areíto 20110709

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Areíto www.hoy.com.do Editor: Nelson Marrero Diseño: Carla González SÁBADO 9.07.2011 Zona de la Cultura y de las ideas Pionero en subsidiar la luz. Así comenzó el paternalismo de Balaguer en 1961 Págs. 6 y 7 TEXTO DE BERNARDO VEGA Testimonios inéditos de los ajusticiadores sobre armas usadas el 30 de mayo Pág. 3 Prioridad uno: una Yipeta grande Miguel D. Mena dedica su columna a analizar la importancia que se le da en el país a las denominadas yipetas o (jeepetas) tanto que se puede hablar de un estilo de vida marcado por la yipetocracia. Pá g i n a 2 Eugenio Perdomo y la ausencia total No hay nada qué mostrar de Eugenio Perdomo Ramírez en un museo. Su hija sabe que murió de manera cruel en la 40 pero sólo por lo que le cuentan sus compañeros de celda. Pá g i n a 9 Cuando fui a Cuba en agosto de 2006 Entonces se sentía miedo y mito. Qué tendría el líder de la Revolución Cubana que no podía saber el mundo. Una periodista en el lugar equivocado relata la experiencia que no buscó. Pá g i n a 10 WILSON MORFE

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Suplemento cultural del periódico HOY. Se publica semanalmente en las ediciones que circulan los sábados con el matutino HOY.

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Page 1: Areíto 20110709

A re í t o w w w. h oy.co m .d oEditor: Nelson MarreroDiseño: Carla GonzálezS Á BA D O 9.0 7.2 01 1

Zona de laCultura y de

las ideas

Pionero en subsidiar la luz.Así comenzó el paternalismode Balaguer en 1961 Págs. 6 y 7

TEXTO DE BERNARDO VEGA

Testimonios inéditos de los ajusticiadoressobre armas usadas el 30 de mayo Pág. 3

Prioridad uno: u naYipeta grandeMiguel D. Mena dedicasu columna a analizarla importancia que sele da en el país a lasdenominadas yipetas o(jeepetas) tanto que sepuede hablar de unestilo de vida marcadopor la yipetocracia.Pá g i n a 2

Eugenio Perdomo yla ausencia totalNo hay nada quémostrar de EugenioPerdomo Ramírez enun museo. Su hijasabe que murió demanera cruel en la 40pero sólo por lo que lecuentan suscompañeros de celda.Pá g i n a 9

Cuando fui a Cubaen agosto de 2006Entonces se sentíamiedo y mito. Quétendría el líder de laRevolución Cubana queno podía saber elmundo. Una periodistaen el lugar equivocadorelata la experienciaque no buscó.Pá g i n a 10

WILSON MORFE

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2 Sábado 9 de juliode 2 01 1H OY A RE Í TO

Zona

Are

itoZo

na A

reíto

José Mármol (poeta y ensayista)La luz es culpable está en corrección y es una antología de 25poetas esenciales de 100 años de poesía - siglo XX-. Lista paraoctubre en la colección La Estafeta del Viento, de Visor.

LI B RO S

LA GUIA

Historia de CubaDe Consuelo Naranjo Orovio.Con la publicación de estevolúmen sobre Cuba seinicia una serie dedicada a lahistoria de las Antillas, en 5volúmenes, dirigida porConsuelo Naranjo Orovio enla que colaboraninvestigadores de diferentesescuelas historiográficas,países y especialidades.Puntos de enlace entre elViejo y el Nuevo Mundo, lasAntillas fueron un escenarioprivilegiado para elintercambio y la convivenciade diferentes culturas ypoblaciones cuya continuoproceso de interacción,mestizaje y transculturaciónha producido sociedadesmuy diversas en las quesubyacen elementoscomunes. Así pues,diversidad y pluralidad sedan la mano en el Caribe.Librería Mateca RDS1,880.00

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Un padre de películaDel chileno Antonio Skármeta (Elcartero de Neruda) El padre deJacques se va de Contulmo, unaaldea del sur de Chile, a vivir aParís. Profesor en la escuela delpueblo, el joven Jacques entablauna relación muy especial conun alumno, Augusto Gutiérrez,de 15 años, quien le pide que leacompañe a Angol, una ciudadvecina, para perder la virginidaden ocasión de su cumpleaños.Jacques visitará antes elprostíbulo y, así, él mismoconoce el sexo por primera vez.En este viaje se encuentra consu padre, quien le cuenta que supartida a París sólo fue la excusapara cortar con su anterior vidatras tener un hijo con lahermana de Augusto, de sólo 19años. La Sirena RD$995.00_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Los infinitosDe John Bambille, editado porAnagrama. En un lento y largodía de verano, la familia Godleyse ha reunido en Arden, sufinca, locus amoenus en mediode una verde campiña, a pocosminutos de un antiguo lugarsagrado pero no muy lejos de

las vías del tren. Adam, el hijomayor, ha llegado el día antescon su esposa Helen. Son losúnicos que no viven allí, y hanvenido porque el viejo AdamGodley, un respetado, admirado,exaltado matemático, ha sufridoun ictus cerebral y se estámuriendo. Toda la familia yaestá en la casa, esperando -o no-la muerte del padre. Junto algran protagonista de estesoleado día de adioses y dedioses, están Úrsula, su segundaesposa, madre de Adam y de suhermana Petra, y Helen, lamujer del joven Adam, bellacomo la homérica Helena por laque tantas naves se hicieron a lamar. Y también entran y salende la escena -porque estaadmirable novela es, además,una tragicomedia de entradas ysalidas, con aires de película dela época más dorada ydionisíaca del cine- Ivy Blount, laúltima descendiente de losnobles del lugar, que ahora es lacriada de la familia, y Duffy, uncampesino que se ocupa de lopoco que resta de la ganaderíade la finca. Poco a poco se iránuniendo más y más familiares yel drama irá surgiendo yentretejiendo el pasado y elpresente. Librería Cuesta. RD$1, 095.0 0_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

El HipnotistaLa historia se desarrolla enEstocolmo. Una familia esasesinada y los únicos quesobreviven son Josef, unadolescente de 15 años, y Evelyn,su hermana mayor, que vive enuna casa en el campo. La nochedel asesinato el comisarioencargado de la investigación,llama al médico e hipnotizadorErik Maria Bark para quesometa a Josef a una sesión dehipnotismo. Unos días mástarde, Benjamín el hijo deldoctor Bark, es secuestrado desu propia cama. Erik y algunosmás intentarán resolver los dosmisterios. La Sirena, RD$1,200.00_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Los africanos y nuestra IslaLa maestra e historiadoradominicana Celsa Albert Batistadefiende a través de este ensayoel legado africano presente entoda América, aunque hacehincapié en el caso de laRepública Dominicana. Y lo haceen consideración a los hombresy mujeres africanos odescendientes de estos quelucharon durante la colonizaciónpor abolir la esclavitud, y quesufrieron todo tipo de vejámenesen la isla de Santo Domingodesde el siglo XVI hasta alcanzarla conquista definitiva de lalibertad en el 1844 con laseparación o IndependenciaNacional. Y el posteriornacimiento de el pueblo y lacultura dominicana. Librería LaTrinitaria, RD$200.00

CIELO NARANJA POR MIGUEL D. MENA

Yipeta y dominicanidad,¡valientes alcemos!

