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18 n SUIS Nº 87 Mayo 2012 ARTÍCULOS Las parasitosis porcinas y sus repercusiones económicas Contacto con los autores: Unidad de Parasitología y Enfermedades Parasitarias - Departamento de Sanidad Animal Facultad de Veterinaria - Universidad de Extremadura - Email: [email protected] Eva Mª Frontera Carrión, Daniel Bravo Barriga, Juan Blanco Ciudad, Pablo Herrador Mateo, Rafael Calero Bernal, Francisco Javier Serrano Aguilera, Juan Enrique Pérez Martín y David Reina Esojo Imágenes cedidas por los autores Resumen Los costes de producción debido a las enfermedades en una explotación pueden llegar a ser lo suficientemente importantes como para hacer in- viable económicamente dicha explotación. Entre estas enfermedades se encuentran las parasitarias, que muchas veces pasan desapercibidas por la baja mortalidad que suelen conllevar, pero cuya influencia en la produc- ción está ampliamente demostrada y constatada. En este artículo se hace un repaso general a las principales enfermedades parasitarias que afectan al ganado porcino y las consecuencias económicas producidas por el pa- decimiento de dichas parasitosis, que van desde pérdidas económicas por descenso en la ganancia de peso a decomisos de canales o vísceras en matadero, incluso a bajadas de los rendimientos reproductivos. Palabras clave: parasitosis, costes económicos, cerdo Summary Pig parasitic diseases and economical consequences Production costs due to disease in a farm can become significant enough to make that livestock farm economically unfeasible. Some of these are parasitic diseases, that often go unnoticed because they usually result in low mortality rates. However, whose influence on production is well es- tablished and proven. In this article a general revision to the principal pa- rasitic diseases that concern the pigs is done and also to the economical consequences produced by them. These can vary from economical losses due to decreasing weight gain to condemnation of carcasses or viscera in slaughter house and even reducted reproduction rates. Key words: parasitic diseases, economical cost, pig Published in IVIS with the permission of the editor Close window to return to IVIS

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18 n SUIS Nº 87 Mayo 2012

ARTÍCULOS

18 n SUIS Nº 87 Mayo 2012

ARTÍCULOS

Las parasitosis porcinas y sus repercusiones económicas

Contacto con los autores: Unidad de Parasitología y Enfermedades Parasitarias - Departamento de Sanidad AnimalFacultad de Veterinaria - Universidad de Extremadura - Email: [email protected]

Eva Mª Frontera Carrión, Daniel Bravo Barriga, Juan Blanco Ciudad, Pablo Herrador Mateo, Rafael Calero Bernal, Francisco Javier Serrano Aguilera, Juan Enrique Pérez Martín y David Reina Esojo

Imágenes cedidas por los autores

Resumen

Los costes de producción debido a las enfermedades en una explotación pueden llegar a ser lo suficientemente importantes como para hacer in-viable económicamente dicha explotación. Entre estas enfermedades se encuentran las parasitarias, que muchas veces pasan desapercibidas por la baja mortalidad que suelen conllevar, pero cuya influencia en la produc-ción está ampliamente demostrada y constatada. En este artículo se hace un repaso general a las principales enfermedades parasitarias que afectan al ganado porcino y las consecuencias económicas producidas por el pa-decimiento de dichas parasitosis, que van desde pérdidas económicas por descenso en la ganancia de peso a decomisos de canales o vísceras en matadero, incluso a bajadas de los rendimientos reproductivos.

Palabras clave: parasitosis, costes económicos, cerdo

Summary

Pig parasitic diseases and economical consequences

Production costs due to disease in a farm can become significant enough to make that livestock farm economically unfeasible. Some of these are parasitic diseases, that often go unnoticed because they usually result in low mortality rates. However, whose influence on production is well es-tablished and proven. In this article a general revision to the principal pa-rasitic diseases that concern the pigs is done and also to the economical consequences produced by them. These can vary from economical losses due to decreasing weight gain to condemnation of carcasses or viscera in slaughter house and even reducted reproduction rates.

Key words: parasitic diseases, economical cost, pig

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ARTÍCULOS

L a producción porcina tiene unos costes de producción más o menos definidos, aunque pue- den ser bastante variables de

unas explotaciones a otras. Uno de los limi-tantes importantes es el coste sanitario que conllevan, bien en prevención y bioseguri-dad, bien en tratamiento y control. Según algunos autores (Aparicio et al., 2007), el coste de las enfermedades en las explota-ciones porcinas puede ser del 2,8% en el porcino Ibérico, el 4,5% en Francia o el 5,3% en la Bretaña francesa.A continuación, se van a analizar las prin-cipales parasitosis que afectan al ganado porcino y las consecuencias económicas más importantes derivadas de ellas.

