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Grupo de Arqueología Escuela de Antropología Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito Portada: Huaqueros en el Istmo de Corinto. The Illustrated London News, Abril 21, 1887 Apachita 4Octubre 2005 Boletín del grupo de Arqueología. Ernesto Salazar, Editor APACHITA, Nº 4, octubre de 2005 Ernesto Salazar, editor [email protected]

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Grupo de ArqueologíaEscuela de AntropologíaPontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito

Portada: Huaqueros en el Istmo de Corinto. The Illustrated London News, Abril 21, 1887

Apachita 4Octubre 2005

Boletín del grupo de Arqueología. Ernesto Salazar, Editor

APACHITA, Nº 4, octubre de 2005Ernesto Salazar, [email protected]

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APACHITA, Nº 4, octubre de 2005Ernesto Salazar, [email protected]

Indice

Nuevas autoridades (Editorial) ……………………….…………………………….. 1

La Arqueología Social LatinoamericanaJulio Mena ………………………………………………………………………….. 1

Arqueólogos del Tercer ReichJorge Torres Vinueza ………………………………...……………………………….. 3

Ciudad de la VictoriaJosefina Vásquez ……..……………………………………………………...……… 4

Las catacumbasCatherine Lara …………………..………………………………………………….… 6

La CapitanaErnesto Salazar ……….…………………………………………………… 8

Entre huaqueros, políticos y arqueólogosDaniela Balanzátegui ………………………………………………………………. 10

Novedades arqueológicasEditor …………………………………………………….………………………… 11

La imaginería bélica en arqueologíaLuis Vázquez León ………………..………………………………………………. 12

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Editorial

Nuevas autoridades

La PUCE ha comenzado otra etapa devida académica con la nueva administraciónliderada por el Dr. Manuel Corrales Pascual,Rector, insigne maestro de esta institución,tanto por su experiencia como por su sólidaconciencia universitaria.

Al felicitar a los nuevos administrado-res y desearles éxito en sus funciones, elBoletín “Apachita” desea expresar la impe-riosa necesidad de que la PUCE dé un im-pulso mayor a la formación de arqueólogos.Ecuador es un país con rico patrimonio pre-colombino investigado constantemente porprofesionales extranjeros que, aunque doctosy competentes, no aportan para la formaciónde un pensamiento ecuatoriano identificadocon sus raíces aborígenes. En realidad, esta estarea de la arqueología nacional que, lamenta-blemente, no recibe del estado la atencióndebida para cumplir con este compromiso.Tanto es así que, al presente, la Escuela deAntropología de la PUCE es la única ins-tancia universitaria que forma arqueólogos enel Ecuador. Esta situación debe ser vista porlas nuevas autoridades no sólo como unprivilegio, sino como una responsabilidadmás con el país.

El Grupo de Arqueología está cons-tituido por los estudiantes y los profesores deesta disciplina que, con entusiasmo, tratan dehacer al mal tiempo buena cara, privados delocal para hacer prácticas de laboratorio, sinequipo de trabajo, y con absoluta carencia defondos para ejercer sus actividades investi-gativas y de divulgación de nuestro pasadoprecolombino. Recientemente, el Grupo haconseguido que numerosos colegas de Cien-cias Humanas cedan el 25% de sus impuestospara impulsar el funcionamiento de nuestroLaboratorio. Pero también, desde hace variosmeses, el Grupo ha solicitado a las autori-

dades la cesión de un local para su funciona-miento, sin lograrlo todavía. Por ello reno-vamos nuestro pedido a las nuevas autori-dades, y agradecemos de antemano ser favo-rablemente atendidos.

ARQUEOLOGÍA SOCIALLATINOAMERICANA

Julio Mena Tapia

Entre las escuelas arqueológicas quehan surgido en las últimas décadas, cabe re-lievar el rol protagónico de la ArqueologíaSocial Latinoamericana (ASL), que surge conun marco teórico marxista, recibiendo granacogida en todo el continente.

La ASL da sus primeros pasos en Perú,entre 1919 y 1939, con arqueólogos e inte-lectuales como Luis Valcárcel, Julio Tello,José Mariategui y Víctor Haya, pero su acep-tación es mas bien tardía, acaso por la perse-cución y represión ejercida sobre los ideó-logos marxistas, y porque la arqueología nose había planteado aún como ciencia social.

Con la publicación de “Marxismo y So-ciedades Antiguas” de Roger Bartra (1964),nace un nuevo interés por los lineamientosmaterialistas en la arqueología latinoame-ricana, y surgen nuevas figuras en el pensa-miento social del continente. Además, a partir

del Congreso de Americanistas de Lima(1970), se empiezan a intercambiar las prime-ras ideas sobre lo que luego sería la granteoría social latinoamericana.

