nuevo en imitación o seguimientode lo anti-guo.

Hay, por último, das lugaresen los que demodocasualhansurgidodocumentosdeartemueble.El primerode ellosya se ha indicado(Adán, García,Jorday Sánchez1989), esel de JaramaII, y produjouna excavación,menos indicativa de lo esperado,tras el hallazgocasualde una estatuilla correspon-dientea un posibleglotón. El segundoesuna placadepizarragrabadacon caballosy cabras,encontradaen Villalba de Almazán,Soria,tambiénde modoca-sualy sin contextoindicativo alguno(Jimenoy Fer-nández1988;Jimeno, Fernández,Gómezy Galindo1990). La pieza es de un gran interés, y presentaunosanimalesqueengranpartepodrianrelacionarsecon los queaparecenen los yacimientosal aire libredel valle del Duero.No formanpartede nuestroobje-to actual de estudio,por lo queno serantratadasconmayorprofimdidad.

4. LOS YACIMIENTOS EN CUEVADE LA MESETA

Lascuevasdecoradasdela zonamanifiestanunaclarapreferenciaporlos rebordesmontañososdelos grandessistemas,es decir el reborde sur de lacordilleraCantábricay el rebordenortey sur del sis-temaCentral.Estapreferenciavienemarcada,comoes lógico,por nuestrogradode desconocimiento,quese refiere a unospocosdocumentosperotambiénporla realidaddeque nuestrascuevasse hallanenzonasquebradasy calizas,y estose produceconmayor fa-cilidad y abundanciaen losespaciosalpinosy preal-pinosde los grandessistemasmontañosos.Tal con-dición esadecuaday requeridaparalas manifestacio-nesartísticassubterráneas,perono para las manifes-tacionesal aire libre, comoveremosmásadelante.Ladistribución, por tanto de los yacimientosen cuevade la MesetaNorte es ampliay diseminada,y depen-de,por lo quehastaahoraconocemos,de las grandescadenasmontaliosasdela zona.

PenehesEl primero de los yacimientosaconsiderar

esel de Penches,que a pesarde su condiciónde se-gunda importanciaha recibido un respetabletrata-mientobibliográficoespecifico(Gutiérrez 1917;Her-nándezPacheco1917 y 1918; Ibero 1923; MartínezSantaolalla 1926; Ripolí 1957; Jordá 1964; GarcíaSoto 1983;Moure 1985),apartedelos trabajosgene-ralesenlosque seincluye.

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RODRIGODE BALBÍN BEHRMANN Y J. JAVIERALCOLEA GONZALEZ

En cualquiercaso,y prescindiendodealgúntrabajo antiguo, como el de E. HernándezPacheco,no ha existido un replanteamientocompleto de lacueva,y lo queposeemosen la actualidades el con-junto un tanto disforme de algo en aparienciades-truido. En fechasrelativamentecercanaseseintentode revisión completay constataciónde la realidadar-qucológicaacompañante,fué realizado por ErnestoGarcia Soto, cuyo resultadoes el articulo del año1983. Estemismo intentofuéel producidopor Ripolíen los añoscincuentaayudadopor el grupoespeleo-lógico Edelweiss,y plasmadoen el articulode 1957.

Setratade unapequeñacuevasituadaen lasestribacionessur de la cordillera cantábrica,en Bar-dnadelosMontes, partidojudicial deBríviesca,ver-tiente sur muy adecuada,al parecer,para los asen-tamientospaleolíticos de la zona, dado que variossonlos queen Burgosreunenestascondiciones.Tie-neun recorridototal de 130 m. de longitudy unasfi-gurasconsistentesffindamentalmenteencincocabrasgrabadasde buen tamaño,una de las cualesdebiótambiénestarpintadaen parte,como recogeHernán-dez Pacheco,pero ya no fué encontradaen la revi-siónde Ripolí del año 1957,que la dapor destruida.

En primeraspublicacionesy revisionessub-siguientes,se hanencontradodiversasfigurasapartede las citadascabras,dosde las cualespuedenestaratravesadaspor un venablo. Las figuras citadas, detodos modos, no parecenreunir un interés especial,puesse trataenla mayorpartede líneasgrabadasin-formes, en su probabletotalidadarañazosde anima-les, restosinformesde pintura, de antiguedaddudo-sa, elementosgeométricostomadosen ocasionesporanimales, como el supuesto paquidermo(Casado1977: 176), y dospublicadospor GarcíaSoto comoantropomorfos,quedebentambiénserentendidosco-moarañazoso grietasnaturales.

Pocohay por tamo dondeelegiren estepe-queñoyacimiento, pesea lo cual las opinionessobrecronologíahan variadoampliamente.HernandezPa-checocomenzósiendopartidariode asignarunacro-nologíaAuriflaciensea los cápridos,que luego revi-sana,almenosen lo tocantea aquellosacompañadosde un posiblevenablo (HernándezPacheco1917 y1918), otorgándolesuna cronología del Magdale-niense Inferior. Breuil (1974), prefirió una asigna-ción del MagdaleníenseMedio, y Jordá(1964)volvióa retrasarel reloj haciael Solutrenseparaestasfigu-ras. GarcíaSoto (1983)y Corchón(1985), parecenencontrarargumentospara adelantarla cronología,el primeropor encontrarelementosquele recuerdanal estilo IV recientede Leroi-Gourhan,y la segundapor la utilización fiel de los criterios de Jordárefe-rentesa los santuariosmonotemáticos,fatalmente

pertenecientesal final del desarrolloartístico,en suopinión(Jordá1983b;Corchón1985:266).

La cuevade Penchesposeeuna seriede pro-blemas importantesde asignacióncronológico-cul-tural, quecomienzanpor lo simpledesusrepresenta-ciones, para seguir con la carencia de yacimientoconcomitante,y con la ausenciade signos indicati-vos. En concreto,y por lo quese refiere a lossignos,sucondiciónpuedeperfectamenteserpostpaleolítica.lo quede nuevo no es especialmenteutil para unapropuestacronológicaclara.

No esPenchesla únicacueva conrepresen-tacionesartísticasque tienedificultadesde dataciónen sí misma, haymuchasmásen el universomundo.Si se admite el sistema cronológico de Leroi-Gourhan,sin embargo,las cabraspodríanintegrarsesin demasiadadificultad dentro del estilo IV. conciertoscaracteresarcaizantes,tan usualesen lo queconocemosdel artede la Meseta.Eseestilo IV debeserel antiguo,puesse tratadefigurasconconvencio-nesrelativamentesencillas,aunqueindicativas,sobretodo en el casode la desaparecidapintada-grabada,posiciónde aparienciaestáticay ciertos despiecesquedebenindicarvolumen,aunquesin un desarrolloni pormenorexcesivos. Si seguimoscl sistema declasificaciónindicado,no parecehaberningúnmoti-vo paraasignacionesposteriores,puesni hay indivi-dualización,ni realismo,ni simplificación de carac-teres.La argumentaciónde5. Corchónsobrelos san-tuarios monotemáticossupone la aceptaciónde unsistemacomoel de Jordá,queno parecemásexplica-tivo que el de Leroi, y queen todo casoes franca-mentedificil dedemostrar.

Si se pretendieraenvejeceralgo las repre-sentaciones,llevándolashastael estiloIII, no podria-inos oponeruna resistenciamuy sólida. En nuestraMesetamásde unaveznosencontraremosen la mis-mafronteradelosestilosIII y IV.

Comoseve,poco se puededecirde definiti-vo en la cronologíadePenches,aunquehayunacier-ta lógica que ya ha sido explicada.Tambiénse havisto, queel restode las representacionesde la cue-va, entrelas que se podríadestacarlas rejillas o rec-tángulos,puedenserpostpaleoliticas,y no ayudanala catalogacióndel resto,como menosaún los demáselementospresentes,quedebenperteneceren suori-gena la madrenaturaleza.

AtapuercaLa cueva Mayor dc Atapuerca. objeto dc

nuestraactualdescripción,es partede un conjuntoamplio, del queformanpartela galeríadel Silex, laCuevaMenor y la cuevaPeluda,apartede otros ele-mentospresentesenun entornokarstificadocomo es

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPANOLA 101

la sierra de Atapuerca,entreIbeas de Juarrosy lamismaAtapuerca.En todo el conjuntoexistenmani-festacionesabundantesde la Prehistoriade la zona,con predominio de elementospostpaleolíticos,tantoartísticoscomo materiales,y una sola manifestaciónartísticaque se hayaasignadoa la épocapaleolítica.La bibliografia fundamentalcomienzatemprano,conel descubrimientoy publicacióna cargode los inge-nierosSampayoy Zuaznavaren 1868,paracontinuaren publicacionesque hacenreferenciaexpresaa lamanifestaciónartísticaquenosocupa:Carballo 1910y 1921;Ercuil y Obermaier1913: 5; Breuil 1932: 36y 37; Almagro Basch1947: 364 y fig.293; Meléndez1956: 280; Osaba1960: 171; Madariaga1963: 30 yJordñ1964:68.

Lo quenos muestrala cuevasonvariossig-nosarboriformesy ovales, de clara tipologíapostpa-leolítica,en la galeríadela Fuente,“.. grabadosneo-líticos o más recientes,más numerososen la cuevadel Silo , y “...unacabezadeanimaly diversossig-nos rojos, de estilo paleolitico cantábrico (Breuil1932: 36 y 37). No parecehaberun acuerdounánimeencuantoa las figuras representadas,pues Almagrohablade “. pintadaunacabezadeosoy signostecti-formesy una toscacabezade caballo talladaen lasparedesde la roca enalto relieve y pintada.” (Alma-gro 1947: 364).El elementomástratadoha sido sindudala cabezade animal, caballoparaMenéndezyMadariagay osoparaOsabay Jordá;Almagro pare-ce duplicarla cabezay tratarla como osoy caballo,como si fueran dos figuras diferentes.Los signos,que no aparentan ser los que hemos citado comopostpaleolíticos de la galeria de la Fuente, han entra-doen un peculiarolvido.

Todo lo anteriormentedicho indica, salvoerroru omisión,quela CuevaMayorno estáestudia-da definitivamente,y queexisteunaantiguapolémi-ca sobreuna cabezaanimal, a la que, aun sin ave-riguarde mododefinitivosu condiciónespecífica,sele ha atribuido incluso una cronología. Breuil erapartidariode unaasignaciónperigordiense,y Alma-gro y Martínez Santaolalla auriflaciense superior;Jordase decantahaciaun solutrenseo magdalenien-se inferior. Todos admiten, por tanto, la condiciónpaleolíticade la cabeza,hablande técnicade lampo-nado,y ponenel objeto en relacióncon las manifes-tacionescantábricas.

Estoes lo que hay sobreAtapuerca,poco,confuso, y sin un contextoadecuado,puesla mayorpartede lo trabajadoen la cuevapertenecea períodospostpaleolíticos,como demuestrala cronología deC14 (Apellánizy Uribarri 1976).En nuestramodestaopinión resultaun tanto aventuradohacerafirmacio-nestajantessobretanparcadocumentación,y menos

en lo queserefierea sucronologíaestilística,puessetratade una figura que aún requiereun estudioac-tualizado;esademás,a lo que parece,un objetopocotípico, y por tantopococomparablesiguiendolos cri-terios estilísticosquenos hemos impuestopor nece-sidad.

Ojo GuardiaLa cuevade Ojo Guareña,o mejor, el con-

junto del mismo nombre,se encuentraal nortede laprovincia de Burgos, dentro del partido judicial deVillarcayo, a unos900 m. dealtura,al sury cercadelas estribacionesde la cordillera Cantábrica,un pocoal modode Penches.Las primerasnoticias sobreelcomplejokárstico pertenecena Martínez Santaolalla(1926: 110),aunquelas pinturassondescubiertasen1956 y publicadasen primera instanciapor OsabayUribarri (1968). Jordá (1968) estudia también laspinturas,del mismo modoqueUribarrí y Liz (1973)y M. y L.Dams(1974). Moure tratasucintamentedeltema(1985)y Ortegay Martín (1986)hacenunapu-blicaciónfinal, bajo un puntode vistaespeleológico-arqueológico,cuidaday completa(Fig.2, Lám.1, cua-dro 1).

A pesarde lo recientedel descubrimiento,las publicacionesson abundantes,y contradictoriasen muchosde los enfoques,pueslas figurasno estánexentasde problemas.Moure (1985: 105) no se atre-ve ‘.. .a afirmarla cronologíapaleolíticade estesan-tuario.”, y Casado(1977: 188) establece,con la ma-yor partedelosautores,dostiposdistintosde figura-ciones, unaspaleolíticasy otraspostpaleolíticas.Larealidad es que se trata de un problemacomplejo, yparasituarloen susjustostérminosdeberemosempe-zarpor el principio.

En primer lugar, la cueva Palomeraes unagran cavidad, dotada de variadas manifestacionesque pasanpor las figuraciones rupestres,los muyabundantesrestosmaterialesy hastalosenterramien-tos. La sala Cartóno de las pinturaspaleolíticasesunaparteimportante,aunquepequeña,de unareali-dadamplia e importantequevienerequiriendoun es-tudio pormenorizadode su condición, desde hacetiempo.

En segundolugar,y comoya se ha dicho, laSala Cartónno es lo único queexisteen el conjuntode Ojo Guareña.Sobrela cuevaPalomeraexisteunasala llamada de Las Huellas, dondeaparecenim-prontashumanasdepies descalzosa lo largo de unos250 m., acompañadasde restosdecarbónvegetalquedieron la fecha de 15.600±30H.P. (Delibrias, Gui-llier y Labeyrie 1974: 53). Estosignifica,sobre todo,unaambientaciónpaleolíticadepartede lasactivida-desrealizadasenla cueva; no sorprende,por tanto,

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la posibilidad de encontrarformas artísticascorres-pondientesal momento.

En tercerlugar, la misma salaCartónposeeuna entradaqueno puedeser másadecuadaal mo-mento,conlas paredesenun tiempocubiertaspordi-gitacionesy macarroni, hoy borradasen su mayorpartepor el sorprendentecelo de un guardamal in-formado.

En cuartolugar existeotra fechade C14to-madasobremateriaorgánicaexistenteen el interiorde un suelobajo las pinturas.Estesuelo se encuentrarecubiertopor unacostraestalagmítica,quea su vezcubriría partede las pinturasdel panel, en concretoel supuestosuidoy el supuestopaquidermo.La fecha(Delibrias,Guillier y Labeyrie 1974: 53) es de 2.100-4-70 B.P., prueba de autenticidad,como proponeMoure (1985: 103) o fechaantequemparalas pintu-ras, queen consecuenciaseríande épocaprehistóri-ca, perono sabemosde cuál. En estecampohansur-gido variosproblemas,el primerode ellos si las pin-turasseguiríanrealmentebajo la capaestalagmitica.Se hicieronhacepocosañosunasexcavacionesmal-hadadasconducentesen principio a esta constata-ción, queofrecieroncomo resultadola prácticades-truccióndel paquidermo,y nadamás,quesepamos.

