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Antonio Marlasca El origen de la ética: Las raíces evolutivas del fenómeno moral en F. J. Ayala Abstract. This paper analyses the explanation that the biologist F. J. Ayala gives of the origin of morality from a biological viewpoint. This author, to solve the matter, distinguishes between the origin of ethical capacity -which would be an outcome of biological development- and the origin ofthe ethical codes -which would have their roots in culture. In the final part of the paper, Ayala's explanation is contrasted to E. O. Wilson's, who holds that ethical rules also have a biological origino Key words: ethics, moral, evolution, norms code, human nature, biology. Resumeu. Este trabajo analiza la explicación que da el biólogo F. J. Ayala sobre el origen de la moral desde el punto de vista biológico. Este autor, para resolver la cuestión, distingue entre el origen de la capacidad ética, que derivaría de la evolución biológica, y el origen de los códigos éticos, que tendrían una raíz cultural. En la parte final, se contrapone la explicación de J. F. Ayala a la de E. O. Wilson, quien sostiene que también las normas éticas tienen un origen biológico. Palabras clave: ética, moral, evolución, normas, código, naturaleza humana, biología. Al plantearse el problema del origen de la ética, es frecuente hacer una distinción elemen- tal: 1) la ética como disciplina teórica, reflexiva y crítica (Ethica docens), que tendría una fecha de aparición muy reciente (hacia el siglo VI antes de Cristo en lo que K. Jaspers ha llamado "tiempo eje de la historia" y que coincidiría, en lo fundamental, con el paso del mito al logos en el mundo griego); y 2) la ética como moral vivida y practicada (Ethica utens), cuya fecha de nacimiento coincidiría con la aparición del homo sapiens sobre la faz de la tierra. Sobre el origen de ésta última, el biólogo de origen español, F. J. Ayala', da una explicación sencilla e interesante en su conocida obra Origen y evolución del hombre. En efecto, según él, la ética (en cuanto moral vivida) es un atributo humano universal, lo cual parece sugerir que está determinada por la constitución genética de los seres humanos (o, lo que viene a ser lo mismo, que es un producto de la evolución biológica). Ahora bien, muchos autores (biólogos, científicos y filó- sofos en general) sostienen, por el contrario, que la moral tiene un origen social y cultural (y que no se deriva sin más de la naturaleza humana). Según F. J. Ayala esta diversidad de pareceres se debe a una confusión de cuestiones relacionadas entre sí, pero claramente diferentes. En efecto, "cuando se plantea la cuestión de si la ética esta determinada por la naturaleza biológica humana", el problema que se discute puede ser uno de los dos siguientes: 1. ¿Está la capacidad ética de los seres huma- nos determinada por la naturaleza biológica? 11. ¿Están los sistemas o códigos de normas éti- cas determinados por la naturaleza biológica humana? El análisis de estas cuestiones puede llevar a conclusiones diferentes. Por ejemplo, si se llega a la conclusión de que la capacidad ética está determinada por la constitución biológica de los seres humanos, de ahí no se sigue necesariamente Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 21-26, Mayo-Diciembre 2005

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Antonio Marlasca

El origen de la ética: Las raíces evolutivas delfenómeno moral en F. J. Ayala

Abstract. This paper analyses the explanationthat the biologist F. J. Ayala gives of the origin ofmorality from a biological viewpoint. This author,to solve the matter, distinguishes between the originof ethical capacity -which would be an outcome ofbiological development- and the origin ofthe ethicalcodes -which would have their roots in culture. Inthe final part of the paper, Ayala's explanation iscontrasted to E. O. Wilson's, who holds that ethicalrules also have a biological origino

Key words: ethics, moral, evolution, normscode, human nature, biology.

Resumeu. Este trabajo analiza la explicaciónque da el biólogo F. J. Ayala sobre el origen dela moral desde el punto de vista biológico. Esteautor, para resolver la cuestión, distingue entreel origen de la capacidad ética, que derivaría dela evolución biológica, y el origen de los códigoséticos, que tendrían una raíz cultural. En la partefinal, se contrapone la explicación de J. F. Ayalaa la de E. O. Wilson, quien sostiene que tambiénlas normas éticas tienen un origen biológico.

