arte tecnologico y cuerpo humano - daniela savalli 2014
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El presente trabajo tiene como objetivo echar luz sobre la problemática del cuerpo humano inserto en un contexto hipertecnológico.TRANSCRIPT
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ARTE
TECNOLÓGICO Y CUERPO
HUMANO DANIELA SAVALLI, 2014.
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SOBRE LA AUTORA Daniela Savalli nació en Buenos Aires en 1990. Desarrolló sus estudios en la Universidad del Salvador y en la Universidad del Cine, donde se especializó en Comunicación Visual orientada en Artes Visuales. Se desempeña en el ámbito de la estética poniendo el foco sobre producciones artísticas de carácter tecnológico. Por otro lado, es fotógrafa y ha llevado a cabo proyectos de net-‐art e instalaciones interactivas. En la actualidad se encuentra desarrollando su Tesis de Grado, donde explora y articula la especificidad de los nuevos formatos multimediáticos en relación a la representación de los cuerpos desaparecidos durante la dictadura militar argentina. PALABRAS CLAVE Cuerpo humano, arte tecnológico, hibridez, materialidad, posmodernidad. ABSTRACT El presente trabajo tiene como objetivo echar luz sobre la problemática del cuerpo humano inserto en un contexto hipertecnológico. Sería ingenuo considerar que a pesar de las múltiples alteraciones que la técnica ha instaurado en nuestro modo de relacionarnos y desenvolvernos en el mundo, la concepción del cuerpo orgánico permanece indemne. Por este motivo, considero que es necesario generar un pensamiento respecto qué entendemos por cuerpo en la era que habitamos. La producción artística desarrollada en torno a esta cuestión pronuncia posibles modos de articulación entre cuerpo y máquina, entidades que, a su vez, dejan de ser antinómicas para devenir en un híbrido. De las obras citadas y analizadas en este breve texto decantan cuatro modalidades: el cuerpo intensivo, generativo, extensivo y autoamputado.
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ARTE TECNOLÓGICO Y CUERPO HUMANO _____________________________________________________ Parte de las experiencias desarrolladas en el ámbito del arte tecnológico y digital trabajan conceptual y técnicamente problemáticas ligadas al funcionamiento del dispositivo tecnológico, generando reflexiones acerca de distintas temáticas, casi siempre circunscriptas al terreno inmaterial. El presente trabajo propone rescatar aquellas obras que, por el contrario, se encuentran fuertemente atravesadas por la puesta en diálogo entre nuevas tecnologías y cuerpo humano, volviendo a traer a colación una reflexión de carácter material dentro de un formato inmaterial. Realizaré, de esta manera, un trabajo de investigación y análisis que permita recapitular un corpus de obras donde exista un pensamiento intenso acerca del encuentro entre cuerpo y máquina. Las vanguardias del siglo XX inauguraron una nueva clase de tratamiento artístico del cuerpo, a partir del cual éste deja de ser un mero objeto de representación para asumirse, finalmente, como una problemática en sí misma, tanto a nivel conceptual como formal y de puesta en escena. Sin perder de vista que tanto el cuerpo como el arte han mutado desde entonces, quisiera mantener cierta continuidad respecto a esta postura artística que propone desplegar un verdadero pensamiento del cuerpo. Por este motivo, las obras que formarán parte de este compendio no se limitan a la creación de una interface interactiva donde cierto sistema se activa por la presencia de un cuerpo. Más bien, podría decirse que la clase de experiencias que se trabajarán ponen en escena interrogantes de mayor envergadura respecto a la re-‐significación de una corporalidad en constante coincidencia con valores inmateriales impuestos por la cultura digital. A mediados de la década de los ‘90s, Peter Wibel se refirió a la llamada era de la ausencia1, que coincide en rasgos generales con lo que muchos se han esforzado en conceptualizar bajo el término postmodernidad. En la era de la ausencia (nuestra era) prevalecen la velocidad, el espectáculo y el simulacro. Paradójicamente, se producen cada vez más objetos, pero a su vez estos son cáda vez más fugaces y efímeros. Las nuevas tecnologías desempeñan un papel protagónico dentro de este panorama, al reconfigurar las coordenadas espacio-‐temporales donde se desenvuelve el sujeto. En el infinito listado de cosas que parecieran esfumarse en nuestras manos, el cuerpo es tan sólo un nombre más. Sostengo que es un deber ético y estético del arte contemporáneo volver a pensar la corporalidad en un contexto socio – cultural fuertemente marcado por el uso de nuevas tecnologías. Solo poniendo el foco en la producción artística se podrá trazar un tejido conceptual y sensible que vuelva a traer a colación la problemática de un cuerpo atravesado por la técnica. Lucía Santaella sostiene que “conforme já ocorreu em outros períodos da história, quando a realidade humana é colocada em questão, são os artistas que se lançam à frente, desbravando os novos territórios da sensibilidade e imaginação”2. En un contexto de mutación constante, es preciso reivindicar los modos de articulación y comprensión que decantan de las realizaciones de la época. Volviendo al caso que aquí nos compete, cada artista propondrá un pensamiento distinto respecto a la convergencia entre cuerpo y técnica a partir de su propia obra.