Nos hallamos por tanto ante figuracionesprehistóricascon muyrazonableprobabilidad,dondeel discernimientoentre lo quepertenecea épocapa-leolítica y lo posteriores realmentedificil. Más deuna vez hemosdicho que las figuras parietalessonen la mayorpartede las vecesprácticamenteinfecha-bIes, y quenosdejamosguiarpor conceptosestilísti-cos porqueno tenemosmásremedio. Cuandose ha-

15%

i0~i

5%

Cuadro 1.- Estadistica general de las representaciones animales paleo-líticas en Ojo Guardia. 1: indeterminado (23,50/o); 2: Paquidermo(5,9%); 3: Mustélido (5,9%); 4: Céprido (5,9%); 5: Cierva (0%); 6:Ciervo (17,6%); 7: Bóvido (23,5); 8: Caballo (17,6%).

bla de conceptosestilísticos, inevitable aunquein-conscientementeestamostratandode formas más omenoscaracterísticasy típicas,y sentimosunaciertasensaciónde vacíocuandolo queobservamosse saleun pocode losmoldesestablecidos.Esteesel casodeOjo Guareña,quedecualquiermanerano es la cuevamejorpintadaqueconocemos.

El conjunto de Ojo Guarefla,desgraciada-mentepara la cronología, no ha sido visitado sola-menteen épocapaleolítica,sino muy frecuentementedespués,en épocasprehistóricase históricas.El granpanelde la saladelas Pinturas, poseeun pocodeto-

yo

Fíg. 2.- calco de la zona derecha del panel principal de la Sala Cartón de Ojo Guardia, según A. Ortega y Xl. A. Martín 1986.

1 2., —5’. 7 5

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA

Látn 1 .- Ciervo en negro de la sala Cartón de Ojo Guareña.

do. Hay elementos que parecen claramente paleolíti- cos, como los bóvidos de la primera zona izquierda del gran panel, o el primer cérvido de la sala, tam- bién a la izquierda y separado del gran panel, y otros que aparentan ser postpaleolíticos sin demasiado pro- blema, como las figuras antropomorfas, tanto de ca- beza triangular como cónicas y rellenas de líneas. Hay otros elementos’ que se encuentran algo a la mi- tad de los conceptos citados, como el caballo en ca- rrera y con supuesto dogal y el supuesto caballo, más bién carnicero tipo garduña u otro tipo de mustélido. El estilo ,en todos los casos es muy sencillo, las figu- ras normalmente lineales y siempre en negro, y las técnicas muy difíciles de diferenciar entre unos obje- tos y otros.

Para nosotros, y prescindiendo de paralelos más o menos adecuados, hay una mayoría de formas en este gran panel que aparentan una graña paleolíti- ca, léase bóvidos caballos, paquidermo y varias cur- vas cérvico dorsales, que ademas, según reconoce Le- roi, reproducen esquemas conocidos por doquier en las cuevas paleolíticas, y asociaciones de las que él considera caracteristicas, tipo bkdo-caballo.

Otras figuras, como antropomorfos y trián- gulos, son para nosotros de muy probable condición

postpaleolítica, por no corresponder a la gralla paleo- lítica, en el caso de los antropomorfos, y por no exis- tir en la misma manera y acumulación en este mun- do, en el caso de los triángulos. Estos son técnica- mente mas parecidos a antropomorfos que a anima- les, y aunque no se superponen, pues el respeto de la obra previa es aquí paradigmático, dan ‘una sensa- ción, discutible si se quiere, de mayor juventud y me- jor conservación del trazo.

Como ya se ha dicho, no hay un trabajo de- finitivo sobre Ojo GuareÍía, que aborde todas sus po- sibilidades significativás y cronológicas, por lo que establecer ahora una cronología tajante parece dema- siado aventurado. Hay sin embargo intentos de asig- nación cronológica en los trabajos de Osaba y Uriba- rri (1968: 402) e Ibáñez (1980: 69) que coinciden básicamente en el Magdaleniense, periodos IV-VI. Ibáñez, que presenta un proceso algo mas complejo, justifica su actitud a partir de una peculiar aplicación de los sistemas clásicos de Breuil y Leroi-Gourhan, que en el caso de este ultimo le llevaria al estilo IV reciente. Jordá (1968) no propugna una cronología expresa, pero establece una serie de paralelos. Estos podrian conducir al establecimiento de una cierta cronología, si no pertenecieran a épocas nrobada-

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104 RODRIGODE BALBIN BEI{RMANN Y J.JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

mentediferentesdentrodel artePaleolítico.Ya hemoshabladoantesde la dificultad de

datarestasformas “atípicas”,queademáscarecenderelaciónmatérialdirecta.Paranosotros,sinembargo,hay una seriede caracteresestilísticos,que, a pesarde lo poeoafortunadodela manodel realizador,pue-den establecerse.En primer lugarse tratade formassencillas,quesin embargoguardanrelacióncon con-vencionesobservablesa partirdel estilo III de Leroi-Gourhan.Una parte importantesonfiguras de con-tomo lineal, y formas globulares,en perspectivaab-solutay torcida. Otraparte, como los cérvidos,apa-recemodeladaen el interior del cuerpocon lineasdedespiece,un tanto malhadadas,peroquemarcando-bles vientresy zonasescapulary pectoral,y estoesalgo que comienzaen el estilo III para terminarensentidoestríctodentrodel IV antiguo.

El movimientoestáengermen,peroyaexis-te algunatendenciaa él, y losparalelospróximossonimposiblesde estableceren casi todos los casos, in-cluido el del “caballo salchicha”.Estees muchomásparecidoa un mustélidoquea un caballo,y estácer-ca de la representaciónde un animal del mismo tipoqueapareceen el ReseauClastresde Niaux (Clottesy Simmonet1984: 426, flg.5; Leroi-Gourhan1971:426, sup.33), aun cuandoesteúltimo hayasido rea-lizado con un esquemalineal mássimple, rápido ycapaz.

Parano decirnadaespecialmentenuevo, yreconociendola dificultad de dataciónde las mani-festacionesrupestresde Ojo Guarefla, no resultaríasorprendentequepertenecierana la épocaque mejorsedocumentaen la Meseta, un estilo III avanzadoo

IV muy antiguo, quees lo mismo quedeciraquelloque se encuentraen los inicios del Magdaleniense,acaballoente los estilosIII y IV de Leroi, que comose sabeno se puedenentendercomo fronteranaturalinsalvable.

La GriegaLa cueva de La Griega es conocidadesde

antiguoparael público en general,y en concretopa-ra las gentesdel entornode la misma, de tal modoque las inscrípcionesalfabéticasy graflltti abundan,concaracterespaleográficoscronológicamentereco-

Cuadro II.- Estadística general de representación de animales de lacueva de La Griega. 1: Indeterminado (19,2%); 2: Cáprido (0%); 3:Antropomorfo (3,8%); 4: Cierva (3,8%); 5: Cieno (11,5%); 6: Bóvi-do (0%); 7: Caballo (61,5%).

)

Fig.3.- Calco del panel U de la cueva de La Griega, según O. y 5. Sauvet 1983.

700/a

• 60%

50%

30%

200/a

10%

3 9 .1

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA

Lám. 2.- Pareja de ciervos del panel II de la cueva de La Griega.

nocibles, Esto viene a decir algo común en las cuevas de la Meseta, y es que han sido frecuentadas habi- tualmente en épocas postpaleolíticas. Ello ha supues- to deterioros y destrozos de las formas artísticas, y además nos propone dificultades importantes a la ho- ra de establecer cronologías ceñidas (Fig.3, Lám.2, cuadro II).

La cueva mé descubierta para la ciencia en 1970, a partir de D. Enrique Ballesteros y D. Juan Herrera, de la Sociedad Deportivo Excursionista de Madrid. Ellos comunicaron el descubrimiento a M. Almagro Gorbea, que publicó la primera cabeza de caballo descubierta, de modo bastante escueto (Alma- gro Gorbea 1971 a y b). Más adelante ha sido estu- diada por G. Sauvet (G. y S. Sauvet 1983; Sauvet 1983, 1985 y 1986) en forma de varios artículos y una monografIa publicada por la universidad de Sa- lamanca, que constituye un buen trabajo preliminar sobre tan interesante conjunto. Nosotros mismos he- mos emitido nuestras opiniones sobre la cueva sego- viana (Balbín y Alcolea 1992: 407-409). En la actua- lidad un equipo de las Universidades de Salamanca y Autónoma de Madrid se encuentra en trance de revi- sar el arte de la cavidad, sinduda mucho más rico

que lo conocido. Desafortunadamente sólo poseemos noticias de un importante aumento de conjuntos fígu- rativos (Corchón et alii 1991), sin mayor pormenor o dato particular, por lo que nuestra base deben seguir siendo los trabajos de Sauvet, dignos y serios pero incompletos. .

Se encuentra frente al núcléo de Pedraza (Segovia), en la pared. izquierda del arroyo del Vadi- 110, que va a desembocar al río Cega, y por tanto en las cercanías del otro gran sistema orográfico de Cas- tilla la Vieja, el Central. Posee temas figurativos y abstractos, los primeros de’carácter paleolítico, y los segundos de diflcii as&nación. Entre los animales, como es norma comtínen la Meseta, dominan los ca- ballos, 61,5%, seguidos por los cérvidos, 15,3%. Tambíén existe un antropomorfo y una importante serie de cuadrúpedos indeterminados, 19,2%.

Existen dos paneles bien organizados, en el primero de los cuales se observa un predominio cuantitativo y cualitativo de los équidos, y en el se- gundo un dominio cualitativo de los cérvidos, que sin embargo están en inferioridad numérica. No se ha encontrado su yacimiento material, y la cronología que se otorga al conjunto viene determinada, en con-

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106 RODRIGODE BALBIN BEHRMANN Y J.JAVIER AICOLEA GONZÁLEZ

secuencia,por criteriosestilísticosy paralelosforma-les; los restosmaterialespostpaleolíticossonsin em-bargofrecuentes.

La cronologíase ha afirmadosiemprecomoantigua(Balbin y Alcolea 1992:407),ya seadeestiloII pleno (Almagro1971 a y b), o un momentomása-vanzadodentrodel mismoperiodoestilistico (G. y 5.Sauvet1983: 9 y 10), cronologíaquenosotrosavan-zábamosun tanto, hastahacerlallegar al estilo III deLeroi (Balbín y Alcolea 1992: 407), sin entrar encontradicciónsustancialcon lo opinadopor Sauvet.Otraopinión reciente(Corchónet a/ii 1991) va másallá, llevando las representacionesal Dryas 1, en unsorprendentecontextoSolutrenseretardatario,al usomediterráneo.No acertamosa comprenderel espíritude la propuesta,que conceptualmenteno comparti-mos, puescomohemosdichosomospoco partidariosde atribuir el arterupestrea períodostécnicospoco onadaconocidosen la Meseta. La posibleconexiónmediterráneaque plantean tampoco es novedosa,puesestaposibilidadya fué argumentadapor Sauvet(G. y 5. Sauvet1983: 10). Se vuelve a reiterar sindudala escasapersonalidadartísticade la zonacen-tral española,que se derivaba del parcial conoci-mientoqueposeiamosentoncesde aquella,peroqúeahora ha aumentadoy no permitehacerseriamentetalesafirmaciones.

Hayen La Griegaotroselementosimportan-tes aunquedificiles de tratar,como sontos reticuta-dos y escaleriformes.Nosotrosya lo hicimos ante-riormente(Balbin y Alcolea 1992: 408) sin llegaraconclusionesdefinitivas,ni ir másallá de lo enuncia-do por Sauvet.Admitimos su natural infechabilidad,aunque,eso si, poniendo de relieve que dentro delentornomesetariose conocenacumulacionesseme-jantesenambientespostpatcolíticos.

El ReguerilloLa cuevadel Regueríllo,enPatones,Torre-

laguna,Madrid, es conocidadesdeantiguo, como decostumbre.Casianodel Prado la incluye en su obra(1864). y dadoquesu existenciaes conocida,la visi-tan Ercuil, por un ladoy Pérezde Barradasy Maurapor oto.El primeroen el alio 20 del siglo, indicandola presenciade un grabadode antropomorfoque nose ha vuelto a constatar(Breuil 1920: 376) y los se-gundosen 1933,sin encontrarmanifestacionesartís-ticas. En 1942 cl Marquésde Loriana y Maura (PP.77-78)descubrenlos grabadosy hacenla publicacióncorrespondiente,encontrandode pasoabundantece-rámica impresacon cordonesy tetonesy un hachapulimentada.Ademásencuentranpiezasde silex queconsiderandetipo auriñaciense,semejantesa las en-contadasenLos Casares.

En 1944 Álvarez Osorio mionna ante laReal Academiade la Historia sobre la convenienciade declararla cueva del Reguerillomonumentobis-tóríco-artistico, explicandolas condicionesdel yaci-mientoe incluyendosusmanifestacionesrupestresencl periodo auriflaciense.El último trabajo se da en1953, fechaen la queMaura presentala cueva anteel 11 CongresoNacionaldeArqueología(pp.73-78).

Trasestasnoticias,todaspreliminares,no seha vuelto a revisar lo queexiste en esteyacimientodel nortedela ProvinciadeMadrid, aunqueexistealparecerun equipo de la UniversidadAutónoma deMadrid quelo estáhaciendo.El sitio estámuy cercade las estribacionesdel sistemaCentral,y por tantojustamentefrente a la cuevade La Griega,al otro la-do dela sierra.

Los autorescitados proponenla existenciade un pisciforme, trescabras, un antropomorfoy unmamut, grabadosen las paredesde la galeria de laOveja, y todo ello requiereuna comprobaciónseriaquedeseamoshagannuestroscolegasde Cantoblan-co,pueslo queapareceenloscalcospublicadosesenla mayorpartede las ocasionesmásquedudoso.

Ante tan parcasnoticias,y dudandoinclusode la realidadde los grabadospropuestos,no nosen-contamosde momentocapacitadospara opinar se-riamentesobrela cronologíade las supuestasmani-festaciones.

La HozLa cuevade La Hoz fuédescubiertapor Ca-

bré mientasrealizabasustrabajossobreLos Casa-res, y publicadaen principio con éstaen su trabajoclásico de 1934. Obermaierharia una nota para laRealAcademiade la Historia el alio siguiente,y losestudiosquedaríaninterrumpidoshastael año 1968,en que Beltrán y Barandiaránpublicariansumono-grafía sobreLa Hoz y Los Casares.Una bibliografiatanescasasolamenterevelanuestromal conocimien-to sobre la cueva,y probablementetambién,la difi-cultad de su acceso,que puedeen partehaber re-tiradoel interésde los investigadores(Fig.4, Lám. 3y 4, Cuadro111).

Del mismo año 1966 en el que el equipodela Universidadde Zaragozarealizó los trabajosenLos Casares,datanlas presuntascatasdel pórtico deestacueva,delas que se publicanestratoscorrespon-dientesal nivel de la terrazafluvial del riachueloqueaúnsale por su boca, pero nadaarqucológicamenteválido.

