aprender a pensar

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, la organización del trabajo. Los intercambios de conocimientos, la construc- ción de un saber común en función de los acontecimientos que se producen son el principio de la nueva organización del trabajo. Como dice Pierre Veltz: “No solamente existe comunicación entre las tareas, sino ‘trabajo-comunicación’. Un individuo (o grupo) ya no pertenece únicamente a una simple cadena jerárquica. Está conectado horizontal y verticalmente con un número cada vez mayor de individuos (o grupos). La tarea existe únicamente co- mo nudo de una red de cooperación cuya geometría es variable y capaz de funcio- nar solamente con protagonistas que tengan un elevado grado de autonomía.” 1 Los oficios cambian, las formas de pensar también En la actualidad, el ejercicio de un oficio exige cada vez menos el dominio de actitudes profesionales, pues la principal materia prima de la actividad profe- sional humana se compone de informaciones. Para tratar esas informaciones y actuar sobre el proceso de producción es indispensable un trabajo mental. Esto supone, por parte del trabajador, capacidades de captación y dominio de la in- formación, habilidades de tipo solución de los problemas, saber comunicar. Cuando se ha vivido la vida profesional con las manos llenas de grasa, el pa- so a la calculadora no solamente representa un cambio de herramienta, sino más bien un auténtico cambio de oficio. Ese cambio no requiere únicamente del dominio de nuevos conocimientos sino, sobre todo, del dominio de las capacida- des de abstracción, de razonamiento lógico, así como de la adquisición de una habilidad relacional y un comportamiento de autonomía y adaptación. HACER FRENTE A LA MUTACIÓN DE LAS EMPRESAS Así pues, la mutación del trabajo de los años setenta a ochenta obliga a conside- rar la formación en términos nuevos. Pasar de la herramienta a la pantalla im- plica una readaptación cultural: “Es preciso, efectivamente, pasar de una cultura del objeto concreto manipulable a una cultura de lo abstracto en que las manipu- laciones se hacen sobre las ideas.” 2 1 Pierre Veltz, L’état des sciences et des techniques, La Découverte, . 2 Cécile Delannoy, Jean-Claude Passegand, L’intelligence peut-elle s’éduquer?, CNDP/Hachette Édu- cation, .

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artículo interesante que reflexiona sobre el papel del pensamiento y la filosofía

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Page 1: Aprender a Pensar

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la organización del trabajo. Los intercambios de conocimientos, la construc-ción de un saber común en función de los acontecimientos que se producenson el principio de la nueva organización del trabajo.

Como dice Pierre Veltz: “No solamente existe comunicación entre las tareas,sino ‘trabajo-comunicación’. Un individuo (o grupo) ya no pertenece únicamentea una simple cadena jerárquica. Está conectado horizontal y verticalmente con unnúmero cada vez mayor de individuos (o grupos). La tarea existe únicamente co-mo nudo de una red de cooperación cuya geometría es variable y capaz de funcio-nar solamente con protagonistas que tengan un elevado grado de autonomía.”1

Los oficios cambian, las formas de pensar también

En la actualidad, el ejercicio de un oficio exige cada vez menos el dominio deactitudes profesionales, pues la principal materia prima de la actividad profe-sional humana se compone de informaciones. Para tratar esas informaciones yactuar sobre el proceso de producción es indispensable un trabajo mental. Estosupone, por parte del trabajador, capacidades de captación y dominio de la in-formación, habilidades de tipo solución de los problemas, saber comunicar.

Cuando se ha vivido la vida profesional con las manos llenas de grasa, el pa-so a la calculadora no solamente representa un cambio de herramienta, sino másbien un auténtico cambio de oficio. Ese cambio no requiere únicamente deldominio de nuevos conocimientos sino, sobre todo, del dominio de las capacida-des de abstracción, de razonamiento lógico, así como de la adquisición de unahabilidad relacional y un comportamiento de autonomía y adaptación.

HACER FRENTE A LA MUTACIÓN DE LAS EMPRESAS

Así pues, la mutación del trabajo de los años setenta a ochenta obliga a conside-rar la formación en términos nuevos. Pasar de la herramienta a la pantalla im-plica una readaptación cultural: “Es preciso, efectivamente, pasar de una culturadel objeto concreto manipulable a una cultura de lo abstracto en que las manipu-laciones se hacen sobre las ideas.”2

1 Pierre Veltz, L’état des sciences et des techniques, La Découverte, .2 Cécile Delannoy, Jean-Claude Passegand, L’intelligence peut-elle s’éduquer?, CNDP/Hachette Édu-cation, .

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