N o sé en cuál escala de va-lores estará la yipeta paralos dominicanos, pero deque el monstruo ese vale,

sí que vale. Tal vez su invento valgamás que los rayos X o la invencióndel barco a vapor. ¡Oh el vapor! Lasyipetas van a todo vapor. Son se-guras. Son amplias. Te sientes co-mo en el mando de alguna nave deGeorge Lucas. Gozas de una buenaaltura. Tienes la música que quie-res. Tienes la opción de ser o no vis-to. Cuando te subes, tienes la sen-sación de que te deslizarás singrandes contratiempos, aunque sieres gordito como yo tendrás quehacer tus esfuerzos previos. Cuan-do te bajas, tal vez el mundo esté atus pies.

Estamos en la era de la yipeto-cracia. El tema de las yipetas afloramás que el de la salud, el desem-pleo o la educación. Puedes estaren cualquier ministerio y con se-guridad que la primera prioridadde los ministros y funcionarios deturno será resolver el problema delparqueo para las yipetas. ¿Quequé-sé-yo cuántos millones paraun parqueo móvil? No problem.Los empleados podrán pasar ham-bre, calor, atrasos en su pago desueldos, pero las yipetas deben es-tar a buen recaudo. Los antropó-logos ya deberían dejar el coro esede Malinowsky y comparsa e inter-narse en los parqueos de las ofici-nas públicas y también en los pri-vados, para que vean por dónde esque nos movemos. ¡Olvidad lascuevas taínas! ¡Apresuraos por losp a rq u e o s !

La felicidad de nuestras nuevasfamilias son proporcionales a lacantidad de yipetas en el hogar, y sino pregúntenle a nuestros congre-sistas, con dos aparatos de eso en lacasa y el derecho –la obligación- deuna cada año.

Hace cien años los caudillos seconocían por el nombre y la cali-dad de sus caballos. Ahora losnombres de las yipetas valen másque los títulos nobiliarios. Si el úl-timo bachatero o merenguero ur-bano no tiene esta o aquella, es que

no le ha ido bien. El concepto debienestar ya no se mide por la re-lación salud-trabajo-tiempo libre,sino por el lema “dime la yipeta que(tienes) (quieres) y te diré quiéne re s”. Para ser serios y confiables yano basta estar como Gardel, conque “perdí la mirada, errante”, nitampoco las corbatas ni el perfumede moda ni la palabra precisa ni lasonrisa perfecta, oh Milanés, ¡hayque bajar de una yipeta!

Las yipetas son temas esencialesen la obra de Limber Vilorio, Mau-rice Sánchez y Ángel del Rosario.“¿Quién tiró la yipeta?” fue una ex-posición memorable. ¿El motivo?:Una yipeta arrojada al mar, en laque los peritos policiales lograronencontrar “perfume de mujer”.

Las yipetas tienen un valor te-rapéutico. Como renegamos denuestra medio-isla caribeña, saltarde la yipeta a la oficina te permiteburlar al sol, al calor, y también lascalles polvorientas, la miseria quesiempre anda a pie, los sueños delmilenio que nunca cumpliremos,porque aquí el color de la yipeta y lacalidad de sus gomas –para no ha-blar de la yipeta misma- vale másque la gente y sus sueños y sus de-rechos y su mismo futuro…

h t t p : / / w w w. c i e l o n a ra n j a . c o mEspacio ::: Pensamiento ::: Ca-

ribe ::: Dominicano

1809 OCUPACIÓN. Diversas t ro p a spasan a ocupar los fuertes militares

de la ciudad en virtud de acuerdo con Francia.Poco después hizo su entrada Juan SánchezRa m í re z ._

1844 (DÍA10) PRELUDIO DE LLEGADA.El cónsul de

Francia, Saint Denis,enemigo declarado deLos Trinitarios, informa asu gobierno la inminentellegada a Santo Domingode tropas de Santana.

LA HISTORIA

1845 VENCIDOS. El comandante delfuerte Cachimán, coronel Juan Pablo

Contreras, rechaza con sus tropas a una fuerzahaitiana de 400 hombres. Los vencidos formabanparte de una legión invasora de dos mil efectivos._

1843 (DÍA 11) PERSECUCIÓN. Juan PabloDuarte es perseguido tras delaciones

a los haitianos sobre el movimientoindependentista. Era inminente la llegada delgeneral Charles Riviere con intenciones dedetener al patricio, que en esa situación buscórefugio en casa de José Ginebra en la calle de LaA t a raza n a .

1844 APOYO. La comunidad de PuertoPlata expresa su adhesión a Juan

Pablo Duarte, líder del movimiento que logró laindependencia de la República Dominicana. Unmovimiento de respaldo a Duarte habíacomenzado en Santiago con la consigna deconvertirlo en Presidente._

1865 S A LI DA .Tro p a s

españolas abandonandefinitivamente la ciudadde Santo Domingo, únicaposición que ocupaban.

Marivell Contreras

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A RE Í TO 3Sábado 9 de juliode 2 01 1 H OY

Las armas usadaspara matar a Trujillo

Se ha discutido mucho sobre laprocedencia de las armas utili-zadas la noche del 30 de mayopara ajusticiar a Trujillo. Hemoslogrado ubicar las declaracionesinéditas de Salvador Estrella Sa-

hdalá, Roberto (“Fi f í ”) Pastoriza y HuáscarTejeda, dadas en la cárcel al Procurador Ge-neral de la República, así como nuevas con-fidencias de algunos sobrevivientes de la tra-ma que ayudan a despejar la incógnita. En lacárcel, a los seis días del magnicidio, Salva-dor Estrella Sahdalá, quien había sufrido tor-turas y presiones de todo tipo, dio la siguien-te declaración sobre las armas utilizadas:

Antonio Imbert: una pistola calibre 45.Antonio de la Maza: una escopeta Bro-

wning recortada calibre 12 y una carabinaM-1.

Amado García Guerrero: una pistola ca-libre 45 de reglamento y una carabina M-1.

Pedro Livio Cedeño: una carabina M-1.Salvador Estrella Sahdalá: un revólver

Smith and Wesson calibre 38 que había ad-quirido en la Ferretería Reid.