1 WIBEL, Peter. “La Era de la Ausencia”. Munich/Berlín, Klinkhardt & Biermann. 1994 2 SANTAELLA, Lucía. “Corpo e cominicação: sintoma da cultura” Paulus, São Paulo, 2004. Página 78. Trad. Español: “Como ha ocurrido en otras épocas de la historia en que la realidad humana se pone en duda, son los artistas que se lanzan hacia adelante, destrabando nuevos territorios de la sensibilidad y la imaginación.”
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Habiendo planteado los principales ejes conceptuales que determinan la elección de las obras a analizar, e incluso corriendo el riesgo de ser demasiado insistente sobre este punto, resta aclarar lo siguiente: la tematización del cruce entre la lógica material, visceral y sensorial del cuerpo humano y la lógica inmaterial, efímera y frívola de las nuevas tecnologías, logra alcanzar solidez en tanto y en cuanto se trabaja a nivel formal con dichos elementos. Dicho con mayor exactitud, todas las obras que se analizarán a continuación están literalmente hechas de cuerpo y tecnología. Estos parámetros sirven de materia prima en la búsqueda de un posible lenguaje donde convergan ambas lógicas. Resulta innevitable, a su vez, plantear las problemáticas que acarrea la relación entre arte y tecnología. En “Experiencia y abstracción: las artes y la lógica de la máquina”, Simon Penny afirma que el surgimiento de nuevas tecnologías no responde en su origen a inquietudes artísticas, sino que por lo general éstas aparecen como productos funcionales, vinculados, por ejemplo, a la resolución de tareas. Es el caso de la computadora, que nace en principio como una máquina de cálculos. En términos generales, el recorrido de las nuevas tecnologías haya su punto de partida al interior de industrias militares. Luego, atraviesa industrias estatales y privadas, de carácter comercial, para recién en una tercera instancia alcanzar el ámbito académico y/o universitario. El hecho de que estos dispositivos, una vez finalizado este largo recorrido, sean apropiados por artistas y desempeñen un rol protagónico en el proceso de creación, plantea al menos una pregunta clave: ¿cómo vincular un aparato cuyas operaciones son de un orden lógico – matemático, con un universo sensible, físico, y (lo más importante en el caso que nos atañe) corpóreo? Usualmente se opta por un camino que conduce al olvido del cuerpo en beneficio de planteos maquínicos y cerebrales; Penny explica que “en muchos campos, la tecnología informática está causando un problemático distanciamiento de la inteligencia corporal y la material.”3 Sin ánimos de desprestigiar el trabajo de artistas que trabajan en ésta línea (que, fuera de todo, es una alternativa completamente válida e interesante), creo que es prioritario elaborar un pensamiento del cuerpo atravesado por la máquina y, por qué no, de la máquina atravesada por el cuerpo. Cuerpo-‐máquina, materialidad-‐inmaterialidad, sensación-‐lógica, sabiduría corporal-‐sabiduría matemática, arte-‐técnica, y en un plano aún más general, naturaleza-‐cultura. Estas dicotomías difícilmente superables a simple vista, devienen, sin embargo, en un género híbrido. En esta instancia, ya no sería pertinente hablar de cuerpo y máquina como entidades irreconciliables. Ahora más que nunca, queda en manos de los artistas la difícil tarea de bosquejar un posible encuentro entre cuerpo y técnica. “Si la técnica es vehículo de una acción que va del hombre al universo y de una información que va del universo al hombre, es factor de resolución de un diálogo intenso en el cual lo que cuenta es la interacción, el carácter productivo de la concatenación, y no las partes preexistentes.”4 Una nueva sensibilidad sólo podrá emerger del acercamiento y la puesta en diálogo de aquello que la tradición ha separado. 3 PENNY, Simon. “Experiencia y abstracción: las artes y la lógica de la máquina” en Arte, Ciencia y Tecnología. Un panorama critico. Espacio Fundación Telefónica, Buenos Aires, 2009. Página 8. 4 GARCIA DOS SANTOS, Laymert. “Bio-‐información y arte latinoamericano. Una provocación” en Artes y Medios Audiovisuales: Un estado de situación II. Las prácticas mediáticas pre digitales y post analógicas. Nueva Librería, Buenos Aires, 2008. Página 2.