En este contexto, se produce en la déca-da de 1970 una proliferación de publicacio-nes de tendencia marxista, como “La Arque-ología como ciencia social (1974)” de L.Lumbreras; “Antiguas Formaciones y Modosde Producción Venezolanos (1974)” de Sano-ja y Vargas; “Arqueología y MaterialismoHistórico (1977)” y “Sociedad, formacióneconómico social y cultura (1978)” de Luis F.Bate; “Fundamentos para una teoría arqueo-lógica (1980)” de Julio Montané, y por ciertola reedición del libro de Bartra (1975).

En esta coyuntura, se forma en 1983 elGrupo de Oaxtepec, cuyo mayor represen-tante es Bate, pero que incluye importantesnombres como los de Lumbreras (Perú), Var-gas y Sanoja (Venezuela), Veloz Maggiolo(República Dominicana ), y ótros como Mon-tané, Gándara, Matos, López, Manzanilla, yDíaz-Polanco.

Los puntos básicos de la ASL, recogi-dos por Bate en su libro “El proceso de inves-tigación en arqueología (1998)”, comprendenel rechazo al materialismo mecánico y evolu-ción cultural, por un lado, y a la idea de quelos modos de producción se articulan por se-parado, ya que contradice la idea del materia-lismo estructural. Además se propone un re-greso a los clásicos materialistas (Marx y En-gels, principalmente), y la conexión indiso-luble entre teoría, metodología y técnicas. Porúltimo se establece definitivamente a la ar-queología como ciencia social, y se postula laidea de una historia procesual. Todos estospuntos serán ampliamente desarrollados enlos estudios realizados por Bate y por el restode integrantes de Oaxtepec.

Cabe señalar también que hay notoriainfluencia del pensamiento de GordonChilde, especialmente cuando se postula a lahistoria como algo procesual, ya que uno de

los pioneros en hablar de procesos históricoses este autor.

Bate (1998) señala que “la teoría es, encada momento y al mismo tiempo, resultadode investigaciones precedentes y punto departida de las nuevas investigaciones”. Portanto, la teoría, como punto inicial de unainvestigación, juega un papel muy importan-te, ya que permite el planteamiento sistemá-tico de los problemas, y al mismo tiempo laplanificación de los procedimientos que seránutilizados en la investigación que va a gene-rar nuevos conocimientos y a la vez nuevosplanteamientos teóricos.

En la ASL, el planteamiento de linea-mientos teóricos debe surgir de nuestras pro-pias realidades, ya que así resulta más fácildar una interpretación de los datos obtenidosen el campo. La teoría latinoamericana estásiempre ligada a su realidad coyuntural, conla oportuna cobertura del marxismo que llegóa la arqueología cuando Latinoamérica nece-sitaba una reivindicación como productora deteoría.

La producción académica de la ASL esbastante grande y en cierta medida logra rei-vindicar el pensamiento de nuestro continen-te, colocándolo en la palestra de las discusio-nes mundiales en arqueología. Hace falta de-finir los campos y las realidades sobre lascuales los arqueólogos latinoamericanos es-tán trabajando y de esta misión se está encar-gando dicha escuela.

Sin embargo, la arqueología social lati-noamericana no podrá ser considerada comouna teoría nueva, ya que ésta es una apli-cación y adaptación de teorías precedentes,como el materialismo histórico de Marx y laideas de Childe de una arqueología comociencia social. Lo que es meritorio dentro deesta aplicación teórica es que, en cierta medi-da, se ha logrado consolidar un corpus meto-dológico que, por sí solo, entiende muy bienla realidad latinoamericana.

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ARQUEÓLOGOSDEL TERCER REICH

Jorge Torres Vinueza

La historia de las naciones estado mo-dernas contiene capítulos interesantes, en losque la Arqueología ha jugado un papel funda-mental. Y en el caso del nacionalismo de al-gunos países, la búsqueda de identidad cultu-ral convirtió a la arqueología en herramientapolítica. Por cierto, muchos consideran a laarqueología como ciencia maleable, debido ala facilidad con la cual una ideología puederevestirla de razones conscientes e incons-cientes, o peor aún transformar a sus expen-sas lo irracional en racional.

En la actualidad, hablar de una arqueo-logía nacional-socialista nos compromete ahablar del “enigma nazi”, sancionado por eléxito de las novelas de ficcion sobre el tema,y la falta de información. En 1990, al reuni-ficarse Alemania, se dieron a conocer miles

de documentos e informes arqueológicos dela Alemania nazi, en los que se señalan losproblemas de tipo ideológico que tuvo quepasar la NASDP, (siglas alemanas del PartidoNacional Socialista de los Trabajadores) paraintroducir su “revolución cultural”.

