apéndice número 2 antonio caso, la filosofía de husserl

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Apéndice Número 2 Antonio Caso, La filosofía de Husserl

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    APENDICE NUMERO 2

    El Y o psicolgico y el Y o trascendental. La trascendencia del mundo

    Si guardo en su pureza lo que, por la libre epoj con respecto a la existencia del mundo em-prico, se ofrece a mi mirada (a m, sujeto que medita) , percibo un hecho significativo: es que yo mismo y mi vida propia permanecen in-tactos (en cuanto a la posicin de su ser que queda vlido), sea lo que fuere de la existencia o no existencia del mundo, y cualquiera que pue-da ser el juicio que haga yo recaer sobre este asunto. Este yo y su vida psquica, que guardo necesariamente a pesar de la epoj, no son. una parte del mundo; y si este yo dice: yo soy, Ego cogito, esto no quiere decir: Y o, como este hombre, soy. Yo, no es ya el hombre que se

    en la intuicin natural de s como hom-

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  • bre ni el hqmbre que, limitado pr abs-traccin a los datos puros de la experiencia in-tema y puramente psicolgica, percibe su propia mens sive animus sive intellectus, ni siquiera el alma misma tomada separadamente. En este modo de apercepcin natural, yo y todos los de-ms hombres servimos de objeto a las ciencias positivas y objetivas, conforme al sentido or-dinario del vocablo, tales como la biologa, la antropologa y la psicologa emprica. La vida psquica de que habla la psicologa, se ha con-cebido siempre como vida psquica en el mundo. Esto vale manifiestamente tambin para mi vida propia, tal como podemos percibida y analizar-la en la experiencia puramente intema. Pero la epoj fenomenolgica, tal como la exige el desarrollo de las Meditaciones cartesianas purifi-cadas, inhibe el valor existencial del mundo ob-jetivo, y lo excluye por ende, totalmente, del campo de nuestros juicios. Sucede lo propio con el valor existencial de todos los hechos objeti-vamente comprobados por la experiencia exter-na, lo mismo que con los de la experiencia in-terna. Par m, sujeto que medito, colocado y persistente en la cpoj, ponindose de este modo como fuente exclusiva de todas las afir-maciones y justificaciones objetivas, no hay, pues, ni yo . psicolgico ni fenmenos psquicos

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    en el sentido de la psicologa, es decir, com:-prendidos como elementos reales. de seres huma:-nos (psico-fsicos)

    Por la epoj fenomenolgica, reduzco mi yo humano natural y mi vida psquica (dominio de mi experiencia psicolgica interna), a mi yo trascendental y fenomenolgico. El mundo ob-jetivo que existe para m, que ha existido o que existir para m, este inundo objetivo con todos sus objetos, saca de m mismo, como antes dije, todo el sentido y todo el valor existencial que para m tiene: los toma de mi yo trascendental, que nicamente revela la epoj fenomenolgica trascendental.

    Este concepto de trascendental y su correlati-vo, el concepto de trascendente, deberemos to-marlos exclusivamente de nuestra propia medi-tacin filosfica. Notemos a este respecto que, si el yo reducido no forma una parte del mundo, asimismo, inversamente, el mundo y los objetos del mundo no son partes reales de mi yo. No se les puede hallar en mi vida psquica a ttulo de partes reales de esta propia vida, como un complejo de ctos sensoriales o de actos psqui-cos. Esta trascendencia pertenece al sentido es pecfico "el ser del m.undo" (des Weltlicben), aunque no podamos dar a este mundo y a sus determinaciones ningn otro sentido que aquel

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  • que sacamos -de 'nuestras experiencias, taciones; pensamientos, juicios de valor y nes; de la misma manera que no podemos ficar la atribucin a este mundo de una ca evidente, sino partiendo de nuestras propias -evidencias y de nuestros propios actos. Si esta trascendencia de inherencia irreal ( iuellen lossenseins) pertenece al sentido propio del m do, entonces el yo mismo que lleva el mundo en s, a ttulo de unidad de sentido ( seinbeit) y que por esto mismo es su premisa necesaria, este yo se llama trascendental, en el sentido fenomenolgico del vocablo, y los blemas filosficos que surgen de tal correlacin, problemas filosficos trascendentales.

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    APENDICE NUMERO 3

    Reflexin natural y reflexin trascendental

    Comprendemos ahora que por la epoj versal en cuanto a Ja existencia o inexistencia del mundo, la no nos ha hecho perder, en realidad, el mundo como objeto nomenolgico. Lo guardamos como cogitatum, y esto no slo en cuanto a las realidades culares consideradas, tal como son consideradas, o, ms bien objetivadas, en tales actos lares de la conciencia; porque su cin es una particularizacin en el seno de un universo, unive'rso cuya unidad nos aparece pre, aun cuando nos hayamos vuelto, en la cepcin, hacia lo singlar. En otros trminos: la conciencia de este universo est siempre sente (mitbewasst) en la unidad de una ciencia, que puede llegar a ser perceptiva a su

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