“la cruz no es una maldición, sino una bendición que forma ... · sotros en el pan vivo. en la...

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1 conciencia de nuestra calidad de pobres pe- cadores, de nuestra debilidad y vulnerabi- lidad. Pero la conciencia de ser pecadores no nos conduce al desaliento y la resigna- ción, al contrario: el sufrimiento y la en- trega hasta la muerte en la cruz reaviva en nosotros una nueva confianza en el amor misericordioso de Dios, que nos atrae como un imán hacia el abrazo del perdón. La Cuaresma en su totalidad está penetrada por la emoción y la gratitud que despiertan la bondad e incomparable ternura de nues- tro Dios, que, en el Señor crucificado, llama al pecador hacia sí y lo renueva me- diante el arrepentimiento y la penitencia. Vivamos, pues, este tiempo de forma cons- ciente bajo el signo de la cruz, pues de la cruz recibimos la salvación. Satán tiene miedo a la cruz porque ésta nos conduce al camino del arrepentimiento y la conversión. Vivamos por ello este tiempo de conversión de tal forma que desemboque en una sincera confesión sacramental. Solo ésta Queridos amigos: Estos días de la Cuaresma están ligados a los cuarenta días de Jesús en el desierto, y están marcados por el recuerdo de su lucha con el tentador. En el desierto, Jesús se nutre de la Palabra de Dios, superando así las sugestiones diabólicas y eligiendo, en su lugar, la voluntad del Padre: nuestra redención mediante el sufrimiento y la muerte en la cruz. En este tiempo, también no- sotros queremos encontrar fuerza y alegría en la Palabra de Dios para seguir al Señor por su camino. Solo quien ha comprendido el misterio del sufrimiento por amor, ha conocido la fuente y la envergadura de la fuerza y la alegría cristianas. De la cruz brota la fuerza que ne- cesitamos para actuar de una forma recta cada día en la familia, el lugar de trabajo y las relaciones con el prójimo, y para dar testimonio de la fe en Cristo mediante bue- nas obras. El misterio insondable de la cruz adquiere presencia, sobre todo, en la celebración de la Eucaristía, donde se convierte para no - sotros en el Pan vivo. En la presencia euca- rística de Jesús también tomamos mayor puede transformar de forma radical el de- sánimo, la tristeza y el arrepentimiento en aquella alegría desbordante que caracteriza a la vida de la gracia. Aceptemos también, agradecidos, las pequeñas cruces de la vida cotidiana que nos hacen partícipes del amor del Crucificado. El benedictino belga Paul de Moll dijo en una ocasión: “Si supiéra- mos cuán grande gracia nos concede Dios cuando nos enco- mienda una cruz, el no tener ninguna se convertiría en un martirio”. Al arrimarnos a la cruz no de- bemos olvidarnos de atender de forma especial y con amor a aquella parte de la Iglesia que porta las heridas sangran- tes del Salvador. Encomendemos a los per- seguidos y a los necesitados, pero también a los que todavía desconocen el amor de Dios, al corazón de la Dolorosa: la que Jesús, desde la cruz, nos ha dado como Madre. Los bendice Cardenal Mauro Piacenza, Presidente de Ayuda a la Iglesia que Sufre “El sufrimiento y la entrega hasta la muerte en la cruz reaviva en nosotros la confianza en el amor misericordioso de Dios”. “La cruz no es una maldición, sino una bendición que forma parte de la esencia del Cristianismo. Cada uno de nosotros tiene que volver a vivir la vida de Cristo en la tierra. Por ello, nuestra tarea no solo consiste en anunciar su Buena Nueva y en la realización de su amor al prójimo, sino, sobre todo, en la participación en el sacrificio de la cruz que Cristo ofrece hasta el fin de los tiempos”. P. Werenfried van Straaten (1913-2003) Vida bajo el signo de la cruz: Viernes Santo en Jartum (Sudán). Foto: ACN/Andrzej Polec Nº 3. Abril de 2014 Aparece ocho veces al año www.aischile.cl

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Page 1: “La cruz no es una maldición, sino una bendición que forma ... · sotros en el Pan vivo. En la presencia euca-rística de Jesús también tomamos mayor puede transformar de forma