El Instituto Romano Germánico y elInstituto Arqueológico Alemán rechazabanrotundamente las teorías de Kossina, que pro-pugnaban la existencia de un único troncoindo-ario, que descendiendo del Norte habríadado vida a las grandes culturas tradicionales,de la India védica al Irán zoroástrico y deGrecia a Roma. En 1929, Alfred Rosenberg,el ideólogo oficial del NASDP, creó un De-partamento de Estudios Arqueológicos, bajola dirección del arqueólogo Hans Reinhart. Altomar el poder los Nazis, las institucionesculturales apoyaron al nacional-socialismoexpulsando a arqueólogos como Gerhard Ber-su y Gero von Merhart, que estaban en contrade las tesis nacional-socialistas.

La arqueología en la Alemania nazi nohubiera sido tan efectiva como herramientapolítica, sin la propaganda totalitaria. Esta,por supuesto, es diferente de la publicidad demasas. El publicista demuestra a la masa, conevidencias, que su producto es el mejor delmercado. El dictador totalitario, en cambio,es profeta de lo que dice. El publicista no sa-be lo que va a pasar después de su campaña,el dictador sí.

Sólo cuando la realidad colapsa, lasmasas recurren al profeta. “Entonces el pen-samiento mítico empieza nuevamente a er-guirse y a inundar toda la vida social y cul-tural del hombre (Cassirer 1947)”. No sor-prende, entonces, que la arqueología nazi ha-ya estado inundada de empresas fantásticas,míticas, o “bizarras”, como las han califica-do algunos científicos. De hecho, algunosproyectos se concentraron en la búsqueda de

reliquias, como el tesoro del rey Salomón, elArca de la Alianza, el Santo Grial y la lanzade Longinos (de la que se decía que quien laposeyera se adueñaría del mundo).

El efecto inmediato de la propagandatotalitaria fue la organización social aisladade la realidad, muchas veces en esfuerzosinútiles que requerían el uso de la fuerza. Esconocido que, a la búsqueda de reliquias, acu-dían contingentes de historiadores, arqueó-logos y otros científicos, protegidos por elejército alemán, para asegurar el éxito de laempresa arqueológica, como se aprecia en laparodia cinematográfica estadounidense de labúsqueda del Santo Grial en “Indiana Jones yla última cruzada”.

Por otro lado, en la práctica arqueo-lógica “normal”, como la de Grecia y Egipto,se nota claramente el cariz totalitario. En e-fecto, los nazis se adueñaban de los objetosarqueológicos, no como dueños de turno, sinocomo dueños naturales. Recuérdese, al res-pecto, a la Nefertiti del Museo Estatal de Ber-lín, utilizada como expresión acabada de labelleza aria.

En conclusión, la arqueología alemanafue víctima y cómplice del III Reich. Los ar-queólogos formaban parte de esa sociedad di-vorciada de la realidad, y eran al mismo tiem-po militantes del nacional-socialismo. Al a-dueñarse de Europa, los nazis se encargaronde asimilar, no sólo sociedades y naciones,sino también sus mitos y su historia.

CIUDAD DE LA VICTORIA

Josefina Vásquez

La ofensiva permanece visible enVijayanagara, ciudad de la victoria, conocidacomo “el más grande y efectivo imperio en lahistoria precolonial del sur de la India (Sino-poli y Morrison 1995)”. Vijayanagara ocupóel banco sur del río Tungabhadra en la actualKarnataka y funcionó como la capital de laciudad-imperio desde el siglo XIV al XVI(Mack 2003). Una arquitectura monumental yel acceso controlado a santuarios, áreas resi-denciales de élite, muros y puentes, mode-laron la antigua ciudad como espacio sagradoy fortaleza militar, a la vez.

Gimbel (2002) la describe como unaciudadela real fortificada y bordeada porcomunidades-templos de una religión centra-lizada en un área de 20 km2. Vijayanagaraemergió de la fragmentación de algunos rei-nos pequeños del sur, a mediados del sigloXIV. Una ocupación continua por monar-

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quías dinásticas persistió hasta 1565, épocaen que la armada de Vijayanagara sufrió unaderrota ante estados norteños que obligaron alabandono de la ciudad.

Feinman (2002) define al poder como“una relación desigual entre la gente” y esteaserto refleja la perspectiva arqueológica deVijayanagara por Sinopoli y Morrison. Elpaisaje del poder se resume en una zona amu-rallada de arquitectura monumental elitista,en cuyo centro se localiza un cuadrante real,al suroeste del núcleo urbano. Esta manera enque Sinopoli y Morrison elaboran la historiacultural de Vijayanagara esboza un ejemploarqueológico concreto de la guerra como me-canismo de poder y control sobre la pro-ducción y distribución de bienes.