Palabras clave: ética, moral, evolución,normas, código, naturaleza humana, biología.

Al plantearse el problema del origen de laética, es frecuente hacer una distinción elemen-tal: 1) la ética como disciplina teórica, reflexivay crítica (Ethica docens), que tendría una fechade aparición muy reciente (hacia el siglo VIantes de Cristo en lo que K. Jaspers ha llamado"tiempo eje de la historia" y que coincidiría, enlo fundamental, con el paso del mito al logos

en el mundo griego); y 2) la ética como moralvivida y practicada (Ethica utens), cuya fecha denacimiento coincidiría con la aparición del homosapiens sobre la faz de la tierra.

Sobre el origen de ésta última, el biólogo deorigen español, F. J. Ayala', da una explicaciónsencilla e interesante en su conocida obra Origeny evolución del hombre. En efecto, según él,la ética (en cuanto moral vivida) es un atributohumano universal, lo cual parece sugerir que estádeterminada por la constitución genética de losseres humanos (o, lo que viene a ser lo mismo, quees un producto de la evolución biológica). Ahorabien, muchos autores (biólogos, científicos y filó-sofos en general) sostienen, por el contrario, quela moral tiene un origen social y cultural (y queno se deriva sin más de la naturaleza humana).Según F. J. Ayala esta diversidad de pareceres sedebe a una confusión de cuestiones relacionadasentre sí, pero claramente diferentes.

En efecto, "cuando se plantea la cuestiónde si la ética esta determinada por la naturalezabiológica humana", el problema que se discutepuede ser uno de los dos siguientes:

1. ¿Está la capacidad ética de los seres huma-nos determinada por la naturaleza biológica?

11. ¿Están los sistemas o códigos de normas éti-cas determinados por la naturaleza biológicahumana?

El análisis de estas cuestiones puede llevar aconclusiones diferentes. Por ejemplo, si se llegaa la conclusión de que la capacidad ética estádeterminada por la constitución biológica de losseres humanos, de ahí no se sigue necesariamente

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Concretamente según F. J. Ayala, una seriede factores o condiciones que han aparecido enlos seres humanos por evolución biológica -enconcreto: la capacidad de prever las consecuen-cias de las propias acciones, la capacidad deformular juicios de valor sobre las acciones o lascosas, y la capacidad de elegir entre modos alter-nativos de acción- determinan necesariamente laaparición de la capacidad ética o del comporta-miento ético en los seres humanos.

Veamos separadamente cada uno de estostres factores:

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que las normas éticas o los códigos morales esténtambién determinados por la naturaleza humana.Los códigos o normas morales concretas puedenoriginarse en una convención social, en un acuer-do, en la elección libre de los individuos, etc. Esdecir, tienen -pueden tener- un origen históricocultural, no natural ni biológico. En otras pala-bras, "la necesidad de aceptar valores éticos nodetermina necesariamente cuáles sean los valoreséticos a seguir" (énfasis nuestros?

l. La capacidad ética

La idea o la noción de que los seres humanosson seres éticos por naturaleza no es en absolutonovedosa. Aristóteles, los estoicos, Tomás deAquino, etc., defendían la idea de que la capa-cidad ética, o la ética sin más, está enraizada enla naturaleza humana. (Precisamente el criteriobásico de una ética natural o, lo que viene a ser lomismo, del naturalismo ético, sería obrar confor-me a la naturaleza humana ... ).

El ser humano no es solo un "zoon logicón"por naturaleza, sino también un "zoon ethicon",un animal ético ... Ahora bien, admitido el origendel hombre por evolución (según la conocida teo-ría evolucionista de Charles Darwin, sin entrar enlas interpretaciones polémicas y especializadasde esta teoría) la pregunta o las preguntas obliga-das son las siguientes:

¿Cuándo apareció la capacidad ética en losseres humanos?

¿Se da esta capacidad ética solamente en losseres humanos? ¿No se da tal capacidad en otrosanimales muy evolucionados como los simios?