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Las múltiples posibilidades que acarrean estos cruces están puestas en escena en algunas obras contemporáneas que tomaremos como referentes dentro del marco expuesto. Jim Campbell es uno de los artistas que ha trabajado dentro de esta línea de manera sólida y consistente. Su serie “Memory Works” servirá de punto de partida a este breve análisis. “Memory Works” está conformada por objetos artefactuales en un estado de constante transformación. En este punto se diferencian de las esculturas tradicionales, que por el contrario, se definen como entidades estáticas. Refiriéndose a la retrospectiva de Campbell realizada en Buenos Aires en el 20115, en la que se exhibió la serie en cuestión, Eduardo A. Russo comenta “(…) cada trabajo puede perder sus contornos o incluso desvanecerse, como si su consistencia estuviera sostenida por cierto arreglo provisorio de quien la percibe. Imágenes fugitivas, siempre en riesgo de perderse”6. En esta idea de una imagen inacabada e imposible de aprehender, cohabita una reflexión respecto a la fugacidad de los recuerdos, lo efímero de la técnica y la fragilidad de un cuerpo que deviene en puro código. En “Photo of my mother” (1996), por ejemplo, el artista expone una imagen de su madre en papel fotográfico dentro de una suerte de vitrina. El vidrio que contiene la foto pasa de nítido a borroso y luego de borroso a nítido otra vez. No se puede identificar un principio y un fin, sino más bien un proceso de constante mutación. Los instantes en los que el vidrio pareciera estar empañado, dificultan la aprehensión de la imagen por parte del espectador. Como consecuencia de este obstáculo visual, se genera una suerte de pacto por el cual el espectador solo puede acceder a la fotografía momentáneamente. El ritmo de esta transformación está previamente determinado por la grabación digital de una hora de la respiración de Campbell. Debajo del vidrio una caja metálica exhibe la leyenda “My Breath. January 1996. 1 hour”. Así, el artista se pone a sí mismo en escena en un intento de reconstrucción de una memoria inmaterial, digital y fragmentaria. Algo similar ocurre en “Portrait of my Father” (1994 – 1995). El montaje de la obra también consiste en una fotografía en papel, un vidrio y una caja metálica. El vidrio obstaculiza la percepción de la foto al presentar una textura opalina, que solo durante breves instantes se vuelve translúcida y permite visualizar nítidamente el retrato del padre de Jim Campbell. En este caso, la alteración responde al ritmo cardíaco de Campbell, grabado durante ocho horas de sueño. Sobre la caja se inscribe lo siguiente: “My Heartbeat. 12am to 8am, January 12th, 1995”. No por nada el artista decide trabajar con imágenes analógicas y presentarlas en papel fotográfico, devolviéndole a la obra un aspecto de carácter material. Aquí podríamos volver a Bazin y a su conocido texto “La ontología de la imagen fotográfica”. Las fotos de la madre y el padre de Campbell exhiben esa necesidad de la ilusión a la que hace referencia el teórico francés; como si al estar plasmados en el celuloide pudiéramos salvar al menos la apariencia del paso del tiempo e incluso de la muerte. Ningún agente humano interviene luego de haber obturado la cámara. La reproducción mecánica imprime para siempre un instante de luz del cuerpo fotografiado, que allí permanecerá inmortalizado. Pero la permanencia de la imagen fotográfica no se condice con la memoria de Campbell, donde poco a poco la imagen se empieza a perder. El recuerdo es efímero
5 La muestra se llevó a cabo bajo el título “Tiempo estático. Jim Campbell. 20 años de arte electrónico” en el Espacio Fundación Telefónica de Buenos Aires. 6 RUSSO, Eduardo. “Tiempo estático. Jim Campbell. 20 años de arte electrónico”. Espacio Fundación Telefónica, Buenos Aires, 2011. Página 9.