PROTOZOOS: COCCIDIOSISSe denomina coccidiosis a la enfermedad producida por los protozoos del género Eimeria e Isospora. En el cerdo, dada la menor relevancia económica que tiene Ei-meria, nos centraremos en Isospora suis, que es uno de los agentes productores de diarreas más importantes en lechones.Las infecciones en los cerdos por Isospora suis son muy comunes, por lo que debemos centrarnos en las medidas de higiene para prevenir los brotes de esta parasitosis. No obstante, los ooquistes son muy resistentes en el medio ambiente y, por tanto, muy difí-ciles de inactivar. No está muy claro por qué algunos animales o camadas se afectan más que otros; en muchos casos se relaciona con la edad en el momento de la infección.

Consecuencias de las parasitosis

Es muy difícil medir el impacto de las parasitosis en términos absolutos, y los estu-dios al respecto arrojan resultados variables. Las parasitosis en el ganado porcino pueden afectar a los parámetros descritos a continuación y derivar en pérdidas económicas en las explotaciones, si bien la intensidad de cada una de ellas variará en función de muchos factores (edad, estado nutricional, limpieza e higiene de las instalaciones, etc.):■n Mortalidad: suele ser muy poco frecuente, a no ser que se produzcan complica-ciones con otros procesos. Una excepción sería la estrongiloidosis de lechones lactantes.

■n Disminución de la producción: especialmente del índice de conversión del pien-so y la ganancia media diaria de peso. Muchas veces las mermas productivas pasan desapercibidas cuando se trata de parasitismos subclínicos. Por ejemplo, la presencia de una gran cantidad de moscas en naves donde se crían cerdos puede suponer una permanente molestia para los animales, que se traduciría en pérdidas de producción.

■n Pérdidas reproductivas: en general no hay ningún mecanismo de acción direc-ta sobre los órganos reproductivos en los parásitos habituales. No obstante, se ha observado que a veces disminuye el índice reproductivo por estrés debido a ectoparásitos, por abortos directos causados por toxoplasmosis, etc.

■n Pérdidas económicas en mataderos: por decomisos (como manchas de leche en hígado por Ascaris suum), depreciación de la piel (sarnas), empeoramiento de la calidad del producto, etc.

■n Problemas estéticos: que el comprador o consumidor considera inaceptable la presencia de ciertos parásitos en el animal, como piojos (Haematopinus suis), garrapatas, ácaros de la sarna, etc.

■n Servicios veterinarios y fármacos antiparasitarios: otra partida importante en el coste de la producción porcina puede ser el pago por los servicios veterinarios y el coste de los medicamentos para tratar procesos clínicos parasitarios.

Por tanto, las enfermedades parasitarias requieren una gran consideración, por su influencia negativa en el balance económico de las explotaciones, las posibles res-tricciones a la exportación de los animales o sus productos, la presencia de resi-duos de antiparasitarios en las canales, etc.

Figura 1. Cerdos en una explotación extensiva. Figura 2. Cerdos en una explotación intensiva.

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La isosporosis es una parasitosis mun-dialmente extendida: en España, los es-tudios muestran un 85% de las granjas infectadas (Enric, 2000). Otros estudios certifican la amplia distribución de este parásito por toda la Unión Europea: Le-ten et al. (2002) indican un 80% de gran-jas infectadas en Bélgica; Hollanders et al., (1993), un 72% en Holanda; Larsen (2002), un 80% en Dinamarca y Kara-mon et al., (2007), un 75,4% en Polonia.En el resto del mundo, estudios como el de Iglesias (2000) en México o el de Ris-tow et al., (2002) en Brasil muestran un 70% y un 45% de las granjas infectadas respectivamente, lo que evidencia la dis-tribución mundial de la isosporosis. Te-niendo en cuenta las prevalencias anterio-res, podemos concluir que Isospora suis es uno de los parásitos más frecuentes en las explotaciones porcinas intensivas.Los brotes clínicos de isosporosis se ca-racterizan por diarrea, por lo general en la segunda semana de vida, y a menudo afectan a todos los lechones de una cama-da en diferentes grados. La infección ocu-rre en dos fases: una etapa preliminar más suave que afecta al tramo superior del in-testino, seguida por una segunda fase de infección en el íleon. Esta última incluye un gran número de microorganismos y un daño intestinal más severo, que inclu-ye erosión de la mucosa y difteria. Las he-ces suelen ser de color amarillo-grisáceo a crema y normalmente son líquidas.Pese a que la morbilidad en los brotes por Isospora suis suele ser muy elevada, la mortalidad suele ser bastante baja.