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conciencia de nuestra calidad de pobres pe-cadores, de nuestra debilidad y vulnerabi-lidad. Pero la conciencia de ser pecadoresno nos conduce al desaliento y la resigna-ción, al contrario: el sufrimiento y la en-trega hasta la muerte en la cruz reaviva ennosotros una nueva confianza en el amormisericordioso de Dios, que nos atrae como

un imán hacia el abrazo del perdón. LaCuaresma en su totalidad está penetradapor la emoción y la gratitud que despiertanla bondad e incomparable ternura de nues-tro Dios, que, en el Señor crucificado,llama al pecador hacia sí y lo renueva me-diante el arrepentimiento y la penitencia.Vivamos, pues, este tiempo de forma cons-ciente bajo el signo de la cruz, pues de lacruz recibimos la salvación. Satán tienemiedo a la cruz porque ésta nos conduce alcamino del arrepentimiento y la conversión.Vivamos por ello este tiempo de conversiónde tal forma que desemboque en una sincera confesión sacramental. Solo ésta

Queridos amigos:

Estos días de la Cuaresma están ligados alos cuarenta días de Jesús en el desierto, yestán marcados por el recuerdo de su luchacon el tentador. En el desierto, Jesús senutre de la Palabra de Dios, superando asílas sugestiones diabólicas y eligiendo, ensu lugar, la voluntad del Padre:nuestra redención mediante elsufrimiento y la muerte en lacruz. En este tiempo, también no-sotros queremos encontrarfuerza y alegría en la Palabra deDios para seguir al Señor por su camino.Solo quien ha comprendido el misterio delsufrimiento por amor, ha conocido la fuentey la envergadura de la fuerza y la alegríacristianas. De la cruz brota la fuerza que ne-cesitamos para actuar de una forma rectacada día en la familia, el lugar de trabajo ylas relaciones con el prójimo, y para dartestimonio de la fe en Cristo mediante bue-nas obras. El misterio insondable de la cruz adquierepresencia, sobre todo, en la celebración dela Eucaristía, donde se convierte para no -sotros en el Pan vivo. En la presencia euca-rística de Jesús también tomamos mayor

puede transformar de forma radical el de-sánimo, la tristeza y el arrepentimiento enaquella alegría desbordante que caracterizaa la vida de la gracia. Aceptemos también,agradecidos, las pequeñas cruces de la vidacotidiana que nos hacen partícipes del amordel Crucificado. El benedictino belga Paulde Moll dijo en una ocasión: “Si supiéra-

mos cuán grande gracia nosconcede Dios cuando nos enco-mienda una cruz, el no tenerninguna se convertiría en unmartirio”.Al arrimarnos a la cruz no de-bemos olvidarnos de atender de

forma especial y con amor a aquella partede la Iglesia que porta las heridas sangran-tes del Salvador. Encomendemos a los per-seguidos y a los necesitados, pero tambiéna los que todavía desconocen el amor deDios, al corazón de la Dolorosa: la queJesús, desde la cruz, nos ha dado comoMadre.

Los bendice

Cardenal Mauro Piacenza, Presidente de Ayuda a la Iglesia que Sufre

“El sufrimiento y la entrega hasta la muerte en la cruz reavivaen nosotros la confianza en el amormisericordioso de Dios”.

“La cruz no es una maldición, sino unabendición que forma parte de la

esencia del Cristianismo. Cada uno denosotros tiene que volver a vivir la vidade Cristo en la tierra. Por ello, nuestratarea no solo consiste en anunciar suBuena Nueva y en la realización de suamor al prójimo, sino, sobre todo, en la participación en el sacrificio

de la cruz que Cristo ofrece hasta el fin de los tiempos”.P. Werenfried van Straaten (1913-2003)

Vida bajo el signo de la cruz: Viernes Santo en Jartum(Sudán).

Foto: ACN/Andrzej Polec

Nº 3. Abril de 2014

Aparece ocho veces al añowww.aischile.cl

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Dar una base al Espíritu Santo“Si envías tu aliento, son creados, yrenuevas la superficie de la tierra”,dice el Salmo 104. Este aliento –elEspíritu Santo– confiere alma a laPalabra, y la Palabra tiene letras.