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e inmaterial, tanto como el carácter digital de su respiración. No hay un cuerpo compacto, material y perdurable que acompañe a la foto exhibida detrás de la vitrina. Por el contrario, el cuerpo del artista se exhibe con toda su fragilidad, y al mismo tiempo la supuesta objetividad de la fotografía se pervierte al dificultar el acceso a la misma.7 Campbell trabaja con la especificidad de su propio cuerpo y lo incluye en una obra tecnológica realizada por medio de una operación de programación. La fragilidad del recuerdo y el instante perdido coincide con la imposibilidad de capturar lo inmaterial del tipo de registro y dispositivo que utiliza. Sobre este último punto se juega irónicamente al presentar una caja que pareciera contener aquel instante de respiración o el latir del corazón. En realidad, esa caja contiene un aparato tecnológico que convierte la grabación en un comando que, a su vez, determina el momento en el que varía la textura del vidrio. La reflexión respecto a la memoria aparece ligada a la intimidad del propio cuerpo y al escabullirse de los recuerdos. La que no perdura en la memoria corporal pareciera complementarse con la función de archivo que favorecen las nuevas tecnologías. Así, Campbell incluye en la obra una poética del cuerpo que al ser atravesado por el tiempo se vuelve frágil. Para dar cuenta de dicha fragilidad, quiebra y descompone algo tan vital y esencial como la respiración del cuerpo, al digitalizarla y someterla a la acción de un software. El vínculo entre cuerpo y técnica es, en este caso, poético y sustancial. La clase de cuerpo que articula Campbell en “Memory Works”, no sólo se encuentra atravesado por la técnica, sino también por cuestiones más abarcativas de carácter filosófico y afectivo que imposibilitan la construcción de un yo acabado. Esta imposibilidad de auto-‐construirse coexiste con la imposibilidad de la reconstrucción de la memoria, que a su vez se refleja en lo fragmentario y fugaz de la misma obra. Todas estas imposibilidades conducen al encuentro con un nuevo tipo de cuerpo, cuyos valores coinciden en líneas generales con los de la técnica. Aquí lo llamaremos cuerpo intensivo y lo definiremos como un artefacto tecnológico, frágil, efímero, fragmentario y, sobretodo, sensible. La inclusión del cuerpo del artista en la obra se lleva a cabo con una acción mucho más inesperada en “Natural History of Enigma” (2009) de Eduardo Kac. En este caso, Kac inventa una nueva clase de flor llamada ‘Edunia’, término híbrido entre ‘Petunia’ (la flor original) y el nombre del artista. Además de ser una hibridación lingüística, la ‘Edunia’ es el resultado de una verdadera conjunción de la flor original intervenida por un gen de Kac. Básicamente, la acción realizada por el artista consistió en la extracción de un gen de su propio cuerpo, unidad de información básica y completamente personal, que a través de un complejo proceso de biología molecular se integra a la Petunia, dando como resultado una nueva variedad de esta clase de flor. La característica principal de la ‘Edunia’ es que sobre el color rosado de sus pétalos se despliegan venas rojas que exhiben el ADN de Kac. El cuerpo del artista está inscripto en la obra a través de la inclusión del factor más personal e identitario que un cuerpo posee. Trabajando en conjunto con un Profesor del Departamento de Biología de Plantas de la Universidad de Minessota, el artista consigue que su ADN se expanda únicamente en el sistema vascular de la planta, generando un contraste entre el color rosado del pétalo y el dibujo rojo oscuro que se despliega en dicha superficie. Esta composición visual alude al contraste entre el color rosado de la piel de Kac y la sangre roja oscura que circula por sus venas.