Su proximidad a la cueva de Los Casares,con la que forma el núcleo más importantede ArtePaleoliticomeseteñoal sur del SistemaCentral,nosimpulsóa incluirla enun proyectodeestudioconjun-

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ARTE PALEOL TICO DE LA MESETA ESPAÑOLA 107

Fig. 4.- Equido y reno grabados de la Galería Alta de la cueva de LaHoz.

to con laanteriormentecitada,financiadopor la Jun-ta de Comunidadesde Castilla-LaMancha,y comen-

¡ zadoya en 1990.La relativamodestiadel yacimientorupestre,asi como el hechode queésteposeíaunapublicaciónde conjunto moderna(Beltrány Baran-diarán 1968), nos impulsó a comenzarnuestropro-yectoporella, en la esperanza,yanacomodespuéssedemostraria,de acometercon relativacomodidadsuestudio.

La cuevaen cuestión,se encuentraa 4 1cm.de SantaMaria del Espino, en Guadalajara,en unode losbrazosdel rio Saladoo Linares, quees el mis-mo que pasaa los pies de Los Casares.Poséeunmarcadocarácterlineal, das pisos superpuestos,yuna galeria terminal innundada,que en sentidoes-tricto es un laminador,llamadagaleríadel Lago. Laalturade su ubicaciónsobreel nivel del maresgran-de, 1.050 m. como ocurre en todas las cuevascaste-llanas,y su bocase abresobreel valle del río, enea-

• jado y dotado de un microclima notablementemásdulceque lospáramoscircundantes.

Los temaspresentadosen el estudiode A.Beltrán (Beltrán y Barandiarán1968) se remiten acaballosgrabadosde tosco estilo, todos ellosenlaaleriaalta (Balbin y Alcolea 1992:415416)y al- gu-nos signos, entre los que se puedendestacardosgrandestectiformesde la GaleríaAlta, un triánguloyun tridente,apartede lineasvarias, meandrosy ma-carronni,mayoritariamentesituadosen la GaleríadelLago.

Nuestrostrabajosen la cuevadeLa Hoz nosdanhoy endíauna visión completamentediferente

del yacimiento.Porunapartela realidadarqueológi-ca del mismo difiere de maneraradical con la teóri-camentecimentadaenlas excavacionesde 1966.Lasexcavacionesactualmenteen cursoponende mani-fiesto, si bien todaviasin organizaciónestratigráfica,la notable frecuentacióndel pórtico de la cueva enépocas paleoliticas y postpaleolíticas,asi como lapresenciaen algunade suszonas,como por ejemplola Galería Alta, de grupos humanospaleolíticos yposteriores.

Asimismo, la prospecciónde la cavidadhaproducidoel interesantehallazgode un conjunto deplacasde pizarradecoradascon temasanimalísticos

• de estilo paleolitico, conjunto concentradofunda-mentalmenteen la GaleríaAlta, y tambiénen el pór-tico exterior, como demostróla campañade excava-cionesdel año 1993, realizadaen la entraday que,entreotroshallazgos,aportótresplacasdecoradasdeestilopaleolítico.

Si la visión arqueológicaha cambiado,en elterrenodel Arte de la cavidaddebemoshablardeunaverdaderarevolución,pueshemospasadode conocerdosmodestosconjuntosdecorados,losde la Galeríadel Lago y la Galeria Alta, a tomar contadocon lautilización intensivade la prácticatotalidaddel espa-cio cavernariopara la realizaciónde grabadosy, enmenor medidapinturas. Estasno sólo se dan en elcampode las representacionesno figurativas (Balbíny Alcolea 1992:415),ya queconocemosalgunasre-presentacionesanimalespintadasennegra

En el estadoactualde nuestrainvestigaciónla mayor partede las figuras identificablesse con-centranenla GaleríaAlta, lugarverdaderamentesu-

60

40

30

lo

Cua~ III.- Estadistica general de figuras de la cueva de La Hoz 1Representación no figurada (52,3%); 2: indeterminado (3,0%), 3Serpiente (1,5%); 4: Cáprido (2,2%); 5: Reno (0,7%); 6: Cierva(3,0%); 7: Ciervo (6,8%); 8: Bisonte (6,0%); 9: Bóvido (6,8%); iO:Caballo (i7,4%).

50

k

20

O 5 V tU

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108 RODRIGO DE BALBÍN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

Lh. 3.- Équido y reno grabados de la Galería Alta de la cueva de La Hoz.

perpoblado de representaciones habida cuenta de sus limitadas dimensiones, donde existen al menos 5 pa- neles decorados en los que se entremezclan caballos, bóvidos, bisontes, cérvidos y cápridos, así como una única representación de reno.

Los números que aquí vamos a presentar se refieren al total de la cueva, y son provisionales, pero hemos creido conveniente avanzarlos para hacer comprensible lo que aquella supone artísticamente. En un primer recuento lo conocido es básicamente grabado, ya sea en trazos profundos o finos e inapre- ciables, y se divide temáticamente en un 52,3 % de representaciones no figurativas y un 47,7% de ani- males. Entre éstos, y como es norma común en la Meseta, dominan los caballos (17,4%), seguidos por los bóvidos, en este caso bisontes y toros (12,8%), y cérvidos (10,5%), nuevamente presentes en porcenta- jes semejantes a los de los bóvidos, en una éstadistica que pasa de 6 animales a 65. Entre los animales pue- den señalarse como especiales las serpientes (1,5%), que parecen corresponder a modos de expresión gra- fíca muy enraizados en la Meseta durante el ultimo pleniglaciar, como demuestran los serpentiformes de Los Casares o la serpiente de El Niño (Almagro

1971; Balbín y Alcolea 1992). Entre los signos, .concentrados mayoritaria-

mente en la Galería del Lago, cabe resaltar formas complejas, derivadas de óvalos, triángulos, cuadrán- gulos y pentágonos, realizadas mediante trazos digi- tales y asociados a accidentes naturales como el sumidero del Lago. Podríamos llamar la atención también sobre trazos lineales aislados, venablos, tra- zos angulares a modo de flechas sobre los vientres de los animales, etc., así como la constitución de verda- deros paneles abstractos, hecho desconocido hasta ahora, si exceptuamos el caso cercano de Los Casa- res, en la Meseta. )*

Este panorama constituye el ejemplo más clásico del Arte Paleolítico en la zona central de la Península, tanto en composición, como en estructura temática interna o en bestiario, y enlaza directamente con la cuestión del estilo y la cronología, sobre la que nos manifestamos hace tiempo (Balbín y Alcolea 1992: 4 16) basándonos en los trabajos del equipo de A. Beltrán. Evidentemente hoy en día no podemos hacer lo mismo, por lo que necesitamos analizar la documentación desde otro punto de vista, aunque, en ausencia de otros criterios más validos, siempre des-

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA 109

Lám. 4.- Placa de pizarra grabada (cabeza de cérvido) y pintada de la cueva de La Hoz.

de la óptica estilística. Lo que hoy conocemos de la iconografla de

la cueva de la Hoz nos muestra la existencia de dos series de figuras bien individualizadas. La primera de sujetos grandes realizados en trazos grabados an- chos y profundos, entre la que se encuentran los grandes caballos publicados por Beltrán, aIgunos bó- vidos y varios cérvidos y cápridos de la Galeria Alta. En general, y dentro de un nivel más que aceptable de realización, las figuras presentan algún grado de arcaismo, cornamentas en perpectiva torcida, crine- ras en escalón, ausencia de extremidades, escaso de- tallismo, etc. Incorporan sin embargo algunos rasgos que se hacen palpables en la siguiente serie, como el aprovechamiento sistemático y consciente de las su- perficies rocosas.

La segunda de las series convive geografica- mente con la anterior, pero obedece a un diferente criterio; con sujetos pequeños, mucho más desarro- llados convencionalmente, con crineras enhiestas en trazos paralelos, despieces longitudinales de vientre, cornamentas en perspectiva absoluta, y una selección temática diferente, en la que los bisontes parecen te- ner un peso muy especial. El aprovechamiento de re-

lieves es particularmente evidente en éstos, con ejem- plos que nos remiten a los chkicos polícromos de Al- tamira (Cartailhac y Breuil 1907), aunque en un ta- mano y calidad técnica muy diferentes.

Atendiendo a esta separación podemos rete- ner el análisis estilístico realizado en ‘nuestro anterior trabajo (Balbín y Alcolea 1992: 415-416) para la pri- mera serie de figuras, es decir una fecha en torno al estilo III de Leroi-Gourhan, si bien las figuras ahora reinterpretadas parecen mas evolucionadas, posible- mente por no estar deformadas por la funesta prácti- ca de calco directo,, que aquí ha entrañado ademas serios danos en las paredes de la Galeria Al&*La se- gunda serie podría someterse a un tratamiento simi- lar al de la mayoría de las figuras de la cercana cueva de Los Casares, situadas por nosotros en un momen- to poco avanzado del estilo IV antiguo de Leroi- Gourhan (Balbín y Alcolea 1992: 423-429), por lo que, unido a la gran cercanía geográñca de ambas estaciones, podriamos suponer un carácter cronológi- co simétrico para ambas cuevas, posiblemente ligado a bases de poblamiento idénticas.

Por esto abogaría la constancia con la que las representaciones de La Hoz pueden paralelizarse

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110 RODRIGODE BALB N BEFIRMANNY 3. JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

con las de Los Casares,tantoen caballoso bóvidos,como en signos,ya seaen las formas ojivalesdel la-go o en los triángulos,frecuentesen las decoracionesdeambascuevas.

Así las cosas,no pareceprocedenteseguirmanteniendolas cronologíasque otros mantuvieronen el pasado,y queya fueroncriticadaspor nosotros(Balbin y Alcolea 1992: 415-416). Ni las figuracio-nespuedenserretasadasa un hipotéticociclo aurí-ñaco-perigordiense(Beltrány Barandiarán1968: 6),que hoy no significa nada, ni adelantadashasta losmomentos finales del paleolítico (Corchón 1985:266).Los motivos teóricosdecasi imposibleprobatu-raqueentoncesse aducían,basadosdemodoexclusi-vo en el conceptode santuariomonotemáticode br-da (1979: 33 1-348), sufrencon los nuevoshallazgosuna crisis de significadomayoraún de la queproce-de de la mismateoría.

Lasapreciacionesde J. Cabré(1934: 29-30),en cuantoa la cronologíarelativa de las representa-cionesde La Hoz, parecenmásacertadasaunquetanincompletascomoen su dia nosparecelo fueron lasnuestras,situándolasparalelamentea una hipotéticaprimera fase de decoraciónde Los Casares.Parececlaroque el artede la Hoz se relacionadirectamenteconel deLos Casares,perono sóloenunahipotéticaprimerafáse,sino en suconjunto,quenosotrossitua-mosenun intervalo temporalque recubremomentosdesanolladosdel estilo 111 dc A. Leroi-Gourhany seintroduceenotrosincipientesdel IV antiguodel mis-moautor(Balbin y Alcolea 1992:429).

Los CasaresLos Casareses posiblementela cueva más

representativa,por ambiente,yacimientoy manifes-tacionesartísticas,de la Mesetacastellana,y ademáses,juntocon la deLa Hoz, aquellaen la queenla ac-tualidad estamosdesarrollandonuestrotrabajo, conel permiso otorgadopor el gobiernoautónomo deCastilla-LaMancha.Como ya expresamosen un tra-bajo anterior (Balbín y Alcolea 1992: 416) nos he-mospropuestounarevisión integral del Arte Rupes-tredela cavidad,tantosobrelabasedelas anteriorespublicaciones,fundamentalmentelas de Cabré,comosobrenuestropropio trabajo, basadoen la aplicacióntécnicasactualizadas,tanto de fotografía, como dereproducciónsobrela misma,comenzandounatopo-grafía nuevay concretay aplicandotécnicasde orde-nadoral procesoanalíticoy sintético (Fig. 5, 6 y 7,Lám. 5y6, CuadroIV).

La cueva, al modo queya hemos indicadootrasveces,se conocedesdehacemuchotiempo, y esrecogidaen el catálogode Puig y Larraz de 1896;Garcia Sáinz de Baranday Cordaviasla recogen

Cuadro IV.- Estadística generalde representaciones de la cueva deLos Casares. 1: Signos (ii,2%); 2: Rinocerontes (1,0%); 3: Mustéli-dos (1,5%); 4: Indetem,inados (21,2%); 5: Felinos (1,5%); 6: Cérvi-dos (11,9%); 7: Cápridos (5,2%); 8: Caballos (23,8%); 9: Bóvidos(11,9%); lO: Antropomorfos (10,9%).

tambiénen su guia de 1929, aún sin el nombrequeahorale damosy es Laynay Serranoel queprimerotratade sus manifestacionesrupestres(1933a: 293;1933b: 183). Él seríael quecondujeraaCabréAgui-ló a la realizaciónde su primery fundamentalestu-dio (1934),continuadoen otros,personalmenteo consu hija (Cabré 193 Say b y 1940;CabréAguiló y Ca-bré Herreros1936).En 1968Beltránanalizalasfigu-rasde Los Casares,anunciandola publicaciónde unamonografiaque nuncase llegó a producir.Tambiénen 1968 seproducepor partedeBeltrány Barandia-

Fig. 5.- Prótonios de caballo pintado de la zona proflrnda de la cuevale Los Casares.

4.

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPAÑOLA II’

Fg. 6.-Asociación de équido y antropomorfo del Seno A de la cuevade Los Casares.

rán un avancesobrelas cuevasde La Hozy Los Ca-sares,artisticamentereferidade modoexclusivoa LaHoz, y arqucológicamentea Los Casares,trabajo quese vería continuado por parte de Barandiaránen1973 con la memoriadefinitiva de excavacionesdeLos Casares.

Estas excavacionesprodujeronuna docu-mentaciónarqueológicabasadaen la existenciadeun yacimientomusteriense,alojadoen el vestíbuloyen el Seno A de la cavidad,y cronológicamentesi-tuableen los alrededoresdel interestadialWÚrm III-IV, así como en la utilización postpaleoliticadel Se-no A de la cueva,posiblementecon finalidad sepul-cral, por grupos humanoscalcoliticos y, más hipo-téticamente,de la primeraEdaddel Hierro.

No se conocen restos in sim de ocupaciónsuperopaleolítica,salvo las indicacionesde materia-les liticos de la laderadadaspor Cabré,y asimiladaspor Barandiarán(1973: 82) a posiblesrestosde in-dustriasmusteriensesy Auriñaco-perigordienses.Enestamisma páginaopina Barandiaránque la cuevapudo ser abandonadapara el hábitat tras la ¿pocaMusteriense,y sólo visitadaesporádicamentepor losautoresde grabadosy pinturas,o bien seguirsiendoocupadaduranteel Paleolitico Superior, en zonasqueya no conservanel menorvestigioestratigráfico.

Admitiendo los argumentosde Barandiaránsobre los posiblesmotivos por los queno seencuen-tran en Los Casaresmaterialespertenecientesal Pa-leolítico Superior,dentrode la estatigrafladela cue-va, cabriatambiénla posibilidaddel arrasamientodelos niveles correspondientesa esa época,bien porpreparacionesintencionalesdel suelo, o por arrastrenaturalde los mismos,debidoa crecidasy aportesId-dricosextraordinarios.

La cueva,dividida por Cabréen tresestan-ciasfundamentales,senosA, E y C, desdela entradahastael interior más profundodescrito, ha recibidocronologiasvariopintas,comenzandopor la de Ca-bré, queasignabasusrepresentacionesa los períodosAuriflaciense, Solutrensey MagdalenienseInferior.ParaBreují (1974: 389) todoel conjunto “... pertene-ceal final del procesoevolutivo queva desdeel Peri-gordiensehastael Magdaleniense”.