Son estas letras las que conmueven el co-razón de muchos santos y las que, a travésde ellos, renuevan la superficie de la tierra.San Agustín es el ejemplo más conocido,pero son innumerables los que leen la Pa-labra y se convierten. La Biblia, el libro delos libros, es la base material para la obradel Espíritu. Ayuda a la Iglesia que Sufresubvencionó el año pasado 2.032.356 ejem-plares de la Biblia y otras publicaciones que no edita ella misma. A ello cabe añadir

cientos de miles de Biblias del Niño (estadoactual: 51,2 millones de ejemplares en 176lenguas), el librito del Rosario para niños(1 millón de ejemplares) y para adultos (2,7millones de ejemplares), el Vía Crucis ymuchos más.

Renovar la faz de la tierra: de ello tratanla escritura, las imágenes y las palabrasdel anuncio del Evangelio, y para ello elEspíritu tiene que utilizar también los me-dios modernos como, por ejemplo, enUcrania, la “Red de Televisión de la Pa-labra Eterna”: EWTN. Nosotros hemoscontribuido a que este canal católico detelevisión –el mayor del mundo– funcionepor cable, y en un futuro, también emitirá

por satélite para que la Palabra sea reci-bida en las zonas rurales (17 millones 983mil pesos). En un país que amenaza conretornar a una situación dictatorial, laradio y la televisión católicas son venta-nas a la libertad. •

El espíritu de Cristo sopla en todas par-tes: Pentecostés en Papúa Nueva Guinea.

Mensaje de alegría: En Egipto tambiénlos más pequeños hojean la Biblia.

Este es nuestro hogar: Entrevista en Sat-7,un canal cristiano de Oriente Próximo.

Apostolado de l

os medios

El mayor crecimiento del Cristia-nismo se registra en África: allí esdonde hay más congregacionesnuevas, más seminaristas, más or-denaciones sacerdotales y másbautizos. Y todo ello, bajo la pre-sión de un Islam en muchos luga-res agresivo.

Tanto más importante es transmitir laBuena Nueva de forma pura, sin recortesy, sobre todo, de forma comprensible.Para ello sirve la “Biblia Africana”, quees una Biblia con comentarios y explica-ciones, introducciones e interpretacionesen notas a pie de página e imágenes, ela-

borada con la mayor fidelidad a la Doc-trina de la Fe para servir a la incultura-ción. La Palabra de Dios no debedesplazar sin más las diferentes culturas ytradiciones, sino, acorde al sentido de laevangelización, penetrar con el amor yvolver a encarnarse en cada uno. Esta Bi-blia ya está disponible en inglés y tambiénen portugués: falta la versión francesa.Eruditos de África Occidental, de la re-gión de los Grandes Lagos y de ÁfricaCentral están trabajando en ella en coope-ración con Roma. La congregación de lasHijas de San Pablo se encargará de distri-buir la “Biblia Africana” en los paísesfrancófonos. Ahora faltan los recursos

La Biblia para África

para su impresión, pero ello no debe hacerfracasar un proyecto que contribuye a quela Buena Nueva eche raíces en el corazónde los africanos. Nosotros hemos prome-tido 22 millones 479 mil pesos. •

Para que se entienda la Palabra: Notas apie de página e imágenes.

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia que Sufre.

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Asesinados por islamistas: Entierro devíctimas cristianas en Sadad (Siria).

Erigir muros de la fePerse

cución

Matados a golpes, a puñaladas o atiros, ahorcados en Colombia, Mé-xico, Brasil, Venezuela, Panamá yHaití, en Tanzania, Madagascar y Ni-geria, en India, Siria y Filipinas: 19sacerdotes y religiosas católicos en-tregaron en 2013 su vida en el servi-cio a Cristo, y a ellos se unencentenares de creyentes que fueronvíctimas de atentados contra igle-sias. Los cristianos son la minoríareligiosa más perseguida: se calculaque cien millones de cristianos sonperseguidos, discriminados o expul-sados de sus hogares en todo elmundo.