Roberto Pastoriza: una pistola Luger.Huáscar Tejeda: no cita el arma que po-

seía.El propio Huáscar Tejeda declararía en la

prisión, a los pocos días de muerto Trujillo,que las pistolas y las escopetas (más de una,según él, difiriendo de Estrella Sahdalá quiensólo citó una) las había conseguido Antoniode la Maza. Agregó que las carabinas o fusilesautomáticos M-1 “fueron suministrados porun señor con el seudónimo de Plutarco Ace-vedo, quien servía como intermediario conel señor Wallace (sic) Berry (a) Wimpy y elConsulado americano”. Por otras fuentes yase sabe que el Consul norteamericano HenryDearborn había sido autorizado por Was-hington a entregar esas tres carabinas, lascuales había dejado el Agregado Naval.Dearborn se las pasó el 7 de abril de 1961 alJefe de Estación de la CIA en Ciudad Trujilloen ese momento, Robert Owen. También sa-bemos que “Pl u t a rc o” era el seudónimo queusaba Ángel Severo Cabral. Lorenzo Berry“Wi m py ” (no Wallace el famoso actor) es unex piloto americano, quien, al retirarse, des-pués de trabajar en Santo Domingo desde1947, abrió el primer supermercado en Ciu-dad Trujillo y que llevaba como nombre supropio apodo. El Almirante retirado TomásCortiña fue quien metió a Wimpy en el com-plot, logrando que este último trajese tresgranadas de Puerto Rico, que entregó a Cor-tiña. El ex Almirante, en 1959 le presentó aSevero Cabral. Éste fue quien le dijo a Wimpyque Antonio de la Maza estaba complotandoy entonces Wimpy comenzó a participar en

la trama a través de su contacto con Antoniode la Maza.

Las tres carabinas M-1 fueron entregadaspor Owen a Wimpy y éste se las pasó a ÁngelSevero Cabral, quien, a su vez, se las dio aAntonio de la Maza, recibiéndolas el 26 deabril y quien logró que por lo menos dos per-sonas diferentes se las guardaran. Los tresM-1 fueron utilizados la noche del 30 de ma-yo. Owen también entregó dos pistolas nocitadas por Estrella Sahdalá en sus declara-ciones en la cárcel, pero que, según EmilioCordero Michel, fueron llevadas al lugar delos hechos por Huáscar Tejeda y Pedro LivioCedeño. Las escopetas recortadas fueron su-plidas por Antonio de la Maza. Habían per-tenecido a Rafael de la Maza y al General PiroEstrella. Tan sólo una de ellas fue llevada a laautopista el 30 de mayo. El supermercado deWimpy era un sitio de frecuentes reunionesde Antonio de la Maza, Fifí Pastoriza y Huás-car Tejeda y allí también iban de compras yde tertulia varios profesionales y sus espo-sas, quienes formaban parte del complot.Desde allí, escondidos en las fundas con lascompras, se le enviaban mensajes al cónsulDearbor n.

Muerto Trujillo, Wimpy fue interrogadopor Johnny Abbes García el 2 de junio por lamañana, pero sobre el tema de las escopetas,no sobre las tres carabinas. Como HuáscarTejeda sólo fue capturado esa noche, no fuesu declaración lo que condujo al interroga-torio del americano. Fue liberado. El día 5 laprensa trujillista citó al Dr. Robert Reid Ca-

bral como habiendo declarado que Juan To-más Díaz y Antonio de la Maza, cuando seescondieron en su casa, le pidieron que con-tactase a Wimpy, quien, además de informara Rómulo Betancourt, se encargaría de sa-carlos de la casa esa misma noche. Al díasiguiente Wimpy visitó el Consulado Ame-ricano, dejando allí su testamento. Pudo salirdel país dada su condición de norteameri-cano, aunque su esposa, Flérida Yabra,quien también estaba en el complot, por serdominicana no pudo viajar.

En resumen, las tres carabinas y las dospistolas Smith and Wesson suministradaspor los americanos fueron utilizadas la no-che del 30 de mayo, junto con una escopetarecortada suministrada por Antonio de laMaza y cuatro pistolas de varios orígenes do-m i n i c a n o s.

De las diez armas utilizadas, cinco fueronentregadas por el Consulado, pero luce quela escopeta de Antonio de la Maza fue la másefectiva esa noche.

BERN

ARD

O V

EGA

Apor

te

Huascar Tejeda y Roberto Pastoriza en el supermercado de Wimpy donde se complo taba.

WILSON MORFE

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4 Sábado 9 de juliode 2 01 1H OY A RE Í TO

D o m i n ica n i d a dy reciclaje

PED

ROAN

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rb a n

as

Vuelo de dibujoExposición en elSótano del MAMPara los amantes del dibujo.Con la participación deartistas nacionales einternacionales conformadapor dibujos de pequeñosformatos, que seránexhibidos los días 19 y 20 deeste mes de julio.

CÁPSUL ASG E N E A L Ó G I CAS

w w w. i d g.o rg.d o /Edwin Espinal

José RamónD o m í n g u ez ,genearca deG u rab o

(1 de 2)

Sería a mediados del siglo XVIII cuando lasección de Gurabo, en el municipio deSantiago, empezó a delinear su perfil ge-nealógico actual con el arribo de nume-rosas familias procedentes de las Islas Ca-narias. Una de estas familias fue la Do-mínguez, uno de cuyos troncos funda-mentales lo constituye la pareja de SixtoDomínguez y Jacinta de León, padres a suvez del genearca gurabero José RamónD o m í n g u ez .

De acuerdo a su descendiente por líneapaterna, Ing. Pablo Gómez Borbón, a Do-mínguez, en tanto primogénito, le corres-pondió el usufructo de las estancias he-redadas de sus progenitores, que según latradición oral familiar, se extendían desdelos límites de Santiago hasta Pedro Garcíay desde Jacagua hasta Guazumal, SabanaGrande y Tamboril, lo que lo hace uno delos hombres más ricos de la historia deGu ra b o.

Su ascendencia es posible remontarlajusto a mediados del siglo XVIII a partir dedispensas de consaguinidad. Así, su padreSixto Domínguez era hijo de CristóbalDomínguez Fernández y Felipa Hernán-dez, en tanto que su madre Jacinta deLeón era hija de Francisco de León Valerioy Manuela Fernández.