En Vijayanagara, una coalición de dis-tintos cacicazgos logró consenso para gober-nar juntos y compartir templos, incorporandonuevos dioses hindúes al panteón de Vishnu yShiva y ofreciéndoles sacrificios de prisio-neros de guerra. En este caso, la observaciónde Cohen (1984) encaja adecuadamente: “unavez que la forma de organización estatalemerge, la guerra deviene un aspecto integra-tivo y esencial de la actividad central delgobierno”. Evidencias arqueológicas y tex-tuales sostienen la existencia de una élite decaciques que mantenía una armada, el controlde la producción artesanal y su distribución(intercambio), transporte y tributos. Comobien señalan Sinopoli y Morrison (1995) “lasrelaciones militares y la alta demanda de bie-nes de prestigio en la capital y en otros cen-tros urbanos y templos, contribuyeron concambios significativos en las actividades pro-ductivas y la organización socio-política”.

Por otro lado, una población yacía do-minada por un militarismo coercitivo y elacatamiento de las reglas religiosas. La mate-rialización del dominio es visible en los puen-tes, muros y espacios cerrados o fortificados,que revelan la supervisión de los residenteslocales. El control de los accesos en toda la

ciudad muestra una evidente actitud defen-siva hacia el exterior, mientras al interior, laciudad regulaba zonas de asentamiento, pues-tos de especialización artesanal y las tierrascultivables. El control sobre la producción delos campos, los sistemas de irrigación y lautilidad de cocinas industriales para alimen-tar a la armada y a sus caballos, sugiere queel cuerpo político mantenía un estado de gue-rra. Las políticas de gran escala de la ciudad-estado y sus reformas ideológicas se concen-traban en regular el espacio, el paisaje y lagente, con propósitos económicos. Según Co-hen (1984), cuando la guerra significabaacceso a nuevos recursos o el control denuevas rutas de intercambio, mercados ycapacidades productivas, entonces ganaba laguerra.

Los caciques de Vijayanagara invirtie-ron en el mantenimiento de una organizaciónmilitar, en lugar de perder bienes aprovecha-bles y tributos del pueblo llano. La ventaja dela localización de Vijayanagara, en el bancodel Tungabhadra, dio a sus habitantes, no só-lo un escenario estratégico para controlar eltráfico fluvial de importación y exportación,sino una oportunidad para establecer su augeen un imperativo núcleo de intercambio.Sinopoli y Morrison caracterizan a Vijaya-nagara como un espacio de “producción yreproducción imperial”. En el registro ar-queológico, los indicadores iconográficos dela guerra aparecen en criaderos de caballos yelefantes, en escenas de guerreros en acción y en el sacrificio de prisioneros esculpidosalrededor de la ciudad. La función de la gue-rra afectó la producción de recursos, modificódesigualmente la distribución de bienes ygeneró una pesada carga ideológica sobre lapoblación. La dimensión de Vijayanagara enpoblación y urbanización permitió levantarun estado sin estrés ambiental. Además, apro-vechándose de los suelos fértiles y ribereños,la ciudad-estado anexó artesanos especiali-zados, movilizó población y manejó, tanto

económica como ideológicamente, los recur-sos, sin afectar al paisaje natural. La funciónclave de una armada capaz de defender ysostener élites demuestra el rol del prestigioen el comportamiento bélico.

LAS CATACUMBAS,TESTIMONIO ARQUITECTÓNICO

DE LA HISTORIA DE PARÍS.VISITA DEL VERANO 2005

Catherine Lara

Es difícil permanecer insensible frente alas maravillas arquitectónicas de París. Mu-dos pero vivos, los monumentos de la ciudadluz son testigos inestimables de su historia,desde las termas de la época galo-romana, lamedieval Nuestra Señora de París y los pala-cios del Renacimiento, hasta las monumen-tales construcciones realizadas en la reorgani-zación de la capital durante el siglo XIX.Desde antes de la Edad del Hierro, la piedra

fue el material indispensable para expresar lagloria y el encanto de la capital francesa. Perola fuente de esta piedra no hay que buscarlaen famosas canteras, sino en las entrañas dela misma ciudad moderna, las catacumbas.Conocer el origen de este fantástico escenariopétreo requiere del visitante no sólo un viajesubterráneo, sino también un recorrido por lahistoria de París y sus realizaciones técnicas.

Contrariamente a sus contrapartes ro-manas, las catacumbas de París, de las cualesun tramo de 1,5 Km. puede aun ser visitado,adquirieron tardíamente su función mortuo-ria. Originalmente, eran canteras cuya mate-ria prima empezó a ser explotada con el asen-tamiento de los Romanos en Lutecia (pro-bablemente el actual centro de París), tras laconquista de la Galia por los ejércitos de Ju-lio César (58-51 a.C.). Las canteras alimen-taron el desarrollo urbano de la ciudad, comolo atestiguan las termas de Cluny, elementotípico de la arquitectura romana. La piedra delas canteras parisienses era también usada enla elaboración de sarcófagos, introducidospor el ocupante romano. A pesar del reducidoregistro arquitectónico que se ha conservado,es de suponer que la explotación de las can-teras se realizó en gran escala, puesto que Lu-tecia era la capital romana de la Galia y comotal, requería de una arquitectura monumentaldigna del imperio.