La pequeña parroquia de Mpendae en Zan-zíbar (Tanzania) se fundó hace unos treintaaños con un puñado de creyentes. Pese aencontrarse en una zona con muchos isla-mistas radicales, en el transcurso de losaños se fueron bautizando cada vez máspersonas, por lo que la pequeña capilla sequedó pronto pequeña. Así que construye-ron una iglesia y proyectaron también unacasa parroquial y un convento. Para los ra-dicales fue demasiado: instigados por infor-maciones falsas –“los cristianos les quitanlos puestos de trabajo”–, un montón de jó-venes asaltó la iglesia, la saqueó y le pren-dió fuego. Entretanto, la iglesia ha sidorehabilitada, pero el peligro sigue ahí.¿Cómo rezar y celebrar ahora la Misa tran-quilamente? Los feligreses quieren erigirun muro de tres metros de altura y 210 me-tros de longitud alrededor de la iglesia, lacasa parroquial y el convento. Los murosseparan, pero también protegen, y nosotrosles hemos prometido 22 millones 479 milpesos para este fin.También los cristianos iraquíes huidos aSiria carecen de protección. Como no pue-den retornar, prosiguen el viaje hacia Jor-dania, Líbano o Turquía. A menudo, solohan salvado la vida, y sin ayuda externa,podrían incluso perderla. Nosotros presta-mos una ayuda humanitaria concreta: porejemplo, para 50 refugiados sirios que ac-tualmente aguardan el fin de la guerra en laparroquia católica de Mersin, en Turquía(16 millones 484 mil pesos).

Pero la ayuda más eficaz para la superviven-cia es una fe sólida, por lo que también apo-yamos proyectos que profundizan yconsolidan los conocimientos religiosos delos cristianos acosados. Por ejemplo, en Jar-tum, donde el Cardenal Gabriel ZubeirWako concede especial importancia a la for-mación de los profesores de Religión de losrefugiados en el norte de Sudán (15 millo-nes 735 mil pesos), y donde su Obispo Au-xiliar, Daniel Adwok Kur, se ocupa de formaespecial de los 16 futuros sacerdotes quemás adelante ejercerán de pastores en elnorte y en el sur de Sudán (26 millones

675 mil pesos). El Gobierno islamista es-trangula a la Iglesia en el norte de Sudán, ysin ayuda del exterior, los muros de la fecristiana se derrumbarán en este país. •

Pura persecución: Incendioprovocado en la iglesia deEl-Amir Tadros en Minia(Egipto).

El Cristianismo crece en China: adiario se fundan 5 nuevas parro-quias, y el número de cristianos haaumentado de los 5 millones de1980 a los al menos 80 millones dehoy día (entre ellos, unos 12 millo-nes de católicos). No obstante, allíno cabe hablar de libertadreligiosa.

También la Iglesia Católica estábajo permanente vigilancia, yrezar en grupo sigue suponiendoun riesgo en algunos lugares.De una región china nos llegaeste testimonio: “Hasta ahoramucha gente tiene que celebrarla Santa Misa en viejas tiendas

China – La casa de Dios, en el corazónde campaña, y la adoración eucarística, enuna casa abandonada. Estas personas nohan visto escenas bíblicas representadasen vidrieras ni conocen la arquitectura gó-tica. En los días festivos, los pocos bancosestán reservados a los ancianos y losniños; la mayoría se arrodilla en el suelo

y cada vez son más. Apenas yacaben en la vieja casa, peronada puede limitar el amor aDios de estos hermanos y her-manas ni mermar su esperanza.La casa de Dios la llevan en elcorazón. Cada jueves celebra-mos la adoración día y noche.Pese a todas las dificultades, in-tentaremos construir una igle-sia, con la gracia del Señor”. •

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia que Sufre.

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En un encuentro con el Santo Padre en el Vati-cano, nuestro asistente eclesiástico internacional, P. Martin M.Barta, ha entregado al Papa, en nombre de todos los bienhechores, undocumento que reúne las felicitaciones de varios países por el cumple-años del Santo Padre. El documento contiene un auténtico torrente depalabras de gratitud y amor, y de promesas de fidelidad: una campañade oración global que ha deparado una gran alegría al Papa Francisco.