Los animales afectados pierden peso y se deshidratan (aunque normalmente siguen mamando y pueden parecen no estar afectados). Esto se debe a la redu-cida absorción de nutrientes durante una etapa de intenso crecimiento, por lo que los lechones enfermos pueden mostrar en torno a un 15% menos de ganancia de peso, e incluso puede llegar a apare-cer pérdida de peso durante la diarrea, lo que se traduciría en que los pesos al des-tete resultarían reducidos y desiguales, lo que va a condicionar la venta o el paso a cebadero y va a suponer un aumento de las pérdidas del ganadero. La pérdida media por lechón al destete se acaba ci-frando entre 1 y 2 e.El primer paso es diagnosticar la enfer-medad, aunque con frecuencia la obser-vación de los ooquistes en las heces pue-de ser complicada para los veterinarios, dado el alto contenido de grasa de éstas o bien porque las muestras se toman du-rante la etapa de la ausencia de elimina-

ción de las formas de diseminación. Por lo general, una diarrea en los lechones en la segunda semana de vida que responde mal a los antibióticos suele atribuirse a la infección por I. suis.De modo que la coccidiosis es un pro-blema principalmente de los lechones en las parideras, que debido a su fácil dise-minación (un lechón enfermo produce en torno a 100.000 ooquistes por día, mien-tras que la dosis infectante es de unos 100 ooquistes) puede provocar graves pérdi-das a los ganaderos. En principio su con-trol debería centrarse en mantener a las hembras libres de esta enfermedad, pero esto es complicado, ya que suelen ser por-tadoras asintomáticas y la eliminación de ooquistes puede ser realmente baja, por lo que el punto más importante para el control de la enfermedad sería el mante-nimiento de las buenas condiciones de hi-giene y los procesos de desinfección. Habría que lavar a las cerdas antes de en-trar en la jaula de parto y las heces han de eliminarse tan frecuentemente como sea posible en suelos sólidos. Si estas me-didas no son suficientes y se produce un foco de coccidiosis, hay que tratar a los lechones con los coccidicidas que existen en el mercado. De este modo, simplemen-te reforzando las medidas de higiene de la explotación y aplicándolas de un modo constante (ya que los ooquistes son muy resistentes en el medio), y en los casos más recurrentes realizando tratamientos selectivos, podemos reducir al mínimo la incidencia y por tanto, las pérdidas pro-ducidas por esta parasitosis.

Figura 3. Ooquistes de Isospora suis.

Figura.4. Adultos de Ascaris suum. Figura 5. Manchas de leche en hígado debido a la migración larvaria de Ascaris suum.

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NEMATODOSLa parasitación por helmintos se produce con frecuencia en los cerdos domésticos, en todo tipo de sistemas de producción y en todo el mundo. Sin embargo, en gene-ral, estas parasitosis han recibido mucha menos atención por parte de los expertos que los helmintos que afectan a rumian-tes. La razón principal es que se presume que en la especie porcina rara vez causan enfermedad clínica y, por lo tanto, siguen siendo en gran parte desconocidos por los ganaderos y sus veterinarios, aunque si no se controlan, con el tiempo dan lugar a un menor rendimiento, grandes pérdidas económicas o incluso enferme-dad clínica mortal.

Ascariosis Ascaris summ, parásito de ubicación in-testinal, se considera una de las especies parásitas del cerdo más patógenas, fre-cuentes y de mayor prevalencia en las ex-plotaciones porcinas, que provoca gran-des pérdidas económicas, y es una de las que mayor significación veterinaria tiene. La prevalencia mundial de infección por A. suum está entre un 20% y un 70%. En países como EE. UU., con gran cantidad de explotaciones intensivas, los porcenta-jes de prevalencias eran bastante elevados (Biehl, 1984; Morris et al., 1984; y Ken-nedy et al., 1988). No lo eran tanto en Europa, donde en los países nórdicos la prevalencia media de A. suum alcanzaba