El uso de las canteras se prolongó du-rante la Edad Media, como lo ilustran los ci-mientos de la famosa catedral de NuestraSeñora y las distintas obras realizadas duranteel reino de Felipe Augusto (siglo XII), espe-cialmente las fortificaciones de París. En elsiglo XVI todavía hubo que recurrir a la pie-dra del sector de las catacumbas para la cons-trucción del Palacio de los Tejares (sigloXVI). El hecho de hallarse la materia primadentro de la misma ciudad facilitó la realiza-ción continuada de los proyectos arquitec-tónicos de la capital.

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No obstante, en 1813, se decidió laclausura de las canteras, dado que la explota-ción masiva de la piedra había provocado, enciertos lugares, el debilitamiento del suelo,ocasionando derrumbes de casas en la super-ficie, e inclusive desmoronamientos en el in-terior mismo de las canteras. Pero poco tiem-po antes de su clausura, las canteras ya ha-bían adquirido una nueva función, la de cata-cumbas modernas. El grave problema sanita-rio sufrido por París en el siglo XVIII, por lasobrepoblación de los cementerios, llevó a laacumulación de cadáveres insepultos, que pu-so en riesgo el bienestar de los parisienses.Frente a las quejas de los ciudadanos, no sehalló mejor alternativa que la de enterrar a losdifuntos en las canteras cuya explotación ha-bía sido prácticamente completada. Ahí des-cansaron por un tiempo los restos de La Fon-taine, del famoso Hombre de la Máscara deHierro, o de Mme. De Pompadour, amante deLuis XV, los mismos que eventualmente fue-ron reubicados en los distintos cementeriosde la ciudad. Esta escasez de espacios mor-tuorios se acentuó en el transcurso del sigloXVIII, a lo largo del cual los cadáveresfueron masiva y desordenadamente deposita-dos en las canteras. El lugar también sirvió derefugio para algunos fugitivos durante la tor-mentosa época revolucionaria. En el sigloXIX, transformadas ya integralmente en si-tios de enterramiento, las catacumbas fueronbendecidas, luego de haberse adecuadamentedispuesto las dispersas osamentas. Con loshuesos y los cráneos ordenadamente apilados,se llegó inclusive a conformar ensamblajesgeométricos. Se colocaron también láminaspétreas con diversas máximas labradas yepitafios de autores famosos, en una necró-polis cuyo extraño y oscuro ambiente pro-voca una curiosa sensación de proximidadcon la muerte. Difícil no imaginar las vidasde tantos individuos sin nombre, testigos desiglos de historia y de tragedias humanas.

Más allá de estas nostálgicas consi-deraciones, y desde un punto de vista mástécnico, las catacumbas ofrecen interesantesindicios «arqueológicos» acerca de la historiade la explotación y la organización de lascanteras. El material extraído era general-mente piedra caliza, yeso y arcilla. La piedracaliza fue usada para la construcción, mien-tras que el yeso era usado en la elaboraciónde sarcófagos, y la arcilla, en la de tejas y la-drillos. Se tienen pocas evidencias de la ex-plotación galo-romana, fuera de las huellasdejadas por rejillas de tamizar. Existe infor-mación más detallada acerca de las técnicasempleadas en la Edad Media, especialmenteen el siglo XV. Se conoce, por ejemplo, losdos métodos empleados en la consolidaciónde las paredes de las canteras: el llamado«método de mampostería en seco», y el derellenos. La técnica de mampostería en secoconsistía en la instalación de muros que sos-tenían a los rellenos para evitar los derrum-bes. Los rellenos se componían esencial-mente de los residuos de la explotación de lacantera, dispuestos en forma de pilares desección circular y pilares en forma de brazo.Si los primeros se formaban naturalmente, apartir de la extracción del material de la pa-red, los segundos estaban constituidos porbloques apilados de manera a calzar el techode la cantera. Más recientemente, con el a-bandono de la explotación, esta última téc-nica fue reemplazada por la de la «campanade socavón», a partir de la cual las oquedadesde la cantera son estabilizadas con rellenos dehormigón, a fin de evitar el desmorona-miento de las capas superiores del suelo, e-sencialmente compuestas por arenas y mar-gas.

Ironía de la historia quizá, las antiguascanteras parisienses, testigos de la gloria téc-nica y artística del ser humano, acogen ahorasus cenizas…

LA CAPITANA

Ernesto Salazar

El 18 de octubre de 1654, salieron delCallao rumbo a Panamá dos galeones de laReal Armada del Sur, el “San Francisco Sola-no”, nave Almiranta, bajo el mando de Fran-cisco de Sosa, y el “Jesús María de la LimpiaConcepción de Nuestra Señora”, nave Capi-tana, bajo el mando de Bernardo de Campos.Les acompañaban dos veloces chinchorros,útiles para atender despachos entre galeoneso para hacer reconocimientos cortos. Lamen-tablemente, una semana después, la Capitanaencalló cerca de la costa de Chanduy, Ecua-dor, y se hundió con su cargamento. Y lo quees peor, Francisco de Sosa se negó a recibiren su galeón a los náufragos de la Capitana.