En 1871 otorgó su testamento en San-tiago por ante los notarios Joaquín de Por-tes y Sebastián Pichardo y al mismo tiem-po otorgó poder a Domingo Daniel Pi-chardo para formular los inventarios delos bienes de sus primeras esposas, loscuales se distribuyeron entre sus herede-ros conforme declaraciones de entrega. Apartir de estos documentos, es posible es-pigar interesantísimos datos sobre su pro-le. Según su testamento, instrumentado el21 de junio de 1871, José Ramón Domín-guez declaró tener entonces 61 años y sernatural de Gurabo Arriba; sus padres paraese año estaban fallecidos. En 1828 casócon Ascensión Díaz, hija de Manuel Díazy fallecida en 1835. De este matrimoniofueron hijos Ramón Antonio, Julián, JoséJoaquín - ya muerto - y Fernanda. JoséJoaquín había dejado a su vez cuatrohijos, Miguel, Luisa, Manuel y Pedro. Fer-nanda había casado en primeras nupciascon José Eugenio López Villanueva y trasenviudar, con Juan Benavente; de su pri-mera unión tenía - hasta ese momento -dos hijos, Francisca y José Eugenio Villa-nueva Domínguez (luego nacerían Pabloy Apolonia Villanueva Domínguez). En1838, tres años después de la muerte de suprimera esposa, José Ramón Domínguezcasó con Liboria Díaz, quien falleció tansólo 11 meses después, en 1839, dejandoun solo hijo, Telésforo.

Más tarde casó con Ana Rosa Gómez,hija de Ignacio Gómez e Ignacia Méndez,procreando en esta unión a José Salus-tiano, José Jacinto, María de Jesús, Maríade los Santos, María Concepción, JoséEmilio y Guadalupe Domínguez Gómez,esta última la única mayor de edad para lafecha y casada con Eduardo Franco.

Como puede verse, los documentos ci-tados arriba resultan fundamentales paraconocer la primera generación de des-cendientes de este personaje, pero al mis-mo tiempo aportan referencias que per-miten adentrarnos en el conocimiento dedeterminadas características de las unio-nes conyugales para la época y el ejerciciodel patriarcado. Así, en su primera unióncon Ascensión Díaz, la comunidad co-nyugal tuvo como bienes un caballo, unayegua y un bohío en terreno de su suegro,que destruyó después de enviudar; losanimales los vendió para cubrir deudas yel entierro de su esposa. De su abuelo ma-terno, los hijos de ese m atrimonio he-redaron un cordel de tierra en la “llanadade Gurabo”, tres pesos de tierra “en la lo-m a” y 31 pesos de tierra en otros puntos.

*Instituto Dominicano de Genealogía.

En un vuelo desde no recuerdodónde hacia República Domini-cana, en el asiento delantero alque un servidor y guía de uste-des ocupaba, venía un domini-cano dando cátedras de una

materia en que la gente de Quisqueya se hadado especialmente buena: la de denostarlos valores de la dominicanidad.

Realmente, somos exquisitos en el arte deecharnos abajo cuando nos comparamoscon los nacionales de otras latitudes. Todo loque se da fuera de los 48 mil kilómetros deterruño, siempre resulta mejor.

Sin temor a equivocarme, pienso que loúnico extranjero que no consideramos su-perior es lo haitiano, y no me atrevería a du-dar que en parte se debe a lo tan dominicanoque Haití se ha vuelto a través de la historia…me refiero, obviamente, al Haití que abundaen el lado nuestro de la isla.

Pues el asunto es que aquel dominicanodel asiento delantero era uno de esos tantos.El hombre, por lo que se extraía de su cá-tedra, era una especie de conferencista quevenía de dar una conferencia en un país deesos en torno al tema del reciclaje.

El carajo aseguraba ante un público al-cahuete y cautivo, que los dominicanos nosabemos reciclar, que poseemos una culturade tirar todos los envases, y se degustaba po-niendo de ejemplo a los extranjeros, espe-cialmente a los norteamericanos y a los eu-ropeos, quienes, según su docta observa-ción, organizaban todos los envases vacíosen fundas de equis color, ayudando con esomuchísimo al medio ambiente.

Si la memoria no me está haciendo otrade las suyas, recuerdo que el discurso se em-pinaba a resaltar que gracias a esta actitud dereciclaje de los ciudadanos de esos otros paí-ses, el mundo se estaba salvando de la he-catombe; mientras que, por otro lado, por labarbarie de los dominicanos, “que no sabenni lo que es reciclar”, se le está haciendo undaño enorme a la naturaleza.

Quizás porque nuestro hombre hablabademasiado alto, o porque me pareció haberencontrado al fin con quien embullar el te-dio de estar como quien dice varado a 39 milpies de altura, decidí interrumpirle.

Empecé por recordarle que precisamenteson los países del antiguamente llamado pri-mer mundo los que, con la producción yconsumo de utilidades y pendejadas de todalaya, tienen descalabrado el planeta.

Luego le dije que los dominicanos sí éra-mos buenos en materia de reciclaje, tanto,que podíamos darle cátedras en esa materiaa gringos y europeos.

El amigo, asombrado, anotó que eso noera posible, y entonces yo avancé en mi dis-curso con el contenido que a continuaciónprocedo a compartir con ustedes.

Los dominicanos somos maestros del re-ciclaje. Sin dudas pocos sabemos diferenciarentre la bolsa azul y la verde (a mí no me lopregunten, pues en casi cinco años que vivíen Nueva York jamás aprendí la diferencia), yvisualmente no nos dice nada como logomoderno del reciclaje.

Sin embargo, desde el tiempo de nuestrosabuelos, incluso cuando la acumulación deenvases vacíos no representaba un gran pro-blema para el medio ambiente, ya reciclarera una costumbre dominicana.

Recuerdo que en las pulperías los clientesse turnaban para que les regalaran los “bi -d o n e s” o grandes latas en que venía el acei-t e.

Lo mismo solía suceder con las latas demantequilla o salsa. Estos envases, al llegar ala casa, eran convertidos en recipientes paraalmacenar agua, en zafacones o en calderospara ablandar habichuelas, entre muchasotras funciones.

Uno de los símbolos del hogar tradicionaldominicano es el galón. El galón, o pote plás-tico, es un utensilio común en la industria.La fábrica envasa en ellos cloro, leche, de-tergente, en fin, casi todo lo que existe enforma líquida.

Una vez concluida su utilidad inicial, en-tre nosotros adquiere un valor a largo plazo,al constituirse en el almacenador de aguapor excelencia. En los galones se guarda elagua para cocinar, para bañarse, para tra-pear, para beber.

Difícilmente encontremos una casa de laclase media hacia abajo en la que no se con-serve al menos media docenas de galonespara estos fines. De esta manera, reciclamosmillones y millones de objetos de plástico.

Otro objeto que abunda sin número en lasestanterías de toda clase de tiendas es la bo-tella de plástico, sobre todo la que almacenarefresco y agua.

Una vez vacías, los dominicanos solemosutilizar esas botellas para, cortadas por lamitad, fabricar hielo o usarlas como jarras;también nos sirven para guardar otros líqui-dos. Son incontables los millones de estosenvases que se encuentran reusados en elhogar dominicano.