hace unos años el 21,5% en el engorde y el 11,3% en las cerdas (Roepstorff et al., 1998) y actualmente Haugegaard (2009) indica una prevalencia en cerdas jóvenes y cerdas adultas del 23,1% y 20,8%, res-pectivamente. En Italia, Rambozzi et al., (2006) encontraron una prevalencia del 19,7% y en Bélgica del 35,7% (Vercruysse et al., 1997). Lógicamente, las explotaciones porcinas españolas no se libran de este parásito, con cifras del 30% en el sur de la penín-sula, tal como indican Pérez-Martín et al., (1996), con el 37,04% en porcino Ibéri-co. Estas altas prevalencias de la ascario-sis porcina se explican, en parte, por su extraordinaria capacidad reproductiva, su gran bionomía y su carácter monoxe-no (hospedador único).El ciclo evolutivo del género Ascaris es directo: la infección se produce por vía oral, por la ingestión de huevos que contienen larvas de tercer estadio. Los animales de 2-3 meses suelen manifestar claramente signos de la parasitación. Tras los tratamientos oportunos o la elimina-ción espontánea de los vermes, los cerdos quedan inmunes, pero al cabo del tiempo pueden volver a reinfectarse. En cuanto a la estación del año, según el estudio de Menzies et al., (1994), el mayor número de decomisos de hígados con manchas de leche se produce alrededor del mes de sep-tiembre y las menores tasas, en abril. El tipo de explotación también desempeña un papel importante, puesto que es difícil que animales confinados durante todo su ciclo productivo adquieran este parásito, salvo que existan portadores asintomáti-cos (cerdos adultos) en la explotación. Es más frecuente en cerdos de pastoreo, en régimen semiextensivo o criados en par-ques de tierra, donde la contaminación del suelo es muy importante a la hora de la transmisión.La ascariosis porcina interfiere en la salud y la productividad de los cerdos; supone un menor aprovechamiento de los pien-sos, la reducción de la ganancia de peso y la disminución de la eficiencia de uti-lización del alimento por el hospedador (Stephenson, 1980). Los mecanismos por los que se producen estas alteraciones en los índices de conversión se deben a los cambios fisiológicos inducidos por el pa-rásito. A esto hay que sumar retraso en el crecimiento, pelaje áspero, tos crónica y las pérdidas económicas debidas a las lesiones hepáticas por migración larvaria,

Economía de la ascariosis

En su conjunto, las parasitaciones por A. suum pueden suponer unas pérdidas medias estimadas de 9 e por cerdo, con el consiguiente trastorno para el ganadero (ver tabla; Kanora et al., 2004).Según otros estudios de De Bie (2003), si se decomisan una media de 20% de hí-gados a causa de las manchas blancas, las pérdidas por reducción del crecimiento representan 3,5 e por cerdo sacrificado (con hígados afectados o no). Si además añadimos el coste de las inspecciones y decomisos de hígados en matadero, el coste medio se calcula entre 3 y 5 e por cerdo sacrificado. En otros países como EE. UU., donde se han realizado los mejores estudios en cuanto a estimación de pérdidas económicas, se calcula que éstas podrían as-cender a 155 millones de dólares anuales (117 millones de e). Además, se estima que el incremento en el consumo de pienso y los costes de mantenimiento de los cerdos infectados por A. summ varía entre 1,95 dólares (1,47 e) por cerdo con baja infección, 3,21 dólares (2,42 e) por cerdo en infección moderada, hasta incluso 5,56 dólares (4,19 e) por cerdo en infecciones severas.Debido a la importancia de la presentación de esta parasitosis en las explotacio-nes, es fundamental tener en cuenta que la infección por A. suum probablemente esté indicando una higiene deficiente en la explotación, por lo que la aplicación de programas estratégicos de desparasitación e higiene adecuados, así como la comunicación de los mataderos a los productores de la aparición de manchas de leche en los hígados, serían unas buenas medidas en la lucha frente a este parásito.

Resumen de las repercusiones económicas debidas a la ascariosis porcina

Criterios Extras Pérdidas (e/cerdo)

Disminución crecimiento (kg canal) - 2,5 2,50

Aumento consumo pienso (kg) +18 2,76

Calidad de la canal (% manchas de leche)