Valga aclarar que los barcos de guerrano podían llevar mercancías, a menos quefueran rescates de barcos perdidos. Sin em-bargo, en la práctica todos llevaban contra-bando, cuyo peso a veces no les permitía ma-niobrar con rapidez. Como no podía ser deotra manera, ambos galeones iban repletos deplata legal y de contrabando. Sólo de la Capi-tana se conoce que llevaba 3 millones de pe-sos “registrados” y 7 millones no registrados.

Además, 11000 jarras de vino chileno, 4000bloques grandes de sal, 2000 sacos de harinade 50 libs. cada uno, abundante plata labrada,12000 fardos de lana de vicuña, todo ello ca-muflando en las bodegas el cargamento ilegalde plata.

Las noticias del naufragio viajaron conceleridad. El virrey de Lima ordenó reclutartodos los hombres-rana de Callao y alrede-dores y pidió el mejor barco para trans-portarlos a Chanduy. Pedro Carrillo, presi-dente de la Audiencia de Panamá, envió a labrevedad posible 2 chinchorros con docenasde hombres-rana y equipo de salvataje. Perso-nal similar acudió al sitio del naufragio desdeGuayaquil. El rescate en sí fue digno de unanovela de Sandokán. Todo el mundo tratabade esconder algún doblón o de enviar subrep-ticiamente a tierra una pequeña carga de bo-tín. Se dice que no menos de 60 tripulantes dela Capitana se esfumaron por tierras de la Pe-nínsula de Santa Elena, con un total de un mi-llón de pesos. Al final, el tesoro recuperadooficialmente (1.870.525 pesos) fue enviado aPanamá y Cartagena, de donde partió en 1656a España en la Almiranta “Nuestra Señora delas Maravillas”, sin llegar jamás a su destino,porque el galeón se hundió, fuera de las cos-tas de Florida.

Trecientos cincuenta años después, ungrupo no menos santo de buzos modernosubicó a la Capitana y procedió al rescate de loque quedaba, esta vez bajo una capa de sedi-mentos de 1-1.50 m. de espesor. La historiacomienza con tres concesiones de mar otor-gadas por el estado ecuatoriano a tres firmasde buscadores de tesoros, todas tras el mismogaleón. Un día, un buzo de una de las conce-sionarias, cansado de no encontrar nada en suterritorio, se aventuró en la concesión adya-cente y descubrió a la Capitana. Nadie sabequé sucedió en el tiempo que pasó hasta quela concesionaria “suertuda” se enterara delhallazgo en sus aguas. Al fin hubo acuerdo, ylas firmas Maritime Explorations y Sub-

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America Discoveries comenzaron el largo ytortuoso trámite de obtener permisos del go-bierno ecuatoriano.

El gerente de la primera, Dave Horner,publicó hace seis años, un interesante libro(Shipwreck, a saga of sea tragedy and sunkentreasure) sobre las peripecias legales y ma-rítimas del rescate, cuidando de enfatizar laclaridad de sus procedimientos. Sería intere-sante conocer la versión del Instituto de Pa-trimonio Cultural, que actuó de representantedel estado en esta empresa. Porque, al fin decuentas, los buscadores del tesoro subieron asuperficie un ridículo botín, que fue luego re-partido mitad mitad con el estado. Horner noda un recuento pormenorizado de los hallaz-gos; pero señala que a Ecuador le tocó un di-minuto crucifijo de oro, un arete, barras deplata, balas de cañón, vajilla de plata, mayó-lica, cerámica, y (el único item categorizadonuméricamente) 2559 monedas de plata.Items semejantes a este lote y un númeroigual de monedas fueron al grupo asociado debuscadores. Supongo que estas personas ha-brán honrado la tradición de reparto de laCapitana, y considerando además que Hornerhabla de “su grupo” y del “grupo ecuato-riano”, estimo que habría no menos de 50personas elegibles para el reparto. Lo que sig-nifica no mas de 50 monedas españolas ensus bolsillos!!!

Los silencios siempre traen dudas y danpábulo a la imaginación. Nadie sabía, porejemplo, a cuánto equivalía en dinero con-temporáneo el botín rescatado. Los ecuato-rianos por poco veían en la Capitana el pagocompleto de su deuda externa. Los boli-vianos también hicieron algo de ruido recla-mando alguna migaja de los USD 7.000millones de la Capitana (diario El Potosí,2005)!!! Y el movimiento indígena Tahuan-tinsuyu de Cochabamba pidió el regreso deltesoro (en cálculo de solo USD 2.000 mi-llones), aunque sea convertido en un donativode maquinarias para construcción de vivien-

das. Lamentablemente, hicieron el reclamo algobierno de… Noruega, que al parecer igno-ró el asunto (Semanario Liberación, 2002).