Necesidades, amor y agradecimiento. Sus cartas

Barón Johannes Heereman ,Presidente Ejecutivo

Queridos amigos:

El Arzobispo de Seúl, Mons. AndrewYeom Soo-jung, dijo tras su nombra-miento como Cardenal: “Con esta lla-mada de Dios voy a rezar y hacer todo loposible para que avance la evangeliza-ción de la Iglesia asiática, sobre todo, enChina y Corea del Norte”. Y añadió queel servicio del anuncio del Evangelio enAsia “es una tarea importante para laIglesia coreana”. Ayuda a la Iglesia que Sufre apoyará esta tarea sobre el terreno: la Conferencia Episcopal deCorea del Sur ha dado luz verde a unaoficina en Seúl. Nosotros ya hemos ayu-dado antes; ahora acompañaremos allía los bienhechores y reuniremos donati-vos para la evangelización.

También en México se va a abrir una ofi-cina de Ayuda a la Iglesia que Sufre: latercera después de Chile y Brasil en elllamado Continente Católico. Esto re-fleja el desplazamiento de los acentos dela Iglesia en el mundo de hoy día. Asítambién estaremos allí más cerca de laspersonas, más cerca de la necesidad, ymás cerca de los bienhechores de lamisma región. El amor de Cristo nos unemás allá de los continentes, y eso es po-sible gracias a la generosidad y fidelidadde ustedes. Por ello les doy de corazónlas “gracias” en español (para decirlo encoreano aún tengo que practicar…).

Sufrimiento y problemas… pero uste-des ayudanEl Boletín de octubre me ha conmovidode forma especial. En todos los continen-tes, en el norte y en el sur, hay sufri-miento y problemas, empezando por losno natos hasta los ancianos. Pero ustedesayudan, y por eso les envío un cheque por200 $ para que lo destinen a lo que con-sideren oportuno. Les deseo mil bendi-ciones para su labor.

Una señora australiana

Solidaridad de Sumbawanga Aunque hayan rechazado mi petición, noestoy decepcionado, sino agradecidoporque ayudan a mis hermanos y herma-nas más necesitados. Aprecio su inago-table generosidad frente a nuestradiócesis en particular y frente a toda laIglesia en general. Espero que su funda-ción me ayude la próxima vez y les ase-guro que rezo por ella y por losbienhechores.

Un sacerdote de Tanzania

Están todos en nuestra oraciónCompartamos con mucho amor tendiendouna mano a nuestros hermanos cristianos,que sufren lo inimaginable por su fe. ¡Quélección para nosotros! ¡Qué pequeños yprivilegiados somos por poder anunciar li-bremente la fe en Jesús Redentor! El sufri-miento de los niños por el hambre, el frío yla inseguridad me conmueve profunda-mente. Todos ustedes y los más “peque-ños” están en nuestra oración.

Una bienhechora portuguesa

“Ayuda al mundo necesitado” En los medios de comunicación me topoa menudo con Ayuda a la Iglesia queSufre, por lo que pienso mucho en susnumerosas actividades en todo el mundo.Tal vez, en vista de su importancia, debe-ría llamarse “Ayuda al mundo necesi-tado”. En cualquier caso, su fundaciónes parte de la poderosa misericordia deDios en este mundo.Un misionero anciano de las Molucas

(Indonesia)

© L'Osservatore Romano

Redacción: Jürgen LiminskiEditor Responsable: Kirche in Not – Director Ejecutivo AIS-Chile:Gabriel García Brahm – Los bienhecho-res reciben la revista gratis por un año –De licentia competentis auc toritatis ecclesiasticae – Printed in Chile

www.acn-intl.org

Los donativos pueden enviarse a: Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS)

Román Díaz 97, Providencia, Santiago, Chile.

Teléfono: (2) 2246 9060; Fax: (2) 2246 9061;

E-mail: [email protected]; www.aischile.cl

Banco Santander, cta. 11175-9 a nombre de

Ayuda a la Iglesia que Sufre, RUT 73.537.400-1

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Canonizació

n

Sin concesiones en el amorLa Hna. Marie Simon-Pierre sanó dela enfermedad de Parkinson a edadavanzada, y el pequeño Kevin Jere-mie, de su parálisis: ambos mila-gros se atribuyen a Juan Pablo II.Paralíticos caminan y enfermossanan: esta es la obra de santos, depersonas que viven con Dios.