- 6 0,47

Consumo extra de antiparasitarios 1 o 2 tratamientos 0,68

Días extras de cebo 6-7 2,78

Total pérdidas económicas 9,19

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que provocan el decomiso en matadero de los hígados afectados (Roepstorff, 2003). Quedan por valorar, por su complejidad, las pérdidas originadas por la exacerba-ción de agentes bacterianos y víricos cau-santes de lesiones respiratorias (Ortega, 1998). Además, una infección masiva en cerdas jóvenes no inmunes recién llegadas a una explotación puede reducir su rendi-miento reproductivo.La migración larvaria a través del hígado provoca las pseudocicatrices blancas co-nocidas como “manchas de leche”, que son la principal causa de decomiso de hí-gado en el matadero. Dichas migraciones masivas en los pulmones pueden causar neumonía, seguida de infecciones bacte-rianas secundarias. Las muertes no son raras, e infecciones repetidas con hemo-rragias pulmonares, edema, etc., pueden producir cuadros asmáticos y pérdida de condición corporal. Los vermes adultos, si no son muy nume-rosos, pueden resultar relativamente ino-cuos, pero su aparición masiva puede obs-truir el intestino o los conductos biliares y causar perforaciones y peritonitis. Las infecciones con A. suum pueden potenciar otras enfermedades infecciosas (mal rojo, micoplasmosis pulmonar, influenza, etc.) que agravan el proceso. Finalmente, otra repercusión económica negativa produci-da por la ascariosis son los fallos vacuna-les frente a otros patógenos y deficientes estados protectores frente a virus, bacte-rias, hongos e incluso a otros parásitos.

TricurosisLa tricurosis está producida por el nemato-do Trichuris suis. Su ciclo de vida es direc-to, con un periodo de prepatencia de 6-8

semanas. Los animales enfermos y porta-dores eliminan huevos por las heces y son infectantes al cabo de 3 o más semanas. Los adultos se localizan en el ciego y el in-testino grueso, donde se fijan a la mucosa.En España, según los últimos datos reco-pilados, podemos afirmar que no se trata de una parasitosis de gran relevancia; en el suroeste peninsular se dan prevalencias del 6%. No obstante, sí se ha revelado que cada vez resulta mayor su presencia en animales de campo, dado que su existen-cia está asociada a parques de tierra y a la alimentación en montanera, mientras que es rara en explotaciones intensivas.Las infecciones de los lechones jóvenes pueden provocar pérdida de apetito, crecimiento lento y falta de desarrollo. Cuando se efectúa la necropsia se pueden encontrar abundantes parásitos adultos fijados a las paredes internas del intestino grueso, las cuales aparecen inflamadas y con hemorragias en puntiformes en el si-tio de fijación.En parasitaciones moderadas los ani-males presentan diarrea durante mucho tiempo (diarrea crónica) y una reducción paulatina de peso, con anemia moderada. El daño y el estado clínico de esta infec-ción se hace más grave cuando el cerdo está infectado al mismo tiempo con otros parásitos como Ascaris suum o Oesopha-gostomun dentatum.En parasitaciones intensas, los animales pueden tener debilidad general, fiebre, pa-lidez (por anemia), comen poco o dejan de comer (inapetencia) y presentan diarrea con mucosidades y/o sangre en ocasiones. Rápi-damente se deterioran, no crecen ni se desa-rrollan, y se debilitan hasta morir si no son tratados a tiempo. Por tanto, esta parasito-

sis va a producir unos costes económicos derivados del descenso de crecimiento, con bajo índice de transformación, mal aspecto de la piel, anorexia, edemas en zonas decli-ves, prolapso rectal e incluso muerte. Como medidas profilácticas se reco-mienda una buena higiene en las explo-taciones, que incluya una desinfección periódica de las instalaciones y utillaje, y un buen tratamiento periódico de los ani-males afectados. Las dosis recomendadas de los antiparasitarios son más elevadas respecto a otros nematodos, debido a la alta resistencia de los tricuros.

Figura 6. Huevos de Trichuris suis en heces de cerdos parasitados. Figura 7. Lombrices de tierra, hospedadores intermediarios en la metastrongilosis porcina.

Figura 8. Lesiones pulmonares típicas por Metastrongylus

spp. en el cerdo.pueden provocar pérdida de apetito, crecimiento lento y falta de desarrollo. Cuando se efectúa la necropsia se pueden encontrar abundantes parásitos adultos fijados a las paredes internas del intestino grueso, las cuales aparecen inflamadas y con hemorragias en puntiformes en el si-

En parasitaciones moderadas los ani-males presentan diarrea durante mucho tiempo (diarrea crónica) y una reducción paulatina de peso, con anemia moderada. El daño y el estado clínico de esta infec-ción se hace más grave cuando el cerdo está infectado al mismo tiempo con otros

Oesopha-

En parasitaciones intensas, los animales pueden tener debilidad general, fiebre, pa-lidez (por anemia), comen poco o dejan de comer (inapetencia) y presentan diarrea con mucosidades y/o sangre en ocasiones. Rápi-damente se deterioran, no crecen ni se desa-rrollan, y se debilitan hasta morir si no son tratados a tiempo. Por tanto, esta parasito-

spp. en el cerdo.