El dominicano tiene una tendencia a re-ciclar todo lo que ha dejado de usarse. Loscostales de arroz y otros granos han servidopara hacer ropa y hamacas.

Las guías telefónicas, hasta no hace mu-cho, eran convertidas para diciembre pornuestras hermanas en hermosas flores de lí-neas geométricas, las cuales adornaban laspuertas para navidad, fecha en que dichasguías caducaban.

Las cajas de “w i p e s” se convierten casi au-tomáticamente en joyeros. Las fundas plás-ticas del supermercado se convierten en bol-sas de basura. En fin, la ingeniosidad del do-minicano para reciclar es inmensa.

Debemos resaltar que el objeto recicladoen nuestro país tiene como fin el reúso. Estacaracterística hace que, aparte de evitar queel objeto se vaya a la basura, en el hogar nosea necesaria la adquisición de nuevos en-s e re s.

Este detalle resulta, sin lugar a dudas, anticapitalista; pero eso no importa, si tenemosen cuenta lo anti natura que el capitalismo seha vuelto. Los gringos y europeos deberíanvenir a República Dominicana para queaprendan con nosotros el verdadero sentidodel reciclaje.

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A RE Í TO 5Sábado 9 de juliode 2 01 1 H OY

Junio y Pedro Henríquez UreñaSA

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EE.UU. obligaron a muchosconstitucionalistas al exilio

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El Coronel Caamaño y su familia al momento de salir exiliados del país.

E ste libro se propone narrar y analizarlos efectos del exilio obligado im-puesto por Estados Unidos a los mi-litares constitucionalistas que defen-

dieron en 1965 la soberanía nacional domi-nicana. El destierro les llegó atropellada-mente y ninguno de estos hombres tuvotiempo para la reflexión. Tampoco pudieronexaminarse a sí mismos para saber qué erancapaces de soportar tan lejos de la patria.Ninguno había experimentado el exilio.

El aprendizaje de ese martirio se realizaríadentro de una inestabilidad social perma-nente. No importaba cuán moderno e in-dustrializado fuera el lugar donde los ubi-caron, enfrentarían un ambiente repleto delas hostilidades del idioma, del clima, de lasnostalgias y de los extraños hábitos y cos-tumbres de aquellas sociedades.

Los constitucionalistas y sus respectivasfamilias no conocían método alguno que losayudara a asimilar el destierro. Menos aúnhabía maestros que les enseñaran a sopor-tarlo. Ninguno sabría hasta dónde y hastacuánto podría soportar esa situación. Nadiesabe cuán combustible es su conciencia pa-triótica hasta que pasa cerca de una llamaque pueda provocar el incendio de sus idea-les y de sus propósitos.

Esta obra focalizará su atención sobre elcoronel Francisco Alberto Caamaño Deñó,el líder de los constitucionalistas, quien tratóconstantemente, hasta el final de su vida, decumplir el juramento que había hecho anteel pueblo dominicano cuando al renunciar ala Presidencia de la República en armas el 3de septiembre de 1965 invitó al pueblo a ha-cer un compromiso bajo juramento. Dijoentonces:

Juramos luchar por la vigencia de las li-bertades democráticas y los derechos hu-manos y no permitir intento alguno para

restablecer la tiranía.A lo largo del libro se muestra crudamente

el pavor permanente en que tuvo que vivir elpueblo dominicano mientras estuvo some-tido al terrorismo de Estado del gobierno deJoaquín Balaguer. Descubriremos el patro-cinio político y material de los representan-tes de la Doctrina de Seguridad Nacional deEstados Unidos, en la etapa más aguda de laguerra fría.

Luego de realizar esta investigación his-tórica, tendremos que reconocer de formairrebatible que el coronel Caamaño Deñófue el paradigma con que la historia univer-sal presenta a los héroes más formidables.Demostró cualidades morales y patrióticasque muchos suponían inexistentes luego detantas décadas de dictaduras y despotis-m o s.

Su comportamiento decidido evidenciócomo oportunistas a aquellos políticos quenunca supieron asumir riesgos para condu-cir a los irredentos de la injusta sociedad enque vivimos. Asimismo, ofreció a las fuerzasarmadas dominicanas la imagen de lo querealmente debían ser y cómo debían actuarpara ganarse el respeto de aquellos a quienesestaban supuestos a defender.

Caamaño en Europa (1966-1967) debeservir para que los gobernantes aprendanque cuando la causa de la lucha es la patriairredenta, no es momento para aprovechar-se y enriquecerse, sino para rescatar la na-ción que nos vio nacer de la ignorancia, de laenfermedad, al tiempo que castigar dura-mente a aquellos que se aprovechan de lasmiserias del pueblo.

En el mes de junio de 1884 nacióen Santo Domingo uno de losintelectuales más cultivados yproductivos de Latinoaméricadurante el siglo XX. Reseñandoalgunos de los rasgos más so-

bresalientes de su vida y de sus obras, po-dríamos afirmar que la recia y equilibradapersonalidad de Pedro Henríquez Ureñacontó con un nacimiento venturoso y unavida ejemplar y fecunda, de cuya bondaddan testimonio las más connotadas figurasde la cultura americana.

Su vida ejemplar y fecunda estuvo dedi-cada a formar generaciones de jóvenes endiferentes países, con brillantez, excelencia;a cultivar las letras con gran exquisitez y be-lleza, a concretar y transmitir ideas que hoyconstituyen significativos aportes al pensa-miento literario y científico del continente ydel mundo.

Sus obras multidisciplinarias sirven detextos y de consulta en muchos países deAmérica y de otras latitudes del Globo. Po-lígrafo, filósofo, literato, antropólogo, natu-ralista; es decir, un pensador con dimensio-nes universales. Ahí están sus prolíferas

obras que constituyen el mejor testimoniode lo que aquí afirmamos.

Que en cada conmemoración de su na-cimiento y en el futuro, todos los domini-canos estemos conscientes de la valía hu-mana e intelectual de un ilustre hombre que,nacido en esta media isla, abre horizontes alos largo y lo ancho del continente ameri-cano y más allá aun, en el universo del pen-samiento y de la idea.

Leamos y estudiemos sus obras que sonuna fuente de saber. Honremos su nombre,su prestigio y su memoria, porque ya sonhonrados en gran manera en muchas lati-tudes. Al reconocer a Don Pedro, estamoshonrando nuestra patria, porque él es, dehecho, un monumento nacional de la inte-lectualidad dominicana.

Honor y gloria a un humanista con as-cendencia mundial y auténticamente domi-nicano. DON PEDRO HENRIQUEZ UREÑA.