En cualquiercaso, la cueva de Los Casarescarecede un estudioactualizado,y eso eslo queno-sotrosestamosintentandoahora.Como productoac-tual de nuestrotrabajopodemosavanzarunaseriedereflexiones,basadaspor el momentoen lo estableci-do por J. Cabré,quedeberáservariadoun poco masadelante,cuandonuestrapropia elaboraciónlo per-mita. Lo queaquí se exponedebeentendersecomoprovisional,puessin duda,el avancede nuestrostra-bajosva a ofreceruna realidaddistinta.

Composicióny distribuciónde lasfigurasEn primerlugar,nuestracuevaes,junto ala

cercanade La Hoz, la más variadatécnicamentedela Meseta,por lo que sabemoshastael momento,yeso le otorgaunacategoriaespecial.El grabadopre-dominasin embargosobrela pintura,y dentrodeellahayun repartoequitativoentrelos coloresrojo y ne-gro, siempremásdedicadosa representacionesno fi-gurativas.En un 80%de loscasosse pintan elemen-tosabstractosy soloen un 20%figurativos.

Ente las representacionesfigurativas, hayun elevadotanto por cientopertenecienteal grupodelosanimalesindeterminados,el 21,2%, no solamenteporqueel gradode imprecisiónespecíficaseaelevadoen la cueva,sino tambiénporquehemosintroducidoen el grupo formascomo pecesy mamuts(Balbin yAlcolea 1992: 419), cuya determinaciónno estaráclarahastaquealcancemosun mayorgradodedesa-rrollo ennuestrostrabajos.

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Fig 7.- Rinoceronte lanudo grabado en el Seno C de la cueva de LosCasaros.

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112 RODRIGO DE BAIBÍN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLFA GONZÁLEZ

Lám. 5.- Gran ciervo del Seno C de la cueva de Los Casares,

Lám. 6.- Antropomorfo del Seno A de la cueva de Los Casares.

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETAESPANOLA 113

Los caballossuponenel 23,8%de los ani-males,términobastanteelevado,aunqueligeramentemenorqueel de los demáslugaresdel áreacentralyoccidentalde la Meseta(CuadroIV). En ellospode-mos realizarunadivisión estilística(Balbíny Aleo-lea 1992: 419) entreaquellosqueposeencrineraenescalón,cabezade pico de pato y escasotratamientocorporal,situadoscasiexclusivamenteen la comuni-caciónentreel SenoE y el C y en la paredizquierdade éste,y otrosque,si bien suelenadolecerde deter-minacióncorporaly de extremidades,presentancn-nerascontrazosparalelos,despieceslinealesy mayordetallismofacial.

Los bóvidos suponenel 11,9% del total, lamitad quelos caballos,y poseentambiéndos formasarquetípicasde realización(Balbín y Alcolea 1992:419420).La primera,deaparienciamásarcaica,configurasde cuernosen lira y cuerposdeficientementetratados,coincidentetopográficamentecon algunasde las represententacionesde caballosarcaicosen lacomunicaciónde los SenosB y C. Una segundaseriemás evolucionada,con mejor tratamientocorporal,cornamentasen perfil absolutoy cabezasmás deta-lIadas,estariarepresentadapor las grandesfigurasdelossenosB y C.

Los cérvidostienen una representaciónse-• mejante a los bóvidos, el 12%, son aparentemente• máshomogéneosen su forma, los machosposeenun

importanteresaltedel detalleen cabezasy pechos,ysesitúanensu mayoríadentrodel senoC.

Los antropomorfossonexcepcionalmentea-bundantesparalo usualen las cuevaspaleolíticas,y

¡ suponenun 10,9%del total de los elementosfigurati-vos, entendidosnormalmentecomo animales,aun-

• que, como ya indicamosen otro lugar (Balbín y Al-colea 1992: 420), lo publicado por Cabré (1934 y1940), distade reponderfielmente a la realidad. Lamayorpartede ellos estánde perfil, y carecende se-xo masculinoo femenino,conel rostro siempremuyalargadoy el cuerporeconociblecomohumano.

El restode las figuracionesanimalísticasdela cuevase presentaenporcentajesbastantemenores(CuadroIV). Los cáprídossonhomogéneosestilisti-camentey escasosennúmero,un 5,2%del total figu-rativo. Trasellos aparecenlosrinocerontes,un 1%,yloscarnicerosy felinos,conun 3%entreambos.

Aunquehastael momentono hayamosesta-blecido la totalidad de las formas existentes,y nostengamosque basarpor tanto en la publicación deCabré (1934), las figuras parecenconcentrarseendospuntosconcretosde la cueva,senosA y C. El se-no A poseeel 22% de los elementosfigurativos y el10%de losabstractos,y dentrode losantropomorfos,el 64% seencuentraconcentradoen estazona. Su

planteamientoparece muy homogéneoy se basaenasociacionesdeantropomorfosy caballos,que sedansoloen estesitio.

Las representacionesabstractasno sonespe-cialmenteabundantes,posiblementepor el escasoén-fasis que se ha puestoen su investigación,y entreellas dominanlas triangulares,pintadasen el seno Cy grabadasen el seno A. Hay también formascua-drangularessimples, pintadas, en la comunicacióndel senoB al C. Las demásformas abstractasse re-miten a conjuntosde líneasque no forman figurascomplejas:posiblestridentes,serpentiforme,escaleri-formes,trazosparelelos,etc.

El seno C poseeel 60% de la totalidad delas figurasdela cueva,y un máscomplejosistemadesuperposiciones, no necesariamentecronológicas,salvedadhechade suparedizquierda,dondelas figu-rasde aspectoantiguose sucedencon un ritmo aso-ciativo regular.

CronologíaEn estacueva, como en las demásque he-

mos venido tratandoen estetrabajo, la basede lacronologíaes estilisticade modoexclusivo,puesea-recemos de otros argumentosprobatoriosque nospermitanmayor perfección. Sin embargocantidad,complejidad,y asociacionesdefiguras, nospennitenahorapuntualizarmejorqueenotrasocasiones.

Los caballosde tipo arcaicoaparecenaan-pliamenterepresentadosen las coleccionesrupestresy muebles,desdeEl ParpallóhastaAltamira (Balbíny Alcolea 1992:423-424),y en generalse identificancon équidosde construcciónmuy generalizadaden-tro decontextospertenecientesal estilo III de Leroi-Gourhan(Moure, GonzálezSáinzy González Mora-les 1987:88).

Los caballosde tipologíamásevolucionadaenLos Casares,poseengrancantidaddeposiblespa-ralelos (Balbín y Alcolea 1992: 424426),tanto ni-pestrescomo muebles,engeneralreferidosa media-dos del magdaleniense,que es donde encontramostodaunaseriede convencionalismos,como las crine-rasen líneasparalelasrellenasde trazoscortosper-pendiculares,las crinerasen hachures,las bandascrucialesrealizadasmediantedostrazosparalelosyperpendicularesa la cruz, o las representacionesdelapilosidadfacial.

Entreloscérvidos,dentrodeun esquemaderepresentacióncorporal bastanteuniforme y desa-rrollado, si bien contemplala existenciade formasmuy simples, en concretoalgunadel n0 24 (Cabré1934: lám. XIX), paralelizadaspor nosotros(Balbíny Alcolea 1992: 426) con formas arcaicascantábri-cas, como lasde Las Chimeneaso el Cuco, esmuy

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114 RODRIGODE BALBtN BEHRMANN Y J.JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

frecuenteel despiececuello-pecto-mandibular,querealzala mandíbulay la librea estival. Estadelimita-ción cubreaquí el mismoespacioqueen las famosasrepresentacionesde ciervasparietalesy mueblesentrazo estriado o múltiple de Altamira y El Castillo(Brenil, Alcalde del Rio y Sierra 1911: fig. 166 y167; Almagro 1976:9-112).

La significacióncronológicade estasfigurasy susconvencionesha sido muydebatida,y ya trata-dapor nosotrosenvarios lugares(BalbínBehnnann,GonzálezMorales, GonzálezSáinz 1987: 257-261;Balbín y Alcolea 1992: 426-427). En cualquier casolo queposeemosen Los Casareses técnicay morfo-lógicamentemás simple, con paralelos muy próxí-nos en las delimitacionescuello-pectoralesde losciervosde la cuevadel Niño (AlmagroGorbea1971)o del yacimientompestrede Siega Verde,aunqueelconvencionalismopareceservir para realzar lo mis-mo.

La cronologíade los antropomorfosde LosCasareses dificil de establecer,de maneraanálogaala del restode figuracioneshumanasindiferenciadasdel Arte Paleolítico,peroya llamamosla atenciónso-bre su similitud con las figurasmásclásicasdel arteparietalcantábrico(Balbíny Alcolea 1992:427) sitasenAltamiray Hornosde la Peña.

Los bóvidos,generalmenterelacioúadosconla llamadaprovinciamediterráneaa causade la for-ma de representarcornamentasy cuerpos,y por elloescasamenteanalizadosdesdeel punto de vistacro-noestilistico, puedentambién relacionarsecon for-mas propias del estilo III avanzadodel Cantábrico(Balbín y Alcolea 1992: 428),con lo que, ademásdevolver a ponerde manifiestola similitud entealgu-nasformascastellanasy otras cantábricas,podemosencontrarcaucesde relacióncronológica.

Entrelas demásfigurasanimalesde la cue-va de Los Casaresdestacanlas representacionesdefelinos y el rinocerontelanudo. Este poseebuenosparalelosparietalesgenéricosenla cuevadeRouffig-nac(Barriere 1982: flg. 21, 150 y 350-351),salvedadhechadeque la forma no es exactansenteigual, puesel nuestrocarecepropiamentede cuernonasal,por loque su asignaciónespecíficase hacemás difícil. Suespecialformade representarel pelaje recuerdaa LaColombiére(Leroi-Gourhan1978: flg. 481), y ambosyacimientosse encuentranen un ambientedel estiloIV antiguo, al quehay quereferir nuestrarepresen-tación.

Las representacionesno figurativas de lacueva, o signos, tienentambién abundantesparale-los. Las formas triangularesse documentanbien enambientesdeMagdalenienseSuperiory Final cantá-brico (Corchón1986:421,flg. 1604), o en algunas

placasdel Sohflrensemedio del Parpalló (Pericot1942: flg. 171), y ha sido consideradasen ocasionescomo propiasde las últimas fasesdel desarrollodelArte Paleolítico(Leroi-Gourhan1978: 143), aunquesupresenciaen el centrode la Mesetadebaplantear-sede otro modo,puessabidoesquelossignosposeenmuchasvecesun desarrollomuy local. En cualquiercasoel ambientede los signostriangularesaquí pre-sentesno pareceperteneceral MagdalenienseSupe-rior o Final.

Otros signos, como los de vástagocentral,encuentranbuenos paralelosen cuevas cantábricas,como Santián(Breuil, Obermaiery Sierra1911: fig.34 y 35). Los serpentifonnesse encuentranbien re-presentadosenel Magdaleniensemedio deEl Farpa-lló (Pericot 1942: flg. 371), o en la mismascuevasmesetariasde La Hoz y el Niño (Almagro Gorbea1971a:fig. 14) (Balbin y Alcolea 1992:434, figs. 44-45). Lineasonduladassimilares son señaladasporCorchónen el Cantábrico,a partirdel SolutrenseSu-perior(1986: 139).

Los signosparecendependerdecronologíasindirectasdistintas,lo queafirma la idea,ya expresa-da por nosotrosen otra ocasión(Balbín y Alcolea1992: 429), de que es en ellos más importantesusi-tuación geográficaque su realidad cronológica(Le-roi-Gourhan 1980: 289-294), impresión reforzadapor la simplicidadde losesquemasreproducidos,su-ceptiblesde reaparecerconstantementeenlas icono-gratasartísticasprehistóricas.

Con los paralelos establecidosesbozamoshacetiempoun esquemacronológico(Balbin y Aleo-lea 1992: 429),válido enlo fundamentalactualmen-te, en el que hablábamosde dos momentosdecora-tivos no muy separadosen el tiempo. El primeroconstituidopor figuraspertenecientesal estilo III deLeroi-Gourhan,las más antiguas,y el segundoporunapartenuméricamentemás importante,propiadelestilo IV antiguodel mismo autor. La segundapartetiene todavíapoco detallismocorporal, remitiéndosea las zonascapitalesde las figuras, lo que,apartedelos modismoscaracterísticosdeun áreapococonoci-dacomo la Meseta,podríahacemospensarenun es-tilo IV antiguopoco avanzado.

Los esquemasplanteadosantaño, basadosen la largaduracióndelas secuenciasdecorativasdeLos Casares(Cabré1934;Beltrán 1966;Breuil 1974:389) no parecenposeerargumentossólidos(BalbínyAlcolea 1992:429),mientasque nuestracronología,si exceptuamosel rígido concepto asociativo entresistemasartísticosy tecnocomplejos,inexactoen ge-nerale inaceptableen un áreatan poco conocidaer-gológicamentecomo la Meseta (Balbin y Alcolea1992: 429), coincide esencialmenteconla dadapor

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ARTE PALEOLÍTICODE LA MESETAESPAÑOLA 115

Corchón(1985: 260y 263).Nos reafirmamos,por tanto, en los concep-

tosvertidosen 1992, y enconsiderarla existenciadeun lapsustemporalrelativamentecortoen el procesode plasmaciónartísticade Los Casares,cuyodecursodeberíasituarseen eL mismopasoentreel estilo III yel IV antiguo de Leroi-Gourhan, entreotras cosasporquelas figuras,dentrodelascualessepuedenob-servardiferenciasde matiz, poseensin embargounestilo bastantehomogéneo,que no permite suponergrandessaltosni excesivalongitud temporal.

El NiñoLa cuevadel Niño esla última de la Meseta

antesde Andalucia,en nuestrosistemaactualde or-ganización,peroparaotros efectosseriaun buenne-xo de unión con el ámbito sureño. Se encuentrasi-tuadaen la margensur del rio Mundo, encajadoen-tre las calizasque formangrandes,profundosy be-líos barrancosque intermmpenpor el sur el desa-rrollo lineal de la llanura. Como la mayorpartedelascuevascastellanas,es conociday frecuentadades-de antiguo, pero sus pinturasfueron descubiertasyconocidasel día 1 de Mayo de 1971 a partir de tresjóvenesnativosde Peñasde S. Pedro (Albacete).Lacuevase encuentradentro del término municipal deAyna, Albacete, y fué publicadapor M. AlmagroGorbeaconla inestimableayudagráficadePedroAl-berto SauraRamos(AlmagroGorbea 1971 y 1972).El yacimientono ha tenido ulterioresrevisiones,cosacomprensible,entreotros motivos por el lugar dondeseencuentra,principal baaeraparael accesode cu-riososvisitantesy sabiosinvestigadores(Fig. 8, Cua-droVy

Al contrarioque la mayorpartede las cue-

vas castellanas,El Niño ha sido excavadapor unequipointeruniversitario,compuestopor Higgs, Da-vidsony Bernaldode Quirós,equipoquenosofrecióun avancede resultadosen 1976, haciéndonosespe-rar coninteréslosposiblesresultadosfuturos.Hoy esel día enquepor desgraciaesosresultadosno se hanproducido.