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MetastrongilosisLa metastrongilosis es una parasitosis pulmonar causada por un nematodo del género Metastrongylus, que cursa con un síndrome bronconeumónico. Los parási-tos adultos se encuentran en los lóbulos pulmonares y se identifican por ser unos vermes blanquecinos y filariformes de va-rios centímetros de longitud (1-5 cm).Es una parasitosis exclusiva de los sistemas productivos extensivos y semiextensivos, ya que para realizar su ciclo es necesaria una lombriz de tierra, que actúa como hos-pedador intermediario cuando ingiere los huevos expulsados por el hospedador de-finitivo en el medio ambiente y desarrolla en su interior la forma parásita (larva 3). Así, el cerdo ingiere lombrices con larvas 3 infectantes, que llegan a pulmón, donde se desarrolla el estado parásito adulto.

En nuestro país es una parasitosis muy común: es el segundo nematodo más fre-cuente en los cerdos de montanera, con un 24% de prevalencia en trabajos como los de García Vallejo, (1999) o el de Al-caide et al., (2005), quienes observaron un 57% de prevalencia en jabalíes. En otras partes de Europa las prevalencias también han resultado muy elevadas, de forma que alcanzan el 92% en jabalíes en Francia (Humbert y Henry, 1989). Los animales infectados con este parási-to muestran síntomas respiratorios como disnea, taquipnea, secreciones nasales de naturaleza mucosa a mucopurulenta, etc. Además, cuando la enfermedad avanza, se pueden observar temblores, trastornos intestinales, disminución en el apetito, y por tanto, pérdida de peso, retraso en el crecimiento y raquitismo.

Por tanto, si no se trata la enfermedad y ésta se vuelve crónica, se pueden producir graves pérdidas económicas por los des-censos de peso, que dependerán de cuán-to tiempo esté afectado el animal y de la carga infectante a la que esté sometido. También debemos tener en cuenta las lesiones que se producen en la canal, ya que aparecen áreas enfisematosas bien definidas en el pulmón, así como manchas de leche similares a las que se producen en la ascariosis en el hígado, debido a su fase de migración desde el intestino al pulmón. Este proceso hace que prácticamente todo el paquete vis-ceral sea considerado no apto para el consumo, lo que implica unas pérdidas económicas de 3-5 e por canal.

EsofagostomosisLa esofagostomosis está causada por el verme nodular del cerdo Oesophagosto-mum dentatum, de ciclo evolutivo direc-to. La vía de contagio es principalmente oral, aunque puede darse por vía cutánea a través de la fase infectante (la larva de tercer estadio).El parásito adulto se localiza en el intesti-no grueso, por lo que sus larvas provocan una reacción en las paredes del intestino donde permanecen durante su desarrollo, dando lugar a la formación de nódulos. La importancia clínica de esta parasita-ción es normalmente escasa y habitual-mente presenta poca sintomatología (cur-sa de forma subclínica).Sin embargo, la importancia económica de estos procesos subclínicos puede llegar a ser muy elevada, ya que estos cuadros de curso crónico conllevan grandes des-censos en la producción, como conse-

Figura 9. Cerdos con mala condición corporal debida a parasitosis.

Figura 10. Vísceras con quistes hidatídicos que han sido decomisadas en matadero. Figura 11. Detalle de un cisticerco en la superficie de un hígado de cerdo.

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cuencia de diarreas, mala digestión, falta de desarrollo e incluso una disminución de la fecundidad, de la prolificidad y del número de lechones, así como de la vitali-dad y resistencia de éstos. La presencia de estos parásitos puede influir en la activa-ción patógena de otros agente nosógenos, como Balantidium o Ascaris, así como numerosos agentes bacterianos y víricos que pueden provocar úlceras mucosas.También hay que tener en cuenta el daño que los agentes parasitarios infligen al in-testino, deteriorando la calidad de las tri-pas y dejándolo prácticamente inservible para la fabricación de embutidos, entre otras finalidades (Seculi et al., 1980).

CESTODOSEntre las parasitosis producidas por ces-todos, la hidatidosis y la cisticercosis son las más relevantes en porcino.