Según F. J. Ayala, el carácter universal dela capacidad ética en todos los seres humanossugiere que su fundamento está en la naturalezahumana, es decir, está enraizada en la constitu-ción biológica de la especie humana; sin e,mbar-go, según el mismo autor, su "carácter específico,es decir, el que se trate de un atributo exclusivode la humanidad, ausente en las demás especiesanimales, sugiere que la capacidad ética ha apa-recido muy recientemente en la evolución, conposterioridad en cualquier caso a la separación delos linajes evolutivos que llevan, uno al hombre,y, los otros a los monos antropoides'".

1. Capacidad de prever las consecuencias delas propias acciones.

Según F. J. Ayala, esta capacidad es la másimportante de las tres condiciones mencionadas.Tal capacidad está estrechamente vinculada conla posibilidad de establecer conexiones entremedios y fines, es decir, de ver un medio comotal, a saber, como algo que sirve para alcanzarun fin determinado. Esta capacidad requiere asu vez la posibilidad de imaginar el futuro y decrear imágenes mentales de realidades o cosas noexistentes en un momento dado.

Esta capacidad viene explicada, desde la teo-ría evolucionista, por la aparición de la posiciónbípeda, "que transformó a las extremidades ante-riores de órganos de locomoción en órganos demanipulación". Las manos, una vez libres, pudie-ron dedicarse a construir objetos o instrumentospara la caza, la pesca, u otros menesteres, queaseguraban más fácilmente la alimentación y lasupervivencia de la especie humana. La selecciónnatural favoreció el aumento de esta capacidadintelectual ya que era ventajosa para sus posee-dores. Esta evolución y aumento progresivo de lacapacidad intelectual de los seres humanos, ocu-rrió lentamente durante tres o cuatro millones deaños. Tal capacidad implicaba la posibilidad deconstruir instrumentos cada vez más complejospara alcanzar fines cada vez menos inmediatos.Así la capacidad de anticipar el futuro, condiciónnecesaria para el comportamiento ético, estáligada, desde la perspectiva evolucionista, a lahabilidad para construir utensilios cuyo resultadofinal sería la compleja tecnología moderna, y talhabilidad sería finalmente la que explicaría el

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éxito de la especie humana en relación con otrasespecies biológicas".

2. Capacidad de hacer juicios de valor

La segunda condición necesaria para que sedé el comportamiento ético está también funda-mentada en la enorme capacidad intelectual delos seres humanos. En efecto, la capacidad deformular juicios de valor -por ejemplo, robar esmalo, ayudar a los amigos es bueno- depende dela capacidad de abstracción, de percibir objetoso acciones como miembros de clases más gene-rales, lo cual hace posible la comparación entreobjetos y acciones diversas y percibir algunos deellos como preferibles a otros.

3. Capacidad de elegir entre modos alternati-vos de acción

Esta facultad está basada a su vez en unainteligencia desarrollada que hace posible laexploración de diversas alternativas de acción y laelección de determinadas opciones en función delas consecuencias esperadas de antemano. Comoes de experiencia inmediata, cuando el ser huma-no está confrontado con una situación dada querequiere algún tipo de respuesta, es posible explo-rar mentalmente diversas alternativas u opciones,lo que viene a mostrar que la especie humana noesta determinada genéticamente a responder anteposibles desafíos de una única forma predetermi-nada y necesaria'.

En conclusión, "la capacidad de compor-tamiento ético es un atributo de la constituciónbiológica humana... resultante de la evolución,no porque tal capacidad fuera directamente pro-movida por la selección natural. .. sino porque sederiva de una capacidad intelectual avanzada'".En otras palabras, es el desarrollo de la capacidadintelectual lo que fue directamente impulsado porla selección natural, puesto que la fabricación yutilización de utensilios o instrumentos contribu-yen al éxito biológico de la humanidad.

Otra cuestión, ligada a la anterior, que nosplanteábamos era si la capacidad ética, asociada,como acabamos de ver, con el desarrollo de lainteligencia, no está también presente, aunque demanera incipiente, en otros animales superiores,ya que éstos, al parecer, poseen también inteli-

gencia, aunque esté mucho menos desarrolladaque la humana.