Su madre, Salomé Ureña de Henríquez,versifica con la fuerza de su amor puro y ex-terna su belleza interior con su acendradoespíritu de poetisa sublime, en la poesía ins-pirada por su hijo: MI PEDRO, llena de amorfilial.

Mi Pedro no es soldado; no ambicionade César ni Alejandro los laureles;si a sus sienes aguarda una corona,la hallará del estudio en los vergeles.¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegosalgo de serio que a pensar inclina.Nunca la guerra le inspiró sus juegos:la fuerza del progreso lo domina.Hijo del siglo, para el bien creado,la fiebre de la vida lo sacude;busca la luz, como el insecto alado,y en sus fulgores a inundarse acude.Amante de la Patria, y entusiasta,el escudo conoce, en él se huelga,y de una caña, que transforma en asta,el cruzado pendón trémulo cuelga.Así es mi Pedro, generoso y bueno;todo lo grande le merece culto;entre el ruido del mundo irá sereno,que lleva de virtud germen oculto.Cuando sacude su infantil cabezael pensamiento que le infunde brío,estalla en bendiciones mi ternezay digo al porvenir: ¡Te lo confío!Pedro Henríquez Ureña.

En síntesisPedro Henríquez Ureña

Nació en Santo Domingo el 29 de junio de 1884. Asílo describió Sábato: Este hombre que alguien llamó"peregrino de América" (y cuando se dice Américaen relación a él debe entenderse América Latina,esa teórica América total que la retórica de lascancillerías ha puesto de moda, por motivos menosadmirables), tuvo dos grandes sueños utópicos;como San Martín y Bolívar, el de la unidad en laMagna Patria; y la realización de la Justicia en suterritorio, así con mayúscula." "Su vida entera serealizó, así como su obra, en función de aquellautopía latinoamericana. Aunque pocos como élestaban dotados para el puro arte y para la estrictabelleza, aunque era un auténtico scholar y hubierapodido brillar en cualquier gran universidadeuropea, casi nada hubo en él que fuese arte por elarte o pensamiento por el pensamiento mismo. Sufilosofía, su lucha contra el positivismo, sus ensayosliterarios y filológicos, todo formó parte de sussilenciosa batalla por la unidad y por la elevaciónde nuestros pueblos"

Puesta en circulaciónEl próximo martes 12 de julio de2011. El acto tendrá lugar en lasala Manuel del Cabral de labiblioteca Pedro Mir, UniversidadAutónoma de Santo Domingo.

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A RE Í TO 9Sábado 9 de juliode 2 01 1 H OY

Hablando de MuseosEugenio Perdomo. Este reportaje para dos entregas cuenta la forma en queel padre de la autora fue torturado y muerto sin que quedaran huellas

¡Hablando de museos! De no existirfundaciones y patronatos, entreotros, dedicados a la conservación detestimonios sobre actividades políti-cas, vivencias, objetos, fotos, etc., deaquellos que participaron en luchas

contra regímenes dictatoriales, la memoriahistórica de los pueblos se diluye en el tiem-po. Sin ellos, la presente y futuras genera-ciones ignorarían la evolución de nuestra so-ciedad, además de sus conquistas por el lo-gro de una nación digna y civilizada. Para elenriquecimiento de los mismos, facilitamoslegajos que durante décadas hemos guarda-do celosamente. En tal sentido, con relatosde quienes compartieron prisión con mi pa-dre, Eugenio Perdomo Ramírez, es precisoemprender un vuelo hacia el pasado.

Cárcel de ¨La Victoria, moría la tarde deldomingo 31 de enero o del lunes 1ro. de fe-brero del 1960; los allí prisioneros, integran-tes del develado Movimiento Clandestino 14de Junio, se disponían a cenar. Un militarinterrumpe y reclama la presencia de Euge-nio Perdomo Ramírez, quien se levanta y esconducido al área de torturas de la aterra-dora prisión “La 40”.

Leandro Guzmán, testigo presencial delos hechos, entre las páginas 126-132, de sulibro “De espigas y de fuegos”, de quien congran respeto reproduzco, nos acerca a la es-cena: “Se nos ¨invitaba¨, según dijera Can-dito Torres, a un "ajusticiamiento revolucio-nar io”. (Candito Torres, segundo jefe del Ser-vicio de Inteligencia Militar-SIM).

“En la sala de torturas a donde nos lle-varon estaba Eugenio Perdomo sentado enla silla eléctrica, atado de piernas y brazos….El periodista no quería cumplir la enco-mienda de accionar un lazo con un pedazode madera que aprisionaba el cuello del de-tenido… Le llamábamos ¨tortol¨ y, efectiva-mente, hacía las veces de un torniquete as-f i x i a n t e.

“Perdomo, aunque atado, se debatía enbusca de aire… El periodista apretaba yapretaba más el ¨tortol¨, al conjuro de lasexhortaciones perversas de los torturado-re s …” (Johnny Abbes García, Jefe del SIM yCandito Torres).

“Perdomo cayó, al fin, en los estertores dela agonía, hasta que sus pulmones y su co-razón se paralizaron.

“Me obligaron a recoger el cadáver de Per-domo para llevarlo hasta el baúl de un carrode dos puertas, Chevrolet… Mis fuerzas noalcanzaban para mover el cadáver de Per-domo. Intervino un esbirro llamado FlichoPa l m a …. Pensé que mi vida concluiría pron-to: había sido testigo de una ejecución y esoequivalía, normalmente durante el trujillato,a una sentencia de muerte.

“… Abbes García le ordenó a un subal-terno que al día siguiente llevaran al Perio-dista a su oficina en la avenida México, paraentregarle una pistola y asignarle una seriede ̈ misiones¨ que debería cumplir”. Ante es-ta propuesta respondió: “que estaba dis-puesto a aceptar lo que él ordenara".

El periodista en cuestión respondía alnombre de Rigoberto Belliard, amigo de Eu-genio, con quien compartía mesa familiar envarias ocasiones. Belliard, acusado porLeandro Guzmán ante los tribunales de San-tiago de los Caballeros, juzgado y condena-do a varios años de prisión, puesto en liber-tad misteriosamente, viajó a los Estados uni-dos, donde encontró su muerte por razonesque desconozco.

Leandro concluye: "Estar en La 40 equi-valía a vivir dentro de la propia muerte. Ra-ros eran los días en que allí no se mataba, semutilaba o se pervertía a alguien. Unas horasdespués del estrangulamiento de Perdomo,asesinaron a Angel Russo, un hombre de-cente, un militante que tenía antecedentesantitrujillistas de larga data... Los esbirrosme obligaron después a ponerme la ropa deRusso. Más aun… fui forzado, en medio degritos y amenazas, a tomarme su ración: unchocolate de agua y un pan".