HidatidosisLa hidatidosis-equinococosis es una zo-onosis causada por cestodos del género Echinococcus (Rudolphi, 1801). Su ciclo biológico es indirecto: interviene un hos-

pedador definitivo (perro, principalmen-te), y un intermediario, en nuestro caso el cerdo. Constituye un serio problema económico y sanitario en todo el mundo, que va en aumento, salvo en algunos paí-ses como Islandia o Irlanda, en los que los programas de control han logrado una drástica reducción.En España la enfermedad se encuentra en todas las regiones, pero especialmente en Castilla y León, La Rioja, Extremadura, Aragón y Asturias; la incidencia es más baja en zonas costeras. En 1980 existía una prevalencia media del 1,13% en cer-dos de la península Ibérica, con tasas más elevadas (hasta 8,7%) en comunidades como La Rioja y Aragón. Datos de 1995 muestran cifras menores, de un 0,71% para Extremadura y 2,0% para Castilla y León, lo que demuestra el éxito de las campañas antihidatídicas y la tendencia a la producción industrial o intensiva del porcino en nuestro país.La importancia de la hidatidosis es enor-me desde el punto de vista sanitario, por el sufrimiento que ocasiona en el hombre y las enormes pérdidas que produce. Se le

achaca en ocasiones una disminución de la resistencia y el rendimiento y alteraciones de la cantidad y la calidad de la leche. Por tanto es un factor incidente en la pérdida de rendimientos en lactación de los lechones.El tratamiento farmacológico preventivo no es aplicable a los animales de abasto, porque resulta antieconómico. Por tanto, mediante la mejora de las infraestructu-ras de mataderos, la atención a los sis-temas de eliminación de decomisos y la intensificación de controles en matanzas domiciliarias y actividades cinegéticas se puede reducir aún más esta parasitosis. Junto a estas medidas, se debería mejorar la declaración de casos, estudiar los focos epidémicos y controlar mejor los movi-mientos pecuarios.

CisticercosisLa cisticercosis muscular, producida por la forma larvaria del cestodo Taenia so-lium, es una enfermedad de extrema im-portancia en países como África, Asia o Iberoamérica. Sin embargo, gracias a las medidas de control sanitario, inspección veterinaria y cría intensiva de las explota-

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ciones porcinas se ha conseguido reducir drásticamente la prevalencia, y práctica-mente es una enfermedad residual.En cambio, la cisticercosis porcina he-patoperitoneal, que está producida por las formas larvarias del cestodo Taenia hydatigena presenta una distribución mundial y su importancia veterinaria es moderada, si bien en ocasiones puede ser una enfermedad relevante. La infección suele ser asintomática, aunque las infec-ciones masivas pueden provocar hepatitis traumáticas agudas y peritonitis. En casos extremos podría darse la muerte de cer-dos jóvenes por hemorragias. En general, los animales adultos son más resistentes, gracias a la adquisición de cierta inmuni-dad tras infecciones continuas.Quizá lo más importante de esta parasito-sis es la pérdida económica que ocasiona el decomiso de los hígados afectados.

ECTOPARÁSITOS: SARNALa sarna sarcóptica no sólo es la sarna más importante del cerdo, sino que puede considerarse también la ectoparasitosis más importante en todo el mundo, dada la amplia difusión de Sarcoptes y la ele-vada incidencia que, en los aspectos zoo-técnicos y productivos, ejerce este ácaro. En los años 90 se realizó un estudio de prevalencia en el sureste español en el que

se incluyeron 1.318 cerdos de engorde, y se halló que el 37% de los animales y el 78,12% de las granjas fueron positivas a esta sarna (Alonso de Vega et al., 1998). En el norte de España la prevalencia por gran-jas fue incluso superior, puesto que alcanzó el 86,6% (Gutiérrez et al., 1996). Mucho más bajas fueron las cifras en Bélgica, con el 29,5% de las granjas positivas (Hollan-ders y Castryck, 1989), Reino Unido con el 27,9% (McMullin et al., 1990), Holan-da con el 4,5% (Hollanders y Vercruysse, 1990) y Dinamarca con el 8% (Hollanders et al., 1992). Estudios más recientes en ma-tadero en grandes países productores no han mostrado resultados mejores, ya que se mantenían niveles del 39-50% de pre-valencia por granjas, datos muy similares a los estudios realizados la década anterior.S. scabiei suis es un ácaro con una forma subesférica, y un cefalotórax manifiesta-mente redondeado. La cabeza del cerdo es su zona predilecta (especialmente la cara, la parte interna de las orejas y los es-pacios periorbitales), pero también puede extenderse a otras áreas. La sarna se transmite fundamentalmente por contacto directo, si bien desempeñan un papel muy importante en su difusión los portadores inaparentes. También es posible la infección a partir del medio, puesto que los ácaros pueden vivir al-gunos días fuera del hospedador, lo que facilita el contagio no sólo desde los aloja-mientos, sino también a partir de útiles de limpieza, de vehículos de transporte, etc. Si bien la infección clínica puede obser-varse en todas las edades, es frecuente en los animales jóvenes, bien recién desteta-dos, bien cerdos de recría, así como en los reproductores de mayor edad. Algunos cerdos pueden albergar infestaciones ina-parentes durante toda su vida. Cuando se presentan síntomas, se obser-van dos formas clínicas:

n Forma alérgica, propia de los lechones y cerdos de recría y cebo, que comienza tras una incubación de 2-3 semanas (o hasta 7-11). Se pueden observar eritemas, pérdida del pelo, erosiones cutáneas por rascado, etc.