7 BAZIN, André. “La ontología de la imagen fotográfica”. 1945.
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Persiste en esta obra una primera idea de trasmutación de materia en dato que también forma parte de la serie de Campbell previamente analizada. En ‘Memory Works’, el artista transformaba sus funciones vitales en registros digitales basados en códigos binarios. Por su parte, Kac extrae de su propio cuerpo una partícula que no es sino una unidad de información. En ninguno de los dos casos el cuerpo tiene peso ni volúmen. Ambos artistas parten de este punto para luego continuar con búsquedas disímiles en sus conceptos y sensibilidades. La variación más drástica entre ‘Memory Works’ y ‘Natural History of Enigma’, es la superficie sobre la cual se inscribe la información ligada al cuerpo del artista. Mientras que Campbell construye un objeto escultórico, la ‘Edunia’ es un ser vivo científicamente diseñado. Eduardo Kac trabaja dentro de lo que Lucía Santeaella llama arte genético, “Um passo bastante ousado, nas relações entre arte e vida, foi dado quando todo o campo da biotecnologia começou a ser incorporado à arte (…). Novos instrumentos de aferição, observação e manipulação da microscopia da vida estão permitindo o desvandemento dos segredos das estructuras genéticas do DNA e dos processos de vida de organismos tais como as bactérias e os vírus. Ao mesmo tempo, os métodos da bioengenharia possibilitam a manipulação direta do material genético”8. Gracias a los avances en el ámbito de la microbiología es posible realizar esta clase de experiencias. Sin embargo, el avance científico no nace originalmente con fines artísticos. Kac toma herramientas científicas y, en lugar de utilizarlas acorde a lo comercial e industrialmente establecido, las incorpora en su propia búsqueda ética y estética. De esta manera, logra expresar en una obra de arte la cercanía entre la vida humana y otras formas de vida en un soporte que, a su vez, tiene vida. Concibe el cuerpo como una plataforma factible de ser inventada y modificada genéticamente, sin caer en el puro artificio del robot o ciborg. A pesar de ser una obra científicamente construida, la ‘Edunia’ mantiene un vínculo vital con los dos organismos de los que se desprende, la Petunia y el cuerpo de Kac. Por otro lado, este vínculo se presenta de forma dramática y sensible en la textura de la flor. El artista toma un elemento vital de su cuerpo y lo despliega en un formato vivo y poético. Diremos que en esta clase de aproximación subyace la idea de un cuerpo generativo, donde lo primordial es la existencia del gen o ADN donde se almacena la información básica e identitaria del cuerpo. Esta partícula es suceptible de ser extraída y modificada para dar lugar a nuevas expresiones de vida que siguen estando ligadas a lo corpóreo. Como puro código genético, esta clase de cuerpo funciona como una matriz de creación. Ciencia y técnica devienen en herramientas tan válidas para el arte como podrían serlo el pincel, el bronce, o el marmol. A propósito de esta clase de procedimientos biotecnológicos, Laymert García dos Santos explica:
“Plantas, animales, hombres y máquinas comienzan a ser vistos como resultado de una evolución que se da no por adaptación, sino por invención, actualización de potenciales efectuados por la diferencia que hace la diferencia. Se rompen entonces las viejas fronteras entre naturaleza y cultura, resultando posible compatibilizar la invención tecnológica con la invención de la naturaleza porque ambas proceden de un suelo en
8 SANTAELLA, Lucía. Ibidem. Página 108. Trad. Español: “Un paso muy audaz en las relaciones entre el arte y la vida, se da cuando todo el campo de la biotecnología comenzó a ser incorporado en el arte (...). Nuevas herramientas para la medición, la observación y la manipulación de la vida microscópica están permitiendo desvanecimiento de los secretos de las estructuras genéticas de ADN y los procesos de los organismos vivos, como las bacterias y los virus. Al mismo tiempo, los métodos de bioingeniería permiten la manipulación directa de material genético
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común que nos permite, incluso, pensar la naturaleza como design.”9 Resalto sobretodo esta última idea: pensar la naturaleza como design. El arte genético quiebra con las barreras primarias que dividen al mundo en binomios. No hay nada que diferencie a primera vista la flor híbrida y diseñada por un agente humano de una flor común y corriente. El cuerpo generativo de Kac se inscribe dentro de dicha búsqueda, trabajando en una tercera línea que no es cuerpo ni ciencia: es ambas cosas a la vez. Así, Kac exhibe un modo artístico de ponerse a sí mismo en escena al inventar una flor que literalmente lo contiene. Desde un punto de vista diferente, el realizador David Rokeby transforma el movimiento de un cuerpo en una pieza musical en su obra “Very Nervous System” (1986 – 1990). Rokeby crea una instalación interactiva donde dependiendo de qué parte del cuerpo se mueve y cómo se lo hace (input) se activan distintas clases de sonidos (output). Por medio del uso de cámaras de video difícilmente accesibles a la vista del usuario, un software de programación traduce el movimiento grabado en sonido. Previamente, el artista establece una serie de indicaciones en las que se basan las operaciones realizadas por el software. La obra se instaló en distintos espacios, no únicamente museísticos, sino también urbanos. En todos los casos, aunque principalmente cuando se trata de una intervención urbana, es el usuario quien decide si seguir su rumbo, o bien, detenerse y habitar de forma inmersiva la instalación. La propuesta e intención de Rockeby es que después de interactuar con la interface durante algunos minutos, el usuario y el dispositivo técnico generan una suerte de alianza. Existe cierta continuidad respecto a la desmaterialización del cuerpo que