Talvez lo más extraordinario de la his-toria de la Capitana es el relato de viaje delPadre Diego Portichuelo de Rivadeneira, en-contrado en España por los investigadores deHorner. El Padre Diego viajó en la flota deltesoro y presenció el hundimiento de la Ca-pitana. Algunos meses después, abordó el“Nuestra Señora de las Maravillas”, de cuyonaufragio logró sobrevivir asido a un paloque flotaba en las olas. Recuperado de latragedia, tomó un barco que iba a España y alllegar cerca de Cádiz fue cañoneado por losingleses, tomado prisionero y finalmente li-berado con pago de rescate. Poco después,volvió a Lima, donde el capítulo catedraliciolo relegó, injustamente (el Padre Diego habíahecho su fatídico viaje nada menos que paraconseguir en España plata para las torres dela Catedral). Desesperado regresó a España,indocumentado, y apenas logró entrar en supaís por influencias de amigos de la metró-poli. Luego retornaría otra vez a Lima con al-gún privilegio, siendo nuevamente ignoradopor la Catedral. Angustiado o enloquecido,renuncia a su ministerio regular y entra en laorden de los Agustinos, muriendo finalmenteen 1678 a la edad de 64 años. ¡Que karma elde este hombre que solo quería servir a su reyy a su Iglesia! Queda solo averiguar si elbuen Dios le estaba castigando por algún pe-cadillo oculto, o solo probándole para forta-lecer su fe.

ENTRE HUAQUEROS,POLÍTICOS Y ARQUEÓLOGOS

Daniela Balanzátegui

“Cuando busca oro, tiene que ir bien prepa-rado, pala y pico primerito, con una buenabotella de puntas, y una pistola para espan-tar a las almitas”. Informante local de Chim-borazo.

La extracción ilícita de piezas ar-queológicas se ha convertido en un negocioproductivo en nuestro país. Es así como seencabezan los distintos reportes que nos ofre-ce uno de los diarios más prestigiosos delpaís. Desde mediados de marzo, “El Comer-cio” ha realizado un seguimiento de losacontecimientos en Guano, provincia deChimborazo, donde está ocurriendo una des-trucción masiva de nuestro patrimonio arque-ológico. Este es un caso más que muestra que

esta ocupación ha resurgido con fuerza en elpaís.

Gracias a la curiosidad, investigación ydescubrimientos de anticuarios y buscadoresde tesoros, se desarrollaron las primeras raí-ces de la Arqueología. En el Ecuador, nues-tros primeros arqueólogos estaban inmersosen este interés coleccionista, aunque hay quereconocer que, al menos, intentaron darle unsentido teórico a sus hallazgos. Sin embargo,esto no quita que, desde principios de siglohasta el presente, la pseudoarqueología y lahuaquería hayan sido los ingredientes mássobresalientes de la actividad arqueológica enel pais.

Buscar, en la ambición y la codicia, lasrazones por las que la gente de Guano se hadedicado al saqueo de su pasado aborigen,sería olvidar el contexto en que se desarrollala huaquería. Con agricultura y comercio pre-carios, la comunidad apenas subsiste, sin ma-yor futuro. Es así como los Meléndez, propie-tarios de un terreno incultivable, han tratadode “sacar algún provecho” del mismo, exca-vando tumbas precolombinas. Desde marzodel presente año, en Alacao y su región sehan obtenido 150 kilos de oro, un ajuar com-pleto puruhá y un centenar de vasijas. Loscompradores varían entre joyerías locales yprovinciales, y coleccionistas nacionales yextranjeros.

El Instituto Nacional de PatrimonioCultural, de acuerdo con los reportes casidiarios de la prensa, ha actuado de forma“mediática”, por decirlo de alguna manera.Primero acudió al lugar con una propuesta de“rescate de patrimonio”, misión que se ha lle-vado a cabo con intervención de las autori-dades y con un programa de investigación dela zona que, hasta el momento, no se pre-senta con objetivos claros. Se ha ubicado alos culpables, se ha detenido a unos cuantoscomerciantes de antigüedades y huaqueros, yse ha trasladado lo que se ha podido recu-perar a un museo de la provincia. Luego de

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Page 8: Apachita - downloads.arqueo-ecuatoriana.ec · te, colocándolo en la palestra de las discusio-nes mundiales en arqueología. Hace falta de-finir los campos y las realidades sobre

una “limpieza de la zona” (vaya uno a saberlo que esto significa !!!) se ha enviado unarqueólogo con su cuerpo técnico para exca-var, sin mayor discriminación, en pos del“rescate” requerido por la ley. En este proce-so se ha anunciado que, por falta de recursos,se acudirá a las universidades para que pres-ten su contingente científico, pero hasta elmomento no se ve participación alguna de lacomunidad académica.