Los cadáveres retirados de ¨La 40¨, algu-nos descuartizados, posteriormente erandepositados en las incineradoras utilizadaspara la quema de basuras, ubicadas en lascercanías de la cárcel o en el área occidentaldel puente Juan Pablo Duarte, para su cre-

mación y/o lanzados al mar, hoy autopista"Las Américas", como alimento de los tibu-rones que merodeaban la zona.

Eugenio Perdomo Ramírez y LeandroGuzmán, fueron vecinos por varios meses,en Santiago de los Caballeros, razón por laque se conocían muy bien. El 11 de abril del2011 visité al ingeniero Guzmán en sus ofi-cinas de Santo Domingo; encuentro de mi-nutos imborrables! Cargado de emoción, co-mentó las vivencias descritas en su libro,además de ricas estampas familiares, segúnrecordó: "En algunas ocasiones, a ustedes lesinvité a nuestra casa -se refería a mi hermanamenor Elia Celeste y el primito Tony- paracomer conmigo y con María Teresa. ¡Y jus-tamente a Leandro, como desgracia de vida,le obligan a presenciar la muerte de mi papá,su compañero político y vecino en “Los Pe-pines" de Santiago!

En su oportunidad, Federico Andrés LoraPérez, comentaba: “Giannella, sobre tu pa-dre te diré que nos reunieron una tarde alanochecer en la Cuarenta y Eugenio, que co-nocía a Vitico González, se nos acercó por-que el grupo de Santiago estábamos espo-sados juntos y comenzamos a hablar y nosdijo que casi no oía por los golpes que lehabían dado en la cabeza y el oído, lo cual eramuy común en la Cuarenta, pegarle por losdos oídos”.

Adolfo Alejandro Franco Brito, quien in-tercambió con Perdomo unas cuantas pa-labras la posible noche de su ejecución, conrecuerdos imborrables de horrendas viven-cias, transcurridos 51 años, " regresa" a las

celdas y refiere: ¨Nos obligaban a escribirnuestra declaración, a continuación de laque debíamos hacer oralmente. Estas decla-raciones se hacían luego de haber sido so-metidos a las acostumbradas sesiones debárbaras y a veces sangrientas torturas: gol-pes, extracción de uñas, descargas eléctricasutilizando el ¨bastón¨, aplicadas en la zonagenital, entre otras".

José Israel Cuello Hernández, más explí-cito, escribía: “Tu papá no dejó ropa ni libros,ni cartas ni maleta y mucho menos colcho-neta porque de nada de ello disponíamos enlas condiciones de las cárceles de aquellaé p o c a”.

“Al llegar a La 40, lo primero que se hacíaera el despojo de toda vestimenta, absolu-tamente de toda. Al único que alguna vez vicon alguna permisividad en el vestuario fuea Cayeyo Grisanti, precisamente en la celdade La Victoria desde donde fue retornado aLa 40 tu padre junto al seminarista PapilínPeña González para ser asesinados. TeníaCayeyo un soporte para contener el brote deuna hernia inguinal como toda vestimenta;un pedazo de cinturón que no cubría nada,por supuesto.

“Yo a tu papá no le vi en La 40, porqueprobablemente llegó allí antes que yo, quefui detenido el 21 de enero en la madrugada,poco después de las seis de la mañana ypienso que él llego dos o tres días antes einterrogado entonces...”

( Co n t i n u a r á )

*La autora es hija del mártir Eugenio PerdomoGIA

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José Israel Cuello. Eugenio Perdomo Ramírez.

Una de las pocas imágenes, luego borradas totalmente, que sobrevivieron a “La cuarenta”.

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10 Sábado 9 de juliode 2 01 1H OY A RE Í TO

Mi viaje a Cuba en el2006: enfermo Fidel

No fue una ni fueron dos, comocantan los Embajadores delVallenato, que dije a mis ami-gos y a otros conocidos quemi sueño era ir a Cuba… conFi d e l .

Sí, con Fidel Castro al mando. Con su es-tilo de vida y de gobierno. No sería lo mismover a Cuba desde lo que fue que desde lo quee s.

Siempre lo tuve claro. Y como dice un ta-lentoso merenguero, “cuando uno le pide aDios con fe, todo se puede conseguir”.

En este caso el milagro tiene el nombre demi hermanita Carminia, con quien quedé dejuntarme en Cuba en agosto del 2006 y parasorpresa y temor nuestro, cuando todo lo delviaje estaba cerrado y aprobado, Fidel Cas-tro, el tercer hombre más famoso de la tierra,caía ante las garras de la enfermedad y en-tregaba el mando –por primera vez en 48años- a quien él ha designado su herederonatural, a su hermano Raúl Castro.

Llamé esa mañana temerosa –me habíaenterado en el noticiero después de las 10 dela noche- para saber si la situación de saluddel Comandante no alteraba nuestros pla-nes. A pocas horas, mi hermana m e dijo queno, que todo iba tal y como se había pla-n i f i c a d o.

Iba a un encuentro con la película “Cuan -do la verdad despierta” y su director AngeloRizzo sobre la muerte en la explosión del Ho-tel Nacional de La Habana, del italiano FabioDi Celmo (en la que Fidel hace de sí mismo).Y, terminé viendo, lo cual agradezco muchoEl Benny y conociendo y entrevistando a sudirector Jorge Luis Sánchez.

LA ENTRADA Confieso que no entré con elpie izquierdo al aeropuerto José Martí. Perosentí la aprehensión desde que me coloquéen la fila y un poco después cuando la carano sonriente de una morena cubana empe-zó a preguntarme tantas cosas que terminéacordándome de mi hijo Ian –que se habíaido un día antes con su padre- y llorando“porque es la primera vez que me separo deé l”.

El caso es que la chica terminó mandán-dome a sentar y a esperar por alguien quedebía hablar conmigo. Y un poco despuésvinieron y me preguntaron más cosas aúnque antes, con profesionalidad, eso sí.

Con sobrada amabilidad, pero con ente-reza. No, no vine a reportar desde aquí, sí sécuál es la situación del país. Sí, sé de la en-fermedad de Fidel y de que cualquier cosapuede ser usada en contra del régimen re-volucionario. Entiendo sus razones, no sepreocupe. No voy a llamar para reportar na-da. Soy periodista de espectáculos. No lesvoy fallar, pero por favor... ¡déjenme entrar!

LA HABANA Me dejaron entrar a pesar deque en esos días (era lunes 7 de agosto) noestaban dejando entrar prensa y mucho me-nos si no estaba acreditada y pretendía ha-cerlo solapadamente. Yo que eso ya lo sabía,reaccioné agradecida y me despedí con unasonrisa de mis investigadores.