Juan Pablo II vivió con Dios, obró conDios, abarcó la tierra con Cristo. Durante27 años fue el representante de Cristo enla tierra. Escribió 14 encíclicas y unascien exhortaciones apostólicas, así comoinnumerables cartas y discursos; en másde cien viajes visitó más de 130 países;400 millones de personas lo han visto; ca-nonizó a 500 personalidades y beatificó acasi 1.500; reunió y entusiasmó a millo-nes de jóvenes; en Manila celebró laSanta Misa ante cuatro millones de perso-nas, el mayor encuentro de todos los tiem-pos. El 27 de abril será canonizado juntocon Juan XXIII, y al acto volverán acudir millones. Ambos Papas fueron misioneros de un amor ilimitado e intem-poral.

Ambos reformaron la Iglesia. “Il Papabuono” –así llamaban Juan XXIII– lo hizocon el Concilio Vaticano Segundo y la encíclica Pacem in terris, un texto doctri-nal que, por primera vez, no se dirige so-lamente a los católicos, sino a “todos loshombres de buena voluntad”. Paz en la

tierra: ambos asumieron esta misión de laIglesia, porque la paz es fruto del amor.En este sentido, el Papa Juan Pablo II con-tribuyó al hundimiento del comunismo ya la superación de la división de Europa.Reconcilió a la Iglesia con el judaísmo ya la fe con la ciencia. Además, promovióla reconciliación con la Iglesia Ortodoxa,el diálogo con las religiones y numerosasiniciativas de paz, realzó el importantevalor de la familia e hizo que se prestaraatención a los derechos humanos en mu-chos lugares del mundo. “La guerra”, enseñaba, “es siempre una derrota de lahumanidad“.

Juan Pablo II escribió y configuró la his-toria, y él mismo se convirtió en vida enun gigante no solo del siglo XX, sino dela historia. Fue un hombre de superlativosque, no obstante, siempre se remitía aaquel al que representaba. Fue una estrellamediática en los primeros años y un mártiren los siguientes, cuando quedó claro quedefendía sin concesiones y con amor laverdad. Grande en la fe fue también JuanXXIII, grande también en su humanidad,que siempre vio en relación con Dios y elamor. “Nunca es más grande el hombreque cuando se arrodilla”. Ambos perma-necían largamente arrodillados ante elCreador, fervientes, entregados, absortosen el amor. Ambos conocieron al PadreWerenfried, y Juan Pablo II fue su amigo.Ambos encargaron tareas al Padre Tocino:Juan XXIII le encomendó Iberoamérica, yJuan Pablo II, Rusia y la Iglesia Ortodoxa.El Padre Werenfried obedecía –“Los de-seos del Papa son órdenes”– y se apoyabaen vuestra generosidad. Así, la Asociaciónse hizo grande con estos Papas a través dela oración, el sacrificio y la fidelidad cre-ativa. Estos Papas que tan a menudo y durante tanto tiempo permanecían arrodi-llados ante el altar, van a ser ahora cano-nizados. Desde el cielo nos ayudarán aaliviar sin concesiones y con amor la ne-cesidad de la Iglesia en todo el mundo. •

Juan XXIII le pidió al Padre Werenfriedque ayudara a la Iglesia en Iberoamérica.

Dos amigos: Juan Pablo II y el P. Weren-fried en 1979 en la plaza de San Pedro.

“En esta tierra siempre hahabido hombres y mujeres,y los hay todavía hoy, quesaben que toda su vidasólo tiene sentido y valorcuando es una respuesta aestas preguntas:¿Amas aalguien?¿Me amas a mí?.Gracias, únicamente, aestas preguntas vale lapena vivir la vida”.

Juan Pablo II

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elici

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elici© L'Osservatore Romano

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“Señor, danos tu paz”El Obispo de los maronitas de Lata-kia (Siria) os escribe a vosotros, losbienhechores de Ayuda a la Iglesiaque Sufre, una carta en la que ruegapor vuestras oraciones y ayuda. Acontinuación, la reproducimos enversión abreviada.