La respuesta, según Ayala, ha de ser nega-tiva. En efecto, según nuestro autor, aún cuandoen ciertos animales se dan comportamientosanálogos a los que resultan de la conducta éticahumana (como lealtad en los perros y su aparentearrepentimiento cuando son castigados), en rea-lidad tales comportamientos están determinadospor su constitución genética y su adiestramientoprevio (es decir, se trata de respuestas condiciona-das). Según Ayala, ninguna de las tres condicionesnecesarias para el comportamiento ético se da enlos animales no humanos. "La capacidad éticaes el resultado de un proceso evolutivo gradual,pero se trata en este caso de un atributo que soloexiste cuando las características subyacentes (lascapacidades intelectuales) han alcanzado un cier-to grado avanzado de desarrollo. Las condicionesnecesarias para que se dé comportamiento éticosolo aparecen cuando se atraviesa un "umbral"evolutivo; la aproximación al umbral es gradual,pero tales condiciones aparecen solo y de manerarelativamente repentina cuando se ha alcanzado elnivel intelectual que hace posible la anticipacióndel futuro y la abstracción. Transiciones de umbralse dan también en la evolución, por ejemplo, en elorigen de la vida, de la condición multicelular, dela reproducción sexual y de la capacidad de auto-rreflexión. Transiciones de umbral ocurren tam-bién en el mundo inorgánico; por ejemplo el aguase calienta gradualmente pero cuando llega a los100°, se da una transición de estado y comienza ahervir, pasando de líquido a gas'".

11.Los sistemas éticos o códigos de éticaA la segunda cuestión, sobre si los sistemas

o códigos de normas éticas concretas están deter-minados por la naturaleza biológica humana, elautor, F. 1. Ayala, responde en forma rotundamen-te negativa, puesto que, según él, los códigos éti-cos, las normas éticas concretas tienen un origenhistórico, social, cultural, convencional si se pre-fiere, como se prueba fácilmente por la simple yreiterada constatación de que tales códigos éticosvarían, en los diversos grupos humanos, de unaépoca a otra, de una sociedad a otra, etc.",

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Digámoslo de otra manera. Las normasmorales concretas están basadas en conside-raciones, costumbres y principios culturales,incluyendo aquí las diversas creencias y precep-tos religiosos, no en principios biológicos. Si bienlas consideraciones o elaboraciones conceptualesde la ética deben tener en cuenta las realidadesbiológicas, para decidir en concreto y en cadacaso cuáles deben ser las normas morales de losseres humanos, la biología por sí sola es absoluta-mente insuficiente e ineficaz".

Frente a los intentos de "biologizar la ética"-a los que se aludirá a continuación- hay querecalcar que es la cultura -entendido este con-cepto en toda su amplitud- la que genera direc-tamente las normas y los imperativos morales.Los códigos éticos se originan y se fundamentanradicalmente en la realidad biológica, pero laemergencia y permanencia de los mismos estánligadas a algo absolutamente distinto, que esprecisamente la cultura humana. "La culturaes algo absolutamente original. Nada semejan-te había existido antes del advenimiento delhombre. Aunque sea verdad que la evoluciónbiológica produjo al hombre, al hacerlo, ella sesuperó a sí misma especialmente por la cultura.Es ahí donde deben situarse los códigos éticosy el funcionamiento de la moral: en la cultura,sabiendo que ésta va a traspasar continuamentelos mecanismos biológicos'v'',

Para completar parcialmente esta exposicióncabría añadir algunas acotaciones. En concreto,que la posición de Ayala difiere profundamentede la de otros autores que también han abordadoesta temática -el origen de la ética- desde labiología. Quiero referirme particularmente a E.O. Wilsonll.

Este autor define a la sociobiología como"el estudio sistemático de las bases biológicas detodo comportamiento social", incluido el huma-no. Según Wilson, no solamente la ética, sinotambién normas éticas concretas, como el tabúdel incesto, la conducta altruista, el respeto porlos derechos humanos, etc. tienen un origen bioló-gico, genético. En concreto E. O. Wilson justifica"biológicamente" las tres normas citadas de lasiguiente manera: En primer lugar, al imponer eltabú del incesto, "los seres humanos se guían porun instinto basado en los gene s", puesto que el