n Forma crónica o hiperqueratótica, ca-racterística de ejemplares de más edad o de explotaciones con deficientes condi-ciones de manejo, ausencia de control, etc. Aparecen lesiones exudativas que al secarse forman costras que pueden durar mucho tiempo, y pueden formarse grietas en la piel tendentes a infectarse.

En ambas formas, el signo predominan-te es el prurito, que puede ser muy in-tenso, especialmente en épocas de altas temperaturas; es muy frecuente cuando los animales se exponen al sol en horas de gran luminosidad.Según la patogenia y sintomatología provo-cada por estos ácaros se producirán una se-rie de pérdidas económicas (Palomo, 2006):

n Aumento de un 5-10% de consumo de pienso, que podría suponer 15-20 e/cer-da/año.

n Pérdida del 5-8% de la ganancia media diaria de peso.

n Aumento del 4-10% del índice de con-versión, lo que se traduce en pérdidas de 3-4 e/cerda/año.

n Una semana más para alcanzar el peso al sacrificio.

n Incremento de un 12-21% de los días no productivos de las cerdas reproductoras.

n Aumento del 2-6% de la tasa de naci-dos muertos.

n Reducción de aproximadamente un 1,3% de los lechones destetados por cer-da y año.

n Reducción de un 10% en la produc-ción de leche por parte de la madre, con la consiguiente disminución de peso de la camada al destete. Podría suponer hasta 12-18 e/cerda/año.

n Mayor mortalidad de lechones por aplastamiento (5-10%) debido al estrés por el prurito en la madre.

n Mayor predisposición a otras patolo-gías y agravamiento de otros procesos. Merece especial atención la complicación de la epidermitis exudativa del lechón. El ácaro de la sarna perfora la piel y fa-cilita el acceso de la bacteria causante (Staphylococcus hyicus) a capas más pro-fundas; la enfermedad se vuelve incontro-lable cuando hay transmisión masiva de ácaros a los lechones porque hay un mal control de sarna en cerdas. Otras pérdidas económicas colaterales producidas por la sarna son un mayor deterioro de las instalaciones por el con-tinuo rascado, que hace necesarias más reparaciones. Los lechones sarnosos están más inquietos y son más proclives a com-portamientos anormales: morder rabos y orejas de compañeros y deterioro de las instalaciones. En un estudio exhaustivo sobre rendi-mientos se encontró que las cerdas trata-das frente a sarna consumieron 1,95 kg de pienso menos por cerdo destetado, y sus camadas pesaron 4,14 kg más que las no

Figura 12. Ácaro causante de la sarna porcina (Sarcoptes

scabiei suis).

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tratadas. En matadero, los hijos de cerdas tratadas pesaron 5,79 kg más, y tuvieron una ganancia media diaria de peso supe-rior en unos 50 g/día. En el mismo ensayo, las pérdidas debidas a sarna se cuantifica-ron entre los 79 e y 109 e por cerda.De igual manera, otros dos estudios rea-lizados en Alemania en los años 1999 y 2000 demostraron que el tratamiento frente a sarna con doramectina cada seis meses a todos los reproductores redujo la mortalidad de lechones lactantes del 4,8% al 1%. Se comparó la ratio de su-pervivencia de lechones al destete, que

fue de 0,95 para los hijos de un grupo de 19 cerdas tratadas frente a sarna, frente a 0,87 de los hijos de 11 cerdas sin tratar; de la misma forma, el porcentaje de cer-dos aplastados fue de 3,71% y 11,45%, respectivamente.A pesar de todos estos datos, hay que des-tacar que la sarna porcina es una patolo-gía frente a la que disponemos de eficaces herramientas de prevención y control, e incluso de erradicación, que sin duda de-berían aplicarse en las explotaciones por-cinas para minimizar las consecuencias económicas que tiene.Figura 13. Cerdo afectado por una sarna generalizada.

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