El Señor dice a sus discípulos: “No tengáismiedo a los que matan el cuerpo, y el almano pueden matarla; temed más bien aaquel que puede destruir el alma y elcuerpo en el infierno” (Mt 10, 28). Preci-samente esto es lo que vivimos ahora enSiria. ¿Acaso es un tiempo de gracia, untiempo de elección? Nosotros los cristia-nos –católicos, ortodoxos o protestantes–sentimos en este tiempo de persecuciónuna profunda comunión como discípulosde Cristo: él es quien nos une a todos. Loque les ocurre a los otros, también nosocurre a nosotros. Ahora se trata de defen-der lo esencial, la vida; pero más que lavida física, la vida eterna.

Nosotros, siervos del Salvador, debemosser en este tiempo testigos de esta salva-ción. Ello nos confiere fuerzas en nuestrafragilidad. No tenemos derecho a vacilarni a tener miedo. Cristo es nuestra espe-ranza. El camino hacia él es más seguroque todas las seguridades de este mundo,y la esperanza en él supera todos los peli-gros. Los creyentes que nos han sido en-comendados perciben en nuestra voz estaesperanza, ven en nuestros ojos la luz dela fe, y advierten en nuestros actos el amor

a Cristo y las personas de este país. Nues-tras raíces están aquí, y nosotros rehusa-mos abandonar este país a no ser para ir alCielo.

En este país hoy carecemos de todo, perotenemos lo único verdadero, el tesoro es-condido en el campo: nuestra fe. La fideli-dad a esta fe constituye nuestra identidad.En Siria hay regiones que apenas se venafectadas por la guerra, por ejemplo, lacosta y la cordillera a lo largo de ella, peropara los cristianos no hay un lugar de reti-rada, ningún refugio tranquilo, pues los is-lamistas radicales van a la caza de todo loque guarda relación con la cruz. Todavía nose sabe nada de los dos Obispos ortodoxosy los tres sacerdotes secuestrados hace unaño, y tampoco sabemos la suerte que hancorrido las religiosas ortodoxas de Maa-loula. Luego tenemos los incidentes deSadad, Hafar, Deir Atiyeh, Carah, Nabk,Kseir, Rablé, Dmaineh, Michtayeh, Ghas-saniyeh y los pueblos cristianos de la ve-cindad y muchos otros lugares: de todaspartes nos llegan noticias de indescriptiblesmasacres y otras atrocidades.

La pobreza se extiende por todo el país, ylos refugiados sufren por falta de aloja-miento, ropa, medicamentos, alimentos ymantas en este frío invierno. Los jóvenescarecen de perspectivas, y los mayores ytodos los demás añoran la paz, la tranqui-lidad y la concordia en sus pueblos, asícomo el respeto a la dignidad de todas laspersonas, independientemente de su fe.

Siria

¿Cuál es su futuro? Mariam añora entrelágrimas a su familia.

Somos fuertes en la fe, y estamos arraiga-dos en nuestra historia. Llevamos aquídesde hace dos mil años y rehusamosirnos.

¡Ayudadnos a permanecer aquí! Ayudad-nos a santificar esta tierra, nuestro país,con el trabajo de nuestras manos. No te-memos a los que quieren matarnos física-mente. Vosotros, fuera en el mundo, soisnuestros hermanos y hermanas con los quecompartimos una memoria colectivacomún. Todos juntos somos responsablesde la santificación de este mundo, y cadauno de nosotros lo es antes de ir al Padre.Los bienes de esta tierra solo son mediospara llegar al Reino del Padre Celestial.Necesitamos vuestras oraciones. Eleve-mos junto con el Papa nuestra voz hacia elPadre: “Señor, danos tu paz”.

Mons.Elías SlemanObispo de los maronitas

en la Eparquía de Latakia

Obispo de Latakia, Mons. Elías Sleman.

Lumen Christi: Resurrección para unpaís en ruinas. Misa pascual maronita

en Damasco.

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia que Sufre.