En el avancecitado (Higgs,Davidsony Ber-naldo deQuirós 1976: 93), se hablade doscatasex-terioresal recintocavernario,quealcanzaronla pro-fundidad de 3,5 m., cosaque pudimoscomprobarpersonalmente,contresnivelesensu estratigrafía.Elpnmerocon materialesdel Neolitico y Bronce ini-cial, el segundoestéril, y el tercerocon materialesmusterienses,al modo más comúndentro de lo queconocemosen las cuevascastellanascon arte. En elinterior del recinto se realizó otrapequeñacatacer-canaa las pinturas,de 75 cms.de profundidad,don-deel tercernivel, de unapotenciade2-5 cms ofreció

Cuadro V.- Estadísticageneral de figuras animales de la cueva de ElNiño. 1: indeterminado (8,3%); 2: Serpiente (8,3%); 3: Cáprido(16,7%); 4: Cierva (25%); 5: Ciervo (i6,7%); 6: Bóvido (0%); 7:Caballo (25%).

restosde hogaresy huellasde poste,pocosrestosdeindustria y material óseo. La fortuna de encontrartantadocumentaciónen tan pocapotenciano se havisto compensadapor la adecuadapublicación,quenospermitasaberdequése trata.

En la cuevadel Niño sonnotablementemásabundanteslos animalesque los signos,losprimerosmuy característicosde las representacionespaleolíti-cas, aunqueAlmagro los considerapocorepresentati-vos de la épocapor no estarextinguidosen la actua-lidad. Se tratadecérvidos,cáprídosy caballos,trata-dostécnicamentede un modomuy homogéneo,condespiecesventralesen formade delimitaciónlongitu-dinal, despiecesque realzanlas libreas estivalesdelos cérvidosmachos,y modeladosquemarcanla di-ferenciade color entrepatasdelanterasy lomo (Ba-randiarán1972: 368). Excepciónhechade las cier-vas 4 y 5, concepcióny tamañode las figurasdel pa-nel 1 sonhomogénease integradas,lo quelas acercaa un canonpróximo al queconcibe Leroi-Gourhanparasuestilo IV Antiguo (1978: 154-155).

Los signossonmenosnumerosos,y serenu-ten avariospuntosy líneas,restoprobablede figura-cionesde mayorenvergadura,un serpentiformey unclaviforme. Esto es asi, si mantenemosla posicióntradicional de interpretar los serpentiformescomosignos, y no como animales,dado que el que aquíaparece,debeserunaauténticaserpiente.Lo quepo-seaen suinterior comocontenidoconceptuallo igno-ramos,del mismo modo que ignoramosel mayoromenorgradodeabstracciónquecontieneen susigni-ficaciónuna figuradecaballo.

En lo quese refiere ala composiciónde las

300/o

25 ¾

20¾

15%

10 ¾

5%

1 2 .5 4 = 6

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116 RODRIGODEBALBIN BEI-IRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

4)

a

Fig. 8.-Calco del panel principal de la cueva del Niño.

figuras, debemosseñalaren primer lugar que losciervos son figuras centralesen el panelprincipal,cosaqueocurretambiénenLos Casares,y sobretodoen La Griega. Existe una superposiciónprobable-mentesignificativaque es la del granciervo n0 7 so-bre el caballo n0 9 y la cierva n0 8. El granciervodebeserde las últimas figuras realizadasen el granpanel, y las figuras inferioresposeenuna coloraciónalgo más claray un sistemarepresentativode gransencillez,peropocodistantedel algo más elaboradoque sirve para representaral ciervo. Hay una suce-sión temporalaparente,pero no debeentenderseco-mo demasiadomarcadao duradera.

Paralelosy cronologíaPodemosofrecerbastantesparalelosparalas

representacionesparietalesdela cuevadel Niño, tan-to en la PenínsulaIbéricacomoen la mismaMeseta.Para’empezar,el sistema de representaciónde loscérvidosen lo que se refiere a las libreasestivales,esmuy semejantea Los Casares,del mismo modoquelos despiecesventralesde los cápridosy el conceptogeneralde representaciónde los équidos,entre losquese incluiriael n0 9 del Niño.

Los équidosde la cuevaalbaceteñaencuen-tran numerosostrasuntosen los nivelesdel Parpallóquevan desdeel SolutrenseMedio hastaelMagdale-

niense(Fortea1978: 99-149),y en abundantescaba-líos de la cornisacantábricadatadosen el estilo IIIde Leroi-Gourhan,tipo La Pasiegay Altamira. Losciervosencuentransusparalelos,no solamenteen loscitados de Los Casares,sino en otros yacimientosnorteñostipo Alquerdi y El Pindal,o franceses,comoNiaux (Balbin y Alcolea 1992: 38). El restode las fi-guras, tiende a situarseen ambientesdel estilo IIIavanzadoo del IV Antiguo deLeroi-Gourhanporpa-ralelos y convencionalismos(Barandiarán 1972:372).

Los esquemascronológicosutilizadoshastael momentoparadatarla cuevadel Niño, oscilanen-tre el estillo III queprefiereAlmagroGorbea(1971a:43) y una cronologiaalgo más compleja, defendidapor Fortea(1978: 137). La primerafase,de raizsolu-tense, estaríaintegradapor las ciervas y el caballodel panelprincipal, y la segunda,del estilo IV Anti-guo, por las demásfiguras. En estaatribución inter-vienede modofundamentalel serpentiforme,propiode los niveles magdaleniensesdel Parpalló (Pericot1942: figs. 3, 369 y 371), aunqueno pareceun ele-mentoal que se puedacircunscribir a un solo mo-mento del desarrolloartístico paleolítico, como o-currecontodaslas formasanimales.

Comoresumenpodríadecirsequeencontra-mos una abundanteambientacióna las formaspre-

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETAESPAÑOLA 117

sentesen la cuevadel Niño dentrodel Arte Paleolíti-co, peromásespecíficamentedentrodel de la meseta,como debeser. Esta ambientaciónse refiere a ele-mentospertenecientesa los estilos III y IV de Le-roi-Gourhan,y nuestrasfigurasparecenencontrarseunavez mása caballoenteambos. La propuestadeFortea basadaen la superposiciónes básicamenteaceptable,pero en nuestraopinión no suponeun sal-to cronológicograndeque nos permitiera hablar de

• unalargautilización de la cuevay consiguientemen-telarga prácticapictórica. Salvo error u omisión, enlaMesetalasformasparecenconcentrarseen el trán-sitodel estilo III al IV.

5. LOS YACIMIENTOS AL AIRELIBRE DE LA MESETA

Hacemosahora un apartadoespecialparalos yacimientoscon arte rupestreque se encuentranfuerade cuevasy abrigos,lo quesignifica unanove-dad científica, jior lo escasoo inexistentede estasformasennuestrocontextopeninsular,y porquedes-dequeaparecióelprimeroparecequelos demásvansaliendoen cadena,uno trasotro. Setratadeformasde estilo paleolítico, situadassobre lajas de piedra,hastaelmomentoesquistos,sinambientearqueológi-co materialalguno,y conun sistemade realizaciónatodas luces nuevo, grabadopredominantementepi-queteado.Su presenciay aspectosorprendenpor loinhabitual,pero susformasy convenciones,así comolostemasrepresentados,coincidenperfectamenteconlo queconocemosdel artepaleolíticoenel interior delascuevas.

No es fácil establecerdefinicionesde con-juntoparaun sistemaartísticoreciéndescubierto,mlo vamosa pretenderahora,perohay un aire comúnmuy similar en estosyacimientosal aire libre. Es lamismarocade soporte,lamismasituación,similar lapreferenciapor las superficiesde tendenciavertical,la misma su tendenciaa agruparseen zonas másomenospróximasacorrientesfluviales, lejospor tantode las grandesmontañaso espaciosapartados.Másadelantesabremos,muy probablemente,generalizarmásy mejor sobreestainteresantenovedad.

MaznucoEl yacimientode Mazoucotiene la primacía

en lo queserefierealosconjuntosartísticosde la Pe-nínsulaIbéricaalaire libre. Cuandonadiesospecha-ba la existenciade este ciclo, nuestroscolegaspor-tuguesesencontraronel primero de los documentosquelo garantizan,exactamenteen las márgenesdelDuero,ahoraembalsado,enun lugardondeel río ha-

Fig,9.- Calco del afloramiento conocido en Mazoneo.

cefronteraentrePortugaly España(Fig. 9).Cuandohacíamosla introducciónaestetra-

bajo, dijimos que solamenteíbamosatratarelemen-tos mesetarios,y este conceptopodría ponerseaqulen duda, dadala situacióndel yacimiento,ya en tie-rras portuguesas.Sin embargo,su situaciónjunto aunade las arteriasprincipalesde laMesetanorte, sucercaníaa la frontera,y sumismaproximidadalya-cimiento de SiegaVerdedel que luego hablaremos,nos permitenincluirlo en esteartículo.

La bibliografia existentesobreel yacimientose remitea las noticiassobreel descubrimientoy es-tudiode losgrabadosrealizadapor losdescubridores,pertenecientesal grupode la Universidad,de Oporto(Jorge, Jorge, Almeida, Sanchesy Soeiro 1981 y1982),ademásdeun artículodeconjuntosobreelar-te rupestrede Portugal(Jorge1987),y unanotaenlarevista Portugalia(Jorge, Jorge, Sanchesy Ribeiro1981-82).

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118 RODRIGODE BALBÍN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

El yacimientoes de un profundo interés, yse localiza, como ya se hadicho, en las riberas em-balsadasdel Duero fronterizo, a una altura pequeñasobreel nivel del mar, 2 10-220 m., en comparacióncon los yacimientosmeseteñosen cueva quehemosvenido observando.Su alturaes escasasobreel niveldel mar, pero relativamentegrandecon respectoalantiguoy real caucedel rio, por lo cual, y envista delo quehemospodidocomprobaren el próximoyaci-mientode Siega Verdede Salamanca,no seriaaven-taradopensarque se trata de una de las últimasmanifestacionesdeesteyacimiento,hacia la ladera,yquealgunamásdebeencontrarseen la zonaactual-mentecubiertapor lasaguasdel pantano.

El paisajede la zona es muy quebrado,yhay quedescendermuchosmetrosdesdela carreteranacional221, a travésde Freixode Espada,paralle-gar hastael yacimiento, muy pocos kilómetros pordebajodel embalsedeAldeadávila.

Lasfiguras publicadaspor los descubridoressontres caballos,uno completoy grabadocon inci-sión continua,y otros dosconservadossólo en partecuyalíneaaparecepiqueteada.La cronologíaotorga-dapor los autoreses del Magdaleniense(Jorge1987:12) siguiendoen parte los criterios de Jordá, y suconceptode santuariomonotemático(Jordá 1 983b).En ocasionesanterioreslosautoressedecantaronporunacronologíasimilar (Jorge,Jorgeel a/ii 1981:9) oinclusoanterior (Jorge, Jorgeel a/ii 1981: 9; 1982:70),entrelosestilosIII y IV deLeroi-Gourhan,que anosotrosnosparecemásacertada.

El interésde las representacionesnosha lle-vado a revisarlas,y a realizarun nuevo calco, queaportaalgunasvariacionescon respectoa las figuras,y nospermitepuntualizaralgo en los aspectosforma-les y cronológicos.

Paralelosy cronologíaSi el arteparietales infechablede modoha-

bitual, cuántomásel que se produceal aire libre ab-soluto,sincontextoni ambientación.Nuestrosistemahade ser,comodecostumbre,el estilístico,contodoslos defectosque hemosreconocidotiene. La figuramáscomparablees sin duda el caballomayor n0 5,cuya constituciónnos acercade nuevo al momentointermediodel que hemos tratado repetidasveces,entre los estilosIII y IV Antiguo de Leroi-Gourhan.En primer lugarposeeunagrancurvacérvicodorsal,muymarcaday pendiente,asi como miembroscortosy cuerpo globular, con una crineramuy abombada.Todo ello nosllevaría hacia el estilo III, y seríain-cluso muy representativodel mismo.Porel contrarioexisteun despiecelineal-longitudinalen la crinera,yotro casienformade M en la zona ventral, lo que

nosacercademodonotorioa convencionesrepresen-tativas del estilo IV Antiguo, que ciertamenteco-mienzana producirseantes,pero tienenen estemo-mentosumáximadifusióny dcsarrrollo.

Las demásfiguras son por sí mismaspococomparables,los restosde caballopor su condiciónincompleta,en todo casoasimilable a los caballosprincipales,las cabezasdeciervapor suescuetomo-do representativo.Estasúltimas,sinembargo,apare-cenaisladasy formandogrupos,carentesdel restodesu cuerpo,al menosen ambientesdel estilo III o IVAntiguo, más o menosavanzado,como es el casodeAltamira, El Castillo o Tito Bustillo (Balbin y Alco-lea 1992:45).

El gran caballo n0 5 se encuentraa su vezpróximo de las representacionesparietalesmesete-ñas,conaspectoalgo máselaboradoy avanzadoaun-que pariente de los caballosde La Griega y muycercade los de Los Casaresen susformasmásanti-guas.Fuerade nuestroámbitogeográficoencuentrasus mejoresparalelos estafigura en los caballos deLe Portel, clasificadospor A. Leroi-Gourhandentrode una fase primera del estilo IV Antiguo (1978:302). En esteúltimo casolas figuras poseenunasconvencionesde crineraydespieceventralmuy simi-laresa las nuestras,pero éstasparecenotra vezme-noselaboradastécnicamente,y vuelvenaofrecemosla ideaestilisticadeunamayorantiguedad.

DomingoGarcíaDentro del contexto de descubrimientosde

yacimientosrupestresal aire libre en el centrode laPenínsulaIbérica, dotadosen la mayorpartede lasocasionesde manifestacionesartísticaspertenecien-tesa muchasépocasdiversas,se encuentrael conjun-to de Domingo García,partede uno mucho mayorqueocuparíatoda la comarcade SantaMariadeNie-va, enSegovia,y llegaríaa pasara la cercanaprovin-cia de Ávila por la zona de Coca (Lám. 7, CuadroVI).

Se tratade un paisajede campiñas,conma-terialesterciariosy cuaternarios,entrelos queaflorael zócalo paleozoicode gneiss,sobre cuyassuperfi-cieslisasse plásmanlos grabadosde esteyacimientoy de todosaquellosque se repartenpor las márgenesdelos rios Eresmay Voltoya. Todo ello seencuentramuy cerca del SistemaCentral, otravez, y nosponedenuevoen relaciónconestegranejemontañoso.