presentan las obras anteriormente analizadas: en este caso el cuerpo también deviene en información que sirve de input a un ordenador. Sin embargo, aquí la estética de la desaparición llega un paso más lejos, dado que la interface es en sí invisible. Es decir que no existe una obra concreta y material claramente identificable como en la serie de Jim Campbell o en la obra de Kac. Simplemente se determina un espacio al interior del cual el movimiento del cuerpo del usuario activa ciertos sonidos. La obra se ‘materializa’ en una zona vacía. A su vez, los dispositivos técnicos se ocultan. Ya señalé anteriormente cómo en “Memory Works” la técnología registraba y archivaba un instante efímero del cuerpo, prolongando la permanencia de aquel momento en el tiempo. Los intereses de Campbell, sin embargo, no se concentran en la idea de la técnica como extensión de lo corporal, que sí está claramente trabajada en “Very Nerveous System”. En ésta última, por medio de la intervención de la máquina (más precisamente de cámaras, procesadores de imagen, computadoras y equipos de sonido), el movimiento del cuerpo es capaz de emitir un sonido que es ajeno a sus capacidades intrínsecas. Rokeby se refiere al espacio inaprensible e inmaterial de su obra como una zona de experiencia y encuentros multi dimensionales. “The self expands (and loses itself) to fill the installation environment, and by implication the world. After 15 minutes in the installation people often feel an afterimage of the experience, feeling directly involved in the random actions of the street.”10 La técnica, en este caso, extiende y amplía los límites del cuerpo humano. Más allá de la rupture de la 9 Op. Cit. GARCÍA DOS SANTOS, Laymert. Página 3. 10 ROKEBY, David. En http://www.davidrokeby.com/vns.html Consultado el 23 de mayo del 2014. Trad. Español: “El yo se expande (y se pierde) para llenar el espacio de la instalación, y por su implicación en el mundo. Después de pasar 15 minutos en la instalación los usuarios suelen sentir una experiencia post-‐imagen, sintiéndose directamente involucrados en las acciones azarosas de la calle”.
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condición material del cuerpo, el eje de la obra radica en que la conciencia del usuario se libera y entra en communion con la interface. La técnica es aquí una herramienta radical que actúa en beneficio de la aperture perceptual. Marshall McLuhan comienza su libro “Comprender los medios de comunicación” diciendo lo siguiente:
“Nos estamos acercando rápidamente a la fase final de las extensiones del hombre: la simulación tecnológica de la conciencia, por la cual los procesos creativos del conocimiento se extenderán, colectiva y corporativamente, al conjunto de la sociedad humana, de un modo muy parecido a como ya hemos extendido nuestros sentidos y nervios con los diversos medios de comunicación.”11
Podríamos decir que Rokeby comparte este ímpetu optimista respecto a la apertura que generan las nuevas tecnologías. En “Very Nervous System” incluso está en juego la noción de experiencia como un potencial efecto de la convergencia entre cuerpo y máquina. Esta corporalidad intervenida tecnológicamente, puede ser partícipe de prácticas que exceden sus propias limitaciones. Rejani Cantoni y Daniela Kutschat trabajan con una idea similiar del cuerpo humano vinculado a la técnica en su instalación inmersiva e interactiva “Op – Era” (2005). A pesar del altísimo nivel de complejidad técnica que desarrollan las artistas en esta obra, logran expresar con mucha claridad el entramado conceptual sobre el cual se sustenta. El usuario ingresa en un espacio cerrado cubierto por pantallas donde se evocan las cuerdas de un violín, una suerte de caja negra hipertecnológica. Al deslizarse por las cercanías de dichas imágenes, las cuerdas se mueven y emiten sonido. Visto desde una perspectiva informática, podríamos decir que Cantoni y Kutschat crean un espacio inmersivo donde el movimiento del cuerpo del usuario sirve de input a un software de programación que traduce dicha información en sonido. En este sentido estríctamente técnico, no se alejan demasiado de trabajo de Rockeby, presentando como principal diferencia el hecho de que en “Op – Era” existe un espacio físico e identificable al que el usuario ingresa. Esta dimensión de diseño espacial propia del arte de la instalación no se encuentra desarrollado en el caso de “Very Nervous System”. El eje conceptual de esta obra se encuentra en la búsqueda de una conexión simbólica entre cuerpo y máquina a partir de la creación de una interface tecnológica y en el interrogante respecto a cómo la intervención de la técnica altera la percepción del espacio. Cantoni sostiene que “a definição mais geral de interface (…) a descreve como uma superficie que possibilita contato entre dois ou mais sistemas e, interpretações expandidas do conceito, incluem os aspectos tangiveis, cognitivos, emocionais e a capacidade de comunicação dos sistemas ou entidades implicadas”12. Nuestro sistema perceptivo natural es una interface que nos ayuda a comunicarnos con la realidad exterior. Al crear una interface tecnológica que establece cierta comunicación entre cuerpo y técnica, Cantoni y Kutschat exploran las posibilidades de expansión de la percepción humana atravesada por la máquina. Quien recorre la instalación, se haya inmerso en una interface que liga 11 MCLUHAN, Marshall. “Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano”. Paidós, Barcelona, 1996. Páginas 25 y 26. 12 CANTONI, Rejani. “Exibição: quando a arte e a ciencia da interface estao em todos os lugares”. Trad. Español: “La definición más genérica de la interfaz (...) lo describe como una superficie que permite el contacto entre dos o más sistemas, e interpretaciones ampliadas del concepto incluyen los, aspectos tangibles, cognitivos emocionales y habilidades de comunicación de los sistemas o entidades involucradas.”