Afuera me estaba esperando con toda sucalidez, la capital de ese país, la famosa, ado-rada y nostálgica ciudad de La Habana y norecuerdo si ese momento canté en voz altaese estribillo de Carlos Varela que incita a laciudad a amarlo y a acogerlo con una simpleexpresión: “h a b á n a m e”.

Ese mismo atardecer entendería que a lasseis menos diez (como dice otra canción, pe-ro de Silvio Rodríguez) la tarde que en otroslugares muere, aquí parece nacer y exten-derse casi hasta las 9 de la noche.

Y vinieron las primeras imágenes de unaciudad que se mantiene imponente en suesplendor pasado. No hay lujos nuevos, perotodo recuerda el lujo, tan grande que hubo.

PÍNTAME Y, como en la vida nada es viejo ninuevo y dice el adagio que, como la verdad,depende desde el ojo, el punto de vista enque se mire, yo tenía deseos de tararear aElvis Crespo cuando reclama en tiempo demerengue “p í n t a m e”.

Pensé que como cantaba Serrat al techo, yal frente, y a casi todas las edificaciones ycasas cubanas “no le vendría nada mal…una mano de pintura”.

Aún así la imponencia de la arquitecturacolonial convierte a La Habana en una ciu-dad cosmopolita con semejanzas visuales ypaisajísticas que nos pasean por la vieja Eu-ropa, pero con un estilo marcadamente ca-ribeño, no solo por el calor, la arborización yla música, sino sobre todo por lo básico: lag e n t e.

UNO PARA TODOS… Y todos a una caminan,comen, bailan, ríen. ¡Cuánta gente junta! Esopensaba mientras caminaba por esas calles.La Habana es una ciudad completamenteturística y los turistas –hembras y varones detodas las edades- sobran.

Están en casi todos los lugares, pero sobretodo en las zonas hechas para ellos. Ya no sepuede intentar entrar a la Bodeguita del Me-dio a tomarse el mojito (trago cubano de ronblanco, limón y ramas de menta fresca) deErnest Hemingway sin tropezarse con unatropa de italianos, franceses o canadiensesque escuchan arrobados a su guía turístico ose mueven al son que toca en vivo una or-questa de músicos mayores y experimenta-d o s.

Pero mejor es ver la foto gigante del es-critor estadounidense que nunca ha dejadode apoyar la revolución desde su inolvidabletalento y ese saber vivir que lo llevó a dis-frutar de lo que le ofrecía La Habana y a im-poner sus propios tragos (el daiquiri) y tenersu propia marina -en la que los lectores vanen busca de El Viejo y el Mar y pagan gus-tosos el trago, la entrada y el recuerdo-.

PERDONEN SI LES CUENTO… Una locura, enesta mañana o tarde, de agosto (entonces,ahora es julio 20119. Pero es que como Ne-ruda, creo que las cosas no se aclaran nunca“ni con la mentira ni con el silencio”.

Llevé una grabadora a Cuba, pero no lasaqué. Después de todo fui a ver una películay lo mío era el periodismo de espectáculo.Pero el oficio, es tan arrebatador llama y en lamundialmente idolatrada Cuba, yo vi, oí y leílo que me decían desde sus humildes pá-ginas los ya no tan muchachos de JuventudRebelde y las del oficialísimo Gramma.

Confieso que conocí una parte de la his-toria que me era ajena y sin embargo era tanmía, pues desde la literatura y la historia unocree que sabe cómo fueron las cosas, peroluego comprueba que los únicos que las sa-ben, son quiénes la viven.

En este sentido debo decir que la impre-sión que me quedó es que el pueblo cubanoestá dividido y subdividido, con tantas rea-lidades como condiciones económicas o re-laciones nacionales e internacionales.

Hay gente que tiene dinero y carros delujo. Ya llegó la Jeepeta a Cuba, no la hum-mer o la Prado, pero sí hay gente que se des-plaza en carros que cruzaron el año 2000 yque se pierden entre los tantos modelos1957, 60´s y 70´s (los de los 80´s serían en estecaso, últimos modelos)

Hay gente tan pobre tan pobre tan pobreque lo único que puede comer es la asig-nación de raciones del régimen y cualquiercubano en Cuba o fuera la describe mejorque yo, pero voy a recordar una voz de jovenbailarina que no ha querido parir “p o rq u eno voy a traer un hijo a este mundo parapasar trabajo ni hambre. De qué carajo sirveestudiar, para luego recoger basura”.

Y machaca, con el mismo acento que loharía un villamellero o un bayaguanero quearrastra con anchura y detenimiento la L o laI que “lo que nos dan son tres libras de arrozal mes por persona, seis huevos y unos pu-ñados de frijoles (habichuelas negras) por-que es con el puño que lo miden y pareceque cuentan los granos”.

COMO DIGO UNA CO… Digo la O. Si es quecomo canta Sabina, la moneda tiene dos ca-ras. El que leyó la anterior dirá ¨¿y eso paraqué da? Y de algún lugar quizás alguien leresponderá: “peor es ná”.

Y es que en Cuba existe un alto nivel depermanencia física. Hay tantos longevos ylongevas en las calles y en la casa que uno semaravilla de que comiendo tan poco durent a n t o.

Y no es lo que duran vivos sino la alegríacon que viven y la vivacidad con que se bus-can lo que necesitan más allá de lo que ledan.

Venden periódicos, limpian zapatos, sevisten de negritas Caridad con flores de to-dos los colores y gigantes en sus cabezas,bailan, cantan y se dejan fotografiar… p e rotienen donde aparar y son rápidos al poneral alcance la alcancía o el sombrero.

Asimismo debo decir que estos viejos ytodos los ciudadanos cubanos cuentan conuna atención médica en la que todos tienenuna fe absoluta y que cuando hablan de esta,se llenan de lo que más conocen: de orgullonacionalista.

También se quejan, cómo no mi socio. Sequejan y no poco del poco desarrollo tec-nológico que han alcanzado y mucho másdel que podrían tener si permitieran tenercomputadoras y conexiones a la Internet.

“Son pocos lo que pueden tenerlos. Al-gunos que trabajan con el gobierno y algu-nos médicos que le dan una hora al día o unpar de horas a la semana. Para los demás, elInternet y el cable son pecados capitales”,me comentó un señor.

Otro reaccionó indignado cuando leyó unreportaje y una resolución que convierte enun delito criminal engancharse a un satélitepara tener cable. Y es que aunque algunostienen la posibilidad de que sus familiaresresidentes en Miami les paguen estos ser-vicios, no pueden poner una antena, porquese la quitan y estando en la isla, la multa poreste delito quedó en 30 mil pesos cubanos(suma que pocos han visto e imposible deahorrar). Bailé tanto son en Cuba que algúndía volveré (seguro ya sin Fidel).

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IVEL

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ILSON MORFE