La primera comunicaciónsobreestareali-dadse debea F. GonzaloQuintanilla(1970),quienacontinuaciónse pusoen contactoconR. LucasPelli-cer,quien publica tres tmbajossobreel tema(1971,1973 y 1974).En 1981 Martín Santamariay MoureRomanillo dan la primera noticia sobreel grabado

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ARTE PAL,EOLÍ‘IXO DE LA MESETA ESP&OLA 119

:-

123456

Cuadro VI.- Estadística general de representaciones animales de Do- mingo García. 1: Indeterminado (ll%), 2: Cáprido (13%), 3: Cierva (11%); 4: Ciervo (16%); 5: Bóvido (8%); 6: Caballo (42%).

paleolítico al que tenemos que hacer referencia. En 1982 se forma un fallido equipo en el que participó uno de nosotros, que produce una comunicación al Coloquio de Arte Esquemático de Salamanca (Bal- bín, Moure y Ripoll 1982). Posteriormente, parte de

ese equipo publica una noticia sobre el yacimiento (Balbín y Moure 1988) para producirse después una pequeña revisión del arte paleolítico conocido hasta entonces (Balbín y Alcolea 1992: 441-442) y, por tíl- timo, una comunicación que anunciaba un espectacu- lar aumento del inventario paleolítico del yacimiento, a cargo de los directores de un equipo de investiga- ción que en la actualidad trabaja sobre el terreno (Ripoll y Municio 1992: 107-137). *

Domingo García posee una importante altu- ra, 960 m. sobre el nivel del mar y un importante e- lenco de grabados. En total existen en el yacimiento cuatro series de grabados. La primera estaría consti- tuida por grabados de estilo paleolítico, la mayoría incisos y de reciente desubrimiento, junto con un ca- ballo piqueteado, que durante varios anos ha sido el &co representante de este ciclo en la estación. El resto de ,las fases decorativas del yacimiento serían de naturaleza postpaleolítica @albín y Moure 1988; Balbín y Alcolea 1992: 442), y por tanto no serán tratadas en estas líneas.

Las figuras encontradas en el yacimiento, aparte el archiconocido y debatido caballo piquetea- do, hoy confirmado definitivamente en su status pa-

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120 RODRIGO DEBALI3IN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

leolítico por los descubrimientosde Siega Verde(Balbín, Alcolea, Santonjay Pérez1991) o PiedrasBlancas(Martínez1986-87),son37 nuevosanimalesen total (Ripolí y Municio 1992: 107-137), todosellos realizadosen trazoinciso simpley directo, aun-que se conocencasosdeutilizaciónde trazomúltiple(Ripolí y Municio 1992: 135). Estasfigurasse alojanen las vertientessury surestede afloramientosver-ticalesde esquisto,en situaciónsimilar a lo conocidoen yacimientossimilares,si bien no poseenuna do-minanteorientalen suorientación.

Porlo queconocemoshastaahora,lo queenDomingo García se plasma, no difiere en exceso,desdeel puntode vistaestilístico,de lo queconoce-mos en lugarescomo Siega Verde; animalesestáti-cos, sin gran énfasisconvencional,aunquelo aquípresentadoparececiertamenteun pocomásarcaico,si bien no faltan recursosexpresivossemejantes,cri-nerasequidianasen doble línea(Idem. figs. 14 y 15),ciervascon raspadosinternos(Idem. fig. 17), etc.

Poco eslo quesabemospor el momentodela organizacióncompositivade las figuraciones,si-macióncomprensiblehabidacuentadel carácterinci-pientede los trabajosen el yacimiento. Sí podemos,no obstante,hacemosuna ideade la reparticiónpor-centualprovisional de las representacionesque, conlas reservaspropias de su provisionalidad,vuelveamostrartendenciasconocidasen todala Mesetay, enespecial,en sus áreascentroy ocste. Así, vuelven aser los caballoslos que dominan, con un elevado42%, cifra quebajarácuandopuedanser contempla-dastodaslas figuracionesexistentes,y no sólo aque-llas que se resuelvenen representacionesidentifica-bles,peroqueentodo casono dejade sernormal enel ámbito meseteño(Balbín y Alcolea 1992: 446-447).

Los cérvidos,con un 27% acumuladoy undominio interno de los machosbastanteacusado,16%, sonel segundogrupo en importancia,tambiénen consonanciacon los demásyacimientosmesete-ños,muypor encimade losbóvidos,8%, y de loscA-pridos,aquímuyimportantes,conun 13%.

En cuantoa cronología,la situaciónha va-riado pococonrespectoa lo opinadodel únicocaba-lío conocidohastahacepoco (Balbin y Alcolea 1992:442), esto es,una cronologíade transiciónentrelosestilosIII y IV antiguode Leroi-Gourhan,matizandoun poco la enunciadaantañopor Martín y Monre(1981).El equipoactualdetrabajotambiénse decan-ta por una situación cronológica similar, entre el“SolutrenseSuperiorFinal o el MagdalenienseIni-cial” (Ripolí y Municio 1992: 136), si bien estaasi-milación cultural no deja de seraventuradahabidacuentade nuestra,tantasvecesrepetida, faltadeda-

tos materialessobreel PaleolíticoSuperioren la Me-setacastellana.

Como conclusión,lo quehoy conocemosdelyacimiento rupestrepaleolítico de Domingo Garcíapuedeponersedirectamenteen relación,a pesardediferenciasde matiz, con lagranestaciónsalmantinade SiegaVerde,tanto por el estilo de susfigurasco-mo por el conceptoglobal del yacimiento.Desdeesepuntodevista, la unidadcronológica,parecegaranti-zadaen losalrededoresdel estilo III avanzadode A.Leroi-Gourhan.

SiegaVerdeEl yacimientode Siega Verde, descubierto

en 1989, y en vias de estudiopor un equipo de laUniversidaddeAlcalá de Henaresy el Museode Sa-lamanca(Balbín, Alcolea, Santonjay Pérez 1991;Halbin y Alcolea 1992), constituyeel ejemplo másdesarrolladoy espectacularde Arte Cuaternarioal ai-re libre en Europaoccidentaly, por ende,en el ámbi-to de la MesetaCastellana(Figs. 10-14,Láni. 8 y 9,CuadrosVII-X).

Cuadro VII.- Estadística general de representaciones animales de Sie-ga Verde. 1: Indeterminado (10,70/o); 2: Felino (0,5%); 3: Megaceros(0,5%); 4: Mustélido (0,5%); 5: Rinoceronte (0,5%); 6: Cáprido(3,6%); 7: Reno (0%); 8: Cierva (5,6%); 9: Ciervo (12,2%); 10: Bi-sonte (0%); II: Bóvido (16,3%); 12: Caballo (49,5%).

Su novedades, sin embargo,relativa, puesya conocíamoslos ejemplos de Mazouco (Jorge1987) (Jorge,Jorgeet allí 1981 y 1982) y DomingoGarcía(Balbín y Moure 1988)en suscercanías,y elmás lejano de Piedras Blancas (Martínez García1986-87)en Almeria. No obstante,su interés, tanto

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETAESPAÑOLA 121

Cuadro VIII.- Porcentaje de aparición de temas en los grabados pi-queteados de Siega Verde. 1: Megaceros (0,4%); 2: Rinoceronte(0,4%); 3: Felino (0,4%); 4: Cánido (0,4%); 5: Cáprido (1,1%); 6:Cierva (1,1%), 7 Animal indetenninado (3,3%); 8: Ovalo (3,6%); 9:Clavifonne (4%), 10 Ciervo (5,1%); II: Bóvido (9,5%); 12: Línea(15,3%); 13: Indeterminado (21,8%); 14: Caballo (33,5%).

por su originalidad intrínsecay compartidapor losotros(aire libreabsoluto,grabadospiqueteados,etc.),como por sus imponentesdimensionesy su calidadartística,sí superalas cotasde lo ordinario,plantean-do nuevoscauces,bien es cieno que ya anunciadospor susantecesores(Bahn y Vertut 1988: 110-113),en la investigacióndel Arte Paleoliticooccidental.

Comoya se ha expresadoenotrasoportuni-dades(Balbin y Alcolea 1992: 442),el yacimientoseencuentrasituadoenlas márgenesdel rio Agueda,enel primer tercio de su recorridodesdeCiudadRodri-go. Esterio desembocaen el Duero, haciendofronte-ra con Portugal, poco al sur de los embalsesdeAldeadúvilay Saucelle,y a unossesentakm. al Surde laestaciónartísticapaleolíticadeMazouco.

Las representacionesconsistenen figuras,mayoritariamentede estilo paleolítico,piqueteadaseincisas, sobre las carasverticalesy horizontalesdenumerososafloramientosdeesquistode la zona,cu-

yas superficiesofrecen una baseadecuadapara laplasmaciónartística. Lo que conocemostras cuatrocampañasde trabajose limita a la mismamargendel

• río, actualmentesin demasiadocaudal,que lamecon• susaguaslas piezasmás bajasde esteconjunto ex-

cepcional.El inventaríode afloramientosdecoradosen

la actualidadconstade 78 superficiesgrabadasagru-padasen 15 conjuntostopográficamentesignificati-vos, situadosmayoritariamenteen el lado izquierdodel rio, si bien conocemosun panel decoradoenla

Cuadro IX.- Porcentaje de aparición de tenias entre los grabados mci-sos de Siega verde.1: Línea (41,3%); 2: Indeterminado (19,6%); 3:Animal indeterminado (8%); 4: Caballo (7,2%); 5: Ciervo (7,2%); 6:Cierva (5,8%); 7: Cáprido (2.9%); 8: Bóvido (2,2%); 9: Zíg-zag(2,2%); lO: Ovalo (1,4%); II: Serpentifonne (0,7%); 12: Megaceros(0,7%); 13: Tectíforme (0,7%).

ribera derecha.La extensión longitudinal del yacI-miento alcanzalos 1.300m., aunquela zonade ma-yor concentraciónde figuraciones,entomoal Puentede Villar del Ciervo, se desarrolladuranteunos400m. agrupandolos conjuntosnumeradosdesdeel 3hastael 10 y conteniendoel 75%de las figuracionesconocidashastael momento.

Anteriormenteya llamamosla atenciónso-bre las dostécnicasbásicasde realizaciónde figurasdelyacimiento,el piqueteadoy la incisión. La prime-ra de ellas bastantenovedosaen la formay carácteraquí presente,queno de maneraabsoluta,puessue-xastenciaes consustancialal Arte Paleolítico, conejemplos antiguos como los bloques auriñacienses(Belcayre,La Ferrasie,etc.) y gravetienses(Laussel)del Perígord(B. y G. Delluc 1978 y 1991),y mam-festacionesparietalesbien conocidasenlugarescomoPair-non-Pairo La Mouthe (Idem 1991),o enel con-junto de la obraescultóricapaleolítica,ya seaal airelibre o enlugarespocoprofundosdecavidadessubte-rráneas,del suroestefrancés(B. y G. Delluc 1989;Laniing-Emperaire1962).

Decimosque la técnica presenteen SiegaVerde es novedosapor su carácterlineal definitivosóloreconociblefueradel ámbitopeninsularen luga-rescomo Pair-non-Pairy la Mouthe,al contrarioqueen muchasdelas obras antescitadasdondeel pique-

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122 RODRIGODEBALEN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

Fig. lO.- Gran inegaceros inciso del panel 21 de siega Verde.

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Fig. II.- Representaciones del panel 23 de Siega Verde.

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ARTE PALEOLíTICODE LA MESETA ESPANOLA 123

Cuadro X.- Porcentaje de utilización de la incisión en Siega Verde. 1:Conjunto 1 (3,6%); 2: Conjunto 2 (0%); 3: Conjunto 3 (1,4%); 4:Conjunto 4 (26,4%); 5: Conjunto 5 (7,9%); 6: Conjunto 6 (5%); 7:Conjunto 7(9,3%); 8: Conjunto 8(5,7%); 9: Conjunto 9(9,3%); 10:

¡ Conjunto 10(31,4%); 11:Conjunto 11(0%>; 12: Conjunlo 12(0%);13: Conjunto 13(0%); 14: Conjunto 14(0%).

teadose entiendecomo un primer pasocaraa la pos-tenor plasmacióndel volumen. Es tambiénproflin-damenteconvencional,pueses evidenteque la elec-ción de la técnica,comoveremosmásadelante,com-bina su adecuacióna la base rocosade realizacióncon maticesdeeleccióntemático-estilística.

El piqueteadoconvivecon la incisión, éstageneralmentebajo la forma del trazoinciso único, fi-no y casi inapreciable,y siempre infrapuestoa lostrazospiqueteadoscuandoconforma figuras anima-les, aunquetambiénconocemosel estriadoy el trazorepetido.En algunasfiguras, la incisión repasael pi-queteado,mientrasqueenotrasexistenrestosSubya-centesde aquellabajo el piqueteadodefinitivo, comosi hubieraservidode esbozoprevio, a modode lo co-nocido en lugarescercanoscomo Domingo García(Ripolí y Municio 1992: 113). Lo anteriormentedi-cho para el piqueteado,estoes, su carácterconven-cional, puedeexpresarsetambién para la incisión.Más adelanteveremosla escisióntemáticaquesepa-

• ra a ambastécnicas.• Por lo que respectaal elencofigurativo pre-

senteen SiegaVerde, se puedeconfirmar que tantoéstecomo su repartición porcentual se encuentranmuy próximos a lo conocidoen el Arte Paleolíticoeuropeo,sin ningún tipo de especializaciónexóticadebidaa la situaciónabsolutamenteexternadel yaci-miento.El yacimientoposeeuna gran¡nasaderepre-sentacionesfrustradas,reducidasa líneaso a figuras

inidentificables,rasgocomúna todoel Arte Paleolíti-co cuandose constdtanestudiosmodernos,quedes-precian el término de “trazos parásitos”con el quelospadresde la Prehistoriahabíanbautizadoa estasrepresentaciones.Este hechoquedade manifiestoenla división temáticade las representaciones,en laquelas figurativasalcanzanel númerode223, mien-tras que las inidentificablesalcanzanel númerode197.

El porcentajede figuras no identificablesesmayoren el casode los grabadoslineales, dondeal-canzacl 60,9 %, mientrasqueen el casode los pi-queteadossólo representanel 37,1%. Estehechonosadentraen uno de losaspectosmásinteresantesde laselecciónfigurativa del yacimiento,el de la diferen-ciación entrefiguras piqueteadase incisas, sobreelquevolveremosmástarde.

En principio, sin atendera diferenciacionestécnicas,las representacionesfigurativasestándomi-nadaspor las representacionesde caballos23,5% ybóvidos7,7%, seguidaspor herbívorosde menorpor-te (ciervos, ciervas,cápridos, etc.) quealcanzanenconjunto el 10,2%.Los ciervosmaebosseacercanensolitario, 5,8%, a losbóvidos, hechoéstequeparecenormal en el campo del Arte Paleolítico meseteño(Balbín y Alcolea 1992:446). Es de destacarla pre-senciade varios animalesexóticos,como el posiblemegacerosinciso del conjunto4, o el recientementedescubierto rinoceronte lanudo del área norte delyacimiento.

Estasformasanimalesse nospresentanestí-lísticamentehomogéneasentoda la extensióndel ya-cimiento, con caballosdotados de arcaicosy este-reotipadosdespiecesinternos,crineraen doble línea,y doso tresorejas, rasgoqueno por extrañodejaderepetirseen los peculiareséquidosde Siega Verde.Lascabezastienentendenciarectangularcon ojos se-micircularesadosadosa la líneafrontal, y extremida-des poco cuidadas,generalmentefiliformes, incom-pletasy sincascos.