apareamiento entre consanguíneos produce unanotable pérdida de capacidad genética. Ahorabien, dado que solo muy recientemente se hanposeído conocimientos gen éticos serios, debededucirse la índole instintiva de este antiquísi-mo tabú12. En segundo lugar, con respecto a laconducta altruista, ésta se ha venido entendiendocomo una "cualidad trascendental" (no biológica)por la que el hombre se distinguiría de los anima-les. Ahora bien, según Wilson, también aquí cabeuna explicación puramente genética: paradójica-mente la explicación real de este fenómeno seríaque, en el fondo, el llamado altruismo no seríasino una forma sofisticada de egoísmo genético.El hombre que defiende con su vida el bienestar,el honor, el territorio de su etnia, de su familia ode su nación, "es un hombre que se defiende a símismo", esto es, a sus genes para los que se afanapor lograr, con su sacrificio, condiciones optimasde supervivencia y expansión. En tercer lugar, elhombre respeta los derechos humanos porque esun mamífero. Dentro del plan de los mamíferos,el individuo, tras luchar por su éxito reproductivoy el de sus parientes o semejantes próximos, ha depactar compromisos que aseguren la estabilidadsocial. Ahora bien, en sociedades tecnológicasavanzadas, al ser el poder siempre inestable, lasconsecuencias de las desigualdades económicaso políticas serán siempre peligrosas para susbeneficiarios coyunturales. A la larga es, pues,más rentable biológicamente convenir en unanormativa niveladora del status social, que esprecisamente lo que se consigue con la invencióny el respeto a los derechos humanos'é.

En conclusión, según el autor citado, losorganismos individuales solo sirven para garanti-zar la reproducción máxima de los genes. Dichoen otros términos, los genes son siempre egoístas,ya se manifiesten en los animales inferiores,en los superiores o en el hombre. Su objetivosupremo es siempre reproducirse, propagarse, yperpetuarse a como haya Iugar'".

De ahí que Wilson sostenga enfáticamenteque "la conducta humana es la técnica tortuo-sa por medio de la cual el material genéticohumano ha sido y será conservado intacto. Noes posible demostrar otra función definitiva dela moral'"". De ahí también que concluya suprimera obra en forma un tanto provocativa

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y triunfalista: los biólogos tienen que pasar aser los nuevos maestros de la educación ética."Científicos y humanistas deberían considerarconjuntamente la posibilidad de que ha llegadoel momento de retirar temporalmente la ética demanos de los filósofos, y biologizarla't'".

En clara polémica con las tesis centrales deO. Wilson, F. 1. Ayala sostiene que hay ciertospreceptos o normas éticas que no parecen tenerninguna base biológica, y que tampoco sirvenpara la propagación o transmisión de los genes,como por ejemplo ayudar a las personas incapa-citadas, a las personas infértiles, a los ancianosincapaces ya de procrear, etc.

Si bien Ayala admite que ciertas normasmorales son coherentes o consistentes con loscomportamientos propugnados por la selecciónnatural, otras normas no lo son en absoluto. Porejemplo, el principio general de la caridad "ama-rás a tu prójimo como a ti mismo" (o su versiónoperativa en inglés conocida como la regla deoro: "trata a los demás como quisieras que tetraten a ti"), en general, y como término medio,no lleva, en principio, a una mayor propagacióno difusión de los genes, aún cuando promuevael bienestar social y la satisfacción de la propiaconciencia. Lo mismo podría decirse del sacri-ficio de la vida de un individuo por el bien de lacomunidad, etc.".

Finalmente, según F. 1. Ayala, "si la guíasuprema de la moralidad fuera la multiplicaciónde los genes, el precepto moral fundamental einviolable sería el tener el mayor número de hijosposibles y (dedicando a ello menos esfuerzo) pro-mover a nuestros hermanos y parientes cercanos aque tengan gran número de hijos. Pero -concluyeAyala- el dedicar la vida del hombre a inseminarel mayor número posible de mujeres y la de lasmujeres a estar continuamente embarazadas noes la norma suprema de la moralidad't". Cabeañadir, además, que si las tesis de E. O. Wilsonfueran ciertas, a partir de ellas "se podrían justifi-car el racismo, y aún el genocidio, como medio deconservar los genes que se consideren mejores odeseables y de eliminar los que parecen, a ciertosindividuos o grupos, indeseables o deletéreos"!".O para decido de una forma más simple y másrotunda, la sociobiología, tal como la concibe E.O. Wilson, no solo es falsa sino además nociva.