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su cuerpo de manera directa con un espacio diseñado por un ordenador y que excede los parámetros materiales conocidos por el usuario. No resulta demasiado complejo hallar la ligazón entre “Op – Era” y los postulados de McLuhan, que trabaja la idea de los medios tecnológicos como extensiones del hombre. Al igual que David Rockeby, Cantoni y Kutschat proponen una noción de cuerpo expandido por el uso de las nuevas tecnologías. En ambas obras la técnica permite que los límites orgánicos y materiales del cuerpo humano se desborden y extiendan. El usuario pude, así, acceder a experiencias desligadas de lo materialmente concebible y romper definitivamente con los binomios que presentan la naturaleza y la técnica como compartimentos aislados el uno del otro. La idea de un cuerpo expandido tecnológicamente es retomada y radicalizada en la obra de Stelarc, al punto tal de que esta definición resulta obsoleta e insuficiente. Quisiera traer a colación por un momento su performance “Ping Body” (1995). Posicionándose como uno de los creadores que lleva más al extremo la intervención de la técnica sobre el cuerpo, Sterlac se auto-‐concibe como un molde a ser intervenido a través de Internet. En ‘Ping Body’ el artista se presenta semi – desnudo, cubierto por sensores y portando una tercer mano artificial creada por él mismo (‘Third Hand’, 1980). Ofrece una plataforma de acceso libre en la red, a través de la cual los usuarios podían enviar una señal eléctrica desde su computadora hasta el cuerpo de Sterlac. De esta manera, la performance consistió en una danza de movimientos involuntarios provocados por señales emitidas por usuarios de Internet. El pensamiento del cuerpo en el arte contemporáneo, revela que el encuentro con la máquina reconfigura su concepción tradicional y orgánica, que poco a poco atraviesa procesos de alteración y modificación. En todas las obras analizadas hasta el momento existe una instancia en la que la corporalidad, bien sea del artista o del espectador, se traduce a información (en forma de código binario o ADN). Pero a diferencia de todas estas experiencias, Stelarc trabaja con su propio cuerpo de carne y hueso como si fuera un material noble susceptible de ser modelado por las nuevas tecnologías. ‘Ping Body’ pareciera ser una apología de los nuevos medios que se deja llevar por la seducción de lo nuevo. “La concepción cibernética del organismo humano influye decisivamente en los nuevos imaginarios del cuerpo híbrido y, sobre todo, en la figura del cyborg”13. Stelarc se sube a esta ola sin detenerse nostálgicamente a mirar hacia atrás. El cuerpo humano deviene en una entidad obsoleta. Aquel control que el usuario tenía sobre su propio cuerpo y que se potenciaba hacia nuevas magnitudes por medio del uso de dispositivos técnicos en las obras de Rokeby, Cantoni y Kutschat, ahora resulta inexistente. El cuerpo de Stelarc no atraviesa un proceso de ampliación sensorial por exponerse a señales eléctricas enviadas a la distancia, sino que se convierte en una masa inerte a ser modelada por la tecnología. Esta perspectiva favorece y festeja el avance de la técnica, pero al mismo tiempo desacredita y relega la especificidad del cuerpo. La noción de extensión evidencia la otra cara de la moneda: toda prótesis tecnológica conlleva inevitablemente una autoamputación de la entidad original. Acorde a lo teorizado por Marshall McLuhan, exponerse a estímulos intensos generados por un dispositivo técnico, es también una forma de autoamputación. Pensando estrictamente en la performance de Stelarc, quisiera plantear que un cuerpo cuyo movimiento responde exclusivamente a señales eléctricas, es un cuerpo entumecido. “Cualquier invento o tecnología es una extensión o autoamputación del cuerpo físico, y, como tal extensión,