El casode los bóvidoses semejante,con unestereotipogeneralque incluye las cornamentassí-nuosasen perspectivaabsolutao semitorcida,las ca-bezasglobulosasrematadasconun despiecelineal enel interior del hocicoy el mismodespreciopor la re-presentaciónde las extremidadesque en el casodeloséquidos.

Caractcristicacomún a équidosy bóvidos,posiblementepor su insistenciaen serrepresentadosmedianteel piqueteado,es la distorsiónproporcionalquepresentan,concuerposlargosy bajos, que estáncausadosen partepor el imperativotécnico del pi-queteado(Balbín, Aleolea,Santonjay Pérez1991).

En cuantoa cérvidosy cápridos, subasede

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124 RODRIGODE BALBN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

- y

Fig. 12.- Representaciones del panel 29 dc Siega Verde.

Fig. 13.- Representacionesdel panel «de siega Verde.

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ARTE PALEOLÍTICO DELA MESETA ESPAÑOLA 125

realización,generalmentela incisión directa,les im-poneunascaracterísticasmásclásicas.En generalsetratade figuras relativamentebienproporcionadas,sibien aún sedenotaunacierta desproporciónentreeltren trasero,hipertrofiadoa veces,y el delantero,con

• escasoénfasisen la realizaciónde las estremidades.Su detallismoy convencionalismosonnotables,conrepresentaciónde libreasy delimitacionesmandibu-

• laresen cérvidosy megaceros,(éstecon unadetalla-da plasmaciónde su imponentecuernapalmeada)cornamentasen perpectivacorrecta,y algunosdeta-lles facialesavanzados,comolagrimalesy barbas.

En general,el aspectode las figurasincisases más avanzadoque el de las piqueteadas,lo que

¡ choca frontalmentecon su general infraposicián,ypor tanto, relativa mayor antiguedad.Una vez máshayqueseñalarla diferenciaexistenteen muchosca-sosentreel arcaismoestilísticoy la antiguedadcro-nológicareal, queen lo queconciernea SiegaVerdese resuelvepor la eleccióndel piqueteadoparala rea-lización de determinadasfiguras. Todo ello nos re-fuerzaenla ideade la unidadtemporaldel conjunto.

Juntoa estasformasanimalescabe resaltarla existenciaen relativaabundanciaderepresentacio-nes abstractasexplícitas y propias del yacimiento.Estassedividen, básicamente,en formascerradas,amodode óvalos o círculos, y lineales, representadaspor signosclaviformes,ya conocidosen la mesetaatravésde un ejemplopresenteen la cuevadel Niño(Balbín y Alcolea 1992:431, figs. 40 y 41), siemprepiqueteadas.Los claviformes presentanun esquemarepetitivo a basede líneapiqueteadade la queparte,generalmentede sutercio superior,unapequeñapro-tuberancialineal. Esto respondea un esquemamuytipico, presenteen multitud de yacimientosfrancesesy cantábricosdesdemomentostempranosdel rnagda-leniense(Lascaux),parageneralizarseenel estiloIVantiguoen la zonapirenaicay cantábrica(GonzálezMoralesy GonzálezSáinz1986:221),conelementosincluso un poco más recientesen yacimientoscomoCullalverao Pindal.

Una característicaañadidade estossignoses su peculiarforma de asociación,siemprea figurasde su misma técnica, el piqueteado,reforzandolaideadequeéstaes másun recursoexpresivoqueunanecesidaddependientedel soporte.De estamanera,óvalos y demásformas llenasseagrupanentorno abóvidos, frecuentementeen el interior de su cuerpo,mientrasque la totalidadde los claviformes apareceen el interior de representacionesde caballos,y muyfrecuentementeenla zonadel cuello.

Otro tipo de formas, como retículas, ziz-zags,o algún peculiartectiformesimilar a los famo-soscometasdela salade los policromosdeAltamira

(Cartailhacy Breuil 1906), con evidentesparalelosen lacavernaportuguesadeEscoural(Farinlia,Vare-la y Pinho 1980), se realizanmedianteincisión. Al-gunoscasos,sobretodoen lo quese refiere a las re-ticulas,planteanproblemasdeadscripcióncronológi-ca, a imagende lo que sucedeen la cuevade LaGriega,tematratadoen éstey anteriorestrabajos(G.y 5. Sauvet1983: 10) (Balbín y Alcolea 1992: 408),sin llegar a grandesconclusiones.Aquí también loaplazamos,no sin constatarla superposicióngeneralde estosmotivos sobrelos demás,paleolíticospor es-tilo, conceptoy construcción.

En cuantoa las característicasasociativasycompositivasde las figuras en el yacimiento,debe-mos volvera haceralusióna las técnicasde realiza-ción, y a su utilización selectivadependiendode lostemasescogidosy de su posteriorubicaciónen pane-les y conjuntos.

Así, dentro de las figuras piqueteadaslosporcentajesde bóvidosy caballosaumentansobreelgeneral un 3% y un 9% respectivamente,mientrasque las demásse mantienenen los términosnorma-les. El casodelosgrabadosincisosescompletamentediferente,ya quecérvidosy cápridos,con un 15,9%acmnuladodominan a caballosy bóvidos, con un7,2%y un 2,2%respectivamente.

Este hecho nos ha alertado de la posibleexistenciade un énfasistécnicodiferencialen lo querespectaal grupo de bóvidosy caballoscon relaciónal de losdemásherbívorosmenores.Así, tanto caba-líos como bóvidosparecenpreferirel piqueteadoparasu realización,a lo que se unesu frecuentegranta-mañoy su ocupaciónconjuntade las areascentralesde los paneles,como queriendoresallarmonumen-talmentesobreel conjuntode figuraciones,mientrasque los herbívorosmenoresprefierenla incisión a laparque,sobretodo ciervasy cápridos,se realizanenpequeñotamañoy a menudoen áreasmarginalesdelospaneles.El casodelos cérvidosmachosesligera-mentediverso,ya que, si bien prefieren la incisión,su tamañosuelesermayory ocupanáreascentralesenlos paneles.

En una escalamayor, las representacionesrealizadasmedianteincisión se concentranen losconjuntos4 y 10 (57,8%),concretamentelos limitessur y nortedeun áreadegrandensidadde represen-tacionesquerepresentael 75% de las representacio-nesde la estación.En el interior de esos límites esdeciren los conjuntos5, 6, 7, 8 y 9, se concentralaprácticatotalidad de los restantes,en concretoun38,2%.

Estapeculiarestructuratopográficase com-plementaperfectamentecon el porcentajede apari-ción delos grupos bóvido-caballoy cérvidos-cápri-

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RODRIGO DE BALBÍN BEHRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

Lám. 8.- Vista general del yacimiento de Siega Verde.

9.- Ciervo vuelto piqueteado de Siega Verde.

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETAESPAÑOLA 127

dos-otrosen el conjuntodel yacimiento.Estemuestraun pico máximo para el primer grupo en el centrodel espacioestablecido(conjuntos7 a 9), y un míni-mo parael segundoen el mismolugar, produciendodoscurvas complementariasquenos ayudana com-prender el complejo esquema organizativo delyacimiento.

Este,como ya explicamospara los panelesmáscompletos,parecedependerde un centromom.-

• mentalreservadofundamentalmentea caballosy 1>6-vidos, y deunaperiferiamásocultay recogida(fun-damentalmenteincisa) en la que los cérvidosy losherbívorosmenores,aún sin serpreponderantes,au-mentanconsiderablementedeimportancia.

Esta estructura,bien documentadaen lospanelestomadosindividuaJmente,y también, comoacabamosde observar,en las estadisticasen el áreacomprendidaentrelos conjuntos3 y 10, parecerepe-tirsea escalamayoren todoel yacimiento,lo cual su-poneun caucedeinvestigaciónno desdeñable,y, so-bre todo novedoso,ya que estaestructuramásqueiterativaes circular, con un referenteconstantea laidentidadentreJogeneraly lo particular.Estono hasido aún bien establecidodentro de los yacimientosclásicosdel Arte PaleolíticoOccidental.

El único casoen que este esquemano se• cumple coincidecon el área norte del yacimiento,

dondeciervosy caballos,ambosbajo la técnicadepi-queteadodominan las estadísticas.Junto a este he-cho, otros como el aprovechamientomasivo de su-perficiescenitales,la orientaciónnortede muchasdelassuperficiesdecoradas,la escasezderepresentacio-nesincisas,y el propio tamañareducidode las figu-ras, agitadaspor una animacióndesconocidaen elrestodel yacimiento,parecenindicamosquenosen-contramos,aún reconociendola unidadtemporalbá-sica, con un área especial dentro del yacimiento,quizás un poco más avanzada.En ella, los ciervosparecensustituira los bóvidosen el centrode lospa-neles,especiede costumbreiconográficabienconoci-da en la Meseta, si bien no tanto en Siega Verde(Balbíny Alcolea 1992:446).

En lo que serefiere a la cronologíaasigna-ble a las figuras,y siendoconscientesdelas dificulta-desde datacióndel arteal airelibre, éstasposeenunaaparienciaformal perfectamenteencajableen la Me-seta,y en su mayoríadebenpertenecera un momentosituadoen el tránsitoentrelos estilosIII y IV Anti-guo de Leroi-Gourhan.Los paralelosque se puedenestablecernosllevana formaspropiasdela zona,co-moaquéllasqueencontramosen las estacionesal ai-re librede Mazoucoy DomingoGarcía,o en la cuevade Los Casares,todasellasperfectamenteencajablesen unaépocamedia, solutrensefinal-magdaleniense,

Fg. 14.- Representaciones del panel 54 de Siega Verde.

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128 RODRIGODE BALBIN BEIIRMANN Y J. JAVIER ALCOLEA GONZLEZ

del desarrolloartísticopaleolítico.En otra parte(Balbín y Alcolca 1992:444-

445) mostramosla cercaníade algunasrepresenta-ciones con los ambientescantábricosde estilo IIIavanzado,concretamentecon La Pasiegay el grupode Ramales(Breuil, Obermaiery Alcalde del Río1913; Alcalde del Río, Breuil y Sierra1911). Cerca-nia quese expresabatantoen las formasde represen-tacióncomoenla analogíaconceptualdel piqueteadoy el tamponado,ambossistemasconcebidoscomore-cursosexpresivosexentosdecondicionantestécnico-ambientalesimperativos.En todo caso, el conjuntode convencionalismospresentesen las figuracionesde SiegaVerdeapuntaquizás, como tambiénexpre-samosanteriormente(Balbin y Alcolea 1992:445>, amomentosalgo posterioresa losde la realizacióndesusparientescantábricos.Estasdiferenciastempora-les debencalificarsesolamentecomo sutiles,puesnoes fácil metodológicamentedistinguir un estilo IIIavanzadodeun IV muyantiguo.

6. VALORACIÓN FINAL

De lo anteriormenteexpuesto,y del análisispormenorizadode las representacionesrupestresdela Meseta,se puedenextraerunasconsecuenciasquebrevementevamos a exponeraquí. Hayque indicarcomo premisaque los conceptosque apliquemosalos yacimientosmeseteñosdependendirectamentedelo pocoquehastaahoraconocemos,enprimerlugar,y de las publicacionesexistentes,en segundolugar.Aunque hemos visitado los yacimientosde los quetratamos,no intentamosen modo algunohacerunapublicaciónexhaustivade todosy cadauno de ellos.Esta seriauna ilusión paracumplir en el futuro, contiempo,dineroy equiposuficientes.

Porlo que se refiere a las caracteristicastéc-nicas, las obrassonbastantehomogéneaspor lo ge-neral,con un predominio absolutode grabadosobrepintura, salvo en El Niño y Ojo Guareña.Los Casa-res poseeel elenco técnicomásvariado, incluyendoraspadoy trazoestriado,frente a los demástipos degrabado,casisiempre líneasimple única de impor-tanteanchuray profundidad.Como seha dicho repe-tidasveces,la Mesetaposeela peculiarespecialidaddel trazopiqueteado,técnicanuevadentrodelos sis-temasdegrabado,

La pintura apareceen Ojo Guareña,Pen-ches,Atapuerca,La Hoz, Los Casaresy El Niño. Encualquiera de los casospredomina el trazo linealsimple,aunqueen ocasionescomo Los Casaresy ElNiño existentintasplanasy sombreados,entreotrascosasporser las figurasmáselaboradastécnicamen-

te y porqueestasmismasdebenpertenecera las épo-cas másavanzadas.Los colorespresentesson, comoesinevitable,el rojo y el negro.

Las especiesrepresentadasentrandentrodelo normal en el arte del PaleolíticoSuperior. En laMesetapredominande modoabsolutoéquidos,cervi-dos y cápridos, representándoselos bóvidos en losconjuntosde Ojo Guardia,Siega Verde, DomingoGarcía,La Hoz y Los Casares.Ninguno de los gru-poscitadoses especialmenteindicativo bajoel puntode mira climático-ambiental,aun cuandola abun-danciade bóvidosy équidoscomienzaa sermasiva,se dice que llega a serun indicativo de mayor frio(GonzálezEchegaray1966: 62). Los cérvidospare-cenpertenecera unapoblacióndebosquey parque,ysonun tantoindiferentesa los cambiosclimáticos,sipuedenpermaneceren ambientesmáso menosabri-gados.La existenciade microclimasatemperadosenvalles interioresesabsolutamentehabitual enel pai-sajede laMeseta(CuadrosXI-XV).

De los cápridosse puededeciraproximada-mentelo mismo, puesparecenanimalesun tantoin-diferentesal clima, aunqueadaptadosa paisajederoquedo,no necesariamentedealta montaña.Los po-cos especimenessalvajesquequedanen la actualidad~.hansido arrinconadosen las alturaspor presiónhu-mana.Hay otros animalesquese puedenconsiderarcomo pleistocénicospor su condiciónde desapareci-dos, y estoocurre conel felino de Los Casares,pro-bableleón de las cavernas,conel rinocerontelanudode la misma cueva y conel de Siega Verde, con elposibleMegacerosde SiegaVerde, conel renode LaHoz y con el probable,aunqueno seguro,mamutdeOjo Guarefla.La existenciade otros animalescitadospara Los Casares,como mmnut y glotón, no está losuficientementecomprobadaparaincluirseaquí.Lasespeciesseñaladassoníndicede la existenciaocasio-nal de momentosfrios, pero son poco frecuentesydependenen granpartedel paisajey del terreno,porlo que tampoco puedenconsiderarseun indicativoclimático deprimerorden.

Hay que decir, de cualquiermodo, que losanimalespresentesen un conjunto rupestrenuncason indicativos exactosde clima o ambiente, pueshan sufrido una selección por criterios culturales,desconocidosen su por qué más proflmdo, que leshacensituarseal margende la pura realidadftsico-climática. Es verdadque los artistasrepresentanloque más o menostienendelante, máso menospor-que la obraparietalno puedeconsiderarsetan inme-diatay efimeraquerequieraunacopiadirectadel na-tural; no seplasmatodolo quehayenel ambiente,nien la abundanciarelativade la naturaleza.Si admi-tiéramosa piesjuntillas queunapresenciaimportan-

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETAESPAÑOLA 129

Cuadro Xl.- Estadislica comparada de representaciones entre el centro y

te de toros y caballos representaun fenómenofrío,estaríamossoslayandoel criterio cultural del artistaqueponeaquí unascosasy allí no, porquenos estácontandoalgo cuyaorganizaciónprofunda no enten-demos. Si la abundanciade toros fueraun indicativoclimático real, y por tantocronológico,Los CasaresyEl Niño seriande épocasdiferentes,puessólo la pri-meracuevaposeetoros en su elenco,cuandolas re-presentacionesnos llevan a equipararíasen antí-gliedad.