Tal vez la respuesta a estos repetidoserrores sería que no tenemos en el país unmanual de cómo proceder en casos de ex-tracción ilícita, y que no hay suficiente presu-puesto para atender estas eventualidades, ca-da vez más frecuentes. Sin embargo, hay quereconocer también la falla de todo el sistemaburocrático del Instituto de Patrimonio, quecarece de planes a largo plazo.

La utopía estudiantil de una inves-tigación intensa y continua en todo el país,que ponga traba definitiva a iniciativas lo-cales clandestinas, se junta a la necesidad dedisponer de políticas que amplien la perspec-tiva de las comunidades y de la sociedadecuatoriana sobre la identidad cultural y sudeber de defenderla protegiendo lo que nosqueda del pasado. Sin embargo, despertamosy nos damos cuenta de que vivimos en el paísde los huaqueros, la burocracia y los pseudo-arqueólogos.

NOVEDADES ARQUEOLÓGICAS

En junio de 2005, Florencio Delgadollevó a cabo la tercera temporada del pro-yecto arqueológico Valles Interiores de Ma-nabí con la Escuela de Campo de Arqueo-logía (SAFS) en Agua Blanca. El objetivo deeste año fue entender la organización de losbarrios alrededor del centro en Agua Blanca,durante el período manteño.

Tamara Bray (Wayne State University)realizó un reconocimiento arqueológico enbusca de mitimáes precolombinos en la zonade San Agustín del Callo, Cotopaxi.

Karen Stothert y César Veintimilla, en-tre otros arqueólogos, formaron parte del e-quipo de arqueología y paleoecología que in-tenta datar las migraciones amerindias pre-europeas al archipiélago de Galápagos. Losarqueólogos re-excavaron los sitios descu-biertos por Heyerdahl y Skjolsvold en 1953.

Dennis Ogburn (University of Cali-fornia) realizó una breve estadía en la Sierrameridional del país, con el objeto de conti-nuar sus investigaciones sobre la presenciainca en la región.

El Proyecto Chilmá: Arqueología, Et-nohistoria y Etnografía de un Pueblo Pasto,auspiciado por el Gobierno Provincial delCarchi, en convenio con la PUCE, se está de-sarrollando con nuestros estudiantes en elmarco del Taller de Arqueología, bajo la di-rección de los Profesores Josefina Vásquez yCristóbal Landázuri, de la Escuela de Antro-pología. Se han iniciado ya los trabajos deprospección arqueológica, y en pocos meses,se investigarán los archivos de Ibarra yTulcán, en busca de información documentalpara completar el proyecto arqueológico

El número 2 de la Revista Sudamerica-na de Arqueología está ya en circulación conartículos sobre Bolivia y Brasil y una inte-resante biografía académica de Alberto RexGonzález.

Así mismo, está ya circulando Antro-pología. Cuadernos de Investigación, número6, la revista de nuestra Escuela, en gruesovolumen, con artículos de Profesores y estu-diantes.

LA IMAGINERÍA BÉLICAEN ARQUEOLOGÍA

Luis Vázquez León

En una publicación reciente, el autorhace una incursión lingüística en las peculia-ridades del lenguaje arqueológico, en las quese percibe un cariz militar o guerrero. Hayuna variedad de explicaciones para esta situa-ción, que va desde la formación militar de al-gunos arqueólogos del pasado hasta el carác-ter coercitivo de ciertas instituciones cultu-rales. Apachita ofrece a los lectores algunos“descubrimientos” del autor. Nota del Editor.

1. Educar arqueólogos es como ingresar a ungrupo de guerreros.2. En conservación patrimonial, la sociedades el enemigo a vencer.3. El Patrimonio Cultural está sitiado por in-tereses privados.4. El sitio arqueologico ha sido saqueado conanticipación.5. Hemos liberado la estructura del escom-bro.

6. La excavación extensiva comprende seisfrentes.7. Disponemos de un campamento para res-guardo de materiales.8. La logística del proyecto requiere estasmedidas.9. La posición teórica consta de ontología,valores y método.10. Las rebeliones académicas son normalesentre nosotros.11. Las grandes excavaciones demandan es-trategias especiales.12. La zona arqueológica carece de reso-lución presidencial.13. En la cadena de mando del proyecto haytres responsables.14. La jefatura del proyecto recae en quientiene permiso del Consejo.15. Se han practicado calas, pozos y trinche-ras.16. El INAH recurre a la ocupación pacíficade propiedades.17. La sección de arqueología se reúne el jue-ves próximo.18. Entre los enemigos míos se encuentranestos: …19. Informe de la primera campaña de exca-vación.20. La intervención física en la zona arque-ológica concluyó.

Tomado de “El leviatán arqueológico”, 2003,p. 199. Centro de Investigaciones y EstudiosSuperiores en Antropología Social, México.

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