En conclusión: Indicábamos al principio quea la pregunta por el origen de la ética -en cuan-to moral vivida y practicada- las respuestas sebifurcan. Para unos, su origen está en la mismanaturaleza humana, o si se prefiere, en la evolu-ción biológica que ha desembocado en el "hornosapiens", Para otros, su origen hay que ubicarloexclusivamente, no en la biología, sino en la cul-tura y precisamente como uno de los productosculturales más nobles y sublimes. Llegados a estepunto -y teniendo en cuenta la distinción hechaentre capacidad ética y códigos éticos- podemosya afirmar que una vez acontecida la apariciónde la cultura, en la que se enmarcan los códigosmorales, se da una especie de dialéctica entre lobiológico y lo cultural. La cultura -y la capacidadética- es ella misma producto de la evoluciónbiológica, pero al mismo tiempo parece en oca-siones oponerse a ella, como sucede, por ejem-plo, cuando, por razones morales, se defiende lasupervivencia de los enfermos incurables, de losinfértiles, de los ancianos, en suma, de los espe-címenes más débiles de la especie humana-", Nocabe duda, de que la cultura, en muchas ocasio-nes, contradice frontalmente lo que se ha llamadoel darwinismo social.

Notas

1. El biólogo Francisco José Ayala es profesor deGenética y Director del Instituto de Ecologíaen la Universidad de California, miembro dela National Academy of Sciences y de otrassociedades científicas norteamericanas, miembrotambién del consejo de redacción de varias pres-tigiosas revistas y autor de numerosos libros y demás de doscientas monografías y trabajos sobreevolución orgánica, genética, ecología y filosofíade la ciencia. Fue también asesor científico delexpresidente Clinton durante la administraciónde éste. La obra en que nos basamos -Origeny evolución del hombre- es el resultado de unaserie de conferencias que dictó el autor, hace yabastantes años, en la Universidad Complutensede Madrid. En esta obra, varias veces reimpresa,el autor dedica uno de sus capítulos a estudiarlas raíces biológicas de la ética. Ver F. J. Ayala,Origen y evolución del hombre, Madrid, AlianzaEditorial, 1991, pp. 169-190.

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2. J. F. Ayala, Origen y evolución del hombre, p.170.

3. Obra citada, p. 169.4. Ver obra citada, pp. 172-1735. Ver obra citada, p. 173.6. lbídem.7. Ver obra citada, pp. 174-175.8. Ver obra citada, pp.170, 177 y 187-188.9. Ver obra citada, p. 188.10. Rafael Larrañeta, La preocupación ética,

Salamanca: Ed. San Esteban, 1986, p. 168.11. Ver especialmente E. O. Wilson, Sociobiología.

La nueva síntesis, Barcelona: Ed. Omega, 1980.Una buena exposición crítica de esta obra, que fuemuy comentada en décadas pasadas, puede verseen 1. L. Izquieta, "La sociobiologia: ¿Una nuevateoría sobre la naturaleza humana?", Estudiosfilosóficos, 31 (1982), pp. 519-537. También setendrá en cuenta otra obra de este mismo autor,

ligeramente posterior, en la que continúa expo-niendo la misma temática. Ver E. O. Wilson,Sobre la naturaleza humana, Madrid, 1983.

12. Ver E. O. Wilson, Sobre la naturaleza humana,pp. 59 ss.

13. Ver E. O. Wilson, Sobre la naturaleza huma-na, p. 275; ver también Juan Luis Ruiz de laPeña, Las nuevas antropologías. Un reto a lateología. Santander: Ed. Sal Terrae, 1983, pp.103-104.

14. Ver E. O. Wilson, La sociobiología, pp. 3-4; R.Larrañeta, La preocupación ética, pp. 140-141.

15. E. O. Wilson, Sobre la naturaleza humana, p. 237.16. E. O. Wilson, Sociobiología, p. 580.17. F. 1. Ayala, Obra citada, pp. 187-188.18. F. 1. Ayala, Obra citada, p. 188.19. F. 1. Ayala, Obra citada, p. 184.20. Ver R. Larrañeta, La preocupación ética, pp.

164-165.

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