Los animales,mientrasno se demuestrelocontrario, sonindicativosclimáticoscuandosecom-portan como fósiles directoresculturales, es decir,cuandoson suficientementeextremospara ser asi-mismo típicosde un momentofrio. Los yacimientoscastellanosestánsituadosen lugaresinterioresdecli-ma continentalfrío, peropresentanciervosen abun-danciay lugaresprincipales,algún ocasionalanimaltermómetroy pocos renos.Esto no parecedependerdirectamentede las condicionesclimáticasdel finaldel Pleistoceno.

Sobrela identidaddela zonainterior penin-sularqueremoshablarahora,pueshay elementosdejuicio suficientesparaaislarel conceptoy definir unárea artística con suficiente personalidadpropia.Dentrodequenuestrabasede tratamientoesenpartebibliográfica,y que la realidadcambiarácon unare-visión profunda, en la Mesetasonmuy importantes

el oeste de la Meseta.

los ciervos. Estoes así bajo el puntode vista repre-sentativo,tantoen número como en situación, puesaparecenen el centrode lospanelesprincipales,y noen el lugar periférico quedeberíacorresponderlessi-guiendoa Leroi-Gourhan.

Es en Los Casarestambién donde los ele-mentosabstractoso simbólicosrecibenun tratamien-to especial,reuniéndosefundamentalmenteen el se-no C y dotándosede un sistematécnico elaborado.Salvo en lo que se refiere a los serpentiformes,queen algunaocasiónpodríanserconsideradoscomo a-nimales,los signossonsimplesperopeculiaresde lazonay repetitivosen suforma.

No es,desdeluego,que los elementosrepre-sentadosen la Mesetaseanabsolutamentediferentesdelosqueaparecenen las áreasclásicas,puestodoelArte Paleolítico poseela homogeneidadsuficientepara ser reconocidocomo un ciclo propio, perolasrelaciones posibles se establecenmejor dentro denuestroámbito quecon el exterior, y dentro de éstehay posiblesrelacionesen lugaresmuy diversos.Loséquidos se puedenrelacionarcon Mediterráneoynorte peninsular;son formas generalizadasque noparecenherenciaexactadel Levante.Los bóvidospa-recenposeerunacercaníamás fuerteconel estedelaPenínsula,perotambiénhay formas comparablesenel norte.

70 %

60 %

50 %

40 %

30 %

20 %

10 % 1Mare oco

La faltadeénfasisconvencionalenla Mese-

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130 RODRIGODEBALBI7N BEI{RMANN Y 3. JAVIER ALCOLEA GONZÁLEZ

Cuadro XII.- Porcentaje de apmición de representaciones f’gumíivus ycon siglos de apariencia no paleolítica).

ta, que se ha utilizado paraestablecerun nexo inme-diato con el Levante,no estal; en Los Casares,Do-mingoGarcia, SiegaVerde y El Niño hayconvencio-nalismosausentesenel Mediterráneo,comocrinerasen hachures,despiecesenM poco desarrollada,y de-talles de piel y pelaje. Estasconvenciones,por otraparte,puedendependerengranmedidadel momentocronológicoen el que se realizan, como es bien pa-tente en la cueva de La Griega,el documentomásantiguoestilístícamentede la Meseta.

Con el Norte las relacionesformalestam-bién existen,en formade crinerasenhaebures,ban-dascrucialesy delimitacionesventrales,pero lo quehay en el centrono poseela mismaselecciónrepre-sentativa,ni técnicani sistemática.Nuevamentehayquedecirque los motivos de la Mesetase relacionanentresí mejor que con ningún otro lugar, por másque tampocohay queafirmar que la zonaseacom-pletanientehomogénea,puesLos Casares,La HozyLa Griegaseencuentranen un areapróxima,geográ-fica y representativa,lo mismoque losyacimientosalaire libre de la cuencadel Duero; la cuevadel Niñose parece fundamentalmentea si misma, y podríaconsiderarsecomo un nexocon el sur.El áreanorte,con centrosignificativo en Ojo Guardia,essuficien-tementeoriginal paracomponersupropio grupo.

Cronolo~ia

A lo largo del presenteartículohemosafir-madorepetidamentenuestranecesidad,en razóndi-recta a la práctica inexistenciade secuenciascultu-rales, sedimentológicaso palinológicasreferidasalfinal de la última glaciación,deguiamosa travésdesistemasestilísticos para centrar, en lo posible, eldesarrollocronólogicodel Arte Paleolíticode la Me-setaCastellana.Dentro de aquélloshemosescogidoel elaboradopor A. Leroi-Gourhan,aúnsiendocons-cientesde la existenciade ciertas líneasactualesdcinvestigaciónquetienden,sobretodo enel pais veci-no (Lorblanchet1990: 104-105),a vaciardeconteni-do el concepto de evoluciónestilísticalineal comocontrapuntoal universoparticulary cambiantede lostecnocomplejos,y a volver a establecerrelacionesdi-rectas de dependenciaentre el mundo artístico yaquéllos.

No es esteel lugar para discutir sobreestosconceptos,aunqueennuestraopinión el sistemacro-no-estilístico de A. Leroi-Gourhan,en ausenciadeposiblesdatacionesabsolutasy establecimientodeparalelos• inmediatoscon obrasmueblesbien fecha-das,sigue siendoel mejor y máscompleto marcodereferenciaparael Arte Paleolíticooccidental.

9034

80 0Á

70 0A

60¼

5034

4034

30 34

20 34

1034

no figurativas en Ja Meseta (excluidas las cuevassin datos concretos, o

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ARTE PALEOLÍTICODE LA MESETA ESPANOLA

Yacimiento ami-, bis, kv. cab. ev. eva. meg re,’ cap. fel. ict indt. mus. rin. serp. TOTAL

OJOGUARENA 4 3 3 1 4 1 16

PENCHES 5 5

ATAPUERCA 1 1

LOS CASARES 11 9 23 8 1 4 2 27 1 86

LAHOZ 8923 94 1 3 4 2 63

EL REGUERILLO 1 5 6

LAGRIEGA 1 16 3 1 5 26

D.GARCIA 31664 5 4 38

SIEGAVERDE 32 97 24 11 1 7 1 21 1 1 196

MAZOUCO 4 3 1 8

ELNtNO 3 2 3 2 1 1 12

Cuadro XIII.- Estadística de aparición de temas naturalistas en la Meseta.

La cronologíatradicionaldel Arte Paleolíti-co meseteñose haafirmadocomo larga,cuestiónqueya expusimoshacetiempo (Balbín y Alcolea 1992),fundamentalmentepor estardiseñadadesdemoldessistemáticosya superados,queatribuíanal Arte Pa-rietal Paleolíticouna vigencia cercanaa los 30000añosde calendario. Así, empezandopor lo que seconsiderabacomo la muestramás antiguadel ArtePaleolíticocuaternarioen la zona, Cabré(1934) yBeltrán (1966) proponenuna cronologiaque arran-caríaen el AuriñacienseparaLos Casaresy La Hoz,a la última de las cualessele haceperteneceral cicloAuriñaco-Perigordiensede Breuil (Beltrány Baran-diarán1968: 6). Por su parte,Breuil (1974: 389) ha-ce partir la decoraciónde Los Casaresdel Perigor-diense.

Por la parte másreciente de la cronologíapodemosencontrarla opinión de 5. Corchón,quesi-tua la cueva de La Hoz en en Magdaleniensefinal(Corchón 1985: 266), por motivos estilístico-compo-sitivos quederivande la teoríade SantuariosMono-temáticosde Jordá(1979: 331-348). Estosserían,ensíntesis,el supuestoempobrecimientode los temas(paradójicamente,y en el estadoactualde la investi-gación, tanto en lo que respectaal bestiariocomo alas representacionessimbólicas,estaes la cuevaico-nográficamentemásvariadadela Meseta,ademásdela más clásica en su composición),la presenciadesignostriangularesy la condiciónde capillamonote-máticadela cuevay susrepresentaciones.

En parecidasituación colocael teórico “ho-rizonte de los grabadosal aire libre sobrepiedrasverticales del valle del Duero” (Corchón et allí

1991), paracuyaestaciónde SiegaVerdeotorgaunafechacomprendidadentrode los límitesde la oscila-ción cálidade Allerod, envirtud dela inexistenciadeelementosmaterialessuperopaleolíticosanterioresalMagdaleiñenseFinalenestazonade laMeseta.

Ademásde estasversioneslargasen la cro-nologíadel artede la Meseta,tanto Corchón(1985 yCorchónel allí 1991),comoacabamosde ver, comoBécares(1987), realizanuna adscripciónde las for-masartísticasa complejosindustrialesconcretos,co-mo por ejemplo la primera autoraal considerarladecoraciónde la cuevade La Griega de edadsolu-trense,dentrodelos límites,poco corrientesparaes-ta cultura eso sí, de la fasefría Dryas 1. No parecefacil hablar de secuenciasmaterialescuandoen laMesetacarecemosde excavacionesy estratigrafíasquenos permitanuna relaciónconlos elementosar-tísticos,y por otra partelas secuenciasdel Norte yLevanteparecenseguirsuspropiosy particularesde-rroteros.Una vez más,nos guste o no, estamoscon-denadosa organizar las secuenciaspor criteriosestilísticos.

Prescindiendode estasvaloracionesextre-mas,lamayorpartede losautorescoincidenen asig-nar las obras rupestresde nuestro espacioa mo-mentoscomprendidosentreel desarrollodel estiloIIIy el IV de Leroi-Gourhan.Hay un estilo III asentadoen lacuevadeLa Griega, la másantiguade las me-seteilas,con escasodesarrolloconvencionaly deani-macióncorporal,vientresmarcados,cabezasdepicodepato, sujetosestáticosy omisión de extremidades,como característicasdefinitorias del período(Leroi-Gourhan1974: 152).

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RODRIGODEBALBIN BEHRMANN YJ. JAVIERALCOLEA GONZÁLEZ

ZonaNorte ZonaCentro Sur ZonaOeste

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11Cuadrilátero x XClaviforme X X

Escaleriforme X X

Línea x x x x x xGrupoLineas x x x x xMacarronni X X

Mano

Ovalo abierto X

Ovalocerrado X

Parrilla X X X

Puntuación x X XSerpentiforme . X X X

Tectiforme X . . X

Trazoangular X X

Triángulo X X

Vastagocentral X

Venablo X X X X X X

Zig-Zag X . X

Cuadro XIV,- Presencia de representaciones abstractas en la Meseta. Z. Norte: 1 (Ojo GuardIa). 2 (Penches), 3 (Alapuerca»Z. Centro: 4 (Los Casares>, 5 (La Hoz), 6 (El Reguerillo),7 (La Griega); 7. Sur: 8 (El Niño); Z. Oeste: 9 (Domingo García), lO (Mazouco),

II (Siega Verde).

Estomismo dicenCorchóny Bécaresdepartede las representacionesdeLos Casares,y aun-que no es facil individualizar las figuras de que setrata, el principio es plausible,y las formas quizásalgo másavanzadasdentro del estilo III y IV Anti-guo. Estaprimerapartede Los Casaresesrelaciona-ble con La Griega,y también lo es la cuevade LaHoz, al menosla primerafasepor nosotrosdefinida,comoya pensabaCabréen 1934.

Delacuevadel Niño asigna1. Forteaales-tilo III las ciervasy el équidodel panelprincipal,yel restoal estilo IV Antiguo. Ya hemosvaloradoelhechode la superposiciónen su momento, pero noparecequela diferenciatemporariadebaserexcesi-va, y ya nos hemosdecantadoporunasituacióncro-

nológicaentreel estiloIII y IV, quees la mismaqueotorgamosa la mayor partede Los Casares,la se-gundafasede La Hoz, Mazouco,Domingo GarcíaySiegaVerde, Penchesy con toda probabilidadOjoGuareña.OtorgarcronologíasconcretasaAtapuercay el Reguerillo parecede momento másbien unamuestradeimaginaciónquedesentidocomún.

Nuestraasignacióndependenaturalmentede criterios estilísticos,como presenciay organiza-cióndeconvencionalismos,crinerascontrazospara-lelos en su interior, libreas, bandascruciales,deli-mitacionesventrales,etc., que se generalizansegu-ramentea partir de momentostardíosdel estilo III(Barandiarán1972: 347). Los paralelosapuntadossuelen encontrarsu situaciónen momentosavanza-

132

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ARTE PALEOLÍTICO DE LA MESETA ESPANOLA

ZonaNorte ZonaCentro Sur ZonaOeste

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

AREA CEFAIICA

Hocico x xx xDelineación Mandíbula x x x x x x x x

Reserva Mandíbula X X X X

Pelaje facial x x xOllar x xx x xBoca x x x x x x x x

Lacrimal xOjo X x x x x x x x

Orejas X x x x x x x x xCrineraescalonada x x x x x

crineraendliii. x x x x xCrineraenhachures x x x

Coman,Pers Torcida x xCornan,PersSent x x x x x x xComan,Pees cori- ‘ x x x

CUERPOYE~C1REM1DADES

Banda cn,cial x xLibreas x x xPecho x xx x x

Desp. ventral lineal x x x x x x xDesp.ventralM. x XX

Reservatrendelantero X

Reservagn,pa. X

Reservagenital. x x x x xIpalaporpar X X X X X

2patasporpar x x x x x x xRabo X x x x x x x x xPelaje X X X XCascos x x x

CuadroXV.- Detallesy convenesonesenla Meseta. Z. Norte: 1 ((boGuardIa),2 (Penches),3 (Alapuerca);Z.Centro 4 (Los Casares),5 (LaHoz), 6 (El Reguerillo),7 (La Griega);Z. Sur: 8 (El Niño); Z. Oeste:9 (DomingoGarcía), 10 (Mazouco),It (siegaVerde)

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134 RODRIGODE BALBIN BEI=RMANNYJ. JAVIER ALCOLEA GONZALEZ

dos del estilo III e iniciales del IV Antiguo, aunqueexistauna elevadapresenciade arcaísmos.Lo másavanzadoen cuantoa desarrolloconvencionalparecepertenecera las figurasdel senoA de Los Casaresyalgunosconjuntosdebisontesy équidosde la GaleriaAlta de la cuevade La Hoz, queen ningúrí casolle-gan a seralgomuy desarrollado,dentrodel estilo.

Todopareceindicarun lapsustemporalbas-tante corto, centradoen los iniciosdela grancelo-

siónparietalpaleolíticaoccidental,que en zonasme-jor conocidasmaterialmentecoincidecon el fin delSolutrensey las primerasfasesde la culturamagda-lenienseentreel 18000 H.P. y el 15000 H.P., en larealización de las formas artísticas de la mesetacastellana.

Alcalá deHenares,Febrerode 1994

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