13 SCHEFER, Rachel. “El autorretrato en el documental”. Buenos Aires, Ediciones Universidad del Cine, 2008.
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requiere además nuevas relaciones o equilibrios entre los demás órganos y extensiones del cuerpo” 14. Para sostener semejante intromisión tecnológica, el cuerpo necesaria y automáticamente queda sedado. Por ello, sostendremos que Stelarc trabaja con un cuerpo autoamputado. La técnica se inserta literalmente en la carne, generando un organismo pos-‐humano, donde las funciones orgánicas quedan anuladas en beneficio de la fascinación por la novedad tecnológica. En todo caso, la obra evidencia el acortamiento de las distancias por efecto de los media y la reconfiguración del espacio que este cambio conlleva. Pero dentro de este esquema, la prótesis tecnológica amputa en un mismo movimiento todo aquello que es intrínseco al cuerpo humano. Definiremos al cuerpo autoamputado como una entidad más al interior de un universo hipertecnológico, donde sobrevive poco y nada del cuerpo orgánico. Se trata de una masa inerte susceptible de ser remodelada e intervenida por artefactos tecnológicos. El dispositivo atraviesa y domina un cuerpo que deja de ser auto-‐suficiente. Al mismo tiempo, esta entidad es digital y navegable. Es decir que forma parte del ciberespacio e interactúa en dicho ámbito. “(…) la robótica se convierte en un double del cuerpo y en un double de las cosas. En la actualidad, el mundo de la simulación controlada y gestionada por ordenador tiende, en general, a una sustitución completa de la realidad, a una desaparición del mundo real”15 El cuerpo de Stelarc se encuentra totalmente ofrecido en la red. En su performance no existe un resto que de lugar a ninguna clase de poética. Al devenir en double tecnológico de sí mismo, el cuerpo original desaparece. La lógica de ‘Ping Body’ no pervierte la lógica del sistema. Por el contrario, acompaña y festeja la era de la ausencia en todos sus aspectos. Las cinco obras mencionadas sirven a modo de ejemplo para analizar la relación entre cuerpo y máquina en el marco del arte contemporáneo. Los distintos abordajes de la problemática presentados por diferentes artistas, exhiben distintas concepciones respecto a esta convergencia. Lo que queda claro es que el cuerpo inserto en una realidad postmoderna marcada por la estética de la desaparición y la ausencia, se contamina de valores inmateriales y pierde, quizás para siempre, su eje espacio-‐temporal cartesiano. La urgencia radica, entonces, en la confección de nuevas formas de pronunciar a este nuevo cuerpo tecnológico que es preciso atender. Arlindo Machado afirma que,
“el problema no es saber si todavía podemos considerar ‘artísticos’ a objetos y eventos tales como un holograma, un espectáculo de telecomunicaciones, un gráfico de computadora o un software de composición musical. Lo que importa es percibir que la misma existencia de esas bras, su proliferación, su inserción en la vida social, ponen en crisis los conceptos tradicionales y anteriores sobre el fenómeno emergente”16
Podemos cuestionar, criticar o festejar las obras citadas en el presente trabajo. No obstante, lo importante es que su mera existencia, es decir, el hecho de que muchos artistas estén pensando o hayan pensado en torno a la cuestión del cuerpo y las nuevas tecnologías, es un factor que no podemos dejar pasar. Estemos más o menos de acuerdo con sus gestos y formas, son los artistas quienes presentan los indicios de un cambio de paradigma que por el momento no se terminó de 14 Ibidem. Pág. 64. 15 Op. Cit. WIBEL, Peter. 16 MACHADO, Arlindo. “El paisaje mediático. Sobre el desafío de las poéticas tecnológicas” Buenos Aires, Universidad
de Buenos Aires, 2000. Pág. 236
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articular. La búsqueda de Campbell está más bien asociada con un terreno poético y afectivo donde se problematiza la inmaterialidad del dispositivo y lo efímero de la memoria ligada al cuerpo. Kac trabaja con un cuerpo intervenido por la microbiología, que le permite extraer algo tan esencial como un gen de su propio cuerpo y generar vida a partir de éste. Rokeby, Cantoni y Kutschat, por otro lado, conciben la técnica como un modo de amplificar y diversificar las posibilidades perceptivas del cuerpo humano. Finalmente, Stelarc alza una bandera tecnológica en un terreno corpóreo completamente conquistado. Las cuatro clases de cuerpo analizadas (intensivo, generativo, extensivo y autoamputado) sirven como líneas de pensamiento para empezar a pensar la mutación del cuerpo en una realidad invadida por la técnica. Retomando lo planteado al comienzo de este texto, al poner el foco en la producción artística de la época se pueden vislumbrar una serie de posibles articulaciones que exceden las finalidades originales de las nuevas tecnologías, desligándolas de su función comercial y poniéndolas al servicio del arte.
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